FANNY BLUE (Version Final)
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FANNY BLUE (Version Final)
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PRÓLOGO
La conocí a inicios de Marzo del año pasado, por lo que creía en ese
momento era pura casualidad, hoy que recuerdo lo que a su lado aprendí,
es amar. En estos días cuando se juzga y estigmatiza el hecho de ver una pareja
rodea, la tristeza en la que viven muchos y los desazones del falso afecto, ella se
atrevió a querer.
Poco fue lo supe de su vida, pues era como un personaje salido de una
novela. A su memoria y su recuerdo, estas líneas para todas las chicas que son
PARTE I
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AZUL COMO EL DEL AMANECER
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CAPÍTULO PRIMERO
La estrella enamorada
Eran las seis de la mañana y el día amanecía con una melancolía extraña,
de esas que lo arropan a uno como manta tibia en tarde de lluvia. A pesar del sol
radiante y del cielo sin una sola nube, tal como le gustaba a Fanny al verlo bañado
Podía oler aquel aliento a nicotina que la invadía regresando como un eco, después
de que aquel hombre le hubiera dicho que la quería, que por ella era capaz de dar
la vida, que le daría todo lo que pidiera. Fanny siempre deseó su muerte, para
librarse de una vez por todas de aquel suplicio en el que había caído.
invadirla con sus garras oscuras y hundirla en las más terribles depresiones. ¿Cómo
era posible que después de tener que soportar el infierno en carne viva, debiera
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No sabía qué haría esa mañana, ni dónde pasaría la noche siguiente, ni
siquiera qué comería. Sus días eran un barco navegando sobre el más incierto de
los mares.
Era el del padre de su mejor amiga, la que le había dado posada, y ahora
descuido de sus esposas para guiñarle un ojo, le daban dinero, dinero que Fanny
mientras empacaba sus pocas prendas en la maleta y recogía sus cabellos, sonrió.
Sus labios se movieron tímidamente con temor de mostrar sus blancos dientes,
esas caricias de ángel, como llamaba a las sonrisas espontáneas que a veces nos
roba la vida. Pensó en que a pesar de todo ella tenía algo que no se lo podrían
que uno desea nunca se termine, libertad como la de aquella golondrina que seguía
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Con su piel blanca se igualaba a una estatua griega esculpida en marfil al
fuego, de ojos azules tan hermosos como dos espinelas y con una cabellera rebelde
encontrarse de frente con el espejo. Se asombró. ¿Hacía cuánto no veía ese rostro?
De hecho le parecía otra la del reflejo y hasta le dio ganas de hablar con ella. Fanny
sonrió de nuevo, tomó su maleta y se fue sin saber a dónde, pero esta vez feliz.
Ligera de cargas podía ir a cualquier parte, como una hoja atrapada por el viento.
Su mayor peso lo llevaba en el alma, ahí había guardado los momentos que le
marcaron la vida, que hicieron de ella una alondra con las alas rotas, pero con ganas
de seguir trinando.
Caminó unas cuadras, hasta cierto momento supo cuantos pasos dio,
ochenta y siete, y ni uno más, porque en ese instante se detuvo en una esquina
frente a un cinema.
La gente que hacía fila para ingresar a la función la distrajo. Una nube pasó
fulminante sobre su cabeza ocultándola bajo una suave sombra en aquella mañana
radiante. Recordó que siendo pequeña su madre la llevó a ver una película. Iba
aquel regazo. Al ingresar a la sala, toda oscura, y al ver la enorme pantalla con dos
espanto tal que comenzó a llorar diciendo que eran gigantes. Fanny sonrió ante ese
recuerdo.
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Pensó que así les ocurrió a las personas que fueron aquel 28 de diciembre
de 1895, a ver la primera proyección que hacían los Lumiére. Era la secuencia que
mostraba la llegada de un tren, al verlo enorme y siendo la primera vez que algo tan
ferrocarril los iba a arrollar. Eso lo había leído en algún libro, alguna de sus tantas
noches de insomnio.
Para sus adentros se preguntó si todas esas personas tenían el alma cargada
de tristeza, o si por el contrario siempre eran felices y el desánimo les llegaba por
instante entendió que la felicidad que llega como caricia ángel se puede disfrutar
más. Como una taza de té que de pronto tomas, gozas de su sabor amargo como
algo nuevo porque no ha perdido la magia por la costumbre de beberlo. Así mismo
ver gigantes.
Atrás unas guitarra, de frente unos ojos y en medio una ilusión. Así era Fanny.
abandonado, como una paloma con el ala herida deseando volar, como una ventana
que muestra el cielo gris y se deja acariciar de alguna gota de lluvia. Nunca nadie
sabía cómo se sentía por dentro, ni siquiera daba oportunidad para poder
averiguarlo.
No se conocía del estrago que era su alma, ni de la locura en que vivía presa
cada día, pero así era, con su caminar de paso lento sin afán de llegar a ningún
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lado, con su chaqueta larga y arropando su libro de Cortázar, en el mismo lugar
pensarlo dos veces se le acercó para preguntarle qué era de su vida. Ella, mirando
al piso, le confesó que no era una vida sola y continua como la que se imaginaba,
que vivía de momentos y que a cada uno de estos ella se reinventaba, que siempre
Ella se negó.
Sin decir nada salió corriendo dejándolo a media palabra, parado en ese
andén, mientras ella se iba desesperada buscando ese algo que pudiera calmar su
ansiedad.
Por fin llegó a un café al que entró alterada. Pidió una copa de vino tinto y
Para ella, las letras eran su más grande adicción, su refugio, las alas con las
olvidar los momentos amargos por los que había pasado. Los libros eran su mejor
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escapatoria, la ventana por la que veía un amanecer diferente. Algunas noches en
las que su cuerpo era invadido por los labios morbosos de aquellos hombres que la
acosaban, el evocar pasajes completos de alguna novela, habían permitido que ella
repugnancia y rencor. Las letras eran el bálsamo con el que intentaba curar sus
Enamorada de los libros como lo fue desde siempre y al no tener con qué
Muy cerca de su casa vivía un anciano que vendía libros viejos. Lugar por el
que Fanny tenía que pasar todos los días al regresar del colegio. Desde el andén
el viejo la había llamado invitándola a pasar, pero ella temiendo ocurriera lo que ya
en otras ocasiones le había sucedido, nunca le decía nada y prefería seguir camino
a su casa. Sus manos ardían en deseos de poder tomar uno de esos libros, hasta
ella. El viejo le sugirió que revisara los que quisiera y hasta le propuso regalarle
incluso empujó al anciano contra una pila de libros ante su intento de acercarse para
tocarla. Indignada salió del lugar, pero se percató que sobre una mesa reposaba
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Esa noche no durmió pasando las páginas de aquel libro, devoró capítulos
Llegó al colegio con los ojos rojos y a punto de caer sobre el pupitre rendida
de sueño. Ahora que ya lo había leído de un solo tirón, ¿qué debía hacer? Rechazó
su idea de regresar a visitar al viejo para tomar otro, temió que en esta ocasión no
una mariposa de alas azules, aterciopelada de tanta hermosura, se fue a posar con
la delicadeza propia de los labios que susurran un te amo al oído del ser amado.
Ella la observó.
color plata deslumbrante que se reflejó en los ojos de Fanny que con éxtasis la
contemplaban.
lo delicada que a veces se presenta. En ocasiones tan lejana, se dijo viendo el sol.
Otras veces se posa dentro de uno, divagó en sus creencias de que la mariposa
anidaba ahora dentro de su alma, y de que era ésto la causa para poder contemplar
su belleza.
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Nunca gustó de las despedidas, y por ello siempre se iba sin decirlo. De
repente de Fanny quedaba una brisa en el lugar donde había estado y eso era todo,
una caricia refrescante como la que deja el pasar rápido del viento como para saber
que ahí había estado. Todo el tiempo se iba, pero también siempre deseó quedarse,
así fuera como recuerdo, aunque la mayoría de personas la olvidaban pronto, según
Miró por la ventana del café, y contempló a la tarde que de tan bella se
desmayaba entre nubes ocre y carmesí como pintadas al óleo, que debieron
sus deseos. En los ojos de Fanny se reflejó la libertina, y en ellos mismos su alma
dibujó un anhelo: Poder cortar alguna flor de cualquier parque y tener a quién
dársela.
Quisiera dormir un momento, pensó. Un minuto, una hora, ¿por qué mejor no
un siglo? Creía que al otro lado de la realidad, la paz y la tranquilidad eran una
constante. Recordaba las muchas veces que su abuela le hablaba de ello. ¿El más
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allá dónde está?, había querido preguntarle. ¿Detrás de las nubes? ¿Más allá de
las estrellas? Pero nunca se atrevió a decírselo. Si ella lo decía, así era y Fanny se
Por estar pensando en la vida, actividad de la que era aficionada, olvidó por
completo que esa tarde tenía reunión en el Teatro T. Quería audicionar para la
convocatoria de actores y actrices que estaba disponible. Para esa cita ya iba tarde.
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CAPÍTULO SEGUNDO
La llegada al Teatro T
ojeando el libreto que estaba preparado para la nueva puesta en escena. Ella creía
ortografía, era capaz de hacer de las ideas en el papel una verdadera obra para
contemplar.
cumpliría diez años de fundado, que vistos desde donde estaba ahora eran mucho,
pero no medidos en tiempo, que para ella era nada, pues siempre se le terminaba
yendo; sino en recuerdos porque esos siempre le quedaban. Y es que era mucho lo
que había para evocar: la respuesta negativa a la propuesta de ella a sus padres de
querer estudiar teatro, o artes de la escena, pintura o letras. Para ellos una pérdida
de tiempo que no le daría con qué vivir. El tiempo de nuevo, todos preocupados por
lo que nunca han tenido, pues Cronos es libre, no es de nadie y siempre se escapa.
su casa con ese chico argentino que le había ofrecido lo único que tenía, ganas de
Ninguno lo sabía.
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Ella sin pensarlo dos veces, rompiendo el incómodo silencio le dijo, “dale, yo
te sigo”, y lo siguió hasta lo último, hasta el lado oscuro de la luna, con él pudo ir al
el tatuaje que los dos se habían hecho y que decía en una letra cursiva que ahora
casi no se leía: “Paris es de los dos”. Además de ese montón de libros que se le
habían olvidado la noche en que salió por cigarros y que jamás volvió.
recaudaba en la taquilla del Teatro T era para el alquiler de la casona, comprar algún
vino y pagar a los actores de quinta que tenía, eso sí, si la obra daba resultados.
destinado: Para leer los libros que había dejado a medias y tal vez para enamorarse
mirada en ella. De verla tan fijamente, se le hizo borroso el contorno, el parque y los
nogales. A lo lejos vio una chica acercarse por el caminito de piedra a paso de
tropezar por venir leyendo, era Fanny. Sin saber a quién hojeaba, la miró desde lo
- A Cortázar.
- ¿Te gusta?
- ¡Y a quién no!
casa tomada.
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- Gracias. Musitó mientras lo olía.
- ¿Y Julio?
puedas imaginar.
- ¡Monólogo! Los dos siempre éramos uno, el escenario nos poseía, las tablas
nos llevaban como en una barcaza por océanos de palabras a recónditos lugares
donde sólo estábamos los dos; desnudos de humanidad los telones nos acariciaban
el alma, en los que nos envolvíamos dando giros hasta terminar unidos, uno frente
Un viento fuerte abrió de par en par los ventanales de ese salón, Dolly usando
ambas manos los cerró y giró quedando iluminada por el tragaluz que caía sobre
ella.
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- A todas estas, ¿Cómo te llamas? Por hablar de libros y obras se me pasó
- ¿Qué?
- Me llamo Fanny.
- ¿Fanny qué?
- Fanny…
Las dos sonrieron mientras Dolly acariciaba su cabello recaído sobre los
que reposaba sobre un maniquí llamó la atención de Fanny. Dejando a Dolly con
las palabras en el filo de sus labios, a punto de caer como lo hacen los besos
agachó y lo admiró desde ese ángulo. ¿Qué tenía ese vestido para que atrapase de
esa manera a Fanny? Con mucha cautela, y sobre todo con gran respeto, como si
blanca con la que lo habían confeccionado. Sus palabras no eran necesarias, pues
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Sentada ante el mostrador, con las piernas cruzadas, Fanny cerró los ojos y
dejó que una lágrima se escapara de su alma, para rodar por su mejilla, como ella
misma en su lejana juventud lo había hecho en las colinas, ante la sonrisa angelical
de su madre.
- ¿Qué te ocurre?
- La recuerdo, a veces se presenta ante mis pasos como una imagen tierna,
- ¿Quién?
- Ella, mi madre.
