Primer Parcial
Primer Parcial
Primer Parcial
privado
Presupuestos
2
Tráfico privado externo
Este segundo presupuesto alude a la realidad social de la persona, es decir, al
modo particular de actuación del sujeto. En el actuar de su vida cotidiana y al
entablar relaciones jurídicas con las demás personas en la sociedad debe
necesariamente transponer la frontera. Ello implica que una persona física o
Jurídica de DIPr que desarrolle su vida o su actividad en el seno de un mismo
Estado, jamás dará lugar a la aplicación de un derecho extranjero y, por lo tanto,
no se presentará ningún problema propio del DIPr.
Elemento extranjero
Hemos referido ya que el objeto de esta disciplina lo constituye la relación
jurídica privada multinacional; empero, no se trata de cualquier relación jurídica,
sino de una relación jurídica calificada, cuya nota tipificante la constituye la
presencia del elemento extranjero. El elemento extranjero implica que el caso
jusprivatista multinacional debe vincularse a través de, por lo menos, uno de sus
elementos personales, reales o voluntarios con el derecho de un Estado
extranjero.
La razón está en que solo en la órbita del derecho privado rige el principio de
extraterritorialidad. Este principio supone que en un país no se aplica solamente
el derecho privado propio, sino que existe la posibilidad de aplicar derecho
privado extranjero. Por ello se afirma que el DIPr está indisolublemente unido al
principio de extraterritorialidad del derecho.
El caso jusprivatista debe incluir, al menos, un elemento extranjero para que
surja el problema de la aplicabilidad del Derecho propio o de un Estado
extranjero. Es decir que para que el supuesto pertenezca al DIPr, debe haber al
menos un elemento de la relación jurídica de carácter extranjero.
4
3-Autonomía
científica
Se ha dicho que una disciplina tiene autonomía científica, en tanto posea
un objeto, contenidos y métodos propios. Tal es el caso del derecho
internacional privado (DIPr).
Nace en el siglo XIII con la Glosa Magna de Acursio, donde por primera vez
se propició la aplicación de un derecho extranjero.
6
El derecho tributario, administrativo y penal en su
perspectiva internacional
Las materias derecho penal internacional, derecho fiscal internacional,
derecho administrativo internacional y derecho tributario no integran en la
actualidad la lista del derecho internacional privado.
Son materias que han sido reservadas para ámbitos de estudio particulares y
no como partes integrantes del DIPr.
4-Contenido
El objeto del DIPr es la relación jurídico-privada internacional y hemos
explicitado las soluciones que históricamente se han propiciado para
resolver esas relaciones o casos (tema que se vincula con los métodos de
la disciplina). Es por ello que el objeto no se reduce a un conjunto de
normas o técnicas normativas: ellas tienen un valor instrumental a los fines
de realizar las soluciones justas de las controversias jusprivatistas
multinacionales.
Contenido y objeto
En el DIPr, existen diversas normas que son objeto de estudio. Estas normas
pueden ser: indirectas, directas y de policía.
10
Reconocimiento de actos y decisiones
Este tópico es un supuesto típico de jurisdicción indirecta. Es, además, una
materia propia del auxilio judicial internacional, que integra, a su vez, el
derecho procesal internacional.
11
Las manifestaciones de la crisis en lo internacional y en la privacidad
repercuten en los ordenamientos normativos.
De esta forma, la concepción clásica del DIPr ha sido puesta “en jaque” a
partir del surgimiento de una serie de fenómenos que podemos calificar
como condicionantes.
15
Desde el punto de vista de los niveles de cooperación, examinamos sus
distintos grados:
16
cumplimiento de determinados requisitos. La cooperación de tercer grado
exige un riguroso control de competencia, pueden suscitarse discrepancias
en orden a la manera de practicarlo pero no en cuanto a la necesidad de
hacerlo.
En este punto, serán claves las tareas que se desarrollen en los foros de
codificación, quienes serán los encargados de una correcta armonización
para garantizar la eficacia del derecho internacional. El proceso que viene
desplegándose en relación a la inclusión de los derechos humanos en las
constituciones se manifiesta en la evolución de los sistemas jurídicos. El
DIPr no es una materia aislada, se implanta dentro de un ordenamiento
jurídico, razón por la cual los derechos humanos funcionan como
condicionantes.
2
5-Formación de un sistema de
derecho internacional privado
Planteamiento general
La formación de un sistema de derecho internacional privado (DIPr) nos
coloca frente al problema de las fuentes. Existen numerosos criterios en
relación al concepto de fuentes. Según Kaller de Orchansky (1995),
podemos referirnos a:
3
Derecho internacional privado argentino:
Código Civil y Comercial de la Nación
Con la sanción del Código Civil y Comercial de la Nación, aprobado por la
Ley N° 26.994 y promulgado según decreto 1795/2014, se incorpora en el
libro sexto el título 4, destinado a las disposiciones de derecho
internacional privado. Adriana Dreyzin de Klor (2015), miembro de la
Comisión de Reforma, nos explica que:
Dimensión autónoma
El DIPr interno nace en el ámbito de un Estado para regular las relaciones
jurídico-privadas internacionales. Al tener origen en el derecho nacional,
a esta fuente también se la conoce como dimensión autónoma. (Dreyzin
Klor y Saracho Cornet, 2003).
5
En un sentido, las normas de DIPr llevan a cabo la realización del
programa ordenado por los principios y valores contenidos en la CN,
mientras que, en otro sentido, se asiste al recurso necesario de este
cuerpo legal cuando se trata de corregir las carencias legislativas
precedentemente apuntadas. La CN pasa a ser principio y fin de la
legislación internacional privatista y parámetro esencial de su aplicación.
Dimensión convencional
El derecho internacional convencional es fruto del acuerdo de dos o más
Estados, o bien se genera en el marco de las organizaciones internacionales.
7
Poseen jerarquía constitucional: las declaraciones, convenios y los
tratados de derechos humanos en las condiciones de su vigencia al
tiempo de la reforma de la carta magna. Los nuevos tratados y
convenciones sobre esta materia requieren del voto de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada cámara para revestir igual
jerarquía.
No parece razonable haber asignado igual rango a los tratados que surgen
del derecho internacional convencional y a los nacidos de un proceso de
integración, máxime habiéndose previsto constitucionalmente la
delegación de facultades legisferantes y jurisdiccionales en organizaciones
supracionales. Al otorgárseles la misma jerarquía, se plantea la posibilidad
de un eventual conflicto. Piensa en la existencia de tratados provenientes
de diferentes fuentes normativas (convencional e institucional) que se
expidan sobre idéntica materia y que vinculen a los mismos Estados.
8
Universal: la ONU - Conferencia de La Haya de derecho
internacional privado
10
Tratado de patentes de invención.
11
CIDIP II (celebrada en Montevideo en 1979):
Obligaciones alimentarias.
12
Organización de las Naciones Unidas: en su seno actúan diversos
organismos como productores de normas.
Convenios bilaterales
Los convenios bilaterales son fruto del acuerdo de los Estados entre sí. La
característica central, y que los diferencia de los convenios multilaterales,
radica en que los primeros se concretan entre dos Estados, en tanto que
los segundos implican la participación de tres o más Estados.
13
Dimensión institucional:
MERCOSUR
El derecho internacional privado institucional es el resultado de la labor
desarrollada por las organizaciones internacionales que se generan a partir
de la conformación de bloques de integración regional y está destinado a
regular las relaciones de tráfico externo que se pergeñan en dicho ámbito.
La producción jurídica surge del MERCOSUR creada por los órganos que
poseen capacidad decisoria como el Consejo Mercado Común (Decisiones),
el Grupo Mercado Común (Resoluciones) y la Comisión de Comercio del
MERCOSUR (Directivas). Al no haberse delegado competencia legisferante
en un órgano supranacional, requiere ser incorporada conforme el
mecanismo previsto en las constituciones de los Estados Partes. En
consecuencia, el derecho originario (Tratado de Asunción, Protocolo de
Ouro Preto y Protocolo de Brasilia) y el derecho derivado (decisiones,
resoluciones y directivas) no constituyen derecho comunitario entendido
como el ordenamiento vigente en el modelo europeo, paradigma de la
integración del siglo XX, ya que carece de aplicación inmediata y de eficacia
directa.
Estructura institucional
La estructura institucional adoptada por el MERCOSUR no es propia de un
sistema de integración, sino que se corresponde con una organización
intergubernamental de tipo tradicional.
14
Se integra por los Ministros de Relaciones Exteriores y de Economía de los
países socios, previéndose la participación de los presidentes de los Estados
Partes, aunque sea una vez por año.
15
Se mantienen el CMC, el GMC, la CPC y la SAM, si bien el nuevo Protocolo
profundiza la caracterización de cada uno de ellos y les asigna funcionales
especiales y se agregan la CCM y el FCES.
Derecho originario
Hemos dicho ya que el derecho originario en el marco del MERCOSUR es
aquel que emana del Tratado de Asunción, Protocolo de Ouro Preto,
Protocolo de Brasilia, este último hoy derogado por el Protocolo de Olivos.
Las normas que emanan de estos, al no haberse delegado competencia
legisferante en un órgano supranacional, requieren ser incorporadas
conforme el mecanismo previsto en las constituciones de los Estados
Partes. En consecuencia, el derecho originario no constituye un derecho
comunitario entendido el comunitario como el ordenamiento vigente en el
modelo europeo, ya que carece de aplicación inmediata y de eficacia
directa.
Derecho secundario
El derecho originario es aquel que emana de los órganos que poseen
capacidad decisoria dentro del MERCOSUR como el Consejo Mercado Común
(Decisiones), el Grupo Mercado Común (Resoluciones) y la Comisión de
Comercio del MERCOSUR (Directivas).
Por Decisión N° 5.1991 (I), el CMC resolvió crear las reuniones de ministros o
de funcionarios de jerarquía equivalentes para el tratamiento de los asuntos
vinculados al Tratado de Asunción, en sus respectivas áreas de competencia.
En este contexto, se crea la Reunión de los Ministros de Justicia del
GMC, cuya función es proponer al CMC por intermedio del GMC medidas
tendientes al desenvolvimiento de un marco común para la cooperación
jurídica de los Estados Partes.
17
Protocolo sobre jurisdicción internacional en materia contractual
(Protocolo de Buenos Aires).
18
También es dable destacar la actuación del Instituto Internacional para la
Unificación del Derecho Privado (UNIDROIT). Se trata de un organismo
internacional de carácter intergubernamental que desarrolla una intensa
labor en la unificación del derecho privado. Se constituyó en 1.926 y
tiene su sede en Roma.
Ventajas:
19
Implica un ahorro en tiempos con relación a la jurisdicción y esto
finalmente se traduce en un ahorro económico.
Clases de arbitraje:
Ad hoc e institucional:
En el primer caso, las partes eligen los árbitros, quienes llevan adelante
todo el proceso, sin ninguna otra intervención. En cambio, en el arbitraje
institucional existe una entidad encargada de servir de apoyo a las partes
desde el inicio mismo del procedimiento hasta su culminación. Como, por
ejemplo, la Cámara de Comercio Internacional. La tendencia es hacia el
arbitraje institucionalizado, pues brinda mayor seguridad y comodidad.
20
Según la fuente de donde provenga, ya sea de un mero acuerdo de
voluntades o de una disposición legal, puede clasificarse de esta manera.
Negociaciones directas
Procedimiento arbitral
21
Tribunales Arbitrales Ad Hoc
22
El Tribunal Permanente de Revisión del MERCOSUR (TPRM)
puede intervenir directamente en primera instancia, si las
partes están de acuerdo en recurrir directamente a él. Este
mecanismo se denomina per saltum (por salto). En este
caso, el TPRM actúa examinando la totalidad del problema,
incluyendo los hechos, las pruebas y los argumentos
jurídicos.
6-Jurisdicción
internacional
Aspectos generales
En el presente apartado, analizarás los aspectos de mayor relevancia de la
jurisdicción internacional, definición, principios y clasificaciones, conforme la
mirada del derecho internacional privado.
Definición 23
La jurisdicción internacional argentina es el poder de los jueces argentinos
para decidir casos jusprivatistas multinacionales.
Principios
Se confiere jurisdicción
Única internacional a los jueces de un
Estado por razones prácticas.
Naturaleza
Las normas de jurisdicción varían en su naturaleza, según se trate de normas
de jurisdicción directa o indirecta.
En el primer caso hemos dicho que las normas son de carácter unilateral, pues
indican al juez cuándo gozan de esta jurisdicción y le ordenan admitir la
demanda y, en su caso, a entrar en el examen de fondo del juicio. Las normas
de jurisdicción directas tienen por finalidad evitar la efectiva privación de
justicia. Ningún litigio debe quedar sin juez competente.
Las normas unilaterales de jurisdicción tienden a evitar el denegamiento de
justicia.
Fundamentos
Los fundamentos de las normas de jurisdicción se vinculan directamente con
los principios rectores de la materia, esto es: el de independencia,
interdependencia y efectividad. Dichos principios han sido desarrollados
previamente.
Este criterio determina que son competentes los jueces del Estado cuyo
derecho o ley es aplicable al caso. Presupone que debemos necesariamente
conocer la ley aplicable al caso y que esta es única.
Este principio posee una ventaja y una desventaja. Como ventaja principal
26
podemos señalar que los jueces aplicarán su propio derecho, que es el que
mejor conocen. Como desventaja señalamos que se produce lo que se
denomina fórum shopping (literalmente significa comprar la jurisdicción),
puesto que en los casos en que pudiera elegirse la ley aplicable, por vía
indirecta se “compraría” la jurisdicción.
Prórroga de jurisdicción
28
7-Alcance de la soberanía del
Estado en la
determinación de la
competencia judicial internacional
Durante mucho tiempo fue posible decir que cada Estado, en virtud de su
carácter independiente y soberano era absolutamente libre de determinar
su competencia.
2
Art. 2635 - Ley N° 26.994. Op. cit.
30
Durante mucho tiempo se consideró que un Estado no podía ser
demandado ante los tribunales de otro país. Recién a partir de fines del
siglo XIX, cuando la evolución se vincula a la tesis de la responsabilidad del
Estado, surge el derecho de traer a juicio a este con motivo de acciones
entabladas por particulares y la distinción entre actos jure imperii y jure
gestionis. Ello dependerá de la distinción entre actos públicos y privados
que realiza el Estado fuera de su territorio. Si el acto es tal que por su
naturaleza podría llevarse a cabo por una persona privada -por ejemplo, un
contrato o un empréstito-, el acto, cualquiera sea su objeto, es un acto de
carácter privado.
La segunda teoría distingue entre las demandas que se basan en actos del
Estado como poder público (iure imperii) de las acciones que se deducen
en cuanto el Estado actúa como particular (iure gestionis). La inmunidad
jurisdiccional solo existe si la demanda estriba en un acto iure imperii,
mientras que no es posible si la demanda invoca un acto iure gestionis.
3
Art. N° 24 – Decreto de Ley N° 1285/58 (1958) Se reorganiza la justicia nacional. Presidente Provisional de la Nación
Argentina.
31
a los mismos aspectos. El Poder Ejecutivo declarará el
establecimiento de la reciprocidad, cuando el país extranjero
modifique sus normas al efecto4.
4
Art. 24- Decreto de Ley N° 1285/58. Op. cit.
5
Art. 1 - Ley N° 24.488 (1995). Estados Extranjeros. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
32
legatario de bienes que se encuentren en el
territorio nacional;
h) Cuando, habiendo acordado por escrito someter a
arbitraje todo litigio relacionado con una
transacción mercantil, pretendiere invocar la
inmunidad de jurisdicción de los tribunales
argentinos en un procedimiento relativo a la
validez o la interpretación del convenio arbitral,
del procedimiento arbitral o referido a la anulación
del laudo, a menos que el convenio arbitral
disponga lo contrario6.
6
Art. 2 - Ley N° 24.488. Op. cit.
33
Debes recordar que en esta materia la tendencia es hacia la apertura de la
jurisdicción a fin de evitar los supuestos de denegación de justicia.
34
atienda a la conveniencia de lograr una sentencia eficaz7.
8-Cooperación judicial
internacional
A continuación, analizaremos los principales aspectos de la cooperación
judicial internacional y la importancia que cobra en el mundo actual. Nos
explica Dreyzin de Klor que, en tanto cometido esencial del Estado, la
justicia no puede verse trabada por fronteras nacionales que obstaculicen
procesos iniciados en un Estado que requieren actividad procesal en otros;
por ello la necesidad de normas reguladoras del auxilio jurisdiccional
internacional. (Dreyzin de Klor y Saracho Cornet, 2005).
Medidas cautelares.
Artículo 2603:
Derecho aplicable
Aspectos generales
En el siguiente apartado se desarrollarán los aspectos generales del
derecho aplicable o también conocido como conflicto de leyes. Estudiarás,
en primer lugar, los diferentes métodos del sector y nos centraremos luego
en la regulación directa e indirecta.
5
Unilateralismo - bilateralismo
El unilateralismo es el método por el cual se autolimita exclusivamente el
ámbito de aplicación del derecho propio, imponiéndolo en el territorio
nacional. Se crean normas unilaterales que son las que imponen la
aplicación del derecho privado del Estado que dictó la ley.
6
Elementos de la norma indirecta
La norma indirecta o de conflicto posee una estructura similar a las
restantes normas jurídicas y ciertas particularidades que la distinguen.
La norma indirecta, al igual que cualquier norma, posee un tipo legal y una
consecuencia jurídica. El tipo legal es el sector jurídico a reglamentar (la
capacidad, los efectos patrimoniales del matrimonio, entre otros), en tanto
que la consecuencia jurídica expresa los efectos jurídicos de ese sector que
reclama su definición. La consecuencia jurídica no reglamenta
directamente la situación respectiva, sino que remite a un ordenamiento, a
la ley del domicilio, a la ley del lugar de cumplimiento, ley del lugar de
celebración, entre otros.
Clasificación
Las normas indirectas se clasifican:
Art. 2628 del C.C y C. de la Nación: “La unión convivencial se rige por el
derecho del Estado en donde se pretenda hacer valer6.
Los elementos positivos del tipo legal son la calificación y la cuestión previa
y el elemento negativo es el fraude a la ley.
12
Finalmente, se calificó según la ley aplicable al régimen de bienes en el
matrimonio (lex causae) y no según el derecho del juez francés (lex fori).
Así, por ejemplo, en el caso que se discutiera sobre la sucesión del cónyuge,
previamente debemos determinar la validez del matrimonio.
13
Con un criterio estricto, el pleito no fue tratado como un problema de
cuestión previa de Derecho Internacional Privado, pero constituyó el punto
de partida de las elaboraciones teóricas realizadas especialmente por la
doctrina alemana.
El punto de conexión
14
Definición
Boggiano (2000) respecto del "punto de conexión" no explica cuál es el
concepto que, en la consecuencia jurídica de la norma de conflicto, elige y
determina el derecho aplicable al supuesto contemplado en su tipo legal.
Por su parte, el maestro Goldschmidt (1995) agrega que los puntos de
Clasificaciones
15
Las hipótesis que plantea Fernández Arroyo (2003) al respecto son tres:
16
Es importante destacar que el fraude a la ley sólo procede en aquellos
supuestos en que el derecho que se ha pretendido evadir es de carácter
imperativo o coactivo.
1
Art. 2598 - Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
17
Aplicación del derecho extranjero
Derecho extranjero
Si bien el tema de desentrañar la naturaleza jurídica del derecho extranjero
puede parecer una cuestión puramente teórica, en la práctica, sobre todo
en el ámbito de un proceso puede traer aparejadas importantes
consecuencias.
Naturaleza
18
Si la ley extranjera constituye un hecho notorio su
conocimiento puede lograrse en todo momento en forma
auténtica; esto no significa que toda ley extranjera se
encuentre en igualdad de condiciones, existe una gradación
variable que va desde la notoriedad inmediata, pasa por la
mediata y la casual, hasta llegar a la remota. (Goldschmidt,
1995, p. 504).
Para este autor el mundo jurídico posee una estructura tridimensional: una
dimensión sociológica, normológica y otra dikelógica.
19
De lo transcripto se desprende claramente que es diferente aplicar derecho
propio y aplicar derecho extranjero. Dice Goldschmidt:
2
Art. 2595 - Ley N° 26.994. Op. cit.
20
En CIDIP II sobre normas generales, se adhiere a similar criterio:
3
Art. 2 - Ley N° 22.921 (1983). Convenciones Internacionales. Poder Ejecutivo Nacional.
4
Art. 2. Protocolo Adicional de los Tratados de Montevideo de 1940. Poder ejecutivo de Uruguay.
5
Art. 9 - Ley N° 22.921. Op. cit.
21
Problemas procesales de la aplicación
del derecho extranjero
Algunos de los problemas procesales que pueden suscitarse frente a la
aplicación del derecho extranjero pueden ser los siguientes:
Aclara Dreyzin de Klor que de acuerdo con la teoría del uso jurídico
sostenida por Goldschmidt, el derecho extranjero aplicable al proceso es un
hecho notorio, lo que no significa que todo el mundo lo conozca, sino que
todo el mundo puede informarse de manera fidedigna. En consecuencia,
el juez debe aplicarlo de oficio, sin perjuicio de que las partes puedan
alegarlo o aportar todas las pruebas que consideren oportunas. (Dreyzin de
Klor, 2015).
Carga de la prueba
El art. 377 del Código Procesal de la Nación impone la carga de la prueba del
derecho extranjero a las partes, pero no enuncian los medios de prueba
idóneos para acreditar su existencia.
Medios de prueba
Como mencionamos anteriormente, en el derecho interno no se enuncian
medios de prueba idóneos. En el ámbito de las CIDIP, nuestro país ha
ratificado la CIDIP II sobre prueba e información acerca del derecho
extranjero. Dicha Convención, en su art. 3, considera como medios idóneos
de prueba a los siguientes:
22
a) Prueba documental (copia certificada de los textos legales).
Definición
Para entender el reenvío debemos remitirnos a su leading case, el caso
Forgo.
23
Los tribunales franceses que se ocupaban varias veces de este caso
aplicaban, en primer lugar, el derecho bávaro como derecho del domicilio
de derecho de Forgo; luego, en segundo término, entendían por derecho
bávaro, no el derecho civil bávaro, sino el DIPr bávaro, que, a su vez,
somete la sucesión al derecho del último domicilio de hecho del
causante; por ende y, en tercer lugar, los jueces franceses se
consideraban reenviados al derecho francés, que identificaban con el
derecho civil francés. El litigio fue ganado por el fisco.
Clases de reenvío:
24
(art. 7 del Código Civil) envía al derecho francés, este reenvía al
derecho inglés y, a su vez, el derecho internacional privado inglés
reenvía al derecho argentino, por ser el vigente en el lugar de
situación de los bienes.
Bueres (2014), respecto del artículo, nos dice que la normativa aclara que
cuando las partes eligen el derecho aplicable, se entiende que es el derecho
interno de ese país, salvo que expresamente acuerden lo contrario. La
misma regla aparece en la materia contractual (art. 2651, inc. b), remarca
que se excluyen las normas de conflicto de leyes del ordenamiento elegido.
Es lógico que así ocurra, porque si las partes han pactado una ley
determinada, hacer funcionar el reenvío les puede ubicar la relación en un
derecho diferente, inesperado, ajeno a lo previsto. (Bueres, 2014).
6
Art. 2596 - Ley N° 26.994. Op. cit.
25
extranjero indicado como aplicable por una norma indirecta de
importación. El rechazo a la aplicación del derecho extranjero se produce
en virtud de que este resulta incompatible con los principios que inspiran el
ordenamiento jurídico del juez que entiende en la causa, toda vez que la
extraterritorialidad del derecho privado extranjero está condicionada por
la compatibilidad que existe con nuestro orden público.
Definición
El concepto de orden público supone dos circunstancias: “1) una diversidad
ideológica dentro de la comunidad de aquellos pueblos que aplican
mutuamente sus respectivos derechos, 2) Una obligación jurídica de aplicar
derecho extranjero” (Holguín, 2005, p. 160).
26
Caracteres
El orden público internacional se caracteriza por:
Aplicación
La aplicación de la excepción de orden público en los casos que proceda
puede hacerse de acuerdo con dos criterios:
27
Recepción en el Código Civil y Comercial de la
Nación
La normativa derogada (Código Civil) no contenía precepto alguno referente
al orden público. Con la sanción del Código Civil y Comercial, se incorporó el
artículo 2600 que establece que “las disposiciones de derecho extranjero
aplicables deben ser excluidas cuando conducen a soluciones incompatibles
con los principios fundamentales de orden público que inspiran el
ordenamiento jurídico argentino”7.
7
Art. 2600 - Ley N° 26.994. Op. cit.
8
Art. 1 - Ley N° 22.921 (1983). Convenciones Internacionales. Poder Ejecutivo Nacional
28
b) Recepta la teoría del uso jurídico de Werner Goldschmidt, establecida en el art.
2 que dispone:
2
9
Los jueces y autoridades de los estados partes estarán
obligados a aplicar el derecho extranjero tal como lo harían
los jueces del Estado cuyo derecho resultare aplicable, sin
perjuicio de que las partes puedan alegar y probar la
existencia y contenido de la ley extranjera invocada2.
c) El orden público internacional tampoco podía estar ausente en la
Convención, pues en el art. 5 prevé: “La ley declarada aplicable por
una Convención de Derecho Internacional Privado podrá no ser
aplicada en el territorio del Estado parte que la considere
manifiestamente contraria a los principios de su orden público”3.
Reconocimiento y ejecución de
sentencias y laudos
3
0
Condiciones del reconocimiento
Cualquier documento extranjero (no solo las sentencias), para gozar de
eficacia extraterritorial en otros Estados, debe reunir una serie de
requisitos. Estos son de índole formal, procesal y sustancial. A
continuación, serán analizados cada uno de ellos.
3
1
Esta Convención se caracteriza por suprimir la etapa de autenticación
llevada a cabo por los agentes diplomáticos o consulares del país en el cual
el documento ha de ser presentado.
Procesales
3
2
extranjeros (CIDIP II, Montevideo 1979), ratificada por Ley N° 22.921, los
Códigos de Procedimientos Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba y
de la Nación y el Protocolo de las Leñas de 1992 en el ámbito del Mercosur.
Sustanciales
Este requisito se refiere a que la sentencia no vulnere los principios del
orden público internacional del Estado en el cual se pretende su
reconocimiento y/o ejecución.
3
3
Las sentencias, laudos arbitrales y resoluciones
jurisdiccionales extranjeras a que se refiere el art. 1, tendrán
eficacia extraterritorial en los Estados Partes si reúnen las
condiciones siguientes:
a) Que vengan revestidos de las formalidades externas
necesarias para que sean considerados auténticos en
el Estado de donde proceden.
b) Que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional, y
los documentos anexos que fuesen necesarios según
la Presente Convención, estén debidamente
traducidos al idioma oficial del Estado donde deban
surtir efecto.
c) Que se presenten debidamente legalizados de acuerdo
con la ley del Estado en donde deban surtir efecto.
d) Que el juez o tribunal sentenciador tenga competencia
de la esfera internacional para conocer y juzgar del
asunto de acuerdo con la ley del Estado donde deban
surtir efectos.
e) Que el demandado haya sido citado en debida forma
legal de modo sustancialmente equivalente a la
aceptada por la ley del Estado donde la sentencia,
laudo o resolución jurisdiccional deban surtir efectos.
f) Que se haya asegurado la defensa de las partes.
g) Que tengan el carácter de ejecutoriados o, en su caso,
fuerza de cosa juzgada en el Estado en que fueron
dictados.
h) Que no contraríen manifiestamente los principios y
las leyes de orden público del Estado en que fueron
dictados6.
De lo transcripto se desprende que los incisos “a”, “b” y “c” se refieren a los
requisitos formales; los incisos d a g se refieren a los requisitos procesales;
y el inciso h al requisito sustancial.
6
Art. 2- Convención Interamericana sobre eficacia extraterritorial de las sentencias y laudos arbitrales extranjeros. 1979.
3
4
en la esfera internacional.
b) Que tengan el carácter de ejecutoriados o pasados en
autoridad de cosa juzgada en el Estado en donde
hayan sido pronunciados.
c) Que la parte contra la cual se hubieran dictado haya
sido legalmente citada y representada o declarada
rebelde, conforme a la ley del país en donde se siguió
el juicio.
d) Que no se opongan al orden público del país de su
cumplimiento7.
7
Art. 5- Tratado de Derecho Procesal Internacional. 1940.
8
4) Que la sentencia no afecte los principios de orden
público del derecho argentino.
5) Que la sentencia no sea incompatible con otra
pronunciada, con anterioridad o simultáneamente,
por un tribunal argentino8.
Las dos novedades que introduce el DIPr interno con relación a la fuente
convencional son, a saber: que excluye las sentencias sobre acciones reales
respecto de inmuebles situados en nuestro país y el instituto de la
litispendencia que prevé el inc. 5 a fin de evitar sentencias contradictorias.
9
LECTURAS COMPLEMENTARIAS DE MÓDULOS 1 Y 2
Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho Extranjero en el Nuevo Código Civil y Comercial
Argentino: El tratamiento de las cuestiones propias del Derecho Internacional Privado
Resumen
1
0
Sin embargo, la tarea estará cumplida con llevarle al lector algunas reflexiones sobre los
problemas relativos a la aplicación del derecho en el ámbito internacional y su nuevo tratamiento en
el sistema jurídico de fuente interna argentino, con algunas breves referencias a las disposiciones del
Código Civil de Vélez Sarsfield y a las normas de fuente convencional, cuando fuere pertinente.
Palabras clave: aplicación del Derecho Extranjero, reenvío, orden público internacional, fraude a
la ley, calificaciones, cuestión previa.
Some Problems on the Application of Foreign Law in the New Argentine Civil and
Commercial Code: Treatment of Own Private International Law Issues
Abstract
In this paper I propose to make some considerations about the importance of including specific
rules on private international law, the new Civil Code and Commercial Procedure.
To do this, a few of the known characteristics of DIPr issues will be discussed, since the
complexity of the problems relating to private international relations do not allow an exhaustive
study of these. However, the task will be accomplished proposing some reflections on problems
relating to the application of law in the international arena and its treatment again in the Argentine
legal system internal source, with a few brief references to the provisions of the Civil Code of Vélez
Sarsfield and rules of conventional source when relevant.
Keywords: foreign law application, international public order, fraud, qualifications.
I. Introducción
1
1
Si bien, el Derecho Internacional Privado, para el cumplimiento del objetivo1 que le es propio (la
regulación de la relación jurídica internacional que involucre el interés de una persona privada) se
vale también de normas de estructura directa, la norma indirecta o regla de conflicto es considerada
como la norma típica del DIPr, ya que tiene por función establecer el imperio legislativo y
jurisdiccional ante una cuestión ius privatista internacional.2
Es decir que la norma indirecta, a través del punto de conexión, establece la ley aplicable o la
jurisdicción competente en el ámbito internacional. Esta mecánica y la propia naturaleza de la
disciplina ponen en relieve problemas específicos, cuestiones propias que requieren una regulación
especial.
Algunas de las denominadas “cuestiones propias del Derecho Internacional Privado” fueron
abordadas en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, en el Capítulo 1 –Disposiciones
Generales– del Título IV.
Así, por ejemplo, las cuestiones relativas a la jerarquía de las distintas fuentes del derecho (art.
2594), a la aplicación del derecho extranjero (art. 2595), de las normas internacionalmente
imperativas (art. 2599), el reenvío (art. 2596), el fraude a la ley (art. 2598), el orden público
internacional (art. 2600). Sin embargo, se ha omitido el tratamiento de otras cuestiones tales como
el de las “calificaciones” o la “cuestión previa”.
Por esta y otras razones, es que, en una primera conclusión, y sin dejar de reconocer los
beneficios de la sistematización de conceptos y normas del Derecho Internacional Privado en un
título único, las soluciones brindadas aparecen como insuficientes, por cuanto resultaría conveniente
una pronta revisión.
A continuación, me permito efectuar un breve comentario de algunas de las disposiciones
introducidas a la fuente interna por la reforma en esta disciplina, y analizar el impacto que tales
normas producen en nuestro sistema jurídico.
1. El autor interesado en profundizar respecto al objeto del DIPr, puede consultar Stella Maris
Biocca, Sara Lidia Cárdenas, y Victoria Basz, Lecciones de Derecho Internacional Privado, 2ª ed., Ed.
Universidad, Buenos Aires, 1997, pp.32 y ss.
2. Biocca, Cárdenas y Bazs ob. cit., pp. 65 y ss. También Fernández José Carlos Rozas, Lorenzo
Sixto Sánchez, Derecho Internacional Privado, 6ª ed., Ed. Civitas, España, 2011, pp. 117 y ss.
Mónica Sofía Rodríguez, “Los Tratados de Derecho Internacional Privado en el Digesto” en Digesto
Jurídico Argentino Comentado. Buenos Aires, Ed. La Ley, 2014, pp. 547 a 561.210 Algunos
problemas sobre la aplicación del Derecho Extranjero en el Nuevo Código
1
2
II. La jerarquía normativa
Vélez Sarsfield no había incluido en el Código Civil disposición alguna que contemplara y
resolviera en forma general el problema de la jerarquía normativa. Lejos de constituir ello una
omisión en nuestro sistema jurídico, la cuestión está regulada y resuelta, desde el propio nacimiento
de la vida constitucional argentina, en el art. 31 de la Constitución Nacional, y posteriormente
completada por el artículo 75 incs. 22 y 24 de la reforma de 1994, que fue motivo de interpretación
jurisprudencial por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en varias causas que
evidenciaron una evolución, cuyo desarrollo excede el análisis propuesto en esta oportunidad.3
El nuevo Código Civil y Comercial dispone, en el artículo 2594, que “las normas jurídicas
aplicables a situaciones vinculadas con varios ordenamientos jurídicos nacionales se determinan por
los tratados y las convenciones internacionales vigentes de aplicación en el caso y, en defecto de
normas de fuente internacional, se aplican las normas del Derecho Internacional Privado argentino
de fuente interna”.
El tema de la jerarquía de las distintas fuentes tenía tratamiento normativo, amplio debate
doctrinario y soluciones jurisprudenciales. Una rápida lectura nos llevaría a concluir que la inclusión
de la jerarquía de las distintas fuentes resulta al menos innecesaria dado que, como ya se expuso,
este tema está tratado y resuelto en la Constitución Nacional por lo que este artículo no viene más
que a reiterar aquella solución, lo que resulta obvio, ya que una disposición en contrario hubiera
significado su inconstitucionalidad.
3. Entre la extensa jurisprudencia comentada, y doctrina desarrollada sobre el tema de las
fuentes del derecho, el lector puede consultar AA.VV., Colección de Análisis Jurisprudencial. Derecho
Internacional Privado y de la Integración. Serie de libros universitarios, Capítulo I Fuentes del
Derecho Internacional Privado, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2011 pp.3 a 47. También Sara Feldstein de
Cárdenas y Mónica Rodríguez, Guía de Estudios. Programa desarrollado de la materia Integración.
Parte General y Especial, Editorial Estudio, Capítulo IX, pp. 139 a 146, Buenos Aires, febrero del
2010; y Mónica Rodríguez, “Las fuentes del Derecho Internacional Privado en el Nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación”, Suplemento de Derecho Internacional Privado y de la Integración, Ed. Al-
bremática, marzo 2015, eldial.com.211
1
3
Pero existen en el texto otras cuestiones que es importante destacar que sean advertidas
correctamente.
Como primer punto, el artículo aclara que, ante la falta de norma convencional específicamente
aplicable a la cuestión, corresponde la utilización de la ley que determine la norma de conflicto
argentina. Esta solución, además de ser técnicamente correcta, impide al encargado de solucionar la
controversia recurrir a la aplicación analógica de las convenciones o acuerdos internacionales que no
resulten de aplicación directa al caso.
En más de una oportunidad hemos visto que los magistrados que deben solucionar un conflicto
con elementos extranjeros y, ante la falta de tratado específico entre los Estados interesados en la
cuestión, recurren a la aplicación analógica de otras normas de fuente convencional, lo cual cons-
tituye un error.
En los supuestos en los que no existe una norma convencional específica aplicable al caso, el
juez debe recurrir a la norma de conflicto de su propio sistema para determinar el derecho aplicable.
Esta solución queda ahora claramente expresada en el nuevo artículo lo que parece adecuado, y
erradica toda duda respecto a la forma de determinar la ley aplicable.
Existe también en el nuevo artículo 2594, otra cuestión cuya intensión no aparece tan clara,
evidente, y es la alusión a “varios ordenamientos jurídicos nacionales”.
Estimo que ella tuvo por objeto evitar que se recurra a la llamada “lex mercatoria”, “lex
informática” en situaciones en las que no se autorice la aplicación de usos, costumbre o principios
generales, intentando brindarle un estatus jurídico que aquellas no poseen. La norma dispone que la
vinculación (y, por lo tanto, remisión) que se efectúa por intermedio de la norma de conflicto, es
siempre sistemas jurídicos estatales y conduce a la aplicación de leyes, de normas estatales, y no al
derecho en una noción amplia. No obstante, como veremos más adelante, en el Título IV se ha
optado en forma reiterada por la expresión “derecho”, lo que viene a avivar un antiguo debate.
Otra posible interpretación de la inclusión del término nacionales nos conduciría a entender que
el derecho extranjero no comprende las normas de fuente internacional o convencional, y esta
interpretación conculca, contradice la concepción monista del derecho, adoptada por nuestro país,
por cuanto no podría sostenerse.212 Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho Extranjero
en el Nuevo Código
1
4
III. Aplicación del derecho extranjero
La llamada “aplicación del derecho extranjero” constituye una de las cuestiones propias del
Derecho Internacional Privado, que se presenta cuando, por determinación de la norma de conflicto,
el magistrado interviniente en una situación ius privatista internacional y necesita recurrir a las
soluciones normativas establecidas en un derecho foráneo.
Entonces, ante tal situación deberá primero establecer, discernir, si el llamamiento efectuado
está dirigido al derecho extranjero como tal (es decir como derecho), o bien, si la superación de las
fronteras provoca la mutación de la ley en un mero hecho.
Se plantea así la cuestión de determinar la naturaleza jurídica o fáctica de la regulación
extranjera aplicable al caso.
También, en íntima relación a ello, surge asimismo el problema de su aplicación procesal: de
oficio (como consecuencia de que el juez debe fundar su solución en el derecho pertinente) o a
pedido de parte interesada (que como todo hecho, debe ser probado por quien lo alegue).
Es así como, ante la aplicación de la ley extranjera, se presentan dos aspectos centrales a
resolver:
Con relación a determinar la naturaleza del derecho extranjero, han surgido dos posturas
doctrinarias antagónicas.
Los partidarios de la teoría normativista consideran que el derecho no muta por el traspaso de la
frontera conservando su naturaleza esencial de norma jurídica, y consecuente con ello, es habitual
que los autores propicien su aplicación de oficio, como una obligación para el juez sobre la base en
distintos fundamentos (la existencia de comunidad jurídica internacional, comunidad política,
seguridad jurídica, etcétera).
Por el contrario, bajo la invocación de estrictas cuestiones de soberanía normativa, quienes
propugnan, propician la teoría realista, niegan que exista 213
1
5
por parte del Estado la obligatoriedad de reconocer y aplicar el derecho extranjero como tal
(como derecho y como extranjero), y, en los supuestos en que la norma de conflicto determina su
aplicación, la fundamentan en la conveniencia internacional, cuestiones de utilidad, el necesario
reconocimiento de derechos adquiridos, etcétera. El derecho extranjero es, bajo esta concepción, un
simple hecho (legislativo) ocurrido en un Estado extranjero y quienes pretendan valerse de sus
soluciones deberán alegar su existencia, su alcance, su contenido, así como debe demostrar el
acaecimiento de cualquier otro hecho que se invoque en un proceso para fundamentar la postura
asumida en el litigio.
También se ha dicho que la aplicación del derecho de otro Estado:
(…) nos enfrenta a una contradicción fundamental entre el sistema del foro y el sistema
extranjero, pues ambos son ordenamientos jurídicos con un tratamiento procesal diferente. El
principio iura noit curia, no opera, en principio, para el derecho extranjero. Sin embargo,
tampoco el derecho extranjero tiene la consideración procesal de un simple hecho, al menos en
todas las hipótesis. Los hechos, una vez probados, siguen siendo hechos. Sin embargo, el
derecho extranjero debidamente acreditado se erige en auténtico derecho, que va a ser aplicado
por el juez para resolver la controversia (…).4
Como puede advertirse, el planteo de este tema no resulta del todo fácil.
1
6
de cortesía ni de utilidad recíproca, sino que todas las naciones deben observarlo en igual medida,
con reglas idénticas, prescribiendo su aplicación en las legislaciones y en las sentencias. Implica la
necesidad de crear reglas de conflicto uniformes que respeten los intereses de los gobiernos contra-
tantes, y contemplen el necesario acuerdo, equilibrio entre la libertad del individuo y el poder social.
Para lograrlo, Mancini sostiene que existen determinados principios que todas las naciones deben
respetar por pertenecer a la Comunidad Internacional. Ellos son:
-Libertad: Rige la parte voluntaria del derecho que está constituida por las relaciones jurídicas
donde la ley aplicable estará determinada por la autonomía de voluntad de las partes (contratos,
obligaciones y ciertos bienes).
-Nacionalidad: Rige la parte necesaria del derecho, integrada por cuestiones relativas a la
capacidad y el estado de las personas, relaciones de familia, sucesiones.
En los supuestos en que la ley elegida por las partes en los contratos, o la de la nacionalidad (en
las relaciones pertinentes) ofrezcan soluciones que vulneren el derecho público, la moral humana y
social, buenas costumbres, los derechos inherentes a la naturaleza humana, el régimen de
inmuebles, las instituciones incompatibles con el orden económico de la Nación; por afectar el orden
público, se impone la aplicación de la ley territorial, en protección a un principio superior a los antes
mencionados: el de Soberanía. Así entonces, la aplicación del derecho extranjero se ve limitada
cuando opere en cuestiones que pongan en riesgo, vulneren la soberanía nacional.
Por su parte, Savigny considera que las reglas jurídicas están destinadas a regular las relaciones
de persona a persona o de persona a cosa, por un cierto tiempo y en un determinado espacio,
elementos que por no ser siempre los mismos, establecen la necesidad de fijar la esfera de acción de
cada norma.
Federico Carlos de Savigny difundió el principio de la comunidad jurídica de los Estados, sobre la
base de en una común inspiración, espíritu, civilización, principios básicos y leyes, es decir,
concordancia en las bases fundamentales de la organización jurídica (el cristianismo y el derecho ro-
mano), de manera que en un país pueden aplicarse las leyes de otro y solucionarse las diferencias
legislativas que no lleguen a herir el fondo o sustratum de la legislación de cada Estado integrante de
esa comunidad jurídica.215
1
7
Para la determinación del derecho aplicable en cada caso, para la solución del conflicto
legislativo, estableció una regla de solución que prescribía que a cada relación jurídica deberá
aplicarse el derecho más conforme con su naturaleza y esencia, sin importar si ese derecho es
nacional o extranjero, y corresponderá al derecho del lugar en donde tiene su asiento la relación
jurídica.
El fundamento de tal solución estaba dado, como se señaló, por la existencia de una comunidad
jurídica de los Estados torna obligatoria la aplicación extraterritorial del derecho.
Por su parte, los defensores de las teorías realistas conciben al derecho extranjero como un
hecho y fundamentan su aplicación extraterritorial en la cortesía internacional o comitas gentium
(Escuela holandesa del siglo XVII) en la comity (Escuela angloamericana del siglo XIX), o en la teoría
del uso jurídico (Goldschmidt), como todo hecho tendrá que alegarse y probarse.5
Joseph Beale, autor norteamericano perteneciente a la Escuela de Harvard sostenía que, para el
reconocimiento de derechos adquiridos en el extranjero, deberá corroborarse que tales derechos han
nacido como consecuencia de la aplicación de la ley competente –jurisdicción legislativa–, y para que
produzca efectos extraterritoriales deberá existir una ley en el Estado que va a reconocerlos, lo que
sucederá por medio de una incorporación material del derecho subjetivo extranjero a través de las
reglas de solución de conflictos que son nacionales.
