TODO ES POSIBLE PARA QUIEN CREE - Marcos 9, 14 - 29 PDF
TODO ES POSIBLE PARA QUIEN CREE - Marcos 9, 14 - 29 PDF
TODO ES POSIBLE PARA QUIEN CREE - Marcos 9, 14 - 29 PDF
DEDICATORIA
A mis padres,
que me sostuvieron con su fe en la vida.
AGRADECIMIENTOS
Gracias
a mi querida Esperanza Villoria,
que siempre ha creído en mí más que yo misma.
A mi directora de tesina, Dra. Elisa Estévez
por su extraordinaria paciencia,
su orientación experta y sabia,
y su confianza en que podía realizar este trabajo,
a pesar de las circunstancias.
A todos los profesores de esta universidad,
cuyo buen hacer me ha enseñado y estimulado
en el estudio de la Escritura.
A mis amigas, María Luisa y Marina,
y a mis compañeras de estudio,
especialmente a Ianire Angulo
y a Carmen Soto,
por su ánimo y su ayuda.
A mi congregación religiosa,
que me ha dado la oportunidad
de dedicar tantos años a estudiar y a anunciar
la hermosa Palabra que salva.
Y a Dios, siempre a Dios,
por el don de la fe.
4
1
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................... 3
INTRODUCCIÓN
Hay dos pasajes del evangelio de Juan que, desde hace años, han sido
profundamente inspiradores para mí y han constituido mi motivación en la tarea
pastoral y en el estudio. El primer texto son las palabras de Jesús a los judíos que
querían matarle tras hacer curado a un paralítico junto a la piscina de Betesda, en
sábado1:
“Vosotros no habéis oído nunca su voz,
ni habéis visto nunca su rostro,
ni habita su palabra en vosotros,
porque no creéis al que él ha enviado.
Vosotros investigáis las Escrituras
ya que creéis tener en ellas vida eterna;
ellas son las que dan testimonio de mí;
y vosotros no queréis venir a mí
para tener vida”.
El segundo texto son los versículos de la primera conclusión del evangelio
de Juan2:
“Jesús realizó en presencia de los discípulos muchos signos que no están escritos en
este libro. Éstos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”.
1 Jn 5,37b-40.
2 Jn 20,30-31.
4
¿Por qué he escogido este texto para su estudio? En realidad, podía haber
escogido cualquier otro texto del A.T. o del N.T., o un tema que atravesara de modo
trasversal un libro, un conjunto de libros o uno de los dos testamentos. Casi
cualquiera de los libros bíblicos me resulta apasionante y, en todos ellos, late el
rostro del Dios de la revelación y el rostro del ser humano querido por Dios, que es
lo que, en definitiva, interesa a una persona creyente. ¿Por qué, entonces, Mc 9,14-
29? En primer lugar, porque Marcos es el evangelio que cuenta a Jesús con una
tensión dramática única que lo hace apasionante y especialmente inspirador. Y, en
segundo lugar, porque en él, el tema del discipulado y de la fe sobresalen de modo
especial, así como los motivos de la sanación y de la compasión de Jesús. Incluso
casi diría que en este pasaje laten, con creciente intensidad, todos los motivos que
han acompañado el camino de Jesús desde Galilea a Jerusalén. Casi diría que en él
late todo el evangelio de Marcos de forma condensada.
3 Me hago eco aquí del comienzo de la Constitución Gaudium et Spes, que habla de esta unicidad de
la Iglesia con todo el género humano. Como ALBERT NOLAN en su libro Jesús, hoy. Una espiritualidad
de libertad radical, Sal Terrae, Santander 2007, 181-182, prefiero hablar de unicidad y no de
unidad, porque la unidad o unión implica que hay dos o más cosas que necesitan ser unidas,
mientras que unicidad expresa que ya somos una sola cosa y siempre lo hemos sido. Todos
nosotros estamos llamados a experimentar una íntima conexión e identificación con los
destinatarios de nuestra tarea, porque todos somos uno, como Jesús con su Padre, con él mismo,
con los demás, y como la Iglesia es una con todo el género humano. Así lo expresa la Gaudim et Spes
I, en una de las citas quizá más conocida de los documentos conciliares : “Los gozos y las esperanzas,
las tristezas y las angustias de nuestro tiempo, sobre todo de los podres y de cuantos sufren, son a
5
interpelada desde la vida concreta sobre por qué Jesús ya no hace milagros como
los hizo entonces. ¿Habrá que responder que Jesús y Dios siguen haciendo hoy
obras maravillosas “en el interior de las personas”?4.
-“Mi hija tenía cáncer –me dice una antigua alumna muy querida, de una
parroquia de Madrid-. Supliqué a Dios, con fe, que la curase. Tenía dos hijos
pequeños, y toda una vida hermosa por delante… Pero Dios no escuchó ni se
compadeció. Estoy realmente enfadada con Dios, y ya no sé ni siquiera si creo en él.
¿Es que no tuve fe suficiente o es porque, en realidad, Dios no hizo nunca, ni puede
hacer nada, al respecto?”.
la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay
verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”.
4 “¿Qué podemos hacer los cristianos de hoy que sea algo más que esperar la victoria de Dios sobre
la muerte y la enfermedad? Sin embargo, llevamos al niño epiléptico al médico, que ciertamente no
podrá curar el mal “sagrado”, pero al menos lo estabilizará. La hermosa declaración de Ambroise
Paré: ‘Yo cuidaba de él, Dios lo curó’, ¿no es demasiado fácil para nuestra fe cristiana?, ¿habrá que
limitar hoy la acción de Dios solo a la vida interior?” (FRANÇOIS BOVON, El Evangelio según San Lucas,
Lc 1-8, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1995, 719). (Las cursivas del texto son mías).
5 Reproduzco la cita de Jn 14,12-13, muy significativa para el presente trabajo: “En verdad, en
verdad os digo: el que crea en mí hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aun,
porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré”.
6 RAFAEL AGUIRRE, en el prólogo a Los milagros de Jesús. Perspectivas metodológicas plurales, Verbo
Divino, Estella 2002, 9, expone muy acertadamente esta dificultad pastoral, que, a mi modo de ver,
no pertenece al pasado, sino que tiene plena vigencia hoy: “Tampoco están lejos los tiempos en que
los milagros producían un embarazo engorroso en los exégetas y no digamos nada en quienes
tenían que utilizarlos en la vida pastoral de las comunidades cristianas. Se pasaba por ellos como
sobre ascuas o se daban interpretaciones alegóricas o moralizantes. Y es que resultaban tan ajenos
a la mentalidad científica y técnica de nuestros días, y tan inverosímiles, y producían una imagen
tan lejana de Jesús cuando todos los esfuerzos se ponían en acercar su figura a las gentes de nuestro
tiempo…”
6
Albert Nolan, en su libro citado Jesús, hoy, señala que uno de los signos de
nuestro tiempo es el hambre de espiritualidad, que se expresa, entre otras cosas,
en “la necesidad de sanación que muchas personas experimentan
desesperadamente”9. Podemos preguntarnos si ese hambre de sanación integral
encuentra una respuesta satisfactoria en la vivencia de la fe cristiana de los
creyentes y de la Iglesia. ¿Nuestra fe ofrece alguna respuesta que tenga sentido
para el hambre de sanación, liberación y salvación de las personas del siglo XXI?
¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Nos tomamos suficientemente en serio a Jesús y su
propuesta-oferta de vida? ¿Podemos, realmente, hacer las mismas obras de Jesús y
aun mayores? Con estas preguntas, más de tipo vivencial y práctico que exegético,
me aproximo al texto en el que quiero profundizar, y lo haré de una manera
7 Cf. Jn 11,21.32.
8 Cf. Juan 10,10.
9 “Esto es particularmente cierto en África. Se estima que unos dos millones de personas se
reunieron en 2004 en las playas cercanas a Lagos, en Nigeria, esperando recibir alguna forma de
sanación de un célebre sanador nigeriano (…). En África, las Iglesias que ofrecen sanación están
creciendo exponencialmente. Esto no se debe a su tasa de éxito, habida cuenta de las sanaciones
que tienen lugar. Se explica porque tienen algo que decir al hambre desesperada de sanación.
Pero este fenómeno no es exclusivo de África. En todas partes se pueden encontrar sanadores. La
Iglesia católica tiene, en vez de sanadores, santuarios de sanación en lugares como Lourdes, Fátima
y Medjugorje. En la India y en Sri Lanka hay lugares sagrados y ríos sagrados adonde las personas
pueden acudir en busca de sanación.
La mayoría de las veces, lo que se espera en estos casos es la sanación de enfermedades o lesiones
“físicas”. No hay nada nuevo en esto. Lo significativo es que hoy, a la vez que crece cada vez más el
número de personas que hacen uso de la medicina occidental, sienten la necesidad de algo más, algo
trascendente, algo que sane el cuerpo, el alma y la sociedad –una sanación holística” (ALBERT NOLAN,
Jesús, hoy, 36-37).
7
10 Como escribe Bruna Costacurta en su artículo “Exégesis y lectura creyente de la Escritura”: “El
horizonte del exégeta bíblico, que estudia e interpreta el texto sagrado, no puede ser sino el
horizonte de un “creyente” que actúa en la fe. (…) Si la Escritura es aceptada en su verdad de libro
inspirado, parece que no se la pueda limitar, para comprenderla, a un mero estudio histórico,
lingüístico, literario, estructural, etc, sino que teniendo en cuenta los resultados de todas estas
8
Casale Monferrato 20002, citado por BRUNA COSTACURTA, “Exégesis y lectura creyente de la
Escritura”, 740, nota 2.
12 Cf. BRUNA COSTACURTA, ibid.
13 Se podría decir que toda aproximación, lectura, estudio de la biblia es lectura pragmática. En
sentido propio y “científico”, este término se refiere a “un método de lectura que interroga al texto a
partir de los efectos que produce en el lector; focaliza sus indicios pragmáticos, que son las
instrucciones que sugieren al lector de qué manera quiere el texto ser recibido” (Cf. DANIEL
MARGUERAT E IVAN BOURQUIN, Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo , Sal
Terrae, Santander 2000, 18). En sentido simple y ordinario, lo pragmático apunta a la “praxis”, a la
práctica. En ese sentido, no podemos concebir una lectura de la biblia que no tenga como objetivo la
acción.
9
14 Y llegados donde los discípulos, vieron 14 καὶ ἐλθόντες πρὸς τοὺς μαθητὰς εἶδον
mucha gente en torno a ellos y a (unos) ὄχλον πολὺν περὶ αὐτοὺς καὶ
escribas que discutían con ellos. γραμματεῖς συζητοῦντας πρὸς αὺτούς.
15 Y en seguida toda la gente, al verlo, 15 καὶ εὐθὺς πᾶς ὁ ὄχλος ἰδόντες αὐτὸν
quedó sorprendida y corriendo hacia (él) ἐξεθαμβήθησαν καὶ προστρέχοντες
17 Y uno de entre la gente le respondió: 17 καὶ ἀπεκρίθη αὐτῷ εἶς ἐκ τοῦ ὄχλου·
“Maestro, te he traído a mi hijo que tiene διδάσκαλε, ἤνεγκα τὸν υἱóν μου πρὸς σέ,
un espíritu mudo ἔχοντα πνεῦμα ἄλαλον·
18 y, dondequiera que se apodera de él, lo 18 καὶ ὅπου ἐὰν αὐτὸν καταλάβῃ
derriba, y echa espumarajos, y rechinar ῥήσσει αὐτόν, καὶ ἀφρίζει καὶ τρὶζει
los dientes y se queda rígido. τοὺς ὀδόντας καὶ ξηραίνεται·
Y he dicho a tus discípulos que lo καὶ εἶπα τοῖς μαθηταῖς σου ἵνα αὐτὸ
expulsaran, y no han sido capaces.” ἐκβάλωσιν, καὶ οὐκ ἴσχυσαν.
14La traducción literal está tomada de FRANCISCO LACUEVA, Nuevo Testamento Interlineal Griego-
Español, Libros CLIE, Terrasa 1989. Para el resto del estudio, nos valdremos de la versión de la
Nueva Biblia de Jerusalén. Revisada y Aumentada, DDB, Bilbao 1998.
11
incredulidad!” τῇ ἀπιστίᾳ.
sal de él y no entres más en él.” ἔξελθε ἐξ αὐτοῦ καὶ μηκέτι εἰσελθῃς εἰς αὐτόν.
15 Para la clasificación de los manuscritos y las versiones antiguas, cf. ANTONIO PIÑERO Y JESÚS PELÁEZ,
El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos, Ediciones El
Almendro, Córdoba 1995, 91-97.101-116 y GEORG STRECKER Y UDO SCHNELLE, Introducción a la
exégesis del Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca 1997, 43-47.
Para la caracterización de los diversos tipos de texto, cf. ANTONIO PIÑERO Y JESÚS PELÁEZ, ibid., 97-101;
HEINRICH ZIMMERMANN, Los métodos histórico-críticos en el Nuevo Testamento, BAC, Madrid
1969,31-38 y GEORG STRECKER Y UDO SCHELLE, ibid., 38-39.
Para las reglas de la crítica textual, HEINRICH ZIMMERMANN, ibid., 30-46 y GEORG STRECKER Y UDO
SCHELLE, idib., 50-51.
16 Rudolf Pesch puntualiza al respecto: “Le formulazioni al singolare (…) potrebbero essere
originarie, rappresentando una lectio difficilior; ma probabilmente si tratta di una ripresa tardiva di
formulazioni appartenenti ad una tradizione più antica e adottate in considerazione del v.15”
(RUDOLF PESCH, Il Vangelo di Marco. Parte seconda. Paideia Editrice, Brescia 1982, 138). Respecto a
la regla de crítica textual implicada en esta variante, Georg Strecker y Udo Schelle la explican así:
“La variante más antigua es aquella de la que proceden las restantes. Hay que identificar la variante
que presenta mayor dificultad, pues lo más probable es que una variante difícil se haya retocado
para hacerla más inteligible. Así pues, es válida la regla: lectio difficilior probabilior. Esta regla,
naturalmente, no puede aplicarse cuando una variante es totalmente absurda”.
17 VINCENT TAYLOR, Evangelio según san Marcos, Cristiandad, Madrid 1980, 473.
13
18 JOACHIM GNILKA, El Evangelio según san Marcos, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1986 53, nota 183.
19 Ibid.
20 RUDOLF PESCH, Marco, 139.
21 Junto a la regla lectio difficilior probabilior se encuentra la regla de la brevedad, porque al
transcribir un texto, se tiende más a ampliarlo que a abreviarlo. Así pues, la segunda regla es lectio
brevior potior. Cf. GEORG STRECKER Y UDO SCHNELLE, Introducción a la exégesis del Nuevo Testamento,
51.
22 VINCENT TAYLOR, Marcos, 474-475.
23 JOACHIM GNILKA, Marcos, 54, nota 187.
14
24 RUDOLF PESCH, Marco, 139; cf. también con JUAN ALBERTO CASAS RAMÍREZ, “Creo, ¡socorre mi falta de
fe!”: aproximación exegética al relato de curación del muchacho con un espíritu sordo y mudo en
Mc 9,14-29”, Cuestiones Teológicas, Vol. 43, No. 99 (Enero - junio, 2016): 27.
25RUDOLF PESCH, ibid, 137.
26 JOACHIM GNILKA, Marcos, 57.
27 Hch 10,30: “Cornelio respondió: Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo [ayunando] y
haciendo la oración de nona en mi casa…”; 1 Cor 7,5: “No os neguéis el uno al otro sino de mutuo
acuerdo, por cierto tiempo, para daros [al ayuno] y a la oración”.
15
la consecuencia de que esa práctica ascética se fue extendiendo cada vez más.
“Ante el énfasis cada vez mayor en la iglesia primitiva en cuanto a la necesidad de
ayunar –dice Metzger-, puede entenderse que καὶ νηστεία sea una glosa que fue
colándose en la mayoría de los testigos. Entre los testigos que se resistieron a tal
adición se encuentran importantes textos representativos de los tipos textuales
alejandrino y occidental”28.
Es plausible que esta glosa, introducida también en Mateo 17,20 (en él, todo
el versículo de Mc 9,29, más καὶ νηστεία fue introducido como glosa), sea una
iglesia que había pasado a considerar el ayuno como práctica necesaria para la
expulsión de demonios29. Una práctica que no fue usada por Jesús ni sus discípulos
(cf. Mc 2,18ss).
28 BRUCE M. METZGER (ed.), The Greek New Testament, Stuttgart, Deutsche Bibelgesellschaft 2000,
86, cit. por ALBERTO CASAS RAMÍREZ, “Creo”, 38.
29 ALBERTO MAGGI, Jesús y Belcebú: Satán y demonios en el evangelio de Marcos , DDB, Bilbao 2000
161.
16
34 ELISA ESTÉVEZ LÓPEZ, “Casa, curación y discipulado en Marcos”, en Carmen Bernabé y Carlos Gil
(eds.), Reimaginando los orígenes del cristianismo, Verbo Divino, Estella 2008, 227.
