BORRADOR - Papel Maquina 12 PDF
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Directora Consejo Editorial Diseño y diagramación
Alejandra Castillo Bruno Bosteels cgm + elissetche | estudio
Flavia Costa
Dirección Editorial Eduardo Cadava Registro
Cristián Gómez-Moya Julio Ramos ISSN: 0718-6576
Luis Gueneau de Mussy Nelly Richard Año 10 | N° 12
Miguel Valderrama Willy Thayer Diciembre 2018
Editorial Palinodia
[email protected]
Santiago de Chile
Salesianos Impresores Ltda.
Giorgio Agamben
Rodrigo Karmy
Pensar la voz absolutamente
39
Elettra Stimilli
4 |
El uso de lo posible
71
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Diálogos “Los modos están en Dios”
Giorgio Agamben
Gerardo Muñoz
109
Alejandra Castillo
Tres motivos para la inclinación
5 | 139
Cristina Basili
La justicia en el pensamiento
de Simone Weil
149
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Editorial
Gerardo Muñoz
Lehigh University
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Editorial
1
La versión “integral” de Homo Sacer reune los nueve pos. Ver intercambio de Antonio Lucci con Agamben,
volumenes del proyecto con apenas algunos añadidos a propósito de esta nueva edición: https://www.dop-
sobre el concepto de guerra en Stasis y en unas pági- piozero.com/materiali/homo-sacer-intervista-giorgio-
nas adicionales en la parte final de El uso de los cuer- agamben
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Editorial
2
Sobre el método de la arqueología en sus investigacio- gubernamental a un momento puramente formal; la
nes históricas, ver Signatura rerum: sobre el método, segunda, mas cercan al Nuevo paradigma económico-
Barcelona, Anagrama, 2010. providencial, en el que los dos elementos mantiene,
3
Agamben distingue entre el principio de soberanía y incluso en su correlación, su identidad y la contingen-
oikonomía como administración efectiva de la con- cia de los actos de gobierno corresponde la libertad de
tingencia: “Se enfrentan entonces dos diversas con- la decisión soberana”, El reino y la gloria, Buenos Aires,
certaciones del gobierno de los hombres, la primera, 4
Adriana Hidalgo editora, 2011, p. 191.
todavía domina por el viejo modelo de la soberanía te- Giorgio Agamben, El uso de los cuerpos, Buenos Aires,
rritorial, que reduce la doble articulación de la maquia Adriana Hidalgo editora, 2017, p. 474.
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Editorial
5
La relación entre deconstrucción y la arqueología proyectos, ver el estupendo estudio de Kevin Attell,
constituye en sí misma el centro de las disputas entre Giorgio Agamben: Beyond the Threshold of Decons-
Agamben y Derrida en torno a Heidegger, el estatu- 6
truction, New York, Fordham University Press, 2014.
to de la voz, y la escritura en la metafísica occidental. Ibíd., p. 469.
Sobre las diferencias y desencuentros entre ambos
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Editorial
7
Sobre pensamiento italiano y el debate en torno a la Dario Gentili & Elettra Stimilli, Italian Critical Thought:
teología política, ver el intercambio entre Esposito y Genealogies and Categories, New York, Rowman &
Cacciari, “Dialogo sulla teologia politica”. Micromega, Littlefield International, 2018. También la entrada de
3. 2013, p.3-25. Para Esposito y Cacciari, los intentos Remo Bodei sobre “Italiano” en Barbara Cassin, Emily
de Agamben por hacer éxodo de la teología política Apter, Jacques Lezra & Michael Wood, Dictionary of
no logran realmente producir un “afuera”. Sobre la Untranslatables: a philosophical lexicon, Princeton,
constelación de la “Italian Theory” como apuesta con- Princeton University Press, 2014, p. 516-528.
cernida por el estatuto de la vida y de la política, ver
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Editorial
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Editorial
9
Sobre la potencia inapropiable de la intimidad, Agam- desnudos el uno al otro: yo me muestro a ti como
ben escribe en El uso de los cuerpos: “Solo a solo” es cuando estoy solo conmigo mismo, lo que comparti-
una expresión de la intimidad. Estamos juntos y muy mos no es sino nuestro esoterismo, nuestra inapropia-
próximos, pero no hay entre nosotros una articulación ble zona de no-conocimiento. Este Inapropiable es lo
o una relación que os una, estamos unido al otro en impensable, que nuestra cultura debe en cada ocasión
la forma de nuestro ser solos. Lo que con frecuencia excluir y presuponer, para hacer de el fundamento ne-
constituye la esfera de la privacidad se vuelve aquí lo gativo de la politica”. p.425.
10
público y común. Por esto los amantes se muestran Ibíd., p.423.
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Editorial
11
Giorgio Agamben, El uso de los cuerpos, op. cit., p. 416.
12
Ibíd., p. 395.
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Editorial
13
En El reino y la gloria, Agamben vincula la estructura miento de una racionalidad política a una “economica”
trinataria a un katechon de la guerra civil: “El logos de puede proteger contra este peligro”. p.35. La noción de
la “economía” tiene en Gregorio la función especifica stasis luego será vinculada a la separación constituti-
de evitar que, a través de la Trinidad, se introduzca va entre polis y oikos, lo político y lo impolítico como
en Dios una fractura estesiológica, es decir, político. como forma de guerra civil en Stasis (2008). También
Dado que también una monarquía puede dar lugar a ver de Tiqqun, Introducción a la guerra civil, Barcelona,
una guerra civil, a una stasis interna, solo el desplaza- Melusina, 2008.
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Editorial
14
Ibíd., pp. 477-478.
15
Ibíd., p. 373.
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Editorial
16
Giorgio Agamben, El uso de los cuerpos, op. cit., p.267.
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Editorial
17
Lo ingobernable como “ontología modal sin relación” mann…de pensar una “economía anárquica”, es decir
aparece tematizado también en El reino y la gloria infundada, en la perspectiva en una superación del a
como el arcano de la máquina del gobierno: “Eso no metafísica y de la historia del ser…La oikonomía es,
significa que, más allá del gobierno y de la anarquía, no entonces, desde siempre anárquica, sin fundamento; y
sea imaginable un Ingobernable, es decir algo que no en nuestra tradición politica solo será posible repensar
pueda asumir nunca forma de una oikonomía”, p.118. el problema de la anarquía cuando se tome concien-
18
Agamben, en este sentido toma distancia explícita de la cia del secreto nexo teológico que la une al gobierno
postura an-árquica postheideggeriana de Schürmann: y a la providencia”, El reino y la gloria, 2008, p.118.
“De aquí la insuficiencia del intento de Reiner Schür-
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Editorial
19 21
Sobre las diversas implicaciones y traducciones del Sobre la administración de los efectos de la contin-
término socrático que supone la synousia, ver Harold gencia, Agamben emplea la terminología paulina
Tarrant, “Socratic Synousia: A Post-Platonic Myth”, mysterium iniquitatis, anteriormente usada por Iván
Journal of the History of Philosophy, Vol. 43 Nº 2, 2005, Illich para dar cuenta de la corrupción interna en el
p. 131-155. momento de la institucionalización del cristianismo.
20
En efecto, la definición de la institución para el filósofo Ver, El misterio del mal: Benedicto XVI y el fin de los
alemán Hans Blumenberg radica en la descarga del tiempos, Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2013;
peso de las pruebas que impone el absolutismo de la y también, de Iván Illich, “Mysterium”, The Rivers Nor-
realidad. Ver su Trabajo sobre el mito, Barcelona, Pai- th of the Future: The Testament of Ivan Illich, Toronto,
dós, 2003. Anansi Press, 2005.
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Editorial
22
la justicia. La puerta de la justicia es el estudio”, “Franz
23
Op cit., El uso de los cuerpos, p.486. Kafka: en el décimo aniversario de su muerte”, en Ensa-
24
Este momento temporal que desobra el derecho en yos escogidos, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2010,
tanto archē nos retrae a lo que Walter Benjamin al fi- p. 107. Sobre tiempo operacional en relación con el
nal de su ensayo sobre Kafka: “l derecho que no es mesianismo singular de San Pablo, ver el Tiempo que
más ejercido y que es sólo estudiado, es la puerta de resta: comentario a la carta de los Romanos, Madrid,
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Editorial
25
El uso es lo que siempre ha estado ahí en la dimension en lo que para nosotros es propio, nacional, porque,
inoperosa de nuestra potencia. Aquí todo el arco de como queda dicho, el libre uso de lo propio es lo más
la investgación de Homo sacer puede leerse como un dificil”, en Friedrich Hölderlin, Ensayos, Madrid, Edito-
esfuerzo por entender las conocidas palabras de Höl- rial Ayuso, 1976, p.126.
derlin que Agamben coloca como epígrafe en El uso 26
El mismo Coccia ha elaborado la relación entre la me-
de los cuerpos, y que conviene citar en su totalidad, dialidad de la forma de vida y la physis en varios de sus
tal y como aparecen en la carta a Böhlendorf (1801): libros. Véase, Emanuele Coccia, Filosofía de la imagina-
“Ahora bien, lo propio tiene, tanto como lo extraño, ción: Averroes y el averroísmo, Buenos Aires, Adriana
que ser aprendido. Por eso nos son imprescindibles Hidalgo editora, 2011.
los griegos. Sólo que no los alcazaremos precisamente
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Editorial
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Editorial
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Editorial
27 29
José Luis Villacañas, “Epimeteo cristiano: un elemento Sobre las inversiones miméticas de Agamben acerca
de autocrítica”, en Respuestas en Núremberg, Madrid, del pensamiento de Schmitt, ver José Luis Villacañas,
Escolar y Mayo, 2016, p. 169-201. “Teologia economica: analisi critica di una categoría”,
28
Carl Schmitt, Un giurista davanti a se stesso: saggi e Filosofia Politica, Nº3, 2013, pp. 409-430.
interviste, Vicenza, Neri Pozza, 2005.
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30
Carl Schmitt, “La revolución legal mundial”, Revista de
Estudios Políticos, Nº 10, julio-agosto, 1979.
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Inoperos
rosidad
Quodlibet:
Lógica y física del ser cualsea*
Emanuele Coccia**
* Profesor asociado
en la École des
Hautes Études en
Sciences Sociales de
París.
* Traduzco “quelconque” como “cualsea” por fidelidad nidad que viene, trad. José Luis Villacañas y Claudio La
al sentido que adquiere el término técnico usado en Rocca, Valencia. p. 97. Una versión de este texto fue
la traducción castellana. Allí se notifica que el motivo publicado anteriormente bajo el título “Quodlibet. Lo-
para elegir ese término reside en dejar fuera la raíz gique et physique de l’être quelconque” (Critique, núm.
“querer” propia del término “cualquiera”. No obstante, 836-837, Paris, 2017, pp. 66-77). Traducción de José
el significado es el mismo. Giorgio Agamben, La comu- Miguel Burgos Mazas.
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1
Así, el uso de conceptos filosóficos por parte de de Rembrandt como tabla de planchar, tal y como
Agamben puede ser comparado con el ready-made Agamben señala en El hombre sin contenido.
duchampiano (que consiste en utilizar un cuadro
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Inoperosidad
30 |
Esta triple indeterminación que Agamben impone a la filosofía (en el
objeto, en el estilo y en el método) corresponde a una triple indeter-
minación del pensamiento: su ubicuidad, su capacidad de encarnarse
en todo género de símbolos y, por tanto, de habitar todo discurso, su
carácter intrínsecamente manierista. Solo gracias a una inédita y original
imagen del pensamiento, Giorgio Agamben ha podido hacer de la filo-
sofía un espacio de legitimación de un conocimiento cualsea. El cuerpo
del pensamiento ya no es la razón en tanto que facultad legisladora, ni
2
Giorgio Agamben, La comunidad que viene, Valencia,
3
2006, Pre-textos, pp. 9-10.
