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EL PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES

Y LA CRISIS DEL DESARROLLO

UNA CRÍTICA ANTROPOLÓGICA A LAS FORMAS DE COOPERACIÓN


PARTE 2

Las ONG
CAPÍTULO 3

El rol de las ONG de desarrollo

A primera vista, cualquier intento de esbozar una definición de lo que es una


ONG resulta problemático por la propia indefinición de la denominación y por las
diversas singularidades -a veces contrapuestas- que caben en ella. El significado de
las iniciales ('organización no gubernamental') permite mejor una identificación de lo
que no es ('no gubernamental') que de lo que verdaderamente es. En la búsqueda de
una definición, junto a la independencia gubernamental, es fundamental resaltar el
carácter no lucrativo (en el mundo anglosajón, el apelativo 'non profit organization' en
ocasiones se utiliza como un equivalente), que lo distingue de otras organizaciones
que nacen de la iniciativa privada, como las empresas, cuya motivación es la
obtención de beneficios económicos para los accionistas1. Un último elemento
distintivo está implícito en su vocación eminentemente social, de la que obtiene su
legitimidad, que se plasma y realiza en la oferta de servicios y la prestación de ayuda
destinadas a cubrir necesidades sociales no satisfechas.
De acuerdo con los rasgos apuntados que las caracterizan, se puede afirmar,
por lo tanto, que las ONG formarían parte, de pleno derecho, de este conglomerado
variopinto de organizaciones que constituyen el llamado 'Tercer Sector'2.

1
La falta de afán de lucro, unida al hecho de que no se arriesgue capital propio -sino el de los
donantes-, lleva a J. P. Jacob -citado por Olivier de Sardan (1995: 191)- a sugerir, en tono
irónico, que las ONG pudieran ser vistas como empresas que no asumen riesgos o que, al
menos, los transfieren a quienes pretenden ayudar con sus actuaciones.
2
Con esta denominación, empleada por vez primera en los años ‘70 y que ha alcanzado cierta
popularidad, se intenta expresar una forma organizativa distinta a las empresas y a las
administraciones públicas.
168 Parte 2

Las ONG de desarrollo (ONGD) que nos ocupan, compartiendo los rasgos
comunes a todo el sector, son aquellas cuyo objetivo explícito pasa, sin entrar por el
momento en detalles, por favorecer el desarrollo de países considerados
subdesarrollados y atender y prestar apoyo a la población menos favorecida de éstos,
a través de la implantación de políticas, programas de cooperación u otras
actuaciones específicas.
Acudiendo a las definiciones que realizan las propias instituciones implicadas y
circunscribiéndonos a la realidad española, la Coordinadora de Organizaciones No
Gubernamentales para el Desarrollo - España (CONGDE), que a mediados de 2000
agrupaba a 105 entidades -de las que 8 eran coordinadoras territoriales-, entre las
que se incluyen las más representativas3, señala que "las ONGD son organizaciones
autónomas, legalmente constituídas y sin fines de lucro, que trabajan en cooperación
internacional para el desarrollo. Están formadas por ciudadanos y ciudadanas que
creen que, además de la ayuda entre gobiernos, es necesaria la cooperación solidaria
entre pueblos" (CONGDE, 1995: 4). En el 'código de conducta' aprobado en 1997 se
insiste de nuevo en su composición al afirmar que "las ONGD, como expresión de la
solidaridad existente en la sociedad, jugamos un papel importante en el ámbito de la
cooperación internacional precisamente por ser la sociedad la que nos asigna este
cometido". A su vez, se recalca el carácter no lucrativo de las mismas: "la totalidad de
los ingresos obtenidos deben beneficiar a la población sujeto de los programas de
desarrollo, ser utilizados en actividades de educación y de sensibilización y, en último
lugar, ser destinados al funcionamiento de la propia organización" (CONGDE, 1998b).
Por su parte, la Federació Catalana d’ONG per al Desenvolupament (1997: 5-7), en su
código ético, afirma que “las ONGD forman parte, sin agotarlo, del fenómeno
asociativo voluntario de la sociedad civil” y se caracterizan -al menos así debería- por:
i) “disponer de un grado mínimo de estructura estable”; ii) “no perseguir ningún afán
de lucro”; iii) “disponer de un cierto grado de apoyo público y presencia social”; iv) “el
carácter voluntario y motivado de sus recursos básicos”; v) “su independencia
institucional y decisoria de cualquier instancia gubernamental o intergubernamental”;
vi) “disponer de mecanismos transparentes y participativos”; vii) “estar abiertas al

3
La Coordinadora de ONGD - España fue creada a finales de los años ‘80 por siete
organizaciones con el ánimo de coordinar a "las ONG que trabajan en cooperación
internacional para el desarrollo, bien con proyectos para países del Tercer Mundo, bien
realizando educación para el desarrollo y sensibilización aquí, en España". Paralelamente,
existen otras "16 coordinadoras autonómicas de ONGD que, en conjunto, suman unas 300
organizaciones dedicadas a la solidaridad internacional". La Federació Catalana de ONGD
acoge en su seno a 69 entidades (CONGDE, 1998a, 1999a y 2000).
El rol de las ONG de desarrollo 169

escrutinio y debate públicos”; viii) “su voluntad de actuar como agente de cambio
social”; ix) “actuar por la solidaridad internacional y el desarrollo”; y x) “la práctica
coherente entre los fines y los medios empleados para superar las desigualdades
Norte-Sur”.
Asimismo, y a título de ejemplo, algunas de las más destacadas ONGD
españolas, en sus documentos programáticos o cartas de presentación se
autodefinen del siguiente modo: "organización no gubernamental de desarrollo,
aconfesional, apolítica y apartidista que trabaja (...) con el objetivo de contribuir a la
erradicación de la pobreza [y] mejorar las condiciones de vida de los niños, familias y
comunidades más desfavorecidas del Tercer Mundo a través del impulso de proyectos
de desarrollo integral" (Ayuda en Acción); "Fundación independiente y sin ánimo de
lucro, que trabaja para aliviar la pobreza de las poblaciones más desfavorecidas del
Tercer Mundo y proporcionarles medios para que ellas mismas puedan alcanzar su
propio desarrollo" (Intermón); "organización no gubernamental sin fines lucrativos que
aporta su ayuda a las poblaciones en situación precaria y a las víctimas de catástrofes
de origen natural o humano, sin ninguna discriminación de raza, sexo, religión,
filosofía o política. (...) Desde un pensamiento aconfesional y apolítico, atiende a toda
persona no beligerante que lo necesite (...)" (Médicos Sin Fronteras); u "organización
sin ánimo de lucro, independiente, tanto confesionalmente como políticamente. Su
actuación se basa en el respeto de los derechos humanos y la dignidad de las
personas" (Medicus Mundi)4.
La Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI)5, por otro lado,
destaca la labor de colaboración de las ONGD con las administraciones públicas,
dando a entender que son útiles en la resolución de déficits sociales que los
Estados -y el libre mercado- no pueden satisfacer: "Su trabajo [muestra] la positiva

4
La declaración de independencia que se suele repetir en las definiciones cabría relativizarla
en ocasiones. Tal como se observará más adelante, existen ONG que están vinculadas
institucionalmente a la Iglesia (caso de Manos Unidas, que declara explícitamente ser católica,
de Cáritas...) o que son afines a ella; otras que dependen directamente de organizaciones
políticas o sindicales (v. gr., Fundación Largo Caballero, Paz y Solidaridad...); o incluso otras
más que, paradójicamente, son de carácter oficial, esto es, actúan al amparo del Estado o de
órganos de la administración pública (Cruz Roja o CEAR).
5
La Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) es un organismo autónomo
adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de la Secretaría de Estado para la
Cooperación Internacional y para Iberoamérica (SECIPI), encargado de gestionar la política
española de cooperación internacional para el desarrollo, sin perjuicio de las competencias
asignadas a otros departamentos ministeriales.
170 Parte 2

complementariedad que en el campo de la Cooperación se da entre lo público y lo


privado" (AECI, 1996: 21).
La Ley 23/1998, de 7 de julio (BOE núm. 162), que regula la cooperación
internacional para el desarrollo, proporciona en el artículo 32 la siguiente definición de
lo que son las ONGD: "[e]ntidades de Derecho privado, legalmente constituidas y sin
fines de lucro, que tengan entre sus fines o como objeto expreso, según sus propios
Estatutos, la realización de actividades relacionadas con los principios y objetivos de
la cooperación internacional para el desarrollo", entendiendo que ésta debe expresar
-tal como se declara en el artículo 2- "[l]a solidaridad del pueblo español con los
países en desarrollo y, particularmente, con los pueblos más desfavorecidos de otras
naciones (...)".
Para capitular, desde el Banco Mundial se las describe como "organizaciones
privadas, sin ánimo lucro, que trabajan en los países en vías de desarrollo para aliviar
el sufrimiento, dar a conocer la situación de los más pobres, proteger el entorno,
proporcionar servicios básicos o impulsar el progreso de la comunidad" (Petras y
Vieux, 1995: 65).
En el capítulo presente se estudiará pormenorizadamente qué significan y
representan las ONGD, en qué contexto han nacido y crecido y qué papel social
desempeñan, a la vez que se reflexionará acerca de la ‘cultura de la solidaridad’ en la
que se inscriben.
El rol de las ONG de desarrollo 171

1. La eclosión de las ONG

Ortega Carpio (1994: 39-40) señala que el primer documento oficial que hace
referencia al término ONG es la Carta de las Naciones Unidas (capítulo X, artículo
71), que faculta al Consejo Económico y Social a "celebrar consultas con
organizaciones no gubernamentales que se ocupen de asuntos de la competencia del
Consejo". Sin embargo, en esta definición la utilización del término queda restringida a
organismos de carácter internacional -cuando en realidad la mayor parte de las ONG
dedicadas a la cooperación para el desarrollo son de carácter nacional o local-, tal
como se desprende de la resolución 28 (X) de la ONU, de 27 de febrero de 1950, en
la que con la expresión ONG se designa a "toda organización internacional cuya
constitución no sea consecuencia de un tratado intergubernamental".
Pero las primeras organizaciones humanitarias privadas que más tarde
pasarán a denominarse, por oposición a los organismos intergubernamentales de
Naciones Unidas, ONG (perdiendo el término su acepción jurídica y adquiriendo la
dimensión sociológica actual), aparecen ya durante la II Guerra Mundial con el
objetivo de mitigar los desastres bélicos y asistir a sus víctimas6. En esos momentos,
el mayor protagonismo lo tienen organizaciones religiosas norteamericanas tales
como el Catholic Relief Service (CRS), fundado en 1943, que coordinaba la acción de
las parroquias católicas, y el Church World Service entre las protestantes. Entre las
organizaciones laicas, tienen un papel destacado el International Rescue Commitee

6
La Cruz Roja Internacional, nacida en 1863 a instancias de Henri Dunant a causa de la
conmoción que le produjeron los heridos de la batalla de Solferino, constituiría un caso
excepcional por la fecha de su fundación y por su precoz arraigo, que culmina en las
operaciones de socorro que lleva a cabo durante la I Guerra Mundial. Un caso aun más atípico
-hasta el punto de que es difícil considerar que sea propiamente una ONG, a pesar que
algunos autores así la tratan- es la Orden de Malta, fundada en el s. XI con el pretexto de
proteger a los peregrinos que viajaban a los Santos Lugares y que aún hoy en día continúa
desarrollando actividades de beneficiencia. Baiges et al. (1996: 95-6) también apuntan la
posibilidad de incluir en el terreno de la cooperación las acciones en los sectores educativo y
sanitario promovidas por las misiones en la época colonial.
172 Parte 2

(IRC), creada en 1940 por intelectuales y artistas, y Cooperation for American


Remittances to Europe (CARE), fundada por hombres de negocio y especializada, a
partir de 1945, en el envío de paquetería a las zonas en guerra. Una de las grandes
ONG, World Vision, de orientación cristiana, surge en 1950 coincidiendo con el
conflicto de Corea (Ferré, 1995).
En Europa, la primera gran organización fue la británica Oxford Committee for
Famine Relief (OXFAM) -en la actualidad una de las principales organizaciones
privadas de ayuda internacional del mundo-, que surgió en 1942 para socorrer a la
población griega víctima de la hambruna originada por la conflagración bélica. Entre
1940 y mediados de los ‘60 ven la luz otras organizaciones importantes: el Comité
Catholique contre la Faim et pour le Développement en Francia, Terre des Hommes
en Suiza, Brot für die Welt en Alemania o, en el caso de España, Cáritas -miembro de
la federación de agencias católicas Caritas Internationalis.
Aunque hasta los años ‘70 el crecimiento del sector es relativamente lento, a
partir de estas fechas -y coincidiendo con el inicio de la crisis del Estado-, tanto en los
países industrializados como en el llamado Sur se experimenta una gran eclosión de
ONG. A pesar de que es difícil llegar a conocer el número de ONG que actualmente
puedan existir -ni siquiera con cierta aproximación, ya que las cifras que se barajan
discrepan demasiado7-, de hecho sólo unas pocas trascienden verdaderamente su

7
Gardner y Lewis (1996: 107), citando a Edwards y Hulme (1992), indican que el número de
ONG registradas en los países de la OCDE pasó de 1.600 en 1980 a 2.970 a inicio de los ‘90.
Las cifras coinciden en buena medida con las de Baiges et al. (1996: 96): 1.600 en 1980,
2.500 en 1990 y 3.000 en 1995. Entre 1980 y 1990, los recursos manejados por las mismas
pasaron de 2.800 a 5.800 millones de dólares (Gardner y Lewis [ibíd.]). Smith (1996: 29), de
acuerdo con Cernea (1988), sitúa en 900 millones de dólares el presupuesto de las ONG en
1970 y en 4.000 millones en 1985. Asimismo, Moran (1996: 6), que reproduce datos de
Tecnoserve (1989), se refiere a la existencia de más de 4.000 ONG en los países de la OCDE
en los años ‘70, cifra que se dobla a lo largo de los ‘80. Fisher (1996: 58), a su vez, calcula en
unas 200.000 las 'grassroots organizations' (organizaciones o grupos de base que, con
independencia de sus orígenes -históricos o actuales, intra o extracomunitarios-, de las formas
que adopten -asociaciones de desarrollo local, altruistas o de interés, genuinas o de
representación; cooperativas...- o de su ámbito de actuación, trabajan para mejorar o
desarrollar sus propias comunidades) existentes en el mundo a inicios de los ‘90 y entre
30.000 y 50.000 el número de 'grassroots support organizations' (constituidas por gente
externa a la comunidad, pero que trabaja en colaboración con ella sea aportando recursos,
ayuda técnica...) en el Tercer Mundo, la mayor parte de ellas creadas en los últimos 25 años.
También resulta difícil conocer con exactitud el número de ONGD que operan en España.
Como ya se ha señalado, la CONGDE (1998a) se aventura a dar una cifra aproximada de 300,
de las que casi un centenar estarían federadas en la Coordinadora. De Felipe y Rodríguez de
Rivas (1995) dan cuenta de 218 ONG, de las cuales 158 trabajarían específicamente en temas
de cooperación con el Tercer Mundo.
El rol de las ONG de desarrollo 173

ámbito nacional y llegan a ser influyentes a nivel mundial8.


En España, la cooperación al desarrollo es un fenómeno relativamente
reciente. Aun cuando las causas del crecimiento de las ONG -que se analizarán más
adelante- son, en general, del mismo género que las que explican el 'boom'
internacional, éste se ha producido en un periodo de tiempo aún más breve como
consecuencia de los avatares políticos de nuestro país, que han retrasado desde un
punto de vista histórico su implantación y consolidación, a los que hay que añadir el
factor de la débil situación económica: hay que tener en cuenta que España fue país
receptor de ayuda internacional hasta 1978 y que hasta 1981 era clasificado por el
Banco Mundial como 'país en desarrollo de renta media'.
En el caso español, como en el europeo, las primeras ONGD, con la excepción
de la Cruz Roja, son confesionales. Éste es el caso ya referido de Cáritas, cuya
constitución formal data de 1947; de la Asociación Misionera Seglar (AMS), creada en
en el mismo año; de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE),
fundada en 1957; y de la Obra de Cooperación Apostólica Seglar Hispanoamericana
(OCASHA), también en 1957. Por lo demás, en aquellos años de dictadura, el
desarrollo de ONG bajo una óptica distinta a la asistencial-misionera era -como señala
Ortega Carpio (1994: 143)- tarea completamente imposible, ya que el régimen sin
duda hubiera impedido cualquier enfoque político.
A partir de la segunda mitad de los años ‘50 y coincidiendo con una tímida
apertura de España al exterior y su incorporación a instituciones internacionales
(entrada en la ONU, en la OECE como país asociado, en el Banco Mundial y en el
FMI), ven la luz organizaciones de un cariz algo distinto. Por un lado, aparecen ONG
vinculadas a estas instituciones (Amigos de las Naciones Unidas, constituida en 1962
y admitida en el seno de la Federación Mundial en 1963, o la Sociedad Internacional
de Desarrollo, creada en 1966); y por otro lado, nacen ONG, muy diferentes entre sí,
que, a pesar de tener un sello confesional, no incluyen explícitamente en sus objetivos
la propagación de la fe. Éste último es el caso de Intermón, que nace en 1956 de la
mano de los jesuitas; de Campaña contra el Hambre, promovida en 1960 por mujeres

8
Hancock (1989: 79-110) incluye en el grupo de lo que califica como 'aristocracia de la ayuda'
a las organizaciones CARE, World Vision, Project Hope, War on Want, Oxfam, Christian Aid y
Médecins Sans Frontières (MSF) -creada por B. Kouchner en los años ‘70 y la última en
incorporarse al grupo de las elegidas, siendo además la única que no tiene raíces
anglosajonas. El citado autor cuantificaba las donaciones recibidas por éstas en 2.400 millones
de dólares. Benthall (1993), por su parte, sitúa entre las más relevantes a Cruz Roja, CARE,
World Vision, Oxfam, Christian Aid, Save the Children Fund y Médecins Sans Frontières, y
174 Parte 2

de Acción Católica y de la que procede Manos Unidas, que cuenta con personalidad
canónica y el reconocimiento de la Conferencia Episcopal; de Medicus Mundi, rama
española de la organización internacional del mismo nombre, que aparece en 1963
alentada por la reunión en Londres de la Asociación Internacional de Médicos
Católicos; del Institito de Estudios Políticos para América Latina y África (IEPALA),
cuyos orígenes se remontan a 1958 en Montevideo y que constituyen en España, en
1965, un grupo de profesionales católicos progresistas; o de Justicia y Paz, fundada
en 1968.
En el cambio de rumbo en la línea programática de las nuevas ONG influyen,
sin duda, los acontecimientos políticos y las convulsiones sociales que marcaron a la
década de los ‘60 -especialmente en su segunda mitad- y que, aunque sea
levemente, también repercutieron en España: es el momento de los movimientos
civiles, del cuestionamiento de la autoridad del Estado y de los fundamentos de la
sociedad industrial (mayo francés, primavera de Praga, protestas contra la guerra del
Vietnam) y también de la celebración del Concilio Vaticano II, que impulsa la
participación de los laicos en el seno de la Iglesia (De Felipe y Rodríguez de Rivas,
1995: 77).
Con la llegada de la democracia y las profundas transformaciones políticas
experimentadas, se produce una inflexión. Si desde 1864, fecha de la adhesión de la
Cruz Roja española al I Convenio de Ginebra, hasta los años ‘40, cuando nace
Cáritas, no puede contabilizarse la fundación de ninguna ONG; y si hasta 1979 se
crean -de acuerdo con los datos que manejan Zavala Matulic (1994: 217) y Baiges et
al. (1996: 96)- 1,2 ONG de promedio anual, en la década de los ‘80 se produce la gran
irrupción, constituyéndose 51 ONGD de las federadas en la Coordinadora española.
Además, el advenimiento de la democracia coincide con el inicio de la
cooperación oficial española en su condición de país donante y con la apertura
progresiva de un diálogo institucional entre la Administración y las ONG (hasta la
fecha, prácticamente sólo se habían mantenido relaciones con Cruz Roja, por su
naturaleza oficial, o con los organismos asistenciales de la Iglesia). Con la creación,
en 1988, de la AECI, órgano ejecutor de la política española de cooperació para el
desarrollo, y con la incorporación del país a la Comunidad Europea en 1986, se facilita

señala que su influencia se manifiesta en su aparición institucional y la divulgación de sus


actuaciones en los medios de comunicación.
El rol de las ONG de desarrollo 175

el acceso a los canales de financiación y, con ello, se amplían las expectativas de las
ONG9.
Aunque a finales de los ‘70 e inicios de los ‘80 priman las cuestiones de
política interna sobre las de carácter internacional (las ONG que aparecen en este
periodo se hallan próximas a círculos políticos o tienen un marcado acento
intelectual, como CIDOB -aunque nacida 1973, se constituye en Fundación en 1979-;
CIPIE, creada en 1981; AIETI, en 1981; o incluso el Movimiento 0.7%, en 1983), a
medida que se consolida definitivamente el sistema democrático, y como producto de
las nuevas preocupaciones sociales de los ciudadanos, comienzan a arraigar ONG
internacionales -vinculadas a matrices extranjeras y no condicionadas por las
circunstancias políticas nacionales-, tales como Ayuda en Acción, filial de la
organización inglesa Action Aid, fundada en 1980, o Paz y Cooperación, adscrita
desde 1982 al Bureau Internacional de la Paz de Ginebra y a la Federación Mundial
de Ciudades Unidas. Más adelante verán la luz las ONG profesionales,
preferentemente ligadas al sector sanitario (tales como Médicos Sin Fronteras o
Médicos del Mundo, organizaciones de origen internacional implantadas en España,
respectivamente, en 1986 y 1990), pero también a los más variados ámbitos de
actividad (veterinarios, pedagogos, arquitectos, ingenieros... e incluso payasos sin
fronteras).
En 1986 -como se ha escrito- se fundó formalmente la CONGDE, gestada en
años anteriores durante las campañas de recogida de firmas demandando que el
gobierno destinara el 0.7% del Producto Interior Bruto a la ayuda al desarrollo,
siguiendo la recomendación formulada por Naciones Unidas. Una de las razones que
precisamente aconsejaron su creación como entidad jurídica fue la necesidad de
instaurar la figura de un interlocutor formal para establecer unas bases de diálogo
estables con las administraciones públicas.
Paulatinamente se irán incorporando a la CONGDE otras organizaciones que
han alcanzado un cierto arraigo o presencia pública, como ACSUR-Las Segovias o
Entrepueblos, constituidas respectivamente en 1986 y 1988 al calor de la revolución
sandinista; Alternativa Solidaria-PLENTY, creada en 1986; HEGOA, SODEPAZ o

9
Se ha llegado a aventurar la hipótesis de que en la creación, en tiempos recientes, de
algunas ONG -especialmente las de menor tamaño- pudieran haber influido más las
subvenciones otorgadas y las facilidades de financiación que objetivos definidos en el terreno
de la cooperación. Este fenómeno, no circunscrito al ámbito español, ha llevado a algunos
autores a afirmar que detrás del origen de numerosas ONG está el 'espíritu de despilfarro' de
los donantes (Akbar Zaidi, 1998: 77).
176 Parte 2

Vetermón, en 1987; etc. Asimismo, y participando del auge del sector, surgirán
también otras ONG próximas a partidos políticos (v. gr., Solidaridad Internacional, que
aparece en 1986, e IPADE, en 1988, ambas vinculadas al PSOE; o más
recientemente la Fundación Cánovas del Castillo, en la órbita del PP) y a sindicatos (a
la Fundación Largo Caballero, fundada en 1978 y que depende orgánicamente de
UGT, se le ha sumado a partir de 1989 Paz y Solidaridad, dependiente de CC.OO.,
así como otras más)10.
La aparente eclosión del movimiento de solidaridad en España, producida en
los años ‘90, no sólo queda reflejada en la creación de numerosas organizaciones,
sino también -y muy especialmente- en la intensa movilización de voluntarios y en la
captación de recursos. A título de ejemplo, los citados De Felipe y Rodríguez de Rivas
(1995: 80) señalan que en verano de 1994 las ONG españolas se situaron a la cabeza
de Europa en la recaudación de fondos para Ruanda (a finales de agosto se habían
recaudado 2.840 millones de pesetas), desbordando todas las previsiones y
superando, por su cuantía, a Alemania, Bélgica, Francia e Italia, que se distinguen por
ser los mayores donantes ante situaciones de emergencia. Y más recientemente, a
finales de 1998, recaudaron en apenas un mes la increíble cifra de 17.704 millones de
pesetas para ayudar a las víctimas del huracán Mitch (CONGDE, 1999b).

Las causas de la eclosión

La progresiva implantación social, en los últimos años, de las ONG, y su


creciente visibilidad en la opinión pública, no puede desvincularse del fenómeno de la
paulatina consolidación en nuestra sociedad de lo que se ha dado en llamar ‘Tercer
Sector’. Como en el caso de las ONG, que pertenecen por derecho propio a este

10
Aunque es en esta época cuando nace el mayor número de ONG laicas, no se puede
desdeñar la cantidad de ONG de inspiración cristiana que paralelamente aparecen en escena:
CODESPA, promovida en 1985 por un grupo de empresarios próximos al Opus Dei;
PROSALUS, surgida en 1986 como una iniciativa de la Orden Hospitalaria de San Juan de
Dios en España; Madreselva y PROYDE, creadas respectivamente en 1984 y 1988 de la mano
de los salesianos, etc.
El rol de las ONG de desarrollo 177

ámbito, resulta difícil improvisar una definición del mismo. Aunque haya quienes lo
identifiquen con lo que denominan ‘sector voluntario’ (‘voluntary sector’), de hecho lo
habitual es también definirlo en términos de exclusión: en efecto, se trata de un sector
que no pertenece a la esfera de lo público ni depende de las administraciones
públicas, de lo que se deduce que nace de la iniciativa privada; y se trata de un sector
no lucrativo (‘non-profit motivated’), de lo que se infiere que el carácter voluntarista es
-a pesar de que la significativa profesionalización que está afectando a numerosas
ONG pudiera desmentirlo- un elemento constitutivo de dicho sector (Green y
Matthias,1997: 1-38).
Debido al carácter polisémico de la expresión y a falta de claridad en su
definición, Jerez (1997:15) sólo arriesga a anunciar que el ‘Tercer Sector’ es un
espacio difuso “en pie de igualdad a nociones como el mercado y el Estado” en cuyo
seno se constituye una ‘nueva sociedad civil’11. Aunque espacio residual -alternativo al
Estado y subsidiario del mercado-, es un ámbito “socializado y de socialización activa
y voluntaria”, en el que se expresan las solidaridades que son su fundamento ético,
que se enfrenta a la pasividad, ineficiencia y lejanía que han desarrollado las
burocracias públicas modernas y a los fallos y a las injusticias que derivan del libre
mercado (Salinas Ramos, 1997: 120)12, permitiendo satisfacer necesidades no
cubiertas por aquellos y, en otro plano, reorientar sus trayectorias disgregadoras y

11
Existe mayor consenso cuando se trata de definir los rasgos de las organizaciones que
pertenecen a este sector: al carácter privado, a la falta de ánimo de lucro y al trabajo voluntario
deben añadírseles una estructura formal que responda a criterios hasta cierto punto
institucionalizados y capacidad de autogobierno, esto es, aptitud para controlar el desarrollo de
las actividades propias; a su vez, deben prestar servicios públicos -y, en general, ofrecer
respuestas novedosas ante problemas particularmente difíciles de resolver desde el Estado o
a través del mercado- y deben ser portadoras de valores constitutivamente sociales. Se
moverían en el interior de este espacio organizaciones asistenciales o de caridad; movimientos
sociales (de reivindicación de bienes materiales o simbólicos, tales como el sindicalismo, el
feminismo, el ecologismo...); asociaciones civiles (de ámbito vecinal, de carácter deportivo,
culturales, de ocio...); las ONG, con sus distintos anclajes institucionales y sociales; y las
fundaciones y otras entidades de naturaleza filantrópica (Jerez y Revilla, 1997: 30-1). Este tipo
de organizaciones, sean de carácter asistencial o marcadamente reivindicativas (en el primer
caso -como señala Fuentes (1996)- con planteamientos particularistas, actuando en
sustitución -o como complemento- de la acción del Estado, y en el segundo con
planteamientos más universalistas que reflejan una problemática social e hipotéticamente en
confrontación con el Estado), se estructurarían en mayor medida en forma de 'redes' -en
general con un elevado grado de descentralización-, más aptas para dar respuesta a las
transformaciones sociales acaecidas, que en la forma de movimientos políticos a la vieja
usanza (Alonso y Jerez, 1997: 210).
12
Es interesante observar que mucha de la literatura que defiende las cualidades del Tercer
Sector enfatiza sólo el fracaso de Estado -esto es, su incapacidad para repartir los beneficios
del desarrollo entre la población-, pero en cambio raramente lo considera como un medio para
corregir el fracaso del mercado.
178 Parte 2

-expresándolo en términos habermasianos- “recuperar el potencial comunicativo del


mundo de la vida frente a las tendencias colonizadoras -mercantilizadoras y
juridificantes” (Jerez y Revilla, 1997: 31)13.
Las razones que explican la eclosión de las ONGD serían, en buena medida,
análogas -de raíz semejante- a las que darían cuenta de la extensión del ‘Tercer
Sector’ en general. Salvando las singularidades, no puede llegarse a entender el
referido ‘boom’ de las ONGD sin contar con las causas, que se inscriben en una
coyuntura histórica de transición profunda, que justifican la extensión del llamado
‘Tercer Sector’ y, en primer lugar y muy especialmente, sin situar la cuestión en el
marco de la crisis del Estado del bienestar (un constructo que es a la vez artificio y
conquista social), que se manifiesta en la renuncia por parte de éste a garantizar el
cumplimiento de las responsabilidades sociales que tenía encomendadas y que le
proporcionaban su legitimidad -dejando a la población a merced de las leyes del
mercado- y, en el caso concreto del Tercer Mundo, en el marco de una simple
desestatalización, con la consiguiente necesidad de buscar alternativas que cubran el
vacío dejado.
En efecto, el Estado, que además de poseer -utilizando los términos de Weber-
el tradicional "monopolio de la violencia legítima", había adquirido a lo largo del
siglo XX -como ya se ha comentado- una nueva legitimidad en función de su
actuación como agente del desarrollo (en un sentido keynesiano) y como garante de
las conquistas sociales alcanzadas, a partir de cierto momento -que coincide, a nivel
internacional, con el acceso al poder político de M. Thatcher y R. Reagan y con el
arraigo, especialmente tras la caída del bloque soviético, del llamado 'pensamiento
único'- no aspira ya, en el mejor de los casos, sino al "monopolio de la benevolencia
legítima" (Rubert de Ventós, 1998), que no es más que una forma de socialización de
la caridad sin abordar el tema de la justicia, de la que deberá ocuparse la sociedad
civil.
Diversas son las versiones interpretativas, en ocasiones incluso contrapuestas,
acerca de la naturaleza de la crisis del Estado del bienestar. Aunque las más de las
veces es explicada, desde el pensamiento dominante, en términos fiscales y
productivistas (se repite que no pueden atenderse unos costes sociales que se juzgan
desmedidos sin poner en peligro la economía productiva), también lo es en términos

13
Para Riechmann (1994: 28), los sujetos que actúan en dicho espacio -un espacio público en
el que se articulan las identidades- son 'productores de conocimiento social': median en la
transformación del conocimiento cotidiano en conocimiento profesional y, a su vez, suministran
nuevos contextos para la reinterpretación del conocimiento profesional.
El rol de las ONG de desarrollo 179

ideológicos y de legitimación política, abogando la conveniencia del ‘Estado mínimo’.


En otro sentido, Habermas (1982 y 1984), profundizando en el tema, achaca los
problemas del Estado a las dificultades en la gobernabilidad, causadas por la erosión
de la comunicación establecida con la sociedad civil -que proporcionaba al Estado su
legitimidad- a raíz de la imposición de unas relaciones racionalistas y utilitaristas que
quiebran los vínculos tradicionales. Por su parte, Luhmann (1984 y 1998), que
desarrolla una teoría sistémica de la sociedad, opina que la crisis es consecuencia de
la pérdida de control del sistema sobre los subsistemas, resultado de la progresiva
diferenciación funcional en el ámbito social, lo que exige la reducción de las
‘complejidades decisionistas’14. Para Hirschman (1989) el problema radica en que el
propio Estado en buena medida se ha visto sobrepasado por las expectativas y
demandas que su misma acción ha generado (aquí, como en Habermas, el problema
se situaría, más en el plano de la comunicación –o en la falta de ella- entre la
sociedad política y la sociedad civil que en la escasez de recursos). Otros muchos
autores, por último, no pueden dejar de vincular la crisis del Estado del bienestar a
toda una problemática más amplia que se inscribe en la esfera de lo que se ha dado
en llamar la globalización, que convierte en cada vez más irrelevante el papel de un
Estado que cede su soberanía: aunque la lógica del capital precisa superar los límites
de lo nacional y abarcar el conjunto del espacio mundial para la reproducción del
sistema, sin embargo es incapaz de superar la contradicción entre la gestión de un
espacio económico mundializado y su gestión política y social.
El contexto en que aparecen las ONG o, al menos, en que estallan como
fenómeno social y mediático, corresponde, así pues, al de un presente caracterizado
por la globalización (que trasciende a los movimientos de capital y a los intercambios
comerciales y afecta también a los flujos de información, a la cultura, a los procesos
sociales, a las pautas de consumo, a la interrelación de las personas, a la vida en
general...)15, por la desregulación de la economía (el mercado libre, que se opone a

14
Para Luhmann, el concepto de ‘complejidad’ sirve para determinar formalmente la relación
sistema/entorno. La creciente complejidad en las relaciones entre un sistema y su entorno
determina que éstas puedan llegar a ser precarias (su pervivencia depende de la capacidad
del sistema para seleccionar y reducir así su complejidad). Ello explica que en los sistemas
políticos con elevada complejidad los medios tradicionales de poder devengan cada vez más
inservibles y deban minimizarse.
15
Beck (1997: 181-4), en un sugestivo ensayo en que destaca la dimensión política de la
globalización y descubre las falacias que la encubren, remarca que la cooperación
180 Parte 2

un Estado que se presume coercitivo, aparece como única referencia)16, por el


ascenso de las desigualdades hasta un punto nunca visto en épocas históricas
anteriores (que se manifiestan -como revelan los informes anuales del PNUD- en
relación al Tercer Mundo, pero también en la aparición de un 'Cuarto Mundo' en el
interior de los países industrializados) y por las problemáticas emergentes (revolución
tecnológica, medio ambiente, cuestiones de género...) y las nuevas demandas
sociales que surgen y que exigen solución (Martínez González-Tablas, 1995: 45-62).
De hecho, no puede olvidarse que las ONG no empezaron a tener el
protagonismo internacional con que cuentan hoy en día hasta el momento en que el
Banco Mundial decidió convocarlas, en 1982, para estudiar el papel que deberían
desempeñar en el contexto de la política neoliberal que se iba a aplicar, a escala
global, en los años siguientes y que afectaría a la mayor parte de los países17.
Evidentemente, no son razones humanitarias o de índole solidaria las que empujan al
Banco Mundial o a otras instituciones multilaterales políticas o financieras, así como a
gobiernos nacionales, a promover y a dotar de recursos a las ONG, sino más bien la
consideración de que éstas son un instrumento adecuado para desarrollar una labor
asistencial que sirva para amortiguar el malestar social de la población perjudicada
por la implantación de aquellas directrices económicas (Colectivo Etcétera: 1997: 66).
La eficacia supuestamente contrastada de estas organizaciones en movilizar recursos
con rapidez y llegar a sectores de población inaccesibles para el Estado, el alto índice
de motivación del personal que trabaja en ellas, unido al coste reducido de sus
actividades y el elevado grado de integración en las comunidades en que desarrollan

internacional se constituye en respuesta válida para afrontar los efectos negativos de la


misma.
16
Polanyi (1944), analizando la ‘gran transformación’ que ocasionó la irrupción del capitalismo
en Inglaterra y que antecedió en dos siglos al actual proceso de globalización, ya alertaba
contra los riesgos de una sociedad regida por la lógica de un mercado autorregulado, en el
que la tierra y el trabajo quedaran reducidos, sin serlo, al estado de mercancías.
17
En 1988 el Banco Mundial pasó a integrar de manera sistemática a las ONG en su
organigrama de trabajo, a la par que se multiplicaban los proyectos del Banco en que estaban
involucradas las ONG. Asimismo, a partir de estas fechas participarán en cuantas reuniones
internacionales con repercusiones sociales se convoquen, sea en las sesiones oficiales o en
foros alternativos, constituyendo un hito su presencia en la Cumbre de la Tierra convocada,
bajo el mandato de la ONU, en Rio de Janeiro en 1992, y en la Conferencia Internacional
sobre la Población y el Desarrollo, celebrada en El Cairo en 1994 a instancias también de la
ONU.
El rol de las ONG de desarrollo 181

su labor, reafirmarían la impresión de que son particularmente aptas para estos


menesteres y, especialmente, para canalizar la ayuda de emergencia18.
Paradójicamente, a pesar de que a lo largo de la década de los ‘90 la
cooperación internacional ha sido puesta claramente en entredicho, produciéndose
reducciones significativas en el dinero que se le destina (la ayuda al desarrollo, en
términos reales, ha descendido más de un 20% desde 1992), en cambio ha
aumentado el número de ONG y las subvenciones que reciben19, así como su
influencia social, blandiendo unos y otros el argumento que se presume incontestable
-aunque esté por demostrar- de las ventajas comparativas de aquéllas en relación al
Estado, idea ésta que ha acabado arraigando hasta el punto de que ha pasado a
formar parte de lo que Akbar Zaidi (1998: 75) define como un 'nuevo paradigma de
desarrollo'.
Cierto que, junto a este tipo de causas, tampoco puede olvidarse que existen
otros factores de carácter sociológico, de índole estructural o coyuntural, que también
intervienen en la explicación del auge de las ONG. Entre las razones estructurales,

18
Tal como se observará cuando se trate el tema del voluntariado, esta elevada motivación
halla su fundamento en el hecho de que, en general, los miembros de las ONG trabajan en
favor de una causa; esto es, actúan impulsados por creencias e ideologías y desean,
fundamentalmente, transmitir sus valores a la sociedad confiando en que sean adoptados por
el mayor número de personas. En teoría ello permite que las ONG puedan acceder con mayor
facilidad a recursos sin coste (caso del trabajo voluntario no remunerado) o a bajo coste.
19
La ayuda oficial al desarrollo, y así se reconoce desde el Comité de Ayuda al Desarrollo
(CAD), ha caído a niveles históricos. A ello hay que añadir el flujo decreciente de capitales a
los países pobres -en el contexto de la crisis de los mercados emergentes- y el descenso en el
precio de las materias primas (Financial Times, 10-2-1999). Según informaciones recogidas
por El País (14-8-1999), desde 1992 la ayuda a los países subdesarrollados se ha reducido en
15.000 millones de dólares, hasta situarse, en 1997, en el cómputo de 43.800 millones de
dólares. Según los datos que manejan Randle y German en Intermón (1998: 115), se cifra,
para el referido año, en 47.600 millones de dólares. Estados Unidos, el segundo donante
mundial tras Japón, habría pasado de destinar el 0,21% de su PNB a tan sólo el 0,09%.
España sería uno de los pocos donantes que habrían aumentando las partidas dedicadas al
desarrollo, pese a que en términos porcentuales se ha pasado del 0,28% del PIB en 1992 y
1993 hasta el 0,24% previsto para 2001 -que suponen unos 251.755 millones de pesetas-,
confirmando que el aumento de la ayuda es una consecuencia del incremento del PIB más
que el resultado de un esfuerzo superior (El País, 17 y 20-10-2000). En 1998, la ayuda oficial
al desarrollo de los países del CAD se situó en el 0,23% de su PIB; la media de los países
comunitarios estaría en el 0,34%. Por otra parte, y de acuerdo con los datos de Intermón (op.
cit.: 28), el total de los recursos de las ONG españolas no ha cesado de aumentar, pasando de
14.000 millones en 1991 a 42.000 millones en 1996 (en pesetas constantes de 1997), de los
que 24.000 millones son fondos destinados por las administraciones públicas (poco más de
4.000 millones en 1991) y, de ellos, unos 11.000 millones pertenecen a subvenciones de la
SECIPI -que se calcula que ascenderán a 13.500 en 2001 (El País, 17-10-2000). La oficina de
ayuda humanitaria de la Unión Europea (ECHO), por su parte, ha destinado a las ONG
españolas, de 1996 a 1998, unos 17.000 millones de pesetas, a través de la firma de 282
contratos (El País, 23-2-1999).
182 Parte 2

relacionadas con las transformaciones fundamentales acaecidas en las sociedades


industriales, cabe reseñar una mayor disponibilidad de tiempo libre (consecuencia de
la reducción de las horas de trabajo y de la vida laboral activa), que puede dedicarse
al voluntariado; la crisis de valores (la pérdida de los referentes morales de nuestra
sociedad plantea la necesidad de descubrir nuevos valores y motivaciones y de
redescubrir la solidaridad)20; la creciente confianza y credibilidad que despiertan las
organizaciones no lucrativas en un mundo fuertemente competitivo, unida al
desprestigio de los partidos políticos y de las formas tradicionales de hacer política; la
presencia mediática de las mismas, etc. Por otra parte, entre los factores coyunturales
que más han influido en el auge del movimiento de solidaridad cabe destacar el
estallido de tragedias humanas de enormes proporciones, cuyas imágenes patéticas
rápidamente se han difundido a lo amplio y ancho del mundo gracias a las nuevas
tecnologías de la comunicación y a la globalización de la información. Aunque los
acontecimientos de Ruanda de 1994 y su extensión posterior a la región de los
Grandes Lagos tuvieron un gran impacto mediático y contribuyeron decisivamente a
consolidar el prestigio público de unas ONG que alcanzaron un protagonismo nunca
imaginado, hay que recordar que anteriormente otras tragedias habían encabezado
titulares en los medios de comunicación (Etiopía en 1984, Somalia en 1992...).
En el caso español, a estos factores cabe añadir otros específicos que
dimanan de sus circunstancias históricas, entre los que cabe mencionar de un modo
especial la consolidación de la democracia, el mayor nivel de vida de la población, la
madurez alcanzada por la sociedad civil y la mayor concienciación en relación a la
problemática del Tercer Mundo (el nacimiento en 1994 de la llamada Plataforma del
0.7% es un hito que marca un punto de inflexión ascendente), sin menospreciar la
importancia de la creación de una infraestructura administrativa ad hoc (SECIPI y
AECI) y del acceso a los fondos procedentes de programas comunitarios (ECHO), que
han permitido obtener canales de financiación a muchas ONG.

20
Relacionar el surgimiento de las ONG y de los nuevos movimientos sociales con el cambio
axiológico hacia lo que algunos autores califican de postmaterialismo pudiera llevar a pensar
-como apunta Riechmann (1994: 42)- que nos hallamos ante 'movimientos de lujo',
protagonizados en su mayoría por personas que al tener cubiertas todas sus necesidades y
disponer de recursos sobreabundantes pueden permitirse el activismo político o dedicarse al
altruismo, sin caer en la cuenta de que, en general, las luchas que llevan a cabo y las acciones
que realizan responden a problemas globales objetivos, que incluso amenazan la continuidad
de la civilización.
El rol de las ONG de desarrollo 183

¿Nuevos paradigmas de desarrollo?

La postmodernidad apuesta -y no sólo desde el llamado ‘pensamiento único’-


por la necesidad de reducir el Estado y promueve traspasar responsabilidades a la
sociedad civil. El ‘boom’ de las ONG forma parte de este envite y sólo es comprensible
bajo los parámetros de esta retórica antiestatalista. Curiosamente, el entusiasmo por
las ONG es compartido tanto por sectores neoliberales como desde la izquierda, que
ve en ellas una nueva forma de plasmar sus proyectos sociales transformadores en
un momento en que se carece de modelos políticos revolucionarios. Sin embargo, la
inclinación a mostrar a las ONG como paradigma de un desarrollo alternativo es
prematura y, en cualquier caso, exagerada. Ciertamente, algunas ONG han sido
capaces de plantear y afrontar los problemas y los objetivos de un modo original y
algunas menos han obtenido resultados positivos, pero dado el número tan elevado
de ONG que han aparecido en escena los casos de éxito son relativamente escasos y
no permiten ofrecer opciones alternativas creíbles. Por lo demás, la literatura
especializada -tal como apunta Akbar Zaidi (1998: 81)- se recrea citando siempre
unas pocas historias afortunadas (v. gr., el caso del movimiento Chipko en India o el
Grameen Bank en Bangladesh21), olvidando otros muchos ejemplos que no son en
absoluto equiparables.
Además, tampoco resulta evidente -tal como se ha adelantado- que la mayoría
de las ONG sean más efectivas que el sector público, ni siquiera, aunque pueda
resultar paradójico, en la reducción de costes22. Por otra parte, en cualquier caso el
Estado es por principio -al menos en la teoría- responsable ante los ciudadanos,
mientras que las ONG sólo están obligadas a responder ante sus financiadores, que
son quienes en última instancia determinan el tipo de intervención (Etesse, 1988: 15).
Acaso la única ventaja clara de las ONG, en términos comparativos, sea su
mayor capacidad de aproximación a las poblaciones. Pero aquí es preciso cuestionar
cómo es utilizada esta aptitud y en beneficio de quién. Se ha señalado, por ejemplo, el

21
En referencia al Grameen Bank, léase Yunus (1997).
22
Akbar Zaidi (op. cit.: 80) cita a Edwards y Hulme (1996), a Kaimowitz (1993) y a Wiggins y
Cromwell (1995) para ilustrar que en muchas ocasiones los suministros de las ONG,
especialmente cuando se trata de tecnología agrícola o de semillas, resultan más caros que
los que proporciona el sector público.
184 Parte 2

impacto despolitizador de sus actuaciones (ya se ha aclarado que la creciente


'profesionalización' de las ONG conlleva la 'despolitización' de los problemas)23. El
mismo hecho de que tales actuaciones dependan de los recursos ajenos que aportan
los donantes (mayormente administraciones públicas o instituciones financieras)
origina un cierto tipo de autocensura, de manera que acaban obviándose aquellas
cuestiones políticas que puedan resultar controvertidas y se moderan las críticas a los
gobiernos y a los poderes fácticos (el propio discurso de las ONG acaba siendo
vulnerable desde el momento en que deben rendir cuentas de su trabajo a los
donantes y no a los supuestos beneficiarios).
Petras y Vieux (1995: 65-73) argumentan la funcionalidad de las ONG y de la
cooperación internacional en general en la reproducción del orden capitalista, dejando
patente las ambigüedades del discurso de la solidaridad y las contradicciones de la
labor asistencial que llevan a cabo -complementaria con los programas de ajuste
estructural-, con claras repercusiones políticas por lo que supone de renuncia al
conflicto social. No sin acierto, interpretan el apoyo que los gobiernos del Primer
Mundo y los organismos internacionales prestan a las ONG como un intento de
contener el desarrollo de actitudes que desafíen a las políticas neoliberales:
suministrando a una parte de la población que recibe las consecuencias negativas del
ajuste una porción de los recursos sustraidos (las ONG no aportan nuevos servicios,
sino que en el mejor de los casos los reponen), se amortiguan eventuales
convulsiones sociales y disminuye el potencial de movimientos antisistema24.
En concreto, aducen que la actuación de las ONG ha tenido un impacto
negativo en el desarrollo de movimientos sociales autónomos, desmovilizando a
grupos y a asociaciones y reemplazando a sus líderes naturales por otros nombrados
por el procedimiento de la cooptación. La 'ideología de la autoayuda' barnizada de
humanismo que preconizan ha permitido -a su entender- desviar la atención de las
causas profundas de la pobreza y despolitizar los problemas así como las soluciones.
La implantación de programas específicos proyectados a pequeña escala, que
atienden más los aspectos microeconómicos que los estructurales y que se formulan

23
Para Akbar Zaidi (1998: 80) la 'profesionalización' de las ONG ha transformado la "política
de lo simbólico" que solían personificar en una "política de rituales".
24
Para Petras (1997), "[l]a mayoría de las ONG son auxiliares de los gobiernos y sirven para la
despolitización de la lucha y para aplicar soluciones superficiales a grupos limitados, todo ello
a costa de posibles transformaciones sociales. (...) Hoy, el imperialismo americano, el FMI y el
Banco Mundial gastan billones [se entiende miles de millones] de dólares financiando las
ONGs para tirar por tierra la lucha de clases, la salud pública y el pleno empleo".
El rol de las ONG de desarrollo 185

interiorizando valores exógenos, no sólo han creado dependencias culturales (también


técnicas y económicas), sino que, a su vez, en cuanto que fragmentan el espacio
social local, han despedazado las circunscripciones genuinas de los movimientos
populares. En su opinión, el carácter ad hoc de los planes y de los proyectos de
desarrollo, las restricciones sociales, así como las limitaciones temporales de los
fondos y la ausencia de responsabilidades políticas, han minado la capacidad de los
beneficiarios de la ayuda para convertir un apoyo puntual en un derecho permanente.
Por consiguiente, no bastan los buenos deseos, ni el uso de una retórica algo
distinta e innovadora, para ser alternativo y poder llevar a cabo una política de
desarrollo diferente. Las ONG no habrían conseguido trazar un proyecto propio por
cuanto sus propuestas serían no ya perfectamente asimilables por el sistema, sino
incluso manifiestamente funcionales para el mismo. Pero las ONG habrían fracasado
no ya sólo en su objetivo de construir un nuevo modelo de desarrollo, sino también a
nivel de resultados: de hecho, desde una perspectiva histórica -y como ponen de
relieve Petras y Vieux (1995)- existiría una relación directa entre el auge de las ONG y
el deterioro de las condiciones de vida para una mayoría. Para estos autores, a lo
sumo las ONG habrían construido “[u]n nuevo sistema estratificado de
administradores subordinados que dependen de recursos exógenos y que entran en
competencia directa con movimientos sociopolíticos en su disputa por la fidelidad y
actividad de las capas sociales más necesitadas” (Petras y Vieux, op.cit.: 73).
Sin lugar a dudas las ONG tienen planteado el reto de la redefinición de su rol,
puesto que, en caso contrario, no les quedarán más que tres opciones indeseables:
retornar a un asistencialismo exiguo; convertirse en gestoras de servicios e
incorporarse progresivamente al mercado (con lo que perderían, en sentido estricto,
su condición de organización ‘no lucrativa’), lo que sería plausible para las entidades
con más capacidad de organización y mayores recursos25; o, por último, permanecer
fuera del sistema y quedar relegadas a la marginalidad (Fuentes, 1996: 257).

25
Hay ONG, incluso ONG locales, que progresivamente van adoptando la faz de instituciones
financieras encargadas de conceder microcréditos a bajo interés. Durante nuestra estancia en
Bolivia, tuvimos conocimiento de FONDESCO, una entidad que originariamente tenía la
responsabilidad de aportar financiación a los proyectos impulsados por CIPCA, pero que
paulatinamente ha ido adquiriendo autonomía en la gestión y ha acabado asemejándose a un
banco, con capacidad de conceder créditos con criterios comerciales. El caso aludido del
Grameen Bank en Bangladesh debería interpretarse en este mismo sentido.
186 Parte 2

2. Las ONG y la cultura de la solidaridad

La acción humanitaria y sus expresiones organizativas y, de un modo singular,


la cooperación para el desarrollo, están de moda en todos los países de Occidente y
particularmente en España26. Si hay un rasgo novedoso que sirva para caracterizar el
pensamiento cívico-social de este fin de siglo es lo que algunos llaman -adoptando la
designación que identifica a distintas organizaciones humanitarias- ‘sin fronterismo’,
que sería algo así como un compromiso y un ejercicio cosmopolita de solidaridad que
desarrolla la sociedad civil.
Pero el imperativo ético del ‘sin fronterismo’ a menudo queda postergado por el
imperativo de la acción, que valora más la intención que las consecuencias. La misma
necesidad de actuar, el ritmo acelerado de la ayuda e incluso, en alguna medida, el
pragmatismo de las acciones, transforman e hipotecan el carácter de unas prácticas
que no deberían ser en exclusiva humanitarias (salvación de vidas), ni sólo
económicas (distribución de fondos), ni sólo asistenciales (educativas, sanitarias...),
sino ante todo un ejercicio de justicia social. Asimismo, la instrumentación política y
comercial de lo humanitario, la propia manipulación del mundo de los sentimientos y
de las emociones que realizan y transmiten unos medios de comunicación cuya
conducta también se rige por la lógica mercantil o por la lógica política, así como otros
condicionantes ajenos a lo que constituye la esencia de la cooperación, no sólo hacen

26
El hecho de que la solidaridad esté de moda e incluso el hecho de que la gente pueda
llegar a ser muy generosa y solidaria ante acontecimientos puntuales o situaciones de
emergencia, no supone en ningún caso que éste sea un valor dominante en nuestra sociedad.
De Felipe y Rodríguez de Rivas (1995: 84) citan un estudio publicado en 1994 por el Ministerio
de Asuntos Sociales en el que se pone de manifiesto que entre los valores que más inculcan
las familias a sus hijos se encuentran consumir (transmitido por el 84,1% de los padres
encuestados), competir (82,6%) y ser interesado (72,5%), frente a compartir (17,4%) y ser
entregado (24,8%). Lipovetsky (1992: 130) expone los resultados de una encuesta europea
que muestra que sólo el 15% de la población sitúa el altruismo entre las cinco virtudes más
valoradas.
El rol de las ONG de desarrollo 187

dudar de la legitimidad ética de la cooperación para el desarrollo, sino también


dificultan el establecimiento de los límites precisos del campo de la solidaridad27.
El debate acerca de la legitimidad ética de la cooperación está, así pues,
directamente relacionado con la legitimidad de las actuaciones que se llevan a cabo
en un contexto de interdependencia y de corresponsabilidad. Pero no basta, en el
calor de este debate, analizar la pertinencia de estas actuaciones desde un punto de
vista técnico, ni siquiera basta proponer -al modo, por ejemplo, de Crocker (1996)-
una nueva ética del desarrollo superadora de la filantropía caritativa, que sitúa a la
población ayudada en una posición pasiva28. Aunque en sentido estricto solidaridad y
justicia -como apunta de Sebastián (1996: 24)- no son equivalentes (la primera sería
"más profana y menos metafísica", a la par que “más atrevida y generosa” que la
segunda), no obstante no debería ser posible entender el conjunto de prácticas
solidarias que conforman la cooperación más que bajo el contenido preciso que
proporciona una ética de la justicia que capacite, en los términos de una ética del
cuidado, para afrontar y reparar las desigualdades entre los hombres.

27
Es de destacar que el discurso de los valores adquiere vigor correlativamente al
agotamiento de los grandes proyectos políticos (los valores -como observa de Lucas [1998:
133-4]- se esgrimen como algo auténtico, incólume, opuesto a la presencia espúrea del
Estado). Pero si la acción caritativa ha sustituido la labor social del Estado, lo humanitario -
como apunta Bruckner (1995: 266)- corre el riego de prescribir la política a costa de ser
manipulado por ésta.
28
Aunque los conceptos de solidaridad y de caridad sirvan para designar formas de acción
filantrópica que Casado (1992: 65-71) califica como 'heteroayuda' (esto es, donaciones de
bienes o servicios o de esfuerzo personal sin contrapartida obligatoria) para distinguirlas de la
'ayuda mutua' (cuyos beneficios revierten en los propios autores), el segundo término, que
evoca una virtud teologal consistente en amar al prójimo por compasión y que ha acabado
confundiéndose con la sopa boba que repartían en el pasado algunas órdenes religiosas a los
indigentes, progresivamente ha perdido aceptación en detrimento del primero, que autores
como Ferrand-Bechmann (1995: 19-26) juzgan como su sustituto laico y un paso adelante en
la conciencia de las gentes. Sin embargo, para Sánchez Ferlosio (1998), que analiza el
espectro semántico de una y otra palabra, caridad ha conservado un carácter fraterno mucho
más amplio (el propio término filantropía, que en su origen griego significa amor al género
humano, se ha homologado al de caridad). Así, observa que caridad admite perfectamente
'caridad con el enemigo', mientras que 'solidaridad con el enemigo' connota de inmediato
felonía o traición.
188 Parte 2

El significado de la solidaridad

El sustantivo solidaridad deriva etimológicamente de la expresión latina ‘in


solidum’, que literalmente significa 'íntegramente' y que designa un tipo especial de
obligaciones jurídicas compartidas por una pluralidad de sujetos (Moratalla, 1997: 97).
Esta expresión, a su vez, tiene su origen en el vocablo 'solidus', que significa sólido,
sin fisuras, estable o inmutable.
Además de esta raíz jurídica, existiría otra de carácter filosófico, que
pertenece a la cultura griega, que relaciona el término con el equilibrio y la armonía
que debe existir entre el todo y las partes, entre el yo individual y el nosotros social
unidos por el vínculo de la ‘filía’. En Aristóteles está presente un cierto tipo de
solidaridad que sería equivalente a una ‘amistad cívica’ que no está ordenada
únicamente para la vida en común, sino también para la realización de buenas
acciones. Asimismo, en el mundo latino, Cicerón y Séneca se refieren a una
sociabilidad natural entendida como una tendencia a la ayuda mutua en el marco de
un uso común de los bienes. Por otra parte, los conceptos de ‘pietas’ y ‘humanitas’,
utilizados en la escolástica, pasarán a formar parte del pensamiento de la Iglesia bajo
la forma de misericordia y de comunión universal con Dios.
En la edad moderna, el Estado (el hecho de compartir la nacionalidad) y la
interdependencia que genera la división del trabajo se convierten en el principal nexo
de unión entre los ciudadanos, lo que supone la pérdida del vínculo social (la
‘solidaridad mecánica’ de Durkheim) que nacía de una fraternidad fundada en un
origen común y unas mismas creencias29. En este contexto, la solidaridad, cuando no
aparece como una obligación impuesta, deviene una cuestión de simpatía, una opción
ya no estrictamente necesaria, sino deseable. Mientras que la razón de Estado sitúa
la solidaridad a nivel político (política social), junto al ejercicio de la práctica del poder,
sin embargo la razón utópica que también crece con la modernidad deseará ampliar el
horizonte de la fraternidad ofreciéndose a todos los hombres, sean cuales sean sus

29
Durkheim (1893) argumentó que la 'solidaridad mecánica', en la que la cohesión social se
fundamentaba en la identificación común de los individuos, era gradualmente reemplazada por
una 'solidaridad orgánica', propia de la sociedad industrial y que obedecía a las necesidades
de la división del trabajo, en la que la cohesión social se basaba en la interdependencia de los
individuos.
El rol de las ONG de desarrollo 189

culturas y situaciones, en tanto que hombres libres (Moratalla, 1997: 99-113)30. Si la


tradición filosófica aristotélica y la teoría de acción que deriva de ella desconocían
cualquiera otra praxis que no fuera la acción teleológica de personas individuales,
Kant plantea el primado de una razón práctica universal, no sujeta a principios
finalistas en cuanto que cada persona deviene un fin en sí mismo. Para él, la ética
dicta la necesidad de actuar en función de una obligación que nace del derecho de los
otros (este acto de simpatía con los seres humanos no está inducido por la
conmiseración ante el dolor o el remordimiento por la crueldad, sino que es una
respuesta personal al imperativo categórico).
Aun cuando el universalismo ético, de honda raigambre kantiana, será
cuestionado en la postmodernidad desde los parámetros de un relativismo que
propone su sustitución por las distintas concepciones y tradiciones morales propias de
cada cultura, pocos discuten que existe una obligación natural (esto es, que nace de
la propia condición humana) que exige contribuir al bienestar de los demás. Aunque
se ponga en tela de juicio que la deliberación moral deba deducirse a partir de
principios generales, por lo común se acepta que sólo ofreciendo una respuesta
desde una responsabilidad solidariamente asumida es posible solucionar los grandes
problemas de desigualdad que se plantean hoy en día a la humanidad (Cortina, 1985;
Apel, 1985)31.
En tal sentido, en el contexto de la cooperación, el concepto de solidaridad,
más allá de otras connotaciones, surge como una categoría moral, presidida por una
lógica de equivalencia que exige ordenar la sociedad equitativamente y por un
principio de generosidad o gratuidad, que se incribe en el ámbito de la ética social y
que se expresa en una “adhesión a la causa de otros”, entendiendo siempre que estos

30
En el sentido de unidad en la acción reivindicativa, la noción de solidaridad aparece en
Inglaterra a mediados del siglo XIX (derivando de la forma francesa 'solidarité', utilizada en la
terminología legal a finales del siglo XVIII) al convertirse en un concepto central, relacionado
con la idea de clase social, en el desarrollo del movimiento cartista y sindicalista (Joyce, 1991,
citado en Castellanos, 1998: 97).
31
Para Apel, en tanto que los problemas que se plantean son de civilización y no de
naturaleza técnica, es la razón práctica -y no la razón técnica- la que debe responsabilizarse
del desafío pertrechándose en una ética universalmente válida (lo que no impide que puedan
dejarse los ideales concretos de vida de cada pueblo o cultura en manos de las distintas
concepciones morales).
190 Parte 2

‘otros’ poseen mayores necesidades que quienes practican la solidaridad (Etxeberría,


1997: 248)32.
Sin embargo, la solidaridad característica de la postmodernidad, que halla en
las ONG su arquetipo máximo y que se revela en la actividad que realizan,
ejemplificando lo que algunos -acaso con excesiva precipitación- han juzgado como
un nuevo resurgir de los valores morales tras un largo período de atonía materialista,
paradójicamente no se distingue por un refuerzo del deber. Si algo define a las formas
de solidaridad de nuestro tiempo y las diferencia de las de antaño es, precisamente, el
auge de la ética, no del deber. Aunque se desea que existan reglas justas y
equilibradas, se apela a la responsabilidad, en ningún caso a la imposición imperativa
ni, por supuesto, a las obligaciones de contenido juridizante; tampoco se exigen
sacrificios personales, ni consagrar la vida a fines superiores a uno mismo, ni ningún
tipo de renuncia que no sea voluntariamente elegida.
Lipovetsky (1992: 209) detalla la situación del siguiente modo:

El principio de responsabilidad aparece como el alma misma de la cultura


postmoralista. Si bien las llamadas a la responsabilidad no pueden separarse
de la valoración de la idea de obligación moral, tienen la característica de no
predicar en absoluto la inmolación de uno mismo en el altar de los ideales
superiores: nuestra ética de la responsabilidad es una ética ‘razonable’,
animada no por el imperativo de abandono de los propios fines, sino por un
esfuerzo de conciliación entre los valores y los intereses, entre el principio de
los derechos del individuo y las presiones de la vida social, económica y
científica. El objetivo no es otro que contrarrestar la expansión lógica
individualista legitimando nuevas obligaciones colectivas (...)

Abundando en estas ideas, el mismo autor insiste en que la ética de la


solidaridad, liberada del entorno religioso, no crea sentimientos de culpa; el altruismo
deviene indoloro; la misma moral secularizada -apunta- acaba transformada en
"consumo interactivo y festivo de buenos sentimientos" (Lipovetsky, op. cit.: 47),
reciclada y convertida en una suerte de espectáculo (incluso el mal se
espectaculariza) vehiculado por unos medios de comunicación que son la única
ventana desde la que se ve y explica el mundo y sus infortunios. Cuanto más se
debilita la fuerza del deber, con menos reparos consumimos solidaridad.

32
De Sebastián (1996: 16-7) aclara que la solidaridad no sólo es un discurso o un sentimiento,
sino también -y ante todo- una cualidad de la acción que, en cuanto tal, sólo en la misma
acción puede realizarse.
El rol de las ONG de desarrollo 191

En efecto, esta época 'postmoralista' se singulariza por la sobreexposición


mediática de los valores, por su escenificación. Aunque en cada periodo haya existido
un discurso sobre la moral que decide lo que es bueno y lo que es malo, hasta
tiempos recientes la conciencia, dictando las elecciones, pesaba en la determinación
de la conducta. Ahora, en cambio, son los mass media, en su condición de creadores
de opinión, quienes la establecen; son ellos quienes fijan las causas prioritarias,
avivan la sensibilidad del público y orientan una moda de la generosidad que estimula
una conciencia ética light, temporal y puntual que sólo se manifiesta ante las grandes
adversidades humanas33.
Lipovetsky (1995: 138-9) profundiza en ello con las palabras siguientes:

La caridad de los medios no culpabiliza, no da lecciones de moral, conmueve


mezclando el buen humor y los sollozos contenidos, las variedades y los
testimonios íntimos, las hazañas deportivas y los niños impedidos. No ya una
moral de la obligación, sino una moral sentimental-mediática, por todas partes
la emoción prevalece sobre la ley, el corazón sobre el deber, se trata de
despertar la simpatía emocional del público hacia los desheredados. La cultura
mediática y hedonista ha permitido superar tanto la cultura del imperativo
categórico como la del interés bien entendido (...) [Agreguemos además:
cuanto menos espíritu de sacrificio, más capacidad para recoger fondos (...)]34

Esta sociedad que el propio Lipovetsky define como del 'postdeber' desvaloriza
el ideal de la abnegación, el espíritu de disciplina y, en cambio, anima la satisfacción
de deseos inmediatos. La pragmática moral, a la que se refiere Ricoeur (1998),
alrededor del dilema puedo/no puedo (si puedo, entonces debo ayudarles) se atenúa
y se plantea en términos de deseo. Entregarse al prójimo con devoción deja de ser un
bien en sí mismo. Evidenciando el predominio del gesto externo sobre la virtud

33
Baudrillard (1978: 9-80) sugiere que el dominio de la simulación por parte de los media
erosiona los referentes y lleva al colapso de aquellas polaridades discursivas que sostenían el
significado: imaginario/real, subjetivo/objetivo, privado/público, vida/muerte. Turner (1992: 56-
7) se hace eco de ello.
34
Cada cual, según sus preferencias, puede participar sin esfuerzo en lo que Bruckner (1995:
261) califica como la ‘gran fiesta del corazón’. El propio acto de consumo transforma al
ciudadano en mecenas (basta tomar una taza de ‘café solidario’, pagar con una tarjeta de
crédito de una entidad financiera que destine algún porcentaje del valor de la compra a
subvencionar a una ONG o asistir a un concierto de rock contra el hambre en el mundo). La
solidaridad no sólo adopta formas indoloras, sino también lúdicas: el agente moral se
compromete en favor de una buena causa al tiempo que se lo pasa bien. La caridad se
convierte en diversión; cualquier señal de dolor ajeno deviene ella misma espectáculo (‘reality
show’). En las llamadas ‘maratones televisivas’ destinadas a recaudar fondos, que combinan
192 Parte 2

privada, de los hechos que pueden ser exhibidos, el humanismo ‘sin fronterista’ no
quiere a los hombres, sino lo que desea es presencia pública para ocuparse de ellos.
Como afirma Bruckner (1995: 260), “el filántropo moderno se transforma no en amigo
de los pobres, sino en amigo de la pobreza” (a aquéllos, a lo sumo, se los compadece
mientras sigan siendo desgraciados; pero a la que se rebelan se los teme). O,
expresándolo con otras palabras, “en el indigente sólo se percibe al indigente, no al
hombre” (Bruckner, op. cit.: 255)35. No existe aquí -como sostiene San Román (1996:
146)- una identificación con el 'otro' partiendo de lo que es, ‘otro-yo’ (la categoría
‘nosotros’ contrasta con un ‘ellos’ también constituido por seres humanos de los que
no nos interesa su humanidad, sino sólo su pobreza): se confunde el ser con el tener.
Como confirma Finkielkraut (1996: 125-6), la "predilección por los menesterosos
anónimos es más fruto del principio de precaución que del arrebato fraternal. En el
plano intelectual al menos, esta moral de la urgencia extrema es una moral del confort
extremo”.
En nuestra sociedad -enseña Rorty (1989: 210)- no hay espacio para una
solidaridad que se legitime en grandes teorías metafísicas, que se apoye en el
reconocimiento de un yo nuclear -la esencia humana- compartido por todos los seres
humanos (por otra parte, ello tampoco debería ser en sí mismo deseable, ya que la
idea de un componente humano central y universal podría, a su juicio, restar libertad
al individuo). La solidaridad, como la conciencia, es pura contingencia, está sujeta al
tiempo y al azar. Pero sin embargo el individualismo extremo (el propio compromiso
se concibe bajo los parámetros de la lógica individualista de nuestra sociedad) y la
crítica de las ilusiones ideológicas del pasado pueden habernos llevado a aceptar una
suerte de ética que, aunque visible, no deja tampoco de ser una ilusión ética. En dicho
sentido, el alcance limitado de la solidaridad ‘sin fronterista’ parece ser más el fruto de
una ética de mínimos que de una imposibilidad fáctica de llevarla a cabo; parece más

generosidad, aires de festival y marketing, las donaciones se contabilizan y se baten records


como si se tratara de emular una gesta deportiva.
35
Puesto que una solidaridad con una humanidad anónima o, por analogía, un humanismo sin
hombre genera una fidelidad puramente rutinaria (se apoyan con igual entusiasmo las causas
más dispares: tibetanos, somalíes, hutus, bosnios, kurdos o kosovares van ocupando
sucesivamente la categoría de víctimas merecedoras de nuestro interés, quedando
descartadas otras de forma arbitraria) que corre el riego de consumirse, Bruckner (ibíd.)
acaba constatando que la generosidad, para reafirmarse, necesita “[d]evolver a los
menesterosos una identidad y un rostro humano, [seleccionar] entre la masa de los
desheredados unos cuantos ejemplares representativos. De este modo la estrella (o el
benefactor) presta su nombre a quien no lo tiene, obliga a las miradas a posarse sobre él". Las
formas de apadrinamiento o cierto tipo de sponsorización, que identifican al beneficiario, sacan
provecho de esta circunstancia.
El rol de las ONG de desarrollo 193

el resultado de una cultura -la cultura de la solidaridad, repleta de sentimientos


veleidosos y efímeros-, de una forma de actuar, que de una forma de ser.
Si el acto ético -como mantiene Bajtin (1924)36- tiene una naturaleza
ontológica, entonces se puede coincidir con Bilbeny (1997: 41) en que a la revolución
de la ética en la postmodernidad, que ha modificado el marco más profundo de las
percepciones, hábitos y creencias que nos servían hasta hoy para hablar de moral, se
le ha sumado la 'crisis de la ética'.

Ayuda humanitaria de emergencia y derecho de injerencia

La ayuda humanitaria, en cuya gestión las ONG han adquirido un


protagonismo destacado, es una respuesta urgente a una situación de catástrofe, a un
desastre provocado por hecatombes naturales (sequías, inundaciones, ciclones...) o
por acontecimientos singulares de raíz política o social (conflictos bélicos,
desplazamiento de refugiados, desastres económicos...), cuyas consecuencias
(hambre, epidemias, violencia, etc.) suponen un riesgo grave para la vida de los seres
humanos que las padecen37. Recurriendo al apelativo ‘emergencia’ (la ayuda
humanitaria habitualmente recibe el calificativo de ‘ayuda de emergencia’) se intenta

36
Para Bajtin el acto ético, como mecanismo de constitución, afirmación y supervivencia del
'yo' en su relación con el 'otro', está basado en una idea de responsabilidad, ineludible para
cada persona, que no es de naturaleza jurídica, sino ontológica, y que deriva de las formas
con que se percibe el mundo a través de la relación con este 'otro'. Cada acto que se lleva a
cabo cambia algo en la estructura del mundo, en la posición del 'otro' y en nosotros mismos.
37
Cuando se habla de desastre cada vez hay mayor consenso en limitar las referencias a su
condición de agente físico y en ponderar sus características sociales. A pesar de que en
algunas circunstancias puedan existir desastres producidos por elementos físicos que, al
menos parcialmente, se desarrollan con independencia de la acción humana (los terremotos o
los ciclones tienen un cierto componente de azar), sin embargo el daño que ocasionan
difícilmente resultaría explicable si no se buscan otras causas de naturaleza social
(Quarantelli, 1998). Las 50 mil muertes directas que, según NN. UU., causaron a lo largo de
1998 las catástrofes naturales (El País, 14-7-1999), sólo se entenderían por las condiciones de
precariedad en que viven las poblaciones afectadas. Asimismo, los más de 35 millones de
refugiados y desplazados necesitados de asistencia que recorren el mundo (CIDOB, 1997: 7),
fruto de persecuciones políticas o de los innumerables conflictos bélicos que azotan el planeta,
son el mejor ejemplo de que el desastre no acontece fortuitamente, sino que se construye.
194 Parte 2

generar el convencimiento de la necesidad de intervenir con prontitud, de manera


inmediata, puesto que la amplitud de los problemas que se plantean no admite
demoras. Salvar vidas anónimas -sin pretender, a corto plazo, garantizar las
condiciones de vida, renunciando a plantear la reparación de las injusticias que están
en el origen de la adversidad o a denunciar a los culpables- se constituye aquí en el
primer y único objetivo38. La misma acción humanitaria monopoliza toda la moral.
Como puntualiza Finkielkraut (1996: 122), no importa quién es el individuo que sufre,
cuál es su razón de ser, los motivos de su persecución o de su agonía: sólo interesa
salvarlo sin más.
En tal sentido, Moratalla (1997: 247) señala que el humanitarismo "más que
una ética de la justicia, quiere poner en práctica una ética de la compasión donde
además de salvar la vida se busca evitar el dolor. Ante la imposibilidad de la justicia,
no queda más remedio que la compasión"39. El agente humanitario, renunciando a
conocer las causas de la catástrofe, incapaz siquiera de distinguir entre lo que es un
accidente y lo que supone una agresión (todas las catástrofes, como la personalidad
de las víctimas, se confunden, resultan intercambiables), observa en exclusiva lo que
está simplemente al alcance de su vista, esto es miseria y enfermedad. Su mirada
reductora y desideologizada no consigue -o no desea- desentrañar nada más.
Dejándose cautivar por lo que Etxebarría (1999: 101) llama ‘sentimiento humanitario’,
admite socorrer a los que sufren, alimentarlos, sanarlos y guarecerlos con celeridad;
incluso episódicamente puede renunciar a la neutralidad -distanciándose de la

38
A pesar de que cuando se habla de ayuda humanitaria de emergencia se hace hincapié en
las actuaciones que, con carácter de urgencia, buscan salvar vidas que corren peligro -o, en el
mejor de los casos, retrasar o prevenir el riesgo-, de hecho la mayoría de los actores reconoce
que la acción humanitaria, de naturaleza técnica, no puede separarse de la ayuda al desarrollo
-al menos a medio plazo- so pena de arriesgarse al fracaso. Así, por ejemplo, para Mendiluce
(1997: 173-6) “no se puede continuar con una división cada día más artificial, contradictoria e
ineficaz, al tratar de clasificar nuestra acción entre emergencia y desarrollo”. La propia actitud
de muchas ONG, que “actúan o dan la imagen de bomberos apagaincendios”, es en parte
responsable del error. Aunque pueda ser necesario que existan entidades especializadas en
dar respuesta a situaciones de emergencia, la acción humanitaria, que en definitiva -como
recuerda Kabunda (1999: 78)- entra en funcionamiento cuando falla la ayuda al desarrollo, no
concluye hasta que no se cortan los lazos de dependencia y las mismas víctimas no se
convierten en agentes de regeneración (véase también Anderson [1998]).
39
Lleva razón Cortina -citado por Moratalla (op. cit.: 257)- cuando mantiene que al no incidir en
las causas de la injusticia, la ética mínima de la acción humanitaria nos sitúa ante las puertas
de una ética mínima de la acción política. Si nos reafirmamos en que las grandes catástrofes
humanas de hoy tienen un origen político, correspondería reconocer -como admite Bonino
(1997a: 16-7 y 1997b: 5)- que sólo desde la acción política es posible hallarles solución. En un
mismo sentido, Fisas (1995) asevera que la compasión no basta y que es preciso vincular la
acción humanitaria a la política.
El rol de las ONG de desarrollo 195

posición adoptada históricamente por la Cruz Roja-, pero no por ello está dispuesto,
por lo general, a ser beligerante y a tomar partido activamente: en apariencia -y la
naturaleza de la ayuda humanitaria ofrecida tras la masacre de Ruanda en 1994 lo
pone en evidencia40- no hay víctimas buenas o malas, ni desventurados que posean
la razón o que carezcan de ella, progresistas o reaccionarios, todos se valoran del
mismo modo y todos ellos, sin matices, son considerados y presentados -como
escribe Sogge (1999: 166-75)- como seres objeto de conmiseración incapaces de
hacer frente por sí solos a sus problemas.
El modo en que las instituciones humanitarias expresan la necesidad de ayuda
es, en este sentido, suficientemente elocuente. Por ejemplo, desde Médicos Sin
Fronteras (MSF), tal vez la entidad con la que mejor se asocia hoy en día, desde un
punto de vista mediático, la ‘ayuda de emergencia’, se nos presenta un panorama de
catástrofe permanente extremadamente simplista, en el que la única esperanza la
proporciona dicha ONG, que patrimonializa la ética del compromiso y aparece, según
se deduce del fragmento siguiente, como un moderno héroe de la compasión:

Más de 50 millones de refugiados en todo el mundo lo han perdido todo huyendo


de la guerra, la pobreza o la enfermedad. Nosotros les proporcionamos atención
médica, vacunación, formación del personal local, nutrición, suministro de agua
potable, saneamiento ambiental, etc.
En 1984 fue Etiopía. En el 91, Yugoslavia. Somalia en el 92. Ruanda en el 94. Y
hoy la región de los Grandes Lagos (Zaire, Ruanda, Burundi), donde 1.200.000
refugiados y desplazados se enfrentan a la guerra, el hambre y la enfermedad.
En los últimos años, en MSF hemos acumulado la experiencia necesaria para

40
Basta recordar que las organizaciones humanitarias se hicieron cargo de la atención de
campos de refugiados en el ex-Zaire controlados por las milicias hutu que habían perpetrado
acciones genocidas y desde los que continuaban hostigando al enemigo. Éste y otros casos
semejantes invitan a reflexionar entorno a las contradicciones en que incurre la asistencia
humanitaria, enfrentada al peligro permanente de que sea aprovechada por una de las partes
o por un gobierno autoritario para avivar un conflicto que se pretende apaciguar. Fisas (1995)
resalta la manipulación política de que fueron objeto los refugiados hutu. Loescher (1993), por
su parte, y desde un punto de vista más general, trata el asunto de la asistencia a los
refugiados, enfatizando la vertiente política de la misma. Shawcross (1996), Schopper (1996) y
Oberreit (1999), desde la experiencia y el compromiso con MSF, y Martin (1998), desde
Amnesty International, abordan las dificultades con que tropiezan las organizaciones
humanitarias al tratar de conciliar el deber de ayudar a las víctimas y la denuncia de las
violaciones a los derechos humanos. Brauman (1996 y 1998) advierte de que el riego de ser
expulsado del país en que se trabaja a causa de una actitud de denuncia no sólo comporta
que se corten los canales de ayuda, sino también eliminar el efecto disuasorio de la presencia
internacional ante posibles actos de violencia. Desde posiciones semejantes, Eade [ed.] (1996)
trata los problemas que entraña la ayuda humanitaria en situaciones bélicas.
196 Parte 2

socorrer a las poblaciones en peligro en sólo 24 horas. Se encuentren donde se


encuentren. (Médicos Sin Fronteras, publicidad).

Los dramas se suceden unos a otros al ritmo de las noticias, a la velocidad de


las imágenes que transmite la CNN (los medios de comunicación poseen la facultad
tanto de crear como de desgastar el acontecimiento)41. Del mismo modo, cada nueva
cruzada relega al olvido a la anterior. Si la finalidad de la acción fuera en verdad
salvar al mundo, nos hallaríamos ante una gesta heroica y extenuante. Pero el desfile
vertiginoso de las catástrofes acaba atenuando no ya la atención que se les presta,
sino también el grado de compromiso: en palabras de Ignatieff (1998: 376), el ‘relato
moral’ y el ‘relato político’ acaban transformándose en ‘espectáculo humanitario’.

