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1, 2010
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OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
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Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), Transparency International, http://www.transparency.org/
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MASKANA, Vol. 1, No. 1, 2010
conocimiento; la falta de una política coherente para la educación; la baja inversión interna y externa
en la educación; y la incertidumbre política y económica. Según el Instituto de Estadística de la
UNESCO (2009) el gasto de Ecuador en la investigación y el desarrollo (I+D) en el período 1996-
2005, expresado como porcentaje del PIB, fue en promedio del 0,07% con una tendencia a la baja,
siendo uno de los niveles más bajos de inversión en cualquier país en desarrollo. Según la misma
fuente, el nivel de inversión subió a 0,15% en el período 2006-2007, siendo aún así 10 veces más bajo
que el necesario para tener un impacto significativo en el desarrollo económico y el desarrollo
tecnológico del país. Para ser efectiva, la inversión pública en I+D debería estar alrededor del 1,5%
del PIB. Recién, en el 2009, con apoyo del Gobierno Nacional, Ecuador invirtió 0,44% del PIB, un
hecho sin precedente en la historia de Ecuador (Baldeón, 2010). Hoy la inversión nacional del
Ecuador en ciencia y tecnología corresponde a $ 15 por habitante8.
El bajo nivel de capacidad de innovación y generación de conocimiento económicamente
explotable en el Ecuador no es sólo la consecuencia de la falta de políticas gobierna visionarias y
consistentes y la baja tasa de inversión, sino también de la dilución dramática de los recursos públicos
limitados. ¿Cómo explicar que Ecuador tiene 4,86 universidades y escuelas politécnicas por millón de
habitantes, mientras que el número total de universidades por cada millón de habitantes en los países
industrializados es 0,5? (Education and Science, 2010). El elevado número de Instituciones de
Educación Superior (IES) en Ecuador es una de las principales causas de la fragmentación enorme de
los recursos públicos invertidos en IES; con el resultado que los presupuestos a nivel de las
instituciónes insuficientes.
Sería incorrecto afirmar que el nivel de calidad de la educación hoy se debe sólo a la aplicación
de políticas de gobierno inconsistentes y al bajo nivel de inversión pública. Además de ello, la mala
gestión administrativa y académica a nivel institucional es responsable de la baja eficacia de las IES.
Analógicamente a la fragmentación del panorama educativo a nivel nacional, la mayoría de los
institutos educativos se caracterizan por una visión y gestión en tiempo fragmentada e inconsistente.
Este último, entre otros factores, ha resultado en un crecimiento descontrolado de las iniciativas y
programas académicos, cada uno de ellos con un enfoque específico sin relación con otras iniciativas
o programas similares. En este sentido, es poco probable que los 3.433 títulos de tercer nivel y 1.123
ofertas académicas de cuarto nivel [242 diplomados superiores (21,55%), 193 títulos de especialista
(17,19%), 440 grados de magíster (29,18%), y 248 programas de nivel técnico superior (22,08%)] que
las universidades e instituciones ofrecen cumplan con los patrones mínimos de calidad y además se
superpongan y, probablemente, la mayoría de ellos no estén de acuerdo a la demanda (CONESUP,
2010). Así como la disminución del número de universidades es relevante para la imagen de las IES
del Ecuador, el control de la cantidad, calidad y utilidad de los programas de estudio de tercer y cuarto
nivel es importante para la mejora del perfil académico de las mismas. Aún hoy en día, en Ecuador
resulta fácil obtener la aprobación oficial para la organización de un nuevo programa de maestría, que
en la mayoría de las veces se establece con el único objetivo de generar fondos para compensar el
déficit de financiación institucional o personal.
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La población de Ecuador en julio 2010 se estimó en 14,57 millones, The World Factbook,
https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/ec.html
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MASKANA, Vol. 1, No. 1, 2010
capaces de ofrecer una educación de calidad y producir graduados que tengan la capacidad y actitud
para ayudar a dirigir la sociedad hacia un mundo mejor. El costo de la prestación de estos servicios es
calculable y sobre este tema existe bastante literatura.