Platón, Diálogos, Volumen I, Madrid, Gredos, 1981,
p. 51.
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4
Esto proyecta la filosofía de los nombres agambenia- de las ideas de Platón. Ver Giorgio Agamben, ¿Qué es
nos mucho más allá del debate que ha sido animado la filosofía? Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2018.
5
en el siglo XX por Frege, Russell, Searle, Kripke y otros. Giorgio Agamben, El uso de los cuerpos, Valencia, Pre-
En varias ocasiones, Agamben presenta su nominalis- textos 2018.
mo trascendental como una interpretación de la teoría
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6
Ibid.
7
Ibid.
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Un mundo cualsea
Estamos acostumbrados a considerar el momento en el que “el len-
guaje aparece en el ser viviente” como el instante de la antropogénesis: es
solo cuando el viviente “ha puesto en juego en el lenguaje su propia vida
natural” que el hombre nace. Y, sin embargo, sería un error limitarse al
simple punto de vista de la historia humana. Ciertamente, el nombre
ha producido “la fractura entre vida y lenguaje, entre ser viviente y ser
8
Ibid.
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9
Marcel Proust, Por el camino de Swann, Madrid, Alian-
za, 1989, p. 236: “… Al no pensar en los nombres como
un ideal inaccesible sino como un ambiente real en el
que iría a sumergirme […]”
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Pensar la voz
absolutamente
* Profesor del Centro
de Estudios Árabes de
la Facultad de Filosofía y
Humanidades, Universidad
de Chile.
A Vinicius Honesko que me dijo que Categorie
Italiane era un libro esencial.
1
Es lo que cuenta Averroes en su Epístvola sobre la con- siglo XIV. En: Augusto Illuminatti Averroè e l´intelleto
junción del intelecto agente de la cual sólo tenemos el pubblico. Antologia sull scritti sull Averroè, Manifesto
ejemplar traducido al hebreo por Moshe Narboni en el libri, Torino, 1996.
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Inoperosidad
2
Véase al respecto el rescate que hace Foucault de la ocultamiento” por el que el nómos de la ciudad se ve
figura del cínico en la inmanencia que éste planteaba inmediatamente interpelado. Michel Foucault, El cora-
entre vida y verdad. El término central para Foucault je de la verdad. Cursos en el Collège de France, 1983-
aquí es justamente el de “aleturgia” como aquél “des- 1984, Fondo Cultura Económica, Buenos Aires, 2010.
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Inoperosidad
una y la misma danza. “Decir la verdad” será, una verdadera burla con la
que el discurso filosófico se ríe del poder. Risa desatada por un uso de los
cuerpos que destituye la máscara del poder y que descubre que tras ella
no hay un sujeto-supuesto-saber esperando por nosotros.
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Inoperosidad
¿Qué designa Dante con el término “comedia”? Esta será la pregunta que
Agamben contesta en un pequeño texto titulado Comedia publicado en
la colección de ensayos que componen Categorie Italiane. Studi di poetica
e di letteratura de 20105. Dicho texto constituirá uno de los lugares en
los que el autor condensa su “tentativa” de desactivación de lo sagrado
3
Giorgio Agamben, L´uso dei corpi, Vicenza, Neri 5
Giorgio Agamben, El final del poema. Estudios de poé-
Pozza, 2014. tica y literatura, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2016.
4
Hamid Dabashi, Postorientalism. Knowledge and pow-
er in a time of terror, New Jersey, New Brunswick, 2015.
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Voz
En 1982 Giorgio Agamben publica El lenguaje y la muerte. Un semi-
nario sobre el lugar de la negatividad. En él, Agamben expone las ideas de-
sarrolladas en un singular seminario realizado entre el invierno de 1979
y el verano de 1980 en el que se problematiza radicalmente la idea de la
negatividad como (in) fundamento de la deriva onto-teo-lógica occiden-
tal. Ante todo, se trata de interrogar el modo en que la negatividad ínsita
a dicha deriva se vincula o no –y de qué naturaleza sería tal vínculo si lo
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6
Giorgio Agamben, El lenguaje y la muerte. Un semi- 7
Ibíd., p. 71.
nario sobre el lugar de la negatividad, Valencia, Pre-
textos, 2002, p. 9.
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8 10
Giorgio Agamben. El lenguaje y la muerte. op.cit. Ibíd., p. 162.
p. 159.
9
Ibíd., p. 160.
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Inoperosidad
11
Ibíd., p. 163.
12
Ibíd., pp. 166-167.
13
bíd., pp. 167-168.
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Inoperosidad
14
Ibíd., p. 169.
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Sacer
Si nos hemos referido a El lenguaje y la muerte ha sido porque consi-
deramos que constituye un verdadero laboratorio conceptual de lo que,
años más tarde, Agamben desarrollará en su saga Homo Sacer. En efecto,
lo que en el seminario de 1982 era planteado bajo la rúbrica metafísica de
la Voz como “Voz quitada”, en la saga Homo Sacer aparecerá en la forma
propiamente política del “estado de excepción”. Pero la saga Homo Sacer
no es unívoca, sino que se desenvuelve en tres ciclos problemáticos dife-
rentes. Un primer ciclo se enfoca en la cuestión de la soberanía retoman-
do los problemas abiertos por Carl Schmitt; un segundo ciclo plantea
el debate en torno a la economía y se inserta en la discusión abierta por
Michel Foucault; un tercer ciclo abre la discusión en torno a la cuestión del
uso trabajando desde una lectura “averroísta” o “spinozista” si se quiere, de
48 |
la expresión aristotélica consignada en las primeras páginas de La política
y referidas originalmente al problema de la esclavitud: el uso de los cuerpos.
15
Giorgio Agamben, Infancia e historia. Una historia
acerca de la destrucción de la experiencia, Buenos
Aires, Adriana Hidalgo, 2003.
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2.1 “La pregunta “¿En qué forma posee el viviente el lenguaje?” corresponde
exactamente a esta otra: ¿”En qué forma habita la nuda vida en la pólis?
El viviente –dice Agamben– posee el lógos suprimiendo y conservando en
él la propia voz, de la misma forma que habita en la pólis dejando que en
ella quede apartada su propia nuda vida. La política –termina el filósofo–
se presenta entonces como la estructura propiamente fundamental de la me-
tafísica occidental, ya que ocupa el umbral en que se cumple la articulación
entre el viviente y el logos.”17 Incluida en la forma de una exclusión gracias
al dispositivo “negativo” de la excepción, la vida desnuda (la zoé) funcio-
na como la Voz lo hacía en El lenguaje y la muerte: operando como pre-
supuesto de un determinado orden político. Y, por eso, en la perspectiva
agambeniana, la modernidad no habría inaugurado nada nuevo, sino
tan sólo, expuesto el “fundamento negativo” sobre el cual se erige la vida
desnuda en la forma del biopoder.
16
Giorgio Agamben, Signatura Rerum. Sul Metodo, nuda vida, Valencia, Pre-Textos, 2003, p. 17.
Torino, Bollati Boringhieri, 2008. 18
Èmile Benveniste, El vocabulario de las Instituciones
17
Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la Indoeuropeas, Madrid, Taurus, 1995.
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Inoperosidad
19
Giorgio Agamben, Homo sacer, op. cit. p. 147. 21
Giorgio Agamben Homo sacer, op. cit. p. 111.
20
Walter Benjamin, La dialéctica en suspenso, Santiago
de Chile, Lom, 2006.
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22
Jean-Luc Nancy, L`essere abbandonato, Macerata, 23
Giorgio Agamben, Estado de excepción. Homo sacer
Quodlibet. Macerata, 1996. II, I, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2004, p. 154.
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24
Ibíd., p. 156. .
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25
bíd., p. 157.
26
Ibíd., p. 158.
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Para ello, Agamben sitúa en primer plano la genealogía del término griego
oikonomía que será interpretado por la patrística como la gestión divina
para la salvación de las almas (que lleva a Agamben a mostrar la continui-
dad con la noción latina de dispotitio y con el alemán gestell) apuntalando
así una reflexión radical en torno al surgimiento de la economía política
moderna (aquello que Foucault llamó bajo el término “gubernamentali-
dad” desde sus clases de 1978). ¿Cómo hacer que la inmanencia de la oi-
konomía se configure como tal y no se disemine en múltiples actos con-
tingentes? En el fondo, ¿qué hace que pueda ensamblarse la violencia de
una soberanía con la administración de un gobierno? En otros términos,
¿cómo una soberanía podrá realizar efectivamente su poder sobre la tierra?
27
Michel Foucault, Seguridad, Territorio, Población. Cla- 29
Giorgio Agamben, El Reino y la Gloria. Para una
ses en el Collège de France 1978-1979, Buenos Aires, genealogía teológica de la economía y del gobierno.
Fondo de Cultura Económica, 2006. Homo sacer, II, 2, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2007.
28
Guy Debord, La sociedad del espectáculo, Valencia, 30
Ibíd., p. 10.
Pre-textos, 2003.
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31
Ibíd., pp. 450-451.
32
Biblia de Jerusalen, libro de Juan: 13.31.
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33
Giorgio Agamben, El Reino y la Gloria, op. cit. p. 365.
34
Ibíd., pp. 330-331.
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2.3 El tercer ciclo de la saga Homo Sacer no está dedicado a las máqui-
nas, sino a aquello que las revoca: el uso. Para ello, Agamben no hace
35
Ibíd., pp. 433-434.
36
Giorgio Agamben, El tiempo que resta. Comentario a
la carta a los romanos de Pablo, Madrid, Trotta, 2006.
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37
“Lo mismo tiene que ocurrir –dice Aristóteles en el pa- po y el animal.” Véase, Aristóteles Política, trad. Julián
saje referido– entre todos los hombres. Todos aquellos Marías y María Araujo, Madrid, Centro de Estudios
que difieren de los demás tanto como el cuerpo del Constitucionales, 1997. pp. 8-9.
alma o el animal del hombre (y tienen esta disposición 38
Giorgio Agamben, L´Uso dei corpi. Homo sacer IV, 2,
todos aquellos cuyo rendimiento es el uso del cuerpo, Vicenza, Neri Pozza, 2014, p. 46. (la traducción es mía)
39
y esto es lo mejor que pueden aportar) son esclavos Ibíd.
40
por naturaleza, y para ellos es mejor estar sometidos a Ibíd.
esa clase de imperio, lo que mismo que para el cuer-
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Inoperosidad
¿Qué puede ser el uso y en qué medida dicha categoría podría asumir una
61 |
centralidad en una nueva teoría política? ¿Por qué la expresión “el uso
de los cuerpos” nos permitiría pensar en esa otra teoría política que está
atravesada por la inoperosidad? Ante todo, porque “uso” designará una
relación originaria entre vida y mundo. Y digamos que el esclavo se defi-
ne ante todo por estar privado de obra, por ser argós, inoperoso. La acti-
vidad del amo para con el esclavo o, lo que es igual, la de lo humano para
con lo in-humano deberá ser una práctica enteramente exenta de obra.
Con el esclavo, el amo no produce nada. El paradigma “poiético” –labo-
ral– con el que la modernidad ha leído a la institución de la esclavitud
–dice Agamben– ha de ser modificado para entender que, al no remitir a
41
Ibíd., pp. 46-47 (la traducción es mía).
