Tema 20 A
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Tema 20 A
TIEMPO HISTÓRICO
Y CATEGORÍAS TEMPORALES. EL HISTORIADOR Y LAS
FUENTES. EXPLICACIÓN Y COMPRENSIÓN EN HISTORIA.
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largo de un complejísimo proceso histórico es determinante sobre su presente.
La Historia puede ser definida como una ciencia social que estudia los
acontecimientos del pasado, pero no todos, sino los más significativos, trascendentes e
importantes, en un tiempo y espacio concretos. La noción, debida a la Escuela de los
Annales, de "Historia total", no debe confundirse con el estudio indiscriminado de
cualquier aspecto no importante o definitorio del pasado, error en el que la actual
historiografía de sesgo comercialista incurre con frecuencia.
Por eso, la misión del historiador es trabajar sobre los hechos históricos más
importantes que han realizado los hombres y las mujeres en el pasado, especialmente
aquellos con mayor trascendencia sobre el presente y el futuro.
-El historiador utiliza el método científico, aplicado al campo de las Ciencias Humanas.
-Sus conclusiones deben ser suficientemente argumentadas y probadas.
-Se basa en fuentes de las que emana la información necesaria para que, con las estrategias,
técnicas y medios adecuados, el historiador analice los hechos históricos, los estructure y
saque conclusiones.
Los hechos históricos son el resultado de la vida en sociedad de los diversos grupos
humanos. Los hechos aparecen interconexionados en un momento temporal de la realidad
histórica -sincronía- y en interdependencia con lo ocurrido antes y después de ese momento
histórico -diacronía-.
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Las teorías deterministas afirman que el medio hace y condiciona de forma absoluta
a quienes habitan dentro de él. Frente a estos postulados, la teoría posibilista defiende que
los condicionamientos nunca son absolutos, porque el ser humano siempre puede elegir
entre varias respuestas: puede rechazar, aceptar, seleccionar o modificar su hábitat.
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En Historia se utiliza la periodización para señalar el paso del tiempo. La adopción
de un período cronológico determinado depende de convenciones elegidas de antemano.
Así, por ejemplo, hablamos de Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad
Contemporánea, como "partes" didácticas, útiles en la explicación del conocimiento
histórico, pero muy difíciles de fecha con exactitud.
3- La investigación histórica.
1- Disponer de datos
3- Efectuar las hipótesis: examinar y clasificar los datos disponibles; efectuar relaciones.
Las conclusiones, además de ser probadas, debe ser aceptadas como válidas por los
historiadores -independientemente de que sean provisionales-, pues están sometidas a
cualquier nuevo aporte de datos empíricos y teorías que las invalidan.
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Con el método científico, describimos, comprendemos y explicamos los hechos. La
descripción define y enumera los caracteres de los acontecimientos. La compresión
interpreta el significado de esos caracteres dentro de su respectivo contexto.
Para ello, tiene también que explicarlos, contestar a la pregunta: ¿por qué se
produjeron? La explicación puede ser de diferente tipo: casual (por causas o antecedentes),
teleológica (por fines u objetivos consecuentes), genética (cadena de hechos imbricados
unos en otros), etc.
Las ciencias colaboran una con otra para la consecución de sus fines particulares.
La Historia, dado su objeto, ostenta un marcado carácter interdisciplinar y, por tanto,
maneja conceptos teóricos, nociones, métodos y resultados de otras disciplinas,
denominadas ciencias auxiliares.
La Historia se elabora con materiales muy diversos que constituyen las fuentes
históricas, que son todo documento, testimonio o cualquier objeto que nos trasmite una
información referente a los hechos del pasado.
Las fuentes históricas pueden ser de muchos tipos, como diverso es el material que
representa la información de cada época o momento histórico concreto. Sin embargo,
conviene precisar que las fuentes escritas son la base más frecuente de la Historia. De ahí
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que pueda decirse que no es difícil que haya un auténtico conocimiento histórico sin su
presencia.
