Inteligencia Emocional
Inteligencia Emocional
LIDERAZGO EMPRESARIAL
UNIVERSIDAD DE VALLE
FACUTAD DE CIENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN
ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
SANTANDER DE QUILICHAO
CAUCA – 2019
“INTELIGENCIA EMOCIONAL”
Presentado a:
DIEGO CASTILLO TRIANA
(Magíster)
LIDERAZGO EMPRESARIAL
UNIVERSIDAD DE VALLE
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN
ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
SANTANDER DE QUIICHAO
CAUCA – 2019
“La mejor victoria es vencer sin combatir”.
- Sun Tzu.
TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................ 7
METODOLOGÍA ................................................................................................................................. 8
La inteligencia .................................................................................................................................. 12
En conclusión. ............................................................................................................................... 25
Disonancia emocional...................................................................................................................... 27
El circuito abierto............................................................................................................................. 28
La Risa. ............................................................................................................................................. 30
La fisiología de la compenetración.................................................................................................. 43
La intuición. ................................................................................................................................... 48
Energía emocional......................................................................................................................... 49
Como actividad personal, varios jefes han colocado una pequeña pizarra blanca en un área de
oficinas comunes, y están usando proyección cronológica para sus proyectos prioritarios e ideas
creativas individuales o compartidas. Nadie puede predecir el futuro con seguridad, pero sí puede
darle forma y ayudar a crearlo con su participación. El acto de extender la intuición y los sentidos
CONCLUSIONES............................................................................................................................... 81
La inteligencia emocional puede describirse entonces, como aquella cualidad natural del ser humano
que no está limitada y que se encarga de facilitar su interacción con otros seres humanos e inclusive
animales cercanos al mismo. Es también posible afirmar, que esta cualidad mejora en la medida en que
las interacciones aumentan. Sin embargo, esto no es garantía de que un líder se convierta en un gran
estratega emocional a lo largo de los años, la inteligencia emocional requiere de tacto y medida, dos
competencias que suelen ser de una naturaleza originada en el momento en el que nacemos. ............ 81
Por otra parte, la inteligencia emocional también puede juzgarse como una efectiva y eficaz herramienta
orientada al cambio organizacional e incluso personal. En cuyo caso, la personalidad del líder en
en el grupo y en la tarea que se va a realizar. El líder debe concentrarse en decidir en qué momento debe
motivar y en qué momento debe instruir de una manera más transaccional a los miembros del grupo
durante la ejecución de la misma, tratando de reducir al máximo todas las barreras que ralentizan o
BIBLIOGRAFIA................................................................................................................................. 81
INTRODUCCIÓN
Para entender mejor qué es esta “inteligencia emocional” es necesario empezar con
entender la relación funcional existente entre las partes del cerebro, pues la calidad de
esta relación marca la pauta para determinar qué tan inteligente es un ser humano a la
hora de manejar sus emociones. Lo segundo es entender qué son las emociones, cuál es
su función en el ser humano, cómo manejarlas y cuál es la forma adecuada de orientarlas
de la mejor manera de acuerdo a la situación de trabajo. El tercer elemento a tener en
cuenta es la situación en particular o el ambiente bajo el cual se manifiestan todas estas
emociones.
Las investigaciones afirman que esta ejecución de la tarea se desarrolla de manera más
efectiva cuando se desenvuelve bajo el impulso armonizador del líder. Daniel Goleman
califica este impulso armonizador como “el liderazgo esencial”, considerando este
aspecto como el acto original del líder y el más importante: el líder hace las veces de
guía emocional del grupo. Pero, ¿hacia dónde debe guiar a su grupo un líder? Y más
importante aún, ¿cómo debe hacerlo?, la respuesta a esos interrogantes, describe
sutilmente la técnica del liderazgo emocional.
METODOLOGÍA
En nuestro intento de abordar de forma integral la técnica del liderazgo emocional desde
una perspectiva de la administración de empresas, inicialmente, haremos un énfasis
detallado en todo lo relacionado al concepto mismo de inteligencia. Luego,
identificaremos que son las emociones, los estados ánimo, cuál es su significado y
función natural y cuáles son las y los más comunes en manifestarse dentro de las
organizaciones. Una vez ahí, analizaremos el acto de liderar, desde una perspectiva
emocional, orientada a la eficacia y la efectividad.
La inteligencia emocional (IE) puede ser definida como la capacidad que alguien posee
para (1) ser consciente de sí mismo (reconocer las emociones propias cuando las
experimenta), (2) detectar las emociones de los demás, y (3) manejar claves e
información emocionales (Robbins & Judge, 2009).
Las personas que conocen sus propias emociones y son buenas para interpretar las de
los demás (por ejemplo, saber por qué se está enojado y expresarlo sin violar las
normas) son más eficaces en sus trabajos. Aunque no queremos obsesionarnos con las
definiciones, antes de proceder al análisis necesitamos aclarar tres términos que se
entremezclan: afecto, emociones y estados de ánimo. (Robbins & Judge, 2009).
Las emociones son reacciones hacia una persona (ver a un amigo en el trabajo lo hace
sentir bien) o un evento (tratar con un cliente grosero le provoca enojo). Usted
manifiesta emociones cuando está “feliz por algo, enojado con alguien y temeroso de
algo”. Por el contrario, los estados de ánimo por lo general no se dirigen a una persona
o evento. Pero las emociones se convierten en estados de ánimo cuando se pierde la
atención del evento u objeto que suscitó el sentimiento (Robbins & Judge, 2009).
De la misma manera, los estados de ánimo buenos o malos hacen más emocional
nuestra respuesta a un evento. Por eso, cuando un colega critica la forma en que usted
habla a un cliente, se enoja con él. Es decir, muestra emoción (enojo) hacia un objeto
específico (su colega). Pero conforme la emoción específica se disipa, por lo general
usted se siente desalentado. Este sentimiento no puede atribuirse a un solo
acontecimiento; usted no está en su estado normal. Entonces, reacciona en forma
exagerada a otros eventos. Este estado afectivo describe un estado de ánimo o humor
(Robbins & Judge, 2009).
¿Cuántas emociones existen? Y ¿En qué varían?:
Hay docenas de emociones. Incluyen enojo, desdén, entusiasmo, envidia, miedo, frustración,
decepción, incomodidad, disgusto, felicidad, odio, esperanza, celos, alegría, amor, orgullo,
sorpresa y tristeza. Se han hecho muchos esfuerzos de investigación para definir y limitar las
docenas de emociones a un conjunto fundamental o básico de emociones. Sin embargo, algunos
estudiosos argumentan que no tiene sentido pensar que hay emociones básicas porque incluso
las que rara vez experimentamos, como la conmoción, ejercen un efecto poderoso sobre
nosotros (Robbins & Judge, 2009).
Una forma de clasificar las emociones es en: positivas o negativas. Las emociones positivas
(como la alegría y la gratitud) expresan una evaluación o un sentimiento favorable. Las
negativas (como la ira o la culpa) expresan lo opuesto. Hay que tener en mente que las
emociones no son neutrales. Ser neutral significa no tener emociones (Robbins & Judge, 2009).
Figura 1.1 (Robbins & Judge, 2009) La estructura del estado de ánimo.
Emociones Universales:
Otros académicos, incluso filósofos, plantean que hay emociones universales comunes
a todas las personas. René Descartes, a quien con frecuencia se denomina como el
fundador de la filosofía moderna, identificó seis “pasiones sencillas y primitivas”, –
asombro, amor, odio, deseo, alegría y tristeza– este filósofo argumentó que: “todas las
demás están compuestas por algunas de estas seis o son una especie de ellas”. muchos
científicos están de acuerdo en que existen seis emociones esenciales y universales –
ira, miedo, tristeza, felicidad, disgusto y sorpresa– que incluyen al resto en alguna de
ellas.
Algunos estudiosos trazan estas seis emociones como parte de un continuo: felicidad-
sorpresa-miedo-tristeza-ira-disgusto. Entre más cerca estén dos emociones en este
continuo, más probable es que las personas las confundan. Por ejemplo, en ocasiones
se confunde la felicidad con la sorpresa, pero rara vez con el disgusto. Además, como
veremos más adelante, los factores culturales también influyen en las interpretaciones
(Robbins & Judge, 2009).
La inteligencia
Para comprender el gran poder de las emociones sobre la mente pensante (y la causa
del frecuente conflicto existente entre los sentimientos y la razón) debemos considerar
la forma en que ha evolucionado el cerebro. La importancia evolutiva de ofrecer una
respuesta rápida que permitiera ganar unos milisegundos críticos ante las situaciones
peligrosas debió ser vital para nuestros antepasados (Goleman, Inteligencia Emocional,
1995).
La teoría de la evolución auto-condicionada, afirma que nuestra capa de pensamiento
racional se ha desarrollado para dar cobertura a nuestro lado emocional, la razón nos
proporciona el cómo. La región más primitiva del cerebro es el tronco encefálico, que
regula las funciones vitales básicas, como la respiración o el metabolismo, y lo
compartimos con todas aquellas especies que disponen de sistema nervioso, aunque sea
muy rudimentario. De este cerebro primitivo emergieron los centros emocionales que,
millones de años, más tarde, dieron lugar al cerebro pensante: el neocórtex. El hecho
de que el cerebro emocional sea muy anterior al racional y que éste sea una derivación
de aquel, revela con claridad las auténticas relaciones existentes entre el pensamiento y
el sentimiento (Goleman, Inteligencia Emocional, 1995).
