Historia Universal 1000 - 1300
Historia Universal 1000 - 1300
Historia Universal 1000 - 1300
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EL MUNDO EN EL AÑO 1000
El Imperio Chino estaba gobernado por la dinastía Song. Era algo menos extenso que en
tiempos de la dinastía Tang, a causa del Imperio Liao formado al norte por los khitán, que en
estos momentos presionaban a Corea. No obstante, China pasaba por una de sus épocas más
prósperas: el ejército se había sometido finalmente a la autoridad civil, el cuerpo de funcionarios
fue revitalizado y se volvió al sistema de exámenes de acceso. Las materias principales eran
tres: estilo administrativo, narración y poesía. Los exámenes podían durar hasta tres días. Los
postulantes (después de haber sido registrados) eran encerrados en pequeñas celdas provistos de
pincel, tinta y papel. Se valoraba mucho la caligrafía. Los manuscritos debían ser impecables,
sin tachones ni añadidos, y todas las líneas debían contener el mismo número de caracteres.
Surgió así el cuerpo conocido como los mandarines (consejeros), que se convirtieron en el eje
del estado en detrimento de la familia real, eunucos y concubinas. No eran admitidos en el
cuerpo actores, músicos, marineros, verdugos, carceleros o sus descendientes. El derecho
progresó notablemente. Aunque no se llegó al principio de igualdad ante la ley, pues se
distinguía entre ocho grupos sociales con distintos privilegios, se instauró la investigación de
oficio y se reconoció el derecho a apelar una sentencia. El estado empezó a hacerse cargo de las
tareas de asistencia social a pobres y enfermos, se descubrió la brújula y se empezó a usar la
pólvora con fines militares.
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Los reinos del norte de la India impedían la penetración de los musulmanes, con lo cual
protegían a los Chola, que dominaban el sur y habían formado una talasocracia que controlaba
el comercio con occidente y con China. La talasocracia Srivijaya hacía de intermediaria entre la
India y China.
Entre la India y China estaba también el Tíbet, también de cultura budista, cuyos tiempos
belicosos habían pasado ya. Al norte, los turcos estaban convirtiéndose al islam y ya habían
formado dos estados islámicos poderosos: el de los gaznawíes y el de los karajaníes. Por otra
parte, mercenarios turcos habían acaparado mucho poder en distintas partes de los disgregados
dominios islámicos. El estado islámico más extenso era el Califato Fatimí. El Califa al-Hakim
era un fanático que persiguió encarnizadamente a los cristianos, en particular a los coptos de
Egipto. Al sur sobrevivía aún el reino cristiano de Aksum. Durante mucho tiempo tuvo que
replegarse hacia el sur, lejos de la costa del mar Rojo, ocupada por los musulmanes, pero
recientemente había ganado de nuevo la costa.
El estado ruso de Kíev vivía tiempos de esplendor bajo el Gran Príncipe Vladimiro. Otro tanto
podía decirse del Imperio Bizantino, gobernado por el emperador Basilio II. Vladimiro le había
proporcionado unos años antes un contingente de mercenarios con los que pudo resolver sus
problemas internos y puso a raya a los búlgaros. Formaron la llamada guardia varega, que en el
futuro se alimentó de mercenarios de las más diversas procedencias. Ahora el emperador se
puso al frente de su ejército para invadir Bulgaria.
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en promover la tregua de Dios y en apoyar a una monarquía que pudiera unificar el país y evitar
las destructivas disputas entre nobles.
Sobre esto hay que añadir que los nobles, especialmente los franceses, desarrollaron unas
normas peculiares para la batalla: cuando un caballero luchaba contra soldados de a pie era casi
invencible: acorazado en su armadura podía destrozar con su espada a cuantos infantes se le
acercaran; pero cuando dos caballeros se enfrentaban entre sí era fácil que uno lograra derribar
al otro, y un caballero derribado era como una tortuga patas arriba: era fácil encontrar una
articulación en su armadura por donde clavar una espada. Por ello, se estableció la costumbre de
que un caballero derribado debía rendirse, y entonces no debía ser atacado: simplemente era
capturado y después se le liberaba previo pago de un rescate. Con estas normas "caballerosas" la
guerra era relativamente segura para los caballeros y eran los villanos de a pie los que se
llevaban la peor parte.
Como ya hemos comentado, esta creciente prosperidad permitió que los alemanes construyeran
un sólido imperio que frenó a los bárbaros. La Iglesia se ocupó de que el emperador estuviera a
la altura de las circunstancias: Otón III era un hombre culto (al menos, para el nivel de su
tiempo). Hablaba latín y griego, además de alemán. Probablemente soñaba con hacer de su
Imperio Germánico una reencarnación del antiguo Imperio Romano, y por ello fijó su capital en
Roma.
Otra muestra del cambio de los tiempos eran los hombres que el emperador eligió como Papas:
después de una larga sucesión de Papas ineptos que fueron meros títeres de la aristocracia
romana, Otón III protegió a Papas que eran auténticos hombres de iglesia. El actual, Silvestre II,
era un erudito. Su gran afición eran las matemáticas, introdujo el ábaco para los cálculos
matemáticos y usó los números arábigos, construyó relojes e instrumentos astronómicos, se
interesó por los manuscritos antiguos, incluso de autores paganos, y logró despertar este interés
en otras personas. Poco a poco, dejó de considerarse incuestionable que la ciencia antigua era
obra del diablo, y empezó a surgir el interés por los textos árabes que contenían las obras de
Aristóteles, Euclides, Ptolomeo, etc. Naturalmente, este saber llegó al principio con cuentagotas,
y además se necesitó mucho tiempo para que surgieran intelectuales capaces de aprovecharlo
plenamente, pero se estaban dando los primeros pasos.
En relación con la religión y el fin del milenio hay que mencionar que no faltaron los religiosos
que, basándose en el Apocalipsis, predicaron la inminencia del juicio final durante los últimos
años. Se ha especulado mucho sobre el efecto que estos augurios causaron en la población
europea, inculta y supersticiosa. Tal vez el hecho de que llegara el año 1000 y Jesucristo no
apareciera pudo ser uno de los desencadenantes de un cierto sentimiento de desconfianza hacia
la Iglesia como institución. En diversas ciudades de Francia se produjeron algunas protestas
contra los privilegios del clero que inmediatamente fueron declaradas heréticas por las
autoridades eclesiásticas y fueron convenientemente reprimidas.
Una parte importante de la política germánica fue la de evangelizar a los pueblos vecinos, de
modo que en los últimos años el cristianismo se extendió de forma insospechada. Para premiar
la gran labor que hizo evangelizando su país, el Papa Silvestre II envió al príncipe húngaro
Esteban la que ahora se conoce comoCorona de san Esteban, junto con el título de "Rey
Apostólico". Así Esteban se convirtió en Esteban I, el primer rey de Hungría. Los húngaros
vieron en esta corona a la misma realeza, hasta el punto de que la trataban como a una persona:
tenía sus oficiales, sus propiedades, etc.
Los príncipes Boleslao I de Polonia y Boleslav III de Bohemia habían aceptado el título ducal,
con el que se reconocían vasallos de Otón III. Boleslao I inició un proceso de expansión. Por el
norte llegó hasta el mar báltico y por el sur no tardaría en arrebatarle a Boleslav III la región de
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Moravia. También declaró a la Iglesia Polaca independiente del Imperio Germánico y creó un
arzobispado en Gniezno. Pronto fue conocido como Boleslao el Valiente.
La fortaleza del Imperio Germánico contrastaba con la debilidad del reino de Francia. El rey
Roberto II había logrado recientemente contener al duque Eudes II de Blois y de Champaña
gracias a sus buenas relaciones con el duque Ricardo II de Normandía. Los vikingos que se
habían asentado en esta región en tiempos de Carlos el Calvo habían asimilado completamente
la cultura francesa y ahora constituían una de las regiones más fuertes y mejor organizadas del
país (si es que se la puede considerar parte del país). Aquitania, gobernada por el duque
Guillermo V el Grande, era prácticamente independiente. Entre Francia y Alemania estaba el
reino de Borgoña, regido por Rodolfo III.
Aunque, en general, las relaciones entre Roberto II y la Iglesia eran buenas, recientemente había
surgido un conflicto. Sucedía que su esposa Berta era también prima suya. Los matrimonios
entre primos eran frecuentes entre la nobleza francesa, más que nada porque era difícil para un
noble encontrar a una mujer de su misma clase social que no fuera pariente, pero para ello era
necesaria una dispensa de la Iglesia. Por lo general estas dispensas eran fáciles de conseguir,
pero a veces había interferencias políticas y algún noble podía presionar a algún eclesiástico
para que denunciara un matrimonio pecaminoso en su provecho (o la Iglesia misma podía usar
esta posibilidad como medida de presión). Así sucedió con Roberto II, que terminó siendo
excomulgado, a pesar de lo cual se negó tenazmente a abandonar a Berta.
En Al-Ándalus Almanzor seguía invicto y omnipotente. Los reinos cristianos del norte
sobrevivían a duras penas tratando de paliar en la medida de lo posible las desastrosas
consecuencias de sus feroces campañas. El conde de Castilla Sancho I García se puso al frente
de una coalición cristiana que se enfrentó al musulmán enPeña Cervera. El ejército cristiano
empezó ejerciendo una gran presión sobre las dos alas del ejército moro, pero Almanzor hizo
creer a los cristianos que estaba recibiendo refuerzos, éstos se retiraron atemorizados y a partir
de ese momento Almanzor no tuvo dificultad en dominar la situación. Una vez más resultó
victorioso.
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El rey de Navarra García III Sánchez se había mantenido al margen del conflicto por las buenas
relaciones de parentesco que mantenía con Almanzor, pero murió ese mismo año y fue sucedido
por su hijo Sancho III Garcés, más conocido como Sancho III el Mayor. El nuevo rey tendría
unos ocho años, por lo que su madre Jimena ejerció la regencia, junto con los obispos de
Pamplona, Nájera y Aragón. De este modo, los dos reinos cristianos más poderosos, Navarra y
León, tenían ahora reyes menores de edad: Sancho III el Mayor y Alfonso V.
Inglaterra se encontraba en decadencia. El rey Ethelred II era débil, su poder había disminuido
al tiempo que aumentaba el de los nobles, los vikingos habían saqueado el país unos años antes
y podían volver en cualquier momento. La debilidad cada vez mayor de las ciudades sajonas
contribuyó al ascenso de Londres. Durante muchos años había sido una ciudad fronteriza entre
los distintos reinos sajones, pero desde la unificación Londres había ido creciendo, y su
resistencia al asedio vikingo seis años antes había aumentado su prestigio. No tardaría en
convertirse en la ciudad más importante de Inglaterra.
Leif Eriksson, el hijo de Erik el Rojo, el descubridor de Groenlandia, trató de llegar a la isla. Al
parecer, su intención era llegar al extremo meridional, pero el tiempo estaba brumoso y se
perdió. Más adelante relató que al continuar su viaje se encontró con una tierra a la que
llamó Vinland (tierra del vino), porque en ella había muchas vides. Es muy probable que Leif
estuviera hablando de América, pues el continente se encuentra a unos 960 kilómetros de
Groenlandia y era difícil no dar con él. Por otra parte, si hubiera navegado esa distancia en la
dirección oportuna se habría encontrado con la región de El Labrador, que está helada y
ciertamente en ella no crecen vides, por lo que se especula sobre Leif si llegó mucho más al sur.
De todos modos, si el padre llamó Tierra Verde a Groenlandia, también es posible que el hijo
llamara Tierra del Vino a cualquier cosa. Tal vez fue esto lo que pensaron sus compatriotas,
porque el caso es que nadie quiso aventurarse a visitar Vinland de nuevo.
En Perú agonizaban dos culturas milenarias. Ambas habían surgido tras el desmoronamiento de
la cultura Chavín: La cultura Mochica estaba integrada por un pueblo de agricultores y
pescadores que construyeron ciudades con grandes templos, como las pirámides
gemelas de Moche, llamadas huaca del Sol y huaca de la Luna. Construyeron un templo
dedicado al Sol con 130 millones de ladrillos. También disponían de acueductos y canales de
regadío. Conocían técnicas de tejido, bordado, brocado y de la tapicería. También elaboraban
joyas muy trabajadas. La cultura mochica se extendió por varios valles separados por regiones
desérticas que nunca llegaron a tener una unidad política.
Los mochicas habían coexistido con los Nazcas, un pueblo pacífico que vivía en pequeñas
aldeas dedicado a la algricultura y el pastoreo y en el que no se advierten signos de grandes
señores poderosos. Habían sido grandes tejedores que dominaban el bordado, la tapicería, el
brocado, las gasas, el punto de aguja, etc. Pero lo más destacado de esta cultura son dos extrañas
construcciones: una es un monumento consistente en largas hileras de troncos durísimos
hincados en el suelo formando grupos, y otra es una red de líneas y figuras de animales trazadas
en el suelo por medio de piedrecillas y que forman imágenes de tal tamaño que sólo pueden ser
apreciadas desde aviones. No se conoce su finalidad, y no ha faltado quien pretendiera ver en
ellas un campo de aterrizaje para naves extraterrestres.
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en la ribera del lago Titicaca. Entre sus principales monumentos destaca la
pirámide Acapana, en un recinto al que se accedía por la monolíticaPuerta del Sol (un bloque de
andesita de tres metros de alto por casi cuatro de ancho en el que se talló una puerta
rectangular). En general, las construcciones de Tiahuanaco tienden a ser monumentales, con
grandes bloques de piedra representando figuras poco detalladas. Su cultura fue más militarista
y no tardó en unificar el mundo andino. Sobre Huari se sabe menos, pero hay indicios de que
fue una segunda capital de Tiahuanaco y constituyó el centro de un gran imperio. Se calcula que
debió de albergar unas 40.000 personas.
Los mayas eran de baja estatura, y tenían un sentido de la estética que, digamos, no les abriría
las puertas de Hollywood: cuando nacían les apretaban unas tablas en la cabeza para
deformarles el cráneo y lograr un aspecto que juzgaban más esbelto. También sujetaban una
bolita del pelo de los niños para que les colgara ante los ojos y se hicieran bizcos. Se tatuaban el
cuerpo y se perforaban la nariz y las orejas.
Del África negra se tiene poca información. Las fuentes árabes hablan de un reino de Tekrur, en
el valle del río Senegal, formado originariamente por los pueblos Nolof y Serere, que en el siglo
IX fueron invadidos por los Fulbé. Entre los ríos Senegal y Níger estaba el Imperio de
Ghana, que existía al menos desde el siglo IX, si bien es posible que se remonte al siglo V.
Estaba poblado por los Soninké, aunque tal vez la etnia dominante fuera otra. Mantuvo luchas
constantes contra sus vecinos del norte, los bereberes. Su prosperidad se basó en la extracción y
exportación de oro. Al parecer, una nobleza dominante convenció a la población de que el oro
era maléfico, y que sólo los poderes religiosos del monarca podían conjurarlo, por lo que debía
ser extraído y enviado al rey, para que lo purificara con las ceremonias oportunas. De todos
modos, la principal actividad de esta ingenua población era la agricultura y la ganadería.
Entre los pueblos bereberes destacaban los Tuareg, a los que los árabes llamaban "hombres del
velo" u "hombres azules"por su costumbre de llevar un velo negro o azul. Disponían de su
propio sistema de escritura y formaban una sociedad muy jerarquizada: En primer lugar estaba
el amenokal, jefe supremo de una confederación, al que sucedían los nobles
guerreros ihaggaren, luego estaban los siervos o vasallos, imrad, que poseían ganado, y, por
último, los iklan, cautivos o esclavos, que descendían de negros capturados en incursiones hacia
el sur. Al contrario de lo que sucedió con otros bereberes, los tuareg rechazaron la cultura
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islámica y conservaron sus costumbres: su lengua, su escritura, su tradición de herencia
matrilineal, la monogamia, etc. En la cultura tuareg la mujer goza de una gran libertad y de alta
consideración.
Más hacia el este se encontraba el Imperio Songay, formado antes del siglo VIII por la unión de
un pueblo de pescadores y otro de cazadores. Su capital fueKukya, pero un poco antes del fin
del milenio se trasladó a Gao, un importante centro del comercio entre los territorios islámicos
y el África negra. Este cambio coincidió aproximadamente con la islamización de la dinastía
gobernante: los Dia. Más al este aún estaba el reino de Kanem, datado desde finales del siglo
IX y que surgió cuando una aristocracia de origen nómada se impuso sobre un pueblo
sedentario. Al igual que el Imperio Songay, a finales del milenio el reino de Kanem había
asimilado el islam.
EL MATADOR DE BÚLGAROS
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En 1001, el rey gaznawí Mahmud de Gazni se lanzó a una campaña contra la India. Era el
primer ataque importante que los musulmanes emprendían contra este territorio.
Aunque probablemente el emperador Otón III sentía más afinidad hacia Italia y el Imperio
Bizantino que hacia los alemanes, lo cierto es que no era nada popular en Italia. Una rebelión en
Roma lo obligó a abandonar la que había escogido por capital y retirarse a Ravena.
Los vikingos volvieron a visitar Inglaterra y, para que se marcharan, el débil rey Ethelred II tuvo
que pagarles un tributo mucho mayor que el de la última vez. Tal vez fue la sensación de
indefensión lo que movió al rey a buscar una alianza con los normandos. Ethelred II era viudo y
consiguió que el duque Ricardo II de Normandía le concediera la mano de su
hermana Emma, quien llegó a Inglaterra en 1002. No se sabe su fecha de nacimiento, pero
debía de ser una adolescente. Fue llamada"la Flor de Normandía". Emma llevó consigo una
corte de normandos, hombres eficientes a los que Ethelred II no tardó en confiar cargos de
importancia. Lentamente, los normandos fueron ocupando puestos cada vez más destacados en
la corte inglesa, y al mismo tiempo Inglaterra fue interesando cada vez más a los normandos del
continente.
Apenas medio año después de su boda, Ethelred II quiso dar otra muestra de poderío. Decidió
que la población danesa que vivía en Inglaterra apoyaba a los vikingos en sus incursiones (lo
cual era cierto a medias: había ciertamente daneses que habían apoyado a los vikingos, pero
también daneses leales a la corona inglesa y sajones que habían sacado partido de las
incursiones). El caso es que Ethelred II organizó una matanza de ingleses de ascendencia
danesa. Quizá el rey pensó que con esta "limpieza étnica" eliminaría un foco de traidores al
tiempo que pondría de su parte al resto de la nación, apelando a su orgullo nacional. Pero en sus
cálculos no debía de estar previsto que una de las víctimas asesinadas fuera una hermana del rey
Svend I de Dinamarca, que vivía en Inglaterra como esposa de un noble inglés de ascendencia
danesa. Svend I, junto con su aliado Olof de Suecia, estaba en el apogeo de su poder y
dominaba, directa o indirectamente, toda Escandinavia. Cuando se enteró de la matanza de
daneses en Inglaterra y de la muerte de su hermana en particular, empezó a preparar un ataque
contra Ethelred II.
En Irlanda, Brian Boru había arrebatado el Leinster a los escandinavos y, tras derrotar a
Maelsechlainn II, le obligó a cederle la dignidad de Aird Righ.
En el reino de Angkor subió al trono un usurpador conocido como Suryavarman I (el protegido
del Sol), que convirtió al budismo en la religión oficial. (El budismo era la religión de la
poderosa Talasocracia Srivijaya.) Bajo su reinado se inició el periodo en que Angkor gozó de
mayor poderío.
Ese mismo año murió sin herederos el duque Enrique de Borgoña, tío del rey de Francia
Roberto II el Piadoso. En teoría, cuando un noble moría sin herederos su territorio pasaba a la
corona, así que Roberto II reclamó su derecho, pero un noble llamado Otón Guillermo, que
poseía un condado en el reino de Borgoña, se consideró con derecho al ducado y se inició así
una guerra que duró varios años.
También murió el emperador Otón III de Alemania. No dejó descendencia. Los alemanes
eligieron como nuevo rey al duque de Baviera Enrique el Cojo, ahoraEnrique II, bisnieto del
rey Enrique I y cuñado del rey Esteban I de Hungría. Por su parte, los italianos nombraron por
su cuenta a su propio rey, Arduino, que fue coronado en Pavía.
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detuvo en la fortaleza de Medinaceli. Allí murió y fue enterrado sin ninguna clase de
ceremonia, bajo una simple losa y cubierto por el polvo de los ropajes usados en sus batallas,
recogido por sus servidores para este fin a lo largo de su vida.
Unos años después de su muerte los cristianos difundieron una historia sobre una grave derrota
que el general moro había sufrido frente a una coalición cristiana enCalatañazor, pero dicha
batalla fue sólo una historia, no Historia. Almanzor nunca fue derrotado.
En Córdoba se produjeron agitaciones, pues un sector del pueblo deseaba que el Califa Hisam II
tomara las riendas del gobierno, pero finalmente, el sucesor de Almanzor fue su hijo Abd al-
Malik. El conde de Barcelona Ramón Borrell y su hermano Armengol, conde de Urgel,
organizaron una ofensiva contra los musulmanes en la frontera de Urgel, pero Abd al-Malik
reaccionó inmediatamente y en 1003 asoló las tierras del conde de Barcelona. En alguno de
estos enfrentamientos murió el conde Isarn de Sobrarbe y Ribagorza y fue sucedido por su
hijo Guillermo Isarn.
El duque Boleslao I de Polonia había hecho prisionero al duque Boleslav III de Bohemia, que
murió en su cautiverio mientras su reino se desmembraba. Poco después Polonia ocupaba
Bohemia.
En Roma murió el Papa Silvestre II. A la sazón estaba en la ciudad Crescencio, el hijo del
Crescencio decapitado por Otón III y que estaba dispuesto a continuar la tradición familiar de
control sobre el papado. Primeramente nombró Papa a Juan XVII, pero no debió de quedar
muy satisfecho con su elección, pues seis meses después lo depuso y nombró en su lugar a Juan
XVIII. (El anterior no tardó en morir.) Tras el destello de Silvestre II volvieron los papas títeres.
En 1004 Enrique II de Alemania derrotó a Arduino y se hizo coronar rey de Italia en Pavía. El
derrocado Arduino se retiró a un monasterio. A partir de este momento Enrique II tuvo que
librar incesantes luchas contra los polacos. Ante la imposibilidad de seguir ocupándose del
ducado de Baviera, lo confió al conde Enrique I de Ardennes (ahora duque Enrique V de
Baviera).
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China renunció definitivamente a conquistar la parte de (lo que había sido) su territorio
integrada en el imperio Liao. Se firmó un tratado de paz por el que la China de los Song se
comprometía a pagar un tributo de sedas y plata.
Durante los últimos años, el emperador Basilio II había derrotado una y otra vez a los búlgaros.
El zar Samuel no podía hacer otra cosa más que retroceder y evitar en lo posible
enfrentamientos directos. Los bizantinos habían llegado a las costas del Adriático.
En Escocia murió el rey Kenneth III y fue sucedido por Malcom II, hijo de Kenneth II.
En Francia fue escogido obispo de Chartres un antiguo discípulo del que luego sería Silvestre
II. Se llamaba Fulberto, y había llegado a la ciudad más de veinte años atrás para estudiar
medicina. Adquirió fama como maestro por su elocuencia y su capacidad dialéctica. Aunque no
se conoce su doctrina, parece ser que era de orientación platónica.
La ciudad italiana de Pisa, junto con los puertos de la Campania, fue uno de los primeros
centros en reaccionar contra los musulmanes. El año anterior había sufrido las últimas
expediciones sarracenas, pero ahora Pisa obtuvo una victoria en el estrecho de Messina, a la que
siguieron numerosas expediciones.
En 1007 murió el conde Menendo González, el regente de León, y la madre del rey Alfonso V
decidió que éste fuera declarado mayor de edad y que asumiera las labores de gobierno. El
conde de Castilla Sancho I García se puso al frente de una coalición contra Abd al-Malik, que
terminó en un fracaso. Sin embargo, Abd al-Malik murió en 1008. Hubo sospechas de que
murió envenedado por su hermanastro Abd al-Rahmán Sanchuelo, el hijo que Almanzor tuvo
con Abda, la hija de Sancho II Garcés. Alfonso V se casó con Elvira Menéndez, hija de
Menendo González.
Ese mismo año el rey de Suecia Olof Skötkonung se convirtió al cristianismo y fue bautizado.
El reino noruego que había conquistado unos años antes tenía un eficiente sistema fiscal que
Olof imitó. Mandó acuñar las primeras monedas suecas.
En 1009 Mahmud de Gazni dirigió otra exitosa campaña contra la India. El Califa fatimí al-
Hakim demolió la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, y la noticia provocó una gran
indignación en Europa. En Roma murió el Papa Juan XVIII y Crescencio nombró a Sergio IV.
Mientras Abd al-Rahmán Sanchuelo estaba en campaña contra Castilla, los cordobeses hicieron
abdicar al Califa Hisam II y su lugar fue ocupado por Muhammad II. Éste hizo encarcelar a
Hisam II, buscó un cadáver que se le pareciera y lo hizo enterrar como si fuera el Califa. Abd al-
Rahmán Sanchuelo marchó hacia Córdoba para sofocar la rebelión, pero sus hombres le
abandonaron y fue asesinado por los partidarios de Muhammad II.
El conde castellano Sancho I García ayudó a los bereberes acaudillados por Sulaymán al-
Mustaín, entró en Córdoba y depuso a Muhammad II, quien, para salvarse, confesó que Hisám
II seguía vivo. Muhammad II consiguió huir a Toledo, donde siguió actuando como Califa.
En 1010, recibió la ayuda de Wadih, el gobernador de la frontera norte, que acudió a Toledo
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junto con un ejército cristiano de diez mil hombres reclutado por el conde de Barcelona Ramón
Borrell y su hermano Armengol I, conde de Urgel. También participó el conde Hugo de
Ampurias. La coalición derrotó a Sulaymán en la batalla de El Vacar, con lo que Muhammad II
recuperó Córdoba, pero luego fue asesinado por los hombres de Wadih, el cual repuso a Hisam
II, pero Sulaymán puso sitio a Córdoba. El conde Armengol I murió en Córdoba, y el condado
de Urgel pasó a su hijo Armengol II.
Para evitar que Sancho I García reafirmara su alianza con Sulaymán, Wadih le concedió
importantes plazas fuertes, que se unieron a los territorios que Castilla había arrebatado a León
durante la minoría de edad de Alfonso V. El conde castellano dio a su corte un aire oriental. Él
mismo usaba vestimentas musulmanas. Se atribuyó los títulos de conde de Álava y de Asturias.
Dos descendientes de Almanzor, llamados Mubarak y Muzaffar, que hasta entonces estaban
encargados de la inspección del sistema de riego en la región de Valencia, se proclamaron reyes
de Valencia, rompiendo así toda relación con el Califato de Córdoba. Otro descendiente de
Almanzor llamado Muyahid al-Muwaffaq se erigió igualmente en rey de Denia, al sur de
Valencia.
Firdusi presentó el poema a Mahmud, pero éste era sunní, mientras que el poeta era chiíta, así
que recibió un pago insultantemente exiguo. Firdusi se vengó escribiendo una sátira despectiva
contra Mahmud y luego huyó rápidamente del país. La capital gaznawí acogió también a
numerosos geógrafos, historiadores y literatos.
En el reino vietnamita de Dai-Viet, la dinastía Le fue sustituida por la de los Li, quienes
establecieron la capital en Thang Long, donde está la actual Hanoi, y dividieron el reino en
veinticuatro provincias gobernadas por príncipes y administradas por letrados.
En 1011 murió el conde Sunyer de Pallars, descendiente del conde Ramón I, a cuya muerte se
separaron los condados de Pallars y Ribagorza. En principio el condado pasó a sus dos hijos,
pero éstos pronto lo dividieron en dos: el Pallars Sobirá y el Pallars Jussá.
Ese año murió el duque Bernardo I de Sajonia, que fue sucedido por su hijo Bernardo II.
En 1012 alcanzó la mayoría de edad el rey Sancho III el Mayor de Navarra y conde de Aragón.
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En Roma murió el Papa Serigo IV, y Crescencio nombró a Gregorio VI, pero otro
candidato, Benedicto VIII, protegido por los condes de Túsculo, tuvo el apoyo del emperador
Enrique II y logró expulsar a Gregorio. Crescencio murió y los condes de Túsculo asumieron el
control del papado.
También murió el duque Otón de la Baja Lorena, que fue sucedido por Godofredo II.
Inglaterra seguía sufriendo impotente los ataques daneses. Una banda de ellos asesinó al
arzobispo de Canterbury cuando éste se negó a pagar un tributo.
Tras dos años de asedio, Sulaymán logró tomar Córdoba en 1013. Sus bereberes procedieron a
saquear despiadadamente la capital. Finalmente, Hisam II abdicó y Sulaymán se convirtió en el
nuevo Califa. No se sabe muy bien si Hisam II fue asesinado o si huyó a oriente.
Ese año murió el conde Guislaberto de Rosellón y fue sucedido por su hijo Gausfredo II, que
tenía unos trece años de edad. Su tío Hugo I de Ampurias trató de aprovechar su minoría de
edad para unificar los condados, pero lo impidió el conde de Besalú Bernardo I Tallaferro.
La nueva monarquía de Dai-Viet estaba creando una importante red viaria y poniendo en
práctica un nuevo sistema fiscal que permitió a su vez formar un fuerte ejército con el que los
vietnamitas avanzaron hacia el sur ganando terreno a los Shampa.
El rey Svend I se convenció finalmente de que Inglaterra no tenía capacidad alguna de defensa y
decidió llegar hasta el final conquistando el país. Desembarcó en lo que había sido el Danelaw,
donde contaba con más simpatías. Allí las distintas ciudades fueron rindiéndose sin ofrecer
resistencia, lo que desmoralizó a los sajones. Londres se dispuso a ofrecer la última resistencia,
pero Ethelred II huyó a Normandía, adonde había enviado a su familia un tiempo antes. Svend I
se convirtió en rey de Inglaterra, aunque sólo por seis semanas, pues pasado ese tiempo murió.
Dejó dos hijos. El mayor fue proclamado rey de Dinamarca en 1014, con el nombre deHarald
II. El menor se llamaba Canuto, y le había acompañado a Inglaterra, pero ante la muerte
inesperada de su padre, decidió regresar a Dinamarca para regresar más adelante con más
hombres. Esto permitió el regreso del rey Ethelred II, pero la nobleza sajona le impuso
condiciones, que llegaron a plasmarse en un acuerdo escrito. No fue especialmente importante,
pero es el primer precedente conocido en la Edad Media de un acuerdo escrito que limita la
autoridad de un rey.
El rey alemán Enrique II había logrado pacificar a los polacos el año anterior, tras casi diez años
de guerras, y decidió aprovechar el prestigio que había ganado para marchar a Roma y hacerse
coronar emperador.
La facción irlandesa partidaria del rey Maelsechlainn II, a quien Brian Boru le había arrebatado
el título supremo de Aird Righ, decidió unirse a los escandinavos, así que Brian Boru reunió un
ejército que se enfrentó a la coalición de irlandeses y escandinavos en la batalla de Clontarf. En
realidad fue el hijo de Brian Boru el que dirigió a sus hombres, pues su padre tenía ya más de
setenta años. La batalla duró unas doce horas, y ambos bandos sufrieron considerables pérdidas,
pero al fin fueron los nórdicos los que rompieron filas y huyeron. Algunos fueron muertos y
otros alcanzaron unos barcos. Una de las partidas que huía dio casualmente con la tienda donde
estaba Brian Boru, el cual fue reconocido y asesinado allí mismo. Con todo, el dominio
escandinavo sobre Irlanda había llegado a su fin. Esto no significa que la población escandinava
abandonara la isla, sino que muchos nórdicos permanecieron en Irlanda dedicados
principalmente al comercio y fundaron numerosas ciudades, aunque ahora bajo dominio celta.
Por su parte, Maelsechlainn II recuperó su anhelado título de alto rey.
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Los búlgaros continuaban defendiéndose de los bizantinos como buenamente podían, hasta que
en un momento dado el zar Samuel creyó ver una situación ventajosa en el valle del
río Struma, y decidió atacar. Durante un tiempo parecía que la batalla iba a quedar en un
empate, pero una unidad bizantina logró rodear el frente enemigo y atacó por la retaguardia. Los
búlgaros se asustaron y cayeron en un tremendo desorden. El emperador Basilio II hizo 15.000
prisioneros. Samuel pudo huir hasta la ciudad de Ohrid, y un tiempo después recibió la noticia
de que su ejército regresaba. No podía comprender lo que había sucedido. Salió rápidamente al
encuentro de sus hombres y al verlos le dio una apoplejía que le llevó a la muerte dos días más
tarde: estaban todos ciegos excepto 150 de ellos, que sólo conservaban un ojo. Basilio II había
ordenado cegar a todos los prisioneros excepto a uno de cada 100, que fue dejado tuerto para
que pudiera servir de guía a sus compañeros. El siempre victorioso emperador bizantino no
tardó en ser conocido como Basilio Bulgaroktonos (el matador de búlgaros).
En 1015 murió san Vladimiro I, el príncipe de Kíev que convirtió a su pueblo al cristianismo,
actualmente uno de los santos patrones de Rusia (santo sólo para la Iglesia Oriental, no para la
Católica). Fue sucedido por su hijo, conocido como Yaroslav el Sabio. En vida de su padre era
gobernador de Nóvgorod y allí permaneció durante unos años más.
El rey de Denia Muyahid al-Muwaffaq conquistó las Baleares y no tardó en convertirse en una
potencia marítima.
De esta época datan las primeras referencias al título de conde de Holanda, que empezó a usar
un tal Dirk III. Al parecer, Carlos el Simple había dotado a su abuelo o bisabuelo Dirk I con
los bienes de la abadía de Egmont, y la familia fue aumentando sus dominios. Ahora Dirk III
fundaba la ciudad de Dordrecht.
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CANUTO EL GRANDE
El rey de Francia, Roberto II, seguía luchando por su derecho sobre el ducado de Borgoña
cuando su posición se vio reforzada por la muerte, también sin descendencia, del conde
de Dreux. Esta vez no tuvo dificultad en apropiarse del condado, y en 1016 ocurrió lo mismo
con el condado de Melun. Finalmente pudo hacerse con el ducado de Borgoña, aunque
transfirió el título ducal a su hijo Enrique, que tenía entonces ocho años de edad.
El emperador germánico Enrique II logró que el rey de Borgoña Rodolfo III, que no tenía
descendencia, lo reconociera como su sucesor en Estrasburgo.
El emperador bizantino Basilio II tomó a los búlgaros la ciudad de Ohrid. Fue la última
resistencia destacable que éstos ofrecieron. A partir de entonces huían apenas tenían noticia de
que se acercaba Basilio Bulgaroktonos.
El rey Harald II de Dinamarca dominaba una parte de Noruega, pero otra había quedado en la
anarquía desde la muerte del rey Olav I. Ahora se organizó bajo un nuevo rey, Olav II
Haraldson, que se había convertido al cristianismo e impuso su religión sobre los noruegos.
En Córdoba se produjo una insurrección contra el Califa Sulaymán, encabezada por Alí ibn
Hammud con el apoyo de los bereberes. Acusó a Sualymán de haber asesinado a Hisam II, lo
hizo ejecutar y se proclamó Califa. Fue el primer Califa de Córdoba que no pertenecía a la
dinastía Omeya.
El rey de Denia Muyahid al-Muwaffaq atacó sin éxito la isla de Cerdeña. Su hijo fue hecho
prisionero y rescatado más adelante.
El rey de Navarra Sancho III el Mayor se había casado con Munia, hija del conde de Castilla
Sancho I García. Las relaciones entre Navarra y Castilla se volvieron cordiales, hasta el punto
que el rey navarro pudo fijar a su gusto la frontera entre ambos territorios.
El rey Ethelred II murió y fue sucedido por Edmundo II el Valiente, un hijo de su primera
esposa, cuyo sobrenombre le vino precisamente por la valentía con la que se enfrentó a Canuto.
En vida de su padre ya había combatido a los daneses en el norte de Inglaterra, pero tuvo
problemas con sus oficiales, que llegaron a negarse a combatir si no les dirigía el rey
personalmente. Muerto Ethelred, Edmundo II tenía más posibilidades. Obtuvo algunas victorias
y acudió dos veces en defensa de Londres, que resistía los asedios. Finalmente, desafió a Canuto
a un combate singular (o sea, entre ellos dos), con el argumento de que era mejor que muriera
un hombre en lugar de miles. Canuto era inteligente, aunque no hacía falta mucha inteligencia
para darse cuenta de que Edmunto era un hombre grande y fornido, mientras que él, Canuto, era
más bien pequeño. Pero, compartiendo la idea de no derramar sangre inútilmente, propuso
dividir el territorio como en tiempos de Alfredo el Grande. Se firmó el acuerdo, pero apenas dos
meses después Edmundo murió, y no había ningún sucesor aceptable en la familia real. Ethelred
II había tenido dos hijos con su segunda esposa, Emma, pero el mayor de ellos tenía entonces
catorce años y no estaba en condiciones de dirigir un ejército. Fueron sacados del país y
acabaron en Hungría. La misma suerte corrieron los dos hijos de Edmundo II. A principios
de 1017 los sajones no vieron mejor opción que reconocer a Canuto como rey de Inglaterra.
Para su sorpresa, Canuto resultó ser un buen rey. Supo cómo tratar a los sajones: ese mismo año
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se casó con Emma, la viuda de Ethelred II, lo que dio cierta legitimidad a su corona. También
convocó la asamblea del Witenagemot, que lo eligió como rey oficialmente. Además no intentó
que Inglaterra fuera regida por leyes danesas, sino que mantuvo las leyes inglesas y respetó sus
tradiciones. Reforzó el orgullo sajón al dirigir un ejército a Escocia y obtener sin combate
alguno el territorio de Lothian, que el rey Edgar había cedido años atrás. De todos modos,
Canuto se protegía por una guardia de corps danesa.
Ese mismo año murió el conde de Castilla Sancho I García y fue sucedido por su hijo de siete
años García II Sánchez. Se nombró un consejo de regencia en el que pronto se impuso el rey
Sancho III de Navarra, cuñado del joven conde. De hecho, los documentos de la época
consideran a Castilla como parte del reino de Navarra.
Ahora se invertían los papeles: el conde Sancho I García había aprovechado la minoría de edad
del rey Alfonso V de León para arrebatarle algunos territorios, y ahora Alfonso V aprovechó
igualmente la minoría de edad de García II Sánchez para recuperarlos.
El Califa fatimí al-Hakim proclamó su naturaleza divina como reencarnación del imán Ismaíl.
En 1018 murió el rey Harald II de Dinamarca, y su hermano Canuto, el rey de Inglaterra, pasó a
ser también rey de Dinamarca. No obstante, siguió residiendo enWinchester, en Inglaterra. El
rey Malcom II de Escocia logró que Canuto le devolviera la región de Lothians.
El conde Dirk III de Holanda derrotó al duque Godofredo II de la Baja Lorena, con lo que
aseguró la pujanza de su condado.
El rey Rodolfo III de Borgoña tuvo que renovar en Maguncia su compromiso de legar su reino
al emperador Enrique II, pese a la oposición de sus súbditos. Mientras tanto, Enrique II tuvo que
firmar la paz de Bautzen con el duque Boleslao I de Polonia, en la que reconocía la anexión a
Polonia de un vasto territorio que incluía la región de Brandeburgo, Moravia y Bohemia.
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Ese mismo año murió el conde de Barcelona Ramón Borrell y fue sucedido por su hijo de doce
años Berenguer Ramón I. La madre del nuevo conde,Ermessenda, quedó como regente.
El año anterior había muerto sin descendencia el conde Guillermo Isarn de Sobrarbe y
Ribagorza, y finalmente el título condal pasó al rey Sancho III el Mayor de Navarra.
En Córdoba murió asesinado el Califa Alí ibn Hammud. Fue sucedido por su hermano al-
Qasim, quien, para frenar la indisciplina de sus propios soldados bereberes, trajo de África
milicias de negros. Algunos señores de Almería y Zaragoza marcharon a Valencia, donde residía
un bisnieto del Califa Abd al-Rahmán III y lo nombraron Califa, con el nombre de Abd al-
Rahmán IV, y marcharon hacia el sur con el propósito de derrocar a al-Qasim, pero antes de
llegar lo asesinaron al ver que no era fácil de manejar.
El rey de Denia Muyahid al-Muwaffaq atacaba ahora el condado de Barcelona, pero, al igual
que su expedición contra Cerdeña, resultó un fracaso.
Mahmud de Gazni emprendió una expedición más a la India. Los Prathiara gobernaban ahora
una pequeña parte de lo que había sido su territorio. Cuando Mahmud se acercó a una de sus
ciudades el rey Rajapala decidió abandonarla y huir, lo que provocó que un rey vecino
llamado Gauda enviara indignado a su hijoVidydhar a invadir el reino de Rajapala, pero en
lugar de apoderarse de él se limitó a derrocar al rey e instaurar en su lugar a su
heredero Trilochanpala, con lo que la agonizante dinastía de los Prathiara se mantuvo por un
tiempo.
Corea infligió una derrota definitiva a los kithán, que dejaron de presionar sobre el reino.
El rey Canuto de Inglaterra consideró que se había ganado el respeto de sus súbditos sajones e
hizo volver a Dinamarca a su guardia de corps. En 1020 convirtió a un sajón
llamado Godwin en su principal consejero, al que nombró earl de Wessex y Kent.
El conde Berenguer Ramón de Barcelona se casó con Sancha, hermana del conde García II
Sánchez de Castilla, a raíz de lo cual surgieron discrepancias entre el conde y su madre
Emerssenda, a quien le fue cuestionada la regencia.
Tras la muerte sin descendencia del conde de Besalú, Bernardo I Tallaferro, el condado pasó
a Guillermo I el Craso, hijo del arzobispo de Narbona, Wifredo,que a su vez era hijo del conde
Wifredo II de Carcasona, hermano de Bernardo.
El Califa de Al-Ándalus al-Qasim fue destronado por su sobrino Yahyá ibn Alí ibn
Hammud, quien adoptó el legitimante título de al-Mutali bi-Llah (el elevado por Dios).
El rey Labib de Valencia fue derrocado por un hijo de Abd al-Rahmán Sanchuelo llamado Abd
al-Aziz, quien reconoció la supremacía nominal de Córdoba y mantuvo buenas relaciones con
los estados cristianos del norte. Al mismo tiempo amurallaba Valencia.
El emperador bizantino Basilio II llegó hasta el Cáucaso y sometió a los pequeños reinos en que
estaba dividido.
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En 1022 murió el rey de Suecia Olof Skötkonung y fue sucedido por su hijo Anund, quien
contribuyó a la evangelización del país.
El rey Suryavarman I de Angkor extendió sus fronteras hacia el este, conquistando gran parte de
la actual Tailandia.
En Mérida murió el gobernador Sabur, un antiguo esclavo del Califa Omeya al-Hakam II que
desde los últimos años gobernaba un amplio territorio independizado de Córdoba. Un bereber
llamado Ibn al-Aftas se proclamó rey y tomó el título honorífico de al-Mansur. La capital del
reino pasó a ser Badajoz.
El rey de Navarra Sancho III el Mayor estaba introduciendo cambios en su reino. Había
introducido la norma benedictina en los monasterios, que hasta entonces se habían regido por
normas visigóticas. Ahora envió a Roma a su hijo García para iniciar relaciones con la Santa
Sede, y poco después se proclamó Rey por la Gracia de Dios, es decir, introdujo en su reino la
teoría de que era Dios quien elegía a los reyes a través del nacimiento, teoría que había sido
crucial en la Francia merovingia y carolingia (y que los Capetos trataban de aplicar también),
mientras que era desconocida entre los visigodos y en los reinos cristianos medievales de la
península Ibérica. Contrasta con esto una historia que se cuenta de Canuto de Inglaterra:
cansado de los rebuscados halagos de sus cortesanos hizo instalar su trono a la orilla del mar y
se sentó en él mientras subía la marea. En términos grandilocuentes, ordenó al mar que
retrocediese y no osase mojar su ropa. El mar no le hizo caso y, al cabo de un rato, ya mojaba el
manto real. Entonces Canuto preguntó a sus cortesanos que dónde estaban los poderes divinos
que le atribuían.
El rey Alfonso V de León se había aprovechado de la minoría de edad del conde García II
Sánchez de Castilla para recuperar algunas tierras, y ello había causado tensiones entre ambos
estados. Éstas amainaron cuando Alfonso V se casó con Urraca, la hermana del rey de Navarra
Sancho III el Mayor. A partir de este momento el rey leonés se centró en la lucha contra los
musulmanes, para resarcirse de las derrotas sufridas en tiempos de Almanzor. Era, en efecto,
una buena ocasión, pues Al-Ándalus estaba desintegrándose a pasos agigantados. En 1023 el
Califa derrocado al-Qasim logró tomar Córdoba y Yahyá tuvo que huir. Sin embargo, el pueblo
de Córdoba se rebeló y nombró Califa a un Omeya llamado Abd al-Rahmán V.
En Zaragoza moría el rey al-Mundir. Había acogido en su corte al poeta Ibn Darray al-
Qastalli, cuyas composiciones ilustran la política de su señor, esforzado en lograr una alianza
con los condados de Castilla y Barcelona para frenar el expansionismo del rey de Navarra
Sancho III el Mayor. Su hijo y sucesor Yahyá siguió la misma política.
El rey de Denia Muyahid al-Muwaffaq atacó esta vez el reino de Tortosa, pero tampoco tuvo
éxito.
Ese año murió el duque Godofredo II de la Baja Lorena, y el ducado pasó a Gozlón, pariente
del conde Enrique I de Ardennes.
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En 1024 el Califa de Córdoba Abd al-Rahmán V fue derrotado y hecho ejecutar
por Muhammad III al-Mustakfi, que se convirtió en el nuevo Califa (también de la dinastía
Omeya).
En Roma murió el Papa Benedicto VIII, que poco antes había expulsado de Cerdeña a los
sarracenos. Le sucedió Juan XIX, que ni siquiera era sacerdote, pero era hermano
de Alberico, el conde de Túsculo. Para ocupar la silla pontificia abandonó su cargo de "cónsul,
duque y senador de todos los romanos".
El emperador murió sin dejar descendencia directa. La nobleza alemana ofreció la corona al
duque Guillermo V de Aquitania, pero éste rehusó. El segundo intento convirtió en rey de
Alemania a Conrado II, bisnieto del duque de Franconia Conrado el Rojo y de Liutgarda, hija
del emperador Otón I.
En 1025 murió el rey Hugo de Francia, es decir, el hijo del rey Roberto II que, siguiendo la
costumbre de los Capetos, ya había sido coronado como sucesor.
También murió el rey Boleslao I de Polonia, que fue sucedido por su hijo Miezsko II.
El emperador Basilio II estaba planeando una expedición para reconquistar Sicilia a los
musulmanes, pero ya había cumplido los setenta años y murió antes de poder llevarla a cabo.
No dejó herederos, así que quedó como único emperador su hermano Constantino VIII, con
quien había compartido nominalmente el gobierno hasta entonces. El Imperio tenía una
extensión como no había tenido en los últimos tres siglos, y además las arcas del Estado estaban
repletas. La economía y el comercio florecían, el arte bizantino era imitado desde Rusia hasta
Italia, la Universidad de Constantinopla era pujante de nuevo. De esta época se conserva una
historia en diez tomos escrita por León el Diácono, que abarca el periodo desde 959 a 975.
También se conserva una obra de ficción de autor anónimo titulada Digenís Akritas (algo así
como "Doble ascendencia, el luchador de la frontera"), cuyo protagonista es el hijo de un noble
árabe convertido al cristianismo y una mujer griega. Se trata de un relato de aventuras muy
similar a las historias de caballeros que años más tarde surgirían en occidente.
El Califa de Córdoba, Muhammad III fue asesinado por uno de sus cortesanos después de que el
bereber Yahyá lo derrocara y volviera a asumir el título califal, pero en 1026 llegaron tropas que
lo obligaron a huir y los cordobeses eligieron Califa a otro Omeya: Hisam III. Éste nombró
ministro a Hakam ibn Saíd, un tejedor que logró restaurar parcialmente la economía cordobesa.
Sin embargo, Habbus ibn Maksán se erigió en rey de Granada. Pertenecía a la familia Banú
Zirí,que había luchado en el ejército de Almanzor y a la que el Califa Sulaymán había
concedido en feudo el territorio de Granada. En Zaragoza murió el rey Yahyá, y fue sucedido
por su hijo al-Mundir II.
En Barcelona murió Sancha, la esposa del conde Berenguer Ramón el Curvo, con lo que su
madre Ermessenda pasó a tener el control pleno de los condados de Berenguer (Barcelona,
Gerona y Ausona). En esta época se conquistaron y repoblaron numerosos territorios.
También murió el duque Enrique V de Baviera. El ducado pasó al rey Conrado II de Alemania,
mientras que en el condado de Ardennes fue sucedido por su hijoEnrique II.
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El rey Canuto de Dinamarca e Inglaterra tenía los ojos puestos desde hacía tiempo en los reinos
escandinavos. El rey Olav II de Noruega estableció una alianza con Anund de Suecia ante la
amenaza danesa, pero Canuto los derrotó a ambos en Blekinge.
El rey Conrado II de Alemania se hizo coronar rey de Italia en Milán, y en 1027 se hizo coronar
emperador en Roma por el Papa Juan XIX, que poco antes había sido expulsado de la ciudad
por una sublevación y ahora recibía el apoyo imperial. Conrado II fue el primer emperador
germánico que se refirió a su imperio comoRomanorum Imperium, es decir, que trató de
presentarlo como una prolongación del Imperio Romano, como en los tiempos de Carlomagno y
Ludovico Pío. Hasta entonces, para los alemanes, lo que venimos llamando Imperio Germánico
era simplemente "el Imperio".
Ese mismo año murió el duque Ricardo II de Normandía. El ducado estaba en el apogeo de su
poder. Legó el ducado a su primogénito Ricardo III, pero su segundo hijo, Roberto, no estuvo
de acuerdo con la decisión y se rebeló. Ricardo III pudo sofocar la revuelta, pero murió poco
después, tal vez envenenado. Su hermano se convirtió así en el duque Roberto I el
Magnánimo.
También murió el duque Thierry I de la Alta Lorena, y fue sucedido por su hijo Federico II.
Tras la muerte de su primogénito dos años atrás, el rey Roberto II de Francia designó como
sucesor a su segundo hijo, Enrique, al que había concedido el ducado de Borgoña y que ahora se
convertía en el rey Enrique I. Desde este momento el ducado de Borgoña fue gobernado
conjuntamente por ambos.
Mahmud de Gazni saqueó la India una vez más. Aunque estas incursiones le proporcionaron
espléndidos botines, lo cierto es que Mahmud nunca llegó a consolidar una posición en la India
y el islam no penetró en este territorio. Se cuenta que, en una de sus expediciones, Mahmud
llegó hasta el gran templo hindú de Somath,donde se encontraba la enorme escultura de un falo
que debía ser lavado cada día con agua del Ganges, llevada hasta allí por mil aguadores. Este
ídolo era servido por unos mil brahmanes y seiscientos músicos, bailarinas y ayudantes. El
templo recibía las rentas de unos diez mil pequeños pueblos vecinos. Como buen musulmán,
Mahmud ordenó la destrucción del templo pagano y cincuenta mil hindúes murieron
defendiéndolo.
En 1028 Canuto de Dinamarca e Inglaterra aprovechó una revuelta contra el rey Olav II
de Noruega para ocupar su territorio, formando así un imperio escandinavo sin
precedentes. Por ello es recordado en la historia como Canuto el Grande.
Siguiendo la idea francesa, el emperador germánico Conrado II hizo coronar rey de Alemania a
su hijo Enrique III, a sus once años de edad.
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una sucesión no traumática era casar a una de ellas con el hombre adecuado. La
mayor, Eudocia, tenía el rostro desfigurado por la viruela y vivía retirada; la
segunda, Teodora, se dedicó a la vida monástica; así que sólo quedaba Zoe, la menor de las
tres. Constantino VIII le eligió como esposo a Romano Argiro, que a la sazón era el alcalde de
Constantinopla. Romano estaba felizmente casado y no tenía interés en cambiar su vida, pero se
le insinuó que en lugar de cambiarla podría perderla, así que aceptó divorciarse y casarse con
Zoe. Tres días más tarde murió Constantino VIII y él se convirtió en Romano III.
La situación del imperio no era tan buena como tres años antes, a la muerte de Basilio II. Desde
que Constantino VIII se convirtió en el único emperador los derroches de la corte habían
aumentado, y había asignado los altos cargos a parientes incapaces. Los dos grandes poderes
tradicionales del Imperio, los señores feudales de Asia Menor y la Iglesia, se dieron cuenta de
que ahora el emperador era débil y que podían recuperar los privilegios que la férrea mano de
Basilio II les había arrebatado. Romano III trató de congraciarse con los señores feudales, pero
ello sólo les animó a conspirar contra él. Por su parte, los monjes volvieron a su deporte
favorito: perseguir herejes. Basilio II había anexionado al Imperio regiones orientales de Asia
Menor donde había monofisitas, descendientes de exiliados que habían aprovechado la
tolerancia religiosa de los musulmanes, pero que ahora se volvían a encontrar gobernados por
los bizantinos. Algunos de ellos emigraron nuevamente hacia el este, pero otros se quedaron
dispuestos a favorecer cualquier ofensiva islámica.
El duque Federico II de la Alta Lorena murió al año de tomar posesión del ducado. Fue
sucedido por su hijo Federico III.
Un pueblo de lengua tibetana, los Tangutios, arrebató algunos territorios al Imperio Chino y se
asentó en ellos.
La isla de Java había pasado por un periodo de anarquía, tal vez debido a un ataque desde
Sumatra, pero ahora un caudillo llamado Airlanga inició la unificación política de la isla.
Mientras tanto moría el rey Alfonso V de León, herido por una flecha durante el asedio de la
ciudad de Viseu. Fue sucedido por su hijo Vermudo III, que tenía tan sólo once años de edad,
por lo que su madre Urraca de Navarra ejerció la regencia. Ese mismo año se casó
con Jimena, hermana del conde de Castilla García II Sánchez, que alcanzaba entonces la
mayoría de edad, y a su vez se concertó el matrimonio de éste con Sancha, la hermana de
Vermudo III. En 1029 García II Sánchez marchó a León, acompañado del rey de Navarra
Sancho III el Mayor, para conocer a su prometida, y allí fue asesinado por los Vela, una familia
noble de León enemiga ancestral de la familia de los condes de Castilla. Dicen las malas
lenguas que Sancho III el Mayor intervino en la conjuración, pues con la muerte del conde de
Castilla la sucesión recaía en su hermana Munia, que era precisamente la esposa del rey navarro.
El caso fue que Sancho III el Mayor ocupó Castilla y nombró conde a su hijo mayor, que se
convirtió en Fernando I a sus trece años de edad. Más aún, el rey navarro ocupó los territorios
leoneses que Sancha iba a aportar como dote en su matrimonio con García II Sánchez. El reino
de León toleró estos actos porque la regente era Urraca, hermana de Sancho III el Mayor. De
hecho se formó un partido navarro encabezado por la reina, y para evitar una reacción de otros
sectores, Sancho III el Mayor apoyó varias rebeliones en Galicia.
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Ese mismo año murió Garcia Ramírez, el rey de Viguera. (Su hermano Sancho había muerto
algo antes.) Ante la falta de descendencia masculina, el reino quedó en manos de su hija Toda.
También murió el duque Guillermo V de Aquitania, y fue sucedido por su hijo Guillermo VI.
Así mismo murió el gran Mahmud de Gazni. Sus sucesores fueron mediocres, de modo que el
reino gaznawí empezó a declinar.
Canuto el Grande terminó con toda resistencia en Noruega cuando, tras la batalla
de Stiklestad, murió asesinado el derrocado rey san Olav II.
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LOS REINOS DE TAIFAS
En 1030, el emperador bizantino Romano III sufrió una derrota en Siria, en la que se puso de
manifiesto su escasa capacidad militar. No obstante, supo remediarlo buscando a los hombres
adecuados. Uno de ellos fue el general Jorge Maniaces, que en 1031 reconquistó Edesa.
Los polacos atacaron las fronteras del Imperio Germánico y el emperador Conrado II tuvo que
hacerles frente.
En Al-Ándalus, el Califa Hisam III fue derrocado por la burguesía cordobesa, dirigida por Abul-
Hazm ibn Yahwar. Se le permitió escapar a Lérida. Nominalmente siguió siendo el Califa, pero
lo cierto es que a partir de ese momento Al-Ándalus dejó de tener un gobierno común. En los
años anteriores, desde la muerte de Almanzor, algunas regiones de Al-Ándalus se habían
convertido en reinos independientes, y ahora este fenómeno se generalizó. Estos reinos, débiles
en su mayoría, fueron conocidos como Reinos de Taifas (de una palabra árabe que significa
"destacamento"). En el reino de Málaga estaba el bereber Yahyá ibn Alí, que había sido Califa
por dos veces y al que algunos seguían considerando como tal. En Toledo se convirtió en
rey Yaís ibn Muhammad ibn Yaís.
Los reinos de Taifas eran débiles, pero sus gobernantes trataron de mostrar magnificencia
patrocinando las ciencias y las artes. Era frecuente que nombraran como ministros a sabios y
poetas. Los libros que en el periodo anterior habían estado concentrados en pocas bibliotecas
(en Córdoba y Toledo principalmente) se copiaron y repartieron por toda Al-Ándalus. Los reyes
trataron de imitar los modelos orientales, adoptando pretenciosos títulos honoríficos. Como
fruto de esta imitación se dio gran libertad a las mujeres y se impusieron costumbres que hasta
entonces habían sido consideradas licenciosas. Sin embargo, los viajeros que venían de oriente
no estaban muy entusiasmados con lo que allí habían visto, pues, en efecto, el Califato Abasí era
sólo una sombra de su fama.
Ese año murió el rey de Francia Roberto II el Piadoso, y fue sucedido por su hijo Enrique I (que
ya había sido coronado rey cuatro años antes), pero su hermano menor Roberto le disputó la
corona con el apoyo de su madre, Constanza de Provenza y el duque Eudes II de Blois. Estalló
una guerra civil, y Enrique I obtuvo el apoyo del duque Roberto I de Normandía.
En 1032 Roberto tuvo que rendirse y reconocer a su hermano como rey. A cambio recibió el
ducado de Borgoña. El duque de Normandía no había prestado su ayuda por nada. No tenía
hijos legítimos, pero tenía un bastardo de cinco años, llamado Guillermo, al que quería legarle
el ducado. La nobleza normanda lo tenía muy fácil para desdeñar a Guillermo a la muerte de su
padre, y así alguno de sus miembros podría convertirse en el nuevo duque. Por ello Enrique I se
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comprometió a tutelar al joven Guillermo, porque el apoyo del rey de Francia podía ser decisivo
a la hora de la sucesión.
El emperador Conrado II logró rechazar a los polacos al otro lado del Oder, con lo que recuperó
las marcas del territorio de los vendos y las asignó a la familiaWettin. Tras la muerte del rey
Rodolfo III de Borgoña se anexionó su territorio, según el acuerdo pactado entre su padre y el
difunto rey. Uno de los nobles más poderosos del reino era entonces Humberto I Blanca
Mano, que tenía el título de conde de Saboya, aunque gobernaba numerosos condados. Por otra
parte, un conde llamado Renaldo I, hijo y sucesor del conde Otón Guillermo que había
disputado el ducado de Borgoña a Roberto II, se negó a rendir vasallaje al emperador, y su
condado pasó a llamarse el Condado Libre de Borgoña.
En Roma murió el Papa Juan XIX. A causa de una disputa con el patriarca de Constantinopla,
había roto las relaciones con Bizancio. Entre sus protegidos había estado un monje benedictino
llamado Guido D'Arezzo. Había sido profesor de canto en la abadía de Pomposa, al norte de
Italia, pero sus técnicas pedagógicas no fueron bien recibidas y se estableció en Arezzo. Ideó un
sistema para recordar la entonación dando nombre a los distintos tonos. Para ello se basó en un
himno a san Juan Bautista, en el que ciertas sílabas formaban una escala ascendente:
Volviendo al papado, Juan XIX fue sucedido por su sobrino Theofylacto, que adoptó el nombre
de Benedicto IX. Contaba con el apoyo del emperador.
El conde Fernando I de Castilla se casó con Sancha, la hermana del rey Vermudo III de León
que había estado prometida al anterior conde de Castilla, García II Sánchez. Poco después el rey
Vermudo III de León fue considerado mayor de edad, pudo controlar una nueva rebelión en
Galicia y a continuación expulsó al partido navarro, que estaba encabezado por su madre
Urraca, lo que dio lugar a una insurrección general.
En 1034 el rey de Navarra Sancho III el Mayor decidió intervenir abiertamente en el conflicto
leonés y se adueño de Zamora, Astorga y León. Vermudo III conservó el título real, pero tuvo
que marcharse a Galicia.
El rey Miezsko II de Polonia era conocido como Miezsko el Indolente. Bajo su reinado el país
sufrió ataques por parte de los rusos, daneses, checos y de Franconia. Finalmente, Miezsko II
tuvo que jurar vasallaje al emperador Conrado II, pero murió poco después, la nobleza se
sublevó y el heredero Casimiro tuvo que huir a Hungría. El país se fragmentó. Esto permitió
que Bohemia se reorganizase bajo Bretislav I.
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También murió el rey Malcom II de Escocia y fue sucedido por su nieto Duncan I, así como el
rey Tolteca Matlacxóchitl, que fue sucedido por Nauhyotzin.
El emperador bizantino Romano III trataba de compensar los gastos desmesurados que se
habían producido durante el reinado de Constantino VIII, tras la muerte de su hermano Basilio
II. La Emperatriz Zoe no vio con agrado esa política de austeridad, y era consciente de que
Romano III sólo era emperador por su matrimonio, así que había empezado a buscar otro
hombre. Esto no escapó a la atención de un funcionario de palacio llamado Juan
Orfanotrofo. Era eunuco, así que no podía ser emperador, pero se apresuró a llevar a la corte a
su bello hermano Miguel el Paflagonio. La Emperatriz quedó encantada con él y un día
Romano III apareció ahogado en su bañera. Inmediatamente Zoe se casó con Miguel, quien se
convirtió así en el emperador Miguel IV. Resultó ser un buen general, que no tardó en someter
una revuelta búlgara tras la cual la Iglesia Búlgara quedó nuevamente supeditada a la Iglesia
Bizantina. Su hermano Miguel dirigía competentemente la administración civil y otros
hermanos fueron ascendidos y contribuyeron competentemente al gobierno del Imperio. El
general Jorge Maniaces seguía obteniendo victorias frente a los musulmanes y el Imperio seguía
expandiéndose por Siria. A él se le había unido Harald Hardrade (el severo), un noruego de
más de dos metros de altura que dirigía la guardia varega. Era hermanastro del rey san Olav II
de Noruega, y había tenido que huir cuando éste fue asesinado por el rey Canuto de Dinamarca.
Pasó un tiempo en Nóvgorod, pero tuvo que marcharse porque, al parecer, se enamoró de él la
hija del príncipe Yaroslav y esto no gustó al padre. Fue entonces cuando marchó a
Constantinopla.
Canuto confió el gobierno de Noruega a su hijo Sven, pero murió al año siguiente, en 1035, y
los noruegos expulsaron a Sven dirigidos por Magnus el Bueno, hijo natural de san Olav, que
se convirtió así en el nuevo rey de Noruega. Canuto tenía otros dos hijos: Hardeknud (Canuto
el Fuerte) se encontraba en Dinamarca cuando murió su padre y tuvo que esforzarse por
consolidar su autoridad en el país. En Inglaterra la situación era más compleja. Hardeknud era
hijo de Canuto y Emma de Normandía, su viuda, por lo que podía considerársele heredero
legítimo de la corona de Inglaterra, y así lo defendieron Emma y Godwin de Wessex, pero la
nobleza sajona recelaba del poder que estaba acumulando Godwin y propuso como sucesor
a Harold I Pie de Liebre, un hijo ilegítimo de Canuto. El hecho de que Hardeknud estuviera
ocupado en Dinamarca dio ventaja a los partidarios de Harold I. Por otra parte, Ethelred el rey
de Inglaterra derrocado por Canuto, había tenido dos hijos, Alfredo y Eduardo, que fueron
evacuados del país durante la invasión danesa. Pasaron su infancia en Hungría, pero ahora ya
tenían edad suficiente para pretender la corona de su padre. Alfredo estaba en Normandía, si
bien allí poca ayuda podía obtener. El año anterior, el duque Roberto I de Normandía había
partido en peregrinación a Tierra Santa. Antes de marchar, siguiendo la costumbre, obligó a la
nobleza a jurar fidelidad a su heredero, Guillermo, pero Roberto I murió en el viaje de vuelta y
la nobleza no recordó muy bien qué había jurado. Guillermo tenía entonces unos ocho años, y
su tutor era Gilberto de Brionna, pero no tardó en ser asesinado y reemplazado por Raúl de
Gacé. Los descendientes legítimos de los duques Ricardo I y Ricardo II desdeñaron al joven
bastardo y trataron de apoderarse del ducado. El rey Enrique I de Francia tuvo ocasión de
devolver el favor que el Roberto I le había hecho al ayudarle años atrás a consolidar su trono.
Mantuvo a Guillermo prácticamente escondido para evitar que los nobles normandos acabaran
con él. El ducado pasó por un periodo de anarquía.
Mientras tanto moría el rey de Navarra Sancho III el Mayor. Fue sucedido (como rey de todo el
territorio de Navarra, Castilla y Aragón) por su hijo García IV Sánchez. Al mismo tiempo, el
difunto rey había dejado tierras a sus otros hijos (en calidad de vasallos del rey de Navarra): su
hijo Fernando I era conde de Castilla desde unos años atrás, Ramiro I obtuvo el condado de
Aragón y Gonzalo I los condados de Sobrarbe y Ribagorza. La muerte de Sancho III permitió
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que Vermudo III volviera a León. La reina Toda de Viguera casó con Fortún Sánchez, que
ostentó el título de Princeps.
También murió el conde de Barcelona Berenguer Ramón el Curvo. En su testamento dividió sus
territorios entre sus hijos, Guillermo I y Ramón Berenguer I,pero, por no perder la costumbre,
su madre Ermessenda dispuso otra cosa y se erigió en regente de sus nietos. El conde Wifredo II
de Cerdaña se retiró a un monasterio y dejó el condado a su hijo Ramón I Wifredo.
En 1036 Alfredo, el hijo del rey Ethelred de Inglaterra, recibió una carta en Normandía en la
que se le invitaba a volver a Inglaterra y derrocar a Harold Pie de Liebre. No está claro quién se
la envió y con qué intención, pero el caso es que Alfredo desembarcó con una pequeña flota, fue
recibido por Godwin de Wessex, el cual dio alojamiento a los invasores en una serie de casas y
allí los hizo asesinar. Alfredo fue llevado a Londres y allí fue ejecutado por orden de Harold.
El principe Yaroslav de Kíev obtuvo una victoria significativa sobre los pechenegos, tras la cual
su estado se vio libre de incursiones nómadas durante bastantes años. Construyó fortalezas y
colonizó las estemas de la orilla oriental del Dnieper.
Ese año murió el derrocado Califa cordobés Hisam III, quien poco antes había declarado
abolido el Califato, legitimando con ello a los reinos de taifas. En Toledo Yaís ibn Muhammad
fue derrocado por el berberisco Ismaíl ibn Zennun al-Zafir, de la familia de los banú Di-I-
Nun.
También murió el califa fatimí al-Zahir y fue sucedido por su hijo de siete años al-
Mustansir. Su madre actuó como regente.
Así mismo murió el conde Balduino IV de Flandes, que había convertido a su condado en un
doble feudatario de Francia y del Imperio Germánico. Fue sucedido por su hijo Balduino V el
Piadoso, que estaba casado con Adelaida de Francia, hermana del rey Enrique I.
Harold Pie de Liebre logró aplastar a los partidarios de su hermanastro Hardeknud y se reafirmó
en el trono de Inglaterra. Su madrastra Emma tuvo que exiliarse.
El emperador germánico Conrado II había tenido que sofocar una rebelión tras otra en Italia.
Ahora se alzó contra él el arzobispo Ariberto de Milán, al que no logró derrotar.
El rey Vermudo III de León reabrió la polémica en torno a los territorios de la dote de su
hermana Sancha. Recordemos que había estado prometida al conde García II Sánchez de
Castilla, pero éste fue asesinado antes de la boda, y al final Sancho III el Mayor de Navarra
pudo hacerse con el control del condado, se adueño de la dote de Sancha, nombró conde a su
hijo Fernando I y poco después, aprovechando siempre la minoría de edad de Vermudo III y la
regencia de su madre Urraca (hermana del rey navarro), lo casó con Sancha. El ejército de
Vermudo III se enfrentó al de los hermanos Fernando I de Castilla y García IV Sánchez de
Navarra en la batalla de Tamarón (un valle de Burgos), que terminó con la muerte del rey
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leonés. Como no dejó descendencia, el derecho a la corona pasó a Fernando I a través de su
esposa Sancha, hermana de Vermudo III.
Fernando I tranformó sus títulos de conde de Castilla y rey de León en rey de León y de
Castilla, es decir, técnicamente incluyó Castilla en el reino de León, pero este reino ya no era el
reino de León, sino el reino de León y Castilla. Esto debió de encender los ánimos del conde
Ramiro I de Aragón. Él era el hijo mayor de Sancho III el Mayor, pero era ilegítimo, y a ello se
debió que no heredara el reino navarro, que había pasado a su hermanastro García IV Sánchez.
Ahora no sólo tenía un hermanastro rey, sino dos. Se propuso hacer valer sus derechos, pero
empezó atacando el punto más débil, es decir, a su otro hermanastro, Gonzalo I, el conde de
Sobrarbe y Ribagorza. Logró alianzas con los señores más influyentes de estos condados y éstos
decidieron su anexión al condado de Aragón. Gonzalo I fue asesinado.
El antiguo Califa de Córdoba Yahyá ibn Alí atacó finalmente Sevilla, donde estaba el presunto
Califa Hisam II, pero murió en el combate y el gobieno de Málaga pasó a su hermano Idris
I, que se otorgó el título de Califa, pero Algeciras, que hasta entonces había permanecido unida
a Málaga, pasó a su primo Muhammad al-Qasim, proclamado rey por sus soldados africanos.
En Persia murió a los cincuenta y siete años uno de los más famosos médicos y filósofos
musulmanes: Abú Alí al-Husayn ibn Siná, conocido en Europa comoAvicena. Fue un niño
prodigio que asimiló muy pronto las ciencias de su época. Se dice que a los diecisiete años curó
a un príncipe de una grave enfermedad, lo que le abrió las puertas de su biblioteca. Escribió
numerosos libros, entre los que destaca su Canon de la medicina, donde describe con precisió la
meningitis aguda, las fiebres eruptivas, la pleuresía y la apoplejía. Su terapéutica se basa en el
equilibrio en la alimentación y en el uso de determinados medicamentos. Su Libro de la
curación es una enciclopedia que abarca la lógica, la física y la metafísica.
Airlanga había logrado finalmente la unificación de Java y ahora era coronado rey. Es el
protagonista de una de las obras más antiguas de la literatura javanesa.
En 1038 murió san Esteban, el primer rey de Hungría. Dejó una organización en el país que
pervivió durante ocho siglos. El rey tenía amplios poderes, pero estaba asistido por un senado
compuesto de obispos y de altos funcionarios. Instituyó la figura del conde palatino, cuya
misión era administrar la justicia en nombre del rey. San Esteban fue sucedido por su sobrino
político Pedro Orseolo.
Los años siguientes a su muerte fueron tumultuosos, y Hungría fue sacudida por guerras de
sucesión.
El emperador bizantino Miguel IV demostró muchas más aptitudes que su antecesor. Envió a
Sicilia a sus generales Jorge Maniaces y Harald Hardrade, quienes no tardaron en ganar
territorio frente a los musulmanes.
A finales del siglo precedente, una tribu turca conducida por un príncipe llamado Salyuq pasó a
servir a los samaníes y luego a los karajaníes. Fueron conocidos como turcos
Selyúcidas. Ahora estaban dirigidos por un nieto de Salyuq llamado Muhammad Tugril Beg.
Un musulmán llamado Ibn Yasín había fundado una rábida en un islote en la desembocadura
del río Senegal, desde donde se dedicó a predicar en la zona una versión fundamentalista del
islam. Su mayor éxito fue convertir a su doctrina a dos hermanos bereberes, Yahyá y Abu
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Bakr, que dirigían un pueblo nómada. Con su ayuda, los habitandes de la rábida (en árabe
castellanizado, almorávides) empezaron a convertir a las caravanas de bereberes que
atravesaban el Sahara, que fueron engrosando las filas almorávides hasta formar un auténtico
ejército.
El rey Abd al-Aziz de Valencia conquistó las taifas de Murcia y Almería. El rey de Granada
Habbus ibn Maksán murió y fue sucedido por su hijo Badis, bajo el cual el reino alcanzó su
apogeo. Era aliado del rey Zuhayr de Almería, pero antes de que acabara el año se enemistaron,
Zuhayr fue hecho prisionero y el mismo Badis lo ejecutó. La crueldad de Badis generó varios
alzamientos en Granada en los años siguientes, pero todos fueron duramente reprimidos.
El conde Armengol II de Urgel murió y fue sucedido por su hijo Armengol III.
En 1039 murió el emperador germánico Conrado II y fue sucedido por su hijo Enrique III, que
ya había sido coronado rey de Alemania años atrás.
El duque Guillermo VI de Aquitania había muerto el año anterior, y fue sucedido por el
duque Odo, si bien a los pocos meses el ducado pasó a Guillermo VII, hijo de Guillermo VI.
También murió el conde Dirk III de Holanda, y fue sucedido por su hijo Dirk IV.
Gales fue nuevamente unificado bajo el rey Gruffudd Ap Llewelyn, que atacó Mercia a la vez
que rechazaba la colonización sajona.
El rey de Zaragoza al-Mundir II fue asesinado por su pariente Abd Allah ibn Hakam, pero los
zaragozanos se rebelaron contra el regicida y proclamaron rey al que hasta entonces era sólo rey
de Lérida, Abú Ayyub Sulaymán ibn Muhammad, de la familia de los banú Hud, que
sustituyó así a los Tubiyíes en el trono de Zaragoza.
El rey Badis de Granada derrotó a los abadíes de Sevilla en Écija, pero éstos conservaron sus
dominios.
El Califa Idris I de Málaga fue sucedido por su hijo Yahyá ibn Idris, quien mantuvo constantes
disputas con Muhammad al-Qasim, el rey taifa de Algeciras, disensiones fomentadas desde
Sevilla. Yahyá murió en 1040 y Málaga cayó en un periodo de inestabilidad política.
El reino de los karajaníes se dividió en dos kanatos: occidental y oriental, mientras el selyúcida
Tugril Beg derrotó a los gaznawíes y ocupó una parte de su territorio, la región de Kirmán.
Los generales bizantinos Jorge Maniaces y Harald Hardrade lograron tomar Siracusa a los
musulmanes, pero el emperador Miguel IV receló de los éxitos de Maniaces y le ordenó volver
a Constantinopla, por lo que las conquistas sicilianas se perdieron al poco tiempo.
Los polacos llamaron a Casimiro, el hijo de su último rey, Mieszko II, que había huido a
Hungría y ahora estaba en Francia. Le ofrecieron el trono y pasó a ser conocido como Casimiro
I el Renovador. Sin embargo, Casimiro no llevó el título de rey, sino de duque, pues tuvo que
jurar vasallaje al emperador Enrique III. Estableció la capital en Cracovia y no sólo reunificó
políticamente el país, sino que también unificó la Iglesia. De todos modos, no pudo liberarse del
dominio de la nobleza que lo había llevado al poder.
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Mientras tanto moría el rey de Inglaterra Harold I Pie de Liebre. Su hermanastro Hardeknud,
ahora que ya estaba firmemente asentado en Dinamarca, no tuvo dificultad para hacerse también
con la corona de Inglaterra. Haroldo había tenido que rechazar recientemente una invasión
escocesa sobre Northumbria (en respuesta a varios intentos de los northumbrios de recuperar la
región de Lothians). El rey escocés Duncan I murió asesinado ese mismo año. Lo mató el
condeMacbeth, instigado por su esposa Gruoch (más conocida en la literatura como Lady
Macbeth), cuya familia estaba enemistada desde generaciones atrás con la familia de Duncan I
(el abuelo de Gruoch había muerto combatiendo contra Malcom II, el abuelo de Duncan I). Por
ello, Gruoch convenció a Macbeth para que matara al rey y ocupara el trono. Al parecer, tanto
Duncan I como Macbeth descendían de la familia real por línea materna, por lo que es difícil
saber quién tenía mayor derecho al trono, si bien esto importaba poco en la Escocia de la época,
donde el trono correspondía "legítimamente" a quien podía hacerse con él. Macbeth tuvo éxito y
se convirtió en el nuevo rey de Escocia. Fue un rey capaz y no hay indicios de que sus súbditos
lo consideraran un usurpador. Duncan I tenía un hijo,Malcom, que huyó a Inglaterra.
También murió el conde Hugo I de Ampurias. Fue el primer conde de Ampurias que acuñó
moneda y que afirmó ser conde "por la gracia de Dios", Fue sucedido por su hijo Poncio I.
Así mismo murió el conde de Anjou Foulques III Nerra, que fue sucedido por su
hijo Godofredo Martel.
En la India murió el rey de Bengala Mahipala I, que fue sucedido por Nayapala. Cuatro años
antes había muerto Jasapala, el último rey de la dinastía de los Prathiaras.
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GUILLERMO EL BASTARDO
La China de los Song pasaba por una época de prosperidad. Desde hacía ya dos décadas que el
poder estaba en manos de un grupo ideológico conocido como los"innovadores", cuya figura
principal era Wang Anshi. A progresos como la brújula o el uso de la pólvora de cañón con
fines militares se unía ahora la imprenta de tipos móviles (eso que se dice que inventó
Guttemberg), cuya primera referencia data de 1041. Así empezaron a editarse las primeras
enciclopedias. Wang Anshi suprimió la prestación personal (por la que los ciudadanos tenían
que trabajar un tiempo para el Estado) y la sustituyó por un sistema de impuestos. El comerció
se desarrolló notablemente, especialmente el del té. También destacó como poeta y autor teatral.
El ministro Ouyang Xiu, rival de Wang Anshi, destacó como poeta, historiador, ensayista y
crítico. Escribió la Nueva historia de la dinastía Tang.
Ese mismo año murió el emperador bizantino Miguel IV. Su hermano, el eunuco Juan
Orfanotrofo, no estaba dispuesto a perder por ello el poder que su familia había ejercido durante
años, por lo que se apresuró a llevar a la corte a un joven sobrino, también llamado Miguel, y
convenció a la Emperatriz Zoe para que lo adoptara. El joven se convirtió así en Miguel V y,
acto seguido, cometió una estupidez: envió al destierro a su tío Juan, con lo que Constantinopla
se quedó sin cerebro.
El rey Hardeknud de Dinamarca e Inglaterra no tenía hijos, así que eligió como sucesor a su
hermanastro Eduardo, hijo de Emma y del rey Ethelred el Mal Aconsejado. Lo llamó a
Inglaterra y Eduardo acudió. Pocos años antes, Alfredo, el hermano de Eduardo, había recibido
una invitación parecida y acabó asesinado por el rey Harold, sin embargo, Eduardo no se
equivocó al fiarse de Hardkund, pues fue recibido con respeto y amistad.
El duque Bretislav I de Bohemia tuvo que reconocer como soberano al rey Enrique III de
Alemania, que le confió el gobierno de Bohemia, Moravia y Silesia.
El rey de Hungría, Pedro Orseolo, fue derrocado por una rebelión pagana y antialemana
encabezada por Samuel Aba, cuñado de san Esteban, que se convirtió en el nuevo rey.
El conde de Barcelona Ramón Berenguer I tenía ya dieciséis años, se había casado hacía dos y
pronto chocó con su abuela Ermessenda, de cuya regencia quiso sustraerse. Un noble
llamado Mir Geribert, nieto por parte de madre de Borrell II, aprovechó los disturbios para
rebelarse proclamándose Príncipe de Olérdola.
En al-Ándalus el reino de Almería se independizó del de Valencia. Los bereberes del norte de
África se independizaron del Califato Fatimí y reconocieron la autoridad del Califato Abasí de
Bagdad (lo cual era lo mismo que no reconocer ninguna autoridad). En particular el territorio
dejó de ser chiita para reconocerse sunní.
En 1042 el emperador bizantino Miguel V metió a Zoe en un monasterio para poder gobernar
sin intromisiones, pero fue la peor idea que pudo haber tenido: al pueblo le había dado igual el
destierro de Juan Orfanotrofo, pues los favoritos imperiales solían ser impopulares, pero Zoe era
la Emperatriz legítima, sobrina de Basilio II, el Matador de Búlgaros. Se produjo un
levantamiento y Miguel V, asustado, sacó a Zoe del convento y la presentó vestida de monja,
pero era demasiado tarde. La muchedumbre invadió el palacio y cogió a Miguel V junto a un tío
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suyo, lo llevó al hipódromo y allí fue escarnecido, torturado, cegado y de allí fue enviado a un
monasterio. No se sabe nada más de él.
Ante la necesidad de un emperador, Zoe se casó por tercera vez y su esposo se convirtió
en Constantino IX. Al igual que Zoe, tenía más de sesenta años, y era más conocido
como Constantino Monómaco (el tuerto). Se interesó por las artes y el estudio, descuidó el
ejército y dilapidó mucho dinero en lujos. Restituyó a Jorge Maniaces, que fue destinado a
Italia, a enfrentarse con los normandos. Por su parte, Harald Hardrade prefirió volver al estado
ruso de Kíev.
Ese mismo año murió el rey Hardeknud de Dinamarca e Inglaterra. La primera cayó en manos
del rey de Noruega Magnus I el Bueno, mientra que en Inglaterra fue elegido rey, de acuerdo
con la voluntad de Hardeknud, Eduardo III el Confesor, llamado así por lo escrupuloso que
era en el cumplimiento del deber de la confesión y otros ritos piadosos. En realidad fue Godwin
de Wessex el que aseguró que Eduardo recibiera la corona y fue él quien gobernó realmente el
país. Había sido responsable de la muerte del hermano de Eduardo, pero juró su inocencia y su
declaración fue corroborada por otros nobles. Tanto si Eduardo lo creyó como si no, lo cierto es
que Godwin era demasiado poderoso como para que el rey pudiera enfrentarse a él.
El conde Enrique II de Ardennes logró recuperar el ducado de Baviera, que había regido su
padre. Se convirtió así en el duque Enrique VII de Baviera.
Mientras tanto llegaba al Tíbet un budista hindú llamado Atisa, que empezó a predicar el
budismo aplicando estrictamente las normas de la orden.
Una vez más, los éxitos de Jorge Maniaces contra los normandos causaron recelo en
Constantinopla, así que en 1043 un emisario imperial marchó a Italia a ordenar al general que
regresara a la capital. Lo hizo delante de sus hombres y en términos insultantes, así que, a una
señal suya, sus soldados mataron al emisario. Maniaces embarcó con sus hombres y se instaló
en Épiro. Desde allí emprendió una marcha hacia Constantinopla y todo hacía augurar su
victoria, si no hubiera sido porque le alcanzó una flecha y murió. Al marcharse Maniaces, los
normandos prosperaron en Italia y fundaron el condado de Apulia.
El príncipe ruso Yaroslav llevó una campaña contra Bizancio, pero fue un fracaso.
El rey de Zaragoza Abú Ayyub derrotó y mató al rey de Toledo Ismaíl ibn Zennun, y ocupó su
capital durante unas semanas, pero luego fue expulsado por su hijoal-Mamún, que se convirtió
en el nuevo rey toledano. Entonces Abú Ayyub entabló una alianza con el conde Ramiro I de
Aragón, que todavía aspiraba a ser reconocido como rey de Navarra frente a su hermano García
IV Sánchez. Sin embargo la coalición fue vencida por el rey navarro en la batalla
de Tafalla. Tras ella los dos hermanos llegaron a un acuerdo cuyos términos se desconocen,
pero todo indica que el conde Ramiro I tuvo que reconocer la autoridad de su hermano, al
menos formalmente.
Los obispos de Gerona y de Vich lograron que el conde Ramón Berenguer I de Barcelona se
reconciliara con su abuela Ermessenda, lo que quiere decir que Ermessenda volvió a gobernar el
condado sin discusión. Mir Geribert reconoció la autoridad de Ramón Berenguer I.
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El reino de Denia pasó a manos de Iqbal al-Dawla, el hijo del rey Muyaid.
Al norte del reino de Angkor había surgido poco antes un reino llamado Pagan, cuyo trono era
ocupado ahora por Anoratha.Bajo su reinado, Pagan llegó a su apogeo. Por otra parte, en la isla
de Java había surgido el reino de Kediri.
Ese año murió el duque Gozlón de Lorena, y repartió el ducado entre sus hijos: Gozlón
II obtuvo la Baja Lorena y Godofredo el Barbudo la Alta Lorena.
El rey Enrique III de Alemania derrocó al rey de Hungría Samuel Aba y restituyó en el trono a
su antecesor, Pedro Orseolo.
En 1045 Godwin de Wessex hizo que Eduardo el Confesor, el rey de Inglaterra, se casara con su
hija Edith. Probablemente su intención era tener un nieto de sangre real, pero Eduardo había
hecho voto de castidad y no hubo nada que Godwin pudiera hacer para que lo olvidara.
El rey alemán Enrique III logró que los húngaros reconocieran su soberanía.
Los ejércitos bizantinos tomaron Ani, la capital del reino de los bagratíes, en Armenia.
Harald Hardrade se casó con Isabel, la hija del principe Yaroslav de Kíev (la misma con la que
ya había tenido alguna relación años antes y por cuya causa había tenido que marchar a
Bizancio). Poco después decidió volver a su patria, a Noruega, donde se enfrentó a su sobrino
Magnus, que se vio obligado a cederle la mitad de sus territorios.
La muerte del emperador Conrado II había privado al Papa Benedicto IX de su principal apoyo.
Finalmente, un capitán romano llamado Gerardo di Sasso lo expulsó de Roma y puso en su
lugar al obispo de Sabina, que adoptó el nombre de Silvestre III, sin embargo, dos meses
después Benedicto IX recuperó la silla pontificia por las armas, pero el arcipreste de Letrán,
llamado Giovanni Graziano, lo convenció poco después para que abdicara en su favor a
cambio de una pensión, y así se convirtió en Papa con el nombre de Gregorio VI. Benedicto IX
abandonó Roma.
En Badajoz murió el rey Ibn al-Aftas, y fue sucedido por su hijo Muhammad al-Muzafar.
En 1046 estalló una rebelión de la nobleza normanda contra el joven duque Guillermo, que
tendría entonces unos diecinueve años y estaba a punto de tomar las riendas del poder. Una vez
más, el apoyo del rey Enrique I de Francia fue decisivo. Un noble normando llamado Roberto
Guiscardo (Roberto el Astuto) abandonó el ducado por esta época y marchó al sur de Italia a
reunirse con sus hermanastros, Dreu, Guillermo Brazo de Hierro y Unfrido. El primero había
participado en la conquista del condado de Apulia y acababa de convertirse en el nuevo conde.
Ese año murió el rey de Zaragoza Sulayman ibn Muhammad y repartió su reino entre sus cuatro
hijos, pero uno de ellos, Abú Yafar Ahmad al-Muqtadir, logró pronto la hegemonía. Al-
Muqtadir, junto con su hermano al-Mudafar, que reinaba en Lérida, atacó al conde Armengol
III de Urgel, pero el conde Ramón Berenger I de Barcelona acudió en su ayuda, derrotó a los
musulmanes y les obligó a pagar unos impuestos anuales que fueron conocidos
como parias. Poco después, el rey Fernando I de León obligó también a al-Muqtadir a que le
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pagase parias. Antaño habían sido los pequeños reinos cristianos los que habían tenido que
pagar a los gobernadores musulmanes y ahora la situación se estaba invirtiendo.
En Roma los Papas Benedicto IX y Silvestre III trataban de derrocar a Gregorio VI, que
ocupaba la silla pontificia en virtud de su acuerdo con el primero de ellos, pero el rey alemán
Enrique III viajó hasta allí y organizó el Concilio de Sutri, que el 20 de diciembre depuso a los
tres. Benedicto IX volvió a huir de Roma, Silvestre III fue obligado a ingresar en un monasterio
y Gregorio VI fue desterrado a Colonia. El 24 de diciembre el Concilio consagró como nuevo
Papa a Suidger de Morsleben Hornburg, un hombre de confianza de Enrique III, procedente
de Sajonia, que adoptó el nombre de Clemente II, justo a tiempo para que, según la tradición
carolingia, pudiera coronar emperador a Enrique III el día de navidad. Sin embargo, Clemente II
murió unos meses después, ya en 1047, y Benedicto IX aprovechó la circunstancia para volver a
Roma y convertirse en Papa por tercera vez.
El duque Guillermo de Normandía, con el apoyo del rey Enrique I de Francia, logró aplastar a
los nobles rebeldes en Val-des-Dunes, tras lo cual pudo restablecer el orden y fundar una villa
fortificada en Caen, desde donde gobernó el ducado con mano dura. En cierta ocasión tomó un
castillo cuyos habitantes, durante el asedio, le habían gritado alusiones sobre su madre. La
matanza con que Guillermo respondió al insulto hizo que nadie más tuviera ganas de recordarle
las circunstancias de su nacimiento. Por otra parte, el joven duque despreciaba la simulación y
hasta alardeó con arrogancia de su origen. Firmaba los documentos oficiales como Guillermo el
Bastardo, pues sabía que así era como le llamaban a sus espaldas, aunque, desde luego, nadie
se hubiera atrevido a llamarlo así en su presencia. Guillermo obligó a todos los nobles a jurarle
fidelidad directamente a él, y no indirectamente según la cadena feudal, como era costumbre.
Prohibió la construcción de castillos fortificados sin su permiso específico, permiso que
raramente concedía.
