Variedades Dialectales
Variedades Dialectales
Variedades Dialectales
ESPAÑOL EN ARGENTINA
Luis Alberto Hernando Cuadrado*
Hernando Cuadrado, Luis Alberto. “Presente y pasado del español en Argentina”. Thesaurus
58(2016): 10-29. Web.
Abstract
The Spanish of Argentina was carried by the conquerors that arrived from the
Peninsula. It experienced changes in the different levels of the linguistic system,
especially in the lexicon, as a result of its coexistence with indigenous languages.
Waves of immigrants, mainly Italian, during the second half of the 19th century
and the first third of the 20th century also contributed to its conformation. The
dialectal differences that exist in the territory nowadays, far from hindering com-
munication, make it richer, due to the Castilian’s condition of simplex language, all
of whose varieties are intelligible among themselves.
1. INTRODUCCIÓN
2. NIVEL FÓNICO
3. NIVEL GRAMATICAL
4. NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO
5. EL LUNFARDO
Condrepa Drope:
De Vd. aff.
Conrado Chantapufi
6. EL COCOLICHE
El cocoliche, jerga hablada por los inmigrantes italianos que vivieron o viven
en Argentina y Uruguay, es una mezcla del español con el italiano y sus dia-
lectos, cuyo uso era casi exclusivamente oral, y fue creada y hablada por los
inmigrantes italianos que, en el periodo comprendido entre 1880 y 1930,
constituían, según la época, entre el 25% y el 50% de la población de la ciudad
de Buenos Aires. Como hace notar Giovanni Meo Zilio (210),
el cocoliche hablado por estos inmigrados y que todavía se oye por las
calles de Montevideo o Buenos Aires es la resultante del encuentro
rioplatense con las varias hablas dialectales italianas, en su mayoría
meridionales. Esta gente no tenía mucho intercambio lingüístico con
los habitantes del lugar, justamente porque, en general, ejercía trabajos
manuales bastante autónomos, como el de artesano o, más a menudo,
campesino, lustrabotas, vendedor de diarios o de números de lotería,
verdulero, etc.; y porque su naturaleza de meridionales y su carácter
de inmigrados los empujaba más bien a mantenerse ligados entre sí y
a frecuentarse recíprocamente. Por eso, ellos no podían tener muchas
ocasiones de aprender español. Por otra parte, muchos de ellos habían
emigrado muy jóvenes, la mayoría con sus pequeños hijos: la edad, por
lo tanto, ha favorecido a menudo el desmoronamiento de la lengua de
origen y el nacimiento del cocoliche.
numerales ordinales por los cardinales (“il secolo sedici”), la sustitución del
relativo che por chi (“el intendente chi fu”), el empleo del pronombre personal
tónico por el átono correspondiente (“come io”), el cambio de preposiciones
(“abitare in Montevideo”), la inserción de preposiciones (“povero di me!”) y
la supresión de preposiciones (“penso andaré”). En el terreno específico de la
morfología léxica y la fonética son dignos de mención otros aspectos como
las neoformaciones híbridas en la derivación (“un prodotto barattieri”) y en
la composición (“un mangia-oreca”), la regresión apocopal (“il dire”) y en la
composición (“la polio”), la adición de elementos protéticos (“Mi sono ripen-
tito”) o su supresión (“un libro titolato cosi”), la soldadura de monosílabos
proclíticos (“incima”), la enclisis (“dicami”), la metátesis (“repitere”), la afére-
sis (esti) y la diptongación (“tiempo”).
En el léxico se encuentran préstamos de necesidad, es decir palabras que
no existen en el uso común italiano por no existir el objeto que representan
o ser poco conocido: bombilla ‘churumbela metálica con la que se toma el
mate’, bombachas ‘especie de pantalones a la zuava, que bajan casi hasta los
pies, mucho más amplios que los que se conocen el Europa y con pliegues
muy profundos que aumentan su amplitud’, gaucho ‘cuidador de animales
(ovejas y vacas) y domador de caballos’; préstamos afectivos, unidades cuyos
correspondientes existen también en italiano, pero son sentidas por el ha-
blante como más afectivas: asado con cuero ‘carne con cuero, generalmente
de vaca, asada a la parrilla’, churrasco ‘bistec’, macanudo ‘bueno, magnífico,
extraordinario, excelente, en sentido material y moral’; calcos, préstamos con
alteración semántica de voces existentes también en italiano, con valor pare-
cido pero no idéntico o con valor completamente distinto: assunto (por affa-
re), dispaccio (por ufficio), giustamente (por appunto); préstamos de inercia,
infiltraciones de palabras españolas más o menos italianizadas en el léxico
del hablante debido a la progresiva pérdida de conciencia de su propia lengua
por parte de este: partidario o partitario (por favorevole), desprevenuto (por
impreparato), partire in due (por dividere in due), y cruces o contaminaciones:
pluvia (por pioggia), realità (por realtà), La malattia è andata fino al medico
curante (por La malattia è venuta perfino al medico curante).
En el estilo, el aspecto de la lengua menos normativo y al mismo tiem-
po el más afectivo, es donde se producen las mayores contaminaciones del
cocoliche, entre las que se encuentran ciertas modificaciones del orden nor-
mal de las palabras (tardi o presto), la iteración del verbo de la pregunta en la
respuesta (“—Sono le dieci? —Sono.”), las fórmulas interrogativas con valor
Quella terra tropicale era proprio una confusione de árbori e fiore, fio-
re e árbori, a tal punto que no se poteva sapere quí había por detrás de
tanto tronco tupido si uno no sacaba il machette e se abría il paso. Io
tomé la decisione di facerme un camino per la selva a machettazo lim-
pio, pero prima lo afilé in compagnía di aquella exuberante leona qui
me aveva ricebuto in il paese. Al tercer yiorno de afile e quando erava-
mos in la parte culminante, nos sobrecogió a noi dúe il claro sonar de
cascos de caballos in la notte. Io pegué la volta e me encontré a la mía
espalda con tre amazone escasamente vestiti, tutta iguale de forma e
tamaño, qui me amenazábano con ametralladori di mano. In gli dieci
anni qui ío llevaba de vita non aveva pasato un susto como quello.