Las estructuras límbicas generan planes y deseo sexual, las emociones que alimentan
la pasión sexual, mientras que, la neocorteza es el asiento del pensamiento, contiene
centros que comparan y comprenden lo que reciben el sentido (Goleman, 1995).
La amígdala puede hacer que nos pongamos en acción, mientras la neocorteza despliega
su plan de reacción más refinado. Alberga recuerdos y repertorios de respuestas que
efectuamos sin saber por qué lo hacemos. “El inconsciente cognitivo” presenta a nuestra
conciencia no solo la identidad de lo que vemos, sino una opinión sobre ello (Goleman,
Inteligencia Emocional, 1995).
El coeficiente intelectual.
La inteligencia, se considera como la capacidad que tiene el ser humano para resolver
problemas en base a sus conocimientos, agregando componentes de la vida moderna en
forma creativa, en menos tiempo y utilizando la menor cantidad de recursos. La
inteligencia, medida a través del test de Binet-Stanford, asigna valores numéricos así:
setenta (70) corresponde a una inteligencia límite, cien (100) inteligencia promedio y
ciento veinte (120) inteligencia superior; lo que supedita todo al desarrollo verbal
lingüístico y lógico matemático. Así, quienes tienen estas áreas desarrolladas son
consideradas como personas “inteligentes” (Fienco Valencia & Itúrburo, 2012).
DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN
Para intentar abordar de forma integral la técnica del liderazgo emocional, inicialmente,
haremos énfasis en todo lo relacionado al concepto mismo de inteligencia. Luego,
identificaremos que son las emociones, los estados ánimo, cuál es su significado y
función natural y cuáles son las y los más comunes en manifestarse dentro de las
organizaciones. Una vez ahí, analizaremos el acto de liderar, desde una perspectiva
emocional, orientada a la eficacia y la efectividad. Además, conoceremos cuál es el
nivel de incidencia de las emociones dentro del rendimiento, personal y general de una
organización. Y hablaremos de las pautas que marcan el camino hacia un liderazgo que
pueda materializarse en un ambiente armonizado, capaz de generar un equilibrio entre
un buen desempeño laboral en la consecución de las metas de la organización y el
bienestar de los miembros de la misma. Por último, expondremos un modelo de un
modelo de cuatro pilares, que saca la inteligencia emocional del campo del análisis
psicológico y las teorías filosóficas y lo coloca en el terreno del conocimiento directo,
el estudio y la aplicación.
Cuando la gente se reúne para colaborar, sea una reunión de planificación ejecutiva o
dentro de un equipo que trabaja para crear un nuevo producto común, en un sentido
muy real surge un coeficiente intelectual colectivo, es decir, la suma total del talento y
la capacidad de todos los participantes. Resulta que el elemento más importante de la
inteligencia colectiva no es el promedio de coeficientes intelectuales en el sentido
académico, sino más bien la inteligencia emocional.
La inteligencia interpersonal.
Hubo una gran sorpresa al descubrir que los miembros tenían demasiadas ganas de
participar fueron un lastre para el equipo y redujeron su rendimiento general. Esos
individuos tan entusiastas eran excesivamente controladores y dominantes y al parecer
carecían de un elemento básico de la inteligencia social, la capacidad de reconocer lo
que es adecuado y lo que no, en un tira y afloja. Otro punto negativo fueron los pesos
muertos, los individuos que no participaban (Goleman, 2013).
El factor más importante para sacar el máximo partido al potencial de un grupo resultó
ser su capacidad de crear un estado de armonía interna que les permitiera servirse de
todas las aptitudes de sus miembros. El rendimiento global de los grupos armoniosos
mejoraba cuando existía un miembro especialmente competente, mientras que a los
equipos con más fricciones les costaba mucho más explorar la existencia de miembros
muy preparados. Cuando existen muchas interferencias emocionales y sociales (sea por
miedo o por ira, por rivalidades o por resentimientos) la gente no puede dar lo mejor de
sí. Sin embargo, la armonía permite a un grupo aprovechar al máximo capacidades de
sus miembros más creativos y competentes (Goleman, 2013).
Inteligencia Intrapersonal.
Las estrellas.
Con el fin de descubrir en que se diferenciaban los que eran sumamente productivos y
los que no superaban la media, Robert Kelley y Janet Caplan pidieron a los directivos
y a los colegas de los interesados que eligieran a las estrellas del grupo de ingenieros,
que debían ser entre diez y quince por ciento del total. Al comparar los seleccionados
con los demás, el dato más sorprende fue, en un principio, la escasez de diferencias
entre los dos grupos. “Teniendo en cuenta un amplio abanico de mediciones cognitivas
y sociales, desde pruebas de coeficiente intelectual comunes y corrientes hasta
inventarios de personalidad, existen pocas diferencias relevantes en cuanto a
capacidades innatas. El desarrollo de la aptitud académica no se ha demostrado un buen
indicador de la productividad laboral. El coeficiente intelectual, tampoco (Robbins &
Judge, 2009).
Yukl (2002, p. 414), menciona que la globalización ha hecho que estudiar el liderazgo
en diferentes culturas sea prioritario, porque las organizaciones se han percatado de que
sus líderes se enfrentan cada vez más al desafío de liderar seguidores de diferentes
nacionalidades y por ende de diferentes culturas (Torres, 2012).
En 1978 Rosch formuló las teorías cognitivas de categorización, las cuales dieron lugar
para que en 1991 Lord enunciara la teoría de categorización del liderazgo (Lord, Foti
y De Vader, 1984; Lord, Foti y Phillips, 1982; Lord y Maher, 1990, 1991), la cual
expresa que es el cumplimiento de las expectativas o percepciones que tengan los
seguidores del líder lo que hacen a éste efectivo. Dice también esta teoría que estas
percepciones o expectativas se fundamentan en ideas ya preconcebidas y se basan en
prototipos de liderazgo. Por consiguiente, el éxito del líder depende de si cumple o no
las expectativas que de él tengan sus seguidores (Haslam, 2004 citado por Torres,
2012).
Continuando con la misma línea de pensamiento, se hace necesario explicar lo que son
las expectativas, que de acuerdo con Matviuk (2005), comprenden los pronósticos que
las personas tienen del comportamiento de los demás. Matviuk, además, menciona que
las expectativas no sólo pronostican los comportamientos de los demás, sino que,
además, desarrollan predilecciones acerca de cómo se deben comportar los otros en
ciertas situaciones.
Las cinco prácticas de liderazgo expuestas por Kouzes y Posner (1997) hacen referencia
a cinco comportamientos que los líderes altamente efectivos expresan constantemente.
Estas cinco prácticas son:
Inspirar una visión compartida: hace referencia a la forma en que el líder forma
la visión de la organización, si lo hace junto con los seguidores, con qué
frecuencia el líder comparte la visión con sus seguidores y qué tan
comprometido está el líder con la visión de la organización.
Brindar aliento: Esta última práctica hace referencia a la manera en que el líder
reconoce los logros tanto individuales como grupales de sus seguidores.
Las redes informales.
Una Red Informal vincula a sus integrantes obedeciendo sólo a la empatía natural que
entre ellos se genere, y son especialmente decisivas para resolver problemas
imprevistos. La organización formal está concebida para afrontar problemas que
pueden proveerse con facilidad. Pero cuando surgen los obstáculos inesperados la que
entra en juego es la informal. Su entramado de vínculos sociales va formándose cada
vez que se comunican los colegas y se solidifica con el tiempo para dar lugar a redes
sorprendentemente estables.
Una red de pericia supone fama de trabajar con un excelente nivel técnico, lo que suele
conducir a un ascenso, pero en realidad no hay casi ninguna relación entre ser un
experto y ser considerado una persona a la que los demás confiarían sus secretos, dudas
y vulnerabilidades. Un déspota de oficina o un microgestor mezquino tendrán mucha
pericia, pero sufrirán una falta de confianza y tan grande que afectará su capacidad de
gestión y en la práctica no accederán a las redes informales. Las estrellas de una
organización son con frecuencia quienes mantiene fuertes conexiones en todas las
redes, sean de comunicación, de pericia o de confianza (Goleman, 2013).
En conclusión.
Los servicios basados en el conocimiento y el capital intelectual son cruciales para las
empresas, y mejorar el trabajo de equipo es una forma importantísima de fomentar el
capital intelectual, lo que supone una diferencia competitiva decisiva. Para prosperar,
cuando no para sobrevivir, lo que deberían hacer las corporaciones es fomentar la
inteligencia emocional colectiva (Fienco Valencia & Itúrburo, 2012).