Los militares bizantinos estaban muy descontentos con el emperador Constantino IX, que
apenas dedicaba su atención a los problemas militares. Éstos se estaban agravando con la lenta
ocupación normanda del sur de Italia. A la rebelión de Maniaces unos años antes le siguió ahora
la del general León Tornicios, que, no obstante, también pudo ser sofocada.
El rey Pedro Orseolo de Hungría volvió a ser derrocado, y esta vez sus adversarios dieron la
corona a Andrés I, que pertenecía a la familia real, pero que había tenido que exiliarse tras la
muerte de san Esteban. De este modo el país volvía a rechazar la tutela alemana.
El duque Casimiro I de Polonia derrotó al príncipe de Mazovia (una región polaca que
permanecía independiente) y se anexionó sus territorios.
Ese año murió el conde de Saboya Humberto I Blanca Mano. Fue sucedido por sus
hijos Amadeo I y Odón I. El segundo se había casado dos años antes conAdelaida de
Susa, condesa de Turín, con lo que el condado se extendió sobre territorio italiano.
Tras la muerte del duque Enrique VII de Baviera su antecesor Enrique VI pudo recuperar el
ducado. En el condado de Ardennes fue sucedido por su hijo Gilberto.El año anterior un noble
llamado Adalberto de Matfrieding había arrebatado la Alta Lorena a Godofredo el Barbudo, y
ahora un pariente de Gilberto llamadoFederico hacía lo propio con la Baja Lorena.
También murió el rey de Noruega y Dinamarca Magnus el Bueno. Magnus había encomendado
el gobierno de Dinamarca a Sven II Estridsson, que era hijo deEstrid, hermana de Canuto el
Grande, y que ahora se convirtió en el nuevo rey de Dinamarca. Reorganizó la Iglesia en
obispados leales a la corona, con lo que aumentó el poder real. En Noruega Harald Hardrade no
tuvo dificultad en dominar la situación y convertirse en el nuevo rey. En 1048 fundó la ciudad
de Oslo.
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Ese año murió el duque Adalberto de la Alta Lorena, que fue sucedido por Gerardo.
Con León IX llegó a su fin la llamada noche del papado. Durante siglo y medio, la principal
virtud para ser elegido Papa había sido la de ser un buen títere, o a veces incluso un buen
amante. Había llegado a haber un papa adolescente, otro que ni siquiera era sacerdote, etc. Los
Papas eran débiles y quienes los manejaban no conseguían con ello dominar más allá de la
ciudad de Roma y sus vecindades. Con León IX la situación iba a cambiar. En realidad el mérito
no fue tanto suyo como de su consejero Hildebrando, un monje que ya había sido consejero de
Gregorio VI, a quien había seguido en su destierro. Ahora se ganó la confianza de León IX y se
dio cuenta de que éste era el Papa adecuado para llevar adelante sus ideas sobre lo que debía ser
el papado, pues contaba con el favor del emperador. Hizo que León IX convocara tres concilios
ese mismo año: en Roma, en Reims y en Maguncia, en los que se pidió cuentas a los dignatarios
eclesiásticos corruptos. Ese mismo año murió san Odilón, el quinto abad de Cluny, y fue
sucedido por Hugues. La orden de Cluny se convirtió en el principal apoyo del papado. Era una
poderosa y eficiente estructura internacional centralizada bajo el mando único del abad de
Cluny, el cual no estaba supeditado a ninguna autoridad más que la del Papa. Hasta el
advenimiento de León IX estar supeditado al Papa era no estar supeditado a nadie, pero el abad
de Cluny comprendió que el liderazgo del Papa, con el apoyo consiguiente del emperador,
ofrecería a su orden nuevas posibilidades de expansión que hasta entonces habrían sido
impensables. Se inició así un movimiento reformista en la Iglesia que reconocía al Papa como
autoridad suprema, cuyas figuras más destacadas fueron reclutadas entre los monjes de Cluny.
En Java murió el rey Airlanga, y su reino se dividió en dos: Janggala, al oeste, y Panjalu, al
este. El reino oriental se convirtió en una gran potencia marítima.
En 1050 murió Guido d'Arezzo. Su obra Micrologus, que contiene dos capítulos dedicados a la
polifonía, fue el tratado musical más conocido durante los cinco siglos siguientes.
En Suecia murió el rey Olav II y fue sucedido por su hermano Edmundo el Viejo.
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EL CISMA DE ORIENTE
En 1050 un teólogo francés llamado Berengario de Tours se convirtió en uno de los primeros
blancos del movimiento reformista del Papa León IX. Berengario había sido discípulo de
Fulberto de Chartres, y afirmaba que la eucaristía era sólo un símbolo, y que en ella el pan y el
vino no se convertían en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. El Papa lo declaró hereje.
En 1051 fue condenado por un concilio en Vercelli, una ciudad italiana gobernada por obispos.
En Italia fue asesinado el conde Dreu de Apulia y fue sucedido por su hermano Unfrido.
También murió el conde Amadeo I de Saboya, y el condado permaneció en manos de su
hermano Odón I.
El selyúcida Tugril Beg decidió aliarse con Kaiem, el Califa Abasí de Bagdad (aunque,
probablemente, el Califa no decidió nada) y en su nombre arrebató un extenso territorio a los
Buwayhíes. El Califato Fatimí perdió todo control sobre los territorios al oeste de Egipto.
El rey de Inglaterra Eduardo III el Confesor no era muy popular entre la nobleza sajona.
Eduardo tenía motivos para estar resentido contra Godwin de Wessex, que había participado en
el asesinato de su hermano Alfredo, pero al que tenía que aceptar en la corte porque era, de
hecho, el hombre más poderoso de Inglaterra. Tampoco sentía ningún aprecio por su madre,
Emma, que había favorecido a Hardeknud sin mostrar aparentemente ningún interés por los
exiliados Eduardo y Alfredo. Por ello Eduardo se había apropiado de las posesiones de su madre
y la había internado en un convento. En general, los nobles sajones eran indisciplinados. Si
Godwin gobernaba Wessex a su antojo, Siward hacía lo propio en Northumbria, y otro señor
llamado Leofric gobernaba los territorios intermedios que antaño fueron el reino de Mercia.
Como contrapartida a esta situación, Eduardo III se apoyaba en los nobles normandos que
habían llegado al país desde que Emma de Normandía se convirtió en reina, y otros tantos que
fueron invitados por el propio rey. Eduardo III había sido educado en Normandía, y por ello
prefería las costumbres normandas, más refinadas que las de los sajones. Hablaba y vestía como
un normando, introdujo el cargo de canciller, o secretario del rey, copiado de la administración
normanda. Algunos cortesanos trataron de complacer al rey imitando estas costumbres, lo cual
generó una reacción nacionalista en la nobleza sajona, cada vez más irritada por estos hechos.
Naturalmente, a la cabeza de este movimiento se puso Godwin de Wessex. Eduardo no podía
quitar tierras a los nobles sajones para dárselas a los normandos, pero sí podía disponer
libremente de los cargos religiosos, y pronto los más importantes estuvieron ocupados por
normandos. La gota que colmó el vaso fue cuando nombró obispo de Canterbury a un normando
llamado Roberto de Jumiège. Entonces Godwin de Wessex se alzó abiertamente en rebeldía y
reunió un ejército contra el rey. Sin embargo, los nobles recelaban entre sí tanto o más que del
rey y, para evitar que Godwin pudiera convertirse en rey si derrotaba a Eduardo III, tanto Siward
como Leofric se pusieron de parte de éste. Godwin fue derrotado y enviado al exilio, la reina
Edith (hija de Godwin) fue recluida en un monasterio.
La política pronormanda del rey Eduardo III se vio consolidada, hasta el punto de que ese
mismo año invitó a visitarle nada menos que al propio duque de Normandía, Guillermo I el
Bastardo, que a sus veinticuatro años ya era conocido en Europa por su férrea autoridad.
Tras esta visita, corrió el rumor de que Eduardo III había prometido en secreto a Guillermo I
que lo nombraría heredero al trono de Inglaterra. Existía entre ambos un cierto parentesco, pues
Emma, la madre de Eduardo III era hija de Ricardo I, el bisabuelo de Guillermo I. No obstante
esto no permitía que Guillermo I pudiera considerarse miembro de la casa real de Alfredo el
Grande, la cual había gobernado Inglaterra hasta entonces salvo durante la dominación danesa.
Esto bastaba para poner no sólo a la nobleza, sino también al pueblo sajón en contra de su rey.
No está claro si realmente Eduardo III hizo dicha promesa o si fue un invento de Godwin, pero
lo cierto es que tuvo su efecto y en 1052 Godwin regresó a Inglaterra y recuperó todo su antiguo
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poder sin que Eduardo III pudiera hacer nada para impedirlo. Godwin hizo que Eduardo III
depusiera al arzobispo de Canterbury y en su lugar nombrara a Stigand, un sajón partidario de
Godwin que había sido capellán de Canuto y consejero de Emma. Sin embargo, esta medida
tuvo una consecuencia que Godwin no podía haber previsto. Hasta entonces, los reyes, o incluso
nobles poderosos de rango inferior, nombraban obispos a su antojo en sus territorios, pero
Hildebrando estaba convenciendo al Papa León IX para que reclamara su derecho exclusivo a
nombrar y deponer obispos. Hasta entonces el Papa no había propuesto a ningún candidato a
ningún obispado (al menos no en ningún caso que chocara contra la voluntad de algún noble
poderoso), pero HIldebrando consideró que León IX no podía aceptar la deposición del
arzobispo de Canterbury, pues no se le había consultado, y Stigand no fue reconocido por Roma.
El conde de Anjou, Godofredo Martel, conquistó el condado de Maine, que estaba situado entre
Anjou y Normandía, lo que suponía una amenaza contra el ducado normando así como para el
propio rey de Francia, Enrique I, cuyos escasos territorios alrededor de París no quedaban lejos.
Por ello Enrique I, con el apoyo del duque Guillermo I el Bastardo, se apoderó de las plazas
fuertes de Alençon y Domfront. El rey francés no tenía hijos, así que decidió contraer segundas
nupcias, pero para evitar los problemas que su padre, Roberto II, había tenido con la Iglesia al
casarse con una prima, se aseguró de que su nueva esposa no tuviera con él ningún vínculo de
sangre, y para ello eligió nada menos que a Ana de Kíev, la hija del príncipe Yaroslav, con la
que tendría tres hijos.
Mientras tanto moría en Italia uno de los nobles más poderosos, el Marqués Bonifacio de
Toscana. Había sido leal a los emperadores Enrique II, Conrado II y Enrique III, salvo por un
breve periodo en el que había apoyado al Papa Benedicto IX frente a Dámaso II, el candidato de
Enrique III, pero tras la pronta muerte de Dámaso II se había reconciliado con León IX
haciendo solemnes manifestaciones de penitencia. Estaba casado con Beatriz de Lorena, y el
duque de la Alta Lorena, Godofredo el Barbudo, se apoderó de Toscana.
El conde de Barcelona Ramón Berenguer I se casó en terceras nupcias con Almodis tras
repudiar a su segunda esposa, Blanca, con la que se había casado un año antes (su primera
esposa, Isabel, había muerto a su vez un año antes). Almodis influyó sobre su marido y ello
suscitó un nuevo conflicto con Ermessenda, la abuela del conde, que apeló a un recurso que ya
había empleado en tres ocasiones anteriores: se quejó a Roma de que su nieto la maltrataba y
logró que éste fuera excomulgado (por cuarta vez). Mientras tanto Mir Geribert fue llevado ante
un tribunal y obligado a reconocer la autoridad del conde de Barcelona, pero no hizo caso de la
sentencia.
Tras la muerte del conde Guillermo I de Besalú, el condado pasó a sus hijos Guillermo II el
Trueno y Bernardo II.
El duque de Normandía Guillermo el Bastardo se casó con Matilde de Flandes, hija del conde
Balduino V. Con esta alianza Guillermo I fortaleció su posición en el exterior y el conde de
Flandes dispuso de apoyo para los sangrientos enfrentamientos que mantenía con el emperador
Enrique III. Balduino V no fue el único problema al que tuvo que enfrentarse el emperador.
También estaba el duque de la Alta Lorena, Godofredo el Barbudo, que se había apoderado de la
Toscana sin su consentimiento, y ahora tenía que ocuparse también del normando Roberto
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Guiscardo, que había arrebatado Calabria a los bizantinos y había ayudado a su hermano el
conde Unfrido a derrotar en Civitate a las tropas del Papa León IX, que fue hecho prisionero en
Benevento. Para recuperar la libertad tuvo que reconocer las conquistas normandas.
En 1053 murió Godwin de Wessex, y su hijo Haroldo heredó el título de earl de Wessex.
Haroldo fue, como su padre, el hombre más poderoso de Inglaterra, por encima incluso del rey
Eduardo III el Confesor.
También murió Abú Amr al-Dani, que escribió varios tratados sobre el modo de recitar el
Corán, que aún son de uso corriente. Vivió en el reino de Denia.
El emperador germánico Enrique III intentó asegurar el carácter hereditario de su título imperial
instituyendo el título de rey de romanos, que concedió a su hijoEnrique, de tres años, como
expresión de su condición de heredero. (El título de rey de romanos se explica si recordamos
que lo que llamamos Imperio Germánico era oficialmente el Imperio Romano.) Además lo
nombró duque de Baviera, con lo que Conrado I perdió el título, si bien siguió gobernando el
ducado durante la minoría de Enrique.
Los almorávides eran ya los dueños del Sahara y ahora ibn Yasín los dirigió más al norte, y así
ocuparon los primeros oasis del actual Marruecos.
El nuevo Papa fue elegido una vez más por el emperador Enrique III. Optó por un pariente suyo
llamado Gebhard, conde de Dollsnten-Hirschberg, que adoptó el nombre de Víctor II.
Por su parte, el emperador seguía sin someter a Godofredo el Barbudo, que se casó
con Matilde, la viuda del difunto marqués de Toscana para legitimar su ocupación del territorio.
El rey Enrique I de Francia empezó a recelar de su hasta entonces aliado el duque Guillermo I
de Normandía. Súbitamente, decidió aliarse con Godofredo Martel, el conde de Anjou (al que
poco antes había combatido junto con Guillermo), e invadió normandía, pero fue derrotado por
Guillermo.
Finalmente Siward, el earl de Northumbria, se decidió a atacar al rey escocés Macbeth, con el
pretexto de devolver el trono al legítimo rey Malcom, hijo del rey Duncan asesinado por
Macbeth (pero con la intención real de apoderarse de Lothians). Siward derrotó a Macbeth, pero
la victoria no fue decisiva.
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Ese año murió el príncipe de Kíev Yaroslav el Sabio. Entre sus principales legados se
encuentran la catedral de Santa Sofía, en Kíev (junto con muchas otras iglesias repartidas por el
país), y la redacción de la primera parte de la Russkaia pravda (la verdad rusa), un código legal
basado en el derecho consuetudinario. La muerte del príncipe inició el declive del estado de
Kíev. Su hijo Iziaslav I logró únicamente el dominio de la región de Kíev, pero el resto del
territorio quedó en manos de distintos gobernantes locales, que se erigieron en principes y se
disputaron sangrientamente el dominio de la capital. En la práctica, el resultado fue que el
estado se dividió en numerosos principados. Algunos de ellos llamaron en su apoyo frente a
otros a pueblos bárbaros. Por primera vez aparecen referencias a un pueblo nómada que se
llamaba a sí mismo Qipcaq, si bien los rusos los llamaron Polovtses y más tarde los griegos los
conocerían como Komanoi. De ahí deriva el nombre de Cumanos. Formaron rápidamente un
imperio nómada que llegaba desde el Dnieper hasta Crimea. Conquistaron los territorios de los
búlgaros del Volga y los de los jázaros.
En 1055 el turco Tugril Beg marchó sobre Mesopotamia, que cayó sin oponer resistencia, y
entró en Bagdad. Así terminó el dominio de los buwayhíes sobre el Califato Abasí. En lugar de
destituir al Califa Kaiem y dar excusa a cualquier gobernador para alzar al pueblo contra él
apelando a la religión (el Califa era el legítimo sucesor de Mahoma), Tugril Beg optó por rendir
vasallaje al Califa y gobernar en su nombre. Los selyúcidas eran sunníes, así que Kaiem los
recibió como liberadores frente a los buwayhíes chiítas. En lugar de instalarse en Bagdad, Tugril
Beg tomó como su capital la antigua Ecbatana, cuyo nombre se había transformado
en Hamadán. Se aseguró de que el Califa tuviera el control de Mesopotamia, si bien ahora eran
los selyúcidas quienes dominaban el Califato Abasí.
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que el emperador trató de hablar por sí mismo el Patriarca le dijo: "Te creé, imbécil, y puedo
destituirte también".
También murió el duque Bretislav I de Bohemia, que fue sucedido por su hijo Spytihnev II. Sus
hermanos heredaron Moravia, pero terminó apropiándosela también.
El emperador Enrique III estaba tratando de aplastar al duque Godofredo el Barbudo, pero se le
escapó y sólo pudo capturar a su esposa Beatriz, a la que encarceló.
La casa de Babenberg seguía gobernando Austria desde que Otón I se la asignó a Leopoldo I.
Ese año murió el margrave Adalberto el Victorioso, que fue sucedido por Ernesto el Valeroso.
El Papa Víctor II no era del agrado de Hildebrando. Más que como Papa, se comportaba como
representante del emperador en Roma. Dejó de lado la reforma de la Iglesia que había estado
impulsando Hildebrando a través de san León IX y se concentró en la lucha contra los
normandos que se estaban adueñando del sur de Italia. El conde Unfrido de Apulia acababa de
arrebatar a los bizantinos el sureste de la península. Por ello Hildebrando se hizo nombrar
legado en Alemania, a donde marchó en busca de mejores contactos.
En 1056 murió el emperador germánico Enrique III y su hijo de seis años se convirtió en el
rey Enrique IV de Alemania. Su madre Inés actuó como regente.
Siward, el earl de Northumbria volvió a enfrentarse al rey escocés Macbeth y está vez logró
darle muerte en la batalla de Lumphanan. El hijo del rey Duncan subió al trono como Malcom
III. En los años que había pasado en Inglaterra se había hecho católico, por lo que se dedicó a
erradicar el cristianismo celta, que aún pervivía en Escocia.
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El rey Enrique I de Francia trató de invadir nuevamente Normandía, y nuevamente fue
derrotado por el duque Guillermo I el Bastardo, esta vez en Varaville.
La Emperatriz Inés otorgó el ducado de Suabia a Rodolfo, hijo del conde de Rheinfelden.
Ese año murió el conde Renaldo I de Borgoña, que fue sucedido por su hijo Guillermo I.
También murió el conde Unfrido de Apulia y fue sucedido por su hermano Roberto Guiscardo.
También murió el Papa Víctor II y fue sucedido por Esteban IX,que era hijo del duque Gozlón I
de la Baja Lorena y hermano del duque Godofredo el Barbudo de la Alta Lorena y marqués de
Toscana. Hasta entonces había sido abad de Montecasino. El nuevo Papa continuó la política de
reformas que había iniciado san León IX, para lo que reunió varios sínodos en Roma, pero
murió en1058. Los condes de Túsculo trataron entonces de terminar con los Papas nombrados
desde Alemania y eligieron a Juan Mincius, obispo de Velletri, que se convirtió en Benedicto
X.
El Califa Abasí Kaiem concedió al selyúcida Tugril Beg lo único que podía concederle: un
título. Lo nombró sultán, que significa algo así como dominador, y Rey de Oriente y
Occidente. Desde entonces el soberano selyúcida llevó siempre el título de sultán. Teóricamente
era el segundo título más alto después del de Califa, pero en la práctica era el más alto.
Tras la muerte del duque Guillermo VII de Aquitania le sucedió su hijo Guillermo VIII.
En Polonia murió el duque Casimiro I el Renovador y fue sucedido por su hijo Boleslao II.
El Papa Benedicto X había sido elegido como reacción contra sus predecesores alemanes, por lo
que su política fue opuesta a la de éstos y, en particular, se opuso a las reformas de Hildebrando.
Este cambio de política obligó a huir de Roma a un grupo de cardenales partidarios de las
reformas. En principio, el término cardenaldesignaba vagamente a algunos eclesiásticos
destacados por uno u otro motivo, pero en los últimos años se reservaba el término para los
asesores o auxiliares del Papa. Entre los cardenales que huyeron de Roma estaba Pedro
Damián, que había sido nombrado cardenal por Esteban IX el año anterior y se había dedicado
a la reforma del clero desde el pontificado de Gregorio VI. En 1059, estos cardenales se
reunieron en Siena y eligieron Papa al arzobispo de Florencia Gérard de Bourgogne, que
adoptó el nombre de Nicolás II. Hildebrando, que para entonces se había ganado la confianza
del marqués de Toscana, Godofredo el Barbudo, y de Inés, la madre del rey Enrique IV de
Alemania, logró que ambos apoyaran a Nicolás II frente a Benedicto X. Gracias a la
condesa Matilde de Toscana (la hija del marqués Bonifacio y de Beatriz de Lorena), Nicolás II
pudo entrar en Roma y Benedicto X fue depuesto. Ese mismo año Hildebrando instó a Nicolás
II a reunir un concilio que decretó que en lo sucesivo sólo los cardenales podrían elegir al nuevo
Papa, si bien la elección debía ser confirmada por el emperador.
Aunque Nicolás II logró el papado gracias en gran parte al apoyo alemán, decidió que el Papa
no podía estar sometido al emperador, así que, para fortalecer su posición frente a Alemania,
logró un tratado con el conde Roberto Guiscardo por el cual éste se declaraba vasallo del Papa a
cambio de un tributo anual y de ser reconocido como duque de Apulia y Calabria y futuro
duque de Sicilia (es decir, supuesto que cumpliera el trámite de conquistarla).
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La Emperatriz alemana Inés concedió la mano de su hija Matilde al duque Rodolfo de Suabia,
aunque la prometida no vivió más de un año tras la boda.
Ese año murió el duque Bernardo II de Sajonia, que fue sucedido por Ordulfo. También murió
el conde Gilberto de Ardennes, que fue sucedido por su hijoConrado I.
El emperador bizantino Isaac I Comneno había vuelto triunfador de una ardua campaña en el
norte contra los Pechenegos. Ahora estaba emprendiendo una serie de reformas militares y
financieras, para las cuales necesitaba dinero. La Iglesia tenía dinero, pero Miguel Cerulario no
estaba dispuesto a cedérselo al Estado. Isaac I logró destituirlo y encarcelarlo a la espera de un
juicio. Probablemente el Patriarca habría acabado exiliado o cegado, pero murió antes de que
pudiera celebrarse el juicio. El emperador no pudo resistir la presión del clero, irritado por estos
sucesos, así que terminó abdicando en favor de un funcionario de la tesorería, que se convirtió
en Constantino X.
Los almorávides de Ibn Yasín ya eran los dueños del sur de Marruecos. Su base principal estaba
en la ciudad de Agmat.
El conde Mir Geribert se trasladó a la corte del conde de Barcelona. Murió en 1060 junto a su
hijo luchando contra los moros. En Tolosa murió el conde Poncio, el hijo de Guillermo III
Tallaferro, y fue sucedido por su hijo Guillermo IV.
El rey Andrés I de Hungría murió derrotado por su hermano, que se convirtió en Bela I. El
nuevo rey había contado con el apoyo de su tío, el duque Boleslao II de Polonia. Hizo fracasar
una conspiración que pretendía restaurar el paganismo.
En Suecia murió el rey Edmundo el Viejo y varias familias de nobles se disputaron la corona. Se
impuso el rey Stenkil. Por esta época cesaron las expediciones vikingas.
También murió el conde Odón I de Saboya y su esposa Adelaida de Susa actuó como regente de
su hijo Pedro I, que añadió al título de conde de Saboya el de marqués de Turín.
La ruptura entre las Iglesias Romana y Bizantina había sacudido especialmente al reino croata,
donde ambas estaban representadas y se disputaban la soberanía. Finalmente, en un concilio
celebrado en Split, el rey Petar Kresimir IV impuso el rito latino. Continuó habiendo luchas
entre los partidarios de una y otra Iglesia, pero terminó imponiéndose la Romana.
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GUILLERMO EL CONQUISTADOR
En 1060 murió el rey Enrique I de Francia y por primera vez un Capeto llegaba al trono francés
siendo menor de edad. En efecto, el hijo de Enrique I, ahora Felipe I, tenía tan sólo ocho años
de edad. La regencia la asumió el conde Balduino V de Flandes, que estaba casado con una
hermana de Enrique I. Si el poder efectivo de los Capetos en Francia había sido bastante
limitado hasta entonces, el de Felipe I y su regente fue aún menor.
El almorávide Ibn Yasín murió guerreando contra la tribu de los bargawatá, que no aceptaba la
conversión por las buenas. Se produjeron varias intrigas en torno a la sucesión, en las cuales
destacó la influencia de una mujer llamada Zaynab, que en 1061 logró finalmente que el poder
pasara a su cuarto marido Yúsuf ibn Tasfin(Zaynab se había divorciado tres veces, según le
había convenido).
Ese año murió el Papa Nicolás II y, de acuerdo con lo establecido dos años antes, los cardenales
eligieron al nuevo Papa, que resultó ser Anselmo da Baggio, el obispo de Lucca, que adoptó el
nombre de Alejandro II.
También murió un tal Burckhard von Zolorin, un señor feudal cuya familia se dedicaba al
bandidaje en la ruta comercial que unía Italia con Alemania. Su hijo tomó el título de Federico
I, conde de Zollern.
En Bohemia murió el duque Spytihnev II, que fue sucedido por Vratislav II.
En Valencia murió el rey Abd al-Aziz y fue sucedido por su hijo Abd al-Malik.
El rey de Alemania Enrique IV tenía doce años, y su madre, Inés, se vio obligada a ceder la
regencia a los arzobispos Annon de Colonia y Adalberto de Brema. El primero se encargó de
la educación del niño. El año anterior, aprovechando la minoría de edad del rey, un noble sajón
llamado Otón de Nordheim se había apoderado del ducado de Baviera.
El almorávide Yúsuf ibn Tasfin fundó la ciudad de Marrakech, a la que convirtió en capital, y
desde ella se lanzó a la conquista del norte del territorio que desde entonces se
llamaría Marruecos.
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El Califa Abasí prometió la mano de su hija a Tugril Beg, si bien el matrimonio no llegó a
celebrarse porque el sultán murió al año siguiente, en 1063. Fue sucedido por su sobrino Alp
Arslán (el héroe león).
Ese año subió al trono de Ghana uno de sus reyes más conocidos: Tunka Bassi. (Tunka era el
título que habían adoptado los monarcas de Ghana.) El Imperio estaba en su apogeo. Contaba
con un ejército de unos doscientos mil hombres, entre los que había más de cuarenta mil
arqueros. Exportaba principalmente marfil, oro y esclavos, e importaba sal, que en el sur era
muy valorada. La prosperidad del comercio se debía en gran parte a la rígida justicia: los
ladrones eran vendidos como esclavos o ejecutados, los adúlteros eran desollados vivos, la
capital, Kumbi Saleh, albergaba una gran prisión de la que nadie regresaba. Los comerciantes
musulmanes habían formado una comunidad que se había convertido casi en una segunda
ciudad a unos once kilómetros de Kumbi Saleh. Prueba de su importancia es que contaba con
doce mezquitas. Los mercaderes musulmanes importaban frutas, trigo, abalorios, ropa de Egipto
e incluso de Europa, aunque ésta quedaba reservada a una reducida minoría. Pese a este íntimo
contacto, la población nativa de Ghana se resistió a la islamización y conservó sus rudimentarias
creencias animistas.
En Hungría murió el rey Bela I y fue sucedido por su sobrino Salomón, el hijo del rey Andrés I
al que había derrocado Bela I.
En Inglaterra, el earl Siward de Northumbria había muerto junto con su hijo tratando en vano de
conquistar Lothian a los escoceses, y Haroldo de Wessex logró que Northumbria pasara a manos
de su hermano Tostig. Luego murió Leofric de Mercia y los dos hermanos lograron desposeer a
sus herederos y repartirse sus territorios. Para ello tuvieron que deponer a algunos señores, que
buscaron ayuda en Gales, pero Haroldo y Tostig los derrotaron.
El conde Teobaldo III de Blois arrebató a su sobrino Eudes III los condados de Champaña y
Meaux.
Los pisanos destruyeron una flota musulmana en el puerto de Palermo. El enorme botín que
obtuvieron sirvió para construir una espléndida catedral. Alejandro II convirtió el obispado de
Pisa en un arzobispado.
Fernando I de León y Castilla hizo tributario al rey de Sevilla al-Mutadid, lo que le hizo desistir
de su aspiración de reunificar al-Ándalus. Ese año Fernando I y su esposa Sancha regalaron a la
iglesia de san Isidro de León un crucifijo de marfil de medio metro de alto cuyo Cristo tiene las
pupilas incrustadas de azabache. Es la principal obra escultórica del reino en el siglo XI. Se
conoce como el Crucifijo de Fernando y Sancha.
El conde Ramiro I de Aragón logró que su sobrino, el joven rey Sancho IV de Navarra, le
entregara algunas poblaciones, pero luego Sancho IV se alió con el rey al-Muqtadir de Zaragoza
contra Ramiro I. El conde murió y fue sucedido por su hijo Sancho I Ramírez.
El conde de Barcelona, Ramón Berenguer I, había tenido dos hijos con Almodis, su tercera
esposa: Ramón Berenguer y Berenguer Ramón, el mayor de los cuales acababa de cumplir
diez años. Almodis dominaba a su marido, y había logrado relegar a un segundo plano a Pedro
Ramón, el hijo que el conde había tenido con su primera esposa, Isabel, hasta el punto de a
partir de este momento el primogénito no aparece en ningún documento oficial.
El emperador bizantino Constantino X trató de poner fin a las rebeliones militares que se habían
ido sucediendo en los últimos años, para lo cual redujo al mínimo los gastos militares. No fue
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una idea afortunada, pues el Imperio necesitaba un ejército fuerte más que nunca. En 1064 el
sultán turco Alp Arslán se apoderó de la región de Armenia que Basilio II había conquistado
años antes y destruyó la capital, Ani. Los húngaros obtuvieron algunas victorias en la frontera
occidental y, mientras tanto, los cumanos atravesaban las estepas rusas y amenazaban la frontera
septentrional.
El rey de Inglaterra, Eduardo III el Confesor, tenía ya más de setenta años, y no había tenido
hijos. Se le planteaba, pues, el problema de la sucesión. Es probable que sus simpatías fueran
hacia Guillermo I de Normandía, pero no podía proponer tal cosa. Haroldo de Wessex hubiera
lanzado contra él a toda la nobleza sajona y probablemente habría terminado haciéndose con la
corona. El único miembro vivo de la casa real era su sobrino Eduardo. Era hijo del rey
Edmundo II el Valiente, que logró oponer resistencia a Canuto el Danés hasta el mismo
momento de su muerte. Entonces, ante la inevitable conquista danesa, Eduardo y su
hermano Edgarfueron enviados a Hungría, al igual que había sucedido con el propio rey
Eduardo III y su hermano Alfredo. Edgar había muerto, pero Eduardo era un buen candidato al
trono, y además estaba casado con una hija del emperador germánico Enrique II.
Eduardo III el Confesor llamó a Inglaterra a su sobrino y tocayo, que se apresuró a acudir junto
con su esposa y sus dos hijos, Edgar y Margarita. La medida fue extremadamente popular,
pero algo no marchó bien, pues Eduardo III retrasó la audiencia de su sobrino. Tal vez no la
retrasó él, sino Haroldo de Wessex, o tal vez fuera justo al contrario: que la idea de traer a
Eduardo hubiera partido de Haroldo y, por consiguiente, no agradara a Eduardo III. En cualquier
caso, lo cierto fue que el príncipe Eduardo no creo muchos problemas, pues no tardó en morir.
Ahora el único descendiente varón de Alfredo el Grande (aparte del viejo rey) era el joven
Edgar, de apenas trece años de edad.
El rey de al-Mutadid de Sevilla había mantenido a un títere al que había presentado como el
Califa Hisam II, pero su sometimiento al rey Fernando I de León y Castilla lo hacía ya inútil, así
que anunció que Hisam II había muerto. Al-Mutadid y el rey al-Muzafar de Badajoz habían
mantenido numerosas disputas que habían debilitado sensiblemente a éste último. Gracias a esto
Fernando I pudo arrebatar varias plazas a al-Muzafar: Viseo, Lamego, y ahora Coimbra, que
fue una de sus victorias más destacadas. El territorio fue convertido en condado y pasó a
considerarse parte de la Terra Portucalense, que era el condado más meridional de Galicia. El
rey confió todo este territorio a uno de sus generales, el conde Sisenando Davídiz. Por su parte,
el conde Ramón Berenguer de Barcelona y el rey Sáncho IV de Navarra arrebataron Barbastro
al rey al-Muqtadir de Zaragoza con la ayuda del duque Guillermo VIII de Aquitania, si bien éste
la recuperó en 1065con la ayuda del rey sevillano al-Mutadid.
Fernando I atacó ahora Valencia y logró tomar Paterna, pero enfermó y tuvo que retirarse, tras lo
cual no tardó en morir. Valencia se salvó en parte por esto y en parte por la intervención del rey
de Toledo, al-Mamún suegro del rey valenciano Abd al-Malik. No obstante, con la colaboración
del primer ministro de Abd al-Malik, el toledano acabó anexionándose Valencia.
Para efectuar esta división del reino, Fernando I tuvo que acogerse a las leyes navarras, pues el
reino de León se regía por las antiguas leyes visigodas y éstas no permitían la división del reino.
El primogénito, Sancho II el Fuerte, no quedó satisfecho con el reparto, pues hubiera preferido
el reino de León (que en la práctica estaba en decadencia frente a Castilla, pero que en la época
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todavía se percibía como el más prestigioso). Inmediatamente se dispuso a ampliar su reino,
para lo cual atacó al rey Sancho IV de Navarra. Se inició así la llamada Guerra de los tres
Sanchos, pues el conde Sancho I Ramírez de Aragón apoyó a su sobrino navarro.
Sancho II nombró Alférez Real a un joven caballero castellano llamado Rodrigo Díaz de
Vivar. Ya había luchado a su lado dos años antes, cuando los castellanos defendieron al rey al-
Muqtadir de Zaragoza frente al conde Ramiro I de Aragón.
Ese año, Godofredo el Barbudo, el que había sido duque de la Alta Lorena, se apoderó de la
Baja Lorena y pasó a ser el duque Godofredo III.
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Por otro lado, invadir un reino vecino podía suscitar recelos en otras potencias, que podrían
oponerse a ello como medida preventiva para no correr la misma suerte en el futuro. Sin
embargo, el Papa Alejandro II dio su aprobación a la empresa de Guillermo I, debido a que los
sajones mantenían un arzobispo de Canterbury no aprobado por el Papa. Por el contrario, los
normandos siempre habían mantenido buenas relaciones con la Iglesia, no sólo en el ducado,
sino también en el sur de Italia. Por ello, si Guillermo I se convertía en rey de Inglaterra era de
esperar que Roma volviera a controlar la iglesia del país. El beneplácito del Papa sirvió para que
muchos caballeros se unieran a los ejércitos del duque Guillermo I convencidos de que servían
una causa justa. El rey alemán, tutelado por la Iglesia, se declaró neutral.
Y por si todo esto fuera poco, en el cielo apareció un cometa. Se trataba del que mucho después
recibiría el nombre de cometa Halley, que pasa cerca de la Tierra cada setenta y seis años. Como
era bien sabido, los cometas presagiaban desgracias. La única cuestión delicada era saber para
quién. Naturalmente, Guillermo I dejó bien claro a sus seguidores que el cometa anunciaba la
desgracia a los sajones y, por consiguiente, el éxito de su empresa. Ya no era posible dudarlo:
Dios estaba de su lado.
Mientras Guillermo I preparaba su flota para cruzar el canal, Haroldo II no perdía el tiempo, y
también preparó la suya para impedir el desembarco. Además distribuyó sus ejércitos por el sur
del país para rechazar cualquier intento de invasión. Sin embargo, tuvo que hacer frente a un
imprevisto. Su hermano Tostig había huido a Noruega y allí había convencido al rey, Harald
Hardrade, para que le ayudara a conquistar Inglaterra. Los noruegos desembarcaron en
Northumbria y en un primer momento Haroldo II confió la defensa a Morcar, pero fue
insuficiente: Harald y Tostig lo derrotaron y marcharon sobre York.
Ante la falta de acuerdo se pasó al combate. Los noruegos fueron totalmente aniquilados,
Harald recibió sus siete pies de tierra (o un poco más), pero se permitió que su hijo volviera a
Noruega, donde reinó como Olav III juntamente con su hermano Magnus II. También Tostig
murió en la batalla.
Pero con esta victoria, Haroldo II no había hecho sino seguir los planes del duque Guillermo I el
Bastardo, que desembarcó en Sussex el 29 de septiembre, tan sólo tres días después, cuando no
había ningún ejército para recibirlo. Su ejército estaba formado por una tercera parte de
normandos y dos tercios de mercenarios que se le habían unido. En lugar de penetrar en el país
y arriesgarse a sufrir una derrota como la de los noruegos, Guillermo I prefirió fortificarse en
sus posiciones en la costa, cerca de sus barcos por si le convenía huir. Haroldo II recibió la
noticia del desembarco el 2 de octubre. Imediatamente lanzó su ejército hacia el sur y llegó a su
destino el 13 de octubre, tan sólo once días después. Los ejércitos se encontraban en una
situación muy distinta: los normandos llevaban quince días de descanso, mientras que los
sajones habían marchado apresuradamente hacia el norte, habían librado una dura batalla y
habían vuelto más apresuradamente aún hacia el sur. Haroldo II hubiera hecho bien en dejar en
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espera a los normandos un tiempo más, lo justo para que sus hombres pudieran recobrar fuerzas,
pero, por si acaso se le ocurría esta idea, Guillermo I se apresuró a avanzar nada más supo que
Haroldo II estaba cerca. Los sajones fueron tomados por sorpresa y apenas pudieron ponerse en
formación. Se inició así la batalla de Hastings.
El ejército normando se componía de unos mil quinientos caballeros con armaduras ligeras
apoyados por un contingente de arqueros; Haroldo II contaba con unos siete mil hombres,
algunos de los cuales eran soldados expertos en el manejo del hacha, pero muchos otros eran
campesinos reclutados apresuradamente y sin mucha experiencia militar. Guillermo I sondeó la
fuerza del enemigo: envió su caballería y fue rechazada, sus arqueros fueron contrarrestados con
hondas y lanzas, así que el duque apostó por aprovechar la la misma insensatez sajona que había
lanzado contra él a sus adversarios en lugar de adoptar una estrategia defensiva, mucho más
adecuada para las circunstancias. Ordenó a sus hombres que atacaran y se retiraran muy
rápidamente simulando huir. Los sajones, al verlo, se lanzaron alegre y desorganizadamente en
su persecución, pero los normandos sabían lo que estaban haciendo. Ante la señal oportuna, se
volvieron de nuevo contra sus perseguidores, que ya no estaban en condiciones de organizarse o
de atender a las órdenes de los oficiales. Para colmo, los torpes sajones cayeron dos veces en
esta misma trampa. Cuando el sol se estaba poniendo, una flecha hirió de muerte a Haroldo II.
Sus hermanos habían muerto poco antes, el ejército sajón quedó sin jefes y no tardó en ser
aniquilado.
Poco después, el Witenagemot se reunió en Londres y nombró rey a Edgar II, el sobrino de
Eduardo III el Confesor, pero el joven no tenía ninguna aptitud para hacerse cargo de la
situación. No pudo controlar a los nobles sajones que sobrevivieron a Hastings, los cuales
prefirieron replegarse a sus territorios para defenderse como pudieran de los normandos.
Cuando el duque Guillermo I apareció ante Londres Edgar II se rindió. Guillermo I, con cautela,
envió un destacamento para que contruyera una fortificación en la ciudad para albergar a una
guarnición normanda, fortificación que fue la base de la actual Torre de Londres. Hecho esto,
Guillermo I entró en la ciudad y el 25 de diciembre fue coronado en Westminster como el
rey Guillermo I de Inglaterra.
Se conserva un tapiz de medio metro de ancho y del que quedan unos setenta y siete metros en
el que se reproducen los episodios principales de la conquista de Inglaterra. Se conoce como
el Tapiz de Bayeux y la tradición atribuyó falsamente su autoría a Matilde, la esposa del duque
Guillermo I. La primera escena corresponde a una historia que tiene pocos visos de ser verídica,
sino más bien es uno de los típicos relatos que se difunden en casos como éste para legitimar
una conquista. Según esta historia, Haroldo de Wessex (antes de la muerte de Eduardo III) fue
víctima de un naufragio que lo llevó a las costas normandas. Allí fue capturado y llevado ante el
duque Guillermo I, quien le "pidió" que usara su influencia ante Eduardo para que nombrara
heredero al duque normando. Haroldo no pudo resistir las presiones y se vio obligado a jurar
que así lo haría sobre la Biblia y ante una asamblea de nobles. Tras el juramento, retiraron la
Biblia y la mesa en que estaba apoyada y Haroldo vio que bajo ella había un cofre con reliquias
y huesos de santos, lo cual hacía el juramento más sagrado si cabe. Tras ello se le permitió
regresar a Inglaterra. En el tapiz también hay una escena en la que unos hombres contemplan
maravillados el cometa Halley.
Mientras tanto había muerto el conde de Urgel Armengol III y fue sucedido por su
hijo Armengol IV. También murió el conde de Besalú Guillermo II, y el condado siguió en
manos de su hermano Bernardo II. En el reino de Granada se produjo una revuelta antisemita
que derrocó al primer ministro, que era judío. Fue un caso excepcional, pues los judíos gozaron
de bienestar e incluso de prestigio en los reinos de taifas. En Denia murió el lexicógrafo Ibn
Sida, autor de un diccionario ideológico.
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El rey Enrique IV de Alemania y el duque Rodolfo de Suabia se casaron respectivamente
con Berta y Adelaida, hermanas del conde Pedro I de Saboya.
En Suecia murió el rey Stenkil I y fue sucedido por su hijo Erik Stenkilsson, pero pronto fue
derrotado por sus súbditos paganos, y durante los años siguientes el trono sueco se lo disputaron
diversas familias rivales que mezclaron sus luchas con guerras de religión entre cristianos y
paganos.
La guerra de los tres Sanchos terminó en 1067 sin ningún vencedor absoluto. Castilla logró
parte de los territorios que reclamaba a Navarra. Se cuenta que algunos de ellos fueron ganados
por Rodrigo Díaz en combate singular contra el navarro Jimeno Garcés, victoria que le valió el
apelativo de campi doctor, es decir, maestro del campo (de batalla), apelativo que en la lengua
romance de sus hombres degeneró en Campeador.
En Badajoz murió el rey al-Muzafar, tras lo cual estalló una guerra civil entre sus
hijos Yayá y Umar. Venció el segundo y tomó el título de al-Mutawakkil.
Ese mismo año murió el conde Balduino V de Flandes, el regente del rey Felipe I de Francia,
que a pesar de tener tan sólo quince años se hizo cargo ya de la corona. El condado de Flandes
pasó a Balduino VI.
El Califato Fatimí pasaba por malos momentos. Se inició una época de hambre y miseria en
Egipto. Los desórdenes que se produjeron fueron tales que el Califa al-Mustansir tuvo que
gastar todo su tesoro en los años siguientes, hasta quedar totalmente arruinado.
Los principados rusos sufrieron ese año una intensa oleada de ataques por parte de los cumanos.
El sajón Edgar y su hermana Margarita habían logrado huir de Normandía y llegaron a la corte
del rey Malcom III de Escocia. Éste dio a Edgar un ejército con el que partió hacia el sur para
unirse a los rebeldes sajones con la esperanza de recuperar el trono de Inglaterra. También
intervino el rey Sven II de Dinamarca, sobrino de Canuto el Grande. Había nacido en Inglaterra
y debió de considerar que tenía algún derecho a la corona, así que envió una flota.
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El rey Sancho II de Castilla seguía ambicionando el reino de León, que el consideraba más
valioso aunque su padre se lo había dejado a su hermano menor, Alfonso VI. El ejército
castellano se enfrentó al leonés en la batalla de Llantada. Al parecer fue concebida como
un juicio de Dios, es decir, se suponía que ambos reyes discutían su derecho al reino leonés y
que una manera de averiguar quién tenía razón era entrar en combate y dejar que Dios
favoreciera al que la tuviera. De este modo, el que perdiera debía entregar su reino a su
adversario, de acuerdo con la voluntad divina. Ganó Sancho II, pero Alfonso VI debió de
sospechar que a lo mejor Dios no se había fijado bien en el asunto, así que se negó a entregar su
reino.
Mientras tanto murió el conde Ramón I de Cerdaña y fue sucedido por su hijo Guillermo I
Ramón.
El conde Ramón Berenguer I de Barcelona compró a los herederos los derechos sobre los
condados de Carcasona y Razes, cuyos titulares habían muerto en los dos años anteriores, y
Almodis logró que su marido otorgara los condados a su hijo Ramón Berenguer, en detrimento
de Pedro Ramón, el primogénito.
Por primera vez desde hacía más de un siglo, un japonés logró ser nombrado emperador sin
estar emparentado ni protegido por los Fujiwara, y emprendió una serie de reformas.
En 1069 Guillermo I de Inglaterra tuvo que acudir personalmente al norte para acabar con la
resistencia sajona. Llegó con un poderoso ejército, sobornó a la flota danesa para que se retirara
y vapuleó a los rebeldes. Para asegurarse de que no surgirían nuevos brotes de rebelión asoló
una franja de terreno de unos cien kilómetros entre York y Durham. Esta medida ocasionó
hambre y despoblación y sus consecuencias se hicieron sentir hasta décadas más tarde, pero
cumplió su cometido.
El rey Sancho IV de Navarra impuso el pago de mil monedas de oro mensuales al rey al-
Muqtadir de Zaragoza, en concepto de parias.
Ese año murió el rey de Sevilla al-Mutadid y fue sucedido por su hijo al-Mutamid. Fue un
destacado poeta y protegió como mecenas a los principales literatos y científicos del occidente
islámico. Sevilla se convirtió así en la capital cultural de la época. Se cuenta de él que un día
paseaba por la orilla del Guadalquivir con su amigo, consejero y poeta Ibn-Ammar e iniciaron
un torneo de poesía. Al-Mutamid propuso el primer verso: "La brisa convierte al río en una
cota de malla...", y alguien contestó desde atrás "...qué bella armadura si el frío la
helara". Ambos amigos se vuelven: quien ha respondido al verso del rey
es Rumaykiyya, esclava del rico Rumayk, encargada de conducir sus mulas. Al-Mutamid la
compró a su dueño y al poco tiempo se casaron.
En Noruega murió el rey Magnus II, pero siguió gobernando su hermano Olav III el
Tranquilo, conocido así por el periodo de paz que supuso su reinado.
También murió el duque Godofredo el Barbudo, de la Baja Lorena, y fue sucedido por su
hijo Godofredo IV el Jorobado.
El rey Enrique IV de Alemania tenía ya diecinueve años y hacía poco que había asumido las
tareas de gobierno. Ahora tuvo que enfrentarse a una rebelión encabezada por el duque Ordulfo
Sajonia. Apenas estuvo sofocada cuando en 1070 se rebeló en Baviera el duque Otón de
Nordheim. Enrique IV lo desposeyó de su ducado, y un noble llamado Güelfo I se apoderó de
él.
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Por aquel entonces Guillermo I dominaba ya toda Inglaterra. El intento de invasión de los
daneses había sido abortado, Edwin, el último earl sajón de Mercia había muerto y Morcar tuvo
que huir de Northumbria para unirse a los últimos focos de resistencia sajona, que se limitaron a
llevar adelante una guerra de guerrillas durante algún tiempo. Esta guerrilla fue dirigida por un
sajón llamado Hereward, que se estableció en una región cenagosa situada unos ciento diez
kilómetros al norte de Londres. Salvo este punto en el mapa, Inglaterra estaba ya totalmente
bajo el dominio normando. En Normandía, Guillermo I dejó de ser conocido como Guillermo el
Bastardo para convertirse en Guillermo el Conquistador.
El duque Guillermo VIII de Aquitania se apoderó de la Gascuña tras una encarnizada lucha
contra el conde Bernardo de Armagnac.
En Flandes murió el conde Balduino VI, quien confió a su hermano Roberto la tutela de sus
hijos Arnulfo III, conde de Flandes, y Balduino II, conde deHainaut.
También murió el duque Gerardo de la Alta Lorena, que fue sucedido por Thierry II.
El abad Hugues de Cluny envió una embajada a Zaragoza para interesarse por los cristianos de
al-Ándalus.
El príncipe cingalés Vijayavahu expulsó a los Chola de la isla de Ceilán y estableció su capital
en Polonnaruwa.
El paulatino avance vietnamita hacia el sur obligó a los shampa a trasladar su capital a Vijaya.
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LA QUERELLA DE LAS INVESTIDURAS
En pocas generaciones, los normandos habían pasado de ser un temible pueblo de vikingos
salvajes para convertirse en un pueblo "civilizado" (para la época) y, sobre todo, increíblemente
eficiente. Guillermo I el Conquistador se las estaba arreglando para dominar con apenas cinco
mil hombres a toda la población sajona de Inglaterra, que era unas trescientas veces superior en
número. Esto fue posible gracias a una combinación de medidas. Una de las primeras tareas a
las que se vieron forzados los sajones bajo el gobierno normando fue la de construir castillos
para sus señores. En poco tiempo Inglaterra se llenó de sólidos castillos normandos donde un
pequeño contingente podía resistir una revuelta mientras el ejército se reunía y acudía a la zona.
Hasta entonces, los normandos habían combatido con armaduras ligeras, pero Guillermo I
empezó a fomentar entre sus caballeros el uso de armaduras pesadas, de tal forma que un
caballero armado apenas tenía nada que temer contra un campesinado sin caballos y sin más
armas que a lo sumo hondas o arcos. Las tierras fueron repartidas entre los normandos que, con
el título de sheriff, representaban al rey en cada condado. Se formó así una nueva nobleza que
desplazó a la nobleza sajona (sólo unos pocos nobles sajones pudieron conservar sus tierras, y a
finales del siglo apenas llegaban a la media docena). Guillermo I cuidó hábilmente de que sus
nobles fueran lo suficientemente fuertes como para dominar a sus vasallos sajones, pero lo
suficientemente débiles como para que no guerrearan entre sí. El sistema feudal funcionó en
Inglaterra de la forma más eficiente posible.
Por otro lado, Guillermo I supo usar a la Iglesia en su favor. En 1070 depuso a Stigand, el
arzobispo de Canterbury no reconocido por Roma, y, con el debido permiso del Papa, nombró
en su lugar a un normando de origen italiano llamado Lanfranco, que a pesar de sus sesenta y
cinco años empezó a reformar la Iglesia de Inglaterra según los criterios de Hildebrando, es
decir, se encargó de que los eclesiásticos respetaran una cadena de mandos que terminaba en el
Papa, pero cuyo eslabón previo era él mismo. Al parecer, cuando Guillermo I se iba a casar con
Matilde de Flandes hubo cierta oposición por parte de la Iglesia, pero Lanfranco intercedió ante
el Papa y logró su bendición para el matrimonio. Desde entonces gozó de la protección de
Guillermo. Otro normando llamado Tomás de Bayeuxfue nombrado arzobispo de York.
Durante los años siguientes Lanfranco fue colocando a normandos en los principales cargos
eclesiásticos del país.
Guillermo I trató de aprender la lengua de los sajones (la que ahora se llama inglés antiguo o
anglosajón), y escribía sus documentos oficiales en latín y en inglés antiguo, pero no logró
convencer a sus hombres para que hicieran lo mismo. La nobleza siguió hablando en francés, y
el inglés antiguo quedó para el campesinado, que se vio obligado a aprender francés (aunque
fuera rudimentariamente) para entender a sus amos. Más concretamente, los normandos
hablaban una variante dialectal de la lengua de oil llamada normando, que en Inglaterra
evolucionó a otra conocida como anglonormando. Otras eran
el picardo, el valón, elchampañés, el lorenés y el franciano, que se hablaba en la zona de París.
El rey Malcom III de Escocia se casó con Margarita, la hermana de Edgar, el heredero sajón a la
corona de Inglaterra. Era una buena "inversión", pues si la dinastía de Guillermo I se extinguía o
era derrocada, entonces los hijos de Malcom III podrían alegar su derecho al trono como
descendientes de Alfredo el Grande.
Mientras tanto los cumanos llegaron a las fronteras occidentales de Rusia y atacaron Hungría. El
kanato occidental de los karajaníes se convirtió en un protectorado selyúcida. El sultán
selyúcida Alp Arslán dio un paso más en su campaña contra Siria al tomar la ciudad de Alepo.
En 1071 el normando Roberto Guiscardo tomó la ciudad de Bari, que era el último reducto
bizantino en el sur de Italia. El emperador Romano IV había dado por perdida Italia y en su
lugar se centraba en hacer frente a los turcos. Partió hacia el este con un ejército de 60.000
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soldados de caballería pesada. Muchos eran inexpertos, y la lealtad de algunos generales era
dudosa, pero con ellos tomó la ciudad de Mazinkert, que los turcos habían tomado unos años
antes. Con ello violaba el tratado de paz que había firmado con Alp Arslán. Éste se encontraba
en Siria y tuvo que abandonar sus planes para retroceder precipitadamente a enfrentarse a los
bizantinos.
La fuerza turca era superior en número, pero estaba formada principalmente por caballería
ligera, que no podía resistir un ataque frontal de la caballería pesada bizantina. Sin embargo, era
más ágil y podía maniobrar mejor. Romano IV envió a su caballería al galope contra los turcos,
con lo cual violó una de las normas básicas de la estrategia bizantina: nunca debía enviarse
caballería pesada a perseguir a la caballería ligera, a menos que ésta estuviera acorralada contra
un río u otra barrera: tales persecuciones sólo agotaban a los caballos y los volvían vulnerables
ante un contraataque. Así sucedió: los turcos huyeron con la pericia necesaria para no dejarse
acorralar y hostigaron con flechas desde lejos. El emperador vio que sus tropas se estaban
agotando y ordenó la retirada. Mientras trataban de instalarse en un campamento para pasar la
noche, los turcos atacaron por todas partes. Además, un general llamado Andrónico
Ducas (pariente del emperador anterior) había decidido que no había posibilidad de victoria y
había retirado a sus hombres sin advertir a Romano IV. Esta desorganización, sumada a la gran
habilidad de Alp Arslán, permitió a los turcos destruir completamente el ejército bizantino y
capturar al propio emperador. Hasta entonces, los persas, los árabes, los búlgaros, etc. habían
hecho retroceder en ocasiones al ejército bizantino y habían ocupado territorios, pero nunca
antes habían aniquilado al grueso del ejército. La derrota de Mazinkert marcó el inicio de la
decadencia militar de Constantinopla.
Alp Arslán liberó a Romano IV a cambio de un tratado por el que se comprometía a pagar un
cuantioso tributo anual y a liberar a todos los presos islámicos. Sin embargo, cuando Romano
IV llegó a la Capital se encontró con que su hijastro (el hijo de Eudoxia y de Constantino X)
había sido nombrado emperador, con el nombre de Miguel VII. Hizo recluir a su madre en un
monasterio y ordenó cegar a su padrastro, que murió en el exilio pocos meses después. Miguel
VII era un erudito, cuando lo que hacía falta era un soldado. Como emperador fue bastante
incompetente. Los turcos comprendieron que el acuerdo firmado con Romano IV quedaba
invalidado y se lanzaron sobre Asia Menor, que estaba prácticamente indefensa.
El rey García de Galicia decidió confiar la Terra Portucalense al conde Menendo Núñez, pero
el conde Sisenando Davídiz no aceptó la decisión y se rebeló. El rey Alfonso VI de León
aprovechó los disturbios para invadir Galicia, empresa a la que pronto se sumó el rey Sancho II
de Castilla. García fue derrotado y hecho prisionero por Sancho II, quien le permitió trasladarse
a la corte del rey al-Mutadid de Sevilla. Alfonso VI y Sancho II se repartieron Galicia.
Pedro Ramón, el primogénito del conde Ramón Berenguer I de Barcelona terminó asesinando a
su madrastra Almodis, que desde que se había casado con el conde había hecho todo lo posible
para relegar a Pedro en favor de sus propios hijos. Pedro Ramón fue encarcelado y desheredado.
El hermano del difunto conde Balduino VI de Flandes desposeyó del título a su sobrino Arnulfo
III y se convirtió en Roberto I de Flandes. Ambos se enfrentaron en la batalla de Cassel, en la
que Arnulfo III resultó muerto. El rey de Francia Felipe I había apoyado a Arnulfo III, pero tras
ser derrotado comprendió que Roberto era el conde legítimo y se casó con su
sobrina Berta en 1072. El conde Balduino II de Hainaut trató de recuperar en varias ocasiones
el condado de su hermano, pero sus intentos fueron vanos.
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Ese mismo año moría san Pedro Damián, uno de los cardenales que más destacó en el impulso
de las reformas eclesiásticas promovidas por Hildebrando. Durante toda su vida combatió la
simonía y la inmoralidad de los clérigos. Ha dejado algunos poemas, biografías de santos y
tratados como el Gomorrhianus, en el que describe los vicios eclesiásticos.
También murió el duque Ordulfo de Sajonia y su sucesor, Magnus, se rebeló contra el rey
Enrique IV de Alemania, que el año anterior había sofocado la rebelión del duque de Baviera.
En Japón, el emperador ideó un ardid para librarse de la influencia de los Fujiwara. Abdicó en
su hijo Shirakawa (que tendría entonces unos veinte años) y dejó que los Fijiwara lo
controlaran según la tradición, pero él siguió ejerciendo el poder mediante una especie de
gobierno paralelo. Los Fujiwara no supieron reaccionar y no tardaron en dividirse en diversas
facciones.
Mientras tanto, los señores normandos seguían sin ser capaces de capturar al sajón Hereward y
sus rebeldes. Para penetrar en su territorio pantanoso, los caballeros tenían que dejar atrás sus
caballos y enfrentarse con hombres que conocían cada palmo del terreno. Una y otra vez eran
derrotados. La historia de Hereward fue probablemente el punto de partida de la leyenda que los
sajones crearon en los siglos siguientes sobre Robin Hood, pero el príncipe de los ladrones no
tuvo el mismo final que Hereward, ya que el de éste no fue muy legendario: Guillermo I hizo
rodear toda la región donde se escondían los rebeldes y lentamente fue estrechando el cerco.
Cuando el territorio empezó a sentir los efectos del hambre, unos monjes se ofrecieron a guiar a
los normandos por un camino que conducía al campamento de Hereward. Los guerrilleros
tuvieron que rendirse. No se sabe qué fue de Hereward. La leyenda dice que Guillermo le
concedió el perdón a cambio de un juramento de fidelidad y que le fueron devueltas sus tierras,
pero esto sí que suena al típico final de leyenda.
Roberto Guiscardo, junto con su hermano Roger, completó la conquista de Sicilia con la toma
de Palermo. A partir de este momento se dedicó a pacificar el territorio desbaratando las
revueltas locales y consolidando una disciplinada estructura feudal similar a la que Guillermo I
había implantado en Normandía y en Inglaterra. Dejó Sicilia bajo el gobierno de su hermano, el
conde Roger I de Sicilia, quien fue respetuoso con la población musulmana, que en muchas
ciudades mantuvo su libertad y sus tradiciones.
Los reyes Alfonso VI de León y Sancho II de Castilla se disputaron la supremacía sobre Galicia
y acabaron enfrentándose en la batalla de Golpejera. Sancho II derrotó e hizo prisionero a su
hermano Alfonso VI, tras lo cual entró en León y allí fue ungido y coronado rey de León. A
instancias de su hermana Urraca, el castellano dejó en libertad a Alfonso VI, que se refugió en la
corte del rey al-Mamún de Toledo. Sin embargo, la nobleza leonesa no aceptó a Sancho II y se
agrupó en torno a Urraca, que se hizo fuerte en Zamora. Sancho II puso sitio a la ciudad. Se
cuenta que un noble leonés llamado Vellido Adolfo, amante de Urraca, salió de la ciudad
fingiendo pasarse a las filas de Sancho II para después asesinarlo a traición. Los zamoranos le
cerraron las puertas y se vio obligado a huir perseguido por Rodrigo Díaz, que no logró
alcanzarlo.
Como el rey asesinado no tenía hijos, el heredero legítimo del reino de Castilla era precisamente
Alfonso VI. Los nobles castellanos eran reticentes a aceptarlo, sobre todo porque había
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sospechas de que Alfonso VI había instigado el asesinato de Sancho II. Para ser ungido rey de
Castilla, Alfonso VI tuvo que jurar que no tuvo relación alguna con la muerte de su hermano.
Fue el Juramento de Santa Gadea (llamado así porque tuvo lugar en la iglesia de Santa Gadea,
en Burgos). Probablemente fue el mismo Rodrigo Díaz quien, actuando por última vez como
alférez real, tomó juramento a Alfonso VI. Luego pasó discretamente a segundo plano, pues el
nuevo rey no confiaba en el que había sido leal vasallo de su hermano. Fue sustituido en su
cargo de alférez por García Ordóñez. Los principales cargos de la corte fueron ocupados por el
conde de Carrión, Pedro Ansúrez, y por la familia de los beni Gómez.
Tras la muerte de Sancho II, su hermano García pudo recuperar el reino de Galicia, aunque por
poco tiempo, ya que en 1073 Alfonso VI le pidió una entrevista y en el encuentro lo hizo
encarcelar y lo mantuvo prisionero en León con honores de rey.
Una revuelta de los karajaníes obligó al sultán Alp Arslán a abandonar nuevamente la campaña
de Siria contra los fatimíes, pero nunca pudo retomarla, pues murió en una batalla contra
aquéllos. Fue sucedido por su hijo Malik Sha, quien empezó por someter a los karajaníes. Los
sultanes selyúcidas habían creado una administración llamada diván, presidida por
un visir. Mientras Alp Arslán y Malik Sha dirigían sus ejércitos, quien realmente gobernó el
Imperio en su nombre fue el visir Nizam al-Mulk. Fundó en Bagdad una escuela superior de
estudios religiosos (Nizamiyya) que defendió la ortodoxia sunní frente a los chiitas.
Malik Sha y Nizam al-Mulk fracasaron en sus intentos de hacer sedentarios a los turcos que
habían penetrado en el Califato Abasí. Tampoco pudieron estabilizar su poder, pues los sultanes
consideraban el estado como una propiedad familiar. Malik Sha distribuyó numerosas tierras
entre sus parientes y luego tuvo que hacer frente a sus revueltas.
También murió el Papa Alejandro II, y el pueblo de Roma aclamó como nuevo Papa a
Hildebrando, que adoptó el nombre de Gregorio VII. Naturalmente, continuó con su programa
de reformas.
Ese mismo año dictó sentencia de excomunión y destierro contra Pedro Ramón, el hijo del
conde Ramón Berenguer I de Barcelona, que había asesinado a su madrastra Almodis seis años
antes. Pedro Ramón marchó a al-Ándalus y murió poco después.
El rey Salomón de Hungría fue derrotado en Mogyoród por su primo, el hijo de Bela I, que se
convirtió en rey con el título de Geza I. Salomón huyó y se hizo ermitaño. Geza I fue
reconocido por el Papa Gregorio VII y el emperador bizantino Miguel VII le envió una corona
que fue unida a la que san Esteban había recibido de Silvestre II.
El Califa fatimí al-Mustansir, incapaz de hacer frente a la ruina económica y a los ataques de los
selyúcidas, llamó al general armenio Badr al-Yamali y lo nombró visir, concediéndole plenos
poderes.
El sultan Malik Sha encargó a un grupo de sabios una reforma del calendario. Al frente de éstos
estaba Umar Jayyam, matemático y poeta, director del observatorio de Isfahan. Pero es más
famoso como poeta, por sus cuartetas, que expresan un cierto escepticismo pesimista.
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El rey Alfonso VI de León y Castilla se casó con Inés, hija del duque de Aquitania Guillermo
VIII, y ese mismo año Rodrigo Díaz se casó con Jimena Díaz, hija del conde de Oviedo, de la
que unos decían que era "de tal hermosura que estando ella había dos lunas en la noche" y
otros que era "yegua de piel amarilla, con la que nadie se casa, si no es por la dote". En
cualquier caso, era de sangre real, lo que indica que Rodrigo Díaz gozaba de buena posición en
la corte castellana.
El conde Gausfredo II de Rosellón murió y fue sucedido por su hijo Guislaberto II.
El rey al-Mamún de Toledo conquistó el reino de Córdoba, pero murió al año siguiente,
en 1075, y fue sucedido por su nieto Yahyá al Qádir. Como suele ocurrir cuando muere un rey
fuerte, sus enemigos apuestan por que el nuevo rey no estará a la altura del anterior y
aprovechan para saldar sus cuentas. A veces aciertan y a veces no. Esta vez acertaron. Al-Qádir
era mucho menos eficiente que su abuelo, y pronto se vio en apuros ante los ataques de los reyes
de Valencia, Sevilla y Zaragoza, así como por el conde de Aragón Sancho I Ramírez y por un
partido interno ortodoxo radical que lo acusaba de pactista. Valencia se independizó bajoAbú
Bakr, hermano de Abd al-Malik, el último rey anterior a la anexión del reino a Toledo.
El rey de Inglaterra Guillermo I el Conquistador desbarató una conjuración urdida por nobles
normandos en colaboración con algunos de los antiguos nobles sajones.
En Austria murió el margrave Ernesto el Valeroso y fue sucedido por Leopoldo II el Hermoso.
El Papa Gregorio VII había enviado un gran número de legados por toda Europa, pero estos se
encontraron con trabas, sobre todo en Alemania, debido a que la nobleza se negaba a perder el
control sobre los cargos eclesiásticos que el papa reclamaba para sí. El punto clave era quién
podía nombrar y deponer obispos, pues un obispo se mostraba fiel a quien le nombraba y podía
deponerle. Por ello convocó un concilio en Roma en el que se prohibió bajo pena de
excomunión que los señores concedieran la investidura religiosa a un eclesiástico, y condenó
todo atentado a la libertad de las elecciones episcopales. Así mismo redactó veintisiete
disposiciones que fueron publicadas con el título de Dictatus Papae y que merece la pena leer.
Ya de paso, excomulgó a Roberto Guiscardo, que había hecho algunas incursiones por
territorios pontificios. El duque se había apoderado de Amalfi y en 1076 se apoderó de Salerno.
Mientras tanto, el rey Alfonso VI de León y Castilla escribía a Gregorio VII solicitanto ayuda
contra los musulmanes. La carta era descaradamente exagerada. El rey advertía que si no recibía
la ayuda necesaria "... falto de asistencia, luchando contra toda África aliada, trataré con el
sarraceno y dejaré libre el paso a los desfiladeros pirenaicos". Gregorio VII se asustó e invitó a
los caballeros europeos a acudir a Castilla a luchar contra los moros. Algunos franceses y
alemanes acudieron a la llamada, pero discutieron entre sí y no tardaron en marcharse. Por esta
época los almorávides conquistaron el Imperio de Ghana, que quedó dividido en dos partes: el
norte, dominado por los almorávides, que se islamizó, y el sur, en el que se refugiaron todos los
nativos que no aceptaron el islam.
En Denia murió el rey Iqbal, tras lo cual las Baleares se independizaron del reino y éste cayó
inmediatamente en manos del rey al-Muqtadir de Zaragoza.
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En Francia murió el duque de Borgoña Roberto I, el tío de Felipe I. El rey trató de hacerse con
el ducado, pero al final se lo quedó Hugo I, un nieto de Roberto I que gobernó con total
independencia.
En Alemania murió el duque de la Baja Lorena Godofredo IV el Jorobado, que había nombrado
heredero a su sobrino Godofredo, pero Enrique IV sólo le concedió el marquesado
de Amberes, que comprendía un territorio llamado Bouillon, por lo que Godofredo fue
conocido como Godofredo de Bouillon. El ducado se lo asignó a su hijo Conrado, de dos años
de edad. Con tal duque, los distintos condados que integraban el ducado adquirieron una gran
independencia, hasta el punto de que el título ducal dejó de tener valor alguno. Entre dichos
condados destacaron el de Limburgo y el de Lovaina.
También murió el rey Sven II de Dinamarca y fue sucedido por su hijo Harald Hen. Durante el
reinado de su padre había aparecido el uso de la moneda en Dinamarca. Harald unificó el
sistema monetario.
El sultán turco Malik Sha logró finalmente arrebatar Siria a los fatimíes. También les tomó
Palestina, en particular la ciudad santa de Jerusalén.
Así mismo murió el conde de Barcelona Ramón Berenguer I. Nombró herederos a sus
hijos Ramón Berenguer II Cabeza de Estopa y Berenguer Ramón II.Ese mismo año Ramón
Berenguer II participó en una campaña contra Murcia de acuerdo con el rey al-Mutamid de
Sevilla. En Granada murió el rey Badis, que fue sucedido por su nieto Abd Allah ibn Buluggin.
El rey Sancho IV de Navarra no era nada querido en la corte. Era costumbre que el rey eligiera a
distintos nobles para los cargos más relevantes, pero de una forma progresiva, de modo que
cada uno iba ascendiendo paulatinamente desde los puestos más bajos hasta los más altos. Sin
embargo, Sancho IV tomó con frecuencia decisiones arbitrarias por las que unos nobles eran
depuestos y otros nombrados sin ninguna consideración a sus carreras. Esto generó numerosas
conjuras palaciegas, hasta que una de ellas triunfó. Durante una cacería en el mes de junio, el
rey "se despeñó" por un terraplén sobre el río Arga, en el despoblado dePeñalén. Por eso es
recordado como Sancho IV el de Peñalén. La corona correspondía por herencia a su
hermano Ramón, pero sucedió que Ramón y su hermana Ermesinda eran los responsables de
"lo de Peñalén", así que tuvieron que huir para no ser condenados por regicidas. Ramón es
conocido como Ramón el Fratricida.
La nobleza navarra eligió como nuevo rey al primo del difunto, el conde Sancho I Ramírez de
Aragón, que se convirtió así en el rey Sancho V de Navarra y I de Aragón. En realidad no fue
tan sencillo. Parece ser que, desde hacía unos cuatro años, Sancho I ya se hacía llamar (sin
justificación alguna) rey de Aragón. Los antecedentes para esto eran que su padre Ramiro I
había sido el hijo primogénito (aunque bastardo) del rey de Navarra Sancho III Garcés, y había
tratado en vano de hacerse reconocer como rey. Ramiro I había sido derrotado por su
hermanastro García IV y tuvo que contentarse con su título de conde, pero al parecer transmitió
a su hijo la idea de que en realidad le correspondía la dignidad real, y éste se atrevió a asumirla
porque el rey navarro Sancho IV no era excesivamente peligroso. En cualquier caso, al
convertirse en rey de Navarra pudo legitimar su título real y, lo que es más, convirtió legalmente
a Aragón en reino del mismo modo que Fermando I había convertido a Castilla en reino al ser
proclamado rey de León. Por su parte, el rey Alfonso VI de León y Castilla también era primo
del difunto Sancho IV, así que se consideró con igual derecho al trono navarro. No consiguió el
trono, pero Castilla se anexionó la zona occidental del reino de Navarra (la Rioja) y Sancho I
(V) le rindió vasallaje.
Los historiadores posteriores no debieron o no quisieron entender lo que había pasado realmente
para que los condados de Castilla y Aragón se convirtieran en reinos, así que la "versión oficial"
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fue que el testamento del rey Sancho III el Mayor legaba Navarra, Castilla y Aragón a sus tres
hijos y que dio a todos el título de rey.
Dos años antes había muerto el rey croata Petar Kresimir IV y se produjeron disputas sobre la
sucesión, pero finalmente un legado pontificio coronó a Dimitar Zvonimir, confirmando así la
supremacía de la Iglesia Romana en el país.
La querella de las investiduras dio pie para que algunos nobles alemanes se rebelaran contra
Enrique IV. El duque Boleslao II de Polonia tomó parte por Gregorio VII y a cambio éste le
concedió el título de rey. Igualmente, el Papa aprobó la decisión que tomaron los duques de
Suabia, de Baviera y de Carintia, reunidos enForchheim, donde eligieron rey de Alemania al
duque Rodolfo de Suabia. Rodolfo había luchado junto a Enrique IV contra las rebeliones de
Sajonia, pero apoyar al Papa le pareció más provechoso, luego también más justo.
En octubre una asamblea de obispos y príncipes alemanes reunida en Tribur conminó a Enrique
IV a que se sometiera a Gregorio VII.
El enérgico rey que se había enfrentado victorioso a bávaros y sajones vio amenazada su corona
por un hombre aún más enérgico que él. La situación se le iba de las manos y consideró que su
mejor alternativa era ceder ante el Papa y aparentar que estaba arrepentido. Escribió una carta
de retractación, la promissio, pero no fue suficiente, en enero de 1077 tuvo que marchar a Italia
y permaneció tres días en la nieve vestido de penitente a las puertas del castillo de
Canossa, propiedad de la condesa Matilde de Toscana, donde el Papa se había refugiado. Con
ello logró que Gregorio VII le diera la absolución. Matilde había estado casada con el duque de
Lorena, Godofredo el Jorobado, que había muerto el año anterior, y ahora la condesa realizó una
donación solemne por la que todos sus estados pasaban a formar parte de los Estados
Pontificios. En marzo Rodolfo de Suabia fue coronado rey en Maguncia. Enrique IV depuso a
los duques que lo apoyaban y logró expulsarlo de Suabia. Entre los expulsados estaba Güelfo I
de Baviera. El ducado quedó bajo el gobierno del rey.
Los turcos dominaban ya la mayor parte de Asia Menor, a la que llamaron Rum (Roma), pues
hasta entonces había sido parte del Imperio Bizantino, es decir, según los bizantinos, del
Imperio Romano. Malik Sha confió el gobierno de Rum a su primo Sulaymán ibn Qutulmis.
El conde de Besalú Guillermo II el Trueno había dejado un hijo que ahora alcanzó la mayoría de
edad y se convirtió en el conde, Bernardo III, conjuntamente con su tío Bernardo II.
En Constantinopla la economía iba mal. Se devaluó la moneda, los alimentos escaseaban y los
precios subieron. Finalmente estalló una rebelión. En realidad fueron dos, una en los Balcanes y
otra en Asia Menor, ambas dirigidas por sendos generales llamados Nicéforo. El emperador
Miguel VII se apresuró a abdicar y se le permitió ingresar en un monasterio. Los dos nicéforos
lucharon entre sí y ganó el de Asia Menor, que se convirtió en el nuevo emperador, Nicéforo
III. En realidad Nicéforo III no se mantuvo en el poder por sus propios méritos sino por los de
un gran general: Alejo Comneno, sobrino del emperador Isaac I que había reinado veinte años
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antes. Su padre, Juan, ocupaba un cargo en el palacio del emperador, pero Alejo había pasado
su vida en el ejército luchando a las órdenes de Romano IV y Miguel VII. Ahora servía a
Nicéforo III y en su nombre derrotó a todos los generales que se le opusieron.
Los sarracenos fueron expulsados de Córcega, y el Papa Gregorio VII confió la administración
de la isla al arzobispado de Pisa.
En Normandía se hallaba el monasterio benedictino de Santa María de Bec, del que fue
nombrado Abad un italiano llamado Anselmo, y que era el mejor teólogo de la época. Había
llegado al monasterio veintidós años antes, cuando estaba presidido por Lanfranco, el actual
arzobispo de Canterbury. Anselmo es uno de los padres de la Escolástica, es decir, de la
filosofía medieval. Definía la especulación filosófica como una explicación de la fe, sostenía en
la necesidad de creer para comprender, pero insistía en que luego debía procurarse comprender
lo que se creía: "No anteponer la fe es presunción, pero no apelar seguidamente a la razón es
negligencia". El mayor legado filosófico de Anselmo es nada menos que una prueba de la
existencia de Dios, el llamado argumento ontológico. Es el siguiente:
Todo el mundo tiene una idea de Dios. Incluso quien niega la existencia de Dios tiene la idea de
aquello cuya existencia niega. La idea de Dios es la idea de un ser perfecto, un ser más perfecto
que el cual ningún otro puede ser pensado. Ahora bien, una de las cualidades que supone esta
perfección es la existencia, pues un Dios que no existiera sería inferior a un Dios que existiera.
Por consiguiente, si Dios no existiera, podríamos pensar en un ser más perfecto que Dios, un ser
que fuera igual en todo a Dios pero que además existiera, y esto contradice al concepto mismo
de Dios. La conclusión lógica es que Dios tiene que existir.
Este argumento ontológico ha ocupado a los filósofos durante varios siglos. Una de las primeras
refutaciones la presentó un monje francés llamado Gaunilón en un tratado titulado Liber pro
insipiente.
Ese año murió el conde Poncio I de Ampurias. Había jurado fidelidad como vasallo al conde
Ramón Berenguer I de Barcelona. Fue sucedido por su hijo Hugo II.Fue el primer conde de
Ampurias que acuñó moneda propia. El conde de Barcelona Ramón Berenguer II se casó
con Mahalda, hija de Roberto Guiscardo.
El hijo mayor del rey Guillermo I de Inglaterra se rebeló contra su padre, instigado por el rey
Felipe I de Francia. Era de baja estatura, lo que le valió el apelativo deRoberto
Courteheuse (Roberto Pantalones Cortos).
Guillermo I el Conquistador se reconcilió con su hijo Roberto con la mediación del rey Felipe I
de Francia. Firmaron el tratado de Gerberoy, por el que se concedía a Roberto el gobierno del
ducado de Normandía.
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El rey Alfonso VI de León y Castilla nombró conde de Nájera a su alférez García Ordóñez y
arregló su matrimonio con Urraca de Navarra, hermana del fallecido Sancho IV de Navarra.
Con esto García Ordoñez se convirtió en la figura más importante de la corte castellana. El rey
envió a Rodrigo Díaz a cobrar las parias al rey de Sevilla al-Mutamid, y entonces García
Ordóñez buscó un pretexto para atacar Sevilla. Puesto que al-Mutamid pagaba las parias,
oficialmente Sevilla estaba bajo la protección del rey Alfonso VI, por lo que Rodrigo Díaz
consideró que su deber era protegerla del ataque de García Ordóñez. Los dos castellanos se
enfrentaron en Cabra y venció el Campeador. Al-Mutamid pagó las parias y añadió algunos
presentes de gran valor para el embajador del rey que tan bien le había defendido. De regreso a
Castilla, Rodrigo Díaz entregó a Alfonso VI las parias recaudadas y se quedó con los regalos
recibidos a título personal, pero sus enemigos en la corte, que no eran pocos, y entre ellos
estaba, naturalmente, García Ordóñez, fomentaron habladurías sobre este hecho.
El débil monarca toledano al-Qádir, incapaz de resistir los ataques de los reinos vecinos, pidió
ayuda a Alfonso VI, que se la prestó a cambio del pago de parias atrasadas y de una suma
adicional.
Alfonso VI tomó Coria al rey de Badajoz al-Mutawakkil, el cual decidió enviar una petición de
ayuda a los almorávides de Yúsuf ibn Tasfin. Éste estaba ocupado en la conquista de Marruecos,
así que no envió tropas a Al-Ándalus.
El rey Boleslao II de Polonia apoyaba al Papa Gregorio VII en su querella contra el rey de
Alemania Enrique IV, pero eso no tenía nada que ver con que fuese un buen católico. Al
contrario, el obispo de Cracovia llevaba ya un tiempo denunciando sus excesos, y finalmente lo
excomulgó. Como respuesta, Boleslao II hizo matar a san Estanislao al pie del altar. Esto
provocó una revuelta de la nobleza que arrebató la corona a Boleslao y lo envió al exilio. El rey
es recordado como Boleslao II el Atrevido, y acabó refugiándose en un convento de Hungría.
Los nobles pusieron en el trono a su hermano Ladislao I Herman, pero éste ya no llevó el título
de rey que Boleslao II había conseguido de Gregorio VII, sino que llevó el de duque de Polonia,
como su padre.
Uno de los hermanos de Malik Sha, llamado Tutus, asesinó al gobernador de Siria, el
general Aziz, y ocupó su lugar.
En 1080 Enrique IV de Alemania logró derrotar por segunda vez a su adversario Rodolfo, esta
vez en Flarchheim, pero esta victoria tampoco fue decisiva. De todos modos, era una victoria
que Enrique IV trató de aprovechar para intimidar al Papa Gregorio VII, pero la respuesta de
éste fue una nueva excomunión (enmarzo). Entonces Enrique IV tuvo la idea de poner a
Gregorio VII en la misma situación en que se encontraba él (con un rival que le disputaba el
título). En juniologró reunir en Brixen una asamblea de obispos leales que eligieron Papa al
arzobispo de Ravena Guiberto, que adoptó el nombre de Clemente III. Rodolfo se enfrentó
nuevamente a Enrique IV en la batalla de Hohenmölsen con la ayuda de Otón de Nordheim,
pero, a pesar de que su ejército resultó vencedor, él murió en el combate. También murió el
conde Amadeo II de Saboya y marqués de Turín. Fue sucedido por su hijo Humberto II.
El duque Guillermo VIII de Aquitania marchó a Castilla para ayudar al rey Alfonso VII de
Castilla contra los musulmanes.
En Dinamarca murió el rey Harald Hen y fue sucedido por su hermano Canuto II. Se ganó el
apoyo de la Iglesia concediéndole el cobro de diezmos y castigando severamente la
inobservancia de las prescripciones eclesiásticas.
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La debilidad de los principados rusos había permitido que se creara un nuevo reino en el
Cáucaso, al norte de Armenia. Se llamaba Georgia, y su rey actual eraJorge II. El pueblo
armenio, presionado por los georgianos y por los selyúcidas, tomó la decisión de emigrar en
masa hacia Cilicia (la región al sureste de Asia Menor), bajo la conducción de un príncipe
llamado Rubén. Allí fundaron la Pequeña Armenia (de modo que la tierra de donde provenían
fue conocida como la Gran Armenia).
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EL CID CAMPEADOR
Alejo I empezó por asegurarse la paz en Asia Menor sobornando a los virreyes turcos, que
vieron la posibilidad de fortalecerse para terminar rebelándose contra Malik Sha. Luego el
emperador solicitó la ayuda de Venecia: los venecianos disfrutaban de grandes privilegios
comerciales en Constantinopla a cambio de poner su flota a disposición del Imperio cuando
fuera requerida, y éste era un buen momento. La flota veneciana derrotó fácilmente a la
normanda, que estaba dirigida porBohemundo, un hijo ilegítimo de Guiscardo. Alejo I esperaba
que Roberto Guiscardo se concentrara en buscar el modo de volver a Italia sin su flota, pero el
normando hizo justo lo contrario: se adentró en el continente y derrotó al ejército bizantino.
Alejo I tuvo que apresurarse a reclutar más hombres.
Mientras tanto, el conde de Barcelona Ramón Berenguer II fue asesinado por orden de su
hermano Berenguer Ramón II, que por ello es recordado en la historia como Berenguer Ramón
II el Fratricida. Pese al escándalo subsiguiente, Berenguer Ramón II logró mantener su
autoridad sobre sus condados, e incluso logró la tutela sobre su sobrino recién nacido, llamado
también Ramón Berenguer. Los únicos condados que rechazaron esta autoridad fueron los de
Carcasona y Razes, que, con la excusa de reconocer únicamente como conde al hijo del difunto,
se desvincularon completamente del condado de Barcelona y pasaron a manos del
conde Bernardo Atón de Béziers. El fratricida compartió la tutela de su sobrino con el conde de
Cerdaña Guillermo I Ramón, que se había casado con su tíaSancha, si bien ésta había muerto
tres años atrás.
En Castilla, el conde de Nájera García Ordóñez, enemigo irreconciliable de Rodrigo Díaz, logró
finalmente enemistarlo con el rey Alfonso VI, a raíz de una brillante campaña que el Campeador
había llevado a cabo en tierras de Toledo. El rey receló de un vasallo que tomaba demasiadas
iniciativas y que era tan admirado entre sus hombres, así que ordenó su destierro. Fue
desposeído de todos sus bienes y se prohibió a todos los súbditos del reino que le
proporcionaran víveres o alojamiento. El Campeador abandonó Castilla junto con los hombres
que quisieron acompañarlo y se dispuso a ofrecer sus servicios como soldado a quien quisiera
aceptarlos.
61
En primer lugar ofreció sus servicios al conde Berenguer Ramón II de Barcelona, pero no
llegaron a un acuerdo. No se sabe exactamente por qué, pero es probable que se debiera a que
Rodrigo Díaz siempre impuso como condición a la hora de ofrecerse como mercenario que
jamás lucharía contra su señor el rey Alfonso VI.
Entonces marchó a Zaragoza, donde fue contratado por el rey al-Muqtadir, que murió antes de
que se acabara el año. Entre su legado se encuentra el palacio de la Aljafería, un alcázar
suntuoso con torres, grandes patios y estancias decoradas con columnas de mármol. Al Muqtadir
fue sucedido por sus hijos al-Mutamin, que recibió Zaragoza y el apoyo del Campeador, y al-
Hayib, que heredó las taifas de Lérida, Tortosa y Denia, si bien hubiera preferido la herencia de
su hermano mayor. Al-Hayib buscó el apoyo del conde Berenguer Ramón II de Barcelona y del
rey Sancho V Ramírez de Navarra (y I de Aragón), pero en 1082, al-Mutamin, con el apoyo del
Campeador, los derrotó a todos en Almenar, donde además hizo prisionero a Berenguer Ramón
II. El conde fue liberado a los pocos días.
Los zaragozanos dieron a Rodrigo Díaz el apelativo de Sid, que en una variante dialectal del
árabe significa Señor. Por ello Rodrigo Díaz es más conocido en la historia como el Cid
Campeador. Bajo su protección, Zaragoza dejó de pagar parias a los estados cristianos.
Mientras tanto Roberto Guiscardo tomaba Dyrrachium, pero Alejo I llegó a un acuerdo con
Enrique IV de Alemania, que estaba atacando Italia, así que el normando consideró oportuno
volver a Italia. No obstante, dejó su ejército en Iliria, a las órdenes de su hijo Bohemundo. Por
otra parte, Alejo I tuvo que conceder a los venecianos franquicias comerciales en todo el
territorio imperial, y no sólo en la capital, como hasta entonces.
En 1083 Enrique IV tenía asediado a Gregorio VII en el castillo de Sant'Angelo (el antiguo
mausoleo de Adriano), y Roberto Guiscardo se dispuso a liberarlo. Al otro lado del mar, el
emperador Alejo I atacó a Bohemundo. La caballería pesada normanda era la mejor del mundo.
Alejo I trató de neutralizarla equipando a sus soldados con carros, pesadas armaduras y largas
lanzas, pero Bohemundo hizo que sus jinetes atacaran por los laterales a los carros bizantinos,
que tuvieron que retirarse por segunda vez. Los normandos ocuparon Tesalia.
El almorávide Yúsuf ibn Tasfin tomó Ceuta, con lo que completó la conquista de Marruecos.
Los reyes Alfonso VI y Sancho V (o I) Ramírez atacaron territorios del reino de Zaragoza
reclamando el pago de parias. El Cid se negó a combatir al que seguía considerando su rey, pero
en 1084 derrotó y persiguió a al-Hayib y al rey navarro-aragonés cerca de Tortosa.
Un religioso llamado Bruno fundó, junto con seis compañeros, una nueva orden en un paraje
solitario cercano a Grenoble, conocido como la Grand Chartreuse. La orden es conocida como
la Cartuja, y sigue la regla benedictina con algunas costumbres propias. Los cartujos viven en
monasterios llamados cartujas y distribuyen su tiempo entre la oración, el estudio y el trabajo
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manual. Guardan abstinencia y silencio perpetuos. Su fundador había sido nombrado canciller
de la diócesis de Reims, pero denunció la simonía del arzobispo Manasès de Gourmay, y éste
le depuso del cargo y le confiscó sus bienes, pero Bruno acudió a un sínodo celebrado en Autun
y allí se depusó al arzobispo. Fue entonces cuando proyectó su retiro (de esto hacía ya cuatro
años).
El emperador Alejo I logró reunir un nuevo ejército para enfrentarse a Bohemundo. En sus filas
había siete mil soldados turcos de caballería procedentes de Asia Menor. Se produjo un
enfrentamiento en Larisa, en el que Alejo I evitó la confrontación directa. Con una astuta
maniobra, indujo a los normandos a atacar en una dirección equivocada, tras lo cual envió a su
ejército principal contra el campamento y destruyó sus abastecimientos. En los tres años que los
normandos llevaban en territorio bizantino, su ejército había sufrido bajas y un gran desgaste,
pues la población odiaba a los occidentales tanto o más que a los turcos, y empleó contra ellos
una guerra de guerrillas. El golpe que ahora les había infligido el emperador acabó de
desmoralizarlos, así que Bohemundo tuvo que retirarse hasta la costa y embarcó para buscar a
su padre.
Mientras tanto, Roberto Guiscardo había liberado al Papa Gregorio VII del asedio al que le
sometía Enrique IV, pero sus hombres se dedicaron al pillaje en Roma, así que Gregorio VII se
vio obligado a pedir al normando que se fuera mientras él se refugiaba en Salerno. Así Enrique
IV pudo entrar finalmente en Roma y Clemente III ocupó la silla de san Pedro. Ese mismo año
coronó emperador a Enrique IV. Por su parte, Guiscardo volvió junto a su hijo Bohemundo,
combatió nuevamente a las naves venecianas hasta que murió en 1085, mientras
asediaba Cefalonia.
El rey Canuto II de Dinamarca preparó una invasión de Inglaterra en colaboración con Olav III
de Noruega y con Roberto I de Flandes. Sin embargo, una rebelión en Jutlandia le hizo
abandonar el proyecto y nunca llegó a emprenderse.
Con la muerte de Roberto Guiscardo los normandos dejaron de ser una amenaza para el Imperio
Bizantino, pues se planteó un problema de sucesión: Bohemundo era el primogénito, pero era
bastardo, así que los ducados de Apulia y Calabria (es decir, las posesiones normandas en el sur
de Italia) pasaron a su hermanastroRoger I Borsa. Bohemundo volvió a Italia y logró
apoderarse de un territorio entre Bari y Tarento. También murió el Papa san Gregorio VII.
