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2.

3 DISEÑO AGRONÓMICO

Según De los Ángeles (2000), se evalúan todos los datos necesarios para que la instalación
de riego sea capaz de abastecer con eficiencia óptima el agua a los cultivos en periodos de
máximas necesidades, consiguiendo humedecer el volumen del suelo suficiente para un
desarrollo eficaz de las raíces y un efectivo control de sales.

Se debe calcular los siguientes parámetros:

2.3.1 Necesidad neta (Nn)

Según Tarjuelo (2005), la necesidad neta de agua por los cultivos se obtiene al descontar a
la evapotranspiración del cultivo (ETc), el aporte de las precipitaciones efectivas y por
ascenso capilar desde una eventual napa freática. Solo se considera la ETc cuando no existe
precipitación o lluvia efectiva ni ascenso capilar. Se expresa en mm/día y se determina para
el mes de máxima demanda hídrica.

Pizarro (1996) indica que aunque en el mes de máximas necesidades, se produzca cierta
lluvia que dé lugar a una precipitación efectiva, esta no debe tenerse en cuenta. Dada la alta
frecuencia de riego (a veces diaria), es improbable que siempre ocurra una lluvia en el
intervalo entre dos riegos. Por lo tanto, en la mayoría de los casos se cumplirá.

Donde:
Nn: Necesidad neta
ETav: Evapotranspiración del área verde
2.3.2 Parámetros de riego

a. Lámina neta (Ln)

Tarjuelo (2005) lo define como el aporte de humedad al suelo para satisfacer las necesidades
de la planta por un tiempo determinado y normalmente se expresa en mm o m3/ha. Su valor
se calcula mediante la siguiente expresión:

Donde:
H.A = Humedad aprovechable del suelo expresado en mm.
DPM = % de la H.A que se deja extraer al cultivo entre dos riegos, de manera que se produzca
el mejor balance económico (varía entre 0.2 y 0.8 dependiendo del cultivo, fenología,
evapotranspiración y del objetivo del riego)
P: Porcentaje mínimo de suelo mojado

Según Martín et al. (2004), el valor del porcentaje de suelo mojado se puede estimar en
función de la densidad de las plantas a regar, del clima de la zona y del tipo de suelo. Los
valores orientativos son los siguientes:

- Vegetación poco densa: 25-35%.


- Vegetación con densidad media: 40-60%.
- Vegetación muy densa: 70-90%.

Aumenta su valor a medida que el clima es más árido y cuanto más ligera (arenosa) sea la
textura del suelo.

b. Necesidad de lavado

Tarjuelo (2005) lo define como un parámetro que sirve para provocar el lavado de los
posibles excesos de sales que pueda contener el agua utilizada en el riego del cultivo. A la
relación entre las necesidades de lavado y el agua total a aplicar en un riego completamente
uniforme, se le denomina fracción de lavado (RL).
Para determinar la fracción de lavado, se debe tomar en cuenta la conductividad eléctrica del
agua de riego (CEa) y la tolerancia de la planta o cultivo a la salinidad. Por lo tanto, una
agua podrá ser empleada para el riego de un determinado cultivo si, a través de la
fracción de lavado, se ejerce un control de las sales en la solución del suelo que asegure una
conductividad eléctrica en el extracto de saturación (CEe) media en la zona de raíces que
permita a la planta o cultivo alcanzar el objetivo perseguido. Se calcula con las siguientes
ecuaciones:

 Riego por superficie

Donde:
CEa: Conductividad eléctrica del agua de riego
CEe: Conductividad eléctrica del extracto de saturación del suelo

 Riego por goteo


Tarjuelo (2005) señala que en función de la CEe, prefijada de acuerdo con los umbrales de
sensibilidad del cultivo, el objetivo productivo, y de la calidad del agua de riego, expresada
como conductividad eléctrica, se determina la fracción de lavado.

