El Mistico Murciano Abenarabi Monografias y Documentos I PDF
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IV
EL MÍSTICO MURCIANO ABENARABI
(MONOGRAFÍAS Y DOCUMENTO?.)
INTRODUCCIÓN
I
AUTOBIOGRAFÍA CRONOLÓGICA DE ABENARABI.
Dajáir OUÁV JI • . J L * . Í * . ,3 _ . .*
i. Nacimiento.
Abubéquer Mohámed Ben A'lí, de la tribu de Hátim el Tai,
más conocido por el noimibre de Abenarabi y por los títulos hono-
ríficos de Mohidín (Vivificador de la religión), El Xeij el Acbar
(El Doctor Máximo) y Aben Aflatún (El hijo de Platón), nació
en la ciudad de Murcia el 17 de ramadán del año 560 de la hé-
gira '(28 de julio de 1164), bajo el califato de Almostánchid en
Oriente y reinando en Murcia y Valencia Aben Mardanix, prín-
cipe independiente de la autoridad de los Almohades, cuyo tercer
2, Familia.
3. Educación literaria.
5. Maestros de espíritu.
Esto hace suponer que, una vez convertido, entregaríase con
empeño al estudio de los libros su fíes y, sobre todo, al trato con
los maestros de espíritu. Innumerable es la serie de éstos que
Abenarabi confiesa haber utilizado para su iniciación en la vida
sufí, durante su permanencia en Sevilla. Musa b. Imrán de aler-
tóla, en su casa de la mezquita Arradi, enseñábale a recibir las
inspiraciones divinas (2).
"Oímos a nuestro maestro Abuimrán Musa b. Imrán de Mértola,
en su casa, en la mezquita Arradi. en Sevilla, que le decía a Abulcásem
Benafir (el cual se negaba a dar crédito a los fenómenos que los su-
fíes tienen por ciertos): "; No hagas eso, Abulcásem, pues si lo haces,,
incurrirás en dos faltas!... etc.
"De este grado místico era mi maestro Abuimrán Musa b. Imrán el
de Mértola (3)."
"Uno de ellos encontré en Sevilla, que era de los más grandes mís-
ticos que he encontrado y que se llamaba Musa b. Imrán, el príncipe de
sn siglo (4)." [En este pasaje habla Abenarabi de los tres místicos cuya
virtud preternatural consiste en comunicar a los demás las inspiracio-
nes divinas en cada época. Del mismo maestro vuelve a hablar otras
veces] (5).
A comunicarse con los espíritus de los mulertos aprendió de
un famoso taumaturgo, Abulhachach Yúsuf, natural de Subárbol
(al oriente de Sevilla), que poseía la virtud de andar sobre las
aguas (6).
"De ellos también [de los cótobs o quicios de la jerarquía esotérica]
fué Abulhachach Yúsuf el de Subárbol [Nj.j ..*..£], alquería al oriente de
Sevilla, el cual era de los que andan sobre el agua y tienen trato familiar
con los espíritus (7)."
bio. alma mía! " Y desde aquel punto vino a ser el santo sin igual de
su época, pues salió de su tierra en seguida para hacer la peregrinación
a la Meca y luego se estableció en Alejandría, hasta que murió. Aunque
fué contemporáneo mío, no lo traté personalmente; pero Abulhasán el
Sevillano me refirió ios consejos ascéticos que Abdalá eí Mogauirí le
daba..."
6. Vida de aislamiento.
(1) Fotuhai, I. 241, 318, 722; II, X14, 234, 2Ó6; III, 442, 696, 705.
EL MÍSTICO MURCIAXO ABEJÍAHABI IIJ
" ; l l o h á m e c l . a c e p t a de tu m a e s t r o la s o l u c i ó n ! " V o l v i ó A b e n -
arabi sobre sus pasos y e n t r a n d o ele nuevo a la escuela, dispuesto
a p e d i r p e r d ó n a su m a e s t r o , vio lleno de e s t u p o r q u e éste, sin
dejarle p r o n u n c i a r u n a palabra, e x c l a m ó : " ¡ M o h á m e d ! , ¿será
p r e c i s o , p a r a q u e te s o m e t a s a m í , q u e en t o d o s los casos v e n g a
a r e c o m e n d a r t e esta sumisión el J á d i r en p e r s o n a ? " ( i ) .