35 GEORG STRECKER Y UDO SCHELLE, Introducción a la exégesis, 58-60.
36 JOACHIM GNILKA, Marcos, 53, traduce el verbo ἐκθαμβέομαι como “asustarse”. La reacción
asustadiza podría no tener sentido, pero autores como J.M. Nützel, al que Gnilka cita, observan que
el hecho sería una alusión a Ex 34,29-35. Vicent Taylor, por el contrario, señala que el verbo, usado
en 14,33; 16,5.6 y en los LXX (Eclo 30,9) es “sorprenderse”, pero también puede indicar una
sorpresa que llega a convertirse en consternación, como puede verse en Mc 14,33. Algunos
exegetas, como Turner, opinaron que en la faz de Jesús todavía podía verse resplandecer la gloria
de la transfiguración. Para Taylor, esta opinión no está justificada, puesto que la situación es
distinta a la de Éx 34,29ss; así lo creen Swete y Lagrange. La sorpresa se debe, simplemente, a la
aparición inesperada de Jesús (VICENT TAYLOR, Marcos, 473).
19
Llama la atención, en el v.19, que Jesús, tras la súplica del padre, se dirija a
los discípulos empleando el vocativo (ὦ γενεὰ ἄπιστος) y el doble ἕως πότε, en lugar
de la parataxis dominante con καὶ38.
37 El motivo del contraste entre el poder de los discípulos y el maestro, o de los fieles y la deidad,
aparece también en fuentes extrabíblicas como, por ejemplo, en la tradición de Asclepio. Los
sirvientes de Asclepio removieron la cabeza de una mujer con el fin de quitar una tenia de ella. Ellos
pudieron remover la cabeza pero no fueron capaces de volverla a poner en su lugar. Ante ello, el
dios fue provocado y con una efusión de su poder divino fue capaz de ponerle la cabeza y
resucitarla. Cf. FRANCISCO RAMÍREZ FUELLO, “Dolor, enfermedad y muerte en el N.T.”, en F.J. de la Torre
Díaz (Ed.), Enfermedad, dolor y muerte desde las tradiciones judeocristiana y musulmana ,
Universidad Pontificia Comillas, Madrid 2011, 132-133.
38 Todos los autores subrayan cómo el v.19 evoca inmediatamente textos veterotestamentarios de
lamentaciones y acusaciones de Yahveh, “cuya bondad y paciencia se han visto defraudadas por su
pueblo (cf. Nm 14,27; Dt 32,5; Is 6,11; 65,2). Nos recuerda asimismo a la “sabiduría” preexistente,
que es enviada a la tierra, pero que, rechazada por los hombres, se aparta de ellos y vuelve al cielo
cf. Prov 1,20.”, cf. GÜNTHER BORNKAMM, “ΠΝΕΥΜΑ ῎ΑΛΑΛΟΝ”, Estudios sobre el Nuevo Testamento,
Sígueme, Salamanca 1983, 267.
39 JOEL MARCUS, El Evangelio según Marcos, (Mc 8-16), Sígueme, Salamanca 2011, 749.
40 ALBERTO MAGGI, Jesús y Belcebú, 156.
20
“Los términos clave que pueden ayudar a la compresión del pasaje son dos: el fuego
y el agua, símbolos con los que se representaba a Elías y Moisés, respectivamente (1
Re 18,40; 2 Re 1,10-12; Si 48,1-3; 1 Re 19,10.14; Ex 2,10; 14,21), los personajes que
aparecen con Jesús en el monte de la transfiguración (Mc 9,4) (…). Así, en la
situación del muchacho, el evangelista representa la condición desesperada del
pueblo de Israel, en el cual la doctrina de los escribas alimentaba continuamente la
esperanza en el ‘día de la venganza de nuestro Dios’ (Is 61,2), una liberación de los
enemigos a través de la violencia, como la realizada por Elías y Moisés, recordado
este último en la Biblia por ‘el gran terror que puso por obra a los ojos de todo Israel’
(Dt 34,12)”.
“Non si debe escludere che nelle ulteriori esposizioni del padre vengano
demonizzate la piromania e l´idromania. Tuttavia è più appropriata una descrizione
realística degli attacchi epilettici e delle loro conseguenze pericolose. Se si riflette
sulle condizioni abitative nelle case della Galilea con i focolari aperti e la vicinanza
del lago, allora i tratti, che ad un primo sguardo fanno un effetto di irrealtà,
prendono uno sfondo concreto. Il narratore indica dei fenomeni naturali di una
malattia e vede all’opera como fattori causali esseri soprannaturali, demoniaci. Le
parole sull’ “ucidere” vogliono mettere in evidenza la serietà del pericolo e l’urgenza
dell’aiuto”.
41Cf. JUAN ALBERTO CASAS RAMÍREZ, “Creo”, 40. Así también, SECUNDINO CASTRO, en su obra El
sorprendente Jesús de Marcos. El evangelio de Marcos por dentro, Universidad Pontifica Comillas y
DDB, 20052, 247, siguiendo a J.Mateos y F.Camacho: “El espíritu malo lo ha arrojado al fuego y al
agua para perderlo. Paralelismo irónico con la historia de Israel en que también éste pasó por el
fuego de Elías (citado en el texto antes que Moisés) y por el agua de Moisés. Ni el celo de Elías ni el
agua de Moisés han conseguido liberar a Israel, que en la actualidad se halla epiléptico”. Y continúa
Secundino Castro, en nota a pie de página: “’El fuego está en relación con Elías, el reformador
violento (1,30ss; 9,4); el agua, con Moisés (9,4), el libertador mediante un éxodo violento’ -citando
a Mateos-Camacho-. Por eso, ante una situación tan dramática, ya que ni Elías ni Moisés han podido
con el problema, el padre del niño dice: ‘pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros’”
(Mc 9,22). Esa interpretación alegórica, a nuestro parecer, descontextualiza totalmente el pasaje y
lo torna falto de realismo. Nos parece evidente que el padre no está pensando en Moisés ni en Elías
como los causantes de su decepción, sino en los discípulos, que no han podido curar a su hijo.
42 JOSEF ERNST, Il Vangelo secondo Marco , Marcelliana, Brescia 1991, 431
43 RUDOLF PESCH, Marco, 148.
21
esercitata sul malato dal fuoco e dall’acqua, lo spinge spesso in questi elementi ostili,
per mandarlo in rovina (…), cioè, per ucciderlo”.
“Secondo F. Lang, al quale sfuggono gli indizi di piromanía, ‘si pensa al fuoco
domestico o della vita quotidiana del villaggio’, che mette in pericolo il fanciullo.
Secondo L. Goppelt, significa ‘senza alcuna rilevanza teologica, semplicemente i flutti
nei qualli annega colui che vi cade dentro”. Oltre a questa constatazione, però,
merita considerazione anche il fatto che questa alocuzione presuppone
evidentemente una localizazione del racconto nei pressi del mare di Galilea”.
45 Cf. JOACHIM GNILKA, El Evangelio según San Marcos, Vol. II, Sígueme, Salamanca 19973, 50; VICENT
TAYLOR, Marcos, 470.
46 La distancia y diferencia entre maestro y discípulo en su capacidad para realizar milagros se
encuentra ya, como hemos dicho anteriormente, en el A.T.: 2 Re 4,29-37, texto en el que el criado de
Eliseo, Guejazí, no puede devolverle la vida al hijo de la mujer sunamita.
23
2. Un contexto más amplio constituido por los vv. 14-19 y 28-29 cuyo tema es
la incapacidad de los discípulos para curar y la lección que Jesús les da sobre
la necesidad de la oración para expulsar demonios47.
47 Cf. VINCENT TAYLOR, Marcos, 471; XAVIER LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, Cristiandad, Madrid2
1982, 195.
48 La variante en singular del texto occidental (ἐλθὼν… εἶδεν) podría suponer que este relato, antes
de Mc, no estaba en el contexto de la transfiguración, puesto que es Jesús solo el que viene a los
discípulos. Gnilka prefiere esta variante. No así Taylor. Cf. JOACHIM GNILKA, Marcos, Vol. II, 50.
49 ὄχλος πολὺς (mucha gente, v.14), συζητέω (discutir, v.16), ἐπεροτάω (preguntar, v.16), ἐκθαμβέω
(sorprenderse –o asustarse, v.15), son términos preferidos por Marcos y, en el N.T., solo aparecen
en su evangelio. También la expresión καὶ εὐθυς es típica de Marcos, pues es prolijamente
empleada por él (42 veces), en contraste con Mt (18), Lc (7) y Jn (6). Significa “inmediatamente”,
“al punto”, “en seguida”, “así pues”. El significado temporal del adverbio no tiene nunca la
connotación de lo inesperado o repentino, sino que indica una sucesión temporal o una
consecuencia lógica. Además, tiene a menudo la función de mostrar la conexión temporal entre
unidades narrativas. Por eso suele aparecer al principio o al final de secciones del texto (cf. Mc
1,12.21.29; 14,43; 15,1 y Mc 1,28; 4,29; 5,43; 8,10). En Marcos, el adverbio es un elemento
importante (como se ve por su frecuencia) en la composición del relato. En nuestro texto, aparece
en los vv. 15 y 24.
En las historias de milagros de curación y de salvación, a menudo el adverbio designa el instante en
que se produce o se comprueba el milagro (Mc 1,42 par; 2,12; 5,29.42; 7,35; 10,52 par; Jn 5,9; Hch
9,18-24). En las curaciones preceden la palabra y el gesto del taumaturgo, de tal manera que lo que
se quiere acentuar no es lo repentino del suceso sino la conexión entre la palabra (o el gesto) y el
milagro como consecuencia. Cf. Wolfgang Pöhlmann, εὐθυς en Horst Balz y Gerhard Schneider
(Eds.), Diccionario exegético del Nuevo Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 1661-1663.
24
“Sembra che Marco abbia conosciuto questo racconto in due forme. Nei vv. 14-19 e
28-29 l’interesse del racconto è orientato completamente sui discepoli e sulla loro
incomprensione; nei vv.20-27 invece al centro c’è la figura del padre. Anche la
descrizione del male è doppia, al v.18 e ai vv.21-22. Il popolo, nei vv.14 e 17 è già
presente, secondo il v.25 sta arrivando. Marco ha incorporato tutto in un racconto
unico perché poteva servirsi delle due versioni per chiarire cos`è la fede alla sequela
di Gesù. Per tale ragione ha messo il racconto a questo punto, anziché fra i miracoli
di Gesù; perciò anche manca il ‘segreto messianico’, cioè la proclamazione di Gesù da
parte del demone o del miracolato, e l’ordine di Gesù di tacere al riguardo”.52
50 JOACHIM GNILKA, Marcos, 51-52; cf, JOSEF ERNST, Marco, 427: “I vv.28ss. lasciano riconoscere una
riflessione sugli esorcismi praticati nella comunità”. Cf. RUDOLF SCHNACKENBURG, El evangelio según
san Marcos, Vol. II, Herder, Barcelona 1976, 50.
51
JOSEF ERNST, Marco, 435.
52 EDUARD SCHWEIZER, Il Vangelo secondo Marco , Paideia Editrice, Brescia 1971, 198.
53 JOSEF ERNST, ibid., 426-427.
54 RUDOLF PESCH, Marco, Brescia 1982, 137-138.
25
55Respecto a esta postura, Meier ofrece la siguiente crítica: “La presencia inicial de los escribas (solo
en la versión marcana, v.14) es curiosa, y quizá sirve a Marcos de referencia a los escribas de la
disputa sobre Belcebú (3,22). En todo caso, dado que desaparecen inmediatamente, que nunca
hablan a Jesús ni acerca de él y que no desempeñan ninguna función en el resto del relato,
probablemente no pertenecen a la forma más primitiva de la tradición. En esto discrepo
considerablemente de Schenk (…), quien mantiene (contra la opinión de Bultmann) que,
originariamente, los escribas eran descritos como exorcistas fracasados precisamente en el punto
(v.18) donde los discípulos hacen ahora ese mal papel. Esta teoría es adoptada por Pesch (…), quien
sostiene que, en la forma original, la discusión que figura al comienzo del relato era entre el público
y los escribas, los cuales no habían podido realizar el exorcismo pedido (v.14). Por tanto, la
recriminación de Jesús a la “generación incrédula” (v.19) habría ido dirigida originariamente a los
escribas. Más tarde, al ser reelaborada la tradición, los apóstoles habrían pasado a ser los exorcistas
fracasados, empujando a los escribas hacia el margen del relato. Pesch procede a ofrecer una
exégesis de toda la perícopa desde este ángulo, en la que se refiere solo brevemente a su forma
actual. Con ello, a mi entender, construye sobre una base demasiado frágil. No hay más que
comparar este enfoque con el de Roloff (…), quien con no menos énfasis explica la evolución de la
perícopa mediante la teoría de que el fracaso de los discípulos figuraba ya en la etapa más antigua
de la tradición (JOHN P. MEIER, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, Tomo II/2: Los
milagros, Verbo Divino, Estella 2000, 756, nota 34).
26
tus discípulos” por “a ellos”, referido auvtoi/j a los escribas. El fracaso de los escribas
tenía como causa su incredulidad, como atestigua el v.19.
Meier señala cómo los críticos, desde Bultmann, debaten sobre si Mc 9,14-
29 se debe a una combinación de dos versiones diferentes del mismo
56 Tres veces aparece la referencia de esa enseñanza de Jesús a sus discípulos en privado: en el
contexto de las parábolas (cf. Mc 4,10.34), en el contexto de la enseñanza sobre lo puro y lo impuro
(cf. 7,17) y en la controversia con los fariseos sobre la ley de Moisés y la licitud de repudiar a la
mujer (cf. 10,10).
57 RUDOLF PESCH, Marco, 149, nota 1.
27
proveniente de un testigo ocular, no dejan de faltar. Cf. John Wilkinson, “The case of the epilectic
Boy”, citado por JOHN P. MEIER, ibid., nota 32.
Por otra parte, hay autores que rechazan tanto la idea de las dos Fuentes como la de una sola con
ampliaciones. Walter Schmithals, por ejemplo, “rechaza todo el modelo evolutivo propuesto para el
material narrativo de Marcos por la crítica de las formas tradicional. Según Schmithals, los relatos
de milagro, los apotegmas y las leyendas del Evangelio de Marcos son el resultado de dar forma
narrativa a declaraciones teológicas; de esa labor creativa se habría encargado un maestro
teológico de la primera generación cristiana, quizá rodeado de una escuela. Desde este discutible
ángulo, Schmithals procede a leer el relato sobre el muchacho epiléptico como la alegoría de una
humanidad totalmente sometida al poder del mal. De hecho, lo lee con la óptica de Pablo, Agustín y
Lutero, sin disculparse por ello, en un alarde de arbitrariedad y de imaginación desbordada” (JOHN
P. MEIER, ibid., nota 31).
61
Cf. GÜNTHER BORNKAMM, “ΠΝΕΥΜΑ ῎ΑΛΑΛΟΝ”, 264-265.
28
2. COMPARACIÓN SINÓPTICA
62
XAVIER LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, 177-179.
30
que lo expulsaran, y no han discípulos, pero ellos no han que lo expulsaran, pero no
sido capaces.” podido curarle.” han podido.”
19 Pero él, contestando, les 17 Jesús respondió: “¡Oh 41 Respondió Jesús: «¡Oh
dice: “¡Oh generación generación incrédula y generación incrédula y
incrédula! ¿Hasta cuándo perversa! ¿Hasta cuándo perversa! ¿Hasta cuándo
estaré ante vosotros? ¿Hasta estaré con vosotros? ¿Hasta estaré con vosotros y habré
cuándo habré de soportaros? cuándo habré de soportaros? de soportaros? ¡Trae acá a tu
¡Traedle a mí!” ¡Traédmelo acá! hijo!»
20 Y se lo trajeron. Y al verle 42 Cuando se acercaba, el
el espíritu, al instante, le demonio le arrojó por tierra
sacudió con violencia, y y le agitó violentamente;
cayendo en tierra, se
revolcaba echando
espumarajos. 39(con espumarajos)
21 Y preguntó a su padre:
“¿Cuánto tiempo hace que le
sucede esto?” Y dijo: “Desde
que era niño.
meta de todo el texto63. De hecho, es muy significativo que Ulrich Luz titule este
pasaje como “la fuerza de la fe que traslada montañas”64, de modo diverso a como
todos los autores titulan su paralelo en Marcos, que se centran en la curación del
muchacho epiléptico.
La palabra guía más importante para Mateo es (οὐκ) δύναμαι, vv.16.19; cf.
ἀδυνατεῖ, v.20. Solo el v.17 rompe la cohesión de esta narración tan escueta del
evangelista65. El logion final del v.20 es importante para Mateo y va a repetir una
imagen parecida en 21,21. En cuanto a las fuentes, en los vv. 14-18, Mateo reduce
al menos en un tercio el texto de Mc 9,14-27 66. Desaparece casi toda la
introducción de Mc 9,14-17a (no se menciona a los escribas ni la discusión de los
discípulos con éstos y, en consecuencia, tampoco la pregunta de Jesús sobre dicha
discusión; tampoco se alude al recibimiento asombrado –o “asustado”- de Jesús
por parte de la gente).
63 ULRICH LUZ, El Evangelio según San Mateo, Sígueme, Salamanca 2001, 677
64 Ιbid., 676
65 Es discordante este v.17 porque no contiene una respuesta al ruego del padre, sino una doble
queja de Jesús contra esta “generación incrédula y perversa”, al estilo bíblico (cf. Dt 32,5). Sobre la
queja con la fórmula “¿hasta cuándo?”, cf. Num 14,27. ¿A quién se refiere Jesús con esta invectiva?