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42
Ibíd., p. 43. (la traducción es mía) las alternativas de la modernidad, Madrid, Traficantes
43
Antonio Negri, El poder constituyente. Ensayo sobre de Sueños, 2015.
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44
Giorgio Agamben, L`uso dei corpi, op. cit. p. 345 (la 45
Ibíd., p. 343 (la traducción es mía).
traducción es mía)
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Comedia
65 |
En un pequeño texto escrito en 2010 titulado Comedia publicado
como un ensayo más al interior de Categorie Italiane. Studi de poetica e
literatura, Agamben se formula la siguiente pregunta: ¿por qué la Divina
Comedia de Dante se titula con el término “comedia”? Una indagación
como ésta, aparentemente de una índole diversa respecto de las que ha
venido desarrollando en la saga Homo sacer resulta, sin embargo, de pri-
mera importancia. Sobre todo, por el hecho que en este texto se trata de
dirimir el problema de la culpa en relación al estatuto dado a la noción
latina de persona.
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Giorgio Agamben, “Comedia”, El final del poema.
Estudios de poética y literatura, Buenos Aires, Adriana
Hidalgo, 2016, p. 58.
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50
Ibíd., p. 60.
51
Ibíd., p. 57.
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69 |
52
“Con el término forma-de-vida –plantea en “Forma- forma, una vida en la que no es nunca posible aislar
de-vida”, texto que vuelve a publicar como capítulo algo como una nuda vida.” Véase, Giorgio Agamben,
en L´Uso dei Corpi en 2014– entendemos, por le con- “Forma-de-vida”, Medios sin fin. Notas sobre la políti-
trario, una vida que no puede separarse nunca de su ca, Valencia, Pre-textos, 2001, p. 13.
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El uso
de lo posible*
Elettra Stimilli **
** Profesora de
filosofía en la
Universidad de
Roma, Sapienza.
Cada reflexión filosófica que se respeta contiene un núcleo
incandescente contra el cual la práctica del pensamiento no
deja de medirse. Cuanto mayor es la importancia y la difi-
cultad de su interrogación, más extensos son los tiempos
para elaborar el fino equilibrio que la sostiene. Un núcleo si-
milar pareciera tener el pensamiento de Giorgio Agamben,
cuya incandescencia proviene, a mi modo de ver, de una ex-
periencia de lo posible que invierte cada vida humana, ya
no como exigencia intrínseca del viviente que habla y actúa,
sino también como disposición autónoma con respeto a los
71 | discursos y acciones efectuadas. Es en este sentido que se
podría decir que la totalidad de la indagación de Agamben
es, en realidad, un intento de poner en evidencia un uso de lo
posible irreductible a las obras y a los discursos.
Son al menos dos los textos breves que considero claves para
comprender el recorrido en esta dirección. El primero es
Bartleby o della contigenza (Quodlibet, 1993), un trabajo denso
que recoge parte del material expuesto en los cursos impartidos
*
Una versión de este ensayo fue publicada previamen- Giorgio Agamben La vita delle forme, Lucci & Vigliaro
te en italiano bajo el título “L’uso dell possibile”, en Eds., Genova, il nuovo melangolo, 2016, pp. 17-34.
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Inoperosidad
1
Giorgio Agamben, “Bartleby o de la contingencia”, Herman Melville, José Luis Pardo Ed., Valencia, Pre-
Preferiría No Hacerlo: Bartleby el escribiente de Textos, 2011, pp. 98-99.
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Inoperosidad
Al igual que la tablilla encerada sobre la cual nada está escrito aún –si
bien es sensible a la línea del lápiz del escriba independientemente de lo
que será inscrito– cualquier posibilidad de actuar en cuanto tal, y que
puede o no ser, existe más allá de cada realización efectiva. Por ejemplo,
sabemos que un tocador de cítara mantiene sus habilidades musicales
aun cuando no se encuentra tocando el instrumento. Una “potencia
cumplida” es ahora como “un escriba totalmente dueño del acto de es-
cribir, en el momento en el que no está escribiendo”3. Y desde luego, “el
escriba que no escribe (de cual Bartleby es la última figura y más extre-
ma) es la potencia perfecta”4.
2 4
Ibíd., p. 102. Ibíd., p. 102.
3 5
Ibíd., p. 102. Ibíd., p. 105.
P A P E L M Á Q U I N A 12
Inoperosidad
Creer que la voluntad tiene algún poder sobre la potencia, que el paso al
acto es el resultado de una decisión que acaba con la ambigüedad de la po-
tencia….tal y es justamente la perpetua ilusión de la moral.[…] Bartleby
cuestiona precisamente esta supremacía de la voluntad sobre la potencia…
Pero no por ello su potencia es inefectiva, no queda desactivada por falta
de voluntad: al contrario, excede con mucho la voluntad (tanto la propia
como la de los demás). […] La fórmula, tan puntillosamente repetida,
destruye toda posibilidad de construir una relación entre el poder y el
querer…Y tal es la fórmula de la potencia8.
74 |
6
Ibíd., p. 110.
7
Ibíd., p. 111.
8
Ibíd., p. 112.
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Inoperosidad
9 10
Aristóteles, Ética nicomaquea, 1097b 22-1098a 18. Véa- Ibíd., p. 15. Las traducciones de estas citas de “La opera
se, además, Giorgio Agamben, “La opera dell’uomo”, dell’uomo” de Giorgio Agamben que cita Stimilli son
La potenza del pensiero, Vicenza, Neri Pozza, 2004, del editor.
11
pp. 365-376. Ibíd., p. 16.
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Inoperosidad
12
Ibíd., p. 17. Paidós, 2005.
13 16
Carl Schmitt, Teología Política, Madrid, Trotta, 2009. Walter Benjamin, “Para una crítica de la violencia”, Ilu-
14
Michel Foucault, Historia de la sexualidad, vol. I, La vo- minaciones IV, Madrid, Santillana, 1998.
17
luntad de saber, Madrid, Siglo XXI, 2011. Giorgio Agamben, Homo Sacer: el poder soberano y la
15
Hannah Arendt, La condición humana, Buenos Aires, nuda vida, Valencia, Pre-Textos, 1998, p. ...............
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Inoperosidad
18 20
Ibid., pp. 51-52. Ibíd., p. 476.
19 21
Ibíd., p. 52. Ibíd., p. 477.
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Inoperosidad
22 25
Ibíd., p. 478. Giorgio Agamben, Homo Sacer, op cit, pp. 18-19.
23
Michel Foucault, Seguridad, Territorio, Población. Curso
del Collège de Francia (1977-1978), Madrid, Akal, 2008.
24
Michel Foucault, Historia de la sexualidad: la voluntad
de saber, op cit., p. 140.
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Inoperosidad
26 29
Giorgio Agamben, Estado de excepción, Valencia, Edi- Giorgio Agamben, El Reino y la Gloria: Por una ge-
torial Pre-Textos, 2004; Giorgio Agamben, Homo Sa- nealogía teológica de la economía y del gobierno,
cer, op. cit., pp. 18-19. Valencia, Pre-Textos, 2009, p. 10.
27 30
Giorgio Agamben, Lo que queda de Auschwitz: el ar- Ibíd., p. 10.
chivo y el testigo, Valencia, Pre-Textos, 2005.
28
Michel Foucault, Seguridad, Territorio, Población: Curso
del Collège de Francia (1977-1978), Madrid, Akal, 2008.
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Inoperosidad
31 34
Ibíd., p. 160. Giorgio Agamben, Opus Dei: Arqueología del Oficio,
32
Giorgio Agamben, El sacramento del lenguaje. Ar- Valencia, Pre-Textos, 2013, p.10.
35
queología del juramento, Valencia, Pre-Textos, 2011. Ibíd., p. 41.
33
Michel Foucault, Seguridad, Territorio, Población: Curso
del Collège de Francia (1977-1978), Madrid, Akal, 2008.
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Inoperosidad
36 39
Ibíd., pp. 94-95. Ibíd., p. 103.
37 40
Ibíd., p. 128. Ibíd., p. 194.
38 41
Ibíd., p. 136. Ibíd., p. 196.
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Inoperosidad
42
Ibíd., p. 196. 44
Ibíd., pp. 182-183.
43
Giorgio Agamben, El uso de los cuerpos, Buenos Aires,
Adriana Hidalgo, 2017, p.77.
P A P E L M Á Q U I N A 12
Inoperosidad
Una vida –la vida humana– en la que los modos individuales, los actos, y
los procesos del vivir nunca son simplemente hechos, sino siempre y ante
todo posibilidades de vida, siempre y ante todo potencia. Y la potencia, en
cuanto no es otra cosa que la esencia o naturaleza de cada ser, puede ser
suspendida y contemplada, pero nunca absolutamente dividida del acto
[...] No hay un sujeto al cual le compete una potencia, que a su arbitrio él
puede poner en acto: la forma-de-vida es ser de potencia no sólo o no tan-
to porque puede hacer o no... sino, en primer lugar, porque es su potencia
y coincide con ella. [...] esto constituye inmediatamente la forma-de-vida
como vida política 46.
45
Ibíd., p. 372.
46
Ibíd., p. 372.
47
Giorgio Agamben, Opus Dei, op. cit., p. 99.
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Inoperosidad
48 50
Giorgio Agamben, El tiempo que resta. Comentario a la Giorgio Agamben, El uso de los cuerpos, op. cit., p. 162.
carta de los Romanos, Madrid, Trotta, 2006.
49
Giorgio Agamben, Altísima Pobreza: Reglas monásti-
cas y forma de vida, Valencia, Pre-Texto, 2014.
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Inoperosidad
85 |
51
Ibíd., p. 204.
52
Ibíd., p. 425.
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Campos d
Batall
os de
talla
Un jurista
ante sí mismo*
Giorgio Agamben **
*
Se deja el título original del libro editado por Giorgio Saggi e interviste, Milán, Neri Pozza, 2003. Traducción
Agamben. Carl Schmitt, Un giurista davanti a se stesso. de José Miguel Burgos Mazas.
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Campos de batalla
Jurista
“Soy jurista, lo sigo siendo, y muero como jurista y toda la desgracia
implicada en ello”. La perentoria afirmación que cierra la tardía entrevis-
ta con Fulco Lanchester de noviembre de 1982 no deja dudas: jurista, y
no politólogo ni filósofo de la política como en Italia a menudo se tiende
a considerarlo. Pero, ¿qué significa “jurista”? También este término en la
historia de la jurisprudencia, como el ser en la historia de la filosofía, “se di-
ce de múltiples maneras” y adquiere, por tanto, su sentido solo dentro
de una determinada concepción del derecho. Dos especificaciones son
aquí esenciales. Para Schmitt, como se dice con claridad ya en el segun-
do libro Gesetz und Urteil publicado con veinticuatro años en 19121,
el derecho no es solo norma, sino también y ante todo, decisión y juicio.
