Aquellos Hombres y Mujeres Que Habitaron El Valle de Neander
Aquellos Hombres y Mujeres Que Habitaron El Valle de Neander
Aquellos Hombres y Mujeres Que Habitaron El Valle de Neander
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IN MEMORIAM,
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La vida es un pequeño espacio de luz entre dos
nostalgias: la de lo que aún no has vivido y la de lo
que ya no vas a poder vivir. Y el momento justo de la
acción es tan confuso, tan resbaladizo y tan efímero
que lo desperdicias mirando confuso alrededor (Rosa
Montero, La Carne, 2016).
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PARTE I.
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Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Nada de todo ello habría sido posible sin el desarrollo exclusivo de nuestra
adaptabilidad genética que logró hacernos cada vez más capaces para sobrevivir en la
hostilidad de un medio tan estricto; así, bien diferentes habrían sido las circunstancias sin
no hubiese surgido el desarrollo de una extraordinaria biomecánica siempre pareja a la
capacidad neuroanatómica que propició el desarrollo cognitivo de estos homínidos tan
capaces que fueron los antepasados nuestros.
A través de los datos fósiles con los que en la actualidad contamos sobre el Homo
sapiens neanderthalensis estudiamos la capacitación cerebral necesaria, a fin de ser
capaces de elaborar su propia conducta y la creación de manifestaciones simbólicas y
gráficas como seres humanos, para así poder compararlas con los hombres humanos
arcaicos, a la vez que diferenciarlas o no respecto de la neurobiología del Homo sapiens
sapiens. Además, contaremos con las herramientas teóricas y metodológicas propias de la
Antropología para realizar una interpretación, a través los símbolos de que ya disponían
los seres humanos durante el Paleolítico y que va más allá de la visión tradicional que se
nos había presentado hasta ahora. Aplicaremos para ello, también, técnicas
metodológicas que ofrece el conocimiento de la Arqueología experimental.
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Queremos presentar un estado general actualizado sobre el conocimiento acerca de
los rasgos arqueológicos del Comportamiento Humano Moderno en particular para el
hombre de Neandertal, en relación a todos los ámbitos: ecológicos, tecnológicos,
económicos, de organización social y sobre los condicionantes de su conducta simbólica.
Nos dedicaremos a señalar distintos abordajes por los que optan los extraordinarios
autores que he tomado como guía especializada, como Diez Martín (2014), Sayago
(2014), Arzúa (2014), Bermúdez de Castro (2013), entre otros muchos consultados, sobre
todo en cuanto a las diferencias de la conducta moderna y la capacidad de los
Neandertales para pensar y actuar de una clara forma simbólica.
Ofrecemos los resultados que hemos inferido desde las hipótesis de nuestra
investigación en la Parte VI, sustentados desde la base científica aportada desde la
perspectiva estructural que ofrecen los datos tratados desde el paradigma estadístico.
La Parte que se centra en la discusión científica contrastada respecto a las bases
de Ciencias como la Biología y la Medicina (sobre todo respecto de la Neurología y la
Psiquiatría), según nuestro saber y entender; referiremos también los comentarios que
hemos deducido en relación a estimaciones ya establecidas por los investigadores
especialistas en el Periodo Pleistocénico durante la Edad de Piedra (Arqueología cognitiva,
Neuropsicología, Arqueología experimental, Etnografía), respecto de que los neandertales
mostrasen ya un comportamiento completamente moderno, en relación con los estudios
presentados hasta hace pocos años, en donde se presumía una postura antropocéntrica
centrada en la supremacía del proceso cognoscitivo o de pensamiento atribuida en
exclusividad a Homo sapiens sapiens. Máxime, cuando los últimos estudios ya sostienen la
defensa de una simetría cognitiva y de comportamiento entre seres humanos
neandertales y los hombres anatómicamente modernos; ambos presentan análogo
recorrido por el proceso de evolución cerebral generado a través de los últimos años
cuatro millones de años. Además, se ahonda en el concepto de modelación de la mente y
el papel específico que viene a representar el lenguaje y la fluidez cognitiva, así como en
las representaciones gráficas y artísticas, respecto al constructo que ya supuso la mente
primitiva desde los inicios de Homo erectus en relación con la actual mente moderna. Se
hace referencia a las funciones ejecutivas, la memoria de trabajo y la teoría de la mente,
en relación a la complejidad que ya se concibe respecto de la interacción neuronal en el
cerebro.
Y añadimos, también, un anexo con varios de los apartados que han sido aplicados
en este estudio. Respecto al último apartado, se añade la extensísima bibliografía que, en
función de los distintos paradigmas, hemos trabajado.
CAPÍTULO 2.
2. 1. A MODO DE PREÁMBULO
Durante la década de los años setenta del pasado siglo XX, los estudios de
naturaleza estuvieron enfocados en analizar los sistemas de recompensa bajo un
paradigma estrictamente conductual; no obstante, incluso en la percepción del mundo
existe un proceso de elaboración que no se correspondería sólo con el procesamiento a
cargo de nuestro cerebro; así, por definición no resulta válida la observación exclusiva de
la conducta per se sino que se debe ayudar también por el estudio de los fenómenos de
activación que la provocan, en la necesidad de estudiar el desarrollo del procesamiento
de las cogniciones que en el cerebro determinarían la acción y el modelado de nuestra
conducta.
Ante la toma de conciencia de cuál pudo llegar a ser la realidad cognitiva de los
humanos del Paleolítico, se habrían de tomar como referencia las condiciones
conductuales de Homo sapiens, aún ahora por demostrar entre hombres neandertales.
Para lograr la racionalización, es necesario aplicar a las investigaciones los datos que
las ciencias encargadas del comportamiento humano nos ofrecen en la ciencia actual con
una metodología empírica como la Neurología, Psicología, Sociología, Antropología,
Etnografía y además, resulta obligado poder con la hipótesis a cerca de nuestra
naturaleza con la Psicobiología humana, base principal de toda conducta, desde los
avances de la Psicología y la Neurología. Resultando así, un modelo psicobiológico y una
particular aproximación a la evolución conductual de tipo multidisciplinar, en donde:
La Arqueología no se debe limitar tan sólo al estudio del dónde y cuándo de los
hechos prehistóricos, sino que también tiene que indagar en el cómo y porqué
de su producción. Hablamos entonces de Arqueología cognitiva.
Mientras que entendemos por Arqueología cognitiva cuando tratamos, además
de la conducta, al pensamiento y la lengua en el contexto de la Prehistoria.
El lenguaje es modulador de la actividad cognitiva. Pensamiento y lenguaje, son
controladores de la acción y la conducta humana.
Conducta, pensamiento y lenguaje son procesos psicobiológicos que siempre
actúan conjuntamente.
El objetivo final de este trabajo será ir deduciendo, sobre los datos que nos
ofrece el catálogo de yacimientos arqueológicos, la etología de la Antropología de los
pueblos primitivos que ahora en la actualidad aún coexisten gracias y el modelo
neuroanatómico desde una perspectiva multidisciplinar; todos ellos abordan los rasgos
generales sobre el comportamiento y el lenguaje propio del Paleolítico, así como una
explicación coherente, razonada y con una aceptable base científica de los cambios
culturales que se dieron en los diferentes homínidos que compusieron nuestro linaje en
aquellos tiempos prehistóricos.
Para que el cerebro funcione como un órgano integrado, todos los elementos
deben de estar estrechamente relacionados con el propósito de realizar todas sus
funciones, sobre todo en la corteza cerebral y el sistema límbico o cerebro emocional
donde tienen lugar los procesos neurológicos relacionados con la conducta racional,
simbólica y emocional propia del género Homo.
No toda la superficie del córtex tiene igual funcionalidad, dependiendo de la
naturaleza de la información que recibe esta parte del encéfalo, bien sea simple o
elaborada –compleja-, se procesa. Pueden establecerse grupos de diferente localización y
distinta funcionalidad (Luria, 1974; Kandel et al., 1997):
En general, todas las especies humanas, menos la nuestra, suelen tener una
curvatura frontal muy clara, por lo que parece inferirse que el lóbulo frontal era más
pequeño al acompañar a la forma y tamaño del hueso respecto a la calota. Sin embargo,
comparando el análisis morfológico del cerebro estudiado sobre la base de los
endomoldes de diversos fósiles, nos ofrece unas interesantes conclusiones, pues se había
pensado que el lóbulo frontal del Neandertal, teniendo en cuenta la menor curvatura de
su hueso frontal, debía de ser menor en su polo anterior (Rivera, 2009); sin embargo, lo
estudios de Bookstein et al. (1999), han comprobado que existe una diferente forma
evolutiva entre las líneas externa e interna de este hueso, pues mientras que la curvatura
de su parte interna (en contacto directo con el lóbulo frontal) se mantiene con las mismas
formas geométricas en neandertales y humanos modernos (HAM), la forma externa
adquiere diferente aspecto: en el hombre de Neandertal se aplana con un importante
aumento del grosor del hueso y seno frontal, mientras que en los humanos modernos
adquiere su característica forma globular similar a la forma de la cara interna. En
definitiva, hay una importante diferencia externa, aunque en ambas poblaciones la forma
anterior del lóbulo frontal sería semejante (Bookstein et al., 1999).
Existe una trascendente diferencia neurológica en las áreas terciarias del lóbulo
frontal (zona prefrontal LPF) entre el ser humano y el resto de los primates (Semendeferi
y Damasio, 2000). Ahora sabemos que los humanos modernos presentan una superficie
mucho más amplia que los demás primates. Sin embargo, su estructura neurológica es
menos densa, permitiendo que existan entre ellas unas interconectividad mucho mayor,
como se deduce de la mayor y tardía mielinización observada (Bufill y Carbonell, 2004;
Semendeferi et al., 2002). Estos estudios apuntan a que la superficie asociativa del córtex
del LPF de los humanos tiene un carácter alométrico cuantitativo (aumento de la
superficie funcional del córtex) y cualitativo (nuevas funciones cognitivas). Igualmente, se
conoce que las áreas terciarias del lóbulo frontal son mayores, proporcionalmente, que la
del resto de los primates conocidos, como se deduce de su mayor circunvolución y
girificación (Cela, 2002; Rilling e Insel, 1999). Por tanto, se establece una relación entre el
aumento (de superficie y interconectividad) de estas áreas con la conducta moderna. La
diferenciación funcional o el aumento respecto de los demás homínidos conlleva a
mejorar los resultados obtenidos para nuestra especie que presentaría una mayor
capacidad funcional respecto de dos tipos fundamentales en la conducta humana (Ardila
y Ostrosky-Solis, 2008), esto es:
Los resultados de los estudios por imágenes del cerebro han demostrado que la
circunvolución frontal inferior (parte del área 44 de Brodmann o área de Broca) y la
corteza parietal inferior (área 6 de Brodmann) del cerebro humano se activan cuando la
persona realiza una acción y también cuando la persona observa a otro individuo realizar
esa misma acción. Es probable que estas regiones contengan neuronas con estas
características, por lo que han sido definidas como el sistema de neuronas espejo
humano. Las neuronas espejo también están presentes en primates no humanos, aunque
en diferente cantidad y ubicación.
Conocer los sentimientos de otra persona, por lo que estaría muy relacionado
con la Teoría de la Mente (Componente cognitivo).
Sentir lo que está sintiendo, de forma similar o igual a lo que el sujeto puede
sentir en la misma situación (Componente emocional).
Responder compasivamente a los problemas que le aquejan (Comportamiento
social).
Existen teorías que explican el desarrollo del cerebro social en las especies de
grupos de mamíferos sobre la base del desarrollo o la adquisición de conductas muy
relacionadas con la empatía. En estas sociedades los individuos notan y se afligen ante el
dolor de un congénere, actuando de manera que se termina esta exposición al objeto que
provoca el sufrimiento, incluso aunque llegue a suponer un peligro para ellos mismos
(Preston y de Waals, 2002). Según este modelo de percepción-acción, la observación o
imaginación de otra persona en un estado emocional particular activa de manera
automática una representación de ese estado en el observador, con las respuestas
fisiológicas asociadas. Al ser automático, se trataría de un proceso que no requiere
conciencia ni esfuerzo de procesamiento, pero que no puede inhibirse ni controlarse. Se
trata de una compleja forma de inferencia psicológica en la que la observación, la
memoria, el conocimiento y el razonamiento se combinan para comprender los
pensamientos y sentimientos de los demás.
Hay que tener en cuenta que la empatía estaría muy relacionada con diversas
estructura cerebrales con neuronas espejo (corteza prefrontal y temporal) y sin ellas
(amígdala, y diversas estructuras del sistema límbico). Por tanto, su actuación en esta
forma de relación social debe considerarse como coadyuvante en la conducta que se
produce, no como su elemento primordial.
Por otra parte, se las relaciona con el origen del lenguaje humano; pues, en los
seres humanos, las neuronas espejo se encuentran en la corteza frontal inferior, cerca del
área de Broca, una región tradicionalmente relacionada con la producción del lenguaje,
pero que también controla los movimientos orales y de la mano en sus más complejas
manifestaciones.
Las inhumaciones intencionadas con un fin sanitario, a las que a nuestro juicio
siempre hay que añadir cierta presencia de respuestas sociales y/o emotivas
originadas por la muerte de un miembro del grupo, sobre todo si se trata de
un niño o individuos con cierta relevancia social.
Un desarrollo cognitivo camino del simbolismo moderno, pleno desarrollo
donde existiera una importante interacción social, consecuencia de un
aumento demográfico y perdurable en el tiempo.
Con unas capacidades cognitivas que puedan crear una conducta simbólica,
sólo sería necesario la formación de un medio ambiente (cultural, social,
tecnológico, lingüístico) que favoreciera su desarrollo, lo que en un grado
intermedio podríamos ver en las comunidades del Paleolítico medio más
densamente pobladas.
La calidad de vida, antes del tratamiento del paciente que sufre un TOC, ha sido
poco estudiada, y tampoco se encuentran trabajos que evalúen el papel de la cultura, de
la raza o de la etnia.
Kitamura et al. (2006), tratan de identificar una base neuroquímica para probar la
hipótesis por la que un circuito cortical y subcortical subyace al TOC. La materia blanca
fue también investigada debido a la investigación reciente la cual sugiere la conectividad
alterada de axones. Utilizando la resonancia magnética espectroscópica de 3-Tesla, las
concentraciones relativas de N-acetilaspartato (NAA) y compuestos de colina contenida
en la creatina y fosfocreatina (Cr) fueron medidos en el cíngulo anterior, ganglio basal,
tálamo, materia blanca frontal y parietal de 12 pacientes con TOC y 32 sujetos sanos
como grupo control. Resultando que la concentración promedio de colina/creatina fue
significativamente mayor en los pacientes con TOC que en los controles, pero solamente
en la materia blanca parietal, mientras que no fueron observadas diferencias de grupo
significativas en ninguna de las regiones cerebrales. Las concentraciones de
colina/creatina parietal correlacionaron positivamente con la severidad de los síntomas
del TOC. Estos hallazgos proporcionan evidencia indirecta para la participación de la
materia blanca en el TOC, de esta manera sugieren un cambio en los fosfolípidos de
axones mielinizados y/o células glía (Valaer, 2015).
Se cree que este circuito conecta las regiones del cerebro implicadas en el
procesamiento de información a las encargadas de iniciar ciertas respuestas conductuales
cerebrales y que su reactividad excesiva causa el TOC. Parece ser que una disfunción del
circuito entre el córtex orbitofrontal y caudado ventromedial podría mediar los síntomas
obsesivos, y la conexión entre córtex paralímbico y el núcleo accumbens podría mediar
las manifestaciones afectivas.
Desde esta perspectiva neuroanatómica, dos factores sugieren una disfunción del
mencionado circuito de Alexander, que implica zonas orbitofrontales y los ganglios de la
base, especialmente el núcleo caudado:
Por otro lado, es posible considerar, como demostró el estudio de Bartha et al.
(1998), que estas alteraciones sean más sutiles (p. ej. modificaciones a un nivel molecular)
y se escapen a las técnicas de neuroimagen volumétricas, por lo que las discrepancias
entre los distintos estudios pueda ser debida a la falta de sensibilidad por las técnicas que
han sido empleadas.
Por otra parte, los pacientes obsesivos muestran una hipertrofia de los patrones
de las creencias que se generan en la infancia a partir de una educación rígida e inflexible.
La confluencia de ambos tipos de factores (biológicos y psicosociales) explica por qué en
algunos casos predomina el componente genético hereditario y en otros se aprecia una
raíz más psicogenética. El TOC implica una pérdida de control, por parte del paciente,
sobre sus pensamientos e incluso sobre sus conductas. Este hecho se vive además de
forma paradójica en tanto que el paciente reconoce como producto de sí mismo tales
pensamientos y/o conductas (Vallejo, 2003).
La teoría de la evolución de las especies, auspiciada por Charles Darwin como base
de toda explicación biológica, se refiere al mecanismo de producción de los cambios
evolutivos habidos a través de las mutaciones producidas al azar y que, además, sostiene
que la acción de la selección natural sobre las nuevas formas morfológicas (fenotipos)
favorecen a aquellas expresiones que presenten un mayor poder adaptativo o de
supervivencia. Esta acción evolutiva sobre las poblaciones que constituyen una especie
determinada, producen pequeñas y sucesivas alteraciones morfológicas y funcionales que
con el paso del tiempo originarán nuevas especies con otras características anatómicas.
La evolución de la conducta se derivaría de estos cambios consecutivos, estableciéndose
una relación directa entre el cambio anatómico y modificación conductual.
La vida fósil muestra las características modernas propias de nuestra especie, pero
su cultura está fundamentada durante el Paleolítico medio no la del superior (Bernaldo de
Quirós et al. 2008), que en definitiva es la que le caracteriza y le ofrece también su
enorme poder adaptativo. Es difícil compaginar este desarrollo neurológico con tan
pobres avances culturales. La evolución, en sus expresiones teóricas más tradicionales no
parece capaz de explicar esta disfunción evolutiva-conductual, ello radica
fundamentalmente en el mayor conocimiento sobre la producción de las mutaciones, de
la genética durante el desarrollo embrionario y de los propios procesos adaptativos que
tienen lugar durante la embriogénesis. Desde luego es un complejo mecanismo de difícil
comprensión, pero si queremos comprender el mecanismo evolutivo, hay que
profundizar en los mecanismos que tienen lugar en su producción, y aún así en conceptos
generales y aún por aplicar en los particulares cambios anatómicos que se producen en la
evolución humana.
En la evolución neurológica humana todo aumento cerebral debe justificarse con
alguna mejora adaptativa, para que la selección natural pueda promocionarlo. En general,
tal concepción evolutiva ofrece numerosas ventajas, pues es fácil de explicar, comprender
y aplicar. Es ampliamente admitido que la evolución de nuestro cerebro fue mucho más
rápida que la cultural, que siempre se produce tras los cambios neuroanatómicos. Así,
siguiendo criterios generales de nuestro árbol evolutivo.
Estudiar, según los datos fósiles con que en la actualidad contamos sobre Homo
sapiens neanderthalensis, la capacitación cerebral necesaria para poder elaborar su
conducta y la creación de manifestaciones simbólicas y gráficas, para así poder
compararlas, a la vez que diferenciarlas con la Neurobiología del Homo sapiens sapiens.
Contamos, además, con las herramientas teóricas y metodológicas que aporta la
Antropología para realizar una interpretación del simbolismo desde la época del
Paleolítico que vaya más allá de la visión tradicional que hasta ahora sólo nos había
presentado la arqueología prehistórica:
La ocupación de Europa por los homínidos pudo suceder hace más de un millón y
medio de años, posiblemente a través de los estrechos del Bósforo y Dardanelos,
entonces transitables a pie como consecuencia de los moderados descensos del mar
durante las épocas glaciales. También hay fundadas hipótesis con datos aún no
concluyentes de que viajaran a través de Sicilia y del estrecho de Gibraltar (Bermúdez de
Castro, 2013).
Conocemos con certeza los diversos condicionantes que tribularon las peripecias
del Homo sapiens primitivo durante el periodo achelense del Pleistoceno Inferior (1,8-
0,78 millones de años), esto es: la evolución desde los últimos representantes adscritos a
Homo ergaster, en África (entre 1,8 a 900-700000 millones de años), que ahora es
considerada la primera expresión verdaderamente humana de nuestro género (contaban
con una estructura corporal básica similar a la nuestra y una organización social que
empieza a mostrar los primeros signos de cohesión), hasta los primeros fósiles aún
africanos de Homo rodhesiensis y Homo heidelbergensis (alrededor de 600000 años), la
especie europea más antigua que ya presenta rasgos específicos heredados luego por
Homo neandenthalensis.
Conscientes del enigma que plantean los neandertales como parte integrante de
nuestra propia existencia y que los fundamentos acerca de las cuestiones relacionadas
con el concepto de evolución y el reflejo de nuestra propia historia como otra especie
singular, es por lo que pretendo realizar una revisión de estas cuestiones precisamente
desde una aproximación multidisciplinar, ayudándonos de los paradigmas que nos
ofrecen muchas de las ciencias de avanzadilla puntera en nuestros días. Así repararemos,
sobre todo, en el abordaje desde la capacitación mental suficiente y necesaria de la que
ya estaban provistos esta especie de homínido que fue nuestro antepasado, a fin de
lograr establecer la continuidad de un proceso histórico-arqueológico, neurocientífico y
forense que tratará de desentrañar su psicología particular versus a la autoatribuida por
Homo sapiens, tan acostumbrado en erigirse casi en superhéroe –como una versión
moderna que reencarnara una deidad mitológica-, empeñado representante en erigirse
por encima de la luz sobre las tinieblas y del bien por el mal, la ironía de su magnificencia
de sesgo prepotente, su manía respecto de la exclusividad privativa en aras de su
humanidad, en soberbio detrimento de la mediocre animalidad con que hasta ahora
tildaba sin consideración a los predecesores seres humanos.
Creo que ya toca, y demás resulta de recibo, el momento en que asumamos cómo
a través de la propia historia de los neandertales podemos constatar, sin duda, una parte
esencial e inconmensurable que integra la esencia de nuestra propia historia, sea quizá
gracias a esta vertiginosa realidad por la que se plantea una cercanía incuestionable que
nos liga íntima e irreversiblemente con esta especie humana de la también que
descendemos, y que al inicio de las primeras evidencias lleva ya visos de certeza y nos
despierta al verdadero pasado del origen común con respecto a los homínidos paleolíticos
que nos precedieron, antiguos pero inteligentes, a la par que diestros y a nivel cognitivo
suficientemente dotados, mucho más de lo que hasta ahora nuestra miseria de especie
nos había permitido reconocer.
Es por ello que he querido despojar a los hombres neandertales de aquello que
con ligereza, fácilmente y con osadía prepotente solemos atribuirnos a nosotros mismos,
desde la fisura basada en la inseguridad obstinada con que adolecemos y tras los
prejuicios de llegar a ser exclusivos en nuestro simbolismo y en la particular evolución de
nuestro excepcional lenguaje que, sin embargo, tampoco es que fuera el único registro
que existió a los largo de los milenios; sólo que quizás los otros pretendían funciones
diferentes desde otra perspectiva que era la que necesitaban para valerse y afrontar el
mundo.
Siempre nos han contado lo extraordinario que sólo nosotros somos, que
aparecimos repentinamente en la naturaleza como criaturas excepcionales y sin el molde
que además rompimos pues se colmató la evolución y no, podría llegar a diseñar nada
mejor, cuando fundadamente ya sabemos que esto no es cierto; nosotros, el culmen de
todo un dintel de cualidades humanas, fuerza y capacitación mítica ex novo para
emprender todo tipo de empresas. Ha llegado, entonces, el momento de empezar a ser
sinceros y de reflexionar sobre nosotros mismos, lo que somos y gracias a quienes lo
somos; aunque nos empeñemos en obstinarnos para seguir cargando todavía la mochila
de prejuicios y esquemas decimonónicos, cuando ahora tenemos la gran suerte de que la
ciencia empieza a mostrarnos con certezas, el fascinante camino escrito en los abrigos
rocosos de la historia evolutiva de la humanidad.
Si antes, ambos representantes coetáneos del género Homo eran vistos como
ramas separadas y especializadas, es ahora con los espectaculares avances de la genética
molecular y las fieles reconstrucciones de avanzadas técnicas dermoplásticas, cuando se
logra determinar fehacientemente los rasgos físicos que desde siempre han caracterizado
a los neandertales, concurren numerosos detalles anatómicos, p.ej. respecto al cálculo
informático del espesor de las partes blandas con la perfecta restitución de músculos y
tendones, la cuidada disposición del pelo, las tonalidades de la piel, los ojos y el cabello
aseverados por los nuevos datos de genes que aportan los estudios genéticos como por
las condiciones ambientales, adaptadas a las condiciones de climas templados o fríos
propias de las latitudes norteñas. Todas estas características, han sido luego, aplicadas a
recreaciones en diverso formato, han constituido en los últimos años una gran revolución
que copa exposiciones y museos, películas y documentales animados, que facilitan la
representación de la imagen del neandertal que acentúa los rasgos y los pequeños
detalles de una humanidad ya desprovista de los prejuicios históricos habidos durante los
siglos XIX y XX. La ciencia, ahora, enseña a alguien en quien podemos reconocernos.
El ADN mitocondrial y nuclear de los neandertales, han sido decisivo a la hora del
estudio del genoma de estos padres humanos (Lalueza-Fox, 2010), siendo al fin capaces
de identificar muchos genes; entre los que destacan los restos encontrados por Lazuela-
Fox (Graciá, 2011) en la cueva asturiana de El Sidrón (Piloña) datados en torno a los 49000
años de antigüedad, que están relacionados con funciones muy específicas, como son: el
gen de la pigmentación (Raimondi, 2008) sugiere un color claro de piel; el FOXP2 que
está relacionado con el habla, nos advierte de la presencia del lenguaje; la presencia del
gen de la intolerancia a la lactosa advierte de que no consumirían leche fuera de la edad
infantil, o que el gen ABO controlaría el sistema sanguíneo (Krause, 2007).
Desde que en el año 2010 que se publica el primer borrador del genoma
neandertal (Lalueza-Fox, 2010): un estudio seriado compuesto por el análisis de más de 4
millones de nucleótidos procedentes de restos de tres individuos del yacimiento de la
cueva de Vindija (Croacia), con 38.000 años de antigüedad, se compara esta secuencia
con otras bases de datos provenientes de yacimientos neandertales contrastados
respecto del genoma de cinco sapiens modernos procedentes de diversas regiones del
mundo, por o que hasta el 4% del genoma de nuestra especie que habita actualmente en
Europa y Asia deriva de los neandertales, por lo que se presupone un intercambio
genético en el Próximo Oriente, donde ambas especies coexistieron durante 50.000 años,
justo antes de la expansión del Homo sapiens sapiens por toda Eurasia (Diez, 2014).
Se han podido datar también una colección de restos neandertales que han
arrojado que estos vivieron entre hace 40.500 y 45.500 años y ha permitido recuperar
ADN mitocondrial, que al ser comparado con otros especímenes, concluye que los
neandertales de Goyet resultaban genéticamente similares a los de Feldhofer (Alemania)
y El Sidrón (Asturias). Esta gran uniformidad genética, a pesar de las distancias
geográficas, indica que la población neandertal que habitaba Europa era de pequeño
tamaño (Svante y Pääbo, 2007).
Uno de los tramos del ADN de los neandertales hace que aumente el riesgo de
adicción a la nicotina y, desde hace años ya se conoce el potente efecto de la nicotina
sobre los procesos cognitivos y el comportamiento. La familia de los canales iónicos
activados por ligandos y de los receptores nicotínicos de acetilcolina han sido
extensamente estudiado (Castellanos, 2001), pues la comprensión de su farmacología y
fisiología pueden ayudar a descifrar las claves de muchos procesos del cerebro (p. ej., la
regulación de neurotransmisores y nociocepción) y también de varias y serias
enfermedades neurodegenerativas en las que se han demostrado su participación
(miastenia gravis, Parkinson, Alzheimer o esquizofrenia). El cerebro es increíblemente
complejo, de modo que resulta razonable esperar que al introducir cambios en la ruta
evolutiva devengan consecuencias negativas, cambios dañinos que se continúan en
nuestras células resistiendo 50.000 años desde el genoma neandertal (Lalueza-Fox, 2010)
hasta nuestros días.
Además, la herencia neandertal, ofrece un mejor sistema inmune aunque con más
alergias. Antes de la llegada de la higiene, las vacunas o los antibióticos, el sistema
defensivo de los humanos estaba sometido a una presión despiadada. Un sistema inmune
poco sólido podría desbordarse tras la invasión de un virus al compartir una cuchara o
respecto de una bacteria instalada en las heridas. Por eso, es previsible que la variación
genética humana se haya visto fuertemente influida por la presión de los patógenos. La
evolución genética de los mecanismos de defensa humanos y la incorporación de genes
de especies antiguas al linaje de los humanos modernos anuncian que en la pugna contra
la enfermedad hubo un encuentro decisivo que nos capacitó aún más: los genes de los
neandertales y de los denisovanos con actividades inmunitarias tienen una mayor
representación en los humanos modernos que el resto de su genoma.
Kelso et al. (1986), a partir del estudio de la influencia de ADN arcaico en humanos
modernos, analizan tres genes responsables de la respuesta inmune innata y concluyen
que los cruces entre humanos modernos, neandertales y denisovanos tuvo importantes
influencias, pues la explicación para justificar la relevancia neandertal en la construcción
del sistema inmune humano consistente en que llegaron ellos antes con más tiempo para
evolucionar frente a muchas de las amenazas que luego debieron afrontar los Homo
sapiens. Los neandertales vivían en Europa y Asia Occidental desde hacía más de 200.000
años y, probablemente, estaban bien adaptados al entorno y los patógenos locales. La
incorporación de estas variantes genéticas neandertales, debió proporcionar una
importante ventaja para la supervivencia a Homo sapiens que las mantuvieron con más
frecuencia que con otros genes de la extinta especie. En el estudio de las variantes
antiguas de los genes TLR, Kelso (1986) observó que éstas proporcionaban una ventaja a
los humanos que las incorporaban, gracias a su mayor capacidad para rechazar patógenos
en la superficie de sus células.
Hoy sabemos que Homo neanderthalensis poseyó una gran humanidad, tan plena
y excepcional como la nuestra. Además, sin cinismo y si por una vez somos del todo
honestos con nosotros mismos, resultaría pretencioso e inaceptable desde el punto de
vista del rigor científico, llegar a basar la comparación entre hombres neandertales y
sapiens en relación a la inferioridad de los unos, frente a la supremacía de los otros.
Las pruebas que aporta la ciencia hablan de una especie Homo excepcional de
maravillosas características patognomónicas; si entendimos algo de lo que las páginas del
libro abierto de la evolución nos cuenta, debemos concluir reconociendo que ni somos
tan maravillosos como nos presuponemos, ni tan siquiera podemos acaso plantearnos
que constituyamos el escalón final de una escala evolutiva que inexorablemente
continúa.
Hace 30 años se clonaba en las bacterias el ADN y resultaba muy poco eficiente.
Luego llegó la PCR (reacción en cadena de la polimerasa), que permitió obtener un gran
número de copias de un fragmento de ADN. En los años 2000, se inventó otra técnica
menos afectada por la contaminación para secuenciar y analizar genomas a gran escala:
high-throughput sequencing. Fue el hueso petroso que es uno de los más densos que hay
en el esqueleto, sobre el que se habrían de aplicar estas técnicas: se taladraron la base
inferior del cráneo que rodea el oído interno y consiguieron rescatar suficiente ADN del
polvo resultante, entre 50 y 100 veces más ADN que un diente (Lalueza-Fox, 2013) este
método se propone, además, el análisis de nuevos restos africanos, incluso más antiguos.
El hallazgo en la cámara Dinaledi, Rising Star Cave, Sudáfrica Sudáfrica (2015) de
una nueva especie de homínido: Homo naledi, muestra rasgos muy primitivos en manos y
respecto del tamaño del cerebro, a la par que muy evolucionados en dientes y pies, ha
vuelto a suscitar el debate sobre qué es lo que nos convierte en humanos y qué en
definitiva, nos diferenciaría del resto de los primates. Este africano combina una
capacidad craneal australopitecino con características dentales similares a principios
de Homo, a pesar de que las morfologías derivadas de manos y pies, aunque el miembro
superior conserve aún muchos rasgos primitivos.
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Ahora que tanto nos empeñamos en razonar sobre esta cuestión, he de decir que no podemos establecer
una ajustada correlación si sólo mostramos especial cuidado respecto de un centenar escaso de años, ya
que hay que estudiar el proceso con la consideración respecto de la evolución geológica de los tiempos, en
donde los espacios de interglaciares entre las edades del frío constituyen un proceso cambiante respecto de
la contractilidad y expansión del clima.
A fin de seguir a las manadas para procurarse carne, ello implicaba un cambio
radical en los hogares en que se cobijaba la banda de cazadores recolectores, a la vez que
generaría constantes adaptaciones surgidas ante los nuevos retos. Las inmensas manadas
de estos animales propios de la caza mayor experimentaban espectaculares migraciones
en busca de alimento. Además, tampoco es que constituyeran fáciles recursos, por la
presencia de otros competidores como el león cavernario o la hiena, que a la par
resultaban fieros depredadores sobre todo en lo expuesto del paisaje tan abierto, con
escasos bosques en los que poder refugiarse, así como la complicación añadida para
hacerse de la imprescindible leña para generar y mantener el fuego (Diez, 2014).
Es por ello que fue precisamente la gran variabilidad ecológica y paisajística con
una sucesión de transformaciones en constante cambio, sin duda la responsable de que la
población neandertal se viera habitualmente configurada bajo grupos de número
reducido de individuos que muchas veces permanecían aislados de sus congéneres.
Además de las barreras ambientales, pues a esto también contribuyeron los límites
orográficos que acotaban sus territorios o, por contra, la planicie inmensa del territorio
que llegaba a ser abarcado por esta especie (Bartlett, 2014; Bennet, 2014).
Quizá el Homo sapiens sapiens entró en Europa tan tarde porque hasta entonces
no pudo: los neandertales eran una barrera difícil de franquear y Europa constituía un
territorio demasiado pequeño para compartirlo entre ambas especies. Tras miles de años
de aislamiento y castigados por los fríos glaciares, y con los neandertales físicamente
disminuidos, Homo sapiens considera que ahora es el momento para de nuevo intentar
su entrada. Puede que la extinción neandertal (Finlayson et al. 2006) ya hubiese
comenzado cuando Homo sapiens, agazapado a las puertas de Europa durante más de
50.000 años, al fin lograba aprovechar su oportunidad (Bartlett, 2014; Bennet, 2014).
Una vez descubierto el primer grabado rupestre neandertal, se rompe una lanza
respecto a la capacitación de nuestros parientes. La aparente incapacidad de los
neandertales para el pensamiento y la expresión abstracta se rompe con el grabado en la
roca de la cueva Gorham, en la cara oriental de Gibraltar (Zilhão y Pettitt, 2006), que
desvelan su pensamiento simbólico (Shipton et al., 2013): un conjunto de líneas
entrecruzadas que hizo su autor de forma intencionada y laboriosa hace 40.000 años
(Zamora et al., 2013). Es el primer ejemplo que se conoce de un diseño abstracto grabado
anterior a los humanos modernos; el hallazgo da un vuelco sobre lo que hasta ahora se
había considerado capacidades y limitaciones mentales de los neandertales: son ocho
marcas profundas hechas en la roca, cruzadas por dos grupos de tres y otras dos líneas
cortas, que encontró el grupo de Rodríguez-Vidal (2012). El grabado ocupa un área de
unos 300 cm2 y está sobre la horizontal, en el centro de una plataforma natural que se
eleva unos 40 cm sobre el suelo, en el fondo de la cueva.
Los neandertales captaron las materias primas locales de las zonas circundantes, a
una distancia máxima aproximada de 17 km. Hay una gran diversidad de rocas utilizadas:
areniscas compactas, sílex, radiolaritas y caliza en forma de cantos rodados procedentes
del aporte fluvial y marino. Las areniscas compactas y el sílex son las materias primas que
jerarquizan las secuencias de producción y configuración. Además, introdujeron en los
yacimientos núcleos en formato de cantos rodados y los redujeron desde los primeros
pasos de descortezamiento, hasta el agotamiento o abandono final. El grado de
explotación que predomina en todos los yacimientos es terminal, los núcleos se
aprovechaban al máximo, pudiendo mostrar una economía de la materia prima. El
objetivo general de los sistemas técnicos sería por tanto la producción del mayor número
de lascas posibles. Tallaron con diversos métodos (levallois, discoides) tanto sobre
núcleos de sílex como de areniscas compactas. Los tipos de útiles que predominan en los
yacimientos son simples, seguido por dobles y en menor medida los periféricos.
Las diversas técnicas de datación aplicadas a la roca y los sedimentos que cubría el
grabado han permitido fijar su edad en unos 40.000 años. Los exhaustivos análisis y
pruebas realizadas no solo excluyen que sean rasgos naturales en la roca o que se trate
de marcas residuales de alguna otra actividad sobre esa plataforma, sino que indican
cómo realizaron, pues no era la primera vez que lo hacían y, posiblemente, se grabó
entero de una vez (Rodríguez-Vidal, 2014). Utilizando la arqueología experimental, para
asegurar la autenticidad del hallazgo, los arqueólogos reprodujeron las marcas del
grabado utilizando punzones de piedra neandertales (piezas halladas en la parte más
exterior de la cueva y fuera de contexto, es decir, de difícil utilidad científica). También
probaron con otras piedras pero el resultado no era el mismo. Así, concluyen que el autor
dio al menos 54 golpes con una punta dura de piedra para hacer las líneas más profundas
y, en total, más de 300 percusiones.
Además, hace menos de cinco años que unas nuevas dataciones de muestras de
arte rupestre en Asturias y Cantabria, constatan que algunas son más antiguas que lo que
se estimaba, situándose en una franja temporal (de algo más de 40.000 años) en la que
aún había neandertales. Así, ya no cabría decir, desde el punto de vista cronológico, que
esas pruebas de la mente simbólica sólo las pudieron hacer los humanos modernos.
Desde un punto de vista energético, se han propuesto una serie de reglas para los
animales que como los neandertales se adaptaban a vivir en los climas fríos, la primera la
propone el zoólogo Allen (1995), esto es: que redujeran ostensiblemente las dimensiones
de sus extremidades (ellos disponían de piernas y brazos relativamente cortos).
Bergmman, (1996) enuncia la segunda regla: que estos seres tienden a aumentar su masa
corporal y su robusta complexión física (presentaban un aumento del 30% de masa
corporal en relación con los humanos modernos).
Por otra parte, contaban con una nariz larga adaptada a un clima pleistocénico
frío, resultando un apéndice de configuración periforme, robusta, prominente, ancha y
con gran apertura nasal, que junto a la peculiar proyección hacia delante de sus
estructuras anejas, procuraban dar un mayor recorrido al aire frío y seco, para calentarlo
y humedecerlo antes de que a través de la vía aérea pasase directamente a los pulmones.
Por otra parte, también poseían una nariz ancha, con una gran apertura nasal, ello se
debía a otra de las ventajas fisiológicas alternativas: la capacidad de refrigerar los
cuerpos, ante la actividad física intensa a la que se veían sometidos por los estresores de
una extrema vida cotidiana (Defleur, 1999; Lalzuela-Fox, 2010; Plagnol y Wall, 2006).
El Homo ergaster, en África, hace dos millones de años, fue la primera especie de
nuestro género capaz de desarrollar glándulas sudoríparas que son las responsables de la
termorregulación, con lo que también fue el primer humano que consiguió desprenderse
de la mayor parte del vello corporal.
Desde que los humanos comenzaron a expandirse por diversas zonas del planeta,
empezaron a adaptar su cuerpo a la disponibilidad de luz solar mostrando diferentes
tonos de piel; si en las regiones ecuatoriales produce una mayor cantidad de melanina y
una más intensidad de la epidermis para protegerse de la insolación, en las latitudes
septentrionales donde la radiación solar es débil y escasea, la respuesta vital es una
inversa pérdida de pigmentación, dado que al cuerpo le es necesario captar los escasos
rayos ultravioletas para producir el mecanismo bioquímico de transición entre
provitamina D o colecalciferol a vitamina D, y evite así el raquitismo; debe también
proteger sus cuerpos de los muy dañinos y cancerígenos rayos del sol, por lo que
comenzaron a secretar melanina para pigmentar la piel. Esto fue lo que aconteció a los
neandertales; así que en la Europa glaciar esta especie tendría la piel clara y no serían
más peludos que los hombre modernos (resultados genéticos han hallado en varios
fósiles la presencia del gen MC1R (Raimondi, 2008), relacionado con la piel clara y el
cabello rubio o cobrizo como el de los pelirrojos) (Rosa, 2007; Mitra, 2012; Nasti y
Timares, 2015).
Teniendo en cuenta que serían quince los años necesarios para que la mujer
neandertal llegara a la pubertad (una vez lograra sortear la alta mortalidad infantil que
padecían), su vida fértil desde la menarquía estaría lejos de superar los veinte años, así
que la muerte se precipitaba muy probablemente de la llegada al climaterio, por lo que
solo podrían quedarse embarazadas en no más de cinco ocasiones durante su vida.
En 2008, con ayuda de las nuevas tecnologías se lleva a cabo una reconstrucción
de una pelvis neandertal femenina encontrada en el yacimiento israelí de Tabun; que
junto a un esqueleto de un recién nacido encontrado en la cueva rusa de Mezmaiskaya,
permitió realizar una simulación virtual del proceso del parto en esta especie,
concluyendo que la forma del canal del parto de las mujeres neandertales difería del de
las hembras sapiens. El canal de éstas últimas presentan una morfología oval en su eje
antero-posterior (de delante hacia atrás), mientras que en las neandertales la forma oval
se produce a lo ancho, en su eje transversal, de forma similar a lo que les ocurre a los
humanos más primitivos (Sáez, 2015).
En ambas especies, los partos fueron asistidos por una mujer experimentada y
este tipo de acontecimientos podría, a su vez, llegar a estrechar vínculos de lazos sociales
femeninos de exclusividad entre las mujeres del grupo.
La mortalidad infantil era muy elevada y los niños que sobrevivían adolecían de
importantes carencias nutricionales, sobre todo a partir de los 3 y 4 años, al estar
expuestos a los desafíos sobrevenidos tras el abandono de la lactancia materna.
Ello se debe a que los sapiens somos los únicos primates que hemos ralentizado
nuestro crecimiento, para lograr una mayor inversión del tiempo en el desarrollo de la
infancia (más del doble para el caso de nuestra especie, respecto a los requerimientos
necesarios para los primates), a fin de disponer de una etapa o periodo suficiente capaz
de lograr que nos capacitemos para el desarrollo de nuestro gran cerebro, en donde
además de esperar la entrada en la llegada de la edad reproductora, seamos capaces de
adquirir un completo aprendizaje de nuestras potenciales capacidades sociales
totalmente desarrollada para las destrezas que luego se necesitarán en la vida adulta.
El enigma evolutivo de las muelas del juicio, hace preguntarnos, ¿para qué están
ahí? Sobre todo, ahora que ya nos salen tan tarde que no hacen falta, y eso para el caso
de que definitivamente lleguen a salir. A veces se enquistan de formas intrincadas o
empujan a los demás dientes con dolor, sufrimiento y penalidad. ¿Quién de nuestros
ancestros las encargó? ¿A qué fuerza evolutiva se le ocurrió diseñar ese estorbo
bucodental? ¿Lo hizo igual de mal con el resto de nuestro cerebro? La respuesta es que
los humanos ni siquiera somos especiales en eso. Nuestros ancestros los homínidos sí que
tenían un buen tercer molar: hasta cuatro veces mayor que el nuestro, y con una
superficie plana obviamente adaptada para masticar. En los homínidos primitivos más
próximos al chimpancé, como los ardipitecos, australopitecos y parantropos, la variación
en el tamaño y las formas relativas de posición de los molares que tienden a crecer más
en la parte posterior de la boca, lo que causa el gigantismo del tercer molar, y de las
proporciones entre unas y otras muelas son constantes, sin que importe el tamaño
general sobre el conjunto de la dentadura (Roebroeksa, 2016).
La causas por las que los neandertales respondieran con mayor aceleración de la
infancia, se debió a que en relación a nosotros sus hijos presentaban una etapa de mayor
vulnerabilidad por lo que en términos evolutivo resultaba conveniente que cursase de la
manera más breve posible, como una especie de mecanismo compensatorio, en un
intento por equilibrar la realidad de la alta mortalidad infantil que padecieron; además,
alcanzaban la madurez ósea también un año antes que nosotros. Este crecimiento más
adelantado de Homo neanderthalensis conllevaría la apreciación de que se precipitara la
etapa de aprendizaje social y cultural, antes se diera por concluida (Manella, 2016;
Mendez et al., 2016).
Es por ello que sólo esta gestión de los animales abatidos evidencia una gran
cantidad de conceptos y procedimientos implicados en cada una de estas particulares
actividades. La evidencia arqueológica señala en los yacimientos neandertales que los
animales abatidos proporcionaban: carne y grasa para la alimentación; materia prima
para el utillaje hueso, diente o asta; piel, que se trabajada para la confección de abrigos,
refugios y otros elementos como alfombras y bolsos para transportar materiales diversos;
tendones y tripas para realizar atados y sujeciones varias, esto se deduce de la existencia
de artefactos enmangados y de colgantes en suspensión que implican la necesidad de
cuerdas; grasa medular con fines no alimenticios, como aislante corporal o como
combustible para la iluminación artificial, esto último es posible aunque no poseemos
verdadera constancia arqueológica (Diez, 2014).
A través del análisis de los conocimientos que muestran los Neandertales (desde
las evidencias del registro arqueológico) podemos llegar a obtener al menos una síntesis
de la acumulación conceptual y de las aplicaciones que se hacen de las interrelaciones
existentes los mismos. En la caza podemos descubrir la manifestación de la capacidad de
comprender el símbolo, constituye interrelaciones que muestran características
esenciales como la capacidad de asociación entre conceptos, una polisemia semántica
que genera nuevas concepciones y significados, permitiendo alcanzar nuevos
conocimientos. Esto podemos observarlo a través de evidencias como la multiplicidad de
usos a los que se destinan los diversos productos derivados de la fauna (Rendu, 2010).
En el caso del modelo del carroñeo oportunista frente a la caza organizada, en vez
de dar por supuesto que estamos ante una estrategia tosca e inferior podríamos valorar
esta estrategia neandertal desde un punto de vista positivo (realmente es más
diversificada, menos exigente en recursos y movilidad y menos vulnerable a cambios
medioambientales). Las estrategias carroñeras/oportunistas se constatan
etnográficamente entre Homo sapiens sapiens y nadie piensa que son cognitiva o
biológicamente inferiores.
En cuanto al modelo de la caza de amplio espectro, se sigue este razonamiento: La
mejor alimentación de los HAM, derivada de mayor variedad de presas (animales
pequeños, aves, pescado), les permite mantener índices de crecimiento demográfico
superiores a los Neandertales.
El consumo de pequeñas presas en momentos anteriores al Paleolítico Superior es
parte de un amplio debate (Brugal y Desse, 2004), pero en la actualidad, la idea de una
caza de amplio espectro para el Paleolítico Superior y los HAM, frente a una caza
neandertal poco flexible y especializada únicamente en grandes animales, no puede
mantenerse por más tiempo debido a las evidencias en contra (Blasco, 1995a; 1995b;
2008; Fernández-Jalvo et al., 1999; Stiner, 2000; Stiner y Munro, 2002; Huguet, 2007;
Blasco, 2008; Rodríguez et al., 2010), evidencias relacionadas con la ampliación de la dieta
de los Neandertales y la intensificación de los recursos, y el registro arqueológico muestra
las evidencias de alimentos de origen vegetal, peces, moluscos, mamíferos marinos,
lepóridos, quelonios o aves.
1) Graves heridas como impactos por caídas y golpes contra las rocas siguiendo a
los animales en las partidas de caza, las roturas del cráneo o del cuello, desgarros
fibrilares, fracturas simples de costillas y otras abiertas sobre los huesos de las
extremidades, muchos de ellos con salidas cortantes al través de la piel o en pico de
flauta.
2) Otro momento crítico de la vida comprendía los inicios hacia la madurez, entre
15 y 20 años de edad; muertes probablemente debidas al aprendizaje a través de las
duras y peligrosas pruebas experimentadas en las actividades cinegéticas por los
cazadores menos experimentados (Rendu, 2010).
Reboux (1867) con la certeza de que las piezas de sílex solamente se extraían al
final de la talla, las adelgaza sobre el núcleo antes de desgajarlas describe con método la
denominada técnica de levallois (porque fue observada por primera vez en el arenero
parisino de Levallois-Perret), que representa el mejor ejemplo de la destreza artesana de
los neandertales, de su probada capacidad de abstracción y anticipación.
Este método, según Diez (2014), pretende obtener lascas delgadas y regulares a
través de la práctica de operaciones adiestradas y complejas para la preparación del
núcleo, lo que permite además la producción sistemática, a veces en serie, de lascas de
gran calidad: delgadas, ligeras, con el diseño de una morfología fehacientemente
controlada por el tallador, incluso antes de extraer el núcleo (predeterminación de las
formas perseguidas, preferentemente apuntadas, alargadas u ovalares), y con una
abundante cantidad de filo respecto al volumen total de la lasca. El tallador necesita
algunas operaciones complejas a fin de disponerse a la extracción del núcleo con un
percutor, como:
Cuando las rocas de la que disponían los talladores neandertales eran peores (más
duras de tallar, con más asperezas, susceptibles de más accidentes y errores en el proceso
de explotación) se ponían en juego otras prácticas más elementales como, por ejemplo, la
talla discoide: técnica en la que el núcleo es explotado por ambas superficies de manera
centrípeta, en forma de disco (Roebroeksa, 2016).
Sin embargo, y debido a las dificultades que comportaban las técnicas de levallois
y la de láminas, precisaban de rocas de calidad que fracturaran limpiamente, que no se
quebraran enseguida y que no produjeran filos endebles. Por ello, los neandertales
estaban perfectamente familiarizados con las distintas calidades de las rocas que
manipulaban, conocían estas ventajas y limitaciones y las respuestas de aquellos núcleos
escogidos a una fracturación intencionada. Todo ello lo obviaban con el empleo de
materias primas de gran calidad, como: el sílex (que por su textura que produce fracturas
muy amplias y filos muy cortantes), las rocas volcánicas como el basalto, la obsidiana
procedente de la lava del volcán, las cuarcitas, y piedras de cantos rodados de los ríos,
cuarzos, calizas, etc. Además, el método levallois tenía la ventaja de proporcionar una
gran economía de materia prima, permitiendo obtener una gran cantidad de filos de gran
calidad por canto explotado y hasta seis veces más filo útil que en el transcurso del
obtenido por la elaboración de un bifaz (Monnier, 2012).
Hemos de preguntarnos sobre los factores que deja el Hombre de Neandertal más
allá de sus técnicas instrumentales que hicieron más fácil su adaptación a la vida cotidiana
de la Edad de Piedra. La relación que establecieron entre el tallado de la piedra y su
economía revela importantes aspectos sobre un modo de vida con capacidad estratégica
suficiente para ser capaz de adaptarse suficientemente al riguroso territorio europeo
surgido durante la Edad del Hielo (Monnier, 2012).
Es por todo ello, que el acceso a la materia prima de núcleos de buena calidad
constituía un factor decisivo en los pulsos de la supervivencia neandertal (Finlayson et al.
2006). Se puede llegar a establecer la reconstrucción de algunos de los itinerarios
seguidos en las rutas de los desplazamientos neandertales, en función de las piedras que
llevaban de viaje consigo como parte de sus escasas y más preciadas pertenencias, ya que
siendo muy buenos conocedores del territorio, organizaban su aprovisionamiento de
rocas cuando frecuentaban un entorno pobre en rocas de calidad, y en previsión de
economizar el gasto de las piedras de mayor calidad. Se trata de un bien muy preciado y
retocado una y otra vez para alargar en lo posible, al máximo su vida útil. Aunque
podremos encontrar situaciones muy excepcionales en torno a los 100 kilómetros, lo
cierto es que el radio de origen de las materias primas de las que se aprovisionaban no
superaba los 5 ó 10 kilómetros de distancia del lugar en el que se asentaban (Fernández,
2014; Monnier, 2012).
2º. Dada la cercanía que pudiese existir entre los puntos de acampada y las rocas
utilizadas, los yacimientos incluirían toda la cadena productiva (boques en
bruto, traídos de sus emplazamientos naturales, todo tipo de núcleos, lascas y
residuos de la talla, y piezas finamente retocadas).
Doronichev (Bermúdez de Castro, 2016) hipotetiza que los fabricantes del Modo 1
europeo (que se identifican con Homo antecessor) no llegaron a extinguirse, sino que
sobrevivieron a las intensas glaciaciones de inicios del Pleistoceno Medio. Los
supervivientes, bien adaptados a las duras condiciones del frío estepario, mejoraron su
tecnología e idearon un repertorio de herramientas muy característico. Esas herramientas
se habrían fabricado a partir de las lascas simples, mediante un complejo proceso
mejorado a través de milenios. El resultado sería la asociación de algunos núcleos con
centenares de herramientas de pequeño formato, a lo que este arqueólogo experimental
denomina complejo pre-musteriense y que los arqueólogos han incluido en el Modo 3.
Según Doronichev, hace al menos unos 800.000 que Europa habría sido testigo de la
entrada de la tecnología achelense (Modo 2) procedente de África. Esta tecnología se
caracteriza por la fabricación estandarizada de bifaces, hendedores y picos, por citar las
herramientas características de este complejo tecnológico. Las herramientas del Modo 2
presentan una cierta variabilidad por lo que no se distribuyeron de manera uniforme por
toda la península europea. Se puede distinguir un Modo 2 occidental y otro oriental de
aspecto similar, con sutiles diferencias. El achelense del oeste de Europa penetró vía
Estrecho de Gibraltar desde el norte de África hace al menos 800.000 años, mientras que
el achelense del este de Europa habría entrado algo más tarde a través de la península de
Anatolia y habría llegado hasta el centro del continente. En definitiva, y siempre según su
criterio, hace unos 600.000 años tendríamos en Europa al menos tres poblaciones
diferentes con tradiciones culturales y tecnológicas distintas. Los fabricantes de la
tecnología del Modo 1 habrían sobrevivido hasta finales del Pleistoceno Medio en
muchos lugares del centro y este de Europa. La entrada del Modo 2 habría sido realizada
por la especie Homo heidelbergensis, que habría evolucionado hacia Homo
neanderthalensis (Modo 3) (Tomás, 2015).
La Traceología revisa los desgastes producidos por la fricción de los objetos líticos
que disponían estos humanos con materias y fibras vegetales, indica la acción de
descortezado, astillado o pulido empleándolos sobre la madera, es el caso por ejemplo
del yacimiento de Abric Romaní, habitado entre 70.000 y 40.000 años, que además de
albergar un poste de cinco metros de longitud que forma parte de una estructura
levantada dentro de una cabaña o cobertizo, contaba con piezas de madera en la
organización del espacio doméstico, así como la construcción de lanzas de este material a
fin de poder constituir parte del armamento con el que ayudarse (Fernández, 2014).
En el depósito aluvial del yacimiento de Clacton-on-Sea (Essex, Gran Bretaña), se
recuperó una punta de lanza de madera de tejo fechada hace 400000 años. En antiguos
depósitos de agua del yacimiento de Bilzingsleben (este de Alemania), se han encontrado
utensilios de madera con astas y virutas procedentes de su fabricación con una edad que
abarca hasta 450.000 años. En el cazadero de Torralba (Soria) se fechan vestigios del uso
de madera de pino albar, sauce o álamo y abedul, durante el Achelense antiguo, como
por ejemplo, una punta de lanza, de 50 cm de longitud con el extremo muy agudo.
Además, es posible que los neandertales trabajaran las fibras vegetales para la
elaboración de cordajes con los que llevar a cabo algún tipo de actividad de cestería (Diez,
2014), o contenedores de red, cuerdas y cabos, cordeles de sujeción, etc. Ensamblaban
las piezas de sus vestiduras de forma rudimentaria, perforando la piel con punzones y
sirviéndose de tendones animales muy elásticos y resistentes o muy básicos cordajes de
fibras vegetales, pues entre los hallazgos arqueológicos no se han encontrado agujas
(Monnier, 2012).
Los métodos matemáticos por análisis estadísticos de las industrias, y los físicos
como la datación por el Carbono-14 o por el método del Potasio-Argón 40, aportan
mucho a las investigaciones sobre el uso de la madera en estos periodos, así: la presencia
de agujas de hueso en el Magdaleniense indica la probable existencia de vestidos cosidos
(Bordes, 1968).
La piel de los animales que se endurece y vuelve rígida cuando se seca, debía de
ser preparada antes de su uso; la forma más simple, se obtenía mediante el secado al
calor generado por el fuego; también con raspadores y raederas con las que se
eliminaban las grasas y los restos de carne, para flexibilizarlas luego de forma eficaz
humedeciéndola en agua y golearla con una piedra redondeada, y recubrirla
posteriormente con grasa, hasta que quedaba flexible e impermeable por mucho tiempo.
El curtido de la piel requiere de sustancias minerales o vegetales ricas en ácido tánico (p
ej., corteza de roble o de sauce empapada en agua) (Monnier, 2012).
El empleo del fuego por los primeros humanos parece remontarse hasta los 1,5
millones de años en algunos yacimientos africanos, se trataría de fuegos no fueron
producidos de forma intencionada, adquiridos y conservados, sino que podía obtenerse
de los incendios espontáneos provocados por la combustión de materias orgánicas en
descomposición, o procedente del aparato eléctrico generado por una tormenta, por las
erupciones volcánicas, procedentes de bolsas de gas natural.
Desde sus orígenes, una de las primeras preocupaciones del hombre ha sido la
vivienda, mostrando una clara tendencia a vivir en grupos, con el fin de aumentar la
seguridad, organizar la explotación del medio y satisfacer sus necesidades sociales; así la
primera obra humana de la que tenemos constancia fue una alineación de piedras que
constituían un semicírculo, interpretado como un protector frente al viento dominante,
en el yacimiento de Oldoway (Tanzania), fechado alrededor de 1,8 millones de años.
En el Paleolítico inferior, no sólo se utilizaban las cuevas como viviendas, sino que
ya se contaban con cabañas que se situaban en el vestíbulo de las cuevas que
desempeñaban aquí una función de un doble techo, así como estructuras al aire libre.
La caza y la pesca, junto con la recolección fueron las actividades básicas para la
subsistencia del ser humano durante el Pleistoceno, éstas propiciaron todo un proceso de
experimentación que trataba de hacer más efectivas las técnicas de obtención de
alimentos, desde: 1) la adecuación de la industria lítica con una evolución en el diseño
cada vez más eficaz; 2) la industria ósea (sobre todo en el Paleolítico superior); 3) la
invención de trampas de caza, lazos, ondas, utilización de ingeniosas técnicas de ojeo,
seguimiento y acoso de las manadas respecto de especies concretas como el reno
(Pincevent y Verberie, Francia); 4) la invención del propulsor de venablos; y 5) la primera
máquina de matar propiamente dicha: el invento del arco y las flechas, uno de los
inventos más revolucionarios de la prehistoria durante el Paleolítico superior (Maillo,
2008a).
