Criminologia
Criminologia
Criminologia
y las ciencias
penales y del
control social
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Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
1. Concepto de criminología............................................................... 7
2. Objeto de la criminología................................................................ 10
2.1. El problema de la delimitación del objeto material ................... 10
2.2. Identificación del objeto múltiple de la criminología ................ 11
2.3. Por qué una concepción extensa del objeto material de la
criminología ................................................................................ 12
2.4. Objetivos de la criminología ...................................................... 14
4. El método de la crimonología........................................................ 21
5. La comunidad científica.................................................................. 28
9. Crisis de la criminología.................................................................. 43
Resumen....................................................................................................... 45
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 47
Solucionario................................................................................................ 49
Glosario........................................................................................................ 50
Bibliografía................................................................................................. 51
© FUOC • PID_00247556 5 La criminología y las ciencias penales y del control social
Introducción
Objetivos
Los objetivos que deberéis alcanzar una vez trabajados los contenidos de este
módulo son:
1. Concepto de criminología
Una definición poco arriesgada y poco controvertida sería aquella que entien-
de la criminología como la ciencia multidisciplinar que se ocupa del estudio
del delito y el control social. Con todo, y a pesar de su brevedad, es cuestio-
nada en todos sus elementos. Se puede discutir, en principio, el carácter de
ciencia o su autonomía con respecto a otros ámbitos del conocimiento. Más
adelante tendremos ocasión de detenernos en el análisis de las relaciones con
disciplinas afines y de la problemática de la crisis de la criminología. También
se cuestiona el carácter multidisciplinario o interdisciplinario. Este es un as-
pecto que, de hecho, está muy relacionado con el problema de la autonomía
científica. La vocación y la conciencia de interdisciplinariedad están muy aso-
ciadas a los orígenes de la criminología. En la actualidad no faltan autores
que advierten sobre la necesidad de preservar el espíritu multidisciplinar fun-
dacional, y lo vinculan con la necesidad de una visión abierta e integradora
(Jeffery, 1990). Sin embargo, por otra parte, otros autores han defendido que la
madurez de la criminología como ciencia depende de que sea capaz de superar
la etapa de multidiciplinariedad y que defina un objeto y método propios, lo
cual permitirá la necesaria diferenciación respecto a otras ciencias sociales y
jurídicas (Garrido, Redondo, Stangeland, 1999). Como se podrá comprobar en
los siguientes apartados, cuestiones relativas al concepto y la autonomía están
directamente vinculadas con las del objeto y el método.
© FUOC • PID_00247556 8 La criminología y las ciencias penales y del control social
El término criminología empezó a ser utilizado por el jurista italiano Garofalo Lectura recomendada
(1885), quien, junto con Lombroso y Ferri, asentó a finales del siglo XIX, y for-
La obra de Raffaelle Garofa-
mando la llamada «scuola positiva» italiana, los cimientos de la criminología lo Criminología (1885) puede
científica. Desde el punto de vista terminológico, Garofalo marcó la pauta que considerarse una de las apor-
taciones pioneras de la crimi-
después ha seguido la comunidad científica, a pesar de que Lombroso, aunque nología. Además del original
en italiano hay una traduc-
todos le reconocen en mayor o menor medida la «paternidad» de la ciencia,
ción al castellano de Pedro
utilizaba la expresión antropología criminal, y Ferri, la de sociología criminal. Dorado Montero (1922).
Algunos autores optan todavía por dejar fuera la reacción y el control social,
que atribuyen a la penología (Rodríguez Manzanera, 2009), pero no puede
considerarse esta la concepción dominante. Las definiciones más actuales y
próximas parten de una concepción amplia, como por ejemplo, la de Hassemer
y Muñoz Conde, o la de García-Pablos.
Hassemer y Muñoz Conde (1989) entienden la criminología como la «ciencia que estudia
la delincuencia y los sistemas penales utilizados para su control».
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En el mismo sentido que Hassemer y Muñoz Conde pero de manera más exhaustiva,
García-Pablos (1991, 2007) define la criminología como la «ciencia empírica e interdis-
ciplinaria que se ocupa del estudio del crimen, de la persona del infractor, la víctima y
el control social del comportamiento delictivo, e intenta suministrar una información
válida, contrastada, sobre la génesis, dinámica y variables principales del crimen –con-
templado éste como problema individual y social–, así como sobre los programas de pre-
vención eficaz del mismo, las técnicas de intervención positiva en el delincuente y los
diversos modelos o sistemas de respuesta al delito».