Los documentos escritos son muy variados: tratados, leyes, estadísticas, diarios,
memorias, crónicas, prensa, correspondencia, inscripciones, textos literarios, estadística
oficial, etc.
Los estudios elaborados a partir de las fuentes indicadas constituyen los textos
historiográficos; es decir, los libros generales o específicos de Historia, la bibliografía.
-primarias: las que llegan a nosotros sin ser trasformadas por ninguna persona; es decir, se
nos presentan tal y como fueron elaboradas en su momento histórico.
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En España existen 20 Archivos dependientes de los Ministerios, y 15 de las
anteriores audiencias territoriales, además de 50 de las Delegaciones de Hacienda de
carácter provincial. El único archivo intermedio (administrativo e histórico) es el Archivo
General de la Administración, en Alcalá de Henares.
Entre los regionales destacan los de los antiguos reinos de Galicia, Valencia y
Mallorca, y los de las antiguas Chancillerías de Valladolid y Granada.
A ellos se unen los de las corporaciones provinciales, como los de los gobiernos
civiles, diputaciones, ayuntamientos, etc, que no dependen de la Dirección General de
Archivos y Bibliotecas.
Entre los archivos privados pueden citarse los de las familias nobles como el de los
Alba y los Frías; los eclesiásticos (monásticos, catedralicios, parroquiales -centralizados
desde los años 50 en los obispados respectivos- y diocesanos -pertenecientes al ámbito de
administración del obispo respectivo-).
La crítica de las fuentes constituye una técnica que sirve para determinar los
elementos de veracidad y exactitud que contiene.
Cada tipo de fuente precisa una crítica adecuada a sus características particulares.
La crítica externa examina la autenticidad de las características formales que presenta. La
crítica interna determina la veracidad y subjetividad que encierra su contenido.
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representación de una parte de la realidad previamente seleccionada por el fotógrafo. Una
información de prensa está determinada por intereses particulares (el criterio de autoría
sería extensivo al colectivo que sustenta, desde posiciones ideológicas determinas, dicho
periódico) del diario en cuestión. El autor de unas memorias tiende a presentar los sucesos
de forma que le resulten más favorables (frecuentemente tiende a otorgarse un
protagonismo que no suele corresponder con la realidad), cargándolos de subjetividad. Los
textos literarios pueden reflejar las costumbres y la vida cotidiana, pero la imaginación del
autor a veces juega un papel predominante.
Para procesar hechos y conceptos, que obtiene del tratamiento y estudio de las
fuentes, el historiador sitúa y ordena los hechos históricos en el tiempo y espacio histórico
concreto. A partir de la selección y fiabilidad de los testimonios, y mientras procesa,
reconstruye, aplica y clasifica los hechos de acuerdo con su naturaleza, con un vocabulario
conceptual propio de la Historia, evalúa e interpreta los hechos históricos estudiados en el
marco de una explicación.
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6- La explicación en la Historia.
La forma en que se muestran los hechos del paso es, por regla general, la narración
o descripción. Pero esta narración puede limitarse a "contar" lo que sucedió sin emitir
juicios o valores personales (al modo con que se concibe la historiografía neopositivista) o
puede intentar una respuesta a las causas, los motivos, las circunstancias que rodearon esos
hechos. En este último caso, esa narración se ha vuelto explicativa. Los cronistas antiguos
y modernos solían quedarse en el plano de la descripción. El historiador va más allá y trata
de explicar las causas, las circunstancias, la influencia de la personalidad de los
protagonistas en los fenómenos históricos, sean seres individuales o colectivos.
Cuando tratamos de explicar los hechos y las conductas del pasado solemos
hacerlos desde dos perspectivas que derivan de dos tipos de explicaciones fundamentales:
la explicación causal y la explicación intencional:
Por ello, su análisis puede hacerse a través de la empatía, que es la actitud o estado
mental que podemos adoptar al identificarnos o ponernos en el lugar de los protagonistas
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de la Historia. Un problema que presenta la comprensión histórica estriba en la proyección,
frecuentemente operada, de categorías ideológicas, estéticas, paradigmas sociales vigentes
del presente sobre el pasado, lo que resulta incompatible.
