RUiz Tatuajes

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Tatuajes prehispánicos de

Huacho, valle de Huaura, Lima


Figura 6: Dorso de la mano de una momia con diseños
geométricos, peces, aves, rostro de felinos y rombos. Procede
del cementerio arqueológico de Cerro Colorado, Huacho.

El artículo expone la presencia de la técnica del tatuaje en


momias procedentes de cementerios prehispánicos próximos a la
ciudad de Huacho, valle de Huaura, Perú. Según las
asociaciones de los restos humanos y el estilo de la
iconografía representada en ellos, se deduce que corresponden
a la sociedad Chancay, ubicada, desde el punto de vista de la
cronología, en el periodo Intermedio Tardío (Siglos X al XV
d.C.). El estilo que revelan los tatuajes es esencialmente
geométrico y ellos se hallan distribuidos en diferentes partes
del cuerpo humano. Para su estudio se ha procedido a la
observación directa de los diseños plasmados en la piel y
luego se hizo la representación gráfica y fotográfica para
tratar de interpretarlos. Una aproximación a su entendimiento,
de acuerdo a la distribución y la naturaleza de los diseños
tatuados en la piel, indica que existieron diferencias
sociales entre los grupos humanos que poblaron Huacho en
tiempos prehispánicos.

Palabras claves: Tatuajes prehispánicos, Huacho, Valle de


Huaura, Perú.

Autor: Arturo Ruiz Estrada


[email protected]
Documento publicado en la Revista Quillasumaq, Numero 1,
Setiembre 2012.

Abstract
The article offers the presence of the art of tattooing in
pre-Columbian mummies from cemetery near the city of Huacho
Huaura Valley, Peru. According to the associations of human
remains and style of iconography represented in them, it
follows that correspond to society Chancay, located from the
point of view of chronology, the Late Intermediate Period (X
and fifteenth centuries d. C ) The style show is essentially
geometric tattoos and they are distributed in different parts
of the body. For their study has been carried out direct
observation of the designs embodied in the skin and then made
the graphic and photographic representation to try to
interpret them. An approach to understanding, according to the
distribution and nature of the designs tattooed on the skin,
indicates that there were social differences between human
groups that lived in ancient times Huacho.

Keywords: Prehispanic tattoing, Huacho, Huaura Valley, Perú.

Résumé
L’article traite de la présence de la technique de tatouage
sur des momies issues de cimetières préhispaniques proches de
la ville de Huacho, vallée de Huaura, Pérou. Selon les
associations des restes humains et du style d’iconographie
figurée sous la forme de tatouages, on peut déduire qu’ils
correspondent à la société Chancay (Intermédiaire récent: Xè-
XVè siècles ap. J.C.). Les tatouages, situés en différentes
parties des corps humains, présente un style surtout
géométrique. Pour leur étude, ils furent d’abord observés de
façon directe sur la peau et ensuite on réalisa une
représentation graphique et photographique pour tenter de les
interpréter. Une tentative de compréhension, en accord avec la
distribution et la nature des dessins tatoués sur la peau,
indique qu’existaient des différences sociales entre les
groupes humains qui peuplaient Huacho durant les temps
préhispaniques.

Most-clés: Tatouages préhispaniques, Huacho, Vallée de Huaura,


Pérou

Figura 1: Aves y círculos con punto tatuados. Reconstruido a


base de calcos en el cuerpo de las momias de Cerro Colorado,
Huacho.

Introducción
Varios hallazgos arqueológicos que realizáramos en la zona de
Huacho indican la presencia de momias cuya piel reseca
conserva, pese al tiempo transcurrido, importantes diseños
tatuados. Tales restos llaman la atención para la historia
regional, porque pueden ilustrarnos sobre algunos aspectos de
las ideas y las costumbres de la cultura nativa. Su hallazgo
procede de tumbas en las que se habían inhumado a personas de
tiempos prehispánicos, las cuales fueron envueltas con
numerosas mantas tejidas en algodón, acompañadas con diversos
artículos que, en muchos casos, revelan la posición social, el
oficio, la economía y otros aspectos vinculados a la sociedad
en que se desenvolvían. Finalmente, las tumbas eran cubiertas
con arena, de tal manera que se protegía el contenido del
entierro por cientos de años. En similar circunstancia se
conservaron también los propios cuerpos difuntos con las
huellas de los tatuajes que desafiaron al tiempo.

