Un Día de Campamento Con Mis Amigos - Cuento Liansi

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Un día de Campamento con mis Amigos

Esta gran historia comienza una tarde de miércoles, tarde como cualquier otra,
luego de salir de clases, yo, Emily, fui a casa de mis amigas a terminar un trabajo
de español. Todo parecía ser normal, todo era como siempre había sido, hasta que
de repente, todo cambio y cambio para siempre, ya que luego de el campamento,
nada seria igual. La madre de Julia, una de mis amigas, se acerco a nosotras con
un pequeño panfleto y con una gran sonrisa en su rostro, recuerdo que exclamo
¡Niñas, tenemos que ir a este campamento!, Teresa, un poco confundida pregunto,
¿Qué dijo Señora Carmen?, si chicas, respondió la madre de Julia, me ha llegado
la noticia de que el próximo fin de semana, inicia el gran campamento de jóvenes
en el volcán Barú, sin dudas tenemos que estar allí. Un silencio un poco profundo
sucedió a las palabras de la señora Carmen, que luego dijo, no se preocupen niñas,
yo avisare a sus padres y conseguir sus permisos, también invitare a su compañero
Raúl, ya que el campamento es para niños y niñas. Al oír esta ultima expresión, mi
cara se sonrojó un poco, ya que Raúl es aquel chico que, desde el séptimo grado,
me ha llamado la atención, en este momento la idea del campamento me lleno de
mucha alegría e ilusión.

Al llegar a casa, le comenté a mi madre, sobre el campamento y como todas las


compañeras deseábamos asistir, ella sin dudas me dijo, claro hija, estoy segura que
será una experiencia inolvidable. En este instante el único problema quizás seria mi
padre, que es de carácter fuerte y muy estricto, pero deje la tarea del
convencimiento a mi madre, que siempre encontraba la clave para convencer al
fuerte de mi papa.

Era viernes ya, mis amigas preparaban sus maletas, ya que, al día siguiente de
madrugada, partiríamos al campamento, la emoción de Julia, Teresa, Sofia, era
incontrolable, las llame aquella noche y hacíamos comentarios de como seria todo
e incluso hacían bromas sobre mi y Raúl, la noche se hacia vieja y con ella vino la
hora de dormir, casi no duermo aquella noche. Nuestros padres nos llevaron al
autobús, le encargaron mucho a la señora Carmen el cuidado de todas nosotras,
Raúl saludo a nuestros padres y subió al bus, al igual que todos aquellos niños que
irían con nosotros.

El encargado del campamento, el señor Roberto nos pidió a todos, que le


prestáramos atención, sobre las medidas de seguridad a tomar en el campamento,
estaríamos en las faldas del gran volcán Barú, se nos pidió no alejarnos del grupo
y seguir todas las indicaciones del personal encargado.

Todo parecía seguir de acuerdo al plan, llegamos al lugar del campamento, mis
amigas y amigos nos agrupamos en un sector, lo mismo hicieron los demás niños,
los grupos debían ser de 6 personas, 5 niños y un adulto responsable, que en este
caso era la madre de Julia, la señora Carmen.

Jugamos toda la tarde, competimos entre los demás equipos de niños y nos
divertimos mucho, todo parecía ser felicidad, pero se sabe que no todo es perfecto,
casi al caer el día, se oyeron gritos de uno de los niños de otro equipo, gritos que
decían ¡Auxilio!, Juancito a caído al rio, este niño, se veía muy inquieto y de verdad
lo era, como era de esperarse, todos corrimos a ayudarle, al llegar a la rivera del
aquel rio, logramos ver al pequeño Juancito, aferrado a una raíz de un árbol, sin
dudas corría peligro, el señor Roberto salto al rio para rescatarlo, pero en ese
momento, la corriente del rio arreció, el sostuvo a Juancito con fuerza, pero solo
logro aferrarse a esa raíz, sin posibilidad de moverse. Sabíamos que era momento
de hacer algo heroico, Raúl tomo mi mano y me dijo, Emily, acompáñame, ya se
que hacer, corrí junto a el al autobús, tomamos una soga, que era para izar la
bandera del campamento al día siguiente, la soltamos lo más rápido posible y
regresamos al lugar, pedimos ayuda a las madres de los demás grupos, atamos la
soga a un árbol cercano y la lanzamos hacia Roberto, que logró tomarla, todos
trabajamos en equipo y halamos lo mas fuerte posible aquella soga, de esta manera
logramos sacar a Roberto y a Juancito de las fuertes corrientes del rio.

Al día siguiente, todos caminamos hacia la cima del volcán, estar allí es como tocar
el cielo, recuerdo ese momento como si estuviera viviéndolo ahora mismo, mis
amigas estaban junto a mi y reíamos mucho, lo mas hermoso fue cuando Raúl tomo
mi mano y me dijo, cuando seamos adultos, quiero ser tu novio, se enrojecieron mis
mejillas y solo pude reír, sin nada mas que decir, aunque dentro de mi decía sin
parar sí, sí, sí.

No hay dudas que, a pesar de todo, fue este el mejor campamento al que hemos
ido, entendimos que cuando alguien necesita ayuda, lo mejor es unirse para ayudar
a esa persona, porque en este mundo todos somos hermanos y solo ayudándonos
unos a otros, forjaremos un mundo mejor. Un día de campamento con mis amigos,
un día de alegría, un día de ayuda a los demás y un día perfecto para tocar el cielo,
jamás olvidare este día de campamento junto a mis amigos.

FIN.

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