El estudio datado industrias líticas hace entre 200.000 y 100.000 años en Sulawesi,
así como en el conjunto de islas Wallacea (de enorme interés como laboratorio
biogeográfico), entre las que destacan Flores y Timor. Como considera Arsuaga (2016), ya
que a ellas sólo se puede ir por mar, incluso cuando su nivel descendía más de cien
metros durante las glaciaciones y las islas de las dos plataformas continentales eran
accesibles por tierra. Eso quiere decir que hubo navegantes, accidentales o deliberados,
que llegaron a Sulawesi hace más de 100.000 años. En esa época ya existía nuestra
especie, pero no se tiene noticia de que hubiera llegado tan lejos desde su centro de
origen africano. Así que es posible que no fueran individuos de nuestra especie, sino
parientes del famoso Hombre de Flores de la vecina isla de Flores (Clive et al., 2006;
Bartlett, 2014; Bennet, 2014).
Las técnicas del arte rupestre y mobiliario durante el Paleolítico llaman la atención
por la frescura de sus representaciones sobre el soporte de las paredes rocosas de cuevas
y abrigos, restos óseos de animales, plaquetas de piedra, modelados en barro y esculturas
en rocas, que han sido conservadas intactas a través de milenios.
Respecto al arte mueble, éste era grabado normalmente con instrumentos líticos
sobre hueso o asta. A veces se esculpían figuras femeninas de simbología sexual como las
popularmente conocidas Venus gravatienses, o incluso se han encontrado piezas que
modelaban figuras de animales sobre barro.
Además, sobre este tipo de grabado y aunque todavía se discuten las conclusiones
obtenidas por Marshack que estudió minuciosamente las marcas de cientos de huesos
procedentes de yacimientos del Paleolítico europeo, podríamos estar ante el hito de la
invención del calendario, pues en algunos de estos fragmentos de cuernas se encontraron
evidencias de lo que constituiría un calendario lunar completo, como sea el caso de una
plaqueta auriñaciense de asta de reno en el yacimiento de La Dordoña (Spoon et al.,
2007; Carbonell, 2005).
CAPÍTULO 2.
Los Hombres de Neandertal frecuentaron una gran cantidad de regiones entre las
que se incluían: entornos fluviales, llanuras, estepas, roquedos, fuentes termales, paisajes
volcánicos y zonas montanas (Diez, 2014), espacios de ecología diversa: ecotonos o zonas
ricas de frontera que comparte la línea de conjunción entre hábitats diferentes, lugares
de transición entre diferentes ecosistemas; eran verdaderos microcosmos ricos en todos
los recursos necesarios para la supervivencia: caza mayor y menor, vegetales, agua, rocas
para la talla y combustible de los que preverse como ramas de troncos para la leña.
Como el resto de especies humanas, los neandertales disfrutaban de una dieta omnívora
que, además de diversificada, estaba basada en un profundo conocimiento del entorno,
lo que a su vez les permitía cierto equilibrio entre la dependencia de los recursos de los
que disponían y la necesidad de una menor inversión en el tiempo dedicado a su
búsqueda (Rosas, 2010).
El balance energético estaba entre 4000 y 6000 Kcal para un hombre neandertal
adulto; y entre 3000 y 4000 Kcal para una mujer, consecuencia de los grandes
requerimientos de actividad física a los que se veían sometidos, pues ocupaban unas 7 h
al día en el pilar transcendente de su existencia que es la caza, con el fin de procurar el
sustento para el grupo (ninguna otra actividad como su vida social, cultural y simbólica, le
ocupaba tanto), pues sus técnicas requieren un largo aprendizaje, un estrecho
entendimiento con los compañeros, es motivo de cohesión entre los miembros que
componen el grupo, origen de causa y motivo de celebraciones por los logros y hazañas,
inagotable recurso para la memoria y la identidad colectiva (Diez, 2014); además, siempre
hay que tener en cuenta un balance energético negativo cuando ellos se veían con
frecuencia a merced de los rigores de la Edad de Hielo, en relación directamente
proporcional: cuanto más frío hace mayor demanda energética (Clive et al., 2006).
Como grandes depredadores carnívoros que eran requerían de la explotación
cotidiana de extensos territorios al depender de las manadas de herbívoros siempre en
constante movimiento, lo que fluctuaba en función de las estaciones, así como los
condicionamientos climáticos: las frías edades de hielo alternando con etapas cálidas
correspondiente a periodos interglaciares, de esta forma: a) durante los momentos fríos
del ciclo anual, las manadas se veían obligadas a migrar a mayores distancias para
asegurarse el alimento y ellos debían seguirlas y acecharlas en sus puntos clave de sus
rutas migratorias, para lograr abatirlas por sorpresa mientras las aguardaban emboscados
en las vías de paso abiertas para el tránsito; b) durante los momentos cálidos y estivales,
los grupos familiares de cazadores recolectores se instalaban de forma algo más estable
en un emplazamiento propicio desde donde explotar los recursos locales hasta le
extenuación, que era otra vez el momento de ponerse en marcha hacia otra zona que
permaneciera intacta.
La mayor parte de los recorridos de estos humanos se producían a una escala local
(entre 5 y 10 kilómetros de radio); en algunos casos este territorio se ampliaba los 20
kilómetros, y sólo excepcionalmente sobre todo en la Europa central y meridional donde
los rigores climáticos eran más intensos, que en la occidental, llegando a recorrer
distancias de hasta 200 km, siguiendo la monótona cadencia migratoria de las manadas
de las que solían alimentarse.
La Antropología forense, aporta nueva luz a los prejuicios que sobre lo hombres
neandertales recayeron durante tantos años y corrobora su asombrosa capacidad como
excelentes cazadores, pues incluso a nivel de la práctica de una caza especializada y
estacional, los métodos de caza de los que se sirvió nuestra especie durante el Paleolítico
superior difieren en muy poco a los que ellos ya habían utilizado con cientos de años de
anterioridad, esto fue debido en parte gracias a que (Díez, 2014):
Los neandertales eran sobre todo, grandes conocedores del contexto ecológico
(marismas o terrenos lacustres, praderas, estepas, montañas o bosques) en el que abrían
de abordar a sus presas, así como de la especificidad establecida en función del
aprovechamiento dedicado a cada uno de los trofeos; es por ello que Moge et al. (2015),
citan: 1) aunque los carnívoros (lobos, zorros y osos) también eran ingeridos, se les
buscaba más por su piel; 2) preferían abatir especies relativamente grandes (caballos,
bisontes) capaces de aportar gran cantidad de carne y grasa por cada pieza cobrada, a fin
de aprovechar el esfuerzo máximo que supone agenciarse un animal de este porte; 3)
antílopes saiga y caballos eran muy estimados, particularmente en los momentos fríos y
áridos; 4) los ciervos y corzos en los márgenes forestales durante los periodos templados;
5) en los contextos montanos y en los roquedos se cazaba la cabra montés, el rebeco y el
íbice. Estos datos se nos refiere desde la Zooarqueología, que se encarga de la descripción
taxonómica y descriptiva detallada de las evidencias faunísticas presentes en un
yacimiento, lo que nos aporta valiosísima información sobre el modo de subsistencia de
este grupo prehistórico.
Todas las piezas cobradas por los neandertales fueron utilizadas muy
intensamente; no sólo su carne, vísceras y grasas, sino su piel para elaborar abrigos con
los que cubrirse y su cuero con el fin de proteger los pies, los tendones se empleaban
como cordajes y las tripas y las vejigas eran adaptadas a modo de contenedores, las astas
y los huesos largos sirvieron como percutores, los huesos eran usados en distintas tareas
de la vida cotidiana (soportes para construir estructuras de la habitación, recipientes o
elementos de cocina) (Monge et al., 2015; Fernández et al., 2014).
En este caso es la Tafonomía, la ciencia que se encarga de discernir, a través de un
meticuloso estudio de la superficie de los fósiles, el proceso de transformación sufrida por
el cadáver del animal, así: 1) la existencia de huellas dejadas por las marcas de los dientes
de algún carnívoro; 2) sin embargo, las marcas de corte corroboran la presencia humana;
3) la localización de las marcas permite conocer las partes sobre las que han incidido los
elementos cortantes; 4) las fracturas intencionadas en fresco permiten conocer si el
acceso a la grasa del hueso se produjo por percusión de un objeto lítico empuñado por un
hombre o fue resultado de la acción de otro depredador; 5) la superposición de una
marca sobre otra, permitirá conocer en el orden en que actuó que cada tipo de agente.
Este tipo de cazas masivas, habría producido gran cantidad de pieles y de carne
disponible; la previsión de grandes acumulaciones de estos alimentos para las etapas
invernales de hambrunas y carencias, antes conllevaría el poder contar con métodos de
procesado imprescindibles para su conservación como el ahumado o el secado (véase las
conclusiones obtenidas en el yacimiento de Les Pradelles, Francia, donde la especia más
cazada fue el reno en un 90% de los casos, huesos con signos claros de antiguas
actividades de desuelle, corte y fragmentación de piezas, y fragmentación de huesos para
acceder al tuétano; además, según estudios efectuados sobre la dentición de estos
animales, su caza se produjo en el momento más propicio que fue el otoño: cuando los
renos se reagrupan en manadas para acometer sus largos desplazamientos migratorios y
han almacenado una abundante proporción de grasa para capacitarlos durante el
invierno)(Rendu, 2011; Farizy, 1994; Sulier, 2008).
Para el caso del consumo de animales muertos, en los que ellos nada tuvieron que
ver con su captura, como sea: el hallazgo de un cadáver muerto de causa natural o tras la
intervención de otros depredadores; es el carroñeo un tipo pasivo de lógica actividad de
subsistencia que debió de ser parte integrante en la búsqueda itinerante de alimentos
(animales varados en las marismas o zonas pantanosas o durante los momentos de
carestía en pastos, cuando los animales exhaustos en los abrevaderos naturales que
terminaban por morir exánimes) (Rendu, 2011; Farizy, 1994).
El carroñeo cuenta, además, con una serie innegable de ventajas: 1) esta práctica
comporta bastantes menos riesgos que la caza, al igual que la recolección; 2) no puede
verse exclusivamente como una simple estrategia afortunada, pues aunque hay que
invertir menor dedicación que a la caza, precisa la capacidad cognitiva de prestar atención
a un sinfín de pequeños detalles que les sugería la naturaleza. Entre ellos podemos
destacar: a) la holgada capacidad para reconocer los signos que en el campo indiquen la
presencia de un animal muerto; b) la habilidad de ser capaz de distinguir, entender e
interpretar los signos de putrefacción de una carroña, a fin de lograr establecer los límites
que desaconsejen su consumo; c) conocer perfectamente los peligros que generan la
proximidad de sus grandes depredadores, para establecer con diligencia y precaución el
acceso eficaz a la carroña (Peresani et al., 2011; Hughes, 1998).
Además del aporte proteico que generaba la carne, aportaba una gran cantidad de
nutrientes al organismo de estos hombres, como algunas vitaminas y minerales difíciles
de conseguir por cualquier otro tipo de alimentación. También es cierto, sin embargo,
que una alimentación que supera una dieta carnívora >35% podría acarrear una
fisiopatología en el individuo, p. ej., una hiperaminoacidemia, lo que conllevaría un
concentración hasta niveles tóxicos para el organismo de nitrógeno y urea (Díez, 2014).
Los nutrientes aportados a la dieta por las plantas, frutos secos, bayas, rizomas o bulbos,
también tienen una gran importancia, pues: 1) aunque son más pobres en proteínas que
las carnes, constituyen una fuerte elemental de carbohidratos; 2) aunque estos recursos
no fueron suficientes para dispensar todos los requerimientos de energía necesaria, sí
que constituyen los componentes perfectos que hacen completar y diversificar su dieta;
3) vegetales y hongos, constituyen además una magnífica fuente de sales minerales,
vitamina y fibra. En los yacimientos israelitas de Amud se recogieron semillas de
herbáceas pensadas para el consumo y en el de Kebara (Israel) se han identificado gran
cantidad de restos de bulbos, frutos y semillas como leguminosas de distintas especies,
bellotas, pistachos, rábanos y otras hierbas con raíces comestibles. En la cueva de
Gorham (Gibraltar) se hallaron restos de avellanas carbonizados en el entorno de los
hogares (Zamora et al., 2013), que probablemente fuesen aprovechadas como
combustible (Díez, 2014; Peresani et al., 2011; Hughes, 1998).
Los neandertales también pescaban, aunque ésta debió de ser también una
actividad ocasional en las actividades de subsistencia, pero se han conservado vértebras y
otolitos de distintos peces como los de la familia de los salmónidos. Debieron pescar a
mano o con ligeras lanzas o elaborando nasas u otro tipo de trampas configuradas con
fibras vegetales, y al tener en cuenta el ciclo de los salmones (del mar a las aguas
continentales para desovar) habría de ser una pesca de corte estacional, que permitiese
un exitoso acopio de ejemplares y su almacenaje y aprovechamiento futuro Díez, 2014;
Peresani et al., 2011; Hughes, 1998).
A la hora de interpretar estos resultados, tenemos que tener en cuenta el
determinante factor del tiempo, así: cuando los postulados del marco conceptual de la
Ecología moderna son aplicados al estudio de la Paleoantropología y la Prehistoria, éste
no sólo va implícito en las dataciones, asociado a una dimensión espacial (Monclova,
2013), sin olvidar que los movimientos ecológicos transcurren a diferente escala que el
geológico, lo que generará replantearnos muchos de los procesos interpretativos que
actualmente se manejan; por ellos, resulta clave la visión ecológica del pasado en aras a
reinterpretar nuestro linaje homínido, lo que requiere una escala particular para estudiar
este proceso.
Los Homo sapiens, cuando dejaron África hace 100.000 años, no estaban solos en
el planeta. En Europa y en el oeste de Asia vivían, desde hacía cientos de miles de años,
los neandertales, que luego se extinguieron. Ahora sabemos que en el ADN de los
europeos y de los asiáticos hay del 1% al 4% de ADN de los neandertales (en el mejor de
los casos no superaría el 10% común de nuestro ADN). Si eres de Papúa Nueva Guinea,
hay que añadirle también un 5% de ADN de otras formas humanas llamadas homínidos de
Denisova, especie de Homo identificada por a través del análisis del ADN de un fragmento
de dedo pequeño encontrado en Siberia, incluso puede que los denisovanos tuviesen un
ADN más antiguo, que se remonte quizás hasta el Homo erectus. Somos una especie
compuesta de una mezcla de retales con el cariotipo de todos y cada uno de nuestros
antepasados (Díez, 2014; Peresani et al., 2011; Hughes, 1998).
Hay una tendencia peligrosa: la de decir que somos como somos porque somos
más aptos. En cambio, sabemos que muchas características genéticas no nos hacen más
aptos. En el caso de esta afluencia de genes de los neandertales o de los denisovanos, hay
evidencia de que en algunos casos hay sido funcionalmente importante. Y es razonable:
las dos poblaciones vivían desde hace mucho tiempo en las dos áreas, y se habían
adaptado bien al ambiente en el que los nuevos habitantes llegados desde África aún no
habían vivido. Un ejemplo es una variante genética relativa a la defensa inmunitaria muy
común entre europeos y asiáticos de hoy en día que viene de los neandertales, y el otro
es una variante genética responsable de la adaptación a las alturas del Tibet que viene de
los denisovanos.
Algunas diferencias son importantes para nuestra cultura y tecnología. Puede que
sea lo que haya originado que seamos más de 7.000 millones de personas y hayamos
ocupado todo el planeta en 50.000 años.
El trabajo contribuye a delimitar qué hace única a nuestra especie y apunta a dos
áreas fundamentales: sexo y capacidad cognitiva. Por primera vez, observamos que
también había incompatibilidades que explican por qué ciertas regiones del genoma
humano actual nunca tienen ADN neandertal. Este estudio ha demostrado que los genes
que determinan el desarrollo de la corteza cerebral son exclusivamente patrimonio del
Homo sapiens; es por ello, que los genes implicados en estas altas funciones mentales
estén limpios de secuencias neandertales o denisovanas no puede ser casual, según los
análisis estadísticos de los autores. El hecho implica, probablemente, que la presencia de
ADN arcaico allí ha resultado desventajosa durante los últimos 50 milenios, y por tanto ha
resultado barrida por la selección natural. En otros ámbitos, como la especialización a
nuevos entornos, neandertales y denisovanos hicieron contribuciones importantes a
nuestro genoma (Lalueza-Fox, 2010).
Entre los genes modernos se encuentra el famoso gen del lenguaje, FOXP2
(Krause, 2007), lo que vuelve a plantear dudas sobre la capacidad de lenguaje de los
neandertales. Que la secuencia de este gen sea idéntica en neandertales y sapiens se ha
considerado una evidencia de que los neandertales hablaban, pero los genes son más que
su secuencia de código (la que se traduce a proteínas): hay además zonas reguladoras
esenciales, las que le dicen al gen dónde, cuándo y cuánto activarse. Otros genes
puramente modernos están implicados, cuando mutan, en el síndrome autista (Rendu,
2010; Farizy, 1994; Soulier, 2008).
También son interesantes las regiones genómicas contrarias, es decir, las que
están particularmente enriquecidas en genes neandertales o denisovanos. Los genomas
melanesios han revelado 21 regiones de este tipo que muestran evidencias de haber sido
favorecidas por la selección natural. Muchas de ellas contienen genes implicados en el
metabolismo, como el de la hormona GCG, que incrementa los niveles de glucosa en
sangre, o el de la proteína PLPP1, encargada de procesar las grasas; también hay cinco
genes implicados en la respuesta inmune innata, la primera línea de defensa contra las
infecciones (Rendu, 2010; Soulier, 2008).
Así pues, respecto e los cruces de nuestros ancestros sapiens con las especies
arcaicas que encontraron durante sus migraciones fuera de África tuvieron importancia
para adaptarse a las condiciones locales: clima, dieta e infecciones frecuentes en la zona.
Hasta ahora no está del todo claro es por qué esa herencia genética es tan pequeña. Un
estudio ofrece parte de la respuesta: las nuevas evidencias se desprenden de los restos
de un hombre neandertal que vivió en la cueva de El Sidrón, en Asturias, hace unos
49.000 años. Por primera vez se ha conseguido extraer y analizar parte del cromosoma Y
de esta especie, el que solo pasa de padres a hijos varones y que en los humanos es clave
para determinar el sexo junto con el cromosoma X.
Los datos indican que sapiens y neandertales compartieron un último ancestro con
el mismo cromosoma Y hace 550.000 años. Estudios anteriores con ADN mitocondrial, el
que pasa de las madres a los hijos, indicaban una horquilla más amplia, hace entre
400.000 y 800.000 años.
2º) La segunda hipótesis es que existiese una incompatibilidad genética, esto es:
que el sistema inmune de una sapiens embarazada de un neandertal podría haber
atacado al feto y provocado un aborto. Además, los investigadores han confirmado que
varios de los genes del cromosoma Y neandertal están relacionados con el sistema
inmune. Algunos de esos genes son muy similares a los que determinan la compatibilidad
en un trasplante de órganos, en especial si el donante es un hombre y la receptora una
mujer, y el otro cromosoma sexual, X por parte de las mujeres, también está vació de
ADN de la otra especie. Rosas, uno de los jefes de las excavaciones en la cueva de El
Sidrón, refiere: Era de esperar que hubiese más ADN neandertal en las poblaciones
actuales ya que hubo mucha convivencia entre ambas especies, por ello entendemos que
neandertales y sapiens eran dos linajes evolutivos lo suficientemente diferenciados para
ser distintos, pero no tanto como para ser totalmente incompatibles (Mendez et al.,
2016).
Los vínculos familiares entre individuos que acaban viviendo en grupos ubicados
en la distancia motivados por la exogamia, al igual que en nuestra especie, siguen
manteniéndose durante toda la vida y además de intereses comerciales potencian otro
tipo de relaciones (sostenimiento de los más débiles) y de aprendizaje social (aprendizaje
de los niños, transmisión del acervo cultural que afiance la identidad colectiva).
El canibalismo es junto con el incesto uno de los grandes tabúes que siempre
escandalizaron a nuestra cultura judeocristiana; y sabemos que ambos no fueron
exclusivos de los neandertales, sino que nosotros también las practicamos hasta nuestros
días: la Antropología social reconoce que desde Nueva Guinea hasta América ha sido
común entre algunas de nuestras culturas cercanas. En algunas tribus australianas es
costumbre devorar a sus parientes, no bien han fallecido, con fines piadosos, para evitar
el aniquilamiento del ser por la putrefacción del cadáver y asegurarles así su continuidad
dentro de los suyos (Obermaier, 1960).
Respecto al apoyo que los neandertales brindaban a sus enfermos y ancianos, las
pruebas fósiles encontradas en los yacimientos aportan datos sobre una evidente
preocupación por sus semejantes más débiles, estrechando vínculos afectivos dentro de
esta sociedad, hechos que actuaron quizás favoreciendo la identidad, solidaridad,
compasión y respeto por los integrantes del grupo; cualidades que se consideran
puramente humanas y que, ya constatamos, no son exclusivamente propias de nuestra
especie (Briz y Vila, 2006).
Los resultados de la simulación muestran que esta diferencia basta para explicar la
desaparición de los neandertales en un contexto de lucha por el territorio y recursos cada
vez más escasos. No obstante, pudo ser el comportamiento de los grupos de neandertales
lo que les llevara a su propia extinción cuando los humanos anatómicamente modernos
del Pleistoceno tardío comenzaron a poblar su entorno, al que estaban extremadamente
bien adaptados y lo explican porque en ausencia de competición con otra especie, el
canibalismo resulta una estrategia óptima en términos de supervivencia: los sapiens
seguimos siendo la causa final de su extinción, si no hubiéramos aparecido, hubieran
seguido floreciendo (Briz y Vila, 2006).
Stringer (2004), destaca que varios estudios han especulado que, dado que los
neandertales se comían el cerebro de miembros de su propia especie, pudieron contraer
la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob o crisis de las vacas locas, e introduce una duda en el
planteamiento: Si [el canibalismo] es una estrategia tan efectiva para una especie
amenazada, ¿por qué mucho otros carnívoros no adoptaron ese comportamiento?
Sostiene, que una combinación de oscilaciones climáticas y la competencia por recursos
con los humanos modernos resulta explicación suficiente para la extinción de los
neandertales (Finlayson et al. 2006).
En 2008, un artista ruso que talla huesos de mamut halló en un río de Siberia el
fémur de un hombre. Era de un Homo sapiens que vivió hace 45.000 años y de él se
consiguió extraer el genoma completo más antiguo que existe de nuestra especie. Ese
encuentro fortuito abrió una puerta al pasado que hasta ahora estaba cerrada. Por
primera vez era posible saber cómo fueron los primeros pobladores de Europa hace
45.000 años y cuánto se parecen a ellos los europeos de hoy (Briz y Vila, 2006).
Un nuevo estudio ha comparado el genoma de aquel hombre con el de un
agricultor que vivió en Stuttgart, Alemania, hace 7.000 años, y el de un cazador y
recolector nómada que vivió hace 8.000 años en Luxemburgo. Como referencia de
poblaciones actuales se han usado unos mil genomas de europeos y africanos actuales.
Los resultados muestran que los cazadores nómadas pasaron a los europeos un 10% más
de variantes genéticas adaptativas que los agricultores. La función de muchas de esas
variantes aún se desconoce, pero hay dos bien conocidas: los ojos claros y la piel blanca.
El trabajo no habría sido posible sin el genoma del hombre de Siberia, pues permite ver
las diferencias entre un humano recién llegado a Europa desde África que aún no había
tenido tiempo de desarrollar variantes genéticas de adaptación a su nuevo entorno y el
de humanos que sí lo hicieron. El 70% de la diferencia en variantes genéticas estudiadas
entre africanos y europeos se acumuló durante la salida de África (Nature, 2016). El otro
30% apareció después, donde están las variantes adaptativas que se han detectado.
Además, resulta bastante sorprendente que, mientras la revolución de la agricultura en el
Neolítico trajo a Europa un estilo de vida que aún persiste, los cazadores y recolectores
aportaron la mayor parte de adaptaciones genéticas al entorno europeo (Key, 2016).
El análisis del ADN de un individuo de hace unos 7.000 años, cuyos restos fueron
descubiertos, en 2006, en el yacimiento de La Braña-Arintero (León), indican que tenía los
ojos azules, como los europeos actuales, y la piel oscura, como los africanos. Sería un
cazador-recolector anterior a la llegada de la agricultura y la ganadería. El cazador-
recolector leonés vivió en el Mesolítico, el período de hace entre 10.000 y 5.000 años, y
que termina con la llegada de la agricultura y la ganadería, procedentes de oriente
Próximo.
La llegada del Neolítico, con una dieta basada en carbohidratos, y con nuevos
patógenos transmitidos por los animales domesticados, supuso desafíos metabólicos e
inmunológicos que se reflejaron en adaptaciones genéticas de las poblaciones posteriores
al mesolítico. Entre estas se encuentra la capacidad de digerir la lactosa, que el individuo
de La Braña no poseía. La mayor sorpresa fue descubrir que este individuo poseía la
versiones africanas en los genes que conforman la pigmentación clara de los europeos
actuales, lo que indica que tenía la piel oscura, aunque no podemos saber el tono exacto
(Lalueza-Fox, 2007), descubriendo también que poseía variantes genéticas que producen
los ojos azules en los europeos actuales, por lo que a la vista de estos resultados, la
transición al tono de piel más claro estaría aun produciéndose en el Mesolítico, y que el
cambio del color de los ojos es anterior. El estudio del genoma sugiere que las
poblaciones actuales más cercanas a La Braña 1 son las del norte de Europa, como Suecia
y Finlandia (Lalueza-Fox, 2010). Los datos indican que también existe continuidad
genética en las poblaciones del centro y del oeste de Eurasia, destacando la concordancia
con la información obtenida en el registro arqueológico (Lalueza-Fox, 2007).
CAPÍTULO 3.
Una vez que hemos escrutado los lóbulos, circunvoluciones y sinapsis neuronales,
¿cómo podemos llegarles a encontrarles el sentido de una interpretación sobre el
significado y la implicación de la morfología cerebral de los neandertales en los procesos
cognitivos?
Además, las evidencias consistentes más antiguas del habla humana (Lalueza,
2007), confirman que los cambios adaptativos de un gen clave en el habla humana, el
FOXP2 (Krause, 2007), ya estaba presente en el habla de los neandertales, cuando analizó
restos fósiles de sólo 43.000 años hallados en la cueva asturiana de El Sidrón, y razonaba
así: Si te fijas en las capacidades simbólicas de Homo heidelbergensis, es imposible que no
tuvieran un lenguaje complejo para explicar sus emociones, para transmitir su tecnología.
Esta interpretación dibuja a los neandertales como unos humanos que eran
capaces de la excelencia en las distintas parcelas de la vida, por ejemplo: en relación a su
inteligencia técnica eran los mejores cuando estaban centrados en la producción y diseño
de artefactos líticos, o eran sutiles conocedores del medio natural en el que se
desenvolvían; pero sólo labor por labor exclusivamente, sólo cuando estaban empleados
al 100% en una genuina tarea, es decir: no había interrelación entre unas parcelas y otras
de su experiencia mental y, en ese caso, tampoco habría capacidad para la conciencia
introspectiva; sería una mente que funcionase a golpe de ensimismamientos, sin llegar a
disponer de la conciencia reflexiva de nuestra especie, el Homo sapiens, que estaría
relacionado con lo que Mithen llama fluidez cognitiva o capacidad de poder usar la
información aferente de una forma original y de lograr mezclar inteligencias a voluntad:
una capacidad de tránsito desde unas parcelas de la inteligencia que a su vez confluyeran
en otras, gracias a las posibilidades que ofrecieron el desarrollo de la inteligencia
lingüística y social, siendo el resultado final de esta arquitectura neuronal el nacimiento
de la conciencia reflexiva o introspectiva, donde la mente humana adquiere un
sorprendente dinamismo: es capaz de crear brillantes capacidades que para nada tiene
nada que ver con la originaria y acuciante necesidad de supervivencia (Fernández, 2014;
Monnier, 2012; Rivera, 2014).
Además de una evidente lateralización cerebral, las capacidades de los centros del
lenguaje para los neandertales presentaban un desarrollo análogo al nuestro, aunque se
ha puesto en duda la aceptación de un lenguaje complejo (verbal, pautado y simbólico)
por parte de estos hombres; si pudiésemos demostrar la hipótesis de que los
neandertales eran capaces de adquirir un lenguaje plenamente articulado para ser
capaces de comunicarse, solventaríamos sobradamente las dudas acerca de las
capacidades cognitivas de estos hombres.
En las sociedades tradicionales humanas, los pigmentos son utilizados con dos
tipos de funciones: decorativas y simbólicas, como son su empleo a modo de efímero
tatuaje, como marcas correspondientes al estatus social, o de pertenencia a un grupo,
para la iniciación a un ritual o de empleo como guarda y protección.
Sus aplicaciones fueron varias (De la Torre, 2015): 1) con los estudios
traceológicos, se constata la existencia de marcas y las huellas del uso de estos
fragmentos lo que demuestran que fueron empleados como aplicación para colorantes
de la piel (más de 250 fragmentos de manganeso y ocre recogidos en el yacimiento de
Pech de l´Azé (Francia), muestra huellas de abrasión producidas al frotarlas contra una
superficie dura, para avivar el color de la pieza y utilizarla sobre la superficie de la piel del
cuerpo, como una especie de sanguina o carboncillo); 2) otros fragmentos fueron raidos
con cortantes objetos líticos, con la intención de obtener colorante en polvo, quizás para
mezclarlo con alguna sustancia líquida, a modo de disolvente, para conseguir un tipo
particular de pintura; 3) el carácter simbólico de la pigmentación corporal de los
neandertales, podría hacer referencia al mismo tipo de signos sociales que los elementos
de adorno (abalorios de conchas perforadas en contextos neandertales, que fueron
motivo de controversia, pues parte de los pretendidos orificios creados para colgar esos
adornos, son producto de otros carnívoros, antes que un intencionado trabajo).
Los HAM hicieron uso de pigmentos antes de la llegada del paleolítico superior, no
obstante, será en este periodo cuando su uso alcance una mayor explosión creativa. Los
ejemplos más antiguos proceden de Skuhl y Qafzeh (Israel), donde se encontraron cáscaras
perforadas y coloreadas con una cronología de 100.000 años BP. Otro ejemplo lo constituye
la cueva de Blombos (Sudáfrica), en ella se han encontrado 8.000 pedazos de ocres
asociados a una industria ósea muy elaborada de hace 75.000 BP años, allí se utilizó el ocre
para dibujar formas abstractas y geométricas sobre hueso, esta constituye la evidencia
irrefutable más antigua del comportamiento simbólico de la humanidad (D’Errico, 2001).
Definir que es el arte supone una tarea más compleja si el arte que además
intentamos definir es el del paleolítico, aunque toda manifestación artística o producción
de imágenes lleva consigo un componente comunicativo, esto es: un fin para decir algo
que guarda un mensaje significativo para los elementos de la sociedad que lo produce,
disfrutando de una función estética, mística y de añadida cohesión social; es por ello, que
consideremos la producción artística como otra de las manifestaciones propias del
comportamiento simbólico. De esta forma: resulta el arte, que es una capacidad
específicamente humana, exclusiva del género Homo, aunque al parecer no exclusiva de
nuestra especie homo sapiens sapiens. El origen exacto del arte así como lo es la fuerza
inspiradora que nos llevó a su producción, continúa siendo una incógnita; no cabe duda
de que los seres humanos anatómicamente modernos lo producían y lo siguen
produciendo, lo que nos cuestionamos es la posibilidad de una capacidad artística entre
nuestros ancestros los neandertales, e incluso entre otros homínidos anteriores. Se había
negado la posibilidad de manifestaciones artísticas a los diferentes tipos humanos del
paleolítico inferior, Homo erectus, H. ergaster y H. heidelbergensis. No obstante, los
grupos achelenses manifestaron un cierto afán de coleccionismo de piedras raras y de
cristales, además de un cierto sentimiento estético a la hora de seleccionar la materia
prima de sus industrias líticas, atendiendo no sólo a la eficacia de la misma sino también
al color. Por ejemplo, en la realización de bifaces se ocupaban de que estos fueran
especialmente simétricos, propiedad que iba más allá de la funcionalidad, o respetaban
irregularidades confiriéndolos unas características propias que los individualizaban y los
hacían atractivos visualmente (Torre, 2015),
Las supuestas muestras de arte propiamente dicho, más antiguas, las constituyen
piedras y huesos con incisiones artificiales, y también proceden del achelense. Sirva de
ejemplo aquellas que se remontan a 400.000 años BP encontradas en Alemania
(Bilzingsleben) y realizadas por el Homo heidelbergensis, se trata de huesos de elefante
decorados con rayas grabadas paralelas que no se pueden derivar de actividades
utilitarias ordinarias como matar o cortar. No olvidar el yacimiento francés de Pech de
l’Aze de hace 300.000 años BP, en el cual se encontró un fragmento óseo con incisiones
en forma de semicírculos concéntricos (Torre, 2015)
Similar situación ofrece la obra del yacimiento checo de Stránska Skála. El problema
de estas piezas halladas, es el posible origen natural de sus marcas e incisiones, la mayor
parte de los investigadores comparten este pensamiento, por lo que se puede afirmar que
manifestaciones artísticas, entendidas como tales, producto de un comportamiento
simbólico articulado y complejo, no existieron durante el paleolítico inferior (Rendu et al.,
2016).
El debate en torno a la producción artística de los neandertales es uno de los más
interesantes del panorama de la investigación actual. En líneas generales podemos decir que
existen tres posturas fundamentales, una es aquella que niega las capacidades artísticas del
Homo sapiens neanderthalensis, otra considera que sí existió arte durante el musteriense, y
la última defiende que sólo los neandertales tardíos del chatelperronense produjeron arte
(Montes, 2008).
Los albores de una incipiente recreación artística por parte de los neandertales, se
justifica con la aparición de unos fragmentos óseos encontrados con unos sencillos pero
enigmáticos grabados hallados en los yacimientos arqueológicos como La Quina y Les
Pradelles (Francia) que habían sido grabados con incisiones regulares, mientras que se
encontró otro fragmento de hueso en la excavación de Bacho kiro (Bulgaria) con una serie
de incisiones en zig-zag. También contamos con estos grabados, esta vez sobre un
soporte pétreo: una incisión en forma de cruz (yacimiento de Tatat, Hungría); o un
fragmento de esquisto con abigarradas líneas incisas y dispuestas en paralelo (Temnata
Dupka, Bulgaria) (Rendu, 2016).
Respecto a lo que estos datos nos ofrecen, en relación al mundo simbólico de los
neandertales, escasos cuando lo comparamos con el torrente de información artística
elaborados por los primeros sapiens, tenemos que considerar: 1) que mientras la
utilización de pigmentos parece ser un dato del comportamiento neandertal claramente
contrastado, aún no lo son otras formas de ornamento personal o de detalle artístico; 2)
no podemos descartar que la pobreza de su preocupación estética comportara también
una falta de preocupación espiritual, esto es: que estuvieran desprovistos de cualquier
rito que ordenaran e hicieran compresible socialmente los ciclos vitales, la cadencia de su
entorno o los grandes exabruptos que con frecuencia aportaba la naturaleza, por lo que
estos humanos, entonces, no fueron otra cosa que extraordinarias máquinas ajustadas
exclusivamente para la supervivencia (Finlayson et al., 2006; Fernández, 2014).
Junto a esta protoescultura nos han llegado, sobre hueso o sobre piedra, trazos
abstractos hechos con cierto ritmo denominados griboullis (garabatos), sin orden
aparente, pero que para sus autores pudieron gozar de significado. Sobre soporte óseo
recordar las 30 marcas subparalelas de un hueso en La Ferrasie, una escápula en La
Quina, una costilla con líneas paralelas en Cueva Morin y otro ejemplo en Lezetxiki, seis
huesos con rayas en Tagliente (Italia), Kebara (Israel), Molodova (Ucrania) y un zigzag en
Bacho Kiro (Bulgaria). Mención aparte merece el hueso con marcas paralelas y posible
utilidad musical encontrado en Schulen (Bélgica), aunque de él se discute la
intencionalidad de las marcas y su función (Torre, 2015; Rendu et al., 2011).
En cuanto a las señales o marcas sobre soporte pétreo, destacamos las 18 cazoletas
grabadas de La Ferrasie, y varias piedras incisas en Italia (Solinas y Tagliente), recordar el
trozo de esquisto con líneas paralelas de Temnata (Bulgaria). Más interesante es la placa de
sílex con 4 arcos concéntricos y otras líneas verticales de Quneitra (Israel) con una cronología
de 54.000 años BP, para Marshack su realización es indiscutiblemente intencionada, pero no
sabemos si fue realizada por humanos modernos o neandertales, ya que la zona era ocupada
por las dos especies en esas fechas. A todos estos ejemplos quisiera añadir los encontrados
en Piekary Ila, se trata de manifestaciones artísticas de carácter geométrico de hace 40.000
años BP en niveles chatelperronenses, que nos recuerdan a las piezas decorativas de
Blombos (Montes, 2008).
Ningún animal entierra a sus congéneres muertos, este acto es exclusivo del ser
humano, el hombre tiene conciencia de su propia existencia y experimenta angustia ante
la muerte, preguntándose qué existirá después de la vida. Este tipo de preocupaciones
cumplen la función de socializar a los grupos humanos, de hecho es difícil pensar que los
enterramientos se realicen sin decir una sola palabra, el ajuar funerario que acompaña a
los difuntos evidencia la existencia de un ritual que a su vez exige la posibilidad de un
lenguaje articulado, por todo ello, enterrar a nuestros difuntos constituye un claro
ejemplo de comportamiento simbólico (Díez, 2014; Solulier, 2008; Peresani et al., 2011).
El cese de la vida nos sitúa a los sapiens sobre la base de un universo simbólico
irremediablemente alejado de nuestro yo material; es decir: reflexionar sobre la muerte,
sugiere adentrarnos en la preocupación metafísica sobre el origen, fin y el significado de
nuestra propia existencia. El rito y la trascendencia resultarán fundamentales para la
generación de la preocupación religiosa por el más allá. La muerte, en todas las
sociedades humanas, está fuertemente ritualizada: un conjunto de reglas fijas se encarga
de marcar el tránsito hacia el más allá: el mero acto de la inhumación, cabe interpretarlo
como un signo de respeto hacia la persona difunta y una forma de congregar a la
comunidad en torno a su memoria y, ante los grandes abismos del mundo de ultratumba.
Así, distintas culturas de nuestra especie han mostrado un vívido interés intelectual por
ella, a través de la creación de divinidades responsables de su suerte, de la creencia en la
reencarnación, la liberación de la carne, la vuelta al origen o al mito del eterno retorno,
temas recurrentes posteriormente abordados sobre todo durante el Mesolítico y
Neolítico y en la Edad Antigua universal (Díez, 2014; Solulier, 2008; Peresani et al., 2011).
Las prácticas funerarias del paleolítico medio son, para la mayoría de los
investigadores, un hecho demostrado. Estas se realizaban cerca de su propio hábitat,
consistían en enterrar a los muertos en una fosa, en ocasiones cerrada por una losa y
túmulo, o simplemente dejando el cuerpo sobre el sedimento circundante.
Los cuerpos, colocados en posición fetal, estaban teñidos de ocre o tendidos sobre
un fondo de este color, en ocasiones iban acompañados de algunos objetos a modo de
ajuar funerario, como restos de comida, útiles líticos o animales, aunque algunos autores
discuten la intencionalidad de estas ofrendas (Briz y Vila, 2006; Díez, 2014).
La conclusión que podemos extraer, es que sí hay pruebas que muestran ciertos
rasgos de capacidad cognitiva entre los neandertales. Parece claro que ellos enterraban a
sus muertos, al menos en algunos casos, no está tan claro si ese acto llevaba consigo
algún ritual mortuorio, como tampoco es demostrable determinados aspectos de su
supuesta espiritualidad (zoolatrismo o antropofagia ritual). Pese a ello, y teniendo en
cuenta el demostrado cuidado que prestaban a sus ancianos, y sobre todo muchos
indiscutidos enterramientos, tenemos datos suficientes para demostrar la existencia de
un comportamiento simbólico entre los neandertales, que apenas tiene otras
manifestaciones físicas perdurables pero que tuvo que ser sin duda complejo, y que
revelan que durante el musteriense el neandertal habría alcanzado la capacidad de
realizar abstracciones mentales.
El enterramiento neandertal más antiguo seriamente datado es de hace 70.000
años BP, mientras que el enterramiento de HAM más antiguo es el de Qafzeh de hace
100.000 años BP. Esta situación podría hacernos pensar que los enterramientos
neandertales fueron consecuencia de la vecindad de los HAM. Sin embargo, esta situación
es poco probable, la transmisión de una industria tecnológica es algo que se puede hacer
con fines prácticos, pero no la transmisión de un culto a nuestros difuntos que nace de
nuestra propia actitud hacia la muerte, además tenemos otras pruebas de
comportamiento funerario anteriores al 100.000 BP entre neandertales, no tan sólidas
como estas pero sí lo suficientemente congruentes para afirmar que ya se manifestaba
una conducta ritual (Montes, 2008).
Cabe la posibilidad de que estos hitos de piedra que señalaban las sepulturas
quizás se utilizaran como formas de conservar el enterramiento a salvo de los carroñeros.
De lo que no cabe duda, como señalaba Obermaier (1960), es que el hombre musteriense
enterraba intencionadamente, al menos, en grupos familiares a parte de sus muertos y
mostrando un sentimiento de piedad y veneración hacia ellos. Debe interpretarse como
residuos hallados de un enterramiento destruido, cuyo contenido hubiera sido saqueado
por las fieras o revueltos por algunos nuevos habitantes del lugar (Farizy, David y Jaubert,
2010).
Tampoco resulta algo excepcional que las sepulturas de los hombres neandertales
estén directamente relacionadas con algún sentido ritual, ceremonia mortuoria o
tratamiento a través del fuego, empleándolo en: hogueras debajo de los cuerpos, encima
de los enterramientos que estaban rellenos de una mezcla de tierra y restos de carbón y
cenizas, hogueras avivadas al lado de la fosa. Quizás los neandertales que sintieron
siempre su efecto protector, concedieron al fuego un valor de abrigo, purificador, místico,
no sólo capaz de alumbrar la incertidumbre de la noche sino el tránsito de la propia
existencia (Rendu et al., 2016).
Podríamos plantear una tercera postura, que sería aquella que considera que los
neandertales manifestaron este comportamiento como resultado de la aculturización de
los HAM. Si nos preguntamos… ¿porqué los ornamentos personales se concentran en la
transición del paleolítico medio al superior? Posiblemente (Bernaldo de Quirós et al.
2008) se debió a que los neandertales no los necesitaron antes, su éxito ecológico en la
transición del paleolítico medio al superior les permitió hacer más complejas sus
sociedades y a estas manifestarse mediante un comportamiento de carácter simbólico
todavía más complejo, en el que se incluían los objetos de adorno personal (Díez, 2014).
Los ornamentos personales conocidos más antiguos pertenecientes al HAM,
proceden de mediados de la Edad de Piedra de África del Sur hace 75.000 años BP, siendo
encontrados en la cueva de Blombos (D'Errico 2003; Henshilwood et alii, 2002). Se trata
de 41 moluscos marinos Nassarius kraussianus perforados y teñidos de rojo, seguramente
formaron con ellos collares o brazaletes.
Sin embargo, en los siguientes 30.000 años no se conoce ningún hallazgo similar.
Hay que esperar al yacimiento de Enkapune Muto (Kenya) que ofrece cáscaras de huevo
de avestruz adornadas, fechadas hace 40.000-37.000 años BP, de ahí en adelante las
muestras son más numerosas, como en el yacimiento de Loiyangalani (Plagnol y Wall,
2006).
El uso de una tecnología compleja, como la del hueso, hacía apostar antes que
entre los anteneandertales parece bastante improbable, el registro arqueológico es muy
pobre en herramientas de este material en el paleolítico inferior, y lo cierto es que la
mayoría de los objetos de este tipo encontrados pertenecientes a cronologías tan altas,
han sido publicados sin un análisis microscópico que validara los posibles rastros de
fabricación y uso, por lo que pudieron ser objetos utilizados y no herramientas (Tomás,
2015).
Sirvan como ejemplos los yacimientos de Swartkrans, Sterkfontein y Drimolen en
África del Sur, datados hace 1.8-1 millones de años BP, en los cuales el australopithecus
robustus utilizó herramientas de material óseo. El análisis del equipo dirigido por D’Errico
(2003) ha revelado que no eran herramientas reales, y que estos objetos sólo eran usados
para buscar termitas entre montones de tierra. Es decir, eran objetos utilizados pero no
herramientas diseñadas mentalmente para cumplir una función determinada, por lo que
los australopitécidos no llegaron a desarrollar una tecnología compleja, debido a la
ausencia de habilidades cognoscitivas que le capacitaran para ello.
Frente al improbable desarrollo de la industria ósea y de marfil entre
anteneandertales, nos encontramos con el discutido uso de este tipo de industria entre
neandertales, aunque la tradición historiográfica ha negado la capacidad de producir
herramientas complejas al Homo sapiens neanderthalensis: la llegada de los HAM a
Europa hace 35.000 años BP provocaría el cambio de la industria neandertal musteriense
a la industria chatelperronense, esta tecnología sería consecuencia (Tomás, 2015) de la
imitación por parte de los neandertales de la industria lítica y ósea de los humanos
modernos, conocida con el nombre de auriñaciense. Cada día son más los investigadores
que discuten esta interpretación (Maillo, 2008a).
Para entender cada una de estas hipótesis y extraer nuestras propias conclusiones,
dividimos este trabajo de investigación en las actividades simbólicas (ornamentos
personales, tecnologías complejas, pigmentos utilizados, arte, enterramientos, lenguaje,
sistemas de anotación y música), y planteamos su posible origen. Veremos que el
comportamiento simbólico no aparece todo al mismo tiempo, sí que se produce una
explosión del mismo con la llegada del paleolítico superior, pero existen algunas
manifestaciones con anterioridad, en concreto entre los neandertales quienes pudieron
tener una conducta simbólica similar a la nuestra, si bien, no tan desarrollada.
Algunas de las características que nos hacen más humanos y nos diferencian del
resto de las especies animales del planeta son, sin duda, nuestra capacidad de realizar
abstracciones mentales, producir un pensamiento conceptual complejo y comunicarnos
con un lenguaje articulado, cualidades que se traducen en el desarrollo de un
comportamiento simbólico.
En suma, algunos aspectos nos hacen pensar que los neandertales poseían un
lenguaje articulado. Sin embargo, la articulación de estos fonemas no debería ser igual a
la de los humanos, ya que los estudios realizados en los cráneos para analizar el área de
bernique y de broca, utilizadas para el habla y que al igual que el resto de partes del
cerebro dejan improntas en el cráneo, no han dado resultados que nos puedan ayudar a
aclararlo. De todo esto deducimos que en el caso que efectivamente el neandertal
disfrutara de un lenguaje, no se sabe cuál sería el tipo de lenguaje utilizado, y si este no se
mezclaba o apoyaba con signos.
Lamentablemente no hay restos fósiles de estas capacidades y es esto lo que
impide sacar respuestas efectivas en este tema, pese a ello, sí hay suficientes pruebas
como sus enterramientos, objetos de adorno y tecnologías complejas, que nos hacen
pensar en la capacidad lingüística del neandertal, aunque no fuera igual a la del HAM.
Otra de las habilidades cognoscitivas humanas que manifiesta un comportamiento
material simbólico, consiste en guardar conceptos con la ayuda de símbolos que ayuden a
perpetuar de alguna manera la memoria, como el número de presas de un cazador,
personas que asisten a una ceremonia, fases lunares, etc. La producción de estos sistemas
de anotación demuestra el uso de un idioma moderno, porque el idioma moderno es el
único sistema de comunicación que permite la creación de códigos simbólicos.
Los ejemplos más antiguos de estos sistemas de anotación realizados sobre hueso,
asta o marfil, y consistentes en grabados con marcas de técnicas de distinto tipo,
pertenecen a los yacimientos africanos de HAM tempranos, como los huesos de Ishango y
los pedazos de ocre en Blombos. Estos sistemas de anotación se diversificarán durante el
paleolítico superior en Europa, siendo algo característico del HAM. Actualmente no hay
pruebas sólidas que demuestren que los neandertales utilizaron sistemas de anotación de
este tipo.
La música nace con la emisión y modulación de un sonido de forma rítmica, tanto
el emisor como el receptor conocen el código de ritmo y entonación, que para ellos
disfruta de un significado y que expresa un estado anímico. Por ello, la música constituye
una clara manifestación del comportamiento simbólico de la humanidad.
La única manera de atestiguar la existencia de música en el pasado es mediante la
conservación de instrumentos musicales en el registro arqueológico, seguramente la
mayoría de ellos debieron estar confeccionados con materiales perecederos que no se
han podido conservar, como la madera, cuero, cuerdas de fibra vegetal, tendones, etc.
Otros se hicieron en hueso, y de ellos sí tenemos ejemplares.
Mucho se ha especulado sobre si los neandertales tuvieron o no una
manifestación musical. Son numerosas las falanges de animales perforadas encontradas
en sus yacimientos que han sido interpretadas como silbatos, tal es el caso de la dudosa
flauta de hace unos 43.000 años BP hallada en Divje Babe I (Eslovenia), dudosa porque las
perforaciones pudieron ser realizadas por un carnívoro, así lo demostró Davidson en
1991, quién señala la ausencia de huellas de herramienta en las paredes del agujero, a
pesar de ello, pueden hallarse con este instrumento las 7 notas de la escala musical. Este
es un gran ejemplo de lo que ocurre en casi todo el paleolítico medio, no hay ningún
silbato que demuestre haber sido fabricado intencionadamente por los neandertales,
aunque eso no significa que no los usaran con una finalidad musical probablemente no
desarrollada. En líneas generales, es difícil aceptar las manifestaciones musicales en el
homo sapiens neanderthalesis, al menos sobre materiales que hayan permanecido en el
registro arqueológico.
Existen varias teorías que tratan de cómo, cuándo, y entre qué grupo de
homínidos surgieron estas capacidades. La línea de investigación más comúnmente
aceptada, es aquella que sostiene que el origen del comportamiento simbólico, se
remonta a la llegada de los seres humanos anatómicamente modernos (HAM) a Europa,
hace unos 40.000-50.000 años BP (antes del presente) con el comienzo del paleolítico
superior. Sin embargo, recientes descubrimiento contradicen el experimento.
Así las cosas, sin embargo en 1979 se descubren los restos de un neandertal en el
yacimiento francés de Saint-Césaire, y luego de otro en la francesa Grotte de Renne de
Arcy-sur-Cure, con lo que se llega a demostrar que el chatelperroniense había sido
elaborado por los neandertales, por ejemplo: la punta o cuchillo de Châtelperron, con un
dorso curvo transformado mediante abrupto retoque que resulta un elemento
característico de este periodo, se le atribuye hoy a los neandertales (Maillo, 2008b); lo
que de una madera quizá sesgada y pretenciosa, condujo a la inferencia siguiente: este
periodo sería una muestra palpable de cómo influyó sobre las poblaciones de
neandertales, el torrente de ideas y creatividad que trajeron consigo los últimos humanos
recién llegados. Con ello se quería dejar caer, tendenciosamente, que como subraya la
Arqueología experimental, los neandertales acostumbrados a extraer de los mejores
núcleos de piedra se limitarían a emular sin comprender nada, bastándose con copiar de
forma mecánica y lo mejor supieron y pudieron como un calco vacío de contenido, cada
una de las ocurrencias originadas por nuestros ancestros (Palgnol y Wall, 2006).
Svante Päävo, confirmó que: Todos los sapiens que vivimos fuera de África
llevamos un poco de ADN neandertal con nosotros. Llegamos a coincidir un 4% del
genoma neandertal, adquirido probablemente en el Oriente Próximo, antes de
expandirnos por todo el mundo. Hay que reparar en estudios sucesivos sobre los valores
de este porcentaje, ya que hay que tener en cuenta que este resultaría un valor escaso,
pues podría sugerir sólo un intercambio muy débil, casi puntual del orden del 0,09%.
Aunque la discusión sobre la hibridación interespecífica sigue abierta, cabe destacar aquí
un estudio sobre los restos de un niño de 4 años de edad encontrado en el abrigo rocoso
del valle de Lagar Vehlo (Portugal) y que, además, representaba hasta ahora la sepultura
más antigua encontrada en la península ibérica, fechada con 24000 años de antigüedad y
correspondiente al Paleolítico superior (cuando ambas especies pudieron tener la
oportunidad de coincidir en el sur de Iberia en fechas muy tempranas, estima Zilhào et al.,
1999), en donde el esqueleto revela que aunque este pequeño era un Homo sapiens, no
se entiende así con respecto de la proporción que cobraron sus extremidades, siendo esta
particular proporción de brazos y piernas respecto al tronco, mucho más propia de los
neandertales.
Los africanos, sin embargo, al contrario de lo que hasta ahora se pensaba, sí tienen
ADN neandertal. Hasta ahora se sabía que los Homo sapiens y los neandertales tuvieron
hijos, un cruce que hizo que todas las personas nacidas fuera de África tengan un 3% más
o menos de ADN de la especie extinta. El nuevo trabajo de Gallego et al. (2016) muestra
que los euroasiáticos que regresaron a África trajeron de vuelta también parte del ADN
neandertal, en un porcentaje en torno al 0,2%.
Para comparar las culturas, el antropólogo recoge y organiza los datos culturales
en relación con aspectos interculturales o partes del todo social y cultural. La estructura
de estos aspectos recurrentes o partes se denomina Patrón Universal (Harris, 1980). En
arqueología se distinguen diferentes esferas de la acción humana que son susceptibles de
reflejarse en el registro arqueológico y que dan muestra de las diversas subestructuras de
este Patrón Universal de la cultura. Toda sociedad humana posee dispositivos de índole
conductual y mental relacionados con la subsistencia en el medio ambiente, la
reproducción, la organización del intercambio de bienes y trabajo, la vida en el seno de
grupos domésticos y de comunidades más amplias, los aspectos creativos, expresivos,
lúdicos, estéticos, morales, espirituales e intelectuales (Piñerúa, 2013).
CAPÍTULO 4.
Respecto a cuáles son las hipótesis que se preguntan por las causas a favor y en
contra, que al final condujeron a la extinción del Hombre de Neandertal, se han planteado
muchas aproximaciones y algunas considerablemente especulativas, muy difíciles de
refutar o de reforzar, y que deben tratase con cuidado ya que pueden llegar a ser meras
especulaciones y, por ese excluyente motivo, carecerían de valor científico.
Así las cosas, en la medida en que como señala Monclova (2013) nada es lo que
parece: sobre la extinción del Hombre de Neandertal o resultarían definitivamente,
parafraseando a Gabriel García Márquez, la crónica de una muerte anunciada, teniendo
en cuenta que lo acontecido tuvo necesariamente que ser más complejo que lo derivado
de un sencillo binomio causa-efecto.
Sintetizando las posibles causas que nos acercan a una interpretación sintetizada
en la guía que nos propone Bermúdez de Castro en Un viaje por la Prehistoria (2013):
Habría una relación causal establecida entre la llegada de la nueva especie el Homo
sapiens a Europa y la progresiva desaparición de los neandertales. Los factores causantes
de la definitiva desaparición de los Neandertales estarían directamente relacionados con
los cambios manifestados por los mamíferos asociados a ellos, y entre ellos debió de
existir una relación ecológica y causal. La presión ejercida por la expansión de las
poblaciones de humanos modernos, pudo afectar tanto a los neandertales como a otros
taxones influyendo en su declive poblacional, como refiere Kurtén para el caso de los osos
cavernarios que acabaron siendo expulsados por los sapiens de sus cuevas. Monclova
(2013) propone estudiar las comunidades faunísticas del mundo neandertal durante el
pasado reciente del Pleistoceno superior, como elementos constituyentes e integrados
para constituir en parte del análisis global de sus respectivos ecosistemas que sólo se
deberán estudiar en clave desde la perspectiva holística.
Si todos los neandertales con un régimen alimenticio menos variado que el de los
sapiens, se implicasen en un tipo muy limitado de recursos, habrían carecido de la
diversificación y flexibilidad. Los sapiens habrían sido capaces de añadir de forma habitual
a su dieta una gran gama de alimentos alternativos; mientras que sus parientes quedaron
concentrados en un alto porcentaje de recursos cárnicos, y habrían dispuesto de una
alimentación pobre y carente de gran parte de los nutrientes esenciales, lo que a la larga
habría originado una gran vulnerabilidad ante la exposición y el cataclismo en la especie
(no está probado el grado real de diversificación de su dieta, ni las supuestas carencias
vitamínicas que padecieran.
Lo que no fue capaz de destruir el transcurso del tiempo con interminables épocas
de inclemencias adversas, se conjugó junto a las situaciones de desplazamientos
arrastrados por la colonización acelerada de nuestra especie y, además de las dificultades
de la gestación y de la elevada mortalidad sufrida por los hijos, todo ello determinó una
desmesurada debilidad demográfica, por lo que parecen irremediablemente condenados
a la extinción (Bermúdez de Castro, 2013).
Merece la pena resaltar, que ambas especies coexistieron al menos a lo largo del
10000 años, y dado que la sustitución poblacional en el continente no fue un proceso
simple y repentino, desde la distorsión que produce el amplio trascurso del tiempo bajo
una perspectiva distante y global. Para el caso de los neandertales que vivían en el
extremo sur de Iberia, nada nos habla de su desvanecimiento tras la llegada de los
primeros sapiens; sino de la coexistencia durante un período relativamente largo de
tiempo, por cuanto aunque pudieran mostrar hostilidad interespecífica de manera
puntual, ambas especies mejor se eludían, bajo la máxima de evitar confrontaciones, vivir
y dejar vivir.
Como refiere Diez (2014): […la naturaleza había dispuesto ya su propio veredicto
sobre los que un día dominaron esta parte del globo: la hora de los neandertales había
llegado, su fin debía consumarse]. En definitiva, ser la única especie humana sobre la faz
de la Tierra nos provocaría un sentimiento inconsciente de superioridad. Dejamos tras
nosotros una larga estela de especies humanas que se extinguieron y no fueron capaces
de llegar a nuestros díasLos neandertales desaparecieron de Europa hace menos de
40.000 años, coincidiendo con la invasión H. sapiens, una oleada de humanos tropicales y
esbeltos que le arrebataron las tierras del norte y los empujaron a la extinción. La historia
siempre la cuenta el superviviente y sin quererlo la reconstrucción de los hechos puede
estar sesgada. El descubrimiento de que a los humanos modernos les llevó el doble de
tiempo entrar en Europa de lo que les costó expandirse por Asia nos obliga a
replantearnos, sin embargo, el mito de nuestra superioridad.