Completar el perfil ético de la ayuda humanitaria obliga, sin embargo, a


reflexionar acerca de las condiciones que pueden hacer moralmente legítima la ayuda
y, como consecuencia de ello, a entrar en el debate acerca de la legitimidad del
derecho de injerencia, que Mendiluce (1997: 124) define “como la posibilidad o el
deber de llegar al uso de la fuerza para defender el derecho a la asistencia y a la vida
de las poblaciones en riesgo”42. Para Arteta (1999: 63-4), éste sería un derecho que
“trata de reducir la alteridad entre los que prestan su ayuda y los que la reciben, que
resulta acentuada por su pertenencia a Estados diferentes”.
El reconocimiento de que los derechos de las víctimas no pueden ser
contingentes, es decir, sólo aceptables en función de determinadas circunstancias,

41
Benthall (1993: 26-9) llega al punto de afirmar que los desastres son, en buena medida, una
construcción de los medios de comunicación, ya que sin ellos no serían conocidos y, por tanto,
no existirían -salvo para sus víctimas. La actuación de las propias organizaciones humanitarias
está sujeta a las exigencias de los media (éstos inspiran las conductas a seguir y, a su vez,
obligan a las organizaciones a adoptar estrategias que les permitan tener presencia en ellos).
Kouchner (1991: 194), de un modo paralelo, mantiene que “sin imagen no hay indignación: la
desgracia sólo se abate sobre los desgraciados”. Pero aún siendo cierta esta tesis, sin
embargo es indiscutible que la profusión de imágenes acaba provocándonos hastío y
haciéndonos tolerar lo que en sí mismo es intolerable.
42
La autoría de la expresión ‘injerencia humanitaria’, acuñada según parece en 1968, se
atribuye por lo general a Bernard Kouchner, fundador de Médecins Sans Frontières (MSF) y de
Médecins du Monde, que la emplea para vindicar la ayuda prestada por médicos franceses a
las víctimas del conflicto bélico de Biafra. La resolución de la ONU (núm. 43/131), referida al
Nuevo Orden Humanitario Internacional, que data de 1988, quiso trasladar la doctrina de la
injerencia humanitaria al derecho internacional. Sin embargo, el uso de la fuerza sigue
recibiendo justificación cuando se producen amenazas para la paz y la seguridad
internacional, pero no cuando existe sufrimiento de la población.
El rol de las ONG de desarrollo 197

aparece como el principal argumento justificativo del derecho de injerencia, que se


impone como un imperativo categórico. El discurso ético basado en los derechos del
hombre da, en este caso, un paso más y se invierte en discurso basado en las
obligaciones humanas, entre las que está la de socorrer a la víctima. El mencionado
Kouchner (1991), llevando el razonamiento hasta el final, reclama que las instituciones
internacionales, asistidas de un ‘derecho de injerencia’ indiscutible, deben asumirlo
como deber (‘deber de injerencia’). De tal modo, trabajar en nombre y en favor de las
víctimas justifica la transgresión de aquellas reglas que impiden que se pueda actuar
libremente. No obstante, y puesto que a pesar de todo la acción humanitaria, a nivel
práctico, halla límites en el imperio de la ley (prohibición explícita de violar las
fronteras de los Estados)43, de hecho no sería adecuado referirse, en propiedad, a
criterios positivos que legitiman la ayuda, sino sólo a principios que permiten apreciar
una intervención como no injusta.
En la injerencia humanitaria, sin embargo, se confunden otras consideraciones
que trascienden en sentido estricto a la moral y se adentran en el terreno de lo
sociológico. La creciente conciencia humanitaria que, como se ha observado,
supuestamente se niega a asistir impasible al drama de millones de seres humanos y
no acepta condicionar el derecho de asistencia a las limitaciones que impone la
soberanía nacional, no es sólo el fruto de una reacción emocional circunstancial, sino
el resultado de transformaciones sociales profundas. En efecto, la vida social de la
contemporaneidad está marcada -como se ha comentado con anterioridad- por
procesos que afectan a la reorganización del tiempo y del espacio, ligados a la
expansión de lo que Giddens (1991: 10) denomina ‘mecanismos de desenclave’ que
“liberan las relaciones sociales de su fijación a unas circunstancias locales

43
Rubio Llorente (1999) escribe que para justificar la legalidad del derecho de injerencia
(violación de la soberanía de un país al no contar con el consentimiento del gobierno afectado)
se aducen argumentos semejantes a los empleados por pensadores escolásticos como
Suárez en relación a la ‘guerra justa’. Pero la apelación a la vieja idea de la ‘causa justa’
supone, de hecho, un abandono del Derecho (una vulneración de las normas que regulan el
derecho internacional) en favor de la especulación moral en la que imperan valores subjetivos
(Hobbes ya puso de manifiesto que no hay nada tan subjetivo como la noción de justicia, que
cada cual maneja a su antojo: a la postre, el contenido justo -o no injusto- de una causa lo
determina la voluntad del poderoso). Aunque la razón invocada para intervenir, sea asistiendo
a poblaciones en peligro o incluso bombardeando un país, apele a la necesidad de defender
los derechos humanos (que se constituirían en un 'derecho más alto' o, de acuerdo con Sotelo
[1999], en un derecho natural aplicable por encima de todos los derechos positivos, que
otorgaría apariencia jurídica a la injerencia), para Rubio Llorente ésta, aún suponiendo que
fuera válida desde el punto de vista moral, escaparía sin embargo del ámbito objetivo del
198 Parte 2

específicas, recombinándolas a lo largo de grandes distancias espaciotemporales”, y


bajo cuyos parámetros se concibe la globalización. Pero, como advierte Mendiluce
(1997: 122), la eliminación de barreras para el capital y para el comercio que resultan
de dichos procesos de globalización demandan, a su vez, una universalización de los
derechos humanos y “la creación de mecanismos, también universales, para imponer
un orden internacional basado en su respeto y su defensa”.
Abordando esta línea argumental, S. Naïr (1999), por su parte, sugiere que tal
vez no sea casual que la ‘ideología’ del derecho a la injerencia “se haya labrado en los
surcos del liberalismo económico mundial”. Con ello da a entender no sólo que es un
producto del sistema, sino también que sirve al objetivo de corregir algunas de sus
disfunciones (lo humanitario ocupa el lugar de lo político cuando se trata de paliar los
efectos más irritantes de la pobreza que produce el mismo desarrollo a través del
mercado). Aceptando este punto de vista, las propias ONG, voluntariamente o no,
estarían comprometidas, a través de su actividad caritativa, con el desarrollo de las
políticas neoliberales.
Si, como se ha visto con anterioridad, la ayuda al desarrollo en general está
condicionada no ya económicamente, sino también políticamente, aún con más
motivo la ayuda humanitaria, que es necesariamente unilateral y no admite
corresponsabilización, no escapa a este tipo de instrumentalización, estando sometida
muchas veces a intereses políticos espúreos44. No puede olvidarse que, invocando el
principio de injerencia, se realizan actuaciones al servicio de los intereses
diplomáticos de los Estados benefactores. Como ha sido señalado repetidamente,
muchas veces los refugiados o los damnificados son una excusa en una partida
geopolítica mayor (o, en otro sentido, un pretexto utilizado por las organizaciones
humanitarias para tomar posiciones en el ‘mercado del dolor’)45.

mundo del Derecho. En relación a la controversia acerca de los límites de la acción


humanitaria, véase Hehir (1998), Roberts (1999) y Abrisketa (1999).
44
Mientras que la ONU, el Banco Mundial o el FMI no ignoran que las intervenciones
humanitarias que impulsan tienen un claro relieve político y, a su vez, las agencias de
desarrollo oficiales, como USAID, reconocen abiertamente que dichas intervenciones afectan a
sus intereses nacionales, en cambio, paradójicamente, muchas ONG aún continúan opinando
que su trabajo es apolítico o que, excepto por accidente, no posee efectos políticos (de
Senarclens, 1999: 24-5; Middleton y O’Keefe, 1998: 157).
45
Kabunda (1999: 85) indica que las emergencias han creado una ‘verdadera industria
humanitaria’ en la que también participan ONG que reciben y movilizan ingentes recursos
(como sugieren Ramsbotham y Raisin [1999: 183-202], los grandes donantes internacionales
han tendido a beneficiar más a la acción humanitaria de emergencia que a la cooperación al
desarrollo). La European Comission Humanitarian Office (ECHO), el principal donante mundial,
reconoce que la mayor competencia entre las ONG se produce en los casos de emergencias,
debido a que concentran el dinero fácil (según los datos publicados por CIDOB [1997: 31], la
El rol de las ONG de desarrollo 199

Aun cuando la ayuda humanitaria proclame, en teoría, su apartidismo, su


indiferencia por las víctimas, la respuesta dada es siempre parcial y discriminatoria
(en definitiva, ésta es una de las prerrogativas de la caridad). Cuando se decide
intervenir en un lugar es a costa de otro, a pesar de que en todos los casos el
sufrimiento sea semejante. ¿Por qué Ruanda y no Sierra Leone o Liberia, por qué
Kosovo y no el Kurdistán? ¿Por qué sólo una porción de las víctimas se transforma en
beneficiaria de la ayuda? Pese a apoyarse en un discurso pretendidamente
universalista, las obligaciones que generan las desgracias del prójimo no se reparten
equitativamente, se jerarquizan las actuaciones en función de elementos ajenos a la
naturaleza de las catástrofes humanas. Este tipo de constataciones llevan a Bruckner
(1995: 270) a mantener que la ‘moral de la urgencia’ en realidad no es más que una
‘moral de la preferencia’. Puesto que el derecho de injerencia se manifiesta en una
flagrante desigualdad de trato, concluye preguntándose si acaso no sería más
apropiado que fuera definido como el “derecho a descuidar a algunos pueblos
fingiendo prestarles auxilio” (op. cit.: 273).

OCDE calcula que los países miembros del CAD destinaron a ayuda de emergencia, en 1995,
un total de 3.062 millones de dólares, de los que 1.346 corresponden estrictamente a ayuda
alimentaria). Las ONG replican aclarando que en buena medida la culpa de la competencia
recae en la actitud de los donantes, debido a que si no se está presente en las emergencias
no se existe para ellos. Durante la crisis de Ruanda, por ej., se dieron cita 120 ONG, la
mayoría de las cuales carecían de objetivos definidos: estaban allí sólo por currículo. Muchas
de ellas fueron acusadas de amateurismo, ineficacia, despilfarro..., cuando no de capitular
ante las presiones políticas o de captar al personal local más capacitado en perjuicio de otros
sectores (Lobo, 1998). En tal sentido, Rey (1999: 129-52) mantiene que aunque las
contribuciones económicas hayan provocado el crecimiento del número de actores implicados
en la acción humanitaria, ello, en lugar de mejorar la eficiencia, ha ocasionado mayor
confusión y dispersión.
CAPÍTULO 4

Las ONG en España

Este capítulo se propone el objetivo de trazar un perfil de las ONG españolas.


Para ello se plantea, en primer lugar, describir el marco político, jurídico y organizativo
en el que se sitúan y desenvuelven. Asimismo, se intentará realizar el ejercicio de
clasificarlas, agrupándolas en función de sus rasgos distintivos comunes, y se
aventurarán posibles tipologías. Se destacarán sus valores, se analizarán sus
objetivos y cómo encajan en el marco de la cultura del desarrollo. También se
prestará la debida atención a su cultura organizativa, a los sistemas de gestión y a las
políticas de imagen (incidiendo en cómo ésta es percibida por la opinión pública). Por
último, se examinarán pormenorizadamente las actuaciones que llevan a cabo y, de
un modo singular, los proyectos de desarrollo que impulsan.
Aunque no se renuncie a una mirada panorámica sobre el conjunto y se
busque en la medida de lo posible la generalización, es indiscutible que la
incapacidad de abarcar todo el abanico de ONG obliga a extraer una muestra. Por
ello, el análisis se centrará preferentemente en aquellas ONG que pertenecen a la
CONGDE, sin duda las de mayor relieve (se cuenta con la ventaja añadida de
disponer de datos publicados) y, de un modo particular, en unas cuantas entidades
que -como se especificado en la introducción- han sido estudiadas con mayor
profundidad y que serán utilizadas de modelo.
202 Parte 2

1. Marco político, organizativo e institucional

Regulación normativa y formas jurídicas

El ejercicio por parte del Estado, especialmente en el siglo XX, de labores


asistenciales ha obligado a distinguir entre lo que es la acción oficial y la no oficial en
esta materia.
No obstante, el Estado, al margen de su condición de sujeto activo, ha ejercido
históricamente su competencia en la regulación del sector asistencial no oficial.
Martínez Sánchez (1998) señala que en España la primera normativa reguladora de lo
que pudiéramos identificar como movimientos civiles asistenciales se remonta a la ley
de asociaciones de 1887, que reafirma el papel de los colectivos católicos reconocido
en el concordato con la Santa Sede de 1851 (aunque anterior a ella sería la Ley de
Beneficiencia de 1849). Acción Católica -de la que deriva Cáritas-, que ya desde
finales del siglo XIX trataba de coordinar las actividades de las asociaciones
cristianas, obtendrá de este modo su reconocimiento legal (Gutiérrez Resa, 1992).
La legislación reglamenta las formas jurídico-organizativas que adoptan las
ONG (de acuerdo con los datos facilitados por la CONGDE [1999a], un 72% de sus
miembros son asociaciones o federación de asociaciones, un 26% fundaciones y el
restante 2% se ajustaría a otros modelos)1.

1
Aunque la mayor parte de las llamadas ONG son asociaciones o fundaciones, existen otras
figuras institucionales tales como las corporaciones de derecho público o casos particulares
como el de Cáritas. Si diversas son las clases de fundaciones, también lo son los tipos de
asociaciones: Casado (1996) distingue entre agrupaciones de hecho, asociaciones de régimen
general, de régimen especial o entes asociativos de derecho canónico. La forma jurídica que
adoptan las organizaciones no es un asunto irrelevante, ya que define su estructura interna, su
responsabilidad social y penal y el ámbito y alcance de su actuación. Ella determina no sólo la
acción de sus miembros (funcionarios, voluntarios, cooperantes o colaboradores), sino
Las ONG en España 203

La personalidad jurídica de las asociaciones de régimen general viene


regulada por la aún vigente Ley 191/1964, de 24 de diciembre (a cuyos preceptos
debieron adaptarse todas aquellas asociaciones que ya existían con anterioridad), que
según acusa su fecha es una norma preconstitucional fundamentada en el Fuero de
los Españoles, derogado por la actual Constitución, cuyo artículo 22 reconoce
abiertamente el derecho de asociación, que el legislador sólo impide cuando se
propone la persecución de fines o se utilizan medios tipificados como delictivos o
cuando el objeto es de carácter secreto o de naturaleza paramilitar. La referida ley se
desarrolla mediante el Decreto 1440/1965, de 20 de mayo, por el que se dictan
normas complementarias; la Orden de 10 de julio de 1965, por la que se regula el
funcionamiento de los registros de asociaciones; y el Decreto 713/1977, de 1 de abril,
que regula la denominación de las asociaciones y el régimen jurídico de sus
promotores. Algunas comunidades autónomas que, de acuerdo con sus estatutos de
autonomía, poseen competencias en materia de asociaciones también han aprobado
reglamentos específicos. Por otra parte, los entes asociacitivos de derecho canónico
se rigen por el Acuerdo, de 3 de enero de 1979, entre el Estado español y la Santa
Sede2.
Lo que distingue a la fundación, en cuanto figura jurídico-organizativa, de la
asociación es que su identidad no la construye la voluntad de los sujetos singulares
que la integran, sino el fin u objeto general al que sirven3. La mencionada Ley de
Beneficiencia de 20 de junio de 1849 suele citarse como la norma más antigua

también su modo de financiación y de control de los recursos económicos. Así, los estatutos
de las asociaciones, por lo general, obligan a convocar asambleas generales en las que
participan los asociados o representantes, que eligen a sus directivas, elaboran los programas
de trabajo y, en su caso, modifican los propios estatutos. Las fundaciones, en cambio, cuentan
con un patronato que programa las actuaciones de acuerdo con su carta de creación.
2
Mediante dicho Acuerdo, las entidades creadas al amparo del derecho canónico reciben
personalidad jurídica no sólo con efectos eclesiásticos, sino también civiles. Casado (1996:
271) escribe que, según datos de la Conferencia Episcopal, ésta había reconocido hasta la
fecha a 74 asociaciones de fieles, a pesar de que sólo una minoría se dedicaba a actividades
sociales. Por la magnitud de sus actuaciones y por su presupuesto merece destacarse el caso
-ya citado- de Manos Unidas.
3
Benito Ruiz (1992: 175-6) aclara que mientras que la asociación, persona jurídica de base
corporativa, puede modificar en cualquier momento su objeto y sus fines -basta con que se
den las condiciones previstas en sus estatutos-, en cambio, en teoría, la fundación está sujeta
a unos fines establecidos por sus fundadores, no modificables por las personas que la
representan y administran. Sin embargo, matiza que en ésta última confluyen, de hecho, dos
voluntades: una trascendente que procede del fundador y otra inmanente que surge de la
propia fundación una vez instituida. Mientras que la primera predeterminaría los fines, la
segunda concretaría las formas.
204 Parte 2

encargada de regular lo que hoy llamaríamos fundaciones (la citada ley emplea el
término ‘establecimientos’) benéfico-asistenciales. A pesar de ello, históricamente ha
resultado difícil referirse a un único régimen legal debido a las particularidades de
cada entidad (en España subsisten entidades fundacionales de origen medieval) y a la
multiplicidad de fines que promueven. Recientemente el régimen fundacional ha sido
objeto de reforma mediante la Ley 30/1994, de 24 de noviembre, de Fundaciones y de
incentivos fiscales a la participación privada en actividades de interés general.
Asimismo, las comunidades autónomas con competencias en la materia han
aprobado normas propias.
A su vez, el propio Estado, a través de la acción política, ha sido fundamental
en el impulso de la cooperación para el desarrollo en España. El primer antecedente
en materia de cooperación surge con la aprobación en 1976 de los créditos FAD
(Fondo de Ayuda al Desarrollo), que se conceden desde 1977 y que hasta los
primeros años 80 han sido el único instrumento utilizado por la cooperación oficial4.
En 1987, el Consejo de Ministros aprueba las denominadas ‘Líneas directrices
de la política española de cooperación al desarrollo’, cuyos principios rectores inspiran
la cooperación española5. En 1990 se instituye el Plan Anual de Cooperación
Internacional (PACI). Tras la entrada de España, en 1991, en el Comité de Ayuda al
Desarrollo (CAD) de la OCDE, en 1992 el Congreso de los Diputados aprueba con la
unanimidad de todos los grupos parlamentarios el ‘Informe sobre los objetivos y líneas
generales de la política española de cooperación y ayuda al desarrollo’, cuyo
preámbulo señala que “España exige de los países beneficiarios de la Ayuda la

4
El programa FAD tiene por objeto conceder a gobiernos de países en desarrollo créditos
preferenciales, ofrecidos como ayuda ligada, esto es, con el compromiso de que sean
utilizados en la compra de bienes y servicios españoles. Se trata, por lo tanto, de un
instrumento que sirve a los intereses de la política exterior, ideado para reforzar nuestra
presencia en dichos países y para fomentar las ventas de productos nacionales. Esta
manifiesta vocación comercial del programa FAD lo convierte en un instrumento escasamente
idóneo para la cooperación al desarrollo.
5
Las directrices definidas en dicho documento son las siguientes: orientación de la ayuda a la
satisfacción de las prioridades humanas básicas de la población; apoyo al crecimiento
económico autosostenido; potenciación de las relaciones exteriores de España y fomento y
expansión de la cultura hispánica; utilización preferente de personal, bienes y equipos
españoles; equilibrio entre las acciones multilaterales y bilaterales; necesidad de impulsar el
diálogo Norte-Sur; asunción del objetivo de destinar un 0,7% del PIB a ayuda al desarrollo y
compromiso de aproximarse a la media de los recursos que destinan los países del CAD
(Gómez Gil, 1996: 18).
Las ONG en España 205

utilización convenida por éstas, así como un compromiso firme y efectivo por parte del
Estado ayudado a favor de la democracia y el respeto de los valores humanos“6.
En años recientes, no puede olvidarse, en lo que atañe a las ONG de
desarrollo, que los organismos públicos han desplegado una labor positiva de
promoción del sector a través de la creación de infraestructura administrativa y de
canales de financiación ad hoc. Ya se ha mencionado que en 1985 se crea la
Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica (SECIPI),
adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores y, en 1988, la Agencia Española de
Cooperación Internacional (AECI), que toma la iniciativa de convocar concursos
públicos destinados a subvencionar proyectos de desarrollo presentados por ONG7,
pronto imitados por otras administraciones públicas (comunidades autónomas,
diputaciones y ayuntamientos).
Sin embargo, aun cuando las responsabilidades de la Ayuda Oficial al
Desarrollo (AOD) recaen en el Ministerio de Asuntos Exteriores, cabe precisar que
son los Ministerios que ostentan las competencias en materia económica quienes
hasta el momento han concentrado aproximadamente el 80% de los fondos
destinados a ayuda al desarrollo (Larramendi y Núñez, 1996: 41).
Como conclusión, cabe destacar que en 1998 las Cortes Generales aprobaron
la durante mucho tiempo esperada Ley de Cooperación (núm. 23/1998), que articula
en un único texto el conjunto de medidas e instrumentos que han ido configurando
nuestra política de cooperación al desarrollo y pretende adaptar la normativa a los
retos actuales, dando protagonismo a los agentes sociales no oficiales. La propia ley,
en su parte expositiva reconoce que

El alto número de instituciones y entidades participantes en la política de


cooperación ha propiciado el desarrollo de un programa de ayuda
desconcentrado y descentralizado y donde es preciso alcanzar la adecuada
colaboración, complementariedad y coordinación entre las diferentes
6
Como objetivos fundamentales de la política de cooperación, el citado documento señala los
siguientes: apoyar a los países en vías de desarrollo (PVD) en la consecución de un desarrollo
sostenido y autocentrado; contribuir a la paz y a la seguridad; fomentar las relaciones
exteriores de España; apoyar la potenciación de los recursos humanos de los PVD, la reforma
del aparato estatal y el saneamiento de la economía, para lo cual es preciso buscar soluciones
al problema de la deuda externa; etc. Asimismo, se definen las prioridades geográficas en la
distribución de la ayuda, que se concretan en los siguientes porcentajes: Iberoamérica: 45%;
Magreb: 30%; Guinea Ecuatorial: 15%; otros: 10%. (Gómez Gil, 1996: 19-20).
206 Parte 2

Administraciones públicas y los diferentes actores de la cooperación, capaz de


asegurar y garantizar la mayor eficacia y coherencia del propio programa de
ayuda. Por otra parte, el consenso básico que debe estar en la política de
cooperación internacional para el desarrollo sólo puede lograrse mediante la
activa implicación en la misma de los diversos agentes sociales operativos,
con especial mención a las organizaciones no gubernamentales,
reconduciendo a un esquema eficaz y coherente los diversos esfuerzos a favor
del desarrollo que realiza España.

El articulado de dicha ley se organiza en torno a seis ejes. El capítulo I,


dedicado a definir las bases de la política española de cooperación, consagra la
sección 1ª a establecer el régimen jurídico y la sección 2ª a establecer los objetivos,
principios y prioridades de las políticas de cooperación. El capítulo II incluye los
instrumentos y modalidades de la cooperación pública española (entre los que se
contemplan nuevas formas creditícias gestionadas por el Ministerio de Asuntos
Exteriores). Se dedica el capítulo III a atribuir competencias a los órganos encargados
de formular y ejecutar la política de cooperación. Se distingue entre órganos rectores
(Congreso de los Diputados, Gobierno, Ministro de Asuntos Exteriores, otros
Ministerios y Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para
Iberoamérica), órganos consultivos y de coordinación (Consejo de Cooperación para
el Desarrollo, Comisión Interministerial de Cooperación Internacional y Comisión
Interterritorial de Cooperación, instancia ésta última creada por la propia ley) y
órganos ejecutivos (se refiere a la Agencia Española de Cooperación Internacional,
cuya organización, fines, funciones y competencias se regulan por su propia norma
específica, y a las Oficinas Técnicas de Cooperación). En el capítulo IV se recogen los
recursos materiales asignados a la ejecución de la política española de cooperación,
distinguiéndose entre aquellos que son canalizados bilateralmente y aquellos otros
que se vehiculan a través de instancias multilaterales. La disposición adicional primera
incluye la posibilidad del establecimiento de programas presupuestarios plurianuales.
El capítulo V está dedicado a establecer las funciones y competencias del personal al
servicio de la Administración del Estado en el ámbito de la cooperación oficial,
distinguiendo entre quienes realizan su labor en territorio nacional y quienes están
destacados en el exterior. Finalmente, en el capítulo VI se aborda el contexto social

7
A finales de 1989 comienza a funcionar un servicio de cooperación no gubernamental en la
Oficina de Planificación y Evaluación de la SECIPI, encargado de estudiar y gestionar los
proyectos presentados por las ONG en las convocatorias anuales.
Las ONG en España 207

de la cooperación, dedicándose la sección 1ª a la cooperación no gubernamental.


Tras declarar que el Estado fomentará las actividades de las organizaciones privadas
de cooperación para el desarrollo (ONG, universidades, empresas, sindicatos y otros
agentes sociales), se establecen los requisitos que éstas deben cumplir y se crea un
registro público al que deberán obligatoriamente inscribirse aquellas ONG que deseen
recibir ayuda o subvenciones de las administraciones públicas. Asimismo, la ley
contempla que aquellas organizaciones que cumplan los principios exigidos por la Ley
30/1994, de Fundaciones y de incentivos fiscales a la participación privada en
actividades de interés general, puedan disfrutar de los beneficios fiscales previstos y
los donantes de los incentivos aplicables por las aportaciones efectuadas. Por último,
en las secciones 2ª y 3ª, reglamenta respectivamente las figuras del voluntariado y del
cooperante.
Aunque la CONGDE (1998d) no deja de destacar las aportaciones positivas de
esta ley, especialmente por cuanto regula la actividad del sector, otorga
reconocimiento jurídico y político a las ONGD como instituciones con un papel activo
en la cooperación para el desarrollo e incluye mejoras sustanciales en el sistema de
gestión y programación de la ayuda (se instituyen planes directorios que posibilitan la
planificación plurianual), tampoco se priva de criticar aquellos aspectos que juzga más
negativos: la referencia a la promoción de la economía española como un objetivo de
la ayuda (a pesar de que ésta haya sido matizada y situada en coherencia con el resto
de objetivos y principios); el recorte en algunas de las funciones del Consejo de
Cooperación y la falta de garantías de interlocución con la administración; la inclusión
del sector empresarial entre los agentes sociales encargados de impulsar el
desarrollo, ya que no asegura que sus iniciativas vayan a beneficiar a las capas de
población más desfavorecidas; la no prevalencia de los países menos adelantados en
las prioridades geográficas; la escasa selección de prioridades sectoriales; el olvido
de la política europea de cooperación; etc.
208 Parte 2

Tipologías

Dominique Temple (1986, 1989 y 1992) utiliza la expresión ‘quid-pro-quo


histórico’ para referirse a las múltiples y distintas actuaciones que, desde el inicio de
las colonizaciones hasta nuestros días, han consistido en imponer la jerarquía de la
cultura y de los valores de Occidente a otras sociedades -y, como consecuencia de
ello, han permitido transferir de un mundo al otro sus riquezas materiales- a través de
la autoridad que proporciona la práctica del don (puesto que, tal como ha observado la
antropología, en aquellas sociedades que estructuran su economía en la reciprocidad,
el prestigio y el poder es proporcional al don, algunos occidentales han dado de
manera consciente para así ser reconocidos como autoridad por las comunidades
indígenas y, de este modo, aprovecharse de sus privilegios). El quid-pro-quo
explicaría una gran parte del subdesarrollo que, en cambio, no nos explica, por
ejemplo, la teoría del intercambio desigual. El autor manifiesta que esta situación de
vasallaje, practicada históricamente por los colonos y sobre todo por los misioneros,
prosigue bajo formas actualizadas y, paradójicamente, es reproducida por las ONG,
constituyendo, a su entender, una de las agresiones más sofisticadas de la indianidad
y africanidad8. Temple bautiza esta novedosa situación como de ‘quid-pro-quo
enmascarado’.
Partiendo de estas premisas, y aún a riego de crear polémica, de los
planteamientos de Temple se deduce la propuesta de clasificar a las ONG en tres
categorías, que Vachon (1993: 369) sintetiza del siguiente modo:

8
Con anterioridad ya se ha aclarado que el poder se ejerce no ya a través de la represión,
sino de la persuasión (el uso de la fuerza no es una expresión del poder, sino del fracaso en
obtener la complicidad). La dominación social y étnica de las ONG no se asentaría en la
coerción, ni siquiera sería, necesariamente, de carácter burocrático -en el sentido weberiano
de dominación regida por la racionalidad despersonalizada de un aparato-, ya que incluso
puede exigir un conocimiento personal y personalizado de la otra parte (hasta el punto -tal
como indica Martínez Novo [1999: 157]- de ser preciso el conocimiento de la lengua del otro,
de sus formas mentales de percepción, de sus códigos simbólicos y hasta la interiorización de
un imaginario en algunos puntos compartido). Sin embargo, las relaciones de reciprocidad que
se establecen serían desiguales, semejantes a las del patronazgo: mientras que los agentes
del desarrollo tienen en teoría la obligación de distribuir bienes y otorgar favores, los sujetos
del desarrollo sólo poseen en la práctica el derecho de suplicar y de implorar.
Las ONG en España 209

1. Organizaciones de explotación del Tercer Mundo, que viven de ayudarlo:


las ONG colonialistas.
2. Organizaciones que buscan establecer un sistema de producción e
intercambio en el seno de sociedades de reciprocidad, ignorando que
ambos modelos, y los valores sociales respectivos, son antagónicos: se
trataría de ONG etnocidiarias.
3. Organizaciones que practican la caridad, el don, pero que desde el
momento en que adquieren el título de donadoras o de redistribuidoras de
ayuda al Tercer Mundo pasan también a ostentar un poder que, en
palabras de Vachon (ibíd.), “enfeuda naturalmente a las comunidades
beneficiarias de la ayuda material y las priva de sus autoridades legítimas.
Esa decapitación política y esa usurpación de poder que fue entonces el
hecho principal de las Misiones, merece ser denominado por un título que
especifique que la agresión occidental golpea a la comunidad india o
africana (o más generalmente indígena) en el corazón mismo de su
economía india, africana, indígena”. Para definir esta condición Temple
reserva -como ya se ha referido- el término ‘economicidio’. Estas últimas
ONG serían las que, en propiedad, se acomodorían a la situación descrita
como de ‘quid-pro-quo enmascarado’.

Sin embargo, aun sin desmerecer los puntos de vista de Temple, que serán
tratados y analizados con mayor detenimiento en el siguiente capítulo, el ejercicio de
clasificación de las ONG que a continuación se propone, con menor carga ideológica,
dará preferencia a los factores organizativos y al tipo de actuación que realizan.
Centrándose en el panorama español y, en concreto, tomando como referencia las
ONGD pertenecientes a la CONGDE, éste se efectuará en base a una serie de
elementos que con posterioridad serán tratados con mayor amplitud en sendos
apartados: sector social de vinculación, formas jurídicas que adoptan, formas de
participación del personal, tipo y número de proyectos que realizan, sectores y países
en que operan, población beneficiaria, dimensión e implantación, canales de
financiación y destino de los fondos...

Sector social de vinculación


210 Parte 2

Las ONG no nacen en el vacío, sino de segmentos de nuestra sociedad que


las fundan directamente y/o les dan apoyo. Por sector social de vinculación se
entiende el ámbito en que se originan o dependen las organizaciones y del que
reciben su idiosincracia.
Entre muchos otros autores, Carreras (1995), por ejemplo, distingue entre
ONG religiosas, solidarias, profesionales y político-sindicales y Martínez Sánchez
(1998: 68-9), al modo de Ortega Carpio (1994), las clasifica, entrando en más detalles,
en religiosas, político-sindicales, solidarias, internacionales, universitarias y oficiales.
Por su parte, la CONGDE (1998c), en el directorio de 1997, sin apartarse de las
mismas coordenadas, las divide en confesionales, profesionales, políticas, sindicales
y de otro tipo.
Las ONG tipificadas de religiosas o confesionales serían aquellas que nacen
de órdenes o congregaciones, grupos de misioneros o de la propia Conferencia
Episcopal. Algunas de ellas se han transformado en entidades independientes (éste
sería el caso de Intermón, que nace en 1956 de la mano de los jesuitas y se
constituye en fundación en 1986), pero otras continúan manteniendo lazos orgánicos
firmes con la Iglesia (Manos Unidas). Formarían parte de este sector ANESVAD,
CODESPA, ECOE, Edificando Comunidad de Nazareth, Fe y Alegría, FERE, Jóvenes
del Tercer Mundo, Madreselva, OCASHA, OCSI/AMS, PROCLADE o PROYDE.
Las ONG profesionales serían las que surgen de colectivos corporativos y
ofrecen servicios especializados. Formarían parte de este grupo entidades
compuestas por personal sanitario, educadores, ingenieros, arquitectos, payasos y un
sinfín de otros profesionales que se aúnan en toda la gama de organizaciones ‘sin
fronteras’.
Las ONG políticas y sindicales serían las que se constituyen como el brazo
solidario de partidos y sindicatos con el Tercer Mundo. Con anterioridad ya se han
citado, a título de ejemplo, algunos casos: la Fundación Cánovas del Castillo está en
la órbita del PP; la Fundación Largo Caballero depende de UGT; y Paz y Solidaridad,
de CC.OO. A pesar de no poseer lazos orgánicos directos con ninguna organización
política o sindical, también se incluirían en este sector, entre otras, entidades como el
Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL), Solidaridad Internacional o
CIPIE, debido a su marcada ideología o porque han estado inspiradas o influídas por
personajes de la política.
Las ONG en España 211

Por último, siguiendo con la clasificación que propone la CONGDE, nos


hallaríamos ante un cajón de sastre que sería ocupado por todas aquellas ONG que
no reúnen las condiciones anticipadas. Cabe pensar, en buena lógica, que en gran
medida formarían parte de este grupo inespecífico aquellas ONG que otros autores
califican, sin más, como solidarias. Éstas serían las que nacen de grupos de
solidaridad con un área concreta del mundo y a menudo cuentan con una base social
reducida pero muy activa y comprometida. Éste sería el caso, por ejemplo, de
ACSUR-Las Segovias, Entrepueblos o Cooperacció, estrechamente implicadas con la
realidad social centroamericana y, debido a sus orígenes, con un elevado componente
político. También sería factible incluir en dicha categoría lo que serían las filiales de
ONG internacionales de carácter laico (caso de Ayuda en Acción o de Alternativa
Solidaria-PLENTY).
De acuerdo con la información que facilita la CONGDE (1998c), sobre el casi
centenar de entidades que son miembros de ella, un 18% pudieran ser tipificadas de
confesionales; un 29% de profesionales; un 4% de sindicales y otro 2% de políticas;
finalmente, el restante 47% entrarían en la categoría de ‘otras’. Asimismo, es lícito
llegar a pensar que el porcentaje de estas ONG sin vinculación social precisa y que,
en el mejor de los supuestos, se tipifica de solidarias, se vería aumentado
considerablemente si pudieran analizarse y computarse centenares de ONG de
tamaño reducido que no pertenecen a la CONGDE (sin embargo, el esfuerzo de
incluirlas resulta irrealizable si se considera que a la falta de estadísticas y de
registros especializados a los que acudir, se añade el hecho que algunas de estas
ONG son asociaciones de hecho sin consistencia jurídica)9.

9
Martínez Sánchez (1998: 69), sobre una muestra de 41 ONG, establece que el 40% de ellas
son religiosas, un 12% político-sindicales, un 17% solidarias (incluye en este epígrafe a
ACSUR, Entrepueblos...), un 7% internacionales (Ayuda en Acción, Médicos Sin Fronteras...),
un 10% universitarias (Món 3, Hegoa...) y un 7% oficiales (Cruz Roja, CEAR y CIDOB). Carece
de datos para definir al restante 7%.
212 Parte 2

SECTORES DE VINCULACIÓN

confesionales

otras

profesionales

políticas sindicales

Fuente: CONGDE (1998c)

Es de destacar que en los últimos años se ha producido un gran vuelco en


cuanto al sector social de vinculación de las ONGD. Zavala Matulic (1994: 218), en el
directorio publicado en 1994 por la CONGDE y cuyos datos corresponden a inicios de
los 90, da cuenta de que en aquellas fechas el 41,8% de las ONG eran confesionales
y un 17,9% político-sindicales. La comparación de estos datos con los actuales
permite deducir que a lo largo de esta última década las nuevas ONG, adaptadas al
sentir de nuestro tiempo, carecen de vínculos orgánicos e ideológicos estrechos y, en
cambio, surgen al amparo de colectivos profesionales o de grupos de solidaridad.

Formas jurídicas

Ya se ha anunciado en el apartado anterior, al tratar el marco legal, que la


forma jurídico-organizativa que adoptan en mayor medida las ONGD es la que se
corresponde al modelo de asociación. Según los datos divulgados por la CONGDE
(1999a) en el directorio de 1998, un 64% de las entidades que son miembros de la
Coordinadora serían asociaciones y un 8% federaciones de asociaciones. Un 1% se
declararían confederaciones y otro 1% reciben la denominación imprecisa de
instituciones sin ánimo de lucro. Por último, el restante 26% serían fundaciones. Aquí
también resulta legítimo aventurar, por las razones antes apuntadas, que el porcentaje
Las ONG en España 213

que corresponde a las asociaciones se vería aumentado considerablemente si se


incluyeran, a efectos estadísticos, aquellas ONG que no pertenecen a la CONGDE.
Un aspecto destacado que conviene remarcar es que el número de
fundaciones se incrementa de año en año. En el directorio de la CONGDE (1998c)
correspondiente a 1997 se señala que el porcentaje de fundaciones era del 24%, en
1996 del 22% (CONGDE, 1996) y en 1994 del 20,9% (CONGDE, 1994).
Tomando algunas ilustres ONG de ejemplo, adoptan la forma jurídica de
asociación -a pesar de que, desde un punto de vista organizativo, guarden grandes
diferencias- Ayuda en Acción, Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo ACSUR-
Las Segovias, Entrepueblos, Cooperacció y, con sus particularidades, Manos Unidas.
El modelo de Medicus Mundi y de SETEM encajaría en el de federación de
asociaciones, puesto que cada uno de los entes territoriales poseen naturaleza
jurídica propia. En la categoría de fundación entraría Intermón, así como aquellas
ONG vinculadas a partidos u organizaciones sindicales (Fundación Cánovas del
Castillo, Fundación Largo Caballero, Paz y Solidaridad, etc.). En esta clasificación, el
modelo de Cáritas se correspondería al de confederación y el de Cruz Roja al de
institución sin ánimo de lucro.

FORMAS JURÍDICAS

institución sin
ánimo de lucro

fundación

federación de
asociaciones
confederación asociación

Fuente: CONGDE (1999a)

Formas de participación
214 Parte 2

La forma en que las ONG utilizan los recursos propios y ajenos determina el
funcionamiento interno de la organización y, en última instancia, el modo de gestión
de los proyectos.
Acudiendo de nuevo a los datos que proporciona la CONGDE (1999a), y aun
dejando para más adelante otros aspectos organizativos, se desea señalar que sobre
el total de personas que participan, de uno u otro modo, en la vida interna de las ONG
federadas, un 44% serían socios y el restante 56% colaboradores y donantes. Según
las mismas fuentes, la suma de socios y colaboradores totalizaría la cifra de
1.416.126 personas.
Para interpretar correctamente estos datos debe tenerse en cuenta que las
fundaciones carecen de socios (sólo cuentan con colaboradores y donantes) y,
asimismo, que en el caso de algunas asociaciones el número de colaboradores
supera con creces al de socios (Médicos Sin Fronteras, por ejemplo, posee 350
socios y reconoce contar con 108.700 colaboradores; Manos Unidas posee 7.000
socios y unos 80.000 colaboradores y, como caso extremo, Ayuda en Acción cuenta
sólo con 26 socios y en cambio tiene 109.879 colaboradores)10. El hecho de que
algunas ONG, aun estando constituidas formal y jurídicamente como asociaciones,
cuenten con un nucleo de socios tan restringido (lo que implica que sólo unos pocos
estén capacitados para definir las directrices de la organización), provoca que en la
práctica su modo de funcionamiento no se aleje demasiado del de las fundaciones.
Por otra parte, Cruz Roja, la ONG que cuenta con el mayor número de socios en
España (602.167), posee un funcionamiento interno sui generis debido a sus vínculos
con la administración del Estado (en la asamblea general de marzo de 1999, por vez
primera -y gracias a la reforma estatutaria de 1997- el presidente no fue designado
por el Gobierno, sino elegido por las bases).
Si se atiende al estatuto del personal que trabaja en las ONG -que será
analizado más ampliamente en un próximo apartado-, cabe indicar que un 22% del
total es contratado y un 78% voluntario (CONGDE, 1999a). Aunque fuera razonable
pensar que el voluntariado, en términos porcentuales, es superior en las pequeñas
ONG, incapaces de contratar personal, no sucede necesariamente de este modo, ya

10
Algunas ONG limitan el acceso a la condición de asociado o exigen el cumplimiento de
determinados requisitos. Por ejemplo, Médicos Sin Fronteras establece la necesidad de que el
candidato previamente haya trabajado al menos seis meses en el exterior o un año completo
en la sede central o en alguna de las delegaciones.
Las ONG en España 215

que las mayores (especialmente Intermón y Manos Unidas11) consiguen atraer a más
personas dispuestas a prestar sus servicios desinteresadamente.
En la realización de proyectos de desarrollo en el extranjero, en la práctica
totalidad de las ONG estudiadas hay mayor presencia de personal local que de
técnicos expatriados.

FORMAS DE PARTICIPACIÓN

socios

colaboradores
y donantes

contratados

voluntarios

Fuente: CONGDE (1999a)


Tipo de proyectos

11
De una manera particular en el caso de Manos Unidas, el voluntariado -que cifran en varios
miles de personas- se nutre de los fieles que asisten a los servicios religiosos.
216 Parte 2

Las ONG españolas gestionan un variado número de proyectos, que difieren


en tamaño. No todas las ONG tienen capacidad para gestionar igual magnitud de
proyectos, ni todos los proyectos tienen la misma envergadura12. Algunos no exceden
de unos pocos centenares de miles de pesetas, mientras que otros de desarrollo
integral de poblaciones tienen un presupuesto de bastantes millones (aunque en
general lo que distingue a las grandes ONG no es el coste superior de los proyectos,
sino la cantidad mayor que realizan).
Sin embargo, el tipo de proyectos no es en sí mismo un elemento
suficientemente discriminador que permita singularizar a las ONG. Aunque los
proyectos de las grandes ONG abarcan prácticamente la totalidad de los sectores
(agricultura y alimentación, capacitación, educación, salud, infraestructuras y vivienda,
emergencias...) o campos temáticos y en cambio, por lo común, las de menor
dimensión ven limitada su actividad a áreas reducidas, tal vez lo que resulte más
relevante, para el propósito que aquí se plantea, es que algunas ONG (especialmente
las profesionales) hayan decido especializar su actividad en algunos ámbitos
concretos. Así, Médicos Sin Fronteras trata principalmente temas relacionados con la
salud, Arquitectos Sin Fronteras promueve la construcción de viviendas y Educación
Sin Fronteras se dedica a impulsar campañas de alfabetización.
Del mismo modo, si se toman como referencia los sectores de población
beneficiaria de los proyectos, se observa que aun cuando las ONG, en general,
desean atender al mayor número de población (las limitaciones procederían de la
capacidad de cada cual), existen algunas entidades que se han especializado en
grupos específicos, sean indígenas (es el caso de Alternativa Solidaria-PLENTY, de
Survival o de la Asociación Paz y Desarrollo, que impulsa campañas de apoyo a las
comunidades de la amazonía), refugiados (CEAR o la Associació Catalana de
Solidaritat i Ajuda al Refugiat) o niños (Infancia Viva: Meninos e Meninas da Rua o
Aldeas Infantiles SOS).
Sea cual sea la actividad que desarrollen y el sector de población al que se
dirijan, existe entre las ONG españolas una tendencia acentuada, motivada por los

12
Manos Unidas es la ONG que gestiona un mayor número de proyectos: 733. A continuación
se sitúan Cruz Roja (322), Intermón (304) y Medicus Mundi (205). Las restantes ONG
españolas estarían a considerable distancia. Los datos pertenecen a 1997 y han sido extraídos
del directorio de la CONGDE (1999a).
Las ONG en España 217

lazos históricos e idiomáticos, a centrar su actuación en el ámbito geográfico de


América Latina, sin que apenas existan conductas distintivas entre unas y otras (la
excepción la constituye Manos Unidas, que curiosamente mantiene más proyectos en
Asia, y algunas de las ONG especializadas en emergencias). Según se detalla en el
directorio de la CONGDE (1999a), el 59,27% de los proyectos gestionados por las
ONG federadas tiene como destino esta zona (contra un 23,8% que van destinados a
Africa, un 11,59% a Asia, un 3,55% a Europa -en especial a los Balcanes- y un 2,06%
a Oriente Medio). Si en lugar de tomar como referencia el número de proyectos, se
considera la cantidad de fondos presupuestados, el porcentaje correspondiente a
América Latina acaso se vería incrementado, puesto que por lo común los proyectos
con este destino son de mayor envergadura. Sólo las mayores ONG trabajan en todos
los continentes (Cruz Roja y Manos Unidas son las que operan en más países),
aunque se mantiene el mismo sesgo geográfico. Cabe señalar, no obstante, la
existencia de algunas pequeñas ONG que se han especializado en países o áreas
concretas (Asociación Rubén Darío de Amistad Hispano-nicaragüense, Aigua pel
Sahel, Associació Catalana d’Amics de Poble Saharahui, Associació d’Amistat amb el
Poble de Guatemala...).
Por último, se desea indicar que las ONG españolas destinan un 68,34% de
sus recursos a financiar proyectos de desarrollo (CONGDE, 1999a)13. En general, el
porcentaje que destinan individualmente las ONG supera ampliamente esta magnitud,
pero es corregido por la presencia de unas pocas entidades importantes que dedican
una parte considerable de aquellos a ayuda de emergencia (MPDL, 78,54%; Cruz
Roja, 57,2%; Solidaridad Internacional, 45,48%; Médicos Sin Fronteras, 32,92%; y
Médicos del Mundo, 32,09%). Además, numerosas ONG desarrollan programas de
educación y de sensibilización en nuestro país, a los que dedican, como promedio, un
7,20% de los recursos (superan holgadamente el porcentaje SETEM, con un 36,69%,
e Intermón, con un 11,8%) y, excepcionalmente, a otras actividades (en el caso de
SETEM, cabe señalar sus intensas campañas de promoción del llamado ‘comercio
justo’). Entre las ONG más reconocidas, sólo ANESVAD, Ayuda en Acción, Intermón y
Médicos del Mundo dedican un porcentaje de su presupuesto superior al 10% a
gastos de administración y a captación de recursos.

13
Las ONG contribuyen mediante la transferencia de fondos (aproximadamente el 60% de la
financiación), de recursos humanos (30%) y de equipos (10%).
218 Parte 2

Dimensión e implantación de las ONG

El número de proyectos que se promueven y el presupuesto que se maneja


dan una idea de la dimensión de cada ONG. Manos Unidas e Intermón, dos de las
entidades mencionadas por estar entre las que gestionan más proyectos, están a la
cabeza en el capítulo de gastos. Sus respectivos presupuestos anuales se cuantifican
en 7.622 millones y en casi 4.000 millones de pesetas14. En sentido descendente, se
situarían en una franja comprendida entre los 3.000 y los 1.000 millones de pesetas
los presupuestos de las siguientes entidades: Médicos Sin Fronteras (2.992 MPta),
ACSUR-Las Segovias (2.783 MPta), Ayuda en Acción (2.491 MPta), Medicus Mundi
(2.035 MPta), Cruz Roja (2.183 MPta), MPDL (1.692 MPta), Médicos del Mundo
(1.445 MPta), ANESVAD (1.399 MPta), Solidaridad Internacional (1.155 MPta),
CODESPA (1.100 MPta) y Acción Contra el Hambre (1.026 MPta). En una franja
inferior se situaría el presupuesto de las restantes organizaciones (CONGDE, 1999a).
Del conjunto de las ONG españolas, sólo tres de ellas (Cáritas, Cruz Roja y
Manos Unidas) están implantadas en la totalidad de las provincias. La mayoría tienen
su sede central en Madrid, a pesar de que están establecidas en Barcelona algunas
ONG relevantes (tal es el caso de Intermón y de Médicos Sin Fronteras, pero también
de Alternativa Solidaria-PLENTY, Cooperacció, Entrepueblos, Vetermón...); en Bilbao
ANESVAD y en otras capitales unas pocas más.
Asimismo, algunas ONG también cuentan con delegaciones en el extranjero
(es el caso de ACSUR-Las Segovias y de Entrepueblos en América Central, de
Solidaridad Internacional en algunos países de América Latina, de CODESPA en la
propia América Latina, países del Magreb y Palestina, de Medicus Mundi en países de
Europa, América y África o de ANESVAD en Filipinas) y, en general y salvo
excepciones, las más importantes pertenecen a redes internacionales, así como a
coordinadoras de ámbito regional.

Financiación

14
No se relaciona Cáritas, con un presupuesto de gastos de 3.719,9 MPTA, porque dedica a
desarrollo sólo una parte reducida (cerca del 35%) del mismo.
Las ONG en España 219

El 60,9% de los ingresos de las ONG españolas procede de las


administraciones públicas (SECIPI, comunidades autónonomas y ayuntamientos,
Unión Europea...) y el restante 39,1% es de origen privado, sea a través de cuotas y
donaciones (34,05%) o de ventas u otras actividades (5,05%) (CONGDE, 1999a). Sin
embargo, estas cifras no son más que promedios y no significan que la estructura de
ingresos de todas y cada una de las ONG mantenga esta proporción, ya que se
observan diferencias considerables de uno a otro caso. En efecto, mientras que, por
ejemplo, el 99,95% de los ingresos de FERE, el 98,48% de los de ACSUR-Las
Segovias, el 97,02% de los de Acción Contra el Hambre, el 94,98% de los de MPDL,
el 94,29 de los de CEAR o el 94,06% de los de Solidaridad Internacional proceden de
fondos públicos, en cambio, en el otro extremo, el 95,73% de los ingresos de
ANESVAD o el 89,91% de los de Ayuda en Acción son de origen privado (lo que se
consigue gracias a la intensas campañas publicitarias de ambas organizaciones y a
las fórmulas de ‘apadrinamiento’). El 75,53% de los ingresos de Manos Unidas son
privados. Más pareja es la situación de Intermón (58,1% de ingresos privados y 41,9%
de públicos) y de Médicos Sin Fronteras (51,45% y 48,55%, respectivamente). En el
caso de Médicos del Mundo, de Medicus Mundi y de Cruz Roja, los ingresos públicos
(del 74,70%, 77,68% y 77,41% respectivamente) superan a los privados.

FINANCIACIÓN

cuotas y
donaciones

fondos públicos

Fuente: CONGDE (1999a)


220 Parte 2

Otras actividades

Más del 30% de las ONG federadas -las mayores, con la excepción de
Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo, MPDL y Acción Contra el Hambre-
cuentan con algún tipo de centro de recursos, sea biblioteca, hemeroteca, videoteca o
centro de documentación (CONGDE, 1999a). Asimismo, y según las mismas fuentes,
una amplia mayoría de estas ONG (cerca del 65%) posee algún tipo de publicación
periódica, habitualmente un boletín a través del cual se dirigen a sus socios o
donantes (entre las grandes, no consta que lo tenga Médicos del Mundo). Hay que
señalar que algunas ONG también editan publicaciones no periódicas (libros,
dossiers...), entre las que destacan, por la calidad del producto, Hegoa, Intermón,
Médicos Sin Fronteras, CIDOB o IEPALA (las dos últimas, especializadas en
investigaciones sobre el desarrollo, no son miembros de pleno derecho de la
CONGDE).
Por último, en la necesaria labor de sensibilización del Primer Mundo, algunas
ONG organizan cursos en los que se aborda, desde distintas perspectivas, la
problemática del Tercer Mundo, así como cursos de formación de voluntarios (por ej.,
SETEM imparte un curso a las ‘brigadas de trabajo’ que forma, y ACSUR-Las
Segovias y SODEPAZ a quienes participan en sus programas de ‘turismo solidario’).
Merecen ser destacados los cursos que dirigen CIDEAL, Médicos Sin Fronteras,
Hegoa, Món-3 y CIDOB (éstas tres últimas organizan masters universitarios).

Clasificación

En las tablas que se presentan a continuación se propone una clasificación por


segmentos de una serie de ONGD (todas ellas miembros de la CONGDE)
relacionando, por un lado, el sector de vinculación en el que se adscriben y distintos
elementos característicos de su estructura orgánica y, por otro lado, la cuantía y
estructura de sus presupuestos y el número y tipo de proyectos que realizan. Por
supuesto que no están todas (tal como se ha aclarado, es manifiestamente imposible
Las ONG en España 221

abarcar todo el expectro), sino aquellas de las que se dispone de datos


suficientemente fidedignos y contrastados15.
Ante todo es preciso indicar que cualquier intento de clasificación a partir de
los sectores de vinculación resulta sumamente complejo debido a que, en la mayor
parte de los casos, no existen vínculos puros. En efecto, una ONG confesional o
profesional también pueden ser -y de hecho es- solidaria. Y, asimismo, existen ONG
solidarias con un fuerte componente político (por ejemplo, aquellas que proceden de
comités de solidaridad con algunas zonas de Centroamérica o el Sáhara), aun cuando
puede que no mantengan lazos orgánicos directos con ninguna organización política o
sindical; u otras que, a la vez, pueden ser catalogadas como internacionales o
universitarias. Por ello, a pesar de haber mantenido el esquema más comunmente
aceptado, se ha considerado interesante incorporar el concepto de ‘subsector de
vinculación’ a fin de introducir matices en aquellos casos más flagrantes.
Asimismo, se desea constatar -y así se evidencia en la lectura de las tablas
que se muestran- que, en el ejercicio de correlación de los distintos elementos que se
consideran en esta clasificación, el único factor verdaderamente discriminador es la
dimensión. En efecto, en general, a mayores presupuestos y a mayor base social
(socios, colaboradores y donantes), mayor es la implantación, el número de personal
(contratados y voluntarios), los proyectos realizados y la capacidad de acceso a la
financiación pública. Y, lógicamente al revés, a menor dimensión (recursos
presupuestarios y humanos más escasos), menor es el número de proyectos,
actividades y capacidad de maniobra. Otro hecho parece evidente: las ONG de
mayores dimensiones son también, por lo común, las primeras que fueron fundadas
(la gran presencia pública de algunas ONG médicas, de creación -o implantación en
España-, relativamente reciente, y la magnitud del presupuesto de algunas otras ONG
políticas, constituirían una excepción)16.
Por último, cabe señalar que los tramos divisorios utilizados en la estimación
de algunas magnitudes (v. gr., número de proyectos, número de socios y de
colaboradores, de personal contratado y de voluntarios, número de delegaciones, etc.)
son lo suficientemente amplios como para reducir la casuística, hasta el punto de que

15
Los datos, que corresponden a 1997, han sido extraidos de la información que proporciona
el directorio de la CONGDE (1999a) de 1998.
16
La fecha de fundación de las ONG citadas aparece en las tablas, entre paréntesis, tras el
nombre de la organización.
222 Parte 2

las diferencias entre las organizaciones que respectivamente se sitúan en el límite


superior e inferior de un mismo tramo pueden llegar a ser considerables. Se ha
deseado incluir la estimación del porcentaje del presupuesto destinado a
administración y captación de recursos debido a que se considera que éste es un
aspecto que da algunas pistas acerca de las actuaciones y de la estructura interna de
las organizaciones. Asimismo, se desea precisar que a pesar de que, en algunos
casos, el volumen de los ingresos privados (cuotas y donaciones) supere a la cuantía
de los ingresos públicos, ello no significa que las organizaciones que estén en dicha
situación no accedan a los fondos que destinan las administraciones. Por ejemplo,
aun cuando el porcentaje de ingresos públicos de Manos Unidas suponga tan solo el
24,8% del total de su presupuesto, es de 1.865,1 MPta, magnitud que sitúa a esta
organización en el pelotón de cabeza de las que reciben más fondos públicos, siendo
tan sólo superada por ACSUR-Las Segovias (2.728,4 MPta) gracias a los ingresos
abundantes que ésta recibió de la Unión Europea (1.066,5 MPta).
CLASIFICACIÓN DE LAS ONGD SEGÚN SECTOR DE VINCULACIÓN Y ESTRUCTURA ORGÀNICA

SECTOR DE SUBSECTOR DE FORMA BASE SOCIAL PERSONAL IMPLANTACIÓN ONG


VINCULACIÓN VINCULACIÓN JURÍDICA Socios Colaboradores Contratados Voluntarios Delegaciones Delegaciones
y donantes España extranjero (1)
de 50.000 a
100.000 de 50 a 100 más de 1.000 más de 50 no Manos Unidas (1960)
de 1.000 a
10.000 de 1.000 a 50.000 menos de 50 de 50 a 100 de 10 a 50 no Jóvenes del Tercer Mundo (1988)
de 10 a 50 no Justicia y Paz (1968)
menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 sí Madreselva (1984)
no SETEM (1968)
de 100 a
menos de 50 1.000 de 10 a 50 no Fe y Alegría (1985)
de 100 a
de 1.000 a 50.000 más de 100 1.000 menos de 10 sí Mensajeros de la Paz (1972)
menos de 50 de 10 a 50 no FERE (1957)
de 100 a
asociación (2) 1.000 más de 50 sí Misión América (1993)
de 50 a 100 menos de 10 no ECOE (1985)
UNEFA (1978)
menos de 1.000 sí Pueblos Hermanos (1986)
menos de 1.000 menos de 50 SED (1992)
confesional ADS (1994)
menos de 50 menos de 10 Edificando Com. Nazareth (1987)
no OCSI (1987)
PROSALUS (1986)
PROYDE (1988)
de 100 a
más de 100.000 más de 100 1.000 menos de 10 sí Intermón (1956)
menos de 50 menos de 50 menos de 10 sí ANESVAD (1970)
de 100 a
de 1.000 a 50.000 más de 100 1.000 de 10 a 50 sí PRODEIN (1989)
fundación menos de 50 menos de 50 de 10 a 50 no Juan Ciudad (1985)
menos de 10 sí CODESPA (1985)
menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 de 10 a 50 no Humanismo y Democracia (1978)
menos de 10 sí Intered (1992)
confederació
internacional n de 1.000 a 50.000 de 50 a 100 menos de 50 más de 50 no Cáritas (1947)
de 1.000 a de 50.000 a
profes.-internac. asociación (2) 10.000 100.000 más de 100 más de 1.000 de 10 a 50 sí Medicus Mundi (1963)
de 1.000 a
10.000 de 1.000 a 50.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 no Vetermón (1987)
de 1.000 a 50.000 menos de 50 de 50 a 100 menos de 10 no Farmacéuticos Mundi (1991)
de 100 a
1.000 de 10 a 50 no Ingeniería Sin Fronteras (1995)
CIC (1982)
asociación (2) menos de 1.000 sí Educación Sin Fronteras (1988)
menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 Pro-Perú (1991)
profesional Atelier (1989)
no Proyecto Local (1989)
SID (1967)
fundación menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 sí FIADELSO (1992)
de 1.000 a
10.000 de 1.000 a 50.000 más de 100 menos de 50 de 10 a 50 no Médicos del Mundo (1990)
internacional asociación (2) menos de 1.000 más de 100.000 más de 100 de 50 a 100 menos de 10 no Médicos Sin Fronteras (1986)
Farmacéuticos Sin Fronter.
menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 no (1991)
CLASIFICACIÓN DE LAS ONGD SEGÚN SECTOR DE VINCULACIÓN Y ESTRUCTURA ORGÀNICA

SECTOR DE SUBSECTOR DE FORMA BASE SOCIAL PERSONAL IMPLANTACIÓN ONG


VINCULACIÓN VINCULACIÓN JURÍDICA Socios Colaboradores Contratados Voluntarios Delegaciones Delegaciones
y donantes España extranjero (1)
asociación más de 1.000 de 1.000 a 50.000 más de 100 de 50 a 100 de 10 a 50 sí MPDL (1983)
menos de 1.000 menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 de 10 a 50 sí SOTERMUN (1994)
de 50.000 a 100.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 sí Solidaridad Internacional (1986)
de 1.000 a 50.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 sí CIPIE (1981)
político-sindical de 50 a 100 de 10 a 50 no Paz y Solidaridad (1989)
fundación menos de 10 no Cánovas del Castillo (1980)
menos de 1.000 menos de 50 de 10 a 50 sí ISCOD (1990)
menos de 50 menos de 10 sí IPADE (1988)
Largo Caballero (1987)
de 1.000 a 10.000 menos de 1.000 menos de 50 de 100 a 1.000 de 10 a 50 sí Entrepueblos (1988)
de 1.000 a 50.000 menos de 50 menos de 50 de 10 a 50 sí Paz y Desarrollo (1991)
de 10 a 50 no SODEPAZ (1987)
asociación menos de 1.000 sí ACSUR-Las Segovias (1986)
menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 Paz y Tercer Mundo (1988)
no CASAL (1990)
Rubén Darío (1985)
fundación de 1.000 a 50.000 menos de 50 de 100 a 1.000 menos de 10 sí Paz y Cooperación (1982)
solidaridad menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 no SOLC (1994)
asociación menos de 1.000 más de 100.000 más de 100 menos de 50 menos de 10 no Ayuda en Acción (1980)
Alternativa Solid.-PLENTY
internacional menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 no (1986)
fundación menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 no Save the Children (1990)
político-internac. fundación de 1.000 a 50.000 más de 100 menos de 50 menos de 10 no Acción contra el Hambre (1995)
de 50 a 100 de 10 a 50 no Solidarios para el Desar. (1991)
universitarias asociación menos de 1.000 menos de 1.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 no CIDEAL (1983)
Hegoa (1987)
fundación de 1.000 a 50.000 menos de 50 menos de 50 menos de 10 no Món 3 (1986)
oficial fundación menos de 50 menos de 50 menos de 10 sí CEAR (1979)
internacional inst.no lucrativa más de 10.000 ? más de 100 de 100 a 1.000 más de 50 --- Cruz Roja (1864)

(1) Sólo se consideran las delegaciones en países del Tercer Mundo, rechazándose las representaciones en otros países de
Occidente
(2) Farmacéuticos Sin Fronteras, FERE, Federación Española de Ingeniería Sin Fronteras, Medicus Mundi, SETEM y UNEFA son federaciones de asociaciones
CLASIFICACIÓN DE LAS ONGD SEGÚN PRESUPUESTOS Y TIPO DE PROYECTOS

PRESUPUESTO FINANCIACIÓN ADMÓN. y CAPTACIÓN PROYECTOS ESPECIALIZACIÓN ACTIVIDADES ONG


DE RECURSOS Núm Tipo Temática Geográfica Población
(1) (2) (3)
7.622,5 MPta cuotas y donaciones menos del 10% más de 500 desarrollo Manos Unidas (1960)
3.981 MPta fondos públicos más del 10% de 100 a 500 desarrollo Intermón (1956)
más del 10% de 100 a 500 desarrollo sanitaria Medicus Mundi (1963)
menos de 100 desarrollo sanitaria Médicos del Mundo (1990)
de 100 a 500 desarrollo CODESPA (1985)
fondos públicos menos del 10% emergencias Cruz Roja (1864)
ACSUR-Las Segovias (1986)
de 1.000 a 3.000 MPta menos de 100 desarrollo Solidaridad Internacional (1986)
Acción contra el Hambre (1995)
emergencias MPDL (1983)
más del 10% menos de 100 desarrollo ANESVAD (1970)
cuotas y donaciones Ayuda en Acción (1980)
menos del 10% menos de 100 desarrollo sanitaria Médicos Sin Fronteras (1986)
CIPIE (1981)
Paz y Solidaridad (1989)
Paz y Tercer Mundo (1988)
de 500 a 1.000 MPta fondos públicos menos del 10% menos de 100 desarrollo juventud Jóvenes Tercer Mundo (1988)
América Lat. Fe y Alegría (1985)
educación FERE (1957)
hogares Mensajeros de la Paz (1972)
CLASIFICACIÓN DE LAS ONGD SEGÚN PRESUPUESTOS Y TIPO DE PROYECTOS

PRESUPUESTO FINANCIACIÓN ADMÓN. y CAPTACIÓN PROYECTOS ESPECIALIZACIÓN ACTIVIDADES ONG


DE RECURSOS Núm Tipo Temática Geográfica Población
(1) (2) (3)
de 100 a 500 desarrollo ISCOD (1990)
Humanismo y Democracia (1978)
IPADE (1988)
Largo Caballero (1978)
SOTERMUN (1994)
más del 10% menos de 100 desarrollo Vetermón (1987)
cursos universit. Món 3 (1986)
América Lat. Atelier (1989)
Perú Pro-Perú (1991)
educación Educación Sin Fronteras (1988)
sanitaria Farmacéuticos Sin Front.(1991)
sensibilización Solidarios para el Desar. (1991)
cursos universit. Hegoa (1987)
ADS (1994)
CIDEAL (1983)
Edificando Com.Nazareth (1987)
menos de 500 MPta fondos públicos FIADELSO (1992)
Intered (1992)
Madreselva (1984)
OCSI (1987)
Paz y Cooperación (1982)
Paz y Desarrollo (1991)
PRODEIN (1989)
desarrollo PROSALUS (1986)
menos del 10% menos de 100 PROYDE (1988)
Proyecto Local (1989)
Pueblos Hermanos (1986)
SODEPAZ (1987)
indígenas Alternativa Solid.-PLENTY(1986)
infancia Save the Children (1990)
refugiados CEAR (1979)
América Lat. Entrepueblos (1988)
Misión América (1993)
Nicaragua Rubén Darío (1985)
infraestruct. Ingeniería Sin Fronteras (1995)
sanitaria CIC (1982)
sensibilización Cánovas del Castillo (1980)
SID (1967)
CLASIFICACIÓN DE LAS ONGD SEGÚN PRESUPUESTOS Y TIPO DE PROYECTOS

PRESUPUESTO FINANCIACIÓN ADMÓN. y CAPTACIÓN PROYECTOS ESPECIALIZACIÓN ACTIVIDADES ONG


DE RECURSOS Núm Tipo Temática Geográfica Población
(1) (2) (3)
más del 10% menos de 100 desarrollo infancia SOLC (1994)
sanitaria Farmacéuticos Mundi (1991)
UNEFA (1978)
menos de 500 MPta cuotas y donaciones América Lat. CASAL (1990)
menos del 10% menos de 100 desarrollo educación SED (1992)
sanitaria Juan Ciudad (1985)
sensibilización ECOE (1985)
(4) comercio justo SETEM (1968)

(1) Se significa el tipo de financiación mayoritaria


(2) Se significa el tipo de actuación más común
(3) Se constatan aquellas actividades adicionales que imprimen carácter a la ONG
(4) La principal fuente de ingresos de SETEM procede de sus actividades
228 Parte 2

2. Misión, objetivos y valores de las ONG

Las ONG son organizaciones que responden al cumplimiento de una misión.


Aunque toda organización, sea del tipo que sea, tiene una misión determinada (de
hecho toda organización es, por definición, una agrupación estructurada de personas
que coordinan sus esfuerzos para alcanzar una misión específica por medio de los
recursos de que disponen), sin embargo la única razón de ser de las ONG, que
permite distinguirlas del resto de las entidades lucrativas y que las legitima
socialmente, es justamente el desarrollo de la misma; ésta, en efecto, determina el
propósito, el motivo de su existencia, que en el caso tratado no sería otro que el de
combatir la pobreza y el sufrimiento. Los objetivos que se plantean han de ser
compatibles con aquélla y han de facilitar su cumplimiento. En otras palabras, a partir
de la definición de su misión debería ser posible responder a la pregunta de cuáles
son sus objetivos finales y, por consiguiente, establecer su estrategia y planificar las
actuaciones (Vernis et al., 1997: 67).
Martínez Sánchez (1998: 110) aclara que el concepto de misión actúa como
‘fuerza conductora’. El compromiso que adoptan determina su configuración jurídica,
económica y organizativa (como se ha indicado, la propia estructura organizativa
-personal, medios, recursos...- se pone al servicio aquélla), es decir, su identidad e
idiosincracia. Ella posibilita que un conjunto de personas (colaboradores,
profesionales, voluntarios y donantes) se reúnan entorno a una ONG y puedan
reconocerse en ésta.
Aunque las ONGD, por lo común, no expresan de un modo explícito -más allá
de lo que, de una forma vaga y que generalmente no ocupa una extensión superior a
la de un párrafo, se especifica en los documentos fundacionales- en qué consiste su
misión, ya que consideran que ésta se les supone, ello no significa que sea
desconocida o que su determinación sea un asunto irrelevante1. No obstante, es más

1
Para Vernis et al. (1997: 66) la determinación de la misión de la ONG es la respuesta que
ésta da a las preguntas de ‘¿quiénes somos?’ y ‘¿qué hacemos? que se formula a sí misma.
Las ONG en España 229

-como se ha afirmado- una ‘fuerza conductora’ constituyente, esto es, unos principios
filosóficos que les dan naturaleza, con un elevado componente abstracto, que una
manifiesta declaración de voluntades con contenido práctico. En su definición suelen
repetirse vocablos o enunciados polisémicos, que forman parte del ideario, cuyo
significado es en exceso ambiguo: ‘solidaridad’, ‘cooperación’, ‘formación’ y
‘capacitación’, ‘prestación de ayuda para solventar las necesidades comunitarias’,
‘aportación de recursos materiales’, ‘promoción del desarrollo’, ‘dotación de
infraestructura’..., conceptos y expresiones todos ellos que reflejarían su sentido
vocacional y el conjunto de valores que las anima.
Los valores forman la base de la cultura corporativa de las ONG (en general
son establecidos por los fundadores y compartidos por el resto de los miembros) y
proporcionan una explicación a los comportamientos. Aunque resulten de difícil
definición, son la guía ideológica, las creencias morales que imprimen carácter a la
misión y al resto de las actuaciones que se llevan a cabo.
Cualquier organización posee sus propios valores y los que caracterizan a las
ONG son específicos, si no necesariamente en su naturaleza, al menos en su uso (la
particularidad de dichos valores se demuestra en el hecho de que éstos intervienen de
un modo decisivo en las estrategias de comunicación y de captación de voluntarios o
profesionales -deben reunir un determinado perfil ideológico y moral-, en la realización
de determinadas acciones -han de encajar en la filosofía de la organización- y
supuestamente en los planes de financiación2). Una primera aproximación a los
valores que defienden las ONG lleva a destacar la solidaridad, la tolerancia, el
pluralismo, la libertad, la justicia, el respeto, la participación..., es decir, los mismos
grandes principios generales que, a pesar de las diferencias que puedan existir entre
las ONG -que se reflejan en su carácter confesional o laico y en su adscripción
político-ideológica-, se enuncian con uniformidad en el ideario y en la descripción y
justificación de su misión3.

2
A pesar de ello, sintomáticamente un buen número de ONG no duda en acudir a fuentes de
financiación lejanas ideológica y culturalmente (administraciones públicas, empresas...). Un
responsable de una ONG al que se entrevistó, excusando tal actitud, manifestó que “a veces
un buen fin justifica los medios”.
3
Aun tratándose de valores fundamentales inmanentes a toda sociedad democrática, éstos
adquieren en las ONG mayor presencia (se constituyen en su leit motiv) y presumiblemente su
respeto y cumplimiento es mayor que en otros sectores.
230 Parte 2

En cambio, los objetivos, situados a diferencia de los valores en el plano


pragmático, se caracterizan -según el citado Martínez Sánchez (1998: 110), que
recoge el sentir de otros autores-, por su mayor concreción y se incluyen, como punto
de partida, en la programación de las actuaciones. Cierto que, en puridad, cabría
distinguir entre dos tipos de objetivos: unos que serían mucho más detallados
(vinculados al desarrollo de actuaciones específicas) y otros mucho más generales
(relacionados con el desarrollo del ideario) y, por ende, menos definidos, que de algún
modo se solaparían con el mismo concepto de misión, especialmente si se acepta que
éste último también aparece, en ocasiones, como un instrumento operativo de
carácter estratégico4.
Establecer los objetivos obliga a identificar previamente las carencias y
demandas de los colectivos susceptibles de ser beneficiarios de las futuras
actuaciones que la misión justifica y exige, así como a analizar la propia capacidad de
influencia en función de los medios y recursos con que se cuenta. La estrategia a
seguir, estos es, las decisiones y acciones que se emprendan (en definitiva, el modo
como la organización se relaciona con el entorno), dependerán de los resultados del
diagnóstico interno y externo que se efectúe5.

4
Para ser precisos, junto a los objetivos de carácter externo (desarrollo de programas y
proyectos de cooperación) coexiste el propósito de promover el sistema de valores que guía a
la misión, así como también de impulsar el crecimiento interno de la organización para
aumentar la capacidad de influencia. En los documentos de la CONGDE (1999a), cuando se
habla de ‘objetivos’ en realidad se está aludiendo a lo que aquí se denomina ‘misión’.
5
Para Vernis et al. (1997: 66), determinar los objetivos implica para una ONG preguntarse
‘¿dónde está?’ y ‘¿qué desea hacer?’. A su vez, la formulación y adopción de la estrategia a
seguir obliga a preguntarse ‘¿cómo se debe actuar para alcanzar los objetivos?’.
Las ONG en España 231

Fuente: Vernis et al. (1997: 66)

A modo de ejemplo y para profundizar en el análisis, a continuación se


presenta el modo en que algunas de las ONG más representativas plantean su
identidad como organización a través de una recopilación de las definiciones que ellas
mismas realizan, en sus declaraciones programáticas u otros documentos afines, de
su misión y/o objetivos y de sus valores corporativos6.

ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE


MISIÓN/OBJETIVOS Acabar con las causas del hambre en el mundo
IDENTIDAD Y VALORES Organización humanitaria de carácter aconfesional

6
La información que se expone ha sido extraida, principalmente, de los datos que proporciona
la CONGDE (1999a) y de documentos elaborados, básicamente con fines publicitarios, por las
mismas ONG aludidas (se ha procurado que las citas reproducidas fueran textuales, aun
cuando en algunos casos se ha adecuado su morfología al contexto). Debido a que no es
nuestra intención realizar un catálogo exhaustivo de definiciones, sino señalar patrones
generales, la selección efectuada reúne sólo una pequeña porción de las ONG existentes, en
la que se incluyen las mayores y más relevantes, así como una muestra de otras ONG
pertenecientes a los distintos sectores de vinculación considerados en el apartado anterior.
232 Parte 2

ACSUR – LAS SEGOVIAS


MISIÓN/OBJETIVOS Ser un instrumento útil para el cambio de las relaciones
Norte-Sur
IDENTIDAD Y VALORES Organización laica, progresista e independiente, cuya actua-
ción está basada en la solidaridad, el respeto a los derechos
humanos, la sostenibilidad y la participación democrática

ALTERNATIVA SOLIDARIA - PLENTY


MISIÓN/OBJETIVOS Trabajar en cooperación internacional para la promoción
de un desarrollo autóctono respetuoso con las culturas
locales y el medio ambiente
IDENTIDAD Y VALORES Asociación laica y apolítica especializada en poblaciones
indígenas

ASOCIACIÓN MENSAJEROS DE LA PAZ


MISIÓN/OBJETIVOS Acoger en ‘hogares funcionales’ a menores privados de
ambiente familiar o abandonados, a jóvenes con problemas
en dificultad social y a personas mayores que se encuentran
solas. Promover proyectos de cooperación internacional
IDENTIDAD Y VALORES Organización de carácter laico progresista

AYUDA EN ACCIÓN
MISIÓN/OBJETIVOS Mejorar las condiciones de vida de los niños/as,
familias y comunidades más esfavorecidas del Tercer
Mundo a través del impulso de proyectos de desarrollo
integral
IDENTIDAD Y VALORES Organización apolítica, aconfesional e independiente

CÁRITAS
MISIÓN/OBJETIVOS Promover y coordinar la comunicación cristiana de bienes
en todas sus formas y ayudar a la promoción humana y
al desarrollo integral de todos los hombres y mujeres.
La lucha contra la pobreza, concretando su compromiso
social con los colectivos más desfavorecidos del Tercer
Mundo
IDENTIDAD Y VALORES Organización de carácter confesional que desarrolla la
acción caritativa y social de la Iglesia
Las ONG en España 233

CENTRO DE INVESTIGACIONES. PROMOCIÓN Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL


(CIPIE)
MISIÓN/OBJETIVOS Promover y canalizar esfuerzos desde España en particular
y Europa en general para la comprensión, el acercamiento y
las buenas relaciones y la cooperación con los países en vías
de desarrollo en un marco de entendimiento
IDENTIDAD Y VALORES Organización de carácter laico y aconfesional centrada
en los valores del humanismo cristiano, la democracia, la
justicia social, el pluralismo y la libre determinación

CODESPA
MISIÓN/OBJETIVOS Promocionar el desarrollo de los países del sur
-especialmente Iberoamérica- mediante proyectos de
desarrollo productivo
IDENTIDAD Y VALORES Organización de carácter laico y profesional

COMISIÓN ESPAÑOLA DE AYUDA AL REFUGIADO (CEAR)


MISIÓN/OBJETIVOS Fomentar el retorno y reasentamiento de la población
desplazada y refugiada a sus países de origen, mediante
proyectos de desarrollo que procuren de manera integral y
sostenible su reinserción social.
Garantizar el respeto a sus derechos como refugiados
IDENTIDAD Y VALORES Organización laica, políticamente independiente, cuyo
patronato está integrado por personas que participan a título
individual

CRUZ ROJA ESPAÑOLA


MISIÓN/OBJETIVOS Trabajar con los más vulnerables en el logro de la
mejora de la calidad de vida
IDENTIDAD Y VALORES Organización internacional de carácter humanitario

ENTREPUEBLOS
MISIÓN/OBJETIVOS La cooperación internacional para el desarrollo
IDENTIDAD Y VALORES Asociación laica, nacida de los Comités de Solidaridad con
Centroamérica
234 Parte 2

FERE-COOPERACIÓN INTERNACIONAL
MISIÓN/OBJETIVOS Desarrollar y promover la educación de los pueblos por
medio de la dotación de infraestructuras y el apoyo a los
procesos y ciclos educativos: escuelas, bachilleratos,
formación de maestros, formación profesional, programas de
alfabetización y aulas de promoción social
IDENTIDAD Y VALORES Organización confesional vinculada al mundo de la
enseñanza y la educación

FE Y ALEGRÍA
MISIÓN/OBJETIVOS Impulsar y promover la educación de los sectores más
desfavorecidos de América del Sur a través de la
formación de hombres, profesores y niños/as conscientes de
sus potencialidades, agentes de cambio y protagonistas de
su propio desarrollo, para lograr un desarrollo sostenible y
una sociedad más justa, solidaria y democrática. Sensibilizar
y promover el voluntariado
IDENTIDAD Y VALORES Organización confesional de carácter humanitario

FUNDACIÓN ANESVAD
MISIÓN/OBJETIVOS Realización de proyectos de desarrollo, principalmente
sanitarios y sociales. Luchar contra la lepra (prevención y
profilaxis), amparar a refugiados y desplazados, ayudar en
catástrofes y calamidades. Educar para el desarrollo
IDENTIDAD Y VALORES Organización de carácter laico

FUNDACIÓN CÁNOVAS DEL CASTILLO


MISIÓN/OBJETIVOS Formación, desarrollo, protección y fomento de toda
clase de estudios e investigaciones sobre temas
sociales, mediante la promoción y organización de
cursos, seminarios, conferencias y actos de naturaleza
análoga para el fomento de la cultura. Concesión de ayudas
de estudio e investigación
IDENTIDAD Y VALORES Organización que persigue divulgar nociones y
posturas que promuevan soluciones cívicas y democráticas,
así como la formación en valores y objetivos inspirados en el
humanismo cristiano
Las ONG en España 235

FUNDACIÓN FRANCISCO LARGO CABALLERO


MISIÓN/OBJETIVOS Contribuir desde una perspectiva progresista a mejorar el
nivel y condiciones de vida de los sectores de la población
más desfavorecidos
IDENTIDAD Y VALORES Organización vinculada al sector sindical

FUNDACIÓN PAZ Y SOLIDARIDAD – CC.OO. SERAFÍN ALIAGA


MISIÓN/OBJETIVOS Promover formas de desarrollo sostenibles, democrá-
ticas y equitativas. Reforzar el papel de las organizaciones
de trabajadores y luchar por el cumplimiento de los
derechos laborales como vías para lograr mayores niveles
de democracia y relaciones justas tanto en cada sociedad
como entre los pueblos
IDENTIDAD Y VALORES Se constituye a iniciativa de la Confederación Sindical de
Comisiones Obreras. Valora el trabajo como elemento
central del desarrollo humano

HEGOA
MISIÓN/OBJETIVOS Fomentar el conocimiento y la investigación de los países en
vías de desarrollo y lograr un cambio de actitud individual
y social en la comprensión de los problemas de otros países
IDENTIDAD Y VALORES Asociación vinculada al ámbito universitario

INTERMÓN
MISIÓN/OBJETIVOS Contribuir a generar cambios que hagan posible el
desarrollo sostenible de los países del sur y que permitan
alcanzar unas estructuras sociales justas en las
relaciones entre los pueblos y fomenten, a la vez, una
cultura de solidaridad. Cooperar económica, técnica y
organizativamente en proyectos de desarrollo, educar para el
desarrollo, concienciar a los distintos sectores de nuestra
sociedad
IDENTIDAD Y VALORES ONG no confesional de inspiración cristiana

JÓVENES DEL TERCER MUNDO


MISIÓN/OBJETIVOS Promover el desarrollo en los países desfavorecidos
mediante la aportación de recursos humanos y
materiales. Fomentar la educación integral de la
236 Parte 2

juventud y de la infancia. Promocionar en España


actividades socioculturales para la solidaridad
IDENTIDAD Y VALORES Asociación civil de inspiración católica, dedicada
prioritariamente a la infancia y a la juventud

MANOS UNIDAS
MISIÓN/OBJETIVOS Financiar proyectos de desarrollo en los países del Sur.
Sensibilizar a la opinión pública y a los órganos de poder
sobre la realidad del Tercer Mundo, con el objetivo de
impulsar cambios estructurales y de actitud que promuevan la
justicia
IDENTIDAD Y VALORES Organización católica

MÉDICOS DEL MUNDO


MISIÓN/OBJETIVOS Intervenir en ayuda de los afectados por la guerra, la
enfermedad, el hambre y la miseria
IDENTIDAD Y VALORES Organización de voluntarios/as de carácter profesional, que
reivindica el derecho a socorrer a las víctimas y subraya
la necesidad de intervenir en los lugares donde se atenta
contra los derechos humanos

MÉDICOS SIN FRONTERAS


MISIÓN/OBJETIVOS Prestar ayuda y cuidados curativos y preventivos a las
personas en peligro con independencia del país en que se
encuentren, así como cubrir sus necesidades más
inmediatas (aprovisionamiento de agua, saneamientos,
nutrición, construcción de refugios, etc.), principalmente en
periodos de crisis
IDENTIDAD Y VALORES Asociación privada de carácter profesional que aporta su
ayuda a las poblaciones en situaciones precarias y a las
víctimas de catástrofes de origen natural o humano

MEDICUS MUNDI
MISIÓN/OBJETIVOS Promover y gestionar proyectos de desarrollo sanitario
basados en la atención primaria de la salud en los
países del Tercer Mundo. Reforzar las organizaciones
locales y formar personal autóctono. Sensibilizar a la
opinión pública e instituciones del Norte sobre la
problemática sanitaria y social del Sur
Las ONG en España 237

IDENTIDAD Y VALORES Organización de carácter profesional vinculada a la


cooperación en el ámbito sanitario

MOVIMIENTO POR LA PAZ, EL DESARME Y LA LIBERTAD (MPDL)


MISIÓN/OBJETIVOS Trabajar por la paz, el desarrollo sostenible y una
forma de cooperación solidaria entre los pueblos
IDENTIDAD Y VALORES Organización de carácter laico que trabaja en el ámbito de la
cooperación al desarrollo y la defensa de los derechos
humanos, cuyos fines son fruto de la preocupación ante un
mundo que cada día gasta más en renovar su capacidad de
destrucción, mientras la quinta parte de la humanidad vive en
la miseria

PAZ Y TERCER MUNDO (PTM)


MISIÓN/OBJETIVOS Acompañar y apoyar los esfuerzos e iniciativas por un
futuro más justo, digno y democrático. Informar y trabajar en
la implicación de nuestra sociedad en la búsqueda de justicia
IDENTIDAD Y VALORES ONGD de carácter laico

SETEM
MISIÓN/OBJETIVOS Educar y sensibilizar a la sociedad española, especialmente
a la juventud, sobre problemas de la cooperación y el
desarrollo. Formar y enviar voluntarios/as a países del Tercer
Mundo. Apoyar iniciativas de desarrollo en estos países
IDENTIDAD Y VALORES ONGD de carácter laico

SODEPAZ
MISIÓN/OBJETIVOS Apoyar la emacipación de los pueblos del Sur y dinamizar en
nuestro entorno una conciencia crítica al modelo
desarrollo/subdesarrollo vigente
IDENTIDAD Y VALORES Asociación de carácter laico y progresista que entiende la
solidaridad como una lucha junto con otros pueblos para
cambiar su realidad mediante nuestra propia transformación

SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
MISIÓN/OBJETIVOS Realizar proyectos de desarrollo en el Tercer Mundo.
Educar y sensibilizar a la opinión pública en favor de la
cooperación
238 Parte 2

IDENTIDAD Y VALORES Asociación de carácter laico y progresista

SOLIDARIOS PARA EL DESARROLLO


MISIÓN/OBJETIVOS Cooperar para el desarrollo. Fomentar el voluntariado
social con personas marginadas o en riesgo
IDENTIDAD Y VALORES Asociación de carácter laico vinculada al mundo universitario

En general, se observa que las definiciones propuestas son poco explícitas (no
dejan de ser retóricas) y comparten el mismo repertorio de temas comunes. No se
cuestiona la necesidad del desarrollo y persiste una visión economicista que incide en
los déficits materiales, aun cuando SODEPAZ y alguna otra ONG reconozcan sin
subterfugios que la ‘emancipación de los pueblos del Sur’ exige generar una
conciencia crítica en nuestro entorno (ésta también sería la razón por la que diversas
ONG sitúan entre sus objetivos prioritarios sensibilizar a la opinión pública de nuestro
país en relación a la problemática del Tercer Mundo).
Asimismo, incluso aquellas ONG que reclaman abiertamente un desarrollo
participativo no dejan de destacar su protagonismo, lo que en sí mismo resulta
paradójico, puesto que mayor actividad del agente del desarrollo supone,
implícitamente, mayor pasividad del receptor. Sólo Paz y Tercer Mundo y SODEPAZ
prefieren utilizar verbos como ‘acompañar’ o ‘apoyar’, en lugar de referirse a ‘realizar’,
‘impulsar’, ‘intervenir’, ‘promover’ o ‘gestionar’ actuaciones.
Por último, cabe señalar el intento, por parte de un buen número de ONG, de
resaltar su independencia y autonomía y mostrarse ajenas a grupos de presión: aun
cuando es cierto que algunas de ellas no renuncian a manifestar y plasmar por escrito
su carácter confesional o político-sindical, también lo es que en otras múltiples
ocasiones se utilizan, para enmarcar la identidad, vocablos como ‘independiente’ o
‘laico’, incluso a pesar de que existan vínculos estrechos con organizaciones políticas
o con sectores de la Iglesia.
Las ONG en España 239

3. La cultura organizativa de las ONG

Se ha mencionado que cualquier organización -y las ONG no son una


excepción- interactúa constantemente con individuos, colectivos y otras instituciones.
Ello obliga a que, para desarrollar su misión, deba adaptarse e integrarse en el
entorno en que se mueve.
Schein (1991: 247) utiliza el término ‘cultura’ (‘organizational culture’) para
referirse al conjunto de las presunciones básicas compartidas, comportamientos y
valores comunes enraízados a la estructura organizativa, que un grupo determinado
inventa, descubre y desarrolla para afrontar sus problemas de adaptación externa y
de integración interna, que funcionan suficientemente bien como para ser
considerados válidos y que, por consiguiente, merecen ser enseñados y transmitidos
a los nuevos miembros que se incorporen al grupo para que puedan percibir, pensar y
sentir en los mismos términos. Para Martínez Sánchez (1998: 126), que parte desde
este punto de vista, “la influencia de la cultura en la vida de la organización se
manifiesta en los modos de percibir y valorar los acontecimientos a que ésta se
enfrenta en el desarrollo de sus actividades”, proporcionando “un repertorio de
significados, expectativas, metas, intereses y valores”.
Pese a su inconcreción, estas definiciones, al considerar implícitamente que lo
‘cultural’ es aquello que es compartido (las creencias, valores y asunciones originarias
de los fundadores quedan validadas -y devienen ‘cultura’- al pasar a ser experiencias
compartidas del grupo), corren el riesgo de descartar como hechos culturales la
ambigüedad y el conflicto.
Aun cuando los miembros del grupo -dirección, empleados, voluntarios...-
compartan el sentido de la misión y los valores que guían a la organización, así como
las decisiones que se adoptan (existe una tendencia, común a cualquier organización,
a crear una experiencia compartida -socialización del grupo- y a establecer una única
interpretación de los hechos organizativos, que impidan que sea cuestionado el ‘orden
240 Parte 2

corporativo’7), ello no significa que no aparezcan inconsistencias o ambigüedades en


su interior, ni siquiera que éstas sean una condición ‘anormal’ o ‘patológica’.
Si las organizaciones son fenómenos culturales en sí mismos, entonces la
cultura organizativa no es inmutable ni algo previamente establecido por los
fundadores o impuesto por la dirección; no es un sistema cerrado y jerárquico de
relaciones estables y símbolos universales, sino que, por el contrario, es dinámica y
se muestra en constante transformación debido a los ajustes continuos que introducen
los individuos o colectivos que interactúan en ellas para resolver las distintas
necesidades y problemas que se les plantean. En efecto, puesto que la cultura
organizativa es el marco en que actúan los individuos que pertenecen a o se
relacionan con la organización, este marco -con sus prácticas sociales y con sus
símbolos y categorías significantes8- necesariamente se ve afectado y transformado a
través de las actuaciones que realizan.
Aceptando estas últimas premisas, Meyerson y Martin (1987), al analizar la
organización de los Peace Corps en África, indican -y los argumentos pudieran
hacerse extensivos a cualquier ONG con personal expatriado que se moviliza ante
una emergencia- que estos grupos no deberían ser considerados -al menos no en
exclusiva- como una formación homogénea y cohesionada de voluntarios generosos y
fuertemente comprometidos, con una elevada motivación ideológica, sino que
deberían destacarse otros puntos de vista y centrar la atención en la diversidad tanto
de los cometidos o roles que cada cual desempeña, como de los intereses y de las
‘subculturas’ (desde su perspectiva, cada segmento -staff directivo, técnicos y
profesionales y, entre éstos, educadores, personal sanitario...- sería portador de la
suya) que coexisten en el seno de la organización. A la vez, la mirada debería dirigirse
hacia las relaciones particulares (que generan dependencias, aislamiento...)9 que se

7
En el caso de las ONG, esta tendencia es aún si cabe más acentuada debido a que la
‘mitología corporativa’ y la ‘dirección emocional’ que distinguen a algunas organizaciones (Van
Maanen, 1991: 58-76) adquieren una presencia destacada en el funcionamiento interno de
aquéllas (reflejándose, como se observará más adelante, en las políticas de comunicación e
imagen), procurando que todos sus miembros puedan llegar a considerarse coprotagonistas
de la acción (es decir, de la lucha que libran contra la pobreza o por unas condiciones de vida
más dignas).
8
Castoriadis (1975) advertía que las organizaciones, en cuanto que instituciones, son redes
simbólicas sancionadas socialmente en las que se combinan un componente funcional y otro
imaginario.
9
Cabe señalar que Meyerson y Martin (1987) comentan, en el caso estudiado, el ‘aislamiento
relativo’ del personal destacado en África, que se manifiesta en la ignorancia de lo que sucede
Las ONG en España 241

establecen entre los distintos miembros del colectivo y, por extensión, entre las
diversas ‘subculturas’.
Para ambos autores, así pues, el consenso no sería algo natural y
permanente, sino que sólo se desarrollaría alrededor de asuntos específicos y tendría
unas bases transitorias. Como consecuencia de ello, el discurso de la organización no
sería unívoco, no estaría constituido por una sola voz (un discurso de consenso
negaría el carácter polimorfo de aquélla)10.
Linstead (1993: 49-70), partiendo de una lectura de Derrida, va más allá al
afirmar que las organizaciones pudieran incluso ser consideradas como textos
multiautoriales (esto es, compuestos por una multiplicidad de autores) en los que se
inscribirían las distintas subjetividades que están implicadas. De acuerdo con esta
concepción, en la cultura de la organización importarían menos las estructuras, las
redes, los organigramas, que el discurso, con sus normas y poder; en suma, resultaría
más relevante la ‘producción de organización’ (y la ‘organización de la significación’)
que la ‘organización de la producción’11.