Las dos, paradas ante el ventanal que las bañaba en colores de unos tonos
Fanny nació de una pareja que a falta de cielo le había dado por amarse. Su
padre era un militar, y su madre un ángel de ala rota. Como regalo de su amor había
nacido ella con sus ojos azules para abrigarles los días. “Eres mi sol” le decía el
padre en arrullos melosos, mientras ella sonreía. Su madre, ser que siempre la amó,
había reservado para sí. Y es que vaya que así es el amor, un loco lisonjero que
debía irse. ¿Para dónde? Fanny no entendía, a sus recientes seis años no sabía de
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despedidas. Supo tiempo después que en sus incontables viajes había dado de
frente con una caricia nueva que había hecho estragos en su corazón. Se iba detrás
Fanny nunca reprochó la partida del padre, pero cómo le hicieron falta sus
caricias. Pero eso no era todo, la madre dolorida sufría una pena doble, en su amor
entregado, luego de siete años de amarlo vivamente y dos en silencio, había dado
su alma aún estaba prendida a la de ella, aún el amor no había hecho sus juegos
maquinales con los que pretende enseñarnos a amar haciéndonos sufrir. Él se había
que atrapaba a Fanny al ver días enteros a la madre llorando al pie de la ventana,
ella sabía que anhelaba su retorno, que se engañaba con su posible regreso.
que no volvió a salir, midiéndose una y otra vez el traje de novia, evocando el
Sus días se fueron sin tiempo, del padre jamás se volvió a saber nada.
una caja y lo dejó bajo su lecho. Cuando Fanny la fue a ver a la siguiente mañana,
la muerte había hecho sus nupcias con ella. Sin tener dinero ni la forma en cómo
sepultarla, vendió todo, hasta el vestido de novia que su madre había dejado para
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Ese vestido que reposaba en la bodega del Teatro T como parte de la
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CAPÍTULO TERCERO
lado en el piso.
- ¿Cómo?
- ¿De la vida?
a otra realidad. Nosotros existimos aquí y ahora, somos este momento en que las
dos estamos hablando. Ni lo que paso ayer, ni hace dos segundos, ni lo que puede
ocurrir en dos horas. Todo es el ahora. He visto personas sufriendo por un pasado
que se les fue, porque no pueden recuperarlo para cambiarlo a su gusto, y a otros
En esas preocupaciones absurdas se gastan el pasar por esta vida sin vivir,
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Es como un lector, de cualquier novela, debe enfocarse en el renglón en que
lo que ya leyó hojas atrás ni mucho menos preocuparse por lo que vendrá dos
renglones a delante. Así mismo es la vida, no hay otras vidas, hay cientos de libros
en el mismo librero. Ocurre que a mí me tocó una novela creo que experimental, en
la que el autor parece un ser de mil manos que quiere escribir todo a la vez, y a
Dolly suspiraba.
- En cambio se de vidas que parecen ser escritas por la pluma de los más
grandes, como si en ellas todas hubieran puesto un renglón para hacer una obra
completa.
- Yo estoy segura de que alguien la leerá y al pasar los ojos por esas líneas
sentirá empatía contigo, como la que yo siento, la misma al verte aquí, en este ahora
frente a mí, con tus ojos celestes y tu cabellera azul, querida Fanny Blue.
Sonrió de nuevo, con una caricia de ángel que fue entregada de forma casi
secreta para Dolly. El amor utiliza lenguajes inciertos para decir todo lo que con las
mirada fija en la del otro transmitiendo universos, el susurro aleteante que llega
curioso al oído del ser amado, los besos que se dan con el alma, el aroma a eterno
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que desprende el cabello bajo la caricia suave de una mano enamorada. Fanny
Pero los dolores por los que pasó en su juventud, causaron en su alma
la severidad; para ella todos los seres humanos eran naturalmente malos.
Motivos para decirlo, era lo que le sobraban; razones para afirmarlo, una sóla.
Nona era su abuela, y ese el nombre que ella le había dado. Todos los fines
de semana cuando iba a compartir con ella, entre disfraces y lecturas, Fanny vivía
Llegada la mañana del domingo, en una maleta que su Nona le había hecho,
guardaba las faldas que la noche anterior, silenciosamente extraía del ropero de su
años no era madre de la madre de Fanny, así como Fanny no era hija de aquella
mujer. Sin embargo, Nona tenía en su corazón un lugar especial, en el que había
durante toda la semana, se podría decir que aquel lugar volvía a la vida. Durante
los días comunes de la semana, se mostraba opaca, triste y silenciosa. ¡Pero vaya
posaba en los corredores! Era una de esas casas que al tener las ventanas y la
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puerta abierta parecía que miraban a lo lejos, con su cara arlequinesca, diciéndoles
a todos: ‘¿Hola, cómo van?’ Toda ella estaba pintada de rosa claro, con flores
colegiales al pie de los ventanales. Nona ponía en el antejardín platos con fruta
invadida por decenas de aves coloridas, que a gratitud del alimento recibido,
frondosos respaldaba la casa dándole de fondo ese verde oscuro, tan propio de los
cipreses. Una pequeña poceta que incansablemente se alimentaba del agua clara
que venía desde el riachuelo, contenía incólumes peces raudos a los que el sol
destellaba en colores, al pasar sigiloso por las ramas de los almendros. Todo era
tranquilidad y viento, como el soplo apacible que levanta hojas secas en esas
cantaba melodías que las ponían felices. Sigilosas y tímidas las primeras rosas
abrían sus pétalos, seguidamente las violetas y los claveles hacían lo mismo. Los
gladiolos despertaban perezosos bajo las gotas que caían de las manos
El reino vegetal tiene un alma pura que late entre tonos de verde esperanza
y rojo enamorado. Por esta razón, cuando Nona quería cortar algún par de flores
para decorar la mesa del comedor, pedía disculpas a las plantas y permiso para
hacerlo. Un corazón noble y amante de la creación, respeta y ama todas las formas
de vida.
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Encendían la chimenea luego de disfrutar de la cena que entre las dos
ellas.
Las palabras reventaban en fuegos de artificio al ser leídas por Nona, y los
libros se desmayaban como los pétalos de las moribundas flores nuevas en las
manos de Fanny. Entre Wilde, Víctor Hugo y Wolf, el mundo dejaba de existir para
Cierta noche de las que estamos hablando, previo al montaje detallado para
la obra teatral, habían leído Las mil y una noches. Vestidas con turbantes y trajes
largos, entre las páginas del relato volaban como Aladino lo hubiera hecho en su
Pasada la media noche, Fanny terminó rendida en los brazos de Nona. Con
sus ojos de madre y la ternura temblando en sus manos, acarició sus cabellos y por
Cómo hubiera querido Fanny que esto no terminara nunca. Pero como los
libros que ellas leían, esta historia también tendría su punto final.
Al siguiente fin de semana, luego de ir por una torta de frutas para su Nona,
se alistó con su mejor vestido y así poder festejar el cumpleaños de aquella mujer
que era su vida y su motivo para vivir. Tomó un carro y llegó a la estación de buses,
para luego de dos horas de viaje estar con ella. Durante todo el camino pensó en
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qué leerían, de qué se vestirían, y al final decidió en que ese día Nona sería una
Al llegar agarró otro auto y pidió que la lleve a las afueras de pueblo, a la
casa donde había pasado los mejores momentos de su vida. Esperaba ver el jardín
su llegada.
impaciente decidió apretar un poco las trenzas que se había hecho y esperar con
calma. El cielo estaba oscuro con ganas de llover. Gente pasaba afanada por las
Fanny se sobaba las manos y hacía sonar sus dedos. El carro se movía unos
Faltaban unas diez cuadras para llegar al camino de piedras que conducía a
la casa de su Nona. Sin poder esperar un momento más, se bajó del auto y
emprendió a caminar. Cada vez se veía más gente. Pasó fulminante una
estaba cerrado por unas cintas de seguridad que le impedían pasar. Miró hacia la
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multitud. El rosal se presentaba destruido por los pasos de las personas que habían
De la puerta salió un cuerpo cubierto por una sábana blanca en una camilla.
Fanny supo que era su Nona. Se derrumbó sobre sus rodillas y estas sangraron al
acercado a ella con la excusa de preguntarle por algún lugar. Sin embargo, su única
intención fue robarle la fortuna que pensaron ella poseía. Al no encontrar más que
libros y telas, decidieron acabar con su vida y huir. Ay si los ladrones robaran libros
y versos, qué maravilloso sería cometer el delito y qué tan plácidamente se aceptara
la condena.
completamente sola.
Fanny guarda entre las páginas de sus libros las fotos de su Nona. Es fiel
lo creo.
Para ella el ser humano es malo por naturaleza, y cómo habría de no pensar
Los domingos son melancolía para mi Fanny. Sentada en algún parque pasa
la tarde pensando en Nona, y su abuela le hace saber que la acompaña, pues hacia
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CAPÍTULO CUARTO
El reencuentro
-¿Qué harás?
hablarían de sus días de infancia, de sus juegos ingenuos donde eran damiselas
antiguas, recordarían lo que entre ellas se contaban, los gustos por los chicos del
barrio, y hasta tal vez Fanny decidiera por fin contarle que estaba enamorada de
ella.
Sin decir nada, Elizabeth leía aquel pedazo donde se había desmayado una
cita de Proust. Escrita a puño por la misma Fanny, con esa caligrafía que había
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palabra, en un francés tan hermoso que hacía de sus labios un paseo bajo el cielo
de París.
Así será, pensaba Fanny, mientras fantaseaba, con la mirada perdida sobre
chaqueta. Previamente los preparaba, era todo un rito sagrado de las noches de
insomnio. Levantarse, tomar una hoja, doblarla en ocho partes iguales. Ni una más,
plasmar un beso, y tenerlos siempre con ella, como un botiquín de emergencia, para
cualquier desahuciado de la vida, que necesitara un impulso para acabar con ella.
O como era en este caso, para tener la excusa de ver moverse unos labios,
Caminó por varios minutos sin prestarle atención a la lluvia. Era feliz pisando
de los cisnes. Entre las personas que la veían, estaban los que sonreían, los que
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Recordó por un momento esas tardes de lluvia, cuando su mirada se perdía
a veces de las páginas de los libros para ir a parar sobre un recuerdo distante.
Entre los libros uno deja de ser para permitirse ser otro.
Fanny murió mil veces antes de nacer, y ya estando viva no supo qué hacer.
personas entraban y salían del aeropuerto, y ella pensó en la necesidad que tienen
todos de irse siempre a algún lado, escapando del lugar donde están, pero sin
Una dama que vestía totalmente de negro, llamó la atención de Fanny, junto
ingresar y tomar su vuelo. Juraba que hacía unos segundos lo llevaba con sigo,
buscaba por todo lado, pero el documento no estaba. Le informaron que era
imposible viajar así, que debía presentar la denuncia pertinente y tomar otro vuelo.
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Los colombianos son de Colombia, los argentinos de Argentina, los polacos
ir a cualquier sitio sobre la tierra que a diario pisamos. Recordó cómo hace muchos
años, al levantarse, toda desganada de ese nuevo día que la sorprendía, al poner
mundo tan enorme, pero a la vez tan pequeño, que le era posible tenerlo bajo la
planta de su pie. Ella creyó siempre en el ideal de poder viajar sin limitaciones, sin
tener que demostrar de dónde somos. De poder movernos a todo lado por el simple
hecho de ser humanos y de habitar la misma casa, a la que llamamos tierra. Ella se
consideraba una inquilina del mundo, una estrella danzarina en todo el universo.
siendo la doncella acaramelada que tantas noches había desvelado a Fanny, pero
no hablaron del ahora, eso no les importaba, recordaron sus días de niñez, las risas
ya idas, y de cómo había sido el día triste en que las dos tuvieron que separarse.
Elizabeth había ganado una beca para estudiar en París, artes teatrales, y Fanny
vida.
Las tardes de domingo eran el mejor recuerdo que Fanny podía tener de esa
luego de recorrer todo el pasillo, estaba su alcoba. Las horas pasaban lentas
mientras ella hacía el amor con los libros. Acariciar una página, percibir su aroma
con las hojas abiertas, suspirar hasta sentirse sin aire por un pasaje que se ha leído,
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cerrar los ojos y hasta llorar para caer desmayado de éxtasis sobre la cama. Si eso
Embriagada de embelesos literarios, Fanny salía del cuarto a media luz, para
ser sorprendida por un sol radiante que disfrutaba de acariciar su piel desnuda.
Daba un par de pasos por el pasillo, entraba a la cocina por algún café que ella
en el jardín por la dueña de casa, que ahora no estaba, giraban ayudados por el
-Seguro aceptaste.
-No le di ninguna respuesta. Sólo decía que en punto de las ocho de la noche
-No lo sé. Me gustaría pasar la noche contigo. Murmuró para sus adentros la
largo viaje deseo ducharme y dormir. Mañana podremos salir, comer, pasear.
Salieron del cafetín dejando sobre la mesa, las servilletas arrugadas y las
tazas de café capuchino marcadas en el mismo sitio donde habían posado sus
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El chorro de agua con el que se lavó las tazas destruyó la escena. En el fondo
del pocillo de Fanny se había formado un colibrí con las alas abiertas, en el de
siempre había tenido terror al llegar a existir. Para ella la vida era éxtasis, no una
carga que había que arrastrarse a pesar de todo para poder continuar. A contadas
ocho cuadras del Teatro T estaba el hotel donde se hospedaba Elizabeth. Llegaron
compañera, y como antaño lo hubiese hecho Safo, posó sus labios en los de ella,
como la poeta sobre las aguas del Egeo. El sonido del claxon de un auto la sacó
relato. Fuese necesario una biblioteca entera con todos sus volúmenes para llegar
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CAPÍTULO QUINTO
Un último café
Cerró su libro, dejó sin terminar el cuento de Borges que había estado
-Yo soy.
grave, y en poco menos de una hora vendrá a recogerla. Reitero sus disculpas.