Hace 14.500 años Europa pudo padecer una crisis demográfica importante, a
punto de extinguir las poblaciones de Homo sapiens. Lo que sorprende por el hecho de
que tradicionalmente nos hemos considerados superiores a cualquier otra especie de
hominído; así hemos de reconocer, con humildad, que aún en el siglo XXI seguimos
siendo una especie de homínido más como otras que nos precedieron también a merced
de la naturaleza. Así, la última crisis climática (pequeña Edad del Hielo) pudo dejar a
Europa casi despoblada. Aquellos que resistieron las duras condiciones volvieron a
expandirse por Europa, curiosamente coincidiendo en el tiempo con la antigüedad
atribuida a las pinturas de la cueva de Altamira. El cuello de botella genético mermó la
diversidad de los europeos. La población superviviente, representada en los yacimientos
de los países mencionados con anterioridad, presentan un ADN mitocondrial homogéneo,
que ha sorprendido a los genetistas.
Los neandertales eran inteligentes y bien equipados, siempre vinculados a una red
intergrupal, capaces de organizarse para la caza a gran escala en la llanuras heladas;
confeccionar vestimentas con las pieles de los animales que cazaban, adiestrados para
construirse algunos albergues, refugios o cobijos para guarecerse no sólo del frío sino
también de sus predadores naturales, así como de aplicar toda la tecnología que su
capacitación cerebral y sus representaciones de ideación cognitiva les permitía para la
elaboración además de en piedra con útiles que derivaban del empleo de animales (como
hace 600.000 años en el yacimiento de Lynford, Inglaterra, donde se encontraron
instrumentos neandertales confeccionados a partir de huesos, colmillos y dientes de
mamuts); como ya hemos citado, esta adaptación se debió al importante avance desde el
punto de vista biológico, pues estos representantes del grupo Homo ya estaban contando
con unas condiciones psíquicas y físicas extraordinariamente adaptadas a las extremas
temperaturas sufridas durante el Pleistoceno (Dema y Patou-Mathis, 2011).
Los neandertales durante cientos de años habían estado en la parte más alta de la
cadena alimentaria, aunque quizás acabaron desapareciendo porque no supieron
adaptarse; no podían competir cuando el clima cambiaba, la población de Homo sapiens
aumentaba su pirámide poblacional y las manadas de los grandes rumiantes de los que
dependían las especies de Homo para subsistir, definitivamente se extinguían.
Hace unos 7.000 años, los agricultores-ganaderos sedentarios del Neolítico (la
cultura que en Arqueología se denomina de la cerámica de bandas), ya se habían
asentado en gran parte de Europa; gracias al esfuerzo colectivo vivían en aldeas con 30 ó
40 casas de madera en cada una de las cuales se acomodaba un grupo familiar extenso. Ni
la vivienda ni los enterramientos ofrecen señal alguna de desigualdad social: no había
divisiones de clases ni familias nucleares, todos consumían y todos igualmente
contribuían en función de sus determinadas habilidades; eran como los llamaban Marx y
Engels, comunistas primitivos.
Bermúez de Castro (2013), plantea en Un viaje por la Historia, así: es a través del
estudio pormenorizado de los registros fósiles como se aportan pruebas sobre el origen y
la evolución de la genealogía humana, y es en donde constatamos cambios sustanciales
en el peso y estatura, en la morfología particular de cada uno de los cráneos, en la forma
corporal del esqueleto y en la anatomía de las extremidades; evidenciando, a través del
tiempo evolutivo un modelo de crecimiento y desarrollo en cuanto al tamaño y forma del
cerebro.
Los integrantes del grupo Homo, forman parte del grupo de primates bípedos con
un cerebro muy grande en relación al tamaño del cuerpo. Podemos llegar a afirmar que
estos cambios no han sido repentinos, al azar ni revolucionarios, sino fruto del ensayo y
error a los que a nosotros también nos hace someter las condiciones de la naturaleza.
Homo sapiens sapiens, han podido vivir en armonía durante cientos de miles de
años y, aunque resulte paradójico, en la actualidad esa armonía se ha roto con lo que
suponen las demandas de tecnologías, pues aunque algunos individuos hayan sido
capaces de desarrollar innovaciones trascendentales capaces de transformar nuestra
forma de vida, la gran mayoría de la humanidad es incapaz de estar a la altura. En
definitiva, parece evidente que no estamos preparados como especie para asimilar los
cambios tecnológicos que no demandas los tiempos recientes. Además, aunque nos
parezca que esta tecnología tiene un enorme poder, lo cierto es que seguimos a merced
de la naturaleza (las fuerzas devastadoras de los terremotos, los ciclones, tsunamis, los
grandes incendios, se encargan de demostrarnos cada día que en realidad somos
bastante vulnerables).
Por ejemplo, respecto a la limitación de los recursos que supone respecto al poder
de la distribución del grano o la gestión de los pozos de agua dulce, que cada vez resultan
más escasos sobre una población que muestra una curva de crecimiento exponencial, cita
Bermúdez de Castro (2013), que en realidad seguimos siendo tan tribales y territoriales
como lo hemos sido siempre, por tanto: continuamos enfrentándonos en guerras por el
control de sus territorios y recursos, ahora incluso más infernales (Keegan, 2014).
Durante todo el desarrollo del Paleolítico, pasados 2,5 millones de años, los
encuentros eran escasos entre las pequeñas bandas de humanos que recorrían las tierras;
las disputas, aún más infrecuentes: se podría mantener una entrañable cordialidad para
el intercambio desde el respeto de los territorios fronterizo de cada grupo, aprendiendo a
respetar los límites que señalan las distancias (Sayago, 2014; Vallejo et al, 2009).
El arte de las cavernas, ya mostraba cazadores con arcos disparando no sólo
contra animales sino, a veces, contra otros hombres, aunque eso no era un
planteamiento de guerra como tal sino una manera de delimitar el territorio y su defensa
caso de que ésta fuera necesaria; ya que no hay pruebas de que se resolviera una
violencia de guerra a gran escala, prolongada y organizada entre grupos opuestos, no
antes de la revolución agrícola que comenzó hace 9.000 años (Keegan, 2014). Pero más
tarde, cuando se incrementó la población, ya comenzaron los conflictos ocasionales sobre
los recursos, de esta forma: el deseo por poseer la tierra y la extrema necesidad de
alimentos, esta vez, si que podría hacer entrar en conflicto a los grupos vecinos (Finlayson
y Finlayson, 2016).
Asumimos que los seres humanos son distintos del resto de las especies, ¿qué es
lo que, entonces, nos convierte en especiales?, cuando aún se ha sugerido una respuesta
unánime y conforme se descubren nuevos fósiles aparecen nuevas dudas. Chaminade,
experto en la evolución del cerebro humano, explica que la: evidencia fenomenológica se
impone, ya que la observación de nuestra cultura y nuestra historia nos lleva
necesariamente a la conclusión de que, aunque sigamos siendo animales, somos
diferentes del resto. Este autor cree que el hombre es: el resultado de un salto evolutivo
que le dio ventajas psicológicas –capacidad de aprender y transmitir el conocimiento a
través de la cultura– que explica que seamos únicos. Trazaba una lista de 15 mutaciones
genéticas desde que comenzamos a separarnos de los monos hace siete millones de años,
como el gen RNF213, que aumenta el tamaño de la carótida que lleva sangre al cerebro;
el FOXP2 (Krause, 2007), que permite el lenguaje complejo; o el AMY1, que produce una
enzima en la saliva que permite digerir el almidón (y por tanto, la agricultura en torno a la
que se crearon las sociedades en las que vivimos ahora). Más bien, se trató de una serie
de golpes de suerte evolutivos: Muchos factores que fueron cambiando a lo largo de la
evolución humana nos ayudaron a convertirnos en humanos: ser bípedos, tener un
cerebro más grande, construir y utilizar herramientas, el lenguaje, la cultura, elevados
niveles de cooperación, la capacidad para desplazarnos a lo largo de grandes distancias.
Vicent (2016), comenta: La primera cuestión que hay que tener en cuenta es que
las sociedades de cazadores-recolectores no son un tipo específico de sociedad, distinta
en su organización y en sus prácticas culturales de otras organizaciones primitivas de
agricultores sedentarios o móviles, ganaderos, horticultores. Sostiene Vicent (2016): Si
entendemos guerra en el sentido de violencia intercomunitaria o interpersonal como
forma de solución de conflictos, entonces no hay ninguna sociedad humana en la que no
se haya dado. Si entendemos guerra en el sentido de una práctica social sistemática,
como continuación de la política por otros medios, entonces no. La guerra así entendida
es un epifenómeno del Estado, y las sociedades primitivas son justo eso: sociedades sin
Estado (Keegan, 2014).
Las guerras entre grupos de chimpancés, sobre las que hay ya una amplia
documentación, llevan también a muchos investigadores a pensar que es un patrón de
violencia organizada que ha continuado hasta nosotros. Glowacki (Rosas, 2010), sin
embargo, hace otra lectura: Los orígenes de la violencia humana son seguramente
similares a los que podemos observar en esos primates. Pero no hay que olvidar que los
chimpancés y los humanos son únicos también por su capacidad de solidaridad entre
grupos. Los intercambios y la cooperación han sido mucho más importantes en la
evolución humana que la guerra que sigue un camino cercano, también intangible. ¿Qué
hace que los sapiens podamos cooperar de esa manera? Nuestra imaginación. Podemos
cooperar con extraños porque podemos inventar historias sobre cosas que sólo existen
en nuestra imaginación (dioses, naciones, dinero) y difundirlas a millones de personas.
Ningún chimpancé creería en un cielo lleno de bananas para toda la eternidad. Sólo
nosotros podemos creer algo así. Y por eso dominamos el mundo.
El árido yacimiento de Nataruk estaba entonces a la orilla del lago Turkana, llena
de vegetación y grupos humanos. Allí, parcialmente enterrados por la grava, los
investigadores descubrieron algunos cráneos y otros huesos saliendo de la tierra que
fueron identificados como restos de 27 personas. Doce de los cadáveres están muy
completos y solo dos no muestran signos de violencia, fue una contienda tan intensa que
los investigadores aunque no llegan a plantear el motivo de lo sucedido, creen estar ante
un acto de guerra más antiguo del que hoy en día tengamos conocimiento. Los cadáveres
de Nataruk hablan de una masacre entre cazadores y recolectores. Varios murieron casi
en el acto por heridas letales en el cráneo con flechas y otras armas. Algunos padecieron
la rotura de sus piernas y manos. Hay cadáveres que conservan aún las puntas de piedra
incrustadas en la cabeza, el tórax, las caderas. No se hicieron distinciones, y entre los
muertos hay hombres, niños y mujeres (incluso una estaba embarazada de siete meses).
Ninguno recibió sepultura.
CAPÍTULO 5.
2
Existen dos traducciones en castellano de las obras completas de Sigmund Freud: José Luis
Etcheverry en Amorrortu Editores, y José Luis López-Ballesteros y de Torres en Editorial Biblioteca
Nueva, Alianza Editorial y Siglo XXI Editores. Nosotros en este trabajo hemos empleado la de Etcheverry
(Amorrortu editores). Hemos sugerido un listado de siglas en relación a las obras empleadas del autor
Sigmund Freud, a fin de recurrir con facilidad y asiduidad a sus textos: A=Autobiografía (1925); ATI= Análisis
terminable e interminable (1937); CPS=Compendio del psicoanálisis (1940); DCE= La disolución del complejo
de Edipo (1924); DPFPS=Los dos principios del funcionamiento psíquico (1911); I=Lo inconsciente (1915);
ID=Los instintos y sus destinos (191); IN= Introducción al narcisismo (1914); IS=La interpretación de los
sueños (1900); ISA= Inhibición, síntoma y angustia (1926); LIPS=Lecciones introductorias al psicoanálisis
(1916-1917); MAPP=Más allá del principio de placer (1920); MC=El malestar en la cultura (1928); N=La
negación (1925); ND=Las neuropsicosis de defensa (1894); NLIPS=Nuevas lecciones introductorias al
psicoanálisis (1933); NOND=Nuevas observaciones sobre la neuropsicosis de defensa (1896); OC=Obras
completas, Madrid. Biblioteca Nueva; OPS = Los orígenes del psicoanálisis (1954); R=La represión (1915);
TETS=Tres ensayos para una teoría sexual (1905); YE=El yo y el ello (1923).
1900, introduce una primera tópica en donde las instancias son el inconsciente, la
percepción-conciencia y el preconsciente. En 1920, elabora una segunda tópica donde
introduce el ello, el yo y el superyó. Así, pues:
Esta energía tiene que ver con el empuje de la pulsión. Aquí es donde Freud
introduce la libido como energía que circula entre la catexis libidinal del yo y de los
objetos, que además surge y se configura como substrato de las transformaciones de las
pulsiones sexuales, en cuanto al objeto (desplazamiento), el fin (sublimación) y en cuanto
a la fuente de excitación sexual (diversidad de las zonas erógenas).
5.2. IN/CONSCIENTE
Existe una cierta equivalencia por el principio del placer entre el inconsciente y el
Ello, y en donde las partes del Yo y del Superyó que pueden considerarse
inconscientes.
El primer Otro enlaza aquí con un concepto que tenga quizá mucho más que ver
con el paralelismo que se establece respecto de Madre Mítica. Al principio el Otro se
configura fundamentalmente como la representación de la madre, después es modificado
por el padre, para ser, al final, un mediador, un interlocutor cultural pero, no obstante,
con las marcas de la relación que se ha tenido con la madre, con el padre y con todas la
figuras que introdujeran elementos culturales, simbólicos, dentro de la totalidad de
nosotros mismos: la interacción social del hombre que interacciona con otros de su
mismo entorno.
La organización del yo es algo necesario para poner un cierto orden las fuerzas
contrapuestas que cobran posiciones e interactúan en esta partida. El yo se convierte en
el mediador por excelencia entre el organismo y el mundo externo. Ha de proporcionar,
tanto una protección contra las influencias hostiles del exterior, como el logro de la
gratificación pulsional, y por ello debe además de encontrar una solución en constante
reequilibrio.
Ya el hombre primitivo, desde las antiguas ramas del género zoológico Homo que
transitaba las llanuras del Pleistoceno inferior, suficientemente bien capacitado
cerebralmente era capaz de reinterpretar a través de la sensación aferente de sus ojos
sobre la corteza visual primaria, reconociendo y formulándose conclusiones acerca de lo
que observa. Dice Freud que el reconocimiento de las huellas mnémicas son residuos que
surgen aparentemente en un segundo plano, por debajo de las percepciones mismas. El
yo se ensancha a costa de la capa de estas huellas mnémicas, que es lo que va a ser
denominado preconsciente.
Hoy día, el contexto social del Homo sapiens animal político mucho más
necesitado de atención social que los hombres más primitivos, apuntan a establecer
claras diferencias sobre sus ideas totalizadoras, y apuntan a que solamente el yo es la
imagen cierta y que la subjetividad, lejos de nosotros ni siquiera existe. Esto es: no cabe el
espacio para el sosiego y el detenimiento para abordar y contemplar las cosas, para la
parada, la mirada hacia el interior de la psique de uno mismo o hacia el otro, pues
tampoco hemos de reparar en el prójimo; tampoco hay sitio para el cuestionamiento
desde el malestar, que entonces resultada enterrado bajo el consumo compulsivo de
ideación obsoleta por objetos nimios y adictivos. Pensemos, por ejemplo, en la
comunicación: la idea que se transmite es que la comunicación total es posible, que a
través de los móviles, de los mensajes del messenger, es posible tener un enlace total. Es
como tener el cordón umbilical siempre conectado. A través de productos de consumo
nos venden la posibilidad de que es posible la comunicación total. Lo real, sin embargo, es
llegar a plantearse si es precisamente porque no existe comunicación por lo que el sujeto
se vuelca en estos objetos de consumo, es en definitiva, la terrible y angustiosa soledad
por verse solo entre las gentes. Al contrario, más bien esos objetos se ponen en el lugar
de la falta de comunicación. El sujeto está aislado y el deseo obturado por los artículos de
consumo.
Son los tres registros desde los que se ordena nuestra relación con el entorno. Nos
remitimos a un ejemplo que bien podría aplicar las semejanzas habidas sobre un humano
primitivo que desde sus cogniciones procesara su pensamiento, en un intento de lograr
ser capaz de explicar lo simbólico y lo imaginario a través del concepto rey del astro sol.
Así, por un momento, pensemos en el sol... Lo imaginario es un registro que alude al
movimiento y que tiende a ser engañoso, pues si lo miramos, sólo parecerá que gira
alrededor de nosotros; sabemos, sin embargo, que es justamente al revés. Además de la
curiosidad que para la mente curiosa de nuestros antecesores le supone las preguntas
que se realiza frente a la naturaleza, resulta que lo simbólico alude a la representación
que nos induce el nombre, sustantivo que podemos ordenar dentro de un mundo
simbólicamente construido en donde el sol es un astro más que representa el centro del
sistema solar, pero que hay más sistemas, astros o estrellas que conocemos en la medida
en que los nombramos y ordenamos y clasificamos (esta idea a veces obsesiva que
tenemos los sapiens de recontarlo y anotarlo todo, propio de nuestro desarrollado lóbulo
frontal y sus inmensurables interconexiones sinápticas hasta otros tejidos conectados a
zonas distales del cerebro; desde que nos empeñamos desde Linneo en clasificar la
naturaleza bajo un bosquejo ilimitado de taxones). Por último, lo real es el astro en sí
mismo, más allá del nombre. Pero no obstante, lo real también lo hace inaccesible, está
lejos de poder tener una relación directa ya que toda nuestra percepción está tamizada
por la entrada en el universo simbólico.
Además, Freud apunta que el superyó del niño puede tomar como referencia más
el superyó de los propios padres que a las normas o imagen dadas por ellos. Es decir, el
superyó aunque tiene que ver con los padres, aún más con el superyó de los padres, con
su imperativo y la severidad.
Esto lleva a pensar a que el superyó está más en proporción con los impulsos
agresivos del sujeto, en última instancia con la pulsión de muerte. Desde este punto de
vista, podemos considerar, en línea con el pensamiento freudiano, que la severidad
original del superyó expresa la agresividad del niño hacia la educación, en relación con el
malestar en la cultura.
El Superyó forma parte del yo y sin embargo está separado de él. El yo se toma a sí
mismo como objeto, se escinde.
CAPÍTULO 6.
Por su parte, los contenidos del sistema inconsciente son los representativos de
las pulsiones; y, esto, porque las pulsiones están en el límite de lo somático y lo psíquico,
pero también porque las pulsiones están más allá de la oposición consciente-
inconsciente. En efecto, por un lado, las pulsiones nunca pueden llegar a ser objeto de la
conciencia por sí misma, sino sólo mediante su representación, puesto que, si no se
asocian las pulsiones a una idea, nunca podríamos saber nada sobre ellas.
Pero, por otro lado, las pulsiones no están presentes en el inconsciente sino por
medio de sus representantes, sobre todo por medio del representante de una
representación (imagen, símbolo, sueño, figuración imaginaria). Por eso, lo reprimido en
el inconsciente no son las pulsiones en sí mismas, sino los representantes conceptuales
de las pulsiones. Las pulsiones se fijan en el inconsciente por medio de las
representaciones inconscientes o fantasías, que son los auténticos escenarios o puestas
en escena del deseo.
El preconsciente. Es el sistema del aparato psíquico, claramente diferenciado del
sistema inconsciente, que se caracteriza porque sus contenidos no están presentes en el
campo actual de la conciencia, pero están a disposición de pasar con facilidad a él. El
ejemplo que con más frecuencia se suele usar es el de los recuerdos no actualizados, pero
que el sujeto puede evocar. En el inconsciente (1915) se califica a este sistema como
conocimiento consciente, lo cual implica que en el preconsciente se da un cierto saber
concerniente al sujeto y a su mundo personal. Este sistema se rige por el proceso
secundario y por el principio de realidad.
También dice Freud: La ligazón cada vez más estrecha entre las huellas mnénicas
inconscientes y su verbalización prueban el hecho de que haber entendido y haber vivido
son de naturaleza psicológica absolutamente distinta, incluso aunque su contenido sea el
mismo (El inconsciente, 1915). ¿En qué consiste, por tanto, ese hecho que no tiene
equivalente o ese algo de naturaleza psicológica absolutamente distinta? Vamor a verlo
desde los diversos puntos de vista tópico, funcional, económico y dinámico.
De la traslación de las fuerzas en pugna surgen los síntomas, que son como el
pacto táctico o el armisticio al que llegan dos ejércitos cuando ninguno de ellos puede
imponer decididamente su triunfo en la batalla. Los síntomas, pues, tratan de dar
satisfacción, mediante un compromiso, a exigencias de diferentes estratos psíquicos y en
ellos lo reprimido retorna en forma desplazada y disfrazada. La hojarasca de síntomas (en
ocasiones muy aparatosa) no debería extraviarnos, haciéndonos perder con sus enredos
el hilo que conduce a la estructura del conflicto, repetido y a la vez encubierto por ellos
(Gómez y Muguerza, 2007).
Al igual que Sigmund Freud, su mentor incluso más famoso que él, Jung fue un
médico que se convirtió en uno de los primeros pioneros de la nueva disciplina del
Psicoanálisis. Aunque era psicólogo clínico, Jung también realizó una labor pionera en
psicología experimental que más tarde llevó a la invención del detector de mentiras. No
obstante, al principio Jung atrajo el interés de Freud por su temprano concepto de
complejo. Freud tenía diecinueve años más que Jung y ya había realizado parte de su obra
más importante. El psicoanálisis todavía era prácticamente desconocido y las
comunidades médica y científica o bien ignoraban o criticaban a Freud.
3
SIGLAS DE LAS OBRAS DE C.G. JUNG EMPLEADAS EN ESTE TEXTO: AI= Arquetipos e Inconsciente colectivo
(1970); CP= El contenido de las psicosis. Psicogénesis de las enfermedades mentales (1990); FI=Formaciones
de lo Inconsciente (1981); OC=Obras Completas de C. G. Yung; Vol. 6: Psycological Types, copyright 1971,
6.3. LA HIPÓTESIS DE C. G. JUNG EN LA TEORÍA DEL INCONSCIENTE. SÍMBOLOS
DE TRANSFORMACIÓN
Jung vio algo mucho más sugerente en el descubrimiento de Freud: la idea de que
todos los antiguos mitos siguen vivos en nuestro interior. Jung vio en el Edipo freudiano
sólo un ejemplo de una multitud de invariantes psíquicas que todos llevamos dentro.
En 1912 Jung publicó: Transformations and Symbols of the Libido (1952). Proponía
que la libido no era meramente energía sexual, sino energía psíquica, y que la imagen de
un sueño era mucho más que un simple acertijo que podían llegar a ser descodificados y
revelar un deseo sexual prohibido. En una deslumbrante exhibición de erudito trabajo
detectivesco, Jung se volcó sobre todo el campo de la mitología para ampliar las fantasías
de una sola mujer que se encontraba en la fase incipiente de una esquizofrenia (un
paciente de Theodore Flournoy).
Allí donde Freud reducía la fantasía e imágenes oníricas a una única referencia
mitológica, el complejo de Edipo, Jung ampliaba las imágenes de sus fantasías mostrando
paralelismos a través de las diversas mitologías de muchas culturas y épocas. A medida
que se desplegaban las fantasías pudo mostrar un patrón emergente que conducía
inevitablemente hacia una escisión de la psique: la esquizofrenia. Jung expuso sus
conclusiones a Flournoy, y éste confirmó que el curso de la enfermedad de la mujer
encajaba muy de cerca con el patrón que Jung describía. Es difícil explicar cómo eso pudo
ocurrir a menos que existan unos cimientos colectivos para la psique, de donde proceden
las imágenes de los mitos, de los sueños y de las fantasías.
pg. 558; Vol. 8: The Structure and Dynamics of the Psyche, 1969, pg. 111; Vol. 17: The Development of
Personality, 1954, pg 331 y 338; Vol. 18: The Symbolic Life, 1980, pg. 13 y 14; PR= Psicología y Religión
(1981); PT=Psicología de la transferencia (1991); RYI=Las relaciones entre el Yo y el Inconsciente (1990);
TP=Teoría de Psicoanálisis (1983).
Esto resultaba excesivo para Freud, que rompió su relación con Jung. Los
freudianos normalmente se han puesto del lado de Freud cuando hablan de esta ruptura.
Freud se sintió traicionado por Jung y Jung se sintió abandonado por Freud. Jung habría
sido un hijo difícil y Freud era un padre imposible para que cualquier hijo pudiera
tolerarle. Durante el resto de su vida Jung se vio forzado a seguir un sendero solitario en
su exploración de este fundamento colectivo que subyace a la conciencia individual.
En una época en que vivimos cada vez más en la mente, aislados del mundo
natural que nos rodea, pretendemos que la mente a su vez se pueda reducir al cerebro.
Estamos convencidos de que existe una explicación material para todo. Cualquier
otra descripción de la realidad es descartada como superstición primitiva. Precisamente
debido a este materialismo vivimos aislados y alienados unos de otros. La soledad y la
desesperación se han convertido en el estado normal de nuestra avanzada civilización
occidental. Encerrados en nuestro interior, anhelamos desesperadamente alguna
sensación de conexión: con nuestro trabajo, con nuestra religión, con otra persona, con el
mundo que nos rodea, con nosotros mismos.
Según en el abordaje que Jung hace de la psique, el consciente, sine qua non de la
humanidad, es sólo la punta del iceberg. Bajo el consciente subyace un sustrato mucho
más grande de recuerdos personales, sentimiento y comportamientos olvidados o
reprimidos, el inconsciente personal. Y debajo de ello yace el profundo océano del
inconsciente colectivo, enorme y ancestral, lleno de todas las imágenes y
comportamientos que se han ido repitiendo una y mil veces a lo largo de la historia. ...
Cuanto más profundo vamos, más ancha se vuelve la base (Carl Jung, The Collected Works
of C.G. Jung, vol. 5, 1956).
Si el modelo de Jung parece un poco difícil de aceptar, hay que recordar que
incluso los hombres y mujeres actuales viven una parte muy pequeña de sus vidas de
manera consciente. A medida que vamos mirando hacia atrás en el desarrollo evolutivo el
grado de conciencia se vuelve tan tenue que incluso llega a ser difícil pensar en ella como
conciencia.
3) El neocortex, el cerebro primate, más orientado que los otros hacia los
estímulos exteriores (Gray's Theory, p. 4). Controla las funciones cerebrales más
elevadas, como el razonamiento, la deliberación y el lenguaje. También controla
las complejas tareas de percepción, especialmente el control de la visión.
Gran parte de nuestras vidas siguen estando gobernadas por el cerebro reptiliano;
éste es el cerebro que nos impulsa a proteger y expandir nuestro territorio. Podemos ser
inconscientes de la dinámica subyacente cuando éstas son impulsadas por el cerebro
reptiliano. Cuando es el cerebro reptiliano el que tiene el control, básicamente nos
movemos por profundos y ancestrales instintos, pero son instintos sobre los cuales
tenemos cierto grado de control, como mínimo el suficiente para adaptarlos a nuestro
entorno.
CAPÍTULO 7.
Cuando leemos, las palabras fluyen sin ninguna conciencia de su paso. Las
palabras fluyen directamente del libro al inconsciente sin ninguna intervención
consciente. Pero, ¿estamos conscientes cuando lo hacemos, o no? Está claro que la
relación entre consciente e inconsciente forma una dinámica compleja que no se puede
explicar fácilmente.
Por necesidad los arquetipos no tienen unos lindes definidos; cada arquetipo se
funde con otros en ese punto fronterizo. Por ello algún sistema de clasificación es útil y
necesario. El mundo por sí solo no se divide en categorías, somos los seres humanos
quienes imponemos las categorías para poder tratar con la complejidad del mundo. Jung
escogió de la multiplicidad de arquetipos tres que representaban de manera secuencial
los estadios del proceso de individuación:
1) La sombra: el arquetipo que personifica todos esos rasgos personales que han
sido ignorados o negados, normalmente representados por una figura del mismo sexo
que el soñante.
Se ha denominado a estos tres los arquetipos del desarrollo, puesto que cada uno
de ellos corresponde a una fase distinta del desarrollo psíquico. Cada uno se encuentra en
un nivel más profundo de la psique.
La conciencia ha de ser el producto del inconsciente. Justo después del límite del
consciente está el inconsciente personal, y más allá del dominio de éste pasamos a las
zonas más accesibles del inconsciente colectivo, como la memoria tribal o cultural.
Pasado este punto podemos penetrar más en la memoria racial, e incluso en la de otras
especies. ¿Es ésto posible? ¿O se trata sólo de un disparate místico, como dirían los
críticos de Jung?
Soñamos porque el cerebro reptiliano apareció en una época en que las especies
se habían vuelto suficientemente complejas para tener que tratar con comportamientos
instintivos grupales como la territorialidad, el ritual y el establecimiento de jerarquías
sociales. El cerebro mamífero apareció cuando existió la necesidad de un mecanismo
interno que gobernara la conciencia social y las relaciones. Por último, el cerebro primate
apareció cuando fueron necesarias funciones cerebrales más elevadas parar tratar con
una orientación visual cada vez mayor y el inicio del lenguaje.
Los sueños deben de haber sido un mecanismo para enfrentarse a una conducta
social cada vez más compleja. ¿Qué papel juegan los sueños ayudando a las personas a
tratar con complejas conductas sociales? Humphrey ofrece un principio de respuesta
(Humphrey, 1984), en donde la experiencia onírica es tan real para nosotros como
nuestra experiencia de vigilia. Los sueños tienen lugar en un paisaje fantasmagórico
donde las reglas que funcionan durante el día ya no son aplicables, excepto una: con
pocas excepciones, nuestros sueños evocan los mismos sentimientos de felicidad,
tristeza, temor, lujuria, hambre, sed, gozo, temor reverencial, de la misma manera que
unas experiencias similares nos provocan en la vida cotidiana. Los sueños se centran en
una exactitud emocional, no física. Mientras están teniendo lugar pueden ser
perfectamente reales. Humphrey destaca que deberíamos poder aprender de los sueños
de la misma manera que aprendemos de nuestra experiencia diurna. Él sostiene que los
sueños ofrecen una oportunidad para ensayar un tipo de conducta con antelación, para
que cuando ésta sea necesaria, ya la hayamos perfeccionado.
Los sueños primitivos podrían haber ido ligados estrechamente con una conciencia
más compleja que permitía una adaptación individual al entorno.
La opinión de Jung de que nuestros sueños pueden acceder a una información que
no hemos adquirido durante el transcurso de nuestra vida, sino en la de la evolución de
nuestra especie, resulta menos improbable.
CAPÍTULO 8.
De esta manera, sus resultados tienen visado científico porque están muy
estructurados, su resultado final es una medida que se ajusta a normas cuantitativas, se
basan en una teoría factorial, en donde la conducta debe de ser precisa y objetiva, por lo
que aborda más la naturaleza racional, estarían mucho más indicado el empleo de estos
test proyectivos, que para nuestro estudio presentan las siguientes ventajas:
Los problemas fundamentales que estos modelos afrontan son: a)se enfrentan a
enormes las dificultades metodológicas; b) son difíciles los diseños tradicionales (aunque
muy robustos) de personas adoptadas y estudios lineales con gemelos; c) cuenta un valor
de N reducido, suelen basarse en muestras pequeñas; d) se fijan en modelos de animales;
e) estudian comportamientos que no agotan el concepto de delito, tales como la violencia
o la agresividad; g) no proponen explicaciones teóricas plausibles: nos encontramos en la
era de la evaluación (someter a pruebas empíricas las distintas teorías); y los resultados
son muy poco decisivos.
Una cuestión clave en la metodología criminalística, es: a) la importancia decisiva
de la estadística y de los métodos cuantitativos; b) el experimento con asignación
aleatoria es el mejor estándar; c) también se favorecen los diseños longitudinales (tomar
distintas mediciones a lo largo del tiempo); d) los estudios de meta-análisis representan
una buena forma de superar los tradicionales métodos narrativos, aunque tampoco debe
exagerarse su capacidad de inferencia.
Las teorías sobre los delincuentes o los crímenes, las estadísticas acerca de la
fenomenología del delito son útiles en la medida en que puedan anclarse en hechos
objetivos de la escena que analizamos.
Cada vez más los abogados y jueces quieren conocer el origen de una muerte,
cuando los hechos físicos no la esclarecen del todo. En determinados casos, por ejemplo:
cuando un aparente suicidio se revela como un homicidio; lo que comienza como una
autopsia psicológica puede acabar dando lugar a la generación de un perfil criminológico,
con el perfil del posible autor. Además, muchas de las cualidades de la investigación en el
caso de una autopsia psicológica son las mismas que se requieren para realizar un perfil
de un criminal desconocido.
Según los criterios CIE-10 y DSM-V, 301.83 (F60.3), presenta un patrón dominante
de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e
intensa impulsividad, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está
presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cinco (o más) de los hechos
siguientes: a) esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado; b)
patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una
alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación; c) alteración de la
identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo; d)
impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas (p. ej., gastos, sexo,
drogas, conducción temeraria, atracones alimentarios); e) comportamiento, actitud o
amenazas recurrentes de suicidio, autolisis, o comportamiento de automutilación; f)
inestabilidad afectiva debida a una reactividad notable del estado de ánimo (p. ej.,
episodios intensos de disforia, irritabilidad o ansiedad que generalmente duran horas y,
rara vez, más de unos días); g) sensación crónica de vacío; h) enfado inapropiado e
intenso, o dificultad para controlar la ira (p. ej., exhibición frecuente de genio, enfado
constante, peleas físicas recurrentes) e i) ideas paranoides transitorias relacionadas con el
estrés o síntomas disociativos graves.
Son muchas las características que presentan los psicópatas aunque no todas son
representativas de un mismo perfil psicopático (habrá unos que presenten unos rasgos
propios del tipo que representan y habrá otros que presenten unos rasgos diferentes).
Los más comunes son los siguientes:
1°) Personalidad antisocial: la mayoría de ellos han pasado por algún episodio
agresivo en su infancia y están marcados'' por modelos educativos inherentes y centrados
en un ambiente desectructurado que les marca para toda la vida (por ej.: abusos,
crueldad, rechazo paterno).
2°) Comportamiento agresivo: Estas conductas tienen como base, según Hare, la
acentuada impulsividad que obra en estas personas y, según Weils, en la propia frialdad
de sus actos. Así, si todo esto lo unimos a su tendencia a inhibirse hacia estímulos
externos, esto les hace ser más peligrosos.
3°) Son grandes manipuladores: Este es un rasgo común de casi todos los
psicópatas. Se basan en el engaño y muestran al exterior lo que en realidad no son para
poder ganarse la confianza de sus víctimas, y si ya están en prisión intentan manipular al
resto de internos y hasta a los Equipos de Tratamiento (psicólogos, trabajadores sociales).
Para el caso nos vamos a servir del sujeto totalmente desorganizado, sin
planificación en sus actos, que atacó a todas esas personas, bajo la firme convicción de
que lo hacía en defensa propia, precedida por una grave y no tratada enfermedad mental,
como es la esquizofrenia paranoide. Sin lugar a dudas, toda una tragedia que se repite
con más frecuencia de la que se debiera, debido no al sujeto que desarrolla la
enfermedad, sino a los medios de prevención, control y tratamiento a los que deben ser
sometidos estas personas que muestran una sintomatología muy relacionada con severas
patologías mentales y que desgraciadamente no ocurre.
CAPÍTULO 9.
Hasta hace muy poco sólo se apuntaba hacia disciplinas como la neuroarqueología
o la arqueología cognitiva, pero ahora desde la interacción entre los campos
antropológicos y los relacionados con las neurociencias, se nos depara un sinfín de
novedosas perspectivas.
2. Una segunda fase, que es ya la neurosis propiamente dicha, del adulto, que
resulta del fracaso de la defensa y el retorno de lo reprimido. Aunque fracasada, la
represión sigue activa; es eficaz para la formación de síntomas que resultan así
formaciones de compromiso. Contra estos surgen medidas preventivas que terminan por
sustituirlos y adquirir carácter compulsivo.
El TOC implica una pérdida de control, por parte del paciente, de sus
pensamientos e incluso de sus conductas. Este hecho, además, se vive de forma
paradójica, en tanto que el paciente reconoce como producto de sí mismo tales
pensamientos y/o conductas (Vallejo, 2006, 2002). Ello lleva a ciertas complicaciones,
como por ejemplo que el paciente deje de reconocer lo excesivo de sus obsesiones y
compulsiones; en suma, que tenga poca conciencia de enfermedad (aspecto este sobre el
que el DSM-IV-TR llama explícitamente la atención). Los pacientes con TOC muestran un
rango de insight en relación a la falta de sentido de sus obsesiones y compulsiones; así,
mientras que algunos reconocen la irracionalidad de sus síntomas, otros están
firmemente convencidos (casi hasta la intensidad delirante) de que los síntomas son
racionales. Es por ello que se aplica el término diagnóstico con poca conciencia de
enfermedad para indicar que el paciente cree que sus temores y rituales son razonables
pues, a menudo, el grado de discernimiento varía con el tiempo y según el tema obsesivo;
esto es, un paciente puede llegar a reconocer que sus temores a la contaminación son
irracionales y, al mismo tiempo, pueden llegar a tener poca conciencia de enfermedad,
respecto de la irracionalidad respecto del temor de dañar a otros (Abramowitz, 2006).
Si en la actualidad se aplicaran de una manera rigurosa las definiciones de los
sistemas psiquiátricos de clasificación de las enfermedades mentales, las superposiciones
de origen anglosajón (DSM-IV-TR, 2002), p. ej., en las formas leves de automatismo
mental o aún de delirios esquizofrénicos, no deberían producirse, ya que para estos
casos, la CIE-10 (1994) define con precisión que los pensamientos obsesivos (F42) son
percibidos como pensamientos propios, a pesar de que son involuntarios y, a menudo,
repulsivos y más adelante, cuando establece las pautas para el diagnóstico, especifica que
los síntomas obsesivos son reconocidos como pensamientos o impulsos propios (CIE-10,
1994). El DSM-IV, por su parte (F42.8), distingue explícitamente de los fenómenos de
automatismo mental, al aclarar que la persona reconoce que esos pensamientos,
impulsos o imágenes obsesivas son el producto de su mente (y no vienen impuestos
como en la inserción del pensamiento) (DSM-IV-TR, 2002).
Por otra parte, si la CIE-10, en el TOC (F42), incluye además la neurosis anancástica
y las neurosis obsesivo-compulsivas, y además excluye desde sus criterios los trastornos
de la personalidad obsesivo-compulsivos (F60.5) (CIE-10, 2000). Mientras que para el
DSM-IV, el TOC coincide sólo parcialmente en su cuadro clínico con la neurosis obsesiva;
esta confusión se agrava todavía más cuando se diagnostica en el eje II el Trastorno
obsesivo-compulsivo de la personalidad (F60.5), categoría que reúne rasgos de lo que la
teoría freudiana denomina carácter anal (preocupación por el orden, perfeccionismo,
terquedad, rigidez), concepto diferente del de neurosis obsesiva, y que, tal y como se
define en el DSM-IV, y usado de una manera poco rigurosa, termina por incluir cierto tipo
de psicosis paranoicas (Valaer, 2015c, 2015a, 2011, 2011a).
Por la misma época Freud (1913) concluye que la psicogenia del TOC puede residir
en alteraciones del crecimiento y del desarrollo normal relacionadas con el carácter
sádico-anal en función de la tríada: necesidad por el orden, tacañería y obstinación
(Valaer, 2011a).
Hoy día, los fármacos comúnmente utilizados en la profilaxis del trastorno bipolar
son las sales de litio y un anticomicial, la carbamacepina. Ambos se han ensayago con
éxito en casos de depresión refractaria, agresividad y pérdida de control de los impulsos y
conductas de automutilación.
CAPÍTULO 10.
La gran mayoría de los astrocitomas que aparecen en la vida adulta son, como ya
hemos indicado, de alto grado, supratentoriales, y sin borde nítido. Las células
neoplásicas migran lejos de la masa tumoral principal e infiltran el tejido cerebral normal,
con frecuencia siguiendo el trayecto de las fibras de la sustancia blanca. Los estudios de
imagen no demuestran la extensión total del tumor. Estos tumores suelen ser mortales,
aunque una pequeña minoría de pacientes tiene una supervivencia prolongada. La mayor
supervivencia se relaciona con una edad menor, una mejor situación neurológica y un
mayor grado de resección quirúrgica.
Los genes que contribuyen a la formación de los tumores cerebrales, así como de
otros tumores, pueden dividirse en dos categorías generales: los genes supresores de
tumores y los protooncogenes. Mientras que las mutaciones de la línea germinal de los
genes supresores de tumores no son frecuentes, las mutaciones somáticas aparecen
invariablemente en los tumores malignos, incluidos los cerebrales. De igual forma, la
expresión excesiva de los protooncogenes es frecuente tanto en los tumores cerebrales
como en los sistémicos.
La capacidad de los virus DNA o RNA causantes de tumores para dar lugar a una
transformación celular mediante transferencia de su material genético fue lo que llevó a
las primeras especulaciones sobre el potencial de los virus como vectores en la terapia
genética.
Actualmente, los más utilizados en terapia génica son los retrovirus, los
adenovirus, los virus adenoasociados y los lentivirus.
La terapia génica del glioblastoma propuesta por Dra. Marta Izquierdo (curso de
doctorado en Biología Molecular y Celular de la Universidad de Sevilla, Mayo de 2004),
apoyada en los adenovirus como vectores, y ya estudiada en una primera aproximación
para mamíferos con perros de laboratorio a los que se les puede inducir con anterioridad
un tipo de glioblastoma canino semejante al humano, y una vez desarrollado, se le
inyectaban los genes manipulados a través de los adenovirus, abriendo así una vía
pionera que continuar en la investigación de células malignas y la terapia genética.
Los síntomas afectivos de tipo depresivo son frecuentes en los tumores frontales,
e incluyen retardo psicomotor, pérdida de la espontaneidad e inercia. En otras ocasiones,
más que un verdadero síndrome depresivo, la apatía es el síntoma predominante
(Cardoner y Benlloch, 2000).
La percepción por parte del individuo del cáncer como enfermedad, y de sus
reacciones psicológicas frente a ello, resulta determinante a la hora de agravar patologías
psicológicas preexistentes en el individuo, así como de expresar de novo una ulterior
psicopatología.
Genzdilov et al. (1977) sugieren una asociación entre la relación de estrés del
diagnóstico y la cirugía, las complicaciones postoperatorias y la respuesta endocrina de la
persona, demostrando que la más alta frecuencia de complicaciones postoperatorias se
dio en los pacientes que presentaron reacciones psiquiátricas graves, abriendo la
posibilidad de que las respuestas psicológicas y endocrinas al estrés, además de estar
implicadas en la etiología y desarrollo de los cánceres, pueden estar ligadas también a la
supervivencia de los mismos (Cox, 1986).
Es más probable que aparezca cuando el paciente cree que nada puede hacer para
modificar su situación, intentando adaptarse al estrés y a las emociones negativas que
van asociadas al malestar. La minimización, el distanciamiento y la evitación consiguen
apartar al sujeto de una realidad que le resultaría desbordante si se enfrentara a ella
directamente, como el diagnóstico de una enfermedad terminal. La actitud pasiva y
distante, negándose a reflexionar sobre la enfermedad o a colaborar en el tratamiento,
hace que los sentimientos negativos del paciente se reduzcan al mínimo. La negación,
después del diagnóstico, puede ejercer un efecto protector al reducir el nivel de ansiedad.
Negar algunos aspectos de la situación, pero no la totalidad, puede ser beneficioso, ya
que cuando a una persona se le diagnostica una enfermedad grave insiste en obtener más
información, lo que aumentaría su nivel de ansiedad para encontrarse atrapada en un
círculo de afrontamiento dirigido al problema, que aumenta su alteración emocional e
interfiere en los mecanismos de evitación que podrían reducir los niveles de angustia
(Sanz-Carrillo y García-Campayo, 1999).
• Estrategias activas: son las que el individuo asume cuando se muestra activo,
como la resolución del problema (buscar sistemáticamente qué desencadena el dolor o
qué lo empeora y hacer ensayos para intentar descubrir sistemas a fin de disminuirlo) o la
búsqueda de información (preguntar al médico o a otras personas que padecen el dolor
sistemas para intentar controlarlo de alguna forma) se asocian a menor depresión y mejor
capacidad funcional.
• Estrategias de distracción y de diversión de la atención: los métodos más simples y
efectivos para afrontar las molestias físicas y el dolor son los afrontamientos cognitivos
y/o conductuales que tratan de derivar la atención del paciente a otra actividad o suceso,
por ejemplo, relajación, imaginería (visualizando situaciones placenteras), realizar
actividades placenteras (ocio) o socialización mediante la mejora de habilidades sociales.
CAPÍTULO 11.
El éxito reproductivo es aquel que se obtiene por ser capaz de transmitir sus genes
a la próxima generación. Entre aproximaciones posteriores a la teoría darvinista, E. O.
Wilson define la Sociobiología como: el estudio sistemático de las bases biológicas de
todo comportamiento social. Lo que sugiere la posibilidad de extrapolar las
investigaciones de la Biología evolutiva al fenómeno humano, a fin de descubrir qué
relaciones se pueden establecer entre la conducta animal y la conducta humana. La idea
de que si la selección natural es la ley que gobierna la naturaleza, se aplicará de igual
forma al comportamiento. Los modelos específicos de comportamiento social estarían
determinados por la Biología.
El altruismo lo relaciona con el egoísmo, esta vez genético, pues el ADN tiende a
perpetuarse. Según el siguiente razonamiento: ¿Cómo puede el altruismo que, por
definición, merma el éxito individual, desarrollarse por selección natural? Ello se
fundamenta en el parentesco: si los genes causantes del altruismo son compartidos por
dos organismos a causa de una ascendencia común y si el acto altruista de un organismo
aumenta la contribución conjunta de estos genes a la próxima generación, la propensión
al altruismo se propagará al sustrato genético.
PROCEDIMIENTO EXPERIMENTAL
También nos valdremos, para saber cómo sentían los homínidos neandertales, de
las funciones proyectivas que desde el punto de vista analítico estudia la psicología
proyectiva, así: la interpretación de los test de manchas de contenido psicodinámico
explora márgenes psicoafectivos que estuvieron ya presentes por la neuroquímica y la
neuroanatomía en los antepasados homínidos.
Por otra parte, y en relación a los paradigmas científicos que nos ofrecen otras
disciplinas, debemos reinterpretar los resultados desde un punto de vista ordenado,
completo y, en definitiva, multidisciplinar en donde contemos con datos que aportan la
Antropología Social y Cultural.
Así, como estiman Money y Erharot sobre la psicopatología en las parafílias, que
son: “estados psicosexuales de reactividad obsesiva a estímulo inaceptable y dependiente
de él, que buscan iniciar o mantener una situación sexual con el fin de facilitar el
orgasmo”. Es desarrollada por un sujeto que se corresponde con un estado cerebral
plenamente instintual, límbico, y con un cerebro muy poco desarrollado, en la actualidad,
compatible con algunos de los datos que se reseñarían en época paleolítica. Empieza
siendo una conducta desviada de sadismo sexual (excitación a través de la humillación y
el sufrimiento físico y psicológico de los otros); y continúa, siendo una lanzadera para
la excitación con un masoquismo sexual (excitación a través de la humillación, golpeo
u otro sufrimiento). Todo rasgo sádico de comportamiento conlleva también una
raíz masoquista que este paciente desarrolla. Estas perversiones sexuales son
síntomas patológicos que pueden sustituir la vida normal de los individuos,
comprendida como la subordinación de las excitaciones sexuales hacia el predominio
genital y el orgasmo heterosexual. La perversión se trata como un desequilibrio
psíquico, relacionada con la depravación, la corrupción o lo siniestro. Sigmund
Freud, e n 1905 y 1915, acuñó el término perversión sexual, exponiendo que el
origen de la perversión se encontraba vinculada con la infancia del individuo.
Nuestro estudio pretende analizar la eficacia del TCC (en concreto del tratamiento
cognitivo, TC, más exposición y prevención de la respuesta, EPR), y del abordaje
psicofarmacológico, tanto con ansiolíticos y antidepresivos tricíclicos (ADT) como con
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), tanto de forma combinada
como por separado.
1.4. FARMACODINÁMICA
El mecanismo terapéutico de la acción del litio sigue siendo incierto, aunque sus
acciones en el sistema nervioso central son muchas y a muy distintos niveles. Primero,
actúa a nivel del intercambio iónico celular, sobre los iones que intervienen en la
despolarización nerviosa, realizando una función estabilizadora de membrana en las
células a través de mecanismos farmacodinámicos no del todo aclarados; segundo,
modifica el funcionamiento de la mayor parte de los sistemas clásicos de
neurotransmisión. La acción más clara a este nivel, probablemente sea la que ejerce
sobre el sistema serotoninérgico. Se han constatado abundantes datos que demuestran
un incremento global de la actividad serotoninérgica al administrar litio. Otras acciones
serían la disminución del recambio de noradrenalina y de dopamina, por citar dos de los
sistemas más relevantes (Marín, 2000).
Es posible que sus efectos terapéuticos estén relacionados con sus características
similares a los del iones de sodio, potasio, calcio y magnesio.
El mecanismo de acción del litio puede afectar a varios sistemas de
neurotransmisión y a la estructura de la membrana. Una teoría, desigualmente aceptada,
es que el litio actúa bloqueando las enzimas inositol fosfatasas en el interior de las
neuronas. Esta inhibición da lugar a una respuesta celular disminuida a los
neurotransmisores relacionados con el sistema del segundo mensajero de
fosfatidilinositol (Kaplan y Sadock, 2000).
Por sus características químicas, el litio es un ion que puede actuar en un amplio
abanico de procesos neurofisiológicos, lo que hace bastante improbable que puedan
imputarse sus efectos clínicos a un único mecanismo de acción (Marín, J.L., 2000).
Sin embargo, no ha sido posible establecer hasta ahora de una manera clara la
base molecular de estas interacciones y su relación con el tratamiento del trastorno
bipolar. En este sentido, conviene señalar que se ha encontrado también que el litio
inhibe también a las enzimas inositolpolifostatasa (IPP) (Inhorn y Majerus, 1988) y
glicógenosintasa kinasa 3 (GSK-3) (Klein y Melton, 1996), y que estas interacciones
pueden estar también relacionadas con la actividad del fármaco.
El litio compite por el magnesio, por lo que a nivel del receptor atenuaría la
activación de proteína G, pero además el litio poseería una acción más específica y
directa, disminuyendo la activación por parte de las proteínas G, tanto de la adenil-ciclasa
como de la fosfolipasa C, enzimas responsables respectivamente de la puesta en marcha
de los segundos mensajeros AMPc y PI/DAG (Noguera, 2004). EL litio interacciona con el
PI. Se cree que el papel del Li+, puede ser reemplazar al Mg2+ lábil, con lo que la rotura
más lenta de la unidad Mg2+-fosfato-Li+, inhibiría la función enzimática (Vallet et al.,
2003).
Un aspecto que quedaría por identificar es la razón por la que, aunque el litio es
efectivo en pacientes maniaco-depresivos, no ejerce ningún efecto en personas sanas. Se
ha sugerido una posible explicación relacionada con cambios conformacionales en la
cadena peptídica que facilitarían la interacción con Li+ frente al Mg2+ (Vallet et al., 2003).
Trabajaremos sólo con algunas de las entrevistas estructuradas, así como con los
muchos autoinformes y tests de probada eficacia con los que en clínica contamos, a fin de
no fatigar demasiado a los pacientes con larguísimas baterías de preguntas, procurando
elegir, además, algunos que sirvan para ayudar a localizar varios trastornos a la vez; tal es
el caso, por ejemplo, de los trastornos de ansiedad fóbico específicos y la fobia social,
donde se utilizan algunos auto-registros comunes para el diagnóstico como el
Cuestionario de Miedos (FQ) y el Índice de Sensibilidad a la Ansiedad (ASI).
Además del FQ, en tres pacientes se han aplicado, las siguientes escalas:
Tabla 4.1. Muestra estadística de cada uno de los grupos de pacientes del estudio.
N Total: 103
Muestra total del diseño
CAPÍTULO 10. LOS CRITERIOS DE INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN
Gómez (1999) señala que se pueden clasificar los agresores sexuales en cuatro
grupos en función del tipo de víctima: (1) agresores sexuales en ámbito familiar, (2)
agresores sexuales a desconocidas, (3) agresores sexuales a conocidas y (4) agresores
sexuales a menores.
El grupo perteneciente a los agresores sexuales en ámbito familiar utiliza la
confianza puesta en ellos para actuar; son agresores posesivos que utilizan el miedo para
paralizar a la víctima y manifiestan un bajo nivel de autoestima.
En el grupo de agresión a desconocidas, la agresión tiene un móvil puramente
agresivo y no sexual. Las principales características personales del agresor dan cuenta de
pobres habilidades sociales, gran inmadurez afectiva y bajo nivel de autoestima.
El tercer grupo, agresores sexuales que han establecido una corta relación previa
de tipo amistoso con la víctima, suele tener un desarrollo socializador precario, con
escasos recursos personales y bajo nivel de autocontrol.
Especial mención (Gómez, 1999) son las agresiones sexuales a menores, pues en
estos casos analizar a los agresores es muy difícil ya que estos no aceptan su autoría,
dificultando efectuar una historia de la conducta problema; de los limitados datos
obtenidos, deduce que el agresor considera que la relación con el menor es solo una
demostración de afecto. Al tener graves dificultades de relación afectiva y sexual con los
adultos, este agresor recurre a los menores sobre los que puede actuar mediante su
superioridad, con lo que muestra una personalidad inmadura, desequilibrio afectivo,
déficit en habilidades sociales y dificultades para establecer vínculos afectivos estables.
En todos los casos de agresores sexuales, Gómez (1999) sostiene que es posible
realizar tratamiento psicológico para producir una mejoría en su estabilidad psíquica,
considerando que si el agresor posee recursos intelectuales y culturales más elevados, es
capaz de modificar los criterios alterados a nivel cognitivo, si bien el cambio a nivel
emocional y comportamental es más difícil. A medida que desciende el nivel de recursos
del agresor existe más resistencia a una modificación, aunque solo sea a nivel cognitivo,
de las ideas que rigen su concepto de los roles masculino y femenino.
Además, se procuró que los sujetos de los cinco grupos presentasen un perfil
socio-demográfico similar en cuanto a edad y género (ver anexo 1).
12.2. PLANIFICACIÓN TEMPORAL DEL TRABAJO REALIZADO
Seguimiento 1
Pretest Tratamiento Postest Seguimiento 2 (S2)
(S1)
3 sesiones 13-16 sesiones 2 sesiones 2 sesiones 2 Sesiones
TEST Puntuación
0 - 7, no indica caso
HAD-D 8 y 10, caso dudoso
HAD, (0 a 42 puntos, puntuación global) ≥ 11 - 21 puntos,
probablemente caso de depresión.
0 - 7, no indica caso
HAD-A (0 a 42 puntos) 8 y 10, sería caso dudoso
EVALUACIÓN DE LA ANSIEDAD
≥ 11 - 21 puntos,
probable caso de ansiedad.
PUNTUACIONES DENTRO DE LA
TEST PSICOMÉTRICOS NORMALIDAD
EA:
Valores entre 0-30 puntos
Escala de Adaptación
Puntuación ≤ 4 normal
de Echeburúa y Corral
≥ 6 puntos, no normal.
Puntuación ≤ 7 n/a. De 8-15, leve;
16-23, moderado; 24-31 puntos,
Y-BOCS: Escala de Obsesiones y
trastorno grave; 32-40, de tipo extremo
compulsiones de Yale-Brown
OCI-R:
Punt. (frecuencia total): (entre 0 y 10)
Inventario de obsesiones
Punt. (malestar total): (entre 0 y 10)
y compulsiones Punt. (OCI GLOBAL): (entre 0 y 18)
Estaría constituido por las capacidades cognitivas de los homínidos del paleolítico.
Sin embargo, el término de capacidades cognitivas es excesivamente genérico y poco
preciso. Es necesario profundizar en aquellas capacidades cognitivas que puedan ser
rastreados en el registro arqueológico, adquiriendo un valor primordial en el estudio de la
conducta prehistórica. Al poder ser analizadas en el tiempo (cronología) y en el espacio
(distribución geográfica), son susceptibles de poder compararse con las de otros
homínidos de cualquier periodo, naturalmente dentro de los límites que el registro
arqueológico nos permita y de la metodología que usemos.
Se procurará que los sujetos de los cinco grupos presenten un perfil
sociodemográfico similar en cuanto a edad y género. Las sesiones de evaluación se
estructurarán todas del mismo modo, a excepción de la primera en que se realiza la
anamnesis. En el caso de las tres sesiones de evaluación en el pretest, en la primera de
ellas se realizará la anamnesis, y en las dos siguientes se cumplimentarán las distintas
pruebas psicométricas en una sala en la que el paciente se encontrará sólo, de modo que
únicamente para las instrucciones iniciales y en caso de dudas le asistirá el clínico. En el
caso de las dos sesiones restantes de postest y de S1 y S2, en las que se cumplimentan las
mismas pruebas psicométricas que en el pretest, el procedimiento será el mismo que en
el indicado para ese caso.
Respecto a los valores que hemos obtenidos para el Homo sapiens sapiens, estos
nos permiten realizar las comparaciones pertinentes con los valores de las puntuaciones
obtenidas por los 5 grupos de tratamiento en las distintas fases de este estudio (pret-test,
post-test, S1 y S2) que aparecen recopiladas en la Tabla 5.2, en la que figuran las escalas
destinadas a evaluar ansiedad y depresión y en la Tabla 5.3, que mide específicamente
ansiedad obsesiva o TOC.
Los cinco grupos debían en ser homogéneos en: a) las distintas variables de
sintomatología obsesivo-compulsiva, ansiedad y depresión; b) las variables
sociodemográficas (sexo y edad); c) los antecedentes psiquiátricos familiares; y d) la
historia de tratamientos psicológicos y/o psiquiátricos anteriores.
P
Variables Sociodemográficas
Edad (4)=49,715, p=0,606.
Sexo (4)=1,325 p=0,857
Estado civil (4)=17,779 p=0,123
Antecedentes psiquiátricos familiares (4)=3,073 p=0,546
Tratamiento psicofarmacológicos y
(4)=5,498 p=0,240
combinados (TCC ± fármacos)
Tabla 5.1. Estadísticos Kruskal Wallis de las distintas variables sociodemográficas. Nivel de
significación (p≤ 0,05). Los resultados se obtuvieron usando el programa SPSS, 20 (2015).
De igual forma, el contraste de hipótesis usando el mismo test para comparar los
resultados de las medidas de ansiedad en los cinco grupos proporcionó los siguientes
estadísticos: para el HAD-A (subescala de ansiedad): (4)=1,718, p=0,787; para el BAI:
(4)= 4,417, p=0,353.
En el caso de las medidas obtenidas para el caso del TOC (Tabla 5.3, columna 1),
los resultados estadísticos fueron:
HAD-D
Depresión (4)=2,786; p=0,594 (4)=1,037; p=0,904 (4)=0,239; p=0,993 (4)=1,218; p=0,875
HAD-A
Ansiedad (4)=1.178; p=0,787 (4)=1,855; p=0,931 (4)=2,295; p=0,682 (4)=2,109; p=0,716
EA:
Escala de Atribución (4)=2,062; p=0,724 (4)=27,963;p=0,0001 (4)=41,004;p<0,0001 (4)=49,514; p<0,0001
Y-BOCS: Escala de (4)=4.201; p=0,380 (4)=15,033; p=0,005 (4)=17,042; p=0,002 (4)=12,695; p=0,02
Obsesiones
Y-BOCS: Escala de (4)=3.496; p=0,479 (4)=11,261;p=0,024 (4)=9,806; p=0,044
(4)=12,559; p=0,014
Compulsiones
Y-BOCS: Escala de
Obsesiones y (4)=2.434; p=0,656 (4)=15,786; p=0,003 (4)=13,686; p=0,008 (4)=14,338; p=0,006
compulsiones.
