Capítulo 23 Del Tomo I Del Capital Titulado

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capítulo 23 del Tomo I del Capital titulado “La ley general de la

acumulación capitalista”,

El proceso de concentración y
centralización del capital según Karl
Marx
Adolfo Terrazas

 Economía
 30.12.2001
 13 minutos de lectura

economía políticapensamiento económico


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En el capítulo 23 del Tomo I del Capital titulado “La ley general de la


acumulación capitalista”, Marx expone su concepción del proceso de
reproducción de una economía capitalista, dando especial énfasis a las
consecuencias de este proceso sobre la clase obrera.

Se trata por lo tanto de deducir las principales implicaciones de los aspectos


mas generales y definitivos del modo de producción capitalista, sobre el
funcionamiento del mercado de trabajo y no de analizar sistemáticamente todos
los factores que en circunstancias específicas pueden incidir sobre el mercado
de trabajo. De este modo, el objetivo principal de este capítulo es explicar la
relación general entre el proceso de acumulación de capital de un lado y la
evolución del empleo y de los salarios, del otro.

Teniendo en vista este propósito, el aspecto más importante a ser destacado


en el análisis, es la forma como evoluciona la composición del capital en el
transcurso del proceso de reproducción del sistema capitalista, pues la relación
entre la acumulación del capital y el comportamiento del empleo y de los
salarios depende fundamentalmente del modo como evoluciona la parte del
capital total que representa pago de salarios. Se trata por lo tanto, de explicar
la tendencia de la evolución de la composición del capital, deduciendo las
características mas generales de la producción capitalista y después teniendo
en cuenta aquella tendencia, analizar la relación entre acumulación, empleo y
salarios.

La argumentación de Marx se desarrolla considerando el conjunto de la


economía capitalista. Esta se encuentra dividida en muchos ramos de actividad
siendo cada uno de ellos formado por muchos capitales individuales diferentes.
Se reconoce la presencia de diferentes composiciones de capital, pero como el
objetivo es el análisis del proceso de acumulación en su totalidad, se considera
la composición promedio del capital en el conjunto de la economía.

Antes de entrar en el análisis de la evolución de la composición promedio del


capital en el proceso de reproducción del sistema capitalista, trata de aclarar la
naturaleza del vínculo entre acumulación, empleo y salarios,
independientemente de cual sea la tendencia. Para eso, supone en el primer
ítem del capítulo 23 que la composición promedio del capital tiende a
mantenerse constante.

Esta digresión es necesaria, porque Marx se opone a la interpretación corriente


entre los economistas más importantes de su época acerca de la naturaleza de
aquella relación. Tal interpretación puede ser sintetizada en lo que fue llamado
de la ley de población de Malthus. La idea era de que en el mercado de trabajo
se enfrentan dos fuerzas independientes que contribuyen para determinar el
nivel de salarios de modo compatible con determinados ritmos de acumulación
de capital y de crecimiento de la disponibilidad de fuerza de trabajo. En un
determinado momento el nivel de los salarios dependería de la escasez o
abundancia de la fuerza de trabajo frente al ritmo de crecimiento de la
demanda que dependería fundamentalmente del ritmo de acumulación de
capital especialmente si suponemos una constancia en la composición
promedio del capital.

Habiendo escasez de fuerza de trabajo los salarios tenderían a subir con lo que
no apenas caería el ritmo de acumulación de capital y por lo tanto, el ritmo de
crecimiento de la disponibilidad de fuerza de trabajo en consecuencia de las
mejores condiciones de vida permitida por un alto nivel de los salarios. Lo
contrario ocurriría si hubiese en un determinado momento, abundancia de la
fuerza de trabajo. En este caso, los salarios disminuirían, aumentando el ritmo
de crecimiento de la demanda de fuerza de trabajo y cayendo el ritmo de
crecimiento de la disponibilidad de la fuerza de trabajo.

De esta interpretación general del funcionamiento del mercado de trabajo se


deducen por lo menos dos consideraciones interrelacionadas a las cuales Marx
se opone:

1. Siempre habrá una tendencia a la compatibilización entre el ritmo de


acumulación del capital y el ritmo de crecimiento de la población obrera de
forma que no puede haber ninguna tendencia a la existencia de desempleo
permanente.

2. El ritmo de acumulación de capital no es determinado apenas por las


condiciones generales de la producción capitalista que queda sometido a una
restricción externa a la propia producción capitalista, dada por las condiciones
demográficas.

