Tesis 1 - Escritura y Tradicion PDF
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Tesis 1 - Escritura y Tradicion PDF
A. Concilio de Trento
Hay tres elementos que parecen destacar del texto del decreto:
- La idea de continuidad entre Escritura e Iglesia, tanto en el orden
histórico como en el teológico, encuentra en Cristo su centro mismo. Por
Evangelio, los padres conciliares, intentan entender el evento de Cristo que no
se identifica sólo con los textos escritos. El concilio logra conectar lo que Lutero
había desunido, Escritura y Tradición, pero sin identificar como fuente de la
revelación a ninguna de las dos, sino sólo el Evangelio, el evento Cristo1.
1
Cfr REyC, pp. 118-119.
- La mediación de la persona Cristo, que nos ha venido a traer la
revelación cristiana, contenida en dos instancias (la Escritura y las tradiciones)
que son reconocidas por igual, rechazando el término Sola Scriptura. Se le da
un carácter dinámico a la tradición, " que nos ha llegado de mano en mano" y se
asegura el papel del magisterio como garante de la correcta interpretación de la
entera Tradición.
- La normatividad por la reconquistada unicidad entre Escritura y
Tradición y en fuerza de su mutua relación con la Revelación, que le permite a
esta última de reproponerse como norma vinculante y de discernimiento para la
fe auténtica, con base en la doble mediación histórica mencionada2.
2
Cfr REyC, pp. 119-120.
2
Se reconoce la absoluta dignidad y valor de la Escritura, ya qué es
querida por Cristo el Señor, para producir una especial gracia en los lectores
pero a su vez por su carácter público, su permanente solidez y certeza, su
facilidad de verificación y referencia indisputable3. Si la Tradición le permitió a
la Iglesia conservar el depósito en su totalidad, la Escritura ayudó a conservarlo
en su pureza.
Así, concluyendo, Escritura y Tradición aparecen no opuestas sino
implicándose mutuamente y contribuyendo a sostenerse. La Escritura nos habla
de que la interpretación de la revelación ha sido exacta; la Tradición accesible
en sus "monumentos", garantiza la autenticidad de nuestra lectura de la
Escritura. Por tanto, entre ambas es preciso un diálogo continuo. Ambas tienen
el mismo Autor soberano, el Espíritu Santo, y ambas existen en y para el pueblo
de Dios4.
La interpretación de la Sagrada Escritura compete sólo a la Iglesia
católica:
«Decreta que nadie apoyado en su prudencia, sea osado a interpretar
la Escritura Sagrada, en materia de fe y costumbres, que pertenecen a la
edificación de la doctrina cristiana, retorciendo la misma Sagrada
Escritura al propio sentir, contra aquel sentido que sostuvo y sostiene la
santa madre Iglesia , a quien atañe juzgar del verdadero sentido e
interpretación de las Escrituras Santas, o también contra el unánime
sentir de los Padres (DH 1507)»
B. Vat. II
3
Cfr Tyt, pp. 287-293.
4
Cfr Tyt, pp. 293-295.
3
1. Los Apóstoles y sus sucesores mensajeros del Evangelio.
Dios dispone la transmisión de toda la Revelación, para que se realizase
así su diseño de salvación universal. Tal disposición divina está conectada al
mandato dado por Cristo a los Apóstoles de anunciar a todos el Evangelio. Los
Apóstoles cumplieron aquel mandato, ya mediante la predicación no escrita, ya
mediante la predicación escrita; que también se llaman respectivamente,
Tradición y Escritura. Los Apóstoles confiaron una y otra a sus propios
sucesores, para que el Evangelio por ellos anunciado permaneciese vivo e
inalterado en la Iglesia.
5
Cfr DCVIITR, p. 240-241.
4
todo el Evangelio, es más, es la misma manera que Dios empleo cuando estuvo
Encarnado entre nosotros a través de un contacto directo de persona a persona.
