DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACION PÚBLICA Jorge Arnaldo

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DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACION PÚBLICA

1. INTRODUCCION:

El poder público es encargado, sea mediante elección, selección, designación o


nombramiento, a determinadas personas con el objeto de dar cumplimiento a los fines
públicos que se establecen en el marco de nuestro Estado social y democrático de
Derecho. Los delitos contra la administración Publica se produce cuando el ejercicio de
este poder público es desviado de tales fines públicos y es utilizado para satisfacer
intereses privados. De esta manera, cometer este tipo de delitos desnaturaliza los fines de
nuestro modelo de Estado, toda vez que obstaculiza que la administración pública cumpla
con sus funciones orientadas al bienestar general y a posibilitar el desarrollo igualitario
de los ciudadanos.

Los delitos situados en este capítulo del Código Penal, centralizan los comportamientos
que lesionan o ponen en peligro la actividad estatal. Lo que se busca es que el
comportamiento del servidor o funcionario estatal se rija bajo principios de honestidad,
probidad, imparcialidad, decencia y eficiencia.
2. CONCEPTO DE ADMINISTRACION PUBLICA:

Administrar, indica el autor Salinas Siccha en referencia a la Real Academia de la Lengua,


es servir, en este caso, servir al Estado y cumplir la función encargada para lograr el
bienestar general. Pero este cumplimiento además debe estar enmarcado en orden de
órganos estatales que implica jerarquía, niveles, entidades, cargos y oficios, esto es, hay
una organización dentro de la cual se debe cumplir esa función pública indistintamente
del cargo asignado al funcionario o servidor público.

La administración pública es la gestión que se lleva a cabo en los organismos,


instituciones o entes públicos, que reciben de parte del poder político los recursos
necesarios para atender los intereses o asuntos de los ciudadanos, de sus acciones y sus
bienes, generando bienestar común, siguiendo un orden jurídico.
La administración pública comprende elementos de carácter técnico (sistemas,
procedimientos), político (políticas gubernamentales) y jurídico (normas jurídicas).

Abarca un conjunto de áreas del sector público que se encargan de gestionar y ejecutar
los recursos humanos, financieros, actividades socioeconómicas y obras públicas, así
como elaborar presupuestos y programas que alcancen las metas del Estado.

Algunos de los cargos que se pueden desempeñar dentro de la administración pública son,
por ejemplo, los empleados administrativos de los diferentes organismos públicos, en el
servicio de la salud están los médicos y los enfermeros, en el área educativa se
desempeñan los maestros y profesores, en cuanto a protección civil están los cuerpos de
bomberos, y en cuanto a seguridad pública se encuentran los organismos policiales.

La administración pública es toda actividad cumplida o realizada por los funcionarios y


servidores públicos, encargados de poner en funcionamiento al Estado, orientado al
cumplimiento de sus fines y funciones, sometido a una jerarquía o niveles en todos sus
órganos o entidades.
En nuestra consideración, la calificación jurídico penal que se extrae de la actividad
pública así como la de limitación del objeto de tutela, debe ser vista en cuatro planos
debidamente identificados.

- Las actuaciones del funcionario o servidor público, que toma lugar de forma interna, y
que tiene la idoneidad de afectar el normal desarrollo de la actividad pública, a partir de
diversos grados de Lesividad, susceptible de afectar derechos de los particulares, abuso
de autoridad, omisión de actos funcionales, etc.

- La afectación del servicio a los intereses generales, pues, son los ciudadanos los
accesitarios finales de la prestación pública, por ende, aquellos son los principales
afectados cuando se comete injustos materialmente perpetrados en pre valimiento de la
función pública, aquellos que llevan insito un contenido patrimonial, ejemplo: peculado,
malversación de fondos, concusión, colusión ilegal, exacciones ilegales, etc.

- Las conductas que suponen una privatización del cargo, superposición de los intereses
particulares del intraneus sobre aquello estrictamente generales, delitos de cohecho
pasivo, enriquecimiento ilícito, etc.