En el ángulo recto que formaba la esquina perfecta donde confluían las dos
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clásica, con la que deliraba al imaginarse director de la orquesta que sonaba en el
tiempo juntos para hacer paralelas y catetos de un sólo tajo. El primero al contrario
dejaba en libertad a los suyos y los movía siempre como si estuviera tocando sobre
artilugio que llevaba en su muñeca, y que seguramente para el primero no era tan
necesaria esa exactitud sino la armonía, con un gesto del segundo reflejado en el
asombro del primero, se deducía que para ambos se había hecho tarde.
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decimal, le señaló al del llamado una casa enorme en la esquina paralela, también
formada en ángulo recto por dos avenidas, como donde habían estado.
se dirigió a aquel lugar. Del segundo no hablaremos ya, y para comodidad del relato
diremos que se fue directo al escritorio a dibujar líneas y ángulos para en ellos
atrapar el tiempo.
gran portón, seguidos de dos blancas fortísimas, el segundo hombre espero a que
lo atendieran.
-No puedo tardar tanto, debo estar en una hora de regreso porque tenemos
ensayo.
palabras.
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Fanny y su acompañante salieron del Teatro T, bajando por la avenida
oscura, iluminada a golpes por faroles donde estaba apresada la luna. Es el cielo a
veces presagio, pero nuestra cabeza siempre permanece gacha. Tal vez si Fanny
hubiese hecho caso al corazón alborozado que le advertía algo en el pecho y que
le decía que no todo estaba bien en ese momento. Hay diferencia entre los latidos,
brisa era tibia y en los ojos de aquel hombre había brillado una luz de esperanza.
Quién era ella para apagarla. Con los golpes que le había dado la vida en tan poco
tiempo, no era capaz de herir a nadie, y por el contrario meditaba tres veces antes
de decir o hacer algo, no fuera que entre el afán de la cólera que a veces nos atrapa,
Ella lo había vivido en carne propia y no quería que nadie sintiera esa horrible
agonía.
Mientras iban hablando de sabrán sólo ellos qué cosas, Fanny enganchada
poco más de siete años se les presentó en el camino. Llevaba una canasta llena de
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Víctor giró la cabeza para contemplar la expresión de Fanny, y descubrió a
mano para sacar el dinero, al quedar su brazo libre del apoyo en el que estaba, cayó
por inercia junto con su cuerpo que acababa de arrodillarse. Con ambas manos
tomó el contorno de ese rostro ingenuo, blanco como la cal con que se pintan las
iglesias, de mejillas sucias y cabellos alborotados. Puso tras su oreja los crespos
rubios que caían sobre sus ojos, y descubrió en ellos un espejo donde se reflejó su
alma. La niña, sin comprender lo que ocurría, entregó las dos manzanas, una verde
y la otra roja, y pretendió dar el cambio que Víctor en el acto rechazó, indicándole
que era para ella también. Sus ojos se iluminaron como si una estrella hubiera
surcado por su cielo. Fanny la abrazó fuerte contra su pecho, y entre suspiros y
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Sentados en la mesa del fondo, amante del café espeso y sin azúcar, Fanny
Nervioso y con las manos sudorosas por la presión, Víctor dudaba entre el
escaparse del vilo en el que se mantenían sus ojos. Su piel blanca y más blanca
ahora bajo la caricia suave de la vela encendida sobre la mesa, sus bucles azules
haciéndola aún más pálida, y sus pómulos prominentes dándole un aire de Madonna
recién terminada.
fuerzas en su corazón.
el mismo sol. Ahora que han pasado los años, y te encuentro más linda que nunca,
deseo con cada fibra de mi corazón, que puedas acompañarme para siempre bajo
este mismo cielo del que has robado el azul para tus cabellos. Fanny, te amo tanto
como el primer día en que mis ojos vieron tu sonrisa, te amo con la misma ansia de
niño porque llegue el nuevo día para oír de nuevo tu voz. Por eso quiero, en este
lugar, bajo esta noche oscura de negro infinito pedir tu mano, e iniciar una vida
cofrecito. Al abrirlo una argolla con una hermosa piedra roja resplandeció bajó la
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El silencio invadía la escena.
corazón que la había amado tanto, dejó que su alma se sincerara para hablarle así.
dormitar la luna, purísima profundidad de amor y valores en los que sería un placer
naufragar. Nos conocemos desde siempre, y desde siempre has sido el mismo, a
pesar de los años tus ojos de niño siguen siendo un sueño y tu piel un lienzo
arrebatado todo, que en al afuero interno que soy a ratos, donde me pierdo en las
tinieblas de mis recuerdos, soy diferente y cada día me vuelvo otra realidad. Víctor,
yo no soy dama de un solo libro, y creo que nuestra historia ha llegado al punto final.
paloma viajera y de día una cazadora de besos. Mi amor por ti trasciende la esencia
misma de la realidad en que vivimos, y lo quiero libre para verlo, cuando me ponga
a volar.
agachó y posó un beso, dejando marcando sobre ellas sus labios azules, de azul
pedernal.
que rogaba por salir. Cuando el corazón se rompe, hace estruendo en el alma, y su
eco se riega por los pasillos de los anhelos, donde todo empieza a desocuparse.
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Cuartos donde antes había habitado la fantasía, la ilusión y los empeños, se van
fue con paso afanado perdiéndose tras el marco oscuro que separaba el café de la
noche perpetua. Fanny supo que sería la última vez que sus ojos verían a Víctor, y
Pero le era imposible dañar a un hombre como este, a pesar de que Fanny
también le había amado, ahora tenía mariposas revueltas en su estómago, unas por
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PARTE II
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CAPÍTULO UNO
El sombrero azulado
repasando lo ocurrido el día anterior. Trató de disimular bajo una capa de maquillaje
Tomó café y fumó un cigarro antes de salir al hotel. Caminó por las aceras
en las que se veía apenas una que otra persona afanada. Levantó la mirada para
contemplar el cielo y los rayos fuertes del sol la obligaron a fruncir el ceño. Un
pequeño se le acercó para pedirle dinero, ella se lo dio mirándolo fijamente y sintió
ésa era una de ellas. No soportaba la tristeza en unos ojos infantiles, creía como
regresaron los momentos en que ella tuvo que hacer lo mismo al verse sola en las
calles, con hambre y frío. Cuando lograba escaparse de las casas de sus amigas,
se libraba de las garras de los abusadores pero caía en las de la calle. A veces las
perdidos en sus delirios y la gente indiferente que pasa a su lado. Fanny sabía lo
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Temprano, apenas la despertaban los sonidos de los primeros autobuses que
comida de su día, un vaso de jugo y un trozo de pan. Con esto debía pasar a veces
la jornada completa, pero siempre se sintió agradecida por lo que recibía. A ninguno
de sus amigos de calle les contaba esto, no por egoísmo, sino por temor a que ellos
a barrer el patio y a organizar la casa. Junto a ella aprendió la devoción a Dios, pues
la señora Lucrecia la hacía orar todas las mañanas, aunque de una forma diferente
-Cierra los ojos y empieza a sentir la gratitud de estar viva. Le decía. Antes
de pedir, primero agradece por lo que tienes, y piensa en lo bueno que ha llegado
a tu vida. Ahora pide con devoción y con el corazón la mano lo que realmente
quieres y deja que la mano de Dios actúe. Finalmente recemos una oración.
que aprendió a entablar esas charlas con Dios y a bajarlo del pedestal eclesiástico
donde lo han entronado los hombres. Ella lo encontraba en todo lado, y cualquier
cosa, que para muchos sería más que insignificante, como el trinar de una
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repasó muchas veces cuando compartió parte de su frazada con alguna niña que
miró.
acaba de obsequiar.
-Es un Trilby de ala corta, lo compré en este tono azul medianoche. ¡Póntelo!
Esa jornada fue entregada enteramente para las dos. Gracias a la virtud que
tenía Fanny de bloquear su mente y olvidarse de todo mientras andaba con otro de
sus amores, ningún recuerdo, de ningún tipo, pudo dañar aquel plácido momento
Elizabeth, Fanny era su mejor modelo. Corrieron como dos adolescentes locas por
esas grandes avenidas, hicieron compras, y fueron hasta por un par de libros.
-¿La mía?
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-Sí, sería una mezcla de ficción y realidad. Hablaría de la belleza blanca de
-Pero deberás contarme la historia de todos. Fanny, ¿qué crees del amor?
-Es una adicción de la que soy adicta. Amo estar enamorada. Vivo
enamorada del amor. No gusto de las fachadas de las casas, me deleito con la
-A quien sea no, yo amo sólo a quien tiene algo para darme.
en ella como el pez en el agua. El egoísmo nos lleva a querer tener a esa persona
sólo para nosotros. Y yo soy muy caritativa. Disfruto el hecho de sentir a mi ser
amando, no disfruto del ser al que estoy amando, sino del placer de amar. La
infidelidad?
-No. El querer estar con una persona sobre todas las cosas se llama lealtad,
y es eso lo que vale. La lealtad del alma me importa a mí, y no la debilidad del
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-Fanny, sin duda eres la más maravillosa y encantadora de todas las
Las dos damiselas, sin decir nada, sin presagiar lo que ocurriría, sin darnos
siquiera una pista a nosotros que las vamos siguiendo, juntaron sus labios al pasar
bajo árbol, y sus hojas se estremecieron por la caricia del viento. Juntas irradiaron
un amor tal, que toda la gente a su lado, tuvo deseos esporádicos de amarse
también.
con certeza exacta quién era. Se podría afirmar, sin embargo, con total seguridad
que era una mujer con mirada soñadora, de unos labios que estaban siempre
soledad, que por cierto eran muchos. Poseedora de una exquisita forma de existir,
de vestir, pero divinizada bajo todo lo que usaba, era como llegar a ver un ángel con
aseguraba que la felicidad se hallaba en las cosas simples de cada día, y por eso
era feliz al sentir el viento tocando su rostro, al ver un niño cruzando la calle, al
escuchar el aleteo de las palomas que se bañan en la fuente, al ver el cielo azul
infinito que se perdía con el de sus cabellos. Era una amante de las caminatas
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regresaba a su cuarto con los bolsillos llenos de lunas, con las que iluminaba el cielo
raso mientras reposaba en su lecho, era una noctámbula que hablaba con la morena
extraña, muy parecida a la que nos brinda el paisaje tardío de un árbol solitario, en
medio de una pradera bajo una tarde de lluvia, esa misma imagen se había
apoderado del marco de sus ojos. Según la filosofía antigua, ese rasgo es
A pesar de todo esto, Fanny no era del todo y completamente feliz. Siempre
haciendo jugar a un conejo hambriento tras una zanahoria que al momento la quita,
siempre entre sus momentos de existencia, siendo otra a cada instante, cambiando
Querida Fanny, amiga en estas páginas y confidente en alguno que otro café,
amor para que el reloj siga en su tic tac? Comprendo ahora mismo tu respuesta, y
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CAPÍTULO SEGUNDO
El baile de máscaras
de compinche, se había convocado para esa noche, a partir de las ocho, un baile
de pinturas, y un delicioso menú que iba desde platos fríos hasta bombones
franceses.
Dolly como anfitriona de la velada, estaba ocupada revisando que las mesas
estuvieran en su lugar, que las flores hubieran llegado, que los candelabros fueran
le había ocurrido antes. En la oscuridad abría los ojos y en ella se dibujaban el rostro
triste de Víctor acompañado de las palabras que le había dicho. Los cerraba y sentía
las manos terribles de los padres de sus amigas acariciando su cuerpo. En repetidas
través del cristal tratando de sorprender alguna sombra en la calle, y sólo la lluvia
antes de las seis de la mañana. Eran las once menos diez. Descendiendo por la
escalera del segundo piso, iba agarrando sus cabellos azules en una cola, a la par
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que su levantadora roja se sacudía, con alguna brisa atrevida que había querido
acertó a deducir. La noche anterior Fanny se había quedado hasta tarde en el Teatro
cuartos del segundo piso, evitando así cualquier riesgo que pudiera correr por salir
a la calle a tan altas horas de la noche, y ella aceptó eso como excusa para
hubiera robado algo del alma y a cambio le hubiera dejado la belleza lunar. Hay
mujeres que al momento de levantarse, aún sin arreglarse para nada, derraman una
belleza tal, que hasta las golondrinas se ven tentadas de anidar en sus pestañas.
Miró todo a su alrededor, dio una vuelta con su pierna izquierda levantada y
dejó a vista de todos sus muslos firmes, blancos, simulando al mármol recién
esculpido.
-Todo está más que hermoso. Pero creo que esas flores rojas no deberían ir
ahí.
Sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarros, tomó uno, lo encendió, retiró una
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casa donde funcionaba el Teatro T tenía un techo de cristal que dejaba pasar la luz
cigarro que se iba en jirones de humo y sus pantorrillas acariciadas por ese sol
mañanero.
Esta fue la escena que vio el Dr. Arango que acababa de llegar. Se quedó un
-¿Qué dice? En ese momento Dolly siguió la mirada del recién llegado y se
-Que deberían pintar esta obra, o cuando menos tomar una fotografía.
-Tráeme la cámara fotográfica, por favor. Le pidió Dolly a una de las chicas.
la perpetuidad aquel momento que debiera hacer parte de algún fresco antiguo.
de ella a mí. La guardo entre un libro de Cortázar, y cada vez que la veo parece
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como si ella se fuera a despertar. El cigarro sigue dando jirones y sólo hace falta
continuaba fumando.
-El Dr. Arango fue quien nos colaboró con los permisos para el baile de esta
-Haré lo posible por estar aquí. Gracias por la invitación señorita Dolly.
-No señorita.