En Mateo no parece referirse a los discípulos, puesto éstos, a diferencia de Marcos, no son
calificados nunca como “esta generación”. Por otra parte, Mateo habla siempre de la “poca fe” de los
discípulos, no de su “incredulidad”. Pero, sobre todo, el γενεά generalizador no cuadraba si Jesús se
refería a unos pocos. Puesto que en el v.14 menciona al pueblo, hay que referir la expresión, como
en otros pasajes, a los judíos contemporáneos de Jesús (cf. 11,16; 12,39.45; 16,4; 23,36; 24,34;
también Dt 32,5 se refiere al pueblo). Cf. ULRICH LUZ, Mateo, 681.
66 Mateo narra muy lacónicamente este episodio taumatúrgico. Un recorte tan severo solo se
advierte en el relato del gadareno endemoniado (8,28-34). Al parecer, a Mateo no le agradan mucho
los exorcismos y es reservado frente a los elementos mágicos. En nuestro relato, evitó cualquier
referencia al estado de posesión del niño enfermo hasta el v.18, sin percatarse de la incongruencia
narrativa que supone que Jesús “increpe” al niño, pues en realidad, en el v.18a Mateo no ha hablado
aún del demonio al que Jesús se refiere (cf. ULRICH LUZ, Mateo, 679).
33
67 Aunque el texto lucano tiene una finalidad muy diferente a la del texto mateano: Lucas se centra
en la curación por la palabra de Jesús; en Mateo, eso es mera ocasión para un adoctrinamiento de
los discípulos sobre la fe.
68 Cf. ULRICH LUZ, Mateo, 677.
69 Es curioso cómo los autores tienen valoraciones diametralmente opuestas en cuestiones no
exentas de interés e importancia en el estudio de los textos. En este caso, JOSEPH A. FITZMYER, El
Evangelio según San Lucas, Vol.III, Cristiandad, Madrid 1986, 148, opina lo siguiente: “Cierto que
hay una serie de formulaciones idénticas en Mateo y Lucas en oposición a Marcos, Por ejemplo,
λέγων (“diciendo”, Mt 17,15; Lc 9,38), ἠδυνήθησαν (“no han sido capaces”, Mt 17,16; Lc 9,40), la
adición de καὶ διεστραμμένη (“y pervertida”, Mt 17,17; Lc 9,41), ῶδε (“aquí”, Mt 17,17e; Lc 9,41d).
Pero se trata de unos detalles insignificantes, que no se pueden considerar como indicios de una
fuente distinta; lo más probable es que sean fortuitos”. ¿Podemos considerar esos minor
agreements como “extraordinariamente numerosos”, como “detalles insignificantes”, o como
detalles insignificantes aunque numerosos?
70 Ibid., 678.
71 Como hemos visto que sostiene Bultmann y otros autores como Bornkamm o Schweizer.
34
72 Como hemos visto arriba que opina Rudolf Pesch en su comentario a Marcos, y otros autores; cf.
Rudolf Pech, Marco, 149, nota 1.
73 Ibid., 678; Cf. también FRANÇOIS BOVON, Lucas, 712-713.
74 “El lunatismo es epilepsia, la “enfermedad sagrada” que, según creencia antigua difundida, podía
ser causada por la diosa lunar Selene y coincidir con las fases de la luna. La epilepsia se explicaba en
la antigüedad, o bien sobrenaturalmente como “posesión” (ἐπιληψία) por un poder divino (= “ἱερὰ
νόσος”) ο por demonios, o en la literatura médica, como una enfermedad natural que “no parece ser
más divina o sagrada que las otras enfermedades” (Hipócrates). Mc 9,14-29 par comparte la visión
demonológica” (cf. Ulrich Luz, Mateo, 680).
Cf. también con Joachim Gnilka, o.c. 53-54: “El pueblo llamaba a la epilepsia la enfermedad santa.
Probablemente, se le dio tal denominación a causa de las proporciones del sufrimiento que llevaba
consigo o porque se la consideró como padecimiento enviado por una divinidad. Frecuentemente se
la relacionó con la diosa luna (cf. Mt 17,15) (…). El que se diera más frecuentemente entre los niños
hizo que se la llamara también puerilis passio.
François Bovon menciona, en su comentario, la epilepsia como el ἱωρὴ νοῦσος, el morbus sacer, el
mal sagrado o el alto mal. La medicina antigua conocía los síntomas e Hipócrates, en su tratado περὶ
ἱερῆς νούσου, Sobre el mal sagrado, tiene el mérito de no buscar el origen en los demonios o en la
divinidad, de forma irracional (cf. Lucas, 716).
35
75“Trasladar montañas” fue una expresión proverbial hiperbólica en el judaísmo para significar la
imposibilidad de algo. Cf. ULRICH LUZ, Mateo, 679.
76 En el Ν.Τ. este grupo de palabras aparece solo en Mateo (el sustantivo 1 vez y el adjetivo 4 veces).
En Lucas, 1 vez. De la concordancia literal de los paralelos de Mt 6,30 y Lc 12,28 podemos deducir
que se trata de una expresión de la fuente Q, y que, por tanto, era corriente entre los judeocristianos
de Palestina. Mateo recogió el grupo de palabras y les dio una expresión característica en el marco
de su eclesiología. En sus textοs, ὀλιγόπιστος (8,26; 14,31; 16,8) y ὀλιγοπιστία (17,20), aparecen en
claro contraste con ἂπιστος (17,17) y ἄπιστία (13,18), limitando a los discípulos el reproche de la
“poca fe” y designando con ἂπιστος al pueblo. La explicación es que a los discípulos que
representan ampliamente a la comunidad cristiana se les concedió la posibilidad de entender (cf.
Mt 13,11ss.19.23.51) mientras que al pueblo no se le concedió tal posibilidad. Por tanto, lo que
designan los términos ὀλιγόπιστος y ὀλιγοπιστία no es el rechazo fundamental de la fe, sino la falta
de confianza, la deficiente firmeza en la fe, la duda (διστάζω, 14,31). Cf. GERHARD BARTH, en HORST
BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (edits.), Diccionario exegético del Nuevo Testamento, Vol. II, Sígueme,
Salamanca 1998, 518-519.
PIERRE BONNARD, en El evangelio según san Mateo, Cristiandad, Madrid 1976, 389, sostiene que el
término ὀλιγοπιστία no hay que entenderlo como poca fe, sino como una negativa a crecer, como lo
contrario a la fe. Los discípulos no tienen ni un mínimo de fe, del tamaño de un grano de mostaza. El
grano de mostaza no significa aquí que esta fe mínima esté llamada a un crecimiento y a un
desarrollo final, sino que ilustra el mínimo de fe que les falta a los discípulos.
77 XAVIER LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, 185.
36
¿De qué manera Lucas trabaja con una tradición compartida con Mt 17,14-
21 y Mc 9,14-29 en el relato de la curación del muchacho epiléptico? Bovon
sostiene que Lucas no depende de Marcos sino de una tradición oral paralela a
Marcos80:
78 La razón por la que Lucas omite el episodio sobre la venida de Elías es, según apuntan algunos
autores, que Jesús aplica, en Lc 7,27, a Juan Bautista la palabra profética de Mal 3,1, que supone una
identificación entre Juan y Elías. Por eso ahora no es necesario introducir a Elías como precursor de
la resurrección. Por otra parte, tanto en los relatos de la infancia como en Lc 7,27-30 ha quedado
claro que Juan es el precursor de Jesús. Por eso, introducir a Elías en un papel de precursor no tiene
ahora, para Lucas, ningún sentido. La omisión tiene su justificación en la simple lógica narrativa y
no precisamente porque la vuelta de Elías antes de la resurrección pudiera parecer chocante a sus
lectores paganocristianos. Así lo argumenta JOSEPH A. FITZMYER, Lucas, 146-147. Pierre Bonnard
opina lo contrario respecto a las razones de dicha omisión, Mateo, 384: “Solo Marcos y Mateo han
intercalado aquí el diálogo sobre Elías y Juan Bautista; a Lucas no le ha interesado, sin duda porque
esta discusión con los escribas sobre el papel de Elías no tenía interés para sus oyentes”.
79 FRANÇOIS BOVON, Lucas, 711.
80 Ibid., 712.
37
inspirado en este pasaje del segundo Evangelio81. Lo que este autor observa es lo
siguiente:
ha de interpretarse como lugar de procedencia del padre, mientras que la de Lc alude a la distancia
que se atreve a poner con la gente para llegar a donde Jesús (FRANÇOIS BOVON, Lucas, 714).
84 Marcos utiliza la expresión οὐκ ἴσχυσαν. Es curioso, como hemos hecho notar ya, que Lucas evite
el uso de esa palabra, ya que no lo hace en otros contextos como Lc 6,48; 8,43; 13,24, etc. Ésta es
una de las coincidencias menores entre Mateo y Lucas, en oposición a Marcos, que lleva a
preguntarse si no se habrán valido ambos de una fuente distinta a la del segundo evangelista. Cf.
JOSEPH A. FITZMYER, Lucas, 153.
38
expresión μεθ᾿ὑμῶν. Luego Lucas suprime el segundo ἕως πότε y añade καὶ.
Mateo no lo suprime.
- La apopompa del demonio se describe de forma rápida y sin dramatismo
(v.42), contrariamente a como la presenta Marcos (9,25-27). Tanto el verbo
ἐπιτιμάω como la denominación del πνεῦμα ἀκάθαρτος proceden de Mc 9,25.
Un elemento típico de Lucas, como hemos visto, es que en la curación, Jesús
entrega al padre a su hijo curado. Por otra parte, Lucas, como Mateo,
tampoco denomina al espíritu πνεῦμα ἄλαλον (v.17), πνεῦμα ἀκάθαρτος y
ἀλαλον κα καὶ κωθὸν πνεῦμα (v.25) sino, simplemente πνεῦμα (v.39),
δαιμόνιον o πνεῦμα ἀκάθαρτος (v.42). ¿Tendrá algún significado teológico
especial, para Marcos, la mudez del espíritu, mencionada dos veces en su relato?
- Lucas termina su relato de milagro, según el esquema típico, con una
aclamación final, que no aparece ni en Marcos ni en Mateo (v.43a). Quizá se
inspira en el Mc 9,15, ἐξεθαμβήθησαν, donde el asombro y desconcierto se
sitúa un poco fuera de lugar. La gente numerosa, todos, quedan admirados
por la grandeza de Dios. El término ἡ μεγαλειότης significa “el esplendor” o
“la majestad” y se emplea dos veces en el N.T.: en Hch 19,27 (en labios de un
pagano que defiende la magnificencia de Artemisa) y en 2 Pe 1,16 (sobre la
magnificencia de Cristo en la transfiguración).
Lo que más llama la atención en el trabajo redaccional de Lucas es su
drástica reducción de materiales. Los dieciséis versículos de su fuente se
quedan en solo seis y medio.
δέομαί σου ἐπιβλέψαι ἐπὶ τὸν υἱόν μου, ὅτι μονογενής μοί ἐστιν…”. En Mc, en
principio, no hay petición, sino exposición de lo ocurrido (v. 17). La petición
llegará después (v. 22).
2.4. CONCLUSIONES
“Al hecho histórico solo puede llegarse, con mayor o menor precisión, a través de las
presentaciones variadas de los evangelistas.
El acontecimiento subyacente a las tres versiones es histórico en su conjunto:
historicidad que solo puede ponerse en tela de juicio negando a priori la posibilidad
del milagro. Precisemos. La muchedumbre, el padre y su hijo epiléptico, la
impotencia de los discípulos (el apóstrofe de Jesús), la súplica y acto de fe del padre,
el sorprendente exorcismo, son todos ellos detalles globalmente afirmados por las
narraciones y sin los cuales el episodio perdería toda consistencia. En cuanto al
sentido que ha de darse a la escena el margen de libertad es mayor. Oscilará entre el
gesto de triunfo de Jesús sobre el demonio hasta el de misericordia, sin olvidar la
lección a los discípulos: perspectivas religiosas que unifican los detalles que nos
permiten asistir al suceso.
Por el contrario, si quisiéramos a toda costa determinar el tenor exacto de las
palabras del padre al describir la enfermedad, afirmar que de la misma hizo dos
descripciones, precisar el momento en que tuvo lugar dicho diálogo, sostener que la
sentencia sobre la fe que todo lo puede fue pronunciada en esta ocasión, nos
meteríamos en un callejón sin salida”.
Como afirma también Achtemeier en su artículo “Miracles and the historical Jesus”, cit. por Meier,
ibid., nota 44: “Jesús curó a un chico de un modo que en su mundo se entendía como expulsar un
demonio, y toda visión histórica de Jesús que no incluya su actividad como exorcista estará
deformada”.
JOACHIM GNILKA, Marcos, 57, por su parte, señala: “Marcos ha utilizado de diversas maneras el
relato que recogería un recuerdo histórico de un fracaso de los discípulos”.
91 HEINRICH ZIMMERMANN, Los métodos, 140-150.
92 ANTONIO PIÑERO Y JESÚS PELÁEZ, El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros
93 Hasta ahora se ha venido insistiendo mucho en la “singularidad” del género literario “evangelio”.
Sin embargo, en opinión de Antonio Piñero y Jesús Peláez, parece más razonable no insistir
demasiado en dicha singularidad, pues “salvadas las evidentes diferencias que siempre se dan entre
el género o patrón en abstracto y un determinado escrito en concreto, no sería atrevido situar el
“evangelio” dentro de la biografía helenística, y como subgénero, quizá para el primer
representante, Marcos, en el de la “biografía” de los profetas”. Estos dos autores apoyan su postura
en estudios como el de H. Köster, quien ha buscado paralelos al género en las “Vidas de los
profetas”, subgénero biográfico en el que, en contraposición a la biografía helenística, priman la
función, el oficio y la tarea encomendada al protagonista sobre los datos vitales. Del mismo modo, J.
Montserrat ha evidenciado el notable influjo de los ciclos proféticos veterotestamentarios sobre los
evangelios, especialmente el de Lucas. (ANTONIO PIÑERO Y JESÚS PELÁEZ, El Nuevo Testamento.
Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos, 353). Santiago Guijarro parece apoyar
también la opinión que se ha impuesto en los últimos años y es que los evangelistas utilizaron el
modelo de la biografía, que era un género literario conocido en su entornο. Cf. SANTIAGO GUIJARRO,
“La orientación cristológica de la tradición sobre Jesús”, EstE Vol. 85, No. 333, ISSN 0210-1610
(2010): 301-306.
94 HEINRICH ZIMMERMANN, Los métodos, 141. Del mismo modo, PHILIPP VIELHAUER, en Historia de la
literatura cristiana primitiva, Sígueme, Salamanca 1991, 372 señala: “No hace falta insistir en que
Mc, a pesar del encuadre “biográfico”, no es una biografía real. Para serlo, le falta interés por lo
propiamente biográfico, por la procedencia de Jesús, formación y desarrollo interno, por su retrato
literario y en definitiva, por su “personalidad”. Este defecto no solo radica en las lagunas de la
tradición disponible, sino que se basa en el carácter de proclamación del evangelio”.
95 En realidad “el evangelio es –piensa Vielhauer-, formalmente y por su contenido, una historia de
la pasión ‘con una introducción detallada’” (PHILIPP VIELHAUER, Historia de la literatura cristiana
primitiva, 372).
96 Ibid., 368.
97 HEINRICH ZIMMERMANN, Los métodos, 142-143.
43
98 XAVIER LEON-DUFOUR, Estudios de evangelio, 195-196 ; cf. PAUL LAMARCHE, “Los Milagros de Jesús
según San Marcos”, en Léon-Dufour, Los milagros de Jesús, Cristiandad, Madrid 1979, 208
99 ELISA ESTÉVEZ LÓPEZ, “Estudio histórico-crítico de Mc 5,1-20”, en RAFAEL AGUIRRE (ed.), Los
Introducción
2. Presencia de la gente:
Gente:
“vieron mucha gente a su alrededor [de los discípulos] (v. 14b)
εἶδον ὄχλον πολὺν περὶ αὐτοὺς
100 XAVIER LEON-DUFOUR, ibid., expone los siguientes rasgos que relacionan nuestro texto con el
género de los exorcismos:
- el endemoniado se presenta (9,20; cf. 1,23; 5,2-7).
- Jesús interroga (9,21; cf. 5,9).
- se describe el mal (9,20-22; cf. 5,3-5).
- Jesús ordena (9,25; cf. 1,25; 5,8-13; 7,29).
- nueva crisis final (9,26; cf. 1,26, 5,13).
- el poseso vuelve a la calma (9,26; cf. 5,15; 7,30; 4,39)
101 GERAD THEISSEN, The miracle Stories, 73-74, cit. por ELISA ESTÉVEZ LÓPEZ en El poder de una mujer
creyente. Cuerpo, identidad y discipulado en Mc 5,24b-34. Un estudio desde las ciencias sociales,
Verbo Divino, Estella 2003, 283.