El así llamado decisionismo schmittiano -que, ya a partir del ensayo de
Löwith de 19352 ha dado lugar a tantos malentendidos- tiene su raíz en
una concepción del derecho que privilegia, respecto a la norma, su as-
pecto de praxis orientada a una decisión. Y no se entiende nada del pen-
samiento de Schmitt, si no se lo sitúa ante todo en una concepción del
derecho que se apoya sobre un elemento de antagonismo con respecto a
la ley (Gesetz contrapuesto Nomos). La evocación –en el ensayo de 1950
El problema de la legalidad3– de la obra póstuma de Laberthonenière
90 |
sobre La crítica de la noción de la soberanía de la ley4, con su equiparación
de ley y guerra, muestra hasta qué punto puede presionar este antago-
nismo con respecto a la ley. Si el estado de excepción asume en el pen-
1 3
Carl Schmittt, Gesetz und Urteil. Eine Untersuchung Carl Schmitt, Das Problem der Legalitdt Legalität, in «Die
zur Problem der Rechtspraxis, Berlin, Liebmann, 1912. neue Ordnung», 1950, pp. 270-275, vuelto a publicar en
Trad. Esp. Carl Schmitt, Ley y juicio. Examen sobre el Carl Schmitt, Verfassungsrechtliche Aufsdtze Aufsäzte
problema de la praxis de la praxis judicial, traducción aus den Jahren Materialen zu einer Verfossungslehre
de Montserrat Herrero, Madrid, Tecnos, 2012. Verfassungslehre, Berlin, Duncker & Humblot, 1958, pp.
2
Hugo Fiala [= Karl Löwith], “Politischer Dezisionismus”, 440-451 (trad. Esp,. Legalidad y legitimidad (Apéndi-
in Revue internationale de la theorie du droit / Interna- ce), Buenos Aires, Struhart & Cia , 2002). La frase cita-
tionale Zeitschrift fiir Theorie des Rechts, núm. 9, 1935, da de Laberthonniere es: «La máxima: es la ley, en el
pp. 101-123. Trad castellana: Karl Löwith, “El decision- fondo no difiere en nada de la máxima: es la guerra».
4
ismo ocasional de Carl Schmitt”, Heidegger, pensador Lucien Laberthonniere, Sicut ministrator. Critique de la
de un tiempo indigente, Buenos Aires, Fondo de Cul- notion de souverainete de la loi, Paris, J. Vrin, 1947.
tura Económica, 2006.
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Campos de batalla
5 7
Carl Schmitt, Politische Theologie. Vier Kapitel zur Leh- Ibíd., p. 35.
8
re von der Souverdnitdt, Munchen-Leipzig. Duncker & Carl Schmitt, Ex captivitate salus. Experiencias de la
Humblot, 1922 (trad, esp.: Carl Schmitt, Teología políti- época 1945-1947, Madrid, Trotta, 2010. El fragmento
ca, Madrid, Trotta, 2009). aquí incluido se corresponde con el original de la tra-
6
Ibíd., 162 [traducción castellana]. ducción española arriba indicada [pp. 55-56].
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Campos de batalla
Europa entre los siglos XVI y XVII. El padre de esta ciencia jurídica es
“el renacido derecho romano, la madre, la Iglesia de Roma”9. En esta
tradición, cuyo fin marcan el positivismo y el tecnicismo del siglo XX,
Schmitt se declara, más o menos sinceramente, fiel hasta el final: “Soy el
último representante del jus publicum europaeum, el último en haberlo
enseñado e indagado en un sentido existencial, y vivo su final como
Benito Cereno vivió el viaje de la nave pirata”10. Es al menos singular
-y esta contradicción es uno de los rasgos más oscuros de la actividad
de Schmitt como jurista- que sea justo el último representante del jus
publicum europaeum quien, en 1933, escribiendo Estado, movimiento,
pueblo, asuma la tarea de delinear, en su calidad de órgano del derecho
sustantivo del pueblo alemán, los principios fundamentales del Estado
nacionalsocialista, que de aquel derecho representa su fin irrevocable.
Entre estas dos identidades contradictorias, el jurista Schmitt nunca eli-
gió, nunca “decidió” –o, mejor, intentó hasta el último momento conci-
liarlas, incluso aun a costa de tener que recurrir a un mito.
Benito Cereno
Al final de la entrevista de 1982, Schmitt evoca de nuevo a Beni-
to Cereno, que entre tanto (también gracias a los ensayos de Enrique
Tierno Galván y de Sava Klickovic en la Festschrift por los ochenta años
del jurista)11 se ha convertido en un “mito”: “En este sentido [su impli-
cación en la historia alemana y europea del último siglo] sería oportuno
referirse al mito de Benito Cereno… ¿Conoce la historia de Melville,
el mito de la situaciones irresueltas?”12. Según esta interpretación mi-
tográfica, el St. Dominick, la nave que estaba bajo el mando de Benito
92 |
Cereno antes de que los esclavos liderados por el feroz Babo se subleva-
sen, obligándolo a colaborar con los rebeldes, es un símbolo de la vieja
cultura europea, que ha caído presa de la barbarie y del terror. El “mito”
es una justificación ad hominem que sirve para explicar una “situación
irresuelta”: por qué el “último representante del jus publicum europaeum”
había colaborado de manera tan temprana y activa con el nazismo. “Carl
Schmitt”, anota Junger en su diario del 18 de octubre de 1941 después
de una conversación con él, “se compara con el capitán blanco domina-
9
Ibíd., pp. 71-72. 1968, vol. I, pp. 345 y ss.; Sava Klickovic, “Benito Cere-
10
Ibíd., p. 78. no. Ein moderner Mythos”, ibid., pp. 265 ss. (original,
11
Enrique Tierno Galvan, “Benito Cereno oder der español: Benito Cereno o el mito de Europa, Madrid,
Mythos Europas”, en Hans Barion et al., Epirrhosis. Cuadernos hispanoamericanos, 1952, pp. 215-223).
12
Festgabe für Carl Schmitt, Berlin, Duncker & Humblot, En esta edición en las páginas 182-183.
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Campos de batalla
Es posible, sin embargo, que esta interpretación del mito que opone
con claridad el bien y el mal, el orden y el desorden, no sea auténtica o,
más bien, corresponda a un nivel exotérico que no agota el significado.
Quien haya leído la historia de Melville, sabe que un oscuro vínculo
y casi una oculta solidaridad parece vincular a Benito Cereno con su
esclavo-carcelero Babo. En esta ambigüedad del infeliz capitán, Tierno
Galván ha querido ver la cifra de la situación de Schmitt como repre-
sentante de la élite europea durante el régimen nazi, que no puede ni
abandonar la nave ni aceptar la barbarie.
13
Ernst Jünger, Diario 1941-1945, Milano, Longanesi, tellano y la versión que en el texto maneja el au-
1983, p. 44. (trad esp,: Radiaciones II, Barcelona, Tus- tor he decidido dejar la traducción del segundo.
15
quets, 1989). En esta edición en la página 255.
14
Tierno Galván, op. cit. Dadas las significativas dife-
rencias entre el original de Tierno Galván en cas-
P A P E L M Á Q U I N A 12
Campos de batalla
de que la legalidad que se había dejado atrás no era mejor que el desor-
den (por otra parte, solo aparentemente ordenado) que la seguía, siendo,
de hecho, ambos indiscernibles. A lo largo del viaje, Babo permanece tan
inseparablemente próximo a él que se convierte en algo así como su som-
bra. Y, al final, la vuelta a la normalidad parece hacérsele tan insoporta-
ble que no puede sobrevivir al ahorcamiento de su compañero-enemigo.
Epimeteo cristiano
El ensayo publicado en 1950 en la revista “Universitas”, Tres po-
sibilidades de una imagen cristiana de la historia (que aquí, gracias a la
cortesía de Heinrich Meier, publicamos por primera vez en su versión
original) contiene indicaciones esenciales sobre la concepción schmit-
tiana de la historia. Schmitt parte del libro recién publicado de Löwith
Meaning in History y, con el pretexto de una reseña entusiasta, define en
realidad los tres posibles paradigmas de una concepción cristiana de la
historia. El primero concierne a la analogía entre el modo en el que el si-
glo XX se ha comprendido a sí mismo y la escatología cristiana, es decir,
la idea de un fin del tiempo, de un “tiempo agotado”. Esto se opone clara-
mente a la idea moderna de planificación. A esta parálisis escatológica de
la modernidad se contrapone, dentro de la visión cristiana de la historia,
la imagen del Katechon en la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses,
esto es, la idea de una potencia que retrasa y difiere el fin del tiempo.
En El Nomos de la tierra, publicado en el mismo año (aunque Glossarium
94 |
data en 1932 la primera elaboración de “su teoría del Katechon”)16, esta
idea se sitúa en el centro de la concepción schmittiana de un imperio
cristiano:
No creo que sea posible, para una fe originalmente cristiana, ninguna otra
visión histórica que la del Katechon. La creencia de que una barrera retrasa
el fin del mundo constituye el único puente que conduce de la paraliza-
ción escatológica de todo acontecer humano a una fuerza histórica tan
extraordinaria como la del imperio cristiano de los reyes germanos17.
16
Theodore Paleologue, SOUS I’oeil du grand Inquisit- Jus Publicum Europaeum, Koln, Greven, 1950 (trad,
eur. Carl Schmitt et I’heritage de la theologie politique, esp.: El Nomos de la tierra, Madrid, Comares, 2003,
Paris, Cerf, 2004, p. 66. p. 29) El fragmento aquí incluido se corresponde con
17
Carl Schmitt, Der Nomos der Erde im Vdlkerrecht des el original de la traducción española arriba indicada.
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Campos de batalla
18 21
Friedhelm Kemp, “Der Dichter Konrad Weiss”, Wort und Ibid.
Wahrheit, núm. 4,1949. 22
En esta edición en la página 254.
19 23
En esta edición en la página 253. Kemp, “Der Dichter Konrad Weiss”, op. cit., pp. 284-285.
20
Ibid.
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Poder constituyente
En el curso de la entrevista con Fulco Lanchester, Schmitt interrum-
pe en un cierto punto sus respuestas planteando, ahora él, una pregunta
abrupta: por cierto, ¿conoce mi ensayo sobre Die legale Weltrevolution?24
El ensayo, publicado en la revista “Der Staat” en 1978, es uno de los
lugares en los que la actualidad de la problemática schmittiana se evi-
dencia con más fuerza. En su centro se encuentra el problema del do-
minio de la legalidad en nuestro tiempo, que conduce a la paradoja de
revoluciones –es decir, de las transformaciones de la constitución ma-
terial y formal de un país- que tienen lugar de forma legal. No solo el
nazismo y el nacionalsocialismo son dos ejemplos de estas revoluciones
legales (Schmitt muestra en un rápido esbozo cómo Hitler fue capaz
de tomar legalmente el poder y, después, cerrar tras de sí la puerta de
la legalidad por la que había entrado, dejando a sus enemigos políticos,
por vías legales, en la ilegalidad), sino todas las estrategias de toma de
poder (por ejemplo, por parte de los partidos comunistas) y todas las
grandes transformaciones político-sociales de nuestro tiempo tienden a
legitimar el Estado “a cambio del acto de caridad con el que éste per-
mite que tenga lugar una revolución estatal-legal”25. “En la rapidez del
progreso científico-técnico-industrial”, escribe Schmitt en el prólogo a
la amplia antología italiana de 1971, “ya no es posible distinguir entre
constitución, ley y medida, ya que simplemente se han convertido en
otros métodos de una permanente transformación de valores”26. Lo que
de ese modo entra en crisis es la dialéctica entre poder constituyente y
poder constituido que, a partir de la Revolución francesa, había regulado
las grandes transformaciones políticas. A través de una práctica de legali-
zación progresiva de los golpes de estado y de los procesos de cambio de
97 |
la constitución material, se ha eliminado radicalmente la necesidad de
que una revolución pase por una fase constituyente. “La revolución legal
se hace permanente y la revolución estatal permanente se hace legal”27.
24
En esta edición en la página 154. (Trad, esp,: El concepto de lo político: texto de 1932 con
25
En esta edición en la página 188. un prólogo y tres colorarios, Madrid, Alianza, 2013).