Ernest Lorenzen, profesor norteamericano perteneciente a la Escuela de Yale, junto a W. Coock
afirman que el forum solo aplica su propia ley, su propio derecho, y cada jurisdicción local se halla
exclusivamente ligada a su propio derecho; el derecho objetivo extranjero es el modelo que utiliza el
juez para recrear el derecho subjetivo adquirido en el extranjero como local. El rol de la regla de
conflicto es doble, por un lado, incorpora en la legislación del forum todas las leyes sobre los
contratos promulgados en
5. Los principales medios para probar el contenido y vigencia de la ley extranjera son: la prueba
documental, tales como copias certificadas de textos legales con indicación de su vigencia y
precedentes judiciales; la prueba pericial, dictámenes de abogados o expertos en la materia; y los
informes del Estado requerido.216 Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho Extranjero en
el Nuevo Código
1
8
los diferentes países y por el otro el juez realiza una elección entre todas las leyes que ha
nacionalizado previamente.
Si bien la redacción del Código Civil de Vélez Sarsfield fue anterior al desarrollo doctrinario de
varias de las llamadas “cuestiones propias del DIPr”, por cuanto no contempló soluciones expresas
para ellas; sí resolvió el problema de la aplicación del derecho extranjero en tan solo un artículo,
cuya redacción y nota, dieron origen a un interesante debate doctrinario.
Así estableció que “La aplicación de las leyes extranjeras, en los casos en que este código la
autoriza, nunca tendrá lugar sino a solicitud de parte interesada, a cuyo cargo será la prueba de la
existencia de dichas leyes, exceptúense las leyes extranjeras que se hicieren obligatorias en la
República por convenciones diplomáticas, o en virtud de ley especial” (artículo 13 del Código Civil).
A su turno, en la nota al artículo antes transcripto, expresó que “La ley extranjera es un hecho
que debe probarse. La ley nacional es un derecho, simplemente se alega sin depender de la prueba”.
Vélez tomó el texto del artículo 13 de Freitas y de Story y en él se reconoce la raíz de la doctrina
de la cortesía internacional, introducida en el siglo XVII por la Escuela estatutaria holandesa antes
señalada.
Al hallarse esta solución en abierta contradicción con otras disposiciones de Derecho
Internacional Privado y con la doctrina savignyana, que Vélez sigue para la regulación de muchas
situaciones y relaciones jurídicas ius privatistas internacionales, la doctrina argentina especializada
había elaborado diversas interpretaciones posibles a tal norma. El abanico interpretativo comprendía
desde: la “negación o inexistencia” (Alcorta), su “aplicación restrictiva” (Vico y Mordeglia,6 una
interpretación exegética, hasta quienes propiciaban la derogación del artículo 13 por considerarlo
equivocado y anacrónico (Cárdenas, Basz, Biocca, Romero del Prado, Pardo, Calandrelli, etcétera).7
6. Cuando la norma de conflicto “impone” la aplicación del derecho extranjero debe aplicarse de
oficio, en tanto que cuando la ley “autoriza” su aplicación, en aquellas situaciones que caen bajo el
dominio de la autonomía de la voluntad, la ley elegida por las partes deberá alegarse y probarse.
7. Consultar Biocca, Stella Maris; Cárdenas, Sara Lidia y Basz, Victoria, Lecciones de Derecho
Internacional Privado, 2ª ed., Ed. Universidad, Buenos Aires, 1997, pp.133 y ss. 217
1
9
D. Proyecto de Código de Derecho Internacional Privado (MJyDH):
2
0
E. La solución en el nuevo Código Civil y Comercial
Con el rótulo de “aplicación del derecho extranjero” el artículo 25959 contiene varias
disposiciones diferentes ofreciendo, para alguna de las hipótesis, la solución en forma indirecta a
través de la norma de conflicto, y en otro supuesto, concretamente en el inciso c.), se optó por una
norma de estructura directa para resolver la cuestión planteada en su hipótesis, cual es, la pluralidad
normativa aplicable a una misma relación jurídica o a un mismo caso.
El artículo, en su inciso a) recepta el principio de oficialidad, armonizando de esta manera la
fuente interna con las disposiciones de fuente convencional anteriormente referidas: la Convención
Interamericana sobre Normas Generales de Montevideo de 1979 y en el Protocolo Adicional del
Tratado de Montevideo de 1940, ambos en vigor.
La norma dispone que cuando el derecho extranjero resulte aplicable, el juez deberá establecer
su contenido y está obligado a interpretarlo como lo harían los jueces del Estado al que ese derecho
pertenece, sin perjuicio de que las partes puedan alegar y probar la existencia de la ley invocada. Si
el contenido del derecho extranjero no puede ser establecido se aplica el derecho argentino.
Se impone al juez argentino, la obligación de determinar el contenido del derecho extranjero,
pero a su vez indica que, si ello resulta imposible,
9. Artículo 2595. Aplicación del derecho extranjero. Cuando un derecho extranjero resulta aplicable:
a. el juez establece su contenido, y está obligado a interpretarlo como lo harían los jueces del Estado
al que ese derecho pertenece, sin perjuicio de que las partes puedan alegar y probar la existencia de
la ley invocada. Si el contenido del derecho extranjero no puede ser establecido se aplica el derecho
argentino;
b. si existen varios sistemas jurídicos covigentes con competencia territorial o personal, o se suceden
diferentes ordenamientos legales, el derecho aplicable se determina por las reglas en vigor dentro
del Estado al que ese derecho pertenece y, en defecto de tales reglas, por el sistema jurídico en
disputa que presente los vínculos más estrechos con la relación jurídica de que se trate;
c. si diversos derechos son aplicables a diferentes aspectos de una misma situación jurídica o a
diversas relaciones jurídicas comprendidas en un mismo caso, esos derechos deben ser armonizados,
procurando realizar las adaptaciones necesarias para respetar las finalidades perseguidas por cada
uno de ellos.219
2
1
debe aplicar su propio derecho (lex fori). Es decir, la norma establece un punto de conexión
subsidiario en forma general para todos los supuestos en los que el magistrado se vea imposibilitado
de establecer el contenido del sistema jurídico extranjero; y abre la posibilidad a las partes de
colaborar con tal determinación pudiendo alegar y probar la existencia de la ley invocada o impuesta
por la regla de conflicto local.
Se advierte así un cambio radical en la mecánica impuesta para establecer la vigencia y
contenido de la ley extranjera, con lo establecido en el artículo 13 del Código Civil de Vélez,10 siendo
ahora obligatoria su determinación para el juez y quedando permitido a las partes, en forma
facultativa, lo que antes era una carga para ellas.
No obstante, esta modificación sustancial en el abandono de la teoría realista en la concepción
del derecho extranjero, debe advertirse que la posibilidad conferida al juez de aplicar la lex fori
cuando no pueda establecer el contenido del derecho extranjero, no puede convertirse en la regla de
aplicación, tentando al magistrado a recurrir a la ley que más fácilmente accede, conoce, interpreta y
aplica (la propia) alegando “imposibilidad de conocer” la ley extranjera volviendo a poner en
hombros de las partes la carga de la prueba respecto a su vigencia, alcance, contenido e
interpretación.
Parte de la doctrina especializada interpretó que el artículo 13 refería los casos en los que la
aplicación del derecho extranjero era facultativa, por el ejercicio de la autonomía de la voluntad,
único supuesto en que la ley “autoriza” la aplicación del derecho extranjero, ya que en el resto de las
situaciones la norma aplicable “se impone”.
Por su parte, se ha dicho que el respeto al país extranjero y, en su caso, a las personas que en
él han actuado, exige que “apliquemos” el Derecho extranjero tal cual lo aplicarían en el país
respectivo. Lo que nosotros hacemos, no es, pues, en realidad “aplicación”, sino “imitación del
Derecho extranjero” (teoría del uso jurídico de Goldschmidt).
Conforme la teoría del “uso jurídico”, al declarar aplicable el Derecho extranjero, la referencia no
se hace a las normas jurídicas foráneas sino a la
10. Artículo 13: La aplicación de las leyes extranjeras, en los casos en que este código la
autoriza, nunca tendrá lugar sino a solicitud de parte interesada, a cuyo cargo será la prueba de la
existencia de dichas leyes. Exceptúense las leyes extranjeras que se hicieren obligatorias en la
República por convenciones diplomáticas, o en virtud de ley especial.220 Algunos problemas sobre la
aplicación del Derecho Extranjero en el Nuevo Código
2
2
sentencia que con el mayor grado asequible de probabilidad dictaría el juez extranjero con miras al
particular, sometido a su Derecho, en la hipótesis de que este particular realmente se hallase
radicado en sus estrados.
Sin embargo, queda claro que la solución ahora establecida en el art. 2595 a) del Código Civil y
Comercial impone la aplicación de oficio del derecho extranjero, como tal, como derecho, y que, para
su mejor aplicación, debe ser interpretado como lo harían los jueces del Estado al que ese derecho
pertenece, pero no pierde su naturaleza jurídica ni su carácter de extranjero.
Se plantea una situación diferente en el apartado b) del artículo en estudio, que establece una
nueva hipótesis de regulación donde se trata la cuestión de la pluralidad de ordenamientos jurídicos
aplicables; es decir, cuando la remisión al derecho extranjero conduce a ordenamientos federales con
diversos códigos sustantivos, normas materiales en su territorio.
En esos casos (de covigencia normativa en un mismo territorio estatal), el derecho aplicable se
determinará por las reglas en vigor dentro del Estado al que ese derecho pertenece y, en defecto de
tales reglas, por el sistema jurídico en disputa que presente los vínculos más estrechos con la
relación jurídica de que se trate.
Para concluir, se destaca que el apartado c) efectúa una clara referencia a la aplicación del
depeçage y a los problemas de incoherencia que pueden generarse por la aplicación de distintas
leyes a diferentes aspectos de una misma situación jurídica. La norma impone, por un lado, la obliga-
ción de una necesaria “armonización”, y exhorta al juez a procurar realizar las “adaptaciones
necesarias” para respetar las finalidades perseguidas por cada uno de los derechos aplicables.
La técnica de “ajuste” o “adaptación” del DIPr tiene por fin dar respuesta al problema de la
incompatibilidad o fricción entre normas de distintos sistemas jurídicos que deben ser aplicados
simultáneamente. En algunos supuestos, puede resultar necesario aplicar a distintos aspectos de la
situación privada internacional leyes distintas, ya sean todas ellas leyes extranjeras o bien una o
varias leyes extranjeras junto a la lex fori. A través de este mecanismo armonizador se busca brindar
una regulación armoniosa y coherente del supuesto internacional.
La solución ahora establecida en el nuevo Código Civil y Comercial, encuentra su antecedente en
el art. 9 de la CIDIP II. Con mejor técnica de redacción, la norma convencional prevé que: “Las
diversas leyes que puedan ser competentes para regular los diferentes aspectos de una misma
relación 221
2
3
jurídica, serán aplicadas armónicamente, procurando realizar las finalidades perseguidas por
cada una de dichas legislaciones. Las posibles dificultades causadas por su aplicación simultánea se
resolverán teniendo en cuenta las exigencias impuestas por la equidad en el caso concreto”.
No obstante, entiendo que el nuevo Código se inclinó por la consideración normativa del derecho
extranjero y que expresamente “impone” su aplicación de oficio, la solución se torna más confusa por
la inclusión de la llamada “cláusula de excepción” del artículo 2597.
Se prescribió que “excepcionalmente, el derecho designado por una norma de conflicto no debe
ser aplicado cuando, en razón del conjunto de las circunstancias de hecho del caso, resulta
manifiesto que la situación tiene lazos poco relevantes con ese derecho y, en cambio, presenta
vínculos muy estrechos con el derecho de otro Estado, cuya aplicación resulta previsible y bajo cuyas
reglas la relación se ha establecido válidamente. Esta disposición no es aplicable cuando las partes
han elegido el derecho para el caso.”
Cuando se establecen los criterios para la determinación de la ley aplicable a una relación ius
privatista internacional, la tendencia actual intenta que coincidan diversos puntos que tienen
relevancia a fin de evitar que resulte aplicada la ley de un Estado con el que no presente vínculos
significativos. Se intenta evitar que la determinación de la legislación aplicable dependa de un único
punto de contacto.
Charles Dumoulin11 afirmó que, en defecto de elección de ley por los contratantes, deben
emplearse criterios flexibles –a veces el lugar de celebración, a veces el del domicilio de las partes, a
veces otros criterios–, que conduzcan a una “ley previsible por los contratantes”. Es el principio de
previsibilidad, que se identifica fácilmente con el principio de proximidad: el
11. Jurista francés (1500-1566) perteneció a la primera escuela estatutaria francesa del siglo
XVI. 222 Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho Extranjero en el Nuevo Código
2
4
contrato debe regirse por la ley del país con el que presenta los vínculos más estrechos, que es la ley
que las partes esperan ver aplicada a su contrato. Para ello Dumoulin explica el sentido de la regla
lex loci celebrationis mediante ejemplos y “escapa” de dicha regla cuando no es satisfactoria, esto
es, cuando no satisface el principio de previsibilidad = proximidad.12
En el criterio adoptado por el artículo en el nuevo Código, el concepto “vínculos más estrechos”
no puede entenderse referido a índices de proximidad estrictamente geográficos como residencia,
lugar de celebración o ejecución, lugar de situación de los bienes, etcétera; ya que se entiende que
estos criterios de conexión no tienen valor en sí mismo ni alcance general, su peso depende del
grado de vinculación jurídica y económica que presente respecto de un contrato y su influencia es
variable según el tipo de contrato y su naturaleza. Lo fundamental es la medida en que ese vínculo
responde a las exigencias de eficiencia económica, seguridad de tráfico y previsibilidad de las partes
a tenor de la finalidad económica y jurídica de un contrato determinado.
La adopción del criterio de los “vínculos más estrechos” no deja de ser polémica y provocar
controversia en la medida en que, como criterio ex ante, parece otorgar muy poca seguridad jurídica.
Surge, con claridad, que su precisión estará en manos del magistrado interviniente en la solución de
la controversia. La decisión de cuál derecho, entre todos aquellos que posean una conexión o
contacto con la relación jurídica, es el que posee el vínculo más estrecho con ella, y cuáles son los
elementos que se consideran los más relevantes, parece contener gran subjetividad y, por lo tanto,
imprecisión.
Vélez se inclinó por la adopción de métodos subjetivos para la determinación de la ley aplicable
intentando vincular y localizar el contrato con la voluntad de las partes si ellas se hubieren planteado
tal cuestión. Constituyen criterios rígidos la ley del lugar de celebración o ejecución del contrato.
Estos criterios presentan inconvenientes cuando se trata de contratos entre ausentes, o contratos
sinalagmáticos con lugar de cumplimiento múltiple o indeterminado.
Se advierte entonces una modificación, un cambio en el criterio seguido para el establecimiento
del derecho aplicable.
12. Charles Dumoulin, Conclusiones de statutis et consuetudinibus localibus, Comentario al
Codex de Justiniano, libro primero, título primero, edición de 1681, tomo III.223
2
5
Corresponde también efectuar algunas otras observaciones.
Resulta llamativo que se haya inclinado por la adopción de un criterio de aplicación normativa
propio de los sistemas flexibles y característico de las materias obligaciones y contratos, en la parte
general, y, por lo tanto, rector de todo tipo de relaciones jurídicas (contractuales o no) en el ámbito
internacional. La aplicación del derecho con el cual la relación presente los vínculos más estrechos
podría no responder a los intereses específicamente tutelados en materias como divorcio, alimentos,
responsabilidad parental o insolvencia, máxime cuando tal criterio es utilizado para desplazar
(aunque excepcionalmente, pero sin distinción) el derecho llamado por la norma de conflicto.
El criterio de la prestación más característica fue adoptado por la CIDIP V en materia de
contratos,13 que tuvo como modelo las soluciones dispuestas en el Convenio sobre Ley Aplicable a
las Obligaciones Contractuales de Roma de 1980, sustituido luego por el Reglamento Roma I.14
La CIDIP V adoptó el método objetivo propio del sistema jurídico del common law o el “principio
de proximidad” desarrollado por la doctrina francesa que busca la aplicación de la “proper law of the
contract”. Se trata de encontrar el vínculo objetivo de los elementos del contrato internacional con
un sistema jurídico determinado.
La doctrina internacionalista atribuye la poca ratificación efectuada a la CIDIP V, entre otras
cuestiones, a la amplia aceptación del principio de la autonomía de la voluntad y a la elección de
criterios objetivos para determinar la ley aplicable, principios y criterios más propios del sistema
anglosajón que a la tradición continental romanista seguida mayormente por los países americanos.
Podemos reflexionar entonces que la determinación de ley aplicable a través de los vínculos más
estrechos resulta, hasta ahora, un criterio ajeno a nuestra tradición jurídica. Ausente en el Código de
Vélez y en los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940, lo adoptó el art. 9 de la CIDIP V sobre
Derecho
13. La Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales
(CIDIP V) suscripta en México en 1994 no solo no fue ratificada por la Argentina, sino que solo fue
ratificada por el país sede y Venezuela.
14. El 4 de julio 2008 se publicó en el DO L 177/6 la versión oficial del Reglamento (CE) N°
593/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de junio de 2008 sobre la ley aplicable a las
obligaciones contractuales (Roma I).224 Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho
Extranjero en el Nuevo Código
2
6
Aplicable a los Contratos Internacionales de 1994, que no fue ratificada por la Argentina y no es un
dato menor decir que solo cuenta con dos ratificaciones: Venezuela y México.
Hoy el Reglamento Roma I se aparta, en este punto, de la estructura del Convenio de Roma y
formula a priori una ley aplicable en defecto de elección a determinados tipos de contratos. Cuando
la naturaleza o complejidad del contrato hace difícil la identificación de la prestación característica se
abre la posibilidad de excepción de aplicar la ley del país con el cual presente vínculos
manifiestamente más estrechos.
Asimismo, alguna doctrina sostiene que “es por ello que su uso es excepcional y debería ser
considerado como un mecanismo corrector, mas no como un criterio general”, y en ese sentido
entiende que el Reglamento Roma II utiliza tal criterio en el artículo 3.3.15
Estas consideraciones provocan que seamos cautelosos en la aplicación del criterio de los
vínculos más estrechos, mucho más si nos encontramos en relaciones jurídicas fuera del ámbito del
derecho disponible.
La diversidad de los sistemas legislativos puede provocar que las personas –físicas o jurídicas–
procuren sustraerse a la aplicación de la ley competente para regir la relación jurídica internacional,
colocándose bajo otra que estimen más favorable a sus intereses. Entonces, las partes intentan
burlar un precepto imperativo mediante la utilización artificial de la norma de conflicto.
Vélez Sarsfield no incluyó en el Código Civil ninguna disposición general sobre el fraude a la ley
que pudiera indicar su aceptación o rechazo expreso, ni optó por ninguna de las distintas teorías
aplicables a esta cuestión ya que, su desarrollo se produjo con posterioridad a la sanción del Código
Civil Argentino.16
15. Joan C. Seuba Torreblanca, “Derecho de daños y Derecho Internacional Privado: algunas
cuestiones sobre la legislación aplicable y la Propuesta de Reglamento Roma II”. Facultad de Derecho
Universitat Pompeu Fabra, Revista para el Análisis del Derecho, p. 9. Disponible en:
http://www.researchgate.net/publication/47786757.
16. Código de Vélez es anterior a la discusión judicial del “affaire Beaufremont”, resuelto por la
Corte de Casación francesa en 1878.225
2
7
Sí se advierten algunas soluciones puntuales en materia de contratos, en los artículos 1207 y
1208 y en el artículo 159, relativo a la celebración del matrimonio. Así también en la Ley de
Sociedades, el artículo 124 contempla la sanción dispuesta para las personas jurídicas constituidas
en el extranjero en fraude a la ley argentina.
Se prohibió la realización de contratos destinados a violar las leyes extranjeras o argentinas,
limitando, en una materia regida por normas supletorias, la autonomía de la voluntad de las partes
que no puede tener por fin la vulneración de normas imperativas, sean nacionales o extranjeras
(arts. 1207 y 1208).
La Ley de Sociedades N°19.550 lo contempló al prever: “La sociedad constituida en el extranjero
que tenga su sede en la República o su principal objeto esté destinado a cumplirse en la misma, será
considerada como sociedad local a los efectos del cumplimiento de las formalidades de constitución o
de su reforma y contralor de funcionamiento” (art. 124). La conducta fraudulenta de las partes
tendiente a vulnerar una norma imperativa, se sanciona con la aplicación de la ley que intentaron
evadir: la argentina.
En cambio, el art. 159 (Ley 23.515) al establecer que las condiciones de validez intrínsecas y
extrínsecas del matrimonio se rigen por el derecho del lugar de su celebración, “aunque los
contrayentes hubieren dejado su domicilio para no sujetarse a las normas que en él rigen”, descarta
expresamente que tal conducta pueda ser calificada como realizada en fraude a la ley.
Entre las posturas enroladas en la teoría negatoria del fraude a la ley están quienes sostienen su
inexistencia en virtud al imperio, vigencia del principio de la autonomía de la voluntad, y quienes, sin
negar su existencia, desconocen el fraude como figura autónoma por considerarla subsumida en el
concepto de orden público internacional.
En la Argentina existen numerosos fallos en los que el tratamiento de esta cuestión se confunde
con el orden público internacional, tanto por los argumentos vertidos por los magistrados actuantes,
como por las soluciones elaboradas.
El fraude a la ley comprende la realización de una serie de actos que, si bien aisladamente son
lícitos y no podrían merecer sanción, en conjunto están deliberadamente encaminados a escapar al
rigor de una ley imperativa. Las partes se valen de conductas permitidas por la ley para alcanzar un
objetivo, un fin no permitido.
El nuevo Código dispone, en el artículo 2598, que: “Para la determinación del derecho aplicable
en materias que involucran derechos no disponibles para 226 Algunos problemas sobre la aplicación
del Derecho Extranjero en el Nuevo Código
2
8
las partes no se tienen en cuenta los hechos o actos realizados con el solo fin de eludir la
aplicación del derecho designado por las normas de conflicto”.
Al decir “no se tienen en cuenta los hechos y actos relazados con el solo fin de eludir la
aplicación del derecho designado por la norma de conflicto”, se está sometiendo –indirectamente–
los supuestos de fraude, al derecho determinado por la norma de conflicto.
Para la existencia del fraude a la ley, el artículo requiere de presencia de los dos elementos
constitutivos de tal figura: uno objetivo, la realización de determinados actos; y otro subjetivo, la
intención de eludir la aplicación de la norma imperativa.
Alguna doctrina destaca la dificultad de advertir y probar el elemento subjetivo, es decir “la
intención fraudulenta” ya que esta permanece en el fuero íntimo de las partes que no reconocerán su
voluntad de burlar una ley imperativa. No obstante, se puede deducir el animus frauden legis del
propio comportamiento de los sujetos ya que la relación jurídica se caracterizará por la expansión
territorial y la contracción temporal. Sin causa o justificación suficiente las partes realizarán una serie
de actos fuera de su territorio en un muy breve lapso, poniendo en evidencia que la única razón para
internacionalizar su conducta es sustraerse a la ley imperativa.
Sin profundizar las distintas teorías respecto a la existencia o no del fraude como figura
autónoma –que queda sin duda establecida con su regulación independiente–, debo destacar que su
distinción práctica con el orden público internacional radica en que este último conduce siempre a la
aplicación de la lex fori, ya que el orden público busca tutelar principios fundamentales del sistema
jurídico del juez que, si son vulnerados por la aplicación del derecho extranjero (al que se arribe por
elección de las partes o determinación de la ley) corresponde el desplazamiento de este último y la
aplicación de la lex fori. En cambio, la finalidad de la sanción del fraude es el restablecimiento del ca-
rácter imperativo de la ley eludida, impidiendo la transformación de la norma en facultativa (lo que
no siempre conducirá a la aplicación de la lex fori).
La solución introducida en el nuevo Código está en concordancia con el art. 6 de la Convención
Interamericana sobre Normas Generales –CIDIP II– que prevé: “no se aplicará como derecho
extranjero, el derecho de un Estado Parte, cuando artificiosamente se hayan evadido los principios
fundamentales de la ley de otro Estado Parte. Quedará a juicio de las autoridades competentes del
Estado receptor el determinar la intención fraudulenta de las partes interesadas”. 227
2
9
Es de destacar que resulta importante y conveniente la inclusión en el nuevo Código, en forma
expresa y autónoma, de la figura del fraude a la ley con una clara noción que comprende los
elementos objetivo y subjetivo que la configura. Aunque la solución no surge expresa, se desprende
la sanción impuesta, ya que conduce a la aplicación del derecho que las partes intentaron evadir,
diferenciándolo así, del orden público internacional que conduce a la aplicación del derecho local.
VI. Reenvío
El hecho de establecer que la remisión efectuada por la regla de conflicto al derecho extranjero
comprende sus normas indirectas podría originar el conflicto negativo de leyes. Es así, dado que la
norma de conflicto extranjera puede determinar la aplicación de su propio derecho material o, por el
contrario, considerar aplicable el derecho del juez que conoce en la causa; remisión que, si es
entendida también en forma integral, origina un círculo vicioso de sucesivas remisiones.
El Código Civil de Vélez no contempló norma alguna que expresamente se refiera al tema del
reenvío ya que fue redactado con anterioridad a que la cuestión surgiera en la jurisprudencia
extranjera, dando origen a un importante debate en el ámbito local. Algunos autores consideran que
en el Código de Vélez se rechazó el reenvío por referencia a artículos que, en forma específica
remiten al derecho sustantivo y dejan de lado la posible intervención de la norma de conflicto.17
Más allá de las observaciones que se puedan realizar a la solución dispuesta, el Código Civil y
Comercial regula el problema del reenvío en el artículo 2596 que establece: “Cuando un derecho
extranjero resulta aplicable a una relación jurídica también es aplicable el Derecho Internacional
Privado de ese país. Si el derecho extranjero aplicable reenvía al derecho argentino resultan
aplicables las normas del derecho interno argentino. Cuando, en una relación jurídica, las partes
eligen el derecho de un determinado país,
17. Para autores como Carlos M. Vico y Carlos A. Lazcano, nuestro ordenamiento rechazaba el
reenvío cuando el art. 3283 dispone que el derecho de sucesión al patrimonio del difunto se rige por
el derecho “local” del domicilio que el causante tenía al morir, haciendo una remisión a las normas
positivas, sustanciales.228 Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho Extranjero en el Nuevo
Código
3
0
se entiende elegido el derecho interno de ese Estado, excepto referencia expresa en contrario”.
El nuevo Código adopta la teoría de la remisión integral, en virtud de la cual, la regla de DIPr
que declara aplicable al derecho extranjero se refiere a él en su totalidad, comprendiendo las normas
indirectas de exportación, de importación y normas materiales.18
Se resuelve el problema mediante la aplicación de un reenvío de primer grado que conduce a la
aplicación de la lex fori, dejando de lado la corriente doctrinaria que considera que la solución
adecuada conduce a la aplicación final del derecho material extranjero; es decir, que se debe
solucionar el conflicto negativo de leyes aplicando el doble reenvío.
Sin expedirme en esta oportunidad respecto a conveniencia o deficiencia de la solución
adoptada, la norma resulta incompleta ya que nada dice respecto a cómo resolver los reenvíos de
segundo o grado sucesivo, en los supuestos en los que la norma de conflicto extranjera no reenvíe al
derecho del foro, sino al de un tercer Estado.
Otra cuestión importante que corresponde analizar consiste en determinar, considerar si aquella
remisión que realiza la norma de conflicto, es efectuada al derecho extranjero en forma integral o
solamente a la ley material aplicable. Nos encontramos así frente no solo a la ya analizada cuestión
del “reenvío”, sino también, a la consideración restringida o amplia de un término que incluiría no
solo la ley sustantiva, sino también los principios del derecho, los usos y costumbres.
No agotaré al lector con las sabidas diferencias existentes entre los conceptos “derecho”, “norma
jurídica” y “ley”. Sí, en cambio, creo oportuno reavivar el debate respecto a si la remisión que
efectúa la norma indirecta es a la “ley” extranjera (como ley material, sustantiva) o al “derecho”
foráneo (término comprensivo, abarcador de las distintas fuentes del derecho).
La importancia radica en que, en forma reiterada, se ha utilizado la expresión “derecho” en las
nuevas disposiciones de Derecho Internacional
18. Se argumenta que todo el sistema de una legislación nacional compuesta de leyes de fondo
y de conflicto forma un conjunto inseparable, dictado para ser aplicado en su totalidad.229
3
1
Privado introducidas por el nuevo Código, y ello tiene una sustancial connotación práctica.
Tal debate no es novedoso. La cuestión ha tenido un amplio tratamiento en oportunidad de la
sanción de la Convención Interamericana de Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales de
1994, ya antes referida.
En aquella oportunidad se entendió que “de conformidad con la CIDACI, el juzgador debe hacer
alusión a la lex mercatoria existente en defecto de determinar el derecho rector del contrato
internacional objeto del análisis en cuestión. En adición a lo anterior, otro criterio incluido en la
CIDACI del cual puede echar mano el juzgador para determinar el derecho aplicable al contrato
objeto de estudio, en atención a las exigencias de la justicia y la equidad, lo constituyen las normas,
costumbres y los principios del derecho comercial internacional, así como los usos y las prácticas
comerciales (los trade usages)”19.
La Dra. Feldstein recuerda que, en su oportunidad, fue el Dr. Gonzalo Parra Aranguren, quien
estimó conveniente que no se limitara la elección de las partes a la selección de una ley de carácter
estatal o nacional.20 El autor citado estimaba que la expresión “ley” resultaba demasiado limitada
debido a que significaba el reconocimiento de una sola de las fuentes posibles del derecho. Por tal
motivo consideró que “era un tema prioritario incluir una disposición que otorgara a las prácticas, a
los usos comerciales y a los principios generales de derecho mercantil, un carácter supranacional y
prioritario dentro de la jerarquía de las normas para las partes, ya que era imposible que esta
Convención, el legislador nacional y la jurisprudencia, avanzaran con la misma rapidez que lo hacen
las prácticas y usos comerciales. De este modo insistió en incluir a la lex mercatoria, que consideraba
una solución innovadora “ya sea como fuente vinculante de orden supranacional o, en último caso,
relegando su aplicación a la interpretación de la ley aplicable al contrato”.
19. Francisco González de Cosso, “La Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los
Contratos Internacionales a la luz del derecho conflictual internacional”, texto recuperado el
29/03/2015, http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revdpriv/ cont/24/tci/tci8.pdf
20. Sara Feldstein de Cárdenas, “La Convención Interamericana de Derecho Aplicable a los
Contratos Internacionales. Una mirada desde el Derecho Internacional Privado argentino”, p. 7,
consultar http://www.academia.edu/4135530/Convención_Interameri-
canda_De_Derecho_Aplicable_A_Los_Contratos.230 Algunos problemas sobre la aplicación del
Derecho Extranjero en el Nuevo Código
3
2
También se recordó que esta línea de pensamiento fue compartida por el delegado Kozolkchyk
de los EE.UU. quien dijo que “si lo que se persigue es otorgar mayor certeza jurídica al tráfico
comercial internacional deberían incorporarse los usos y las prácticas comerciales (trade uses) y los
principios del derecho comercial internacional (lex mercatoria) como fuente principal de las
obligaciones de las partes”21.
Podemos entender entonces que la elección del término “derecho” fue intencional, y en
consonancia con las disposiciones de la CIDIP V, pero debemos recordar los intensos debates que se
produjeron en torno a él y la baja ratificación obtenida ya que se encuentra vigente solo en dos
Estados: Venezuela y México.
Vélez Sarsfield colocó las nociones relativas al orden público internacional, como límite a la
aplicación del derecho extranjero entre las disposiciones generales del Código Civil en el artículo 14,
ampliamente analizado e interpretado por la doctrina y la jurisprudencia argentina.
El nuevo Código coloca el concepto de orden público internacional en la parte destinada a las
disposiciones del Derecho Internacional Privado.
Así establece en el artículo 2600 que “las disposiciones de derecho extranjero aplicables deben
ser excluidas cuando conducen a soluciones incompatibles con los principios fundamentales de orden
público que inspiran el ordenamiento jurídico argentino”.
La primera observación que se puede efectuar respecto al nuevo artículo está relacionada a la
deficiencia de colocar el concepto a definir en el texto de la definición, afirmando que constituyen
cuestiones de orden público cuando se violan principios de orden público, lo cual poco aclara para
brindar una noción de una figura que por su propia naturaleza es vaga y mutable.
Tampoco resulta posible recurrir a otras disposiciones en la búsqueda de una noción adecuada
ya que el artículo 12 –determinante del orden público interno– adolece de la misma deficiencia y
parece confundir esta noción con la de fraude a la ley.
21. Sara Feldstein de Cárdenas, ob. cit. 231
3
3
Se dispone: “Artículo 2. Orden público. Fraude a la ley. Las convenciones particulares no pueden
dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado el orden público. El acto respecto del
cual se invoque el amparo de un texto legal, que persiga un resultado sustancialmente análogo al
prohibido por una norma imperativa, se considera otorgado en fraude a la ley. En ese caso, el acto
debe someterse a la norma imperativa que se trata de eludir”.
Aunque, por la pobre redacción dada al artículo 2600, no haya sido expresamente previsto,
corresponde afirmar qué ley extranjera debe contrariar de modo “grave” el derecho del juez para
justificar la inaplicabilidad del derecho designado por la regla de conflicto, ya que el orden público es
un remedio que desde sus orígenes se perfiló con un carácter excepcional con los estatutarios
italianos (estatuto odioso) estructurándose con Savigny como un límite a la aplicación del derecho
extranjero y Mancini y su relación con la noción de “soberanía” (como principio superior y rector de
todo el orden jurídico). El carácter excepcional forma parte de la actual configuración de la noción de
orden público internacional.
A. Calificaciones
El nuevo Código no regula de manera general la cuestión de las calificaciones como sí lo hace
con otras cuestiones propias (reenvío en el artículo 2596 o fraude a la ley en el artículo 2598),
dejando así en manos del juez la elección de una de las diversas teorías existentes para fijar la
noción de los elementos de la norma de conflicto.
Calificar es definir los términos de la norma de DIPr según un determinado ordenamiento jurídico
fijando su alcance y extensión. Consiste en la 232 Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho
Extranjero en el Nuevo Código
3
4
indagación sobre la categoría jurídica en la que se insertan, se subsumen los hechos o conductas
que hayan de regularse.
Algunos tratados contemplan calificaciones específicas (autárquicas), creando así un concepto
que será válido, obligatorio, para los países vinculados. Pero cuando tal uniformidad legislativa no se
produce, o cuando la norma de conflicto indica la aplicación de un derecho local extranjero por medio
del punto de una conexión, por ejemplo, domicilio, queda la incertidumbre de saber qué requisitos
evalúa cada ordenamiento jurídico para determinar que una persona se encuentra domiciliada en el
territorio del Estado.
Para presentar en forma práctica este problema, tengamos presente, por ejemplo, que nuestro
sistema se vale en numerosas disposiciones del punto de conexión “domicilio” para establecer la ley
aplicable a una relación jurídica.
Así, el domicilio es la conexión elegida en cuestiones relativas a la capacidad de la persona
(artículo 2616), relaciones personales y patrimoniales del matrimonio (artículos 2624 y 2625),
causales de divorcio y disolución (artículo 2626), jurisdicción internacional (artículos 2608, 2627,
2629), entre otros.
Si por la mecánica de la norma de conflicto se debe aplicar el derecho extranjero indicado por el
punto de conexión, resulta evidente la importancia fundamental de determinar con precisión qué
entiende el magistrado actuante por “domicilio” ya que de esa noción dependerá el derecho aplicable,
y la correcta solución al caso.
El problema de las calificaciones radica en determinar el sistema jurídico que va a establecer el
concepto, la noción de algún elemento de la norma, pudiendo el juez buscar dicha noción en su
propio derecho sustantivo (lex fori), o en el derecho que resulte aplicable a la cuestión (lex causae).
Como adelanté, el nuevo Código Civil y Comercial no determina conforme que sistema jurídico se
debe efectuar la calificación de los elementos de la norma indirecta, mas en el artículo 2613
encontramos dos calificaciones autárquicas de términos, conceptos, que son utilizados como puntos
de conexión en las normas indirectas: domicilio y residencia.
El concepto de domicilio, requiere dos elementos, uno objetivo o material –la residencia en un
determinado Estado–, y otro elemento subjetivo –la intención de establecerse en él–.
Llama la atención la discordancia que se observa con la calificación efectuada respecto a
“domicilio” en el artículo 73 donde no se requiere el 233
3
5
elemento subjetivo indicando que “la persona humana tiene domicilio real en el lugar de su
residencia habitual. Si ejerce actividad profesional o económica lo tiene en el lugar donde la
desempeña para el cumplimiento de las obligaciones emergentes de dicha actividad”; mas no se fija
como requisito la voluntad de la parte de constituir domicilio (civil o comercial) en dicha residencia,
situación que no es afín con el criterio utilizado en el artículo 2613.
La “residencia habitual” es determinada solamente con el elemento objetivo en el Estado en que
la persona vive y establece vínculos durables por un tiempo prolongado.
Asimismo, se fija como subsidiario a la noción de residencia habitual, la “simple residencia”, pero
tampoco se precisa su concepto en este capítulo ni en el capítulo 5.
No parece que pueda recurrirse a la definición efectuada en el artículo 76 de “domicilio
ignorado”, que determina “la persona cuyo domicilio no es conocido lo tiene en el lugar donde se
encuentra; y si este también se ignora en el último domicilio conocido”, especialmente en lo que
respecta al último párrafo.
Es así como, ante la falta de una norma específica que indique, seleccione, el ordenamiento legal
entre los vinculados con la relación jurídica internacional, que deberá utilizarse para precisar el
concepto de los diferentes elementos de la norma; la correcta calificación dependerá entonces del
adecuado criterio judicial, más que de la claridad de las disposiciones del nuevo Código.
Más allá del acierto o no de las soluciones y nociones elaboradas, representa una cuestión
fundamental la determinación precisa, la calificación de este punto de conexión que será
determinante en muchas situaciones de la ley aplicable y la jurisdicción competente en el ámbito
internacional.
Como un ejemplo de calificación autárquica se puede citar el artículo 2614 que solo tiene por
objeto determinar el domicilio de las personas menores de edad volviendo al criterio tradicional, que
se encuentran domiciliados en el país en donde poseen domicilio quienes se encuentren a cargo del
ejercicio de la responsabilidad parental.
Este artículo contempla tres situaciones diferentes objetos de regulación: 1) cuando el menor
convive con quienes ejercen la responsabilidad parental, 2) distintos domicilios de quienes ejercen la
responsabilidad parental plural, 3) las hipótesis sustracción o retención ilícitas.
En caso que ambos padres –o cualquier otro supuesto de ejercicio plural de la responsabilidad
parental– no vivan en el territorio del mismo Estado, la 234 Algunos problemas sobre la aplicación
del Derecho Extranjero en el Nuevo Código
3
6
norma se inclina por el territorio del Estado de residencia habitual del menor. Esta última
solución nos presenta más de una hipótesis ya que comprende la situación en la cual el menor
conviva con uno de los padres (en ese caso se mantiene en cierta forma el criterio del domicilio de
quien está en ejercicio de la responsabilidad parental) o el supuesto, no tan habitual, en que el me-
nor no conviva con ninguna de las personas en ejercicio de la responsabilidad parental (en cuyo
caso, claramente se inclina por la situación fáctica de la residencia habitual del menor para
considerarlo domiciliado en dicho Estado).
Sobre esta base, se entiende que los menores y los no emancipados no pueden mudar su
domicilio, porque son incapaces; solo pueden operar el cambio sus representantes legales, padres o
tutores. Es así que, en estas situaciones resulta conveniente acudir a la concepción objetiva que le
atribuye domicilio a la persona en el lugar de su residencia principal o permanente, y se señala, sin
mayores dificultades, mediante una conexión de hecho, que prescinde del elemento subjetivo; cuál
es la ley que rige la capacidad de esa persona para cambiar domicilio.
Para citar otro ejemplo de la trascendencia, importancia que reviste la cuestión de las
calificaciones, pensemos las diferentes soluciones a las que pueda arribarse por las distintas nociones
que se tenga del matrimonio caracterizándolo o por la diversidad de sexos, la indisolubilidad, como
una institución del régimen de familia, una sociedad conyugal, un contrato.
También podemos entender las normas sobre sucesión, ab intestato o testamentaria, como
estatutos personales o reales. En el artículo 3607 del Código Civil de Vélez se calificaba el testamento
como el acto escrito, celebrado con las solemnidades de la ley, por el cual una persona dispone de
todo o parte de sus bienes para después de su muerte.
En el presente Título IV, del Libro Sexto, no se encuentra una definición de testamento, una
noción que más allá de establecer o no sus requisitos formales (escritura, firma, testigos),
establezca, de cuenta de la naturaleza (acto o documento) y finalidad del mismo, y al no haberse
adoptado un criterio para resolver el problema de las calificaciones, podrá el juez recurrir a buscar
dicha noción, como ya se dijo, en su propio ordenamiento material o recurrir a la ley que dio origen o
resulte aplicable al acto jurídico.
Si el magistrado argentino estima oportuno recurrir a su lex interna fori, veremos que el artículo
2462 se refiere al testamento como un derecho de la persona humana a “disponer libremente de los
bienes para después de su muerte” y un “acto que puede incluir disposiciones extra patrimoniales”.
235
3
7
Y por su parte el artículo 2463 prevé que “las reglas establecidas para los actos jurídicos se
aplican a los testamentos en cuanto no sean alteradas por las disposiciones de este Título”.
En el derecho comparado encontramos numerosas disposiciones que elaboran el concepto de
testamento como un acto jurídico.
El Código Civil venezolano dispone en el artículo 833 que “el testamento es un acto revocable
por el cual una persona dispone para después de su muerte de la totalidad o de parte de su
patrimonio, o hace alguna otra ordenación, según las reglas establecidas por la Ley”.
Por su parte el Código Civil chileno considera al testamento como “un acto más o menos
solemne, en que una persona dispone del todo o de una parte de sus bienes para que tenga pleno
efecto después de sus días, conservando la facultad de revocar las disposiciones contenidas en él,
mientras viva” (artículo 999).
El Código Civil uruguayo establece en el artículo 779 “El testamento es un acto esencialmente
revocable (artículos 998 y siguientes), por el cual una persona dispone, conforme a las leyes, del
todo o parte de sus bienes, para después de su muerte”.
Código Civil francés artículo 895 “El testamento es un acto por el cual una persona dispone, con
carácter revocable y para después de su muerte, de todos sus bienes o parte de ellos”.
Para cerrar este rápido recorrido por alguna de las calificaciones en el Código Civil y Comercial
me referiré a los consumidores y los contratos de consumo.
Ante la referida falta de un criterio general para resolver el problema de las calificaciones en el
DIPr, el juez, que intente hallar una noción de consumidor o contrato de consumo, podrá, como ya
dije, entender que lo más propio es recurrir al sistema jurídico que vio nacer la relación (lex causae),
o bien, aplicar su propio derecho material (lex fori).
Si opta por esta última vía, el artículo 1092 define consumidor a la persona humana o jurídica
que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en
beneficio propio o de su grupo familiar o social; equiparando a quien, sin ser parte de una relación de
consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en iguales
situaciones. Por su parte, el artículo 1093 da un concepto de “contrato de consumo” a través de las
partes intervinientes y la finalidad u objeto del convenio.
La cuestión de las calificaciones en el Derecho Internacional Privado es mucho más compleja de
lo que brevemente he podido esbozar en este 236 Algunos problemas sobre la aplicación del Derecho
Extranjero en el Nuevo Código
3
8
apartado. Tan compleja y al mismo tiempo habitual, que muchas veces el magistrado no toma
conciencia, no se percata de que se encuentra frente a esta problemática y aplica las normas sin la
previa solución de esta cuestión. Es una pena que no se haya aprovechado la oportunidad de la
reforma para aportar una solución a esta importante cuestión.
B. Cuestión previa
Otra cuestión propia del DIPr se plantea con la llamada “cuestión previa”, tema que este Código
tampoco ha resuelto en forma general.
El nuevo Código Civil y Comercial no le indica al juez cuál es el derecho que debe aplicar cuando
se plantea una cuestión previa internacional por lo que, en el ordenamiento jurídico argentino
reformado, la cuestión previa internacional sigue sin solución.