Martín et al. (2004) señala valores de tolerancia de plantas ornamentales a la salinidad en el


manual de riego para jardines. También la Southern California Salinity Coalition (Coalición
del Sur de California para la Salinidad) y National Water Research Institute (Instituto
Nacional de Investigación del Agua) (2008) de California presentan información en la Salt
Management Guide for Landscape Irrigation with Recycled Water in Coastal Southern
California sobre clasificación de plantas ornamentales de acuerdo a la tolerancia a salinidad,
según la clasificación de Miyamoto et al. (2004), (cuadro N° 5).

Cuadro 5: Escala de clasificación de plantas por su tolerancia a salinidad


CLASIFICACIÓN DEFINICIÓN
Sin daños cuando la salinidad del suelo, según
Tolerante la CEe, es de 8-10 dS/m
Sin daños en las hojas cuando la salinidad del
Moderadamente tolerante suelo, según la CEe, es de 6-8 dS/m
Daños mínimos en las hojas cuando la salinidad
Moderadamente sensible del suelo, según la CEe, es de 3-6 dS/m
Daños mínimos en las hojas cuando la salinidad
Sensible del suelo, según la CEe, es menos de 3 dS/m
FUENTE: Kenneth et al. (2008)

Por último, el United States Department of Agriculture (Departamento de Agricultura de los


Estados Unidos) proporciona información de valores de tolerancia de plantas a la salinidad.

c. Eficiencia de riego (Er)

Tarjuelo (2005) define la eficiencia de riego como el porcentaje de agua bruta aplicada que
es aprovechada para satisfacer las necesidades del cultivo y las de lavado.

La eficiencia de riego es difícil de cuantificar, por lo que a efectos de diseño suele utilizarse
el concepto de eficiencia general de aplicación (Ea) definida como la relación entre el
objetivo de riego (Ln) y el agua total que es necesario bombear para tal fin (Lb).
Para riego por aspersión la Ea debe incluir los efectos de las pérdidas debidas a: falta de
uniformidad en la aplicación, percolación profunda, evaporación, arrastre por viento y fugas
en tuberías.
El valor de la Ea depende del método de riego, se puede considerar que utilizando riego
localizado es de 85 – 90%, en riego por aspersión este porcentaje desciende hasta un 70 –
80%, y en superficie hasta aproximadamente un 60%. Los valores de esta eficiencia
dependerá del manejo del riego (Medina, 2000).

García y Briones (2009) señalan que la eficiencia de aplicación debe ser asumida en sistema
de riego por aspersión. Una forma práctica de asignarle un valor es propuesta por Fry y Gray
(1971), la cual considera la Ea en función del clima de la zona (cuadro N° 6).

Cuadro 6: Valores de eficiencia de aplicación


en sistema de riego por aspersión
Región climatológica Ea (%)
Humedad o de clima frío 80
Clima moderado 75
Clima seco y cálido 70
Clima desértico 65
FUENTE: García y Briones (2009)

d. Lámina bruta (Lb)

Al considerarse las pérdidas inevitables en el proceso de aplicación de agua (evaporación,


escorrentía y percolación profunda) y las necesidades de lavado, conduciría a que la lámina
bruta (Lb) se calcule mediante las siguientes expresiones:

 Riego por aspersión

Siendo:
Ln: Dosis neta
Ea: Eficiencia general de aplicación
RL: Fracción de Lavado

El 0.9 se incluye para tener en cuenta las pérdidas inevitables por percolación al
considerarse que satisfacen el 10 por ciento de las necesidades de lavado.

 Riego por goteo

Donde:

Ln: Lámina neta


Ea: Eficiencia de aplicación

RL: Requerimiento de lixiviación

e. Intervalo de riego (I)

Se determina mediante la expresión:

Según Tarjuelo (2005), para fines de diseño del sistema, las necesidades netas (Nn) de riego
son prácticamente iguales a la evapotranspiración del cultivo, de tal forma que se establece
el menor intervalo de riego para el cultivo.

