Principios Metafísicos Del Derecho PDF
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PRINCIPIOS METAFISICOS
DEL DERECHO.
Es propiedad de Ion editores
DEL DERECHO
POE KANT.
TRADUCCION DE
G. LIZARRAGA,
ADMINISTRACION:
LIBRERÍA DE VICTORIANO SÜAREZ , JACOMETREZO, 72.
MADRID:—1873. .
PRÓLOGO.
<fcJ ¿7/
6 PRÓLOGO.
la razon); y como por otro lado, la division per
fecta de lo empirico es imposible, y aun cuando se
la intentara, siquiera sea aproximadamente, las no
ciones de los diferentes caaos posibles de la expe
riencia no podrían formar parte esencial del siste
ma (no se relacionarían con él más que á manera
de ejemplos y de observaciones): el título de Prin
cipios metafísicos del derecho, es pues, el único
conveniente para la primera parte de la metafísica
de las costumbres. En efecto, en la aplicacion á los
diferentes casos no puede haber sistema propia
mente hablando, sino únicamente aproximacion
sistemática. Seguiremos, pues, aquí la misma mar
cha que en la exposicion de los Principios metafísi
cos de la física; es decir, que el derecho, que es la
materia del sistema bosquejado á priori, formará
el texto, y que los derechos ó las cuestiones de de-
"recho que presentan los diferentes casos de la ex
periencia, serán la materia de observaciones ex
tensas; de otro modo no seria fácil distinguir aquí
lo que constituye la metafísica del derecho de lo
que forma su parte experimental ó práctica.
La mejor manera de evitar la frecuente censura
de oscuridad, y aun de aquella oscuridad calculada
que afecta un aire de profundidad, y de remediar
la falta de claridad en la exposicion filosófica, será
imponerme como ley lo que el célebre Gfarve reco
mienda á todo escritor, y más particularmente al
que filosofa; y por mi parte no pongo más condicio
nes para obedecer, que las que reclame la natura
leza de una ciencia que hay que rehacer ó extender.
Este sábio distinguido quería con razon (en sus
PRÓLOGO.
Misceláneas, pág. 352 y siguientes) que toda doc
trina filosófica se pusiera al alcance del pueblo; es
decir, que su exposicion se hiciera de una manera
bastante expresiva para que pudiera circular por
todas las clases de la sociedad, bajo pena para el
escritor de ser tachado de oscuridad en sus con
cepciones. Todo esto lo admito sin dificultad, ex
cepto si se trata del sistema de una crítica de la ra
zon misma, y de todo lo que no puede conocerse
más que por medio de esta crítica; porque enton
ces se trata de distinguir en nuestro conocimiento
lo sensible y lo no sensible, pero un no sensible
que es sin embargo de la competencia de la razon.
Lo no sensible ó hiperfísico nunca puede ser po
pular, como ninguna metafísica formal en general,
aunque los resultados de esta especie de metafísica
puedan demostrarse con toda claridad á una razon
sana, á un metafísico sin saberlo. En tales casos
hay que renunciar á ser entendido por todo el mun
do y hasta al lenguaje popular. Hay necesidad por
el contrario de ceñirse á la precision del lenguaje
de la escuela (porque la escuela tiene tambien su
lenguaje), aun á riesgo de ser acusado de pedante.
Para una razon que no puede perder el tiempo, es
el único medio de darse á entender.
Pero si algunos pedantes hablan al público (en
cátedras ó en escritos populares), un lenguaje téc
nico que solo conviene á la escuela, el filósofo crí
tico no es responsable, como no lo es el gramático
de las oscuras sutilezas de un purista sin gusto
[logodadalus). El ridículo recae aquí sobre el hom
bre y no sobre la ciencia.
8 PRÓLOGO.
Hay una especie de pretension impropia, de
amor propio excesivo, que hasta puede parecer in
juriosa á aquellos que aún no han abandonado sus
antiguos sistemas, en decir: «Que antes de la apa
ricion de la filosofía crítica, no había filosofía.»
