Monografia Geo Social
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ACTIVIDAD ECONOMICA
Introducción………………………………………….. …………………….1
1. Características y significados del proceso de
globalización………………………………………………………………..4
De la internalización a la globalización. Definir la globalización: algunos rasgos
estructurales.
2. Principales componentes de la globalización.............................................8
puede derivarse del ingente stock de activos financieros que se mueven sin
control en los mercados y el premio Nobel de Economía, James Toben,
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propuso hace ya tres décadas la creación de una taza o impuestos que
agravase las transacciones financieras internacionales a corto plazo para así
desincentivar esos movimientos especulativos.
La organización espacial de estos flujos de capital es muy difícil de
establecer, aunque si en los años 60 y 70 su dirección predominante era
Norte- Sur, tras la crisis de la deuda en los 80 experimento una brusca
reorientación en favor de los movimientos entre países del Norte, con Estados
Unidos como principal área de atracción. No obstante, el significado
geográficos de unos movimientos de capital muy volátiles y en gran parte
deslocalizados, que apenas tienen reflejo sobre los territorios, es bastante
escasos.
Algo muy diferente es lo que ocurre con la inversión exterior directa (IED)
aquella realizada por una empresa en otro país con objeto de abrir una filial,
o bien de comprar empresas u otros activos locales (suelo, inmuebles…) e
implantarse en ese territorio. En las dos últimas décadas también se han
difundido con rapidez las denominadas nuevas formas de inversión, en donde
la aportación prioritaria de capital se sustituye ahora por alianzas estratégicas
con empresas locales para realizar proyectos conjuntos, controlar mercados,
etc. A diferencia de comercio exterior o la inversión en cartera, la IED se
traduce en un trasvase de capacidad productiva y empleo. Es origen de
diversos flujos espaciales (mercancías, capitales, trabajadores, tecnología,
ordenes, información…) y tiene cierta permanencia temporal, aspecto que la
dota de una mayor consistencia territorial.
Más allá de las oscilaciones cíclicas inherentes al cambiante dinamismo de
la economía mundial, la IED crece en las últimas décadas a un ritmo muy
superior al registrado por la producción y el comercio internacionales. Según
la UNCTAD (conferencia de Naciones Unidas del comercio para el comercio
y el desarrollo) mientras en 1980 su volumen total fue de 54.945 millones de
dólares, esa cifra se elevó a 202.782 en 1990 y hasta 1.491.934 en 2000. El
constante aumento en número de firmas que optan por una estrategia de
transnacionalización, junto con los importantes movimientos de capital
protagonizados por las fusiones y absorciones en determinados sectores
(banca, medio de comunicación, electrónica e informática, campañas aéreas,
distribución comercial, telecomunicación…) que a menudo afectan a
empresas de países diversos empeñadas en alcanzar una escala mundial y
un control oligopolistico del mercado, el volumen de capital invertido en
procesos de fusión/absorción de campañas fue de 150.000 millones de
dólares en 1990, de 186.000 millones en 1995 y de 1.136.000 millones en
2000. Si en la primera fecha el sector más afectado fue el industrial (53 % de
la inversión total), seguido por los servicios (45%) al finalizar el siglo se había
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Producido ya una inversión en la jerarquía, siendo siendo mucho más
importante las fusiones y absorciones dentro del sector terciario (73% de la
inversión total) que del industrial (26%), en tanto el sector primario solo
mantiene unas cifras residuales. (1%).
Como en los casos anteriores, la distribución espacial no ha quedado al
margen de todo ese conjunto de transformaciones, reforzando también en
este caso la secular hegemonía ejercida por Europa Occidental, América del
Norte y Japón, que en 2000 concentraron un 80% de las llegadas de capital
asociadas a la IED y hasta un 90% de las salidas registradas.
Los densos flujos de capital en el interior de una Europa sin fronteras que
limiten su circulación explican su primacía actual sobre cualquier otra región.
Frente al carácter netamente exportador que presentan tanto esta como
Japón destaca la situación inversa de Estados Unidos- y, en consecuencia en
toda América del Norte-con un ritmo anual de incrementos en cuanto a la
recepción de capitales solo superado por el de China en la última década,
poniendo una vez mas de manifiesto la exclusión de casi todo el continente
Africano, la modesta inserción aun de la ex Unión Soviética y la Europa
oriental, o el escaso volumen proporcional recibido por América Latina y el
Asia Sudoccidental.
Ese desigual interés del capital internacional por los países y regiones del
tercer Mundo se acompaña por una valoración también muy desigual respecto
a los beneficios y riesgos potenciales que pueden derivarse de su presencia.
Los defensores de incentivar la inversión extranjera suelen destacar que
esa inyección de capitales en economías con escasos excedentes internos
pueden promover nuevas actividades, crear empleos directos e inducidos y
generar nuevas fuentes de ingresos, difundir tecnologías y buenos prácticas
de gestión entre el empresariado local, aumentar las exportaciones y acceder
a nuevos mercados. No obstante, también existen contrapartidas que, en
ocasiones, pueden ser muy elevadas. Por un lado, las entradas netas de
capital se ven atenuadas por la repatriación de benéficos (un 30% de la
inversión realizada en promedio) y las ayudas concedidas a menudo por los
gobiernos para atraer a las empresas (subvenciones y exenciones fiscales,
cesión de suelo…). Al tiempo, existe el riesgo de utilizar algunos territorios de
estos países como simple plataforma de exportación, con plantas de
ensamblaje que generan escasos efectos multiplicadores sobre el entornan
además de provocar un aumento de las importaciones (de componentes,
servicios, etc.) que moderan el saldo positivo de la balanza comercial. La
explotación de una mano de obra sin apenas derechos, cuando lo que es un
simple abaratamiento de costes, o los daños ambientales derivados de una
explotación intensiva y con escasa restricciones de los recursos naturales,
resultan consecuencias también visibles en bastante ocasiones. Solo un
análisis individualizado de los impactos ocasionados por la IED sobre cada
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territorio podrá, pues, permitir un diagnostico cuyo balance final-positivo o
negativo-no está determinado de antemano.
INTERNACIONALES.