© FUOC • PID_00247556 10 La criminología y las ciencias penales y del control social
2. Objeto de la criminología
El concepto de crimen, en tanto que traducción del término inglés crime, pue-
de ser considerado sinónimo de delito, aunque en las lenguas latinas sirve para
designar los delitos más graves. El Código penal español, como otros del área
cultural más próxima, utiliza sólo la palabra delito y no el término crimen, pero
el Código penal francés distingue entre crimen y delito según la gravedad.
Las definiciones que pretenden ir más allá difícilmente suscitan consenso, da-
do que se basan en uno u otro modelo teórico no asumido por toda la comu-
nidad científica, o pecan de reduccionismo y a pesar del interés que puedan
tener para ayudar a la comprensión de la realidad delictiva, difícilmente pue-
den aplicarse a todo el espectro de conductas delictivas. Como ejemplo, po-
demos encontrar la definición de Gottfredson y Hirschi.
El delito es «un acto que comporta una gratificación simple e inmediata, pero pocos be-
neficios a largo plazo; es estimulante y arriesgado, pero requiere poca destreza y planifi-
cación, y generalmente produce pocos beneficios para el ofensor, a la vez que impone
costes elevados a la víctima».
© FUOC • PID_00247556 12 La criminología y las ciencias penales y del control social
El sistema de justicia penal se ocupa del control social formal, mientras que el
control social informal es ejercido por otras instancias sociales, como la fami-
lia, la escuela u otros grupos con capacidad de incidir sobre el comportamien-
to de los individuos en la sociedad.
Las razones por las que se impone la necesidad de una concepción amplia del
objeto material de la criminología son diversas:
1)�La�relatividad�histórica�y�cultural�del�concepto�de�delito. El estudio de
la evolución de las sociedades y la comparación entre los diversos sistemas
jurídicos revela diferencias en lo que, en cada lugar y momento, se define
como hecho delictivo y merecedor de una respuesta penal.
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3)�El�delito�no�se�puede�entender�al�margen�de�los�procesos�de�desviación�y
control�social. Las pretensiones de ampliar el objeto de la criminología hasta
el punto de comprender todo el comportamiento desviado han sido criticadas
con el argumento de que eso supondría una extensión excesiva del objeto de
estudio y que el concepto de desviación es todavía más ambiguo y relativo que
el de delito. También se ha dicho que eso haría inseparable la criminología
de la sociología de la desviación. Pero una buena parte de la delincuencia no
se puede comprender si no se considera como manifestación de un compor-
tamiento desviado. Una gran cantidad de delincuentes tienden a ser versátiles
en sus conductas delictivas y antisociales, y el conocimiento de éstas es útil
para la prevención del delito y el tratamiento de la delincuencia.
Realismo jurídico
Kleinschrod define la política criminal como «el conocimiento de los medios que el le-
gislador puede y debe hallar, según la especial disposición de cada Estado, para impedir
los delitos y proteger el derecho natural de sus súbditos».
Poco después utiliza esta expresión Anselm von Feuerbach (1799), que caracteriza la po-
lítica criminal como «la sabiduría del Estado legiferante» o, de una manera más concre-
ta, «el conjunto de procedimientos represivos con los que el Estado reacciona frente al
delito» (1823).
Para algunos es una rama de la sociología general, pero otros la consideran una
subdisciplina jurídica. Comprende temas como el derecho y los movimientos
sociales, el pluralismo jurídico, el acceso a la justicia o la globalización. Coin-
cide con la criminología en el recurso a la investigación empírica con metodo-
logía de las ciencias sociales, pero su campo va más allá que el del delito. Pero
no se trata de una relación de género en especie, dado que la criminología es
más que una mera «sociología del derecho penal».
En general, la victimología es considerada por los criminólogos como una ra- Orígenes de la
ma de la criminología, la cual puede valer con respecto a la «victimología pe- victimología
nal», la que se limita a las víctimas de hechos delictivos; pero no hay que ol- La victimología surge a media-
vidar que también desde un importante sector se reivindica una «victimología dos del siglo XX como un in-
tento de superar la tradicional
general» que se ocupa también de las víctimas de guerras y catástrofes natu- ignorancia de la víctima por
parte de la criminología. En to-
rales. do caso, la criminología tien-
de progresivamente a integrar
dentro de su temática los as-
La seguridad es un espacio conceptual en progresiva expansión que se extien- pectos relativos a la víctima del
delito.