Para poder decidir sobre esta pretension, hay que
resolver préviamente la cuestion siguiente: iEs
postóle rigorosamente que haya más que una filo-
sofial No solamente ha habido diferentes maneras
de filosofar, de elevarse á los primeros principios
de la razon, de edificar un sistema sobre estos prin
cipios más ó ménos felizmente, sino que hasta era
necesario que taviera lugar un gran número de
tentativas de esta especie, porque cada una de ellas
ha tenido su utilidad propia. Sin embargo, como
la razon humana considerada en sí, es esencial
mente una, no puede suceder que haya más que
una filosofía; es decir, que no hay más que un sis
tema racional posible segun principios, sean cua
lesquiera la diversidad y la frecuente oposicion
que hayan podido existir sobre un solo y mismo
punto/ Así el moralista dice con razon: No hay
más que una virtud, no hay más que una moral,
es decir, un solo sistema que reuna en un solo
principio todos los deberes morales; el químico: No
hay más que una Química (la de Lavoisier); el mé
dico: No hay más que un solo principio para el sis
tema ó la clasificacion de las enfermedades (el de
Brown); y todo esto sin querer rebajar en nada el
mérito de los otros moralistas, químicos y médicos,
aun cuando el sistema nuevo excluya todos los de
más. En efecto, sin los autores de estos diferentes
PRÓLOGO. 0
sistemas y sin sus infructuosas tentativas, no hu
biéramos llegado á esta unidad del principio ver
dadero de toda la filosofía reducida de este modo &
sistema.
Si, pues, la filosofía crítica se anuncia como no
precedida por ninguna filosofía, no hace en ello
más que lo que han hecho, harán y deben hacer
todos los que tracen un plan propio de filosofía.
Una censura ménos grave, pero que no es indi
ferente, seria la que consistiera en pretender que
la parte más original de esta filosofía, no lo es sin
embargo, y que puede reconocérsela tal vez en otra
filosofía ó matemática. Tal es el descubrimiento que
pretende haber hecho un crítico de Tubinga. Apo
ya su aserto en una definicion de la filosofía en
general, que el autor de la crítica de la razon pura
presenta como suya, dándole bastante importan
cia. Ahora esta definicion, dicen, ha sido dada hace
ya bastantes años por otro autor, y casi en los
mismos términos. (1) Juzgue el lector si las pala
bras intelleclualis qucedam constructio han podido
hacer nacer el pensamiento de la exposicion de
una nocion en una intuicion d priori, que distin
gue claramente y á primera vista la filosofía de las
matemáticas. Estoy seguro de que Hausen mismo
no aceptaría esta explicacion de sus palabras; por
que la posibilidad de una intuicion á priori, la po -
I.
II.
III.
IV.
§ A.
§ B.
§C.
§ D.
§ E.
I.
La equidad («quitas).
II.
A.
que con ella se puede causar daño, aunque no sea más que el ridícu
lo en que incurre el que por efecto de su credulidad repite lo que
ha oido. Pero eu sentido jurídico no se llama mentira más que á la
falsedad, por la cual se perjudica inmediatamente el derecho de otro;
por ejemplo, si tú pretendes con falsía haber celebrado un contrato
con otro para privarle desus bienes ffalsiloquium dolosum); y esta
diferencia entre nociones muy parecidas no carece de fundamento,
puesto que cada uno es siempre libre de tomar 6 no al pié de la
letra lo que se le dice, ó de interpretarlo á su manera, si bien es
cierto que la reputacion de un hombre, en cuya p.labra no se pue
de fiar, está tan cerca del oprobio de la mentira, que apenas se dis
tingue la línea de demarcacion entre lo que corresponde al derecho
y lo que corresponde á la moral.
86 INTRODUCCION.
recho, referirse simplemente al Mio y Tuyo ex
terior.
I.
III.
Como los sujetos en los cuales se considera la
ss INTRODUCCION.
relacion del derecho al deber (sea ó no rej^) ¡
susceptibles de relaciones diferentes, hay posibili
dad de una division por>ste concepto.
DERECHO PRIVADO.
CAPITULO PRIMERO.
§1-
Lo mio en derecho [meumjuris) es aquello con
lo que tengo relaciones tales, que su uso por otro
sin mi permiso me perjudicaría. La condicion sub
jetiva de la posibilidad de un uso cualquiera, es la
posesion; pero una cosa exterior no es mia, sino
en cuanto puedo con justicia suponerme agraviado
por el uso que otro haga de esta cosa, aun cuando
yo no esté en posesion de ella.—Es, pues, contra
dictorio tener como Suyo algo exterior, si la no
cion de la posesion no es susceptible de dos senti
dos diferentes; es decir: si no hay una posesion
62 PRINCIPIOS METAFÍSICOS
sensible, y una posesion inteligible, y si no puede
por la primera entenderse la posesion física de un
objeto, y por la segunda la posesion simplemente
jurídica de este mismo objeto .