45
Escribas:
“Y [vieron] a unos escribas que discutían con ellos” (v.14c)
καὶ γραμματεῖς συζητοῦντας πρὸς αὺτούς
Exposición
1. Caracterización de la emergencia:
“Mi hijo, que tiene un espíritu mudo, y adonde quiera que se apodera de él,
lo derriba, le hace echar espumarajos, rechinar los dientes y quedarse
rígido” (vv. 17c-18a)
17cἔχοντα πνεῦμα ἄλαλον· 18 καὶ ὅπου ἐὰν αὐτὸν καταλάβῃ ῥήσσει αὐτόν,
“Muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él” (v.22a)
καὶ πολλάκις καὶ εἰς πῦρ αὐτὸν ἔβαλεν καὶ εἰς ὕδατα ἵνα ἀπολέσῃ αὐτόν
Aproximación al taumaturgo
46
Actitudes negativas
6. Argumentación
Y le preguntó a su padre: “¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?” (v. 21)
καὶ ἐπηρώτησεν τὸν πατέρα αὐτοῦ· πόσος χρόνος ἐστὶν ὡς τοῦτο γέγονεν
αὐτῷ;
Núcleo
1. Preparación escénica
Acción milagrosa
2. Frase taumatúrgica:
3. Contacto:
Conclusión
102 Eduard Schweizer, en Marco, 200, habla insistentemente de enfermedad y curación sin aludir
explícitamente al exorcismo, aunque habla indirectamente de “batalla con el adversario”:
“L’ostinatezza della malattia è descritta con eficacia: come al v.18, sino i tipici sintomi dell’epilessia.
(…) Come in 2,5, anche qui non si parla della fede del malato, ma di quella di un altro; i narratori
evidentemente non pensano affatto a una guarigione per mezzo della suggestione. La guarigione del
ragazzo, invece, è descritta (come in 1,25; cf. 4,39) con il verbo “minacciare”, cioè come una
battaglia con l’avversario, nel corso della quale Gesù sottolinea la sua autorità con un “io”
fortemente accentuato. La descrizione della difficoltà della guarigione rivela la grandeza dell’opera
che Gesù compie. La formula usata alla fine è esattamente quella di Pascua: “lo fece alzare, e si levò”.
Come già nell’A.T., la malattia e la guarigione sono considerate como una morte e una risurrezione
(p.es. Ps.30,4), così che qui l’onnipotenza di Gesù diventa trasparente: naturalmente si tratta della
guarigione di un ammalato; ma dietro ad essa il lettore scorge già colui che un giorno farà levare i
morti”. (Las cursivas son mías).
103 JOACHIM GNILKA, Marcos, Vol. II, 52.
104 M. DIBELIUS, La historia de las formas evangélicas , Valencia 1984, 47ss., citado por GERD THEISSEN,
Colorido local y contexto histórico en los evangelios. Una contribución a la historia de la tradición
sinóptica, Sígueme, Salamanca 1997, 112, nota 92.
105 “Existen, no obstante, notables diferencias: Dibelius uno con el paradigma su teoría de la
predicación, mientras que Bultmann emplea expresamente apotegma en sentido “neutro”. Este
último, además, es caracterizado una parte de los apotegmas como “diálogos polémicos”, cuya
existencia es negada por Dibelius sin razón” (PHILIPP VIELHAUER, Historia de la literatura cristiana
primitiva, 320).
106 PHILIPP VIELHAUER, Historia de la literatura cristiana primitiva , 318
49
2,23-28), la curación del hombre de la mano seca (Mc 3,1-6) o la pregunta a Jesús
por el tributo del César (Mc 12,13-17).
Los relatos novela son una serie de historias que presentan tal abundancia
de detalles que hace imposible su utilización como ejemplos. Estas historias
milagrosas delatan un cierto placer en la fabulación y unos tópicos que aproximan
estas narraciones a géneros literarios cultivados fuera del cristianismo. A esta
clase de tópicos pertenecen descripciones de la enfermedad y de la curación, la
constatación del resultado –todo esto distingue a las novelas de los paradigmas- y
la aclamación al taumaturgo al final –este elemento también aparece en algunos
paradigmas. Como ejemplos de novela en Marcos podemos enumerar la curación
de un leproso (Mc 1,40-45), la tempestad calmada (Mc 4,35-41), el endemoniado
de Gerasa (Mc 5,1-20), la hija de Jairo y la hemorroisa (Mc 5,21-43) y, lo que a
nosotros nos interesa: nuestro texto del muchacho epiléptico (Mc 9,14-29), entre
muchos otros107.
107 MARIANO HERRAZ MARCO Y JOSÉ MIGUEL GARCÍA PÉREZ, Milagros y resurrección según San Marcos,
Encuentro, Madrid 2001, 53.55-56.
108 RUDOLF BULTMANN, en Historia de la tradición sinóptica, Sígueme, Salamanca 2000, 267, señala:
“Entre los apotegmas se encontraban ya algunos fragmentos en los que se narra un milagro de
curación: las curaciones en sábado de Mc 3,1-6 par; Lc 13,10-17; 14,1-6; las expulsiones de
demonios en Mt 12,22-36 par; la curación de los diez leprosos en Lc 17,11-19 y las historias de la
mujer sirofenicia y del centurión de Cafarnaún en Mc 7,24-31; Mt 8,5-1 par Estos fragmentos no
están narrados según el estilo de las historias de milagros, porque el milagro se pone enteramente
al servicio del punto principal, que es de carácter apotegmático… Por el contrario, en Mc 2,1-12 (la
curación del paralítico) hay una genuina historia de milagro, que solo de manera secundaria se
desarrolló hasta constituir un apotegma”.
109 RUDOLF BULTMANN, Historia de la tradición sinóptica, 74-75.
50
“En este fragmento se hayan asociadas dos historias de milagros (ya antes de
Marcos), que probablemente se reunieron a causa de la semejanza de la enfermedad
y de la curación. La primera historia tiene como punto principal la contraposición
entre el Maestro y los aprendices de magos, cuya incapacidad pone de relieve el
poder del Maestro. Por eso, se presupone originariamente que el Maestro
(naturalmente, el solo) se había apartado de los discípulos, y ahora viene a reunirse
de nuevo con ellos. Y por esta razón la historia era apropiada en cierto modo para
añadirse a lo anterior. La segunda historia tiene más carácter apotegmático y
describe la paradoja de la fe incrédula”110.
“En vez de la forma pura del relato de exorcismo encontramos una mezcla de relato
de exorcismo, relato de curación propiamente dicha (con un toque, quizá, de relato
de resurrección) y de relato declaratorio (Jesús habla del poder de la fe). Como
apunta Pesch en su análisis, algunos motivos parecen extrañamente fuera de lugar
en Mc 9,14-27. De hecho, la incapacidad de los discípulos para exorcizar, la súplica
del padre por su hijo, la clara descripción de la epilepsia, la petición de fe por parte
de Jesús antes del exorcismo y, posiblemente, la referencia de Jesús a la propia fe
como la fuente de los milagros son atípicos de los relatos de exorcismo evangélicos.
En realidad, algunos elementos son únicos”111.
110 RUDOLF BULTMANN, ibid., 269. Cf. también con GÜNTHER BORNKAMM, “ΠΝΕΥΜΑ ῎ΑΛΑΛΟΝ”, 262: “…
en la intención de Marcos, la primera interpolación de ellas –a Mc 9,14-29 se refiere el autor-, no fue
narrada simplemente para mostrar el milagro llevado a cabo por Jesús, sino que apuntaba al tema
de la fe (relacionado con los discípulos), como lo muestran los apotegmas de 9,18.28s y el diálogo
de Jesús con el padre del muchacho epiléptico (v.23s)”.
111 JOHN P. MEIER, Un judío marginal, 757. En relación a esto, es también muy interesante la
aportación de JUAN ALBERTO CASAS RAMÍREZ, Creo, 29-30: “Es precisamente en el contexto de la
“primera sección del camino” (8,31-9,29), en el marco de las lecciones a los discípulos (8,34-9,29),
que se relata la curación del muchacho con un espíritu sordo y mudo (…) lo que indica que el
sentido de la narración debe ser entendido, no solo como un texto de curación o exorcismo sino
como parte del ejercicio educativo que Jesús pretende realizar (casi infructuosamente) con sus
seguidores, por lo que el exorcismo estaría en función de la forma literaria de la “enseñanza”
(prueba de ello es el diálogo en privado que tiene Jesús con los discípulos en los vv.28-29 en torno a
lo acontecido). Así, desde el punto de vista de la crítica de la redacción, tal parece que la narración
correspondió originalmente a un relato de curación milagrosa, pero fue transformado en una
instrucción para los discípulos. En tal sentido, Moloney considera que esta “forma mixta” de
51
1. Con el método narrativo daremos razón del contenido del texto teniendo en
cuenta la articulación de las diversas unidades narrativas, actos o escenas,
el argumento, los personajes (actantes), el espacio y el tiempo, el punto de
vista, las analepsis (evocaciones) y las prolepsis (anticipaciones)112.
2. Con el análisis semántico113 expondremos el significado de los términos
relevantes de nuestra perícopa, haremos un inventario semántico del texto
organizado por campos lexicales, y nos fijaremos en las líneas de
significado, la recurrencia de términos, la oposición de los mismos y la
transformación que se opera en el texto desde la situación inicial hasta la
situación final.
curación y enseñanza provee una conclusión a una serie de encuentros entre Jesús y sus frágiles
discípulos (8,32-9,29) después del primer anuncio de la pasión”.
112 MERCEDES NAVARRO PUERTO, “Análisis Narrativo”, en RAFAEL AGUIRRE (ed.), Los milagros de Jesús.
MARIA CACCAMO CALTABIANO, (eds.), in Atti del I Seminario di studi sui lessici tecnici greci e latini
(Messina 8-9 marzo 1990), Messina 1991, 31-45.
52
115 POUL NEPPER-CRHISTENSEN, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del
Nuevo Testamento, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 115-121
116 Respecto al término μαθητής en Marcos, VICENT TAYLOR, Marcos, 228, dice lo siguiente:
“μαθητής, que aparece unas 43 veces, se emplea de ordinario en el plural para designar a los
“discípulos” de Jesús116. En griego clásico este término designa a los discípulos de los filósofos y de
los retóricos (Herododo; Platón, etc.), pero no a los pertenecientes al círculo socrático (Platón).
Este término no aparece en los LXX, salvo en la variante de Jr 13,21; 20,11; esta característica
sorprendente se debe a que la religión de Israel es una religión de revelación. Los profetas del AT
tenían siervos (1 Re 18,43; 2 Re 4,12 etc) pero no discípulos. En el judaísmo rabínico la palabra se
empleó con frecuencia para designar a los discípulos de rabinos notables. En los papiros, μαθητής
designa a los aprendices. La característica distintiva de los discípulos de Jesús era la adhesión a su
persona y no solo a su enseñanza: “No es para ellos un rabbí, sino su Señor” (Rengstorf). La labor de
los discípulos consiste en dar testimonio de Jesús. El amplio círculo de discípulos comprende a los
apóstoles (Mc 6,30), a un grupo más reducido compuesto por los Doce (Mc 3,14) y a los tres
discípulos, Pedro, Santiago y Juan, que forman el grupo más pequeño (Mc 5,37).
53
117Respecto a los discípulos de Juan, Mt 11,2 indica que Juan disponía de personas a las que él podía
enviar, y según Mt 14,12, había un grupo de discípulos que se preocuparon de enterrar al maestro.
Los que pertenecían al grupo de Juan se habían hecho bautizar y se habían sometido a exigencias
éticas de tipo ascético, como los ayunos y las purificaciones (cf. Mc 2,18; Jn 3,25). El Bautista había
enseñado a orar (Lc 11,1). El evangelio de Juan acentúa que el Bautista no era el Mesías (Jn 1,6-
8.20; 3,28) y que testificaba que Jesús era el Mesías esperado (Jn 1,8.19-36; 3,22-36). Pero el
énfasis con que el evangelio de Juan realza esto delata que el Bautista era considerado como mesías
por algunos, y hay razón para suponer que el paso del seguimiento del Bautista al seguimiento de
Jesús no fue muy armónico, o tan armónico como parece en Jn 1,35-39. Hay indicios de esta
desarmonía en el mismo evangelio de Juan, cuando se afirma que Jesús hacía más discípulos y
bautizaba más que Juan (cf. Jn 4,1). Del mismo modo, en los Hch 18,25; 19,1-6 se pone de
manifiesto que, años más tarde, aún había en Éfeso discípulos del Bautista que no habían oído
hablar siquiera del Espíritu Santo.
54
Según Mc 3,13-14, Jesús escogió a los Doce para que estuvieran con él y
para enviarlos a predicar. Según Lc 10,1ss, Jesús envió a otros setenta y dos, a los
que no les aplica la denominación de μαθητής. Quizá con ello Lucas quería
significar que el mensaje no solo estaba destinado al pueblo judío sino que tenía
una dimensión universal.
A los discípulos se les concede el poder de Jesús para realizar milagros (Mc
3,14ss; Lc 10,17; Hch 3,6.12-16) pero principalmente se les enviaba a proclamar
que el reino de Dios estaba cerca (Mt 10,7ss). Lo mismo que Jesús, también
curaban a los enfermos y a los que estaban poseídos por los demonios (cf. Mt 4,23
y par). Tanto Mc (6,30) como Lc (9,10; 10,17) refieren que los discípulos
regresaron junto a Jesús. Esta misión estuvo limitada a Israel. No así la misión
encargada por Jesús después de su resurrección, en la que los discípulos son
enviados a llevar el evangelio a todos los pueblos, predicando el arrepentimiento
para el perdón de los pecados y bautizando (cf. Mt 28,18-20; cf. Jn 20,21-23).
118 HORST BALZ, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 664-666.
56
La multitud presenta en los evangelios también una doble cara: por un lado,
admiran a Jesús, le buscan, y le tributan una entrada triunfal en Jerusalén (Mt 21,1-
11). En Mc 9,14 corre, asombrada, a saludar a Jesús. Pero, por otro lado, se dejan
manipular e instigar por las autoridades y reclaman a gritos la crucifixión de Jesús
(Mt 27,15.20.24; Mc 15,8.11.15; Lc 23,4).
119 GÜNTHER BAUMBACH, en BALZ, H, EN HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético
del Nuevo Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 782-786.
120 Respecto al término γραμματεύς en el evangelio de Marcos, VICENT TAYLOR, en Marcos, 190, dice
lo siguiente: Aparece 21 veces120. En griego clásico el término significa “secretario” o “registrador”;
en los LXX significa un funcionario público, un “escribiente” (Ex 5,6) o un oficial militar inferior que
tiene el encargo de escribir (Dt 20,5); en los papiros designa un funcionario público, un escribano
local, etc. En los evangelios οἱ γραμματεύς son los escribas, los maestros de la Ley. Lucas los llama
también νομοικοἱ y νομοδιδἁσκαλοι La mayoría de los escribas pertenecían al partido de los
fariseos (cf. Mc 2,6), pero los había también saduceos (cf. Mc 12,18). Su enseñanza se basaba en la
tradición. En el evangelio es evidente la diferencia entre la enseñanza de Jesús y la de los escribas.
La frase de Mc 1,22, “γὰρ διδάσκων αὐτοὺς ὡς ἐξουσίαν ἔχων καὶ οὐχ ὡς οἱ γραμματεῖς”, dice
mucho de lo que se pensaba al respecto, aunque también el evangelista refiere las palabras
favorables que Jesús dirigió a un escriba: “Οὐ μακρὰν εἶ ἀπὸ βασιλείας τοῦ Θεοῦ” (Mc 12,34).
57
1,20, donde se cita a Is 33,18 LXX, todos los demás textos se refieren a escribas
judíos, es decir, maestros de la ley (en hebreo soferîm / hakamîm).
121 EDVIN LARSSON, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 1527-1528.
59
Algunos autores, como hemos visto arriba124, consideran que el temor del
pueblo ante el resplandor de Moisés cuando descendía del Sinaí es el posible
trasfondo de Mc 9,14. Sin embargo, Joel Marcus señala que los LXX no utilizan
ἐκθαμβέομαι sino que habla del miedo de la gente (ἐφοβήθησαν, γοβέω)125. Otra
diferencia descalifica el pasaje del Éx 34,29 como trasfondo de nuestro texto:
mientras que en el Éxodo, el pueblo tiene miedo de acercarse a Moisés, en Marcos
corre hacia Jesús y lo saluda. Puede que nuestra historia pretenda mostrar un
contraste entre el resplandor aterrador de Moisés y el resplandor atemorizante y
atractivo de Jesús. Podemos también considerar 2 Cor 3,12.18, donde se compara y
contrasta el resplandor de Cristo con el de Moisés.
122 HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo Testamento, Vol. I,
Sígueme, Salamanca 1996, 1249.
123 AMADOR ÁNGEL GARCÍA SANTOS, Diccionario del Griego Bíblico, Verbo Divino 2011, 262.
124 Cf. nota 36.
125
JOEL MARCUS, Marcos, 746.
126
HANS-FRIEDRICH WEIB, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), DICCIONARIO EXEGÉTICO DEL NUEVO
TESTAMENTO, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 959-966.
60
al que se acercan sus discípulos (Mt 5,1s). En Lc 4,15 tenemos un buen ejemplo de
la predicación de Jesús en la sinagoga de Nazaret.