Ante una cuestión de Derecho Internacional Privado se pueden presentar relacionadas,
cuestiones principales y previas (o preliminares). Al encontrarnos en presencia de una relación
jurídica internacional, y para la resolución de la cuestión principal debemos resolver inicialmente una
cuestión previa o preliminar. Ejemplo: podría ocurrir que en una sucesión en la que tiene vocación
hereditaria el cónyuge –cuestión principal– deba resolverse con anticipación la validez del vínculo
matrimonial –cuestión previa–.
La cuestión previa puede resolverse si el juez recurre a la lex interna fori, o por lex indirecta fori,
o según la ley que rige la cuestión principal, o la propia de la cuestión previa o buscar aplicar a estas
cuestiones la ley que indique la norma de conflicto del derecho que se aplica a la cuestión principal.
Para las Dras. Biocca, Cárdenas y Basz la cuestión preliminar lo es solo desde el punto de vista
procesal y debe ser resuelta por el juez antes de resolver la cuestión principal, correspondiendo
aplicar el derecho más conforme con la naturaleza de la relación jurídica internacional, vale decir por
aplicación de la regla de conflicto fori.22
Este problema propio del DIPr no se halla regulado en el Código Civil de Vélez Sarsfield, pero sí
se encontraba contemplado expresamente en el Proyecto de Código de Derecho Internacional
Privado (MJyDH), dado que
22..Biocca, Cárdenas, Basz, ob. cit.237
3
9
en el artículo 7 se establecía que: “las cuestiones previas, preliminares o incidentales que surjan con
motivo de una cuestión principal, se resuelven conforme al derecho indicado por las normas de
conflicto del foro”.
Se optaba así por seguir la teoría que independiza el tratamiento de la cuestión previa, incidental
o preliminar en el campo del Derecho Internacional Privado, a pesar de que en el plano procesal se
presente en ocasión del planteamiento de una cuestión principal. Por tanto, se inclina por la doctrina
de la lex indirecta fori.
También la Convención Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Internacional
Privado, CIDIP II, suscripta en Montevideo en 1979 dispuso en el art. 8 que “las cuestiones previas,
preliminares o incidentales que puedan surgir con motivo de una cuestión principal no deben
resolverse necesariamente de acuerdo con la ley que regula esta última”23.
En los antecedentes referidos, y más allá de compartir o no las soluciones aportadas, el
tratamiento expreso de esta cuestión evidencia la importancia que reviste para la correcta solución
de las cuestiones privadas internacionales, por lo que resulta también lamentable, que la reforma no
haya incorporado disposiciones específicas a este respecto.
X. Conclusión
El nuevo Código ha procurado la regulación de varias de las denominadas cuestiones propias del
DIPr, lo cual resultaba sumamente necesario a fin de dar al magistrado pautas claras de solución a
estos problemas.
23. La delegación argentina había propuesto su solución según el criterio de la lex indirecta fori,
no obstante, se adopta la propuesta venezolana, que no acogía una solución concreta. Según
expresa Fermé: “En el seno de la Comisión II, la propuesta argentina, al decir de Valladao, la más
clara y concreta, de acuerdo con su idea de que, las cuestiones preliminares e incidentales y la
cuestión principal se rigen independientemente por sus respectivas legislaciones, según las normas
de Derecho Internacional Privado, no logró los once votos necesarios, pues obtuvo diez,
registrándose uno en contra y dos abstenciones. Se aprobó, por consiguiente, el texto venezolano
que, como se advierte, no obliga a nada, aunque su redacción parezca dar preferencia al criterio de
la jerarquización. Consideramos esta fórmula negativa particularmente inconveniente” (véase
Eduardo Leopoldo Fermé, Derecho Internacional Privado, Convención Interamericana sobre Normas
Generales. Publicado en Enciclopedia Jurídica Omeba, Apéndice V, 1987, pp. 209/217).238 Algunos
problemas sobre la aplicación del Derecho Extranjero en el Nuevo Código
4
0
Mas, las normas no aportan en todos los casos una regulación completa, se han omitido algunas
cuestiones propias (calificaciones y cuestión previa) y otras han sido reguladas en forma parcial
(reenvío).
Desde las aulas universitarias he incentivado permanentemente el debate respecto a si alegar
que la remisión efectuada por la norma de conflicto no está dirigida al derecho o ley extranjera, sino
al uso que de ella se hace en la sentencia que con mayor grado de probabilidad dictara el magistrado
extranjero, no provocaría que la sentencia dictada en el país careciera del elemento esencial que la
define, cual es: “que debe estar fundada en derecho”, y en su lugar estaría fundada en el “uso que
probablemente hubiere realizado un magistrado extranjero” es decir en un acto o hecho judicial.
Efectuar tal interpretación no solo no contribuye a brindar una solución adecuada, sino que
atentaría contra la concepción normativista para la aplicación del derecho extranjero.
Nótese que el artículo 2595 se limita a la cuestión procesal de su aplicación.
Es clara la norma cuando impone la aplicación de oficio y podemos indirectamente concluir que
implica su “reconocimiento en forma obligatoria para el juez y no como un mero hecho que la parte
deba alegar y probar”.
De ser así, si entendemos que el actual artículo “reconoce” la naturaleza jurídica del derecho
extranjero, nos indica, a su turno que, en su aplicación “debe” interpretarse de la forma en que se
interpreta y aplica en el país de donde procede, tarea que corresponde a los magistrados y que
modifica sustancialmente la concepción establecida en el artículo 13 del Código Civil.
Por su parte el artículo 2596 viene a introducir otra gran modificación en nuestro sistema con la
adopción expresa del reenvío, cuando, tanto su inclusión en el Código de Vélez y otras leyes, como
su conveniencia de aplicación era fuertemente debatida por la doctrina y prácticamente ignorada en
los tribunales. Sigue en esto los criterios adoptados en los proyectos anteriores; no obstante, la
regulación resulta incompleta, ya que solo aplica el reenvío de primer grado, sin indicar la forma de
resolver los posibles reenvíos en grado sucesivo.
También resulta importante resaltar que la reforma se ha decidido claramente por una remisión
amplia al “derecho” extranjero, noción comprensiva tanto de los principios generales y usos y
costumbres, como también de los precedentes jurisprudenciales; cuestión que ha sido objeto de
numerosos debates y que, creo, no se habrán agotado, máxime si consideramos que 239
4
1
tal noción no se aplica solo al ámbito de las obligaciones y contratos internacionales, sino a
todas las relaciones jurídicas privadas internacionales.
Existen, aún hoy, muchos abogados, magistrados y estudiosos del derecho que consideran que
las cuestiones del Derecho Internacional Privado son excepcionales y no tendrán que lidiar con ellas
en su ámbito de trabajo, por cuanto no advierten la importancia que revisten las denominadas
“cuestiones propias del DIPr” para un correcto abordaje y solución de los problemas que, en el
ámbito internacional, afecten las relaciones de los particulares.
No obstante, las ausencias y lagunas mencionadas, y el compartir o disentir con algunas de las
soluciones adoptadas, debemos celebrar la decisión de agrupar las normas relacionadas a las
cuestiones privadas internacionales en un título especial. Tal sistematización facilitará su
comprensión, estudio y aplicación.
Sin embargo, la profundización en el tratamiento de tales cuestiones y de su regulación
completa se impone.
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I. LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN.
1. ¿QUÉ ES LA “GLOBALIZACIÓN”.
1. El inicio del siglo XXI ha visto cómo la sociedad actual entraba en un proceso
que se conoce como la “globalización” o la “mundialización”. Existe un acuerdo
general sobre la anterior afirmación, consenso que se advierte ya desde hace años,
pues ya a principios de los años noventa del pasado siglo se encuentran autores
dedicados a la Economía, a la Filosofía y al Derecho, que exponen cómo el mundo
ANALES DE DERECHO. Universidad de Murcia. Número 22, 2004. Págs. 17-58
Las fuentes del derecho internacional privado en el Nuevo Código Civil y Comercial de la
Nación[1]
Por Sara L. Feldstein de Cárdenas[2]
I.Introducción
El Derecho Internacional Privado es una rama del derecho que nunca se ha mantenido estática, todo
lo contrario, siempre se encuentra en movimiento dado que su naturaleza dinámica le permite
adaptarse a la tan cambiante como arrolladora realidad del mundo en que vivimos. Una serie de
impactos en la esfera internacional lo han conmovido, hasta mutado, entre los que podemos
mencionar los avances tecnológicos, los procesos de integración, el incremento del tráfico
transfronterizo, las migraciones, la multiculturalidad entre otros tantos fenómenos, que siguen
poniendo a prueba a las nociones de soberanía, de territorialidad, de deslocalización, todos los que
inciden, por no decir impactan directamente en la cuestión que nos reúne acerca del quién o cómo se
elaboran y se relacionan entre sí las disposiciones que conforman el Derecho Internacional
Privado[3].-
En este aspecto, diremos que las normas son en primer lugar, las arquetípicas reglas de conflicto,
normas indirectas, adjetivas, de colisión; en segundo término, las normas directas y por último, las
llamadas normas internacionalmente imperativas o normas de policía o de extensión, entre otras
designaciones recibidas[4].-
Todas las normas de derecho internacional privado, pueden provenir de diversas fuentes,
encontrándose ellas en los Códigos de fondo o de forma, leyes especiales, constituyendo la llamada
fuente de producción interna o dimensión autónoma, o bien, en los de tratados internacionales,
configurando lo que se denomina la fuente de producción internacional o dimensión convencional. La
primera, se encuentra contenida en las normas elaboradas, exclusivamente por el legislador nacional
a través de los modos previstos en su ordenamiento. (Leyes, decretos, decretos leyes, reglamentos,
entre otras). La segunda, se halla en los convenios internacionales que emanan del legislador
internacional, que reflejan los acuerdos entre distintos Estados.-
Esta distinción dentro de las fuentes del Derecho Internacional Privado, que atiende al ámbito de
producción de las normas, fue desarrollada magistralmente por la doctrina española. En este
aspecto, parafraseando a un jurista prestigioso, se puede decir que: la Constitución Nacional, es la
norma suprema del ordenamiento jurídico argentino, y ella incide en el Derecho Internacional
Privado, en tres grandes planos: a) En la formación general del sistema de derecho internacional
privado argentino; b) En la interpretación del sistema argentino de Derecho Internacional Privado y
c) En la precisión del órgano competente para elaborar normas de Derecho Internacional Privado[5].-
Corresponde que sin espera, nos introduzcamos en la delicada como relevante cuestión acerca de la
8
1
vinculación existente entre las distintas fuentes, y en su caso, establecer con un criterio de jerarquía,
el rango normativo. Esta preeminencia, esta prelación normativa de existir, permitiría observar cómo
la norma de inferior categoría debe acomodarse a lo establecido en la norma de
8
2
mayor nivel, superior[6].-
II.Diversas teorías sobre la prelación de las fuentes.-
El Derecho Internacional remite al ordenamiento jurídico interno de cada Estado la decisión acerca de
cómo habrán de incorporarse las normas del Derecho Internacional en el derecho interno. Así, las
normas de un Estado pueden disponer la aplicación automática y directa de las normas
internacionales, de ser ellas operativas, o bien, exigir que cada norma internacional tenga que ser
receptada por una norma interna que la incorpore. Consecuentemente, le corresponde al orden
jurídico interno resolver las relaciones de prelación, de jerarquía entre las normas internacionales y
las normas internas. Las distintas fuentes no se encuentran en una misma condición de igualdad en
cuanto a su jerarquía, generalmente esa relación jerárquica está establecida por el legislador, no
obstante en ciertas ocasiones debe ser determinada por el juez, ya que la carencia de disposiciones
constitucionales en la materia ha sido suplida en algunos países por los jueces. Por supuesto, que
para que el reconocimiento de la primacía de los tratados sobre las leyes, anteriores o posteriores,
mediante proclamación constitucional o reconocimiento jurisprudencial, sea efectivo, es preciso que
se complete con el adecuado mecanismo constitucional jurisdiccional de protección, ya sea a cargo
de los jueces ordinarios o, en su caso, de la jurisdicción constitucional[7].-
El problema de las fuentes del Derecho Internacional Privado, en general, se circunscribe al planteo
de la relación entre el derecho interno e internacional, de modo tal, que en la doctrina resulta
inevitable hablar, de tres teorías[8]: la dualista, monista y la de coordinación.-
1) Teoría Dualista.Esta teoría afirma la coexistencia de dos órdenes jurídicos independientes, el
Derecho Interno y el Derecho Internacional. El primero tiene su propio ámbito de validez y su propio
campo de acción, sus normas tienen distinto origen o fuente (convención o legal), dirigidas a sujetos
distintos como ser los Estados o los ciudadanos. Y para que las normas de Derecho Internacional
puedan ser invocadas y aplicadas en el ordenamiento interno necesita de un acto del Estado que la
incorpore, recepte, transforme en derecho interno. En suma, para el dualismo, un tratado suscripto
por un determinado Estado va a tener validez dentro del orden jurídico interno una vez que al
tratado se lo incorporó por medio de una ley especial.-
2) Teoría Monista[9]. Propone la existencia de dos subsistemas jurídicos relacionados
jerárquicamente. Implica que las normas se hallan subordinadas unas a otras, formando un solo
ordenamiento jurídico. El Derecho Internacional integraría en este sentido el ordenamiento jurídico
nacional.Existen dos tipos de monismo; el Monismo con primacía del Derecho Internacional y el
Monismo con primacía del Derecho Interno.-
a) El Monismo con primacía del Derecho Internacional, considera que el Derecho Internacional se
encuentra por encima del Derecho Interno, este a su vez tiene dos tipos de variantes el monismo
absoluto y el monismo moderado.-
a.1) Monismo absoluto, cuando el Derecho Internacional prevalece sobre todo el ordenamiento
jurídico interno, aún sobre la Constitución Política del Estado. En este caso el Derecho Internacional
se incorpora directa y automáticamente al ordenamiento interno, deroga de ipso facto e ipso iure
toda disposición contraria de orden interno aunque sea de carácter constitucional, e impide la
entrada en vigor de cualquier norma que la conculque.-
8
3
a.2) Monismo moderado, limita la primacía del Derecho Internacional sobre el Derecho Interno,
porque la Constitución Política del Estado mantiene su carácter superior frente al Derecho
Internacional[10].-
b) El Monismo con primacía del Derecho Interno, mantiene la superioridad jerárquica del Derecho de
fuente interna sobre el Derecho Internacional. En consecuencia la ley posterior no solo puede
modificar o derogar un tratado anterior, sino que inclusive una ley anterior objetaría la entrada en
vigor de un tratado aprobado y ratificado.-
3) Teoría de la coordinación. Busca armonizar el orden jurídico del Estado con el Internacional,
con un doble objetivo: preservar la autonomía y resguardar los intereses legítimos de cada Estado,
logrando el respeto efectivo del orden internacional. También sostienen la igualdad jerárquica entre
tratado y la ley[11].-
En la República Argentina la Constitución Nacional reformada en 1994, se ocupa de este tema en los
artículos 31 y 75 incisos 22 y 24, otorgándole prioridad a los tratados por sobre la ley interna[12].-
III.Soluciones de la fuente convencional
La Convención de Viena de 1969 sobre Tratado de los Tratados, en la Parte III, sobre Observancia,
Aplicación e Interpretación de los Tratados, en la Sección 1, en el artículo 27 establece:”1. Un Estado
parte en un tratado no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento del tratado. 2. Una organización internacional parte en un tratado no podrá invocar
las reglas de la organización como justificación del incumplimiento del tratado. 3. Las normas
enunciadas en los párrafos precedentes se entenderán sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
46”.-
A su turno, el último nombrado dispone: “1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en
obligarse por un tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su derecho interno
concerniente a la competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como
vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecta a una norma de
importancia fundamental de su derecho interno. 2. El hecho de que el consentimiento de una
organización en obligarse por un tratado haya sido manifestado en violación de las reglas de la
organización concernientes a la competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por dicha
organización como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a
una regla de importancia fundamental”.-
Tal como surge de las normas transcriptas, no se pueden invocar las disposiciones del derecho
interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Este principio, derivado del derecho
interno consuetudinario y recogido por la Convención de Viena, en una primera lectura, implica la
supremacía del derecho internacional, pero al permitir por parte del Estado la alegación de vicios del
consentimiento como causal de violación de una disposición de su derecho interno concerniente a la
competencia para celebrar tratados, para algunos parece indicar que el principio de supremacía
expresado por el artículo 27 no es absoluto. Desde la perspectiva del derecho internacional, el Estado
se halla obligado al cumplimiento de las obligaciones asumidas convencionalmente,
independientemente de la jerarquía que los tratados tengan en su derecho interno; tratándose en
última instancia, de una cuestión que se encuentra fundamentalmente determinada por la
Constitución de cada uno de los Estados[13].-
8
4
La Convención Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Internacional[14], es sin duda
alguna, el instrumento más importante producido por la CIDIP II, ya que adopta criterios uniformes
sobre las llamadas cuestiones propias, los principios generales, parte general del Derecho
Internacional Privado. La trascendencia de esta Convención es destacada por los especialistas
diciendo que “La existencia de una Parte General resulta consustancial a la autonomía científica de
toda disciplina jurídica. Solamente en la medida en que ella existe y ha logrado determinar cuáles
son los problemas que le atañen con exclusividad, puede afirmarse la autonomía de una rama
específica de la ciencia del derecho”[15].-
En las deliberaciones se analizaron los proyectos presentados por el Comité Jurídico Interamericano,
la delegación argentina y la delegación mexicana. Asimismo, fue considerado el documento
elaborado por José Luis Siqueiros y Carlos Arellano García[16] que reúne información sobre las
normas vigentes en diversas legislaciones americanas, en especial de dos proyectos de codificación a
nivel nacional, de Brasil y de Venezuela. Se excluyeron temas tales, como las calificaciones, el
reenvío y la condición jurídica de los extranjeros. Se pensó que estos tópicos, requerían estudios
preliminares más profundos para superar las disparidades de los criterios nacionales sustentados.-
En lo relacionado al ámbito de aplicación de esta Convención el artículo 1, dispone: “La
determinación de la norma jurídica aplicable para regir situaciones vinculadas con derecho
extranjero, se sujetará a lo establecido en esta Convención y demás convenciones internacionales
suscriptas o que se suscriban en el futuro en forma bilateral o multilateral por los Estados Partes. En
defecto de norma internacional, los Estados Partes aplicarán las reglas de conflicto de su derecho
interno”. El texto de este artículo describe el ámbito de aplicación de la Convención, y algunas
delegaciones consideraron superfluo determinar la jerarquía de las normas que rigen situaciones
vinculadas al derecho extranjero.-
Haroldo Valladão, delegado por Brasil, sostuvo en el seno de la Comisión II, que era innecesaria la
inclusión de esta disposición, pues se trata de un artículo “que existe por sí mismo”, por cuanto “se
sabe de la vida de todos los días”; y afirmó que su inclusión era más lógica en un convenio sobre
tratados internacionales. Ricardo Abarca Landero, de México, hizo hincapié en la importancia práctica
de incluirlo, “porque si bien puede resultar obvio para especialistas de Derecho Internacional Privado,
no hay que olvidar que estas normas no están exclusivamente hechas para especialistas, sino que
serán utilizadas por los jueces y abogados, que muchas veces no tienen esa especialidad”. (Actas y
Documentos CIDIP-II).-
Finalmente, el criterio que se impuso fue el de incorporar el tema de la prelación de normas, de
modo tal de ofrecer una guía para los operadores jurídicos, en ocasiones no familiarizados con el
Derecho Internacional Privado.-
Según emana de la letra de la disposición del artículo 1 de la Convención, sus normas tienen
supremacía sobre aquellas normas de derecho interno que sean incompatibles con ella.
Consecuentemente, se consagra el principio del respeto preferente a los Tratados para determinar la
ley aplicable a las relaciones jurídicas internacionales; y en ausencia de convenios internacionales,
habrá que atenerse a lo dispuesto por las reglas de conflicto del propio derecho interno.-
Al decir de Werner Goldschmidt, delegado argentino en la CIDIP II, el artículo “consagra el principio
8
5
monista con primacía del Derecho Internacional, por cuanto declara que los tratados privan sobre las
leyes internas de los países; pero sin lugar a dudas también constituye una clara consagración de la
regla generi per speciemderogatur, habida cuenta de los convenios entre naciones que constituyen
derecho especial de preferente aplicación”[17].-
IV.Doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina[18]
La reforma de 1994 introdujo varias innovaciones trascendentes en lo que concierne a la relación
entre derecho interno y derecho internacional, aun cuando, los artículos 27 y 31 de la Carta Magna
no han sido modificados, atentos a la limitación impuesta por la ley declarativa de necesidad de
reforma que impedía la modificación de la primera parte de la Constitución.-
En primer lugar, la reforma en el art. 75 inc. 22 CN[19], primera parte, consagró la superioridad de
los tratados internacionales y de los concordatos celebrados con la Santa Sede frente a las leyes. Es
decir que los tratados en general tienen jerarquía supralegal pero infraconstitucional puesto que
deben respetar los principios de derecho público constitucional (art. 27 CN). Seguidamente,
jerarquizó, dándoles el mismo rango de la Constitución a once instrumentos internacionales de
derechos humanos[20], que son "constitucionalizados"[21], pero no incorporados a la Constitución
Nacional. En efecto, prestigiosa doctrina ha señalado que tales instrumentos no son incorporados al
texto de la Carta Magna, sino que "valen" como ella[22], se encuentran en pie de igualdad,
conforman junto con la Constitución Nacional el denominado "bloque de constitucionalidad".[23]
Además faculta al Congreso para que jerarquice a otros tratados sobre derechos humanos, siempre
que luego de aprobados, le otorgue tal jerarquía constitucional con las dos terceras (2/3) partes de la
totalidad de sus miembros. Nuestro Poder Legislativo Nacional ha ejercido dicha facultad en dos
oportunidades hasta la fecha: por Ley 24.820 concedió jerarquía constitucional a la Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas[24] y por Ley 25.778, a la Convención sobre
la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad[25].-
Sin embargo, estos instrumentos de derechos humanos gozan de jerarquía constitucional "en las
condiciones de su vigencia". Esta frase indica que se debe considerar la efectiva vigencia del tratado
en el ámbito internacional, como así también las reservas y las declaraciones interpretativas
realizadas, que en tanto declaraciones unilaterales tienen por fin privar o modificar los efectos de
ciertas disposiciones. Asimismo, deben considerarse las aceptaciones expresas o tácitas de los otros
Estados como también sus objeciones. Además la Corte Suprema en el caso "Giroldi" de 1995, ha
dicho que esta expresión también debe entenderse como comprensiva de la jurisprudencia
internacional de los tribunales internacionales competentes para la aplicación e interpretación del
tratado. En nuestro caso, es la jurisprudencia en materia contenciosa y consultiva de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. En relación a los informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, la jurisprudencia de la Corte no es unívoca. Si bien en "Bramajo" dijo que
servían de guía interpretativa, ello fue moderado en casos posteriores como "Acosta" y "Felicetti".-
Pero la expresión que mayores debates y controversias ha originado es la que se refiere a que los
instrumentos sobre derechos humanos con jerarquía constitucional "no derogan artículo alguno de la
primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías
por ella reconocidos". En relación a la no derogación, en efecto se han sustentado diversas
posiciones. Para algunos, esta frase implica que los tratados de derechos humanos están
subordinados a la primera parte de la Constitución. En cambio, para la posición que ha sustentado
8
6
la Corte Suprema en "Monges c/ U.B.A." y "Chocobar", ambos de 1996, esta frase debe entenderse
como un juicio asertivo de comprobación, de verificación de que de hecho no existía ninguna
incompatibilidad normativa. Este juicio del constituyente no puede ser cuestionado ni modificado por
los poderes constituidos. En lo que concierne a la complementariedad, ésta ha sido entendida para
algunos en el sentido que implica una subordinación o subsidiariedad de los instrumentos de
derechos humanos enumerados respecto de la Constitución. Sin embargo si se acude al significado
del término "complementariedad", se aprecia que ello no significa subordinación, sino que por el
contrario, importa el enriquecimiento de las normas constitucionales [26][27].-
Asimismo, la Constitución reformada otorga jerarquía supralegal a los tratados de integración y al
derecho derivado siempre que se cumplan las condiciones prescriptas en el art. 75 inc. 24 CN[28].-
Cabe destacar que esta disposición consagró a nivel constitucional la doctrina sentada por la Corte
Suprema en el fallo "Cafés La Virginia S.A. s/ apelación (por denegación de repetición)" del 12 de
octubre de 1994[29], en el cual nuestro más alto tribunal de justicia reconoció, tal como vimos,
jerarquía supralegal a un acuerdo celebrado entre la Argentina y Brasil, en el marco de la ALADI
sobre normas nacionales que imponían gravámenes a la importación.-
En efecto, la reforma constitucional ha dado un paso muy importante al reconocer ciertos rasgos
propios del derecho de la integración, en particular, la jerarquía superior de los tratados de
integración respecto de las leyes internas; la delegación de competencias y jurisdicción en
organizaciones supraestatales y la jerarquía superior del derecho derivado respecto de las
leyes[30].-
Sin embargo, la Constitución argentina subordina la facultad del Congreso para aprobar estos
tratados con Estados Latinoamericanos a las siguientes condiciones: 1) que se observen condiciones
de igualdad y reciprocidad; 2) que se respete el orden democrático; 3) que se respeten los derechos
humanos; y 4) que se aprueben por mayoría absoluta de los miembros de cada Cámara. Por su
parte, la aprobación de los tratados de integración con Estados que no son latinoamericanos está
sujeta, además a las condiciones enumeradas en 1), 2) y 3), a: 4) que la mayoría de los miembros
presentes de cada Cámara declaren la conveniencia de su aprobación y 5) que la mayoría absoluta
de la totalidad de los miembros de cada Cámara lo apruebe dentro de los ciento veinte días
posteriores al acto declarativo.-
Cabe preguntarnos, a esta altura, si las normas que emanan de los órganos con capacidad decisoria
del MERCOSUR, gozan de jerarquía superior a las leyes, dado que ello es reconocido por nuestra
Constitución para aquellas reglas jurídicas aprobadas por organizaciones supraestatales, a las cuales
se le deleguen competencias. Este no es el caso de MERCOSUR, que es un organismo típicamente
intergubernamental.-
Por otro lado, en materia jurisprudencial, además del mencionado caso "Cafés La Virginia", cabe
recordar las palabras de nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación "... es también voluntad del
legislador insertar a la Argentina en un régimen de integración regional, en una decisión que
acompaña la realidad política, económica y social de nuestro tiempo (...) Es ésta una clara definición
de política legislativa, que el ordenamiento jurídico interno no puede contradecir, dificultar u omitir
en su implementación práctica"[31].-
Finalmente, cabe precisar que la Ley 24.080 del 10 de junio de 1992 exige que los hechos y actos
8
7
referidos a tratados internacionales en que sea parte la República Argentina sean publicados dentro
de los 15 días hábiles posteriores a cada hecho o acto. El art. 2 dispone que los tratados o
convenciones que "establezcan obligaciones para las personas físicas o jurídicas que no sea el Estado
nacional son obligatorias sólo después de su publicación en el Boletín Oficial, observándose al
respecto lo prescrito en el art. 2 del Código Civil".-
En síntesis, se ha transitado dentro del derecho argentino en esta materia, una primera etapa,
entre 1953 y 1963, en que se interpretó el artículo 31 de la Constitución Nacional de manera literal
con un criterio dualista rígido, en cuanto dispone que son la ley suprema de la Nación, la
Constitución, las leyes que dicte el Congreso Nacional y los Tratados con potencias extranjeras. El
orden de enunciación establecido en la norma era un orden de prelación, se sostuvo la supremacía
de las dos primeras –en tiempos de paz- sobre los tratados, como así también –y por aplicación del
criterio dualista – la necesidad de incorporar el tratado al derecho interno mediante una ley, ya que
“...en tanto se trate de mantener la paz o afianzar el comercio con potencias extranjeras, la
República se conduce dentro de la orientaciones de la teoría dualista. Cuando se penetra en el
terreno de la guerra en una causa propia...la cuestión se aparta de aquellos principios generales y
coloca a la República y a su gobierno político en el trance de cumplir los tratados internacionales con
todo el rigorismo de que pueden estar animados...”.-
En una segunda etapa, destacan los casos de: “Sociedad Anónima Martín y Cía. c/ Administración
General de Puertos” (6/11/1963) y “Esso” (5/7/68), en los que la CSJN interpretó que en virtud de
que tanto los tratados como las leyes nacionales, son calificados como Ley Suprema de la Nación y
no existe fundamento normativo para acordar prioridad de rango a ninguno. Así, dado el requisito de
la incorporación de los tratados al Derecho Interno por ley del Congreso una vez incorporada la
norma convencional al ordenamiento jurídico nacional a través de una ley, y gozando de su misma
jerarquía en virtud de lo establecido en el artículo 31 de nuestra Constitución Nacional, los posibles
conflictos existentes entre ambas normas se resolverían conforme los criterios de “ley posterior
deroga la anterior” y “ley especial prevalece sobre la general”.-
En unatercera etapa, se puede advertir un giro significativo, a partir del reconocido caso: “Recurso
de hecho, Ekmekdjián, Miguel Ángel c/ Sofovich, Gerardo y Otros” (1992). En efecto, se produjo un
cambio fundamental en estos autos, al establecerse que “... La necesaria aplicación del artículo 27 de
la Convención de Viena impone a los órganos del Estado argentino asignar primacía al tratado ante
un eventual conflicto con cualquier norma interna contraria o con la omisión de dictar disposiciones
que, en sus efectos, equivalgan al incumplimiento del tratado internacional en los términos del citado
art. 27...”. En este caso, no existía norma legal que contradijera las disposiciones de un tratado, sino
ausencia de norma que reglamentara un derecho cuyo reconocimiento y respeto había asumido el
Estado por la citada Convención, por cuanto la CSJN parte del análisis de si dicha disposición resulta
operativa o programática.-
Seguidamente, podemos mencionar el también célebre “Cafés La Virginia S. A. S/ Apelación (Por
Denegación de Repetición)” Si bien el caso en estudio es un nuevo ejemplo de la aplicación de la
doctrina sentada en el caso “Ekmedkjián, Miguel Ángel c/ Sofovich, Gerardo y Otros”, la colisión
normativa se produce entre una norma interna (Resolución Ministerial Nº 174/86) y un tratado de
integración (Acuerdo Nº 1 Argentino-Brasileño del 30 de abril de 1.983, firmado en el marco del
Tratado de Montevideo de 1980 de la ALADI), significando ello el precedente en el área regional.-
Citando el precedente del caso Fibraca, y los artículos 31 y 75 inciso 22 de la Constitución Nacional –
según reforma de 1.994-, la Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que: “...en atención a la
imperatividad de los compromisos asumidos por nuestro país… La aplicación por los órganos del
estado Argentino de una norma interna que transgrede un tratado –además de
8
8
constituir el incumplimiento de una obligación internacional– vulnera el principio de la supremacía de
los tratados internacionales sobre las leyes internas...”. Corresponde aclarar que, si bien el fallo se
dicta con posterioridad a la entrada en vigencia de la Constitución Nacional de 1.994, no se aplican
los nuevos incisos 22º) y 24º) del artículo 75, por cuanto los hechos en cuestión son anteriores a la
reforma.-
Con posterioridad a la vigencia de la Constitución Nacional en su versión reformada en 1994, se han
suscitado diversos casos en los que se debatió la jerarquía de tratados internacional de integración,
en particular, el Tratado de Asunción de 1991.-
Con la sanción del Código Civil y Comercial de la Nación, a partir de lo establecido por el artículo
2594, queda inaugurada por lo que estamos ingresando a la cuarta etapa en materia de fuentes del
derecho internacional privado.-
V.Soluciones de anteriores proyectos de reforma argentinos
El Proyecto elaborado en el marco del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (Resoluciones
Números 191/02 y 134/02 (en adelante Proyecto 2003), le dedica sendos artículos al objeto y a la
prelación de fuentes:
Artículo 1: “Objeto. Este Código se aplica a los casos privados con elementos extranjeros. Regula a
su respecto la jurisdicción internacional y el derecho aplicable.-
Artículo 2: “Tratados internacionales: Las disposiciones contenidas en los tratados internacionales
vigentes tienen preeminencia, en sus respectivos ámbitos de aplicación, sobre las normas de este
código en los términos de la Constitución Nacional”[32].-
VI.Soluciones del derecho comparado
Podemos mencionar a: la Ley Italiana de Derecho Internacional Privado Ley No. 218 del 31
de mayo de 1995, según la cual:
“Artículo 1: Objeto de la ley
1. La presente ley determina el ámbito de la jurisdicción, señala criterios para la determinación del
derecho aplicable y regula la eficacia de las sentencias y de los actos extranjeros.” “Artículo 2:
Tratados Internacionales
1. Las disposiciones de la presente ley no afectan la aplicación de los convenios internacionales en
vigor para Italia.-
2. En la interpretación de tales convenios, se tomará en cuenta su carácter internacional y la
exigencia de su aplicación uniforme.”
A su turno, el Proyecto de Ley General de Derecho Internacional Privado para la República Oriental
del Uruguay, dispone:
“Art. 1. Normas nacionales y convencionales de derecho internacional privado
1.La determinación de las normas que rigen las relaciones jurídicas vinculadas con varios
ordenamientos jurídicos se regulará por la Convenciones Internacionales y, en defecto de ellas, por
las normas de Derecho Internacional Privado de fuente nacional.-
2.Si no hubiere previsión expresa, se recurrirá a las soluciones análogas y, finalmente, a los
principios generales y a las doctrinas más recibidas en la materia, de conformidad con lo dispuesto
8
9
en el artículo 16 del Código Civil.”
“Art. 2. Criterios de interpretación
A los efectos de la interpretación y aplicación de la presente se tendrá en cuenta en todos los casos
el carácter internacional de las relaciones jurídicas privadas previstas en ella”.-
La Ley 7 del 8 de mayo del 2014 que adopta el Código de Derecho Internacional privado de Panamá,
en el Capítulo I del Título Preliminar sobre Aplicación del Derecho Internacional Privado, en la parte
pertinente del artículo 1 establece: ¨El Código de Derecho Internacional Privado se aplicará cuando
no medie tratado internacional que regule la materia¨[33]. Pocas palabras y bien colocadas.-
La ley 544 de Derecho Internacional Privado del 15 de octubre de 2014 de la República Dominicana,
le dedica el artículo 3 que dice: “Aplicación de tratados internacionales. Las disposiciones de esta ley
se aplicarán en la medida en que sean cónsonas con lo establecido en los tratados internacionales de
los que la República Dominicana sea parte. Párrafo I. Si surgieren contradicciones entre la aplicación
de esta ley y tratados internacionales, prevalecerán las disposiciones de los tratados. Párrafo II. En
la interpretación de los tratados internacionales se tomará en cuenta su carácter internacional y la
exigencia de su aplicación uniforme”. La redacción, resulta ajustada.-
VII.prelación normativa de las fuentes de derecho internacional privado en el código civil y
comercial de la nación.-
Para comenzar con el análisis de la cuestión que nos convoca diremos que el Capítulo I del Título IV
del Libro VI del Código (CCCN), titulado “Disposiciones Generales” incluye las normas que pueden ser
consideradas fundamentales dentro de las denominadas Disposiciones Generales de Derecho
Internacional Privado. Y en el primero de sus artículos, el artículo 2594 establece el orden de
prelación de las fuentes de Derecho Internacional Privado y resuelve en un código de fondo como es
el que se está analizando, la histórica controversia sobre la relación entre el derecho internacional y
el derecho interno, entre tratado y la ley interna, dándole primacía a las fuentes internacionales. En
las disposiciones generales se encuentra lo que llamamos la Parte General o Teoría General del
Derecho Internacional Privado, comprensiva de un conjunto de cuestiones generales que constituyen
los cimientos de esta rama del derecho que legitima su autonomía científica[34].-
Corresponde señalar que en el artículo 2594, el legislador se hace cargo de dos temas sumamente
importantes, uno, del objeto y el ámbito de aplicación de las disposiciones del Título IV y de la
coexistencia de fuentes convencionales y estatales, estableciendo que ellas, “las normas jurídicas
aplicables a situaciones vinculadas con varios ordenamientos jurídicos nacionales se determinan por
los tratados y las convenciones internacionales vigentes de aplicación en el caso y, en defecto de
normas de fuente internacional, se aplican las normas de derecho internacional privado argentino de
fuente interna”.-
Con respecto a la primera cuestión, si bien el legislador no lo dice expresamente ello se puede colegir
de la lectura del artículo, cuando emplea la expresión “las normas jurídicas aplicables a situaciones
vinculadas a varios ordenamientos jurídicos nacionales”, denotando que tuvo la intención de referirse
en esta primera disposición a uno de los tres problemas básicos, los ejes que constituyen el objeto
del Derecho Internacional Privado, tales como, el derecho aplicable, la jurisdicción internacional y el
reconocimiento de las decisiones extranjeras (sentencias o laudos extranjeros), cooperación y
asistencia jurisdiccional. El triple objeto que en la actualidad se le
9
0
atribuye al Derecho Internacional Privado, se encuentra íntimamente ligado con la concepción que se
tenga respecto, amplia o acotada, de su contenido[35].-
Seguidamente a nuestro modo de ver, el legislador emplea un lenguaje técnicamente por lo menos
dudoso, cuando dice que “las normas aplicables… se determinan”, lo cual resulta una expresión
inadecuada, ya que parece invertir el orden lógico de las cosas[36]. En efecto, para una redacción
más prolija, sintácticamente más ajustada, hubiera sido mejor considerar la redacción de un modelo
legislativo a su alcance, como es el artículo 1 de la Convención Interamericana sobre Normas
Generales de Derecho Internacional Privado, de Montevideo de 1979, que a la sazón tiene la virtud
de estar aprobada por Ley 22.921, y encontrarse en vigor para la República Argentina, cuando en la
parte pertinente dice: “La determinación de la norma jurídica aplicable para regir situaciones
vinculadas con derecho extranjero se sujetará…” ( artículo 1).-
A su turno, el precepto indica que “las normas jurídicas aplicables…se determinan por los tratados y
convenciones internacionales de aplicación en el caso”, reconocimiento que resulta acertado toda vez
que el tratado constituye la fuente por antonomasia del derecho internacional; sin perjuicio de lo cual
cabe preguntarse, en primer término, si era necesario, y por ende, técnicamente adecuado, aludir a
los tratados y a las convenciones internacionales como si fueran fuentes distintas[37], cuando en
realidad resulta sabido que desde hace décadas la teoría general del derecho internacional, no los
distingue porque no arrojan diferencias significativas. Cabe señalar, que el verdadero mérito de esta
disposición radica en la inclusión del tratado internacional como fuente de jerarquía superior a la ley
interna, aunque tal como surge de su texto, sin llegar a abrir las puertas a todo tipo de normas de
Derecho Internacional Público[38].-
Otra observación, y ella no es una cuestión para nada menor, se relaciona con el significado de las
expresiones empleadas por el legislador cuando dice “las normas jurídicas aplicables…se determinan
por los tratados y las convenciones internacionales vigentes de aplicación en el caso”. La inclusión,
en nuestra opinión del vocablo “caso”, resulta por lo menos dudosa, ya que si bien se trata de una
terminología que ha sido suficientemente empleada por la doctrina jurisprudencial argentina, no es la
técnicamente deseable, si de lo que se trata es de la elaboración de las normas de derecho
internacional privado que se aplican a las relaciones jurídicas privadas internacionales.-
En primer lugar, porque la palabra “caso” es ambigua, dado que tiene suficiente virtualidad como
para ostentar significados múltiples, razón por la cual su empleo puede ser tildada de imprecisa, en
la medida que puede coetáneamente significar entre las acepciones pertinentes del idioma
castellano, desde una situación o conjunto de circunstancias; suceso o acontecimiento, lance,
ocasión o coyuntura, cosa que ocurre; hasta llegar a querer aludir al asunto de que se trata.-
Pero ciertamente, en segundo lugar, y esto es más delicado, puede llevar a la confusión de pensar
que tiene que existir “un caso” para darle respuesta a las cuestiones atinentes al Derecho
Internacional Privado, cuando en rigor de verdad los operadores jurídicos tienen que tener la certeza,
en abstracto, acerca del derecho aplicable aunque no exista un “caso” concreto aún, vale decir,
cuando no se produjo el estallido de controversia alguna, sea porque aún no ha nacido o bien porque
sencillamente quizás nunca llegue a ocurrir tal acontecimiento.-
Estas reflexiones encuentran mayor fundamento, y quizás haya sido evaluada por el legislador si se
repara en que el artículo 1, como guía para los operadores jurídicos, dice: “Los casos que este
Código rige deben ser resueltos según las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución
Nacional en los que la República es parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad de la norma.
Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los
9
1
interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean
contrarios a derecho”, si bien comienza aludiendo a “los casos” no se menciona expresamente en su
texto al Juez como aplicador del derecho, - cosa que sí hace el artículo 3 cuando establece: ”El juez
debe resolver los asuntos que sean sometidos a su jurisdicción mediante una decisión
razonablemente fundada”-, sino antes bien se expresa en tercera persona diciendo que las normas
jurídicas aplicables “se determinan” por los tratados y convenciones internacionales. En suma,
pensamos que el legislador bien pudo superar el empleo de los vocablos mencionado, dado que en
verdad se legisla, para antes y para después de la aparición del mentado “caso”. Por nuestra parte,
hubiéramos eliminado el término con arreglo a los argumentos precedentemente esgrimidos.-
Con relación a la expresión “se determinan”, se puede añadir, que puede llevar a pensar que de lo
que aquí se trata es de completar normas supuestamente incompletas y, ello no nos parece que sea
así. En definitiva, si bien resulta evidente que los operadores jurídicos puedan llegar a interpretar, a
captar el verdadero sentido de la norma, lo cierto es que el legislador tuvo a su alcance otros
vocablos ofrecidos por el lenguaje jurídico, tales como sujetará, regirá, someterá, gobernará,
regulará, aplicará, entre otros, que de haberlos empleado le hubieran dado seguramente una mejor
inteligencia a la letra del artículo 2594.-
VIII.ALGUNAS CONCLUSIONES
1)No puede discutirse la relevancia que la inclusión de la norma del artículo 2594 reviste para los
operadores jurídicos, en primer término, dado que lo que esclarece la fuente es la preeminentemente
aplicable cuando coexisten los tratados y las leyes internas, y porque se toma posición dentro de la
teoría general del derecho internacional reconociendo a los tratados internacionales como la fuente
primaria por excelencia aplicable a las cuestiones derivadas de las relaciones jurídicas internacionales
propias del Derecho Internacional Privado[39].-
2)Resulta de toda conveniencia resaltar que dentro del ámbito de las normas de fondo, el artículo
2594 produce una verdadera innovación legislativa, es una norma novedosa ya que con anterioridad
a su sanción ellas no contemplaban, no legislaban acerca de la prelación de las fuentes del derecho
internacional privado.-
3)Con independencia de las observaciones efectuadas respecto de algunos vocablos empleados por el
legislador con los que no concordamos, en líneas generales podemos aseverar que el artículo 2594,
viene a dar respuesta a cuestiones sumamente relevantes en materia de fuentes del Derecho
Internacional Privado, reafirmando, consolidando la prelación jerárquica del tratado internacional
sobre la ley interna, en consonancia con lo establecido en la Constitución Nacional desde 1994 y
otras convenciones internacionales en vigor para la República Argentina[40].-
4)No se puede soslayar, que con estas reglas técnicas entre las que se encuentra el artículo 2594 del
CCCN que contribuyen a la identificación de la norma aplicable a las “relaciones jurídicas con
elementos de internacionalidad, ostensibles u ocultos, en los que haya por lo menos un interés
privado”, que están dirigidas ante todo a los aplicadores del derecho, lo que el legislador ha querido
con una clara actitud pedagógica, y ello se desprende de la lectura del propio texto bajo estudio, se
insta a tener la certeza que cuando coexistan las dos fuentes, el tratado y la ley interna, se debe
aplicar con preeminencia el tratado por encima de la ley interna, todo ello en sintonía con opiniones
vertidas desde las cátedras universitarias de quienes han participado en su elaboración[41].-
5)Si bien para algunos podría catalogarse de reiterativa, de innecesaria, hasta superflua a la
disposición del artículo 2594, dada la existencia de otras normas en el derecho interno como
convencional que abordan esta problemática, a nuestro juicio, la técnica legislativa resulta
defendible, en la medida que está llamada a cumplir una función docente, aleccionadora, razón por la
cual no nos parece desatinada, máxime cuando cuenta a su favor con aquel dicho que afirma:”lo que
abunda no daña”.-
9
2
[1]Vid. Cifuentes, Santos, Elementos de Derecho Civil. Parte General. 4ta. Edición.Astrea, 1999, p.4,
quien dice:”Se llaman fuentes del derecho, a los modos como se manifiesta el derecho, los medios
en virtud de los cuales se exterioriza, o se presenta revelando su contenido y sus mandatos. Para un
comentario de este artículo 1 puede verse: Código Civil y Comercial de la Nación y leyes
complementarias. Oscar J.AMEAL, Director, Comentado, concordado y análisis jurisprudencial. Tomo
1. Artículos 1 a 400. Parte General. Editorial Estudio, pp. 37/44. Sobre este tema también puede
consultarse de FELDSTEIN DE CÁRDENAS, Sara L. “La prelación de fuentes del Derecho Internacional
Privado en el Nuevo Código”, Tomo E, Año 2015, Editorial La Ley. ISSN 0024-1636. 2015.