de hasta ámbitos que son propios de los objetivos y temática de la criminolo-
gía. Dentro de este campo se tiene que considerar no sólo la seguridad pública
vinculada a las funciones tradicionales de los cuerpos y fuerzas de seguridad o
la seguridad privada, en clara expansión como fenómeno social y como sector
económico, sino también el concepto de seguridad en el espacio urbano (ur-
ban security), con múltiples ramificaciones y en clara conexión con la preven-
ción del delito, entendida como tarea que va más allá de las funciones propias
del sistema de justicia penal y que implica actores públicos y privados de la
comunidad. También se pueden considerar los ámbitos de la seguridad vial, la
seguridad laboral y algunos aspectos de la salud pública y la gestión de emer-
gencias. Más allá de las diferencias de lenguaje o de procedencia académica,
la vocación de la criminología no puede ser sino integradora, fiel a su com-
promiso con la interdisciplinariedad; de hecho, hay una tendencia evidente
a acoger aspectos relativos a la seguridad en los currículos formativos de los
criminólogos.
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4. El método de la crimonología
A veces, la propia ley requiere un juicio sobre el futuro comportamiento del sujeto, como
sucede en la legislación española (que no es en eso, ni mucho menos, una excepción),
con el informe de reinserción social requerido para la concesión de la libertad condicio-
nal. En amplios sectores reina la desconfianza con respecto a los estudios predictivos, y se
cuestionan los intentos de adoptar modelos propios de las ciencias experimentales (como
por ejemplo, los de la previsión meteorológica) a la previsión del comportamiento crimi-
nal. La cuestión contiene, además, un intenso trasfondo político. La idea de peligrosidad
criminal ha estado firmemente rechazada por lo que tiene de etiquetadora y segregado-
ra, relacionada con una política criminal hiperintervencionista y antigarantista que no
pretende no erigir el concepto de «estado peligroso» en ningún sitio del hecho delictivo
como presupuesto de intervención penal. Por eso, en la actualidad se recurre al concepto
de evaluación�del�riesgo. El riesgo delictivo, a diferencia del de peligrosidad criminal, es
dinámico y graduable y se le puede reconocer una funcionalidad práctica superior, me-
nos ligada a un juicio individual sobre el sujeto. La elaboración de criterios de evaluación
del riesgo es uno de los campos donde se puede hacer más visible el interés social de la
investigación criminológica, aunque no es del todo inmune a las dificultades expresadas.
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5. La comunidad científica
cional cada tres años. También hay que destacar la Sociedad Americana de Cri- La Sociedad Internacional de
minología, o la Sociedad Europea de Criminología, que organizan congresos Criminología, creada en el año
1938, es una organización no
anuales. Hay sociedades de áreas temáticas más específicas, como la Sociedad gubernamental que tiene co-
mo objetivo promover activi-
Mundial de Victimología. dades e investigación, dirigi-
das a mejorar el conocimiento
del fenómeno criminal interna-
En España existe la Sociedad Española de Investigación Criminológica, naci- cionalmente. Tiene el estatuto
consultivo en la Organización
da en el año 2000 con el objetivo prioritario de promover la investigación y de las Naciones Unidas y en el
Consejo de Europa. Se puede
los estudios criminológicos en el ámbito académico e institucional. Desde su encontrar más información en
creación ha vivido un proceso de progresiva consolidación, que se manifiesta su página web.
El delito tiene que ser visto, pues, como un hecho social, cuyas causas
y consecuencias implican diversos protagonistas, concretamente el de-
lincuente, la víctima y la comunidad como espacio relacional donde
diversas personas pueden estar directa o indirectamente relacionadas.
Es cierto que esta visión tridimensional del delito requiere introducir algunos
matices, considerando que en algunos hechos delictivos la figura de la víctima
puede resultar difuminada o incluso ausente (los llamados «delitos sin vícti-
ma», como podrían ser los delitos contra intereses sociales o estatales), o que-
dar confundida con la sociedad, reducida a una existencia simbólica. Y tam-
bién la afectación de las relaciones sociales puede aparecer más «idealizada»
e imperceptible en delitos donde el impacto social real es relativo, o incluso
pueden suscitar un débil reproche social, como la corrupción o el delito fiscal
en determinados países. Pero es, en todo caso, una visión necesaria si se quiere
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rehuir enfoques reduccionistas, como los que han considerado que el proble-
ma de la criminalidad tiene que ser planteado y resuelto meramente como un
problema de personas que cometen delitos.