La expresion: un objeto exterior está fuera de
mi; puede, pues, significar, ó bien' solamente que
es un objeto diferente de mí (sujeto), ó bien que se
encuentra colocado [positus) en otro lugar; que di
fiere, pues, de mí en el espacio y en el tiempo.. Solo
en el primer sentido puede la posesion ser conside
rada como racional; pero en el segundo sentido de
bería llamársela posesion empírica. —Una posesion
inteligible (de ser posible), es una posesion sin
ocupacion (detentio).
§ II.
§ III
§IV.
IV.
§VI.
§ VIL
§ VIII.
§ IX.
6
8i PRINCIPIOS MBTAFÍSICOS
CAPITULO II.
§ x.
SECCION PRIMERA.
§ XI.
§ XII.
v
La adquisicion primera de una cosa no puede ser
sino la delfundo.
§ XIII.
8 XIV.
§ XV.
§ XVI.
7
98 PItINCIPIOS MliTAl'ÍSICOS
§ XVII.
** •
SECCION SEGUNDA.
§ XVIII.
§XIX.
§ XX.
§ XXI.
SECCION TERCERA.
DEL DERECHO MIXTO Ó DEL DERECHO REAL PERSONAL.
§ XXII.
§ XXIII.
TÍTULO PRIMERO.
§ XXIV.
§ XXV.
§ XXVI.
§ XXVII.
TÍTULO 11.
§ XXVIII.
§XXIX.
TÍTULO III.
§ XXX.
§ XXXI.
I.
¿Qué es el dinero?
n.
¿Qué es un libro?
Un libro es un escrito (ya hecho con una plu
ma, ya con caracteres de imprenta, con pocas ó
muchas hojas, lo cual aquí no importa nada) que
representa un discurso dirigido al público por me
dio de los signos visibles del lenguaje. —El que
- habla al público en su propio nombre se llama el
autor. El que en un escrito habla al público en
nombre de otro (de un autor) es el editor. Si este
hace la publicacion con consentimiento del autor,
es el editor propiamente dicho; pero, si obra contra
su autorizacion, se llama falsificador. La suma de
todas las copias de un ejemplar se llama la edicion.
La falsificacion de un libro está prohibida ju
rídicamente.
Un escrito no es el signo inmediato de una idea
(como por ejemplo un grabado en cobre, un re
trato, ó una estátua de yeso, que representan el
DEL DERECHO. 433
busto de una persona determinada); es un discur
so al público. Es decir, que el autor habla al públi
co por medio del editor. —Este á su vez habla
(por medio de su obrero el impresor, operarius),
no en su propio nombre (porque en este caso pasa
ría por su autor), sino en nombre del autor; para
lo cual no tiene derecho sino mediante un manda
to (mandatum) dado á él por este último. —El fal
sificador, que por su propia iniciativa hace una
edicion de la obra de otro, no solamente habla en
nombre del autor, sino que lo hace sin haber reci
bido su mandato [gerit se mandatarium absque
mandato); comete por consiguiente un delito con
perjuicio del editor autorizado por el autor (único
editor legitimo por consiguiente), y le arrebata la
ventaja que este editor ha querido y debido obte
ner usando de su derecho [furtum usus.) La fal
sificacion de un libro está, pues, prohibida jurídi
camente.
Lo que da apariencia de justicia á la injusticia
manifiesta de la falsificacion de un libro, es que un
libro se compone en parte de un producto del arte ;
producto mecánico [opus mechanicum) que puede
llevarse á cabo por todo poseedor legitimo de un
ejemplar del libro. Hay, pues, lugar aquí á un de
recho real. Pero el libro se compone tambien en
parte del simple discurso del autor al público, dis
curso que no puede ser reproducido públicamente
[praestatio opera) por un tercero, sin asentimiento
del autor; y en este sentido hay derecho personal.
El error consiste en confundir estas dos cosas.