8. Vida en común.
(1) Cfr. Asín. Escatología, 272, nota 1, Para la leyenda del Judío
errante, véase A. M. Killen "L'évolution de la légende du juif érrant"
apud Revue de íitt. comp, (enero-marzo, 1925). En este estudio se exa-
minan los precedentes de la leyenda en todas las literaturas, excepto
en la islámica.
(2) Fotuhat, T, 26S. •' ;
Il6 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA D E LA HISTORIA
D o s s a n t a s a n c i a n a s sirviéronle t a m b i é n d e m a e s t r a s de es-
p í r i t u : J a z m í n , sufí d e M a r c h e n a , y F á t í m a , de C ó r d o b a , e x t á t i -
ca de n o v e n t a y cinco a ñ o s de edad (4).
"Para cada uno de los grados o moradas del camino espiritual, v. gr„
ascetismo, abnegación, caridad., contemplación, etc., es indispensable
que exista en cada época un místico que sea el quicio cardinal o eje
(cotb) sobre el cual gire como punto de apoyo la práctica de los actos
propios de la respectiva morada en todos los que la ocupan en el mun-
do. Dios me permitió conocer al quicio de los místicos abnegados y vi
cómo esta virtud de la abnegación giraba sobre él, como sobre su qui-
cio rueda el ruejo del molino. Era ese tal Abdalá b. Alostads el Mauro-
rí, natural de la ciudad de Morón en tierra de Alandalus. El era el
cotb o cardenal de la abnegación en su tiempo. Yo me hice su discípu-
lo y lo traté personalmente por la gracia de Dios. Cuando me uní a él,
3e comuniqué lo que Dios me había revelado de ese excelso rango mís-
tico que poseía, y él sonriendo dio gracias a Dios."
"De los cansinas (2) propios de este grado de perfección, es el beber
agua putrefacta y amarga y encontrarla de sabor agradable y dulce.
Yo la bebí de manos de Abuabdalá b. Alostads el Mauro rí, el peregri-
no, uno de los discípulos predilectos del maestro Abumedín, el cual
lo apellidaba "el buen peregrino". Otro carisma de este grado con-
siste en que Zeid coma en vez de Amer, estando éste ausente, y, sin
embargo, quede éste harto con la comida que aquel otro comió en su
lugar... Este prodigio le acaeció también al peregrino antes citado,
Abumohámed (sic) el Maiirorí, con Abulabás b, Alhach Abumeruán en
Granada. Refiríómelo el mismo Abulabás (que fué el saciado sin ha-
ber comido) en casa del maestro de espíritu, asceta y devoto con-
sagrado al combate espiritual, Abumohámed el de Priego, conocido
por "El Xacaz" y me lo refirió en la misma forma que me lo había con-
tado el dicho Abumohámed el Maurorí, autor del prodigio."
"La causa de componer nosotros este libro (i) fué esta: cuando visité
al.maestro de espíritu, al santo Abumohámed el Maurori en la ciudad de
Morón, encontré en su casa el libro Secrefuin secretorum que el Filó-
sofo [Aristóteles] compuso para Dulcarnain [Alejandro MagnoJ cuan-
do por su debilidad no podía .ya seguir acompañándole en sus expedi-
ciones, Abumohámed me dijo: "Este autor trata del gobierno político
de este imperio mundano y yo desearía que tú intentases aventajarle es-
tudiando el gobierno del imperio humano en el cual nuestra felicidad
consiste." Accedí a su petición y en este libro he puesto de 'las ideas
relativas al gobierno político muchas más que las que en el suyo puso
el Filósofo, sin contar con que además demuestro en él algunas cosas
que el Filosofo descuidó de tratar acerca del gobierno del imperio gran-
de o macrocosmos, Lo redacté en menos de cuatro días en la ciudad de
Morón. El volumen del libro del Filósofo es un cuarto o un tercio del
volumen de este libro, el cual aprovecha no sólo para la instrucción del
cortesano que sirve a los príncipes, sino también para utilidad espiri-
tual de todo el que marche por el camino de la vida futura/'
Al pasar por Marchena, asiste a las conferencias filosófi-
cas de un maestro impío, cuyo libro de texto arrebata indignado
de sus manos (2).