El rey al-Qádir de Toledo había tenido que subir drásticamente los impuestos para pagar las
parias impuestas por el rey Alfonso VI de León y Castilla, lo que lo había vuelto impopular.
Finalmente estalló una rebelión que lo obligó a huir a Valencia, donde acababa de morir el rey
Abú Bakr y ahora reinaba su hijo Utmán. Los toledanos ofrecieron el trono al rey al-
Mutawakkil de Badajoz. Entonces Alfonso VI aprovechó los disturbios para apoderarse de
Toledo. Teóricamente, debería haberle devuelto la ciudad a al-Qádir, que era su protegido, pero
Toledo había sido la capital del reino visigodo y ahora estaba de nuevo en manos cristianas. Era
una conquista demasiado valiosa como para renunciar a ella. En su lugar, Alfonso VI envió
como embajador a Valencia a Álvar Fáñez (un sobrino del Cid), quien logró presionar para que
Utmán fuera derrocado en beneficio de al-Qádir. Así se olvidó de Toledo.
Un tiempo antes, el rey al-Mutamid de Sevilla había conquistado unos territorios a al-Qádir de
Toledo, y ahora Alfonso VI cosideró oportuno reclamárselos. Derrotado, el rey moro tuvo que
concederle la mano de su hija Zaida y los territorios en litigio fueron la dote. A continuación
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Alfonso VI puso sitio a Zaragoza. Allí había muerto poco antes su rey al-Mutamin, que había
sido sucedido por Ahmad al-Mustain.
El rey al-Mutamid estaba furioso con el trato recibido por Alfonso VI. Comprendió que era sólo
cuestión de tiempo que los cristianos dominaran todo Al-Ándalus, así que, al igual que había
hecho al-Mutawakkil seis años antes, decidió llamar en su auxilio a los almorávides de Yúsuf
ibn Tasfin. Los reyes vecinos trataron de disuadirlo: le dijeron que si llamaba a los almorávides
perdería su reino, pero dicen que al-Mutamid contestó: Más vale ser camellero en África que
porquero en Castilla.
Esta vez los almorávides respondieron a la llamada. En 1086 estaban en Al-Ándalus y Alfonso
VI tuvo que abandonar el asedio a Zaragoza para enfrentarse a la nueva amenaza musulmana.
Requirió la ayuda del rey Sancho V Ramírez de Navarra (I de Aragón), quien envió un ejército
al mando de su hijo Pedro. También acudió Álvar Fáñez, que todavía estaba en Valencia. Se
encontraron con los almorávides en Sagrajas, y los cristianos sufrieron una estrepitosa derrota.
A ello contribuyó que los caballos se asustaron ante los camellos y los tambores almorávides.
De un total de 25.000 hombres sólo sobrevivieron unos 500, entre ellos Alfonso VI, herido
gravemente en las piernas. Tras esta batalla, los reinos de taifas dejaron de pagar parias a los
reinos cristianos. Alfonso VI comprendió que necesitaba todos los apoyos posibles, así que de
repente descubrió que Rodrigo Díaz no era tan malo como le había parecido hasta entonces. Se
reconcilió con él y lo colmó de presentes (castillos, tierras, etc.).
El rey Guillermo I de Inglaterra adoptó una medida para consolidar la fidelidad de la nobleza
normanda: reunió a todos los terratenientes de todos los rangos en una asamblea celebrada
en Salisbury, unos 130 kilómetros al oeste de Londres, y allí les hizo prestar juramento de
lealtad directamente a su persona. La idea era que si un noble se rebelaba contra el rey podía
reclamar el apoyo de sus vasallos, los cuales, según la teoría feudal, le debían fidelidad a él y no
al rey. En cambio, si todos juraban fidelidad al rey por encima de la debida a su inmediato
superior, un noble rebelde podía encontrarse fácilmente sin los apoyos necesarios. Desde hacía
unos años, en Inglaterra se estaba llevando a cabo, por iniciativa del rey, un proyecto sin igual
en la Europa medieval: se estaba elaborando un inventario de la propiedad territorial del reino
que permitiría regular racionalmente los impuestos y serviría de base para resolver
jurídicamente los conflictos sobre la propiedad.
Ese año murió el duque Guillermo VIII de Aquitania, y fue sucedido por su hijo Guillermo IX.
También murió el conde Conrado I de Ardennes, que tres años antes había cambiado su título
por el de conde de Luxemburgo. Fue sucedido por Enrique III.
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y el sexo debían reducirse al mínimo imprescindible, no creían en el matrimonio ni aceptaban
ningún ritual eclesiástico. Con el tiempo, los bogomilos se habían extendido más allá de las
fronteras de Bulgaria, a lo largo del Imperio Bizantino. Para los bogomilos, las derrotas que
había sufrido el Imperio en los últimos años no eran nada malo, sino todo lo contrario: al
destruir el Imperio se destruía una parte de la obra del Diablo, pues todo el Mundo era obra del
Diablo. Esta actitud no beneficiaba en nada al Imperio, así que el emperador Alejo I tuvo que
tomar severas medidas contra los bogomilos. Finalmente, éstos se sublevaron en alianza con los
pechenegos y los cumanos, que habían llegado al norte del Danubio. Las provincias del Imperio
sufrieron ataques mucho peores que los que habían llevado a cabo los normandos poco antes.
El rey Canuto II de Dinamarca y uno de sus muchos hermanos fueron asesinados en la iglesia de
San Albano de Odense. San Canuto es actualmente el patrón de Dinamarca. Le sucedió otro de
sus hermanos, Olaf I.
Los fatimíes expulsaron a Tutus de Siria, y éste derrotó y mató a Sulaymán ibn Qutulmis para
apoderarse de Alepo. Entonces Malik Sha intervino personalmente, expulsó definitivamente a
los fatimíes del territorio y envió a prisión a Kiliç Arslán, el hijo de Sulaymán ibn Qutulmis,
con lo que la región quedó pacificada. Tras realizar algunas reformas en la administración,
volvió a Hamadán, y poco después el Califa lo recibió solemnemente en Bagdad.
Por esta época enseñaba teología y filosofía un francés llamado Roscelino. Fue el primero en
plantear el llamado problema de los universales, que consiste en determinar cómo deben
entenderse los conceptos generales como "hombre", "mesa", etc. Según el punto de vista de
Platón, no sería posible construir una mesa sin tener previamente la idea de "mesa", luego la
idea de "mesa" es algo que existe previamente a cualquier mesa que podamos construir.
Igualmente, no podría haber hombres si no existiera previamente una idea de "hombre". Frente a
esta postura, Roscelino defendía la postura nominalista, según la cual los universales no son
más que nombres, palabras, y no existen más que como un contenido de nuestra mente.
Roscelino desarrolló este punto de vista para rebatir el argumento ontológico de Anselmo.
Roscelino afirmaba que dicho argumento partía tácitamente de atribuir existencia a Dios en
cuanto concepto, lo cual es falso. Naturalmente, Anselmo replicó desarrollando una solución
opuesta al problema de los universales, la postura realista, en la línea de la filosofía platónica.
Se llama así porque defiende que los universales como "hombre" tienen existencia real como
ideas, una existencia distinta de la existencia de los distintos seres a los que se les puede aplicar
el concepto de "hombre". El problema de los universales acaparó durante varios siglos la
atención de los filósofos escolásticos.
Godofredo de Bouillon se había destacado en su apoyo a Enrique IV frente a san Gregorio VII,
así que finalmente el emperador le concedió el título de duque de la Baja Lorena, que le
correspondía por herencia. Así se convirtió en Godofredo V.
Cuando Enrique IV tomó Roma e instaló a Clemente III como Papa, los cardenales partidarios
de san Gregorio VII tuvieron que huir al sur, a territorio normando. Finalmente se organizaron y
eligieron Papa a uno de ellos, Desiderio da Montecassino, que adoptó el nombre de Víctor
III. Había sido abad de Montecassino y durante su mandato hizo reedificar la abadía sobre
grandiosos planos. Luego, durante el pontificado de san Gregorio VII, hizo de mediador entre el
Papa y los normandos. Cuando fue elegido Papa, el mes de mayo, estaba enfermo. No pudo ser
consagrado hasta mayo de 1087 y murió el 16 de septiembre.
Una semana antes moría en Ruan el rey de Inglaterra Guillermo I el Conquistador. Al parecer,
había llegado a sus oídos que el rey Felipe I de Francia había hecho una broma grosera acerca
de su gordura, y, aunque tenía ya setenta años, el normando no vaciló en iniciar una serie de
ataques contra los territorios de Felipe I. Mientras sus hombres incendiaban la ciudad
de Mantes, a mitad de camino entre Ruan y París, el caballo del Conquistador pisó cenizas
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calientes, lo que le hizo dar un salto repentino y el rey se precipitó al suelo. Gravemente herido,
fue trasladado a Ruan, donde murió a los pocos días. Fue enterrado en la Iglesia de san Esteban,
en la ciudad normanda de Caen.
Para entonces ya se había completado el censo ordenado por el rey, que fue resumido en unos
libros conocidos como el Domesday Book (el Libro del Día del Juicio Final), en alusión a la
creencia popular de que Dios (o san Pedro) tiene un libro en el que están registrados los actos de
todos los hombres, y que determinará quiénes irán al Cielo y quiénes al Infierno tras el juicio
final.
El primogénito del difunto rey se encontraba aún en el exilio, a causa de la rebelión que había
emprendido cinco años antes, pero se apresuró a volver a Normandía, donde consiguió ser
reconocido como el nuevo duque Roberto II. No obstante, parece ser que su padre había
nombrado heredero en el lecho de muerte a su segundo hijo, conocido como Guillermo el
Rojo. Éste, viendo que en Normandía no tenía el apoyo necesario, zarpó hacia Inglaterra, donde
Lanfranco, el arzobispo de Canterbury, lo coronó rey, y así pasó a ser Guillermo II de
Inglaterra. Guillermo el Conquistador había tenido un tercer hijo, Enrique Beauclerc, al que se
le concedieron cinco mil libras de plata y algunas tierras para que no reclamara más herencia.
Ese año murió el conde Guillermo I de Borgoña, y fue sucedido por su hijo Renaldo II.
El rey Alfonso VI de Castilla seguía luchando contra los almorávides. Había solicitado
nuevamente la ayuda de la cristiandad europea y, entre otros, acudieron a su llamada el duque
Eudes I de Borgoña y el conde Raimundo de Saint-Gilles, hermano del conde Guillermo IV de
Tolosa. Por otra parte, Alfonso VI concedió al Cid y a sus descendientes los derechos sobre
todos los territorios que conquistara a los moros en el este de al-Ándalus.
En cuanto corrió la noticia de que el Cid iba a iniciar una campaña de conquista, le llovieron
aliados interesados en apoderarse de Valencia: el rey al-Mustain de Zaragoza, el rey al-Hayib de
Lérida, y también el conde Berenguer Ramón II de Barcelona. Sin embargo, el Cid llegó a un
acuerdo con el rey al-Qádir de Valencia, que aceptó pagarle un tributo, lo que decepcionó
amargamente a al-Mustain. Al-Hayib y Berenguer Ramón II decidieron atacar Valencia por su
cuenta, pero abandonaron tan pronto como supieron que se acercaba el Campeador.
Por otra parte, los reyes moros ya habían comprendido que los almorávides fanáticos les
causaban más problemas que los que les resolvían, así que no colaboraban mucho con ellos, y
ésta fue una de las razones principales por las que los almorávides no pudieron sacar partido de
sus victorias contra los cristianos. En 1088 Yúsuf ibn Tasfin puso sitio a la fortaleza castellana
de Aledo, pero Alfonso VI marchó hacia allí y derrotó a los almorávides con el apoyo del rey al-
Mutawakkil de Badajoz. Tras esta derrota, Yúsuf tuvo que volver a África por motivos
familiares.
Mientras el Papa Clemente III seguía en Roma, los cardenales partidarios de san Gregorio VII
nombraron Papa a Eudes de Lager, un discípulo de Bruno, el fundador de la orden de la
Cartuja, que adoptó el nombre de Urbano II. Continuó con el programa de reformas de san
Gregorio VII, así como con la querella de las investiduras contra el emperador Enrique IV y su
Papa Clemente III. En 1089 convocó un concilio en Melfi (en Apulia) en el que condenó las
investiduras laicas, la simonía y el nicolaísmo (es decir, el incumplimiento del voto de castidad
en los clérigos).
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Podría pensarse que Guillermo II se había llevado la mejor parte de la herencia de su padre,
pues era rey de Inglaterra mientras que su hermano Roberto Courteheuse sólo era duque de
Normandía. Sin embargo, en la época las cosas se veían de forma diferente: Normandía había
conquistado Inglaterra, era ella quien tenía el prestigio y el ducado de Normandía era más
valioso que el reino de Inglaterra. Por ello, Guillermo II se propuso invertir la hazaña de su
padre y conquistar Normandía desde Inglaterra. La nobleza normanda tampoco veía con buenos
ojos que el territorio de Guillermo el Conquistador se hubiera dividido. Muchos nobles tenían
posesiones a ambos lados del canal, y la división les podía producir fácilmente conflictos de
intereses. La cuestión era entonces si preferían como gobernante único al rey Guillermo II o al
duque Roberto II, y Roberto II tenía más partidarios porque era más débil que su hermano,
luego más fácil de dominar. El caso fue que cuando Guillermo II estaba a punto de iniciar la
invasión de Normandía, estalló una rebelión en Inglaterra, dirigida por Odón, el obispo de
Bayeux y hermanastro de Guillermo I. Había participado valientemente en la batalla de
Hastings (eso sí, blandiendo una maza en lugar de una espada, porque era religioso y no podía
derramar sangre). Aunque ocupado cargos importantes durante el reinado del Conquistador, en
los últimos años de su reinado había caído en desgracia, y de ahí derivó una enemistad hacia
Guillermo II.
Aparentemente, Guillermo II tenía las de perder, pues tenía en su contra a la mayor parte de la
aristocracia anglonormanda, pero se encontró con el apoyo de los sajones, que detestaban a esos
mismos señores normandos. Guillermo II les prometió una serie de concesiones que nunca llegó
a darles y así pudo derrotar a los barones rebeldes. A Odón se le permitió que regresara a
Normandía, donde sirvió al duque Roberto II.
Ese año murió el conde Teobaldo III de Blois y de Champaña, que legó Blois a su
hijo Esteban y Champaña a su hijo Hugues.
El sultán turco Malik Sha emprendió una nueva campaña de conquistas, ahora hacia el este.
Mientras tanto, el rey Jorge II de Georgia murió y fue sucedido por su hijo, conocido
como David III el Constructor, ya que expulsó a los turcos e inició una campaña de
reconstrucción del país, repoblando las llanuras y reconstruyendo las ciudades. (La población se
había refugiado en las montañas cuando llegaron los turcos.) No obstante, la antigua capital,
Tbilisi, siguió en poder de los musulmanes.
Alfonso VI había llamado al Cid en su ayuda para la campaña de Aledo, pero éste no había
acudido, y como consecuencia fue desterrado por segunda vez. Todos pensaron que el
Campeador estaba acabado, el rey al-Mustain de Zaragoza rompió definitivamente su alianza
con él, y la cambió por el apoyo del conde Berenguer Ramón II de Barcelona. Hasta el rey al-
Qádir de Valencia le dejó de pagar el tributo. Sin embargo, el Cid reaccionó con energía.
Reforzó las numerosas guarniciones que le eran leales y en 1090 derrotó al rey al-Hayib de
Lérida en la región de Denia, que cayó bajo el dominio del Campeador. Esto hizo que al-Qádir
le pagara lo que le debía. Luego el Cid se dirigió hacia el norte y expulsó a al-Hayib de la huerta
de Valencia.
67
Al-Hayib, junto con al-Mustain de Zaragoza y Berenguer Ramón II de Barcelona, todos
interesados en conquistar Valencia, pidieron a Alfonso VI que les ayudara a deshacerse del Cid,
pero éste se negó a intervenir. Entonces al-Mustain se retiró, mientras que Berenguer Ramón II
decidió enfrentarse con el Campeador. El conde fue derrotado y hecho prisionero en Tévar, si
bien fue liberado a los pocos días. Unos meses después murió al-Hayib, y le sucedió su
hijo Sulaymán, menor de edad, bajo la tutela de los Banú Batir, que se sometieron al Cid. Así,
el Cid había arrebatado al condado de Barcelona la influencia sobre los reinos de Denia, Lérida
y también Tortosa. Esto supuso un grave perjuicio económico para Barcelona.
En León murió el rey García de Galicia, el hermano de Alfonso VI a quien éste le impidió
reinar.
Conrado, el primogénito del emperador germánico Enrique IV cumplió los dieciséis años y ya
había recibido el título de rey de romanos, que lo reconocía como heredero, pero, para asegurar
su lealtad, Enrique IV le concedió el título de rey de Alemania.
El Papa Urbano II llamó como consejero a su antiguo maestro Bruno, el fundador de la orden de
la Cartuja.
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LOS ALMORÁVIDES
A finales del siglo XI se empezaban a ver con claridad los cambios que la Europa medieval
había comenzado a experimentar con el nuevo milenio. Occidente era más fuerte: los caballeros
equipados con pesadas armaduras estaban preparados para hacer frente a cualquier enemigo; por
el contrario, Oriente se debilitaba a pasos agigantados. El Imperio Bizantino había perdido el
sur de Italia y Asia Menor, y ahora los bogomilos, los pechenegos y los cumanos arrasaban las
otras provincias y se encontraban ya ante los muros de Constantinopla. La economía en
Occidente prosperaba: las tierras se explotaban más eficientemente, la natalidad había
aumentado, existía un comercio incipiente y se extendía el uso de la moneda; en cambio, el
Imperio Bizantino estaba sumido en una crisis económica, el besante había sufrido varias
devaluaciones y los venecianos habían aumentado su control sobre la economía, en detrimento
de los comerciantes rusos. En Occidente estaba renaciendo la filosofía: los filósofos-teólogos
escolásticos ya no despreciaban a los autores paganos, ni se limitaban a citarlos, sino que
empezaban a aportar ideas nuevas. Aumentó el interés por la filosofía griega, y aquí fue decisiva
la conquista de Toledo a los musulmanes. Desde los tiempos del Califato de Córdoba, las
ciudades de Córdoba y Toledo habían sido las capitales culturales de al-Ándalus. Córdoba
decayó con el fin del Califato, pero Toledo no se vio afectada. Intelectuales musulmanes, judíos
y cristianos colaboraban en el rescate de la ciencia antigua en la que fue conocida como
la Escuela de Traductores de Toledo. Allí llegaron no sólo las principales obras de los
científicos y artistas musulmanes, sino también innumerables textos griegos perdidos en
occidente, procedentes de las antiguas bibliotecas de oriente. Esta actividad tampoco se vio
interrumpida cuando Alfonso VI tomó la ciudad. Por el contrario, esta conquista aceleró el flujo
de copias hacia el resto de Europa. En el aspecto político, el feudalismo estaba firmemente
arraigado con resultados diversos según la mayor o menor fortaleza de los gobernantes de turno.
La nota más destacada era el ascenso del papado: la obra san Gregorio VII había hecho que el
papado pasara de ser una institución débil e insignificante a otra capaz de plantar cara al
mismísmo emperador germánico. Enrique IV creyó que había resuelto la querella de las
investiduras al imponer a su Papa Clemente III, pero no contó con que los principales
eclesiásticos europeos eran hombres de confianza de san Gregorio VII, que ahora no reconocían
como Papa a Clemente III, sino a Urbano II, aunque estuviera exiliado en el territorio
normando.
Pero el siglo que terminaba todavía iba a presenciar nuevos cambios fundamentales. Para
empezar, el emperador Alejo I se las arregló hábilmente para resolver el aparente colapso al que
se enfrentaba: observó que, de todos sus enemigos, los más fuertes eran los cumanos, así que
en 1090 les ofreció el poco oro que le quedaba, los contrató como mercenarios al servicio del
Imperio y los volvió contra los bogomilos y los pechenegos.
En el mundo islámico, la mayor potencia eran los turcos selyúcidas, que eran sunníes y tenían
más empeño en combatir a los chiitas que a los cristianos. Los chiitas habían perdido ante los
turcos Mesopotamia y, más recientemente, Siria y Palestina. Un líder ismailí llamado Hasan
ibn al-Sabah, que había abandonado la corte del califa fatimí al-Mustansir unos años antes,
tomó la fortaleza de Alamut, al sur del mar Caspio, en un valle rodeado de montañas a unos 110
kilómetros al norte de Hamadán. Allí fue conocido como el Viejo de la Montaña, y desde allí se
dispuso a combatir a los sunníes. Se cuenta que hacía mascar hachís a sus adeptos y que luego
les explicaba las alucinaciones que tenían como visiones del cielo, donde entrarían
inmediatamente si morían cumpliendo su deber (o sea, las órdenes que recibieran). Sus
seguidores fueron conocidos como los hassasiyyin (ebrios de hachís) o, lo que es lo mismo,
los asesinos.
Mientras tanto, el almorávide Yúsuf ibn Tasfin volvió a al-Ándalus para seguir "ayudando" a los
reinos de taifas, pero el rey de Granada, Abd Allah ibn Buluggin,decidió que estaba mejor sin
ayuda, así que trató de negarle la entrada. Sin embargo, algunos sectores de su reino lo acusaron
69
de traición, se dictó una sentencia judicial contra él y Yúsuf ibn Tasfin no dudó en aprovecharla
para destronar a Abd Allah y deportarlo a Marruecos. Así, el reino de Granada (y el de Málaga,
que dependía de él) pasaron a formar parte del Imperio Almorávide. Abd Allah es autor de unas
memorias que constituyen una de las principales fuentes de información sobre los reinos de
taifas.
A continuación, Yúsuf ibn Tasfin se dirigió contra Toledo. Alfonso VI recibió la ayuda del rey
Sancho V Ramírez de Navarra (I de Aragón) y, al parecer, llegó a una alianza con el rey al-
Mutamid de Sevilla. Enterado de esto, Yúsuf ibn Tasfin dejó Toledo y se volvió contra Sevilla.
En 1091 la tomó, depuso a al-Mutamid y lo envió a África, en compañía del rey granadino.
Luego atacó Valencia, que resistió gracias al apoyo que recibió del Cid y del rey Sancho V
Ramírez de Navarra (I de Aragón).
Alfonso VI casó a su hija Urraca con Raimundo de Saint-Gillés, el hermano del conde
Guillermo IV de Tolosa (razón por la que también era conocido como Raimundo de Borgoña).
Mientras tanto, los cumanos al servicio del emperador Alejo I derrotaron a los pechenegos, que
desde ese momento dejaron de ser una amenaza para nadie. También desviaron a otras hordas de
cumanos, que se lanzaron sobre Hungría. Por esta época, el rey Ladislao I de Hungría se
acababa de anexionar Croacia (a la muerte de su cuñado, el rey Dimitar Zvonimir). Los
bogomilos también fueron erradicados del Imperio, si bien continuaron expandiéndose entre los
pueblos eslavos de los Balcanes.
Ese año murió el conde Dirk V de Holanda, y fue sucedido por Florencio II.
En 1092 Hasan ibn al-Sabah tenía ya dispuestos a sus asesinos. No formó con ellos un ejército,
sino una especie de agentes secretos cuya misión era asesinar a gobernantes y gente importante.
Pasaban desapercibidos, asestaban el golpe y luego huían si podían, y si no podían no huían,
porque no les importaba morir. Esta tara los hacía extremadamente peligrosos. Sus primeras
víctimas fueron nada menos que Malik Sha y su ministro Nizam al-Mulk. A la muerte del
Sultan, sus hijosBarkyaruq y Muhammad y su hermano Tutus se proclamaron sultanes
simultáneamente y el Imperio Selyúcida se desmoronó en una guerra civil. Tutus controlaba
Siria, Muhammad Mesopotamia, pero Barkyaruq era el primogénito de Malik Sha y ello le dio
los apoyos suficientes para enfrentarse a ambos. Por otra parte, el hijo de Sulaymán ibn
Qutulmis regresó a Nicea y allí se hizo proclamar sultán de Rum, con lo que pasó a ser Kiliç
Arslán I.
El rey Felipe I de Francia se enamoró de Bertrade de Montfort, la esposa del conde Foulques
IV de Anjou. El rey estaba casado desde hacía veinte años con Berta, la madre de su
hijo Luis, al que ya había coronado como rey de Francia. Sin embargo, raptó a Bertrade y pagó
a algunos obispos para que, con el pretexto que fuera, anularan los dos matrimonios y le
permitieran casarse. Esto le trajo inmediatamente tensiones con la Iglesia, que lo acusó de
adulterio. Por otra parte, un concilio celebrado en Soissons hizo abjurar a Roscelino de su
doctrina sobre la Trinidad.
Ese año murió el conde Armengol IV de Urgel, y fue sucedido por su hijo Armengol V. El
difunto se había casado en segundas nupcias con la condesa Adelaida I de Forcalquier, y este
condado, situado al norte de Provenza, pasó al hermanastro de Armengol V, que pasó a ser el
conde Guillermo V de Forcalquier.
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También murió el rey de Bohemia Vratislav II y fue sucedido (con el título de duque) por su
hijo Bretislav II.
El rey Sancho V Ramírez de Navarra (I de Aragón) entabló una alianza con al rey al-Mustain de
Zaragoza y con el Cid para defenderse de los almorávides. El rey Alfonso VI de León y Castilla
nombró conde de Galicia a su yerno Raimundo de Borgoña.
Poco antes había realizado una campaña contra los almorávides en Granada, en la que participó
también el Cid, pero fueron derrotados y el rey se enfadó una vez más con el Campeador. A raíz
de ello Alfonso VI organizó una campaña contra Valencia, a la que se unieron Sancho V y al-
Mutamid. Por otro lado, acudieron también las flotas de Génova y Pisa, que estaban limpiando
de sarracenos el Mediterráneo occidental.
Los almorávides acudieron "en ayuda" de Valencia, y al acercarse, los atacantes huyeron. No
obstante, en la ciudad se produjo una rebelión, encabezada por el cadíIbn Yahhaf, que terminó
con la muerte del rey al-Qádir. Ibn Yahhaf se hizo con el poder, aunque no adoptó el título de
rey, sino que teóricamente gobernaba una asamblea de nobles con la protección de los
almorávides. Su intención era independizar a Valencia tanto del Cid como de los almorávides.
Éstos se apoderaron de la taifa de Denia.
Desde la muerte de Guillermo I el Conquistador, tanto los galeses, dirigidos por el rey Gruffud
Ap Cynan, como los escoceses, bajo su rey Malcom III, realizaban incursiones frecuentes por
Inglaterra, aprovechando que Guillermo II estaba ocupado en Normandía. En 1093 a Guillermo
II se le acabó la paciencia y marchó hacia el norte. Entonces Malcom III se apresuró a jurarle
fidelidad como había hecho con su padre. Sin embargo, pocos meses después Guillermo II cayó
enfermo y Malcom III volvió a invadir Inglaterra. Su ejército se enfrentó al ejército normando
en Alnwick, y allí murieron tanto el rey escocés como su hijo mayor, Eduardo.Su
esposa, santa Margarita, murió poco después. Una parte de la corte escocesa defendía la cultura
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celta frente a la cultura sajona introducida por Malcom III y santa Margarita, y la muerte de los
reyes permitió que triunfara esta facción nacionalista, que puso en el trono al hermano menor
del monarca fallecido, Donald III Bane. Durante el reinado de Macbeth, Malcom III había
vivido en Inglaterra, mientras que Donald III Bane se había refugiado en Irlanda, por lo que no
había recibido ninguna influencia sajona.
La enfermedad de Guillermo II tuvo otra consecuencia: los sacerdotes le explicaron que era un
castigo divino por sus acciones contra la Iglesia. No cabía duda de que estaba a punto de morir y
que iría al Infierno. Guillermo II accedió a hacer cuanto fuera necesario para compensar el mal
trato que había dado a la Iglesia, y lo primero que le sugirieron fue que nombrara de una vez por
todas un arzobispo en Canterbury (o, más técnicamente, que autorizara a la Iglesia a nombrar
uno). El nombre que se le propuso fue el de Anselmo, que tenía ya sesenta años y desde
entonces fue conocido como Anselmo de Canterbury. Guillermo II aceptó, Anselmo ocupó el
arzobispado y poco después el monarca se recuperó de su enfermedad.
Otro con menos luces habría concluido que, en efecto, Dios aceptaba su arrepentimiento y le
perdonaba, pero Guillermo II comprendió que le habían tomado el pelo. Por ello, trató de
echarse atrás exigiendo a Anselmo una enorme suma como precio de su cargo. Anselmo no sólo
se negó a pagar, sino que recordó al rey que no era él quien le concedía el cargo, sino el Papa, y
solicitó permiso para ir a Italia a recibir la investidura de Urbano II. Sin embargo, Guillermo II
recordó a Anselmo que en esos momentos había dos Papas: Urbano II y Clemente III y arguyó
que él no era quién para decidir cuál era el legítimo, así que, mientras la Iglesia dilucidaba la
cuestión, Anselmo debía permanecer en Inglaterra y recibir las insignias de manos del rey. Y así
fue: Anselmo ejerció de arzobispo, pero no pudo salir de Inglaterra.
Mientras tanto, el Papa Urbano II lograba que Conrado fuera coronado rey de Italia y se rebelara
contra su padre, el emperador Enrique IV.
Desde los tiempos del reino franco, los nobles encargados de administrar los palacios reales
eran conocidos como condes palatinos. Muchos de ellos recibían tierras como recompensa a sus
servicios y ahora, Enrique II, el conde palatino de Lorena, recibió un territorio junto al curso
medio del Rin, y desde entonces adoptó el título de conde palatino del Rin. En dicha región
habían recibido tierras otros condes palatinos, por lo que pronto fue conocida como
el Palatinado.
Desde la muerte de al-Qádir Valencia ya no era aliada del Cid, así que éste se dispuso a
conquistarla. No tardó en lograr la capitulación de Ibn Yahhaf, pero entonces Ibn Wayib, un
rival partidario de los almorávides, se hizo con el gobierno de la ciudad y no aceptó la
capitulación, sino que llamó en su ayuda a los almorávides. El Cid sitió la ciudad y derrotó
en Rayosa al ejército almorávide enviado a defenderla.
Ese año murió el conde Roberto I de Flandes, y fue sucedido por su hijo Roberto II.
También murió el rey Olav III de Noruega, y fue sucedido por su hijo Magnus III.
Mientras los principados rusos hacían frente a un nuevo ataque de los cumanos, murió el Gran
Príncipe Vsiévolod de Kíev, y fue sucedido por Sviatpolsk, el hasta entonces príncipe de Turov.
En 1094 Vladimiro Monómaco, el hijo de Vsiévolod, dejó el principado de Chernígov y ocupó
el de Pereiáslav. Otras tribus cumanas atacaron Hungría.
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Ese año el Papa Clemente III fue expulsado de Roma por los partidarios de Urbano II, una vez
más con la decisiva ayuda de la condesa Matilde de Toscana. Bruno renunció a su cargo de
consejero del Papa y se retiró a Calabria, donde fundó la cartuja Della Torre.
Los nobles pisanos consiguieron del arzobispo el reconocimiento de cónsules elegidos de entre
ellos para gobernar la ciudad, si bien la nobleza mantuvo buenas relaciones con el arzobispado,
que conservó una gran autoridad en la ciudad.
Barkyaruq, el hijo de Malik Sha, logró finalmente dominar el centro del Imperio Selyúcida, si
bien su tío Tutus y su hermano Muhammad seguían reivindicando el sultanato en el oeste y el
este, respectivamente.
En El Cairo murió el Califa Fatimí al-Mustansir, y se desencadenó una guerra civil entre los
partidarios respectivos de sus dos hijos, Nizar y al-Mustalí. Los asesinos de Hasan ibn al-
Sabah apoyaron a Nizar, por lo que también son conocidos como nizaríes, pero finalmente fue
al-Mustalí quien conservó el califato.
El rey Sancho V Ramírez de Navarra (I de Aragón) puso sitio a la ciudad de Huesca, pero murió
durante el asedio alcanzado por una flecha. Su hijo mayor se convirtió en el rey Pedro I de
Navarra y Aragón. Mientras tanto el Cid seguía asediando Valencia, pero con mejor fortuna,
pues el hambre hizo que los valencianos repusieran en el poder a Ibn Yahhaf, quien negoció de
nuevo la rendición de la ciudad. El Cid entró en Valencia el mes de junio, pocos días después de
la muerte de Sancho Ramírez. Pedro I se dirigió a Burriana, donde se entrevistó con el Cid y
reafirmó la alianza que éste había entablado con su padre dos años antes. Los almorávides
enviaron un nuevo ejército contra Valencia, bajo el mando deMuhamman ibn Tasufin, que fue
derrotado por el Cid en Cuarte. Más suerte tuvo otro ejército enviado contra el rey al-
Mutawakkil de Badajoz bajo el mando de Sir ibn Abí Bakr, que pudo vengar la traición que el
rey había hecho a Yúsuf ibn Tasfin al aliarse con Alfonso VI contra él seis años antes. Al
Mutawakkil fue ejecutado junto con sus dos hijos. Un tercer hijo, llamado al-Mansur, logró
resistir un tiempo y luego escapó a territorio castellano, donde se convirtió al cristianismo.
Ahora los almorávides gobernaban toda Al-Ándalus excepto la taifa de Zaragoza y las que
estaban protegidas por el Cid.
El duque Guillermo IX de Aquitania se casó con Felipa, la viuda del rey Sancho Ramírez, que
era hija del conde Guillermo IV de Tolosa. Invocando el derecho de su esposa a la sucesión
arrebató el condado a Raimundo IV, quien no tardó en reconquistarlo. El conde Raimundo IV se
casó ese mismo año con Elvira, una hija del rey Alfonso VI de León y Castilla. Alfonso VI
encomendó la comarca de Zamora al conde Raimundo de Galicia, quien se encargó de la
repoblación de Salamanca, Ávila y Segovia. En 1095 casó a Teresa, una hija bastarda,
con Enrique de Borgoña, nieto del duque Roberto I de Borgoña y primo del conde de Galicia.
El rey le encomendó el gobierno de la Terra Portucalense, que formaba parte del condado de
Galicia. Enrique se convirtió así en conde de Portugal, vasallo de su primo Raimundo.
El Cid gobernaba Valencia con mano dura. Había conservado la asamblea de nobles que
gobernaba la ciudad desde la muerte del rey al-Qádir, presidida por Ibn Yahhaf, pero un año
después de haber entrado en Valencia acusó a Ibn Yahhaf de perjurio y lo hizo quemar vivo. En
su lugar nombró a al-Waqasí, un poeta que había ayudado a Ibn Yahhaf en las negociaciones
relativas a la capitulación de la ciudad (es autor de una elegía a la Valencia cercada), pero al-
Waqasí no tardó en dimitir, tal vez porque le preocupó ver cómo también era quemado vivo el
poeta Abú Yafar al-Battí, y temió que él podría ser cesado por el mismo protocolo en cualquier
momento.
73
Diversos incidentes sirvieron de pretexto para que el Cid rompiera los acuerdos establecidos en
la capitulación de Valencia. (Era costumbre frecuente entre los cristianos ofrecer ciertas
garantías a los habitantes de una ciudad a cambio de su rendición para luego romper los
acuerdos alcanzados. Así había sucedido, por ejemplo, en la rendición de Toledo) El Cid se
apropió de la mezquita de Valencia y la convirtió en la Catedral de Santa María.
Ese año murió el conde de Cerdaña Guillermo I Ramón, que fue sucedido por su
hijo Guillermo Jordán I. El conde era el tutor de Ramón Berenguer, el hijo del conde de
Barcelona Ramón Berenguer II, asesinado trece años atrás por su hermano, y actual conde,
Berenguer Ramón II el Fratricida. Trece años era también la edad del heredero, pues su padre
fue asesinado al poco tiempo de nacer él. Ahora que se acercaba a la mayoría de edad, su madre,
Mahalda, que se había casado con Aimeric I, vizconde de Narbona,
empezó a mover hilos para recordar el fratricidio de Berenguer Ramón II y reivindicar los
derechos de su hijo sobre el condado.
También murió el rey de Hungría san Ladislao I. Fue sucedido por su hijo Kalmán, para lo cual
tuvo que encarcelar a su hermano Almos, que no reconocía su autoridad. Los croatas, hasta
entonces sometidos a Hungría, eligieron rey a Petar Svacie, que inició una lucha por la
independencia de su país.
En Dinamarca murió el rey Olaf I. Durante su reinado se sucedieron varias malas cosechas que
hicieron que fuera recordado como Olaf I Hunger (hambre). Fue sucedido por su
hermano Erik, que salvó al país de los estragos del hambre y por ello fue conocido como Erik
Ejegod (siempre bueno).
También murió Enrique II, el conde palatino del Rin, y fue sucedido por su hijo Enrique III.
Así mismo murió el príncipe Rubén I, fundador de la Pequeña Armenia, y fue sucedido
por Constantino I.
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LA PRIMERA CRUZADA
Pero la intervención estrella del concilio fue la de un embajador enviado nada menos que por
Alejo I. El emperador Bizantino estaba contemplando cómo el Imperio Selúcida se fragmentaba
mientras sus gobernantes se destruían los unos a los otros. (Ese mismo año Barkyaruq derrotó a
su tío Tutus y luego marchó al este a enfrentarse a su hermano Muhammad sin lograr el dominio
de Siria.) Era la situación idónea para recuperar Asia Menor, pero no podía hacer nada porque
no tenía suficientes soldados. Su ejército no tenía más de 50.000 hombres, la mayoría
mercenarios, que no podían ser enviados al este sin dejar indefensas las otras fronteras del
Imperio. La situación era frustrante, pero Alejo I encontró la solución: igual que había empleado
a los cumanos contra los pechenegos o a mercenarios turcos contra los normandos, ahora
emplearía normandos contra los turcos. Su embajador recordó a los obispos que los turcos
habían conquistado la Tierra Santa, y que Alejo I no estaba en condiciones de liberarla. Pidió
que fuesen voluntarios a Constantinopla para unirse a la lucha contra los turcos. Además insinuó
que si Urbano II colaboraba, tal vez podría resolverse el cisma de Oriente y el Papa podría ser
reconocido como superior al Patriarca de Constantinopla.
Urbano II estaba encantado. Hacía ya tiempo que a occidente iban llegando malas noticias sobre
Tierra Santa. Casi un siglo antes, el Califa Fatimí al-Halim había demolido la Iglesia del Santo
Sepulcro. No obstante, los fatimíes dejaban que los occidentales peregrinaran tranquilamente a
Tierra Santa, mientras que los selyúcidas eran más fundamentalistas y cada vez ponían más
trabas a los peregrinos. Éstos volvían narrando cuentos exagerados sobre las crueldades de los
turcos, que ensalzaban su heroísmo al tiempo que horrorizaban a su audiencia. Por otra parte, si
Urbano II lograba ponerse al frente de una empresa de tal magnitud como conquistar Tierra
Santa, la supremacía papal en occidente sería indiscutible, y tal vez incluso en oriente. A la
salida del concilio hizo el llamamiento que pedía Alejo I.
Entre las personalidades más destacadas que se adhirieron a la Primera Cruzada estaba el duque
de Normandía, Roberto II Courteheuse. De acuerdo con las palabras del Papa, pidió una tregua
a su hermano el rey Guillermo II de Inglaterra, que seguía
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tratando de hacerse con el ducado. Le ofreció la custodia de Normandía durante su ausencia a
cambio de una elevada suma de dinero para financiar su expedición. Guillermo II aceptó
encantado. Por supuesto, la suma no salió de sus arcas privadas, sino de nuevos impuestos que
ningún buen cristiano podía negarse a pagar, dada su noble finalidad.
Uno de los primeros en partir fue Bohemundo, el hijo de Roberto Guiscardo, que no había
logrado como herencia más que un pequeño territorio en Tarento y (al igual que muchos nobles
menores) vio la cruzada como una forma de mejorar su situación. Partió con su
sobrino Tancredo de Hauteville, hijo del duque de Apulia y Calabria Roger I Borsa. Entre
ambos dirigieron un ejército normando procedente mayoritariamente de Sicilia.
Pero mientras los nobles calculaban prudentemente la expedición, un flamenco llamado Pedro
el Ermitaño, que, al parecer, había sido peregrino y contaba las historias más horripilantes
sobre los turcos, predicó por su cuenta a las gentes humildes y logró agrupar una muchedumbre
de campesinos que partió inmediatamente hacia oriente sin ninguna clase de organización,
dirigida por él mismo, por un tal Gualterio sin Haber, y por algunos barones renanos. Eran
como una plaga de langostas, saqueaban las tierras por donde pasaban y, como entrenamiento,
mataban a los judíos que encontraban por el camino, pues eran tan herejes como los
musulmanes. Al pasar por Hungría murieron a millares.
A unos meses de distancia, ya en 1096, les siguió los pasos un ejército regular, encabezado por
el duque Godofredo V de la Baja Lorena, al que siguió el de Roberto II Courteheuse, el duque
de Normandía.
Finalmente, Pedro el Ermitaño y Gualterio sin Haber llegaron a Constantinopla con unos 12.000
hombres. El emperador Alejo I estaba horrorizado. Había pedido un ejército y, de momento, le
llegaba una chusma inútil e inmanejable. Hizo cuanto pudo para que cruzaran el Imperio lo
menos traumáticamente posible y se apresuró a embarcarlos para dejarlos en Asia Menor. Les
indicó el camino de Jerusalén y los dejó a su suerte. Allí se las vieron con el sultán Kiliç Arslán
I, que mató a la mayoría y esclavizó al resto. Sólo unos pocos pudieron escapar, entre ellos
Pedro.
Por el mes de julio empezaron a llegar a Constantinopla los ejércitos de verdad. El emperador
los alojó mientras esperaban a los que estaban por llegar. No debió de tardar en maldecir el día
en que se le ocurrió la idea de pedir ayuda a occidente: los altivos caballeros occidentales
generaban continuamente altercados, se apropiaban de cualquier cosa que les llamara la
atención, eran irreverentes, miraban con desprecio a los bizantinos (que para ellos eran tan
herejes como los musulmanes) y carecían de la más elemental educación. Trataban a Alejo I
como "rey de los Griegos" en vez de "emperador de los Romanos", lo que para los bizantinos,
muy conscientes de su historia, era un insulto insufrible. Para colmo, entre ellos estaba
Bohemundo, el mismo que unos años antes casi derrota a Alejo I.
A pesar de la aprensión que debían de causarle, el emperador logró manejarlos con cierta
destreza. Aprovechó que la magnificencia de la ciudad impresionaba e intimidaba a los
extranjeros, que veían a Alejo I como increíblemente poderoso. Era una mera apariencia, pues
los cruzados, una vez dentro, podían haber tomado Constantinopla fácilmente, pero la idea no se
les pasó por la cabeza. Por otra parte, Alejo I también tenía a su favor las rivalidades que
existían entre los distintos nobles, que se odiaban y despreciaban entre sí tanto o más de lo que
podían odiar o despreciar a los herejes bizantinos.
Mientras tanto apareció un nuevo personaje en la guerra civil de los selyúcidas: Sanyar, otro
hermano de Barkyaruq y Muhammad, se hizo con el Jurasán y apoyó a Muhammad, obligando a
huir a Barkyaruq.
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Finalmente, Mahalda, la viuda del conde Ramón Berenguer II de Barcelona, logró que
Berenguer Ramón II el Fratricida fuera juzgado por el asesinato de su hermano. En el tribunal
estaba el rey Alfonso VI de León y Castilla. El conde fue declarado culpable y se le permitió
abandonar Barcelona y unirse a la Primera Cruzada. Precisamente en octubre partió hacia
Constantinopla Raimundo IV de Tolosa, que dejó su condado a cargo de su hijo
bastardo Bertrán. Le acompañaban, entre otros, su primo, el conde de Cerdaña Guillermo
Jordán I y el legado pontificio Adhémar de la Puy. Así, el hijo de Ramón Berenguer II se
convirtió en el nuevo conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, a sus catorce años de edad.
Desde que los musulmanes conquistaron la España visigoda, era evidente que los
castellanoleoneses habían hecho muchos más progresos ganando terreno a los moros que los
estados cristianos del este de la península. La causa no podía estar más clara: los
castellanoleoneses contaban con el apoyo del apóstol Santiago Matamoros, mientras que los
demás tenían que valerse únicamente de sus propios medios. Dado que los castellanos se
enfrentaban con frecuencia a sus correligionarios del este, el apóstol se veía obligado a tomar
partido y no podía apoyarlos a todos. Esta injusticia estaba a punto de verse compensada: el rey
Pedro I de Navarra y Aragón retomó el asedio de Huesca que se había visto interrumpido con la
muerte de su padre. En defensa de la ciudad acudieron el rey al-Mustain de Zaragoza y el conde
de Nájera García Ordóñez, pero en noviembre Pedro I los derrotó en la batalla de Alcoraz, tras
la cual ocupó Huesca.
En esta batalla, el rey navarro-aragonés contó con el apoyo decisivo de san Jorge. San Jorge
había sido un soldado del emperador Diocleciano, que se negó a acatar las órdenes de
persecución dictadas contra los cristianos y a consecuencia de ello sufrió el martirio. Se hizo
muy popular en la edad media, especialmente entre los cruzados. De hecho, se le representaba
vestido y equipado como un cruzado, con su armadura y su lanza. Su hazaña más famosa fue
matar un dragón en defensa de una doncella, tópico que se repetiría una y mil veces en las
historias medievales sobre caballeros. Todos los documentos que lo mencionan son apócrifos,
así que probablemente nunca existió, pero a partir de este momento se convirtió en el protector
de los aragoneses. (En realidad, la historia de que san Jorge intervino en la batalla de Alcoraz no
surgió en el momento de la batalla, claro, sino un tiempo después.)
El año anterior había muerto Leopoldo II el Hermoso, el margrave de Austria, y ahora le sucedía
su hijo Leopoldo III.
También murió el conde Wermer I de Habsburgo y fue sucedido por su hijo Otón II, y el conde
Enrique III de Luxemburgo fue sucedido por su hijo Guillermo.
Mientras tanto el Cid marchó hacia el norte de Valencia y expulsó a los almorávides
de Almenara y Murviedro (la antigua Sagunto). Mientras asediaba Murviedro, el conde
Ramón Berenguer III de Barcelona sitió el castillo de Oropesa, aún más al norte, pero llegó
rápidamente a un acuerdo con el Cid y se retiró. En el acuerdo se incluyó el matrimonio entre el
conde y María, una de las hijas del Campeador. Por esta época se concertó también el
matrimonio entre su otra hija, Cristina, yRamiro Sánchez, hijo de Sancho, un hermano
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bastardo del rey de Navarra Sancho IV Garcés, el que fue despeñado por su hermano Ramón y a
raíz de ello la corona pasó a Sancho V Ramírez, el padre del rey actual, Pedro I.
En Escocia se produjo una rebelión que derrocó a Donald III Bane en favor de su
sobrino Edgar, que se había exiliado en Inglaterra tras la muerte de sus padres, Malcom III y
santa Margarita. Para hacerse con la corona recibió el apoyo de su tío materno Edgar, el que
hubiera sido rey de Inglaterra si Guillermo el Conquistador no hubiera invadido el país. El
nuevo rey abrió un periodo de paz en Escocia en el que la influencia de Inglaterra volvió a
hacerse notar en el país.
La nobleza de Polonia dominaba al duque Ladislao I y lo obligó a compartir el ducado con sus
dos hijos, Boleslao y Zbigniew.
El rey croata Petar Svacie murió luchando contra Kalmán de Hungría, quien acabó
conquistando Croacia y varios puertos de Dalmacia. Esto lo enfrentó a los venecianos.
También murió el conde Renaldo II de Borgoña, que fue sucedido por Guillermo II.
La región situada al sur del mar de Aral, conocida como el Jwarizm, se independizó de los
selyúcidas bajo una dinastía de gobernadores conocida como losJwarizmsah, que fue el título
que adoptaron.
El emperador Alejo I trató de dejar claro que los cruzados lucharían bajo sus órdenes, y que
todos los territorios de Asia Menor que conquistaran en su camino a Jerusalén le serían
entregados. Obligó a los caballeros a jurarle fidelidad, si bien éstos debieron de pensar que jurar
fidelidad a un hereje no era vinculante.
En junio los cruzados embarcaron para Asia Menor y asediaron la ciudad de Nicea. Si la
conquistaban tenían que entregársela a Alejo I, pero nada impedía que la saquearan primero.
Los asediados comprendieron bien su situación y prefirieron rendirse al emperador, que
rápidamente envió sus tropas para evitar que la ciudad fuese saqueada. Naturalmente, esto no
gustó nada a los occidentales. No obstante, prosiguieron su avance y en julio derrotaron a Kiliç
Arslán I en Dorilea.Tampoco les gustó ver como Alejo I mantenía sus tropas en la retaguardia y
aprovechaba que los turcos estaban ocupados combatiendo a los cruzados para ir tomando
ciudades mal defendidas. También es verdad que Alejo I había propuesto un itinerario más largo
siguiendo la costa para poder recibir ayuda por mar en caso de necesidad, pero los audaces
occidentales se habían negado a atender su consejo. Las bajas de los cruzados fueron
numerosas. Entre ellas estuvo Berenguer Ramón II de Barcelona.
78
En enero de 1098 pusieron sitio a Antioquía, que estaba en poder de Barkyaruq. La ciudad
parecía inexpugnable, y durante el asedio las enfermedades debidas a la falta de higiene hicieron
estragos entre los sitiadores. Se cuenta que los cruzados usaban las cabezas de sus muertos
como proyectiles de sus catapultas, para que la peste entrara en la ciudad. (La guerra biológica
no se inventó ayer.)
Una parte del ejército occidental se había segregado del restro dirigida por Tancredo de
Hauteville y por Balduino, el hermano del duque Godofredo V de la Baja Lorena. Asediaron y
tomaron la ciudad de Tarso, lo cual no fue difícil pues, aunque estaba sometida a los
musulmanes, su población era cristiana armenia. Balduino logró ser aclamado por los armenios
como libertador y así se hizo con el control de la ciudad. En vista de ello, Tancredo marchó para
unirse al asedio de Antioquía.
Un ejército turco partió de Mosul, en Mesopotamia, con la misión de liberar Antioquía del
asedio. Esta noticia alarmó al príncipe Thoros de Metilene, un estado armenio sometido a los
turcos con capital en Edesa. Metilene estaba en la ruta que tenía que seguir el ejército turco, y
era probable que aprovecharan el paso para ajustar ciertas cuentas pendientes. Por ello Thoros
pidió la protección de Balduino. Éste llegó a Edesa en febrero y Thoros lo adoptó como hijo.
Sucedía que la población de Edesa era armenia, pero Thoros no lo era, y sus súbditos lo
consideraban un tirano. Cuando Balduino se hizo cargo de la situación se presentó por segunda
vez como libertador de los armenios y promovió una revuelta popular. Cuando Thoros solicitó
la protección pactada Balduino se la negó y dejó que la multitud lo apresara y lo descuartizara.
Puesto que Balduino era su hijo adoptivo, se convirtió "legítimamente" en el conde Balduino
I de Edesa.
79
La situación en Antioquía no mejoraba, hasta que Bohemundo logró negociar en secreto con un
vigía turco llamado Firuz. A cambio de un soborno, éste se ofreció a dejar entrar al normando
en la ciudad en el momento oportuno. El momento llegó el 2 de junio. Bohemundo hizo que una
parte del ejército, capitaneado por el conde Esteban de Blois distrajera a los musulmanes y
durante la noche entró en la ciudad junto con sesenta hombres, con los cuales se las arregló para
abrir una de las puertas. Los cruzados entraron y mataron a todos los musulmanes y a algunos
cristianos armenios.
Pero apenas se habían apoderado de la ciudad cuando se presentó el ejército turco de Mosul y
los sitiadores pronto se convirtieron en sitiados. La moral de los cruzados estaba por los suelos.
El emperador bizantino, que se disponía a hacerse cargo de la ciudad de acuerdo con lo pactado,
se alejó en cuanto tuvo noticia de la llegada de los turcos. Durante el asedio murió el obispo
Adhemar de la Puy. Pero cuando todo parecía perdido, un hombre llamado Pedro
Bartolomé dijo que había sido visitado en sueños por el apóstol san Andrés, quien le había
revelado que bajo la Iglesia Patriarcal de Antioquía se encontraba la lanza de san Longinos,el
soldado que la clavó en el costado de Jesucristo en la cruz (y que luego, arrepentido, se hizo
cristiano). Efectivamente, allí se encontró una lanza vieja, una reliquia que había tocado al
mismísmo Jesucristo, con cuya protección, sin duda, los cruzados no tenían nada que temer.
Salieron a enfrentarse a los sorprendidos turcos impulsados por tal fanatismo que los sitiadores
fueron completamente derrotados. Los más fervorosos vieron incluso a un ejército de ángeles y
santos luchando junto a ellos.
Como Antioquía había sido tomada sin ninguna ayuda bizantina, los cruzados consideraron que
no tenían por qué entregarla. Entonces se pelearon entre ellos para determinar quién se la
quedaba. Esencialmente hubo dos candidatos: Bohemundo y Raimundo IV de Tolosa. Se
impuso el primero, que se convirtió en Bohemundo I, príncipe de Antioquía. Raimundo IV
dirigió varias expediciones contra la ciudad de Trípoli, en el Líbano.
Mientras tanto Guillermo II de Inglaterra se volcó en los asuntos del ducado de Normandía, que
había quedado a su cargo. Se dedicó a reconquistar el condado de Maine y un territorio que el
ducado se había disputado los últimos años con el rey de Francia: el Vexin. El arzobispo
Anselmo de Canterbury aprovechó para escapar de Inglaterra y viajar a Roma para ser
finalmente investido por el Papa Urbano II. Luego consideró más prudente no volver a
Inglaterra.
Pese a la resistencia de Guillermo II, lo cierto era que el papado había acobardado a Felipe II de
Francia y tenía en jaque constante al emperador Enrique IV de Alemania. En vista de ello, eran
muchos los nobles que no querían tener problemas con el Papa y la mejor forma de mostrar su
piedad era mediante generosos donativos a la Iglesia. La representación más poderosa del Papa
en el territorio europeo estaba en las abadías cluniacenses, por lo que la orden de Cluny había
ido enriqueciéndose al mismo ritmo que progresaba la reforma. Además, Cluny había logrado
mantener una postura neutral en el enfrentamiento entre el Papa y el emperador, pues el abad
Huges defendía una Europa bicéfala, dirigida por el Papa y el emperador. Esto hizo que ambas
partes se esmeraran en mantener buenas relaciones con la orden.
Cluny no sólo había aumentado el número de monasterios de la orden, sino que éstos habían ido
enriqueciéndose y mejorándose. La modesta capilla original de Cluny (Cluny I) fue reconstruida
para convertirse en una importante iglesia (Cluny II), y desde hacía diez años Hugues había
iniciado la construcción un poco más al norte de una imponente Cluny III sobre un plano
magnífico que la convertiría en la iglesia más grandiosa de la época.
Estos lujos fueron denunciados por Roberto, que había sido prior de varios monasterios
benedictinos hasta que fundó la abadía de Molesmes, hacía ahora veintitrés años. Su abadía fue
una de las muchas absorbidas nolens uolens por Cluny, pero Roberto nunca vio con buenos ojos
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la nueva situación y decidió retirarse para fundar una nueva abadía en la que se restableciera la
austeridad de la regla de san Benito. Así lo hizo, y emplazó su abadía en la ciudad francesa
de Citeaux.Por ello la nueva orden es conocida como la orden del Císter. Urbano II receló del
carácter crítico de Roberto y le pidió que volviera a Molesmes. Roberto acató la orden papal y
dejó como abad del Císter a Alberico.
El rey Magnus III de Noruega reforzó el dominio marítimo de su país conquistando las
islas Hébridas, Orcadas y de Man, situadas al norte y al oeste de la costa escocesa.
También murió el rey tolteca Tlicohuatzin, que fue sucedido por Huémac.
En Barcelona se celebró la boda entre el conde Ramón Berenguer III y María, la hija del Cid.
Naturalmente, el Campeador fue invitado y, durante su visita a la ciudad, un monje de nombre
desconocido le regaló un poema titulado Carmen Campidoctoris (Cantar del Campeador), en el
que relata algunas aventuras del caballero castellano en un latín muy culto y erudito, más bien
pedante. Fue el primero de los numerosos poemas que iban a escribirse sobre el Cid en los
siglos siguientes y que lo convirtieron en el personaje más famoso y admirado de la época. Su
espada se llamaba Tizona, y tizona es hasta hoy, por antonomasia, sinónimo de espada. (En la
actualidad se conservan varias docenas de auténticas y únicas Tizona y Colada, que así se
llamaba su segunda espada.) En los relatos se combinaron elementos reales y legendarios. Se le
atribuye incluso una hazaña póstuma, pues cuentan que, al llegarles la noticia de su muerte, que
tuvo lugar el 10 de julio de 1099, los almorávides atacaron Valencia, pero huyeron despavoridos
cuando los valencianos ataron el cadáver del Campeador a su caballo, Babieca, y lo sacaron al
frente de su ejército.
Sí es cierto que los almorávides se precipitaron sobre Valencia en cuanto supieron de la muerte
del Cid, pero la ciudad resistió más bien por el apoyo que el conde Ramón Berenguer III prestó
a su viuda, Jimena, que continuó gobernando la ciudad.
A primeros de mes los cruzados habían iniciado el asedio de Jerusalén. Habían construido
improvisadamente algunas catapultas y otras máquinas, pero las murallas resistían bien los
ataques. Los clérigos recordaron cómo Dios había derrumbado las murallas de Jericó para
Josué, y sugirieron que, en lugar de usar las armas, los soldados debían hacer penitencia e
invocar a Dios, con lo que indudablemente se repetiría el milagro bíblico. Así lo hicieron: los
soldados dejaron las armas y organizaron una procesión alrededor de las murallas. El milagro no
se hizo esperar, y fue que los musulmanes, en lugar de atacarlos y matarlos a todos, como bien
podrían haber hecho, se quedaron atónitos observando lo que hacían. Eso sí, las murallas no
cayeron y los cruzados juzgaron conveniente volver a los métodos tradicionales.
El 22 de julio lograron poner una torre a una distancia adecuada como para tender un puente por
el que cientos de hombres penetraron en la ciudad y abrieron sus puertas. Nuevamente, todos los
judíos y musulmanes fueron asesinados. Se cuenta que la sangre de los muertos llegaba a los
tobillos de los soldados. Tancredo de Hauteville logró uno de los botines más sustanciosos al
saquear la Mezquita de Omar, que guardaba un gran tesoro. Los barones eligieron rey de
Jerusalén al duque Godofredo V de la Baja Lorena, pero éste no aceptó el título (su intención,
una vez liberada Jerusalén, era volver a Alemania cuanto antes) pero adoptó el deProtector del
Santo Sepulcro. Su propuesta era que Jerusalén fuese gobernada por un Patriarca nombrado por
el Papa, mientras que él asumía el mando interinamente hasta que el territorio estuviese
organizado. Con este fin se apresuró a reclamar ayuda italiana.
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Las ciudades de Venecia, Génova y Pisa rivalizaron por la hegemonía en las relaciones
comerciales con los territorios conquistados por los cruzados. Todas ellas sacaron gran
provecho. En Génova los comerciantes se agruparon en una sociedad llamada la compagna, que
garantizó la independencia de la ciudad. En Venecia el poder seguía en manos de las familias
nobles entre las que se elegía al Dux, pero la elección pasó a manos de una asamblea popular
llamada arengo. A orillas delGran Canal se estableció un gran mercado internacional, signo de
la prosperidad creciente de la ciudad. Pisa envió una expedición de cruzados a Tierra Santa con
la que viajó el arzobispo Daimberto, que fue nombrado Patriarca de Jerusalén.
En Jerusalén había un Hospital dedicado a san Juan Bautista en el que se atendía a los
peregrinos. Godofredo V dotó generosamente a su director, Gerardo, que reemplazó a los
benedictinos que hasta entonces atendían el Hospital por una nueva orden religiosa, que fue
conocida como Orden de los Hospitalarios de san Juan.
A los pocos días de la toma de Jerusalén, un qadí (juez) de Damasco, llamado Abú Saad al-
Harawi, acompañado de otros, entró en una mezquita de la ciudad y dispuso en el suelo un
mantel, puso comida encima y empezó a comer. Cuando los escandalizados feligreses le
reprocharon tamaño sacrilegio, él les replicó que por qué se preocupaban sólo de los detalles
superfluos del rito musulmán y no hacían nada ante la carnicería que se había producido en
Jerusalén. Luego marchó a Bagdad y se entrevistó con el Califa Mostader, a quien pidió que
hiciera una llamada a un movimiento del que no se hablaba desde hacía siglos: la "jihad" o
guerra santa contra los enemigos del Islam. Pero el Califa no podía hacer nada: sus presuntos
dominios estaban en guerra civil y en estos momentos a los contendientes no les preocupaba
tanto lo que hicieran los cristianos en Jerusalén como lo que pudieran hacer sus rivales
respectivos.
Ese mismo año murió el conde palatino del Rin Enrique III, y fue sucedido por Luis.
También murió el Papa Urbano II y fue sucedido por otro de los cardenales nombrados por san
Gregorio VII, que se llamaba Rainiero, pero que adoptó el nombre de Pascual II. El otro Papa,
Clemente III, murió poco después, en 1100, y el emperador Enrique IV nombró como sucesor
a Guiberto.
También murió el duque de Bohemia Bretislav II, y fue sucedido por Borivoj II.
Alberico, el abad de Císter, puso la abadía bajo la protección del Papa Pascual II.
Briançon era una ciudad situada en lo que había sido el reino de Borgoña, y que ahora
pertenecía al Imperio Germánico. De allí era natural un poeta llamadoAlberic de
Briançon, autor del Roman d'Alexandre, un poema sobre Alejandro Magno basado en una
antigua crónica carolingia, que a su vez se basaba en una traducción latina del siglo IV de un
original en griego del siglo II.
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LOS ESTADOS LATINOS DE ORIENTE
En los extremos de Oriente y Occidente las cosas no habían cambiado mucho en el último siglo:
Norteamérica seguía poblada por culturas neolíticas de cazadores-recolectores, mientras que al
sur del actual México florecía el reino tolteca, y al sur de éste la confederación de ciudades
mayas-toltecas. Los zapotecas, que habitaban los valles en torno a Monte Albán, seguían
resistiendo la presión de los mixtecas, que poblaban las montañas. En sudamérica, la
civilización de Tiahuanaco y Huari seguía imperando en los Andes Centrales, si bien estaban
apareciendo nuevas culturas, como el reino Chimú, al norte, con capital en Chanchán.
Japón estaba gobernado teóricamente por el emperador Horikawa, dominado por el clan
Fujiwara, si bien el poder real lo seguía ostentando su padre Shirakawa en alianza con los clanes
guerreros del norte y con los principales monasterios budistas. Esta alianza había permitido que
los territorios del norte volvieran a estar en paz desde hacía unos pocos años, mientras los
Minamoto y los Taira desplazaban a los Fujiwara al ocupar cada vez más cargos relevantes en la
corte.
China seguía prosperando económica y culturalmente bajo la dinastía Song. Una pequeña parte
de su territorio histórico, al norte, estaba en manos del Imperio Liao, mientras que el reino de
Corea conservaba su independencia. Más al norte, un pueblo que se llamaba a sí
mismo Mongol trató de formar un reino. Se trataba de una tribu emparentada con otras
conocidas hoy con el mismo nombre genérico, entre las que estaban los khitán que habían
formado el Imperio Liao, pero también muchas más.
Los cambios más notables se estaban produciendo en Tierra Santa. La cruzada había permitido
al emperador bizantino Alejo I recuperar las dos terceras partes de Asia Menor. El sultán turco
Barkyaruq había tenido que ceder varios territorios, entre ellos Armenia y Mesopotamia, a su
hermano Muhammad.
En 1100 murió el duque Godofredo IV de la Baja Lorena, el Protector del Santo Sepulcro. Los
cruzados habrían confiado sin duda el gobierno de Jerusalén al príncipe Bohemundo I de
Antioquía si no hubiera caído prisionero de los turcos poco antes. Fue el conde Balduino I de
Edesa, el hermano de Godofredo IV, quien se hizo con el poder, y adoptó el título de rey de
Jerusalén. Poco a poco logró convertir el nuevo reino en un estado laico feudal, bien distinto del
estado eclesiástico proyectado por su hermano. Dejó el condado de Edesa a su primo Balduino
II, que gobernó con habilidad y se hizo apreciar tanto por sus súbditos armenios como por los
barones latinos. Estaba casado con Morfia, la hija del príncipe armenio que había asesinado su
antecesor para hacerse con el condado.
El éxito de la primera cruzada impulsó un movimiento de caballeros en ambos sentidos: por una
parte, los nobles poderosos que habían acudido a Tierra Santa por motivos puramente religiosos
consideraron que su misión se había cumplido y se dispusieron a regresar a occidente. Entre
estos estaba el duque de Normandía Roberto II Courteheuse. Por otra parte, muchos nobles de
segunda fila y gente humilde partieron hacia Tierra Santa en busca de mejor fortuna. Partieron
sobre todo de Lombardía, Poitu, Borgoña y Baviera. Entre los que regresaron se encontraba
Pedro el Ermitaño, que había sobrevivido a la carnicería que los turcos habían hecho con su
gente y se había unido a Godofredo IV. A su regreso a Europa fundó el monasterio de Huy.
83
Esta prosperidad dio pie a la aparición de hombres que se ganaban el sustento cantando,
bailando, tocando instrumentos, recitando poemas y realizando ejercicios circenses. Eran
los juglares. Esta palabra está documentada desde mediados del siglo anterior. Los primeros
poemas de juglares que se conocen fueron escritos en la lengua de oc. Precisamente, los juglares
contribuyeron a unificar los distintos dialectos de la lengua de oc en una lengua común conocida
como provenzal. La palabra "poeta" se reservó para quienes componían poemas en latín,
mientras que los que componían en provenzal fueron llamados trovadores (que en provenzal
significa algo así como creadores). La nobleza no sólo se interesó por escuchar los poemas de
los trovadores, sino también por componerlos. Así, el primer trovador cuyo nombre conocemos
es nada menos que el duque Guillermo IX de Aquitania. En su obra se distinguien dos clases de
poemas: unos de carácter tabernario con rasgos obscenos y otros de carácter lírico y amoroso,
característicos de la literatura provenzal. En general, los trovadores desarrollaron el ideal
de caballero cortés,generoso, enamorado leal de una dama a la que sirve y rinde un vasallaje
amoroso. Por esta época adquirió su forma definitiva la Chanson de Roland (la canción de
Roldán), que narra un episodio totalmente deformado sobre Carlomagno en Roncesvalles. (En
el poema Carlomagno conquista toda España a los musulmanes.) Poemas como éste
contribuyeron a generar un hasta entonces inexistente nacionalismo francés.
Es probable que llegaran noticias a Inglaterra del regreso del duque Roberto II. Allí se
encontraba, junto a su hermano, el rey Guillermo II, un tercer hijo de Guillermo I el
Conquistador. Se llamaba Enrique y había apoyado alternativamente a sus hermanos durante los
enfrentamientos previos a la partida de Roberto II hacia Oriente, pero finalmente se había
puesto de parte de Guillermo II. Tenía entonces veintidós años. El joven debió de darse cuenta
de que si Guillermo II moría antes de que Roberto II regresara él se convertiría en el nuevo rey
de Inglaterra, mientras que si lo hacía más tarde el trono podría pasar a Roberto II o a alguno de
sus hijos. Casualmente Guillermo II murió ese mismo año. Fue un accidente de caza:
El pueblo llano, quizá como una forma de consolarse por el atropello que había supuesto la
formación del bosque y la prohibición de cazar, creó la leyenda de que el lugar era visitado por
el Diablo, y que los normandos buscaban su perdición al adentrarse en él. Es probable que
Enrique ayudara al Diablo a cumplir el mal augurio con su hermano, si bien la versión oficial
que se contó fue ésta: Guillermo II fue a cazar acompañado de su amigo Walter Tyrrel, cuando
dio con un ciervo y se dispuso a dispararle, pero la cuerda de su arco se rompió y entonces instó
a su amigo a que disparara para no perder la presa. Tyrrel se precipitó nervioso y el resultado
fue que la flecha acabó en el corazón de Guillermo II. Comprendiendo que nadie creería esta
historia, huyó a Normandía, desde donde partió a Tierra Santa.
El cuerpo del rey fue encontrado más tarde por un campesino que lo llevó a Winchester.
Inmediatamente Enrique se hizo con el control del tesoro real y tres días más tarde se convertía
en el rey Enrique I de Inglaterra. Roberto II estaba en Italia, apresuró su marcha confiado en
que la gloria que traía consigo le daría el trono de Inglaterra, pero Enrique I inició rápidamente
un programa de medidas populares: Escribió una carta conciliadora al arzobispo Anselmo de
Canterbury invitándolo a regresar a Inglaterra, con lo que se ganó el apoyo de la Iglesia;
destituyó a Ranulf Flambard, que era el ministro favorito de Guillermo II y el que se había
encargado de gestionar los impuestos abusivos; prometió que rebajaría los impuestos y que
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gobernaría de acuerdo con las leyes de Eduardo el Confesor (que era recordado con veneración
por el campesinado); otorgó cartas a Londres y otras ciudades importantes garantizándoles
ciertos privilegios que las libraban en parte de las injerencias de los nobles y, por último, se casó
con Edith, la hija del rey Malcom III de Escocia y de santa Margarita, luego descendiente por
línea materna de la vieja familia real sajona. Edith cambió su nombre por el
de Matilde. Cuando el duque Roberto II llegó finalmente a Normandía, todos estos planes se
habían iniciado, y ello le privó de toda posibilidad de hacerse con el trono de Inglaterra.
En 1101 trató de invadir el país, pero todo estaba en su contra y finalmente tuvo que aceptar una
suma de dinero de su hermano a cambio de renunciar a todo derecho sobre el trono de
Inglaterra.
Ese año murió el conde Roger I de Sicilia, que fue sucedido por su hijo de seis años Roger
II. Su madre Adelaida ejerció de regente. También murió san Bruno, el fundador de la orden de
la Cartuja, así como el Califa Fatimí al-Mustali, que fue sucedido por al-Amir. Fue proclamado
por el visir al-Afdal, que gobernó en su nombre.
También murió el duque Güelfo I de Baviera, que fue sucedido por su hijo Güelfo II el Gordo.
El rey Pedro I de Aragón puso sitio a la ciudad de Zaragoza, pero no tuvo éxito.
Ese año murió en Tierra Santa el conde Esteban de Blois y fue sucedido por su hijo de nueve
años Teobaldo IV. El conde se había casado con Adela, la hermana del rey Enrique I de
Inglaterra con la que tuvo otro hijo de cinco años conocido también como Esteban de Blois y
que se educó en Inglaterra con su madre.
El príncipe Constantino I de la Pequeña Armenia murió y fue sucedido por su hijo Thoros I.
El rey Balduino I de Jerusalén depuso al patriarca Daimberto, pero el Papa Pascual II ordenó
que fuera restablecido. Ese mismo año murió el último Papa designado por el emperador
germánico Enrique IV, que fue sucedido por Alberto. El otro Papa, Pascual II, excomulgó al
emperador y desligó a su hijo Enrique de los lazos de fidelidad.
También murió el duque Ladislao I de Polonia y fue sucedido por su hijo Boleslao III Boca
Torcida, que hizo ejecutar a su hermano Zbigniew por conspirar contra él. El rey Kalmán de
Hungría fue coronado rey de Croacia y de Dalmacia.
En Borgoña murió el duque Eudes I, que fue sucedido por su hijo Hugo II. También murieron
el conde Guislaberto II de Rosellón, que fue sucedido por su hijoGirardo I, y el conde
Armengol V de Urgel, que fue sucedido por su hijo Armengol VI, bajo la tutela de su abuelo
materno, Pedro Ansúrez, consejero del rey Alfonso VI de León y Castilla.
Jimena, la viuda del Cid, incapaz de resistir por más tiempo el empuje almorávid, evacuó
Valencia con la ayuda de Alfonso VI. Por esta época un juglar anónimo desan Esteban de
Gormaz debió de empezar la composición del Cantar de Mio Cid, el más antiguo poema que se
85
conserva en lengua castellana. En su primera parte se narra el destierro del Cid y sus hazañas en
Zaragoza; luego se relata la conquista de Valencia y el perdón por parte de Alfonso VI, junto
con un episodio ficticio sobre la boda de las hijas del Cid (en el poema doña Elvira y doña
Sol) con los infantes de Carrión, que luego las maltratan y abandonan. Probablemente, esta
parte la incorporó al poema un segundo autor unos treinta años después.
El rey almorávide Yúsuf ibn Tasfin se proclamó Emir de los Musulmanes y obtuvo el título
de Emir de los Creyentes del Califa Abasí.
El rey Magnus III de Noruega murió en el curso de una expedición a Irlanda. Fue sucedido por
sus tres hijos Sigurd, Olav y Eystein Magnusson.
El rey de Dinamarca Erik Ejegod había marchado a Tierra Santa, pero murió en Chipre. Fue
sucedido por su hermano Niels Svensson, el quinto y último de los hijos del rey Sven II que
reinaron sucesivamente.
También murió el conde Humberto II de Saboya, que fue sucedido por su hijo Amadeo III.
Vladimiro Monómaco, el príncipe del estado ruso de Pereiáslav, dirigió una campaña contra los
cumanos en la que participó también el gran príncipe de Kíev Sviatpolsk.
El príncipe Bohemundo I de Antioquía se libró finalmente del cautiverio turco y tomó de nuevo
el gobierno del principado, que hasta entonces había regido su sobrino Tancredo. El emperador
Alejo I seguía tratando de hacerse con la ciudad, así que en 1104 Bohemundo I decidió
embarcar en secreto hacia Europa para atacar por la retaguardia al emperador. Tancredo quedó
nuevamente al frente de Antioquía. Ese año participó en una expedición contra Harrán.
También murió el rey Pedro I de Navarra y Aragón, que fue sucedido por su hermano Alfonso
I, pues su heredero Pedro había muerto apenas un año antes.
Enrique, el hijo del emperador germánico Enrique IV, al que el Papa Pascual II había liberado
dos años antes de la fidelidad debida a su padre, ya estaba en condiciones de aprovechar esta
excusa, por lo que inició una rebelión. El Papa Alberto (nombrado por Enrique IV) había sido
detenido, pero el emperador logró que en 1105 un sector de la población romana se rebelara
contra Pascual II y eligiera Papa al arcipreste Maginulfo, que adoptó el nombre de Silvestre
IV. Sin embargo, ese mismo año Enrique obligó a su padre a abdicar, con lo que se convirtió en
el rey Enrique V de Alemania.
El conde Raimundo IV de Tolosa se había adueñado de una parte de la costa libanesa, pero
murió mientras asediaba la ciudad de Trípoli. Había nombrado sucesor (de sus dominios en
Tierra Santa) a su primo, el conde de Cerdaña Guillermo Jordán I. En Tolosa le sucedió su
hijo Alfonso I Jordán, y Bertrán, el hijo bastardo que había estado rigiendo el condado en
ausencia de su padre, partió hacia Trípoli.
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El débil duque de Normandía Roberto II Courteheuse no lograba tener a raya a sus barones. En
un momento dado éstos solicitaron la protección del rey Enrique I de Inglaterra, que no dejó
pasar la oportunidad y envió un ejército que desembarcó en Normandía.
Mientras tanto murió Luis, el conde palatino del Rin, que fue sucedido por Sigfrido.
También murió el duque de Suabia Federico I de Staufen, que fue sucedido por su hijo de
quince años Federico II. Su viuda, Inés, hermana de Enrique V, se casó en 1106 con el
margrave de Austria Leopoldo III.
Ese año murieron el duque Magnus de Sajonia y Enrique de Limburgo, el duque de la Baja
Lorena. Enrique V concedió Sajonia a Lotario de Supplimbug, que pertenecía a una familia de
la baja nobleza sajona, mientras que la Baja Lorena se la concedió al conde de Lovaina, que
ahora pasaba a ser el duque Godofredo VI.
Enrique V fue coronado por segunda vez rey de Alemania. Enrique IV murió poco después de la
coronación y el nuevo rey se dedicó a perseguir y castigar a sus partidarios. También juzgó
conveniente deponer y nombrar los obispos oportunos para asegurarse su control sobre la
Iglesia, lo que suponía reavivar la querella de las investiduras y el enfrentamiento con el Papa
Pascual II, a pesar de que había obtenido la corona con su apoyo. Enrique V fue condenado por
un concilio celebrado en Guastalla.
El rey Enrique I desembarcó en Normandía con un ejército mayor que el enviado el año
anterior. El 28 de septiembre se enfrentó al ejército de su hermano Roberto II Courteheuse junto
a la ciudad de Tinchebray. Tras una dura batalla, obtuvo una victoria completa. Roberto II fue
capturado y llevado prisionero a Inglaterra, donde vivió bien tratado y mejor vigilado. También
fue hecho prisionero Edgar, el que fue por unos días rey de Inglaterra, y recibió el mismo trato
que Roberto II. Evidentemente, Enrique I se convirtió en el nuevo duque de Normandía.
Ese año murió el almorávide Yúsuf ibn Tasfin, que fue sucedido por su hijo Alí ibn Yúsuf.
También murió el vizconde Aimeric I de Narbona y su viuda Mahalda, la madre del conde
Ramón Berenguer III de Barcelona, marchó a la corte de su hijo. Cuando el padre de Ramón
Berenguer III murió asesinado, el conde de Béziers Bernardo Atón se hizo cargo de los
condados de Carcasona y Razes, si bien prometió devolverlos en cuanto el conde recién nacido
llegara a la mayoría de edad. Sin embargo, llegado el momento, no cumplió su promesa y los
condados pasaron a su hijo Roger. En 1107 los carcasoneses se sublevaron contra la tiranía de
Roger y rindieron homenaje al conde de Barcelona, pero éste no pudo ayudarlos porque tenía
que hacer frente a los almorávides, que acababan de invadir sus tierras.
Ese año murió Raimundo de Borgoña, el conde de Galicia, que dejó un hijo de dos años
llamado Alfonso Raimúndez. El rey Alfonso VI de León y Castilla concedió el condado a su
hija Urraca (la viuda de Raimundo) conjuntamente con Alfonso, pero con la salvedad de que si
volvía a casarse el condado pasaría a ser únicamente del niño. Además designó como tutores del
infante al conde de Traba, Pedro Fróilaz, y al obispo de Compostela Diego Gelmírez.
El obispo estaba volcado en la construcción de una gran basílica en Compostela para aumentar
el esplendor del culto a Santiago. La ciudad recibía un constante flujo de peregrinos europeos
que iban a visitar la tumba del apóstol, y así se habían consolidado varias rutas de peregrinación
conocidas conjuntamente como el Camino de Santiago, en torno al cual se fundaron varios
monasterios, sobre todo de la orden de Cluny. Gelmírez recibió numerosos favores y privilegios
de Alfonso VI para financiar la basílica, como el de acuñar moneda propia.
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En las últimas décadas, los reinos cristianos habían solicitado ayuda en numerosas ocasiones a
Roma y a la cristiandad Europea (especialmente a la de Francia) para enfrentarse a los moros, y
ello había abierto las puertas a numerosas influencias extranjeras en el terreno religioso. Una
muestra de ello fue que el antiguo ritual visigótico fue desplazado definitivamente por la liturgia
romana.
En Escocia murió el rey Edgar, que fue sucedido por su hermano Alejandro I el Feroz. Residía
en la zona norte del país, pues la zona sur era patrimonio de su hermano David, pero, aun así,
bajo su reinado continuó penetrando en Escocia la cultura normanda.
Desde su regreso a Inglaterra, el arzobispo Anselmo de Canterbury mantenía un pulso con el rey
Enrique I respecto a las investiduras. Finalmente se llegó a un acuerdo en virtud del cual sería el
Papa quien nombraría a los obispos, si bien éstos tendrían que rendir homenaje al rey. El
compromiso fue sugerido por Adela, la hermana del rey.
Vladimiro Monómaco, el príncipe del estado ruso de Pereiáslav, dirigió una segunda y exitosa
campaña contra los cumanos, en la que participó nuevamente Sviatpolsk, el gran príncipe de
Kíev.
El rey Sigurd de Noruega decidió unirse a los cruzados en Tierra Santa, para lo cual inició una
larga travesía por mar. Después de hacer escala en Inglaterra, ayudó a tomar Lisboa al conde
Enrique de Portugal.
En Asia Menor murió Kiliç Arslan I, el sultan de Rum, que fue sucedido por Sahan
Sah. Mientras tanto, Bohemundo I había reunido un ejército en el sur de Italia y había pasado
con él a Épiro, al tiempo que su sobrino Tancredo atacaba en Siria a las tropas del emperador
Alejo I. Sin embargo, los bizantinos derrotaron fácilmente a Bohemundo I en Dyrrachium y
en 1108 éste tuvo que firmar un tratado por el que se reconocía vasallo del emperador y le cedía
la ciudad de Antioquía. Amargado, prefirió no volver a Oriente y se retiró a Italia. Sin embargo,
Tancredo no reconoció la rendición de su tío y se negó a entregar Antioquía.
88
Apoyó a la Iglesia y la reforma, fomentó la creación de ciudades en territorio de los nobles más
belicosos, a las que concedió ciertos privilegios. Así los habitantes de las ciudades recelaban de
los señores terratenientes vecinos y consideraban al rey como su aliado y protector. Además las
ciudades generaban dinero que en parte acababa enriqueciendo al rey. Eligió a sus consejeros y
funcionarios entre la nobleza menor, el clero y los habitantes de las ciudades, es decir, entre
gentes sin gran poder personal que, por consiguiente, necesitaban al rey como protector. En
suma, fue uno de los gobernantes más inteligentes de su tiempo. Fue conocido como Luis el
Gordo, si bien tuvo otro sobrenombre, menos usado pero más atinado: Luis el Listo.
Alí ibn Yúsuf derrotó en Uclés (cerca de Cuenca) al ejército de Alfonso VI de León y Castilla.
El rey salió herido en el hombro y en el cuello. El conde García Ordoñez halló la muerte
mientras trataba en vano de proteger al infante Sancho, el hijo y heredero de Alfonso VI, que
también murió en la batalla. A raíz de esta victoria, los almorávides ocuparon Oporto, Badajoz,
Guadalajara y Madrid, entre otras ciudades.
Álvar Fáñez también había participado en la batalla de Uclés, y poco después se le encargó el
gobierno y defensa de Toledo. Los almorávides intentaron tomarla en1109, pero no tuvieron
éxito.
Alfonso VI tenía ya cincuenta y nueve años, y ahora su reino carecía de heredero. Estaba su hija
Urraca y su nieto Alfonso Raimúndez, de cuatro años. En tiempos tan críticos lo peor que podía
pasarle a su reino era tener un rey niño, así que se empezó a negociar un posible matrimonio
entre Urraca y el rey Alfonso I de Navarra y Aragón. Las bodas se celebraron el mes
de septiembre, y poco después murió el rey castellanoleonés, con lo que Urraca pasó a ser la
reina de León y Castilla. La situación era especialmente interesante, pues un futuro hijo de
Alfonso I y Urraca podría convertirse simultáneamente en rey de León, Castilla, Navarra y
Aragón. Pero las cosas no eran tan simples, pues dicho plan suponía dejar de lado al hijo de
Urraca, Alfonso Raimúndez, y había muchos intereses en juego. Por una parte estaban sus
tutores, Pedro Fróilaz y el obispo Diego Gelmírez, cuya influencia política dependía
sustancialmente de que el infante fuera o no heredero al trono; luego estaba el conde de
Portugal, Enrique de Borgoña, a quien le interesaba que los reinos de León y Castilla fueran
heredados por su sobrino segundo Alfonso ya que ello instalaría a la dinastía borgoñona (su
dinastía) en el trono; por último, la nobleza Gallega, fuera por interés o por sentimientos
nacionalistas, quería ver al conde de Galicia convertido en rey de León y Castilla.
El conde de Portugal empezó por declarar independiente a su condado, y pronto surgió la idea
de que el matrimonio era nulo, dado que Urraca y Alfonso I eran primos segundos (ambos eran
bisnietos de Sancho III el Mayor). Enrique contó con el apoyo de la orden de Cluny, que tenía
gran influencia sobre la nobleza castellana. El resultado fue que la mayor parte de la nobleza y
el clero de León y Castilla fueron partidarios de la disolución del matrimonio y de que Alfonso
Raimúndez fuera declarado heredero, mientras que la burguesía, considerando más práctica la
unión de los cuatro reinos, se declaró favorable al matrimonio y a que el heredero fuera un
futuro hijo de la pareja. Hubo un conato de guerra civil, pero las discrepancias se zanjaron
rápidamente ante la amenaza almorávide. Así se estableció un pacto que regulaba el gobierno
conjunto de los dos cónyuges, se establecían sus obligaciones recíprocas y los derechos del
infante Alfonso Raimúndez, pero se estipuló que si la pareja tenía un hijo, éste sería el heredero
de los cuatro reinos.
Por debajo de toda esta política había que sumar que los dos cónyuges no se llevaban nada bien
personalmente, lo que complicaba mucho más la situación.
Ese año murieron Hugues, el abad de Cluny, que fue sucedido por Pons de Melgueil, y san
Alberico, el abad del Císter, que fue sucedido por Esteban Harding,uno de los monjes que
89
fundaron la orden junto con Roberto, el cual aún seguía en Molesmes. También murió el
arzobispo san Anselmo de Canterbury.
En Francia murió el conde Foulques IV de Anjou, que fue sucedido por su hijo Foulques V el
Joven,llamado así porque tenía entonces quince años.
El duque Boleslao III de Polonia se liberó de la dominación alemana. Con la ayuda de los
húngaros y losRutenos (así llamaban los
polacos a sus vecinos rusos) rechazó una
expedición enviada por Enrique V.
Después de eliminar a algunos
parientes, Ladislao I, hermano del
derrocado Boriboj II, se convirtió en
duque de Bohemia.
El rey al-Mustaín de Zaragoza murió frente al rey Alfonso I de Navarra y Aragón en la batalla
de Valtierra, circunstancia que aprovechó el almorávide Alí ibn Yúsuf para obligar a su
sucesor Abd al-Malik a licenciar a sus mercenarios cristianos y entregarle la ciudad de
Zaragoza. Esto no supuso exactamente la desaparición del reino de Zaragoza, sino que Abd al-
Malik continuó al frente de un reino mucho más reducido con centro en la ciudad de Rueda.
90
LAS ÓRDENES RELIGIOSAS
El pacto que regulaba el matrimonio entre la reina Urraca de León y Castilla y el rey Alfonso I
de Navarra y Aragón causó un gran malestar en Galicia. En 1111,Pedro Fróilaz, el conde de
Traba y Diego Gelmírez, el obispo de Compostela, tutores del joven Alfonso Raimúndez,
proclamaron rey de Galicia al infante en la basílica de Compostela y se nombraron regentes a sí
mismos. La rebelión fue sofocada por Alfonso I, que realizó una campaña por Galicia. Derrotó
al conde de Traba y llegó a un acuerdo con el obispo, quien, no obstante, siguió presionando
para que se anulara el matrimonio y se encontró con un poderoso grupo de adversarios entre sus
diocesanos. Los esposos se separaron enemistados, y luego Bernardo, el obispo de Toledo, los
excomulgó y los conminó también a disolver su matrimonio. Urraca acató en primera instancia
el mandato, pero luego se inició una serie de alianzas y rupturas alternativas entre los esposos
que duraron varios años.
El rey Enrique V de Alemania tomó Roma y negoció un acuerdo con el Papa Pascual II. Fue el
tratado de Sutri, por el que el Papa proponía la secularización de los dominios eclesiásticos en
Alemania a cambio de que Enrique V renunciaba a la investidura de obispos y otros cargos
eclesiásticos. El otro Papa, Silvestre IV, murió oportunamente. Además Pascual II coronaría a
Enrique V como emperador germánico. La coronación tuvo lugar el 13 de abril, pero en la
víspera Pascual II firmó un privilegio que legitimaba las investiduras laicas. (Hay que tener
presente que Enrique V negociaba con un ejército en la ciudad.)
El príncipe ruso Vladimiro Monómaco, apoyado por tercera vez por el gran príncipe Sviatpolsk
de Kíev, emprendió una nueva campaña contra los cumanos. Las campañas rusas habían
empujado a un gran número de cumanos a pasar al Cáucaso, donde se aliaron con el rey de
Georgia David III el Constructor. Éste había extendido su reino a lo largo de todo el Cáucaso,
desde el mar Negro hasta el mar Caspio, aprovechando las guerras entre los selyúcidas.
El rey Sigurd de Noruega volvió a su patria desde Tierra Santa, donde fue conocido desde
entonces como Sigurd Jorsalagare (el Peregrino de Jerusalén).
En Italia murió Bohemundo I que oficialmente seguía siendo el príncipe de Antioquía, y ahora
el título pasaba definitivamente a su sobrino Tancredo, que se las arreglaba para defender el
principado de los turcos, de las pretensiones de Alejo I y del intento del rey Balduino I de
Jerusalén de someterlo a vasallaje.
Occidente penetraba cada vez más en el Imperio Bizantino. Los pisanos obtuvieron la concesión
de un barrio de Constantinopla, con lo que formaron una comunidad rival de la formada por los
venecianos desde mucho antes.
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viuda, Adela de Flandes); el conde de Habsburgo Otón II, que fue sucedido por su
hijo Wermer II; el conde Federico I de Zollern, que fue sucedido por su hijo Federico II y el
conde Bernardo III de Besalú que, como no dejó descendencia y estaba casado con Jimena, una
hija del conde de Barcelona Ramón Berenguer III, su condado fue heredado por éste. Jimena era
hija de María Rodríguez, la hija del Cid que se había casado con Ramón Berenguer III, pero que
había muerto hacía varios años. El conde se había vuelto a casar y había vuelto a enviudar.