Puntuación Total.
OCI-R: Inventario (4)=4.008; p<0,405 (4)=17,035; p<0,002 (4)=26,292;p<0,0001 (4)=23,789; p<0,0001
obsesión/compulsión.
Total frecuencia.
OCI-R: Inventario (4)=2.097; p<0,718 (4)=18,459; p<0,001 (4)=27,210; p<0,001 (4)=23,154; p<0,0001
obsesión/compulsión.
Total Intensidad
OCI-R: obsesiones y (4)=4,195; p<0,001 (4)=19,899; p<0,001 (4)=27,765;p<0,0001 (4)=25,853; p<0,0001
compulsiones.
Global
Tabla 5.4. Resultados obtenidos en los test ansiedad y depresión en los grupos
experimentales. Las puntuaciones fueron obtenidas en cada grupo en los cuatro
momentos de medida pre-test, post-test, S1 y S2. Los contrastes intragrupo, post-hoc
(Mann Whitney), se realizaron entre las muestras pre-test, post-test, post-test-S1 y S1-
S2.
Grado de significación de las diferencias: en comparación con pre-test*p<0,05; **p<0,005;
*** p<0,001 y **** p< 0,0001. En comparación con post-test +p<0,05, ++ p<0,01, +++ p<0,001
y ++++ p<0,0001. Los resultados se expresan en mediana ± RICS (rango intercuartílico
superior).
BDI: Pre-test 8,50 ± 7,75 11 ± 3,75 9,00 ± 7,00 10,50 ± 5,50 11,00 ± 5,00
Cuestionario de
Post-test 5,00 ± 2,75 ** 6,00 ± 2,00** 6,00 ± 1,00** 5,00 ± 3,00*** 6,00 ± 2,50****
depresión de
Beck. S1 5,50 ± 1,25** 6,00 ± 2,75* 6,00 ± 1,00** 6,00 ± 1,25*** 6,00 ± 2,00****
S2 6,00 ± 2,00* 6,50 ± 2,25* 7,00 ± 1,00* 5,50 ± 2,50*** 7,00 ± 1,50**
HDRS: Pre-test 12,00 ± 1,00 12,50 ± 3,75 12,00 ± 4,00 12,00 ± 5,25 12,00 ± 5,00
Escala
Post-test 6,00 ± 2,75**** 7,50 ± 2,50*** 7,00 ± 2,00** 7,50 ± 3,75* 7,00 ± 2,50****
de Hamilton
para la S1 6,50 ± 2,50** 8,00 ± 5,00* 8,00 ± 3,00* 8,00 ± 5,25* 7,00 ± 5,50***
evaluación S2 6,00 ± 8,75*** 7,00 ± 3,00*** 7,00 ± 3,00** 7,00 ± 2,25* 6,00 ± 3,50****
depresión.
HAD-D Pre-test 5,50 ± 0,50 6,00 ± 0,75 6,00 ± 0,00 6,00 ± 0,25 6,00 ± 1,00
Depresión
Post-test 3,00 ± 1,00**** 4,00 ± 0,00**** 4,00 ± 0,00*** 3,00 ± 1,00**** 4,00 ± 0,50****
Escala
depresión en S1 4,0 ± 1,00+ 4,50 ± 0,50* 5,00 ± 1,00 5,00 ± 0,0* 5,00 ± 0,50*
hospital S2 7,00 ± 5,25* 4,50 ± 1,50* 4,00 ± 2,00 4,00 ± 2,00* 5,00 ± 1,00*
HAD-A Pre-test 9,50 ± 4,50 10,00 ± 4,00 8,00 ± 6,00 9,50 ± 4,75 11,00±3,00
Ansiedad: Post-test 7,00 ± 1,00* 7,00 ± 2,00* 7,00 ± 2,00 6,50 ±1,75* 8,00 ± 1,00**
Escala ansiedad S1 6,00 ± 1,00** 7,00 ± 1,00* 7,00 ± 1,00 7,00 ± 2,25* 7,00 ± 0,50****
en hospital
S2 6,00 ± 2,00* 6,50 ± 1,25* 6,00 ± 2,00* 6,00 ± 2,00 6,00 ± 1,00****
BAI: Pre-test 13,00 ± 13,00 13,50 ± 12,25 14,00 ± 11,00 21,00 ± 8,00 26,00 ± 12,00
Cuestionario de
ansiedad de
Beck Post-test 11,50 ± 4,50 10,50 ± 5,50 16,00 ± 4,00 14,00 ± 3,00 15,00 ± 7,50*
S1 10,50 ± 7,75 9,50 ± 8,25 11,00 ± 5,00 10,00 ± 7,00 11,00 ± 8,00*
S2 8,00 ± 5,50*+ 10,00 ± 2,00 8,00 ± 6,00*+ 9,50 ± 6,50* 9,00 ± 5,00+***
Tabla 5.5. Porcentaje de disminución intragrupo respecto al pre-test en las puntuaciones
obtenidas en ansiedad y depresión con los distintos test de evaluación en los grupos
experimentales. En rojo se señalan los porcentajes de evolución contraria.
Test de
Tiempo de GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
Evaluación
medida
Pre-test 100% 100% 100% 100% 100%
Escala
ansiedad en S1 63,15% 70% 87,5% 73,68% 63,63%
hospital.
S2 63,15% 65% 75% 63,15% 54,54%
Y-BOCS: Escala
(3)=56,093; p<0,0001 (3)=13,014; p=0,005 (3)=15,828; p=0,001 (3)=32,300; p<0,0001 (3)=36,977; p<0,0001
de Compulsiones
Y-BOCS: Escala
de Obsesiones y (3)=59,957 p<0,0001 (3)=14,643; p=,002 (3)=12,527; p<0,0001 (3)37,449; p<0,0001 3)=43,612; p=0,001
compulsiones.
OCI-R: Inventario
frecuencia (3)=44,431; p<0,0001 (3)=12,039; p=0,007 (3)=10,603M; p=0,014 (3)=21,101; p<0,0001 (3)=36,295; p<0,0001
obsesión.
OCI-R:
Intensidad (3)=39,470; p<0,0001 (3)=7,019; p=0,071 (3)=17,284; p=0,001 (3)=22; p<0,0001 (3)=29,235; p<0,0001
compulsiones
OCI-R: obsesiones
y compulsiones. (3)=42,892; p<0,0001 (3)=42,892; p<0,0001 (3)=42,892; p<0,0001 (3)=24,504; p<0,0001 (3)=33,972; p<0,0001
Global
EA: Escala
(3)=57,627; p<0,0001 (3)=28,601; p<0,0001 (3)=26,254; p<0,0001 (3)40,403; p<0,0001 (3)46,750; p=0,001
de atribución
IBRO (3)=65,698; p<0,0001 (3)=33,120; p<0,0001 (3)27,862; p<0,0001 (3)=33,085; p<0,0001 (3)=53,950; p<0,0001
Tabla 5.8. Comparación intergrupo del efecto de los distintos tratamientos sobre la
puntuación obtenida en la escala EA en diferentes momentos (pre-test, post-test, S1 y
S2). Las puntuaciones se obtuvieron para en cada grupo en los cuatro momentos de
medida (pre-test, post-test, S1 y S2). Los resultados se expresan como mediana ± RICS
(Rango Intercuartílico Superior). Los contrastes post-hoc se llevaron a cabo usando el test
de Mann Whitney. Grado de significación de diferencias intergrupo:
En comparación con grupo 2 ■ p<0,05; ■■ p<0,01; ■■■ p<0,001 y ■■■■ p<0,0001; con
grupo 3 ♦ p<0,05; ♦♦ p<0,01; ♦♦♦ p<0,001 y ♦♦♦♦ p<0,0001; con grupo 4 ◊ p<0,05; ◊◊ p<
0,01; ◊◊◊ p< 0,0001 y ◊◊◊◊ p< 0,0001 y con grupo 5 ○ p<0,05; ○○ p< 0,01; ○○○ p<0,001 y
○○○○ p<0,0001.
TRATAMIENTO
Tiempo
ESCALA de GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
Medida
Pre-test 19,00 ± 1,75 21,00 ± 1,00 18,00 ± 4,00 20,00 ±1,25 18,00 ± 6,00-
■■■■ ■■■■
Post-test ♦♦♦♦ ♦♦♦♦
9,00 ± 2,00 13,50 ± 1,00 11,00 ± 2,00 7,00 ± 2,00 7,00 ± 3,00
376
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5.9.- Comparación intergrupo del efecto de los distintos tratamientos sobre la
puntuación obtenida en la escala IBRO en diferentes momentos (pre-test, post-test, S1 y
S2). Las puntuaciones se obtuvieron para en cada grupo en los cuatro momentos de
medida (pre-test, post-test, S1 y S2). Los resultados se expresan en mediana ± RICS
(Rango Intercuartílico Superior). Los contrastes post-hoc se llevaron a cabo usando el test
de Mann Whitney. Grado de significación de diferencias intergrupo:
En comparación con grupo 2 ■ p<0,05; ■■ p<0,01; ■■■ p<0,001 y ■■■■ p<0,0001; con
grupo 3 ♦ p<0,05; ♦♦ p<0,01; ♦♦♦ p<0,001 y ♦♦♦♦ p<0,0001; con grupo 4 ◊ p<0,05; ◊◊ p<
0,01; ◊◊◊ p< 0,0001 y ◊◊◊◊ p< 0,0001 y con grupo 5 ○ p<0,05; ○○ p< 0,01; ○○○ p<0,001 y
○○○○ p<0,0001.
GRUPOS DE TRATAMIENTO
ESCALA Tiempo
de GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
Medida
100,50 ± 4,25 94,50 ± 7,25 89,00 ± 13,00 86,00 ± 12,25 93,00 ± 7,50
Pre-test
■■■■ ■■■■
♦♦♦♦ ♦♦♦♦
IBRO Post-test 44,00 ± 11,50 54,00 ± 6,75 56,00 ± 5,00- 31,50 ± 4,75 32,00 ± 8,00
377
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5.10. Comparación intergrupo del efecto de los distintos tratamientos sobre la
puntuación obtenida en la escala Y-BOCS en diferentes momentos (pre-test, post-test, S1
y S2). Las puntuaciones se obtuvieron para en cada grupo en los cuatro momentos de
medida (pre-test, post-test, S1 y S2). Los resultados se expresan en mediana ± RICS
(Rango Intercuartílico Superior). Los contrastes post-hoc se llevaron a cabo usando el test
de Mann Whitney. Grado de significación de diferencias intergrupo.
Comparación con grupo 2 ■ p<0,05; ■■ p<0,01; ■■■ p<0,001 y ■■■■ p<0,0001; con grupo 3 ♦
p<0,05; ♦♦ p<0,01; ♦♦♦ p<0,001 y ♦♦♦♦ p<0,0001; con grupo 4 ◊ p<0,05; ◊◊ p< 0,01; ◊◊◊ p<
0,0001 y ◊◊◊◊ p< 0,0001 y con grupo 5 ○ p<0,05; ○○ p< 0,01; ○○○ p<0,001 y ○○○○ p<0,0001.
GRUPO DE TRATAMIENTO
Tiempo de
Escala.
Medida GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
Y-BOCS Pre-test 12,00 ± 2,00 13,00 ± 3,75 12,00 ± 4,00 13,00 ± 3,00 12,00 ± 4,00
Obsesiones
■■ ■■
Post-test
6.00 ± 2,75 6,00 ± 3,50 6,00 ± 5,00 ♦ ♦
4,00 ± 2,00 4,00 ± 2,00
■■ ■■■
S1
6,00 ± 2,00 7,50 ± 4,25
7,00 ± 2,00 ♦♦♦
5,50 ± 1,50
4,00 ± 1,00
■ ■ ■■ ♦♦
S2
8,50 ± 3,25
6,00 ± 2,75 7,00 ± 4,00 4,00 ± 2,00
6,00 ± 1,25
Y-BOCS Pre-test 13,00 ± 1,00 10,50 ± 3,50 13,00 ± 2,00 12,00 ± 2,25 10,00 ± 4,50
Compulsiones
Post-test 6,00 ± 1,00 5,00 ± 2,75 5,00 ± 2,00 4,00±2,00 4,00 ± 1,00
■ ■
S1
4,50 ± 3,00 6,00 ± 3,50 6,00 ± 2,00 ♦ ♦
4,00 ± 1,00 4,00 ± 1,00
■ ■ ■■■ ♦
S2 8,00 ± 1,00 6,00 ± 0,00
5,00 ± 1,75 5,00 ± 1,00 3,00 ± 1,00
Y.BOCS
Punt. Total Pre-test 25,00 ± 2,00 26,00 ± 4,25 25,00 ± 5,00 26,00 ± 1,25 24,00 ± 5,00
■■ ♦ ■■■ ♦
Post-test
13,00 ± 2,00 11,00 ± 5,75 13,00 ± 5,00 8,50 ± 2,75 8,00 ± 2,00
■■ ■■ ♦
S1
11,00 ± 3,00 14,00 ± 4,75 14,00 ± 5,00 9,50 ± 2,75 8,00 ± 2,00
■ ■■ ■■ ■■ ♦
S2
11,50 ± 2,50 16,00± 3,75 11,00 ± 7,00 9,00 ± 3,25 8,00 ± 1,50
378
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
OCI-R. Pre-test 10.050 ± 1.625 9.200 ± 3.075 10.000 ± 800 7.850 ± 23,00 9.700 ± 0.800
Total
Frecuenci
♦ ■ ♦♦♦ ■ ♦♦
Post-test
a 3.850 ± 0.2000 5.850 ± 0.850 6.200 ± 1.00 3.300 ± 0.625 4,00 ± 0.150
OC-R. Pre-test 8.100 ± 1.100 7.600 ± 2.350 8.00 ± 2.100 6.050 ± 2.875 8.800 ± 1.300
Total
Intensida
♦ ■■ ♦♦♦ ■ ♦♦
Post-test
d 3.250 ± 8,25 4.650 ± 1.500 4.,00 ± 0.700 1.950 ± 1.650 2.900 ± 0.550
■■■■ ♦♦♦♦ ■ ♦♦ ■■ ♦♦
S2 4.600 ± 1.550
2.200 ± 1.375 5.000 ± 1.700 3.00 ± 0.325 3.000 ± 0.650
OCI-R. Pre-test 18.450 ± 1.600 18.550 ± 2.175 18.700 ± 0.600 15.050 ± 3.425 17.00 ± 1.850
Puntuació
n ■ ♦♦ ■ ■■ ♦♦♦ ■■ ♦♦
Post-test
Global 7.450 ± 2.525 11.100 ± 1.100 11.200 ± 0.400 5.800 ± 1.725 6.600 ± 0.700
■■■■ ■■ ■■
S1
♦♦♦♦ ♦♦♦ ♦♦♦♦
12.050 ± 1.525 13.200 ±1.600
5.650 ± 1.475 6.600 ± 1.300 7.000 ± 1.150
■■■■ ♦♦♦♦ ■■ ♦♦ ■■ ♦♦
S2
6.650 ± 1.350 12.300 ± 1.900 11.700 ± 2.200 7.300 ± 1.025 6.900 ± 1.950
Tabla 5.11.- Comparación intergrupo del efecto de los distintos tratamientos sobre la
puntuación obtenida en la escala OCI en diferentes momentos (pre-test, post-test, S1 y
S2). Las puntuaciones se obtuvieron para en cada grupo en los cuatro momentos de
medida (pre-test, post-test, S1 y S2). Los resultados se expresan en mediana ± RICS
(Rango Intercuartílico Superior). Los contrastes post-hoc se llevaron a cabo usando el test
de Mann Whitney.
Grado de significación de diferencias intergrupo: En comparación con grupo 2 ■
p<0,05; ■■ p<0,01; ■■■ p<0,001 y ■■■■ p<0,0001; con grupo 3 ♦ p<0,05; ♦♦ p<0,01; ♦♦♦
p<0,001 y ♦♦♦♦ p<0,0001; con grupo 4 ◊ p<0,05; ◊◊ p< 0,01; ◊◊◊ p< 0,0001 y ◊◊◊◊ p<
0,0001 y con grupo 5 ○ p<0,05; ○○ p< 0,01; ○○○ p<0,001 y ○○○○ p<0,0001.
379
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
En la Tabla 5.13, se muestran los resultados obtenidos en TOC con los distintos
test de Evaluación en los grupos experimentales. Puntuaciones medias obtenidas por
cada grupo en los cuatro momentos de medida (pre-test, post-test, S1 y S2) para cada
una de las variables INTRAGRUPO, en donde establecemos los porcentajes medios
obtenidos respecto a la mejoras registradas en relación al pretest (valor relativo que
disminuye en relación a la mejora de la sintomatología auto atribuida).
En la Tabla 5.14, se presentan las puntuaciones obtenidas por cada grupo en las
variables que miden ansiedad y depresión en los cuatro momentos de medida (pre-test,
post-test, S1 y S2) correspondientes al análisis principal intragrupo para cada una de las
variables; y los 3 contrastes post-hoc (Mann Whitney) intragrupo. Como ya se ha hecho
constar anteriormente, no hubo diferencias intergrupo en estas variables, lo que confirma
la homogeneidad de los grupos antes y durante el tratamiento respecto a las mismas.
En las Tabla 5.15, se presentan las puntuaciones obtenidas por cada grupo en las
variables que miden TOC en los cuatro momentos de medida (pre-test, post-test, S1 y S2)
380
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
para cada una de las variables; y los 3 contrastes post-hoc (Mann Whitney) intragrupo
(para 2 muestras relacionadas: pretest, postest, post-test-S1 y S1-S2).
En las Tabla 5.16, se presentan las puntuaciones obtenidas por cada grupo en las
variables que miden TOC, (para 5 muestras independientes en tres momentos de medida
por separado, post-test, S1 y S2) correspondientes, respectivamente a los intergrupo, que
figuran representados en rojo.
381
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5.12. Puntuaciones medias obtenidas para cada variable INTRAGRUPO para ansiedad y
depresión, con los porcentajes medios respecto a las mejoras registradas en relación al pretest.
GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
Test de
Tiempo de
Evaluación
medida
N=103 N=24 N=22 N=19 N=22 N=16
Escala ansiedad
en hospital. Post-test 73,68% 70% 87,5% 68,42% 72,72%
382
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5.13 Resultados obtenidos en TOC con los distintos test de Evaluación.
Puntuaciones medias obtenidas por cada grupo en los cuatro momentos de medida
(pre-test, post-test, S1 y S2) para cada una de las variables INTRAGRUPO, en donde
establecemos los porcentajes medios obtenidos en relación al pretest por cada N de
grupo.
GRUPOS DE TRATAMIENTO
Tiempo
Test de GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
de
Evaluación Media Media Porcentaje Media Media Media
medida
N=103 Porcentaje N=22 Porcentaje Porcentaje Porcentaje
N=24 N=19 N=22 N=16
EA:
Post-test 57,89% 57,14% 61,11% 35% 38,88%
Escala
de S1 26,31% 61,90% 72,22% 40% 38.88%
Adaptación
S2 21,05% 73,80% 55,55% 35% 44,44%
383
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
384
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5.14. Puntuaciones obtenidas (A/D) por cada grupo en los cuatro momentos de medida
(pre-test, post-test, S1 y S2) para cada una de las variables; y los 3 contrastes post-hoc (Mann
Whitney) INTRAGRUPO (para 2 muestras relacionadas: pretest-postest, post-test-S1 y S1-S2)
correspondientes, a los dos análisis principales intragrupo. Distribución de puntuaciones por
consistencia interna (α de Cronbach).
Grado de significación diferencias intragrupo: En comparación con pre-test * p<0,05 (abarca
desde 0,006 a 0,045); **p=0,005 (abarca desde p< 0,002 a 0,005); *** p=0,001 y **** p< 0,0001.
En comparación con post-test + p<0,05, ++ p<0,01, +++ p<0,001 y ● p<0,0001. Md = mediana ±
RICS = rango intercuartílico superior.
GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
Test de Tiempo de
Evaluación medida
Md. RICS Md. RICS Md. RICS Md. RICS Md. RICS
Pre-test 8,50 ± 7,75 11 ± 3,75 9,00 ± 7,00 10,50± 5,50 11,00 ± 5,00
** ** ** *** ****
BDI: Post-test 6,00 ± 2,00 6,00 ± 1,00 5,00 ± 3,00 6,00 ± 1,50
5,00 ± 2,75
Cuestionario
** * ** *** ****
de depresión de
S1 5,50 ± 1,25 6,00 ± 2,75 6,00 ± 1,00 6,00 ± 1,25 6,00 ± 2,00
Beck.
* * * *** **
S2 6,00 ± 2,00 6,50 ± 2,25 7,00 ± 1,00 5,50 ± 2,50 7,00 ± 1,50
Pre-test 12,00 ± 1,00 12,50 ± 3,75 12,00 ± 4,00 12,00 ± 5,25 12,00 ± 5,00
**** *** ** * ****
HDRS: Post-test 6,00 ± 2,75 7,50 ± 2,50 7,00 ± 2,00 7,50±3,75 7,00 ± 2,50
Escala de ** * * * ***
Hamilton para S1 6,50 ± 2,50 8,00 ± 5,00 8,00 ± 3,00 8,00 ± 5,25 7,00 ± 5,50
la evaluación *** *** ** * ****
depresión. S2 6,00 ± 8,75 7,00 ± 3,00 7,00 ± 3,00 7,00 ± 2,25 6,00 ± 3,50
Pre-test 5,50 ± 0,50 6,00 ± 0,75 6,00 ± 0,00 6,00 ± 0,25 6,00 ± 1,00
**** **** *** **** ****
HAD-A Post-test 3,00 ± 1,00 4,00 ± 0,00 4,00 ± 0,00 3,00 ± 1,00 4,00 ± 050
Depresión + * * *
Escala S1 4,0 ± 1,00 4,50 ± 0,50 5,00 ±1,00 5,00±0,0 5,00 ± 0,50
depresión * * * *
en hospital S2 7,00± 5,25 4,50 ± 1,50 4,00± 2,00 4,00 ± 2,00 5,00 ± 1,00
Pre-test 9,50 ± 4,50 10,00 ± 4,00 8,00 ± 6,00 9,50 ± 4,75 11,00 ± 3,00
* * * **
Post-test 7,00 ± 1,00 7,00 ± 2,00 7,00 ± 2,00 6,50 ±1,75 8,00 ± 1,00
HAD-A
** * * ****
Ansiedad:
S1 6,00 ± 1,00 7,00 ± 1,00 7,00 ± 1,00 7,00 ± 2,25 7,00 ± 0,50
Escala
* * * ****
ansiedad en
S2 6,00 ± 2,00 6,50 ± 1,25 6,00 ± 2,00 6,00 ± 2,00 6,00 ± 1,00
hospital.
Pre-test 13,00 ± 13,00 13,50 ± 12,25 14,00 ± 11,00 21,00 ± 8,00 26,00 ± 12,00
*
BAI: Post-test 11,50 ± 4,50 10,50 ± 5,50 16,00 ± 4,00 14,00 ± 3,00 15,0 ± 7,50
Cuestionario
de ansiedad de *
S1 10,50 ± 7,75 9,50 ± 8,25 11,00 ± 5,00 10,00 ± 7,00 11,00 ± 8,00
Beck
* + * + * + ***
S2 8,00 ± 5,50 10,00 ± 2,00 8,00 ± 6,00 9,50 ± 6,50 9,00 ± 5,00
385
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5. 15. Resultados obtenidos en TOC con los distintos test de Evaluación en los grupos
experimentales. Puntuaciones obtenidas por cada grupo en los cuatro momentos de medida
(pre-test, post-test, S1 y S2) para cada una de las variables; y los 3 contrastes post-hoc (Mann
Whitney) INTRAGRUPO (para 2 muestras relacionadas: pretest-postest, post-test-S1 y S1-S2)
correspondientes a los dos análisis principales intragrupo. Distribución de puntuaciones por
consistencia interna (α de Cronbach).
Pre-test 19,00 ± 1,75 21,00 ± 1,00 18,00 ± 4,00 20,00 ± 1,25 18,00 ± 6,00
*** **** ● **** **** ****
EA: Post-test 11,00 ± 2,00 12,00 ± 1,00 11,00 ± 2,00 7,00 ± 2,00 7,00 ± 3,00
Escala
**** + **** **** **** ****
de Adaptación 8,00 ± 1,00 7,00 ± 2,50
S1 5,00 ± 2,00 13,00 ± 3,70 13,,00 ± 3,00
**** ++ *** **** **** ****
S2 4,00 ± 2,00 15,50 ± 2,25 10,00 ± 3,00 7,00 ± 1,00- 8,00 ± 1,00
Pre-test 100,50 ± 4,25 94,50 ± 7,25 89,00 ± 13,00 86,00 ± 12,25 93,00 ± 7,50
**** **** **** **** ****
IBRO: Post-test 44,00 11,50 54,00 ± 6,75 56,00 ±5,00- 31,50±4,75 32,00 ± 8,00
Inventario de
**** + **** **** + **** ****
creencias
relacionada S1 37,00 ± 5,50 56,00 ± 12,50 62,00 ± 13,00 32,50± 6,00 31,00 ± 9,00
con las **** ++ **** **** **** ****
obsesiones S2 32,50 ± 11,00 58,50± 10,00 52,00 ± 8,00 35,00 ± 9,25 32,00 ± 6,50
Pre-test 12,00 ± 2,00 13,00 ± 3,75 12,00 ± 4,00 13,00± 3,00 12,00 ± 4,00
Y-BOCS: **** **** * **** ****
Escala de Post-test 6,00 ± 2,75 6,00 ± 3,50 6,00 ± 5,00 4,00 ± 2,00 4,00 ± 2,00
Obsesiones de
Yale-Brown **** *** **** ***
S1 6,00 ± 2,00 7,50 ± 4,25 7,00 ± 2,00 5,50 ± 1,50 4,00 ± 1,00
**** ** * **** ****
S2 6,00 ± 2,75 8,50 ± 3,25 7,00 ± 4,00 6,00 ± 1,25 4,00 ± 2,00
Pre-test 13,00 ± 1,00 10,50 ± 3,50 13,00 ± 2,00 12,00 ± 2,25 10,00 ± 4,50
Y-BOCS: **** *** **** **** ****
Escala de Post-test 6,00 ± 1,00 5,00 ± 2,75 5,00 ± 2,00 4,00 ± 2,00 4,00 ± 1,00
Compulsiones **** ** * **** ****
de Yale-Brown
S1 4,50 ± 3,00 6,00 ± 3,50 6,00 ± 2,00 4,00 ± 1,00 4,00 ±1,00
**** * **** **** ****
S2 5,00 ± 1,75 8,00 ± 1,00 6,00 ± 1,00 5,00 ± 1,00 3,00 ± 1,00
386
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Pre-test 25,00 ± 2,00 26,00 ± 4,25 25,00 ± 5,00 26,00 ± 1,25 24,00 ± 5,00
Y-BOCS:
Escala de **** **** ** **** ****
Post-test
Obsesiones y 13,00 ± 2,00 11,00 ± 5,75 13,00 ± 5,00 8,50 ± 2,75 8,00 ± 2,00
compulsiones.
**** *** * **** ****
Puntuación S1
11,00 ± 3,00 14,00 ± 4,75 14,00 ± 5,00 9,50 ± 2,75 8,00 ± 2,00
Total.
**** * ** **** ****
S2
11,50 ± 2,50 16,00± 3,75 11,00 ± 7,00 9,00 ± 3,25 8,00 ± 1,50
Pre-test 10.050 ± 1.625 9.00 ± 1.075 10.000 ± 0.800 7.850 ± 2.300 9.700 ± 0.800
OCI-R:
Inventario **** ** **** **** ****
Post-test
obsesiones/ 3.850 ± 2.000 5.850 ± 0.850 6.200 ± 1.00 3.300 ± 0.625 4.00 ± 1.050
compulsiones. **** + ** * ****
S1
****
Total 2.950 ± 1.000 6.200 ± 1.275 7.100 ± 0.800 3.800± 0.700
3.550 ± 0.875
Frecuencia.
**** ** * **** ****
S2
3.600 ± 1.375 6.750 ± 1.025 6.800 ± 1.600 3.800 ± 0.875 3.800 ± 1,000
OCI-R: Pre-test 8.100 ± 1.100 7.600 ± 2.350 8.000 ± 2.100 6.050 ± 2.875 8.800 ± 1.300
OCI-R: Pre-test 18.450 ± 1.600 18.550 ± 2.175 18.700 ± 6.00 15.050 ± 3.425 17.800 ± 1.850
387
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5.16. Resultados obtenidos en TOC con los distintos test de Evaluación en los grupos
experimentales. Puntuaciones obtenidas por cada grupo en los cuatro momentos de medida (pre-
test, post-test, S1 y S2) para cada una de las variables; y los 3 contrastes post-hoc (Mann Whitney)
INTERGRUPOS (representados con símbolos en rojo, para 5 muestras independientes en tres
momentos de medida por separado, post-test, S1 y S2). En negro se representan los análisis
principales correspondientes a los intragrupos. Distribución de puntuaciones por consistencia
interna (α de Cronbach).
Grado de significación diferencias intergrupo. En comparación con grupo 2 ■ p<0,05; ■■ p<0,01;
■■■ p<0,001 y ■■■■ p<0,0001; con grupo 3 ♦ p<0,05; ♦♦ p<0,01; ♦♦♦ p<0,001 y ♦♦♦♦ p<0,0001;
con grupo 4 ◊ p<0,05; ◊◊ p< 0,01; ◊◊◊ p< 0,0001 y ◊◊◊◊ p< 0,0001 y con grupo 5 ○ p<0,05; ○○ p<
0,01; ○○○ p<0,001 y ○○○○ p<0,0001. Md = mediana, RICS = rango intercuartílico superior.
388
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
■ ■ ■■■ ♦
S2
5,00 ± 1,75 8,00 ± 1,00 6,00 ± 2.00 5,00 ± 1,00 3,00 ± 1,00
Pre-test 25,00 ± 2,00 26,00 ± 4,25 25,00 ± 5,00 26,00 ± 1,25 24,00 ± 5,00
Y.BOCS
■■ ♦ ■■■ ♦
Post-test
Punt. Total 13,00 ± 2,00 11,00 ± 5,75 13,00 ± 5,00 8,50 ± 2,75 8,00 ± 2,00
■■ ♦ ■■ ♦
S1
11,00 ± 3,00 14,00 ± 4,75 14,00 ± 5,00 9,50 ± 2,75 8,00 ± 2,00
■ ■■ ■■ ■■ ♦
S2
11,50 ± 2,50 16,00 ± 3,75 11,00 ± 7,00 9,00 ± 3,25 8,00 ± 1,50
Pre-test 10.050 ± 1.625 9.200 ± 3.075 10.000 ± .800 7.850 ± 23,00 9.700 ± 0.800
OCI-R Total
Frecuencia
♦ ■ ♦♦♦ ■ ♦♦
Post-test
3.850 ± 0.2000 5.850 ± 0.850 6.200 ±1.00 3.300 ± 0.625 4,00 ± 0.150
Pre-test 8.100 ± 1.100 7.600 ± 2.350 8.00 ± 2.100 6.050 ± 2.875 8.800 ± 1.300
OC-R Total
Intensidad
♦ ■■ ♦♦♦ ■ ♦♦
Post-test
3.250 ± 8,25 4.650 ± 1.500 4.,00 ± 0.700 1.950 ± 1.650 2.900 ± 0.550
■■■■ ■ ■■
S2
♦♦♦♦ 4.600 ± 1.550 ♦♦ ♦♦
5.000 ± 1.700
2.200 ± 1.375 3.00 ± 0.325 3.000 ± 0.650
OCI-R Pre-test 18.450 ± 1.600 18.550 ± 2.175 18.700 ± 0.600 15.050 ± 3.425 17.00 ± 1.850
Punt. Global
■ ♦♦ ■ ■■ ♦♦♦ ■■ ♦♦
Post-test
7.450 ± 2.525 11.100 ±1.100 11.200 ± 0.400 5.800 ±1.725 6.600 ± 0.700
■■■■ ♦♦♦♦ ■■ ♦♦ ■■ ♦♦
S2
6.650 ± 1.350 12.300 ± 1.900 11.700 ± 2.200 7.300 ± 1.025 6.900 ± 1.950
389
Tabla 5.17. Resultados obtenidos para cuestionarios de Ansiedad y depresión con los distintos test de Evaluación en los grupos experimentales. Estadísticos de
contraste intragrupo para los cuatro momentos de medida (pre-test, post-test, seguimiento [S1] y seguimiento [S2]) (Kruskal-Wallis para 4 muestras
relacionadas) para cada una de las variables (ansiedad y depresión, adaptación y TOC), y en cada uno de los 5 grupos por separado.
V.D. PATRONES ESTADÍSTICOS DE CONTRASTE
Variable
Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Grupo 4 Grupo 5
Dependiente.
BDI: Cuestionario
de depresión de (3)=13,502; p=0,004 (3)=11,603; p=0,009 (3)=12,590; p=0,006 (3)17,167; p=0,001 (3)19,658; p<0,0001
Beck.
Escala de
Hamilton para la (3)=17,831 ;p<0,0001 (3)=12,819; p=0,005 (3)11,025; p=0,012 (3)=9,197; p=0,027 (3)=24,317; p<0,0001
evaluación
depresión, HDRS.
Escala depresión
en hospital,HAD- (3)=16,200; p=0,001 (3)=13,742; p=0,003 (3)=10,442; p=0,015 (3)=16,040; p=0,001 (3)=17,169; p=0,001
D
Escala ansiedad
en hospital, HAD- (3)=10,875; p=0,012 (3)=8,814; p=0,032 (3)=6,154; p=0,104 (3)=6,281; p=0,099 (3)=22,789; p<0,0001
A.
BAI: Cuestionario
de ansiedad de (3)=5,980; p=0,113 (3)=2,101; p=0,0552 (3)=7,338; p=0,062 (3)6,128; p=0,106 3)=14,037; p=0,003
Beck.
EA: Escala de
atribución. (3)=57,627; p<0,0001 (3)=28,601; p<0,0001
(3)=26,254; p<0,0001
(3)40,403; p<0,0001
(3)46,750; p=0,001
IBRO: creencias
relacionada con (3)=65,698; p<0,0001 (3)=33,120; p<0,0001
(3)27,862; p<0,0001
(3)=33,085; p<0,0001
(3)=53,950; p<0,0001
las obsesiones.
390
Tabla 5.18. Resultados obtenidos para cuestionarios de TOC con los distintos test de Evaluación en los grupos experimentales. Estadísticos de contraste de
los análisis intragrupo para los cuatro momentos de medida (pre-test, post-test, seguimiento [S1] y seguimiento [S2]) (Kruskal-Wallis para 4 muestras
relacionadas) para cada una de las variables (ansiedad y depresión, adaptación y TOC), y en cada uno de los 5 grupos por separado.
Y-BOCS: Escala
de Obsesiones (3)=57,368; p<0,0001 (3)=13,873 ;p=0,003 (3)=7,017 ;p=0,071 (3)=38,123; p<0,0001 (3)=40,210; p<0,0001
Y-BOCS: Escala
de Compulsiones (3)=56,093; p<0,0001 (3)=13,014; p=0,005 (3)=15,828; p=0,001 (3)=32,300; p<0,0001 (3)=36,977; p<0,0001
Y-BOCS:
Puntuación Total. (3)=59,957; p<0,0001 (3)=14,643; p=0,002 (3)=12,527; p<0,0001 (3)37,449; p<0,0001 3)=43,612; p=0,001
OCI-R:
Inventario
(3)=44,431; p<0,0001
frecuencia (3)=12,039; p=0,007 (3)=10,603; p=0,014 (3)=21,101; p<0,0001 (3)=36,295; p<0,0001
obsesión.
OCI-R:
Intensidad (3)=39,470; p<0,0001 (3)=7,019; p=0,071 (3)=17,284; p=0,001 (3)=22; p<0,0001 (3)=29,235; p<0,0001
compulsiones
OCI-R:
obsesiones y
compulsiones.
(3)=42,892; p<0,0001
(3)=42,892; p<0,0001 (3)=42,892; p<0,0001 (3)=24,504; p<0,0001 (3)=33,972; p<0,0001
Global
391
PATRONES ESTADÍSTICOS DE CONTRASTE
VARIABLE
PRESTEST POSTEST SEGUIMIENTO 1 SEGUIMIENTO 2
DEPENDIENTE
(S1) (S2)
BDI
Cuestionario
de depresión (4)=0,643;p=0,958 (4)=1,112; p=0,892 (4)=2,561; p=0,634 (4)=0,595; p=0,964
de Beck
HDRS:
Escala de
Hamilton
para la (4)=0,2135;p=0,711 (4)=4,130; p=0,389 (4)=3,351; p=0476 (4)=2,251; p=0,690
evaluación
depresión
Escala
depresión en
hospital (4)=2,786; p=0,594 (4)=1,037; p=0,904 (4)=0,239; p=0,993 (4)=1,218; p=0,875
HAD-A
Depresión
HAD-A
Ansiedad:
Escala (4)=1.178; p=0,787 (4)=0,855; p=0,931 (4)=2,295; p=0,682 (4)=2,109; p=0,716
ansiedad en
hospital.
BAI:
Cuestionario
de ansiedad (4)=4,417; p=0,353 (4)=2,786; p=0,594 (4)=2,523;p=0,971 (4)=1,166; p=0,884
de Beck
Tabla 5.19. Resultados obtenidos para cuestionarios de Ansiedad y depresión con los
distintos análisis principales intergrupo en los cuatro momentos de medida (pre-test,
post-test, seguimiento 1 y seguimiento 2) (Kruskal-Wallis para 5 muestras
independientes) para cada una de las variables. test de Evaluación en los grupos
experimentales. Estadísticos de contraste
392
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Tabla 5.20. Resultados obtenidos para cuestionarios de TOC con los distintos test de
Evaluación en los grupos experimentales. Estadísticos de contraste de los análisis
principales intergrupo en los cuatro momentos de medida (pre-test, post-test,
seguimiento 1 y seguimiento 2) (Kruskal-Wallis para 5 muestras independientes) para
cada una de las variables.
ESTADÍSTICOS DE CONTRASTE
Variable
Prestest Postest Seguimiento 1 Seguimiento 2
Dependiente
(S1) (S2)
EA:
Escala de Atribución (4)=2,062;p=0,724 (4)=27,963;p=0,0001 (4)=41,004;p<0,0001 (4)=49,514;p<0,0001
IBRO: Inventario
de creencias (4)=9,252;p=0,055 (4)=42,218;p<0,0001 (4)49,628;p<0,0001 (4)=43,912;p<0,0001
relacionada con las
obsesiones
Y-BOCS: Escala de
Obsesiones de Yale- (4)=4.201;p=0,380 (4)=15,033;p=0,005 (4)=17,042;p=0,002 (4)=12,695;p=0,02
Brown
Y-BOCS:
Escala de (4)=3.496;p=0,479 (4)=11,261;p=0,024 (4)=9,806;p=0,044
(4)=12,559;p=0,014
Compulsiones de
Yale-Brown
Y-BOCS: Escala de
Obsesiones y
compulsiones. (4)=2.434 p=0,656 (4)=15,786;p=0,003 (4)=13,686;p=0,008 (4)=14,338;p=0,006
Puntuación Total.
OCI-R: Inventario
obsesión/compulsión. (4)=4.008; p<0,405 (4)=17,035;p<0,002 (4)=26,292;p<0,0001 (4)=23,789;p<0,0001
Total frecuencia.
OCI-R: Inventario
obsesión/compulsión. (4)=2.097;p<0,718 (4)=18,459;p<0,001 (4)=27,210;p<0,001 (4)=23,154;p<0,0001
Total Intensidad
OCI-R: obsesiones y
compulsiones. (4)=4,195;p<0,001 (4)=19,899;p<0,001 (4)=27,765;p<0,0001 (4)=25,853;p<0,0001
Global
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Pre-test 8,50 ± 7,75 11 ± 3,75 9,00 ± 7,00 10,50± 5,50 11,00 ± 5,00
BDI:
** ** ** *** ****
Cuestionario Post-test 5,00 ± 2,75 6,00 ± 2,00 6,00 ± 1,00 5,00 ± 3,00 6,00 ± 1,50
de depresión
** * ** *** ****
de Beck. S1 5,50 ± 1,25 6,00 ± 2,75 6,00 ± 1,00 6,00 ± 1,25 6,00 ± 2,00
* * * *** **
S2 6,00 ± 2,00 6,50 ± 2,25 7,00 ± 1,00 5,50 ± 2,50 7,00 ± 1,50
HDRS: Pre-test 12,00 ± 1,00 12,50 ± 3,75 12,00±4,00 12,00±5,25 12,00 ±5,00
HAD-A Pre-test 5,50 ± 0,50 6,00 ± 0,75 6,00 ± 0,00 6,00 ± 0,25 6,00 ± 1,00
* * * *
S2 4,00 ± 2,00
7,00 ± 5,25 4,50 ± 1,50 4,00 ± 2,00 5,00 ± 1,00
Así, las medidas obtenidas para el caso de depresión (Tabla 5. 20) fueron, para el
BDI, (4)=0,643, p=0,958; y para el HDRS, (4)=2,135, p=0,711, para el HAD-A
(subescala de depresión), (4)=2,786, p=0,594; Finalmente, en el caso de nuestra
medida de adaptación, el EA (4)=2,062, p=0,724.
HAD-A Pre-test 9,50 ± 4,50 10,00 ± 4,00 8,00 ± 6,00 9,50 ± 4,75 11,00±3,00
Ansiedad: * * * **
Post-test 7,00 ± 2,00
7,00 ± 1,00 7,00 ± 2,00 6,50 ±1,75 8,00 ± 1,00
Escala
** * * ****
ansiedad en S1 7,00 ± 1,00
6,00 ± 1,00 7,00 ± 1,00 7,00 ± 2,25 7,00 ± 0,50
hospital.
S2 * * * ****
6,00 ± 2,00
6,00 ± 2,00 6,50 ± 1,25 6,00 ± 2,00 6,00 ± 1,00
Cuestionario *
Post-test 11,50±4,50 10,50±5,50 16,00±4,00 14,00 ± 3,00
de ansiedad 15,00±7,50
de Beck *
S1 10,50±7,75 9,50 ± 8,25 11,00±5,00 10,00 ± 7,00
11,00±8,00
* + *+ * + ***
S2 10,00 ±2,00
8,00 ± 5,50 8,00 ± 6,00 9,50 ±6,50 9,00 ± 5,00
con el HAD-A, en los grupos 3 (p=0,104) y 4 (p=0,099) o medida por el BAI, en los grupos 1
(p=0,113), 2 (p=0,552), 3 (p=0,062) y 4 (p=0,106).
No obstante estos resultados de los análisis generales, las ulteriores pruebas post
hoc sí indicaron diferencias significativas intragrupo en ansiedad, medida a través del BAI,
en los grupos 1 y 3 (p<0,05 tanto en la comparación del S2 con pretest, como en la S2 con
post-test), 4 (p<0,05 S2 vs. Pre-test) y 5 (p<0,001 en la comparación S2 con pre-test y
p<0.05 en S2 con post-test, respectivamente, Tabla 5.18).
Por lo que respecta a las variables que miden TOC, en la Tabla 5.18 puede verse
que hay diferencias significativas intragrupo en todas las variables incluidas en este
estudio excepto en el caso de las obsesiones tal como las mide el Y-BOCS en el grupo 3
(p=0,071) y de la intensidad total obsesión-compulsión tal como la mide el OCI-R en el
grupo 2 (p=0,071).
Una vez realizada la comparación de todos los grupos, las ulteriores pruebas post
hoc indicaron diferencias significativas intragrupo en depresión y ansiedad, medidas a
través de las distintas escalas (Tabla 5.5). Así, en el cuestionario BDI y en todos los grupos
experimentales se encontraron diferencias significativas con respecto al pre-test. En la
tabla 5.6 se pueden ver los porcentajes de mejora en relación al pre-test en cada grupo.
Por su parte, el test BAI (Tabla 5.5) puso de manifiesto diferencias significativas
entre S2 con pre-test y post-test en los grupos 1, 3 y 5, entre S2 vs. pre-test en el grupo 4.
En este último grupo también se obtuvo diferencias significativas entre S1 y post-test
respecto al pre-test. No está indicada para el grupo 4 en la tabla 5.5 para el BAI.
Por lo que respecta a las variables que miden TOC, nuestros resultados muestran
que hay diferencias significativas intragrupo en todas las variables incluidas en este
estudio excepto en el caso de las obsesiones tal como las mide el Y-BOCS en el grupo 3
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Otra de las escalas usadas en nuestro estudio fue la Y-BOCS. En las tres gráficas
presentadas en la Figura 5.3 se ve que las puntuaciones obtenidas en las tres escalas
(obsesiones, compulsiones y puntuación total en la escala) indicaron una mejoría del TOC,
pero los resultados obtenidos en los seguimientos S1 y S2, no difirieron
significativamente de las obtenidas en la evaluación post-test. Es decir, que la mejoría
experimentada por los cinco grupos de tratamiento se mantiene a lo largo de todo el
estudio y tan sólo se aprecia una ligera tendencia al empeoramiento en el grupo 2.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Por último, en relación a la escala OCI, en las tres gráficas de la Figura 5.4, en la
que se presentan los valores obtenidos por los cinco grupos de tratamiento en la escala
OCI, respecto de la frecuencia, intensidad y puntuación global, puede observarse que las
puntuaciones obtenidas en la fase post-test son significativamente inferiores a las
correspondientes a antes de los tratamientos, lo cual apoya nuestra primera hipótesis,
según la cual los cinco grupos experimentarían una mejoría significativa en las distintas
variables de sintomatología obsesivo compulsiva. No obstante, contrariamente a lo
propuesto en el apartado de nuestras hipótesis por la que los cinco grupos
experimentarían un empeoramiento de la sintomatología obsesivo compulsiva, es de
resaltar que la mejoría alcanzada se mantiene tanto en S1 como en S2, salvo en el grupo 3
(Fig. 5.4C), que experimenta una ligera recaída en S1, que posteriormente desaparece.
Pre-test 19,00 ± 1,75 21,00 ± 1,00 18,00 ± 4,00 20,00 ±1,25 18,00 ± 6,00-
5,00 ± 2,00 13,00 ± 3,70 13,,00 ± 3,00- 8,00 ± 1,00 7,00 ± 2,50
4,00 ± 2,00 15,50 ± 2,25 10,00 ± 3,00 7,00 ± 1,00- 8,00 ± 1,00
Tabla 5.23. Grado de significación diferencias intragrupo del auto-registro EA. Md = mediana ±
RICS = Rango Intercuartílico Superior. Las figuras que aquí presentamos constatan diferencias
intragrupo a lo largo del estudio para la evaluación del TOC con la escala de Adaptación.
En comparación con pre-test * p<0,05 (abarca desde 0,006 a 0,045); **p<0,005 (esto abarca
desde p<0,002 a 0,005); *** p<0,001 y **** p< 0,0001. En comparación con post-test + p<0,05,
++ p<0,01, +++ p<0,001 y ● p<0,0001.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
En la Tabla 5.23, se representan los valores obtenidos por cada uno de los cinco
grupos de tratamiento en la variable de la Escala de Atribución de Echeburúa y Corral, EA,
en los 4 momentos de medición (pre-test, post-test, seguimiento 1, S1 y seguimiento, S2).
Se presentan los valores obtenidos por cada uno de los cinco grupos de
tratamiento en la variable de la Escala de Atribución de Echeburúa y Corral, EA, en los 4
momentos de medición (pre-test, post-test, seguimiento 1, S1 y seguimiento 2, S2).
100,50 ± 4,25 94,50 ± 7,25 89,00± 13,00 86,00± 12,25 93,00 ± 7,50
Pre-test
En comparación con pre-test * p<0,05 (abarca desde 0,006 a 0,045); **p<0,005 (esto
abarca desde p< 0,002 a 0,005); *** p<0,001 y **** p< 0,0001. En comparación con post-
test + p<0,05, ++ p<0,01, +++ p<0,001 y ● p<0,0001.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
ESCALA DE Y-BOCS
Variables Tiempo
Dependientes, de
V.D. Medida GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
Y-BOCS: Pre-test 12,00 ± 2,00 13,00 ± 3,75 12,00 ± 4,00 13,00 ± 3,00 12,00 ± 4,00
Escala de
Obsesiones de **** **** * **** ****
Post-test
Yale-Brown 6,00 ± 2,75 6,00 ± 3,50 6,00 ± 5,00 4,00 ± 2,00 4,00 ± 2,00
Y-BOCS: Pre-test 13,00 ± 1,00 10,50± 3,50 13,00 ± 2,00 12,00±2,25 10,00 ±4,50
Escala de
**** *** **** **** ****
Compulsiones Post-test
6,00 ± 1,00 5,00 ± 2,75 5,00 ± 2,00 4,00 ± 2,00 4,00 ± 1,00
de Yale-
Brown **** ** * **** ****
S1
4,50 ± 3,00 6,00 ± 3,50 6,00 ± 2,00 4,00 ± 1,00 4,00 ± 1,00
Y-BOCS: Pre-test 25,00 ± 2,00 26,00 ± 4,25 25,00 ± 5,00 26,00 ± 1,25 24,00 ± 5,00
Escala de
Obsesiones y **** **** ** **** ****
Post-test
compulsiones 13,00 ± 2,00 11,00 ± 5,75 13,00 ± 5,00 8,50 ± 2,75 8,00 ± 2,00
ESCALA OCI
Variables Tiempo
dependientes, de GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5
V.D. Medida
Md. RICS Md. RICS Md. RICS Md. RICS Md. RICS
Pre-test 10.050 ± 1.625 9.00 ± 1.075 10.000 ± 0.800 7.850 ± 2.300 9.700 ± 0.800
OCI-R: **** ** **** **** ****
Inventario Post-test
3.850 ± 2.000 5.850 ± 0.850 6.200 ± 1.00 3.300 ± 0.625 4.00 ± 1.050
obsesiones/
**** + ** * **** ****
compulsiones. S1
2.950 ± 1.000 6.200 ± 1.275 7.100 ± 0.800 3.550 ± 0.875 3.800± 0.700
Total
Frecuencia. **** ** * **** ****
S2
3.600 ± 1.375 6.750 ± 1.025 6.800 ± 1.600 3.800 ± 0.875 3.800 ± 1,000
Pre-test 8.100 ± 1.100 7.600 ± 2.350 8.000 ± 2.100 6.050 ± 2.875 8.800 ± 1.300
OCI-R: **** ** ** **** ****
Inventario de Post-test
3.250 ± 0.825 4.650 ± 1.500 4.500 ± 0.700 1.950 ± 1.650 2.900 ± 0.550
obsesión/
**** + ** ** + **** ****
compulsión. S1
2.550 ± 0.625 5.000 ± 1.000 6.000 ± 10,00 2.850 ± 0.875 3.000 ± 0.95
Total
**** ++ * **** *** ***
Intensidad. S2
2.200 ± 1.375 4.600 ± 1.550 5.000 ± 1.700 3.400 ± 3.25 3.000 ± 0.650
Pre-test 18.450 ± 1.600 18.550 ± 2.175 18.700 ± 6.00 15.050 ± 3.425 17.800 ± 1.850
OCI-R: **** * *** **** ****
Post-test
7.450 ± 2.525 11.100 ± 1.100 11.200 ± 4.00 5.800 ± 1.725 6.600 ± 0.700
Tabla 5.26. Diferencias intragrupo. En comparación con pre-test * p<0,05 (abarca desde 0,006 a
0,045); **p<0,005 (esto abarca desde p<0,002 a 0,005); *** p<0,001 y **** p< 0,0001. En
comparación con post-test ± p<0,05, ++ p<0,01, +++ p<0,001 y ● p<0,0001. Md = mediana ± RICS =
rango intercuartílico superior.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
En la Tabla 5.26, presentamos los valores obtenidos por los cinco grupos de
tratamiento en la escala OCI, respecto de la frecuencia, intensidad y puntuación global.
Como puede observarse, las puntuaciones obtenidas en la fase postest son
significativamente inferiores a las correspondientes a la evaluación pretest, lo cual apoya
nuestra primera hipótesis (los cinco grupos experimentarán una mejoría significativa en
las distintas variables de sintomatología obsesivo compulsiva). No obstante,
contrariamente a lo propuesto en nuestra hipótesis 1.b (los cinco grupos experimentarán
un empeoramiento de la sintomatología obsesivo compulsiva, es decir, un incremento en
las puntuaciones obtenidas con los instrumentos que miden estas variables en las fases
S1 y S2) la mejoría alcanzada se mantiene tanto en S1 como en S2, salvo en el grupo 3 que
experimenta una recaída en S1 pero se recupera y en S2 no difiere de su puntuación
obtenida en post-test.
Dado que los 5 grupos que participarán en este estudio recibirán distintos
tratamientos, esto se verá reflejado en las puntuaciones obtenidas en los instrumentos
que miden la sintomatología ansioso-depresiva y obsesivo-compulsiva tanto en las
medidas postest, como S1 y S2. En concreto, esperamos diferencias significativas
intergrupos.
En comparación con grupo 1* p=0.01; con el grupo 2++ p=0.002; +++ p<0.0001; con el grupo 3 ♦♦
p= 0.006, ♦♦♦ p< 0.0001; con el grupo 4 ♦ p=0.01; ♦♦ p=0.001 y con el grupo 5 ○ p<0.0001.
Grupo 1
Grupo 2
Grupo 3
110
100 Grupo 4
90 Grupo 5
80
70
60
++ ++ ++
50 ** ** ♦♦ ++ ++ ♦♦ ♦♦ ++
♦♦
++ ++ ♦♦ ♦♦
40 ♦♦ ♦♦
30
20
10
0
PRE POST 1 AÑO 2 AÑOS
Figura 5.2. Puntuaciones obtenidas en la escala IBRO y grado de significación de las diferencias
obtenidas intergrupo. Las barras representan las Mediana y el Rango Intercuartílico Superior.
En la Figura 5.7 pueden verse las diferencias existentes entre los 5 grupos de
tratamiento en las puntuaciones obtenidas en la escala Yale Brown.
Grupo 1
Grupo 2
A) Grupo 3
20
Grupo 4
Grupo 5
15
Obsesiones
10
+
♦ ♦♦ ♦♦♦ * **
+++ ++ ♦♦
*** ***
♦♦♦♦
5
0
PRE POST 1 año 2 años
B)
20
Compulsiones
15
10
+
+ ++ +++
+♦ ♦♦ ♦
5
0
PRE POST 1 año 2 años
C)
35
30
Puntuación total
25
20 +++
*
15 +++ +++ +
♦ *** ♦ ++ +++ **
++++
+♦ ♦♦ ♦♦
10
0
PRE POST 1 año 2 años
Figura 6.7. Puntuaciones obtenidas en la Escala Yale Brown. Las barras representan Mediana y RICS.
(A) En comparación con grupo 1. * p<0.06, ** p<0.004, *** p<0.002++++ p<0.0001. (+) En comparación con
grupo 2. + p < 0.041, ++ p<0.03, +++ p<0.003. (♦) En comparación con grupo 3. ♦ p<0.048, ♦ ♦
p<0.0026, ♦ ♦ ♦ p<0.916, ♦ ♦ ♦ ♦ p<0.001.
B) En comparación con grupo 2. + p<0.024, ++ p<0.014, +++ p<0.00. ( ♦) En comparación con el grupo 3. ♦ p
< 0.03, ♦ ♦ p<0.03
(C) Comparación con grupo 1. * p<0.005, ** p<0.001. ( +) En comparación con grupo 2. + p < 0.02, + + p<0.01,
+++ p<0.009 y ++++ p<0.0001. (♦) En comparación con grupo 3. ♦ p<0.027, (♦) En comparación con
grupo 3. ♦ p<0.027,. ♦♦ p<0.021, ♦♦♦ p<0.001.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Grupo 1
Grupo 2
A) Grupo 3
120 Grupo 4
110
Grupo 5
100
90
Frecuencia
80
70
♦
60 + +++
+ ♦♦♦ ++ ++
+ ♦♦ ♦♦♦♦ + ♦♦♦ ♦♦♦
50 +++ ♦♦♦♦
♦♦♦ ♦♦♦♦
40
30
20
10
0
PRE POST 1 año 2 años
B)
110
100
90
80
70
Intensidad
60 ++
♦♦♦♦ ++
50 ♦♦
♦ + + ++ +
40 ♦♦♦ ♦♦ +++ ♦♦♦ +++ ♦♦
♦♦♦♦ ♦♦♦♦
30
20
10
0
PRE POST 1 año 2 años
C)
240
220
Puntuación global
200
180
160
140
+++
120 ++ ♦♦♦♦
♦ + ++ +++
100 ++ ♦♦♦♦♦ ++++ ♦♦♦
+++ ♦♦♦ ++++ ♦♦♦♦ ♦♦♦♦♦
80 ♦♦♦♦ ♦♦♦♦♦
60
40
20
0
PRE POST 1 año 2 años
Figura 6.8. Puntuaciones obtenidas en la escala OCI Total
(A) (+) En comparación con grupo 2. + p<0.03, ++ p<0.002, +++ p<0.001, ++++ p<0.0001. ( ♦) En comparación al grupo 3. ♦ p < 0.02, ♦ ♦
p<0.002, ♦ ♦ ♦ p<0.001 y ♦ ♦ ♦ ♦ p<0.0001
B) (+) En comparación con grupo 2. + p<0.015, ++ p<0.004, +++ p<0.0001, ++++ p<0.0001. ( ♦) En comparación con el grupo 3. ♦ p < 0.08,
♦ ♦ p<0.002(de 0.002 a 0.005), ♦ ♦ ♦ p<0.001 y ♦ ♦ ♦ ♦ p<0.0001
(C) (+) Comparación con grupo 2. + p<0.002, ++ p<0.00. ( ♦) En comparación con grupo 3. ♦ p < 0.007, ♦ ♦ p<0.005, ♦ ♦ ♦ p<0.002 y ♦ ♦ ♦ ♦
p<0.001 ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ p<0.0001
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
CAPÍTULO 2
A. C. F., mujer de 62 años de edad, natural de Cádiz, casada. Esposo, alto cargo en
Astillero Industrial en Puerto Real (Cádiz). Un hijo universitario (Ingeniero Industrial)
trabajando en Sevilla. Profesión: sus labores. Remitida por el Servicio de Neurocirugía,
tras el primer ingreso y la resección quirúrgica parcial (no completa) de glioblastoma
maligno (diagnóstico de certeza por confirmación de biopsia intraoperatoria), al hospital
de Cádiz para radio y quimioterapia.
ENTREVISTAS ESTRUCTURADAS
MMPI-2 AVANZADO:
En las escalas de contenido: se refieren valores en ansiedad, miedos, depresión,
preocupación por la salud, problemas familiares e interferencia laboral. Puntúa alto en las
escalas clínicas de: introversión social, depresión e hipocondría. Baja o nula puntuación
en las escalas clínicas de: histeria de conversión, paranoia, desviación psicopática,
masculinidad / feminidad, psicastenia, esquizofrenia, hipomanía. No existen valores
representativos para las escalas suplementarias.