Dolly sonrió nerviosa, conociendo que ese comentario podría ser la mecha
de toda una bomba, y le pidió al Dr. Arango que le acompañara a la oficina para
-Claro que sí, no te preocupes por eso. ¿Tú qué color usarás hoy, Dolly?
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-Me parece muy acertado, ese azul de tono celeste hace juego con mis ojos
cuando estoy cerca de ti. Dijo coquetamente Fanny mientras se marchaba escalera
arriba.
decoradores, meseros, cocineros, artistas, y todos los que iban llegando para que
Puso sobre su cuello un pañuelo de plumas rojas, dejando la parte larga que
cayera por en medio de sus senos, agarró un sombrero de ala ancha remarcado
con unas flores lilas y lo agachó dejando visible solamente uno de sus ojos, del
mismo lugar tomó una larga boquilla, colocó un cigarro y lo encendió. Con su mano
derecha sobre la cadera y la izquierda quebrando hacia atrás la muñeca, dio unas
aquella mujer sensual que hacía algunos momentos se reflejaba sobre su liza
superficie.
Sonrió a carcajadas. Estaba feliz, sin saber el porqué. Caminó hacia la cama
y se dejó caer sobre ella de espaldas. Desde el cielo raso del que colgaba una
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lámpara de lágrimas cristalinas, se podía ver ese cuerpo inmóvil, sobre una colcha
Dejó que su cuerpo sintiera las caricias del sol que entraba por las ventanas,
y del viento que luchaba por colarse bajo la rendija de la puerta. Cerró sus ojos y se
quedó dormida.
-¿Quién la busca?
-Elizabeth.
Fanny no despertaba aún. Tenía la facultad de dormir por horas, y de ser necesario
hacerlo por días. Decía que todo le agotaba y que el dormir era el placer de los
dioses.
de cada día. Ella creía que en el mundo de los sueños, las personas, seres y
existían en ese otro plano. Que uno visitaba durante el letargo, que vivía con ellos,
que era un pasar de realidad nada más, me aseguró en más de una ocasión.
Cuando Dolly preguntó por ella, le informaron que aún no había bajado de su
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Indecisa entre seguir y retornar, giró un poco la perilla y descubrió que estaba
sin seguro.
escuchaba era su respiración suave que hacía subir y bajar sus pechos.
Ella giró su cabeza y sus hermosos ojos azules se abrieron de par en par. No
le dijo nada, contempló su rostro igual de bello, y sonrió con esos dientes que
Dolly tampoco dijo nada, solamente miraba a la mujer más hermosa que
había visto nunca. Sin pronunciar palabra, Fanny se incorporó, se puso de pie frente
a ella, y así desnuda como estaba acercó sus labios que temblaban a los labios de
Dolly. Ambas cerraron los ojos. El amor besa con el alma, por eso no precisa de las
Fanny abrió los suyos y Dolly hizo lo mismo. Dos universos se miraban desde
lo más profundo. Como volviendo a la tierra, Dolly se apartó de ella y salió corriendo
hacia la salida.
-Falta poco para el evento, por favor está lista. Le dijo antes de cerrar la
puerta.
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Descendió afanada la escalera, y como desubicada empezó a preguntar por
-Todo está listo señorita Dolly. ¿Le ocurre algo? Preguntó una de las chichas
-No, nada.
-Debería ir a alistarse, usted debe estar lista apenas lleguen los invitados.
-Eso haré. Dolly con sus mejillas sonrojadas y sus labios temblorosos se
Fanny había sentido por Dolly cosas maravillosas desde el momento en que
atención, sino el arte que corría que por su cuerpo. Cuando en alguna ocasión fue
al Teatro T a una prueba, miró a Dolly ensayar parte de una obra, y sintió en ese
momento que estaba enamorada de aquella mujer. Fanny era muy buena
imposible contenerse.
amor divino; el Yo, Tú, Él, como lo llamaba. Afirmaba que el primero de estos es la
puerta para los demás, pero es del que más carecen los seres humanos. Decía que
mismo, el conocerse para saber complacerse. El amor al otro es dañino sino tiene
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control y se lo deja pasar a un primer lugar. Me dijo en esa ocasión, que cuando se
ama al otro sin haberse amado a uno mismo es condenarse a la infelicidad. Y del
tercero, del amor divino alegaba que no era el amor a Dios, como lo cree la gran
mayoría, sino que era un amor que conectaba nuestro espíritu con ese algo
intangible que nos hace suspirar, y ahí ponía a los libros como su mejor amor divino.
Unos aman la música, otros las pinturas, otros los paisajes, la comida, la moda. No
importa lo que ames, decía, mientras te haga suspirar. Y concluía que el amor puro,
mismo, respetas y das libertad por ser un amor hacia otro ser, y sientes que se unen
con un amor divino, nuevo, he inventado por los dos, que siempre los hace suspirar.
Todo estaba listo, los meseros con sus servilletas en el brazo, el portero en
la entrada, los músicos con la batuta en alto, el escenario a media luz, las mesas
Sonó la puerta.
Inició la música.
respectivas máscaras y antifaces. Cada uno de ellos con lugares reservados. Todos
admirando la exquisita decoración, muchos dieron una vuelta por la estancia para
disfrutar de los cuadros que estaban en exhibición, otros se deleitaban con las
Por el portón entraba un soplo frío que daba un toque de satisfacción al clima
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Desde el fondo apareció Dolly. Venía vestida con un traje azul cielo, de talle
herencia de su madre, y una máscara blanca, decorada con piedras azules que
con su mano derecha cubierta con un guante de seda que daba hasta su codo.
ver ese carnaval de máscaras y antifaces que llenaban el lugar. Esta noche hemos
querido invitarlos para que asistan a una velada diferente, donde la magia, la
poder ser lo que verdaderamente hemos querido. Esta noche tienen libertad total
de hacer lo que gusten, de hablar como quieran, de bailar como puedan. El arte nos
trajes, la decoración y los platos de los que podremos disfrutar. No siendo más, les
dejo a sus anchas, para que disfruten de todos los anónimos de esta noche.
Gracias.
había algo extraño en el comportamiento de todos ellos, parecía como si algo hiciera
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falta, como si no encajaran las fichas del rompecabezas. Trataban de disimular pero
Dolly como anfitriona, trataba de estar con todos ellos. Alrededor de unas
danzando entre esa bruma, llegó hasta oídos de Fanny, que seguía en el cuarto, el
ruido de la fiesta.
espejo.
sino que se quedó asomada desde el pasamos del segundo piso, admirando el baile
las copas al hacer los brindis, los músicos continuaban incansables sacándole notas
a los violines, y unos que otros habían comenzado a hacer rondas para danzar
que estaban haciendo y se quedaban mirándola. Así uno a uno. La música seguía
sonando, los meseros en sus labores. Fanny estaba ya a contadas tres escaleras
del piso del salón. El director giró su cabeza, sorprendido por ver a todos estáticos
y al contemplarla también bajó su batuta. Los músicos callaron. Todo era silencio,
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sonrisas complacientes debajo de los antifaces y ojos iluminados detrás de las
máscaras.
Dolly giró para ver lo que ocurría y pudo observarla parada en la escalera,
con sus brazos abiertos agarrando los pasamanos, con el cabello azulado cayendo
-La mejor máscara que encontré, fue la de mi desnudés. Acertó a decir ella,
mientras daba pasos lentos, estirando la punta de sus pies para tocar la punta de la
escalera.
Pasó por en medio de todos, cada uno giraba y le iba haciendo como una
calle entre las flores y lo candelabros. Caminó en silencio contoneando sus caderas,
irradiando la blancura de su piel, hasta que llegó a la mesa del fondo. Ahí estaba
-¡Que suene la música! ¡La fiesta acaba de comenzar! Dijo mientras aplaudía
en lo alto.
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Fanny era el centro en la velada aquella.
lugar miraba lo que ocurría, bailando también con alguna adolescente que la había
invitado a salir.
Se besaron.
Se preguntarán ustedes lo mismo que yo. ¿Qué sentía Elizabeth ante esto?
¿Cómo se sentía Dolly al saber que ella estaba ahí? La respuesta me la dio Fanny
-Nada.
Las personas que estaban con ella, de antemano sabían que Fanny no le pertenecía
cerrado.
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Un mesero se acercó a Fanny y le dijo algo al oído. Pidió disculpas a Dolly
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CAPÍTULO TERCERO
Víctor sintió que su corazón se quebrantaba como el cristal tibio bajo el agua
fría. Las palabras de Fanny eran como dagas que se iban clavando en cada uno de
los poros de su cuerpo, mientras giraban intentando romper el poco de alma que
habita en cada uno de ellos. Nunca imaginó, ni siquiera llegó a sospechar, que la
Como dijimos, salió del café bajo la noche oscura, aunque su alma iba aún
más en tinieblas que la oscuridad de esas nubes tristes que comenzaban a llover
sobre su tristeza.
garganta. Sentía como si se alargara una serpiente dentro de su cuerpo, cada vez
que recordaba, puntualmente cada una de las palabras que le había dicho Fanny.
Cosa extraña en el ser humano evocar lo que le causa dolor, y Víctor también lo
hacía; sentía que sus fuerzas desfallecían, más sin embargo continuaba
pasarlas como a páginas de viejo álbum, y volver a ver detalladamente, los gestos,
las respiraciones pausadas y los tonos con que dijo cada una de las afirmaciones,
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Había creado desde su infancia, una estampa divina con la figura de Fanny,
las cualidades que él le había dado. Como si fuera poco, la puso dentro de una
burbuja, aislada de todo, impidiendo su contacto con el mundo corrupto, sin dejar
de amor.
-Que ni el viento te toque, porque juro que salgo a buscarlo. Le había repetido
En las tardes cuando decidían dar un paseo, par de infantes inocentes que
en las primeras horas de la vida disfrutan del atardecer soleado y hasta de las hojas
besadas por el viento, cauteloso tomaba los bucles de sus cabellos y los miraba a
tras luz, se maravillaba de los destellos tornasol que irradiaban de esa cabellera,
hasta que un choque eléctrico le recorría las entrañas, al encontrar detrás de ese
La había amado con cada célula de su cuerpo, con cada latido de su corazón,
con las mil vidas que había vivido, con las que le faltaran, con lo que era y lo que
sin poner riendas, y dejó que ese caballo desbocado lo llevara a las cúspides del
que su vida estaba en peligro. Muy tarde para eso. Víctor había sentido que se
quedaba sin aliento, que sus momentos no tenían sentido, era ahora como un barco
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perdido en altamar, sin brújula que lo oriente. Su Fanny se le había ido, se le había
destrozado el mundo, sus pies levitaban en el aire sin qué sostenerse, luego de ésto
sostuvo con sus manos, le pesaba como si estuviera hecha de concreto puro, y a
cada momento le crecía, le creía hasta el punto de querer llegarle a estallar. Por los
surcos de sus dedos corrían las gotas grandes de la lluvia que continuaba cayendo.
Por sus mejillas rodaban sendas lágrimas desde sus ojos que tampoco habían
dejado de llover.
para convencerse. Pero esa frase lo que hacía era descomponerlo aún más, no
podía aceptar que el sol iluminante de sus días, no quisiera seguirle alumbrando.
Era inaudito que a pesar de brindarle tanto amor, ella hubiera preferido rechazarlo.
personas que pasaron a su lado, lo vieron como a un loco o un mendigo, tal vez un
desquiciado perdido en una de sus lagunas mentales. Y cuánta razón tenían esas
personas, en aquel momento Víctor era todo lo doloroso, triste y cruel que puede
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tener la vida, era un rescoldo de tendones y huesos que se movían en contracciones
fuertes, cada vez que por su alma afloraba el recuerdo de la Fanny perdida.
En la oscuridad de esa noche, sólo los ojos claros de ella lo miraban con total
pena. Sentía la lástima que causaba a la imagen sagrada de Fanny, sentía pena de
por lo menos ver a la suya como un hombre que ha aceptado su derrota. No, le era
acaba de morir. No hay ojos que contemplen el mundo, cuando un corazón muere,
sólo se ve el abismo oscuro al que ha sido lanzado, todo lo demás se pone opaco,
descolorido y mudo.
por esa lluvia que no dejaba de caer. Un par de rayos iluminaban el cielo, para
costaba dar un paso, lentamente se fue alejando de esa banca, sosteniéndose del
tronco de esos árboles viejos, que habían visto morir cuántos otros corazones bajo
sus ramas que se asemejaban a brazos diciéndoles que se vayan, que huyan de
Salió del parque, atravesó una carretera y dio de frente con un lago enorme.
Sobre él se reflejó el destello de un rayo que acababa de caer. Hacía muchos años,
cuando siendo niño invitaba a Fanny a lanzar barquitos de papel junto a una laguna
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pequeña que quedaba cerca de sus casas, Víctor había retornado totalmente
Fanny se le había caído, todo por el simple hecho de que nunca había soportado
verla llorar. Y ahora el lago, él mojado y Fanny por ningún lado. Cómo es la vida de
aferrándose de los hechos más triviales, para hacer sentir que poco a poco vamos
muriendo.
volado sobre esos lugares, como si nunca hubieran estado ahí. Su mente estaba
corazón. Pero no, ante los golpes del amor no hay academia que prepare a nadie,
ni rutina que vuelva resistente a ningún mortal. El corazón recibe golpes fuertes
durante todos los días en que late, pero solo el golpe certero del amor lo puede
diamante. No hay corazón tan fuerte que no se rompa ante las dagas del amor.