Estructura y modelos de organización

Por lo general, la ‘estructura organizativa’ se define como el diseño mediante el


cual se administra la organización, que incluye las líneas de autoridad, relación y
comunicación entre los diferentes niveles organizativos (oficinas, unidades o centros

en las esferas políticas y que se agrava por el desconocimiento de la lengua y estilo de vida
local (Frost et al., 1991: 157).
10
A pesar de que en cualquier organización predominan, sin duda, narrativas monológicas que
expresan una voz autorial dominante -la del staff directivo- y utilizan un sistema consistente y
homogéneo (v. gr., destacan la misión heroica que desempeñan), que presuponen ciertas
realidades en detrimento de otras posibilidades, sin embargo sólo es posible llegar a percibir
en su totalidad la cultura de la organización desde la heteroglosia.
11
Puesto que el mundo organizacional no es el mundo natural, el discurso organizacional se
limita a expresar los modos de pensar sobre la organización, es decir, las ‘metaconcepciones’
que se refieren a las formas sociales a través de las que se alcanzan los objetivos.
242 Parte 2

administrativos), así como la información y los datos que fluyen a través de dichas
líneas (Martínez Sánchez, 1998: 119). Tal definición, de raíz durkhemiana, percibe la
‘estructura organizativa’ como un mecanismo de control que prescribe normas de
conducta. El rol de la dirección consistiría en determinar los objetivos y administrar las
tensiones que inevitablemente surgen en el seno de la organización.
A pesar de que en este apartado se relega la vertiente propiamente analítica a
un segundo plano, no se desea dejar escapar la oportunidad de contraponer el
anterior punto de vista a la idea de que la ‘estructura organizativa’ y todas las
‘regularidades modeladas’ que construye son, ante todo, vehículos encargados de
transmitir significados elaborados intersubjetivamente (Nijsmans, 1991: 17). De ahí
que, como se ha señalado, la administración de la ‘estructura organizativa’
básicamente debiera ser considerada como una forma de discurso, sujeta a los
procesos de inclusión y exclusión que caracterizan a todo discurso (Carter y Jackson,
1993: 95).
No obstante, aceptando esta salvedad, en el presente apartado se propone el
objetivo, mucho más modesto, de describir someramente rasgos relevantes de la
cultura organizativa de las ONG estudiadas, descubriendo su estructura formal
(organigrama) y los sistemas de dirección, coordinación y planificación, esto es, de
implementación de las decisiones estratégicas.
Puesto que los propios objetivos de las ONG, cuyas metas
sociales -substancialmente distintas a las de las organizaciones con ánimo de lucro- y
peculiariades financieras (disponen de recursos sin coste gracias a las aportaciones
de los donantes y al trabajo voluntario y no están obligadas a realizar beneficios)
dificultan la medición de resultados, no es posible utilizar en su análisis herramientas
contables como las que se usarían para auditar a una organización empresarial
cualquiera, sino tan sólo describir los fundamentos de su cultura organizativa.
Sin embargo, tan profundas singularidades no impiden -y éste es un primer
aspecto que se desea destacar- que, paradójicamente, un buen número de ONG
-especialmente las mayores- trate en buena medida de imitar el modelo empresarial
adoptando algunas de sus particularidades organizativas (formalización de la
estructura interna y constitución de cadenas de mando, profesionalización,
organización científica del trabajo...) o, cuando menos, coincida en la necesidad de
reproducir algunas de sus actitudes, con el convencimiento -tan extendido en nuestros
días- de que contribuirán a aumentar la eficiencia y, por ende, a optimizar los
beneficios sociales. En este sentido, son suficientemente elocuentes, por ejemplo, las
Las ONG en España 243

palabras de Mendiluce (1997: 245), quien, tras mantener que es preciso buscar “un
modelo propio de gestión que entre la telemática y la ingeniería financiera, el
manegement y la eficacia no nos deje sin alma”, afirma:

No podemos ser meramente miméticos de las empresas, paradigmas hoy de


eficacia suprema. Pero copiemos todo lo que nos sea útil. Conozcamos las
leyes y los recursos del mercado, porque en él tendremos que movernos.

Paralelamente, Carreras (1995: 146), a la sazón director general de Intermón, insiste


en exigir la profesionalización de las ONG con el argumento de que la complejidad
creciente de la cooperación tiende a penalizar el amateurismo:

[H]ablar de profesionalización de las ONGD a veces resulta ingrato. Un


comentario generalizado es que como es un trabajo solidario debe hacerse de
forma voluntaria; sin embargo, la experiencia demuestra que un trabajo llevado
a cabo exclusivamente por voluntarios resta eficiencia a la labor. Las razones
son claras: hay menos dedicación. La contratación de personal especializado
permite mejorar el rendimiento de las ONGD y, por tanto, mejorar la calidad de
la cooperación.
Una ONGD debe aglutinar a voluntarios con capacidad profesional y a
profesionales con motivación y espíritu de voluntarios.

Además, por parte de responsables de muchas otras ONG se incide en la idea


de que los fondos que manejan no les pertenecen -la organización no actúa más que
como intermediaria- y que, en consecuencia, deben instaurarse sistemas de control
(administrativo y contable) rigurosos que aseguren el buen uso de los recursos.
Es indudable de que la paulatina profesionalización de la acción ha entrañado
una modificación de la estructura primigenia de muchas ONG, que -como recuerda
Quéinnec (1996: 173-181)- ahora cuentan, en su mayoría, con direcciones formales,
bureaux de representación e incluso, algunas de ellas, con organizaciones filiales, a
semejanza del modelo empresarial. A pesar de que si se analiza con detalle el
organigrama de las ONGD más notables se observa que tal vez no exista una
tendencia arraigada a la jerarquización, ello no significa que impere el descontrol o
que la iniciativa y autonomía personal no tenga límites12. Las mayores ONG, por

12
Almansa (1999: 21-2) distingue tres tipos de organigramas: a) el jerárquico, que determina
los niveles formales de poder y autoridad y, consecuentemente, la responsabilidad dentro de la
organización; b) el funcional, que establece las relaciones entre las diversas áreas y que está
determinado por los sistemas y procedimientos de los que están dotadas las ONGD; y c) el
informal, que, aunque no explícito, refleja las líneas reales de mando y de relación funcional en
244 Parte 2

contra, están, desde un punto de vista formal, altamente estructuradas, a pesar de


que en general muestran mayor nivel de diferenciación horizontal que de vertical:
dicha división horizontal del trabajo sería más una consecuencia del crecimiento
organizativo (al alcanzar un determinado tamaño las antiguas estructuras tienden a
dividirse en unidades más pequeñas para no perder la flexibilidad y la capacidad de
adaptación al entorno) que una exigencia de la complejidad del propio trabajo. En
dicho sentido, las ONG se estructuran en distintos departamentos o secciones que se
organizan en función del tipo de los programas que llevan a cabo y de las zonas
geográficas en que operan. Sobre el terreno, los proyectos son desarrollados, sobre el
papel, por equipos de trabajo -en los que a veces participa activamente personal
local-, que se constituyen en auténticas unidades organizativas a menudo
responsables, a la vez, de la puesta en marcha, de la gestión y de la evaluación de las
actuaciones.
Asimismo, a pesar de lo que pudieran dejar entrever las apariencias, la
participación del personal de base en la definición de la estrategia y la determinación
de los objetivos, en el proceso de planificación de las actuaciones de las ONG, en
realidad es -al menos en lo que afecta a las principales ONG, lo que no excluye que
también pueda suceder lo propio entre algunas de menor tamaño, más proclives al
sectarismo- bastante reducida13. Por otro lado, la mayor estructuración y
profesionalización engendra nuevas rutinas administrativas (proliferación de informes,
actas de reuniones...) que inhiben la iniciativa personal. Nuestro trabajo de campo nos
ha proporcionado indicios suficientes para llegar a pensar que, de hecho, la junta o
equipo directivo (constituido al menos por un responsable directo de la gestión, que es
denominado -según los casos- director, coordinador o secretario general; un
responsable de proyectos y un responsable de comunicación, que actúan de forma
colegiada, aunque exista un reparto básico de tareas en función del cargo) ejerce de

el interior de cada institución, y que tiene su origen en el desfase entre los perfiles teóricos de
los puestos de trabajo y los perfiles reales de las personas que los ocupan.
13
Vernis et al. (1997: 34-5) señalan que la dinámica de crecimiento interno de toda
organización tiene, al menos, cuatro peligros que interesa destacar por cuanto pueden afectar
al desarrollo de las ONG. Éstos son los siguientes: i) reproducción de estructuras jerárquicas y
autoritarias, que ponen en cuestión los valores de democracia e igualdad; ii) pérdida de
identidad y empobrecimiento de las relaciones personales; iii) fortalecimiento de los códigos
burocráticos -y debilitamiento de los códigos morales- como consecuencia de la formalización
de las relaciones internas, lo que supone otorgar mayor importancia al cumplimiento de
normas y a la obtención de resultados que a la satisfacción de principios éticos; y iv) falta de
participación del personal en la toma de decisiones.
Las ONG en España 245

órgano decisorio e impone las líneas estratégicas (a pesar de que es justo reconocer
que en muchas ocasiones son los mismos acontecimientos -hambrunas, desastres
naturales, conflictos bélicos...- los que establecen las prioridades) o, cuando menos,
el marco de referencia organizacional. Por otro lado, la propia falta de cultura del
asociado y del donante contribuye a que las relaciones entre éstos y la estructura
organizativa sean extremadamente débiles.
Aunque abunden las reuniones -por lo general formales y regladas- entre las
distintas unidades y supuestamente se trabaje en equipo, en última instancia la toma
de decisiones trascendentes está, por lo común, bastante centralizada y restringida a
unas pocas personas14.
Los datos recabados corroboran, asimismo, la impresión destacada por
Martínez Sánchez (1998: 108) de que los sistemas de dirección se caracterizan por
ser situacionales; es decir, por estar más determinados por el tipo de tarea a realizar
(cuanto más compleja, más directrices) que por principios u otras consideraciones
previas. Por otro lado, las ONGD españolas cuentan con un sistema de liderazgo que,
lejos de basarse en el carisma personal (la opinión pública apenas conoce los
nombres de sus máximos responsables)15, se asienta en el deseo de influir sobre las
personas para que cooperen en la consecución de unos objetivos específicos -cuyo
cumplimiento guía las normas de conducta. En efecto, desde la dirección se persigue
más la entrega emocional, la adhesión, el espíritu de equipo (‘team building’), la
solidaridad, que la imposición de normas coercitivas (por lo demás, es sabido que la
empresa posttaylorista favorece el ‘desarrollo personal’ necesario para mejorar los
logros humanos y relega a un segundo plano el control del tiempo de trabajo)16.

14
En el caso de las ONG españolas que son filiales de otras con sede en el extranjero (v. gr.,
Ayuda en Acción) o que pertenecen a redes internacionales (Intermón/OXFAM, Médicos Sin
Fronteras...), el máximo centro de decisión se halla en los órganos de dirección nacionales,
existiendo por lo general una autonomía absoluta (las direcciones internacionales ejercen, en
el mejor de los casos, tareas de coordinación). Asimismo, algunas ONG españolas se
estructuran -tal como se ha visto- en forma de federación de asociaciones (SETEM, Medicus
Mundi...), lo que supone trasladar la capacidad ejecutiva en las direcciones de las ONG
regionales legal y formalmente constituidas (en dichos casos la dirección nacional sólo ejerce
de órgano de coordinación y, en algunos supuestos, de representación).
15
En el mundo de la cooperación para el desarrollo, acaso la única persona que haya
conseguido labrarse una reputación carismática sea Bernard Kouchner, fundador en Francia
-tal como ya se ha indicado- de Médicos Sin Fronteras y de Médicos del Mundo.
16
El escaso número de normas, su vaguedad, su carácter descriptivo más que prescriptivo, no
sólo es congruente con la idea apuntada por Nijsmans (1991: 17) de que los imperativos
profesionales muy a menudo son más poderosos y prevalecen sobre los principios
intrínsecamente organizativos (cuando existe un stock de conocimientos profesionales
246 Parte 2

Martínez Sánchez (1998: 129-33) identidica tres tipos básicos de sistemas de


organización de las ONGD españolas: a) pragmático; b) burocrático-mecanicista; y c)
de alta implicación.
Considera que cuentan con un sistema de organización y dirección pragmático
aquellas entidades que poseen una estructura, con un grado de formalismo elevado,
que está básicamemte orientada hacia la acción (el diseño de ésta emerge de las
necesidades de la propia acción) y con unos procedimientos de implementación de las
decisiones estratégicas competitivos y muy activos, prestando una especial atención
al control y evaluación de resultados. Las organizaciones de este tipo están bastante
descentralizadas, son poco jerárquicas y potencian la responsabilidad individual: a
pesar de que algunos objetivos serían establecidos por la dirección, otros se
determinarían de modo consensuado. Aun cuando en general realizan tareas
estandarizadas, en ellas existe receptividad para incorporar nuevos valores y nuevas
formas de gestión. Incluye en esta categoría a ONGD como ANESVAD, Ayuda en
Acción, CIDOB, CODESPA, Concertación/s, Fe y Alegría, FERE, Jóvenes del Tercer
Mundo, Madreselva, Món-3, MPDL, OCSI/AMS, Paz y Cooperación, Paz y Solidaridad
o SODEPAZ.
El autor califica de burocrático-mecanicista el sistema de organización y
dirección de aquellas entidades que, aunque cuenten con pocos niveles jerárquicos,
se distinguen por su centralización (los objetivos son determinados en exclusiva por la
dirección; la estrategia se planifica de arriba a abajo) y por el carácter en extremo
formal de las relaciones internas (reglas claras, definición de tareas y disciplina). Se
trata de organizaciones rígidas, en las que las tareas están muy estandarizadas y el
control se percibe como estricto. Se muestran poco receptivas a incorporar valores
nuevos. A su juicio, reunirían las características mencionadas CEAR y Cruz Roja -
ambas al amparo del Estado- y también la Fundación Largo Caballero y UNEFA.
Por último, considera como de alta implicación el modelo organizativo distintivo
de aquellas ONG cuyos procedimientos de implementación de las decisiones
estratégicas son activos y a la vez muy cooperativos (las decisiones se toman de
manera consensuada y descentralizada), que cuentan con una estructura interna poco
jerárquica que favorece el trabajo en equipo y la autoresponsabilidad (la dirección

intersubjetivamente compartidos no se requieren prescripciones precisas), sino que también


sería congruente con los propios valores culturales dominantes y las estrategias de las ONG.
Las ONG en España 247

orienta -más que impone- el camino a recorrer) y que se muestran muy receptivas a la
incorporación de nuevos valores (consideran importante la capacitación permanente).
El carácter participativo que las define no es incompatible con la posible existencia de
severos mecanismos de control interno; asimismo, y puesto que es preciso contar con
las personas adecuadas para cada puesto, los sistemas de selección del personal son
rigurosos. A su entender, reunirían los rasgos descritos, entre otras, las ONGD
siguientes: ACSUR-Las Segovias, Cáritas, CIDEAL, Edificando Comunidad de
Nazareth, Entrepueblos, HEGOA, IEPALA, Intermón, Manos Unidas, Médicos del
Mundo, Medicus Mundi, Médicos Sin Fronteras, OCASHA, PROSALUS y SETEM, es
decir, la práctica totalidad de las ONGD españolas de mayor relieve.
Aun sin desmerecer los razonamientos de Martínez Sánchez y sin descartar la
validez -al menos parcial- de los tipos de organización que esboza, cabe señalar, no
obstante, que éstos son el resultado de las respuestas efectuadas por un total de 41
ONGD -sobre una muestra de 69- a un cuestionario elaborado con el objetivo explícito
de poder conocer más exhaustivamente el perfil organizativo y la imagen básica del
conjunto de las ONGD españolas, y no el resultado, más concluyente, de la
observación etnográfica. Debido a que quienes contestaron el cuestionario fueron
responsables de primer nivel de las organizaciones (directores, coordinadores,
secretarios generales, directores de proyectos...), deseosos de presentar una imagen
positiva de las mismas, en lugar de miembros pertenecientes a los distintos
estamentos u otras personas que se interrelacionan con ellas, y aun aceptando que
dichas organizaciones son relativamente transparentes y homogéneas y que cuentan,
en general, con estructuras muy planas y con pocos niveles jerárquicos, a nuestro
juicio la información transmitida puede estar parcialmente sesgada y, en
consecuencia, los rasgos descritos -que sirven para construir la tipología- pueden no
corresponder exactamente con la realidad.
Las observaciones practicadas y las entrevistas personales efectuadas a
diversos miembros y colaboradores de las ONGD estudiadas, todos ellos con vínculos
y responsabilidades distintas, nos llevan a plantear algunas matizaciones. Abundando
en la idea antes mencionada de que no sólo es ‘cultura organizativa’ aquello que es
compartido, sino que también lo son las inconsistencias y las ambigüedades, la
heterogeneidad, la descohesión y la diversidad de intereses contrapuestos, creemos
que es menester rescatar también aquellas voces a veces olvidadas que, apartándose
de la supuesta imagen de consenso con que se presenta habitualmente el mundo de
la cooperación, divergen y aportan puntos de vista diferentes.
248 Parte 2

En este sentido, es conveniente reseñar que diversas personas entrevistadas


coincidieron en afirmar que la estructura de sus respectivas ONG -que Martínez
Sánchez sitúa precisamente en el grupo de las que califica como de alta implicación-
eran mucho más jerárquicas y autoritarias de lo que en apariencia se pudiera suponer,
no admitiendo disidencias, ni siquiera pequeñas discrepancias que pudieran
cuestionar la línea oficial (este es el motivo por el que la mayoría de ellos insistieron
en que sus declaraciones se mantuvieran en el anonimato). Fue comentado el caso
de sujetos que fueron objeto de reprimendas y represalias profesionales, viendo
obstaculizada su promoción, por mantener posiciones divergentes17. Se da la
circunstancia de que uno de los propios entrevistados -técnico en plantilla-, de quien
se intuía que mantenía una relación no demasiado fluida con su superior jerárquico
(efectuó algunos comentarios muy negativos acerca de su capacidad profesional), al
cabo de poco tiempo abandonó la ONG en la que prestaba sus servicios y se enroló
en otra distinta.
Un comentario recurrente de uno de los informantes consistió en destacar que
sólo los miembros del Patronato de su ONG tenían potestades decisorias -
confirmando la impresión antes apuntada- y que, a su juicio, éstas sobrepasaban con
creces las que en teoría les debieran corresponder. Ni los trabajadores, ni mucho
menos los socios y colaboradores, tenían capacidad de influencia, ya que ni siquiera
existían los cauces apropiados para que pudieran expresarse sus opiniones. A su vez,
comentaba que en el seno de su organización existía una suerte de ‘clasismo’ que se
manifestaba en el hecho constatable de que sólo era posible llegar a promocionarse y
ocupar determinados cargos en el organigrama si se pertenecía a una esfera social
determinada: a su entender, “todos los dirigentes son hijos de la burguesía o, a lo
sumo, pertenecen a un círculo religioso extremadamente acotado”.
Otro informante, ratificando esta sensación de malestar, afirmó que el
ambiente de trabajo no era en modo alguno relajado, ya que en su caso particular
existían fuertes presiones que incluso le habían obligado a acudir a su puesto de
trabajo -ejercía funciones administrativas- hallándose enfermo. Añadió que a pesar de
que prestaba sus servicios en una ‘organización no lucrativa’, la política de personal
que llevaban a cabo era la propia de cualquier empresa, apostillando que a menudo
se prefería la fidelidad del personal a la competencia profesional.

17
Como es lógico suponer en organizaciones que no priman el afán de lucro y en las que, en
general, las retribuciones se sitúan de manera consciente por debajo de las del mercado
laboral, cabría entender la promoción más en términos profesionales que salariales.
Las ONG en España 249

En otro sentido, varios interlocutores achacaron a sus respectivas ONG un


exceso de desorganización, de improvisación o de falta de preparación y de
profesionalidad, que a veces puede conllevar que parte de la ayuda ofrecida sea
inapropiada o que no se produzca un control estricto en la ejecución de los proyectos
y en el destino de los recursos financieros. Uno de ellos criticó lo que considera un
excesivo gasto en la contratación de técnicos en relación al volumen de los recursos
canalizados como ayuda al desarrollo. La misma persona manifestó que a menudo se
transmite una visión demasiado idílica de la cooperación, cuando en realidad se
reproducen los mismos problemas organizativos y de índole laboral (se citan el
autoritarismo, la competitividad por ocupar determinados puestos, las envidias...) que
aparecen en otros sectores profesionales. La ambigüedad de la ‘cultura organizativa’
se manifestaría con toda su intensidad cuando se confronta el egoísmo de las
actitudes denunciadas con el altruísmo que supuestamente imprime carácter a la
cooperación (y que justificaría, en unos casos, el trabajo voluntario no remunerado o,
en otros, que los sueldos percibidos por los asalariados sean, en términos
comparativos, algo inferiores a los de otros ámbitos).
Por último, un informante reveló que aun cuando sobre el papel su ONG se
declaraba apolítica, en la práctica mantenía lazos estrechos con organizaciones y
personalidades políticas (tal cual otras ONG mantenían vínculos estrechos con
sectores de la Iglesia aun proclamándose laicas) y opinaba que algunos de sus
dirigentes incluso aspiraban a poder dar el salto a la política a medio plazo. Un
responsable de otra ONG reconoció sin rodeos que, en ocasiones, se había planteado
esta posibilidad, que no descartaba para el futuro.
Aun a pesar de la contundencia de las críticas, los citados informantes
admitieron abiertamente -y así también pudimos constatarlo- que la amplia mayoría
de los miembros -sean contratados o voluntarios- de sus respectivas ONG se
reconoce e identifica plenamente con ellas18. Hay incluso asalariados que prolongan
su jornada laboral o que destinan una parte de su tiempo libre para realizar
actividades no remuneradas. Nos fue relatado el caso extremo de dos de ellos que
donaban un porcentaje considerable de los emolumentos que percibían a su
organización.

18
Es justo reconocer que las críticas que aquí se reproducen por su valor intrínseco fueron
minoritarias. La amplia mayoría de nuestros interlocutores vertió opiniones favorables a las
organizaciones a las que pertenecían, valorando positivamente la labor que desempeñan y
mostrándose satisfechos con el trabajo que realizan.
250 Parte 2

Organigramas

Ayuda en Acción

Asamblea de Socios

Junta Directiva

Comité Ejecutivo

Dirección Proyectos Asia/África Secretaría Dirección Subdirección

Oficina de Catalunya Programas América Latina Contabilidad Administración

Financiación Oficial Comunicación Control Financiero

Socios Prensa

Publicidad Relaciones Externas

Voluntariado Recepción

La sede central española se localiza en Madrid. Existe una ‘oficina’ en Barcelona -la única en España- con
responsabilidades en Cataluña y las islas Baleares (el resto del territorio depende orgánicamente de la sede
madrileña). Los restantes grupos organizados deben reunirse en domicilios particulares.
Ayuda en Acción es parte de ActionAid Family y trabaja de forma coordinada con ActionAid (Reino Unido, Irlanda y
Grecia), Aide en Action (Francia) y Azione Aiuto (Italia). Desde España sólo se gestionan los proyectos que tienen por
destino América Latina. Desde el Reino Unido se gestionan los proyectos destinados a África y Asia, sobre los que
ejerce un control directo, a pesar de que también reciban financiación del resto de las organizaciones afiliadas.
Cooperacció

Asamblea de Socios

Director ACSUR-Las Segovias


Junta Directiva
Director revista Cooperacció

Áreas Grupos de Trabajo

Proyectos de Desarrollo Sensibilización y Grupos Territoriales Grupos Temáticos: Colombia,


en el Sur Comunicación (Alt Penedés, Badalona...) género, infancia-Brasil...

Dinamización Educación para


el Desarrollo

Comercio Justo Organización


y Recursos Propios

Administración

La estrecha relación con ACSUR-Las Segovias se pone de manifiesto en el hecho de que el Director de ésta forma
parte de la Junta Directiva de Cooperacció.
Las ONG en España 251

Intermón

Patronato

Dirección General

Adjunto Dirección General

Servicio de Estudios U. Rel. Institucionales

Coordinación Departamento de Departamento de Departamento de Departamento de


Territorial Comunicación y Educación Artesanía y Comercio Gestión Interna Proyectos

Coordinación Gabinete Servicio de Servicio de


Campañas de Prensa Unidad Unidad de Unidad Cofinanciación Recursos Técnicos
Barcelona Comercial Mantenimiento Informática de Proyectos
y Suministros

Servicio
de Redacción Unidad de Área de Área de
Coordinación Unidad de Coordinación
Madrid Distribución Recursos Humanos Administración
Regional de Emergencias Regional de
y Finanzas
América Latina Asia y África

Área de Área de Área Unidad


Valencia Comunicación Educación Base de Datos Administrativa
Área Área Área Área
M1 M2 F1 F2

(hasta 9 territorios más) Área Área Área Área


M3 M4 F3 F4

La sede central está ubicada en Barcelona, excepto el departamento de artesanía y comercio, ubicado en Valencia, y
la unidad de relaciones institucionales, en Madrid. De las sedes y comités territoriales dependen diferentes comités
locales, compuestos por personas voluntarias estables que se constituyen como equipo operativo (se prevé que en
2001 existan, como resultado de un proceso de expansión territorial, 30 comités locales).
252 Parte 2
Manos Unidas

Comité Rector Asamblea de Delegados 74 delegaciones territoriales

Comité Ejecutivo

Departamento Deparamento de Departamento de Departamento Departamento de


de Proyectos Educación para el Desarrollo Relación con las Delegaciones Económico-financiero Recursos Humanos

Proyectos Proyectos Cofinanciación Operaciones de Servicio Educativo (74 delegaciones Area de Área de
América Latina Asia y África Enalce territoriales) Socios Voluntarios

Comunicación Contabilidad Área de


Personal Contratado
Microproyectos Servicio de
Información Sanitaria
Documentación Administración

Servicio de
Tecnología Apropiada Relaciones Externas Gestión Financiera

El Comité Rector, que junto a la Asamblea de Delegados es el órgano de gobierno de Manos Unidas, está presidido
por el Obispo Consiliario de Acción Católica. El Comité Ejecutivo, respondable de ejecutar los acuerdos adoptados en
los órganos de gobierno, tiene su sede en Madrid.

Médicos Sin Fronteras

MSF-Francia, MSF-Bélgica, (19 oficinas


MSF-España MSF-Holanda, MSF-Suiza, delegadas)
MSF-Luxemburgo

Asamblea General

Junta Directiva

Delegaciones Dirección
Territoriales General

Del. Madrid Departamento de Departamento de Dto. de Admón. Departamento de


Comunicación Operaciones y Finanzas Recursos Humanos

Del. Valencia
Responsables de proyectos

Del. Bilbao
Servicio de logística

Servicio médico
Del. Málaga

Del. Oviedo

Las organizaciones nacionales se coordinan en una Oficina Internacional, de la que forman parte los presidentes y los
directores generales de las entidades asociadas, con sede en Bruselas (MSF-Grecia fue expulsada durante la guerra
de Kosovo al quebrar su independencia y actuar bajo bandera griega). En España, la sede central de MSF se ubica en
Barcelona. Está en discusión su constitución como fundación.
Las ONG en España 253

Medicus Mundi

Secretaría
MM International

MM España MM Bélgica (hasta 10 países más)

Secretaría
Fundación de la Federación

Asociación MM (hasta 16 asociaciones


de Catalunya federadas más)

Asamblea General

Junta Directiva

Secretaría Técnica

Consejo Ejecutivo Grupos de Trabajo

Proyectos Dirección

Farmacia Secretaría

Contabilidad

Comunicación

La Secretaría de la Federación Medicus Mundi tiene su sede en Madrid. Aunque Medicus Mundi-España es una
federación de asociaciones, por motivos operativos ha sido creada una Fundación orgánicamente dependiente.
254 Parte 2

SETEM

SETEM-Catalunya SETEM-Balears (hasta 6 oficinas territoriales más)

Asociación Fundación
Asamblea de socios Patronos

Junta Directiva Patronato

Consejo Directivo

Delegaciones y Comités Áreas Departamentos

Vocalías y de
Consejos Administración Comunicación Formación y Coordinación Campos de Voluntariado de Sensibilización Comercio Justo
Consejos de zona
zona Recursos Humanos Territorial Solidaridad larga duración y Política

Comités países Equipos Área


Territorial

Comités locales

Represent. locales

Zona
ZonaI:I:Barcelona-ciudad
Barcelona-ciudad

(hasta 5 zonas más)

Aunque SETEM actúa como una federación de asociaciones, existe por razones operativas una Fundación
orgánicamente dependiente.
Las ONG en España 255

4. El voluntariado

Aunque son muchas las definiciones posibles, en general se entiende por


‘trabajo voluntario’ el conjunto de actividades con contenido social (esto es, que no
redundan en beneficio propio, sino en el de otros) que, por decisión personal, libre y
motivada por principios de solidaridad y altruismo, realizan de manera desinteresada
(es decir, sin expectativas de remuneración19), y a costa de parte de su tiempo libre,
ciudadanos que se organizan a tal efecto.
Salinas Ramos (1997: 129) añade que “el voluntariado aparece como una
alternativa de participación de la comunidad”, “como una respuesta colectiva a la
cultura de la insolidaridad”, contribuyendo “al bienestar de la comunidad; a la calidad
de vida de los demás; a ayudar a modificar y erradicar las causas de la necesidad y
de la marginación social; a hacer próximos los problemas de la comunidad y, de forma
no burocrática, acercar los recursos necesarios para afrontar estos problemas y para
construir nuevas condiciones sociales en las que sea posible superarlos”. Indica que
“los destinatarios de esta ayuda pueden ser las personas individuales, los grupos o
toda la sociedad”.
Desde el punto de vista de los recursos humanos, se suele aceptar que el
voluntariado constituye un rasgo distintivo de las organizaciones no lucrativas20, hasta
el punto de que sin él -esto es, sin contar con la aportación de trabajo gratuito-

19
La gratuidad del trabajo es el factor que, en última instancia, establece la frontera que
separa la actividad del voluntario del trabajo social, que se estructura en una profesión.
20
Los voluntarios no sólo desarrollan su actividad en ONG, sino también en otros tipos de
organizaciones sin afán de lucro, tales como los organismos paraoficiales de carácter
multilateral (por ej., hay presencia de voluntarios en proyectos ejecutados o apoyados por la
FAO, la UNESCO, la OIT, el PNUD...).
256 Parte 2

muchas de dichas organizaciones no podrían sobrevivir o, al menos, verían


seriamente lastradas sus expectativas de crecimiento21.
Ello no impide que, por lo general, los recursos humanos de las ONG -como
los de cualquier otra organización no lucrativa- estén compuestos por una amplia
variedad de colectivos. Como se ha mencionado, junto a los voluntarios habitualmente
convive personal remunerado. Y la propia condición de voluntario es suficientemente
heterogénea tanto en lo que se refiere a las actuaciones que realiza como a las
modalidades de inserción en el marco organizativo: existen voluntarios que participan
en la mayor parte de las actividades de la entidad, otros esporádicos que colaboran
en actividades concretas, voluntarios que son miembros de los órganos directivos,
que pertenecen a otros estamentos, que desempeñan su tarea en las sedes de la
organización o que trabajan en el Tercer Mundo...22
El perfil del voluntario, por tanto, se define mejor por los rasgos subjetivos de
quienes asumen dicha condición que por las relaciones sociales que establecen o por
el marco en que se encuadran.

21
Este argumento no se contradice con el hecho de que la especialización de los servicios
haya obligado a que muchas entidades que nacieron como organizaciones de voluntarios
hayan acabado contando con un índice elevado de profesionalización.
22
Es preciso distinguir la figura del ‘voluntario’ de la del ‘cooperante’. El propio redactado de la
Ley 23/1998, de cooperación al desarrollo, se presta a la confusión. Mientras que el artículo 37
declara que “en la gestión o ejecución de programas y proyectos de cooperación para el
desarrollo a cargo de entidades públicas o privadas españolas podrán participar voluntarios
que ejecuten sus actividades a través de las mismas”, sin entrar a definir su identidad (se
aclara que será de aplicación supletoria la Ley 6/1996, del voluntariado, aun cuando en ésta
no existan referencias explícitas al ‘voluntariado en cooperación’), el artículo 38 enuncia de
modo vago que “son cooperantes quienes a una adecuada formación o titulación académica
oficial, unen una probada experiencia profesional y tienen encomendada la ejecución de un
determinado proyecto o programa en el marco de la cooperación para el desarrollo”. Por su
parte, la denominada Asociación Española de Cooperantes define al ‘cooperante’ como la
“persona mayor de 18 años que presta sus servicios en el ámbito de la cooperación, tanto si lo
hace a través de los programas de iniciativa oficial como si lo hace a través de programas
promovidos por ONGD o cualquier otra iniciativa pública o privada del ámbito de la
cooperación para el desarrollo”. Tal vez una definición algo menos ambigua se halla escrita en
la Recomendación de la UE, de 13 de junio de 1985, que precisa que los ‘cooperantes’ son
“personas enviadas a los países en vías de desarrollo por medio de ONGD reconocidas, en
condiciones de retribución similares a las condiciones locales para aportar una contribución
positiva al desarrollo de dichos países” (Pérez-Soba Díez del Corral, 1997: 117). A nuestro
modo de ver, mientras que un ‘cooperante’ es una persona que ha adquirido un compromiso
serio de trabajo a favor del Tercer Mundo y que, por tanto, realiza estancias prolongadas en
estos países -hay quien fija un mínimo de dos años-, a la vez que posee una cualificación
profesional adecuada para el puesto que va a ocupar, en cambio un ‘voluntario’ (destacado en
el exterior) es quien, sin poseer una cualificación específica, realiza estancias breves en algún
país del Tercer Mundo -por lo general, de unos pocos meses-, más con el objetivo de conocer
de cerca la realidad social del país de destino y de formarse que de ejercer un papel influyente
en algún programa de desarrollo.
Las ONG en España 257

El hecho de que, en principio, el voluntario no reciba una contraprestación por


su trabajo (se ha indicado que su labor es, por definición, desinteresada), tampoco
significa que éste no tenga un coste -que necesariamente debe ser asumido- para la
organización, cuanto menos en lo que se refiere al tiempo y a la dedicación que exige
el proceso de selección y, en especial, su formación y socialización.
En efecto, el voluntariado -tal como indican acertadamente Vernis et al. (1997:
116)- forma parte de un proceso de intercambio en el que el voluntario entrega a la
organización su ilusión y su capacidad de trabajo y ésta, a cambio, le proporciona
unos objetivos en los que trabajar, un equipo donde integrarse, unos instrumentos y
un reconocimiento. Desde esta perspectiva, tanto el voluntario como la organización
tendrían el derecho de exigir a la otra parte, aun cuando la relación entre ambos no
esté mediatizada por un contrato formal, el cumplimiento de un compromiso -de
colaboración voluntaria- asumido. El grado de dedicación, estabilidad, especialización
o responsabilidad del voluntario serían el resultado de dicho compromiso.
Sin embargo, no puede olvidarse que el voluntariado, más allá de la posición
institucional que mantenga y de su naturaleza (se trata de un recurso humano y de
trabajo, a pesar de las cualidades específicas que singularizan al voluntario como
persona y como recurso [Petrus, 1991: 23-4]), es también una forma de acción social -
por lo que aquí respecta, de ayuda al desarrollo- y, por tanto, un acto con contenido
moral, que reúne una fuerte dosis de generosidad y solidaridad.
A pesar de que el voluntariado, en un sentido amplio, no sea un fenómeno
reciente (sus antecedentes se remontan a la acción de algunas órdenes religiosas y,
en especial, de los misioneros), es indudable que en la actualidad ha adquirido, sobre
todo entre la juventud, un relativo interés y una vasta aceptación (lo que antaño era
una actividad privada de beneficiencia casi ha pasado a ser un compromiso social).
Aunque las organizaciones no tengan la obligación de contabilizar el trabajo gratuito y,
por consiguiente, sea difícil conocer la magnitud del voluntariado, los sondeos
apuntan a que su crecimiento ha ido paralelo a la extensión del movimiento
asociativo23. Petrus (op. cit.: 107), en su estudio comparativo publicado en 1991,
señala que en Gran Bretaña existen más de cinco millones de voluntarios trabajando

23
Aunque el desarrollo del voluntariado se ha notado -a pesar de los vaivenes- en todos los
países, lo cierto es que, en general, en el mundo anglosajón, en el que el Estado
históricamente ha tenido menor protagonismo en materia social, está más arraigado
-asumiendo a menudo formas ‘corporativas’- que en las sociedades latinas (Petrus, op. cit.:
44).
258 Parte 2

en los distintos ámbitos sociales; en Francia, más de cuatro millones, cuyas acciones
representan más de doscientos veinte millones de jornadas de trabajo24; en Italia, a su
vez, se contabilizan más de tres millones de voluntarios; y en la República Federal de
Alemania, ya en los años 70 un 4% de la población adulta trabajaba activamente en
organizaciones sociales.
En España se manifiesta la misma tendencia en cuanto a crecimiento del
voluntariado, a pesar de que la situación presente aún dista considerablemente de la
de nuestros vecinos europeos25. A falta de otras cifras fiables, es preciso referirse a
que la llamada Plataforma del Voluntariado, que agrupa a las principales
organizaciones de este sector, afirma contar con más de 350 mil voluntarios (De
Felipe y Rodríguez de Rivas, 1995: 84). Asimismo, las organizaciones que componen
la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo - España
(CONGDE) contarían con unos 10 mil voluntarios (que representan -como se ha
indicado anteriormente- el 78% del personal que presta servicio en ellas), a los que
cabría agregar otros pocos miles pertenecientes a otras ONG.
Por su parte, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) [1995], en una
encuesta acerca de los sistemas de valores de los españoles, señala que el interés
por lo asociativo en nuestro país, que se había iniciado en la transición política y había
quedado algo aletargado en los años 80 -como en el resto de Occidente- a causa de
la crisis de valores de la postmodernidad, adquiere un renovado impulso en los 90
(aun cuando las preferencias se inclinen hacia un tipo de organización con menor
dimensión sociopolítica), sobre todo entre la gente joven, entre quienes se constata un
potencial no despreciable de vocaciones de voluntariado: más de la mitad de ellos se
lo ha planteado en algún momento. Además, la citada encuesta refleja que un 39% de

24
Lipovetsky (1992: 141-2) escribe que, en 1989, el 18% de los franceses declaraba estar
dispuesto a colaborar como voluntario en una organización de ayuda al Tercer Mundo y un
12% a participar en acciones de desarrollo en un país del Tercer Mundo. Por otro lado, más de
ocho mil personas ofrecen anualmente sus servicios a Médecins Sans Frontières.
25
El número de organizaciones de voluntarios en España también es, en términos
comparativos, inferior al de la mayoría de los países de nuestro entorno. Basta observar que
mientras que en Francia existe una asociación por cada 101,6 habitantes, en cambio en
España (en la que, de acuerdo con las cifras del Registro Nacional de Asociaciones que
maneja Azúa [1996: 283-4], había en activo, en 1994, un total de 144.221 asociaciones, de las
que 10.841 serían de ámbito nacional, y unas 1.500 fundaciones) la relación es de 1:261,9
(proporción que, no obstante, es ligeramente superior a la de EE.UU.: 1:286,7). En cuanto a
las ONGD, según el Directorio de la OCDE, cuando en España existían 46 organizaciones
registradas (1990), en Francia había 289, en el Reino Unido 156, en Bélgica 171 y en Italia
139 (De Felipe y Rodríguez de Rivas, op. cit.: 84).
Las ONG en España 259

los jóvenes en una franja de edad comprendida entre los 15 y los 24 años pertenece
actualmente a alguna asociación (en especial a grupos deportivos y a sociedades
locales) y otro 24% ha pertenecido a ellas alguna vez (los porcentajes para la
población adulta serían respectivamente del 31% y del 19%)26.
Dichos resultados no acaban de coincidir con otras estimaciones referidas por
Casado (1992: 85). De acuerdo con ellas, el 11% de los españoles han realizado
actividades voluntarias en alguna organización de objeto social, con una media de 1,6
horas de dedicación. Según una encuesta realizada por FOESSA citada por este
último autor (op. cit.: 83), el 7,4% de las familias españolas contarían con algún
miembro que ejerce de voluntario (y un 18,1% de estas mismas familias contribuiría
económicamente a obras sociales con regularidad). Asimismo, y según el Consejo de
la Juventud de Barcelona, el 75% de los 325 mil jóvenes barceloneses habría formado
parte, en algún momento, de alguna asociación (El País, 23-4-1999).
Por otra parte, en relación a la ayuda al Tercer Mundo, Díaz-Salazar (1996: 31-
2), que reproduce los resultados de una encuesta de Demoscopia, advierte que a
pesar de que casi la mitad de la población española (el 46%, cuando la media en la
Unión Europea es del 40%) se muestra dispuesta a dedicar su tiempo en una acción
concreta y determinada a favor de éstos países (un 66% se declara dispuesta a dar
dinero), en cambio sólo el 18% se muestra decidida a participar en campañas
permanentes de solidaridad internacional. Esta predisposición a participar es, no
obstante, considerablemente superior al nivel real de pertenencia a ONGD, ya que en
1992 sólo el 5% de los españoles pertenecía a alguna.
Paralelamente, en términos económicos el peso del sector asociativo también
se manifestaría en el hecho de que la riqueza que genera supone el 0,59% del PIB,
proporcionando casi cien mil puestos de trabajo, que representan el 1,41% de la
población activa ocupada en el sector terciario (Azúa, 1996: 287-8), aun cuando otras
fuentes elevan considerablemente los porcentajes (El País, 4-11-1998).
No obstante, el supuesto auge del voluntariado -aunque quizás sería preferible
hablar del asociacionismo- tampoco es en sí mismo casual y cabe contextualizarlo en
el controvertido marco de la crisis de legitimidad que surge con el desmantelamiento

26
Según otra encuesta del Ministerio de Asuntos Sociales (1995: 101), un 32% de los jóvenes
habría colaborado a lo largo del año, esporádica o asiduamente, con organizaciones sin ánimo
de lucro con fines sociales. Por su parte, Pérez-Soba Díez del Corral (1997: 112) cita otras
fuentes que reducen el porcentaje de participación, situándolo en el 22% o incluso en el 12%,
aunque éstas coinciden en señalar que una mayoría de ellos (alrededor del 54%) estaría
dispuesta a pertenecer a alguna.
260 Parte 2

del Estado. El propio sistema, a la vez que promueve el individualismo, reitera el


mensaje de que la sociedad civil -y ya no los poderes públicos- debe
responsabilizarse de atender a los necesitados, reservando a los voluntarios un papel
subsidiario que -como apunta Ferrand-Bechmann (1995: 7-31)- está llamado a
despertar recelos y sospechas. Así, por ejemplo, de la exposición de motivos de la
Ley 6/1996, de 15 de enero, del voluntariado, que enuncia que los ciudadanos
“reclaman un papel cada vez más activo en la solución de los problemas que les
afectan”, se deduce que es intrínsecamente positivo que éstos opten por ayudar y
ofrecerse a los demás, a los pobres, a los desvalidos, a los mayores..., no ya a los del
Tercer Mundo, sino también a cuantos viven en nuestra sociedad. Compartiendo la
misma idea, la Generalitat de Cataluña, como otras tantas instituciones públicas, se
ha implicado impulsando la creación del Institut Català del Voluntariat (INCAVOL), que
apuesta decididamente por la formación de voluntarios a través del llamado ‘Pla de
formació del voluntariat de Catalunya’, que incluye más de 60 cursos distintos.
Asimismo, y también a título de ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona, además de
organizar anualmente una muestra de asociaciones de voluntarios, inserta con
regularidad publicidad en los periódicos en la que se anima a las ciudadanos a
colaborar con ellas. Reza uno de ellos:

HAZTE VOLUNTARIO/A ASOCIATIVO/A


No esperes a que te construyan una vida personal y común mejor: opta por
potenciarla tú mismo/a, implicándote como voluntario/a en equipos de
asociaciones ecológicas, sociales, culturales, educativas... Hay 3.500!
COLABORA COMO SOCIO/A
Si no tienes tiempo para regalar, opta por dar apoyo económico a las
asociaciones que te parezcan más actuales, más útiles para la vida de calidad
que quieres para ti y para todos. Hazlo con generosidad. Te gustará!27

La propia publicidad que aparece en el primer número de una revista cuya


cabecera lleva el revelador título de Voluntarios (de los diecisiete anunciantes, siete
son bancos que ofrecen créditos al consumo e hipotecas; también hay propaganda de
otras grandes empresas nacionales, de revistas de negocios y de viajes) da una idea
clara de lo que subyace en el trasfondo. En efecto, el voluntariado -y con él el
asociacionismo en general- no sólo corre el riesgo nada desdeñable de manipulación

27
Traducción del catalán del anuncio del Ayuntamiento de Barcelona publicado en El País (17-
9-1999).
Las ONG en España 261

al quedar integrado en el sistema -tal como se ha venido recalcando- bajo la forma de


asistencialismo privado, que ofrece servicios que deberían corresponder a los Estados
y que los ciudadanos debieran tener como derechos, sino también el de diluirse -y ya
se ha insistido en ello- en una forma más de consumo.

El voluntariado como opción ética

No puede negarse -y así ha sido señalado con anterioridad- que el


voluntariado es, a pesar de todo y por encima de otras consideraciones, una actitud
con contenido moral, que se caracteriza por su carga de generosidad y solidaridad. En
efecto, sean cuales sean las razones profundas que impulsan al voluntario, y aun
cuando éste pueda ser utilizado por el sistema, es indudable que internamente está
convencido de actuar por altruismo, por compasión, por generosidad... Como señala
Moratalla (1997: 53), “[l]a acción voluntaria no es el resultado de un simple cálculo de
preferencias ajustadas a un querer personal de naturaleza psicológica, sino fruto de
un querer propiamente moral que siempre tiene presente el horizonte de una sociedad
justa”. En este sentido, participar en un proyecto de desarrollo, ayudar a un
necesitado, se constituyen en ‘momentos de afirmación moral’.
Lo que llamamos actuaciones voluntarias, por tanto, tienen un sentido que se
extiende más allá del carácter de la propia acción porque se realizan con una finalidad
y porque no pueden desprenderse de la intencionalidad con que los agentes las
realizan. Como aclara el propio Moratalla (op. cit.: 55), las prácticas del voluntariado
no son meramente actos de voluntarismo, sino que deben identificarse como opciones
de la voluntad de las que se apropian los agentes (que, así, a la condición de ‘actores
solidarios’ añaden la de ‘autores solidarios’), convirtiéndolas en compromisos
personales.
Aunque el compromiso implica que una experiencia individual devenga
necesariamente experiencia compartida, sin embargo ya nos hemos referido a que no
conlleva en sí mismo, en cuanto que dicho compromiso no es socializado, una
renuncia radical al individualismo, sino que, por el contrario, se convierte en una de
262 Parte 2

sus manifestaciones ejemplares. En efecto, aunque el compromiso voluntario parezca


marchar a contracorriente al reclamar valores como la ayuda mutua, la dedicación al
prójimo, la gratuidad..., en realidad sólo es concebible bajo los parámetros de la lógica
individualista que domina nuestra cultura occidental.
La ética del voluntariado carece de obligaciones y no está sujeta a sanciones
(para Lipovetsky [1992] no es una moral religiosa que exija sacrificios, ni siquiera una
moral laica que secularice el deber): lo que verdaderamente importa no es la
obligación, sino el deseo de actuar. Ausente el imperativo del deber, la solidaridad, la
compasión y la voluntad de ayudar a los semejantes quedan asociados a la búsqueda
de uno mismo, a la promoción del ego, hasta el punto de que la acción voluntaria
deviene “terapéutica e identificadora” (Moratalla, 1997: 83). Aparentemente no sólo no
existe incongruencia ni contradicción alguna entre la virtud (que lleva a dirigir la
mirada hacia los más necesitados) y el interés (que lleva a defender una situación
personal de privilegio), sino que ambos pueden llegar a ser vistos como fines
perfectamente compatibles28.

Perfil del voluntariado

De los trabajos de Díaz-Salazar (1996), de Pérez-Soba Díez del Corral (1997)


y de la referida encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (1995) se
desprende que existe una parte de la población -principalmente jóvenes, pero también
gente de otras edades- que, en mayor o menor medida, está comprometida
socialmente y que, a pesar de la falta de formación y de las carencias de las propias
organizaciones a la hora de canalizar la participación, desarrolla actividades
solidarias, que se materializan y expresan en movimientos que discurren fuera del
ámbito de lo político y de las organizaciones políticas. Sin lugar a dudas, los
profundos cambios producidos en las últimas décadas en la esfera social, que han

28
Aunque el agente voluntario pueda defender, en su vida particular, intereses personales,
desde un punto de vista moral es valorado positivamente debido a que posee otros intereses
-que se juzgan de altruistas- que escapan del ámbito privado.
Las ONG en España 263

obrado transformaciones en la mentalidad de las gentes, han repercutido en el modo


de entender el compromiso. En tal sentido, pudiéramos convenir que los rasgos
distintivos que en la actualidad mejor definen a la acción voluntaria, desprovista de los
elementos caritativos de la beneficiencia y del activismo político pretéritos, son -según
el punto de vista de Moratalla (1997: 90-1), con el que coincidimos pese a su
esquematismo- los siguientes:
1. Privatización del compromiso. El compromiso que se adopta con el prójimo
es el resultado de una elección privada, cuyas razones han de buscarse en
factores no ajenos a la propia vida privada del sujeto que se compromete
(con el consiguiente peligro de psicologización de lo social). Se restringe al
ámbito de la propia relación y no obliga a ninguna de las partes a compartir
un proyecto de vida pública. El voluntario no ayuda a los demás para una
finalidad distinta a la de la ayuda misma: puesto que no busca el
agradecimiento, ni el reconocimiento social, ni provecho alguno -cuando
más la autorealización personal-, se considera que dicha ayuda es
auténtica.
2. Asociacionismo afectivo. Este compromiso privado y desideologizado se
canaliza a través de un tipo de asociacionismo de nuevo cuño poco rígido -
sin obligaciones de afiliación y militancia- y extremadamente puntual, que se
revela ante circunstancias específicas y que se organiza, en general, en
torno a grupos de tamaño reducido, basados en la confianza mutua, que
actúan en primera persona, sacando a sus interlocutores del anonimato y
dirigiéndose a ellos de tú a tú.
3. La lógica de lo urgente. La desideologización del compromiso conlleva situar
los problemas en una dimensión ahistórica. Poco importa su raíz o sus
orígenes, sólo interesa solucionar sus manifestaciones externas más
evidentes de modo inmediato, sin exigir responsabilidades ni culpar a nadie.

Aunque la mayor parte de las personas que dedica su tiempo a actividades


voluntarias declare actuar en nombre de los grandes ideales humanistas -y no hay
razones para dudar de que, en su fuero interno, ello sea cierto-, Lipovetsky (1992:
144) piensa que, más allá del referente moral, existen otras motivaciones poderosas
que influyen en el voluntario y que, a su entender, quedarían resumidas en lo que
264 Parte 2

califica como el ‘placer de encontrar al otro’, en la necesidad de ‘ocupación del tiempo


libre’ y, por qué no, en el ‘deseo de valorización social’. Para dicho autor, no puede
olvidarse que en una sociedad como la nuestra, que disuelve las redes de solidaridad
históricas y destruye los lazos de sociabilidad, el voluntariado constituye una
respuesta individual a una necesidad connatural de participación e integración en una
comunidad, funcionando como instrumento de identificación y de valorización personal
y social. Además, el servicio voluntario permite mantenerse activo, sentirse útil, llenar
un tiempo vacío o un vacío existencial.
Por otro lado, otros autores -citados en Martínez Sánchez (1998: 46-7)-,
basándose en estudios empíricos, resaltan el factor ideológico y el elemento religioso
como motores del voluntariado. A juicio de éstos, este componente se manifestaría de
modo patente en el hecho de que las organizaciones de voluntarios, lejos de ser
entidades que se limitan a prestar servicios sociales, desean transmitir sus valores y
creencias -que, como se ha visto, son utilizados para definir la ‘misión’ de la
organización- a los sectores sociales a los que se dirigen.
Sin embargo, en relación a esta última apreciación, cabe señalar que aun
cuando sea cierto que un buen número de voluntarios -acaso pudiera hablarse de la
inmensa mayoría- posea unas firmes creencias -sean cuales sean- y que una parte
nada desdeñable de ellos se relacione con sectores de la Iglesia o pueda
considerarse heredera del naufragio de la antigua izquierda revolucionaria, no por ello
debe quedar desautorizado el anterior enfoque sociopsicológico, propuesto por
Lipovetsky, fundamentado en la experiencia personal de los agentes.
Las observaciones practicadas en nuestro trabajo de campo nos llevan a
pensar que no influye una única causa en la decisión de dedicarse al voluntariado,
sino que se reúnen diversas circunstancias y, en cualquier caso, cada voluntario tiene
sus motivos particulares. En tal sentido, a través de los contactos mantenidos y de las
entrevistas realizadas pudimos constatar una serie de factores múltiples que se
repetían en innumerables ocasiones. Sin pretender extraer conclusiones precipitadas
debido a que no se ha podido acceder a una muestra lo suficientemente significativa,
los citados factores serían los siguientes: una arraigada ideología política
marcadamente progresista o creencias religiosas o humanistas profundas -unas no
excluyen a las otras-, unidas a una cierta insatisfacción personal (un responsable de
una ONG entrevistado reconoció que entre los voluntarios de su organización había
diversos casos de lo que pudiera contemplarse como ‘fracaso social’), un cierto
espíritu aventurero -en especial entre quienes cooperan en el Tercer Mundo- y, a
Las ONG en España 265

menudo -sobre todo entre los más jóvenes- una condición laboral precaria o falta de
empleo29.
No obstante, y puesto que la existencia de problemas sociales, así como la
insatisfacción personal, no necesariamente deben convertirse en acicates para
movilizar al voluntario (el descontento pudiera manifestarse bajo muchas otras
formas), no hay que descartar como factor dinamizador la propia capacidad de
atracción y movilización que, mediante políticas activas o de modo espontáneo,
desarrollan las ONG -pese a que distan mucho de haber llegado a adaptar los cauces
de participación a las exigencias de quienes desean participar30-, sin olvidar el hecho
contrastado -y comentado- de que desde el mismo sistema se han fomentado las
vocaciones.

29
Debido a que cada voluntario o cooperante tiene sus propias razones para serlo, resulta
extremadamente difícil establecer tipologías. Moratalla (1997: 266-8), sin embargo, reúne una
serie de fisonomías, en exceso estereotipadas, de las que se sirve para clasificar a quienes se
dedican a la cooperación para el desarrollo en el exterior. Son las siguientes: 1. El ‘africano’.
Designa al cooperante que se muestra completamente identificado con la cultura de la
sociedad en que interactúa, sea de África, Asia o Latinoamérica. Su contrastada experiencia lo
ha convertido en un interlocutor inestimable para la población autóctona. 2. El experto
bondadoso. Deseoso de expiar las culpas etnocentristas de los colonizadores y de los
misioneros, muestra una imagen en extremo dialogante. 3. El ‘misionero’. Trabaja junto a los
religiosos y comparte su ética y sus formas de vida. 4. El ‘sesentayochista’ reciclado. Aún
comparte los ideales revolucionarios de su juventud y aspira a llevar a cabo profundas
transformaciones sociales por otros medios. 5. El profesional. Experto que hace valer en
exclusiva sus competencias técnicas, sin inmiscuirse en otro tipo de problemas. 6. El
neovoluntario. Entiende la ayuda que presta como un desarrollo de su propia personalidad y
se muestra deseoso de enriquecerse con nuevas experiencias y conocimientos. 7. El
emigrante accidental (o, utilizando el apelativo de Chambers [1983: 26-30], ‘turista en
desarrollo rural’). No llega a integrarse en un medio que percibe como hostil, a pesar de que
intenta aprovechar las ventajas climáticas, turísticas o económicas que se le proporcionan.
30
Continúa siendo frecuente oír a jóvenes que declaran ignorar las vías que existen para
participar en cooperación. Tal vez para reparar esta carencia, la ONG Solidarios para el
Desarrollo, en su publicidad, pregunta abiertamente en titulares: “¿Quieres ser voluntario? ¿No
sabes dónde acudir?” (véase la figura 1 en el ‘Apéndice documental’), para concluir -en otro
anuncio- que “con sólo 3 horas a la semana... tú también puedes ser voluntario”.
266 Parte 2

La organización del voluntariado de las ONGD31

Ayuda en Acción

Ayuda en Acción es una de las ONGD españolas que más activamente


promueve el voluntariado. Manifiesta contar con más de 1.600 voluntarios que
colaboran de una u otra forma con la entidad -entre los que se incluyen los miembros
de la junta directiva, que no perciben remuneraciones-32, organizados en 90 ‘grupos
de voluntariado’ locales33 que realizan actividades en materia de recaudación (el 45%
del total), sensibilización (35%) y divulgación (20%) (Memoria, 1996: 21 y Memoria,
1998: 36)
Para Ayuda en Acción “la acción voluntaria sólo tiene cualidad ética cuando es
la opción libre de un sujeto en el interior de una triple espiral: la estima de uno mismo,
la solidaridad con los otros34 y el compromiso por la sociedad más justa”. En
consecuencia, “los voluntarios de una ONG de desarrollo deben ser personas que, de
forma desinteresada, colaboren con la organización a la que pertenecen en sus
objetivos de trabajo” (Boletín, 42: 12). En 1998 se elaboró la ‘Carta del voluntariado’
que, según marca la ley, regula la incorporación y vinculación de los voluntarios con la
organización.

31
En este apartado se describe la situación del voluntariado en aquellas ONGD que, tal como
se ha indicado, han sido estudiadas con mayor detenimiento, haciendo hincapié en sus
singularidades y rasgos distintivos.
32
En nuestro país sólo es remunerado el personal de plantilla dedicado a ejercer funciones
ejecutivas y administrativas (71 personas, según datos de la CONGDE [1999a]). Por otro lado,
la figura del cooperante exterior, definida en los términos antes referidos, es, salvo casos
aislados, inexistente, puesto que quienes trabajan en los proyectos que se impulsan en el
extranjero son asalariados (cuadros técnicos locales conocedores de la realidad e idiosincracia
de la zona) que, en número de 189 (CONGDE, ibíd), residen en el país en que se desarrollan.
33
La existencia de estos grupos de voluntarios locales, que muchas veces se reúnen en
domicilios privados, adquiere una enorme importancia debido a que -tal como reconoce la
entidad- permite que la infraestructura de la organización sea la mínima imprescindible y que
los gastos dedicados a personal sean también muy reducidos. En Cataluña y Baleares Ayuda
en Acción cuenta con más de 200 voluntarios, distribuidos en 17 grupos extendidos por buena
parte de la geografía
34
El hecho de que no exista la figura del cooperante exterior supone la que la solidaridad se
dirija hacia unos ‘otros’ a quienes posiblemente nunca será factible conocer directamente.
Las ONG en España 267

Los voluntarios -y, en especial, los de nuevo ingreso- se ocupan


preferentemente de las tareas de recaudación e imagen -tales como participación en
stands, en ferias..., difusión de las actuaciones, promoción del ‘apadrinamiento’...-,
que son las actividades que requieren más presencia de personal. Accesoriamente,
también colaboran realizando labores administrativas: ofimática, traducción y
documentación, edición de los boletines asociativos, etc. Los grupos de voluntariado
también contactan con los socios de la organización de su zona a fin de solicitar su
colaboración para acciones concretas.
En uno de sus publicaciones se escribe lo siguiente:

[Los voluntarios] juegan un papel determinante en la difusión del nombre de


nuestra ONGD y en presentarla a sus colaboradores como una organización
cercana, que forma parte de su realidad cotidiana a través de actividades de
calle, de publicaciones en medios de comunicación, inserciones gratuitas de
publicidad... Por otra parte, apoyan el cumplimiento de los objetivos
económicos de Ayuda en Acción tanto a través de la recaudación directa de
sus actividades, de la difusión del apadrinamiento como método de
colaboración, la concesión de donativos y patrocinios de empresas locales,
hasta la presentación de proyectos a los organismos oficiales de sus
comunidades para su financiación. (...) En resumen, suponen la voz cercana y
las manos de Ayuda en Acción en España, la posibilidad de estar presentes en
multitud de localidades y de lanzar nuestro mensaje solidario. Su motivación es
un fuerte componente de ilusión y confianza en la organización como medio de
apoyar el desarrollo de las comunidades del Tercer Mundo y de luchar contra
las desigualdades (Boletín, 48: 25).

Para poder actuar como voluntario es preciso que los candidatos acudan a
unos cursillos de formación, que habitualmente se imparten en dos sesiones, que se
organizan periódicamente en las sedes de Madrid y Barcelona.
Los voluntarios de Ayuda en Acción deben trabajar en equipo, coordinando sus
acciones y asumiendo las responsabilidades que les corresponde; a la vez se les
requiere que “[potencien] al máximo su creatividad a la hora de poner en marcha sus
actividades para que éstas estén llenas de originalidad y se consiga el ahorro de
costes y [sirvan], de este modo, consecuentemente, para satisfacer la finalidad de la
organización de transmitir la mayor parte de los recursos a los proyectos” (Boletín, 42:
12).
Ayuda en Acción cuenta específicamente con un departamento de voluntariado
cuya misión es la de coordinar el trabajo de los grupos de voluntarios constituidos,
268 Parte 2

establecer canales de comunicación con todos ellos, darles apoyo y motivarlos en el


ejercicio de sus actividades. Con el fin de compartir experiencias y de formarlos y
capacitarlos, anualmente organiza un ‘encuentro nacional de voluntarios’ (y, en
Cataluña, una ‘trobada de voluntariat’). Asimismo, dispone de un consejo asesor
compuesto por voluntarios de las diferentes comunidades autónomas, a través del
que se institucionaliza la participación activa de este colectivo con la organización,
que actúa como órgano consultivo.

Cooperacció

Aunque Cooperacció cuente con voluntarios que se dedican a labores de


sensibilización, educación para el desarrollo, ‘comercio justo’..., agrupándose en
‘grupos territoriales’ (que, en número de 12, actúan en diversos pueblos y ciudades de
Cataluña) y, según sus inquietudes, en ‘grupos temáticos’ o ‘sectoriales’ (‘Colombia’,
‘Género’, ‘Infancia-Brasil’ y ‘República Dominicana’), y que a su vez ejercen tareas
administrativas y organizativas, sin embargo lo que en principio singulariza en temas
de voluntariado a esta ONG -como a SETEM- y nos induce a reflejarlo en estas
páginas son las llamadas ‘estancias solidarias’ (‘estades solidàries’) en países de
América Central, que preparan conjuntamente con la agencia de viajes ‘Thalassa’.
Dichas ‘estancias solidarias’, que se realizan durante el mes de agosto, constituyen
para Cooperacció “una posibilidad de convivir con la gente del país; conocer otra
realidad; contactar con las ONGs contrapartes con las que desarrollan proyectos de
cooperación, en comunidades rurales y urbanas, viviendo y compartiendo su realidad;
intercambiar experiencias (profesionales, formativas, humanas, etc...) entre los
hombres y mujeres del Norte y del Sur; y divulgar la realidad del Sur en el Norte” )
(Publicidad). Para participar es preciso asistir previamente a un curso de formación.
Los ‘voluntarios’, que se reúnen en grupos constituidos por un máximo de diez
personas, deben hacerse cargo de los gastos de viaje y de la manutención. Se alojan
en familias o locales comunitarios.
No obstante, aunque quienes participan en estas actividades lo hacen
voluntariamente, es difícil que puedan ser encasillados propiamente como
‘voluntarios’. En realidad, Cooperacció no utiliza dicho nombre para referirse a estas
personas. Aunque no hay porque dudar de que sus motivaciones sean
verdaderamente altruistas, es innegable que aquéllas, en general escasamente
Las ONG en España 269

preparadas, reciben más de lo que pueden ofrecer: la supuesta ayuda que prestan, en
lugar de beneficiar a las comunidades receptoras, contribuye sobre todo al
enriquecimiento de uno mismo con nuevas experiencias y al desarrollo de la propia
personalidad. Acaso su mayor aportación al bienestar de los pueblos del Tercer
Mundo se produzca a posteriori a través de la divulgación de los problemas de las
sociedades que han podido conocer, coadyuvando a crear una conciencia social en
nuestro país (de hecho, una parte considerable de quienes han participado en las
‘estancias solidarias’ continúa colaborando con Cooperacció).
De cualquier manera, este tipo de ‘voluntario’ en propiedad merece, más que
cualquier otro, la calificación -reseñada por Chambers (1983: 26-30)- de ‘turista en
desarrollo’ o, aún mejor, la de ‘turista solidario’.

Intermón

Por su tamaño y presencia pública, Intermón es una de las ONG españolas a


la que acuden más voluntarios. Dice contar con unos 430 (se trata de personal no
remunerado estable), de los que 55 trabajarían en la sede central de Barcelona y 375
en las delegaciones, que constituyen aproximadamente el 75% de su equipo operativo
(CONGDE, 1999a). A éstos deberían sumarse unos cientos más que colaborarían
esporádicamente en tareas específicas. No posee voluntarios en el extranjero, ya que
para la realización de sus proyectos, que por lo general son ejecutados por
contrapartes locales, contratan a personal nativo. Tampoco cuenta en su organigrama
con un departamento particular para la coordinación de los voluntarios, ya que éstos
se integran en la estructura de la organización (en las sedes, en los comités
territoriales y en los locales), desempeñando su cometido en áreas y tareas concretas.
A pesar de que que Intermón haga gala de su profesionalidad y aun cuando su
publicidad incida prioritariamente en la captación de donaciones, buscando con el
lema “juntos podemos hacer un mundo más justo” nuevos socios-colaboradores que
las aseguren con regularidad, no es menos cierto esporádicamente ha reclamado
voluntarios para la realización de algunas campañas, con leyendas como la siguiente:

Colabora: Hazte voluntario de nuestra campaña. Nos ayudarás a conseguir un


futuro mejor para las poblaciones del África subsahariana. Ponte en contacto
con cualquiera de nuestras sedes (...) (Publicidad)
270 Parte 2

I. Carreras, director general de Intermón, declaraba en una entrevista fechada


en 1996 que a la gente que desea colaborar con la organización habitualmente se le
ofrece hacerlo en los programas de sensibilización y de educación que se realizan en
España, en campañas específicas, en sus tiendas de ‘comercio justo’, o en los
departamentos en labores de apoyo técnico o económico. Proseguía con estas
palabras:

Quienes quieren colaborar con Intermón deben ponerse en contacto con


nuestras sedes. Allí siempre hay una persona responsable de acogida de
voluntarios, que les hace una entrevista y relaciona sus capacidades con las
necesidades de la institución. Los voluntarios pueden ser personas con mucha
experiencia profesional o que carecen de ella; ello está en función del tipo de
labor. Los hay que requieren poca dedicación y otros que piden mucha más.
Creo que el perfil puede ser bastante variado y diverso, e Intermón está
interesado en recibir la aportación de cualquier persona que tenga deseos de
colaborar y dedicarle un mínimo de tiempo (Funció Pública, s/n: 22).

Manos Unidas

Manos Unidas manifiesta contar con más de 15.000 voluntarios -cifra que la
situaría, de manera destacada, a la cabeza de las ONGD españolas-, de los que 290
prestarían sus servicios en la sede central de Madrid y el resto en las delegaciones
territoriales (CONGDE, 1999a). A pesar de que esta cifra se nos antoje algo
exagerada, ya se ha aclarado que Manos Unidas, como entidad vinculada a la Iglesia
católica, es capaz de atraer a su seno a un número considerable de fieles que asisten
a los servicios religiosos.
Esta capacidad de influir poderosamente en un determinado segmento social
resolvería la paradoja de que la primera ONGD española en número de voluntarios no
lleve a cabo políticas activas con el ánimo de captarlos. En efecto, sus campañas
publicitarias, en las que se repiten lemas como “depende de ti” o “tú lo haces posible”,
van destinadas a conseguir donativos o socios-colaboradores que contribuyan
regularmente con sus cuotas, pero en cambio no buscan de manera explícita y
patente -al no tener necesidad- aportaciones en forma de trabajo voluntario.
Los voluntarios que se incorporan a la organización realizan, principalmente,
cuestaciones y tareas auxiliares -por su condición, es de suponer que, en general, el
voluntario de Manos Unidas sea una persona poco preparada, pero muy entregada-,
Las ONG en España 271

aunque también algunos se encargan de prestar apoyo técnico a los proyectos o de


otras labores especializadas que requieren conocimientos específicos. Su trabajo lo
coordina el departanento de recursos humanos a través de un área constituida para
este fin, a pesar de que, dadas las dimensiones, sean las delegaciones territoriales
las que, en última instancia, asuman este papel.

Médicos Sin Fronteras

Para Médicos Sin Fronteras la oposición que se plantea entre la figura del
‘voluntario’ y la del ‘profesional’ es artificial y, en cualquier caso, carece de sentido en
el marco de su organización. En efecto, a pesar de que Médicos Sin Fronteras cuente
en la oficina central de Barcelona y en las delegaciones españolas con voluntarios
(personal no remunerado estable) en sentido estricto (45 y 30 personas
respectivamente [CONGDE, 1999a]), que colaboran con la plantilla de contratados (64
personas) en las tareas administrativas y en la supervisión de los proyectos, de hecho
los sanitarios y técnicos nacionales que ejercen en el extranjero (aproximadamente un
centenar35), aún sin dejar de ser de uno u otro modo voluntarios, también serían
profesionales, ya que reciben una remuneración (unas 200.000 pesetas mensuales)
por su trabajo. En una conversación mantenida con la que era vicepresidente de
Médicos Sin Fronteras, ésta precisaba que la condición de voluntarios de los
cooperantes era indiscutible, ya que pese a trabajar en unas condiciones muy
precarias -incluso a veces arriesgando su seguridad física- aceptaban cobrar unos
salarios relativamente inferiores a los del mercado36.
Nuestra interlocutora nos reveló que, en general, el ‘voluntario-profesional’ de
Médicos Sin Fronteras está fuertemente comprometido y tiene una elevada

35
En la ejecución de los proyectos, junto a los cooperantes españoles y de otras
nacionalidades, trabaja personal local contratado, en número aproximado de 550 (CONGDE,
op. cit.).
36
Cuando se preguntó a nuestra interlocutora si no podía suponer una contradicción el hecho
de que el nivel de vida del cooperante, pese a la limitación de los ingresos que perciben, fuera
muy superior al de la población a la que asiste (como ejemplo extremo le fue comentado el
caso, que nos había sido relatado, de un cooperante destacado en Kenia a quien fue regalada
una botella de champaña francesa por su aniversario), contestó que se debía tener en cuenta
que su situación era transitoria y que, como tarde o temprano debía retornar a su país de
origen, se le debían proporcionar medios económicos suficientes para garantizar el regreso.
Aún así, comentó que algunas actitudes deberían reprobarse y que ella misma, en
circunstancias singulares, se había visto obligada a expulsar a algún miembro.
272 Parte 2

consciencia social, aunque reconoció que, a semejanza de lo que acontece con otras
ONG, también se ofrecen personas con problemas de adaptación que buscan hallar
un sentido a sus vidas, a los que se procura ayudar integrándolas en algún proyecto.
El ‘voluntario-profesional’ que actúa en un proyecto que se desarrolla en el
exterior debe comprometerse por un periodo mínimo de seis a doce meses. No es
indispensable ser experto en medicina tropical o en salud pública y comunitaria para
trabajar en ciertos proyectos, aunque se considera siempre un valor adicional en un
proceso de selección, que se realiza desde el departamento de recursos humanos, en
el que se valoran aptitudes y competencias. Puesto que se reconoce que la formación
preceptiva recibida por el personal sanitario es claramente insuficiente para actuar en
países con pocos recursos o en zonas en conflicto, la propia ONG se encarga de
instruirlo, impartiendo no sólo conocimientos técnicos específicos, sino también
organizativos. Así, como aclara Pérez (2000) -a la sazón director de formación en
España-, se invita a los voluntarios, antes de que marchen, a un curso en el que,
aparte de presentar la organización, se explican las condiciones de vida y de trabajo
en el terreno y se les informa de los protocolos y recursos utilizados en sus proyectos.
A medida que estas personas adquieren experiencia y responsabilidad, esta primera
formación se va completando con otros cursos especializados en gestión de proyectos
de emergencia, nutrición, vacunación, epidemiología, cirugía de guerra, saneamiento,
mecánica, capacitación, dirección y administración... Estos cursos suelen ser cortos
debido a la necesidad de no demorar la incorporación de los participantes en los
proyectos. En ocasiones, se ayuda financieramente al personal experimentado para
que realice cursos externos que tengan un interés estratégico para la organización
(salud pública, acción humanitaria, economía de la salud...).
Aunque las actividades específicas de los puestos dependen del tipo de
proyecto, por lo general se precisa el concurso de médicos, enfermeros y matronas,
logistas, administradores financieros y, de un modo menos sistemático, cirujanos,
anestesistas, epidemiólogos, técnicos de laboratorio, etc. El trabajo se realiza en
equipo (es imprescindible el conocimiento de algunos de los idiomas de mayor
difusión internacional).
Médicos Sin Fronteras, como otras muchas ONG, reclama exclusivamente en
su publicidad que la gente apoye la labor humanitaria que realizan a través de
donaciones económicas (sean aportaciones puntuales o las regulares de los ‘socios-
colaboradores’), desdeñando solicitar la incorporación de voluntarios.
Las ONG en España 273

Medicus Mundi

Medicus Mundi es una de las ONG españolas que en teoría más importancia
da al voluntariado, hasta el punto -como nos manifiestó su jefe de comunicación en
Cataluña- de que en sí misma se considera básicamente como una organización de
voluntarios, que prefiere potenciar esta condición -que se contempla como algo
intrínsecamente positivo- a admitir abiertamente la profesionalización, aun a costa de
impedir un mayor crecimiento de la entidad. “Voluntarios, un paso adelante en nuestra
trayectoria” -reza uno de sus lemas.
Para Medicus Mundi, los voluntarios deben plantearse como objetivo
“contribuir a la sensibilización de los jóvenes hacia los problemas que padece el
Tercer Mundo; difundir los proyectos y acciones [de MM] en nuestro país para
concienciar a la mayor parte de la población (...); [y] contribuir a potenciar el
compromiso solidario personal, indispensable para el progreso de los pueblos”
(Circular interna).
No obstante, en su seno coexisten los voluntarios con los profesionales. Según
datos de la CONGDE (1999a), Medicus Mundi cuenta en España con 445 voluntarios,
15 en la oficina central y el resto en las delegaciones territoriales, y con 57
asalariados. En Cataluña, por su parte, poseen 137 voluntarios (50 en Barcelona -
aunque sólo 15 de ellos participan en las actividades con regularidad-, y el resto
distribuidos en los grupos que se han constituido en Figueres, Lérida, Terrassa...),
contra 7 personas contratadas. Los miembros de la junta directiva también son
voluntarios por cuanto no reciben remuneración alguna por el cargo. A su vez, en las
sedes de los proyectos en el extranjero cuentan con 870 voluntarios locales, que
colaboran con los cooperantes españoles (médicos, enfermeras, farmacéuticos,
biólogos, logistas que, en número de 82, han sido contratados para un periodo mínimo
de dos años) y con los asalariados locales (1.976) (CONGDE, 1999a).
Medicus Mundi, por tanto, no envía voluntarios al extranjero para estancias
breves. Éstos desempeñan sus actividades en nuestro país, dando apoyo a la
infraestructura asociativa en temas administrativos, redacción, prensa y publicaciones,
difusión (participación en campañas), seguimiento y evaluación de proyectos, etc.
Un estudio elaborado por la propia asociación en Cataluña permite dibujar el
perfil del voluntariado de Medicus Mundi en aquella comunidad: se trata básicamente
de mujeres con una edad comprendida entre los 18 y los 48 años, que desempeñan
su actividad profesional en el sector sanitario y que han sido ‘reclutadas’ merced al
274 Parte 2

contacto personal, principalmente a través de los compañeros de trabajo, o gracias a


las actuaciones del departamento de comunicación. En su escala de valores
predominan los calificados como ‘materialistas’ (libertad, justicia y paz) frente a los
‘postmaterialistas’ (solidaridad, ecología...); posee una visión pesimista acerca de las
‘perspectivas de evolución del Tercer Mundo’. Un 24% de dichos voluntarios, pese a
los imponderables de la falta de tiempo libre, pertenece a otras ONG (Butlletí, 95: 4-5).

