Guia Acero 5160 - 9260 PDF
Guia Acero 5160 - 9260 PDF
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Un amigo estuvo haciendo hojas de cuchillo con resortes de suspensión. Le quise dar algunos consejos
para trabajar ese acero, que presumiblemente es SAE 9260, y me di cuenta de que si juntaba toda esa
información podía llegar a serle de utilidad a alguien.
No faltan lugares donde encontrar información técnica sobre este acero. En general se considera, junto
con el SAE 5160, aceros prácticos para principiantes, fácilmente obtenibles, sencillos de templar y de
excelente rendimiento en tenacidad.
Pero muchas veces los datos que uno encuentra en las planillas no tienen la solución a los problemas
de uno encuentra cuando hace piezas que no son parecidas a las que le interesan a la industria.
Por esa razón estoy haciendo esta guía que tratara simultáneamente de estos dos amigos que, juntos,
pueden cubrir todas las necesidades de forja y desbaste que un aficionado pueda tener en toda su
vida. Si se da maña en entenderlos y sacarles el máximo rendimiento posible.
El SAE 5160 es un acero de baja aleación. Es igual a un acero al carbono pero con un pequeño
agregado de cromo. El agregado de cromo sirve casi exclusivamente para aumentar la templabilidad.
El SAE 9260 es un acero al manganeso y al silicio. Esos componentes aumentan la templabilidad
también.
La templabilidad:
Es un concepto que hay tener siempre en la cabeza. No es una palabra rara ni una cosa que se ve al
microscopio, ni se mide en joule por segundo sobre grado kelvin ni nada.
Es simplemente la capacidad que tiene un acero de endurecerse durante el temple. El temple es ese
procedimiento que consiste en calentar un acero a una temperatura dada (al rojo) y enfriarlo
rápidamente para que quede duro.
La templabilidad es la capacidad de una acero de endurecerse aunque la enfriada no sea muy eficiente.
Un acero de alta templabilidad se endurece aunque se lo enfríe en aceite viejo. Algunos tienen tanta
templabilidad que con dejarlos enfriarse al aire ya se endurecen.
Un acero de baja templabilidad no se endurecerá a menos que lo enfríen muy rápido. En agua. Algunos
tienen tan baja templabilidad que solo se endurecerán en la superficie. El interior, que no se enfrió tan
velozmente, permanecerá blando.
El acero al carbono, es decir el que solo es hierro + carbono + impurezas, tiene tan baja templabilidad
que no endurece si no baja su temperatura casi a la del ambiente en menos de un segundo.
¡Y eso es tan rápido que muchas veces es imposible! Y cuando es posible se corren riesgos de que se
agriete, se rompa o quede con una estructura heterogénea.
Así que la industria ideó variedades de aceros al carbono que se pudieran templar en un medio suave,
práctico y a prueba de tontos: El aceite.
De temple, de auto, de cocina, precalentado, frío, quemado, viejo, sucio, lleno de escoria, de ratas que
cayeron en la batea pero no pudieron escapar (muy común), el aceite siempre sirve para estos dos
aceros.
Las pequeñas cantidades de cromo o de manganeso + silicio alcanzan para que puedan tener dureza
completa y uniforme.
Cromo vs Silicio/Manganeso
Como dijimos ambos aceros, el 5160 y el 9260, son aceros al carbono con pequeños agregados que
les mejoran la templabilidad.
Sus otras bondades: dureza, resistencia al golpe y la flexión no vienen tanto de estos componentes
sino de ese 0,6% de carbono que tienen.
Sin embargo, algunas cosas traen aparejadas estos aleantes.
Veámoslas pero no antes de hacer una advertencia que será la última válida para ambos aceros: Como
tienen templabilidad alta (y ud ya sabe lo que la templabilidad es) hay un riesgo de que, cuando
forjamos espesores finos, se nos temple la pieza en el yunque y debajo del martillo. Ello puede hacer
que se raje o se rompa. Hay que tener cuidado de que la pieza nunca se enfríe mucho durante la
martillada, o que no venga muy caliente (un rojo cereza) o que los espesores sea siempre generosos.
Ahora sí, vamos a las diferencias:
5160:
En este acero el cromo retarda un poco la decarburización, que es una molestia que consiste en que
los aceros al rojo tienden a perder algo de su carbono reaccionando, en principio, con el oxígeno y
formando óxido de carbono.