Una vez destruido no hay reparación. Aprendemos a vivir con los pedazos
que poco a poco vamos juntando, temerosos y aporreados, vamos poniendo pieza
a veces una vida entera, y al final conseguimos una forma afectada y con grietas,
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semejante a un corazón, por las que continua sangrando pues no tiene reparación
absoluta. Los que hemos decidido continuar a pesar de haber salido perdedores en
la batalla, somos conocidos en todo lado por los ojos que nos miran, no necesitamos
presentación, al vernos ya saben que somos los del corazón partido, los ebrios, los
Víctor también decidió seguir el camino, pensó en recuperarse del dolor que
estaba sintiendo, y comenzó a forjar la ilusión de que algún día Fanny cambiaría de
opinión. Engaños que el hombre mismo se crea, ante la angustia que va cerrándole
uno más salida que continuar engañándose día tras día, hasta que llega el instante
abrirla, ingresar dejando las huellas húmedas de sus zapatos a sus espaldas, y subir
al segundo piso. Por esas gradas iban quedando los vestigios del fantasma que
acaba de ascender. Eso era él a estas alturas, un cuerpo inerte que se movía por
mojada, ni se descalzó, ni cerró la puerta. Se tumbó sobre la cama, abrió los brazos
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Las lágrimas en torno de sus ojos fueron distorsionando el cielo raso de su
cuarto, el que dejaba mostrar las sombras de algunos agujeros y dentro de ellos las
arañas temblando en sus redes. Una luz débil subía desde las escaleras iluminaba
pobremente a través de la rendija que había dejado la puerta abierta, el espejo del
A pesar de que intentaba controlar sus latidos, cada vez más acelerados,
insoportable entre el cuello y la faringe, y aplicó fuerza con sus dedos justo en ese
pidiendo libertad. Todo empezó a dar vueltas, a girar a su alrededor como si fuera
una estrella en medio del cosmos, desde ahí veía el caos en el que empezaba a
caer, atrapado en una oscuridad total de la que no podía escapar. Su cuerpo entero
iluminados por la luz mortuoria que llegaba de debajo de la puerta. Sintió nauseas
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retumbaba todo su ser, su mente había perdido el hilo de la razón y ya sólo pensaba
en la Fanny que había perdido para siempre, y en que ahora él también se perdería
para la eternidad.
miedo de ese impulso incontrolable de querer abrazarlo, de decirle que ella siempre
estaría ahí para él, de recordarle sus años de amistad, su complicidad y sus
momentos de dicha. Salió afanada, dando pasos largos, tratando de acortar lo más
De lejos pudo ver que la ventana de su cuarto estaba abierta, por ella salía
la cortina ondeando como una bandera, anunciando el sitio donde había sido la
guerra. Se acercó a la puerta y llamó dos veces. Nadie respondió. Llamó de nuevo,
esta vez con más fuerza, y el portón que había quedado abierto, lentamente cedió
dándole paso a entrar. Lo empujó con la mano derecha, sintió que su alma
Todo era silencio. Por la ventana abierta entraba un aire frío y húmedo.
Tanteó por la pared en busca del apagador de la lámpara hasta que lo encontró.
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Dudó un momento en prenderla, tenía miedo y zozobra de lo que pudiera develarle
En medio del cuarto colgaba el cuerpo inerte de Víctor de una cuerda que él
mismo había atado de un barandal del cielo raso. Levitaba en el aire como lo había
hecho horas antes, desde que sintió que su cuerpo ya no tenía vida.
cuerpo paralizado ante el cadáver que había empezado a girarse empujado por el
viento que entraba del ventanal. Al voltear completamente, pudo ver que de los ojos
de Víctor aún caía una lágrima, mientras en el espejo se iluminaba por la luz de las
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CAPÍTULO CUATRO
La rosa deshojada
permiso, y contempló la puerta mostrando el cielo oscuro, del que caía una lluvia
abrigo para que se cubriera, pero Fanny le rechazó. Pasó la copa que llevaba en su
Era Ángela, la amiga de Víctor, la misma que días antes la buscó para pedirle
excusas anticipadas por la tardanza que tendría la cita programada con aquel
hombre.
humo y sonido del chocar de copas llenaban el ambiente. Muy pocos se habían
percatado de que Fanny había salido hasta a la puerta. Elizabeth y Dolly con sus
-¿Qué ocurre?
raudales por sus mejillas mientras el cielo se iluminaba por los relámpagos
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-Dime, ¿ha ocurrido algo? Preguntó nuevamente, sintiendo que su piel se
Dolly se percató de que algo terrible ocurría, pues el cuerpo de Fanny se veía
-Víctor se acaba de suicidar. Replicó Ángela sin poner ningún matiz a su voz,
como si hubiera perdido el sentido de todo, con los ojos fijos en los ojos celestes de
Pendiente de lo que ocurría, Elizabeth acertó a correr al ver que las piernas
de su Fanny flaqueaban.
de Fanny que lentamente iba cayendo en el aire. Tras de ella salió Dolly mientras la
Estupefacta, viendo todo como a cámara lenta, no supo qué hacer, ni qué
destrozada.
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Deseoso de que esta historia no sea más que ficción en tus días, apreciado lector,
y que el dolor terrible de perder un amigo jamás llegues asentirlo; regreso al portón
girando lentamente al ser empujado por el viento. Y ese mismo viento la seguía, y
con ayuda de unas cuantas personas; Dolly se acercó hasta ella para indagarle
Dolly ignoraba por completo a quién pertenecía ese nombre, y qué relación
tenía con Fanny Blue. Es más, no imaginaba que alguien pudiera causar tal reacción
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-No entiendo. ¿Un amor de Fanny?
-Sí, ella me habló de él hace un par de días cuando fuimos a tomar café, y
-¿Fanny lo rechazó?
-Fanny lo condenó.
Mientas Elizabeth ponía sobre el cuerpo desnudo de Fanny una manta para
cubrirla, muchos de los invitados habían quedado encantados con la escena que
por terminar todo antes del tiempo acordado, a causa de lo acontecido, y dejó a
cargo al doctor Arango para que saldara la cuenta de músicos, meseros y demás
ayudantes.
-¿Recibió ella alguna noticia, una sorpresa, algo que pudiera alterarla?
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-Efectivamente doctor, se enteró de una trágica noticia. Le respondió Dolly.
Les pidió que tomaran asiento, mientras se ponía las gafas para marcar en
-¿Cigarrillo?
-¿Drogas?
pena por la pérdida de seres queridos, emociones fuertes, falta de descanso, mala
afección.
-Su músculo cardiaco está muy débil, sufre lo que se conoce como el
síndrome del corazón roto, se encuentra literalmente como un fino cristal, está
sentido por ese golpe que acaba de recibir, y necesita de total cuidado pues con la
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La vida le había dado tantos golpes a Fanny que había conseguido romperle
el corazón.
qué estaba soñando en ese letargo en el que había caído, pero podemos afirmar
que para ella era una cruel pesadilla de la que deseaba despertar. Su piel trasudaba
Fanny. La oscuridad de ese cielo era como la tecla negra de un piano dando la nota
final de una melodía que se bañaba en sangre por las manos destruidas del destino.
Implacable el viento sacudía los cristales del cuarto donde estaba reposando la
Pero vaya asunto extraño y necesario de resaltar aquí, a pesar del estado en
que se hallaba aquella mujer, cargada de pena e insensible por la angustia que la
decidió tomar posesión de su cuerpo que se marcaba bajo las sábanas, haciendo
un castillo iluminado sobre su rostro cincelado sobre fino mármol por las manos
76
Envidia de la misma Afrodita que al contemplarla, mientras estaba al pie de
Pasaban los minutos lentos y las horas a rastras, mientras Elizabeth y Dolly,
quienes se habían quedado a cuidarla, iban cayendo presas del sueño, a causa del
a otro, tras el velo de los párpados. Su respiración era lenta y de vez en cuando
con mirada propia de amante, que es la misma de con la que la luna vislumbra los
que hizo eco en una lejana estrella, en una golondrina que trinaba solitaria en su
y hermosas. Intentaba darle un poco de calor, de transmitirle los latidos fuertes que
por ella había empezado a sentir, de decirle en caricias lo que con la boca no era
capaz.
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Con la cabeza gacha, derramando una lágrima de tristeza opaca, Elizabeth
sintió cómo levemente Fanny apretaba su brazo. Sus dedos se iban contrayendo
temerosos de volver a la realidad, pero deseosos de tomar su mano para salir del
naufragio.
De improviso abrió sus ojos color de cielo, esta vez oscuros como estaba el
cielo de ese amanecer, y penetró la mirada triste de Elizabeth. Giró su cabeza como
nuevamente de lágrimas, a los que pronto acudieron sus manos como queriendo
contenerlas.
destrozado? Sobran en ese instante las palabras y faltan latidos, no existe raciocinio
Un golpe suave hizo que miraran hacia la puerta. Tras el cristal pudieron ver
para ponerme a total disposición de lo que necesiten. No duden en pedir lo que sea.
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-Es usted muy amable doctor. Dijo Dolly que acaba de despertar, mientras
Elizabeth se acercó ante el gesto que le hizo Fanny. Algo le dijo al oído, pero
-Dolly, salgamos.
saber.
este.
79
-Así es.
-Está bien señorita Fanny, pero… ¿Para qué quiere el Benzol? ¿Le fue
recetado?
80
CAPÌTULO CINCO
La carta
Febrero 21 de 2008
querer destapar el ataúd de mis costillas para saber si esto que late aún lo hace por
ti.
Me regalaste la luna y sin embargo me la dejaste oculta tras una cortina de negras
ausencia me ha herido de forma tal, que soy un espectro habitante de los pasillos
oscuros del Teatro T. Imagíname leyendo tus anotaciones a los libretos, oliendo sus
par, y por ella entra incansable un frío que no hace más que quemar mi piel. Paso
81
Tengo el pecho herido y necesito tu mano para volverme a levantar. Esta
agonía que me lleva a rastras hasta la puerta, tras el engañoso golpe que me hace
Ojalá llegue a tus manos esta carta, y bajo ella también tiemblen, como lo
hace cada día mis labios al ser tocados por las lágrimas, cada vez más secas, de
Dolly.
Esta fue la última carta que recibió José de su amada Dolly. En un lugar
La noche estaba fría y oscura, habitada por fantasmas perdidos como estaba
él.
Emprendió su caminar sin tener un lugar fijo al qué ir. ¿Y los cigarrillos? Eran
82
Una confusión rauda danzaba en su alma, se mezclaban sentimientos y
pensamientos, lágrimas y sonrisas. Las unas del dolor de un corazón partido, las
¿Cómo decirle que no volvería más? Que ese beso apasionado que le dio
era el último, que el jugueteo de sus manos era excusa por tocar una vez más su
cuerpo. Que a pesar de amarla con el alma, él se había ido para siempre.
regulen, a veces el amor verdadero es alejarse del ser amado. Es no precisar del
Pero en esta ocasión, la medida que había tomado José estaba fundada en
algo más.
pasar del tiempo se pudiera recuperar, y no atormentar los días de su amada Dolly
impedía cumplir su sueño de llegar a la vejes con Dolly, viajar por el mundo, pasear
cabello cada vez más blanco, hasta el instante fatal en el que su cuerpo no podría
realizar ninguna actividad por sí mismo, llevándolo incluso a no recordar quién era
83
Lo había pensado mil veces, mientras su Dolly dormía, el insomnio se
contemplaba su silueta bajo las sábanas. ¿Qué hacer cuando llegue ese momento?
¿Condenar a Dolly a cuidar un enfermo que no pudiera hacerla feliz, y que por el
contrario le causaría tristeza y angustia? Dolly, esa mujer activa, alegre, llena de
vitalidad y fiesta, ¿merecía ser esclava de un cuerpo que no podría aportarle sino
sufrimiento?
José tenía muy en claro que ella nunca lo dejaría, sin importar su condición,
pero no soportaba la idea de estar tirado en una cama, verla cada día atenderlo,
agotarse ella al igual que él, sentirla sufrir al pasar los días sabiendo que cada uno
era un paso más cercano al final. Desear besarla y no poder hacerlo, oírla llorar en
el pasillo y luego verla fingir una sonrisa para él. Tenerla a su lado y preguntarle
quién era.
Por eso decidió irse, mentirle como nunca lo había hecho, abandonarla sin
querer hacerlo, saber que sufriría inconsolablemente, pero evitarle todo ese
padecer.
Llegó a una estación de buses, se subió al primero que salía, sin saber a qué
¿Qué validez tiene el amor sino es la felicidad del otro? La actuación de José
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ahora? La destrucción de su alma, el acabose de sus latidos, la decepción de haber
puedo asegurarte querida Dolly que el amor jurado que te prometió un día José lo
cumplió hasta las últimas consecuencias. Amarte fue su insignia y así lo hizo hasta
el último día.
Mil veces vaciló en enviarle una carta a Dolly explicándole todo. Cuántas
De Dolly sólo podemos decir que al pasar las horas, luego de su partida, su
corazón empezó a decirle que algo ocurría, dueño del único lenguaje que puede
atravesarnos el alma, una y otra vez le expresaba que todo no estaba bien, que
firme, en creer que en algún instante se abriría la puerta y que su amado entraría.
O que todo esto, no era más que una pesadilla, que podría despertar y sus ojos de
Al llegar a la nueva ciudad donde pasaría sus últimos meses, José se internó
vida.