El tatuaje, según los indicios arqueológicos asociados a las


momias, son de origen preinca y su práctica ocurrió entre los
siglos X al XV de nuestra era. Pero, debió continuar hasta los
primeros tiempos del colonialismo hispano. En los siglos
indicados, la sociedad que ocupó el valle de Huaura y Huacho,
fue la denominada cultura Chancay, cuya área de expansión
abarcó también los territorios yungas del valle de Huaral.

Figura 2: Dibujo de un brazo con figuras tatuadas de peces y


círculos. Proceden del cementerio arqueológico de Cerro
Colorado, Huacho

Para la arqueología, cuyo empeño se orienta hacia el


conocimiento del pasado de las sociedades prehistóricas, cobra
importancia el descubrimiento de nuevos datos para el mejor
entendimiento de la trayectoria de los grupos humanos que
habitaron un determinado lugar del planeta. Por eso, el hecho
de haber identificado la práctica del tatuaje en las
sociedades prehispánicas que se desarrollaron en Huacho y el
valle de Huaura, reviste especial interés, toda vez que los
diseños plasmados en la piel humana abren nuevas posibilidades
de aproximarnos al conocimiento del mundo ideológico que animó
a las grupos sociales del Norte Chico.

La investigación se realizó en base al hallazgo de momias


tatuadas procedentes de la zona de Huacho hace algunos años y,
posteriormente, se hicieron los estudios que son materia del
presente artículo. La propuesta de investigación fue aprobada
mediante Resolución Rectoral de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos en el año 2005.

Huacho
La ciudad de Huacho es la capital de la provincia de Huaura en
la región de Lima, Perú. Se halla a 150 kilómetros al Norte de
Lima, a la cual está unida por la carretera Panamericana
Norte. Ocupa un territorio llano en la margen izquierda del
río Huaura, adyacente al Océano Pacífico. Su clima corresponde
a la zona Chala y Yunga, sin lluvias durante casi todo el
tiempo, excepto unas tenues lloviznas, denominadas garúa, que
aparecen durante el invierno. Está rodeado por desiertos tanto
al Norte como al Sur, pero goza de una campiña alimentada por
las aguas del río Huaura que baja de la zona altoandina de la
provincia de Oyón. La producción marina como la actividad
agrícola, derivadas del aprovechamiento del mar próximo, como
del valle donde se ubica, le ofrecen buenas condiciones para
la subsistencia y el comercio. Esta producción combinada de
recursos, tanto marítimos como agrícolas fue la base de la
subsistencia tradicional cuyos orígenes proviene de muchos
miles de años antes de nuestra era. Tal situación promovió
para que Huacho emergiese como población moderna después de
haber transitado por un proceso de desarrollo que abarcó
varias etapas de la historia nacional.

Figura 3: Dorso de la mano con líneas tatuadas. En la muñeca


aparece una banda que incluye una línea en zigzag. Procede de
los cementerio de Cerro Colorado, Huacho.

Del proceso recorrido por la sociedad huachana han quedado


vestigios importantes que se distribuyen al entorno de la
propia ciudad de Huacho. Entre ellos destacan los restos
arquitectónicos y los cementerios, los cuales, a pesar de la
pavorosa depredación que sufren, dejan aún evidencias
susceptibles de ser estudiadas en el presente. Justamente, son
los cementerios localizados a inmediaciones de la ciudad en
los cuales hemos identificado restos de momias con huellas
visibles de tatuajes. Ha sido principalmente el cementerio de
Cerro Colorado y otros adyacentes a él, como aquellos
distribuidos entre el asentamiento humano de Atalaya y el de
Cerro Colorado, en la zona Sur de la ciudad, los que han
proporcionado la mayor cantidad de muestras.

Procedimiento de Estudio

Las muestras se han obtenido como resultado de exploraciones


en cementerios próximos a la ciudad de Huacho, provincia de
Huaura, región de Lima. El mayor número de ejemplares, casi un
centenar, son de la superficie, debido a que los excavadores
clandestinos los dejaron a la intemperie, luego de saquear las
sepulturas y destruir su contenido. Por esa razón, las
muestras no se refieren a momias completas si no solo a
miembros desarticulados con la excepción de dos únicas
enteras.

