Amaya Prostitucion HD PDF
Amaya Prostitucion HD PDF
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ISBN: 978-99926-54-**-*
1.- *********************
2.- *********************
© Editorial Guaymuras
Bo. La Leona, Nº 1074,
Tegucigalpa, Honduras
www.guaymuras.hn
ISBN: 978-99926-54-**-*
Primera edición: junio de 2013
Portada: ***********.
Diseño y diagramación:
Marianela González
Introducción................................................................................15
I. Marco referencial.................................................................21
1. Las perspectivas temáticas sobre la prostitución...................21
2. Los estudios sobre la prostitución y la sexualidad
en Centroamérica................................................................26
3. Los estudios sobre prostitución y sexualidad en Honduras.... 30
4. El control social y la prostitución: una aproximación
a los conceptos.....................................................................35
7
Jorge Alberto Amaya Banegas
Conclusiones..............................................................................133
Bibliografía.................................................................................137
Índice de cuadros
Índice de gráficos
8
El que esté libre de pecado…
9
El que esté libre de pecado,
que lance la primera piedra.
1. Véase: Peter Burke, ¿Qué es la Historia cultural?, Barcelona, Paidós, 1ª ed. en español,
2006.
2. Cfr. Leticia de Oyuela, Dos siglos de amor, Tegucigalpa, Guaymuras, 1997; Leticia de
Oyuela, Religiosidad popular: raíz de la identidad, Tegucigalpa, Centro de Publicaciones del
Obispado de Choluteca, Colección Manuel Subirana, 1995; Darío Euraque, “Sexualidad
masculina y homofobia en la historia de Honduras: las pistas disponibles”, en VII Congreso
Centroamericano de Historia, Tegucigalpa, Mesa de Género e Historia, 19 al 23 de julio de
2004; Omar Aquiles Valladares, “El amancebamiento: delito sexual en la Honduras del siglo
XVII”, en Revista Yaxkín, Tegucigalpa, Año 32, vol. XXIII, núm. 1, 2007, pp. 35-54; Rocío
Tábora, Masculinidad y violencia en la cultura política hondureña, Tegucigalpa, Centro de
Documentación de Honduras (CEDOH), 1995.
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3. Estos dos autores han analizado en sendos estudios la relación entre sexualidad y
poder. Cfr. Burgo Partridge, Historia de las orgías, Barcelona, Ediciones B, Colección Byblos
de Ensayo, 2002; y, Nigel Cawthorne, Las vidas sexuales de los grandes dictadores, México D.F.,
Editorial Diana, 1ª ed. en español, 2005.
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doras del sexo», categoría que nos parece válida desde el punto de vista
social y político. No obstante, en este estudio hemos preferido usar los
términos «prostitución» y «prostitutas», pues son los más citados en las
fuentes de la época.
El capítulo II, «Tras las huellas de la prostitución en Honduras»,
analiza los antecedentes históricos de la prostitución en el país durante
la época prehispánica y colonial, así como en los inicios del periodo re-
publicano, para abordar enseguida la temática central de este trabajo,
cual es examinar los diferentes mecanismos de control y vigilancia que
utilizó el Estado para fiscalizar la práctica de la prostitución.
Por tal razón, en el capítulo III, «Prostitución y control durante la
época liberal», se expone la función desempeñada por los reglamen-
tos de 1881, 1888 y 1920. También se describe la expansión de la
prostitución durante la dictadura del general Tiburcio Carías Andino
(1933-1949), y los mecanismos de control y coerción que aplicó el ré-
gimen para controlar a las prostitutas y el avance de las enfermedades
venéreas. Además, se señalan las acciones emprendidas por la dictadu-
ra para difundir una «moral puritana» y conservadora, con el objetivo
de resguardar al Centro de Tegucigalpa de las consecuencias derivadas
de la prostitución.
El capítulo IV, «La prostitución a partir de 1950», analiza los resul-
tados de la Encuesta Nacional sobre Prostitución publicada en 1954,
pero levantada en 1952, por el Departamento de Educación Sanitaria
de la Policía Nacional. Más allá de los estereotipos que califican la vida
de las prostitutas como «placentera», «libertina», «lujosa» e «impúdi-
ca», los datos de esta Encuesta más bien dan testimonio de una vida
de miseria y explotación de las prostitutas por parte de los proxenetas,
las rufianas o matronas y, en algunas ocasiones, por el Estado mismo.
Todo lo anterior como resultado de una sociedad excluyente y con
enormes desigualdades sociales, que orilló a miles de mujeres a buscar
en la prostitución una última salida para sobrevivir en un país donde
la riqueza y el poder son detentados por una oligarquía conservadora,
mojigata e inhumana.
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I
MARCO REFERENCIAL
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4. Renzo Villa, «La prostitucione come problema storiografico», en Revista Studi Storici,
núm. 2, 1981, p. 305.
5. Frances Fineggan, Poverty and Prostitution: A Study of Victorian Prostitutes in York,
Cambridge, University of Cambridge Press, 1979; Judith Walkowitz, Prostitution and Vic-
torian Society: Women, Class and the State, Cambridge, Cambridge University Press, 1980.
6. Richard Evans, «Prostitution, State and Society in Imperial Germany», en Revista Past
and Present, núm. 70, febrero de 1976, pp. 106 y ss.
7. Ruth Rosen, The Lost Sisterhood: Prostitution in America, 1900-1918, Baltimore,
Johns Hopkins University Press, 1982.
8. Alain Corbin, «La Época de las Casas de Cita», en Revista Clío: Las cortesanas de Venus:
4,000 años del oficio más antiguo del mundo, Madrid, s/n, pp. 12-17.
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Marco referencial
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9. Sobre este punto, el trabajo más importante del autor es: Michel Foucault, Vigilar y
castigar. El nacimiento de la prisión, México D.F., Siglo XXI Editores, 16ª ed., 1989.