Razuri (1988) indica que si la lámina de riego no es un número entero, se redondea al


inmediato inferior.

f. Elección del emisor

 Riego por aspersión

Según Vyrsa (2015), se deben seguir los siguientes pasos al hacer la elección de los
aspersores o rociadores:
- La pluviometría del aspersor debe ser menor que la permeabilidad máxima del suelo o
la infiltración básica.
- La cantidad máxima de agua que el suelo es capaz de absorber en una hora según su
textura.
- La distancia recomendada entre aspersores calculada a partir del diámetro regado.
- Un aspersor no distribuye el agua de manera uniforme, recibiendo más agua la zona
próxima al aspersor y menos agua a medida que se aleja de aquel. De ahí, cuando se riega
en bloque, es necesario solapar una parte de las áreas regadas para lograr una mayor
uniformidad del reparto.
- Manejo del riego.

Según Martín et al. (2004), una buena elección y distribución de los emisores hará que
nuestra instalación sea económica y eficaz, es decir, se debe buscar la solución más
económica de las que cumplan con las necesidades demandadas por las plantas.

Existen emisores de riego por aspersión especializados para para distintos tipos de
aplicaciones tales como los aspersores y los difusores. A continuación se realiza una breve
descripción de cada uno de estos:

Aspersores
Los aspersores, se caracterizan por distribuir el agua de riego forma de lluvia sobre la
superficie de riego. Están formados por un cuerpo central y por una o más boquillas, por las
que el agua sale a presión. Los aspersores realizan un movimiento rotatorio provocado por
la presión del agua, que al salir moja una superficie más o menos circular, cuyo radio de
alcance depende de la presión del agua y del tipo de boquilla.

La clasificación de los aspersores puede realizarse en función de diferentes características


de los mismos. Así, según el mecanismo de giro del aspersor se pueden clasificar en:

- Aspersores de impacto
Son aquellos en los que el mecanismo de giro se consigue mediante el impulso del chorro
sobre un brazo oscilante, que se desplaza y vuelve a su posición original por la acción de un
muelle. Al recuperar su posición original, el brazo golpea el cuerpo del aspersor
provocándole un ligero giro. Pueden disponen de una o varias boquillas, en cuyo caso la
que produce el chorro que incide sobre el brazo oscilante, se denomina boquilla motriz.

Este tipo de aspersor es adecuado para regar zonas amplias, ya que permite regar a una
distancia de 10 a 12 metros. Este tipo de aspersor lanza un chorro de agua que va girando
para cubrir la zona que debe regar. Para regular el ángulo en que gira, cuenta con dos topes,
los cuales pueden ser ajustados para operar en distintos ángulos.
Figura 8: Aspersor de impacto

FUENTE: Martín (2004)

- Aspersores de turbina
Realizan un giro continuo gracias al paso del agua a través de un mecanismo de engranajes,
unido al cuerpo del emisor. El giro continuo de estos aspersores hace que se consiga una
distribución del agua más uniforme que con los de impacto. A pesar de tener un precio más
elevado que los aspersores de impacto su uso está mucho más extendido para el riego de
jardines.

Figura 9: Aspersor de turbina

FUENTE: Martín (2004)


Ambos tipos de aspersores se comercializan de tipo aéreo y emergente, siendo estos
últimos los más utilizados.

Según la forma de colocar el aspersor en el terreno de riego, éstos pueden ser:

- Aspersores aéreos, se colocan sobre tubos porta aspersores o sobre patines.


Apenas se utilizan en jardinería.

Figura 10: Aspersor de impacto aéreo

FUENTE: Martín (2004)

- Aspersores emergentes, se instalan enterrados y cubiertos por un protector metálico


o de plástico, de forma que cuando comienza el riego, emergen debido a la presión
del agua. Son muy utilizados en riego de jardines, ya que no son visibles.