- Los compartimentos prohibidos perpetrados por los particulares, que no suponen una
infracción del deber, mas constituye un atentado contra la legitimidad de la función
pública, contra su normal funcionamiento así como la objetividad e imparcialidad de la
actuación funcionarial, usurpación de funciones, resistencia y desobediencia contra la
autoridad, cohecho activo, tráfico de influencias, etc.

- Quiere decir que la administración pública puede ser lesionada por la conducta delictuosa
de sus propios representantes, es decir, desde dentro, y entonces su autor será un intraneus
o también puede ser perjudicada por los particulares.
FUNCIONARIO PÚBLICO:

Es uno de los actores de mayor importancia dentro de la estructura burocrática estatal de


nuestro país y tiene responsabilidad, en mérito de designación especial y legal como
consecuencia de un nombramiento o de una elección y de una manera continua, bajo
normas y condiciones determinadas en una delimitada esfera de competencia, ejecuta la
voluntad del estado.

Por su parte servidor público es denominado empleado público que es la persona técnica
o profesional que presta su actividad para la realización de los fines de interés público,
cumpliéndolos de hecho o ayudando, a cambio de ciertos derechos exigibles a la
administración.

Ambos funcionarios y servidores públicos ejecutan, desarrollan y desempeñan sus


actividades a nombre de la nación. De hecho, que la investidura de funcionario público
adquiere una distinción importante con respecto al servidor público, pues solo a él se le
confieren capacidades decisorias, resolutivas, lo que viene de la mano con el concepto de
“autoridad”.

Autonomía del concepto de funcionario público:

En primer lugar, al momento de definir al funcionario público en el marco de los delitos


de corrupción debe tomarse en consideración la autonomía del término en el ámbito penal.
El contenido del concepto de funcionario público ha tenido un trato diferente según el
área del Derecho que lo regula. Por ejemplo, en Derecho Administrativo se utiliza un
concepto formal y restringido de este término, según lo dispuesto por el artículo 40° de
la Constitución y del artículo 2° de la Ley de Bases de la Carrera Administrativa. Estas
normas establecen una definición negativa de funcionario público (es decir, por
exclusión). Esta definición ha sido elaborada para cumplir los objetivos de la regulación
administrativa. Así:

• El artículo 40° de la Constitución excluye a quienes desempeñan cargos políticos o de


confianza y a los trabajadores de las empresas del Estado o de sociedades de economía
mixta.
• El artículo 2° de la Ley de Bases de la Carrera Administrativa (Decreto Legislativo Nº
276) excluye a los servidores públicos contratados, a los funcionarios que desempeñan
cargos políticos o de confianza, a los miembros de las Fuerzas Armadas y Fuerzas
Policiales, y a los trabajadores de empresas del Estado o de economía mixta.

Por el contrario, como se verá más adelante, en el ámbito del Derecho Penal, la definición
de funcionario público ha buscado ser más amplia, abarcando sujetos que estarían
excluidos bajo el Derecho Administrativo.

Para el Derecho Penal no interesa tanto la “calificación jurídica” o la condición en la que


desempeña su labor el funcionario, sino la protección del correcto y adecuado ejercicio
de la función pública de cara al cumplimiento de las prestaciones sociales que debe
desempeñar el Estado. En otras palabras, para definir el concepto de funcionario público
en el Derecho Penal es importante determinar quiénes pueden lesionar, por su proximidad
y función, el correcto funcionamiento de la administración pública.

El concepto de funcionario público utilizado por el Derecho Penal es autónomo al


utilizado por otras ramas del Derecho, respondiendo este a criterios de valoración
estrictamente penal.

Concepto de funcionario público Sobre la base de lo señalado, resulta necesario


utilizar un concepto que sea funcional a la protección del correcto y normal
funcionamiento de los servicios de la administración pública en favor de los ciudadanos.
Desde esta perspectiva, la doctrina ha reconocido como los elementos del concepto de
funcionario público los siguientes:

La persona deberá estar incorporada a la actividad pública (título habilitante).

• La persona debe ejercer la función pública.