Los apóstoles recogieron los múltiples testimonios experimentados en la
relación y convivencia con Cristo, de su viva voz, de sus ejemplos, y de su estar
con él. Esto lo trasmiten en modo análogo, con la predicación oral, con los
ejemplos y con las instituciones. Y van más allá, pues no sólo repiten lo que
Jesús les había enseñado, sino que, iluminados por las sugerencias del Espíritu
Santo lo explican y lo desarrollan, todo conforme a las intenciones de Cristo.
Existe una acentuación nueva respecto a lo definido en Trento y en el
Vaticano I, en cuanto al objeto trasmitido y al modo de trasmitirlo. Antes se
hablaba de tradiciones no escritas recibidas de los mismos labios de Jesús o
trasmitida por los apóstoles bajo dictado riguroso del Espíritu Santo. En cambio,
en el Vaticano II, se habla de predicación apostólica no sólo hecha de palabras,
sino de realidades, tanto en su contenido como en su transmisión. Así se le
llama predicación no escrita, que es diversa de la meramente oral.
Pero el Evangelio predicado por los apóstoles nos lo trasmitieron también
en forma escrita, para que se volviese columna y fundamento de nuestra fe. La
predicación escrita es por su misma naturaleza verbal y fruto de la predicación
no escrita, pues los libros sagrados no han tenido la intención de crear algo
nuevo, sino de conservar fielmente lo que los apóstoles habían trasmitido
personalmente a través de la fe en la vida de las comunidades fundadas por
ellos.
Existe, por lo tanto, una ventaja de la predicación escrita sobre la no
escrita, pues la primera está estrechamente conectada con la Revelación a través
del carisma de la inspiración, y permanece Palabra de Dios independientemente
de la persona que la escribe. Sin embargo, la predicación escrita no se identifica
con la Revelación, es sólo su representación en forma de documento escrito.
Tampoco los autores sagrados se identifican con los apóstoles, aunque
hay de entre ellos, pero también de fuera de su grupo, que sin embargo han
recibido una influencia directa de parte de los apóstoles. Todos, inspirados por
el Espíritu Santo, han escrito lo que Dios ha revelado en orden a la salvación.
Por tanto, “inspirado” quiere decir inmune al error en materia de salvación y por
consiguiente no enjuiciables por criterios humanos. Los escritos no son ni
ocasionales ni transitorios, sino son realmente queridos por Dios y están
destinados a durar para siempre. Además, aunque no nacieron de inspiración
comunitaria, si son nacidos en ambiente eclesial, son escritos en la Iglesia y para
la Iglesia. Son, entonces, elementos esenciales de la misma6.
6
Cfr DCVIITR, pp. 242-246.
5
2. La Sagrada Tradición
7
Cfr DCVIITR, p. 251.
8
Cfr DCVIITR, pp. 250,251.
9
Cfr DCVIITR, pp. 252-253.
6
Iglesia, lo que se logra a través de la Tradición, no para sustituirla sino para
vivificarla.
7
que se han expresado, y se les llama Padres porque son, en el crecimiento de la
Iglesia, lo mismo que los Apóstoles fueron para su nacimiento13.
8
idéntico objetivo final que es la transmisión de la Revelación, aunque
ciertamente, lo alcanzan con diferentes modalidades.
18
Cfr DCVIITR, pp. 270-271.
19
Cfr DCVIITR, p. 271.
20
Cfr DCVIITR, p. 272.
9
Y en cuanto a la coincidencia de contenido, teóricamente puede
entenderse en dos modos: o mediante una estrecha concordancia, por la cuál,
nada sería trasmitido de la Tradición si no estuviese ya escrito en la Escritura. O
bien, por una simple no oposición, esto es no necesariamente todo el testimonio
de la Tradición encuentra comprobación en el de la Escritura. En el primer caso,
toda la Revelación al menos en su raíz, estaría incluida en la Escritura. En el
segundo, ciertas verdades reveladas serían trasmitidas únicamente de la
Tradición. Esto fue propuesto por la comisión preparatoria y fue sostenida por
no pocos padres conciliares. Se entiende con ello una mayor amplitud de la
Tradición respecto de la Escritura, sin mencionar ninguna separación entre
ellas21.