En Mateo, Jesús ocupa desde el principio un lugar central como el Jesús que
enseña (4,23; 9,35, 11,1), a pesar de que evita que los discípulos se dirijan a él con
el vocativo de maestro, que pone, sin embargo, en labios de los que no son
discípulos (8,19; 12,38; 19,16; 22,16.24.36; cf. 26,25.49, rabbí en labios de Judas).
Los discípulos, en cambio, se dirigen a Jesús llamándole κύριε (8,25; 17,15 etc). Esa
modificación de la fuente de Marcos no se debe a que Mateo no considere a Jesús
como Maestro, sino que tiene su fundamento en el hecho de que, para Mateo, Jesús
no es un Maestro en sentido judío, sino que sus enseñanzas se oponen a las del
judaísmo. Mateo, a diferencia de Marcos, define la enseñanza de Jesús como una
enseñanza acerca de la ley o para dar a conocer la voluntad de Dios (cf. Mt 5,1ss y
7,29).
62
127
JACOB KREMER, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 1022-1037
63
πνεῦμα ἅγιον, πνεῦμα ἁγιοσυνης, πνεῦμα Θεου, πνεῦμα τοῦ πατρός, πνεῦμα τοῦ
υἱοῦ αὐτοῦ, o bien el πνεῦμα Χριστοῦ o πνεῦμα Ἱησοῦ. Por este empleo singular, el
contenido semántico de πνεῦμα es muy diferente en los diversos escritos del N.T.
Era una idea muy extendida en aquella época el que seres concebidos a
manera de personas habitaban en los hombres, los dominaban y originaban en
ellos enfermedades. Jesús y los discípulos fueron capaces de expulsar esos seres
(como otras personas eran capaces de hacerlo, cf. Mc 12,27) porque disponían del
poder del πνεῦμα de Dios, que es más fuerte que los espíritus. En nuestro relato,
Marcos cuenta un episodio en el que ese “poder” ha fracasado en los discípulos a
causa de su falta de fe.
128“In Marco, su 23 passi in cui compare πνεῦμα, 14 contengono l’espressione πνεῦμα ἀκάθαρτον
(o sim.) come equivalente di δαίμων o δαιμόνιον”. Algún autor se pregunta si ἀκάθαρτον no podría
ser una cualificación ética contrapuesta a ἄγιον. (cf. EDUARD SCHWEIZER, “πνεῦμα, πνευματικὸς”, en
GERHARD KITTEL Y GERHARD FRIEDRICH (ed.), Grande Lessico del Nuovo Testamento, Vol. X, Paiedia,
Brescia 1975, 947).
129 FRANZ ANNEN, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 1234-1237.
64
Por otra parte, los evangelios sinópticos presuponen que hay otros
exorcistas, además de Jesús y sus seguidores (judíos en Mt 12,27 par Lc 11,19;
cualquiera en Mc 9,38 y par Lc 9,49).
65
Mientras que en el entorno del N.T. los rituales complicados, las fórmulas y
los conjuros son corrientes, esas prácticas no desempeñan papel alguno en el N.T.
Jesús, según Mt 8,16 (“él expulsó a los espíritus con una palabra y curó a los
enfermos…”), expulsa los demonios por medio de su palabra (λόγῳ). Según Marcos
9,29, hay demonios que solo pueden expulsarse mediante la oración.
El origen del poder de Jesús se discute extensamente en el diálogo sobre
Belzebú, como veremos más detenidamente en el siguiente capítulo (Mc 3,22-30 y
par Mt 12,24-32 y Lc 11,15-23). Jesús no expulsa los demonios con el poder del
príncipe de los demonios, como le reprochan sus adversarios, sino con el poder de
Dios (“en el dedo de Dios”, según Lucas, y “en el Espíritu de Dios” según Mateo).
Son, por tanto, señales de la llegada del Reino.
130 PAULSEN HENNING, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 2064-2066.
66
por otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho
poder”. Como vemos, impotencia, fe y oración son temas que aparecen en nuestro
texto de Mc 9,14-29.
132 Es interesante recoger aquí, para el posterior desarrollo de nuestro estudio, las palabras de
Meier sobre el significado de esta parábola: “¿Cuál es el significado de la parábola? (…) La parábola
se refiere a la victoria de Jesús sobre Satanás (o Belcebú, o los demonios), manifiesta en sus
exorcismos. Tal como figura el pasaje en los Evangelios, el simplemente “fuerte” es obviamente
Satanás. Por otro lado, ya hemos visto que el “nadie” de Marcos (“uno” en Mateo), y no el “uno más
fuerte que él” de Lucas, parece la lectura original. De ser así, el “nadie” de Marcos alude
probablemente a Jesús, cuyas referencias a sí mismo suelen ser indirectas y veladas; esa manera tan
poco expresiva de referirse a quien ata a Satanás induce a pensar que no se trata de Dios.
La referencia a la acción de atar en la parábola del hombre fuerte es una metáfora que, claramente,
apunta a un contexto de exorcismo y sugiere que el hombre fuerte es Satanás.
Una cuestión por dilucidar es si se puede apurar la parábola hasta el punto de considerar el ajuar o
los bienes del hombre fuerte como los endemoniados a los que Jesús libera del poder de Satanás
mediante sus exorcismos. Habrá quien objete que eso huele demasiado a alegoría. Sin embargo,
tenemos ya tres ecuaciones: hombre fuerte = Satanás; intruso saqueador = Jesús; atadura =
exorcismo. Aparte de no ser forzadas, tales ecuaciones son verdaderamente necesarias para que la
parábola tenga sentido o alguna aplicación en el contexto de los exorcismos de Jesús. Aceptado esto,
la identificación de las posesiones del hombre fuerte con los individuos poseídos se ve como una
conclusión natural de las tres ecuaciones, y no como una identificación artificial concebida e
impuesta a la parábola post factum.
En nuestra decisión sobre este punto, no debemos sentirnos intimidados por el “dogma” de que
Jesús, como maestro y profeta, nunca utilizó la alegoría. Mal maestro y profeta judío habría sido si
verdaderamente se hubiera atenido a tan extraña regla. En el AT no es rara la alegoría, sobre todo
en la literatura profética relacionada con Ezequiel, Zacarías y Daniel” (JOHN MEIER, Un judío
marginal, 497-498).
133 GERHARD BARTH, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 362-368.
68
134
AMADOR ÁNGEL GARCÍA SANTOS, Diccionario del Griego Bíblico, 775.
69
135 HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo Testamento, Vol. I,
Sígueme, Salamanca 1996, 671.
70
diferencia de Marcos). De igual modo, el padre del muchacho epiléptico pide ayuda
en 9,22.24, primero, para curar a su hijo de la enfermedad, después, para curarse él
mismo de su incredulidad.
Mc 6,34 introduce, en forma quizá redaccional, el relato del milagro con que
da de comer a cinco mil personas, aludiendo claramente a Ez 34, de tal manera que
el Jesús que se apiada aparece como el representante escatológico de Dios mismo;
en Mc 8,2 (la segunda multiplicación de los panes), Marcos pone en labios de Jesús
mismo la afirmación: “Tengo compasión de esa multitud”. Mateo recoge los dos
136 NIKOLAUS WALTER, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 1468-1470.
71
137 GERHARD BARTH, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 942-961.
72
tales enunciados sean palabras del Jesús terreno. Sin embargo, una compresión tal
de las relaciones entre la fe y el milagro no pueden entenderse sin la influencia de
la predicación de Jesús. Mientras que en el mundo circundante (y también en Ex
4,8s; 14,31; Sal 78,22) y en una extensa corriente de la tradición cristiana sobre los
milagros (cf. Jn 2,11.23; 4,53; 11,15.42.45; 20,31 Hch 5,12ss etc) el milagro
precede a la fe y ésta es la consecuencia del milagro, en la tradición sinóptica se
muestra la relación contraria: la fe suplicante precede a la curación milagrosa y
recibe el milagro. Por eso, las exigencias de señales (Mc 8,11s par) y los milagros
espectaculares (Mc 15,32) son rechazados rotundamente y Jesús no obra ningún
milagro allí donde encuentra incredulidad (cf. Mt 13,58 par). Esta comprensión de
la fe y del milagro, tan distinta a la manera de pensar del mundo circundante y a la
extensa corriente de la tradición cristiana posterior acerca de los milagros, se
explica si tiene su origen en la actividad misma de Jesús.
Jesús, con su palabra, quebranta el poder del espíritu inmundo (Mc 1,25 y
Lc 4,35), vence el poder (demoníaco) del viento y de las olas (Mc 4,39 par) y libera
al muchacho del espíritu inmundo que lo poseía (Mc 9,25 par) Según Lc 4,39, Jesús,
138
HEINZ GIESEN, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 1549-1551.
139 AMADOR ÁNGEL GARCÍA SANTOS, Diccionario del griego bíblico, 341.
74
Al obrar así, Jesús demuestra que está enteramente al lado de Dios, el único
al que corresponde vencer los poderes hostiles, según el A.T. (Sal 18,6; 104,7) y
según los escritos de Qumrán (1QapGén 20,28; 1QM 14,9-11).
Según Mc 3,11ss, Jesús conmina con amenazas a los demonios para que no
den a conocer que él es el Hijo de Dios. De manera parecida, Jesús advierte
seriamente a sus discípulos que no hablen a nadie sobre él (Mc 8,30 y par, “secreto
mesiánico”). También Pedro, por su parte, increpa a Jesús (Mc 8,32) cuando éste
dice que es el Hijo del hombre que ha de sufrir. Las palabras con las que Jesús se
dirige a Pedro hacen que esta escena se asemeje algo a los relatos de exorcismo:
Satanás es vencido en Pedro y Pedro vuelve a comportarse de nuevo como un
discípulo (Mc 8,34-38).
140 WERNER GRIMM, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 1544-1546.
75
141 JACOB KREMER, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 1126-1141.
142Mt 9,25; 10,8; 11,5 par; Mc 5,41 par; 6,14 par; Lc 7,14; Juan 5,21; 12,1.9.17; Heb 11,19. “Estas
resurrecciones producidas por el encuentro de estas personas con la persona de Jesús, son el signo
de la era mesiánica y el preludio de la futura resurrección general” (ALBRECHT OEPKE, en GERHARD
KITTEL Y GERHARD FRIEDRICH (eds.), Grande lessico del Nuovo Testamento, Vol. III, Paideia, Brescia
1967, 23).
76
143 JACOB KREMER, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 260-275.
144
cf. Podemos considerar, al respecto, tres textos: 1. La discusión de Jesús con los saduceos, Mc
12,18-27 y par; 2. Jesús, autor de la resurrección escatológica, en Jn 6,39.40.44.54 y en Jn 11,24,
donde Marta entiende en sentido escatológico la promesa de Jesús sobre la resurrección de lázaro;
3. Ef 5,14, donde encontramos un clamor procedente de la liturgia bautismal que trata de despertar
en el creyente la vida plena de resucitado que le alcanza ya en el bautismo: “¡levántate de entre los
muertos!” (Ibid., 267.270).
77
οῖκος aparece 115 veces en el NT. Es más frecuente que οἰκία y está
atestiguado en Mateo (10 veces), Marcos (13), Lucas (33), Juan (5), Hechos (26),
Romanos (1), 1 Corintios (4), Filemón (1), Colosenses (1), 1 Tim (1), Hebreos
(11), y en 1 Pedro (2 veces). En la obra de Lucas y en las pastorales, οῖκος se usa
con más frecuencia que οἰκία, mientras que οἰκία predomina en Marcos y,
principalmente, en Mateo. Hebreos tiene únicamente οῖκος. En Juan, la relación
entre los dos términos se halla enteramente equilibrada, y en Pablo, casi
equilibrada. En los demás escritos, ambos términos aparecen tan pocas veces que
no podemos hacer una valoración.
145PETER WEIGANDT, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 500-507.
78
5,29; 7,36.37; 9,61; 14,1; Hch 9,11 etc). Otras veces el propietario se puede deducir
por el contexto.
Lo que nos interesa de este término para nuestra perícopa es que Marcos
hace que en diversas ocasiones Jesús, o Jesús y sus discípulos, busquen una casa
para apartarse de la multitud, es decir, para tener un poco de vida privada (7,7.24;
9,28.33; 10,10). En todos los pasajes se trata de adiciones redaccionales del
evangelista, que faltan en los paralelos de Mateo y de Lucas. Esta acción de Jesús, o
de Jesús y sus discípulos, de apartarse de la multitud, lo expresa también Marcos
por medio de frases como κατὰ μόνας (“a solas”, Mc 4,10), o κατ᾿ἰδίαν (“en
privado”, Mc 4,34; 9,2; 9,28). El retiro de Jesús le sirve a Marcos como recurso para
expresar su peculiar teoría del secreto mesiánico: tan solo a los discípulos se les da
la posibilidad de conocer la mesianidad de Jesús. Pero ni siquiera ellos, antes de
Pascua, llegarán a adquirir esa comprensión.
146
XABIER PIKAZA, Pan, casa, palabra, la Iglesia en Marcos, Sígueme, Salamanca 1998, 100.
79
147
HORST BALZ, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER, Diccionario exegético del Nuevo Testamento, Vol.
II, Sígueme, Salamanca 1998, 1169-1186.
80
Según Marcos, Jesús es orante solitario (1,35; 6,46; 14,32ss), que enseña a
sus discípulos acerca de la relación entre la oración y la fe, la certeza de ser
escuchado y la disposición para perdonar (11,24ss), y que a la vez critica
duramente el abuso de la oración como ostentación pública de piedad (12,40). El
Jesús de Marcos exhorta a orar (9,29; cf. 11,27; 13,18; 14,38) y en momentos de
extrema aflicción, ora y se entrega al Padre (triple acción de orar: 14,35.39.41),
pero él no es considerado como maestro de oración en sentido propio. Falta, en
Marcos, la tradición de la oración del padrenuestro.
Sin embargo, Marcos es el único que presenta a Jesús orando al Padre con el
término ἀββά, en la versión más antigua de la oración de Getsemaní (Mc 14,36).
Esa expresión, insólita y única, muestra la confianza filial y la profunda intimidad
de la relación de Jesús, Hijo, con el Padre148.
148
HEINZ-WOLGANG KUHN, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER, Diccionario exegético del Nuevo
Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 3.
81
149 Mercedes Navarro Puerto, Marcos, 325-331. Seguimos a esta autora enteramente en el
desarrollo del análisis narrativo del texto. DANIEL MARGUERAT E IVAN BOURQUIN, en Cómo leer los
relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo, Sal Terrae, Santander, 2000, 14-17, clarifica cuáles
son las aportaciones propias de cada uno de los métodos que se utilizan mayoritariamente en la
exégesis francófona y que, en mayor o menor media, estamos empleando en el presente trabajo: el
histórico-crítico, el semiótico o estructural y el narrativo. El análisis histórico-crítico se interesa por
el acontecimiento histórico que refiere el texto y por las condiciones en las cuáles éste se escribió.
Su interés se centra, sobre todo, en el mundo histórico que se encuentra tras el texto. Sus preguntas
son: ¿qué pasó realmente?, ¿cómo llegó tal tradición a tal evangelista?, ¿qué interpretación hizo de
ella este autor para la comunidad a la que destina su evangelio? Su tarea es reconstruir, por una
parte, la realidad a la que remite el relato y, por otra, la intención del autor que lo redactó.
El análisis semiótico se interesa, no por el mundo representado, sino por el funcionamiento del
lenguaje, siguiendo el principio llamado postulado de inmanencia: nada fuera del texto, nada salvo
el texto y todo el texto. Su pregunta es: ¿cómo hace el texto para producir sentido? El texto se lee con
un sistema de signos cuya organización entrelazada se trata de comprender. El análisis narrativo se
situaría, no en el eje de la representación, sino en el de la comunicación. Su pregunta es: ¿cómo
comunica el autor su mensaje al lector? Si el eje de la comunicación alinea los tres polos sin los
cuales es imposible transmisión alguna: el autor (emisor), el mensaje y el lector (destinatario),
podríamos decir que la lectura histórico-crítica se ocupa del autor, la lectura semiótica se ocupa del
texto, y el análisis narrativo se orienta al lector y al efecto del relato sobre él.
82
reclama o, como poco, tiene expectativas sobre él150. De este modo, el narrador
hace depender, desde el comienzo, lo que sucede o no sucede, de la presencia o
ausencia de Jesús en la escena. Jesús siempre está en el centro.
v.16:
150 Es sorprendente cómo en el evangelio de Marcos, la muchedumbre busca a Jesús, acude a él,
atraída por su fama de taumaturgo o esperando recibir de él una palabra nueva que transforme sus
vidas (cf. Mc 1,32-34.37.45; 3,20; 5,21-24; 6,31-33…). Como hace notar JOSÉ ALBERTO CASAS RAMÍREZ,
“Creo”, 36: “La llegada de Jesús genera un cambio abrupto por parte de la multitud con respecto a la
discusión del inicio: viendo a Jesús (ἰδόντες, en participio aoristo), se maravillaban
(ἐξεθαμβήθησαν) y corrieron a saludarle. Llama la atención que en el v.15 no se menciona el
motivo para justificar la reacción de la multitud al maravillarse (ἐκθαμβέομαι) con la llegada de
Jesús; tal parece ser, como señala Collins (2007, 437) que éste es un recurso literario para resaltar
el significado y la autoridad de Jesús (como en 1,27). De hecho, la emoción de la muchedumbre ante
la llegada de Jesús es expresada con el verbo ἐκθαμβέω, que aparece en otros relatos marcanos con
referencia a las fuertes emociones de Jesús en Getsemaní (14,33) y la confusión de las mujeres al
encontrar la tumba vacía en la mañana de pascua (16,5.6). Asimismo, como observan Donahue y
Harrington, las acciones de la multitud corriendo hacia Jesús y saludándole evocan las acciones del
hombre rico en 10,17”.