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Marco referencial
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13. Yvette Trochon, Las rutas de Eros. La trata de blancas en el Atlántico Sur. Argentina,
Brasil y Uruguay (1880-1932), Montevideo, Taurus, 2006.
14. Entre otros, véase: Juan José Marín, «Prostitución y pecado en la bella y próspera
ciudad de San José (1850-1930)», en Iván Molina Jiménez y Steven Palmer (editores), El paso
del cometa: Estado, política social y culturas populares en Costa Rica (1880-1950), San José, Edi-
torial Porvenir, 1994, pp. 47-80 y, especialmente: Juan José Marín, «Civilizando a Costa Rica:
La configuración de un sistema de control de las costumbres y la moral en la Provincia de
San José, 1860-1950», Tesis de Doctorado en Historia, Universidad Autónoma de Barcelona,
Facultad de Letras, Departamento de Historia Moderna y Contemporánea, 2000.
26
Marco referencial
15. Véase: María Eugenia Sáenz, Hijas, novias y esposas: familia, matrimonio y violencia
doméstica en el Valle Central de Costa Rica (1750-1850), Heredia, Editorial Universidad Na-
cional, 2000.
16. Carlos Naranjo y Mayela Solano, «El delito en San José: 1870-1900. Un análisis
histórico social del delito», Heredia, Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad Nacional,
1989.
17. Cfr. Anna Ericastilla y Lizeth Jiménez Chacón, «“A riesgo de perder el honor”.
Transgresiones sexuales de las mujeres de Quetzaltenango, Guatemala, siglo XIX», en Revista
Diálogos, Revista electrónica de Historia, vol. 5, núm. 1, abril de 2004. http://historia.fcs.ucr.
ac.cr/dialogos.htm.
27
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Interior de un prostíbulo de clase alta en la Ciudad de Guatemala, 1956 (Revista Clío, «Las cortesa-
nas de Venus: 4000 años del oficio más antiguo del mundo», Madrid, s/n, p. 19).
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Marco referencial
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Marco referencial
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Otro aporte del trabajo del doctor Díaz es que proporcionó una
definición de prostitución —influenciado por el penalista español Ji-
ménez de Asúa—, la cual conceptualizó como
[…] El ejercicio público del comercio carnal en forma promiscua y
por precio, como modo de vivir de una persona. Se dice persona y
no mujer porque los hombres son objeto también de prostitución.
Los homosexuales, quienes públicamente y de modo constante, y
por precio se entregan promiscuamente a otros hombres27.
25. Citado en: Humberto Eco, Historia de la fealdad, Barcelona, Random House Mon-
dadori/Lumen, 1ª ed. en español, 2007, p. 263. El destacado es nuestro.
26. Humberto Díaz, «El problema de la prostitución en Honduras», op. cit., p. 3.
27. Ibíd., p. 2.
32
Marco referencial
28. Blanca Guifarro, «La prostitución: ¿Una profesión tan vieja como la humanidad?»,
en Revista Ciencias Sociales, revista del Departamento de Ciencias Sociales, Tegucigalpa, Uni-
versidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), núm. 5, octubre de 1990, pp. 7-9.
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29. Véase: Omar Aquiles Valladares, El amancebamiento como delito sexual en el siglo XVII
en la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa, Tesis de Licenciatura en Historia, Tegucigalpa, UNAH,
Carrera de Historia, 2004. Una versión condensada del mismo trabajo apareció reciente-
mente como artículo. Cfr. Omar Aquiles Valladares, «El amancebamiento: delito sexual en la
Honduras del siglo XVII», en Revista Yaxkín, Tegucigalpa, Año 32, vol. XXIII, núm. 1, 2007,
pp. 35-54.
34
Marco referencial
30. Juan José Marín, «Civilizando a Costa Rica…», op. cit., p. 22.
35
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31. Mark Findlay, «Para un análisis de los mecanismos informales de control social», en:
revista Poder y Control, Editorial PPU, núm. 1, 1987, Barcelona, pp. 21 y ss.
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Marco referencial
32. Véase: Maurice Sastre, «Un oficio muy antiguo», en: Revista Clío. Las Cortesanas de
Venus: 4000 años del oficio más antiguo del mundo, Madrid, s/n, pp. 4-9.
33. Ibíd., p. 9.
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II
TRAS LAS HUELLAS DE LA PROSTITUCIÓN
EN HONDURAS
34. Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Ma-
drid, Historia 16, edición de Miguel León Portilla, 1984, tomos A y B, capítulo CLXXIII.
35. Gonzalo Fernández de Oviedo, Sumario de la Natural Historia de las Indias, Madrid,
Historia 16, edición de Manuel Ballesteros, 1986, capítulo VIII. El destacado es nuestro.
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Tras las huellas de la prostitución en Honduras
36. Véase: Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las cosas de Nueva España,
DASTIN HISTORIA, Colección Crónicas de América, tomo II, edición de Juan Carlos Tempra-
no, Madrid, 2001, p. 790. Se respeta la grafía original.
37. Murdo Mcleod, Historia socio-económica de la América Central Española: 1520-1720,
Ciudad de Guatemala, Editorial Piedra Santa, 2ª ed. en español, 1980, p. 223.
38. Véase: José Reina Valenzuela, Tegucigalpa: síntesis histórica, Tegucigalpa, Concejo
Metropolitano del Distrito Central, tomo I, 1981, p. 198. El destacado es nuestro.
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39. Citado en Juan José Marín, «Prostitución y pecado en la bella y próspera ciudad de
San José…», op. cit., p. 51.
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40. Citado en: Anarella Vélez e Iván Herrera, «Historia de la municipalidad de Tegu-
cigalpa, 1870-1903», Tesis de Licenciatura, UNAH, Carrera de Historia, Tegucigalpa, 1982,
p. 165.