1. La Tradición en Jesús
Jesús no condena el principio de tradición de los maestros judíos, sino los
graves abusos que llevan a cabo al oscurecer con las tradiciones humanas, el
mandamiento divino sobre todo el del Amor a Dios y al Prójimo. (Mt 15,1-9;
Mc 7,1-13). Jesús invita a la verdadera Tradición, esto es a trasmitir
verdaderamente la Revelación de Dios no reglamentos humanos.
2. San Pablo y la Tradición.
Por acciones que equivalían a la transmisión, recepción y subsiguiente
conservación, San Pablo deliberadamente formuló la ley por la cuál las
comunidades cristianas fueron organizadas bajo su ministerio apostólico. De tal
forma que nosotros podemos considerar a San Pablo como el "teólogo de la
Tradición". Vemos como sus Epístolas fueron escritas antes que el primero de
los evangelios, y como tienen siempre el vocabulario propio de la tradición
judaíca. San Pablo hace, de los actos de trasmisión (paradidónai), y recepción
(paralambánein), así como de conservación (katéjein) y posesión (kratein), la
ley del régimen de fe por el cuál las comunidades pueden ser construídas.
El contenido de esta "tradición" se considera compuesto de dos grupos de
objetos: por una parte hay un sustancial mensaje de fe, que debe ser recibido
como Palabra de Dios (1Tes 2,13; 1Cor 15,1-11; Gal 1,11-12; Col 2,6-8) y que
está básicamente centrado en la muerte y resurrección de Cristo y es presentado
al centro de la historia de salvación, cuyo significado, sin embargo, sólo puede
ser conocido por revelación del Espíritu Santo (2Cor 3,12-18; 1Cor 12,3)22.
21
Cfr DCVIITR, pp. 272-273.
22
Cfr Tyt, pp. 8-10.
10
Junto a este mensaje central, San Pablo trasmite a las comunidades, reglas
concernientes a su disciplina interna o comportamiento cristiano (parainesis,
1Tes 4,1.15; 2Tes 2,15; 3,6; 1Cor 7,12.40; 11,2.23-25). Dentro de estas
instrucciones trasmitidas había aquellas provenientes de Cristo mismo, (1Tes
4,1.15).
No se pueden separar indiscriminadamente la Tradición de la fe pascual
de la Tradición de las reglas apostólicas de conducta, pues ambas construyen a
la comunidad y edifican las relaciones de los fieles con Dios en Cristo.
De acuerdo al genio del AT, en el cuál basa la modalidad de tradición que
nos trasmite, ésta está salpicada de directivas de comportamiento, en conjunto
con las formulaciones de fe. Sin embargo, no las considera de igual peso, sino
que pone en primer lugar los eventos y doctrinas de Cristo, los objetivos del
kerygma tienen un carácter absoluto e inmutable (1Cor 3,10; Gal 1,6ss), que no
poseen las otras directrices, aunque también estén inspiradas por el Espíritu
Santo y hasta se podrían ver, en un cierto sentido, como modificables, de
acuerdo a la situación y necesidades de la Iglesia.
23
Cfr TSM, pp. 5-12.
11
4. El Depósito de la Tradición
24
Cfr TSM, pp. 23-32.
12
modificaciones podrían haber sido hechas ya se había cerrado desde la muerte
del último de los apóstoles.
Esto no significa que el Espíritu Santo cese de actuar y explicar, en el
curso de la historia, el significado del inagotable tesoro del depósito de la fe. El
depósito de la fe es confiada a la Iglesia que vive históricamente la historia de la
salvación. Y esto permite una especie de actividad de "midrash" o
"actualización", siempre en el sentido de traerlo hacía su mejor comprensión.
25
Cfr Tyt, pp. 24-26.
13
Aunque se reconocía a la Escritura como regla suprema, nunca fue
considerada suficiente, sino que es necesario leer la Escritura dentro de la
Tradición de la Iglesia. Esta, no viene considerada como algo estático y
obsoleto, sino mantenida vivo gracias al Espíritu que habita
ininterrumpidamente a la Iglesia, como pueblo de Dios con sus Obíspos y
Presbíteros al frente, en la sucesión apostólica26.