151 Reflexionando con Mercedes Navarro, y teniendo en cuenta el contexto de Marcos, más que
frialdad, quizá ese silencio o retracción de sus mismos discípulos se asemeje al silencio que guardan
en la escena de Mc 9,33-34, cuando, tras el segundo anuncio de la pasión, ellos no han entendido
nada del destino del Hijo del hombre, siervo sufriente, y van discutiendo por el camino sobre
cuestiones de poder y superioridad en el grupo. Al llegar a casa, en Cafarnaún, Jesús les preguntó de
qué discutían por el camino. Pero “ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quien
era el mayor” (v.94). Los discípulos quieren ser como su maestro, pero en ocasiones se dan cuenta
de lo lejos que están de su mentalidad y de su ser, y por ello quedan silenciosos y avergonzados.
84
152 JUAN ALBERTO CASAS RAMÍREZ, en su análisis narrativo (“Creo”, 37), señala la relación entre el
poder de enseñar y de expulsar demonios de Jesús, cuando el padre del muchacho le invoca como
“maestro”: “Ante la pregunta de Jesús sobre la razón de la discusión, la intervención del padre del
muchacho al llamar a Jesús “maestro” (διδάσκαλε) y señalar que ha traído su hijo ante él establece
una relación analógica entre la enseñanza autoritativa de Jesús y el poder de exorcizar
(mencionado ya en la trama evangélica de 1,21-28). No se puede perder de vista que, hasta ahora,
en Marcos, Jesús ha sido llamado “maestro” solo dos veces, en 4,38 y en 5,35. A medida que la
narración avance, este título se incrementará con mayor frecuencia (cf. 9,38; 10,20.35; 12,14.19.32;
13,1; 14,14). La idea de trasfondo (…) es que en el caso de Jesús, tanto la autoridad para enseñar
como el poder de exorcizar tiene un origen divino”.
153
Cf. Christopher D. Marshall, en su estudio sobre la fe en el evangelio de Marcos, señala cómo
γενεὰ ἄπιστος se refiere a todos los personajes presentes en el relato y cómo, en su falta de fe, los
discípulos, lamentablemente, no se distinguen del resto (Cf. CHRISTOPHER D. MARSHALL Faith as a
theme in Mark’s narrative, Cambridge University Press, Cambridge 1995, 117).
85
En el v.20 es muy relevante el verbo ver, como acción del poseso. Ver es
muy importante para los semitas y mediterráneos, y “ver el primero” en este caso
es una manera de indicar la pretensión de superioridad y poder del espíritu sobre
Jesús. Así lo confirma la acentuación de los síntomas del enfermo como prueba o
demostración de ese poder. Se trata de una especie de desafío a Jesús.
En el segundo momento (vv. 21-24), Jesús toma distancia de ese desafío y pide al
padre información sobre la duración de la enfermedad.
El padre responde, expone otra vez los síntomas y termina pidiendo ayuda a
Jesús, con el empleo del verbo σπλαγχνίζομαι, o removerse las entrañas, tan
importante en el evangelio de Marcos para referirse a la actitud de Jesús respecto
al sufrimiento de la gente (v.22)154. Recordamos que ese movimiento interno de
Jesús es el que le lleva a curar al leproso o a multiplicar el pan para la
muchedumbre hambrienta y cansada. En este caso, no es el narrador quien utiliza
el verbo, ni Jesús, sino el padre del enfermo.
154 Cf.
ELISA ESTÉVEZ LÓPEZ, “Significado de σπλαγχνίζομαι en el Nuevo Testamento”, EstBíb 48
(1990): 511-541, y apartado II.1.12 del presente estudio.
86
155 Mercedes Navarro, Marcos, 327. Queremos detenernos a considerar lo acertado (o desacertado)
de esta lectura narrativa de la expresión τὸ εἰ δύνῃ. Podemos preguntarnos si el “si puedes”
pronunciado por el padre y el “¿cómo que si puedes?” de Jesús, están dichos con “sarcasmo”. ¿Con
qué intención y con qué tono están dichos por parte de los dos interlocutores? Veamos cómo lo han
entendido los comentaristas de este pasaje de Marcos: Para Gnilka, Jesús simplemente reproduce lo
que ha dicho el padre y le corrige esa equivocada percepción respecto a él y sus posibilidades de
hacer o no el milagro, haciéndole ver que aún no tiene fe y que todo lo es posible al que la tiene. El
autor no entra en el sentimiento o la actitud interior de Jesús ni del padre. Por parte de Jesús, ¿es
queja?, ¿es lamento?, ¿es disgusto?, ¿es sarcasmo? (GNILKA, Marcos, 54-55). Pesch lo tiene claro: la
repetición “¿cómo que si puedes?” es una reprensión de la actitud de duda del padre, reprensión,
que se puede entender como reprimenda o como corrección (RUDOLF PESCH, Marco, 149). En todo
caso, lo claro es que esa repetición de Jesús, τὸ εἰ δύνῃ, por una parte recalca la importancia del
verbo “poder” y las condiciones de ese poder. Y por otra parte, es un espacio reflexivo, sapiencial,
que Jesús abre entre la interpelación del padre y su respuesta . τὸ εἰ δύνῃ puede conllevar, sí, algo de
lamento. Lo hemos visto en todo el evangelio de Marcos: Jesús se queja de la obstinada
incomprensión de los suyos, no le resulta indiferente. Éste es el caso, también, del padre del
enfermo. No comprende. Pero τὸ εἰ δύνῃ es, sobre todo, por parte de Jesús, la introducción a la
enseñanza central de este episodio: todo es posible al que tiene fe.
Calificar de “sarcasmo” tanto el “si puedes” del padre como el “¿cómo que si puedes?” de Jesús
resulta, no tanto exagerado, como poco ajustado a la naturaleza del relato y a la actitud del padre y
de Jesús. No hay sarcasmo en el padre, sino impotencia y sentimiento de vulnerabilidad y
necesidad. Y no hay sarcasmo en Jesús, sino compasión.
156 “Los otros casos marcanos donde aparece la expresión (“todas las cosas son posibles”, 10,27;
14,36) atribuyen la omnipotencia a Dios y no a la capacidad humana, pero el presente relato parece
situar a Jesús en una posición análoga a la de Dios” (JOEL MARCUS, Marcos, 758)
157 EDUARD SCHWEIZER, Marco, 197, titula el pasaje de Mc 9,14-29, muy significativamente, “la
guarigione del fanciullo epilettico e del padre di poca fede”, y habla, en un precioso párrafo, de esa
“curación” del padre. La narración, en su conjunto, quiere describir la angustia causada por la falta y
la insuficiencia de nuestra fe y decir una palabra de ayuda al respecto. El grito del padre revela esa
angustia. El padre dice “creo”, pero es consciente de que eso solo puede decirlo desde la ayuda y el
don de Dios, pues la fe está siempre amenazada por la duda. “La fede è dunque un’apertura
incondizionata all’atto di Dio, una ferma attessa da parte di chi, guardando a se stesso, potrebbe
sempre solo affermare la mancanza di fede, ma guardando a Dio riconosce, con gioia e certeza, che
Dio torna sempre a sanare quella mancanza” (ibid., 199-200).
87
“Nos hallamos ante dos escenas paralelas de paternidad y filiación vinculadas por el
mismo Jesús, Hijo divino del monte y hombre que ayuda al hijo enfermo del valle:
Arriba está Jesús, a quien el mismo Dios llama su Hijo (…).
Abajo hay un padre fracasado que no logra comunicarse con su hijo enfermo (cf.
9,17-24) ni decirle aquello que Dios ha dicho a Jesús en el Tabor: ¡Eres mi hijo! Así se
expresa la tragedia de la humanidad: Un padre incrédulo, un hijo mudo,
incomunicados entre sí, entre unos profesionales de la religión (escribas, discípulos)
que no saben más que discutir gritando (…).
De modo lógico, Jesús comienza pidiendo al padre que explique la enfermedad de su
hijo, para después curarlo (¡al padre!), haciéndolo capaz de comprender al niño y
decirle: “¡Eres mi hijo, yo te creo!”. Su terapia es de tipo antropológico (de
humanización humana) y relacional (cura al padre para curar al hijo), y es
profundamente religiosa. (…) Jesús aparece, así, como ‘sanador del padre’ con el que
dialoga”.
En el mismo sentido, Marshall señala: “The father moves from the defective “if you can’-prayer to
the prayer of trustful dependence: “I believe, help my unbelief.” This prayer simultaneously
confesses confidence in the omnipotence of God’s power in Jesus, and a radical lack of confidence in
his own subjective ability to maintain faith without external aid”. Cf. CHRISTOPHER D. MARSHALL, Faith,
223.
158 XABIER PIKAZA, Evangelio de Marcos: la buena noticia de Jesús, Verbo Divino, Estella 2012, 636-
367, 641. Nos parece sugerente el paralelismo de relaciones Jesús-Dios Padre // padre-niño
epiléptico y estamos de acuerdo en que Jesús sana al padre. Pero no en que la “enfermedad” del
padre sea el desamor hacia su hijo y la falta de aceptación, sino la falta de fe en que su hijo pueda
ser curado.
88
Los términos del mismo recuerdan al lector los tres episodios narrativos en
la primera parte: el que llevó a cabo en la sinagoga (Mc 1,23-27), el del geraseno
(Mc 5,1-20) y el de la hija de la mujer sirofenicia (Mc 7,24-30). Del primero se
diferencia en que la orden de expulsión no va precedida de disputas verbales con el
espíritu, al que llama ahora impuro (ἀκαθάρτος), además de mudo y sordo
(ἄλαλον καὶ κωφὸν.).
incomunicado del resto de los humanos. A eso se añaden episodios críticos que
refuerzan la malignidad, la vergüenza de la exclusión y la pérdida de la dignidad.
Como evidencia Juan Alberto Casas Ramírez, más clara e incisivamente aun
que Mercedes Navarro, la respuesta de Jesús a sus discípulos es narrativamente
incongruente. Por el contexto, cabría esperar que Jesús, en su respuesta, aludiera a
la falta de fe de los discípulos, a su propia unión con el Padre a través de su fe viva,
o incluso a la apertura y el deseo de la fe del padre del muchacho poseído, vivo
ejemplo para los discípulos. Cabría esperar que subrayara la necesidad de la fe. Sin
embargo, habla de la oración. Y es muy llamativo, como subrayan muchos autores,
que Jesús mismo no practique, en esa ocasión, aquello que recomienda161.
161“La réplica de Jesús suscita tantas preguntas como respuestas, ya que Jesús mismo, a pesar de
haber prescrito la plegaria como antídoto para el espíritu epiléptico, no aparece rezando antes de
expulsar al demonio. Puede ser que haya que sobreentender su rezo, o que Marcos haya ya
caracterizado suficientemente a Jesús como un hombre de oración, de modo que no necesite
hacerlo aquí (cf. 1,35; 6,46; 14,32-42). Es asombroso, de todos modos, que en 9,29, Jesús formule
una regla para el exorcismo que él mismo no pone en práctica (…). Pero hay un personaje en la
historia que sí reza y es el padre del muchacho (…). Las palabras que dirige a Jesús evocan una
súplica litúrgica” (JOEL MARCUS, Marcos, 762-763).
90
interior, sea con el ambiente y contexto familiar o social en el que se vive. La medicina afirma cada
vez con mayor convicción y pruebas científicas que la mayor parte de las enfermedades (si no
todas) son psicosomáticas, es decir, tienen su origen en la mente, en la interpretación de la realidad,
en las emociones negativas y en las relaciones conflictivas no resueltas ni reconciliadas. La rigidez,
la parálisis, la mudez y sordera, incluso la ceguera pueden provenir de experiencias de miedo, de
situaciones que no se quieren ver ni oír, de ambientes en los que pronunciar una palabra puede
resultar peligroso. De ahí a afirmar que el cuerpo del hijo habla de un conflicto relacional con su
padre hay un salto generalizador injustificado en el texto.
Con todo, los estudios de antropología cultural también corroboran que las personas afectadas por
posesiones suelen ser personas subordinadas. En el caso de Marcos, la mitad de los exorcismos se
hacen a personas subordinadas dentro del ámbito familiar (hijos de ambos sexos) y, en Lucas, la
mayoría de los casos presentados son mujeres. Carmen Bernabé lo explicita detalladamente:
“Todos los estudios realizados coinciden en que los fenómenos de posesión afectan sobre todo a
ciertos tipos de personas como son las mujeres con grandes cargas familiares, los niños y algunos
varones –aquellos que se encuentran en situaciones de subordinación y opresión extrema, bien
dentro del grupo familiar de parentesco, bien en el ámbito social y político. (…) Los demonios que
hablan por la boca de las personas poseídas suelen denunciar, de formas diversas, las situaciones
91
El Padre de Jesús contrasta con el padre el chico. Pero, ¿hay algo del hijo
poseído en el hijo de Dios? ¿Hay algo del hijo de dios en aquel joven? Las palabras
de Jesús sobre el Hijo del hombre establecen esa relación. Jesús se convierte en
puente que elimina las distancias entre lo divino y lo humano, entre el arriba y el
abajo, entre la felicidad y el sufrimiento, entre la sombra y la luz, pues él mismo va
a padecer, va a morir y va a resucitar. El narrador usa los mismos términos para
Jesús en 9,9.31 (ὁ υἱὸς τοὺ ἀνθπώπου ἐκ νεκπῶν ἀναστῇ) que para el muchacho
poseído en 9,26.27 (… καὶ ἐγένετο ὡσεὶ νεκρός… ὁ δὲ Ἰησοῦς κρατήσας τῆς χειρὸς αὐτοῦ
ἤγειρεν αὐτόν, καὶ ἀνεστη). Podríamos decir que la curación-resurrección del
muchacho epiléptico, en ese movimiento de “levantarse” tras la “muerte” es una
prolepsis de la muerte y resurrección de Jesús.
¿Qué tiene que ver esta secuencia narrativa, así establecida, con nuestra
pregunta sobre por qué la necesidad de la oración para expulsar demonios? El
lector es invitado a relacionar las dos escenas de forma que la escena de la
transfiguración quede reflejada en la escena del exorcismo. El muchacho está
amenazado por un mal que pone en peligro su vida, como va a serlo Jesús. Jesús es
amado por su Padre, que lo resucitará y lo llenará de luz, como hará también con
este joven. Dios, en Jesús, es el Dios de los que sufren y son humillados. Es el Dios
que libera y que levanta. No es necesaria solo la fe, sino también la oración para
opresivas en que se encuentran éstas, y piden aquello que les falta (ropas, respeto, comida,
atención…). (…) De alguna forma, la libertad de expresión y de acción aumenta en las personas
poseídas, puesto que no van a tomar represalias entre ellas; muy al contrario, en este estado
aumenta el grado de atención recibida, de la que no gozan normalmente. Lo mismo pasa con los
niños, quienes, en ese estado, pueden protestar por situaciones de opresión, abusos… y expresar a
sus padres y mayores lo que de otra forma sería imposible. Consiguen escapar de la situación
conflictiva y disminuyen la culpabilidad al proyectar la culpa sobre el espíritu o demonio. Y, por
ello, todos los investigadores coinciden en que se trata de un camino inconsciente para hacer frente
a los problemas” (CARMEN BERNABÉ, “La curación del endemoniado de Gerasa desde la antropología
cultural”, en RAFAEL AGUIRRE (ed.), Los milagros de Jesús. Perspectivas metodológicas plurales ,
Verbo Divino, Estella 2002, 104).
Ester Miquel Pericas habla también de la posesión como un arma en manos de los débiles, que les
permite expresarse incontroladamente y protestar sin peligro a sufrir represalias por parte de la
familia o de la sociedad, amparados en la enfermedad o en la posesión (ESTER MIQUEL PERICÁS,
“Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús”, en CARMEN BERNABÉ Y CARLOS GIL
(eds.), Reimaginando los orígenes del cristianismo, Verbo Divino, Estella 2008,151.159).
92
permanecer unidos al Dios que tiene una palabra de amor y una acción de
resurrección para nosotros.
“Cada una de las cuatro primeras secciones principales del evangelio contiene
un exorcismo importante: el endemoniado en la sinagoga de Cafarnaún, en la
sección primera (1,21-28); el endemoniado geraseno en la sección segunda
(5,1-20); la hija de la mujer sirofenicia en la sección tercera (7,24-30) y el
muchacho epiléptico, aquí en la sección cuarta. Los dos primeros exorcismos
afectan a endemoniados adultos; el primero a un judío y el segundo a un
gentil. Los dos siguientes afectan a endemoniados infantiles; el primero a un
gentil y el segundo a un judío; en el primero de estos dos últimos, la madre de
la muchacha poseída intercede por ella, mientras que en el segundo el padre
del muchacho poseído intercede por él. En ambos casos, la curación va
precedida por una discusión con los escribas (7,1-15; 9,14). En ambos casos,
Jesús retrasa la curación y esta tardanza está relacionada con la situación de la
generación presente (7,27; 9,19.21a). En ambos casos, sin embargo, el
progenitor persiste en la súplica y la curación va ligada a la fe manifestada por
el progenitor (7,29; 9,23-24)”166.