SETEM

Hablar en este caso del voluntariado supone, en primer lugar, referirse a los
‘campos de solidaridad’ que se organizan con el objetivo -tal como se manifiesta en un
folleto- de brindar a los jóvenes “[l]a posibilidad cada año de conocer directamente los
países del Sur a través de las organizaciones que los acogen, de comprender las
causas de su situación injusta y de adquirir un compromiso desde nuestro país para
hacer un mundo más igualitario y habitable”37. En el mismo folleto se escribe lo
siguiente:

Los Campos de Solidaridad de SETEM son una oportunidad para acercarnos a


las inquietudes de los hombres y mujeres de los países del Sur. Conviviendo
en el interior de una familia, trabajando con un grupo de campesinos, sintiendo
como propias las dificultades de un campamento de refugiados... siempre en
contacto con sus organizaciones locales en lucha por unas condiciones de vida
justas.

Más allá del viaje y la estancia en un país del Tercer Mundo (en los meses de
julio o agosto), el programa de ‘campos de solidaridad’ de SETEM es un ciclo que
también comprende un periodo de formación previo (obliga a superar un curso de 40
horas y a participar en reuniones de reflexión y debate) y una etapa posterior de
difusión y sensibilización a desarrollar en el propio país (el participante debe
comprometerse, a lo largo del año siguiente, a organizar actividades para dar a

37
Cuando nos hemos referido a las ‘estancias solidarias’ de Cooperacció ya se ha señalado
que, en propiedad, quienes participan en estas actividades no debieran se considerados
‘voluntarios’, sino en el mejor de los casos ‘turistas solidarios’. SETEM en ningún caso se
refiere a ellos como voluntarios. Como en el caso de Cooperacció, los gastos del viaje van a
cargo de los participantes (los pasajes aéreos son tramitados por la propia ONG).
Las ONG en España 275

conocer la experiencia vivida con la finalidad de sensibilizar a otras personas sobre la


situación del Tercer Mundo).
Desde que se inició en 1991 la experiencia de los ‘campos de solidaridad’,
más de 4.000 jóvenes españoles (de los que aproximadamente la mitad son
catalanes) han podido viajar a más de 30 países del Tercer Mundo, no sólo de
América Latina, sino también de Asia (Bangladesh, Filipinas y Nepal) y África
(Camerún, Congo, Costa de Marfil, Chad, Guinea Ecuatorial, Kenia, Rwanda y Togo).
Asimismo, SETEM ofrece a quienes hayan concluido el programa de los
‘campos de solidaridad’ la posibilidad de convertirse en ‘voluntarios de larga duración’
(el periodo mínimo es de un año) para colaborar en proyectos de cooperación que se
desarrollan en países del Tercer Mundo. SETEM cuenta con 34 voluntarios de este
tipo (CONGDE, 1999a), a los que coordina, a nivel organizativo, un departamento
denominado ‘Consejo del voluntariado de larga duración’.
Por último, SETEM también posee voluntarios en sus oficinas, que realizan
labores administrativas y de apoyo técnico a los proyectos o que se dedican a la
promoción del llamado ‘comercio justo’ (sea mediante la venta directa de artículos,
que constituye la primera fuente de ingresos de la organización, o colaborando
activamente en las campañas) o a otras actuaciones de sensibilización38.

5. Proyectos y otras actuaciones

38
El activismo de los voluntarios de SETEM, su perseverancia en la venta de camisetas u
otros artículos con el anagrama de la organización, sus campañas publicitarias y el carácter de
los cursos de formación de los voluntarios, que suelen realizarse los fines de semana -y de los
que alguien aseveró que “guardan semejanza con los antiguos ejercicios espirituales”- tal vez
hayan contribuido -y así nos lo reconoció, aun estando profundamente en desacuerdo, el jefe
del departamento de ‘campos de solidaridad’ en Cataluña- a que esta ONG sea designada
entre sus críticos con el nombre de ‘SECTEM’, dando así a entender que posee connotaciones
sectarias.
276 Parte 2

Del conjunto de actuaciones que llevan a cabo las ONGD, los proyectos de
desarrollo constituyen la parte más relevante, trascendente y compleja: son, de algún
modo, la razón última, el peldaño final del resto de las actividades de la organización.
En apartados anteriores ya se ha insistido en que, en general, los proyectos de
las ONG se caracterizan por su marcado asistencialismo y por suplir a las
administraciones públicas en sus obligaciones. Por otro lado, se ha esbozado una
tipología de las ONGD españolas en función de los proyectos que realizan,
atendiendo a la clase de acciones que desarrollan, los sectores de población a los
que se dirigen, el volumen de recursos que movilizan... De este modo, se ha
observado que aunque los proyectos de un buen número de ONG -especialmente las
más relevantes- intentan abarcar la mayoría de los sectores o campos temáticos
(agricultura y alimentación, capacitación, educación, salud, infraestructuras y vivienda,
emergencias...), cada vez es más destacada la presencia de ONG profesionales (tales
como Médicos Sin Fronteras o Educación Sin Fronteras) que se especializan en
ámbitos de actuación concretos. También se ha advertido que a pesar de que los
proyectos, por lo común, intentan atender al mayor número de población, algunas
ONGD centran sus actuaciones en grupos específicos (indígenas, infancia,
refugiados...). Asimismo, se ha comentado que, desde el punto de vista geográfico,
los principales destinatarios son los países de habla hispana (tal como se ha referido,
la CONGDE [1999a] señala que casi el 60% de los proyectos gestionados por las
ONGD federadas tendrían este destino). Por último, se ha podido ver que la mayor
parte de las ONGD españolas se dedican a impulsar proyectos de desarrollo con un
contenido genérico, aunque unas pocas entidades importantes (MPDL, Cruz Roja,
Solidaridad Internacional, Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo...) dedican un
porcentaje elevado de sus recursos a ayuda de emergencia.
En este apartado se analizará, de un modo específico, el carácter de los
proyectos y de las actuaciones que llevan a cabo las ONG estudiadas. Sin embargo, y
con carácter previo, es menester reflexionar, ni que sea brevemente, acerca de las
causas que llevan a una ONG a actuar de uno u otro modo y en uno u otro lugar, y
analizar las implicaciones que se derivan. Ello supone preguntarnos cómo se decide
-y quién decide- el destino de los recursos, según qué criterios y de qué forma, y qué
consecuencias tiene. ¿Poseen las ONG libertad suficiente para actuar a su antojo o,
por el contrario, son instancias exteriores, ajenas a las mismas, las que, en última
instancia, disponen?
Las ONG en España 277

Dejando por un momento a un lado cualquier consideración cualitativa de los


proyectos, parece estar fuera de toda discusión que éstos están sujetos a
condicionantes, relacionados con la propia naturaleza de la intervención, que reducen
las posibilidades de elección.
A grandes rasgos, y en función del tipo de factores que condicionan el
desarrollo de las actuaciones, es posible distinguir cuatro clases de proyectos (no
excluyentes):
1. Proyectos económicamente afectados. Son los que están sujetos a la
voluntad de las instituciones que proporcionan los recursos, que vinculan la
financiación a la realización según sus criterios. A pesar de que la
afectación económica de los proyectos suele ser muy habitual, las ONG
tienden a negarlo, asegurando que no tienen ataduras de ningún tipo y que
poseen la mayor libertad de actuación. Si la mayoría de los proyectos
gestionados por las ONG españolas tienen como destino países de América
Latina -que no están entre los más pobres y necesitados del planeta- no es
sólo por los vínculos culturales e idiomáticos que nos unen, que sin duda
existen y son poderosos, sino también porque las administraciones públicas
españolas -la primera fuente de financiación de nuestras ONG-, por razones
políticas, subvencionan con preferencia estos proyectos (hasta cierto punto,
las ONG actuarían a semejanza de empresas subcontratadas por las
administraciones).
2. Proyectos que apoyan a colectivos afines. Ejecutados con la colaboración
de contrapartes locales que sintonizan con el ideario de la ONG que
impulsa el proyecto. Aunque las ONG suelan declarar que acuden en ayuda
de los grupos más necesitados, de hecho favorecerían a aquellos grupos
política o ideológicamente afines.
3. Proyectos que surgen de la propia necesidad de ejecución del presupuesto.
Puesto que en el mundo no lucrativo un buen gestor no es quien consigue
ahorrar, sino quien gasta hasta la última peseta de que dispone -sólo así se
justifican los ingresos-, este razonamiento lleva a impulsar proyectos cuya
legitimidad pudiera resultar cuanto menos discutible desde un punto de vista
social y que, siguiendo la lógica anterior, tenderían a beneficiar a los
referidos grupos o colectivos afines.
4. Proyectos o actuaciones que ‘venden’, en especial todas aquellas
relacionadas con situaciones de emergencia publicitadas por los mass
278 Parte 2

media. Ya se ha mencionado que en el mundo de la cooperación una ONG


existe y, por lo tanto, supuestamente es merecedora de financiación, sólo
en la medida en que sus acciones llegan a ser conocidas merced a su
divulgación a través de los medios de comunicación (las propias acciones
solidarias son valoradas más por el número de personas y recursos que
involucra que por sus resultados). Esta necesidad de protagonismo puede
provocar que cualquier tragedia movilice a un ingente número de ONG cuya
implicación anterior en las partes del mundo en las que se ha producido la
emergencia haya sido mínima39. Incluso las actuaciones de las
organizaciones que con más ahinco combaten la ‘pobreza estructural’,
necesitadas igualmente de acceder a la financiación, están mediatizadas
por las exigencias publicitarias, viendo así menguada su libertad de
elección y de acción.
Pero, sin duda, los factores que se han citado que condicionan el proyecto (la
afectación económica, los vínculos y dependencias que construye, las exigencias
presupuestarias, la mediatización...), además de conformar su fisonomía, también
llegan a alterar negativamente -al contemplar argumentos ajenos la naturaleza de los
problemas que trata de resolver-, la calidad del mismo, tal como evidencian los
resultados de numerosos estudios.
En el capítulo 2, por ejemplo, ya nos hemos referido a que algunas
evaluaciones independientes de proyectos realizados por ONG europeas indican que
las estrategias competitivas que desarrollan, la rivalidad entre ellas para recaudar
fondos, la precipitación de las actuaciones..., que reflejan los modos en que opera una
cooperación incapaz de afirmar su razón de ser, empañan los resultados finales:
como se ha revelado, un rasgo común en muchos proyectos es la falta de
independencia financiera y de sostenibilidad (Fowler y Biekart, 1996).
Por su parte, los proyectos impulsados por las ONG españolas contienen, en
el mejor de los casos, deficiencias semejantes a las descritas. Valga también como
ejemplo la evaluación que el Centre d’Estudis Africans (1999) realiza de 27 proyectos
impulsados en África que han contado con subvenciones de la Generalitat de
Cataluña. Los analistas señalan que sólo en 7 de ellos no se han detectado anomalías

39
Ya se ha comentado que los medios de comunicación no sólo crean la tragedia al convertirla
en noticia, sino que son también los responsables de transformar en protagonistas de la ayuda
humanitaria a colectivos específicos -acaso buscando una rentabilidad publicitaria-, generando
a su alrededor un cierto ‘efecto atracción’ que redunda en cambio en detrimento de otras
poblaciones.
Las ONG en España 279

dignas de consideración. En 5 de los casos estudiados los defectos se juzgan de


graves: en 3 se opina que hay razones suficientes para dudar de la viabilidad de los
proyectos; y en los restantes se duda de la propia capacidad de gestión de las ONG
responsables de los mismos. En relación a uno de los proyectos considerados
(localizado en Guinea Ecuatorial) se destaca que la única fuente de financiación de
que dispone es la subvención de la Generalitat; y de otras iniciativas (localizadas en la
propia Guinea Ecuatorial, en Benin y en la República Centroafricana) se estima que
carecen de sentido en el contexto de la cooperación y que tal vez deberían plantearse
como una inversión privada. En un buen número de casos se precisa que se respeta
escasamente la idiosincracia e intereses de las poblaciones beneficiarias y que los
objetivos perseguidos no se adecuan a las necesidades locales. Asimismo, se detalla
que en ocasiones errores en el diseño han impedido el desarrollo correcto del
proyecto (se cita el fracaso de una granja construida en Costa de Marfil al no haber
sido prevista la falta de suministro eléctrico) y que, en otras circunstancias, a pesar de
la corrección técnica del proyecto, la precipitación con que se ha desarrollado ha
motivado que quedara infrautilizado.
En resumidas cuentas, las causas de tanto desatino hay que empezar a
buscarlas en la naturaleza del proyecto, incapaz de superar la contradicción que
supone deber su misma existencia a factores que lo subordinan y supeditan y
restringen su desarrollo. Pero si aquél, para existir, debe aceptar limitaciones, a la vez
también se debe reconocer que muchos proyectos innecesarios o, al menos, mal
planteados, sólo existen en la medida en que son financiados (es decir, en la medida
en que permiten a la ONG conseguir dinero).

Cuando se trata de plantear y realizar una actuación, sea cual sea el proyecto
(a pesar de que el esquema propuesto es especialmente válido en relación a las
ayudas de emergencia, es también extensible a la mayor parte de las situaciones), las
ONG funcionan de acuerdo a un plan que sigue unos ritmos secuenciales que pasan
por
a) definir una crisis (una situación de padecimiento);
b) establecer la necesidad de intervención, esto es, una obligación de
proporcionar ayuda, para solucionarla;
280 Parte 2

c) realizar un llamamiento para recaudar recursos económicos;


d) la concesión de la ayuda (intervención).
Un fenómeno central de la cooperación para el desarrollo, común a todas las
formas de caridad modernas, es el ‘ciclo de las causas’: las ‘causas’ surgen, tienen
una considerable presencia mediática y, como cualquier objeto de consumo, pierden
pronto su vigencia -se ‘consumen’- y caducan, en espera de la proyección de una
nueva ‘causa’. Todo lo que se define como una ‘urgencia social’ puede traducirse en
términos de ‘gran causa’, que implica la concentración sobre una misma realidad de
una compasión intensa y de una elevada movilización financiera.
Aunque sin duda existen ONG que, debido a la mayor regularidad y seguridad
de sus ingresos, así como a su idiosincracia, no están ceñidas a circunstancias y
acontecimientos episódicos, sin embargo cabe darse cuenta de que la construcción, a
nivel discursivo, de una situación de crisis continúa siendo el mejor reclamo para
conseguir la fidelización de los donantes a la causa que sostienen. Además, cabe
pensar que tras la lógica descrita subyace la necesidad de fabricar y reproducir la
ayuda, es decir, de renovar las actuaciones y condiciones que permiten la
intervención en el exterior y, en consecuencia, de reproducir el propio esquema
organizativo. A pesar de que sobre el papel se pueda afirmar que el ideal de una ONG
es morir (señal inequívoca de que el objetivo por el que ha nacido, esto es, la solución
de determinados problemas, ha sido satisfecho), de hecho cualquier organización
tiende, inherentemente, a la autoreproducción: su dinámica interna, que incluye el
conjunto de sus actuaciones, va encaminada a conseguir su finalidad
autoreproductiva.

Aparte de que los propios proyectos que impulsan las ONGD puedan ser en sí
mismos actos de concienciación pública, la mayor parte de ellas -el porcentaje se cifra
entorno al 75%-, además, manifiesta realizar tareas específicas de sensibilización
social y de educación para el desarrollo.
No obstante, cabe señalar que, en general, las ONGD dedican su mayor
esfuerzo a los proyectos de desarrollo, tratando de ser eficaces en la implementación
Las ONG en España 281

de los mismos, y en cambio sitúan las campañas de sensibilización, al menos cuando


no tienen por finalidad recaudar donaciones, en un evidente segundo plano40.
Esta actitud no es exclusiva de nuestro país, hasta el punto de que en un
informe del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), fechado en 1994, se llegaba a
aconsejar a las ONG que olvidaran el exclusivo interés recaudatorio de sus acciones
de sensibilización y dedicaran sus desvelos a la labor pedagógica y educativa, dando
a conocer los problemas del subdesarrollo y promoviendo en la población los valores
solidarios y humanitarios (Peredo Pombo, 1999: 155-8).
Para realizar sus actividades en materia de sensibilización, las ONGD utilizan
distintos instrumentos en función de los destinatarios y de los recursos económicos de
que disponen. No obstante, todas ellas suelen coincidir en los siguientes elementos:
- información periódica a los socios
- campañas de ‘educación para el desarrollo’, mayoritariamente dirigidas a la
juventud y desarrolladas en ámbitos reducidos
- difusión de publicidad u otros materiales informativos a través de diversos
canales (aunque este medio todavía no ha sido suficientemente explotado).
Descripción de las actuaciones de las ONGD41

Ayuda en Acción

El objetivo final que buscan los proyectos de Ayuda en Acción -tal como
declara su ideario- es el ‘desarrollo integral’ de las comunidades beneficiarias. Ello
supone que “se trabaja en la misma zona y al mismo tiempo aquellas áreas que hacen
posible que mejore la calidad de vida de las comunidades: educación, sanidad,
organización comunitaria y producción” (Dossier de Formació per a Voluntaris/es: 16).

40
Peredo Pombo (1999: 159), para resaltar las contradicciones de la labor de sensibilización,
advierte que aun cuando las campañas abiertas emprendidas por ONG con pocos recursos
puedan influir en un determinado sector de la sociedad, a la postre serán las ONG mayores las
que acaben beneficiándose del trabajo realizado, ya que, debido a que la gente confía en lo
que más conoce, serán las que acaben recaudando más fondos.
41
En este apartado se describen las formas de actuar de algunas de las ONGD que han sido
estudiadas con mayor detenimiento, haciendo hincapié en sus singularidades y rasgos
distintivos.
282 Parte 2

Puesto que Ayuda en Acción cuenta con un elevado grado de libertad en la


disposición de los recursos gracias a la fórmula del ‘apadrinamiento de niños’, en
teoría tiene capacidad para elegir los proyectos que desea realizar. Existen dos
condiciones fundamentales que influyen en la decisión de acudir o no a una zona de
trabajo: a) por un lado, la existencia de altas tasas de mortalidad infantil, desnutrición,
elevados índices de analfabetismo, acceso limitado al agua potable, a servicios de
salud, etc.; b) por otro lado -y paradójicamente-, la existencia de recursos mínimos en
la población donde se va a trabajar, puesto que “en una población desposeída
absolutamente de cualquier recurso es imposible plantear un trabajo de desarrollo a
medio-largo plazo (...) [Estas comunidades deberían] “ser atendidas, en primera
instancia, por organizaciones de ayuda humanitaria de emergencia”42.
Los proyectos de Ayuda en Acción se desarrollan en 5 etapas, que quedan
definidas del siguiente modo:
1. Selección de las zonas de trabajo (Ayuda en Acción cuenta para ello con la
colaboración de agentes que contribuyen en la toma de decisión).
2. Apertura: Se inician aquellas actividades que se detectan como prioritarias,
dando voz a la comunidad en la decisión. Debido a que es posible que “lo que desde
aquí podemos creer que es una necesidad prioritaria, no tenga nada que ver con lo
que ellos realmente necesitan, [por esto] cuando Ayuda en Acción llega a una
determinada región, lo primero que promueve es que ellos mismos se organicen para
que puedan expresar claramente sus opiniones y se involucren directamente en el
proyecto”.
3. Desarrollo: En esta fase se procede a establecer un compromiso formal a
largo plazo con las comunidades, iniciándose asimismo la financiación del proyecto a
través del sistema de ‘apadrinamiento’.
4. Consolidación: En esta fase se van asentando las infraestructuras, a la par
que se realiza la evaluación y seguimiento de las actividades emprendidas.
Periódicamente el departamento de programas recibe los informes de seguimiento,
que constan de una parte narrativa en la que se explica cómo se desarrolla el
proyecto y una parte contable, en la que se detallan los gastos por partidas, utilizada
para rendir cuentas a socios y auditores43.

42
Esta cita, así como las siguientes mientras no se especifique lo contrario, corresponde a
información publicada en la página web de Ayuda en Acción (www.ayudaenaccion.com).
43
En el caso de que un proyecto sea financiado por un organismo público, el departamento de
financiación oficial redacta los preceptivos informes -intermedios y finales- y se recopilan las
facturas para justificar los gastos.
Las ONG en España 283

5. Salida: Una vez alcanzados los objetivos que permitan el autosostenimiento


de las acciones emprendidas sin la presencia externa (se desea que “cuando el
proyecto finalice, la propia comunidad pueda valerse por sí misma”), las mismas
comunidades, la ONG local que actúa como contraparte y Ayuda en Acción acuerdan
la finalización formal del proyecto. Aún así, una vez concluida esta fase se sigue
realizando un cierto seguimiento para medir el impacto ambiental y social del trabajo
realizado.
El deseo de Ayuda en Acción es diseñar sus proyectos con la participación de
los beneficiarios. Según se declara, “el trabajo de Ayuda en Acción está basado en el
conocimiento de las capacidades propias de las comunidades y en los recursos de
que disponen, reforzándolos y generando nuevas soluciones, respetando siempre su
identidad cultural, sus tradiciones y sus valores. (…) [S]in el apoyo e interés de la
comunidad el proyecto se vendría abajo”. Por todo ello, y con el ánimo de fortalecer la
organización comunitaria, procura cooperar con contrapartes constituidas por ONG
locales o -debido a que sus proyectos preferentemente se dirigen al medio rural, a
pesar de que también trabajen en áreas suburbanas- por organizaciones campesinas.
Abundando en estos principios, la entidad tiene por norma -tal como se ha
comentado- trabajar con cuadros técnicos del país conocedores de la realidad de la
zona y de la idiosincracia de la población.
Los proyectos se diseñan a medio o largo plazo (entre 10 y 15 años, aunque lo
habitual son 12)44, que se considera que es el tiempo necesario para poder crear una
infraestructura y facilitar su mantenimiento. Sin embargo, no disponemos de
información fidedigna que permita asegurar el éxito y la perdurabilidad de los
proyectos. No obstante, aún teniendo presente que los responsables de cualquier
organización tienden a justificarse y, por consiguiente, a valorar positivamente su
labor, se desean destacar las palabras del presidente de la entidad en las que afirma
que si bien a lo largo de 15 años de andadura los resultados, en la mayoría de los

44
En un boletín se citan las siguientes palabras de un responsable de proyecto: “[A diferencia
de otras ONGs] Ayuda en Acción tiene la enorme ventaja de permitir a los responsables de los
proyectos programar las actividades de desarrollo a largo plazo: 12 años, y que así se pueda
trabajar con eficacia. Las otras ONGs suelen financiar necesidades puntuales que, aunque
urgentes y necesarias, no posibilitan un programa de desarrollo y asistencia eficaz” (Boletín,
43-44: 3).
284 Parte 2

casos, han sido satisfactorios, también ha habido “dosis de impotencia y frustración a


veces” (Memoria, 1996: 5)45.

En sus proyectos, el trabajo de Ayuda en Acción incide en los siguientes


ámbitos: agricultura y ganadería, salud, alimentación, educación y capacitación,
desarrollo urbano, vivienda e infraestructura.
Los proyectos agrícolas y ganaderos buscan básicamente el incremento de las
producciones y la diversificación de los cultivos -incluyendo los de tipo experimental-,
la mejora del ganado y de los pastos, el aprovechamiento de los recursos naturales y
el combate contra la deforestación (en tiempos recientes se ha pasado a dar un
énfasis especial a los programas medioambientales, preconizando la aplicación de
sistemas sostenibles desde un punto de vista ecológico).
Buscando la implicación de la población local, Ayuda en Acción se inclina a
impulsar aquellos programas agrícolas de ámbito colectivo que involucren al máximo
número de personas de la comunidad (las cooperativas de producción se constituyen
en una de las fórmulas defendidas). Asimismo, impulsa la incorporación de la mujer
en el mundo laboral. La participación comunitaria en las tareas productivas debe
traducirse no sólo en “un incremento del ingreso familiar”, sino también en “el aumento
de la autoestima” y “el mejoramiento general de las condiciones de vida” (Memoria,
1996: 6).
Uno de los instrumentos en materia económica más celebrados por Ayuda en
Acción es el ‘microcrédito’, que consiste en prestar capitales a un interés inferior al del
mercado, con carácter rotativo: los préstamos concedidos deben ser devueltos en
metálico o, en ocasiones, en especie, renovándose la línea de crédito a medida que

45
A pesar de que generalmente Ayuda en Acción, como cualquier organización, rehuye hablar
de los errores cometidos en sus proyectos, un miembro de la entidad expuso dos ejemplos
ilustrativos de sendos fracasos -y que ya han sido comentados en el capítulo 2- que se
relacionan con la cuestión del suministro de agua. En uno de los casos, un proyecto realizado
en una aldea de la India que pretendía instalar conducciones de agua potable en los hogares,
hubo de ser interrumpido porque las mujeres -las amas de casa- estropeaban reiteradamente
los grifos debido a que preferían ir a recoger el agua en la fuente, puesto que éste era el único
lugar en que podían reunirse libremente. En el otro caso, referido a otro proyecto destinado a
potabilizar el agua en una población de Ecuador, hubo de posponerse la actuación, aun a
pesar de que de su realización dependía en buena medida la salud de los habitantes, porque
éstos daban mayor prioridad a la construcción de una escuela, debido a que así las mujeres
podían dejar a sus hijos bajo la custodia del maestro y de este modo podían dedicar el mayor
tiempo disponible a trabajar e incrementar los ingresos familiares. Tal y como reconoció el
citado responsable de Ayuda en Acción, ambos ejemplos demostrarían que es desaconsejable
llevar a cabo proyectos sin conocer profundamente la idiosincracia local y sin saber cuáles son
Las ONG en España 285

se amortiza el capital. A pesar de que pueden concederse créditos individuales, en


principio se procura que sea beneficiaria la comunidad entera, decidiendo en qué
debe destinarse el capital percibido. El importe del dinero prestado suele ser inferior a
la cuantía de la inversión prevista, lo que obliga a que los campesinos deban arriesgar
una porción de sus ahorros en la financiación del proyecto, hecho que se juzga en
términos positivos debido a que de este modo se asegura un mayor grado de
compromiso por parte de los beneficiarios (Boletín, 42: 6-7).
Los proyectos en materia de salud y saneamiento, por otro lado, inciden en
aspectos como la medicina preventiva, la medicina alternativa, el suministro de agua
potable, la salubridad (construcción de letrinas, canalizaciones…), etc. En este ámbito
se da un énfasis especial a actuaciones que redunden en beneficio de recién nacidos,
de madres y de niños en edad escolar (‘target groups’).
Uno de los primeros propósitos de este tipo de programas es procurar que
cada una de las grandes zonas donde se trabaja llegue a contar como mínimo con un
médico, cuya misión principal debe ser la de formar a responsables sanitarios
suficientemente preparados para que puedan dedicarse esencialmente a la promoción
de la medicina preventiva a nivel comunitario. Asimismo, se dota a las distintas
comunidades de un botiquín básico que contiene principalmente productos
farmacológicos propios de la medicina tradicional (se opina que si los medicamentos y
el material sanitario donados fuesen más elaborados, cuando se retirase la ayuda la
población no tendría medios ni capacidad adquisitiva para sustituirlos).
En otro sentido, también es preciso destacar que la incidencia en tiempos
recientes de la epidemia del SIDA -especialmente entre las poblaciones africanas- ha
llevado a Ayuda en Acción a enfatizar el apoyo a los programas de prevención.
En relación a los programas educativos, el objetivo que se busca no es ya
enseñar a los niños las materias propias de los planes de estudio oficiales, sino
principalmente capacitarlos para que en el día de mañana sepan afrontar mejor su
futuro. Así, la educación incide en aspectos tales como el conocimiento del entorno, el
aprendizaje de nuevas técnicas de cultivo (cultivos experimentales), normas básicas
de higiene…
En materia de educación de adultos, Ayuda en Acción tiene fundadas
esperanzas en un programa específico (conocido con el nombre de ‘Reflect’) diseñado
para combatir el analfabetismo. Este programa, aplicado en la actualidad al menos en

los objetivos y prioridades de la población, que no necesariamente han de ser coincidentes


con los de la organización.
286 Parte 2

Kenia, en Mozambique y en Uganda, y una de cuyas características fundamentales es


la no utilización de libros de texto, ya ha sido desarrollado anteriormente con éxito en
El Salvador y Bangladesh
Por último, cabe reseñar que en los últimos tiempos Ayuda en Acción ha
tomado también la decisión de impulsar actuaciones encaminadas al cumplimiento y
respeto de los derechos humanos y, en concreto, de los derechos del menor,
destacando la labor realizada en Nicaragua, Perú y Bolivia, países donde “la infancia
está condenada a padecer sistemáticas violaciones de sus derechos” (Memoria, 1996:
7).

A pesar de que el objetivo primero de los proyectos de Ayuda en Acción son


los niños, los sectores de población beneficiados no suelen estar determinados. Los
destinatarios de la ayuda son el conjunto de la población, a pesar de que en
circunstancias también puede trabajarse específicamente con grupos concretos tales
como indígenas y refugiados. A su vez, cabe indicar que también se busca incidir en
el reconocimiento del trabajo y la organización de las mujeres -aun cuando no ya
como grupo específico, sino como parte del conjunto de la población-, intentando que
puedan llegar a obtener beneficios económicos a través del desempeño de su
actividad ordinaria (por ejemplo, mediante la comercialización de las labores textiles).

En la actualidad (los datos son de 1998) Ayuda en Acción trabaja en 74


proyectos de desarrollo en 15 países de América Latina, Asia y África (Bolivia,
Ecuador, El Salvador, Honduras, Nicaragua, México, Perú, Bangladesh, India, Nepal,
Etiopía, Kenia, Malawi, Mozambique y Uganda), que supuestamente benefician a más
de un millón de personas. Los proyectos de América Latina son coordinados
directamente por Ayuda en Acción a través del departamento de programas, mientras
que los de Asia y África están coordinados por Action Aid en Inglaterra, en estrecha
colaboración con el departamento de programas de Asia y África en España.
Por otra parte, al margen de los proyectos de desarrollo, Ayuda en Acción
realiza en nuestro país otro tipo de actividades -que no suelen trascender el ámbito
local- que buscan prioritariamente sensibilizar a la opinión pública: campañas de
divulgación, educación para el desarrollo, exposiciones, fiestas y ventas de productos
Las ONG en España 287

para recaudar fondos...46, en cuya organización tienen un papel destacado los


voluntarios47.

Cooperacció

Para Cooperacció los proyectos de desarrollo, sean cuales sean sus objetivos
específicos, son instrumentos que “[p]ermiten dar apoyo a procesos de organización
de los sectores populares, sosteniendo la formación y el fortalecimiento de
organizaciones de base y procesos de cambio social”. En un intento de apoyar
“acciones de desarrollo alternativo al discurso neoliberal imperante”, se priorizan
aquellos “[p]royectos que se basen en formas colectivas y solidarias de trabajo, que
planteen formas de lucha organizadas para el acceso a la tierra, que tengan una
perspectiva de género, etc...”. Los proyectos se proponen “[huir] del asistencialismo,
que actúa sobre las consecuencias y no sobre las causas de los problemas, y del
verticalismo, que establece acciones desde arriba sin tener en cuenta las necesidades
y deseos de la población a la que se dirigen y sin su participación”. Aunque cooperar
significa “dar apoyo a estrategias de crecimiento de los países que nunca han podido
crecer”, a su entender “[n]o basta con transferir dinero, [sino] de lo que se trata es de
construir estructuras de cooperación inteligentes, enraizadas a las necesidades de los
países receptores y tendentes a fortalecer su tejido productivo, asociativo y
democrático” (www.pangea.org/acci). Por todo ello, para Rabella (1998: 10), director
de la ONG, “más importante que los ‘proyectos’ son las contrapartes, nuestros socios
del Sur que deben llevarlos a cabo (...)”.
Los proyectos de desarrollo de Cooperacció inciden, con preferencia, en cuatro
áreas definidas: i) apoyo a los movimientos campesinos, procurando consolidar su
estructura organizativa y dinamizar su economía (los proyectos buscan el
fortalecimiento organizativo y productivo de cooperativas, empresas asociativas y
grupos campesinos de base); ii) educación popular, cuyo objetivo es permitir que

46
Para defenderse de algunas críticas que apuntan al carácter en exceso comercial que
poseen algunas de las actuaciones de Ayuda en Acción, un responsable de la misma
manifestó que las actividades, ciertamente, “son llevadas a cabo con el fin de recaudar fondos
para los proyectos, pero sobre todo para sensibilizar a la opinión pública”.
288 Parte 2

puedan acceder a la enseñanza amplias capas de población excluidas de un sistema


educativo en exceso precario (el trabajo que se realiza, que se caracteriza por el
elemento participativo y que incluye desde campañas de alfabetización hasta la
formación de promotores comunitarios, se plantea que “la educación popular [sea]
educación para el cambio social”); iii) mujeres, tratando de invertir la posición de
subordinación y desigualdad de éstas (los proyectos apoyan las iniciativas de los
movimientos de mujeres, así como a las organizaciones populares locales que
trabajan desde la perspectiva de género en sus programas, garantizando una mayor
participación de aquéllas en los procesos organizativos y productivos comunitarios y
un mayor acceso al control de los recursos y la toma de decisiones); y iv) acción
humanitaria48, procurando apoyar ante emergencias a las poblaciones afectadas a fin
de que puedan afrontar la situación y crear las condiciones mínimas para iniciar o
reemprender acciones de desarrollo en un plazo superior (todas las actuaciones que
se llevan a cabo tienen el objetivo general de contribuir a consolidar, a medio y a largo
plazo, alternativas de desarrollo sostenible) (Cooperacció. Papers d’informació, 8).
Puesto que “cooperar significa trabajar conjuntamente” y puesto que “[n]adie
mejor que los propios interesados conoce su realidad y se esfuerza por transformarla”,
la iniciativa de los proyectos parte de las organizaciones populares (ONG,
movimientos comunales, grupos de mujeres, cooperativas, municipios...)
denominadas contrapartes, que “[t]rabajan siempre a partir de las necesidades
directas de la población que representan”. Son estas contrapartes las que llevan a
cabo los proyectos de desarrollo en su territorio, que se concretan en acciones de
salud comunitaria, de educación, de producción agropecuaria, de rehabilitación y
construcción de viviendas, etc. El papel de Cooperacció es el de buscar financiación
para dichas iniciativas y apoyar la gestión49, a través de los ‘grupos territoriales’ y

47
Véase el detalle de los proyectos y de otras actuaciones en el ‘Apéndice documental’.
48
“Hay dos factores decisivos que han llevado al hecho de que Cooperacció se decidiera a
ejecutar proyectos de ayuda humanitaria [conjuntamente con ACSUR-Las Segovias]. De un
lado, se detectó que mediante lo que denominamos ‘proyectos de desarrollo’ no se llegaba a
algunos sectores de población muy desfavorecidos que no tenían capacidad de integrarse en
una acción a largo plazo. Para poder ser beneficiario de un proyecto de desarrollo a menudo
hay un mínimo de exigencias que deben cumplirse (poder devolver un crédito, poseer tierras,
etc., es decir, tener una mínima capacidad para que sea viable una acción a largo plazo). En
muchos casos, la población no puede ofrecer ni este mínimo de garantías o requisitos. De otro
lado, un factor que ha ayudado a entrar a trabajar en este nuevo ámbito de la cooperación es
el aumento de recursos por parte de la Unión Europea (principal cofinanciador) hacia este tipo
de proyectos. (...)” (Cooperacció. Papers d’informació, 12: 5).
49
Los vínculos orgánicos que unen a Cooperacció con ACSUR-Las Segovias se manifiestan
en el hecho de que numerosos proyectos reciben el apoyo conjunto de ambas organizaciones.
Las ONG en España 289

‘sectoriales’ con que cuenta la organización y a través de las oficinas de coordinación


que posee en algunos países en los que trabaja (Nicaragua, El Salvador, Guatemala y
Haití-República Dominicana), así como el de “[i]informar, aportar a la población
elementos de reflexión y trabajar para influir en las decisiones sociales, económicas y
políticas que se toman a todos los niveles, y que afectan a las relaciones Norte-Sur”
(Publicidad).
En efecto, Cooperacció dirige parte de sus esfuerzos a la labor de
sensibilización en Cataluña, su área de influencia. Así, lleva a cabo campañas de
divulgación, de educación para el desarrollo, de fomento del llamado ’comercio justo’,
‘estancias solidarias’..., se realizan exposiciones y seminarios, edita publicaciones...
En 1998 Cooperacció ha participado en 45 proyectos desarrollados en el
exterior, que han tenido como escenario países de Centroamérica y Caribe (Cuba, El
Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, a
los que recientemente se han unido Costa Rica y México-Chiapas), Sudamérica
(Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Uruguay) y de la cuenca mediterránea (Bosnia,
Marruecos y Argelia-Sáhara Occidental)50.

Intermón

Para Intermón los proyectos de desarrollo, que son “acciones encaminadas a


mejorar la calidad de vida en los países del Sur”, constituyen “uno de [sus]
instrumentos, quizás el más importante, para luchar contra la pobreza”. El objetivo que
se plantean no es sólo erradicar la pobreza en aquellas poblaciones en las que
trabajan, sino “también [combatir] las causas de esa pobreza, que son la fuente de
muchas de las injusticias que viven las personas en el Sur. Para conseguirlo,
[invierten] recursos económicos (privados y públicos) y humanos (voluntarios y
profesionales), en aquellos países, aquellas zonas, en las que las poblaciones que
viven la pobreza son capaces de impulsar cambios para mejorar sus propias vidas”51.

50
Véase el detalle de los proyectos y de otras actuaciones en el ‘Apéndice documental’.
51
Esta cita, así como las siguientes, corresponde a información publicada en la página web de
Intermón (www.intermon.org).
290 Parte 2

Para Intermón los proyectos no son hechos aislados, sino que “se enmarcan
dentro de estrategias más amplias coordinadas entre sí y que se complementan”. A
título de ejemplo, valga señalar que “el objetivo no es conseguir agua potable, sino
conseguir el desarrollo social y económico de una zona determinada, a partir del
propio análisis de la realidad de los beneficiarios”.
El trabajo que realizan pretende potenciar “la organización social y la
productividad y [hacer] posible un desarrollo sostenible”. Manifiestan que su intención
es que las actuaciones se realicen “a través de medios adaptados a la zona, tanto en
personal como en equipos y suministros, técnicas...” Deben ser las propias
comunidades quienes definan el tipo de proyecto que desean que se lleve a cabo y
las acciones concretas que se deben emprender. En definitiva,

independientemente del área o sector, existen ejes transversales que se tienen


en cuenta: el respeto y la dignidad de los pueblos, el respeto al medio
ambiente, la introducción de criterios de género (igualdad hombre mujer) y
criterios de comercio justo.

Intermón trabaja en estrecha colaboración con ‘contrapartes’ (habitualmente


ONG locales, pero también pueden ser grupos de base como agrupaciones de
campesinos o trabajadores, cooperativas, asociaciones vecinales...). En relación al
tipo de personal que colabora en los proyectos, cabe distinguir tres categorías
diferentes: los ‘profesionales locales’, que son técnicos del propio país contratados
para desarrollar el proyecto; los ‘representantes’, que también son personas naturales
del propio país encargadas de mantener una relación directa con las ‘contrapartes’ y
de asesorarlas; y, eventualmente, los ‘cooperantes’, que son personas de nuestro
país que se desplazan durante uno o dos años, con el beneplácito de la organización
que actúa como ’contraparte’, para realizar una labor técnica de apoyo, cuando no
existen recursos humanos locales para realizar la tarea encomendada.
Los proyectos de Intermón constan de cuatro fases regladas (identificación,
selección, ejecución y evaluación), esquematizadas del siguiente modo:
Las ONG en España 291

IDENTIFICACIÓN

Análisis de la Acciones Presupuesto y calendario


situación propuestas de la actuación

SELECCIÓN
(en función de la gravedad de la
situación y de la capacidad de
operar por parte de la comunidad)

EJECUCIÓN

Transferencia de recursos Envío de cooperantes Asesoramiento continuo


materiales y económicos (si es necesario) por parte de Intermón

EVALUACIÓN

Auditoría económica Evaluación cualitativa y


cuantitativa de resultados

Para que un proyecto pueda iniciarse es preciso que las comunidades


beneficiarias (ONG locales, cooperativas...) soliciten previamente “el apoyo a la
sociedad española a través de Intermón”. No obstante, ellas mismas deben “[realizar]
un primer análisis sobre las causas que generan una situación concreta de pobreza”,
lo que en propiedad constituye el primer estadio del proyecto (‘identificación’).
Posteriormente, el departamento de cooperación internacional debe corroborar este
análisis y profundizar en él, junto al colectivo que solicita su colaboración. Tras este
examen, los propios beneficiarios apuntan cuáles son sus prioridades, qué acciones
deben llevarse a cabo y en qué condiciones.
Intermón necesariamente debe realizar una selección de todas las propuestas
que se le remiten, ya que “[los] recursos económicos son limitados y, por ello, [los]
esfuerzos se concentran en sectores y áreas concretos”. Sin embargo, el elemento
principal que determina la selección es la convicción de que la organización que
presenta el proyecto tiene capacidad para aplicarlo y de que las actuaciones que se
realicen pueden llegar a cambiar una situación.
Tras la selección, se inicia el trabajo concreto en el terreno. Ello supone la
transferencia de los recursos económicos o materiales concedidos; el envío de
cooperantes, cuando es preciso; e iniciar una labor de asesoría que no concluirá
hasta la finalización del proyecto.
292 Parte 2

Los proyectos de Intermón se prolongan, por lo general, por un periodo de


entre uno y tres años. Durante este tiempo se realiza una evaluación constante de las
acciones emprendidas para comprobar su impacto. Concluida la ejecución, y según
sea la relevancia del proyecto, se lleva a cabo una auditoría económica para verificar
que los fondos hayan sido destinados al fin previsto, y se cuantifican y valoran los
resultados obtenidos.
Puesto que para Intermón un proyecto no puede ser considerado como un
hecho aislado, sino como un peldaño en un largo proceso, en el caso de que los
beneficiarios se vean capaces de “plantearse nuevas metas de desarrollo hacia la
mejora de su calidad de vida”, pueden proponer nuevas actuaciones, reproduciendo el
ciclo del proyecto.

En 1998 Intermón ha trabajado en más de 300 proyectos en 12 países de


América Latina (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití,
Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay) y 14 de África (Angola,
Benin, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Marruecos, Mauritania, Mozambique, Namibia,
República Democrática del Congo, Ruanda, Sudán, Tanzania y Togo), que abordan
los siguientes ámbitos de actuación: agricultura y alimentación, capacitación y
educación, infraestructuras, vivienda y desarrollo urbano, salud, derechos humanos y
emergencias. Es de destacar que la ayuda de emergencia, hasta hace poco bastante
relegada, está adquiriendo un mayor protagonismo gracias a las oportunidades que
brinda la integración reciente de Intermón en el grupo Oxfam International. De tal
modo, han actuado en Burundi, República Democrática del Congo, Ruanda y Sudán,
así como en países en los que ya se trabajaba en desarrollo, como Angola, Etiopía y
Tanzania, o en los países de Centroamérica (Nicaragua, Honduras, Guatemala y El
Salvador) y del Caribe (República Dominicana, Cuba y Haití) afectados,
respectivamente, por los huracanes Mitch y George, distribuyendo artículos de
primera necesidad (alimentos, medicinas y enseres) y participando en la
reconstrucción de infraestructuras básicas (vivienda, caminos, puentes y sistemas
hidráulicos) y en la reactivación productiva (donación de semillas y animales de
granja).
Cabe señalar que Intermón, además de proyectos, también realiza otro tipo de
actividades destinadas a “informar y sensibilizar a la opinión pública” de nuestro país,
y a “acercar la realidad del Tercer Mundo a la población española” y que, a la vez,
buscan “propiciar una movilización social que potencie [su] mensaje, propiciar un
Las ONG en España 293

mayor conocimiento institucional, aumentar la base social [y] recaudar fondos” para los
proyectos: merecen destacarse la organización de seminarios, conferencias,
exposiciones, fiestas..., el fomento del ‘comercio justo’, la educación para el desarrollo,
la edición de publicaciones, etc.52

Manos Unidas

Para llevar a cabo su acción, Manos Unidas se fija dos líneas prioritarias de
trabajo: i) sensibilizar a la población y a las instituciones españolas sobre los proyectos
del Sur, mediante la educación para el desarrollo; y ii) colaborar con los pueblos del
Sur en la realización de proyectos de desarrollo, mediante un apoyo de tipo financiero,
técnico y humano (Folletos Informativos, 0: 33).
Para esta ONG “los proyectos de desarrollo constituyen una de [sus] líneas
fundamentales de trabajo (...) Es a través de ellos donde se aunan las iniciativas, las
ideas y los esfuerzos de muchas personas con un objetivo común: conseguir un
mundo más digno para todos los seres humanos (...) [S]on instrumentos idóneos de
mejora de las condiciones de vida y de desarrollo humano de las poblaciones del Sur
(...), [u]na vía privilegiada de diálogo entre interlocutores del Norte y del Sur para la
construcción de unas relaciones más justas”53.
Los proyectos de Manos Unidas no son de gran envergadura ni persiguen
grandes metas, sino que se plantean objetivos precisos y específicos -tales como la
construcción de un pozo, de una escuela, de un dispensario..., o crear una
microempresa...- que, a su valor intrínseco, añaden el de “[fortalecer] el tejido social y
[promover] al grupo humano como sujeto colectivo”. No obstante, también se
promueven proyectos de desarrollo integral que impulsan la autosuficiencia de la
comunidad.
Dichos proyectos “responden a una iniciativa concreta planteada por quienes
conocen los recursos y circunstancias de la zona”. En efecto, la dilatada experiencia

52
Véase el detalle de los proyectos y de otras actuaciones en el ‘Apéndice documental’.
53
Esta cita, como las siguientes hasta que se indica lo contrario, corresponde a información
publicada en la página web de Manos Unidas (www.seker.es/munidas).
294 Parte 2

de Manos Unidas en materia de cooperación y los estrechos vínculos con la Iglesia


permiten que pueda contar con numerosas ‘contrapartes’ (habitualmente ONG locales,
la mayoría de raíz católica, pero también grupos de base o incluso estamentos
eclesiásticos) que formulan las propuestas. En teoría, el papel de Manos Unidas se
limita a estudiar tales iniciativas, a financiarlas y a realizar un seguimiento de los
trabajos que se van realizando y una evaluación final (consideran que “la
comunicación directa con los responsables del proyecto es la mejor garantía de que
los fondos que se reciben de la sociedad española alcanzan su destino”). En definitiva,
tal como se declara en una publicación, no se trata “[t]anto sacar a los pobres de la
pobreza, [como de] facilitar las condiciones y proporcionar medios para que ellos
mismos sean capaces de vencer la pobreza y tomar las riendas de su propio destino”
(Folletos Informativos, 0: 32-3)
Los proyectos de Manos Unidas repercuten en los siguientes ámbitos:
agricultura y ganadería, salud, educación y capacitación, promoción de la mujer y
acción social, todos ellos campos básicos para un desarrollo que se pueda considerar
humano.
Puesto que la agricultura y, secundariamente, la ganadería son generalmente
la base de la economía de los países del Tercer Mundo, a lo largo de 1998 se han
impulsado 104 proyectos de promoción agrícola que deben garantizar no sólo la
supervivencia, sino también la autonomía de las poblaciones beneficiarias. Con este
objetivo, se ha apoyado la creación de cooperativas agrícolas y ganaderas y de
granjas, se han promovido programas de reforestación y pesca y de capacitación y
formación profesional, se han adquirido semillas y maquinaria, se han puesto en
marcha regadíos, se ha apoyado el acceso a la propiedad de la tierra, etc.
Los proyectos sanitarios se proponen, en primer lugar, instaurar medidas
preventivas a nivel comunitario que permitan reducir la transmisión de enfermedades
infecciosas. Por ello, en el conjunto de las 122 actuaciones llevadas a cabo en 1998,
adquieren un peso destacado las campañas de vacunación, nutrición, mejora de las
condiciones de salubridad, asistencia primaria y, de un modo especial, la formación de
agentes sanitarios encargados de atender y de transmitir pautas de conducta a la
población.
Constatando que las inversiones más rentables para el desarrollo son las que
se hacen en educación, puesto que los adelantos en esta materia tienen efectos
multiplicadores sobre otros terrenos, y que de ella dependen no sólo mejoras en el
nivel de vida, sino aspectos importantes de la identidad de los pueblos, los 351
Las ONG en España 295

proyectos de promoción educativa que se han llevado a cabo en el trancurso de 1998


se plantean que un número más elevado de personas tenga acceso a la educación y
que ésta sea cada vez de mayor calidad. Con este objetivo se ha procedido a la
construcción y equipamiento de centros de enseñanza de diferentes niveles, a la
creación de hogares de acogida para niños abandonados; se han realizado campañas
de alfabetización, cursos de reciclaje y de formación profesional; se han editado
materiales didácticos...
Admitiendo que la feminización de la pobreza, forjada en la conjunción de
diversos tipos de marginación y con graves repercusiones en el nucleo familiar, es
incontrovertible, los proyectos que redundan en favor de las mujeres -un total de 89 en
1998- pretenden superar las discriminaciones de género y que éstas puedan disfrutar
de los mismos derechos que los hombres. Considerando, a su vez, que mejoras en
sus condiciones de vida producen beneficios que afectan a todo el ámbito familiar, se
ha procedido a la creación de centros de promoción, talleres y cooperativas de
mujeres y se han impulsado programas culturales, cursos de capacitación profesional
y otras iniciativas para que éstas puedan acceder a los bienes materiales y al disfrute
de sus derechos personales y colectivos.
Por último, los proyectos sociales -cuyo número fue, en 1998, de 264-, cuyo
objetivo final es proporcionar mejoras en la calidad de vida y fortalecer el tejido social,
comprenderían una extensa gama de actuaciones, que van desde la construcción de
infraestructuras y equipamientos -producción y suministro de energía, carreteras,
viviendas, comedores populares...-, hasta aquellas intervenciones más
específicamente relacionales -programas de asistencia social, organización de redes
de comunicación...

A lo largo de 1997, Manos Unidas ha trabajado en un total de 930 proyectos de


desarrollo, que se reparten por continentes del siguiente modo: 337 en América Latina
(Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana, Uruguay y Venezuela), 377 en Asia (Bangladesh, Camboya, Filipinas,
India, Indonesia, Israel y territorios ocupados, Pakistán, Siria y Vietnam), 215 en África
(Angola, Benin, Burkina Faso, Cabo Verde, Camerún, República Democrática del
Congo, Costa de Marfil, Egipto, Eritrea, Etiopía, Ghana, Guinea Bissau, Guinea
Ecuatorial, Kenia, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mali, Marruecos, Mozambique,
296 Parte 2

Nigeria, Ruanda, Senegal, Sudán, Swazilandia, Tanzania, Togo, Uganda, Zambia y


Zimbabwe) y 1 en Oceanía.
Asimismo, “[c]onscientes de que vivimos en un mundo interdependiente y de
que las causas de la pobreza radican en gran medida aquí, en las estructuras y
comportamientos”, Manos Unidas desarrolla en nuestro país actuaciones cuyo
objetivo es sensibilizar e informar a la opinión pública sobre la situación del Tercer
Mundo e influir en los órganos de gobierno (Butlletí Extraordinari: 5). Entre las
actividades de este tipo cabe mencionar la educación para el desarrollo, la
organización de conferencias, exposiciones...54

Médicos Sin Fronteras

Médicos Sin Fronteras, en su carta de principios, manifiesta que “[a]porta su


ayuda a las poblaciones en situación precaria, a las víctimas de las catástrofes de
origen natural o humano (...). Al actuar en la más estricta neutralidad e imparcialidad,
MSF reivindica, en nombre de la ética médica universal y del derecho de asistencia
humanitaria, entera libertad en el ejercicio de su función”. Desde un pensamiento
aconfesional y apolítico, atiende a toda persona no beligerante que lo necesite, pero a
la vez desea actuar como “testigo de la suerte de las víctimas” (Publicidad).
Médicos Sin Fronteras desarrolla sus actividades en tres frentes: i)
intervenciones ante situaciones de emergencia, ii) proyectos de medio-largo plazo y
iii) campañas de sensibilización. Aunque su compromiso, en cuanto que asociación
constituida por profesionales de la medicina, es atender las emergencias donde surjan
y construir estructuras sanitarias (hospitales, dispensarios, quirófanos...) donde no las
haya, su objetivo último, traspasando las urgencias sanitarias, es proporcionar los
medios técnicos, los recursos y los conocimientos profesionales necesarios para que
las poblaciones afectadas puedan ayudarse a sí mismas y acabar con sus problemas
sanitarios endémicos.
No obstante, y a pesar de estos propósitos, las intervenciones de emergencia,
que “[b]uscan paliar a corto plazo un deterioro brusco de las condiciones de vida de la
población” y “controlar un exceso de mortalidad evitable” (Memoria 1997-1998: 4),
Las ONG en España 297

continúan siendo -según se reconoce- la condición de trabajo más habitual55. El origen


de las mismas se localiza en diversos factores, tales como las epidemias (ante las
cuales es preciso controlar los vectores que transmiten la enfermedad, extremar las
medidas higiénicas e impulsar campañas de vacunación); los conflictos armados, que
además de destruir los recursos productivos dan lugar al epifenómeno de las
poblaciones desplazadas y de los refugiados (cuando estallan situaciones de
violencia, debe acudirse urgentemente para proporcionar primeros auxilios a los
heridos y a la población civil víctima de los enfrentamientos; en caso de conflicto de
larga duración, los equipos se relevan para asegurar una presencia médica
permanente, organizan los dispensarios y se ocupan de la formación del personal
sanitario destinado a continuar su labor); las hambrunas (ante las cuales es preciso
desarrollar programas nutricionales suplementarios o instaurar centros terapéuticos,
destinados respectivamente a la prevención y al tratamiento de la malnutrición
severa); y las catástrofes naturales (terremotos, inundaciones, huracanes, erupciones
volcánicas...), ante las cuales es fundamental actuar con celeridad, puesto que la
mayoría de las muertes se produce en las horas posteriores (al deber de rescatar y
atender a las víctimas, que exige la movilización inmediata de cirujanos y
especialistas en medicina de urgencia, se une la necesidad de alimentarlas,
proporcionarles cobijo, prevenir la proliferación de enfermades infecciosas...).
Puesto que en los países del Tercer Mundo las estructuras médico-sanitarias
son muchas veces insuficientes o incluso inexistentes, Médicos Sin Fronteras también
desarrolla programas que se planifican a medio y largo plazo y, en lo posible, con el
concurso de las autoridades sanitarias del país en el que se interviene, que pretenden
organizar un sistema sanitario adaptado a las circunstancias locales. Por lo común,
las actuaciones que se llevan a cabo inciden en aspectos tales como la potabilización
del agua y la dotación de infraestructuras sanitarias (higiene, alcantarillado, letrinas,
eliminación y tratamiento de basuras y residuos...), el acceso a los servicios de salud

54
Véase el detalle de los proyectos y de otras actuaciones en el ‘Apéndice documental’.
55
Un dirigente de Médicos Sin Fronteras al que se entrevistó comentó que la voluntad de
llevar a cabo proyectos de desarrollo integral pocas veces podía concretarse, ya que en las
zonas de conflicto en las que actúan “no es posible desarrollarse”, apostillando que además en
África es verdaderamente difícil realizar tales proyectos al “carecer de un tejido social, de una
sociedad civil que posibilite su posterior consolidación” (añadió que las ONG de inspiración
religiosa tienen la labor más fácil, ya que, a diferencia de las laicas, cuentan con el apoyo de
las comunidades eclesiásticas locales, que pueden asegurar la continuidad del proyecto). Aun
manifestando que las ‘causas’ en las que actúan no admiten elección (“los conflictos aparecen
y no es posible cerrar los ojos...”), reconoció que aquellas ONG que inciden en las
emergencias reciben mayor cantidad de donaciones.
298 Parte 2

(formación de promotores sanitarios capaces de diagnosticar y prescribir tratamientos


básicos, construcción y equipamiento de dispensarios y hospitales...), la asistencia
médica (campañas de vacunación, protección de la salud materno-infantil, atención a
los enfermos -y de un modo particular a los de SIDA-...) y nutricional, la educación
sanitaria (adopción de medidas de higiene personal y eliminación de hábitos
perniciosos o costumbres perjudiciales, adopción de medidas de prevención contra la
transmisión de enfermedades contagiosas...) y el apoyo técnico en la construcción o
rehabilitación de infraestructuras y en la capacitación del personal sanitario.
Por último, Médicos Sin Fronteras lleva a cabo actividades de sensibilización
cuya finalidad es informar a la opinión pública sobre temáticas estrechamente
relacionadas con las actuaciones que realiza, al tiempo que crear conciencia y
movilizar a la sociedad con el objetivo de presionar a la clase política para que
contribuya a transformar las relaciones Norte-Sur. Este propósito ha animado, por
ejemplo, las campañas a favor del desarmamento en las que ha participado junto a
otras ONG (Memoria 1997-1998: 4-7).
El departamento de operaciones es el encargado de la elaboración de los
proyectos y de sus presupuestos (de la financiación se encarga el departamento de
administración y finanzas). Este mismo departamento, constituido por los
responsables de proyectos y sus adjuntos, así como por el servicio de logística y el
servicio médico, apoya la labor de los equipos sobre el terreno y supervisa y evalúa la
calidad de su trabajo. La organización y dimensión de estos equipos está en función
del tipo de proyecto que se realice. El número de expatriados puede oscilar entre 1 y
30 personas, previamente seleccionadas y formadas por el departamento de recursos
humanos. El organigrama del equipo, no obstante, siempre cuenta con la figura de un
coordinador general (sanitario o no), responsable de la gestión global del proyecto:
definición de los objetivos inmediatos, coordinación de un equipo de trabajo que
habitualmente está formado por un coordinador médico, un administrador financiero
y/o un técnico y logista, etc. Sea cual sea el proyecto, el personal expatriado
(médicos, infermeros, matronas, especialistas sanitarios, logistas y administradores
financieros) siempre trabaja con ciudadanos locales, a quienes asiste, forma y
supervisa.
La enorme presencia mediática alcanzada por Médicos Sin Fronteras, que ha
aumentado con la concesión del Premio Nobel de la Paz, no sólo le ha reportado
popularidad, sino también algunas críticas. Por ejemplo, durante la crisis de los
Las ONG en España 299

Grandes Lagos se la acusó de actuar con precipitación e improvisadamente, hasta el


punto de comentarse de que cuantiosos recursos no pudieron llegar a ser
distribuidos56

A lo largo de 1997, Médicos Sin Fronteras-España ha participado en la gestión


de un total de 35 proyectos en 23 países distintos: 10 proyectos en América Latina
(Bolivia, Cuba, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá y Perú),
21 en África (Angola, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Kenia, Mauritania,
Mozambique, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Somalia,
Tanzania y Togo), 2 en el Oriente Medio (Palestina), 1 en los territorios de la ex-URSS
(Georgia) y 1 en la propia España (se trata de un dispensario, creado en Barcelona,
para atender a la población autóctona marginal y a inmigrantes), contando para ello
con la colaboración de 144 técnicos expatriados. Sumando el conjunto de las
organizaciones nacionales, Médicos Sin Fronteras trabaja en 84 países57. Médicos
Sin Fronteras-España calcula en más de seis millones el número total de personas
beneficiarias de sus proyectos58.

Medicus Mundi

56
En particular, se denunció que MSF-Bélgica había malbaratado ayudas de un montante
superior al del presupuesto nacional de Ruanda.
57
Médicos Sin Fronteras decidió suspender, en diciembre de 1999, sus programas
humanitarios en Cuba debido a las trabas burocráticas y a los excesivos controles
administrativos impuestos por las autoridades de la isla (El País, 14-12-1999) y, en enero de
2000, la sección española abandonó Guinea Ecuatorial “ante la imposibilidad de realizar sus
tareas humanitarias desde la libertad de acceso a la población civil (...)” (El País, 2-1-2000). En
1998 se suspendió, por motivos de índole semejante, la ayuda humanitaria a Corea del Norte
(Boletín, 31: 13) y fue expulsada de Afganistán por denunciar la vulneración de los derechos
humanos (Boletín, 30: 13); anteriormente, en 1997, abandonó Ruanda y, más de una década
atrás, rechazó intervenir en la zona kmer roja. Es de destacar que Médicos Sin Fronteras
siempre ha deseado enfatizar su indepencia política -en sus orígenes están las críticas a Cruz
Roja por su falta de independencia-, rasgo que de algún modo también la diferencia de
Médicos del Mundo, escindida de la primera y en principio más próxima a la socialdemocracia.
Asimismo, el principio de neutralidad que se evoca en su carta fundacional no excluye, en
efecto, la denuncia ni la toma de posición, que puede conducirla a negarse a actuar en
determinadas localizaciones a pesar de que, desde una perspectiva estrictamente médica, la
situación de la población pudiera aconsejar intervenir.
58
Véase el detalle de los proyectos y de otras actuaciones en el ‘Apéndice documental’.
300 Parte 2

Medicus Mundi, en sus proyectos, se propone como objetivo promover la salud


en general y, de un modo particular, la atención primaria, en las regiones más pobres,
sin descuidar otras actuaciones en materia de alimentación, hábitat, educación,
trabajo y organización y gestión comunitaria, a fin de contribuir a su desarrollo
económico y social. Aceptando la definición de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), entiende “la salud como un estado completo de bienestar físico, mental y
social, y no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedades”. Puesto que
“la salud es un derecho humano fundamental, por tanto, la generalización de este
derecho entre todos los hombres es un objetivo social sumamente importante en todo
el mundo, y llevarlo a cabo exige la intervención de todos los sectores sociales y
económicos, a más de los estrictamente sanitarios”59.
Sus proyectos y actuaciones deben ajustarse a las líneas directrices de la
asociación, que se distinguen por el interés en beneficiar a las capas de población
más desfavorecidas; por fomentar una sanidad al servicio de todos y accesible para
todos; por el convencimiento de que la ‘acción de salud’ debe integrarse en el
desarrollo global comunitario, que a su vez debe ser sostenible, armónico y
participativo; y por el respeto a las convicciones, valores y culturas de los diversos
pueblos.
De acuerdo con los principios señalados, los proyectos de Medicus Mundi,
lejos de adoptar la genuina forma que corresponde a la ‘ayuda de emergencia’, son
vocacionalmente -tal como nos relató un responsable de la organización- “proyectos
de cooperación médico-sanitaria para el desarrollo” (se aducen dos motivos para
justificar el hecho de que no se trate de ‘proyectos integrales’: la falta de recursos
económicos y su propia condición profesional)60.
Medicus Mundi clasifica los proyectos que desarrolla atendiendo a diversos
criterios:
a) según la tipología:

59
Esta cita, así como las siguientes mientras no se precise lo contrario, reproduce información
aparecida en documentos intitulados publicados por Medicus Mundi.
60
Según nuestro interlocutor, mientras que Médicos Sin Fronteras o Médicos del Mundo -de
las que censura su política comunicativa- aceptan dirigirse a cualquier lugar en el que se
produzca una emergencia, en cambio Medicus Mundi sólo lo hace allá donde ha actuado
previamente y, por tanto, donde posee una estructura organizativa mínima y conoce con
suficiente profundidad la situación social. Comenta que si durante la crisis en la región de los
Grandes Lagos aceptaron actuar en los campos de refugiados, en colaboración con otras
ONG, fue porque ya conocían la región (en la que sólo habían trabajado, hasta el momento,
los misioneros y tal vez no más de una docena de ONG).
Las ONG en España 301

- asistenciales
- organización de servicios
- formación de personal sanitario
- emergencia
b) según la extensión:
- local
- de distrito
- regional o nacional
c) según el ámbito de actuación:
- exclusivamente sanitario
- intersectorial
d) según su cuantía y duración:
- microproyectos
. de 500.000 a 3.000.000 PTA
. un año, ampliable a dos
- macroproyectos
. más de 3.000.000 PTA
. más de un año
Sea cual sea la clase de proyecto, la ejecución del mismo corresponde,
siempre que sea posible, a la contraparte local de Medicus Mundi (“[d]esde el inicio
del proyecto [hay] una transferencia real de las responsabilidades de la ONG del
Norte hacia la institución responsable del proyecto en el Sur”), de manera que a ésta
le queda reservada la tarea de hallar canales de financiación, proporcionar
asesoramiento técnico y participar en la evaluación y seguimiento del proyecto y en el
control financiero.
Medicus Mundi apoya con preferencia aquellas propuestas presentadas por
ONG locales de base que requieran para su realización la colaboración de personal
nativo y que se desarrollen en un régimen de gestión mixto en el que participe el
Estado. En cualquier caso, es primordial que se produzca un reconocimiento oficial de
las autoridades locales administrativas y/o sanitarias o, cuanto menos, que no exista
previamente un proyecto oficial análogo al que se promueve u otro proyecto privado
sin posibilidades de coordinación. A su vez, es requisito indispensable el cumplimiento
de ciertas condiciones económicas (Bases para la evaluación de nuevos
302 Parte 2

proyectos/acciones de Medicus Mundi España en los países en vías de desarrollo,


1993)61.
Más allá de los proyectos ejecutados en el Sur, Medicus Mundi también trabaja
en nuestro país desarrollando actuaciones cuyo objetivo principal es “promover la
educación para la salud y el desarrollo y sensibilizar a las instituciones de los países
del Norte industrializado respecto a los problemas del Tercer Mundo”, con la intención,
a su vez, de “promover la toma de conciencia, aumentar la participación, intensificar la
solidaridad [y] promover cambios estructurales”. Junto a las actividades de formación
(organización de diversos cursos y edición de publicaciones especializadas), también
se realizan otras con diferentes contenidos (conferencias y sesiones informativas,
exposiciones, campañas escolares, edición de material para la divulgación, etc.).

En el transcurso de 1997, Medicus Mundi ha participado en la gestión de


proyectos en 14 países de América Latina (Bolivia, Brasil, Cuba, Colombia, Chile,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Perú, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela), en 18 de África (Angola, Argelia, Burkina Faso, Burundi, Cabo
Verde, Camerún, Chad, Etiopía, Ghana, Malawi, Mali, Mozambique, República
Democrática del Congo, Ruanda, Santo Tomé y Príncipe, Sudán, Tanzania y
Zimbabwe), en el Oriente Medio (Palestina) y en Asia (Filipinas). Puesto que Medicus
Mundi-España es una federación que se articula en asociaciones territoriales, cada
una de ellas disfruta de autonomía en su funcionamiento y asume la gestión de los
proyectos sanitarios, individualmente o con el apoyo de otras asociaciones62.

61
En las citadas Bases para la evaluación de nuevos proyectos/acciones de Medicus Mundi
España en los países en vías de desarrollo se precisa que “los Centros de Salud con
hospitalización y servicios quirúrgicos primarios no deberían soportar unas cargas de
funcionamiento superiores a los 3$ USA/persona cubierta/año (...), sin considerar
amortizaciones de inversión”; que “[l]os medicamentos esenciales (...) no deberían estar
gravados en más de un 20% sobre el precio de costo, [ya que] éste es un margen beneficiario
suficiente para financiar en buena medida las estructuras sanitarias”; que “los gastos del
personal europeo, y su mantenimiento, así como los gastos de concepción del proyecto, viajes
y otros que no repercutan directamente sobre la población (...) no deberían superar el 25% del
total anual” ; y otras condiciones de la misma suerte.
62
Véase el detalle de los proyectos y de otras actuaciones en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 303

SETEM

La principal inquietud de SETEM es “promover la solidaridad activa y


comprometida con el Sur desde el Norte; fomentar la sensibilización de la sociedad
sobre los valores reales del Sur, de su problemática y del sistema de injusticia mundial
que la produce; [y] motivar a otras personas a participar en proyectos de voluntariado
social”63. Por este motivo la organización -y así lo reconoció un responsable de la
misma- no se plantea trabajar en proyectos de desarrollo integral, ni siquiera se fija el
propósito de ofrecer ayudas puntuales: su objetivo prioritario es la sensibilización. A
pesar de que SETEM participa, no obstante, en la ejecución de unos pocos proyectos
(el directorio publicado por la CONGDE [1999a] contabiliza seis, desarrollados en
Ecuador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Senegal), de hecho los
voluntarios de SETEM se incorporan en proyectos ya en curso, impulsados por
organizaciones locales con las que mantienen lazos (debido a que sus orígenes la
vinculan con los escolapios, algunos de los proyectos en los que participan están
impulsados por organizaciones que mantienen nexos con esta orden). Los voluntarios
de larga duración de SETEM-Catalunya desempeñan su trabajo en distintos países de
América Latina (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
México, Nicaragua y Perú) y África (Camerún, Marruecos y Senegal).
De la labor de SETEM en materia de sensibilización destacan las actividades
de formación (cursos dirigidos a voluntarios y a cooperantes) y la educación para el
desarrollo (charlas, conferencias, seminarios, talleres...) y, de un modo singular, la
organización de los referidos ‘campos de solidaridad’ y las campañas emprendidas
para la promoción del ‘comercio justo’.
Para SETEM, éste último, basado en “un intercambio -y no en donativos- (...)
con productores del Tercer Mundo, es una forma de solidaridad innovadora”. Los
principios que deben regir dicho intercambio comercial son, a grandes rasgos, los
siguientes: “1. El salario de los trabajadores ha de ser digno. 2. El grupo productor ha
de garantizar y promover la igualdad entre hombre y mujer. 3. El grupo productor ha
de buscar el desarrollo del conjunto de la población. 4. El grupo productor ha de tener
un funcionamiento democrático. 5. La producción ha de respetar el entorno social y
natural. 6. El producto ha de ser de cualidad”. Como contrapartida, los importadores
deben pagar un precio justo y suficiente como para garantizar la viabilidad del negocio

63
Cita extraida de la página web de SETEM (www.eurosur.org/setem).
304 Parte 2

y comprometerse a mantener la vigencia de los contratos comerciales durante un


periodo dilatado para asegurar la rentabilidad de las inversiones y a minimizar el
número de intermediarios que se interponen entre el productor y el consumidor
(Publicidad).
SETEM contribuye a su divulgación a través de la difusión publicitaria, la
edición de publicaciones y la distribución y venta de productos en tiendas propias y en
máquinas expendedoras. SETEM-Catalunya colabora con centros productores de
‘comercio justo’ localizados en América Latina (Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, El
Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú), África (Benin, Costa de Marfil, Togo
y Zimbabwe) y Asia (Bangladesh, Filipinas, India, Indonesia, Pakistan, Sri Lanka y
Tailandia)64.

64
Véase el detalle de los proyectos y de otras actuaciones en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 305

6. La imagen de las ONG

No es simple aventurar una definición de lo qué es la imagen corporativa de


una organización (en este caso, de una ONG). Por supuesto, ésta no se expresa de
forma inmediata en el mensaje, es decir, en el conjunto de información que intentan
transmitir intencionadamente las mismas organizaciones a través de sus políticas de
comunicación. Por el contrario, ésta es algo mucho más difuso e inestable, no existe
por sí sola, ya que, aunque esté determinada por la conducta de la organización, sólo
se construye al ser recibida por el público al que se dirige: es, fundamentalmente, la
que resulta del conjunto de las percepciones, generadas por la suma de los mensajes
recibidos (debido a que la comunicación no siempre se produce de forma deliberada,
incluyen también a los transmitidos de forma no intencionada), por las personas que
constituyen los diversos públicos con los que aquélla interactúa (puesto que los
receptores de los mensaje son, en principio, personas o colectivos distintos, ajenos o
no a la entidad, éstos lógicamente los interpretan de modo diferente).
La imagen corporativa reflejaría la idiosincracia, los rasgos básicos que definen
a la organización y, por extensión, la distinguen y diferencian; sería la expresión de su
naturaleza, del proyecto que la anima, de sus normas, en suma, de la identidad
corporativa. Tiene sobre todo un carácter orientador, que proporciona una visión de la
entidad, comprensión de sus valores y una idea de su filosofía; sirve para identificar
sus planteamientos y sus estrategias fundamentales.
En el caso de las ONGD -y siguiendo la argumentación de Martínez Sánchez
(1998: 135)-, su imagen básica se deduciría de la percepción que se obtiene de
aspectos tales como la relación con su entorno, los modos de implementación de las
decisiones estratégicas, los sistemas de dirección y planificación y el estilo de
liderazgo, la estructura organizativa, su cultura y sus valores, su historia, su misión...
Es decir, tienen repercusión directa sobre la imagen tanto los aspectos formales
(cultura, identidad...) como los funcionales (modos de organización y actuación); su
306 Parte 2

contenido trasciende el componente estrictamente informativo -basado en datos y con


un fin operativo- y afecta a sus referentes.
A pesar de que, consiguientemente, no existe una imagen corporativa de las
ONGD directamente inducida, no por ello debe interpretarse que éstas muestren poco
interés en la gestión de la imagen (es decir, en comunicar de forma consistente la
identidad deseada a sus audiencias objetivas). En nuestra sociedad, ésta es la
variable fundamental sobre la que se construye la confianza -básica en toda relación
social, pero más aún en el ámbito no lucrativo-; tiene la facultad de reforzar o debilitar
un contenido. De ella depende la inserción social de las ONG, su recononimiento, su
reputación -que proporcionan ventajas competitivas- y, por tanto, el éxito de las
campañas de recaudación de fondos, de sensibilización y, en última instancia, de los
proyectos de desarrollo que emprenden. Si la filosofía corporativa -que se refiere a la
percepción profunda que cada organización tiene de sí misma y que constituye el eje
sobre el que discurre su existencia-, pese a poder proyectarse y comunicarse, es
difícil de cambiar, en cambio la imagen externa, al estar parcialmente condicionada
por mensajes intencionados y controlables, así como por emblemas, resulta más
sencillo de modificar (aunque a veces pueda ser necesario un esfuerzo considerable
para crear una imagen positiva o para transformar una imagen arraigada).
En tal sentido, las ONGD trabajan para evitar el divorcio entre la imagen
pública y la identidad y personalidad que buscan proyectar y transmitir; para conseguir
la mayor adecuación entre la imagen intencional -esto es, la más ‘idónea’ para la
estrategia corporativa- y la percibida por los distintos destinatarios; entre el producto
que ofrecen y la demanda. Ésta es la misión de lo que se conoce como ‘marketing de
servicios’, que Vernis et alt. (1997: 82) definen como “el diseño de la producción del
servicio y la comercialización posterior”, y en cuyo último cometido cuentan de modo
destacado las relaciones exteriores y las técnicas de comunicación, que incluyen la
publicidad65.
Sin entrar a considerar por el momento cómo la opinión pública percibe y
valora a las ONGD -el tema se abordará en un próximo apartado, aunque es factible
adelantar de que, en general, existe un desconocimiento bastante profundo acerca de
lo que son y hacen-, nuestros propósitos se limitan, por una parte, a describir los

65
Cooper (1992: 254-8) escribe que las organizaciones son organizadoras de información, que
ejercen control sobre los flujos y que, a la vez, construyen las formas en que ésta aparece:
esto es, también la representan (entendiendo, por supuesto, que la representación no es la
reproducción de ‘cosas’ o ‘significados’, sino su organización en el espacio y en el tiempo).
Las ONG en España 307

instrumentos y técnicas que éstas emplean para forjar y transmitir su imagen


intencional y, por otra, a analizar el tipo de imágenes transmitidas y su contenido.

Comunicación y marketing

La comunicación es el principal instrumento de interrelación de las ONG con el


exterior, con su público y con sus destinatarios, con su entorno inmediato y con el
medio en que interactúan. A través de ella se relacionan con aquellas personas,
sectores, grupos, colectivos o instituciones que, de uno u otro modo (sea como
donantes, voluntarios, colaboradores, beneficiarios...) se implican mediante lo que no
deja de ser un acto de confianza66. En último término, cabe recordar que las
organizaciones no lucrativas existen para comunicar, es decir, para transmitir sus
valores a la sociedad (lo que las distingue, en teoría, de las empresas, que comunican
para existir, esto es, para poder realizar beneficios).
Aunque la comunicación, en este contexto, sea sinónimo de publicidad (en
cuyo caso el mensaje quedaría reducido -como parece que pudiera desprenderse de
Vaccaro [1996:128-9]- al conjunto de la información transmitida mediante técnicas de
marketing), no obstante, tal como advierten Vernis et al. (1997: 132), es “un elemento
central e integrador” del conjunto de las actividades de la organización67.

66
Aunque se incidirá de nuevo en este aspecto cuando sea tratado en el próximo capítulo el
tema de la financiación de las ONG, es preciso señalar que las organizaciones humanitarias
están en sí mismas obligadas a comunicarse y dialogar con los donantes y con quienes les
dan apoyo, puesto que, en definitiva, éstos las juzgan esencialmente en función de la pureza
de sus intenciones y de la sinceridad de su compromiso (se ‘remunera’ la carga ética de la que
son portadoras), y ello exige que puedan y deban conocerlas. Los boletines informativos, la
publicación de las cuentas anuales, los informes de actividad y los testimonios de la acción
sobre el terreno, al margen de ser una obligación moral, sirven para someter la actuación de la
ONG a la apreciación de sus benefactores.
67
Almansa (1999: 19-20), por su parte, indica que las ONGD generalmente establecen dos
ámbitos de comunicación: uno orientado a la transmisión de ‘mensajes de contenido’ y otro de
‘mensajes de refuerzo institucional o marketing’. Ortega Carpio (1994: 195), a su vez,
mantiene que, de hecho, sólo las mayores ONG, no tan sometidas a la presión de recaudar
fondos para subsistir, están capacitadas para emprender auténticas campañas de
308 Parte 2

Comunicación

Marketing Recursos humanos

Financiación

Estructurar los servicios y Captar recursos de personas, Captar personas voluntarias


las actividades de la orga- administraciones públicas y que colaboren con la organi-
nización empresas para la organi- zación y formarlas
zación

Fuente: Vernis et al. (1997: 131)

La estrategia comunicativa queda reflejada, al menos en la teoría, en un


programa o plan (pese a que en realidad sólo las mayores ONG cuentan con un plan
de comunicación verdaderamente estructurado)68, en el que se fijan y establecen
metas y prioridades, que pasan por la sensibilización de la opinión pública y también,
de modo inevitable, por la recaudación de fondos (lo que supone tener que ‘vender’ un
producto: esto es, justificar ante los donantes la pertinencia y la viabilidad de los
proyectos que impulsan)69. Pero esta doble circunstancia puede generar, en
ocasiones, un conflicto de intereses entre el desarrollo de la propia acción humanitaria
y la necesidad de obtener financiación, hasta el extremo de que no puede ignorarse
de que eventualmente se han llegado a distorsionar o manipular contenidos para

sensibilización ante la opinión pública (las menores básicamente se dirigirían a ésta sólo en
busca de financiación).
68
Los resultados de la investigación de Martínez Sánchez (1998: 191) confirman que sólo el
26,8% de las ONGD españolas encuestadas (ANESVAD, Ayuda en Acción, Cáritas,
CODESPA, Cruz Roja, Intermón, Jóvenes del Tercer Mundo, Manos Unidas, Médicos del
Mundo, Médicos Sin Fronteras y PROSALUS) afirma diseñar su imagen corporativa dentro de
un plan estratégico (un 19,5% reconocen no hacerlo y el 53,6% no saben o no contestan).
Asimismo, el 34,1% de dichas ONG -entre las que cabe destacar a Ayuda en Acción,
Intermón, Manos Unidas, Medicus Mundi y Médicos Sin Fronteras- cuenta con un
departamento específico de comunicación y/o imagen (el 31,7% reconocen no tenerlo, sea
porque tales funciones recaen en el director general -35% relativo- o bien en otras personas; el
34,2% no sabe o no contesta). Por último, sólo el 14,6% de las ONGD entrevistadas -Cáritas,
Cruz Roja, Intermón, Manos Unidas, Medicus Mundi y Médicos Sin Fronteras- afirman contar
con un conjunto de normas y procedimientos para el diseño de imágenes y comunicaciones.
69
“Pon tu dinero donde lo veas crecer”; “Por poco que des, dará mucho de si” -rezan, por
ejemplo, sendos eslogans publicitarios de la Fundación Vicente Ferrer y de Solidaridad
Internacional. El marketing, que se desarrolla en el marco de lo que Shell (1994: 4) califica
como ‘mercado primario de desarrollo de fondos’, reclama un contexto de sensibilización
permanente. Busca generar en el receptor del mensaje -en el posible donante- una necesidad
-la de querer actuar correctamente-, un sentimiento de generosidad y una satisfacción
personal profunda. Unicef, aun no siendo una ONG, anuncia: “Este niño no tiene casa. No
tiene ropa. No tiene comida. Pero tiene varias cuentas corrientes”.
Las ONG en España 309

proyectar una visión más positiva o, cuanto menos, más favorable a las conveniencias
de la ONG70. Abundando en este aspecto, nuestro trabajo de campo nos ha
proporcionado claros indicios de que, ciertamente, un buen número de ONGD revelan
una marcada inclinación, que redunda en detrimento de otra suerte de atenciones, a
vender el atractivo y la credibilidad de sus causas, hasta el punto de que valoran una
campaña en términos positivos no por sus resultados sociales, sino sólo si
proporciona los recursos esperados.
El plan de comunicación exige que la organización deba definir el tipo de público al
que busca dirigirse y cuál es susceptible de ser influido, qué colectivos se
desea que colaboren en los proyectos y qué sectores sociales pueden
mostrarse interesados en su financiación. Asimismo, contraponiendo la imagen
corporativa interna con la que posee su público objetivo, deberá juzgarse la
conveniencia de modificarla para ajustarla, sobre la base de la filosofía
corporativa, a los propósitos del plan. La organización de la comunicación, la
clase de mensaje que se difunda y los medios que se utilicen para su difusión
dependerán de los objetivos que se establezcan71.
El mensaje no es más que la plasmación gráfica o auditiva de la idea que se
busca comunicar. La conceptualización de dicho mensaje debe ser congruente con la
estrategia corporativa y debe servir para facilitar el reconocimiento y el
posicionamiento de la entidad72. Consta de dos elementos: i) lo que dice (información,

70
A fin de evitar la inclusión de mensajes e imágenes engañosas o catastrofistas en las
campañas de recaudación, las ONG han ideado códigos de conducta restrictivos, a los que se
adhieren voluntariamente, que serán analizados en el apartado quinto del capítulo siguiente. El
llamado ‘Código de conducta, imágenes y mensajes a propósito del Tercer Mundo’, adoptado
en Bruselas por la asamblea general del comité de enlace de las ONGD europeas ante la
Comunidad Europea en 1989, es el modelo en el que se inspiran la Coordinadora de ONGD-
España (CONGDE) y la Federació Catalana d’ONG per al Desenvolupament en la elaboración
de sus respectivos códigos deontológicos de 25 de octubre y de 26 de junio de 1997.
71
Sean cuales sean las peculiaridades del mensaje, para que éste sea verdaderamente
efectivo debe procurar -tal como ya se ha argumentado- crear en el receptor el convencimiento
de que la ONG que lo emite está legitimamente capacitada para hablar del ‘sufrimiento’
ajeno (en definitiva, la primera razón de ser de cualquier ONGD es la existencia de un
’sufrimiento’ que es preciso combatir), transmitiendo en sus propuestas la idea de que los
problemas tienen solución o están en vías de ser solucionados. El propio mensaje -como
señala Cabat (1996: 149)- debe ser un un formar-parte de dicho ’sufrimiento’, creando así un
efecto de presencia real (autoridad y legitimidad deben ir acompañadas de proximidad y
familaridad).
72
El mensaje, no obstante, nunca está totalmente adueñado por el anunciador. El propio
soporte publicitario es suficientemente complejo, pudiendo incluso, eventualmente, llegar a
despertar sospechas. Bruneau (1996a: 157-8), por ejemplo, relata el caso significativo de una
campaña emprendida por la Association Internationale Contre la Faim (AICF) -también en
310 Parte 2

proposiciones, propuestas...); y ii) cómo se dice (estilo de expresión, formato...). No


obstante, el mensaje no se limita al texto, sino que incluye un conjunto de enunciados
laterales contenidos en los logotipos, en el formato publicitario, en la elección de
fotografías, etc.
Los medios de difusión son los canales a través de los que se vehicula el
mensaje. La selección de los medios se realiza en función de las características
informativas y persuasivas que permite cada cual, del tipo de mensaje e imagen
corporativa que quiera divulgarse, transmitirse y proyectarse, de los objetivos
(alcance, audiencia expuesta al comunicado, frecuencia...) y de la disposición
presupuestaria.
A grandes rasgos, cabe distinguir dos grupos de canales: los masivos y los
personalizados. Aunque los primeros, ignorando la identidad del receptor, garantizan
que los mensajes puedan llegar a un público más amplio y variado en escaso tiempo,
en cambio tienen la desventaja de que las respuestas ante un reclamo suelen
dilatarse y, si se cuantifican en términos relativos, no son tan numerosas; además,
sólo suelen estar al alcance -especialmente en lo que se refiere al acceso a la
televisión, radio y prensa- de las ONG de mayores dimensiones73. Sin embargo, a
pesar de que este tipo de comunicación es costosa, lo es bastante menos de lo que
se piensa habitualmente (en cualquier caso sólo lo sería si no reportara beneficios, lo
que aquí no ocurre). Los anuncios que insertan las ONG en la prensa escrita suelen
ser gratuitos o, cuando no, poco onerosos; y los spots televisivos se negocian a bajo
precio (Bruneau [1996a: 158] comenta que, en el caso francés, son cerca de un 35%
inferiores a su valor de mercado).
Junto a los citados medios audiovisuales, a los que también cabría añadir
internet (muchas ONG -y, en cualquier caso, todas las estudiadas- poseen su propia
página web), otros modos de canalizar la información empleados por las ONGD

nuestro país por la sección española- en la que se presentaban dos imágenes del rostro de
una joven antes y después de su renutrición (véase la figura 2 en el ‘Apéndice documental’).
Aunque esta publicidad provocó indignación en algunos ámbitos, aduciendo que había sido
manipulada, ambas fotografías correspondían verdaderamente a la misma persona.
73
La mencionada investigación de Martínez Sánchez (1998: 182) confirma que sólo el 24,4%
de las ONGD españolas (entre las encuestadas cita a ANESVAD, Ayuda en Acción, Cruz
Roja, Intermón, Manos Unidas, Médicos del Mundo, Médicos Sin Fronteras, Medicus Mundi y
PROSALUS, a las que nosotros acaso añadiríamos Acción Contra el Hambre, Aldeas
Infantiles SOS, AMREF, Cáritas, Educación Sin Fronteras, Intervida, MPDL, Mundo Unido,
Proyecto Solidario, Save the Children, Solidaridad Internacional, Solidarios para el Desarrollo y
Survival -muchas de ellas entre las grandes) realiza esfuerzos de comunicación y utiliza la
publicidad en prensa para divulgar sus proyectos o actividades.
Las ONG en España 311

españolas, que no distinguen al destinario, son la participación en ferias y actos


públicos, las presentaciones públicas de la entidad o la edición de folletos
publicitarios, revistas y boletines.
Los canales personalizados, que tratan de compensar el anonimato de los
anteriores, son utilizados para dirigirse a un público concreto y previamente
identificado. Cuentan con la ventaja adicional de ser, a veces, más asequibles -lo que
resulta importante para las ONG que cuentan con una estructura más precaria- y de
proporcionar mayores rendimientos económicos en términos relativos (no así en
términos absolutos). De entre los más empleados por las ONGD, cabe citar los envíos
publicitarios (lo que supone conocer las señas -al menos nombre y dirección- de los
destinatarios) o el encarte de material en envíos ajenos, que permiten llegar a un
número considerable de individuos realizando una modesta inversión; las relaciones
públicas basadas en el contacto directo (se asientan en el testimonio de la persona; el
plazo de respuesta es inmediato), etc. La comunicación personalizada exige que
exista cierta regularidad en los contactos mantenidos, así como una cierta capacidad
pedagógica (se pretende convencer informando).