Figura 11: Aspersores de turbina emergentes

FUENTE: Martín (2004)


Difusores
Los difusores, igual que los aspersores distribuyen el agua en forma de lluvia sobre la
superficie del suelo, cubriendo sectores circulares que pueden llegar hasta los 360º. Se
diferencian de los aspersores en varios aspectos:
- El principal es que carecen de elementos móviles.
- Necesitan una menor presión para su funcionamiento.
- Suelen arrojar una cantidad mayor de agua por metro cuadrado regado.
- El radio de alcance es menor.

Como los aspersores, se suelen clasificar según su colocación sobre la zona de riego en
emergentes y aéreos.

La posibilidad de intercambiar boquillas en este tipo de emisores, permite una gran


versatilidad desde la pluviometría a las formas de distribución adaptables a geometrías muy
variables. Los modelos con varias boquillas incorporadas mejoran sensiblemente el
rendimiento cuando las condiciones son cambiantes en el jardín.
Figura 12: Difusor en operación

FUENTE: Martín (2004)

 Riego por goteo

Según Martín et al. (2004), los goteros son los emisores de riego localizado más utilizados.
Se trata de emisores de bajo caudal que, en condiciones normales aplican hasta 16 litros por
hora y trabajan a presiones próximas a 1 Kg/cm2. Se fabrican de materiales plásticos y se
caracterizan por disipar la presión del agua en su interior, de forma que cuando llega al
orificio de salida, esta sale gota a gota. La pérdida de presión se consigue haciendo pasar el
agua por una serie de conductos ondulados y sinuosos, como un laberinto, que recorren el
interior del gotero.

Según la forma en que se encuentran colocados en las tuberías laterales los goteros pueden
ser:

- Interlínea o insertados: se instalan cortando la tubería e insertando el gotero.


- Pinchados: se insertan en un agujero previamente realizado a la tubería.
- Integrados: se ensamblan en la tubería durante el proceso durante el proceso de
fabricación de la misma.

Figura 13: Tubería con gotero integrado

FUENTE: Martín (2004)

Según las variaciones que se produzcan en el caudal emitido por la presión de trabajo de
los goteros, pueden ser:

- No compensante: el caudal cambia al variar la presión (a más presión más caudal)


- Autocompensante: dentro de unos límites de presión, facilitados por el fabricante, el
caudal apenas cambia. El intervalo de presiones para que el gotero sea compensante se
conoce como intervalo de compensación.

Los goteros que más se utilizan en jardinería son los integrados en la tubería, y la
interlínea; los pinchados se utilizan menos.

g. Tiempo de riego (Tr)

El tiempo de riego que se utilice para el diseño hidráulico de la instalación será el necesario
para el período en que las necesidades de agua sean máximas y se calcula dependiendo del
sistema de riego.
 Riego por aspersión

Según Tarjuelo (2005), este depende de la lámina bruta (Lb) de agua que se pretenda aplicar
y de la precipitación media del sistema (Pms) y, se calcula mediante la siguiente expresión:

Donde:

Lbajus: Lámina bruta ajustada (mm)


Pms: Precipitación media del sistema (mm/h)

 Para riego por goteo

Según Tarjuelo (2005), el tiempo de riego dependerá de la lámina bruta de la especie a regar
y del caudal de los emisores seleccionados. Esta variable se calcula de forma general según
la siguiente expresión:

Donde:
Lbajus: Lámina bruta ajustada (mm)
q: caudal del emisor (l/h)

2.3.3 Disposición de emisores

a. Riego por aspersión


Según Jahnke (2013), la ubicación de los aspersores, es un apartado de suma importancia,
en el momento de proyectar un riego a fin de obtener una óptima y regular distribución del
agua en la superficie a regar. Se deberá tener una especial atención para asegurarse de que
toda la superficie a regar queda efectivamente cubierta. Las áreas irregulares, presencia de
árboles, arbustos etc., imponen un ajuste en la ubicación de los aspersores, generando figuras
geométricas irregulares. Por este motivo es necesario actuar con un poco de subjetividad a
la hora de ubicar los aspersores y de escoger la separación adecuada entre ellos, respetando
al máximo posible las distancias marcadas por las características dadas por el fabricante.
Según Martín et al. (2004), se debe tomar cuidado que el reparto de agua esté en función de
la presión de salida en la boquilla del emisor y las distancias de los radios de cobertura de
riego, se distribuirá los rociadores en todas las zonas a regar, además se debe considerar el
porcentaje de solapamiento entre emisor y emisor.