En 1112 se casó por tercera vez con la condesa Dulce de Provenza, con lo que Ramón
Berenguer III añadió a sus muchos títulos el de conde de Provenza. Esto hizo que se interesara
por los asuntos de más allá de los Pirineos. Se alió con su hermanastro, el vizconde Aimerico II
de Narbona, con la intención de arrebatarle el condado de Carcasona-Razes a Bernardo Atón.
Sin embargo, la intervención de diversos nobles evitó el conflicto. Bernardo Atón indemnizó a
Ramón Berenguer III, le otorgó otros territorios y le rindió vasallaje.
Una vez que Enrique V abandonó Roma, el Papa Pascual II se retractó de su concesión sobre las
investiduras. En el concilio de Letrán el emperador fue excomulgado. Su reacción no se hizo
esperar, y el Papa tuvo que huir de Roma.
En Oriente murieron Tancredo, el príncipe de Antioquía que fue sucedido por su primo Rogelio
de Salerno, y Bertrán, el conde de Trípoli, que fue sucedido por su hijo Pons, el cual se
reconoció vasallo de Antioquía.
En 1113 se terminó la tercera sede de la abadía de Cluny, cuyas obras habían empezado
veinticinco años atrás. El Papa Pascual II aprobó la regla de la Orden de los Hospitalarios de
san Juan de Jerusalén, que sirvió de modelo para muchas otras órdenes hospitalarias.
Ese año murió Sigfrido, el conde palatino del Rin, que fue sucedido por Godofredo.
También murió el conde Girardo I de Rosellón, que fue sucedido por su hijo Gausfredo III.
En Rusia murió Sviatpolsk, el gran príncipe de Kíev, que fue sucedido por Vladimiro
Monómaco. Sus victorias sobre los cumanos le permitieron dominar casi la totalidad de lo que
había sido el Estado de Kíev.
Mucho más al este, un pueblo que hasta entonces vivía muy atrasado fue organizado por un jefe
enérgico llamado Akuta. Son conocidos como los Yurset, que no tardaron en atacar al reino de
Liao, al norte de China.
El trono de Angkor fue ocupado por Suryavarman II, bajo cuyo reinado el país llegó a su
apogeo y se impuso sobre todos los reinos vecinos. No obstante, no se trataba de un dominio
sólido, pues Suryavarman II se contentaba con ser reconocido como rey y con la prerrogativa de
nombrar gobernadores. Hizo construirAngkor Vat, el más perfecto de los templos montaña,
consagrado a Visnú, con una extensión de casi doscientas hectáreas.
En 1114 murió Enrique de Borgoña, el conde de Portugal y dejó un hijo de cuatro años
llamado Alfonso Enríquez. Su esposa Teresa consideró que si su hermanastra Urraca podía ser
reina, ella también, y se autoproclamó reina de Portugal. Esto la enfrentó con Urraca que
reclamó la ayuda de su marido, pero Alfonso I estaba ya harto de sus problemas matrimoniales y
la repudió definitivamente. Esto la dejó en una situación complicada: en Galicia dominaban los
partidarios de su hijo, Portugal le era abiertamente hostil y en Castilla había muchos partidarios
de Alfonso I. En Segovia se rebelaron contra ella y Álvar Fáñez perdió la vida defendiéndola.
92
El rey Enrique I de Inglaterra estableció una alianza contra Francia con el emperador germánico
Enrique V. Para ratificarla le concedió la mano de su hija Matilde,que acababa de cumplir los
doce años de edad.
Los Pisanos solicitaron permiso al Papa Pascual II para conquistar las Baleares y, naturalmente,
no tuvieron dificultad en conseguirlo. El conde de Barcelona Ramón Berenguer III se unió a la
expedición y tomó Mallorca, pero tuvo que regresar precipitadamente porque los almorávides
atacaban Barcelona. Para repelerlos hizo un llamamiento a todos los nobles de sus condados. En
el documento en que los convoca aparece por primera vez una palabra para designar a todos los
condados dependientes directa o indirectamente del condado de Barcelona: Cataluña. La
etimología es dudosa, pero una teoría es que viene del latín castellum, a partir de la forma
romance "castlán". Si es así, "Cataluña" y "Castilla" son dos variantes dialectales de la misma
palabra. En las últimas décadas, Cataluña había experimentado un proceso de unificación
política bajo el conde de Barcelona, cuyo poder y prestigio había aumentado notablemente. De
hecho, el conde actual era conocido comoRamón Berenguer el Grande.
Los almorávides fueron derrotados en la batalla del congosto de Martorell (un congosto es un
desfiladero entre montañas), pero en 1115 tomaron las Baleares.
Urraca logró que Teresa de Portugal reconociera su soberanía, pero poco después Teresa se
sublevó apoyada por el conde Pedro Fróilaz.
Ese año murió el rey Olav Magnusson de Noruega, y el país siguió bajo el gobierno de sus dos
hermanos, Sigurd y Eystein.
También murió el duque Thierry II de la Alta Lorena, que fue sucedido por Simón I.
Los chinos entablaron una alianza con Akuta, el caudillo de los yurset, contra el Imperio de los
khitán, gobernado por la dinastía Liao. Akuta adoptó el título de emperador e inauguró la
dinastía Jin. La organización tribal de los yurset empezó a asimilar paulatinamente algunos
rasgos de la administración centralista China.
Todo parecía indicar que el papado había sofocado con mano izquierda las pretensiones
reformistas que tenía san Roberto cuando fundó el Císter, pero dos años antes había ingresado
en la orden un joven de familia noble llamado Bernardo junto con otros treinta amigos y
parientes, que no tardaron en revitalizar la orden. En esos dos años se fundaron cuatro
monasterios filiales de la abadía del Císter: La Ferté, Pontigny, Morimond y Claraval. Fueron
conocidos como "las cuatro hijas del Císter". El último fue fundado por el propio Bernardo, por
lo que es más conocido como Bernardo de Claraval. Desde su abadía, tuvo más autoridad que
el propio abad del Císter Esteban Harding, y pronto llegó a tener más peso en la Iglesia que el
propio Papa.
Después de que el emperador Enrique V fuera excomulgado por el Papa Pascual II muchos
nobles y obispos lo abandonaron. Tuvo que enfrentarse a rebeliones en Colonia, Sajonia y la
Baja Lorena. Para acabar de complicar las cosas, murió la condesa Matilde de Toscana y en su
testamento legó al papado todos sus estados. Enrique V no estaba dispuesto a aceptar esta última
voluntad que aumentaría notablemente el poder de su adversario y en 1116 se apropió de todas
las posesiones de la condesa.
Ese año murió el sultán de Rum Sahan Sah, que fue sucedido por Masud I. Aunque Alejo I
había recuperado una parte de Asia Menor, los turcos pudieron retener el resto porque sus
habitantes se estaban islamizando. Los campesinos cristianos que quedaban eran expulsados por
bandas de pastores turcos.
93
También murió el rey Kalmán de Hungría y fue sucedido por Esteban II. Combatió a los
checos, a los moravos, a los venecianos y a los bizantinos.
Así mismo murió el conde Hugo II de Ampurias, que fue sucedido por su hijo Poncio II.
El conde de Barcelona Ramón Berenguer III viajó a Italia, donde estableció alianzas con Pisa y
Génova, y obtuvo del Papa Pascual II el patrocinio de una cruzada para reconquistar Tortosa.
Urraca, la reina de León y Castilla, había llegado a un pacto con el obispo Gelmírez, pero la
burguesía de Compostela se sintió perjudicada y estalló una rebelión. Una vez sofocada,
en 1117 firmó un tratado con su hijo Alfonso Raimúndez con validez durante tres años en el que
se estipulaba qué territorios regiría cada uno.
Ese año murió sin descendencia el conde Bernardo Guillermo de Cerdaña, por lo que su
condado fue anexionado a las posesiones de Ramón Berenguer III.
En Gazni moría Masud III, nieto de Mahmud de Gazni, y fue sucedido por su hijo Bahram
Sha, que tuvo que reconocerse vasallo de los selyúcidas.
La ciudad de Pisa dominaba las islas de Córcega y Cerdeña desde hacía algunos años, pero
ahora se alió con Génova para expulsar de ellas a los musulmanes. Luego surgieron tensiones
sobre el reparto de los territorios.
Desde que había zanjado sus problemas matrimoniales, el rey Alfonso I de Navarra y Aragón se
volcó en los asuntos militares. Pronto fue conocido como Alfonso I el Batallador. Hizo una
petición de ayuda a modo de cruzada contra el islám, a la que acudieron varios caballeros
franceses, entre ellos el duque Guillermo IX de Aquitania. En 1118, con ayuda de la caballería
francesa, conquistó Zaragoza.
Ese año murió el emperador Bizantino Alejo I, a los setenta años de edad. Había encontrado un
Imperio al borde del colapso y lo había dejado casi en perfecto estado. Su hija Ana
Comnena aspiraba a ser Emperatriz, por lo que había tratado de convencer a su padre para que
nombrara heredero a su marido, Nicéforo Bryennio, en detrimento de su hermano Juan
Comneno, pero Alejo I no se había dejado presionar y se decantó por el herederlo legítimo, que
ahora se convirtió en el emperador Juan II. Ana trató de intrigar contra Juan II en favor de su
marido, pero éste se negó a seguir sus planes y se mantuvo leal a su emperador. Incluso escribió
una historia de la familia Comnena.
Juan II trató de mejorar las relaciones del Imperio con Occidente. Constantinopla había dejado
de ser para Occidente una lejana ciudad medio legendaria para convertirse en una ciudad
exótica que generaba sentimientos contrapuestos: sus habitantes eran herejes, pero (al menos en
apariencia) eran sabios, poderosos e increíblemente ricos. A su lado, todas las ciudades
empequeñecían. El código de Justiniano llegó a Italia y formó la base de la enseñanza del
derecho. A su vez, el modelo bizantino reforzó la idea del derecho divino de la monarquía, que
lentamente estaban tratando de implantar los reyes occidentales.
94
También murió el rey Balduino I de Jerusalén y fue sucedido por su primo el conde Balduino II
de Edesa, que a su vez dejó el condado a su primo Jocelin de Courtenay.
En Inglaterra murió santa Matilde, la esposa del rey Enrique I e hija de santa Margarita.
El Papa Pascual II trató de regresar a Roma, que seguía bajo el control del emperador Enrique V,
pero el intento le salió mal y murió en el palacio de Sant'Angelo. Los cardenales eligieron Papa
a uno de los consejeros de Pascual II, llamado Juan de Gaeta, que adoptó el nombre de Gelasio
II. Sin embargo, fue encarcelado por Cencio Frangipani, que dirigía a los partidarios del
emperador en Roma. Luego fue liberado por el pueblo, pero Enrique V se acercaba a Roma, así
que los romanos consideraron más prudente expulsar a Gelasio II, que huyó a Francia, a la
abadía de Cluny, donde recibió el apoyo del rey Luis VI. Entonces Enrique V nombró otro Papa,
que adoptó el nombre de Gregorio VIII.
Gelasio II murió en Cluny en 1119, y allí mismo fue elegido Papa el arzobispo de Vienne, Gui
de Bourgogne, que adoptó el nombre de Calixto II. Era hermano de Raimundo de Borgoña, el
padre del infante Alfonso Raimúndez de León y Castilla.
Mientras tanto el abad del Císter, Esteban Harding, escribió una regla para su orden, la
llamada Carta de Caridad, que establecía una pobreza absoluta, incluso en el culto divino;
prohibía los estudios profanos, recomendaba la sumisión a los obispos y organizaba el gobierno
de la orden. Esteban plasmaba así el espíritu que había llevado a la creación del Císter: alejarse
de la riqueza, del poder y del lujo que caracterizaban a la orden de Cluny. Al contrario que
Cluny, la regla del Císter dejaba a cada abad la dirección de su monasterio, si bien disponía que
las decisiones generales fueran tomadas en una conferencia anual de los abades.
Al mismo tiempo se fundaba una nueva orden religiosa en Jerusalén. La creó un caballero de
Champaña llamado Hugues de Payns, y le dio el nombre de la Orden de los Pobres Caballeros
de Cristo. Eran una mezcla de monjes y guerreros encargados de proteger a los peregrinos, y
actuaron como una especie de policía en la ciudad. El rey Balduino II los emplazó en un palacio
cercano al templo de Salomón, por lo que pronto fueron conocidos como Caballeros del Templo
de Salomóno, más brevemente, los Templarios.
Por estas fechas, un canónigo de París llamado Fulberto encargó la tutela de su sobrina Eloísa a
uno de los maestros más prestigiosos de la época: Pedro Abelardo. De joven había sido el
alumno más molesto que podía tener un profesor, pues no aceptaba sumisamente las enseñanzas
sin más, sino que planteaba objeciones y pedía razonamientos, razonamientos que a menudo sus
profesores eran incapaces de proporcionarle. Abelardo era inteligente y no dudaba en dejarlo
bien claro, avergonzando a menudo a quienes en teoría tenían más años y experiencia que él. En
cambio, como profesor era adorado por sus alumnos, pues era un excelente orador y fomentaba
en ellos la reflexión y el sentido crítico. En las discusiones se deleitaba logrando que sus
alumnos se rieran de sus adversarios. Era conocido como el Rinoceronte Indomable.
Ahora tenía unos cuarenta años, mientras que Eloísa no llegaba a la mitad. Era hermosa y
brillante como alumna. Ambos terminaron enamorándose y Eloísa quedó embarazada. Se
casaron en secreto y huyeron a Bretaña. Cuando Fulberto se enteró de lo sucedido pagó a unos
sicarios para que capturaran a Abelardo y se aseguraran por vía quirúrgica de que no volviera a
tener hijos. Eloísa fue internada en un convento, mientras que los alumnos de Abelardo lograron
convencerlo pronto para que reanudara sus lecciones. Mantuvieron correspondencia de forma
regular, una curiosa mezcla de piedad, pasión y filosofía escolástica.
Ese año murió el conde Balduino VII de Flandes. Por esta época el condado inició un rápido
desarrollo económico. Comenzó con la fundación de varios monasterios cistercienses, que
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transformaron los pantanos litorales en pólders donde cultivaban legumbres y criaban corderos.
Balduino VII fue sucedido por Carlos el Bueno.
En 1120, Guillermo Cliton se unió al conde Foulques V de Anjou contra Enrique I, pero esta vez
fue derrotado. Aunque la victoria de los normandos no había sido nada del otro mundo, lo
celebraron bien. Enrique I tenía previsto volver a Inglaterra ese mismo día, pero la partida se
retrasó hasta que cayó la noche. Se embarcaron en dos naves, en una iba Enrique I y en la otra
llamada Blanche nef (la nave blanca) su hijo y heredero Guillermo. Estaba oscuro y los
marineros iban algo bebidos. El resultado fue que la embarcación chocó con unos escollos y se
hundió rápidamente. Hubo un único superviviente y no era Guillermo. Pasaron tres días antes de
que alguien se atreviese a comunicarle al rey lo sucedido. Se dice que Enrique I se desmayó al
recibir la noticia y que desde entonces no volvió a sonreír.
Ladislao I volvió a hacerse con el ducado de Bohemia, que le había arrebatado su hermano
Boriboj II.
Ese año murió el duque Güelfo II de Baviera y fue sucedido por su hijo Enrique IX el Negro.
Pasado el plazo que marcaba la tregua firmada, la reina Urraca de León y Castilla viajó a
Galicia para reclamar sus derechos sobre ese territorio. Llegó a un acuerdo con el obispo Diego
Gelmírez, al que le ofreció el gobierno de Galicia. El obispo había solicitado al Papa Gelasio II
que elevara su sede al rango de arzobispado, pero su petición fue denegada. Pero el nuevo Papa
Calixto II era amigo personal suyo y tío de su tutelado Alfonso Raimúndez, así que renovó su
petición y esta vez le fue concedida.
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Europa Occidental estaba experimentando cambios cada vez más rápidos. Las mejoras en la
agricultura habían incrementado la población y habían generado excedentes que a su vez
impulsaron el comercio y los intercambios entre territorios alejados, lo que a su vez generó
riqueza que rentabilizó la industria artesanal. A partir de 1120 empiezan a aparecer los primeros
estatutos de oficios, que tratan de mantener la igualdad entre los maestros artesanos o
comerciantes y protegerlos de la competencia de oficios parecidos o de maestros de otras
ciudades. El comercio y la industria estaban en manos de la burguesía, una nueva clase social
que cada vez obtenía más privilegios, a veces por medios violentos, en detrimento de la nobleza.
La burguesía se convirtió en uno de los principales apoyos de los reyes para dominar a los
señores feudales, pues un gobierno centralizado con leyes aplicables en un territorio lo más
extenso posible era lo que más convenía a comerciantes y artesanos. El uso y la acuñación de
moneda estaba ya bien consolidado en occidente. Una importante ruta comercial unía la zona de
Flandes con el norte de Italia, pasando por el condado de Champaña y sus renombradas ferias.
En el norte de Italia estaban los puertos de Venecia, Génova y Pisa que contactaban con
Constantinopla, Chipre y Alejandría, que a su vez contactaban con el extremo oriente a través de
la antigua ruta de la seda.
El resurgir económico iba acompañado de un avance cultural similar. Tras la muerte de san
Anselmo de Canterbury, el principal exponente de la filosofía escolástica era Pedro Abelardo.
En 1121 publicó un libro titulado Sic et Non (Sí y no), en el que abordaba ciento cincuenta y
ocho problemas teológicos citando lo que sobre ellos habían afirmado autoridades de máximo
prestigio, pero de forma que unas autoridades apoyaban una postura y otras igualmente
prestigiosas justo la contraria. Abelardo se limitaba a contrastar las distintas posiciones sin
aportar nada de su parte y sin llegar a ninguna conclusión. De este modo evidenciaba el nulo
valor que merecían los "argumentos" consistentes en citar meramente a autoridades sin ningún
intento de justificación racional, "argumentos" que eran prácticamente los únicos que sabía
esgrimir la mayor parte de los intelectuales de la época. Como alternativa, Abelardo reclamaba
que la fe fuera limitada por los principios racionales que describía en otra obra de ese mismo
año: su Dialéctica, que, teniendo en cuenta que es anterior a la traducción al latín y la difusión
de los tratados de lógica de Aristóteles, está muy por delante de su tiempo.
Respecto del problema de los universales, Abelardo combate tanto el realismo como el
nominalismo. Su postura (claro ejemplo de su sensatez) es que sólo existen individuos y hechos
particulares, pero que, por comparación y abstracción, el espíritu separa los caracteres
esenciales y obtiene de este modo las ideas o conceptos, a las cuales asocia palabras.
Tanta novedad (y tanta crítica) no cayó nada bien entre sus colegas, así que pronto se
encontraron objeciones a su tratamiento de la Santísima Trinidad en una obra anterior
titulada Introducción a la Teología y un concilio celebrado en Soissons la condenó a la hoguera.
Urraca, la reina de León y Castilla, dirigió una campaña contra su hermanastra Teresa, reina de
Portugal, con el apoyo del arzobispo de Compostela Diego Gelmírez. Teresa fue derrotada
en Lanhoso y tuvo que reconocer la soberanía leonesa.
Unos años atrás había vuelto a marruecos un religioso llamado Muhammad ibn Tumart, que
había estudiado en Córdoba y en Bagdad. Quedó sorprendido del bajo nivel cultural de sus
paisanos y comenzó a predicar lo que él entendía por cultura: una versión del islam todavía más
rigurosa que la de los almorávides. Perseguido débilmente por las autoridades almorávides, se
refugió en la ciudad de Tinmal, en la cordillera del Átlas y se proclamó mahd (el bien guiado).
Ese año murió el conde Florencio II de Holanda, y fue sucedido por Dirk VI.
En 1122 murió el abad de Cluny Pons de Melgueil y fue sucedido por Pedro el
Venerable, entre cuyas dotes destacaba su habilidad diplomática. Contribuyó a resolver
97
definitivamente la querella de las investiduras, entre el Papa Calixto II, que se hallaba refugiado
en su abadía, y el emperador Enrique V. El 23 de septiembrefirmaron el concordato de
Worms, en el que se reconocía el derecho exclusivo del Papa para la investidura espiritual de los
prelados ("por el báculo y el anillo"), mientras que el emperador sólo guardaba el derecho de
investidura temporal ("por el cetro").
Ese año murió Eystein Magnusson de Noruega y su hermano Sigurd Jorsalagare quedó como
único rey.
Los pechenegos fueron derrotados por el emperador bizantino Juan II, tras lo cual
desaparecieron de la historia para siempre.
Los yurset ocuparon Pekín y destruyeron el reino khitán de los Liao en el norte de China. Los
khitán huyeron hacia el oeste y se adueñaron de las estepas al este del mar de Aral, donde fueron
conocidos como Karajitay. Los yurset gobernaron los territorios abandonados por los Liao
mediante una administración similar a la china.
El rey de Georgia David III el Constructor disponía ahora de un ejército mercenario formado
por cincuenta mil cumanos, con el cual conquistó a los turcos Tbilisi, la antigua capital de
Georgia, y en 1123 tomó Ani, la capital de Armenia.
La reina Urraca de León y Castilla consideró que el arzobispo Gelmírez estaba teniendo
demasiado éxito en sus campañas contra Portugal, así que lo hizo apresar y ocupó varias de sus
fortalezas. Sin embargo, ante la presión del pueblo tuvo que firmar con él un nuevo tratado de
amistad.
El Papa Calixto II, ya instalado nuevamente en Roma, convocó el Primer concilio de Letrán, en
el que se ratificó el concordato de Worms. Calixto II murió al año siguiente, en 1124. Los
cardenales habían permanecido unidos frente a los intentos de injerencia por parte de los
emperadores, pero ahora que éstos habían cesado empezaron a salir a la superficie disensiones
internas y se eligieron dos Papas: Honorio II, que había participado en las negociaciones que
habían conducido al concordato de Worms, y Celestino II, que al poco tiempo reconoció a su
rival como Papa legítimo.
Ese año murió el rey Alejandro I de Escocia, que fue sucedido por su hermano David I. Había
pasado la mayor parte de su vida en Inglaterra y cuando marchó a Escocia lo hizo acompañado
de un séquito de nobles normandos de los que descendió una buena parte de la nobleza escocesa
posterior. Entre ellos estaba Walter Fitzalain, que recibió el título hereditario de senescal de
Escocia. Así Escocia perdió una gran parte de sus raíces celtas. El régimen tribal escocés fue
sustituido por el régimen feudal normando. Fortificó los vínculos entre Roma y la Iglesia
Escocesa, de modo que bajo su reinado Escocia quedó definitivamente integrada en la Europa
Occidental.
La muerte de Guillermo, el heredero del trono de Inglaterra, convertía la sucesión del rey
Enrique I en un problema complejo. Enrique I tenía otro hijo, Roberto,conde
de Gloucester, pero era bastardo, por lo que era fácil cuestionarle el derecho al trono. Por
ejemplo, podía reclamárselo el emperador germánico Enrique V, pues estaba casado con
Matilde, hija legítima de Enrique I; por otra parte estaba Adela, hermana de Enrique I, casada
con el conde Esteban de Blois; también podía añadirse a la lista Roberto Courteheuse, que vivía
en cautiverio en la corte de su hermano Enrique I, y su hijo Guillermo Cliton; por último,
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aunque con setenta y cuatro años y pocas posibilidades, estaba también Edgar, que había llegado
a ocupar en su día el trono de Inglaterra.
El emperador Enrique V debió de verse con posibilidades. Tenía cuarenta y cuatro años, pero
Enrique I tenía ya cincuenta y seis. De todos modos, no era probable que la nobleza normanda
aceptara un rey alemán. Si quería una oportunidad, Enrique V tenía que hacerse popular entre
los normandos. Puesto que los normandos mantenían desde hacía tiempo una guerra de
posiciones contra el rey de Francia, el emperador concluyó que era el momento idóneo para dar
un golpe de efecto contra Luis VI. Sin embargo, se encontró con que la situación de Francia era
muy diferente a la de Alemania (que estaba al borde de la descomposición), pues la popularidad
que había adquirido el rey francés hizo que tanto la nobleza como el pueblo cerraran filas junto
a él y Enrique V no tuvo más remedio que retirarse lo más rápidamente que pudo. Además las
cuentas le fallaron completamente, pues fue él quien murió en 1125 sin dejar herederos.
Teóricamente, la corona alemana era electiva. La elección correspondía a una asamblea formada
por la nobleza y el clero, si bien, cuando un rey había designado en vida un sucesor
(normalmente su hijo) la asamblea había confirmado la decisión, lo que en la práctica convertía
a la corona en hereditaria. Enrique III había perfeccionado el sistema al hacer que la asamblea
eligiera en realidad al rey de romanos (el heredero de la corona) en vida del rey, con lo que la
influencia de éste en la elección era prácticamente decisiva. El hecho de que las últimas
actuaciones de la asamblea hubieran sido meros trámites había permitido que la "elección"
terminara recayendo finalmente en siete representantes distinguidos de la nobleza y el clero, los
llamados príncipes electores. Tres eran eclesiásticos: el arzobispo de Maguncia, que luego se
encargaba de oficiar en la consagración, y sus asesores, los arzobispos de Tréveris y Colonia.
Los electores laicos eran los duques de Baviera, Franconia, Sajonia y Suabia, que eran los
encargados de elaborar la lista de candidatos al trono.
En esta ocasión los príncipes electores tenían que elegir realmente un nuevo rey. El duque de
Franconia era Conrado, de la casa Staufen, hermano del duque de Suabia Federico II, que a su
vez estaba casado con Judit, hija del duque de Baviera Enrique IX el negro. Probablemente, los
tres estaban convencidos de que la corona quedaría en la familia, pero los príncipes electores
eclesiásticos, siguiendo las instrucciones del Papa Honorio II, decantaron la balanza en favor del
más débil: el duque de Sajonia, que se convirtió así en el rey Lotario III de Alemania. Los otros
tres duques no aceptaron la decisión y se rebelaron contra el nuevo rey.
Ese año se hundieron varias bóvedas de la nueva abadía de Cluny, terminada doce años atrás. El
abad Pedro el Venerable inició la reconstrucción, pero el incidente dio pie al abad cisterciense
Bernardo de Claraval para censurar vivamente la riqueza y el lujo de la orden de Cluny.
En Inglaterra murió Edgar, el último rey sajón del país, lo que simplificó mínimamente el
problema de la sucesión de Enrique I.
En el condado de Borgoña murió Guillermo II, que fue sucedido por su hijo Guillermo III.
En Georgia murió el rey David III el Constructor. Había reformado la Iglesia y la administración
de justicia, que separó del poder ejecutivo. Era muy culto, escribió poesía, protegió las artes y
las letras y construyó el monasterio de Guelathi, que se convirtió en un importante centro
universitario.
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También murió el gran príncipe de Kíev Vladimiro Monómaco, el último príncipe que logró
ejercer alguna autoridad sobre todo el territorio del que había sido el Estado de Kíev. Sus hijos
dominaron algunos de los principados. Kíev se lo quedó Mstislav. Otro de sus hijos,
llamado Yuri Dolgoruki, ocupó el principado deRostov, pero trasladó la capital a Súzdal.
Por esta época, Muhammad ibn Tumart había reunido suficientes seguidores como para
organizar un estado independiente en el Alto Átlas. Había formado una especie de consejo de
estado compuesto por diez de sus discípulos y otro más amplio formado por cincuenta
representantes de las tribus que se adherían a su movimiento. Sus hombres recibieron el nombre
de al-muwahiddún, (los unitarios), porque consideraban que los verdaderos creyentes (o sea,
ellos) estaban unidos directamente a Dios, de modo que no necesitaban la intercesión de
morabitos (los sacerdotes almorávides). Son más conocidos por una versión deformada de su
nombre: los Almohades. Los almohades se atrincheraron en el Atlas, bloqueando los
desfiladeros de acceso a sus emplazamientos.
Mientras tanto el rey de Navarra y Aragón, Alfonso I el Batallador, dirigió una expedición
contra Valencia y Murcia, y en 1126 llegó hasta las costas de Málaga. Dicen que hasta se montó
en un bote y tomó posesión del mar. Lo cierto es que con tan aventurada campaña no pudo
consolidar ningún territorio, pero se trajo consigo a Aragón unos diez mil mozárabes (cristianos
que vivían en territorio musulmán) para compensar los desequilibrios existentes entre
musulmanes y cristianos en las tierras de Zaragoza, recientemente conquistadas. En efecto,
Alfonso I había permitido a la población musulmana conservar sus tierras y su religión (salvo en
las ciudades, donde fueron trasladados desde el casco urbano hasta barrios específicos en las
afueras).
Ese año murió la reina Urraca y su hijo se convirtió en Alfonso VII de León y Castilla. Estaba
casado con Berenguela, hija del conde de Barcelona Ramón Berenguer III. Firmó un tratado de
amistad con su tía Teresa de Portugal, pero al ver que mantenía su título de reina y, sobre todo,
que estaba fortificando la frontera norte de su territorio, la obligó a prestarle vasallaje. También
mantuvo un enfrentamiento con su padrastro Alfonso I, tras el cual el rey navarro-aragonés
continuó su tarea de repoblación de Zaragoza. Después Alfonso I selló una alianza con Ramón
Berenguer III, que había sido derrotado por los almorávides en Corbín.
También murió el duque Guillermo IX de Aquitania. Fue sucedido por su hijo Guillermo
X, que heredó de su padre la afición por la poesía trovadoresca. Vivió rodeado de trovadores y
literatos.
En Oriente murió el príncipe Rogelio de Antioquía, que fue sucedido por Bohemundo II, hijo
de Bohemundo I.
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El duque Conrado de Franconia se proclamó irregularmente rey de romanos, tras lo cual, el rey
Lotario III lo declaró proscrito. En estos años había empezado a cuestionarse por qué el rey
debía ser elegido precisamente por los príncipes electores (cosa que a nadie le había importado
mientras la elección real la determinaba el rey anterior). No se discutía tanto la existencia de tres
electores eclesiásticos como la lista de los cuatro electores laicos. Para maquillar el asunto se
explicó que éstos intervenían en calidad de funcionarios de palacio y, en efecto, a partir de ese
momento los duques de Baviera, Franconia, Sajonia y Suabia desempeñaron simbólicamente los
cargos de senescal, mariscal, camarero y copero mayor, es decir, los cargos más importantes de
la corte. (El senescal era el criado más antiguo del rey, y el mariscal o condestable era el jefe de
las caballerizas.)
Ese año murió el duque Guillermo de Calabria y Apulia, y fue sucedido por su primo, el conde
Roger II de Sicilia. Sin embargo, muchas ciudades no lo aceptaron y trataron de hacerse
independientes y contaron con el apoyo del Papa Honorio II, apoyo que desapareció en poco
más de un año, en cuanto Roger II demostró que tenía la capacidad necesaria para dominar sus
nuevos estados. El nuevo duque entabló una alianza con el conde de Barcelona Ramón
Berenguer III.
También murió el conde Guillermo III de Borgoña, que fue sucedido por Renaldo III.
Ahora le tocó el turno al rey Luis VI de Francia de jugar sus cartas en el problema de la
sucesión de Enrique I de Inglaterra. El conde Carlos de Flandes murió asesinado, y Luis VI
presionó para que el nuevo conde fuera Guillermo Cliton. De este modo, si se producía una
guerra civil a la muerte de Enrique I, Guillermo Cliton intervendría con el respaldo de la riqueza
de Flandes y, si triunfaba, sería un aliado del rey francés. Sin embargo, el plan no funcionó. La
burguesía flamenca aprovechó que Guillermo necesitaba su apoyo contra la nobleza para
sonsacarle todo lo que pudo, y para colmo en 1128 el conde murió en una batalla. El condado
pasó finalmente al conde Dirk I de Alsacia.
Luis VI tuvo también un conflicto con el obispo de París y el arzobispo de Sens, pero Bernardo
de Claraval medió hasta llegar a un compromiso. Luis VI le quedó agradecido, y desde entonces
Bernardo no tuvo reparos en sermonear a reyes, legados pontificios o incluso al Papa si se
terciaba. Su fama de sabio, piadoso y hombre de buen juicio se había extendido por toda
Europa. Su doctrina supuso un contrapunto a la teología escolástica, cada vez más racionalista.
Bernardo era un místico. Distinguía tres grados en el camino hacia Dios: la vida práctica, la vida
contemplativa y el éxtasis. Era un devoto de la virgen María, devoción que imprimió en el
espíritu del Císter y que influyó sensiblemente en la importancia que su culto conservó en la
tradición católica.
Hugues de Payns, el fundador de la orden de los templarios, había regresado a Francia en busca
de vocaciones, y Bernardo quedó entusiasmado con su proyecto. Le redactó una severa regla
para su orden y se encargó de que fuera reconocida oficialmente en el concilio de Troyes. Según
dicha regla la orden estaba presidida por un Gran Maestre, que tenía el rango de príncipe, y bajo
su jurisdicción se permitían caballeros (nobles), hermanos laicos, y sacerdotes. De este modo,
la orden de los templarios no fue exactamente una orden religiosa. Cuando un joven de familia
noble se planteaba su futuro en la vida, hasta entonces tenía dos alternativas: la política o la
Iglesia. La primera requería tener unos territorios que heredar, por lo que el clero se nutría de los
hijos menores de las buenas familias. Sin embargo, la orden de los Templarios brindaba la
posibilidad de ser socialmente un caballero y económicamente un monje. Los caballeros
templarios eran guerreros, pero en lugar de luchar por sus posesiones, luchaban por la
cristiandad, defendiendo a los peregrinos en Tierra Santa. (Al menos, ésa era la idea, y resultó
bastante atractiva.)
101
Ese año fue Enrique I de Inglaterra el que jugó su baza en el problema de la sucesión. Su
candidata era su hija Matilde, que hubiera sido inaceptable como esposa del emperador
germánico, pero ahora que había enviudado cabía la posibilidad de buscarle un marido más
adecuado. La elección recayó sobre el hijo del conde Foulques V de Anjou, que a sus quince
años era conocido como Godofredo el Hermoso. Matilde tenía entonces veintiséis. El
matrimonio se llevó adelante como conclusión de unas negociaciones iniciadas el año anterior.
La intención de Enrique I era que su hija Matilde fuera aceptada como reina de Inglaterra y que
su marido se encargase, tras su muerte, de hacer efectiva esta voluntad. Para facilitarle las cosas,
el rey había reunido a sus barones y les había obligado a jurar fidelidad a Matilde. Entre ellos
estaban los principales aspirantes a la sucesión: su hijo bastardo Roberto de Gloucester y su
sobrino Esteban de Blois, hijo de Adela y del conde Esteban de Blois, que ya había muerto y
había dejado su condado a su primogénito, habido con una esposa anterior y que, por lo tanto,
no tenía parentesco alguno con la familia real normanda. El joven Esteban, pues, no poseía
ningún territorio, sino que vivía en la corte de Enrique I, donde había sido educado. Tal vez esto
influyó en que el rey prefiriera la sucesión por vía de Matilde y Godofredo de Anjou que no por
vía de Adela y Esteban de Blois.
En Portugal, diversos nobles y obispos habían formado un partido que se oponía a la reina
Teresa, teóricamente a causa de sus amores con el conde gallegoFernando Peres, hijo del
conde de Traba Pedro Fróilaz. En ellos se apoyó el infante Alfonso Enríquez, el hijo de Teresa y
del conde Enrique de Borgoña. Alfonso acababa de cumplir los dieciocho años y reclamaba su
derecho al condado, reino o lo que fuera Portugal, que no estaba claro. Tras vencer a las tropas
de su madre en Sao Mamede, se hizo con el gobierno de Portugal, y adoptó el título de conde
de Lusitania. Teresa huyó a Galicia con su amante, pero murió ese mismo año.
El conde de Barcelona Ramón Berenguer III introdujo en Provenza y en Cataluña las órdenes de
los Templarios y los Hospitalarios, pues en sus territorios podían desempeñar funciones
similares a las que realizaban en Tierra Santa.
En la Pequeña Armenia moría el príncipe Thoros I y fue sucedido por su hijo Constantino II,
pero no tardó en morir, con lo que fue nombrado príncipe León I, el hermano de Thoros I.
También murió Godofredo, el conde palatino del Rin, que fue sucedido por Guillermo, y el
conde Guillermo de Luxemburgo, que fue sucedido por Conrado II, así como el conde
Guillermo V de Forcalquier, que fue sucedido por su hijo Guigó I.
Mientras tanto China se organizaba contra la invasión de los yurset. Algunos comandantes
habían forzado al emperador Gaozong a abdicar en favor de su hijo de tres años, pero llegaron
nuevas tropas que restituyeron a Gaozong. Los yurset atacaron la ciudad de Nankín, que no
parecía capaz de resistir mucho más tiempo. Gaozong propuso a los bárbaros convertirse en su
vasallo a cambio de mantener el gobierno nominal de la región. La corte se retiró hacia el sur,
de Hangzhou hastaYuezhou. La situación militar era desesperada, pero las atrocidades de los
yurset mantuvieron a la población leal al emperador.
102
A principios de 1130 los yurset dedicieron que tenían bastante con el territorio conquistado y
dejaron de hostigar a la China de los Song.
Ahora China era militarmente débil, pero la pérdida territorial que había sufrido no afectó a la
prosperidad económica y cultural del país. La pérdida del control sobre la ruta de la seda por el
norte se compensó con el desarrollo del comercio marítimo por el sur.
También murió, víctima de una conjura, el Califa Fatimí al-Amir, que fue sucedido por al-
Hafiz.
103
LAS GUERRAS DE SUCESIÓN
En 1130 murió el Papa Honorio II y nuevamente se eligieron dos Papas: uno era Gregorio
Papareschi, cardenal diácono de Sant'Angelo, que adoptó el nombre deInocencio II, y el otro
era Pietro Pierleoni, cardenal de San Calixto, que adoptó el nombre de Anacleto II. Inocencio
II se vio obligado a huir a Francia y buscó la ayuda del que tiempo atrás había sido su maestro:
Bernardo de Claraval. Por su parte, Anacleto II fortaleció su posición en Roma aliándose con el
duque Roger II, al que en septiembre nombró rey de Sicilia. En octubre Bernardo de Claraval
sentenció en el concilio de Étampes que el Papa legítimo era Inocencio II, y tanto Enrique I de
Inglaterra como Lotario III de Alemania lo reconocieron como tal. Sin embargo, Anacleto II era
fuerte en Roma.
Mientras tanto murió el derrocado rey de Zaragoza Abd al-Malik (ahora rey de Rueda) y fue
sucedido por su hijo Sayf al-Dawla. También murió el caudillo almohade al-Mahdi, y fue
sucedido por Abd al-Mumin.
También murió el rey de Noruega Sigurd Jorsalagare, quien había designado como heredero a
su hijo, que pasó a ser Magnus IV, pero Harald Gille, hermano de Sigurd, rompiendo su
promesa de no pretender el trono noruego mientras viviesen su hermano y su sobrino, se adueñó
de la mitad del territorio con título de rey(Harald IV) y ejerció de regente de Magnus IV, que
tenía entonces quince años.
Siguiendo la costumbre de los Capetos, el rey Luis VI de Francia coronó a su hijo Luis y desde
este momento ambos gobernaron conjuntamente.
Las órdenes de los caballeros Templarios y los Hospitalarios se estaban extendiendo por Europa.
Su fama de piadosos y castos guerreros los hacía objeto de admiración y de sustanciosos
donativos. El más espectacular fue sin duda el del rey de Navarra y Aragón Alfonso I el
Batallador, que en su testamento hizo constar a ambas órdenes como herederas de sus reinos.
Ese año murió el conde de Barcelona Ramón Berenguer III el Grande. Los condados catalanes
fueron heredados por su primogénito Ramón Berenguer IV,mientras que su segundo
hijo, Berenguer Ramón, heredó el condado de Provenza.
El rey de Rueda Sayf al-Dawla entregó su territorio al rey Alfonso VI de León y Castilla y le
rindió vasallaje. A cambio obtuvo el gobierno de algunas fortalezas en la frontera toledana.
En Hungría murió el rey Esteban II, que fue sucedido por Bela II el Ciego (su tío Kalmán había
mandado que le sacaran los ojos para asegurarse de que no reclamaría el trono que le había
disputado a su padre). Bela II tuvo que luchar contra Boris, el hermanastro de Esteban II, y
contra el rey de Polonia Boleslao III, que le disputaban el trono.
El hijo del rey Niels Svensson de Dinamarca, Magnus el Fuerte, asesinó a su primo Canuto
Lavard, duque de Schleswig, lo que desencadenó una guerra civil en el país.
104
La China de los Song se estabilizó finalmente tras los estragos y la pérdida territorial debida a
los yurset. El estado fomentó la creación de tropas de milicianos voluntarios capitaneados por
dirigentes locales para estar en condiciones de hacer frente a eventuales ataques de los Jin.
En 1132 el turco Imad al-Din Zangi estuvo en condiciones de lanzar una ofensiva general contra
los estados latinos de oriente. Mientras tanto el príncipe León I de la Pequeña Armenia, aliado
con Antioquía, se rebeló contra la tutela bizantina y arrebató al Imperio la ciudad de Tarso y
otras más.
El rey Luis VI de Francia tomó como consejero a un monje llamado Suger, que hasta ese
momento había sido abad de Saint-Denis.
En Rusia murió el gran príncipe de Kíev Mstislav, que fue sucedido por su hermano Yaropolsk
II. Gobernó sobre un territorio muy limitado, siempre en lucha contra sus sobrinos.
En 1133 el rey de Alemania Lotario III marchó a Italia e instaló en Roma al Papa Inocencio II,
obligando a huir hacia el sur a su rival Anacleto II. Entonces Inocencio II coronó emperador a
Lotario III, pero poco después de que Lotario III abandonara Roma, Anacleto II volvió a ocupar
la ciudad con el apoyo del rey Roger II de Sicilia, y así Inocencio II fue desterrado a Francia de
nuevo.
Matilde, la hija del rey Enrique I de Inglaterra, casada con el conde Godofredo de Anjou, tuvo
un hijo al que llamó Enrique. El rey reunió nuevamente a sus barones y les obligó a jurar
nuevamente fidelidad, esta vez tanto a la madre como al hijo.
A petición del rey Alfonso VII, Bernardo de Claraval introdujo en Castilla la orden del Císter.
En 1134 murió san Esteban Harding, el tercer abad del Císter, si bien la auténtica autoridad en
la orden era Bernardo de Claraval. En la reunión anual de abades insistió en la necesidad de la
austeridad, sobre la que ya se había pronunciado con violencia poco antes en su Apología a
Guillermo, dirigida contra el abad de Saint-Thierry, perteneciente a la orden de Cluny. Los
cistercienses llevaban hábito blanco por oposición a los monjes de Cluny, en sus iglesias no
había pinturas, esculturas, vidrieras ni nada que pudiera distraer la atención del monje.
La guerra civil que se había desatado en Dinamarca con el asesinato del duque Canuto Lavard
terminó cuando el rey Niels Svensson y su hijo Magnus fueron derrotados en la batalla
de Skänor por el ejército del hermano de Canuto, que hizo asesinar al soberano y se convirtió
en el nuevo rey, Erik II.
El emperador germánico Lotario III confió la Marca del Norte al conde de Ballenstädt
Alberto I el Oso. La marca del norte era una de las seis marcas en que se había dividido la
antigua Marca Véndica hacía más de un siglo, en la frontera con Polonia. Estaba habitada por
eslavos, y Alberto I se dedicó a germanizarla y agrandar su extensión.
105
El general almorávide Yahyá ibn Ganiya dio muerte en la batalla de Fraga al rey de Navarra y
Aragón Alfonso I el Batallador. Sus súbditos no creyeron las noticias de su muerte y durante
largo tiempo esperaron su retorno. En su testamento el Batallador había dejado sus reinos a las
órdenes militares de los templarios y los hospitalarios. Sin embargo, los nobles aragoneses no
pensaron ni por un momento en tomarse en serio esa broma pesada, así que, en cuanto se
convencieron de que su rey no estaba realmente en condiciones de volver, se apresuraron a
nombrar rey a su hermano Ramiro II el Monje, llamado así porque había sido abad de un
monasterio y luego obispo de Pamplona. Técnicamente, según las costumbres de la época, un
eclesiástico no podía ser rey, así que los nobles y los obispos navarros no lo aceptaron y en su
lugar eligieron a García V Ramírez el Restaurador, hijo de Cristina Rodríguez, la hija del Cid,
y de su esposo Ramiro Sánchez, que a su vez era hijo de un hermano bastardo del rey Sancho IV
Garcés el de Peñalén, cuyo asesinato había dado lugar a la unión de Navarra y Aragón.
Aunque al principio García V Ramírez se declaró vasallo de Ramiro II, pronto cambió de idea y
se alió con Alfonso VII de León y Castilla, que reclamó su derecho a la sucesión como bisnieto
de Sancho III el Mayor (era ciertamente, el único descendiente por línea directa). Alfonso VII se
apoderó de Zaragoza y en 1135 se la cedió a García V Ramírez, que le prestó vasallaje. Los dos
reyes declararon la guerra a Ramiro II. Algunos nobles aragoneses, viendo que las cosas se
ponían feas, se rebelaron contra Ramiro II y éste tuvo que huir a Cataluña. De este modo,
Ramiro II el Monje tuvo que enfrentarse a Alfonso VII, a García V Ramirez, a los nobles
insurrectos y también a la Santa Sede, que le recordaba que, según el testamento de Alfonso I el
Batallador, los reinos pertenecían a las órdenes de los Templarios y Hospitalarios y, por
consiguiente, se negaba a reconocerlo como rey.
Alfonso VII se hizo coronar en León como Emperador de las Españas, en una ceremonia a la
que asistieron García V Ramírez de Navarra, el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, el
conde de Tolosa Alfonso I Jordán y otros nobles de Aquitania, cuya dependencia real de Alfonso
VII era mínima.
Por su parte, el emperador germánico Lotario III, con la ayuda de su yerno, el duque Enrique X
de Baviera y Sajonia, pudo someter a su rival, el duque Conrado de Franconia, que tuvo que
renunciar a su título de Rey de Romanos.
El rey Magnus IV de Noruega fue víctima de una revuelta de la corte, dirigida por su tío Harald
IV y apoyada por un ejército danés. El rey fue cegado y encarcelado. Es recordado
como Magnus IV el Ciego. Así Harald IV se convirtió en el único rey del país.
La nobleza normanda acogió bien este argumento, pues, por una parte, el marido de Matilde,
Godofredo de Anjou era muy impopular en Inglaterra, mientras que con Esteban sucedía todo lo
contrario (tal vez porque Godofredo tenía un ejército a su disposición y Esteban no contaba con
más apoyo que el que la propia nobleza quisiera otorgarle, por lo que sería, en suma, un rey
débil). Además Esteban era popular no sólo entre los normandos, sino también entre los sajones.
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A esto se unió que llegó a Inglaterra apenas murió el rey, mientras que Matilde estaba aún en
Normandía. El resultado fue que los nobles llegaron a la conclusión de que, en efecto, el
juramento no era válido y que, en añadidura, el aparato reproductor de Matilde no era el que
correspondía a un rey. Un hermano de Esteban era el obispo de Winchester, quien le ayudó a
apoderarse del tesoro real y persuadió al Papa Inocencio II para que declarara nulo el juramento.
El 26 de diciembre (precisamente el día de san Esteban) el arzobispo de Canterbury coronó al
que pasó a ser Esteban I de Inglaterra.
Por otra parte, en Normandía Godofredo de Anjou logró hacer valer sus derechos como esposo
de Matilde y así emepezó una guerra entre Inglaterra y Normandía.
En 1136 Bernardo de Claraval hizo que el concilio de Pisa excomulgase al Papa Anacleto II y
poco después el emperador Lotario II instaló en Roma por segunda vez al Papa Inocencio II.
En Austria murió el margrave Leopoldo III y fue sucedido por su hijo Leopoldo IV.
El rey Harald IV de Noruega fue asesinado por un hijo bastardo de Magnus III (luego
hermanastro de Harald IV y de Sigurd I Horsalagare), que se convirtió en el nuevo rey Sigurd
II. Sin embargo, el norte del país se rebeló bajo la dirección del hijo de Harald IV, que fue
proclamado rey también, conocido como Sigurd III.
Pedro Abelardo vivía errante, de monasterio en monasterio, a causa de sus muchas enemistades.
Por esta época terminó una autobiografía titulada Historia de mis desventuras, la más relevante
desde las Confesiones de san Agustín. También de estas fechas es la Historia regum
Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña) de Godofredo de Monmouth, que no es
precisamente un modelo de rigor histórico. En ella se cuenta que un bisnieto de Eneas
llamado Bruto fue el primer poblador de la que, en su honor, se llamó Britannia. Otro troyano,
llamado Corineo, dio nombre a Cornualles, de modo que los britanos, al igual que afirmaban de
sí mismos los antiguos romanos, eran descendientes de Eneas. Luego se habla de reyes britanos
posteriores, entre ellos un tal rey Lear o el rey Uther de Pendragon,cuyo hijo Arturo venció a
los pictos, los escotos y los sajones (que acababan de hacer su aparición en la isla) y después,
tras casarse con la reina Ginebra,conquistó nada menos que Islandia, Noruega y la Galia.
Luego se dispone a ir a Roma para ser nombrado emperador, pero tiene que luchar contra un
sobrino que le ha usurpado el trono. Arturo debe su poder a la ayuda del mago Merlín, así como
a su espada Excálibur y su lanza Ron. La leyenda del rey Arturo tiene un precedente en la obra
de Gildosio, de quinientos años antes, en la que se le llama Ambrosio Aureliano y que a su vez
parece estar basada en un personaje que existió realmente, un oficial romano llamado Lucio
Artoriano Casto, que en la primera mitad del siglo II ayudó a los Britanos a luchar contra los
Armoricanos (los celtas que habitaban la actual Bretaña francesa). Con el tiempo se convirtió en
el símbolo de la resistencia de los britanos contra los germanos. Ahora Godofredo de Monmouth
lo presenta como un modelo de caballero según la usanza medieval. Los reyes posteriores a
Arturo fueron perdiendo terreno frente a los sajones, hasta que, bajo el rey Cadwallader, los
britanos huyeron a Bretaña (en Francia). No es difícil adivinar que Godofredo de Monmouth era
galés. De hecho sitúa en Gales(Caerleon) la residencia habitual de Arturo, el mago Merlín y el
hada Morgana.
Más fidedigno fue Guillermo de Malmesmury, que era unos diez años mayor que Godofredo y
escribió sobre sucesos anteriores y posteriores a la conquista normanda.
El rey de Jerusalén Foulques de Anjou llamó a Siria a Raimundo de Poitiers, hermano del
duque de Aquitania (y conde de Poitiers) Guillermo X. Raimundo se casó con Constanza, hija y
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heredera del difunto Bohemundo II, y así se convirtió en el nuevo príncipe de Antioquía. Tuvo
que enfrentarse con Alix, la viuda de Bohemundo II, y con Raoul de Domfront. Su primera
hazaña fue la conquista de varias ciudades al príncipe León I de la Pequeña Armenia.
Guillermo X tenía también una hermana, Inés de Poitiers, que se casó con el rey Ramiro II de
Aragón, que seguía exiliado en Barcelona. Antes de que terminara el año tuvieron una
hija, Petronila, y el rey Alfonso VII de León y Castilla decidió entonces reconciliarse con
Ramiro II, al que le permitió recuperar su reino, le devolvió Zaragoza (haciendo que renunciara
a ella el rey García V Ramírez de Navarra), y solicitó la mano de Petronila para su
hijo Sancho, que tenía entonces tres años de edad.
De este modo, Ramiro II pudo volver a Aragón, y se dice que hizo decapitar a los nobles que se
habían alzado contra él, y que colgó sus cabezas como badajos en las campanas de la catedral de
Huesca, con orden de que repicaran el día de su coronación en Jaca.
En 1137 murió el duque Guillermo X de Aquitania sin más heredero que Leonor, una hija de
quince años. No cabía duda de que la más rica heredera de Europa necesitaba un marido que la
protegiera y ¿quién mejor que el heredero de la corona francesa? En efecto, el rey Luis VI de
Francia logró concertar el matrimonio entre Leonor y su hijo Luis, que tenía entonces dieciocho
años. La boda tuvo lugar en julio y Luis VI murió el 1 de agosto. Así el recién casado pasó a ser
el reyLuis VII de Francia, más conocido como Luis el Joven. Con la incorporación de
Aquitania, el poder efectivo del rey francés aumentó espectacularmente. Además la reina
Leonor llevó a la corte francesa la cultura provenzal y las ideas caballerescas sobre el amor, etc.
se difundieron entre la ruda nobleza del norte. A Leonor, el interés por la literatura caballeresca
le venía de familia. Presidía un tribunal para trovadores y poetas en el que emitía veredictos
sobre los esotéricos problemas del amor cortesano. Aunque todo esto pueda parecer frívolo, lo
cierto es que esta mentalidad romántica contribuyó a mejorar el status social de las mujeres de
la época.
Luis VII mantuvo como consejero al abad Suger, quien precisamente ese año inició la
reconstrucción de su abadía de Saint-Dennis. En ella empleó sistemáticamente ciertos adelantos
arquitectónicos que hasta entonces se habían ensayado de forma discreta y dispersa. Hasta
entonces, la única forma en que los arquitectos lograban sostener los pesados techos de piedra
en los grandes edificios era a base de dotarlos de muros extraordinariamente gruesos y con
pocas y estrechas ventanas. Es el estilo arquitectónico conocido como románico. Sin embargo,
la nueva abadía de Saint-Dennis se construyó con muros más delgados y ventanas alargadas más
abundantes. Para compensar esta debilitación de las paredes, los muros se reforzaban mediante
unos contrafuertes diagonales llamados arbotantes. Por otra parte, las pesadas bóvedas
románicas homogéneas fueron sustituidas por bóvedas ojivales, consistentes en un armazón de
arcos cruzados recubierto con paredes de escaso espesor, lo que disminuía considerablemente su
peso y los requisitos de las paredes para sostenerlas. Las ventanas se decoraban con vidrieras de
colores y el resultado fue que los interiores de las iglesias dejaron de estar sumidas en la
penumbra de las velas para recibir abundante luz solar. Estas técnicas se habían empleado ya
separadamente en diversas iglesias pequeñas, pero fue en Saint-Dennis donde se combinaron
por primera vez en lo que podemos calificar de nuevo estilo arquitectónico.
También murió el emperador germánico Lotario III y el duque Conrado de Franconia volvió a
reclamar su derecho al trono alemán, esta vez frente al duque Enrique X de Baviera y Sajonia.
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trece años más tarde. Luego murió Inés de Poitiers y en noviembre Ramiro II abdicó en su hija,
que llevó el título de reina aunque Ramón Berenguer IV se convirtió en el gobernador efectivo
de Aragón. No obstante, Ramiro II (retirado al monasterio de san Pedro el Viejo) conservó el
título de rey, y el conde catalán usó el depríncipe de Aragón. El acuerdo de matrimonio
estipulaba que Ramón Berenguer IV no perdería sus derechos sobre Aragón ni siquiera en el
caso de que muriera la reina Petronila. El rey García V Ramírez de Navarra no quedó contento
con tanto acuerdo y entabló una alianza con el conde Alfonso de Portugal (o de Lusitania). Entre
ambos atacaron Castilla, pero entonces tuvieron que enfrentarse al ejército conjunto de Alfonso
VII y Ramón Berenguer IV.
El rey Erik II de Dinamarca murió asesinado en una revuelta de campesinos. Fue sucedido
por Erik III Lam (el Cordero), nieto de Erik Ejegod. Tuvo que luchar contra su
primo Olaf, que también se proclamó rey.
El conde Pons de Trípoli murió mientras repelía un ataque de los damascenos y fue sucedido
por su hijo Raimundo II, que fue hecho prisionero por el atabeg Imad al-Din Zangi. El conde
de Tolosa Alfonso I Jordán acudió para apropiarse del condado, y ambos se enfrentaron cuando
Raimundo II recuperó su libertad. Para defenderse de los ataques turcos, cada vez más intensos,
Raimundo II tuvo que confiar territorios a los Templarios y a los Hospitalarios. Mientras tanto
Zangi atacaba el reino de Jerusalén.
En Italia murió el Papa Anacleto II. Sus seguidores proclamaron Papa al cardenal Gregorio
Conti, que adoptó el nombre de Víctor IV, pero Bernardo de Claraval lo convenció para que
abdicara y reconociera a Inocencio II.
Finalmente el duque Conrado de Franconia logró el apoyo de la nobleza alemana, que recelaba
de la ambición de Enrique X el Soberbio, y fue elegido rey de Alemania (Conrado III). Un
legado pontificio lo consagró en Aquisgrán y adoptó el título de emperador, pese a que nunca
llegó a ser coronado por el Papa. Tan pronto fue elegido, Conrado III desposeyó de sus feudos a
Enrique X, que murió al año siguiente. El ducado de Baviera se lo dio a Leopoldo IV de
Babenberg, el margrave de Austria y hermanastro de Conrado III, mientras que el de Sajonia se
lo dio a Alberto I el Oso.
Poco después murió el duque de Polonia Boleslao III. Éste había dividido el país en cuatro
ducados que asignó a sus cuatro hijos, que ahora se pelearon entre sí por la supremacía. En
principio, el título de duque de Polonia lo heredó el primogénito Ladislao II. Alberto I el Oso
aprovechó los disturbios para anexionarse la costa del Báltico.
También murió el grán príncipe de Kíev Yaropolsk II, sin haber conseguido restablecer la
unidad del antiguo estado de Kíev. Fue sucedido por Vsiévolod Olgovich.
Ese año murió el filósofo Abú Bakr Muhammad ibn Yahyá ibn Bayya. Había nacido en
Zaragoza, pero abandonó la ciudad cuando fue tomada por los cristianos y se refugió en Sevilla,
donde ejerció la medicina. Luego estuvo en Granada y en Fez. Es autor de comentarios a
diversas obras de Aristóteles, de tratados de lógica, un tratado sobre el alma y el Régimen del
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solitario, que trata sobre el desarrollo del intelecto. Cuando su obra pasó a la Europa cristiana,
los escolásticos lo conocieron con el nombre de Avempace.
El almorávide Ibn Yúsuf atacó Toledo en ausencia del rey Alfonso VII. Se cuenta que su esposa
Berenguela se asomó a la torre más alta del alcázar y le gritó entre una nube de flechas: "¿No
ves que estás luchando contra una mujer y esto no es honroso para ti? Ve en busca del
emperador y lucha con él de hombre a hombre". Ibn Yúsuf, avergonzado, reunió a sus hombres,
hizo una reverencia y se fue. Puede que la historia no sea cierta, pero lo que sí que es cierto es
que los almorávides se retiraron.
El rey David I de Escocia invadió Inglaterra para apoyar a su sobrina Matilde. Las espadas
normandas y los arqueros sajones derrotaron a su ejército, pero con pérdidas significativas. Sin
embargo, la confusión generada por los escoceses dio pie a que los nobles normandos se
pelearan unos contra otros sin que lo que pudiera decir Esteban I le importara a nadie.
Finalmente Matilde desembarcó en Inglaterra en un intento de apoderarse del trono, pero el rey
Esteban I pudo capturarla en el castillo donde se había instalado. Esteban I era más buena
persona que buen rey y, en un ataque de galantería al estilo de las historias de caballeros,
decidió ponerla en libertad. Matilde fue a reunirse en Bristol con su hermanastro, Roberto de
Gloucester, donde se hizo fuerte y no dio ocasión a ser capturada de nuevo. Una parte de la
nobleza, admirada de la estupidez del monarca, decidió unirse a ella. Así se inició una larga
guerra civil que sirvió de telón de fondo para mantener docenas de disputas privadas entre la
nobleza menor. Godofredo de Anjou se quedó en Normandía con la excusa de mantenerla bajo
el control de Matilde, y es que una esposa con el genio de la que le había tocado en suerte era
mejor tenerla con un brazo de mar de por medio. En 1139 David I pudo apoderarse de los
condados septentrionales de Inglaterra.
Ese año murió sin descendencia Guillermo, el conde palatino del Rin. Por esta época dominaba
ya todo el palatinado y era, de hecho, el único conde palatino. Sus posesiones pasaron
a Enrique IV de Babenberg, hermano del magrave Leopoldo IV de Austria.
También murieron el duque Simón I de la Alta Lorena, que fue sucedido por su hijo Mateo I, y
el duque Valeran de la Baja Lorena, tras lo cual el ducado pasó una vez más de la casa de
Limburgo a la de Lovaina. El conde de Lovaina pasaba a ser ahora el duque Godofredo
VII. Más tarde se anexionó el condado deBruselas, y, para referirse a la totalidad de sus
dominios, adoptó el título de conde de Brabante.
En Noruega murió el rey Sigurd II, y su rival Sigurd III se adueñó finalmente del trono, aunque
asoció en el gobierno a sus hermanos Ingón y Eystein. También murió el derrocado Magnus IV
el Ciego.
El rey García V Ramírez de Navarra firmó finalmente la paz con Alfonso VII de León y
Castilla.
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El rey Roger II de Sicilia logró capturar al Papa Inocencio II en una emboscada, con lo que
logró que reconociera su título real. El Segundo concilio de Letrándecretó el destierro
de Arnaldo de Brescia, un discípulo de Pedro Abelardo que había encabezado un movimiento
reformista popular en Brescia, en el que se exigía que la Iglesia renunciara a sus bienes
terrenales para recuperar la sencillez de la Iglesia primitiva. Arnaldo marchó a Francia, junto a
Abelardo, pero allí en1140 Bernardo de Claraval hizo que el concilio de Sens condenara tanto a
Arnaldo como a su maestro. Abelardo fue acogido por el abad de Cluny, Pedro el Venerable, que
logró reconciliarlo con el Papa.
Ramón Berenguer IV firmó un tratado con un legado del Patriarca de Jerusalén por el que la
orden de los Hospitalarios reconocían al príncipe de Aragón como gobernante idóneo de sus
territorios.
Gracias al apoyo del emperador Conrado III, el ducado de Bohemia pasó a Ladislao II, el hijo
mayor de Ladislao I.
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LA SEGUNDA CRUZADA
En Hungría murió el rey Bela II el Ciego, que fue sucedido por su hijo Geza II. También murió
el duque de Baviera y margrave de Austria Leopoldo IV, que fue sucedido por su hermano, el
conde palatino del Rin Enrique IV, que ahora se convertía en Enrique II de Austria. El condado
palatino del Rin pasó a Hermann III de Stahleck, cuya esposa Gertrudis era hermana del
emperador Conrado III y cuya hija Isabel estaba casada con Conrado, hermano de Federico III
Barbarroja y sobrino del emperador.
El rey Esteban I de Inglaterra asedió la ciudad de Lincoln, al norte de Londres, que era
partidaria de Matilde, la heredera designada por el difunto rey Enrique I. Roberto de Gloucester
acudió en su auxilio con fuerzas más numerosas y más leales que las de Esteban I, con las que
obtuvo una victoria y logró incluso capturar al rey. Matilde tuvo entonces la oportunidad de
devolverle a Esteban I la galantería que éste tuvo al liberarla cuando fue capturada tres años
antes, pero consideró más práctico encarcelarlo y usarlo para negociar. Convenció al hermano
de Esteban, el obispo de Winchester, para que hiciera por ella lo que en su día hizo por Esteban:
que pusiera a su disposición el tesoro real. Así lo hizo, y Matilde entró en Londres como reina
de Inglaterra. Los londinenses no la veían con buenos ojos y, ella, en lugar de ganarlos para su
causa, decidió que su deber era castigarlos por el apoyo prestado al usurpador Esteban I.
Estableció nuevos impuestos y se negó a dar ninguna garantía de que respetaría las leyes de
Eduardo III el Confesor. El resultado fue que los londinenses se alzaron contra ella y la
expulsaron antes de que pudiera ser coronada. El obispo de Winchester cambió de bando
inmediatamente.
Matilde huyó a Winchester, donde estaban también David I de Escocia y Roberto de Gloucester.
Un ejército leal a Esteban I atacó la ciudad. David I y Matilde lograron escapar gracias a la
resistencia que ofreció Roberto, el cual terminó siendo capturado. Esto permitió un intercambio
de prisioneros: Roberto por Esteban. La guerra civil continuó: la parte occidental del país estaba
a favor de Matilde, mientras que la oriental apoyaba a Esteban I.
Mientras tanto, el rey Luis VII de Francia presionó para que uno de sus capellanes fuera
nombrado obispo de Bourges en contra de la voluntad de las autoridades eclesiásticas. Esto
generó un conflicto que llegó hasta el Papa Inocencio II. El conde Teobaldo IV de Blois y de
Champaña decidió apoyar al candidato propuesto por la Iglesia, Pierre de la
Châtre. En 1142 el ejército de Luis VII tomó al asalto la fortaleza de Vitry y la incendió, con la
mala fortuna de que las llamas se propagaron hasta una iglesia vecina en la que se habían
refugiado unas mil trescientas personas, que murieron carbonizadas. Fue un accidente, pero
reforzó la posición de Inocencio II, que excomulgó al rey y amenazó incluso con la supresión
completa de las funciones eclesiásticas en sus dominios. Esto significaría que los vasallos de
Luis VII no recibirían ninguna antención religiosa, con lo que sus almas se condenarían
irremisiblemente, lo que pondría sin duda al rey en una situación muy tensa frente a sus
súbditos.
Ese año murió Pedro Abelardo, y Eloísa se encargó de organizar su entierro, dejando estipulado
que a su muerte sería enterrada junto a él.
También murió el duque Godofredo VII de la Baja Lorena, que fue sucedido por su
hijo Godofredo VIII.
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El duque de Sajonia y Baviera Enrique X el Soberbio había muerto tres años antes, dejando un
hijo de diez años (que, por tanto, ahora tenía trece) conocido comoEnrique el León. El
heredero reclamó los ducados que el emperador germánico Conrado III había arrebatado a su
padre. La nobleza había apoyado en su día la decisión de Conrado III porque el duque era
peligroso, pero ahora que estaba ya muerto nadie veía con buenos ojos que a un duque se le
hubieran quitado sus ducados, ya que podría verse como un mal precedente. Por ello Conrado
III tuvo que ceder a las presiones y presionó a su vez a Alberto el Oso para que renunciara al
ducado de Sajonia (aunque se quedó una pequeña parte como compensación) y se lo entregara
al joven Enrique. Alberto el Oso se volcó de nuevo en la Marca del Norte.
La China de los Song firmó finalmente un tratado de paz con el Imperio Jin por el que se
establecía el río Huai como frontera entre ambos estados.
El emperador bizantino Juan II se estaba haciendo fuerte en Asia Menor y una vez más atacó
Antioquía, cuya reconquista era casi el objetivo de su vida. Parecía que la ciudad iba a caer
definitivamente en sus manos, pero durante el asedio Juan II fue herido en una cacería. La
herida no era grave, pero se infectó y el emperador murió en 1143. Le sucedió su hijo Manuel I
Comneno, de veinte años. Si su abuelo Alejo había buscado la ayuda de Occidente y su padre
Juan la amistad, Manuel I admiraba a Occidente. Vestía como un occidental y participaba en
torneos al estilo occidental. Incluso llegó a plantearse unificar la Iglesia bajo las condiciones
occidentales. Todo esto le ganó la simpatía de los occidentales y lo hizo impopular entre sus
propios súbditos.
También murió Foulques de Anjou, el rey de Jerusalén, que fue sucedido por su hijo Balduino
III.
Los venecianos impusieron al dux un consejo de sabios que limitó en parte su autoridad.
El rey Sverker I de Suecia llamó a los cistercienses a su país, que fundaron un primer
monasterio en Alvastra, al cual seguirían otros en los próximos años.
En Francia murió el duque Hugo II de Borgoña y fue sucedido por Eudes II. El conflicto entre
el rey Luis VII y la Iglesia se resolvió con la muerte del Papa Inocencio II. Fue sucedido por un
discípulo de Pedro Abelardo llamado Guido di Città di Castello. Tras ser nombrado cardenal
había sido legado pontificio en Francia. Adoptó el nombre de Celestino II. Tras una
intervención conciliadora de Bernardo de Claraval, el nuevo Papa levantó la excomunión al rey
francés. Éste se reconcilió también con el conde Teobaldo IV de Blois y de Champaña.
En Roma estalló una rebelión popular que pretendía restaurar la antigua República Romana. Se
constituyó un Senado, pero también un Parlamento, que era una asamblea de ciudadanos con
autoridad para aceptar o rechazar por aclamación popular las proposiciones que se llevaran ante
ella. En realidad el modelo político tenía más que ver con los que estaban en vigor en las
ciudades del norte de Italia que con cualquier vaga idea que los romanos pudieran tener sobre la
historia antigua de su ciudad. Cuando la proclamación de esta república llegó a oídos de
Arnaldo de Brescia, éste abandonó su exilio en Francia y marchó a Italia.
El rey Alfonso VII de León y Castilla reconoció a Alfonso I como rey de Portugal, el cual,
naturalmente, tuvo que declararse vasallo suyo a cambio. Poco después el Papa Celestino II lo
reconoció también como rey, de nuevo a cambio de un juramento de fidelidad y un tributo
anual. El príncipe de Aragón Ramón Berenguer IV llegó a un acuerdo con la orden de los
Templarios por la que ésta renunciaba a sus derechos sobre la herencia de Alfonso I el
Batallador a cambio de varios castillos.
113
Más decisiva fue la muerte del soberano almorávide Alí ibn Yúsuf, que fue sucedido
por Tasfin, al tiempo que estallaba una revuelta en Mértola dirigida por Abu-l-Qasim ibn
Husayn ibn Qasi, dirigente de la secta religiosa de los muridim, que llegó a dominar Córdoba y
Badajoz. Por otra parte, los almorávides apenas tenían tropas en África. De hecho, sus efectivos
más importantes en África eran un grupo de mercenarios cristianos dirigidos
por Reverter, vizconde de Barcelona. En1144 el almohade Abd al-Mumin rompió fácilmente el
bloqueo almorávide y se lanzó sobre el norte de Marruecos, donde Reverter murió tratando de
contenerlos. Un hijo de Reverter se convirtió al islam y se unió a los almohades con el nombre
de Alí. Tras esta victoria, Abd al-Mumin se proclamó Califa y emprendió la conquista del norte
de África.
Mientras tanto, el rey de Rueda Sayf al-Dawla convenció al gobernador de Córdoba Hamdin
Muhammad ibn Hamdin a rebelarse en su nombre contra los almorávides.
Ese año murió el rey de Angkor Suryavarman II. Bajo su reinado, Angkor había extendido su
dominio hasta Shampa, Dai-Viet y Pagan. Tras su muerte esta influencia empezó a desaparecer.
También murió el Papa Celestino II, tras poco más de cinco meses de pontificado. Fue sucedido
por el cardenal de Santa Croce, llamado Gerardo Caccianemici,que adoptó el nombre
de Lucio II. Se vio enfrentado al senado romano, que quería limitar el poder del Papa a los
asuntos espirituales, reconoció a Alfonso I como rey de Portugal y firmó un tratado con el rey
Roger II de Sicilia por el que se fijaban las fronteras entre su reino y los Estados Pontificios.
Roger II construyó en Sicilia una potente flota que le permitió saquear la costa africana, e
incluso tomar algunas plazas en ella.
En diciembre el turco Imad al-Din Zangi saqueó la ciudad de Edesa y se adueñó del condado.
La noticia de la desaparición de uno de los Estados Latinos de Oriente impactó en occidente.
En 1145 murió el Papa Lucio II, sumergido en la lucha contra el senado romano. Fue sucedido
por Bernardo Paganelli di Montemagno, un monje de Claraval enviado a Italia por Bernardo,
que ahora adoptó el nombre de Eugenio III. Los romanos llamaron a Arnoldo de Brescia, que
se encargó de que el pueblo, la clase mercantil y la nobleza colaboraran entre sí, a la vez que
dotaba de mayor coherencia al sistema republicano. Instituyó un tribunado y un orden ecuestre
según la tradición clásica. Eugenio III fue expulsado por unos meses al poco de ser elegido.
Fue entonces cuando llegó la noticia de la caída de Edesa, y Bernardo de Claraval decidió que
había que hacer algo. En primer lugar habló con (o, mejor dicho, sermoneó una y otra vez a)
Luis VII de Francia. El rey era un hombre piadoso y le remordía la conciencia por la
excomunión que había sufrido y por las miles de personas que murieron en el incendio de Vitry.
Bernardo supo sacar partido de todo ello y Luis VII no tardó en convencerse de que su deber era
encabezar una cruzada.
Mientras tanto el príncipe Raimundo I de Antioquía tuvo que rendir vasallaje al emperador
Manuel I.
Mientras los almohades se extendían por Marruecos, en Al-Ándalus los almorávides estaban
perdiendo el control frente a las llamadassegundas Taifas: Sayf al-Dawla fue proclamado rey de
Córdoba, pero fue destituido a los tres meses a causa de sus abusos. Los cordobeses eligieron
rey a al-Husayn ibn al-Husayn mientras Hamdin ibn Muhammad se declaraba rey de Málaga
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y Sayf al-Dawla marchó a Granada. Allí fue derrotado por los almorávides y tuvo que huir a
Murcia, donde logró hacerse con el gobierno de la ciudad. En 1146 murió en la batalla
de Albacete, mientras combatía contra los almorávides bajo las órdenes de Alfonso VII. Fue
sucedido en Murcia por ibn Iyad. El almohade Abd al-Mumin tomó la ciudad de Fez. En las
Baleares se proclamó independiente Muhammad, hijo de Alí ibn Yúsuf, quien reconoció la
autoridad del lejano Califa abasí.
El rey Alfonso I de Portugal se casó con Matilde, hija del conde Amadeo III de Saboya.
El rey Erik Lam de Dinamarca, bajo la influencia del arzobispo Eskil, había multiplicado los
privilegios y dones en favor de la Iglesia. Finalmente abdicó y se retiró al monasterio
de Odense, donde murió ese mismo año. Si el país ya estaba muy debilitado por las guerras
civiles que había mantenido en las dos últimas décadas, ahora la situación empeoró porque tres
nuevos pretendientes se disputaron el trono, y Dinamarca estuvo nuevamente en guerra.
En Polonia, los hijos del difunto duque Boleslao III seguían disputándose la supremacía.
Ladislao II fue expulsado por uno de sus hermanos, que se convirtió en el nuevo duque Boleslao
IV. Desde entonces Ladislao fue conocido como Ladislao II el Exiliado.
Imad al-Din Zangi, después de una fiesta en la que bebió demasiado, encontró a uno de sus
eunucos bebiendo de su copa. Furioso, le amenazó con ejecutarlo al día siguiente, y poco
después cayó dormido. El eunuco, temiendo que su señor bien podía cumplir su amenaza, lo
apuñaló y huyó en medio de la noche. Zangi dejó dos hijos: Ghazi, que gobernó Mosul y Nur
al-Din, que gobernó Alepo. Nur al-Din completó la conquista de Edesa.
El Papa Eugenio III fue expulsado de Roma por segunda vez. Durante una ceremonia celebrada
en Vezelay el domingo de Resurrección, Bernardo de Claraval aprovechó la presencia de
numerosos nobles franceses para predicar la Segunda Cruzada, y el efecto de su oratoria fue
similar al que consiguió Urbano II en Clermont. Toda Francia ardía en deseos de luchar por la
cruz. En navidad hizo lo mismo en la ciudad alemana de Spira, donde ganó para su causa a
buena parte de la nobleza alemana, incluyendo al mismo emperador Conrado III.
En Rusia murió el gran príncipe de Kíev Vsiévolos Olgovich. Fue sucedido por Igor III, y poco
después por Iziaslav II, pero el prestigio del título ya no estaba acompañado de ninguna
autoridad efectiva. El príncipe más poderoso era entonces el de Súzdal, Yuri Dolgoruki, que
seguía consolidando su estado y fundando nuevas fortalezas, como Moscú, en 1147.
El rey de Murcia Sayf al-Dawla murió y fue sucedido por ibn Mardanis, conocido también
como el Rey Lobo, que pronto fue reconocido como rey de Valencia. Su suegro, Ibrahim ibn
Hamusq, se había proclamado rey de Jaén y pronto aceptó la soberanía de ibn Mardanis y se
convirtió en su lugarteniente. Probablemente era de ascendencia cristiana (se especula con que
Mardanis es una deformación de Martínez). En cualquier caso, muchas de sus tropas y de sus
costumbres eran cristianas, y mantuvo alianzas con todas las potencias cristianas circundantes,
incluidas las repúblicas italianas de Pisa y Génova.
Los reinos cristianos habían aprovechado la crisis del imperio almorávide para avanzar sus
fronteras. Alfonso I de Portugal había instalado a los caballeros Templarios en el sur de su reino,
y con su ayuda conquistó Lisboa. Luego fundó él mismo su propia orden de caballería, laorden
de Avís, para combatir a los musulmanes, que seguía la regla del Císter. Alfonso VII de León y
Castilla, junto con García V Ramírez de Navarra y Ramón Berenguer IV de Aragón y Cataluña
tomaron Almería.
El rey de Mértola, ante las dificultades para mantener su independencia frente a los almorávides
y las numerosas defecciones en su ejército, pasó a África y solicitó la ayuda del Califa almohade
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Abd al-Mumin. Éste acababa de tomar la ciudad de Marrakech y no dudó en pasar a Al-
Ándalus, donde Alfonso VII trató de frenar su avance en alianza con ibn Mardanis y el rey
almorávide Muhammad, de las islas Baleares. Los reyes cristianos habían aprovechado la crisis
del imperio almorávide para avanzar sus fronteras.
En Inglaterra murió Roberto de Gloucester, que era el principal apoyo con el que contaba
Matilde para hacerse con la corona, así que no tuvo más remedio que resignarse y volver a
Normandía. Es probable que su regreso fuera el principal acicate para que su marido Godofredo
de Anjou se uniera al rey Luis VII en la Segunda Cruzada. Menos suerte tuvo el monarca
francés, pues su esposa Leonor decidió que eso de la cruzada iba a ser sin duda un emocionante
espectáculo en el que bravos caballeros combatirían con el corazón puesto en el amor de sus
damas y que, por consiguiente, ella no podía perdérselo. Debió de ser digna de ver la cara que
puso Luis VII cuando Leonor le anunció que ella también iba, y acompañada de toda su corte,
claro. El rey no tuvo opción. Dejó como regente a su consejero, el abad Suger, y partió hacia
oriente.
El atuendo de Godofredo de Anjou llamó la atención entre los cruzados. No era un traje lujoso,
propio de su rango, sino un traje humilde de peregrino. Su sombrero estaba adornado por un
sencillo ramito de retama (planta genet, en francés). Esto le valió el sobrenombre de Godofredo
Plantagenet. Más aún, su familia, la casa de Anjou (o, con más perspectiva histórica,
la primera casa de Anjou), pasó a ser conocida desde entonces como la casa de los Plantagenet.
El ejército de Conrado III partió también hacia Oriente, pero siguiendo un camino separado para
evitar disturbios. Antes de partir el emperador hizo que su hijoEnrique, de diez años, fuera
nombrado Rey de Romanos. Ese mismo año murió su hermano, el duque Federico II de Suabia,
que fue sucedido por su hijo Federico III Barbarroja.
Los dos ejércitos se encontraron en Constantinopla. El contacto con el emperador Manuel I fue
tenso, pues debemos recordar que los que llamamos emperador germánico y emperador
bizantino se llamaban a sí mismos emperadores romanos, y ninguno de los dos reconoció el
título del otro. Recíprocamente se consideraban el rey de los alemanes y el rey de los griegos.
Pero los cruzados estaban en casa de Manuel I y éste les obligó a que reconocieran su
superioridad con una serie de protocolos que para los occidentales resultaron humillantes.
Los cruzados se internaron en Asia Menor. Los turcos atacaron a los alemanes cerca de Dorilea,
y el resultado fue una carnicería de la que pocos cristianos salieron vivos. Conrado III fue uno
de los supervivientes y, tras una corta enfermedad, regresó a Constantinopla desde donde
embarcó hacia San Juan de Acre, en el reino de Jerusalén.
Por su parte, los franceses siguieron la costa, para permanecer en territorio bizantino el mayor
tiempo posible. Pero en enero de 1148, cuando se dirigían a la ciudad de Attalia, los turcos
cayeron sobre ellos y también sufrieron muchas bajas. El propio Luis VII tuvo que subirse a un
árbol y esconderse para salvar su vida. Al llegar a Attalia embarcó a su caballería y zarpó hacia
Antioquía, adonde llegó en marzo. Su infantería continuó por tierra y sufrió nuevos ataques de
los turcos, hasta que los supervivientes llegaron a Antioquía en junio. El príncipe Raimundo I de
Antioquía instó a Luis VII a que atacara a Nur al-Din en Alepo, pero el rey francés debió de caer
en la cuenta de que eso suponía enfrentarse una vez más a los turcos, por lo que llevó a la
práctica un plan alternativo: llevó a su ejército a Jerusalén por territorio cristiano y allí sus
hombres se dedicaron a orar y a visitar los santos lugares. La reina Leonor no tardó en hacerle
observar a su marido que su actitud no era la propia de un heroico caballero, y que tenía que
luchar.
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Luis VII no pudo eludir el combate por más tiempo, pero eligió cuidadosamente el enemigo: en
lugar de combartir a Nur al-Din, decidió enfrentarse con los únicos aliados turcos que tenían los
cristianos: los damascenos, que eran débiles y resistían a Nur al-Din gracias al apoyo de los
cruzados. Muchos nobles se sintieron indignados por esta decisión y se volvieron a Francia.
El 24 de julio Luis VII puso sitio a Damasco, y la ciudad pidió ayuda a Nur al-Din. Tres días
después, al saber que Nur al-Din se acercaba, los cristianos abandonaron el asedio y la ciudad se
entregó al atabeg. Luis VII y Conrado III permanecieron unos pocos días más en Oriente y
luego se volvieron a sus respectivas patrias dejando a los Estados Latinos en peor situación que
antes de su llegada. La Segunda Cruzada fue una humillación para la cristiandad, para Bernardo
y, sobre todo, para Luis VII.
El conde de Tolosa, Alfonso I Jordán, murió envenenado en Tierra Santa, sin haber logrado
arrebatar el condado de Trípoli a Raimundo II. Fue sucedido por su hijoRaimundo V.
También murieron el conde Amadeo III de Saboya, que fue sucedido por su hijo Humberto
III, el conde Federico II de Zollern, que fue sucedido por su hijoFederico III, y el conde
Renaldo III de Borgoña, que fue sucedido por su hija Beatriz I.
El Papa Eugenio III pudo regresar a Roma de su exilio. Ese año concedió un hábito a los
caballeros templarios: un manto blanco y una cruz roja. La orden se había extendido y
enriquecido enormemente. Poseía una red de fortalezas en Palestina, y su fortuna la convirtió en
una especie de banca para los peregrinos. En 1149, Nur al-Din venció y mató al príncipe
Raimundo I de Antioquía. Dejó únicamente un hijo de cinco años, así que Antioquía quedó bajo
el gobierno de su viuda Constanza.
Tasfin, el soberano almorávide, murió cerca de Orán mientras huía de los almohades. El único
reducto de los almorávides en Al-Ándalus eran las Baleares. El rey Mohammed suscribió
tratados comerciales con Pisa y Genóva que le permitieron reforzar su precaria situación. El rey
Roger II de Sicilia dirigió un ataque contra Constantinopla.
En Egipto murió el Califa Fatimí al-Hafiz, que fue sucedido por al-Zafir.
También murió el conde Guigó I de Forcalquier y fue sucedido por su hermano Bertrán II, el
cual murió a su vez en 1150 y fue sucedido por su hijo Bertrán III.
Ese año el príncipe de Súzdal Yuri Dolgoruki se hizo con el principado de Kíev.
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EL IMPERIO ANGEVINO
Ese mismo año marchó a Inglaterra Jean de Salisbury, otro antiguo alumno de Abelardo, que
ocupó el cargo de secretario de Teobaldo, el arzobispo de Canterbury. Escribió el único tratado
político importante de la Edad Media anterior al redescubrimiento de las obras políticas de
Aristóteles.
Moría entonces Adelardo de Bath, a sus ochenta años. Había nacido en Inglaterra, en la ciudad
de Bath, y luego estudió en Normandía. A sus treinta y cuatro años inició una serie de viajes
que le llevaron desde Italia hasta Asia menor. Tradujo obras árabes de filosofía y matemáticas y
comprendió los Elementos de Euclides. Contribuyó a difundir por Europa el uso de los números
arábigos. También escribió un libro de divulgación llamado Quaestiones Naturales, en el que
resumió lo que había aprendido de la ciencia árabe. Godofredo Plantagenet lo había elegido
como maestro para su hijo Enrique.
En Alemania moría otro Enrique, el heredero del emperador Conrado III. Tenía un hermano de
cinco años, y el emperador pasaba ya de los cincuenta, por lo que la sucesión podía ser
problemática una vez más. Los príncipes electores podían ser nuevamente decisivos y ello llevó
a Conrado III a una oportuna reorganización. Hasta entonces, los príncipes electores laicos eran
los duques de Suabia (que a la sazón era Federico III Barbarroja, sobrino del emperador), de
Baviera (entonces Enrique II de Babenberg), de Sajonia (Enrique el León) y de Franconia (el
propio emperador). Conrado III quería que el Imperio quedara en manos de su familia, los
Staufen (o Hohenstaufen), y el principal obstáculo era Enrique el León, que pertenecía a la
poderosa familia de los Güelfos. El hecho de que el propio emperador fuera un príncipe elector
era un inconveniente, pues poco podría elegir después de muerto. Por ello decretó que el duque
de Franconia fuera sustituido en la lista de los príncipes electores laicos por el conde Palatino
del Rin, que a la sazón era su cuñado Hermann III. La situación de Enrique II era delicada, pues
Conrado III había arrebatado el ducado de Baviera al padre de Ricardo el León, y éste venía
reclamándolo desde hacía tiempo. Ante la posibilidad de que terminara cayendo en sus manos,
Conrado III decidió aprovechar la lealtad de Enrique II para que éste diera su consentimiento en
ser eliminado de la lista de príncipes electores en favor del duque de Bohemia (en calidad de
copero mayor), que entonces era Ladislao II, cuñado del emperador.
El Papa Eugenio III fue expulsado una vez más de Roma por los republicanos, dirigidos por
Arnaldo de Brescia.
Mientras tanto, la reina de Aragón, Petronila, cumplía los catorce años de edad y se casaba por
fin con Ramón Berenguer IV, con quien estaba prometida desde poco después de nacer. Ramón
Berenguer IV se alió con Alfonso VII de León y Castilla a raíz de la muerte del rey de Navarra
García V Ramírez, que fue sucedido por su hijo Sancho VI. En realidad Sancho VI fue el
primer monarca que se tituló rey de Navarra, pues sus antecesores llevaron el título de rey de
Pamplona. Castellanos y aragoneses trataron de apoderarse de los territorios navarros y Sancho
VI se vio en dificultades para hacerles frente. Se conserva un documento en el que el rey se
queja del desamparo en que le dejaron la nobleza y la burguesía. En 1151 Ramón Berenguer IV
y Alfonso VII firmaron el pacto de Tudela, en el que se repartían los territorios que podía
reconquistar cada estado, principalmente musulmanes, pero también se incluían dominios
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navarros. Sancho VI logró que los castellanos renunciaran a sus planes en Navarra al concertar
el matrimonio entre su hermana Blanca y Sancho, el heredero de Alfonso VII.
Los almohades estaban causando estragos en Al-Ándalus. Eran mucho más fanáticos y
fundamentalistas que los almorávides en sus primeros años. Mataban a los morabitas (los
sacerdotes almorávides) porque decían que todo musulmán debía ser santo, por lo que no hacían
falta sacerdotes. El rey de Mértola, Abú-l-Qásim, se arrepintió de haberlos llamado en su ayuda
y trató de rebelarse contra ellos, pero finalmente fue muerto y la mayor parte de su territorio
quedó bajo el dominio del Califa Abd al-Mumin. Poco después el rey Hamdín ibn-Muhammad
también fue derrocado y Málaga pasó a manos de los almohades.
El emperador bizantino Manuel I envió un ejército al sur de Italia, en respuesta al ataque sufrido
dos años antes por parte del rey Roger II de Sicilia. Es posible que el fracaso de la segunda
cruzada le llevara a pensar que Occidente era más débil de lo que parecía.
Ese año murió Godofredo Plantagenet. El año anterior, poco después de volver de la desastrosa
segunda cruzada, había transferido a su hijo Enrique el ducado de Normandía, y ahora Enrique
heredaba también los condados de Anjou y de Maine.
También murió Suger, el abad de Saint-Denis y consejero de los reyes Luis VI y Luis VII de
Francia. Escribió una Historia de Luis el Gordo, una Memoria sobre mi administración
abacial y una Historia de Luis VII que, junto con sus cartas, constituyen unos valiosos
documentos históricos.
La muerte de Suger tuvo una consecuencia importante para el destino de Francia. La esposa de
Luis VII, Leonor de Aquitania, siempre debió de ser más o menos consciente de que los galantes
caballeros que protagonizaban los poemas a los que era tan aficionada no eran de este mundo,
pero eso no impidió que se sintiera terriblemente decepcionada ante el deplorable papel que su
marido representó en Tierra Santa durante la segunda cruzada. Ya allí se planteó la posibilidad
del divorcio, pero Suger les quitó esta idea tan poco cristiana de sus cabezas o, al menos, la
acalló. Muerto el consejero, Luis VII no se lo pensó dos veces. No sólo era una cruz para él
tener que aguantar todos los días el desprecio de su costilla, a la que culpaba también de haberle
arrastrado a la cruzada al tiempo que le entorpeció con su descabellada idea de acompañarlo,
sino que además estaba el hecho de que sólo le había dado dos hijas, pero no un heredero al
trono. En marzo de 1152logró que el Papa Inocencio III declarara nulo su matrimonio (por un
débil argumento de parentesco), y en mayo Leonor golpeó a su exmarido donde más podía
dolerle: a sus treinta años se casó con Enrique Plantagenet, que se convertía así, a sus
diecinueve años, en el señor más poderoso de Francia, muy por encima del propio rey, ya que
dominaba Normandía, Anjou y Aquitania (incluso Bretaña le rindió vasallaje). Además era
bisnieto de Guillermo el Conquistador, lo que le convertía en candidato a la corona de
Inglaterra.