26 27
Carl Schmitt, Le categorie del «politico», op. cit., p. 22. En esta edición en la página 188.
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28
En esta edición en la página 210. Scritti scelti e tradotti da D. Cantimori, Firenze, Sansoni,
29
Carl Schmitt, Principii politici del Nazionalsocialismo, 1935.
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30 32
En esta edición en la página 265. Ibid
31
Ibid
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33
En esta edición en la página 272.
34
En esta edición en la página 307.
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Campos de batalla
Por esta razón esto [el concepto de Führung] implica, también, como exi-
gencia positiva, una absoluta igualdad de especie entre Guía y sequito[…] Solo
la igualdad de especie puede impedir que el poder del Guía se convierta en
tiranía y arbitrio; solo esta es la única razón de la diferencia de todo domi-
nio de una voluntad heterogénea, por muy inteligente y ventajosa que sea36.
35
Michel Foucault, II faut defendre la societè. Cours au 36
En esta edición en la página 307.
College de France, 1975-1976, Paris, Gallimard-Seuil, 37
En esta edición en la página 311.
1997 (trad, esp.: Hay que defender la sociedad, Madrid,
Akal, 2003).
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Campos de batalla
Tal vez entonces quizá merezca la pena intentar releer desde esta perspec-
tiva el “mito de las situaciones irresueltas” en el que algún año después
Schmitt buscará no solo su propia justificación, sino también la del dere-
cho en general, una última, desesperada, “nomodicea”. El St. Dominick,
el “extraño velero” español que Amasa Delano, el representante del Nue-
vo Mundo, observa con una sensación de invencible malestar por las
once horas que dura su estancia a bordo, es la nave del derecho público
europeo, similar a “aquellos palacios italianos antiguos que, pese a la
decadencia de sus dueños, todavía conservan los signos de su grandeza
pasada”39. Pero, ¿qué ha sucedido a bordo? Lo que define la situación a
bordo del St. Dominick no es tanto el desorden o la anomia, como una
zona de indistinción en el que la ley y el estado de excepción, derecho
y violencia se hacen indiscernibles. El capitán, don Benito Cereno, que
conserva todos los símbolos del poder, es –como la ley en la Europa de
103 |
entreguerras– un soberano impotente, que reina pero que no gobierna.
Por ello la espada con la empuñadora de plata que cuelga bien visible a
su lado (“apparent symbol of despotic command” como en el frontispi-
cio del Leviathan) está, en verdad, sin hoja, y la llave que lleva colgada al
cuello, símbolo del Jus ligandi et solvendi (“so, Don Benito –padlock and
key– significant symbols, truly”) carece de utilidad, porque el candado
está, en realidad, ya abierto. Todo el poder efectivo está en manos del
salvaje Babo que sigue a Don Benito –la legalidad– como una sombra
y es hasta tal punto íntimo e inseparable de él, que ambos finalmente
resultan indistinguibles (Le pregunta a Amasa Delano: “What has cast
38
En esta edición en la página 309. New York, 1856. (Trad esp,: Benito Cereno, Madrid,
39
Hermann Melville, Benito Cereno, The piazza tales. Biblioteca Nueva, 2013).
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Campos de batalla
such a shadow upon you?”, y solo responde: “The negro”). Así como, en
las garras del nacionalsocialismo, el estado de excepción se ha convertido
en la regla y la revolución se pretende en todo y por todo legal, así en
el St. Dominick don Benito y su oscuro partner (“not only his constant
attendant and companion, but in all things his confidant”), derecho y
terror aparecen ambiguamente entrelazados. Y nada expresa esta secreta,
abyecta solidaridad mejor que el contrato que, en un momento dado,
don Benito y Babo redactan y firman, en el que el capitán se compro-
mete a una tarea imposible (devolver los esclavos a Senegal) y Babo a
un igualmente imposible cese de la violencia. Es esta ambigüedad la
que Amasa Delano no termina de comprender, sin finalmente saber si
don Benito es un caballero o un pirata, un débil representante de la ley
e incapaz por completo de ejercitar su función o, al contrario, un amo
demasiado salvaje (“a bitter hard master”).
104 |
Escribiendo, entre 1933 y 1935, Estado, movimiento y pueblo y una serie
de artículos en los que, además de ganarse el favor de los poderosos,
intentó dar forma a los principios constitucionales del socialismo, Sch-
mitt trató de conducir el St. Dominick entre la Escila de la legalidad y
la Caribidis del estado de excepción. La teoría de la Führung, que no es
una “alegoría barroca” (evidente alusión a la imagen benjaminiana del
soberano barroco que no está en condiciones de decidir nada) ni el “do-
minio de una voluntad heterogénea” porque se funda sobre una “absolu-
ta identidad de especie entre Guía y séquito” es el intento de responder
a la división –que, en el relato de Melville, toma precisamente la forma
40
Sava Klickovic, Benito Cereno, op. cit., p. 272.
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Campos de batalla
105 |
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Diálog
logos
“Los modos
están en Dios”:
Entrevista a
Giorgio Agamben
Gerardo Muñoz *
* Universidad de
Lehigh
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Diálogos
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Diálogos
Gerardo Muñoz: Al final de L’uso dei corpi (2014) dices que las conse-
cuencias del proyecto Homo Sacer se situarían más allá de la arqueología
(Foucault), la deconstrucción y la destrucción (Derrida y Heidegger),
o las estructuras epocales de los fantasmas hegemónicos (Schürmann).
Podríamos decir que, frente a la diferencia ontológica o una ontología
fundamental heideggeriana, ofreces una “forma de vida” que en el li-
bro es puesta en relación con la ontología modal de Leibniz y Marius
Victorinus, entre otros pensadores. ¿Pero no es la ontología modal como
substrato de la forma de vida, una vuelta a una ontología primaria?
111 |
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Diálogos
112 |
Gerardo Muñoz: Para poner en relación con la inoperosidad del derecho,
has mencionado una figura que es el “Consejo Nocturno” (nykterinos syl-
logos) de Las Leyes de Platón, aunque no llegas a desarrollar sus consecuen-
cias. ¿Sería el Consejo Nocturno una nueva institución legal que liberaría
el nudo inoperoso de lo humano? ¿Se trataría de un modo instituyente
capaz de acoger al singular más allá de la eficacia de la persona y del sujeto?
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Diálogos
Gerardo Muñoz: Pasando ahora a un plano más práctico, ¿es posible hoy
pensar algo así como un “Consejo Nocturno” a la luz de la crisis del espacio
europeo? Recordaba cómo hace un par de años atrás, rescatabas el memo
redactado por Alexandre Kojève sobre el “Imperio Latino” con el fin de
contrarrestar la hegemonía del bloque económico del norte de Europa…
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Diálogos
114 |
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Itali
Theor
lian
ries
Contra
la conspiración:
el vértigo de la vida*
Alberto Moreiras**
* Este ensayo es una versión abreviada para este núme- the Conspiracy: Revisiting Life’s Vertigo: On Roberto
ro que retoma tres secciones del ensayo mucho más Esposito’s Terza persona and Da fuori”, en Roberto
extenso, anteriormente publicado en italiano como Esposito: Biopolitics and Philosophy, Inna Viriasova y
“La Vertigine della Vita: Su Terza persona di Roberto Antonio Calcagno Eds., Albany: State University of New
Esposito”, en Impersonale: In Dialogo con Roberto Es- York 2018, p.65-99. La versión íntegra en castellano
posito. Laura Bazzicalupo Ed., Milano, Mimesis, 2008, será publicada próximamente como libro en la colec-
p. 149-172; y recientemente en inglés como “Against ción Iskra de la editorial Palinodia.
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Italian Theories
parecía que esa reflexión estaba causando efectos directos en las ciencias
sociales y en otros ámbitos del saber, parece haber quedado confinada
al ámbito académico de las humanidades. Hoy estamos quizás en otro
momento, más allá del llamado giro cultural, pero resulta difícil dis-
cernir si el giro tecnopolítico, con su impacto radical sobre la noción
misma de persona, es antes que nada un acontecimiento en la historia
del pensamiento o si, más propiamente, debería ser considerado un giro
en la historia de la humanidad. El creciente dominio de protocolos tec-
nocientíficos –digitales, cibernéticos– incluso al nivel del desarrollo eco-
nómico y gestión laboral modifica y desfundamenta –o completa, según
qué perspectiva– muchas concepciones inherentes a la modernidad en
diversos ámbitos prácticos y experienciales. Las tecnociencias provoca-
rán inmensos cambios en el lapso de una o dos generaciones y las impli-
caciones políticas contenidas en previsibles desarrollos de las neurocien-
cias, la robótica, la genética o la farmacología modificarán las relaciones
sociales. Estamos en el umbral de un cambio tan vasto que podría ser
potencialmente revolucionario en al menos algunas sociedades, y de ahí
la urgencia por construir un pensamiento crítico y constructivo en torno
a las variadas consecuencias de una tecnopolítica que parece exceder con
mucho las condiciones en que una fijación sobre la existencia en los años
cincuenta, o sobre el lenguaje en los sesenta y setenta, o sobre la cultura
en los ochenta y noventa, podían considerarse también actos políticos.
Se trata de determinar si tal pensamiento crítico podría venir del ámbito
de lo que Esposito llama biopolítica afirmativa.
1
Sobre la noción heideggeriana de “ser vivo sin más” mito, esa leyenda, ese fantasma que pretende ser un
(Nur-lebenden) Jacques Derrida, que debió de ha- puro concepto (la vida en estado puro: Benjamin con-
berla asociado al trabajo de Agamben, dice: “Creo fía también en lo que no es, sin duda, ahí más que un
comprender lo que ese ‘sin más’ (nur), quiere decir, lo pseudoconcepto) no es precisamente la filosofía pura
comprendo por encima, como lo que esto querría que- transformada en síntoma de la historia que nos ocupa
rer decir, pero al mismo tiempo no entiendo nada. Me aquí”. El animal que luego estoy siguiendo, Madrid,
preguntaré todavía si esa ficción, ese simulacro, ese Trotta, 2008, pp. 38-39.
P A P E L M Á Q U I N A 12
Italian Theories
Desplegar este programa constituye una tarea que debe ser extendida
sobre dos planos de tensión: el juego entre subjetividad y desubjeti-
vación, y el juego entre beatitud y sumisión. En términos de metas,
puesto que el programa de una filosofía por venir debe incorporar
una teleología, o es una teleología, es más fácil entender la importan-
cia de la beatitud, dada su asociación convencional con la felicidad,
que la importancia de aquello que se mueve hacia una práctica de
desubjetivación. Si las cosas son oscuras, la tarea de la filosofía futu-
ra es sin duda contribuir a su clarificación. Agamben ofrece varias re-
119 |
flexiones en este sentido. Gran parte del ensayo de Agamben está de-
dicada a un análisis celebratorio del último ensayo de Deleuze, “La
inmanencia: una vida [...]”. La noción de homo tantum, entendida o
expresada en Deleuze sobre la base de un pasaje del libro de Charles
Dickens Nuestro amigo común, parece crucial3. Homo tantum refiere, en
la formulación deleuziana, a una vida, esto es, a un punto en el que:
2
Giorgio Agamben, “La inmanencia absoluta”, Ensayos vida del moribundo. Todos se empeñan en salvarlo, al
sobre biopolítica: Excesos de vida, Gabriel Giorgi y Fer- punto de que en lo más profundo de su coma el villano
mín Rodríguez Eds., Buenos Aires, Paidós, 2007, p. 91. siente que algo dulce lo penetra. Pero a medida que
3
Dice Deleuze en “La inmanencia…una vida”: “un cana- retorna a la vida sus salvadores se vuelven más fríos,
lla, un sujeto vil despreciado por todos está agonizan- y él recupera toda su grosería y su maldad. Entre su
do y los encargados de curarlo manifiestan una especie vida y su muerte hay un momento que no es más que
de esmero, de respeto, de amor por el menor signo de el de una vida que juega con la muerte”, Ibíd., p. 37.