Un reto para las instituciones de educación superior es la obtención de fondos suficientes para ser
capaces de ofrecer los servicios que se supone deben entregar a la sociedad en general. En el pasado
las universidades públicas obtuvieron estos recursos principalmente mediante transferencias
financieras del gobierno, y en menor medida mediante ingresos por matrículas, mientras que las
universidades privadas generaban ingresos principalmente a través de cuotas de inscripción, pensiones
y donaciones. Hoy en día, en los países desarrollados una parte importante de las necesidades
presupuestarias se satisfacen mediante el desarrollo de la investigación para el apoyo a entes privados
(patentes y aplicaciones de desarrollo del mercado privado) y públicos (defensa, orden público,
sociedad y medioambiente y tecnologías de la información y servicios) (Samuelson, 1954; Justo y
Huffman, 2009). Actualmente, en los países menos desarrollados, las universidades públicas todavía
dependen en gran medida de los fondos que les entrega el gobierno, lo cual a su vez obedece a la
situación política y económica del país. El bajo nivel de financiación del gobierno en esos países es
frecuentemente citado como el factor principal responsable del moderado a bajo rendimiento de las
universidades públicas y la razón por la cual las instituciones privadas están en auge (Oketch, 2004).
Sin embargo, en los países en desarrollo la expansión de la población, la democratización y la presión
por equidad en educación ponen a menudo a la capacidad de las universidades públicas bajo una
presión severa. Para hacer frente a esos retos, algunas vías potenciales son: (i) aumentar los ingresos
mediante el desarrollo de la investigación relevante para el sector público y privado, la
comercialización de tecnología, el “spin-off” de alta tecnología, la atracción de talento extranjero, y la
inclusión en la operación y gestión de la institución de la mentalidad empresarial (Wong y col., 2007);
(ii) establecer costos de matriculación de un nivel aceptable en combinación con el establecimiento
y/o revitalización de las becas de educación superior y los préstamos para los estudiantes que no
puedan pagar la política de reparto de costes (Nafukho y Verma, 2001); y (iii) la evaluación del logro
académico de la institución (su calidad académica), la eficiencia y la rentabilidad (Dill, 2010).
Con respecto al último aspecto, en los países industrializados se ha introducido la tradición de
evaluar frecuentemente el desempeño de las IES mediante auditorías internas y externas, no sólo para
definir la eficiencia de uso de los recursos financieros asignados y administrados, sino también para
medir la calidad de los servicios entregados por la institución, es decir, la educación, la investigación
y las actividades de extensión. Las principales razones para hacerlo son: (i) para mantener y mejorar
la calidad institucional en el funcionamiento y la prestación de servicios; (ii) para asegurar que la
institución esté preparada para afrontar nuevos desafíos; (iii) para influir en los responsables políticos
y en el sector privado al momento de solicitar ajustes o si es necesario incrementos de las inversiones;
(iv) para mejorar la competitividad y el atractivo de la institución que permita contratar de manera
más fácil a los mejores funcionarios, investigadores o docentes; y (v) para mejorar la calificación
institucional. Especialmente en los países desarrollados la competitividad entre las instituciones
públicas y privadas aumenta, lo cual en principio es sano, ya que conduce a un mejoramiento continuo
del nivel académico y beneficia con mayor impacto a la sociedad. Esto ha conllevado a que en los
últimos años las instituciones pongan cada vez más atención a su posición en las clasificaciones
nacionales e internacionales. Existe un número significativo de sistemas de clasificación, siendo los
más conocidos y utilizados, el Times Higher Education (THE), el QS-World University Ranking
(QS), el SCIMAGO Institution Ranking (SIR), el Academic Ranking of World Universities (ARWU),
y el WEB Ranking of Universities (WEBOMETRICS).
Como ilustración de que el sitial o posicionamiento de una institución específica es diferente
según el sistema de clasificación considerado, la Tabla 1 muestra la clasificación de la Universidad
Católica de Leuven (K.U.Leuven, Bélgica) para los 5 sistemas de clasificación mencionados. Se ha
seleccionado esta institución en particular, en vista de que la misma está incluida en todos los sistemas
indicados. Una razón adicional es que el primer autor de este artículo ha trabajado durante 40 años en
esta universidad, y el segundo autor ha estudiado y trabajado en la misma. Para el ejemplo en
cuestión, los sistemas de clasificación QS y SIR producen resultados similares, 65 y 61
respectivamente, mientras que los sistemas ARWU y THE también producen resultados similares
entre sí pero en el rango 102 - 119.