'' Yo vi en manos de una persona, en Marchena de los Olivos, cierto
libro de un autor infiel, titulado El Grado excelente A Ü A Í I X I ¿UJ' ,*JÍ)
Era la primera vez que yo veía aquel libro. Tomólo de sus manos, lo
abrí para ver qué contenía y la primera cosa que cayó bajo mí vista
fué: "Yo quiero en este capítulo que examinemos cómo fabricaremos
un Dios en el mundo." Pero no decía "a Dios", lo cual me extrañó, y
por eso arrojé el libro contra su dueño. Hasta ahora no he vuelto ya
nunca más a ver tal libro."
Pero no abandona la ciudad sin visitar al predicador de la
mezquita Abdelmachid b. Salíma, hombre experimentado en
apariciones y raptos extáticos (3).
"Refirióme mi hermano en Dios, Abdelmachid b. Sabina, el maestro
3' al i aquí, predicador de la mezquita de Marchena de los Olivos, de los
distritos de Sevilla en tierra de Aiandalus —el cual era de los ascetas
que viven consagrados a la mortificación y al combate espiritual en la
vida devota— el año 586 [— 1190 de J, C J , lo siguiente, "Estaba yo
en mi casa en Marchena, cierta noche, y me levanté de la cama para
hacer el rezo correspondiente a aquella hora nocturna; pero he aquí que
mientras yo estaba de pie en mi oratorio y cerradas perfectamente ¡as
puertas de mi cuarto y de la casa, penetra en mi habitación un indi-
viduo que me saluda, sin que yo supiese cómo había entrado. Lleno de
impaciencia y de disgusto al verle, abrevié mi oración para despachar
9
122. BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
(1) Sobre la vida y las ideas místicas de este famoso sufí sevilla-
no puede verse Bargés, Vie du célebre marabout Cidi Abou=Médim (Pa-
rís, Léroux, 1884).
(2) Cfr. Fotuhat, I, 288, 319, 330, 838—Mohadara, I, ¿6, 145; 171;
178: II, 11, 24, óo, 67, 69, n i , 128, •179—Mawaqui, 69, 71, gó; 114; 116.
151, 152, 16Ó, 171. Sería muy interesante un estudio de síntesis ele todos
estos pasajes anecdóticos que describen con pintoresco realismo la vida
espiritual de este místico sevillano y completan la deficiente biografía
de Bargés, arriba citada.
(3) Fotuhat, I, 288,
124 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ÜE LA HISTORIA
ción hacia Abena-rabí, que éste ¡hubo de rogarles que <lo traía-
sen más llanamente. Obedecía esta veneración a la fama que
nuestro místico había ya adquirido con algunos libros, publi-
cados antes de esta fecha, pero cuyos títulos es casi imposible
precisar. Sólo puede asegurarse que no serían éstos sus obras
maestras, tales como las tituladas Mawaqui, Fosús, Fotuhat,
etcétera, redactadas, sin duda, en fechas posteriores. A fin de
hacer desistir a sus admiradores de su actitud respetuosa para
con él, Abenarabi pidió al anfitrión uno de dichos libros, titu-
lado Al-Irxad, en el cual demostraba la conveniencia de romper
con la excesiva urbanidad que era habitual entre musulmanes,
los cuales, como hermanos espirituales, deberían tratarse más
sencillamente (i).
"Pasamos una vez la noche en casa de Abulhasán b. Abuámer b.