Con 0,6% de C tampoco es que nuestro acero tiene tanto carbono que lo largue fácil pero es un
reaseguro cuando queremos forjar y forjar y forjar.
Otra ventaja es que, como el cromo es tan poco, el 5160 sin templar no tiene mucha mayor dureza que
un acero al carbono y se puede cortar, taladrar y forjar con facilidad.
El 5160 es amigable para trabajar y para hacer con él todo lo que sabemos hacer con aceros al carbono
o incluso con hierro. Cierta cantidad de deformación en frío es también posible.
La única contra del cromo es que facilita el crecimiento de grano. Es decir que es más fácil “quemar”
el acero. Sin embargo el crecimiento de grano es uno de esos monstruos que te hacen creer que está
a la vuelta de la esquina cuando no es así: no es tan fácil quemar un acero. Requiere ir a atender el
teléfono con el acero en la forja, meter la pieza en una montaña de carbón caliente y olvidarse, dejar
filos muy delgados y calentarlos con fuego directo, en fin, una falta importante de sentido común.
Y si usted tiene una falta importante de sentido común no debería tener por hobbies algo que implica
fuego y objetos punzocortantes.
El 5160 comparte muchas características con el acero al carbono y es un buen substituto suyo.
Templado es dúctil (admite deformación sin romperse) y puede enderezarse una hoja doblada o
remacharse una espiga sin demasiado riesgo de romper la pieza.
Todo eso hace del 5160 un buen substituto de los aceros al carbono. Especialmente cuando tenemos
que combinar la forja, el temple y el desbaste con el cincelado, el damasquinado o el remachado. En
hojas tradicionales o reproducciones de piezas antiguas el 5169 ofrece un excelente compromiso entre
la alta performance y un comportamiento parecido al histórico.
Se consigue en planchuelas con cierta facilidad.
9260
En este otro acero el agregado es de manganeso y de silicio. El manganeso aumenta la templabilidad
y confiere cierta rigidez. El silicio aumenta la capacidad de resistir golpes y flexiones repetidas muchas
veces o mantenidas por mucho tiempo.
Una hoja de 9260 no se doblará quedando deformada tan fácil como una de 5160. Pero tampoco se
endereza tan fácil, ni se remacha fácil, ni se agujerea, ni nada más fácil que una de 5160.
El 9260 es salvajemente diferente del 5160. Cederá después que el 5160, pero cederá peor. Con rotura
casi siempre.
Y tiene otras mañas peores.
El silicio aumenta el potencial químico. También confiere una compleja cualidad que permite que la
distribución de carbono en la pieza sea más uniforme. Llevando esto a nuestra pueril realidad lo que
termina ocurriendo es que después de unas calentadas nuestra pieza de 9260 parece tan blanda como
el hierro. Por fuera. Por dentro es tan dura y rebelde como pueda imaginarse. Y eso nos complica la
vida bastante y ya volveremos sobre ello.
El 9260 se presenta mayormente en barras o en planchuelas muy gruesas. Lo que implica una
complicación más porque también es significativamente más duro de forjar.
El 9260 se templa a un poco más de temperatura. Unos 30 o 40 grados más. Ambos pueden templarse
en agua caliente. En mi horno el 5160 se puede templar en agua a 805C y el 9260 a 830 C. Quedando
bien duros. En aceite el 5160 queda perfectamente duro con 830 grados y el 9260 con 860 C.
En ambos aceros hay que ser generosos con el tiempo a temperatura de temple. Nada de un minuto
por mm. 15 minutos a temperatura es lo mínimo. Si el intercambio de calor del horno no es bueno
(hornos eléctricos por ejemplo) media hora es mejor. Cuarenta minutos no arruina nada.
El 9260 siempre hace capa decarburada que puede ser muy gruesa. Eso nos induce a creer que quedó
blando cuando ello no es así. Por lo que hay que comprobar dureza desgastando la gruesa capa
blanda.
Por eso la herramienta principal para verificar el temple no es el durómetro del laboratorio ni la lima del
hobbista. Es el baño de solución de ácido nítrico. Si la pieza de 9260, luego de un pulido superficial,
aun se presenta gris muy clara luego del baño entonces o no tomó dureza (temperatura insuficiente) o
todavía solo vemos la capa decarburada.