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Italian Theories
la vida del individuo... cedió lugar a una vida impersonal y sin embargo
singular, de la que se desprende un puro acontecimiento liberado de los
accidentes de la vida interior y exterior, es decir, de la subjetividad y la
objetividad de lo que pasa... una especie de beatitud... de una haecceidad
que no es una individuación sino una singularización: vida de pura inma-
nencia, neutra, más allá del bien y del mal, porque solo el sujeto que la
encarnaba en el medio de las cosas la volvía buena o mala4.
4
Ibíd., p. 38. la inmanencia misma genera de su interior y en la
5
Ibíd., p. 37. que todo filósofo cae cuando más intenta adherirse
6
Agamben, “Inmanencia”, p. 37. íntimamente al plano de inmanencia”, Ibíd., p. 72.
7 9
Ibíd., p. 71. Ibíd., p. 81.
8 10
“Esta ilusión de la trascendencia . . . es algo así como Ibíd., p. 92.
11
una ilusión necesaria en el sentido de Kant, que Ibíd., p. 81.
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Italian Theories
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Italian Theories
2. La sombra de lo impersonal
¿Cómo hacer una política de la tercera persona? La tercera persona
no es sólo alguien más, u otro, sino que, con respecto al yo-tú, introduce
un régimen diferente de sentido. Para Esposito, como para Agamben,
Foucault y Deleuze son figuras claves en la tradición filosófica que se ha
movido contra los modelos dialógicos a favor de una nueva teorización
de lo neutro. Lo neutro no es “algún otro que se agrega a los dos prime-
ros, sino aquello que no es ni el uno ni el otro, aquello que rehúye todas
las dicotomías fundadas o presupuestas en el lenguaje de la persona”16.
Según Esposito Foucault y Deleuze habrían logrado convertir lo imper-
sonal no sólo en una fuerza capaz de destruir (o “deconstruir” el disposi-
tivo de la persona, sino, sobre todo, convertirla en “la forma o, mejor, el
contenido de una práctica que modifique la existencia”17. “Vida” es para
Esposito la figura de la tercera persona en Foucault y Deleuze:
16 19
Ibíd., p. 30. Ibíd., p. 32.
17 20
Ibíd., p. 32. Ibíd., p. 24.
18
Ibíd., pp. 31-32.
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Italian Theories
21
Ibíd., p. 36.
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Italian Theories
Nunca como en este caso... bíos y zoé, forma de la vida y vida sin for-
ma, llegaron a divergir de modo irremediable, apartados entre sí por su
relación inversa o directa con la muerte; por un lado, una vida tan viva
que se propone como inmortal; por otro lado, una vida que ya no es tal
–“existencia sin vida,” Dasein ohne Leben– en cuanto contaminada desde
un principio y pervertida por la muerte25.
22 24
Ibíd., p. 41. Ibíd., p. 80.
23 25
Ibíd., p. 57. Ibíd., p. 87.
P A P E L M Á Q U I N A 12
Italian Theories
26 28
Ibíd., p. 89. Ibíd., p. 104.
27 29
Ibíd., p. 111. Ibíd., p. 110.
P A P E L M Á Q U I N A 12
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30
Ibíd., p. 125.
31
Ibíd., p. 128.
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Italian Theories
los animales y con el propio cuerpo, entendido éste no como algo que
se posee, sino como aquello que uno es. Esposito se refiere a asuntos
biotecnológicos, de propiedad intangible y de patentes, concernientes a
la vida vegetal y animal como sitios contemporáneos de desarrollo de la
estructura radical de separación en el núcleo de la vida desde la perspec-
tiva del dispositivo de la persona, que ha probado ser incapaz de detener
la “progresiva reificación de la vida”32. Las bioéticas contemporáneas (en
particular Peter Singer y Hugo Engelhardt resultan severamente critica-
dos) no dudan en insistir en la animalización de formas liminares de lo
humano bajo la tesis dual de que “no sólo no todos los seres humanos
pueden aspirar a la calificación de personas, sino que no todas las perso-
nas son seres humanos”33. Pero éstos son únicamente ejemplos puntuales
de un macroproceso político de despojamiento que la ideología de la
persona no sólo no previene, sino que fomenta34. En otro giro paradó-
jico más, es precisamente la pretensión de que la persona es dueña de sí
misma y de lo que puede reclamar como suyo lo que deja a muchos de
nuestros congéneres fuera de su pertenencia categorial (como por ejem-
plo teoriza Peter Singer sobre las no-personas, las casi-personas, las semi-
personas, las ya-no-más-personas y las anti-personas), y además cons-
tantemente amenaza con destruir incluso a aquellos de nosotros que, en
sus mejores momentos, creen estar seguros de su condición de personas.
La tesis de Esposito de que la actual situación no se ha desarrollado a
pesar del dominio ideológico abrumador del dispositivo de la persona,
sino, más bien, por medio de este, tiene una consecuencia crucial: la ne-
cesidad de preparar un entendimiento alternativo, sin el cual ninguna lu-
cha ideológica puede ser efectiva. El círculo teórico debe interrumpirse.
127 |
3. La solución infrapolítica
El corazón de su libro Da fuori (2016), en el que Esposito continua
el proyecto de dilucidación de su relación con la filosofía contemporánea
iniciado en Tercera persona, es la presentación de la escisión entre decons-
32
Ibíd., p. 139. cárceles y centros de detención diversos durante varios
33
Ibíd., p. 141. meses, y se le negó asistencia médica urgente y nece-
34
Hiu Lui Ng fue un neoyorquino de nacionalidad china, saria hasta que murió en custodia después de tremen-
casado con una ciudadana estadounidense y con dos dos padecimientos físicos. La negación de asistencia
hijos nacidos en el país, que fue arrestado durante el médica es otro aspecto de la administración tecnopo-
proceso de su entrevista final para la obtención de su lítica de la vida, especialmente en relación con gente
permiso de residencia sobre la base de haber perma- considerada no-persona o menos-que-persona. Véase,
necido en suelo norteamericano después de que su Nina Bernstein, “Ill and in Pain, Detainee Dies in U.S.
visa hubiere expirado. Fue detenido y conducido por Hands.” New York Times, 13 de agosto, 2008, A1; A16.
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Italian Theories
35 36
Roberto Esposito, Da fuori: una filosofia per l’Europa, Ibíd., p. 171.
37
Torino, Einaudi, 2016, p. 180. Ibíd., p. 226.
P A P E L M Á Q U I N A 12
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38
Ibíd., p. 237.
39
Ibíd., p. 238.
P A P E L M Á Q U I N A 12
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40
Ibíd., p. 135. 43
Ibíd., p. 131.
41
Ibíd., p. 131.
42
Roberto Esposito, Categorie dell’impolitico, Bolonia, Il
Mulino, 1988, p. 131.
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Italian Theories
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44 45
Giorgio Agamben, The Use of Bodies, Stanford, Stan- Roberto Esposito, Da Fuori: una filosofia per l’Europa,
ford University Press, 2016, p. 266. La traducción al Torino, Einaudi, 2016, p. 193.
46
castellano es mía. Ibíd., p. 193.
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Italian Theories
47
Ibíd., p. 170.
48
Ibíd., p. 179.
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Italian Theories
sis de Esposito en munus, sin embargo, más que en el cum que el tipo
de expropiación deconstructiva de la comunidad aparente en Jean-Luc
Nancy, por ejemplo, enfatiza, habría permitido a Esposito radicalizar el
pensamiento de la comunidad hacia su exacerbación política. El munus
es común a la comunidad y a la inmunidad: “Si communitas vincula
a sus miembros en una búsqueda recíproca, Immun los exonera de tal
deber. Del mismo modo que la comunidad remite a algo general, la
inmunidad, por el contrario, remite a la particularidad privilegiada de
una condición sustraída de la obligación comunitaria”49. Y esto último
constituye un problema. Hoy, para Esposito, habríamos sobrepasado
ampliamente la necesidad inmunitaria moderna, nos habríamos pasa-
do del límite ante el cual la inmunidad todavía puede proponérsele al
pensamiento como eficientemente política, y habríamos llegado a un
estadio en el que la inmunidad, y con ella todo tipo de énfasis inmu-
nitario, se habría convertido “en no más que una jaula donde no sólo
la libertad se consume a sí misma sino también el sentido mismo de la
existencia –esa apertura al afuera al que se le ha llamado comunidad”.
Con esas frases, con ese rechazo de toda deriva inmunitaria contempo-
ránea a favor de una vuelta al prudente reducto comunitario que nunca
debió haberse abandonado, alcanzamos el lugar donde se juntan todos
los hilos de mi crítica a la biopolítica afirmativa de Esposito. Acaba-
mos de ver –retrospectivamente, podía verse ya en las últimas páginas
de Tercera persona, que la comunidad llega a ser entendida como el lugar
esencial y central de la política de nuestra época. La comunidad guarda
incluso la promesa de un vencimiento epocal del nihilismo inmunitario.
Hoy, para Esposito, “lo común se ha convertido en la forma de resisten-
134 |
cia real y simbólica al exceso de inmunización que captura sin final”50.
49
Ibíd., p. 181.
50
Ibíd., p. 181.
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Italian Theories
51
Ibíd., p. 183.
P A P E L M Á Q U I N A 12
Italian Theories
52 54
Jean-Luc Nancy citado por Esposito. Ibíd., p. 133. Roberto Esposito, Le persone e le cose, Torino, Einaudi,
53
Sobre la noción de infrapolítica, véase, Alberto Morei- 2014.
ras, “Infrapolítica –el proyecto”, Papel Máquina, núm.
10, Santiago de Chile, 2016, pp. 53-64 [el número inte-
gro está dedicado a Infrapolítica].
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Italian Theories
mueven al unísono, con el mismo ritmo, dentro de una ola afectiva úni-
ca,” si “todavía privados de formas organizacionales adecuadas, cuerpos
de hombres y mujeres presionan sobre las fronteras de nuestros siste-
mas políticos, pidiendo transformaciones irreducibles a las dicotomías
que han producido durante tanto tiempo el orden político moderno”,
esa llamada “novedad radical” del “cuerpo viviente de las multitudes”55
(hay que recordar aquí la noción de “persona vivente” en la que concluía
Tercera persona) no solo pide un nuevo léxico comunitario sino que está
también bajo el imperativo urgente de interrumpir el vínculo excluyente
entre política y comunidad –a comunidad concluida es el fin de la polí-
tica. ¿No será la biopolítica afirmativa, a pesar de todo, también un fin
teológico-político de la política? Pero evitar ese fin es la función de la
política de la separación que pedía el Jacques Derrida de 1994.
137 |
55
Ibíd., p. 111.
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Tres motivos
para la inclinación
Alejandra Castillo*
* Profesora titular
Departamento de
Filosofía, Universidad Esta relación del deseo con la locura tiene lu-
Metropolitana de Ciencias gar de forma privilegiada en la relación con la
de la Educación (UMCE). madre (…) Deseo loco, esta relación con la
madre, ya que constituye “el continente negro”
por excelencia”. Permanece en la sombra de
nuestra cultura, es su noche y sus infiernos.
