1.2sistematización de La Experiencia Pedagógica Como Una Estrategia Investigativa para El Mejoramiento de La Calidad en La Educación Superior
1.2sistematización de La Experiencia Pedagógica Como Una Estrategia Investigativa para El Mejoramiento de La Calidad en La Educación Superior
1.2sistematización de La Experiencia Pedagógica Como Una Estrategia Investigativa para El Mejoramiento de La Calidad en La Educación Superior
Introducción (10)
Para Duhalde (1999) citado por Giraldo (2007) “la práctica pedagógica es la que
se despliega en el contexto del aula, caracterizada por la relación entre docente,
alumno y conocimientos” lo que significa, que en la práctica pedagógica
interactúan docente, alumno y saber, con la intención de generar un aprendizaje
en los educandos.
De acuerdo con lo que señala Alberto Roa (2014) en su reseña del libro Educación
superior en Colombia: Doce propuestas para la próxima década del doctor Jesús
Ferro Bayona (2014), rector de la Universidad del Norte, Ferro refiere 7 retos de la
educación superior entre los cuales se destaca 1. La creciente importancia y
consolidación de los sistemas de evaluación de la calidad y la acreditación los
cuales, no sólo implica la actualización y pertinencia de los conocimientos a partir
de los cuales se forman a los profesionales sino que además, incluye la
cualificación permanente de los docentes, los recursos pedagógicos y las
metodologías asertivas y contextualizadas de enseñanza; 2. La apropiación de
nuevas tecnologías para el eficaz cumplimiento de las funciones universitarias,
referidas a facilitar los procesos administrativos; 3. Las nuevas demandas del
mercado laboral, asociadas a la capacidad institucional de capacitar y formar
profesionales competentes que desde su quehacer, respondan de manera asertiva
a las exigencias locales, regionales y/o nacionales y 4. La internacionalización,
como la dimensión más visible en la Universidad contemporánea, relacionada con
la oportunidad de la educación superior para la articulación interinstitucional, el
fortalecimiento y enriquecimiento de los programas académicos, el fortalecimiento
de las relaciones científicas y académicas y la construcción de redes de
intercambio de conocimiento.
Por su parte, Carlos Alberto Garzón Gaitán (2014) en su artículo Los siete retos de
la educación superior, sostiene que mejorar la calidad, ampliar la cobertura,
avanzar en equidad social, gestionar eficazmente el conocimiento, dar prevalencia
a lo estatal y lo público en garantía del derecho a la educación, hacer coherente el
sistema, y desarrollar la autonomía y la gobernabilidad, hacen parte del
compendio de los desafíos de la educación superior en Colombia, argumentando
que son aspectos que deben perseguirse desde la educación preescolar hasta los
posdoctorados, pues una falla desde la base piramidal de la educación, afectará
toda la vida de una persona en relación a su desempeño cognitivo, laboral y
social.
Al igual que Garzón, Ferro Bayona, citado por Alberto Roa (2014), hace énfasis en
el desarrollo docente pues “considera imperativo el que las universidades asuman
un compromiso con la formación de sus docentes, ya que son ellos quienes hacen
la universidad a través de la transmisión del conocimiento y de formar a los futuros
ciudadanos. Más allá de herramientas como computadores, bibliotecas o
materiales de estudio, la excelencia del docente es lo que marca la diferencia”.
De otra parte, Gladys Montenegro (2010) indica que la educación superior se
encuentra inmersa en un problema de control legal, académico y de contenidos
que le ha sido impuesto, y que la hace permanecer sujeta y dependiente a marcos
globales y esquemáticos en su ejercicio por lo que requiere urgente, un cambio en
sus modelos educativos en los que la educación se constituya en un agente
dinamizador de la transformación social. La nueva institucionalización del aparato
educativo no sólo reside en la redefinición de sus funciones sociales, sino que
sitúa a la situación del poder y la política en el centro de las preocupaciones. Esto
es, definir políticas educativas enraizadas en el conocimiento de las necesidades
del país y de las regiones, enrutando los modelos educativos hacia una propuesta
endógena para la formación profesional a partir de conocimientos contextualizados
de acuerdo a los momentos históricos y en el mismo sentido del desarrollo local,
regional y nacional y la incidencia a nivel social, económico y cultural, evitando la
reproducción de un sistema marginal y excluyente.
