Ana Maria Goetschel, Los Debates Sobre La Pena de Muerte, Ecuador 1857-1878
Ana Maria Goetschel, Los Debates Sobre La Pena de Muerte, Ecuador 1857-1878
Ana Maria Goetschel, Los Debates Sobre La Pena de Muerte, Ecuador 1857-1878
Ecuador
La pena de muerte como máximo castigo fue aplicado en el Ecuador como en los demás
países latinoamericanos desde la época colonial. Durante la República el primer Código Penal
ecuatoriano (1837) establece 19 casos para la aplicación de la pena de muerte. En 1850 el liberal
Pedro Carbo presentó una propuesta de proyecto de abolición de la pena de muerte para los delitos
políticos la misma que fue aprobada. Esta posición también fue asumida por las Convenciones de
1852 y 1861 hasta que el presidente García Moreno volvió a restablecerla en su famosa Carta
Negra. En 1878 la Asamblea Nacional introdujo la abolición de la pena de muerte para los delitos
políticos y crímenes comunes exceptuando los delitos militares y el asesinato al padre y a la madre,
considerados crímenes atroces. Con el advenimiento de la Revolución Liberal, se consagró la
inviolabilidad de la vida en la Carta Política de 1906, quedando abolida la pena capital para todos los
casos. En cuanto a la forma de aplicación, en 1837 se menciona la ejecución por garrote, pero
también se establece que hasta que se adopte este dispositivo, los reos serían pasados por las
armas.
Hacia l857, esto es plena época pregarciana, las discusiones sobre la pena de muerte fueron
reactivadas en Ecuador en torno al ajusticiamiento de un indígena y el suicidio, un mes más tarde, de
la mujer que alegó a su favor, mostrándose partidaria de la abolición de la pena de muerte. Aunque
en el caso de las mujeres no se conocen de ejecuciones públicas, la sociedad aplicaba para ellas
mecanismos de coerción y sanción moral que conducían a la muerte. La ponencia tiene por objeto
recuperar el debate sobre la abolición de la pena de muerte durante los años 1857-1878 bajo la
figura de la pena de muerte pero también de la “muerte moral” aplicada para las mujeres que
delinquían y transgredían el orden establecido.
1
Así relata el ajusticimíento G.h. Mata (1968:190—191) Dolores Veintimilla asesinada.
ICOPA 2016 Quito,
Ecuador
“No es sobre la tumba de un grande, no sobre la de un poderoso, no sobre la de un aristócrata, que derramo mis
lágrimas ¡No! Las vierto sobre la de un hombre, sobre la de un esposo, sobre la de un padre de cinco hijos, que no
tenía para estos más patrimonio que el trabajo de sus brazos.”
garantiza la inviolabilidad de la vida, sino la impunidad de los grandes criminales, puesto que el
sistema penitenciario no existe entre nosotros”.
La relación entre el discurso sobre la delincuencia y sectores sociales también aparece en
esta discusión. Mientras los liberales tienen un planteamiento más “positivista” ya que aducen que “la
pena capital recae siempre sobre la porción ignorante, pobre y miserable de la sociedad a la que no
ha llegado la acción benéfica que aquella debía haberla extendido para mejorar su situación....
instruyéndole y educándole” (f.93), los conservacionistas opinan que ‘la pena de muerte es necesaria
para contener a las clases ignorantes de la sociedad que no lo hacen sino por el temor de la pena, a
diferencia de los hombres educados y de moralidad, quienes se contienen más bien por temor a la
opinión pública y a los dictados de su conciencia” (f 89b).
¿Quién tenía razón en ese debate? O mejor dicho, cómo conviven y se enfrentan estas
posiciones en un contexto y un tiempo determinados? Como vemos hay dos perspectivas distintas
que definen proyectos políticos diversos, al mismo tiempo asistimos a un proceso de formación del
Estado que se hace más o menos necesaria la utilización del recurso de la pena de muerte. Es difícil
saber si el Estado de entonces se encontraba lo suficientemente extendido como para mantener
vigilancia permanente sobre la sociedad y sobre los llamados sectores delincuenciales siendo, y si
era “necesaria” o no la pena de muerte para el desarrollo de la razón de Estado. Al mismo tiempo el
cambio de un sistema de castigos a otro basado en el “control y la rehabilitación del delincuente”
contribuía a un desarrollo mayor de los aparatos del Estado. Con la abolición de la pena de muerte
se contribuía a generar la imagen de un Estado civilizado, no violento. Mirando desde una
perspectiva histórica contemporánea se estaba dando paso a un tipo de dominación diversa, donde
el Estado pretendía resguardar o proteger al individuo y a la sociedad como política de orden público
y de control.
En cuanto a la aplicación de la pena de muerte en las mujeres no he encontrado información
hasta el momento, salvo en la época colonial, cuando fueron ajusticiadas varias mujeres indígenas
en los levantamientos indígenas y la ejecución de Rosa Zárate junto a Nicolás de la Peña en el
proceso independentista. Sin embargo, si existieron mecanismos relacionados con el encierro y la
“muerte moral”, así como ejecuciones simbólicas como la practicada, en una época muy posterior
contra Zolia Ugarte de Landivar.