14
7. Tradición y tradiciones en Trento
Es una convicción de la Iglesia reunida en Trento que el Espíritu Santo
permanece con Ella y la anima con su "inspiración", en los trabajos y más
decisivos actos de su vida. Sin embargo, los padres conciliares han fallado al
hacer la distinción entre tradiciones y Tradición, estableciendo más bien, la
autoridad de las primeras, garantizada por la segunda cuyo principio es el
Espíritu Santo, que actúa ya desde el tiempo de los profetas y ha continuado en
la Iglesia con los apóstoles, pero sin hablar de su duración e historia, sino sobre
todo, de su autoridad. Y se cuestionan ¿quién tiene mayor autoridad, Escritura o
Tradición?. Y se responden, existe una sola autoridad bajo dos formas: aquella
de los apóstoles y aquella del E.S. autor de ambas31.
El Concilio de Trento en el texto del decreto sobre los libros sagrados y la
recepción de las tradiciones (DS 1501), no habla de otra cosa sino, de la
aplicación de la asistencia del Espíritu Santo a la conservación y autoridad de
las tradiciónes apostólicas.
El Card. Cervini resume, al final de la congregación del 18 de Febrero de
1546, los tres principios de nuestra fe: la revelación de Dios en el A.T.; la
revelación de Jesucristo, parte escrita y parte inscrita en los corazones de los
creyentes (tradiciónes); el Espíritu Santo, que guía a los hombres hacia la
verdad, cuya influencia se extiende igualmente hacía lo escrito, como hacía lo
grabado en los corazones. Así, la concepción teológica que se posee es aquella
sacramental o mistérica de los Padres y de la teología medieval, que ve a la
Iglesia como un todo, contra la idea individualística y asociacionística de los
reformadores32.
31
Cfr Tyt, pp. 169.
32
Cfr Tyt, pp. 171-172.
33
Cfr Tyt, p. 237.
15
La Revelación o doctrina salutaris, Dios quiere que sea llevada a todos
los hombres a partir de un grupo de testigos para los que, únicamente, ha
existido una revelación directa; y para que todos sean beneficiados de dicha
revelación, deben recibir su mensaje y entrar en la fe, para formar un pueblo
espiritual, es decir la Iglesia, y no todos al unísono, sino a través de una larga
sucesión de generaciones.
El sujeto de la Tradición
Aquí entenderemos por Tradición en su sentido objetivo y total como el
contenido que ha sido entregado y trasmitido para que podamos vivir de
acuerdo a la Alianza, que se puede resumir en el Evangelio. A un primer nivel,
los sujetos de la Tradición son los profetas, Jesucristo y los apóstoles. Al nivel
de la transmisión el sujeto es la Ecclesia. En ambos niveles el Espíritu Santo es
el último sujeto responsable de la Tradición34.
Desde la época apostólica se tiene la convicción de una acción de
"inspiración" sobre todos los cristianos y hombres de Iglesia de parte del
Espíritu Santo y no sólo esto sino, que habita permanentemente en la Iglesia y
trabaja a favor suyo, sobre todo en las decisiones más importantes de su vida
(Trento). Y mas recientemente se habla de una asimilación gradual de las
enseñanzas de Jesucristo desde Pentecostés hasta nuestros días a través del
Espíritu Santo que nos guía en la unidad de la comunión en la Tradición. Esto lo
realiza, tanto en forma colectiva como individual en cada conciencia35.
Así, Cristo nunca deja de enseñar a su Iglesia a través del Don de su
Espíritu36. Por tanto, el Espíritu Santo no sólo es Sujeto de la Tradición sino su
Agente trascendente, convalidando la autoridad y legitimidad de la Iglesia en
sus decisiones37.
34
Cfr Tyt, p. 308.
35
Cfr Tyt, pp. 338-343.
36
Cfr Tyt, p. 344.
37
Cfr Tyt, p. 347.