ADIS-R:
La paciente se siente temerosa ante situaciones en que puede ser observada y
ante gente que analizan su conducta y su respuesta al cáncer. Le preocupa lo que pueda
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
hacer o decir si se evidencia ante los demás, por ejemplo, ante la caída de la peluca que
usa por la pérdida de cabello a consecuencia de la radioterapia. Por tanto prefiere evitar
situaciones ostensiblemente. Siente miedo, angustia, evitación de pensar que va a salir a
la calle y todo el mundo va estar pendiente de ella para ver cómo está (puntuación 4:
miedo muy severo/siempre evita), y si se le nota mucho la enfermedad. Le angustia que
los demás la miren con lástima, y le asusta en extremo que alguien la desdeñe al pensar
que pueda pegarles algo malo. Manifiesta miedo severo a estar sola en algún sitio público
si no es con la presencia y apoyo de su marido o de su hijo; al que solicita,
insistentemente, que se desplace a verla desde Sevilla. Presenta miedo y evitación a
fiestas, reuniones, comer en público, concertar o acudir a citas, iniciar y mantener una
conversación. Su enfermedad ha influido en el trabajo, donde además de que rehuye las
tareas domésticas, no experimenta ganas de cocinar como solía hacer antes (puntuación
severa, 3). No cree que vaya a morir, que ésta es una enfermedad muy mala, pero con
solución y tratamiento como otras. Cuando piensa en el cáncer experimenta
embotamiento afectivo (2) y sensación de cosquilleo (2), mareos (2). Experimentó por
primera vez un temor grave a su enfermedad cuando la familia estaba permanentemente
pendiente de ella, y por los comentarios de los allegados. Ahora son miedos anticipados,
sólo de pensar que se presentan en casa a ver cómo se encuentra ella.
ADIS-IV-TOC:
Le obsesiona pensar que no es justo que le haya entrado esta enfermedad, que
Dios le ha mandado. Presencia/malestar, de vez en cuando/malestar moderado, 3 / 4.
Constantemente piensa en la mala suerte que ha tenido; en lo desgraciada que es, pues
con lo poco probable que, según le han dicho los médicos, es padecer ésta enfermedad,
va y le pasa a ella. Puntuación: 6 / 6; frecuentemente / malestar acentuado. Resistencia:
Ahora sí que piensa en volver a operarse, para intentar quitar lo que queda, aunque los
médicos insisten en no hacerlo. Resistencia: 7 a 8, constantemente.
AUTO-REGISTROS Y CUESTIONARIOS. DEPRESIÓN
INVENTARIO DE BECK (BDI):
La evaluación ofrece un resultado de 17 puntos, valorando sobre todo los Ítems de
síntomas somáticos vegetativos: trastorno distímico ya que la paciente no cumple los
criterios diagnósticos para un trastorno afectivo (depresión).
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
ESCALA DE HAMILTON:
Evaluación: 23 puntos (punto de corte 13-18), presentando sintomatología de
inhibición, cambio de comportamiento, ansiedad, insomnio y trastornos psicosomáticos
asociados.
ESCALA DE DESESPERANZA (ED):
En los 18 primeros ítems empleados generalmente en todos los ensayos clínicos
puntúa con un 7 (punto de corte >6); respecto a los sentimientos acerca del futuro, sus
expectativas y la pérdida de motivación. No existe, para esta paciente, predictor de
conducta suicida. En los ítems 18 a 21 destaca cierta relación con rasgos neuróticos.
ESCALA DE ACTITUDES DISFUNCIONALES (DAS):
Para evaluar la fortaleza o debilidad psicológica de la paciente hemos constatado 7
actitudes capaces de identificar la existencia de distorsiones cognitivas en la depresión.
Sobre un perfil máximo (10) y mínimo (-10) constatamos que presenta valores bajos para
aprobación (-4), amor (-3), ejecución (-3) y autonomía (-4); y puntúa alto en
perfeccionismo (+7), derecho sobre los otros (+6) y omnipotencia (+6).
ANSIEDAD: ESCALA DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN HOSPITAL (HAD):
Corrección. Depresión (D): suma de las puntuaciones de los ítems 2, 4, 6, 8, 10, 12
y 14 = 11 puntos. Problema clínico (11 puntos o más).
Ansiedad (A): suma de las puntuaciones de los ítems 1, 3, 5, 7, 11 y 13 = 9 puntos.
Dudoso (8 a 10 puntos).
INVENTARIO DE PREOCUPACIÓN (PSWQ):
Puntuación 70. Paciente ansiosa.
INVENTARIO DE ANSIEDAD (BAI):
Sobre un rango de 0 a 63, puntuación 44, paciente ansiosa.
ESCALA DE ADAPTACIÓN DE ECHEBURÚA Y CORRAL:
Los resultados para esta paciente son: mucho / muchísimo (4 ó 5) para tiempo
libre, vida familiar, trabajo y escala global. Puntúa bajo, casi nada / poco (1 ó 2) para vida
social y relación de pareja.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
ESCALA DE YALE-BROWN:
Puntuación total dentro de la normalida. Reseñar, sólo, el tiempo (excesivo: 1 –3
h/día) dedicado a la interferencia de ideación obsesivoide en las actividades de la vida
diaria.
ÍNDICE DE SENSIBILIDAD A LA ANSIEDAD (ASI):
La sensibilidad a la ansiedad para esta paciente es de 24 puntos.
INVENTARIO DE ANSIEDAD ESTADO-RASGO (STAI-ER):
En el inventario de ansiedad estado, puntúa alto (bastante/mucho –2/3) en los
ítems 3, 4, 6, 7, 9, 12, 13, 14, 17 y 18; mientras que puntúan bajo (nada/algo –0/1) los
ítems 1, 2, 5, 8, 10, 11, 15, 16, 19 y 20. En el inventario de ansiedad rasgo los valores
entran dentro de la normalidad tipo.
ESCALA DE ESTRÉS Y EVITACIÓN SOCIAL (SAD):
Puntuación: 21. Alto contenido de estrés y evitación social.
OBSERVACIONES DIAGNÓSTICAS DE ESPECIAL RELEVANCIA:
Trastorno distímico.
Ideación negativa compatible con rasgos depresivos de tipo reactivo.
Evitación. La paciente no es plenamente consciente de lo que tiene.
Déficit cognoscitivo que afecta a la memoria inmediata, a la memoria diferida, al
olvido, y a la memoria visuoespacial.
La inteligencia premórbida, en los límites de la normalidad. Se aprecia disfunción
anodina de deterioro intelectual.
EVALUACIÓN POSTRATAMIENTO CON SALES DE LITIO.
ENTREVISTAS ESTRUCTURADAS. MMPI-2 AVANZADO:
En las escalas de contenido, la enferma refiere valores en ansiedad, miedos,
depresión, alta preocupación por la salud, problemas familiares e interferencia laboral,
hostilidad, malestar social, baja autoestima, conductas antisociales e indicadores
negativos de tratamiento. Puntúa alto en las escalas clínicas de: introversión social,
depresión, psicastenia e hipocondría. Baja o nula puntuación en las escalas clínicas de:
histeria de conversión, paranoia, desviación psicopática, masculinidad / feminidad,
esquizofrenia e hipomanía. Existen valores representativos para las escalas
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
ADIS-R:
La paciente se siente aún más temerosa ante situaciones en que puede ser
observada, gente que analizan su conducta y su respuesta al cáncer. Le preocupa lo que
pueda hacer o decir si se evidencia ante los demás. Por tanto prefiere evitar situaciones
ostensiblemente. Siente miedo, angustia, evitación de pensar que va a salir a la calle y
todo el mundo va estar pendiente de ella para ver cómo está (puntuación 4: miedo muy
severo / siempre evita). Manifiesta miedo severo a estar sola en algún sitio público si no
es con la presencia y apoyo de su marido o de su hijo; se ha vuelto egoísta y caprichosa,
quiere ver a su hijo constantemente, que deje el trabajo y venga con ella el tiempo que le
queda de vida. Se siente peor. Presenta miedo y evitación a fiestas, reuniones, comer en
público, concertar o acudir a citas, iniciar y mantener una conversación. Con lo que antes
gustaba de cocinar, ahora odia las labores de la casa (puntuación muy severa, 4). Piensa
que sí que puede morir, ya concibe aquello como un peligro cierto, donde los médicos no
han de poder arreglar todas las complicaciones. Cuando piensa en el cáncer experimenta
embotamiento afectivo (3) y sensación de cosquilleo (2), mareos (3). Le agobia que la
familia esté permanentemente pendiente de ella, y también los evita, sólo quiere estar
con su marido y con su hijo.
ADIS-IV-TOC:
Le obsesiona pensar que no es justo que le haya entrado esta enfermedad con lo
buena y religiosa que ha sido siempre. Que aquí Dios ha sido muy injusto con ella, pero
que ya Él sus razones tendrá, que sólo tiene que rezarle para que él haga el milagro,
porque siempre ha tenido mucha fe, y se lo ha de conceder. Presencia / malestar, de vez
en cuando / malestar moderado, 3 / 4. Constantemente piensa la mala suerte que ha
tenido; en lo desgraciada que es, pues con lo poco probable que, según le han dicho los
médicos, es ésta enfermedad, va y le pasa a ella. Puntuación: 7 a 8; presencia /
malestar).
Resistencia: Ahora sí que piensa en volver a operarse, para intentar quitar lo que queda,
aunque los médicos insisten en no hacerlo; mantener el tratamiento de radioterapia y
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
quimioterapia y no reintervenir; ella piensa en esta sugerencia una y otra vez, de modo
rumiativo. Resistencia: 7 a 8, constantemente.
AUTO-REGISTROS Y CUESTIONARIOS. DEPRESIÓN: INVENTARIO DE BECK
12 puntos: trastorno distímico de características reactivas a la enfermedad
tumoral; puntuando por igual tanto los ítems de síntomas psicológico-cognitivos como los
de síntomas somático-vegetativos.
ESCALA DE HAMILTON:
Evaluación: 19 puntos, mejoría general del estado de ánimo y del
comportamiento. Estabilización de la ansiedad y ligera evolución positiva del insomnio y
de los trastornos psicosomáticos asociados.
ESCALA DE DESESPERANZA (ED):
Puntuación: 6. En los últimos ítems añadidos al test puntúa de forma significativa
en los rasgos obsesivo-compulsivos.
ESCALA DE ACTITUDES DISFUNCIONALES (DAS):
Se observa una mejora respecto de las siete actitudes psicológicas evaluadas,
aumentando la fortaleza en aprobación (+3), ejecución (+5) y autonomía (+5);
disminuyendo en perfeccionismo (+2), derecho sobre los otros (+1) y omnipotencia (+1).
ANSIEDAD: ESCALA DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN HOSPITAL (HAD):
Corrección. Depresión (D): suma de las puntuaciones de los ítems 2, 4, 6, 8, 10, 12
y 14 = 9 puntos. Dudoso (8 a 10 puntos).
Ansiedad (A): suma de las puntuaciones de los ítems 1, 3, 5, 7, 11 y 13 = 11 puntos.
Problema clínico (11 ó más).
INVENTARIO DE PREOCUPACIÓN (PSWQ):
Puntuación 71. Paciente ansiosa.
INVENTARIO DE ANSIEDAD (BAI):
Sobre un rango de 0 a 63, puntuación 47, paciente ansiosa.
ESCALA DE ADAPTACIÓN DE ECHEBURÚA Y CORRAL:
Los resultados son: puntuación 1 (casi nada) para vida social, puntuación 2 (poco)
para relación de pareja, puntuación 3 (bastante) para trabajo, tiempo libre y escala global
y puntuación 4 (mucho) para vida familiar.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
ESCALA DE YALE-BROWN:
Puntuación total dentro de la normalidad. De todas formas, merecen especial
atención las respuestas del ítem 1, tiempo dedicado a las obsesiones 2 puntos, y el ítem
2, interferencia de las obsesiones en las actividades, 1 punto.
ÍNDICE DE SENSIBILIDAD A LA ANSIEDAD (ASI):
La puntuación en sensibilidad a la ansiedad para esta paciente es de 29.
INVENTARIO DE ANSIEDAD ESTADO-RASGO (STAI-ER):
Así como para la ansiedad rasgo, los resultados obtenidos se presentan dentro de
la normalidad, el inventario de ansiedad estado presenta una clara tendencia a la
sintomatología clínica de angustia, con altos valores (2-3: bastante / mucho) en los ítems
ansiógenos: 3, 4, 6, 7, 9, 12, 13, 14, 17 y 18.
ESCALA DE ESTRÉS Y EVITACIÓN SOCIAL (SAD).
Puntuación: 23. Presenta alto contenido de estrés y evitación social.
OBSERVACIONES DIAGNÓSTICAS DE ESPECIAL RELEVANCIA:
Ligera mejoría en lo que a procesamiento automático de la depresión se refiere.
Ideación negativa compatible con rasgos depresivos de tipo reactivo de los que ya
va saliendo.
No evitación, sino afrontamiento de la enfermedad, siendo la paciente ya
plenamente consciente de lo que tiene y requiriendo fuerzas sólo de tipo
paliativo.
Déficit cognoscitivo “in crescendo” que afecta a la memoria inmediata, memoria
diferida, olvido, y memoria visuoespacial. Baja situación de rendimiento en las
tareas en las que el paciente se emplea.
La inteligencia premórbida, en los límites de la normalidad, pues se aprecia
disfunción anodina de deterioro intelectual.
El paciente no es capaz de verbalizar sus recuerdos, sus sensaciones, no es capaz
de hablar, de dar forma a sus sentimientos; incapacidad física de extroversión
porque la invasión infiltrante del tumor del área de Wernicke la bloquea.
Grave deterioro visuoespacial; notable pérdida de campos visuales.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
fóbicas específicas ninguna respecto a otros diferentes tipos de fobia como la animal, la
ambiental, la situacional o de otros tipos.
AUTO-REGISTROS Y CUESTIONARIOS. DEPRESIÓN: INVENTARIO DE BECK
Resultado de la evaluación: 9 puntos (sobre todo ítems de contenido en síntomas
psicológico-cognitivo). Estado de ánimo no depresivo.
ESCALA DE HAMILTON:
Puntuación: 10. Presenta un pico en estado de ánimo, cambios de
comportamiento, ansiedad y trastornos psicosomáticos asociados. La evaluación de los
sentimientos de culpa, inhibición e insomnio no puntúan especialmente. No existe
presencia alguna de ideación suicida.
ESCALA DE DESESPERANZA (ED):
Resultado de la evaluación: 7. Mantiene valores positivos en la tríada cognitiva del
proceso automático de la depresión, es decir, en los sentimientos acerca del futuro y sus
expectativas y de la anhedonia o pérdida de motivación. En los ítems del 18 al 21 puntúa
de manera llamativa en la relación de rasgos neuróticos y en los obsesivos compulsivos.
No existe predictor de conducta suicida.
ESCALA DE ACTITUDES DISFUNCIONALES (DAS):
Refiere fortaleza psicológica (altos valores positivos) en las actitudes siguientes:
aprobación (+8), ejecución (+8), perfeccionismo (+9), derecho sobre los otros (+7) y
omnipotencia (+7). Pero puntúa bajo en amor (-7) y autonomía (-6).
ANSIEDAD: ESCALA DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN HOSPITAL (HAD)
Puntuación. Depresión: 7. Se considera normal.
Ansiedad: 15 puntos. Problema clínico. Debemos reseñar los resultados obtenidos
en tensión nerviosa, sensación de miedo, preocupaciones, incapacidad de relajación,
sensación de angustia somatizada en el estómago, inquietud y asalto de sentimientos
repentinos de pánico.
INVENTARIO DE PREOCUPACIÓN (PSWQ):
Puntuación 71. Paciente ansiosa.
INVENTARIO DE ANSIEDAD (BAI):
Puntuación: 51. Paciente ansiosa.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
de acostarse soñaba con que la entierran viva y ella grita dentro del ataúd sin que nadie
acuda a socorrerla. Pero ahora se siente más triste, dejándose llevar más por la situación,
sin fuerzas para enfrentarse al cáncer que le come por dentro. Experimenta sensaciones
depresivas, no le apetece ver a nadie y sólo quiere llorar, a veces lo hace y se desahoga un
rato, amargamente, procurando que su familia no la vea.
ADIS-M-FE:
La paciente se encuentra en este sentido bastante más mejorada de su miedo a
los hospitales, al contrario, resulta una experiencia catártica el apoyo de los médicos,
únicos profesionales capaces de infundirle esperanzas un poco más, día a día. No teme a
las manipulaciones de las enfermeras y a los cuidados paliativos, quiere pensar que es por
su bien y los acepta de buen grado. Le asusta la idea de morir, y su futuro es sólo hoy. Día
que vuelve al hospital, tiempo que aún no es oscuro e incapacitante. Otra de sus grandes
angustias, ahora, es quedar postrada paralítica en una cama hasta el fatal desenlace, con
incontinencia de esfínteres y dejándose lavar por las auxiliares: eso le horroriza.
AUTO-REGISTROS Y CUESTIONARIOS. DEPRESIÓN: INVENTARIO DE BECK
Estado de ánimo no depresivo (7 puntos).
ESCALA DE HAMILTON:
Puntuación: 17. Mantiene ligeramente altas las determinaciones en el estado de
ánimo, los cambios de comportamiento, la ansiedad y los trastornos psicosomáticos
asociados. La evaluación de los sentimientos de culpa, inhibición, presencia de ideación
suicida e insomnio no puntúan especialmente.
ESCALA DE DESESPERANZA (ED):
Puntuación: 9. Se mantienen constantes los rasgos neuróticos y obsesivo-
compulsivos de los ítems extras.
ESCALA DE ACTITUDES DISFUNCIONALES (DAS):
Las actitudes que identifican distorsiones cognitivas en la depresión se encuentran
estabilizadas en el rango contenido del 3 al 7: aprobación (+7), ejecución (+4),
perfeccionismo (+4), derecho sobre los otros (+3), omnipotencia (+3), amor (+6) y
autonomía (+5).
ANSIEDAD: ESCALA DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN HOSPITAL (HAD)
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
mediante nuevas acciones. También a veces aparecen imágenes de daño accidental, por
ejemplo, de vez en cuando (3-4) hacer daño a otros sin querer.
ahogo, experimenta muchísimo (4) miedo a morir cuando sopesa en la justa medida la
gravedad de su cáncer y esto lo experimenta casi todas las veces que se encuentra con
que tiene que desplazarse a realizar alguna prueba de control y seguimiento al hospital.
Nunca antes había experimentado este temor, que sólo siente ahora tras su operación
por primera vez cuando fue informada de un diagnóstico tan desagradable,
experimentado un miedo atroz y sintiéndose herida ante una situación que le venía tan
grande. No es capaz de afrontar la situación sin temor. Cada vez se encuentra más
inmersa en la angustia sin que en estos días haya logrado desembarazarse de la presión
que la atosiga.
ADIS-IV-TOC:
Actualmente cada vez se siente más molesta-incómoda por pensamientos,
imágenes o impulsos recurrentes que parecen inapropiados o disparatados, pero que no
puede hacer que dejen de recurrir en su mente; es el caso de pensar que al fin vuelve a
reunirse con su marido al que no deja de recordar en estos cinco años de ausencia.
También le preocupa que sus hijos sufran en su entierro y mientras que elaboran el duelo.
Constantemente piensa en la muerte recreándose en la imagen de su madre que la
abraza cuando ella era pequeña. Se siente impulsada a elaborar el pequeño reparto de
sus pertenencias entre los nietos antes de que ocurra lo peor, para creer al menos, que
les deja un buen recuerdo en vida. De vez en cuando (puntuación 3-4) presenta malestar
moderado y le vienen a la mente impulsos disparatados como por ejemplo, gritar fuerte,
abrir el colchón donde tiene sus ahorros y regalarlos a los vecinos, irse a bañarse a la
playa por última vez...; resistencia que con frecuencia intenta deshacer ignorándolas bajo
la sospecha de que es su enfermedad la que le hace perder el control a una señora
anciana. Raramente (puntuación 1-2) ha experimentado presencia y malestar ante
impulsos agresivos para destrozar objetos como vajillas y cristalerías, o de tipo autolítico
(hacerse daño a uno mismo). Frecuentemente (puntuación 5-6) y con malestar acentuado
se le vienen a la mente imágenes terroríficas, cuerpos muertos y hacinados en la morgue
de una hospital, cuerpos mutilados tras autopsias sangrantes, etc. Recurre de forma
obsesiva a la religión con el fin de perfilar un milagro que Dios le solvente a medida y reza
de forma compulsiva letanías de rosarios encadenados. Recurre a la ideación mágico-
mítica de que santeros, curadores y sanadores intercedan por ella y propicien un milagro
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
imposible, para lo cual localiza, busca y genera una lista interminable de contactos.
Interesada por conocer sus días futuros de forma compulsiva realiza un periplo por todo
tipo de videntes y adivinos capaces de propiciarle un futuro. Cuenta frecuentemente
(puntuación 5-6) su dinero. Realiza constantemente (nivel 7-8) repeticiones internas,
como p. ej. de frases, palabras, jaculatorias y rezos. Manifestando una interferencia muy
grave (puntuación 7) y malestar actual grave (6).
AUTO-REGISTROS Y CUESTIONARIOS. DEPRESIÓN
INVENTARIO DE BECK (BDI):
Evaluación: 22 puntos, distribuidos por igual, tanto para los 15 ítems de síntomas
psicológico-cognitivos como para los 6 ítems de los síntomas somático-vegetativos.
Cumple los criterios diagnósticos del un trastorno afectivo depresivo.
ESCALA DE HAMILTON:
En esta escala (rango entre 0-52), la paciente C.M.G., obtiene una puntuación de
37 presentando, entonces, una sintomatología característica de un trastorno del estado
de ánimo, perfectamente compatible con una depresión, de inicialmente moderada a
severa. Se encuentran ostensiblemente elevados los sentimientos de culpa, inhibición,
cambios de comportamiento, ansiedad e insomnio.
ESCALA DE DESESPERANZA (ED):
La paciente presenta expectativas y sentimientos negativos acerca del futuro,
respecto de los demás y de sí misma (pérdida de motivación). Puntuación 9. No existe, sin
embargo, predictor de conducta suicida (9 ó más).
ESCALA DE ACTITUDES DISFUNCIONALES (DAS):
Respecto a las distorsiones cognitivas en la depresión la paciente presenta bajos
niveles de aprobación (-4), amor (-1) y autonomía (-2); sin embargo presenta altos niveles
de ejecución (+5), perfeccionismo (+7), derecho sobre los otros (+7) y omnipotencia (+3).
ANSIEDAD. ESCALA DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN HOSPITAL (HAD):
Escala de depresión (D): 11 puntos. Problema clínico.
Escala de ansiedad (A): 17 puntos. Problema clínico.
INVENTARIO DE PREOCUPACIÓN (PSWQ):
Paciente ansiosa: 74 puntos.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
20, 28, 30 y 33; escala de acumulación (A), ítems 6, 11 y 34; y escala de neutralización (N),
ítems 5, 16, 18, 25, 36 y 39.
escalas clínicas a reseñar figuran la hipocondría o escala 1(Hs), la depresión o escala 2 (D)
y la escala de introversión social (Si). Respecto a las escalas suplementarias, puntúa alto
en ansiedad (Anx), escala revisada de alcoholismo de McAndrew, dominancia (Do), escala
de rol sobre género y escala de malestar matrimonial. En las subescalas de introversión
social (Si) puntúa alto en evitación social (Si2) y en timidez-auto-cohibición. Dentro de las
subescalas de Harris-Lingoes apreciamos puntuaciones relevantes en discordia familiar
(Pd1), negación de ansiedad social (Hdy1) , enlentecimiento mental (D4) y rumiación (D5).
ADIS-R:
El paciente que ya ha solucionado sus preocupaciones, tareas y requisitos legales
antes del óbito, empieza a asumir la realidad que le corresponde. Experimenta aún
ansiedad y nerviosismo ante las situaciones cotidianas del día. Le preocupa aún su
situación ante lo que de él piensen y comenten los amigos. A veces, se asusta pensando
mal de sí mismo, de los otros y del futuro, presentando rasgos cognitivos de
procesamiento automático de la depresión.
AUTO-REGISTROS Y CUESTIONARIOS. DEPRESIÓN: INVENTARIO DE BECK
Puntuación 12. Correspondería a un trastorno distímico, ya que el paciente no
cumple todos los criterios diagnósticos para la depresión. En este caso puntúan por igual
ítems de sintomatología psicológica-cognitiva como somática-vegetativa.
ESCALA DE HAMILTON:
Resultado de la evaluación: 18 puntos. A la hora de valorar los resultados
obtenidos en esta escala resaltamos la importancia en el estado de ánimo, sentimientos
de culpa, inhibición, cambio del comportamiento, ansiedad e insomnio.
ESCALA DE DESESPERANZA (ED):
Puntuación: 10. El paciente respecto al predictor de conducta suicida refiere
alguna vez sentimientos autolíticos como liberación, pues a veces tiene una visión negra
de su futuro, cuando además tiene perdidas las expectativas y las motivaciones
personales. Ha puesto todo en orden y no le queda mucho más que hacer en esta vida,
sólo tiene miedo al dolor. No quiere agonizar con dolor y en sus requisitos formales deja
dicho que prefiere morfina aunque le acorten la vida.
ESCALA DE ACTITUDES DISFUNCIONALES (DAS):
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Afrontamiento de la enfermedad.
Mayor actividad y mejor efectividad a la hora de tomar decisiones legales respecto
a trámites de herencia (cesiones de las propiedades a los hijos) y formalidades
civiles en torno al sepelio (organización, modo y pago del mismo).
ingreso y que los demás puedan pensar que aún sigue enfermo y que no tiene arreglo.
Experimenta un miedo moderado (nivel 2) y a veces evita (nivel 2) bajar al club de
oficiales a tomar una copa sobre todo cuando se le ha caído el pelo, aunque siempre lleva
ajustada una gorra. Los amigos lo llaman constantemente para ir a tomar algo o a cenar lo
que a él le produce un miedo severo (nivel 3) y que a menudo evita (nivel 3). Tampoco le
es fácil (nivel 3) hablar con los mandos pues se angustia de pensar lo que opinaran sus
superiores a propósito de su cáncer, ya que figura como baja total. Duda mantener una
conversación, que a menudo evita (nivel 3) y sufre un miedo muy severo (nivel 4) al tener
que iniciarla. No ha experimentado síntomas de crisis de ansiedad o ataques de pánico.
Experimenta signos de tristeza reactiva.
ADIS-IV-TOC:
Actualmente le abordan una serie de pensamientos repetitivos, intrusivos
egodistónicos e irracionales que hacen que se sienta molesto e incómodo, pues a pesar
de que parecen inapropiados no puede dejar de pensarlos. Desde la operación de cabeza
sólo está pendiente de su cuerpo, de cómo funciona o de si hay algo que funcione mal:
examina lentamente órganos y sistemas de su anatomía cuando abre sus ojos por la
mañana y se queda con la mirada perdida en el techo y ésta es una conducta de repaso
mental que repite siempre antes de saltar de la cama. A veces tiene pensamientos o
imágenes absurdas que se le repiten incansablemente una y otra vez: viejas cancioncillas
de tonadilleras folclóricas, medias cantinelas absurdas que, inventadas por el mismo, se le
fijan a la mente y repite como un constante martilleo, o estrofas parciales de versos de
Rosalía de Castro en gallego. Está obsesionado con las relaciones sexuales y
constantemente tiene pensamientos o imágenes obscenas que luego quiere practicar con
su mujer, justificándole que quiere disfrutar del sexo el poco tiempo que le queda.
AUTO-REGISTROS Y CUESTIONARIOS. DEPRESIÓN
INVENTARIO DE BECK (BDI): 9 Puntos. Estado de ánimo no depresivo. El paciente
valora sobre todo los ítems de síntomas somático-vegetativos.
ESCALA DE HAMILTON:
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
ESCALA DE HAMILTON
Puntuación 10. Presenta sensaciones (puntuación 2) respecto del estado de
ánimo, cambios del comportamiento y ansiedad; más intensa (puntuación 3) para los
trastornos psicosomáticos asociados.
ESCALA DE YALE-BROWN:
La puntuación de esta escala es normal, aunque se apuntan ideaciones obsesivas
de tipo hipocondríaco: puntuando alto en las escalas de obsesiones (ideas rumiativas de
padecimiento de múltiples enfermedades y de agravamiento inmediato).
ÍNDICE DE SENSIBILIDAD A LA ANSIEDAD (ASI):
Valoración: 45 puntos.
ESCALA DE HAMILTON:
Resultado: 39 puntos. Graves alteraciones en el estado de ánimo, inhibición,
cambio de comportamiento, ansiedad, insomnio y trastorno psicosomático asociado.
Constatamos la presencia de ideación suicida (ligeras características autolíticas).
ESCALA DE DESESPERANZA (ED)
Puntos: 11. Predictor de conducta suicida. Piensa que vivir así no tiene razón de
ser; comparte malos pensamientos acerca de las expectativas del futuro. Se queda sin
habla cuando para él la voz lo es todo, pierde la motivación de vivir. En ítems extras (del
18 al 21) se aprecian rasgos paranoides. Se siente perseguido por las suspicacias
familiares que cree ver en sus nueras.
ESCALA DE ACTITUDES DISFUNCIONALES (DAS)
Sintomatología florida en lo que a las distorsiones cognitivas en la depresión se
refiere, recreándose de forma melancólica precisamente en las actitudes patológicas de
necesidad constante de aprobación (-8), demanda de amor (-7), sensación de
perfeccionismo en extremo (-8), necesidad y derecho sobre los otros (-6), y carencia de
autonomía (-6). Ejecución (+3) y omnipotencia (+2).
ANSIEDAD: ESCALA DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN HOSPITAL (HAD)
Corrección: Depresión (D) = 15 puntos. Problema clínico.
Ansiedad (A) = 16 puntos. Problema clínico.
INVENTARIO DE PREOCUPACIÓN (PSWQ)
Paciento ansioso: 73 puntos.
INVENTARIO DE ANSIEDAD (BAI)
Paciente ansioso, puntuación total 79.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
hablar o actuar ante una audiencia de personas aunque sean familiares. Dice estar
preocupado (nivel 6) a muy severamente preocupado (nivel 8) por sentirse deprimido o
desdichado y tenso o ansioso. A veces, tiene también pensamientos desconcertantes que
le pasan por la cabeza (7-8 / muy severamente preocupado).
ÍNDICE DE SENSIBILIDAD A LA ANSIEDAD (ASI)
El valor de este índice se sitúa en 45 puntos.
tipo depresivo, en las fases de pre y post-tratamiento de los tests psicológicos que fueron
observados.
En la figura 5.14, representamos las puntuaciones globales obtenidas respecto a
las Escalas de depresión, para los cuestionarios y auto-registros, BDI, Hamilton, ED y HAD-
Depresión, de los cuatro pacientes estudiados antes y después del tratamiento con litio.
En la figura 5.15, representamos las puntuaciones globales obtenidas de los cuatro
pacientes estudiados antes y después del tratamiento con litio, respecto a la Escala de
depresión de Actitudes Disfuncionales (DAS).
En las figuras 5.16 a 5.18, tratamos de objetivar las representaciones gráficas de
las puntuaciones que han sido obtenidas para cada uno de los pacientes estudiados
(casos nº. 1, 2, 5, y 6), respecto de los contenidos de trastornos de afectividad de tipo
ansioso, en las fases de pre y post-tratamiento de los tests psicológicos que utilizamos.
En la figura 5.19, representamos las puntuaciones globales obtenidas respecto a
las Escalas de depresión, para los cuestionarios y auto-registros, HAD-ansiedad, PSWQ,
BAI, EA, FSS-intensidad, respecto de los datos obtenidos para los cuatro pacientes
estudiados antes y después del tratamiento con litio.
En la figura 5.20, hemos representado todas las puntuaciones globales obtenidas
de los cuatro pacientes estudiados antes y después de transcurridos los noventa días del
tratamiento con litio, respecto a las evaluaciones corregidas en el FSS-frecuencia, FQ,
STAI-ansiedad / rasgo, STAI ansiedad / estado, y el SAD.
Constatamos que no se da la reversibilidad global de los déficits cognoscitivos que
afectan de forma significativa la memoria inmediata, memoria diferida, olvido y memoria
visuoespacial, por lo que nunca conllevan la recuperación del trastorno afectivo, sino su
empeoramiento en el transcurso de un periodo corto de tiempo.
La inteligencia premórbida, además de en las primeras fases de la enfermedad, no
tiene ninguna relación aparente con los déficits cognoscitivos observados.
Existe una disfunción generalizada respecto a la edad; ligado al avance del proceso
de envejecimiento se establece una relación muy estrecha con los rendimientos
cognoscitivos en la fase activa del trastorno del humor; es por ello que la edad de inicio
tardía del trastorno afectivo va acompañada de peores rendimientos cognoscitivos. Peor
pronóstico de evolución más tórpida conforme la edad aumenta.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
20
preBDI
15 postBDI
preHamilton
postHamilton
10
0
B1 B2 B5 B6 H1 H2 H5 H6
Fig. 5.9. Puntuaciones obtenidas para los casos nº 1, 2, 5 y 6.
454
Depresión II: Escala de Desesperanza (ED) y HAD-D
18
16
14
Puntuaciones directas
12
10 preED
postED
8
preHAD-D
6 postHAD-D
4
2
0
ed1 ed2 ed5 ed6 had1 had2 had5 had6
Fig. 5.10. Puntuaciones obtenidas para los casos nº 1, 2, 5 y 6.
455
8
6
4
2
preap
0 postap
preamor
-2 postamor
-4
-6
-8
ap1 ap2 ap5 ap6 a1 a2 a5 a6
456
18
16
14
12
10 preED
8 postED
6 preHAD-D
4 postHAD-D
2
0
ed1 ed2 ed5 ed6 had1 had2 had5 had6
Fig. 5.12. Depresión IV: Escala de actitudes disfuncionales, DAS.
Subescalas ejecución y autonomía. Puntuaciones obtenidas para los casos nº 1, 2, 5 y 6.
457
9
3 prepf
postpf
1 pred
postd
-1 pero
posto
-3
-5
-7
pf1 pf2 pf5 pf6 d1 d2 d5 d6 o1 o2 o5 o6
Fig. 5.13. Estudio Depresión V. Escala de actitudes disfuncionales, DAS.
Subescalas perfeccionismos, derecho sobre los otros y omnipotencia. Casos nº 1, 2, 5 y 6.
458
ESCALAS DE DEPRESIÓN (I)
18
16
14
12
10 pre
8 post
6
4
2
0
BDI HAMILTON ED HAD-Depresión
Fig. 5.14 BDI: 0-9: estado de ánimo no depresivo; Hamilton: >13<18: normalidad; ED: 6: normalidad; HAD-
depresión: 0-7: normalidad. Los valores representan la media del grupo
459
ESCALAS DE DEPRESIÓN (II): DAS
5,5
4,5
3,5
2,5 pre
1,5
post
0,5
-0,5
-1,5
-2,5
-3,5
aprb amor ejec auto perfec dcho omni
Fig. 5.15. Datos pres y post del auto-registro DAS, para cada una de las subescalas estudiadas.
460
Escalas de Ansiedad: HAD ansiedad y Escala de Adaptacion, EA
25
20
preHAD
Puntuaciones directas
15 postHAD
preEA
10 postEA
0
had1 had2 had5 had6 ea1 ea2 ea5 ea6
Fig. 5.16
461
Escalas de Ansiedad: PSWQ, BAI y FQ
76
66
56
46 prePSWQ
postPSWQ
36 preBAI
postBAI
26 preFQ
postFQ
16
6
-4
wq1wq2wq5wq6bai1bai2bai5bai6 fq5 fq6
Fig. 5.17.
462
Escalas de Ansiedad: ASI, STAI AE, STAI AR y SAD
50
45
40
35 prepswq
postpswq
30 preBAI
25 postBAI
preAR
20 postAR
15 preSAD
postSAD
10
5
0
asi1 asi2 ae1 ae2 ar1 ar2 sad1 sad2
Fig. 5.18
463
ESCALAS DE ANSIEDAD (I)
130
120
110
100
90
80
70 pre
60
post
50
40
30
20
10
0
HAD-ans PSWQ BAI EA FSS-int
Fig.5.19. HAD-ansiedad: 0-7 estado de animo no ansioso; PSWQ 34,90 normalidad; BAI hasta 12
normalidad; EA, 0-6 normalidad; FSS-intensidad (suma de todos los valores marcados).
464
50
40
30
20 pre
10
post
0
FSS- FQ STAI- STAI- SAD
frec ar AE
Fig. 5.20. FSS-frecuencia = nº de miedos / sobre 66 items; FQ; STAI-AR = 5 normalidad; STAI-E / A
=5 normalidad; SAD < 6 normalidad
465
50
40
Puntuaciones directas
30
pre
20
post
10
0
FSS- FQ STAI- STAI- SAD
frec ar AE
Fig.22
466
Ángel Valaer Rubio
467
Ángel Valaer Rubio
o Cuando se produce dificultad por contraer o levantar la ceja: Zanzhu (V. 2),
Sizhukong (S.J. 23).
o Ojo semicerrado: Zanzhu (V. 2), Jingming (V. 1), Tongziliao (V. B. 1), Yuyao
(Extra.) y Sizhukong (S.J. 23).
o Dificultad de contraer la nariz: Yingxiang (I.G. 20).
o Desviación del filtrum: Renzhong (Du. 26).
o Incapacidad de mostrar los dientes: Juliao de la nariz (E. 3).
o Tinnitus y sordera: Tinghui (V.B. 2).
o Tic de párpado y la boca: Taichong (H. 3).
o Punto doloroso de la región mastoidea: Wangu de la cabeza (V.B. 12).
Explicación:
o La combinación de Hegu (I.G. 4) y Taichong (H. 3), los puntos Yuan (fuente) de los
canales del intestino grueso y el hígado son efectivos para eliminar el viento
patógeno en la cabeza y en la cara.
o Tinghui (V.B. 2) y Wangu de la cabeza (V.B. 12), son usados para eliminar el viento
y aclarar el oído.
o Jianche (E. 6), Xiaguang (E. 7), Dicang (E. 4), Juliao de la nariz (E. 3), Quanliao (I.G.
18), Yangbai (V.B. 14), Tongziliao (V.B. 1), Zanzhu (V. 2), Sizhukong (S.J. 23),
Jingming (V. 1), Yingxiang (I.G. 20) y Renzhong (Du. 26), son todos ellos puntos
locales de los canales afectados y tienen el efecto de eliminar el viento y activar la
circulación de los canales y colaterales.
A tener en cuenta:
En casos crónicos y prolongados: Se puede calentar la aguja con moxibustión ligera en
los puntos de Taiyang (Extra), Jiache (E. 6), Dicang (E. 4), Juliao de la nariz (E. 3) y Xiaguan
(E. 7). Se seleccionan dos o tres puntos por sesión. Calentar cada punto de 2 a 3 minutos.
Ventosas: Se usa la ventosa como un método auxiliar de la acupuntura. Se trata el
lado afecto con pequeñas ventosas, una vez cada 3-5 días.
468
Ángel Valaer Rubio
469
Ángel Valaer Rubio
Tratamiento: Método:
o Es necesario pacificar el estómago y aliviar el dolor con la combinación de puntos
locales y distales.
o En casos debidos a la retención de alimentos o al ataque del estómago por Qi del
Hígado, se hace acupuntura con el método dispersante.
o Las agujas son retenidas de 30-60 minutos.
o En caso del tipo Xu de Estómago y estancamiento de frío, es adecuado hacer
acupuntura con el método dispersante y tonificante, simultáneamente,
combinándola con maxibustión.
470
Ángel Valaer Rubio
471
Ángel Valaer Rubio
o Subcórtex.
o Duodeno.
Método:
o Es necesario seleccionar de dos a tres puntos en cada tratamiento.
o Las agujas deben de ser retenidas de 15-30 minutos.
o 10 ó 15 tratamientos, constituyen un curso.
o Dejar 2-3 días de intervalo entre cursos.
Diferenciación.
Acumulación interna de frío:
o Dolor súbito que se alivia con el calor moderado.
o Heces blandas.
472
Ángel Valaer Rubio
Retención de alimentos:
o Dolor y distensión en la región epigástrica y abdomina.
o Dolor que no tolera la presión.
o Regurgitación ácida, eructo.
o Dolor abdominal acompañado de diarrea que se alivia después de la
defecación.
o Lengua con saburra pegajosa.
o Pulso resbaladizo.
Tratamiento. Método:
Los puntos locales o distales son seleccionados de acuerdo a la localización
de la enfermedad y a los canales afectados, con el propósito de dispersar el
frío y eliminar la éstasis.
Cuando el frío es acumulado, es necesario hacer acupuntura y maxibustión
a la vez.
En casos de retención de los alimentos se hace acupuntura con el método
dispersante.
Prescripción:
Dolor parte superior del ombligo: Gongsun (B. 4). Huaroumen (E. 24). Xiaan (Rem. 10).
Dolor alrededor del ombligo: Shuiquan (R. 5). Qihai (Ren. 6). Tianshu (E. 25).
Dolor en el vientre: Sanyinjiao (B. 6). Guilai (E. 29). Guanyguan (Ren. 4).
Explicación:
Como la región situada por encima del ombligo está relacionada con el Bazo,
gongsun (B. 4), el punto Luo (enlace) del canal del bazo combinado con los puntos
locales huaroumen (E. 24) y Xiawan (Rem. 10), que regula la función del Bazo y del
Estómago.
473
Ángel Valaer Rubio
La región umbilical está relacionada con el Riñón, por eso resulta adecuado
seleccionar Shuiquan (R. 5), el punto Xi (hendidura) del canal del Riñón combinado
con los puntos locales Qihai (Rem. 6) y Tianshu (E. 25).
Los tres canales del Yin del pie pasan por el vientre, por eso Sanyinjiao (B. 6), el
punto donde se cruzan los tres canales Yin del pie combinando con los puntos
locales Guilai (E. 29) y Guanyuan (Ren. 4) es indicado.
Diferenciación:
Frío y humedad:
474
Ángel Valaer Rubio
Xu (deficiencia) de Qi de Riñón:
El dolor es de aparición lenta. Es ligero pero persistente, con lasitud y
debilidad en la región lumbar y en las rodillas. Los síntomas se agravan
después de un esfuerzo o fatiga, y se alivian con el reposo en cama.
Trauma: El paciente tiene una historia de esguince de la región lumbar.
Manifestaciones clínicas de rigidez y de dolor en la región lumbar, con dolor fijo que
se agrava con presión y movimiento del cuerpo.
475
Ángel Valaer Rubio
Auriculoterapia. Puntos:
Riñón.
Vértebra lumbar.
Vértebra sacra.
Shenmen de la oreja.
Nervio simpático.
Método:
Es necesario seleccionar 2-3 puntos cada vez.
Las agujas son retenidas de 10-30 minutos.
Se hace el tratamiento diariamente o días alternos.
También con agujas implantadas de 3-5 días.
476
Ángel Valaer Rubio
Abordaje MTC:
Síndrome Bi (dolor de las articulaciones). Se ve el síndrome Bi en la fiebre reumática,
artritis reumática, artritis reumatoide y en la gota.
Etiología:
Bi significa obstrucción de la circulación de qi y xue causada por la debilidad del qi
defensivo. Se presenta invasión de frío, viento y humedad a los canales y colaterales
cuando la persona suda y recibe el viento, o se sienta, y/o duerme en lugares húmedos, o
al andar o trabajar en el agua.
El síndrome Bi puede dividirse en distintos tipos, tales como:
Bi migratorio, en el que el viento es predominante.
Bi doloroso, en el que el frío es el que predomina.
Bi fijo, en el que la humedad es predominante.
Bi febril, en el que el viento, frío y humedad se convierten en calor.
477
Ángel Valaer Rubio
Bi febril: Artralgia que no tolera la palpación con inflamación local en una o varias
articulaciones. Los síntomas secundarios son fiebre y sed; lengua con saburra
amarilla, pulso resbaladizo y rápido.
Prescripción:
o Dolor en la articulación del hombro: Jianyu (I.G: 15). Jianliao (S.J. 14). Jianzhen
(I.D: 9). Naoshu (I.D: 10).
o Dolor en la escápula: Tianzong (I.D. 11). Bingfeng (I.D. 12). Jianwaishu (I.D.
14). Gaohuangshu (V. 43).
o Dolor en el codo: Quchi (I.G. 11). Chize (P. 5). Tianjing (S.J. 20). Waiguan (S.J.
5). Hegu (I.G. 5).
o Dolor en la muñeca: Yangchi (S.J. 4). Yangxi (I.G. 5). Yanggu (I.D. 5). Waiguan
(S.J. 5).
o Entumecimiento y dolor en los dedos: Houxi (I.D. 3). Sanjiang (I.G. 3). Baxie
(Extra).
o Dolor en la articulación de la cadera: Huantiao (V.B. 30). Yinmen (V. 37). Juliao
del fémur (V.B. 29).
o Dolor en la articulación de rodillas: Liangqiu (E. 34). Dubi (E. 35). Xiyan medio
(Extra). Yanglingquan (V.B. 34). Xiyangguan (V.B. 33). Yinlingquan (B. 9).
o Entumecimiento y dolor en las piernas: Chengshan (V. 57). Feiyang (V. 58).
478
Ángel Valaer Rubio
o Dolor en el maleolo: Jiexi (E. 41). Shangqiu (B. 5). Qiuxu (V.B. 40). Kunlun (V.
60). Taixi (R. 3).
o Entumecimiento y dolor en los dedos de los pies: Gongsun (B. 4). Shugu (V.
65). Bafeng (Extra.).
o Dolor en la región lumbar: Yaoyangguan (Du. 3).
479
Ángel Valaer Rubio
Diferenciación:
Tipo Shi:
o Cursa con dolor fijo premenstrual en el vientre.
o El dolor se agrava con la presión y es radiado hacia la región lumbar
y hacia las piernas.
o Sintomatología dolorosa que se disminuye después que llega la
menstruación.
o Reglas de color purpúreo, oscuro y con coágulos. Resulta menos
fluida que habitualmente.
o Pulso en cuerda.
Tipo Xu:
o Con dolor en el vientre en los últimos días de la menstruación o
postmenstruación.
o Dolor sordo y continuo que se alivia a la presión.
o Calor moderado.
o Menstruación escasa y de color rojo fresco.
o En casos graves, aparece sensación de aversión al frío, palpitaciones
y mareo.
o Pulso filiforme y débil.
Tratamiento. Método:
Tipo Shi:
Los puntos son seleccionados principalmente en los canales Ren y del bazo, para
activar la circulación de la sangre y remover la obstrucción de los canales.
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Tipo Xu:
Se hace moxibustión en el punto Guanyuan (Rem. 4), para calentar y
fortalecer el Qi original;
Pishu (V. 20) y Shenshu (V. 23), regulan y promueven la función del Bazo y
del Riñón.
Zusanli (E. 36) y Sanyinjiao (B. 6), son puntos distales usados para
fortalecer el Bazo y el Estómago, origen de la formación de Xue.
Auriculoterapia. Puntos:
Ovario
Shenmen de la oreja.
Endocrina.
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Explicación. Se seleccionan: el punto Zusanli (E. 36) para pacificar el qi ascendente del
Estómago; el punto Neiguan (PC. 6) se utiliza para aliviar la sensación de opresión en el
pecho, tranquilizar al feto y calmar los vómitos; y el Shangwan (Rem. 13), un punto local,
que está indicado para aliviar la sensación de hartazgo en la región epigástrica.
Auriculoterapia: También se pueden usar puntos auriculares en: Hígado, Estómago,
Shenmen de la oreja, nervio simpático.
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Las lesiones por latigazo son diferentes de aquellas producidas por compresión
pura o traumatismo directo, más proclives a causar dislocación o fracturas de la columna
vertebral, y se conocen como síndrome del latigazo cervical, esguince cervical, distensión
cervical o lesión de partes blandas de la columna cervical.
Las regiones cervicales bajas C3-C4 y C6-C7 sufren las máximas distensiones
durante la fase inicial del desplazamiento, en que la columna baja se desplaza a posterior
comparativamente con los segmentos torácicos y antes de apoyarse en el reposacabezas.
En la fase de flexión se requieren mayores fuerzas y mayores desplazamientos para
provocar lesiones.
486
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4.4. DIAGNÓSTICO
Que el síntoma principal del latigazo cervical o esguince cervical es el dolor de
cuello, que puede llegar a ser muy intenso. Es posible que el dolor aparezca horas o días
después del traumatismo. Los síntomas son muy variables aunque los más frecuentes
son: dolor, rigidez, pesadez del cuello, con o sin hormigueo en los brazos, dolor en los
hombros y zona dorsal alta, cefalea, mareos, vértigo o acufenos (zumbido en los oídos).
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mantiene por prevención de otras lesiones ocultas. La terapia física incluyendo ejercicios
activos es más recomendable que el uso de ortesis.
Los discos son otra fuente potencial de lesión y dolor, pero las evidencias son
menores que con las carillas articulares. La cirugía se reserva para casos de dolor e
incapacidad intratables. Si los bloqueos nerviosos han fracasado la discografía puede
ayudar a diagnosticar si un disco o varios son causa de dolor y en función de esto
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4.7. EVOLUCIÓN
Presenta aún dificultad, dolor e impotencia funcional del hombro derecho para
manipulación de objetos a partir de un peso no considerable o escaso, caso de intentar
asirlos para elevarlos.
A veces no tiene fuerzas para la prensión con la mano derecha, y cuando tienen
algo de peso se les caen las cosas; así, cuando coge algún tipo de peso más considerable
con la mano derecha tiene, a su vez, que intentar ayudarse con la mano y el brazo
izquierdo.
Además, debemos reseñar que las patologías relacionadas con los movimientos
bruscos del tendón del músculo supraespinoso, sobre la zona del hombro derecho del
paciente y la contusión que se genera por el estrés del tendón de este músculo en
relación anatómica a la cabeza del húmero y del acromion, que puede llegar a generar
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Ángel Valaer Rubio
Las imágenes y las sensaciones pueden volverse intrusivas (acuden una y otra vez
a la mente, produciendo malestar), especialmente si se pretende evitarlas. Cuando
queremos evitar un pensamiento aumenta la frecuencia de ese pensamiento no deseado
y se vuelve más estresante.
Bajo el estrés agudo inicial que se produce tras el trauma (en el primer mes), así
como bajo el estrés postraumático posterior (después de transcurrido el primer mes),
también son frecuentes los sentimientos de indefensión e impotencia, las reacciones de
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Ángel Valaer Rubio
ira, los sentimientos de hostilidad, de rabia, y las imágenes de agresión contra el agente
que ha generado el daño, o se considera que lo ha generado.
Sin embargo, es frecuente que las personas que están experimentando estrés
agudo, y después estrés postraumático, no puedan y no quieran expresar sus emociones.
Algunas, tienen también dificultades para experimentar estas emociones, que dicen
deberían estar experimentando como las personas de su alrededor.
Si una persona se repite con frecuencia cuestiones como "¿por qué?, ¿por qué a
mí?, ¿qué he hecho para merecer esto?, o algunas otras cuestiones que generalmente no
tienen una respuesta racional, que sirven para activar más dolor, más activación
fisiológica, más ansiedad, más impotencia, etc., se estará aumentando la probabilidad de
desarrollar este trastorno de ansiedad denominado trastorno de estrés postraumático.
Las víctimas necesitan apoyo social de las personas que les rodean, necesitan que
vuelva a fluir la comunicación, que ventilen (hablen) sus pensamientos, imágenes,
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Ángel Valaer Rubio
emociones, etc., necesitan reelaborar todo ese material. En la medida en que se lleve a
cabo bien o mal esta reelaboración, así será la gravedad de los síntomas después del
trauma, los síntomas del estrés postraumático.
Para establecer una relación clínica nos ajustamos a los Criterios Diagnósticos de la
Escuela de Psiquiatría Americana, DSM IV-TR (APA, 2002) y DSM-V (APA, 2015) y CIE-10.
El mayor porcentaje de Trastornos Afectivos o del humor que se presentan en la
actualidad no son psicóticos, sino reactivos, situacionales o endo-situativos. Un síndrome
depresivo tras un traumatismo podría quedar englobado dentro del grupo de depresiones
somatógenas o de depresiones psicógenas o reactivas (Clasificación de Kielholz, 1975). El
factor etiológico lo podemos encontrar en el ambiente, siendo precisa, no obstante, una
peculiar personalidad para que se estructure un síndrome depresivo como tal.
4.10. DIAGNÓSTIC0
El diagnóstico de una depresión psicógena de características reactivas tras un
episodio conducente desde los episodios de estrés postraumático, se basa en la historia
clínica, la entrevista directa que aporta la anamnesis realizada por el compañero
especialista en valoración del daño, y en la observación del comportamiento del sujeto
para establecer un diagnóstico diferencias con la simulación.
El síndrome depresivo postraumático es, entre las muchas secuelas, una de las
más frecuentes en este tipo de accidentes.
Clínicamente se caracteriza por el predominio de tristeza y desgana, fatiga intensa
desde la mañana, sentimiento de incapacidad, disminución de la memoria y de la
atención que puedan mermar la capacidad intelectual del paciente; insomnio, cefaleas
que no se calman con analgésicos corrientes, y como también presenta mareos e
inestabilidad y alteraciones posturales, en la bipedestación y al deambular, todo ello
conduce a un estado residual y leve de ansiedad.
Por todo ello, sin embargo, evidenciamos que:
Nuestro paciente no padece clínica compatible con un Síndrome de estrés
Postraumático.
Cabe un diagnóstico de fundamento de Síndrome Depresivo Postraumático de
características reactivas leves y no diagnosticado anteriormente a consecuencia (como
secuela) tras el accidente de circulación, caracterizado por cierta disforia yoica y
496
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anhedonia a la hora de enfrentar las dificultades físicas que restringen hasta ahora y en
adelante su vida.
La valoración de los daños psíquicos deberán estipularse según el baremo en vigor
que la ley estime y presuponga, en relación a los tiempos habituales que frecuentemente
se usan de referencia para estos casos, y que figura actualmente como anexo en el texto
refundido de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a
motor, aprobado por el Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre.
4.11. EVOLUCIÓN
Nuestro paciente, aunque de hecho pueda llegar a transcurrir de modo larvado y
sin tratamiento pues no sea reseñable por el paciente, podría recibir terapia de apoyo
tras un abordaje bajo paradigma de psicoterapia breve de reformulación cognitiva-
conductual, con el que habría de presentar una sintomatología de evolución favorable, o
simplemente con el transcurso del tiempo en la mejora de las algias erráticas, que
muchas veces tienen que ver con la baja asertividad y la disminuida autoestima
(inseguridad que repercute a partir del accidente).
En función a todas estas consideraciones, los resultados respecto a la aplicación
formal de las tablas de valoración por daño corporal durante el accidente, son:
Para el caso que nos ocupa existe claramente relación de causalidad de estas
lesiones con respecto al accidente de circulación sufrido por D. J. G. M., conforme al
mecanismo y forma de producción del accidente y atendiendo a criterios de causalidad
genérica (exclusión, cronológico, topográfico e intensidad) desde el punto de vista médico
legal (en aplicación al sistema de referencia para la valoración de daños y perjuicios
causados a las personas en accidente de circulación, anexo del RDL 8/2014).
Así que se evidencian:
1. Algias postraumáticas de columna sin compromiso radicular (incluye
limitación en los movimientos de inclinación cervical derecha, rotación
cervical izquierda y dorsalgia postraumática: 3 puntos.
2. Hombro doloroso derecho postraumático: 1 punto.
3. Limitación de la movilidad global del hombro derecho: 5 puntos.
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Bien definido, con una nariz enorme que le llega hasta la frente. Se ven los ojos. Abajo
hay un segundo rostro pero con los ojos cerrados, o sea, que el primero estaba con los
abiertos, ¿se entiende?
Análisis de contenido: Otra vez la deshumanización (esqueleto) y la referencia a muerte,
como señal de depresión o apatía; la reiteración en ojos (abierto o cerrado) reafirma los
rasgos paranoides.
Fenómenos especiales: Respuesta "O", Perseveración. La inseguridad y la existencia de
ideas fijas resultan los aspectos más significativos.
5.4.4. CUARTO CASO DE LA LÁMINA IV (CASO Nº 73)
Similar a la otra que vimos antes. Parece como un monstruo, de frente, con dos piernas y
una cola. Y poco más.
5.5. SOBRE LA LÁMINA V DEL TEST
5.5.1. PRIMER CASO DE LA LÁMINA V
Aquí un perrito. No se distingue bien, es sólo la sensación que me da, se ve un ojo y una
oreja, pero muy chiquito, no se distingue bien.
Análisis del contenido: en la respuesta se destaca la visión de ojos y oreja como
reveladoras de tendencias paranoides.
Fenómenos especiales: Diminutivo: infantilismo, inmadurez. Confabulación: propia de
esquizofrénicos.
5.5.2. SEGUNDO CASO DE LA LÁMINA V
Aquí veo, sin embargo, de la otra parte, los rostros de dos viejitos, un viejito y una viejita.
Veo mejor a la viejita, completamente; al viejito lo han cortado y se ve sólo la parte del
rostro.
Se ven los ojos y las orejas. Son el viejito y la viejita de un solo lado.
Análisis de contenido: La identificación con figuras viejas hace pensar en dependencia, tal
vez depresión. Hay una mejor visualización de la femenina, en detrimento de la masculina
(¿padre?). También la reiteración de caras y de la repetición enfática de orejas y ojos,
indica tendencias paranoides.
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Análisis del contenido: La identificación con animales pequeños de raza hace pensar en
inmadurez y refinamiento. Lo más significativo resulta la percepción reiterada del rabo
mocho, lo cual puede indicar sentimientos de inferioridad en su rol sexual.
Fenómenos especiales: Diminutivo, Crítica al objeto, Perseveración. La inmadurez, la
actitud oposicionista y la presencia de ideas están presentes en esta respuesta.
5.7.2. SEGUNDO CASO DE LA LÁMINA VII (CASO Nº 56)
Como dos mujeres bailando flamenco una frente de otra.
5.8. SOBRE LA LÁMINA VIII DEL TEST
5.8.1. PRIMER CASO DE LA LÁMINA VIII (CASO Nº 73)
Parecen… como los órganos internos del cuerpo humano. Será por los colores por lo que
me recuerdan… Sí.
5.9. SOBRE LA LÁMINA IX DEL TEST
5.9.1. PRIMER CASO DE LA LÁMINA IX (CASO Nº 73)
¡Aquí no veo nada! A ver… Así no veo nada. Como un árbol, con una flor grande, arriba, y
el tronco. Tampoco veo nada.
5.10. SOBRE LA LÁMINA X DEL TEST
5.10.1. PRIMER CASO DE LA LÁMINA X (CASO Nº 73)
Un cuadro abstracto, aquí no veo nada más. Lo veo simétrico, pero aquí ya no veo nada
más. A propósito de este paciente, decido platear los siguientes aspectos diagnósticos: A
pesar del bloqueo que le sugieren las representación somática, no existen rechazos, ya
que son las laminas de color (concretamente las láminas VIII y X, las dos que más le
gustan). Comenta el paciente: “Estéticamente me gustan, tienen colores vivos, a pesar de
la simetría”. Es de destacar la grave alteración psicoafectiva con sintomatología
patognomónica de la depresión que padece. Su inconsciente si que reconoce la luz y la
alegría de los colores, pero su yo no se permite sino reglarlos respecto al orden, y
visualizar imágenes espectrales de blanco y negro. No se puede llegar a permitir el
disfrute de una imagen coloreada aunque sea en tonos pastel y ocre.