Atofail en Sevilla, el año 592. Tratábame con mucha veneración y adop-
taba en mi presencia una actitud extraordinaria de urbanidad y cum-
plido. Pasaban también la noche allí, en mi compañía, Abulcásem el pre-
dicador, Abubéquer b. Sana y Abulháquem b. Asarrach. Todos ellos se
sentían tan cohibidos por el respeto que yo les inspiraba, que ni mo-
verse osaban por temor de faltar a la urbanidad. Yo deseaba inventar
algún medio ingenioso para disipar su encogimiento, cuando he aquí
que el amo de la casa me pidió permiso para leer alg'o mío. Encontran-
do yo entonces en aquello una fácil coyuntura para log-rar mis deseos de
disipar su encogimiento, le dije: "Trae de nuestras obras el libro titu-
lado La recta dirección para romper con la urbanidad habitual. Si quie-
res, yo te expondré uno cualquiera de sus capítulos." El respondió:
"Es lo que deseo." Entonces yo extendí mis piernas hasta tocar con los
pies el regazo del anfitrión y le dije: "Frótamelos." El entendió per-
fectamente lo que quería decirle con eso y también lo comprendieron
los demás. De esta manera, comenzaron todos a expansionarse y a per-
der el encogimiento y la falta de familiaridad, que les cohibía. Y así
pasamos en amable plática religiosa la más grata noche que puede ima-
ginarse. "
(1) Fotuhat, III, 90: "Uno de los más grandes santos, del vulgo
iletrado, refirióme en la ciudad de Salé, ciudad en el Mogreb, sobre la
costa del mar océano, que es también llamada Finís terrae J\_.'| A'jJ %.h&k/\
porque tras ella ya no hay más tierra..." Cfr. Fotuhat, II, 460.
(2) Fotuhat, I, 242.
EL MÍSTICO MURCIANO ABEXARABI 135
(1) El texto dice ,LaÁX,¿X.s ¡ nombre d'e lugar que falla en todos
los diccionarios geográficos. Los editores del Fotuhat yerran a menudo
en la lectura de los nombres de lugar de Alandalus. Por eso me atre-
vo a suponer que el ms. diría K J ^ J Í / Í ,
(2) Fotuhat, L 243; IV, n .
136 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
"Cuando quiso Dios sacar este benéfico libro a la luz del ser y
regalar a sus criaturas con las gracias y bendiciones por El escogi-
das de los tesoros de su generosidad para con ellas (empleando como
instrumento a aquel de entre sus siervos que bien le plugo), vínome de
improviso la idea de emprender el viaje desde Murcia a Almería,
y montando a caballo sin demora, púseme en camino en compañía
de virtuosas y honradas gentes, el año 595. Cuando llegué a Al-
mería con el propósito de hacer allí algunas cosas que esperaba conse-
guir, me encontré que el mes de ramadán comenzaba entonces con su
luna ntteva y por fuerza hube de permanecer en la ciudad hasta que
el mes santo terminase. Tiré, pues, el bastón de caminar y comencé a
rezar y a suplicar, acompañado de muy generosos y excelentes ami-
gos. Y mientras yo vivía así, consagrado exclusivamente al servicio
de Dios, lleno de contrición, humillado y compungido en mí retiro, per-
mitió Dios que el creciente de su luz saliese y brillara a los ojos de sus
siervos y que lograsen el fruto de los días y noches pasados en su ser-
vicio, pues envióme ai mensajero de su inspiración para ayudarme con
su gracia y seguidamente reiteró el aviso a este su piadoso hijo por
medio de una revelación en sueños, que coincidía exactamente con la
inspiración anterior, hasta en el orden y enlace maravilloso con que las
sentencias aparecen ensartadas en este libro. Conocí entonces que era yo
efectivamente, como antes dije, aquel siervo de Dios a quien Este había
elegido para dar a luz este libro y sacarlo a la realidad del ser, que era
yo el tesorero dispensador de es¿a ciencia y el encargado de dar cum-
plimiento a sus altos decretos. En mi corazón sopló su Santo Espíritu,
y en el horizonte del cielo de mi alma brilló la maravillosa luna llena de
su luz. El espíritu intelectual se puso a trabajar sin demora en la con-
cepción del libro con todo empeño, y el espíritu racional a darle forma
elevada y un orden sistemático, bello y armonioso (1)."