7- Funcionalidad de la historia.
¿Para qué sirve la historia? La historia, como disciplina, como ideología, como
fuente de conocimientos estructurados del mundo, tiene una repercusión evidente, una
proyección sobre la sociedad crucial a partir del siglo XIX especialmente: corrientes como
el materialismo histórico o el presentismo americano inciden profundamente en la
concepción social vigente.
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Nieztche y Adomar, la historia no es auténtica, sino la gran manipuladora. Este
planteamiento, a partir de la Segunda Guerra Mundial se plasmará en un debate entre la
subjetividad/objetividad de la historia.
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Como señala Joaquim Prats, la selección de los contenidos históricos para la
educación no se ha hecho, por parte de las administraciones educativas, teniendo como
principal referente los avances de la ciencia histórica. En el siglo XIX la enseñanza de la
historia es incorporada en casi todos los países europeos como materia en la primera y
segunda enseñanza, al tiempo que se crearon los estudios universitarios de esta
especialidad. A partir de ese momento, comienzan a darse los primeros debates sobre el
carácter que debía tener esta disciplina a la hora de llevarla a las aulas escolares. En la
mayoría de los casos, la enseñanza de la historia pasó a ser una forma de ideologización
para trasmitir ideas políticas y sentimientos patrióticos. La consolidación de los estados
liberales y el surgimiento de los nacionalismos llevaron aparejado un interés por parte de
los gobiernos de fomentar el conocimiento de la historia nacional como medio de afianzar
ideológicamente la legitimidad del poder y cimentar y estimular el patriotismo de los
ciudadanos.
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Actualmente estas distorsiones tan exageradas han dado paso a un debilitamiento de
esta orientación quizá como fruto de una reacción pendular y un cierto desprestigio de la
historia "patriótica". Como contrapartida, se puede caer en una excesiva exaltación de la
historia regional o localista, con el consiguiente peligro de promover un nuevo
"chauvisnismo". Este es otro gran debate: el enfoque de los nacionalismos periféricos en
torno a la enseñanza de la Historia. Precisamente para tratar de superar las historias
“nacionales” se ha iniciado un proyecto entre Francia y Alemania para elaborar manuales
de Historia idénticos en ambos países: se ha publicado de momento el volumen de 1945 a
nuestros días y están en preparación otros dos volúmenes dedicados a Historia del XIX-XX
y desde la Antigüedad hasta el XIX. Ver enlace web en:
http://www.klett.de/projekte/geschichte/dfgb/
Desde esta perspectiva, la selección de los contenidos históricos deberá tener como
principal objetivo, no el estudio de una determinada historia universal, nacional o regional,
sino los elementos que configuran un determinado modelo de progreso, la caracterización
de las sociedades y el papel que dentro de ella han realizado los diversos grupos y clases
sociales. La historia nacional podrá ser un buen banco de pruebas, pero el objetivo no será
tanto el cultivo de un determinado sentimiento de adhesión a una colectividad, sino el
aprendizaje del funcionamiento de las sociedades y las fuerzas que las transforman con el
fin de situarse desde una determinada perspectiva ante los problemas sociales, culturales y
políticos de la actualidad.
Pese a que esta orientación no ha sido propuesta de manera explícita por las
administraciones educativas de los países occidentales, sí que tuvo una gran presencia
efectiva. En los últimos tiempos, como consecuencia de la crisis de la historia en tanto
disciplina científica, este enfoque está en franco retroceso.