434 PRINCIPIOS MKTAIÍSICOS
La confusion del derecho personal con el dere
cho real da lugar á cuestion en otro caso com
prendido en el contrato de alquiler (II. B. a.), en
el derecho de inquilinato, de habitacion [jus inco-
latus).—Porque cabe preguntar si el propietario
tiene obligacion, cuando vende su casa (ó su fundo)
alquilada á un tercero, antes de la terminacion del
plazo de alquiler, de añadir al contrato de venta la
clausula condicional de la continuacion del alqui
ler; ó sí puede decirse que la venta rompe el alqui
ler (sin más reserva que la del tiempo que el uso
haya establecido para despedir al inquilino).— En
el primer caso, la casa sufriría una verdadera car
ga [onus), un derecho sobre la cosa, y en beneficio
del inquilino; lo cual en todo caso puede hacerse
por un pacto condicional del contrato de alquiler.
En cuyo caso no habría simplemente contrato de
alquiler, sino otro contrato á que pocos propieta
rios se prestarían. El principio es, pues: «La venta
rompe el alquiler.» Es decir, que el pleno derecho á
la cosa (la propiedad) veace á todo derecho perso
nal, que en efecto no puede subsistir con ó más
bien contra el primero de estos derechos. En este
caso, sin embargo, se reserva al inquilino la acción
personal á fin de que pueda hacerse indemnizar de
los perjuicios que le resulten por la rescision del
contrato.
DEL DEHfcXHO. 13o
SECCION ACCESORIA.
§ XXXII.
I.
§ XXXIII.
§ XXXIV.
ra.
§ XXXV.
CAPITULO III.
§ XXXVI.
A.
§ XXXVII.
B.
§ XXXVIII.
Del comodato .
** *
c.
§ XXXIX.
§ XL.
% XLI.
§ XLII.
DERECHO PÚBLICO.
SECCION PRIMERA.
§ XLIII.
§ XLIV.
§ XLV.
§ XLVI.
§ XLVII.
§ XLVIII.
OBSERVACION GENERAL.
. A.
B.
G.
E.
I.
II.
§ LI.
§LÜ.
DERECHO PÚBLICO.
SECCION SEGUNDA.
é
DEL DERECHO DE GENTES.
§ LUI.
§ LIV.
§ LV.
§ LVI.
§ LVII.
§ LVIII.
§ LIX.
§ LX.
§ LXI.
: 13
226 PRINCIPIOS METAl'ÍSICOS
DERECHO PÚBLICO.
SECCION TERCERA.
DERECHO COSMOPOLÍTICO.
§ LXH.
CONCLUSION'.
FIN.
!32 PRINCIPIOS METAUSICOS
NOTAS.
Ejemplos.
A.
G.
D.
(1) En todo castigo hay algo que hace sufrir justamente el sen
timiento de honor del condenado, porque el castigo contiene una
simple violencia unilateral, y en esta violencia, la dignidad de un
ciudadano como tal se vé por lo ménos suspendida ea un caso par
ticular, puesto que está sometido á un deber exterior, al cual no
debe oponer por su parte ninguna resistencia.
El grande y el rico, cuando son castigados pecuniariamente,
sienten más la humillacion de vers9 obligados á someterse á la
voluntad de uu hombro inferior que la pérdida de su dinero. La jus
ticia penal (juslitia punitiva), como argumento de la culpabilidad
moral fquiapeccatumestj, debe distinguirse de la prudencia penal
que es puramente pragmática (ne peccetur), y que se funda en la ex
periencia de lo que más influye para prevenir el crimen, y ocupa en
la topica de las ideas de derecho un Jugar completamente diferente
(locusjuslij y no el lugjr de lo conducente lconducibilis), ó de lo
útii por ciertos conceptos, como tampoco el lugar de lo simplemente
honrado (honesli), lu^ar que debe buscarse eu la moral.
DEL DERECHO. 257
nes, es literalmente contrario á la nocion de una
justicia penal. Solo que el culpable no puede que
jarse de injusticia cuando atrae sobre su cabeza el
castigo que le hiere, y cuando sufre, no segun la
letra, pero al ménos segun el espíritu de la ley pe
nal, lo que con otro se ha permitido.
47
*
FÉ DE ERRATAS.
Páginas.
PREFACIO DEL AUTOR 5
Introduccion ala metafísica délas costumbres.
I.—De la relacion de las facultades del alma
con las leyes morales. 12
II.—Idea y necesidad de una metafísica de las
costumbres 18
III.—Division de una metafísica de las cos
tumbres 24
IV.—Nociones preliminares sobre la metafísica
de las costumbres 28
Introduccion á la teoría del derecho.