[2]Catedrática de Derecho Internacional Privado de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires. Doctora por la Universidad de Buenos Aires, área Derecho Internacional Privado.
Investigadora Categoría I por la Universidad de Buenos Aires. Directora de la Maestría de Derecho
Internacional Privado de la Universidad de Buenos Aires. Directora desde 1994 de Proyectos UBACYT
subsidiados por la Universidad de Buenos Aires, Directora del Suplemento de Derecho Internacional
Privado y de la Integración. Editorial Albremática. Argentina.
[3]FELDSTEIN DE CÁRDENAS, Sara L. “El conflicto de multiculturalidad: ¿réquiem para el orden
público internacional en materia de familia?, Primera Parte, publicado el 8 de julio del 2015 y la
Segunda Parte el 10 de julio del 2015, bajo las citas MJD 304 y MJD 305 respectivamente por la
editorial Microjuris Argentina en la web www.microjuris.com., FELDSTEIN DE CÁRDENAS, Sara L.
“Los consumidores en el ciberespacio. Primera y Segunda Parte, el 22 y 23 de septiembre de 2014,
bajo la cita MJD 6876 Y 6877, respectivamente por la editorial Microjuris. FELDSTEIN DE CÁRDENAS,
Sara L. y RODRIGUEZ, Mónica S.: “Derecho aplicable en materia de relaciones de consumo
internacional: una aproximación a los contratos de consumo celebrados por medios electrónicos”,
Primera y Segunda Parte, artículos publicados bajo las citas MJD 6810 Y 6811, el 4 y 5 de agosto del
2014, respectivamente por la editorial Microjuris, en la página web www.microjuris.com.
[4] La doctrina internacionalista argentina resistió vehementemente a las llamadas normas directas,
sobre cuya pertenenciaal Derecho Internacional Privado tanto insistiera desde la Cátedra la doctora
Stella M. Biocca por los setenta y defendiéramos y escribiéramos en nuestras Lecciones de Derecho
Internacional Privado, en los noventas. Vayan con estas palabras mi homenaje a quien fuera mi
Maestra que supo anticiparse en este tema, como en otros tantos.
[5] CALVO CARAVACA, Alfonso Luis y CARRASCOSA GONZALEZ, Javier. Derecho Internacional
Privado. 7ª. Edición. Comares, Granada, 2006, p. 25. ). Acerca de la incidencia de la Reforma
Constitucional en el Sistema de Derecho Internacional Privado argentino, puede verse: FELDSTEIN
de CÁRDENAS, Sara y BASZ, Victoria, El Derecho Internacional Privado frente a la reforma
constitucional, en La Ley 1995-E, 1127.
[6] BIDART CAMPOS, Germán. Manual de la Constitución Reformada. Tomo I, Buenos Aires, Ediar,
2001. Este autor indica que la supremacía constitucional supone una gradación jerárquica del orden
jurídico derivado, que se escalona en planos distintos. Los más altos subordinan a los inferioresy
todo el conjunto se debe subordinar a la constitución. Cuando esta relación se rompe, hay un vicio de
inconstitucionalidad.
[7] Cfr. REMIRO BROTÓNS, Antonio. Derecho Internacional. Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia,
2007, p. 663.
[8]Vid. FELDSTEIN DE CARDENAS, Sara L. Derecho Internacional Privado Parte General y Parte
Especial. Guía de Estudio del Código Civil y Comercial.Con la colaboración de la Doctora Mónica S.
RODRIGUEZ, Editorial Estudio S.A., Buenos Aires - Argentina, ISBN 978-950-897-495-2,
septiembredel 2015, Pp, 416.BECERRA RAMIREZ, Manuel.La recepción del derecho internacional
9
3
en derecho interno, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2004. VANOSSI, Jorge
Reinaldo, “La operatividad de las cláusulas emanadas del ordenamiento internacional en cuanto a su
aplicabilidad al orden interno de los Estados”, Revista IIDH, San José, Costa Rica, Volumen 16, julio-
diciembre de 1992, p. 118.
[9] La Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, antes de 1963 en que cambia su
orientación, sostuvo la tesis monista con supremacía del derecho internacional, ya que hubo fallos en
que se incorpora automáticamente la Convención de Bruselas sobre Abordaje y Salvamento en el Mar
en los autos: “S.A.Quebrachales fusionados c. Capitán, armadores y dueños del vapor Águila s/Daños
y perjuicios” y “Compañía Argentina de Navegación Nicolás Mihanovich c. Dueños, armadores o
Agencia del Vapor Duquesa s/ Daños y Perjuicios.; también se incorpora automáticamente la
Convención de Ginebra sobre Derechos de Autor de 1952en un juicio iniciado por la Editorial Nogués,
vinculado con la novela Doctor Zhivago. En el orden administrativo la Convención de Nueva York de
1962, sobre algunos aspectos del matrimonio, que fuera ratificada en 1970, fue incorporada
automáticamente por el Registro del Estado y Capacidad de las Personas, bajo la dirección el Doctor
Germán Bidart Campos.
[10]Esta es la doctrina como veremos que surge de la Constitución Argentina (artículos 75 inciso 22
y 24), del artículo 1 y 2594 del CCCN. También en la fuente convencional CIDIP II sobre Normas
Generales de Montevideo de 1979 y de la Convención sobre Derecho de los Tratados de Viena de
1969 y de la jurisprudencia de la CSJN.
[11] La jurisprudencia argentina es prolífica en este tema, según se verá oportunamente. En este
último aspecto, cabe señalar, que las últimas disposiciones constitucionales fueron precedidas por la
doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en algunos célebres casos: “Ekmekdjian,
Miguel c. Sofovich, Gerardo y otros”, “FibracaConstructora S.C. A. c. Comisión Técnica Mixta Salto
Grande” y “Cafés La Virginia S.A.”, entre los más destacados.A su turno, idéntica orientación emana
del artículo 27 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados y del artículo 1 de la
Convención Interamericana de Derecho Internacional Privado, de Montevideo, Uruguay, en 1979.
[12]La reforma constitucional argentina del año 1994, incorpora al texto de la Constitución Nacional
los tratados ratificados sobre Derechos Humanos (distinguiéndolos, así del resto de la fuente
convencional) y decide definitivamente la cuestión de la jerarquía normativa en sus artículos 31 y 75
incisos 22 y 24.
Artículo 31: “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el
Congreso, y los tratados con potencias extranjeras, son la ley suprema de la Nación...”
Artículo 75: “Corresponde al Congreso:
-inciso 22): “Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede.Los tratados y concordatos tienen
jerarquía superior a las leyes. ...”
-inciso 24): “Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a
organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que respeten el orden
democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su consecuencia tienen jerarquía
superior a las leyes. …”
[13] BECERRA RAMIREZ, Manuel.“La Jerarquía de los Tratados en el Orden Jurídico interno. Una
visión desde la Perspectiva del Derecho Internacional”. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM. pp. 291/316.
[14] Actas y Documentos. Segunda Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho
Internacional Privado. OEA. CIDIP-II, 19/9, Volumen I, p. 173 y ss., p. 285 y ss. Volumen III, p. 120
y ss.
[15] Aprobada por Ley 22921, sancionada y promulgada el 21 de septiembre de 1983Cfr, FERMÉ,
Eduardo L. Derecho Internacional Privado. Convención Interamericana sobre Normas Generales.
Enciclopedia Jurídica Omeba, Apéndice V, 1987, pp.209/217.
9
4
[16] “Seconsideró indispensable incluir normas jurídicas relativas a la aplicación del derecho
extranjero en primer término porque la norma extraña carece por sí misma de vigencia
extraterritorial’; para que opere su admisión en el país receptor, ha menester de la norma conflictual
que determine su aplicación. En segundo término, porque la tarea codificadora pretende el
establecimiento de la norma supranacional conflictual y era preciso establecer, a nivel internacional,
la interpretación jurídica del Derecho Internacional Privado entre los Estados Partes. Por tanto, en un
primer dispositivo se establece la coexistencia de las normas jurídicas internacionales al lado de las
internas”.(CIDIP-II, P. 84).
[17] GOLDSCHMIDT, Werner. “Un logro americano en el campo convencional del Derecho
Internacional Privado”, El Derecho, No. 4763, Buenos Aires, 24 de julio de 1979. Vid. También del
mismo autor, Derecho Internacional Privado. Derecho de la tolerancia, Basado en la teoría trialista
del mundo jurídico. Décima Edición actualizada por Alicia M. Perugini Zanetti. AbeledoPerrot.
[18] Puede ampliarse en: FELDSTEIN de CÁRDENAS, Sara L. y SCOTTI, Luciana B., “Un problema
siempre vigente en el Mercosur: las asimetrías constitucionales”, para Revista de Derecho 35,
Tribunal Supremo de Justicia, ISSN 1856-0008, Editor Fernando Parra Aranguren, Caracas,
Venezuela. También de las mismas autoras “Las asimetrías constitucionales: un problema siempre
vigente”, Revista del Tribunal del Mercosur(RSTPR), Paraguay, Año 1, Nro. 2, 2913, pp. 271/312.
[19] Artículo 75. "Corresponde al Congreso: ..inc. 22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las
demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los
tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de
Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y
su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la
Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía
constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser
denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cámara para gozar de la jerarquía constitucional".
[20] Debemos referirnos a instrumentos y no a tratados pues en la enumeración del art. 75 inc. 22
se incluyen dos declaraciones: la Declaración Universal de Derechos Humanosy la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. En cambio la posibilidad otorgadaal Congreso de
"constitucionalizar" otros instrumentos queda reservada, si nos atenemos a la letra de la norma, a
los tratadosinternacionales.
[21] Tomamos esta expresión de MONCAYO, Guillermo R., "Reforma constitucional, derechos
humanos y jurisprudencia de la Corte Suprema," en Abregú, Martín, Courtis, Christian,
(compiladores), La aplicación de los tratados de derechos humanos por los tribunales locales, 2ª
edición, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Editores del Puerto, Buenos Aires, 1998.
[22] Cfr. BARBOZA, Julio, Derecho Internacional Público, Ed. Zavalía, Buenos Aires, 1999, p. 78.
[23] Esta expresión ha sido acuñada en nuestro país por el Prof. Doctor Germán Bidart Campos. Tal
denominación fue utilizada por primera vez en una sentencia del Consejo Constitucional de Francia
en 1970 para referirse al bloque integrado porla Constitución, la Declaración de 1789, el Preámbulo
de la Constitución de 1946 y los principios fundamentales de las leyes de la República.
[24] Aprobada durante la 24ªAsamblea General de la Organización de Estados Americanos, el 9 de
9
5
junio de 1994, en Belém do Pará, República Federativa del Brasil. Aprobada por la República
Argentina por Ley 24.556.
[25] Adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el 26 de
noviembre de 1968. Aprobada por la República Argentina por Ley 24584.
[26] Este enriquecimiento se puede apreciar en la regulación de derechos como la libertad de
publicar las ideas por la prensa (art. 14 CN) que fue ampliado por la Convención Americana y por
otros tratados. Lo mismo sucede con el art. 23 CN sobre el estado de sitio, que fue mucho más
precisado por el art. 27 de la Convención Americana, por ejemplo. Para estudiar en mas detalle el
criterio de "complementariedad", véase entre otros MONCAYO, Guillermo, op.cit, BIDART CAMPOS,
Germán, El artículo 75, inciso 22, de la Constitución y los derechos humanos, en Abregú, Martín,
Courtis, Christian, (compiladores), La aplicación de los tratados de derechos humanos por los
tribunales locales, 2ª edición, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Editores del Puerto,
Buenos Aires, 1998; GUTIÉRREZ POSSE, Hortensia D. T. El Derecho Internacional en la Constitución
Nacional, en Bidart Campos, Germán J., Sandler, Héctor R (coordinadores), Estudios sobre la
reforma constitucional de 1994, Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales "Ambrosio L. Gioja",
Ed Depalma, 1995.
[27] Cabe destacar que el conjunto deprincipios fundamentales aportados por estos instrumentos
internacionales de derechos humanos importan, en lo que respecta al Derecho Internacional
Privado,la reformulación del contenido de la cláusula de orden público internacional. Para un estudio
detallado del tema, puede verse FELDSTEIN de CÁRDENAS, Sara y BASZ, Victoria, El Derecho
Internacional Privado frente a la reforma constitucional, en La Ley 1995-E, 1127. También puede
verse: FELDSTEIN DE CARDENAS, Sara L. “El Orden Público Internacional: Una mirada desde el
Derecho Internacional Privado argentino”, en www.academia.edu. Página visitada el 21 de
septiembre dl 2015.
[28] Art. 75: "Corresponde al Congreso... inc. 24. Aprobar tratados de integración que deleguen
competencias y jurisdicción a organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e
igualdad, y que respeten el orden democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su
consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes.
La aprobación de estos tratados con Estados de Latinoamérica requerirá la mayoría absoluta de la
totalidad de los miembros de cada Cámara. En el caso de tratados con otros Estados, el Congreso de
la Nación, con la mayoría absoluta de los miembros presentes de cada Cámara, declarará la
conveniencia de la aprobación del tratado y sólo podrá ser aprobado con el voto de la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, después de ciento veinte días del acto
declarativo.
La denuncia de los tratados referidos a este inciso, exigirá la previa aprobación de la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara".
[29] "Cafés La Virginia", CSJN, 10 de octubre de 1994, en Fallos 317:1282.
[30] Cfr. FELDSTEIN DE CÁRDENAS, Sara y BASZ, Victoria, "El Derecho Internacional Privado frente
a la reforma constitucional" en La Ley 1995-E, 1133. En este aspecto cobra especial relevancia el
artículo 1 del CCCN que establece:”Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser
resueltos según las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los
tratados de derechos humanos en los quela República Argentina sea parte. A tal efecto, se tendrá en
cuenta la finalidad de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o
los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean
contrarios a derecho”.
[31] "Cocchia, J. D., c/ Estado Nacional y otros/ acción de amparo", CSJN, 2 de diciembre de 1993,
en Fallos 316:2624.
[32] Puede ampliarse en: FELDSTEIN de CÁRDENAS, Sara L., RODRÍGUEZ, Mónica S., y SCOTTI,
Luciana B., “Dictamen sobre el Proyecto de Código de Derecho Internacional Privado (Primera
parte)”, enSuplemento mensual de Derecho Internacional Privado y de la Integración,
www.eldial.com,Ed Albremática, fecha de publicación: 26 de octubre de 2007, y Privado (Segunda
9
6
parte)”, enSuplemento mensual de Derecho Internacional Privado y de la Integración,
www.eldial.com,Ed Albremática, fecha de publicación: 23 de noviembre de 2007. Un resumen se
encuentra publicado enRevista Síntesis Forense N° 116. Septiembre / Octubre 2005. Páginas
42/49.En la parte pertinente el Dictamen que elaboramos oportunamente, a pedido de la Facultad de
Derecho, de la Universidad de Buenos Aires, entre otras instituciones[32]. Sostuvimos que en cuanto
al :
“Análisis del Art. 1. OBJETO.
Dentro del objeto del Derecho Internacional Privado puede incluirse el tratamiento del derecho
aplicable, de la jurisdicción internacional y el reconocimiento y ejecución de sentencias y laudos
extranjeros. La tendencia actual es hacia una mirada abarcadora, no acotada que incluya la
regulación de los temas mencionados.
No existe en nuestro ordenamiento de fuente interna una norma específica, totalizadora, única que
determine, establezca, disponga acerca del objeto de esta disciplina. Mas ello no ha sido obstáculo
para que el objeto pueda ser hallado en las normas (tanto de estructura indirecta como directa) que
se encuentran diseminadas en el ordenamiento jurídico argentino encargadas de la regulación de las
diversas cuestiones que afectan los intereses de los particulares cuando se despliegan en la esfera
internacional.
El artículo 1° determina que el Código se aplica a los casos privados con elementos extranjeros y que
a su respecto regula la jurisdicción internacional y el derecho aplicable.
En el objeto descripto, tal como se advierte, no se encuentra comprendido el tema del
reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras. En este aspecto juzgamos imprescindible que
el Código comprenda las tres cuestiones clásicas, fundamentales, como son:
1) la jurisdicción o competencia internacional,
2) el derecho aplicable y
3) el reconocimiento de sentencias y laudos dictados en el extranjero.
Ello por cuanto, entendemos que debe guardarse una íntima relación entre el objeto del Derecho
Internacional Privado y el instrumento que reúna en su texto su regulación. Nada estaríamos
avanzando en este aspecto con la sanción de un instrumento, que estaría produciendo un franco
retroceso, dado que amputa, cercena, desde el mismísimo artículo 1° el espectro de cuestiones cuya
regulación le corresponde inexorablemente. Por tal razón no compartimos la línea de pensamiento, la
doctrina que encierra este artículo inclinándonos por una regulación no acotada, comprensiva,
abarcatoria, amplia.
A mayor abundamiento, debe aclararse que no existe ningún obstáculo de orden constitucional que
impida que el Proyecto regule las cuestiones de fondo, así como todas cuestiones procesales
inclusive el reconocimiento y ejecución de sentencias y laudos extranjeros, por tratarse de una
atribución cuya regulación le compete a la Nación, al gobierno federal.
Análisis del Art. 2. TRATADOS INTERNACIONALES.
Uno de los temas más interesantes, y ciertamente polémicos dentro de la disciplina del Derecho
Internacional, es solucionar la delicada cuestión vinculada al problema de las relaciones entre el
derecho interno y el derecho internacional, alcanzando su punto más álgido con el debate desatado
entre los partidarios de la teoría dualista y los sostenedores de la teoría monista, distinguiéndose
dentro de esta última corriente, el monismo con primacía del Derecho Internacional; el monismo con
primacía del Derecho Interno y finalmente, la llamada teoría de la coordinación.
Esta cuestión se encuentra regulada, resuelta en el nivel constitucional en los artículos 31 y 75
incisos 22 y 24. En efecto, resulta conocida la importancia de la jurisprudencia de la Corte Suprema
en cuanto a la interpretación de estos preceptos.
La Constitución se enrola abiertamente en la doctrina monista con supremacía relativa del derecho
internacional, por tanto se le reconoce jerarquía supralegal, y por ende infraconstitucional, salvo el
9
7
rango constitucional reconocido a los instrumentos de derechos humanos enumerados en el art. 75
inc. 22 CN o incorporados con posterioridad conforme las reglas establecidas en ella.
El artículo 2° del proyecto contempla el tema de la jerarquía normativa disponiendo que las
disposiciones de los tratados internacionales vigentes tienen preeminencia, en sus respectivos
ámbitos de aplicación, sobre las normas de este código en los términos de la Constitución Nacional.
Consideramos que la presente es una disposición de toda obviedad, quizá redundante. Ello por
cuanto República Argentina tiene establecida la superioridad jerárquica de los tratados
internacionales constitucionalmente. No obstante creemos oportuno que este artículo debe ser
reelaborado, suprimiendo la frase final “ en los términos de la Constitución Nacional” ya que se
estaría efectuando un reenvío legislativo interno a la Constitución Nacional sin determinar, ni precisar
si dicha jerarquía debe estar vinculada con el Art. 31, el Art. 27 o en el Art. 75 incisos 22. y 24 de la
CN.
Por lo tanto si lo que se pretende es superar el debate doctrinario, con este artículo de resultar
sancionado, ello no se estaría logrando.
Por lo dicho, propiciamos la supresión de la expresión referida del artículo analizado Constitución
Nacional” ya que se estaría efectuando un reenvío legislativo interno a la Constitución Nacional sin
determinar, ni precisar si dicha jerarquía debe estar vinculada con el Art. 31, el Art. 27 o en el Art.
75 incisos 22. y 24 de la CN.
[33]La Ley 7 que adopta El Código de Derecho Internacional Privado fue publicado en la Gaceta
Oficial Digital, Año CX Nro.27530 del jueves 8 de mayo del 2014, de la República de Panamá.
[34]Vid. BIOCCA, CARDENAS, BASZ. Lecciones de Derecho Internacional Privado. Parte General.
Primera Edición 1991. Última 2003. También FELDSTEIN DE CARDENAS, Sara L. Derecho
Internacional Privado. Parte General y Especial. Editorial Estudio. 2015.
[35]El legislador había incorporado, dentro de las disposiciones de Derecho Internacional Privado, un
Capítulo relacionado con el “reconocimiento y ejecución de sentencias y laudos extranjeros”, que
después no fue incorporado, probablemente para evitar cuestiones de orden constitucional con las
Provincias. De todas maneras, cabe señalar, que la autora participa de la concepción amplia del
objeto y del contenido del Derecho Internacional Privado, y resulta una ocasión desaprovechada no
haber incluido como correspondía un capítulo dedicado a este tema.
[36] Estamos en este aspecto, siguiendo el excelente trabajo de la doctora PERUGINI ZANETTI, Alicia
M. Panorama general del Capítulo I del Título IV del Proyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación, en Análisis del Proyecto de nuevo Código Civil y Comercial de la Nación 2012, El Derecho,
2011.
[37] El tratado es una manifestación de voluntades concordantes, un consensus ad idem formalizado
por escrito. Sin instrumentos diplomáticos, sin documentos en que quede constancia del acuerdo,
precisando su objeto y preconstituyendo su prueba no hay tratado. La Convención de Vienadefine al
tratado como un acuerdo “regido por el Derecho Internacional” (art.2.1.a) lo cual implica que su
objeto es la generación de obligaciones jurídicas, y de los derechos correspondientes, en ese orden.
Cfr. REMIRO BROTÓNS, Antonio. Derecho Internacional. Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia, 2007.
pp. 318 y 394.
[38] Esta posición amplia replantea la cuestión acerca de la prelación de fuentes en el Derecho
Internacional Público a tenor de lo dispuesto en el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia.
[39] Entre otros, se encuentra el Código Civil Alemán de 1986, reformado en el año 2009, dice en el
artículo 3: “Las convenciones internacionales tienen prelación frente a las disposiciones de la
presente ley, en tanto que ellas sean inmediatamente aplicables en derecho interno”, la Ley Italiana
de Derecho Internacional Privado de Italia de 1995, en el artículo 2 dice: “1. Las disposiciones de la
presente ley no afectan la aplicación de los convenios internacionales en vigor para Italia.2. En la
interpretación de tales convenios, se tomará en cuenta su carácter internacional y la exigencia de
9
8
su aplicación uniforme”.
[40] CIDIP II, sobre Normas Generales, Montevideo de 1979, artículo 1 y Convención de Viena sobre
Tratado de los Tratados de 1969, artículo 27, ambas en vigor para la República Argentina.
[41] En este aspecto puntual, los integrantes de la Comisión, en su totalidad son Profesores de las
más prestigiosas universidades de la República Argentina, tales como la UBA, la UC, entre otras.
UZAL, María Elsa. Proyecto de Ley de Unificación de los Códigos Civil y de Comercio. Comentario
crítico sobre el Libro VIII. Del Derecho Internacional Privado, publicado en Microjuris, Doctrina 1379/
Ar, 2000,en su comentario al Libro VIII de 1998, manifestaba dudas acerca de la conveniencia de
imponer normativamente, “la solución de una determinada postura doctrinaria o académica, cuando
existen, en las diferentes cuestiones, posturas encontradas, con diversos enfoques capaces de
elaborar y proporcionar otras soluciones enriquecedoras que, quizás, podrían permitir acceder a una
más afinada valoración de justicia en una rama de derecho que, como pocas; exige la adaptabilidad
y armonización, máxime en una etapa como la actual, de cambios incesantes y profundos, tanto en
las formas como en los contenidos y procedimientos”.
Citar: elDial DC1FEC
Publicado el: 25/09/2015 copyright © 1997 - 2015 Editorial Albrematica S.A. - Tucumán 1440 (CP
1050) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina
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9
Zavalía, 2003, p. 138 y A-L. CALVO CARAVACA / J. CARRASCOSA GONZÁLEZ, Derecho internacional
privado, vol. I, 5ª ed., Granada, Comares, 2004, pp. 71-72.
3 Más allá de que el tema de la jurisdicción involucre la potestad del poder público del Estado (de su
poder judicial) para resolver los casos, el concepto de jurisdicción podría ampliarse también al
arbitraje, ya que los árbitros en determinados casos gozan de la facultad de dirimir controversias de
carácter internacional y, en el caso argentino, tal facultad -como veremos luego- resulta autorizada
por el art. 1 del CPCCN. Véase S. FELDSTEIN DE CÁRDENAS, Reformas al Código Civil- Derecho
Internacional Privado, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1994, pp. 109-111, quien señala que la
jurisdicción internacional indica no sólo la facultad de los tribunales de un país para entender en una
controversia, sino que también significa el poder de un tribunal foráneo para dictar una sentencia en
condiciones de ser reconocida y ejecutada en otro país
4 La Sala B de la CNCiv. en autos “S.M., M. c/ A., P.C.”, (26/12/1997) sostuvo que “la jurisdicción
internacional es el poder que tiene un país, derivado de su soberanía, para resolver un caso de
derecho privado con elementos extranjeros, o un caso mixto con el cual el Estado que se atribuye
aquélla considera que tiene una relación relevante a esos efectos”, LL, 1998-D, p. 144. En el mismo
sentido se pronunció la CNCiv., Sala I, 21/11/2002, en “S., B.I. c. C., V. y otro s/impugnación de
maternidad”, quien señaló que “corresponde definir a la jurisdicción internacional como el poder que
tiene un país, derivado de su soberanía, para resolver un caso de derecho privado con elementos
extranjeros, o caso mixto, con el cual el Estado que se la atribuye considera que tiene una relación
relevante a esos efectos y que no debe ser confundida con la distribución de la competencia interna
por razones de territorio. Aunque por la carencia de normas sobre la jurisdicción internacional, por
las deficiencias en la legislación específica, una de las soluciones posibles a la que se acude sea a la
proyección en el ámbito internacional de las reglas de distribución de la competencia interna”, ED, t.
201, pp. 152-158.
5 Véase J. M. ESPINAR VICENTE, Ensayos sobre teoría general del derecho internacional privado,
Madrid, Civitas, 1997, pp. 137-138, esp. p. 153.
6 Véase W. GOLDSCHMIDT, Derecho internacional privado, 6ª ed., Buenos Aires, Depalma, 1988, pp.
462-463, A. BOGGIANO, “Conflictos de jurisdicción internacional ante la Corte Suprema de Justicia
de la Nación. Cuestiones federales de jurisdicción internacional”, ED, t. 62, p. 627 y M. E. UZAL,
“Algunas reflexiones sobre temas de derecho procesal internacional”, LL, 1998-E, p. 1077. En el voto
en disidencia al fallo de la mayoría de la CSJN en “Pacesetter Systems Inc. S.A. s/ pedido de quiebra
por Pacesetter S.A.”, (09/06/1994) el juez Boggiano sostuvo –refiriéndose al art. 2 inc. 2 de la ley de
quiebras- que por ser una norma de jurisdicción internacional, delimitadora de la soberanía de los
jueces argentinos, revestía naturaleza federal.
7 En “Exportadora Buenos Aires S.A. –EBASA- c/ Holiday Inn´s Worlwide Inc”, (20/10/1998), la
CSJN sostuvo que las normas de jurisdicción internacional revisten naturaleza federal, aun cuando
estén insertas en un cuerpo normativo de derecho común, LL, 2000-A, pp. 404 ss. Véase A. DREYZIN
DE KLOR / A.
determinar cuándo un juez tiene jurisdicción no resulta siempre sencillo y, además, los criterios de
atribución de jurisdicción suelen variar no sólo de país a país sino también a lo largo del tiempo5.
En Argentina la competencia legislativa en lo atinente a la jurisdicción internacional corresponde a la
Nación como poder implícito en virtud del art. 75 inc. 32 de la CN. Las provincias, en virtud del art.
75 inc. 12 de la CN han delegado en el gobierno federal la potestad de legislar en materia de fondo,
y se han reservado la facultad de legislar en materia procesal Ahora bien, una cosa son las normas
de jurisdicción internacional y otra las normas de competencia interna. Los criterios atributivos de
jurisdicción internacional deben ser fijados por leyes aplicables en todo el territorio de la Nación y,
por ende, las normas de jurisdicción internacional son normas federales6, dictadas por el Congreso
de la Nación. Las normas de jurisdicción internacional no se encuentran reunidas por el momento en
un cuerpo único sino que, en realidad, están dispersas por todo el ordenamiento y así encontramos
normas dentro de diversas leyes de fondo. Ahora bien, que dichas normas estén en leyes de fondo
no debe llevar al equívoco de confundir la naturaleza eminentemente procesal que revisten las
normas de jurisdicción internacional.7 Por el contrario, las normas de competencia 3
1
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URIONDO DE MARTINOLI, “Dimensión autónoma de los sistemas de jurisdicción internacional de los
Estados mercosureños. Argentina”, en: D. P. Fernández Arroyo (coord.) (nota 2), pp. 233-235.
8 Así, A. BOGGIANO, Derecho internacional privado, t. I, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1991, p. 295.
Véase también MA. E. UZAL, Solución de controversias en el comercio internacional, Buenos Aires,
Ad-Hoc, 1992, pp. 24-25.
9 A-L. CALVO CARAVACA / J. CARRASCOSA GONZÁLEZ (nota 2), p. 82.
10 Fernández Arroyo señala que la fiabilidad y la certeza de la concreción de la razonabilidad se
mueven idealmente desde un mínimo, donde el juez tiene libertad para decidir si la vinculación hace
a un foro razonable, hasta un máximo, en el cual los criterios se homologan mediante la elaboración
de un convenio internacional. D. P. FERNÁNDEZ ARROYO, Derecho internacional privado (una mirada
actual sobre sus elementos esenciales), Córdoba, Advocatus, 1998, pp. 94-96.
interna se encuentran en los códigos de procedimiento de cada una de las provincias que componen
el país.
Vale decir que, por una parte, nos encontramos con normas de jurisdicción internacional
desperdigadas por todo el ordenamiento normativo argentino (lo mismo sucede en materia de
derecho aplicable) y, por la otra, no todas las cuestiones o materias poseen normas de jurisdicción
internacional, con lo cual ante ese vacío o carencia resulta necesario efectuar una labor integradora.
Así, se ha sostenido que ante la carencia de normas de jurisdicción internacional en la fuente interna
deberían aplicarse -por mayor proximidad analógica- las normas de jurisdicción internacional del
tema en cuestión contenidas en los tratados internacionales ratificados por la Argentina; si ello no
resultare posible por no existir normas específicas de jurisdicción internacional, la alternativa sería
recurrir a las normas nacionales de competencia territorial interna (art. 5 CPCCN) y a la
jurisprudencia de la CSJN sobre la temática8.
II. Foros de jurisdicción internacional
Veamos en qué casos y conforme a qué criterios los tribunales argentinos pueden conocer y decidir
los problemas que plantean las situaciones privadas internacionales.
1. Foros razonables y exorbitantes
Se considera que el foro es razonable cuando el caso regulado presenta una vinculación suficiente
con el Estado al que pertenecen los tribunales a los que se atribuye jurisdicción para juzgar el caso.
En la vereda de enfrente encontramos los foros exorbitantes, es decir, aquellos que carecen de
razonabilidad y “atribuyen a los tribunales del Estado un volumen de competencia judicial
internacional desmesurado a los fines de beneficiar a los nacionales de dicho Estado o la posición del
mismo Estado”9. La razonabilidad o no de un foro tiene que ver con el cumplimiento o
incumplimiento del principio de proximidad, de vinculación del caso con el foro.10
La CNCiv., Sala F, en “Zapata Timberlake, Marta María Guadalupe c/ Sthelin, Carlos José F. s/
nulidad de matrimonio” (28/12/1987) sostuvo que a fin de no caer en supuestos de jurisdicción
exorbitante, para que los jueces argentinos puedan asumir jurisdicción debe existir un mínimo de
contacto razonable. Por otra parte, “el control para el reconocimiento de la jurisdicción extranjera
también se funda en posibilitar el rechazo de las jurisdicciones abusivas o exorbitantes (…). Ha de
existir una apropiada y razonable base jurisdiccional para reconocer la seriedad de la jurisdicción
ejercida por el 4
1
0
juez extranjero. (…) Para que exista razonable jurisdicción ejercida por un tribunal nacional debe
existir una genuina y substancial conexión entre el caso y el tribunal. La jurisdicción exorbitante y
abusivamente ejercida por los tribunales de un país compromete su responsabilidad internacional.”
11
11 ED, t. 127, p. 602 y A. BOGGIANO, (nota 8), t. I, pp. 800 ss., esp. pp. 839, 841 y 844.
12 Véase M. C. FEUILLADE, Competencia internacional civil y comercial, Buenos Aires, Ábaco, 2004,
pp. 317-318, quien afirma que la exorbitancia no está dentro de las características del sistema
argentino de competencia judicial internacional. Señala el autor que del análisis por él realizado “se
constató que no es punto de contacto en las normas de competencia judicial argentinas la
nacionalidad del demandante o del demandado, ni la presencia o introducción de bienes del
demandado, con excepción de la competencia exclusiva que territorialmente pueda corresponder, ni
la mera presencia o residencia ocasional, ya sea del demandante o el demandado en el territorio
nacional, ni la presencia comercial del demandado sin que el litigio esté vinculado a la actividad, ni el
lugar de firma de los contratos cuya competencia general se basa en el lugar de cumplimiento, ni las
designaciones unilaterales de tribunal competente que puedan hacerse, ni cualquier tipo de
asignación que el demandado hubiese hecho en el territorio nacional”.
13 La jurisdicción en estos casos está basada en el domicilio de los padres. Así el art. 400 CC dispone
que el discernimiento de la tutela corresponde al juez del lugar en que los padres del menor tenían
su domicilio, el día de su fallecimiento; el art. 401 CC establece que si los padres del menor tenían su
domicilio fuera de la República el día de su fallecimiento, o lo tenían el día en que se trataba de
constituir la tutela, el juez competente para el discernimiento de la tutela será, en el primer caso, el
juez del lugar de la última residencia de los padres el día de su fallecimiento, y en el segundo caso,
el del lugar de su residencia actual. El art. 403 CC contempla la hipótesis del discernimiento de la
tutela de los expósitos o menores abandonados: en tal caso tendrá jurisdicción el juez del lugar en
que tales personas se encontraren.
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0
14 El art. 22 establece que “serán competentes para entender en los juicios de alimentos: 1) el juez
que hubiere entendido en el juicio de separación personal, divorcio vincular o nulidad; 2) a opción del
actor el juez del domicilio conyugal, el del domicilio del demandado, el de la residencia habitual del
acreedor alimentario, el del lugar de cumplimiento de la obligación o el del lugar de celebración del
convenio
La doctrina ha juzgado que no existen foros exorbitantes dentro del ordenamiento argentino; por
otra parte, los tribunales suelen no asumir jurisdicción si no existe una conexión estrecha del caso
con el foro12.
Ejemplos de foros razonables en el sistema argentino son los del domicilio del demandado, el foro de
la autonomía de la voluntad de las partes, el del lugar de cumplimiento de los contratos, entre otros.
2. Foros generales y especiales
Los foros generales son aquellos que adoptan como pauta o criterio para establecer la jurisdicción del
juez un elemento que aparece presente en todos los supuestos o casos, vale decir,
independientemente de cual sea el objeto del proceso. Así, el ejemplo emblemático es el del foro del
domicilio del demandado. Atribuir jurisdicción a los jueces del país en que el demandado tiene su
domicilio garantiza, para éste, que podrá litigar en el país en que se supone que cuenta con los
elementos para defenderse en juicio; desde otra óptica, generalmente el demandado contará con
bienes en su domicilio, razón que le posibilitará al actor que, al incoar la demanda ante los jueces de
tal lugar, la sentencia que se dicte –en el caso de resultarle favorable- pueda ser ejecutada en dicho
país.
En el ordenamiento argentino el domicilio es un criterio determinante de jurisdicción internacional en
supuestos de tutela (arts. 400, 401, 403 CC13), separación, divorcio y nulidad de matrimonio (art.
227 CC), alimentos (art. 228 CC14), contratos 5
1
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alimentario si lo hubiere y coincidiere con la residencia del demandado, si se planteara como cuestión
principal”.
15 M. VIRGÓS SORIANO / F. J. GARCIMARTÍN ALFÉREZ, Derecho procesal civil internacional.
Litigación internacional, Madrid, Civitas, 2000, p. 101.
16 Véase D.P. FERNÁNDEZ ARROYO (coord.) (nota 2), pp. 158-159. En la normativa vigente, por
ejemplo, no encontramos normas que consagren foros de protección en materia de consumidores o
de trabajadores.
17 A. BOGGIANO (nota 8), t. II, pp. 252-254.
18 Véase CNCom., Sala E, “Trigo Corporation c/ Cristalerías de Cuyo S.A.”, (17/07/1998), en donde
el tribunal sostuvo que “en virtud de la exigencia del art. 517 inc. 1 del Código Procesal, tanto el
domicilio del demandado como el lugar de cumplimiento de las obligaciones son foros aptos como
criterios de atribución de competencias reconocidos por las normas argentinas de jurisdicción
internacional (arts. 1215 y 1216, Código Civil) desde el punto de vista patrimonial, en acciones de
naturaleza contractual”, LL, 1999-F, p. 778.
(art. 1215 y 1216 CC), sucesiones (art. 3284 y 3285 CC), concursos y quiebras (art. 3 de la ley
24.522).
Los foros especiales, por el contrario, son aquellos que se establecen teniendo en mira la materia, las
específicas características de la cuestión regulada. Dicho de otro modo, estos foros sólo atribuyen
competencias para determinadas demandas en razón del objeto material del litigio y su vinculación
con el foro15. Si bien estos foros son específicos con respecto a una materia determinada, el
legislador no deposita en todos los foros especiales la misma carga valorativa y, por ende,
encontraremos foros neutros y foros de protección16.
Por regla, estos foros especiales son concurrentes con los demás foros que existan en los demás
Estados con los cuales el caso de DIPr se vincule. Es un foro especial en el sistema argentino, por
ejemplo, el del lugar de cumplimiento o ejecución de los contratos.
3. Foros concurrentes y exclusivos
Los foros concurrentes son aquellos que han sido establecidos por el legislador con respecto a ciertos
supuestos, en los cuales se admite la posibilidad de que tribunales foráneos conozcan sobre el mismo
caso sobre la base del mismo o de un foro distinto de jurisdicción.
En el ordenamiento argentino de fuente interna, la jurisdicción contractual está contenida en las
normas generales de los arts. 1215 y 1216 del CC, de los que surge que para nuestro país son
competentes para entender en litigios contractuales internacionales, los jueces del lugar de
cumplimiento o ejecución del contrato (entendido como el lugar de realización de cualquier
prestación derivada del contrato)17 y los del domicilio o residencia del demandado. La norma
atribuye jurisdicción para los “contratos en general” sin especificar nada más, de modo que ante la
presencia de un contrato específico y la ausencia de una norma de jurisdicción internacional para ese
supuesto particular, caben aplicar los arts. 1215-1216 CC.
Se trata de normas de carácter procesal incluidas en un código de fondo, que operan bilateralmente
porque se utilizan tanto para saber si los jueces argentinos están dotados de jurisdicción
internacional en los casos concretos, cuanto para juzgar si los jueces extranjeros que han dictado
sentencias cuyo reconocimiento se pide en nuestro país, poseen o no jurisdicción desde el punto de
vista argentino18. 6
1
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Estamos ante una jurisdicción múltiple que no identifica al juez de ningún país propio o extranjero en
concreto, sino que da en abstracto las pautas para ubicarlo y, además, prevé más de una posibilidad
(lugar de cumplimiento, domicilio o residencia del deudor), con lo cual hay una multiplicidad o
concurrencia de jurisdicciones. Eso significa que los citados artículos sirven no sólo a los efectos de la
jurisdicción directa sino también de la indirecta (vale decir, para que el tribunal argentino a quien se
le pide el reconocimiento de una sentencia ya dictada en el extranjero, decida si proviene de un
tribunal a quien nosotros consideramos competente)19.
19 El art. 517 inc. 1 del CPCCN establece que para que la sentencia extranjera sea ejecutoria en la
República debe emanar de “tribunal competente según las normas argentinas de jurisdicción
internacional (…)”. Ello, agregado al resto de los requisitos referidos a que debe tratarse de un fallo
pasado en autoridad de cosa juzgada, que sea consecuencia del ejercicio de una acción personal o
real sobre un bien mueble, si éste ha sido trasladado a la República antes o después del proceso, que
haya habido debida citación de la parte demandada y se haya garantizado su defensa, que reúna los
requisitos de toda sentencia en el país en que se la dictó, que se encuentre autenticada conforme a
nuestra ley nacional, que su contenido no afecte los principios de orden público del ordenamiento
argentino y que no sea incompatible con otra sentencia pronunciada con anterioridad o
simultáneamente por un tribunal argentino.
20 Véase MA. E. UZAL (nota 8), pp. 18-22.
21 LL, 1986-D, p. 49.
22 Revista de Derecho Bancario y de la Administración Financiera, n° 3, 1991, p. 626 y en ED, t.
150, p. 304.
23 ED, t. 157, pp. 124 ss, con nota de E. MARTORELL.
24 LL, 2000-A, pp. 404 ss. con nota de C. IUD y ED, t. 186, pp. 288 ss. con nota de R. RAMAYO.
25 ED, 22/03/2995, pp. 5-6.
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26 Véase CSJN, “Gay, Camilo y otros v. Shaban, Imad Mahmoud Mohammad y otro”, (19/08/1999),
JA, 2000-II, p. 123.
Los arts. 1215 y 1216 del CC otorgan jurisdicción a los jueces del lugar de cumplimiento del
contrato. Existe, en materia contractual, un paralelismo entre forum e ius ya que la norma sobre
derecho aplicable a los contratos internacionales en sus aspectos sustanciales (validez, naturaleza y
obligaciones de las partes) con contacto argentino establece que se rigen por el derecho del lugar de
cumplimiento (arts. 1209-1210 CC). Sin embargo, “lugar de cumplimiento” es calificado de distinta
manera a los efectos del derecho aplicable y de la jurisdicción internacional. El lugar de cumplimiento
desde el punto de vista del derecho de fondo aplicable al contrato debe ser definido de acuerdo a los
arts. 1212-1213 del CC que proporcionan calificaciones autárquicas20. Con respecto a la calificación
de lugar de cumplimiento desde la óptica de la jurisdicción internacional, la jurisprudencia sostiene
un criterio amplio de “lugar de cumplimiento”; así, la CNCom., Sala E, en “Antonio Espósito e Hijos c.
Jocqueviel de Vieu” (10/10/1985)21, la CNCom, Sala C, in re “Quilmes Combustibles c/Vigan S.A.
s/ordinario” (05/03/1991)22, la CNCom., Sala E, en “INTA S.A. c/ MCS Officina Mecánica S.P.A.”