Diversas teorías nos aportan argumentos que nos permiten saber que el delito
no puede ser visto como un hecho aislado. Así, el interaccionismo�simbólico
muestra cómo el hecho delictivo es el resultado de la interacción entre diversos
elementos. La desviación social no es un atributo del propio individuo, sino
un proceso dinámico integrado en dos partes: los que aplican las normas y los
que las infringen. Un comportamiento es vivido realmente como desviado y
moviliza la respuesta social no por el hecho de que esté teóricamente definido
por la ley como tal, sino porque se activan los mecanismos que determinan
su persecución efectiva, que pueden derivar del hecho de que alguien que se
considere legitimado para hacerlo lo denuncie o que se rebase el umbral de
tolerancia que hasta un determinado momento ha hecho socialmente sopor-
table la falta de reacción ante el hecho.
6.2. El delincuente
El estudio del delito comporta el estudio de las causas y las circunstancias que
llevan a una persona a cometer delitos. La criminología estudia la influencia
que tienen sobre los delincuentes los factores biológicos, socioculturales, edu-
cativos o situacionales. Las diversas teorías criminológicas ofrecen respuestas
diferentes a la pregunta de por qué una persona comete delitos; en algunos
casos poniendo el acento en los aspectos individuales, en otros en los de ca-
rácter social o relativos al aprendizaje. De esta manera, permiten comprender
la criminalidad y la manera de predecirla, prevenirla y tratarla. También se
estudian las diferencias individuales y cómo la edad, el sexo, la personalidad
o la inteligencia representan un riesgo diferencial de cometer delitos. De for-
© FUOC • PID_00247556 32 La criminología y las ciencias penales y del control social
6.3. La víctima
Sin embargo, hoy en día, aparte de las cuestiones de tipo disciplinario, hay un
consenso a la hora de reconocer que la criminología se ha de ocupar también
de la víctima por medio del estudio de las causas del delito, del análisis de la
fenomenología criminal y de los aspectos más aplicados, como la prevención
del delito y la respuesta al delito. La preocupación por la víctima se manifies-
ta, así, en el estudio de los factores de riesgo de convertirse en víctima y la
contribución de ésta a la génesis del delito, en el papel de la víctima en la
prevención de su victimización, en los derechos de las víctimas y su posición
en el sistema de justicia penal y en la asistencia a las víctimas como objetivo
de la política social.
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mente la visión del juez como mero ejecutor autómata de la voluntad legisla-
tiva, se impone reconocer que los jueces disponen de un poder de hecho y que
en la tarea de interpretar las leyes proyectan valoraciones sociales y adoptan
decisiones de gran trascendencia. A pesar de la resistencia a reconocerlo en el
discurso jurídico, desde un prisma político-criminal y criminológico no hay
duda que los jueces no sólo aplican, sino que crean derecho. Además de la
interpretación, hay que tener en cuenta que la ley abre a menudo espacios de
discrecionalidad que no sólo permiten, sino que exigen decisiones de carácter
político-criminal con respecto a cuestiones como cuál es la pena adecuada a
la culpabilidad del sujeto o a sus posibilidades de reinserción social.
Los tiempos han cambiado hasta el punto de que el terrorista no sólo ha dejado
ya de ser tratado como delincuente «político» para ser reconocido como sim-
ple delincuente, sino que se pretende expulsarlo de la sociedad civil e incluso
negarle la condición de persona. Tras él, otros «sujetos de imputación penal»,
«entes perpetradores de ilícitos penales» con competencia especial para que-
brantar la vigencia de la norma se encuentran en trance de quedar situados
«fuera del sistema». La construcción de Jakobs desborda el marco del Estado
de derecho, anclado en el valor nuclear del respeto a la dignidad humana.
Uno de los contenidos esenciales de este modelo de Estado es precisamente el
reconocimiento de todo ser humano como persona y la imposibilidad de la
definición de categorías de personas como enemigos del sistema, por lo que
no debe causar extrañeza que muchos vean en esta construcción teórica un
renacimiento del pensamiento totalitario.
Las políticas aplicadas en algunas partes de Estados Unidos son una muestra
de los riesgos de deriva de la política criminal hacia impulsos puramente de
defensa y de ley y orden, como la «tolerancia cero», aplicada en Nueva York
en los años noventa, o en Ciudad de México, que tiene como objetivo com-
batir la delincuencia callejera de baja intensidad y actúa también sobre com-
portamientos expresivos de marginalidad social en el espacio urbano, como la
prostitución callejera. Pese al impacto en la reducción de la pequeña crimina-
lidad a corto plazo, se ha criticado sus efectos negativos a medio y largo plazo
y el aumento de gasto público, tanto en el sector policial como en el judicial
y el penitenciario. También se situaría en esta línea el modelo californiano de
three strikes an you’re out, que consiste en imponer penas de larga duración a
los infractores reincidentes que cometen delitos poco graves.