Hay que seguir desbastando hasta que no quede capa blanda. Eso trae problemas.
En principio un trabajo tan largo después del temple retarda el revenido y, como hablamos de un acero
que toma bastante dureza, eso es peligroso. La forma práctica es templar, hacer una marca profunda
con la lima hasta que encontramos lo duro (la lima queda arruinada en esa parte) y revenir
inmediatamente a muy baja temperatura. Durante dos horas. Mínimo. Un revenido a 250 grados deja
el 9260 está bien. Pero hay que estar atentos porque es muy fácil hacer un revenido insuficiente en el
9260.
Ahí, entonces, podemos desbastar todo, ver que tenemos una pieza dura que sale negra o casi negra
del baño de nítrico con solo trazas aquí y allá de la capa decarburada.
Solo entonces podemos enderezar. Siempre en caliente, a temperatura de revenido. Cuidando de
precalentar las mordazas de la morza y con una gringa de mango largo porque, si es 9260 ¡Hay que
hacer mucha fuerza! No es raro que todo sea inútil y que se muestre inmune a todos nuestros tirones.
Mazazos sobre una madera con una concavidad puede ser la única solución.
Si enderezamos antes lo que enderezamos es solamente el paquete contenedor de bajo carbono en
que está envuelta la hoja. Cuando desbastamos esa capa la hoja vuelve a estar doblada.
Yo sé que suena raro. ¿Una capa de menos de un mm hace que una hoja de 7mm de acero se
mantenga doblada? Pues sí. Una mínima capa decarburada mantiene la hoja derecha dándonos la
impresión de que ya está lista. Unas pocas pasadas en la lijadora nos volverá a donde empezamos.
Como se ve ambos son fáciles de trabajar y de obtener de ellos excelentes propiedades. Hay,
innegablemente, un encanto extra en las características rebeldes del 9260 que no están presentes en
el 5160. Tal vez podamos hablar de una mejora de performance, muy difícil de apreciar en un cuchillo
o una espada, pero que sabemos que estará allí.
El 5160 tiene la gran ventaja de que nos permite forjar cerca de la forma final porque no tenemos que
dejarlo mucho más grueso para evitar el decarburado.
No es imposible forjar 5160 con filos de un mm, emparejar con una lima, templar y pulir directamente
solo hasta borrar las manchas y sacar filo. Todo ello sin el concurso de ninguna herramienta eléctrica
pero obteniendo una pieza de alta performance.
Ambos tienen su mejor rendimiento entre 54 y 58 Rwc. Los cuchillos pueden dejarse en 60 Rwc y no
se romperán fácil. Estudios avanzados han demostrado que se puede templar 9260 en 56 Rwc con
óptima resistencia al choque y la fatiga. Alfredo Kehiayán ha templado 5160 a 60 Rwc (O más, no
recuerdo) con deformación plástica (se dobla y queda doblado sin romperse a pesar de estar tan duro).
Ninguno de los dos muestra muchas ganas de reaccionar favorablemente al temple diferencial.
Tienden a templarse completo. Tampoco el revenido selectivo (como el de sopletear el lomo) los
favorece. Porque ambos tienen sus mejores propiedades mecánicas muy cerca de la dureza máxima
utilizable. Un 5160 o un 9260 a 45 Rwc no es más resistente que a 55 Rwc.
La retención del filo no es algo que yo haya estudiado porque no es muy relevante a mi trabajo pero
una observación a ojo de buen cubero me ha demostrado a mí, e independientemente a los Hermanos
Fontenla, que el 1095 a 65 Rwc tiene más retención de filo que 9260 o 5160 a 54/56 Rwc. Lo cual no
es para sorprenderse. Queda en uds compararlos en los valores de dureza más altos.
Pero hay que tener en cuenta que donde no hay tenacidad la retención de filo siempre penderá de un
hilo muy delgado.
La conclusión a la que podemos llegar es que ambos aceros son buenas opciones para el principiante,
aunque sea un poco más sencillo el 5160.
Quiero aclarar que todo esto es mi observación. La cual puede ser diferente en otros talleres. Así que
cada uno debe corroborar todo esto, no confiarse ciegamente en ello. Puede servir de guía, pero no
de ley.