Cuando el aspersor está en funcionamiento el área más cercana a este es donde llega más
chorro que cuando el radio de riego se va alejando (fig. N° 14).

Figura 14: Radio de riego

FUENTE: Martín (2004)

En riego por aspersión, basándonos que es una instalación fija, el solape o recubrimiento
debe ser del 100 por ciento; esto significa que un aparato moje a otro. Se debe tomar en
cuenta las zonas curvas que también van hacer regadas, se considerarán:

 Interior de las curvas, se dispondrán aparatos de riego sectoriales admitiendo un


pequeño rebasamiento.

Figura 15: Disposición de emisores en interior de curva

FUENTE: Martín (2004)

 Exterior de las curvas, cuando el arco de riego es de 180° y no se puede regular, se


presentan dos casos, la primera representa lo que no debe hacerse, pues quedan zonas
sin regar, y en la segunda aunque no solapa del todo, también quedan zonas sin regar,
pero ya es mínimo.

Figura 16: Disposición de emisores en exterior de curvas

FUENTE: Martín (2004)

b. Riego por goteo


Martín et al. (2004) señala que en riego localizado, el número y disposición de los emisores
dependerá del porcentaje de suelo mojado, de su textura y del tipo de planta, así como de su
marco de plantación. En este sentido, los emisores pueden disponerse para formar una banda
continua de humedad, o bien un bulbo húmedo alrededor de la planta.

La disposición de los emisores para formar bandas continuas de humedad suele emplearse
para elevada densidad de plantas, en las que se desea conseguir un alto porcentaje de suelo
mojado, como es el caso de setos, macizos o parterres de flores. En este tipo de disposición
es fundamental que se produzca un solape de los bulbos húmedos, para conseguir el efecto
de continuidad deseado y evitar que queden plantas entre dos bulbos húmedos donde existe
mayor salinidad y menor humedad. García y Briones (2009) señalan que el 50 por ciento
tenderá comúnmente a humedecer el 90 por ciento de la franja de suelo, el cual es
satisfactorio.
La disposición del riego puede ser de una tubería lateral por cada línea de plantas o una
tubería lateral por cada dos filas de plantas, entre otros; en muchas ocasiones se recurre a
este último para reducir costos y facilitar las labores de mantenimiento del jardín, siempre
que el tipo de suelo lo permita.

La disposición de emisores para formar bulbos húmedos en la zona próxima a las raíces de
las plantas se utiliza en densidad de plantas baja o media, que generalmente coincide con
árboles.

En el caso de riego de árboles, para evitar pérdidas por evaporación, conviene situar los
emisores bajo la copa de los mismos. De igual forma, para disminuir las pérdidas por
filtración profunda y aumentar así la eficiencia del sistema, es conveniente instalar más de
un emisor por árbol, un número tal que no suponga un incremento notable en los costos de
la instalación, pero siempre teniendo en cuenta que para un mismo porcentaje de suelo
mojado “P”, en suelos sueltos (arenosos) se necesitará un mayor número de emisores que
para un suelo pesado (arcilloso). Por otra parte, la disposición de los emisores en los árboles,
debe favorecer el anclaje de las raíces y permitir su desarrollo en todas direcciones,
garantizando un buen soporte (fig. N° 17).

Figura 17: Disposiciones frecuentes de emisores de riego


localizado en árboles

FUENTE: Martín (2004)

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