Cuando parece que tienes todo, te lo arrebata sin el menor aviso, y te deja
desarmado frente al monstruo del dolor. ¿Cómo entender que cuando todo estaba
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tan perfecto, él tuviera que apartarse de Dolly? Y así estaba ocurriendo, no era
Se dedicó al alcohol por dos razones. La primera para intentar olvidar lo que
dolor se place de volverse lento y más intenso, cuidadoso de recorrer cada parte de
nuestro cuerpo.
médica hacerlo. ¡Impedirle a un condenado a muerte hacer algo que lo pueda matar!
Qué importancia tenía vivir un día más o un día menos, más aún ahora que estaba
lejos de Dolly. Entre más pronto llegara el momento mucho mejor para él.
que debe despertar el querer estar con el ser amado y no poder. Debe ser como
poner un vaso de agua frente al sediento, y amarrar sus miembros para que no
consumiendo a su Dolly.
regresar al Teatro T.
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Al abrir la puerta, encontró todo en silencio. Las luces también estaban
apagadas. Dio un par de pasos hasta dar con el encendedor de las lámparas y sintió
que había pisado algo suave. Las bombillas iluminaron la estancia y sus pupilas se
seguir a su alcoba.
arreglos florales, unos en forma de media luna, otros en forma de corazón. Por todos
saludaban.
se creó el silencio.
Sobre esa colcha de rosas desmayadas hicieron el amor. Los labios de José
cubrieron su cuerpo de besos, y tras cada uno le decía un te amo que retumbaba
la cama de pétalos para amar así a Dolly? Mientras fumaba, miró por la ventana a
la muchacha.
87
Cruel destino que juega confabulado con el amor.
Pasaron los meses y su cuerpo se fue deteriorando cada vez más. Como
La imagen fija de Dolly nunca se fue de él, parecía como si la tuviera tatuada
La cama fue su última morada, no pudo volver a levantarse, una vecina que
-Pobre hombre, quién quisiera conocer a su Dolly para buscarla y pedirle que
venga a verlo. Comentaba a las demás ancianas que preguntaban por él.
Nunca supieron la historia triste que había detrás de ese rostro reseco, pálido
empaparse de sudor.
Viajaban juntos por París y se prometían un amor para toda la vida. Él lo cumplió
hasta el último momento, no hubo mujer a la que amara tanto como a ella.
de una alborada, miradas que sin decir nada decían todo, susurros que parecían
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José había decidido no despertar jamás.
despacio, por el pasillo de la eternidad. El dolor desaparecía tras cada paso, se iba
la cartelera vacía, nunca antes, en los años que llevaba funcionando el teatro había
-Deben estar preparando una gran obra. Murmuraban los más optimistas.
Es verdad, y esto cabe anotarlo, que toda la ciudad sintió la ausencia de las
tablas del teatro. Los domingos en la mañana los niños deambulaban por sus aceras
esperando que tal vez sus puertas se abrieran para ofrecerles algún show como los
que habían visto en meses atrás. En las noches los adultos, con sus caras
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PARTE III
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CAPÍTULO PRIMERO
El limonar y el viento
Hacía poco tiempo que Fanny había llegado a la ciudad. Buscando la libertad
que tanto anhelaba, se dejó cautivar por un anuncio de prensa que decía:
conviértete en parte de nuestro selecto elenco y haz parte del universo de las tablas!
Se preguntará el lector por qué hasta este momento decido contar cómo
Fanny llegó al Teatro T. Su vida fue como una novela detectivesca de Ágata
-¿A dónde? Replicó ella sin ponerle mayor cuidado. Conocía muy bien de los
arrebatos que a veces le daban a Fanny, como esas chispas que saltan de la leña
encendida.
-Para siempre.
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que las dos firmaron sin mover las manos, se borraron una de la vida de la otra,
libertad en la que vivían. Libertad de la que Fanny era la adicta y Natalie quien se la
suministraba.
las letras. En las ocasiones en que tuvieron que separarse, las cartas que ella le
enviaba, hacían de las manos de Fanny mientras las sobaba por todo su cuerpo.
una de las misivas inesperadas que llegaban casi siempre al caer la tarde.
Juntas en la cama, ebrias del amor que se habían bebido, de cara al techo y
-Intento escribir el libro de amor que deseo leer contigo. Le respondía Fanny
ante la inquietante pregunta por lo que estaba haciendo a tan altas horas de la
noche.
Sus constantes paseos por los parques, los viajes juntas, las noches de
desvelo, el alcohol en sus cuerpos, sus miradas cálidas y su deseo de amarse como
lo hace el viento con las alas de las alondras; había cobrado factura.
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En alguna ocasión, presa de la ira que le atrapaba cuando estaba lejos de
Natalie, le escribió con la misma pluma que horas antes le había robado a la dama
placer entre mis manos, mientras saboreo en silencio el sabor de sus pechos aún
en mis labios y pienso en ti. Tú, irrepetible y maravillosa, ven a recorrer las avenidas
haces o no, ni siquiera me importa si algún día decides dejarme, aunque te confieso,
que me espanta la idea de que te vayas y no me hagas más sentir tan tuya.
Te doy la infinitud de mis alas como garantía del amor que por ti siento,
mientras tú sales con esas damitas de las facultades a las que te gusta visitar, a las
que les lees poemas de Safo, y vas presintiendo que nuestro final está cada vez
más cerca.
¿Quién de nosotras dos será la primera que decida escapar? La que pueda
romper las cadenas y librarse del cautiverio del amor. En este instante me encuentro
tan enamorada de ti que no podría soñarme sin tu mano, por eso te abro la puerta
se los tiró a la cara indignada por lo que en las cartas se atrevía a decirle.
-No soportas la sinceridad con la que te cuento mis andanzas, y sin embargo
me pides que te ame con locura. ¿Cómo podría amarse de esa manera sin estar
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Fanny con su natural descaro, mientras poco a poco la iba atrapando bajo el azul
intenso de sus insoportables ojos, como lo hace la víbora con la presa que va a
devorar.
Calmada y relajada por los abrazos que Fanny sabía darle, Natalie buscaba
entre la mesa de noche y le entregaba algún par de notas que le había escrito.
-¡Guárdate esas cartas para ti, no las quiero! ¡Quiero tu cuerpo! Y cuando no
esté a tu lado, ¡quema las mías! Así sabrás como ardo en deseos.
alborotadas sobre finos prados, vistas desde detrás del velo de Afrodita.
ventana esperando encontrar a Natalie parada en ella, viéndole por última vez; pero
Nunca supo que Natalie la miraba detrás de ellas, con una lágrima rodando
Ambas decidieron perderse para siempre, olvidar la cama donde tantas noches las
-Deja por un momento los libros, cierra sus páginas y abre tus piernas. Te he
notado extraña amor, ¿estás tan ocupada con tus lecturas hasta para serme infiel?
Te pido te tomes el tiempo y conozcas a otras damas, sal con ellas, vuélvelas tuyas,
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Disfruta de la piel de cada una, como lo hace el labio al roce del durazno antes de
Seme infiel un par de veces antes de volver, tus relatos eróticos son tan
Te ama.
Fanny.
Eran incontables las horas que pasaban juntas en la cama, vicio que contrajo
de leer y comentar pasajes de obras que Fanny había traído de sus viajes. Natalie
narraba, y luego cómo se las comentaba en el más sutil español jamás pronunciado.
Fanny aseguraba que en la cama ocurren los tres milagros para el hombre:
soporto verte con ropa, tu desnudez es la mejor prenda que puedes vestir para mí.
-Sí lo recuerdo. Nos sentamos bajo su sombra mientras olíamos sus flores
-Siente mis manos que te rodean como soplo suave de cálido viento.
¡Levanta la cabeza y extiende tus ramas! Eres un limonar bajo el sol que te saca
verdes de infinitos colores. ¡Respira profundo! ¡Sacude tus piernas! Son raíces que
se adhieren a mi alma.
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Natalie respiraba de manera agitada.
-Mueve tu cintura al compás del viento, déjate arrancar las hojas y que te
nazcan nuevas. No pienses en nada más que no sea tu tronco, tus ramas y la tierra
de donde brotas.
-¡Abre la boca y deja que el aire te penetre! Que recorra tu interior y bajo tu
expande por el viento que la aviva, crece y envuelve tus entrañas. ¡Empiezas a
-Mueve tus dedos corazón, y deja que en tus palmas anide la lujuria. Soy el
viento que te toca y tú el limonar que se agobia. Ahógate de tanto respiro suelto, en
Los gemidos se asfixiaban entre el afán de los besos. Envueltas entre las
sábanas habían perdido forma, inidentificable saber a qué muslos pertenecía cada
cuerpo. Un charco de rojo sangre se había formado en el suelo, eran los besos que
-¡Abre los ojos Natalie, mírame fijamente, mírate en tu cielo! Explota como el
tronco que es tocado por el rayo de intenso fuego. Tú eres el limonar y yo tu viento.
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¡Ahora florece!
una sobredosis de éxtasis. Ésas que sólo causaba Fanny en quien de verdad
amaba.
Fanny viajó a otra ciudad en busca de sus sueños, Natalie tuvo que ver cómo
el suyo se le iba.
No podemos mentir en que a ellas las noches se les hacían eternas. Cuántas
veces Fanny no salió a ver por la ventana, en busca de alguna dama solitaria que
resquebrajado.
cuando el espíritu les pasaba alguna mala jugada. Poco a poco se fueron olvidando,
guardaron un lugar preciado en el mismo centro del corazón, y ahí colocaron las
palabras, las caricias, las miradas y los momentos. Con los besos no pudieron hacer
-Estoy solitaria en este cuarto y no sabes las ganas que tengo de ti. ¿Me has
olvidado? Yo pienso en ti todas las noches luego de las diez, era nuestra hora
favorita.
sabor de tus labios fríos. ¡Ama mucho adorada Natalie! El mundo merece de tu
amor.
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No sé por cuánto tiempo más nos mantendremos vivas en la piel de la otra,
mientras esto dura yo te deseo. Entrégate a otras damas, borra con sus manos las
marcas que dejé en tu piel. Inténtalo mil veces, tal vez lo consigas.
Fanny.
Así decía la última carta que llegó a manos de Natalie. Luego de esto no
98
CAPÍTULO SEGUNDO
En las pocas ocasiones que les he hablado a unos cuantos sobre Fanny Blue,
esa ciudad lejana. A otros que nunca la conocí, que sólo oí hablar de ella. Me
para imaginarme toda una novela, antes de saber cómo le llamaré, ya conozco su
final.
atrevo a decir que fue en el sentido contrario, que yo haya llegado a la suya, porque
de esa manera no podría rescatarla entre estas páginas al ser uno más en su vida.
había estado buscando una novela que me interesaba. Mientras la iba hojeando,
imagen que me había hecho de ese pasillo antes de clavarle la mirada a ese libro,
¿Qué podía hacer ante esos ojos infinitos y ese cabello azul que se disputaba
la pureza del cielo? ¡Nada! Sólo acerté a agachar mi cabeza en señal de permiso y
en hacerme a un lado.
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-Pierda cuidado. Esas fueron las primeras palabras que oí de su boca, esa
voz ronca y dulce, esos labios pequeños y vibrantes, esos bucles azules que se le
Tomé por excusa otro par de libros y me puse en el salón del fondo, desde
donde a través de los cristales de la librería podía verla pasar por entre los stands
repletos de libros.
el que estaba observando. Soy fiel creyente de que los libros que una persona lee
son la mejor recomendación que uno puede tener de ella, y más si veo que disfruta
de hacerlo.
¡Yo no estaba leyendo! Levanté el libro con mis brazos estirados en un ángulo
de noventa grados, simulando que buscaba la luz de las lámparas para apreciar
mejor esas fotografías. Era un libro sobre el museo del Louvre. Pero realmente lo
que hacía era mirar por encima de éste a la muchacha azul con la que acaba de
estrellarme. Es decir, con mis ojos sobre el libro haciendo de visor, mis brazos
Decidida caminó hacia la caja, pagó por el libro de tapa roja al que no acerté
Yo como una estatua no supe qué hacer. Como saliendo de trance agarré el
primer libro que vi y me lo compré. Esto lo hice para no quedar mal, ¿luego de horas
100
Al salir, viré en todos los sentidos buscando esa cabellera azul, imposible de
¿Quién era esa chica? ¿Por qué nunca soy capaz de entablar una charla?
acercarme a los stand donde ella estaba, y como están organizados por temáticas,
uno mejor. De hecho hubiera podido decirle que me daba la impresión de que ella
sabía del tema, y sin lugar a dudas tendría tela para cortar.
libros, como si fuera un indígena que ve llegar a un extraño a las costas de su isla.