9
El sistema Times Higher Education (THE) se basa en una agregación de la puntuación de los siguientes
indicadores: 10% por actividad económica / innovación: la asimilación de investigación por parte de la industria
(en proporción al número de personal académico); 10% por diversidad internacional: el radio tanto nacional
como internacional entre estudiantes y el personal académico/científico; 25% por los indicadores institucionales:
número de alumnos de pregrado, títulos otorgados de grado, títulos otorgados de doctorado, encuestas sobre la
calidad de la enseñanza, los ingresos institucionales, etc.); 55% por los indicadores de investigación: trabajos
académicos, el impacto de citas bibliográficas (normalizada por tema de investigación), los ingresos de la
investigación que provienen tanto de fuentes públicas como privadas (industria, entidades de gestión de recursos,
etc.), encuesta de calidad de la investigación.
10
La metodología del sistema QS se basa en datos recogidos en las siguientes categorías: evaluación académica
por parte de pares externos, evaluación del personal que labora en la institución, número de profesores
internacionales, número de alumnos internacionales, la relación docente/alumno y las citas bibliográficas por
facultad.
11
Sistema SIR: Este indicador revela, para un período de análisis y una disciplina dados, el radio entre el
impacto científico medio de una institución y el impacto promedio mundial de las publicaciones (éste último
representado por un valor de 1,0). Los valores se expresan en porcentajes. Una puntuación de 0,8 significa que
la institución ha sido citada 20% por debajo del promedio mundial y 1,3 significa que la institución ha sido
citada 30% por encima del promedio mundial.
12
El sistema ARWU es la puntuación ponderada que resulta de considerar el número de alumnos ganadores del
Premio Nobel y Medallas de Honor (10%); personal ganador del Premio Nobel y Medallas de Honor (20%);
investigadores altamente citados en el contexto de 21 grandes categorías de temas científicos (20%); artículos
publicados en la revista NATURE y CIENCIAS (20%); índices de citas bibliográficas en ciencias exactas y
ciencias sociales (20%); y el rendimiento académico per cápita de la institución (de acuerdo a los indicadores
anteriores) (10%).
13
El sistema de clasificación WEBOMETRICS es el resultado de la combinación de los siguientes cuatro
indicadores: Tamaño (S) que es el número de páginas electrónicas recuperadas a partir de cuatro buscadores:
Google, Yahoo, Live Search y Exalead; Visibilidad (V) es el número total de enlaces externos únicos recibidos
(“inlinks”) en el portal considerado; Archivos en formato Rich (R) se refiere a la cantidad de documentos
disponibles en el portal de la institucion luego de la evaluación de su pertinencia por parte de pares (expertos) y
resultantes de actividades académicas y de investigación, teniendo en cuenta el volumen de documentos
disponibles en distintos formatos tales como: Adobe Acrobat (.Pdf), Adobe PostScript (.Ps), Microsoft Word
(doc) y Microsoft PowerPoint (.ppt); y Académico (Sc) que se define en función de la información que Google
Scholar proporciona sobre el número de artículos y citas para el portal de la institución. Estos indicadores se
definen sobre la base de datos académicos (artículos, informes, etc.).
Tabla 2: Clasificación de las instituciones de educación superior ecuatorianas que se incluyen en ambos sistemas de clasificación SIR Iberoamericano 2010 y
WEBOMETRICS
Leyenda:
IBE: Clasificación compuesta por todos los países de Iberoamérica.
PC: Producción científica medida en base al número de publicaciones en revistas científicas. La PC ofrece una idea indirecta y general del tamaño de una institución. En las
publicaciones con varios autores de distintas instituciones, se asigna un punto a cada una de las instituciones participantes.
CI: Ratio de publicaciones científicas que han sido elaboradas por una institución dada junto con instituciones de otro país. Los valores se calculan analizando las
publicaciones de una institución cuya afiliación incluye direcciones pertenecientes a más de un país.
CCP: Impacto científico de una institución después de eliminar la influencia del tamaño y el perfil temático de la institución. El CCP permite comparar la “calidad” de la
investigación de instituciones de diferentes tamaños y con distintos perfiles de investigación. Una puntuación de 0,8 significa que una institución es citada un 20% menos que
la media mundial. Un valor de 1,3 indica que la institución es citada una 30% más que la media mundial.