Entre tanto moría el emperador germánico Conrado III y los príncipes electores, reunidos en la
dieta de Frankfurt, eligieron rey de Alemania al duque de Suabia, Federico III Barbarroja, que
ahora pasaba a ser Federico I de Alemania. (Las dietas eran asambleas de nobles en el Imperio
Alemán.)
Ese año murió el conde Teobaldo IV de Blois y Champaña. Una vez más ambos condados
fueron divididos por la herencia: el primogénito Enrique II recibió Champaña y el hijo
menor, Teobaldo V, recibió Blois. Esto era significativo, porque hasta entonces Blois siempre
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había sido considerado el más prestigioso de los dos condados y había constituido la herencia
del primogénito, pero lo cierto era que Champaña se había vuelto el más rico y próspero gracias
a su actividad comercial y así se reflejó en el testamento del conde.
El conde Raimundo V de Tolosa tenía serios problemas para dominar a sus vasallos nobles,
algunos de los cuales estaban entrando en la esfera de influencia de Ramón Berenguer IV. Para
reforzar la unidad de su territorio obligó a la nobleza a servir en la corte, al tiempo que se
apoyaba en la burguesía, especialmente en la de la ciudad de Tolosa, a la que otorgó algunos
privilegios.
El rey Alfonso VII de León y Castilla se casó con Riquilda, hija del duque Ladislao II de
Polonia. (Su primera esposa, Berenguela, había muerto tres años antes.)
En Tierra Santa moría el conde Raimundo II de Trípoli, que fue sucedido por su hijo Raimundo
III.
A Noruega llegó como legado pontificio un cardenal originario de Inglaterra llamado Nicolás
Breakspear, quien condenó las supervivencias paganas e inició una campaña de
occidentalización del país. Los obispos se convirtieron en las auténticas autoridades del país, y
obligaron al rey Sigurd III a convertir la monarquía en hereditaria según la línea directa de
primogenitura y a declarar indivisible el territorio nacional. El rey Sverker I de Suecia recibió
un legado pontificio que organizó también una lucha contra el paganismo, la cual contó con el
apoyo decisivo de los cistercienses.
En 1153 el Papa Eugenio III firmó el tratado de Constanza con el rey de Alemania Federico I
Barbarroja, que le aseguraba el apoyo alemán, pero no le sirvió para entrar de nuevo en Roma,
porque murió antes de lograrlo. Fue sucedido por Anastasio IV (que no tuvo que entrar en
Roma porque ya estaba allí).
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En Al-Ándalus los almohades se apoderaban de Córdoba. Navarra y Castilla firmaron un tratado
de paz en Soria que se ratificó con el compromiso matrimonial entre el rey Sancho VI de
Navarra y Sancha, hija de Alfonso VII de León y Castilla. Como contrapartida, el rey navarro
tuvo que ceder a Castilla algunas tierras del centro de su reino.
Una tribu turca, los Uguz, se había desplazado hacia el oeste, atacó Iraq e hizo prisionero al
sultán Sanyar.
En Escocia murió el rey David I y fue sucedido por su nieto de doce años, que a causa de su
carácter apocado era conocido como Malcom IV la Doncella.También murió san Bernardo de
Claraval, así como el conde Poncio II de Ampurias, que fue sucedido por su hermano Hugo
III. En Ceilán murió el rey Vijayabahu, que fue sucedido por Parakramabahu I. El nuevo rey
emprendió un ambicioso programa de construcciones y aventuras militares que terminaron
agotando al país. Todavía más al este, los Yurset establecieron su capital en Pekín. El hecho de
que el soberano Jin gobernara desde allí favoreció la sedentarización de su pueblo.
En 1154 murió el Papa Anastasio IV y fue sucedido por Nicolás Breakspear, que adoptó el
nombre de Adriano IV. Poco después murió el rey Roger II de Sicilia y fue sucedido por su
hermano Guillermo I. Adriano IV se alió con el emperador Bizantino Manuel I contra
Guillermo I y apoyó una sublevación en Apulia.
Ese año murió el Califa fatimí al-zafir, y fue sucedido por al-Faíz. También murió el conde
Armengol VI de Urgel, que fue sucedido por su hijo Armengol VII.
El rey Luis VII de Francia se casó con Constanza, hija del rey Alfonso VII de León y Castilla.
Ese mismo año Enrique II selló una alianza con Ramón Berenguer IV de Aragón contra el conde
Raimundo V de Tolosa.
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I logró que Arnaldo fuera capturado y entregado a los partidarios del Papa, que lo ahorcaron, lo
quemaron y arrojaron sus cenizas al Tíber. El 18 de junio Adriano IV coronó emperador a
Federico I. La ceremonia fue tensa, pues Federico I no se atrevió a rehusar la coronación, pero
indudablemente tenía presente el caso de su tío Conrado III, que fue aceptado como emperador
sin haber sido nunca coronado por el Papa. Federico I se negó a cumplir parte del protocolo de
sumisión y, en correspondencia, Adriano IV no le dio el "beso de la paz". Fue el inicio de un
nuevo conflicto entre el emperador y el Papa sobre si la autoridad de aquél provenía o no de
éste.
Enrique II de Inglaterra seguía paralelamente los pasos de Federico I: Una vez tuvo asegurado
su dominio sobre la nobleza, trató de poner a raya a la Iglesia. Durante el anárquico reinado de
Esteban I la Iglesia había conseguido muchos privilegios. Por ejemplo, un religioso (sacerdote,
monje, o incluso un simple sacristán) no podía ser juzgado por un tribunal del rey, sino
únicamente por un tribunal eclesiástico, incluso si era acusado de delitos graves como el
asesinato. Los tribunales eclesiásticos eran siempre más indulgentes que los laicos y, además, la
Iglesia no podía derramar sangre, por lo que si, por ejemplo, un clérigo era declarado culpable
de asesinato, su pena consistía en que perdía su condición de clérigo (pero no podía volver a ser
juzgado por el mismo delito). En palabras de Enrique II, se necesitan dos crímenes para colgar
a un sacerdote. Los intentos por parte del rey de cambiar este estado de cosas chocaron con la
resistencia de Teobaldo, el arzobispo de Canterbury. Durante el primer año de reinado de
Enrique II, en el que se había ocupado principalmente de dominar a los nobles, Teobaldo fue su
principal consejero, pero ahora que el rey se volvía contra la Iglesia las relaciones entre ambos
se enturbiaron.
Teobaldo tuvo entonces una idea brillante: logró que Enrique II nombrara canciller (una especie
de primer ministro) a un hombre de su confianza: Tomás Becket. Había sido nombrado
arcediano de Canterbury el año anterior y en todo momento había mostrado una intachable
eficiencia y lealtad hacia el arzobispo. Por ello Teobaldo estaba seguro de que el nuevo canciller
usaría su personalidad carismática para hacer comprender al rey los puntos de vista de la Iglesia.
Para su espanto, resultó que Becket se esforzó por cumplir su nuevo cometido con la misma
eficiencia y lealtad hacia el rey como hasta entonces lo había hecho hacia el arzobispo. Becket
se convirtió, de hecho, en amigo íntimo de Enrique II. Abandonó la austeridad eclesiástica para
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vivir en un lujo moderado, como correspondía a un canciller honesto y compartió con el rey
fiestas y placeres. Teobaldo tuvo que hacer frente por sí solo a Enrique II y a Becket.
Un normando llamado Robert Wace, protegido de Enrique II, escribió un poema de 15.300
versos octosílabos titulado Roman de Brut, en el que adaptaba libremente la Historia Regum
Britanniae de Godofredo de Monmouth. El contenido es esencialmente el mismo: la historia de
los reyes bretones desde Bruto (el supuesto bisnieto de Eneas del que supuestamente
descendían) hasta el establecimiento de los reyes sajones en Inglaterra, pasando por el rey
Arturo, etc. No obstante, Wace transformó el seco latín de Godofredo de Monmouth en un
poema romántico al estilo de la época, poema que dedicó, naturalmente, a Leonor de Aquitania.
En el poema de Wace aparece por primera vez la Tabla Redonda alrededor de la cual se
sentaban los caballeros de Arturo, de modo que ninguno de ellos la presidía.
La enorme expansión que estaba sufriendo la ciudad de Pisa obligó a ampliar la ciudad a un
recinto mayor. Por esta época se concluyeron las obras de la catedral, a la que se le había
añadido un baptisterio. El auge de la nobleza, los armadores y los comerciantes llevó a la
creación de un magistrado único pacificador: el podestà.No menos próspera era su rival,
Génova, donde los banqueros habían desarrollado ágiles sistemas de financiación para las
expediciones comerciales. Los genoveses deseaban mantenerse libres de toda intervención
exterior y, ante un posible ataque del emperador Federico I Barbarroja, fortificaron la ciudad.
El rey Sigurd III de Noruega trató de unirse a su hermano Eystein para desembarazarse de su
otro hermano, Ingón, pero murió en el enfrentamiento entre ambos. Eystein conservó el trono.
En las islas Baleares murió Muhammad, y se acusó de parricidio a su hijo Ishaq. Fue sucedido
por su otro hijo Abd Allah, pero Ishaq no tardó en destronarlo.
Ese año murió el sultán de Rum Masud I. Fue sucedido por Kiliç Arslán II.
El emperador bizantino Manuel I dominaba una cierto territorio del sur de Italia y al mismo
tiempo trató de ocupar territorios húngaros, pero fue derrotado por el rey Geza II, que reafirmó
así la independencia de su país. Luego, en 1156, el rey Guillermo I de Sicilia infligió a los
bizantinos una derrota terrestre seguida de otra naval, con lo que Manuel I abandonó Italia. Esto
puso en una situación delicada al Papa Adriano IV, que perdía así el apoyo del emperador de
Oriente y no estaba nada claro que pudiera contar con el del emperador de Occidente. Ese
mismo año firmó el concordato de Benevento, por el que Guillermo I se reconocía vasallo del
Papa a cambio de recibir algunos territorios adicionales.
Ese año murió Pedro el Venerable, el abad de Cluny. A su muerte, el número de monasterios
cluniacenses superaba los dos mil. Había encargado una traducción del Corán al latín (para
refutarlo, claro). La traducción la llevó a cabo Roberto de Chester, que ya había traducido
numerosos tratados de alquimia, y también las obras del matemático al-Jwarizmi, con lo que
introdujo el álgebra en Europa Occidental.
También murió el rey Sverker I de Suecia, que fue sucedido por Erik IX
Jedvardsson, miembro de una familia rival a la de Sverker y que llevaba ya seis años en
rebeldía. No obstante, a diferencia de la situación previa al reinado de Sverker I, ahora las dos
familias eran católicas, por lo que sus disputas fueron menos sangrientas.
El reino de Georgia llegó a su siglo de oro con la subida al trono de Jorge III, que reconquistó
todas las ciudades armenias que seguían en poder de los selyúcidas.
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El emperador Federico I Barbarroja consintió en devolver a Enrique el León el ducado de
Baviera, que había sido arrebatado por Conrado III a Enrique el Soberbio, el padre de Enrique el
León. Para ello tuvo que quitárselo a Enrique II de Babenberg, al cual, como compensación, le
cambió el título de margrave de Austria por el de duque de Austria, lo que implicaba que el
título se convertía en hereditario. Ese año murió el conde palatino del Rin Hermann III, y el
título pasó a su yerno Conrado, hermano del emperador. Federico I dio libertad completa a
Enrique el León para luchar contra los eslavos. Ese año, Federico I se casó con la condesa
Beatriz I de Borgoña.
Alberto el Oso conquistó Brandeburgo, la principal fortaleza de los vendos, y tomó el título
de margrave de Brandeburgo. Entonces inició la colonización de la región y la roturación de las
tierras.
El rey Malcom IV de Escocia tuvo que hacer frente a varias rebeliones, las cuales fueron
aprovechadas por Enrique II de Inglaterra, al que tuvo que rendir vasallaje(acuerdo de
Chester) y cederle los condados del norte de Inglaterra (Cumberland y Northumbria).
Entre los responsables de los disturbios en Escocia estaba el rey Eystein de Noruega, que había
saqueado el país poco antes. Murió en un ataque de su hermano Ingón, quien previamente había
logrado que sus partidarios lo abandonaran.
Una vez el catolicismo estuvo bien asentado en Suecia, el rey Erik IX cayó en la cuenta de que
sus vecinos, los fineses, eran todavía paganos, y organizó una cruzada para convencerlos de su
error.
En Dinamarca la guerra civil por la sucesión de Erik Lam terminó con la victoria de Valdemar I
el Grande, hijo del duque Canuto Lavard, cuyo asesinato había provocado la primera guerra
civil de este periodo. El nuevo rey reunificó el país y tomó medidas contra los vendos, que
habían sabido aprovechar el estado de debilidad en que las guerras habían sumido a Dinamarca
en los últimos años.
En Holanda murió el conde Dirk VI, y fue sucedido por Florencio III.
En Rusia murió el gran príncipe de Kíev Yuri Dolgoruki. Su hijo Andrei Bogoliubski heredó el
principado de Súzdal y luchó con otros príncipes por el principado de Kíev.
En Iraq murió el sultán selyúcida Sanyar. Un año antes se había liberado del cautiverio Uguz,
que continuaron presionando sobre Iraq.
Finalmente se celebró la boda entre el rey Sancho VI de Navarra y Sancha, la hija de Alfonso
VII de León y Castilla, tal y como había sido pactado años antes. Los almohades cercaron
Almería y Alfonso VII murió mientras se retiraba hacia el norte. El Califa almohade Abd al-
Mumin se adueñó de toda Al-Ándalus, con excepción de Valencia, Murcia y las islas Baleares.
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El emperador de las Españas había dispuesto que su primogénito, Sancho III, heredara el reino
de Castilla, mientras que su segundo hijo, Fernando II, heredara el reino de León. En 1158 los
templarios abandonaron la ciudad de Calatrava ante un ataque almohade, y Sancho III encargó
la defensa de la ciudad a Raimundo, el abad de Fitero. Como recompensa, lo nombró Maestre
de la Orden de Calatrava, una orden militar compuesta por caballeros y monjes con la misión
de colaborar en la reconquista de España. Pero Sancho III murió de forma inesperada antes de
que acabara el año, y el nuevo rey pasó a ser su hijo Alfonso VIII, que apenas tenía tres años de
edad. Dos poderosas familias castellanas, la de los Castro y la de los Lara, se disputaron la
regencia del monarca, y en la disputa participó también Fernando II. Los castellanos se
aseguraron de que Navarra no intervendría en el conflicto devolviendo a Sancho VI los
territorios que éste había cedido cinco años antes. Además Navarra fue dispensada del vasallaje
que había rendido a Castilla en las últimas décadas.
Las ciudades del norte de Italia gozaban de una gran independencia y apenas reconocían
ninguna clase de autoridad nacional. El emperador Federico I Barbarroja cruzó los Alpes y tomó
la ciudad de Milán. En la dieta de Roncaglia proclamó la "recuperación de Lombardía" e
impuso funcionarios imperiales en cada ciudad, que recibieron el nombre
de podestà. Obviamente las ciudades recibieron esta medida con desagrado y se volvieron hacia
el Papa Adriano IV en busca de apoyo. Éste lanzó un ultimátum al emperador, conminándolo a
respetar sus derechos y a devolverle extensos territorios italianos, en especial las posesiones de
la condesa Matilde de Toscana.
El emperador bizantino Manuel I firmó con el rey Guillermo I de Sicilia la paz de los treinta
años, en la que reconocía la soberanía del normando sobre el sur de Italia. Por otra parte,
en 1159 logró que los Estados Latinos de Oriente le rindieran vasallaje. El príncipe de
Antioquía, Reinaldo de Châtillon, tuvo que aceptar que la ciudad pasara a tener un Patriarca
ortodoxo.
El conde Raimundo V de Tolosa, ayudado por Luis VII de Francia, se enfrentó sin éxito a
Enrique II Plantagenet, el conde de Anjou y rey de Inglaterra, aliado de Ramón Berenguer IV de
Aragón.
Ese año murió Ladislao II el Exiliado, el duque de Polonia derrocado por su hermano Boleslao
IV. El emperador Federico I Barbarroja había tratado de invadir Polonia para restituirlo, pero la
campaña no tuvo éxito.
También murió el Papa Adriano IV y fue elegido como sucesor el cardenal Rolando Bandinelli,
que adoptó el nombre de Alejandro III. Sin embargo, Federico I logró que nueve cardenales
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eligieran a Ottaviano di Monticello, que adoptó el nombre de Víctor IV. Con el respaldo
imperial pudo entrar en Roma, mientras Alejandro III huía a Sens, en Francia.
Pedro Lombardo fue designado obispo de París, pero murió en 1160. El concilio de
Pavía, celebrado en febrero bajo los auspicios de Federico I, proclamó a Víctor IV como Papa
legítimo, pero el concilio de Beauvais, celebrado en julio, proclamó a Alejandro III y tuvo el
respaldo de los reyes de Francia, Inglaterra, Aragón, Castilla, León, Portugal, Sicilia, Jerusalén
y del emperador bizantino Manuel I.
El rey Malcom IV de Escocia logró sofocar los últimos focos rebeldes que cuestionaban su
autoridad.
Ese año murió Constanza de Castilla, la segunda esposa de Luis VII de Francia, después de
darle una tercera hija. La corona de Francia seguía sin heredero y el rey se volvió a casar antes
de que terminara el año, esta vez con Adela, hermana de los condes de Blois y de Champaña.
Suecia fue invadida por el príncipe Danés Magnus Henriksson, que afirmaba tener derecho
sobre el reino. El rey Erik IX murió defendiendo la ciudad deUppsala. El día de su muerte es
hoy fiesta nacional en Suecia. Fue sucedido por Carlos VII Sverkersson, hijo de Sverker I.
También murió el Califa fatimí al-Faíz, que fue sucedido por al-Adid.
El príncipe de Antioquía, Reinaldo de Châtillon, fue capturado por el atabeg Nur al-Din, que lo
retuvo prisionero en Alepo.
En Japón, las luchas por el poder entre el clan de los Taira y el de los Minamoto llegó a su punto
más candente cuando el jefe de los Taira, Kiyomori, fue depuesto por los Minamoto al mismo
tiempo que el emperador. Sin embargo, los Taira vencieron a los Minamoto en Kyoto.
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TOMÁS BECKET
En la China de los Jin, la población nativa empezó a rebelarse contra los yurset, lo cual fue
aprovechado por los Song en 1161 para reanudar las hostilidades entre ambos imperios.
En Noruega murió el rey Ingón, asesinado por los partidarios del que pasó a ser Magnus
V, sobrino de Magnus IV el Ciego.
Ibn Mardanis, el rey de Murcia y Valencia, logró conquistar Granada a los almohades.
El emperador bizantino Manuel I se casó con María de Antioquía, hija del difundo príncipe
Raimundo I de Antioquía.
El conde de Provenza Ramón Berenguer III se casó con Riquilda de Polonia, la viuda del rey
Alfonso VII de Castilla.
Tomás Becket tenía una personalidad muy peculiar. Al parecer pensaba que cualquier cosa que
se le encargara tenía que hacerla bien y ponía todo su empeño en ello: mientras fue ayudante de
Teobaldo le sirvió con lealtad y eficiencia; cuando fue nombrado canciller pasó a desempeñar el
cargo tan bien como supo, entendiendo que ello le exigía ponerse de parte del rey y en contra
del arzobispo; finalmente, ahora que era arzobispo entendía que su misión era servir a los
intereses de la Iglesia y oponerse a los del rey. Pero Enrique II no entendía esta filosofía y lo
único que veía era que Becket era un traidor. La gran amistad que los había unido en los últimos
años se convirtió en una enemistad irreconciliable.
Las ciudades del norte de Italia, aunque teóricamente pertenecían desde hacía siglos al Sacro
Imperio Romano, habían gozado en la práctica de una autonomía casi completa, y muchas de
ellas no estaban dispuestas a aceptar el control que ahora pretendía imponerles el emperador
Federico I Barbarroja. Éste marchó sobre ellas y, tras un asedio de nueve meses, arrasó Milán.
Mientras tanto moría Ramón Berenguer IV, el príncipe de Aragón y Cataluña. El año anterior
había llegado a un acuerdo con Federico I en virtud del cual éste reconocía a Ramón Berenguer
como marqués de Provenza a cambio de su vasallaje (lo que suponía que Provenza pasaba a
formar parte del Sacro Imperio Romano). Sin embargo, la muerte le sobrevino mientras se
dirigía a Turín, para firmar el tratado.
Provenza pasó a manos del conde Ramón Berenguer III, sobrino de Ramón Berenguer IV, que
también rindió vasallaje al emperador. Por su parte, Ramón Berenguer IV dejó tres hijos
menores de edad. El mayor, Alfonso II, recibió a sus cinco años el título de rey de Aragón (que
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su padre nunca llegó a adoptar); su hermano Pedro recibió los condados de Cerdaña, Carcasona
y Narbona como vasallo de Alfonso II y Sancho recibió Cerdaña, compartida con Pedro. Los
tres quedaron bajo la tutela de Enrique II Plantagenet. El gobierno efectivo quedó en manos del
senescal Guillem Ramón de Montcada y del obispo de Barcelona,Guillem de
Torroja. Oficialmente, la reina legítima de Aragón era Petronila, la viuda de Ramón Berenguer
IV, pero cedió la soberanía a sus hijos según las disposiciones de su marido.
El rey Fernando II de León, aprovechando la guerra civil en Castilla, ocupó Segovia y Toledo,
tras lo cual comenzó a titularse rey de los españoles, que era una forma tímida de recuperar el
título imperial que había asumido su padre.
Yúsuf, el hijo del Califa almohade Abd al-Mumin, arrebató Granada a Ibn Mardanis.
Ese año murió el sultán gaznawí Bahram Sha. En los últimos años de su vida había logrado
recuperar el dominio de Gazni, pero sus descendientes no tuvieron ninguna autoridad más allá
de la capital. Los dominios gaznawíes estaban ahora bajo el gobierno de los guríes, con
excepción de algunos territorios en el norte de la India.
En Borgoña murió el duque Eudes II, que fue sucedido por su hijo Hugo III.
También murió el rey Geza II de Hungría, que fue sucedido por su hermano Ladislao II. Geza
II había fortalecido la independencia de Hungría frente a los bizantinos al derrotar siete años
atrás al emperador Manuel I. Sin embargo, ahora su hijo Esteban le reclamó la corona a
Ladislao II, y éste se vio obligado a buscar el apoyo de Bizancio. Tal apoyo no impidió a
Esteban derrocar a su tío en 1163 y convertirse en Esteban III de Hungría. Entonces Manuel I
trató de imponer como rey a Esteban IV, hermano de Geza II, pero antes de que acabara el año
Esteban III tenía todo el país bajo su autoridad.
Más suerte tuvo en Antioquía, donde acababa de cumplir dieciocho años el hijo del difunto
príncipe Raimundo. Su padrastro, Reinaldo de Châtillon, seguía prisionero del atabeg de Alepo
Nur al-Din, así que fue reconocido como nuevo príncipe, con el nombre de Bohemundo
III. Sus dotes de gobernante fueron escasas, y aceptó la soberanía de Manuel I. Fue conocido
como Bohemundo III el Tartamudo.
Nur al-Din, dominaba prácticamente toda la frontera oriental de los Reinos Latinos de Oriente,
y parecía una mera cuestión de tiempo que acabara conquistándolos. Sin embargo, el principal
inconveniente era que andaba escaso de dinero. Su principal arma para reunir a los musulmanes
contra los cristianos (la religión, la jihad) no era tan efectiva si no había además dinero. Había
una fuente de dinero relativamente a su alcance: Egipto. El país vivía en la miseria, pero sus
gobernantes, los fatimíes, eran increíblemente ricos, pues Egipto era una de las principales
escalas comerciales entre la India y Occidente. Nur al-Din lo tuvo fácil para reunir un ejército
contra Egipto: los fatimíes eran herejes chiitas, y así, si conquistaba Egipto, sus hombres no sólo
podrían recibir un magnífico botín, sino que estarían prestando un gran servicio al islam. Nur al-
Din envió una primera expedición contra egipto que puso bajo el mando de Sirkuh, uno de sus
generales de máxima confianza.
En Jerusalén murió sin descendencia el rey Balduino III, que fue sucedido por su
hermano Amaury I.
También murió el Califa almohade Abd al-Mumin. Una intriga política hizo que el Imperio
pasara a manos de su hijo Yúsuf I, que despojó de sus derechos al heredero
jurado, Muhammad.
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Aragón había estado atacando a Navarra desde que Sancho VI subiera al trono, y finalmente
ambos estados llegaron a un acuerdo y firmaron la paz.
Ese año murió el conde Gausfredo III de Rosellón, que fue sucedido por su hijo Girardo II.
Nur al-Din emprendió una ofensiva contra los Estados Latinos de Oriente en la que hizo
prisionero al conde Raimundo III de Trípoli.
El rey Enrique II de Inglaterra aplicaba cada vez técnicas más violentas contra los eclesiásticos
en su afán de doblegar a Tomás Becket. Esto infundió prudencia a muchos sacerdotes, pero
Becket permanecía inquebrantable en su posición. Pero el Papa Alejandro III necesitaba el
apoyo de las monarquías europeas contra Federico I y su papa Víctor IV, así que recomendó
moderación a Becket y sólo esto le hizo ceder. En un concilio reunido en Clarendon, Enrique II
hizo que Becket y otros obispos aceptaran la Constitución de Clarendon, por la cual se
restablecía la relación entre la Iglesia y el Estado que había estado vigente bajo los reyes
normandos: se limitaba la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos, de manera que los clérigos
acusados de delitos graves serían juzgados por los tribunales del rey; la Iglesia no podía
excomulgar a los súbditos del rey sin el consentimiento de éste (en particular, no podía
excomulgar al rey); los eclesiásticos tenían prohibido abandonar el país o apelar al Papa sin el
permiso del rey y, finalmente, el nombramiento de obispos se haría según lo dispuesto por el
tratado entre Enrique I y san Anselmo de Canterbury en 1107. Sin embargo, poco después murió
el Papa Víctor IV, lo que situó a Alejandro III en una posición mejor, hasta el punto de que se
negó a ratificar el acuerdo, e inmediatamente Becket afirmó que eso le eximía de su juramento
de respetarlo.
Enrique II ordenó entonces una investigación exhaustiva de los actos de Becket durante el
periodo en que ocupó la cancillería y, naturalmente, se encontraron motivos fundados para
acusarlo de traición y confiscar todos sus bienes. La situación se puso tan peligrosa que el
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arzobispo decidió huir a Francia, desde donde excomulgó a Enrique II. Le acompaño Jean de
Salisbury, que continuaba en su cargo de secretario del arzobispo.
Por su parte, Federico I Barbarroja había hecho elegir a un nuevo Papa, el cardenal Guido da
Crema, que adoptó el nombre de Pascual III. La situación era delicada, pues el emperador no
lo tenía fácil para colocarlo en Roma. La República de Venecia no formaba parte del Sacro
Imperio Romano, pero, temerosa de que Federico I pudiera decidir lo contrario en cualquier
momento, fomentó la creación de la Liga de Verona, una confederación de ciudades italianas
(Venecia,Verona, Vicenza y Padua), que paralizaron al ejército imperial impidiéndole
descender hasta Roma. Alejandro III aprovechó las circunstancias y en 1165 volvió a Roma,
desde donde dirigió la lucha de las ciudades italianas contra Federico I. Por otra parte, el
emperador tenía algunos apoyos en Italia, entre los que destacabaGuillermo, el marqués
de Monferrato, que se casó con una hija de Federico I.
Para compensar este golpe y fomentar la lealtad de sus súbditos hacia su Papa Pascual III, el
emperador le hizo canonizar a Carlomagno.
En Escocia murió el rey Malcom IV a sus veinticuatro años de edad, y fue sucedido por su
hermano Guillermo el León. Deseoso de recuperar los territorios que Malcom IV había cedido
a Enrique II, entabló una alianza con el rey Luis VII de Francia. El divorcio de Leonor de
Aquitania fue el último de los muchos errores políticos que había cometido el rey francés.
Desde ese momento, ante la amenaza del Imperio Angevino, adoptó una hábil política
consistente en apoyar a todos los enemigos de Enrique II. Sus principales bazas del momento
eran Guillermo el León y Tomás Becket. Pero la mejor noticia que recibió ese año fue que Dios
había finalmente escuchado sus fervorosas plegarias y le había concedido un heredero, un nuevo
capeto que fue conocido como Felipe Don de Dios. (Leonor de Aquitania, que no le había dado
ningún hijo a Luis VII, ya le había dado a Enrique II cuatro hijos y tres hijas por aquel
entonces.)
También murió Esteban IV de Hungría, que no pudo hacerse con el trono pese al apoyo
bizantino.
En China se firmó un tratado de paz entre los Song y los Jin. Las milicias de ciudadanos que el
Imperio Song había formado para defenderse de los yurset se convirtieron en un obstáculo en
las negociaciones, pues la guerra contra el Imperio Jin se había convertido en su modo de vida.
El rey de Dinamarca Valdemar I el Grande había iniciado una política de expansión hacia el mar
Báltico. Su consejero, el obispo Absalón, que había dirigido numerosas expediciones contra los
vendos, fundó una ciudad alrededor del castillo de Kovenhavn (puerto de los mercaderes),
ciudad que actualmente se conoce con el nombre de Copenhague.
El almohade Yúsuf I venció en Murcia al rey Ibn Mardanis y a su suegro y lugarteniente ibn
Hamusq, rey de Jaén. En 1166 Ibn Hamusq se pasó al bando almohade e Ibn Mardanis inició un
periodo turbulento en el que mandó asesinar a su hermana y a algunos de sus hijos.
En Irlanda, una insurrección derrocó al rey de Leinster Dermot MacMurrough, el cual marchó
a Francia y solicitó la ayuda de Enrique II Plantagenet. El rey tenía demasiados asuntos internos
de los que ocuparse, así que no pudo ayudarle directamente, pero le dio permiso para que
reclutara un ejército entre los señores normandos de las marcas gaélicas (que tenían más o
130
menos dominados a los rebeldes galeses). De este modo algunos caballeros normandos pasaron
a combatir en Irlanda.
Ese año murió el rey Guillermo I de Sicilia, conocido como Guillermo I el Malo, que fue
sucedido por su hijo Guillermo II el Bueno.
También murió el conde de Provenza Ramón Berenguer III, mientras asediaba Niza. El condado
pasó a su primo, el rey Alfonso II de Aragón, pero en 1167nombró conde a su hermano Pedro,
que adoptó el nombre de Ramón Berenguer IV de Provenza.
En Japón el jefe del clan de los Taira, Kiyomori, se convirtió en canciller del Imperio, pero su
dureza hizo que el pueblo se volcara hacia sus rivales, los Minamoto.
En Alemania murió el conde Werner II de Habsburgo, que fue sucedido por su hijo Alberto III, y
en Suecia murió el rey Carlos VII, asesinado por Canuto Eriksson, hijo de Erik IX, que se
convirtió en el nuevo rey.
También murió Matilde, la madre de Enrique II Plantagenet que había intentado en vano hacerse
con la corona de Inglaterra.
El emperador bizantino Manuel I había concedido la mano de su hija María a un nieto del rey
de Hungría Bela II el Ciego, también llamado Bela, pero ese año María de Antioquía le dio un
hijo, Alejo, que se convirtió en el nuevo heredero del Imperio. Entonces Bela decidió que María
ya no era tan atractiva como antes de que naciera su hermano y rompió su compromiso. Más
adelante María se casó con Raniero de Monferrato, hijo del marqués Guillermo de
Monferrato, que había marchado a Tierra Santa junto con sus hermanos Guillermo y Conrado.
Nur al-Din envió de nuevo a Sirkuh a Egipto. Nominalmente, el poder fatimí estaba en manos
del Califa al-Zafir, pero quien realmente gobernaba era su visirShawar. Éste entabló una alianza
con el rey Amaury I de Jerusalén. El ejército turco derrotó al ejército conjunto de egipcios y
cruzados y llegó hasta Alejandría. Los cruzados y los egipcios se reorganizaron y lograron
expulsar a Sirkuh, que tuvo que retroceder hasta Damasco.
El Papa Alejandro III patrocinó la reconstrucción de Milán, destruida unos años antes por el
emperador Federico I Barbarroja, a la que puso al frente de la llamada Liga Lombarda, una
alianza de ciudades italianas en la que se integró la Liga de Verona, formada por Venecia,
Padua, Treviso, Ferrara, Brescia, Bérgamo, Cremona, Lodi, Piacenza, Parma, Módena y
Bolonia, además de Milán. Como símbolo de la independencia frente al emperador, fundaron
en1168 la fortaleza de Alessandria. Luego murió el Papa Pascual III y Federico I hizo elegir
como sucesor a Juan de Struma, que adoptó el nombre de Calixto III, si bien se vio obligado a
retirar su ejército de Italia. Ese año legó el ducado de Suabia a su hijo Federico V.
Ese año murió el conde Dirk de Flandes y Alsacia, y fue sucedido por su hijo Felipe.
Los reyes Sancho VI de Navarra y Alfonso II de Aragón firmaron un acuerdo para repartirse las
tierras que conquistaran al rey de Murcia y Valencia Ibn Mardanis.
Ese año murió Huémac, el rey tolteca. Su capital, Tollan, entró en decadencia. Durante el
reinado de Huémac habían llegado a la ciudad nuevas tribus toltecas que entraron en pugna con
sus habitantes, los cuales terminaron abandonando Tollan para conquistar Cholula, habitada por
los olmecas históricos. Los toltecas desplazaron a su vez a los olmecas, que se establecieron en
la costa oriental de México.
131
Al parecer hubo muchas migraciones de pueblos por esta época. La tradición remonta a estas
fechas la aparición de un pueblo pobre trashumante que llegó del norte sin llamar la atención.
Eran los Aztecas. Dicha tradición habla de siete clanes dirigidos por tres caudillos y cuatro
sacerdotes que llevaban la imagen del dios tribal,Huitzilopochtli.
El almohade Yúsuf I adoptó el título de Califa que había llevado su padre. Poco antes había
nombrado como médico personal a Abentofail, autor de una novela filosófica titulada El
filósofo autodidacto, protagonizada por un huérfano abandonado en una isla desierta que es
criado por una gacela. Su esfuerzo intelectual le lleva a descubrir los misterios de la naturaleza y
llega a unir su mente a Dios en el éxtasis. Ese mismo año Abentofail presentó a Yúsuf I en
Marrakech a Abú-l-Walid Muhammad ibn Rusd, más conocido como Averroes, autor de
varios comentarios a las obras de Aristóteles sobre medicina y ciencias naturales. Al parecer
Yúsuf I le encargó que comentara las obras mayores del estagirita. Como recompensa,
en 1169 lo nombró cadí de Sevilla.
El príncipe Andrei Bogoliubski ocupó Kíev y obtuvo el título de gran príncipe, pero en lugar de
hacer gala de él, como todos sus antecesores, saqueó la ciudad y la abandonó para establecerse
en Vladímir. Esto supuso el fin definitivo de Kíev. A partir de entonces ya nadie codició el título
de príncipe de Kíev y fueron los príncipes de Vladímir los que reclamaron la supremacía sobre
los demás príncipes rusos.
Ese año murió el rey Thoros II de Armenia, y fue sucedido por Rubén II.
Los cruzados habían atacado Egipto y el visir Shawar no se vio capaz de resistir un segundo
ataque, así que pidió ayuda a Nur al-Din. Éste envió nuevamente a Sirkuh, que unió su ejército
al egipcio y derrotó a los cruzados. Sirkuh entró en Egipto aclamado por el pueblo, al tiempo
que el visir caía en desgracia, pues años atrás había pactado con los infieles. Al parecer, Sirkuh
difundió este argumento hasta conseguir la dimisión de Shawar. El Califa al-Zafir nombró visir
al general turco, pero ya tenía más de sesenta años y murió a los tres meses. Entonces al-Zafir
nombró visir a Yúsuf, sobrino de Sirkuh.
En Castilla terminaron las guerras civiles cuando el rey Alfonso VIII fue declarado mayor de
edad a sus catorce años. Fue conocido como el rey chico, y sorprendió a todos por su madurez.
En 1170 contrajo matrimonio con Leonor, la segunda hija de Enrique II Plantagenet y Leonor
132
de Aquitania. El rey Alfonso II de Aragón se casó a sus dieciséis años con Sancha, tía de
Alfonso VIII de Castilla.
El rey de Murcia y Valencia, Ibn Mardanis, tuvo que hacer frente a una rebelión
en Alcira, fundada en su poca ortodoxia religiosa, pero que en realidad era un síntoma del
declive de su reino, tras las derrotas sufridas ante los almohades, las drásticas medidas internas
tomadas contra presuntos traidores y la pérdida de algunas tierras en el norte, ocupadas por
Aragón, Navarra y Castilla.
También murieron el duque Federico V de Suabia, que fue sucedido por su hermano Federico
VI, y Alberto I el Oso, el margrave de Brandeburgo, que fue sucedido por su hijo Otón I. En los
últimos años Alberto I había sostenido numerosas disputas con Enrique el León, el duque de
Baviera y de Sajonia, en las que el emperador Federico I había intervenido como mediador.
Ahora duque Güelfo pudo fortalecer su posición y fue independizándose paulatinamente de la
autoridad imperial.El poeta normando Robert Wace terminó el Roman de Rou, una historia de
Normandía hasta la batalla de Tinchebray, escrita en octosílabos.
Al mismo tiempo, un escritor francés del que se sabe poco más que su nombre: Chrétien de
Troyes, escribió una novela en verso titulada Erec y Enide, inspirada en la versión que Wace
había dado de la leyenda de Arturo en su Roman de Brut. (Erec es un caballero de la Tabla
Redonda y Enide es su amada.) El relato novelesco es lo que el propio Chrétien llama
la matière, la materia o intriga de su obra, pero a ella añade lo que llama el sens, un sentido o
tesis, que en el caso del Erec es la enseñanza de que el caballero que consigue la fama o el amor
o cualquier bien, debe luego seguir ganándoselos día a día para no perderlos. Por otra parte, en
su obra destaca el cuidado con que son descritos los caracteres de los personajes, algo ausente
en la mayoría de sus coetáneos.
El rey de Leinster, Dermot MacMurrough, intentó de nuevo recuperar su reino, esta vez aliado
con Richard Strongbow (arco fuerte), el conde de Pembroke, al cual le prometió la mano de
su hija y la sucesión en el trono. Esta expedición sí que fue exitosa, y Strongbow llegó incluso a
conquistar Dublín. En ella también participaron los Fitzgerald y los Fitzetienne. Richard
Strongbow otorgó a Maurice Fitzgerald el territorio de Naas, con el título de barón y el encargo
de conquistarlo.
El rey Enrique II de Inglaterra casó a su hija Leonor con Alfonso VIII de Castilla.
Tomás Becket continuaba atacando a Enrique II desde Francia. Había excomulgado a todos sus
súbditos y ahora amenazaba con el interdicto, es decir, con una huelga indefinida de sacerdotes.
El Papa Alejandro III no quería llegar tan lejos y forzó una reconciliación entre el rey y el
arzobispo, reconciliación que ambas partes aceptaron de mal grado. Becket regresó a
Canterbury junto con su secretario Jean de Salisbury. Cuando el año anterior Enrique el Joven
fue coronado como rey de Inglaterra, era al arzobispo de Canterbury, o sea, a Becket, a quien le
correspondía oficiar la ceremonia, pero como estaba exiliado se ocupó de ello el arzobispo de
York. Becket consideró que esto había sido una violación intolerable de sus prerrogativas y
el 25 de diciembre excomulgó a todos los obispos que habían asistido a la ceremonia. Enrique II
recibió la noticia en sus dominios continentales y se puso furioso. En un acceso de ira dijo "¡Y
ni uno solo de los cobardes que alimento en mi mesa, ni uno solo de ellos, es capaz de librarme
de este sacerdote turbulento!" Cuatro caballeros, para ganarse la gratitud del rey, le tomaron la
palabra y, sin consultárselo, partieron para Inglaterra. El 29 de diciembre hallaron a Becket en la
catedral de Canterbury y lo asesinaron en el mismo altar, en presencia de su secretario, Jean de
Salisbury.
133
EL PAPA Y EL EMPERADOR
Cuando Enrique II de Inglaterra se enteró del asesinato de Tomás Becket quedó horrorizado. No
era para menos: pocos días después, ya en 1171, Luis VII de Francia se apresuró a enviar un
mensajero al Papa Alejandro III exigiendo que Enrique II fuera excomulgado por haber
ordenado el asesinato de un eclesiástico. Es razonable conjeturar que el rey normando nunca
imaginó que sus palabras contra Becket iban a ser tomadas en serio, pues llevaba ya un tiempo
preparando un proceso contra el arzobispo con el que podía haberlo destituido legalmente,
incluso tal vez podría haber acabado ejecutándolo. Ahora no tenía más opción que limpiar su
imagen públicamente: hizo numerosos actos de contrición, envió mensajes (y dinero) al Papa,
convocó un concilio en el que juró y perjuró su inocencia y alabó las virtudes del difunto
arzobispo. Todo esto fue terriblemente humillante para Enrique II, pero logró su propósito y
evitó los disturbios y rebeliones que podrían haberse ocasionado si el Papa lo hubiera
excomulgado. Eso sí, tuvo que respetar todos los privilegios de la Iglesia que había tratado de
erradicar. Los clérigos siguieron siendo juzgados por el fuero eclesiástico. En la práctica, como
se suponía que cualquiera que supiera leer tenía alguna conexión con la Iglesia, bastaba ser
capaz de leer un versículo de la Biblia para librarse de una pena de muerte.
En Irlanda murió el rey Dermot MacMurrough y, conforme a lo pactado, su reino fue heredado
por Richard Strongbow, el conde de Pembroke. Esto inquietó a Enrique II, pues los celtas
irlandeses no suponían ningún peligro para Inglaterra, pero una Irlanda organizada bajo una
autoridad normanda podía volverse una amenaza seria. (Los normandos habían demostrado con
creces su habilidad para organizar estados fuertes, primero en Normandía, luego en Italia y
luego en Inglaterra.) Por ello se decidió a intervenir. Desembarcó cerca de Waterford, a unos
130 kilómetros de Dublín. Los normandos no opusieron resistencia, Richard Strongbow le
rindió vasallaje, y así Inglaterra controló una región de Irlanda de unos cuarenta kilómetros de
radio con centro de Dublín que fue conocida como The Pale (La Estaca), pues el territorio
estaba protegido frente a posibles ataques de las tribus irlandesas por líneas de estacadas.
Las enemistades y rivalidades entre las ciudades italianas hicieron que algunas de ellas se
aliaran con el emperador frente a la Liga Lombarda. Era el caso de Pisa, contra la cual se habían
aliado Lucca, Florencia y Génova, pero ahora Florencia había entrado en una lucha
con Siena que le llevó a aliarse con Pisa, que le proporcionó barcos para el comercio.
El emperador bizantino Manuel I había firmado en los dos años anteriores sendos tratados con
Génova y con Pisa, lo que causó inquietud en Venecia. El barrio genovés en Constantinopla fue
objeto de un misterioso ataque del que se culpó (sin duda interesadamente) a los venecianos.
Manuel I ordenó que todos los venecianos presentes en la capital fueran arrestados y que sus
propiedades fueran confiscadas (hablamos de unas diez mil personas). Así terminó la larga
relación entre Venecia y el Imperio Bizantino.
Teóricamente, Yúsuf, el visir del Califa Fatimí al-Zafir, era un títere a través del cual Nur al-Din
gobernaba Egipto, pero al parecer él mismo no estaba enterado de ello, ya que derrocó a al-Zafir
y se nombró a sí mismo sultán de Egipto. Este cambio supuso el fin de la dinastía fatimí y el
inicio de la llamada dinastía ayubí. En particular, Egipto volvió a ser sunní. En la práctica, la
mayor parte del pueblo había seguido siendo sunní bajo los fatimíes chiitas, y por ello el cambio
de gobierno fue bien acogido.
Poco antes se había instalado en al-Fustat el judío Mosé ibn Maymón, más conocido
como Maimónides. Había nacido en Córdoba treinta y tres años antes, pero su familia había
tenido problemas con la intolerancia religiosa de los almohades, por lo que tuvieron que fingir
su conversión al islam y cambiar a menudo de residencia. Finalmente emigraron a Palestina y
de allí a Egipto, donde Maimónides se ganó la vida como médico afamado. Es autor de
numerosos tratados en árabe sobre el asma, los venenos y sus antídotos, las hemorroides, la
134
dieta, así como comentarios a Hipócrates y Galeno. También había escrito tres años antes una
obra de gran importancia para el judaísmo: el Libro de la Elucidación, un comentario en árabe
a la Mishná.
Los almohades tomaron Valencia y poco despues murió el Ibn Mardanis, el rey Lobo, tal vez
envenenado. Recomendó a su hijo Hilal que se sometiese a los africanos, y así los almohades
dominaron ya toda al-Ándalus. El único reducto de los almorávides fueron las islas Baleares.
Averroes fue destinado como cadí a la ciudad de Córdoba. Ese año escribió sus comentarios a la
Física de Aristóteles. Realizó numerosos viajes por Al-Ándalus y por Marruecos.
Los almohades eran mucho más intolerantes que los almorávides. Durante los años anteriores
habían expulsado a los cristianos de Al-Ándalus, obligados a emigrar hacia los reinos cristianos
del norte (no se les permitía convertirse al islám, pues su sangre era impura). Esto benefició
enormemente a dichos reinos, que recibieron así un considerable aporte cultural. En 1172 fueron
los judíos los que sufrieron el exilio. Algunos pudieron quedarse, pero fueron obligados a llevar
un distintivo.
Ese año murió el conde Girardo II de Rosellón y el condado pasó al rey Alfonso II de Aragón,
que se lo encomendó a su hermano Sancho. También fue el añó en que el rey aragonés fundó la
ciudad de Teruel.
En Bohemia murió el duque Ladislao II, que fue sucedido por Bedrich.
En Hungría murió el rey Esteban III, y fue sucedido por Bela III, el que había estado prometido
a la hija del emperador Manuel I. Éste aprovechó las circunstancias para invadir Servia y dejar
como rey a Esteban Nemanja, que inauguró la dinastía de los Nemanjic.
El conde Raimundo III de Trípoli fue liberado del cautiverio al que lo tenía sometido Nur al-
Din. Éste respondió a la llamada de auxilio de Dul-Num, a quien el sultán de Rum Kiliç Arslán
II le había arrebatado Cesarea. Nur al-Din penetró en Asia Menor y conquistó algunos territorios
al selyúcida.
La Iglesia de Irlanda era prácticamente independiente de Roma, por lo que el rey Enrique II de
Inglaterra encontró una ocasión para mejorar sus relaciones con el Papa al prestarse para
reformar la Iglesia de la isla vecina. Alejandro III promulgó una bula y Enrique II reunió un
sínodo en Cashel que le autorizó a llevar a cabo la empresa. Naturalmente, para Enrique II,
controlar la Iglesia irlandesa era una forma de extender su dominio sobre la isla. El principal
obstáculo a esta expansión fueRory O'Connor, el rey de Connacht, que dirigió la reacción
irlandesa contra los excesos normandos.
Por otra parte, su propaganda en favor de Tomás Becket había producido ya numerosos
milagros ante su tumba, por lo que en 1173 santo Tomás Becket fue canonizado. Su culto se
extendió por Europa y su tumba se convirtió pronto en un centro de peregrinación.
Ese año murió el duque de Polonia Boleslao IV y fue sucedido por su hermano Mieszko III el
Viejo.
También murió el conde Hugo III de Ampurias, que fue sucedido por su hijo Poncio III, así
como Petronila, la madre del rey Alfonso II de Aragón. Éste contrajo matrimonio
con Sancha, hermana del rey Fernando II de León y tía de Alfonso VIII de Castilla. El conde
135
Raimundo V de Tolosa, atrapado entre Aragón y el Imperio Angevino, tuvo que firmar una
tregua con Alfonso II al tiempo que rendía vasallaje a Enrique II Plantagenet.
Enrique el Joven había cumplido los dieciocho años y recordó a su padre que había sido
coronado rey de Inglaterra y le exigió participar en las labores de gobierno. Al instante sus
hermanos menores Ricardo y Godofredo reclamaron lo mismo sobre Aquitania y Bretaña, con el
apoyo de su madre, Leonor. Enrique II se negó en redondo y sus hijos respondieron huyendo a
la corte de Luis VII de Francia. Leonor trató de seguirlos, pero fue capturada y Enrique II la
retuvo en prisión. Todo hacía prever que Luis VII no tardaría en suministrar un ejército a los
hijos del rey normando y que el Imperio Angevino se vería envuelto en una guerra civil.
También lo vio así el rey de Escocia Guillermo el León, que declaró la guerra a Inglaterra.
Enrique II reaccionó con rapidez. En 1174 realizó una ostentosa peregrinación al sepulcro de
santo Tomás Becket, donde se impuso una severa penitencia y se hizo fustigar por una cuerda
con nudos. La finalidad de esto era que el pueblo se convenciera definitivamente de la devoción
de su rey y no fuera a pensar que todas las desgracias eran un castigo divino. Una vez tuvo a
Dios de su parte, marchó al norte con su ejército y derrotó a los escoceses. Además tuvo un
golpe de suerte (y es que no hay como tener a Dios de parte de uno): El rey Guillermo quedó
aislado en la niebla junto con un grupo de sus caballeros. Cuando la niebla se levantó divisaron
a otro grupo de caballeros a los que el rey confundió con vasallos suyos, pero eran normandos y
Guillermo fue capturado antes de darse cuenta de su error. No fue liberado hasta que no firmó
un acuerdo por el que se reconocía vasallo de Enrique II, con lo que Escocia fue anexionada al
Imperio Angevino. A continuación Enrique II pasó a sus dominios continentales y combatió a
sus hijos.
El conde Raimundo V de Tolosa entabló una alianza con Génova, con la esperanza de conjurar
la amenaza catalana.
El emperador Federico I Barbarroja preparó una nueva expedición contra Italia, pero los duques
Enrique el León de Baviera y Sajonia y Enrique II de Austria se negaron a participar. A pesar de
ello llevó adelante su proyecto, pero fracasó ante Alessandria.
En Noruega estalló una rebelión contra el rey Magnus V que apoyaba a Sverre Sigurdsson.
En Aleppo murió Nur al-Din, y el sultán Yúsuf de Egipto partió inmediatamente para Siria y
asedió Aleppo, donde resistía el hijo de Nur al-Din. Yúsuf se presentó como el sucesor de Nur
al-Din al frente de la jihad y el Califa de Bagdad lo nombró sultán de Siria. Entonces adoptó el
nombre de Salah al-Din Yúsuf (Yúsuf, el Honor de la Fe). En Occidente fue más conocido
como Saladino. El sultán de Rum Kiliç Arslán II aprovechó las circunstancias para recuperar
casi la totalidad de los territorios que Nur al-Din le había arrebatado dos años antes.
También murió el rey Amaury I de Jerusalén, y fue sucedido por su hijo Balduino IV, de
catorce años de edad. El conde Raimundo III de Trípoli ejerció de regente y prestó su apoyo a
Aleppo para evitar que Saladino acabara rodeando totalmente a los Estados Latinos de Oriente.
En 1175 Guillermo de Monferrato, más conocido como Guillermo Larga Espada, se casó
con Sibila de Anjou, hermana de Balduino IV (recordemos que los reyes de Jerusalén
pertenecían a la casa de Anjou desde Foulques V, el padre de Godofredo Plantagenet).
Los hijos rebeldes de Enrique II Plantagenet, Ricardo y Godofredo, estaban en tal situación que
consideraron prudente suplicar el perdón de su padre. Fueron perdonados, pero su madre,
Leonor de Aquitania, fue encerrada en un convento.
136
El rey de Connacht, Rory O'Connor, en calidad de Aird-Righ de Irlanda, firmó con Enrique II el
tratado de Windsor, por el que le reconocía como rey de toda Irlanda. A partir de ese momento
Irlanda fue una colonia de Inglaterra, mal gobernada entre la aristocracia local y los señores
feudales extranjeros, cuya única preocupación era afianzar sus poderes respectivos.
Ese año murió el poeta normando Robert Wace. También murió el rey Mleh I de Armenia, que
fue sucedido por Rubén III.
En 1176 murió Richard Strongbow, el conde de Pembroke y rey de Leinster. Fue sucedido por
su yerno Guillermo. El título de conde de Pembroke llevaba asociado el oficio de mariscal, por
lo que Guillermo fue conocido a partir de entonces como Guillermo el Mariscal, o William
Marshal.
En Alemania murió el duque Mateo I de la Alta Lorena, que fue sucedido por su hijo Simón II.
También murió el príncipe de Vladímir Andrei Bogoliubski, asesinado en una sublevación. Fue
sucedido por su hermano Vsiévolod el Grande, que adoptó el título de gran príncipe de
Vladímir y sofocó la rebelión. Vladímir se convirtió en el centro de un nuevo estado ruso,
sucesor del Estado de Kíev. Pero en este nuevo estado las ciudades no desempeñaban el papel
económico y político que habían desempeñado en el Estado de Kíev. Sólo las ciudades
de Pskov y Nóvgorod siguieron siendo importantes centros comerciales que mantuvieron
relaciones con Occidente.
El emperador bizantino Manuel I decidió marchar al este contra los turcos. Los turcos
ofrecieron la paz y los generales bizantinos recomendaron aceptarla, pero Manuel I quiso
combatir. Hizo que su ejército cruzara un valle estrecho cerca de una fortaleza
llamada Miryokéfalon. No se dio cuenta de que todas las alturas estaban tomadas por los
turcos. Los turcos esperaron a que los bizantinos estuvieran diseminados a lo largo de una
estrecha fila de más de quince kilómetros y entonces atacaron. Al cabo de un día de batalla el
ejército bizantino había sido aniquilado. El emperador pudo escapar.
Ese año hubo una hambruna en Lyon, a raíz de la cual, un rico comerciante llamado Pedro
Valdo decidió dedicar su vida a ayudar a los pobres. Metió a sus hijas en un convento, renunció
a todo y agrupó a los Pobres de Lyon en un movimiento que fue llamado valdense. Los
valdenses eran laicos anticlericales poco instruidos. Negaban el sacerdocio como institución,
por lo que no aceptaban la autoridad del Papa. Traducían los evangelios al francés y se
consideraban capacitados para interpretarlos sin contar con la Iglesia. Sostenían que cualquiera
podía predicar, incluso los laicos o las mujeres. Las misas, limosnas o plegarias por los difuntos
carecían de sentido, pues éstos ya estaban salvados o condenados. No eran válidos los
sacramentos proporcionados por sacerdotes indignos. Lo que importaba era el mérito, no la
ordenación. Prohibían la mentira, el juramento, el servicio militar y la pena de muerte. Los
predicadores valdenses fueron extendiendo su doctrina poco a poco por toda Europa, pues
encontraban fácilmente simpatizantes entre las clases más humildes descontentas con la
corrupción de la Iglesia, o su politización, o su lujo excesivo, etc.
En realidad la herejía valdense se encontró el camino trillado por otro movimiento herético más
antiguo y más radical: el de los cátaros. Habían surgido en Francia a finales del siglo anterior y
se habían extendido notablemente. Sus principales centros eran Tolosa, Carcasona, Foix y
Beziers. Sus creencias eran similares a las de losbogomilos, por lo que es razonable conjeturar
que surgieron a partir de algún grupo de bogomilos emigrado a occidente. Los cátaros creían en
dos principios: elbien, creador del mundo espiritual, y el mal, creador del mundo material. El
hombre, para escapar de Satán y unirse a Dios, debe apartarse de la materia. Consideraban
137
imposible que Dios (el bien) se hubiera encarnado (como el mal), así que negaban la divinidad
de Jesús. Los cátaros (al contrario que los valdenses) rechazaban los sacramentos de la Iglesia
Católica, a los que calificaban de supersticiones, y administraban un bautismo del espíritu
o consolamentum, que obligaba a quienes lo recibían a una vida casta y austera (cátaro significa
puro en griego). Los que recibían el consolamentum eran llamados perfectos, mientras que los
simples creyentes no necesitaban vivir tan rigurosamente y sólo recibían el consolamentum a la
hora de su muerte. Los cátaros tenían sus propios obispos y se consideraban una Iglesia. Uno de
sus centros más importantes fue la ciudad francesa de Albi, por lo que también son conocidos
como albigenses.
Ese año murió el duque de Austria Enrique II y fue sucedido por su hijo Leopoldo V.
El rey Alfonso II de Aragón pactó con los pisanos una alianza contra Génova, aliada del conde
Raimundo V de Tolosa. Alfonso VIII de Castilla conquistó Cuenca a los almohades. En la
campaña participaron los caballeros de la orden de Calatrava y también colaboró Alfonso II, a
cambio de que el rey castellano renunciara a toda pretensión sobre el reino de Aragón. Mientras
tanto, Fernando II de León realizaba una campaña por su cuenta en la que llegó hasta Jerez. Ese
año se casó en segundas nupcias con Teresa de Traba. Su primer matrimonio con Urraca de
Portugal había sido disuelto dos años antes por el Papa Alejandro III con la excusa usual del
parentesco.
El duque Mieszco III de Polonia trató de que toda la aristocracia de su territorio reconociera su
autoridad, pero la aristocracia decidió que el título de duque era electivo, expulsó a Mieszco III
y puso en su lugar a su hermano, Casimiro II el Justo.
El que había sido príncipe de Antioquía, Reinaldo de Châtillon, fue finalmente liberado tras
diecisiete años de cautiverio. Mediante un segundo matrimonio obtuvo el señorío
de Transjordania.
Sverre Sigurdsson se hizo proclamar rey de Noruega mientras seguía combatiendo al rey
Magnus V.
En 1178 se menciona por primera vez a los humillados, una secta religiosa surgida, al parecer,
de una asociación de artesanos de la lana en Milán. Llevaban gruesos vestidos grises en señal de
peniencia y propugnaban un retorno a la Iglesia primitiva.
El duque Bedrich de Bohemia recuperó el ducado que le había arrebatado Soboslav II once años
antes.
138
El Papa Calixto III, privado de todo apoyo, se sometió finalmente a Alejandro III. Para evitar
nuevos cismas, el Tercer concilio de Letrán estableció en 1179 que el nuevo Papa debía ser
elegido por los votos de al menos las dos terceras partes de los cardenales. En este concilio
también se condenó a los cátaros por primera vez.
Siguiendo la costumbre capeta, el rey Luis VII de Francia coronó a su hijo Felipe, que acababa
de cumplir catorce años. Por esta época los Templarios recibieron unos terrenos en las afueras
de París donde construyeron una fortaleza que pronto se convertiría en la sede central de la
orden. Fue conocida como El Temple, por lo que la Orden de los Templarios es también
conocida como la Orden del Temple.
El emperador Federico I Barbarroja tenía bien claro que uno de los factores que le habían
obligado a humillarse ante el Papa y la Liga Lombarda era la traición de los duques Enrique II
de Austria y Enrique el León de Baviera y Sajonia. El primero ya había muerto, pero el segundo
seguía vivo y no iba a quedar impune. Inició dos procesos contra él acusado de violación de la
paz pública. El duque fue expulsado del Imperio, y en 1180 se le despojó de la mayor parte de
sus feudos.
Federico I entregó Baviera al conde palatino Otón de Wittelsbach, uno de sus principales
consejeros (fue quien colocó en Roma al Papa Víctor IV y obligó a huir a Alejandro III veinte
años atrás). El ducado de Sajonia, en cambio, fue desmantelado: su zona oriental se convirtió en
el ducado de Westfalia, que fue confiado al arzobispo de Colonia. Éste a su vez confió el
gobierno a un Landmarshall, algunos obispados y principados pasaron a depender directamente
del emperador, y la parte oriental, atravesada por el Elba, fue donada a Bernardo, hijo de
Alberto el Oso, con el nombre de nuevo ducado de Sajonia.
Finalmente, el rey Sverre Sugurdsson derrocó Magnus V de Noruega, que murió en un intento
de recuperar su reino. Sverre contó con el apoyo de una facción de noruegos descontentos con la
monarquía y, sobre todo, con los obispos que en los últimos años habían acaparado gran parte
del poder. Eran conocidos como losbirkebeiner. Sverre reorganizó la administración local y
adoptó una actitud abiertamente hostil a los obispos.
En Polonia, la aristocracia pasó factura al duque Casimiro II por haberlo instalado en el poder
en lugar de su hermano Mieszco III. El duque convocó una asamblea en Leczyca en la que tuvo
que hacer importantes concesiones políticas y fiscales.
Ese año murió Jean de Salisbury. Escribió una biografía de santo Tomás Becket y otra de san
Anselmo de Canterbury, así como dos sátiras, el Metalogicus, sobre las costumbres de la época,
y el Entheticus, sobre las falsas filosofías.
También murió la reina Teresa de León, la segunda esposa de Fernando II, el cual empezó a
tener relaciones amorosas con una dama castellana llamada Urraca López.
En Tierra Santa murió Guillermo de Monferrato. Poco después, su viuda, Sibila de Anjou, se
casó con Gui de Lusignan. Su hermano, Raniero de Monferrato, el que se había casado con la
hija del emperador Manuel I, recibió de éste el gobierno de Tesalónica.
139
El judío Maimónides escribió su obra fundamental sobre el Talmud: la Repetición de la
ley, también llamada La mano fuerte. Escrita en hebreo, está considerada la mejor codificación
del material jurídico del Talmud. Maimónides se convirtió en la cabeza de las comunidades
judías de Egipto. Está considerado como la principal figura postbíblica, hasta el punto de que un
dicho judío afirma que De Moisés a Moisés no hubo otro Moisés. (El nombre de pila de
Maimónides era Moisés.)
140
LA DECADENCIA DE CONSTANTINOPLA
En 1180 murió el rey Luis VII de Francia y fue sucedido por su hijo Felipe II. Tenía entonces
quince años, y sus tíos maternos, los condes Enrique II de Champaña y Teobaldo V de Blois,
trataron de ejercer de regentes, pero al final se impuso el conde Felipe de Flandes, que ese
mismo año casó a su sobrina Isabel de Hainautcon el joven rey. El matrimonio originó un roce
entre Felipe II y el conde de Flandes en relación con el condado de Artois, que Felipe de
Flandes se negó a entregar como dote.
Más trascendente fue la muerte del emperador bizantino Manuel I. Su heredero era un niño de
once años que reinó con el nombre de Alejo II Comneno. Su madre, María de Antioquía,
ejerció de regente. La monarquía bizantina se occidentalizaba cada vez más: si Manuel I había
sido un admirador de occidente, ahora su hijo Alejo II era medio occidental, y estaba tutelado
por una madre completamente occidental. La insatisfacción del pueblo crecía por momentos. El
rey de Servia, Esteban Nemanja, aprovechó la situación para sacudirse la tutela bizantina, con lo
que Servia obtuvo la independencia plena.
En Japón se recrudeció la lucha entre los Taira y los Minamoto. Los disturbios políticos
favorecieron el bandidaje. Una hambruna debilitó el clan de los Taira. Los Minamoto se
agruparon bajo las órdenes de Minamoto no Yoritomo, que organizó tropas de partisanos.
Pronto se le unió su hermano Minamoto no Yoshitsune.
El rey Balduino IV de Jerusalén firmó una tregua con Saladino, pero en 1181 Reinaldo de
Châtillon atacó una caravana que iba de Egipto a Siria y Saladino consideró esto un acto
ofensivo, por lo que declaró rota la tregua.
El güelfo Enrique el León intentó recuperar los ducados de los que había sido desposeído por el
emperador Federico I Barbarroja, pero fue derrotado y en la dieta de Erfurt se vio obligado a
renunciar a casi todas sus posesiones, y se refugió en la corte de su suegro, Enrique II
Plantagenet.
Ese año murió el Papa Alejandro III, y fue sucedido por el cardenal Ubaldo Allucingoli, que
adoptó el nombre de Lucio III. Ahora que los alemanes ya no parecían una amenaza seria, los
romanos volvieron a rechazar la autoridad pontificia y no permitieron que Lucio III entrara en la
ciudad. El nuevo Papa tuvo que residir en otras ciudades, principalmente en Verona.
Los partidarios del conde Raimundo V de Tolosa asesinaron al conde Ramón Berenguer IV de
Provenza, hermano del rey Alfonso II de Aragón. Éste concedió el condado a su otro hermano,
que pasó a ser el conde Sancho I.
Los shampa fueron expulsados del reino de Angkor por Jayavarman VII, que restauró la
monarquía y reconstruyó el país, a la vez que restablecía la hegemonía sobre los reinos vecinos.
Se convirtió al budismo y construyó una nueva capital, Angkor Thom, sobre un cuadrado casi
perfecto de tres kilómetros de lado, rodeado de una alta muralla con cinco puertas
monumentales.
El hijo segundo de Enrique II Plantagenet estaba demostrando ser un consumado guerrero capaz
de mantener bajo su férreo dominio a los señores de Aquitania. Esto le valió el apelativo
de Ricardo Corazón de León. Su hermano, Enrique el Joven, temió que Ricardo se negara a
reconocerlo como rey cuando muriera su padre, y por ello, en 1182 persuadió a Enrique II para
que ordenara a Ricardo rendirle vasallaje como heredero. Ricardo se negó a ello, lo que
desencadenó una guerra entre los dos hermanos. Enrique II trató de mediar entre ambos, pero
sólo logró que los dos hermanos se volvieran contra él, pues cada uno pensaba que su padre
favorecía al otro. El rey Felipe II de Francia hizo cuanto pudo para avivar el conflicto. Por otra
141
parte, ese mismo año hizo prender a todos los judíos de sus dominios y los envió al exilio. Al
parecer se les acusaba de que "cada viernes santo cogían a un cristiano y lo conducían a sus
grutas bajo tierra, lo torturaban y al final lo estrangulaban". Muchos de los judíos se
refugiaron en las tierras del conde Enrique II de Champaña.
El duque Hugo III de Borgoña obtuvo los condados de Albon y Viennois, al este del Ródano,
por su matrimonio en segundas nupcias con Beatriz Dauphin. Esto aumentó considerablemente
su poder y el rey Felipe II de Francia apoyó contra él a Hugo de Vergy.
En Dinamarca murió el rey Valdemar I el Grande. Fue sucedido por su hijo Canuto IV, quien
entregó el gobierno al obispo Absalón.
Saladino dejó Egipto bajo el gobierno de su hermano al-Malik al-Ádil, y marchó a ocuparse
personalmente de la guerra contra los cruzados.
Averroes fue nombrado médico personal del Califa almohade Yúsuf I, en sustitución de
Abentofail, que tenía ya más de setenta años.
El rey Alfonso VIII de Castilla dirigió una campaña contra los almohades en el sur de la
península y en 1183 logró apoderarse de algunos territorios junto al Júcar. Llegó finalmente a un
acuerdo territorial con Fernando II de León, quien fracasó en un intento de conquistar Cáceres.
Ishaq, el rey almorávide de las islas Baleares, se encontraba en serios apuros. Su despotismo le
llevó a asesinar a sus principales servidores almorávides, lo que hizo que su principal apoyo
militar, el almirante Lope ibn Maymún, se pasara a los almohades. Se vio obligado a iniciar
negociaciones con el Califa Yúsuf I, pero no pudo concluirlas porque murió asesinado en una
sublevación de cristianos. Fue sucedido por su hijo Muhammad, que continuó las
negociaciones con los almohades a través de Alí, hijo del vizconde Reverter.
Ese año murió el poeta Chrétien de Troyes. Entre sus obras más famosas se
encuentran Lanzarote o El caballero de la Carreta, dedicada a su protectora María de
Champaña, que fue quien le sugirió el tema y el inacabado Parceval o El cuento del Graal. En
ellos introdujo dos de los de los tópicos más famosos relacionados con el ciclo artúrico: los
amores secretos de Lanzarote y la reina Ginebra y la leyenda del Santo Grial. En la novela de
Chrétien de Troyes era un vaso misterioso relacionado con una leyenda celta, pero, poco
después, otro autor llamado Robert de Boron lo convirtió en el cáliz que usó Jesucristo en la
última cena, y en el que san José de Arimatea recogió la sangre de Cristo crucificado.
El conflicto entre Enrique el Joven y Ricardo Corazón de León terminó con la muerte del
primero. Así Ricardo se convertía en el heredero del Imperio Angevino.
La tregua que Federico I había firmado con la Liga Lombarda había expirado, pero el
emperador no tenía interés en reanudar los combates y firmó la Paz de Constanza, en la que
reconoció los derechos de las ciudades italianas.
142
Tras la muerte de Otón de Wittelsbach, el ducado de Baviera pasó a su hijo Luis I.
Reinaldo de Chatillón logró algunas victorias frente a los musulmanes y llegó incluso a
amenazar La Meca, pero luego fue sitiado por Saladino. Las cosas se complicaron cuando
Saladino logró tomar Aleppo a los hijos de Nur al-Din, lo que le dio el dominio definitivo sobre
Siria. Ahora rodeaba totalmente a los Estados Latinos de Oriente. El conde Raimundo III de
Trípoli decidió pactar con él y el rey Balduino IV de Jerusalén firmó una nueva tregua. Aleppo
quedó bajo el mando de al-Malik al-Ádil.
El gran príncipe de Vladímir Vsiévolod el Grande amplió sus dominios hasta el Volga tras
varias campañas militares.
En 1184 el Papa Lucio III convocó un concilio en Verona en el que se excomulgó a los
valdenses, que seguían extendiéndose por Europa. Poco después se les unió una facción de los
humillados de Milán, lo que hizo que al cabo de unos años se pudiera distinguir dos sectas de
valdenses con diferencias doctrinales: los francesesy los lombardos, si bien todos aceptaban la
dirección de Pedro Valdo.
El Califa almohade Yúsuf I emprendió una expedición en la que trató de conquistar la ciudad
portuguesa de Santarem, pero fracasó ante la intervención del rey Fernando II de León. El
Califa resultó herido de muerte en la batalla. Fue sucedido por su hijo Yúsuf II, que corrió a
Marrakech para recibir el juramento de fidelidad de sus súbditos. Unos pocos familiares y
funcionarios reacios a aceptarlo como Califa dejaron de poner objeciones una vez asesinados.
El rey Muhammad de las islas Baleares fue derrocado por sus dos
hermanos Alí y Yahyá. Cuando les llegó la noticia de la derrota almohade en Santarem el
primero zarpó hacia el norte de África y con la ayuda de tropas beduinas atacó a los almohades.
Muhammad aprovechó esta expedición para hacerse de nuevo con el poder y reconoció a Yúsuf
II como Califa, pero cuando éste trató de hacer efectivo su dominio sobre las islas, Myhammad
cambió de idea y se alió con el rey Alfonso II de Aragón para resistir a los almohades.
También murió el conde Armengol VII de Urgel, que fue sucedido por su hijo Armengol VIII.
En Brandeburgo murió el margrave Otón I, que fue sucedido por su hijo Otón II.
En Georgia murió el rey Jorge III, que fue sucedido por su hija Tamar, a la que había asociado
al trono seis años antes. El reino experimentó una prosperidad como nunca había tenido ni
volvería a tener. El poder real estaba limitado por unas sólidas instituciones feudales y por una
poderosa Iglesia. Las ciudades experimentaron un gran desarrollo favorecido sobre todo por las
caravanas de comerciantes que unían Europa con la India. Florecieron la ciencia, la filosofía y el
arte, alimentadas de la cultura bizantina.
143
El obispo Absalón hizo que el rey Canuto IV de Dinamarca tomara el título de rey de los
vendos.
El rey Guillermo II de Sicilia estaba interesando en oriente desde hacía tiempo. Ya había
enviado diversas expediciones para proteger los intereses sicilianos en Egipto, pero la matanza
de cristianos llevada a cabo en Constantinopla con el advenimiento de Andrónico I le
proporcionaron la excusa ideal para intervenir en el débil Imperio Bizantino. En 1185 un
ejército normando desembarcó en la costa bizantina del Adriático, tomó Durazzo, avanzó hacia
el interior, tomó Tesalónica y, en represalia por la matanza de cristianos, Guillermo II hizo
ejecutar a siete mil griegos. Al mismo tiempo, el rey Bela III de Hungría envió una expedición a
Dalmacia.
Isaac II abandonó todos los proyectos reformistas de su antecesor y, sobre todo, restableció las
carreras de caballos. La suerte le sonrió, pues el general Alejo Branas logró expulsar a los
normandos y a los húngaros. Sin embargo, el gobernador de Chipre se declaró independiente y
Constantinopla perdió el dominio del Egeo. También Bulgaria se declaró independiente, dirigida
por dos hermanos, Juan y Pedro Asen, que ocuparon Macedonia.
Mientras tanto moría el rey de Jerusalén Balduino IV el Leproso. Luchó valerosamente contra
los musulmanes hasta que su enfermedad acabó con él. Como no tenía hijos, su sucesor natural
era Gui de Lusignan, el esposo de su hermana mayor, Sibila de Anjou. Sin embargo, las escasas
dotes del heredero habían llevado a Balduino IV a asociar al trono dos años antes a un hijo que
Sibilia había tenido en un primer matrimonio con el conde Guillermo de Monferrato. Este hijo,
a sus nueve años, se convirtió en el nuevo rey con el nombre de Balduino V, bajo la tutela del
conde Raimundo III de Trípoli y de Jocelin III, hijo del conde Jocelin II de Edesa, que tenía el
cargo de senescal del reino.
También murió el Papa Lucio III y en su lugar fue elegido el cardenal Uberto
Crivelli, arzobispo de Milán, que adoptó el nombre de Urbano III. Como su predecesor,
tampoco pudo entrar en Roma y tuvo que residir en Verona. Reforzó la centralización del poder
de la Iglesia.
Hugo de Vergy derrotó al duque Hugo III de Borgoña, tal y como pretendía el rey Felipe II de
Francia. Éste se apoderó finalmente del condado de Artois (a título de dote matrimonial) tras
derrotar al conde Felipe de Flandes. A lo largo de los años siguientes Borgoña iría cayendo
paulatinamente bajo el dominio efectivo del rey francés.
El rey Fernando II de León se casó con su amante, la castellana Urraca López, poco antes de
que ésta le diera un hijo: Sancho. El rey ya tenía un hijo de su primera esposa, que se
llamaba Alfonso y tenía entonces catorce años. Su madrastra empezó a mirarlo con malos ojos.
El rey Alfonso VIII de Castilla tuvo que retirarse de los últimos territorios conquistados a los
almohades en el valle del Júcar.
En Portugal murió el rey Alfonso I, que fue sucedido por su hijo Sancho I el Poblador, llamado
así porque dedicó los primeros años de su reinado a realizar una importante labor repobladora.
Estaba casado con Dulce, hermana del rey Alfonso II de Aragón.
144
El rey Alfonso II de Aragón le quitó el condado de Provenza a su hermano Sancho I para
otorgárselo a su hijo, que pasó a ser Alfonso II de Provenza. En compensación, a Sancho I le
otorgó el condado de Cerdaña.
El príncipe Igor de Nóvgorod dirigió una campaña contra los cumanos, en la que fue derrotado
y hecho prisionero. (Es el mismo príncipe Igor que da título a la célebre ópera de Borodín.)
El emperador había cumplido aquel año los siete de edad, pero parecía mucho mayor. Era tan
hermoso que parecía emitir un resplandor brillante, y su pelo negro y largo le colgaba suelto
sobre la espalda. Con una mirada de sopresa y ansiedad en su rostro preguntó a la Dama Nii:
¿Dónde vas a llevarme? Ella miró al joven soberano mientras las lágrimas rodaban por sus
mejillas y [...] lo consoló, atando su largo pelo en su vestido de color de paloma. Cegado por
las lágrimas, el niño soberano juntó sus bellas manitas. Se puso primero cara al Este para
despedirse del dios de Ise, y luego de cara al Oeste para repetir el Nembutsu [una oración a
Buda]. La Dama Nii lo agarró fuertemente en sus brazos mientras decía "en las profundidades
del océano está nuestro capitolio", y se hundió finalmente con él debajo de las olas.
Sólo quedaron cuarenta y tres mujeres Taira, que sobrevivieron vendiendo sus favores a los
pescadores de la zona. Ellas mantuvieron vivo el recuerdo de esta batalla, que se sigue
conmemorando en la actualidad cada 24 de abril. Entre los pescadores se extendió la leyenda de
que los guerreros Taira permanecían en el fondo del mar en forma de cangrejos. Cuando
pescaban una cierta especie de cangrejo cuyo caparazón recordaba vagamente la cara de un
guerrero, lo devolvían al mar creyéndolo uno de los guerreros ahogados, y esta selección
artificial ha logrado, con el paso de los siglos, que hoy en día exista en la región un cangrejo
cuyo caparazón reproduce inequívocamente la cara de un guerrero japonés.
La Heike monogatari es la tercera de tres obras de corte histórico escritas en este siglo. Las dos
primeras son la Hogen monogatari y la Heiji monogatari. El japonés en que están redactadas,
especialmente la de los Taira, se convirtió en la nueva lengua literaria japonesa, fuente directa
del japonés moderno.
Juan sin Tierra cumplió los dieciocho años, y su padre, Enrique II Plantagenet, decidió que no
debía hacer honor a su apodo por más tiempo. Era su hijo favorito, pues, a diferencia de sus
hermanos, nunca se había rebelado contra él. Por eso le otorgó el gobierno de sus posesiones en
Irlanda. Sin embargo el joven se mostró incapaz de dominar a los señores normandos y nueve
meses después, ya en 1186 tuvo que volver a Inglaterra. Ese año su hermano Godofredo fue
arrojado de su caballo en un torneo y murió a causa de las heridas.
El conde Alberto III de Habsburgo incorporó a las posesiones familiares el condado de Zürich y
el landgraviato de la Alta Alsacia.
145
Un monje alemán llamado Meinhard fundó un obispado católico en Livonia, desde donde se
inició la evangelización de este territorio, todavía pagano.
En Ceilán murió el rey Parakramabahu I, y tras él empezó la decadencia de su reino, que se vio
amenazado por los Tamiles, procedentes de la India. Los cingaleses tuvieron que ir
trasladándose paulatinamente hacia el sur, de capital en capital.
El joven rey Balduino V de Jerusalén murió a los pocos meses de ocupar el trono y su madre,
Sibila de Anjou, coronada reina, asoció al trono a su marido Gui de Lusignan. Reinaldo de
Châtillon volvió a interceptar una rica caravana y ello agotó la paciencia de Saladino, que
nuevamente declaró rota la tregua firmada con el rey Balduino IV. En 1187 reunió un gran
ejército y marchó sobre Palestina. Mientras tanto murió sin descendencia el conde Raimundo III
de Trípoli, y el condado pasó a Raimundo IV, el hijo del príncipe Bohemundo III de Antioquía,
al que Raimundo III había adoptado poco antes de morir. No se sabe muy bien qué sucedió
entonces, pero al parecer su hermano menor Bohemundo IV se las arregló para quedarse con el
condado y Raimundo IV murió.
Bohemundo IV se alió con Saladino, que empezó a descender hacia Jerusalén. El rey Gui de
Lusignan reunió todas las fuerzas cruzadas, incluyendo a los caballeros templarios y
hospitalarios, y partió para hacer frente a los musulmanes. Los ejércitos chocaron
en Hattin, cerca del lago Tiberíades. Los cruzados eligieron mal el terreno y dejaron atacar
insensatamente a los templarios. Fueron arrollados. Todos los templarios y hospitalarios
capturados fueron ejecutados, y Saladino ejecutó personalmente a Reinaldo de Châtillon, tal y
como había prometido tiempo atrás. Gui de Lusignan también fue capturado, pero fue retenido
con vida para cobrar un rescate.
Ese año murió el rey Rubén III de Armenia y fue sucedido por su hermano León II el
Magnífico, quien rechazó a los musulmanes, conquistó Isauria y se declaró vasallo del
emperador Federico I Barbarroja. Trasladó la capital del reino de Tarso a Sis.
Mientras tanto Juan I Asen se proclamó rey de Bulgaria y obligó al emperador bizantino Isaac
II a reconocer el llamado Segundo Imperio Búlgaro. Ocupó la llanura del bajo Danubio (Mesia
y Valaquia) en donde instaló su capital, Tarnovo.
Conrado de Monferrato se casó con Teodora, hermana del emperador Isaac II, pero se separó de
ella poco después.
El rey almorávide Muhammad, de las islas Baleares, fue derrocado y sucedido por su
hermano Tasufin, que a su vez fue derrocado por un ejército enviado a toda prisa desde África
por su hermano Alí, que puso en el trono a otro hermano, Abd Allah. Por su parte, Alí fue
derrotado por una gran expedición enviada por el Califa almohade Yúsuf II. Los rebeldes fueron
empujados hacia Libia.
En octubre Saladino entró en Jerusalén. Pocos días después murió el Papa Urbano III y fue
elegido como sucesor Alberto di Mora, que adoptó el nombre deGregorio VIII.
146
occidente no fue la de un hereje fanático, sino todo lo contrario. En sus relaciones con los
cruzados sus actitudes se ajustaban más a los ideales caballerescos que las de cualquier
caballero occidental. Pronto se propagaron leyendas por Europa que hacían de él un héroe casi
cristiano. Ciertamente, Saladino fue un buen gobernante y sus súbditos cristianos no tuvieron
motivos de queja, pero, desde luego, no tenía nada de cristiano. Al contrario, su guía fue
siempre obrar de acuerdo con el islam. Dedicó grandes esfuerzos a regenerar material y
moralmente sus dominios. Egipto no había estado tan bien gobernado desde los tiempos de
Ptolomeo III.
Gregorio VIII murió en diciembre, y fue sucedido por Paolo Scolari, que adoptó el nombre
de Clemente III y, gracias al fervor cristiano que suscitaron los preparativos de la Cruzada,
pudo entrar en Roma.
En 1188 Saladino dominaba todo el reino de Jerusalén excepto Tiro, que estaba defendida por
Conrado de Monferrato. Conrado pagó el rescate por el rey Gui de Lusignan, que
inmediatamente se puso a organizar a los cruzados. Poco antes había muerto el marqués
Guillermo de Monferrato, el padre de Conrado, así que éste volvió a Italia para tomar posesión
de la herencia.
Ese año murió el rey Fernando II de León. Su madrastra Urraca buscó el apoyo de un grupo de
nobles para dar el trono a su hijo Sancho, de tres años, pero el primogénito del difunto rey no
tuvo dificultad en eludir la conjura de Urraca y proclamarse rey, con el nombre de Alfonso
IX. Urraca tuvo que retirarse a Castilla, aunque conservó algunas fortalezas en León que le
había otorgado su marido. Desde el mismo inicio de su mandato, el nuevo rey favoreció a la
burguesía en detrimento de la nobleza. Ese mismo año convocó una curia regia en León a la que
asistieron por primera vez representantes de las ciudades. Esta asamblea se considera el
nacimiento de las Cortes de León, en la que se promulgó una serie de leyes destinadas a
asegurar a todos los súbditos, en sus personas y en sus bienes, contra los abusos de poder.
En África murió el almorávide Alí, pero sus hombres se agruparon en torno a su hermano
Yahyá, que mantuvo la guerra contra los almohades desde Libia.
Mientras tanto la Tercera Cruzada estaba casi dispuesta: Clemente III impuso al clero una
contribución dineraria para financiarla. Lo mismo hicieron Enrique II Plantagenet y Felipe II de
Francia, que establecieron en sus respectivos territorios un impuesto que fue conocido como
el diezmo de Saladino, porque obligaba a cada propietario a contribuir con la décima parte de
sus rentas. A los judíos se les exigió una contribución más sustanciosa.
Gregorio VIII había embarcado a Federico I con una hábil diplomacia que terminaba de limar
todas las asperezas que había habido entre el Sacro Imperio Romano y el Papado. A Ricardo
Corazón de León no hacía falta convencerlo: había sido educado por su madre, Leonor de
Aquitania, y su cabeza rebosaba de ideales caballerescos: ardía en deseos de partir hacia oriente
a defender la cristiandad. Otro asunto era el caso de Felipe II de Francia. Sabía perfectamente lo
nefasto que había sido para su padre participar en la segunda cruzada y no tenía ningún deseo
que la historia se repitiera, pero Ricardo era ahora su amigo y aliado y, ni quería enturbiar la
relación entre ambos, ni tenía argumentos para excusar su participación en la Cruzada. El
prestigio de la corona se resentiría gravemente si dejaba que Federico I y Ricardo luchaban
heroicamente contra los infieles mientras él se quedaba cómodamente en París. Lo único que
podía hacer era intrigar para que su presencia en Francia fuera imprescindible y para que
Ricardo tuviera otras cosas en que pensar. No lo tuvo difícil: Enrique II llevaba un tiempo
147
intentando convencer a su hijo Ricardo de que cediera el ducado de Aquitania a su hermano
Juan. Al fin y al cabo, él era ahora el heredero de todo, luego podía (y debía) cederle una parte a
su hermano como vasallo. Pero Aquitania era la tierra de su madre, Leonor, donde Ricardo
había sido educado, y Ricardo no estaba dispuesto a renunciar a esta parte de su herencia (ni
mucho menos al reino de Inglaterra). Felipe II no debió de encontrar dificultades en hacer ver a
su "amigo" lo probable que era que al volver de Tierra Santa se encontrara a su hermano Juan
bien instalado en Aquitania. Con los ojos abiertos por Felipe II, Ricardo habló con su padre y se
convenció de que ésas eran realmente sus intenciones, así que aceptó la oferta del rey Francés y
entre ambos empezaron a conquistar uno a uno los castillos de Aquitania.
En un derroche de virtuosismo diplomático, Felipe II logró convencer también a Juan sin Tierra
para que se uniera a ellos contra su padre: el argumento era que si no estaba junto a su hermano
en esto, terminaría quedándose sin nada, mientras que si lo apoyaba se beneficiaría sin duda de
su gratitud. Éste fue el golpe de gracia, pues Enrique II se llevó un amargo disgusto al enterarse
de que Juan, su hijo favorito, se había alzado contra él. Tenía ya cincuenta y seis años y sintió
que ya no le quedaban fuerzas. Dicen que exclamó: ¡Que sea lo que sea! ¡Ya no me preocupo
por nada más! En 1189 firmó un tratado de paz con Felipe II, concedió a Ricardo todo lo que
quería, se metió en la cama y en ella permaneció hasta que murió poco después.
Ricardo y Juan se disputaron la herencia de su padre, pero venció el primero con el apoyo de su
madre, Leonor de Aquitania, que finalmente pudo salir de su cautiverio. Ricardo Corazón de
León se convirtió así en el rey Ricardo I de Inglaterra, duque de Normandía, de Aquitania y de
Bretaña, conde de Anjou, etc.
El emperador Federico I Barbarroja inició la marcha a Tierra Santa dejando el Imperio a cargo
de su hijo Enrique. El condado de Borgoña se lo cedió a su otro hijo, que pasó a ser el
conde Otón I de Borgoña (su madre, la condesa Beatriz I, había muerto cuatro años atrás). Al
poco tiempo de que Federico I se hubiera marchado, Enrique el León volvió a Alemania con la
intención de recuperar los ducados que le habían sido arrebatados.
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Al poco tiempo murió sin descendencia el rey Guillermo II de Sicilia. Teóricamente, el reino
debía pasar a Constanza, la hermana de Guillermo II, que estaba casada con Enrique, el hijo de
Federico I, pero los nobles normandos no querían la dominación germánica, así que aceptaron
como rey a Tancredo, conde de Lecce, un hijo bastardo del difunto duque Roger de Apulia,
hermano de Guillermo II. Pronto obtuvo el reconocimiento del Papa Clemente III y del
emperador Bizantino Isaac II, en contra de los intereses de Federico I y su hijo.
También murió el conde de Saboya Humberto III el Santo, que fue sucedido por su
hijo Tomás I.
En Japón, tras cuatro años de lucha, Minamoto no Yoshitsune se vio acorralado por su hermano
Yoritomo en la fortaleza de Koromogawa, donde se suicidó. Yoritomo se convirtió desde
entonces en el amo indiscutible de Japón.
Tal vez Felipe II de Francia pensó que su socio Ricardo estaría demasiado ocupado tomando las
riendas de su Imperio como para acordarse de la Cruzada, pero no fue así. Ricardo se dispuso
rápidamente a preparar su marcha. Para conseguir dinero vendió todo lo que pudo: vendió
cargos eclesiásticos y seculares, vendió privilegios a las ciudades, esquilmó a los judíos, y hasta
vendió Escocia al rey de Escocia, Guillermo el León, al que exoneró de su vasallaje.
En 1190 inició el viaje, dejando el país en manos de William Longchamp, al que el año
anterior había nombrado obispo de Ely y al que ahora otorgó los cargos de canciller y justicia. A
su hermano Juan lo envió a Irlanda, con el juramento de que no volvería a Inglaterra al menos
durante los tres próximos años. Felipe II de Francia no tuvo más remedio que marchar también.
Dejó su reino a cargo de un Consejo de Regencia integrado por nobles y burgueses. Ese año
murió su esposa, Isabel de Hainaut. También partieron para Oriente el duque Hugo III de
Borgoña, el marqués Conrado de Monferrato y el duque Leopoldo V de Austria.
Enrique el León aprovechó la ausencia de Federico I Barbarroja para tratar de recuperar sus
ducados una vez más, pero fue derrotado por Enrique, el hijo del emperador.
El rey Sancho VI de Navarra firmó un tratado con Alfonso II de Aragón para defenderse de
Alfonso VIII de Castilla. Al mismo tiempo, los reyes Sancho I de Portugal y Alfonso IX de
León firmaban un tratado similar, por el que el rey Leonés se comprometía con Teresa, la hija
de Sancho I. Durante el año anterior, Sancho I había logrado ciertas victorias sobre los
almohades, pero Yúsuf II había vuelto de África e hizo retroceder al portugués hasta Santarem,
a la que puso sitio.
En Holanda murió el conde Florencio III, y fue sucedido por Dirk VII.
También murió el duque Godofredo VIII de la Baja Lorena. Su hijo Enrique I adoptó el título
de duque de Brabante y de Lothier (una variante de Lorena) y desde entonces el ducado de la
Baja Lorena pasó a ser conocido como ducado de Brabante, mientras que el ducado de la Alta
Lorena se convirtió simplemente en elducado de Lorena.