43
III
PROSTITUCIÓN Y CONTROL SOCIAL
DURANTE LA ÉPOCA LIBERAL
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41. Rolando Sierra, El problema de la idea de nación en la Honduras del siglo XIX, Teguci-
galpa, Litografía López/Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Colec-
ción Visión de País, núm. 5, 2002, p. 25.
42. Sobre los logros económicos y sociales de la Reforma, es importante consultar: Gui-
llermo Molina Chocano, Estado Liberal y desarrollo capitalista en Honduras, Tegucigalpa, EDI-
SOFF, 1976.
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46. Sobre la asociación de los olores con los diferentes tipos de mujeres, consúltese: María
Ángeles Durán, «El paisaje del cuerpo», en Joan Nogué (editor), La construcción social del
paisaje, Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 2007, pp. 27-61.
47. Richard Sennet, Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental,
Madrid, Alianza Editorial, 1996.
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49. Sobre la historia de la Policía, consúltese el interesante trabajo de Jesús Evelio Ines-
troza, Historia de la Policía Nacional de Honduras (1526-2002), Tegucigalpa, Multigráficos
Flores, 2002.
51
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50. Véase: Arturo Aguilar Ochoa, La fotografía durante el Imperio de Maximiliano, Méxi-
co D.F., Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 2004, pp. 79 y ss.; y, Fernanda
Núñez Becerra, La prostitución y la represión en la Ciudad de México (siglo XIX), México D.F.,
Gedisa, 2002, pp. 29-30.
52
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51. Jesús Evelio Inestroza, Historia de la Policía Nacional… op. cit., p. 110. El destacado
es nuestro.
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56. Ídem.
57. Antonio Ramón Vallejo, Primer Anuario Estadístico… op. cit., p. 202.
58. Véase: Salvador Escobar, Geografía descriptiva, Ciudad de Guatemala, Librería y
Papelería de P. J. Guirola & Co., Sucesores de Antonio Partegás, 4ª ed., 1902, p. 32.
59. Cfr. Daniela Navarrete, Tegucigalpa a pie: Guía histórica, Tegucigalpa, Instituto Hon-
dureño de Antropología e Historia (IHAH), 2008, p. 17.
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Edificio del Hospital General de Tegucigalpa, en 1900, hoy en día Museo de la Identidad Nacional
(MIN). Frente a este local se instaló en 1903 la Sala Femenina de Venerología, durante el gobierno
de Manuel Bonilla (foto cortesía de Edgar Soriano).
60. Véase: Ramón Alcerro Castro h., Perspectiva de la enseñanza de la medicina en Hon-
duras, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, Colección Letras Hondureñas, 1982, p. 53.
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61. Ídem.
62. Ídem. El destacado es nuestro.
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El mercado San Isidro de Comayagüela en los años treinta, otro de los lugares de la Villa por donde
rondaban las prostitutas (archivo del autor).
60
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63. Omar Aquiles Valladares, Tegucigalpa: Una ciudad y su gente, 1900-1930, Tegucigal-
pa, Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Colección Centros Históricos,
2008, p. 16. El destacado es nuestro.
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64. Ídem.
65. Jesús Evelio Inestroza, Historia de la Policía Nacional de Honduras… op. cit., p. 138.
66. Diario La Bandera Liberal, Tegucigalpa, Serie II, núm. 31, 12 de septiembre de 1907,
p. 4 (ANH). El destacado es nuestro.
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68. Cfr. Jesús Aguilar Paz y Luis Flórez, «El léxico del cuerpo humano en Colombia y
Honduras», en Atanasio Herranz (compilador), El español hablado en Honduras, Tegucigalpa,
Guaymuras, 1990, pp. 223-244.
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69. Cfr. Centro de Derechos de Mujeres (CDM), Ejercicio de derechos sexuales y reproduc-
tivos en adolescentes: Una investigación sobre cultura, género y conductas sexuales, Tegucigalpa,
CDM, 2006, pp. 40-41.
70. Véase: Foucault, Michel, Historia de la sexualidad, México D.F., Siglo XXI Editores,
1977.
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71. Ruth Rosen, The Lost Sisterhood: Prostitution in America, 1900-1918, Baltimore,
Johns Hopkins University Press, 1982, p. 175.
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Por otra parte, en torno de los burdeles surgió una práctica que
reforzaba los valores machistas de la sociedad hondureña, la cual po-
dríamos denominar como el estreno; mediante esta práctica, los padres
de familia —en un ritual iniciático— incitaban a sus hijos a perder la
virginidad llevándolos a los burdeles para que se «estrenaran» con una
prostituta y así «iniciarse en la adultez». Este fenómeno fue bastante
usual en el país hasta la década de 1980, cuando llegó la epidemia del
VIH-sida.
Así lo atestigua el señor Roberto Ordóñez en un texto titulado La
molenderita, un recuento de sus artículos periodísticos, donde evoca su
adolescencia en la Tegucigalpa de los años cincuenta:
Los adolescentes de mi época, en los primeros años cincuenta, si
son sinceros y no se han convertido a alguna de esas religiones raras
que lo prohíben todo, no habrán olvidado ni podrán olvidar algu-
nos pormenores de sus primeras experiencias con el misterioso sexo
vividas en las visitas nocturnas a las mujeres malas para probar la
hombría, pues en aquellos tiempos se creía que los muchachos debían
ser machos probados a más tardar los 15 años. Si no, se ponía en duda
su masculinidad… Tampoco podrán olvidar mis contemporáneos a
una célebre mujer de la vida alegre que ya pasó a mejor vida apo-
dada «La Ballena», que fue responsable de que tantos muchachos
dieran su caída y perdieran la inocencia, por el módico precio de 3
Lempiras, antes de que los devaluaran los economistas72.