¿Qué libro era el que había comprado? Lo giré y comprobé que era una
Biblia. Lo dejé a un lado y comencé a hacer rulos sobre la servilleta con un bolígrafo,
vórtices los llamo yo. Hice uno, luego otro, no sé cuántos en total, pero al momento
de llegar el mesero con el té que le había pedido, todos ellos se me parecieron a los
ocaso, viendo nada, dejando pasar la cinta del pensamiento sin ningún control. En
esos momentos ni siquiera uno sabe lo que piensa. Tomando sorbos, recibiendo el
aroma del té verde directamente a la nariz cada vez que se acercaba el pocillo, pero
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Una paloma voló desde el suelo a la silla que quedaba vacía en mi misma
mesa. Eso me hizo volver a tierra. Al mirar frente a mí, en la otra mesa estaba
¿Desde cuándo estaba ahí? ¿En qué momento llegó? Seguro que desde
antes de que yo llegara. Ocurre que cuando me concentro en algo, pierdo de vista
ese algo en el que estoy pensando. Me ha ocurrido cientos de veces que paso horas
buscando mis lentes para iniciar a leer, cuando en realidad todo ese tiempo las he
¿Por qué? No lo puedo decir, en ese momento sólo sentía la necesidad de saber
quién era, de entablar una charla, de volver a ver sus ojos azules.
desde las más lógicas a las más absurdas. El té se me había acabado, pedí otra
Tomé la decisión de acercármele con la excusa de hablar del libro que acaba
de comprar. ¿Pero qué libro era? ¿De qué se trataba? Desde el lugar donde estaba
era imposible verle el título. ¿Y si me acercaba a una mesa más contigua a la suya
y desde ahí trataba de saber qué clase de literatura era? No, imposible, era algo
silla si todo estaba bien. No quería que sospechara de antemano que pretendía
102
-¿Disculpa, veo que lees un trabajo sobre el cubismo? Estoy por realizar un
ponerme de pie y dejar que el destino actuara. Hay veces en que el universo es
Dejé un billete sobre la mesa para pagar las tazas de té, tomé mi libro bajo
en tonos de azules, que me parecían como el pasar raudo de un día. Azul del
observaba y menos aún de que iba hacia ella. Todo iba bien, me le acercaría, la
saludaría y le preguntaría por el libro, lo demás sería cuestión de dejar que la charla
fluyera. Pero como les digo, a veces el destino se pone de bromista con los adeptos
Un estruendo.
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Por estar observando sus largas pestañas y sus manos blancas mientras
pasaban las páginas, no me percaté de una silla que estaba salida de la mesa
Fui a dar literalmente a los pies de esa muchacha, el libro voló lejos, y ella
asombrada me observaba desde arriba, con sus ojos garzos, sus rizos azules y el
Supe tiempo después, entre nuestras muchas charlas tirados en los potreros,
ahogados de risa por cualquier tontería que se nos ocurría, que ese día ella había
pensado que yo era algún militante de esas iglesias que aparecen cada semana en
de acariciar las suyas, mientras oíamos el cantar de las aves, en esas caídas de sol
Fanny tenía la facilidad de hacerme feliz tan sólo con mirarme. Bastaba de
una palabra suya para justificar una escapada de clases. Ese amor que sentí por
104
ella se fue convirtiendo en algo más grande. Hay amores que no son para ser en
este mundo, y por eso el universo los junta, para que sean cómplices de la existencia
Dolly y también tuve que escucharle sus lamentos por el amor no correspondido de
Si hay alguien que sepa de la vida de Fanny Blue, ese soy yo.
crisis por la que estaba pasando. Sufría de depresión extrema y en esos momentos,
les he contado.
los ojos, la luz de la luna se colaba por entre las cortinas. Silencio total, todos
Me acerqué para ver de qué se trataba y era Fanny Blue tirando piedras a la
ventana. Estaba montada en una motocicleta y desde la calle me hizo señas para
que bajara.
ocurriría?
-Vente, vamos.
105
-Fanny, estoy en pijama.
íbamos Fanny y yo, bajo un cielo que jamás había visto, totalmente estrellado y con
una luna enorme que iluminaba todas las calles de la ciudad que seguía durmiendo.
-¿No te parece maravilloso? ¡La noche se hizo para los poetas, por eso
tenemos que disfrutarla! Me decía ella a gritos mientras el viento cortaba sus
palabras.
altos, la mayoría deshojados, que nos llevó directo a un potrero que parecía nevado
Sin decir nada Fanny Blue besó mis labios, pero yo no pude responder a ese
106
Fanny sonrío con una serenidad tal que hasta los árboles se estremecieron.
hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajeno como el amor de otro. Me
preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que
no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que
-Es Jaime Sabines. Quise robarle un fragmento de uno de sus poemas para
ti. Me dijo.
Luego de leerlo, me acercó una hoja de papel donde lo había transcrito con
-Si algún día me recuerdas y no estoy a tu lado, vuelve a leer este poema, en
ese momento estaré sonriendo nuevamente para ti. Pero si lo que quieres es volver
a sentir mi mano junto a la tuya, así como la tenemos en este momento, ponla sobre
107
108
CAPÍTULO TERCERO
decidieron darle de alta, no sin antes hacerle a Dolly y a Elizabeth, sus dos
enfermeras oficiales, un sin fin de recomendaciones sobre los cuidados que debería
recibirla, a pesar de las constantes negativas por parte de ella a querer quedarse
en ese lugar.
-No quiero ser una molestia para nadie. Decía entre gritos y sollozos, sin
lágrimas, como cada vez que quería hacer un drama de niña consentida.
malcriada.
Fanny siempre supo que padecía una enfermedad que terminaría acabando
con ella. Desde muy niña los médicos detectaron una anomalía en su corazón y no
habían dado muy buen pronóstico ante este padecimiento. Sus principales
Fanny no tuvo en cuenta, y con los que la vida tampoco le ayudó. Golpe tras golpe
109
más y más, parecía como si al nacer hubiera tenido escrito en la frente la palabra
sufrimiento.
de las garras de otro depravado que quiso abusar de ella, decidió empezar a fumar.
-Muero por un cigarro. ¿Es verdad que tú me traerás uno amada Dolly?
de hacerla cambiar de parecer, Dolly tenía que mantenerse en esa postura. ¡Cuánto
no daba por complacerla! ¡Amaba ser su alcahueta! Tenía que dar la espalda y mirar
por la ventana para no caer en esa mirada cautivadora. Fanny sabía encantar como
-Sí, azules.
en las cuatro esquinas. Era una fanática de estarse contemplando. Un jarrón con
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flores amarillas en una mesa de centro, decenas de libros regados por todo lado.
médicos, sintió pasos en el piso superior. Se levantó descalza para no hacer ruido
mientras la demás gente dormía y subió las escaleras, apoyada de los pasamanos,
poco a la puerta del cuarto de Fanny. Acercó su oído con intención de escuchar y
sólo percibió el silencio. Al momento una brisa se coló por entre la chapa y pensó
en que tal vez una ventana se había abierto. Giró la perilla e ingresó en silencio.
Los especialistas le habían dicho que no había mucho por hacer, que el
corazón de Fanny estaba tan agotado que lo único posible para salvarla era un
trasplante de órgano. Que por lo pronto recomendaban darle una vida tranquila,
Pensó en que ese cuerpo esbelto, blanco cual el mármol más fino, en algún
profesional, dejó caer su levantadora quedando su cuerpo desnudo, bajo ese rayo
111
Dolly se acercó hasta su espalda, y besó su hombro izquierdo. Sus poros
despertaron y su vello se erizó. Sus manos rodearon su cintura firme y las mejillas
de ambas se encontraron.
-La espero.
-A la muerte.
-Conozco mucho a mi cuerpo como para saber qué es esto que siento. He
tenido pesadillas en las que caigo en un vacío infinito, tan profundo y tan hondo que
se desliza a mi alrededor.
cigarrillo y el alcohol.
Fanny giró y clavó sus ojos azules en los ojos oscuros de Dolly. Su boca tenía
un tufo a licor.
-¿Estuviste tomando?
un poco de champán dorado. Con esta palabra Fanny se refería al éxtasis que por
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-De ninguna manera, morir será una liberación. Y no quiero decir que tenga
afán por irme de este mundo, a pesar de todo he logrado sentirme feliz. Estoy
-Pero te faltan tantas cosas por hacer, eres una mujer joven, llena de talento,
momento, es lo que para mí vale de verdad. No lo que fui ni lo que pueda llegar a
ser, lo uno es pasado y lo otro una ilusión. El amor que siento por el teatro pude
realizarlo gracias a ti. Me faltaría tal vez, llegar a escribir mi propia obra para ponerla
en escena.
y comenzar a trabajar en ella. ¿Tienes alguna idea sobre qué quieres que trate?
escribo cartas y notas que al otro día destruyo. Mira, le dijo acercándose a su
llegaron un día hasta mis manos. Lo que ella dice entre esas líneas son la mejor
113
poesía que haya leído jamás, sumado a su hermosa caligrafía, son misivas que tal
como susurrándole a su mano lo que debía transcribir. Movía sus dedos de una
forma tan natural, su trazo era tal libre que volaba sobre el papel. Cuántas veces no
-En dos noches saldrá Venus junto a la luna. Daría todo por estar afuera y
poderla contemplar.
Luego de haber fumado más de tres cajetillas diarias de cigarrillos, por más
-Te lo prometo.
poco acercándose a Fanny, mientras enredaba sus dedos entre los bucles de su
azulado cabello.
Cayeron juntas sobre la cama, cada una con la mirada perdida en los ojos de
la otra. Sus cuerpos se cerraron como lo hace una ostra al ser acariciada por una
114
ola intensa, mientras por la ventana la luna se fue acercando curiosa, por ver cómo
Los días fueron pasando, y el cuerpo de Fanny se iba debilitando cada vez
más. Ninguna de las personas que acudían a visitarla se atrevía a comentar sobre
hermosos ojos azules estaban remarcados por sendas ojeras, se había adelgazado
metía en la cama que previamente era perfumada, y dedicaba sus días a devorar
Pero un domingo, Elizabeth que iba todos los días a visitarla, notó algo
ayuda para elegir su mejor traje. De entre los tantos que le había obsequiado Dolly,
Se aplicó un perfume que muy pocas veces usaba. Era lo único que
conservaba de su madre.
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Las personas que estaban en el piso inferior en el café del Teatro T, miraban
a todo lado en búsqueda del origen de aquel aroma que les despertaba el alma. La
flor de la que emanaba esa fragancia estaba en el piso superior, calzándose las
zapatillas.
-Sí.
-¿Con quién irás acompañada? Recuerda que no puedes andar sola por las
calles.
Todos quedaron estáticos al ver a esa mujer vestida de azul, simulando una
princesa salida de un cuento de hadas, que iba descendiendo por las escaleras.
Fanny esperó a que el Teatro T cerrara sus puertas, todos se retiraran a dormir, y
ella quedara en solitario para salir, sigilosa cual gata buscando el amor por los
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El Sauce que estaba sembrado en medio de aquel lugar, se movía de un lado
estrellas. Fanny sonrió al verlas y recordó que para ella el cielo de noche, es un
telón negro que cada atardecer dios estira sobre el firmamento. Cada estrella es un
agujero que le hace mientras él fuma y juega a quemar la oscura tela, por la que se
cuela la luz del sol que sigue brillando al otro lado de esa enorme bambalina.
Acercó una silla que estaba en una esquina, tomó asiento, prendió un cigarro,
batió la copa de güisqui para que los hielos sonaran, y se dedicó a contemplar a la
¿De qué hablaron ese par de estrellas? No sabría decírselos. Fanny bañada
asemejaba a los antiguos poetas que en las noches estrelladas le hablaban al mar
Movía sus labios y brindaba con su copa en alto. En algún momento agachó
su cabeza y dejó que una lágrima cayera por su tersa mejilla. En esa misma se
el nocturno poema del poeta suicida, llamó por su nombre a la estrella, designio que
no debe nombrarse.
117
Con la respiración acelerada y el pulso muy lento. Cayó desmayada en medio
de volar. Hay seres que debieron haber nacido con alas y Fanny era uno de ellos.
Cargada de celos al ver la belleza de aquella mujer, el lucero del alba mandó todo
cristales rotos que venía directamente del patio. Tomó su levantadora, y salió a ver
118
CAPÍTULO CUARTO
se mostraba altiva y alegre cuando subía hasta su alcoba a visitarla, aunque dentro
parar los más suculentos platos, libros y cuanto antojo se le cruzara a la niña
consentida de la casa.
hacerlo si sabía que sus días estaban contados. Las funciones no debían parar,
Pero hay un hecho curioso que quiero exaltar en este momento, y del que fui
testigo en primera fila. Desde que Fanny llegó a poner un pie el Teatro T la taquilla
siempre estaba llena. Cuando retornó luego del incidente de la noche de las
máscaras, la cola de asistentes a las funciones del teatro daba la vuelta a la casa.
Y quiero hacer una aserción que se pude reafirmar por los comentarios de algunos
de los asistentes. La gran mayoría, sino es que todas las personas, concurrían al
Teatro T con la intención de ver, así sea por un momento, a Fanny Blue.
119
Caballeros que habían quedado deslumbrados con su piel blanquecina y sus
naturalmente rizadas y sus ojos azules infinitos, y una gran mayoría que la deseó
en secreto.
la media noche sentía saltitos que iban de una esquina a otra, y el murmullo de
curiosidad, subió para observarla por la rendija de la puerta. Fanny era una
Giraba en una sola pierna mientras con la otra doblada se asemejaba a los
flamencos estáticos en la laguna. Abría sus brazos y con las manos extendidas,
En esos momentos Dolly era feliz, por verla feliz. Pero una nube de tragedia
ocasiones. De llegar a escribir una obra de teatro que estuviera basada en su vida.
Dolly estaba convencida de que sería una trama interesante, una composición
entramada como ella misma la definía. La gente asistiría encantada a ver a Fanny
en las tablas, haciendo una actuación del acto que fue su existencia.