Marx niega la relación establecida por la ley de población de Malthus entre la


evolución de disponibilidad de fuerza de trabajo y el nivel de los salarios y con
eso se opone a la interpretación de la relación entre la acumulación, empleo y
salarios como resultado de la relación entre acumulación de capital y
crecimiento y la disponibilidad de fuerza de trabajo visto como fuerzas
independientes que dependen ambas del nivel de salarios.

3. La relación entre la oferta de trabajo y el nivel del salario es espuria, pues


además de irreal, no se deduce de las características generales del sistema
capitalista de producción donde la demanda de trabajo se deriva de la
necesidad de valorización del capital. La única vinculación que se deduce de
las características generales de la producción capitalista es la de que la
relación entre acumulación, empleo y salarios refleja la evolución de la tasa de
explotación y que los salarios no pueden aumentar de modo que se reduzca la
tasa de acumulación, pues en este caso cae el ritmo de crecimiento de la
demanda de trabajo y con ella se destruyen las condiciones que provocaron el
aumento de salarios.

Si la productividad del trabajo y la composición media del capital son


constantes, -en forma de supuesto- el total de los salarios crece en el mismo
ritmo de la acumulación de capital. Si los salarios son constantes, la demanda
de fuerza de trabajo crece al mismo ritmo que la acumulación de capital. Si la
tasa de crecimiento de la disponibilidad de fuerza de trabajo es dada,
independientemente del proceso de acumulación de capital, surge la
posibilidad de la existencia de escasez de fuerza de trabajo. Esta posibilidad es
aún más concreta en la medida en que la tasa de acumulación de capital puede
aumentar sin que necesariamente aumente la tasa de explotación, en
consecuencia de una caída en el nivel de los salarios (la única posibilidad de
aumentar la tasa de lucro con productividad del trabajo y la composición media
del capital constante caso el nivel de los salarios disminuya un mismo
comportamiento del total de salarios implicaría un aumento en el ritmo de
crecimiento de la demanda de fuerza de trabajo). Así por ejemplo en una
coyuntura expansiva, la apertura de nuevos mercados y esferas de inversión
de capital puede provocar un aumento en la proporción de la plus valía total
que es capitalizada de modo que una misma tasa de explotación y composición
promedio del capital (tasa de lucro constante) es compatible con un aumento
en la tasa de acumulación del capital.

Habiendo escasez de fuerza de trabajo y una tendencia al aumento del nivel de


acumulación de capital, también cae el ritmo de la demanda de trabajo lo que
finalmente elimina la situación de escasez de fuerza de trabajo. De este modo,
dado el ritmo de crecimiento “normal” de la disponibilidad de fuerza de trabajo,
la propia producción capitalista torna compatible el precio de la fuerza de
trabajo con las necesidades de expansión del capital, pero la hipótesis de
constancia en la productividad del trabajo y en la composición promedio del
capital, hace con que el ritmo en que se procesa la expansión del capital quede
limitado por un parámetro demográfico externo a las condiciones generales de
la producción capitalista y que no exista posibilidad teórica general de la
producción capitalista, aunque este sea posible si fuera arbitrariamente muy
alta la tasa de crecimiento de la disponibilidad de fuerza de trabajo.

En el segundo ítem del capítulo 23, Marx analiza la tendencia de la evolución


de la composición promedio del capital en el proceso de acumulación de capital
y las consecuencias de esta tendencia sobre el funcionamiento del mercado de
trabajo el que será desarrollado con mas detalle en los ítems posteriores del
capítulo 23.

La argumentación puede ser ordenada en tres etapas interrelacionadas. En


primer lugar, se trata de demostrar que la acumulación de capital por sus
características generales es acompañada de creciente productividad del
trabajo. En segundo lugar se muestra que la creciente productividad del trabajo
implica una creciente composición técnica del capital en sentido de que se
eleva la relación entre medios de producción y la fuerza de trabajo. Finalmente,
se muestra que en general la elevación de la composición técnica del capital se
refleja en una creciente composición del capital en valor, a pesar de que la
creciente productividad del trabajo tiende a rebajar los precios de los productos.

Marx demuestra que el proceso de acumulación requiere e implica una


creciente productividad y que esta última en un régimen de productores de
mercadería, requiere e implica una creciente acumulación de capital. Además
de esta demostración formal de la vinculación entre acumulación de capital y
creciente productividad del trabajo Marx también muestra que la competencia
entre los capitales individuales y el desarrollo del crédito que acompaña el
desarrollo del crédito que acompaña el desarrollo de la producción capitalista,
vuelve más estrechos el vínculo entre la acumulación de capital y la creciente
productividad del trabajo.