1Q: Indica el porcentaje de publicaciones que una universidad ha conseguido colocar en revistas incluidas en el primer cuartil ordenadas por el indicador SJR. La
clasificación 1Q muestra la cantidad de artículos que las universidades publican dentro del conjunto compuesto por el 25% de las revistas más influyentes del mundo. El
indicador SJR mide la influencia o prestigio científico de las revistas mediante el análisis de la cantidad y la procedencia de las citas que recibe una revista científica. Su uso
se ha extendido a través del portal SCImago Journal & Country Rank y es utilizado por “Elsevier”, la editorial científica líder mundial, en su índice de citas Scopus.
WR: Clasificación Mundial.
C1= Tamaño: Número de páginas recuperadas desde cuatro herramientas de ciber-búsqueda: “Google”, “Yahoo”, “Live Search” y “Exalead”.
C2 = Visibilidad: Número total de enlaces externos recibidos (inlinks) de un portal.
C3 = Ficheros “Rich”: Número total de ficheros tipo “Rich” después de una evaluación de su pertinencia para actividades académicas y de publicación y teniendo en cuenta
el volumen de los diferentes formatos de archivo “Rich” (*.pdf, *.ps, *.doc, *.ppt,…).
C4 = Académico: Número de documentos, informes y citas en “Google Scholar”.
De la comparación que antecede se puede concluir que la encuesta del CONEA (CONEA, 2009)
no ha permitido sondear adecuadamente el desempeño de los científicos de las instituciones, un
aspecto tomado en consideración de manera más correcta en el sistema SIR Iberoamericano 2010. De
la correspondencia entre ambos sistemas se puede concluir que el sistema SIR podría ser aceptable
para la evaluación de las instituciones de educación superior ecuatorianas. Sin embargo, hay que tener
en cuenta que las instituciones con ninguna o baja producción científica no se incluyen en el sistema
de clasificación SIR. Una ventaja del ranking SIR mundial es que la clasificación incluye muchas
instituciones de educación superior del mundo, entre las que también estarían las mejores
universidades del Ecuador. El hecho de que exista una gran distancia en la clasificación entre las
universidades del Ecuador y el resto del mundo se debe a las diferencias históricas, políticas y
económicas. Por lo tanto, la clasificación SIR Iberoamericana debe utilizarse como una escala relativa
local con el objetivo de estimular a las instituciones nacionales a integrar acciones que eleven su perfil
científico, y que no sólo contribuyan a un mejoramiento de la clasificación institucional, sino también
a un aumento de su contribución social.
La revisión de la literatura científica actual (Farrell y Van Der Werf, 2007; Hazelkorn, 2007) sugiere
que la clasificación de las instituciones influye sobre las políticas de las mismas en las siguientes
áreas: posicionamiento estratégico y planificación; la dotación de personal y su organización;
aseguramiento de la calidad; la asignación de recursos y recaudación de fondos; y las admisiones y
ayuda financiera a los estudiantes. Sin embargo, uno debe estar consciente de que los sistemas de
clasificación tienen efectos tanto positivos como negativos, y por ende entender el impacto completo
de las clasificaciones no es una tarea fácil (Sauder y Lancaster, 2006). Los sistemas internacionales de
clasificación han recibido críticas en el sentido de que la clasificación de las universidades a través de
un sólo método de evaluación estandarizado reduce significativamente las grandes diferencias que
existen entre las naciones, en relación a las prácticas educativas y sus metas. Sin embargo, en muchas
partes del mundo, se supone que la clasificación mundial refleja con exactitud la posición de un país
en el mundo en términos de desarrollo. Muchos miran a la clasificación como una medida de la
calidad académica. Por otro lado, la precisión con la que los sistemas de clasificación perciben la
calidad es todavía un intenso debate (Machung, 1998). La experiencia sugiere que el impacto de las
clasificaciones es generalmente positivo: como resultado de las mismas, las instituciones pueden
sentirse motivadas a mejorar la calidad de su desempeño académico y científico. Sin embargo, las
instituciones parecen responder a las clasificaciones de una manera menos intensa a la esperada con
respecto a aspectos tales como la revisión de su currículo de enseñanza y aprendizaje, y la
introducción de nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje y de programas académicos (Hazelkorn,
2009). En general se cree que las clasificaciones pueden ser beneficiosas en los países donde los
sistemas oficiales de control de calidad son insuficientes o inexistentes.