Pero de igual manera sabía que ella nunca lo haría, estaba en un estado de
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sentarse a escribir ese libreto. Por esta razón Dolly se puso manos a la obra, y
tecleando en una vieja Brother 1350, noche tras noche comenzó a organizar
diálogos y escenas, basados en las charlas que había tenido con el personaje
principal.
si era verdad, pero con el amor en cada tecleada, hizo párrafos extensos donde el
destino juguetón se mezclaba con los labios intensos de la dama de cabello azul.
Nada era definitivo, todo era incierto, borraba palabras, las cambiaba por otras,
cambiaría por nada del mundo era el hombre de la obra: Fanny Blue, historia de
Así se llamaría.
intencional. No sintió cuando ella bajó por las escaleras, ni cuando se abrió el portón
debía hacer un trabajo extremo para poder bombear la sangre a todo su organismo.
Era una tarea que lo estaba debilitando, y su esfuerzo se notaba en el color cada
vez más pálido de la piel de Fanny, en los surcos de sus manos y en sus ojeras
azules oscuras, que asemejaban golpes que había recibido en cada ojo. Muchas
121
veces se desmayó luego de un ataque desesperado por no poder respirar, en más
miedo.
que con una buena taza de té caliente y un poco de descanso estaría mejor.
-Cada vez me siento más plena, querida Dolly, en poco estaré totalmente
Era triste ver ese falso entusiasmo con el que Fanny hablaba, ella más que
obras que los mismos actores tuvieron que dirigir. Es más, ni siquiera se percataba
de las ganancias que estaba dejando la taquilla, actividad que asumió la señora
Berta, cocinera de confianza que la había acompañado desde que se montó la sala.
Ella tenía un afán que le absorbía todo su tiempo, se olvidaba en muchas ocasiones
Necesitaba acabar el libreto para que Fanny pudiera leerlo y lo viera montado
en las tablas. No existía nada más para Dolly. Sus dedos estaban magullados y
habían empezado a sangrar, días enteros tecleando, presa del cansancio, habían
campo cubierto por bolas de papel, montañas enteras que casi llegaban a tocar la
altura de los cuadros, una de las ventanas ya se encontraba totalmente tapada, por
donde entre los espacios de los puños de papel se filtraba los rayos del sol que le
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anunciaban que ya había amanecido. Otra noche que no dormía por amanecer
Únicamente hacía pausas para subir a ver cómo se encontraba Fanny y si de paso
necesitaba algo. Ejercicio que le servía para estirar sus piernas y respirar un poco.
Cómo conoció Dolly a Fanny al intentar atrapar su vida entre esas páginas.
Labor que le arrancaba pedazos del alma. Los que escribimos comprendemos que
desaparecer en el intento. De igual manera ocurría con Fanny, era como la mariposa
en bandolera que saltaba de flor en flor despistando a la Dolly que quería atraparla
con su redecilla.
¿A quién amaba Fanny Blue? Al llegar a este capítulo, Dolly vaciló. Pensó en
¿Amaba a Elizabeth?
Se retiró del escritorio y prendió un cigarro. Se puso a fumar. Tarea que hacía
muy rara vez, y que había dejado ya hacía un par de años. Miró por la ventana y
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apreció a la Venus que despuntaba su luz divina junto a la luna. Pensó en Fanny y
el suelo. El ruido venía desde la ventana que daba al patio trasero de la casona. Se
colocó su levantadora y salió, eran casi las cuatro de la madrugada. Encendió las
luces del corredor y miró sorprendida que la puerta estaba abierta. ¿Quién había
copa rota con el güisqui aún derramándose y junto a ella el cuerpo inconsciente de
Dolly recordó el comentario que le había hecho días antes, sobre la aparición
Recién despuntado el día llegó el doctor que fue llamado por la señora Berta.
esa madrugada causó que sus bronquios se inflamaran a causa de la infección que
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-Señorita Dolly, ¿puede acompañarme un momento por favor?
-Claro que sí. Le dijo, y salieron de la alcoba camino del corredor superior.
-¿A qué se refiere? Preguntó Dolly, mientras retorcía los dedos de sus
manos.
-Lo más seguro es que sufra un ataque cardiaco del que no pueda sobrevivir.
sea casi nula, lo que a su vez lleva a que el corazón tenga que hacer un sobre
esfuerzo para bombear sangre oxigenada a todos sus órganos. Al tener un corazón
tan débil a causa del síndrome del corazón partido que padece, no soportará por
mucho tiempo.
-Lo único que podemos hacer es esperar. Suministrar dosis mucho más
fuertes de antibióticos, ponerle un catéter por la vena yugular para suministrarle los
ayudarla a respirar. Las cartas le fueron dadas y ella se jugó su último as.
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Dolly regresó al cuarto, y pidió que adecuaran el espacio y que consiguieran
era avalarle para que lo hiciera, prohibirle algo era pretender detener una avalancha.
nervios, las empleadas tuvieron que ofrecerle aromáticas y unos calmantes para
nosotros dejamos de ser nosotros y nos vamos con él. Así se sentía Elizabeth,
desde ese momento no era ella misma, era en una nube ligera en una pesadilla de
-¡La señorita Fanny acaba de despertar! Gritó uno de los meseros desde el
Ingresaron juntas al cuarto, y vieron que en medio de todas las personas que
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Débilmente hizo brillar el azul de su mirada y dejó que de sus labios se
-Me siento la reina madre con todos ustedes a mi alrededor. Dijo Fanny, pero
-Por favor, retírense todos, queremos estar a solas con Fanny. Pidió Dolly.
-Querida Dolly, todo vale la pena por ver a esa Venus. La muerte está
justificada después de haberla escuchado. Fue como hacer el amor con todas las
-Me siento como con las alas cortadas, esta manguera me parece una
en que volveré a ser libre y andaré por todos los lugares donde siempre he amado
estar.
-Eso va a pasar, serás libre y estarás con todos los que te queremos.
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-Sí, seré libre en el momento en que muera. Sentenció Fanny Blue.
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CAPÍTULO QUINTO
El hada de azúcar
una luz débil iluminaba su torso cada vez que esta giraba en sus pasos detenidos
en el aire. De repente se encendían las luces del teatro y Elizabeth comprobaba que
se encontraba sola, apreciando la obra desde la platea. Lo curioso del sueño era
ovaciones del público, los gritos y los aplausos. Se ponía de pie y giraba buscando
a la gente que alborotaba el recinto, pero en ese momento todo volvía a ponerse en
silencio. La bailarina comenzó a descender del escenario, por las gradas frontales,
iba con la cabeza agachada, pero Elizabeth estaba completamente segura que era
Fanny.
La llamó dos o tres veces, intentando acercarse a ella, pero cada vez que
daba un paso para poder tomarla entre los brazos, Fanny bailaba y se iba alejando.
oscuridad del escenario que continuaba en tinieblas, hasta que la perdió totalmente
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-Ocurrió algo grave con Fanny, ven pronto. Fue lo único que le dijo Dolly y
colgó.
Se retiró a tomar el café con Dolly y escuchó atenta lo que había pasado,
mientras relacionaba cada detalle con el sueño que tuvo. Efectivamente la bailarina
Cuando el mesero les informó, desde el piso superior, que había despertado.
Elizabeth fue la primera de las dos en retirarse de la mesa y subir las escaleras. Al
momento la alcanzó Dolly. Al ingresar notó que Fanny intentaba abrir los ojos. Tomó
de su mano y acarició esa piel aterciopelada por la nieve que se estaba derritiendo.
presencia de la otra. Sabían que cada cual tenía cosas que decirle. La contemplaron
máscara de oxígeno.
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-Soy una mujer agradecida con el universo por haberte conocido, amada
-No digas nada, respira profundo y cálmate, todo estará bien, te vas a
recuperar.
regreso. Deja que hable para sacar todo lo que tengo en el pecho, va a ser lo último
solitarias que acertamos a estar juntas. Pese a mi incansable sed de amar, fuiste
se negaba a hacerlo, pero sabía que sería la última vez que lo haría.
-En la mesa que está junto a la ventana hay un par de cartas para ti. Por favor
llévalas.
una mancha de roja se dibujó en ella. Trató de disimular ocultándola bajo las
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Sus pulmones no soportaron la infección, su descuido desencadenó una
serie de procesos que causaron que sus bronquios comenzaran a estallarse. Los
conocimiento. De esto pude ser testigo porque ella misma me lo dijo. Pero la vida
se había portado de una manera tan fuerte con ella, se había empecinado en
¿Fanny llegó a amar? Lo hizo siempre, a sangre fría y sin temor de nada. Su
amante, deseada por todos. En su listado rebasaba en gran número las damas,
sobre todo intelectuales y que tenían alguna afición por el arte. No había labios que
se resistieran a las caderas cadenciosas de Fanny Blue. No podría afirmar cuál fue
el número de amores que pasó por su corta vida, ni mucho menos el de sus amantes
-He hecho el amor con todos mis libros. Me aseguró un día, cuando le
Con esa afirmación, que no me dejaba duda de nada, comprendí que Fanny
era un ser que iba mucho más de la simple forma de lo humano. Detrás de espíritu
dolorido por los golpes del destino, brillaba una flama que irradiaba todo lo que
tocaba. Superó el dolor y prefirió la vida, aunque con la suya haya hecho lo indebido.
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Quiso encontrarse, porque sentía haberse perdido. Por eso probó de todo, y
quiso experimentar desde lo más bajos sentimientos hasta los más sublimes. Nunca
-Yo soy en este momento, pasado que me colocó en este sitio, futuro que yo
defino y presente donde me corrijo. De esta clase eran sus frases en los bares
Me han preguntado muchas veces, por qué decidí escribir una novela donde
cuento la existencia de Fanny Blue. Espero con estas palabras responder a todos:
estoy. La diferencia con sus demás amantes, es que yo decidí hacerme a un lado,
para ser un testigo mudo de su vida que me maravillaba. Preferí dejar el pergamino
Todos terminaban a los pies de Fanny una vez la conocían. Bastaba con una
bajo su encanto.
-El matrimonio es una sentencia a la que le tengo pavor. Decía Fanny cada
vez que alguien le preguntaba por las incesantes propuestas de boda que recibía.
En las noches Doble B se volaba de su casa, para luego de trepar el árbol que
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estaba junto a la casa de Fanny, sentarse al filo de su ventana a oír los poemas que
Cuando Doble B cumplió los veinte años, salió a cenar con Fanny y ahí le
Cinco años después ella lloraba a su adorado compañero. Una cincelada más
-Fanny se está apagando. Ven urgente. Me dijo al otro lado del auricular.
llamada, estaba ojeando las cartas que Fanny me había regalado. A la par trataba
de organizarlas de una manera cronológica, entre las que iba insertando las que me
Leerlas es más adictivo que la más fuerte de las drogas. Es un placer para el
alma, un gusto que se da el corazón y una caricia de sus suaves manos para el
amor.
sonaba el hada de azúcar, y comprendí de antemano que Fanny estaba muy mal.
No era posible que ella deseara oír su melodía favorita, estando postrada y sin poder
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dar los giros locos que le causaba el éxtasis de esos oboes y esos tímpanis.
Efectivamente al ingresar, la vi lejana, como metida tras una espesa niebla que no
No respondió. Movió sus ojos en busca de los míos y sonrío muy lentamente.
Nos miramos por un buen momento, no sabría decir por cuanto tiempo, si fueron
y yo que la conocía tanto, tuve que aceptar con el dolor destrozándome el corazón,
tomarte mil fotografías. Apenas te levantes de esa cama cuadraremos todo el viaje.
Fanny negó con su cabeza y cerró sus ojos. Una lágrima pintada de negro
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-No hay nada que hacer. Dijo Dolly aún con el cigarrillo en los labios, botando
el humo al techo.
funciones para ese día habían sido canceladas, y la gente que acostumbraba a
asistir a la sala, se había comenzado a preocupar por lo que estaba pasando dentro
de la casona.
Ahora que vuelvo a contemplarlas puedo asegurar que Fanny era un tahúr
de las letras, jugaba con las palabras de tal manera que decía lo que quería con
Al salir sentí un vacío en el centro del pecho, como si algo me faltara, como
Tratamientos que duraban meses y parecían dar resultado, pero siempre terminaba
para su apego a los opioides, se sumó a la larga lista de drogas a las que era adicta,
los somníferos.
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Cuántas veces no la encontré aún perdida entre los sueños, tratando de
vestirse para asistir a los ensayos del teatro T. Sobre todas las drogas que usaba
para escapar de la realidad tenía una que era su favorita, la literatura. Era una
increíblemente maravilloso verla tirada en el diván, bajo la luz del ventanal, pasando
las hojas una tras de otra, como si sólo diera una mirada, leyendo todo lo que en
ellas había.
el corazón. Hubo muchos pasajes de su vida que no los confesó a nadie, tal vez
temía llegar a revivirlos. Lo poco que pude extraer de ella es lo que he intentado
Esta novela no es más que un leve homenaje que intento hacerle a esa mujer
que un día conocí, y me mostró la libertad con que ama un corazón puro. Hay veces
vivió así.
impotencia que me daba al ver que su alma a cada segundo se estaba marchando
de nuestro lado.
Temía que me llegaran con la noticia que no quería escuchar. Por eso
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El reloj marcaba los minutos muy lentamente, rogué en ese momento porque
el tiempo se detuviera. ¿Cuál era el afán de querer llegar a ese momento final?
Me excusará el lector por tener que dejarlo hasta esta parte del relato. El
FIN
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