16
Estas tres realidades son pues, interdependientes entre sí. Así, la Escritura
sólo descorre su significación y divina revelación a la luz de la Tradición y en la
Iglesia. La Escritura y la Tradición actúan como reglas internas objetivas de la
Iglesia, confiadas a la misma como depósito para ser fielmente conservado. Y
son a la vez, Escritura y Tradición, las herramientas por las que Cristo continúa
edificando a su Iglesia. La Iglesia es en la Tradición como el sujeto humano, o
el medio de aquella vida cuyo principio trascendente es el Espíritu Santo. La
Escritura, está también íntimamente relacionada con la Tradición, pues solo es
interpretada dentro de ésta, pero, a la vez constituye su criterio negativo. Todo
ello por la causalidad del Espíritu Santo que es común a los tres y que obliga
necesariamente a que se les tome en conjunto sin separarles, pues se volverían
inconsistentes.
La Tradición es como la atmósfera de la Biblia, su medio ambiente
propio, su luz original; es la misma Biblia pero no sólo en su letra sino en su
Espíritu, que la ha dictado e inspirado y sin el cuál no se le puede interpretar
correctamente pues no cesa de inspirar a los lectores para su correcto
entendimiento. Espíritu Santo que por otra parte, sólo se encuentra en el Cuerpo
de su Iglesia, donde la Palabra se hizo carne y habita desde entonces en hombres
de carne en Espíritu y vida. Así la Tradición católica, lejos de disminuir la única
y original importancia de la Escritura, la preserva en su real valor y pleno
significado38.
A. DV 12
La Iglesia católica con una serie de documentos que van de la
Providentissimus Deus de 1933 a la Dei Verbum del concilio Vaticano II, ha
estimulado el estudio de la Sagrada Escritura. Estos documentos contienen
indicaciones hermenéuticas como reglas para llegar al verdadero sensus
auctoris, van admitiendo progresivamente ciertos medios técnicos, como el
estudio de los géneros literarios, ciertos aspectos metodológicos de la
formgeschichte y la práctica de la filología, conscientes de que se trata de un
libro sagrado que hay que interpretar dentro del contexto de la Tradición con la
guía del magisterio39.
A continuación propongo a la consideración el estudio de la DV 12 a la
luz de la exégesis integral de la Iglesia.
«Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano;
por lo tanto, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso
38
Cfr Tyt pp. 422-424.
39
Cfr DTF, v. hermenéutica, p. 537.
17
comunicarnos debe estudiar con atención lo que los autores querían decir y
Dios quería dar a conocer con dichas palabras.
Para descubrir la intención del autor, hay que tener en cuenta, entre otras
cosas, los géneros literarios. Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo
diverso en obras de diversa índole histórica, en los libros proféticos o
poéticos, o en otros géneros literarios. El intérprete indagará lo que el autor
sagrado dice e intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio de los
géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que
el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta los modos de
pensar y expresarse, de narrar que se usaban en tiempo del escritor, y
también las expresiones que entonces más se solían emplear en al
conversación.
La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue
escrita; por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay
que tener muy en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, a la
Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía de la fe. A los exegetas toca
aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido
de la Sagrada Escritura, de modo que en dicho estudio pueda madurar el
juicio de la Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretación de la Escritura
queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el
encargo y el oficio de conservar e interpretar la palabra de Dios (DV 12)»
18
en 1989, "Es verdad que, en más de una ocasión, ciertos métodos de
interpretación dieron la impresión de constituir un peligro para la fe, ya que
eran utilizados por intérpretes no creyentes con la intención de someter las
afirmaciones de la Escritura a una crítica destructiva. En estos casos es
necesario establecer una distinción entre el mismo método, que si corresponde
a las exigencias auténticas del espíritu humano contribuirá al enriquecimiento
de los conocimientos y, por otra parte, los presupuestos discutibles -de tipo
racionalísta, idealista o materialista -, que pueden pesar en la interpretación e
invalidarla. El exégeta, iluminado por la fe, no puede adoptar, evidentemente,
esos presupuestos, pero no podrá menos de sacar provecho del método"40.