(14/19/1993)23, la CSJN, en “Exportadora Bs. As. S.A. (EBASA) c/ Holiday Inn’s Worldwide Inc.”,
(20/10/1998)24 y la CSJN en autos “Sniafa S.A.I.C.F. e I. c. Banco UBS AG” (14/09/2004)25 han
sostenido que por lugar de cumplimiento debe entenderse “cualquier lugar de cumplimiento (o
ejecución) del contrato”.
En materia matrimonial la norma de jurisdicción internacional del art. 227 del CC26 establece como
foros concurrentes para dirimir las acciones de separación personal, divorcio y nulidad, así como las
que versaren sobre los efectos del matrimonio, los del último domicilio conyugal efectivo o los del
domicilio del cónyuge 7
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demandado.27 El art. 227 también se aplica para a las relaciones patrimoniales de los cónyuges.
27 Véase B. PALLARÉS, Derecho internacional privado matrimonial, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni,
1988, p. 79. Téngase en cuenta que en el caso “Jobke c. Neidig” (09/05/1975) la CSJN determinó
que, en aquellos supuestos de no haber mediado en la Argentina el último lugar de efectiva e
indiscutida convivencia de los cónyuges, había jurisdicción concurrente de los jueces del último lugar
de efectiva convivencia de los cónyuges en el extranjero, del domicilio del demandado al momento
de ser entablada la demanda, del domicilio de los dos cónyuges separados y, a falta de certeza sobre
el domicilio del demandado o de las partes, los jueces del lugar de sus residencias. Véase ED, t. 62,
pp. 287ss., con comentario de W. GOLDSCHMIDT, “Jurisdicción y carga de la prueba en matrimonios
internacionales”, y LL, 1975-D, pp. 328 ss. con nota de A. BELLUSCIO, “Examen de la competencia
del juez extranjero para decretar el divorcio de matrimonio extranjero”. Antes de la reforma de la ley
23.515 (ley que introduce al art. 227) regía la norma del art. 104 de la ley 2393 que establecía la
jurisdicción exclusiva de los jueces argentinos en causas de divorcio o separación de matrimonios
con último domicilio conyugal en la Argentina.
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28 A. BOGGIANO (nota 8), t. I, pp. 961-962. Véase también B. PALLARÉS, “Efectos patrimoniales del
matrimonio”, en: D. P. Fernández Arroyo (coord.) (nota 2), p. 798
El art. 228 regula la jurisdicción para temas de alimentos disponiendo que podrá juzgar tales causas
el juez de la separación, divorcio o nulidad (inc. 1) y, a opción del actor, el juez del domicilio
conyugal o del domicilio del demandado, el de la residencia habitual del acreedor alimentario, el del
lugar de cumplimiento de la obligación o el del lugar de celebración del convenio alimentario si lo
hubiere y coincidiere con la residencia del demandado, si se planteare como cuestión principal (inc.
2). Fácil es advertir que la persona que peticiona los alimentos cuenta con un repertorio amplio de
foros alternativos ante los cuales puede plantear su reclamo. Esta norma se considera justa para el
alimentado; sin embargo, no se debe caer en la probable situación de indefensión del alimentante.
Como observa Boggiano, el art. 228 en principio “no debería hacer temer el forum shopping” porque
el art. 166 CC indica cuál debe ser la ley aplicable. Sin embargo, como bien lo advierte el autor, el
“forum shopping que alienta el art. 228 puede conducir a un abuso de difícil corrección”28.
En casos de transporte marítimo hay que diferenciar en el art. 614 de la ley de navegación 20.094
dos normas de jurisdicción internacional. Específicamente en contratos de utilización de buques, el
primer párrafo del art. 614 dispone que los tribunales argentinos son competentes para conocer en
los juicios derivados de los contratos de utilización de buques, cuando las obligaciones respectivas
deban cumplirse en nuestro país, “salvo la opción que tiene el demandante por los tribunales del
domicilio del demandado”. Vale decir que cuando las obligaciones se cumplan en nuestro país, el
actor puede optar entre incoar su demanda ante los tribunales argentinos o ante los jueces del
domicilio del demando, sea este domicilio argentino o extranjero. El segundo párrafo, al que nos
referiremos luego, otorga a los tribunales argentinos jurisdicción exclusiva.
Centremos nuestra atención ahora en los foros exclusivos. La característica de exclusividad del foro
se presenta cuando en ciertas materias el Estado no admite otra jurisdicción que la de sus propios
órganos jurisdiccionales. Ahora bien, los foros exclusivos de jurisdicción internacional se caracterizan
por ser foros excepcionales, especiales y por tanto de interpretación restrictiva.
Así, por ejemplo, en materia de ausencia y presunción de fallecimiento, el juez del último domicilio
argentino del presunto fallecido tiene jurisdicción internacional exclusiva para declarar la presunción
de fallecimiento (art. 110 CC). La doctrina sostiene la exclusividad de la jurisdicción argentina en
caso de último domicilio en 8
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Argentina y señala que debe afirmársela con el objetivo de proteger la estabilidad de las relaciones
jurídicas preexistentes (por ejemplo, el vínculo matrimonial disoluble por nuevo matrimonio luego de
la muerte presunta declarada)29.
29 Véase A. BOGGIANO (nota 8), t. I, pp. 643-644 y M. J. A. OYARZÁBAL, Ausencia y presunción de
fallecimiento en el derecho internacional privado, Buenos Aires, Ábaco, 2003, p. 43-44.
30 La citada norma dispone que será competente para declarar la ausencia el juez del domicilio o, en
su defecto, el de la última residencia del ausente. Si éste no los hubiere tenido en el país, o no
fuesen conocidos, lo será el del lugar en que existiesen bienes abandonados, o el que hubiese
prevenido cuando dichos bienes se encontraren en diversas jurisdicciones.
31 M. J. A. OYARZÁBAL (nota 29), p. 44.
32 M. J. A. OYARZÁBAL (nota 29), p. 82.
33 Véase CSJN, “Compte y Cía., Miguel c/ Ibarra y Cía” (16/11/1936), LL, t. 4, p. 925.
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34 A. BOGGIANO (nota ), t. II, p. 537.
Sin embargo, en el supuesto de que el ausente tenga bienes en nuestro país (foro internacional del
patrimonio), los tribunales argentinos tienen jurisdicción internacional concurrente (art. 16 de la ley
14.39430). En este caso, los tribunales argentinos serían concurrentemente competentes no sólo con
los jueces extranjeros del último domicilio del ausente, sino también con la de los jueces de los
lugares donde el ausente tenía bienes31. No debe perderse de vista que la asunción de jurisdicción
internacional de los jueces argentinos basada en la existencia de bienes del ausente en el territorio
de nuestro país, a la hora de su reconocimiento extraterritorial puede correr el riesgo de ser
desconocida si, por ejemplo, la legislación del Estado en el que el ausente poseía su domicilio o
residencia tiene una norma que señala que sus tribunales son los únicos con jurisdicción para
entender en el caso. En tal supuesto, la sentencia de los jueces argentinos -con jurisdicción en base
al foro de patrimonio- puede tener escasas posibilidades de ser reconocida en el país del domicilio del
ausente32.
Tal como señalábamos ut supra al referirnos al contrato de transporte marítimo, el art. 614 segundo
párrafo de la ley 20.094 atribuye jurisdicción internacional exclusiva a los tribunales argentinos en
aquellos contratos de fletamento total o parcial, o de transporte de carga general o de bultos aislados
en un buque cualquiera, o de personas y, en general, en todo contrato en que el transportador
asuma la obligación de entregar los efectos en destino. A pesar de que el art. 614 no dice a qué
lugar de destino se refiere, cabe concluir que la entrega debe haber tenido como destino la República
Argentina. La norma claramente establece que es nula toda cláusula que establezca otra jurisdicción
que la de los tribunales argentinos33. Cuando el destino es un puerto extranjero, afirma Boggiano,
es imposible entender que existe jurisdicción exclusiva de los tribunales argentinos sino que habrá
que reconocer, en el caso, jurisdicción a los tribunales extranjeros del puerto de destino y también a
los tribunales foráneos a los cuales las normas del país de destino les reconozcan jurisdicción
internacional34.
4. El alcance de la autonomía de la voluntad en la determinación del juez competente. La
prórroga de jurisdicción internacional
La autonomía de la voluntad de las partes, como criterio de determinación de la jurisdicción
internacional, es ampliamente admitida, más allá de las restricciones o límites a que pueda estar
sujeta. En virtud de dicha libertad, las partes en una relación iusprivatista multinacional pueden
determinar el juez o árbitro que se encargará de resolver las controversias que se susciten entre
ellos. Esa voluntad de las partes se suele 9
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plasmar en acuerdos o cláusulas de elección de foro que modifican la jurisdicción internacional35. En
otras palabras, La prórroga de jurisdicción es la posibilidad que se otorga a las partes en ciertos
actos jurídicos de elegir el tribunal ante el cual van a dirimir una futura y eventual controversia que
se suscite entre ellas con motivo de dicho acto, o incluso de evadirse expresamente de toda
jurisdicción oficial eligiendo un tribunal arbitral.
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35 Véase A. RODRÍGUEZ BENOT, Los acuerdos atributivos de competencia judicial internacional en
Derecho comunitario europeo, Madrid, Beramar, 1994, pp. 39 ss.
La disposición general sobre prórroga se encuentra en el art. 1 del CPCCN (ley 22.434) que permite
prorrogar la jurisdicción territorial de los jueces argentinos en favor de jueces o árbitros que actúen
fuera de la República, dejando a salvo lo que pueda disponerse al respecto en los tratados
internacionales, siempre que se trate de casos internacionales de índole patrimonial, y siempre que
no exista en el supuesto jurisdicción argentina exclusiva o que la prórroga no esté prohibida por ley.
Es decir que las partes contratantes pueden elegir el juez competente o acordar el sometimiento del
futuro y eventual litigio a la decisión de árbitros (las partes acuerdan que, en el supuesto de tener
que litigar, lo harán ante los tribunales de un determinado país, o se someterán a juzgadores
privados), mediante una cláusula de prórroga de jurisdicción autorizada por la norma federal del art.
1 del CPCCN.
La prórroga se puede establecer en cualquier momento y posee autonomía con respecto al contrato
al que se refiera. Puede pactarse antes de que surja cualquier hecho litigioso, en el texto del contrato
o en un documento aparte. Puede acordarse especialmente durante el desarrollo de los hechos
controvertidos (negociaciones tendientes a superar la crisis del contrato) o con posterioridad a los
mismos, cuando no habiendo posibilidades de lograr acuerdo sobre el fondo del debate, las partes
conservan la lucidez necesaria como para avistar los beneficios de dirimir su disputa ante un foro
acordado. Puede incluso tomar la iniciativa uno de los contratantes demandando ante un tribunal
elegido unilateralmente y el actor aceptar la competencia de dicho tribunal mediante actos
procesales concluyentes, manifestando tácitamente su voluntad positiva (no meramente presunta)
de aceptación, operándose así una prórroga que no había sido previamente pactada.
A) Prórroga de jurisdicción en materia de sociedades comerciales
Como es sabido, el art. 1 del CPCCN autoriza la prórroga en asuntos exclusivamente patrimoniales de
índole internacional; las controversias que surgen del derecho societario y que sean de carácter
internacional pueden ser calificadas como asuntos patrimoniales y por ende la prórroga sería viable,
tanto a favor de jueces extranjeros como de árbitros que actuaran fuera de la República. Sin
embargo, en el supuesto de la norma de policía del art. 124 de la ley de sociedades comerciales
19.550 (sociedad constituida en el extranjero pero que tiene su sede en la Argentina o su principal
objeto está destinado a cumplirse en forma exclusiva en nuestro país), cabría concluir que no resulta
posible prorrogar la jurisdicción ya que la mencionada disposición establece que aquella sociedad
será considerada como sociedad local, regida por el derecho argentino y por ello sujeta a la
jurisdicción argentina en forma 10
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exclusiva36. Claro está que esta restricción solamente operará para las controversias de naturaleza
societaria porque, para aquellos litigios de índole internacional originados en un contrato, por
ejemplo, la sociedad encuadrada en la hipótesis del art. 124 podría prorrogar válidamente la
jurisdicción. De lo dicho se desprende la necesidad de calificar el tipo de controversia (si societaria o
contractual) a los efectos de su prorrogabilidad.
36 A. BOGGIANO (nota 8), t. II, pp. 211-217. El autor señala que “tal como rige actualmente el art.
124, sería incongruente que sólo se admita la aplicación del derecho argentino a la sociedad
contemplada por dicha norma y que, por otro lado, se admita la jurisdicción extranjera para dirimir
cualquier controversia societaria. (…) el art. 124 impone un forum causae exclusivo y excluyente del
art. 1 del CPCCN, del art. 5, inc. 11 del mismo código y el art. 118, primer párrafo de la ley de
sociedades comerciales”, p. 217. Véase del mismo autor, “Jurisdicción internacional sobre sociedades
constituidas en el extranjero”, ED, t. 111, pp. 970 ss.
37 Se entiende que los no residentes en el país también podrían prorrogar la jurisdicción. Así lo
entienden, entre otros, J. D. RAY, Derecho de la navegación, t. I, Buenos Aires, Abeledo Perrot,
1992, p. 671, A. BOGGIANO (nota 8), t. II, p. 538.
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38 Véase M. J. A. OYARZÁBAL, El contrato de seguro multinacional, Buenos Aires, Ábaco, 1998, p.
150.
Si las partes no prorrogan la jurisdicción en aquellos asuntos en los que se permite tal facultad,
deben aplicarse las normas de jurisdicción internacional en materia societaria. El problema es que la
ley de sociedades comerciales 19.550 no contiene ninguna disposición de modo que, ante tal
carencia, habrá que recurrir a la aplicación analógica de otras normas. Veremos más adelante con
qué normas puede cubrirse tal vacío.
B) Prórroga de jurisdicción en cuestiones de transporte marítimo
El art. 621 de la ley 20.094, referente a la prórroga de jurisdicción, dispone que “producido un hecho
generador de una causa cuyo conocimiento corresponda a los tribunales nacionales, los residentes en
el país37 pueden convenir, con posterioridad al mismo, someterlo a juicio de árbitros o de tribunales
extranjeros, si así les resultare conveniente”. Esta disposición suscita dos cuestiones: la primera,
saber si el art. 621 deroga el segundo párrafo del art. 614 que estipula que es nula toda cláusula de
prórroga; la segunda, si el art. 621 constituye una excepción al art. 1 del CPCCN en cuanto al tiempo
en que puede efectuarse el acuerdo de prórroga.
Con relación a la primera cuestión, el art. 621 no desplaza al art. 614, segundo párrafo en virtud de
que ésta última constituye una norma especial que no puede ser dejada de lado por la norma general
del art. 62138. Vale decir que fuera del supuesto especial que plantea el art. 614, en todas las
demás hipótesis prevalece la prorrogabilidad a favor de jueces o árbitros. En cuanto al segundo
interrogante, el art. 621 contiene una limitación con respecto al momento en que puede efectuarse la
prórroga ya que solamente la prorrogatio post litem natam resultaría admisible. La norma del art.
621 es especial con relación al art. 1 del CPCCN y por tal motivo debe prevalecer.
C) Prórroga en contratos de seguro
En contratos de seguro se admite que las partes prorroguen la jurisdicción ya que la naturaleza
patrimonial del seguro es evidente y si, además, la controversia es 11
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internacional el art. 1 del CPCCN así lo autoriza ( siempre que no exista jurisdicción argentina
exclusiva sobre el caso o que la prórroga no esté prohibida por ley). El problema acerca de la
posibilidad de prorrogabilidad lo ha suscitado el art. 16 de la ley de seguros 14.418 que declara que
“es admisible la prórroga de la jurisdicción dentro del país”. Tal disposición no debe ser interpretada
como prohibitiva de la prórroga a favor de tribunales extranjeros39 ya que la norma no dice que “la
prórroga es admisible sólo y exclusivamente dentro del país”. Por ello, y máxime si no viola la
prohibición de la norma de policía del art. 12 de la ley 12.98840, debe ser admitida. Así, el acuerdo
podrá ser efectuado antes de suscitada la controversia (ya como una cláusula del contrato o por
separado) o con posterioridad al litigio.
39 Véase M. J. A. OYARZÁBAL (nota 38), p. 139 y A. BOGGIANO (nota 8) t. II, p. 559 y t. I, p. 282.
40 El art. 12 de la ley 12.988 prohibió asegurar en el extranjero personas, bienes o cualquier interés
asegurable de jurisdicción nacional. Si bien la norma no establece la nulidad del contrato (sino que
determina una pena de 25 veces la prima), Boggiano sostiene que se deduce de la prohibición y que,
por ende, en jurisdicción argentina el contrato sería nulo por aplicación de esta norma de policía cuyo
fundamento es la protección del mercado asegurador argentino. A. BOGGIANO (nota 8), t. II, p. 562.
Véase también CNCom., Sala B, “Pellegrini, Carlos D. c. Acedra S.A. y otros”, (07/05/1980), ED, t.
88, pp. 404 ss. donde el tribunal sostuvo en el considerando 14: “Estamos ante una disposición cuya
transgresión se materializa con la sola circunstancia de violar la prohibición, independientemente del
perjuicio ocasionado al bien jurídico protegido (el mercado asegurador argentino), y de que se haya
celebrado el seguro (…)”. La CSJN en “Johnson & Johnson de Argentina, S.A.”, (06/07/1970), señaló
en el considerando 2: “(…) a) que la ley 12.988 prohíbe claramente contratar seguros en el
extranjero cuando se trata de bienes que entran en el país y el riesgo del transporte está a cargo de
quien recibe la mercadería; b) que la prohibición legal importa indistintamente contratar el seguro en
el extranjero, como no celebrarlo en compañías nacionales (…)”, y concluye en el considerando 5 que
“(…) es indudable que en el sub lite no se presenta la infracción prevista por dicha ley, porque la
mercadería que importó la actora fue asegurada en una compañía argentina (…), de manera que la
evasión que procura impedir el dispositivo legal no se ha producido.” Vale decir que como corolario
del fallo se extrae que solamente hay violación de la norma cuando se sustituye el seguro n
compañía argentina por un seguro extranjero o en aquellos casos en que se contrata en el extranjero
o se omite celebrar el contrato en una compañía argentina.
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41 Sin embargo, la CSJN en “Compte y Cía., Miguel c/ Ibarra y Cía.” (1936- Fallos 176:218) en el
considerando 8 declaró que eran nulas, por ser contrarias al orden público, las cláusulas de un
contrato de fletamento que prorrogaban la jurisdicción para el conocimiento de dicho contrato y puso
de relieve que se trata de cláusula prefijadas, impresas e ineludibles de un contrato de adhesión.
Véase, en el sentido contrario, lo sostenido por la Suprema Corte de Estados Unidos en “The Bremen
v. Zapata Off-Shore Co.”, 407 U.S.I., (1972). Vid. asimismo CNCom., Sala C, “Quilmes Combustibles
S.A. c/ Vigan S.A. s/ ordinario”, (15/03/91), ED, t. 150, pp. 307 ss., CNCom., Sala E, “Inta S.A. c/
MCS Officina Mecánica S.P.A.”, (14/10/1993), ED, t. 157, pp. 131 ss. y CNCom., Sala D, “Bear
Service S.A. c. Cervecería Modelo, S.A. de C. V. s/ ordinario”, (22/02/2002), ED, t. 197, pp. 554 ss.
y LL, 2002-D, pp. 655 ss., con comentario de S.L. FELDSTEIN DE CÁRDENAS, “Acuerdo de elección
de jurisdicción internacional y compraventa internacional de mercaderías”, DeCITA, n° 1, pp. 353-
363.
A falta de prórroga válida y como el Código de Comercio ni la ley de seguros tienen una norma
específica sobre jurisdicción internacional en materia de seguros, habrá que estar a lo dispuesto por
los arts. 1215 y 1216 del CC.
D) Validez de la prórroga de jurisdicción en contratos de adhesión a cláusulas generales
predispuestas
Si la prórroga de jurisdicción se encuentra inserta como una cláusula más dentro de un contrato de
adhesión a cláusulas generales predispuestas, la regla es que la prórroga sigue siendo válida41 y el
solo hecho de estar en este tipo de contratos no 12
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bastaría para desvirtuar su eficacia42. Claro está que habrá que evaluar si tal acuerdo no ha sido
fruto del error de una de las partes (provocado por la conducta de la otra) o de fraude o si la
situación de disparidad en el poder negociador ha colocado a la parte débil en una condición tal que
le impide o le dificulta gravemente su posibilidad de defensa en juicio (con lo cual se violaría en este
último supuesto el derecho de defensa en sentido procesal consagrado en el art. 18 de la CN). Así, se
ha señalado que en un contrato por adhesión, todo acuerdo de elección de foro debe someterse,
sobre la base del art. 1071 del CC, a un control de razonabilidad43.
42 A. BOGGIANO (nota 8), t. I, pp. 282-285.
43 Véase M. S. NAJURIETA, “Prórroga abusiva de la competencia en un contrato de adhesión”, ED, t.
181, pp. 301 ss. y M. DE LOS Á. NAHID CUOMO / M. DE LAS M. RODRÍGUEZ GIAVARINI, “La
prórroga de jurisdicción en contratos internacionales: el supuesto de los contratos de adhesión”, ED,
08/03/2004, pp. 1-8.
44 El art. 3285 CC dispone que si el difunto no hubiese dejado más que un solo heredero, las
acciones deben dirigirse contra el juez del domicilio de este heredero. Esta norma otorga jurisdicción
el juez del domicilio del heredero único, pero tal jurisdicción no exclusiva sino concurrente con la del
juez del último domicilio del causante. Véase J.R. ALBORNOZ, “Sucesión hereditaria”, en: D.P.
Fernández Arroyo (coord.) (nota 2), p. 857.
45 Véase SCProv. Bs.As, “Enrique Bayaud s/ suc.”, (25/03/1981), ED, t. 94, pp. 602-613, nota de W.
GOLSDCHMIDT, “¿Hereda la francesa adoptada en Francia por adopción simple el inmueble argentino
del hermano de su madre adoptante?” y “Mandl, Fritz, A.M. s/ suc.”, ED, t. 95, pp. 185 ss. Véase
“Himmelspacher, Carlos E.”, (31/07/1968), JA, 1968-V, pp. 342 ss., donde la CSJN consideró que
había jurisdicción argentina en razón del fuero de patrimonio.
46 A. Boggiano (nota 8), t. I, pp. 1080-1081. En opinión del autor, ante la carencia de normas que
indiquen específicamente diversos foros concurrentes para juicios sucesorios, el procedimiento
analógico que debería hacerse recurriendo a las normas de jurisdicción internacional en materia
sucesoria de los Tratados de Montevideo ya que dichas normas (art. 66 del Tratado de derecho civil
internacional de 1889 y art. 63 del Tratado de 1940) abren tantos foros sucesorios como lugares de
radicación de bienes hereditarios existan.
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47 LL, t. 120, pp. 100 ss. Véase el comentario de W. GOLDSCHMIDT, “paso jurisprudencial hacia el
tratamiento unitario de la herencia en el derecho internacional privado”, pp. 103 ss.
III. Otros criterios atributivos de jurisdicción en las normas de fuente interna
1. Foro de patrimonio
En los casos sucesorios la norma del art. 3284 del CC determina que tienen jurisdicción los jueces del
último domicilio del causante44. Se ha entendido que esta jurisdicción no puede juzgarse como
exclusiva y excluyente sino que, por el contrario, debe concurrir con los jueces de los lugares en los
cuales se encuentren situados bienes del causante45. Ahora bien, esta “jurisdicción con base
patrimonial” encuentra sustento en el art. 16 de la ley 14.394. Esta norma es para caso de ausencia
con presunción de fallecimiento pero podría, por aplicación analógica en las causas sucesorias, ser
aplicada sustentando así un foro de patrimonio46. Si el causante tenía su último domicilio en el
extranjero, pero existen bienes inmuebles o muebles de situación permanente en la Argentina, la
jurisprudencia se encuentra dividida en cuanto a la posibilidad de atribuir jurisdicción internacional a
los tribunales de nuestro país. La Cámara de Apelaciones, Sala 1ª de Bahía Blanca en “Yarza Vidaor,
Eustacio s/sucesión” (25/06/1965)47 determinó la jurisdicción de los jueces argentinos por existir
bienes en nuestro país, a 13
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pesar de tratarse de una sucesión testamentaria en la cual el último domicilio del causante estaba
fijado en España. La Cámara de Apelaciones de Mar del Plata, Sala 2ª , en fecha en el caso “Elvira
Herms” (22/05/1973) resolvió que los jueces argentinos eran incompetentes en un supuesto de
sucesión de un causante con último domicilio en el extranjero pero que era propietario de bienes
inmuebles radicados en la Argentina48. Por el contrario, en “Pablo Andersen” (10/09/1974)49 la
Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires sostuvo la jurisdicción de los tribunales argentinos en
base a la existencia de un bien relicto situado en nuestro país, a pesar de que los causantes, al
momento de fallecer, tenían su último domicilio en Dinamarca. El tribunal en este caso utilizó para
fundamentar su argumentación el art. 10 CC que dispone que los bienes inmuebles situados en la
Argentina están sujetos a la ley del lugar de su situación. Ahora bien, como lo ha advertido
Boggiano, dicha disposición no es una norma de jurisdicción y, aun cuando el autor coincide en que
la decisión de la Corte fue buena, en su opinión al no estar la cuestión específicamente regulada en
el DIPr de fuente interna, debería haberse acudido analógicamente a las normas de los Tratados de
Montevideo de derecho civil internacional de 1889 y de 194050.
48 Véase J.R. ALBORNOZ (nota 44), pp. 857-859.
49 ED, t. 58, pp. 541 ss. Véase A. BOGGIANO, “Nuevas perspectivas en el derecho sucesorio
internacional (mas allá de la unidad o pluralidad a través del reenvío”, JA, t. 27, pp. 466 ss.
50 A. BOGGIANO (nota 8), t. I, pp. 1080-1081. Véase M. S. NAJURIETA, Coordinación de
ordenamientos jurídicos en materia de adopción internacional, Córdoba, Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 2004, p. 364.
51 M. E. UZAL (nota 8), pp. 22-23.
52 La norma no brinda un “criterio de radicación argentina”, sino que se limita a indicar como
vinculatorios de la jurisdicción internacional de los jueces argentinos la “existencia de bienes en el
país”. Sobre este tema, véase A. BOGGIANO (nota 8), t. II, pp. 908-909.
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53 No es exclusiva- sostiene Boggiano- “la jurisdicción argentina fundada en la sola radicación de
bienes del deudor en el país. Sería irrazonable considerar carentes de jurisdicción internacional para
declarar el concurso o la quiebra de un deudor domiciliado en el extranjero a los jueces del domicilio
o de la sede social de tal deudor. De ese modo, una declaración de concurso oriunda de la
jurisdicción del domicilio extranjero del deudor es causal de apertura del concurso argentino,
respecto d bienes existentes aquí.” A. BOGGIANO (nota 8), t. II, pp. 910-911. Con relación a la
necesidad de “existencia de bienes en el país”, véase CSJN, “Pacesetter Systems Inc. s/ pedido de
quiebra por Pacesetter S.A.”, (09/06/1994), ED, t. 159, pp. 59 ss., donde la CSJN consideró que la
mera existencia de una sucursal inscripta en Argentina era suficiente para decretar la quiebra, aun
cuando no se había probado la existencia de bienes en nuestro país. En el considerando 11 del voto
en disidencia del Dr. Boggiano, éste expresó que “el art. 2, inc. 2 de la ley 19.551 [la anterior ley de
concursos y quiebras] supedita la jurisdicción internacional de los jueces argentinos en materia
concursal a la existencia de bienes en el país de la sociedad domiciliada en el extranjero. No cabe
sostener que el propio proceso falencial sea un cauce para determinar dicha falencia. Para que el
juez argentino pueda ejercer su jurisdicción internacional, el acreedor peticionante del concurso debe
denunciar bienes sitos en Argentina. De lo contrario, se desnaturalizaría el sentido de la norma pues
podría someterse a juicio ante tribunales argentinos a una entidad completamente ajena a
Desde otro ángulo, resulta posible también que las partes en un contrato, mediante la prórroga de
jurisdicción, decidan de común acuerdo atribuir jurisdicción a los jueces del país en que ambas partes
hayan preconstituido garantías para el cumplimiento de la operación. Estaríamos en presencia de un
foro de patrimonio bilateral que, por lo demás, sería autosuficiente51.
En cuestiones de concurso y quiebra la jurisdicción internacional se atribuye a los jueces del domicilio
del deudor (art. 3, ley de concursos y quiebras 24.522). Sin embargo, cuando los deudores están
domiciliados en el extranjero, pero poseen bienes en Argentina52, los tribunales de nuestro país
tienen jurisdicción internacional en forma concurrente con los del domicilio del demandado53. Este
criterio atributivo de 14
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nuestro país que debería soportar injustificadamente un proceso en jurisdicción extraña, lo que
comprometería la garantía de defensa en juicio consagrada en el art. 18 de la CN.” En el mismo
sentido, véase el comentario a este fallo de G. BIDART CAMPOS, “El proceso concursal de deudores
domiciliados en el exterior que no tienen bienes en el territorio argentino”, ED, t. 159, pp. 58 ss. El
criterio de “Pacesseter Systems Inc.” fue seguido por la CNCom., Sala D, en “Proberan Internacional
Corp. S.A. s/ pedido de quiebra por Braticevich, Jorge”, (13/04/2000), LL, 2001-B, pp. 101-103 y
por la CNCom., Sala E, en “Collectivemind Inc. S.A. s/ pedido de quiebra por Transearch S.A. Arg.
S.A.”, (03/09/2004), sumario en http://www.csjn.gov.ar. Véase sobre este último fallo el comentario
de M.B. NOODT TAQUELA / J.C. CÓRDOBA, DeCITA, n° 3, 2005, pp. 531-532. En “Transportadora
Coral”, ED, t. 155, pp. 270-272, la CNCom., Sala A (09/12/1992), rechazó la solicitud de concurso
preventivo de una sociedad constituida en el extranjero en razón de que la deudora no poseía bienes
de capital en Argentina; lo único que existían eran créditos con lugar de cumplimiento en nuestro
país.
54 Véase CNCom., Sala B, “Belforte Uruguay S.A. s/ concurso preventivo s/ incidente de nulidad”
(06/04/2003), LL, Suplemento de concursos y quiebras, 28/08/2003, pp. 22-26. Vid. el comentario
de este caso por M. B. NOODT TAQUELA, DeCITA, n° 1, 2004, pp. 369-370.
55 A. BOGGIANO (nota 8), t. II, pp. 911-912.
56 Véase A.A.N. ROUILLON, “Cuestiones de derecho internacional privado en la ley concursal
argentina 24.522”, en: Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, 2000, pp.
1-23 y l fallo de la CNCom., Sala B, “Austral Bank internacional s/ pedido de quiebra por Caramschi,
José”, (20/10/1999), ED, 187, pp. 197 ss., con nota de J. A. LORENTE, “¿Sólo un acreedor ‘local’
puede pedir la quiebra de un deudor domiciliado en el extranjero?”. Compárese esta opinión con la
de M. B. NOODT TAQUELA, “Concursos y quiebras”, en: D. P. Fernández Arroyo (coord.) (nota 2), p.
1375.
57 Por domicilio debe entenderse la sede social inscripta en el pertinente organismo de control
(Inspección General de Justicia o de personas jurídicas según corresponda, de acuerdo a cada
provincia).
58 Véase CNCom., “Quilpe S.A.”, (31/03/1977), LL, 1977-B, p. 248. El concepto de domicilio social
ha sido interpretado como la localidad indicada en el contrato social o estatutos, aun cuando la
misma no coincida con el lugar en donde se localiza efectivamente la administración o explotación
principal.
jurisdicción internacional basado en la existencia de bienes del deudor en nuestro país (foro de
patrimonio) encuentra sustento normativo en la art. 2, inc. 2 de la ley 24.52254. Claro está que en
el caso los efectos se limitan a los bienes existentes en el país55. Ahora bien, algunos autores
consideran que, además de la existencia de bienes en el país para que pueda decretarse la quiebra
fundada en el art. 2 inc. 2, resulta necesario que existan acreedores locales, vale decir, acreedores
cuyos créditos sean pagaderos en Argentina56.
El foro del domicilio del deudor establecido en el art. 3 es un foro razonable. Ahora bien, la norma
distingue varios supuestos: en primer lugar, si se trata de personas físicas, tienen jurisdicción los
tribunales del lugar de la sede de la administración de sus negocios y, a falta de este, los jueces del
lugar del domicilio (inc. 1). El inc. 2 prevé la hipótesis de que el deudor posea varias
administraciones, en cuyo caso le corresponde intervenir al juez del lugar de la sede de la
administración del establecimiento principal; si no pudiese determinarse cuál es el establecimiento
principal, entonces entenderá el juez que hubiere prevenido. En segundo lugar, si se trata de
personas jurídicas de carácter privado regularmente constituidas, tiene jurisdicción el juez del lugar
del domicilio.57 El mismo criterio se aplica a las sociedades en que el Estado nacional, provincial o
municipal sea parte -con las exclusiones previstas en el art. 2 de la ley- (inc. 3)58. Si las sociedades
no están regularmente constituidas, entonces entenderá el juez del lugar de la sede y, en su defecto,
el del lugar del establecimiento o explotación principal (inc. 4). El inc. 5 se refiere a los deudores
domiciliados en el extranjero: aquí se atribuye jurisdicción a los jueces del lugar de la administración
en el país; a falta de éste, entiende el del lugar del establecimiento, explotación o actividad principal,
según el caso.
2. Foro de garantía 15
1
2
En casos de transporte marítimo, específicamente en aquellos juicios en que sea parte un propietario
o armador de un buque de bandera extranjera, si éste puede ser embargado según la ley argentina,
los tribunales de nuestro país tienen jurisdicción internacional (art. 612 de la ley de navegación
20.094). Esta norma se complementa con el art. 611 que dispone que “el derecho de embargar,
tomar cualquier otra medida precautoria y vender judicialmente un buque, se regula por la ley de su
situación.” Según lo ha señalado la doctrina, el fundamento de la jurisdicción de los tribunales
argentinos se encuentra en la garantía constituida en nuestro país, ya que ello le confiere a la
sentencia argentina que se dicte un razonable grado de efectividad59.
59 A. BOGGIANO (nota 8), t. II, pp. 523. Véase CSJN, “Eberh Clemens B. m. b. H. c/ Buque Pavlo”,
(25/11/1975), LL, 1976-B, pp. 93-96., con nota de W. GOLDSCHMIDT, “Jurisdicción internacional en
derecho marítimo”.
60 Véase A. BOGGIANO (nota 8), t. I, pp. 245-254.
61 Véase M. C. FEUILLADE (nota 12), pp. 178-182.
1
2
62 Cabe señalar que la norma del art. 122 de la ley de sociedades comerciales no es una norma de
jurisdicción internacional sino de emplazamiento o citación. Si bien puede resultar frecuente la
coincidencia de jurisdicción y emplazamiento en Argentina, ello no tiene por qué resultar necesario.
La CNCom., Sala A, en “Icesa, Industria de Componentes Electrónicos S.A. c/ Bravox S.A., Industria
y Comercio Electrónico” (05/08/1983), sostuvo que “originándose la controversia en un acto aislado
de una sociedad extranjera (art. 122, inc. a, ley 19.550), el emplazamiento en juicio de aquélla
puede cumplirse en el país, pero esto no conduce al sometimiento necesario a la jurisdicción de los
tribunales argentinos, ya que se requiere que exista jurisdicción internacional argentina para
entender en la controversia a que el acto aislado dio lugar”, ED, t. 108, p. 603, con nota de W.
GOLDSCHMIDT, “Jurisdicción internacional y
3. Forum causae
El forum causae permite atribuir jurisdicción internacional concurrente a los jueces del país cuyo
derecho –según las normas de conflicto del foro- resulta aplicable al caso60. Entre las ventajas de
este procedimiento se han destacado el paralelismo en la elección del derecho aplicable y el juez
competente y la razonabilidad y previsibilidad de la jurisdicción que se obtiene a través de este
procedimiento. Más allá de las desventajas que, en su funcionamiento, puede plantear su aplicación,
los tribunales argentinos han recurrido al forum causae en varias oportunidades ante la ausencia de
normas de jurisdicción internacional.
En materia de adopción no existe una norma de jurisdicción internacional y debido a ello se ha
propiciado deducir la jurisdicción de la norma del art. 339 CC que establece como derecho aplicable
la ley del domicilio del adoptado61. Así, es posible afirmar que los jueces del domicilio del adoptado
tienen jurisdicción internacional para entender en el juicio de adopción si el adoptado se domicilia en
el extranjero. Ahora, si tiene su domicilio en Argentina y el adoptante también, entonces el domicilio
del adoptado fija la competencia interna. Sin embargo, la jurisdicción de los jueces del domicilio del
adoptante en el extranjero debe ser admitida también en forma concurrente, siempre que la
adopción se ajuste al derecho del domicilio del adoptado. De lo dicho se concluye que existe
concurrencia alternativa de jurisdicción internacional de los domicilios del adoptante y adoptado, ya
sea que ellos tengan sus domicilios en nuestro país o en el extranjero.
En temas societarios la ley de sociedades comerciales –como ya lo advertimos- no posee normas de
jurisdicción internacional62 y por ende debe determinarse qué 16
1
2
representación procesal.” Véase A. BOGGIANO, Sociedades y grupos multinacionales, Buenos Aires,
Depalma, 1985, pp. 209 ss. esp. pp. 219-220, C. D. IUD, “Emplazamiento a la sociedad constituida
en el extranjero: en juicio y en el proceso de mediación”, ED, t. 182, pp. 485 ss., D. R. VÍTOLO,
Sociedades extranjeras y off shore, Buenos Aires, Ad-Hoc, 2003, pp. 179-183 y F. G. POLAK, La
empresa extranjera, Buenos Aires, Ábaco, 2003, pp. 133-136.
63 Las pretensiones derivadas de las relaciones societarias se dirimen ante el juez del lugar del
domicilio social inscripto, y si la sociedad no requiere inscripción, el del lugar del domicilio fijado en el
contrato.
64 A. BOGGIANO (nota 8), t. II, p. 216.
65 Véase W. GOLDSCHMIDT, “Jurisdicción internacional y juicio ejecutivo con respecto a un cheque
internacional”, comentario al fallo de la CNCom, Sala B, “Pican Jovo c/ Scoufalos, Antonio”,
(16/05/1969), ED, t. 29, pp. 605 ss.
66 La norma establece que “cuando se ejerciten acciones personales [será competente], el del lugar
en que deba cumplirse la obligación expresa o implícitamente establecida conforme a los elementos
aportados en el juicio y, en su defecto, a lección del actor, el del domicilio del demandado o el del
lugar del contrato, siempre que el demandado se encuentre en él, aunque sea accidentalmente, en el
momento de la notificación. El que no tuviere domicilio fijo podrá ser demandado en el lugar en que
se encuentre o en el de su última residencia.”
67 A. BOGGIANO (nota 8), t. II, p. 848 y 862. Según el autor, ambas normas están en “grado
equivalente de proximidad analógica” (aunque el art. 35 del Tratado se refiere también a otros títulos
de crédito, pero el art. 3 de la ley si bien sólo se refiere al cheque indica solamente el derecho
aplicable al mismo). Desde el puntos de vista valorativo –apunta Boggiano- “es justo afirmar la
referida concurrencia, confirmada además por el principio general en materia de jurisdicción
internacional, que abre una pluralidad de foros con jurisdicción concurrente a fin de beneficiar las
necesidades de las partes”.
68 La CNCom. aplicó el forum causae en “Reynoso, Herberto J. c/ Lima de Echeverría, Esther”
(19/05/1980), LL, 1980-B, pp. 581-586.
69 Véase CNCom., Sala D, “Postigo Mantecón, Maximina c/ Gorostiza, Guillermo”, (25/10/1991), ED,
t. 146, pp. 414-417, con comentario de M. S. NAJURIETA, “Ejecución de un cheque librado en el
extranjero contra un banco extranjero, en el domicilio argentino del ejecutado”.
normas pueden resultar aplicables en forma analógica. Ante tal carencia normativa en orden a la
jurisdicción internacional puede utilizarse el procedimiento del forum causae y atribuir jurisdicción
internacional para dirimir controversias societarias a los jueces del país cuyo derecho rige la
sociedad; estos serían, en principio, los jueces del lugar de constitución (art. 118, primer párrafo,
norma de conflicto que indica como aplicable la ley del lugar de constitución de la sociedad). Esto
puede complementarse, por otra parte, con las normas de competencia territorial interna en materia
societaria contempladas en el art. 5, inc. 11 del CPCCN63. Las reglas allí establecidas “pueden ser
consideradas de aplicación concurrente con el art. 118, primer párrafo de la ley 19.550”64.
Tampoco encontramos normas de jurisdicción internacional de fuente interna que indiquen los
tribunales competentes para regir controversias sobre cheques. La ley de cheque 24.452 –como su
antecesor, el decreto ley 4776/63- carece de norma y por tanto el vacío debe ser suplido de alguna
forma. Algunos consideran que deben aplicarse las normas de jurisdicción contractual de los arts.
1215-1216 del CC65; otros opinan que puede constituir una opción recurrir a la norma de
competencia territorial interna del art. 5 inc. 3 del CPCCN66. Finalmente, hay quienes apoyan que la
jurisdicción internacional en materia de cheque debe ser deducida de la norma del art. 3 de la ley de
cheque que dispone, para todos los aspectos del cheque, la aplicación de la ley del domicilio del
banco girado. En opinión de Boggiano67, cabe admitir la aplicación analógica concurrente de las
normas del art. 3 de la ley de cheque68 con el art. 35 del Tratado de derecho comercial terrestre
internacional de Montevideo de 194069 y así atribuir jurisdicción a los jueces del domicilio del banco
pagador (art. 3) como a los 17
1
2
tribunales del domicilio del demandado en la fecha en que se obligó o al tiempo de la demanda (art.
35)70.
70 Véase la jurisprudencia citada por M. B. NOODT TAQUELA, “Títulos valores”, en: D. P. Fernández
Arroyo (coord.) (nota 2), p. 1225. Vid. asimismo A. P. RADZYMINSKY, “Cuestiones de derecho
internacional privado cambiario”, ED, t. 132, pp. 113 ss., comentario a la sentencia de la CNCom.,
Sala E, “Rodhia Argentina S.A. y otro c/ Polisecki, Jorge”, (11/10/1988).
71 J. R. ALBORNOZ, “Acerca de la jurisdicción internacional y su prórroga en la ley de derecho
internacional privado de Venezuela”, en: Nuevos estudios de derecho procesal, Homenaje a José
Andrés Fuenmayor, (separata), Caracas, Tribunal Supremo de Justicia, 2002, p. 44.
72 Véase en este sentido el art. 3 de la Lly federal suiza de DIPr de 1987, art. 153 de la ley de DIPr.
de Rumania de 1992 y el art. 3136 CC de Quebec. Asimismo, el foro de necesidad se encuentra
presente como norma de competencia indirecta en el art. 2 de la Convención de la CIDIP III que
regula esa materia.
73 LL, t. 98, p. 287.
1
2
74 Véase CNCiv., Sala G, “V. de O.P., M.L. v. C. de O.P., R.P.”, (22/12/1983), JA, 1984-III, p. 267,
fallo en el que se sostuvo que “el art. 104 de la ley 2393 contiene por si solo un sistema normativo
completo,
4. Forum necessitatis
En ciertos supuestos, para garantizar el derecho a una tutela judicial internacional efectiva (y a los
efectos de evitar una probable denegación internacional de justicia), debe permitirse el acceso a los
tribunales argentinos para dirimir un caso de DIPr (art. 24 inc. 7 decreto 1285/58).
El forum necessitatis es un remedio basado en el derecho de acceso a la justicia que permite otorgar
jurisdicción internacional a los jueces que, en principio, carecen de tal potestad para conocer y
sentenciar en el supuesto concreto, con la finalidad de evitar supuestos de denegación de justicia a
nivel internacional.