El “liderazgo esencial”
Los grandes líderes nos hacen avanzar. Encienden la pasión y despiertan lo mejor que
llevamos dentro. Cuando tratamos de explicar por qué dan tan buenos resultados
hablamos de estrategia, visión o ideas con garra, pero la realidad es mucho más sencilla:
el buen liderazgo se sirve de las emociones. Da igual lo que pretendan hacer los líderes
(ya sea crear una estrategia o movilizar a un equipo para que entre en acción), su éxito
depende de cómo lo hagan. Aunque acierten en todo lo demás, si fracasan en la tarea
esencial de orientar las emociones en la dirección adecuada de lo que hagan funcionará
tan bien como podría o debería (Goleman, 2013).
La diferencia entre un líder y otro reside en el estado de ánimo y el tono con los que
comunicaron sus mensajes, esta diferencia marca una dimensión oculta pero decisiva
del liderazgo: la repercusión emocional de lo que dice y hace un líder. Se ha encontrado
que los mejores líderes diseñan sistemas eficaces para comprender y mejorar la gestión
de sus propias emociones y de las de los demás. Los mejores líderes se distinguen
porque comprende el papel protagonista de las emociones en el entorno laboral, no solo
en cosas concretas como la obtención de mejores resultados o la conservación de los
buenos trabajadores, sino también en otras importantísimas e inconcretas, como un
buen nivel de moral, motivación y compromiso (Goleman, 2013).
No cabe duda de que los primeros cabecillas de la humanidad (ya fueran jefes tribales
o chamanes) consiguieron el puesto en gran medida porque su mando tenia fuerza
emocional. A lo largo de la historia y en culturas de todo el mundo, el líder de cualquier
grupo humano ha sido aquel al que recurrían los demás en busca de seguridad y claridad
ante la incertidumbre o la amenaza, o cuando había que hacer algo. El líder hace las
veces de guía emocional del grupo (Goleman, 2013).
En las empresas modernas, esa tarea emocional primordial, que se ha vuelto en gran
parte invisible, sigue siendo la función principal de las muchas que ejerce el jefe: tiene
que encauzar las emociones colectivas en una dirección positiva y disipar la confusión
provocada por las emociones toxicas. Esa labor es común a todos los líderes, desde la
sala de juntas hasta el punto de venta (Goleman, 2013).
En pocas palabras, en cualquier grupo humano lidera quien más poder tiene para influir
en las emociones de todos los miembros. Los efectos del liderazgo esencial van más
allá de garantizar que se haga bien un trabajo. Los subordinados también buscan en él
una conexión de apoyo emocional, es decir, empatía. Todo mandato comprende esa
dimensión esencial, para bien o para mal. Cuando los jefes encauzan las emociones
hacia lo positivo, sacan a relucir lo mejor de todo el mundo. Este efecto es llamado
resonancia (Goleman, 2013).
El trabajo emocional.
Todo empleado realiza un trabajo físico y mental cuando ponen en acción sus aptitudes
corporales y cognitivas, respectivamente, en su trabajo. Pero los empleos también
requieren trabajo emocional, que es la expresión que hace un empleado de las
emociones que desea la organización durante las transacciones interpersonales en el
trabajo. el trabajo emocional es relevante en casi todos los trabajos. Sus superiores
esperan que sea cortés, no hostil, al interactuar con sus compañeros de trabajo (Robbins
& Judge, 2009).
Lo más recomendable en el trabajo, es separar las emociones que uno siente de aquellas
que uno manifiesta. Las emociones sentidas son las reales del individuo, a diferencia
de las emociones manifestadas, que son las que la organización requiere que los
trabajadores demuestren y que considera apropiadas en un trabajo. Los gerentes
eficaces han aprendido a parecer serios cuando dan a un empleado una evaluación de
desempeño negativa y a ocultar su enojo cuando se les ignora para un ascenso. Y el
vendedor que no haya aprendido a sonreír y parecer amistoso sin que importen sus
verdaderos sentimientos en ese momento, casi seguro no durará mucho en puestos de
ventas. La forma en que experimentamos una emoción no siempre es la misma en que
la manifestamos (Robbins & Judge, 2009).
Disonancia emocional.
El reto verdadero es cuando los empleados tienen que proyectar una emoción y sienten
otra al mismo tiempo. Esta disparidad se denomina disonancia emocional, y cobra un
precio alto a los empleados. Al quedar sin tratamiento, los sentimientos guardados de
frustración, enojo y resentimiento eventualmente llevan al cansancio y agotamiento
emocional (Robbins & Judge, 2009).
La actuación superficial: Consiste en esconder los sentimientos propios y
modificar las expresiones faciales en respuesta a las reglas de demostración. Por
ejemplo, cuando un trabajador sonríe a un cliente aun cuando no sienta ese
ánimo, lleva a cabo una actuación superficial (Robbins & Judge, 2009).
El circuito abierto.
El motivo de la gran importancia del comportamiento de un líder (no solo lo que hace
sino como lo hace) está en el diseño del cerebro humano, en lo que los científicos han
empezado a denominar la naturaleza de circuito abierto del sistema límbico, donde
están los centros emocionales. Un circuito cerrado, como el aparato circulatorio, se
autorregula; lo que sucede en el aparato circulatorio de quienes nos rodean no afecta al
nuestro (Goleman, 2013).
En cambio, un circuito abierto depende en gran medida de fuentes externas para su
funcionamiento. Dicho de otro modo: nuestra estabilidad emocional depende de
conexiones con otras personas. El sistema límbico de circuito abierto fue sin duda un
gran paso delante de la evolución, puesto que permite a un individuo rescatar
emocionalmente a otro; por ejemplo, posibilita que una madre tranquilice a un niño que
llora, o que el centinela de una banda de primates dé la voz de alarma en cuanto percibe
una amenaza. Los estudios llevados a cabo en unidades de cuidados intensivos indican
que la presencia reconfortante de otra persona no solo baja la tensión arterial del
paciente, sino que también ralentiza la secreción de los ácidos grasos que bloquean las
arterias (Goleman, 2013).
Así, los científicos describen el circuito abierto como una regulación límbica
interpersonal mediante la cual una persona transmite señales que pueden alterar los
niveles hormonales, la actividad cardiovascular, las pautas de sueño e incluso la función
inmunitaria en el cuerpo de otro individuo. Esta es la manera como los enamorados se
provocan mutuamente un aumento de la secreción cerebral de oxitócica, que provoca
una sensación placentera. Sin embargo, nuestra fisiología interactúa en todos los
aspectos de la vida social, no solo en las relaciones amorosas, y nuestras emociones se
adaptan automáticamente al registro de la persona con la que nos encontramos
(Goleman, 2013).
El hecho de que el sistema límbico sea un circuito abierto supone que otros individuos
pueden llegar a cambiar nuestra fisiología y, por consiguiente, nuestras emociones. El
mismo efecto se produce en la oficina, la sala de juntas o el punto de venta; la gente
que conforma grupos laborales se contagia inevitablemente los sentimientos, desde los
celos hasta la angustia pasando por la envidia o la euforia. Cuanto más cohesionado
esté el grupo, más intensa será la transmisión de los estados de ánimo, el historial
emocional e incluso los puntos candentes (Goleman, 2013).
El contagio y el liderazgo.
La Risa.
Las emociones pueden contagiarse como un virus, pero no todas se propagan con la
misma facilidad. Un estudio de la escuela de dirección administrativa de empresas de
la universidad de Yale descubrió que en los grupos de trabajo la alegría y la cordialidad
son lo que se transmite con más rapidez, mientras que la irritabilidad es menos
contagiosa y la depresión prácticamente no se propaga. La mayor velocidad de
transmisión de los estados de ánimo positivos tiene consecuencias directas en los
resultados empresariales. Según el estudio de Yale, el ánimo influye en la eficiencia de
los trabajadores; si es positivo fomenta la cooperación, la imparcialidad y el
rendimiento laboral (Goleman, 2013).
En un sentido neurológico, la risa representa la distancia más corta entre dos personas,
ya que provoca la conjunción instantánea de sus sistemas límbicos. Esa reacción
inmediata e involuntaria supone, como señala un investigador, “la comunicación más
directa posible entre individuos, de cerebro a cerebro, en la que el intelecto se deja
llevar, por lo que podríamos denominar como un, encaje límbico”. Por ello, en
cualquier entorno laboral, las risas son un termómetro de la temperatura emocional e
indican a ciencia cierta que la gente tiene una conexión de corazón además de mental.
Una buena carcajada transmite un mensaje tranquilizador: estamos en la misma onda,
nos llevamos bien. Indica confianza, comodidad y una misma visión del mundo; como
marca de ritmo en la conversación, la risa denota que por el momento todo va bien
(Goleman, 2013).
La rapidez con la que captamos los estados emocionales del líder depende de la
expresividad con la que su cara, voz y gestos reflejan sus sentimientos. Cuanto mejor
sepa transmitir sus emociones, más energéticamente las propagará. Esa transmisión no
depende de recursos teatrales, por descontado; dado que la gente presta mucha atención
a un líder, hasta las expresiones sutiles de emoción pueden tener un gran efecto. De
todos modos cuanto más abierto sea el líder (cuanto mejor exprese su entusiasmo, por
ejemplo) más fácil sentirán los demás su misma pasión contagiosa. (Goleman, 2013).