La historia es, sin duda, una de las disciplinas más proclives a la manipulación
desde las diversas posiciones ideológicas. La calidad del conocimiento histórico, si este es
considerado como un tipo de saber científico, es ajeno a juicios de valor moral o
ideológico, pero lo cierto es que constituye un buen campo que propone sugerentes
situaciones para trata sobre las ideas, actitudes y valores. Ello ha provocado que su
enseñanza se haya utilizado, en ocasiones, como demostración de posiciones ideológicas y
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morales contrapuestas: belicismo-pacifismo; autoritarismo-liberalismo; bondad-maldad,
etc. Hay incluso teorías recientes, como la de Roehte, que propugna que se deben
seleccionar los contenidos históricos en recuerdo de la opresión vivida por el hombre, las
injusticias y los sufrimientos, así como el esfuerzo para superarlos. Desde esta postura la
historia es un excelente medio para captar al alumnado para posiciones muy definidas, que
no incorporan el grado de consenso general que es propio de las democracias, sino visiones
determinadas que entran en contraposiciones con otras.
3- Temas que planteen las ideas de cambio y de continuidad en el devenir histórico: frente
a tendencias del pasado, es conveniente trabajar el concepto de continuidad y cambio en la
historia incidiendo en varios aspectos:
. Los cambios se producen en el tiempo y, unas veces, son muy rápidos (el ritmo de cambio
actual por ejemplo) y, otras, lentos (las transformaciones de la vida campesina a lo largo de
los siglos IX y X)
. El ritmo de cambio varía entre sociedades que conviven en el mismo tiempo histórico.
Por ello hay que aprender a disociar el tiempo histórico de los procesos y hechos que en él
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se suceden.
. Los cambios no han ocurrido de forma continua y no siempre han sido positivos ni
progresivos.
. Los estudios históricos priman los análisis de los cambios y suelen descuidar los estudios
que tratan los factores de continuidad. Por ellos sorprende ver el rebrote de ideologías
sociales, costumbres o litigios, por ejemplo, étnicos, que parecían olvidados. Incluso
acontecimientos tan paradigmáticos como la Revolución Francesa tienen elementos que
son un claro fruto de un rebrote de elementos tradicionales que, sin embargo, impulsan la
propia Revolución.
4- Estudios que versen sobre la explicación multicausal de los hechos del pasado: es
conveniente elegir contenidos históricos que permitan comprobar la dificultad y la
complejidad a la hora de determinar las causas de los acontecimientos. Por ejemplo, un
primer paso será la distinción entre la intencionalidad de los agentes y causalidad en la
explicación de un hechos, elementos que son independientes y casi nunca coincidentes.
9- Conclusiones.
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radicalidad, especialmente acentuada por los sucesos del 11-S, 11-M y el fenómeno
migratorio en un contexto de economía global.
5- Pretender que se haga una historia total es en sí una idea positiva, pero siempre que no
se pierda de vista el talante de selección de aquello fundamental que pasa o afecta a una
gran parte de la sociedad que debe presidir la historia.
6- Una ciencia debe partir de la razón y solo de la razón, por lo que hay que descartar los
elementos intencionales en la medida en que seamos capaces. El estudio de la historia no
puede basarse en apriorismos, en intenciones reivindicativas previas.
10-BIBLIOGRAFÍA
ARÓSTEGUI, J.: ¿Qué historia enseñar? Apuntes de Educación, 17, 1985.
ASENSIO, M. y POZO, J.I.: El aprendizaje del tiempo histórico Madrid, MEC, 1987.
CARDOSO, D.F.S.: Introducción al trabajo de investigación histórica. Conocimiento,
método e historia. Barcelona, Crítica, 1981.
MORADIELLOS, E.: El oficio de historiador. Madrid, Siglo XXI, 1994.
RODRÍGUEZ FRUTOS, J.: Enseñar Historia. Barcelona, Nuevas Propuestas, 1989.
VALDEÓN, J.: En defensa de la Historia. Valladolid, Ámbito, 1988.
VV.AA.: Nuevas fronteras de la historia. Barcelona, Íber, nº 12, Abril 1997.
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