Sin embargo, por las razones expuestas a continuación, conviene utilizar los siguientes
elementos:

• Incorporación heterónoma a la función pública.

• Posibilidad efectiva de desempeñar el cargo público.

Concepto de funcionario público en el Código Penal peruano a la luz de los tratados El


artículo 425° del Código Penal hace referencia al concepto de funcionario; sin embargo,
este cuerpo normativo, lejos de fijar un concepto único o una lista cerrada de lo que es un
funcionario público, establece una lista enunciativa, permitiendo la incorporación de
nuevos supuestos según lo previsto en la Constitución, la ley o los convenios
internacionales de los cuales somos parte.

El artículo 425° no constituye el concepto de funcionario público. Este se configura a


partir del propio tipo penal que contiene el delito funcionarial. En otras palabras, el
concepto funcionario público es un elemento normativo/jurídico de cada uno de los
delitos contra la administración pública cometidos por funcionarios públicos y, como tal,
susceptible de interpretación. Los operadores jurídicos pueden apelar a enunciados de
distinta fuente jurídica para dar un contenido razonable al concepto de funcionario
público.

Artículo 425.- Se consideran funcionarios o servidores públicos:

1. Los que están comprendidos en la carrera administrativa.

2. Los que desempeñan cargos políticos o de confianza, incluso si emanan de elección


popular.

3. Todo aquel que, independientemente del régimen laboral en que se encuentre, mantiene
vínculo laboral o contractual de cualquier naturaleza con entidades u organismos del
Estado y que en virtud de ello ejerce funciones en dichas entidades u organismos.

4. Los administradores y depositarios de caudales embargados o depositados por


autoridad competente, aunque pertenezcan a particulares.

5. Los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.

6. Los designados, elegidos o proclamados por la autoridad competente para desempeñar


actividades o funciones en nombre o al servicio del Estado o sus entidades.

7. Los demás indicados por la Constitución política y la ley”.

Es importante destacar de este artículo que los numerales 2, 3, 4, 5 y 6 incluyen como


funcionarios públicos a sujetos excluidos por normas de naturaleza administrativa, laboral
y constitucional, reafirmando la noción amplia y autónoma que señala este Manual para
el Derecho Penal.

Es más, el numeral 4 (administradores y depositarios de caudales embargados o


depositados por autoridad competente) plasma de manera clara y precisa el hecho de que
al Derecho Penal, en relación con los delitos contra la administración pública cometidos
por funcionarios públicos, le interesa únicamente imputar como autores a los sujetos de
quienes dependa que los servicios públicos se desarrollen de forma normal y correcta,
tanto así que ha incluido taxativamente a los administradores y depositarios de caudales
embargados.

Ahora bien, el numeral 3 considera funcionarios públicos a cualquiera que mantenga una
relación contractual con algún organismo del Estado. En este sentido, la norma penal está
incluyendo al trabajador de las empresas del Estado y sociedades de economía mixta, al
funcionario público que trabaje ad honorem (caso de la primera dama de la nación que
ejerce alguna función pública sin percibir retribución económica), a quien cumple un
trabajo a tiempo parcial o de locación de servicios, al practicante preprofesional sujeto a
ley sobre modalidades formativas laborales, y otros sujetos que no tienen una relación
laboral formal con el aparato estatal pero sí un vínculo real-material con la función
pública.

EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA LA


ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

En doctrina penal existen diversas posiciones en torno a cuál sería el bien jurídico general
protegido por los delitos contra la administración pública. Antes de hacer una pequeña
reseña de cada postura y explicar cuál es considerada como la más adecuada, conviene
adelantar que en este acápite no serán analizados los bienes jurídicos que, de manera
específica, protege cada tipo penal, sino que se abordará el bien jurídico protegido, de
manera general, en todos los tipos penales de delitos contra la administración pública
cometidos por funcionarios públicos.

Así, es posible identificar las siguientes posturas:

• La probidad, dignidad, integridad, rectitud y lealtad del funcionario público. Como


puede entenderse, se trata de una concepción subjetiva respecto del bien jurídico, ya
que se centra en características que el funcionario público debe tener para trabajar en
la administración pública.