La imagen gráfica

Uno de los aspectos que caracterizan el ‘postmoralismo mediático’ al que se


refiere Lipovetsky (1992) es la primacía de la actualidad escenificada -lo real a distancia-
sobre los valores74. Debido a ello, y puesto que sin imágenes no hay indignación, las
ONGD utilizan con profusión los recursos visuales, que incorporan en calidad de
argumentos.
En relación al tratamiento de la imagen publicitaria, cabe señalar que los motivos
gráficos no se limitan a mostrar en exclusiva, en contra de lo que pudiera pensarse, las
todavía recurrentes fotografías de niños desnutridos, de campos de labranza yermos...,
sino que en ocasiones -y aquí cabe recordar que los referidos códigos de conducta
impiden difundir imágenes truculentas, misérrimas o que puedan dañar la integridad o

74
Asimismo, en este mismo capítulo ya se ha argumentado que para ‘ser solidario’ no se
precisa un compromiso profundo que requiera estar allí para ayudar, ya que -como dicta un
312 Parte 2

sensibilidad del sujeto representado- también buscan dar una visión más
esperanzadora, presentando los resultados positivos de la cooperación (escuelas y
hospitales construidos, niños cuyos labios esbozan una sonrisa agradecida...)75.
No obstante, a fin de discriminar la atención del receptor, de modo que ésta se
dirija hacia un aspecto concreto que se desea destacar del mensaje (v. gr., la situación
de pobreza, de hambre...), las ONGD, sometiéndose a las obligaciones que impone la
publicidad, en general se valen de un lenguaje escasamente reflexivo que prioriza la
efectividad de la imagen impactante76. Pero tal cual sucede con todo tipo de publicidad,
las formas utilizadas para aproximar el mensaje a la audiencia, tratando de despertar en
ella algún tipo de emoción -tal vez un sentimiento de compasión- que la identifique con
la problemática que se expone, corren el riesgo de acabar devaluando su contenido y
restándole credibilidad77.

A modo de síntesis, cabe indicar que las imágenes incorporadas a la narrativa


del desarrollo cumplen, por lo común, con las siguientes características78:
a) Sugieren y se refieren a hechos generalizables más que específicos.
b) No se presentan de forma aislada, sino que guardan relación con un asunto
definido previamente y forman parte de un mensaje.
c) A pesar de que las imágenes puedan surtir, en primera instancia, mayor
impacto que los textos sobre el receptor del mensaje, existe, no obstante, una

anuncio (véase la figura 3 del ‘Apéndice documental’)- desde aquí también se puede ‘echar un
cable’.
75
Véanse las imágenes del ‘Apéndice documental’.
76
Las imágenes y fotografías que se muestran, el propio contenido de los mensajes,
difícilmente serían asimilables en la mirada del receptor -provocando en él quizás un choc
emocional intenso, pero no por ello estéril-, de no ser por la legitimidad y autoridad con que se
reviste la ONG a la hora de exponerlas.
77
La responsabilidad de la dificultad de conciliar el carácter ficticio de la imagen resultante con
su construcción realista no recae en el público receptor, sino en la propia organización de la
representación, que exige que se privilegie determinado tipo de lecturas.
78
Gilbert y Mulkay (1984: 145-8) utilizan una línea argumental semejante para referirse a las
imágenes incorporadas a la narrativa científica. Asimismo, cabe señalar que, en buena
medida, las características indicadas también son de aplicación a los textos verbales -esto es,
a cualquier tipo de narrativa del desarrollo.
Las ONG en España 313

complementariedad entre ambos: las imágenes van acompañadas de textos


explicativos que afirman el contenido.
d) Están sujetas a convencionalismos destinados a esquematizar o simplificar el
asunto presentado.
e) Aun cuando la variabilidad interpretativa queda severamente restringida, ello
no es óbice para que una misma imagen -e igual sucede con un texto verbal-
pueda estar abierto a diversas lecturas, dependientes del distinto grado de
compromiso mantenido por el receptor79.
f) Participan de una forma de discurso no reflexiva (ya se ha comentado que
apelan al sentimiento).

La gestión de la imagen de las ONGD80

Ayuda en Acción

La estrategia comunicativa de Ayuda en Acción se halla vinculada con lo que


serían sus objetivos, en su mayoría comunes a cualquier ONG: el crecimiento
organizativo, la sensibilización de la opinión pública, la obtención de ingresos... Pero
de entre todos cabe destacar por su relevancia -aun cuando se relacione
estrechamente con la recaudación de fondos y con la extensión o implementación de
nuevos proyectos de cooperación- el impulso de campañas de ‘apadrinamiento’ de
niños del Tercer Mundo, para las que se sirve de técnicas de marketing81.

79
La interpretación de una imagen no es un proceso descontextualizado que se realiza en la
mente del receptor, puesto que es relevante la propia experiencia, que participa en la
formulación del significado.
80
En este apartado se describe cómo gestionan la imagen las mismas ONGD estudiadas,
haciendo hincapié en sus singularidades y rasgos distintivos.
81
Las fórmulas de ‘apadrinamiento’ como método de financiación de las ONG serán tratadas
en el próximo capítulo.
314 Parte 2

La política de comunicación está diseñada preferentemente para captar


nuevos ‘padrinos’ y donantes. Ello no impide que otro de sus propósitos sea abrir
nuevos espacios de concienciación social. Uno de los rasgos a señalar es que, para
marcar distancias con otras organizaciones, se incida especialmente en lo que se
considera que son valores destacados que distinguen a Ayuda en Acción:
apoliticismo, aconfesionalidad e independencia. Por otro lado, el diálogo con socios,
colaboradores y donantes fieles se realiza básicamente a través de la edición de
boletines informativos trimestrales, memorias anuales, informes de actividad,
expedientes de ‘apadrinamiento’ y correspondencia, lo que apenas obliga a mantener
el contacto personal directo.
Los mensajes publicitarios de Ayuda en Acción insisten predominantemente
-como es habitual entre las ONG- en los siguientes aspectos:
- Intentar despertar la compasión del público. (“Los niños del Tercer Mundo ya
no saben qué hacer para llamar tu atención” -advertía un spot reciente). En general -y
como se observará a continuación- las campañas de ‘apadrinamiento’ inciden
particularmente en este punto.
- Mostrar autoridad y legitimidad cuando se trata de hablar de los problemas
del Tercer Mundo y proponer soluciones a los problemas planteados (“hemos podido
hacer llegar nuestro mensaje a muchos lugares”, o bien “el futuro lo tenemos aquí,
está en nuestras manos” -asevera la publicidad), a la par que mostrar proximidad y
familiaridad (“el Tercer Mundo, Ayuda en Acción y Tu, trabajando hombro con
hombro” -reza un anuncio).
- Conseguir una donación y, aún más allá, convertir en fiel al donante
esporádico. En dicho sentido, el ‘apadrinamiento’ sería la culminación de este ‘querer
ser fiel’, puesto que el compromiso adquirido obliga al menos durante 10 años.

Forman parte del plan de medios tanto los canales personalizados como los
canales masivos.
En relación a los primeros, los envíos por correo son utilizados básicamente
para dirigirse a aquellas personas que ya tienen -o han tenido previamente en el
pasado- algún tipo de vínculo con la asociación. Ayuda en Acción envía hojas
informativas periódicas y boletines trimestrales, en los que se publican noticias acerca
de la vida asociativa y de las actuaciones que se impulsan; informes semestrales
destinados a los ‘padrinos’, en los que se describen los progresos alcanzados por el
niño apadrinado; y nuevas peticiones de ‘apadrinamiento’, dirigidas a quienes
Las ONG en España 315

actualmente ya apadrinan o han apadrinado en el pasado, con el objeto de que se


decidan a hacer lo propio con otro niño (consisten en una carta del director del
proyecto en la que se describen tanto las actuaciones pretéritas como las que se
desea llevar a cabo con el dinero recaudado, que se acompaña de una ficha del niño
al que se propone apadrinar que incluye una fotografía del mismo y unos breves
apuntes biográficos). Ocasionalmente también se aprovechan envíos publicitarios de
otras entidades (bancos, una agencia de viajes...) para unir su nombre al de ellas en
un marco de colaboración entre ambas partes.
Las relaciones públicas es otra de las estrategias utilizadas por Ayuda en
Acción. Tiene principalmente como destinatarios a los medios de comunicación
(gracias a ello es frecuente hallar informaciones relativas a la organización en la
prensa o medios audiovisuales), instituciones y empresas (también debido a ello,
algunas de éstas colaboran subvencionando o sponsorizando proyectos o incluso
comercializando productos conjuntamente). Por último, otra fórmula empleada la
constituye el testimonio directo realizado por miembros de la organización, factible, en
buena medida, gracias a la labor que realizan los voluntarios en actos públicos
(fiestas, conferencias...).
Ayuda en Acción, en sus estrategias comunicativas, hace un uso destacado de
los denominados canales masivos y, en concreto, de los mass media más habituales,
a cuya influencia atribuye el crecimiento alcanzado en número de socios y en
recursos. En tal sentido, inserta habitualmente publicidad en la prensa, aprovechando
que los periódicos suelen conceder facilidades, e incluso ha elaborado diversos spots
televisivos -uno fue realizado en colaboración con una empresa de
telecomunicaciones. En ambos casos, los anuncios forman parte de las campañas
emprendidas a favor del ‘apadrinamiento’ de niños.
Asimismo, Ayuda en Acción también ha aparecido en los medios de
comunicación en calidad de invitada en distintos programas televisivos o radiofónicos,
en los que se han divulgado aspectos del trabajo realizado. En los últimos años
merecen ser destacados un reportaje, emitido en TVE 1 en un espacio que ocupó
durante largo tiempo las primeras posiciones en los rankings de audiencia, que tenía
como protagonistas a los niños beneficiarios de los proyectos que la asociación
impulsa en Bolivia; otro reportaje, proyectado en La 2 de TVE, dedicado a los
proyectos que lleva a cabo en Bambamarca y Yancana Huasin, en Perú; o sendos
espacios informativos, emitidos por TV3, cuyo tema central eran las condiciones de
vida de los llamados ‘niños de la calle’ de Bolivia y el ‘apadrinamiento’, y en los que
316 Parte 2

aparecía de modo destacado la labor realizada por Ayuda en Acción. También otras
cadenas han dado cuenta del trabajo de la asociación mediante la emisión de
espacios informativos diversos (Antena 3, en el ámbito nacional; las autonómicas TVG
-que emitió un reportaje acerca de los proyectos de Ecuador-, ETB, Canal 9 -que
dedicó un programa a los proyectos desarrollados en Kenia-, Canal Sur o TeleMadrid;
o incluso las de ámbito local -tal es el caso de BTV). Sin embargo, por su considerable
impacto mediático, sin duda merecen una mención especial las participaciones de
Ayuda en Acción en diversas ‘maratones televisivas’ -en alguna se alcanzaron las 24
horas de emisión ininterrumpida-, las cuales, al margen de ofrecer una oportunidad
inestimable para dar a conocer la organización a la opinión pública, han permitido
realizar numerosos ‘apadrinamientos’ (en una de ellas, superando las previsiones más
optimistas, fueron apadrinados 45 mil niños).
Pero no solamente el medio televisivo se ha encargado de divulgar el trabajo
de Ayuda en Acción. También la radio (Cadena SER, Onda Cero...) y la prensa (la
misma organización cita a El País, ABC, La Vanguardia, El Mundo, Avui, El Punt,
Integral...) han hecho lo propio a través de la difusión de noticias y la publicación de
artículos de contenido diverso.
Una de las estrategias empleadas por Ayuda en Acción para influir en los
medios de comunicación pasa -tal como reconocen- por invitar a reporteros y a
periodistas a visitar los proyectos que impulsan a fin de que puedan conocerlos con
mayor profundidad y así incentivar la realización de reportajes. Según el cómputo
realizado por la propia asociación, la atención prestada por los medios de
comunicación a lo largo de 1996 quedó plasmada en la publicación de 147 artículos
en la prensa escrita nacional y 344 en la de ámbito regional, así como en la
realización de un total de 68 entrevistas y reportajes en 19 cadenas de televisión y en
innumerables emisoras de radio.
Al margen de la utilización de los mass media, otra de las fórmulas utilizadas
es la edición de folletos, que se distribuyen en los actos en que interviene, y la
confección de carteles de propaganda (fueron colocados en las marquesinas de los
autobuses y en otro tipo de mobiliario urbano). El argumento central de dichas
campañas de nuevo es el fomento del ‘apadrinamiento’.
Abundando en las estategias de comunicación, cabe señalar, en otro sentido,
que aun cuando el merchandising busque básicamente la obtención de rentabilidad
económica, no por ello, en cuanto que hace uso de la imagen para la consecución de
sus objetivos, impide dar a conocer la organización a un amplio público. Desde este
Las ONG en España 317

punto de vista, tal vez uno de los aspectos que más han contribuido a la popularidad
de Ayuda en Acción sea su faceta de organizadora de ferias comerciales -como
actos públicos que son, sirven para mostrarse a la ciudadanía- y, en especial -al
menos en Barcelona-, de la feria que se celebra en las fechas navideñas, en la que se
venden preferentemente productos de regalo donados por instituciones y particulares.
En Madrid, en tiempos recientes, tuvo relieve mediático una subasta de objetos
personales donados por famosos del mundo de la política, el deporte y la farándula.
Asimismo, es de destacar la comercialización de productos diversos, tocados con el
anagrama de Ayuda en Acción (como los mecheros que se expenden en estancos y
que llevan gravada la leyenda “apadrina un niño”, las camisetas, gorras, relojes,
juguetes, pins y libros cuya venta se realiza por catálogo, o las postales de felicitación
navideña), a menudo asociando este nombre al de empresas comerciales y entidades
financieras (Banco Central Hispano, Airtel, Lladró, Philips...), las cuales deben
destinar un porcentaje de las vendas o ingresos obtenidos a sostener proyectos de
Ayuda en Acción.
Por último, no debe olvidarse que la organización y participación en fiestas
populares y en diversas actividades deportivas o de ocio, en cuanto posibilitan que
Ayuda en Acción entre en contacto con capas de población no definidas con carácter
previo para transmitirles -de modo no personalizado- el mensaje deseado, constituye
también otra de las herramientas de comunicación empleadas. Actuaciones de este
tipo podrían ser, a modo de ejemplo, los ‘Encuentro[s] solidario[s] por el Tercer
Mundo’ que se celebran anualmente82.

Análisis del mensaje:

Parece que Ayuda en Acción, a través de su mismo nombre, haya querido


demostrar que está legitimamente preparada para actuar, que posee autoridad y
capacidad para ello. En efecto, de las palabras ‘ayuda en acción’ se desprende de
inmediato la idea de que no permanecen impasibles o a la expectativa, sino que están
trabajando para resolver los problemas que se les plantean. El eslogan utilizado para
conmemorar los primeros tres lustros de vida de la organización, que rezaba “15 años
trabajando con el Tercer Mundo”, servía justamente para ratificar esta legitimidad en
forma de experiencia.

82
Véase ‘Descripción de los proyectos y otras actuaciones’ en el ‘Apéndice documental.
318 Parte 2

Su actual logotipo -que recientemente ha sustituido al que ha sido utilizado


como emblema de la asociación en el pasado- pretende plasmar -en palabras de sus
creadores- “[e]l movimiento que supone la actividad y compromiso de los ‘proyectos
de desarrollo’ que [gestionan] frente al posicionamiento pasivo que transmiten las
palabras caridad y donación (...)”.

logotipo antiguo

logotipo actual

“La mano sintetiza el Desarrollo” -prosiguen. “Una mano que se ofrece, que
trabaja, que denuncia y una flecha símbolo del movimiento, actividad y fuerza, cuya
punta se dirige a la Acción”. Dicha mano, que mantiene el mismo color que el nombre
para reforzar el aspecto único del logotipo, “[s]urge como receptora y a la vez vehículo
potenciador de la ayuda (...)”. Asimismo, “la flecha en un color vivo es el símbolo
activo del proceso, sale del nombre arropando la mano y regresa mucho más fuerte”
(Boletín, 48: 31).
A su vez, el color habitualmente anaranjado del fondo estaría en consonancia
con su vocación de imparcialidad (recordemos que Ayuda en Acción se define
‘aconfesional’ y ‘apartidista’), con una actitud de compromiso que, no obstante, rara
vez incluye incluye la denuncia política contundente y tomas de posición radicales.
Más que el deseo de querer resolver el caos del mundo, de cambiarlo situándose en
un plano político, lo que buscarían es dar la sensación de estar en disposición de
ocuparse del prójimo y de aliviar su sufrimiento.
En definitiva, el primer mensaje que plausiblemente quisieran transmitir es el
de la pureza de sus intenciones (reforzada, a nivel de imágenes publicitarias, por la
profusión de niños, símbolo de la inocencia); de que, aun siendo ‘profesionales’ de la
Las ONG en España 319

ayuda, no están ‘contaminados’ por la política u otras vicisitudes que pudieran


distraerlos de su labor humanitaria; que son eficaces en la tarea que se proponen
llevar a cabo, que trabajan de un modo responsable (algunos de los titulares
publicados en sus boletines inciden a destacar el aspecto indicado: “El impacto de
nuestro trabajo es muy positivo”; “Ayuda en Acción está trabajando con seriedad y
responsabilidad”). El propio hecho de vincular el nombre de la entidad a personajes
con determinado prestigio o rango social (S.A.R. Pilar de Borbón es presidenta de
honor de Ayuda en Acción y, en calidad de tal, aparece fotografiada en las páginas de
uno de los boletines visitando un proyecto rural en Etiopía; y, a su vez, el Conde de
Orgaz es el actual presidente ejecutivo) o el hecho de que en las mismas
publicaciones se haga constar que la organización ha sido declarada de “utilidad
pública” (que permite que las donaciones puedan desgravar a efectos fiscales),
participarían en la construcción de legitimidad.
Al mismo tiempo, conseguir evocar proximidad y familiaridad constituye -como
se ha adelantado- otro de sus retos comunicativos. Esta dificultad se trataría de
superar con eslogans como el referido “El Tercer Mundo, Ayuda en Acción y Tu,
trabajando hombro con hombro”. La propaganda intenta crear aquí un efecto de
presencia real. El tratamiento familiar que se consigue mediante el uso de la segunda
persona del singular, la propia utilización de las palabras, pudieran llevar a suponer
que el conjunto de todos los colaboradores forman parte de una gran familia, son
miembros de una misma red, de manera que incluso es posible llegar a pensar que es
el propio donante quien está trabajando sobre el terreno y, más aún, que está en sus
manos la solución de la pobreza que se plantea combatir (“Tu puedes hacer algo
importante. Ya has dado el primer paso. Ahora está en tus manos dar los siguientes”
-asevera un mensaje publicitario).
La evocación de este carácter familiar, sintetizado en una fórmula que
permitiría insinuar que los ‘otros’, aun siendo desconocidos, de hecho pertenecerían a
mi propia familia, es especialmente válida en el tratamiento del ‘apadrinamiento’,
piedra angular de Ayuda en Acción: en él, el niño desconocido pasa a ser mi hijo -el
padre, desde la distancia, paga su manutención.
Por otro lado, la propaganda de Ayuda en Acción pretende transmitir la idea de
que urge actuar con inmediatez y de que, por consiguiente, las donaciones no pueden
320 Parte 2

esperar. Valga de ejemplo el siguiente anuncio, que formó parte de una campaña
publicitaria iniciada en 1998 y prolongada en años posteriores83:

Si estás harto de ver imágenes como esta [se observa el rostro de una niña
con la expresión triste] envianos un cupón como este.
Apadrina un niño.84

Aquí el reclamo viene a decir: ‘actúa, date prisa antes de que cualquier otra
cosa te disuada’. No hay lugar para la intención, ni se admiten los matices. Apelando
a la conciencia individual, al buen sentimiento, lo único que se debe responder es si
se desea o no ver niños tristes y, por tanto, si se está o no dispuesto a ayudar.
Más contundente es aún, en este sentido, el anuncio que reza:

Piénsalo bien. Para apadrinar un niño siempre tienes tiempo.


Exactamente tres segundos.

El receptor se ve impelido a colaborar súbitamente (sólo valen “tres


segundos”), sin tener el tiempo suficiente como para pedirse cual es la contrapartida
de su acción.
Por su parte, el mensaje publicitario de la campaña de otoño de 199785 -
bautizada con el lema “llena tu corazón”- contiene el siguiente texto:

Practica el ejercicio más sano para tu corazón.


Rellena este cupón. Corre, cada tres segundos muere un niño en el Tercer
Mundo.86

En esta ocasión, se plantea utilizar -tal como explicitan- un tipo de código algo
menos común en la publicidad de las ONG: “[N]o sólo tenemos en cuenta la
saturación informativa de la trágica realidad a la que está sometida la sociedad, sino
la uniformidad a la hora de comunicar estos mensajes, siempre a través de los
mismos códigos y contenidos, apoyándose en imágenes de niños demacrados y

83
La agencia de publicidad Ruiz Nicoli, que colabora desinteresadamente desde 1994 con
Ayuda en Acción, es la encargada de diseñar sus campañas publicitarias.
84
Véase la figura 4 en el ‘Apéndice documental’.
85
En general, las campañas publicitarias se lanzan en otoño y se intensifican a medida que se
aproximan las fiestas navideñas, más proclives a la ‘caridad’.
86
Véase la figura 5 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 321

apelando a sentimientos de culpa, de sufrimiento… que generan, en muchos casos,


reacciones de incomodidad, pasotismo e incluso indiferencia” (Boletín, 43-44: 21). Así,
y a pesar de la reiterada presencia de la figura del niño -pero esta vez de un niño que
nos es mucho más próximo y verosímil (“hemos querido difundir un mensaje
simbólico, haciendo protagonista a un niño que puede ser nuestro hijo”)-, dicho spot
pretende ejercer un impacto en el receptor mostrando una imagen inaudita, la de un
frigorífico -electrodoméstico que simboliza el consumismo del mundo occidental- que,
sin embargo, está vacío -sin duda con la intención de reflejar el hambre del Tercer
Mundo. Aquí se contrapone la abundancia a la falta de lo imprescindible para vivir. Si
una dieta saturada de grasas daña nuestro corazón, la insensibilidad hace lo propio.
Por tanto, no hay ejercicio más saludable que la solidaridad, ‘correr’ en ayuda de
quien lo necesita.
Siguiendo la misma línea argumental y creativa, la campaña de 1999 insiste en
demostrar que no existen razones válidas para no apadrinar un niño. Para ello, los
mensajes van destinados a rebatir los argumentos que a menudo se utilizan como
excusa para no hacerlo (“¿Realmente llega todo el dinero?”; “Bastantes problemas
tengo yo para llegar a fin de mes”; “Una pequeña ayuda no va a cambiar nada”)87. Por
su parte, la campaña publicitaria iniciada el año 2000, difundida a través de la prensa
escrita y de la televisión, introduce un argumento llamativo cuando plantea: “Te has
parado a pensar qué pasaría si consiguiéramos que las personas del Tercer Mundo
tuvieran acceso a los mismos medios y posibilidades que tú. Te imaginas cuántos
Newton habría en el mundo (...)”88.

Aunque el dinero obtenido mediante el ‘apadrinamiento’ no se dedica en


exclusiva a un niño en particular, sino que revierte en el conjunto de la comunidad,
puesto que los ingresos se dirigen a financiar el proyecto integral, no puede dejarse
en el olvido que esta fórmula crea un foco de atención individualizado y distinguible de
los otros (existe una identificación inmediata del beneficiario) que concentra el interés
del donante. Además, para éste -como para la ONG- el ‘apadrinamiento’ constituye
también una ventaja por cuanto se inscribe en el tiempo (para el donante porque sabe
que su aportación económica tiene un límite, y para la ONG porque tiene garantizados
unos ingresos regulares al menos por unos cuantos años). Asimismo, para la ONG

87
Véanse las figuras 6, 7 y 8 en el ‘Apéndice documental’.
88
Véase la figura 9 en el ‘Apéndice documental’.
322 Parte 2

reúne la ventaja de ofrecer una publicidad poco costosa y altamente rentable (basta
pensar en el éxito de las llamadas ‘maratones televisivas’ organizadas con esta
finalidad).
Los mensajes que utiliza Ayuda en Acción en su publicidad para fomentar el
apadrinamiento -aún a pesar del aparente giro dado en sus última campañas- apelan
de algún modo -tal como se observa en el ejemplo que se cita a continuación y en
otros ya mostrados- al sentimiento; buscan despertar la sensibilidad del donante
potencial, su piedad.

Para este niño vivir es una loteria. Tanto, que su suerte también depende de
un cupón.
Actúa. Apadrina un niño.89

Este tipo de modelo publicitario se caracteriza por los rasgos paternalistas y


por una imagen que tal vez pudiera considerarse un tanto estereotipada de las gentes
del Sur, representadas como seres indefensos merecedores de conmiseración. El
mensaje -tal como queda especialmente reflejado en la propia composición
fotográfica- transmite la necesidad de prestar ayuda a quienes se considera
desfavorecidos o incapaces de resolver su propio futuro. Puesto que la niña retratada
parece estar a punto de sollozar, la obligación de un buen ‘padre’ es -según reza un
titular del Boletín 43-44: 4- reconfortarla “secando las lágrimas”
A pesar de que la donaciones, así como el interés del público en general por la
labor que llevan a cabo las ONG, puedan ser muy sensibles a la divulgación
mediatizada de determinados acontecimientos (tales como catástrofes naturales,
hambrunas, colapsos sociales, crisis bélicas...), lo cierto es que Ayuda en Acción, a
diferencia de otras ONG, no los incorpora explícitamente en su publicidad. Por
ejemplo, si se examina la propaganda de los últimos tiempos, se hallan relativamente
pocas referencias al conflicto de los Grandes Lagos africanos, que aparentemente
tanto llegó a convulsionar nuestras conciencias (aun a pesar de que sin duda,
indirectamente, la asociación se haya podido ver beneficiada por el auge reciente
adquirido por las ONG como resultado de esta y otras crisis). En efecto, los mensajes
divulgados por Ayuda en Acción, en lugar de atender a la circunstancialidad, a los
acontecimientos puntuales, son básicamente atemporales; más allá del recurso a
explotar las situaciones de emergencia, las tragedias y los hechos singulares,
enfatizan -tal como queda reflejado en las campañas de ‘apadrinamiento’- la
Las ONG en España 323

perennidad del problema y, por consiguiente, manifiestan la necesidad de que el


trabajo realizado -y la donación aportada- no sea algo eventual, sino que tenga visos
de continuidad.

Desde un punto de vista formal, y al margen de los anuncios ya referidos


publicados en la prensa u otros medios de comunicación, destinados en esencia a
fomentar el ‘apadrinamiento’, Ayuda en Acción también emplea otras fórmulas
dirigidas a la captación de donativos. Éste es el caso de los trípticos que
habitualmente se reparten en los actos públicos en que participa la organización -y
que, al ser doblados, toman la forma de una carta-cupón a franquear en destino.
Diversas técnicas tipográficas (diferentes tipos de letra, uso de negrita...,
ilustraciones fotográficas, etc.) son empleadas para dar relieve al contenido del texto y
destacar los elementos centrales del mensaje (“Únete a nosotros”; “Apadrina un niño”;
“Apoya un proyecto”...). La técnica de escritura sigue la fórmula didáctica de la
pregunta-respuesta (“¿Cómo Ayuda en Acción entra en contacto con los niños?”;
“¿Qué información tendré sobre el proyecto?”; “¿Por qué es importante la figura del
socio-colaborador?”; “¿Cuál es la cuota del socio-colaborador?”...) a fin de ir
desvelando los posibles interrogantes que el lector pueda plantear. El texto,
escasamente técnico, respeta elementales reglas de simplicidad.
Es preciso reseñar que en Cataluña dicha publicidad está redactada en lengua
castellana, lo que tal vez reflejaría una tendencia al ‘centralismo’ organizativo. Aún a
pesar de la utilización circunstancial de la grafía catalana del nombre, no existe una
clara determinación a explotar los sentimientos identitarios que comparten amplios
sectores de la sociedad catalana.

Cooperacció

Desde la modestia de sus planteamientos -consecuencia de las limitaciones


que derivan de las reducidas dimensiones de esta ONG-, la estrategia comunicativa
de Cooperacció se propone principalmente, por medio de las campañas de
sensibilización que emprende, abrir nuevos espacios de concienciación social.
Aunque su objetivo sea contribuir, mediante la cooperación internacional, a “[l]a

89
Véase la figura 10 en el ‘Apéndice documental’.
324 Parte 2

construcción de nuevos modelos de desarrollo equitativos y sostenibles (...), su


actividad comienza por informar y sensibilizar a nuestra sociedad(...)” (Publicidad).
Cooperacció es una entidad que se define como laica y progresista y que, en
su publicidad, enfatiza estos rasgos -especialmente el segundo. En efecto, la imagen
y los valores que proyecta y el mensaje que difunde contienen cierta carga política
izquierdista. Insiste en hablar de las causas estructurales de la pobreza y de la
necesidad de introducir cambios no sólo en el ámbito local -fortaleciendo la
participación de las comunidades de base-, sino especialmente en la esfera global
(inclusive en la conciencia de la población de los países desarrollados). Más que
intentar despertar la compasión del público, tratando de conseguir una donación, se
plantea, en mayor medida que otras ONG, reflexionar y tomar un posicionamiento
político -lo que no supone, bien a pesar de que su nombre haya quedado asociado a
Iniciativa per Catalunya en la organización de algún acto, que este posicionamiento
deba ser partidista- ante unos problemas cuya raíz es de naturaleza eminentemente
política.

En su estrategia de comunicación, Cooperacció utiliza tanto los canales


personalizados como los masivos para dirigirse a su público. Los primeros son
empleados para relacionarse con los asociados y, eventualmente, con personas que
mantienen vínculos con la organización. Cooperacció remite regularmente a los socios
su ‘Butlletí informatiu’ (que consta de cuatro páginas en las que se publican
informaciones relacionadas con las actividades de la asociación) y, con periodicidad
trimestral, la revista ‘Papers d’Informació’, con una tirada de 2.000 ejemplares, en la
que se abordan asuntos relacionados con la problemática del Tercer Mundo y la
cooperación para el desarrollo (en cada número se plantea ordinariamente un tema
central sobre el que reflexionan los diversos articulistas).
Por su parte, el uso de los denominados canales masivos se limita a la
esporádica publicación de anuncios en la prensa o difusión en radio (suelen ser
bastante reflexivos y sólo ocasionalmente están pensados para recaudar fondos ante
situaciones de emergencia) y a la organización de conferencias y presentaciones de
libros o a la participación, a través de un stand propio, en algunas fiestas populares,
entrando así en contacto con sectores de población no definidos. Cabe señalar que
antiguamente la revista ‘Papers d’Informació’ se distribuía gratuitamente en algunos
establecimientos, por lo que llegaba a un público más amplio.
Análisis del mensaje:
Las ONG en España 325

‘Cooperación’ y ‘acción’, dos conceptos clave, se unen en un solo vocablo


componiendo el nombre de la asociación.

logotipo

Parece que, a través de su denominación, Cooperacció quiera indicar que


trabaja, sin admitir dudas ni indecisiones, para solucionar los problemas que afectan a
amplias capas de población del llamado Tercer Mundo, que se halla presta para
actuar (en el anagrama, la palabra ‘acció’ se escribe con destacados carácteres
tipográficos).
En su emblema se dibuja el globo terráqueo, al que cobijan cuatro barras que
intuitivamente representan la enseña catalana, queriendo simbolizar con ello su
vocación internacionalista y su firme enraízamiento local y, a su vez, expresar lo que
significa ‘cooperar’: esto es, colaborar desde aquí con todo el mundo.

El tono reflexivo, que supuestamente Cooperacció quiere imprimir a su


publicidad, quedaría pantente en anuncios del tipo:

Ahora es el momento de invertir en los países en los que la bolsa no ha podido


caer.
Baja el IBEX-35. Baja Wall Street. Bajan los valores. Bajan las bolsas. Baja la
economía. Ahora que todo baja, es el momento de invertir en valores que sólo
pueden subir: la justicia y la solidaridad con comunidades, pueblos y países
enteros. Los dos valores más importantes de la humanidad. Los auténticos
indicadores de los beneficios que somos capaces de producir las mujeres y los
hombres (...)90

Utilizando el mismo tipo de argumentos y recurriendo a la ironía, otro anuncio


reza:

Invierte en acciones anti-huracán Mitch91

90
Anuncio traducido del catalán. Véase la figura 11 en el ‘Apéndice documental’.
91
Véase la figura 12 en el ‘Apéndice documental’.
326 Parte 2

El aludido tono es, aún si cabe, mayor en el anuncio que a continuación se


reproduce, publicado en la prensa en forma de manifiesto firmado por profesionales y
destacadas personalidades del periodismo, las artes, la docencia, la abogacía, la
política, etc.:

Construyamos la esperanza.
La autosatisfacción con la que el mundo desarrollado acomete el cambio de
milenio topa con una realidad alarmante: el siglo XXI se iniciará con la
evidencia de que unos cuantos países serán cada vez más ricos, mientras que
la mayoría serán cada vez más pobres (...)
Los fondos destinados a la cooperación internacional se han de incrementar.
Pero no basta con la transferencia de dinero una vez al año. A la injusticia y a
la desigualdad no se las vence con caridad. De lo que se trata es de construir
estructuras de cooperación inteligentes, enraízadas a las necesidades de los
países receptores y que tiendan a fortalecer su tejido productivo, asociativo y
democrático. El colonialismo de las armas no puede ser sustituido por el
colonialismo de las limosnas. Cooperar no quiere decir tranquilizar la mala
conciencia del mundo industrializado. Cooperar significa dar apoyo a las
estrategias de crecimiento de los países que nunca han podido crecer.
La lucha contra la pobreza es también un combate por el desarrollo tal como lo
entienden los países receptores de la ayuda internacional (...)92

Desde un punto de vista formal, cabe señalar que en dicha publicidad se


observa un predominio absoluto de las escritura sobre las imágenes. A falta de éstas
-a menudo se limitan a una simple fotografía de reducidas dimensiones-, se presentan
amplios espacios en blanco, como queriendo dar una sensación de vacío. Por otro
lado, los titulares, tal vez con el deseo de aparentar dinamismo, imitan la escritura de
una impresora matricial.
En cambio, y como contraste, en los folletos que Cooperacció distribuye como
carta de presentación en los actos públicos en que participa, un dibujo naïf de vivos
colores, que representa el rostro de una mujer indígena, ocupa por completo una de
las caras del papel que se dobla en cuatro partes93. Sobre un fondo amarillo, el texto,
planteado de forma didáctica (formula preguntas como “[¿]cuál es el significado que
damos [a la solidaridad]?”, “¿qué es Cooperacció?”, “¿cómo trabaja Cooperacció?”, y

92
Anuncio traducido del catalán. Véase la figura 13 en el ‘Apéndice documental’.
93
Véase la figura 14 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 327

acto seguido pasa a dar las respuestas) y con la ayuda de diversas técnicas
tipográficas (negritas, distintos tipos de letra), se propone dar a conocer la
organización y despejar dudas respetando elementales reglas de simplicidad. En el
interior se adjunta un cupón para que, tras la lectura, si uno lo cree conveniente,
pueda efectuar una donación94 o, en su caso, pedir la admisión como socio.

Intermón

El departamento de comunicación y educación de Intermón, encargado de


coordinar las campañas publicitarias, es el responsable directo de desarrollar la
política de comunicación, en función de la estrategia organizativa definida por la
dirección de la entidad y de acuerdo con los objetivos que se persiguen, comunes a la
mayor parte de las ONG (a saber: implementación de los proyectos de cooperación,
sensibilización de la opinión pública, recaudación de fondos, crecimiento interno...).
A pesar de sus orígenes confesionales y aun sin renegar de ellos, Intermón
prefiere presentarse en público como una organización laica, independiente y, por
encima de todo, socialmente comprometida. Esta última actitud le obliga a adoptar
posiciones políticas y a plantearse actuar como ‘grupo de presión’ ante los partidos.
Como escribe Carreras (2000a), director general de Intermón, puesto que

[l]a pobreza, la degradación medioambiental, las violaciones de los derechos


humanos tienen su origen en causas políticas, (...) su eliminación exige
respuestas políticas. (...) Esto no implica en absoluto que el trabajo de las
ONG deba ser partidista o, dicho de otro modo, implica que debemos trabajar
con todos los partidos del arco parlamentario, para hacerles conocer mejor las
situaciones de injusticia, para hacerles llegar nuestras propuestas de cambio,
para reivindicar ante ellos mayor atención a lo que están pidiendo los miles de
personas que están detrás de nuestras organizaciones.

Los mensajes publicitarios de Intermón giran preferentemente alrededor de los


siguientes ejes:
- Mostrar autoridad y legitimidad para proponer soluciones y actuar. Se invoca
para ello su dilatada experiencia y el prestigio adquirido a lo largo de los años (“40

94
Cabe precisar que, en otro cupón de donación, se indica en la cabecera, sin duda como
señuelo, que la asociación emitirá un certificado que permitirá desgrabar un 20% de la
aportación en la declaración de renta.
328 Parte 2

años trabajando por un mundo más justo” -rezaba un eslogan), el reconocimiento


obtenido desde el exterior y que se manifiesta en su vinculación a redes solidarias de
alcance internacional (el deseo de exhibir su pertenencia a Oxfam ha llevado a esta
ONG a cambiar, en 2001, el nombre por la que es conocida por el de Intermón
Oxfam), así como los resultados del trabajo realizado. En relación a este último
aspecto, el citado Carreras (2000b) escribe:

Seguramente no hay soluciones mágicas, pero la voluntad de perseverar en un


trabajo complejo y a largo plazo está proporcionando resultados positivos.

Asimismo, se desea dejar patente su honradez y el carácter transparente de sus


actuaciones (“Nuestro compromiso por la erradicación de la pobreza”; “Intermón
quiere que sepas a dónde va tu ayuda” -son otros de sus lemas publicitarios).
- Aproximarse a su público hasta el punto de que éste pueda considerarse
copartícipe y corresponsable de la labor que desarrolla Intermón (“Juntos podemos
hacer un mundo más justo” -proclamaba una campaña publicitaria).
- Conseguir una donación apelando a la necesidad de ayudar (“Tu donativo es
la mejor semilla”)95.

En su política de comunicación, Intermón utiliza tanto los canales


personalizados como los masivos para acceder a la opinión pública.
En relación a los primeros, los envíos por correo se dirigen no sólo a aquellas
personas que tienen algún tipo de vínculo con dicha ONG (socios, donantes), a
quienes se remiten sus boletines -con periodicidad trimestral-, folletos de información
sobre las campañas que emprenden, así como publicidad de los actos en que
participan..., sino también a aquéllos que, sin haber mantenido contactos formales con
ella, figuran por alguna razón en su base de datos. Éstos últimos, al menos, reciben
una carta del director de la entidad o, en su defecto, un informe -redactados en un
tono marcadamente paternalista- en los que se narran situaciones de penuria que se
individualizan en personas concretas (se llega a identificar al supuesto infortunado,
dando a conocer su nombre), a través de los que se pide su colaboración en la
financiación de alguno de los proyectos, sea mediante una donación puntual, sea

95
Véanse las figuras 15, 16, 17 y 18 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 329

mediante aportaciones regulares -asumiendo el donante, en este caso, la condición


de ‘socio-colaborador’96.
El contacto directo, aun sin planificar, con quienes se dirigen a esta ONG, sea
en sus propias sedes o en los actos en que participa -también a través de llamadas
telefónicas u otros medios-, permite personalizar la comunicación. Asimismo, el trato
que Intermón mantiene con periodistas y responsables de los medios de
comunicación facilita una presencia frecuente en ellos bajo la forma de noticias o
reportajes.
En su estrategia comunicativa, utiliza de forma destacada los referidos canales
masivos y, de un modo particular, los mass media. En efecto, no sólo ha aparecido en
múltiples ocasiones en calidad de invitada en diversos espacios de radio y televisión o
en revistas y periódicos, en los que se ha entrevistado a alguno de sus directivos o
publicado artículos que llevan sus firmas, divulgando aspectos del trabajo realizado,
sino que también inserta publicidad en la prensa con cierta regularidad
aprovechándose de las facilidades que, por lo general, ésta ofrece. En tal sentido,
resulta raro no ver, ante cualquier catástrofe humana, anuncios solicitando
donaciones para paliar las necesidades más urgentes, aunque también publica otros
menos coyunturales destinados a sensibilizar a la población y que forman parte de
campañas publicitarias más extensas, así como, ocasionalmente, convocatorias de
los actos que organiza. Asimismo, ha realizado algunos spots televisivos. Durante las
navidades de 1998, pero prolongándose fuera de este periodo, se programó con cierta
asiduidad en distintas cadenas uno cuyo lema era: “Tu donativo es la mejor semilla”.
En 2001 se ha emitido otro, pensamos que con el propósito de popularizar ante la
ciudadanía el añadido de Oxfam a su nombre. También ha grabado algunas cuñas
radiofónicas. En una de ellas, una voz afirmaba: “Gracias a tu ayuda las comunidades
del Tercer Mundo serán autosuficientes”.
Otras fórmulas empleadas para dirigirse al gran público son los folletos, que se
distribuyen en los actos en que participa, y los carteles. Su argumento suele coincidir
con el de las campañas publicitarias que emprenden. En los primeros, tras una parte
expositiva en la que se da a conocer el punto de vista de Intermón, se concluye
solicitando la colaboración económica del lector. Por último, la venta de productos

96
Para Vaccaro (1996: 131), las cartas siempre constituyen el elemento central de la
publicidad por correo. Véanse los textos 1, 2 y 3 reproducidos en el ‘Apéndice documental’.
330 Parte 2

artesanales en las tiendas con que cuenta la organización también ha valido para
divulgar su imagen.

Análisis del mensaje:

La propia denominación de Intermón no oculta sus orígenes catalanes (‘món’,


en su traducción, equivale a ‘mundo’). Su particular enraizamiento a la sociedad
catalana (que se manifiesta no sólo en el número de socios que posee y en los
ingresos que recauda en Cataluña, sino también en el hecho de que muchos la
consideren la más genuina de las ONG catalanas) no ha sido un obstáculo para estar
presente y desarrollar sus actividades en muchas otras zonas de la geografía
peninsular, hasta el punto de que también se la considera una de las grandes ONG
españolas. Mientras que en Cataluña, por lo general, utiliza el catalán en sus
comunicaciones, en el resto de España hace uso de la lengua castellana.
De su nombre parece desprenderse lo que sería su vocación: hermanar a
todos los hombres, tratar de unir en un solo mundo a pueblos separados por las
desigualdades y así borrar la frontera que separa a ambos hemisferios, Norte y Sur;
luchar para erradicar las causas de la segregación y abolir las injusticias.
En su anagrama tradicional se dibuja un mundo que, constituyéndose en la
letra O, forma parte del propio nombre de la organización. El color verde del globo
terráqueo, que se repite en la franja sobre la que está escrita la leyenda “Fundación
para el Tercer Mundo” y que se presenta de modo destacado en el diseño de sus
publicaciones y otros productos (hasta el punto de pasar a ser el ‘color corporativo’
con el que se identifica a Intermón), querría evocar un sentimiento de esperanza. La
indicación explícita de su pertenencia a Oxfam Internacional buscaría reforzar su
prestigio y, por consiguiente, su autoridad y legitimidad ante la opinión pública para
abordar los problemas que se le plantean.

logotipo antiguo

El referido cambio de nombre de la entidad también ha conllevado una


renovación del logotipo, que conserva el color verde para mantener la imagen
Las ONG en España 331

corporativa. El símbolo situado en la parte superior es el mismo que sirve a Oxfam


International para identificarse.

logotipo actual

Por otra parte, la aludida legitimidad queda ratificada, en forma de experiencia,


en el reiterado anuncio de la fecha de su fundación. En efecto, en diversos folletos se
escribe:

Desde 1956, INTERMÓN (...) trabaja para solucionar las causas de la pobreza
de las poblaciones del Tercer Mundo, proporcionándoles los medios para
alcanzar la autosuficiencia y conseguir por ellas mismas su propio desarrollo.

Es su deseo recalcar que su dilatada historia ha proporcionado a Intermón un


alto grado de profesionalidad, a la que se unen -tal como se ha puesto de relieve- la
responsabilidad con que acometen sus compromisos -hasta el punto de permanecer
sobre el terreno cuando una crisis ya ha dejado de ser noticia-, así como también la
transparencia en la administración de los fondos que moviliza. En tal sentido, resulta
ilustrativo un anuncio publicado en octubre de 1999 en la prensa nacional cuyo titular
proclama “Un año después del Mitch [se refiere al huracán que devastó
Centroamérica en 1998] Intermón sigue allí” y en el que, junto a unas fotografías del
trabajo realizado, aparece el siguiente texto:

INTERMÓN lleva un año colaborando con las personas y las organizaciones


locales de los países afectados, desarrollando sus propios proyectos de
rehabilitación con el objetivo no sólo de recuperar lo perdido sino de reducir la
vulnerabilidad de las poblaciones a futuros desastres naturales.
Ha pasado un año, pero INTERMÓN sigue allí porque la recuperación tras el
huracán no es cosa de días sino de años.
RENDIMOS CUENTAS
Los huracanes George y Mitch devastaron algunos países de Centroamérica y
del Caribe. INTERMÓN recibió 1.224 millones de ptas. de los cuales se
destinaron 271 a la ayuda de emergencia* y 953 a un plan de rehabilitación a 3
años. (...)
332 Parte 2

* Hemos auditado los proyectos de emergencia. Si deseas más información, llámanos.97

Adviértase, asimismo, que aunque para Intermón sea preciso fortificar la


participación de las comunidades de base en las localizaciones donde actúa, ésta
siempre queda supeditada al aprovechamiento de la ayuda que se les pueda
proporcionar. Valga citar, a título de ejemplo, unas pocas frases entresacadas del
material utilizado en campañas publicitarias desarrolladas, respectivamente, en 1997,
1998 y 1999: “Gracias a ti [a tu ayuda] miles de familias de Etiopía podrán
cultivar sus propios alimentos”; “En los países más pobres del Tercer Mundo, hay
mucha gente dispuesta a trabajar las tierras más áridas. (...) Gente que quiere cultivar
sus propios alimentos. Dispuesta a trabajar duro por su futuro. Lo que necesita es que
hoy le demos la primera semilla”; “[C]on su propio esfuerzo y la ayuda que Ud. le
presta, podrán cambiar su futuro y valerse por ellas mismas”. En el spot televisivo al
que antes se aludía, un billete de banco, doblado de tal modo que imita la forma de
una semilla, cae en una tierra yerma de la que, casi como por encanto, brota
precipitadamente una planta98.
Si la necesidad de ‘ayudar’ es una constante que se repite una y otra vez en
los mensajes publicitarios de Intermón, ésta aún adquiere mayor relieve en lo que
afecta a las llamadas para recaudar fondos ante situaciones de emergencia (aquí la
‘ayuda’ que se reclama es sinónimo de ‘donativo’), tal como se revela en los ejemplos
siguientes, que corresponden a anuncios aparecidos en la prensa:

Por desgracia no es noticia en los periódicos, pero hoy en Angola hay


1.500.000 personas desplazadas. 24 años de guerra civil. 200 fallecidos al día
por el hambre. 230.000 personas en campos de refugiados, sin agua, con sólo
una fuente por cada 9.000 personas. ¿Necesitas más cifras para ayudarles?

Las lluvias torrenciales han arrasado Mozambique. Ayúdanos hoy a construir


su mañana.99

97
Véase la figura 19 en el ‘Apéndice documental’.
98
En una entrevista realizada en una cadena de televisión, los creadores de dicho spot, la
agencia de publicidad Ogilvy One-Barcelona, aclaraban su significado con estas palabras:
“Trabajando en el camino de la metáfora imaginamos la semilla, que es lo que necesita la
gente del Tercer Mundo para sobrevivir. El hecho de que esta semilla tome la forma de dinero
quiere significar que nuestra colaboración individual, por pequeña que sea, puede contribuir a
que esta gente pueda ver cumplidos sus proyectos”.
99
Véanse las figuras 20 y 21 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 333

El deseo de evocar en el receptor del mensaje un sentimiento de utilidad -e


incluso, en ocasiones, un efecto de presencia real-, es otro de los retos de su política
de comunicación. Ello no sólo se observa en frases como “JUAN PICAS tiene la
semilla que hará que esta tierra dé frutos”, que aparece escrita sobre una imagen de
un suelo cuarteado por la sequía y que pertenece a unos mailings publicitarios,
remitidos en 1998, cuyo objetivo era recaudar fondos100, sino también en argumentos
-extraidos de un folleto- del estilo “Podemos cambiar este mundo. (...) Unimos nuestro
esfuerzo al de miles de personas que creen en la gente y en su fuerza para crear un
mundo más justo para todos”101, e incluso en el carácter personalizado con que se
redactan algunos escritos que buscarían incluir al destinatario en el interior de una
red102.
Muchas veces se pretende situar al lector, apelando a su sensibilidad, ante la
disyuntiva de si debe o no cooperar: “Si cree que [quienes sólo poseen las ganas de
trabajar] merecen una oportunidad, ahora le invitamos a colaborar con INTERMÓN en
este proyecto” -se propone en un mensaje. Sin embargo éste es un falso dilema, ya
que la negativa conlleva de inmediato una condena implícita de dicha actitud. No hay
posibilidades reales de elección. Ante la pregunta que se formula (“¿Qué puede hacer
Juan Picas con sólo 2.000 Ptas. al mes?”), sólo se admite, desde una perspectiva
ética, una respuesta: “Sí, quiero colaborar con INTERMÓN para que cada día más
familias del Tercer Mundo tengan un futuro mejor”.
Esporádicamente anuncios más novedosos desde un punto de vista formal,
que se permiten juegos de palabras en aras a alcanzar un mayor impacto, escapan de
la referida línea argumental, tal como se observa en los siguientes ejemplos:

Estefanía y Daniel se separan. Diana se enamora.


Éste es el tipo de cosas que nos van insensibilizando.
¿Nos preocupamos por personas que no nos necesitan para nada y nos
olvidamos de quienes nos están pidiendo ayuda? Hey, ¿qué es lo que pasa?

Cada 3 minutos alguien muere en el primer mundo.


Cuando alguien del primer mundo decide ocuparse sólo de sus problemas,
¿está viviendo tranquilo? ¿o está muriendo en realidad?

100
Traducido del catalán. Véase la figura 22 en el ‘Apéndice documental’.
101
Traducido del catalán. Véase la figura 23 en el ‘Apéndice documental’.
334 Parte 2

El obrero que fabricó esta alfombra [se presenta la imagen de un tapiz] tiene 7
años. No tiene nada más.
Miles de niños y niñas trabajan explotados en el Tercer Mundo. Tú puedes
evitarlo apoyando un Comercio Justo y practicando un consumo
responsable.103

A pesar de que constatamos que Intermón se ha construido una imagen en la


que sobresalen, como rasgos propios, la constancia y dedicación con que aborda los
problemas y, por consiguiente, transmite la idea de que su actuación no es
circunstancial ni se halla sujeta a avatares o acontecimientos puntuales (desastres
naturales, hambrunas, graves conflictos sociales...), lo cierto es que cualquier
catástrofe humana que trasciende al exterior va acompañada -como ya se ha
mencionado- de la proliferación en la prensa escrita de anuncios -de los que se han
mostrado algunos ejemplos- que, aprovechando el grado de sensibilización que su
difusión mediática provoca en la ciudadanía, reclaman donaciones para afrontar las
necesidades más inmediatas.

Al margen de lo que son anuncios publicitarios aparecidos en la prensa,


Intermón también utiliza -tal como se ha referido- fórmulas personalizadas para
dirigirse a su público, fundamentalmente en busca de donaciones. Éste es el caso de
las cartas del director a las que antes se aludía, dirigidas a quienes constan en su
base de datos y a través de las que se solicita colaboración en la financiación de
determinados proyectos104. Al margen de las consideraciones ya apuntadas, es de
destacar que éstas mantienen un tipo de estructura narrativa en ciertos aspectos
asimilable a la de un cuento tradicional: se inicia el relato planteando un problema que
afecta a una persona determinada -o a un grupo específico- (una ‘situación de crisis’),
a continuación se busca una solución (la realización de un ‘proyecto de desarrollo’) y,
por último, gracias a la acción, se vislumbra un final feliz -a menudo épico. En el
desenlace intervienen, en el papel de protagonista, unos ‘héroes’ (la ONG, pero
también los donantes, que procuran los medios para que la primera pueda desarrollar
su labor) que deben vencer los distintos obstáculos hallados en el camino105.

102
V. p.p. 112
103
Véanse las figuras 24, 25 y 26 en el ‘Apéndice documental’.
104
V. p.p. 112
105
Gasper y Apthorpe (1996: 9) advierten que la estructura narrativa en forma de cuento es
común a muchas descripciones que atañen a actuaciones de desarrollo. De acuerdo con el
Las ONG en España 335

En otro sentido, y desde un punto de vista formal, en la publicidad de Intermón


se incluyen ilustraciones y fotografías (abundan las imágenes de personas de origen
subsahariano en actitud laboriosa, de madres acarreando a sus hijos...) y se emplean,
para resaltar los elementos centrales del mensaje, diversas técnicas tipográficas
(diferentes tipos de letra, uso de negritas y otras fórmulas destinadas a destacar el
contenido) y de estilo (como el empleo del post scriptum).
Los folletos que suelen repartirse en sus actos públicos, doblados en forma de
acordeón en cinco partes y con los titulares impresos en verde (se ha señalado que el
verde sería el ‘color corporativo’ con el que se identifica a la fundación), se proponen
dar a conocer la organización explicando sintéticamente y de forma sencilla quiénes
son y cómo piensan y actúan. Una de las cinco partes, susceptible de ser recortada,
puede ser utilizada como tarjeta postal -no necesita franqueo-, en una de cuyas caras
el lector puede decidir “[querer] cambiar este mundo, colaborando con Intermón” y
destinar, a este fin, una cantidad variable de dinero en concepto de donación106.

Manos Unidas

El hecho de que en Manos Unidas exista, a nivel orgánico, una


correspondencia entre la política de comunicación y la educación para el desarrollo,
da una idea clara de la importancia que, en teoría, ésta otorga a la sensibilización de
la opinión pública, destacando el acentuado contenido pedagógico de los mensajes
que transmite.

valioso análisis de Propp (1928), en toda narración los personajes reunen diversas funciones
que caracterizan su ‘esfera de acción’. Al ‘héroe’ -que Bajtin (1979: 123-164) define como
“totalidad de destino”- corresponde la función de salvación, llenar carencias y satisfacer
necesidades; le corresponde, en suma, el cumplimiento del deber, por arduo que sea (la
‘esfera de acción antagónica’ toma la forma de un ‘mal’ que debe ser doblegado). Lévi-Strauss
(1960), no obstante, sin restar mérito a las tesis de Propp, acaso las juzga en exceso
formalistas, por cuanto opina que en lugar de la existencia de un único relato arquetípico -tal
como se deduciría de los planteamientos anteriores- habría una multiplicidad de relatos, cada
uno con características propias.
106
Aunque en otras ocasiones, para poder efectuar donaciones, se proporciona un cupón que
se dobla en forma de sobre, siempre consta que se podrá desgrabar el 20% de la aportación
en la declaración de renta.
336 Parte 2

Sin renunciar a sus orígenes confesionales, que indiscutiblemente contribuyen


a forjar su identidad y que acaso constituyen su seña más relevante107, Manos Unidas
desea aparecer en la actualidad (y cabe reconocer que en su trayectoria histórica ha
experimentado una marcada evolución) como una ONG socialmente comprometida
que, lejos de predicar el ejercicio de una ‘caridad cristiana’ en un sentido limitado, se
propone erigir un mundo más justo y solidario, planteando con firmeza, por
consiguiente, la necesidad de cambiarlo y de transformar las actitudes que permiten
que pervivan las injusticias y las desigualdades. Ello se manifiesta no sólo a través de
la labor que realiza (basta recordar que es la ONG española que gestiona un mayor
número de proyectos), sino también se desprende -por lo que aquí respecta- en la
divisa de algunas de sus últimas campañas de sensibilización: “Cambia tu vida para
cambiar el mundo”; “Invierte en justicia. Gana en solidaridad”108.
En los mensajes publicitarios de Manos Unidas se enfatizan,
fundamentalmente, los aspectos siguientes:
- Su autoridad para hablar acerca de la pobreza y el sufrimiento que afectan a
amplias capas de la población de los países del Sur y que le infunde legitimidad para
aportar soluciones. Para ello invoca su veteranía (en algunos anuncios se lee que
“Manos Unidas tiene más de treinta años de experiencia en la financiación de
proyectos en el Tercer Mundo y en la sensibilización de la opinión pública” y, en otros,
se celebra la continuidad, año tras año, de sus Campañas contra el Hambre ), así
como la validez del “compromiso de continuar trabajando con los pueblos del Sur por
un mundo más justo y solidario” y la calidad de la labor que desarrollan.
- El deseo de despertar un sentimiento de solidaridad en el público al que se
dirige (“Manos Unidas le invita a solidarizarse simbólicamente un día con los millones
de personas que ayunan a diario por necesidad” -se repite en la publicidad con la que
cada año se anima a celebrar el llamado ‘Día del Ayuno Voluntario’), un compromiso
personal que, en última instancia, debiera acabar expresándose, de modo tangible,
por medio de una donación monetaria destinada a sufragar los proyectos que impulsa.
En tal sentido -y así puede deducirse de la lectura de algunas de las divisas
publicitarias mencionadas109-, para Manos Unidas la solución a los problemas del

107
Ya se ha señalado que Manos Unidas procede del movimiento Campaña contra el Hambre,
promovido en 1960 por sectores de Acción Católica, y que cuenta con personalidad canónica y
el reconocimiento de la Conferencia Episcopal.
108
Véanse las figuras 27 y 28 en el ‘Apéndice documental’.
109
V. p.p. 124
Las ONG en España 337

mundo requiere, presumiblemente, cambios de actitud; se intuye como un reto


personal (que incluso conlleva -como reza otro anuncio- la asunción de un riesgo110)
o, en el mejor de los casos, el resultado de la transformación de los valores colectivos.

En su estrategia de comunicación, Manos Unidas incluye en el plan de medios


-tal cual sucede con las otras ONG estudiadas- tanto los canales personalizados
como los masivos.
En cuanto a los primeros, los envíos por correo (básicamente de material
publicitario e informativo) son empleados para dirigirse a los socios y a aquellas
personas con las que se desea mantener contactos regulares. Para impulsar el
diálogo entre los sujetos o colectivos que guardan vínculos con la entidad, se publica
cinco veces al año un boletín (en Cataluña se titula “Un sol món”) a través del que se
dan a conocer los objetivos y actividades de la organización, así como el testimonio
de quienes trabajan sobre el terreno.
Asimismo, mantiene estrechas relaciones con los profesionales de la
comunicación, a quienes se ofrece todo tipo de documentación (datos, reportajes,
noticias, artículos...) con un doble propósito: por un lado, que la imagen de los países
del Tercer Mundo que la sociedad española acabe recibiendo “[s]ea más completa,
menos simplista y lo más directa posible”; y por el otro, para asegurar que puedan
“[ser] escuchadas las voces que generalmente quedan fuera de los grandes circuitos
de la información, que configuran uno de los más influyentes poderes de nuestro
tiempo”111. Siempre que sea posible, se facilita a los reporteros que “[e]ntren en
contacto directo con los países del Sur, viajando con ellos para que vean los
problemas y se comuniquen con los grupos que trabajan para buscar soluciones”. En
otro sentido, las relaciones públicas, que se traducen en contactos con instituciones
diversas y empresas, han permitido que algunas de éstas colaboren sponsorizando
proyectos o actividades de dinamización.
Manos Unidas también utiliza con profusión los llamados canales masivos. En
concreto, “[e]labora y distribuye anuncios de prensa, radio y televisión, para atraer la
atención de la opinión pública española sobre los problemas del Tercer Mundo y
animar la solidaridad”. En todos ellos se solicita que el público colabore mediante

110
Véase la figura 29 en el ‘Apéndice documental’.
111
Esta cita, así como las siguientes, reproducen información publicada en el Butlletí
Extraordinari Campanya XXXVIII (p. 19-20) de Manos Unidas.
338 Parte 2

aportaciones económicas. Acepta que “la inserción gratuita de los anuncios es una
valiosa colaboración que prestan estos medios” y reconoce que su consolidación en la
sociedad española se debe, en parte, al apoyo que en su momento recibió de la
televisión (De Felipe [1981] advierte que desde 1966 -y, al menos, hasta 1979- TVE
se encargó de difundir gratuitamente el spot de la Campaña contra el Hambre). Hoy
en día recibe un apoyo inestimable de la cadena COPE, que emite con regularidad
cuñas publicitarias.
Por otro lado, “a fin de impulsar la difusión de informaciones sobre los países
del Sur en los medios de comunicación, Manos Unidas convoca cada año sus
concursos de prensa, radio y televisión, para premiar los mejores trabajos
periodísticos relacionados con los problemas del hambre y el subdesarrollo del Tercer
Mundo, sus causas y posibles soluciones, como también con la tarea de Manos
Unidas”. Quizá ello haya contribuido a que esta asociación también haya aparecido en
los citados medios de comunicación en calidad de invitada -aunque,
comparativamente, menos que otras ONG que cuentan con menores recursos y
capacidad de trabajo-, siendo entrevistado alguno de sus directivos y/o viendo
divulgados aspectos de las actividades realizadas bajo la forma de noticias. Es de
destacar que en el año 2000, La 2 de TVE emitió un documental titulado ‘Los
Excluidos’, que constaba de seis episodios y que se proponía servir en imágenes la
discriminación e injusticia en el Tercer Mundo, coproducido con Manos Unidas.
Otras fórmulas utilizadas para darse a conocer a la opinión pública son la
publicación de folletos, que se distribuyen en los diferentes actos en que participa, y
de carteles, que se fijan en el mobiliario urbano, en las vitrinas de algunos comercios
e incluso en las puertas de las iglesias. Anualmente se convoca un concurso con el
objetivo de elegir la imagen que, unida al eslogan correspondiente, se constituirá en
eje de las campañas publicitarias y que, por consiguiente, aparecerá en los carteles y
en los folletos.
Por último, cabe señalar que Manos Unidas, a diferencia de otras ONG,
apenas realiza actividades de merchandising (tal vez la única excepción la constituiría
la comercialización de postales navideñas que, al margen de proporcionar ingresos,
sirven para difundir el nombre de la asociación).

Análisis del mensaje:


Las ONG en España 339

Dos manos entrelazadas, cada una de distinto color, sosteniendo -o casi


abrazando- el globo terráqueo, que simbolizan la unión fraternal de todos los
hombres, dando a entender que el sufrimiento del mundo incumbe a todos y que
nadie puede desentenderse de su prójimo, conforman el anagrama de Manos Unidas.

logotipos

El nombre de la entidad, escrito en letras azules o, en su negativo, blancas


sobre fondo azul, que dan una sensación de pureza, completan el logotipo. En él
queda reflejada lo que sería la vocación de Manos Unidas: fortalecer los lazos de
solidaridad hasta el punto de llegar a hermanar a la humanidad en un proyecto de
salvación común.

La ‘solidaridad’, en efecto, es un concepto clave -acaso el que más se reitera-


en los mensajes publicitarios de Manos Unidas. Como tal, aparece en la referida frase
utilizada como lema de la campaña de 1998 (“Invierte en justicia. Gana en
solidaridad”), centrada en el comercio justo y en la condonación de la deuda externa
del Sur y difundida a través de anuncios aparecidos en la prensa nacional, radio y
televisión. Y también está implícito en el lema ya citado (“Cambia tu vida para cambiar
el mundo”), perteneciente a una campaña publicitaria lanzada a inicios de 1997.
En relación a ésta, es interesante observar cómo Manos Unidas describe, en el
Butlletí Extraordinari Campanya XXXVIII (p. 2-3), el significado de la divisa y de los
elementos gráficos que la acompañan:

El mundo es la gran casa común en construcción para más de cinco millones


de personas, que necesita mucha mano de obra (...). Manos Unidas quiere que
este año hagamos una visita a las obras para ver si nos animamos a echar una
mano. La casa tiene andamios por todos lados porque ninguna de las zonas
está acabada. La zona norte, en su estructura, es la que va más adelantada,
340 Parte 2

pero aún necesita muchos retoques (...). En la zona sur los obreros aún hacen
los cimientos. Los trabajadores están en plena actividad. Sorprende que haya
tan pocos obreros para tanto trabajo (...). Hay una persona que ha llegado a
pie de obra pero de momento se lo está pensando. Aún no ha decidido si se
incorporará o se irá a casa y seguirá por televisión, desde lejos, la marcha de
las obras. Sus compañeros le animan para que les eche una mano. Hay
mucho trabajo a hacer. Alguien debería decirle a esta persona que piense
menos en sí misma y un poco más en los otros, que deje de filosofar sobre
cómo arreglar el mundo y se ponga a construirlo con sus propias manos, que
cambie su vida para cambiar el mundo (...).
Somos conscientes que todos nuestros actos individuales influyen de alguna
manera en la situación global, por esto lanzamos el mensaje de “CAMBIA TU
VIDA PARA CAMBIAR EL MUNDO”.

Este mismo espíritu subyace en los eslogans de las campañas de 1999 y de


2000 (“Arriésgate. Oye su voz”; “Hagamos del mundo la tierra de todos”112), también
profusamente difundidos a través de los mass media y de las publicaciones propias.
Esta última campaña -se escribe en un tríptico publicitario- propone

revisar planteamientos, valores, prácticas, leyes, estructuras creencias y


lenguajes. Si no hacemos los pasos efectivos en este sentido, el deseo
quedará en retórica porque -[como escribió] Pablo VI- no hay ninguna razón
para reservarse en uso exclusivo lo que supera la propia necesidad cuando a
los otros les falta lo que es necesario.

La imagen de un mundo multiétnico, en el que tienen cabida todos los seres


humanos y todas las culturas, que se refleja en el elemento gráfico del último de los
anuncios citados, es también el hilo conductor de otra campaña anterior, lanzada a
finales de 1997, cuyo eslogan, estampado en carteles, en folletos y en la prensa,
rezaba “Diversidad de culturas. Igualdad de derechos”113. En ella se afirmaba y
negaba la ‘diferencia’ al mismo tiempo, reconociendo al ‘otro’ sus rasgos identitarios,
pero a la vez equiparándolo al aceptar que le corresponden los mismos derechos que
a ‘nosotros’. A modo de ilustración, se mostraban letras, carácteres y signos que
supuestamente pertenecerían a modos de escritura utilizados por diversos pueblos o
civilizaciones.

112
Véase la figura 30 en el ‘Apéndice documental’.
113
Véase la figura 31 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 341

Asimismo, en 1999, como complemento de la referida campaña cuyo


enunciado era “Arriésgate. Oye su voz”, se publicaron una serie de anuncios en la
prensa y algunas revistas, completamente novedosos en cuanto a estética y
contenido, que buscaban denunciar “todas las formas de explotación que padecen
millones de hombres y mujeres, niños y niñas de todo el mundo”, calificados en un
folleto como “los esclavos y esclavas del siglo XXI”, y, de un modo específico,
distintas situaciones de una crueldad extrema que degradan la condición humana (el
trabajo infantil, el reclutamiento de menores para la guerra, la prostitución de
adolescentes...). Alejándose de los cánones publicitarios, no se cebaban en la
sensibilidad del público que los recibe, sino que invitaban a una reflexión algo más
profunda acerca de algunos de los graves problemas que afectan al Tercer Mundo.
Con la ayuda de unas imágenes sin duda impactantes e inauditas (aparecían niños y
niñas envueltos en celofán como juguetes que se pudieran comprar y manipular), pero
que no resultaban degradantes, los textos eran contundentes en la condena114:

Soldier kids.
Fáciles de manejar. Disponibles por separado. 250.000 modelos diferentes. A
partir de 5 años (...).

I love Sushila.
Sushila siempre dice sí. Sin documentación. ¿Quieres jugar con ella? Varios
modelos. A partir de 10 años.
Explotación sexual, niños en la guerra, trabajo infantil... 250 millones de
personas son utilizadas como objetos. Todas tienen nombre: esclavos.115

En otro anuncio, para denunciar las condiciones de precariedad, marginalidad


y explotación que afectan a los inmigrantes que habitan en nuestro entorno, se
escribía en un tono irónico, imitando el estilo de las ofertas de trabajo que aparecen
en la prensa, lo siguiente:

Empresa de metalurgia necesita niños mineros. (...)


Se necesita familia analfabeta dispuesta a trabajar en un latifundio. (...)
Empresa busca inmigrantes ilegales. (...)
¿Te gustaría trabajar en Europa como prostituta? (...)116

114
La agencia de publicidad Saatchi & Saatchi fue la encargada de diseñar esta campaña.
Parece que el contendido de los anuncios llegó a causar cierta alarma en la Conferencia
Episcopal.
115
Véanse las figuras 32 y 33 en el ‘Apéndice documental’.
342 Parte 2

Manos Unidas ha construido una imagen en la que sobresale el firme


compromiso de trabajar día a día a favor de los más necesitados. Ésta es una labor
callada que no necesita ser publicitada. Transmite la idea de que su trabajo no es
circunstancial, de que no está sujeto a acontecimientos puntuales (catástrofes
humanas...). En efecto, esta ONG, en términos comparativos, no destaca por la
ayuda humanitaria que ofrece en situaciones de emergencia, ni se distingue por
lanzar intensas campañas publicitarias en busca de donaciones cuando éstas se
producen.
Ello no evita, de todas formas, que de su publicidad se desprenda un cierto
rasgo paternalista, por otro lado inevitable -y común en prácticamente todas las ONG-
debido a la propia naturaleza e implicaciones de la ayuda: en dicho sentido, sirva, a
título de ejemplo, el hecho de que en su publicidad, y a diferencia aquí de lo que
sucede con otras ONG, apenas haya referencias al tema de la participación de las
comunidades de base en la realización de los proyectos.
Asimismo, y en otro sentido, aunque Manos Unidas, en los textos que elabora,
ocasionalmente pueda referirse a que la pobreza tiene unas causas estructurales, sin
embargo, más que proponerse luchar abiertamente contra ellas, privilegia aquellos
planteamientos que inciden en exclusiva en mitigar la intensidad de sus
manifestaciones externas. Trasladando, además, la responsabilidad de la solución a
la esfera individual -y situándola en un plano axiológico, al dictado de los valores y de
la conciencia de cada cual-, a la pregunta -formulada en un tríptico publicitario- de
“¿es posible cambiarlo todo?”, contesta escuetamente: “la respuesta la tienes tú”.

En general, Manos Unidas, en su publicidad, cuida el aspecto estético. Los


carteles, editados en color, incorporan ilustraciones llamativas (muestran más dibujos
alegóricos o fotocomposiciones que retratos de figuras humanas). Los folletos -que se
reparten en los actos en que participa- son parte de la propias campañas publicitarias,
por lo que en la cara principal se reproducen los motivos que aparecen en los
carteles. En forma de tríptico o de hoja doblada en cuatro mitades (dos de las cuales
son susceptibles de recortarse para convertirse en un sobre -el envío se franquea en

116
Véase la figura 34 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 343

destino- en cuyo interior el lector puede rellenar un cupón para hacer un donativo)117,
describen en pocas líneas el objetivo de la campaña e informan sintéticamente de
otras actividades que lleva a cabo Manos Unidas. A su vez, y con el propósito de
asegurar que existe transparencia en la gestión -algo imprescindible cuando se trata
de conseguir donativos-, también suelen incluir una serie de gráficos que muestran la
evolución de las recaudaciones, el origen y destino de los fondos... Por otro lado,
desde un punto de vista tipográfico, para dar relieve a los contenidos se emplean
distintos tipos de letra (negritas, cursivas), así como otras fórmulas de resalte.
Es preciso señalar que, en Cataluña, la publicidad y las comunicaciones de
esta ONG (que suele utilizar el nombre catalán de Mans Unides) están redactadas,
prácticamente en exclusiva, en lengua vernácula. Ello probablemente obedezca a la
aproximación, producida en el tardofranquismo, de la Iglesia local, con la que -como
es sabido- Manos Unidas mantiene estrechos vínculos orgánicos, a ciertos sectores
del catalanismo político y social.

Médicos Sin Fronteras

Antes de esbozar lo que sería la estrategia comunicativa de Médicos Sin


Fronteras es preciso recordar dos aspectos centrales que, sin duda, influyen en su
determinación y condicionan su contenido: en primer lugar, que esta organización, en
buena medida, se ha especializado en proporcionar ayuda de emergencia en
situaciones de crisis, en las que está en peligro la supervivencia de las poblaciones
afectadas, y que, por consiguiente, su actuación es contingente y azarosa; y, en
segundo lugar, que ésta es una ONG que, como su nombre indica, se incluye en la
categoría de las que anteriormente hemos definido como profesionales, al estar
constituida básicamente por personal del ámbito de la salud (médicos, infermeros...) y
que, en consecuencia -y así queda reflejado en su publicidad-, está especializada en
proporcionar ayuda médica y sanitaria -sin que ello necesariamente deba implicar
desinterés por los proyectos de desarrollo integral.
Médicos Sin Fronteras, en efecto, incorpora a su publicidad, aprovechándose
de su difusión mediática, todos aquellos acontecimientos (conflictos bélicos,

117
En dichos cupones suele indicarse que “los donativos hechos a Manos Unidas desgraban,
con un 20%, en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y tienen la consideración
de gasto deducible en el Impuesto de Sociedades”.
344 Parte 2

hambrunas, catástrofes naturales...) capaces de conmocionar al público y despertar


su sensibilidad118. Aunque, como cualquier ONG, pretenda transmitir la idea de que
está dispuesta y capacitada para ayudar -en este caso, socorrer- a quienes lo
necesitan, sus mensajes publicitarios, sin embargo, y aún a riego de caducar, están
parcialmente sujetos a la circunstancialidad y temporalidad de unos acontecimientos
que son en sí mismos singulares.
Por otro lado, a pesar de que resulta innegable que la política de comunicación
está diseñada preferentemente para captar donaciones, ello no impide, sin embargo,
que también cumpla el propósito de abrir nuevos espacios de concienciación social.
La publicidad de Médicos Sin Fronteras enfatiza los aspectos siguientes:
- Mostrar que el dolor ajeno, aun lejano, no les deja indiferentes y que, en
consecuencia, están dispuestos a actuar allá donde haga falta.
- Convencer al público de que las emergencias humanitarias exigen actuar con
urgencia y que ellos están preparados para dar respuesta con la mayor rapidez y
profesionalidad.
- Mostrar, en general, autoridad y legitimidad cuando se trata de hablar de los
problemas del Tercer Mundo y plantear soluciones.
- Persuadir al público que dé sus donativos pero que no se conforme con ello y
adopte una actitud comprometida que obligue a las administraciones públicas a
actuar.
- Proyectar una imagen de organización independiente, aconfesional y,
específicamente, apartidista -lo que no significa apolítica. En efecto, esta ONG,
tomando partido por las poblaciones expuestas al peligro, practica la denuncia
política. Más aún, su propósito de cambiar el mundo obliga justamente a situarse en
un plano político. Las palabras de su presidente así lo atestiguan: “El ejercicio de la
política no es patrimonio de los que se presentan a las elecciones. Si nos acusan de
hacer política, la respuesta es: ¡sí, y con toda legitimidad!” (El País Semanal, 16-4-
2000).

Forman parte del plan de medios los canales personalizados, así como los
canales masivos.

118
Para el presidente de Médicos Sin Fronteras, “sólo cuando la sociedad civil se sensibiliza
ante la televisión y presiona, se movilizan las instituciones”. Al planteársele el dilema de si es
lícito difundir imágenes terribles para agitar las conciencias, responde: “Si atendemos al
derecho a la información y tras él surge la movilización, sí. Pero si el objetivo es sólo ganar
Las ONG en España 345

En relación a los primeros, los envíos por correo (comprenden material


publicitario e informativo) son empleados básicamente para dirigirse a los socios-
colaboradores y a quienes mantienen algún tipo de vínculo con la organización. Con
una periodicidad bimensual, publican una revista que no sólo informa de las
actividades que desarrolla la ONG, sino que también pretende crear opinión (incluye
un editorial, reportajes, testimonios personales, noticias sobre los proyectos, cartas al
director, etc.).
Asimismo, y en relación al mismo tipo de canales, los contactos personales
mantenidos con responsables de los medios de comunicación (prensa, radio y
televisión) sin duda han contribuido a que éstos divulguen con cierta frecuencia
informaciones relativas a la organización. A su vez, una labor de relaciones públicas
desarrrollada ante empresas e instituciones ha posibilitado la sponsorización y
subvención de proyectos u otras actividades119. Por último, el testimonio directo
realizado por miembros de dicha ONG, especialmente en los actos en que participa
(fiestas, conferencias...), ha permitido un mayor acercamiento de ésta al público.
No obstante, Médicos Sin Fronteras, en sus estrategias comunicativas, hace
en especial un uso destacado de los denominados canales masivos y, en concreto, de
los mass media más habituales, insertando habitualmente publicidad en la prensa (y,
en ocasiones, encartándola), aprovechándose de las facilidades que ésta concede, e
incluso emitiéndola por televisión: cabe señalar que uno de los spots televisivos fue
realizado en colaboración con una firma de bebidas refrescantes120. Cada vez que
estalla una catástrofe humana (o -como quizás sería más apropiado afirmar- cada vez
que la televisión la convierte en noticia), Médicos Sin Fronteras, como si de un rito se

cuota de audiencia, no. ¿Dónde está el límite? Ahí hay otro dilema. En todo caso, no a la
ocultación. Ya hemos tenido bastante” (El País Semanal, 16-4-2000).
119
Empresas de todo tipo (telefonía, informática, entidades financieras, auditoría, líneas
aéreas, alimentación, supermercados, cadenas de tiendas...) han suscrito ‘acuerdos de
marketing’ con Médicos Sin Fronteras, que proporcionan a ésta recursos para financiar sus
proyectos y a aquéllas el prestigio de ver asociado su nombre al de una ONG que ha obtenido
el Premio Nobel de la Paz. En este sentido, cabe destacar que el acuerdo con la empresa de
telecomunicaciones Airtel se plasmó en una campaña publicitaria conjunta, con anuncios en la
prensa, que se realizó durante las navidades de 1998 (véase la figura 35 del ‘Apéndice
documental’).
120
En dicho spot, emitido a finales de 1998, y en el que el nombre de Médicos Sin Fronteras
se vinculaba al de Pepsi-Cola, tras anunciarse que el 1% del precio de cada lata de refresco
se destinaría a la ONG, aparecía un individuo, al que un subtítulo identificaba como socio de
ésta, que declaraba: “Puedes pensar que es una utilización mercantilista de una ONG. O
puedes pensar en hospitales, vacunas (...)”.
346 Parte 2

tratara, pide la colaboración -básicamente económica- de la ciudadanía a través de


los anuncios.
Pero Médicos Sin Fronteras (bien sea la sección española o la organización
internacional) también ha aparecido a menudo en los medios de comunicación en
calidad de invitada en distintos programas televisivos o radiofónicos, así como en
periódicos y revistas, en los que se han divulgado aspectos del trabajo realizado. Que
las labores que llevan a cabo, es decir, el testimonio de la acción sobre el terreno,
lleguen a convertirse en noticia, apareciendo en un documental televisivo, o que se
entreviste a algún miembro de su staff en un espacio informativo, o incluso que éste
escriba un artículo de opinión, dan a la ONG, en cuanto que difunden ampliamente su
imagen, una publicidad muy estimable.
Al margen de la utilización de los mass media, otra de las fórmulas utilizadas
para darse a conocer es la publicación de folletos, que se distribuyen en los actos en
que participa como organizadora o invitada, así como la confección de carteles de
propaganda (los de una campaña destinada a enfatizar la rapidez con que actúan
fueron colocados, por ejemplo, en las vallas del metro).
Por último, cabe indicar que Médicos Sin Fronteras también aprovecha su
participación en fiestas populares y actos de diverso tipo para entrar en contacto con
capas de población no definidas previamente y hacer llegar a éstas, de un modo no
personalizado, el mensaje deseado.