El estudio se ha realizado mediante observaciones directas de


los restos humanos momificados, teniendo en cuenta las
condiciones de su hallazgo, las asociaciones arqueológicas, la
diferenciación sexual y la edad de los individuos. Estos
rasgos, en varios casos, resultaban evidentes por cuanto
mostraban aún las señales específicas del sexo y el tamaño de
los huesos. Luego de ser limpiadas dichas muestras se procedió
a fotografiarlas y hacer los calcos de los diseños tatuados
con la finalidad de apreciar su distribución en el cuerpo y
las recurrencias.
Los hallazgos

Figura 4: Dibujo de la pierna de una momia con tatuajes de


aves en vuelo junto a un diseño geométrico. Procede del
cementerio arqueológico de Cerro Colorado, Huacho.

Las muestras de momias las hemos recuperado tanto de


excavaciones metódicas como de la superficie de algunos
cementerios prehispánicos distribuidos al entorno de la ciudad
de Huacho. Justamente, en una zona próxima a ésta, existen
hasta el presente varios antiguos cementerios que corresponden
a las comunidades nativas preincaicas de la región. Las
sepulturas que contenían los difuntos, se caracterizan por ser
simples pozos cavados en la tierra, cuyas dimensiones no
exceden los dos metros. Generalmente, se enterraba en cada
tumba, a una sola persona, pero existen algunos casos
excepcionales en que ocurren entierros múltiples. Esta
situación ha sido comprobada cuando excavamos parte de un
panteón ubicado al Sur de la Ciudad Universitaria de Huacho.
Aquí, se recuperó sólo algunos restos con signos del tatuaje,
pues la mayoría de momias allí depositadas habían sido
afectadas por la humedad, debido a que el sitio fue utilizado
modernamente como terreno de cultivo. Esta actividad causó el
deterioro de las momias y, por consiguiente, se perdieron los
tatuajes. La mayor parte de los restos humanos tatuados, como
ya lo indicamos, procede de hallazgos que hicimos en la
superficie de los cementerios, porque fueron abandonados por
los excavadores clandestinos que asolan la zona
constantemente.

La acción del agua de riego, destruyó las partes blandas de la


mayoría de los difuntos, pero algunos que no fueron afectados
conservaron la piel prácticamente intacta, lo cual permitió la
permanencia de los tatuajes. Pero lo interesante fue la
identificación cultural del cementerio pues los objetos
asociados a las tumbas corresponden a la sociedad Chancay,
cuya vigencia cronológica corrió entre los siglos X al XV d.C.
Sin embargo, como ya lo advertimos antes, el mayor número de
muestras con huellas bastante visibles de tatuajes, procede
del sitio Cerro Colorado, ahora ocupado por un asentamiento
humano. Aquí, las condiciones más favorables a la conservación
de las momias, permitieron la buena protección de muchos
difuntos con la piel intacta y la impronta de los diseños
tatuados. Pero las muestras que recogimos son de la
superficie, es decir, de lo que habían dejado los buscadores
de tesoros. En cuanto a la identificación cultural del sitio,
debemos señalar que allí se observa, en su mayor parte,
alfarería fragmentada, correspondiente a la sociedad Chancay,
pero también se aprecian algunos fragmentos de clara filiación
incaica.

La sociedad

Figura 5: Dibujo de un pie en cuyo dorso aparece un felino,


diseños geométricos y la figura de ave en reposo. Procede del
cementerio arqueológico de Cerro Colorado, Huacho.

En el conglomerado de sociedades establecidas a lo largo del


litoral peruano durante el periodo Intermedio Tardío, contamos
con la denominada sociedad Chancay cuyo núcleo de desarrollo
estuvo centrado fundamentalmente en los valles de Huaura y
Huaral. A ella se han referido diversos estudiosos desde
cuando fue identificada a inicios del siglo XX, en
circunstancias que el arqueólogo alemán Max Uhle identificó un
tipo de cerámica muy característico con diseños que utilizaban
los colores negro y blanco. Posteriormente Alfred Kroeber,
utilizando los materiales recuperados por Uhle, amplió los
estudios y señaló una secuencia de estilos vinculados, entre
los cuales el denominado estilo Negro sobre Blanco provenía de
otro anterior denominado Tricolor Geométrico. Tales fueron los
inicios del reconocimiento de la cultura Chancay para la cual
se fueron revelando paulatinamente asociaciones a otros
elementos culturales como la arquitectura, los tejidos y
cuanto material asociado apareciera junto al referido estilo
Negro sobre Blanco (Kroeber 1926). Entre los trabajos para el
conocimiento de la sociedad Chancay en la actualidad se cuenta
con investigaciones de varios estudiosos, los cuales vienen
definiendo con mejores detalles las características de su
cultura (Krzanowski 1991; Cornejo 1992 y 2001 y Cortez 1997).