7. EL HABLA GAUCHESCA
juntas dos vocales en hiato, se forma un diptongo con el cambio del acento
a la más abierta: áhi, óido, réir. En los verbos se acusa con mayor frecuencia
que en otras clases de palabras la tendencia a la dislocación acentual en gene-
ral: gólpea, tráia, véia. Los pronombres personales átonos enclíticos unidos al
verbo son acentuados fuertemente (haciendonós, diciendolés, hagamoslé), de
manera que tales voces llevan dos acentos.
En la representación de la pronunciación de las consonantes, aspecto en
que “el gaucho muestra la mayor rusticidad de su lengua” (Tiscornia: 17), el
texto no muestra uniformidad. Así, el seseo, mediante el cual la consonante
fricativa linguointerdental sorda /θ/ c, z se articula como fricativa predorso-
dental sorda [ş] s, unas veces es reproducido gráficamente (cosiar [“cocear”],
juersa [“fuerza”], sonso [“zonzo”]) y otras no (hacer, torazo, decir). El yeísmo,
por el que la consonante líquida lateral linguopalatal sonora /λ/ se realiza
como la fricativa linguopalatal sonora [y], en ocasiones se representa con y
(güeya [“huella”], goyete [“gollete”], poyo [“pollo”]), pero la mayor parte de las
veces se escribe con ll (estrellas, llorar, aquello).
Las formas del tipo de refalar (“resbalar”), amujar (“amusgar”), dijusto
(“disgusto”), en que se ha omitido la /s/ s implosiva y se ha ensordecido la sono-
ra explosiva siguiente, bilabial /b/ b o linguovelar /g/ g, dando como resultado
la fricativa labiodental [f] f o la aspiración [h] de la fricativa linguovelar sorda
[x] j, acusan una manera de extrema rusticidad frente a las normativas corres-
pondientes, propias de la gente educada. En numerosos lugares del poema se
constata la reproducción de la aspiración [h] j de la consonante fricativa labio-
dental sorda /f/ f (“ junción”, “ juersa”, “projundo”) y, con menor frecuencia, la
del grafema h procedente de la /f-/ latina (“ juir” [< lat. vulg. fugīre < lat. clás.
fugĕre], “jedionda” [< lat. vulg. *foetibunda < lat. clás. foetēre ‘heder’]).
La consonante /d/ d se pierde en posición intervocálica (“tuito”, “tuita”,
“tuitos”) —especialmente en la terminación -a(d)o (“lao”, “lastimao”, “sose-
gao”)— y al final de palabra (“adversidá”, “necesidá”, “seguridá”) y se liquida
en la lateral linguoalveolar [l] l en posición implosiva en el interior de palabra
(“almirar”, “alquiridas”, “alvertido”) o se añade en posición inicial de palabra
—[d] d protética— en ciertas formas verbales que etimológicamente no la
deberían llevar (“dentrar”, “dentrando”, “dirme”); la consonante /b/ b, v se
transforma en [g] g por equivalencia acústica (“agüela”, “güelven”, “güey”) y
sustituye al grafema h cuando va seguido del diptongo /wé/ ue (“güérfano”,
“güesos”, “vigüela”), y la consonante /n/ n se palataliza en [ɲ] ñ en determina-
das voces (“añuda”, “ñudo”, “ñublaba”).
8. CONCLUSIONES
tacto con las lenguas indígenas (quechua, guaraní, araucano, náhuatl, taíno,
tehuelche), cuya mayor incidencia se detecta en el léxico, descubriéndose hue-
llas también en ciertos casos en la fonología y la fonética y en la morfosintaxis.
A ello se suma el contacto posterior con las lenguas de inmigración como
consecuencia de la afluencia masiva de contingentes de origen europeo, sobre
todo italianos, desde la segunda mitad del siglo xix hasta fines de la década
de los veinte del siglo xx.
En la ciudad de Buenos Aires, la convivencia de los italianos con los gru-
pos populares nativos produjo interferencias y la incorporación de numerosos
italianismos en el lunfardo —argot delictivo en su origen—, en el lenguaje
popular e incluso en diferentes áreas del léxico general, así como la variedad
mixta o continuo bilingüe del cocoliche. Por otro lado, en la literatura gau-
chesca, que, con el precedente de algunos casos aislados en el siglo xviii, se
inicia definitivamente en el siglo xix y declina a lo largo del xx, se utiliza un
lenguaje rústico en el que se reproduce la forma de hablar del gaucho con su
peculiar pronunciación, incorporándose numerosas voces y expresiones rela-
cionadas con el mundo cotidiano del hombre de campo.
Dentro del extenso territorio argentino, a pesar de las naturales diferen-
cias lingüísticas existentes, debidas a factores demográficos, históricos, socio-
culturales y económicos, la comprensión entre los miembros de la comunidad
no se ve afectada, ya que, por encima de las modalidades regionales parcial-
mente distintas, la lengua posee un entramado unitario esencial de estructura
funcional y medios expresivos en que se encuentran unidos los ejes consti-
tutivos de una misma realidad donde el medio ambiente humano condicio-
na al hablante según una doble motivación —geográfica y social—, acción
que también ejercen la situación de la interacción comunicativa y la tradición
histórica, cuyas perspectivas supera el usuario de la lengua abriéndose a los
cauces del cambio.
BIBLIOGRAFÍA