La manera más eficaz para mejorar la clasificación institucional es centrando las acciones sobre
los indicadores utilizados en los sistemas de clasificación. Ello significa que la institución debería
centrarse en mejorar la calidad de las facultades, centros y unidades académicas; tener en operación
sistemas de evaluación; mejorar la conectividad de la institución con la sociedad y la industria;
trabajar en lograr conectividad y cooperación internacionales; aumentar el nivel de compromiso con la
investigación; estimular la producción y la calidad de artículos científicos; y aumentar el atractivo de
la institución para normalizar el ratio personal académico/alumnos. Cae fuera del alcance de este
artículo el discutir cada una de estas posibles acciones, como por ejemplo, discutir la necesidad de
reformar la educación primaria y secundaria para garantizar que los estudiantes de secundaria estén
mejor preparados para la educación universitaria, etc. Debe ser una estrategia de gobierno para
estimular el despegue de las universidades locales, el despliegue de estrategias que mejoren la
educación, investigación y capacidad de divulgación, a través de la implementación de políticas y
programas de financiación más adecuados, entre otras medidas. Por supuesto, debería ser el privilegio
y el derecho de los gobiernos el controlar si las políticas son bien incorporadas y capitalizadas por las
instituciones, y de ser necesario tomar las medidas más adecuadas en beneficio de la sociedad si al
proceso de conseguir personal, con o sin título de doctorado, que participe activamente en la
publicación de manuscritos científicos originales cumpliendo las normas nacionales e internacionales.
4. CONCLUSIONES
Es claro que la mejora del rendimiento de la educación superior tendría un efecto beneficioso sobre la
producción tecnológica y económica del país, y que de manera indirecta se beneficiaría la sociedad en
general. El abandono al que ha estado sometido en el pasado el sistema educativo en el Ecuador, por
razones históricas, económicas y sociales, ha resultado en un estado pobre de las instituciones de
educación superior con un impacto marginal en la sociedad. Afortunadamente, hay señales de
mejoría, gracias a los esfuerzos realizados recientemente por la SENACYT para inyectar fondos en
una forma más estructurada con el objetivo de mejorar la capacidad de investigación de las
universidades. La clasificación de las universidades por el CONEA (CONEA, 2009) y la publicación
de la clasificación SIR Iberoamericana 2010, han generado en un inicio un roce entre las instituciones
académicas del país entre sí y entre éstas y el Estado Ecuatoriano pero finalmente han convencido a la
mayoría de las instituciones serias que un cambio del sistema universitario nacional es una necesidad
impostergable. Los cambios no sólo son necesarios para optimizar la financiación del gobierno, sino
también para contribuir más eficazmente al desarrollo de la comunidad mediante la producción de
graduados de alta calidad, y la implementación de investigación que contribuya directamente a los
esfuerzos del país orientados a su desarrollo tecnológico y económico.
El presente artículo ilustra claramente que, si bien el método utilizado por el CONEA (CONEA,
2009) para clasificar las 71 universidades y escuelas politécnicas del país es diferente a la
clasificación SIR, ambos sistemas dan resultados semejantes, lo que sugiere que la clasificación SIR
podría ser una alternativa a la metodología del CONEA; además el sistema SIR conecta directamente
la clasificación nacional de universidades a la internacional. También se ha demostrado que se debe
tener cuidado al momento de utilizar un sistema de clasificación dado, ya que la clasificación
resultante se ve afectada por la metodología considerada en el sistema en cuestión. La interpretación
correcta de una clasificación en particular requiere la comprensión de los indicadores utilizados por el
sistema de clasificación utilizado.
La manera más eficaz de mejorar la clasificación de una institución en el sistema SIR, o
cualquier otro sistema de clasificación, es mediante la mejora de la producción científica de la
institución, que corresponde con un aumento del número de publicaciones en revistas científicas de
impacto revisadas por pares científicos. Esto indirectamente se traduce en un aumento del número de
artículos y trabajos científicos citados por otros autores.
La mejor manera de lograr este objetivo es mediante la contratación de nuevo personal que posea
el grado de doctor (PhD) y de proporcionarle las condiciones institucionales y de infraestructura para
que este personal, en base a su integración en el contexto de la institución, sea capaz de abordar
actividades de investigación científica y del producción de artículos científicos. Una vía realista para
lograr que el personal con poca experiencia en la investigación participe en actividades de
investigación y la producción de artículos científicos es (i) vinculando el personal académico a los
programas prioritarios de investigación institucional; y (ii) mediante la creación de una revista
científica institucional que permita que el personal académico publique material y resultados de
investigación, y que al mismo tiempo mejore su destreza escribiendo artículos científicos.
AGRADECIMIENTOS
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