Maimónides escribió la Guía de perplejos, su gran obra filosófica, cuyo título alude a quienes
vacilan entre la doctrina judía y la filosofía aristotélica, y en la que se demuestra que no existe
ninguna contradicción entre ambas.
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LA TERCERA CRUZADA
La relación entre los dos emperadores romanos, Isaac II y Federico I Barbarroja, no era muy
buena. Isaac II había ayudado a las ciudades italianas en su rebelión contra Federico I, por lo
que la presencia alemana en Constantinopla podía ser muy conflictiva. Isaac II decidió que entre
Federico I y Saladino prefería al segundo, y le propuso una alianza al musulmán. Sin embargo
Saladino la rechazó. Se sentía lo suficientemente poderoso como para no necesitar alianzas. Por
su parte, cuando Federico I pasó por Bulgaria, en 1190, los hermanos Asen le propusieron una
alianza contra el Imperio Bizantino. El emperador se sintió tentado, pero era ya mayor y tenía
prisa por conquistar Jerusalén. Era el toque publicitario que necesitaba para limpiar la imagen
del Sacro Imperio Romano, manchada por los años de lucha contra el Papado. Esto no impidió a
los búlgaros derrotar a los bizantinos en Berroia.
Cuando los dos emperadores se encontraron, Isaac II se sometió en todo a Federico I excepto en
que no le reconoció su título imperial. Le prometió provisiones y todo tipo de apoyo y lo
embarcó rápidamente hasta Asia Menor. Los cruzados arrebataron la ciudad de Konya al sultán
de Rum Kiliç Arslán II, pero ahí termino la aventura alemana: Federico I murió mientras se
bañaba en el río Calicadnus. Su ejército se disolvió y cada cual volvió a Alemania como pudo.
Mientras tanto el derrocado rey de Jerusalén, Gui de Lusignan, llevaba ya unos meses asediando
la ciudad de San Juan de Acre. Ese año murió su esposa Sibila.
Federico I Barbarroja fue sucedido por su hijo Enrique VI, que en 1191 marchó a Roma para
hacerse coronar emperador. No lo coronó Clemente III, pues había muerto a principios de año,
sino su sucesor, Giacinto di Pietro di Bobone, que, a sus ochenta y cinco años, había adoptado
el nombre de Celestino III. Luego Enrique VI tuvo que volver precipitadamente a Alemania,
pues Enrique el León había organizado una nueva revuelta apoyada por muchos de sus
poderosos familiares, los güelfos. Ese año murió su hermano Federico VI, el duque de Suabia, y
el título pasó a su otro hermano Conrado, el duque de Rothenberg. El matrimonio entre éste y
Berenguela, la hija de Alfonso VIII de Castilla, fue anulado.
El rey Ricardo I Corazón de León, en su travesía por mar hacia Tierra Santa, había hecho una
escala en el reino de Navarra, donde se le había unido Sancho, el hijo del rey Sancho VI, y su
hermana Berenguela, con la que se comprometió. Luego se encontró en Sicilia con Felipe II de
Francia. Allí se peleó con el rey Tancredo. Felipe II intervino en la querella y se pelearon los
tres. Así afloraron las desconfianzas y recelos entre los dos reyes que, mientras les había
convenido, habían pasado por amigos y aliados. Ricardo I decidió anular su compromiso de
casarse con Inés, la hermana de Felipe II, viuda del emperador Andrónico II y que seguía en
Constantinopla. Finalmente se firmó un tratado con Tancredo, pero resultó que éste ofendía al
emperador Enrique VI, que aspiraba al trono siciliano en virtud de su matrimonio con
Constanza.
Esto no preocupó a los dos reyes cruzados, que continuaron su travesía por el Mediterráneo.
Felipe II llegó a Tierra Santa el 20 de abril, mientras que Ricardo I se entretuvo conquistando
Chipre a su gobernador bizantino (que se había independizado de Constantinopla poco antes).
Cuando la tuvo en su poder se la vendió a los Templarios. Allí se casó con Berenguela. Luego
prosiguió su viaje y en junio se reunió de nuevo con Felipe II. La situación que se encontró fue
la siguiente: Muchos de los nobles del reino de Jerusalén habían dado la espalda al rey Gui de
Lusignan al que responsabilizaban de los desastres del reino. Ofrecieron la corona aManfredo
de Toron, esposo de Isabel de Anjou, hermana del rey anterior, Balduino IV el leproso, así
como de Sibila de Anjou, la difunta esposa del rey actual. Manfredo rechazó el honor y entonces
los nobles se las arreglaron para disolver su matrimonio y casar a Isabel con Conrado de
Monferrato, que había desembarcado en Tiro junto con Felipe II y tenía la fama de haber
150
salvado Tiro del ataque de Saladino. Felipe II había aprobado todo esto, por lo que Ricardo I, al
enterarse de los hechos, apoyó a Gui de Lusignan.
El conflicto no impidió que los cruzados se pusieran de acuerdo en acudir a San Juan de Acre,
que llevaba ya dos años resistiendo el asedio. Las enfermedades estaban mermando a los dos
bandos y todos estaban a un paso de ceder. La llegada de los refuerzos cristianos acabó con la
moral de los asediados y en julio fue tomada la ciudad. Se produjo entonces un incidente que
después tendría consecuencias importantes: en el ataque había participado el duque Leopoldo V
de Austria, quien colocó su estandarte en una de las almenas, pero Ricardo I Corazón de León
consideró que todo el mérito era suyo y ordenó quitarlo. Se cuenta que, cuando Leopoldo
protestó, Ricardo I lo hizo callar a puntapiés.
Mientras tanto, Juan sin Tierra, rompiendo su juramento, dejó Irlanda y encabezó una revuelta
de nobles normandos que depusieron al canciller William Longchamp. Lentamente trataba de
maniobrar políticamente para ser aceptado como rey, pero, al inconveniente que suponía la fama
que su hermano estaba adquiriendo en oriente, había que sumar que, aun en el supuesto de que
Ricardo I muriera, Juan no era el heredero legítimo de la corona. Su difunto hermano
Godofredo, el duque de Bretaña, había tenido un hijo llamado Arturo, que era el legítimo
heredero de Enrique II, pero que fue pasado por alto en favor de Ricardo I porque en ese
momento tenía tan sólo tres años de edad (ahora tenía cinco). Ricardo I, que no tenía hijos,
había reconocido a Arturo como heredero.
Tras la boda de Alfonso IX de León y Teresa, la hija de Sancho I de Portugal, el rey Alfonso II
de Aragón se unió al pacto firmado el año anterior entre los dos monarcas contra Alfonso VIII
de Castilla. Sin embargo, Alfonso VIII denunció el matrimonio a causa del inevitable
parentesco, y el Papa Celestino III envió un legado para exigir su disolución. No se le hizo caso
y esto inició una enemistad entre el Papado y el reino de León.
El obispo de Toledo y los caballeros de la orden de Calatrava devastaron las comarcas de Jaén y
Córdoba.
Ese año murió el conde Felipe de Flandes y sus posesiones pasaron a su hermana Margarita de
Alsacia, pero tuvo que ceder numerosos territorios al rey Felipe II. Estaba casada con el
conde Balduino V de Hainaut, que ahora se convirtió también en Balduino VIII de Flandes.
151
En 1192 Ricardo I Corazón de León comprendió que apoyar a un rey impopular sólo le estaba
trayendo problemas, así que decidió reconocer a Conrado de Monferrato como rey de Jerusalén
(el reino conservaba su nombre a pesar de que había perdido la capital), pero éste murió a los
pocos días víctima de la secta de los asesinos. Inmediatamente se casó a su viuda Isabel de
Anjou con el conde Enrique II de Champaña, que se convirtió así en el nuevo rey de Jerusalén.
El nuevo marqués de Monferrato pasó a ser Bonifacio I. Ricardo I aprovechó una revuelta en
Chipre para convencer a los templarios de que le cedieran la isla a Gui de Lusignan. Pronto
afluyeron numerosos franceses, nobles, colonos y comerciantes, que convirtieron a Chipre en un
reino de cultura mayoritariamente francesa.
Luego Ricardo I empezó a recorrer la costa tomando fortaleza tras fortaleza. Saladino empezó a
inquietarse y, cuando los cruzados estaban ya cerca de Jerusalén, propuso una tregua de tres
años: los cristianos se quedarían con la costa de lo que había sido el reino de Jerusalén, pero el
interior, incluida la capital, quedarían en poder de Saladino. Después de pensárselo mucho,
Ricardo I aceptó. Tal vez le inquietaban las noticias que le llegaban de Inglaterra y de su
hermano Juan, así como las posibles intrigas del rey francés. Como los cruzados habían hecho el
voto de entrar en Jerusalén (se entendía que conquistándola) exigió a Saladino que les
permitiera visitarla desarmados (con lo que, técnicamente, cumplían sus votos). Sin embargo, se
dice que el propio rey se negó incluso a mirar la ciudad, juzgándose indigno de mirar lo que no
había podido conquistar. Por otra parte, el acuerdo de paz fue de lo más amistoso. Saladino
había enviado como negociador a su hermano al-Malik al-Ádil, y Ricardo I proyectó casarlo con
su hermana y armó caballero a su hijo al-Malik al-Kámil. Luego zarpó de regreso a Inglaterra.
En Tiro murió el duque Hugo III de Borgoña, que fue sucedido por Eudes III.
También murió el sultán de Rum Kiliç Arslán II. Fue sucedido por su hijo Kayjusraw I, pero
sus hermanos le disputaron el poder y el sultanato cayó en la anarquía.
El rey de Servia Esteban Nemanja tenía un hijo llamado Rastko, que huyó de la corte para
hacerse monje, con el nombre de Sava. Construyó un convento en el monte Athos.
El rey Tancredo de Sicilia reaccionó contra las presiones del partido imperial que defendía el
derecho al trono del emperador Enrique VI. Asoció al trono a su hijoRoger y encarceló a
Constanza, la esposa de Enrique VI.
En Japón, Minamoto no Yoritomo hizo que el emperador lo nombrara Shei-i-tai shogun (gran
general encargado de los bárbaros), si bien en la práctica el shogun pasó a ser lo que mejor
podríamos llamar un "dictador". Desde ese momento los emperadores ya no tuvieron ningún
poder real. Yoritomo dictó sus órdenes a todo el país, que hambriento y arruinado, no opuso
resistencia. Estableció su capital en Kamakura.
El barco en el que viajaba Ricardo I Corazón de León fue arrastrado a la costa cerca de Venecia.
Decidió continuar su travesía por tierra, para lo cual tuvo que ir de incógnito, pues estaba
enemistado con media Europa (con el emperador Enrique VI por el incidente de Sicilia, con
Felipe II de Francia, e incluso con su suegro Sancho VI de Navarra, pues había abandonado a su
esposa Berenguela). Sin embargo, su corpulencia y su altanería dejaban adivinar fácilmente que
era alguien importante y, así, en diciembre, cuando pasaba cerca de Viena, fue rodeado por un
grupo de hombres dispuestos a pedir un rescate por él, fuese quien fuese. Ricardo I sacó su
espada y dijo a sus atacantes que sólo se rendiría ante su señor. Cuando el señor apareció,
resultó ser el duque Leopoldo V de Austria, el mismo a quien Ricardo I había humillado
descaradamente al tomar San Juan de Acre, que por supuesto, reconoció inmediatamente al
monarca y se dispuso a saldar cuentas. Pidió por él el mayor rescate imaginable. Sin embargo,
una presa de tal altura era muy cotizada y en 1193 Enrique VI hizo que Leopoldo V, su vasallo,
le entregara el rehén. El rey Felipe II de Francia mostró inmediatamente su interés por quedarse
152
con el prisionero, al parecer con el apoyo de Juan sin Tierra, que viajó a Francia para negociar
con él en cuanto se enteró del cautiverio de su hermano.
Tal vez la amenaza de entregarlo al rey francés fue lo que más apremió a Ricardo I a hacer las
gestiones necesarias para que se pagara el oneroso rescate. Recibió la visita de Hubert
Walter, que había sido su representante en todas las negociaciones con Saladino y que después
había conducido de vuelta al ejército angevino. Ese mismo año fue nombrado arzobispo de
Canterbury y emprendió la recaudación del rescate a través de duros impuestos, aunque procuró
hacerlo de la forma más justa posible. Contó con la ventaja de que el pueblo apoyó con
entusiasmo la causa de liberar a su heroico rey.
Por otro lado, Felipe II pidió la mano de Ingeborg, la hermana del rey Canuto IV de Dinamarca.
Su principal atractivo era la flota de su hermano, que podía ser usada en caso de necesidad
contra el Imperio Angevino. Lo que pasó en la noche de bodas nadie lo sabe, pero el hecho es
que al día siguiente Felipe II repudió a su esposa. Ella se negó a volver a Dinamarca y el rey la
metió en un convento.
Ese año murió Saladino y sus familiares, conocidos como los ayubíes, se repartieron sus
territorios: Yemen continuó bajo el gobierno de al-Malik al-Muázzam, conocido como Sams al-
Din; al-Malik al-Ádil se adueñó de Siria, y Egipto pasó a al-Áziz, otro hijo de Saladino. Todos
fueron gobernantes débiles que procuraron mantener la paz con los cruzados buscando una
estabilidad económica más que defender ideales religiosos que ya convencían a pocos, después
de tanta guerra.
El sultán Gurí Muhammad de Gur derrotó a una dinastía local y conquistó la ciudad
de Delhi, en el norte de la India. Fue la primera penetración estable del Islam en la India.
El Califa almohade Yúsuf II estaba haciendo progresos en Al-Ándalus contra los reyes
cristianos, pero tuvo que volver a África para enfrentarse al almorávide Yahyá ibn Ganiya, lo
que fue aprovechado por Alfonso VIII de Castilla para realizar una nueva incursión.
En 1194 Ricardo I Corazón de León fue finalmente liberado, después de pagar el rescate exigido
por Enrique VI y de reconocerse vasallo del emperador. Volvió a Inglaterra, donde fue coronado
por segunda vez, envió de nuevo a Irlanda a Juan sin Tierra, al que le confiscó la mayor parte de
sus propiedades en Inglaterra, confirmó como heredero a su sobrino Arturo, luego esquilmó
cuanto pudo a sus súbditos y, con lo recaudado, marchó a Normandía para ajustar cuentas con
Felipe II. Dejó Inglaterra bajo el gobierno de Hubert Walter, quien realizó una importante labor
en la organización de los tribunales reales. Además, procuró apoyarse en los pequeños
propietarios de la clase media, que resultaron ser leales a la corona, pues de ella emanaba su
autoridad, y evitaron las continuas querellas entre nobles que azotaban a Francia desde siempre.
Algunos de ellos se convirtieron más tarde en oficiales de justicia o en "jueces de paz". Felipe II
sufrió una primera derrota ante Ricardo I en Fréteval.
El emperador Enrique VI derrotó en Catania al rey Tancredo de Sicilia, que resultó muerto.
Deportó a Alemania a la familia de Tancredo y condenó al suplicio a todos los barones
prisioneros. (Actos como éste le valieron los sobrenombres de Enrique el Severo y Enrique el
Cruel). Ese año se reconcilió con el güelfo Enrique el León, cuyo hijo, Enrique de
Brunswick, contrajo matrimonio con Inés, hija de Conrado, el conde Palatino del Rin, tío de
Enrique VI. (Brunswick era una de las pocas posesiones que Enrique el León había conservado
en Alemania.)
En Chipre murió Gui de Lusignan, que fue sucedido por su hermano Amaury. También
murieron el duque de Austria Leopoldo V, que fue sucedido por Federico I,el duque de Polonia
153
Casimiro II, sucedido por su hijo Leszek el Blanco, y el conde Raimundo V de Tolosa, sucedido
por su hijo Raimundo VI.
En Navarra murió el rey Sancho VI el Sabio, que recibió este sobrenombre por su labor
cultural, ya que hizo construir la catedral de Pamplona y otras iglesias y palacios. Fue sucedido
por su hijo Sancho VII el Fuerte.
El rey Juan I de Bulgaria derrotó una vez más a los bizantinos, esta vez en Arcadiópolis. El
desprestigio que sufrió Isaac II permitió a su hermano organizar un complot que en 1195 lo
convirtió en el nuevo emperador, Alejo III Ángelo, el cual hizo apresar a Isaac II, lo cegó y lo
encarceló. Luego se dedicó a vivir la vida sin preocuparse lo más mínimo por el Estado, que se
desintegraba por momentos.
El almorávide Yahyá ibn Ganiya logró la soberanía de las tribus bereberes que habitaban al este
del Imperio Almohade, en el norte de África.
Averroes se trasladó a Marrakech, donde escribió sus Cuestiones de lógica. Nunca consiguió
recobrar la confianza de las autoridades. El Califa Yúsuf II fue requerido en Al-Ándalus para
frenar los ataques castellanos, y se presentó con un gran ejército. Sin esperar la ayuda que le
ofrecieron los otros reinos cristianos, Alfonso VIII de Castilla quiso detener a los almohades
antes de que llegaran a Toledo, y les presentó batalla cerca de la fortaleza de Alarcos. Tras una
dura batalla, Yúsuf II obtuvo una rotunda victoria, y a partir de entonces adoptó el título
honorífico de al-Mansur billah (el vencedor con la ayuda de Dios). El rey Sancho VII de
Navarra llegó demasiado tarde, lo que provocó la ira del rey castellano. Además se apresuró a
pedir la paz a Yúsuf II, junto con Alfonso IX de León y Sancho I de Portugal. Esto permitió al
Califa seguir hostigando a Castilla. Sus ejércitos penetraron por Extremadura, cruzaron el Tajo y
tomaron Plasencia, desde donde saquearon el valle del Tajo. Alfonso VIII reaccionó contra las
múltiples alianzas entabladas contra él denunciando a Alfonso IX ante el Papa Celestino III, por
haberse aliado con los almohades. El Papa excomulgó al rey leonés y eximió a sus súbditos del
vínculo de fidelidad y obediencia.
Ese año murió el conde Balduino VIII de Flandes (V de Hainaut), su esposa, Margarita de
Alsacia, había muerto el año anterior, por lo que su hijo Balduino IX (VI) heredó ambos títulos.
También murieron el güelfo Enrique el León y Conrado, el conde palatino del Rin, tío del
emperador Enrique VI. Su título pasó a su yerno Enrique de Brunswick (ahora conde Enrique
V), el hijo de Enrique el León. El emperador Enrique VI nombró marqués de Toscana a su
hermano Felipe, que acababa de cumplir los dieciocho años. Le encomendó así las polémicas
posesiones de la condesa Matilde de Toscana, que ésta había donado a los Estados Pontificios,
pero que finalmente se las adueñó Enrique V y desde entonces habían sido motivo de disputa
entre el Papado y el Sacro Imperio Romano. En 1196 murió el duque Conrado de Suabia,
hermano de Enrique VI, y el ducado pasó a Felipe, su hermano menor. El emperador convocó
la dieta de Maguncia, en la que declaró que el reino de Sicilia era parte del Sacro Imperio
Romano y trató de establecer el carácter hereditario (y no electivo) de la dignidad imperial, pero
lo único que consiguió fue que su hijoFederico (de dos años de edad) fuera elegido rey de
154
romanos. Enrique VI necesitaba aumentar su prestigio sobre sus súbditos, y para ello decidió
intentar lo que su padre no había logrado: conquistar Jerusalén. En otras palabras: empezó a
organizar por su cuenta su propia cruzada.
El rey Felipe II de Francia se casó con Inés de Méran, hija de un señor Bávaro, lo que llevó al
rey Canuto IV de Dinamarca a quejarse ante el Papa, pues Felipe II ya estaba casado con su
hermana Ingeborg. Celestino III ordenó a Felipe II que abandonara a su nueva esposa y
restableciese a Ingeborg, pero el Capeto no hizo ningún caso.
Mientras tanto Ricardo I Corazón de León seguía combatiendo con éxito a Felipe II de Francia.
Las técnicas de combate occidentales habían experimentado algunas mejoras importadas de
Oriente con las cruzadas. Una de ellas fueron los estribos de metal suspendidos de la silla, que
permitían a los caballeros sujetarse más firmemente al caballo y acometer con más ímpetu y
estabilidad. También llegaron nuevas ideas sobre la construcción de castillos. Ricardo I inició la
construcción delChâteau Gaillard (Castillo Atrevido) una impresionante fortaleza en un
promontorio a orillas del Sena. Fue hábilmente diseñado, con murallas dentro de murallas y
fortalezas dentro de fortalezas, para que fuera inexpugnable para las técnicas de ataque de la
época. Incidentalmente, otra de las ideas que el rey Ricardo I trajo a su reino fue el culto a san
Jorge, que por esta época empezó a ser considerado el santo patrón de Inglaterra, como ya lo era
de muchos otros lugares de Europa, entre ellos Aragón y Cataluña.
El conde Raimundo VI de Tolosa se casó con Juana, la hermana de Ricardo I Corazón de León y
viuda del rey Guillermo II de Sicilia.
El rey Alfonso VIII de Castilla logró convencer a Sancho I de Portugal para que rompiera su
alianza con Alfonso IX de León y se uniera a él contra el rey leonés. Sancho I se apoderó
entonces de Pontevedra y otras localidades leonesas.
En Aragón murió el rey Alfonso II el Casto. Fue sucedido por su hijo Pedro II. Durante su
reinado empezó a usarse la denominación de Corona de Aragón para referirse al estado formado
por la unión del reino de Aragón y los condados catalanes. Aunque tenía ya diecinueve años,
inició su reinado bajo la tutela de su madre, Sancha de Castilla, con la que tuvo graves
desavenencias.
También murió el conde Enrique IV de Luxemburgo, que fue sucedido por su hijo Otón.
En Hungría murió el rey Bela III. Fue sucedido por su hijo Emerico, que se casó
con Constanza de Aragón, hermana del rey Pedro II. En Suecia murió el rey Canuto Eriksson.
Canuto había introducido la cultura alemana en Suecia. Firmó tratados comerciales y llamó a los
alemanes para que explotaran las minas de su país. También fue el primer rey sueco que acuñó
moneda. Fue sucedido por Sverker II el Joven, que desplazó al hijo de Canuto, Erik
Knutsson.
El rey de Servia Esteban Nemanja abdicó para ingresar en el monasterio fundado por su hijo
Sava, donde adoptó el nombre de Simeón. Fue sucedido por su hijo menor, Esteban Nemanjic.
En Bulgaria murió el rey Juan I Asen, asesinado por Ivanko, un boyardo (así se llamaba a la
alta nobleza entre los eslavos). Fue sucedido por su hermano Pedro II Asen, que a su vez fue
asesinado en 1197, también por Ivanko, que trató de usurpar el trono, pero éste pasó a un
hermano menor de los Asen, llamado Juan II Kalojan (el Hermoso), quien inició la conquista
de Tracia (que entonces era territorio Bizantino).
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Sin lugar a dudas, Ricardo I Corazón de León aventajaba militarmente a Felipe II de Francia,
pero la habilidad política de éste era mucho mayor. Convenció a los nobles bretones para que
enviaran a París a su duque, Arturo, que a la sazón tenía once años. La excusa era sencilla: como
duque de Bretaña, Arturo era vasallo y protegido del rey de Francia, y era obligación del rey
proporcionarle la mejor educación posible, en París. Ricardo I comprendió lo que esto
significaba. Arturo era su heredero, y si era educado por Felipe II, acabaría volviéndose contra
él (como él había hecho con su padre). Ante el hecho consumado de que Arturo estaba ya bajo la
protección de Felipe II, no pudo hacer más que negarle la condición de heredero y, a falta de
algo mejor, eligió en su lugar a su hermano Juan sin Tierra. Sin embargo, esto provocó
confusión en su reino. En él estaba sólidamente arraigada la idea de sucesión legítima (justo lo
que faltaba en Alemania y lo que los Capetos se estaban ganando a pulso en Francia). Según los
convenios dinásticos de la época, el heredero legítimo de Ricardo era Arturo. ¿Podía el rey
cambiar eso a voluntad? No estaba claro.
Finalmente, los reyes Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León llegaron a un acuerdo de
paz que se selló con la boda de Berenguela, la hija del rey castellano, con el rey leonés. Para
ello, éste repudió a su esposa Teresa, hija de Sancho I de Portugal. Naturalmente, la guerra entre
León y Portugal continuó.
El duque Felipe de Suabia se casó con Irene, la hermana del derrocado emperador bizantino
Isaac II.
Ese año murió Enrique II de Champaña, el rey de Jerusalén, y su viuda, Isabel de Anjou, volvió
a casarse, esta vez con el rey de Chipre Amaury II de Lusignan, que se convirtió así en el
nuevo rey de Jerusalén. En el condado de Champaña, Enrique II fue sucedido por su
hermano Teobaldo III.
El emperador Enrique VI ya había reunido tropas en Siria y estaba listo para zarpar rumbo a
Oriente en lo que se ha llamado la Cruzada Alemana. No se la incluye en la serie numérica de
las cruzadas porque en realidad nunca llegó a realizarse: el emperador murió antes de partir y su
ejército se disolvió. Su esposa Constanza fue aceptada como reina de Sicilia y gobernó como
regente de su hijo Federico I.
La sucesión en el Sacro Imperio Romano fue más conflictiva. La repentina muerte del
emperador a sus treinta y dos años de edad había cogido por sorpresa a la nobleza alemana, y
hubo un periodo de incertidumbre. Teóricamente el Imperio le correspondía a Federico, pues
había sido elegido rey de romanos, pero nadie había imaginado que tendría que heredar a los
tres años. Los güelfos empezaron a plantearse la posibilidad de aprovechar las circunstancias
para desplazar por fin del poder a los Hohenstaufen, y los Hohenstaufen se plantearon la
necesidad de proponer un emperador enérgico que pudiera hacer frente a esta amenaza. Los
príncipes electores volvían a ser decisivos. El duque Felipe de Suabia era Hohenstaufen, el
duque Bernardo de Sajonia era leal a los Hohenstaufen, pero el conde Palatino del Rin era un
güelfo, Enrique de Brunswick. Las miradas se volvieron hacia el cuarto elector laico: el duque
Bedrich de Bohemia. Inmediatamente fue reemplazado por Ladislao III, hijo del duque
Ladislao II, que había muerto hacía más de veinte años, y que era leal a los Hohenstaufen. Sin
embargo, su hermano mayor, Otakar, lo convenció para que le cediera el ducado, y a
continuación entró en negociaciones con Felipe de Suabia. Mientras tanto, en el norte de Italia
se constituyó la Liga Toscana, con Florencia a la cabeza, para liberar la región de la tutela
imperial.
En 1198 el Papa Celestino III dio su conformidad con la transformación de la Orden Teutónica
en una orden militar similar a la del Temple. La orden reclutaba sus miembros únicamente entre
la nobleza alemana. Sus caballeros llevaban sobre la armadura una túnica blanca con una cruz
negra. Además canonizó a san Ladislao, el rey Ladislao I de Hungría.
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El Papa tenía ya noventa y dos años y murió a los pocos días. El 8 de enero fue elegido como
sucesor Giovanni Lotario, conde de Segni, que adoptó el nombre de Inocencio III. Había sido
nombrado cardenal ocho años antes por su tío, el Papa Clemente III. Empezó convenciendo a la
reina Constanza para que le confiara la tutela de su hijo Federico I, con lo que se convirtió en el
regente del reino de Sicilia. Poco después moría Constanza. Así fortalecido, el nuevo Papa
impuso su autoridad al senado romano, anexionó Spoletto y Ravena a los Estados Pontificios y,
con la ayuda de la Liga Toscana, expulsó a los alemanes de los dominios de la condesa Matilde.
Mientras tanto los nobles alemanes definían sus posiciones políticas: los güelfos hicieron
que Otón IV de Brunswick, hermano de Enrique de Brunswick e hijo de Enrique el León, fuera
coronado en Aquisgrán por el arzobispo de Colonia como rey de romanos, y poco después los
Hohenstaufen hicieron que el arzobispo de Maguncia coronara al duque Felipe de Suabia. (Por
esta época el título de rey de romanos había desplazado completamente al viejo título de rey de
Alemania.) Puede decirse que la legalidad estaba de parte de Felipe, pues contaba con los votos
de cuatro de los siete príncipes electores: el duque de Suabia (él mismo), el duque de Sajonia, el
duque de Bohemia y el arzobispo de Maguncia. Respecto al duque de Bohemia, una vez fue
coronado, Felipe decretó que Otakar I pasaba a ser rey de Bohemia con carácter hereditario.
Ese año murió el conde Otón de Luxemburgo, y fue sucedido por su hija Ermesinda II, que
estaba casada con el conde de Limburgo.
En Egipto murió el sultán al-Áziz, y su hermano al-Malik al-Afdal trató de sucederle, pero fue
vencido por su tío al-Malik al-Ádil, el sultán de Siria, más conocido por Sayf al-
Din, o Safadino. Como compensación, cedió a su sobrino el territorio de Samosata, en el
Éufrates. El rey Amaury II de Jerusalén aprovechó la revuelta para conquistar Beirut, y luego
firmó una tregua con Safadino. El Papa Inocencio III trató de terminar con los enfrentamientos
entre las dos facciones alemanas predicando una cruzada contra Safadino, pero nadie le hizo
caso.
Felipe II de Francia sufrió otra derrota importante en Courcelles frente a Ricardo I Corazón de
Leon. La situación estaba a punto de volverse insostenible para Francia cuando, ya en 1199, las
cosas cambiaron por completo. Ricardo I afirmó que un noble menor le debía una pequeña suma
de dinero, y, ante su negativa a pagarle, asedió su castillo. Ricardo I rechazó una rendición
condicional, pues tomar el castillo luchando era más emocionante. Mientras inspeccionaba las
murallas una flecha se le clavó en el hombro izquierdo. Entonces, furioso, ordenó atacar el
castillo inmediatamente y no consintió en que se le extrajera la flecha hasta que no fue tomado.
Pero entonces era demasiado tarde: la herida se le había infectado y el rey no tardó en morir.
Ahora se planteaba el problema de si el sucesor de Ricardo I iba a ser Arturo o Juan. Leonor de
Aquitania seguía viva, y apoyó a su hijo Juan frente a su nieto, al que apenas conocía. Ella era la
legítima dueña de Aquitania y decidió ceder el ducado a su hijo, pero entonces el condado de
Anjou reconoció a Arturo, que contó inmediatamente con el apoyo de Felipe II. Los señores
normandos (tanto los de Inglaterra como los de Normandía) se decantaron por Juan. Con estos
apoyos Juan pudo ser coronado rey de Inglaterra y, por supuesto, fue reconocido también como
duque de Normandía y Aquitania. El nuevo rey no tenía la pericia de su hermano en el campo de
batalla y no se atrevió a continuar la guerra contra Felipe II. Después de algunas luchas, aceptó
pagar una cuantiosa suma de dinero al rey francés y cederle algunos territorios en el continente.
A cambio Felipe II lo reconocía como rey de Inglaterra en detrimento de Arturo, y a éste se le
concedía únicamente el título de duque de Bretaña, por el cual debía rendir vasallaje a Juan.
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Ese año murió Alberto III, el conde de Habsburgo y de Zürich, y landgrave de la Alta Alsacia.
El aumento de títulos que incorporó a su familia, hasta entonces más bien modesta, le valieron
el sobrenombre de Alberto el Rico. Fue sucedido por Rodolfo II.
También murió el Califa almohade Yúsuf II. Fue el constructor del alminar de la mezquita
mayor de Sevilla (la torre que posteriormente sería conocida como la Giralda) y de la Mezquita
de Hasán, en Rabat. Fue sucedido por Muhammad al-Násir, su título de amir al-
muminin (emir de los creyentes) hizo que en las crónicas cristianas se le llamara Miramamolín.
En Japón murió Yoritomo. El nuevo shogun pasó a ser su hijo Yoriie, pero era menor de edad,
así que su abuelo materno, Hojo Tokimasa, asumió el título deshikken (regente) conjuntamente
con su hija Masako, la viuda de Yoritomo. El clan Hojo estaba emparentado con el de los Taira.
Mientras Sancho I de Portugal y Alfonso IX de León continuaban en guerra, el rey Alfonso VIII
de Castilla había terminado declarando abiertamente la guerra a Navarra como consecuencia del
retraso con que el rey Sancho VII había llegado a la batalla de Alarcos. Al mismo
tiempo, Blanca, una hermana del rey Sancho VII, contraía matrimonio con el conde Teobaldo
III de Champaña. En 1200 León y Portugal firmaron la paz. En cambio, Sancho VII arrebató a
Castilla Vitoria y las tierras de Guipúzcoa.
Ese año murió el conde Poncio III de Ampurias y fue sucedido por su hijo Hugo IV.
También murió el conde Otón I de Borgoña, que fue sucedido por su hija Juana.
En Dinamarca hubo una revuelta contra el obispo Absalón. El rey Canuto IV pudo sofocarla y
luego se atribuyó poderes casi ilimitados. Absalón había encargado a un tal Saxo
Grammaticus que escribiera una historia de Dinamarca en latín, que estuvo acabada por estas
fechas, con el título de Gesta Danorum. No es muy rigurosa y su máxima preocupación es
glorificar a la Iglesia y a la realeza. Uno de sus episodios más interesantes es una historia, al
parecer de origen noruego, que trata sobre un arquero que se vio obligado a disparar contra una
manzana situada sobre la cabeza de su propio hijo. También destaca la leyenda del
príncipeHamlet, cuyo padre fue asesinado por su tío para casarse con su madre, de la que era
amante, y él se salvó haciéndose pasar por loco.
Los rusos y los alemanes estaban aumentando su presión sobre los territorios paganos del
Báltico, lo que hizo que los lituanos se organizaran bajo el rey Mindaugaspara frenar el avance
del cristianismo.
158
LA CUARTA CRUZADA
Desde 1200, los mixtecas, que hasta entonces habían habitado en algunas regiones montañosas
de México, empezaron a emigrar hacia los valles y fueron conquistando los principales centros
zapotecas. Éstos tuvieron que retirarse a nuevas ciudades como Mitla y Zaachila, que después
tuvieron que compartir también con los mixtecas. El contacto con los zapotecas hizo que los
mixtecas desarrollaran una nueva cultura. Adquirieron notables conocimientos sobre medicina,
herbolaria, astronomía, historia, geografía, calendario, aritmética, etc. Escribieron códices en
largas tiras de piel unidas entre sí y cubiertas de una capa de cal o yeso.
Más al sur, la ciudad Maya de Mayapán logró la hegemonía sobre sus vecinas y se convirtió en
la cabeza de un pequeño imperio que englobaba unas doce ciudades.
En el Jwarizm, al sur del mar de Aral, subió al poder el más famoso de los Jwarizmsah,
llamado Alá al-Din Muhammad ibn Tekis, aunque es más conocido simplemente como el
Jwarizmsah. En los años precedentes el dominio de los jwarizmsah se había expandido
notablemente, y bajo Alá al-Din este proceso se aceleró.
Safadino reunió bajo su autoridad Egipto, Siria y Mesopotamia, con lo que prácticamente había
reconstruido el imperio de Saladino.
En el África Oriental, el antiguo reino de Aksum había desaparecido unos cuatrocientos años
atrás, pero la comunidad cristiana monofisita de Abisinia no se había extinguido con él. Al
contrario, hacía aproximadamente un siglo que se había formado un nuevo reino cristiano más
al sur, en una zona montañosa resguardada de los musulmanes del norte y los paganos del sur.
El nuevo reino conservó el nombre de Abisinia, y ahora estaba gobernado por el
rey Lalibela, que hizo construir (con la ayuda de un ejército de ángeles que bajó del cielo ex
profeso y bajo la dirección de san Jorge) once iglesias monolíticas excavadas en la roca,
decoradas con frescos.
Europa había sufrido cambios notables a lo largo del siglo que terminaba. En ella estaban
resurgiendo la cultura, el pensamiento y la enseñanza. Occidente estaba redescubriendo
lentamente la ciencia y la filosofía de los antiguos griegos y romanos, que ya no estaba sólo en
manos de monjes amanuenses que se limitaban a copiar códices en oscuros monasterios, sino
que cada vez aparecían más pensadores originales que estaban construyendo la Escolástica, una
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filosofía estrechamente emparentada con la teología pero que poco a poco ampliaba sus
horizontes. El interés por el conocimiento llevó a la formación de Universidades, en unos casos
como asociaciones de profesores y otras de alumnos. Es difícil dar fechas precisas de fundación,
pero tal vez podríamos considerar a la Universidad de Boloniacomo la más antigua, si bien la de
París se convirtió pronto en la más prestigiosa. Poco después se fundó la Universidad
de Oxford, a orillas del río Támesis, a unos ochenta kilómetros de Londres.
En Inglaterra se había producido otro de los cambios más llamativos de la época: la aristocracia
normanda se había integrado gradualmente con el pueblo sajón hasta el punto de que ya
podemos hablar de un único pueblo común al que llamar inglés. Uno de los principales factores
cohesionantes fue la lengua: tras la invasión normanda, la aristocracia hablaba un dialecto
francés y el pueblo hablaba inglés antiguo, una lengua germánica. La necesidad de adaptarse a
la nueva clase dominante, junto con la falta de cualquier clase de educación lingüística, hizo que
el inglés antiguo degenerara rápidamente perdiendo las características principales de la
gramática alemana e incorporando una gran cantidad de léxico francés. El resultado fue que
surgió una nueva lengua, una versión primitiva del inglés actual, que ya se hablaba a principios
del siglo XII, si bien entonces no merecía la atención de los señores normandos. Sin embargo, la
costumbre normanda establecía que las posesiones las heredaba exclusivamente el primogénito,
lo cual creó una clase de "caballeros" normandos que formaron una clase media que tuvo que
mantener un contacto más estrecho con la población sajona y asimilar la lengua inglesa. Durante
el siglo que ahora terminaba los reyes normandos formaron una sucesión en la que alternaron
los buenos y malos gobernantes, lo cual contribuyó a que el pueblo aceptara de buen grado a los
unos por contraposición a los otros. A veces no importaban tanto los hechos como la fama,
como muestra claramente el caso de Ricardo Corazón de León. No puede decirse que se
preocupara gran cosa de sus súbditos ingleses (más bien se limitó a exprimirlos para financiar
sus guerras) pero fue idolatrado por su pueblo, al cual no le importó lo más mínimo que su rey
fuera el más francés de todos los reyes que le habían precedido. Por otra parte, los duros
enfrentamientos con Francia favorecieron que la nobleza normanda de Inglaterra se identificara
más con sus súbditos sajones que con los normandos de Normandía, que cada vez eran más
vistos como "franceses". No hay que deducir de todo esto que las diferencias entre normandos y
sajones hubieran desaparecido, sino que éstas dejaron de concebirse como diferencias culturales
entre un pueblo invasor extranjero y otro sometido para convertirse en meras diferencias de
clase análogas a las existentes en toda la Europa medieval.
También hemos de destacar el progreso de las técnicas arquitectónicas. Por estas fechas se
estaba acabando de construir la catedral de Nuestra Señora de París,una de las primeras
catedrales construidas con las nuevas técnicas de arbotantes y bóvedas ojivales, que permitían
hacerlas más altas, más luminosas y, en definitiva, más monumentales. Siglos más tarde, los
renacentistas llamaron gótico a este estilo, que era una forma despectiva de decir "medieval"
(los renacentistas italianos asociaban la Edad Media con los godos, pues fueron éstos quienes
penetraron en Italia y derrocaron al último emperador romano de Occidente). Nuestra Señora de
París es uno de los más famosos representantes del gótico temprano. Todavía no es muy
luminosa, pero sin duda era un edificio imponente en comparación con las iglesias románicas
típicas de la época.
Por esta época, diversos poetas franceses (Lambert le Tort, Alexandre de Bernay, Pierre de
Saint-Cloud) estaban retocando y ampliando el Roman d'Alexandre, de Alberic de Briançon (en
realidad partieron de una versión posterior de autor desconocido), de modo que su protagonista,
Alejandro Magno, se estaba convirtiendo en un arquetípico y virtuoso señor feudal del siglo
XII, rodeado de toda clase de elementos fantásticos. Estas nuevas versiones del Roman
d'Alexandre estaban redactadas en un verso que recibió precisamente el nombre
de alejandrino. Es un verso de catorce sílabas dividido en dos hemistiquios heptasílabos.
160
En este último año del siglo cumplió trece años Luis, el heredero del rey Felipe II de Francia, y
se casó con Blanca de Castilla, hija del rey Alfonso VIII y de la reina Leonor, hija del rey
Enrique II Plantagenet. Su abuela, Leonor de Aquitania, a sus setenta y ocho años, viajó a
Castilla para asistir a la boda.
Las cruzadas habían fortalecido espectacularmente al papado. Inocencio III dominaba toda Italia
y estaba dispuesto a poner firmes a todos los reyes europeos. Al rey Sancho I de Portugal le
exigió el pago de un tributo que su país se había comprometido a pagar al Papa para que
Alfonso I fuera reconocido como rey. (Por otra parte, Sancho I tuvo que habérselas con los
obispos de Oporto y Coimbra, que luchaban por la supremacía.) Al rey Alfonso IX de León lo
excomulgó por el matrimonio con Berenguela, hija de su primo, Alfonso VIII de Castilla (a
pesar de que el matrimonio había contado con la aprobación de Celestino III). En Francia
suspendió todos los actos eclesiásticos mientras Felipe II no abandonara a su tercera esposa,
Inés, y restituyera a Ingeborg. (Felipe II estaba atento a cada movimiento de Juan sin Tierra y no
quería que nada pudiera dejarlo en mala posición, así que aceptó todas las exigencias del Papa y
el interdicto fue levantado. De todos modos no sacó a Ingeborg de su convento, pero le dio el
título de reina.) Al rey Federico I de Sicilia lo tenía bajo su tutela, y en la pugna entre el güelfo
Otón IV de Brunswick y el Hohenstaufen Felipe de Suabia, tomó partido por el segundo, que le
dio más garantías. También intervino en Servia, donde acababa de morir Esteban Nemanja. Su
primogénito Vuk contó con el apoyo de Inocencio III y del rey Emerico de Hungría para
expulsar del trono a su hermano Esteban Nemanjic.
No contento con poner orden en la Tierra, también quiso ponerlo en el Cielo, y así, Inocencio III
consolidó una iniciativa de Alejandro III por la que sólo el Sumo Pontífice podía declarar santo
a alguien. Hasta entonces cada iglesia tenía su propio santoral, mientras que a partir de esta
época se estableció un proceso de beatificación y canonización que exigía enviar a Roma toda la
información para que el Papa decidiera según unos criterios prefijados.
Otra de las preocupaciones de Inocencio III fueron las numerosas herejías que estaban
extendiéndose por Europa. En 1201 logró que una parte de los "humillados" se reconciliara con
la Iglesia y formara una orden religiosa, mientras que otra parte continuó rechazando la
autoridad papal frente a la doctrina de Pedro Valdo. Sin embargo, la intransigencia de Valdo
hizo que las divergencias doctrinales entre los valdenses y los humillados se acentuaran cada
vez más y surgieran fricciones cada vez mayores entre ambas sectas.
El cristianismo seguía penetrando en el Báltico. Dos años antes, los rusos habían fundado un
obispado ortodoxo en Livonia, y ahora, el obispo católico Alberto de Buxhövden fundaba la
ciudad de Riga.
El duque Valdemar, hermano del rey Canuto IV de Dinamarca, conquistó Lübeck y Holstein al
Sacro Imperio Romano.
Ese año murió el conde Federico III de Zollern y fue sucedido por su hijo Federico IV, si bien
al cabo de unos años cedió el burgraviato de Nüremberg a su hermano Conrado I.
También murió el príncipe de Antioquía Bohemundo III. Su heredero era su nieto Raimundo
Rupén, hijo del difunto Raimundo IV, cuyo hermano Bohemundo IV le había arrebatado el
condado de Trípoli hacía casi quince años, pero Bohemundo IV se las arregló para usurpar el
principado a su sobrino.
161
La Tercera Cruzada había sido considerada un éxito en Europa: el reino de Jerusalén había
estado en riesgo de ser aniquilado y los heroicos cruzados lo habían consolidado, si bien había
faltado la culminación, que hubiera sido la reconquista de Jerusalén. Poco después de que
Ricardo Corazón de León regresara a Inglaterra, un grupo de nobles, principalmente franceses,
decidió organizar una nueva cruzada que terminara lo que la Tercera había dejado inconcluso.
Entre los más sobresalieron predicando la Cuarta Cruzada estuvo Foulques de Neuilly, que,
naturalmente, contó con el apoyo entusiasta de Inocencio III. Sin embargo, la idea no tuvo eco
entre los reyes, pues todos tenían entonces sus propios problemas, por lo que los preparativos
fueron más difíciles. Se organizó todo tipo de actividades destinadas a recaudar fondos: torneos,
festivales, espectáculos, etc. Y finalmente estuvo ya todo listo excepto una cosa: el transporte.
Los cruzados acudieron a Venecia. El dux era a la sazón Enrico Dandolo, que debía de tener ya
unos noventa y cuatro años y estaba ciego. Los caballeros le explicaron que deseaban sus barcos
para viajar a Tierra Santa, pero que apenas tenían con qué pagarle. Eso no fue un problema. En
la costa oriental del Adriático estaba la ciudad de Zara, que pertenecía a Hungría. Era un buen
puerto y Venecia deseaba tenerlo a su disposición. Dandolo ofreció el transporte a los cruzados a
cambio de que hicieran una escala en Zara y la conquistaran para Venecia. Se firmó el trato, e
Inocencio III, que tenía al rey Emerico de Hungría entre sus aliados, lo condenó en cuanto tuvo
noticia del mismo. Esto no impidió que el proyecto siguiera adelante, y se puso al frente de la
expedición al marqués Bonifacio de Monferrato.
Uno de los nobles que estaba preparándose para partir era el conde Teobaldo III de Champaña,
pero murió poco antes de la fecha prevista. Su esposa, Blanca de Navarra, estaba embarazada
del que, ya antes de nacer, se convirtió en su heredero, el conde Teobaldo IV. Su madre ejerció
de regente bajo la tutela del rey Felipe II.
En 1202 zarpó la flota veneciana con unos treinta mil cruzados a bordo. De acuerdo con lo
pactado, las naves cerraron el puerto de Zara mientras los cruzados atacaban por primera vez
una ciudad cristiana. Finalmente la ciudad cayó e Inocencio III excomulgó a los cruzados.
Luego llegaron a la isla de Corcira, a la que los occidentales llamaban Corfú. Allí recibieron
una visita inesperada. El emperador bizantino Alejo III Ángelo había derrocado y cegado a su
hermano Isaac II, pero respetó al joven hijo de éste, Alejo, al que permitió residir en palacio.
Fue un error por su parte, ya que cuando Alejo cumplió los dieciocho años (un año antes de que
partiera la Cuarta Cruzada) logró escapar de Constantinopla y terminó encontrando a los
cruzados en Corfú. Allí les propuso que, igual que habían tomado Zara para los venecianos,
podían tomar Constantinopla para restaurar a su padre, el emperador legítimo. La idea
entusiasmó a Enrico Dandolo. Se decía que su ceguera la había causado el emperador Manuel I,
que lo había hecho prisionero años antes y lo había torturado concentrando la luz solar en sus
ojos con un espejo cóncavo. Es probable que esta historia fuera un invento para justificar el
ataque a Constantinopla, pues lo cierto es que los venecianos tenían un buen motivo para
acometer la empresa: recordaban perfectamente la matanza de sus compatriotas ordenada por
Manuel I, unida al considerable perjuicio económico que supuso para la república su expulsión
de la capital bizantina. La vehemencia de Dandolo y las recompensas prometidas por Alejo
convencieron a los cruzados, así que la expedición modificó su destino.
Ese año murió el rey Canuto IV de Dinamarca y fue sucedido por su hermano Valdemar
II. También murió el rey Sverre de Noruega, que fue sucedido por su hijoHaakon III
Sverresson. Cambió la política de su padre de oposición a los obispos y puso fin a las
discordias religiosas.
Al duque de Polonia Leszek el Blanco le surgió un rival: Ladislao III, sobrino del duque
Ladislao II.
El obispo de Livonia Alberto de Buxhövden tenía problemas para convencer a los livonios
paganos para que abrazaran el cristianismo, así que decidió emplear métodos más persuasivos.
162
Transformó una orden religiosa que había fundado tres años atrás en Bremen en la orden militar
de los Hermanos de la Milicia de Cristo, que fue más popularmente conocida como la Orden de
los Caballeros Portaespadas, debido a que sus miembros llevaban una capa blanca con dos
espadas rojas cruzadas. Copiaron la organización de los Templarios y adoptaron la regla
cisterciense. Su primer gran maestre fue Winno von Rohrbach, que se dedicó a erradicar el
paganismo erradicando a los paganos.
Un hombre pone una pareja de conejos en un recinto vallado. ¿Cuántos pares de conejos habrá
al cabo de un año si se supone que, cada mes, cada pareja de conejos produce una nueva
pareja, la cual empezará a ser productiva al cabo de dos meses?
El número de parejas de conejos que habrá cada mes sigue la sucesión 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34,
55, 89, 144, 233, ... en la que cada término es la suma de los dos anteriores. Si suponemos,
siguiendo a Fibonacci, que la primera pareja era ya productiva, la solución es 233 conejos. Esta
sucesión (infinita) es conocida comosucesión de Fibonacci, y actualmente existe una revista,
el Fibonacci Quarterly, dedicada íntegramente a las matemáticas relacionadas con ella.
En León, el rey Alfonso IX ocupó las fortalezas que su padre había cedido a su madrastra,
Urraca, la cual seguía viviendo en Castilla.
Mientras tanto un noble francés acudió con una queja al rey Felipe II de Francia. El rey Juan sin
Tierra había repudiado dos años antes a su esposa Isabel de Gloucester para casarse con Isabel
de Angulema, heredera del condado de Angulema, estratégicamente situado al norte de
Aquitania. La prometida tenía entonces trece años (y Juan treinta y tres). La boda se celebró
precipitadamente para que ambos esposos pudieran ser coronados juntos como reyes de
Inglaterra. Pero sucedía que la joven Isabel había estado prometida a un miembro de la familia
Lusignan, quien se sintió agraviado y, como Juan sin Tierra no tuvo el detalle de ofrecerle
compensación alguna, apeló finalmente a su rey. Felipe II no dejó pasar la ocasión. Como duque
de Normandía, conde de Anjou, etc., Juan sin Tierra era vasallo de Felipe II, por lo que éste,
considerando que se le requería como árbitro de un "típico" conflicto entre vasallos, ordenó a
Juan que compareciese ante él para prestar declaración. Naturalmente, Juan sin Tierra no
acudió. Su calidad de rey de Inglaterra se lo impedía, y Felipe II lo sabía de sobra, pero
técnicamente esto ponía a Juan en situación de desacato, lo cual legitimaba al rey para privarlo
de todos los territorios que Juan poseía como vasallo suyo, es decir, toda la parte continental del
Imperio Angevino. Por descontado, esto no significaba nada si no ocupaba efectivamente los
territorios, pero eso era precisamente lo que Felipe II pensaba hacer, ahora que tenía una excusa
perfecta.
Felipe II atacó los dominios franceses de Juan sin Tierra, después de haber proclamado
sonoramente que el derecho estaba de su lado. Juan no tuvo más remedio que luchar, y se
encontró con dificultades, pues sus súbditos ingleses eran cada vez más renuentes a embarcarse
en guerras al otro lado del canal, en lo que empezaban a considerar territorio extranjero.
En 1203 tuvo que acudir a liberar a su madre Leonor de Aquitania, que estaba sitiada
163
en Mirebeau. El ejército francés estaba dirigido por su sobrino Arturo de Bretaña, y Juan no
sólo liberó a su madre, sino que apresó a Arturo. Lo encarceló en Ruan y nunca más volvió a
saber de él. Felipe II se apresuró a difundir la noticia de que Juan había asesinado al legítimo
rey de Inglaterra, y esto bastó para que muchos vasallos de Juan se pasaran al bando del rey
francés.
A continuación Felipe II puso sitio al inexpugnable Château Gaillard, construido por Ricardo
Corazón de León. Usó catapultas para tratar de demoler sus murallas, arietes para tratar de
abatir sus puertas, construyó túneles bajo las murallas apuntalados por vigas de madera y luego
hizo quemar las vigas para minar sus cimientos, hasta envió soldados por un conducto de
desagüe con la esperanza de que pudieran abrirse paso hasta el interior, pero el castillo superó
las expectativas con las que había sido construido. Nada dio resultado, pero el asedio continuó
inquebrantable.
Mientras tanto estaba teniendo lugar muy lejos otro asedio no menos audaz: la flota veneciana
bloqueaba el puerto de Constantinopla y los cruzados se disponían a rodearla por tierra. El
aspirante al Imperio, Alejo, tenía partidarios dentro de la ciudad, por lo que el emperador Alejo
III optó por huir a Tracia. En agosto los cruzados entraron en Constantinopla y liberaron a Isaac
II, que volvió a ser reconocido como emperador juntamente con su hijo, Alejo IV Ángelo. Sin
embargo, los dos emperadores no fueron más que títeres en manos de los occidentales.
Intentaron que los cruzados continuaran ahora su viaje hacia Tierra Santa, pero éstos querían
todas las recompensas que Alejo IV les había prometido y el emperador tuvo que explicarles
que la tesorería del Estado estaba exhausta. Los cruzados no lo creyeron, pues habían oído toda
suerte de historias sobre las riquezas de Constantinopla, y se negaron a marcharse sin cobrar lo
que les correspondía.
El rey Emerico de Hungría encarceló a su hermano Andrés para evitar una conspiración.
Emerico llevaba un tiempo luchando y persiguiendo a los bogomilos.
El rey almorávide Abd Allah murió cuando los almohades tomaron finalmente las islas
Baleares. En África, Yahyá ibn Ganiya perdió sus apoyos y se convirtió en un simple bandido.
Así desaparecen de la historia los últimos almorávides.
En Japón, el shogun Yoriie abdicó en su hermano Sanetomo y poco después fue asesinado.
El rey de Angkor Jayavarman VII inició una enérgica campaña contra el reino de los shampa.
Timuyin venció a sus antiguos aliados, los qarayt, se anexionó su territorio y luego pasó a atacar
a las demás tribus de la región.
Los cruzados asentados en Constantinopla eran una amenaza para los bizantinos cada vez más
alarmante. Durante los últimos meses no habían ocasionado muchos problemas porque habían
acogido de buen grado la posibilidad de pasar unas "vacaciones" en una ciudad tan fastuosa de
la que sólo habían oído maravillas. Sin embargo, este estado de cosas no podía durar y la
población estaba obviamente descontenta, no ya con los extranjeros, sino también con los
emperadores que no hacían más que entretenerlos sin saber cómo resolver el problema. No tardó
en surgir una facción partidaria de expulsarlos por la fuerza, y en enero de 1204 su cabecilla se
casó con Eudoxia, una hija de Alejo III (el cual seguía vagando por Tracia, organizando una
resistencia) y se proclamó emperador con el nombre deAlejo V Ducas. Inmediatamente se
164
apoderó del palacio y estranguló a Alejo IV. Se dice que Isaac II murió del disgusto. Luego el
nuevo emperador se dedicó a empujar a los cruzados al mar
Mientras tanto el invierno estaba acabando con la resistencia del Château Gaillard, asediado por
Felipe II de Francia. Para resistir por más tiempo, los defensores hicieron salir del castillo a
unas cuatrocientas personas, mujeres, ancianos y niños. Confiaban en que Felipe II los aceptaría
como prisioneros, pero no fue así. Felipe II no los mató, pero no los dejó pasar. Los dejó en
tierra de nadie para que los sitiados se vieran obligados a acogerlos de nuevo y sus provisiones
se agotaran más rápidamente. El concurso de inhumanidad quedó en empate, pues ninguna de
las partes cedió: ambas se quedaron observando cómo los desdichados morían de hambre y frío
hasta recurrir al canibalismo. En marzo el Château Gaillard se rindió y esta victoria de Felipe II
quebró definitivamente la moral angevina. Leonor de Aquitania murió pocas semanas después.
La consecuencia más trágica de este saqueo (aparte del sufrimiento humano) fue que entre las
"cosas no aprovechables" que los cruzados destruyeron a falta de algo mejor que hacer con ellas
estaban los miles de libros distribuidos por las bibliotecas de Constantinopla. En estos libros se
conservaba la práctica totalidad de la cultura griega antigua. Las demás bibliotecas importantes
habían sido destruidas tiempo atrás por diversas especies de bárbaros (cristianos, germanos,
árabes, etc.), de forma que el único lugar del mundo donde se conservaba íntegro el saber
antiguo era Constantinopla... hasta que llegaron los cruzados. Algo se salvó, en parte porque los
bizantinos lograron esconder algunos ejemplares y en parte porque, al fin y al cabo, los cruzados
tampoco se pusieron a buscar libros como sabuesos. A esto hay que sumar los libros
conservados en diversos monasterios y aquellos por los que los musulmanes, ya civilizados, se
habían interesado en los últimos siglos y que de sus bibliotecas estaban pasando lentamente a
Occidente, pero aun así, la parte conservada es mínima. Por ejemplo, hoy sólo conocemos siete
obras de las cien que escribió Sófocles, y hay muchos autores, tanto en ciencia como el
literatura, de los que sólo conservamos algunos fragmentos junto con algún comentario de que
en realidad fueron intelectuales de primera línea. En suma, el saqueo de Constantinopla corrió
un velo sobre el mundo antiguo que ya nunca podría ser levantado.
Cuando el terror empezó a amainar los bizantinos eligieron emperador a Teodoro I Lascaris,
que estaba casado con Ana, otra de las hijas de Alejo III. Sin embargo, los cruzados decidieron
elegir a su propio emperador. Después de unas disputas entre el marqués Bonifacio de
Monferrato y el conde Balduino IX de Flandes, triunfó éste último, que fue coronado en Santa
Sofía como Balduino I, emperador Latino de Constantinopla, y obligó a Teodoro I a huir a
Nicea. El Imperio de Balduino I se llamó Imperio Latino porque el idioma oficial pasó a ser el
latín en lugar del griego. De todos modos, el Imperio era todavía un proyecto, pues los cruzados
sólo controlaban realmente la capital. Enrico Dandolo se apoderó rápidamente de la costa
oriental del Adriático, todas las islas, incluida Creta, y retuvo las dos quintas partes de la ciudad
de Constantinopla. Balduino I concedió al dux el título de déspota (señor, en griego) y nombró
un Patriarca de Constantinopla veneciano. Bonifacio de Monferrato conquistó Macedonia y el
norte de Grecia y se erigió en rey de Tesalónica, teóricamente como vasallo de Balduino I.
165
Cuando Andrónico I fue asesinado por el populacho en la revuelta dirigida por Isaac II, su
hijo Manuel murió con él, pero éste dejó a su vez dos hijos pequeños,Alejo y David
Comneno, el mayor de los cuales tenía entonces tres años y ahora tenía ya veintidos. Ambos
habían sido criados por la reina Tamar de Georgia, de la que eran parientes. Con la ayuda de su
madre adoptiva, Alejo se apoderó de Trebisonda (la antigua Trapezonte) en la costa del mar
negro de Asia Menor y se proclamó Gran Comnemo, Emperador y Autocrátor de los
Romanos (Alejo I). Su hermano David recibió el título de Señor de Heaclea, del Ponto y de
Paflagonia. En la práctica los dos gobernaron como coemperadores un modesto territorio.
"Casualmente", los desórdenes en el Imperio Bizantino acabaron con las querellas internas en el
sultanato de Rum, en el que Kayjusraw I logró ser aceptado definitivamente como sultán frente
a su rival Sulaymán II.
La ruina del Imperio Bizantino había supuesto también la ruina de la Iglesia Ortodoxa, y el Papa
Inocencio III no dejó escapar la ocasión. Creó un patriarcado de Bulgaria y en noviembre su
legado coronó a Juan II Kalojan como rey de Bulgaria (aunque ya lo era) a cambio de que éste
reconociera la soberanía de la Santa Sede.
El año anterior, Inocencio III había enviado a Pedro de Castelnau como legado ante el conde
Raimundo VI de Tolosa para urgirlo a tomar medidas contra los cátaros o albigenses. El conde
se negó a ello, pero, comprendiendo que Inocencio III era un enemigo poderoso, decidió romper
la tradicional política de enemistad de los condes de Tolosa con los condes catalanes y entabló
una alianza con el rey Pedro II de Aragón, con cuya hermana Leonor contrajo matrimonio. Al
rey aragonés debió de preocuparle que la herejía pudiera manchar su reputación, porque poco
después marchó a Roma para ser coronado por Inocencio III y renovarle su juramento de
vasallaje y empezó a hacerse llamar Pedro II el Católico. Ese mismo año se casó
con María, heredera del condado de Montpellier, junto al Rosellón, que se incorporó así a la
Corona de Aragón. Otra de las hermanas de Pedro II, Constanza, enviudó ese año del rey
Emerico de Hungría, que fue sucedido por su hijo Ladislao III, de cinco años de edad. Su tío
Andrés ejerció de regente.
En Noruega murió envenenado el rey Haakon III, y fue sucedido por su primo Inge Boirdsson.
Mientras tanto, el emperador Balduino I y sus vasallos tenían que enfrentarse tanto a los
búlgaros, como a los turcos, como a los emperadores bizantinos Alejo I, Teodoro I, Alejo III,
Alejo V y otros cabecillas que se oponían a la dominación occidental. Entre Alejo III y su yerno
Alejo V surgieron fricciones que terminaron en cuanto el primero hizo sacar los ojos al segundo.
Luego se lo llevó con él de Tesalia (amenazada por los búlgaros) a Asia Menor, donde
finalmente Alejo V fue capturado y asesinado por los latinos. El 6 de diciembre Balduino I
derrotó a Teodoro I en Poimanenon. Y, ya en 1205, lo volvió a derrotar en Adramiteo.Teodoro
I consideró que su suegro Alejo III sólo le daba problemas, así que terminó encarcelándolo.
Ese año murieron el margrave de Brandeburgo Otón II, que fue sucedido por Alberto II; el
duque Simón II de Lorena, que fue sucedido por Ferry I; y la condesa Juana de Borgoña, que
fue sucedida por su hermana Beatriz II.
166
EL IMPERIO LATINO DE ORIENTE
Los territorios del fragmentado Imperio Bizantino se encontraban en una situación política y
militarmente inestable, disputados por latinos, griegos, búlgaros y turcos. En 1205, Guillermo
de Champaña inició la conquista del Peloponeso, al que los cruzados llamaban Morea, por su
aspecto sobre el mapa, similar a una hoja de morera. Fundó así el principado de Morea. Pero
otro miembro de la familia real bizantina,
llamado Miguel Ángelo Comneno, entabló una
alianza con el rey búlgaro Juan II Kalojan, y juntos
derrotaron a Balduino I en Adrianópolis, que fue
hecho prisionero. El viejo dux Enrico Dandolo dirigió
la retirada del ejército hacia Constantinopla y murió
de la fatiga pocos días después. Juan II avanzó sobre
Tesalia, donde los griegos lo recibieron como un
liberador, y Miguel se apoderó de lo que pasó a
llamarse eldespotado de Épiro, que gobernó
como Miguel I. Como el emperador Balduino I estaba cautivo, su hermano Enriquefue
nombrado regente. Mientras los latinos estaban ocupados en Grecia, Teodoro I consolidó el que
ya podemos llamar Imperio de Nicea y derrotó a David Comnemo, al que impidió que
expandiera sus dominios.
Ese año murieron el rey Amaury II de Jerusalén y su esposa, Isabel de Anjou. No tenían hijos,
pero estaba María de Monferrato, hija de Isabel con su marido anterior, Conrado, el que fue
asesinado al poco de ser elegido rey de Jerusalén, la cual tenía ahora trece años y fue reconocida
como reina bajo la tutela de su tíoJuan d'Ibelin, señor de Beirut.
También murió Ladislao III de Hungría, a sus seis años, y fue sucedido por su tío Andrés II.
En Japón, el shikken (regente) Hojo Tokimasa se vio obligado a dimitir a causa de las disputas
entre Masako, la madre del shogun Sanetomo, y Makiko, la esposa de Tokimasa. El cargo de
shikken pasó a su hijo Hojo Yoshitoki.
Incidentalmente, fue durante el reinado de Felipe Augusto cuando la flor de lis, símbolo de
pureza, pasó a ser el símbolo de la monarquía francesa. Luis VI y Luis VII ya habían acuñado
monedas con este emblema, pero fue Felipe Augusto quien cambió el estandarte rojo con leones
y leopardos (que teóricamente se remontaba a los tiempos de Carlomagno) por el estandarte de
las flores de lis en oro sobre azur.
167
En Inglaterra murió Hubert Walter, el arzobispo de Canterbury. Y el rey Juan se interesó en la
cuestión de la sucesión. Después de sus derrotas en Francia necesitaba dinero, y tener bien
sujeta a la Iglesia acababa proporcionando dinero. Sin embargo, Juan sin Tierra era uno de los
pocos monarcas europeos a los que el Papa Inocencio III no había tenido ocasión de llevar la
contraria hasta ahora y, naturalmente, el pontífice no dejó pasar la oportunidad. Designó a su
propio candidato, que resultó ser Stephen Langton, que tenía ganada una reputación de sabio,
pero había estudiado en la Universidad de París y era más francés que inglés, por lo que era
completamente inaceptable para Juan. Se inició así una guerra diplomática entre Inglaterra y la
Santa Sede.
Pedro de Castelnau, el legado de Inocencio III ante el conde Raimundo VI de Tolosa, no estaba
obteniendo resultados en su misión de combatir la herejía albigense, así que le envió como
refuerzos a dos castellanos: el obispo de Osma, Diego de Acevedo y su ayudante, Domingo de
Guzmán. Acababan de regresar de una embajada ante el rey de Dinamarca y, tras una breve
estancia en Roma, se dirigieron a Tolosa.
Mientras tanto continuaba la guerra entre Otón de Brunswick y Felipe de Suabia por el Sacro
Imperio Romano. Ese año se unió al ejército pontificio un joven de veintitrés años
llamado Juan di Bernardone. Había nacido en la ciudad de Asís, y su padre, que era mercader,
le había enseñado de muy niño a hablar francés, lo que le valió el apelativo de Francesco, (el
francés). Por eso es más conocido en la historia como Francisco de Asís. Hasta los quince años
Francisco estuvo ayudando a su padre, pero soñaba con hazañas caballerescas y participó en una
guerra que hubo entre Asís y Perugia. Fue capturado y permaneció un año en prisión. Su nueva
aventura militar no duró mucho, pues tuvo una visión en sueños que le llevó a volver a Asís para
consagrarse cada vez más a la oración y a la limosna. Su devoción y su manía por ir vestido con
harapos irritaron a su padre y le hicieron objeto de burla de sus conciudadanos. Finalmente,
en 1206, su padre renegó de él y Francisco se presentó desnudo en la plaza y gritó:
Escuchad: Hasta ahora he llamado padre a Pietro Bernardone [...] Desde este momento nadie
será mi padre más que el Padre nuestro que está en el cielo.
A Constantinopla llegó la noticia de que el emperador Balduino I había muerto el año anterior,
cautivo en Bulgaria. Su hermano Enrique pasó de ser regente a ser el nuevo emperador latino.
En Occidente, los condados de Flandes y Hainaut pasaron a Juana, hija de Balduino y hermana
de Enrique.
El rey Sancho I de Portugal casó a su hijo Alfonso con Urraca, hija del rey Alfonso VIII de
Castilla.
El duque Ladislao III de Polonia había atacado al clero, lo que le había valido la excomunión y
ahora la expulsión de sus dominios. De este modo Leszek el Blanco fue reconocido de nuevo
como duque y concedió a su hermano Conrado las provincias de Mazovia y Kuiavia.
168
Ese año murió el duque Ferry I de Lorena, que fue sucedido por su hijo Ferry II.
También murió el sultán Muhammad de Gur, y uno de sus esclavos, el turco Qutb al-Din
Aybak, que gobernaba en Delhi, se proclamó sultán independiente de los dominios guríes en la
India. El sultanato fue extendiendo rápidamente sus fronteras y con él penetró el Islam en el
norte de la India.
Aquellos que compartan mi fortuna, y cuya lealtad sea transparente como el cristal, quiero que
sean llamados mongoles, y su poder superará a todo lo que vive.
De este modo Gengis Kan
hermanó bajo el nombre de
mongoles a distintos pueblos de la
misma raza, pero que hasta
entonces se habían considerado a
sí mismos pueblos distintos, a
menudo enfrentados en guerras.
Ahora los mongoles tenían
prohibido luchar unos contra otros
y un mongol no podía ser esclavo
de otro mongol. El ejército estaba
dividido en decenas, grupos de
diez hombres que debían actuar
siempre juntos; cada diez decenas
formaban una centena, mandada
por un jefe, cada diez centenas
eran dirigidas por un kan y los
grupos de diez mil hombres eran
llamados hordas, que estaban
dirigidas por los lugartenientes
del Gran Kan o emperador,
llamados orkones. Las hordas no llevaban bagajes, sino que vivían del saqueo. Los mongoles
eran resistentes, rápidos y, sobre todo, crueles. Se cuenta que Gengis Kan preguntó a uno de sus
capitanes qué podía darle mayor placer. El capitán respondió:"Cazar con un halcón en la
estepa, un día claro, montando un buen caballo que me lleve a todo galope.", pero el Kan le
respondió: "No, el mayor placer para un guerrero es aplastar a los enemigos con los pies,
quitarles sus caballos y riquezas, y oír los lamentos de sus mujeres desoladas." Poco antes
Gengis Kan había iniciado una campaña contra el Imperio Xixia de los tangutios, al noroeste de
China. En China resurgió la lucha entre el Imperio Jin y el Imperio Song.
En 1207 Kayjusraw I conquistó Antalya a Teodoro I de Nicea, con lo que el sultanato de Rum
consiguió por primera vez una salida al mar (Mediterráneo). Por otra parte, Teodoro I se
apoderó de Cícico y Nicomedia, y Enrique, el emperador latino de Constantinopla, tuvo que
firmar una tregua. La atención de Enrique estaba entonces volcada en el norte, pues la crueldad
con que el rey búlgaro Juan II Kalojan trataba a los griegos que había "liberado" dos años antes
estaba haciendo que éstos se mostraran cada vez más partidarios de ser "liberados" otra vez,
ahora por Enrique. En efecto, poco después Juan II fue asesinado frente a Tesalónica y Enrique
obtuvo una victoria sobre los búlgaros. Éstos eran el apoyo esencial del déspota Miguel I de
Épiro, el cual no tardó en rendir vasallaje a Enrique.
169
El heredero de Juan II era su sobrino Juan III Asen, hijo de Juan I Asen, pero un hijo de Pedro
II Asen, llamado Boril, usurpó el trono y Juan III tuvo que refugiarse en Kíev.
Mientras tanto murió el marqués Bonifacio de Monferrato, rey de Tesalónica, el que había
dirigido la cuarta cruzada contra Constantinopla. Fue sucedido porDemetrio de Monferrato.
También murió sin descendencia el conde Bertrán III de Forcalquier, por lo que el condado pasó
a su hermano Guillermo VI.
La guerra entre Castilla y Navarra terminó con un tratado en el que Sancho VII de Navarra
ratificaba el dominio castellano sobre las tierras de Álava i Guipúzcoa, que Alfonso VIII le
había arrebatado.
Después de oír todas las alegaciones de Juan sin Tierra, el Papa Inocencio III se mantuvo en su
decisión de nombrar arzobispo de Canterbury a Stephen Langton, que fue consagrado pese a la
oposición del monarca. Esto supuso una ruptura definitiva entre el rey y el Papa. Por otra parte,
el conde Raimundo VI de Tolosa seguía protegiendo a sus vasallos albigenses, así que Inocencio
III decidió dar una vuelta más de tuerca y lo excomulgó. Al año siguiente, en 1208, decretó la
suspensión de los oficios religiosos en toda Inglaterra, pero Juan no cedió y obligó a trabajar a
algunos sacerdotes.
En Tolosa, el legado pontificio Pedro de Castelnau fue asesinado poco después de haber
mantenido una acalorada discusión con el conde Raimundo VI, y no tardó en circular el rumor
de que el propio conde había ordenado el asesinato. Inocencio III no dudó en dejar bien claro
cuáles eran las consecuencias de oponerse al Papa: predicó una cruzada contra los albigenses. El
rey Felipe Augusto de Francia rehusó dirigirla, pero animó a sus vasallos a participar. (El conde
de Tolosa y sus vasallos eran los únicos nobles franceses que escapaban entonces al control
efectivo del rey, por lo que toda acción contra ellos beneficiaba al Capeto.) Finalmente, la
dirección de la cruzada fue encomendada a Simón de Montfort, un noble francés que había
participado en la cuarta cruzada, si bien se había negado a aceptar las intrigas de los venecianos
y se había dirigido a Palestina. Tras recibir el encargo, empezó a reclutar un numeroso ejército
entre los nobles del norte de Francia. Como legado del Papa le asistió el cisterciense Arnau
Amalric. La única voz discordante entre los católicos fue la de Domingo de Guzmán, que no
quiso vincularse al uso de la violencia e insistió en la predicación pacífica entre los herejes.
Mientras tanto murió asesinado el duque Felipe de Suabia. El ducado pasó a su sobrino, el rey
Federico I de Sicilia, que acababa de cumplir catorce años y se había casado con Constanza de
Aragón (de diecinueve años), hermana del rey Pedro II y viuda de Emerico de Hungría. Sin
embargo, no pudo optar al título Imperial, ya que, con la muerte de su rival, Otón IV logró
finalmente el control del Imperio. No obstante, Otón IV quiso legitimar su autoridad siendo
elegido por los príncipes electores y coronado por el Papa. Para lograr lo primero empezó
sustituyendo (por razones obvias) al duque de Suabia por el margrave de Brandeburgo, con lo
que la lista de los príncipes electores quedó como sigue: los arzobispos de Maguncia, Tréveris y
Colonia, como senescal el conde palatino del Rin (entonces Enrique V, hermano de Otón IV),
como mariscal el duque de Sajonia (entonces Bernardo III), como camarero el margrave de
Brandeburgo (entonces Alberto II, hermano del duque de Sajonia) y como copero mayor el rey
de Bohemia (entonces Otakar I). Después de este ajuste, los príncipes electores, reunidos
en Frankfurt, eligieron emperador a Otón IV.
La condesa Beatriz II de Borgoña se casó con el duque de Meran, (un ducado que formaba
parte del ducado de Baviera) el cual se convirtió así en el conde Otón II de Borgoña.
El rey Valdemar II de Dinamarca ayudó a Sverker II de Suecia contra las pretensiones al trono
de Erik Knutsson, el hijo del rey anterior, Canuto Eriksson. Sin embargo, Erik les infligió una
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sangrienta derrota en Lena, que le permitió convertirse en el nuevo rey. Se casó con la hermana
de Valdemar II y fue coronado por el arzobispo de Uppsala.
Nuestras tierras están ahora en orden y podemos visitar vuestro país. Decidle a vuestro
emperador que no nos importa que nos considere como amigo o como enemigo. Si quiere ser
nuestro amigo le dejaremos gobernar sus dominios bajo nuestra superior autoridad, pero si
prefiere la guerra, pelearemos hasta que él o yo seamos destruidos.
Tras esta embajada, los mongoles empezaron a fabricar dardos y a reunir caballos. Antes de que
acabara el año, unos trescientos mil jinetes cruzaron la gran muralla. La guerra fue larga, porque
cada invierno las hordas mongoles se retiraban al desierto y en la primavera volvían a empezar.
El emperador de Nicea Teodoro I, para reforzar su imagen de legítimo emperador romano (pues
había sido elegido como tal en Constantinopla, después del saqueo), celebró una ceremonia de
coronación en Nicea. El sultán turco Kayjusraw I, inquieto por el creciente poder de Teodoro I,
se alió con Enrique de Flandes, el emperador latino de Constantinopla. Enrique estaba sacando
partido de la muerte del rey búlgaro Juan II Kalojan, y logró una victoria contra los búlgaros
enFilipópolis. Al mismo tiempo estaba logrando que los numerosos señores feudales
occidentales que habían ocupado rápidamente territorios en el Imperio Latino (el reino de
Tesalónica, el principado de Morea, el ducado de Atenas, el ducado de Naxos, el señorío de
Negroponto, etc.) acataran efectivamente la autoridad imperial. En el parlamento
de Ravénica, en 1209, se reconoció al reino de Tesalónica como vasallo del Imperio, que
extendió su dominio sobre el principado de Morea. Poco antes había muerto el príncipe
Guillermo de Champaña y fue sucedido por Godofredo I de Villehardouin. Los venecianos
accedieron a las rutas comerciales del mar Negro, en detrimento de sus rivales, los genoveses.
Francisco de Asís estaba trabajando en la iglesia de Santa María de los Ángeles, donde oyó un
pasaje del evangelio de san Mateo que le hizo comprender verdaderamente su vocación de
pobreza y apostolado:
Id y predicad que el Reino de los Cielos está cercano. Curad a los enfermos, resucitad a los
muertos, limpiad a los leprosos y echad a los demonios; hacedlo de gracia, como de gracia lo
habéis recibido. No llevéis oro ni plata, ni cobre, en los bolsillos; ni dos túnicas, ni zapatos, ni
cayado, porque el trabajador merece su sustento...
Ese año murió el conde Alfonso II de Provenza, que estaba casado con Garsenda, nieta y
heredera del conde Guillermo VI de Forcalquier. El conde quiso apropiarse del condado, en
detrimento de su bisnieto de once años, pero el rey Pedro II de Aragón, hermano de Alfonso II,
hizo valer los derechos de su sobrino, que se convirtió en el nuevo conde Ramón Berenguer
V de Provenza. Pedro II impuso como regente a su tío, el conde Sancho I de Cerdaña, al que
Pedro II concedió también el condado de Rosellón. Por otra parte, el conde Armengol VIII de
171
Urgel murió sin más descendencia que una niña recién nacida, y el condado pasó a engrosar las
posesiones del rey aragonés. No obstante, Argmengol VIII tenía una hermana que se había
casado con el vizconde Poncio III de Cabrera, y el hijo de ambos, el actual vizconde Guerau
IV, reclamó su derecho sobre Urgel.
En Inglaterra Juan sin Tierra seguía desafiando la autoridad de Inocencio III, que lo excomulgó
y liberó a sus vasallos de su deber de obedecerlo. Sin embargo, el rey logró canalizar el reciente
nacionalimo inglés de la nobleza, que ya no se consideraba normanda y se alió con su soberano
en contra de un Papa italiano y de un arzobispo afrancesado. Los éxitos militares de Juan, tanto
en Irlanda como en Escocia, afianzaron este apoyo. El rey de Escocia, Guillermo el León, que
se había enemistado con Juan, tuvo que aceptar humillantes concesiones a Inglaterra.
Finalmente, Inocencio III coronó emperador a Otón IV en Roma. Por otra parte, el rey Alfonso
IX de León cedió a la presión del Papa y consintió en que su matrimonio con su prima
Berenguela, hija de su tío, el rey Alfonso VIII de Castilla, fuera anulado, lo que reabrió las
hostilidades entre ambos reinos. En Castilla se fundó el Estudio General de Palencia, la
universidad más antigua de España.
172
LA CRUZADA ALBIGENSE
Por esta época Gengis Kan dominaba ya el Imperio Xixia. En 1210 el imperio de los karajitay
fue desmembrado: la parte oriental fue conquistada por los mongoles y la occidental por el
jwarizmsah, que ya había expulsado a los guríes de Afganistán.
Ese año murió el emperador bizantino Alejo III, que seguía retenido en prisión por Teodoro I de
Nicea. Éste estableció una alianza con el rey León II de Armenia y juntos derrotaron al sultán
Kayjusraw I. Éste fue derrocado y el sultanato pasó por un periodo de anarquía.
El emperador latino de Constantinopla, una vez vio consolidado el dominio de los occidentales
sobre los bizantinos, nombró un Patriarca Latino en Constantinopla. Los obispos ortodoxos que
no quisieron reconocer su autoridad fueron expulsados y sustituidos por sacerdotes católicos.
Inocencio III envió varios legados para organizar la Iglesia de Constantinopla, los cuales
negociaron con los barones hasta llegar al Concordato de Ravénica. Los sacerdotes ortodoxos
siguieron ejerciendo su ministerio, más o menos sometidos a los católicos, e incluso se planeó la
unión de las dos Iglesias, si bien el proyecto no prosperó.
La reina de Jerusalén, María de Monferrato, cumplió diecinueve años y su tío, el regente Jean
d'Ibelin, siguiendo las indicaciones de Felipe II de Francia, acordó su matrimonio con Juan de
Brienne, que se convirtió en el nuevo rey de Jerusalén.
Como los laicos tenían prohibido predicar, Francisco de Asís y su pequeño grupo de discípulos
tuvieron que ir a Roma a solicitar la autorización de Inocencio III. El Papa titubeó. La doctrina
de los franciscanos era similar a la de Domingo de Guzmán, pero éste era un clérigo
universitario y su ortodoxia se podía dar por supuesta, pero, ¿no serían los franciscanos unos
herejes como los cátaros y los valdenses que terminarían volviéndose contra el Papa? Sin
embargo, Inocencio III era lo suficientemente hábil como para no provocar con su actuación que
sus sospechas se materializaran. Llegó a un acuerdo un tanto atípico con Francisco, algo
parecido a un "contrato temporal de prueba": le dio permiso para predicar, y sus discípulos
podrían tonsurarse como monjes, pero no les dio el rango de orden religiosa. Inocencio III
supervisó y aceptó la regla redactada por el propio Francisco, que fue conocida como la regla
de los hermanos menores. Los hermanos se instalaron en la Porciúncula, cerca de santa María
de los Ángeles, y empezaron la predicación en Italia.
El rey Pedro II de Aragón atacó las fronteras de Valencia y conquistó varias localidades a los
almohades.
Tres años antes había muerto Amalarico de Chartres. Había sido profesor en París y fue
acusado de herejía ante Inocencio III. Ahora se dictó sentencia contra su doctrina y diez
discípulos suyos, que profesaban una especie de panteísmo, fueron condenados a la hoguera.
173
El emperador Otón IV invadió Italia y se apoderó de los territorios de la Toscana, y luego
invadió el reino de Sicilia. Inocencio III lo excomulgó. Mientras tanto, la cruzada albigense
continuaba. En Lavaur, todos sus defensores fueron ahorcados, en Bram sacaron los ojos y
cortaron la nariz a todos los hombres. Las ciudades eran tomadas con facilidad, ya que los
obispos abrían las puertas a los cruzados (tal vez porque Simón de Montfort repartía entre ellos
las tierras de los vencidos). Una de las víctimas de la cruzada fue precisamente el conde de
Forcalquier, cuyo condado dejó de existir. El conde Raimundo VI de Tolosa trató de poner fin a
la carnicería yendo a Roma a entrevistarse con Inocencio III. El Papa convocó el Sínodo de
Letrán en 1211 para tratar el asunto, pero Simón de Montfort logró el respaldo papal. Entonces
Raimundo VI buscó la ayuda de Pedro II de Aragón, pero éste se acobardó cuando hizo un
cálculo aproximado de lo que sumaban el apoyo de Inocencio III más el apoyo de Felipe II de
Francia. El 27 de enero selló un acuerdo con Simón de Montfort en el que se establecía el
futuro matrimonio entre su hijo Jaime, que tenía entonces tres años de edad, y Amicia, la hija
del jefe de la cruzada. Más aún, Pedro II aceptó que Simón de Montfort se quedara con el
pequeño Jaime como rehén. (Parece que Pedro II no tenía en mucha estima a su hijo. Por algún
oscuro motivo, estaba intentando que Inocencio III anulara el matrimonio con su madre, María
de Montpellier, desde antes incluso de que Jaime naciera.) Con este cabo atado, los cruzados de
Simón de Montfort iniciaron el asedio de Tolosa.
Raimundo VI no se desanimó y siguió tratando de atraerse a Pedro II. Ese mismo año caso a su
hijo Raimundo con Sancha, hermana del rey aragonés (recordemos que él mismo estaba
casado con Leonor, otra hermana de Pedro II). Por su parte, Pedro II el Católico se aseguró de
hacer honor a su sobrenombre enviando a la hoguera a unos ochenta valdenses. La herejía no
tardó en desaparecer de su reino.
La excomunión del emperador Otón IV no tardó en dar fruto. Los Hohenstaufen lograron que
los príncipes electores proclamaran emperador legítimo al rey Federico I de Sicilia,
ahora Federico II de Alemania, que contaba con el apoyo de un sector importante de la nobleza
alemana, del Papa Inocencio III y del rey Felipe II de Francia. Alemania se sumió una vez más
en la guerra civil.
Juan III Asen, el hijo del rey de Bulgaria apartado del trono por su primo Boril, solicitó la ayuda
de los bogomilos para recuperar el trono. Boril los hizo condenar por el concilio de Tarnovo.
El rey Andrés II de Hungría solicitó a Hermann de Salza, el gran maestre de la orden teutónica,
que defendiera Transilvania de los cumanos. La orden se había extendido por Tierra Santa y
por el Mediterráneo, donde había fundado numerosos centros comerciales.
Ese año murió el sultán de Delhi Qutb al-Din Aybak y fue sucedido por su yerno y antiguo
esclavo Iltutmis. Extendió el dominio musulmán sobre todo el norte de la India y fue
reconocido por el Califa de Bagdad.
El rey Felipe II de Francia hizo que la condesa Juana de Flandes y Hainaut se casara
con Fernando, hijo del rey Sancho I de Portugal, que se convirtió así en el nuevo conde
(aunque, naturalmente, tuvo que entregar algunos territorios como pago del favor a la corona
francesa).
El rey Sancho I había terminado sometiéndose a Inocencio III y le pagó el tributo que éste le
reclamaba, pero murió poco después sin haber resuelto el conflicto entre los obispos de Oporto
y Coimbra. Fue sucedido por su hijo Alfonso II. Mientras tanto los almorávides derrotaron a
Alfonso VIII de Castilla y se apoderaron de la fortaleza de Salvatierra. Alfonso VIII decidió
174
entonces recabar toda la ayuda posible contra los moros. Una asamblea reunida en Toledo
decidió que el arzobispo de esta ciudad, Rodrigo Ximénez de Rada, gestionara con Inocencio
III la constitución de un ejército cruzado, a lo cual el Papa accedió encantado. Castilla aportó
sesenta mil hombres, a los que se sumaron otros cincuenta mil aportados entre Sancho VII de
Navarra y Pedro II de Aragón y un contingente de unos setenta mil cruzados dirigidos por el
arzobispo de Burdeos y Arnau Almaric (que acababa de ser nombrado arzobispo de Narbona).
Alfonso II de Portugal también aportó algunas tropas, pero el gran ausente fue Alfonso IX de
León.
En 1212 los castellanos y los cruzados tomaron Calatrava y Malagón, pero Alfonso VIII
prohibió el saqueo, y los cruzados concluyeron que en esas condiciones no tenía sentido luchar
por la verdadera fe, así que se marcharon. Tras algunas escaramuzas más, los castellanos
chocaron con el grueso del ejército de Muhammad al-Násir, que contaba con unos doscientos
cincuenta mil hombres, si bien estaban algo desganados porque se les adeudaba la paga de cinco
meses, y así tampoco tenía sentido luchar por la verdadera fe. El encuentro tuvo lugar en
las Navas de Tolosa. En un primer embate, los almohades estaban a punto de rodear
completamente a los castellanos, y los refuerzos navarros y aragoneses no llegaban. Alfonso
VIII recordaba la batalla de Alarcos, a la que Sancho VII había llegado demasiado tarde, y ya
debía de estar maldiciendo a sus aliados cuando éstos atacaron por la retaguardia a los moros,
desorganizándolos y obligándolos a huir precipitadamente. Al-Násir cruzó rápidamente el
estrecho y Castilla avanzó su frontera hasta el río Guadiana. Sancho VII se apoderó del tesoro
del Califa almohade, lo que lo convirtió en uno de los reyes europeos más potentes
económicamente e hizo cuantiosos préstamos a sus vecinos.
Mientras tanto, en Francia y Alemania se estaba organizando otra de las llamadas "cruzadas
populares", como lo había sido la de Pedro el Ermitaño, quince años atrás. Ésta fue conocida
como cruzada de los niños, porque consistió en un ejército de adolescentes. La teoría era que
Jerusalén seguía en manos de los infieles porque los cruzados eran en realidad pecadores que no
eran dignos de servir a Dios. En cambio, un ejército de adolescentes, casi niños, completamente
puros, contaría sin duda con el apoyo divino y, con semejante apoyo, la victoria sería inevitable.
Los cruzados no se preocuparon de concertar un medio de transporte, sino que caminaron hacia
el sur, seguros de que al llegar ante el Mediterráneo sus aguas se separarían para permitirles el
paso, como se habían separado las aguas del mar rojo para dejar paso a los israelitas. Muchos
perecieron por el camino, pero cuando los demás llegaron finalmente hasta el mar, en Marsella,
rezaron y esperaron y esperaron a que se separaran las aguas, y entonces sucedió lo que nadie
hubiera esperado: las aguas no se separaron. Afortunadamente, unos marinos se ofrecieron a
llevarlos hasta Tierra Santa. Los jóvenes, pensando que Dios, en su infinita sabiduría, había
considerado que ésta era mejor solución que separar las aguas, aceptaron el ofrecimiento, y así
acabaron vendidos como esclavos en Egipto. (Todavía está por estudiar si esto entraba en el plan
divino o es que algo salió mal.)
Inocencio III otorgó el condado de Tolosa a Simón de Montfort, quien juró vasallaje como
conde al rey Felipe II de Francia, si bien esto sólo eran palabras, ya que la capital del condado
seguía resistiendo los ataques de los cruzados.
Una joven de dieciocho años llamada Clara, perteneciente a una familia noble de Asís, huyó de
casa de sus padres para unirse al grupo de religiosos de Francisco de Asís. Éste la consagró a la
vida religiosa en una casita junto con otras mujeres que pasaron a ser conocidas
como clarisas. Francisco redactó para ella una "Forma de vida", que insistía sobre la
importancia de la pobreza.