(1) Mawaqui, 4.
(2) Fotuhat, III, 386; IV, 154.
EL MÍSTICO MURCIANO ABENARABI 139
E n el m e s de r a m a d á n de a q u e l m i s m o año e n t r a en Bug'm.
Allí, u n a n o c h e , en s u e ñ o s , c o n t r a e m a t r i m o n i o místico con t o -
d a s las estrellas del cielo y con t o d a s l a s l e t r a s del a l f a b e t o .
L a i n t e r p r e t a c i ó n de este e n s u e ñ o , h e c h a p o r u n m a e s t r o que
n o conocía p e r s o n a l m e n t e a A b e n a n i b i , p r o n o s t i c a a éste su
d e s t i n o místico, sus e x t r a o r d i n a r i a s a p t i t u d e s p a r a la a s t r o l o -
gía judiciaria y en g e n e r a l p a r a las ciencias esotéricas (2).
(1) Cfr. Fotuhat, I, 11, 67, 71, 128, 273; III, 523.
(2) Dajair, 2,
EX MÍSTICO MURCIANO ABENARABI 143
dar por los caminos, ni aun de día, sino con linternas, a causa de la
aglomeración de las nubes de aquel polvo que tapaban la luz del sol.
Oían además en el mar, por la parte de Bab el Mandeb, un enorme rui-
do. Ocurría esto en eí año óoo o en el 599. Tengo en este punto alguna
duda, porque no tomé nota de este fenómeno entonces, cuando lo obser-
vé, ni tampoco en aquel lugar, sino más tarde, en el año 627; por esto
me asalta ahora la duda a causa de lo lejano de la fecha; pero el hecho
es conocido de todos los habitantes del Híchaz y del Yemen, altos y ba-
jos. En aquel mismo año vimos también otras muchas cosas extraordi-
narias : la peste se ensañó de tal manera con los habitantes de Táif, que
no quedó ni uno solo sin ser atacado, desde el principio del mes de
reckeb hasta el de ramadán del citado año 599. De esta fecha estoy se-
guro. Esa peste era de tal condición, que cuando sus síntomas primeros
aparecían en los cuerpos de los atacados, no pasaban cinco días sin que
muriesen; pero los que no morían al quinto día, se salvaban. Meca se
llenó con los habitantes de Táif que huían de su ciudad, dejando abier-
tas las puertas de sus casas y en ellas abandonados sus ajuares y en los
campos sus bestias de carga. Y lo más maravilloso fué que, durante todo
aquel período de tiempo, si el que pasaba por el territorio de Táif se
apoderaba de alguna de aquellas cosas abandonadas, es decir, los co-
mestibles, las ropas o las bestias que no tenían nadie que las guardase,
se veía atacado de la peste inmediatamente: en cambio, si pasaba sin
tomar cosa alguna, se salvaba. De esta manera conservó Dios los bienes
de los habitantes de Táif, durante aquel espacio de tiempo, para sus le-
gítimos dueños y sus herederos."
P e r o t o d a s estas p r u e b a s n o a b a t e n el e s p í r i t u d e A b e n a r a b i ,
q u e , en este m i s m o a ñ o y en m e d i o de t a n t a s c a l a m i d a d e s , es-
cribe s u Adorra al-fá jira, epístola dirigida a su a m i g o de T ú -
nez, en la c u a l i n s e r t a las b i o g r a f í a s d e t o d o s los sufíes del
M o g r e b a quienes t r a t ó c o m o m a e s t r o s o c o m p a ñ e r o s y de c u y a
e n s e ñ a n z a a p r o v e c h ó p a r a su v i d a espiritual (1).
(1) Fotuhat, I, 268. Cfr. Bibl. Escur., ms. 741, fol. 54 v., donde dice
que escribió un compendio de este libro (en Meca el año 600) eí cual se
titula Risalai al-cods.