Actualmente se reconoce que la sociedad Chancay fue


estructurada como una organización social y política
jerarquizada cuyas bases para su sostenimiento involucraron la
explotación agrícola, marina y el intercambio. Prueban lo
afirmado la diferenciación encontrada en los patrones
funerarios, arquitectónicos y los restos de alimentos e
instrumentos así como artículos de procedencia lejana. Se
desconoce aún la sede del poder en esos tiempos, pero lo
disputan indudablemente los valles del Chancay y Huaura. Al
respecto, la historiadora María Rostworoski, tomando como base
la revisión de documentos coloniales consignó que habría sido
Huaura la sede del poder, pues menciona que tanto Barranca
como Chancay eran áreas dependientes aún en tiempos
coloniales: “Las declaraciones de los curacas de Huaura y el
testimonio de Fray Domingo de Santo Tomás conceden una
supremacía política al curaca de Huaura sobre los valles de
Chancay y Barranca” (Rostworowski 2002: 273).

Debido a las asociaciones identificadas con los restos humanos


tatuados del presente informe concluimos que ellos se
desenvolvieron en el marco social y cultural Chancay. Por
ello, es posible que los grabados en la piel humana de esos
tiempos puedan revelar aspectos que atañen a las jerarquías
sociales y las ideas contenidas en esa extraña costumbre de
alterarse la piel. Queda entonces como una de las
manifestaciones culturales de la sociedad Chancay, entre
muchas otras que la caracterizan, en la zona yunga del valle
de Huaura.

Los tatuajes

Figura 7: Dibujo de la piel de una pierna de momia con un


diseño geométrico acompañado del rostro de dos felinos.
Procede del cementerio arqueológico de Cerro Colorado, Huacho.
Al estudiar las momias, identificamos la práctica del tatuaje
en personas adultas, en jóvenes y en niños, siendo más
abundantes en las dos primeras. Se observó que ocurría también
en ambos sexos, pero con mayor predominancia en los varones.
La parte preferida para ejecutar los tatuajes fue la cara
frontal del cuerpo humano (figura 1), aunque es frecuente
encontrarlos en la parte posterior del mismo. Pero, de modo
general, los motivos tatuados se distribuyen en los diferentes
sectores del cuerpo humano. Es decir, los antiguos habitantes
de Huacho y el valle de Huaura se tatuaban en la cara, las
orejas, el tronco y en las extremidades (figuras 2 a 7).

Los motivos elegidos para grabar la piel pueden clasificarse,


en términos generales, como zoomorfos y geométricos pero lo
que distingue a estos tatuajes es una clara geometrización de
las figuras. Entre las representaciones de animales hemos
observado, especialmente, felinos, aves, peces y también
venados. En cambio, los motivos geométricos adquieren formas
de volutas, círculos, rayas, rombos, triángulos, líneas en
zigzag y flores.

El color del tinte que ostentan las muestras, denota


exclusivamente un matiz azul oscuro. Y el hecho de que hayamos
descubierto frutos de huito asociado a las momias, nos hace
pensar que utilizaron el jugo azulado que desprende este
fruto, para decorar los cuerpos humanos en vida. Tal como aún
ahora lo siguen practicando algunas comunidades de la Amazonía
sudamericana. Seguramente, debieron emplear agujas de metal o
quizá simples instrumentos de madera o espinas fuertes para
ejecutar los diseños.

Quienes debieron tatuar la piel humana fueron tal vez


especialistas, pues esa actividad requería práctica,
experiencia y cuidado, además de pericia y dedicación
exclusiva cuando se hacían muchos tatuajes complicados en un
solo cuerpo. No se descarta que la ejecución de los gráficos
en el cuerpo, haya causado, a veces, algunas dolencias o
infecciones, para lo cual debieron observar las precauciones y
medicamentos que debían aliviar tales problemas. Así como
existieron quipucamayos (registradores de información mediante
quipus), kerocamayos (escultores en madera) y hambicamayos
(médicos) en el mundo andino, pensamos que los tatuadores
prehistóricos de Huacho y el valle de Huara fueron los
quilcacamayos, pues éstos tenían por oficio registrar
informaciones en el cuerpo humano.