La exégesis, entonces, avanza "estableciendo el texto", luego hay que
traducirlo y una vez logrado esto viene el momento difícil de establecer la
intención del hagiógrafo y aquí entran en juego varios métodos, no sólo los
'géneros literarios", sino también, las maneras primigenias de sentir, de hablar o
de contar del contexto del hagiógrafo. Aquí se trata no sólo del análisis del
vocabulario, o de un pasaje particular, sino de confrontarlos con la cultura de su
tiempo, con otros textos bíblicos y extrabíblicos, descubriéndose así ciertas
estructuras literarias; aquí es útil el llamado análisis estructural o semiótica, que
nos aporta una gramática (y lógica) del relato. Hasta aquí ha sido la crítica
literaria, que a su vez debe ser iluminada por la crítica histórica, o sea
determinar la historicidad de los hechos contados en los textos, sin dejar de
referirse a la realidad por excelencia que es la salvación obrada por Dios en la
historia humana en Jesucristo. También aquí es sumamente valiosa la
arqueología41.
Pero aquí no termina la labor del exégeta, pues aún le queda por
desarrollar la dimensión teológica de lo que quiso afirmar el autor sagrado. p.ej.
no se puede leer la S. Escritura, como si se leyese una obra de Homero o de
Virgilio, sino que la Escritura debe leerse a la luz del mismo Espíritu que la hizo
redactar. Y aquí el exégeta debe ponerse a la escucha del Espíritu, esto es,
dejarse iluminar por la Palabra de Dios, con espíritu humilde y disponibilidad,
pero sobre todo con una verdadera fidelidad a la Palabra (Jesucristo) pidiendo la
luz divina para que el esfuerzo exegético humano no quede infructuoso42.
Si es preciso escuchar al Espíritu Santo, no es menos importante, ver el
contenido y unidad de la Escritura en su totalidad. Y esto, porque es uno y
mismo Espíritu, el que la hizo redactar, aunque los autores humanos sean
numerosos. Este Espíritu, pretende trasmitirnos la verdad sobre la salvación
obrada por Dios en Jesucristo, el único mediador.
Y al ver el contenido y unidad de la Escritura, ver también, la Tradición
viva de la Iglesia y la analogía de la fe. Porque la Biblia no es patrimonio
40
Cfr DTF, pp. 459-460.
41
Cfr DTF, pp. 460-463.
42
Cfr DTF, pp. 463-464.
19
exclusivo de los exégetas, éstos no son más que servidores del pueblo de Dios,
al que ella se dirige de generación en generación y por tanto esto exige la
comunión eclesial de los exégetas con la Iglesia de nuestros días, así como con
la Iglesia de siempre viva en su Tradición y con el magisterio regulador y
custodio. Esto habla de una comunión con los Padres de la Iglesia, con los
exégetas de tiempos pasados, con el sentido de la fe del pueblo de Dios, al que
debe escuchar continuamente43. Lo mismo con la Liturgia, lex orandi, lex
credendi, con los esfuerzos actuales ecuménicos y finalmente en ese contenido
y unidad de la Escritura con la llamada analogía de la fe, con lo que los pp
conciliares han querido expresar esa armonía que guardan entre sí todas las
afirmaciones de la fe católica (Rom 12,6), y esto significa que se da una
coherencia entre las enseñanzas de la Escritura y las de la Iglesia. Como
mencionaba León XIII, la Escritura como la norma normans de la fe y el "alma
de la teología"44.
43
Cfr DTF, pp. 464-465.
44
CFr DTF, pp. 466-467.
20
De modo análogo, se recurre a la hipótesis de las "dos fuentes" para
explicar las convergencias y divergencias de los sinópticos: Los evangelios de
Mateo y Lucas han sido compuestos a partir de dos fuentes principales:
- El evangelio de Marcos
- Una colección de palabras de Jesús fuente Q
En el deseo de establecer la cronología de los textos bíblicos, la crítica
literaria se limitaba a un trabajo de distinción y estratificación, mostrando
poca estima por la obra de los redactores.