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un «mal necesario» pues, a pesar del influjo del liberalismo desde fi-
nales del siglo XIX, aún perduraban en muchos sectores los valores de
«honor y vergüenza», legados por la Colonia española. En algunas re-
giones eran incluso los valores supremos, por ejemplo en Olancho,
donde aún persiste el dicho de que «Olancho es ancho para entrar y
angosto para salir»73. En tal ambiente, las mujeres eran consideradas
como una posesión más de los hombres, y como las mediadoras de la
reproducción social, supeditadas a la autoridad del varón en su papel
de «madres, esposas e hijas»74; del mismo modo eran vistas como de-
positarias del «honor» de las familias, especialmente de aquellas des-
cendientes de la aristocracia colonial, aunque el honor era también un
valor apreciable para las clases medias y bajas.
En tal sentido, el modelo de mujer que se promovió en América
Latina desde la época colonial fue el de La perfecta casada75, de Fray
Luis de León, que exaltaba a la mujer que tuviera las cualidades de la
obediencia, sumisión, honestidad y fidelidad para con su marido, ade-
más de atenderlo y cuidarlo afanosamente. De acuerdo con esta creen-
cia, «la mujer pasaba in manum viri, a manos del varón. No olvidemos
que la palabra «mandar» viene de manus dare, poner en manos de
alguien. La esposa se hacía jurídicamente hija de su marido. Entraba
en un estado perpetuo de infantilismo»76. Sumado a ello, las mujeres
que fueran doncellas debían cuidar ante todo la virginidad, virtud en
73. Sobre la vigencia y amplia extensión del «honor y vergüenza» como valores supremos
de las sociedades mediterráneas, y por extensión latinoamericanas, véase: Jean G. Peristiany,
Honour and Shame: The Values of Mediterranean Society, Chicago, University of Chicago Press,
1966; y Jane Scheneider, «Of Vigilance and Virgins, Honor, Shame and Access to Resources
in Mediterranean Societies», en Ethnology, núm., 10, 1971, pp. 1-24.
74. Sobre las visiones de la mujer en la sociedad hondureña decimonónica, el mejor es-
tudio es: Rina Villars, Para la casa más que para el mundo: Sufragismo y feminismo en Honduras,
Tegucigalpa, Guaymuras, 2001, especialmente los capítulos 1 y 2.
75. Cfr. Fray Luis de León, La perfecta casada, Madrid, EDIMAT LIBROS, 1998.
76. José Antonio Marina y María de la Válgoma, La lucha por la dignidad, Barcelona,
Anagrama, 2001, p. 130.
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atar otros «machos» cautivados por los encantos de las doncellas. Por
esa razón, en Honduras era común —y aún lo es en las zonas rurales—
que a las mujeres ancianas que nunca se casaron y que se mantuvie-
ron vírgenes se les respetara y reverenciara, al grado de considerarlas
como las personas más honorables de la comunidad. A estas ancianas
vírgenes se les llama coloquialmente «niñas» y, en general, eran muy
respetadas por las autoridades religiosas y civiles; la literatura hondure-
ña está plagada de estos personajes, que habitualmente se dedicaban a
cuidar niños desamparados o huérfanos —ya sea de su propia familia,
o que la comunidad depositaba en sus casas para que los cuidaran.
En la mayoría de los casos, al parecer, cuidaban y «recogían» a
niñas y señoritas a quienes llamaban «hijas de crianza»; usualmente les
enseñaban la doctrina católica, así como los oficios del hogar: barrer,
trapear, cocinar, limpiar la casa, bordar, costurar; en suma, les enseña-
ban a ser «buenas esposas» o «amas de casa». La literatura hondureña
está atestada de estos personajes. Argentina Díaz Lozano escribió un
cuento titulado «La niña Prisca», ambientado en el periodo del dicta-
dor Carías Andino, y la describe de la siguiente manera:
Se llamaba Prisca y llevaba uno de los apellidos más antiguos y res-
petados de la ciudad. Tenía 80 años cuando la conocí. Vivía en una
casona de balcones enrejados y corredor al fondo, cuya pieza princi-
pal en esquina daba albergue a una refresquería… Una de sus hijas
de crianza, mujeres que pasaban ya de los cuarenta años… fue a
anunciarme… Cuando entró la niña Prisca me puse de pie… Era
la anciana más erguida y alta que he conocido. Llevaba un vestido
negro muy alto, cubriéndole hasta media garganta, con falda desgar-
bada, larga, muy larga… Siempre tenía visitas, especialmente por las
noches. Políticos de moda, mujeres de las que en ciudades pequeñas
llaman de buena sociedad, muchachas casaderas, estudiantes…82.
82. Véase: Argentina Díaz Lozano, «La niña Prisca», en Willy O. Muñoz (antólogo),
Antología de cuentistas hondureñas, Tegucigalpa, Guaymuras, 2003, pp. 40-45. El destacado es
nuestro. Personalmente, aún recuerdo con nostalgia y cariño a la anciana «niña» más famosa
del pueblo natal de mis padres, Cantarranas, en el norte de Francisco Morazán. La célebre
71
Jorge Alberto Amaya Banegas
Niña Elba era pariente de mi abuela Chepita Banegas, y vivió sus últimos años en la hermosa
casa colonial donde naciera el legendario Francisco Ferrera, el «Mulato de hierro», enemigo
conservador del General Morazán. La Niña Elba murió en los años 80, y su velatorio fue uno
de los más concurridos en la historia del pueblo.
83. Ibíd., pp. 43-44. El destacado es nuestro.
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84. Cfr. Periódico El Demócrata, Tegucigalpa, núm. 8, agosto de 1916 (ANH). El desta-
cado es nuestro.
73
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los agentes policiales que cumplían las órdenes del director o del mé-
dico de servicio85.
Los efectos de las enfermedades venéreas eran casi siempre horren-
dos, debido, por supuesto, a las escasas medidas de protección sexual.