Los individuos con esa capacidad son imanes emocionales: Los líderes con dominio de
la inteligencia emocional atraen a la gente competente, que se mueve por el placer de
trabajar en su presencia. A la inversa, los líderes que emiten el registro negativo (son
irritables, susceptibles, dominantes, fríos) repelen a la gente. Nadie quiere estar a las
órdenes de un cascarrabias. Las investigaciones lo han demostrado: a los jefes
optimistas y entusiastas se les da mejor conservar a sus trabajadores, en contraste con
los que se inclinan por estados de ánimo negativos (Goleman, 2013).
Tanto el buen humor como el malo tienden a perpetuarse en parte porque tergiversan
las percepciones y los recuerdos: cuando la gente está animada, suele verle el lado
positivo de una situación y recuerda sus cosas buenas, pero cuando está descorazonada
se fija solo en lo negativo. Más allá de ese sesgo perceptual, el coctel de hormonas del
estrés segregadas cuando una persona está nerviosa puede llegar a tardar horas en
reabsorberse y desaparecer. Por eso la mala relación con el jefe puede dejar a una
persona cautiva de la angustia, con la cabeza intranquila y el cuerpo incapaz de
relajarse: “me puso tan nerviosa que anoche tarde horas en dormirme”. En
consecuencia, preferimos de forma natural estar con personas positivas
emocionalmente, en parte porque nos hace sentir bien (Goleman, 2013).
Todas las emociones son impulsos para actuar. Tipos de emociones para distintas clases
de respuestas (Goleman, 1995). De acuerdo con la teoría de James-Lange, sobre las
emociones, al percibir “un estímulo, se produce una respuesta o cambio corporal que a
su vez provoca la emoción; en cambio, según la teoría Cannon-Bard, tras la percepción
de un estímulo sobrevienen simultáneamente la emoción y la respuesta corporal”
(Enciclopedia de la psicología Océano, 2000: 163. Citado por Fienco Valencia &
Itúrburo, 2012). Las emociones más comunes que se desarrollan dentro del ambiente
laboral son:
La Ira : la sangre fluye a las manos, es más fácil tomar un arma o golpear a un enemigo.
El Miedo: la sangre va a los músculos esqueléticos grandes, resulta más fácil huir.
El levantar los ojos en expresión de sorpresa , permite un mayor alcance visual y que
llegue más luz a la retina; ofrece más información sobre el acontecimiento inesperado.
Figura 1.3 Manejo de las emociones (Fienco Valencia & Itúrburo, 2012)
Figura 1.3 Manejo de las emociones (Fienco Valencia & Itúrburo, 2012).
En la Ética de Nicodemo: “cualquiera puede ponerse furioso... eso es fácil. Pero, ponerse
furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el
motivo correcto, y de la forma correcta... Eso no es fácil” (Goleman, 1995: 13; 331-332). Un
pensamiento muy popular dice que quién se domina a sí mismo puede llegar a dominar el
mundo. La interrogante que surge entonces es cómo obtener el autodominio y superar los
sentimientos y emociones de infelicidad como (Fienco Valencia & Itúrburo, 2012):
Los investigadores del actual trabajo, apoyados en IE, afirman que además de la
parafernalia técnica-profesional, se debe aplicar en los procesos de selección,
capacitación, dirección y control de la gestión de operaciones, los componentes
principales de la IE, para equilibrar un trabajo que requiere de lógica, precisión y
proyección, con la atención a los aspectos emotivos del ser humano que alimenten el
desarrollo personal (Fienco Valencia & Itúrburo, 2012).
¿Qué es la inteligencia emocional?
También es atribuida a la capacidad humana de comprender las emociones propias y las de los
demás. En su primera publicación, Goleman afirma: “la Inteligencia Emocional es el
desarrollo de la conciencia de uno mismo, el reconocimiento de la emoción mientras ocurre”
a la vez que invita a valorar su trascendencia en la vida de una persona, pues “la incapacidad
de advertir nuestros auténticos sentimientos nos deja a merced de ellos. Las personas que tienen
una mayor certidumbre con respecto a sus sentimientos guían mejor su vida y tienen una noción
más segura de lo que sienten realmente con respecto a sus decisiones personales, desde casarse
hasta qué trabajo aceptar” (Cooper & Sawaf).
Contextos, así como a nivel individual en términos de bienestar, satisfacción y vida de las
personas. Mientras que las variables psicológicas individuales más tradicionales como los
rasgos de personalidad son sustancialmente estables (Costa y McCrae, 1992), la inteligencia
emocional parece ser una variable que se puede aumentar a través de un entrenamiento
especialmente realizado (Di Fabio y Kenny, 2011; Mayer & Salovey, 1997).
La angustia no solo tiene esa consecuencia, sino que también perjudica a la inteligencia
emocional. Cuando una persona esta alterada presenta dificultad para entender bien las
emociones de los demás; es decir, se reduce la aptitud más elemental para la empatía y,
en consecuencia, merman las capacidades sociales (Goleman, 2013).
Buen humor, buen trabajo.
Cuando la gente está a gusto es cuando mejor trabaja. El buen humor favorece la
eficiencia mental y permite que la gente se más competente en la comprensión de
información y la aplicación de reglas a la toma de decisiones complejas, así como más
flexibles a la hora de pensar. Las investigaciones han demostrado que los estados de
ánimo positivos dan lugar a una percepción más favorable de los demás o de los hechos.
Eso contribuye a su vez, a que la gente se sienta más optimista sobre su capacidad para
alcanzar un objetivo, fomenta la creatividad y la capacidad de tomar decisiones, y
predispone a la gente a ayudar. Una broma en el tono adecuado, incrementa las
posibilidades de una concesión en una negociación. No es de extrañar que el sentido
del humor ocupe un lugar destacado entre las aptitudes de los líderes con inteligencia
emocional (Goleman, 2013).
Si los resultados dependen del clima, ¿de qué depende éste?, aproximadamente entre el
cincuenta y el setenta por ciento de la percepción que tiene los empleados del clima de
su empresa puede achacarse a la actuación de una sola persona: el líder. Más que
cualquier otro individuo, el jefe crea las condiciones que determinan directamente la
capacidad para de sus subordinados para trabajar bien. Según el modelo de inteligencia
emocional de Goleman, la gestión de las relaciones quiere decir, en este nivel, que
somos responsables de cómo determinamos los sentimientos de las personas con las
que interactuamos, la capacidad relacional tiene que ver con la gestión de los estados
cerebrales de los demás. Los estudios indican, que, para grupos de iguales, el emisor
suele ser el individuo más expresivo emocionalmente.
La fisiología de la compenetración.
El primer ingrediente es la atención absoluta. Las dos personas tienen que estar
completamente pendientes la una de la otra y dejar a un lado las distracciones.
Esta energía es una fuente primaria de influencia y poder. No todas las formas son
físicas. Un pensamiento es una forma de energía; pero ¿de qué está formado? ¿Luz?
¿Electricidad? También las emociones se componen de energía que continuamente
fluye a través del individuo y afecta a todos los aspectos de su vida. Cuando uno
aumenta su inteligencia emocional, cambia la forma de esta energía, y esto cambia su
experiencia del trabajo, la vida y las relaciones. Careciendo de inteligencia emocional,
cuando se presentan tensiones el cerebro humano se pasa a piloto automático y tiende
a hacer más de lo mismo, sólo que más intensamente; lo cual es justamente lo que no
se debe hacer en el mundo de hoy (Cooper & Sawaf).
Los estudios revelan también que las emociones son una indispensable “energía
activadora” de los valores éticos, tales como confianza, integridad, empatía, flexibilidad
y credibilidad, y del capital social que representa la capacidad de crear y sostener
valiosas relaciones de negocios. En el centro de estas características hay algo que todo
gran líder tiene que tener: la capacidad de entusiasmar. Esto es parecido a lo que
generalmente se llama la capacidad de motivarse a sí mismo y a los demás (Cooper &
Sawaf).
La Honestidad emocional.
“Ser honesto” no es un juego mental de poner buena cara a las cosas, de ser
políticamente correcto. Es prestar atención a lo que el corazón dice que es verdad. Ser
honesto emocionalmente requiere escuchar los sentimientos de la “verdad interna”, que
provienen en su mayor parte de la inteligencia emocional, vinculada con la intuición y
la conciencia, y reflexionar sobre ellos y actuar de conformidad. La verdad emocional
que uno siente se comunica por sí sola, en la mirada y en los gestos, en el tono de la
voz, más allá de las palabras. Los sentimientos nos hacen reales.
Encuestas a millares de ejecutivos, directivos y empresarios que han triunfado indican
que la mayor parte de ellos durante años han contado con las corazonadas y otras formas
de inteligencia emocional en todas sus decisiones y actuaciones importantes. Gran parte
de la sabiduría creativa de cada persona existe en el núcleo de la inteligencia emocional.