Federico II fue coronado en Maguncia como rey de Alemania. Satisfizo los deseos del Papa
Inocencio III (que exigía que el reino de Sicilia no fuera incorporado al Sacro Imperio Romano)
nombrando rey de Sicilia a su hijo Enrique II (que tenía entonces un año de edad). El rey
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Otakar I de Bohemia hizo que Federico II confirmara el título hereditario de rey que le había
concedido su tío Felipe de Suabia. Por su parte, su rival, Otón IV, se casó con Beatriz, hija de
Felipe de Suabia y, por consiguiente, prima de Federico II. La novia tenía catorce años de edad,
pero murió ese mismo año. También murió el duque Bernardo de Sajonia, que fue sucedido por
su hijo Alberto I.
También murió el gran príncipe de Vladímir Vsiévolod el Grande, que fue sucedido por su
hijo Yuri II.
El Jwarizmsah Alá al-Din conquistó Samarcanda, que se había convertido en el último reducto
de los karajaníes, y la convirtió en la capital de su reino. Desde allí conquistó extensos
territorios a los selyúcidas.
El rey Felipe II de Francia estaba planeando una invasión de Inglaterra que dirigiría su
hijo Luis, pero no llegó a realizarse, porque en 1213 Juan sin Tierra se rindió ante la tenacidad
de Inocencio III. No sólo aceptó a Stephen Langton como arzobispo de Canterbury, sino que
entregó Inglaterra al Papa. A cambio, Inocencio III le levantó la excomunión y le dejó gobernar
Inglaterra como vasallo suyo a cambio de un tributo anual. Estas condiciones eran sin duda
humillantes, pero algo tenían de bueno: ahora Felipe II de Francia no podía atacar a Inglaterra,
pues ello supondría atacar posesiones de la Iglesia. Por el contrario, Juan empezó a planear la
reconstrucción del Imperio Angevino. Para ello estableció una alianza con Otón IV, el cual se
había educado en la corte de Ricardo Corazón de León, por lo que mantenía buenas relaciones
con el rey inglés.
Mientras tanto, Felipe II estaba reorganizando sus nuevos dominios. El ducado de Bretaña pasó
a uno de sus consejeros, Pedro I Mauclerc, el conde de Dreux,que tuvo que esforzarse por
someter a la nobleza y el clero de su ducado.
Ese año murió Geoffroi de Villehardouin, tío del príncipe Godofredo I de Acaya. Dejó escrita
una crónica titulada La conquista de Constantinopla, en la que trató de justificar la Cuarta
Cruzada. (Geoffroi fue uno de los que negoció el transporte con los venecianos e incitó a
Bonifacio de Monferrato a aceptar la proposición de Alejo IV.) La crónica tiene un gran valor
histórico y además es la primera obra histórica en prosa que no se escribió en latín, sino en
francés (concretamente en franciano, el dialecto de París).
También murió el duque Ferry II de Lorena, que fue sucedido por Teobaldo I.
El rey Pedro II de Aragón, llamado por sus vasallos ultrapirenaicos, se decidió finalmente a
intervenir contra la cruzada albigense, respaldado por la fama que le dio su participación en la
batalla de las Navas de Tolosa. En primer lugar lo intentó por via diplomática, pero las
negociaciones resultaron infructuosas y se zanjaron tras el concilio de Lavour. Entonces Pedro
II desafió a Simón de Montfort, a pesar de que éste todavía retenía a Jaime, el hijo del rey
aragonés. Su ejército se unió al del conde Raimundo VI y pusieron sitio a la ciudad
de Muret, donde estaba Simón de Montfort. Ëste realizó una maniobra arriesgada: salió con sus
hombres como si intentara huir, pero luego retrocedió por sorpresa sobre las tropas de Pedro II,
176
que se dispersaron al morir el rey. Mientras tanto, el ejército de Raimundo VI permanecía
inactivo y al darse cuenta de lo sucedido se desmoralizó y fue rápidamente barrido.
Los nobles aragoneses reclamaron a Simón de Montfort el que a sus cinco años ya era Jaime I
de Aragón, y el francés se negó a devolverlo, pero una enérgica bula de Inocencio III le hizo
cambiar de opinión. Su madre, María de Montpellier había muerto también dos años antes, por
lo que el huérfano fue educado por los templarios mientras su tío Sancho, el conde de Rosellón
y Cerdaña, ejercía la regencia.
Como respuesta a la derrota en las Navas de Tolosa, un consejo de jeques destituyó al Califa al-
Násir (que murió poco después), y puso en su lugar a al-Mustansir.
El año anterior, Francisco de Asís había intentado viajar a Siria para evangelizar a los
musulmanes, pero su barco encalló en la costa y se quedó en Italia durante el invierno, pero
luego partió para España con el mismo propósito evangélico. Sin embargo, en 1214 cayó
enfermo y tuvo que regresar a Italia una vez más.
Ese año murió el rey Alfonso VIII de Castilla, y fue sucedido por su hijo de once años Enrique
I. Su hermana Berenguela ejerció la regencia, mientras que Enrique I quedó al cuidado
de García Lorenzo. Esta división de las responsabilidades estimuló la pugna entre dos familias
castellanas rivales: los Haro lograron influir en Berenguela, mientras que los Lara consiguieron
que García Lorenzo cediera la tutela del rey a Álvaro Núñez de Lara. Leonor de Inglaterra, la
viuda de Alfonso VIII (hija de Enrique II Plantagenet y de Leonor de Aquitania) murió
veinticinco días después que su esposo.
También murió el rey de Escocia Guillermo el León, que fue sucedido por su hijo Alejandro II.
El sultán de Rum Kaykaús I tomó Sínope y obtuvo así una salida al mar Negro. Poco después
derrotó al emperador de Trebisonda, David I Comneno, que resultó muerto. El Imperio siguió en
manos de su hermano Alejo I, que tuvo que hecerse tributario del sultán. Enrique de Flandes, el
emperador latino de Constantinopla, derrotó una vez más al emperador de Nicea Teodoro I, esta
vez en Luparcos.
El Imperio Almohade fue atacado desde el este de Marruecos por una tribu bereber conocida
como los Benimerines, por la familia que los dirigía: los Banú Marín.
Juan sin Tierra y Otón IV trazaron un plan contra Felipe II de Francia: Juan atacaría desde sus
dominios franceses mientras Otón IV, en alianza con el conde Fernando de Flandes (que ese
mismo año había jurado vasallaje a Juan), atacaría desde este condado. Si conseguían una gran
victoria, Juan podría reconstruir el Imperio Angevino y Otón IV podría ganar fuerza y prestigio
para recuperar el Sacro Imperio Romano. Sin embargo, no lograron actuar coordinadamente.
Otón IV se retrasó, con lo que Felipe II pudo enviar al oeste a su hijo Luis con todas sus fuerzas,
el cual derrotó a Juan en La Roche-aux-Maines. Luego, el propio Felipe II marchó hacia el este
para enfrentarse a Otón IV y lo encontró junto a Bouvines. Felipe II cayó de su caballo y fue
capturado, pero lo rescataron antes de que sus enemigos lograran abrir un resquicio en su
armadura. Pese a este incidente, los franceses obtuvieron una victoria completa. Otón IV logró
escapar y se refugio en Colonia. Su rival, Federico II, supo aprovechar los acontecimientos.
Enrique de Brunswick, hermano de Otón IV, fue desposeído del palatinado, que fue asignado al
duque Luis I de Baviera.
El conde Fernando de Flandes fue capturado y llevado a París, adonde acudió una
muchedumbre curiosa a ver al conde de Flandes encadenado. Felipe II lo mantuvo recluido en
el Louvre, un castillo que había hecho construir junto al Sena, sin que la intercesión de su
esposa Juana sirviera de nada. La victoria de Luis sobre los ingleses le valió el sobrenombre
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de Luis el León, probablemente en alusión a que no tenía nada que envidiar a Ricardo Corazón
de León.
Simón de Montfort pudo finalmente entrar en Tolosa. Obligó al conde Raimundo VI a entregar
sus posesiones al Papa y a exiliarse en Inglaterra. En 1215 Domingo de Guzmán se estableció
en Tolosa y empezó a formar a unos pocos discípulos para que se dedicaran a la predicación.
Un poeta alemán llamado Gottfried von Strasburg terminó un poema de unos veinte mil
versos que narra la historia de Tristán e Iseo, una famosa leyenda que parece tener origen celta,
inspirada en remotas tradiciones del país de Gales o de Cornualles, si bien con numerosas
incrustaciones de la antigüedad clásica, especialmente del mito de Teseo. La versión alemana se
inspiró en diversas obras de la literatura provenzal. Incluso se conjetura que Chrétien de Troyes
compusiera una versión previa de la obra, actualmente perdida. Los protagonistas son Tristán de
Leonís, sobrino del rey Marc de Cornualles, que se traslada a Irlanda para pedir la mano de Iseo
la Rubia, la hija del rey, en nombre de su tío. Un error hace que los jóvenes beban un filtro de
amor que los lleva a cometer adulterio. Tras varios incidentes Tristán huye a Bretaña y se casa
con Iseo la de las Blancas Manos, hija del rey, lo que da pie a los celos de la segunda Iseo que
desembocan en la muerte de la pareja. Gottfried von Strasburg se complace describiendo el
amor carnal y culpable de los protagonistas, diametralmente opuesto al amor cortesano
característico de la literatura provenzal. La figura de Tristán aparecerá más tarde en la literatura
italiana, catalana, castellana e inglesa.
Los ataques periódicos de los mongoles al Imperio Jin habían logrado que muchos generales y
mandarines, aterrorizados por su brutalidad, se pasaran al servicio de Gengis Kan. Así los
mongoles dispusieron de gentes capaces de escribir, calcular, construir máquinas de guerra o
fabricar pólvora, lo cual multiplicó su poderío. Finalmente entraron en Pekín y saquearon la
ciudad durante un mes entero. Buena parte del Imperio Jin fue cayendo gradualmente en los
años siguientes.
Los aztecas llegaron al valle de México, donde se pusieron en contacto con otros grupos tribales
(acolhuas, culhuas, tepanecas, tlatepotzcas, tlahuicas), muchos de los cuales estaban
emparentados con ellos, sólo que les habían precedido en los movimientos migratorios
acaecidos en las últimas décadas. Los recién llegados no tardaron en cobrar fama de ladrones,
pendencieros, crueles y falsos a su palabra.
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LA QUINTA CRUZADA
La querella que Juan sin Tierra había tenido con el Papa Inocencio III sobre la investidura de
Stephen Langton como el arzobispo de Canterbury no sólo lo había enemistado con el clero
inglés, sino también con buena parte de la población. Si se había mantenido en el poder había
sido en gran parte gracias al apoyo de la nobleza, pero su reciente derrota frente al rey Felipe II
de Francia había minado considerablemente este apoyo. Ese mismo año, en 1215, un grupo de
nobles y eclesiásticos, entre los que destacaba Stephen Langton, pusieron por escrito una serie
de exigencias a las que el rey debía someterse, e instaron a Juan a que firmara el documento. El
rey se resistió, pero el conde de Pembroke, Guillermo el Mariscal, le instó a firmar bajo
amenaza de una guerra civil. Hubo algunos movimientos y preparativos de guerra, pero al fin
el 15 de junio Juan sin Tierra, reunido con los barones en Runnymede, a orillas del Támesis,
firmó la llamada Carta Magna. Se la ha considerado el primer precedente de la monarquía
parlamentaria inglesa, si bien esto es exagerado. La mayor parte de la Carta Magna no hace sino
consagrar los privilegios de la nobleza y de la Iglesia. La presión de la burguesía permitió
incluir alguna cláusura de aires progresistas, como "Ningún sheriff [...] tomará como transporte
los caballos o carros de ningún hombre libre, como no sea por la buena voluntad de dicho
hombre libre.", pero hay que tener presente que"hombre libre" hacía referencia entonces a una
clase muy reducida de gentes acomodadas.
Poco después Juan se arrepintió de haber firmado y en esto obtuvo el apoyo de Inocencio III,
que se mostró escandalizado de que alguien que no fuera él se hubiera atrevido a decirle a un
rey lo que tenía que hacer. El Papa eximió a Juan de todos sus juramentos y cesó en sus
funciones como arzobispo a Stephen Langton, por su participación en los hechos. Como
consecuencia, en Inglaterra estalló una guerra civil.
Álvaro Núñez de Lara, tutor del joven Enrique I de Castilla, para fortalecer su posición frente a
Berenguela, la hermana del rey y regente del reino, concertó el matrimonio de Enrique I
con Mafalda de Portugal, hermana del rey Alfonso II. Sin embargo, Inocencio III anuló el
matrimonio por el parentesco (en realidad por meras ganas de incordiar, pues tal parentesco
consistía en que eran tataranieto y bisnieta del conde Ramón Berenguer III de Barcelona).
Mafalda se retiró a un monasterio en Portugal.
Como medio para detectar y combatir la herejía, se decretó que todo católico tenía que
comulgar y confesarse al menos una vez al año, a título deMandamientos de la Iglesia.
179
Por último, pero no menos importante, se adoptó la expresión transustanciación para la
eucaristía.
Domingo de Guzmán presentó la solicitud de que la fundación que había organizado en Tolosa
recibiera el reconocimiento como orden religiosa, pero el Concilio no tomó ninguna decisión al
respecto.
En Florencia estalló una querella entre dos familias de la nobleza. La familia Arrighi asesinó
a Buondelmonte, que había ofendido a uno de sus miembros, Oddo Arrighi. Durante la guerra
entre Otón IV y Felipe de Suabia, Florencia había sido partidaria del güelfo, por lo que los
asesinos de Buondelmonte, temiendo represalias, se pusieron bajo la protección del
Hohenstaufen Federico II. Así, la ciudad quedó pronto dividida en dos facciones:
los güelfos, partidarios de la familia de Otón IV, y los partidarios de los Hohenstaufen, que
recibieron el nombre de gibelinos, deformación del grito Hie Waiblingen! (¡aquí Waiblingen!, en
alusión al título de señor de Waiblingen, que ostentaba Federico II) que los identificaba.
En 1216 murió el rey de Suecia Erik Knutsson. Dejó un hijo póstumo, Erik Eriksson, durante
cuya minoría de edad Suecia estuvo regida por un consejo de clérigos, si bien el poder real lo
ejerció Johan Sverkerson, de la familia rival de los Erik, que venía alternando con ella el
gobierno del país durante casi un siglo.
En el sur de la India murió Kulattonga III, el último rey de la dinastía Chola, que llevaba ya un
tiempo en decadencia. La supremacía pasó a la dinastía Pandya, que había estado dominada por
los Chola durante mucho tiempo.
Algunos señores ingleses establecieron una alianza con Felipe II de Francia y le ofrecieron la
corona a su hijo Luis el León, que finalmente llevó adelante la invasión de Inglaterra que había
sido abortada tres años antes. Pero Juan sin Tierra murió en octubre y Guillermo el Mariscal, el
conde de Pembroke, defendió los derechos de su primogénito, Enrique III, como legítimo rey
de Inglaterra (y duque de Aquitania y conde de Poitiers). Tenía entonces trece años y el Mariscal
le hizo ratificar la Carta Magna, lo que le ganó algunos partidarios.
También contó con la aprobación de Inocencio III, que se opuso al intento de Luis de apoderarse
del trono inglés, pero el Papa no tardó en morir, y fue sucedido por el cardenal Cencio
Savelli, que adoptó el nombre de Honorio III. La elección se hizo en Peruggia, cuyos
habitantes optaron por encerrar a los cardenales para agilizar el proceso de elección, con lo que
sentaron un precedente que se repetiría más veces a lo largo del siglo. Honorio III trató de seguir
la política de su predecesor, pero sólo hubo un Inocencio III. El nuevo Papa aprobó la orden de
Domingo de Guzmán.
Otón IV no pudo impedir que Federico II fuera proclamado rey de romanos. Así, para conseguir
el título de emperador sólo faltaba que el Papa lo coronara. A su vez, Federico II traspasó el
título de duque de Suabia a su hijo, el rey Enrique II de Sicilia, que tenía entonces cinco años.
Los tolosanos no tardarón en rebelarse contra Simón de Montfort, y el conde Raimundo VI,
junto con su hijo Raimundo, que tenía ya diecinueve años, inició la reconquista de sus
posesiones.
180
ayuda del patriarca latino de la ciudad y de su tío abuelo, el rey León II de Armenia (mientras
que Bohemundo IV había contado con el apoyo de las comunidades griegas).
Ese año había muerto Enrique de Flandes, el emperador latino de Constantinopla. Los barones
latinos necesitaban a alguien capaz y eligieron como nuevo emperador a Pedro
II de Courtenay, el marido de Yolanda de Flandes, hermana de Enrique. Se encontraba en
Francia y llegó a Oriente ya en 1217, pero, con la precipitación del viaje, acabó capturado por el
déspota Teodoro de Épiro y murió ese mismo año en cautiverio. Yolanda quedó como
Emperatriz.
Luis el León, el hijo de Felipe II, sufrió una derrota en Inglaterra la cual, unida a las amenazas
de Honorio III y a un cuantioso pago que le hizo Guillermo el Mariscal, le llevó a retirarse y
renunciar a la corona inglesa.
Tras el frustrado intento de unir a Enrique I de Castilla con la familia real portuguesa, Álvaro
Núñez de Lara trató de concertar un nuevo matrimonio real, esta vez con Sancha, hija del rey
Alfonso IX de León. El acuerdo disponía que Enrique I se convertiría también en rey de León a
la muerte de Alfonso IX, pero todo se vino abajo cuando Enrique I murió inesperadamente antes
de que la boda se hubiera celebrado (le cayó una teja en la cabeza). Entonces Berenguela, la
hermana mayor de Enrique I que había sido desplazada de la regencia por Álvaro Núñez, logró
ser aclamada reina de Castilla, pero inmediatamente abdicó en Fernando III, el hijo de
dieciséis años que había tenido con Alfonso IX de León antes de que Inocencio III les obligara a
disolver el matrimonio. Fernando III se había educado en León, en la corte de su padre, y ahora
se trasladó a Castilla. Alfonso IX trató de aprovechar la situación para tomar el control de la
política castellana, pero no lo hizo con el suficiente tacto y sólo consiguió desencadenar una
guerra entre ambos reinos.
El Jwarizmsah Alá al-Din había extendido su dominio sobre buena parte de Irán y ahora
amenazaba Bagdad.
El Papa Honorio III reconoció a Esteban Nemanjic como rey de Servia y se celebró una
ceremonia de cononación según el rito católico.
En Noruega murió el rey Inge, y fue sucedido por Haakon IV, hijo bastardo de Haakon III,
motivo por el cual la Iglesia se negó a reconocerlo.
181
Frente a los recelos que todavía suscitaba en la Iglesia su congregación de mendicantes,
Francisco de Asis encontró respaldo en el cardenal Ugolino de Conti. Al parecer, Francisco
tuvo la intención de ir a predicar a Francia, pero el cardenal le recomendó que se quedara en
Italia. (No hubiera sido extraño que en Francia se hubiera encariñado con los cátaros y hubiera
acabado acusado abiertamente de hereje.)
En septiembre Raimundo IV tomó Tolosa con la ayuda de un ejército aragonés dirigido por el
regente Sancho, el conde de Rosellón y Cerdaña, pero éste se retiró poco después ante la
amenaza de excomunión que lanzó Honorio III. Simón de Montfort inició una serie de ataques a
la ciudad. Los cátaros todavía no estaban acabados. y los valdenses tampoco, a pesar de que ese
año murió Pedro Valdo. En 1218, habiendo desaparecido la férrea autoridad de su fundador, los
valdenses se dividieron definitivamente en dos ramas antagónicas: los franceses y
los lombardos. Simón de Montfort murió de una pedrada mientras asediaba Tolosa. Fue
sucedido por su hijo Amaury de Montfort, pero Raimundo VI no tuvo dificultad en expulsarlo
de su condado con la ayuda de la población.
Simón de Montfort había heredado por vía materna un condado inglés, el condado
de Leicester, y éste fue heredado por su tercer hijo, llamado también Simón de Montfort.
Domingo de Guzmán dispersó a sus dieciséis religiosos, que envió a París, Madrid, Bolonia y
Roma. Él se dedicó a predicar y a organizar su orden, que el año anterior había tomado el
nombre definitivo de Hermanos Predicadores, aunque fueron más conocidos
como dominicos. En París se establecieron en la calle deSaint-Jacques, lo que les valió el
nombre de jacobinos.
La virgen María se le apareció a un mercader de origen francés que vivía en Barcelona y que se
llamaba Pedro Nolasco. La virgen le pidió que fundara una orden en su honor que, bajo su
advocación, se dedicara a la redenció de cristianos cautivos de los moros. Pocos días después
Pedro fundaba, con la ayuda del rey Jaime I, una orden militar que recibió el nombre de Orden
de Santa Eulalia, porque su primera sede fue el hospital de Santa Eulalia.
Ese año murió el duque de Borgoña Eudes III, que había sido uno de los principales dirigentes
de la cruzada Albigense. Fue sucedido por su hijo Hugo IV.
También murió el emperador Otón IV, y los nobles leales a él fueron reconociendo
paulatinamente la autoridad de Federico II. En cambio, Florencia entró en guerra con Pisa, a
quien disputaba la supremacía sobre la Toscana. La división local entre güelfos y gibelinos se
extendió ahora a las demás ciudades de la región, según se alinearan con Florencia o con Pisa.
En general, el partido güelfo dominó en Florencia, Bolonia, Milán, Mantua, Ferrara y Padua,
mientras que los gibelinos lo hicieron en Pisa, Cremona, Pavía, Módena, Siena, Rímini y
Lucca.
En Inglaterra la situación política se había normalizado bajo Enrique III y su protector, el conde
de Pembroke Guillermo el Mariscal. Stephen Langton fue restituido en su cargo de arzobispo de
Canterbury.
Los reyes Alfonso IX de León y su hijo Fernando III de Castilla cayeron en la cuenta de que
estaban perdiendo el tiempo luchando entre ellos cuando los almohades habían quedado
completamente desestabilizados tras la batalla de las Navas de Tolosa, por lo que nunca lo
habían tenido tan fácil para conquistar Al-Ándalus. Así pues, hicieron las paces y sus ejércitos
se volvieron hacia el sur.
En Bulgaria, el apoyo de los bogomilos hizo que finalmente Juan III Asen pudiera derrocar a su
primo Boril y ser reconocido como rey.
182
El emperador Teodoro I de Nicea contrajo matrimonio con María, hija de la Emperatriz Latina
Yolanda, en un intento de recuperar Constantinopla.
En Chipre murió el rey Hugo I y fue sucedido por su hijo Enrique I de Lusignan, que tenía
entonces un año de edad.
Luis el León, el hijo de Felipe II de Francia, atacó sin éxito el condado de Tolosa.
El rey Valdemar II de Dinamarca reunió una flota con la que derrotó a los estonios y se dispuso
a convertirlos al cristianismo. Fundó la ciudad de Reval.
Las hordas mongolas habían entrado de nuevo en el país de los karajitay y el jwarizmsah
cometió el error de matar a uno de sus embajadores. Gengis Kan se lanzó sobre su reino. La
primera ciudad musulmana que tomó fue Bujará. Sus murallas no fueron un gran obstáculo. En
palabras del Gran Kan: "La fuerza de una pared no es ni mayor ni menor que la de los hombres
que la defienden". Los mongoles llevaban con ellos ingenieron chinos que sabían construir
torres y catapultas. Cuando tomó la ciudad, cuentan que entró en la mezquita y dijo: "Hemos
cortado la hierba, dad de comer a los caballos." (¿?) Cuando se enteró de que la religión del
país exigía peregrinar a la Meca dijo: "El poder de los cielos no está sólo en un lugar, sino en
los cuatro ángulos de la tierra." Su religión consistía en que "Hay un solo Dios, creador del
cielo y de la tierra, que nos concede la vida o la muerte, riquezas o miseria, y tiene sobre todo
un poder absoluto."Al parecer, se trataba de la versión del cristianismo nestoriano que conoció
en su juventud. Después de Bujara cayó Samarkanda.
Ese año murió el conde de Pembroke, Guillermo el Mariscal. Fue sucedido por su hijo, también
conocido como Guillermo el Mariscal. Desde ese momento, el principal apoyo del rey Enrique
III de Inglaterra (que tenía entonces doce años) fue la Iglesia.
En Armenia murió el rey León II y fue sucedido por su hija Isabel. Esto permitió al conde de
Trípoli Bohemundo IV arrebatarle el principado de Antioquía a su sobrino Raimundo, que
murió privado de apoyo.
También murió Yolanda, la Emperatriz Latina, pero su yerno, el emperador Teodoro I de Nicea,
no pudo hacerse con el Imperio Latino, sino que los barones eligieron emperador a Roberto de
Courtenay, hijo de Yolanda, que se encontraba en Francia. Teodoro I, furioso, se alió con el rey
servio Esteban Nemanjic, que pasó de católico a ortodoxo, ya que Teodoro I le otorgó entonces
el reconocimiento de una Iglesia Servia independiente.
183
En 1220 murió el sultán de Rum Kaykaús I y fue sucedido por Kayqubad I, hijo de Kayjusraw
I.
También murieron el margrave de Brandeburgo Alberto II, que fue sucedido por sus hijos Juan
I y Otón III, y el duque Teobaldo I de Lorena, que fue sucedido por Mateo II.
Una vez quedó claro que Federico II no tenía rivales en el Sacro Imperio Romano, el Papa
Honorio III lo coronó emperador. Previamente, Federico II hizo nombrar rey de Romanos a su
hijo Enrique, el rey de Sicilia, que tenía ahora nueve años.
El rey Fernando III de Castilla se casó con Beatriz de Suabia, prima del emperador, hija del
duque Felipe de Suabia (el que había disputado el Imperio a Otón IV antes de Federico II). Por
su parte, el conde de Provenza Ramón Berenguer V se casó con Beatriz de Saboya, hija del
conde Tomás I de Saboya, y el rey Jaime I de Aragón se casó (a los doce años) con Leonor, hija
de Alfonso VIII de Castilla (y tía de Fernando III)
Los mongoles recorrían a sus anchas el reino de Jwarizm persiguiendo al rey, que al final se
refugió en una isla del Caspio y allí murió.
También se escribió por esta época La búsqueda del Santo Grial en el que la leyenda adquiere
su forma definitiva. De acuerdo con las ideas introducidas por Robert de Boron, el Santo Grial
era ahora el Cáliz que usó Jesucristo en la última cena, fue llevado a Inglaterra por los
descendientes de José de Arimatea y los caballeros del rey Arturo tratan de encontrarlo, pero
sólo un caballero puro podía encontrarlo, por ello, Lancelot, Gauvain, Bohort y Perceval no
pudieron hacerse con él, y fue Galaad, el hijo de Lancelot, completamente casto, quien lo
recuperó.
En Francia murió el poeta Jean Bodel, autor de un poema épico: La chanson des
saisnes (Cantar de los sajones), varios poemas líricos y, sobre todo, un poema dramático, Jeu de
saint Nicolas (Juego de san Nicolás), donde "juego" significa obra de teatro. A lo largo del siglo
precedente, en las iglesias tenían lugar representaciones teatrales en latín sobre temas religiosos,
luego habían surgido obras en las que el latín se mezclaba con el francés, pero ahora se estaban
escribiendo ya obras en francés donde la religión intervenía en los argumentos de forma
secundaria.
Francisco de Asís seguía en Egipto, pero se enteró de que los vicarios que le sustituían al frente
de su orden habían introducido algunas modificaciones y volvió a Italia de inmediato. Dimitió
como ministro general y nombró como sustituto a Pedro de Catania. Entonces reanudó sus
predicaciones y su vida de eremita.
En el sureste asiático empezó a hacerse notar un pueblo al que las fuentes de Angkor
llamaban thai syam, (siameses de occidente). Llevaban bajo el dominio de Angkor alrededor de
ciento cincuenta años. Antes de la era cristiana habían habitado en el sur de China (aunque no
eran de raza china), y lentamente habían ido emigrando hacia el sur. Ahora un pueblo siamés
expulsaba al gobernador de Angkor.
184
En Japón, el shogun Sanetomo fue asesinado, y el emperador Go-Toba trató de recuperar el
poder efectivo y declaró ilegal al gobierno militar de los dictadores shogun y los regentes
shikken. Sin embargo, el shikken Hojo Yoshitoki venció al ejército imperial en Uji y exilió a
Go-Toba. Desde entonces los shikken del clan Hojo se asignaron todos los poderes y nombraron
los emperadores a su arbitrio.
Gengis Kan penetró en Afganistán, saqueó Gazni y llegó hasta el Indo. Algunas incursiones
mongolas llegaron hasta Georgia.
En África, Dunama Dabalemi subió al trono del hasta entonces modesto reino de Kanem, y
empezó a practicar una política de expansión, apoyada en un ejército poderoso, sobre todo
gracias a su caballería.
El rey Alejandro II de Escocia se casó con Juana, una hermana de Enrique III de Inglaterra, que
tenía entonces once años.
El sultán al-Kámil ofreció a los cruzados todas las posesiones musulmanas en Tierra Santa si
abandonaban Egipto, pero los cristianos decidieron conquistar Egipto primero y negociar
después. Un ejército partió de Damieta hacia El Cairo, pero una crecida del Nilo lo aisló de
Damieta y ello permitió a al-Kámil atacar con ventaja. Los cruzados fueron derrotados, tuvieron
que pedir una tregua y abandonaron Damieta. De este modo, la quinta cruzada terminó en un
completo fracaso. El rey de Hungría, Andrés II el Hierosomilitano, volvió a su país. En su
ausencia, los señores feudales habían llegado a alcanzar un gran poder, y en 1222 el rey tuvo
que aceptar la llamada Bula de oro, un documento similar a la Carta Magna inglesa que
exoneraba de impuestos a la pequeña nobleza y que admitía la restricción de los privilegios
reales.
El rey de Bulgaria Juan III Asen hizo un intento de apoderarse de Constantinopla con ayuda de
Hungría y de Nicea, pero no consiguió ningún resultado.
En Holanda murió el conde Guillermo I, que fue sucedido por Florencio IV.
Raimundo de Peñafort ingresó en la orden dominica y pronto ocupó el cargo de confesor del rey
Jaime I de Aragón.
185
LA SEXTA CRUZADA
En 1222 murió el emperador de Nicea, Teodoro I Lascaris y fue sucedido por su yerno Juan III
Ducas Vatatzes (casado con su hija Irene). También murió el emperador de Trebisonda Alejo I
Comneno. Poco antes había conquistado a los venecianos el sur de la península de Crimea y
cedió los derechos comerciales a los genoveses. También él fue sucedido por su
yerno, Andrónico I Gidos. El déspota de Épiro Teodoro Ángelo invadió el reino de Tesalónica
aprovechando la ausencia del rey latino.
En Francia murió el conde Raimundo VI de Tolosa, dueño de su condado pese a los intentos de
arrebatárselo por parte de Amaury de Montfort y a las intrigas de Felipe II de Francia. Fue
sucedido por su hijo Raimundo VII.
El vizconde Guerau IV de Cabrera logró que Jaume I le concediera el condado de Urgel, que
venía reclamando desde la muerte del conde Armengol VIII, catorce años atrás.
Desde que los mongoles acabaron con el reino de Jwarizm, todos sus territorios, hasta
Mesopotamia, quedaron sumidos en la anarquía y a merced de las incesantes incursiones
mongolas. Ese año tomaron la ciudad de Merv y decapitaron a todos sus habitantes excepto a
cuatrocientos artesanos. Con las cabezas formaron una pirámide monumental. La ciudad, que
hasta entonces había sido bastante próspera, nunca se recuperó.
El sultán de Egipto al-Kámil envió sus ejércitos hacia el este para rechazar a los bárbaros. Así
llenó el vacío de poder que se había creado en la región y los restos del fragmentado Imperio
Selyúcida cayeron bajo su esfera de influencia.
En 1223 murió el rey de Francia, Felipe Augusto. Una prueba de que la monarquía capeta estaba
finalmente consolidada fue el hecho de que, por primera vez, el heredero no fue coronado en
vida de su padre. Felipe Augusto no lo consideró necesario. Unas semanas después de su
muerte, su hijo Luis VIII el León fue coronado junto con su esposa, Blanca de Castilla, sin que
nadie cuestionara la sucesión. La coronación de Luis VIII fijó definitivamente el protocolo que
seguirían las coronaciones posteriores: En la catedral de Reims (cuya construcción se había
inciado doce años atrás), el rey juraba gobernar con justicia y proteger a la Iglesia, luego el
arzobispo procedía a la unción con el óleo bendecido y le entregaba los emblemas de su poder:
cetro, espada, mano de justicia, anillo y la corona con ocho flores de lis y doscientas setenta y
tres perlas. Los grandes del reino y el arzobispo conducían al rey hasta su trono, donde era
aclamado por la concurrencia. Con el santo óleo el rey recibía poderes milagrosos: tras la
ceremonia, imponía las manos a los escrofulosos para sanarlos.
También murió Sancho de Aragón, el conde de Rosellón y Cerdaña. Fue sucedido por su
hijo, Nuño I.
Federico II enviudó de Constanza, tía del rey Jaime I de Aragón. Inmediatamente, el Papa
Honorio III empezó a negociar con Juan de Brienne el matrimonio del emperador con su hija, la
reina Isabel II de Jerusalén, al tiempo que instaba a Federico II (que ya se había escaqueado de
la anterior) a organizar una sexta cruzada.Federico II aceptó una vez más con reservas, y
Honorio III empezó a predicar la cruzada.
En Portugal murió el rey Alfonso II. Recientemente había sido excomulgado por Honorio III,
pues el rey había hecho verificar todos los títulos de propiedad de los eclesiásticos y había
confiscado los territorios cuya pertenencia legítima no pudo ser comprobada, al tiempo que
prohibía que los eclesiásticos pudieran adquirir bienes inmuebles. Fue sucedido por su
186
hijo Sancho II, cuya madre, Urraca, era hermana de Berenguela, la madre de Fernando III de
Castilla, por lo que ambos eran primos. El nuevo rey tenía tan sólo diceciséis años, así que reinó
bajo la tutela de Gonçalo Mendes y Pedro Anes, quienes lograron finalmente un acuerdo con la
Iglesia.
El rey Haakón IV de Noruega logró finalmente que la Iglesia de su país lo reconociera como rey
a pesar de ser hijo natural. Siguió una política de aplicación estricta de las leyes, con la que
consiguió cierta prosperidad. Se enfrentó a los escoceses en el dominio de las islas Hébridas y
las Orcadas. Islandia y Groenlandia se le sometieron espontáneamente.
Los Mongoles habían atravesado Georgia y habían derrotado a los cumanos unos años antes,
por lo que éstos se aliaron a sus tradicionales enemigos, los principados rusos del sur
(Kíev, Galitzia, Volinia), pero la alianza sufría ahora una grave derrota. Sin embargo, el ejército
mongol se replegó a Mongolia.
La reina Isabel de Armenia se casó con Felipe de Antioquía, que se convirtió así en el nuevo
rey.
Francisco de Asís redactó una nueva versión de la regla franciscana, siempre con la ayuda del
cardenal Ugolino de Conti, que fue aprobada por Honorio III. En1224, durante un retiro, recibió
los estigmas de las llagas de Cristo. Luego volvió a Asís, donde cayó gravemente enfermo por
una enfermedad contraída en Oriente (pero las llagas eran de Cristo, no hay razón para pensar
que la enfemedad tuviera algo que ver en eso). Terminó entonces el Cántico al sol, un poema en
que da gracias a Dios por haber creado el sol, la luna, las estrellas, los animales, el viento, el
agua, etc., a los que trata de hermanos, y que puede considerarse la primera obra literaria escrita
en italiano.
Una gran invasión de bárbaros chichimecas acabó con el esplendor del Imperio Tolteca de
Tollan. Según la leyenda, los invasores estaban capitaneados por un héroe llamado Xólotl, del
que descendían todas las dinastías chichimecas posteriores del valle de México. Los recién
llegados, al igual que sus predecesores, adquirieron rápidamente la cultura tolteca. El éxito de
los chichimecas se debió al arco y las flechas que se mostró superior a las armas toltecas. Los
invasores establecieron su capital en Tenayuca, donde elevaron un templo dedicado al culto de
dos dioses: Tlaloc y Tezcatlipoca.
El conde Raimundo VII de Tolosa derrotó definitivamente a Amaury de Montfort e hizo una
oferta de sumisión a la Iglesia, pero Amaury cedió a Luis VIII de Francia todos sus derechos
sobre el condado de Tolosa, con lo que Raimundo VII se encontró ante un enemigo mucho más
peligroso. Por otra parte, Luis VIII se apoderó del condado de Poitiers, de modo que el rey
Enrique III de Inglaterra conservó únicamente el ducado de Aquitania en territorio francés. El
joven rey tenía ahora nueve años, y estaba bajo la influencia del conde de Pembroke, que se
casó con su hermana Leonor.
El emperador Federico II promulgó una ley imperial que condenaba a muerte a los herejes.
El déspota de Épiro Teodoro Ángelo terminó la conquista del reino Latino de Tesalónica al
tomar su capital, tras lo cual se proclamó emperador de Tesalónica. Dominaba, Épiro, Tesalia y
gran parte de Macedonia. El emperador latino Roberto I fue derrotado en Poimamenon por el
emperador Juan III de Nicea, quien en1225 le arrebató además Adrianópolis y varias islas del
187
Egeo. El Imperio Latino se redujo en poco tiempo a Acaya (el Peloponeso) y los alrededores de
Constantinopla. Teodoro Ángelo le arrebató a su vez Adrianópolis a Juan III.
Los Xixia se habían rebelado contra el dominio mongol y Gengis Kan emprendió una campaña
de castigo.
Ese año se celebró el matrimonio de Federico II y la reina Isabel II de Jerusalén, con lo que el
emperador se convirtió teóricamente en el nuevo rey, si bien en la práctica seguía en Italia y la
sexta cruzada no daba muestras de ir adelante. A pesar de todo, depuso a su suegro, Juan de
Brienne, que partió para Italia para discutir el asunto. Leonardo Fibonacci dedicó a Federico II
su Liber quadratorum. El emperador siempre había mostrado cierto interés por la "ciencia",
especialmente la astrología y las ciencias naturales. Las malas lenguas decían que hizo asfixiar a
un hombre en una tinaja herméticamente cerrada para averiguar qué le pasaba al alma después
de la muerte.
El duque Pedro I de Bretaña, que había sido consejero de Felipe Augusto y ahora seguía
siéndolo de su hijo Luis VIII, cesó en esta función por sus diferencias con la reina.
En Inglaterra se formuló una nueva versión de la Carta Magna (que es la que hoy se conserva).
El rey Valdemar II de Dinamarca había sido capturado dos años antes por el conde de Schwerin,
y ahora recuperó su libertad tras el pago del pertinente rescate.
El rey Andrés II de Hungría había llamado años antes a los caballeros de la Orden Teutónica
para luchar contra los cumanos, pero, después de su encuentro con los mongoles, éstos ya no
eran una amenaza para él, cosa que no podía decir de los caballeros teutónicos. Por ello los
expulsó de su reino. Coincidió que, desde el año anterior, los prusianos estaban dando
problemas a Conrado de Mazovia, el hermano del duque de Polonia Leszek el Blanco, así que
aquél solicitó la ayuda del gran maestre Hermann de Salza. Los templarios llegaron a la
conclusión de que luchar contra los paganos estaba mejor visto que intrigar contra un rey
cristiano, así que aceptaron la invitación del polaco y dejaron Hungría de buen grado.
En 1226 obtuvieron del emperador Federico II la soberanía de las tierras que conquistaran a los
prusianos, y desde ese momento la orden se volcó en Prusia.
También murió el rey de Armenia, Felipe de Antioquía, y su viuda, Isabel, volvió a casarse con
el que se convirtió en el nuevo rey: Hetum I.
Luis VIII de Francia encabezó una nueva cruzada contra los cátaros en general y contra el conde
Raimundo VII de Tolosa en particular. Tomo Aviñón, cuyas fortalezas mandó destruir, y luego
conquistó las demás ciudades de la región, los cátaros se ahogaron en su sangre, pero el rey
murió en un combate y esto permitió rehacerse al conde.
La monarquía francesa entró en una situación difícil: el heredero de Luis VIII era su hijo Luis
IX, que tenía sólo doce años de edad, y era hijo de un rey que sólo había reinado tres años. La
energía de su madre, Blanca de Castilla, fue decisiva. El conde Teobaldo IV de Champaña se
había aliado con Raimundo VII de Tolosa en vida de Luis VIII y ahora confabuló contra Blanca
junto con otros señores feudales. Sin embargo, la reina supo tratar la situación e hizo valer los
derechos de su hijo. Entre sus apoyos estuvo el conde Fernando de Flandes, al que Luis VIII
había liberado ese mismo año (a cambio de unos cuantos territorios y de que los flamencos
renovaran el juramento de vasallaje directo al rey de Francia). El caso fue que en 1227 Teobaldo
IV empezó a tratar de ganarse el favor de la reina.
188
El señor de Beirut, Jean d'Ibelin, que había sido regente de Jerusalén, se convirtió ahora en
regente del reino de Chipre, donde el rey Enrique I de Lusignan, acababa de cumplir diez años.
El rey de Dinamarca se había ganado el sobrenombre de Valdemar II Sejr (el victorioso), pero
las cosas empezaron a cambiar a partir del momento en que fue derrotado por los alemanes
en Bornhöved.
Ese año murió el rey de Servia, Esteban Nemanjic, que fue sucedido por su hijo Radoslav.
En Polonia murió el duque Leszek el Blanco, lo que permitió a Ladislao III hacerse de nuevo
con el ducado.
También murió el Papa Honorio III, y fue sucedido por Ugolino de Conti, que adoptó el nombre
de Gregorio IX. El ejército de la sexta cruzada estaba reunido en Italia listo para embarcar, pero
una epidemia de la que no escapó el propio emperador obligó a Federico II a retrasarla. Federico
II llevaba doce años asegurando que partiría a Tierra Santa, y Gregorio IX no consideró
aceptable que la situación se prolongara un día más, así que lo excomulgó. Por su parte,
Federico II inició negociaciones con el sultán de Egipto al-Kámil que indignaron a Gregorio IX
todavía más. Se inició así un nuevo enfrentamiento entre el emperador y el Papa que
inmediatamente se reflejó en las querellas entre güelfos y gibelinos en el norte de Italia. El año
anterior ya se habían producido algunas revueltas en las ciudades güelfas y, a partir de este
momento, los güelfos se declararon partidarios del Papa frente a los gibelinos, partidarios de
emperador.
Pero la muerte más sonada del año fue, sin duda, la de Gengis Kan, que murió enfermo durante
su campaña contra los Xixia. Su funeral consistió en un festín en honor de su alma, que duró
tres días, en el que cuarenta mujeres fueron inmoladas para que fueran a servirle en el otro
mundo.
Ant
es de morir, el Gran Kan había repartido su imperio entre sus
hijos: Yuci, Yagatay, Ogoday y Tuli. Éste último, el menor de los cuatro, recibió las tierras de
Mongolia y ejerció la regencia hasta que el consejo de los jefes pudiera reunirse y elegir el
nuevo kan.
189
El rey Jaime I de Aragón cumplió diecinueve años. Su reinado hasta entonces había sido muy
difícil y traumático, pues a sus pocos años tuvo que hacer frente a las intrigas y rebeliones de
nobles tanto catalanes como aragoneses. El monarca había pasado por situaciones de extremo
peligro, e incluso tuvo que luchar cuerpo a cuerpo con el noble aragonés Pedro de
Ahonés. Finalmente dominó la situación y pudo gobernar personalmente. La orden del Temple
estaba adquiriendo fama de esotérica y oscurantista, y el hecho de que Jaime I hubiera sido
educado por los templarios le dio esa misma fama. Se llegó a decir incluso (sin ningún
fundamento, claro está) que el que reinó no fue el verdadero Jaime I, sino un desconocido que
los templarios pusieron en su lugar.
El rey tenía como amante a Aurembiaix, hija del difunto conde Armengol VIII de Urgel, y
en 1228 se separó de su esposa Leonor, tía de Fernando III de Castilla. Además, Jaime I se
convenció de que Aurembiaix era la legítima heredera del condado, por lo que se lo otorgó,
desposeyendo para ello al conde Guerau, primo de la nueva condesa.
Las Cortes de Aragón, reunidas en Barcelona, acuerdan la conquista de las islas Baleares (pues
la flota balear era la mayor molestia para los comerciantes catalanes). El Papa Gregorio IX
ordenó a Raimundo de Peñafort que predicara una cruzada contra Mallorca en las regiones de
Arles y Narbona. Jaime I desembarca en Mallorca y, tras dos meses de asedio, cae la ciudad
de Palma. La capacidad de reacción almohade es nula. Al contrario, el gobernador de
Murciaibn Hud se declaró rey, y durante los años siguientes extendió su reino hasta Córdoba,
Sevilla y Niebla, si bien en esta última ciudad se le sublevó ibn Mahfud, que formó su propio
reino taifa. En Túnez Abú Zakariyya fundó la dinastía de los Hafsíes, que, no obstante, se
reconocieron tributarios de los almohades.
Los caballeros teutónicos barrían a los prusianos con facilidad: los diezmaron y los
desposeyeron de sus tierras en beneficio de colonos alemanes.
El emperador latino de Oriente, Roberto I de Courtenay, incapaz de hacer frente a los distintos
emperadores bizantinos que le rodeaban, trató de huir a Roma, pero murió en Morea. Fue
sucedido por su hermano de once años, con el nombre de Balduino II.
Mientras tanto Federico II partía por fin hacia Oriente al mando de la sexta cruzada. El Papa
Gregorio IX, ofendido porque el emperador no había hecho ninguna clase de retractación
pública para que le fuera levantada la excomunión, eximió a sus súbditos de su juramento de
fidelidad. Por otra parte, Gregorio IX canonizó al que había sido su protegido, san Francisco de
Asis.
Federico II tuvo un hijo, Conrado, de su segunda esposa, la reina Isabel II de Jerusalén, que
murió a consecuencia del parto. Las negociaciones que había iniciado con al-Kámil antes de su
marcha se completaron según lo previsto (ya que el interés principal de al-Kámil era tener las
manos libres para poder consolidar su dominio en oriente). En 1229 se cerró el acuerdo por el
cual los ayubíes cedían a Federico II Jerusalén, Belén y Nazaret, así como el acceso a estas
ciudades. Además se acordaba una tregua de diez años. El emperador entró en Jerusalén y allí se
hizo reconocer como rey, si bien cedió el título a su hijo Conrado, recién nacido. Mientras tanto,
Gregorio IX hizo que la Liga Lombarda invadiera el reino de Sicilia.
Ese año murió el príncipe Godofredo I de Acaya, que fue sucedido por su hijo Godofredo
II. Juan de Brienne había perdido toda autoridad sobre el reino de Jerusalén, pero fue llamado
por los barones del Imperio Latino de Constantinopla para hacerse cargo de la difícil situación
ante la minoría de edad del rey Balduino II.
190
En Valencia murió el gobernador Abú Zaid, y su sucesor, Zaiyan ibn Sad, se proclamó rey.
En Polonia el duque Ladislao III fue expulsado por segunda vez, y el ducado pasó a Conrado de
Mazovia.
El rey de Suecia Erik Eriksson, que acababa de cumplir trece años, tuvo que huir a Dinamarca
cuando un primo suyo, Canuto Lange, usurpó su trono.
Los mongoles eligieron como sucesor de Gengis Kan a su hijo Ogoday Kan, quien dio al
Imperio una administración china.
El conde Raimundo VII de Tolosa no pudo resistir por más tiempo a la monarquía francesa y
tuvo que firmar el desventajoso tratado de París, por el que cedía la zona mediterránea de sus
dominios y concertaba el matrimonio de Juana, su única hija, con Alfonso, hermano del rey
Luis IX. Simón de Montfort, viendo que ya no podía sacar ningún partido, marchó a Inglaterra
como conde de Leicester.
Ese año murió el conde Hugo IV de Ampurias y fue sucedido por su hijo Poncio IV.
Desde la derrota en las Navas de Tolosa, el Imperio Almohade contempló una rápida sucesión
de Califas: al-Násir había sido sustituido por al-Mustansir, éste fue pronto sustituido por al-
Majlú, éste por al-Ádil y ahora se imponía al-Mamún. Sin embargo, una buena muestra de
cómo habían cambiado los tiempos fue que al-Mamún tuvo que pedir ayuda para tomar
Marrakech nada menos que a Fernando III de Castilla, que le envió un ejército de caballeros
castellanos.
Federico II había regresado a Italia a mediados del año anterior, y se encontró con una
sublevación general apoyada por Gregorio IX. El emperador acabó comprendiendo que con las
armas no iba a triunfar y aceptó la Paz de san Germano, por la que se reconciliaba con la
Iglesia. Sin embargo, en Lombardía continuó la pugna entre güelfos y gibelinos.
Ese año murió el duque de Austria Leopoldo VI el Glorioso. Había luchado en Francia contra
los albigenses y en España contra los musulmanes. Acudió en dos ocasiones a Palestina. Fue
sucedido por Federico II.
191
También murió el rey Otakar I de Bohemia, que fue sucedido por su hijo Venceslao I. Llevaba
seis años casado con Cunegunda, hija del duque Felipe de Suabia y prima del emperador
Federico II.
LA RECONQUISTA DE ESPAÑA I
La vida en el Occidente medieval era muy simple: por una parte estaban los buenos (es decir,
los católicos) y por otra los malos (los paganos y los herejes). Era muy fácil distinguir a unos de
otros: los paganos eran salvajes barbudos, como los herejes bizantinos, que también llevaban
barbas a pesar de su sofisticada civilización. Los herejes más perniciosos eran, sin duda, por su
poderío y abundancia, los musulmanes, también fáciles de reconocer por su tez oscura y sus
vestimentas orientales. Tampoco era difícil identificar a un judío y, en último extremo, un
sencillo examen anatómico permitía distinguirlos inequívocamente. Sin embargo, en las últimas
décadas esta simplicidad se estaba desmoronando por la irrupción de unas clases de herejes
mucho más peligrosos: los cátaros, los valdenses, etc. eran herejes que parecían personas
normales. Incluso aparentaban ser especialmente virtuosos, ya que denunciaban los abusos de
los poderosos o la corrupción de algunos eclesiásticos, ensalzaban la caridad y la pobreza, etc.
Esto desconcertaba a una gran parte de la población, que ya no sabía a qué atenerse. Cualquiera
que predicara la humildad y reclamara alguna clase de justicia podía ser un hereje y, ¿cómo
saberlo? Si no se los detectaba a tiempo, podían multiplicarse y volverse una amenaza, como
había sucedido con los albigenses, a los que tanto había costado exterminar.
Cada vez era más frecuente que uno u otro infeliz fuera catalogado de hereje por sus vecinos,
que se apropiaban de sus posesiones después de haberlo asesinado. Esta clase de
ajusticiamientos no podía dejarse en manos de incontrolados, sino que estaba claro que era la
Iglesia Católica la que debía asumir la responsabilidad de juzgar y asesinar a los herejes. El
Papa Gregorio IX extendió a todos los territorios católicos la ley de pena de muerte contra los
herejes que el emperador Federico II había decretado seis años antes, y tomó medidas para
asegurarse de su cumplimiento. La principal fue la creación en 1231 del Tribunal de la
Inquisición, que fue confiado a la orden de los dominicos. Gregorio IX nombró diversos
inquisidores a los que asignó distintos territorios. En Alemania designó a Conrado de
Marburgo. En Aragón el rey Jaime I y su confesor, Raimundo de Peñafort, solicitaron la
implantación del nuevo tribunal. De éste último se conserva un Manual práctico de
inquisidores, en el que se explica con todo detalle su modo de actuación:
Cuando un inquisidor llegaba a una población, dirigía una alocución a los cristianos y anunciaba
el tiempo de gracia, durante el cual, los culpables que confesaban libremente su culpa eran
perdonados y se les imponía leves penitencias espirituales. Luego comenzaba el interrogatorio
sistemático, sin abogados. Concluida la investigación, el inquisidor promulgaba la sentencia,
que podía consistir en la muerte en la hoguera, la cárcel (a menudo cadena perpetua), la
confiscación de bienes, etc. Algunos condenados eran obligados a llevar una cruz en sus
vestiduras.
Su reciente elección como rey de León hizo que Fernando III tuviera que poner fin a su brillante
campaña contra los moros. Un sector de la sociedad leonesa no lo aceptó y tuvo que dedicar un
tiempo a pacificar sus nuevos dominios. Un gobernador moro llamado al-Ahmar, que había
colaborado con el rey castellano en la conquista de Sevilla y Jerez, se apoderó de esta última
ciudad en 1231.
Ese año murió Aurembiaix, la condesa de Urgell, y su marido, Pedro de Portugal, cedió el
condado al rey Jaime I de Aragón a cambio de Mallorca.
192
El rey Sancho VII de Navarra no tenía hijos, y llegó a un acuerdo de prohijamiento
en Tudela con el rey Jaime I, de modo que el superviviente poseería ambos reinos. Teniendo en
cuenta que Sancho VII era mucho mayor, todo apuntaba a que Navarra y Aragón se unirían bajo
Jaime I.
Juan de Brienne exhortó a los barones del Imperio Latino de Constantinopla que habían
requerido su ayuda a que lo nombraran emperador si efectivamente querían contar con ella. Así
lo hicieron, en detrimento del joven Balduino II, que tenía entonces trece años. Para legitimar la
situación, Juan de Brienne lo casó con su hijaMaría y rechazó los ataques del emperador Juan
III de Nicea.
Ese año murió el duque de Baviera, y conde palatino del Rin, Luis I, que fue sucedido por su
hijo Otón el Ilustre. También murió el conde Guillermo de Pembroke. El rey Enrique III de
Inglaterra tenía ya veinticuatro años, pero no ejercía gran autoridad sobre los nobles.
En 1232, éstos obligaron a dimitir a su justicia Hubert du Bourg, y abandonó el gobierno en
manos de favoritos franceses.
Los barones del reino de Jerusalén expulsaron de Acre a los representantes del emperador
Federico II, aun reconociendo como rey a su hijo Conrado, que tenía entonces tres años.
En Sevilla, al-Basí, se rebeló contra la autoridad del rey ibn Hud de Murcia. Por otra parte, el
rey Fernando III de Castilla y León pudo ocuparse ya de la rebelión de al-Ahmar e inició una
segunda campaña contra los musulmanes, secundado por los ejércitos de las órdenes militares y
del arzobispo de Toledo. Por su parte, el rey Sancho II de Portugal contiuaba su avance sobre las
tierras del sur de su reino.
El conde Raimundo VII de Tososa tuvo que permitir la entrada de inquisidores dominicos
franceses en sus ciudades, donde su rigor provocó un constante estado de ansiedad y revuelta.
Menos fortuna tuvo la Inquisición en Alemania, donde Conrado de Marburgo fue asesinado y no
tuvo sucesor. El Santo Tribunal limitó su radio de acción al reino de Aragón, el sur de Francia y
el norte de Italia.
Ese año murieron el conde Fernando de Flandes, cuya viuda, Juana, siguió al frente del
condado, el conde Rodolfo II de Habsburgo y landgrave de la Alta Alsacia, que fue sucedido por
su hijo Alberto IV, y el conde Tomás I de Saboya, que fue sucedido por su hijo Amadeo IV.
También murió Bohemundo IV, el príncipe de Antioquía y conde de Trípoli. Fue sucedido por
su hijo Bohemundo V.
El conde Teobaldo IV de Champaña se casó con Margarita de Borbón. (Borbón era un señorío
situado en los territorios dominados directamente por los Capetos desde hacía más de un siglo.)
193
En 1234 murió el rey Sancho VII de Navarra. Según el acuerdo establecido tres años atrás,
debía de ser sucedido por Jaime I de Aragón, pero los navarros prefirieron a Teobaldo IV,
sobrino del fallecido. Así, el conde de Champaña se convirtió en el rey Teobaldo I de Navarra,
y la casa de Champaña sucedió a la casa Jimena en el trono navarro.
El rey Juan III de Bulgaria dominaba al rey Radoslav de Servia, al que terminó reemplazando
por su hermano Esteban III.
En Suecia murió el rey Canuto Lange y Erik Erikson pudo recuperar el trono que su primo le
había usurpado, aunque tuvo que luchar contra la familia del usurpador.
En Holanda murió el conde Florencio IV, que fue sucedido por Guillermo II.
También murió el conde Otón II de Borgoña, que fue sucedido por su hijo Otón III.
El rey Luis IX de Francia cumplió veinte años, y su madre, Blanca de Castilla, lo casó
con Margarita, hija del conde Ramón Berenguer V de Provenza.
Los mongoles se anexionaron los últimos restos del Imperio Jin, al norte de China. A partir de
ese momento, el Imperio Song dejó de apoyar a las milicias populares que combatían a su
vecino del norte, pero sus integrantes, habituados a la guerra, acabaron uniéndose a los
mongoles contra sus compatriotas.
El Papa Gregorio IX había nombrado capellán suyo a Raimundo de Peñafort, a quien le encargó
la compilación de las decretales, que constituyen una parte esencial del derecho canónico y, a
través de Raimundo, influyeron también en el derecho catalán. Ese mismo año canonizó a santo
Domingo de Guzmán. A petición de Hermann de Salza, el gran maestre de la Orden Teutónica,
decretó una cruzada contra los prusianos, mientras que el emperador Federico II lo nombraba
príncipe del Imperio y le concedía los territorios que conquistara en Prusia. Mientras tanto se le
rebeló su hijo Enrique, el rey de Sicilia. El emperador trataba de consolidar su poder
concediendo privilegios a los príncipes alemanes, mientras que la burguesía se alineó con
Enrique, hasta que se produjo el enfrentamiento abierto. La rebelión no tuvo mucho apoyo en
Alemania, pero sí en Lombardía. Sin embargo, Enrique fue derrotado en 1235 y su padre lo
desposeyó de sus títulos y lo encarceló en el sur de Italia. Luego traspasó el título de duque de
Suabia a su otro hijo, Conrado, el rey de Jerusalén, que tenía entonces siete años. Federico II se
casó con Isabel,hermana del rey Enrique III de Inglaterra. Ese año el emperador ayudó a
Gregorio IX a derrotar una rebelión en Roma. Raimundo de Peñafort logró que Gregorio IX
aprobara la orden de santa Eulalia.
El Imperio Almohade seguía desmoronándose. El rey de Túnez, Abú Zakariyya, ocupó Argel
con la ayuda de un ejército mercenario de al-Ándalus.
Ese año murió Beatriz de Suabia, la esposa del rey Fernando III de Castilla y León. El rey Jaime
I de Aragón conquistó la isla de Ibiza, mientras seguía su campaña en Valencia. Además se casó
con Violante, hija del rey Andrés II de Hungría, que murió ese mismo año. Uno de los actos
más destacados de su reinado fue la proclamación de la llamada Bula de Oro, similar a la Carta
Magna inglesa: exoneraba de impuestos a la pequeña nobleza y admitía la restricción de los
privilegios reales. Fue sucedido por Bela IV, quien trató de aumentar el poder de la monarquía.
También murió el emperador Andrónico I de Trebisonda, que fue sucedido por Juan I
Axuke. El rey Juan III de Bulgaria se alió con el emperador Juan III de Nicea y, para mostrarle
su adhesión, rompió la unión religiosa con Roma, mientras Nicea reconocía la independencia de
la Iglesia Búlgara. Atacaron Constantinopla junto con el emperador Manuel de Tesalónica, pero
el emperador Juan de Brienne pudo rechazar el ataque.
194
También murió el duque Enrique I de Brabante, que fue sucedido por su hijo Enrique II.
Cuando los almorávides conquistaron el Imperio de Ghana, más de siglo y medio antes, la parte
sur permaneció independiente y una buena parte del territorio acabó reorganizándose alrededor
del reino de Sosso, que anteriormente había sido vasallo de Ghana. Sin embargo, los nativos
habían perdido el control sobre el tráfico de oro. Más al sur, en el curso alto del río Níger, se
encontraron nuevos yacimientos, que fueron explotados por una comunidad de ciudades que sus
habitantes llamaban Mande, si bien es más conocida por una versión deformada de este
nombre: Mali. Este oro suscitó la codicia de los reyes de Sosso. El rey actual,Sumaoro
Kannte, había saqueado Mali hasta nueve veces, y finalmente había impuesto una severa
dominación. Sin embargo, en los últimos cinco años, un tullido llamado Sundiata Keita había
logrado dirigir una resistencia contra los opresores. Finalmente consiguió una brillante victoria
que puede considerarse el inicio delImperio de Mali. Sundiata Keita abolió la esclavitud entre
los mandingas, lo que aumentó su popularidad.
En 1236 murió Jean d'Ibeline, el señor de Beirut que había sido regente de Chipre. Ahora el rey
de Chipre, Enrique I de Lusignan, tenía ya diecinueve años.
En la India murió el sultán Iltutmis. Había conquistado Bengala y, sobre todo, había mantenido
a los mongoles fuera de sus fronteras. Fue sucedido por Raziyya.
Tras la elección de Ogoday como Gran Kan, los mongoles habían enviado una horda a Corea y
otra al norte de China. Ahora, una tercera horda partía hacia occidente desde Karakorum,
conducida por los generales Batú y Sabutai. El primero era nieto de Gengis Kan, hijo de Yuci,
al que su tío Ogoday le concedió todos los territorios que conquistara hacia el noroeste. El
segundo era un general veterano de Gengis Kan que ya había atacado Rusia anteriormente. A
finales de año ya habían destruido el reino de los Búlgaros del Volga y se disponían a continuar
su avance.
El rey Enrique III de Inglaterra se casó con Leonor, hija del conde Ramón Berenguer V de
Provenza. La condesa Juana de Flandes se casó con el conde de Piamonte, Tomás II de Saboya.
El rey Jaime I de Aragón concedió el condado de Urgel al conde Poncio IV de Cabrera
(ahora Poncio I de Urgel) a cuyo padre Guerau I (IV de Cabrera) le había desposeído
anteriormente del condado en beneficio de su amante Aurembiaix.
La exitosa campaña de Fernando III de Castilla y León terminó con la conquista de Córdoba, la
que había sido capital del Califato de al-Ándalus. Esto causó un gran impacto tanto entre los
musulmanes como entre los cristianos. Se cuenta que el rey mandó fundir las lámparas de la
mezquita para hacer campanas, y luego las hizo transportar a hombros de moros hasta Santiago
de Compostela, para restituir las campanas que Almanzor se había llevado casi dos siglos y
medio antes.
Al-Ahmar, cuyo nombre completo era Muhammad al-Ahmar ibn Yúsuf ibn Násir, tuvo que
replegarse y en 1237 fundó un nuevo reino con capital en Granada.Inauguró así la que fue
conocida como dinastía de los Nazaríes (por el nombre de su abuelo). Como rey,
fue Muhammad I. Fernando III se casó por segunda vez, ahora con una condesa
francesa, Juana de Ponthieu. Ésta era hermana de Matilde, esposa desde hacía dos años
de Alfonso, el hermano del rey Sancho II de Portugal.
El rey Luis IX de Francia formó el condado de Artois con algunos territorios que la corona
francesa había incorporado a su dominio directo algunos años antes a expensas del condado de
Flandes. Se lo encomendó al mayor de sus hermanos (después de él mismo, que naturalmente
era el primogénito), el cual pasó a ser desde entonces el conde Roberto I de Artois. El duque
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Pedro I de Bretaña, enemistado con Blanca de Castilla, marchó a Tierra Santa y murió al poco
tiempo. Fue sucedido por su hijo Juan I el Rojo.
La Orden de los Caballeros Portaespadas se unió a la Orden Teutónica, si bien los Caballeros
Portaespadas se consideraron una rama autónoma de la Orden Teutónica, que recibió el nombre
de Orden Livonia y conservó su propio Gran Maestre.
Ese año murió el sultán de Rum Kayqubad I. Fue sucedido por su hijo Kayjusraw II. Durante
el reinado de Kayqubad I una tribu turca llegó al sultanato de Rum huyendo de los mongoles.
Estaba dirigida por Ertogrul. Posteriormente, a raíz de una victoria sobre los mongoles,
Kaijusraw II concedió como feudo a Ertogrul una región al sur de Nicea, desde donde, con su
tribu, se dedicó a hostigar a los bizantinos.
En Constantinopla murió el emperador latino Juan de Brienne. El otro emperador, Balduino II,
que tenía entonces veinte años, se encontraba en Francia recabando ayuda para deshacerse de su
suegro. Para obtener dinero vendió al rey Luis IX sus posesiones francesas de Courtenay. En el
tiempo que pasó desde que le llegó la noticia hasta que pudo regresar a Constantinopla, los
barones del Imperio se disputaron la sucesión.
Mientras tanto Miguel Ángelo, hijo del déspota de Épiro Miguel I, logró recuperar el reino de su
padre y se convirtió en el déspota Miguel II.
Teodoro Ángelo, el que fuera emperador de Tesalónica y que había abdicado en favor de su
hermano Manuel después de que el rey Juan III de Bulgaria lo dejara ciego, desposeyó de su
título a Manuel para dárselo a su hijo Juan III Ducas Comneno, tras lo cual se retiró a Nicea.
En Trebisonda murió el emperador Juan I Axuke, y fue sucedido por su hermano Manuel I.
Ese año murió el sultán de Egipto al-Kámil y fue sucedido por su hijo al-Ádil II. Otro de sus
hijos, al-Sálih, que gobernaba Mesopotamia en nombre de su padre y la defendía de los
mongoles, se adueñó de Damasco.
También murió Juana, la hermana del rey Enrique III de Inglaterra, casada con el rey Alejandro
II de Escocia. Su hermana Leonor, la viuda del conde de Pembroke, se casó con el conde de
Leicester, Simón de Montfort.
En Polonia murió el duque Enrique el Barbudo, y fue sucedido por su hijo Enrique el Piadoso.
Raimundo de Peñafort fue elegido Maestro General de la Orden de los Dominicos, a raíz de lo
cual se trasladó a París.
El rey Jaime I de Aragón conquistó la capital del reino de Valencia. El rey de Túnez, Abú
Zakariyya, acudió en ayuda de los almohades, pero no pudo impedir la capitulación de la
ciudad. No obstante, los almohades conservaban todavía territorios al sur del reino. Por aquel
entonces el rey aragonés ya era conocido comoJaime I el Conquistador. En la toma de
Valencia participaron caballeros de la Orden de Santa Eulalia, que por esta época ya era
conocida como Orden de Santa María de la Merced, u Orden Mercedaria.
196
El reino nazarí de Granada se independizó también del Imperio Almohade. En Murcia murió el
rey Ibn Hud, y fue sucedido por su hijo al-Wátiq, pero fue encarcelado poco después de ocupar
el trono, y su reino quedó desmembrado en manos de gobernadores locales. La capital quedó en
manos de un pariente suyo:al-Dawla.
Mientras tanto, los mongoles marchaban hacia el oeste destruyendo cuanto les pudiera impedir
el avance o la retirada. Después de causar estragos entre los cumanos, atacaron el principado de
Vladímir. El príncipe Yuri Visievolódovich murió en una batalla. Las ciudades fueron destruidas
y los campos arrasados. El principado se integró así en el reino conquistado por Batú Kan, que
comprendía hasta el momento los territorios de los búlgaros del Volga y de los cumanos y que
recibió el nombre de Horda de Oro. A partir de este momento fue el Kan de la Horda de Oro
quien nombró a los grandes príncipes de Vladímir. Como sucesor de Yuri Visievolódovich, Batú
nombró a su hermano Yaroslav Vsievolódovich.
Ese año murió Hermann de Salza, el gran maestre de la Orden Teutónica. Por esta época, sus
caballeros habían conquistado y germanizado la práctica totalidad de Prusia.
El rey Sancho II de Portugal tomó las plazas de Tavira y Cacela, con lo que llevó las fronteras
de su reino hasta los límites actuales, es decir, avanzó hacia el sur hasta llegar al océano.
La tregua de diez años pactada entre el emperador Federico II y el sultán al-Málik de Egipto
había expirado, por lo que una nueva expedición partió hacia Tierra Santa (aunque no se le ha
asignado un número en la lista tradicional de las cruzadas). Entre los principales jefes estaban el
rey Teobaldo I de Navarra, el duque Hugo IV de Borgoña, el conde Ricardo de Cornualles
(hermano del rey Enrique III de Inglaterra) y el conde de Leicester, Simón de Montfort, con su
hermano Amaury. Llegaron a Jerusalén en 1240. El rey Navarro no tardó en regresar por sus
desavenencias con los otros cruzados. Amaury de Montfort fue hecho prisionero.
Los oficiales turcos de Egipto no estaban satisfechos con su sultán, al-Ádil II, por lo que lo
depusieron y ofrecieron el trono a su hermano al-Sálih, que gobernaba en Damasco.
El rey Juan III de Bulgaria se casó con Irene, hermana del emperador Juan III de Tesalónica.
Ese año murió el conde Alberto IV de Habsburgo y landgrave de la Alta Alsacia, que fue
sucedido por su hijo Rodolfo IV, bajo la tutela de su tío Rodolfo III, que compartió con él el
título de conde de Habsburgo (aunque el sobrino tenía ya veintidós años).
197
Tras promulgar unas nuevas constituciones para la orden dominica, Raimundo de Peñafort
renunció al cargo de Maestro General y volvió a Barcelona, donde dedicó especial atención al
apostolado entre los judíos.
Los mongoles destruyeron completamente la ciudad de Kíev. En cambio, Nóvgorod se libró por
pura casualidad, por un deshielo prematuro que impidió a los bárbaros acercarse a sus murallas
y los hizo pasar de largo. El príncipe de Nóvgorod era entonces Alejandro, hijo de Yaroslav, el
gran príncipe de Vladímir. Ese mismo año derrotó a una expedición sueca junto al río Neva, y
desde entonces fue conocido como Alejandro Nevsky. Junto a Nóvgorod, las únicas ciudades
rusas que se libraron del dominio mongol fueron Pskov y Smoliensk.
198
LA RECONQUISTA DE ESPAÑA II
Por esta época vivió un matemático alemán del que apenas se sabe nada. Firmó sus obras
como Jordanus Nemorarius, y entre los tratados que se le atribuyen figura una Aritmética en
la que por primera vez se usan letras para representar números arbitrarios.
La literatura francesa estaba creando nuevas formas. Por una parte se había consolidado una
poesía popular burguesa, en la que destaca una serie de poemas conocida como el Roman de
Renart, (Canción del zorro), cuyos protagonistas son animales que simbolizan caracteres
humanos. El zorro representa al astuto burgués que logra burlar con su ingenio y falta de
escrúpulos a los animales más poderosos, que representan a la nobleza y el clero.
Un clérigo francés llamado Guillaume de Lorris compuso el Roman de la Rose, una alegoría
didáctica de 4.058 versos sobre un capullo de rosa que crece en un jardín, que representa a una
joven doncella a la que se le muestran las ayudas con las que cuenta y los obstáculos que la
amenazan.
El poema anómino Aucassin y Nicolette narra la historia de dos jóvenes que se enamoran, se ven
obligados a separarse y finalmente se reencuentran, y está lleno de escenas de suspense y de
escapadas por los pelos al estilo de las novelas románticas.
Mientras tanto, el rey Fernando III de Castilla y León inició su tercera campaña contra Al-
Ándalus, no menos exitosa que las anteriores.
En 1241, el Papa Gregorio IX convocó un concilio con la intención de condenar a Federico II,
pero la flota pisana (gibelina) capturó a la genovesa (güelfa), que transportaba a Roma a un
numeroso grupo de cardenales, con lo que el concilio no pudo celebrarse. El Papa murió poco
después y los ejércitos imperiales tomaron los Estados Pontificios. Los cardenales eligieron
Papa a un cisterciense llamado Goffredo Castiglioni, que adoptó el nombre de Celestino IV, si
bien su pontificado duró sólo un par de semanas, tras las cuales la Santa Sede quedó vacante.
El conde Ricardo de Cornualles logró un acuerdo con el sultán de Egipto al-Sálih que
confirmaba el dominio de los cruzados sobre los lugares santos. Amaury de Montfort fue
liberado de su cautiverio, pero murió de regreso a Francia.
El rey Luis IX tenía ya veintiséis años. Ya había asumido personalmente el gobierno de Francia,
si bien su madre, Blanca de Castilla, tenía todavía una gran autoridad. Luis IX reprimió sin
dificultad una rebelión de nobles en Poitiers y en Auvernia, condados que encomendó a su
hermano Alfonso. (Auvernia formaba parte del ducado de Aquitania, que pertenecía al rey
Enrique III de Inglaterra, de modo que ahora Alfonso era vasallo de Enrique III y éste a su vez,
como duque, era vasallo de Luis IX. Así pues, este nombramiento hacía prácticamente nula la
autoridad del rey inglés sobre la parte occidental de su ducado.) Desde ese momento el país
quedó definitivamente pacificado y no se volvió a cuestionar la autoridad real.
199
Luis IX tomó numerosas medidas para reforzar la unidad de Francia, como imponer en todo el
estado las monedas acuñadas por él y limitar el poder de los señores feudales prohibiendo las
guerras locales y la tenencia privada de armas. Abolió el combate como forma de resolución de
los pleitos. La antigua corte feudal pasó a dedicar algunas de sus sesiones a asuntos judiciales y
de contabilidad. Por otra parte, Luis IX destacó por su carácter piadoso. Se cuenta que besaba
los pies a los leprosos y que invitaba a comer a su palacio a mendigos que olían tan mal que los
guardias llegaron a quejarse (y eso que ellos tampoco debían de oler a rosas).
Ese año murieron el rey Juan III de Bulgaria, que fue sucedido por su hijo Colomán I, y el rey
Valdemar II de Dinamarca, que fue sucedido por su hijo Erik Plovpenning.
También murió el conde Roger Bernardo II de Foix, un vasallo del conde Raimundo VII de
Tolosa que había obtenido por matrimonio un territorio en Cataluña, el vizcondado
de Castellbó. Fue sucedido por su hijo Roger I.
Los mongoles derrotaron al rey Bela IV de Hungría en la batalla de Muhi, devastaron el país,
cruzaron el Danubio y llegaron hasta el Adriático. Unas semanas después se presentaron en
Polonia, donde derrotaron a Enrique el Piadoso, que murió en la batalla de Legnica. Conrado de
Mazovia volvió a ser reconocido como duque de Polonia. Todo parecía apuntar a que Batú Kan
anexionaría Europa a la Horda de Oro, pero entonces murió el gran kan Ogoday, y Batú Kan se
retiró con sus hordas para participar en la elección del sucesor. Los mongoles no volvieron a
Europa nunca más, aunque Rusia quedó bajo el gobierno de Sarai, la capital que Batú Kan
fundó en la desembocadura del Volga. La frontera occidental del Imperio Mongol quedó fijada
en el río Dniéper.
El rey húngaro Bela IV, que había tenido que salir del país huyendo de los mongoles, regresó e
inició la reconstrucción de Hungría. Levantó numerosos castillos y fortalezas.
El príncipe de Nóvgorod Alejandro Nevski, cabeza de la pequeña parte de Rusia libre del yugo
mongol, se encontró con una nueva amenaza que le llegaba de Occidente: los caballeros
portaespadas marchaban sobre su estado dispuestos a conquistarlo con la excusa de combatir el
cristianismo ortodoxo ruso (una herejía como otra cualquiera). Sin embargo, el príncipe ruso
obtuvo una rotunda victoria sobre la superficie helada del lago Peipus en 1242. Durante la
batalla se resquebrajó el hielo y una parte de los portaespadas murió ahogada o congelada. No
obstante, los caballeros portaespadas siguieron atacando periódicamente a Pskov durante varios
siglos.
Ese año murió Yagatay, el hijo de Gengis Kan que gobernaba la Transoxiana. Tras su muerte,
sus dominios mantuvieron el nombre de kanato de Yagatay, y también fue éste el nombre
dinástico de sus sucesores.
Enrique, el que había sido heredero del emperador Federico II, se suicidó en su cautiverio en el
sur de Italia.
El conde Ricardo de Cornualles se casó con Sancha, hija del conde Ramón Berenguer V de
Provenza.
El emperador Juan III de Nicea trató de usar a Teodoro Ángelo para que persuadiera a su hijo, el
emperador Juan III de Tesalónica, de que renunciara al título imperial y se conformara con el de
déspota. Teodoro volvió a Tesalónica, donde, a pesar de su ceguera, gobernó en nombre de su
hijo.
Los benimerines sufrieron los ataques del rey de Túnez, Abú Zakariyya, que tomó la fortaleza
de Tremecén, cerca de la frontera del reino almohade.
200
El conde Raimundo VII de Tolosa entabló una alianza con Jaime I de Aragón y Enrique III de
Inglaterra para sustraerse al dominio francés. Se produjo una revuelta y el propio Enrique III
invadió el condado de Poitiers (que había sido suyo hasta que fue ocupado por Luis VIII), pero
el rey Luis IX derrotó a los aliados enTaillebourg y en Saintes. El conde Roger I de Foix
decidió cambiar de bando y firmó un acuerdo de paz con Luis IX. Poco despuñes Enrique III
aceptó una tregua por la que renunciaba a Poitiers y a Auvernia y, finalmente, el conde
Raimundo VII se vio obligado a firmar el tratado de Lorris, que supuso el fin de la
independencia de su condado.
emperador Federico II logró que fuera elegido Papa un gibelino genovés llamado Sinibaldo
Fieschi, que adoptó el nombre de Inocencio IV. El Espíritu Santo le influyó inmediatamente,
pues el nuevo Papa abandonó las tesis imperiales en cuanto ciñó la tiara. El enfrentamiento
entre el Imperio y el Papado se recrudeció. Inocencio IV se instaló en Génova, donde se sentía
más seguro que en Roma. Mientras tanto, los representantes del emperador Federico II en Tiro
fueron expulsados de la ciudad, igual que once años antes lo habían sido de Acre.
Ese año murió Conrado de Mazovia, y Polonia quedó bajo el gobierno del duque Boleslao
V, que se casó con Cunegunda, hija del rey Bela IV de Hungría.
También murió el rey Esteban III de Servia, que fue sucedido por su hermano Estaban IV
Uros.
Igualmente, el conde Poncio I de Urgel murió y fue sucedido por su hijo Armengol IX, que
murió a los pocos días y fue sucedido por su hermano Álvaro II, que residía en Castilla.
El rey de Murcia, al-Dawla, ante el arrollador avance sobre Valencia de Jaime I de Aragón,
rindió homenaje a Fernando III de Castilla. En 1244 el rey Jaime I de Aragón se entrevistó
con Alfonso, el hijo del rey Fernando III de Castilla y León, con quien firmó el tratado
de Almizra, que establecía los territorios que le correspondía conquistar a cada reino: Aragón
podría extenderse hasta las fronteras del reino de Murcia, pero no más allá. Ambas partes se
comprometían a devolver cualquier territorio que conquistaran fuera de los límites fijados por
este tratado. Además, se pactó el matrimonio entre Alfonso y Violante, la hija del rey aragonés.
El infante Pedro de Portugal cambió Mallorca por varios territorios conquistados al norte del
reino de Valencia. Por esta época se terminó la primera parte del Libre dels feyts del rey En
Jacme (Libro de los hechos del rey don Jaime), una obra autobiográfica del rey aragonés (no
escrita directamente por él, sino a través de varios secretarios) que tiene un gran valor histórico,
pues recoge con gran precisión detalle los acontecimientos más significativos de la vida del
monarca, especialmente la conquista de Mallorca y Valencia. La obra tiene además valor
literario, a la altura de la tradición épica de la época.
Tras casi un año de asedio, la fortaleza de Montségur fue tomada, y allí se encontró a unos
doscientos cátaros supervivientes, entre hombres y mujeres, que se negaron a abjurar de sus
creencias y fueron condenados a la hoguera dos días después. A partir de ese momento los
inquisidores persiguieron sistemáticamente a los cátaros, que ya no contaban con el conde de
Tolosa o con cualquier otra clase de apoyo.
201
Mientras tanto, los benimerines, dirigidos por Abú Yahyá, se lanzaron sobre el norte de
Marruecos.
El emperador Juan III de Nicea se casó con Constanza, una hija bastarda del emperador
Federico II.
Ese año murió el déspota Juan III de Tesalónica, que fue sucedido por su hermano Demetrio
Ángelo.
También murió la condesa Juana de Flandes, y fue sucedida por su hermana Margarita.
El sultán ayubí al-Sálih había reforzado considerablemente su ejército con tropas de diversas
procedencias. Por una parte había organizado un ejército de esclavos griegos, cumanos, eslavos
y, sobre todo, turcos, que eran comprados por funcionarios especializados en ello y que eran
sometidos a un meticuloso adiestramiento. Se les conoce como mamelucos, que en árabe
significa "esclavos". Los mamelucos tenían un gran sentido de la jerarquía y la disciplina. El
sultán formó con ellos su guardia personal y los instaló en una fortaleza en la isla de Rawda, en
el Nilo, frente a El Cairo.
Por otra parte, al-Sálih había incorporado a su servicio a bandas de jwarizmíes huidas de los
mongoles, con las que destruyó en Gaza el ejército del reino latíno de Jerusalén y volvió a
conquistar la ciudad santa. La reacción en Occidente no se hizo esperar:
En 1245 el Papa Inocencio IV convocó un concilio en Lyon entre cuyas resoluciones figuraban
las siguientes:
El año anterior, el rey Luis IX de Francia había temido por su vida a causa de una enfermedad
de la que finalmente se recuperó, y no fue difícil convencer al piadoso rey de que Dios le había
conservado la vida porque su destino era dirigir la cruzada y tomar Jerusalén. Su madre, Blanca
de Castilla, trató de disuadirlo, pero el golpe definitivo lo dio el emperador Balduino II de
Constantinopla, que llegó a París en uno de sus viajes "de negocios", trayendo esta vez nada
menos que la auténtica corona de espinas que llevó Jesucristo durante la pasión. Luis IX hizo
construir para ella una iglesia, la Saint Chapelle (una obra maestra de la arquitectura gótica), e
intensificó los preparativos.
Federico II no se vio muy afectado por el concilio de Lyon. Admitió que el Papa podía
excomulgarlo, pero no privarle de una autoridad que no provenía de él. La lucha entre el
emperador y el Papa continuó. Inocencio IV no regresó a Italia, sino que se quedó en Lyon bajo
el amparo de Luis IX.
En cuanto a Sancho II, la decisión del concilio se debió a las quejas ante el Papa de la nobleza
portuguesa. El rey recabó ayuda castellana, y entró en guerra con su hermano, el cual prometió
en el pacto de París respetar los derechos de la Iglesia. Alfonso III repudió ese año a su esposa
Matilde.
Ese año se trasladó a la Universidad de París un dominico alemán llamado Alberto, cuya fama
como filósofo y teólogo le dio el sobrenombre de Alberto Magno.Había nacido en Colonia, y
llegaba a París después de haber enseñado en numerosas ciudades europeas. Tenía ya algo más
202
de cincuenta años, y afluyeron tantos alumnos a sus clases que pronto tuvo que darlas al aire
libre, en la plaza que pasó a ser conocida como Maubert (abreviatura de Magister
Albertus). Alberto Magno se interesó por los trabajos de los filósofos, teólogos, médicos y
matemáticos musulmanes y judíos, cuyas obras traducidas estaban llegando a Occidente cada
vez con más abundancia, así como por las obras de Aristóteles. Sus estudios le convirtieron en
el hombre más culto de su época. Sostenía que es preciso delimitar con nitidez los campos de la
fe y de la razón, y defendió los derechos de ésta dentro de sus límites. Pero lo más innovador
fue que se interesó también por los estudios experimentales, que le llevaron a diversos
descubrimientos en el campo de la química. Es el primer hombre a quien se le atribuye el
descubrimiento de un elemento químico: el arsénico.
Apenas llegó a París, Alberto Magno trabó contacto con otro dominico recién llegado, un obeso
y callado estudiante de veintiún años cuyos camaradas llamaban "el buey mudo de Sicilia". Se
llamaba Tomás de Aquino. Sus padres eran condes italianos, y habían enviado a Tomás a la
abadía benedictina de Montecasino, donde esperaban que terminara convirtiéndose en abad. Sin
embargo, después de haber estudiado artes y teología en Nápoles, el joven se sintió atraído por
la orden de los dominicos. Al manifestar su intención de ingresar en ella su familia se opuso, y
sus hermanos llegaron a tenerlo retenido durante más de un año. Finalmente, al ver que no
podían doblegar su voluntad, lo dejaron libre, y fue entonces cuando, tras tomar los hábitos,
marchó a París.
El rey de Aragón, Jaime I el Conquistador, terminó la conquista del reino de Valencia, hasta los
límites pactados con Castilla.
En Provenza murió el conde Ramón Berenguer V. Su corte había acogido a numerosos poetas y
trovadores. Tuvo cuatro hijas: Margarita estaba casada con Luis IX de Francia, Leonor con
Enrique III de Inglaterra, Sancha con su hermano, el conde Ricardo de Bretaña y el condado
pasó a la única hija soltera: Beatriz I, que al año siguiente, en 1246, se casó
con Carlos, hermano de Luis IX de Francia, que ese mismo año recibió los condados de Anjou
y Maine (arrebatados a Juan sin Tierra por Felipe Augusto). Con él arranca la segunda casa de
Anjou (la primera había sido la de los Plantagenet, que ahora era la casa real inglesa). Así pues,
la segunda casa de Anjou era una rama de la famila de los Capetos.
Felipe Augusto y Luis VIII habían acumulado la titularidad de los territorios conquistados a
Inglaterra, y ahora Luis IX los estaba distribuyendo entre sus hermanos, que se volvieron así
muy influyentes. Hasta entonces los Capetos habían tenido que enfrentarse a nobles poderosos,
pero contaban con la ventaja de que sus adversarios no pertenecían a la familia real y ello
dificultaba que pudieran aspirar al trono. En cambio, ahora había en Francia varios nobles con
los medios necesarios para aspirar eventualmente al trono de hecho y de derecho (la muerte
oportuna de un heredero podía legitimar totalmente que otro aspirante fuera proclamado rey).
Esta política recibió el nombre de apanage (infantazgo, aunque en francés deriva de "pan") pues
teóricamente consistía en dar un sustento a los miembros de la familia. La política era buena
mientras la familia real estuviera cohesionada, pues todo el poder quedaba en la familia, pero si
dejaba de estarlo...
El rey Fernando III de Castilla y León conquistó Jaén, tras lo cual Muhammad I de Granada le
rindió vasallaje. Los únicos reinos moros independientes en Al-Ándalus eran ahora Sevilla y un
pequeño reino en Niebla. Después de recibir una importante ayuda económica de la Iglesia, los
ejércitos castellanos ocuparon la campiña sevillana y sitiaron la capital. Poco después murió
Berenguela, la madre de Fernando III, que se había encargado del gobierno del reino mientras
su hijo estaba "de reconquista".
203
El rey Erik Plovpenning de Dinamarca tuvo que enfrentarse a su hermano, el duque Abel, en
una guerra civil que llevó al rey a crear un impuesto sobre el número de arados. Hasta los
clérigos tuvieron que pagar impuestos.
Mientras tanto fue elegido por fin el sucesor de Ogoday Kan, que, gracias a las intrigas de su
viuda, resultó ser su tercer hijo, Guyuk. El nuevo gran kan empezó a cobrar impuestos a todos
sus súbditos. Encargó la recaudación a un musulmán llamado Abd al-Rahmán. Sólo el clero
estaba exento de todo tributo. Los mongoles se lanzaron nuevamente contra Mesopotamia.
Ese año murió Yaroslav, el gran príncipe de Vladímir, y Alejandro Nevski fue reconocido como
su sucesor. Aunque su principado, Nóvgorod, no estaba sometido al Imperio Mongol, Alejandro
siguió una política prudente, reconoció la soberanía de la Horda de Oro, aceptó pagar tributos y
realizó varios viajes de sumisión a la corte de Batú Kan.
También murieron el rey Colomán I de Bulgaria, que fue sucedido por su hermano de once
años Miguel I Asen, mientras su madre ejercía la regencia; el príncipe Godofredo II de Morea,
que fue sucedido por su hermano Guillermo II; y el sultán de Rum Kayjusraw II. Sus sucesores
no ejercieron ya ninguna autoridad. El poder lo detentaba el parwana, el representante mongol.
También murió Walter, el tercer senescal de Escocia, nieto y tocayo del primer senescal
nombrado por el rey David I casi un siglo y cuarto antes. El título de senescal (stewart o steuart)
se había convertido en nombre familiar, por lo que la familia de los senescales escoceses es
conocida como la familia de los Estuardo.Walter fue sucedido por su hijo Alejandro.
El emperador Juan III de Nicea invadió Tesalónica y entabló negociaciones con el Papa
Inocencio IV para recuperar Constantinopla. El déspota Demetrio murió y su padre, Teodoro
Ángelo, se refugió en Épiro, donde gobernaba su sobrino, el déspota Miguel II.
Conrado, el hijo del emperador Federico II cumplió los dieciocho años y se casó
con Isabel, hija del duque de Baviera, Otón el Ilustre. Federico II de Babenberg se reconcilió
con el emperador y pudo recobrar Austria, con la promesa adicional de que el ducado se
convertiría en un reino hereditario, pero el duque murió sin descendencia poco después, en una
expedición contra los húngaros, y con él se extinguió la familia Babenberg. El emperador asignó
el ducado a Hermann de Baden. Al reconciliarse con el emperador, Federico II había roto los
acuerdos establecidos en su día con el rey Venceslao I de Bohemia, entre los cuales se
encontraba la cesión de ciertos territorios austriacos. Por ello, Venceslao I invadió Austria y
pretendió convertir en duque a su hijo Ladislao, pero éste fue asesinado en 1247, y una revuelta
de la nobleza lo obligó a compartir la corona con su segundo hijo, Premysl Otakar.
Un grupo de nobles alemanes se rebeló contra el emperador Federico II y eligió rey de romanos
al conde Guillermo II de Holanda.
Ese año murió la condesa Ermesinda II de Luxemburgo, y fue sucedida por su hijo Enrique
V, que inició la tercera casa de Luxemburgo.
Mientras tanto en Japón se había producido una revuelta contra la dictadura militar. Los
rebeldes fueron derrotados y sus bienes confiscados. A partir de ese momento, el shogun se
eligió en la familia imperial, pero esto era irrelevante, pues el poder efectivo lo tenía el shikken
(el regente), cargo que siguió en poder del clan Hojo.