H.Gunkel, liberó el método el método de la crítica literaria
comprendida de este modo definiendo el género de cada una de las diferentes
unidades (leyenda, himno) y su ambiente de origen (Sitz im Lebem),
situación jurídica, litúrgica.
Bultmann integró en los estudios crítico de las formas a una
hermenéutica bíblica inspirada en la filosofía existencialista de Heidegger,
dando como resultado, en algunos aspectos, serias reservas. Pero este método
ha dado como resultado manifestar más claramente que la Tradición del NT
tiene su origen y ha tomado su forma en la primera comunidad cristiana,
pasando de la predicación de Jesús mismo a la predicación de que Jesús es el
Cristo.
A la Historia de las formas se le une estudio crítico de la redacción:
pone en claro la contribución personal de cada evangelista y las orientaciones
teológicas que han guiado su trabajo de redacción;
Así quedan completas las diferentes etapas del método histórico-crítico:
1º crítica textual
2º critica literaria que descompone
3º estudio crítico de las formas
4º análisis de la redacción, (texto)
21
otro texto de la antigüedad y lo comenta como lenguaje humano. Sin
embargo, permite al exegeta captar mejor el contenido de la revelación divina.
3. Descripción: etapas.
4. Evaluación
22
la historia de las religiones, el método ha abierto un nuevo acceso a la Biblia,
mostrando que es una colección de escritos y que con frecuencia no son la
creación de un autor único, sino que ha tenido una larga prehistoria.
- según Divino Afflante Spiritu la búsqueda del sentido literal de la
Escritura es una tarea esencial de la exégesis, y para llevarla a término es
necesario determinar el género histórico de los textos. Esto se realiza con el
método HC.
- límites: se restringe a la búsqueda del sentido del texto bíblico en las
circunstancias históricas de su producción y no se interesa por las otras
posibilidades de sentido que se manifiestan el en el curso de las épocas
posteriores de la revelación bíblica y de la historia de la Iglesia.
- la necesidad de la indagación textual, filológica, estilística e histórica
de los textos bíblicos en sí mismos y en confrontación entre ellos se basa
sobre su distancia temporal y cultural de los lectores modernos. De otra
forma, muchos textos bíblicos manifiestan diversos rasgos debidos a la previa
transmisión durante un número de generaciones en la comunidad de fe.
- los valores de la exégesis HC son su modo de acercarse a la situación
particular de la comunicación de un autor inspirado a sus oyentes y/o lectores
originales y su capacidad de hacer comprender el dinamismo histórico de la
palabra de fe en sucesivas redacciones.
- pero la indagación HC no debe pretender ser un monopolio, para
cerrar u obstaculizar el paso:
1. al estudio literario y retórico del texto final y canónico y
2. a la lectura "en el Espíritu" que recoge un significado que emerge en
un nuevo contexto de fe y vida.
23
porque se refiere al misterio Pascual de Cristo y de la vida que resulta de él.
La relación se realiza a tres niveles: el texto bíblico, el misterio pascual y las
circunstancias presentes de vida en el Espíritu.
Sentido pleno: Es el sentido profundo del texto, querido por Dios,
pero no claramente expresado por el autor humano. Esto se descubre cuando
se ve a la luz de otros textos bíblicos. Es como otro modo de considerar el
sentido espiritual de un texto.
24
oscilante entre la recuperación del sentido original del texto y la comprensión
del mensaje para hoy que resulta de la fecundidad de los escritos inspirados45.
Por tanto no podemos quedarnos en una mera interpretación de un
método histórico-crítico, sino que debemos ir siempre más allá de la misma
Sagrada Escritura, porque su mismo sentido la trasciende al texto en sí. Por
ello tenemos que ayudarnos de los distintos sistemas de interpretación, tanto
métodos literarios como de las mismas ciencias humanas, como bien nos
recuerda toda la primera parte del documento de la PCB.
Esta interpretación integral requiere una lectura cristiana en el Espíritu.