Ahí está para aprovecharla. Este tipo de intuición práctica es un sentimiento interno y
hay buenas pruebas de que lo que uno siente no está reñido con la perspicacia y el buen
juicio, sino que es indispensable para ambas cosas. Las emociones nos ofrecen una
lógica intuitiva, pre-reflexiva, que puede sacarse a la luz y hacerse explícita.
La intuición.
Las crisis a las que hacemos frente hoy, requieren un enfoque distinto de adquirir
conocimientos, más allá de la razón y de los cinco sentidos tradicionales. Para Para
Pitirim A. Sorokinhay, existen tres formas de verdad: sensorial, racional e intuitiva. La
más fundamental, esencial y profunda es la intuitiva. Muchos líderes de negocios
llaman a esto instinto o discernimiento. La intuición, dice Sorokin, es el fundamento
último de nuestra comprensión de la ética, del bien y de lo valioso de la vida. La
intuición construye sobre este fundamento de honestidad emocional. Requiere que uno
se diga a sí mismo la verdad sobre lo que está sintiendo. Sólo cuando pueda mantenerse
en contacto con esa fuente interior puede desarrollar una base de conocimiento más allá
de sus pensamientos.
Fuera de las muchas otras ventajas que tiene para los negocios, la intuición economiza
tiempo en muchas situaciones. Todas las experiencias que uno ha adquirido en la vida
y el trabajo no son hechos estériles arrumbados en anaqueles, sino memorias
emocionalmente cargadas que están guardadas en el cerebro. La suma total de tales
experiencias, la sabiduría de la vida, no se presenta como una lista limpia, corregida,
de “cosas importantes” sino como súbitas corazonadas.
Energía emocional.
La idea común es que las emociones son algo que nos sucede. Esto no es cierto. Las
emociones son una fuente interna de energía, influencia e información. En sí mismas
no son ni buenas ni malas. Lo que vale es lo que hagamos con la información y la
energía que ellas producen. Aprender a distinguir sus sentimientos más hondos de otros
estímulos e informes que lo bombardean todo el día es un requisito fundamental de su
desarrollo personal como líder. Cuando uno tiene conciencia de sus estados
emocionales, gana una valiosa flexibilidad de respuesta.
Conviene prestar atención a dos palabras: energía y tensión, porque hay una situación
particular en la que no es conveniente fiarse de las corazonadas: cuando uno está tenso
o cansado por largas horas de trabajo. Por ejemplo, a medida que la fatiga y la rigidez
muscular aumentan, muchos se deprimen. A menos que uno aprenda a entender y guiar
eficazmente sus diarias pautas de energía y tensión, perderá capacidad de vigilancia.
Esto produce una declinación de su inteligencia, tanto intelectual como emotiva, y
puede sabotear relaciones estrechas. Hay pruebas de que cómo se sienta uno en su
trabajo y cuán abierto sea a tomar parte en el diálogo, a valorar a los demás, a compartir
ideas y aprovechar al máximo la colaboración informal creativa, depende cuán
eficazmente maneje la energía y la tensión. Sobre esto influye el espacio de trabajo, el
ambiente en que uno se encuentre.
Pausas estratégicas de 10 a 60 segundos.
“Momentos de silencio”
Es difícil oír la voz interior cuando uno está hablando, y también los que lo rodean. En
muchos casos el ruidoso ambiente de alta tecnología nos bombardea con estímulos y
nos perdemos la sabiduría intuitiva creadora que, como lo han demostrado los
neurólogos, puede comunicarse en un instante en virtud de emociones que activan la
intuición y las facultades de razonamiento. Uno puede escuchar conscientemente sus
instintos entrañables y hacer preguntas internas para agudizar su intuición, por ejemplo,
cuando hace una pausa más larga que de costumbre en el diálogo, o durante un trayecto
relativamente silencioso del camino al trabajo. Experimente con una pausa en la
conversación unos pocos momentos extra de silencio después de hablar. Es una
herramienta notable de comunicación. Proyecta un fuerte sentido de confianza y sirve
para lograr más información y franqueza de los demás.
Ampliar la empatía.
Cuando uno no está en contacto con sus propios sentimientos tampoco podrá entender
los ajenos porque no domina el lenguaje emocional. Pero mejorando la conciencia de
uno mismo, sí lo entenderá, aun cuando la otra persona no le diga que está sintiendo.
Esta es una de las razones por las que este pilar empiece con honestidad emocional y
retroinformación emocional.
Disciplina.
En este primer pilar de Coeficiente Emocional (CE), cada una de las cuatro
competencias – honestidad emocional, energía, retroalimentación y conexión/intuición
– contribuye al conocimiento emocional y crea un espacio interior de confianza. Esto
genera un mayor sentido de autoeficacia, de poder personal, que incluye nueva
conciencia, guía y respeto de sí mismo, responsabilidad y conexión. Estas son algunas
de las cualidades claves que aumentan la capacidad de acometer difíciles tareas como
retos que se deben superar, más bien que como amenazas que se deban evitar. Para
llevar a cabo eficazmente a la práctica el conocimiento emocional, se requiere
disciplina.
Ser claros y llevarse bien crea inspiración para uno mismo y para los demás, inclusive
autenticidad, elasticidad y relaciones de confianza. Así como la aptitud física crea fuerza,
resistencia y flexibilidad en el cuerpo, la aptitud emocional crea las correspondientes
cualidades en el corazón y le permite a uno poner en práctica las destrezas del conocimiento
emocional, desarrollando mayor autenticidad y credibilidad. Éstas a su vez lo capacitan para
ampliar su círculo de confianza o “radio de confianza”, que ha sido positivamente
correlacionado con rentabilidad y éxito. También es por medio de la aptitud emocional como
uno se inspira para ampliar sus capacidades, y cuando se cometen errores, para perdonarse más
fácilmente a sí mismo y a los demás.
“Lo que falta en todo esto es el hecho de que escuchar es una cuestión de prestar
genuina atención con los ojos abiertos para ver, la mente abierta para aprender, el
corazón abierto para sentir. Así es como mostramos fundamental respeto por nuestro
interlocutor y por el diálogo mismo. Puede ser el paso más eficaz que un directivo
Ya sea para dirigir o para triunfar, la vida exige que nos esforcemos por aprender y
llegar a entender lo que otros sienten y percibe, bajo la superficie, en el fondo de las
palabras. En muchos programas se enseña que la “escucha activa” es la clave para ganar
amigos e influir sobre las personas.
El valor de hablar es, en efecto, señal distintiva del líder, y siempre ha inspirado un
temor reverente. Algunos políticos y empresarios pueden fingirlo, y aun salirse con la
suya para ganar elecciones o conservar su puesto; pero los hombres y mujeres que
poseen presencia auténtica no fingen. Están tan cómodos guardando silencio como
hablando, y cuando hablan tienen algo que valga la pena decir y lo dicen con una voz
que les sale de adentro. En su tono y presencia discernimos su resonancia emocional
distintiva que representa su mundo interior y sus convicciones. Sin explicación, pero
en una fracción de segundo, por el sonido, la voz humana nos dice quién está hablando,
y en los negocios quién está hondamente dedicado al trabajo de la organización y quién
sólo está fingiendo.
El valor de perdonarse a uno mismo y a los demás.
indiferentes, sino porque no saben perdonar. Cuanto más nos interesemos por otros,
tanto más penoso y debilitante es no perdonar. Una causa común del temor y la
Es importante entender que perdonar es una cosa que uno hace para liberarse del
resentimiento, del enfado, hasta del odio. Perdonar es liberar la energía atrapada que
puede destinarse a mejor uso. Otra manera de ayudarse a sí mismo y a otros a ir más
descubierto que esto es una manera esencial de mejorar la vida organizacional, y saben
Superando la infidelidad
Está muy bien trabajar para aumentar uno su credibilidad, y forjar relaciones basadas
en la confianza; pero ¿qué pasa cuando las personas son infieles a la confianza que se
deposita en ellas? Todos nos hemos sentido traicionados y muchos nos hemos sentido
tan heridos por la experiencia que decimos: “Jamás volveré a confiar en nadie”. Su
gente está mirando por encima del hombro, sintiéndose más vulnerable que nunca, no
confiando, sin sobresalir sino simplemente tratando de protegerse y conservar su
empleo.
Aun cuando no haya una atmosfera de confianza en su compañía, a nivel individual uno
puede empezar a formar su elasticidad emocional siendo directo y franco con relación
aceptando que los tiempos de infidelidad son una parte de formar confianza perdurable,
crearse y sostenerse con la demostración permanente de nuestras acciones. Una por una.
Ésta ha sido la única manera en que algunas personas han sobrevivido como líderes y
han llegado a contarse entre los hombres y mujeres más admirados de la historia.
“Puede que usted sufra una decepción si confía demasiado, pero vivirá atormentado si
no confía lo suficiente”.
-Frank Crane (Historiador y sociólogo).
El entusiasmo.
viene a ser el grado en que podamos mantener nuestro entusiasmo. Es también cómo
necesidades. Hay muchas situaciones en que no podemos controlar lo que ocurre, pero
- John F. Kennedy.