No estamos todavía en condiciones de interpretar a cabalidad


las expresiones graficas dejadas por los antiguos huachanos en
su propia piel. Pero, evidentemente, los tatuajes representan
simbolizaciones de muchas ideas que debieron ser interpretados
en tiempos antiguos por sus propios portadores y la comunidad
de su entorno. Son pues verdaderos antropo-textos cuyos
mensajes pueden explicar algunas facetas de la vida y
costumbres de los antiguos yungas huachanos. El inconveniente
para una mejor interpretación es que la mayor parte de los
restos momificados, proceden de panteones donde las piezas
humanas estaban desarticuladas, con algunas excepciones de
hallazgos de cuerpos humanos completos.

Figura 8: Pierna de una figura antropomorfa o “cuchimilco” de


cerámica Chancay, cuyo diseño tiene similitud con la práctica
del tatuaje realizado en la sociedad Chancay de Huacho (ver
figura 7). El diseño es un cartucho que tuvo significado
legible en tiempos antiguos.

Si los símbolos tatuados relataban la pertenencia a un grupo


social, a un ayllu o a un curacazgo, o si registraban los
eventos durante la vida de cada poblador o la posición social
o quizá la especialidad laboral, son asuntos que requieren
estudios minuciosos. Así como es necesario aclarar la técnica
empleada y establecer las comparaciones con otras comunidades
prehispánicas que tuvieron la costumbre de usar su propia piel
para graficar temas que sólo ellos sabían interpretar. En
efecto, aparte de los huachanos prehistóricos, existieron en
el mundo andino, otros grupos sociales, a lo largo de la costa
peruana, que emplearon la técnica del tatuaje. Pero no hay
duda que, además de la excelente producción textil, alfarera,
arquitectónica o metalúrgica, los huachanos de la cultura
Chancay estuvieron también fascinados en perennizar sus ideas
en la piel de sus propios cuerpos y que hoy se convierten en
un mensaje milenario a la espera de su estudio e
interpretación.

Tales estudios deberían realizarse en el plazo más corto


posible, por cuanto la mayoría de los cementerios
arqueológicos de Huacho, pero también de otros lugares del
país, vienen siendo destruidos en forma acelerada por la
actividad de los coleccionistas que alientan las acciones de
saqueo. La ley sobre la defensa del patrimonio cultural en el
Perú, prácticamente, no cautela su protección, dado el sistema
que impera en el país en el cual vivimos. Nuestro país, podría
tener excelentes exhibiciones de momias tatuadas completas,
como muestras únicas de esa costumbre ancestral. Sería un
atractivo mundial inigualable, tanto por el estilo, como por
la técnica empleada en el tatuaje. Además, su recuperación
metódica, con los procedimientos exigidos por la arqueología,
permitiría aproximarnos a la lectura de la iconografía
tatuada, de modo que podría encontrarse las regularidades, las
diferencias y los niveles de distribución en las diversas
partes del cuerpo humano. De esa forma, se podría obtener
explicaciones coherentes sobre el significado cultural del
tatuaje en las sociedades prehispánicas de Huacho y el Valle
de Huaura.

Discusiones

La práctica cultural del tatuaje no fue única para la zona de


Huacho y la sociedad Chancay, pues de igual modo se ha
informado de su existencia para otras áreas del territorio
andino. Los iniciales hallazgos de enterramientos humanos en
la zona de Ancón revelaron la presencia de dicha costumbre que
originó algunos debates al respecto, pero dichas muestras
sirvieron para que otros autores consideraran su vigencia en
tiempos antiguos (Reiss y Stubel 1880).
Gosta Montell, a base de los tatuajes encontrados en Ancón,
discutió las opiniones en debate durante las primeras décadas
del siglo XX y refiere que unas afirmaban que se trataban de
tatuajes en oposición a otras que los negaban. También muestra
algunos motivos tatuados en restos humanos como prueba de la
existencia del tatuaje en el Perú antiguo (Montell 1929).