A.—¿Qué es el derecho como ciencia? 40
B. —¿Qué es el derecho en sí? 41
C.—Principio universal de derecho 42
D.—El derecho es inseparable de la facultad
de obligar 44
E. —El derecho puede tambien concebirse como
la posibilidad de una obligacion mutua,
universal, conforme con la libertad de todos
segun ley es 44
Apéndice á la introduccion al derecho.—Del derecho
equívoco.
I.—La equidad 48
II.—El derecho de la necesidad 50
Páginas.
Division de la ciencia del derecho.
A.—Division general de los deberes de derecho. 52
B. —Division general del derecho 53
No hay más que un solo derecho natural ó
innato 54
Division de la 'metafísica de las costumbres
en general.
I.—Todos los deberes son: ó deberes de derecho
ó deberes de virtud 56
II. —Division segun la relacion objetiva de la
ley al deber 57
III. —Division segun la relacion subjetiva de
los que obligan y de los obligados 57-
Division de la moral como sistema de los debe
res en general 59
PRIMERA PARTE.
DERECHO PRIVADO.
Capítulo primero.—De la. manera de tener
como suya alguna cosa exterior.
§ I.—Definicion de la propiedad en general. ... 61
§ II.—Postulado jurídico de la razon práctica. 62'
§ III.— El que afirma que una cosa es suya
debe estar en posesion de ella 64
§ IV.—Exposicion de la nocion de lo Mio y de
lo Tuyo exterior 64
§ V.—Definicion de la nocion de lo Mio y de
lo Tuyo exterior 66
§ VI. —Deduccion de la nocion de la posesion
puramente jurídica de uh objeto exterior. . . 68
ÍNDICE. 264
Páginas.
§ VIL—Aplicacion del principio 'de la posibili
dad de lo Tuyo y de lo Mio á objetos de la
experiencia 73
í§ VIII.—No es posible tener como Suya una cosa
exterior más que en un estado jurídico,
bajo un poder legislativo público, es decir,
en el estado de sociedad 77
§ IX.— Puede, sin embargo, haber lugar á un
• Mio y Tuyo exterior, pero solamente provi
sional, en el estado de naturaleza 79 3
SEGUNDA PARTE.
DERECHO PUBLICO.
Seccion primera. —Derecho ele ciudadanía.
§ XLIII.—Derecho público 163
§ XLIV.—Estado de ilegitimidad .. 164
§ XLV.—El Estado 166
§ XLVI.—Poder legislativo ' 167
§ XLVIL—Contrato original 170
§ XLVIII.—Relacion de los tres poderes en el
Estado 171
§ XLIX.—Poder ejecutivo 172
Observaciones generales sobre, los efectos jurí
dicos que resultan de la naturaleza de la
asociacion civil 175
A. —Para el podersupremo como jefe del Estado. 175
B.—Para el mismo poder como propietario emi
nente del territorio 182
C. —Para el mismo como dueño absoluto de los
establecimientos piadosos 186
D. — Dela distribucion da ios empleos y digni
dades • 19 i
ÍNDICE. 265
Pág-inaa.
E.—Del derecho de castigo y de indulto 194
I. —Del derecho de castigar 194
II.—Del derecho de indultar 204
De las relaciones jurídicas del ciudadano con el
país y con el extranjero 205
§ L. De la emigracion, de la inmigracion, de
la expatriacion y del destierro 205
§ LI.—De la forma de la ciudad 206
§ LII.—Del modo de gobierno 208
Seccion segunda.—Derecho de gentes.
§ LUI. —Problema del derecho de gentes 213
§ LIV. —Elementos del derecho de gentes 214
§ LV.—Derecho del Estado, con relacion á sus
propios subditos, de hacer la guerra 215
§ LYI.—Derechos de un Estado, con relacion
á otro Estado, de hacer la guerra 218
§ LTII. —Del derecho durante la guerra 219
§ LVIII.—Del derecho despues de la guerra. . . . 221
§ LIX.—Del derecho de la paz 222
§ LX.—Del derecho de un Estado respecto do
un enemigo injusto ' 222
§ LXI. —De la paz perpétua 224
Seccion tercera.—Derecho cosmopolitico.
§ LXII.—Idea racional de una sociedad de paz
entre todos los pueblos 226
Conclusion 229
EXTRACTO
del Catálogo de la librería de Victoriano Saarez*
calle de Jacometrezo, núm. 72, Madrid.
CATÁLOGO
DE ALGUNAS OBRAS DE
TRATADO DE SOCIOLOGIA.