¡¡ Usa La Tierra Que Te Echan para Salir Adelante!!

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HISTORIA DE UN BURRO

UN CUENTO DE RESILIENCIA Y AUTOESTIMA

Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloro fuertemente


por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer.

Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba


seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar
al burro del pozo.

Invito a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarro una pala y
empezaron a tirarle tierra al pozo.

El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloro horriblemente. Luego, para
sorpresa de todos, se aquieto después de unas cuantas paladas de tierra.

El campesino finalmente miro al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio…con


cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: se sacudía la tierra y
daba un paso encima de la tierra.

Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del
pozo, pasó por encima del borde y salió trotando…

La vida va a tirarte tierra , todo tipo de tierra… el truco para salir del pozo es
sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros
problemas es un escalón hacia arriba, podemos salir de lo mas profundos huecos si
no nos damos por vencidos.

¡¡ USA LA TIERRA QUE TE ECHAN PARA SALIR ADELANTE!!


“La Resiliencia es la capacidad que tienen las personas de enfrentar,
adaptarse y contraponerse antes situaciones de adversidad”. Está demás
decir que si te ves como un emprendedor la Resiliencia debe ser una competencia
más que integrada en tu chip. La buena noticia es que la Resiliencia no es algo que
unos tienen y otros no, ésta se puede perfectamente desarrollar siguiendo ciertas
pautas que nos guían ante aquellas situaciones que nos agobian.

Acá te mostramos 8 pasos a seguir para desarrollar la Resiliencia e incorporarla en


tus aptitudes para defensa y adaptación en aquellos difíciles momentos:

1. Cultiva las relaciones. Nunca dejes de


relacionarte de buena manera con la gente que te rodea. Familia, amigos, etc. ya
que ellos serán prestos a escucharte y apoyarte en los momentos difíciles, lo
que facilitará la resiliencia.
2. Ten un pensamiento constructivo. “Para la hormiga todo su contexto de
vida es un obstáculo”. Claro esto es en realidad solo teoría, podemos deleitarnos
viendo como las hormigas trabajan sin que nadie las mande y peleando
incansablemente por su objetivo. De nada ayuda ver la parte vacía de la copa en un
momento difícil. Mira las situaciones desde un contexto alto, profundo, analítico,
buscando siempre la relación causa/efecto que te permita en el futuro no volver a
tropezar con la misma piedra.
3. Desarrolla metas y objetivos. Aquel que no tiene sueños y metas claras es
como alguien que se aventura a un peligroso e incierto viaje sin una ruta clara o un
mapa. Puedes encontrarte con una alta probabilidad dando incontables vueltas en
el mismo lugar que no te lleven a ninguna parte. Toma lápiz y papel y anota tus
sueños, metas y objetivos en la vida, claro que sean realistas, y haz algo todos los
días que te haga sentir más cerca de aquello.
4. Acepta la realidad. Aquel que no es capaz de aceptar la realidad tal y como es
tampoco será capaz de cambiarla por algo mejor. No pierdas tiempo buscando
culpables de lo que te pasa, ni tampoco cierres tus ojos a la realidad, porque eso es
dar lectura errónea para tus decisiones. Busca la manera más rápida y eficaz para
pensar en forma concentrada en la solución a la dificultad, parte entendiendo que
lo que ves hoy es parte gatillante de lo que verás mañana.
5. Actúa. No hay nada peor que pensar que si no haces nada, todo quedará tal
cual, no mejorará ni empeorará. Digamos, pensar que no ejercer acción mantendrá
la situación tan mala como lo estaba, ni mejor ni peor, es un error garrafal. Si te
quedas allí recostado esperando que la solución llegue a tus manos olvídate de la
resiliencia. Concentra todas tus energías en buscar vías de escape para la
adversidad que enfrentas, no hay peor método que el que no se intenta. Todo lo que
hagas en pro de buscar una solución ampliará tu visión del objetivo al que quieres
llegar.
6. Confía en ti mismo. Muchas veces partimos el enfrentamiento con los
problemas diciendo “yo no creo que pueda” o “esto es imposible” Elimina esas
frases de tu diccionario ahora mismo. Eres una persona dotada de un cerebro,
talentos, dones y mucha inteligencia. Parte enumerando tus cualidades, y luego
confíate a ti mismo la solución del problema que exista. Nunca sabrás tus límites
hasta que intentes conocerlos.
7. Se optimista, pero no despegues los pies de la tierra. Ser optimista no es
más que vivir confiado en que todo tiene una razón para ocurrir, ya sea enseñarnos,
hacernos más resistentes, prepararnos para recibir nuestro galardón, etc.
Recuerda, siempre después de la tormenta sale el sol, siempre después de una
agotable cuesta viene una cima. Además analiza el 100% de tu vida, parte por parte,
no todo esta mal y siempre podría ser peor. Piensa en que el tener el control de las
situaciones depende única y exclusivamente de ti.
8. Aprende a crecer con tus problemas. Si todas las dificultades y problemas
pasan inadvertidos en tu vida, es un síntoma de que no estás aprendiendo de ellos y
puedas estar desechando tiempo valioso de tu existencia. Considera que cada
“derrota” es temporal, y existe una alta probabilidad de que luego de varios
intentos fallidos este sea el último que queda para llegar a la cima, no te rindas
jamás. Por sobre todas las cosas aprende de cada error que cometas, eso te hará
cada vez más fuerte, sabio y tendrás mayores herramientas cada vez para
enfrentarte a lo que sea con el fin de ver tus sueños cumplidos.

Las personas que practican la resiliencia:

1. Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El


autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y
los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben
cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y
defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo
tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que
disponen para conseguirlas.
2. Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a
intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el
mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su
experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
3. Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y
limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si
algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras
de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del
trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es
necesario pedir ayuda.
4. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo
largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan,
pero las personas resilientes son capaces de ver más allá de esos momentos y no
desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para
generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán
eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se
enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?
5. Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de
esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar
plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran
capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y
no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde
con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las
experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho.
Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para
asombrarse ante la vida.
6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma
optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus
potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no
implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es
completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos
positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo
realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy
oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
7. Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas
que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que
generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la
vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta
forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los
momentos más difíciles.
8. No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de
tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra
vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos
culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es
imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la
incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control.
9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes
tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr,
también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y
cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio
y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse
obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes
sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las
distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en
que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la
corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que
les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales
de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la
adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada
porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse
en los aspectos positivos de las situaciones.
12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas
resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo
es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no
dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.

La resiliencia en los niños

Si queremos que nuestros hijos afronten las dificultades de la vida con fortaleza es
importante educarles en la capacidad de ser resilientes, para ello es
fundamental nuestro ejemplo, no sobreprotegerles y sobre todo creer en ellos.
No se trata de evitar que se caigan, sino de enseñarles a levantarse, y para ello
tenemos que confiar en que ellos pueden. Por supuesto, tampoco se trata de
exponerles a peligros o ambientes agresivos “para que se hagan más fuertes”,
afortunadamente no estamos en Esparta. Aportar seguridad y protección es
necesario. Algo importante que podemos preguntarles a los niños cuando tienen un
contratiempo si queremos que aprendan a desarrollar la resiliencia es ¿qué
puedes aprender de esto? o ¿qué puedes sacar bueno de esto que ha ocurrido?

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