Como dijo Emerson: “El carácter es más que intelecto”. Más tarde o más temprano, todo líder
se detiene a preguntarse a qué amplitud, profundidad y altura pueden llegar el corazón, la mente
y el alma humanas, para parafrasear las elocuentes palabras de Elizabeth Barret Browning. Se
puede decir que los dos primeros pilares del CE tratan de la amplitud emocional y el cuarto se
referirá a la altura; pero este tercer pilar se destina a la exploración bajo la superficie de lo que
uno es y lo que puede llegar a ser.
Todos quisiéramos dedicar nuestra vida a las cosas que son importantes, que son profundas.
Esto requiere en primer término llegar a conocer nuestros talentos y ponerlos al servicio de
nuestra vocación. Es lo que algunos líderes y en particular Joseph W. Gauld, autor del Carácter
First, denominan potencial único. Esto es algo que rara vez se reconoce o explora activamente
en los negocios. Lo más común es que se pase totalmente por alto.
En muchas organizaciones hay una regla no escrita: tratemos de corregir lo que anda mal, y
dejemos que nuestras capacidades se encarguen de sí mismas. La teoría es que, si uno trabaja
para corregir las debilidades de un individuo o equipo, el individuo o el equipo se harán más
fuertes. Esto es como suponer que, si usted escribe un ensayo sin errores tipográficos ni
gramaticales, automáticamente será una gran pieza literaria. No es así. Análogamente, éxito no
es lo contrario de fracaso. No todos pueden realizar lo que se proponen. Naturalmente, es muy
bueno aspirar, pero, como nos lo han mostrado varios líderes, la aspiración tiene que vincularse
directamente con el potencial único y propósito de uno. Sólo entonces puede uno levantarse
para hacer frente a los retos del éxito, pase lo que pase. Naturalmente, uno debe tener
conciencia de sus lados flacos, pero principalmente para reconocerlos y manejarlos, no porque
podamos necesariamente corregirlos.
Abraham Maslow nos recuerda que muchos “tendemos a evadir el desarrollo personal porque
nos puede producir cierto temor. Así encontramos otro tipo de resistencia, que es la negación
de nuestras mejores cualidades, nuestros talentos, nuestros mejores impulsos, nuestras más
altas potencialidades, nuestra creatividad”. La manera de ir más allá de tal resistencia es
desarrollar nuestra inteligencia emocional y valorar y aplicar nuestras capacidades y talentos
mejorando al mismo tiempo nuestra habilidad para manejar nuestros lados flacos.
“Nunca es demasiado tarde para ser uno lo que habría podido ser”
Propósito es más que una buena idea; es un camino emocional en el trabajo y la vida, que ofrece
orientación y dirección. Es la conciencia y guía que lo define a uno por lo que es y lo que más
le interesa, más bien que por donde se encuentra en el momento. Con esta vocación y propósito,
para decirlo con palabras de Mary Catherine Bateson, es “como uno compone la vida”.
Propósito no es estrategia o meta, aun cuando atrae poderosamente estrategias y metas; es el
fin fundamental de la existencia de una persona y de su organización.
Un propósito, en el sentido más alto, es aquello a lo cual usted y las personas de su equipo o
de su compañía, quieren contribuir. El propósito principal del trabajo es crear una empresa de
su propia elección y en la cual uno cree. Como dice Kenichi Ohmae, estratega japonés de
negocios: “Las estrategias de éxito no son el resultado de un análisis riguroso sino de un
proceso que es creativo e intuitivo, más bien que racional”. Y de ahí debemos “crear constancia
de propósito”, según recomendaba W. Edwards Deming en el primero de sus catorce puntos
de transformación personal y corporativa. Él se contaba entre los que comprendieron que sólo
identificando su vocación única como individuo y empresa uno puede descubrir su propósito.
Sólo cuando nos dedicamos de todo corazón a ese propósito y lo conformamos con nuestro
trabajo diario podemos crecer y tener éxito.
Entre las muchas maneras tradicionales de formar carácter y liderazgo, la más profunda de
todas es la formación de un propósito, de encontrar su verdadero centro en el trabajo y en la
vida. Esto requiere muchísima dedicación y reflexión, pero se puede encontrar. Así pues,
propósito es algo por lo cual siempre se trabaja aun cuando nunca se alcanza. Mientras no
reconozcamos y vivamos de acuerdo con nuestro potencial único y propósito, la vida puede
parecer un rompecabezas al cual le falta una pieza. Le falta la “profunda alegría” y razón de
ser. Trabajamos y dormimos, ganamos dinero y lo gastamos, experimentamos nuestra cuota de
placeres y dificultades, y hasta podemos ser muy diestros para manejar proyectos y hacer que
trabajamos, pero llevamos un vacío por dentro y hay un vacío en nuestras organizaciones.
Una vez que usted ha aclarado el potencial y la dirección de su vida y su trabajo, el reto que se
le presenta es ponerlos en práctica y concertar su esfuerzo diario con la aguja de su brújula
interna. Esto requiere compromiso y valor, evocados y guiados por la voz de la conciencia y
respaldados por la responsabilidad. Estas son características de la profundidad emocional que
constituyen los temas centrales del capítulo siguiente. El compromiso emocional es no sólo un
barómetro de iniciativa personal, responsabilidad y contratación acertada; es también una de
las fuerzas subyacentes que nos ayudan en tiempos difíciles.
Cualquiera que sea el fin que uno persiga, y cualesquiera sus aptitudes, sin una fuerte
motivación para llevarlos a la práctica, es decir, sin compromiso emocional, no se llega muy
lejos. “Nada grande en este mundo se ha alcanzado jamás sin pasión” dijo el filósofo alemán
G.W.F. Hegel. Los ejecutivos y los líderes saben que la motivación es más vital que las
destrezas intelectuales. Al fin y al cabo, lo que nos mueve es el corazón, no la cabeza. Ese
compromiso y ese ingenio son elementos esenciales de profundidad emocional. Yo creo que
inspiran o contribuyen a activar lo que el psicólogo de Yale, Robert Sternberg, denomina
inteligencia práctica: la capacidad de traducir esperanza o teoría en acción, e ideas abstractas
en realizaciones prácticas. Inspiran igualmente la resolución de acometer la dura y peligrosa
tarea de dirigirnos y dirigir a los demás en tiempos difíciles, de entrar en territorios
inexplorados y aprender cuándo proseguir la acción
Valor es la voluntad de asumir una posición, levantar la voz, afrontar el dolor y el rechazo,
actuar con dignidad bajo presión, sostener sus principios contra la oposición y el temor. Es
también arriesgarse a fracasar, cometer errores y confesarlos, pedir ayuda reconociendo que
uno no lo sabe todo y está dispuesto a aprender.
Una de las maneras más sencillas y eficaces que conozco de educar o fortalecer nuestro sentido
de responsabilidad es hacer promesas y cumplirlas; aprender qué somos capaces de hacer con
nuestro potencial único, y qué pueden hacer los demás con el suyo; y luego decir a qué nos
comprometemos y comprometernos con lo que decimos. Así nos mantenemos conscientes de
cuán profundo es nuestro compromiso emocional permanente y el de los demás. Si vemos que
nos estamos descaminando, o simplemente haciendo que hacemos, paramos para considerar
dónde estamos. El lado oscuro del compromiso es ciega perseverancia y martirio. Pero si
actuamos de propósito y en concordancia con nuestro potencial único, encontramos que está
bien renovar rompiendo con las diarias rutinas, superándonos, aceptando el reto de crecer y
sobresalir, generando así aprendizaje transformador – no simple repetición de viejos hábitos
sino cambio efectivo de quién es uno al crear el futuro.
Este empuje emocional de nada a todo, de intermitente a continuo, determina en gran manera
el grado de nuestra conformidad con nuestro potencial único y propósito. Nos llama a mantener
el rumbo con valor y firmeza. Esto a su vez nos despierta el sentido de responsabilidad: estamos
dispuestos a ser francos con nosotros mismos acerca de dónde estamos, y a ser comprensivos
con los demás y esperar también de ellos lo mejor que puedan dar de sí. Esto no significa
decirles lo que deben hacer, cosa que todos rechazamos. Significa interesarnos lo suficiente
para entenderlos mejor y compartir con ellos nuestra experiencia de luchar, buscar,
comprometerse, caer y volver a subir.
La conciencia trabaja mejor cuando está respaldada por un sentido de fe, valor y
responsabilidad. Cuando uno fracasa y cae o comete un error, la conciencia lo llama a
levantarse otra vez, hacerle frente y preguntarse: “¿Qué puedo aprender de esto?” En las
cuestiones importantes, para obtener una solución escuche a su conciencia, no sólo a la mente
racionalizadora. De propósito, conciencia y compromiso emocional surge en forma natural un
sentido de integridad. Esta es una cualidad de la profundidad emocional que sirve como
coronamiento del carácter y es esencial para el respeto de sí mismo y credibilidad en los
negocios, en la profesión, y en la vida.
¿Qué es la integridad?