Así mismo, Montenegro (2010) indica que el sistema educativo actual enfatiza más
en la labor práctica del educar, es decir, en el saber y en el hacer, antes que en el
ser, desde la esencia misma del ser humano. Hoy se ve a la educación como una
mercancía en la cual lo importante es ser competente; de hecho, las políticas
educativas basan sus currículos en las competencias y logros, donde el docente
se convierte en el instrumento para este fin. Frente a esto, la apuesta está centrar
los esfuerzos para la formación profesional desde un modelo educativo dinámico
que permita a través de un ejercicio dialógico y crítico, la co-construcción y
deconstrucción de metodologías encaminadas a facilitar la enseñanza y el
aprendizaje mediante relaciones equitativas entre los docentes y estudiantes y
formar profesionales autónomos en la producción de conocimiento. En términos de
Montenegro, la acción de educar debe volver su mirada a promover la resolución
de problemas, la comprensión, la crítica, el análisis, la creatividad y la participación
de los estudiantes en la construcción de sus aprendizajes, con un alto nivel de
desarrollo de los valores humanos, por lo cual, el educar debe implicar un proceso
de comunicación, que se constituye en el vehículo esencial del proceso
enseñanza-aprendizaje.
De acuerdo a los criterios anteriormente expuestos, queda bastante claro que los
desafíos de la educación superior, busca romper la díada obligada entre
educación superior e intereses del sistema económico dominante, y centrarse en
la formación de profesionales analíticos, críticos, autónomos, reflexivos y creativos
a partir del fortalecimiento de las prácticas pedagógicas desde la innovación, la
investigación continua y la sistematización.
Sistematizar las prácticas pedagógicas es una forma de conocer las practicas, las
pone en evidencia y posibilita la reflexión sobre cómo se dan los procesos
metodológicos, epistemológicos, disciplinares y didácticos dentro de ella. Para
Díaz (2004), “La práctica pedagógica es una actividad cotidiana que realiza el
docente, orientada por un currículo, en un contexto educativo, dirigido a la
construcción de saberes y formación de los estudiantes como vía para el
desarrollo personal y social” (p. 14).
Es aquí donde aparece la sistematización como una propuesta que, más allá de
un proceso descriptivo, es un proceso de reflexividad dialógica sobre una práctica
profesional, social o educativa, a partir del reconocimiento de los saberes y
significados que se poseen sobre ella y de un esfuerzo intencionado por
reconstruirla, comprendiendo los contextos, las condiciones y los elementos que la
configuran, para realimentarla, potenciarla y cualificarla (Ghiso, 2008, p. 12). La
sistematización supone entonces, un proceso autocrítico que conduzca a
deconstruir la metodología general preformada por el conocimiento científico, para
ordenar y proponer un saber de acuerdo a una práctica específica.
Así mismo, agrega que la educación popular es una corriente educativa que se
caracteriza por ser, a la vez un fenómeno sociocultural y una concepción de
educación. Como fenómeno sociocultural, la educación popular hace referencia a
una multitud de prácticas educativas diversas: formales, no formales e informales,
con una intencionalidad transformadora común. Como concepción educativa,
apunta a la construcción de un nuevo paradigma educacional, que confronta el
modelo dominante capitalista de una educación autoritaria, principalmente
escolarizada y que disocia la teoría de la práctica.
Así mismo, Marco Raúl Mejía (2009), sostiene que enfrentamos nuevas realidades
percibidas ahora en su complejidad, que exigen nuevas formas y métodos de
explicación: las ideas de verdad y totalidad, han sido replanteadas; hay un cambio
en la idea de tiempo que era visto como lineal, fijo, determinado; la matriz de
conocimiento por disciplinas se resquebraja y avanzamos hacia perspectivas
inter y transdisciplinarias; el aparato conceptual clásico, riguroso en sus
procedimientos, objetivo, determinista, que realizaba su razonamiento desde la
lógica formal y se consolidaba con su verificación, se hace insuficiente para
explicar los nuevos fenómenos.En ese sentido la sistematización no puede
entenderse sólo como la recopilación, ordenamiento o descripción cronológica de
una información, ni tampoco la evaluación de una experiencia de la cual se estima
la consecución de logros o metas.
Ahora bien, hagamos un pare aquí para esclarecer los límites entre la
sistematización, la evaluación y la investigación.