Cuando se presentan caso en los cuales se puede llegar a lesionar de manera grave derechos
humanos fundamentales, los Estados pueden decidir de manera unilateral arrogarse jurisdicción y
permitir a sus jueces el dictado, por ejemplo, de medidas urgentes; desde esta perspectiva y
teniendo fundamentalmente en cuenta el principio de defensa, los tribunales de un país pueden abrir
su jurisdicción a fin de que los derechos sustanciales del actor no queden privados de tutela ante la
posibilidad de que se produzca una denegación internacional de justicia. Tal como señala Albornoz,
los “principios esenciales en materia jurisdiccional son manejados (consciente o inconscientemente)
por el legislador cuando elabora normas de jurisdicción internacional, pero también por los jueces
nacionales en aquellos casos en que una declaración de incompetencia colocase al accionante en
grave riesgo de quedarse sin tribunal ante el cual llevar sus pretensiones”71.
A diferencia de otras legislaciones que consagran de manera expresa el forum necessitatis72, la
legislación vigente en Argentina no contiene ninguna norma al respecto. Debe ponerse de relieve que
en nuestro país este “remedio” fue introducido en la jurisprudencia por la CSJN en “Emilia Cavura de
Vlasov c/ Alejandro Vlasov”, de fecha 25/03/196073 en un caso de divorcio y separación de bienes.
Allí CSJN abrió la jurisdicción argentina y consideró competentes a los tribunales del país ya que, si
no lo hacía, se colocaba a la actora en una situación de indefensión ya que corría peligro de no
encontrar un tribunal en el mundo ante el cual incoar la demanda, en virtud de que el demandado
tenía domicilio nómade. Las normas controvertidas en este caso eran el art. 104 de la ley 2393 de
matrimonio civil74 (que consideraba con jurisdicción a los jueces 18
1
2
pues en su primera parte consagra l principio del domicilio como determinante de la competencia;
esa normativa determina una ‘jurisdicción internacional exclusiva de los tribunales nacionales’ para l
caso de domicilio conyugal argentino. Diversas razones fundamentan el principio señalado, entre las
cuales adquiere singular importancia el hecho común y corriente de la inmediata promoción del juicio
de divorcio o la separación de hecho, lo cual aproxima a los cónyuges a una efectiva defensa de sus
derechos, especialmente en lo que concierne al aspecto probatorio, así como facilita la aplicación por
el juez de las normas, ideas y creencias que son propias del lugar de la ‘última convivencia efectiva
de los cónyuges’, especialmente en cuanto concierne a los efectos personales del divorcio.”
75 Ya en el caso “Vázquez, Miguel s/ carta de ciudadanía” de 07/10/1940, (Fallos: 188.77), la CSJN
había sostenido que “la intervención de la Corte Suprema en un caso de competencia negativa es
procedente a los efectos de evitar la efectiva denegación de justicia, aun cuando no se hallaren
reunidos los requisitos que caracterizan a las contiendas de competencia que le corresponde dirimir”.
76 A. BOGGIANO (nota 8), t. I, p. 242, ha sostenido que “la sentencia conjuga admirablemente el
principio de derecho internacional público que proscribe la denegación internacional de justicia con el
principio de derecho constitucional argentino de la defensa en juicio”. El autor señala que en el caso
“Vlasov” la Corte redefinió el concepto de domicilio conyugal a los fines de la ampliación del art. 104
de la ley 2393 y que tal reestructuración normativa permitió respetar el “foro de necesidad
argentino” aventando una posible denegación de justicia. “No puede decirse que la Corte aplicó en
“Vlasov” la norma como era, sino como ella estimó que debería ser”. Véase A. BOGGIANO, Derecho
Internacional A. D. 2000, Buenos Aires, la Ley, 2000, p. 22
del domicilio conyugal) y el art. 90 inc. 9 del CC (que señalaba que la mujer casada tenía el domicilio
del marido, aun cuando se encontrare en otro lugar con autorización suya). La actora demandó ante
los tribunales los tribunales argentinos y el demandado opuso excepción de incompetencia
argumentando que su domicilio estaba en Génova (Italia) y por tanto que eran competentes los
jueces de tal lugar. El juez de primera instancia rechazó la excepción, mientras que la Cámara de
Apelaciones, por el contrario, declaró la incompetencia de los jueces argentinos. Llegado el caso a la
CSJN, ésta consideró que los tribunales argentinos tenían jurisdicción en base a distintos
fundamentos. En lo que aquí interesa debe resaltarse, por una parte, que el máximo tribunal calificó
el domicilio conyugal como el lugar de la última, efectiva e indiscutida convivencia de los cónyuges y,
por otra, que aplicó el criterio jurisprudencial75 según el cual, aun cuando no estuviere caracterizada
una típica cuestión de competencia, la Corte debía intervenir si se llegara a producir una efectiva
denegación de justicia por la declaración de incompetencia de los jueces a los que se sometiera el
caso. Incluso, la intervención de los jueces argentinos se fundamentó en la necesidad de controlar la
garantía de defensa en juicio comprometida y por tanto, impedir una probable denegación
internacional de justicia, inaceptable a la luz del derecho internacional. La Corte realizó en abstracto
un análisis de la probable consideración del juez extranjero sobre su propia jurisdicción y el eventual
resultado negativo de la jurisdicción foránea, lo cual llevaría a que la actora quedara privada
internacionalmente de justicia si no se abría la jurisdicción argentina76. Vale decir que un eventual
conflicto negativo de jurisdicción podría llegar a poner en peligro el derecho de defensa en juicio de
los derechos sustanciales de la actora.
5. Bilateralización de las normas internas de competencia
El sistema argentino no cuenta con normas específicas de jurisdicción internacional para cada
supuesto en particular. En estos casos, una posibilidad para cubrir tal vacío sería recurrir –de manera
general y con carácter subsidiario- a las normas internas de competencia territorial en la materia de
que se trate. Esta extensión 19
1
2
al orden internacional de las reglas argentinas de competencia territorial interna se basa en un
criterio de equivalencia funcional que autorizaría la bilateralización. Cabe advertir que, de un lado, tal
bilateralización solamente autorizará a atribuir jurisdicción a los jueces del propio Estado y de otro,
que tal procedimiento requerirá, según el caso, adaptaciones o incluso modificaciones de las reglas
de competencia territorial interna77.
77 Véase M. E. UZAL (nota 8), pp. 24-25.
78 M. C. FEUILLADE (nota 12), p. 204 y p. 317.
79 Véase sobre el tema en este número de DeCITA el trabajo de A. M. GARRO, “Forum non
conveniens: disponibilidad y adecuación en los foros latinoamericanos desde una perspectiva
comparada”. Asimismo, D. P. FERNÁNDEZ ARROYO, “Aspectos generales del sector de la jurisdicción
internacional”, en: D. P. Fernández Arroyo (coord.) (nota 2), pp. 165-167 y A. DREYZIN DE KLOR /
T. SARACHO CORNET, Trámites judiciales internacionales, Buenos Aires, Zavalía, 2005, pp. 86-88.
80 El art. 6 establecía: “Un tribunal argentino competente podrá, excepcionalmente y a petición de
parte, declinar su competencia si estima que las autoridades de otro Estado son más adecuadas para
resolver el litigio.”
81 Véase la opinión de M. A. CIURO CALDANI, “Una nueva concepción normológica de la ciencia del
derecho internacional privado”, ED, t. 48, pp. 5-23, esp. pp. 21-22. y de M. C. FEUILLADE (nota 12),
pp. 45-46, quien señala que la institución podría ser instaurada mediante una reforma legislativa del
CPCCN.
1
2
82 A. BOGGIANO (nota 8), t. I., p. 298.
En materia de bienes, por ejemplo, el ordenamiento argentino carece de normas de jurisdicción
internacional. El CC sólo se refiere a la ley que rige los bienes inmuebles (art. 10) y los mubles –con
o sin situación permanente- (art. 11). El art. 5 inc. 2 del CPCCN declara como competentes, a opción
del actor, a los jueces del lugar donde se encuentren los bienes o a los jueces del domicilio del
demandado. De aplicar analógicamente esta disposición a supuestos internacionales (mas allá de que
algunos autores crean más conveniente acudir a los Tratados de Montevideo) se podría afirmar que
la jurisdicción argentina es exclusiva78. La jurisprudencia, en líneas generales, se ha inclinado en
materia de bienes inmuebles y muebles con situación permanente por el principio de territorialidad.
6. Forum non conveniens
Puede suceder que, aun existiendo una norma que atribuya jurisdicción internacional a los tribunales
argentinos para decidir un caso, nuestros jueces estimen que existe un foro extranjero más
apropiado para resolver ese supuesto particular y que, como consecuencia de ello, consideren que el
foro argentino es un forum non conveniens.
El forum non conveniens no se encuentra receptado en el ordenamiento argentino, como sí sucede
en otros países79. Sí lo preveía el proyecto de ley argentina de DIPr de 199980, línea que no ha
seguido el proyecto de código de DIPr de 2000.
Con relación a su compatibilidad con el sistema normativo de nuestro país, se ha sostenido que no
existe obstáculo para que el juez declare que el foro argentino es un foro no conveniente frente a
otro extranjero81. Así, por una parte, el demandado deberá probar que el foro argentino es
manifiestamente inapropiado frente a un foro extranjero y, por otra, habrá que analizar -entre otras
cosas- las circunstancias procesales del caso, la proximidad de las partes, de las pruebas, los gastos,
la probabilidad de auxilio procesal internacional82. 20
1
2
IV. Conclusiones. El esperado avance en materia de normas de jurisdicción internacional
argentinas
El sistema argentino de fuente interna posee normas que atribuyen jurisdicción internacional para
decidir distintos casos. Dichas normas están formuladas de manera multilateral83 y se utilizan tanto
para saber si los jueces argentinos están dotados de jurisdicción internacional en los casos concretos,
como así también para juzgar si los jueces extranjeros que han dictado sentencias cuyo
reconocimiento se pide en nuestro país, poseen o no jurisdicción desde el punto de vista argentino.
83 Como advierte Fernández Arroyo, aunque las normas de jurisdicción internacional estén
redactadas de forma multilateral, debe tomárselas como reglas unilaterales ya que las mismas están
exclusivamente dirigidas al juez que las dicta. Véase en este número de DeCITA, D. P. FERNÁNDEZ
ARROYO, “Acerca de la necesidad y las posibilidades de una Convención interamericana sobre
competencia judicial internacional”. El autor señala que “resulta impensable que un juez pueda
considerarse competente en función de lo que establezcan las normas de competencia vigentes en
otros Estados y no en el suyo. Cosa bien distinta es que dicho juez pueda tomar en consideración las
normas de competencia extranjeras para modular su actividad en determinadas circunstancias, como
pueden ser las que se dan cuando se presenta una demanda ante él en un supuesto en el cual un
ordenamiento extranjero dispone la competencia exclu-siva de sus jueces y tribunales.”
84 Aunque en determinados supuestos cabría considerar excesivo al foro patrimonial de los arts. 611
y 612 de la ley de navegación 20.094 por los disvaliosos resultados a que puede conducir
funcionando en coordinación con la conexión jurisdiccional de la norma de policía contenida en el art.
604 de la ley de navegación.
Los foros consagrados en las normas de jurisdicción internacional de fuente interna argentina pueden
considerarse foros razonables y no exorbitantes84. El listado de normas de jurisdicción argentina
exclusiva no es extenso.
Ahora bien, se observa que no para todos los supuestos encontramos normas específicas de
jurisdicción internacional y, ante tal carencia, resulta necesario recurrir a distintos procedimientos a
los efectos de solucionar la cuestión.
La teoría del paralelismo entre forum e ius, como criterio de atribución de jurisdicción de los jueces
argentinos, no está consagrada en una norma de fuente interna; sí, en cambio, la encontramos en el
art. 56 de los Tratados de derecho civil internacional de Montevideo de 1889 y de 1940 de los cuales
Argentina es parte.
El forum necessitatis y el forum non conveniens no encuentran recepción normativa expresa, aunque
el primero ha sido receptado a través de la vía jurisprudencial y, con relación al segundo, no existan
obstáculos para su aplicación.
Mucho se ha debatido a lo largo de los años sobre la necesidad de contar con reglas claras de
jurisdicción internacional. En este sentido, queremos dejar sentada nuestra opinión altamente
favorable a la concreción de un cuerpo único conteniendo las normas de derecho internacional
privado de fuente interna argentina. Desde ese punto de vista coincidimos con todos los que
advierten el gran inconveniente que constituye la dispersión normativa, la reglamentación
fragmentaria de la jurisdicción, la convivencia “separada” de disposiciones provenientes de distintas
épocas y que responden a diferentes concepciones, propias de los tiempos en que se han generado y
de los diversos autores que las han elaborado.
De modo que la unificación era una asignatura que nuestro sistema jurídico tenía pendiente, por lo
que no podemos sino considerar positivamente el inicio de la concreción de la idea unificadora,
aunque a la hora de llevarla a cabo aparezcan las 21
1
3
lógicas dificultades provenientes de posturas doctrinarias y disensos relativos a la manera de encarar
los temas, tanto en cuanto a la selección de las cuestiones que deben ser incluidas como en lo que
hace a la redacción concreta de cada precepto.
Mas allá de las observaciones y comentarios que pueden merecer algunas normas de jurisdicción del
proyecto argentino de código de DIPr, lo cierto es que se incorporan normas de jurisdicción que
tutelan a la parte débil del contrato, se recepta normativamente el forum necessitatis, se establece
en una disposición de manera taxativa los supuestos de jurisdicción argentina exclusiva, se regula la
litispendencia internacional y se consagran normas específicas para temas en los que hoy por hoy
existe un vacío normativo.
La vastedad de nuestra materia conlleva indefectiblemente la posibilidad de opiniones discordantes
siendo, entonces, necesario valorarlas para intentar que el resultado del análisis refleje una amplia
coincidencia en los ejes estructurales del sistema85.
85 Véase J. R. ALBORNOZ / P. M. ALL, Comentarios al Proyecto argentino de código de derecho
internacional privado, en http://www.jus.gov.ar
8/10/2017 SAIJ - Inmunidad de jurisdicción de los estados. Los cambios operados en la doctrina,
jurisprudencia y legislación nacional
http://www.saij.gob.ar/doctrina/dasf070023-trucco-inmunidad_jurisdiccion_estados_cambios.htm
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Inmunidad de jurisdicción de los
estados. Los cambios operados en
la doctrina, jurisprudencia y
legislación nacional
por MARCELO F. TRUCCO
2007
www.saij.jus.gov.ar
Id SAIJ: DASF070023
1- Introducción Una de las nociones más importantes no solo en el campo del Derecho
Internacional, sino más específicamente en el ámbito de la Filosofía y las Ciencias Políticas, es la
noción de soberanía Estatal. Así encontramos que la Filosofía Política francesa, con Jean Bodin
entre sus máximos exponentes, consideraba la soberanía en términos absolutos, como la facultad
del Estado de ejercer sus poderes públicos, con exclusión de cualquier otro poder. Es decir que el
poder que ejerce el Estado no puede estar sometido o subordinado a ningún otro poder. Y fue esta
noción de soberanía absoluta la que dominó la época de las monarquías absolutas, con la famosa
concepción de que el poder residía en el soberano y tenía carácter ilimitado.
Sin embargo, y como bien señala Podestá Costa, en "el siglo XIX, y como consecuencia de la
transformación de las monarquías absolutas en monarquías constitucionales, la soberanía se ha
despersonalizado hasta el punto de convertirse en una idea abstracta, afirmándose el concepto de
que la soberanía admite restricciones y por lo tanto no es indivisible ni absoluta." (1) Esta idea de
soberanía se trasladó al ámbito de la jurisdicción, entendiéndose que ningún Estado por su
carácter de soberano podía quedar sometido a los tribunales o leyes de otro Estado.
Vamos a analizar en este breve trabajo cómo se ha avanzado desde una concepción de inmunidad
de jurisdicción en términos absolutos, a supuestos donde esa inmunidad solo tiene carácter
relativo, y por lo tanto cede ante la verificación de determinados supuestos contemplados por la
ley. A lo largo de nuestro desarrollo iremos haciendo alusión a importantes fallos de nuestra
jurisprudencia que marcaron la orientación y el cambio de rumbo definitivo sobre esta materia,
para terminar analizando las principales disposiciones de la ley 24.488, que es en la actualidad, la
ley argentina en materia de inmunidad de jurisdicción de Estado extranjeros ante los tribunales de
nuestro país.
2- Concepto de Inmunidad de Jurisdicción. Tesis de la Inmunidad absoluta En virtud de lo expuesto
hasta aquí, podemos decir que por Inmunidad de Jurisdicción entendemos la imposibilidad de que
un Estado pueda ser demandado ante los tribunales de otro Estado.
Esta inmunidad de jurisdicción fue concebida en términos absolutos prácticamente hasta mediados
del siglo XX. Si los Estados eran soberanos, se desprendía también de ese concepto su igualdad
soberana, por lo tanto no cabía la posibilidad que el Estado pudiera ser obligado a someterse a la
jurisdicción de otro Estado, a no ser que mediare su consentimiento expreso. Este principio se
traducía en la máxima jurídica "par in parem non habet imperioum"(entre pares no hay imperio) (2)
3- Tesis de la inmunidad relativa o restringida Decíamos que hasta las primeras décadas del siglo
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XX, se mantuvo la posición de la inmunidad absoluta. ¿Qué cambios empiezan a operarse?. Se
advierte que a partir de las guerras mundiales, los Estados empezaron a ejercer actividades que
invadían frecuentemente la esfera privada. "Ya en el curso del siglo XX los Estados se embarcaron
en empresas comerciales, creando monopolios, explotando ferrocarriles, buques y correos. La
Primera Guerra Mundial aceleró esas actividades y la irrupción de los Estados socialistas y
comunistas aumentó enormemente el sector público de la economía y el comercio" (3). La Primera
Guerra Mundial dio lugar a nuevos problemas relacionados a los "buques de Estado". Suiza,
Francia, Rumania, Grecia, Suecia, entre otros, admitieron en sus tribunales acciones contra
Estados extranjeros que habían incautado buques destinados a transporte de índole comercial.
Por ende entendieron que en esos casos los Estados actuaban como personas de derecho
privado. (4) Como consecuencia de esta nueva realidad internacional surgió en la doctrina y
después en una jurisprudencia expansiva la llamada teoría restringida de la inmunidad de
jurisdicción.
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HERRAMIENTAS
CONTENIDOS DE INTERES
Creación de tribunales arbitrales
consumo con competencia en
reclamos de consumidores.
Ley 7.363. MENDOZA, 26/4/2005.
Vigente, de alcance general
Código Provincial de Implementación
de los Derechos de los Consumidores y
usuarios
Ley 13.133. BUENOS AIRES,
27/11/2003. Vigente, de alcance
general
Modificatoria de la ley 13.133 - Código
Provincial de Implementación de los
Derechos de los Consumidores y
Usuarios
Ley 14.514. BUENOS AIRES,
29/11/2012. Vigente, de alcance
general
Alcances de información al
consumidor, configuración de
sanciones administrativas, requisitos
de sanciones administrativas
Sumario de Fallo. 18/11/2003
REGIMEN DE LA DEFENSA DE LOS
DERECHOS DE LOS
CONSUMIDORES Y USUARIOS
Ley III 2. MISIONES, 3/12/2009.
Vigente, de alcance general
ADHESION LEY N. 24.240 SOBRE
DEFENSA DEL CONSUMIDOR.
Ley 7.087. SAN JUAN, 30/11/2000.
Vigente, de alcance general
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jurisprudencia y legislación nacional
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Esta teoría restringida distingue dos tipos de actos de los Estados:
1- actos iure imperii , es decir aquellos actos de gobierno realizados por el Estado extranjero en su
calidad de soberano 2- actos iure gestionis, actos de índole comercial, privados, que pueden ser
realizados por una persona física o jurídica y, por no comprometer la soberanía o el poder estatal,
no requieren un resguardo jurídico específico.
Respecto de la primera clase de actos, la jurisprudencia mantuvo el reconocimiento de la
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inmunidad de jurisdicción del Estado extranjero. Es decir, que cuando realizaba actos de imperio,
como soberano, seguía gozando de la inmunidad. En cambio, la más moderna tendencia
jurisprudencial adoptó la doctrina restringida o relativa para los segundos (actos iure gestionis),
distinción que a la postre fue recogida por las legislaciones recientes. Con lo que en estos últimos
casos, cuando el Estado llevaba a cabo actos de índole privada (comercial, laboral, etc), cedía esa
inmunidad y debía someterse a los tribunales de otro Estado.
Graficamos lo mencionado en el siguiente esquema:
Ver gráfico: Ahora bien, ¿cómo determinar cuando estamos en presencia de un acto de imperio o
de gestión?.
En primer lugar, decimos que la calificación del acto la debe realizar el juez interviniente, según el
derecho sustancial argentino. El segundo tema importante radica en la discusión entablada en la
doctrina acerca de si el parámetro para diferenciar los actos de imperio de los gestión estaba dado
por la finalidad del acto o si en cambio estaba dado por la naturaleza del mismo.
En un primer momento la doctrina se inclinó por la teoría de la finalidad del acto. Es decir que un
acto del Estado era público o privado según haya sido la finalidad del mismo. Por ejemplo, la
compra por parte de un Estado de indumentaria o calzado para abastecer a su ejército, si bien era
un acto privado, comercial, era considerado iure imperi porque tenía una finalidad pública, en este
caso proveer lo conducente al equipamiento de las fuerzas armadas y la defensa del Estado. Claro
que siguiendo este razonamiento se advirtió que de seguirse esta postura los Estados podían
encontrar la manera de dotar a sus actos de naturaleza privada de una finalidad pública y así eludir
el quedar sometidos ante los tribunales de otro Estado.
Es por esto que actualmente se ha abandonado la postura de la finalidad y se ha adoptado la
teoría de la naturaleza del acto. Es decir que si el acto es de naturaleza comercial, laboral,
etc..será considerado un acto iure gestionis independientemente de cuál haya sido la finalidad del
Estado al realizar ese acto. Y ante un caso de incumplimiento de las obligaciones derivadas de
este tipo de actos, va a poder ser demandado ante tribunales de otro Estado.
4- La Inmunidad de Jurisdicción en la doctrina y jurisprudencia Argentina. Evolución Podemos
dividir la postura de nuestra doctrina y jurisprudencia en dos grandes momentos:
1- Hasta 1994, recepción de la teoría clásica o absoluta de la inmunidad de jurisdicción.
2- A partir de 1994 (caso Manauta, el cual analizaremos más adelante), recepción de la tesis
relativa o restringida de la inmunidad de jurisdicción.
Entonces tenemos que en un primer momento nuestro país, tal cual ocurría en el resto del mundo,
adhirió a la postura de la inmunidad absoluta. Salvo consentimiento del Estado extranjero, no
había posibilidad de que nuestros tribunales sean competentes para entender en demandas
presentadas contra aquellos Estados. Al respecto, el decreto ley 1285/58 establece en el art. 24
inc.1 que "No se dará curso a la demanda contra un Estado extranjero, sin requerir previamente de
su representante diplomático, por intermedio del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, la
conformidad de aquel país para ser sometido a juicio". Si bien la redacción de dicho artículo no
conduce necesariamente a la adopción de la teoría clásica o absoluta, tampoco introduce
textualmente la distinción entre los actos iure imperii y los iure gestionis. En 1963 la postura
absoluta fue morigerada por el decreto ley 9015/63 que contempla la posibilidad de que un Estado
extranjero pueda ser sometido a la jurisdicción argentina cuando el Poder Ejecutivo declare que
existe falta de reciprocidad al respecto, es decir, que ese Estado acepta reclamos contra la
Argentina ante sus tribunales.
Estas eran las dos normativas vigentes en esta primera etapa. Varios fallos de nuestra Corte
Suprema durante este período se pronunciaron a favor de la tesis de la inmunidad de jurisdicción
absoluta.
Uno de esos casos fue Gómez, Samuel c/ Embajada Británica s/ Despido (5), caso que resuelve
nuestra Corte Suprema en el año 1976.
Samuel Gómez se desempeñaba como jardinero en la Embajada Británica en la ciudad de Buenos
Aires. Resulta despedido, no siéndole abonada la indemnización correspondiente. Ante esta
situación, el Sr. Gómez presenta una demanda contra la Embajada ante los tribunales nacionales
del fuero laboral. Lo primero que dispuso el juez interviniente al recibir la demanda fue dar
cumplimiento a la disposición del art.24 inc.1 del decreto ley 1285/58 que mencionamos
anteriormente, requiriendo el allanamiento del Gobierno Británico a la jurisdicción argentina, a lo
cual la Embajada contestó rechazando someterse a la misma. Pese a esa negativa el juez de
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primera instancia decidió seguir adelante con la tramitación de la causa, entendiendo que pese a la
negativa del Estado Británico, se trataba de un acto de gestión y que ya había que diferenciar
entre actos de imperio y de gestión en materia de inmunidad. También invocó el magistrado laboral
que de no seguirse el trámite, se lesionarían derechos fundamentales como la defensa en juicio y
la protección constitucional del salario que surgiría de la aplicación indiscriminada de la norma
aludida.
Sin embargo cuando el caso llega a la Corte Suprema, la misma falla reconociendo la Inmunidad
de Jurisdicción que le asiste al Estado Británico, entendiendo nuestro máximo Tribunal que la
disposición del decreto 1285/58 es clara y no permite interpretar esa diferenciación entre actos de
imperio y de gestión y que por lo tanto para dar curso a la presente demanda, era menester
recabar por la vía diplomática la conformidad del país demandado, conformidad que el gobierno
Británico rechazó expresamente. Por lo tanto terminó diciendo el máximo Tribunal "Que frente a la
necesidad de respetar estrictamente las inmunidades de los Estados extranjeros y los recaudos
conducentes para el ejercicio de esta clase de privilegios, estima esta Corte que el art. 24, inc. 1º
citado, no autoriza la distinción efectuada por el a quo respecto de la naturaleza de la cuestión, de
modo que en el pronunciamiento de fs. 34 no se han aplicado correctamente las disposiciones
vigentes ni se dio cumplimiento a los principios de derecho internacional que rigen la convivencia
entre las naciones."Conclusión, la Corte dejó sin efecto todo lo actuado por los tribunales inferiores
determinando que los tribunales argentinos eran incompetentes para entender en esta causa.
Similar solución adoptó la Corte Suprema en un caso de fines de 1993 "Amarfil Albornoz, Mirta
Susana y otra c/. Consulado de Chile s/ cobro de pesos" (6). Lo novedoso de este caso fue que
más allá de seguir adoptando la tesis de la inmunidad de jurisdicción absoluta, surgió la duda de si
al haberse interpuesto la demanda contra una representación consular, la misma podía quedar
amparada también en la inmunidad como representación de un Estado extranjero. Al respecto, el
tribunal dijo: "que si bien la demanda ha sido entablada contra la representación consular y el
derecho a la inmunidad de jurisdicción invocado por la Embajada de Chile, ha de entenderse que
resultan aplicables, en lo que aquí respecta, los principios que, sobre este privilegio, rigen para los
estados extranjeros (conf. Werner Goldschmidt, "Juicios contra Estados extranjeros", publicado en
ED 76-409). Ello, habida cuenta de que tales representaciones no poseen personalidad jurídica y
revisten -de acuerdo al derecho internacional público- el carácter de órganos del Estado
respectivo, cuya función principal consiste, en lo que aquí importa, en representarlo ante el Estado
receptor (Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, art. 3.1."a") y proteger sus
intereses (Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, art. 5, "a", "j" y "m").
5- El gran cambio en la jurisprudencia. Recepción de la tesis de la inmunidad relativa. El caso
Manauta Prácticamente a comienzos de la década del 70, la doctrina y legislación de varios países
occidentales ya habían modificado su postura, abandonando la tesis clásica o absoluta de la
inmunidad y adhiriendo a la postura restringida y a la ya aceptada diferenciación entre actos iure
imperii y iure gestionis. Prueba de ello son los textos legislativos modernos que se enrolan
claramente en la teoría restrictiva, tales como la "Convención Europea sobre Inmunidad de los
Estados" (1972), la "Foreign Sovereign Immunities Act" de los Estados Unidos (1976), la "State
Immunity Act" de Gran Bretaña (1978), entre muchos otros. Asimismo, el proyecto sobre
inmunidad de jurisdicción elaborado por la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones
Unidas sigue la teoría restrictiva.
Nuestro país no podía quedar al margen, por lo que se imponía adecuarse a los cambios que
estaba experimentando el mundo jurídico sobre este tema. Es por ello, que en un famoso caso de
diciembre de 1994, la Corte Suprema Argentina dio un vuelco importante en su postura, adhiriendo
definitivamente a la tesis de la inmunidad relativa. El caso al que me refiero y comentaremos es
Manauta, Juan José y otros c/ Embajada de la Federación Rusa s/ daños y perjuicios. (7) Los
actores promovieron demanda contra la Embajada de la Federación Rusa (continuadora política y
diplomática de la anterior U.R.S.S. en la República Argentina), en la que reclamaron -algunos por
derecho propio y otra en su condición de cónyuge supérstite- los daños y perjuicios que les habría
irrogado el incumplimiento de las obligaciones en materia de aportes previsionales, sindicales y
asignaciones familiares, a cargo de la demandada. Fundaron su pretensión en la relación de
dependencia que dos de los demandantes y el esposo de la tercera habrían tenido con la oficina
de prensa de la Embajada, durante el lapso en que se desempeñaron en la revista "Novedades de
la Unión Soviética". El juez de primera instancia obró en cumplimiento del art. 24 inc.1 del decreto
ley 1285/58, requiriendo la conformidad de la Federación Rusa para someterse a los tribunales
nacionales. A diferencia de lo visto en el caso Gómez, en este caso el Gobierno de Rusia no
contestó nada, entendiendo el magistrado este silencio como una negativa tácita a someterse a la
jurisdicción, con lo que siguiendo la postura hasta entonces de la inmunidad absoluta, decidió
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reconocer la inmunidad de la Embajada y por lo tanto declarase incompetente para entender en el
asunto. La Cámara de Apelaciones confirmó su decisión. Apelada la misma vía recurso
extraordinario por los actores, el caso llega a la Corte Suprema. Y es en esta instancia donde
nuestro máximo Tribunal por primera vez y en forma unánime estima que ya no es posible seguir
sosteniendo la tesis de la inmunidad absoluta y por lo tanto reconoce esta clasificación entre actos
de imperio y de gestión, tal como prevé la tesis de la inmunidad relativa. Y analizando este caso
concreto, entiende que aquí la Federación Rusa realizó actos de naturaleza privada, en este caso
derivada de obligaciones laborales, por lo tanto la inmunidad que invoca no es absoluta, sino que
cede cuando se presentan situaciones como las presentadas en el caso. Dijo textualmente la Corte
"Que, a la vista de la práctica actual divergente de los Estados, ya no es posible sostener que la
inmunidad absoluta de jurisdicción constituya una norma de Derecho Internacional general, porque
no se practica de modo uniforme ni hay convicción jurídica de su obligatoriedad"....". Que las
consideraciones precedentes autorizan plausiblemente una interpretación de la norma aplicable
acorde a las presentes circunstancias de las relaciones internacionales. En consecuencia, cabe
concluir que no es de aplicación al caso la ratio del art. 24 inc. 1 párr. 2 decreto ley 1285/58 por no
encontrarse en tela de juicio un acto de gobierno, ya que la controversia traída a conocimiento de
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jurisprudencia y legislación nacional
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este tribunal se refiere al cumplimiento de obligaciones laborales y previsionales, que en modo
alguno puede afectar el normal desenvolvimiento de una representación diplomática".
Con lo que la Corte hace lugar al recurso extraordinario planteado, le da la razón a los actores
(Manauta y cia) y decide que los tribunales argentinos son competentes para entender en el caso,
con lo que ordena al tribunal de primera instancia sustanciar el trámite de la causa.
Es interesante detenernos en lo siguiente: En este caso no se discute si el Estado goza o no de
inmunidad de jurisdicción, sino los alcances de esa inmunidad. Lo que dice la Corte es que hay
situaciones en donde esa inmunidad debe ceder.
Nos parece una decisión acertada de nuestro máximo tribunal, no solo desde el punto de vista
jurídico sino también por una cuestión de estricta lógica. ¿Qué le decían los Tribunales a los
actores que se veían injustamente perjudicados en estos casos, por ejemplo, de despidos
arbitrarios?: "Mire, lo lamentamos mucho, pero como el Estado extranjero goza de inmunidad de
jurisdicción, no es que no le reconocemos su derecho, sino que le decimos que si Ud. desea que
su pretensión sea satisfecha, no lo puede intentar en los tribunales de nuestro país, sino que
deberá ir a litigar a los tribunales del Estado extranjero que lo ha perjudicado porque allí está dada
la competencia" (tendrá que ir a Inglaterra, Rusia, Japón!!) Parecería un razonamiento absurdo.
Esta injusticia vino a solucionar el caso Manauta, donde el Ministro de la Corte Dr. Fayt lo dice
brillantemente en una parte de su voto: ""el privilegio de inmunidad no debe transformarse en
impunidad"......"una interpretación que no distinga entre actos iure imperii e iure gestionis del art.
24 tantas veces mencionado, conduciría, en el caso, al injusto resultado de obligar al trabajador a
una casi quimérica ocurrencia ante la jurisdicción del Estado extranjero o a requerir el auxilio
diplomático argentino por vías letradas generalmente onerosas y extrajudiciales. Todo ello
conduciría a un grave peligro de su derecho a la jurisdicción, peligro que, como se vio, el derecho
internacional actual tiende a prevenir y no precisamente a inducir. Frente a este tipo de reclamos
no puede afirmarse que el derecho a la jurisdicción permanece incólume por mayores dificultades
que existan -y gravosas que ellas sean- para ocurrir ante tribunales extranjeros cuando tales
Estados oponen su inmunidad de jurisdicción. Admitir sin distingo alguno esa doctrina importa la
admisión de un idealismo jurídico impropio de quien tiene la elevada misión de administrar justicia
pues, en definitiva, los derechos consagrados en la Constitución Nacional requieren un ejercicio
efectivo para no quedar reducidos a simples declaraciones de deseos".
A partir de este precedente de "Manauta" la Corte Suprema ha adoptado los mismos
fundamentados para solucionar casos similares sometidos a su consideración. (8) 6 -
Consecuencias del cambio de postura. La ley 24.488 El gran cambio experimentado por la
jurisprudencia argentina, motivó que a poco de dictarse el fallo "Manauta", el Congreso Nacional
sancionara la ley 24.488 de Inmunidad de Jurisdicción de los Estados extranjeros ante los
tribunales argentinos. Dicha ley fue sancionada el 31 de mayo de 1995, y publicada en el Boletín
Oficial el día 28 de junio del mismo año. No es una ley muy extensa en cuanto su contenido, sólo
consta de 8 artículos. Analicemos sus principales disposiciones:
El art. 1 de la ley comienza dejando en claro el principio general en la materia:
" Los Estados extranjeros son inmunes a la jurisdicción de los tribunales argentinos, en los
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términos y condiciones establecidos por la ley".
Es decir, que el principio general es la inmunidad, pero a continuación el art. 2 de la ley enumera
una serie de excepciones donde cede esta inmunidad y el Estado extranjero deberá someterse a
los Tribunales de nuestro país.. Dice el art. 2: "Los Estados extranjeros no podrán invocar
inmunidad de jurisdicción en los siguientes casos: (a continuación la ley describe una serie de
actos de naturaleza "iure gestionis", de los cuales comentaremos los más importantes) * "Cuando
consientan expresamente a través de un tratado internacional, de un contrato escrito o de una
declaración en un caso determinado, que los tribunales argentinos ejerzan jurisdicción sobre ellos."
Este supuesto es bastante usual e implica la renuncia a la inmunidad por parte del Estado
extranjero que así lo ha asumido expresamente en un tratado o contrato. Al respecto la Sala 2 de
la Cámara Nacional Civil y Comercial Federal en el caso García, Mario E. y otro c/. Embajada de la
República Islámica de Pakistán, rechazó el pedido de inmunidad de Jurisdicción de la Embajada
porque ésta había asumido la competencia de los tribunales argentinos en un contrato de locación
celebrado con la actora. Dijo la Cámara: "la constitución de un domicilio especial por las dos partes
constituyó uno de los puntos esenciales del convenio, con todas sus consecuencias legales y sería
injusto y contrario a la buena fe que una de las partes, por el hecho de ser Estado extranjero,
pudiera suprimir o dejar de lado un artículo del convenio, justamente aquél que permitía exigirle
ante nuestros tribunales el cumplimiento de sus obligaciones. Basta pensar en el absurdo que
significaría la posibilidad de que un Estado extranjero contratara con ciudadano de este país y que
obtuviera de ellos cualquier cantidad de bienes y luego se negara a cumplir sus obligaciones y a
someterse a la jurisdicción de los tribunales nacionales. Por ello es que la constitución de un
domicilio especial tiene ese carácter de convenio especial acerca de la jurisdicción" (9) * Cuando la
demanda versare sobre una actividad comercial o industrial llevada a cabo por el Estado extranjero
y la jurisdicción de los tribunales argentinos surgiere del contrato invocado o del derecho
internacional;
Esta excepción recoge los criterios más modernos relacionados con las actividades comerciales e
industriales del Estado, que como vimos anteriormente motivaron a partir de la segunda mitad del
siglo XX, la necesidad de contemplar este tipo de actos iure gestionis fuera del alcance del
principio de inmunidad absoluta.
8/10/2017 SAIJ - Inmunidad de jurisdicción de los estados. Los cambios operados en la doctrina,
jurisprudencia y legislación nacional
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5/7
* Cuando fueren demandados por cuestiones laborales, por nacionales argentinos o residentes en
el país, derivadas de contratos celebrados en la República Argentina o en el exterior y que
causaren efectos en el territorio nacional Esta causal de excepción es de la más tradicional,
contemplada expresamente para reconocer situaciones como las planteadas en el caso "Manauta"
y otros similares. "Las acciones laborales han sido las más frecuentes ante los estrados judiciales
argentinos contra Estados extranjeros. La jurisprudencia de la Corte anterior a diciembre de 1994
dejó a los peticionarios sin protección" (recordar el caso del jardinero Gómez).
* Cuando fueren demandados por daños y perjuicios derivados de delitos o cuasidelitos cometidos
en el territorio;
Si bien no es un caso de la jurisprudencia de nuestro país, podemos mencionar al respecto una
sentencia de la Corte Suprema de Venezuela del año 1998 en el caso Ramírez Lilia M. c/ Estados
Unidos (10) donde este Tribunal condenó al gobierno americano al pago de una indemnización
económica a la actora, al encontrarlo responsable de los daños ocasionados a ésta cuando en
ocasión de encontrarse en el interior de la Embajada de los Estados Unidos de América, con el
propósito de solicitar una visa para viajar a ese país, sufrió un grave accidente al falsear su paso y
caer en un hueco que se encontraba dentro de las dependencias de la misma, durante los trabajos
de construcción de una baranda de seguridad a ser construida en el perímetro exterior de la
embajada. Sostuvo la Corte que el hecho se produjo por negligencia, imprudencia y falta de
señalización de los referidos trabajos de construcción en la embajada.
Debemos prestar atención en la aclaración de la última parte de este inciso cuando se dice que
deben tratarse de delitos o cuasidelitos cometidos en el territorio. La Corte Suprema Argentina
rechazó basándose en esta disposición la acción entablada por el Sr. Norberto Ceresole contra la
República de Venezuela (11), a quien acusaba de los daños y perjuicios que le ocasionó el
accionar de personal policial de la Dirección Sectorial de Inteligencia Política (DISIP), organismo
dependiente del gobierno de ese país, al que señaló como responsable de su secuestro personal,
del robo y hurto de bienes de su propiedad, como así también de los ataques perpetrados contra
su honor, prestigio personal y profesional. El tema radica en que esos daños habían sido
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ocasionados en territorio venezolano y no en nuestro país.
* Cuando se tratare de acciones sobre bienes inmuebles que se encuentren en territorio nacional;
7 - Una cuestión importante: la presentación del Estado extranjero a fin de invocar la inmunidad Un
tema debatido a nivel de la doctrina y la jurisprudencia se dio con respecto a si la presentación del
Estado ante el tribunal nacional al solo efecto de invocar la inmunidad de jurisdicción implicaba su
consentimiento a quedar sometido a dicha jurisdicción. Ya en el caso Gómez c/ Embajada
Británica la Corte había rechazado esta interpretación. La ley 24.488 la ha resuelto definitivamente
al establecer el art.4 que "La presentación de los Estados extranjeros ante los tribunales
argentinos para invocar la inmunidad de jurisdicción no debe interpretarse como aceptación de
competencia. La interposición de la defensa de inmunidad jurisdiccional suspenderá el término
procesal del traslado o citación hasta tanto dicho planteamiento sea resuelto" 8 - ¿Los organismos
especializados están equiparados a los Estados soberanos? La Corte Nacional tuvo oportunidad
de responder a esta inquietud en el caso "Duhalde, Mario Alfredo c/ Organización Panamericana
de la salud -Organización Mundial de la Salud Oficina Sanitaria Panamericana" de agosto de 1999.
Aquí se discutió si la inmunidad de Jurisdicción de que goza un Organismo especializado
(Organización Mundial de la Salud como organismo especializado de Naciones Unidas) es
equiparable a la de los Estados soberanos. La acción había sido promovida por el Sr. Duhalde a
raíz de incumplimientos de obligaciones laborales por parte de la demandada. El fallo de primera
instancia como la Cámara de Apelaciones fallaron a favor de Duhalde y rechazando la inmunidad
de jurisdicción planteada por la Organización. Pero la Corte dio vuelta el fallo al establecer "que la
Organización Panamericana de la Salud -Organización Mundial de la Salud, así como sus
funcionarios, gozan en el territorio de sus estados miembros, incluyendo la República Argentina,
de inmunidad contra cualquier tipo de proceso judicial o administrativo, salvo en e1 caso de que
esa inmunidad sea expresamente renunciada, según lo dispone la Convención sobre Prerrogativas
e Inmunidades de los Organismos Especializados de las Naciones Unidas, aprobada por la
República Argentina por el decretoley 7672. Que este Tribunal ha expresado que la distinción entre
actos iure imperii y actos iure qestionis, base de la teoría restringida en materia de inmunidad de
jurisdicción de los estados soberanos, no tiene sentido razonable cuando se consideran los actos
realizados por una organización internacional, los que, sin perjuicio de la finalidad pública
perseguida por cada Estado parte del tratado constitutivo, no conforman una manifestación
inmediata y directa de la soberanía de un Estado.... Que el Reglamento y el Estatuto del Personal
de la Organización Panamericana de la Salud Organización Mundial de la Salud prevé
procedimientos para resolver los reclamos que se deriven de la relación de empleo con 1a
organización. A ese fin, se ha establecido un procedimiento interno que incluye la revisión de la
medida objeto del reclamo por un cuerpo administrativo. La decisión de este órgano puede ser
apelada ante el Tribunal Administrativo de la Organización Internacional del Trabajo, instancia
externa cuya jurisdicción ha sido reconocida por diversos organismos internacionales, incluyendo
la demandada, y cuyas decisiones son de cumplimiento obligatorio para ambas partes" Por esos
fundamentos, la Corte reconoció la inmunidad de Jurisdicción de la Organización y por lo tanto
desestimó todo lo actuado hasta entonces.
9 - Conclusiones finales Sin dudas pudimos apreciar el importante y trascendental cambio operado
a partir del caso Manauta. Cambio que se imponía como necesario a la luz de las innumerables
situaciones que quedaban sin solución o sin posibilidad de acceso a la jurisdicción por parte de los
damnificados. Claro que otro tema importante que se deriva de éste es el relacionado con analizar
qué pasa en aquellas situaciones en que los Estados no cumplen con lo que manda la sentencia.
¿Se los podrá ejecutar? Este tema nos llevaría al problema de la inmunidad de ejecución de los
8/10/2017 SAIJ - Inmunidad de jurisdicción de los estados. Los cambios operados en la doctrina,
jurisprudencia y legislación nacional
http://www.saij.gob.ar/doctrina/dasf070023-trucco-inmunidad_jurisdiccion_estados_cambios.htm
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Duhalde, Mario Alfredo c/ Organización Panamericana de la SaludOficina Sanitaria
Panamericana s/ accidente - ley 9688.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 31/8/1999.
Amarfil Albornoz, Mirta Susana y otra c/ Consulado de Chile y otros s/ cobro de pesos -
Laboral.