Por ejemplo, no encontramos evidencia del uso de preservativos en esa
época, pese a que ya se conocían en otras partes de América Latina;
de ahí que las prostitutas fueran muy vulnerables a una variedad de
infecciones. Las fuentes documentales tampoco señalan con precisión
cuáles eran las curas o medicinas que aplicaban los doctores, aunque
es conocido que utilizaban productos un tanto peligrosos para la salud
como el mercurio, el arsénico y el bromuro.
Por otra parte, las pústulas o llagas que marcaban los cuerpos de
las personas sifilíticas constituían un estigma terrible y causaban una
impresión similar a la que producían los leprosos en épocas pretéritas.
En el caso de los varones, sin embargo, a veces el hecho de contraer
una enfermedad venérea menor, como las ladillas o una infección
popularmente conocida en Honduras como «pegada», era más bien
motivo de orgullo, pues demostraba la frenética actividad sexual del
individuo y, por tanto, su virilidad y machismo.
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92. Al respecto véase el interesante artículo de Benny Moncada, «Los burdeles de Teguci-
galpa», en La Tribuna, Suplemento Día 7, Tegucigalpa, sábado 25 de agosto de 2007.
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Parque Central y Catedral Metropolitana de Tegucigalpa en los años 40. El gobierno de Tiburcio
Carías procuró proscribir y desterrar la prostitución de esta zona de la ciudad, lugar de residencia de
las clases altas, para desplazarla a la periferia de Comayagüela (Foto: archivo del autor).
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93. Cfr. Luis Fernández y Marta Pinto, El espacio urbano como dispositivo de control social:
Territorios sicotrópicos y políticas de la Ciudad, Porto, Universidad de Porto, 2002.
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Cuadro 1
Prostíbulos que operaron en Comayagüela
en la segunda mitad del siglo XX
Localidad Nombre
Colonia Monseñor Fiallos El Punto azul
Colonia Monseñor Fiallos Flores de Navidad
Colonia Monseñor Fiallos El Ypacaraí
Colonia Monseñor Fiallos Las Cumbias
Colonia Monseñor Fiallos La Mansión Dorada
Colonia Monseñor Fiallos Las Gradas
Colonia Monseñor Fiallos El Trébol
Colonia Monseñor Fiallos La Dolce Vita
Colonia Monseñor Fiallos El Peñón
Barrio Belén El Irazú
Barrio Belén Las Tablitas
Barrio Belén El Tamanaco
Barrio Belén El 38*
Alrededores de la Calle Real El Casín
Alrededores de la Calle Real La Quinta Odalisca
Barrio Guacerique Chicas California
Barrio Guacerique El Cocodrilo
Barrio La Granja El Good-Year
Barrio La Granja Villa Hermosa
*Ubicado donde hoy es el mercado Mamanila.
Elaborado con base en: Benny Moncada, «Los burdeles de Tegucigalpa», op. cit.
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95. Véase: José Ruiz (editor), Guía comercial de Honduras, Tegucigalpa, Imprenta Aris-
ton, 1936.
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Prostitución y control social durante la época liberal: 1876-1950
Anuncio del Night Club El Copacabana en San Pedro Sula, 1936. Tomado de: José Ruiz (editor),
Guía comercial de Honduras, Tegucigalpa, Imprenta Ariston, 1936.
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Jorge Alberto Amaya Banegas
96. Eduardo Bahr, «Tegucigalpa: paseo por la ciudad desolada», en Revista Nueva Socie-
dad, Caracas, núm. 120, julio-agosto 1992, pp. 160-171.
97. Véase: Daniel Laínez, Estampas locales, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, Colec-
ción Letras Hondureñas, edición facsimilar, 1989, pp. 29-33.
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Prostitución y control social durante la época liberal: 1876-1950
«Juanita», una de las prostitutas que deambulaban por el centro de Tegucigalpa en los años 40
(Daniel Laínez, Estampas locales, op. cit., p. 31).
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Prostitución y control social durante la época liberal: 1876-1950
Gráfico 1
Estadística de delitos en Tegucigalpa, 1945
Meretrices 1%
Actos inmorales 2%
Violación 0.3%
Rapto y estupro 0.4%
Otros delitos 14%
Asesinatos 0.3%
Juegos prohibidos 2%
Vagancia 4%
Lesiones 4%
Riña 6%
Hurto 7%
Investigación 18%
Ebriedad 42%
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
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Jorge Alberto Amaya Banegas
100. Cfr. República de Honduras, Informe de los actos realizados por el Poder Ejecutivo
en los ramos de Gobernación, Justicia, Sanidad y Beneficencia presentado al Congreso Nacional
por el Secretario de Estado Ingeniero Abraham Williams Calderón, Año fiscal 1938, Tegucigalpa,
1939, p. 10 (ANH).
101. Héctor Leyva, «La Revista de Policía durante la dictadura de Carías: la construc-
ción de una moralidad pública y los discursos literarios», en VII Congreso Centroamericano
de Historia, Tegucigalpa, Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH)/Carrera de
Historia, del 19 al 23 de julio de 2004.
90
Prostitución y control social durante la época liberal: 1876-1950
102. Revista de Policía, Tegucigalpa, núm. 104, noviembre de 1941. Citado en Héctor
Leyva, «La Revista de Policía»…, op. cit., p. 16.
103. Jesús Evelio Inestroza, Documentos clasificados de la Policía Secreta de Carías (1937-
1944), Tegucigalpa, Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), 2009.
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Prostitución y control social durante la época liberal: 1876-1950
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Prostitución y control social durante la época liberal: 1876-1950
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IV
LA PROSTITUCIÓN A PARTIR DE 1950
107. Francisco Blanco, Resultado de una Encuesta sobre Prostitución, Tegucigalpa, Im-
prenta de la Policía Nacional/Departamento de Educación Sanitaria, 1954 (BNH).
108. República de Honduras, Reglamento de Higiene y Salubridad Pública de 1951,
Tegucigalpa, Talleres Tipográficos Nacionales, Secretaría de Estado en los despachos de Go-
bernación, Justicia, Sanidad y Beneficencia, 1951 (BNH).