I46 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Quizá p e n s ó e n t o n c e s A b e n a r a b i s u s t r a e r s e a estas d e m o s -
t r a c i o n e s p ú b l i c a s de v e n e r a c i ó n , r e a n u d a n d o sus p e r e g r i n a c i o -
n e s a t r a v é s de la A n a t o l i a , p u e s s u c e s i v a m e n t e lo v e m o s p a s a r
por Caisaría (la a n t i g u a Cesárea de Capaclocia), M a l a t í a (Mi-
tilene), Siwas (Sebaste), A r z á n (en A r m e n i a ) , H a r r á n (en M e -
sopotamia) y D u n a i s i r (en D i y a r b é q u e r ) , a c o m p a ñ a d o de sufies,
y llegar hasta los lugares m á s fríos de la A r m e n i a d o n d e el río
E u f r a t e s se hiela d u r a n t e el i n v i e r n o (1).
(1) Dajair, 4,
;T56 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA D E LA HISTORIA
(1) Fotuhat, IV, 649: "Si puedes residir en la Siria, hazlo, pues del
Profeta consta que dijo: "Marchad a vivir en Siria, que es la mejor
tierra de Dios y la que prefieren los mejores de sus siervos,"
(2) Fotuhat, I, 7 de la biografía: "En la ichaza que escribió Aben-
arabi para Almálic Almoádam he visto que dice al fin: "Doyíe tam-
bién licencia para que enseñe mis obras, que en total son las siguientes."
V a continuación las enumera hasta llegar a cerca de 400.'
(3) Moliadara, I, 117: "Estando yo en el desierto de Taima, aislado
de las gentes, compuse este verso: "El amigo de Dios, el que no tiene
164 ' BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
"En la noche en que yo redacté este capítulo (que fué la noche cuar-
ta del mes de relia postrero, del año 627, la cual coincidió con el miér-
coles 20 de febrero) vi en el éxtasis la esencialidad individual de Dios
por modo intuitivo, su apariencia exterior y su intrínseca realidad, como
jamás la había visto en ninguna de mis anteriores intuiciones; y por
causa de esta intuición me sobrevino tan extraordinaria ciencia, deleite-
y gozo, que sólo quien personalmente la experimentase podría apreciar-
la. Y lo mejor de esta visión es la imposibilidad, que yo encuentro en
mí, de desmentirla, disminuirla o aumentarla. Su figura la he puesto por
ejemplo al margen, tal como fué. .El que la copie, que no la altere*
O
•La figura era de luz blanca sobre fondo rojo, también luminoso... y
se movía dulcemente en sí misma (yo ío vi y me di perfecta cuenta) sin
trasladarse de lugar ni experimentar alteración en su estado y cualidad,'*"
A fines de moharram de aquel mismo ano aparéceseie el
Profeta y le entrega un libro, titulado Fosús al-Hícam (Piedras
preciosas de las ciencias), ordenándole que lo publique y comu-
nique a los hombres para su perfección mística (2).
(1) Mohadara, I, 35: "El año 623 murió el califa Mohámed El Dá-
hir Biamrilá en el mes de recheb, durando su califato nueve meses. Su-
cedióle su hijo Almostánsir Abucháfar Almansur, conocido por Alcadi.
] Conserve Dios su vida' Este es el califa ahora, cuando redacto esto."
>2
i?o BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
23- Su muerte.
VII
(Continuación.)
APÉNDICES
APÉNDICE I.
Doc. A . — N Ú M . 3.
(1) Baedeker, Palestine et Syrie, pág. 335: "La plus belle mosquee
s'éléve au-dessns du tombeau de Mouhieddm Ibn el-Arabí. On prétend de
nos jours lui assigner sa place dans une chambre voisine de la mosquee,
oú l'on vient en pélerinage."—¡Massignon, en su Ál-Hallaj (París. Geuth-
ner, 1922), tomo I, págs. 384-5, ha publicado un bello fotograbado que
reproduce la tumba de Abenarabi. en su estado actual.
(2) y consello, entre líneas.
(3) a vadaj acias o repich, tachado.
(4) a son de, entre líneas.
(5) f rancis, tachado.
(6) Tocada, entre líneas.