• Las expectativas, basadas en las normas, que se tienen respecto de la actuación de


los funcionarios estatales y aquellas sobre el rol que estos deben cumplir en nuestro
sistema social. En otras palabras, las expectativas normativas se defraudan cuando los
funcionarios públicos incumplen su deber institucional de “sujeción a la ley”; es decir,
no actúan según las normas estatales prescritas.66

• El correcto y regular funcionamiento de la administración pública (el correcto


ejercicio de la función pública). Esta postura predomina, actualmente, en la doctrina
y en la jurisprudencia.

En el presente texto adoptaremos la postura de acuerdo con la cual el bien jurídico de


relevancia penal en los delitos del Título XVIII Código Penal (en adelante, CP) es el
“correcto y regular funcionamiento de la administración pública”. Sin embargo, este
concepto es difuso y amplio, por lo que requiere ser analizado con mayor profundidad.

Así, debemos entender a la administración pública como aquella actividad que los
funcionarios y servidores públicos desempeñan para que un Estado constitucional y
de Derecho pueda cumplir con su rol prestacional.

Según esta perspectiva de bien jurídico, no se protege a la Administración en sí


misma, como un conjunto de órganos o instituciones, sino que se protege a la
administración pública en sentido funcional, es decir, respecto de los objetivos
constitucionales que a través de ella se persiguen. Con esta definición, debería
descartarse al patrimonio o a la “gestión eficaz”, como bienes jurídicos protegidos,
pues, por un lado, el patrimonio del Estado se protege como el de cualquier otro
ciudadano, y, por otro lado, el Derecho Penal atiende a la eficiencia en la
administración de los recursos del Estado, antes que a su simple eficacia.

En este sentido, la administración y la función pública de un Estado pensada y


concebida para todos, no pueden beneficiar a ningún sector o persona particular. Por
el contrario, la función pública debe guiarse por criterios objetivos, legales y
prestacionales propios de una gestión democrática.

De este modo, una correcta gestión pública se desprende de los principios y valores
propios de la Constitución de una sociedad, la misma que debe apuntar a un sistema
social equitativo, justo y democrático. En esta línea, el bien jurídico “correcto y
regular funcionamiento de la administración pública” debe ser entendido como la
objetiva, legal y prestacional administración o gestión del conjunto de bienes y
servicios que el Estado utiliza para el cumplimiento de sus fines constitucionales.
El bien jurídico es el desempeño correcto de los deberes y funciones que los
servidores, funcionarios y empleados públicos asumen o se les delega con la finalidad
de administrar al Estado.

El bien jurídico “correcto funcionamiento de la administración pública” es


supraindividual, es decir:

• Su titularidad es compartida por la sociedad en su conjunto.

• Es indisponible por un sujeto privado.68 Por esta razón, será ineficaz el


consentimiento respecto de la lesión o puesta en peligro del bien jurídico en cuestión.

TITULARIDAD DEL BIEN

En relación con la titularidad del bien jurídico afectado por los delitos de corrupción,
existen dos grandes posturas:

• El titular del bien es el Estado. Esta es la posición dominante- y, en este sentido, el


sujeto pasivo específico sería la entidad estatal afectada en el caso concreto.

• Los titulares son los ciudadanos. Esto en la medida en que los delitos contra la
administración pública generan un daño, y afectan los derechos de los administrados
y de la colectividad en general. Una postura contenida en esta tesis es la que considera
que la conducta penalmente relevante de un delito contra la administración pública
genera, al menos, un peligro para la vigencia de un derecho subjetivo.
CONCLUSIONES:

Para finalizar el presente trabajo de investigación podemos concluir que La


administración pública es toda actividad cumplida o realizada por los funcionarios y
servidores públicos, encargados de poner en funcionamiento al Estado, orientado al
cumplimiento de sus fines y funciones, sometido a una jerarquía o niveles en todos sus
órganos o entidades.

Los delitos contra la administración pública afecta el correcto funcionamiento de nuestro


órgano Estatal.

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