De un lado, por definición, una creciente productividad del trabajo implica una
creciente utilización de medios de producción y por lo tanto, una ampliación de
la escala de producción. Por su vez, una mayor escala de producción permite
una mayor división y combinación del trabajo especializado; una mayor
economía de los medios de producción, la creación de nuevos medios de
trabajo, la construcción de sistemas de máquinas, la transformación del
proceso de producción en una aplicación tecnológica de la ciencia, lo que
implica una creciente productividad del trabajo. Pero, el sistema capitalista de
producción de mercaderías, la ampliación de la escala de producción requiere
el aumento del capital individual y, por lo tanto, la acumulación de capital.

Por otro lado, una creciente productividad del trabajo tiene implicaciones en el
sentido de facilitar el proceso de acumulación de capital, pues aumenta el
excedente físico de productos y la magnitud del total de la plus valía
capitalizada, sea porque eleva la tasa de la plus valía, sea porque permite
capitalizar una parte creciente de la plus valía, sin reducir el consumo ni de los
capitalistas, ni de los trabajadores. Por su vez, la acumulación de capital lleva
al aumento del número y tamaño de los capitales invertidos en la producción
que da base para la ampliación de las escalas de producción y la utilización de
métodos productivos que lleven a la creciente productividad del trabajo.

Queda por lo tanto, establecido un vínculo estrecho entre la acumulación de


capital y el crecimiento de la productividad del trabajo. Entretanto, la
demostración anterior es formal y prescinde de algunas características
marcantes del capitalismo, como ser la competencia entre los capitales
individuales y el desarrollo del sistema de crédito y las transformaciones en la
forma de organización de los capitales individuales que concurren
paralelamente al desarrollo de la producción capitalista.

Las mejores técnicas son introducidas por capitales individuales en


competencia con otros capitales. El progreso técnico y la competencia entre los
capitales individuales provocan una tendencia a la centralización de los
capitales existentes de modo que el capital individual puede aumentar de
tamaño sin que requiera necesariamente el aumento de capital en el conjunto
de la economía.

Marx no analiza sistemáticamente el proceso de centralización del capital.


Apenas indica que en el proceso de centralización resultante de la competencia
entre los capitales individuales, siendo el progreso técnico una de las armas de
esta competencia, los grandes capitales expulsan a los pequeños, elevándose
así el tamaño mínimo de capital necesario para la explotación “normal” de un
negocio. Los nuevos ramos industriales ya surgen concentrados y los
pequeños capitales tienden a localizarse en aquellos ramos donde es más
difícil el desarrollo de las formas de producción moderna. Sin embargo la
competencia, en esos ramos debido al gran número y pequeño tamaño de los
capitales individuales de modo que tarde o temprano se tiende a imponer el
proceso de centralización de capital.

Por otro lado el desarrollo de la producción capitalista conduce al desarrollo del


sistema de crédito y con él surge y se desarrolla una nueva forma de
organización del capital industrial, la sociedad por acciones. La transformación
del capital individual en capital asociado acelera el proceso de centralización
del capital y principalmente permite la implantación de grandes capitales en
nuevos ramos sin requerir la formación de capitales individuales que
posteriormente se funden en un gran capital.

Sea por la fusión de capitales individuales o por la formación de sociedades


anónimas, la centralización del capital acentúa la tendencia al aumento del
tamaño de los capitales individuales y por lo tanto, contribuye para acelerar el
proceso de acumulación de capital y crecimiento de la productividad del
trabajo.

El aumento de la productividad del trabajo se refleja en la composición técnica


del capital tendiendo a aumentar el volumen de medios de producción que el
obrero convierte en producto en un dado periodo de tiempo de trabajo. Como
condición para el aumento de la productividad, aumenta la masa de
instalaciones, equipos, aparatos y máquinas con relación a la fuerza de trabajo.
Como efecto del aumento de la productividad, el proceso de producción y de
trabajo absorbe una creciente cantidad de materias primas y materiales
auxiliares. Por ambas razones, aumenta el volumen de los medios de
producción con relación a la fuerza de trabajo.

