El Secreto Profesional

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EL SECRETO PROFESIONAL

El secreto profesional es un deber del profesional, este le dice al profesionista que no


tiene derecho de divulgar información que le fue confiada para poder llevar a cabo su
labor, esto se hace con el fin de no perjudicar al cliente o para evitar graves daños a
terceros.

El secreto profesional es la obligación legal que tienen ciertas profesiones de mantener


en secreto la información que han recibido de sus clientes. Al contrario de lo que ocurre
con tipos de deberes de confidencialidad, el secreto profesional se mantiene incluso en
un juicio.

Entre estos profesionales, cabe citar como casos más típicos el abogado, el médico,
el enfermero, el psicólogo, el periodista el trabajador social. Sin embargo, también
puede haber otros casos de asesores o servicios que tengan ese tipo de obligación, por
ejemplo los asesores fiscales (a veces incluidos dentro de los abogados) o las compañías
de seguros.

El secreto en los profesiones ha tenido un tratamiento antiguo en las diferentes


costumbres y legislaciones. En el juramento Hipocrático se menciona – “todo lo que
viere u oyere en mi profesión o fuera de ella, lo guardaré con sumo sigilo”. El juramento
hebreo de Asaf que data de los siglos III y VII reza “no revelarás secretos que se te
hayan confiado”, la tradición católica da un lugar especial a la confidencialidad en el
Sacramento de Reconciliación o Confesión (Secreto de Confesión).
Pero para muchos analistas del tema, el secreto impuesto a determinadas actividades
deviene de la época de los romanos. Por supuesto, aplicado en términos generales
primero y luego en forma más específica a ciertas profesiones. En esa época existían
dos formas de explicar la existencia de este secreto profesional: la «conmiso», en virtud
de la cual la obligación de secreto se imponía debido a la existencia de una convención
anterior a la confidencia, lo cual hacía convertir el acto de confidencia y recepción en
una especie de pacto. La otra forma era la «promiso», que, al revés de lo antes señalado,
suponía que primero se entregaba la confidencia y luego, inmediatamente de recibida,
nacía para el depositario, por el solo hecho de la confidencia, la obligación de no
revelarla. En el Corpus Juris del Derecho Romano, Digesto, (Ley 25 de Test. XXII, V)
se hace referencia a la obligación de no propalar secretos respecto de abogados,
procuradores y escribanos.
En la actualidad todas las profesiones establecen de diferentes maneras y en forma
continua el derecho de las personas a la confidencialidad de aquellas informaciones
obtenidas a lo largo de la relación con un profesional. Modernamente los códigos
consideran que esta norma no es absoluta, es decir, que se consideran que hay
situaciones particulares en las cuales no es obligatorio el secreto profesional, incluso en
muchos casos se fijan explícitamente aquellas excepciones a la norma

Clasificación del secreto profesional


Existen tres clases de secretos:

1. El secreto natural es independiente de todo contrato, se extiende a todo lo que,


ya sea descubierto por casualidad, por investigación personal o por confidencia,
y no puede divulgarse. Aunque el depositario del secreto no haya prometido
guardar secreto, ni antes ni después de habérsele manifestado el hecho o de
haberlo descubierto, está obligado a callar, en virtud del precepto moral que
prohíbe perjudicar a los demás sin motivo razonable.
2. El secreto prometido nace de un contrato, de la promesa de guardar silencio
después de haber conocido el hecho, ya sea por casualidad, por investigación
personal o por confidencia espontánea o provocada. Un mismo secreto puede
ser a la vez natural y prometido. Será natural cuando la cosa de suyo requiera
sigilo, pero si además va acompañado de una promesa, también será prometido.
3. El secreto confiado también dimana de una promesa explícita o tácita hecha
antes de recibir la confidencia de lo que se oculta. Se le comunica que
previamente ha prometido, expresa y tácitamente por razón de su oficio o al
menos de las circunstancias, guardar silencio, y le es participado lo que se
mantenía oculto, añadiendo que se le revela confiado en su promesa bajo el
sello del secreto. El secreto pasa entonces a ser estrictamente confidencial o
profesional; confidencial, cuando la confidencia se ha hecho a un hombre que
está obligado por razón de su oficio a prestar ayuda o a dar consejo. Profesional
cuando se ha confiado, ya de palabra, ya en sus acciones, a un hombre a quien
su profesión obliga a asistir a los demás con sus consejos o cuidados, por
ejemplo: abogado, contador, médico, sacerdote, consejeros de oficio.