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Jorge Alberto Amaya Banegas
A partir de ese momento y hasta los años 90, este nuevo Reglamento,
junto con el Reglamento de Prostitución de 1920, fueron los instru-
mentos jurídicos que normaron el funcionamiento de la prostitución
en el país.
Asimismo, dentro de la Policía Nacional, se reorganizaron varias
dependencias para vigilar y controlar la prostitución; de tal modo, que
ahora estaría controlada por la Policía Sanitaria, la cual quedó organi-
zada de la manera siguiente:
Cuadro 2
Estructura de la Policía Sanitaria de Honduras, 1954
Cargo Nombre
Director General de Sanidad Dr. Manuel Cáceres Vigil
Subdirector e inspector de Sanidad Dr. Gaspar Vallecillo
Jefe del Departamento de Epidemio-
logía Dr. Manuel Bueso
Jefe de Enfermedades Venéreas Dr. Carlos A. Bendaña
Subdirector de Enfermedades Venéreas Dr. Pablo Díaz
Jefe del Laboratorio Dr. Alejandro Lara
Enfermeras 5 (no se consignan los nombres)
Inspectores 5 (no se consignan los nombres)
Elaborado con base en: Francisco Blanco, Resultado de una Encuesta sobre Prostitu-
ción, op. cit.
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La prostitución a partir de 1950
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Gráfico 2110
Lugar de nacimiento de las prostitutas
De aldeas 6%
De pueblos 34%
De ciudades 60%
0 10 20 30 40 50 60 70
110. Elaborado con base en: Francisco Blanco, Resultado de una encuesta sobre Prostitu-
ción… op. cit. En adelante, todos los gráficos se derivan de esta fuente.
100
La prostitución a partir de 1950
111. Este fenómeno del reclutamiento dentro de las trabajadoras domésticas por parte
de los burdeles fue similar en Estados Unidos, Europa y algunos países centroamericanos,
como Guatemala. Cfr. David Mc Creery, «Una vida de miseria y vergüenza: Prostitución
femenina en la Ciudad de Guatemala, 1880-1920»… op. cit., p. 47.
112. Ramón Amaya Amador, Jacinta Peralta, Tegucigalpa, Guaymuras, 2006.
113. Véase: Mildred Canaca, «Trabajadora sexual retirada: Vendió sexo desde niña», en
Semanario Extra Noticioso, San Pedro Sula, Año I, núm. 45, semana del 31 de mayo al 6 de
junio de 2009, pp. 4-5.
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Gráfico 3
Nacionalidad de las prostitutas, 1951
Nicaragüenses 2%
Salvadoreñas 8%
Hondureñas 90%
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
102
La prostitución a partir de 1950
lentes a 200 dólares); además, el cliente tenía que acreditar los gastos
adicionales, como el pago del hotel o del motel. Fue a partir de esos
años cuando comenzaron a florecer los moteles, algunos ya legenda-
rios como Las Acacias y El Reno. Más tarde aparecieron otros como
El Motor Inn, y muchos se han extendido a lo largo de la carretera del
Norte, como Innovación y Mi segunda ilusión.
Los hombres de la clase media acudían a burdeles de menor ca-
tegoría, como El Punto Azul, donde las prostitutas cobraban veinte
lempiras (10 dólares); allí asistían periodistas, profesores, oficiales de
la Fuerza de Seguridad Pública (FUSEP) y la Dirección de Investigación
Nacional (DIN), peritos mercantiles, estudiantes universitarios, y diri-
gentes obreros y campesinos.
Finalmente, los hombres más pobres, es decir obreros, buseros,
camioneros, mecapaleros y vagabundos acudían a los burdeles más
modestos y mugrientos de la zona de Belén, donde las prostitutas co-
braban desde un lempira (0.50 centavos de dólar) hasta cinco (2.50
dólares). Allí, dada la peligrosidad de la zona, por lo general las prosti-
tutas tenían que engancharse con un amante para que las «protegiera».
Estos personajes, conocidos en el argot hondureño como «chivos», no
solo hacían vida marital con las mujeres, sino que las explotaban y
fiscalizaban para apropiarse de las ganancias que obtenían de sus clien-
tes115.
También es importante analizar el domicilio de las prostitutas para
determinar la segmentación que sufrió la ciudad a partir de esos años.
En este sentido, y como hemos reiterado, la mayoría (96%) vivía en
Comayagüela; apenas el 4% residía en Tegucigalpa, como se observa
a continuación.
115. Ibíd. En otros lugares, España por ejemplo, a los «chivos» o amantes de las prosti-
tutas se les conoce como «chulos».
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Gráfico 4
Domicilio de las prostitutas
De Tegucigalpa 4%
De Comayagüela 96%
0 20 40 60 80 100 120
Gráfico 5
Escolaridad de las prostitutas
0 10 20 30 40 50 60 70
104
La prostitución a partir de 1950
En efecto, las fuentes consultadas nos hacen colegir que las opor-
tunidades para abandonar el oficio eran realmente muy limitadas,
dado que la generalidad de las prostitutas tenían lazos familiares muy
frágiles. La gran mayoría, el 70%, eran «hijas ilegítimas» —como solía
denominarse a las personas que no nacían dentro de un matrimo-
nio—, y solo el 30% provenía de «hogares legítimos», como podemos
apreciar a continuación.
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Gráfico 6
Situación familiar de las prostitutas
0 10 20 30 40 50 60 70 80
La misma fuente indica que eran bastante jóvenes, lo cual significa
que salieron de sus hogares siendo casi unas niñas, como se puede ver
en el gráfico 7.