Casi todos los gerentes intentan comportarse con integridad, pero en la práctica se les dificulta
aplicar efectivamente un sentido general de integridad en sus actos e interacciones, que no esté
demasiado limitado por su propia percepción de lo que significa dirigirse con integridad hacia
las demás personas. Algunos suponen que integridad es lo mismo que ciega lealtad y discreción
o guardar los secretos. Unos piensan que se necesita una rígida conformidad, aun con una causa
falsa o perjudicial. Otros creen que no es otra cosa que honradez, o no decir mentiras. Ninguna
de estas ideas da en el blanco. En su esencia, integridad en los negocios significa aceptar plena
responsabilidad, comunicarse clara y abiertamente, cumplir lo que se promete, evitar agentes
ocultas y tener el valor de dirigirse a sí mismos y dirigir su grupo o su empresa con honor, lo
cual implica conocerse a sí mismo y ser fiel a sus principios no sólo en la mente sino de
corazón.
En la práctica una cosa es hablar de integridad, pero ponerla en práctica requiere una fina
percepción, intuición y conciencia, con el respaldo de continua reflexión. El Profesor William
Torbet, de Boston Collage, sostiene que el secreto de la eficiencia es crear integridad mediante
la observación de la falta de integridad de uno. La integridad no es una característica de la
personalidad, sino del carácter. Es fuerte e intencional. Es profunda y reflexiva.
Los expertos afirman que cuando trabajamos con un propósito y a conciencia, tengamos éxito
o no, ejercemos una influencia significativa; es decir que aun cuando una iniciativa termine en
fracaso, nuestros mejores esfuerzos crean otra dimensión de influencia, algo que los que nos
rodean pueden percibir y valorar. Todo sentimiento y pensamiento influye en nuestro ser e
irradia a los demás. Esto es resonancia. Entenderla y responsabilizarse por ella es una clave de
la profundidad emocional.
No hay manera de ser un líder eficaz o un profesional de éxito sin una clara comprensión de la
compleja red de personas que lo rodean a uno, los talentos, los verdaderos intereses de cada
uno, las diversas perspectivas de individuos y grupos, cómo ven el mundo, qué los hace sentirse
apreciados y qué evoca su espíritu creativo y de colaboración. Una fuente de influencia
permanente son nuestras historias personales; las historias de quiénes somos, qué
representamos y qué llegaremos a ser. Una vez contadas y oídas, éstas resuenan dentro de
nosotros, nos tocan el corazón, nos cambian. Toda esa información, mucha de ella vinculada
con la inteligencia emocional, es vital para una eficiente toma de decisiones.
En virtud del principio de resonancia, las emociones de una persona no sólo son sentidas sino
también captadas por otras. Por ejemplo, si se le acerca un individuo con ánimo abatido, usted
súbitamente también se siento deprimido; pero si el otro viene entusiasta y vibrante, usted se
contagia de ese estado emocional. Esto subraya que uno de los fundamentos de la inteligencia
emocional es manejar su nivel de energía: cuando uno está tenso y cansado, los problemas y
obstáculos le parecen más grandes de lo que son, y además uno es más susceptible de ser
“infectado” por la depresión anímica de otros. Por el contrario, si renueva sus energías y logra
mantenerse tranquilo y alerta, este estado emocional le comunica “inmunidad” natural y puede
también contribuir a que los demás se sientan menos agitados y mejore su estado de ánimo.
No se puede negar que todos tenemos nuestros días en que estamos alicaídos. Las razones no
faltan, y no hay remedios rápidos. ¿Qué es lo más realista que se puede hacer en tales casos?
He aquí algunas consideraciones:
Para tener larga vida una república tiene que vencer la envidia y el resentimiento. La mejor
manera de hacerlo es generar crecimiento económico con diversas industrias, iniciativas y
canales de oportunidad, de modo que toda familia tenga la oportunidad real de mejorar de
condición. Esta esperanza realista de un futuro mejor es indispensable para todos los miembros
de la sociedad. Sólo entonces la gente puede sentir en su corazón que el trabajo, la confianza,
la fe, la buena voluntad, la creatividad y la perseverancia traen su recompensa. En cualquier
organización surgen de tiempo en tiempo cuestiones de equidad. Si no se reconocen y se
resuelven, disipan la energía del grupo. Muchos aspectos de la equidad giran en torno del factor
equidad, sistema de equilibrio oculto que guía e influye en lo que la gente contribuye a
cualquier relación. Estos son algunos de los descubrimientos que se han hecho sobre dicho
factor.
No obstante, todo lo que se dice en contrario, un principio básico en las relaciones de trabajo
es que el individuo da para recibir. Esto no arguye codicia ni egoísmo sino sólo una
inconsciente expectativa de equidad y equilibrio. La frase “Después de todo lo que yo he hecho
por ustedes…” es una simple expresión de sentimiento interno de que lo que uno ha dado no
es igual a lo que ha recibido en cambio. A menudo lo que más cuenta no es nuestra intención
o esfuerzo, o el tiempo que hayamos contribuido a una relación, sino la percepción que la otra
persona tiene de estas cosas.
Más allá de la equidad, hay otra dimensión de la influencia: la comunidad de la cual formamos
parte. En épocas anteriores ésta era el pueblo o el vecindario en que vivíamos; pero hoy para
muchos el lugar donde trabajamos constituye nuestra principal comunidad. Es allí donde
buscamos respuesta a los problemas de la vida; es allí donde hacemos amistades, donde
esperamos ser apreciados y pertenecer, y donde podemos contribuir a la sociedad. Es también
el principal lugar donde aprendemos a crecer y donde descubrimos el significado de nuestra
vida. En su esencia, una organización puede verse como el reflejo de las creencias, principios,
ideas, esfuerzos, sentimientos y conducta de las personas que la integran. Nadie negará que el
ascenso hasta la cumbre es largo y penoso. La gente se cansa, se distrae, se descorazona, siente
la tentación de darse por vencida. El deber del líder es infundir ánimo a sus seguidores para
seguir adelante, guiar de acuerdo con las hondas corrientes de propósito y visión. Esto no
sucede sin ejemplo.
“El ser humano es parte de un todo que llamamos el universo. Se siente a sí mismo, sus ideas
y sentimientos, como algo separado del resto, sumergido en una especie de ilusión óptica de
su conciencia. Esta ilusión es como una impresión que nos limita a nuestros deseos personales
y a querer sólo a unas pocas personas íntimas. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esa
prisión, ampliando nuestro círculo de afectos para abarcar a todas las criaturas vivas y toda
la hermosura de la naturaleza.”
- Albert Einstein.
En este último pilar del CE, siguiendo nuestra exploración de la vida y el trabajo, introducimos
algunas de las maneras útiles en que la inteligencia emocional nos capacita para fluir con los
retos, transformar situaciones difíciles, sentir oportunidades, explorar territorios desconocidos,
cambiar las reglas y crear el futuro. Seguimos reuniendo los hilos de la inteligencia emocional
en formas que adelanten nuestra vida y trabajo, nuestro propósito y relaciones, nuestro
aprendizaje y legado.
El flujo intuitivo.
Los líderes se refieren a la intuición de distintas maneras: como su modo interior de conocer;
su sexto sentido; una corazonada; su ser profundo o su instinto; mientras que otros hablan de
guía interna. El diccionario la define como la “facultad de comprender las cosas
instantáneamente, sin razonamiento”. Como se observó en el capítulo 4, es una de las
cualidades más apetecibles en un empresario o un líder. Se relaciona íntimamente con la
inteligencia emocional y va más allá. Nos mueve, y en un nivel avanzado aprendemos a entrar
en un estado de flujo intuitivo a voluntad, no por casualidad. Nos ayuda a escuchar el corazón
para distinguir oportunidad de vulnerabilidad, verdad de política, profundidad de movimiento.
Intuición es una dimensión superior de la inteligencia emocional.
Estire sus capacidades. La entrada en estado de flujo ocurre cuando uno se dedica a
tareas que está aprendiendo a dominar, y luego aumenta el reto de manera que exija
más de sus capacidades.
En el mundo de los negocios, cuando alguien sale con una idea novedosa o creativa, o
“¿Cómo se podría poner eso en práctica en esta compañía?” Es una buena pregunta.