Al preguntar a este paciente por las dos láminas respecto de las diez del test de
Rorscharch que menos le gustan, por orden contesta que son: “las láminas III y II”. Ambas
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madre porque tenía la misma marca que ella y al final se emparejó; aquí hay otros
cerditos que no tienen nada que ver, porque son más jóvenes y acaban de conocerse. Ya
se hizo mayor y tuvo también tres cerditos, dos cerditos y PN-II, y se volvió a repetir la
historia. En esto que vino un ganso y le pegó a uno de los hermanos un bocado en la cola,
por alguna trastada que había hecho. Los tres tenían que vivir como cerditos domésticos
que eran, aunque eran muy traviesos y le hacían rabiar al padre echándole barro a la cara,
peleándose.
Por las noches dormían en la paja, y los tres juntos, para hacer sus necesidades tenían
una zona preparada; como el cerdito PN-II (que iba más a su bola), que como era el hijo
que era igual que papá PN, se lo hacía en la zona de los padres. PN-II se aventuró por un
camino para vivir las aventuras que encontraba por el mundo. Se escondió en una zona
de pienso y barro y miraba a la luna, esperando un poco de luz. Los padres fueron a
buscarlo y lo metieron en el redil de los hermanos, para que no se escapara.
El matadero venía a recoger a los cerditos para matarlos y los matarifes ya se llevaban
algunos. En uno de los sueños del cerdito, soñaba que en un futuro llegaba el hombre del
matadero para llevarlos, y los potros cerditos miraban sin poder hacer nada. De repente
despertó y se dio cuenta de que estaba dentro del cercado y protegido por sus padres.
En ambos test (Abrahams y Corman) se expresan también diferentes y variados tipos
represivos de bloqueos, exacerbados por altas expectativas respecto a sus niveles
autoimpuestos de responsabilidad, excesivo control hiperresponsable desde pequeño y
mecanismo de autopunición y culpabilidad por ser, junto a su progenitor, el mayor de los
hermanos y el único, en principio “sano de la familia”, como vivencia durante la evolución
habida en su adolescencia.
5.11. RESULTADOS OBTENIDOS RESPECTO DE OTROS CASOS CLÍNICOS DEL TEST
PROYECTIVO DE RORSCHARCH
5.11.1. TEST DE RORSCHARCH, CASO Nº 1
A. B., 36 años de edad. Pareja estable, con la que convive desde hace 7 años. Dinámica
conyugal disruptiva. Profesión: profesora de primaria en un pueblo de la sierra en la
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provincia de Cádiz. En tratamiento de esterilidad y FIV. Supervisa a sus dos sobrinos, unos
con autismo y otro Asperger; además de a su madre, muy anciana y a su padre con
enfermedad de Alzehimer.
Juicio clínico: Trastorno ansioso de la personalidad y secundaria depresión reactiva, según
refieren los criterios DSM-V, APA 2014). Test de Rorscharch:
Lámina I. (En posición original): Un pájaro, si lo doblamos. También el esqueleto de un
cangrejo, por las pinzas. (En posición boca abajo): el esqueleto de un delfín (centro
lateral): el pico. Mosquitos volando alrededor, incluso un búho abierto por la mitad. (En
posición lateral, derecha): unos labios entreabiertos (genital). Unos ojos con pestañas.
Lámina II. (En posición original): […] (En posición boca abajo): Un crustáceo abierto, como
una langosta pero que le falta la cola. Una cigala. (En posición lateral, derecha): La punta
de un alicate. Vértebra con un canal más ancho. (Hacia abajo, lateral de recha y en
posición original): Un animal mirándose hacia un espejo. Un oso muy peludo.
Lámina III. (En posición original): Todo vértebras. El isquion. (Detalle rojo): una mariposa.
El esqueleto de un insecto. (En posición lateral, derecha): […] (En posición original): Peces
en el mar, nadando hacia arriba. Un animal que tiene pezuñas. ¡La cabeza de un gato! ¡Un
pajarito!
Lámina IV. (En posición original): Esto sí que parece la piel de un animal abierta. (Centro
arriba): una mariposa que parece cogida por la cabeza (pinchada en un alfiler de
entomólogo). Un tronco de árbol. (Lateral, arriba): rama de un árbol caída. (En posición
lateral, derecha): Un paisaje reflejado en el río (montañas, árboles, tierra…). (En posición
boca abajo): Neptuno el Rey del mar. (Detalle superior): ¡Qué casa más rara!, ¿no? (En
posición lateral, izquierda y derecha): Los de los lados, como si fuera por un bosque
andando.
Lámina V. (En posición original ): Una mariposa, murciélago, un burro que va volando.
(En posición boca abajo): un hueso sacado de una vértebra. (En posición lateral, derecha):
animal abierto, piel de animal. (Sobre lateral, derecho: pequeño detalle): aquí como un
pico de pájaro.
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Lámina VI. (En posición original ): ¡Qué cosa más rara! (Tiempo retardado en la
respuesta): [t´]. (En posición boca abajo ): Especie de serpiente, por delante. (En posición
lateral, derecha ): ¡En realidad esto no es nada! Las aletas de un pez un poco
desordenadas. (En posición original ): Un toro colgado, abierto por la mitad.
Lámina VII. (Cambio de posición de la lámina, lateral, centro): Parece una cabeza, orejas,
nariz, dientes… (En posición original): Como las parte de un gato… (En posición boca
abajo): Las alas de un pollo pelado. Estalactitas.
Lámina VIII. (En posición original): (detalle rosa): lo rosa parece un camaleón subiendo la
rama de un árbol, [t´] y cuando se une al árbol, cambia de color, dependiendo de la rama
seca. Un pastelillo de bollería francesa o la caracola de un caracol. (Detalle azul): las copas
de los árboles. (Detalle de color gris, arriba de la lámina): Puede ser una rama; o muchas,
arriba uniéndose, conectadas.
Lámina IX. (En posición original): Sólo reconoce pequeños detalles. (Detalle rosa):
Forma amorfa como de un embrión. (Detalle azul/verde): un crustáceo, y como si se
reflejara también en un río; como en fila, uno se apoya en el otro. (Detalle rosa): una cría
de elefante. Un bebé tumbado jugando desnudo. Un dragón echando fuego por la boca.
Lámina X. (En posición original): Sólo reconoce pequeños detalles. (Detalle verde): Veo un
insecto. (Azul): aquí algas, flores del mar. (Detalles grises): esto son neuronas. (Pequeño
detalle verde inferior, abajo): esto, el azul del mar. (Detalle rosa): parte de unas palmeras.
(Amarillo): leones en la entrada, defendiendo un palacio. (Lateral gris rojo): una medusa
(Detalle gris, arriba de la lámina): la tráquea, lo que pasa es que falta lo de abajo. (Detalle
amarillo/gris): un pájaro y la rama de un árbol.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-La lámina X, por el color que tiene, que me pone alegre.
-La lámina VIII, también por los colores, que me dan fuerza, unión, seguridad, compañía.
(No me gusta llamar la atención; me gusta llevarme bien con mis hermanas).
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué? -La lámina I, porque es muy fea,
horrible, seca. También, la lámina III: me transmite un poco de miedo.
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D.P.M, 41 años de edad, natural de Cádiz. Profesión: Gestor de una empresa filial de
ordenadores. Trastorno de Ansiedad, Ideación obsesiva e Incapacidad Sexual Transitoria.
Alibidinia y Anhedonia. Su mujer embarazada de gemelos por FIV, con avanzada gestación
considerada de riesgo.
Juicio clínico: Trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad (Eje clínico I)
(según criterios clínicos DSM-V, APA 2014). Test de Rorscharch:
Lámina I. (En posición original): El aparato genital de la mujer. ( En posición boca
abajo): También la pelvis.
Lámina II. (En posición original): Dos personas besándose. La regla (centro rojo, detalle).
El aparato genital de la mujer. Dos rinocerontes besándose. Me gusta más.
Lámina III. (En posición original): Dos mujeres bailando. Dos guitarras.
(En posición boca abajo): El aparato genital de la mujer. (Atención al pequeño detalle
central rojo): Un lazo. También podría ser un sujetador.
Lámina IV. (En posición original): El aparato genital de la mujer. (En posición boca abajo):
Un escudo impresionante. Más frialdad que los anteriores. Un insulto. No es
especialmente agradable.
Lámina V. (En posición original): Un murciélago. Volando. Podría ser una mariposa, pero
no estaría bien, a lo mejor por los colores.
Lámina VI. (En posición original): Un insecto. No es bello. No me gusta, tampoco. Es un
insecto hoja.
Lámina VII. (En posición original): Una pelvis. ¡Y dos caras mirándose!
Lámina VIII. (En posición original): El aparato reproductor femenino. ¡Y dos animales a
cada lado! ¡Sensación neutra!
Lámina IX. (En posición original): El aparato genital femenino. (En posición boca abajo y
en posición lateral, derecha ): la pelvis, también femenina, a nivel óseo. (En posición
boca abajo, con atención a pequeño detalle, rosa): Dos bebes. No es una visión agradable,
no los veo vivos.
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Lámina X. (En posición original con atención a los pequeños detalles): veo centollos, el
aparato genital femenino, dos gorriones, un sujetador, riñones, y otros dos cangrejos.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-No me gusta ninguna.
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué?
-Particularmente, no me gusta ninguna. En todas veo el aparato genital femenino.
5.11.3. TEST DE RORSCHARCH, CASO Nº 3
J.A.R.P., de 46 años de edad, natural de Almería, residente en El Puerto de Santa María
(Cádiz). Profesión: Profesor por oposición de instituto de secundaría en el Grado Medio y
Superior de formación Profesional. Alteración laríngea, hipertrofia de la musculatura de la
zona al forzar la zona en clase, intervención de pseudoquiste en una cuerda vocal,
dificultades en el habla e historia anteriores de somatización de la ansiedad. Mecanismos
psicosomáticos con distintas localizaciones a lo largo de su cronobiología.
Juicio clínico: Trastorno de ansiedad de características mixtas ansioso-depresivo (clínica del Eje I).
Trastorno ansioso de la personalidad (Eje II), según criterios DSM-V, APA 2014. Patología de
etiología psicosomática de localización florida. Somatizaciones de larga evolución. Test de
Rorscharch:
Lámina I. (En posición original): (En posición boca abajo): Parece como los huesos de la
pelvis. Como si fuera una radiografía. También parece un murciélago: manos, cabeza…
(Pqdll, fijación a los pequeños detalles) Aquí estaría posado (se refiere al murciélago),
boca abajo.
Lámina II. (En posición original): [t´]. (En posición boca abajo): ¿Qué es esto? No
tengo ni idea. Es que tengo poca imaginación y no se me ocurre nada (se toma más
tiempo) [t´].
Lámina III. (En posición original): (En posición boca abajo): Una persona que se lleva los
brazos a la cabeza, sorprendida por algo.
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Lámina IV. (En posición original): Una mancha; es que no veo nada. Figuras de
monstruos, bicho, extraterrestres de alguna película. (En posición boca abajo): Un
pájaro o algo así, parecen alas, patas, cabezas…
Lámina V. (En posición original ): Esto es una mariposa, en posición de vuelo.
Lámina VI. (En posición original): Aquí veo un insecto. (En posición boca abajo): Con
mucho cuerpo.
Lámina VII. (En posición original): Uno y otro muslo de pollo que ha partido el carnicero
por la mitad. (En posición boca abajo): No tengo ni idea ¿Qué puede ser? No veo nada.
Lámina VIII. (En posición original ): Una nave espacial, como el “interprice”. (Se toma
más tiempo) [t´].
Lámina IX. (En posición original ): (En posición boca abajo y en posición lateral,
derecha ): ¡No tengo la más remota idea! Como si fuera algún insecto muy pequeño.
Microscópico. Un ácaro, pero ampliado.
Lámina X. (En posición original): Un cuadro surrealista que ha hecho alguien y luego se
vende por una millonada. (En posición boca abajo): Me parecen figuras u objetos o bichos
extraterrestres. (Vista global de la lámina): En general… ¿Podría ser un cangrejo?
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-La lámina X, tiene muchos colores. La lámina VIII, ésta de colores, la que parece la nave
espacial.
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué?
-La lámina II, porque parece como sangre; y la Lámina IV, parece un murciélago con
dientes, tampoco me gusta.
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Juicio clínico: Clínica depresiva recurrente de larga evolución, varios intentos de autolisis:
Trastorno Depresivo de la personalidad (sobre el Eje II), según criterios DSM-V, APA 2014.
Test de Rorscharch:
Lámina I. (En posición original): Una polilla, más bien. Expuesta en una foto, o puede que
pinchada. No viva. (En posición boca abajo): Parece un tórax, las caderas…
Lámina II. (En posición original) (Centrando su atención al detalle gris): Dos perritos,
ositos, con los hocicos uno frente a otro. O bien, haciendo piruetas. (Atención al detalle
rojo): Lo rojo no significa nada para mí.
Lámina III. (En posición original): Dos figuras humanas, dos mujeres. Como cogiendo algo
de ahí abajo. (Atención al detalle en rojo): Lo rojo… No, nada, está como un extra. (En
posición boca abajo): Un insecto; como una mosca a gran escala en el microscopio.
Lámina IV. (En posición original): Como un gigante visto desde abajo: pies muy grandes, la
perspectiva de la cabeza, como un poco un monstruo.
Lámina V. (En posición original ): Otra mariposa. Casi como un murciélago. (En posición
boca abajo ): (En posición original ): (En posición boca abajo ): Es como una foto.
Lámina VI. (En posición boca abajo ): (En posición original ): (se toma más tiempo) [t´]…
Si acaso, así, como dos cabezas con la nariz grande, de la época arcaica, de los dólmenes:
escultura arcaica. Representa dos mujeres con mucha nariz y enfadadas, como
imponiéndose, a la entrada de algún sitio, tomándolas como un símbolo de autoridad.
Lámina VII. (En posición original): Dos niñas, así: con el pelo para arriba, como en un
balancín, en un parque de juegos.
Lámina VIII. (En posición original): (se toma más tiempo) [t´]… (Atención al pequeño
detalle de la mancha rosa): Veo como dos jaguares, subiendo a un sitio. No sé dónde es:
ascendiendo una roca, o no sé si es a otro nivel.
Lámina IX. (En posición original): Dos ciervos como en la berrea, subidos a la roca,
haciendo el sonido.
Lámina X. (En posición original): (se toma más tiempo) [t´]… Me alejo, para buscar la
perspectiva. (Atención a pequeño detalle, de color gris): Bichillos que no sé que son.
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Ángel Valaer Rubio
(Atención a pequeño detalle, de color rosa): Estos son gusanos de seda. (Atención a
pequeño detalle, de color verde): Renacuajos.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-Lámina II, porque los dos ositos están simpáticos.
-Lámina VII. Las dos niñas en el balancín.
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué?
-Lámina IV, el monstruo no me gusta, parece que viene a poseerte. Tú abajo y él, arriba.
Como para hacer daño y con malas intenciones.
-Lámina VII, ¡porque no sabes lo que es!
5.11.5. TEST DE RORSCHARCH, CASO Nº 5
R. R. M., de 17 años de edad, natural y residente en San Fernando (Cádiz). Profesión:
Estudiante que ahora iniciará los estudios universitarios de magisterio.
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gris): aguas, cielo despejado y reflejo del río. (En posición boca abajo): Dos negritas del
revés. Haciendo un brindis raro.
Lámina IV. (En posición original): ¡Oh, ésta no me gusta! ¡Aquí no veo nada! (Choque en la
lámina, bloqueo). […]. Una roca, arriba (centro superior) salida de agua, como dos
cascadas, bosques y ramas de árbol.
Lámina V. (En posición original): Una mancha negra, que tiene patas y cuerpo… Y, en los
extremos, una especie de alas. Piel de animal: no sé si muerto, o no. (En posición lateral,
derecha): (En posición boca abajo): (En posición lateral, izquierda, y luego en posición
original): No veo nada más.
Lámina VI. (En posición original): Como un Cristo Rey con las manos abiertas. Como patas,
con ramificaciones raras.
Lámina VII. (En posición original): Dos mujeres con una especie de peineta. Como una
especie de bata de cola. (En posición boca abajo): Como si se están dando un beso.
(Cambio de posición de la lámina. Atención a pequeño detalle del centro lateral): ¡Parece
un elefante!
Lámina VIII. (En posición original): Como dos animales (león, tigre) subiendo algo, una
especie de roca; para llegar a la punta, el alto de algo. (Cambio de posición de la lámina):
Una calavera graciosa. Ya no veo otra cosa.
Lámina IX. (En posición original): (se toma tiempo) [t´]… Los colores me transmiten el
ocaso del sol. Que forman rayos de un lado a otro. (En posición boca abajo): Ahora veo
una cara. Boca, nariz y ojos. (Atención a los pequeños detalles, sobre el margen inferior,
al centro): Veo un pelo (melena) verde y una corona rosa.
Lámina X. (En posición original): (Centra su atención en la visión parcial que le transmiten
los pequeños detalles particulares, así: atención a pequeño detalle, de color azul): Veo
aquí, como una araña rara, que tira una especie de moco verde (detalle verde). (Atención
a pequeño detalle, de color gris): Un grupo de personas en línea, en hilera, que están
ayudando a subir un pájaro (pequeño detalle naranja). Esto es un pájaro, lo veo
claramente. (En pequeño detalle, de color rosa): Un algodón de azúcar de la feria.
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Ángel Valaer Rubio
(Verde): Dos ciempiés. (Marrón): Dos cervatillos. (Pequeño detalle verde, arriba): Una
persona descendiendo por lo verde.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-Lámina III: Hay dos negritas que me hacen mucha gracia. Me da buena sensación, creo
que es una fiesta, se lo están pasando bien.
-Lámina VIII: Parece una cara graciosa, y los colores me gustan.
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué?
-Lámina I: No me gusta. Es extraño, sin sentido. Veo muchas cosas en una sola.
-Lámina V: Me recuerda un poco a la muerte. No me da buen rollo. Patas y cuernos.
Parece el diablo.
5.11.6. TEST DE RORSCHARCH, CASO Nº 6
E. P. G, de 50 años de edad, natural y residente en Conil de la Frontera (Cádiz). Profesión:
Maestra de Religión para Educación Primaria. Soltera.
Juicio clínico: Clínica muy grave de depresión melancólica con sintomatología crónica y
anodina de larga evolución, varios intentos de autolisis: Depresión melancólica severa
(Eje I) y Trastorno Depresivo de la personalidad (sobre el Eje II), según criterios DSM-V,
APA 2014. Test de Rorscharch:
Lámina I. (En posición original): Un murciélago, volando. Está intentando atrapar algo. Me
sugiere miedo, mal rato. Temor y escalofrío como si fuera durante una tormenta.
Lámina II. (En posición original): Veo como dos perros, juntando su hocico y su trasero.
Los dos juntos. (Pequeño detalle rojo): Y lo rojo, ¡como si fuera sangre! De un golpe bajan
la pata. (Atención a pequeño detalle): La sangre, clarita, rosa.
Lámina III. (En posición original): Dos personas agarrando algo. Cuerpos encorvados
(pequeño detalle): La mancha roja del centro es sangre.
Lámina IV. (En posición original): Como un bicho. Las botas y la cabeza. Un mosquetero.
Está tumbado, mirada seria. (Presta atención a pequeño detalle, al centro, en el margen
inferior): Aquí veo ojos, el hocico…
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Ángel Valaer Rubio
Lámina V. (En posición original): También veo un murciélago. Protege con su capa algo.
Está como de espaldas, tranquilo, sin agresividad.
Lámina VI. (En posición original): ¡Cosas más raras! (En posición boca abajo): Así me
semeja a una flor. Es muy bonita. (En posición original): (se toma tiempo) [t´] y se bloquea
[…].
Lámina VII. (En posición original): Dos personas, están como acampando. Dos ancianas,
están como volando.
Lámina VIII. (En posición original): (Atención a pequeño detalle, rosa): Un animalito, que
agarra y tira de un cojín (Atención a pequeño detalle, azul).
Lámina IX. (En posición original): ¡Los colores me sugieren menos cosas!
(Atención a pequeño detalle, naranja): Un bicho apoyado sobre una hoja, que tiene alas y
mira desde un lugar alto. Un insecto, saltamontes. (Se toma tiempo) [t´].
Lámina X. (En posición original): Manchas sin formas ni conexión. No existe parecido con
nada.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-La III, por las personas, y la VI, por la flor.
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué?
-La V y la IV.
5.11.7. TEST DE RORSCHARCH, CASO Nº 7
M.P.A. de 23 años de Edad. Vecino de Utrera (Sevilla) Profesión: Enfermero. Orientación
homosexual con pareja estable.
Juicio clínico: Trastorno de ansiedad y clínica depresiva secundaria, de naturaleza
reactiva, según criterios DSM-V, APA 2014. Test de Rorscharch:
Lámina I. (En posición original): Una cresta ilíaca. (En posición boca abajo): Así una
especie de insecto. Escarabajo con alas. (Vuelta a la posición original): (Atención a
pequeño detalle, al centro): dos personas pegadas con los brazos levantados… (Pequeño
detalle, al margen superior y lateral): Unas alas. (Otra vez, en posición boca abajo): Gente
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Ángel Valaer Rubio
cabezas de leones. Una rana, como si fuese a echar a volar. Perspectiva desde arriba, ¡una
marisma!
Lámina IX. (En posición original): Como si fuese el hocico de un caballo o burro, de frente.
(Pequeño detalle, en la mancha de color verde): Como dos conejitos gordos. (Detalles de
color naranja): Como dos caballitos de mar. (En posición boca abajo): El elefante, con las
dos orejas grandes. (Pequeño detalle, mancha de color verde): Un hombre con barba.
(Pequeño detalle, mancha de color naranja): Un bogavante con las pinzas.
Lámina X. (En posición original): (Pequeño detalle, mancha de color gris): La torre Effel.
(Pequeño detalle, mancha de color verde, abajo): Dos pescadillos. (Pequeño detalle,
mancha de color amarillo): Dos lunas. (Pequeño detalle, mancha de color gris): Dos
cangrejos. (Pequeño detalle, mancha de color naranja, al centro): el hueso hioides. (En
posición boca abajo): Dos orugas, de Alicia en el País de las maravillas. (Atención a
pequeño detalle de la mancha en azul): Unos fuegos artificiales. (Atención a pequeño
detalle, en mancha de color amarillo): Pato nadando, con el reflejo en el agua. (Atención a
pequeño detalle en mancha de color azul): Un pez ángel, ¡con forma de arco! (Atención a
pequeño detalle, mancha color gris): Botijo ¡con la tapadera! (Atención a pequeño
detalle, mancha en naranja): Especie de pez pequeño, chiquitillo.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
Lámina X, por el color, la forma. Lámina IV, por la forma.
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué?
-Lámina 2 y 3, por la sangre.
5.11.8. TEST DE RORSCHARCH, CASO Nº 8
E. M. C, de 32 años de edad. Soltera, natural y residente en la ciudad de Cádiz.
Profesión: Estudiante de oposiciones a la Guardia Civil. Test de Rorscharch:
Lámina I. (En posición original): Un agujero. (En posición boca abajo): Un adorno
simpático, como unas pinzas abiertas y unos pendientes.
Lámina II. (En posición original): Algo del cuerpo humano, un hueso en forma de
triángulo. (Atención a pequeño detalle al centro de la lámina): La nave de start trek de la
guerra de las galaxias. (En posición boca abajo): El hueso del cuerpo humano.
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Ángel Valaer Rubio
Lámina III. (En posición original): (Atención a pequeño detalle, gris): Dos gatitos con un
ovillo de lana, jugando. (Atención a pequeño detalle, rojo): Lo rojo, no sé, ¿Puede ser
sangre? Puede ser.
Lámina IV. (En posición original): Una cosa fea, algo malo. No me gusta. Un bicho malo en
la oscuridad. El cuerpo, como una cola, los brazos, la cabeza… Unas patas grandes. Este es
feíto. Este es malo.
Lámina V. (En posición original): Un murciélago ¡volando! (En posición boca abajo): Un
murciélago, y además muy antipático, no se va. Va a su rollo. Se ve muy malo.
Lámina VI. (En posición original): ¡Parece como una especie de espada, clavada en una
picha! (En posición boca abajo): Puede ser también la piel de una animal, de un oso o algo
de eso.
Lámina VII. (En posición original): Dos niños jugando en un parque. Dos niños con los
culitos pegados, en un tobogán de juegos en el parque. Contentos. (En posición boca
abajo): Bichitos (rabos, patitas, orejas…). (Cambio de posición de la lámina): Al revés,
cambio (vuelta a la posición original): me gusta más al derecho.
Lámina VIII. (En posición original): Dos salamandras. Dos tritones (lo que pasa es que son
raros) por un bosque o por ahí.
Lámina IX. (En posición original): Parece el hueso de una manzana. También, me parecen
corales, arriba, en naranja (Atención a pequeño detalle, parte superior). (Atención a
pequeño detalle, mancha de color rosa): ¿Lo rosa? ¡No sé lo que puede ser! (En posición
boca abajo ): (se toma tiempo) [t´] y se bloquea […]. Manchas, nada más. No le veo
ninguna forma.
Lámina X. (En posición original): (Atención a pequeño detalle), (visión general de la
lámina): Muchas flores. Huesos de frutas, también. (Atención a pequeño detalle, de color
gris): Unos pulmones. (Atención a pequeño detalle, en los colores rosa y azul): ratas de
campo.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-Lámina VIII, porque parecen dos animales en un bosque. Me gusta la tranquilidad. Me
gustan los animales: yo tenía un tritón.
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Respecto de sus compañeros y amigos, notaba que entre ellos, cada vez existía
menos compenetración y prácticamente no se relacionaba, y en el caso de hacerlo,
recurría a resortes de tipo manipulativo. Respecto a su madre, nada más lejos de querer
causarle problemas, sino de protegerla, pues en un alarde de responsabilidad excesiva,
llega a veces incluso a autoinculparse antes de reconocer una mala dinámica entre ella y
sus progenitores.
Área verbal: Su lenguaje, aunque no llega a ser fluido, muestra ritmo y cadencias
normales, bastante ajustado a coherencia, y sin anomalías. No prolijo. Presenta, además
un buen ajuste semántico, y un uso ajustado de la lengua castellana, por encima de la
media. No se destacan alteraciones psicosemánticas, ni del proceso cognitivo del
pensamiento, ni del proceso motor.
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Resultados para todos los ítems, nada anormal, para las tres alternativas dadas:
nunca, a veces, o muchas veces. Sólo reseñar ciertos rasgos de características, más que
agresividad, de denotado control y auto-agresividad, en el ítem nº 4: “a veces me siento
disgustado o molesto”, debido a la situación real que me atenaza.
Habla también de valores normales para una chica de su edad, y no detecta clínica
de miedos y temores en E., tanto de ansiedad generalizada, evitación, o fóbico-
específicos.
sin más relevancia, al insistir en aquellas cosas que más le preocupan ahora a E., se
establece el siguiente orden.
1. Esto es: Que sus padres se enfaden, (pues la niña, asume tristemente, y si
acaso con algo de auto-responsabilidad esta situación).
2. Que no saque buenas notas y que los profesores me suspendan y se lo
digan a mis padres. La posibilidad de sacar un 1 en cualquiera de los
exámenes que en estos días realice.
En el Inventario de Pensamiento (Cautela y Upper, 1976), en sus ítems no se
registra nada anormal en tanto la mayor frecuencia de pensamientos particulares que lo
atenacen. Sus angustias, de nuevo se concreta en la dinámica problema de la situación
real de verse separado de la familia.
Resultados:
Conducta 1: Que se resuelvan todos sus problemas.
Conducta 2: que toda su familia esté bien.
Conducta 3: que apruebe todas las asignaturas.
Test de habilidades cognitivas y de solución de Problemas Interpersonales, EVHACOSPI.
Finalidad: Valorar de manera cuantitativa y cualitativa las destrezas cognitivas
relacionadas con los procesos de solución de problemas interpersonales. Variables que
evalúa:
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Ángel Valaer Rubio
El test de Dr. Corman o test de Pata negra, donde se constata una buena
identificación con el cerdito, así como una buena dinámica entre los hermanos de este, y
las relaciones que establece por separado entre la madre (de buena dinámica) y el padre
(carencias de bloqueo afectivo). La ideación imaginativa resulta acorde con la edad de la
joven.
JUICIO CLÍNICO:
E., que en la actualidad es un chica de 34 años, resulta una persona normal, recta,
sincera, solucionó la anamnesis de manera honesta y responsable, de firmes
convicciones, esquemas educacionales ahora interiorizados desde la
responsabilidad y el inicio de madurez, que podrá en el futuro desempeñar segura,
muy eficaz y dignamente su ejercicio profesional, a pesar del contenido reactivo
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Ángel Valaer Rubio
del problema familiar en ciernes que viene padeciendo, siempre y que éste no se
continúe aún en el tiempo, por lo que,
No padece, por el momento, algún tipo serio de psicopatología grave, aunque
presenta rasgos ansioso depresivos de naturaleza reactiva en relación a la muy
mala dinámica familiar con la que habitualmente se confronta, ahora bien:
Todos y cada unos de los datos muestran que E. ha sufrido y sufre en la actualidad
secuelas que ella directamente verbaliza a consecuencias de su principal
preocupación: sentirse culpable habitualmente de la mala dinámica con su padre,
lo que le supone un serio estresor para su desarrollo psicoemocional.
La sintomatología clínica que evidencia muestra ligeros rasgos de ansiedad y
rasgos de angustia secundarios a un proceso depresivos de naturaleza reactiva
que no llegan a característica diagnóstica, que parecen patognmónicos (exclusivos
de manera específica) de un Trastorno de ansiedad de separación por
características reactivas, según el eje clínico (I) de la Asociación Americana de
Psiquiatría, (DSM-IV-TR, 2002), por la que la he sometido a tratamiento
psicoterapéutico breve bajo paradigma cognitivo conductual, y que va
evolucionando satisfactoriamente.
DIAGNÓSTICO CLÍNICO de E. M. C.:
Es una joven extrovertida, con las características propias del período íntimo
experimental que supone la adolescencia, fase de la que ahora está ya saliendo,
presenta además facilidad para la empatía, ágil desarrollo de habilidades sociales y
características de líder.
Aunque el paciente no presenta rasgos obsesivoides en relación a baja asertividad,
sí que presenta disminución del carácter volitivo, y baja autoestima, miedos
recurrentes y rumiativos como el de ser rechazada y no estimada por los otros,
sobre todo del sexo opuesto, que le dificultan levemente sus habilidades
potenciales de acercamiento al sexo contrario (con los niños, amigos, chicos que le
gustan, no sabe cómo actuar, no así con las chicas de su sexo, quizás en relación a
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Ángel Valaer Rubio
las secuelas que persisten en la dinámica relacional con sus padres y que ella ha
sufrido y la tienen aún confundida).
La confrontación directa con su padre que le angustia y amedranta, ha interferido
gravemente en el psicodesarrollo emocional de E. y, de hecho, puede seguir
afectando a su dinámica evolutiva, caso de que se continúen.
En conclusión, y aunque no llegan a tener entidad nosológica considerable (muy
probablemente, desaparecerían tras la extinción del proceso causante y la
resolución final –divorcio- de los padres, que ofrezca un punto y final para
distanciarse emocionalmente de una dinámica de la que todavía ella siente que
forma parte íntegramente),
E. viene manifestando un TRASTORNO ADAPTATIVO (F 43.28) CON ANSIEDAD
(309.24), DE CARACTERÍSTICAS EXCLUSIVAMENTE REACTIVAS, según los criterios
del DSM-IV-TR (Asociación de Psiquiatría Americana, APA 2002), secundarias a su
proceso traumático externo inicial, por la mala viabilidad filial en los años de la
separación de sus padres, y las agresiones verbales y la presión social del entorno
a la que su padre le tiene sometida. Esto es: “La característica esencial del
trastorno adaptativo es una respuesta psicológica a uno o varios estresantes
identificables que comporta la aparición de síntomas emocionales o de
comportamientos clínicamente significativos. Los síntomas deben de presentarse
durante los tres meses siguientes al inicio del estresante (criterio A). La expresión
clínica de la reacción consiste en un acusado malestar, superior al esperable, dada
la naturaleza del estresante, o en un deterioro significativo de la actividad social o
profesional (o académica) (criterio B). En otras palabras, la reacción a un
estresante determinado que puede considerar normal o esperable puede aún así
motivar el diagnóstico de trastorno adaptativo si ésta es lo suficientemente grave
como para producir deterioro significativo” (p. 759, APA-TR, 2002). Respecto a la
ansiedad que hemos determinado: “Este subtipo debe usarse cuando las
manifestaciones predominantes son síntomas como nerviosismo, preocupación o
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Ángel Valaer Rubio
Lámina IV. (En posición original): (Atención a pequeño detalle, central, simétrico): En la
parte superior veo como dos muñecos. Lo otro no, parece como la piel de un bicho. (En
posición boca abajo): [t´].
Lámina V. (En posición original ): Aquí, una mariposa. (En posición boca abajo): Parece
una mariposa con las dos alas abiertas. Creo yo que está volando.
Lámina VI. (En posición original ): ¡Uff! (En posición boca abajo ): No le encuentro
nada, ¿eh? (En posición original ): La cabeza de dos animales, como la piel de un animal.
No le veo yo a esto […]. Una sombra reflejada en el agua, o algo así.
Lámina VII. (En posición original ): (En posición lateral, derecha ): (En posición boca
abajo ): ¡Esta sí que no veo nada! (Pequeño detalle, mancha exterior, al centro): La
cabeza de un elefante y una trompa, la veo yo aquí.
Lámina VIII. (En posición original ): (En posición lateral, derecha ): (En posición boca
abajo ): (En posición original ): [t´] Animal y naturaleza. (En posición original ): (En
posición lateral, derecha ): (Pequeño detalle central de mancha de color rosa): Lo rosa
parece que sea algo animal. (En posición lateral, derecha ): Parece como igual reflejo.
Lámina IX. (En posición original): (lateral, detalle del centro): Veo como dos cabezas
de animales, como de rinoceronte o algo así: las cabezas, otra cosa no veo yo.
Lámina X. (En posición original ): Esto no le veo yo nada. (En posición boca abajo ):
Sólo reconoce pequeños detalles, en la mancha gris, de abajo: Como si fiuera la trompa
de la mujer. (Pequeño Detalle manchas de color amarillas): Dos flores a los lados. (¡Ojo,
da la vuelta a la lámina!): orientación inconsciente de tipo homosexual.
¿Las dos láminas que más le gustan y por qué?
-La lámina VIII. Un animal reflejado y la sombra del agua, o algo.
-La lámina X, por el colorido.
¿Las dos láminas que menos le gustan y por qué?
-La lámina VII, ésta que no sé lo que es.
-La lámina IV: No me dice nada. Una piel.
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Ángel Valaer Rubio
Los histéricos se acompañan de una posibilidad de relación profunda y duradera con los
demás. Amiga fiel y devota para toda la vida.
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Ángel Valaer Rubio
Ellos pueden ser muy felices; el mundo sin histéricos sería durísimo; te lo adornan, es
cierto. No una cosa muy grave, pero un toque de histeria, en cada uno de nosotros…
Todos somos histéricos y hemos pasado por el proceso de seducción al progenitor del
otro sexo, y por el temor… y esto lo va a seguir haciendo durante toda la vida; siempre
que aspiramos a conseguir algún éxito, vamos a temer que alguien nos lo quite; vamos
a temer que alguien nos reproche tenerlo; es un proceso normal, la mayor normalidad
es la de la histeria, de la que no podemos desprendernos mientras matamos a un padre
y a una madre. Se puede ser algo neurótico durante la vida y no pasa nada; siempre y
cuando, lo que es la miseria neurótica, no avance tanto, tanto, que su personalidad
tenga que manifestar su búsqueda de paraíso perdido, a través de términos
comparables; a través de somatizaciones o de conversiones, que le hacen atraer hacia
él la ternura, el cuidado; volver hasta el paraíso es una regresión, en el sentido de que
manifiesta que su cuerpo necesita algo; pero que de todas formas sus relaciones con el
entorno no son tan malas porque sí logra, a través de esos síntomas, ser de nuevo, ése
juego, a lo mejor, querido, o tener una relación un poco más primitiva que la anterior.
El síntoma histérico es el descanso del guerrero, llegastes en un mal momento de tu
vida y de repente sientes y necesitas hace una regresión, y no tienes ganas y pegas un
grito para soportarlo: sobreviviré, aunque el histérico lo va a pagar mucho más caro, a
lo mejor va a ser una parálisis o dolores, o pseudo-enfermedades graves; ése llamar la
atención sobre sí mismo, para poder volver a buscar una triangulación donde él se
sentía muy importante (entre su madre y su padre) y/pero al mismo tiempo también se
sentía muy en peligro (entre su madre y su padre), cuando buscaba su importancia.
Bueno, pues ahora que tiene una conversión, va a haber su importancia, también; pues,
si no hubiera hospitales, ni médicos, no habría síntomas de conversión somática; si no
hubiera una atención hacia esos síntomas; quizás, por eso, las conversiones antes eran
a través de los brujos y las brujas, y donde la iglesia ponía mucha atención ahí; la
histeria es un problema dinámico, entre lo interno y la sociedad, y el síntoma se adapta
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Ángel Valaer Rubio
tanto a lo que a la sociedad le importase en un momento dado; no tiene nada que ver
con el narcisismo.
La personalidad histérica fue muy aprovechable en otras épocas del siglo XX, cuando se
hacía arte, porque son muy creadores; el histérico es sumamente extrovertido es muy
capaz de sacar con facilidad al exterior su mundo interno.
Así, dos histéricos sí que se pueden llevar muy bien, porque cada uno puede fabricar el
caos que al otro también le conviene. Son dos enfermos que mutuamente se
compensan. Para los neuróticos, resulta más fácil el desenganche psicológico, en caso
de ruptura.
Aunque aún existen pequeñas conversiones, éstas cada vez son menos frecuentes; en
la actualidad, más para el caso del hombre que en la mujer.
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Ángel Valaer Rubio
Todo va a ser frío y muy calculado y nunca va a buscar esa amistad; va a pasar de uno a
otro sujeto, por así decirlo.
La narcisista utiliza los mismos mecanismos de la histérica para estar cerca del sujeto
(hombre o mujer), pero siempre a través de un cálculo, una desconfianza.
Son mucho más inteligentes que la histérica, pasando a través de todo lo que se le pone
por delante.
Una disgregación; todo lo que hacen no les sirve para nada, sus afectos tampoco le
sirven y hay una desconfianza paranoica tremenda en estas personas.
Rara vez, saben que necesitan ayuda pero no acaban de creérselo, y van de terapeuta
en terapeuta; es una relación muy intelectual, primero te estudian mucho, quieren
saberlo todo; no aceptan a quien quiere matar a su narcisismo. Parece que sólo al
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Ángel Valaer Rubio
Siente mucho que no eres un terapeuta único para ella; duele el tomar conciencia de
que querrían al terapeuta solo para ella; y que no hubiera más pacientes esperando en
la sala. Te pedirían de buena gana que fueras solo para ella, pero no tienen más
remedio que compartirte, y ése es el juego por el que entran en el mundo de la realidad
(tener que esperar 5 ó 10 minutos antes del paciente, y que después viene otro, le hace
tomar contacto con la realidad): “(…) Además, ¡Es que quiere saberlo todo de mí!, y yo
¿qué sé quién es usted? ¡No sé nada de usted¡” Hay que decir algo, para no instigar aún
más elementos paranoides de desconfianza.
El mundo de la sexualidad te lo dejan como abierto a una posibilidad, hay una
seducción terrible, en la que no podemos caer. “(…) Porque a la segunda vez que fui me
dijo que era yo la que podía solucionar sus problemas porque se iba a divorciar (…)”, y
además, entonces ya no le interesa y deja de ir. Tampoco, al contrario, hay que caer en
una guerra, porque tienes que ayudar a tu paciente. Recordando, que tome conciencia
de su petición de ayuda. En general una petición de ayuda fantasma o después viene
otra, varias.
Lo pasan muy mal de los 30 a los 40 años, cuando temen que van a perder el elemento
físico de la seducción. La belleza, ya en un momento dado, no puede funcionar como un
elemento histeroide de seducción.
Necesitan reforzar este revés de la madurez. Como son mujeres inteligentes, tratan de
cambiar la seducción física por la seducción intelectual, la continuidad entre la belleza y
la inteligencia.
Hay que darles seguridad, porque no se creen inteligentes; a pesar de que su
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Ángel Valaer Rubio
Los elementos megalomaníacos son de superioridad, de más poder dentro del aparato
de la seducción. Si no te vuelcas en el aparato seductor, ante la gente; éstas se
muestran como que quieren saber, se cuestionan ¿qué será lo que tendrá detrás?;
sienten curiosidad… ¿será poderoso?
La gente se acerca para apoyarse en estas personas; y ellas, nunca dejan apoyar a
nadie, porque en el fondo son frágiles; te das la sorpresa de que son personas
aparentemente muy sólidas; personas fuertes, pero que nunca te van a dejar meterte
en ellas, te van siempre a marcar una distancia. Por eso confunden mucho y siempre
han dado un halo o un tono un poco misterioso, como muy autosuficiente, tanto de
que no necesitan, pero sí que necesitan. Suelen tener una serie enorme de amistades y
siempre están en comunicación con ellos y hace que ellos estén en comunicación; se
alimentan continuamente de unas esencias, de unas jaleas; pero saben que no pueden
alimentarse sólo de uno porque si no les chuparían, lo matarían; hay muchas, pican de
un lado mientras las otras siguen produciendo, viven de las esencias de los demás,
siempre y cuando el otro sea capaz de servirle como adorno, como elemento narcisista;
cuando el otro no le sirve, desaparece en su mundo, después que no lo puede
alimentar; es indiferencia total, tampoco van a depender sólo de esta persona,
depende de varias, van como la abeja que inteligentemente no va a comerse la flor,
tiene muchas y va cogiendo de una en una y cuando acaba puede volver a la primera
porque ya hizo más néctar.
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Ángel Valaer Rubio
precisamente, los que les mantiene compensados. Por así decirlo, serían psicóticos
compensados, muy bien compensados.
Nosotros no les vamos a dar nunca la felicidad: “¡Lo que puede hacer por mí (refiere la
señora a la cuarta sesión), es anestesiarme el pasado!”, pues empiezan a percibir por
dónde va el terapeuta y por dónde caminan ellas. “No, tampoco; quizás, con un poco
de suerte, ¡le puedo hacer convivir con el pasado!”, o sea, con la realidad. En sexo
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Ángel Valaer Rubio
terapias, en donde parecería que le puedes dar una felicidad al paciente. Pero en
Psicoterapia, en estos casos, serios, que finalmente son gente que en general está
funcionando; son cargos públicos, directores de empresas, médicos cirujanos,
profesores… que se ven bien capacitados para su vida cotidiana, lo que pasa es que
están muy presionados por su miseria neurótica, y la incapacidad de conectar su vida
con la realidad; por lo tanto, no tienen experiencias afectivas, ni de contactos reales; la
vida no les es tangible. Con la terapia, al cabo, la vida, parafraseando la frase de Freud,
siempre podrás hacerla menos miseria, siempre vas a enriquecerla; la miseria neurótica
no te deja a la vida echarle azúcar; siempre será amarga. Y ahora la vida te deja ser
feliz, de vez en cuando; vives bien con la realidad.
Desde un marco teórico: es el terapeuta dinámico quien puede hacerle ver que lo que
tiene, hasta ahora, no le sirve; pero cuidado con la capacidad de seducción cuando es
aquí el terapeuta quien tiene que dar una función de apoyo, en función de sus
destrezas y experiencias; aplicar las cualidades más psicodinámicas del terapeuta para
estar con esta persona ahí, porque el paciente siempre va a pedir más, siempre está
negociando y va a poner por delante su gran capacidad de seducción; y tiene que saber
cómo, de qué forma él tiene que estar ahí apoyando (aunque tal vez esto no es
fácilmente operativo), pues no somos sólo como en principio podría ser desde un
paradigma de conducta, y en donde se le ofrecen una pautas, y se le dice que las haga;
aunque sepamos que no las va a hacer. No es ya un circo, “para darle tan pronto la
comida, que ya me quedé sin flor…”, de ahí la importancia de la formación y la
personalidad del terapeuta, como la propia personalidad de cada uno vamos a tener
que confrontarla con la realidad del paciente. Al principio puede que no se entienda
por qué se debe ir a terapia con chaqueta y corbata, o hacer por ejemplo uso de la
bata; porque esto representa una necesidad del paciente también. Es muy importante
la personalidad que tú le ofreces, ¡porque si no, no le sirves!
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Ángel Valaer Rubio
elaborar y tirar y tirar de los pacientes, saber qué es lo que quieren de nosotros como
individuos; y al cabo, vas elaborando una personalidad que sabes, a qué tipo de
pacientes les sirves más que a otros. Así, un psicoterapeuta, formado
psicodinámicamente, aunque después aplique todas las técnicas que le dé la gana, ya
sean conductuales u otras; para poder ser siempre ésa personalidad de efecto sosiego,
de cierta aureola, de cierto secreto; y cuando no hay posibilidad de mantener que la
aureola sea de verdad, entonces se mantiene porque en realidad el otro no sabe quién
tú eres, ¡y entonces él te pone cómo necesita, pues es ésa la gran técnica
psicoanalítica!, de ser un sujeto anónimo ante tu paciente; cómo eres completamente
anónimo el otro hace de ti lo que él necesita como personalidad; y esto se convierte en
el primer elemento terapéutico. El otro tiene delante de él a quién quiere, a quien
necesita; y además, te puede cambiar; a cada momento, pues ése es el gran manejo de
la transferencia, siendo anónimo, puedes ser el malo, puedes ser el bueno; puedes ser
el buen padre, puedes ser el mal padre; puedes ser el maestro; puedes ser el amante…
Estos son de los pocos tipos de pacientes a los que se les deben de poner (aunque no
van a entrar en psicoanálisis) otro tipo de consignas psicoanalíticas: “Aquí lo vamos a
hacer todo, menos matar y hacer el amor…” Y esto les da mucha seguridad a este tipo
de personas, porque saben que no se va a llevar, ni se le van a ofrecer los límites en
donde ellas tengan que rechazar al terapeuta. Tú mismo les das la solución por la que
ellos ya no vienen, ¡a acostarse contigo ni a matarte! Pues si tú les das ésa posibilidad
ya no le sirve. Esa es la evaluación de la que forma parte la formación del ejercicio del
psicoterapeuta; elaborar la personalidad que el paciente necesita tener en un
momento dado, ¡si le das ésa opción ya no le sirve! Hay que intentar manejarse mucho
en la neutralidad, dentro de lo que se puede. Te das cuenta, cuando te preguntan, qué
edad tienes, si estás casado…, están forzando a ver si realmente eres lo que ellos
quieren. Y no les dices demasiado, como les cuentes enseguida tu vida, tampoco vale; y
mejor, no se la cuentes nunca, que ellos te inventen tú vida; incluso la gente te inventa
tu curriculum, le ponen montones de cosas… pero esto les sirve. Porque el paciente te
pinta como quiere y a través de ti, se puede relacionar con todo tipo de personalidades
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Ángel Valaer Rubio
La pulsión, muy frecuente en este tipo de terapia, aunque muy amenazante para el
paciente, pues en el momento de que empiezan a ir bien, empiezan a ir mal, porque
tienen la conciencia de que ya no son necesarios tantos mecanismos de defensa; pero
tienen la pulsión del mismo mecanismo que sigue saliéndoles, y coligen como muy
angustioso, y por eso te dicen: “¡Antes estaba mejor!” Porque se sentían más protegida
con el síntoma que con las nuevas actitudes, de la miseria real a la que tú le has llegado
a confrontarse. Y va disminuyendo, poco a poco; en base a que ésa pulsión de
identificar esos mecanismos cae en el vacío, no es necesaria, va desapareciendo.
Presenciamos actitudes de quejas narcisistas, porque ellos vienen por algo y se llevan
otra cosa bien diferente pero que les sirve, y es una gran sorpresa; es como cuando te
dicen: “Oiga, lo he pasado muy mal, y lo que me sorprende es que he vuelto. Debo de
ser muy masoquista”. Es importante, porque han descubierto que pueden sobrevivir a
un tipo de angustia, y a un tipo de relación que en un momento dado no les alimenta el
síntoma, si no que le produce una inestabilidad, y vuelven. Y eso es un aprendizaje muy
importante, y permitir que puedan empezar a manejar esta angustia, ya de una forma
real porque te hablan de ella, ya no es un sufrimiento neurótico; porque los procesos
de reeducación narcisista se dan en todo tipo de terapias; otra cosa ya es cuando el
paciente se nos queja: “¡Qué me está usted haciendo, porque yo venía a que me diera
placer, yo venía a que me anestesiase, a la felicidad, y me está haciendo sufrir, pero
¡qué sorpresa!, que soporto el sufrimiento, y empiezo a no temer al pánico de antes.
El psicoanálisis y el psicoterapeuta, también en ocasiones, provoca depresiones,
provoca angustias; y hay que decirle la verdad, aunque no es habitual; puede pasar
también que la persona está en un proceso y puede descompensarse; o lo importante
es que la operación continúe y no se parta el proceso, que pase por momentos más
álgidos que otros; se corta el proceso en un momento dónde la operación pasa por una
situación de gravedad o de peligro; ahí sí que lo puede pasar mal también; y si se deja a
medias… tienes que garantizar de que el paciente continúe en terapia, por ejemplo al
546
Ángel Valaer Rubio
principio al dar las pautas de la terapia; si pones mucha confianza en ti mismo también
puedes meter la pata, como el que cree que nada muy bien, y entonces se va hasta las
rocas y se ahoga; tan malo es cuando tienes poca experiencia como cuando tienes
muchísima.
Con todo, el primer problema narcisista es, precisamente, en la vida infantil, cuando los
niños tienen carencias afectivas y es de presencia materna o paterna generalmente;
pero el niño nunca va a creer, que la madre no lo asiste, no lo cuida, no está con él,
porque la madre es mala; va a creer que no está porque él es malo; él empieza a
construir sus elementos narcisistas de autoevaluación en función de la ausencia, en
función de que él no sirve, y en función de que si él necesita algo va a tener que robarlo
de los demás, va a tener que picotearlo, ¡pero que nunca va a ser saciado!
Son las patologías más graves y, a su vez, las más provechosas para la sociedad
tecnológica y científica.
El narcisista es capaz de organizar el mundo externo en función de sus necesidades de
547
Ángel Valaer Rubio
Los narcisistas, viven muy bien en el medio de los demás. Te da y te fabrica un mundo
que realmente le fascina y le sirve, y siempre apostando por arriba.
Ordena el mundo externo, para tragárselo y poner orden en subrealismo interno; vive
como muy amenazante el subrealismo interno, y ordena el mundo, y se traga el mundo
organizado, y lo ordena.
Dos narcisistas, a nivel de pareja, no se van a llevar tan bien; aunque, en caso de
ruptura, les va a resultar más difícil, porque como tienen un contenido pre-psicótico de
sus personalidades, donde no sólo son más proclives a las drogas, sino también para el
caso de los desenganches (psicológicos) de pareja, que les van a resultar más difíciles
de llevar, ya que se crean un núcleo, y además le das la anestesia psicológica que
resulta de la unión/interacción con la pareja, y ya no les duele su fragmentación
interna; se crean un potente anestésico psicoafectivo, que funciona como una droga,
como los efectos muy demandado en psiquiatría de un potente neuroléptico sintético
pero sin los efectos secundarios de estos psicofármacos, de manera que fuesen cada
vez más, más, más capaces para compensar los efectos psicóticos; los primeros
momentos son como los efectos de la luna de miel, que conllevan unos elementos
psicológicos muy fuertes, algo así como los efectos de una terapia; porque adormecen
perfectamente el contenido psicoafectivo y la fragmentación que estos pacientes en su
psicodinamia puedan llegar a sufrir.
Las fallas narcisistas van a ser siempre pregenitales, por eso son psicóticas.
A grosso modo, todo problema que aparezca antes de la fase edípica, en la fase oral o
fase anal tiene ya connotaciones más psicóticas o enteramente psicóticas en la
etiología, en la psicodinamia de la psicosis. El embrión psicótico se crea antes de los
cinco años (ver los estudios de Piaget). Es anterior a la época genital, porque se crea
antes, en la época pregenital, que es la edípica.
548
Ángel Valaer Rubio
pero no la acompañaban del cabrito. Al Igual que el niño, nos dice: “Cuando sea mayor,
me caso con mamá” Y, la esposa, siempre será, la madre, también. Esto, le aseguraba
que, finalmente, no sería de su tío; que es también el representante del padre, al que no
quería decir nada por miedo al cisma de familia; se protegía así contra el tío (pues aunque
llevaba ya 2 ó 3 años sin contacto con él, pero aún se mantenía vivo en sus angustias). Así
no permitía que se acercara: “era como si el miedo, que tiene una encima, me lo
quitaran” (en un precioso lenguaje simbólico, y encima en todo el sentido sexual del
coito; el miedo (la angustia), que tiene una encima, me lo quitaron, al tener este
embarazo. Además, sentía al niño gestante como su protección. “Sentía que estaba
embarazada, ¡pero era de mi marido!” -expresa un gran alivio-; “¡Hombre…!”¡Pero
también, acepta, que en ésa parte de seducción con el tío, ella también jugó una parte
importante en sus relaciones con ése familiar!
Además, también vemos cómo en nuestra paciente, a través del conflicto que
tiene con la prima (y que se proyecta, en el sentido de cierto intercambio incestuoso),
aceptando que de igual manera, ahora ella lo ésta con respecto a su propio padre, y que
bien ¡podría ser seductora con padre! En la actualidad, ya no se siente perseguida, se
limita al contexto real; ya no le ocupa el espacio que estas angustias ocupaban antes en
su vida mental; ahora todo lo que entiende le ayuda a controlar: “(…) ¡ahora, ya me lo
tomo más psicológicamente!”.
Lo primero es hacerle ver que la terapia, simplemente, se basa en hacerle aceptar
la realidad (aunque también desde un punto de vista cognitivo); lo importante es meter a
ése elemento real y fantasmático en el contexto real, en el que ella, de alguna manera,
también participó; fue víctima, porque era una niña, pero con un erotismo que también
puede demandar… una respuesta del entorno, que esta vez, claro, se la dio un adulto, y
así le fue.
Pero, finalmente no lo hizo tan mal, porque con la respuesta de su tío fue como se
adiestró a tener una sexualidad; pues si no, hoy en día, no tendría ninguna; ya que la
sexualidad que ahora presenta inhibida no es a causa del traumatismo producido por el
tío, sino a causa del ¡traumatismo producido por los padres!
550
Ángel Valaer Rubio
Cuando ella escuchaba a los padres hacer el amor, prácticamente todos los días, y
ella no podía dormir hasta que su padre terminaba de jadear; y luego es ella quien no
puede tener orgasmos en la cama, aunque sí puede tenerlos en el baño; donde su tío, le
había enseñado a tenerlos. Antes en la cama ya no se sentía a gusto; ahora (una vez
elaboradas estas cuestiones) ya es capaz de tener orgasmos en la cama, donde ya se
siente bien (sola y con su marido); sus relaciones mejoraron muchísimo.
Además, ella tiene (respecto al tío) un lazo maternal, con un sobrino que vive con
ella; hasta qué punto ése sobrino es también el reemplazante del hijo que pudo desear,
porque luego, esto es lo que hay que trabajar en psicoterapia, casi algunas cosas
ofreciéndoselas de pasada, -24 sesiones de terapia directiva breve, que es un tiempo
suficientemente corto-, ayudándola a mejorar sobre lo que la paciente efectivamente
quiere, no lo que el terapeuta pretende; y que, luego, si dentro de un año vuelve, porque
alguna cosa se recrudece o tiene un nuevo problema que la hace posiblemente visitarnos,
y retomar una terapia con nosotros; ya, desde luego, la calidad de vida ha mejorado
mucho: ya su prima se casa, todo ha cambiado para ella, han informatizado su empresa,
han muerto su padre y su madre, mantiene su vida privada al margen.
Para el caso de las defensas, cómo quieren impedir que algo surja; realmente, lo
que el paciente tiene es miedo, en un momento dado a que la angustia se multiplique; si
cree que ya no puede ahora ir por más angustia, lo que va a surgir no es ningún fantasma,
es un recuerdo real, pero que está impregnado con tanto o más angustia infantil.
Cuando su tío estuvo viviendo con nosotros un tiempo, y cuando mis padres no
estaban, (estaba yo sola) pues… él jugaba conmigo, me decía que me fuera desnudando
un poco, y yo, en la ducha (se metía en el cuarto de baño), claro, sentía vergüenza
(miedo, por el hecho de que ella también se sentía culpable), no podía decir nada; mi
madre no sabía nada; el terapeuta, aquí, siempre hay que tomar una decisión en un
momento que va a tener mucha importancia, optar por una solución analítica que me
daba más paso a otras cosas -más salidas-, porque, si la confronto de una situación real,
con una situación vital, rotunda, se va a fragmentar más ¡el temor a ser ella deshonrada,
por ejemplo! El temor, siempre es en un plano simbólico.
551
Ángel Valaer Rubio
Luego, el poder de madre, siempre detrás de la abuela paterna que también vivía
con ellos, fustigándola; porque la anciana tenía pérdidas y desfecaba sin control; y ella y
su madre la cuidaban; pero al mismo tiempo ésa abuela tenía mucha autoridad sobre su
hijo, el padre de ella; y cuando el padre llegaba, el poder que la anciana tenía sobre el
padre a la que él atendía y obedecía, y a veces ella y su madre se vengaban, y podían
tener mucha rivalidad hacia la anciana madre (ambas veían en ella una rival, para estar
con su marido y para estar con su padre); por lo que castigaban a la abuela, desnudándola
(la madre y ella desnudaban a la madre y se mofaban, disminuiría la disposición de la
anciana, respecto a la rivalidad; se deshizo –aquí, su madre- de una pesada y vieja rival) y
riéndose de ellas mientras la cambiaban, hasta que la vestían; resarciéndose la madre
sobre el poder que la vieja aún tenía sobre el esposo y el padre. “(…) que eran algo que
ustedes le querían quitar” (al llegar a ésta situación, muy probablemente ella era ahí,
¡cómplice de su madre!).
Para el análisis, esta situación se puede centrar en dos posicionamientos, es decir:
en el temor de la culpa, o en el temor de ser castigada.
En el terreno de ser cómplice de la madre, es un terreno en el que yo no la puedo
ayudar (aunque efectivamente, aquí ella se vio sometida a una triangulación edípica,
actora y también víctima de la madre). Tampoco hubiera podido revelarse contra la
madre; no se podía poner en contra de su madre (también a ella le hubiera gustado tener
un hijo del tío en la fantasía de sus dieciséis años, para también ser la rival de la madre),
porque era ella la que la cuidaba, la que le salvaba la vida continuamente, a causa del
asma que en aquella época padecía, y que además resuelve poco tiempo después.