PRINCIPIO ÉTICO DE CONFIDENCIALIDAD


La relación Contador Usuario es el elemento primordial en la práctica
profesional. Esta relación se basa en la confianza mutua, cuyo basamento
fundamental está en una estricta reserva profesional. Esta reserva implica
el compromiso de no revelar ninguna información confidencial obtenida
durante un desempeño profesional, excepto cuando el cliente lo permita o
en los siguientes casos:

 Para cumplimiento de una citación ante jueces de la República.

 Para dar información a la auditoría externa.

 Para la solicitud de información de una Entidad Estatal de


supervigilancia, Junta Central de Contadores o en los eventos que la
reserva sea levantada por la Ley.

Cuando se ejerce la Auditoría, el cliente debe tener la seguridad de que


este principio es aplicado por el auditor, pues para realizar el examen, la
empresa debe desnudar hasta sus más íntimos secretos, y no se puede
ocultar ninguna información a quien debe elaborar el diagnóstico sobre la
misma.

“Los contadores profesionales tienen la obligación de respetar la


confidencialidad de la información relacionada con los negocios de los
clientes o empleadores, obtenida en el desarrollo de servicios
profesionales. El deber de confidencialidad permanece aún después de
terminada la relación entre el contador profesional y el cliente o
empleador.

La confidencialidad debe ser observada siempre por un contador


profesional a menos que una autoridad específica haya dispuesto revelar la
información o exista obligación legal o profesional para revelar.
Los contadores profesionales tienen la obligación de asegurar que el
personal bajo su control y las personas de quienes se obtiene consejo y
asistencia respetan el principio de confidencialidad.

La confidencialidad no es solamente un asunto de revelación de


información. También requiere que un contador profesional que está
adquiriendo información en el curso del desempeño de los servicios
profesionales ni usa ni parece que usa esa información para ventaja
personal o para ventaja de una tercera parte.

Un contador profesional tiene acceso a mucha información confidencial


respecto de los negocios de un cliente o empleador, la cual de otra manera
no es revelada al público. Por consiguiente, el contador profesional debe
asegurarse de no hacer revelaciones no autorizadas a otras personas. Esto
no aplica a la revelación de tal información en orden a descargar
adecuadamente la responsabilidad del contador profesional de acuerdo con
los estándares de la profesión.

Es de interés público y de la profesión que los estándares de la profesión


relacionados con la confidencialidad definan y orienten sobre la naturaleza
y extensión de la obligación de confidencialidad y de las circunstancias en
las cuales se debe permitir o requerir la revelación de información
adquirida durante el curso de la prestación de servicios profesionales.

Debe reconocerse, sin embargo, que la confidencialidad de la información


es parte de los estatutos o de las leyes comunes y por consiguiente los
requerimientos éticos detallados dependerán de la ley del país de cada
asociación miembro.

Los siguientes son ejemplos de los puntos que se deben considerar en la


determinación de la extensión en la cual se puede revelar información
confidencial:

(a) Cuando la revelación es autorizada. Cuando la autorización


para revelar es dada por el cliente o empleador debe considerarse
el interés de todas las partes incluyendo aquellas terceras partes
cuyos intereses puedan ser afectados.

(b) Cuando la revelación es requerida por ley. Son ejemplos de


cuándo un contador profesional es requerido por ley para revelar
información confidencial:
(i) para producir documentos o para presentar evidencia en el
curso de procedimientos legales; y
(ii) para revelar a las autoridades públicas apropiadas las
infracciones a la ley.

(c) Cuándo revelar es un deber o un derecho profesional:


(i) para cumplir con estándares técnicos y requerimientos
éticos; tal revelación no es contraria a esta sección,
(ii) para proteger los intereses profesionales de un contador
profesional en procedimientos legales;
(iii) para cumplir con la revisión de calidad (o de pares) de
una asociación miembro o cuerpo profesional; y
(iv) para responder un requerimiento o investigación de una
asociación miembro o de un cuerpo regulador.”

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