Análisis del mensaje:

Parece que Médicos Sin Fronteras ha sabido hallar, en su denominación y en


el logotipo, una solución para superar el conflicto que se presenta entre el requisito de
poseer suficiente autoridad como para poder hablar con legitimidad de causa del
‘sufrimiento’ ajeno y, a su vez, la necesidad de establecer una relación de proximidad
que propicie el compromiso y la donación.
Las ONG en España 347

logotipo

El término ‘médicos’ que aparece en su nombre, lo bastante familiar para todos


y que tiende a despertar confianza, sirve también para confirmar que, por su condición
de profesionales de la medicina, los miembros de esta ONG están precisamente en
situación y en disposición de actuar contra el ‘sufrimiento’ y de inyectar en el mundo
energía vital121. En tal sentido, Cabat (1996: 141-4) mantiene que sin esta legitimidad
que deriva de su personalidad ‘médica’ -es decir, en ausencia de los signos utilizados,
que proporcionan al público el convencimiento de que combaten (‘curan’) con eficacia
el ‘mal’-, algunos de los mensajes propuestos -ciertas fotos, ciertas frases de los
mailings- difícilmente serían asimilables122.
En el anagrama no aparecen contornos cerrados o definidos, ya que está
totalmente abierto, en expansión, conteniendo incluso una parte desconocida -que se
sitúa más allá de los trazos- que evocaría el espíritu de aventura que los anima.
Desprende una marcada sensación de dinamismo. La figura que se dibuja en el hueco
-ocupando el espacio que anteriormente pertenecía a la mencionada cruz- y que
supuestamente representa a un ‘médico’ en acción, atraviesa con decisión una
‘frontera’ teñida de sangre123.

121
La cruz que aparecía antiguamente en el logotipo, y que fue suprimida por la actual figura
humana, actuaba como instrumento identificador, como la señal que legitimaba la condición de
médico.

logotipo anterior
122
Para Cabat, tales representaciones, sin el complemento de unos signos que generen
confianza en el público y las inmunicen, producirían un choque emocional demasiado intenso.
123
El propio Cabat (op. cit.: 142-3) aclara que el anagrama de Médicos del Mundo -con quien
se tiende a establecer comparaciones- evoca la misma sensación de dinamismo. En éste,
aparece la figura de una paloma en vuelo -y que adopta la forma de cruz-, con la que se desea
transmitir un mensaje de esperanza, a la par que de profesionalidad. La circularidad del
348 Parte 2

A nivel publicitario, la confluencia entre el compromiso moral de actuar contra


el ‘sufrimiento’ y el profesionalismo con que se invisten se materializa en anuncios
-publicados en la prensa diaria- en los que se desea realzar su capacidad para acudir
donde haga falta y su dilatada experiencia:

Tenemos una UVI de 148.940.000 Km2.124

[E]n los últimos 25 años, en Médicos Sin Fronteras hemos acumulado la


experiencia necesaria para socorrer a las poblaciones en peligro en sólo 24
horas. Se encuentren donde se encuentren. (...)125

En idéntico sentido, la leyenda “En Médicos Sin Fronteras tenemos 365 días
de emergencia al año”, que se repite en algunos anuncios y folletos y con la que se
intenta transmitir la idea de constancia en el trabajo, fue también utilizada como lema
de uno de los referidos spots televisivos.
Pero la experiencia contrastada, la rapidez en actuar y la perseverancia, no
son los únicos factores empleados, a nivel publicitario, para avalar su prestigio. A
éstos cabe añadir la utilización que se hace del galardón del Premio Nobel de la Paz,
recibido en 1999, que se encargan de recordar los siguientes titulares:

Después de haber luchado en tantas guerras, quien iba a imaginar que nos
darían el Nobel de la Paz.126
Es de destacar que en esta clase de anuncios Médicos Sin Fronteras suele
enfatizar su independencia tanto de los poderes políticos como económicos, para así

logotipo simbolizaría una comunión con el mundo, a la vez que reforzaría la imagen de
soberanía de esta ONG.

logotipo
124
Véase la figura 36 en el ‘Apéndice documental’.
125
Véase la figura 37 en el ‘Apéndice documental’.
126
Véase la figura 38 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 349

ahuyentar los riegos de manipulación de la ayuda o su apropiación o aprovechamiento


por parte de actores ajenos a las poblaciones destinatarias:

El poder, la política, el dinero... por encima de todo estás tú.


La dignidad de las personas está por encima de todo. Por eso, llevamos ayuda
humanitaria allá donde más se necesita sin tener en cuenta intereses políticos,
económicos o militares. Si crees que debemos seguir siendo independientes,
neutrales e imparciales, hazte socio de Médicos Sin Fronteras. Necesitamos tu
apoyo. Llama ahora.127

Asimismo, otra característica que es importante señalar es que Médicos Sin


Fronteras, en su publicidad, no sólo trata de convencer al receptor de la misma de que
se ocupa del prójimo, sino que también pretende introducirlo en la problemática de la
asistencia a las poblaciones en peligro -lo que exige un esfuerzo de explicación
suplementario-, buscando crear una sensación de formar parte, es decir, de compartir
el ‘sufrimiento’ y su aflicción. Son numerosos los anuncios con vocación pedagógica
en los que los comentarios acerca de la labor de la ONG se acompañan de
observaciones geopolíticas y sociológicas, tal y como muestran los ejemplos
siguientes:

AVISO DE EMERGENCIA EN ANGOLA:


SITUACIÓN: Angola es uno de los países más minados del mundo. Hay 15
millones de minas. Lo que supone 1,3 minas por cada habitante.
PROBLEMA: Las minas producen cientos de muertes y miles de
amputaciones. A la vez que limitan las actividades cotidianas de la población,
como el cultivo de los campos o el pastoreo.
ACTUACIÓN: Médicos Sin Fronteras trabaja en los centros de salud y
hospitales tratando a enfermos y heridos. Además denuncia el uso y el
comercio de las minas antipersona.
OBJETIVOS: Facilitar el tratamiento médico a la población. Detener
definitivamente la fabricación y el uso de minas antipersona. Contar con tu
ayuda. (...)128

SUDAN: “El hambre como arma de guerra”.


En Sudán hay hambre porque hay guerra.

127
Véase la figura 39 en el ‘Apéndice documental’.
128
Véase la figura 40 -así como las figuras 41 y 42, que pertenecen a la misma serie-, en el
‘Apéndice documental’.
350 Parte 2

Los bombardeos y los ataques indiscriminados de esta guerra provocan


desplazamientos forzosos de la población. Hay más de dos millones de
desplazados.
Esto obliga a abandonar las cosechas y provoca un alarmante aumento de la
desnutrición. Dos millones de personas viven bajo la amenaza del hambre.
Por tanto la hambruna no es consecuencia de las sequías que afectan a la
zona con carácter cíclico, ya que la población ha aprendido a superarlas con
mecanismos tradicionales. (...)

¿QUÉ HACEMOS EN KOSOVO?


Con la ayuda de socios y colaboradores, más de 70 voluntarios de Médicos
Sin Fronteras proporcionan alimentos, medicinas y atención médica a los
refugiados que han llegado a Albania, Macedonia y Montenegro, pero... cientos
de miles de personas, víctimas del conflicto siguen sin recibir ayuda y
protección efectiva. (...)129

La aludida labor pedagógica llegó al extremo de organizar, en el marco de una


exposición itinerante, “un campo de refugiados en el corazón de la ciudad” con el
objetivo de que los visitantes pudieran “[c]onocer la realidad de los millones de
refugiados que hay en el mundo y cómo trabajan las organizaciones humanitarias”; en
suma, pudieran “[v]er, tocar, sentir y comer, en una palabra, experimentar como un
refugiado más”, así como “[descubrir] también el trabajo que cada día realizan los
trabajadores de las organizaciones humanitarias (...)”130.
A su vez, para reafirmar el contenido informativo y resaltar el carácter político
de las catástrofes humanas, los anuncios incluso se presentan en forma de noticias
periodísticas:

Aunque no a todo el mundo le importa, estamos orgullosos de publicarlo


Atención a esto: El Hospital de Médicos Sin Fronteras en Kibera estrena nueva
báscula
MÉDICOS SIN FRONTERAS, Nairobi (Kenia)
El hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kibera, un suburbio de Nairobi
con 700.000 habitantes, recibió ayer una nueva báscula. (...)
La báscula servirá para pesar a los niños que llegan diariamente a este centro
que ofrece servicios de atención primaria y materno-infantil, y permitirá realizar
el seguimiento de la evolución de los pequeños. El hospital tiene una gran
afluencia, ya que en el suburbio de esta ciudad keniata viven alrededor de
129
Véanse las figuras 43 y 44 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 351

700.000 personas hacinadas, sin alcantarillado y sin luz ni agua corriente.


“Éste es uno de los lugares de la tierra donde más habitantes por km2 hay. No
es difícil imaginar que las necesidades aquí son muchas”, explica Sabine, la
enfermera del hospital. (...)131

En un sentido semejante, en uno de ellos se muestra -tratando de situar al


lector ‘sobre el terreno’- un mapa de la región en que actúan, junto con un pedazo del
envoltorio de un medicamento en que se lee: “Aplicar directamente sobre la zona
afectada”132.
Sin embargo, y a pesar de las abundantes explicaciones, lo cierto es que lo
único que de hecho se exige al receptor es que responda si está o no en disposición
de ayudar. La propaganda no admite los matices, ni está interesada en conocer las
intenciones. Ante la pregunta de “¿Qué harías tú [para saciar la sed de un niño]?”, a
aquél se le presentan, de un modo maniqueo, tan solo dos opciones: “a) darle agua;
b) no darle agua”133. Decidirse por ‘dar agua’ no comporta para Médicos Sin Fronteras
-y para cuantas ONG se dedican a la ayuda de emergencia- otro compromiso que el
de colaborar económicamente con ella.
La moral que se maneja es la de la necesidad extrema e inmediata. Uno se ve
conminado a colaborar ‘de prisa’ (“mañana de toca a ti” -se lee en otro anuncio), con
la misma rapidez que distingue a las nuevas tecnologías de la comunicación134. Pero
de nuevo las llamadas de urgencia que se difunden significan: ‘no vaciles, contribuye
con una donación, antes de que preguntes cuál es la contrapartida o de que cualquier
otro pretexto pueda disuadirte’.

130
Véanse las figuras 45 y 46, que corresponden a las dos caras de un folleto con el que se da
publicidad a la exposición, en el ‘Apéndice documental’.
131
Véase la figura 47 -así como las figuras 48 y 49, que pertenecen a la misma serie-, en el
‘Apéndice documental’.
132
Véase la figura 50 en el ‘Apéndice documental’. Las metáforas médicas se reproducen en
otros anuncios. Así, en uno de ellos, puede leerse, en lo que se supone que es un pedazo de
la caja de un producto farmacéutico: “Granulado. Actúa en 24 horas.” Y, a su vez, en un
tríptico publicitario se lee: “Uso tópico. Lea detenidamente las instrucciones de uso.”
133
Se advierte, no obstante, que paradójicamente “a veces la respuesta más evidente no es
siempre la correcta”. En efecto, si uno escoge -como es de suponer- la ‘opción a)’, el niño
podrá “[s]ufrir diarreas y cólera” debido al mal estado del agua. Véase la figura 51 en el
‘Apéndice documental’.
134
“Conecta con otra forma de ver el mundo. www.msf.es la web humanitaria” -reza el titular
de un anuncio de prensa, con el que Médicos Sin Fronteras muestra estar al día de las
352 Parte 2

En la mayor parte de las campañas publicitarias emprendidas por Médicos Sin


Fronteras, los anuncios en la prensa y, en ocasiones, en radio y televisión, se
acompañan de folletos de propaganda que se distribuyen en cuantos actos participa.
En este caso, la línea argumental, los textos y las ilustraciones, son coincidentes (con
la salvedad de que los folletos, a diferencia de los anuncios de los periódicos -en
blanco y negro-, son en color -y, en su defecto, el anagrama siempre contiene el color
rojo).
A parte, Médicos Sin Fronteras edita otro tipo de folletos que sirven de carta de
presentación de la ONG ante el público u, ocasionalmente, para difundir información
acerca de un problema que se presume grave (v. gr., las epidemias en África) a fin de
que la población adquiera conciencia de su magnitud. Los textos, elaborados con
frases cortas, respetando elementales reglas de simplicidad (lo que no impide que
esporádicamente pueda utilizarse un vocabulario con pretensiones técnicas, que
paradójicamente sirve para que quien lo lea se sienta partícipe en la creencia de que
domina una terminología especializada), suelen apostar por la fórmula didáctica de la
pregunta-respuesta (plantean cuestiones tales cómo “¿quiénes somos?”, “¿qué
hacemos?”, “¿dónde trabajamos?”, “¿cómo funcionamos?”, “¿cómo nos
financiamos?”, “¿qué necesitamos?”...), con el propósito de que el lector vaya
despejando cuantas dudas se le susciten. Tratan de transmitir seguridad ofreciendo
soluciones (para que la publicidad surta efecto, un problema jamás puede ser
presentado como algo irremediable). Aunque de diversos formatos, abundan en todos
ellos los motivos gráficos. Asimismo, y para dar relieve al contenido y destacar los
elementos centrales del mensaje, emplean toda clase de recursos tipográficos
(diferentes tipos de letra, negritas, texto en color...).
Algunos de los folletos que, en ocasiones, se han encartado en publicaciones
periódicas, presentan la peculiaridad de estar redactados de un modo supuestamente
personalizado e intentan transmitir una sensación de familiaridad e intimidad. Sea bajo
la apariencia de carta (remitida por el director general de la sección española y que,
retóricamente, se encabeza con la fórmula “apreciado amigo, apreciada amiga”)135, o
de diario en el que el supuesto autor -un médico de la organización destacado en
Mozambique- revela, simulando la existencia de una comunicación directa con el

novedades. Véanse las figuras 52 y 53 del ‘Apéndice documental’, que reproducen dicho
anuncio y la referida página web.
135
Para Cabat (1996: 143) se produciría una reapropiación del lenguaje postal, tratando de
exprimir la idea de ‘correo humanitario’. Véase el texto 4 del ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 353

público, sus experiencias personales136, pretenden, en mayor medida que otro tipo de
propaganda, tocar la fibra sensible de la población a la que se dirigen. Desde un punto
de vista formal, también emplean diversas técnicas tipográficas y distintos tipos de
letra para resaltar el contenido. En la mencionada carta, que sigue las reglas
epistolares clásicas, se recurre al subrayado de aquellos conceptos e ideas que se
juzgan centrales -queriendo dar la impresión de que el texto ha sido releído- con el
ánimo de que se les preste mayor atención; también se le añade un post scriptum. A
su vez, el referido diario está escrito sobre una superfície que imita la página de un
cuaderno (para reforzar la sensación de intimidad, se reproducen sendas diapositivas
que muestran al narrador, vistiendo su bata blanca, en plena actuación). Al final, en
cada caso se solicita al lector que colabore económicamente con la organización (sea
en calidad de socio -lo que supone efectuar donaciones con regularidad- o mediante
una única aportación). Al separar y doblar por la mitad dos de las cuatro o cinco caras,
plegadas en acordeón, de los folletos, éstas adquieren la forma de un sobre -no
necesita franqueo-, en cuyo interior hay un formulario que debe cumplimentar el
donante.
Cabe señalar, por último, que Médicos Sin Fronteras, en su política de
comunicación en Cataluña, usa sólo parcialmente la lengua vernácula (en general,
sólo se emplea en algunos folletos que se distribuyen localmente). La revista que
editan, por ejemplo, sólo se publica en versión castellana. Asimismo, el nombre que
recibe la ONG se utiliza más en castellano que en catalán. A veces -como sucede con
la mencionada revista-, la denominación, en español, que aparece en el anagrama, va
acompañada de la correspondiente traducción, en letras de tamaño reducido, al resto
de las lenguas peninsulares (catalán, gallego y vasco).

Medicus Mundi

Medicus Mundi, a diferencia de Médicos Sin Fronteras y de otras ONG


constituidas por profesionales de la sanidad, no se ha especializado -tal como ya se
ha observado en el apartado 5 del presente capítulo- en proporcionar ayuda de
emergencia en situaciones de crisis, sino que sus acciones van dirigidas,
principalmente, a promocionar la salud de la población a través de la potenciación de
la atención primaria, vehiculada mediante proyectos de cooperación que atienden a

136
Véase la figura 54 del ‘Apéndice documental’.
354 Parte 2

una perspectiva de desarrollo global. El hecho de que, en gran medida, sus


actividades no estén condicionadas por el carácter contingente y circunstancial de
determinados acontecimientos (hambrunas, desastres naturales, conflictos bélicos...)
influye, sin lugar a dudas, en el diseño de su estrategia comunicativa. Así, a nivel
mediático, sus necesidades publicitarias son inferiores o menos inmediatas (no está
obligada a mostrar la cara más amarga de la tragedia), quedando reducidas a lo que
serían sus objetivos orgánicos, comunes a los de cualquier ONG (implantación,
sensibilización de la opinión pública, captación de donaciones...).
No obstante, si algo caracteriza a la política de comunicación de Medicus
Mundi es la modestia -en términos comparativos- de sus planteamientos, así como de
los medios que emplea y de los recursos que destina a fines publicitarios. A título de
ejemplo, basta señalar que a lo largo de los últimos años hemos podido localizar -aun
reconociendo no haber revisado exhaustivamente en las hemerotecas el conjunto de
las publicaciones periódicas- un solo anuncio de esta ONG en la prensa (fechado en
las navidades de 1997 y cuyo texto contiene alusiones a estas fiestas)137. Los
responsables del departamento de comunicación centran sus mayores esfuerzos en
atender a cuantos se relacionan y vinculan con la asociación, así como en contactar
personalmente con los medios de comunicación (conceder entrevistas, elaborar notas
de prensa...); es decir, su misión -al menos en Cataluña, pero es fácil deducir que
sucede otro tanto en el resto del país- es más la de actuar como el rostro público de la
ONG en sus contactos con el exterior, que diseñar campañas publicitarias de
envergadura cuya difusión requiera el apoyo de medios ajenos a la propia
organización (prensa, radio, televisión...). A lo sumo, la publicidad que se elabora
(básicamente se restringe a folletos propagandísticos utilizados como carta de
presentación) la distribuye, en los actos que organiza o en que participa, la misma
ONG apoyándose en su propia estructura.
En efecto, Medicus Mundi, para vehicular sus mensajes, suple los canales
masivos por fórmulas de comunicación más personalizadas. Así, en las actuaciones
de sensibilización social -que se sitúan, en la escala de prioridades, en un lugar
preferente-, y uno de cuyos instrumentos destacados es -en Cataluña- el Butlletí
trimestral, existe una pronunciada tendencia a privilegiar el contacto personal.
Como resultado de todo ello, Medicus Mundi transmite, a quienes reciben sus
mensajes, una cierta sensación de proximidad e, incluso, de familiaridad. Invocando el

137
Véase la figura 55 del ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 355

carácter participativo de la entidad, se les invita permanentemente a integrarse en la


vida asociativa y a colaborar en cuantas actividades se organicen.
Por otro lado, a pesar de que sus orígenes hay que buscarlos en una iniciativa
promovida por profesionales de la medicina de confesión católica, Medicus Mundi
procura mostrarse como una organización independiente, tanto desde el punto de
vista religioso como político. En los referidos folletos de presentación se enfatiza su
competencia profesional y la transparencia de sus acciones, la dilatada experiencia
histórica (“fue fundada en Alemania en 1962”), el carácter internacional de dicha
entidad (“tiene ramas en 7 países europeos”), a la par que la marcada
descentralización organizativa, que supuestamente la acercaría a los ciudadanos (“en
el Estado Español hay 16 asociaciones territoriales, que funcionan autónomamente y
que forman la Federación Medicus Mundi España”) y que, a su vez, sería prueba
palpable de su implantación geográfica138. La suma de estos factores, unida al hecho
-como reza la misma publicidad- de “[estar] reconocida oficialmente por la
Organización Mundial de la Salud”, reforzarían su autoridad y legitimidad para actuar.

Análisis del mensaje:

El nombre latino que designa a esta ONG equivale, en su traducción, a


‘médico del mundo’. Cuando se trata de identificar a la federación española o a la
asociación catalana, éste se acompaña de los topónimos ‘España’ o ‘Catalunya’ que
se sitúan, en el anagrama, bajo el mismo, escritos en letra de menor tamaño.
Tal como se ha referido al tratar el caso de Médicos Sin Fronteras, el término
‘medicus’ (‘médico’) que compone dicho nombre garantizaría que sus miembros son
profesionales de la medicina y, en consecuencia, que están capacitados y en
disposición para actuar contra el ‘sufrimiento’. El globo terráqueo -el genitivo ‘mundi’-
representado en el anagrama expresaría su voluntad de ocuparse de todos los
hombres y de intervenir, en la medida de lo posible, en todas partes. Sobre este

138
Insistiendo en estos aspectos, en otro folleto, que lleva por título ‘Declaración de Medicus
Mundi’ y en el que se reproducen los principios aprobados, en 1995, por la Federación de
Asociaciones de Medicus Mundi-España, se manifiesta, por ejemplo, lo siguiente: “1. Somos
independientes (religiosamente y políticamente) [...]. 2. Nuestro modelo organizativo es
federal, participativo, plural y democrático, expresión de nuestra riqueza territorial. (...) 13. La
experiencia, seriedad, profesionalidad y eficacia de las acciones de Medicus Mundi han
garantizado la calidad de nuestras intervenciones. (...) 18. Expresamos la transparencia de
nuestra acción mediante auditorías financieras y de gestión, de carácter obligatorio en
nuestras asociaciones”.
356 Parte 2

‘mundo’, se intuye, en color destacado, la silueta de un par de serpientes enroscadas


dibujando un cáliz, que forma parte de la simbología médica y que, en calidad de tal,
actuaría como elemento identificador -o, cuanto menos, éste sería su propósito, pese
a que la notoriedad de este signo es inferior a la que tiene la cruz- y legitimador.

logotipos

El compromiso que adquiere Medicus Mundi no se reduce en exclusiva -tal


como se ha adelantado- a la asistencia médica. Sus preocupaciones también se
dirigen a otros aspectos (v. gr., la educación, la dignidad personal...) que dan
consistencia a cualquier proyecto de desarrollo que presuma de ser integral.
Esta multiplicidad de intereses se revela en el anuncio publicado en la prensa
al que antes se aludía:

No cobra doble [se muestra la fotografía de una persona ante una máquina de
coser, realizando su trabajo] ...pero tiene derecho a la salud, a la educación y a
una vida digna.139

Aquí -como en la publicidad de otras muchas ONG, por no referirnos a su


totalidad-, se complementan el deseo de informar para sensibilizar a la opinión pública
con la necesidad de recaudar fondos que permitan llevar a cabo los proyectos. A
causa de ello, se solicita la colaboración del receptor del mensaje mediante un
donativo.
Esta dualidad de intenciones se descubre, de igual modo, en los citados
folletos de presentación. En forma de tríptico en el que abundan habitualmente las
ilustraciones (fotografías, gráficos...), el color y los alardes tipográficos -aun
conservando un aspecto austero-, su redacción está planteada de modo didáctico,

139
V. p.p. 153
Las ONG en España 357

empleando la reiterada fórmula de proponer preguntas (“¿Qué es Medicus Mundi?”;


“¿Cómo se financia?”; “Objetivos”; “¿Cómo colaborar con MM?”) a las que siguen las
consabidas respuestas140. En algunos de ellos es factible recortar un cupón de
donación -que corresponde a una de las tres partes que compone el tríptico-,
susceptible de ser cumplimentado y enviado en un sobre a la dirección que se indica.
Apenas combinando o modificando unos pocos motivos gráficos, los mismos
folletos están redactados en lengua castellana -llevan la firma de Medicus Mundi-
España- o en lengua catalana -en este caso, están firmados por Medicus Mundi-
Catalunya141. En relación a Medicus Mundi-Catalunya, cabe señalar que ésta emplea
en exclusiva el catalán en sus comunicaciones públicas.

SETEM

A pesar de la relativa modestia de los medios con que cuenta SETEM


-producto de las reducidas dimensiones de esta ONG-, en su política de comunicación
destacan las campañas de sensibilización que emprende con el objetivo de abrir
nuevos espacios de concienciación social y que se caracterizan por la contundencia
de los temas tratados y la marcada combatividad y mordacidad en los contenidos.
SETEM vehicula sus mensajes tanto a través de los referidos canales
personalizados como de los masivos. Los primeros son empleados para relacionarse
con los asociados y, eventualmente, con personas que mantienen vínculos con la
organización (v. gr., los voluntarios que participan en los llamados ‘campos de
solidaridad’ o los alumnos que asisten a los cursos de formación que organizan).
Entre los segundos destaca la publicación de todo tipo de folletos, que se constituyen
-sin desmerecer el interés de algunas exposiciones y otras actividades con
trascendencia exterior- en la principal herramienta no sólo para dar a conocer a la
entidad y difundir sus actuaciones, sino también, y de un modo particular, para
divulgar sus campañas de sensibilización (basta recordar las emprendidas a favor del
llamado ’comercio justo’ y contra la explotación laboral de la mano de obra infantil por
parte de empresas multinacionales -en las que han compartido protagonismo con

140
Medicus Mundi también ha publicado y distribuido unos folletos destinados a dar a conocer
las actividades de su sección de Farmacia, cuyo objetivo principal es proporcionar
medicamentos al Tercer Mundo a bajo coste y que respondan a las necesidades reales de la
población.
358 Parte 2

otras ONG). La organización se encarga de distribuirlos por sus propios medios, en


especial a través de los stands que suele habilitar en los diversos actos en que
participa.
En su estrategia comunicativa, la publicidad en los mass media no tiene un
papel relevante, pese a que periódicamente se difunden cuñas radiofónicas en alguna
emisora. No obstante, y aun cuando apenas haya anuncios en periódicos y revistas
(sólo hemos localizado uno -aunque repetido- en el que se promocionan los ‘campos
de solidaridad’), en cambio ha sido capaz de aparecer en ellos, con cierta asiduidad,
en noticias acerca del ‘comercio justo’. También se han hallado referencias a SETEM
en los boletines de otra ONG.
Asimismo, ha aparecido en la radio en numerosas ocasiones e incluso en
televisión en, al menos, sendos reportajes cuyos temas eran, respectivamente, la
organización de los citados ‘campos de solidaridad’ y la valoración del trabajo de las
ONG del Norte entre la juventud del Tercer Mundo -éste último de elaboración propia.

Análisis del mensaje:

El nombre de SETEM, un acrónimo que corresponde a ‘Servicio para el Tercer


Mundo’, da una idea clara de que existen para ayudar; de que su vocación es la de
servir a las poblaciones más necesitadas de los países del llamado Sur.
El anagrama, extremadamente austero, se limita a reproducir la caligrafía del
nombre. En ocasiones, bajo éste -y separado, en circunstancias, por una raya
horizontal-, aparece escrito, en mayúsculas, el término ‘Catalunya’ (este añadido
identifica a la asociación catalana, a pesar de que ésta, en su publicidad, no siempre
lo utiliza). En otras ocasiones el mismo nombre se complementa con el dibujo, a
grandes trazos, de un globo terráqueo en el que se aprecian los continentes.

141
Véanse las figuras 56 y 57 del ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 359

logotipos

A pesar de sus orígenes confesionales, los valores que SETEM proyecta en su


publicidad son laicos. El mensaje que difunde tiene un claro contenido político.
Denuncia la situación del Tercer Mundo, colocando el acento en las causas
estructurales de la pobreza y en la necesidad de introducir cambios profundos en la
esfera global. Sin embargo, para que las transformaciones que reclaman tengan éxito
deben extenderse, a su vez, al ámbito individual (v. gr., modificando nuestros hábitos
de consumo). Más que intentar despertar la compasión del público, trata, en mayor
medida que otras ONG, que éste reflexione, tome conciencia de los problemas y
llegue al convencimiento de que las injusticias no podrán superarse sin el compromiso
de todos.
En los referidos folletos el elemento pedagógico ocupa un lugar central142. En
ellos, por ejemplo, se explica pormenorizadamente qué es el ‘comercio justo’, qué
implica y cómo se ejerce...; por extensión, se examina el actual panorama del
comercio internacional, quiénes son los responsables de las injusticias y qué
obstáculos impiden el desarrollo de unas relaciones más equitativas143.
No obstante, este carácter didáctico no priva de que los titulares de estos
folletos, en los que se plasman los lemas que presiden las campañas, sean en
extremo impactantes:

Para que no te levanten la camisa


Limpiemos la ropa de injusticias

Con esto no jugamos

142
SETEM comparte la autoría de algunos de dichos folletos con otras ONG -de un modo
especial, con la Fundació Pau i Solidaritat.
143
Véanse las figuras 58 y 59, que reproducen cubiertas de dichos folletos, en el ‘Apéndice
documental’.
360 Parte 2

Calzado Nike y Adidas con defecto de fabricación


porque pisan los derechos de mucha gente del Tercer Mundo
Prohibición de sindicarse – sueldos de miseria – horarios inhumanos –
discriminación de la mujer – imposibilidad de denunciar los hechos

Mundial de Fútbol’98
Apúntate a un Mundial en el que todos ganen
Limpiemos la ropa de injusticias

Esta pelota explota.


El Comercio Justo es cosa de todos144

El mismo tono se repite en las páginas interiores, donde es posible leer frases
como las siguientes:

Alguien estropea la “grandeza” del fútbol... y no son los árbitros, ni los


jugadores, ni el público, ni las inclemencias del tiempo... Entonces... ¿Quién
estropea el Mundial de Fútbol? Alguien que tiene mucho que ver con el
Mundial está actuando mal, muy lejos del escenario de los estadios y de los
partidos. Se está haciendo otro Mundial (...) Un campeonato oculto porque no
sale en la televisión, que se juega en países como China, Indonesia,
Marruecos, Guatemala o Filipinas. Un campeonato en el que participan
muchas empresas que después lucen sus marcas en los grandes estadios,
pagando cifras millonarias en publicidad cuando previamente han consentido
la explotación de miles de trabajadores y trabajadoras, el trabajo de una
infancia que queda sin escolarizar, la discriminación de la mujer...

Sin saberlo, explotas.


Al vestirte cada mañana, beberte el café, calzarte las bambas... puedes estar
contribuyendo a la explotación de niños y adultos.
Si miras las etiquetas te darás cuenta de que a menudo tu café, tu chocolate,
tus bambas, tu camisa, la alfombra de tu comedor... provienen del Tercer
Mundo. Pero quizás no conoces la cara oculta de muchas etiquetas: salarios
insuficientes, jornadas laborales de doce horas, trabajo infantil, inseguridad,
peligro para la salud, represión sindical, y mucho más. (...)
Ni tú ni nosotros queremos ser cómplices de un sistema económico que
enriquece día a día a los ricos, y empobrece y perjudica a los países más

144
Textos traducidos del catalán. Los tres primeros corresponden a la ‘campanya roba neta’,
coordinada por SETEM. Véanse las figuras 60, 61, 62 y 63 en el ‘Apéndice documental’.
Las ONG en España 361

pobres. No queremos ser cómplices del abuso y de la violación de los


derechos humanos y laborales. Ni tú ni nosotros queremos explotar.145

Tan impactante es el contenido como atractivo el diseño de los folletos. De un


tamaño mayor al habitual (y doblados por la mitad o en acordeón), en ellos no sólo
abundan las imágenes, el color y los recursos tipográficos, sino que incluyen motivos
gráficos nada ordinarios en la publicidad de las ONG: lejos de recrearse en lo patético,
las ilustraciones muestran escenas desenfadadas de nuestra vida cotidiana -una
mujer tomando el desayuno-, zapatillas de deporte, los rostros de los astros del
balompié o, a semblanza de las estampas de un comic, ‘balones bomba’ dispuestos a
estallar.
En ocasiones -como sucede con la mayor parte de las ONG- los folletos contienen un
cupón, susceptible de ser separado del resto, válido para efectuar donaciones.
Sin embargo, y como novedad, otras veces el espacio recortable lo ocupan
postales, en cuyos textos se condenan situaciones que se juzgan de injustas,
para remitir a quienes se considera responsables de las mismas (v. gr., las
firmas de ropa deportiva Adidas y Nike).
Cabe mencionar que SETEM-Catalunya hace uso exclusivo del catalán en sus
comunicaciones externas (las citadas postales, aunque redactadas en lengua
española cuando se supone que los destinatarios desconocen el catalán, son
remitidas, de hecho, por particulares).

145
Los textos reproducidos a modo de ejemplo, traducidos del catalán, están entresacados de
los folletos cuyas cubiertas corresponden a las figuras 62 y 63 del ‘Apéndice documental’. V.
p.p. anterior.
362 Parte 2

7. Las ONGD ante la opinión pública

Aunque, como se ha señalado en el apartado anterior, sólo unas pocas ONG


han realizado verdaderos esfuerzos en materia de comunicación e insertan con
regularidad publicidad en la prensa, radio y televisión146, la culpa de la escasa
presencia mediática no recae, en exclusiva, en sus responsables, a menudo faltos de
profesionalidad. En efecto, es justo reconocer que el tratamiento que los mass media
conceden a las ONGD no es -pese a haber mejorado- en exceso positivo o, cuanto
menos, guarda proporción con la reducida representatividad -que no credibilidad- e
influencia social de éstas. A pesar de que, ciertamente, la prensa escrita ofrece a las
ONG espacios publicitarios gratuitos y la televisión considerables rebajas en las
tarifas, muchas veces aprovecharse de dichas facilidades en la práctica supone, en el
caso de los periódicos, ver postergado el anuncio en posiciones residuales o en
páginas o secciones sin afinidad temática; y, en el caso de los medios audiovisuales,
verlo emitido en franjas horarias alejadas del prime time.
De todos modos, aun cuando Martínez Sánchez (1998: 185) afirma haber
comprobado que el 56,8% de los anuncios y mensajes publicados en prensa
aparecen en la sección de ‘esquelas’, el 18% en la de ‘anuncios por palabras’, el 10%
en la de ‘programación de televisión’..., mientras que tan sólo el 4% estarían en el
lugar adecuado (lo que a su entender sucedería con los anuncios de Médicos Sin
Fronteras, ubicados en la sección de ‘sanidad’ y, con los de Ayuda en Acción, en
ocasiones situados en la de ‘sociedad’ y/o ‘actualidad’), nuestras propias
observaciones nos inducen a pensar que, más que una tónica discriminatoria general,
que afecte por igual al conjunto de las ONG, lo que se produce es un tratamiento
dispar entre unas y otras. Así, mientras que son habituales, en los periódicos, las
informaciones referentes a las mayores ONG (Ayuda en Acción, Intermón, Manos
Unidas y Médicos Sin Fronteras) y su publicidad ocupa espacios centrales o, cuanto
menos, no marginales, en cambio otras de menores dimensiones -es el caso de
Las ONG en España 363

Aldeas Infantiles SOS, Educación Sin Fronteras, MPDL, Mundo Unido, Proyecto
Solidario, Solidaridad Internacional, Solidarios para el Desarrollo o Survival-, dejan de
ser noticia y ven desplazados sus anuncios -por lo común de pequeño tamaño- a los
rincones de páginas pares -menos leídas- sin una temática definida, que comparten
con otros muchos anunciantes147.

La opinión de las ONGD entre los ciudadanos:

Según las encuestas que maneja Díaz-Salazar (1996: 25-32), la mayoría de


los españoles (un 82%) estiman estar informados sobre la situación del Tercer Mundo
-aunque, en general, consideran que las informaciones al respecto son escasas148-,
pese a que el interés real que éstos muestran por el tema sea sensiblemente menor:
sólo el 3% declara que su interés informativo se centra preferentemente en estos
países. Estos datos, sin embargo, estarían en contradicción con otros de Intermón.
Según una encuesta de esta ONG, realizada a 2.000 personas y utilizada como base
para una campaña, una cuarta parte de la población española ni siquiera conoce el
nombre de un país africano, incluso del Magreb (los datos también revelan que existe
una gran deformación en la imagen de dicho continente, ya que el 34,2% identifican
África con la pobreza y el 21,3% con el hambre)149.
De nuevo según Díaz-Salazar (ibíd.), un 64% de la población adulta manifiesta
estar muy preocupada por la pobreza del Tercer Mundo (aunque de hecho preocupe
mucho más el paro, las drogas, el terrorismo, el medio ambiente o incluso la pobreza
nacional) y sólo el 9% expresa indiferencia o escasa aflicción.
Asimismo, y de acuerdo con los estados de opinión recogidos por barómetros
del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de los que se sirve Peredo Pombo

146
V. p.p. 89
147
Dichas observaciones resultan de la lectura diaria de El País y, con irregularidad, de otros
medios.
148
Los resultados indican que los medios más utilizados por la población para informarse del
Tercer Mundo son la televisión (72%), los periódicos (13%) y la radio (12%) [Díaz-Salazar,
1996: 25 y Peredo Pombo, 1999 : 105].
149
Véase El País (8-10-1998).
364 Parte 2

(1999: 101-3), un alto porcentaje de los españoles se muestra favorable a ayudar a


los países empobrecidos y, de un modo singular, a los africanos150.

Formulación: ¿Cree que España debe cooperar internacionalmente para ayudar a


solucionar los problemas que tienen los países subdesarrollados, aunque ello
suponga un coste económico para nuestro país?

(%) 1990 1991 1993 1994 1996(*)

Sí 58 72 61 67 33
No 26 11 15 18 62
NS/NC 16 17 21 15 5

(*) En el caso de 1996, las opciones de respuesta eran las siguientes:


- El Estado debe ayudar a los países menos desarrollados de una manera continua por
medio de proyectos de cooperación y ayuda al desarrollo
- El Estado debe garantizar primero el bienestar de los españoles y, después, el de otros
pueblos
- NS/NC

Por otro lado, hay coincidencia en señalar que alrededor del 70% (el 66% en
1994 y el 72% en 1998) de los ciudadanos considera conveniente dedicar el 0,7% de
nuestro PIB a la ayuda oficial al desarrollo (AOD). Las razones que se invocan para
ello son, a la vez, de tipo económico y humanitario. También se advierte que las
personas más jóvenes, quienen poseen estudios superiores y quienes profesan una
ideología de izquierdas se sitúan levemente por encima de la media. No obstante -y
en contradicción con lo anterior-, Díaz-Salazar (1996: 25-32) observa que un 42% de
la población opina que España ya dedica suficientes recursos para AOD, mientras que
un 37% piensa que son insuficientes (datos de 1994), y Peredo Pombo, apoyándose
en encuestas del INCIPE, confirma esta apreciación al indicar que, en 1995, sólo el
40% de la muestra apoya un aumento del presupuesto de cooperación al desarrollo o
que, en 1998, el 57% de los encuestados afirma estar de acuerdo con el
mantenimiento de las ayudas en los términos actuales y sólo un 19% es partidario de

150
No obstante, esta posición previa favorable a la ayuda debe matizarse con los comentarios
que aparecen en la valoración final de un informe elaborado en 1989 por encargo de la
CONGDE, citado por Peredo Pombo (op. cit. 101): “[e]l público español piensa muchas veces
que las poblaciones del Tercer Mundo son ellas mismas culpables de la situación en que se
encuentran, tal vez por malicia o por vagancia, o por complicidad con la mala organización; y
por otra parte aún en el caso de que no sean culpables, domina la impresión de que es inútil
aportar algo para socorrer a quienes después de socorridos van a encontrarse igual que
antes”.
Las ONG en España 365

un aumento151. Tales contrasentidos pueden llevar a pensar que, de hecho, existe un


profundo desconocimiento por parte de la opinión pública de las cifras de la
cooperación y que lo que se traduce en los resultados de las encuestas es, ante todo,
el apoyo a una idea genérica, que se resume en el término solidaridad.
Por último -y como ya se ha adelantado en el apartado 4 de este mismo
capítulo-, una mayoría apreciable de la población (66%) afirma estar dispuesta a
ofrecer dinero (la recaudación de fondos para Ruanda en verano de 1994, que
situaron a España a la cabeza de Europa, desbordando las previsiones de las ONG, o
los aproximadamente 20.000 millones de pesetas donados por particulares, en 1998,
para los damnificados del huracán Mitch en Centroamérica, así lo corroboran)152, un
46% a dedicar algo de su tiempo a una acción concreta a favor de los países pobres y
una minoría significativa (18%) aceptaría participar activamente en campañas y
acciones permanentes de solidaridad.
Sin embargo, y pese a que en las referidas encuestas del CIS las
ONGD -confirmando la tendencia apuntada- aparecen como unas de las instituciones
más valoradas y en las que más confían los españoles, el desconocimiento de la
mayor parte de ellas -salvo excepciones- es muy elevado. En tal sentido, un buen
número de personas es incapaz de nombrar a una sola ONG.
Cabe señalar que las ONGD más reconocidas y, por consiguiente, mejor
valoradas por la opinión ciudadana, son -como no podría ser de otra forma- las que
tienen una mayor presencia en los medios de comunicación y las que mejor han
cuidado su imagen corporativa (Ayuda en Acción, Cáritas, Cruz Roja, Intermón,
Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras). A estas mismas conclusiones nos conduce
un cuestionario de elaboración propia, en el que, sin ánimo de generalizar (la muestra
era en exceso reducida), se preguntaba a un grupo de personas -todas ellas
poseedoras de un cierto nivel cultural e incluso algunas con estudios universaritarios-
su opinión sobre las ONGD.

151
Una gran gran parte de los españoles desconfía, sin embargo, del destino final de la ayuda.
Nada menos que el 86% piensa que otros se aprovechan de ella, un 82 % que no llega a
quienes la necesitan, un 71% que es inadecuada y sólo el 33% cree que ofrece buenos
resultados (Díaz-Salazar, 1996: 32).
152
Los resultados de una encuesta no publicada encargada por distintas ONG (Amnistía
Internacional, Ayuda en Acción, Greenpeace, Intermón, Manos Unidas y Médicos Sin
Fronteras), realizada a una muestra de 2000 personas, refleja que el 52,05% de la población
efectúa algún tipo de donación (de cuantía muy diversa y con distinta periodicidad) a las ONG
(entre las que se incluyen las ONG de desarrollo).
366 Parte 2

Los resultados de esta última encuesta también nos sirven para percibir que
existe una enorme confusión acerca de lo que es una ONG y, de un modo especial, lo
que es una ONG de desarrollo. En efecto, algunas de las personas interrogadas
citaron como supuestas ONG de desarrollo instituciones de la ONU (es el caso de
UNICEF), ONG medioambientales (Adena y Greenpeace), ONG pro-derechos
humanos (SOS Racismo) o algo -un acontecimiento- tan inaudito como la colecta del
‘Día del Domund’ (sic).

La opinión de las ONGD entre las instituciones:

Puesto que las administraciones públicas son el primer canal de financiación


de las ONGD, es fácil imaginar que cuanto más favorable sea la opinión que posean
acerca de una de ellas, mayores serán los recursos que le concedan (ya que es
presumible que, pese a la reglamentación, los proyectos presentados en busca de
subvención sean evaluados positivamente en mayor medida).
Guiándonos por este criterio, cabe señalar que algunas de las ONGD que, con
regularidad, han resultado más agraciadas en los últimos años en las diversas
convocatorias (ordinaria y de asignación tributaria) de la Administración del Estado
para subvencionar proyectos de desarrollo, han sido Intermón, CODESPA, Medicus
Mundi, Manos Unidas, Solidaridad Internacional o FERE153.
En Cataluña, en las convocatorias de la Generalitat, entre las ONGD que han
resultado más beneficiadas están Intermón, Medicus Mundi y Manos Unidas154.
Por su parte, Martínez Sánchez 1998: 178-80) comenta los resultados de un
cuestionario que remitió a distintas instituciones donantes en el que se solicitaba el
nombre de las que, a su juicio, serían las tres mejores ONG155. Las entidades

153
Aunque el acceso al poder del Partido Popular tras las elecciones legislativas de 1996 ha
supuesto que algunas ONG conservadoras afines hayan aumentado las subvenciones -y, por
el contrario, que otras hipotéticamente más próximas al PSOE las hayan visto reducidas-, las
ONG mencionadas, de distinta ideología, aún avanzando o retrocediendo posiciones en
función de los vaivenes políticos, han conseguido mantenerse a lo largo de los años en el
grupo de cabeza.
154
Para una información más completa de las subvenciones públicas que reciben las ONGD
españolas, véase el apartado cuarto del capítulo 5.
155
El hecho de que sólo se obtuviera respuesta de la Oficina de Planificación de la SECIPI, de
la Consejería de Presidencia de la Junta de Castilla y León y del Instituto de Bienestar Social
del Gobierno de Navarra impidió, no obstante, extraer conclusiones mínimamente fiables.
Las ONG en España 367

destacadas por la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para


Iberoamérica (SECIPI), a través de su Oficina de Planificación y Evaluación, fueron
las siguientes156:
Intermón. Es la ONG que recibe la valoración más alta. Se destaca el interés
de sus proyectos tanto por los resultados, como por su carácter integral y sostenible, a
pesar de que se estima que -aun conociendo el entorno en que actúa- la adaptación a
la comunidad beneficiaria de la ayuda pudiera mejorarse. Se consideran satisfactorias
su imagen pública y las campañas de sensibilización social que emprende. Su gestión
es calificada como profesional y se juzgan sólidas sus fuentes de financiación
alternativas.
Solidaridad Internacional. Es la segunda ONG mejor valorada. Se destaca el
conocimiento del entorno en que actúa y la adecuación de sus proyectos a la
comunidad beneficiaria. Por contra, se estima que su imagen pública y sus campañas
de sensibilización serían manifiestamente mejorables.
Ayuda en Acción. A pesar de que los proyectos tienden a ser de carácter
asistencial (lo que no impide que la duración de los mismos -entre 10 y 15 años- sea
mayor que en el resto de las ONG), se distinguen su imagen pública y sus campañas
de sensibilización social. Se califica positiva la gestión organizativa, la solidez de las
fuentes de financiación alternativas (gracias a la fórmula del ‘apadrinamiento’) y la
cobertura internacional que le proporciona su socio británico Action Aid.

Opinión entre las propias ONGD:

De nuevo Martínez Sánchez (1998: 181), comentado los resultados de otra


encuesta propia, remitida al conjunto de las ONGD que componen su muestra
solicitándoles la opinión que les merecen el resto de organizaciones, indica que
Intermón es la entidad mejor valorada entre sus semejantes, siendo destacada por 26
de ellas -15 de las cuales juzgan que es la que mejor labor social realiza, tanto en lo
referente a la sensibilización de la opinión pública como a su trabajo con la comunidad
beneficiaria de su acción. Le siguen Manos Unidas, destacada en 17 ocasiones -12 de
ellas en primera posición; Cáritas, en 7 ocasiones; Solidaridad Internacional, en 5;

156
Puesto que la citada obra de Martínez Sánchez fue editada en 1998, y debido a que entre
la elaboración y la publicación definitiva suele transcurrir cierto tiempo, es posible que en las
fechas de la encuesta la responsabilidad política en la SECIPI correspondiera al PSOE.
368 Parte 2

Medicus Mundi, en 4; y Médicos del Mundo y Médicos Sin Fronteras, ambas en 3.


Estas ONG coinciden, en buena medida, con las que son más reconocidas por la
ciudadanía, así como con las mejor consideradas por las administraciones públicas
(SECIPI).
Analizando dichos resultados, se concluye que las ONGD también valoran en
primer lugar a aquellas organizaciones que tienen una mayor presencia en los medios
de comunicación y que mejor cuidan su imagen corporativa. Junto a éstas, se valoran
aquéllas con las que eventualmente se han establecido acuerdos de colaboración
para realizar proyectos comunes y con las que presumiblemente existe una mayor
proximidad ideológica (en este caso, sin embargo, no hay coincidencias de opinión
entre las ONG)157.

157
A título de ejemplo, Martínez Sánchez (1998: 181) resalta que ASPA valora muy
positivamente a SODEPAZ, a la que le unen planteamientos ideológicos similares y con la que
comparte proyectos; Solidaridad Internacional a CIPIE; IEPALA a Paz y Solidaridad; la
Fundación Largo Caballero al MPDL; OCASHA a SETEM...
CAPÍTULO 5

El negocio de la ayuda

En dos decenios las ONG han pasado -en todo el mundo, pero de forma
singular en España- del status de asociaciones con una fuerte dosis de amateurismo
a ser entidades con un indiscutible arraigo y prestigio social.
Este crecimiento en fortaleza e influencia, en el que sin duda ha tenido un
papel relevante el abandono por parte del Estado de algunas de sus sus funciones
asistenciales y, de un modo especial -en lo que se refiere al auge de las ONG de
desarrollo-, el declive de la ayuda canalizada a través de las instituciones oficiales de
carácter multilateral, ha ido parejo, pese a las oscilaciones, a un aumento de los
recursos de que disponen y sin los cuales éstas no podrían desempeñar su rol.
La recaudación de fondos (sea de donantes públicos o particulares) es, en la
medida en que las ONG tratan de llevar a cabo proyectos y actuaciones desprovistos,
por naturaleza, de cualquier rentabilidad económica, algo consustancial a su propia
existencia. Sin embargo, no puede ignorarse que recaudar fondos implica, a su vez, la
necesidad de ‘vender’ un determinado producto (en definitiva, el donante accede a
entregar o niega, renueva o retira su aportación económica en función de las
cualidades y de la confianza que le merece el producto que se le ‘vende’).
Aunque tal vez sea demasiado osado afirmar que la solidaridad -en cuanto
sentimiento- se haya convertido en una mercancía, al menos los recursos que
moviliza entran de pleno en la esfera del mercado. En tal sentido, sería factible
considerar que la cooperación para el desarrollo, la ayuda entre los pueblos, ha caído
en el ámbito de un específico ‘mercado de la caridad’ (o ‘mercado del dolor’).
En este capítulo nos detendremos a analizar con profundidad las
características y vicisitudes de lo que aquí, en titulares, hemos convenido en
372 Parte 2

denominar -acaso empleando una locución en exceso impactante- como ‘negocio de


la ayuda’. Tras un apartado introductorio que servirá para centrar el tema, se tratarán
las circunstancias de la donación y de la recaudación, primero desde posiciones
teóricas y desde una vertiente antropológica, adentrándonos también en el terreno de
la moral, y a continuación, ya desde un punto de vista operativo, contemplando las
motivaciones y comportamientos del donante, así como las técnicas de recaudación
utilizadas por las distintas ONG estudiadas para incitarlo a donar. En la siguiente
sección, se indagará en las fuentes de financiación de las ONG y, en particular, se
identificarán las subvenciones públicas que éstas reciben y se analizarán las
consecuencias que, en forma de ataduras, se derivan. Debido a que las ONG se
nutren de donaciones -de naturaleza pública y privada- y puesto que, en principio, tal
situación debiera habilitar a los donantes -individuos o instituciones- para ejercer
algún tipo de verificación o, al menos, para exigir un esfuerzo de transparencia en la
gestión, se examinarán, por último, los códigos deontológicos autorreguladores con
que éstas han ido dotándose, así como otras fórmulas de control social.
El negocio de la ayuda 373

1. El mercado de la caridad. Compasión y cálculo.

Ciertamente, parece que exista, al menos en teoría, una contradicción


insalvable entre ‘mercado’ y ‘caridad’, que ambos términos sean antitéticos. El propio
concepto de ‘mercado’ sugiere la existencia de afán de lucro; y la idea de ‘leyes del
mercado’, aplicadas en este caso a unas ONG que, por su naturaleza altruista, tienen
una vocación no mercantilista, pudiera resultar paradójica, por cuanto lleva a
imaginarlas actuando como empresas contratistas, que competirían en la obtención
de recursos y que, por consiguiente, tendrían necesidad de potenciar su imagen
mediante técnicas de marketing.
Sin embargo, hoy en día resulta innegable que incluso aquellas organizaciones
constitutivamente más puras no escapan a la influencia del mercado. En efecto, la
concurrencia en un mismo espacio que se disputan con el objeto de acaparar
subvenciones públicas y donaciones de particulares y ofrecer servicios y la
competitividad que existe para mejorar posiciones en él, esforzándose en captar la
atención positiva de los medios de comunicación, caracterizan el panorama en el que
se desenvuelven las ONG. Asimismo, ya se ha adelantado que éstas -al menos las
mayores- adoptan cada vez más una forma que se asemeja, en cuanto a estructura y
cultura organizativa, a la de las empresas, aceptan e interiorizan sus fundamentos (se
habla de resultados, rendimientos, criterios de eficiencia, productividad...) e incluso
desarrollan actividades comerciales con un claro contenido crematístico1. Kouchner
-que, como se recordará, fue fundador en Francia de Médicos Sin Fronteras y
Médicos del Mundo-, citado en Sogge y Zadek (1996: 74), es suficientemente
elocuente cuando afirma que “si alguien desea alcanzar algo en esta área ha de llegar

1
Ni siquiera el llamado ‘comercio justo’ escapa de la lógica del beneficio. Tras el éxito que
alcanzaron las tiendas de Oxfam en el Reino Unido, muchas otras ONG han tratado de repetir
la experiencia y han utilizado el factor ‘solidario’ -como también el ‘ecológico’- como estímulo
para vender ciertas mercancías (te y café, artesanías, textiles...) cuya producción, en
ocasiones, llegan incluso a controlar directamente.
374 Parte 2

a ser un hombre de negocios y tener un sentido para la publicidad y el marketing... Si


no se acepta que la ley del mercado también sostiene verdades para la industria de la
caridad, no conseguirás nada”2.
Además, las ONG no operan en el mercado meramente como agentes
pasivos, ya que también intervienen como ‘creadoras de mercado’, promoviendo de
forma activa la generosidad en las sociedades del Norte y planificando nuevas
intervenciones. En efecto, las ONG, en su ‘demanda’ de recursos, se someten, en los
países del Norte, a las preferencias de los donantes, públicos y privados,
desarrollando sistemas de recaudación, con el apoyo de técnicas de marketing3. Los
recursos obtenidos, a continuación, se ‘ofrecen’ al Sur para satisfacer la ‘demanda’
de medios para combatir la pobreza4.

2
Si las ONG aceptan las técnicas de mercado, las empresas comerciales, a su vez, se
acercan a la solidaridad e impulsan el llamado ‘marketing con causa’, en el que se mezclan
aumentos en las ventas con ayuda humanitaria. A título de ejemplo, basta observar que
muchos bancos destinan parte de sus comisiones a financiar proyectos solidarios, que una
firma de productos lácteos ofrece como reclamo un vaso de leche a los niños del África
subsahariana, que empresas de bebidas refrescantes y de tabaco colaboran con
organizaciones humanitarias... Aunque en España, pese a la avalancha de iniciativas, estas
actividades aún son incipientes, en cambio gozan de gran predicamento en EE.UU o en el
Reino Unido. Al tratar de asociar una marca a un determinado proyecto social, los sujetos de la
publicidad ya no son los productos que se anuncian (en definitiva, todos se parecen), sino las
empresas que los comercializan, que buscan diferenciar positivamente su imagen pública.
Bruckner (1995: 263), sin embargo, advierte que “cuando el mercado se pone al servicio de la
moral y pretende promover la solidaridad está poniendo a la moral a su servicio porque ésta se
ha vuelto rentable”. En efecto, un estudio publicado en 1997 por Business Week -y del que
informa El País (28-6-1998)- concluía que la mayoría de los consumidores norteamericanos -
el 76% de los entrevistados-, a igualdad de precio y calidad, prefería comprar los productos de
aquellas firmas que participaran en programas de interés social en la creencia de que las
empresas tienen la obligación de contribuir a causas sociales. En España, otro estudio
realizado por la Fundación Empresa y Sociedad (1997) arroja conclusiones muy similares:
nueve de cada diez ciudadanos se inclinaría por marcas que participasen en programas de
interés social.
3
Sogge y Zadek (1996: 71) indican que el marketing se encarga de filtrar las aspiraciones de
las poblaciones necesitadas, adecuando sus contenidos para que sean más fácilmente
aceptados.
4
En este mercado, el desequilibrio entre la oferta y la demanda no sólo se produce porque las
necesidades a cubrir son superiores a los recursos disponibles, ya que en ocasiones sucede al
revés, esto es, sobran recursos -que se despilfarran- ante la falta de proyectos firmes (los
economistas hablarían, en esta circunstancia, de ‘sobreoferta’). En este último sentido, Sogge
(1996a: 15) advierte del riego de que el exceso de oferta impulse a las ONG a comprometerse
en una sucesión de dudosos proyectos a corto plazo (no hay que olvidar, a título de ejemplo,
que en 1994 unas 200 ONG, la mayoría sin experiencia en emergencias y sin capacidad para
asistir a las poblaciones en peligro, se dirigieron a la región de los Grandes Lagos a causa de
la financiación que recibían) e incluso sospecha -el mismo recelo comparte Fisas (1998)- de
que hayan podido llegar a surgir ONG exclusivamente con el objetivo de acaparar
subvenciones, sin apenas contar con planes de actuación. Debido a ello, Rodríguez (1999: 12)
El negocio de la ayuda 375

La reducción, acaecida a lo largo de la década de los 90, del montante global


de la ayuda internacional al desarrollo destinada a países del Tercer Mundo -y, de un
modo significativo, de la ayuda multilateral, cursada a través de organismos oficiales
de las Naciones Unidas, la Unión Europea o el Banco Mundial-5, ha conllevado, sin
embargo, como contrapartida, un aumento de la ayuda oficial canalizada a través de
las ONG del Norte, así como también de las subvenciones directas proporcionadas a
las ONG del Sur6. Esta ‘privatización de la ayuda’ se ha justificado con el doble
argumento -ya referido- de que la sociedad civil -a la que representan las ONG- debe
asumir responsabilidades que en una época se reservaban al Estado y tomar las
riendas de la lucha contra la pobreza que afecta a grandes segmentos de población, y
de que es preciso poner fin a unas formas de asistencialismo que -se afirma, y no sin
razón- benefician principalmente a las burocracias parasitarias de los países
receptores7.

no duda en situar la responsabilidad de la creación de dicho mercado en unas


administraciones públicas que, además, persiguen domeñarlo y adecuarlo a sus intereses.
5
Bennett y Gibbs (1996: 41-58) advierten que la reducción de la ayuda oficial al desarrollo va
acompañada de importantes cambios geográficos en el destino de los recursos (aumenta la
ayuda a los países de la Europa Oriental y a los nuevos Estados surgidos de la
desmembración de la Unión Soviética) y, a su vez, de un incremento de los fondos para
emergencias y asistencia humanitaria. Véanse las cifras anotadas en el p.p. 19 del capítulo 3,
que reflejan el declive de la ayuda.
6
En España, la mitad de las ONG depende en un 65% de los fondos públicos (Estado, Unión
Europea, comunidades autónomas y ayuntamientos) e incluso algunas organizaciones amplían
el grado de dependencia al 90% (Lobo, 1998). El panorama de los países de nuestro entorno,
pese a las particularidades, en general no difiere demasiado. Como consecuencia de ello, no
resultaría muy atrevido afirmar que las ONG casi habrían pasado a ser entidades de
naturaleza semipública. No obstante, y aun cuando las ONG cada vez mueven más dinero,
hoy por hoy proveen un porcentaje reducido -apenas el 13% a nivel mundial- de toda la ayuda
al desarrollo (de Sebastián, 1996: 191). Para ampliar la información, véanse las cifras
detalladas en el p.p. 7 del capítulo 3, así como los datos que se recogen en la sección 4 (‘La
financiación de las ONG’) de este mismo capítulo.
7
Para R. Dumont (1986), la ayuda asistencial -que, en algunos países subsaharianos llega a
superar la consignación del presupuesto nacional y que, con intención, califica de ‘mendicidad
internacional’-, a pesar de que en ocasiones pueda garantizar la supervivencia de la población
-lo que no deja de ser positivo-, no hace más que engordar un sector público ‘rentista’ y
sobredimensionado en relación al volumen de la economía productiva, así como estimular la
voracidad urbana, aumentando así la dependencia exterior. J. Semprún -al que cita Estefanía
(1998)- incluso da un paso más cuando afirma que algunos gobernantes -señores de la
376 Parte 2

No obstante, el apoyo tácito proporcionado a las ONG por las instituciones


públicas, inyectando capitales en lo que en Sogge [ed.] (1996) se conviene en llamar
el ‘negocio de la caridad’ (‘charity business’), no excluye que aquéllas, para ganar y
retener posiciones en él -lo que incluye atraer a unos ciudadanos que, salvo en caso
de acontecimientos puntuales y excepcionales, tienden a mostrar cada vez más una
actitud reticente-, deban adoptar ciertas estrategias encaminadas a alcanzar un
‘reconocimiento del producto’. Entre las que se observan, cabe citar las siguientes:
i) Posicionamiento de imagen a través de la publicidad (por medio de
anuncios) o de la aparición en los medios de comunicación (protagonizando noticias).
Ser reconocido y valorado permite captar un mayor volumen de donaciones, así como
diversificar las fuentes de ingresos.
ii) ‘Venta’ de un ‘producto caritativo’ compuesto por ‘buenos sentimientos’ y
cuya ‘compra’ no suponga sacrificios. Tal como ya se ha señalado en el capítulo 3 y
se observará en la próxima sección, la caridad, en sus nuevas formas, convertida en
un paraacto de consumo al que acompaña una recompensa inmediata, es indolora y
no genera un ‘sentimiento de culpa’.
iii) Ampliación de la oferta de productos. Mientras que algunas ONG han ido
especializándose, otras, las más potentes, por contra, han respondido a las
oportunidades que brinda el mercado ofreciéndose para todos los propósitos y
causas.
iv) Creación de un foco de interés individualizado y distinguible de otros. Ésta
es la técnica del ‘apadrinamiento’ de niños y de la sponsorización de proyectos. Dirigir
la atención a un sólo niño -o a la realización de una acción concreta-, es decir, la
identificación de los beneficiarios, estableciendo con ellos una relación de empatía, en
general tiene, para el donante, un atractivo del que carecen temas de contenido más
abstracto como, v. gr., el hambre en el mundo o los procesos de desarrollo
participativo.
El ‘apadrinamiento’ de niños se ha convertido en uno de los mayores éxitos de
las ONG en materia de financiación y ha sido la clave de su expansión en otros
países. Hoy día constituye la piedra angular de muchas de las más antiguas (Save the
Children, World Vision o Plan International) y aquí, en España, especialmente de
Ayuda en Acción y de Intervida.

guerra- son hasta capaces de “[dejar] morir de hambre (...) a sus propios pueblos, con la única
finalidad de poder obtener ayuda humanitaria (...)”, que usan en su provecho.
El negocio de la ayuda 377

v) ‘Transnacionalización’ de la ONG, a semejanza de las grandes


corporaciones internacionales. Aun cuando la ‘transnacionalización’ exige adoptar
unas dimensiones notorias que se contraponen a la idea de que las ONG son útiles en
cuanto que son organizaciones de tamaño reducido -habitualmente se confronta su
supuesto dinamismo al enquilosamiento de las burocracias-, lo cierto es que la
posibilidad de traspasar las fronteras nacionales les otorga una mayor capacidad de
movilizar capital al poder acceder a nuevos mercados para recaudar fondos, a la par
que contribuye a generar economías de escala y de alcance (realizar más y mayores
proyectos posibilita gastar menos en la administración de cada uno; y, a su vez,
ejecutar varios proyectos parecidos admite compartir recursos, con el consiguiente
ahorro). Asimismo, la facultad de desplazarse les permite conseguir una redistribución
en principio más adecuada del dinero recibido, localizando las actuaciones donde
supuestamente sea más necesario. Como factores negativos, cabe considerar que, tal
cual sucede con las empresas multinacionales, los costes en infraestructura -y, en
especial, en publicidad-, que se distraen de los proyectos, son elevados; que
favorecen aquellas actividades que les permiten apoderarse de mayores cuotas de
mercado (incidiendo en las emergencias, mucho más ‘rentables’ que los
planteamientos a largo plazo); y, por último, que no se ven obligadas a asumir
responsabilidades en las sociedades ajenas en que recaudan (Smillie, 1996: 97-106)8.
La ‘transnacionalización’ de las ONG se inicia a mediados de los años 60, con
el establecimiento por Oxfam-UK de una sección en Canadá. American World Vision,
CARE, Plan o Save the Children emprendieron actuaciones semejantes (algunas de
las filiales han llegado a superar los ingresos de su matriz). El proceso de
‘transnacionalización’ de Médicos Sin Fronteras ha sido extremadamente rápido:
fundada en la década de los 70, hoy en día cuenta con 6 secciones nacionales, 19
oficinas delegadas en otros tantos países y alrededor de 2,5 millones de socios y
donantes en todo el mundo. Un caso reciente que afecta a una ONG española lo
constituye la integración, en 1997, de Intermón en Oxfam.
vi) Formación y expansión del propio mercado. Ya se ha sugerido que una
parte considerable del monto de la ayuda destinada por las ONG al Tercer Mundo
pudiera ser más la consecuencia de la ‘competición’ que tiene lugar entre ellas para

8
Smillie (1996: 105), sin embargo, comenta que las ONG ‘transnacionales’, a diferencia de las
empresas homólogas, no suelen trasladar a su staff entre las distintas entidades afiliadas.
Además, los dictados de la sede internacional son ignorados con frecuencia en las sedes
nacionales.
378 Parte 2

situarse (para firmar contratos de cooperación y de asistencia y, de esta forma,


obtener financiación) que el efecto de necesidades reales -que, no obstante, existen.
Smillie (1996: 104), a su vez, señala que probablemente el crecimiento de las
referidas ‘transnacionales’ no sólo se ha realizado a costa de quitar donantes
individuales a otras ONG, sino también a través de una expansión del mercado.

ESQUEMA DE LOS FLUJOS DE AYUDA

Ayuda oficial Ayuda privada

Estados del Norte Organismos multilaterales Donantes particulares

Agencias ONG ONG ONG ONG


gubernamentales nacionales internacionales locales nacionales

Empresas
contratistas

Estados del Sur

Proyectos / Actividades
El negocio de la ayuda 379

2. La donación

El ‘don’, sistematizado por Mauss (1923-4), ha sido tratado ampliamente desde


la antropología, siendo objeto de célebres análisis etnográficos9. Pese a que Polanyi
(1944) y otros pensadores hayan cuestionado que éste sea una forma arcaica de
intercambio o un vestigio de épocas ‘premodernas’, lo cierto es que a menudo se
contraponen las tres obligaciones de dar, recibir y devolver que definen al don a la
lógica del mercado y a la ‘racionalidad’ del intercambio comercial y, por consiguiente,
se rechaza su contemporaneidad.
El concepto de don, debido a las múltiples formas que adopta en la práctica, es
lo bastante vago como para prestarse todo tipo de teorías e interpretaciones. Además,
el grado de confusión aumenta en la medida en que su significado ha quedado
seriamente contaminado por una tradición cristiana que lo equipara a la ‘ofrenda’ y
cuyas prescripciones imperativas, según Nicolas (1996: 14), se contradicen con la
generosidad y gratuidad espontáneas que caracterizarían la práctica del ‘don ritual’10.
Sahlins (1974), profundizando en la teoría del don, utiliza el término
‘reciprocidad generalizada’ (de contenido social) para referirse al fenómeno analizado
por Mauss, que contrapone a la ‘reciprocidad equilibrada’ (asocial), que identifica con
el intercambio de mercancías, y a la ‘reciprocidad negativa’ (antisocial), que se
correspondería con la apropiación indebida de algo sin entregar nada a cambio.
Aunque para Sahlins todo orden social se basa en la circulación de bienes materiales,
sin embargo, en cada uno de los estadios que propone, lo social y lo económico
guardarían una relación inversamente proporcional. Así, pese a que el intercambio y

9
Cabe destacar, por su relevancia, los estudios -referidos a fenómenos de muy distinta
naturaleza- del potlatch kwakiutl, de Boas (Codere, ed. [1966]), o del kula en las islas
Trobliand, de Malinowski (1922).
10
Nicolas (op. cit.: 17) observa que nuestra sociedad tiende a ignorar el ‘don ritual’
precisamente por su carácter ritual, es decir, por su pertenencia a un dominio de prácticas que
el hombre occidental se niega a reconocer como no sea circunscrito al ámbito de lo religioso o
como patología individual (ritos obsesivos).
380 Parte 2

el cálculo no dejan de situarse en el centro de la ‘reciprocidad generalizada’, su


definición -usando la terminología de Mauss- como ‘hecho social total’ la remite a un
momento de la historia en el que aún no se ha producido la separación entre la esfera
económica y la propiamente social.
Aun a pesar de la ambigüedad del significado de ‘don’ -igualmente extensible a
conceptos como ‘interés’ o ‘intercambio’-11, Caillé (1994: 37) aventura la siguiente
definición: “toda prestación efectuada sin garantía de retorno para sostener el bien
social, en la que los bienes no valen por su utilidad (valor de uso) o por su precio
(valor de intercambio), sino porque crean o alimentan la relación interpersonal (valor
de lugar)”.
A grandes rasgos, los elementos que caracterizarían al don serían los
siguientes:
- Los sujetos que participan en la relación -y a diferencia de lo que sucede
con el intercambio de mercancías- son dependientes. El propósito de la
donación es la creación y recreación de los vínculos entre sujetos, que se
extienden en el tiempo.
- Los objetos que se donan devienen inalienables; la personalidad del
donante está contenida en ellos (no existe una clara separación entre
‘objeto’ y ‘sujeto’)12.
- Las contraprestaciones son inciertas y no son inmediatas.
- La transacción se presenta como pura, sea cual sea su valor económico (lo
que no excluye que dicho valor tambien pueda interesar).

Tanto en la obra de Mauss (1923-4) como en la de Sahlins (1974) el


intercambio de dones tiene efectos esencialmente políticos (crea jerarquías y, por
ende, un orden político)13.

11
Derrida (1991), que reivindica el empleo del término ‘don’ en una acepción marcadamente
distinta a la de los sociólogos y antropólogos (sostiene que la referida obra de Mauss no
trataría del don, sino de economía, de las formas de intercambio, de los contratos, del
sacrificio..., elementos todos ellos que tienden a anular el don), plantea la aporía de que el don
no sólo es imposible, sino que sería lo imposible.
12
En algunas sociedades africanas no existe distinción entre los verbos ‘ser’ y ‘tener’.
13
Como observa Malinowski (1922), en el kula el intercambio comercial sólo puede realizarse
tras el intercambio ceremonial (vaygu’a) que crea un orden previo.
El negocio de la ayuda 381

Cuando el don se establece entre agentes potencialmente desiguales instituye,


tal como se observa en el potlatch, unas relaciones de dominación duraderas (el acto
de dar más allá de las posibilidades de devolver asigna, a quien recibe, la condición
de dominado, generándole un sentimiento de deuda -y, a quien da, pródigo en
generosidad, la de dominador). Como indica Bourdieu (1994: 168-72), para que el
“acto simbólico de reconocimiento de la igualdad en humanidad” que se produce a
través del don pueda tener efectos es preciso que ambas partes -el donante y el
receptor- compartan las categorías de percepción -lo que equivale a decir las mismas
estructuras sociales y mentales- que les permitan valorar el obsequio en lo que es y
por lo que constituye. De no ser así, produce violencia.
En lo que atañe a la ayuda al desarrollo (supone dar sin contrapartida), no se
produce el referido ‘reconocimiento de la igualdad en humanidad’ porque donante y
donatario se sitúan en un plano relacional asimétrico -casi clientelar- y sus fuerzas no
son proporcionales: sus universos culturales no sólo son distintos, sino que confluyen
en manifiesta posición de desigualdad.
El hecho de que la donación, además, sea consustancialmente indirecta (como
señala Edelman [1996: 73], pasa por un intermediario, en nuestro caso una ONG que,
para el donante, representa la ‘causa’ para la que da), contradice los fundamentos del
don: éste, aun cuando concierna al conjunto de los miembros del grupo y tenga
repercusión sobre la totalidad de la sociedad y sobre sus equilibrios, es, por definición,
un acto relacional, que no contempla interposiciones, que vincula a individuos (no es,
por tanto, mancomunado ni egocéntrico14).
Por último, y puesto que las contribuciones monetarias que la ciudadanía
aporta para financiar proyectos de desarrollo, lejos de constituir lo que Mauss
denomina ‘fenómenos sociales totales’, se inscriben en un orden económico que
sustrae al acto de dar su pureza y su naturaleza ‘ritual’ y, por añadidura, al obsequio
el espíritu del donante, no es posible que, en un estricto sentido antropológico,

14
Para Nicolas (1996: 121), si el ‘don ritual’, fundado, a priori, en una norma, implica
simultáneamente al donante y al donatario, tejiendo una relación social duradera y solidaria
entre ambos, en cambio el ‘acto caritativo simple’, asimétrico, sólo buscaría satisfacer las
necesidades inmediatas, utilitarias, de los beneficiarios, sin considerar su puesto social ni otro
tipo de aspiraciones (se trata, de hecho, de un ‘gesto dominador’), y la ‘donación ética’,
intencional, sería esencialmente egocéntrica, ya que, al no poder ofrecer el receptor su
contradon, remite en realidad a un partenaire que es la propia conciencia (o, a lo sumo, la
divinidad).
382 Parte 2

podamos hablar de ‘don’ al referirnos a ellas15. Por los motivos apuntados tampoco
merecería esta consideración la labor supuestamente altruista que desempeñan
algunas ONG. Tal vez sólo pudiera merecerla, al menos parcialmente y -tal como se
observará- con algunas salvedades, el trabajo generoso -esto es, no remunerado- que
llevarían a cabo unos pocos voluntarios que prestan sus servicios en el Tercer Mundo.
A pesar de que Mauss, como advierte Temple (1986: 39), también llegue a
descubrir en nuestras sociedades industriales la existencia de una suerte de don, que
identifica como una vaga fuerza moral, que resultaría de un cierto sentimiento
revolucionario que poseerían las masas sociales, y que tendría su expresión en
determinadas actitudes solidarias, sin embargo -concluye Nicolas (1996: 17)- no se
reconoce en la ‘caridad humanitaria’ de hoy en día.

La donación interesada

Aunque la arbitrariedad es, de algún modo, la esencia misma de la donación


(no hay más que pensar en su discrecionalidad: el mero hecho de donar a alguien
supone, debido a las limitaciones que están implícitas en el acto, renunciar a dar a
otro, que queda sacrificado en favor de este único), ello no significa que no esté
motivada.
Bourdieu (1994: 140) postula, desde la sociología, que los agentes sociales
siempre tienen una razón, que dirige, guía u orienta sus acciones y que transforma las
conductas que aparentemente pudieran parecer arbitrarias en coherentes.
Así, para este autor (op. cit.: 152-5) no existen comportamientos
‘desinteresados’ ni actos ‘gratuitos’: a su entender, toda acción se plantea, de uno u

15
Debido a ello, en lo sucesivo emplearemos el término ’donación’, en lugar de la voz ‘don’,
para referirnos al acto de liberalidad por el cual una persona, el donante, dispone de una cosa
-en este caso, usualmente recursos económicos-, en favor de otras, los donatarios.
El negocio de la ayuda 383

otro modo, alcanzar algún tipo de beneficio, sea económico o simbólico16. El hecho de
que existan universos sociales en los que está desaconsejado, por normas explícitas
o imperativos tácitos, el lucro económico, no excluye que los individuos puedan
movilizarse en busca de beneficios de carácter simbólico. Incluso las conductas más
abnegadas -tal es el caso del sacrificio o de la penitencia- pudieran ser interpretadas
como un intercambio -con la divinidad- que buscaría algún tipo de recompensa -v. gr.,
el beneficio del perdón divino o de la santidad17.
Desde esta perspectiva, Lacombe (1996: 40) reconoce que presuponer la
existencia del ‘don puro’ (que no espera recompensa y se justificaría en sí mismo)
implicaría necesariamente rechazar la idea de que el principio de ‘utilidad’ guía la
conducta de los seres humanos. Dufourcq (1996a: ix-xii), a su vez, desacredita, al
modo de Derrida (1991), la supuesta ‘gratuidad’ del don argumentando que el ‘don
puro’ escapa a la conciencia y, por tanto, no es situable18, y que en las figuras del
‘gasto improductivo’ (exceso de prodigalidad) y de la ‘ofrenda evangélica’ (caridad que
espera una recompensa divina) el donante cree estar en disposición de calcular el
valor de su donación y, por tanto, su contrapartida.
Por otra parte, el propio Bourdieu (1994: 165), siguiendo esta línea argumental,
opina que en nuestra sociedad, aún en aquellas circunstancias en que se produce un
rechazo del beneficio económico y de la lógica del precio y, por tanto, del cálculo, la
llamada ‘economía de los bienes simbólicos’, esto es, de las ‘cosas que no tienen
precio’ -en la que se inscribiría la solidaridad- quedaría arruinada, ya que el precio, en
definitiva, pervive como expresión de la donación -aun cuando sea de forma
simbólica, debiendo en tal caso enunciarse por medio de eufemismos19.

16
Caillé (1994: 55-172) rechaza parcialmente los argumentos de Bourdieu al entender que
niega que puedan existir sociedades que estén regidas por algún principio ajeno al del
‘beneficio’.
17
Para Mauss y Hubert (1899: 133), “si el sacrificante (...) dona es, en parte, para recibir. El
sacrificio se presenta bajo un doble aspecto. Es un acto útil y es una obligación. El desinterés
se mezcla con el interés”. Mauss y Hubert sólo advierten la ausencia de cálculo egoísta en el
sacrificio del dios, “ya que el dios que se sacrifica se da sin devolución”.
18
El olvido se constituiría en condición necesaria para la realización de la ‘donación pura’. V.
p.p. 11.
19
Cardús (1997) observa que a medida que el regalo -los obsequios que nos intercambiamos
en Navidad u otras fechas- ha ganado centralidad económica, ha ido modificando su
significación social. Sin embargo, si la sociedad de consumo vinculó el regalo, antes
excepcional y simbólico, a la satisfacción de necesidades, cada vez más superfluas, con el
tiempo, tras carecer la mayor parte de los obsequios de cualquier utilidad práctica, se produce
384 Parte 2

Las ONG -como también la Iglesia o cualquier otra institución que se mueve en
la economía de la ofrenda (o de la caridad), del voluntariado (o del sacrificio)-, aun
negando la ‘economía’ (esto es, la mercantilización de las relaciones sociales), no
pueden obviar que están inmersas en un universo en el que los intercambios
monetarios y la búsqueda de la optimización del beneficio rigen en buena medida las
conductas de los ciudadanos e, implícitamente, también las de ellas mismas (no hay
que olvidar que las ONG no sólo participan con sus actuaciones de la lógica del
mercado, desarrollando estrategias para ganar posiciones en él, sino que incluso ellas
mismas son creadoras de mercado)20. Así, las donaciones no dejan de ser
transacciones que se contabilizan en términos monetarios (aunque el intercambio se
transfigure en oblación, conserva la condición de acto económico). Asimismo, un
voluntario -como un militante o como un sacerdote-, a pesar de que, en teoría,
entregue gratuitamente su trabajo, es completamente conciente del valor económico
del esfuerzo que realiza y del tiempo que le dedica.

La donación, caritativa o filantrópica, a consecuencia de lo apuntado, no


escapa a la controversia. Históricamente, la caridad religiosa, que resignificaba la
pobreza proclamando que los pobres son dignos de conmiseración -y que pudo
desarrollarse favorecida por una monetarización de los intercambios, que incidía
negativamente en su socialización-, ampliaba el poder de la Iglesia21; a su vez, la

un peculiar regreso a los orígenes, de modo que lo que realmente acaba importando es más el
gesto que el objeto regalado, a pesar de que le hayamos añadido un alto precio.
20
Si la familia, tejiendo vínculos afectivos entre sus miembros, desmiente la base económica
sobre la que se asienta, del mismo modo las ONG construyen -tal como observa Bourdieu
(1994: 187) en relación a la Iglesia- un cierto tipo de cohesión que les permite negarse como
empresa (y, por consiguiente, creer y hacer creer que rechazan toda dimensión económica).
Por otra parte, Rodriguez Braun (1998), desde un posicionamiento neoliberal, sostiene que las
ONG no debieran ser vistas como empresas ni como una expresión de la generosidad
ciudadana, sino como un movimiento político que aspira a una ‘redistribución forzada’ de la
riqueza.
21
El término ‘caridad’ procede del latín ‘caritas’, de ‘carus’, que significa ‘amado’. En teología,
la caridad es una virtud que consiste en amar a Dios y, por extensión al prójimo (Dios ama a
los hombres). Aunque durante la Edad Media la caridad tenía el sentido de amor y compasión
cristiana, más adelante adoptó un significado menos abstracto para referirse a la limosna y la
asistencia a los pobres. Este nuevo significado queda reflejado en la expresión ‘obras de
caridad’ (Castellanos, 1998: 94-5).
El negocio de la ayuda 385

beneficiencia laica escenificaba y reproducía la estratificación social22. La fosa abierta


no han podido siquiera cerrarla las actuales formas de solidaridad, apoyadas en
técnicas de recaudación basadas en el anonimato, en la que las donaciones privadas,
estimuladas desde la pantalla del televisor, sustituyen, desde una ética de mínimos, a
los compromisos públicos.
El altruismo va acompañado permanentemente por la negación de sus
fundamentos; la generosidad despierta dudas acerca de las auténticas intenciones de
los donantes: se desea saber por qué alguien da y qué recompensas espera obtener
a cambio.
De hecho, al formular estas cuestiones ya se está, en realidad, refutando
implícitamente la posibilidad de la donación desinteresada. Dufourcq (1996b: 5), no
obstante, constata, desde el pensamiento filosófico, que coexisten dos tipos de
valoraciones: a) la de quienes, aun aceptando que toda donación es interesada,
asumen que la conciencia es inescrutable y no entran a juzgar los comportamientos -
y que, en cualquier caso, desdramatizarían la incompatibilidad entre ‘interés’ y
‘gratuidad’; y b) la de quienes pretenden superar cualquier objeción ética
‘naturalizando’ la conducta interesada del donante (puesto que el ‘interés’ sería una
característica natural del ser humano, es factible sustraerla del ámbito de la moral).
De todos modos, Martínez Sánchez (1998: 193-4), citando el trabajo de Bayley
(1988), enumera tres razones concretas por las que se dona:
- por la sensación personal de estar actuando correctamente con uno mismo
o con los demás
- por el reconocimiento público
- por el sentido de pertenencia a una organización
Sea como sea, quizás lo que verdaderamente importa no es ya conocer cuáles
son las intenciones del donante, sino descubrir los efectos que tiene la donación en la
relación que éste establece con el receptor. Esta idea la comparte el propio Mauss,
para quien, más relevante que hallar el significado del acto, es averiguar cómo se
inserta en una red de relaciones con el prójimo, con sus asociados y con sus
competidores.