De otro lado, tenemos lo resultados ofrecidos por Marvin


Allison y otros, quienes examinaron momias de la costa peruana
y el Norte de Chile, encontrando que dos culturas, la Ica y
Chimú-Casma, habían usado la técnica del tatuaje pero que no
las aplicaron en todo el cuerpo sino sólo en algunas partes de
éste (Allison et al. 1981). Esta opinión contrasta con los
hallazgos de Huacho, lugar donde sí aparecen restos humanos
con tatuajes en todo el cuerpo, además de existir en varios
casos la aplicación de los diseños sólo en algunas partes. De
otro lado, los dibujos presentados por Allison guardan
bastante similitud con los del presente estudio.

El arqueólogo Holaf Holm, ha informado también sobre la


existencia de la práctica del tatuaje en grupos humanos de la
costa ecuatoriana en tiempos prehispánicos (Holm 1953), los
cuales habrían utilizado posiblemente técnicas similares a los
usados por los antiguos huachanos. Este caso del Ecuador,
constituye un ejemplo sobre la extensión de esta práctica
cultural en otras áreas fuera del Perú.

Por nuestra parte, publicamos unas breves notas sobre los


hallazgos de tatuajes en Huacho, como una primera información
de su existencia en dicha localidad. Dimos en ellas algunas
ideas que hoy las ampliamos con la intención de ir
aproximándonos a su mejor conocimiento (Ruiz 1990 y 1998).

Figura 9: Objeto escultórico antropomorfo de un personaje cuya


piel muestra tatuajes muy similares a los que aparecen en
algunas las momias. Procede de la zona de Luriama, campiña de
Huacho.
La antropóloga Judith Vivar Anaya, del Instituto Riva Agüero
de la Pontificia Universidad Católica del Perú, ha dado a
conocer recientemente sobre los tatuajes de una momia
procedente del valle de Huaura, en el sitio de Centinela, una
zona al Norte del distrito de Huacho, según el mapa que ella
publica, próxima a los lugares de donde se recuperaron los
restos del presente estudio. Se trata de un individuo de sexo
masculino que exhibe tatuajes de color negro azulado en la
cara, el antebrazo y la mano. Los diseños son esencialmente
geométricos pues una línea enmarca la boca, otros diseños
bordean la cara, el dorso presenta una franja con volutas toda
enmarcada por dos líneas, así como tiene el dedo cordial y el
anular también con diseños de pequeños rombos. La cara
anterior del antebrazo tiene un cartucho que incluye
igualmente pequeños rombos. Ella atribuye dichos restos al
Horizonte Medio (Vivar 2008), asunto que es de interés por
cuanto ello nos ilustra que la práctica de alterarse la piel
tuvo antecedentes para el caso del valle de Huaura, en tiempos
previos al periodo Intermedio Tardío. De otro lado, los
tatuajes de La Centinela tienen parecido con los de Huacho y
se hallan en la misma línea estilística tradicional de la
zona. Además, los tatuajes se han realizado en los mismos
sectores del cuerpo humano en ambos casos.

La práctica del tatuaje es una costumbre que se dio a nivel


mundial y diversas comunidades prehistóricas la utilizaron
como parte de su tradición cultural, pero cada una de ellas
debió darle su propio significado. En tiempos modernos dicha
practica se mantiene, siguiendo incluso las mismas técnicas,
esto es la incisión con agujas finas para señalar la piel
humana, utilizando tintes diferentes a los que fueron usados
antiguamente. Las personas tatuadas de la cultura Chancay a
nivel de las sociedades prehispánicas mantuvieron similares
técnicas y colores, pero diferían, obviamente, en los motivos,
pues cada sociedad imprimió los signos de su propia cultura.