En sus palabras, “una cosa son los modelos epistémicos que explican la
sistematización como método para conocer, y argumentan tal propuesta, y otra
es el modelo epistémico que subyace en la experiencia sistematizada, como
tal,” (p. 42). La diferencia radica en que mientras los primeros sirven para
explicar y argumentar la propuesta desde un modelo propio de generación y
comprensión del conocimiento, el segundo emerge dentro del proceso de
sistematización, debe ser develado por quien sistematice y está dentro de las
tareas de la sistematización para la producción del conocimiento. Cabe resaltar
que entre las diferentes tareas de quien sistematice, quizás la más importante
consiste en identificar, seleccionar y precisar aspectos esenciales de carácter
teórico, los cuales tienen que ver con lo conceptual, ideológico y filosófico de la
experiencia y que se extraen de los relatos, de las acciones y de la experiencia
misma.
El Empirismo
Se trata de una corriente filosófica que plantea que todos nuestros
conocimientos proceden o parten de la experiencia sensorial: la experiencia es
la fuente del conocimiento, pero no su límite. De acuerdo con ella, no hay nada
en nuestra mente, en nuestro entendimiento, que no haya sido producto de la
experiencia a través de los sentidos. Como lo señala Aristóteles (1978)
“careciendo de sensación, no sería posible ni aprender ni comprender” (p.
242).
El Pragmatismo
Es una corriente epistemológica que se desarrolló en los Estados Unidos, entre
finales del siglo XIX y principios del siglo XX, a partir de la “máxima
pragmática” propuesta por Charles S. Peirce y explicitada por John Dewey y
William James.
La Fenomenología
Es una escuela filosófica cuyo máximo representante es Edmund Husserl, la
cual propone un estudio de la conciencia y el pensamiento, yendo a la cosa
misma, a través de un estudio profundo de los hechos o fenómenos. Es un
escudriñar las cuestiones del ser por intermedio del fenómeno.
En general, declara que para entender lo que hacemos los seres humanos es
necesario detenerse en lo que las cosas son y no en lo que nosotros creemos
que son. Es decir, no se habla de modelos a través de los cuales tratamos de
interpretar lo que ocurre, sino que hay que ir (y esa es la máxima
fenomenológica fundamental) hacia la cosas mismas para que se nos
muestren en su esencia.
El Reconstruccionismo
Es una corriente de pensamiento originaría de Norte América, desarrollada por
Thedore Brameld, que se nutre tanto del pragmatismo como del comunismo,
pero que se aleja de ambos por considerar que en el pragmatismo se
anteponen ideales individualistas por encima de los intereses colectivos; y que
en el comunismo se restringen las libertades humanas a condiciones
inaceptables para el hombre digno. (Pérez, 2015).
El reconstruccionismo trata de solucionar en parte, por medio de la educación,
del socialismo democrático y de la participación de las clases trabajadoras, la
grave crisis mundial, originada por una sociedad injusta en la cual los países
más poderosos explotan a los más débiles y las clases más fuertes oprimen a
las más necesitadas. (Pérez, 2015: 5).
Según Solano (2002) citado por Barrera (2010: 48) “para los
reconstruccionistas, la educación y los educadores no han hecho otra cosa que
reproducir las condiciones ideológicas del sistema capitalista. Por ello, la
escuela debe ser el nicho donde se comience el cambio del orden social
imperante.” Así las cosas, según Brameld, los roles de la educación son
transmitir y modificar la cultura, porque el reconstruccionista está "muy claro en
cuanto a qué camino debe tomar la humanidad, pero no está en absoluto claro
en qué camino tomará" (2000, p. 75).
El Criticismo
Por criticismo se entiende la doctrina epistemológica desarrollada por
Immanuel Kant, que media entre el Dogmatismo y el Escepticismo, en la que
se defiende la superioridad de la investigación del conocer sobre la
investigación del ser. Hessen (2007) lo define como “aquel método de filosofar
que consiste en investigar las fuentes de las propias afirmaciones y objeciones
y las razones en que las mismas descansan, método que da la esperanza de
llegar a la certeza.” (p. 25). Con él se pretenden establecer los límites del
conocimiento cierto, a través de una investigación sistemática de las
condiciones de posibilidad del pensamiento, aceptando que el hombre puede
acceder a conocimientos que dan certezas, para lo cual es necesario e
indispensable justificar racionalmente la forma cómo llegamos a dichos
conocimientos y en qué forma se nos da la realidad.