22
Dufourcq (1996b: 9-10) comenta que la donación se convirtió en un acto de distinción social.
Así, en Amsterdam, ya en el siglo XVII, las paredes de los orfelinatos se cubrían con los
retratos de los grandes donantes. Y en Francia, en el siglo XIX, se organizaban recepciones y
bailes caritativos en los hospitales y se realizaban suscripciones públicas.
386 Parte 2

En este sentido, Dufourcq (1996a: ix-xii) sostiene que si se insiste tanto en la


cuestión de la gratuidad de la donación es simplemente porque de ella depende la
arquitectura de las relaciones entre las ONG y sus donantes.

El perfil del donante

La significación social de la donación, así como las formas que adopta, han
variado en el transcurso del tiempo y, por supuesto, también las razones últimas por
las que alguien dona (así como las propias técnicas de recaudación, mediatizadas por
las prácticas comunicativas). Tal como se ha señalado, en una sociedad como la
nuestra, en la que el deber no es imperativo y en la que no existen grandes ideales
colectivos, la conducta de los ciudadanos ante la donación, carente de solemnidad y
convertida en paraacto de consumo, difiere de la de épocas pretéritas23.
La Iglesia, las ONG y otras entidades que se nutren -en general, parcialmente-
de las donaciones de particulares, en mayor o menor medida dependen, para su
funcionamiento, de las decisiones que tomen los posibles donantes: éstos pueden o
no dar, pueden renovar o retirar su aportación.
En un momento en que las donaciones de los ciudadanos a las ONG se han
estancado o incluso tienden a declinar (España sería un caso excepcional,
probablemente debido a que las ONG son aún un fenómeno reciente), especialmente
en lo que atañe a la ayuda para el desarrollo24, es lógico imaginar que éstas muestren

23
El individualismo contemporáneo no es sinónimo de egoísmo ni se opone a la idea de
solidaridad: ésta se acepta con la condición de que el compromiso que se adopte no imponga
excesivas renuncias en el plano personal. Véase el apartado segundo del capítulo 3 (‘Las
ONG y la cultura de la solidaridad’).
24
Si los ciudadanos, por término medio, destinan mucho más dinero a los juegos de azar o al
cuidado de los animales domésticos que a ayudar a sus semejantes, las contribuciones
efectuadas son aún menores en lo que afecta a la ayuda al desarrollo. Aquéllos, en general,
prefieren que sus donaciones se dirijan al ámbito nacional que en beneficio del Tercer Mundo,
aparentemente más ajeno. Lipovetski (1992: 132) señala que de los 7 mil millones de francos
que dedican los franceses a acciones caritativas o solidarias, sólo 1,3 millones lo son para
aquellas organizaciones que trabajan con el Tercer Mundo; y que de los 85 mil millones de
dólares recaudados en 1985 en Estados Unidos, sólo se destinaban a esta finalidad 2 mil
El negocio de la ayuda 387

interés en descubrir los auténticos motivos por los que una persona llega a
identificarse con los valores que representan y que le impulsan a efectuar su donativo.
Es de suponer que en nuestro país las ONG hayan realizado
estudios -prospecciones de mercado- para conocer con detalle la opinión, las
actitudes y las motivaciones de los donantes y de la población factible de adquirir esta
condición con el propósito de ampliar su público, convertir donantes esporádicos en
permanentes y recuperar a quienes han acabado perdiendo la costumbre de contribuir
(las conductas no son inmutables y, por consiguiente, las ONG están en disposición
de impulsar estrategias que coadyuven a modificar el perfil de sus donantes). No
obstante, los datos recogidos en las encuestas suelen ser de uso interno y los
resultados apenas alcanzan a ser divulgados. De ahí que existan serias dificultades
para ofrecer información fidedigna al respecto.
Los datos que a continuación se presentan y que nos servirán de guía
orientativa pertenecen en su mayoría a una encuesta no publicada, elaborada
supuestamente en 1996 por encargo de Amnistía Internacional, Ayuda en Acción,
Greenpeace, Intermón, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras (todas estas ONG
situadas entre las mayores, a pesar de que dos de ellas -Amnistía Internacional y
Greenpeace- no sean, de hecho, de desarrollo), que se plantea definir el perfil general
del donante a partir de una muestra de 2000 personas. Cabe señalar, no obstante,
que en ella no queda propiamente reflejada la opinión de los donantes, sino
solamente algunos de sus rasgos o atributos personales y conductas25.

millones. (En 1996, según El País [28-9-1997], que cita al semanario Newsweek, los
norteamericanos donaron con fines caritativos 150.700 millones de dolares. Aunque el 70% de
los hogares norteamericanos dieron dinero para alguna causa, el 20% de la suma referida
procedió, gracias a la generosidad de las deducciones fiscales, de grandes fundaciones como
la Ford o la Rockefeller). Además, se aprecia un agotamiento cada vez mayor entre los
donantes, producto, en buena medida, de la pérdida de fe en la eficacia de la ayuda: Sogge
(1996b: 157-8) comenta los resultados de un estudio holandés, elaborado en 1994, que revela
que el 32% de los donantes consultados opina que los recursos asignados no se han gastado
de modo adecuado (en 1986, sólo el 16% compartía esta opinión).
25
Los resultados de esta encuesta nos fueron facilitados, a título personal, por un profesional
de una de las mencionadas ONG. Deseamos aclarar que se desconocen las condiciones en
que se ha efectuado la misma, por lo que se ignora la fiabilidad de la muestra. También
queremos señalar que algunos de los supuestos atributos, por ser demasiado genéricos,
resultan poco descriptivos. Se halla en falta la consideración de otras variables que pudieran
permitir dibujar un perfil del donante más preciso.
388 Parte 2

De acuerdo con los resultados de dicha encuesta, y si tomamos en


consideración la edad del donante, el tipo más extendido se correspondería con el de
una persona cuya edad estaría comprendida entre los 46 y 65 años. Un 41,8% de los
donativos recibidos por las distintas organizaciones lo aportarían sujetos que están en
esta franja, lo que supone asimismo que el 59,1% de estas personas colabore
económicamente con una o más ONG. La población con edades comprendidas entre
los 31 y 45 años participaría con el 29,5% del total de donaciones (el porcentaje de
donantes sería, para este segmento, del 55,7%). A su vez, la población adulta menor
de 30 años, con un 42,2% de donantes, aportaría el 28,7% restante.
Aunque el volumen de las donaciones del segmento de población menor de 30
años es inferior al de los otros grupos de edad, en cambio el porcentaje de
donaciones periódicas -esto es, que se efectúan con cierta regularidad- supera al del
resto (representan el 35%, frente al 27,9% de las de quienes cuentan entre 31 a 45
años y el 29,4% de los mayores de 46 años)26. De ello se deduce que el grado de
compromiso de los jóvenes, pese a contar con menores recursos económicos, es
comparativamente más elevado (pese a que el número total de sus donaciones sea
inferior, arroja, sin embargo, mayor cualidad). De entre las ONG consideradas, Ayuda
en Acción, gracias a la fórmula del ‘apadrinamiento’ de niños, es la que recibe más
donaciones periódicas (43,5%, frente a un 56,5% de ocasionales)27.
Por zonas geográficas, la mayor inclinación a efectuar donaciones se registra,
según la citada encuesta, entre la población del sur peninsular. El 23,1% de todas
ellas procede de Andalucía (lo que supone que casi el 61% de sus habitantes haya
contribuido con uno o más donativos en el año de referencia). Excepto el levante, que
se alza hasta el 15,7% (58,1% de donantes entre los habitantes de esta región), las
restantes zonas fluctúan entre el 9,6% del este , el 11% del centro, el 11,3% del

26
Un buen número de donantes es inducido por los mass media a donar cuando se produce
una ‘emergencia humanitaria’, hecho que contribuye a que las donaciones ocasionales
superen con creces a las regulares. Lipovetsky (1992: 137-8) señala, en el caso de Francia,
que si un ciudadano de cada cuatro efectúa regularmente donativos para causas humanitarias,
la relación pasa de uno a dos cuando se trata de dar dinero con motivo de algún hecho que de
lugar a una operación mediática excepcional.
27
Para el resto de las ONG estudiadas, el porcentaje de donaciones periódicas se repartiría
del siguiente modo: Intermón (32,9%), Médicos Sin Fronteras (18,8%) y Manos Unidas
(34,8%). Por regla general, la cuantía individualizada de las donaciones regulares es superior
a la de las ocasionales. Además, aquéllas permiten asegurar -tal como se observará en los
próximos apartados- una estabilidad económica a más largo plazo y, por consiguiente, poseer
una perspectiva de futuro más nítida.
El negocio de la ayuda 389

noroeste y el 11,7% de Madrid28. El área metropolitana de Barcelona contribuiría con


el 5,9% del total de las donaciones (sólo donaría el 37% de los barceloneses).
Mientras que en el este el 54% de las contribuciones son periódicas, en cambio la
población del sur, pese a ser la mayor contribuyente, es una de las que menos
aportaciones de este tipo efectúa (sólo el 12,7%). Tal porcentaje, en el caso de
Madrid, es del 45% y, en el de Barcelona, del 32,1%.
En función del estrato social, cabe señalar que el 36,5% de las donaciones
recibidas procede de lo que en el estudio se califica de clase media-baja, el 29,5% de
la llamada clase baja, el 18,1% de la clase media-media y el 15,9% de la clase alta.
Ésta última, sin embargo, incluye los mayores porcentajes de donación (el 62% de sus
integrantes contribuyó a lo largo del año al menos una vez). También proceden de ella
la mayor parte de las donaciones periódicas (41%), que disminuyen a medida que se
desciende en la escala social29.
En cuanto al hábitat, la figura del donante medio se correspondería con la del
ciudadano que vive en áreas metropolitanas (el volumen de donaciones que tienen
este origen es del 36,7%), aunque curiosamente existe una mayor propensión a donar
en los municipios de menor tamaño (el porcentaje de donantes de los municipios que
cuentan entre 5.000 y 30.000 habitantes sería del 58,6%, pese a que, en su conjunto,
las donaciones supongan el 25,7% de las que reciben las ONG). Por otra parte, son
las poblaciones pequeñas (menos de 5.000 habitantes) las que aportarían un mayor
número de contribuciones periódicas.
Considerando el género como variable, cabe indicar que las mujeres efectúan
el 55,4% de las donaciones a las ONG. El predominio de las mujeres concierne
también a las donaciones de tipo periódico.
Por último, en función de la práctica religiosa, se ha de destacar que el número
de donaciones efectuadas por los no practicantes (54,8% de las aportaciones) supera
a la de los practicantes. Sin embargo, la lectura de estos porcentajes puede resultar
equívoca por cuanto el 67,2% de éstos últimos habría colaborado económicamente
con alguna ONG, contra el 44,3% de los primeros. Los practicantes serían también
quienes, en términos relativos, más donaciones periódicas realizan (representan un
33% de las que efectúan), distribuidas casi equitativamente entre Intermón (45,5%) y

28
La definición de las áreas geográficas resulta sumamente imprecisa.
29
También existe una elevada imprecisión en la definición de las clases sociales. No consta su
nivel de ingresos.
390 Parte 2

Manos Unidas (43,9%). El porcentaje de donativos periódicos entre los no


practicantes sería del 26,1% (el 55,1% de dichas donaciones tendría como
destinatario a Ayuda en Acción)30.

Según datos de Intermón y Médicos Sin Fronteras que cita El País (20-3-
2001), la cantidad media de los donativos a las ONG españolas efectuados por
quienes no son socios (la disparidad en el caso de los donativos de los socios
imposibilitaría un cálculo no sesgado) se aproximó, en 1998, a las 13.000 pesetas.
Según las mismas fuentes, se habrían producido 1,7 millones de donativos (de esta
cifra quedarían excluidos los destinados a ayudar a las víctimas del huracán Mich)31.
Por nuestra parte, y en otro orden de cosas, hemos podido observar, a través
del conocimiento personal de algunos donantes y de las entrevistas mantenidas con
otros, que en las motivaciones que empujan a éstos a entregar dinero a una ONG se
mezclan el compadecimiento por el infortunio que padecen otras personas -este
sentimiento es semejante al que anima a la caridad cristiana- con el deseo de
contribuir, ni que sea en escasa medida, a reparar las injusticias. Sin embargo, la
donación no es, en modo alguno, un acto de contricción, sino que se convierte en algo
casi rutinario, que no exige esfuerzo. No hay apenas diferencias destacables en la
actitud y conducta de creyentes y no creyentes (aunque a unos los impulse un sentido
religioso y a los otros convicciones humanistas, no difieren en lo profundo). Hemos
podido constatar que incluso en el caso del ‘apadrinamiento’ de niños, en el que se
supone que debiera estar más presente la emotividad, el ‘padrino’ no deja de
mantener una posición distante respecto a su ‘ahijado’, limitándose a leer los informes
que recibe como quien revisa el extracto de las cuentas bancarias (pese a conocer su
identidad, en el fondo es plenamente conciente de que no existe vínculo filial alguno y
de que, de hecho, se trata de un perfecto desconocido). Este distanciamiento

30
En la referida encuesta no se contemplan las opiniones políticas del donante. Vaccaro
(1996: 123) afirma que en Francia existe una mayor propensión a efectuar donaciones entre el
electorado de derechas -en general, inclinado a la práctica religiosa- que entre el de
izquierdas. Entre quienes son más remisos a donar se apunta el argumento de que el Estado
no puede sustraerse de sus responsabilidades, se cuestiona la eficacia de las ONG e incluso
se descalifica el ‘don monetario’ -al que oponen la ‘donación de uno mismo’ o la militancia.
31
Estos guarismos, sin embargo, se nos antojan algo imprecisos, ya que si a la cifra de
donativos resultante (22.100 millones de pesetas) se le añaden los casi 20.000 millones
recaudados para las víctimas del Mitch, la suma total (aproximadamente 42.000 millones de
pesetas) coincidiría prácticamente con la estimación de ingresos que realiza la CONGDE
(2000) para el mismo año y en la que también se incluyen las cuotas que satisfacen los socios.
El negocio de la ayuda 391

emocional en relación al beneficiario es aún si cabe más intenso en ocasión de


donaciones puntuales, más sujetas a la presión mediática (el horror que despiertan las
imágenes televisivas se disipa solo cambia el contenido de la programación).
Asimismo, pensamos que el donante, en líneas generales, no llega a
preguntarse demasiado qué grado de confianza le merece la ONG a la que dona. Lo
hace sin plantearse el destino de su contribución. Las razones que le conducen a
escoger una ONG en lugar de otra son diversas: las características del producto que
ofrecen (por ejemplo, la posibilidad de apadrinar niños), presencia en los medios de
comunicación, afinidad ideológica, vínculos con la Iglesia (relevante en el caso de
Manos Unidas y, en menor medida, en el de Intermón), etc. Un donante entrevistado,
consciente de la necesidad de que las contribuciones que las ONG reciben sean bien
administradas, nos comentó que prefería entregar su dinero a una entidad grande y
consolidada porque le ofrecía mayores garantías que las de menores dimensiones.

El perfil del donante de Ayuda en Acción

El mayor volumen de donativos dirigidos a Ayuda en Acción corresponde


-siempre según la referida encuesta- al segmento de población cuya edad está
comprendida entre los 46 y 65 años (47% del total de sus donantes), seguido por los
que poseen entre 31 y 45 años (37,7%). Éstos últimos, sin embargo, son los que
efectúan un mayor número de donaciones periódicas (son de este tipo el 55,6% de los
donativos efectuados por este segmento de edad, que suponen el 48,4% del total de
los que recibe la entidad).
Por zonas geográficas, las donaciones se reparten de un modo relativamente
uniforme a lo largo y ancho de toda la península, siendo de destacar los porcentajes
de la región sur (24,4%), levante (26,6%) y noroeste (23,6%). Los cómputos atribuidos
al resto de las regiones son moderadamente menores. Resulta especialmente
significativo el porcentaje de contribución relativamente reducido procedente de las
áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, acaso debido a la mayor competencia
que suponen otras ONG en estas zonas. Cabe significar que, en cuanto a las
donaciones de carácter regular, existe un predominio de las procedentes del sur de
España (33,9% de los donativos de este tipo); en relación a las que poseen un
carácter ocasional, corresponden a la zona de levante (34,3%) y noroeste (29,4%) los
392 Parte 2

mayores porcentajes de contribución, a pesar de que la región sur no estaría


demasiado alejada de estos cómputos (26,0%).
Desde una perspectiva de género, cabe señalar que existe un marcado
equilibrio entre varones y mujeres en cuanto a las donaciones regulares (el 49,4%
pertenece a los hombres -y es de destacar que más del 50% de las donaciones
periódicas que éstos efectúan se dirigen a Ayuda en Acción- y el 50,6% a las
mujeres). No obstante, la balanza se inclina claramente a favor de éstas últimas si se
consideran las aportaciones ocasionales (86,7% frente al 13,3%).
En función de la práctica religiosa, también se da una situación de equilibrio en
cuanto a las donaciones regulares entre practicantes (51,6%) y no practicantes
(48,4%). En cambio, en relación a las donaciones ocasionales, un 70,6% de las que
se reciben procedería de practicantes y un 29,4% de quienes no lo son.
Considerando el status social, la llamada clase media-media se hace con la
mayoría de las donaciones, tanto periódicas como ocasionales (69,2% y 40,4%
respectivamente). Este mismo grupo social destina a Ayuda en Acción el 56,8% de las
donaciones periódicas efectuadas a cualquier organización. Aunque la clase social
definida como alta, a su vez, participa con el 30,8% de los donativos regulares, que
equivalen al 69,8% del total de los donativos periódicos que efectúa este grupo, sin
embargo sólo contribuye con el 10% de los donativos ocasionales (frente al 28,5% y al
20,8% que corresponden a las clases media-baja y baja).
Como conclusión, puede afirmarse que no existe ningún rasgo o actitud
definitorios que permitan poder hablar de la existencia de un donante típico de Ayuda
en Acción. El perfil del contribuyente regular sería el de un hombre o mujer de 31 a 65
años de edad, practicante o no, de clase media-alta y alta, residente en Andalucía,
especialmente, y en áreas urbanas del norte de España; y el del contribuyente
ocasional encajaría con el de una mujer de 31 a 65 años, por lo común practicante, de
clase media y baja y residente fundamentalmente en todo tipo de municipios del
levante, noroeste y Andalucía32.

32
Otra encuesta realizada por la propia Ayuda en Acción, en enero y febrero de 1999, a través
de entrevistas telefónicas a un total de 1.007 socios, y cuyos resultados se resumen en el
Boletín 49: 8 de dicha asociación, concluye que el perfil medio correspondería con el de una
mujer de edad comprendida entre los 26 y los 45 años, miembro de una familia de tamaño
medio (3-4 personas) y que contribuye con regularidad (lo hace, en un 92% de las ocasiones,
mediante el ‘apadrinamiento’) desde hace al menos tres años.
El negocio de la ayuda 393

El perfil del donante de Intermón

Los donantes mayoritarios de Intermón, por edades, pertenecen al segmento


de población que cuenta entre 31 y 45 años (representan el 48,8% de sus donantes).
Éstos efectúan tanto el mayor número de donaciones periódicas (el 55,7% de todas
las que recibe Intermón de este tipo) como ocasionales (38,9%). Les siguen quienes
tienen una edad comprendida entre los 46 y 65 años (aportan el 26,7% de los
donativos periódicos y 30,3% de los ocasionales). Los menores de 31 años sólo se
aproximan a los otros grupos de edad en el caso de las contribuciones ocasionales
(30,8%).
Por zonas, el área metropolitana de Barcelona es, en términos relativos, el
principal origen de las donaciones (representan el 23,8% del total y el 30,4% de las de
carácter periódico), que sumadas a las que proceden de la llamada, en la encuesta,
región este (el 27,8% del total de las recibidas y el 13,1% de las periódicas), da una
idea clara del enraizamiento de Intermón en Cataluña. Aunque esta ONG también
está aceptablemente asentada en el área metropolitana de Madrid, de donde
proceden el 17% de las donaciones (el 17,7% de las periódicas) y en el levante
peninsular, en cambio apenas tiene presencia en el sur (Andalucía), centro (Castilla,
excepto Madrid) y norcentro (Navarra, País Vasco y Rioja). Los donantes residentes
en las grandes urbes procurarían el 70,8% de las contribuciones periódicas y el 53,5%
de las ocasionales.
Por sexo, el porcentaje de mujeres donantes supera con creces al de los
hombres. Aquéllas aportan el 57,4% del total de donaciones que recibe Intermón, el
70,8% de las periódicas -lo que supone que más del 40% de las contribuciones
efectuadas por las mujeres son de este tipo- y el 56,9% de las ocasionales.
En términos religiosos, los practicantes suman el 60,4% de los donativos
periódicos. El 60,3% de las contribuciones ocasionales las efectúan, en cambio,
personas no practicantes.
Por status, es la clase alta la que mayor volumen de donativos realiza (44,9%,
frente al 25,1% y al 25,7% de las clases media-media y media-baja). Sin embargo, el
mayor número de donaciones periódicas las efectúa la clase media-baja (43,5%,
frente al 33,7% de la clase alta). La clase baja apenas aportaría el 7,2% de los
donativos ocasionales.
394 Parte 2

Así, el perfil más extendido del contribuyente asiduo de Intermón coincidiría


con el de una mujer de 31 a 45 años, mayoritariamente practicante y de clase media-
baja, residente en Barcelona y otras grandes poblaciones catalanas. En lo que se
refiere al donante ocasional, existiría una mayor indefinición en el perfil, pese a que,
en general, la mayoría de las aportaciones también procede de las áreas urbanas de
Cataluña.

El perfil del donante de Manos Unidas

Manos Unidas es la ONG que, debido a su extensión regular y homogénea por


toda la geografía nacional y entre todos los segmentos sociales, presenta, en función
de las variables consideradas en la encuesta, menores desequilibrios, tal como
muestran los resultados de la misma.
Por zonas, el sur, centro, noroeste y levante peninsular se sitúan, en cuanto a
porcentajes de donación, ligeramente por encima de la media. A la llamada región
centro corresponde el mayor volumen de donaciones periódicas (el 26,3% de las
recibidas, lo que significa que algo más de la mitad de los donantes efectúan
aportaciones de este tipo) y al sur de ocasionales (46,2%). Aunque la población
residente en las áreas metropolitanas y en los pueblos con menos de 5.000 habitantes
es la que más donativos ofrece, el resto de municipios presenta valores muy similares.
Manos Unidas recibe de media un 34,8% de donativos periódicos y un 65,2%
de ocasionales. Apenas se registran desviaciones entre los grupos de edad
considerados. De todas las ONG estudiadas, ésta es la que recibe un mayor
porcentaje de donaciones procedentes de las personas menores de 31 años.
Si se atiende a la condición social de los donantes, tampoco se aprecian
diferencias significativas en la conducta. Todas las capas sociales colaboran de un
modo semejante, si bien las clases baja y media-baja superan mínimamente a las
restantes tanto en donaciones periódicas (31,1% y 28%, respectivamente) como
ocasionales (33,8% y 31,5%).
Según el género del donante, cabe señalar que las mujeres realizan un mayor
número de donaciones periódicas (61,2%) y ocasionales (60,7%).
El negocio de la ayuda 395

Según las creencias religiosas, predominan las aportaciones de los


practicantes (representan el 56,5% del total de donaciones recibidas, el 71,4% de las
periódicas y el 48,6% de las de carácter ocasional).
Pese a la dificultad de esbozar el perfil del donante típico de Manos Unidas -la
indefinición está motivada por su destacada presencia en todos los grupos y
subgrupos contemplados-, de los datos ofrecidos se concluye que el contribuyente
regular tendería a ser una mujer, de cualquier edad y condición social,
mayoritariamente practicante (en 7 de cada 10 casos) y residente prácticamente en
todo tipo de municipios y regiones. El perfil del donante ocasional aún sería más
homogéneo, no detectándose apenas factores que permitan discriminar.

El perfil del donante de Médicos Sin Fronteras

Por edades, el volumen de donaciones se reparte uniformemente: un 35,6%


procede de los menores de 31 años, un 33,5% de quienes tienen una edad
comprendida entre los 31 y 45 años y el 30,8% restante de los mayores de 46 años.
Sin embargo, de los resultados de la encuesta se desprende que prácticamente la
totalidad de las donaciones de los más jóvenes son ocasionales (representan el
43,8% de las contribuciones de este tipo recibidas por la organización). La mayoría de
las donaciones periódicas, por contra, serían aportadas por los mayores de 46 años
(el 83,7% del total).
Por zonas, el mayor número de donaciones corresponde al este (15,5%), al sur
(15,7%), al norcentro peninsular (20,2%) y a las áreas metropolitanas de Madrid y
Barcelona (17,1% y 17,3% respectivamente). Mientras que el peso de las
contribuciones periódicas se lo reparten los donantes del este (34,6%), noroeste
(25,3%) y el área metropolitana de Madrid (25,3%), en cambio las ocasionales se
distribuirían bastante equitativamente por toda la geografía: los mayores porcentajes
corresponderían al sur (19,4%), norcentro (24,9%) y al área metropolitana de
Barcelona (18,9%). La mayor parte de los donantes de Médicos Sin Fronteras residen
en las grandes ciudades (aportan el 65,4% de las donaciones periódicas y el 61,1%
de las ocasionales).
Por sexo apenas se dan diferencias entre hombres (51,8% de los donativos) y
mujeres (48,2%). Asimismo, las contribuciones periódicas son prácticamente
396 Parte 2

equivalentes en ambos casos (representan el 18,2% y el 19,4% de las donaciones


que efectúan hombres y mujeres).
Esta situación de equilibrio desaparece cuando se analiza la distribución de las
donaciones en función de la práctica religiosa. En efecto, el 70,6% de las
contribuciones son efectuadas por personas no practicantes (a ellas corresponden el
71,7% de las donaciones periódicas y el 70,4% de las ocasionales). Esta
desproporción nos permite afirmar que esta ONG sería, de entre todas las estudiadas,
la más laica.
Considerando el status social, los donantes se reparten entre todas las clases -
con la sola excepción del grupo de menor nivel de renta, cuyos porcentajes de
donación se sitúan por debajo-, aun cuando quienes efectúan aportaciones periódicas
pertenecen casi en exclusiva a las clases alta y media-alta. Las capas media y baja,
por contra, dominan, aunque sea por un margen estrecho, en el capítulo de las
contribuciones ocasionales.
Por consiguiente, el perfil más común del donante regular de Médicos Sin
Fronteras coincidiría con el de un hombre o una mujer mayor de 46 años, de clase
alta y media-alta, en general no practicante y residente en las grandes urbes, aunque
también en municipios de menor tamaño de Cataluña u otras regiones. El donante
ocasional, por su parte, sería una persona menor de 45 años, en su mayoría no
practicante y de cualquier extracción social, residente en áreas metropolitanas, pero
también en municipios de diverso tamaño de casi todas las regiones de España.
El negocio de la ayuda 397

3. La recaudación

Aunque las ONG no trabajen en beneficio propio, sino en el de otros, y pese a


que, en último extremo, no debieran aspirar a crecer, sino a desaparecer -lo que
indicaría que los problemas que pretendían resolver y que legitimaban su presencia
ya no existen-, ello no excusa -tal como se ha insistido en las páginas precedentes-
que éstas deban posicionarse en el mercado (hemos convenido en llamarlo ‘mercado
de la caridad’) y adquirir en él los recursos indispensables que les permitan funcionar.
Desde el momento en que tratan de realizar unas actuaciones desprovistas por
naturaleza de rentabilidad económica, están obligadas a dar este paso para
desarrollar sus objetivos y, en definitiva, para poder subsistir.
De tal modo, las ONG existen -como sugiere Bourdieu (1994: 188)- amparadas
en una doble verdad: por un lado, una ‘verdad económica’, que es justamente la que
les induce a captar y a reunir recursos y, por otro, una ‘verdad humanitaria’33, que les
impulsa a enfrentarse a la pobreza y a los infortunios, que supuestamente niega a la
primera.
Pese a que el discurso humanitario que acompaña a las prácticas encubre y
eufemiza las relaciones económicas -tal es la función del discurso religioso en las
instituciones estudiadas por Bourdieu (op. cit.: 191)-, que quedan transfiguradas, por
medio de la lógica del voluntariado, en una suerte de vínculos de parentesco espiritual
(‘todos somos hermanos’), éste no deja de ser, a la vez, parte integrante de la
economía de tales prácticas. En consecuencia, sería plausible describir muchas de
estas prácticas disponiendo de dos palabras o expresiones, de distinta categoría, que
se solapan: donantes/financiadores, población beneficiaria/clientes, campañas
humanitarias/marketing, etc.

33
Puesto que Bourdieu (ibíd.) centra sus análisis en la Iglesia, se refiere, en concreto, a una
‘verdad religiosa’.
398 Parte 2

Según los argumentos del propio Bourdieu (1994: 189), la ‘empresa


humanitaria’34 no sólo se mueve plenamente en el ámbito de lo económico, sino que
además, en términos competitivos, actúa con ventaja: aprovechándose, en su
funcionamiento, de la lógica del voluntariado y de la donación, puede reducir -tal como
ya se ha adelantado- los costes de producción y obtener capital sin interés (a estas
ventajas cabría añadir el beneficio que deriva del efecto marca: el adjetivo
‘humanitario’ tiene el valor de una garantía moral que le permite posicionarse en el
mercado). Paradójicamente sólo puede sacar provecho de su situación en la medida
en que es capaz de mantener y reproducir aquellas condiciones (el trabajo no
remunerado y la ofrenda) que posibilitan que pueda seguir ignorándose su dimensión
económica.
De todos modos, cabe reconocer que las ONG -como la propia Iglesia- no sólo
viven de donaciones (ofrendas) de los particulares ni del trabajo gratuito (servicio). En
efecto, adaptándose a las circunstancias del presente, han podido efectuar una
transición en sus fundamentos económicos. La transacción, de marcado contenido
simbólico, que han mantenido con sus donantes y con sus voluntarios, va quedando
relegada -tal como se observará en el apartado cuarto (‘La finaciación de las ONG’)-
en beneficio de una transacción de nuevo cuño con el Estado, encargado de
financiarlas a cambio de que éstas garanticen determinados servicios que aquél no
desea o no puede ofrecer.

La moral de la recaudación

La recaudación de fondos, no importa que sea para causas humanitarias,


incurre -como advierte Dufourcq (1996c: 81-4)- en aquella contradicción que es propia
de todo sistema de mediación: una institución -en este caso una ONG- se interpone
entre ‘yo’ y el ‘otro’ al que desea ayudar, impidiendo que aquél pueda ver cumplido su

34
Dicho autor habla de ‘empresa religiosa’. Aquí utilizamos la expresión ‘empresa humanitaria’
para enfatizar la dimensión económica de las ONG, tal cual lo hace Bourdieu en relación a la
Iglesia.
El negocio de la ayuda 399

deseo de absorción inmediata del segundo sin intermediarios, sin necesidad de ser
representado por terceros35.
Ciertamente, en la formación de la intención del donante, la figura del
mediador/recaudador -prosigue Dufourcq (1996c: 81-4)- está, en apariencia, ausente,
cuando no es percibida negativamente, siendo imaginado como un impostor o un
parásito (lo que explica, igualmente, que el propio recaudador trate de permanecer
invisible o, a lo sumo, de disimular su presencia ante el donante, aun invitándole a
donar).
Sin embargo -y he aquí la paradoja- el sufrimiento ajeno, cuyo deseo de
erradicar justifica la donación, no es susceptible de ser mostrado y percibido más que
a través de la mediación, como representación.
En efecto, el donante, desde la lejanía, no está facultado para percibir el
sufrimiento tal cual es en el momento en que se produce. Pero, por añadidura,
tampoco éste, sin haber sido filtrado, es decir, sin que haya perdido su pureza y haya
devenido una imagen, una representación, sería comprensible y, por consiguiente,
válido como reclamo para donar (provocaría estupefacción, rechazo, tal vez
indignación, pero probablemente no llegaría a convencer al donante).
Aunque el donante ignore o tienda a negar que no daría si previamente no se
le hubiera pedido, parece indudable que la propensión a donar requiere ser
estimulada (se trata de un potencial que debe ser activado). Formular la demanda es
pues, ante todo, un trabajo de representación del sufrimiento que permite despertar la
compasión -más que la conciencia- del donante: la propaganda, creando un efecto
tamizado de presencia real, le permite compartir el dolor ajeno.
Puesto que, según lo anunciado, para calibrar la actitud del donante -su
inclinación o su rechazo a dar- la capacidad de persuasión del recaudador es tan o
más substancial que la generosidad o egoísmo de aquél, cabe preguntarse dónde
deben establecerse sus límites. ¿Qué técnicas son aceptables para promover la
donación? ¿Hasta qué punto es permisible la simulación y la manipulación?36

35
Por las analogías que presentan ambas situaciones, valga recordar que en el apartado
segundo del capítulo 2 se ha comentado, en relación a los agentes del desarrollo, que éstos
asumen necesariamente un papel de intermediación, actuando de ‘tercer hombre’.
36
Los interrogantes planteados intentarán ser despejados en el apartado quinto de este
capítulo, en la sección destinada a tratar el tema de los códigos éticos y de conducta de las
ONG.
400 Parte 2

Las técnicas de recaudación

Disponer de una amplia base de donantes permite a las ONG diversificar sus
fuentes de ingreso y, por consiguiente, obtener una independencia económica que les
evite someterse a la inducción -injerencia política- de las instituciones públicas y al
tempo -a los plazos administrativos- que éstas imponen.
Puesto que la donación no suele producirse sin la mediación de un estímulo
externo que la active (en lo que aquí respecta, aun cuando la gente reconozca y
tienda a juzgar de injustas las fuertes desigualdades sociales que persisten entre el
Norte y el Sur, en cambio, en su mayoría, no suele actuar, movilizarse o contribuir
económicamente, por propia iniciativa, para intentar reducir tales injusticias), el
recaudador -la ONG- debe contactar con el donante potencial para informarlo de la
causa que sostiene e invitarlo a entregar su donativo, tal cual han estado haciendo,
con otras formas, las congregaciones religiosas durante siglos. El éxito de una
cuestación exige una correcta formulación de la demanda y dotes de persuasión que
permitan llegar a convencer al público al que se dirige.
Aunque tal vez en España la saturación del ‘mercado de la caridad’ no haya
alcanzado los niveles de Estados Unidos y otros países europeos37, la concurrencia
de numerosas ONG en pos de donaciones (un mismo ciudadano puede recibir la
solicitud de diversas organizaciones que presume semejantes a favor de una misma
causa, acumulando mensajes fácilmente confundibles y a menudo redundantes)38

37
Ya se ha comentado que en nuestro país la promoción activa de la donación a través
campañas es un fenómeno mucho más reciente. Los precedentes más lejanos hay que
buscarlos en las cuestaciones del Domund o de la Cruz Roja.
38
El ejemplo de la competencia entre Médicos Sin Fronteras y Médicos del Mundo es
revelador. No obstante, Bruneau (1996a: 155-7) descubre que la suma total recaudada en la
fecha por estas dos organizaciones dobla a la conseguida por Médicos Sin Fronteras antes de
la escisión. Este autor piensa que la recepción repetitiva de publicidad por parte de una misma
persona es más el producto de las insuficiencias en la técnicas de marketing (a sabiendas de
que un individuo puede apoyar económicamente más de una causa, algunas ONG, pese a la
competencia, comparten las mismas bases de datos y se intercambian las señas de sus
donantes, lo que conlleva el riesgo no sólo de que un ciudadano pueda ser contactado
El negocio de la ayuda 401

obliga, ciertamente, a que éstas deban diseñar con minuciosidad sus estrategias para
destacar entre sus competidoras y recaudar fondos.
Se entiende, en este caso, por marketing el conjunto de instrumentos que
capacitan a las ONG para entrar en contacto con sus donantes potenciales y
presentarles sus causas, objetivos y proyectos con la finalidad de incitarlos a adoptar
un compromiso financiero. La intención última del ‘marketing asociativo’39, en
definitiva, no es otra que la de conquistar donantes y, además, conseguir que
permanezcan fieles (hacer fiel a un donante supone asegurárselo, pero también obliga
a la ONG a ofrecerle sin interrupción la satisfacción interior que anda buscando)40.
Corresponde al marketing hacer comprensible la ‘causa’ elegida. Ésta debe ser
presentada de forma que sea capaz de generar unos ingresos que, al menos, sean
superiores a los costes del mismo. Para que éste llegue a ser rentable es preciso,
pues, construir una imagen de la misma que resulte adecuada y que le permita
adquirir notoriedad. Cuanto más seductora sea la causa perseguida, es decir, cuanto
más atractivos sean los productos que se venden y el modo de exhibirlos, cuanto más
publicitados, mayor será su capacidad de producir donaciones. Las cuestaciones de
urgencia, especialmente cuando involucran a víctimas profusamente mediatizadas,
reportan mayores ingresos que otras causas más desatendidas. El drama de Ruanda
de 1994 probablemente no contenga más sufrimiento que el de las guerras de Angola
o Sudán. Pero como consecuencia del distinto trato mediático que han recibido estos
conflictos -y no entramos aquí a valorar los motivos que discriminan a favor de la
primera situación-, la recaudación de fondos de la campaña de Ruanda excedió con
creces a la obtenida en los otros casos (Vaccaro, 1996: 124-5).

diversas veces, sino también que otros muchos escapen de la prospección) que un resultado
directo e inevitable de la concurrencia.
39
Utilizamos la expresión ‘marketing asociativo’ para distinguirlo de otras formas de marketing
supuestamente filantrópico que practican algunas empresas que, aprovechándose de que la
ética y la solidaridad venden, ofrecen en el mercado sus productos destinando, en el marco de
convenios de colaboración con ONG, un porcentaje de los beneficios de las ventas a éstas a
cambio de obtener un plus de aceptación y legitimación. Según esta formulación, que
condensa -como ya se ha apuntado- el ideal postmoderno de una solidaridad que excluye la
idea de abnegación, no cabría hablar de ‘donante’, sino simplemente de ‘cliente solidario’
(Castiñeira y Lozano, 1997).
40
De todos modos, se suele considerar que es mucho más laboriosa una prospección de
posibles donantes -supone convencer a un desconocido- que convertir en fieles a quienes
contribuyen de forma esporádica o lo han hecho en el pasado. Por otro lado, la adquisición de
nuevos donantes exige una inversión elevada que sólo llega a ser rentabilizada cuando las
aportaciones pasan a ser regulares.
402 Parte 2

El marketing se apoya, principalmente, en técnicas publicitarias y


comunicativas (edición de carteles y folletos, elaboración de reportajes, envíos por
correo, testimonios personales, etc...)41.
Los efectos positivos de la publicidad en la recaudación suelen ser
reconocidos por todas las ONG que han hecho uso de este medio42. No obstante,
pese a que la propanda actúa creando una necesidad y exige que ésta sea satisfecha
de manera inmediata -ya se ha comentado que, en general, no interesan las razones
de cada cual, sino sólo su decisión final, esto es, su disposición o negativa a donar,
sin matices-, en cambio los resultados no tienen porque ser en absoluto instantáneos.
Además, no hay que olvidar que no existe una única fórmula válida para todo el
mundo: aun cuando en ocasiones pueda bastar como acicate aducir buenas
intenciones o esgrimir la idea del amor cristiano o de la fraternidad y el humanismo
laico, en otras es preciso poder contrastar eficacia en su trabajo, lo que obliga, por
ejemplo, a destacar el carácter profesional de la organización (más que ética o
buenos proyectos, se trataría de vender capacidad de gestión).

La publicidad por correo y la distribución de folletos son, por lo común, los


métodos más utilizados por las ONG para solicitar de un modo manifiesto las
donaciones. En ambas situaciones, el texto (en el caso de la publicidad por correo
cabría hablar de carta) suele acompañarse de un cupón, que debe ser cumplimentado

41
En el apartado precedente (‘La donación’) se apuntaban tres razones que impulsan a una
persona a donar: i) la impresión de actuar correctamente; ii) el reconocimiento público; y iii) el
sentido de pertenencia a una organización. Para Martínez Sánchez (1998: 193-4), las técnicas
utilizadas en las campañas de recaudación de fondos (‘fund-raising’) se proponen básicamente
estimular los dos primeros impulsos (así, se tiende a acentuar el impacto de la donación y se
suele agradecer expresamente la colaboración de sus contribuyentes). En cambio, para
satisfacer el referido deseo de pertenencia, las ONG se apoyan en la imagen que difunden (la
identificación con una ONG se basa en la percepción que el público tiene de ella). En relación
a las políticas de imagen, véase el apartado sexto (‘La imagen de las ONG’) del capítulo
anterior.
42
Ortega Carpio (1994: 194-5), sin embargo, advierte que las campañas que emprenden
algunas ONG con la intención de sensibilizar a un sector de la sociedad (y aquí cabe señalar
que la actividad de sensibilización es inseparable de la recaudación de fondos, ya que sólo
cuando una persona adquiere conciencia del problema de la pobreza puede comprometerse
económicamente) pueden acabar beneficiando en mayor medida a otras entidades más
reconocidas que, sacando provecho de la confianza que despiertan entre el público, acaban
recibiendo las donaciones de quienes han podido ser convencidos.
El negocio de la ayuda 403

señalando el importe de la contribución, su periodicidad y las formas de pago


(domiciliación bancaria, cheque, transferencia, tarjeta de crédito...), y de un sobre (en
ocasiones cupón y sobre componen una misma pieza) que, por lo general, no
necesita franqueo para que pueda ser remitido sin más demoras43.
Como ya se ha señalado, el mensaje transmitido al donante potencial no se
limita al texto -es decir, a lo que dice explícitamente el escrito-, sino que también está
contenido, de modo lateral, en los logotipos, el formato de las páginas, la elección de
las fotografías...
De entre las ONG estudiadas, Intermón es la que mayor partido ha sabido
obtener de los mailings publicitarios personalizados. En ellos -como también se ha
indicado-, se solicita el apoyo económico a alguno de sus proyectos, sea mediante
una aportación única (se concede al donante la opción de contribuir con distintas
cantidades monetarias -v. gr., 8.272 ptas, 10.000 ptas..., 204.876 ptas o cualquier otra
a libre elección-, a cada una de la cuales corresponde la financiación de una actividad
concreta -v. gr., la adquisición de herramientas para construir barreras antierosivas, la
contratación de un maestro durante 50 días que enseñe a leer y escribir a 25
personas o la construcción de un granero colectivo para 833 familias), sea mediante
contribuciones regulares, asumiendo el donante en este caso la condición de ‘socio-
colaborador’ (el cupón también acepta la posibilidad de aportar diversas cantidades,
que van de las 3.000 ptas a las 25.000 o cualquier otra distinta que pueda decidirse,
con una periodicidad mensual, bimensual, trimestral o la que se elija)44. Ayuda en
Acción, en época navideña, también remite cartas a quienes constan en su base de
datos solicitando su colaboración económica (en este caso el formulario que se
adjunta no sugiere ningún importe)45.
Médicos Sin Fronteras, a su vez, encartando sus folletos -algunos adoptan la
apariencia de carta- en publicaciones periódicas intenta llegar a un público más
amplio con el propósito de solicitarle un donativo, aun cuando los resultados sean más
inciertos. El cupón aconseja aportar un mínimo de 1.000 ptas mensuales (aunque son

43
Para mayor detalle, véanse las descripciones realizadas en el apartado sexto del capítulo 4
(‘La imagen de las ONG’).
44
Véanse las figuras 64 y 65 en el ‘Apéndice documental’. Véanse también en el mismo
apéndice, como ejemplos de cartas petitorias, los textos 1, 2 y 3 que las reproducen.
45
Véanse las figuras 66, 67 y 68 en el ‘Apéndice documental’.
404 Parte 2

factibles otras cantidades con una frecuencia mensual, trimestral o anual), que
permiten al donante adquirir la condición de socio de esta ONG46.
El marketing, en todas estas situaciones, se desarrolla en un contexto de
sensibilización permanente. El mensaje que se transmite, las divisas que se
proclaman, insisten en la idea de que las aportaciones de todos, por pequeñas que
sean, son indispensables para resolver el problema de la pobreza y del subdesarrollo.
A menudo es el máximo responsable de la ONG quien efectúa la petición por escrito,
con el deseo de dar una mayor sensación de proximidad con sus donantes. La
solicitud de dinero se plantea de un modo razonable (no se pueden exigir imposibles
ni esperar del donante más de la cuenta).
Algunas ONG también editan impresos específicos para efectuar donaciones
(Intermón, por ejemplo, los distribuye en los mostradores de algunas entidades
bancarias) y -lo que es mucho más común- reservan con esta finalidad un espacio en
sus folletos de presentación que cumplimentarán quienes sean persuadidos. Como en
los casos ya relatados, suele dejarse abierto el importe de la contribución (se aceptan
distintas cantidades y opciones de pago). Se invita al lector a rellenar los formularios y
a enviarlos a continuación a las direcciones que se indican, advirtiéndole de que las
donaciones son desgrabables en la declaración de renta47. Cabe indicar que Intermón,
de manera novedosa, también reclama el legado de patrimonios (“Tú puedes cambiar
este mundo (si quieres) [...] a través de Legados, que perpetuan la trayectoria de
solidaridad de las personas”)48.
Por otro lado, cada vez resulta más usual (especialmente cuando se producen
emergencias que exigen que se intervenga con inmediatez, pero también en
situaciones ordinarias) que las ONG inserten publicidad en la prensa -e incluso en los
medios de comunicación audiovisuales- anunciando el número de una cuenta

46
Véanse las figuras 69 y 70, así como el texto 4 como ejemplo de carta petitoria, en el
‘Apéndice documental’.
47
Véase, por ejemplo, la figura 51 del ‘Apéndice documental’, que corresponde a un folleto de
Médicos Sin Fronteras.
48
Vaccaro (1996: 136-9), analizando el panorama francés, comenta que en aquel país el
‘mercado del legado’ está extremadamente concentrado. El acceso a él por parte de las
organizaciones de la última generación es, a pesar del enraizamiento que han alcanzado, muy
débil: así, por ejemplo, sólo el 0,4% de los recursos de Médecins du Monde procede de
legados, cuando para Secours Catholique dicho porcentaje se eleva al 15% (otras
organizaciones no circunscritas al ámbito del desarrollo muestran porcentajes superiores: para
la Ligue contre le Cancer es del 33% y para la Société Protectrice des Animaux del 70%).
El negocio de la ayuda 405

corriente a la que poder dirigir las aportaciones económicas -o, en su defecto, un


teléfono de contacto o una dirección de internet en los que recabar información. Aquí
la principal dificultad del marketing -tal como se ha apuntado- es la de convencer al
ciudadano de que su donación puede llegar a salvar muchas vidas (el mensaje
transmitido, necesariamente más conciso que en los folletos explicativos, suele ser
muy visceral). El éxito de esta fórmula, confirmado en tantas circunstancias, alcanza
la cumbre, en nuestro país, en la recaudación de 20.000 millones de pesetas en 1998,
en apenas tres meses, para socorrer a las víctimas centroamericanas del huracán
Mitch.
Ayuda en Acción utiliza en abundancia la publicidad en prensa, como apoyo a
sus campañas regulares a favor del ‘apadrinamiento’ de niños. En lugar de pedir
directamente la contribución económica, invita al posible donante a “recibir más
información sin compromiso”: basta con recortar el cupón y marcar con un aspa la
casilla prevista a tal efecto49. Cooperacció, desde la modestia de sus planteamientos,
sólo ha solicitado donaciones en la prensa periódica de manera esporádica y ante
situaciones de emergencia -como en el caso de las devastaciones provocadas por el
citado huracán Mitch-, difundiendo un número de cuenta corriente al que ingresar las
aportaciones50. Intermón y Médicos Sin Fronteras publican indistintamente anuncios
con motivo de sus campañas regulares y para obtener recursos cuando se producen
emergencias. Los donativos pueden notificarse por teléfono y a través de una
dirección de internet o puede ingresarse sin más el dinero en las cuentas corrientes
que se indican. Algunos anuncios de Médicos Sin Fronteras reservan un espacio,
encuadrado por una línea de puntos para ser recortado y remitido a la ONG, para que
el donante pueda concretar las modalidades de pago51. Manos Unidas -tal como ya se
ha comentado- es acaso la entidad que, desde un punto de vista estético, más cuida
su publicidad. A menudo, especialmente cuando se inserta en los suplementos
dominicales de los periódicos, incorpora en ella el color. Los anuncios pertenecen a
las campañas regulares que emprende la organización para recaudar fondos. Éstos
también suelen reservar un espacio recortable que el lector debe rellenar para

49
Véanse, a título de ejemplo, las figuras 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10, que ya han sido objeto de
comentario, en el ‘Apéndice documental’.
50
Véase de ejemplo la ya referida figura 12 en el ‘Apéndice documental’.
51
Véanse de ejemplo las figuras 18, 20, 21, 24, 25, 36, 37, 44 y 50 del ‘Apéndice documental’
que corresponden a publicidad de Intermón y de Medicos Sin Fronteras.
406 Parte 2

efectuar sus donativos (ordenando las formas de pago) o, ante la duda, para recibir
más información52. Por último, el único anuncio que hemos localizado de Medicus
Mundi, tras proclamar que las poblaciones del Tercer Mundo “[tienen] derecho a la
salud, a la educación y a una vida digna”, informa de una cuenta corriente a la que se
pueden ingresar los donativos53.

El apadrinamiento y el mecenazgo

Las ONG no sólo desean conseguir donaciones, sino que además, en pura
lógica, pretenden que éstas sean más regulares y estén menos sujetas a avatares
coyunturales, ya que así disminuye la inseguridad financiera. El ‘apadrinamiento’ de
niños y el ‘mecenazgo’, ‘patrocinio’ o sponsorización de proyectos acaso se han
constituido en los mecanismos más eficaces para la consecución de donante fieles.
La clave del éxito de estas fórmulas está en que a través de ellas se consigue que un
cierto número de donantes -en el caso del ‘mecenazgo’, una sola empresa- aporte de
un modo constante una suma substancial destinada a la organización, posibilitando a
su vez una reducción significativa de los costes de recaudación (los costes de
prospección para captar nuevos donantes siempre son -como se ha aclarado-
superiores a los de mantener un donante fiel)54.
Si se atiende a los recursos que proporciona, el ‘apadrinamiento’ ha sido uno
de los mayores aciertos en la historia de las ONG y la clave de su expansión en
muchos países. Aún después de los años, continúa en una vía creciente y hoy en día
constituye la primera fuente de ingresos privados de algunas de las mayores

52
Véanse, a título de ejemplo, las figuras 27, 28 y 30 del ‘Apéndice documental’.
53
Véase de ejemplo la figura 55 del ‘Apéndice documental’.
54
El ‘apadrinamiento’ requiere un esfuerzo publicitario por parte de la ONG relativamente poco
costoso -en el caso del ‘mecenazgo’, es nulo- en relación a la rentabilidad que proporciona. En
el límite que separa el altruismo del espectáculo, las llamadas ‘maratones televisivas’ son,
desde hace ya unos años, un instrumento gratuito de captación de fondos y han permitido
impulsar decididamente el ‘apadrinamiento’. A título de ejemplo, valga señalar que el programa
‘Moros y cristianos’ (Antena 3) logró en 24 horas de emisión la cifra de 60.000 apadrinamientos
-seis veces superior a la prevista inicialmente.
El negocio de la ayuda 407

organizaciones internacionales (Save the Children USA, World Vision, Plan


International).
En España, es la piedra angular de Ayuda en Acción, hasta el punto de que la
opinión pública suele asociar a esta entidad con dicha actividad (esta ONG e
Intervida55 son las dos únicas organizaciones de nuestro país que se dedican
plenamente a ello), que le proporciona más del 60% del total de los fondos que
recauda y que ocupa un tiempo muy considerable de la actividad administrativa, así
como de la tarea que ejercen sus voluntarios.
El ‘apadrinamiento’ consiste en una suerte de contrato por medio del cual el
llamado ‘padrino’ se compromete a contribuir, como lo haría un padre verdadero, a la
manutención de un niño del Tercer Mundo durante cierto período de tiempo (en
principio, el compromiso debe perdurar hasta que éste abandona la edad escolar y es
capaz de valerse como adulto)56 por medio de una donación regular que administrará
una ONG que trabaja en la zona, a cambio de poder recibir información puntual de los
progresos humanos que realice.
Si, como se ha argumentado, el auge del humanitarismo puede explicarse, en
términos psicológicos, porque permite satisfacer una determinada necesidad de
compasión, el ‘apadrinamiento’, en cuanto que es una fórmula que reduce la distancia
entre el donante y el supuesto beneficiario, puede complacer con mayor intensidad
esta demanda. La identificación de la ayuda en un solo individuo convierte la actitud
altruista en algo mucho más próximo e inmediato y, por consiguiente, más gratificante
(“si gracias al apadrinamiento un niño se despierta con una sonrisa, esto ya me
recompensa de todos mis esfuerzos” -nos confesó con elocuencia un voluntario de

55
Lobo (1998) comenta que sobre Intervida pesan graves sospechas. El artículo recoge las
críticas que vierte Tomás Mayo, a la sazón presidente de la CONGDE, para quien “cualquiera
que tenga un amigo en televisión puede montar una ONG que de dinero”. Lastres, presidente
de Intervida, aun reconociendo su amistad con un productor que le permitía colocar gratis sus
anuncios en un programa televisivo de gran audiencia, rechaza tales críticas e incluso las
suscitadas por el hecho de que su organización posea una empresa de reciclaje de papel -algo
que no admite el código de conducta de las ONG españolas. Se justifica afirmando que “con
esta empresa logramos reducir a cero nuestros gastos administrativos y dedicar todo lo
recaudado al desarrollo”.
56
Tanto para el donante como para la ONG el ‘apadrinamiento’ reune la ventaja de inscribirse
en el tiempo: si ésta, gracias a ello, tiene garantizados unos ingresos regulares al menos por
unos cuantos años, aquél, a su vez, sabe que su aportación económica tiene plazo.
408 Parte 2

Ayuda en Acción)57. Por contra, también es cierto que el hecho de que el modelo
focalice la ayuda en una persona y no en un problema general lo hace merecedor de
numerosas críticas58.
Las campañas publicitarias de Ayuda en Acción parten -como se ha señalado-
de una constatación que parece evidente: el donante, salvo ante las emergencias, se
muestra reticente a dar su dinero a causas etéreas, abstractas y, en consecuencia,
prefiere algún tipo de concreción59. Apelan a la conciencia de cada cual (en un
reportaje televisivo un representante de la entidad llegaba a mantener que quien aún
no es ‘padrino’ es porque “nunca ha sido lo bastante consciente”), a la par que atizan
el sentimentalismo. En el editorial de una publicación se lee: “[M]ás allá de nuestra
forma de disfrutar de la vida debe de haber un espacio para no olvidar a aquellos cuya
existencia es de un color muy diferente al nuestro. Además de esta mágica relación
de amistad con ‘nuestro niño apadrinado’, hay otros millones de familias y niños que
sueñan con un montón de ilusiones imposibles de alcanzar” (Boletín, 43-44: 2).
Sin embargo, ¿cómo funciona el ‘apadrinamiento’? ¿Quiénes son susceptibles
de ser apadrinados?
Cuando Ayuda en Acción lleva a cabo un proyecto de desarrollo en una zona
determinada, se abre la posibilidad de que puedan ser apadrinados los niños que
habitan en las comunidades en las que se localizan las actuaciones, siempre y
cuando sus familias accedan a ello.
El número de niños susceptibles de ser apadrinados depende, además, de los
recursos que sean necesarios para financiar el proyecto (en teoría, pues, el

57
Nuestro interlocutor proseguía afirmando: “Es una pequeña cosa, pero la única manera que
poseemos para demostrar que podemos transformar las cosas, que tenemos capacidad de
transformar, es poder demostrar que se pueden hacer pequeñas cosas”.
58
Responsables de Ayuda en Acción se defienden afirmando que el ‘apadrinamiento’ es
también “un maravilloso sistema de educación para el desarrollo. La gente se implica mucho
más, conoce mucho más” (Lobo, 1998). En la propia página web de la entidad aparece escrito:
“Permite conocer, de primera mano, a una persona que vive en un país del Sur. (...) Estimula
al donante a querer conocer más de cerca la realidad de los países en desarrollo (...). Abre un
proceso de educación e intercambio socio-cultural muy importante entre el Norte y el Sur. El
padrino encuentra una ventana abierta a la comprensión de los problemas del desarrollo, sus
causas y las soluciones aportadas. Crea un lazo humano entre personas de culturas diferentes
fomentando la tolerancia y la solidaridad entre los pueblos. Por tanto, el apadrinamiento no
crea, en ningún caso, una relación paternalista del padrino con el niño ni con los miembros de
la comunidad (...)” (www.ayudaenaccion.com).
59
Para mayor detalle, véanse en el apartado sexto del capítulo 4 (‘La imagen de las ONG’) los
comentarios relativos a Ayuda en Acción.
El negocio de la ayuda 409

‘apadrinamiento’ no está asociado al ingreso de recursos genéricos para la


organización), por lo que no siempre es requisito que deban serlo todos, aun a pesar
de que cuantos residen en el área donde se desarrolla el proyecto, estén o no
apadrinados, se benefician por igual del programa que se lleva a cabo. La cuota de
apadrinar un niño -de 2.500 pesetas al mes- no revierte directamente en él, sino que
beneficia a toda la comunidad en su conjunto, puesto que se distribuye en las
diferentes iniciativas (atención sanitaria, educación, construcción de infraestructuras,
apoyo a la producción y comercialización agrícola, etc.) que Ayuda en Acción pueda
desarrollar en la zona. El niño apadrinado no es más que el vínculo de unión entre el
donante y el proyecto: aquél se beneficia en la misma medida en que lo hace la
comunidad entera.
Ayuda en Acción remite, a quien decide ser ‘padrino’, un expediente
informativo que incluye la foto del niño apadrinado y sus datos personales más
relevantes (edad, estudios, situación familiar...), así como documentación sobre su
entorno social. A partir de este momento, se genera una correspondencia a tres
bandas (la ONG, situada entre el ‘padrino’ y el ‘apadrinado’, actúa de intermediaria)
que permite al donante seguir la evolución personal del niño y la transformación que
produce el dinero que se envía, de modo que pueda comprobar que está siendo bien
empleado60.
En otro sentido, cabe señalar que resulta difícil conocer con rigor cuál es la
opinión y el grado de satisfacción de los referidos ‘padrinos’ en relación a su labor de
‘apadrinamiento’, puesto que, salvando el caso de una encuesta elaborada por Ayuda
en Acción -a la que ya nos hemos referido en el apartado anterior al esbozar el perfil
del donante-61, no tenemos conocimiento de que se hayan publicado otros sondeos.
Los resultados de la citada encuesta difundidos por la propia entidad reflejarían que la
complacencia sería prácticamente absoluta, pese a que un pequeño número de los
encuestados demanda un mayor contacto con el niño o con el proyecto en el que éste
se encuentra inmerso (Boletín, 49: 8). Por otro lado, las consultas llevadas a cabo, por

60
El ‘padrino’ recibirá cartas del niño (por lo general dos al año) en las que éste le relatará
aspectos de su vida cotidiana (cuando el niño no sea natural de un país hispanoamericano, la
correspondencia será en inglés). En caso de que no sepa escribir, puede enviar un simple
dibujo (véase la figura 71 en el ‘Apéndice documental’). Estas cartas van acompañadas de los
informes que redactan los responsables del proyecto, que describen cómo se están
desarrollando las actuaciones. El propio ‘padrino’, si lo desea, también puede escribir al niño
(aunque nunca directamente, sino a través de la oficina que Ayuda en Acción posee en el país
en cuestión).
61
V. p.p. 32
410 Parte 2

nuestra parte, entre personas directamente implicadas nos llevan a pensar que, de
manera mayoritaria, no existe en ellas una opinión claramente formada ni
estructurada (se acude a declaraciones que apelan al sentimiento o se responde, sin
demasiada convicción, frases consabidas al estilo de “me parece una causa justa”).
El grado de compromiso que se establece hacia el ‘apadrinado’ no impone excesivos
sacrificios personales (es tenue, poco oneroso desde el punto de vista de la moral) y,
del mismo modo, tampoco obliga a reflexiones profundas.

Si el ‘apadrinamiento’ supone crear un foco de interés individualizado dirigido a


un niño, el ‘mecenazgo’, ‘patrocinio’ o sponsorización -la distinción conceptual no
siempre es suficientemente clara- conlleva, por lo general, dirigir la atención a un
proyecto o a una actuación determinada. Aunque con propiedad el ‘mecenazgo’ sería
protagonizado por firmas comerciales que, con el objeto de compartir beneficios,
asocian su nombre al de una ONG en el desempeño de una actividad,
tangencialmente también pueden contribuir los particulares (ya hemos observado
como algunas ONG remiten cartas solicitando donaciones para un proyecto
específico)62.
Las empresas que participan en este tipo de prácticas habitualmente ceden a
las ONG un porcentaje de sus ingresos y como contrapartida pueden aprovecharse
del nombre de aquéllas y recibir -como se ha indicado- un plus de legitimidad -un
‘capital de simpatía’ -que les permite aumentar las ventas sin necesidad de
promocionar directamente sus productos63. De entre las ONG estudiadas, Ayuda en
Acción y Médicos Sin Fronteras son las que más veces han establecido acuerdos de
este tipo con el mundo empresarial. A título de ejemplo, valga recordar que una y otra
han firmado convenios de colaboración con entidades financieras, empresas de
transporte, de telecomunicaciones, informática, alimentación, comercios...64
Desde el punto de vista de la empresa, estas prácticas sin duda están mucho
más relacionadas con el marketing que con la filantropía (en definitiva, no hay que

62
Véanse, por ejemplo, los textos 1, 2 y 3 en el ‘Apéndice documental’.
63
V. p.p. 2 y p.p. 39.
64
Para mayor detalle, véanse las descripciones realizadas en el apartado sexto del capítulo 4
(‘La imagen de las ONG’) en lo relativo a Ayuda en Acción y a Médicos Sin Fronteras.
El negocio de la ayuda 411

olvidar que la razón de su existencia es realizar beneficios económicos)65. Para García


Izquierdo (2001), responderían a una maniobra que se sustenta en lo que se ha
venido a denominar como ‘paradigma utilitarista’ del funcionamiento empresarial. En
idéntico sentido, Lipovetsky (1992: 264-5), categórico en sus apreciaciones, advierte
que el ‘mecenazgo’ es, ante todo, un ‘acto de comunicación’66 y de ‘promoción’ en
absoluto desinteresado:

Las estrategias éticas son en primer lugar instrumentos de extensión de la


superficie, del poder y de las modalidades de la comunicación como valor
añadido de la marca. (...) Bajo el signo ético de las acciones de interés
general, la guerra de las marcas y la conquista de los mercados continúan su
ofensiva.

De tal modo, si en lo común se acepta que cualquier acción moral es buena,


en cambio para la empresa no rige este principio, ya que sólo lo será en la medida en
que “[e]l acontecimiento creado o apadrinado [esté] en armonía con su imagen” -es
decir, siempre y cuando sea adecuado para la imagen que desea proyectar
(Lipovetsky, op. cit.: 264).

65
Cabe recordar que en el mundo anglosajón se utiliza, para definir este tipo de prácticas, un
par de términos que nos parecen sumamente adecuados: ‘marketing con causa’ o ‘marketing
social corporativo’.
66
Lipovetsky (op. cit.: 265), sin embargo, matiza que ésta es una ‘comunicación por
procuración’: “[b]usca la visibilidad por la eufemización de la presencia (...). No [busca] hablar
de sí sino hacer hablar de sí”.
412 Parte 2

4. La financiación de las ONG

La elección de las formas de financiación es, para una ONG, una decisión
estratégica de envergadura. En efecto, el hecho de que los ingresos tengan unos u
otros orígenes, con sus ventajas e inconvenientes, puede llegar a marcar el carácter y
las actuaciones de la misma. El grado de riesgo y la dependencia que se asume será
menor cuanto mayor sea el número de fuentes.
Cualquier clasificación de las formas de financiación de las ONG lleva a
distinguir dos tipos de fuentes principales: a) fondos privados; y b) fondos públicos.
Aunque, en principio, disponer de fondos privados es, para una ONG, la mayor
garantía de independencia y constituye, además, una señal inequívoca del apoyo
social que pueda recibir, en cambio su peso específico en la financiación del conjunto
de las ONGD es relativo. Pese a que el porcentaje de los mismos sobre el total de los
ingresos que reciben difiere considerablemente de unas a otras, en general suele ser
modesto67. Esta situación no es exclusiva del panorama español, ya que puede
hacerse extensiva a la mayor parte de las ONGD de los países miembros del Comité
de Ayuda al Desarrollo (CAD).
Los recursos privados pueden proceder de particulares (personas físicas) o de
empresas o de otras organizaciones no lucrativas (personas jurídicas)68.

67
Según datos de la CONGDE (1999a), en 1997 únicamente el 39% de los ingresos de las
ONGD españolas (19.380 millones de pesetas) procedía de la solidaridad ciudadana, cuando
en 1991 el porcentaje era del 64% (7.283 millones de pesetas). Sólo 23 de las 88 ONG
incluidas en el estudio -del que se hace eco El País, 6-5-1999- recibían más dinero de sus
socios y colaboradores que de organismos públicos. En 1998, esta tendencia se invirtió como
consecuencia del éxito de las recaudaciones para socorrer a las víctimas del huracán Mitch,
ascendiendo los ingresos privados a 42.407 millones de pesetas (el 56% del total) [CONGDE,
2000]. Para muchas de las grandes ONGD internacionales, las subvenciones públicas también
suponen mayores ingresos que las donaciones privadas. Por ejemplo, Senarclens (1999: 17)
señala que, en 1995, el 60% del presupuesto de CARE-USA procedía del gobierno
norteamericano.
68
En el apartado anterior ya nos hemos referido a los procedimientos -el ‘mecenazgo’ o
‘patrocinio’- que utilizan las ONG para captar fondos de las empresas. Algunas ONG -véanse
las declaraciones de un responsable de Médicos del Mundo en El País (17-7-1998)- incluso
El negocio de la ayuda 413

Nuestra legislación, a semejanza de la de muchos otros países del CAD,


establece incentivos fiscales a las donaciones de particulares y empresas a
sociedades benéficas.
La captación de fondos procedentes de particulares tiene, a su vez, los
siguientes orígenes: 1) las cuotas de socio u otras aportaciones regulares; 2) las
colectas (donaciones puntuales); y 3) el merchandising y la realización de cursos u
otras actividades.
Las cuotas son cantidades más o menos fijas (habitualmente el importe lo
determina el propio donante a partir de un mínimo preestablecido) que satisfacen los
socios. Por consiguiente, revelan el nivel de penetración de la ONG en la sociedad
civil (cuantos más socios más cuotas).
Cabe diferenciar dos tipos de cuotas: i) las que corresponden a
contraprestaciones por servicios que presta la organización (y de las que se
benefician los socios en calidad de usuarios); y ii) las donaciones para la actividad de
la entidad. En esta segunda modalidad, más acorde con la idiosincracia de las ONG,
el donante, que no es beneficiario directo de las actividades que se desarrollan, no
obtiene no obtiene nada a cambio (a lo sumo, sólo algo intangible, un confort moral),
aunque en principio queda facultado para participar activamente en la vida orgánica69.
Mientras que al socio que paga su cuota con regularidad (mensual, trimestral,
semestral o anual) se le presume un compromiso firme con la organización con la que
colabora y con sus objetivos, la actitud del donante puntual es más laxa. Una de las
formas usuales de inducir las donaciones esporádicas pasa por crear las condiciones
que permiten allanar el camino del compromiso. Este es el objetivo de las colectas,
que buscan la contribución económica a través de una movilización de medios y

han llegado a manifestar que el futuro del sector depende de que las empresas inviertan en
cooperación. Pero también cada vez resulta más frecuente -no sólo en Estados Unidos, sino
incluso en España- que el propio sector no lucrativo -a través de fundaciones, la mayoría
vinculadas a empresas- financie a otras organizaciones del mismo sector. V. p.p. 24.
69
El grado de participación del llamado socio en las actividades de las ONG varía de unas a
otras en función de su estructura jurídico-organizativa, sus estatutos y su permeabilidad. Ya se
ha comentado que, a diferencia de las asociaciones, las fundaciones no cuentan propiamente
con socios, pese a que algunas suplen su ausencia con la figura del socio-colaborador, que
contribuye regularmente a su sostén aun cuando no pueda influir directamente en la vida
orgánica (cabe recordar que la identidad de una fundación no la construye la voluntad de los
sujetos singulares que la integran, sino el fin al que sirven). Para mayor información, léase el
apartado primero del capítulo 4 (‘Marco político, organizativo e institucional’).
414 Parte 2

concentración de esfuerzos que sirven a las ONG para estrechar los vínculos de
comunicación con sus simpatizantes o con el público en general.
Aunque la colecta de fondos ha sido tradicionalmente explotada por las ONG
religiosas (Manos Unidas y Cáritas las realiza a través de las mismas parroquias),
esta fórmula está siendo utilizada con éxito -con el apoyo de anuncios de prensa,
vallas publicitarias y mailings, que proliferan ante las emergencias- por todas aquellas
organizaciones que tienen capacidad operativa suficiente para impulsarla.
El ‘apadrinamiento’ y la sponsorización de proyectos suponen -como indican
Vernis et al. (1997: 102)- una situación intermedia entre la cuota fija y la donación
puntual: aunque incluyen el factor de repetición propio de la primera, el donante, sin
embargo, no adquiere un compromiso directo con la organización, sino sólo en el
devenir de aquellas actuaciones que se encarga de financiar.
La venta de productos (de material didáctico o de elementos de
merchandising) es una modalidad de captación de fondos que, pese a ser incipiente
-representa un porcentaje bajo del total de los ingresos recaudados- y aun siendo
secundaria en las estrategias de financiación y comunicación de las ONG, muestra
también una tendencia al alza. Algunas entidades, como Médicos Sin Fronteras o
SETEM, incluso poseen catálogos con el surtido de mercancías que venden
(camisetas, libros, vídeos...). Otras, como Intermón o IEPALA, mantienen líneas
editoriales (aunque en estos casos la labor educativa prima sobre la comercial). La
venta de artesanías o de mercancías producidas bajo condiciones de ‘comercio justo’
en las propias sedes o a través de pequeñas redes de establecimientos (caso de
Intermón o de SETEM) se ha convertido en una novedosa fuente de ingresos70.

70
Puesto que, en el caso del ‘comercio justo’, los beneficios obtenidos revierten en el pago de
un precio justo a los productores, algunas ONG mantienen que este tipo de ventas no pueden
considerarse, en propiedad, una fuente alternativa de ingresos.
El negocio de la ayuda 415

La solidaridad subvencionada

Aunque pueda parecer contradictorio que organizaciones que se definen como


‘no gubernamentales’ dependan de las administraciones, lo cierto es que para muchas
entidades los ingresos procedentes del sector público constituyen un pilar básico de
su financiación. Pese a que los actuales recortes presupuestarios puedan haber
tenido una influencia negativa en el sector, se ha llegado incluso a aventurar que ha
existido una estrecha relación -de un modo específico en España- entre el incremento
de las ayudas públicas al desarrollo y el crecimiento del número de ONGD71.
Aunque muchas veces los fondos públicos no se conceden si previamente no
existe participación privada en la financiación de los proyectos -usualmente las ONG
deben contribuir con recursos propios-, sin duda el volumen de los mismos da una
idea clara del elevado grado de dependencia de nuestras ONGD en relación al poder
político -pese a los intentos por afirmar lo contrario-, con todos los inconvenientes que
ello representa. En efecto, las relaciones que establecen las ONG con los donantes
institucionales son de una naturaleza distinta a la que mantienen con el donante
individual. Mientras que este último les permite actuar con un elevado grado de
libertad, aquéllos, en su condición de entes políticos, imponen sus propios criterios de
intervención y objetivos, con la consiguiente pérdida de autonomía -y el riesgo
añadido de la manipulación política. En concreto, las administraciones públicas están
implicadas en el aspecto técnico de los programas de ayuda, disponen de
instrumentos de evaluación y, por encima de todo, suelen vincular las subvenciones
concedidas a beneficiarios o causas específicas, priorizando algunos países o áreas
geográficas (y hay que tener en cuenta que fondos donados para un proyecto en
Centroamérica no pueden desviarse al África Austral), o a determinado tipo de

71
Pese a la reivindicación de que las administraciones deben dedicar un mayor volumen de
recursos a la cooperación para el desarrollo, hasta la fecha los fondos públicos destinados a
las ONG españolas no han dejado de crecer. En 1997, la recaudación por este concepto fue
de 30.182 millones de pesetas, aumentando un 27% en relación al año anterior y, en 1998, de
33.344 millones, aumentando en términos porcentuales un 10,5% (en 1991 era de 4.077
millones de pesetas) [CONGDE, 1999a y 2000 y El País, 6-5-1999]. De hecho, de los
resultados de la encuesta de Martínez Sánchez (1998: 97) se desprende que las ONG
españolas, en general, tienen la sensación de que la disponibilidad externa de recursos,
principalmente públicos, es suficiente y de que, salvo excepciones, no es excesivamente
difícil obtener ingresos.
416 Parte 2

actuaciones sectoriales (por ejemplo, fortalecimiento del sector productivo, creación


de microempresas, líneas de crédito...) no exentas de contenido discursivo y
estratégico72.
No obstante, los fondos públicos destinados a financiar las actividades de las
ONGD no son en absoluto homogéneos: son diversas las fuentes -distintas las
administraciones que conceden los fondos- y lo son también las modalidades en que
se otorgan.
En función de las formas que adoptan, es preciso distinguir, a grandes rasgos,
entre 1) subvenciones para la financiación de proyectos; 2) subvenciones a grupos de
ONG (coordinadoras de organizaciones); y 3) subcontratos para la prestación de
servicios73.
Las subvenciones vinculadas a una finalidad (las entidades receptoras están
obligadas a justificar -por medio de informes y, en su caso, auditorías externas- ante
el organismo oficial que las ha concedido que han sido empleadas según lo
previsto) son -como se ha adelantado- la fórmula más utilizada por las
administraciones para la cofinanciación de proyectos74.
El hecho de que las subvenciones suelan dirigirse a proyectos individuales y
de que, por lo general, cubran un período de gastos anual (las propias convocatorias
son anuales) limita la actuación de las ONG, les resta flexibilidad y provoca una
inseguridad financiera que impide que puedan planificar a largo plazo.
La subcontratación, por parte de las administraciones, de servicios a favor de
ONG, por medio de convenios suscritos entre ambas partes, implica que éstas pasen
a actuar como agentes ejecutivos de aquéllas (las primeras asumen el diseño y los
costes del proyecto y las segundas su realización). Esta fórmula supone una renuncia

72
Por otro lado, las ONG también resaltan aspectos distintos de su imagen en sus relaciones
con uno u otro tipo de donante. Mientras que al dirigirse a la ciudadanía intentan destacar, en
buena medida, la pureza y sinceridad de su compromiso, ante el donante público procuran,
sobre todo, hacer valer su capacidad técnica, su eficacia y profesionalidad (Quéinnec, 1996:
180).
73
No se incluyen los créditos FAD porque con ellos se subvencionan clientes: los intereses
preferenciales permiten reducir el precio que éstos pagan por la adquisición de bienes
nacionales y, por consiguiente, devienen un instrumento para promover las exportaciones. Los
beneficiarios no son las ONG -que censuran con asiduidad el marcado acento comercial de la
cooperación española- ni las poblaciones.
74
Puesto que la financiación pública habitualmente representa un porcentaje sobre el total del
presupuesto de los proyectos, existe el riesgo -advierten Sogge y Zadek (1996: 88)- de que las
ONG tiendan a sobredimensionarlos.
El negocio de la ayuda 417

del sector público a ejercer determinadas actividades que le corresponderían y que


transfiere a las ONG, que presumiblemente presentarían ventajas comparativas. Esta
alternativa a la subvención está siendo muy utilizada para canalizar ayuda alimentaria,
humanitaria o de emergencia75.
A su vez, en función del origen de la financiación, cabe diferenciar entre la
titulada 1) cooperación centralizada (incumbe al Estado); 2) cooperación
descentralizada (corresponde a comunidades autónomas y corporaciones locales); y
3) fondos comunitarios (proceden de la Unión Europea).
El peso de las ayudas que concede el Estado recae en el Ministerio de
Asuntos Exteriores, a través de la Secretaría de Estado para la Cooperación
Internacional y para Iberoamérica (SECIPI). Este organismo es el responsable de la
concesión de subvenciones a las ONGD en dos convocatorias públicas anuales: i) la
ordinaria, destinada a financiar proyectos individuales76; y ii) la derivada de la
asignación tributaria del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) a
proyectos de ONG en el ámbito de la cooperación al desarrollo77. También es
responsable de otra convocatoria abierta y permanente destinada a ONGD y otras
instituciones no lucrativas, así como a los beneficiarios directos de los proyectos de
cooperación al desarrollo (comunidades indígenas, entidades benéficas y sociales,

75
Ortega Carpio (1994: 216) comenta que la subcontratación encierra “[e]l peligro de que
consten como no gubernamentales proyectos que en realidad son gubernamentales y que por
cuestiones de política exterior difícilmente podrían ejecutarse”.
76
Aunque entre 1983 y 1989 se producen subvenciones a las ONGD, las convocatorias no se
publicaron en el BOE (sólo pudo acceder a ellas un número restringido de ONG). Ortega
Carpio (op. cit.: 217) considera que la creación de la SECIPI y posteriormente de la AECI fue
decisiva para dar un carácter formal a la convocatoria.
77
La normativa establece que los sujetos pasivos del IRPF pueden manifestar en la
declaración del impuesto su voluntad de que un porcentaje del mismo (el 0,5239% de la cuota
íntegra) se destine al sostén de la Iglesia católica y/o a otros fines de interés social. El RD
825/1988, de 15 de julio -modificado por el RD 223/1991, de 22 de febrero-, en el artículo 2,
establece que “[s]e considerarán ‘otros fines sociales’ los programas de cooperación y
voluntariado sociales desarrollados por la Cruz Roja, y otras organizaciones no
gubernamentales y Entidades sociales sin fines de lucro, dirigidos a ancianos, disminuidos
físicos, psíquicos o sensoriales, personas incapacitadas para el trabajo o incursas en
toxicomanía o drogodependencia, marginados sociales y en general a actividades de
solidaridad social, para cubrir necesidades generales de interés general. Asimismo, tendrán la
consideración de fines de interés social los programas y proyectos que las mencionadas
Organizaciones realicen a favor de las poblaciones más necesitadas de los países
subdesarrollados”. Las subvenciones a programas de ayuda al Tercer Mundo representan un
20% del total que se dedica a fines sociales.
418 Parte 2

asociaciones caritativas y humanitarias, centros de formación y capacitación,


universidades y particulares en situación de necesidad)78.
De la llamada convocatoria general u ordinaria se beneficia un número
relativamente elevado de ONG, que reciben subvenciones asignadas a proyectos de
diversa envergadura económica y que se circunscriben a actuaciones de carácter
sectorial, capacitación y educación para el desarrollo79.
Para poder solicitar las ayudas de dicha convocatoria, las ONGD deben
cumplir los requisitos que se establecen en la Orden del Ministerio de Asuntos
Exteriores, de 17 de julio de 1996, por la que se regulan las bases generales para la
concesión de subvenciones a ONG e instituciones sin fines de lucro que realicen
actividades en el campo de la cooperación internacional para la ejecución de
proyectos80. En tal sentido, están obligadas a presentar, junto a la solicitud, sus
estatutos, su inscripción en el registro de la AECI, el número de identificación fiscal y
el estado de sus cuentas visado por un auditor o censor jurado no vinculado a la
ONG; también deben acreditar estar al corriente en el pago de las cotizaciones
sociales y de las obligaciones fiscales. Los proyectos, firmados por el representante
legal de la entidad, deben anunciar las actuaciones que se ejecutarán y la suma
solicitada en concepto de subvención.
Cada convocatoria marca, de conformidad con lo establecido en las referidas
bases generales, una serie de prioridades (geográficas, sectoriales y humanas) a la
que deben sujetarse los proyectos que se presentan a la Administración en busca de
subvención. Como en años anteriores, la convocatoria de 1999 primaba, desde un
punto de vista geográfico, proyectos destinados a determinados países: en este caso,
las naciones afectadas por el huracán Mitch (Honduras, Nicaragua, El Salvador y

78
El importe total de los recursos destinados a esta convocatoria fue, en 1999, de
3.129.157.186 pesetas, que permitieron atender 364 solicitudes (la subvención media por
proyecto resultó ser de 8.956.586 pesetas).
79
En cuanto a temática, el tipo de proyecto subvencionado coincide con el resto de los que
llevan a cabo la mayor parte de las ONG. Se plantea la duda de saber si las ONG eligen sus
proyectos en base a las expectativas de financiación. En el ‘Apéndice documental’ consta la
relación de proyectos que realizan las ONG estudiadas.
80
La citada norma ha sido modificada parcialmente por una Orden de 30 de julio de 1996 y
una Resolución de 21 de noviembre de 1997. La gestión de los proyectos queda regulada por
sendas Resoluciones de la SECIPI, de 22 y 26 de mayo de 1997, por las que,
respectivamente, se establece el procedimiento para la presentación de los informes de
seguimiento y finales de los mismos y se instituyen las formas de justificación y control de los
gastos. En 2001, las citadas bases han sido sustituidas por unas nuevas. V. p.p. 110.
El negocio de la ayuda 419

Guatemala)81; la República Dominicana y Cuba en el Caribe; Perú, Bolivia, Ecuador,


Paraguay y Colombia en América del Sur; Marruecos -y de un modo especial la
cuenca mediterránea-, Mauritania y Túnez en el Magreb; los territorios Palestinos;
Guinea Ecuatorial, Angola, Mozambique, Sudáfrica, Namibia, Guinea Bissau, Santo
Tomé y Príncipe y Cabo Verde en el África subsahariana; Filipinas, Vietnam e India en
Asia; y Albania, Bosnia-Herzegovina y Kazajstán. Es decir, en su mayoría países a los
que nos une la afinidad idiomática, países vecinos o que han sido víctimas de
catástrofes naturales o conflictos bélicos o que son objeto de una atención especial
por los organismos internacionales.
En relación a las prioridades sectoriales, se establecían con carácter general
las siguientes: la atención primaria sanitaria y, en especial, las campañas para la
erradicación de las enfermedades endémicas; la educación básica y, en particular, la
alfabetización de la población adulta; la formación profesional; la mejora de las
condiciones de acceso de la población al agua potable y saneamientos y las obras de
infraestructura básica de interés social; el apoyo a los procesos de pacificación, al
fortalecimiento institucional y democrático y a la consolidación del Estado de derecho;
la sensibilización y la educación al desarrollo; y, en general, el desarrollo integral, que
incluya componentes de capacitación, fortalecimiento del sector productivo y creación
de cooperativas y microempresas y fuentes de crédito (fondos rotatorios y otros
canales de microcrédito); y el desarrollo sostenible desde el punto de vista
medioambiental, compatible con la conservación de la diversidad biológica y de
ecosistemas singulares, que favorezca el fortalecimiento de la capacidad organizativa
de la población, ONG y microempresas que promuevan el ecoturismo, la agricultura
biológica, las energías alternativas y aquellas actividades que tiendan al uso racional
de los recursos naturales.
Por último, y desde la perspectiva de los beneficiarios, la convocatoria primaba
los proyectos dirigidos a los sectores más vulnerables de la población (infancia y
juventud, mujeres, comunidades indígenas, refugiados, desplazados y retornados).
Las propias convocatorias también fijan criterios técnicos complementarios. En
la de 1999 se establece que para seleccionar los proyectos también se valorará el
grado de cumplimiento de cada ONG respecto a los proyectos subvencionados en

81
Los proyectos destinados a socorrer a las víctimas del huracán debían centrarse
preferentemente en el ámbito educativo, salud y vivienda, valorándose que dichos proyectos
se ubicaran en zonas de actuación identificadas por la AECI y se coordinaran con las
actuaciones que la propia agencia estuviera desarrollando.
420 Parte 2

convocatorias anteriores y se dará prioridad a aquellas organizaciones que


contemplen la realización de auditorías externas (en las que se analicen los
resultados y se justifiquen los gastos) a la finalización de los mismos82.
En el referido 1999 se presentaron a esta convocatoria 476 proyectos, a
iniciativa de 139 ONG. Se concedieron subvenciones, por un valor global de
8.335.000.000 pesetas, a 181 proyectos (el 29,2% de los propuestos), impulsados por
64 ONG distintas (se subvencionó una media de 2,83 proyectos a cada una de
ellas)83. La subvención media por proyecto fue de 46.049.724 pesetas (pese a que
existe un amplio abanico -hay proyectos que reciben cantidades superiores a los 200
millones de pesetas y, en cambio, otros que no superan los 10 millones-, un buen
número de subvenciones se sitúan en valores próximos a la media). A su vez, cada
ONG recibió de promedio 130.234.375 pesetas.
La cuantía media de las subvenciones ha aumentado considerablemente con
el transcurso de los años (basta pensar que en 1990 era de unos 5 millones de
pesetas) como consecuencia del notable incremento de las consignaciones
presupuestarias previstas al efecto.