También entre madre e hija, además de tener un secreto que comparte con su
madre, se plantea de nuevo su rivalidad, cuando su padre al jubilarse va a volver de la
mar; en el momento en que ella, ya casada, empieza a intentar quedarse embarazada de
su marido, recién casados.
Y ahora, por las casualidades de la vida, tiene el mismo conflicto, esta es una
experiencia de expresión de repetición, pues al ser su marido azoospérmico se le
representa la misma situación, esto es: de nuevo va a reemplazar al padre (como hizo
552
Ángel Valaer Rubio
años antes a la superación edípica), y porque esta vez el marido será padre de un hijo que
biológicamente no es suyo, aunque sin sujetos identificados.
¿Qué estructuras tiene que adoptar la psicología femenina, para aceptar y sacar
beneficio de una FIV, teniendo en cuenta la vieja arquitectura profunda de toda mujer?
Contando que en su primera experiencia maternal aparece un padre fantasmático, que es
su propio padre, ¿Qué tipo de sujeto, para ella, es el terapeuta, el inseminador cuando se
le somete a estas exploraciones diagnósticas y terapéuticas, para darle un hijo?
Ése hijo va a tener muchos padres, ahora. Mientras que el padre ostenta muchos
refuerzos, esto es: primero, que la paternidad se crea después del embarazo,
inmediatamente tras el parto; segundo, que al dársele un diagnóstico de azoospermia se
le condenó a no poder tener hijos, y el ser padre es salvarle la imagen social… se le está
dando la posibilidad de tener un niño, de criarlo y de darle su imagen… Resulta evidente
que tiene muchos más beneficios incluso, más elementos gratificantes, que tiene la
madre; a excepción de que cuente con elementos paranoides, si se siente a cada
momento celoso, si es un inseguro… no si hablamos de un individuo normal.
De hecho, la situación es muy perversoide, finalmente; a través de los logros
científicos en fertilidad nos permitimos para satisfacer a un hombre (el marido),
utilizando a otro hombre (el inseminador donante, al que se le despoja de la paternidad,
se la roba, y finalmente se engaña también a la sociedad en general, a la que se dice que
el hijo es del esposo); además, intervienen perversas dosis de homosexualidad en la
constitución de un trío por conveniencias egoístas… En este caso, no hablamos de
conflicto psíquico explícito, consecuencia de los problemas éticos de las mismas técnicas
reproductivas, sino que estamos elaborando las estructuras internas que se movilizan en
una mujer que sufre, dentro de este tipo de decisiones.
Para el caso, es cuando la mujer tuvo fantasías con otros hombres, era cuando
además no sabía que su marido era azoospérmico; después, se terminaron y, además,
cuando lo supo, se sintió muy amenazada: “caray, si hubiera tenido relaciones con otros
hombres…, y al quedar embarazada, ahora ¿qué pasaría?” (se constata la existencia de
remordimientos, aunque sólo haya sido en el elemento fantasmático). Pues ella alguna
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Ángel Valaer Rubio
vez fantaseaba con tener relaciones con otros hombres, pero no de quedar embarazada
de otro hombre; esto lo reservó para su marido, que estuvo ahí, siempre a su lado.
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Ángel Valaer Rubio
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Ángel Valaer Rubio
La elección de zonas utilizada por este agresor para abordar a sus víctimas, nos
ofrece importantes datos sobre la planificación de sus actos, ya que no es un sujeto
impulsivo que agrede en cualquier lugar, todo lo contrario, es un individuo planificador y
controlador, que sigue a su víctima, como un depredador a su presa.
La utilización de capucha, preservativos para no dejar rastros biológicos y el portar
un arma, nos indica que este sujeto muestra una determinada "conciencia forense", que
dificultará su futura detención.
Tanto el arma utilizada como su intento de control, nos llevará hacia unos posibles
rasgos psicopatológicos relacionados con el dominio y la posesión de la víctima, que junto
a sus frases utilizadas en sus correspondientes ataques, nos sitúa frente a un individuo
con unas marcadas distorsiones cognitivas, que pretende establecer con sus víctimas una
extraña relación de cooperación, muy cercana a una relación, tratando a sus víctimas
como si fueran sus parejas, por ello, elige a chicas jóvenes, entre 19 y 21 años y de
complexión y estatura media, a las que poder dominar y que se establezcan dentro de su
patrón de pareja idealizada.
7.2. PRUEBA TESTIFICAL DEL ACUSADO DE AGRESIÓN SEXUAL, CASO Nº 2
7.2.1. REFERENCIA Y OBJETIVOS. EL MOTIVO DE LA CONSULTA
Está directamente relacionado con mi especialidad, pues es la referencia de una
sintomatología de tipo mixto ansioso-depresivo, que refiere marcadas alteraciones del
carácter yoico, manifestadas a raíz de las últimas dificultades habidas en el seno de su
pareja durante estos últimos años, sobre todo en función de la mala evolución de la
dinámica de pareja, dificultada y agravada en los últimos meses de relación;
sintomatología, que además ha empeorado a raíz de la presentación, en estos meses, del
contencioso de la denuncia en violencia de género que su pareja le ha interpuesto.
OBJETIVOS PLANTEADOS
R., voluntariamente consiente en someterse a toda una serie de pruebas
diagnósticas de test y auto-registros que desde el punto de vista pericial sean
procedentes para el estudio y análisis psicopatológico, en aras a determinar su estado de
salud mental, ya que es el médico el facultativo legalmente autorizado para discernir el
556
Ángel Valaer Rubio
EN EL CONTEXTO PSICOLÓGICO
Las dos cosas que presumiblemente más parecen afectarle, en la actualidad, son la
declaración unilateral de su pareja con la que cada vez había sido más difícil la dinámica
de pareja por lo que estimó la posibilidad de una ruptura definitiva.
A LA ANAMNESIS
R., refiere que durante el noviazgo y en todos los años que duró la relación, no
llegó a reconocer desde el principio las dificultades psicológicas habidas por su pareja,
aunque estima que ciertamente, ahora reconoce que nunca llegó a ir del todo bien, y que
en los últimos años la dinámica fue cada vez fue peor.
557
Ángel Valaer Rubio
Sin embargo, haciendo acopio de paciencia él pensaba que las cosas habrían de
mejorar si esperaba, y que algún día habrían de arreglarse, aunque lejos de resolverse
cada vez iban a peor, de forma que la pareja terció en convertirse en una tesitura de
continua demanda cada vez más difícil para él, más hostil y objeto de profunda e
insalvable animadversión. Cada vez existía menos empatía entre ellos, y en las últimas
épocas no existía compenetración y prácticamente cada vez se relacionaban peor.
Así, a nivel psicodinámico de pareja, la situación eran cada vez menos placentera,
cuando no frecuente alteradas y “nefastas”, por discusiones y controles constantes donde
él se veía espiado y controlado de una forma disfuncional y patológica y él sentía que
ninguno de los dos experienciaba satisfactoriamente, sin existir grado de satisfacción
alguno por ninguna de las partes, por lo que en varias ocasiones optó por romper la
relación, aunque ante la demanda de reiniciarla por parte de ella se sentía culpable y lo
reintentaba pero cada vez con menos éxito hasta que decidió dejarla, definitivamente.
Estos hechos aportarían datos para concluir en la hipótesis, donde ante un juicio
diagnóstico de sospecha, apuntasen ya a un diagnóstico de presunción, según los criterios
psiquiátricos al uso, de que la paciente padezca una clínica de Trastorno de la
Personalidad Dependiente.
Por lo que cita R., a raíz de que el proceso de distanciamiento de la pareja ha sido
un fenómeno escalonado, la dinámica era peor; se dio la desafortunada muerte de la
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Ángel Valaer Rubio
Segundo, que tendió cada vez a ser más absolutamente antisocial, excepto con sus
escasas amigas, buscaba a las personas defectos que no le gustaban y rasgos que para él
resultaban un tanto rebuscados, excesivos y hasta paranoicos.
Quinto: si bien es cierto que reconoce que al principio la idea de tener hijos no le
entusiasmaba demasiado, sobre todo a R., al cabo de los años, la idea de ser padre le
emocionaba cada vez más; aunque teniendo en cuenta la realidad de su relación de
559
Ángel Valaer Rubio
pareja, veía imposible la posibilidad de un hijo, tal y como estaban las cosas entre ambos.
Faltas de relaciones sexuales satisfactorias cada vez menos en el último año.
Sexto: se ha sentido amenazado todos estos años, y cree que esto conlleva la
merma de su autoestima, que en goteo constante ha sufrido, como por ejemplo el gritarle
ella de forma celosa. Cuenta que sentía de ella que a veces era criticona y envidiosa, con
complejo de superioridad / inferioridad; narcisista exacerbada. Altísima autoestima. Se
cree una reina. Falta de control en el temperamento. Continuos cambios de carácter.
Desconfiada, depresiva, dormía mucho de día y de noche. Sólo era activa con su familia.
Fantasías de futuro, muy bueno para ella y muy malo para él. No consume drogas ni
alcohol, ni pierde nunca el control.
Séptimo: R. recuerda a su familia política con una buena cordialidad, sobre todo
de la abuela fallecida de una neoplasia, que la define como un encanto a la que él quería
mucho.
El día 31 de Mayo, del año en curso acude R. a consulta, para realizar el estudio de
las áreas de conducta y de Evaluación y Personalidad,
ÁREA DE LA MOTRICIDAD
ÁREA VERBAL
ACTITUDES INFERIDAS
EPQ-A
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Ángel Valaer Rubio
Resultado:
Resultados:
El paciente es una persona normal, recta, sincera, con firmes convicciones morales
y esquemas educacionales interiorizados desde la infancia, que puede desempeñar
seguro y muy eficaz y dignamente su ejercicio profesional, a pesar del contenido reactivo
del problema con su expareja, y a la vez familiar, en ciernes que viene padeciendo.
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Ángel Valaer Rubio
Los motivos traumáticos de una mala y muy deteriorada dinámica conyugal, quizás
desde el inicio del noviazgo, además de la falta de complicidad y desconocimiento de la
realidad psiquiátrica de la mujer, han hecho no viable la convivencia entre los novios,
acabando por deteriorar, a través de un proceso continuo de desgaste, las pocas
situaciones de respeto y consideración que ambos al final se dedicaban, lo que ha
repercutido en la ruptura, pues por más que lo intentó volvía con ella por sus demandas,
pero cada vez era más consciente de la inviabilidad de la pareja.
Todos y cada unos de los datos que R. ha sufrido por parte de su pareja, parecen
patognomónicos (exclusivos de manera específica) de un Trastorno de
Personalidad por Dependencia (301.6), (DSM-IV-TR, 2002).
Los informes del Servicio de Psiquiatría del SAS, que remiten a la paciente al
centro de orientación de la mujer, diagnosticando una reacción depresiva breve
con apoyo psicofarmacológico, que puntualmente responde sólo a sólo un
momento muy concreto de la evolución crónica y del carácter personal que
565
Ángel Valaer Rubio
Así como algún tipo de ansiolítico suave que le induzca la relajación y el sueño,
para poder descansar y desconectar de su problema durante algunas horas, por ejemplo:
Loracepam, 1 mgrs, 30´ antes de acostarse.
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Ángel Valaer Rubio
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Ángel Valaer Rubio
Sangre ofrecidas por ambos grupos, se aprecia que mientras el grupo de pacientes
agresivos presenta este tipo de interpretaciones en seis de las 10 láminas, el grupo de
pacientes no agresivos solamente lo hace en tres de ellas. Resulta evidente que, la
cantidad total porcentual de interpretaciones de Sangre es superior en el grupo de
Pacientes agresivos que en el de los pacientes no agresivos, con una diferencia
significativa de p>0,05. La lámina III se mostró como la más sensible a este tipo de
respuestas, siendo su diferencia estadísticamente significativa, p>0,01, que con la misma
lámina para el grupo de los pacientes no agresivos o enfermos de trastono de ansiedad.
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Ángel Valaer Rubio
En las "Respuestas de Defecto" son los pacientes agresivos los que en la Lámina III
de Rorschach presentan una diferencia significativa p> 0,05 sobre la misma Lámina III del
grupo de Pacientes agresivo.
Sin embargo en la suma total de los porcentajes de las 10 Láminas, entre ambos
grupos de esta variable, no se encuentran diferencias estadísticamente significativas. Con
respecto a las interpretaciones de "Respuestas de Contenidos Agresivos Manifiestos" es
el grupo de los Pacientes agresivos quienes en todas y cada una de las láminas han
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Ángel Valaer Rubio
ofrecido mayor número de respuestas de este tipo, aspecto éste que no aparece en el
grupo de pacientes ansiosos en donde se encuentran varias láminas sin interpretación
alguna de Respuestas Agresivas.
Puesto que se trata de individuos que comparten una misma cultura y las
condiciones de administración y puntuación de la prueba fueron las mismas para todos
los evaluados, las diferencias encontradas pueden atribuirse a características psicológicas
asociadas a la personalidad agresiva del participante, la conductas de su personalidad
impulsiva y parafílica o la agresividad evidente que albergue un delincuente sexual.
572
Ángel Valaer Rubio
Tienden, a enfrentarse al entorno con reacciones pasivas y con una limitada vida
afectiva, lo que corresponde a una personalidad emocionalmente pobre, insensible a la
estimulación de los demás.
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Ángel Valaer Rubio
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Ángel Valaer Rubio
como con otras personas. Aparecen con una capacidad de control menor de lo que cabría
esperar para la mayoría de los adultos, siendo posible, así, que no elaboren ni puedan
llevar adecuadamente a la acción de algunas de sus decisiones, con tendencia a
reaccionar con frustración, inmadurez e impulsividad.
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Ángel Valaer Rubio
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Ángel Valaer Rubio
normas sociales, tendiendo a ignorar o distorsionar la realidad cuando así conviene a sus
necesidades. Además, su afectividad aparece restringida y empobrecida, por lo que
demuestran bajo interés en establecer vínculos interpersonales profundos y significativos.
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PARTE VI. DISCUSIÓN
Ángel Valaer Rubio
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
La selección natural trabaja en función de las características de los especímenes;
los que son mejor adaptados viven y se reproducen mejor, transmitiendo estas
características precisas a sus descendientes. Los homínidos ya incorporan un nutrido
grupo de símbolos imaginables que cumplen una función social e integradora respecto al
grupo.
Como refiere Arzúa (2014), todos los símbolos son patrimonio exclusivo de la
comunidad que los ha creado y que los entiente: a través del lenguaje el grupo inculca la
consciencia supraindividual entre los individuos, que esté, sin duda, por encima de los
individuos. De esta forma, sólo se perpetúa el grupo que ha de resultar más eficaz, siendo
en definitiva esta colectividad la determinante y no el especímen.
Caso de que los registros arqueológicos no llegaran a evidenciar restos
pedecederos de ornamentos personales (sólo se han encontrado restos en los
yacimientos chatelperronienses de la Cueva del Reno y el de Quinçay; además de las
conchas perforadas de la industria uluzziense), porque quizá los neandertales no llegaron
a tener la imperiosidad necesidad de ellos, porque no requería de la capacidad obsesiva
de recolectar enseres mobiliarios que en el fondo tampoco necesitaban (éste no es el
caso de los hombres sapiens modernos, instados a clasificar y acumular desde los
dictados tan excesivamente desarrollados de nuestro cerebro frontal: por ejemplo, los
neandertales instalados al sur del río Ebro se extinguieron sin llegar a emplear nunca este
ornamento).
Aunque autores como White o Taborin defienden la hipótesis de que los objetos
de adorno personal encontrados en el yacimiento ruso de Kostenki 17 y el búlgaro de
Bacho Kiro resultan ya con varios miles de años precedentes en el tiempo; la hipótesis
que goza hoy de más prestigio es la de que los cromañones inventaros los adornos y los
neandertales los imitaron desde algún otro lugar. Sin embargo, no debemos olvidar que
los nenadertales ya mostraron desde los útiles que agenciaban durante la talla en el
Paleolítico medio su ingente capacidad de abstracción para realizar aquellos útiles que
580
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
incluso si se quiere, coincido con Arsúa respecto al hecho de que fuesen más realistas, lo
que en definitiva no los hace una especie inferior y desdeñable.
ayudar con la TCC, se debe valorar como interactúa esta persona con el terapeuta.
Respecto al cuadro clínico, la TCC se enfoca en obsesiones-compulsiones; por
tanto, si estos síntomas no son quejas principales, no se recomienda esta terapia. Como la
TCC requiere un compromiso sustancial, no debe iniciarse cuando los pacientes participan
en otras terapias con las que es probable que compita por tiempo y energía. En lugar de
eso, estos pacientes deben comenzar con inhibidores de la recaptura de serotonina hasta
que pueden incluir la TCC en su agenda.
La gravedad del síntoma del TOC no debe de ser un factor para la decisión de
tratar o no a un paciente con medicamento o TOC. La TCC es más efectiva que los
fármacos en cualquier nivel de gravedad. Sin embargo, es posible que los síntomas graves
requieran un régimen más extenso del tratamiento que se ofrezca; o sea, una dosis más
alta de medicamento o sesiones más frecuentes de TCC. Si el paciente representa un
peligro para sí mismo o para otros, se recomienda el tratamiento de una institución. Sin
embargo, siempre que sea posible se recomienda llevar a cabo la TCC en forma
ambulatoria para optimizar la generalización de los avances en el propio ambiente del
paciente.
Por lo general, los pacientes que recibieron una dosis adecuada de un inhibidor de
la recaptura de serotonina por un tiempo razonable (por lo menos varias veces a la
semana) tienen pocas posibilidades de responder a otros IRS o las combinaciones de
otros medicamentos. Por lo tanto, para los pacientes medicados que no han recibido
tratamiento psicológico, la TCC es la recomendación lógica. Si los pacientes refieren que
recibieron la TCC, debe valorarse la educación de este curso de terapia antes de hacer
recomendaciones adicionales. Si las sesiones terapéuticas eran infrecuentes o no se
incorporaron exposiciones y prevenciones de respuesta guiadas por el terapeuta, debe
considerarse un curso de TCC adecuada. Además, un antecedente de problemas para el
cumplimiento sugiere la necesidad de tratamiento en una institución o un abordaje de
apoyo o interpersonal (Abramowitz, 2007).
Hay muchos estudios controlados y no controlados que evalúan la efectividad de
la TCC basada en la exposición para el TOC y muestran de manera consistente que los
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
pacientes que completan este tratamiento alcanzan una mejoría significativa y duradera
(Abramovitz, 1998). Los índices promedio de mejoría típicos van de 50,5 a 70% en estos
estudios. Una revisión de 12 estudios (N=330) indicó que el 83% de los pacientes eran
sujetos con respuesta después del tratamiento. En 16 estudios que informan sobre el
resultado a largo plazo (N=376; intervalo promedio de seguimiento 29 meses), 76%
fueron sujetos que respondieron al tratamiento (Foa y Kozak, 1996). Los estudios de
meta-análisis (p. ej., Abramovitz, 1996, 1997; Abramovitz, Franklin y Foa, 2002) muestran
que la TCC produce efectos siempre marcados en los parámetros del TOC, ansiedad y
depresión.
Algunos estudios aleatorios controlados recientes encontraron que la TCC basada
en exposición es mejor a la lista de espera, relajación muscular progresiva, entrenamiento
para manejo de la ansiedad, placebo y tratamiento farmacológico con clomipramina (Foa
et al., 2005). Estos estudios indican que los efectos de la TCC se deben a las técnicas
cognitivas y conductuales específicas (o sea, exposición y prevención de la respuesta),
mejor que cualquier efecto de factores no específicos comunes a todas las
intervenciones, como la relación terapéutica. Además, los efectos de la TCC no se limitan
a muestras de investigación muy seleccionadas o al tratamiento aplicado en clínicas
especializadas. Los estudios de efectividad conducidos con pacientes no sujetos de
investigación (Franklin, Abramovitz, Foa, Kozak y levitt, 2000) muestran que más del 80%
de los pacientes que completan la TCC alcanzan una mejoría clínicamente significativa.
Para la TCC es de recibo el empleo de la ESOCY-B como medida primaria del resultado.
Aunque la TCC es efectiva, cerca del 20% no responde, y entre el 25 y el 30% abandona la
terapia (Abramovitz, 2007).
Si hemos de plantearnos la indicación de la Medicina Tradicional versus
Terapéutica Homeopática, en vez de enfrentadas, y fruto de un descrédito mutuo por los
distintos terapeutas desde la óptica particular de sus paradigmas, podríamos más bien
sugerir un papel coadyuvante de ambas estrategias, sobre todo para el enfermo que inicia
su periplo por los distintos especialistas y por el camino se va desalentando, sin que nadie
solucione su tribulación. Quizás aquí sí que sea bueno emplear una visión integrativa, ya
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Medicine and Alternative Medicine (NCCAM) en el seno del National Institute of Helath
(NIH), con la misión de evaluar la utilidad y seguridad de estas prácticas, aportar
explicaciones científicas acerca de su posible efectividad, formar investigadores del
ámbito de la medicina complementaria y alternativa, y hacer llegar la información al
público general. En la actualidad, el NCCAM coordina más de 300 ensayos clínicos
amparado por el NIH y por diferentes instituciones académicas de investigación, a fin de
estudiar las ventajas de estas especialidades médicas en el abordaje de distintas
enfermedades y trastonos que van desde enfermedades psiquiátricas al cáncer, pasando
por la osteoporosis y la esclerosis múltiple. Así, ya algunos estudios han confirmado que,
por ejemplo, la acupuntura resulta beneficiosa para tratar discapacidades funcionales y
dolores debido a la artrosis en las rodillas. La acupresión y la acupuntura son técnicas de
medicina china de las que se pueden encontrar referencias en los textos médicos antiguos
que datan de aproximadamente 5000 años antes de Cristo, y que siguen constituyendo
una práctica médica importante en Oriente.
En Occidente, la acupresión y la acupuntura se explican por la estimulación de los
nervios que liberan neurotransmisores endógenos, endorfinas, encefalinas, que ayudan a
curar la enfermedad. Los beneficios de la acupuntura han sido validados también en
varias enfermedades, sobre todo en la gestión del dolor, las nauseas, los vómitos
postoperatorios, la artrosis de las rodillas, la fibromialgias y las cefaleas. Otras
enfermedades que también se tratan con estas técnicas son el asma, la dismenorrea, el
dolor de cervicales, el insomnio, la ansiedad, la depresión, y el consumo de sustancias
tóxicas como el tabaco. La mayoría de las clínicas para el tratamiento del dolor usan la
acupuntura en el Reino Unido. También se emplea una variante de ésta, que utiliza
corrientes eléctricas suaves para aumentar los efectos terapéuticos (la
electroacupuntura) en caso de analgesia y durante intervenciones quirúrgicas. Por otra
parte, la acupuntura aplicada al oído (aurículoacupuntura) también es una práctica
común (Kaplan y Sadock, 2009).
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Para satisfacer los criterios propuestos por el DSM-IV-TR (APA, 2002) y DSM-V
(APA, 2015), un enfermo debe de tener obsesiones o neutralizaciones o ambos tipos de
síntomas. Mientras que las obsesiones producen ansiedad, las obligaciones en un intento
de compensación, resultan ser ansiolíticas (Podea et al., 2009).
El grado de incapacitación que produce este trastorno es especialmente relevante
en el campo de las relaciones sociales, familiares y laborales, en las que la recurrencia de
los rituales compulsivos plantea dificultades serias al comportamiento cotidiano,
teniendo en cuenta la cronicidad y persistencia del trastorno (Emmelkamp et al., 1990),
de forma que el paciente con clínica de TOC no suele poseer dichas capacidades ni la
cantidad de tiempo suficiente para poder emplearlo en establecer relaciones.
herramientas, que se han indicado en Material y Métodos, y que son las más utilizadas en
la clínica, contienen una lista de síntomas y una escala de severidad que permiten: 1.- la
detección y evolución de la ansiedad, la depresión y el TOC, 2.- el estudio de la eficacia de
los distintos tratamientos y 3.- realizar comparaciones con otras investigaciones.
No obstante, la gran disparidad de categorías diagnósticas que existen, la
frecuente somatización y la asociación de este tipo de trastornos con otras enfermedades
crónicas dificultan una adecuada valoración. De hecho, es raro que las personas
presenten TOC aislado. En general, suelen asociar otros trastornos de ansiedad,
depresión y otros trastornos llamados del “espectro TOC”. Todos estos factores
contribuyen a que no exista un patrón común para la detección y el abordaje del TOC y es
por ello que en la conclusión de muchos estudios se valora como necesidad básica
disponer de métodos más homogéneos para detectar y tratar de manera efectiva los TOC.
Hoy en día, se sabe que el TOC nunca (y eso que los términos nunca o siempre
muy pocas veces solemos aplicarlos en Medicina), hubo de registrarse en el hombre de
neandertal por sus características morfológicas neuroanatómicas, sino que resulta ser
exclusivo respecto de la dotación enfálica del lóbulo frontal patognomónica del hombre
evolutivamente moderno es, probablemente, un desorden de ansiedad exclusivo y el más
difícil a tratar. Además, ya que el TOC es un trastorno de naturaleza heterogénea, es
posible que distintos subgrupos de pacientes respondan diferencialmente a los distintos
abordajes terapéuticos. De hecho, nuestros resultados muestran que incluso después del
segundo año de tratamiento (S2) se producen aún manifestaciones de ésta
sintomatología obsesiva. Si bien en los últimos años se ha producido un aumento
sustancial de las publicaciones científicas relacionadas con los aspectos clínicos y
biológicos del TOC, existe limitada información sobre aspectos importantes y eficacia de
los distintos tratamientos.
Los tratamientos utilizados con más frecuencia para el TOC son los tratamientos
farmacológicos y psicológicos, estando dentro del abordaje psicoterapéutico los enfoques
cognitivo-conductuales. Ambos tipos de tratamientos son efectivos en la reducción de la
sintomatología obsesivo-compulsiva. Este conjunto tan amplio de procedimientos
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
funcional (Storch, 2006). En nuestro caso, se realizaron sesiones de 50-60 min con una
periodicidad semanal, al menos durante 16 sesiones.
El tratamiento psicológico del TOC con prevención individual de la exposición y de
la respuesta también presenta algunas desventajas, pues aproximadamente el 25-30% de
los pacientes rechazan realizar la exposición (Foa et al., 2002; Kozak et al., 2000) y el 28%
de los sujetos abandona la terapia (Kozak et al., 2000). Otra desventaja es la débil eficacia
de este tratamiento en pacientes con graves neutralizaciones o en el caso de los
pacientes que presentan obsesiones religiosas y/o sexuales (Abramowitz et al., 2000;
Mataix et al., 2004). Por otro lado, hay que considerar el grado de heterogeneidad del
TOC de las muestras empleadas en los diversos estudios, incluyendo el uso de técnicas
psicoterápicas no estandarizadas. Todos estos múltiples factores pueden influir en el
efecto terapéutico, los cuales pueden estar relacionados, modificarse y potenciarse
mutuamente. Además, otras variables no específicas como la personalidad del terapeuta,
la calidad de la relación terapéutica, la motivación y la capacidad de tolerar la frustración
por parte del paciente pueden llegar a ejercer un importante papel (Litvin et al., 2008).
Aunque la exposición con prevención de respuesta (EPR) en pacientes con hábitos
de ritual está suficientemente consolidada (Rosa et al., 2008) y algunos meta-análisis
confirman los buenos resultados de la terapia de conducta en comparación con la
farmacológica (Cox et al., 1993; Balkom et al., 1994), hay que señalar que faltan estudios
controlados que confronten estos abordajes, tanto en el tratamiento agudo como en el
mantenimiento, así como el perfil de paciente que se beneficia de cada tratamiento
individual o de la combinación de ambos.
Con respecto a los tratamientos psicofarmacológicos, lo que se persigue es
disminuir la sintomatología y llevar a una mejora funcional del individuo (Rowa et al.,
2007). Los medicamentos empleados abarcan antidepresivos, antipsicóticos y
estabilizadores del estado de ánimo. Ninguno de estos fármacos cura completamente el
TOC, y la mejoría, cuando ocurre, es muchas más veces parcial que completa, lo cual está
de acuerdo con nuestros resultados obtenidos en S2 para todos los tratamientos.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
En nuestro estudio, en primer lugar hay que resaltar que los tratamientos con
psicofármacos dieron lugar a una disminución de la puntuación en el post-test en todas
las escalas (EA, IBRO, Y-BOCS y OCI-R), la cual, en mayor o menor proporción, se mantuvo
en S1. No obstante, analizando las puntuaciones a los dos años, se puede observar que
hay un empeoramiento en el grupo tratado con clomipramina (grupo 2) cuando se utiliza
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
En este sentido, nuestros resultados indican que los tratamientos TCC, si bien no
supusieron una mejora diferencial en el post-test con respecto al resto de los
tratamientos, si permitieron ir más allá en cuanto a la reducción de la gravedad de los
síntomas del TOC, según se observa en las puntuaciones de las escala EA e IBRO (Figuras 1
y 2), lo cual está de acuerdo con lo descrito por otros autores, que demuestran la
superioridad de la EPR en relación a los medicamentos, especialmente en la intensidad en
la reducción de las compulsiones (Asbahr et al., 2005; Souza et al., 2006), así como en el
porcentaje de pacientes que obtienen remisión completa de los síntomas, lo que se
asocia con la no recaída en la sintomatología obsesiva durante el seguimiento (Braga et
al., 2005).
Por otra parte, otros estudios concluyen que en personas muy compulsivas, la
terapia conductual obtiene tan buenos resultados como la medicación (Reus, 2006), para
lo cual se utilizan técnicas eficaces que consisten en hacer que los pacientes aumenten
progresivamente su exposición a las situaciones de estrés, que lleven un diario que
utilicen en casa donde especifiquen los factores de estrés, a fin de sustituir conductas
compulsivas por nuevas actividades.
En relación a cómo los pacientes con TOC se benefician de la psicoterapia, está
descrito que, en algunos casos, los pacientes presentan una respuesta rápida con
remisión completa de los síntomas, mientras que alrededor del 30% no responden al
tratamiento (Volpato et al., 2003; Cordioli et al., 2003), siendo común una respuesta
parcial y, aunque mejoran, presentan síntomas residuales de su dolencia (Braga et al.,
2005; Foa et al., 1998).
Las mejoras debidas a la TC en síntomas obsesivo-compulsivos, ansiedad,
depresión y ajuste social han sido puestas de manifiesto en distintos estudios. Así, por
ejemplo, según el meta-análisis de Abramowitz et al., (2005, 2000), el tamaño del efecto
de la TC en comparación a grupos controles es menor que el de la EPR; en cambio, la
eficacia es la misma cuando la primera incluye experimentos conductuales. En el meta-
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Todos estos datos, junto con la intolerancia a los efectos adversos de los fármacos,
principalmente con el uso de la clomipramina, apuntan a la conclusión de que los TCC
resultan eficaces para el abordaje del TOC, aunque en menor medida que la EPR. Sin
embargo, también existen datos claros y fiables de cómo la clomipramina mejora el
estado de ánimo, lo que no lo hace el EPR (Rosa-Alcázar et al., 2012).
Estos resultados están de acuerdo con los encontrados por González y Jiménez
(2000), quienes aseguran que la terapia cognitivo-conductual resulta ser un tratamiento
eficaz para el TOC, siendo la exposición el tratamiento de elección y la combinación con
tratamientos farmacológicos se utilizará en aquellos casos graves o cuando haya una
depresión concomitante. Con respecto a los resultados a largo plazo (Sthal, 2014), la
terapia conductual (EPR) es el primer tratamiento de elección del TOC, con o sin ISRS. En
general, añadir psicofármacos al tratamiento de EPR no mejora éste (Balkom et al., 1994;
Foa et al., 1998; Kozak, Liebowitz y Foa, 2000). En efecto, Franklin et al. (2002) estudian
una muestra clínica en contexto clínico y comprueban que el tratamiento con ISRS no
ejerce ningún efecto positivo de mejora al tratamiento psicológico, lo cual no coincide
con nuestros resultados, fundamentalmente a nivel del post-test.
La EPR también se ha combinado con clomipramina (Marks et al., 1988),
concluyéndose que: a) la EPR es más efectiva que la clomipramina; b) que por lo que
respecta al tratamiento combinado, añadir el fármaco potencia inicialmente la EPR, si
bien esa potenciación desaparece rápidamente y no se observa en el seguimiento; c) que
otra ventaja del tratamiento combinado es que posibilita que la mejora llegue a más
individuos, en torno al 20-25% más, aunque no mejora la sintomatología en los pacientes.
tampoco encontró diferencias entre el ERP, ISRS, y la combinación de los dos métodos
(Schruers et al., 2005).
Las diferencias intragrupo permiten analizar la evolución de los distintos
tratamientos con el tiempo, lo cual es de relevancia si se tiene en cuenta que el TOC es de
naturaleza crónica. Sin embargo, otro aspecto importante es la comparación intergrupo
para poder sacar conclusiones sobre qué tratamiento puede ser más eficaz, lo cual nos
parece importante, habida cuenta la controversia en cuanto a los tratamientos.
En esta comparación destacamos en primer lugar los resultados obtenidos en el
post-test para ver cuál de los tratamientos es más eficaz en normalizar a corto plazo el
grado de severidad de las variables TOC.
En este sentido, los tratamientos combinados proporcionan una mejora
estadísticamente significativa en la escala EA. Sin embargo, a largo plazo, los tratamientos
CC permiten una disminución en la escala que se perpetúa en el tiempo, lo cual es
primordial para los pacientes TOC. Por otra parte, nuestros resultados indican que el
tratamiento combinado suele ser más eficaz que la medicación sola, tanto en el
postratamiento como a la hora de prevenir las recaídas.
Algunos estudios han puesto de manifiesto que el tratamiento combinado puede
ser algo más eficaz en el postratamiento que la EPR o la TCC, aunque las diferencias
desaparecen en el seguimiento. Así, O’Connor et al. (1999) hallaron que tanto la TCC
como la medicación resultaron los tratamientos más eficaces para el TOC y que la
combinación de ambas aumentó su eficacia; además, fue clínicamente más beneficioso
introducir la TCC tras un periodo de medicación que comenzar ambos tratamientos
simultáneamente. Parece que tanto la EPR aplicada intensivamente como su combinación
simultánea con imipramina fueron más eficaces que el fármaco solo, pero no difiriendo
entre ellas. Así, en un trabajo realizado en condiciones naturales con 56 pacientes, la TCC
sola fue igual de eficaz que la TCC combinada simultáneamente con antidepresivos
serotonérgicos (Franklin et al., 2002).
No obstante, si se emplea la escala IBRO, se llega a una conclusión diferente, en el
sentido de que los tratamientos TCC y combinados representan ventajas con respecto a
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
los psicofarmacológicos puros pero sin diferenciarse entre ellos en lo que a mejora inicial
y control a largo plazo de la severidad de los síntomas se refiere. En este caso, la ventaja
de los TCC tendría que ver con la evitación de la farmacología en pacientes sensibles a los
efectos secundarios de los psicofármacos.
En lo referente a la escala Y-BOCS, se muestra que los tratamientos combinados
serían los de elección al conseguirse con los mismos una rápida mejora a corto plazo y un
mejor mantenimiento de los bajos niveles de severidad, sin que haya diferencia entre el
uso del antidepresivo tricíclico y el ISRS.
Si es la escala OCI-R la que se utiliza, los cambios de puntuación coinciden con los
obtenidos en la escala IBRO, es decir, que ambos, los tratamientos CC y los combinados
desembocan en los mismos efectos a corto y largo plazo, mientras que el uso exclusivo de
medicamentos produjo unos resultados terapéuticos menores.
Como puede verse, existen distintas posibilidades de tratamientos y, en este
sentido, la literatura ofrece resultados en favor de unos y otros. Nuestros resultados
ponen de manifiesto una heterogeneidad respecto de las conclusiones encontradas por
otros autores y que pueden ser debidas a la escala utilizada. También, nuestros
resultados evidencian, en general, que de los cinco grupos estudiados, la psicoterapia sola
o combinada tiene ventajas con respecto a los tratamientos farmacológicos y las mejoras
se mantienen durante más tiempo.
En definitiva, lo cierto es que faltan estudios que hagan comparaciones directas
entre el tratamiento psicológico y el farmacológico, de ahí la indicación de nuestro
trabajo, del que nos gustaría enfatizar dos aspectos: por un lado, que se haya realizado en
un entorno de consulta médica, lejos de cualquier interés comercial. Y por otro, que se
haya realizado sobre un total de 103 pacientes, ya que incluso en la actualidad se
publican trabajos comparativos de tratamientos con tan solo un caso clínico (Walter et
al., 2013). Indudablemente, quedan aspectos importantes por determinar como son el
tipo de perfil de paciente que se beneficia de cada tratamiento individual o de la
combinación de ambos, a fin de asignar el tratamiento más eficaz.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Además, queda por definir aún más en qué medida la eficacia de los distintos
tratamientos son superiores en cuanto al control de la sintomatología obsesivo-
compulsiva, sobre todo en aquellos casos en los que los pacientes no respondan a la
medicación y la terapia cognitivo conductual llegue a ser una propuesta firme (Tolin et al.,
2004). Así, al margen de los tratamiento para las patologías más resistentes TOC
(Aouizerate et al., 2006), contar con un buen tratamiento psicológico y con un
tratamiento psicofarmacológico adecuado es un buen punto de partida para la práctica
clínica y la investigación, sobre todo porque, a diferencia de otros trastornos de ansiedad,
no parece darse una contradicción entre ambos tratamientos, sino al contrario, fármacos
y psicoterapia conductual pueden cooperar e incluso potenciarse (Raffin et al., 2012).
Por otro lado hay que señalar que mediante estudios de neuroimágenes
funcionales se ha establecido que los síntomas del TOC aparecen principalmente como
resultado de la hiperactividad en el circuito orbito-fronto-subcortical, esto es: núcleo y
tálamo caudado (Ardelean et al., 2006). También han sido encontradas diferencias
individuales anatómicas y metabólicas, lo que sugiere que quizas para cada una de las
diferencias individuales se puedan utilizar específicamente un determinado tratamiento
(Baxter et al., 1992). Además, la perspectiva neurobiológica puede proporcionar claros
avances no solo en cuanto a la comprensión de la fisiopatogenia del TOC, sino respecto
de la interpretación de las características de evolución del TOC refractario (Vázquez et al.,
2010). En este sentido, será de gran importancia el estudio en profundidad de la forma en
que la terapia cognoscitiva actúa sobre el comportamiento y modifica la actividad
metabólica específica de los circuitos cerebrales afectados en el TOC. De hecho, ya se ha
usado la tomografía de la emisión por positrones para correlacionar la respuesta al
tratamiento en TOC con la actividad de ciertas estructuras del cerebro, comparando la
terapia del comportamiento con la farmacoterapia (fluoxetina) (Blázquez et al., 2013). Las
exploraciones que se realizaron antes del tratamiento demostraron actividad creciente en
el núcleo caudado en todos los pacientes, mientras que el examen, después del
tratamiento, demostró una actividad disminuida, pero correcta, en el núcleo caudado,
sólo en el caso de los pacientes que respondieron al tratamiento, sin importar la
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
los depresivos endógenos (y los bipolares) más retardo que los controles o los neuróticos;
mientras en nuestros resultados evidenciamos, además de un caso femenino de
características de pseudodemencia histeroide que agravaba un proceso psicomotor per se
ya enlentecido, que en el resto de los pacientes (n=7) evolucionaron mal en éste sentido,
algunos fatalmente (invalidez y óbito) incluso antes de finalizar el intervalo de tiempo
empleado en el tratamiento con litio (tres meses de duración). Además, Miller apunta a
que el déficit cognoscitivo está en función de la gravedad del trastorno afectivo. Este
análisis no es aplicable en nuestro caso, ya que las tumoraciones tumorales primarias del
sistema nervioso no afectan exclusivamente al contenido psicológico que fija como
referencia este autor, sino que debemos considerar también aspectos farmacológicos y
fisiológicos. Así, hemos constatamos que no se da la reversibilidad global de los déficits
diagnosticados, por lo que nunca conllevan la recuperación del trastorno afectivo, sino su
empeoramiento en el transcurso de un periodo corto de tiempo.
Durante la clínica neurológica del glioblastoma multiforme en cuarto grado de
diferenciación, constatamos que siempre se produce, respecto a la existencia de
alteraciones afectivas, un déficit cognoscitivo que afecta de forma significativa la
memoria inmediata, memoria diferida, olvido y memoria visuoespacial, habida cuenta,
además, por la preferencia de estos tumores a infiltrar de forma indiferenciada, las
regiones parietotemporales. En esto coincidimos con Tulving (1972) quien realizó, en un
estudio prospectivo de pacientes con alteraciones de la función cognitiva y desórdenes
afectivos, pruebas neurológicas del umbral de centelleo, constatando la afectación de los
tiempos de reacción. La presencia de delirios, se asocia marcadamente y de forma
selectiva con bajos rendimientos en pruebas visuoespaciales para en algunos autores
(Bulbena, 2005), déficit que se recuperaría completamente si se resolviera el caso.
Nosotros, sin embargo, no hemos constatado estos hechos.
Hemos evidenciado que la inteligencia premórbida, sobre todo en las primeras
fases de la enfermedad, no tiene ninguna relación aparente con los déficits cognoscitivos
observados. Luego, cuando la clínica se torna florida y el enfermo empeora, todo
comienza a fallar, esto es, enlentecimiento, obnubilación, sopor, coma, y muerte por
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
edema agudo de pulmón y fallo cardiaco. Mientras los déficits cognoscitivos coinciden
con signos neurológicos menores, como el reflejo glabelar y nucocefálico, poco
reseñables; y las pruebas de grafestesia y doble estimulación cara-mano, bastante más
coincidentes.
Existe una disfunción generalizada respecto a la edad; ligado al avance del proceso
de envejecimiento se establece una relación muy estrecha con los rendimientos
cognoscitivos en la fase activa del trastorno del humor; es por ello que la edad de inicio
tardía del trastorno afectivo va acompañada de peores rendimientos cognoscitivos y peor
pronóstico de evolución, más tórpida, conforme la edad aumenta.
Los pacientes depresivos puntúan significativamente en las escalas habituales de
depresión, sean auto y/o heteroaplicadas. Ello es más que un hecho en el grupo de
nuestro trabajo, que además presentan marcados signos sensoriales como suele ocurrir
frecuentemente en los casos de la patología tumoral maligna. Además, las evidencias
clínicas respaldan lo que parece ser un inicio más tardío de la sintomatología afectiva,
aunque con peores rendimientos cognoscitivos, y de fatales consecuencias ulteriores.
Tampoco hemos constatado diferencias significativas entre los rendimientos
cognoscitivos de los pacientes afectos de depresión y los de contenido ansioso.
Desde el punto de vista de la metamemoria y las distorsiones mnésicas propias del
Trastorno de Ansiedad de tipo histriónico, sólo se nos presentó un caso: mujer que refería
queja subjetiva de pérdida de memoria bastante más florida de la que sería propio de su
afectación neurológica; sin embargo, además de fragilidad afectiva y labilidad emocional,
puntuaba alto en neuroticismo, por lo que pensamos en ciertos contenidos
hipocondríacos secundarios a la angustia y reactivos a una sintomatología de carácter
depresiva también muy manifiesta, quizá coincidiendo con Tobiansky y colaboradores.
(1995), en que bien sea el anticipo de futuras manifestaciones demenciales.
Basándonos en la escala de demencia, siempre respecto a la clínica general
encontrada en ésta patología (neurológica y psiquiátrica) y el trastorno afectivo de tipo
depresivo, a nosotros nos interesa reforzar un protocolo que insista más en los signos y
síntomas de tristeza y desamparo, cansancio y abandono desde el punto de vista de la
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Desde las nuevas perspectivas futuras, las pruebas de diagnóstico por imagen
como la Resonancia Magnética Nuclear o la Tomografía por Positrones, que ya suponen
en la actualidad una revolución para diagnosticar y constatar la evolución de este tipo de
cánceres primarios, nos han de proporcionar datos muy importantes en las dimensiones
biológicas de la depresión y en el deterioro cognoscitivo; así como también las nuevas
pruebas neurofisiológicas y métodos de evaluación cognoscitiva, mediante el desarrollo
avanzado de modelos clásicos que incorporen nuevos paradigmas como el del tono
hedónico y su relación con la memoria o la hipersensibilidad al feedback negativo.
Hemos pretendido a lo largo de este estudio un protocolo de seguimiento piloto.
Teniendo en cuenta que las sales de litio comportan, si no un alivio integral, sí que una
mejora en el papel estabilizador de la afectividad de los pacientes afectos de un proceso
terminal canceroso altamente diferenciado como el glioblastoma multiforme, convendría
introducir este tipo de protocolos de forma sistematizada en la casuística hospitalaria
habitual de la Oncología cerebral primaria, con miras a determinar en estudios
prospectivos de años de evolución, la verdadera eficacia de esta droga en paliar, al
menos, la sintomatología cancerosa florida que, desgraciadamente, soportan ya estos
pacientes.
descripción del cuadro clínico. Así, una vez terminado el examen del cuadro clínico, llega
el momento de pasar a la búsqueda de los procesos patológicos subyacentes, y en este
caso, los desórdenes sobrerreactivos conducen a la inhabilidad para manejar eficazmente
las situaciones de peligro con un adecuado control.
La hipótesis psicodinámica que aplicamos al TOC, pretende ensamblar los aspectos
neurofuncionales con otros de naturaleza psicológica. Destaca la interpretación clásica de
Janet (1908), según la cual en el obsesivo existe un descenso de tensión psicológica o de
actividad psíquica general, que se traduce en los sentimientos de no estar completo del
todo y en la disminución o pérdida de las funciones de la realidad, características propias
del paciente obsesivo.
Montserrat-Esteve (1987, 1971) ha postulado un enfoque timodinámico de las
obsesiones, según el cual el inicio patogénico de muchos de estos cuadros radicaría en la
cristalización infantil de un determinado estado afectivo, que a su vez responde a
especiales situaciones biográficas. En otras ocasiones este estado tímico tiene un carácter
más endógeno. Este núcleo timodinámico infantil puede diluirse o persistir dando lugar a
las manifestaciones obsesivas características del adulto. Esta teoría guarda cierta
conexión con el condicionamiento de ciertos estados afectivos que defienden los
conductistas.
normales y que ya tienen muchos hijos; así pues, se brinda con posibilidades reales por
encima de la media. Por ejemplo: el hecho de poder contar sus sueños y manejarlos
ulteriormente, habla de su capacidad de manejar la angustia (ya que estas fantasías
oníricas no son de ninguna originalidad, si no de las normales que habitualmente todos
nosotros tenemos; sólo que la mayoría ni los recordamos, ni los trabajamos, ya que no
queremos saber nada de ellos, porque nos angustian y cumplen su función al aliviar la
tensión por el hecho mismo de soñarlos; y esta señora tiene una capacidad enorme para
poder entrar a manejar sus angustias).
Por otra parte, se está deshaciendo de todo esto; de todo lo que para otras
personas puede resultar ansiógeno, para ella ya no va a serlo; se está desligando, ella se
está deshaciendo de sus fantasmas continuamente: puede reconocerlos, puede ella
misma reinterpretarlos y puede deshacerse de ellos como fantasma; simplemente los va a
elaborar como elementos y conflictos reales que todos tenemos ante una vida real y nos
hace confrontarnos con realidades ansiógenas. ¡Eso es lo que esta señora está
consiguiendo!, que no es poco. Ella tiene que poder manejar lo que va a sentir por ese
niño y tiene también que poder ofrecérselo a su marido.
Además, hay que incluir las fantasías eróticas que el imaginario de esta paciente
ya se está permitiendo tener, y en donde también va a meter al terapeuta; mejor sería
tener el hijo de él y con lo que él representa, esto es: con su padre, con el hermano de su
padre (su tío), con su amante y con su marido…. Estamos hablando de la vida íntima de
una mujer que tiene que confrontarse a unas angustias, nada pequeñas; de cómo, y con
qué argumentos se permite manejar ya a ése hijo aún no nacido y además, puede
concedérselo y ofrecérselo a su marido, cuando saben ambos a ciencia cierta que no es
de él. Porque ella sabe que su marido está también en el hospital; que ella ha sido
violentada, violada, sin dolor; y además ella no se resistió a la violación; o sea, cada vez se
precisan más los elementos de la seducción… Encima, también aparece un elemento
nuevo, pues en sus sueños teme ser embarazada con el semen de un donante portador
de VIH; y no se atreve a decírselo a su pareja; sabe que el aceptaría, pero a este nivel son
todas pequeñas preguntas que le atenazan… Preguntas que se puede hacer una mujer,
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
perfectamente normal. Y todavía nos necesita, pues “¿con qué argumentos le digo a mi
marido que ya estoy embarazada, tengo que recurrir a usted?” (nos refiere). Porque sabe
que psicológicamente sí que podemos encontrar esos argumentos.
Hay dos etapas: una primera, dónde lo que ella quiere es que el terapeuta le diga
cómo debe contarrle a su marido que está embarazada de otro hombre; aquí hay que
tener en cuenta que debemos seguir protegiéndola psicológicamente durante la
gestación (estamos hablando de lo que siente y vive, al margen de la autorización
consciente para permitirse una inseminación con su pareja; nos referimos a que, en sus
afectos internos, sólo esto no es suficiente; estamos hablando de un mundo
fantasmático, de un mundo profundamente afectivo, en el cual el permiso consciente no
es suficiente para alcanzar ése equilibrio).
Debemos hacerla saber que todo está bien siempre que pueda quererlo sin culpa,
y para que, también sin culpa, pueda transmitirle su cariño (porque también, se da por
caso, que estas mujeres están queriendo al hijo de otro; deben de querer, entonces, a
este hijo sin dejar de sentir el cariño que le tienen por el marido; incluso, a la hora de
contemplar, la renuncia por ese embarazo -por mucho que esté hablado y programado, y
el marido cada vez lo quiera y lo contemple más-, si es que esto pueda llegar a ser causa
de ulteriores problemas en la pareja).
Tampoco puede ser, porque esto que le favorece la dinámica de pareja; que si él
quiere, a cada dos por tres, ella esté dispuesta a no tener el hijo (en la primera sesión ya
nos decía, amenazaba, de que si no tenía un niño se separaba), en ése caso: “Señora,
¿está usted protegiendo a su marido? ¿Gracias a lo que su marido siente se está
protegiendo usted? No se trata de que por una angustia que nosotros tenemos que
resolver aquí, usted no tenga el hijo. Usted desea tener el hijo, siempre ha deseado tener
un hijo, pero esto debe de hacerse a través de un sustrato psicoafectivo y emocional lo
más estable posible. Para que usted pueda quererlo sin culpa, y convencida, sea capaz de
transmitirle una sensación generosa a su marido”.
Estas mujeres, generalizando, sufrirán todos los fantasmas que crea esta situación,
así: no sólo necesitan, desde el punto de vista biológico, el permiso explícito del marido
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
para tener al hijo; ahora también necesitan el permiso para poder quererlo como hijo, sin
traicionar el cariño que ella siente por su marido, a fin de cuentas: porque va a querer al
hijo de otro (del señor anónimo que donará y aportará el semen); habida cuenta, que
para ella este primer permiso que le ha dado el marido lo siente como algo que la licita
para poder ir con otros hombres y, además, tardando bastante tiempo en entender que
esto que ella siente en realidad es muy diferente a la inseminación que se le tiene
permitida. Necesita ella que el marido la reafirme no solamente en tener el hijo, sino que
también apruebe y bien consienta el embarazo.
En definitiva, ¿cómo es el constructo de esta psicología?, -con elementos
emocionales y con un nuevo tipo de producto de agresiones ambientales (clínico-
tecnológico de la moderna ciencia de la concepción) para el cual no estamos preparados
en absoluto pues carecemos de cualquier tipo de bagaje en una situación tan novedosa
como ésta, para poder manejar y estructurar la angustia en donde resulta una
inseminación artificial; hasta ahora sí que a lo largo de la historia de la humanidad, desde
las hordas de las primeras familias paleolíticas, teníamos bagaje para ser capaz de
afrontar que el inseminador sea natural, por infidelidad, en donde la mujer sí está
equipada psicológicamente para valorar si angustiarse o no, en función de una
inseminación natural con otro hombre que no sea su marido.
Puesto que las mujeres de estas generaciones no tienen aún todo el sustrato
psicológico suficiente para elaborar esquemas frente a los mecanismos y secuelas
psíquicas que deja la FIV, acuden y recurren (porque no hay otro sustrato del que poder
servirnos) al sentido de una infidelidad, estructura psíquica a la que aunque parcial,
porque no del todo completa, remeda parte de este engaño a su marido; además de
fantasear y recurrir también, como hemos visto, al imaginario de la violación; donde a
pesar de lo traumático del caso, también está bastante bien equipada psicoafectivamente
para manejarlo.
Es decir, los mecanismos psicológicos con los que podemos defendernos a la hora
de la confrontación con la inseminación, y que residen en la defensa de la sexualidad
afectiva y maternal femenina desde antaño, a través de los viejos arquetipos jungianos,
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son los fantasmas de violación y los de infidelidad. No hay que ser muy versado en esta
ciencia para entender, en el sentido de términos absolutos, que una señora a la que se le
anestesia para hacerle un hijo con el semen de otro hombre diferente a su pareja, pueda
fantasmar una violación.
Excepto nosotros, que debemos de prever los medios psicológicos para que esa
mujer, acostumbrada ya a los medio invasivos a los que se ha visto sometida, no sufra y
se sienta igual en manos del terapeuta. Hay una ecología humana, donde el entorno ya no
sólo lo ofrece el desarrollo normal de la biología, sino una naturaleza que nosotros
mismos hemos creado; de ahí por lo que, aunque remede, esto no sea en sentido estricto
una violación, sino el producto de un entorno tecnológico normalizable, en donde
vivimos.
Así, tenemos que adaptarnos a cambiar tan rápidamente nuestros esquemas, que
intelectualmente lo podemos hacer, pero que psicológicamente, es otra cosa; es por ello
que tenemos que violar antes su psicología para que después vaya bien en la agresión
orgánica; pese a que al emplear la terapia, tratamos con estas pacientes de hacerlo a
marchas forzadas, en un año, para poder asimilar un proceso que finalmente es una
violación de la naturaleza. Hasta que estos efectos desaparezcan, en el transcurso de
varias generaciones, no sabemos exactamente cuántos; siempre en función del desarrollo
de la actual antropología social y cultural.
Así cuando a la paciente se le propone técnicas de inseminación artificial, o FIV, se
abren en el imaginario ambos archivos, pues si no la dinámica de pareja se va a sostener
en elementos de infidelidad y de violación. Y, es por esto, que ella requiere de las
destrezas del terapeuta, para que le diga al marido, en lugar de ella, ¿por qué una mujer o
un hombre se niega a la fecundación artificial?, porque tenemos que estar a la altura de
dar soluciones psicológicas a las nuevas situaciones tecnológicas; teniendo en cuenta,
además, de que son psicologías totalmente diferentes, a lo mejor desemboca en una
confrontación que le está abriendo puertas a una regresión neurótica.
Habrá parejas que incluso preferirían no tener a un hijo o adoptarlo antes que
valerse de semen de donante, que para la mujer es tener ellas un hijo suyo, pero con un
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
padre mágico; y para no tener que recurrir a elementos regresivos neuróticos, habrá pues
que acceder a elementos fantasmáticos como la infidelidad y la violación, y en donde,
además, la tarea del terapeuta, por el momento y para el caso, está en crear los archivos
precisos y enriquecerlos bien, ofreciendo un sustrato psicológico idóneo a esta situación,
en donde habrá que poner una buena empatía entre los lazos afectos de ella y su marido;
y dar un mecanismo de racionalización intelectual extremadamente poderoso, para que
cuando se le produzca cualquier tipo de angustia a causa de este recurso de inseminación
con donante, ella recurra a la explicación intelectual y al lazo afectivo del marido, y evite
así a la explicación fantasmática que la llevaría por un recoveco extremadamente
angustioso.
En verdad, es que ella en ningún momento ha pedido permiso para tener un hijo
con otro hombre, pensó tener (al menos la posibilidad en sus fantasías) relaciones
sexuales; sino que esto se le está imponiendo desde la inseminación con semen de
donante; es más, ya sabemos que ella se angustió mucho al saber que hubiera podido,
ante una veleidad, tener relaciones sexuales y un hijo con otro hombre, como cualquier
mujer casada, que no con su marido.
Además, de la culpa y de la responsabilidad abrumadora que habría de sentir
cuando, aún queriendo a su marido, éste pasa a ocupar el rol del padre de ella y pasar a
ser el guardián del hijo del otro. Ella, a lo peor, no soporta tampoco la utilización que ha
hecho de un marido, que ella inicialmente quería para dar un hijo a su padre, el cual pasa
ahora a ocupar el rol de su padre; y, como además no le vale para concebirle un niño,
viene ahora a ser sustituido por otro hombre, y se convierte exclusivamente en el
cuidador del hijo de otro.
Esto, incluso tendría un nombre, sería el complejo del cuco: el hembra del Cuculus
canorus pone el huevo en el nido de otro; y después de vigilar varios días (evolución de la
inseminación) marcha (para poder seguir la puesta en otros nidos), mientras el padre
adoptivo (como las currucas o los carriceros) lo incuban y lo crían. Toda intervención
sofisticada averiguamos que tiene efectos secundarios.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
A veces, estos mecanismos reveladores de secretos que nos ofrecen los pacientes,
en un momento determinado, son también un premio para el terapeuta; también es un
elemento de seducción al terapeuta, pues, sin saberlo, te están dando las gracias por la
luz que se le mete, y por cómo está funcionando la terapia…, se está poniendo luz en la
oscuridad, y la oscuridad siempre es ansiógena. Por ejemplo, cuando algunas pacientes
que dejan de tener sus mecanismos psicosomáticos como por ejemplo el asma, en el
momento que empiezan a tener la regla (menarquia), en el momento en que ya se ven
como competidoras de la madre.
La hubiera llevado a una confrontación que le hubiera deparado muchísima
angustia; máxime cuando en esta entrevista, hacia el terapeuta, ya hay una advertencia:
“… tolero un cierto nivel de angustia; pero, en este momento, ya no tolero más”. Así que
la tengo que llevar al terreno en que más la pueda ayudar, esto es: en el terreno de la
culpa, por no haber sabido ayudar a la abuela (y esto sí que es una buena terapia, porque
te está diciendo lo que el cuerpo necesita).
Es muy típico de las personalidades histéricas, eso de que conscientemente tienen
que tener una reacción afectiva y no las tienen; es lo que además lleva a muchas personas
a terapia, ya cuando se acumulan ciertas situaciones en las que no son capaces de sentir
la expresión afectiva que la situación está demandando: “(…) Es que no siento”. Pero no
solamente no sienten las situaciones de duelo, sino también las de placer; ni una cosa ni
otra, tiene la sensación de que los afectos le pasan, conscientemente perciben y sufren
porque no son capaces de sentir.