Esto requiere tener los principios básicos para el creyente, que son la unidad
de los dos testamentos. El centro de la Escritura está en el misterio Pascual
junto con Pentecostés, así mismo como la vida de la Iglesia con la liturgia, el
credo... Esto podíamos decir que son los parámetros más importantes del
cristiano a la hora de acercarnos a la Sagrada Escritura.
A partir de aquí es donde podemos salvar la distancia del lector y el
texto en sí, sólo a la luz de lo que significa el misterio Pascual podemos decir
que el hombre puede encontrar un sentido verdadero a la Sagrada Escritura
para el sentido de su vida y del mundo que le rodea.
Por eso en la interpretación integral de la Sagrada Escritura es donde
podemos ver de una forma global el verdadero sentido de la Biblia para el
cristiano. Hay que acercarse a los textos con el mismo espíritu con que fueron
escritos, pero esos textos hay hacerlos ver como verdaderamente
significativos para el hombre de hoy. Toda la interpretación integral es tarea
ardua y difícil, pero es una bonita forma para hacerle ver al hombre que Dios
sigue hablando hoy y estrecha su lazo de amistad con el hombre.
Escritura y tradición como fuentes del conocimiento teológico
del misterio de Cristo (DV 24)
La Teología se apoya, como en un cimiento perdurable, en la Sagrada
Escritura unida a la tradición, así se mantiene firme y recobra su juventud,
penetrando a la luz de la fe la verdad escondida en el misterio de Cristo. La
Sagrada Escritura contiene la Palabra de Dios, y en cuanto inspirada es realmente
Palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser el alma de la teología.
El ministerio de la palabra, que incluye la predicación pastoral, la
catequesis, toda la instrucción cristiana y en puesto privilegiado la homilía, recibe
de la palabra de la Escritura alimento saludable y por ella da frutos de santidad.
No añade este texto excesivas cosas nuevas a lo ya desarrollado
anteriormente (es valido para el comentario, sobre todo, el punto “Escritura,
Tradición y Magisterio”).
Simplemente se podría completar con la frase “La Escritura debe ser el
alma de la teología”, la cual, unida al último párrafo, concede la posibilidad
de explayarse en una serie de consideraciones piadosas muy socorridas...
45
J. WICKS La divina rivelazione e la sua trasmisione, Roma 1999 3 PUG p.160
25
Esquema
A. Concilio de Trento.............................................................................................1
Evangelio: fuente de Tradición apostólica............................................................2
B. Vat. II.................................................................................................................3
1. Los Apóstoles y sus sucesores mensajeros del Evangelio...........................4
1.1. Objeto y origen de la transmisión de la Revelación..................................4
1.2. El mandato de Cristo a los Apóstoles de anunciar el Evangelio..............4
1.3. Modalidad de la predicación apostólica.....................................................4
2. La Sagrada Tradición......................................................................................6
2.1. Necesidad de la Tradición............................................................................6
2.2. Contenido y naturaleza propia de la Tradición.........................................7
2.3. El Progreso en la Tradición..........................................................................7
2.4. Los textos de la Tradición............................................................................7
2.5. Valor dogmático de la Tradición.................................................................8
3. Relación entre Tradición y Escritura............................................................8
3.1. Común origen y finalidad.............................................................................8
3.2. Diversas expresiones de la misma Palabra de Dios...................................9
1. La Tradición en Jesús....................................................................................10
2. San Pablo y la Tradición. .............................................................................10
3 El Kerigma en San Pablo. ..............................................................................11
4. El Depósito de la Tradición...........................................................................12
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4.1. La Palabra "depósito", paratheke.............................................................12
4.2. El depósito de la fe en San Pablo y los apóstoles.....................................12
5. La Tradición entre los Padres pre-nicenos. ...............................................13
6. Tradición en los PP de los ss IV y V d.C. ...................................................14
7. Tradición y tradiciones en Trento...............................................................15
8. Análisis y síntesis de la idea de Tradición...................................................15
El sujeto de la Tradición......................................................................................15
9. Conclusión: Escritura, Tradición y Magisterio..........................................16
A. DV 12...............................................................................................................17
ABREVIATURAS
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