CONVOCATORIA ORDINARIA
1993 1994 1995 1996

Total subvención 536.463.000 736.184.800 7.502.799.000 7.997.000.000


Núm. ONG subvencionadas 28 39 99 79
Núm. proyectos subvencionados 42 66 252 209
Proyectos subvencionados/ONG 1,50 1,69 2,55 2,65
Subvención/ONG 19.159.393 18.876.533 75.785.848 101.227.848
Subvención/proyecto 12.772.929 11.154.315 29.773.012 38.263.158

1997 1998 1999

Total subvención 7.885.000.000 7.930.000.000 8.335.000..000


Núm. ONG subvencionadas 75 75 64
Núm. proyectos subvencionados 184 192 181
Proyectos subvencionados/ONG 2,45 2,56 2,83
Subvención/ONG 105.133.333 105.733.333 130.234.375
Subvención/proyecto 42.853.261 41.302.083 46.049.724

(en PTA)

82
En los convenios-programas que se suscriben entre la AECI y las ONG para cada uno de los
proyectos objeto de subvención se incluye, de acuerdo con las directrices del Comité de Ayuda
al Desarrollo (CAD) de la OCDE, una cláusula anticorrupción.
83
El periodo autorizado de ejecución de los proyectos suele situarse entre los 12 y 24 meses.
El negocio de la ayuda 421

Las principales ONG beneficiadas por dichas subvenciones durante el periodo


estudiado fueron, en orden decreciente, las siguientes84:

1993 1994 1995

ONG Subvención ONG Subvención ONG Subvención

1 Medicus Mundi 47.860.000 1 Intermón 66.390.000 1 Manos Unidas 487.500.000


2 Manos Unidas 40.450.000 2 CODESPA 65.366.600 2 Intermón 467.000.000
3 Fed. Religiosas Sanitar. 40.000.000 3 Medicus Mundi 56.340.000 3 Medicus Mundi 461.286.000
4 Solidaridad Internacional 37.403.000 4 Médicos Sin Fronteras 38.786.000 4 FERE 439.481.000
5 Intermón 36.440.000 5 Paz y Solidaridad 32.966.600 5 IEPALA 335.870.000
6 CODESPA 34.780.000 6 Manos Unidas 32.900.000 6 Solidaridad Internacional 318.887.000
7 ACSUR-Las Segovias 25.720.000 7 Fe y Alegría 32.870.000 7 Paz y Solidaridad 259.947.000
8 PROSALUS 22.300.000 8 Entrepueblos 29.266.600 8 Jóvenes Tercer Mundo 226.600.000
9 Asociación Rubén Darío 21.984.000 9 PROSALUS 27.900.000 9 CODESPA 225.214.000
10 Paz y Solidaridad 20.810.000 10 As.Africanista M.Iradier 25.766.000 10 ACSUR-Las Segovias 224.996.000

1996 1997 1998

ONG Subvención ONG Subvención ONG Subvención

1 Intermón 649.400.000 1 Manos Unidas 506.102.000 1 Promoción Social Cultura 474.704.000


2 Manos Unidas 540.810.000 2 CODESPA 503.607.000 2 FERE 413.444.000
3 CODESPA 536.690.000 3 Intermón 444.628.000 3 CODESPA 390.499.000
4 Fundación Clínic 424.800.000 4 FERE 386.936.000 4 Intermón 339.542.000
5 FERE 346.009.000 5 CIPIE 378.643.000 5 Cruz Roja 338.239.000
6 Medicus Mundi 310.280.000 6 Medicus Mundi 327.819.000 6 Fe y Alegría 334.087.000
7 IEPALA 289.203.000 7 Jóvenes Tercer Mundo 321.553.000 7 Jóvenes Tercer Mundo 322.620.000
8 Solidaridad Internacional 264.690.000 8 Solidaridad Internacional 292.820.000 8 CIPIE 286.554.000
9 Médicos del Mundo 258.000.000 9 Fund.Cánovas del Castillo 278.537.000 9 CESAL 268.108.000
10 Arquitectos Sin 200.200.000 10 Promoción Social Cultura 267.442.000 10 Manos Unidas 265.732.000
Fronteras

1999

ONG Subvención

1 CESAL 549.109.000
2 Medicus Mundi 512.627.000
3 FERE 480.262.000
4 Médicos del Mundo 400.651.000
5 Cruz Roja 330.629.000
6 Intermón 307.525.000
7 Solidaridad Internacional 298.259.000
8 Paz y Tercer Mundo 254.991.000
9 IEPALA 248.439.000
10 CEAR 231.987.000

(en PTA)

84
Véase en el ‘Apéndice documental’ la relación completa de las ONG beneficiarias y las
características y cuantía de los proyectos subvencionados en las distintas convocatorias de la
Administración del Estado de los ejercicios comprendidos entre 1993 y 1999.
422 Parte 2

Intermón es la única ONG que se sitúa en cada convocatoria entre las diez
primeras beneficiarias (en 1994 y 1996, en primer lugar). Le siguen CODESPA,
Manos Unidas y Medicus Mundi, que aparecen en el grupo de cabeza en seis
ocasiones cada una.
Si se atiende a la distribución geográfica de las subvenciones con cargo a la
convocatoria ordinaria, se observa una marcada concentración de las mismas en
beneficio de Latinoamérica, que reúne un porcentaje que bascula entre el 55 y el 60%
del total85.

Distribución geográfica de los proyectos

1993
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 12 28,57 148.040.000 27,60 12.336.667


América del Sur 13 30,95 172.890.000 32,23 13.299.231
América Latina 25 59,52 320.930.000 59,82 12.837.200
África subsahariana 6 14,29 92.850.000 17,31 15.475.000
Magreb 6 14,29 71.073.000 13,25 11.845.500
Asia
Oriente Medio 2 4,76 22.800.000 4,25 11.400.000
Europa Oriental
España 3 7,14 28.810.000 5,37 9.603.333
TOTAL 42 100,00 536.463.000 100,00 12.772.929

1994
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 22 33,33 244.196.600 33,17 11.099.845


América del Sur 17 25,76 242.952.600 33,00 14.291.329
América Latina 39 59,09 487.149.200 66,17 12.491.005
África subsahariana 9 13,64 132.266.000 17,97 14.696.222
Magreb 8 12,12 31.548.000 4,29 3.943.500
Asia 1 1,52 6.800.000 0,92 6.800.000
Oriente Medio 4 6,06 40.421.600 5,49 10.105.400
Europa Oriental
España 5 7,58 38.000.000 5,16 7.600.000
TOTAL 66 100,00 736.184.800 100,00 11.154.315

85
Véase en el ‘Apéndice documental’ el destino geográfico de cada uno de los proyectos
subvencionados en las distintas convocatorias de la Administración del Estado de los ejercicios
comprendidos entre 1993 y 1999.
El negocio de la ayuda 423

1995
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 65 25,79 1.885.626.000 25,13 29.009.631


América del Sur 83 32,94 2.831.664.000 37,74 34.116.434
América Latina 148 58,73 4.717.290.000 62,87 31.873.581
África subsahariana 32 12,70 1.256.151.000 16,74 39.254.719
Magreb 27 10,71 572.268.000 7,63 21.195.111
Asia 2 0,79 120.000.000 1,60 60.000.000
Oriente Medio 15 5,95 625.140.000 8,33 41.676.000
Europa Oriental
España 28 11,11 211.950.000 2,82 7.569.643
TOTAL 252 100,00 7.502.799.000 100,00 29.773.012

1996
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 56 26,79 2.028.113.000 25,36 36.216.304


América del Sur 61 29,19 2.323.169.000 29,05 38.084.738
América Latina 117 55,98 4.351.282.000 54,41 37.190.444
África subsahariana 24 11,48 1.818.973.000 22,75 75.790.542
Magreb 16 7,66 559.110.000 6,99 34.944.375
Asia 6 2,87 276.745.000 3,46 46.124.167
Oriente Medio 14 6,70 620.590.000 7,76 44.327.857
Europa Oriental 2 0,96 116.700.000 1,46 58.350.000
España 30 14,35 253.600.000 3,17 8.453.333
TOTAL 209 100,00 7.997.000.000 100,00 38.263.158

1997
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 60 32,61 2.433.509.000 30,98 40.558.483


América del Sur 45 24,46 2.168.330.000 27,60 48.185.111
América Latina 105 57,07 4.601.839.000 58,58 43.827.038
África subsahariana 26 14,13 1.427.373.000 18,17 54.898.962
Magreb 15 8,15 600.662.000 7,65 40.044.133
Asia 5 2,72 310.981.000 3,96 62.196.200
Oriente Medio 13 7,07 659.855.000 8,40 50.758.077
Europa Oriental 3 1,63 57.464.000 0,73 19.154.667
España 17 9,24 196.826.000 2,51 11.578.000
TOTAL 184 100,00 7.855.000.000 100,00 42.690.217
424 Parte 2

1998
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 57 29,69 2.358.031.000 29,74 41.368.965


América del Sur 62 32,29 2.001.402.000 25,24 32.280.677
América Latina 119 61,98 4.359.433.000 54,97 36.633.891
África subsahariana 26 13,54 1.622.327.000 20,46 62.397.192
Magreb 10 5,21 409.278.000 5,16 40.927.800
Asia 10 5,21 374.754.000 4,73 37.475.400
Oriente Medio 14 7,29 852.475.000 10,75 60.891.071
Europa Oriental 10 5,21 277.158.000 3,50 27.715.800
España 3 1,56 34.575.000 0,44 11.525.000
TOTAL 192 100,00 7.930.000.000 100,00 41.302.083

1999
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 52 28,73 2.827.225.000 33,92 54.369.712


América del Sur 45 24,86 1.646.745.000 19,76 36.594.333
América Latina 97 53,59 4.473.970.000 53,68 46.123.402
África subsahariana 28 15,47 1.604.446.000 19,25 57.301.643
Magreb 18 9,94 686.383.000 8,23 38.132.389
Asia 11 6,08 557.963.000 6,69 50.723.909
Oriente Medio 9 4,97 503.892.000 6,05 55.988.000
Europa Oriental 7 3,87 381.666.000 4,58 54.523.714
España 9 4,97 100.666.000 1,21 11.185.111
sin definición 2 1,10 26.014.000 0,31 13.007.000
TOTAL 181 100,00 8.335.000.000 100,00 46.049.724

La subvención media por proyecto no presenta grandes oscilaciones en


función del área geográfica a la que van destinados. Pese a la relativa uniformidad,
los proyectos dirigidos al África subsahariana, probablemente la región en la que se
acumulan mayores carencias, suelen ser los que reciben las subvenciones
individuales más elevadas (en 1999, el promedio fue de 57.301.643 ptas). Aunque la
mediatización de la tragedia de los Grandes Lagos posiblemente haya contribuido a
consolidar esta tendencia, el primer receptor africano de proyectos de cooperación
españoles continúa siendo Guinea Ecuatorial. Por otra parte, la necesidad de
reconstruir las infraestructuras de los países centroamericanos devastados por el
huracán Mitch ha podido contribuir a que, en 1999, el porcentaje de las subvenciones
dirigidas a dicha región aumentara ligeramente, en detrimento de las del resto del
continente americano. Por último, cabe señalar que los proyectos con destino a
España consisten, por lo general, en campañas de sensibilización o en la
organización de cursos.
El negocio de la ayuda 425

La convocatoria de asignación tributaria del IRPF beneficia a un menor número


de ONG que la ordinaria. La suma de las subvenciones concedidas es también
considerablemente inferior, pese a que hasta 1994 su cuantía superaba a la de la
anterior convocatoria. En 1999 se presentaron a la misma 374 poyectos a iniciativa de
112 ONG. Se adjudicaron 3.671.647.500 pesetas a un total de 48 ONG, para financiar
un total de 88 proyectos (de promedio se subvencionaron 1,83 a cada organización).
La subvención media por proyecto fue de 41.723.267 pesetas (aquí también las
subvenciones se sitúan, para un número apreciable de proyectos, en valores próximos
a la media). A su vez, cada ONG recibió de promedio 76.492.565 pesetas, que
suponen algo más de la mitad de las percibidas en la convocatoria ordinaria.
Los requisitos que deben cumplir las ONG para acceder a la convocatoria
ordinaria lo son también para ésta. Así, para poder solicitar las subvenciones, las
entidades que comparecen deben acreditar su inscripción en el registro de ONGD de
la AECI, cumplir con los requisitos establecidos en las bases generales y demostrar
que están al día en el pago de las cotizaciones sociales y obligaciones tributarias.
La convocatoria del IRPF está íntegramente destinada a la cofinanciación de
proyectos en el Tercer Mundo, por lo que no destina cantidad alguna a la realización
de proyectos de sensibilización y educación para el desarrollo en España. Asimismo,
se caracteriza por subvencionar proyectos destinados a colectivos específicos
(refugiados, desplazados, indígenas) y realizados -al menos hasta 1994- en
consorcio, sin que ello suponga renunciar a financiar actuaciones polivalentes y
proyectos individuales86.
En la convocatoria de 1999, y de conformidad con las bases generales, se
determinaban las siguientes prioridades geográficas: Balcanes (principalmente
Kosovo y Montenegro), Centroamérica y Caribe (Guatemala, Honduras, Nicaragua, El
Salvador, República Dominicana y Cuba), América del Sur (Perú, Bolivia, Colombia,
Ecuador y Paraguay), países del Magreb (Marruecos, especialmente el litoral
mediterráneo), Oriente Medio (territorios palestinos), África subsahariana (Guinea
Ecuatorial, Angola, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Santo Tomé y Príncipe y Cabo
Verde), Asia (Filipinas, Vietnam e India) y Kazajstán. Además, se establecía que en

86
Pese a que, en sus inicios, la AECI intentó utilizar dicha convocatoria para subcontratar a las
ONGD para la realización de proyectos de cooperación oficial, la oposición de éstas llevó a la
Administración a cambiar sus objetivos y a equiparar, en realidad, ambas convocatorias
(Ortega Carpio, 1994: 225).
426 Parte 2

los países de mayor desarrollo relativo se primarían aquellos proyectos que


atendieran las bolsas de pobreza rurales y urbanas. A su vez, también se definían una
serie de prioridades sectoriales y en relación a la población atendida, en ambos casos
coincidentes con las fijadas en la referida convocatoria ordinaria, así como los ya
aludidos criterios técnicos para seleccionar los proyectos.
A diferencia de lo que sucede con la convocatoria ordinaria, cuyas
subvenciones, en el periodo analizado, han registrado un incremento aproximado de
7.800 millones de pesetas, en ésta los aumentos han sido moderados (entre 1993 y
1999, la consignación prevista al efecto ha aumentado en poco más de 1.000 millones
de pesetas).

ASIGNACIÓN IRPF
1993 1994 1995 1996

Total subvención 2.556.260.855 2.431.551.324 2.573.046.314 2.984.131.344


Núm. ONG subvencionadas 37 38 47 64
Núm. proyectos subvencionados 71 76 69 106
Proyectos subvencionados/ONG 1,92 2,00 1,47 1,66
Subvención/ONG 69.088.131 63.988.193 54.745.666 46.627.052
Subvención/proyecto 36.003.674 31.994.096 37.290.526 28.152.182

1997 1998 1999

Total subvención 3.288.714.979 3.735.704.806 3.671.647.500


Núm. ONG subvencionadas 63 55 48
Núm. proyectos subvencionados 109 107 88
Proyectos subvencionados/ONG 1,73 1,95 1,83
Subvención/ONG 52.201.825 67.921.906 76.492.656
Subvención/proyecto 30.171.697 34.913.129 41.723.267

(en PTA)

Las ONG que han resultado más beneficiadas por dichas subvenciones en el
periodo 1993-1999, fueron, en orden decreciente, las siguientes87:

87
V. p.p. 84
El negocio de la ayuda 427

1993 1994 1995

ONG Subvención ONG Subvención ONG Subvención

1 Intermón 356.690.000 1 Intermón 260.000.000 1 IEPALA 306.392.000


2 Manos Unidas 265.980.000 2 Manos Unidas 226.000.000 2 Medicus Mundi 176.009.000
3 Solidaridad Internacional 223.000.000 3 Medicus Mundi 221.701.324 3 Intermón 137.200.000
4 Medicus Mundi 195.660.000 4 Solidaridad Internacional 215.000.000 4 Cruz Roja 130.000.000
5 IEPALA 150.000.000 5 ACSUR-Las Segovias 206.000.000 5 ACSUR-Las Segovias 126.718.000
6 CODESPA 139.200.000 6 Farmacéuticos Sin Front. 120.000.000 6 CODESPA 125.000.000
7 ACSUR-Las Segovias 131.900.000 7 IEPALA 110.000.000 7 Solidaridad Internacional 106.160.000
8 Médicos Sin Fronteras 131.000.000 8 CODESPA 107.500.000 8 Jóvenes Tercer Mundo 90.000.000
9 IPADE 97.410.000 9 Fe y Alegría 80.000.000 9 As. Cooperac. por la Paz 81.087.000
10 Fe y Alegría 89.370.000 10 Paz y Tercer Mundo 80.000.000 10 Ingeniería Sin Fronteras 80.000.000

1996 1997 1998

ONG Subvención ONG Subvención ONG Subvención

1 Medicus Mundi 201.919.000 1 Fed. Religiosas Sanitarias 240.492.000 1 Intermón 293.730.000


2 IEPALA 126.000.000 2 Cruz Roja 190.383.000 2 CODESPA 211.982.000
3 Intermón 112.500.000 3 Solidaridad Internacional 162.000.000 3 Medicus Mundi 206.546.000
4 Promoción SocialCultura 108.975.000 4 Fe y Alegría 161.096.000 4 Solidaridad Desar. y Paz 182.046.000
5 Solidaridad Internacional 99.337.000 5 Manos Unidas 148.000.000 5 Fe y Alegría 156.997.000
6 Fe y Alegría 93.380.000 6 CODESPA 147.000.000 6 CEAR 150.417.000
7 Fund. Cánovas Castillo 91.296.000 7 FERE 118.000.000 7 Manos Unidas 146.755.000
8 Jóvenes Tercer Mundo 88.978.000 8 Promoción Social Cultura 111.600.000 8 Cáritas 131.675.000
9 Cruz Roja 88.901.000 9 Paz y Solidaridad 110.000.000 9 Fundació Bosch Gimpera 122.940.000
10 CODESPA 85.677.000 10 Humanismo y 106.349.000 10 Solidaridad Internacional 107.530.000
Democracia

1999

ONG Subvención

1 Intermón 283.999.000
2 Medicus Mundi 282.017.000
3 Cáritas 222.082.000
4 Fundación Juan Ciudad 216.001.046
5 CODESPA 198.114.777
6 Promoción SocialCultura 191.485.000
7 Cruz Roja 180.417.000
8 Manos Unidas 150.830.000
9 CEAR 131.872.000
10 Médicos del Mundo 124.408.998

(en PTA)

CODESPA es la única ONG que en cada convocatoria se sitúa entre las diez
primeras beneficiarias, aunque en ninguna de ellas ocupe la primera posición.
Intermón, Medicus Mundi y Solidaridad Internacional aparecen en esta clasificación en
428 Parte 2

seis ocasiones (Intermón la encabeza en 1993, 1994, 1998 y 1999 y Medicus Mundi
en 1996)88.
Si se atiende a la distribución geográfica de las subvenciones con cargo a la
convocatoria del IRPF, se constata una mayor concentración de las mismas a favor de
América Latina, que reúne un porcentaje, aún si cabe, superior al que resulta de la
convocatoria ordinaria y que en muchos años se sitúa por encima del 60%89. La
subvención media por proyecto, en función del destino geográfico, tampoco presenta,
en este caso, grandes oscilaciones (no es posible destacar ninguna área como
receptora de los proyectos más costosos).

Distribución geográfica de los proyectos

1993
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 23,5 33,10 946.405.855 37,02 40.272.590


América del Sur 25,5 35,92 855.205.000 33,46 33.537.451
América Latina 49 69,01 1.801.610.855 70,48 36.767.568
África subsahariana 8 11,27 385.260.000 15,07 48.157.500
Magreb 5 7,04 122.360.000 4,79 24.472.000
Asia 1 1,41 45.000.000
Oriente Medio 7 9,86 166.720.000 6,52 23.817.143
Europa Oriental 1 1,41 35.310.000 1,38 35.310.000
TOTAL 71 100,00 2.556.260.855 100,00 36.003.674

1994
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 21 27,63 612.500.000 25,19 29.166.667


América del Sur 28 36,84 671.751.324 27,63 23.991.119
América Latina 49 64,47 1.284.251.324 52,82 26.209.211
África subsahariana 8 10,53 376.800.000 15,50 47.100.000
Magreb 9 11,84 340.500.000 14,00 37.833.333
Asia 2 2,63 95.000.000 3,91 47.500.000
Oriente Medio 8 10,53 335.000.000 13,78 41.875.000
Europa Oriental
TOTAL 76 100,00 2.431.551.324 100,00 31.994.096

88
Ortega Carpio (1994: 227) observa, en el periodo que estudia, que la ONG que presenta
más proyectos en colaboración con otras entidades es Intermón, que trabaja conjuntamente
con ONG confesionales, pero también con otras que cabría calificar de solidarias y
profesionales. A su vez, constata que las llamadas ONG oficiales realizan consorcios mixtos,
pero únicamente con ONGD políticas y afines al partido del gobierno, como es -en las fechas
analizadas- Solidatidad Internacional. Por nuestra parte, observamos que a partir de 1995
cada vez un menor número de ONG presenta proyectos en colaboración con otras.
89
V. p.p. 85
El negocio de la ayuda 429

1995
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 14 20,29 713.950.000 27,75 50.996.429


América del Sur 18 26,09 430.350.314 16,73 23.908.351
América Latina 32 46,38 1.144.300.314 44,47 35.759.385
África subsahariana 20 28,99 737.702.000 28,67 36.885.100
Magreb 9 13,04 349.787.000 13,59 38.865.222
Asia
Oriente Medio 8 11,59 341.257.000 13,26 42.657.125
Europa Oriental
TOTAL 69 100,00 2.573.046.314 100,00 37.290.526

1996
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto

América Central y Caribe 30 28,30 873.564.000 29,27 29.118.800


América del Sur 42 39,62 1.113.525.344 37,31 26.512.508
América Latina 72 67,92 1.987.089.344 66,59 27.598.463
África subsahariana 17 16,04 428.533.000 14,36 25.207.824
Magreb 6 5,66 268.299.000 8,99 44.716.500
Asia 1 0,94 9.000.000 0,30 9.000.000
Oriente Medio 10 9,43 291.210.000 9,76 29.121.000
Europa Oriental
TOTAL 106 100,00 2.984.131.344 100,00 28.152.182

1997
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 29 26,61 1.065.434.500 32,40 36.739.121


América del Sur 41 37,61 1.088.458.500 33,10 26.547.768
América Latina 70 64,22 2.153.893.000 65,49 30.769.900
África subsahariana 12 11,01 270.831.000 8,24 22.569.250
Magreb 7 6,42 147.220.979 4,48 21.031.568
Asia 7 6,42 370.216.000 11,26 52.888.000
Oriente Medio 12 11,01 326.554.000 9,93 27.212.833
Europa Oriental 1 0,92 20.000.000 0,61 20.000.000
TOTAL 109 100,00 3.288.714.979 100,00 30.171.697

1998
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 28 26,17 1.024.678.806 27,43 36.595.672


América del Sur 34 31,78 1.009.563.000 27,02 29.693.029
América Latina 62 57,94 2.034.241.806 54,45 32.810.352
África subsahariana 16 14,95 689.703.000 18,46 43.106.438
Magreb 11 10,28 422.045.000 11,30 38.367.727
Asia 7 6,54 219.929.000 5,89 31.418.429
Oriente Medio 8 7,48 320.358.000 8,58 40.044.750
Europa Oriental 3 2,80 49.428.000 1,32 16.476.000
TOTAL 107 100,00 3.735.704.806 100,00 34.913.129
430 Parte 2

1999
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 21 23,86 834.739.998 22,73 39.749.524


América del Sur 27 30,68 1.127.445.725 30,71 41.757.249
América Latina 48 54,55 1.962.185.723 53,44 40.878.869
África subsahariana 15 17,05 504.349.000 13,74 33.623.267
Magreb 11 12,50 554.110.000 15,09 50.373.636
Asia 5 5,68 175.459.777 4,78 35.091.955
Oriente Medio 6 6,82 369.906.000 10,07 61.651.000
Europa Oriental 3 3,41 105.637.000 2,88 35.212.333
TOTAL 88 100,00 3.671.647.500 100,00 41.723.267

Por último, si se observa el conjunto de las subvenciones de la Administración


del Estado, se constata que en 1995 se produce un gran salto cuantitativo en el
volumen de las mismas, tal como queda reflejado en la tabla que se presenta a
continuación, en la que están sumadas las cantidades concedidas en ambas
convocatorias. Respecto al año anterior se registra un aumento de 6.908,1 millones
de pesetas, que en términos porcentuales supone un incremento del 218%. A partir de
dicha fecha, el crecimiento se ralentiza (de 1995 a 1999, el aumento acumulado no
llega a los 2.000 millones de pesetas)90.

CONVOCATORIA ORDINARIA +
ASIGNACIÓN IRPF
1993 1994 1995 1996

Total subvención 3.092.723.855 3.167.736.124 10.075.845.314 10.981.131.344


incremento subvención (base 100) 100 102,43 325,79 355,06
Núm. ONG subvencionadas 65 77 146 143
Núm. proyectos subvencionados 113 142 321 315
Proyectos subvencionados/ONG 1,74 1,84 2,20 2,20
Subvención/ONG 47.580.367 41.139.430 69.012.639 76.791.128
Subvención/proyecto 27.369.238 22.308.001 31.388.926 34.860.734

90
Cabe señalar que en 1999, a las convocatorias habituales, se añadió otra de extraordinaria,
con el objetivo de contribuir a paliar la situación de emergencia motivada por el conflicto de los
Balcanes, dotada con 1.400.000.000 pesetas, que se repartieron 18 proyectos
subvencionados. Asimimo, a las subvenciones recibidas por las ONG cabría sumar parte de la
dotación económica de 3.129.157.186 pesetas de la convocatoria abierta y permanente, de
la que se benefician además otras entidades benéficas y sociales, comunidades indígenas,
centros de formación y capacitación, universidades, particulares...
El negocio de la ayuda 431

1997 1998 1999

Total subvención 11.173.714.979 11.665.704.806 12.006.647.500


incremento subvención (base 100) 361,29 377,20 388,22
Núm. ONG subvencionadas 138 130 112
Núm. proyectos subvencionados 293 299 269
Proyectos subvencionados/ONG 2,12 2,30 2,40
Subvención/ONG 80.968.949 89.736.191 107.202.210
Subvención/proyecto 38.135.546 39.015.735 44.634.377

(en PTA)

Pese al cambio político acaecido en 1996 en el gobierno de la nación, las


grandes ONG continuaron acaparando el mayor volumen de subvenciones. Sumando
ambas convocatorias, en el periodo estudiado Intermón y CODESPA ocupan uno de
los diez primeros puestos de la relación de ONG más beneficiadas en trece ocasiones
(sobre catorce posibles), Medicus Mundi en doce y Manos Unidas y Solidaridad
Internacional en once91. Hay, por supuesto, ONG que avanzan o retroceden
posiciones en la prelación. Tal vez los casos más evidentes sean los de Solidaridad
Internacional, afín ideológicamente al PSOE, que pierde puestos a partir de 1996, y,
en un sentido opuesto, de CODESPA, de un cariz más conservador, que las gana.
Pero hay también otras ONG progresistas que ven disminuidas las subvenciones, al
menos en términos relativos (por ejemplo, IEPALA, MPDL, ACSUR-Las Segovias o
las de raíz sindical) o que incluso han podido quedar excluidas en alguna
convocatoria, a la par que otras consiguen aumentarlas (CESAL, CIPIE, FERE,
Fundación Cánovas del Castillo, Humanismo y Democracia, Promoción Social de la
Cultura o Pro-Perú). Paradójicamente, en el ámbito de la Iglesia católica parece que
ha habido un cierto desánimo al constatar que Manos Unidas ha retrocedido
ligeramente.
De todos modos, las ONG de inspiración religiosa, en general, son las que, en
uno u otro caso, más fondos perciben, seguidas a continuación por las que podríamos
calificar como políticas. Las subvenciones que reciben éstas últimas están más

91
Resulta significativo que las 14 ONGD que ingresan más de 1.000 millones de pesetas
al año -resultado de sumar fondos públicos y privados- concentren -según datos de la
CONGDE (1999a) ya referidos que cita El País (6-5-1999)- el 72% de todos los ingresos que
percibe el sector. En 1997, en cinco casos (ACSUR-Las Segovias, MPDL, Solidaridad
Internacional, CODESPA y Acción Contra el Hambre), las subvenciones públicas superaron el
90% de su presupuesto. Véase el detalle de los ingresos de dichas organizaciones en las
tablas 1 y 2 del ‘Apéndice documental’.
432 Parte 2

sujetas a variaciones, dependiendo en mayor medida de su proximidad ideológica con


el partido en el gobierno en cada etapa.
En relación al resto de ONG a las que hemos dirigido una atención preferente,
cabe señalar que Ayuda en Acción resulta agraciada en todas las convocatorias
descritas, ocupando en la escala de beneficiarias, por lo común, posiciones
intermedias (ya se ha aclarado que, debido a la fórmula del apadrinamiento, no está
tan necesitada como otras de acudir a la financiación pública). Los cambios políticos
no parecen haberla afectado en ningún sentido. Cooperacció, que sólo accede a las
subvenciones públicas del Estado a partir de 1996, también ocupa en todas las
convocatorias (queda excluida excepcionalmente de la asignación del IRPF de 1999)
posiciones intermedias en el escalafón. La situación de Médicos Sin Fronteras, en
cambio, varía considerablemente de una a otra convocatoria. Mientras que en la
convocatoria de asignación del IRPF de 1993 y en la ordinaria de 1994 está en el
grupo de las más beneficiadas por las subvenciones (ocupando, respectivamente, la
octava y cuarta posición), en otras se coloca en puestos intermedios o incluso
relativamente retrasados. No recibe ningún tipo de subvención en 1998 y 199992.
SETEM, por último, sólo se ve beneficiada, de modo extremadamente modesto, en las
convocatorias ordinarias de 1996 y 1999.
El acceso del PP al poder tampoco parece que haya modificado el destino
geográfico de las subvenciones. El mayor porcentaje beneficia igualmente a ONG que
trabajan en América Latina (especialmente a Perú). Acaso sólo pueda notarse una
cierta disminución de las subvenciones a proyectos dirigidos a Cuba. En cualquier
caso, en los últimos años nuestras ONG han ampliado su horizonte trabajando en
Europa Oriental y en Asia en mayor medida.
Desde la CONGDE se han censurado los confusos criterios de concesión de
las subvenciones, que crean susceptibilidades al ignorarse los motivos por los que
unas ONG reciben más o menos de una a otra convocatoria93. Asimismo, desde el
sector se critica -y la reprobación sería extensible a las convocatorias que realizan
otras administraciones- que los mecanismos de financiación empleados provocan -tal
como se ha apuntado- que no exista coincidencia entre el ciclo presupuestario de las

92
Médicos Sin Fronteras renunció a recibir subvenciones de gobiernos implicados en la guerra
de Yugoslavia. Con esta decisión pretendía -según el comunicado que difundió- “defender los
principios de imparcialidad y neutralidad de la ayuda humanitaria” (El País, 16-5-1999).
93
V. El País (2-11-1998).
El negocio de la ayuda 433

subvenciones y la planificación de las acciones que llevan a cabo las ONG, lo que
comporta problemas administrativos y de tesorería que las perjudican. Por ello,
algunas voces reivindican que puedan suscribirse convenios-marco que aseguren la
realización, sin contratiempos, de un trabajo a largo plazo94. Otras críticas apuntarían
a la limitada capacidad de gestión de la AECI (su reforma sería necesaria, en mayor
medida si está llamada a administrar más recursos), que se uniría a la falta de unidad
de dirección de la cooperación española (antagonismo entre los ministerios de
Economía y de Asuntos Exteriores)95.

Se entiende que cooperación descentralizada es la que promueven


comunidades autónomas y corporaciones locales. El Plan Anual de Cooperación
Internacional (PACI) contempla desde 1992 una previsión de los gastos que dedicarán
a tal efecto las administraciones autonómicas y los municipios.
En lo que respecta a las corporaciones locales, Ortega Carpio (1994: 234)
distingue dos tipos de actuaciones: 1) los ‘hermanamientos’ entre municipios96; y 2) la
cofinanciación de proyectos de ONGD.
Aunque cada vez un mayor número de municipios dedica partidas de su
presupuesto a la cofinanciación -especialmente tras el éxito mediático inicial de la
campaña del “0.7%”, emprendida desde 1994 por algunas ONG reclamando que
todas las administraciones públicas destinaran a cooperación un porcentaje de sus
presupuestos-, lo cierto es que el panorama no es en absoluto uniforme, detectándose
grandes diferencias en cuanto a compromiso entre unos y otros. Además, aún son
escasos los ayuntamientos que cuentan con una normativa reguladora precisa.

94
Martínez Sánchez (1998: 194) reproduce los siguientes comentarios de un responsable de
Ayuda en Acción: “Tal y como están ahora las presentaciones de proyectos a centros oficiales
para su subvención, no coinciden los plazos. Nosotros cerramos nuestro ciclo presupuestario
en diciembre y las ayudas suelen salir durante los meses de junio-septiembre. Además, el plan
anual va dentro de un plan estratégico a largo plazo. No puedes poner en marcha proyectos
que no sabes si te los van a financiar o no, ni despertar expectativas en la comunidad con
grandes proyectos que luego no se concretan (...). El problema de los plazos es crítico, pero
somos conscientes que no podemos desaprovechar esa fuente de financiación”.
95
Para conocer con mayor profundidad este tipo de críticas, léanse los artículos de Gallego
Málaga (2000) y de Vera Villacián (2000) -éste último director del departamento de estudios de
Intermón.
96
Los ‘hermanamientos’ con municipios del Tercer Mundo, sin embargo, no siempre se
plantean en términos de cooperación.
434 Parte 2

La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ha suscrito


convenios de colaboración con la AECI para canalizar ayuda al desarrollo. A su vez,
en Cataluña, algunos municipios contribuyen al desarrollo del Tercer Mundo a través
del Fons Català de Cooperació al Desenvolupament, organismo mixto en el que
participan ayuntamientos y ONG, fundado en 1986, que también recibe subvenciones
de la Generalitat.
CIDOB (2000: 163) cifra la cooperación municipal en 12.246 millones de
pesetas. El 15,86% correspondería a los municipios catalanes97.
Tampoco existe uniformidad en cuanto a las subvenciones que destinan las
comunidades autónomas a las ONG para financiar sus proyectos de desarrollo. Los
criterios difieren, la legislación no es homogénea y, estatutariamente, las
competencias de que disponen son diferentes98. La ayuda oficial al desarrollo
concedida por los ejecutivos autonómicos, que ha aumentado considerablemente los
últimos año, se cuantifica en 17.518 millones de pesetas, que en su mayoría -13.778
millones de pesetas- se canalizan a través de ONG (CIDOB, 2000: 162)99.
La Comunidad Autónoma Vasca históricamente ha sido la que más se ha
distinguido en materia de cooperación y la que ha mantenido relaciones más
estrechas con las ONGD. En Cataluña -que nos resulta más próxima-, la Generalitat
concede subvenciones a las ONGD, en convocatoria pública, desde 1991100.
Cofinancia, como máximo, el 80% del coste de los proyectos aprobados (el 20%
restante debe ser financiado por las propias entidades solicitantes u otros organismos
e instituciones, ya sean públicas o privadas, nacionales o del país beneficiario)101.

97
Dichas cifras, correspondientes a 1998, proceden de una encuesta realizada por la FEMP.
98
La CONGDE ha presentado ante la opinión pública, en 2000, una propuesta para la
homogeneización de criterios en la cooperación descentralizada.
99
Las citadas cifras, correspondientes a 1998, proceden de la Oficina de Planificación y
Evaluación de la SECIPI.
100
Pese a que las bases que regulan la convocatoria se publican en el Diari Oficial de la
Generalitat de Catalunya (DOGC) desde 1991, en cambio la concesión de las subvenciones a
las ONGD no aparece publicada hasta 1995.
101
Cataluña es, según Intermón, una de las autonomías que destina un menor porcentaje de
su PIB a ayuda oficial, hasta el punto de que los ciudadanos aportan a las ONGD el doble que
sus instituciones (El País, 2-9-2000). CIDOB (2000: 162) cifra la ayuda de la Generalitat en
2.343 millones de pesetas, de la que las ONG canalizan 1.225 millones. En el presupuesto de
la Generalitat para 1999 (Ley 20/1998, de 29 de diciembre) constaban 1.630 millones de
pesetas para actuaciones en el ámbito de la solidaridad internacional realizadas por la propia
Administración o por otras entidades que actúan en dicho campo. Gomis (2000) juzga en
términos negativos este panorama.
El negocio de la ayuda 435

El Departamento de Presidencia de la Generalitat es el organismo responsable


de la convocatoria de subvenciones a las ONGD. En 1999, a semejanza de años
anteriores, la normativa determinaba una serie de criterios técnicos y requisitos. En
concreto, distinguía dos tipos de actuaciones susceptibles de ser subvencionadas: i)
proyectos de cooperación en ‘países y zonas en vías de desarrollo’; y ii) proyectos
destinados a la educación, la formación y la sensibilización de la sociedad catalana.
Podían solicitar ayudas para ambas las ONGD de ámbito catalán (con sede social o
delegación con establecimiento permanente en Cataluña y que tengan una presencia
activa), inscritas en el correspondiente registro del Departamento de Justicia u otros
registros oficiales abiertos para idéntica finalidad y que acreditaran debidamente su
experiencia y capacidad operativa y estructura o medios suficientes para realizar la
labor (debiendo aportar, a tal efecto, una memoria de actividades del ejercicio anterior,
una relación de sus efectivos personales -número asociados y miembros
colaboradores y organigrama- y un estado de cuentas de la entidad)102. En caso de
haber recibido subvenciones para proyectos de cooperación con anterioridad, era
requisito haber cumplido con las obligaciones de la convocatoria (informes de
seguimiento durante la ejecución, detalle de los gastos imputables a la Generalitat,
memoria final en el plazo previsto, etc.). Como mérito añadido, se valoraba su
adhesión a la Federació Catalana d’Organitzacions No Governamentals per al
Desenvolupament (o a otros organismos de coordinación de ONG nacionales e
internacionales) y la utilización de la lengua catalana en la difusión de sus actividades.
En la solicitud de subvención se debía incluir una descripción del proyecto, de los
objetivos, propósitos y beneficiarios y de los recursos humanos y materiales
empleados, un calendario de ejecución, un estudio de viabilidad y sostenibilidad del
mismo y un presupuesto.
Los proyectos de cooperación para el desarrollo debían atender
preferentemente a los grupos de población más vulnerables (se cita, en concreto, a
mujeres, niños, jóvenes, comunidades indígenas, refugiados y desplazados),
procurando que pudieran satisfacer sus necesidades básicas. Se establecían una
serie de prioridades geográficas (países o regiones de América Latina, Magreb y

102
Para obtener subvenciones para proyectos de cooperación al desarrollo, las entidades que
concurrían debían acreditar que su constitución legal se había realizado, al menos, en un plazo
de dos años. Para los proyectos de educación, formación y sensibilización, el acceso a la
convocatoria no quedaba limitado a las ONGD, sino que se extendía a todas las entidades sin
afán de lucro inscritas en el registro del Departamento de Justicia u otros registros oficiales y
que cumplieran los requisitos previstos.
436 Parte 2

África subsahariana) y sectoriales (sanidad, alimentación, educación básica y


formación de recursos humanos, desarrollo rural integral y apoyo al sector productivo
-agropecuario, artesanal, industrial...-, democratización y modernización de las
instituciones y fortalecimiento del tejido asociativo local).
Los proyectos de educación, formación y sensibilización, por su parte, debían
proponerse como objetivo impulsar en la sociedad catalana, especialmente entre la
juventud, los valores de la cooperación para el desarrollo y la solidaridad internacional
y, en general, sensibilizar a la opinión pública; promover la formación y capacitación
de voluntarios y profesionales dispuestos a trabajar en el ámbito referido; fomentar el
comercio justo y solidario y promover acciones tendentes a la condonación y
reducción de la deuda externa de determinados países del Tercer Mundo y que se
planteen la salvaguarda de los derechos humanos.
En 1999, la Generalitat de Cataluña, de modo excepcional, también concedió
subvenciones a proyectos de reconstrucción de los países centroamericanos
afectados por el huracán Mitch, a realizar por ONGD. Las bases de esta convocatoria,
semejantes a la anterior en cuanto a requisitos para las ONG (con el añadido de que
se estimaba su experiencia en proyectos de ayuda humanitaria y/o reconstrucción y el
hecho de contar con personal desplazado en la zona, que permita operar con
urgencia), contemplaban como objetivo preferente el siguiente tipo de actuaciones: la
rehabilitación de las infraestructuras básicas (vivienda, unidades productivas,
suministros energéticos y de agua potable, alcantarillado, redes de comunicación,
medios de transporte, establecimientos sanitarios y educativos...) dañadas, la
cobertura de las necesidades elementales de las comunidades afectadas y de la
población que habita en campamentos y el apoyo organizativo a instituciones locales
y a grupos de base que asegure la estabilidad social.
En el referido 1999 se concedieron subvenciones por un importe total de
488.000.000 pesetas (338 millones corresponden a la convocatoria ordinaria y 150
millones a la convocatoria específica para la reconstrucción de los países afectados
por el huracán Mitch). Es de destacar que el volumen global de estas subvenciones, y
a diferencia de lo que ha sucedido con las del Estado, no sólo no ha aumentado a lo
largo del periodo analizado, sino que mantiene una ligera tendencia a la baja.
Las subvenciones de la Generalitat de Cataluña suelen ser de escasa cuantía.
En el citado año, la subvención media por proyecto ascendió a 7.870.968 pesetas (la
mayor parte de las subvenciones individuales se sitúa en valores próximos a ella),
El negocio de la ayuda 437

cantidad considerablemente inferior al promedio de la Administración del Estado103. Al


ser el ámbito territorial más reducido, el número de ONG beneficiadas es lógicamente
menor (en 1999 fueron 59).

GENERALITAT DE CATALUÑA
1995 1996 1997

Total subvención 413.000.000 393.750.000 372.500.000


Núm. ONG subvencionadas 60 67 53
Núm. proyectos subvencionados 71 77 67
Proyectos subvencionados/ONG 1,18 1,15 1,26
Subvención/ONG 6.883.333 5.876.866 7.028.302
Subvención/proyecto 5.816.901 5.113.636 5.559.701

1998 1999

Total subvención 325.000.000 488.000.000 (*)


Núm. ONG subvencionadas 50 59
Núm. proyectos subvencionados 55 62
Proyectos subvencionados/ONG 1,10 1,05
Subvención/ONG 6.500.000 8.271.186
Subvención/proyecto 5.909.091 7.870.968

(en PTA)

(*) Incluye 150.000.000 PTA que corresponden a la convocatoria para la reconstrucción de los países
afectados por el huracán Mitch

Cabe mencionar que la Generalitat de Cataluña también concede


subvenciones directas a ONG para proyectos de desarrollo, así como a organismos
como el ya referido Fons Català de Cooperació al Desenvolupament.
Por otro lado, las cinco ONG más beneficiadas en cada una de las
convocatorias de la Generalitat en el periodo 1995-1999 fueron las siguientes104:

103
En la convocatoria de 1999 se determina que la subvención máxima que puede concederse
a un proyecto no puede superar los 30 millones de pesetas, salvo en el caso de que el
proyecto sea presentado conjuntamente por diversas entidades.
104
Véase en el ‘Apéndice documental’ la relación completa de la ONG beneficiarias y la
cuantía y características de los proyectos subvencionados en dichas convocatorias en el
periodo 1995-1999.
438 Parte 2

1995 1996 1997

ONG Subvención ONG Subvención ONG Subvención

1 Intermón 30.000.000 1 Intermón 32.000.000 1 Intermón 30.000.000


2 Medicus Mundi 30.000.000 2 Medicus Mundi 26.000.000 2 Medicus Mundi 22.000.000
3 Vetermón 19.000.000 3 Vetermón 18.500.000 3 Metges Solidaris Catalunya 21.500.000
4 Món-3 14.000.000 4 Manos Unidas 15.000.000 4 CIEMEN 17.000.000
5 Manos Unidas 14.000.000 5 Médicos Sin Fronteras 12.000.000 5 SETEM 16.000.000
SETEM 12.000.000

1998 1999 1999 (convocatoria extraordinaria)

ONG Subvención ONG Subvención ONG Subvención

1 Intermón 28.000.000 1 Intermón 28.000.000 1 Intermón 20.000.000


2 Manos Unidas 17.000.000 2 Fundación Vicente Ferrer 18.000.000 2 Médicos Sin Fronteras 20.000.000
3 As.Cat.Professio. Coop. 15.000.000 3 Servei Solidari i Missioner 18.000.000 3 Entrepobles 18.000.000
4 Vetermón 14.500.000 4 PROYDE 15.000.000 4 Pau i Solidaritat 16.000.000
5 Medicus Mundi 13.000.000 5 As.Cat.Professio. Coop. 12.000.000 5 As.Juvenil Coop.al Desenv. 15.000.000
Fundació Alfons Comín 12.000.000

(en PTA)

Intermón es, en cada una, la ONG que recibe una mayor subvención. Medicus
Mundi aparece en cuatro ocasiones entre las cinco primeras (en 1995, en una
posición delantera compartida con Intermón; en 1996 y 1997, en segundo lugar) y
Manos Unidas y Vetermón tres veces.
Del resto de las ONG estudiadas de modo preferente, cabe señalar que
SETEM se halla en todas las convocatorias (a excepción de la extraordinaria de 1999,
a la que no concurre) en posiciones adelantadas en la escala de beneficiarias. Algo
más retrasada, aunque igualmente ventajosa, es la situación de Ayuda en Acción.
Cooperacció, en cambio, ocupa en general posiciones intermedias (en 1997 no se le
concede subvención, pero es una de las pocas agraciadas en la convocatoria del
Mitch). Por último, Médicos Sin Fronteras, pese a que ocupa, por lo común,
posiciones relativamente adelantadas (fue, con Intermón, la mayor beneficiaria de la
convocatoria extraordinaria de 1999), no recibe subvenciones en 1995 y 1997.
La mayor parte de las subvenciones que concede la Generalitat a las ONG es
para la realización de proyectos dirigidos a América Latina, pese a que el porcentaje
que resulta es sustancialmente inferior al de las convocatorias de la Administración
del Estado. La región subsahariana es el segundo destino105.

105
Véase en el ‘Apéndice documental’ el destino geográfico de los proyectos subvencionados
por la Generalitat de Cataluña en sus convocatorias. Es de destacar que existe un porcentaje
El negocio de la ayuda 439

Distribución geográfica de los proyectos

1995
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 12 16,90 55.100.000 13,34 4.591.667


América del Sur 8 11,27 75.700.000 18,33 9.462.500
América Latina 20 28,17 130.800.000 31,67 6.540.000
África subsahariana 9 12,68 53.800.000 13,03 5.977.778
Magreb 5 7,04 31.250.000 7,57 6.250.000
Asia
Oriente Medio 1 1,41 2.500.000 0,61 2.500.000
Europa Oriental 2 2,82 17.500.000 4,24 8.750.000
Cataluña 5 7,04 20.000.000 4,84 4.000.000
sin definición 29 40,85 157.150.000 38,05 5.418.966
TOTAL 71 100,00 413.000.000 100,00 5.816.901

1996
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 12 15,58 61.250.000 15,56 5.104.167


América del Sur 9 11,69 44.500.000 11,30 4.944.444
América Latina 21 27,27 105.750.000 26,86 5.035.714
África subsahariana 11 14,29 62.500.000 15,87 5.681.818
Magreb 3 3,90 14.000.000 3,56 4.666.667
Asia 1 1,30 5.500.000 1,40 5.500.000
Oriente Medio
Europa Oriental 4 5,19 10.500.000 2,67 2.625.000
Cataluña 11 14,29 41.750.000 10,60 3.795.455
sin definición 26 33,77 153.750.000 39,05 5.913.462
TOTAL 77 100,00 393.750.000 100,00 5.113.636

1997
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 17 25,37 77.350.000 20,77 4.550.000


América del Sur 14 20,90 69.000.000 18,52 4.928.571
América Latina 31 46,27 146.350.000 39,29 4.720.968
África subsahariana 18 26,87 122.100.000 32,78 6.783.333
Magreb 3 4,48 19.000.000 5,10 6.333.333
Asia 2 2,99 16.000.000 4,30 8.000.000
Oriente Medio
Europa Oriental 3 4,48 13.000.000 3,49 4.333.333
Cataluña 6 8,96 36.000.000 9,66 6.000.000
sin definición 4 5,97 20.050.000 5,38 5.012.500
TOTAL 67 100,00 372.500.000 100,00 5.559.701

relativamente elevado de indefinición en el destino como consecuencia de la ausencia de


detalle en el texto de las resoluciones a través de la que se conceden dichas subvenciones.
440 Parte 2

1998
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 13 23,64 74.500.000 22,92 5.730.769


América del Sur 11 20,00 75.000.000 23,08 6.818.182
América Latina 24 43,64 149.500.000 46,00 6.229.167
África subsahariana 12 21,82 87.500.000 26,92 7.291.667
Magreb 4 7,27 23.000.000 7,08 5.750.000
Asia 1 1,82 3.000.000 0,92 3.000.000
Oriente Medio
Europa Oriental 1 1,82 3.000.000 0,92 3.000.000
Cataluña 9 16,36 40.500.000 12,46 4.500.000
sin definición 4 7,27 18.500.000 5,69 4.625.000
TOTAL 55 100,00 325.000.000 100,00 5.909.091

1999 (*)
núm.proyectos % subvención % subvención/proyecto
(en PTA) (en PTA)

América Central y Caribe 24 38,71 238.500.000 48,87 9.937.500


América del Sur 10 16,13 76.500.000 15,68 7.650.000
América Latina 34 54,84 315.000.000 64,55 9.264.706
África subsahariana 9 14,52 60.000.000 12,30 6.666.667
Magreb 2 3,23 11.000.000 2,25 5.500.000
Asia 2 3,23 24.000.000 4,92 12.000.000
Oriente Medio
Europa Oriental 3 4,84 19.300.000 3,95 6.433.333
Cataluña 6 9,68 30.700.000 6,29 5.116.667
sin definición 6 9,68 28.000.000 5,74 4.666.667
TOTAL 62 100,00 488.000.000 100,00 7.870.968

(en PTA)

(*) Incluye la convocatoria para la reconstrucción de los países afectados por el huracán Mitch

Los presupuestos de la Unión Europea -que concede el 55% de toda la ayuda


pública internacional al desarrollo, que representa el 0,34% de su PIB- también
incluyen, desde 1976, partidas para subvencionar (cofinanciar) a las ONGD para la
realización de proyectos de cooperación (en 1979 empezaron a concederse
subvenciones para acciones de sensibilización de la opinión pública). Por su volumen,
los fondos comunitarios tienen cada vez más importancia en las estrategias de
financiación de algunas de las mayores ONG europeas que acuden a las
convocatorias. Se estima que alrededor del 15% del presupuesto comunitario que se
El negocio de la ayuda 441

dedica a la cooperación exterior -más de 1.000 millones de euros anuales- se canaliza


a través de las ONG106.
No obstante, son varias las líneas de financiación y diversas las actuaciones
susceptibles de ser subvencionadas. Ortega Carpio (1994: 237-45) distingue los
siguientes tipos de subvenciones: i) a proyectos en países en vías de desarrollo y a
acciones de sensibilización; ii) a proyectos de ayuda alimentaria; iii) a proyectos de
emergencia; iv) a proyectos dirigidos a países o regiones objetivo; y v) ayudas
específicas.
Para coordinar la actividad de la Unión Europea en el campo de la asistencia
humanitaria, fue creada, en 1992, la European Community Humanitarian Office
(ECHO). Su objetivo es el de proporcionar ayuda a las víctimas de las catástrofes
naturales o causadas directamente por el hombre, a través de la colaboración con
ONG y agencias de la Naciones Unidas y organismos internacionales (ACNUR, OMS,
UNICEF...), que son los encargados de intervenir sobre el terreno. En 2000, ECHO
tenía suscritos contratos de cooperación con alrededor de 180 ONG, 14 de las cuales
son españolas (ACSUR-Las Segovias, Acción Contra el Hambre, Asociación Navarra
Nuevo Futuro, Cáritas Española, Cruz Roja Española, Farmacéuticos Sin Fronteras,
Intermón, Médicos del Mundo-España, Médicos Sin Fronteras-España, Medicus
Mundi-España, Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL), Nous
Camins, Paz y Tercer Mundo y Solidaridad Internacional)107. En este mismo año, su
presuspuesto ascendió a unos 473 millones de euros (78.701 millones de ptas), de los
que aproximadamente el 30% revertieron en países de la ACP108.

106
El Fondo Europeo para el Desarrollo, sin embargo, destina un 30% de las ayudas a
infraestructuras y sólo un 3% a servicios sociales básicos. Además, la necesidad de recursos
para la reconstrucción de los Balcanes está motivando un descenso de la ayuda comunitaria
para los países pobres. Los fondos previstos para 2001 destinados a los países del sur del
Mediterráneo se reducen un 13%. En los casos de Latinoamérica, Asia y África y en lo que se
refiere a la ayuda humanitaria, el descenso se sitúa entre el 11% y el 2% (El País, 7-11-2000).
107
ECHO suscribió, en 2000, cerca de 800 contratos para la realización de acciones, cifra
inferior a la de años anteriores (en 1997 fueron 1.309; en 1998, 1.416; y en 1999, 1.288). Los
organismos de Naciones Unidas, a título individual, fueron quienes captaron un mayor volumen
de recursos. Al margen de las entidades que componen, a nivel internacional, Cruz Roja, la
primera ONG beneficiaria fue Action Contre la Faim (Francia), que recaudó en el citado año
17,5 millones de euros, situándose a continuación Oxfam (Reino Unido), con 10,6 millones de
euros. La ONG española que recibió más ayudas fue el MPDL, con 6 millones de euros
(ECHO, 2000).
108
Países de África, el Caribe y el Pacífico, firmantes de los convenios de Lomé, con los que la
Unión Europea mantiene un trato preferencial.
442 Parte 2

A nivel europeo, la participación de las ONG de los distintos países en los


fondos comunitarios ha sido hasta la fecha muy desigual. Las ONG españolas no
lograron acceder a ellos hasta 1986 y, pese a que los ingresos de esta procedencia
-según datos de la CONGDE (2000)- ascendieron en 1998 a 8.555.597.680 pesetas
(5.322.613.419 pesetas corresponden a ECHO), es aún relativamente escaso el
número de las que han podido disfrutar de los mismos. Ni siquiera han podido
destacar Intermón -al menos hasta su integración en OXFAM- y Manos Unidas.
Ortega Carpio (1994: 242-3), para explicar esta desventaja, aduce la complejidad de
los procedimientos a cumplir para obtener una subvención (en concreto, se refiere a
dificultades metodológicas en la formulación de los proyectos, para las que no han
estado suficientemente preparadas nuestras ONG) y, especialmente, el hecho de que
la administración comunitaria tienda a valorar el potencial y la capacidad de las
entidades solicitantes a través de su trayectoria previa y del volumen de su
presupuesto y la diversificación de sus ingresos (la historia de las ONG de nuestro
país, en general, es corta y su experiencia reducida; además, éstas carecen, en gran
medida, de recursos alternativos y dependen estrechamente de los presupuestos
públicos). Hay, por supuesto, excepciones: por ejemplo, el Movimiento por la Paz, el
Desarme y la Libertad (MPDL) recibió, en 1997, 1.229.144.000 ptas (el 72,6% de su
presupuesto de ingresos) de la Unión Europea; ACSUR-Las Segovias, 1.066.511.000
ptas (el 38,3% de sus ingresos); Cruz Roja Española, 731.950.000 ptas (42,1%); y
Acción Contra el Hambre, 674.826.160 ptas (65%) [CONGDE, 1999a]109. Otras
pequeñas ONG también han conseguido llegar a captar fondos comunitarios: es, por
ejemplo, el caso de ECOE o el ya citado de Nous Camins. Pese a la modestia de los
ingresos recibidos (8.400.000 ptas y 28.833.043 ptas, respectivamente, en 1998),
éstos representan un porcentaje considerable de su presupuesto (39,6% y 21,3%)
[CONGDE, 2000].

109
Compárense estas cifras con las que corresponden a los ingresos comunitarios percibidos
por Intermón (199.000.000 ptas), Manos Unidas (383.154.361 ptas), Médicos Sin Fronteras-
España (136.546.000 ptas), que en términos porcentuales suponen aproximadamente el 5%
de sus respectivos presupuestos, o por Medicus Mundi-España (195.639.000 ptas, que
representan el 9,5% de sus ingresos) [CONGDE, 1999a].
El negocio de la ayuda 443

Post Scriptum

En 2001 se han aprobado unas nuevas bases para la concesión de ayudas a


110
ONG , con las que el ejecutivo busca reordenar el sector, favoreciendo la
concentración y potenciando la estabilidad, que han puesto fin al viejo modelo de
financiación. La tradicional convocatoria anual proyecto a proyecto ha sido sustituida
por otra que prevé planes a medio y largo plazo. Se distinguen tres tipos de
actuaciones: ‘proyectos’, ‘programas’ y ‘estrategias’.
Los denominados ‘proyectos’ de cooperación son, más o menos como hasta
ahora, acciones diseñadas para lograr un objetivo específico de desarrollo en un
período máximo de treinta meses. La cuantía de la subvención, que sigue
básicamente el esquema actual, no podrá superar los 150 millones de pesetas por
proyecto.
Los llamados ‘programas’, cuya duración máxima será de tres años, tienen un
objetivo más estructural. Para ellos están previstas subvenciones anuales que no
podrán superar los 500 millones de pesetas ni ser inferiores a 150 millones (la
cantidad total otorgada a cada ONG no podrá sobrepasar los 800 millones; aquellas
ONG que hayan recibido financiación por medio de programas también podrán recibir
subvenciones para proyectos hasta un máximo de 100 millones anuales).
No obstante, las condiciones para acceder a esta financiación serán más
restrictivas, ya que se exigirá que las ONG que acudan a las convocatorias cuenten al
menos con seis años de experiencia y que, durante este período, hayan obtenido
subvenciones de la Administración del Estado por una cuantía mínima acumulada de
600 millones de pesetas o recursos financieros privados de 3.000 millones.
Por último, las ‘estrategias de cooperación’ son planes de envergadura, con
una duración de cuatro años, para los que las ONG podrán llegar a recibir una
subvención máxima anual de 1.000 millones de pesetas (el mínimo se establece en
500 millones). Las entidades adjudicatarias no podrán recibir otras ayudas en
concepto de programas o de proyectos -salvo en situaciones excepcionales. Como en
el caso anterior, para acceder a este tipo de financiación, las ONG que concurran a la
convocatoria deberán haberse constituido al menos seis años antes y haber

110
Orden del Ministerio de Asuntos Exteriores, de 31 de enero de 2001.
444 Parte 2

acumulado subvenciones públicas durante el mismo período por una cuantía mínima
de 2.000 millones de pesetas u obtenido financiación privada de 10.000 millones111.
También se exige, como en el resto de las situaciones, disponer de una implantación
social suficiente, que se valorará en función del número de voluntarios, socios,
colaboradores o donantes de que dispongan.
Aunque las ONG, en general, han juzgado positivamente esta normativa, no
por ello dejan de recelar. En especial, se teme el apartado en el que se manifiesta que
“las acciones que se subvencionen deberán complementar las emprendidas por la
cooperación oficial española”. En tal sentido, I. Carreras, director general de Intermón,
adelantaba lo siguiente:

Los puntos de acuerdo son muchos, el plan es un gran avance. Sin embargo,
esperamos poder seguir siendo ONG, es decir, que se mantenga nuestra
independencia y capacidad de iniciativa. No somos subcontratas del Gobierno
ni queremos serlo. Se debe mantener la autonomía que tenemos para realizar
nuestros propios proyectos. Es justo que, si dan subvenciones, busquen
puntos de contacto entre las organizaciones y la Administración, pero esto no
significa sumisión (El País, 14-1-2001).

La concesión de ayudas a las estrategias de cooperación para los próximos


cuatro años sólo ha beneficiado a siete ONG, las únicas que reunían los requisitos
exigidos: Cruz Roja (2.655 millones de ptas), Cáritas (2.329), Intermón (2.199),
CODESPA (2.193), Promoción Social de la Cultura (2.184), Ayuda en Acción (2.007) y
Solidaridad Internacional (2.001)112.

111
La Resolución de 20 de febrero de 2001, de la Agencia Española de Cooperación
Internacional, por la que se convoca el concurso para la concesión de ayudas y subvenciones
a las ONGD, correspondientes a 2001, establece que de los fondos disponibles se destinará
un máximo del 30% para estrategias de cooperación; un máximo del 45% para programas
-más el monte sobrante, si lo hubiera, de los fondos destinados a estrategias; y un mínimo del
25% para las subvenciones de proyectos.
112
Intermón ha denunciado que la cantidad recibida está un 30% por debajo de sus
previsiones y lo ha vinculado al hecho de no haber apoyado al gobierno en el Consejo de
Cooperación. Carreras, en declaraciones a El País (8-5-2001), manifiesta que “la calidad de
nuestro trabajo está contrastada por diferentes tipos de gobierno, pero ahora parecen reinar
otros argumentos políticos, y da la impresión que el gobierno no acepta que una ONG sea no
gubernamental. Se valoran ONG de trabajo abnegado y callado, pero no como la nuestra, que
quiere promover un cambio y mejoras políticas en el Tercer Mundo. Pero el 70% de nuestros
6.500 millones de presupuesto son fondos privados, así que salvamos nuestra autonomía”.
El negocio de la ayuda 445

5. El control social de las ONG

Parece que cada vez un mayor número de personas empieza a preguntarse si


las ONG son verdaderamente eficaces y si gastan sus recursos del modo más
adecuado113. Asimismo, a nivel social empieza a extenderse la sospecha -ya
comentada- de que algunas ONG pudieran haber nacido sólo para acaparar
subvenciones públicas; o de que únicamente existirían para ‘salir en la foto’ o
coquetear con el poder político114. Aunque en muchos casos estas percepciones
puedan ser infundadas, podrían acabar empañando la imagen de honestidad que aún
goza el sector.
Por todo ello, abundan las voces, desde el exterior de las ONG y también
desde su interior, que reclaman que exista una mayor transparencia en las cuentas y
actividades de las mismas, que se muestren abiertamente a la opinión pública para
que ésta pueda conocer quién las financia, quiénes colaboran con ellas, quiénes se
benefician de su labor, etc. Estas mismas voces, además, demandan que el mensaje
publicitario que difundan sea honesto, esto es, que se evite la simplificación,
manipulación o distorsión de los contenidos.
Las administraciones públicas imponen a las ONG que se benefician de su
financiación el cumplimiento de determinadas normas. Éstas, sin embargo, atañen
más a la utilización de los recursos que a otro tipo de consideraciones éticas. Así, la
Unión Europea cuenta con reglamentos que obligan a las entidades que colaboran en

113
Sogge (1996b: 157-8) revela los resultados de un estudio holandés que así lo atestigua. V.
p.p. 24.
114
No sólo habría motivos para dudar del carácter ‘no gubernamental’ y apartidista de las
mismas si se atiende al origen público de una parte considerable de sus recursos o a su
actividad subsidiaria del Estado en materia de política social; también si se observa que
algunas de las mayores ONG europeas han mantenido posiciones próximas a las de sus
gobiernos en episodios recientes (por ejemplo, demorando la intervención cuando los hutu
perpetraban las matanzas de Ruanda o, con posterioridad, tomando partido en el conflicto de
los Balcanes).
446 Parte 2

sus programas de desarrollo o ayuda humanitaria a someterse a auditorías externas


para comprobar que han hecho buen uso de los fondos recibidos. Por otra parte, la
SECIPI, mediante la Resolución de 26 de mayo de 1997, regula los procedimientos
para la justificación y control del gasto de los proyectos de cooperación
subvencionados115. En concreto, establece que la ONG agraciada deberá presentar,
cuando sea requerida para ello por los órganos de la Administración, los documentos
justificativos del gasto que se precisen (títulos de adquisición o arrendamiento de
terrenos o inmuebles; contratos de suministros y facturas de compras de bienes,
equipos y servicios en España, en el país de ejecución del proyecto o en un tercero;
contratos de trabajo y nóminas del personal expatriado...).

Códigos de conducta

Por fortuna, muchas ONG se están dotando de códigos éticos que regulan sus
actuaciones. La CONGDE obliga a todas las entidades adheridas a aceptar las
normas de conducta que aprobaron en la asamblea general extraordinaria de 25 de
octubre de 1997. Tomando en algunos aspectos como modelo -particularmente en lo
que atañe a la publicidad- el denominado ‘Código de conducta, imágenes y mensajes
a propósito del Tercer Mundo’, adoptado en 1989 por la asamblea general del comité
de enlace de las ONGD ante la Comunidad Europea116, el código de la CONGDE se

115
A través de la Resolución de la SECIPI de 22 de mayo de 1997 se establece el
procedimiento para la presentación de los informes de seguimiento y finales de dichos
proyectos. V. p.p. 80.
116
Este código, tras conminar a las ONGD del Norte a “hacer un examen de conciencia sobre
su trabajo (...)” y a “dar voz al Tercer Mundo en la elaboración de los mensajes y de las
imágenes”, recomienda “1. Evitar imágenes catastrofistas o idílicas, que incitan más a la
caridad limitada a las fronteras de la buena conciencia que a la reflexión. 2. Toda persona
debe ser tratada como un ser humano y las informaciones (...) deben presentarse de modo
que se preserve su identidad cultural y su dignidad. 3. Los testimonios de las personas
interesadas deben ser utilizadas con preferencia a las interpretaciones de un tercero. 4. Debe
ponerse de relieve la capacidad de la gente para hacerse cargo de sí misma. 5. El mensaje
debe ser concebido de manera que evite toda globalización y generalización en la mente del
público. 6. Deben aparecer claramente reflejados los obstáculos internos y externos al
desarrollo. 7. Debe subrayarse la interdependencia y corresponsabilidad internacional en el
El negocio de la ayuda 447

encarga de definir la identidad de las ONGD, sus campos de trabajo, los criterios
generales de actuación y de organización interna y las pautas a seguir en materia de
comunicación y en cuanto al uso de imágenes.
El documento aprobado precisa, entre otros aspectos, que una ONG debe
reunir las siguientes características identitarias:

- Ser una organización estable que dispone de un mínimo grado de


infraestructura. No se trata de campañas, ni de simples actividades
espontáneas (...).
- No poseer ánimo de lucro. La totalidad de los ingresos obtenidos deben
beneficiar a la población sujeto de los programas de desarrollo, ser utilizados
en actividades de educación y sensibilización y, en último lugar, ser destinados
al funcionamiento de la propia organización. (...)
- Poseer respaldo y presencia social. (...) Este respaldo social se manifiesta de
diversas formas: el apoyo económico mediante donaciones o cuotas; la
capacidad de movilizar trabajo voluntario; la participación activa en redes con
presencia social, el contacto con otras organizaciones locales, etc.
- Tener independencia. (...) [Debe] tener autonomía institucional y decisoria
respecto de cualquier instancia gubernamental, intergubernamental o cualquier
otra ajena a la institución. (...) [No debe estar sujeta] a ningún control o
dependencia orgánica u organizativa de entidades públicas o grupos
empresariales; [debe] poseer capacidad de fijar libremente sus objetivos,
estrategias, elección de contrapartes, etc. (...) Las ONGD con algún tipo de
relación de dependencia con otras instituciones (tales como partidos políticos,
instituciones religiosas, sindicatos, empresas...) deberán hacer pública dicha
relación (...).
- Poseer recursos, tanto humanos como económicos, que provienen de la
solidaridad, de donaciones privadas, de trabajo voluntario o semejantes.
- Actuar con mecanismos transparentes y participativos de elección o
nombramientos de sus cargos (...).
- Ser transparentes en su política, en sus prácticas y en sus presupuestos.
Esto supone la obligación de publicar documentación cuantitativa y cualitativa,

mal-desarrollo. 8. Las causas de la miseria (políticas, estructurales, naturales) deben ser


expuestas en el mensaje, descubriendo al público la historia y la situación real del Tercer
Mundo (...). 9. El mensaje debe evitar toda clase de discriminación (racial, sexual, cultural,
religiosa o socio-económica). 10. [L]as mujeres (...) son presentadas más a menudo como
víctimas dependientes o, peor aún, son completamente olvidadas (...) La mejora de las
imágenes, utilizadas (...) en general, pasa también por el cambio de las imágenes proyectadas
sobre las mujeres en el Tercer Mundo. 11. Los socios del Sur deben ser consultados para la
elaboración de todo mensaje” (texto reproducido de Ortega Carpio [1994: 82-4] y de Martínez
Sánchez [1998: 183-4]).
448 Parte 2

así como facilitar el control externo de sus actividades y recursos (CONGDE,


1998b).

Al abordar los criterios generales de organización de las ONGD, el código de


conducta de la CONGDE insiste en destacar la necesidad de transparencia en la
gestión.

Las ONGD, como organizaciones al servicio de la sociedad, deben facilitar a


todo aquel que lo solicite información periódica sobre sus líneas de actuación,
programas, objetivos, formas de obtención de recursos, cantidad de los
mismos y composición de sus órganos de gobierno.
Las ONGD publicarán anualmente una memoria con información sobre sus
actividades, programas, recursos y órganos de gobierno (CONGDE, op. cit.).

El redactado prosigue declarando que

Toda la actividad de captación de fondos que realicen las ONGD se ajustará al


marco legal, así como a los principios establecidos [en el código].
Todas las actividades de captación de fondos deberán ser veraces y evitar
mensajes engañosos, describir correctamente la identidad de la organización,
hacer llamadas a las que la organización vaya a poder responder
adecuadamente y evitar el uso de tácticas presionantes o culpabilizadoras.
Las ONGD estarán obligadas a adjuntar las cuentas económicas a la memoria
que anualmente se realice y darán conocimiento de los datos económicos a
sus socios y donantes y a las contrapartes con las que trabajen.
Las ONGD con ingresos superiores a 50 millones de pesetas deberán llevar a
cabo auditorías económicas externas anuales de la organización, que estarán
a disposición de todo aquel que las solicite.
Las ONGD habrán de hacer pública la distribución de sus gastos,
especificando las cantidades destinadas a gastos de administración, así como
la definición de los conceptos incluidos en el cálculo de dichos gastos
(CONGDE, íbid.).

La comunicación para las ONGD debería ser -de acuerdo con el citado código-
un instrumento de sensibilización y educación para el desarrollo y no un medio a
utilizar para la captación de fondos. En tal sentido, serviría para “promover la toma de
conciencia sobre los problemas del desarrollo; conocer y comprender las causas de la
pobreza y sus posibles soluciones (...); [y] aumentar la voluntad de participación
ciudadana en los procesos de cooperación para el desarrollo (...)”. Para ello, las
ONGD, en su trabajo de comunicación, han de respetar las siguientes pautas:
El negocio de la ayuda 449

Propiciar el conocimiento objetivo de la realidad de los países del Sur. Situar


como protagonistas de la comunicación a las personas, las situaciones y los
pueblos del Sur y no a las ONGD y a sus miembros. Mostrar absoluto respeto
por la dignidad de las personas y de los pueblos. Destacar siempre valores
“radicales” de las ONGD como son la justicia, la solidaridad y la
responsabilidad. Promover la participación activa de las personas en la
comunicación. Ser rigurosos en todos los trabajos de comunicación (...). Evitar
los mensajes e imágenes catastrofistas, idílicas, generalizadoras y
discriminatorias [y] (...) que expresan una superioridad del Norte y/o que
presentan a la gente del Sur como objetos de nuestra pena y no como socios
en el trabajo conjunto de desarrollo. Promover la consulta a las organizaciones
del Sur respecto de los mensajes a transmitir sobre su realidad. Facilitar el
acceso a los medios de comunicación a los protagonistas del Sur. Fomentar
los mensajes que promuevan cambios de actitudes individuales y sociales en
el Norte, que hagan posible un cambio real en el Sur (CONGDE, 1998b).

La CONGDE también ha constituido recientemente un grupo de trabajo con el


encargo de fijar normas para aceptar o rechazar financiación de las empresas, de las
que se espera que proporcionen en el futuro unos recursos que deberán permitir a las
ONG mantener la independencia respecto a los gobiernos. Se ha elaborado un
documento orientativo en el que se excluye participar en campañas que fomenten el
consumo de tabaco o de alcohol destilado (aun siendo ‘legales’, no se consideran
‘legítimas’)117.
La Federació Catalana d’ONG per al Desenvolupament, a su vez, también
cuenta, desde el 26 junio de 1997, con su propio código deontológico, cuyo contenido
guarda semejanzas con el anterior. En él se declara que las ONGD siempre deben
distinguir, claramente y de modo explícito, entre mensajes publicitarios orientados a la
captación de fondos y aquellos otros mensajes destinados a la educación, formación y
sensibilización sobre la situación del Tercer Mundo o sobre aspectos de las relaciones
Norte-Sur (Federació Catalana d’ONG per al Desenvolupament, 1997).

117
En el sentido apuntado, el presidente de Médicos Sin Fronteras-España declaraba en una
entrevista publicada en El País Semanal (16-4-2000): “No demonizamos las contribuciones
que vienen de las empresas privadas. No somos puristas. Cualquier dinero es aceptable
siempre que no merme la independencia de la organización. Es la condición”. Por su parte, la
CONGDE se advertía, en boca de su entonces presidente, de algunos de los peligros de la
financiación empresarial: “[R]echazamos iniciativas como el Fondo Fortuna, por vincular
tabaco y solidaridad. Urge el debate, porque ahí están las empresas de transgénicos, o las que
usan otras como pantallas para vender armas” (El País, 17-5-2000).
450 Parte 2

Sin embargo, al margen de los grandes enunciados, es indudable que la


publicidad sirve en realidad a un único propósito: recaudar fondos -o, si se desea,
‘vender’ un producto que proporciona ingresos (para propósitos educativos,
seguramente resulta más indicado el material didáctico). Los códigos de conducta, no
obstante, acotan la actividad publicitaria/recaudatoria, le fijan límites: desde una
perspectiva ética, no todo es aceptable para promover la donación.
¿Cumplen todas las ONG con estas recomendaciones? Bruneau (1996b: 239-
40) comenta que aun cuando exista un código de conducta creible -condición
imprescindible-, hay quien duda -y entre las ONG que mantienen una posición más
dubitativa está, según Descarpentris (1996: 249-50), Médecins Sans Frontières-, de
que el sector verdaderamente pueda llegar a controlarse a sí mismo. Además, aquél
considera que el autocontrol sólo es posible en la medida en que las ONG cuenten, en
su seno, con formas de organización auténticamente democráticas (ello
hipotéticamente sería factible cuando la ONG adopta la forma jurídica de asociación,
pero en cambio sería más difícil, por causas imputables a su estructura interna,
cuando se trata de una fundación)118. Por otra parte, Fisas (1998), centrando su
atención no ya en aspectos formales sino de contenido, piensa que muchas ONG
fallan tanto en los mensajes publicitarios como en las propias directrices internas. Por
ejemplo, a su entender,

[n]o parece tolerable que a estas alturas se financien proyectos integrales a


través del reclamo del apadrinamiento individual (“ponga un pobre en su casa”,
la compasión “todo a cien”), ocultando la naturaleza de los conflictos (todavía
hay algunas peticiones de ayuda a Sudán que presentan el tema como si fuera
una catástrofe natural), o haciendo ver que la miseria estructural puede
solucionarse definitivamente aumentando la ayuda al desarrollo o multiplicando
pequeños proyectos (...).

Al estudiar en una sección anterior la imagen de las ONG119 ya se han


analizado extensamente las técnicas publicitarias empleadas. Pese a que casi
huelgan más comentarios en relación a la probidad de los mensajes que se difunden,
creemos que son suficientemente reveladores las siguientes reflexiones de la directora

118
Bruneau (1996b: 240) elogia la apuesta de Médecins du Monde de constituir un comité de
donantes. Este órgano consultivo, compuesto por quince personas designadas anualmente en
una asamblea general de donantes, se reune una vez al mes y examina el funcionamiento de
la organización y constata, desplazándose sobre el terreno, la cualidad de las intervenciones.
119
Véase el apartado sexto del capítulo 4.
El negocio de la ayuda 451

de Ayuda en Acción, que reproduce Martínez Sánchez (1998: 182-3), en las que se
reflejan algunas de las contradicciones en que incurren las ONG:

[H]ay grandes batallas en esta casa porque todos los de Ayuda en Acción
queremos hacer otra publicidad, pero al final, te encuentras con la disyuntiva.
Hemos hecho anuncios contando qué es Ayuda en Acción. Damos una imagen
buenísima, pero no conseguimos recursos (...). El público que tenemos es el que
tenemos y no el que queremos tener. (...) La imagen de Ayuda en Acción es
sensiblera, emotiva; no nos gusta que esto sea así. Pero sí tenemos una
contradicción y sí tenemos un problema. ¡Ojo!, hay organizaciones que no tienen
nada que ver con la infancia y utilizan la imagen de la infancia porque al final no
les queda otra, porque al público no le mueves con otra cosa. Tenemos una
imagen que no tiene nada que ver con lo que hacemos, y no hemos sabido
resolverlo aún.
Este problema lo tenemos casi todos. Llega un momento en que nos vemos
arrastrados a dar una imagen que no es la que queremos dar. Pero, ¿qué precio
pagas por la imagen que quieres dar?: tener menos proyectos y que la
comunidad se quede esperando a que la sociedad del Norte reaccione ante una
serie de mensajes.

Cabe añadir que, en 2001, la asamblea de la CONGDE se ha planteado


expulsar de su seno a ANESVAD porque, en palabras de M. Usino, recién elegida
nueva presidenta de la Coordinadora,

[S]u estilo publicitario chocaba con el código y con el mandato del Comité de
Enlace de la Comisión Europea. Simplemente lo que sucede es que las
imágenes sobre la gente del Sur deben respetar la dignidad de esa gente, y no
crear confusión, no utilizar tácticamente la compasión. Aspiramos a una
solidaridad, claro, pero una solidaridad reflexiva. En el cado de ANESVAD,
hemos acordado que el Comité de Seguimiento trabajará con ellos para
verificar si, en la práctica, su estilo de publicidad se adecúa al código ético (El
País, 16-4-2001).

También se ha reprobado la decisión de la Fundación Cánovas del Castillo y de CIPIE


de acudir a la convocatoria de Fortuna 2000, al considerar que asocian su nombre al
de una marca que comercializa un producto -como el tabaco- nocivo para la salud.
Por otra parte, en lo que respecta a la transparencia en las cuentas y
actividades, nuestro trabajo de campo nos ha revelado que, en general, las ONG
tienen ciertos reparos en mostrarlas a personas ajenas a las mismas -en nuestro
caso, y dada nuestra condición, acaso imaginando que pudiéramos fiscalizarlas. Ello
452 Parte 2

de ningún modo debe llevar a interpretar que existan bolsas de fraude o


incumplimientos manifiestos de la normativa, sino sobre todo que ciertas
organizaciones no se han acabado de habituar a su dimensión pública. Medicus
Mundi fue la única de las entidades examinadas que no puso ningún tipo de objeción
a nuestras peticiones. Otras nos facilitaron documentos excesivamente resumidos
(tales como las memorias anuales que remiten -normalmente previa solicitud- a sus
socios, en las que figura un estado de cuentas) y que, en algunos casos, pretendían
hacer pasar como confidenciales. Nuestra solicitud de información tan solo no obtuvo
respuesta de Manos Unidas120.

120
La falta de respuesta pudo estar motivada, en parte, por la crisis interna sufrida por esta
organización, que se cerró con el abandono de destacados miembros de su directiva -así
como de numerosos voluntarios- por desavenencias con la Conferencia Episcopal (El Mundo,
20-11-2000).

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