INTERLOCUTORIO.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 16/12/1993.
ORGANIZACION DE LA JUSTICIA NACIONAL Y FEDERAL EN TODO EL
TERRITORIO NACIONAL Art. 24
Decreto Ley 1.285/58. 4/2/1958. Vigente, de alcance general
Decreto Ley 9015
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Decreto Ley 9.015/63. 9/10/1963. Individual, Solo Modificatoria o Sin Eficacia
INMUNIDAD DE JURISDICCION DE LOS ESTADOS EXTRANJEROS ANTE LOS
TRIBUNALES ARGENTINOS
Ley 24.488. 31/5/1995. Vigente, de alcance general
Estados extranjeros, que lamentablemente, y a diferencia de lo que ocurre con la inmunidad de
jurisdicción analizada en este trabajo, aún no tiene una solución definitiva, ni en la doctrina,
jurisprudencia, ni menos en el orden legislativo. Una cuestión interesante que dado la complejidad
y la riqueza del tema amerita un detallado tratamiento en un próximo trabajo.
Notas al pie:
1) Podestá Costa - Ruda. Derecho Internacional Público. Editorial Tea - Buenos Aires. Pág. 67.
2) En Gran Bretaña regía desde tiempo inmemorial la máxima "The King can do no wrong" (el
soberano no puede causar daño) y en tal virtud, el Derecho consuetudinario había establecido que
el Estado no podía ser demandado.
3) Corte Sup., 22/12/1994 - Manauta, Juan José y otros v. Embajada de la Federación Rusa s/
daños y perjuicios). JA 1995-II-533. Fallos 317:1880.
4) Sara Feldstein de Cárdenas - Hebe Leonardi de Hebrón. Cómo y cuándo demandar a un Estado
extranjero. Editorial Abeledo Perrot. Buenos Aires. Pág.25.
5) CSJN, Gómez, Samuel c/ Embajada Británica s/ Despido, 24/6/76 (LL t. 68, p.232).
6) Corte Sup., 16/12/1993 - Amarfil Albornoz, Mirta Susana y otra v. Consulado de Chile y otros s/
cobro de pesos / Laboral). JA 1994-IV-114. Fallos 316:3111.
7) Corte Sup., 22/12/1994 - Manauta, Juan José y otros v. Embajada de la Federación Rusa s/
daños y perjuicios). JA 1995-II-533. Fallos 317:1880.
8) Por ejemplo en el caso Vallarino, Edelmiro Osvaldo c/. Embajada del Japón. Corte Sup.,
04/05/2000 9) C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 2ª, 03/09/1998 - García, Mario E. y otro v. Embajada
de la República Islámica de Pakistán). JA 1999-I-515.
10) Publicado en www.justicia.net. Expediente 13.113 11) Corte Sup., 25/09/2001 - Ceresole,
Norberto Rafael v. República de Venezuela s/ daños y perjuicios.
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8/10/2017 SAIJ - Inmunidad de jurisdicción de los estados. Los cambios operados en la doctrina,
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http://www.saij.gob.ar/doctrina/dasf070023-trucco-inmunidad_jurisdiccion_estados_cambios.htm
7/7
Digesto Jurídico
Nuevo Código Civil y Comercial
27
Revista do CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V. XVII | p. 27 a p. 41 | 2012
Antonio Boggiano and the Methodological Pluralism on the Argentinean Private International Law
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André Freire Azevedo
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ANTONIO BOGGIANO Y EL PLURALISMO METODOLÓGICO ...
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Revista do CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V. XVII | p. 27 a p. 41 | 2012
International Law as a system destined to a wider finality than the attachment to
eventually applicable foreign law; as a system, whose purpose therefore is to find
a just, effective and uniform solution for international controversies. The main
methods and types of norms used by the actor of the system to achieve its
purpose are described to corroborate with this view. The study ends with a
defense of an ample theory of Private International Law which manages to en-
compass all the necessary means for a just, effective and uniform solution for the
international controversies.
Keywords: Private International Law. Methodological Pluralism. Conflict of laws.
Antonio Boggiano.
1. Introducción
El presente trabajo tiene por objetivo presentar el pluralismo metodológico en el Derecho
Internacional Privado Argentino, a través del marco de la teoría del Doctor Antonio Boggiano,
Presidente Emérito de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina. Ese esfuerzo es fruto de
los estudios desarrollados por el autor en la Universidad Nacional del Litoral, en la ciudad de Santa
Fe, Argentina, en la Cátedra de Derecho Internacional Privado del Doctor Javier Alberto Toniollo, en
la cual también
1
4
André Freire Azevedo
29
Revista do CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V. XVII | p. 27 a p. 41 | 2012
tuvieron parte las Profesoras Doctora Adriana Chiuchquievich y Doctora Mariana Herz.
El Derecho Internacional Privado gana relevancia frente al fenómeno de la frontera. Existen
concomitantemente en el mundo una inmensa cantidad de sistemas jurídicos nacionales. Debido a la
posible vinculación de un caso jusprivatista a una pluralidad de esos sistemas jurídicos nacionales, él
puede encontrarse social y normativamente multinacionalizado, y su solución podrá demandar
instrumentos que no estén contenidos en el derecho aplicable a las controversias completamente
nacionales.
En ese contexto, es necesario determinar cuál es el objetivo de la disciplina y cuáles son los
métodos adoptados por los operadores del Derecho con miras a alcanzar cual sea ese fin.
2. Goldschmidt y el enfoque reduccionista: el respeto al Derecho Extranjero como fin del Derecho
Internacional Privado
La tendencia del Derecho Internacional Privado que puede llamarse reduccionista tuvo, en
Argentina, a Goldschmidt como su principal representante. Para él, el fin y el valor máximo del
Derecho Internacional Privado es el respeto al Derecho extranjero eventualmente aplicable a una
controversia multinacional. En esa visión, la única manera de resolver en forma justa los casos
multinacionales es recurriendo a la metodología indirecta de las normas de conflicto, que se limitan a
determinar cuál es el derecho indicado a solucionarlos materialmente. El juez nacional deberá aplicar
el derecho extranjero eventualmente conectado al caso, salvo en la hipótesis de que la aplicación de
ese derecho contradiga el orden público de la nación.
De esa manera, Goldschmidt saca del Derecho Internacional Privado todo lo que parta de
una metodología distinta de la indirecta. Las normas materiales, por ejemplo, que no indican un
derecho como aplicable sino que directamente traen la solución a un aspecto de un caso
multinacional, son consideradas parte del Derecho Privado de Extranjería. Las normas que, por
razones de orden público, determinan la necesaria y excluyente aplicación del derecho patrio, son
consideradas parte del Derecho Público de Extranjería. Para Goldschmidt, ambas son normas esen-
cialmente intolerables, ya que tienden a favorecer los elementos nacionales del caso multinacional.
Solamente la norma de conflicto, que dice que el 30 Revista do CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V. XVII |
p. 27 a p. 41 | 2012
1
4
caso estará sujeto a un derecho que puede ser nacional o extranjero, sería tolerante y justa
por naturaleza.
“[…] es el sistema normativo destinado a realizar las soluciones justas de los casos
jusprivatistas multinacionales en el ámbito de una jurisdicción estatal, de una pluralidad
de jurisdicciones estatales o de una jurisdicción internacional.”1
Tratase de una concepción amplia del Derecho Internacional Privado, basada en el
pluralismo metodológico, ya que son considerados todos los posibles métodos y soluciones justas
para los casos vinculados a una pluralidad de territorios jurídicos. Para el autor, es necesario huir de
la confusión en que se incurre con la identificación de toda la materia con uno de sus métodos, sea el
conflictualista o cualquier otro. Dice el autor, en una citación de la lección del jurista suizo Pierre
Lalive:
“No sin satisfacción recordamos […] a Lalive, quien participa de una concepción amplia del
D.I.Pr., pues ‘no hay ninguna razón convincente, ni práctica ni teórica, para limitar su
objeto sólo a los conflictos de leyes’; su función consiste en ‘aportar, o en contribuir a
aportar, una reglamentación adecuada a las cuestiones suscitadas por las situaciones
multinacionales’.” 2
1
4
lución de los casos jusprivatistas multinacionales está conectada con los principios rectores de tal
sistema. Es necesario, entonces, examinar tales principios, de los cuales se desprenderán
posteriormente los distintos métodos de la materia como determinación de esos principios generales;
como instrumentos para que se alcance el fin de la disciplina.
1
4
dad. Cualquier declaración universalista meramente nacional sería abstracta sin una efectiva
coordinación internacional.”4
De no haber efectividad en una solución uniforme, esa simplemente no sería realizada.
Art. 3638 - El testamento del que se hallare fuera de su país, sólo tendrá efecto en la
República, si fuese hecho en las formas prescriptas por la ley del lugar en que reside, o
según las formas que se observan en la nación a que pertenezca, o según las que este
Código designa como formas legales.
Además de eso, concebir el orden público como cláusula de reserva en la norma de conflicto
es admitir que el derecho extranjero no será aplicado sin que antes sean hechas consideraciones de
justicia material por el juez del foro. En ese sentido, dice Boggiano que
“(…) aún concibiendo el orden público como cláusula de reserva en la norma de conflicto,
ciertamente los principios de orden público inherentes al derecho vigente en una
jurisdicción estatal siempre rigen los casos,
4 Ibid., p. 31.
1
4
pues aun tratándose de la aplicación de un derecho extranjero, la solución que éste asigne al caso
debe respetar aquellos principios. Siempre será necesaria la comparación material, entre la solución
proyectada por el derecho extranjero aplicable y los principios del orden público. (…) Los principios
siempre funcionan controlando, críticamente y sustancialmente, la solución del caso proyectada por
el sistema jurídico extranjero competente (…).”6
El Derecho Internacional Privado de un país, de esa forma, solamente acepta la solución
ofrecida por el derecho extranjero “que se pueda juzgar como una conclusión o determinación
derivada de los principios del derecho material proprio”. Es así innegable que la justicia sea un prin-
cipio rector del D.I.Pr..
Por todo lo dicho, se encuentra fundamentado el fin del Derecho Internacional Privado:
realizar efectivamente una justa solución uniforme en las controversias multinacionales.
1
4
materialmente solucionado por el sistema jurídico con el cuál esté más relacionado. Además, ahí
también se encuentra la búsqueda por efectividad de la sentencia: si no es razonable la elección, y
por lo tanto un caso multinacional fue sometido a determinado derecho por fuerza de un contacto
mínimo e irrelevante, muy probablemente un fallo fundamentado sobre esos términos no será
reconocido por jurisdicciones extranjeras.
La norma de conflicto es, por así decir, neutral, ya que la lex fori y el derecho extranjero en
regla están en pie de igualdad. La excepción es la ya citada hipótesis de que estén presentes
consideraciones de justicia material en la elaboración de normas de conflicto materialmente
orientadas hacia determinado fin, como la persecución de la validez de los actos – cuya ocurrencia
está igualmente fundamentada en el principio de justicia.
El método de elección se ejercita en distintos planos: entre las partes de un negocio jurídico
internacional, a través de la autonomía de la voluntad de que gozan para elegir el derecho que regirá
sus relaciones; en el plano del Derecho Internacional Privado de cada Estado, que tiene la potestad
de adoptar independientemente los criterios de nacionalidad de los casos multinacionales; y en el
plano internacional, como resultado del deseo de los Estados de alcanzar soluciones uniformes de
Derecho Aplicable a los casos a través de los Tratados o Convenciones.
No hay oposición entre la corriente conflictualista y el pluralismo metodológico propuesto por
Boggiano en cuanto este último considera que las normas de conflicto son las normas generales de
Derecho Internacional Privado, capaces de solucionar todos los conflictos jusprivatistas
multinacionales. Por fuerza del reconocimiento del principio de uniformidad, además, Boggiano
reconoce que el respeto al derecho extranjero eventualmente conectado por la norma de conflicto es
fundamental para que el D.I.Pr. logre su fin – aunque para él, ese fin no está encerrado en el dicho
respeto sino en el alcance de una justa solución uniforme a las controversias multinacionales. Por
tener en cuenta esa finalidad más amplia del D.I.Pr., y por ende admitir otros métodos distintos del
indirecto, las principales divergencias entre las dos corrientes estarán en las normas y métodos
expuestos a seguir.
1
4
de normas que contienen en su consecuencia jurídica la solución de fondo, directa y
sustancial proyectada para el caso multinacional por el autor de la norma.
El método de creación también puede ser ejercitado en distintos planos. Desde la
perspectiva de la voluntad de las partes, se usa el método cuando éstas crean normas contractuales
particulares aplicables a negocios jurídicos multinacionales. Es igualmente posible hablar del ejercicio
del método de creación en el reconocimiento de normas consuetudinarias resultantes de las prácticas
contractuales de las partes. El método de creación, en esa hipótesis, se fundamenta en la autonomía
de la voluntad que las partes gozan en los contractos multinacionales. Además, su ejercicio está
estrechamente conectado con la persecución de los fines del Derecho Internacional Privado: las
partes pueden así crear normas más justas, hechas con especificidad para reglar la naturaleza de sus
relaciones particulares; por la misma razón, normas más previsibles. Como esas normas van a
desplazar parte del derecho indicado por las normas generales de conflicto – que suelen ser distintas
en diferentes contextos jurisdiccionales – es una iniciativa que conduce a grados más elevados de
uniformidad.
Desde la perspectiva nacional, se puede hacer una distinción entre la creación general y la
creación individual. La creación general es ejercida por el legislador, cuando éste elabora normas
generales especialmente aplicables a casos multinacionales, que traen como consecuencia jurídica la
directa solución de fondo del tema en cuestión. Es lo que ocurre, por ejemplo, en el art. 855, inc. 2
del Código de Comercio Argentino:
Art. 855 – Las acciones que derivan del contrato de transporte de personas o cosas y
que no tengan fijado en este Código un plazo menor de prescripción, se prescriben:
1. Por un año, en los transportes realizados en el interior de la República;
2. Por dos años, en los transportes dirigidos a cualquier otro lugar. Será nula toda
convención de las partes que reduzca estos términos de prescripción.
Es una norma especial – que por lo tanto deroga las normas generales de conflicto – creada
con una finalidad de justicia material. Otro ejemplo sería el artículo 118, tercera parte de la Ley de
Sociedades Comerciales Argentina (19.550):
1
4
Actos Aislados. Se halla habilitada para realizar en el país actos aislados y estar en
juicio.
Ejercicio habitual. Para el ejercicio habitual de actos comprendidos en su objeto social,
establecer sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación permanente, debe:
1) Acreditar la existencia de la sociedad con arreglo a las leyes de su país.
2) Fijar un domicilio en la República, cumpliendo con la publicación e inscripción exigidas
por esta ley para las sociedades que se constituyan en la República;
3) Justificar la decisión de crear dicha representación y designar la persona a cuyo cargo
ella estará.
Tratase de un artículo que trae en su primera parte una norma de conflicto, que determina la
ley aplicable a la existencia y forma de la sociedad constituida en el extranjero. La tercera parte, por
otro lado, trae algunos requisitos materiales exigidos de tales sociedades para el ejercicio habitual,
en Argentina, de los actos comprendidos en su objeto social. Por medio de esa norma material, el
legislador razonablemente permite tal ejercicio habitual sin para eso nacionalizar la sociedad
extranjera sometiéndola íntegramente al derecho argentino. Lo hace por un camino más sencillo,
imponiéndole dichos requisitos materiales mínimos. Dada la naturaleza de esa situación, el método
de creación se muestra como la alternativa más adecuada para que se alcance ese propósito.
Todavía en la perspectiva nacional, hay que hablar también de la creación individual, que es,
en diversas situaciones, ejercida por los jueces. Puede ocurrir, por ejemplo, que a distintos aspectos
de un mismo caso sean aplicables derechos diferentes. Como las normas de esos derechos fueron en
general elaboradas teniendo en cuenta su armonía interna, sin consideraciones de armonía recíproca,
la aplicación concomitante de ellas puede conducir a una contradicción lógica o a un resultado
injusto. El método de creación, en ese contexto, se presenta como una de las soluciones para
corregir las inadaptaciones señaladas. Así, el juez, teniendo en cuenta consideraciones de justicia
material, puede modificar algunos puntos de los derechos aplicables, elaborando un derecho especial
para el caso, cuya multinacionalidad exige esa corrección.
Ese problema de inadaptación también puede ser solucionado mediante correcciones en la
elección de los derechos nacionales: modificaciones en las normas de conflicto que dejarían intactos
los derechos aplicables. Empero, advierte Boggiano que ésa no es una solución indirec37 Revista do
CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V. XVII | p. 27 a p. 41 | 2012
1
4
ta: esta reelección es efectuada atendiendo a la razonabilidad del resultado a que pueda
conducir cada derecho eventualmente aplicable. Aquí puede notarse la naturaleza igualmente
sustancial de la adaptación.
Otra hipótesis de ejercicio de la creación individual viene de la posible contradicción entre la
solución proyectada por el derecho extranjero indicado por la norma de conflicto y los principios del
orden público del juez. El principio de armonía internacional de decisiones – y su consecuente
exigencia de respeto a la aplicación del derecho extranjero en la mayor medida posible – no deja
que, frente a tal contradicción, el juez deje de aplicar la totalidad del derecho extranjero y pase a la
aplicación completa de la lex fori. Así, el juez tendrá que adaptar materialmente el derecho
extranjero, para que sea aplicado tanto cuanto permita su orden público.
Hay también que hablar de la creación en el plano internacional. Por la vía de la creación
internacional, se intenta elaborar soluciones materiales adaptadas a determinados casos
jusprivatistas multinacionales uniformemente aceptadas por un conjunto de países concordantes con
esas soluciones. Es una unificación que, en general, solo resulta practicable “en determinadas
materias, que pueden ser unificadas en virtud de no ofrecer grandes resistencias nacionales basadas
en ideas de justicia inconciliables (orden público)”.
Es ejemplo de norma material de fuente internacional algunas partes del artículo 4 del
Tratado de Derecho Civil Internacional acordado en Montevideo, en 1940, ratificado por la República
Argentina, también sobre el tema de las sociedades:
1
4
luciones. Además, por medio de soluciones materiales internacionalmente unificadas se logra
con más éxito el objetivo de uniformidad, ya que la totalidad del caso podrá ser solucionada de la
misma forma en cualquiera de los países que hayan ratificado dichas normas materiales, aunque
eventuales divergencias jurisprudenciales puedan malograr ese objetivo. Por fin, la unificación de
soluciones materiales genera simplificación y, por ende, más seguridad al sistema de Derecho
Internacional Privado, garantizando el goce de la previsibilidad por las partes en una cuestión
jusprivatista multinacional.
“Los fundamentos que puedan justificar tal exclusivismo del material proprio radican en la
consideración del carácter insustituible de ciertas normas materiales internas para
proteger determinados intereses nacionales. Se trata de una concepción de orden público,
que considera determinadas normas internas absolutamente necesarias para salvaguardar
dichos intereses. Tal necesidad justifica su exclusividad y, consiguientemente, la exclusión
inflexible de cualquier normativa diferente.”7
La norma de policía está instrumentalizada por el método de autoelección: la elección
invariable del derecho nacional. Tiene carácter especial y deroga tanto las normas generales de
conflicto cuanto las normas
7 Ibid., p. 54.39 Revista do CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V. XVII | p. 27 a p. 41 | 2012
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5
materiales. Por su carácter especial y restrictivo, deben siempre ser interpretadas restrictivamente.
El ejemplo más clásico de norma de policía de Derecho Internacional Privado – que llega a
gozar de cierto reconocimiento universal – es la que impone la aplicación del derecho nacional a los
bienes inmuebles situados en el país. En el Código Civil Argentino, esa norma se halla en el artículo
10. La presencia casi universal de esa norma en los más distintos sistemas jurídicos nacionales
garantiza la armonía internacional de decisiones, aunque se critique la norma de policía por un
supuesto forismo que dificultaría la uniformidad y el respeto al derecho extranjero.
Todos los sistemas nacionales de Derecho Internacional Privado suelen tener normas de
policía; por lo tanto, su reconocimiento es un presupuesto de efectividad de la sentencia que debe
ser reconocida en otro país. Al dejar de aplicar una norma de policía extranjera, el juez estará cre-
ando una declaración abstracta e ineficaz, puesto que, como tales normas están basadas en las más
fundamentales consideraciones de orden público de cualquier sistema jurídico, una sentencia que las
desconsidere no será reconocida en tal sistema. El respeto al derecho extranjero eventualmente
aplicable incluye también el respeto a las normas de policía de tal derecho.
Mismo en una perspectiva estrictamente conflictualista, si a una controversia jurídica
multinacional conectada a Argentina y Japón, por ejemplo, resulta aplicable el derecho argentino, el
juez argentino tendrá que tener en cuenta las normas de policía japonesas sobre la materia. Caso
contrario, no será reconocida tal sentencia en Japón, aunque el contacto del caso con el derecho
japonés, por más que relevante, no haya sido suficiente para que resultase ese último íntegramente
aplicable a la controversia.
4. Por una teoría del Derecho Internacional Privado que comprenda todos los aspectos necesarios
para una justa, eficaz y uniforme solución de las controversias multinacionales
Hasta ahora, hemos expuesto, según la teoría del Doctor Antonio Boggiano, cuáles son los
fundamentales principios orientadores del Derecho Internacional Privado: el principio de uniformidad,
de efectividad y, por último, el de justicia. De ahí, hemos justificado la comprensión del Derecho
Internacional Privado como un sistema destinado a una 40 Revista do CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V.
XVII | p. 27 a p. 41 | 2012
1
5
finalidad más amplia que el simple respeto al derecho extranjero eventualmente aplicable,
entendiéndolo como sistema normativo cuyo fin es el hallazgo de una justa y efectiva solución
uniforme a las controversias multinacionales. Así, para que se alcance tal finalidad, describimos cada
uno de los principales métodos usados por las partes, los jueces y el legislador. Relacionados con
cada uno de esos métodos, los distintos tipos de normas que, en el contexto de esa comprensión
amplia de la materia, conforman cada uno de los sistemas de Derecho Internacional Privado de los
países.
En relación a todo ese desarrollo, hay algunas consideraciones que todavía tienen que ser
hechas. Uno de los primeros aspectos notables de ese estudio radica en el hecho de que, si bien
examinadas, las principales preocupaciones inherentes al enfoque puramente conflictualista del
Derecho Internacional Privado están igualmente presentes en el enfoque plurimetodológico
propuesto por Boggiano. Así, aunque este último no tenga al respeto al derecho extranjero
eventualmente aplicable cómo la única finalidad de la materia, ésa por supuesto no deja de ser una
cuestión fundamental. La finalidad del sistema propuesta por la metodología conflictualista se ubica
en posición de extrema relevancia también en una comprensión plurimetodológica del D.I.Pr., por
dos razones: por fuerza de las exigencias impuestas por el principio de uniformidad, o de armonía
internacional de decisiones; y además por la exigencia de efectividad, ya que una elección arbitraria
del derecho aplicable y, por ende, la falta de respeto al derecho extranjero con estrecha conexión al
caso, resultará en el desconocimiento de la sentencia en jurisdicciones extranjeras. De hecho, como
ya hemos dicho, Boggiano reconoce que las normas de conflicto son las normas generales de
Derecho Internacional Privado, capaces de solucionar todas las controversias multinacionales.
Las normas materiales y las normas de policía son un hecho; existen de facto en los diversos
sistemas de Derecho Internacional Privado de los países. Muchas son las normas materiales de
fuente interna y convencional, que tendrán que ser tomadas en cuenta en cualquier controversia
multinacional. Como hemos expuesto, el conocimiento de las normas de policía extranjeras, además,
suele ser conditio sine qua non para la eficacia internacional de los fallos. Así, hay que preguntarse
cuál es la razón práctica para no tener en cuenta esos temas – indispensables para una comprensión
universal del proceso de arreglo de las controversias jusprivatistas internacionales – en el objeto de
la materia. 41 Revista do CAAP | Belo Horizonte n. 1 | V. XVII | p. 27 a p. 41 | 2012
1
5
El Derecho Internacional Privado, desde una perspectiva finalista, justificada en el presente
estudio, no puede dejar de tener en cuenta esas cuestiones. Las preocupaciones de la corriente
conflictualista están presentes en el enfoque plurimetodológico, pero no son suficientes. La realidad
de las controversias jusprivatistas multinacionales abarca muchas más cuestiones que el simple
conflicto de normas. No basta limitarse al que es solamente parte del problema. Para que el Derecho
Internacional Privado tenga en cuenta la totalidad y complejidad de esos casos, contemplando en su
objeto la efectiva búsqueda de la justicia en sus soluciones materiales, el mismo debe incorporar una
mirada integral, abarcadora de todos los elementos que formarán parte del proceso por el cual será
tomada la decisión.
Todos los distintos métodos y tipos de normas tratados en el presente estudio concurren
para la efectiva búsqueda de la justicia en la solución material de las controversias multinacionales.
No hay, de esa forma, razón para la promoción de un estudio fraccionado de los temas jusprivatistas
multinacionales. Debemos evitar descomponer una realidad única en distintas materias, que son
parte de un todo que debe ser visto como tal.
Referencias bibliográficas
BOGGIANO, Antonio. Derecho Internacional Privado en la estructura jurídica del mundo. 5ª ed.
Buenos Aires: Abeledo-Perrot, 2008.
ALCAIN, Vicho. Apuntes para el estudio del Derecho Internacional Privado. 1ª ed. Santa Fe:
Copyfast, 2010.
NAJURIETA, María Susana. El pluralismo metodológico en el Derecho Internacional Privado actual.
In: El Derecho, Buenos Aires, Vol.161. p. 1064, 1995.
KILIBARDA, Claudia. Perspectivas desde el pluralismo metodológico en el Derecho Internacional
Privado. In: El Derecho, Buenos Aires, Vol.161. p. 1071, 1995.
GOLDSCHMIDT, Werner. Derecho Internacional Privado: Derecho de la Tolerancia. Buenos Aires:
Depalma, 2007.
DOLINGER, Jacob. Direito Internacional Privado (Parte Geral). Rio de Janeiro: Renovar, 2002.
Se llaman fuentes del derecho, a los modos como se manifiesta el derecho, los medios en virtud de
los cuales se exterioriza, o se presenta revelando su contenido y sus mandatos2.
En esta ocasión abordamos la cuestión de las fuentes en el Derecho Internacional Privado; partiendo
de la idea que las normas que lo conforman, son, en primer lugar, las arquetípicas reglas de
conflicto, normas indirectas, adjetivas, de colisión sean ellas neutras o materialmente
1
8
orientadas3; en segundo término, las normas directas y por último, las llamadas normas
internacionalmente imperativas o normas de policía o de extensión, entre otras designaciones
recibidas4.
3 Las normas de conflicto materialmente orientadas, a diferencia de las llamadas neutras, son
aquellas en las que el legislador persigue un determinado resultado –defensa de la parte débil del
contrato, protección del menor, favor filii, favor divortii, entre otros.
4 La doctrina internacionalista argentina resistió vehementemente a las llamadas normas directas,
sobre cuya pertenencia al Derecho Internacional Privado tanto insistiera desde la Cátedra la doctora
Stella M. BIOCCA por los setenta y defendiéramos y escribiéramos en nuestras Lecciones de Derecho
Internacional Privado, en los noventas. Vayan con estas palabras mi homenaje a quien fuera mi
Maestra que supo anticiparse en este tema, como en otros tantos.
1
8
5 Vid. BIOCCA-CÁRDENAS-BASZ. Lecciones de Derecho Internacional Privado. Parte General.
Editorial Universidad. 1991.
Afortunadamente quedaron atrás aquellas concepciones que se resistieron por años a aceptar el
abanico de normas que integran el derecho internacional privado y redujeron el estudio de esta
disciplina al análisis de la estructura de la norma indirecta5. La identificación del Derecho
Internacional Privado con la norma de conflicto, siempre atentó contra una concepción amplia,
basada en el pluralismo metodológico, ya que no hay una razón convincente, ni práctica ni técnica,
para limitar su objeto sólo a los conflictos de leyes, y menos aún a excluir de su esfera, a las normas
directas, a las normas internacionalmente imperativas, a las normas de conflicto materialmente
orientadas, en tanto reglamenten de manera adecuada las relaciones jurídicas con elementos de
extranjería, ostensibles u ocultos, en las que intervenga por lo menos un interés privado. Dicho en
otros términos, y poniendo énfasis en el Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, en el que
desde el punto de vista metodológico se relativizan las técnicas tradicionales de reglamentación,
mediante expedientes que
1
8
especializan, flexibilizan y orientan materialmente las respuestas jurídicas, y que presentan un valor
y alcance muy dispares según el sector económico, patrimonial, de la persona o de la familia en que
operan6.
1
8
6 Cfr. FERNANDEZ ROZAS, José Carlos. Principios, objetivos y métodos del Derecho Internacional
privado. Balance y perspectivas de una década. Centro de Estudios Superiores Sociales y Jurídicos
Ramón Carande. Presentación de la obra y de las Cuartas Jornadas de Derecho Internacional Privado.
Madrid (Vicálvaro), 4 y 5 de junio de 1993. Madrid, EUROLEX.
Sabido resulta que el Derecho Internacional remite al ordenamiento jurídico interno de cada Estado
la decisión acerca de cómo habrán de incorporarse las normas del Derecho Internacional en el
derecho interno. Así, las normas de un Estado pueden disponer la aplicación automática y directa de
las normas internacionales, de ser ellas operativas, o bien, exigir que cada norma internacional tenga
que ser receptada por una norma interna que la incorpore. Consecuentemente, le corresponde al
orden jurídico interno resolver las relaciones de prelación, de jerarquía entre las normas
internacionales y las normas internas.
Las distintas fuentes no se encuentran en una misma condición de igualdad en cuanto a su jerarquía,
generalmente esa relación jerárquica está establecida por el legislador, no obstante en ciertas
ocasiones debe ser determinada por el juez, ya que la carencia de disposiciones constitucionales en
la materia ha sido suplida en algunos países por los jueces. Por supuesto, que para que el
reconocimiento de la primacía de los tratados sobre las leyes, anteriores o posteriores, mediante
proclamación constitucional o reconocimiento jurisprudencial, sea efectivo, es preciso que se
complete con el adecuado mecanismo constitucional jurisdiccional
1
8
de protección, ya sea a cargo de los jueces ordinarios o, en su caso, de la jurisdicción
constitucional7.
1
8
7 Cfr. REMIRO BROTÓNS, Antonio. Derecho Internacional. Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia, 2007,
p. 663.
No puede olvidarse, que se ha alargado considerablemente el campo regulatorio del derecho
internacional de modo tal, que existen normas cada vez más numerosas que se hacen indispensables
para regular áreas que van desde la protección del medio ambiente, la cooperación judicial, al
comercio multilateral, las telecomunicaciones, entre tantas otras. Esta suerte de proliferación tiene
suficiente virtualidad como para que se generen conflictos normativos entre las normas
internacionales que se relacionan íntimamente con el proceso de formación, la descentralización de la
producción normativa, que han hecho experimentar un intenso proceso de fragmentación, acentuada
por el avance de la globalización, del regionalismo, de la mundialización.
En la línea de Norberto Bobbio, puede pensarse que la coherencia no es condición de validez, pero es
siempre una condición para el ordenamiento justo; las exigencias de certeza desaparecen si el
intérprete puede, indistintamente, aplicar reglas contradictorias. Si dos normas antinómicas
coexistieren, el ordenamiento jurídico no conseguiría garantizar ni la certidumbre, entendida como
posibilidad de prever con exactitud las consecuencias de una conducta dada, ni la justicia, entendida
como igual tratamiento entre aquellos que pertenecen a la misma categoría. Para aliviar estas
inconsistencias el Profesor Erik Jayme, precisamente en el ámbito del
1
8
Derecho Internacional Privado, propuso un método llamado “diálogo de las fuentes”, como uno de los
posibles para superar las múltiples interacciones normativas.
Se trata, en pocas palabras, de aplicar simultáneamente, coherentemente las diversas fuentes del
derecho internacional de modo de eliminar la norma incompatible solamente cuando se verifica que
la contradicción que ella causa es insuperable. La coordinación flexible de las fuentes aspira a
restablecer la coherencia al señalar complementariedades, convergencias. Por lo tanto, el mentado
diálogo de las fuentes enfoca la totalidad de las normas internacionales tomando en consideración las
particularidades de los subsistemas particulares, busca como resulta de toda obviedad, concebir al
derecho internacional como un sistema en el cual la búsqueda de unidad no hace superar,
desaparecer la singularidad de las partes que lo conforman8.
8 Sobre este tema, puede verse: FELDSTEIN de CARDENAS, Sara L. Derecho Internacional Privado.
Parte General y Especial. Editorial Estudio. 2015.
Ante este panorama parece atinado, con afán esclarecedor, que tratemos de mostrar sucintamente
las etapas por las que ha transitado la jurisprudencia argentina, especialmente de la CSJN en materia
de prelación de fuentes del Derecho Internacional Privado, teniendo en cuenta la posibilidad del inicio
de una nueva etapa de esta evolución con la sanción y entrada en vigor en agosto del 2015 del
Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, que
1
8
precisamente encara el tema de las fuentes en el artículo 25949. Ciertamente, tomando como punto
de partida, las enseñanzas que el maestro de Heildelberg desarrollara en el Curso General de 1995
en la Academia de La Haya, quien enfatizara que “la pluralidad de las fuentes, propia del derecho
posmoderno, requiere la coordinación de las leyes en el interior del sistema jurídico, esta es una
condición para la eficiencia y la justicia en una época marcada por la tendencia de legislarse sobre
las más variadas materias, muchas veces convergentes, tanto en el derecho interno como
internacional”10.
9 Vid. FELDSTEIN de CARDENAS, Sara L. “La prelación de las fuentes del Derecho Internacional
Privado en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación”, Revista Jurídica La Ley, Tomo 2015, E,
diario del 22 de septiembre del 2015 y de la misma autora, “Las fuentes del Derecho Internacional
Privado en el Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación”, www.eldialjuridico.com publicado en el
Suplemento de Derecho Internacional Privado y de la Integración, 25 de septiembre del 2015,
Editorial Albremática, Argentina.
10 JAYME, Erik “Identité culturelle et intégration: le droit international privé postmoderne”, en
Recueil des Cours, Vol. 251, Leiden, 1995, p. 60/251.
11 Puede ampliarse en: FELDSTEIN de CÁRDENAS, Sara L. y SCOTTI, Luciana B., “Un problema
siempre vigente en el Mercosur: las asimetrías constitucionales”, para Revista de Derecho 35,
Tribunal Supremo de Justicia, ISSN 1856-0008, Editor Fernando Parra Aranguren, Caracas,
Venezuela. También de las mismas autoras “Las asimetrías constitucionales: un problema siempre
vigente”, Revista del Tribunal del Mercosur (RSTPR), Paraguay, Año 1, Nro. 2, 2913, pp. 271/312.
1
8
12 Vid. FELDSTEIN de CARDENAS, Sara L. Derecho Internacional Privado Parte General y Parte
Especial. Guía de Estudio del Código Civil y Comercial. Con la colaboración de la Doctora Mónica S.
RODRIGUEZ, Editorial Estudio S.A., Buenos Aires - Argentina, ISBN 978-950-897-495-2, septiembre
II. DOCTRINA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN ARGENTINA11
La cuestión de las fuentes del Derecho Internacional Privado, en general, se circunscribe al planteo
de la relación entre el derecho interno e internacional, de modo tal, que en la doctrina resulta
inevitable hablar, de tres teorías12: la dualista, monista y la de coordinación13.
1
9
del 2015, Pp, 416. BECERRA RAMIREZ, Manuel. La recepción del derecho internacional en derecho
interno, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2004. VANOSSI, Jorge Reinaldo, “La
operatividad de las cláusulas emanadas del ordenamiento internacional en cuanto a su aplicabilidad
al orden interno de los Estados”, Revista IIDH, San José, Costa Rica, Volumen 16, julio-diciembre de
1992, p. 118.
13 Vid. BIOCCA, CARDENAS, BASZ. Lecciones de Derecho Internacional Privado. Parte General.
Primera Edición 1991. Última 2003. También FELDSTEIN de CARDENAS, Sara L. Derecho
Internacional Privado. Parte General y Especial. Editorial Estudio. 2015.
14 Artículo 75. "Corresponde al Congreso: ..inc. 22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las
demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los
tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de
Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y
su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la
Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía
constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser
denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cámara para gozar de la jerarquía constitucional".
La reforma de 1994 de la Constitución Nacional, en verdad un acierto normativo, introdujo varias
innovaciones trascendentes en lo que concierne a la relación entre derecho interno y derecho
internacional, aun cuando resultado sabido que los artículos 27 y 31 de la Carta Magna no han sido
modificados, atento la limitación impuesta por la ley declarativa de necesidad de reforma que
impedía la modificación de la primera parte de la Constitución.
En primer lugar, la reforma en el art. 75 inc. 22 CN14, primera parte, consagró la superioridad de los
tratados internacionales y de los concordatos celebrados con la Santa Sede frente a las leyes. Es
decir que los tratados en general tienen jerarquía supralegal pero infraconstitucional puesto que
deben respetar los principios de derecho público constitucional
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(art. 27 CN). Seguidamente, jerarquizó, dándoles el mismo rango de la Constitución a once
instrumentos internacionales de derechos humanos15, que son "constitucionalizados"16, pero no
incorporados a la Constitución Nacional. En efecto, gran parte de la doctrina ha señalado que tales
instrumentos no son incorporados al texto de la Carta Magna, sino que "valen" como ella17, se
encuentran en pie de igualdad, conforman junto con la Constitución Nacional el denominado "bloque
de constitucionalidad"18.
15 Debemos referirnos a instrumentos y no a tratados pues en la enumeración del art. 75 inc. 22 se
incluyen dos declaraciones: la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. En cambio la posibilidad otorgada al Congreso de
"constitucionalizar" otros instrumentos queda reservada, si nos atenemos a la letra de la norma, a
los tratados internacionales.
16 Tomamos esta expresión de MONCAYO, Guillermo R., "Reforma constitucional, derechos humanos
y jurisprudencia de la Corte Suprema," en Abregú, Martín, Courtis, Christian, (compiladores), La
aplicación de los tratados de derechos humanos por los tribunales locales, 2ª edición, Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS), Editores del Puerto, Buenos Aires, 1998.
17 Cfr. BARBOZA, Julio, Derecho Internacional Público, Ed. Zavalía, Buenos Aires, 1999, p. 78.
18 Esta expresión ha sido acuñada en nuestro país por el Prof. Doctor Germán Bidart Campos. Tal
denominación fue utilizada por primera vez en una sentencia del Consejo Constitucional de Francia
en 1970 para referirse al bloque integrado por la Constitución, la Declaración de 1789, el Preámbulo
de la Constitución de 1946 y los principios fundamentales de las leyes de la República.
1
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19 Aprobada durante la 24ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, el 9 de
junio de 1994, en Belém do Pará, República Federativa del Brasil. Aprobada por la República
Argentina por Ley 24.556.
Además faculta al Congreso para que jerarquice a otros tratados sobre derechos humanos, siempre
que luego de aprobados, le otorgue tal jerarquía constitucional con las dos terceras (2/3) partes de la
totalidad de sus miembros. Nuestro Poder Legislativo Nacional ha ejercido dicha facultad en dos
oportunidades hasta la fecha: por Ley 24.820 concedió jerarquía constitucional a la Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas19 y por Ley 25.778, a la Convención sobre
la
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imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad20.
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20 Adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el 26 de noviembre
de 1968. Aprobada por la República Argentina por Ley 24584.
Sin embargo, estos instrumentos de derechos humanos gozan de jerarquía constitucional "en las
condiciones de su vigencia". Esta frase indica que se debe considerar la efectiva vigencia del tratado
en el ámbito internacional, como así también las reservas y las declaraciones interpretativas
realizadas, que en tanto declaraciones unilaterales tienen por fin privar o modificar los efectos de
ciertas disposiciones. Asimismo, deben considerarse las aceptaciones expresas o tácitas de los otros
Estados como también sus objeciones. Además la Corte Suprema en el caso "Giroldi" de 1995, ha
dicho que esta expresión también debe entenderse como comprensiva de la jurisprudencia
internacional de los tribunales internacionales competentes para la aplicación e interpretación del
tratado. En nuestro caso, es la jurisprudencia en materia contenciosa y consultiva de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. En relación a los informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, la jurisprudencia de la Corte no es unívoca. Si bien en "Bramajo" dijo que
servían de guía interpretativa, ello fue moderado en casos posteriores como "Acosta" y "Felicetti".
Pero la expresión que mayores debates y controversias ha originado es la que se refiere a que los
instrumentos sobre derechos humanos con jerarquía constitucional "no derogan artículo alguno de la
primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y
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garantías por ella reconocidos". En relación a la no derogación, en efecto se han sustentado diversas
posiciones. Para algunos, esta frase implica que los tratados de derechos humanos están
subordinados a la primera parte de la Constitución. En cambio, para la posición que ha sustentado la
Corte Suprema en "Monges c/ U.B.A." y "Chocobar", ambos de 1996, esta frase debe entenderse
como un juicio asertivo de comprobación, de verificación de que de hecho no existía ninguna
incompatibilidad normativa. Este juicio del constituyente no puede ser cuestionado ni modificado por
los poderes constituidos. En lo que concierne a la complementariedad, ésta ha sido entendida para
algunos en el sentido que implica una subordinación o subsidiariedad de los instrumentos de
derechos humanos enumerados respecto de la Constitución. Sin embargo si se acude al significado
del término "complementariedad", se aprecia que ello no significa subordinación, sino que por el
contrario, importa el enriquecimiento de las normas constitucionales 21 22.
21 Este enriquecimiento se puede apreciar en la regulación de derechos como la libertad de publicar
las ideas por la prensa (art. 14 CN) que fue ampliado por la Convención Americana y por otros
tratados. Lo mismo sucede con el art. 23 CN sobre el estado de sitio, que fue mucho más precisado
por el art. 27 de la Convención Americana, por ejemplo. Para estudiar en más detalle el criterio de
"complementariedad", véase entre otros MONCAYO, Guillermo, op.cit, BIDART CAMPOS, Germán, El
artículo 75, inciso 22, de la Constitución y los derechos humanos, en Abregú, Martín, Courtis,
Christian, (compiladores), La aplicación de los tratados de derechos humanos por los tribunales
locales, 2ª edición, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Editores del Puerto, Buenos Aires,
1998; GUTIÉRREZ POSSE, Hortensia D. T. El Derecho Internacional en la Constitución Nacional, en
Bidart Campos, Germán J., Sandler, Héctor R (coordinadores), Estudios sobre la reforma
constitucional de 1994, Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales "Ambrosio L. Gioja", Ed
Depalma, 1995.
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22 Cabe destacar que el conjunto de principios fundamentales aportados por estos instrumentos
internacionales de derechos humanos importan, en lo que respecta al Derecho Internacional Privado,
la reformulación del contenido de la cláusula de orden público internacional. Para un estudio
detallado del tema, puede verse FELDSTEIN de CÁRDENAS, Sara y BASZ, Victoria, El Derecho
Internacional Privado frente a la reforma constitucional, en La Ley 1995-E, 1127. También puede
verse: FELDSTEIN de CARDENAS, Sara L. “El Orden Público Internacional: Una mirada desde el
Derecho Internacional Privado argentino”, en www.academia.edu. Página visitada el 30 de
septiembre dl 2015 y de la misma
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autora: “El conflicto de multiculturalidad en materia de familia: Réquiem para el Orden Público
Internacional?”, Primera y Segunda Parte. Publicados el 8 y el 10 de julio del 2015, en Microjuris S.A.
www.microjuris.com.
23 Art. 75: "Corresponde al Congreso... inc. 24. Aprobar tratados de integración que deleguen
competencias y jurisdicción a organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e
igualdad, y que respeten el orden democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su
consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes.
La aprobación de estos tratados con Estados de Latinoamérica requerirá la mayoría absoluta de la
totalidad de los miembros de cada Cámara. En el caso de tratados con otros Estados, el Congreso de
la Nación, con la mayoría absoluta de los miembros presentes de cada Cámara, declarará la
conveniencia de la aprobación del tratado y sólo podrá ser aprobado con el voto de la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, después de ciento veinte días del acto
declarativo.