165 JUAN ALBERTO CASAS RAMÍREZ, “Creo”, 32-33. Ese “patrón narrativo común” que resalta este autor,
es interesante y sugerente, aunque se cumple solo en el caso de Jairo y su hija, la sirofenicia y su
hija, y el padre de nuestra perícopa y su hijo. En mi opinión, la inclusión de Bartimeo en este patrón
resulta forzada e inadecuada, y hay dos personajes en el evangelio de Marcos que también son
calificados por Jesús como hijo (τέκνον) e hija (θυγάτηρ) que no son presentados a Jesús por sus
padres: el paralítico llevado en una camilla por cuatro hombres, de los que no se dice su relación
con el enfermo (Mc 2,5), y la mujer hemorroísa que acude por sí misma a Jesús (Mc 5,34). En todo
caso, resulta interesante buscar esas relaciones intertextuales entre los relatos.
166 JOEL MARCUS, Marcos, 746-747.
93
167 J. CALLOUD, G. COMBET, J. DELORME, “Ensayo de Análisis semiótico”, 145-177 y JEAN NÖEL ALLETI,
“Una lectura en preguntas”, 184-202, en XAVIER LÉON-DUFOUR (ed.), Los milagros de Jesús,
Cristiandad, Madrid 1979.
168 CLARA MARÍA DÍAZ CASTRILLÓN, Leer el texto, vivir la Palabra , Verbo Divino, Estella 1988.
169 Valiéndonos, para ello, de las indicaciones metodológicas que ofrece MARIO ALINEI,
“Metodologia”, 31-45.
170 Podemos distinguir diversas acepciones del término ἐξουσία: 1. poder, derecho, libertad para
comportarse como uno quiere (1 Cor 9,12.18); 2. poder para hacer algo, capacidad para hacerlo
(Mc 3,14) (κατ᾿ἐξουσία ο ἐν ἐξουσία, con poder (Mc 1,27); 3. poder autoridad, potestad, dar
autoridad a alguien (Mc 13,34) o tener autoridad sobre algo; 4. El poder que tiene el jefe, los
magistrados, funcionarios etc.; mando, jurisdicción (Ap 17,12; 5. Permiso para hacer algo (1 Mac
11,28); 6. Símbolo del poder que se tiene sobre algo (1 Cor 11,10). Cf. Amador Ángel García Santos,
Diccionario del Griego Bíblico, Verbo Divino, 312.
94
“La vida de Jesús está determinada de muchas maneras por la ἐξουσία. Sus
enseñanzas se diferencian de las de los escribas por el poder que de ellas dimana,
cosa que Marcos afirma, pero que Mateo prueba con ayuda del Señor de la Montaña
(Mt 7,29 par; Mc 1,27) (…) ἐξουσία se aplica al Jesús terreno para realzar su
superioridad sobre los demonios y sobre los escribas, y su participación en el poder
de Dios (Jn 5,27; Mt 9,8)”171.
171 INGO BROER, “ἐξουσία”, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del
Nuevo Testamento, Vol. I, Sígueme, Salamanca 1996, 1448-1449.
172 Varias veces Lucas menciona juntos ambos términos, cf. Lc 4,36; 9,1. No, así, Marcos.
173 No podemos dejar de establecer una relación entre nuestra reflexión y la obra clásica de John L.
Austin, Cómo hacer cosas con palabras, publicada en Inglaterra en 1962, a partir de unas
conferencias pronunciadas por el filósofo en la universidad de Harvard, en 1955. Título muy
sugerente que evoca lo que hace la palabra de Jesús con todo aquel que se aproxima a él.
174 Quizá puede resultar útil clarificar términos. Yo misma he tenido que volverlos a clarificar, tras
muchos años de haber dejado atrás el estudio de la lingüística. Entendemos por campo léxico un
conjunto de términos que poseen uno o varios semas comunes, o dicho de un modo más simple:
conjunto de palabras equivalentes.
175 Entendemos por categoría sémica a la significación común propia a cada campo léxico.
95
Nos bastará mostrar cómo estas herramientas resultan útiles para hacer
evidente, de un modo visual y pedagógico, el mensaje del texto (en este caso, de la
perícopa de Mc 9,14-29) y cómo este tipo de análisis está al alcance de todo lector
no especializado en métodos histórico-literarios ni con posibilidad de acceso a
ellos.
Tras una lectura atenta del texto, podemos establecer los siguientes campos
léxicos176:
176 CLARA MARÍA DÍAZ CASTRILLÓN, Leer el texto, vivir la Palabra, 96-97.
96
177 παιδίον significa niño (pequeño). En el N.T. aparece 52 veces, especialmente en los Evangelios
sinópticos: 18 veces en Mateo, 12 en Marcos y 13 en Lucas. En el N.T. se emplea el término en
relación a las siguientes cuestiones: 1. Jesús reconoce a los niños el derecho a la bendición: los niños
se cuentan entre las personas desvalidas a quienes se aplican las bienaventuranzas de Jesús (Lc
6,20-23); 2. La comparación con los niños se propone inducir a una nueva conducta. Según Mc
10,15, la entrada en el reino de dios depende de ser como un niño (Mc 10,15). El origen de las
mencionadas tradiciones han de atribuirse al Jesús histórico. A favor de ello tenemos la gran
variedad de testimonios que hay en las diversas fuentes, tanto de los logia como de las narraciones,
la consternación de Jesús que se manifiesta en esos logia, y el hecho de que todo ello se encuentra
en el centro mismo de la proclamación de Jesús. En las historias de milagros, a los niños se los
menciona únicamente en Mt 14,21; 15,38; Mc 5,39-41; 7,30; 9,24; Jn 4,49. (Cf. WILLI EGGER,
“παιδίον”, en HORST BALZ Y GERHARD SCHNEIDER (eds.), Diccionario exegético del Nuevo Testamento,
Vol. II, Sígueme, Salamanca 1998, 1527-1528).
97
178Es clásica la obra de Flora Davis, La comunicación no verbal. En ella, queda patente cómo la
postura y el movimiento del cuerpo, los gestos, la expresión del rostro y de la mirada, las
sensaciones táctiles y olfativas son otros tantos vehículos para la comunicación no verbal de
emociones y de información. Una mirada atenta al texto de Mc 9,14-29 puede hablarnos de lo que el
cuerpo del niño está comunicando con su rigidez y sus convulsiones, a pesar de su silencio y su
aislamiento a través de la sordera.
100
179 “Como indica Marcus, la identificación del padre con el destino de su hijo está aquí
afectuosamente indicada por el empleo de la primera persona plural del pronombre: “Ten
compasión de nosotros y ayúdanos”. Pero puede haber más en esta súplica que un mero sentido de
identificación, dado que parece repetir también fórmulas litúrgicas del Antiguo Testamento y de la
literatura posterior judía, que urgen a Dios frecuentemente a tener compasión “de nosotros” (por
ejemplo, Sal 123,2-3; Eclo 36,1 (…), o a “ayudarnos” (2 Cro 14,11; Sal 79,9; Adición a Est 14,14, por
ejemplo). Además, estas plegarias litúrgicas invocan con frecuencia el amor de Dios como motivo
para tal ayuda y contrastan la suficiencia divina con la ineficacia humana. En Sal 44,26, por ejemplo,
el solicitante suplica a Dios: “¡Levántate! Sé nuestra ayuda y redímenos por amor de tu
misericordia”, y en Sal 60,11 y 108,12 suplica a la divinidad que le “conceda ayuda contra el
enemigo, ya que la asistencia del hombre es inútil”, conclusión a la que el padre del epiléptico,
desilusionado por el fracaso de los discípulos, podría estar perfectamente de acuerdo. Parece
plausible, pues, que los lectores de Marcos vieran en la súplica del padre un eco de una fórmula
usual en las oraciones de su comunidad y percibieran que el relato marcano está situando a Jesús
en una posición análoga a Dios” (Cf. JOEL MARCUS, Marco, 757).
180 En nuestro relato, Jesús instruye a los discípulos “en privado” en una casa, lo que es indicio de
que “la fidelidad a la memoria se garantiza en la comunidad, en la casa, donde los discípulos son
103
Tras el análisis de los campos lexicales, nos disponemos a hacer una lista de
oposiciones presentes en el texto. Las oposiciones no se refieren solo a las palabras
antónimas y, como tales, fácilmente identificables como opuestas184, sino que “dos
términos guardan una relación de oposición cuando existe entre ellos una
significación contraria, por mínima que sea, dentro de un mismo contexto” 185.
LISTA DE OPOSICIONES186
186 Establecemos esta lista por orden de aparición de los personajes y sus relaciones en el relato.
187
Cf. JOEL MARCUS, Marco, 757.
106
188
Christopher D. Marshall señala el hecho de que solo Jesús está en total contraste con la generación
incrédula. Todos los demás personajes son vulnerables, en mayor o menor medida a ella, o están sujetos a
su poder. A el contexto de todo el evangelio de Marcos, la incredulidad afecta, no solo a las autoridades y
a la muchedumbre, sino también a los discípulos, a pesar de pertenecer a la comunidad de fe. Cf.
CHRISTOPHER D. MARSHALL, Faith, 224.
107
ENTRE
᾿Ιησοῦς / υἱός: Nos resulta difícil encontrar una
PERSONAJES oposición entre Jesús y el niño enfermo. Él se sitúa del
lado de los predilectos de Jesús. Sin embargo, podemos
encontrar una oposición en la forma en que ambos son
“hijos”189, y una oposición en su modo relacional de estar
en el mundo.
189 Se trata de una oposición razonable en la vivencia de la filiación de ambos “hijos”, sin llevarla al
extremo de algunos comentarios en los que se da una interpretación “psicologista” del paralelismo
entre la relación de Jesús y el Padre y la del niño y su padre. A mi modo de ver, dicha interpretación
no está presente en el texto, ni justificada por él, por muy sugerente que pueda parecernos. Xabier
Pikaza es uno de los exponentes de esta lectura: “Abajo hay un padre fracasado que no puede
hablar a su hijo enfermo (cf. 9,17-24) ni decirle aquello que Dios ha dicho a Jesús: ¡Eres mi hijo!
Desde aquí ha de entenderse la terapia comunicativa de Jesús: que el padre del enfermo acepte a su
hijo y le quiera (le crea), llamándole agapêtos, querido, traduciendo en forma humana el misterio
celeste del Dios que habla en la nube” (cf. XABIER PIKAZA, Pan, casa, palabra, 238). El comentario
afirma que el padre “no quiere”, ni “cree” a su hijo, ni le expresa amor con palabras. A nuestro modo
de ver es una presuposición injustificada y gratuita, sin base en el texto. Al respecto, véase la nota
158 del presente estudio. Por el contrario, CHRISTOPHER D. MARSHALL, Faith, 122, habla de la
solidaridad del padre con la angustia de su hijo, expresada en su petición en plural: “¡Ayúdanos!”
108
EN LA
que está como espectadora de fondo (o más bien como
SOCIALIDAD escenario) de toda la acción,
CATEGORÍAS SÉMICAS
FRACASO ÉXITO
POSESIÓN LIBERACIÓN
ENFERMEDAD SÚPLICA CURACIÓN
111
190 Ester Miquel Pericás, “Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús”, 169.
191 JEAN NÖEL ALETTI, , “Una lectura en preguntas”, 196-197.
112
semiótico” del texto, tarea que escapa a nuestras posibilidades y que excede
nuestras herramientas metodológicas. Pero considero válido el instrumento del
cuadro semiótico, utilizado de un modo elemental, para evidenciar, a nivel de
organización interna y también visualmente, la dinámica del tejido textual de Mc
9,14-29 o de cualquier otro texto narrativo.
“Lo que ha de contar en cualquier análisis -y por tanto en el recuerdo que se tendrá de la
lectura inteligente del texto-, no son las categorías semánticas que se hayan podido hacer
figurar en un cuadro elegante y definitivo, sino el trabajo titubeante y a menudo inacabado
de elaboración de esas categorías y de construcción de las redes de relación. La forma del
contenido no es un objetivo casi obsesivo que alcanzar, sino que define más bien un estado
de espíritu que hay que tener, un arte de leer que hay que poner por obra.” 192
192 JEAN-CLAUDE GIROUD Y LOUIS PANIER, Semiótica. Una práctica de lectura y de análisis de los textos
bíblicos, Verbo Divino, Estella 1988, 54.
193 El cuadro semiótico parte de la teoría estructuralista del binarismo, según la cual la cultura y el
padre de un hijo epiléptico y poseído por un espíritu mudo. El final del relato hace
alusión, a modo de inclusión, a esa misma impotencia. Pero entre un punto y otro,
en el centro, aparece el que lo puede todo: Jesús.
Así pues, consideramos las impotencia y poder como las dos isotopías (o
categorías significativas abarcantes) que vertebran y organizan todo el relato. La
impotencia es contraria al poder y entra en contradicción con la no impotencia. El
poder entra en contradicción con el no poder. Así quedaría el cuadro semiótico de
Mc 9,14-29:
IMPOTENCIA PODER
NO PODER NO
IMPOTENCIA
114
Del lado del poder se sitúan: el éxito de Jesús, la liberación y curación que
opera en el niño, la vida, la fortaleza, la protección, la palabra, la socialidad, la
integración y la fe (que tiene Jesús y que pide tener al padre).
IMPOTENCIA PODER
Fracaso Éxito
Posesión Liberación
Enfermedad Curación
Muerte Vida
Debilidad Fortaleza
Indefensión Protección
Incomunicación Palabra
Aislamiento Socialidad
Exclusión Integración
Increencia Fe
NO PODER NO
IMPOTENCIA
115
Jesús es el único, en el texto, que tiene fe y que tiene poder. Un poder que,
en el contexto del relato, se va a manifestar en la debilidad del Siervo Sufriente (Mc
8,31; 9,12.31; 10,32-34).
EL FUERTE
IMPOTENCIA PODER
Fracaso Éxito
Posesión Liberación
Enfermedad Curación
INCREYENTES Muerte Vida EL MÁS
Debilidad Fortaleza
Indefensión Protección
FUERTE
Incomunicación Palabra
Aislamiento Socialidad
Exclusión Integración
Increencia Fe
NO PODER NO
IMPOTENCIA
INCREYENTES CREYENTES
FE
194“Las palabras en que se resumen los grupos sémicos no forman nunca parte del texto analizado,
sino que forman lo que se llama un metalenguaje. A veces, para designar los grupos sémicos, los
semióticos forjan neologismos” (JEAN NÖEL ALETTI, , “Una lectura en preguntas”, 194)
116
195 Cf. SANTIAGO GUIJARRO OPORTO, “Jesús como Mediador en el Evangelio de Marcos”, Estbíb, LXVIII
(2010): 313-340.
196 Cf. Gn 18,14; Lc 1,37.
117
Fragmentos de rollos del Mar Muerto atestiguan también que Qumrán supo
de exorcismos, aunque no podemos saber si fueron practicados allí. La creencia en
la posesión demoníaca y en la eficacia el exorcismo no era exclusiva del judaísmo
197 Por obsesión demoníaca entendemos un ataque del demonio desde fuera de la persona. La
posesión implica que el demonio se ha apoderado de la persona y la habita por dentro,
enfermándola o transformando sus actitudes. Cf. JOHN MEIER, Un judío marginal, 481.
198 Cf. Ibid.
199 Flavio Josefo, en Ant, presenta al rey Salomón como experto en exorcismos.
118
en los dos siglos limítrofes de nuestra era. Ideas semejantes existían en las
religiones paganas, y el cristianismo no fue una excepción en la asimilación de esas
creencias200.
Por lo que respecta a Jesús, las tradiciones marcana y Q, junto con Mateo y
Lucas, ofrecen abundantes testimonios de que Jesús realizó exorcismos. Y no solo
hay un testimonio múltiple de fuentes, sino también de formas. Encontramos a
Jesús exorcista en relatos de milagros, en sumarios, en disputas y en los encargos
misioneros de Jesús a sus discípulos201, a los que llama “para que estuvieran con él
y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar demonios” (καὶ ἔχειν ἐξουσίαν
ἐκβάλλειν τὰ δαιμόνια, Mc 3,15; cf. Mc 6,7.12-13; 16,17).
Por otra parte, llama la atención el modo en que Jesús realiza sus
exorcismos, tan diferente de los modos de los exorcistas de su época. Él no se vale
de “técnicas”, manejos ni conjuros. Habitualmente, no ruega a Dios, ni impone las
manos, ni expulsa a los demonios en nombre de alguien. Su modo de exortizar se
describe con tres verbos: ἐπιτιμάω (increpar), ἐπιτάσσω (ordenar), y εκβάλλω
(expulsar) (cf. Mc 9,18.25.28). Jesús expulsa a los demonios por medio de la
palabra: palabra salvadora y sanadora para las personas sufrientes, y palabra dura
frente a las fuerzas del mal202. Palabra que increpa y destruye a quienes oprimen y
someten a los débiles, hombres y mujeres, niños y adultos, judíos y paganos. Todas
estas categorías de personas son amenazadas por el maligno y Jesús, con su labor
como exorcista, se dedica a liberar y salvar a quienes están en manos de Satanás y
de su poder, consciente de estar ejerciendo el poder escatológico de Dios.
curaciones de Jesucristo en el Evangelio de Marcos”, Ciudad de Dios: Revista Agustiniana , Vol. 221,
No 2 (2008): 273.