El aumento de la composición técnica del capital tiende a elevar la composición


promedio del capital en valor tendiendo a crecer pero rápidamente el valor de
los medios de producción con relación al total de salarios. La elevación de la
composición del capital en valor puede ser más lenta que la elevación de la
composición técnica del capital si el valor promedio de los medios de
producción declina con relación a los salarios, como consecuencia del aumento
de la productividad. Sin embargo, para que del punto de vista teórico no se
deduzca la tendencia al aumento de la composición en valor cuando aumenta
la composición técnica del capital tendríamos que establecer una vinculación
necesaria entre la acumulación de capital con creciente composición técnica y
el aumento de los salarios con relación a los precios de los medios de
producción. Tal vinculación fue establecida por economistas de la escuela neo
– clásica no con relación al progreso técnico propiamente dicho, pero
considerando las alternativas técnicas disponibles y colocando la cuestión del
proceso de escoger técnicas por la empresa individual en función de los
precios relativos de los factores de producción teniendo en cuenta la hipótesis
de que el comportamiento de las empresas trata de maximizar el lucro y
minimizar los costos de producción.

Este vínculo no está presente en Marx. El progreso técnico es colocado en el


contexto de la competencia entre los capitales individuales. Él da ventajas
circunstanciales o permanentes a los que primero introduzcan las nuevas
técnicas y el carácter circunstancial o permanente de esas ventajas
dependiente del proceso de difusión de las nuevas técnicas. Sin embargo,
tiende a aumentar el tamaño de los capitales individuales en consecuencia del
aumento en la composición técnica del capital y el propio proceso de difusión
de la técnica implica, la tendencia a la eliminación de los capitales que no
acompañan el progreso técnico y que así son superados por la competencia.
Por lo tanto, la adopción de las nuevas técnicas no envuelve un escoger los
métodos técnicos por capitales individuales en función de los precios de los
factores de producción, si no que impuestos por la competencia de los
capitales individuales para que se mantengan en los ramos de la producción.

Además de eso, el progreso técnico frecuentemente envuelve una ampliación


de la escala de producción con lo que ya no es posible establecer un vínculo
general entre precios de los factores y composición del capital teniendo en
cuenta el principio de maximización del lucro.

La elevación de la composición del capital hace con que el ritmo de crecimiento


de la demanda de trabajo sea inferior al ritmo de la acumulación de capital. De
esto no se concluye que el ritmo de crecimiento de la demanda de trabajo no
pueda en determinadas circunstancias superar el ritmo de crecimiento de la
disponibilidad de la fuerza de trabajo con lo que la tendería a aumentar el nivel
de los salarios. Sin embargo se deducen algunas conclusiones importantes
interrelacionadas:

1) El ritmo de la acumulación de capital ya no está necesariamente limitado por


factores demográficos externos a la propia dinámica del capitalismo, aunque,
en circunstancias especiales arbitrariamente postuladas sea posible la
presencia de escasez de fuerza de trabajo.

2) En términos generales, el proceso de acumulación afecta tanto la demanda


como la oferta de trabajo, pues las transformaciones técnicas que acompañan
aquél proceso liberan mano de obra que queda disponible para la expansión
del capital.

3) Surge entonces, la disponibilidad técnica de desempleo permanente en la


medida en que el ritmo del proceso de acumulación se libera del parámetro
demográfico y este proceso influye tanto sobre la demanda como sobre la
oferta de trabajo. Sin embargo la propia existencia de desempleo permanente
es una condición para que el proceso de acumulación se desarrolle sin
mayores restricciones que aquellas derivadas de las características generales
de la producción capitalista y ella se concretiza a partir de las propias
características generales de este modo de producción que impone la necesidad
de acumulación del capital, del progreso técnico y la resultante elevación de la
composición del capital.

4) El comportamiento del nivel de los salarios deja de ser automáticamente


determinado por el ritmo del proceso de acumulación de capital con relación a
un dado ritmo de crecimiento de la disponibilidad de fuerza de trabajo. Se
vuelve necesario precisar las características concretas del proceso de
acumulación de capital con lo que se elimina la posibilidad de una teoría
general del salario deducible apenas de las condiciones generales de la
economía capitalista. Sin embargo, se mantiene la idea general de que el
comportamiento del nivel de los salarios no puede implicar una caída de la tasa
de lucro que amenaza el ritmo de la acumulación con lo que se explicita una
contradicción básica del capitalismo, que es, la de que el aumento del nivel de
los salarios en general presupone una mayor tasa de explotación.

5) Se concluye así que el crecimiento de la riqueza en el capitalismo (a través


de la acumulación del capital) envuelve la exclusión del proletariado de esta
riqueza: sea porque algunos son marginados de la propia producción
encontrándose desempleados, sea porque una vez integrados a la producción
capitalista, sus mayores salarios suponen en general una tasa mayor de
explotación.

Esto constituye lo Marx llamó la ley general de la producción capitalista.

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