La respuesta es que cuando uno hace algo excepcional, casi nunca lo hace como
también el mejor aporte de los demás. Explora nuevos terrenos hasta el último minuto
posible y acaba creando algo más grande o aprendiendo algo valioso. A partir de allí se
basa en el hecho de que todos tenemos un sentido del tiempo, y usándolo podemos
presente. Con algo de práctica podemos hacer tales ajustes sensoriales en cuestión de
minutos. Esto nos hace más sensibles y adaptables. Innovamos más fácilmente. Nos
los sentimientos evocados durante ese momento. No es sólo la idea de algo futuro o
pasado; es sentir – e imaginar aun cuando sea muy brevemente que uno está realmente
allí, sentir la experiencia por uno mismo o imaginarse que es la otra persona, y
reflexionar sobre ello y posicionarse para hacer algo más eficaz ya tal vez innovativo
oportunidad.
porque lo capacita a uno para afrontar lo mismo que otros en su alrededor están
afrontando, pero con más fino instinto, y así responder con más cordura y originalidad
Como actividad personal, varios jefes han colocado una pequeña pizarra blanca en un
área de oficinas comunes, y están usando proyección cronológica para sus proyectos
papel que se fijan en la pared de la sala de juntas. Se escoge un problema del trabajo o
una idea creativa, y se escribe como encabezamiento de la hoja en letras grandes. Luego
nueva idea. Las notas Post-It se van pegando una por una en el diagrama, conectándolas
El diagrama nos estimula a ser flexibles no sólo en proceso sino en tiempo, y facilita
enlaces inesperados entre una idea y otra, un problema y una posibilidad. Entonces
vulnerabilidad u oportunidades ocultas. La razón para emplear notas Post-It es que son
movibles. Le permiten a uno salirse de pensar en líneas y casillas. Todo el que tenga
que ver con un proyecto puede cambiar la posición de diversas notas, planteando
área de oficinas comunes, y están usando proyección cronológica para sus proyectos
con seguridad, pero sí puede darle forma y ayudar a crearlo con su participación. El
El neurocirujano ruso A.R. Luria descubrió que los lóbulos frontales del cerebro toman
parte en un “programa que asegura no sólo que el sujeto reaccione a estímulos reales,
sino que, dentro de ciertos límites, prevé el futuro sintiendo la probabilidad de que
ocurra un determinado suceso, está preparado por si ocurre, y como resultado prepara
realizaciones humanas, dice Elliot Jaques, médico y psicólogo que ha pasado más de
En algunos casos los líderes no logran motivar a los empleados a usar su máxima
hipótesis, es una manera muy efectiva para asistir al empleado en la toma eficaz de
decisiones.
empleado parece rígido y anclado en las reglas. El individuo tiende a las reacciones
Percepción de la oportunidad.
“sexto sentido” intuitivo y sus instintos, junto con todas las demás modalidades de
Vale la pena recordar que los computadores tienen una tecla de “pausa”. El médico
Stephan Rechtschaffen sugiere que todos tengamos también un botón de pausa. Cuando
empiece a sentir ansiedad o presienta una oportunidad, haga una pausa. En una fracción
posibilidad parece no tener futuro, eche un vistazo adelante – un día, un mes, un año,
diez años, o lo que intuitivamente le parezca apropiado – y en seguida retorne. Haga
“El descubrimiento consiste en ver las mismas cosas que ven todos los demás y percibir
algo diferente.”
recomiendan:
Proponerse dejarse sorprender todos los días por algo nuevo. Si se ciñe a la rutina, nunca
percibirá la riqueza de posibilidades que lo rodean. Haga preguntas que no habría hecho
antes o exprese una honda creencia. Camine entre grupos distintos o por un parque o
corredor. Perciba lo que es único en ellos.
Los investigadores expertos aseguran que con la práctica se pueden ampliar otros
sentidos, no sólo para obtener más información sino también para percibir más allá del
campo normal de enfoque, para leer entre líneas e ir más allá de las palabras en las
atención una persona que está luchando, a fin de ofrecerle una palabra amable de
reconocimiento y asistencia.
de ritmo. Bill Gates se sienta en una mecedora durante las juntas y crea su propio ritmo
y flujo creativo, arrastrando a los demás consigo. Tom Jackson, presidente de Equinos,
inicia las reuniones con un minuto de silencio y reflexión. Utiliza este método para salir
del ritmo del trabajo, de distracción y urgencia, y hacer la transición a un espíritu más
energías de todos los seres vivos. El ser humano se determina a sí mismo por la manera
como elige crecer en virtud del principio unificador de la transformación, como lo llama
el biólogo George Land. Por eso uno de los principales resultados de este cuarto pilar
impulsos en una fuerza unificada para el cambio y crecimiento como persona, miembro
En las organizaciones, cuando los líderes les piden a los empleados que cambien y sean
más creativos, eso puede parecer una buena idea, pero en el fondo puede ser
desconcertante o asustador porque ser creativo es reconocer que, así como se puede
el futuro y tiene poco que ver con creatividad en los buenos tiempos que depende de
largos períodos de pacífico aislamiento y por lo general desaparece sin dejar huella en
presencia de un conflicto.
emocional. Ocurre progresivamente a lo largo del tiempo y del espacio. Es allí donde
necesita su sentido del humor. Es allí donde uno encuentra hasta dónde se pueden
acabado el impulso o el dinero, o las ideas chocaban contra una muralla incomprensión.
que aquellos hombres y mujeres hayan tenido menos problemas que los demás, sino
esta venta o cerrar este negocio, o aun cuando perdamos algo de dinero y tiempo, no
nosotros mismos y nuestras organizaciones para quedar mejor que antes. Y tenemos el
alcance es limitado y tiende a ser reversible. Lo podemos abandonar y volver a las viejas
energías de todos los seres vivos. El ser humano se determina a sí mismo por la manera
como elige crecer en virtud del principio unificador de la transformación, como lo llama
el biólogo George Land. Por eso uno de los principales resultados de este cuarto pilar
impulsos en una fuerza unificada para el cambio y crecimiento como persona, miembro
organizaciones, cuando los líderes les piden a los empleados que cambien y sean más
creativos, eso puede parecer una buena idea, pero en el fondo puede ser desconcertante
o asustador porque ser creativo es reconocer que, así como se puede tener éxito, también
mismo, de una idea, un producto, un servicio o toda una organización, puede influir
significativamente en el futuro y tiene poco que ver con creatividad en los buenos
largo del tiempo y del espacio. Es allí donde puede ocurrir el verdadero crecimiento de
las personas y su espíritu. Es allí donde se necesita su sentido del humor. Es allí donde
uno encuentra hasta dónde se pueden extender sus capacidades prácticas y creativas
Todos los hombres y mujeres notables a quienes ha conocido en el curso de los años
aceptando retos. Por medio del buen humor y el entusiasmo, lo mismo que de las
de las experiencias de la vida e interactuar con ellas en formas que nos permiten crecer
Es algo que uno mismo construye dentro de su vida. Lo construye de su propio pasado,
de su propio talento y comprensión, de las cosas que cree, de las cosas y personas que
ama, de los valores por los cuales está dispuesto a sacrificar algo. Los ingredientes están
allí. Usted es el único que puede reunirlos en ese patrón único que será su vida. Que sea
una vida con dignidad y significado para usted (Cooper & Sawaf).
preguntas que se dividen en seis preguntas por cada una de las prácticas de liderazgo.
Los participantes responden a cada una de estas preguntas en una escala tipo Likert de
descrita de 1 (casi nunca) hasta 10 (casi siempre). Kouzes y Posner (1997) mencionan
que el rango de la prueba de confiabilidad del alfa de Cronbach está entre 0,81 y 0,91
lo cual demuestra que el IPL es un instrumento válido y confiable (Cooper & Sawaf).
En el caso del presente estudio, las instrucciones del IPL se cambiaron, utilizando el
modelo empleado por Matviuk (2005, 2007). En lugar de pedir a los participantes que
evalúen a un líder real de su organización, se les instruyó que definieran cómo un líder
ideal debería comportarse, usando las preguntas, declaraciones y definiciones del IPL
Cronbach y luego análisis independientes relacionando cada variable de control con las
cinco prácticas de liderazgo y con las áreas de la inteligencia emocional y una vez
Todos los participantes cumplen con los requisitos expuestos para obtener la muestra.
su inteligencia emocional para definir las prácticas de liderazgo que no solo deben tener
ellos, sino también los líderes ideales de sus sectores (Cooper & Sawaf).
concluye que esta relación se da con las áreas de “valoración y entendimiento de las
actual está siendo más consciente de la inteligencia emocional que las generaciones
género, se concluye que las mujeres tienen más conciencia de sus propias emociones y
de las emociones de los demás que los hombres. También la relación positiva existente
que tienen un menor nivel educativo tienden a regular mejor sus emociones comparadas
con aquellos que tienen niveles educativos superiores (Cooper & Sawaf).
Finalmente, Desde la perspectiva de la relación existente entre las prácticas de liderazgo
personal” porque el puntaje aumenta en esta práctica a medida que aumentan los años
Por otra parte, la inteligencia emocional también puede juzgarse como una efectiva y
eficaz herramienta orientada al cambio organizacional e incluso personal. En cuyo caso,
la personalidad del líder en realidad no es un elemento de demasiada influencia, pues
el centro de atención se encuentra apoyado en el grupo y en la tarea que se va a realizar.
El líder debe concentrarse en decidir en qué momento debe motivar y en qué momento
debe instruir de una manera más transaccional a los miembros del grupo durante la
ejecución de la misma, tratando de reducir al máximo todas las barreras que ralentizan
o intervienen en el bienestar del proceso o los ejecutantes. Convirtiéndose en un factor
sumamente gravitante e influyente en factores como clima organizacional, ambiente de
tarea, comunicación y negociaciones o proyectos de expansión.
BIBLIOGRAFIA
LAS ORGANIZACIONES.
- Fienco Valencia, G., & Itúrburo, J. (2012). La inteligencia emocional en el éxito empresarial.
Ecuador.
Education.
colombianas. Cuadernos de Administración; Universidad del Valle; Volumen 28; No. 47;, 50.