119
Entre los muchos textos que atestiguan que Jesús practicó el exorcismo,
vamos a dejar de lado los textos de Mateo y Lucas (salvo en lo referente a la
disputa sobre Jesús y Beelzebul, que nos parece esencial para comprender el
sentido teológico de los exorcismos de Jesús) y vamos a centrarnos en los relatos
de Marcos. Hay cuatro historias de exorcismos individuales en Marcos: 1,21-28;
5,1-20; 7,24-30; 9,14-29. Además, los exorcismos se mencionan en dos sumarios
de Marcos (1,32-34; 3,7ss) y en una discusión muy importante, que pone de
manifiesto precisamente el sentido de la actividad de Jesús como exorcista: Mc
3,22-30. Es al abordar este último texto cuando recurriremos a sus paralelos de
Mateo y Lucas que evidencian, aún mejor que Marcos, su sentido teológico 203.
Tanto los sumarios de Marcos como la discusión muestran tres aspectos que, para
el evangelista, eran significativos en este punto:
1) Los demonios, como seres pertenecientes a la esfera de lo espiritual,
tienen un conocimiento superior sobre la identidad de Jesús. Ellos le conocen y le
proclaman “Hijo de Dios” (3,11, καὶ ἔκραζον λέγοντες ὅτι Σὺ εἶ ὁ υἰὸς τοῦ Θεοῦ, cf.
1,34; 5,7) y “el Santo de Dios”204 (1,24, οἶδά σε τίς εἶ, ὀ ἅγιος τοῦ Θεοῦ).
2) Jesús ordena a los demonios que guarden silencio.
3) Hay una victoria de Jesús sobre el mal, sobre Satanás, que se pone de
manifiesto en cada uno de los éxitos de Jesús sobre sus oponentes, los demonios, y
que es tematizada en la discusión de Jesús con los escribas, en 3,22-30.
parte, como vimos arriba, con la confesión de Pedro (Mc 8,29, Σὺ εἶ ὁ Χριστός), y la
segunda parte, con la confesión del centurión (Mc 15,39, Ἀληθῶς οὖτος ὁ
ἄνθροπος υἱὸς Θεοῦ ἦν).
Para la comunidad de Marcos, era muy importante saber que Jesús había
sido un exorcista con éxito y que los exorcismos seguían siendo posibles cuando
Jesús ya no estaba presente en medio de ellos. La posibilidad de que la comunidad
pudiese expulsar demonios apuntaba a la presencia del Resucitado en la acción de
los suyos, y al poder del Espíritu Santo, tal y como Mc 3,29-30 pone de manifiesto.
Y esto, porque la misma comunidad había recibido, por parte de Jesús, el encargo
de exorcizar (cf. Mc 6,7.12-13; 16,17) y la promesa de asistencia y colaboración del
Señor Resucitado con ellos (16,20).
206
Cf. RAFAEL AGUIRRE MONASTERIO Y ANTONIO RODRÍGUEZ CARMONA, Evangelios sinópticos, 111-112.
121
207
GÜNTHER BORNKAMM, “ΠΝΕΥΜΑ ῎ΑΛΑΛΟΝ’”, 261-262.
208Así lo hace notar Rafael Aguirre, siguiendo a Xabier Picaza en su artículo “Hermanos de Jesús y
servidores de los más pequeños”: “La primera parte de los evangelios presenta las obras mesiánicas
de Jesús: libera a los oprimidos y alienados, devuelve la salud a los enfermos, multiplica el pan para
los hambrientos. En la segunda parte, se modifica la orientación de los relatos: los milagros
disminuyen notablemente y pierden importancia. Lo que ahora importa es el camino de Jesús hacia
la cruz y entender la entrega de su vida. En esta segunda parte, la reflexión pospascual es más
palpable: el mesianismo se va purificando de sus expectativas brillantes e impositivas y pasa por
aceptar la dureza de la historia y la cruz. Los discípulos no son ya invitados, como lo habían sido
durante su envío prepascual, a hacer los mismos signos de Jesús para Israel, sino a seguir su camino
de solidaridad y entrega (Mc 8,34; 9,35; 10,42-45). Las obras mesiánicas de Jesús se trasmutan en
las obras diaconales de servicio, que se piden a los discípulos” (RAFAEL AGUIRRE MONASTERIO, Jesús de
Nazaret: el amor que lleva a la justicia, Fundación Santa María, Madrid 1988, 42). Nuestro relato de
Mc 9,14-39 será la última ocasión en la que a los discípulos se les pida explícitamente hacer las
obras de Jesús antes de la resurrección del Señor. Sin embargo, se confrontan con su impotencia
porque no están en la misma clave de Jesús. Aún no le comprenden ni tienen fe en él y en Dios.
122
209
ERNEST BEST, “The miracles in Mark”, 544-545.
123
“Así, Is 6,9: “Embota el corazón (la mente) de ese pueblo, endurece su oído,
ciega sus ojos; que sus ojos no vean, que sus oídos no oigan”; 42,18 (dirigido al
pueblo): Sordos, escuchad y oíd; ciegos, mirad y ved”; Jr 5,22-23: Escúchalo, pueblo
necio y sin juicio, que tiene ojos y no ve, tiene oídos y no oye…; este pueblo es duro y
rebelde”; Ez 12,2: “Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no
ven; tienen oídos para oír, y no oyen, pues son casa rebelde”. Nunca en el A.T. se
relata la curación de sordos o mudos. El sentido de estos términos es siempre
figurado”210.
210
Cf. JUAN MATEOS Y FERNANDO CAMACHO, El Evangelio de Marcos. Análisis lingüístico y comentario
exegético, Vol. II, Ediciones El Almendro, Córdoba 1993, 184-185.
211De un modo semejante a como “nadie puede decir ‘¡Jesús es Señor!’ si no está hablando por el
Espíritu Santo” (1 Cor 12,3).
124
218
GABINO URÍBARRI BILBAO, La mística de Jesús. Desafío y propuesta, Sal Terrae, Maliaño 2017, 124.
219 Sobre la variante ὀργισθωείς en lugar de σπκαγχνισθείς, cf. MARIOLA LÓPEZ VILLANUEVA, “Tocar al
leproso: Mc 1,40-45. Una aproximación al ministerio de la compasión”, EstE 77 (2002): 116-119.
220
Ibid., 138.
221 Para un extenso análisis de las perícopas, cf. JOHN MEIER, Un judío marginal, 484-500.
222 Santiago Guijarro habla del carácter contracultural tanto de las comidas de Jesús como de sus
exorcismos. Esa nota característica problemática para Jesús es muy evidente respecto a las
127
comidas, pero no lo es tanto respecto a los exorcismos, puesto que sabemos que había otros
exorcistas en tiempos de Jesús que también expulsaban demonios. ¿Suscitaron ellos, con su labor
exorcista, la misma resistencia y el mismo rechazo entre los dirigentes socio-religiosos que Jesús
con la suya? A parecer, los exorcismos de Jesús supusieron una novedad en su contexto histórico,
pues ningún profeta judío o predicador helenístico los había colocado antes en el centro de su
actividad. Desde ese presupuesto, al preguntase el motivo de esa reacción social negativa, Guijarro
llega a la siguiente conclusión: “Sus exorcismos atentaban contra el orden social establecido,
porque denunciaban los efectos de una situación social injusta, y sobre todo, porque tenían como
objetivo la reintegración social de los endemoniados marginados. (…) Jesús trató de explicar este
comportamiento suyo desde la convicción de que el reinado de Dios estaba irrumpiendo con toda
su carga de novedad, pero lo justificó también, y éste es el aspecto que más me interesa resaltar,
con una imitación de la forma de actuar de Dios”. Jesús actuaba así porque Dios es así. Cf. SANTIAGO
GUIJARRO OPORTO, “Dios Padre en la actuación de Jesús”, Separata de Estudios Trinitarios, Vol. XXXIV
– No 1, Salamanca (2000): 59-60.
223223 Tal idea está documentada en 1QS 3,20s. TestSal 2,9; 3,5; 6,1 habla también de un arjon de los
demonios. Cf. JOACHIM GILKA, El Evangelio según San Marcos, Vol. I, Sígueme, Salamanca 19963, 174.
224 JOACHIM GILKA, ibid., 176.
225 Parece ser que la expresión “dedo de Dios” es la más original. El Espíritu de Dios es un tema
teológico frecuente en Lucas y Hechos, por lo que no parece probable que Lucas lo sustituyese por
la insólita expresión “dedo de Dios”, a menos que la hubiera encontrado en su fuente. La expresión
podría hacer referencia a Éx 8,12.14. Cf. JOHN MEIER, Un judío marginal, 487-488.
128
“En ellos despunta un nuevo mundo. “Como taumaturgo apocalíptico, Jesús ocupa
un lugar singular en la historia de las religiones. Combina dos mundos espirituales
que nunca habían estado unidos de ese modo: la espera apocalíptica de un futuro de
salvación universal y la realización episódica de una salvación milagrosa actual” (G.
Theissen, Wungergeschichten, 274). No encontramos otro caso de un carismático
taumaturgo cuyos milagros sean el fin del mundo viejo y el comienzo del nuevo. Los
milagros cobran así un enorme relieve (…). El presente se convierte así, a pequeña
escala, en un tiempo de salvación, frente a un pesimismo apocalíptico que solo ve el
presente como una crisis que alumbrará entre dolores el mundo nuevo. (…) Los
milagros ‘son ya el cielo nuevo y la tierra nueva a pequeña escala’’226.
2.1. LA FE DE JESÚS
226 GERARD THEISSEN Y ANETTE MERZ, El Jesús histórico, Sígueme, Salamanca 1999, 347.
227
Cf. CHRISTOPHER D. MARSHALL, Faith, 110.
129
Además estamos de acuerdo con Marshall en que la lógica del v.23 (πάντα
δυνατὰ) en su contexto hace que sea Jesús el sujeto natural de la frase. En su
respuesta, Jesús estaría rechazando la duda del padre sobre su capacidad, al
reclamar un poder ilimitado sobre la base de poseer una fe efectiva. Él sí cree, y
por eso, puede. En todo caso, hay que reconocer que se da en el texto una
ambigüedad quizá deliberada: no se especifica si la fe es la de aquellos que buscan
milagros (el padre) o la de aquellos que los realizan (los discípulos y Jesús). Pero
perfectamente puede referirse a ambos. En todo caso, suscribimos las palabras de
Marshall sobre el secreto del gran poder de Jesús: “The maxim discloses by
implication the secret of Jesus great power, his complete confidence in God. The
father is being implicitly called to emulate the faith of Jesus, and it is the faith of
both parties that permits of success”230.
Por tanto, el punto más importante a considerar en la llamada a la fe y en la
fe del mismo Jesús es que no hay que entenderla como una fuente autónoma de
228 Cf. RUDOLF SCHNACKENBURG, El Evangelio según San Marcos, Vol. II, Herder, Barcelona 1976, 53.
229 Cf. JOACHIM GNILKA, Marcos, Vol. II, 55. Cf. tb. EDUARD SCHWEIZER, Marco, 199; RUDOLF PESCH, Marco,
149.
230
Cf. CHRISTOPHER D. MARSHALL, Faith, 120.
130
231Ibid.
232En el desarrollo de estos apartados, seguimos fundamentalmente a RAFAEL AGUIRRE MONASTERIO,
“La fe de Jesús”, en JOSÉ ANTONIO BADIOLA (ed.), Esperamos porque confiamos, Editorial ESET,
Vitoria-Gasteiz 2017, 171-187.
131
Jesús habla del Reino de Dios pero no habla de Dios como Rey. Lo
característico de Jesús es que invoca a Dios como Abbá en su oración, y lo designa
también así al hablar de él. Abbá es una palabra aramea procedente del lenguaje
familiar, usada por los hijos para dirigirse a su padre. No es que Jesús fuera
absolutamente novedoso al hablar de Dios como Padre. Pero fue tan característico
el uso del término Abbá en Jesús, que las comunidades cristianas de habla griega lo
conservaron porque reconocían que la palabra procedía del mismo Jesús (cf. Rom
8,15; Gál 4,6).
Se dice de Jesús que vivía una “mística de ojos abiertos”. Y quizá sea esta
expresión de Johann Baptist Metz la que mejor define el modo de actuar de Jesús:
su continuo ir y venir del “monte de la transfiguración”, en el que escucha la voz
del Padre, al mundo y sus circunstancias de sufrimiento y necesidad. Cuando Jesús
permanece un tiempo prolongado con el Padre, adquiere la misma mirada de Dios
sobre la realidad. En expresión del evangelista Juan, podríamos decir que “el Padre
trabaja y él también trabaja”, haciendo lo que ve hacer al Padre (cf. Jn 5,17).
El Dios que Jesús conoce en sus largos ratos de oración es un Dios volcado
del lado del amor, de la fraternidad, de la liberación de los pobres, de la justicia, de
la misericordia. A ese Dios es al que Jesús invita a estar íntimamente unidos a
través de la oración para hacer las obras que él hace.
CONCLUSIONES GENERALES
Por otra parte, también desde las ciencias sociales se habla del “contrato
diádico” en virtud del cual se tejían redes de solidaridad (entre parientes, amigos y
vecinos) que ayudaban a enfrentar la desgracia conjuntamente. Existe una
240Cf. ELISA ESTÉVEZ LÓPEZ, El poder de la mujer creyente. Cuerpo, identidad y discipulado en Mc
5,24b-34. Un estudio desde las ciencias sociales, Verbo Divino, Estella 2003, 332-333.
136
Hay una frase famosa de Henry Ford, muy utilizada en las charlas
“motivacionales”, que reza así: “Tanto si crees que puedes como si crees que no
puedes, estás en lo cierto”. En parte esa frase tiene razón. Y en su mayor parte
alude a una fe autorreferencial en el poder que brota solo de uno mismo y de su
propia fuente. No es esa fe meramente antropológica aquella de la que habla Mc
9,23, sino de una fe teologal que tiene su origen, su fuente y su fin en Dios mismo.
241 “Uno de los datos firmes que nos ha transmitido la tradición evangélica, de la que no se duda por
parte de ningún teólogo ni de ningún investigador histórico acerca de Jesús, es el hecho de la
oración de Jesús. (…) ‘La oración de Jesús es la piedra angular de la cristología’. Y ‘porque la oración
es el centro de la persona de Jesús, la participación en su oración es el presupuesto para conocer y
comprender a Jesús’”. Cf. GABINO URÍBARRI BILBAO, La mística de Jesús. Desafío y propuesta. Sal
Terrae, Maliaño 2017, 92-94.
242 Cf. GABINO URÍBARRI BILBAO, La mística de Jesús. Desafío, 2017, 98-100.
137
243JUAN ALBERTO CASAS RAMÍREZ, ““Creo, ¡socorre mi falta de fe!”: Aproximación exegética al relato de
curación del muchacho con un espíritu sordo y mudo en Mc 9,14-29”, Cuestiones teológicas, Vol. 43,
No. 99 (Enero-junio, 2016): 33-34. Del cuadro que reproduce el autor, hemos omitido el relato de
Bartimeo, por las razones expuestas en la nota 165 del presente estudio.
138
Variante 2:
Variante 2:
καὶ διεστραμμένη
El v.19 es probable influencia de Mt 17,17,
influidos a su vez por Dt 32,5: γενεὰ
σκολιὰ καὶ διεστραμμένη
Variante 1:
v.23 Codex Sinaítico (a)
Codex Vaticano (B) Codex de Beza (D)
Codex Ephraemi Rescriptus Recensión de Luciano de Alejadria (K)
(C) Codex Koridethi (Q)
Codex Regius (L) εἰ δύνῃ
Codex Petropolitano (Π) Es una omisión que no afecta al sentido
Codex Sangallensis (D) del texto. Puede ser un error de copia o
una corrección de estilo.
Variante 2:
Codex Alejandrino (A)
Codex Ephraemi Rescriptus (C)
Codex Athos Laurensis (Y)
τὸ εἰ δύνασσαι πιστεύσαι
καὶ νηστεία
Los mejores y más numerosos
manuscritos atestiguan su ausencia.
141
SIGLAS Y ABREVIATURAS
a) Abreviaturas
b) Siglas Bíblicas
Antiguo Testamento
Nuevo Testamento
Mt Mateo 1-2Tes 1ª - 2ª Tesalonicenses
Mc Marcos 1-2Tim 1ª - 2ª Timoteo
Lc Lucas Tit Tito
Jn Juan Flm Filemón
Hch Hechos de los Apóstoles Heb Hebreos
Rom Romanos Sant Santiago
1-2Cor 1ª - 2ª Corintios 1-2Pe 1ª - 2ª Pedro
Gál Gálatas 1-3Jn 1ª - 2ª - 3ª Juan
Ef Efesios Jds Judas
Flp Filipenses Ap Apocalipsis
Col Colosenses
143
BIBLIOGRAFÍA
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