Acto Administrativo
Acto Administrativo
Acto Administrativo
En este orden de ideas, se puede apreciar que la definición que trae la Corte a
colación destaca el hecho de que no toda actuación emanada de la administración
se configura como acto administrativo propiamente dicho; a contrario sensu
tendrán tal calidad aquellos que se emitan intencionalmente en virtud de una
potestad administrativa.
El fin: Con este elemento se busca que los actos administrativos persigan un
objetivo claro y específico, éstos deben procurar porque dicha finalidad lleve
inmersa directa o indirectamente la defensa del interés general.
Otro aspecto que debe ser tenido en cuenta para efectos de la materia que aquí
se estudia, es lo relacionado con los actos administrativos fictos o presuntos.
Estos devienen como consecuencia del silencio administrativo positivo y el silencio
administrativo negativo; el primero se traduce en una presunción legal en virtud de
la cual cuando un ciudadano eleva una petición ante una autoridad administrativa
y ésta no se pronuncia en el término legal de tres (3) meses, se entenderá que la
administración ha negado dicha solicitud, es decir, se habrá pronunciado
desfavorablemente con respecto a la misma. En efecto, se forma un acto
administrativo presunto cuyo contenido es la negación de la petición del
ciudadano, el acaecimiento de esta figura no es justificación para que la
administración no se pronuncie al respecto de la solicitud, a menos que el
peticionario posteriormente hubiere recurrido el acto administrativo negativo
presunto, evento en el cual se entiende que la autoridad administrativa no se
encuentra en la obligación de resolver el asunto.
Igualmente, esta figura opera para la interposición de recursos, variando el término
para dar respuesta por parte de la administración, el cual ya no será de tres (3)
meses si no de dos (2) meses contados éstos desde el momento en que se radicó
el respectivo recurso.
EJEMPLOS
Particulares
En contraposición, tenemos los actos que modifican y regulan situaciones
específicas, ya sea de un individuo en particular o de un grupo de personas
claramente identificado. Estos actos se notifican generalmente de forma personal
y contra los mismos proceden los recursos de ley. Frente a la posibilidad de
revocatoria directa del acto que tiene la administración, ésta tendrá que efectuarse
con autorización expresa del particular.
Bilaterales
Para la expedición del acto, convergen la voluntad y el consentimiento tanto de la
administración como de los particulares. Esta clasificación incluye los actos
emitidos por órganos colegiados y aquellos en donde participan varias entidades
públicas.
En relación con lo anterior, es importante aclarar que no se comparte la idea de
que existen actos administrativos de carácter bilateral, ya que desde el principio en
la definición planteada se mencionó que éstos nacen como manifestación
UNILATERAL de la voluntad de la administración, esto es, que el mismo se
elabora únicamente con el consentimiento del ente público. En el evento de
convergir la voluntad administrativa y la del particular en la creación de una
actuación, estaríamos en presencia de un contrato o convenio y no de un acto
administrativo como tal. No obstante es innegable la aceptación que tiene la
anterior clasificación entre algunos tratadistas, lo que justifica su estudio en la
actual lección con el propósito que el estudiante determine autónomamente que
posición adopta al respecto.
Actos definitivos
También llamados actos principales, éstos se pronuncian sobre la esencia del
tema a resolver, contienen la decisión final que concluye un determinado
procedimiento administrativo.
Discrecionales
A pesar que toda actuación administrativa debe sujetarse a la ley, estos actos si
bien se emiten teniendo como sustento principal una norma, la administración
tiene la potestad discrecional de decidir sobre su emisión o sobre la decisión que
con el acto se adopte. Teniendo en cuenta las condiciones en las que se presenta
una determinada situación, la entidad pública resuelve sobre la conveniencia o no
de emitir un acto administrativo.
Al respecto del contenido del acto, Rodríguez (2005) plantea una clasificación
basada en la relación del acto con el servicio público,
Actos de servicio público
Hacen parte de esta clasificación, los actos emitidos con el propósito de regular o
cubrir de forma directa o indirecta una necesidad de las que se suplen a través de
la prestación de un servicio público.
Teniendo en cuenta los órganos que lo emiten y el lugar donde se ejecutan, los
actos administrativos se pueden clasificar de la siguiente manera;
Actos nacionales
En esta categoría quedan incluidos aquellos actos que de acuerdo a la norma
están supeditados a ser ejecutados y cumplidos a lo largo y ancho del territorio
nacional.
Actos locales
Se predica de aquel acto que debe cumplirse dentro de la jurisdicción en donde la
autoridad que lo emitió tiene competencia.
Por su parte, existe una clasificación que hace alusión a los trámites que tienen
que surtir los actos para ser emitidos, de este modo se dividen en;
Complejos
Se identifican dentro de los que para ser emitidos, deben surtir una serie de
diligencias previas.
Simples
No necesitan más de un trámite para ser emitidos.
Finalmente es menester hacer la salvedad, que estas clasificaciones son las más
relevantes pero no las únicas; igualmente un solo acto administrativo puede estar
inmerso en varias clases o gozar de una o más características de las esbozadas
anteriormente ya que no todas son excluyentes entre sí; por ejemplo un acto
administrativo de carácter general, puede ser también un acto complejo y además
ser de tipo definitivo.
- No haber hecho uso de los recursos de ley, en el tiempo establecido para ello.
Con relación a lo anterior se tiene entonces que una vez se emita el respectivo
acto administrativo por parte de la autoridad que por ley está facultada para
hacerlo y éste sea notificado en debida forma a los implicados y a terceros
interesados, el acto nace a la vida jurídica y por tanto tendrá que ser materializado
y ejecutado por las autoridades competentes en aras que la voluntad de la
administración no sea letra muerta. No obstante, el artículo 88 de la ley 1437 de
2011 la cual entrará en vigencia el 2 de julio del 2012, al referirse a la presunción
de legalidad que cobija todo acto administrativo luego de quedar en firme, plantea
dos situaciones posibles; la primera se refiere a cuando el acto ha sido
demandado y a través de la jurisdicción competente se declara la nulidad del
mismo y por tanto se desvirtúa la presunción de legalidad que lo cobijaba. Y por
otro lado, la mencionada norma contempla un escenario de transición en el
sentido en que a pesar de haber sido demandado el acto, no se ha resuelto aun
sobre su validez, por lo que todavía se encuentra inmerso dentro de la presunción
de legalidad, suspendiéndose sus efectos como medida preventiva.
Finalmente, la norma faculta al sujeto afectado por una decisión inmersa dentro de
un acto administrativo, a que denuncie su falta de ejecutoria antes de que la
autoridad que emitió el acto lo ejecute, pudiendo esta ultima decidir dentro de un
plazo de quince (15) días sobre la viabilidad de la misma. Este derecho del que
gozan los ciudadanos se conoce como excepción de pérdida de ejecutoriedad y el
acto que la decide de fondo no admite recursos.
Sea del caso mencionar que la figura estudiada podrá ser solicitada por un
particular o declarada de oficio. En todo caso, deberá ser la autoridad que emitió el
acto o su superior inmediato quienes decidan sobre la solicitud de revocación,
dentro de los dos (2) meses siguientes mediante acto administrativo el cual no es
susceptible de recursos.