Gráfico 7
Edad actual de las prostitutas
De 15 a 17 24%
De 18 a 20 54%
De 21 a 23 18%
De más de 23 4%
0 10 20 30 40 50 60
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La prostitución a partir de 1950
Gráfico 8
Iniciación de las relaciones sexuales
De 9 años 4%
De 10 años 2%
De 11 años 4%
De 12 años 6%
De 13 años 14%
De 14 años 22%
De 15 años 24%
De 16 años 14%
De más de 17 años 10%
0 5 10 15 20 25 30
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La prostitución a partir de 1950
Gráfico 9
Motivo por el que salió del hogar de sus padres
Para casarse 4%
Para viajar 2%
0 10 20 30 40 50 60 70
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110
V
IMÁGENES DE LA PROSTITUCIÓN Y LAS PROSTITUTAS
EN LA LITERATURA HONDUREÑA
118. Félix María de Samaniego, El jardín de Venus, Madrid, Mestas Ediciones, 2002.
119. Nicolás Fernández de Moratín, Arte de las putas, Madrid, Mestas Ediciones, 2002.
120. Mario Vargas Llosa, Pantaleón y las visitadoras, Madrid, Santillana, 2000.
121. Gabriel García Márquez, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su
abuela desalmada, Santa Fe de Bogotá, Editorial Oveja Negra, 18ª ed., 1994.
122. Gabriel García Márquez, Memoria de mis putas tristes, Santa Fe de Bogotá, Editorial
Norma, 2004.
111
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112
La prostitución a partir de 1950
125. José Antonio Funes, Froylán Turcios y el Modernismo en Honduras, Publicaciones del
Banco Central de Honduras, Litografía López, Tegucigalpa, 2006, p. 283.
126. Froylán Turcios nació en 1874 en Juticalpa, Olancho, y murió en 1943, en el exilio
en San José, Costa Rica. Político y literato fecundo, perteneció a la corriente modernista.
En distintos gobiernos de principios del siglo XX, fue ministro de Gobernación (Interior),
así como Encargado de Negocios en Francia y delegado por Honduras ante la Asamblea de
la Sociedad de Naciones. En su producción literaria destacan, entre otras obras: Mariposas
y Floresta sonora en verso y El vampiro y Cuentos del amor y de la muerte en narrativa. Tuvo
una labor sobresaliente en el campo periodístico, fundando y dirigiendo periódicos como El
Tiempo, El Heraldo y El Nuevo Tiempo, así como las revistas El Pensamiento, Esfinge, Ariel y
113
Jorge Alberto Amaya Banegas
El Boletín de la Defensa Nacional; las dos últimas fueron trincheras desde donde emanaron
corrientes de tinta en contra del imperialismo y la intromisión de los Estados Unidos en la
política centroamericana.
127. Citado por José Antonio Funes, Froylán Turcios y el Modernismo en Honduras… op.
cit., pp. 296-297.
128. Juan Ramón Molina nació en Tegucigalpa en 1875 y murió en San Salvador en
1908. Es considerado el poeta modernista más importante de Centroamérica, después de
Rubén Darío. Escribió prosa y verso, y ejerció el periodismo en Honduras, Guatemala y El
Salvador. Su vida, un tanto díscola, le dio fama de «poeta maldito». Su obra fue recogida de
manera póstuma por su amigo Froylán Turcios bajo el sugestivo título de Tierras, mares y
cielos, en 1911. Miguel Ángel Asturias lo elevó a la altura del poeta insigne del Modernismo,
Rubén Darío. Cfr. Miguel Ángel Asturias, «Juan Ramón Molina, poeta gemelo de Rubén», en
Antología de Juan Ramón Molina, San Salvador, Ministerio de Educación, 1959.
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La prostitución a partir de 1950
SALOMÉ
129. Consúltese: Juan Ramón Molina, Tierras, mares y cielos, San José, Editorial Univer-
sitaria Centroamericana (EDUCA), Selección, introducción y notas de Julio Escoto, 1977, p.
163. El destacado es nuestro.
130. Salatiel Rosales nació en San Francisco de La Paz, Olancho, en 1884; falleció en
México en 1926, en la extrema pobreza. Su obra fue compilada por Julio Rodríguez Ayestas
en 1980 bajo el título Salatiel Rosales: Antología. Escribió artículos periodísticos sobre filosofía,
así como obras de narrativa y poesía dentro de la corriente modernista.
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Jorge Alberto Amaya Banegas
131. Véase: Salatiel Rosales, «Salomé», en Helen Umaña, La vida breve: antología del
microrrelato en Honduras, Ciudad de Guatemala, Editorial Letra Negra, 2006, p. 51.
132. Ídem.
133. Ibíd., p. 51. El destacado es nuestro.
134. Ídem.
116
La prostitución a partir de 1950
135. Arturo Martínez Galindo nació en Tegucigalpa en 1900 y murió asesinado en Sabá,
Colón, en 1940. Perteneció a la generación de escritores de la década del 20. Impulsó las
corrientes vanguardistas, publicando en 1940 su libro de relatos Sombras. Hace pocos años, el
poeta Oscar Acosta recogió su obra bajo el título de Cuentos completos.
136. Véase: Helen Umaña, Panorama crítico del cuento hondureño (1881-1999), Edito-
rial Letra Negra, Colección Ensayo Centroamericano, Nº 1, Ciudad de Guatemala, 1999,
pp. 74-75.
137. Véase: Arturo Martínez Galindo, Cuentos completos, Editorial Iberoamericana, edi-
ción de Oscar Acosta, 1996, Tegucigalpa, pp. 81-100.
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La prostitución a partir de 1950
119
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Esta descripción es muy útil para deducir cómo eran los burdeles
de los años 20 en Tegucigalpa; en general, la lectura nos permite inferir
—como ya se ha dicho— que estaban ubicados mayoritariamente en
Comayagüela, que eran regentados por «matronas» o «rufianas» (Mar-
tínez Galindo las llama «patronas»), que usaban como distintivo focos
o bombillas eléctricas, preferiblemente de color rojo143 y que, además,
ofrecían una variedad de servicios como comida, bebidas, bailes y,
por supuesto, el más importante de todos: el comercio amoroso. Esta
imagen prácticamente fue la que tuvieron los burdeles de Tegucigalpa
hasta los años 80 del siglo pasado.