1
Giorgo Agamben, L’uso dei corpi, Verona, Neri Pozza
Editore, 2014.
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Italian Theories
Sin embargo, no parece ser propio de los sujetos el hecho del desdo-
blamiento: el hecho de salir de sí para mirarse desde fuera como si se
fuese un objeto, un cuerpo. La definición cosificada requiere de la me-
diación de alguien más. Esto lo sabe Agamben y en razón de ello si-
túa el cuerpo en la relación del amo y el esclavo, en la orden y la obe-
diencia. En este sentido, y repitiendo la fórmula, no parece ser parte
del reconocimiento que el sujeto se narre en la externalidad pura que
supone el “uso”. Tal vez lo que complica del “uso de sí” sea, precisa-
mente, la lógica de comando y orden que despliega. Quizás este co-
mando no pueda ser subvertido en la inversión, haciendo de la posición
del esclavo el lugar del desajuste del mecanismo de dominio. Ya an-
tes que Agamben, Alexandre Kojève había avanzado por este camino
suponiendo la libertad en el trabajo del esclavo de quien depende, en
última instancia, la subsistencia del amo2. Agamben no piensa en la in-
versión, sino en la inoperatividad que introduce el uso, la obediencia3.
La imagen inclinada
140 |
La rectitud es propia de la pose frente al lente de la cámara fo-
tográfica. Mirar de frente, poniendo en escena la pose de la identidad
tantas veces vista, tantas veces repetida. A pesar de las variaciones, lo
propio de esta “pose de sí” es la rectitud. Con acierto advierte Cavarero
sobre la particular geometría vertical que pareciera sostener, sujetar, al
sujeto. Es por ello que su verdad y su decir autónomo, siempre se dirán
rectamente, adoptando un rictus, posando un cuerpo pleno y erguido4.
La rectitud de la pose, que en este espacio de escritura llamaremos la
pose de la identidad, tiene en la figura de la inclinación su anverso re-
2 4
Alexandre Kojève, Dialéctica de lo Real y la idea de la Adriana Cavarero, Inclinazioni. Critica della rettitudine,
muerte en Hegel, Buenos Aires, Editorial Leviatán, 2010. Milano, Raffaello Cortina Editore, 2014.
3
Giorgio Agamben, L’uso dei corpi, op. cit, pp. 25-37.
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Italian Theories
5
Roland Barthes, “Celui qui est photographié”, La 6
Adriana Cavarero, “Antigone”, en Corpo in figure. Fi-
Chambre claire. Note sur la photographie, Paris, Édi- losofia e política della corporeità, Milano, Feltrinelli,
tions de l’Étoile/Gallimard/Seuil, 1980, p. 25. La traduc- 2003, pp. 17-55.
ción al castellano es mía.
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Italian Theories
Parafilias
Un orden menor. Un orden que se dice en la desviación, en el equí-
voco. Las parafilias en su etimología más conocida nos remiten a una
palabra doble. Distancia y afecto: lo que se halla cerca, junto –tal vez,
acechando– al amor. La cuestión de las parafilias es una cuestión de la
distancias, no cabe duda. Las parafilias se hallan en la abertura, máxima
o mínima, que se instala entre la atracción y la repulsión. De ahí que
las parafilias rememoren un movimiento de olas, de un ir y venir de
marea. También evocan un retorno, una vuelta atrás. No sabemos aún
cuál es este lugar que nos espera en el vaivén de un ir y venir. Quizás
este retorno no sea más que un regreso, siempre diferido, siempre des-
viado, hacia un cuerpo. Un cuerpo que evita describirse bajo los sig-
nos de la linealidad, la rectitud y la eficiencia. Un cuerpo que se resta
a la funcionalidad de la línea recta que no tiene otro desenlace que el
amor. Por extraño que parezca la geometría del amor no parece ser otra
que la línea, el trazo que va desde un punto hacia otro. Esta es la ra-
zón de la línea, de la rectitud. Es el dos de la relación que no deja de
enmarcarse, una y otra vez, en el dos de la diferencia sexual. Es por
ello que las parafilias no sean sino otro nombre para la detención del
amor. En esta lejana cercanía, las parafilias toman lugar al lado, fuera
de la línea que se traza entre un cuerpo y otro cuerpo, cuando estos
se proyectan hacía delante, hacia el futuro. Las parafilias, no lo olvide-
mos, son también una detención a ese progreso llamado futuro. El mo-
vimiento de las parafilias nunca es, por tanto, el movimiento de la flecha.
Al contrario, su movimiento es el vaivén, el regreso, la detención.
7 8
Sandor Ferenczi, Thálassa: una teoría de la genitalidad, Hélène Cixous, Le Rire de la Méduse et autres ironies,
Buenos Aires, Letra Viva, 1983. Paris, Galilée, 2010.
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Italian Theories
¿Tal vez como el agua? Cómo aquella que nos cobijaba, cual baño mari-
no, en ese tiempo sin tiempo de la gestación. Es en esta metáfora blanca
donde parece residir la cercanía y la distancia de los psicoanálisis de la
diferencia materna con Freud. Un juego de avances y retrocesos que
quizás no esté lejano de la lógica amatoria y, por esto, de un juego de
mareas siempre ya constituido en el propio discurso de la monosexua-
lidad fálica. Pese a ello, y sin siquiera intuir la secreta pasión que lo
mantenía cercano, quizás demasiado cercano a Freud, Ferenczi se resiste
a la linealidad de la geometría del complejo de Edipo, oponiéndole las
ondulaciones de erotismos múltiples –pre-genitales y por ello no fun-
cionales al orden reproductivo–, cuyo movimiento es la vuelta, el regre-
so. Un regreso a un tiempo anterior, a un antes de la diferencia sexual.
Esta anterioridad tomará la figura de Thálassa, el mar, antiguo arquetipo
de la madre: “océano, antepasado de todas las madres”, dice Ferenczi9.
9
Sandor Ferenczi, Thálassa: una teoría de la genitali-
dad, op. cit, p. 32.
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Ceguera
Que hay cuerpos que los ojos no perciben. No debería llevarnos esta
afirmación, a pensar en cuerpos cuya materialidad solo podría invocar-
se en su abstracción. O peor aún, cuerpos alojados en la interminable
interioridad de un alma tan insondable como incomunicable, quizás
solo percibida por un rumor íntimo. No, no es mi intención. No es ese
cuerpo el que me interesa. Volvamos entonces al inicio, repitamos la
afirmación, quizás, en la reiteración, en la vuelta del gesto percibamos
aquello que los ojos no ven. ¿Cómo podría un cuerpo, eso que se nos
opone en su dureza, en su fragilidad, no ser visto? ¿Cómo pasar de largo
sin notar un cuerpo? Un cuerpo siempre nos hace detener el paso, el
obstáculo que su materialidad supone no podría sino que ser percibido.
Tal vez deberíamos preguntar de otro modo, más bien posicionarnos de
otro modo con el cuerpo. Un modo distinto que aquél que se establece
en el espacio que se abre entre la visión y la ceguera. Un cuerpo lejano de
la luz, la sombra y los claroscuros. Un cuerpo que se percibe, es cierto,
pero no desde la luminosidad del día. Un cuerpo que se aprehende en la
cercanía, en la calidez y en el roce. Un cuerpo, entonces, que se consti-
tuye en el tocar, en el tacto. Un cuerpo que no se percibe en la mirada,
sino en la afectación. Un cuerpo cuya materialidad no sea otra que la
leve hendidura que produce una mano sobre la carne.
Lo que constituye a estos cuerpos es algo que los ojos no perciben. Este
144 |
“algo” que siempre escapa a la mirada es lo que los afecta, es el simple he-
cho de estar aferrados, aferradas. Tal vez esa huella invisible es la filiación.
¿Qué viene a significar aquí filiación? Al menos evoca dos sentidos. Uno
que se da en el nombre, la linealidad y el dominio. El otro, reenvía a lo que
la filiación tiene de corporalidad, del paso de un cuerpo a otro cuerpo.
P A P E L M Á Q U I N A 12
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miento y amenazado por él”11. Ahí el antes del antes, la chora, lugar mó-
vil y receptáculo del proceso que ocupa el lugar del sujeto. De ahí que el
antes del antes nunca nos remita a la cuestión de la madre sino que a un
“gesto” que en el propio acto de aferrarse se instala en el desplazamiento
continuo en tanto ruptura, en tanto separación. El aferramiento como
chora no dice más que de una ausencia de soporte.
11
Ibíd., p. 100. de Georg Groddeck, Conférences pychanalytiques à
12
Patricio Marchant, “Preguntas”, en Sobre árboles y l’usage des malades, Paris, Champs libre, 1981.
madres, Santiago de Chile, Gato Mur, 1984, p. 181. He 13
Luce Irigaray, “Les noces entre le corps et la parole”,
editado parcialmente la cita teniendo a la vista el libro Être deux, Paris, Grasset, 1987, p. 27. La cursiva es mía.
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separa? Cabe indicar que esos cuerpos que no son percibidos por la mira-
da –a pesar que lo que tengamos frente a nuestros ojos no sean más que
imágenes– se constituyen, empero, en la co-presencia, en el estar junto a
otro cuerpo. Es en la “relación” donde está la afección, es ahí donde está
el cuerpo. ¿Dónde empieza o dónde termina el cuerpo? podríamos volver
a preguntar. No lo sabemos, solo tenemos certeza que son cuerpos cuya
materialidad es siempre huella de otro cuerpo. Es, precisamente, en esa
huella donde se constituye su materialidad/maternidad. Huella que es
tiempo, cicatriz y lazo. Es ahí donde toma lugar un cuerpo, lugar que,
sin dudas, escapa una y otra vez a la mirada. Un cuerpo/imagen que,
indudablemente, los ojos no perciben.
146 |
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El cuerpo de Electra:
política y tragedia
en Simone Weil
Cristina Basili *
* Investigadora
post-doctoral en la
Universidad de Bonn,
Alemania.
1
Simone Weil, ”Électre”, Oeuvres Complètes II, Paris,
Gallimard, 1991, pp. 339-348.
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Italian Theories
Cuerpo y trabajo
El pequeño ensayo sobre la Electra, aunque muy sencillo en apariencia,
permite arrojar luz sobre una fase de cambios sustanciales en el pensa-
miento weiliano. La filósofa empieza, en esa época, a delinear de manera
cada vez más original su propio recorrido intelectual, influida en buena
medida por su asidua lectura de los clásicos griegos. En el texto sobre la
tragedia confluyen, en realidad, escondidas detrás de la forma divulgati-
va, las reflexiones sobre el trabajo obrero que la pensadora había venido
desarrollando desde el comienzo de los años 303. La cuestión del trabajo
es una constante en el pensamiento de Weil. Intérprete y crítica del pen-
samiento de Marx, la filósofa considera que la centralidad del trabajo es
la gran conquista intelectual de su época y estima que una de las tareas
filosófico-políticas fundamentales es su emancipación a partir de la su-
peración de la fractura entre trabajo manual y trabajo intelectual. Para
usar sus términos, cabe pensar en las condiciones gracias a las cuales el
trabajo deje de ser una actividad servil4.
2 4
Chiara Bottici, “Rethinking the Biopolitical Turn: From Simone Weil, “L’Enracinement. Prélude à une déclara-
the Thanatopolitical to the Geneapolitical Paradigm”, tion des devoirs envers l’être humain”, Oeuvres Com-
Graduate Philosophy Journal, núm. 1, 2015, pp. 175-198. plètes V, Paris, Gallimard, 2013.