Al final, se está rechazando el miedo a ser rechazado; y no puede acercarse a sus
padres si no es a través del conflicto. Engañar a todas las mujeres de la casa, gracias a que
estaba en permanente conflicto con el padre; a través del conflicto ella era la favorita, la
que más contacto tenía con el padre; pero siempre, dándole una unidad, que a veces
parece muy reduccionista, pero no lo es; no es reducir al todo, sino darle al todo un
contexto que sea posible explicarle, y darle una seguridad, un mecanismo.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Otras veces, son más bien elaboraciones pero de tipo cognitivo, es una serie de
información que le plantea ciertas y se deshace de ciertas realidades subjetivas para
convertirlas en objetivas y tangibles, pero no tiene el código.
Transmisor, receptor, mensaje y el código; lo importante en una terapia es que
terapeuta y paciente, los dos tengamos el mismo código (en función de la necesidad, del
nivel dramático que estás elaborando, como la muerte del padre); esta paciente ya sí que
tendría el código, y por eso trabaja tan idealmente bien. Ya lleva un montón de meses, ya
se ha leído un par de libros de Freud, primero tuvo una psicoterapia corta, por problemas
con el niño, durante el embarazo, y ahora está en otra etapa, ha de admitir el código
analítico.
Estamos ante niveles traumáticos que necesitan una codificación muy sofisticada,
y esto ha hecho que esta señora, durante mucho tiempo, haya elaborado un trauma. El
trauma que le haya hecho repetir de manera consciente las relaciones con su padre. A
partir de la madurez, repasarlas y poder volver repasarlas, además con su marido,
acotándolas, viendo lo que a partir de aquí se convertía en odio, aquello que después lo
elaborba para sí misma. Aunque (esto es lo que resulta llamativo), a pesar del tener el
código, no lo puede elaborar sólo consigo misma, sino que necesita al terapeuta, que
aunque intervenga muy poco; casi es una presencia, en el aire, necesaria, porque no
puedes no estar (casi no haces nada, porque si tiras, puede que la angusties y se bloquee:
después de 5 ó 10 meses, te viene ahora con algo que te cuenta, pero que está ahí desde
el principio, pero que no lo ha manejado y porque teme a la angustia que eso le iba a
desencadenar, si no se sabe manejar por el terapeuta y pueda salirse de control; no es
que tenga vergüenza después de tanto tiempo por el terapeuta, es lo que teme, cuando
son cosas que están ahí, y están enquistadas por el temor a perder el control sobre la
angustia que podrían producir el traerlas a la memoria, finalmente). Una persona, sola,
tiene el código, pero no llega a descifrar los mensajes.
Además, cuando hay una inhibición sobre un material fundamental, ésa misma
inhibición va a inhibir otras secuencias, otras experiencias, otras acciones de la vida, para
que así se proteja la inhibición de abajo; se va a hacer un pequeño núcleo que se va a ir
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
está seguro de que los padres están juntos y funcionan, con lo que ello conlleva de
alzamiento de intereses y de búsqueda de seguridad.
La erotización de la situación era peligrosa, culpabilizante; no le permitía a la otra
chica, el vivir la triangulación edípica a nivel imaginario, se la ponían y se la quitaban. Y,
más, cuando sueña: “…Que su padre está haciendo el amor con ella, y que su madre está
mirando…”. Es una antropología cultural, cuando se ve celoso porque mamá o papá le da
un beso a mamá y papá; pero al mismo tiempo le da seguridad primitiva, en donde todos
estaban con todos, aunque ahora esto le marcaba al niño que en realidad era una pareja.
En ése momento, el niño tiene que evitar en lo posible que venga un rival, y ocupe
su posición en la pareja; por eso siempre se ponen en el medio e impiden casi siempre
que esta tenga lugar; o se meten mucho con uno para ocuparlo; a veces el niño
peleándose con el padre; las alianzas familiares, como tiene que ser, han de estar
definidas edípicamente (llama a la madre, aunque es el padre el que le da seguridad, los
terrores nocturnos, aunque también los genere el padre, los soluciona el padre también;
o cuando dice que la voz del padre, le da miedo; aunque esto no siempre es de libro y en
realidad el niño fluctúa; por ejemplo, a veces la niña está más con mamá y va contra
papá; la mayoría del tiempo el niño está con mamá y la niña con papá, pero otros niños se
esconden bien, es tan fuerte la relación con mamá que están siempre con papá,
entreteniéndolo, teniéndolo ahí tranquilo, tenerlo cuidado; y aunque ellos se identifican
con el padre (coger herramientas del cajón..), también es una forma también de dejarse a
mamá para él.
Esto, probablemente trae más conflictos, al mismo tiempo que su padre es su rival
directo, se identifica con él y lo necesita mucho; después toda una serie de sutilezas, muy
eróticas a veces, que van hacia la madre: “…Tú eres mi amor…” Y hay que solucionar, a
veces, ésa rivalidad, y por eso la voz de papá da miedo. Aunque no la agreda, tiene él que
agredirse para ponerse controles; en el niño, si tú no les pones controles, ellos te lo
inventan porque los necesitan.
Inventan sus miedos con el papá, no me grites que me das miedo, no me hables
alto que me desmayo; es un circo, pero él se ha hecho también de una imagen que le
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
sirve para organizar los procesos de su propio control. De ahí, que la ausencia de la figura
paterna, sea tan complicada para educar a un niño, para educar a un varón. Máxime
ahora que los padres les damos pocos controles, poca rigidez a los hijos, en la que puedan
apoyarse; queremos ser tan poco directivos, que no nos damos cuenta que ellos
necesitan controles, pues el equilibrio siempre es importante, que tengan algo en que se
puedan agarrar, ahora que por ejemplo, la escuela no es directiva.
Antes era el maestro el malo, ahora tienes que ser padre y malo, porque el
maestro no es capaz de dar un chillido; antes, cuando tenías que poner la mano y te
cascaban, el padre y la madre siempre eran buenos. Tampoco era bueno el castigo físico,
pero el maestro entonces habría de tener una personalidad impecable que sirva de apoyo
a los niños, y ¿dónde vas a encontrar ahora esto en el maestro? Está muy crudo, y los
padres tienen que ser los malos de la película.
Tenemos que jugar el rol de afecto, pero al mismo tiempo, tenemos que ser un
punto de contradicción continua: fijo y sólido, y al mismo tiempo, afectuosos, cariñosos,
tiernos y blandos. Ese doble mensaje lo podemos conjugar muchas veces. Y encima,
peligroso e inevitable: la madre va a contradecir a la madre, por ejemplo cuando le va a
quitar el castigo al niño.
Hay que tener también en cuenta que el niño tiene dos genitores; a veces nos es
tan malo que uno le dé el castigo y otro se lo quite; es una sobrecompensación; la rigidez
de uno no se puede sobrecompensar con la ternura del otro; por eso el niño siempre
acude a los dos, si mamá no le deja, a ver si papá le deja… Y eso, en un momento dado, lo
puede necesitar el niño; que uno de los padres sea más tolerante y el otro menos
tolerante; lo que hacemos con el niño es que lo acostumbramos a que la vida también es
así, con sujetos y situaciones tolerantes y otras con las que va a encontrarse menos
tolerantes; situaciones donde aquí se me permite, y aquí no, acostumbrándose sin que le
cause un problema (a que aquí se conduce de una forma, y en Inglaterra se conduce por
la izquierda; a que una chica le diga que no y a que otra, luego, le diga que sí); porque en
definitiva la realidad es contradictoria, aunque al principio, de pequeño, deben de ser
pequeñas contradicciones a las que progresivamente se vaya acostumbrado a tolerarlas.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Resulta peculiar, como la problemática de los hijos no nacidos, de los hijos que no
existen; o de los hijos que vienen para sustituir al hijo muerto, que son muy
culpabilizantes. Toda esa es una patología de culpa, depresiones melancólicas; ésa es la
base de la psicología del primer año de vida, dónde el niño que siente y sufre carencias va
a imagar que lo agreden o que es abandonado por los padres, porque él no supo estar en
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
el sitio que le correspondía; y ya un niño que nace en lugar de un niño muerto y que
¡encima le ponen el nombre del otro!, como suele pasar, resulta catastrófico; y para
colmo, que haya sido, que el muerto haya sido niño, y que ahora, nace niña, y no puede ni
siquiera ser hermano de reemplazo, ni siquiera puede reemplazar al otro porque a pesar
de que ella quiera tener actitudes de niño.
Nunca va a estará la altura, y va a ser como muy psicotizante, en ése momento,
porque ella querrá tener actitudes de niño, porque de pequeñita quisiera ser niño pero
nada, finalmente es niña y no puede crear si no actitudes narcisistas, y esto es peligroso.
Incluso te está hablando de suicidio; ahí estamos hablando de las pseudopsicosis, y hay
mucha personalidad psicótica, que va a pedir ayuda, a veces con trastorno de tipo sexual,
trastornos de la identidad sexual… que nunca aparecen en primer plano, pero que
aparecen disimulados con trastornos sexuales, con problemas de impotencia, de frigidez,
de fobias sexuales.
Esto hay que matizarlo bien porque no los podemos confrontar de repente con
una terapia sexual, porque lo confrontaríamos directamente con su problema sexual. Y
como son pacientes, que encima tienen un problema de orientación sexual de tipo
psicotizante, lo que van es a buscar en el terapeuta esa identidad, y si son del propio
sexo, siempre va a ser de tipo homosexual, y esto al terapeuta nobel le angustia mucho.
Pero hay que tener en cuenta que esto es lo que se le debe permitir, no en el sentido
genital, si no en el sentido de la identificación que el/la paciente esté buscando.
En la paciente que siempre coge las muñecas rotas para jugar, la niña se siente
también como un muñeco roto, disgregado; te está hablando de la imagen corporal que
debía tener de niña, de pequeña, y que debe seguir teniendo ahora; es una muñeca rota,
que alguien ha roto o que nació rota; fue hecha con los pedazos de los deseos rotos que
se tenían hacia otra persona, como dos iguales, que no existen; tienen una imagen de sí
misma hecha de trozos, de deseos que se tenían hacia otra persona que murió, que no
existe, y algunas partes de sí misma hecha, también, de deseos hacia ella; alguien que
también le habrá mandado el mensaje de qué bonita eres, estás divina…. está hecha de
otros trozos suyos, pero está rota porque otros trozos no le pertenecen. Te está diciendo
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
que ya existe, que es un ser físico, pero que como ser psicológico, está hecha por cosas
deterioradas, que están viejas, rotas, restos de otros, muertos, que ya no existen.
Así, cara a la terapia con pacientes neuróticas, podremos mandar a la mujer
adolescente, de 16 ó 17 años, a terapeutas que tengan buena imagen de madre, joven y
de buena identificación femenina; y esto suele funcionar bastante bien. Aunque existan
problemas de seducción, si se manejan bien, sin miedo, no ofrecen mayor problema para
el terapeuta. Incluso en el caso del paciente-hombre, donde tampoco se está pidiendo
cuando habla de sus problemas de homosexualidad que el terapeuta sea su pareja, sino
una buena proyección de la identificación de su propio sexo en el otro.
Otro problema diferente es en el paciente perverso; en este, sí. Por eso es tan
importante adivinar qué es lo que el paciente quiere de ti; que rol te pone el paciente y a
través del diagnóstico diferencial debemos emplearnos para saber a quién tenemos
delante, esto es: una personalidad neurótica, una personalidad perversa o un paciente
con personalidad psicótica; porque a lo mejor la relación es la misma, pero las
consecuencias resultan bien diferentes; pues, por ejemplo, con un psicótico, la
homosexualidad es estructurante para él, y siempre va a usar la transferencia para
reedificar su esquema corporal, casi siempre va a ser así. Con un perverso, la
transferencia homosexual es desestructurante y tienes que interpretarla, porque si no te
estás metiendo en el/su mundo perverso que te está vendiendo, es decir, siempre te va a
transferenciar a su mundo perverso.
Por el contrario, en un neurótico, el problema es de reestructurar relaciones
primitivas de tipo infantil; lo pones como un niño perverso polimorfo, hay que
interpretar. Por ejemplo, elaborando más bien por asociación que por interpretación (que
es más importante en los sueños, conectar la calidad del sueño con la realidad; convencer
al individuo que el discurso onírico reemplaza al discurso de vigilia que no puede ser
llevado a cabo; finalmente un recurso donde se pueden soportar más fácilmente este tipo
de conflictos que despierto y en contacto real con los demás; y a partir de ahí empieza a
recordar todos los sueños y efectivamente se da cuenta con la interpretación onírica que
está haciendo un gran trabajo.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
enseguida si cambiaste algo, un cuadro, una silla de sitio… Por eso hay que ofrecer un
marco muy estable en donde el individuo pueda sentirse a gusto y compensado.
Siempre, debemos hacerle un discurso algo más cognitivo, decirle cual es tú
función; por ejemplo, hacerle considerar que la psicología termina como la biología en el
ser humano; más allá comienza la escatología, o los intereses por el más allá, y eso es ya
un problema de tipo religioso, de tipo místico, que debe usted estudiarse (cuidado,
porque sí está borderline le das un paso al delirio místico). Pero aquí (en psicoterapia) no
le podemos ofrecer un más allá de la vida; yo le puedo ofrecer un trabajo para que su vida
sea quizás un poco más rica. Ahí le das una sensación que el paciente también necesita de
su terapeuta: de que tú conoces, de que tú estás bien en tu sitio, de que tú sabes más que
él, de que él te puede tener confianza porque tú conoces tú trabajo… y, a veces es
necesario, conoces también los límites de tú trabajo. Todo ello es muy necesario, a veces
simplemente te pueden estar durante sesiones y sesiones jorobando para ellos al final
tenerte confianza, para saber si lo que tienen delante es sólido y les va a responder. Ten
en cuenta que es más duro, cuanto más joven es el terapeuta, empezando por el hecho
de ser padres; teniendo que mostrar una madurez en función de conocimientos
intelectuales y culturales muy sólidos.
Los límites, cuando el terapeuta se enfada, tienen que ser de carácter; sobre todo
en los adolescentes (que en principio ni siquiera hay que plantearse la existencia de
patología cuando son conflictos propios del desarrollo, y otras veces las patologías ligadas
al desarrollo –cuestión de grados: un comportamiento propio del desarrollo pero
exacerbado, que puede empezar a ser patológica si hay una grave compulsión de
repetición, pues su psicodesarrollo se está dificultando, porque no puede logar alcanzar
ciertos deseos de satisfacción de placer; y en donde, además, a veces nos vemos ante la
necesidad de tener que imponernos también más físicamente; a macho, macho y medio)
pues siempre se están quejando (de que se masturba mucho) y psicológicamente lo
tienes que distraer (yo creo que te molesta masturbarte tanto y que el problema que
tienes es con el placer; es más, que confundes el sexo con el placer, y estás haciendo algo
que no te gusta del todo, que no te reconforta), donde manejas una figura paterna, y en
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
donde él necesita que sea rígido, aunque tenga diez años más o menos que tú; ellos
prueban cuanto les toleras, fastidian, son componentes de transgresión, para saber qué
tal buen padre eres, y si no tienden a verte como amigo.
No podemos arreglar el mundo, pero sí tienes que ayudar a tu paciente. Primero
saber si tu discurso como psicoterapeuta es verdadero: si el chico necesita masturbarse y
llegar a una hipersexualidad compulsiva, porque lo que de verdad necesita es obtener
placer, que además necesita después de la comida para que ésta le siente bien; como una
copa, un café o una manzanilla; ¿quién le daba una manzanilla, al niño, para que la
comida le siente bien? –mamá, está claro que ahí hay una falta de cuidados maternos.
Tienes que rehabilitar esta situación y situarla en un contexto real. “Bueno, yo
creo que te molesta masturbarte tanto, y el problema que tienes es con el placer; me da
la impresión, de que te haces unas comidas que no te dan placer, a lo mejor necesitas que
algunas de tus amigas, te mimase, te preparase la comida. Porque lo que necesitarías es
que tu madre te preparase la comida, y eso te daría mucho placer y no necesitarías
masturbarte”. Ahí le pegas, es un golpe mejor que con todo el deporte, las técnicas de
distracción que le podrían mandar hacer en el colegio Salesiano. Porque en el momento
en que él vuelva a masturbarse después de comer, le puede llegar la imagen de que se
masturba porque (está solo en casa) y tiene que prepararse la comida que no le hizo su
madre; le viene la imagen incestuosa y deja de masturbarse por lo menos después de
comer.
Va a aportar, además de darle la oportunidad al chaval de que, a través de su
imaginario: “Y si tu madre no está, ¿por qué no te preparas las comidas que antes te ha
preparado siempre tu madre; así, quizás las comidas te recuerden un poco a ella, y vas a
obtener mucho más placer en las comidas, y quizás no necesites tanto ese placer por
masturbarte? Peor es que hay que ser muy delicado; hablamos aquí con una clara
aspereza y hasta con brutalidad pedagógica; pero luego depende de la plasticidad del
terapeuta para transmitir siempre sutilidad al paciente, nunca ha de ser un mensaje
castrador para que procure una impotencia en el paciente; o no, mediante otras formas
de planteárselo.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
navajas, tijeras; como la paciente cuando se cortó e iba a ver la navaja de su padre. En
estos casos, una desensibilización sistemática (paradigma conductual) no sirve para nada,
si no se le elabora y reinterpreta; aunque gracias a ella estaban enmascarándose
síntomas más profundos, sí que podemos llegar al descascaje nuclear de la cebolla (como
cita Oscar Gonçalvez) porque gracias a estos síntomas estábamos desenmascarando la
estructura profunda; si le quitas el síntoma se queda sin nada, y no le queda más remedio
que ir a la estructura profunda; el síntoma era un síntoma útil, es lo que se llama la
ganancia del síntoma, no hay síntomas por nada; el síntoma sirve para protegernos del
elemento más profundo y mucho más amenazante, ¡Ah, si no fuera por la utilidad de los
síntomas múltiples…!
Así, una niña pequeña que tiene un familiar panadero, frecuenta el horno y juega
muchísimo con la masa del pan que iban a hornear, y se llenaba toda de harina; a lo
mejor el pastel no le interesaba, pero lo que sí le encanta es meter el dedo y probar la
masa, es un ataque autorizado; estos, en definitiva son los juegos anales de que disfrutan
los niños, una vez elaborado e integrados en el imaginario erótico, son de lo que los
adultos disfrutan después.
Muchas veces el disfrute lo hace perverso, una vez mentalizados y elaborados a
través de sus fantasías, y cuando quiere más, puede que algún día aparezca una
disfunción sexual y resulta que en su imaginario erótico figura muy impregnado de
elementos agresivos, además común en la mujer, como por ejemplo una fantasía de
violación; pues hasta ahora a la mujer se le ha dicho (mediante la educación del
imaginario colectivo) que tiene que pasar al sexo, a través de sufrir la relación sexual (de
soportarla para atender al marido, que va a ser muy bruto e inexperto y que,
prácticamente, la va a violar), desde el dolor a la penetración, o al parto. Por ello, el único
placer que puede permitirse es desde el dolor… ¡Pobre de la mujer que no sea capaz de
erotizar del dolor, al menos un poquito! Como no lo tenga, no va a poder disfrutar de su
sexualidad; y, entonces, se le plantea la violación casi como un elemento en sí mismo
afrodisiaco, si no va a rechazar la sexualidad con el hombre.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
Resulta interesante apreciar que los elementos que determinan una respuesta
procesal cognitiva desde las esferas del inconsciente que componen la Lámina II del
Psicodiagnóstico de Rorschach pueden reducirse a dos tipos, esencialmente: 1º) por una
parte el color rojo que puede elicitar respuestas de Sangre y de Contenidos Agresivos. 2º)
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
los estímulos del "agujero" central blanco, el mismo color rojo y las configuraciones
inferior (asociado con genitales femeninos: "menstruación") y superior (asociado con
genitales masculinos: "pene"), pueden elicitar interpretaciones de tipo sexual.
Al igual que otros autores (Bohm, 1973; Loosli, 1965; Anzieu, 1962; Portuondo,
1970; Fernández-Ballesteros, 1972), en nuestros resultados hemos encontrado el valor
estimulante de se ratifica en la lámina II.
Es por ello, que coincidimos con Alcock (1965) y Muchielli (1968) en evidenciar
como el contenido de estas láminas (I, II y III) pueden llegar a resultar desagradable,
pudiendo implicar una amenaza portadora de destrucción. Passi Tognazzo, Farini y Passi
(1987) en una muestra de niños italianos encontraron que la lámina II suscitaba una
agresividad indiferenciada entre los más jóvenes y que ésta animadversión era más
controlada, atajándose de forma algo más madura en los mayores.
rojo en la elaboración de las respuestas. En esta lámina se presenta el shock al color rojo
y el Cinestésico. Ambos tipos de shocks están motivados por el mismo color rojo de la
lámina, por el impacto que produce en los sujetos que incluso dejan de apreciar el
movimiento de las figuras humanas. Es necesario, en este caso, poder apreciar a través
del "Examen de los límites" el alcance del shock producido por el color rojo.
En otros estudios sobre la lámina III (Jiménez, 1987) pudimos apreciar que el
sujeto ante esta lámina se refugia con mayor frecuencia en las respuestas de Detalle (D)
que en las de tipo global (G). No es una lámina fácil de interpretar con estímulos
claramente fóbico-fálicos. Esto mismo, unido al color rojo-vivo-sangre de la lámina, hace
que algunos sujetos tengan especiales dificultades y se bloqueen a la hora de ofrecer
respuestas. Son las Respuestas Sexuales y de Sangre las que con mayor frecuencia se
presentan en esta lámina pudiendo ofrecer de esta manera un aporte complementario
interesante a las láminas del Psicodiagnóstico de Rorschach y en definitiva a la evaluación
diagnóstica del sujeto.
ahora como habitual, sobre todo en pacientes que mostraron una agresividad con rasgos
de obsesividad muy marcados.
De todas formas debemos reseñar aquí que, según Exner (1974): "los estudios en
los que se han intentado establecer una relación entre clases específicas de contenidos
simbólicos específicos han tenido también un éxito limitado”. Sin embargo, y aunque
pareciese peligroso interpretar esta suposición sexual en ausencia de datos específicos
del protocolo que apoyen estos postulados para un determinado sujeto, nosotros
inferimos que resulta una evidencia la corroboración, la sublimación proyectiva, respecto
de los significados en cuanto a simbología sexual que son atribuidos a la lámina VI.
sexual con las hembras (durante la etapa juvenil, montan indistintamente a machos y
hembras, pues después de haber eyaculado con una hembra canalizan el aumento
puberal de testosterona, determina la orintación de la conducta sexual, que en última
instancia, va a condicionar la producción de una preferencia sexual sobre las prácticas
adolescentes).
Resulta paradigmático constatar que la disminución de las concentraciones de
testosterona en primates y los primitivos homínidos adultos reduce la motivación sexual
masculina; este hecho ocurrió también en nuestros antecesores y en los seres humanos
modernos, lo que no elimina la capacidad práctica de seguir manteniendo relaciones
sexuales.
En los monos rhesus machos los efectos de la reducción de los andrógenos sobre
el comportamiento sexual varían con la posición social y la experiencia sexual. El
comportamiento sexual humano también varía con el estado hormonal, el contexto
relacional y las convenciones culturales, por lo que desde siempre y todavía hoy, las
concentraciones hormonales mediadas por el modelado hipotalámico de las emociones
determinaron la conducta durante los milenios de las tres etapas del periodo paleolítico.
También las hormonas ováricas influyen en el deseo sexual de la mujer, pero los
comportamientos sexuales específicos no se ven afectados por el riesgo percibido de
embarazo, lo que sugiere el importante papel que juega en la conducta de las gestantes el
comportamiento sexual humano, por lo que la regulación hormonal se individualizó
distanciándose considerablemente del resto de los mamíferos.
Este es un valor que para nosotros conlleva un especial relevancia, ya que esta
liberación de nuestra conducta independizada de nuestros ritmos condicionados por los
niveles de las hormonas, determina un aumento independizado de nuestro desarrollo
comportamental y cognitivo de la importancia en torno a nuestra interiorización de los
sistemas de motivación, lo que influye directamente proporcional respecto al
comportamiento sexual de primates y homínidos, claramente influenciados por los
determinantes que surgen del contexto social que en definitiva nos determina.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
podemos llegar a preveer, por ejemplo, si un paciente mejorará después de las sesiones
de tratamiento. La predicción forma parte del ejercicio profesional, como en las
inferencias que establecemos en relación a la autopsia psicológica, se basa en decisiones
que tomamos los profesionales ya que siempre una predicción es consecuencia de una
decisión sobre una hipótesis de trabajo o juicio clínico.
especialmente complejos y alcanzan los valores más altos de flujo de energía por unidad
de masa). Kauffman estima que: “la complejidad de la vida aparece entre el caos y el
orden, en el límite del caos”.
Así las cosas, ¿hay algo que caracterice a la vida, una propiedad única sobre las
demás cosas y exclusiva útil para su identificación? Para Carl Sagan (1970): “la vida es un
sistema capaz de evolucionar mediante selección natural”. Para Aguilera Mochón (2016),
aunque la evolución está íntimamente ligada al desarrollo de la vida, no parece suficiente
ni útil para su reconocimiento, pues estamos ante una propiedad colectiva y de carácter
histórico de los seres vivos, de modo que entonces cabría preguntarse. ¿Hay una
capacidad esencial que caracterice a los seres vivos individuales?
Habida cuenta de que el rasgo esencial de un ser vivo es la capacidad de mantener
su individualidad, Maturana y Varela (1973) identificaron al ser vivo con un sistema
autopoiético (la propiedad esencial que define, de forma necesaria y suficiente, a un ser
vivo). Para Varela (2000) la unidad de este sistema está organizada como una red de
procesos (síntesis y destrucción) de producción de componentes de manera que estos: 1)
se regeneran continuamente e integran la red de transformaciones que los produjo; 2)
constituyen al sistema una unidad distinguible en su dominio de existencia. Quizá, como
sostiene Aguilera (2016), esta caracterización sea demasiado abstracta ya que elude
aspectos evolutivos y por otra parte esenciales de la vida que hacen hincapié en la
reproducción, la herencia y las propiedades colectivas y ecológicas; es decir, al final y a fin
de conseguir la reconciliación de ambas posibilidades: se busca integrar las redes de
reacciones que sostienen el sistema metabólico (anabolismo y catabolismo, autocatálisis
y sistemas de reacción), junto con el de la reproducción (empleo de moléculas que
transfieren información entre generaciones de manera imperfecta).
El desarrollo de la vida en la tierra ha dependido de la evolución mediante la
selección natural, pues no sabemos imaginarnos otra forma de alcanzar la complejidad de
la vida; sobre todo, mientras que la selección natural actúe mediante la reproducción
diferencial de individuos, todos ellos con capacidades adaptativas diferentes en su medio.
Por ello, nos resulta esencial la individualización y ésta sólo se consigue mediante un
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
adecuado (pero no absoluto) aislamiento del entorno, por la necesidad en los organismos
de continuo intercambio de materia y energía con el medio, interactuando y
comportándose, entonces, como sistemas abiertos.
La diosa primigenia Gea surgió del Caos: sustancia primordial, oscura e
indeterminada, origen del universo. Unida después a su propio vástago Urano, ella
concibió después múltiples y singulares criaturas: los hecatonquiros, los cíclopes y los
doce titanes. La tendencia a deidificar elementos esenciales de la naturaleza rige un
común denominador así como de la mitología griega, también de todas las religiones
primitivas, esto es: la tierra (Gea), el cielo (Urano) inician un periplo a través de todas las
posibles fuerzas extraordinarias y elementales que pueden llegar incluso a ser brutales.
Monstruosos engendros, señala Hesiodo, que se dejan llevar por reacciones primitivas y
violentas; generaciones de dioses que aún no tienen nada que ver con la visión arraigada
en los dioses olímpicos, que ya son presa de características completamente
antropomórficas. Estas son ya proyección de las guerras y luchas sangrientas a través del
poder y la supremacía y también desde el constructo de la religión más primitiva y
chamánica, a cargo de los siempre dirigentes omnipotentes en torno al mandato de los
primeros asentamientos modernos del sapiens agricultor que vimos durante el
epipaleolítico, mesolítico y el periodo neolítico.
Herodoto de Halicarnaso (484-425 a.C.), explica que los dioses griegos provienen
de la religión egipcia siendo adoptados por los pelasgos, los pueblos que antes de los
helenos ya habitaban la Hélade; preguntando al oráculo de Zeuss en Dodona –donde las
respuestas las daba el murmullo del viento a través de las ramas de un roble-. Este autor
escribe: “Hesiodo y Homero, dada la época en que vivieron […] crearon, en sus poemas,
una teogonía para los griegos, dieron a los dioses sus epítetos, precisaron sus
prerrogativas y competencias, y determinaron su fisonomía”.
Así, en la Teogonía, Hesíodo presenta una cosmología (el destino de Urano a
manos de su hijo Crono) con grandes similitudes en relación a los mitos sumerios y
babilonios (Anu, el dios del cielo, castrado por su hijo Kumarti), hititas y fenicios, en
donde debemos de considerar el origen común a partir del cual se derivan todas las
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
religiones, esto es: en este poema épico se asiste a la constatación escrita de una
tradición oral, una serie de relatos que ya contaban los navegantes de las colonias griegas
de Asia menor o los comerciantes fenicios, durante sus transacciones.
Nuestro cerebro más afectivo ya contaba con una evolución esencial, necesaria y
suficiente, desde los homínidos más antiguos del Pleistoceno inferior como el Homo
anteccessor, el Homo erectus o el Homo heidelbergensis, un hombre de neandertal
antiguo.
El Paleolítico inferior se caracterizaba, en términos evolutivos, por un marcado
desarrollo respecto de las capacidades cognitivas por las especies del grupo zoológico
Homo que lograron desarrollar las evidencias arqueológicas de una industria lítica
avanzada (Modo 2, periodo achelense del bifaz).
Habida cuenta de las dificultades que surgen para entender la incapacidad
objetiva que los yacimientos pueden ofrecernos a la hora de reinterpretar los vacíos de
un proceso prehistórico que nada aporta a cómo se relacionaban, sentían o se
expresaban.
Los datos neurocientíficos que se integran a través de los moldes de vaciados
fósiles que los antropólogos forenses pueden llegar a realizar con una avanzada
tecnología muy fidedigna, muestran diferencias estructurales manifiestas entre las dos
especies zoológicas del grupo Homo que compartimos el Pleistoceno medio y superior.
Según los datos fósiles con que en la actualidad contamos sobre el Homo
neanderthalensis, nosotros hemos pretendido estudiar la capacitación cerebral necesaria
con la que contaban para poder elaborar su conducta y la creación de manifestaciones
simbólicas y gráficas, para así poder compararlas, a la vez que diferenciarlas, de la
neurobiología del Homo sapiens.
Durante el proceso inicial de gestación del encéfalo desde un cerebro primitivo
meramente emocional y pulsional, ya el Hombre de Neandertal contaba con los rasgos
propios de nuestra naturaleza humana, e integraba también el desarrollo extraordinario
de un lóbulo frontal plenamente adaptado a la capacitación muscular que requerían la
necesidades adaptativas de su cuerpo.
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
recopilación de todos los datos extraídos mediante el estudio de las sociedades sobre su
propio lugar de origen, tras años de trabajo de campo asimilándose la experiencia al
contexto de la tribu a estudiar, evitando los prejuicios que podríamos establecer desde el
prisma de nuestra cultura.
Ello es lo que debemos de hacer nosotros, evitando los prejuicios de nuestra
sociedad si queremos establecer unas conductas científicas a la hora de desentrañar la
vida en el Paleolítico desde una perspectiva que nunca debe de ser la que ahora existe
desde la óptica tan diferente del hombre sapiens moderno. Hemos de servirnos de los
valores, las conductas y la forma de ser en su mundo e intentar aproximarnos en un serio
esfuerzo reconstructivo del abordaje psicológico respecto a las cogniciones primitivas que
hicieron referencia a nuestros ancestros Homo neanderthalensis, sin que los esquemas
sociales juzguen, se escandalicen o asusten por falsas precogniciones que lleguen a ser
capaz de deteriorar nuestro definitivo enfoque. Para ello, como en los trabajos de
Malinoswki, en La Teoría Científica de la Cultura (1918) y en Las Islas Trobiand (1915),
siempre hemos de emplear un enfoque global que integre a todas las interacciones
sociales, recogiendo aspectos de tipo mágico, religioso, social y económico.
Para Malinowski: "El objetivo final... es comprender el punto de vista del nativo, su
relación con la vida, entender su visión del mundo”, y para lograr alcanzar este objetivo en
el trabajo de campo etnográfico, el analista ha de seguir estas normas:
nuestra vida se confunde de objetivos prescindiendo de las ventajas que nos ofrece el
vivir con la naturaleza, formando parte del ecotono; la consideramos sólo parte ya de un
entorno que se nos asemeja hostil, cada vez más lejos de estas preocupaciones por
sobrevivir.
Especialmente dotado de un córtex muy complejo (el mayor que la neurobiología
ha sido capaz de desarrollar), parece que no somos capaces de llegar a disfrutar de lo que
la evolución, generosa, ha decidido capacitarnos; ya no escuchamos a nuestros viejos que
transmiten su saber tradicional y su experiencias épicas de caza junto a la hoguera, ni
compartimos el brillo del plenilunio junto a los acebuches o los chaparros, ya nuestras
madres no transmiten las tradiciones orales al oído de sus hijas; preferimos consultar los
buscadores de internet antes de preguntar cualquier cosa, o enloquecer cuando
perdemos la red eléctrica o se nos van las conexiones multimedia y no podemos bajar
archivos de la red.
Al contrario, cada día más alejado de nuestro entorno principal, fuera de los
límites propios en que se convive con la naturaleza, sin adiestrar nuestro oído, nuestra
visión para la oscuridad, nuestro cuerpo dotado de una asombrosa biomecánica
magníficamente adaptada a la bipedestación y la marcha. En nuestra sociedad actual, la
falta de necesidad para destinar jornadas completas empleadas en el desplazamiento
nómada, se tornarán obsoletas en cuanto a las nuevas demandas que ahora necesitamos.
De esta manera, las alteraciones recesivas como los genes que regulan defectos de
refracción como la miopía tendrán progresivamente una expresión dominante con lo que
nos haremos cada vez más miopes, al cabo de forzar nuestros ojos durante muchas horas
al día, frente a la pantalla del ordenador.
Nuestro estudio sobre el abordaje de la ansiedad obsesiva, característica propia
del Homo sapiens sapiens, y nunca de la dotación neurológica que caracteriza al hombre
de Neandertal, nos demuestra de una forma objetiva (perfectamente cuantificada por el
estudio desde la bioestadística que en esta Tesis presento), cómo los hombres modernos
insistimos en complicarnos el existir y hacernos valedores de una vida interior aún cada
vez más exorbitada, que siempre termina en amplias exigencias y dificultades mentales,
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
demandas de altos retos con enormes niveles de frustración, baja tolerancia a la ansiedad
y altos niveles de ira, con muy alta angustia, en definitiva; por todo ello, es por lo que
actualmente acaba constituyendo una especial psicopatología que llega a todos los
humanos modernos, una neurosis social de la aldea global, a la que ahora se le añade el
sufrimiento del desbordado caudal al que nos someten las normas cada día más
agresivas, alienantes y desorbitadas por la aldea global y un ciberespacio capitalizado.
Quizás uno de los valores más importantes que aporta nuestro trabajo, ya que
determinar un grupo control a fin de estudiar la psicopatología y el psicodiagnóstico de
un hipotético hombre de las cavernas, no es posible; podremos, sin embargo,
aproximarnos estableciendo un número de participantes en nuestro estudio que bien
puede y debe de semejar una estructura cerebral sana y neuropsicológicamente básica
desde una fisiología funcional lo más simple posible; aquella sobre la que han de
objetivarse, a través del registro estadístico y científico de los cuestionarios
autoaplicados, todas las reacciones emotivas y afectivas, frente a las interacciones
sociales en relación con el grupo; además, no sólo en ítems y test de tipo cognitivo-
conductual, sino desde la psicodinamia de los test proyectivos también.
La interpretación de los test de manchas con un alto referente del sistema límbico
más básico (meramente emocional) lo extrapolamos al contenido psicodinámico tanto en
pacientes agresivos, parafílicos o maltratadores y delincuentes, caracterizados por una
impulsividad manifiesta así como a grupos de casos clínicos antiguos de la literatura
psiquiátrica del siglo XVII que ya no aparecen en nuestras consultas; frente al grupo de
Sapiens sapiens que actúa, en este caso, como grupo control, esto es: pacientes más o
menos ansiosos y/o con trastornos desadaptativos, marcada labilidad emocional y grave
estructura neurótica de la personalidad, que es en donde se exploran los márgenes
psicoafectivos pulsionales que también debieron de estar presentes en la esfera afectiva y
emocional de nuestros antecesores desde el principio de los tiempos.
Así, el test proyectivo de manchas del psiquiatra suizo Hermann Rorscharch, nos
ofrece una aproximación directa y muy precisa al pulsional y emocional inconsciente
primitivo, que presenta una actividad cerebral, neurobioquímica y neuropsicológica,
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
idéntica, desde hace miles de años, tanto para el hombre neandertal como, aún en
nuestro días, para el Homo sapiens sapiens.
Además, igual que Broca estudiaba en los albores del desarrollo de la ciencia
neurológica la localización cerebral de cada una de nuestras funciones encefálicas, como
el caso del área de la corteza visual calcarina del lóbulo occipital, mediante su
destrucción. Nosotros hemos reparado en algo similar a lo que nos ofrece la naturaleza
con las fases de diferenciación anormal de los tumores cancerígenos cerebrales, que
literalmente destruyen e infiltran de forma muy agresiva el córtex cerebral, aunque
persiste. Hasta la muerte neurológica y motora del paciente, la integridad del sistema
límbico, y hemos llegado a unas asombrosas conclusiones, esto es:
Los pacientes afectos de pase terminal de glioblastoma multiforme grado IV,
aunque sufren la destrucción del área de Wernicke donde radica el lenguaje, por lo que
no pueden expresarse y la proliferación del tumor produce un daño sistémico en los
tejidos neuronales y en la anatomía patológica de los capilares sanguíneos, mantienen
una mejor integridad del cerebro interno hasta el exitus; en ése momento el enfermo,
que sufre lesiones no compatible con la vida, mantiene a pesar de ello un sistema límbico
intacto que puede asimilarse a un cerebro emocional con las dotes afectivas resultantes
como las de un primitivo hombre neandertal arcaico.
Con ellos hemos demostrado similitudes evidentes, más que diferencias entre
ambas especies humanas, que coexistieron y se mezclaron siendo ambas especies de
humanas en la actualidad buena parte de nosotros mismos, como ya reconoce
cualitativamente la ciencia (pues características adaptativas como las inmunológicas,
vasculares o alérgicas aún nos resultan determinantes en el nuevo contexto en que nos
movemos), así como también cuantitativamente en un porcentaje mayor de nuestro
genoma.
Es de recibo reconocer nuestro agradecimiento a los antecesores directos los
neandertales, al menos sobre nuestra matriz emocional más interna, íntegra e
interesante, que nos vincula con la identidad de lo que algún día fuimos y, aunque de
forma recesiva, todavía seguimos siendo. Es por ello, que puedo asegurarles que mi
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
visión de los hechos sesguen los resultados de campo y no nos dejen ir más allá. Muchas
veces las cosas están ahí, solo que hay que acertar con el enfoque apropiado para saber
verlas.
Al hilo de nuestra interpretación, la tarea del filósofo debe de ser delimitar el
campo de lo “decible” y “luchar contra el embrujamiento de nuestra mente por el
lenguaje” (Ayllón, Izquierdo y Díaz, 2010). Valga, entonces, lo que Wittgenstein refería:
“lo que no puede decirse resulta ser más importante que lo que puede decirse”. Es por
ello que los filósofos analíticos no han dejado de transmitir una concepción de la realidad
y del ser humano integrada por una serie de presupuestos filosóficos como la existencia
de una realidad física (fisicalismo), el antitrascendentismo (no existe realidad
trascendente alguna), el ser humano es una realidad biológica, aunque compleja; el
determinismo (la conducta humana está determinada por las circunstancias que más
tarde o más temprano acaba esclareciendo la ciencia) y es el conocimiento científico
quien nos resulta válido para reinterpretar el devenir de la Historia.
Desde el racionalismo crítico, Popper en su obra Lógica de la investigación
científica estableció la propuesta de un nuevo método para la ciencia a través del
conocimiento falible y conjetural con un nuevo concepto denominado: criterio de
falsación o de falsificación. En el terreno de la ontología popperana defiende la existencia
de tres mundos: el mundo 1, material o de los objetos físicos; el mundo 2 o de nuestra
propia experiencia consciente y de la experiencia general de los seres humanos modernos
(en donde existen también estados inconscientes); entre ambos mundos 1 y 2 puede
haber transacciones; y el mundo 3 o de los productos objetivos de la mente humana,
como refiere Popper (1994): “el mundo de los productos mentales; es decir, el mundo
que los antropólogos denominan cultura”. Aventura a razonarnos que el futuro no está
escrito y el cosmos es una realidad plural: determinista, indeterminista y emergente. La
libertad, pues, no sólo es posible en la sociedad abierta, también lo es en la realidad física
(Ayllón et al., 2010). Termina Popper, en Búsqueda de un mundo mejor (1994),
escribiendo: […] Creo que la principal tarea de la filosofía es especular críticamente sobre
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
el universo y sobre nuestro lugar en él, incluidas nuestras facultades de conocer y nuestra
capacidad de hacer el bien y el mal”.
Quizá desde el Epipaleolítico y, luego, durante el Neolítico, una de las
características más inherentes del Homo sapiens es la perseverancia a la tendencia de la
fuerza por lo ya establecido, al inmovilismo que se establece desde la costumbre (del
término griego “ethos”), que instalada en la conciencia humana prefigura y rige el sentido
de todos los actos del hombre. Además, por voluntad del inmovilismo, alejándonos del
devenir de nuestra capacidad nómada, adoptamos mayoritariamente un perfil
sedentario, confirmado por la necesidad cuasi obsesiva de una antropología social guiada
preferentemente por las leyes, preceptos que guían, fijan y delimitan el ámbito de la
conducta, obligándose a nuestros antecesores y a nosotros, aún cada vez más, a seguir las
normas de referencias establecidas sin la posibilidad de obrar ya nunca jamás, en cuanto
a criterios propios e independientes, exclusivos de cada ser humano.
El hombre moderno, antes y ahora mucho peor, a causa del control de las
tecnología que con la premisa manida de mejorar nuestro confort, que lejos de aumentar
nuestro desarrollo como personas nos aliena, cosifica y atado a una ley nos somete a los
dictámenes intencionados que se dictamina a través del poder que obran las nuevas
tecnologías; creando nuevas demandas aunque muy bien orquestadas por sus objetivos
económicos que subyacen siempre determinadas por el consumo intestino: unos pocos
dirigen y gestionan el mundo, algunas familias poseen más de la riqueza acumulada que
lo que todo el resto del mundo podremos nuca llegar a disfrutar; los créditos, los bancos,
los gobiernos, crean nuestras demandas de una forma artificiosa entre un vértigo de
consumismo, sumido en la compulsión y en la necesidad repetitiva de una obsesión por lo
que llamamos sociedad de bienestar que sólo llega a ser una entelequia, ya que el ser
humano sigue y está cada vez más, profundamente enfermo, insatisfecho, anhedónico.
Es a consecuencia de ello, doblegado por las leyes de tener, trabajar por poseer y
acumular, que cada vez nos alejamos más de nuestra propia biología, de la naturaleza de
nuestros antepasados, que disfrutaban con lo que tenía sin plantearse a caso ir más allá.
Sin embargo nosotros, estamos ya doblegados, acostumbrados a permanecer donde se
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
nos dice y a no salirnos del raíl que orquestan las vías de los que nos manipulan. Pero esta
uniformidad que nos apoltrona en aras a la renuncia biológica de parte de nosotros
mismos, que en nada tiene que ver con el momento en que los humanos nos creíamos
originariamente libres.
Quizás, y sólo en el caso exclusivo de algunos individuos aún atentos que logren
apercibirse de ello, al extrañarse el hombre de sí mismo llegue a tomar conciencia de
nuestro actual problema y obre la distancia suficiente como para cuestionarse primero su
propia naturaleza, y después, en consecuencia, actuar para mejorar sobre ella; si antes el
hombre sometido e inmerso en un mundo natural dependía de las inclemencias y los
dictámenes de la naturaleza, ahora además proponemos, considerarnos independientes,
arguyendo a una libertad de la que sin duda carecemos.
Ya durante los viajes en El Beagle (1831-1836) de Charles Robert Darwin, la
observación de mutaciones en los animales de la misma especie en diferentes
situaciones, así como las diferencias distinguidas entre animales vivos y restos de los
fosilizados, le sugirieron que se replantease la teoría de la fijación de las especies. Más
tarde, en El ensayo sobre el principio de población (Malthus, 1838), se llega a la conclusión
de que en la lucha por la existencia de las mutaciones, así las favorables tienden a
prevalecer y las no favorables a ser destruidas, siendo el resultado de todo este proceso
la formación de nuevas especies, transmitiéndose por herencia los caracteres adquiridos.
Además, Darwin como el excelente observador naturalista que fue no atendió a la
especulación filosófica y se dedicó a constituir una teoría de la evolución basada en
pruebas empíricas; sin embargo, en realidad interpretó la moral como la evolución de la
intencionalidad del instinto animal y como algo que se desarrolla a través de los cambios
de las normas sociales que confieren un valor de supervivencia trascendental a las
sociedades.
Pero debo ir más allá, ello es quizás por la naturaleza de nuestra neurobioquímica,
por la arquitectura y la concepción estructural de nuestro cerebro, al que el predominio
holgado del lóbulo frontal hipertrofiado respecto de nuestros parientes directos los
neandertales, juega a la contra de nuestras ideas y ya no nos deja discernir, quizá, lo
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
antepasados a los contenidos, en tanto en cuanto se extinguen los mitos que luego
también habrán de ser sucedidos por otros. Ya no entenderemos el significado de las
pinturas rupestres porque ya no sabemos ver ni escuchar, pues como dice Arsúa en El
collar del neandertal (1999): “[…] sencillamente porque a nosotros ya no nos dicen nada,
ya no nos hablan. Y ocurrió algo aún más terrible: también la naturaleza dejó de hablarle
al hombre”.
Lévi-Strauss cita la frase de Marx de que los hombres resultan los hacedores de su
propia historia, pero ignoran que son ellos los que la hacen; y comenta que si la primera
parte de esta frase justifica la Historia, la segunda justifica la Antropología. El antropólogo
tratará de ir siempre más allá de la recreación historiográfica, superando los modelos del
consciente y tratando de bucear al través del inconsciente nuclear freudiano y del
arquetípico de Jung; al tiempo que estudia los tipos de modelos, procurará establecer las
relaciones necesaria que rigen la vida mental, afectiva, artística y social del hombre. Quizá
podríamos apostillar nosotros que los actos que realizamos están directamente
relacionados y de manera exclusiva con nuestra dotación cerebral, que es el entramado
causal que se emplea, determina y hace surgir la realización de nuestras conductas.
Desde mi punto de vista, en ningún caso ninguno de los representantes que han
existido sobre la tierra, integrantes del grupo homínido han sido libres, sino dependientes
de las condiciones del medio natural y de su propia estructura nerviosa. Pero nuestra
especie, pese a las ventajas que disfruta respecto de la mejora y calidad de vida habida
cuenta del desarrollo de muchas de sus habilidades en la superación de adversidades,
disfruta de un sistema nervioso tan extremadamente desarrollado que podría resultar
una involución más que una ventaja sobre los dictados del desarrollo evolutivo, lo que
conllevaría, además de ser con exclusividad la última de las especies entre las formas
homínidas sobre la tierra, la especie de punto final respecto a nuestro género.
Durante el periodo Paleolítico en Europa, los humanos evolucionaron en
condiciones de aislamiento para acabar evolucionando hacia una especie muy particular y
autóctona: los neandertales, unos antepasados dotados de una increíble consistencia
física y perfectamente adaptados al clima de este continente. Ya contaban con un gran
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
el hombre primitivo puede llegar a prever las dificultades que se le avecinan y duda y
teme sobre su capacidad por llegar a ser capaz de superarlas: la naturaleza efectúa una
adaptación con objeto de devolver la confianza al hombre e imponerle el sacrificio
personal, sumiéndole en el significado profundo, arquetípico e inconsciente, de los hondo
de los instintos, antes recubiertos por el manto protector de la inteligencia. Así las cosas,
hablamos de la necesidad de una realidad mitopoyética que adormecería a la inteligencia
aunque sin la capacidad de destruirla, sólo anestesiándola muy temporalmente. Ello
permite al hombre la manipulación de las fuerzas imaginativas en la naturaleza,
recurriendo a espíritus imaginarios para terminar sometiéndose, mediante el tabú, a la
disciplina de la sociedad, olvidando los intereses egoístas en aras del interés de la
comunidad. Es en palabras de Bergson: “una reacción defensiva de la naturaleza contra el
poder disolvente de la naturaleza”. Y como nos comenta Evans-Pritchard: “la religión no
es fruto del miedo, sino un modo de afirmación y un seguro contra el miedo. Es fruto de
un apremio de los instintos, de un impulso vital que, unido a la inteligencia, garantiza la
supervivencia del hombre y que este ascienda evolutiva hacia cimas cada vez más altas”.
Así las funciones que antes realizaba la magia y luego la religión, resultan indispensables
de cara a la supervivencia del individuo tanto como a la de la sociedad, pues a lo largo de
la historia han existido sociedades primitivas sin ciencia, arte o filosofía, pero ninguna que
no defendiese algún tipo de religión. Dice Bergson, en 1959: “la religión por cuanto es
coextensa de nuestra especie, debe pertenecer a su estructura”.
Pero lo cierto y verdad, como apostilla también Arsuaga (2014) es que un cerebro
grande y articulado no fueron rasgos evolutivos surgidos por generación espontánea,
antes bien al contrario, estas nuevas capacidades se debieron a verdaderas adaptaciones
de los homínidos que nos precedieron, necesarias e imprescindibles, las unas todas
apoyadas en las generaciones anteriores capaces de generar las imbricaciones siguientes
a lo largo de todos los años de evolución. A partir de Homo habilis, los humanos hemos
sido capaces de adaptarnos apoyándonos en la inteligencia, al igual que las aves desde el
antepasado reptiliano común del Archaeopterix supieron adaptarse a los cambios
metabólicos como los huesos aéreos capaces de facilitar el vuelo. Una vez colonizada
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
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Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
1.5. Sin embargo, los estudios farmacológicos solventes indican que la mejoría que
experimentan los pacientes no llega a sobrepasar un porcentaje del 60% en el
mejor de los casos y que la curación total resulta excepcional (cuando no
inexistente ya que hablamos de una patología con características de evolución
crónica). Por todo ello, deben de ser valoradas también otras estrategias
terapéuticas: concretamente la terapia de conducta, TC, que ha demostrado ser
muy eficaz, especialmente la asociación de exposición in vivo y prevención de
respuesta, EPR, en pacientes rituales o compulsivos (Marks, 1981; Emmelkamp,
1982).
1.6. Por otra parte, respecto a la metodología de los estudios, si nos referimos a los
ensayos clínicos tradicionales, el conocimiento que obtenemos sobre el efecto en la
población de los fármacos se presume que no sea real, pues sus objetivos presentan
limitaciones, esto es: se desarrollan en condiciones muy diferentes a las de la vida
cotidiana y, por tanto, presentan escasas posibilidades de predecir los resultados que se
obtengan luego en las condiciones de la práctica clínica habitual.
1.7. Por el contrario, los estudios naturísticos prestan nuevas ventajas con respecto a la
investigación clínica, ya que: se presentan con la finalidad de aumentar la validez externa
y los resultados más generalizables al conjunto de la población, son ensayos clínicos
pragmáticos, y con los criterios de inclusión y exclusión resultan definitivamente más
sensibles.
1.8. Además, se basan en estudios epidemiológicos observacionales, que consideran el
curso clínico de los pacientes en las condiciones de la práctica clínica habitual, cuya
principal ventaja es la disponibilidad de un gran volumen de información sobre un amplio
número de pacientes de diferentes grupos de riesgo, una mayor rapidez en obtener
resultados y un bajo coste relativo.
1.9. Una buena praxis de investigación clínica consistiría, por tanto, en el desarrollo de un
diseño naturalístico que recogiera información sobre diversas variables clínicas como el
cumplimiento terapéutico, la evolución de las patologías y la presencia de complicaciones
o efectos indeseados.
1.10. Ante un determinado grupo terapéutico como los pacientes psiquiátricos aquejados
de grave ansiedad, además de utilizar psicofármacos, que se combinan con apoyo
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
2.3. Para conseguir una mejor adecuación a los tratamientos en la práctica clínica,
adaptada a las diferentes realidades o características de cada uno de los
pacientes, no debe existir un grupo control con quién compararse; si no que cada
grupo debe compararse con sí mismo (intragrupo) que es lo que se considera
normal para cada test y así se conoce la gravedad de los pacientes antes de
empezar el tratamiento y como están al terminar y durante el seguimiento; así
como con el resto de los grupos clínicos de tratamiento propuestos (intergrupo).
2.4. El análisis de las puntuaciones obtenidas por los participantes en los distintos
grupos de tratamiento en las variables sociodemográficas, antecedentes
psiquiátricos familiares e historial de tratamientos psicológicos y/o psiquiátricos
anteriores, y en las variables de sintomatología obsesivo compulsiva, ansiedad y
depresión, no mostró diferencias estadísticamente significativas, lo cual apoyó el
supuesto inicial de que no existiesen diferencias intergrupo en los niveles de
estas variables previos al tratamiento.
2.6. Los pacientes estudiados en cada uno de los cinco grupos de estudio eran
realmente TOC y se comprobó que los cinco grupos eran homogéneos en las
variables estudiadas: las sintomatología obsesivo-compulsiva, y de ansiedad y
depresión; las variables sociodemográficas (sexo y edad); los antecedentes
psiquiátricos familiares; y la historia de tratamientos psicológicos y/o
psiquiátricos anteriores. En todos estos parámetros, intragrupo e intergrupo no
se aprecian diferencias significativas.
2.7. Cada uno de los grupos presentaron una mejoría significativa respecto a la
medida pretest en todas estas variables de sintomatología ansiosa y depresiva,
excepto en la escala BAI que, únicamente, presentó mejoría el grupo 5. Esto
resulta evidente, pues nos encontramos ante los diferentes tipos de abordaje
más refrendado para el tratamiento actual del TOC, como se contrasta en la
bibliografía.
2.10. En general, todos los tratamientos supusieron una mejora respecto al pre-
test. Esta mejora fue menor en los grupos tratados exclusivamente con
fármacos.
2.11. Por otra parte, nuestros resultados indican que los tratamientos
puramente farmacológicos fueron menos eficaces a la hora de prevenir las
recaídas.
2.12. Según la escala EA, el tratamientos TCC, si bien no supusieron una mejora
superior en el post-test con respecto al resto de los tratamientos, si permitieron
ir más allá en cuanto a la reducción de la gravedad de los síntomas del TOC, lo
cual está de acuerdo con lo descrito por otros autores, que demuestran la
superioridad de la EPR en relación a los medicamentos.
2.13. Usando otras escalas validadas como, por ejemplo, IBRO y OCI-R, se llega a
una conclusión diferente, en el sentido de que los tratamientos TCC y
combinados representan ventajas con respecto a los psicofarmacológicos puros
pero sin diferenciarse entre ellos en lo que a control a largo plazo de la severidad
de los síntomas se refiere. En este caso, la ventaja de los TCC tendría que ver con
la evitación de la farmacología en pacientes sensibles a los efectos secundarios
de los psicofármacos o a sus resistencias por emplear la medicación.
5.1. Nuestro cerebro más afectivo ya contaba con una evolución esencial, necesaria y
suficiente, desde los homínidos más antiguos del Pleistoceno como Homo
anteccessor, Homo erectus y Homo heidelbergensis, un hombre de neandertal
más antiguo.
5.2. El Paleolítico inferior se caracterizaba, en términos evolutivos, por un marcado
desarrollo respecto de las capacidades cognitivas por las especies del grupo
zoológico Homo que lograron desarrollar las evidencias arqueológicas de una
industria lítica avanzada (Modo 2: periodo achelense del bifaz).
5.3. Habida cuenta de las dificultades que surgen para entender la incapacidad
objetiva que los yacimientos pueden ofrecernos a la hora de reinterpretar los
vacíos de un proceso prehistórico que nada aporta a cómo ellos se relacionaban,
sentían o se expresaban.
5.4. Los datos neurocientíficos que se integran a través de los moldes de vaciados
fósiles que los antropólogos forenses pueden llegar a realizar con una avanzada
tecnología muy fidedigna, muestran diferencias estructurales manifiestas entre
las dos especies zoológicas del grupo Homo que compartimos durante el
Paleolítico medio y superior.
5.5. Según los datos fósiles que sobre el Homo neanderthalensis disponemos en la
actualidad, hemos pretendido estudiar la capacitación cerebral necesaria con la
que contaban para poder elaborar su conducta y la creación de manifestaciones
simbólicas y gráficas, para así poder compararlas, a la vez que diferenciarlas, de
la neurobiología del Homo sapiens sapiens.
5.6. Durante el proceso inicial de gestación del encéfalo desde un cerebro primitivo
meramente emocional y pulsional, ya el Hombre de Neandertal contaba con los
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander
angustias que nos persigan); sin embargo, el interior de las mentes va sobrado de
fantasmas, miedos pulsionales que acaban cortocircuitando un maltrecho
sistema límbico emocional, insatisfacciones cada vez más grandes y traumas
vividos en una demasiada alargada infancia, una adolescencia caótica y
maltrecha y un periodo de madurez rebosante de escollos bien diferentes a los
que nos confrontamos dutrante el Paleolítico, como hipotecas, desahucios,
estrecheces de final de mes, relaciones con las familia política y otras tantas
tribulaciones.
5.22. Nuestros ancestros, permítanme la hipérbola, habían de re-experimentar la
existencia exclusivamente y además estaban acostumbrados a saber disfrutarla;
la caza, el inmenso páramo, la población escasa que permitía disfrutar de la caza
de las especies en abundancia, los componentes del grupo disfrutando en familia
del primitivo clan, donde los padres y los hijos tenían tiempo para jugar, disfrutar
de la pesca o del baño, de las relaciones sexuales en mitad de las pozas y al
abrigo de los bosques de hoja perenne del monte mediterráneo.
5.23. No existían otras necesidades que la supervivencia, a veces en condiciones
extremas, con una capacidad cognitiva más que suficiente para observar la
naturaleza y elaborar técnicas mejoradas de cómo hay que salir a procurarse el
alimento, edificar construcciones y poblados; después, unos ratos que a medida
que la tecnología mejoraba eran más frecuentes, en la que sólo había que
preocuparse por llegar y disfrutar la vida.
5.24. El primitivo hombre de Neandertal tiene tiempo libre para disfrutar de su
entorno cuando las dificultades y los requerimientos de la tribu le da un margen
exiguo, pero que goza suficientemente de esos momentos sin que otros
conflictos se los arrebaten. Sin embargo, el hombre sabio moderno ni siquiera
tiene ya esa necesidad por sobrevivir en una naturaleza hostil; al contrario, lejos
de estas preocupaciones y especialmente dotado de un córtex muy complejo (el
mayor que la neurobiología ha sido capaz de desarrollar), parece que no somos
Aquellos hombres y mujeres que habitaron el valle de Neander