Volviendo al relato, la trama evoluciona hacia un desenlace trági-
co; Octavio contrata a La Nati pero, cuando estaban en la intimidad
en «un cuartucho mal amueblado», llegó al burdel Luisín, el «chulo»
de La Nati, un «clásico rufián», según el texto. Enseguida, el «chulo» o
«chivo» la arremetió contra la joven, dejándole «manchas violáceas en
las ubres virginales, en el vientre y en las piernas»; pero Octavio salió
en defensa de La Nati, le asestó una puñalada a Luisín y lo mató en
el acto.
En general, las imágenes de Martínez Galindo sobre los prostíbu-
los y las prostitutas son estereotipadas y tradicionales, representando
las facetas más bien bohemias del tema en cuestión. Sin embargo, hay
120
La prostitución a partir de 1950
144. Alejandro Castro h. nació en Tegucigalpa en 1914; fue hijo del periodista Alejan-
dro Castro Díaz. Entre otros trabajos publicó el libro de cuentos El Ángel de la balanza, donde
aparecen sus relatos más conocidos: «Confesiones de un niño descalzo» y «Casas vecinas». Per-
teneció a la generación literaria de 1935, integrada también por Claudio Barrera, Jacobo Cár-
camo, Daniel Laínez, Hostilio Lobo, Céleo Murillo Soto, Matías Funes y Rafael Paz Paredes,
entre otros escritores que experimentaron con las vanguardias literarias de los años 20 y 30.
145. Véase: Alejandro Castro h., Cuentos completos, Editorial Iberoamericana/Editorial
Guaymuras, edición de Oscar Acosta, Tegucigalpa, 1995, pp. 43-51.
146. Ibíd., p. 43.
147. Ibíd., p. 44.
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159. Ramón Amaya Amador nació en 1916 en Olanchito, Yoro, en la zona de produc-
ción bananera, y murió trágicamente cerca de Praga, en un accidente aéreo en 1966. Es uno
de los narradores hondureños más prolíficos, y sus obras se inscriben en la novela social, de
temática antiimperialista. Sus novelas más importantes son Prisión verde, Destacamento Rojo,
Cipotes, Los Brujos de Ilamatepeque, Constructores y Operación Gorila. Prisión verde es ya un
clásico en el género de la «novela bananera» latinoamericana, y es considerada por algunos
críticos como la «novela nacional» en Honduras.
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160. Véase: Víctor Cáceres Lara, Cuentos completos, Editorial Iberoamericana, edición de
Oscar Acosta, Tegucigalpa, 1995, pp. 39-45.
161. Víctor Cáceres Lara es uno de los narradores hondureños más conocidos en la
región. Nació en Gracias, Lempira en 1915 y falleció en 1993. Fue ministro de Cultura y
diplomático de carrera. Su cuentística, reunida en Humus es, sin duda, una de las mejores
creaciones narrativas del país. También escribió varios libros de historia y se dedicó al perio-
dismo escrito.
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La prostitución a partir de 1950
162. Víctor Cáceres Lara, Cuentos completos… op. cit., p. 40. El destacado es nuestro.
163. Ibíd., p. 44. El destacado es nuestro.
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164. Leticia de Oyuela (1935-2008) fue una de las historiadoras más importantes de
la segunda mitad del siglo XX; se especializó en la historia de la mujer, en la historia de las
mentalidades y en historia del arte. Entre sus títulos más importantes se encuentran: Historia
mínima de Tegucigalpa, Mujer, familia y sociedad, Dos siglos de amor, José Miguel Gómez, pintor
criollo y otros más.
165. Véase: Leticia de Oyuela, Las sin remedio: Mujeres del siglo XX, Guaymuras, Teguci-
galpa, 2001, pp. 206-217.
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La prostitución a partir de 1950
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CONCLUSIONES
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Conclusiones
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136
BIBLIOGRAFÍA
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Bibliografía
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El que esté libre de pecado…
139
Bibliografía
B. BIBLIOGRAFÍA GENERAL
140
El que esté libre de pecado…
141
Bibliografía
142
El que esté libre de pecado…
143
Bibliografía
Artículos y ponencias
Aguilar Paz, Jesús y Luis Flórez, «El léxico del cuerpo humano en
Colombia y Honduras», en Herranz, Atanasio (comp.), El
español hablado en Honduras, Tegucigalpa, Guaymuras, 1990,
pp. 223-244.
Amuchástegui Herrera, Ana, «Virginidad e iniciación sexual en
México: la sobrevivencia de saberes sexuales subyugados fren-
te a la Modernidad», en Debate Feminista, México D.F., Año 9,
vol. 18, octubre de 1998.
Aquiles, Omar, «El amancebamiento: delito sexual en la Tegucigalpa
del siglo XVII», en Revista Yaxkín, Tegucigalpa, Año 32, vol.
XXIII, núm. 1, 2007, pp. 35-54.
Bahr, Eduardo, «Tegucigalpa: paseo por la ciudad desolada», en Revis-
ta Nueva Sociedad, Caracas, núm. 120, julio-agosto de 1992,
pp. 160-171.
Durán, María Ángeles, «El paisaje del cuerpo», en Nogué, Joan (edi-
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blioteca Nueva, pp. 27-61.
Euraque, Darío, «Sexualidad masculina y homofobia en la historia
de Honduras: las pistas disponibles», en VII Congreso Cen-
144
El que esté libre de pecado…
Periódicos
145
Bibliografía
Fuentes primarias
146
Impreso en los talleres de
Editorial Guaymuras,
Tegucigalpa, Honduras,
en el mes de junio de 2013.
Su tiraje es de 1000 ejemplares.