3
Simone Weil, Simone Weil, La condición obrera, Bue- 5
Simone Weil, “Ciencia y percepción en Descartes”, So-
nos Aires, El cuenco de plata, 2010. Véase también bre la ciencia, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2006,
Weil, Simone, “Intuitions préchrétiennes”, Oeuvres p. 90.
Complètes IV, Gallimard, Paris, 2009, pp. 156-161.
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Italian Theories
Los antiguos [...] creían que era necesario poseer esclavos debido a la servil
naturaleza de todas las ocupaciones útiles para el mantenimiento de la
6
Àngela Lorena Fuster, ”Sin prejucio ni sentimentalismo. papel que ocupa la corporeidad en el pensamiento de
Hannah Arendt, lectora de Simone Weil”, en Lectoras Weil en tanto crítica del aparato conceptual moderno
de Simone Weil, Barcelona, Icaria, 2013, p. 40. puede entenderse como crítica sublimada en la elec-
7
En la utilización del pensamiento de Arendt como he- ción de una figura del mundo clásico, de su represen-
rramienta crítica para analizar el de Weil, seguimos la tación. Sobre el tema de la representación, véase Carlo
sugerencia que Roberto Esposito expone en el libro en Galli, ”Immagine e rappresentanza politica”, Filosofia
el cual se ocupa de ambas pensadoras. Véase, Rober- politica, núm. 1, Bolonia, 1987, pp. 9-29.
9
to esposito, L’origine della politica. Hannah Arendt o Àngela Lorena Fuster, “Sin prejucio ni sentimentalismo.
Simone Weil?, Roma, Donzelli Editore, 1996. Hannah Arendt, lectora de Simone Weil”, Lectoras de
8
La argumentación se basa sobre la idea de que la re- Simone Weil, F. Birulés y R. Rius Gatell (eds.), Barcelona,
presentación sea la categoría central de la política mo- Icaria, 2013, p. 34.
10
derna o, dicho de otra manera, que la política moder- Hannah Arendt, La condición humana, Barcelona, Pai-
na coincida con su representación. En este sentido, el dós, 1993, p. 98.
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11
Ibíd., p.100.
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12
Simone Weil, “Journal d’usine”, Oeuvres Complètes II,
Paris, Gallimard, 1991, pp. 192-193.
13
Ibíd., p. 80.
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La revuelta es imposible, excepto por un relámpago […] Uno está solo con
su trabajo, uno se puede rebelar contra él –trabajar con irritación, hacer
un mal trabajo, y así morir de hambre […] Somos como los caballos que
se hieren tan pronto como tiran de la broca –y se desploman. Incluso per-
demos la conciencia de esta situación, solo la experimentamos, eso es todo.
Cualquier despertar del pensamiento es entonces doloroso14.
Weil se pregunta cómo sería posible una rebelión obrera, ¿cuáles serían
las condiciones de libertad de aquellos que viven de tal manera? Y, ¿cómo
emancipar a los que son esclavos del sufrimiento del cuerpo, a los que
han quedado reducidos a dóciles animales de carga? ¿Cómo puede mejo-
rarse el destino de aquellos que sufren en su propia piel las consecuencias
del ejercicio obsceno del poder? La respuesta weiliana es la siguiente:
“Creo que es importante comenzar por levantar la cabeza”15.
Cuerpo y tragedia
Puesto que para Weil una revolución comunista no solucionaría el
problema de la opresión, su investigación se centra en la posibilidad de
modificar el papel de los obreros en el sistema de producción: “La cues-
tión, por el momento, es saber si, en las condiciones actuales, es posible
llegar a una fábrica de manera que los trabajadores cuenten y estén cons-
cientes de contar para alguna cosa”16.
14
Simone Weil,”Journal d’usine”, Oeuvres Complètes II, 16
Ibíd., pp. 223-224.
Paris, Gallimard, 1998, p. 193. 17
Ibíd., p. 224.
15
Ibíd., p. 232. 18
Ibíd., p. 237.
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19
Ibíd., pp. 248-251.
20
Ibíd., p. 244.
21
Ibíd., p. 244.
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154 |
En el artículo sobre la Electra, más que en los otros, se hace evidente este
intento. La elección de la versión sofoclea del drama está determinada
por aquellas características del texto que lo vuelven funcional al objetivo
de la filósofa25. En efecto, la tragedia de Sófocles presenta significativas
22
Simone Weil, “Antigona”, La fuente griega, trad. José una experiencia que, plenamente asumida, es deter-
Luis Escartín y María Teresa Escartín, Madrid, Trotta, minante respecto a problemas concretos; le proporcio-
2005, p. 57. na también un ‘lenguaje’ que hace propio. En realidad,
23
Para una interpretación de las lecturas weilianas de el lenguaje weiliano es suyo: habla desde sí mismo, y
las tragedias relacionada con los temas de la libertad desde sí busca reordenar el mundo, tarea en la que
y de la opresión, véase Simone Fraisse, ”Oppressione las metáforas y los símbolos desempeñaran una fun-
e libertà: una lettura weiliana della tragedia greca”, ción específica”. Sobre la corrosión del lenguaje mo-
Politeia e sapienza. In questione con Simone Weil, A. derno de la política, véase: Roberto Esposito, L’origine
Marchetti (ed.), Bologna, Pàtron, 1993, pp. 23-32. della politica. Hannah Arendt o Simone Weil?, Roma,
24
Véase, Carmen Revilla, Simone Weil: nombrar la expe- Donzelli Editore, 1996.
25
riencia, Madrid, Trotta, 2003, p.153. Escribe Revilla: “La Cabe destacar que Weil, a lo largo de los años, no deja
‘enseñanza’ de los griegos no sólo le va a proporcionar de leer las mismas tragedias volviendo a incorporar en
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Italian Theories
Esta historia de Electra está hecha para conmover a todos aquellos que, en
el curso de su vida, han tenido la ocasión de saber lo que es la desdicha.
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Por supuesto, es esta una vieja historia. Pero la miseria, la humillación, la
injusticia, el sentimiento de que se está completamente solo, de que se está
entregado a la desdicha, abandonado de Dios y de los hombres, ésas cosas
no son viejas. Son de todos los tiempos. Son cosas que inflige la vida todos
los días a los desfavorecidos por la fortuna27.
Con su lectura, Weil enfoca una de las característica principales del dra-
ma de Sófocles: la importancia en la puesta en escena del cuerpo de Elec-
tra, verdadero protagonista de la tragedia. El cuerpo de Electra –cuya
ellas nuevos significados a medida que su reflexión va ry: A Suggestion”, Classical Philology, Nº 1, pp. 77-80.
27
cambiando y orientándose hacia contenidos espiritua- Simone Weil, ”Electra”, La fuente griega, trad. Agustín
les y religiosos. López y María Tabuyo, Madrid, Trotta, 2005, p. 63.
26
David Konstan, “Sophocles’ Electra as Political Allego-
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28 30
Simona Forti, “Democratic bodies: Biopolitically Cor- Jane Montgomery Griffiths, “The Abject Eidos. Trau-
rect”, Graduate Faculty Philosophy Journal, N.1, 2015, ma and the Body in Sophocles’ Electra”, en Tradition,
pp. 145-158. Translation, Trauma. The Classic and the Modern (Eds.
29
Simone Weil, La condición obrera, Buenos Aires, El Parker y T. Mathews), Oxford, Oxford University Press,
cuenco de plata, 2010, p. 184. 2011, p. 231.
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31 34
Simone Weil, “Lamentos de Electra y reconocimiento Graham Wheeler, “Gender and Transgression in
de Orestes”, La fuente griega, op. cit., p. 49. Sophocles’ Electra”, The Classical Quarterly, N.2, 2003,
32 pp. 377-388.
Simone Weil, “L’Enracinement. Prélude à une déclara-
35
tion des devoirs envers l’être humain”, Oeuvres Com- Konstan, David, “Sophocles’ Electra as Political Alle-
plètes V, Paris, Gallimard, 2013, p. 347. gory: A Suggestion”, Classical Philology, Nº 1, p. 79.
33
Simone Weil, “Lamentos de Electra y reconocimiento
de Orestes”, La fuente griega, op. cit., pp. 49-50.
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36
Simone Weil, “Electra”, La fuente griega, op.
cit. p. 71.
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Traslaciones
Russell A. Berman**
*
Texto inédito. Traducción al castellano por Gerardo
Muñoz.
** Profesor de Literatura Comparada y Estudios Alema-
nes, Stanford University.
1
Jürgen Habermas, “Religion in the Public Sphere”, Eu-
ropean Journal of Philosophy, 14, 2006, p. 20.
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Traslaciones
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Traslaciones
son preguntas que van más allá del mero interés historio-
gráfico, puesto que reabren interrogantes sobre el colapso
de Weimar, y la manera en cómo pudiéramos repensar ese
momento histórico a la luz de nuestro presente. Sin duda
que sería imposible reducir todas las posturas de Schmitt
a argumentos monolíticamente organizados desde la teo-
logía política. Hacia el fin de la era de Weimar, la teolo-
gía política convergió en una figura que fue decisiva para
Schmitt: el Epimeteo cristiano, símbolo que tomó de la
obra de Konrad Weiss, un escritor sobre el cual expresó
una enérgica y duradera admiración. En efecto, Schmitt
se autodefinió como un Epimeteo cristiano en su diario
de posguerra Ex captivate salus y la vuelve a evocar una
vez más esta figura en su reseña de Meaning in History
de Karl Löwith2. En este ensayo, me gustaría desarrollar
algunas implicaciones de la figura del Epimeteo cristiano
tomando en cuenta la posición de Weiss en la década del
treinta. ¿Es posible una lectura teológica política del fin
de Weimar? ¿Cómo pensar la historia de la salvación ante
la crisis del Estado liberal? Finalmente, ¿está en condicio-
nes la teología política de Weiss de decirnos algo sobre
la relación entre religión, cultura, y democracia liberal?
2
Carl Schmitt, Ex captivate salus: Experiencias de la
época 1945-47, Madrid, Editorial Trotta, 2010. También
ver, Heinrich Meier, The Lesson of Carl Schmitt: Four
Chapters on the Distinction between Political Theo-
logy and Political Philosophy, Chicago, University of
Chicago Press, 1998.
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Traslaciones
3
Botho Strauss, “Eine nicht geheure Begegnung”, Die
Zeit, 2003. p. 26.
4
Heiko Christians, “Und immer wieder nur das Wort:
Konrad Weiss’ Sonett-Zyklus ‘Gesichte des Knechts auf
Golgatha’ und der ‘Geist der Liturgie’”, Euphorien, 102,
2008, pp. 481-502.
5
Armin Mohler, Die konservative Revolution in Deutsch-
land 1918–1932, Darmstadt, Wissenschaftliche Buch-
gesellschaft, 1989.
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Traslaciones
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Traslaciones
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Traslaciones
6
Konrad Weiss, Der christliche Epimetheus, Berlin, Ed-
win Runge, 1933, p. 45.
7
Ibíd., p. 18.
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Traslaciones
8
Ibíd., p. 18.
9
Ibíd., p. 103.
10
Ibíd., p. 81.
11
Heinrich Meier, The Lesson of Carl Schmitt, op. cit.,
p. 146.
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Traslaciones
12
Konrad Weiss, Der christliche Epimetheus, Berlin,
Edwin Runge, 1933, p. 48.
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El presente número de
Papel Máquina se publicó en diciembre
de 2018 en la ciudad de
Santiago de Chile.