8.5. El abolicionismo
Esta posición doctrinal se apoya fundamentalmente en algunos de los postu- Otros abolicionistas
lados de la criminología crítica. Se han dado posturas más matizadas, como la
También son próximas al abo-
de Christie (1984), al denunciar el papel que ejerce el derecho penal cuando licionismo las propuestas de
sustrae el conflicto de manos de sus legítimos interesados, lo que ha servido Baratta, Melossi, Pavarini o
Bergalli.
de base al abolicionismo, pero también a las propuestas de establecer sistemas
extrajudiciales de resolución del conflicto compatibles con el mantenimiento
del sistema penal. Christie ha moderado algunas de sus propuestas y ha reco-
nocido posteriormente el valor del sistema de justicia criminal respecto a cier-
tas formas de criminalidad, sobre todo aquellas en que hay una desigualdad
manifiesta entre autor y víctima.
Por una parte, la idea del «derecho penal mínimo», de Ferrajoli, comparte con
ciertas corrientes abolicionistas la crítica al derecho penal, pero no trata de
oponer al mismo la utopía de su abolición, sino la solución realista de una
intensificación del garantismo. La pena se justifica en términos utilitarios en
tanto que mal menor frente a la anarquía punitiva, y su finalidad no es otra
que la minimización de la violencia social. Por ello, se impone un uso mínimo
del sistema penal y especialmente de su expresión más negativa, la pena de
prisión. Una crítica que ha recibido esta propuesta es que no se ha traducido en
un programa político-criminal estructurado y viable. Además, entre quienes se
vienen expresando a favor del garantismo como respuesta al expansionismo,
cabe establecer significativas diferencias, pues mientras en algunas opiniones,
más próximas a Ferrajoli, se percibe una opción de tipo más idealista y muy
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Países escandinavos
Los países escandinavos se caracterizan precisamente, en comparación con los países me-
ridionales, por una mayor intervención penal, como reflejan las cifras de condenas pe-
nales y de ingresos penitenciarios, además de por una mayor suavidad punitiva, que se
refleja en indicadores como la población penitenciaria. En los estudios criminológicos ha
despertado especial interés la evolución experimentada en Finlandia, con una drástica
disminución del uso de la pena de prisión.
En los últimos años se percibe una tendencia a que el sistema penal tenga
que satisfacer expectativas relacionadas con los intereses y necesidades de las
víctimas. Al tratarse de una tendencia que abre un amplio espectro de riesgos
y oportunidades, sería tan insensato desconocer los peligros como ignorar la
capacidad de la victimología para atraer nuevas sensibilidades e instrumentos
a la política criminal. Algunos autores han destacado los riesgos, como la pro-
moción de políticas de tipo punitivo, tal como ha sucedido en Estados Unidos.
9. Crisis de la criminología
3)�Una�ambivalencia�recurrente,�relacionada�con�la�contradictoria�natu-
raleza�de�la�política�criminal. Garland ha descrito esta situación planteando
el dilema entre dos tendencias, una criminology of the self, ocupada del estudio
de los delincuentes como «consumidores racionales», y una criminology of the
other, preocupada por los excluidos, los extranjeros y los desviados, como fo-
co de peligro de fobias sociales. Detrás de esta dualidad está la permanente
dicotomía entre la funcionalidad social a la que tiende el trabajo científico y
el compromiso social del criminólogo.
Resumen
Ejercicios de autoevaluación
1. El concepto de delito es...
a) cualitativa.
b) cuantitativa.
c) normativa.
d) interdisciplinar.
Solucionario
Ejercicios de autoevaluación
1.�c
2.�a
3.�d
4.�b
5.�c
6.�c
7.�d
8.�a
9.�a
10.�b
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Glosario
abolicionismo m Postura que propugna la abolición del derecho penal y su sustitución
por formas no punitivas de prevención y reacción ante el delito.
control social m Conjunto de mecanismos por los que la sociedad conduce al comporta-
miento de los individuos según pautas de conducta social normalizada.
delito m Comportamiento humano antisocial para el que la ley prevé la imposición de una
pena o medida de seguridad contra quien es considerado responsable.
derecho penal m Conjunto de normas jurídicas que definen como delito determinados
comportamientos humanos y prevén las penas o medidas de seguridad que hay que imponer
a las personas que son responsables.
incriminación f Proceso por el que pasan a definirse como delito hechos que hasta el mo-
mento no tenían esta consideración. El proceso contrario es conocido como desincriminación.
pena f Sanción impuesta por un órgano competente de la jurisdicción penal al sujeto de-
clarado responsable de haber cometido un delito.
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