El Dogmatismo es la creencia de que la razón humana puede llegar a tener
certeza absoluta y conocimiento de la realidad tal como es, lo que implica la
existencia de una verdad y que el conocimiento es posible. El Escepticismo,
por su parte, es la doctrina filosófica que no cree en la capacidad del hombre
para alcanzar el conocimiento. Se dice que el Criticismo es una postura
intermedia entre las anteriores porque comparte la idea dogmática de la razón
como fuente de conocimiento; pero es escéptico en cuanto desconfía de todo
conocimiento determinado.
El deseo crítico obliga a determinar los criterios según los cuales ha de ser
observada la teoría producto de la sistematización. Una vez determinados los
criterios se efectúa la crítica y se determina el valor de la teoría. En el ejercicio
crítico se asume la crítica como negación o forma de cuestionar para llegar a
aseveraciones que profundicen la teoría y por ende la experiencia. (Barrera
2010).
La Etnografía
Es un método de investigación, mayormente utilizado en estudios
antropológicos y sociológicos, para describir las costumbres y tradiciones de un
grupo humano, sin que esto sea óbice para que para otro tipo de estudios
cualitativos en las diferentes áreas de las ciencias sociales. Tiene como fin
determinar las características de los grupos humanos y sociales, identificar los
aspectos que constituyen su esencialidad y apreciar en su mayor complejidad
toda su conformación. (Barrera, 2010: 52)
De acuerdo con los que sustentan Alfonso Torres y Nydia Mendoza (2013) en el
documento 'Entretejidos de la educación popular en Colombia', no existe todavía
una investigación exhaustiva sobre la configuración histórica de la sistematización,
sin embargo, algunos de sus exponentes contemporáneos (Ayllón, 2002; Jara,
2006), hacen recuentos y retrospectivas que coinciden en señalar que los
antecedentes de la misma se remontan a las alternativas sociales, educativas,
profesionales y culturales que a partir de la década de los sesenta del siglo
pasado surgieron frente al modelo desarrollista impuesto desde Estados Unidos a
los países de América Latina desde la posguerra
Tal como lo señala Verger (2005), los principios metodológicos e ideológicos que
orientan la sistematización de experiencias son similares a los principios de la
educación popular puesto que la sistematización es, en sí misma, un dispositivo
pedagógico que se fundamenta en esta disciplina. La sistematización de
experiencias es un proceso formativo integral que da pie a la constitución de
sujetos críticos y creativos, a desarrollar capacidades para comprender, proponer,
actuar e incidir en diferentes campos de la vida económica, social, política y
cultural. La sistematización viene a ser, por lo tanto, y al igual que los procesos de
enseñanza-aprendizaje desde la óptica de la educación popular, un proceso de
empoderamiento colectivo: posibilita que los actores sociales adquieran
conocimientos que los potencie como sujetos de poder, los capacita para incidir en
su entorno.
De igual manera, señala que existía poca comunicación de las experiencias lo que
dificultaba su intercambio, retroalimentación con otras similares e impedía
contribuir al fortalecimiento de otras prácticas o iniciativas relacionadas. En
palabras de García, muchas veces al conocer un proyecto nos damos cuenta de
que si lo hubiésemos conocido antes habríamos procedido distinto en nuestra
propia práctica, habríamos tenido la ocasión de ayudar a otros que cerca nuestro
intentaban, por primera vez, un trabajo parecido. En suma, estamos frente a una
experiencia rica, pero incomunicada. Cada uno inventa todo o casi de cero. No
nos lo creemos de la experiencia ajena, no se da a un aprendizaje recíproco. Esta
dificultad de comunicación tiene diferentes facetas. La primera es una contracara
de la falta de sistematización de la propia experiencia en efecto, si no logró
sistematizar mínimamente lo que estoy haciendo me siento dificultado e inseguro
para comunicarlo a otros.
Intro (1-2)
3.1. Fases (5)
3.2. Metodología de la sistematización. (4)
3.2.1. Fundamentos epistemológicos. (3)
3.2.2. Fundamentos metodológicos de la sistematización. (5)
3.2.3. Fundamentos de sistematización de los procedimientos (5)
3.3. Sistematización de resultados. (4)
3.4. Sistematización de los instrumentos de Evaluación. (4)
Discusiones,
Conclusión.
B
Mínimo 50 referencias bibliográfica.