Para el caso de Huacho y el valle de Huaura la costumbre del


tatuaje persistió hasta tiempos coloniales y sólo se extinguió
cuando el clero y el gobierno hispano impidieron su práctica
por considerarlos atentatorios a la religión cristiana.
Algunos datos de esos tiempos ayudan a comprender las
prohibiciones a los que estuvo sometida la masa nativa en este
aspecto. Por eso citamos una ordenanza del Dr. Cuenca que nos
trae la historiadora María Rotworowski, quien transcribió:
“Yten si algun yndio o yndia christiana o infiel entendiese en
ydolatrias y en hechizerias y pusiere a sus hijos o hijas
deuisas y señales por donde representen las tales idolatrias
pasadas, y ritos antiguos del tiempo de su infidelidad contra
la n(uest)ra religión christiana avisen dello al padre de la
doctrina o al corregidor del repartimiento si lo (h)oviere o
los alcaldes de la Villa de Santiago de Miraflores para que se
remedie y castigue con apercibimiento que ellos seran
castigados por las penas de las tales ydolatrias y ritos…”
(Rostworowski 2006: 163). Como se puede comprender entre
aquellas divisas y señales debió estar la práctica del
tatuaje, la cual tenía que prohibirse debido a que las señales
en el cuerpo de los indígenas representaban símbolos de su
ideología. Otra cita tomada de las ordenanzas del mismo Dr
Cuenca, que consignamos en esta parte resulta elocuente por
mostrar la forma como se reprimía la decoración corporal de la
población nativa: “Yten si algun indio o yndia se pintare o
enbarre el rostro con alguna color o se pintare el cuerpo o
los brazos por la primera vez le den cincuenta azotes por el
tianguis por la segunda la pena doblada” (En Rostworowski de
Diez Canseco 2006: 164). Este dato, pese a que no precisa
tratarse del tatuaje tiene relación con esta práctica y si no
menciona la palabra tatuaje, es porque en esos tiempos dicho
término no estaba aún en uso. Por lo general, la palabra que
empleaban era señalarse, herrarse o por extensión embijarse, o
embarrarse.

Conclusiones

Si bien el tema sobre los tatuajes procedentes de la zona


peruana de Huacho no se ha agotado, podemos intentar dar
algunas conclusiones aún no definitivas. Entre estas señalamos
las siguientes:

La práctica del tatuaje se dio en las comunidades


prehispánicas de Huacho, en el valle de Huaura, durante el
periodo Intermedio Tardío (siglos X al XV d.C.) y en este
tiempo se encontraba en plena vigencia la denominada sociedad
Chancay. Sin embargo, tal costumbre debió persistir hasta la
época de los incas y el periodo Colonial. Pero dicha práctica
tuvo antecedentes que retroceden al Horizonte Medio de acuerdo
a recientes hallazgos (Vivar 2008). Para otras áreas, la
técnica del tatuaje indica mayor antigüedad como es el caso de
la sociedad Paracas (Tello y Mejía 1979) así como la sociedad
Moche del periodo Intermedio Temprano (siglos IV a.C al V d.C)
según lo señala el hallazgo de una momia en el complejo
arqueológico de Cao reportado por el arqueólogo Régulo Franco
(Scott 2006 y Williams 2006) y otras muestras procedentes de
la misma región (Doering 1983).

El mayor porcentaje de diseños tatuados para el caso de Huacho


tienden hacia la geometrización aun cuando se dan algunos
casos de figuras onduladas o circulares, pero en menor
cantidad. Esta situación va aparejada al propio estilo de la
sociedad Chancay en la cual ocurre, por lo general, la
geometrización de las representaciones iconográficas en los
textiles, en los objetos alfareros y otros materiales.

El tatuaje se realizaba en personas de todas las edades,


aunque fue una costumbre aplicada con mayor frecuencia entre
las personas adultas. Esto estaría indicando que los tatuajes
se hacían tal vez conforme avanzaba la edad de las personas,
de modo que aplicar las señales en el cuerpo pudo estar
relacionado con determinadas acontecimientos en el ciclo vital
de quienes se sometían a la práctica del tatuaje.

La práctica del tatuaje entre los pobladores


costeños del valle de Huaura, debió extinguirse paulatinamente
al producirse la presencia hispana en el siglo XVI, pues al
instaurarse el nuevo poder en los Andes éste fijo sus propias
políticas de dominio. Entre esas políticas instrumentaron
normas para combatir muchas de las costumbres nativas entre
las cuales figuraba el arte de grabarse los cuerpos. Las citas
antes consignadas apoyan nuestra afirmación.

Los grabados en la piel consisten de figuras zoomorfas,


fitomorfas y geométricas estilizadas. Entre las
representaciones de animales hemos observado, especialmente,
felinos, aves, peces y también venados. En cambio, los motivos
geométricos adquieren formas de volutas, círculos, rayas,
rombos, triángulos, líneas en zigzag, líneas sencillas y
flores. La decoración zoomorfa esta claramente vinculada a la
fauna costeña por ser el área donde estuvo vigente la sociedad
Chancay.

La idea de tatuarse habría estado vinculada a la creencia en


las virtudes protectoras que ejercían los diseños permanentes
en la piel, o a diferencias sociales que se quería señalar al
interior del grupo humano que lo practicaba.

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