La denuncia de los tratados referidos a este inciso, exigirá la previa aprobación de la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara".
24 "Cafés La Virginia", CSJN, 10 de octubre de 1994, en Fallos 317:1282.
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25 Cfr. FELDSTEIN de CÁRDENAS, Sara y BASZ, Victoria, "El Derecho Internacional Privado frente a
la reforma constitucional" en La Ley 1995-E, 1133. En este aspecto cobra especial relevancia el
artículo 1 del CCCN que establece:”Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser
resueltos según
Simétricamente, la Constitución reformada otorga jerarquía supralegal a los tratados de integración y
al derecho derivado siempre que se cumplan las condiciones prescriptas en el art. 75 inciso 24 CN23.
Cabe destacar que esta disposición consagró a nivel constitucional la doctrina sentada por la Corte
Suprema en el fallo "Cafés La Virginia S.A. s/ apelación (por denegación de repetición)" del 12 de
octubre de 199424, en el cual nuestro más alto tribunal de justicia reconoció jerarquía supralegal a
un acuerdo celebrado entre la Argentina y Brasil, en el marco de la ALADI sobre normas nacionales
que imponían gravámenes a la importación.
En efecto, la reforma constitucional ha dado un paso muy importante al reconocer ciertos rasgos
propios del derecho de la integración, en particular, la jerarquía superior de los tratados de
integración respecto de las leyes internas; la delegación de competencias y jurisdicción en
organizaciones supraestatales y la jerarquía superior del derecho derivado respecto de las leyes25.
las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de derechos
humanos en los que la República Argentina sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad
de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los interesados se
refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean contrarios a derecho”.
Sin embargo, resulta atinado señalar que la Constitución argentina subordina la facultad del
Congreso para aprobar estos tratados con Estados Latinoamericanos a las siguientes condiciones: 1)
que se observen condiciones de igualdad y reciprocidad; 2) que se respete el orden democrático; 3)
que se respeten los derechos humanos; y 4) que se aprueben por mayoría absoluta de los miembros
de cada Cámara. Por su parte, la aprobación de los tratados de integración con Estados que no son
latinoamericanos está sujeta, además de a las condiciones enumeradas en 1), 2) y 3), a: 4) que la
mayoría de los miembros presentes de cada Cámara declaren la conveniencia de su aprobación y 5)
que la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara lo apruebe dentro de los
ciento veinte días posteriores al acto declarativo.
A esta altura, cabe plantearse si las normas que emanan de los órganos con capacidad decisoria del
MERCOSUR, gozan de jerarquía superior a las leyes, dado que ello es reconocido por nuestra
Constitución para aquellas reglas jurídicas aprobadas por organizaciones supraestatales, a las cuales
se le deleguen competencias. Este no es el caso de MERCOSUR, que es un organismo típicamente
intergubernamental, característica que lo aleja de otros espacios integrados dado que las decisiones
que se toman dependen
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de los funcionarios de los Estados que reciben instrucciones de los gobiernos de turno26.
26 Vid. FELDSTEIN de CARDENAS, Sara L. “La insoportable levedad del no ser del MERCOSUR”, que
puede verse en www.academia.edu. De la misma autora: “El Mercosur: una mirada al futuro”,
publicado en Revista Urbe et Ius. Editorial Eudeba.
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27 "Cocchia, J. D., c/ Estado Nacional y otros/ acción de amparo", CSJN, 2 de diciembre de 1993, en
Fallos 316:2624.
Por otro lado, en materia jurisprudencial, además del mencionado caso "Cafés La Virginia", cabe
recordar las palabras de nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación "... es también voluntad de
legislador insertar a la Argentina en un régimen de integración regional, en una decisión que
acompaña la realidad política, económica y social de nuestro tiempo (...) Es ésta una clara definición
de política legislativa, que el ordenamiento jurídico interno no puede contradecir, dificultar u omitir
en su implementación práctica"27.
Finalmente, cabe precisar que la Ley 24.080 del 10 de junio de 1992 exige que los hechos y actos
referidos a tratados internacionales en que sea parte la República Argentina sean publicados dentro
de los 15 días hábiles posteriores a cada hecho o acto. El art. 2 dispone que los tratados o
convenciones que "establezcan obligaciones para las personas físicas o jurídicas que no sea el Estado
nacional son obligatorias sólo después de su publicación en el Boletín Oficial, observándose al
respecto lo prescrito en el art. 2 del Código Civil".
Se han transitado dentro del derecho argentino en materia de prelación de fuentes del derecho
internacional privado, una primera etapa, entre 1953 y 1963, en que se interpretó el artículo 31 de
la Constitución Nacional de
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manera literal con un criterio dualista rígido, en cuanto dispone que son la ley suprema de la Nación,
la Constitución, las leyes que dicte el Congreso Nacional y los Tratados con potencias extranjeras. El
orden de enunciación establecido en la norma era un orden de prelación, se sostuvo la supremacía
de las dos primeras –en tiempos de paz- sobre los tratados, como así también –y por aplicación del
criterio dualista – la necesidad de incorporar el tratado al derecho interno mediante una ley, ya que
“...en tanto se trate de mantener la paz o afianzar el comercio con potencias extranjeras, la
República se conduce dentro de la orientaciones de la teoría dualista. Cuando se penetra en el
terreno de la guerra en una causa propia...la cuestión se aparta de aquellos principios generales y
coloca a la República y a su gobierno político en el trance de cumplir los tratados internacionales con
todo el rigorismo de que pueden estar animados...”.
En una segunda etapa, destacan los casos de: “Sociedad Anónima Martín y Cía. c/ Administración
General de Puertos” (6/11/1963) y “Esso” (5/7/68), en los que la CSJN interpretó que en virtud de
que tanto los tratados como las leyes nacionales, son calificados como Ley Suprema de la Nación y
no existe fundamento normativo para acordar prioridad de rango a ninguno. Así, dado el requisito de
la incorporación de los tratados al Derecho Interno por ley del Congreso una vez incorporada la
norma convencional al ordenamiento jurídico nacional a través de una ley, y gozando de su misma
jerarquía en virtud de lo establecido en el artículo 31 de nuestra Constitución Nacional, los posibles
conflictos existentes entre ambas normas se resolverían conforme los criterios de “ley posterior
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deroga la anterior” y “ley especial prevalece sobre la general”.
En una tercera etapa, se puede advertir un giro significativo, a partir del reconocido caso: “Recurso
de hecho, Ekmedjián, Miguel Ángel c/ Sofovich, Gerardo y Otros” (1992). En efecto, se produjo un
cambio fundamental en estos autos, al establecerse que “... La necesaria aplicación del artículo 27 de
la Convención de Viena impone a los órganos del Estado argentino asignar primacía al tratado ante
un eventual conflicto con cualquier norma interna contraria o con la omisión de dictar disposiciones
que, en sus efectos, equivalgan al incumplimiento el tratado internacional en los términos del citado
art. 27...”. En este caso, no existía norma legal que contradijera las disposiciones de un tratado, sino
ausencia de norma que reglamentara un derecho cuyo reconocimiento y respeto había asumido el
Estado por la citada Convención, por cuanto la CSJN parte del análisis de si dicha disposición resulta
operativa o programática.
Seguidamente, podemos mencionar el también célebre “Cafés La Virginia S. A. S/ Apelación (Por
Denegación de Repetición)” Si bien el caso en estudio es un nuevo ejemplo de la aplicación de la
doctrina sentada en el caso “Ekmedkjián, Miguel Ángel c/ Sofovich, Gerardo y Otros”, la colisión
normativa se produce entre una norma interna (Resolución Ministerial Nº 174/86) y un tratado de
integración (Acuerdo Nº 1 Argentino-Brasileño del 30 de abril de 1.983, firmado en el marco del
Tratado de Montevideo de 1980 de la ALADI), significando ello el precedente en el área regional.
Citando el precedente del caso Fibraca, y los artículos. 31 y 75 inciso 22 de la Constitución Nacional
–según reforma de 1.994-, la Corte Suprema de
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Justicia de la Nación sostuvo que: “...en atención a la imperatividad de los compromisos asumidos
por nuestro país… La aplicación por los órganos del estado Argentino de una norma interna que
transgrede un tratado –además de constituir el incumplimiento de una obligación internacional–
vulnera el principio de la supremacía de los tratados internacionales sobre las leyes internas...”.
Corresponde aclarar que, si bien el fallo se dicta con posterioridad a la entrada en vigencia de la
Constitución Nacional de 1.994, no se aplican los nuevos incisos 22 y 24 del artículo 75, por cuanto
los hechos en cuestión son anteriores a la reforma.
Con posterioridad a la vigencia de la Constitución Nacional en su versión reformada en 1994, se han
suscitado diversos casos en los que se debatió la jerarquía de tratados internacional de integración,
en particular, el Tratado de Asunción de 1991.
Así, en el caso “Sancor Cul (TF 18476-a) c/ DGA”, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo Federal, Sala V, del 14 de septiembre 2006, afirmó que: “Resulta
incontrastable que, luego de la Reforma Constitucional de 1994, es evidente que los Tratados poseen
jerarquía superior a las leyes, y lo que ellos establezcan, no puede ser violado por normas
internas…Siendo que el Tratado de Asunción constituye un acuerdo de integración económica,
jurídica y política, de alcance parcial en el marco de la ALADI, adecuado al GATT y encuadrado por
las disposiciones de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, como así también que,
conforme las obligaciones que crea, se lo denomina “tratado - ley”, en razón de que imparte normas
jurídicas
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generales con poder de vigencia indefinida, los derechos y las obligaciones en él contenidas, son
jurídicamente obligatorias para los Estados Partes desde su entrada en vigencia.”
“Es inconstitucional la resolución del Ministerio de Economía que fijó derechos de exportación para
consumo adicionales del 10% para las mercaderías comprendidas en la Nomenclatura Común del
Mercosur —detalladas en las seis plantillas que como Anexo forman parte integrante de la mentada
disposición— y 5% para las mercaderías comprendidas en la misma Nomenclatura —pero no
consignadas en el Anexo— toda vez que implica una violación a una norma supra - legal suscripta
por el Estado Nacional.”
“Resulta por demás evidente, que como principio básico del derecho, y conforme los diferentes
niveles de validez de las normas a través de la llamada pirámide jurídica, si una ley no puede ir en
contra de un tratado, todas las normas de menor jerarquía - entre ellas las resoluciones - menos
aún.”
“Establecer derechos de exportación en los términos de la resolución dictada por el Ministerio de
Economía, viola de forma directa lo establecido en el Preámbulo, artículo 1º y 5º del tratado de
Asunción, ya que produce exactamente lo contrario a lo que la norma supralegal dispone; el
ordenamiento jurídico interno no puede contradecir, dificultar u omitir la implementación del Tratado
de Asunción.
“La resolución dictada por el Ministerio de Economía —que fijó derechos de exportación para
consumo adicionales del 10% para las mercaderías
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comprendidas en la Nomenclatura Común del Mercosur no sólo viola el tratado de Asunción, sino que
hace lo propio respecto a la Convención de Viena sobre los Derechos de los Tratados, principalmente
en cuanto a los artículos 26 y 27, los que prescriben que deben cumplirse de buena fe y que, un
Estado no puede invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado.”
Por su parte en la Causa N° 15.799/2004, "Sancor Cooperativa Unidas Ltda. (TF 18095 - A)
c/DGA" del 26 de marzo de 2008, el mismo tribunal consideró, en relación concretamente al
Tratado de Asunción, señaló que “los derechos y las obligaciones en él contenidas, son jurídicamente
obligatorios para los Estados Partes desde su entrada en vigencia. Que, resulta pertinente mencionar
dos características que presenta el Tratado de Asunción -en lo que a esta causa resulta
trascendente-, como ser la de un acuerdo marco y programático.
En cuanto a estos dos puntos se refiere, cabe señalar que respecto a la calificación de marco, debe
establecerse que, si bien la parte sustancial del Tratado resulta así, debe distinguirse que en sus
Anexos -parte integrante del mismo- se acuerdan políticas específicas y operativas que ponen en
jaque tal consideración. Respecto a la nota de programático, debe resaltarse que la norma supra-
legal establece un programa a cumplir a través de sus disposiciones.”
En el caso, el conflicto surge por la aplicación de la Resolución N° 11/02 del Ministerio de Economía,
que fijó derechos de exportación para consumo adicionales del 10 % para las mercaderías
comprendidas en la
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Nomenclatura Común del Mercosur, detalladas en las seis planillas que como Anexo forman parte
integrante de la mentada disposición, y 5 % para las mercaderías comprendidas en la misma
Nomenclatura, pero no consignadas en el Anexo. En el caso de autos, se imponen los derechos
indicados a las exportaciones de leche en polvo a los países de Brasil y Paraguay.
En consecuencia, la cuestión a resolver consiste en determinar si la resolución 11/02 resulta
inconstitucional por violación a una norma supra-legal suscripta por el Estado Nacional; a tales
efectos, se deberá establecer si un Tratado que no contiene expresamente la forma concreta de
eliminación de derechos de exportación entre los países suscriptores, o dicho de otro modo, si un
acuerdo (de rango superior a una ley) que no es operativo (en su totalidad) puede ser violado por
una norma de carácter interno y unilateral por parte de un Estado, que contradiga, impida o dificulte
lograr el objetivo (programa) buscado por aquél.
El tribunal declaró la inconstitucionalidad de la mentada norma por los siguientes motivos:
a) Como se desprende de lo resuelto por la C.S.J.N., no puede tolerarse constitucionalmente que se
puede modificar un tratado por una ley y si así lo hiciera, ese acto violaría el principio de la jerarquía
de las normas (art.31 de la C.N.) y por ende, sería inconstitucional. A mayor abundamiento, y
conforme lo apuntado en el considerando V del presente, el más alto Tribunal destacó en numerosos
precedentes que no se puede invocar normas de derecho interno que afecten las disposiciones de un
tratado
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internacional, puesto que los tratados están situados en jerarquía superior a las leyes (conf. C.SJ.N.
in re: "Ejmekdijian c/Sofovich" sentencia del 7/7/92; "Fibraca Constructora SCA c/Comisión Técnica
Mixta de Salto Grande" del 7/7/93; "Giroldi Horacio D." del 7/4/95 entre otros).
b) Establecer derechos de exportación en los términos de la resolución 11/02, viola de forma directa
lo establecido en el Preámbulo, artículo 1° Y 5° del Tratado de Asunción, ya que produce
exactamente lo contrario a lo que la norma supralegal dispone. En este sentido, conforme lo
establecido por el Máximo Tribunal, el ordenamiento jurídico interno no puede contradecir, dificultar
u omitir la implementación del Tratado de Asunción.
c) La circunstancia de que se trate de un supuesto Tratado llamado "marco", se ve claramente
atenuada por el hecho de que, parte de sus disposiciones poseen normas operativas que establecen
un régimen específico de desgravaciones (en este sentido ver el A.C.E. N° 18).
d) El fundamento de que la falta de compromiso expreso en cuanto a los derechos de exportación
implica la posibilidad de establecerlos por argentina (esbozado por el Tribunal Fiscal) resulta
claramente objetable, toda vez que, como advierte con agudeza la actora, de seguir tal lógica, el
Tratado de Asunción debería expresamente incluir las miles de posiciones arancelarias existentes
para que aquel se cumpla.
e) La resolución 11/02, no solo viola el Tratado de Asunción, sino que hace lo propio respecto a la
Convención de Viena Sobre los Derechos de los Tratados, principalmente en cuanto a los artículos 26
y 27, los que prescriben que deben cumplirse de buena fe y que, un Estado no puede
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invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado.
A su turno, en la Causa Nº 18.551/2008, "Muresco SA c/ EN -DGA- Resol. 1013/A|1015/08 Y
1078/08 (EX 13289- VRS/07) s/ Dirección General de Aduanas" , del 30 de junio de 2010, y
en la Causa Nº 21050-08, "Whirlpool Argentina S.A. (TF 24128-A) c/DGA", del 7 de julio del
mismo año, la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo
Federal sostuvo que el art. 1 del Tratado de Asunción es una norma programática, ya que requiere
otra norma (sea ley en sentido formal, tratado o acuerdo de alcance parcial) que reglamente su
ejercicio. Asimismo, se señaló que el art. 31 de la Convención de Viena establece que en la
interpretación de los tratados internacionales se debe tener en cuenta la práctica seguida por las
partes en su aplicación pues constituye la "prueba objetiva del acuerdo entre las partes en cuanto al
sentido del tratado" y que, sobre el particular, la práctica en la materia muestra que el art. 1 del
Tratado de Asunción, en cuanto establece la libre circulación de bienes y servicios, está sujeta a la
reglamentación de los acuerdos de alcance parcial, en los que se estatuye cómo se interpretarán y
aplicarán las normas aduaneras contenidas en los tratados internacionales y las pertenecientes a
cada ordenamiento interno. Por otra parte, se puso de resalto que, según el art. 30.3 de la
Convención de 1969, "cuando todas las partes en el tratado anterior sean también partes en el
tratado posterior pero el tratado anterior no quede terminado, ni su aplicación supeditada conforme
el art. 59, el tratado anterior se aplicará únicamente en la medida
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en que las disposiciones sean compatibles con las del tratado posterior", es decir, que los acuerdos
de alcance parcial limitan el alcance del Tratado de Asunción y, en consecuencia, ya por práctica
ulterior aceptada entre las partes o por los acuerdos complementarios de aplicación parcial, la
exportación e importación entre Argentina y Brasil se, rige por el Tratado de Asunción siempre que
esté reglamentado por un acuerdo de alcance parcial que le dé plena aplicación.
Según el parecer del tribunal, el derecho tributario originario del MERCOSUR está conformado por el
Tratado de Asunción y los Protocolos de Brasilia y Ouro Preto y sus Anexos (agrega el Protocolo de
Olivos), tienen las mismas características que los tratados fundacionales de la Unión Europea,
aunque no pueden asimilarse a una constitución frente al déficit; institucional del MERCOSUR, que
"no es todavía una institución comunitaria o de integración". Son "tratados fundacionales", pero no
en el mismo sentido jurídico-institucional que los que dieron vida a la Unión Europea. Se trata, más
estrictamente, de "Tratados Marco", donde se establecen los mecanismos y parámetros esenciales
para llegar a la formación de un mercado común entre las partes, aunque por una vía evolutiva y
dinámica a la que los tratados solo otorgan ciertas bases institucionales flexibles.
Para la Argentina estos tratados gozan de supremacía sobre el resto del ordenamiento jurídico,
aunque no sobre la Constitución Nacional. No se cumplen hasta el momento las condiciones de
reciprocidad e igualdad exigidas por el art 75 inc. 24 de la CN, ya que no todas las constituciones
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1
de los Estados miembros aseguran, de manera clara y suficiente, la misma jerarquía de los tratados
de integración tal como lo hace la Constitución Argentina (conf. Cassagne, Juan C., (Dir.), Derecho
Administrativo (homenaje a Miguel Marienhoff) Buenos Aires, 1998, LexisNexis nro. 1701/001026).
En el Estado actual del MERCOSUR puede concluirse que la Decisión 21/2002 forma parte del
derecho comunitario derivado, pero para tener carácter supranacional obligatorio debe ser adoptada
por la legislación interna, por la falta de configuración de las condiciones previstas por el art. 75 inc.
24 de la Constitución Nacional.
En la Causa Nº 23.631, “Whirlpool Puntana S.A. c/DGA”, la Sala IV de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, el 22 de noviembre de 2011 manifestó que no
puede admitirse (desde el punto de vista constitucional) la imposición de derechos aduaneros
agravantes de los existentes al tiempo de firmarse el Acuerdo de Asunción, aunque ello se base en
una situación de emergencia, que -por cierto- resulta para nuestro país la regla y no la excepción.
Establecer derechos de exportación en los términos de la resolución 11/02, viola de forma directa lo
establecido en el Preámbulo, artículo 1° y 5° del Tratado de Asunción, ya que produce exactamente
lo contrario a lo que la norma supralegal dispone. En este sentido, conforme lo ha dicho el Máximo
Tribunal, el ordenamiento jurídico interno no puede contradecir, dificultar u omitir la implementación
del Tratado de Asunción.
2
1
En virtud de lo expuesto, se resuelve hacer lugar al recurso de la actora, revocar la decisión apelada
y, por ende, dejar sin efecto las resoluciones administrativas recurridas.
En el Expte. N° 19.020/2011, "Dow Química Argentina SA (TF 28020-A) c/DGA” del 16 de
febrero de 2012, la Sala V de la misma Cámara expuso que la cuestión a elucidar en el caso de autos
es si el establecimiento de derechos de exportación por parte de los Estados parte resulta violatorio
del mencionado Tratado. En este punto, las disposiciones que a criterio de la recurrente estarían
vulneradas como resultado de la exigencia de tales derechos son los artículos 1° y 5° de dicho
instrumento internacional.
Cabe observar que no es materia de debate si el Tratado de Asunción tiene jerarquía supralegal,
pues tal cuestión tiene una respuesta clara en el artículo 75 inciso 22 CN. Del mismo modo, idéntica
jerarquía poseen las normas de derecho derivado, dictadas por los órganos del referido tratado (art.
75 inc. 24 CN). En cambio, en autos debe determinarse la inteligencia de algunas de sus cláusulas,
en tanto se alega que ciertas normas de derecho interno (específicamente la Resolución N° 11/2002
del Ministerio de Economía) contradicen obligaciones asumidas por el Estado argentino en virtud de
ese tratado.
“El Tratado de Asunción no establece, en forma inequívoca, la imposibilidad de que un Estado Parte
imponga a los productos nacionales derechos de exportación, pues ello no es una obligación que
surja expresamente de dicho instrumento internacional. En tal sentido, las
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1
normas que menciona la actora apuntan a objetivos, respecto de los cuales los Estados Parte deben
elegir los medios que estimen más adecuados para lograrlos. Evidentemente, el Tratado es claro en
cuanto a la progresiva eliminación de los gravámenes a la importación de mercaderías (previéndose
un cronograma a tal efecto), pero no se consagra en él una obligación jurídica de suprimir los
derechos de exportación.”
“En efecto, el tratado cuya violación se aduce es un marco, que supone la adopción de acuerdos
adicionales tendientes a concretar las metas previstas en él.”
Por otra parte, “debe tenerse en cuenta que uno de los principios del proceso de integración regional
es el de reciprocidad (art. 2° del Tratado de Asunción). Este principio coexiste con los principios de
gradualidad, flexibilidad y equilibrio, mencionados en el Preámbulo, a fin de lograr el más eficaz
aprovechamiento de los recursos disponibles, la preservación del medio ambiente, el mejoramiento
de las interconexiones físicas, la coordinación de las políticas macroeconómicas y la complementación
de los diferentes sectores de la economía.”
“En el caso, la mera invocación del objeto y fin del Tratado de Asunción (conforme surgen de su
Preámbulo y de su Capítulo I) no puede suplir la ausencia de una norma que específicamente prohíba
a los Estados Parte el establecimiento de los derechos de exportación.”
“Aun cuando pueda argüirse que es conveniente la supresión de los derechos de exportación para el
desarrollo del proceso de integración, en el sub lite se trata de establecer si ellos son incompatibles
con el propósito
2
1
perseguido por el Tratado de Asunción, teniendo para ello en cuenta el actual desarrollo del derecho
comunitario del Mercosur. De otro modo, se estaría imponiendo unilateralmente, por acción de los
tribunales internos, obligaciones que aún no han sido asumidas por los demás Estados Partes.”
En mérito a las consideraciones que anteceden, el Tribunal declaró improcedente la invocación del
Tratado de Asunción a fin de invalidar las normas que establecen derechos de exportación de
mercaderías hacia otros países del Mercosur.
En el Expte. N° 30.591/2011, "Champion IB SA (TF 28432-A) c/DGA”, del 1 de marzo de 2012,
el mismo tribunal de alzada destacó, nuevamente, que no es materia de debate si el Tratado de
Asunción tiene jerarquía supralegal, debido a que esa cuestión tiene respuesta en lo prescripto en el
artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional.-
Ahora bien, en el sub lite debe determinarse la inteligencia de algunas de sus cláusulas, en tanto se
alega que ciertas normas de derecho interno (el Decreto N° 310/02, la Resolución [ex Ministerio de
Economía e Infraestructura] N° 11/2002 y la Resolución M.E. N° 35/02) contradicen obligaciones
asumidas por el Estado argentino en virtud del Tratado de Asunción, así como normas derivadas
dictadas por órganos del Mercosur con capacidad decisoria (art. 2 del Protocolo citado).
A su turno, el Consejo del Mercado Común dictó la Decisión CMC N° 22/30 con fecha 29 de junio de
2000. Allí se destacó "la importancia de la libre circulación de bienes como elemento básico (...) para
la conformación del mercado común postulado en el Tratado de Asunción" y la "necesidad
2
1
de acordar un plan de trabajo" para el tratamiento de las medidas existentes que fueran restrictivas
del comercio entre los Estados Parte. Por ello, al tiempo que estableció, en su artículo 1o, que los
Estados Parte no debían adoptar medidas restrictivas al comercio recíproco, previó que se elaborara
un listado identificando las medidas de carácter impositivo, fiscal, aduanero, etc. vigentes al
momento del dictado de la norma, y que limitaban el acceso a los mercados.
Según puede advertirse, “ni el Tratado de Asunción ni la invocada Decisión Nº 22/00 del Consejo del
Mercado Común permiten sostener que ellos determinan, en forma inmediata, la imposibilidad de
que en los Estados Parte existan derechos de exportación aplicables a los productos nacionales, pues
ello no es una obligación que surja expresamente de dicho instrumento internacional. En tal sentido,
las normas que menciona la actora apuntan a objetivos, respecto de los cuales los Estados Parte
deben elegir los medios que estimen más adecuados para logrados. Evidentemente, el Tratado es
claro en cuanto a la progresiva eliminación de los gravámenes a la importación de mercaderías
(previéndose un cronograma a tal efecto) y la decisión del Consejo del Mercado Común, si bien
establece que no se debe restringir el comercio recíproco, no consagra una obligación jurídica
inmediata de suprimir los derechos de exportación, sino que ello debe alcanzarse a través de las vías
institucionales que establecen las normas primarias y secundarias del Mercosur.”
Por lo tanto, no se pueden inferir obligaciones concretas para los Estados Parte a partir de los
objetivos enunciados en el Tratado de Asunción, al
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1
menos en materia de derechos de exportación. Ello, toda vez que tales objetivos, contenidos en el
Capítulo I del Tratado, permiten al intérprete dar sentido a las obligaciones concretas previstas en
otras cláusulas o en acuerdos que complementan a aquél, teniendo en cuenta que los tratados
internacionales deben interpretarse de buena fe, considerando, entre otros aspectos, su objeto y fin
(art. 31.1 de la Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados).
Asimismo, a ello cabe añadir que “el Consejo del Mercado Común, cuya Decisión N° 22/00 ha sido
citada como fundamento de la postura de la recurrente, no es un órgano en el que se hayan
delegado competencias específicas en los términos del artículo 75 inciso 24 de la Constitución
Nacional. En caso de aceptarse este criterio, habría que considerar que el Estado argentino ha
abdicado de la facultad de establecer derechos aduaneros previstos en el artículo 75 inciso 1° de la
ley fundamental. Si bien ello es jurídicamente posible, no cabe inferir que se haya efectuado una
delegación de facultades en el Protocolo de Ouro Preto a favor de ese órgano del Mercosur, al menos
sin un fundamento normativo expreso (esta Sala, in re "Urdega SA c/ EN - DGA - Resol 1833/08
34/09 s/ Dirección General DE Aduanas" del 28/10/2010).”
En mérito a tales consideraciones, el tribunal declaró improcedente la invocación del Tratado de
Asunción y de decisiones de los órganos del Mercosur a fin de invalidar las normas que establecen
derechos de exportación de mercaderías hacia otros países de dicho espacio económico.
2
1
Según podemos apreciar, si bien nuestros tribunales reconocen uniformemente la jerarquía superior
de los tratados de integración frente a las leyes internas, no siempre se terminan aplicando sus
normas porque en algunas sentencias se ha interpretado que no son operativas y que no crean
obligaciones jurídicas concretas para los Estados partes.
III. EL CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION28
28 El Poder Ejecutivo por Decreto 191 del 23 de febrero de 2011, creó la Comisión de Reforma
integrada por los Doctores Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Aida Kemelmajer de
Carlucci. Para colaborar en la elaboración de las normas relativas al Derecho Internacional Privado
fueron convocados los doctores Adriana Dreyzin de Klor, Marcelo Iñiguez, María Susana Najurieta y
María Elsa Uzal. La aprobación del Código se ha dado por Ley 26994, sancionada el 1 de octubre de
2014, y promulgada el 7 de octubre del 2014 y publicada en el B.O. 8/10/2014.
La cuestión que nos convoca se encuentra regulada en la fuente interna a partir de agosto del 2015,
en el Capítulo I del Título IV del Libro VI del Código (CCCN), titulado “Disposiciones Generales” el
cual incluye las normas que pueden ser consideradas fundamentales dentro de las denominadas
Disposiciones Generales de Derecho Internacional Privado.
Se trata de un conjunto de reglas técnicas destinadas a los operadores jurídicos cuando se
encuentran ante una cuestión, un asunto que encierre una relación jurídica con elementos
extranjeros en la que aparece por lo menos un interés privado.
Y así pues, abriendo el Título IV del Libro VI el artículo 2594 establece el orden de prelación de las
fuentes de Derecho Internacional Privado y resuelve en un código de fondo la histórica controversia
sobre la relación entre el derecho internacional y el derecho interno, entre tratado y la ley
2
1
interna, dándole primacía a las fuentes internacionales.
En el artículo 2594, el legislador se hace cargo de dos temas sumamente importantes, uno, del
objeto y el ámbito de aplicación de las disposiciones del Título IV y de la coexistencia de fuentes
convencionales y estatales, estableciendo que “las normas jurídicas aplicables a situaciones
vinculadas con varias ordenamientos jurídicos nacionales se determinan por los tratados y las
convenciones internacionales vigentes de aplicación en el caso y, en defecto de normas de fuente
internacional, se aplican las normas de derecho internacional privado argentino de fuente interna”.
Se consagra la superioridad jerárquica del tratado internacional por encima de la ley interna, es
decir, el legislador adhiere a la teoría del monismo con supremacía relativa del derecho internacional,
estableciendo que el tratado se encuentra en una situación infraconstitucional aunque supralegal.
Para ser comprendida la norma en análisis, tiene que ser leída conjuntamente con el artículo 1 del
CCCN que en materia de fuentes del mismo texto normativo establece: “Los casos que este Código
rige deben ser resueltos según las leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución
Nacional y los tratados de derechos humanos en los que la República es parte. A tal efecto, se tendrá
en cuenta la finalidad de la norma. Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes
o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no sean
contrarios a derecho”. Precisamente, la mención a los tratados de derechos humanos, en el inicio del
cuerpo legal bajo estudio,
2
1
denota la preocupación del legislador argentino por alinearse definitivamente dentro de llamada
“constitucionalización del derecho privado”, estableciendo “una comunidad de principios entre la
Constitución, el derecho público y el derecho privado”29.
29 De los Fundamentos del Código Civil y Comercial sancionado.
2
1
30 Vid. FELDSTEIN de CÁRDENAS, Sara L. “La prelación de las fuentes en el Nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación”, publicado en el Diario La Ley, Tomo 2015, E, diario del 22 de septiembre del
2015. También de la misma autora “Las fuentes del Derecho Internacional Privado en el Nuevo
Código Civil y Comercial de la Nación”, suplemento de derecho internacional privado y de la
integración, www.eldialjuridico.com, ejemplar de septiembre de 2015. En estos trabajos me he
explayado sobre el artículo 2594, cuando emplea términos inapropiados por su ambigüedad, por su
imprecisión.
En este entendimiento se expresa en los Fundamentos que parten del principio que “los casos deben
ser resueltos conforme a un sistema de fuentes”. Y se destaca en primer lugar a la ley”,
considerando que “de lo contrario, aparecen sentencias que no aplican la ley, o se apartan de ella sin
declarar su inconstitucionalidad, siendo ésta una decisión contra legem que origina litigiosidad
innecesaria”.
Con relación al texto del artículo 2594, a pesar de las observaciones que pueda merecer en la
terminología expresada, se trata de una disposición que cumple su cometido al aportar algunas
pautas técnicas encaminadas a los operadores jurídicos, a los magistrados lo cual es loable si se
atiende a su nada desdeñable función docente30.
Refiriéndose al Libro VIII sobre Disposiciones de Derecho Internacional Privado de 1998, parte de la
doctrina sostuvo que el Título I “en realidad no son sino soluciones doctrinarias que las autoras
adoptan frente a los diversos problemas que constituyen la parte general del Derecho
2
2
Internacional Privado, en el tratamiento académico de la cátedra universitaria. Plantea serias dudas
que quepa fijar e imponer, normativamente, la solución de una determinada postura doctrinaria o
académica, cuando existen en las diferentes cuestiones, posturas encontradas, con diversos
enfoques capaces de elaborar y proporcionar otras soluciones enriquecedoras que, quizás, podrán
permitir acceder a una más afinada valoración de justicia en una rama del derecho que, como pocas,
exige de la adaptabilidad y armonización, máxime en una etapa –como la actual- de cambios
incesantes y profundos, tanto en las formas como en los contenidos y procedimientos…”31.
2
2
31 Vid. UZAL, María E. “Comentario crítico sobre el Libro VIII del Derecho Internacional Privado”,
publicado en El Derecho 188-1143. La autora de este último trabajo, y miembro de la Comisión que
se ocupara de redactar el Título IV del Libro VI junto a otros prestigiosos juristas, parece haber
cambiado de perspectiva respecto a la opinión vertida aquí sobre los temas de reenvío, fraude,
aplicación del derecho extranjero, cuando además refiriéndose al reconocimiento de sentencias y
laudos extranjeros dijo y cito: “…Entendemos que esta exclusión resulta desacertada pues, fijar la
procedencia del reconocimiento y ejecución de las sentencias y laudos extranjeros constituye
cuestión que delimita un aspecto del ámbito de la soberanía jurisdiccional del propio Estado frente a
pronunciamientos de autoridades de Estados extranjeros y es el modo de ejercer una parte de las
facultades de control dentro del ámbito de la soberanía jurisdiccional propia. Encaradas estas
facultades de este modo y con este rango, la fijación de las pautas a las que debe sujetarse el
reconocimiento y ejecución de sentencias y laudos arbitrales extranjeros han de considerarse
facultad delegada por las Provincias en el Congreso de la Nación, ya que participa de la naturaleza
federal reconocida por nuestra Corte Suprema a las normas de jurisdicción internacional (véase:
Fallos, 308:2638 y sigtes. Caso ’Méndez Vallés vs. A.M. Pescio, S.C.A.’). En efecto, son facultades
exclusivas del gobierno federal: el dictado de los códigos y leyes de fondo (CN, art. 75, inc. 12),
arreglar definitivamente los límites del territorio de la Nación (CN, art. 75, inc.15) y celebrar, aprobar
y rechazar tratados con otras naciones (CN, arts. 75, incs. 22 y 99, inc.11), etc. Y la CN, art. 75, inc.
32, autoriza al poder legislativo a ’hacer todas las leyes y reglamentos que sean convenientes para
poner en ejercicio los poderes antecedentes’ y todos los otros concedidos al gobierno de la Nación’,
es decir, le concede los poderes implícitos, indispensables para el ejercicio de facultades
expresamente delegadas, dentro de los cuales ha de considerarse comprendido el dictado de las
disposiciones que se analizan…”.
Está claro como el agua, que a partir de agosto del 2015 en la hipótesis que
2
2
el aplicador del derecho se encuentre al momento de tomar su decisión, en la disyuntiva de resolver
la cuestión que pende ante sí, entre un tratado y una ley interna, deberá saber que el legislador
argentino ha consagrado en el código de fondo en el Código Civil y Comercial de la Nación y ésta es
realmente una alteración legislativa, la preeminencia de la fuente convencional por encima de la
fuente interna, con excepción de la Constitución Nacional. Y como es de toda obviedad, no solamente
sabrán a qué atenerse los jueces, sino todas las demás personas, cuando todavía no exista un
“caso”, aún antes del estallido de una controversia que pudiere nunca llegar a producirse.
IV. A MODO DE COLOFÓN
1) El área del Derecho Internacional Privado no ha podido desatender las transformaciones de la
sociedad posmoderna, y esta rama del derecho ha sido impregnada, iluminada por los tratados de
derechos humanos que se erigen en una fuente de permanente inspiración, de interpretación.
2
2
coexisten en el sistema normativo las fuentes convencionales y las fuentes internas. Podrán saber,
confirmar qué fuente tiene preeminencia en el sistema de Derecho Internacional Privado argentino.
3) Se ha podido verificar, por ser hitos jurisprudenciales, la existencia de distintas etapas, que van
desde la aceptación del monismo con supremacía del derecho internacional absoluto, esto es, el
tratado por encima inclusive de la propia Constitución Nacional, pasando por la paridad entre el
tratado y la ley interna, hasta llegar a la adopción de la teoría del monismo con supremacía relativa
del derecho internacional que es la doctrina jurisprudencial y legislativa actual (Artículos 75 incisos
22 y 24 de la CN, el Convenio de Viena de 1969 sobre Derecho de los Tratados, la CIDIP II sobre
Normas Generales de Derecho Internacional Privado de Montevideo de 1979 (fuente convencional) y
en el Código Civil y Comercial de la Nación (artículos 2594 y 1 de dicho texto normativo).
4) Con respecto a la disposición analizada del artículo 2594, si bien hago en general una valoración
positiva por el esfuerzo que implicara su elaboración, no puedo desconocer que algunas cuestiones
puntuales podrían haber gozado de mayor precisión. Más allá de los aciertos y errores de una obra
humana, en verdad siempre perfectible, no se puede negar que resulta crucial contar con un
instrumento debidamente sistematizado que recoja las tendencias
2
2
modernas en el derecho comparado en el área del Derecho Internacional Privado.
5) Por todo lo cual, a partir de la sanción del Código Civil y Comercial de la Nación puede
vislumbrarse que en materia de interpretación jurisprudencial de las fuentes del Derecho
Internacional Privado se abre una nueva etapa, la cuarta, en la que debería primar aquello que dice
“…La honestidad es la mejor política, incluso en las sentencias judiciales”32,
2
2
9/8/2017 : Derecho Internacional Privado > Departamento de Derecho Internacional > OEA :
http://www.oas.org/dil/esp/cidip-ii-normasgenerales.htm 1/2
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• CIDIP II
Convención Interamericana sobre Normas
Generales de Derecho Internacional Privado
» Texto Completo
Introducción - CIDIP II
[Resúmen]
Los gobiernos de los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos, deseosos de
concertar
una convención sobre normas generales de Derecho Internacional Privado, han acordado lo
siguiente:
Artículo 1: La determinación de la norma jurídica aplicable para regir situaciones vinculadas con
derecho
extranjero, se sujetará a lo establecido en esta Convención y demás convenciones internacionales
suscritas o
que se suscriban en el futuro en forma bilateral o multilateral por los Estados parte.
En defecto de norma internacional, los Estados parte aplicarán las reglas de conflicto de su derecho
interno.
Artículo 2: Los jueces y autoridades de los Estados parte estarán obligados a aplicar el derecho
extranjero
tal como lo harían los jueces del Estado cuyo derecho resultare aplicable, sin perjuicio de que las
partes
puedan alegar y probar la existencia y contenido de la ley extranjera invocada.
Artículo 3: Cuando la ley de un Estado Parte tenga instituciones o procedimientos esenciales para su
adecuada aplicación y no estén contemplados en la legislación de otro Estado Parte, éste podrá
negarse a
aplicar dicha ley, siempre que no tenga instituciones o procedimientos análogos.
Artículo 4: Todos los recursos otorgados por la ley procesal del lugar del juicio serán igualmente
admitidos
para los casos de aplicación de la ley de cualquiera de los otros Estados parte que haya resultado
aplicable.
Artículo 5: La ley declarada aplicable por una Convención de Derecho Internacional Privado podrá no
ser
aplicada en el territorio del Estado Parte que la considerare manifiestamente contraria a los principios
de su
orden público.
Artículo 6: No se aplicará como derecho extranjero, el derecho de un Estado Parte, cuando
artificiosamente
2
2
se hayan evadido los principios fundamentales de la ley de otro Estado Parte.
Quedará a juicio de las autoridades competentes del Estado receptor el determinar la intención
fraudulenta de
las partes interesadas.
Artículo 7: Las situaciones jurídicas validamente creadas en un Estado Parte de acuerdo con todas las
leyes
con las cuales tengan una conexión al momento de su creación, serán reconocidas en los demás
Estados
parte, siempre que no sean contrarias a los principios de su orden público.
Artículo 8: Las cuestiones previas, preliminares o incidentales que puedan surgir con motivo de una
cuestión
principal no deben resolverse necesariamente de acuerdo con la ley que regula esta última.
Artículo 9: Las diversas leyes que puedan ser competentes para regular los diferentes aspectos de
una misma
relación jurídica, serán aplicadas armónicamente, procurando realizar las finalidades perseguidas por
cada una
de dichas legislaciones.
Las posibles dificultades causadas por su aplicación simultanea, se resolverán teniendo en cuenta las
exigencias impuestas por la equidad en el caso concreto.
Artículo 10: La presente Convención estará abierta a la firma de los Estados miembros de la
Organización de
los Estados Americanos.
Artículo 11: La presente Convención esta sujeta a ratificación. Los instrumentos de ratificación se
depositaran
en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Artículo 12: La presente Convención quedará abierta a la adh esión de cualquier otro Estado. Los
9/8/2017 : Derecho Internacional Privado > Departamento de Derecho Internacional > OEA :
http://www.oas.org/dil/esp/cidip-ii-normasgenerales.htm 2/2
instrumentos de adhesión se depositarán en la Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos.
Artículo 13: Cada Estado podrá formular reservas a la presente Convención al momento de firmarla,
ratificarla o al adherirse a ella, siempre que la reserve verse sobre una o más disposiciones
especificas y que
no sea incompatible con el objeto y fin de la Convención.
Artículo 14: La presente Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que haya
sido
depositado el segundo instrumento de ratificación. Para cada Estado que ratifique la Convención o se
adhiera a
ella después de haber sido depositado el segundo instrumento de ratificación, la Convención entrará
en vigor
el trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento de ratificación
o
adhesión.
Artículo 15: Los Estados parte que tengan dos o más unidades territoriales en las que rijan distintos
sistemas
jurídicos relacionados con cuestiones tratadas en la presente Convención, podrán declarar en el
momento de
la firma, ratificación o adhesión, que la Convención se aplicará a todas sus unidades territoriales o
solamente a
una o más de ellas.
Tales declaraciones podrán ser modificadas mediante declaraciones ulteriores, que especificarán
expresamente
la o las unidades territoriales a las que se aplicará la presente Convención. Dichas declaraciones
ulteriores se
transmitirán a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos y surtirán efecto
treinta días
después de recibidas.
Artículo 16: La presente Convención regirá indefinidamente, pero cualquiera de los Estados parte
podrá
denunciarla. El instrumento de denuncia será depositado en la Secretaría General de la Organización
2
2
de los
Estados Americanos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del instrumento
de
denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el Estado denunciante, quedando subsistente
para los
demás Estados parte.
Artículo 17: El instrumento original de la presente Convención, cuyos textos en español, inglés y
portugués
son igualmente auténticos, será depositado en la Secretaría General de la Organización de los
Estados
Americanos, la que enviará copia auténtica de su texto a la Secretaría de las Naciones Unidas, para
su registro
y publicación de conformidad con el Artículo 102 de su Carta constitutiva. La Secretaría General de la
Organización de los Estados Americanos notificará a los Estados miembros de dicha Organización y a
los
Estados que se hayan adherido a la Convención, las firmas, los depósitos de instrumentos de
ratificación,
adhesión y denuncia, así como las reserves que hubiere. También les transmitirá las declaraciones
previstas en
el artículo 15 de la presente Convención.
EN FE DE LO CUAL, los plenipotenciarios infrascritos, debidamente autorizados por sus respectivos
gobiernos, firman la presente Convención.
HECHA EN LA CIUDAD DE MONTEVIDEO, República Oriental del Uruguay, el día ocho de mayo de mil
novecientos setenta y nueve.
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