El rey Jaime I de Aragón tenía ya tres hijos varones. El mayor era el infante Alfonso, hijo de su
primera esposa, Leonor de Castilla, que tenía alrededor de veinte años, mientras que su segunda
esposa, Violante de Hungría, le había dado a Pedro (de siete años) y Jaime (de cuatro). El rey
decidió repartir sus estados entre ellos y así, Alfonso, que hasta entonces era el heredero de toda
204
la Corona de Aragón, ahora pasó a ser heredero únicamente del reino de Aragón (sin incluir
Cataluña, Valencia, etc.). Esto lo enemistó con su padre, y en sus aspiraciones contó con el
apoyo de Pedro de Portugal.
El apoyo castellano al rey Sancho II de Portugal frente a su hermano Alfonso III no sirvió de
nada al rey portugués, pero sí a Castilla, pues Fernando III logró que los territorios
de Extremadura, conquistados recientemente por las órdenes militares portuguesas, se
incorporaran a su reino. En 1248 Sancho II se rindió y se retiró a Toledo, donde murió poco
después. Alfonso III no respetó lo acordado en el pacto de París, sino que restringió aún más los
derechos del clero.
Sevilla se rindió finalmente al asedio de Fernando III de Castilla y León, quien se instaló en ella
y la convirtió en capital del reino, ya que desde allí pudo terminar la conquista. Pocos meses
después, los únicos reductos moros en la península Ibérica eran los reinos de Granada y Murcia,
vasallos de Castilla, y el reino de Niebla.
Fernando III había conquistado en treinta años más tierras que sus antepasados en tres siglos.
Este rápido avance lo obligó a tomar decisiones rápidas sobre la administración de las nuevas
tierras. Tradicionalmente, la mayoría de la población musulmana había retrocedido a medida
que avanzaban las fronteras de los reinos cristianos. Los moros que decidían permanecer en un
territorio cuando éste era conquistado por los cristianos eran una minoría, que se dividía
en mudéjares (los que conservaban su religión islámica) y moriscos (los que se convertían al
cristianismo). Esta división era muy imprecisa, pues a menudo se producían conversiones
fingidas y apostasías. Mudéjares y moriscos constituian un sector lo suficientemente relevante
como para dejar su huella cultural en los reinos cristianos (al transmitir la cultura árabe, mucho
más avanzada), pero al mismo tiempo eran un sector insignificante desde un punto de vista
socioeconómico. Los reinos cristianos habían desarrollado una larga tradición de repoblación de
los territorios conquistados por la que se distribuían las tierras, se ofrecían incentivos a los
colonos dispuestos a ocupar tierras fronterizas, etc. Esto cambió radicalmente con el rápido
avance cristiano de las últimas décadas. Castilla absorbió una ingente cantidad de
mudéjares/moriscos que no tenía físicamente espacio para retroceder aunque lo hubiera querido.
Su destino fue variado. Algunos fueron embarcados hacia África; de entre los que se quedaron,
en general, fueron expulsados de las ciudades y obligados a vivir en el campo como jornaleros.
Los mudéjares que permanecieron en las ciudades a menudo eran obligados a vivir en barrios
separados, a pagar impuestos adicionales y a llevar distintivos en el vestido. Respecto a los
moriscos, teóricamente pasaban a ser cristianos corrientes, pero no fueron aceptados entre la
población, que nunca dejó de desconfiar de ellos. Durante siglos, ser "cristiano viejo", es decir,
no descendiente de mudéjares, fue una honra hasta para el más humilde campesino.
Teóricamente, los acuerdos de capitulación de las ciudades convenían en que se respetaría la
libertad de culto de los musulmanes, si bien estos acuerdos nunca se cumplían en su totalidad y,
aunque hubo cierto grado de tolerancia, las presiones hacia la conversión fueron grandes. Por
otra parte, la rapidez de la conquista hizo que los territorios tuvieran que distribuirse también
rápidamente. En el sur de la península se formaron grandes latifundios que Fernando III entregó
a parientes, obispos y a las órdenes militares. Estos latifundios han condicionado la
socioeconomía del sur de España desde entonces hasta nuestros días.
Jaime I fue más minucioso en el reparto de tierras. En Mallorca la población musulmana fue
mayoritariamente expulsada y la isla se repobló con catalanes: la nobleza y el obispo de
Barcelona se quedaron la mitad de la isla, y la otra mitad se repartió entre el infante
primogénito, la orden del Temple, funcionarios reales y hombres de ciudades y villas reales. En
Valencia la mayoría de las ciudades fueron tomadas por capitulación, por lo que en ellas
permaneció una gran masa de moriscos. Las tierras fueron distribuidas tanto entre los nobles
como entre gente común de la Corona de Aragón, y no se formaron latifundios. Los colonos
eran tanto catalanes como aragoneses, lo que produjo una situación lingüística un tanto caótica:
205
en algunas zonas de Valencia la población hablaba el catalán (una lengua afín al provenzal y al
francés) y en otras el aragonés (una lengua más afín al castellano).
Fue Alfonso III quien se encargó, a lo largo del año siguiente, de terminar la conquista y
repoblación del Algarve (la región meridional de Portugal), donde permaneció una numerosa
población de musulmanes y judíos, aunque los territorios fueron concedidos a colonos
procedentes mayoritariamente de la región de Oporto.
Manfredo, el hijo bastardo de Federico II al que éste había nombrado príncipe de Tarento, se
casó con Beatriz, hija del conde Amadeo IV de Saboya. Ese año murió Cunegunda, la esposa
del rey Venceslao I de Bohemia y prima del emperador. En Florencia los güelfos fueron
expulsados por los gibelinos, dirigidos porFarinata degli Uberti.
También murieron el duque Enrique II de Brabante, que fue sucedido por su hijo Enrique III, y
el conde Otón III de Borgoña, que fue sucedido por su hijaAdelaida.
Un franciscano sexagenario llamado Juan del Pian Carpino escribió la Historia de los
mongoles, en la que narra la expedición que había llevado a cabo dos años antes al territorio
mongol, por encargo del Papa Inocencio IV. En principio su misión era la de convertir a los
mongoles al cristianismo, pero, examinada la situación, no consideró prudente intentarlo y
regresó a Lyon. En su libro recoge observaciones geográficas, económicas, militares y políticas,
y plasma su admiración por aquel pueblo. Es la descripción más antigua de Asia Central.
El gran kan Guyuk murió tras tan sólo dos años de reinado. Nuevamente se inició el largo
proceso de reunir a todos los jefes mongoles para elegir a un sucesor.
206
LA SÉPTIMA CRUZADA
En 1248 el rey Luis IX de Francia dejó su reino al cuidado de su madre, Blanca de Castilla, y
marchó a Oriente al frente de la séptima cruzada, acompañado de sus hermanos, el conde
Roberto I de Artois y el conde Carlos de Anjou, así como del duque Hugo IV de Borgoña.
El año anterior, el sultán de Egipto al-Sálih había arrebatado Tiberíades y Ascalón al reino de
Jerusalén, pero al llegarle la noticia de que Luis IX había desembarcado en Chipre decidió
regresar a Egipto.
Mientras tanto moría el conde Raimundo VII de Tolosa. Dejó como heredera a su hija Juana,
que estaba casada con el conde Alfonso de Poitiers, hermano del rey Luis IX. El control capeto
sobre el condado fue absoluto a partir de este momento.
En Escocia moría el rey Alejandro II, que fue sucedido por su hijo Alejandro III.
En Alemania murió Rodolfo III, que compartía el título de conde de Habsburgo con su sobrino
Rodolfo IV, el Landgrave de la Alta Alsacia. Su hijo Godofredo Iheredó el título condal.
También murió Abú Zakariyya, el rey de Túnez. Su hijo, Abú Abd Allah, tomó el título de
Califa y adoptó el nombre de al-Mustansir.
El obispo Enrique de Uppsala predicó una cruzada contra los fineses, en parte porque eran
paganos y en parte porque los fineses comerciaban con Nóvgorod más que con Suecia. Los
ejércitos suecos se lanzaron sobre Finlandia, dirigidos por Birger Jarl, el cuñado del rey Erik
Eriksson.
Alberto Magno había regresado de París a su ciudad natal, Colonia, donde fue nombrado rector
de la universidad. Le acompañó su discípulo, Tomás de Aquino.
A finales de año, con los cruzados a las puertas de Mansura, murió el sultán al-Sálih, pero su
viuda, Sayarat al-Durr, mantuvo esta muerte en secreto y confió el heredero, Turán Sha, a los
mamelucos. De este modo evitó que las disputas sucesorias pudieran dividir a los musulmanes y
ayudar a los cristianos. El 8 de febrero de 1250 Luis IX lanzó un ataque por sorpresa contra los
egipcios que tuvo un gran éxito, pero su hermano Roberto de Artois se lanzó a una persecución
insensata con sus hombres que acabó con la aniquilación de sus columnas y su propia muerte.
Entonces intervinieron los mamelucos, que contraatacaron hasta forzar la retirada de los
cruzados. Se inició una persecución que duró varios meses, en los que las enfermedades
hicieron estragos en los ejércitos cristianos. Mientras tanto trascendió la muerte del sultán, y los
mamelucos vieron con malos ojos a Turán Sha, que había permanecido escondido durante la
207
batalla contra los cruzados. Lo asesinaron y proclamaron sultana a Sayarat al-Durr. Ésta designó
como sucesor a un joven príncipe ayubí, y encomendó la regencia a un mameluco
llamado Aybak.
El 6 de abril los musulmanes rodearon a los cruzados, hicieron una matanza y capturaron a sus
jefes, entre ellos Luis IX, su hermano Carlos y el duque Hugo IV de Borgoña. En Francia se
proyectó una cruzada popular de pastores y campesinos que pretendían liberar a su rey, pero
degeneró en una revuelta y Blanca de Castilla tuvo que acabar con él. La reina reunió hombres y
dinero por sus propios medios para rescatar a sus hijos, que para ser liberados tuvieron que
entregar, además, Damietta. (El duque quedó cautivo.)
Richard de Fournival, canciller de la catedral de Amiens, hizo una relación de obras que sería
deseable obtener para la biblioteca de la catedral, y en ella figuraban cuatro libros de un
tal Jordanus Nemorarius, del que se sabe poco más que su origen alemán y que murió en el
mar de regreso de un viaje a Tierra Santa. Lo que sí se conocen son muchas de sus obras:
la Demonstratio de algorismo explica el sistema de numeración arábigo, la Demonstratio de
minutiis trata de fracciones,De elementis mathematicae artis y el Liber phylotegni de
triangulis son libros de texto sobre álgebra y geometría; pero su obra más notable es De
numeris datis, que es el primer tratado de álgebra avanzada escrito en Europa. En él continúa el
trabajo de al-Khwarizmi sobre resolución de ecuaciones, pero con la diferencia de que da
fórmulas generales en lugar de ejemplos concretos y, por primera vez, usa letras para representar
cantidades arbitrarias. También tiene un tratado de astronomía matemática
llamado Planisphaerium, un Tractatus de sphaera, y un tratado de estática titulado De ratione
ponderis, en el que enuncia principios sobre pesos y balanzas.
El rey Erik Plovpenning de Dinamarca murió asesinado por su hermano y sucesor, el duque
Abel.
Las cortes de Alcañiz zanjaron las desavenencias entre el rey Jaime I de Aragón y su hijo
Alfonso a causa del testamento del monarca. Se estableción que Alfonso no sólo heredaría
Aragón y Cataluña, sino también el reino de Valencia.
El sueco Birger Jarl había ocupado el sureste de Finlandia cuando su cuñado, el rey Erik
Eriksson, murió sin descendencia. Entonces Jarl logró que su hijoValdemar, de diez años de
edad, fuera elegido rey, de modo que él mismo ejerció de regente. Se inició así una nueva
dinastía en Suecia, la de los Folkung. Jarl estableció su capital en Estocolmo. Finlandia se
convirtió en campo de batalla entre los suecos y los rusos de Nóvgorod.
Los benimerines, dirigidos por Abú Yahyá, dominaban el norte de Marruecos y formaron un
reino con capital en Fez. Los almohades conservaban aún la parte sur de su antiguo imperio.
Los siameses formaron un nuevo reino independiente con dos capitales gemelas: Sukhotai y Si
Sacchanalai. Poco después surgió un segundo reino vecino conocido como Lan Na, cuyo
primer soberano fue Mangrai.
El 13 de diciembre murió el emperador Federico II. Poco antes se había casado con Bianca
Lancia, la madre de su hijo Manfredo (y de Constanza, la esposa de Juan III de Nicea). De este
modo Manfredo, el príncipe de Tarento, dejaba de ser bastardo. Su hermano Conrado, el rey de
Jerusalén, heredó el reino de Sicilia y, teóricamente, puesto que era rey de romanos, se convertía
en el nuevo emperador, Conrado IV, pero tenía como rival al conde Guillermo II de Holanda.
El Papa, que tenía que coronar al emperador, se convertía en una pieza dicisiva. En enero de
1251 Inocencio IV dejó Lyon para volver a Roma, desde donde se enfrentó a Manfredo, que
estaba devastando el sur de Italia para sofocar una rebelión de la nobleza.
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Privado del apoyo de Federico II, el duque de Austria Hermann de Baden no pudo conservar el
ducado, que pasó finalmente a Otakar, el hijo del rey Venceslao I de Bohemia.
Mindaugas, el rey de los lituanos, se convirtió al cristianismo y fue coronado con la bendición
de Inocencio IV. Una sobrina del Papa llamada Beatriz se casó con el conde de Piamonte,
Tomás II de Saboya.
Ese año murió el príncipe de Antioquía y conde de Trípoli Bohemundo V, que fue sucedido por
su hijo Bohemundo VI.
En Lorena murió el duque Mateo II, que fue sucedido por Federico III.
El rey Alejandro III de Escocia se casó con Margarita, de trece años de edad, hija del rey
Enrique III de Inglaterra.
Mientras tanto, un franciscano de treinta y un años llamado Roger Bacon regresaba a Oxford
después de haber pasado quince años en París. Como era común en los círculos intelectuales de
la época, se había interesado por la obra de Aristóteles, sobre la que había escrito unos
comentarios, y en los últimos cuatro años se había consagrado a los estudios científicos.
Finalmente, los mongoles eligieron un nuevo gran kan, que resultó ser Mangú
Kan, primogénito de Tuli, el hijo menor de Gengis Kan. Fue elegido en gran parte por el apoyo
de su primo Batú Kan. Ese año los mongoles llegaron al Tibet. El territorio estaba desgarrado
entre las ambiciones de los clanes aristocráticos y los lamas budistas, pero se llegó a un
simulacro de unidad para negociar con los invasores. Saskya Pandita reconoció el dominio
mongol y se hizo nombrar su representante, con lo que se convirtió en gobernador del Tibet
central.
En 1252 Manfredo aplastó definitivamente a la nobleza rebelde y logró que su autoridad fuera
reconocida en el sur de Italia.
Tomás de Aquino abandonó Colonia y a su maestro, Alberto Magno, para volver a París y
terminar sus estudios.
Ese año murió Blanca de Castilla, la madre del rey Luis IX de Francia. Gobernó Francia hasta
poco antes de morir, mientras su hijo seguía en Oriente, embarcado en la séptima cruzada.
También murió su sobrino, el rey Fernando III de Castilla y León, hoy en día san
Fernando, o Fernando III el Santo. Fue sucedido por su hijo, Alfonso X.
En Dinamarca murió el rey Abel, que fue sucedido por su hermano Cristóbal I. Pasó la mayor
parte de su reinado luchando contra los obispos.
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Teodoro Ángelo convenció a su sobrino, el déspota de Épiro Miguel II, para que atacara al
emperador Juan III de Nicea, pero la ofensiva fue un fracaso, Teodoro fue encarcelado y murió
al poco tiempo.
El conde Álvaro II de Urgel llegó a sus dominios desde Castilla, donde había recibido la noticia
de su nombramiento diez años antes. Tras diez años sin conde, el condado estaba revuelto.
Diversas familias se lo disputaban, y en la disputa intervino el propio Jaime I, que se quedó con
buena parte del territorio. Mientras tanto estalló una revuelta de musulmanes en Valencia,
alentada por Pedro de Portugal.
Ese año murió santa Clara de Asís, la fundadora de la orden de las clarisas. Entonces el Papa
Inocencio IV aprobó la regla compuesta por santa Clara a partir de la "forma de vida" redactada
por san Francisco de Asís, con lo que las clarisas fueron reconocidas como una orden
mendicante dedicada a la contemplación y al trabajo.
En Bohemia murió el rey Venceslao I, y fue sucedido por su hijo Otakar II, que ya compartía el
trono con él desde hacía unos años. El nuevo rey, y duque de Austria, se dedicó a reorganizar
sus estados desarrollando la burguesía y debilitando a la nobleza.
En Baviera murió Otón el Ilustre, duque de Baviera y conde palatino del Rin. Sus hijos Enrique
XIII y Luis II gobernaron Baviera conjuntamente, mientras que el segundo heredó también el
Palatinado.
También murió el conde Amadeo IV de Saboya, que fue sucedido por su hijo Bonifacio, de
nueve años de edad. El condado quedó en manos de su tío Pedro,cuya hija Beatriz se casó
entonces con el delfín Guigues VII. Delfín era el título que llevaban los señores
del Delfinado, un territorio que formaba parte de lo que había sido el reino de Borgoña,
formado por la expansión del condado de Viennois sobre algunos condados vecinos. Parece ser
que el título se remontaba a un antiguo escudo de armas, en el que aparecía la figura de un
delfín.
En Chipre murió el rey Enrique I, que había regresado de la cruzada poco antes. Fue sucedido
por su hijo Hugo II.
El mongol Mangú Kan encargó a su hermano Hulagu a terminar la conquista de Irán, el cual
empezó a reunir y preparar una horda.
Mangú Kan recibió en Karakórum a Guillermo de Rubroek, enviado por el rey Luis IX de
Francia para entablar una alianza contra los turcos. El rey trató también de llegar a un acuerdo
con la secta de los asesinos, pero tuvo que abandonar sus planes y vover a Occidente, ya que,
desde la muerte de su madre, se requería imperiosamente su presencia en Francia. Ese año fue
liberado el duque Hugo IV de Borgoña que, al contrario que el rey francés, permaneció en
Tierra Santa. No obstante, la séptima cruzada se podía dar por concluida en un rotundo fracaso.
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Poco después Mangú Kan partió junto con su hermano Qubilay para atacar la China de los
Song.
Luis IX volvió desencantado de su aventura en el este, y sin querer saber nada de ninguna otra
guerra, por lo que abrió negociaciones con Enrique III de Inglaterra para zanjar definitivamente
las disputas entre ambos países.
El rey castellano publicó el Fuero Real de Castilla, un código legal basado en los distintos
textos tradicionales castellanos y leoneses que pretendía unificar la legislación de los reinos de
León y Castilla. Hasta entonces cada región o incluso cada ciudad o municipio tenía sus propias
leyes, y el Fuero Real fue el primer paso para unificar el derecho castellanoleonés. (Alfonso
VIII, Alfonso IX y Fernando III el Santo lo habían intentado también, pero sus códigos legales
terminaron aplicándose únicamente a los territorios nuevos que conquistaron).
El rey Alfonso III de Portugal se casó con Beatriz de Castilla, hija natural de Alfonso X, lo que
le ocasionó prolongados conflictos con la Iglesia. A su vez,Leonor, una hermana de Alfonso X,
se casó con Eduardo, el hijo del rey Enrique III de Inglaterra. El rey donó a su hijo los
territorios galeses dominados por Inglaterra.
En Italia murió Conrado IV, teóricamente emperador del Sacro Imperio Romano, si bien nunca
llegó a ser coronado como tal. Su hijo Conrado V, de dos años de edad, más conocido
como Conradino, heredó los títulos de duque de Suabia, rey de Sicilia y rey de Jerusalén. Su tío
Manfredo ejerció como regente del reino de Sicilia y combatió al Papa Inocencio IV, que no
aceptaba a Conradino como nuevo emperador al igual que no había aceptado a su padre.
Inocencio IV murió ese mismo año.
Los cardenales eligieron como nuevo Papa a Rinaldo dei Signori di Ienne, que adoptó el
nombre de Alejandro IV. Continuó la lucha contra Manfredo, aunque sin éxito.
El conde Guillermo II de Holanda fue finalmente reconocido como emperador por los príncipes
alemanes, pero que lo reconocieran no significa que lo apoyaran. Su autoridad fue
prácticamente nula.
También murió el emperador de Nicea, Juan III Ducas Vatatzes, y fue sucedido por su
hijo Teodoro II Ducas Lascaris. Recurrió a hombres salidos de las clases medias, confió la
dirección del gobierno a su amigo Jorge Myzalon, y en 1255 puso la Iglesia bajo el mando
de Arnesio. Estos apoyos disgustaron a la nobleza y a algunos dignatarios eclesiásticos, pero el
emperador logró la confianza del pueblo y pudo formar un poderoso ejército con el que derrotó
a los búlgaros.
Alejandro IV canonizó a Santa Clara de Asís, de la que se contaba que con sus oraciones había
alejado a los sarracenos que asediaban su ciudad natal. También nombró rey de Sicilia al conde
de Lancaster, Edmundo el Jorobado. Para tomar la corona sólo tenía que derrotar a Manfredo.
El rey Teobaldo II de Navarra se casó con Isabel, hija del rey Luis IX de Francia.
Jaime I terminó con la revuelta de Valencia. El infante Pedro de Portugal se sometió al serle
devuelta la isla de Mallorca.
211
El rey Alfonso X de León y Castilla tuvo que hacer frente a una rebelión en Andalucía
encabezada por su hermano Enrique.
En África murió Sundiata Keita, el emperador de Mali. Durante su reinado extendió sus
fronteras hasta el Atlántico, englobando incluso a su antiguo opresor, el reino de Sosso. Sundiata
fue sucedido por su hijo mansa Ulé, que terminó de consolidar la estabilidad comercial del
Imperio y su apertura al mundo musulmán.
212
LA CAÍDA DE BAGDAD
En 1255 los hermanos Luis II y Enrique XIII, duques de Baviera, decidieron repartirse sus
posesiones. El primero se quedó con el Palatinado y la Alta Baviera,mientras que el segundo se
quedó con la Baja Baviera. Esta división era un primer síntoma de la debilidad del emperador,
a la sazón Guillermo II de Holanda. En1256 atacó a los frisones (vecinos y enemigos de los
holandeses) y éstos lo mataron al devolverle el ataque. Holanda pasó a su hijo Florencio V, bajo
cuyo gobierno el condado vivió un gran desarrollo económico (pesca, comercio marítimo,
trabajo de la lana inglesa).
Los príncipes electores se reunieron y Ricardo de Cornualles (el hermano del rey Enrique III de
Inglaterra) logró que el arzobispo de Colonia lo propusiera como candidato a rey de romanos,
sin embargo, a pesar de la presencia del candidato, no se llegó a un acuerdo y sus detractores
buscaron una alternativa: alguien emparentado con los Hohenstaufen y que no tuviera enemigos
en Alemania. Propusieron al rey Alfonso X de León y Castilla, hijo de Beatriz de Suabia, prima
del emperador Federico II. Los dos fueron elegidos reyes de romanos y ninguno lo fue. Ni los
príncipes alemanes ni el Papa los reconocieron. Se inició así un largo periodo conocido como
el gran interregno, en el que el Sacro Imperio Romano no tuvo emperador. Alfonso X empezó
entonces a invertir grandes sumas de dinero en apoyo de su candidatura, sin obtener ningún
resultado (más bien sus fracasos le hicieron perder prestigio ante sus súbditos). La falta de
apoyo imperial desequilibró a algunas ciudades italianas.
Mejor le iba al Imperio de Nicea. El emperador Teodoro II obligó al rey Miguel I Asen de
Bulgaria a cederle la fortaleza de Tsepaina, que defendía Tracia. Miguel I pasó el trono a su
sobrino Colomán II y murió al año siguiente. Antes de que acabara el año, Colomán II fue
sucedido su primo por Juan Mitso.
Eduardo, el hijo del rey Enrique III de Inglaterra, se había dedicado a extender los territorios
galeses que le había asignado su padre, a costa de Gales, naturalmente, y los galeses se alzaron
en armas bajo la dirección de Llewelyn II ap Gruffydd, rey de uno de los muchos diminutos
reinos en que se hallaba dividida la región.
Ese año Tomás de Aquino obtuvo el título de maestro en Teología por la Universidad de París,
tras comentar, como era obligatorio, el libro de Sentencias de Pedro Lombardo. No tardó en
ocupar una de las dos cátedras reservadas a los dominicos en la Universidad de París. También
acabó sus estudios su amigo Juan de Fidanza, un franciscano más conocido
como Buenaventura, que fue elegido entonces general de su orden. Poco antes, un profesor de
la universidad de París llamado Guillaume de Saint-Amour había publicado el Tractatus de
periculis nouissimorum temporum, (Tratado de los peligros de los tiempos recientes) en el que
se oponía a las pretensiones de las órdenes mendicantes de enseñar en la Universidad de París.
Saint-Amour contaba con el respaldo del clero secular de la Facultad de Teología, pero
Buenaventura se dedicó a rebatir estos ataques y el Papa Alejandro IV condenó su tratado.
El rey Alfonso X de León y Castilla reconoció finalmente a Teobaldo II como rey de Navarra, y
firmó la paz de Soria, en la que el rey navarro estuvo representado por Jaime I de Aragón. Por
otra parte, Jaime I logró que Pedro de Portugal renunciara (poco antes de morir) a la isla de
Mallorca, en favor del infante Jaime, que cumplía entonces trece años.
213
Hulagu, el hermano del gran kan Mangú, llegó finalmente a Irán al frente de una formidable
horda, con la que destruyó la fortaleza de Alamut, el cuartel general de la secta de los asesinos.
En dos años, los asesinos fueron exterminados en Irán, aunque algunos sobrevivieron en Siria.
En Alamut se encontraba el astrónomo Nasir al-Din al-Tusi, que más de treinta años atrás había
aceptado la invitación del jefe de los asesinos para trasladarse a Alamut, poco después de que
Gengis Kan devastara Tus, la ciudad natal de al-Tusi. Hulago lo trató con respeto y al-Tusi se
mostró encantado de unirse a él como consejerio científico y encargado de los asuntos
religiosos. No está claro si al-Tusi se consideraba prisionero de los asesinos o si más bien tuvo
la habilidad de cambiar de bando en el momento oportuno.
En 1257 el Papa Alejandro IV extendió la Santa Inquisición a todo el reino de Francia. Robert
de Sorbon, un teólogo francés, clérigo de Luis IX, afamado predicador, fundó en París un
pensionado para maestros y estudiantes pobres en el que se enseñaba teología. Desde entonces
el centro es conocido como La Sorbona. Adquirió influencia rápidamente y reunió una rica
biblioteca.
También fue uno de los primeros en apartarse de la doctrina escolástica al propugnar con
entusiasmo una ciencia experimental:
Distinguió dos clases de observación empírica: una pasiva y vulgar, otra activa y científica.
El rey Alfonso X de León y Castilla sofocó la revuelta de su hermano Enrique, que marchó al
servicio del Califa de Túnez.
Ese año murió Aybak, el sultán de Egipto, asesinado por orden de su esposa Sayarat al-Durr, y
fue sucedido por su hijo Alí, que a su vez hizo asesinar a Sayarat.
Los mongoles fueron rechazados por los vietnamitas. Mientras tanto, tras unos años de
desorden, la Horda de Oro quedó bajo el gobierno de Baraka Kan,hermano de Batú Kan y
nieto de Gengis Kan.
La nobleza búlgara no estaba contenta con su rey Juan Mitso, y lo sustituyó por Constantino
Tech, emparentado por parte de madre con la familia real servia. Inmediatamente repudió a su
esposa y se casó con Irene, hija del emperador Teodoro II de Nicea y de Elena Asen, hermana
del rey Miguel I y tía de Juan Mitso. Entonces cambió su nombre por el de Constantino
Asen. Por otra parte, Teodoro II casó a otra de sus hijas, María, con Nicéforo, hijo del déspota
de Épiro Miguel II, que se vio obligado a cederle extensos territorios. Luego Miguel II se alió
con los servios contra Teodoro II. El emperador murió inesperadamente en1258, y dejó como
214
heredero a un niño de ocho años, Juan IV Ducas Lascaris. La regencia quedó en manos de
Jorge Myzalon.
En febrero, el mongol Hulagu tomó Bagdad. Mustasem, el último Califa abasí, fue torturado,
cosido dentro de un saco y pisoteado por los caballos de los vencedores. (Otra versión
sospechosamente moralista cuenta que el Califa fue condenado a morir de hambre encerrado en
un aposento con sus tesoros.) Bagdad fue incendiada tras diecisiete días de saqueo y, durante un
tiempo, su emplazamiento fue reducido a un desierto. Se calcula que murieron unas ochocientas
mil personas. A medio plazo, la destrucción de Bagdad fortaleció al Imperio de Trebisonda, que
canalizó el comercio con la India.
Manfredo, el príncipe de Tarento y regente del reino de Sicilia, propaló el rumor de la muerte
del rey Conradino, que tenía entonces seis años, y se hizo coronar rey de Sicilia en Palermo. Su
esposa Beatriz de Saboya había muerto el año anterior y, para reforzar su posición, se casó
con Elena, hija del déspota Miguel II de Épiro.
La falta de apoyo imperial había debilitado el dominio gibelino sobre Florencia. Farinata degli
Uberti trató de entregar la ciudad a Manfredo, pero finalmente los güelfos, capitaneados
por Guido Guerra, lograron expulsarlo de la ciudad junto a sus correligionarios, que se
refugiaron en Siena.
El rey Enrique III de Inglaterra se negaba a aceptar los acuerdos de paz que le proponía Luis IX
de Francia. Estaba perdiendo todos sus territorios franceses, pero se obstinaba en conservarlos
por la fuerza, y el problema era que carecía de la fuerza necesaria. Por otra parte, su hijo
Edmundo el Jorobado demandaba más y más dinero para combatir a Manfredo en Sicilia y
convertirse en rey, según lo acordado con el Papa Alejandro IV. Estos hechos terminaron
provocando una insubordinación de la nobleza, dirigida por Simón de Montfort. Los amotinados
se reunieron en Oxford y redactaron las Provisiones de Oxford, un plan de reforma de la
monarquía que establecía un control del rey por un consejo de barones de quince miembros.
Enrique III se vio obligado a aceptar.
Con quien sí que llegó a un acuerdo Luis IX fue con Jaime I de Aragón. Firmó con él el tratado
de Corbeil, por el que Jaime I renunciaba a toda reivindicación sobre los territorios del sur de
Francia (Tolosa, Provenza, etc.) a cambio de la renuncia por parte de Luis IX a los derechos
que, como descendientes de Carlomagno, alegaban los reyes franceses sobre los condados
catalanes, incluidos Rosellón y Cerdaña (que ahora son franceses). Hasta este momento, los
reyes de Francia se habían titulado condes de Barcelona y de los demás condados catalanes,
aunque su autoridad sobre tales territorios fuera nula en la práctica. En dicho tratado se acordó
también el matrimonio entre Felipe, el heredero de Luis IX, e Isabel, una de las hijas de Jaime
I.
Al mismo tiempo, una hija de Luis IX, llamada también Isabel, se casaba con el rey Teobaldo II
de Navarra, conde de Champaña, y una hermana de éste, llamadaBeatriz, se casó con el duque
Hugo IV de Borgoña.
Ese año murió Abú Yahyá, el rey de los benimerines, y fue sucedido por su hermano Abú Yúsuf
Yaqub. El nuevo rey inició una campaña contra los almohades, que dominaban el sur de
Marruecos.
215
contra él hicieron que se le exigiera una prueba común en Occidente: Debía coger con las
manos una bola candente. Si era inocente, Dios no permitiría que se quemara, y si se quemaba...
Miguel era inteligente y no tuvo inconveniente alguno en someterse a la prueba. Sólo exigió
que, en lugar de recoger la bola del altar de una iglesia, como se le proponía, la recibiera de las
propias manos del Patriarca de Nicea, que, puesto que era un hombre santo, no corría ningún
riesgo de quemarse. Entonces el Patriarca aseguró que Miguel merecía toda su confianza y que
la prueba no era en absoluto necesaria. El 1 de enero de 1259 Miguel se convirtió en Miguel
VIII, emperador asociado. Poco después derrotó al príncipe Godofredo II de Morea en la batalla
de Paflagonia, tras la cual Godofredo II tuvo que ceder a los bizantinos numerosas fortalezas del
sur del Peloponeso, que Miguel VIII organizó estableciendo su capital en Mistra.
Presionado por la nobleza, Enrique III de Inglaterra se avino a firmar la paz con Luis IX de
Francia. En el tratado de París Luis IX reconoció a Enrique III como duque de Aquitania, pero
entendiendo que el territorio correspondiente a este título se reducía a la parte costera de
Gascuña, conocida como Guyena. Por otra parte, Luis IX le entregó a Enrique III una suma de
dinero destinada a reforzar su autoridad frente a la nobleza inglesa. En el tratado de París
prevaleció frente a otros intereses la voluntad de Luis IX de llegar a una paz sólida con
Inglaterra. Una buena parte de los habitantes de los territorios entregados a Enrique III no quería
el gobierno inglés, y los propios consejeros del rey le dijeron que entregaba lo que poseía,
mientras que Enrique recibía lo que no poseía.
Otra peculiaridad del tratado de París (aparte de su inusitada generosidad) fue que no estaba
redactado en latín, sino en francés, y no en el dialecto normando, que todavía era la lengua
oficial de la corte inglesa, sino en el dialecto de París, que con el tiempo se iba a convertir en la
lengua de la diplomacia europea.
Ese mismo año Enrique III concertó el matrimonio de su hija Beatriz con Juan, el hijo del
duque Juan I de Bretaña.
En los últimos años, Tomás de Aquino había empezado a publicar sus primeras obras
importantes: De ente et essentia, De principiis naturae, Quaestiones disputatae de Veritate, y el
Libro I de la Summa contra gentiles, escrito por instancia de su amigo Raimundo de Peñafort,
que en sus intentos de predicación a los judíos se encontraba con que no le valían citas de los
Santos Padres, a los que ni los judíos ni los musulmanes reconocían. La obra de Tomás es
"filosófica", para uso de misioneros que predican en países de infieles.
Ahora Tomás de Aquino marchó a Roma, con el propósito de organizar el plan de estudios de
los dominicos. Allí pudo hacerse con una buena traducción de las obras de Aristóteles, realizada
directamente desde el griego por un eclesiástico holandés llamado Guillermo de
Moerbeke, que había pasado mucho tiempo en Oriente.
En Murcia murió el rey al-Dawla, y su antecesor, al-Wátiq, tuvo ocasión de entrar de nuevo en
política y encabezó un sector nacionalista que exigía a Castilla respetar el acuerdo de 1243,
cuando Murcia rindió vasallaje a Fernando III. Con este fin, al-Wátiq, envió un emisario ante el
Papa, para pedirle que instara a los cristianos a mantener su palabra. El enviado fue Abú
Talib, que, a pesar de sus grandes conocimientos y su educación, no pudo conseguir el menor
respaldo de Alejandro IV.
Alí, el sultán de Egipto, fue depuesto por Qutuz, que se convirtió así en el tercero de los
sultanes mamelucos.
Ese año murió el rey Cristóbal I de Dinamarca, que fue sucedido por su hijo de diez años Erik
Klipping (el bizco), que continuó luchando contra la nobleza y el clero.
216
También murió el conde Tomás II del Piamonte, sucedido por su hijo Tomás III, de siete años
de edad.
Mientras tanto el gran kan Mangú y su hermano Qubilay hacían progresos contra la China de
los Song, cuya capital había tenido que trasladarse hacia el sur el año anterior, pero Mangú Kan
enfermó de disentería y murió poco después. Hulagu estaba planeando la conquista de Jerusalén
cuando recibió la noticia y se retiró para participar en la elección del nuevo gran kan. No
obstante, dejó un ejército en Siria.
Los mamelucos aprovecharon la ocasión. En 1260 atacaron Siria y derrotaron a los mongoles
en Ayn Yalut. Fue la primera derrota seria que sufrieron los mongoles en Occidente y el mundo
descubrió así que no eran invencibles. En la batalla se distinguió un general
llamado Baybars, que al regresar a Egipto asesinó al sultán Qutuz y los jefes del ejército lo
proclamaron sultán (Baybars I).
Cuando Qubilay Kan llegó a Karakorum, el consejo de jefes había elegido ya como gran kan a
su hermano menor, Arigh Böge, que había convencido a los kanes para que excluyeran a
Qubilay por haber adoptado costumbres chinas. Sin embargo, Qubilay reunió de nuevo el
consejo y se hizo elegir gran kan.
Mientras tanto, el Sacro Imperio Romano, sin emperador, seguía convulso, y la anarquía se
reflejaba en el mapa. A la muerte del duque Alberto I de Sajonia, sus hijos siguieron el ejemplo
de los duques bávaros y dividieron el ducado. Juan I se quedó con Sajonia-
Lauenburgo o Baja Sajonia, mientras que Alberto II se quedó con Sajonia-
Wittemberg o Alta Sajonia.
El monje dominico Ranieri Fasani conminó a los habitantes de la ciudad italiana de Peruggia a
arrepentirse y flagelarse para expiar sus faltas, individuales o colectivas. Reunió un grupo de
fieles conocidos como flagelantes, que se organizaron en cofradías y viajaban flagelándose el
torso desnudo. Se negaban a permanecer más de un día en el mismo lugar. A menudo, su paso
servía de detonante para que los más desfavorecidos provocaran desórdenes y actos violentos
como protesta por las injusticias a las que se veían sometidos, por lo que las autoridades, tanto
civiles como religiosas, no tardaron en condenarlos.
217
LA RECONQUISTA DE CONSTANTINOPLA
Mientras el Sacro Imperio Romano se descomponía, Manfredo resultó ser un buen gobernante
para su reino de Sicilia y se ganó la estima de sus súbditos con su habilidad y benevolencia. Sin
embargo, tuvo siempre en contra la hostilidad del papado y las luchas entre güelfos y gibelinos
en las ciudades del norte de Italia se asociaron ahora a la pugna entre el Papa y Manfredo.
En 1260 Manfredo derrotó a los güelfos de Toscana en la batalla de Montaperti, batalla en la
que participaron las milicias sienesas reclutadas por Farinata degli Uberti y los demás gibelinos
que habían sido expulsados dos años antes de Florencia. Al parecer, Farinata evitó que sus
conciudadanos arrasaran Florencia como represalia por su destierro.
Por esta época, un mercader veneciano asentado en Constantinopla decidió abrir una sucursal
en Sudak, en la porción bizantina de la península de Crimea, que ahora estaba bajo el control
del Imperio de Trebisonda. El mercader se llamaba Marco Polo, y envió allí a sus
hermanos Niccolò y Matteo, los cuales, en su afán de buscar mercancías, no dudaron en viajar
hacia el norte, adentrándose en la Horda de Oro.
El rey Enrique III de Inglaterra trató de desembarazarse de su cuñado Simón de Montfort, uno
de los principales responsables de las restricciones que la nobleza inglesa había impuesto a su
rey. Lo acusó de felonía, pero Simón de Montfort era extremadamente popular, no sólo entre los
nobles, sino también entre las clases humildes. El Parlamento lo declaró inocente. Enrique III
siguió intrigando contra él, y en 1261 logró que la Iglesia se pronunciara contra las Provisiones
de Oxford. Entonces Simón de Montfort empezó a organizar una nueva revuelta.
El hijo del rey Bela IV de Hungría, llamado Esteban, a sus veintidós años, tenía asignado el
gobierno de la marca de Estiria, pero el año anterior había atacado Bohemia y el rey Otakar II
llegó a un acuerdo con él por el que le compraba Estiria. Bela IV le ofreció entonces a su hijo el
gobierno del principado deTransilvania, pero Esteban exigió toda la parte oriental de Hungría,
que pasó a gobernar con total independencia de su padre.
Un familiar del Califa de Bagdad que se había librado de la matanza efectuada por los mongoles
tres años antes logró llegar a Egipto. Se llamaba Abú-I-Qasim Ahmad al-Mustansir Bi-
Llah, y tenía más de sesenta años. Baybars I lo reconoció como Califa para que éste a su vez le
reconociera a él su título de sultán. Además le organizó una expedición para recuperar Bagdad,
en la que el nuevo Califa encontró la muerte.
Pero el acontecimiento más notable del momento fue que el emperador Miguel VIII de Nicea
logró por fin reconquistar Constantinopla. Para tal fin se había aliado con la flota genovesa,
prometiendo a los genoveses los mismos privilegios que los venecianos habían tenido en su día.
Sin embargo, la participación de los genoveses no fue necesaria. La flota veneciana que protegía
el Imperio Latino había partido insensatamente a una expedición por el mar negro, y el 25 de
julio Miguel VIII asestó el golpe. Constantinopla cayó sin lucha y el emperador Balduino II
tuvo que huir a Occidente. Aprovechando la inmensa popularidad que le reportó su hazaña,
Miguel VIII mandó cegar al otro emperador, Juan IV, que tenía entonces unos once años, y lo
encarceló. No se supo más de él.
El rey Alfonso X de León y Castilla conquistó el reino musulmán de Niebla, con lo que los
únicos reinos musulmanes que quedaban en la península ibérica eran el reino nazarí de Granada
y el reino de Murcia, vasallo de Castilla.
Este año se revisaron los Fueros de Valencia, redactados ya en catalán en lugar de en latín.
Ese año murieron el burgrave de Nuremberg Conrado I, que fue sucedido por su hijo Federico
III, y el duque Enrique III de Brabante, que fue sucedido por su hijoEnrique IV.
218
También murió el Papa Alejandro IV, y fue sucedido por un cardenal francés llamado Jacques
Pantaléon, que adoptó el nombre de Urbano IV. Seis años atrás había sido Patriarca Latino de
Jerusalén. Tanto Alfonso X de León y Castilla como Ricardo de Cornualles trataron de ganarse
el favor del nuevo pontífice para que eligiera a uno de ellos como nuevo emperador, pero
Urbano IV les dio largas y no apoyó a ninguno de los dos. Su primer objetivo político fue
proseguir la lucha contra Manfredo. En 1262 propuso a Carlos de Anjou, el hermano del rey
Luis IX de Francia, que marchara a Italia con un ejército y derrotara a Manfredo. Entonces él,
Urbano IV, lo coronaría como rey de Sicilia. La oferta era arriesgada y tentadora al mismo
tiempo. Con excepción de las cruzadas y de algún episodio aislado en Inglaterra, los reyes
Capetos nunca habían luchado fuera de Francia, y en su territorio lo habían hecho para unificar
el país. Lo que ahora proponía el Papa era que Francia iniciara una política imperialista que tan
desastrosas consecuencias había tenido para Alemania. Desde luego, Carlos no podía hacer algo
semejante sin el consentimiento de su hermano, y su hermano llevaba años practicando una
política de paz y no de guerra. Por otra parte, una guerra en nombre del Papa no podía ser mala.
Convencer a Luis IX le iba a llevar a Urbano IV varios años de negociaciones.
Mientras tanto se celebró el matrimonio convenido cuatro años antes entre Felipe, el heredero al
trono francés, e Isabel, la hija del rey Jaime I de Aragón. La muerte de Alfonso, el primogénito
del rey aragonés, acaecida dos años antes, llevó a Jaime I a establecer un nuevo reparto del reino
entre sus hijos Pedro y Jaime: el primero heredaría la Corona de Aragón (incluido el reino de
Valencia) y el segundo heredaría el reino de Mallorca, es decir, las islas Baleares. Ese mismo
año Jaime I casó al infante Pedro con Constanza, hija del rey Manfredo de Sicilia, pese a la
oposición del Papa Urbano IV.
El Imperio Mongol se había hecho demasiado grande y poderoso como para que el espíritu
fraternal predicado por Gengis Kan se mantuviera vigente entre sus jefes. Baraka Kan, el kan de
la Horda de Oro, se había convertido al Islam, y entró en conflicto con su primo Hulagu, que
combatía a los turcos y protegía el cristianismo. Ese mismo año Baraka entabló relaciones con
Baybars I, el sultán mameluco de Egipto. Los dos kanes iniciaron una serie de enfrentamientos
que marcaron el principio del fin de la expansión mongola.
De este modo, los venecianos Niccoló y Matteo Polo se encontraron con dos dificultades que les
impidieron regresar a su país: las guerras entre los mongoles y el hecho de que ahora eran los
genoveses y no los venecianos quienes dominaban el mar Negro. La mejor opción que
encontraron fue avanzar por la ruta de la seda y pasar un tiempo en Bujará, la ciudad que Gengis
Kan había arrasado en 1220.
En 1263 murió san Alejandro Nevski, el Gran Príncipe de Vladímir. En una Rusia humillada por
la dominación mongola, las victorias de Alejandro frente a los suecos y sobre los caballeros
teutónicos, junto con el hecho de que Nóvgorod no hubiera sido técnicamente tomada por los
mongoles convirtieron a san Alejandro Nevski en un héroe nacional. Dejó un hijo menor de
edad, Daniel, que fue desplazado del principado por Yaroslav III.
También murió a los diecinueve años el conde Bonifacio de Saboya. Le sucedió su tío Pedro II,
que hasta entonces había ejercido la regencia.
219
En Noruega murió el rey Haakon IV, que fue sucedido por su hijo Magnus VI.
El rey Bela IV de Hungría había tratado de recuperar los territorios que su hijo Esteban se había
apropiado, pero Esteban luchó victoriosamente contra su padre. Luego se dedicó a atacar a
Bulgaria a la que arrebató varias fortalezas a orilllas del Danubio.
La rebelión de Simón de Montfort contra Enrique III de Inglaterra se había convertido ya en una
auténtica guerra civil. En 1264 el rey inglés solicitó la mediación de Luis IX de Francia, que no
dio resultado, y Simón obtuvo una importante victoria en Lewes. El rey tuvo que someterse de
nuevo y Simón de Montfort llevó las riendas del gobierno de Inglaterra con autoridad
dictatorial.
En una escritura notarial de este año aparece como testigo Gonzalo de Berceo. Poco se sabe de
su vida. Debió de nacer antes de 1200, fue educado en el monasterio castellano de San Millán
de la Cogolla, y fue ordenado sacerdote. Lo que sí se conserva es una extensa obra poética en
lengua castellana, que podemos clasificar en tres bloques temáticos: vidas de santos (Vida de
santo Domingo, Vida de san Millán, Vida de santa Oria), obras marianas (Milagros de Nuestra
Señora, Duelo que hizo la Virgen el día de la pasión de su Hijo) y obras religiosas en
general (El sacrificio de la misa, De los signos que aparecerán antes del juicio, El martirio de
san Lorenzo).
Gonzalo de Berceo es el primer poeta en lengua castellana cuyo nombre se conoce. Todas sus
obras se basan en fuentes latinas conocidas, y su propósito era didáctico: sus obras están
destinadas a ser leídas a un público popular. Se sabe que los juglares de la época las incluían en
su repertorio. En su obra se combina la tradición culta eclesiástica (apego a las fuentes latinas,
uso de figuras retóricas) con un estilo coloquial y extremadamente sencillo, nada afectado.
Más o menos por las mismas fechas, otro clérigo llamado Juan Lorenzo escribió el Libro de
Alexandre, una versión del Roman d'Alexandre en el que la realidad histórica aparece aún más
deformada que en su modelo. Así por ejemplo, en un episodio se habla incluso de una máquina
voladora. Lorenzo, al igual que Gonzalo de Berceo, emplea el equivalente castellano al
alejandrino francés, al que da el nombre de cuaderna vía. El poeta llama a su arte el mester de
clerecía, es decir, el arte de los clérigos, culto, erudito, caracterizado por la escrupulosa medida
de los versos frente a las irregularidades métricas que presenta la poesía vulgar de los juglares
(el mester de juglaría):
Otro autor anónimo del mester de clerecía, probablemente aragonés, escribió el Libro de
Apolonio, de 2624 versos, basado en un libro anónimo en latín del siglo III titulado Historia de
Apolonio, rey de Tiro. El argumento es una compleja historia de aventuras con final feliz.
El primer lírico conocido en lengua gallega es el rey de León y Castilla, que se había ganado el
sobrenombre de Alfonso X el Sabio. Es autor de numerosascantigas, de entre las que destacan
las Cantigas de Santa María, muchas de ellas dedicadas a narrar milagros de la Virgen, y otras
simplemente a su alabanza, continuando la tradición iniciada por Gonzalo de Berceo. Son un
220
total de 420. Escribió también cantigas satíricas, en las que se burla de caballeros cobardes,
traidores o ausentes en las batallas, y también unas pocas cantigas amorosas.
Qubilay Kan volvió a Pekín, ciudad a la que convirtió en su capital con el nombre
de Janbalik (la ciudad del kan). Más adelante Pekín sería conocida en Occidente
como Cambaluc. Qubilay ofreció a los Song una coexistencia pacífica (al parecer, porque
estaba ocupado conquistando otras regiones).
Ese año murió el jefe del partido gibelino de Florencia, Farinata degli Uberti. La Santa
Inquisición lo condenó por hereje a título póstumo.
El Papa Urbano IV logró finalmente llegar a un acuerdo con Luis IX de Francia y su hermano
Carlos de Anjou, por el cual Urbano IV donaba a Carlos el reino de Sicilia y lo coronaría como
tal en cuanto llegase a Roma con tal fin. Luego le dejaba la tarea de eliminar a Manfredo. Carlos
se dispuso a partir a Italia con un ejército, pero Urbano IV no pudo verlo, ya que murió ese
mismo año. Poco antes había instituido la fiesta del Corpus Christi. Fue sucedido por otro
cardenal francés llamado Gui Foulques, que adoptó el nombre de Clemente IV. En 1265 Carlos
de Anjou llegó a Roma eludiendo la flota de Manfredo. De acuerdo con lo dispuesto por su
antecesor, Clemente IV lo coronó como Carlos I, rey de Sicilia, y el nuevo rey se dispuso a
enfrentarse a su rival. Los güelfos exiliados de Florencia le aportaron un capital considerable.
Unos años atrás, el senescal del infante don Jaime, hijo del rey Jaime I de Aragón, había dejado
su cargo para casarse y formar una familia. Se llamaba Ramon Llull, y ciertamente, se había
casado, había tenido dos hijos y había llevado una vida de cortesano aficionado a la poesía,
hasta que, al cumplir los treinta años, tuvo una crisis y decidió abandonar su familia, vender sus
propiedades y dedicarse a la vida contemplativa. Pergrinó a Santiago de Compostela, y al
regresar visitó a Raimundo de Peñafort en Barcelona, quien le recomendó que regresara a
Mallorca, su isla natal, para dedicarse al estudio. Así lo hizo. Empezó a estudiar filosofía, y un
esclavo sarraceno le enseñó la lengua árabe y lo introdujo en el conocimiento de los científicos
y filósofos islámicos.
Ese año murió el conde Roger I de Foix, que fue sucedido por su hijo Roger Bernardo III.
221
También murió Hulagu Kan, y su hijo Abaqa Kan le sucedió en el gobierno de Irán. En
particular continuó las luchas contra Baraka Kan.
Unos enviados de Qubilay Kan que se dirigían a Janbalik encontraron a los Polo en Bujará y los
invitaron a acompañarlos hasta la corte de Qubilay. En efecto, Qubilay sentía interés por todas
las culturas y religiones, por lo que sus hombres sabían que le complacería conocer a unos
"latinos".
El sultán mameluco Baybars I estaba realizando una gran labor en Egipto: restauró muchas
plazas fuertes, mejoró el ejército, creó una marina, mejoró la red de canales y carreteras,
organizó un eficiente servicio postal, pacificó Siria y ahora se dedicaba a debilitar a los Estados
Latinos. Este mismo año tomó Cesarea.
Los caballeros teutónicos iniciaron una campaña de aniquilación sistemática de los prusianos, al
tiempo que el territorio era ocupado por colonos alemanes.
Los musulmanes del reino de Murcia estaban cada vez más descontentos del trato que recibían
por parte de Castilla que, como era usual, no se ajustaba a lo pactado en el acuerdo por el que
Murcia le rindió vasallaje. Estallaron revueltas y el rey Jaime I de Aragón decidió intervenir. Al
parecer, a sus cincuenta y siete años el monarca añoraba sus años de conquistador, pues, contra
el consejo de su corte, tomó Murcia y, respetando los acuerdos firmados en su día con Castilla,
se la entregó a Alfonso X (aunque se quedó con la parte septentrional del reino, que pasó a
formar parte del reino de Valencia). De este modo, la España musulmana se reducía ahora
exclusivamente al reino de Granada.
222
EL FIN DE LOS HOHENSTAUFEN
En Suecia murió Birger Jarl, regente de su hijo Valdemar, que tendría entonces unos veintiséis
años y que empezó a gobernar por su cuenta. Sus hermanos no tardaron en rebelarse contra él.
El rey Alejandro III de Escocia conquistó a los noruegos las islas Hébridas y la isla Man.
Escocia estaba pasando por una época de prosperidad económica.
Llewelyn II ap Gruffydd fue reconocido como príncipe de Gales por los demás reyes galeses,
que ahora combatían unidos contra los ingleses (excepto la costa sur, que no aceptó la
supremacía de Llewelyn).
El rey Hetum I de Armenia se había aliado con los mongoles cuando estos habían atacado al
sultanato de Rum, pero ahora le atacaron los mamelucos como represalia.
Ese año murio Baraka Kan, el kan de la Horda de Oro, y fue sucedido por Nogai.
En Japón cundió la alarma ante el riesgo de invasión mongola. El gobierno militar reforzó las
defensas y movilizó a todos los samurai, que era el nombre que recibían los campesinos que
acompañaban a los señores en los combates y que tenían el privilegio de llevar dos sables.
Tomás de Aquino realizó una estancia en la corte pontificia, donde escribió la primera parte su
obra más famosa: la Summa Theologica, en la que sistematiza su filosofía. Esta primera parte (al
igual que las que escribiría después) está dividida en cuestiones, cada una de las cuales se trata
en varios artículos. Trata de Dios en si mismo (cuestiones 2-13), de su actividad interna (14-16),
de su vida trinitaria (17-43), de Dios creador (44-49), de los ángeles (50-64), del mundo
corpóreo (65-74), del hombre (75-102) y del gobierno y providencia de Dios sobre las criaturas
(103-119).
El ejército del rey de Sicilia Carlos I se enfrentó junto a Benevento al ejército de Manfredo, el
rey de Sicilia. Obviamente venció el rey de Sicilia. Manfredo manejó sin habilidad su ejército y
murió en la batalla. Luego Carlos I entró en Nápoles, la principal ciudad continental de su reino.
Ese mismo año casó a su hija Blanca conRoberto de Dampierre, hijo de la condesa Margarita
de Flandes y heredero del condado.
La posición estratégica que había conseguido Carlos I no pasó desapercibida a Balduino II, el
depuesto emperador latino de Constantinopla. En 1267 ambos firmaron los tratados
de Viterbo, por los que Balduino II concedía a Carlos I el principado de Morea a cambio de que
éste dirigiera la lucha contra el emperador Miguel VIII.
El rey Enrique III de Inglaterra fue persuadido por su hijo Eduardo para reconciliarse con la
nobleza que le había impuesto las provisiones de Oxford. El Dictum de Kenilworth restauró la
223
normalidad. Su segundo hijo, Edmundo el Jorobado, recibió a sus diez años el título de conde
de Lancaster.
Ese año murió el margrave Otón III de Brandeburgo y fue sucedido por sus hijos y nietos Juan
III, Otón V, Alberto III, y Otón VI. (Otón IV se reserva para un primo de Otón V, hijo del
margrave Enrique, que murió antes que su padre). También murió el duque Enrique IV de
Brabante, que fue sucedido por Juan I.
En Chipre murió el rey Hugo II, que fue sucedido por su nieto Hugo III de Lusignan, hijo
de Enrique de Antioquía (que era hermano del Príncipe Bohemundo V de Antioquía, tío del
príncipe actual, Bohemundo VI) y de Isabel de Lusignan (hija de Hugo II).
Al rey Carlos I de Sicilia le había surgido un nuevo competidor. En contra de lo que pareció por
un tiempo, su antecesor, Manfredo, no fue el último Hohenstaufen, sino que todavía quedaba
uno: Conradino (o Conrado V), el hermanastro de Manfredo derrocado por éste que acababa de
cumplir dieciséis años. Había reunido un ejército y se enfrentó a Carlos I
en Tagliacozzo. Carlos I mantuvo oculta una parte de sus fuerzas, dejó que Conradino derrotara
al resto y se dispersara en la persecución final, y entonces atacó con sus tropas de reserva.
Conradino fue capturado y llevado a Nápoles, donde fue ahorcado. El título de rey de Jerusalén
pasó entonces a Hugo III de Chipre.
Uno de los partidarios de Conradino había sido el infante Enrique de Castilla, hermano del rey
Alfonso X el Sabio. Después de haber pasado un tiempo en Túnez había entrado al servicio de
Carlos I, pero luego se pasó al bando gibelino y fue nombrado senador en Roma (por eso es más
conocido como Enrique el Senador). Ahora el Papa Clemente IV lo encarceló.
Carlos I ayudó a los güelfos florentinos que habían financiado sus campañas a regresar a su
ciudad, donde recibió el título de podestà. Florencia estuvo gobernada desde entonces por el
partido güelfo.
Ese año murió el conde Pedro II de Saboya, que fue sucedido por su hermano Felipe I, hasta el
año anterior arzobispo de Lyon, si bien, ante la perspectiva de heredar el condado, había
renunciado a los hábitos y se acababa de casar con una condesa de Borgoña.
También murió el conde Álvaro II de Urgel. Urgel era uno de los pocos condados catalanes que
no estaban integrados en la Conona de Aragón, y Álvaro II había mantenido numerosos
conflictos con los territorios vecinos y con el propio rey Jaime I. Como el conde murió sin
descendencia, Jaime I aprovechó para apropiarse del condado, pese a Guerau, hermano del
difunto, que reclamó su derecho al condado.
El Papa Clemente IV, antes de ser elegido, había sido protector de Roger Bacon. Dos años atrás
le había pedido una copia de sus obras, y Bacon empezó a redactar entonces los Communia
naturalium, en los que hacía un balance de los conocimientos de su época, si bien abandonó el
proyecto para escribir el Opus maius, que hizo llegar al Papa junto con otras de sus obras. Sin
embargo, Clemente IV murió ese mismo año. Las elecciones de los últimos Papas habían sido
difíciles, y los cardenales habían estado sometidos a menudo a distintas presiones,
especialmente ahora que del Papa que eligieran podía depender el nuevo emperador del Sacro
224
Imperio Romano. Tanto fue así que acabó el año sin que se llegara a un acuerdo sobre quién iba
a ser el sucesor de Clemente IV.
Qubilay Kan declaró la guerra a la China de los Song. Inicialmente obtuvo cierta ventaja porque
muchos comandantes chinos se rindieron a los mongoles sin combatir. Esto fue debido a su
descontento con la política del canciller Jia Sidao. La conquista se vio frenada por la resistencia
de las ciudades de Xiang-Yang yFancheng.
En Java tomó el título de rey un caudillo llamado Kertanagara, quien llevaba más de una
década extendiendo el dominio javanés sobre las islas vecinas. El nuevo rey favoreció el
budismo.
Tomás de Aquino dejó Italia y en 1269 reanudó su enseñanza en la universidad de París. Allí se
encontró un ambiente muy agitado por la polémica que suscitaban los profesores averroístas,
que defendían su absurda tesis de que lo que Aristóteles dijo en sus escritos era lo que dijo, y no
lo que otros como el propio Tomás interpretaban en términos de la teología católica. También
estaban los agustinistas tradicionales que rechazaban las innovaciones tomistas. Más
detalladamente, los averroistas (que, obviamente, no se atrevían a cuestionar la verdad absoluta
de la teología católica) defendían la existencia de una doble verdad: la de la teología y la de la
filosofía, y aceptaban que ambas se contradecían entre sí; mientras que Tomás objetaba que era
imposible que ambas verdades se opusieran entre sí cuando ambas provenían del mismo Dios,
Verdad única.
Respecto a los agustinistas, éstos, siguiendo a san Agustín, que a su vez había hecho con Platón
lo que ahora Tomás estaba haciendo con Aristóteles, consideraban que los seres del Mundo son
meras sombras o reflejos pobres de las ideas perfectas que existen en la mente de Dios, mientras
que Tomás afirmaba que, aunque los seres creados son sin duda dependientes de Dios, están
dotados de una existencia y una naturaleza propias. Siguiendo su doctrina aristotélica, afirma
que la diferencia esencial entre Dios y los seres del mundo es que la esencia de Dios es un acto
puro de existir, mientras que las criaturas son compuestos acto-potenciales de esencia y
existencia. (El lector que no entienda esto no debe alarmarse: ello se debe únicamente a que esto
no significa nada, pero los escolásticos no lo sabían.) Respecto a las afirmaciones de Aristóteles
que indudablemente contradecían al catolicismo, Tomás demostró que en realidad contradecían
también a los principios mismos de la filosofía aristotélica, por lo que eran errores del estagirita
que no desacreditaban su doctrina.
Tomás critica también el argumento ontológico de san Anselmo, pues afirma que Dios no puede
conocerse a priori por la razón, sino sólo por la fe. En cambio, la razón puede llegar a Dios
mediante razonamientos a posteriori partiendo del Mundo. Ello le lleva a sus cinco
demostraciones de la existencia de Dios, adaptadas de los argumentos de Aristóteles para
justificar la existencia necesaria de un primer motor inmóvil:
1. Las cosas se mueven, alguien las mueve [...] y éste ha de ser Dios.
2. Las cosas tienen causa, y esta causa tiene otra causa, hasta que llegamos a la causa
primera, que llamamos Dios.
3. Las cosas pueden ser o dejar de ser, pero ha de haber algo que sea y no pueda dejar de
ser, y éste es Dios.
4. Las cosas tienen su más y su menos, unas son mejores que otras, pero ha de haber una
que sea el Ser Supremo, causa de toda bondad, perfección, etc., y éste es Dios.
5. Todas las cosas tienden a un fin, y el fin del universo entero es Dios.
225
Otros, mientras tanto, fundamentaban mejor sus conclusiones, como Pierre Le Pèlerin de
Maricourt, un ingeniero del ejército de Luis IX que había sido maestro en París de Roger
Bacon. Durante un largo asedio a una ciudad italiana (servía entonces a Carlos I), escribió
la Epistola de magnete, una carta en la que fija las bases del magnetismo y las del método
experimental.
El Sacro Imperio Romano seguía sin Papa y sin emperador. El rey Otakar II de Bohemia se
había convertido en el hombre más poderoso de Alemania. Mientras otros ducados se
fraccionaban, su reino se iba extendiendo: comprendía, además de la propia Bohemia, el ducado
de Austria y Estiria, y ahora se anexionaba las marcas de Carintia y Carniola.
El rey Luis IX de Francia otorgó el condado de Valois a su hijo Juan de Damietta (llamado así
porque había nacido diecinueve años antes, cuando su padre tomó Damietta en la séptima
cruzada). El condado pertenecía al patrimonio real desde la época de Felipe Augusto. A su
hijo Roberto, de trece años, el rey le concedió el condado de Clermont. Ese mismo año casó a
su hija Blanca, de dieciséis años, con Fernando de la Cerda, el heredero del rey Alfonso X de
León y Castilla.
Ese año murió el conde Poncio IV de Ampurias, que fue sucedido por su hijo Hugo V.
El benimerín Abú Yúsuf Yaqub tomó Marrakech, la capital de los almohades, y absorbió así sus
últimos dominios. Adoptó entonces el título de sultán. Los territorios al este de Marruecos se
habían independizado del reino de Túnez y se habían constituido en el reino de Tremecén, bajo
la dinastía de los Abd al-Wadíes.
226
LA OCTAVA CRUZADA
En 1269 Niccolò y Matteo Polo regresaron a Venecia con un mensaje de Qubilay Kan para el
Papa: el jefe de los cristianos era amistosamente invitado a enviar otros visitantes a China. Los
venecianos habían permanecido unos meses en Pekin para luego iniciar un viaje de regreso que
había durado tres años. Al llegar se enteraron de que no había Papa al que entregar el mensaje.
Para espanto de sus consejeros, el rey Luis IX de Francia había anunciado dos años antes su
intención de tomar la cruz por segunda vez. Los preparativos de la octava cruzada estaban ya
casi ultimados. Los reyes Teobaldo II de Navarra y Jaime I de Aragón se unieron a la empresa,
así como el príncipe Eduardo de Inglaterra, que logró convencer a las ciudades de Pisa, Génova
y Venecia para que dejaran de lado sus rivalidades y aportaran sus flotas a la expedición. Jaime I
embarcó con destino a Aigues-Mortes, el puerto francés de donde estaba previsto que zarpara
Luis IX (el mismo puerto de donde había partido en la cruzada anterior), pero un temporal
destruyó buena parte de su flota, por lo que el rey aragonés cambió de idea y al final no
participó. Aun así, algunas de las naves catalanas zarparon hacia San Juan de Acre en 1270.
Ese mismo año salió la flota de Luis IX, a quien acompañaban su heredero Felipe, su hijo Juan
de Damietta, conde de Valois, su hermano Carlos I de Sicilia y su sobrino Roberto II el
Noble, conde de Artois, hijo póstumo y tocayo del conde de Artois que murió en la séptima
cruzada. También participó el duque Juan I de Bretaña.
Pero hubo un cambio de planes de última hora. Carlos I de Sicilia, tenía planeado atacar
Constantinopla según sus acuerdos con Balduino II, que seguía considerándose emperador de
Constantinopla. Por ello, para él, Baybars I era más un potencial aliado que un enemigo, y no
estaba nada interesado en provocarlo. En su lugar, convenció a su hermano de que sería
conveniente tomar primero Túnez, como una primera escala para atacar Egipto. Al parecer le
dio los más variados argumentos: que sería un primer ensayo que evitaría que en los combates
realmente importantes los cruzados estuvieran desprevenidos, que sería una posición estratégica
para controlar el Mediterráneo, e incluso que el rey de Túnez, al-Mustansir, parecía dispuesto a
convertirse al cristianismo. De sus intereses en Constantinopla no le debió de hablar, ni de que
Túnez era en realidad el vecino más molesto de su reino de Sicilia. El caso fue que, al final, el
idealista Luis IX accedió en dirigirse a Túnez. El rey Teobaldo II de Navarra y conde de
Champaña se unió a la expedición, dejando sus estados bajo el gobierno de su hermano Enrique.
El rey Alfonso X de León y Castilla estaba perdiendo prestigio ante sus súbditos por sus
fracasos en sus intentos de ser elegido emperador. Ese año, miembros de la nobleza y
representantes de las ciudades le pidieron que derogara sus códigos legales y restituyera las
leyes tradicionales de cada ciudad o región. Se inició así una pugna entre el derecho viejo y el
nuevo.
227
El rey Hetum I de Armenia abdicó en su hijo León III y se retiró a un monasterio. El nuevo rey
se reconoció vasallo del mongol Abaqa Kan a cambio de protección contra los mamelucos, que
saqueaban el país. Mientras tanto, Abaqa Kan rechazó una invasión del kanato de Yagatay.
El rey Constantino de Bulgaria había tenido que resistir los ataques de los húngaros y de los
bizantinos. Ya había llegado a un acuerdo con los primeros unos años antes y ahora, tras morir
su primera esposa, se casó con María Cantacuceno, sobrina del emperador bizantino Miguel
VIII Paleólogo.
Ese año murió también el rey Bela IV de Hungría y fue sucedido por su hijo Esteban V, cuya
hija María se casó ese mismo año con Carlos el Cojo, hijo del rey Carlos I de Sicilia, que
en 1271 fue nombrado por su padre príncipe de Salerno y quedó al frente de la parte continental
del reino. Otro hijo de Carlos I, llamadoFelipe, se casó con Isabel, hija del príncipe Guillermo
II de Morea (título que Carlos I tenía previsto arrebatarle, según lo acordado con Balduino II, el
emperador latino de Constantinopla).
Ese año murió sin descendencia el conde Alfonso de Poitiers y de Auvernia, hermano de Carlos
I y tío del rey Felipe III de Francia, así como su esposa, la condesa Juana de Tolosa. No dejaron
descendencia, así que Felipe III heredó sus posesiones, y así fue como el condado de Tolosa se
integró definitivamente en el reino de Francia.
También murió el conde Godofredo I de Habsburgo, que fue sucedido por su hijo Rodolfo V.
En Épiro murió el déspota Miguel II, que fue sucedido por su hijo Nicéforo. Miguel II había
conquistado una franja de terreno al norte de Bulgaria, entre el Danubio y los Cárpatos,
llamada Valaquia, y se la dejó a un hijo ilegítimo, que se convirtió así en el déspota Juan I de
Valaquia.
Por esta época debió de acabarse el Poema de Fernán González, escrito en cuaderna vía por un
autor castellano anónimo. Consta de una introducción que relata la historia de España, desde la
introducción del cristianismo hasta la invasión musulmana, y después pasa a narrar la vida del
conde Fernán González, al que compara con el Cid. El relato está lleno de anacronismos y
elementos legendarios.
Los cruzados no estaban teniendo mucho éxito en Tierra Santa, pues el sultán Baybars I seguía
conquistando plazas importantes de los Estados Latinos de Oriente. Ese año empezó un ataque
sistemático contra los restos que quedaban en Siria de la secta de los asesinos.
Tras treinta y tres meses de deliberaciones, los cardenales eligieron finalmente un Papa. No cabe
duda de que fue una solución desesperada, pues el agraciado resultó ser Tebaldo Visconti, un
italiano nacido en Piacenza que no era cardenal, ni tan siquiera sacerdote. Recibió la noticia en
Tierra Santa, pues, a pesar de tener ya sesenta años, estaba participando en la octava cruzada.
Regresó a Italia rápidamente, justo a tiempo para recibir el mensaje que los Polo habían traído
de Qubilay Kan, pues los venecianos partieron nuevamente ese mismo año rumbo a China. El
Papa les dio regalos y un mensaje para el gran kan. También envió con ellos a dos monjes, a
modo de representantes suyos, pero éstos huyeron en cuanto pudieron por miedo al viaje. Sin
embargo, Niccolò y Matteo llevaban esta vez un acompañante: Marco Polo, el hijo de Niccolò,
que tenía entonces diecisiete años.
En 1272, Visconti fue ordenado sacerdote y consagrado como Papa con el nombre de Gregorio
X.
228
antes de la invasión normanda, pero los plantagenet no tuvieron en cuenta a los reyes de
dinastías anteriores). Fue un rey enérgico que erradicó las insubordinaciones de la nobleza
sucedidas en tiempo de su padre. Convocó el Parlamento con regularidad para desarrollar según
sus puntos de vista la legislación de todos sus dominios.
Los cruzados no se mantuvieron mucho más tiempo. Negociaron una paz con el sultán Baybars
I y así terminó, sin pena ni gloria, la octava cruzada.
El prestigio de Alfonso X ante sus súbditos se resintió nuevamente ante este golpe. Ese mismo
año tuvo que ceder y derogar el código de las Siete Partidas en favor de los códigos
tradicionales de las distintas regiones de sus reinos.
Por otra parte, Judá ben Mosé e Ishaq ben Sid terminaron, a instancias del rey Sabio, las
llamadas Tablas alfonsíes, unas tablas para el cálculo de efemérides, es decir, para determinar la
posición de los planetas y las estrellas en la esfera celeste, desde el punto de vista de Toledo,
que, adaptadas posteriormente a distintas ciudades, estuvieron en uso durante más de cuatro
siglos. Los cálculos se basaban, naturalmente, en el sistema Ptolemaico (que suponía a la Tierra
en el centro del universo, alrededor de la cual giraban el Sol y los planetas describiendo círculos
alrededor de centros que giraban en círculo alrededor de centros que giraban en círculos
alrededor de la Tierra (con más o menos círculos según la precisión que requería cada planeta).
Dicen que sobre esto dijo el rey: "Si Dios me hubiera consultado sobre el sistema del Mundo, le
habría dado algunas ideas".
A pesar del fracaso de Túnez, Carlos I de Sicilia siguió adelante con su proyecto de tomar
Constantinopla. Cruzó el Adriático, atacó al despotado de Épiro, ocupó algunos territorios y se
hizo proclamar rey de Albania. Ese año murió el duque Hugo IV de Borgoña, rey de
Tesalónica, que fue sucedido por su hijo Roberto II.
Otro miembro de la casa de Borgoña, llamado Juan, estaba casado con Inés, heredera
de Archambaud, señor de Borbón (fallecido veintitrés años atrás). Ese mismo año, su
hija Beatriz se casó con el conde Roberto de Clermont, (hermano del rey Felipe III de Francia).
El rey Constantino de Bulgaria tuvo que atacar al emperador bizantino Miguel VIII para
conseguir las ciudades de dote prometidas con ocasión de su matrimonio con María
Cantacuceno. Ese año se iniciaron las incursiones mongolas en Bulgaria, que fueron fomentadas
por Miguel VIII.
Poco despues de subir al trono de Hungría, Esteban V entró en guerra con los servios, y ahora,
en el transcurso de la guerra, su hijo Andrés fue raptado, y Esteban V murió persiguiendo al
raptor. Fue sucedido por su hijo de once años Ladislao IV, que ese mismo año se casó
con Isabel, hija de Carlos I de Sicilia.
Ese año murió el rey Muhammad I de Granada, que fue sucedido por su hijo Muhammad
II. Bajo el reinado de Muhammad I se empezó a construir el palacio de la Alhambra.
En Rusia murió Yaroslav III, el gran príncipe de Vladímir, que fue sucedido por Vasili.
Tomás de Aquino dejó París y se trasladó a la universidad de Nápoles. Durante los años
precedentes escribió, entre otras obras, la segunda parte de la Summa Theologica, dedicada al
229
movimiento del hombre hacia Dios: la bienaventuranza eterna, la naturaleza de la actividad
humana, las virtudes y los vicios, las virtudes teologales y morales, etc.
En Mallorca, Ramon Llull, al tiempo que avanzaba en sus estudios, escribía sus propios libros.
Empezó escribiendo en árabe, si bien luego tradujo él mismo sus obras al catalán. Ese mismo
año acabó dos: el Libre de contemplació en Déu (Libro de contemplación), dividido en 366
capítulos para meditar cada día del año en alabanza y gloria de Dios; y el Libre del gentil e los
tres savis (Libro del gentil y los tres sabios), en el que un gentil que desconoce a Dios y teme no
ser nada tras su muerte, escucha a tres sabios, un judío, un musulmán y un cristiano, que le
exponen sus creencias sobre la inmortalidad del alma. El gentil se maravilla de que los tres
sabios no tengan la misma religión y les pide que le expongan las razones por las que creen que
la suya es la religión verdadera. Cuando el gentil va a decantarse por una de las religiones, los
sabios deciden separarse para no conocer su elección. El libro es un modelo de discusión cortés
y desapasionada, y de respeto a la inteligencia humana.
En 1273 murió Balduino II, el emperador Latino de Constantinopla. Su hijo Felipe I heredó el
título, por vacío que éste fuera. Carlos I de Sicilia lo acogió en su corte y se apresuró a casarlo
con su hija Beatriz.
El Papa Gregorio X nombró obispo de Albano, y poco después cardenal, al teólogo franciscano
Juan de Fidanza, Buenaventura. Frente al racionalismo de Tomás de Aquino, Buenaventura era
un místico. Escribió unas Meditaciones sobre la vida de Jesucristo y un Speculum Mariae
Virginis. Fijó las leyendas sobre san Francisco de Asís, sobre las que existían versiones
contradictorias.
Después de veintitrés años, el 1 de octubre los Príncipes Electores pusieron fin al Gran
Interregno, pero no eligieron al rey Otakar II de Bohemia, que era uno de los electores y contaba
con el apoyo del Papa, sino que, dado que los demás electores recelaban de él porque parecía ser
demasiado poderoso, el arzobispo Wernerde Maguncia (con la aprobación de Gregorio X)
logró que se aceptara al Landgrave de la Alta Alsacia, el conde Rodolfo IV de Habsburgo, que
el 24 de octubrefue coronado en Aquisgrán como Rodolfo I, rey de Romanos y rey de Alemania
(pendiente de ser coronado emperador por el Papa).
Inmediatamente Rodolfo I se vio enfrentado a Otakar II. En 1274, con el apoyo de los príncipes,
lo proscribió del Imperio en la dieta de Nuremberg. Ese mismo año casó a su
hijo Alberto con Isabel, hija de Meinhard V, el conde de Tirol.
Gregorio X convocó el Segundo Concilio de Lyon (el primero fue el convocado en 1245 por
Inocencio IV). Fue un concilio extraordinario, pues no sólo fueron convocados los obispos, sino
que el Papa invitó a alrededor de mil quinientas personas entre obispos, teólogos y príncipes.
Naturalmente, entre los invitados no podía faltar Santo Tomás de Aquino, pero durante el viaje
se sintió enfermo y pidió que lo trasladaran a un monasterio, donde murió el 7 de marzo. Dejó
inacabada la tercera parte de la Suma Theologica, que trataba sobre Jesucristo y los
sacramentos. Similar suerte corrió san Buenaventura, que murió en Lyon. El concilio trató
principalmente de tres cuestiones:
230
La unión de las Iglesias Católica y Ortodoxa: Se entablaron negociaciones que
contaban con el beneplácito del emperador bizantino Miguel VIII, cuyos emisarios
reconocieron la supremacía del Papa sobre el Patriarca de Constantinopla.
Tras el concilio corrió el rumor de que Gregorio X iba a atribuir a las órdenes mendicantes el
derecho de tener posesiones comunes, y esto escandalizó a los franciscanos más fieles a la
doctrina de san Francisco (o con lo que ellos entendían como tal) y se separaron de la orden.
Hacía algo más de veinte años ya se había segregado en provenza un grupo de franciscanos
radicales por motivos similares, dirigidos por Hugo de Digne, y eran conocidos como
los espirituales. La nueva secta adoptó el mismo nombre, y ahora se distinguía entre
los espirituales de Provenza y los espirituales de la Marca (pues los nuevos espirituales vivían
en laMarca de Ancona, una región de Italia en la costa adriática).
Ese año murió el astrónomo al-Tusi. No cabe duda de que había sabido aprovechar el
observatorio que le había construido Hulagu, pues recientemente había publicado las Zij-i
ilkhani, unas tablas astronómicas que contenían los resultados de doce años de observaciones.
Incluían posiciones de planetas y un catálogo de estrellas, así como tablas trigonométricas que
daban el seno de un ángulo con una precisión de tres cifras sexadecimales para cada medio
grado del argumento. Sus observaciones le llevaron además a proponer un nuevo modelo para el
movimiento de la Luna, diferente del propuesto por Ptolomeo, más sencillo y con la misma
exactitud. Está expuesto en su obra al-Tadhkira fi'ilm al-hay'a (Memoria sobre astronomía).
También es notable su Tratado sobre el cuadrilátero, que contiene la primera exposición
completa de la trigonometría esférica. Tiene un tratado sobre minerales que incluye una teoría
del color basada en mezclas de blanco y negro, así como capítulos sobre joyas y perfumes.
Escribió además sobre lógica, medicina, ética, y en otros escritos filosóficos medita sobre
asuntos como la naturaleza del espacio.
En Navarra murió el rey Enrique I y no dejó más descendencia que una hija de dos años, que se
convirtió así en la reina Juana I de Navarra y condesa de Champaña.
Isabel de Aragón, la hija del rey Jaime I casada con Felipe III de Francia, había muerto dos años
antes, y ahora el rey francés contrajo matrimonio con María,hermana del duque Enrique IV de
Brabante.
Ese año se terminó el Libre dels feyts del rey en Jacme, supervisado por el rey Jaime I de
Aragón.
231
Japón fue atacado por una gran flota mongola y coreana con unos treinta mil hombres, que
inexplicablemente se retiró a la noche siguiente. La corte ofreció oraciones a los dioses. Qubilay
Kan envió unos delegados en 1275 para pedir la sumisión de Japón, pero los japoneses los
ejecutaron, armaron una poderosa flota y empezaron a construir una larga muralla de piedra a lo
largo de la costa de Kyushu, la isla japonesa más cercana al continente.
El rey Valdemar de Suecia fue destronado por su hermano Magnus. Tuvo que refugiarse en
Dinamarca. Magnus instituyó un consejo como órgano central de gobierno y contribuyó a
feudalizar la sociedad sueca.
Ese año murió el conde de Trípoli, Bohemundo VI, que fue sucedido por su hijo Bohemundo
VII.
También murió, aproximadamente a los cien años de edad, san Raimundo de Peñafort.
El año anterior Ramon Llull, considerando acabada su formación, se había retirado a un monte
cercano a Palma de Mallorca, su ciudad, donde recibió una "iluminación" sobre cómo escribir
un libro contra los errores de los paganos. Lo escribió, con el título de Art abreujada d'atrobar
veritat (Arte abreviada de encontrar la verdad), y ahora marchó a Montpellier para
presentárselo con el resto de sus obras (diecisiete libros en total) a su viejo amigo el infante
Jaime, el hijo del rey Jaime I de Aragón, a quien había servido en su juventud.
Jaime los hizo examinar por un teólogo para asegurarse de que no contenían errores, y el censor
se entusiasmó con ellos, especialmente con el Libro de Contemplación. Jaime proporcionó a
Llull medios económicos para que fundara en Miramar (en Mallorca) un colegio de lenguas
para preparar misioneros.
El conde de Lancaster, Edmundo el Jorobado, se casó con Blanca, hija del conde Roberto de
Artois.
232
EL FIN DE LA DINASTÍA SONG
En 1275 Marco Polo llegó a la corte de Qubilay Kan con su padre y su tío. El mapa siguiente
muestra aproximadamente la ruta que siguió:
Los Polo se detuvieron casi un año en Ganzhou, la primera ciudad China que pisaron, adonde
acudió una escolta mongola que los llevó hasta Shangdu, la residencia de verano del gran kan,
al norte de Pekín. Allí, mientras Niccolò y Matteo se dedicaban al comercio, Qubilay Kan tomó
al joven Marco Polo bajo su protección. Marco Polo describió así la corte de Qubilay:
Qubilay Kan era un hombre de mediana estatura, apuesto y de hermosos ojos negros. Tenía
cuatro esposas oficiales, que le dieron veintidós hijos, y también muchas "amigas",
seleccionadas de entre las mujeres más hermosas de la tribu tártara de los onggirat. Residía en
Janbalik. Su palacio era un enorme complejo de murallas y edificios, cuyo centro lo ocupaba la
residencia del emperador. Las paredes estaban recubiertas de plata y oro, cinceladas con
dragones, leones y bellas historias de caballeros enamorados... Los tejados estaban barnizados
en colores y resplandecían como joyas. En los jardines crecían árboles exóticos y vivían
animales extraños. El cumpleaños del kan era, junto al año nuevo, la fiesta más importante del
año. El emperador y sus doce mil guardias de corps iban vestidos con seda de distintos colores
bordada en oro, perlas y piedras preciosas. El pueblo ofrecía presentes a Qubilay y éste
distribuía recompensas, generalmente señoríos. El día de año nuevo, los habitantes de palacio
se vestían de blanco, el color de la buena suerte. Los cortesanos se inclinaban ante su soberano
y un gran león venía a postrarse a los pies del Kan.
233
con un largo pelo en el pecho) quien se dispuso a repeler el ataque africano. Sin embargo,
mientras estaba en Ciudad Real esperando refuerzos, enfermó y murió al poco tiempo.
Ausente el rey, se planteó urgentemente la cuestión de quién estaba al mando del reino hasta que
volviera. La respuesta natural era que el nuevo heredero, que teóricamente era Alfonso de la
Cerda, el hijo del infante, pero tenía el inconveniente de que no era fácil poner a un niño de
cinco años al frente de un ejército. Una opción era admitir en su lugar a su tutor, Juan Núñez de
Lara, pero la nobleza castellana, dirigida por Lope Díaz de Haro, no quiso aceptar la autoridad
de otro noble (que además, aunque su familia era castellana, era en parte extranjero, pues sus
tierras estaban en Albarracín, que pertenecía a la Corona de Aragón) y designó como nuevo
heredero al trono a Sancho el Bravo, el segundo hijo de Alfonso X el Sabio, de dieciséis años
de edad.
Fue, en efecto, Sancho, quien dirigió el reino hasta que regresó su padre, quien lo aceptó como
heredero, en parte porque era ya un hecho consumado y en parte porque el reino de Navarra
estaba en manos de una niña de tres años y el primero que se casara con ella se quedaba el
reino: Alfonso X tenía su candidato y Felipe III de Francia tenía el suyo, y la mediación de Lope
Díaz de Haro, señor de Vizcaya, podía ser crucial. Por otra parte, Alfonso de la Cerda era
sobrino de Felipe III, por lo que Juan Núñez de Lara tuvo el respaldo francés en su postura de
salvaguardar los derechos del niño.
El rey Jaime I de Aragón se vio envuelto en un conflicto similar. Desde hacía un tiempo existía
una rivalidad entre su heredero, Pedro, y el infante Fernando Sánchez de Castro, un hijo
bastardo del monarca. Esta rivalidad llevó a un enfrentamiento entre Jaime I y Pedro, en la que
el infante contaba con el apoyo de buena parte de la nobleza. Ese mismo año, Pedro resolvió en
gran parte el problema al asesinar a su hermanastro. En el reino de Valencia se rebeló el caudillo
moro al-Azrak.Jaime I fue derrotado en Luxent y se vio obligado a retirarse a la capital,
Valencia, mientras Pedro asumía la dirección de la campaña.
El Papa Gregorio X murió apenas comenzado el año 1276. El sistema de elección que había
implantado funcionó perfectamente, pues los cardenales eligieron a su sucesor el 21 de
enero. Esta vez fue un dominico francés de cincuenta y seis años: Pierre de Tarentaise, que
adoptó el nombre de Inocencio V. Había sido profesor de teología en París y luego arzobispo de
Lyon, hasta que fue nombrado cardenal tres años antes de su elección como Papa. Murio el 22
de junio, y su sucesor fue elegido el 11 de julio, ahora un genovés llamado Ottobono
de'Fieschi, que adoptó el nombre de Adriano V.
Pocos días después murió el rey de Aragón Jaime I el Conquistador. Se evitó así el de otro modo
inevitable conflicto que había planteado la rivalidad con su primogénito. De acuerdo con el
testamento del monarca, Pedro III heredó la Corona de Aragón, que incluía el reino de
Valencia, pero no la herencia de su hermanoJaime II, formada por el reino de Mallorca (las
islas Baleares, de las cuales Menorca era todavía un reino vasallo musulmán) junto con algunos
territorios más, entre ellos los condados de Rosellón y Cerdaña y el señorío de Montpellier.
Uno de los beneficiados de las desavenencias entre Pedro III y su padre fue el hijo del conde
Armengol IX de Urgel, que antes incluso de que muriera el conquistador había conseguido de
Pedro III que le restituyera el condado, y se convirtió así en Armengol X de Urgel.
El 18 de agosto murió Adriano V. (Estaba claro que los cardenales estaban cumpliendo su parte
en las elecciones, no así el Espíritu Santo, que debía inspirarles el candidato idóneo.)
En septiembre fue elegido Papa un portugués de cincuenta y seis años: Pedro Juliano, que
adoptó el erróneo nombre de Juan XXI (erróneo porque nunca hubo un papa o antipapa Juan
XX). Había sido médico de Gregorio X. Era un gran erudito, autor de un manual de dialéctica
234
titulado Summulae logicales, y de doce comentarios a diversas obras médicas (de Hipócrates,
Galeno y otros médicos griegos y musulmanes).
El rey Esteban IV de Servia había logrado situar a su país en buenas relaciones con sus vecinos
y contó con el apoyo tanto de la Iglesia Católica como de la Ortodoxa. Desarrolló la industria
minera y creó una moneda servia. Se ganó así el sobrenombre de Esteban IV el Grande, pero
fue destronado por su hijoEsteban V Dragutin, con quien se había negado a compartir el reino.
Se retiró entonces a un monasterio con el nombre de Simón.
Otro país que prosperaba era Noruega. Su rey promulgó un código legal común para todo el
reino, lo que le valió el sobrenombre de Magnus VI el Legislador.Favoreció el comercio y creó
ciudades libres, no sujetas al gobierno de ningún señor.
En Rusia murió el gran príncipe Vasili de Vladímir, y fue sucedido por Dimitri, mientras
Daniel, el hijo del gran príncipe Alejandro Nevski, se erigió en príncipe de un pequeño estado
(vasallo, por supuesto, de la Horda de Oro mongola como el resto de Rusia) con capital en
Moscú.
Qubilay Kan se apoderó de Linán, la capital de la China de los Song y el emperador fue
capturado. En 1277 Abaqa Kan fue derrotado en Albistán por los mamelucos de Baybars I. El
sultán murió envenenado un tiempo después y fue sucedido por su hijo.
Las incursiones mongolas en Bulgaria terminaron suscitando una rebelión dirigida por el
porquero Ivajlo, que derrotó y mató al rey Constantino Asen. Luego se hizo proclamar rey.
María Cantacuceno, la viuda de Constantino y sobrina del emperador bizantino Miguel VIII,
estrechó sus relaciones con Ivajlo y terminó casándose con él, para que su
hijo Miguel conservara su derecho al trono.
El actual rey de Jerusalén (por más que el título no tuviera en realidad mucho valor) era el rey
Hugo III de Chipre, pero una pariente suya, María de Poitiers-Antioquía, se consideraba con
derecho al mismo, y le vendió estos derechos al rey Carlos I de Sicilia, que ese mismo año
ocupó San Juan de Acre. Desde entonces hubo dos reyes de Jerusalén. Se inició una guerra civil
en la que estallaron antiguos conflictos entre las numerosas colonias italianas por una parte, y y
los Templarios y los Hospitalarios por otra.
El conflicto respecto a la sucesión del rey Alfonso X de León y Castilla había desembocado en
una guerra civil. Violante de Aragón, la esposa de Alfonso X, sacó de Castilla a sus nietos,
Alfonso y Fernando de la Cerda, para su seguridad, y los entregó a su hermano, el rey Pedro III
de Aragón.
235
Dado que el rey Felipe III de Francia apoyaba los derechos de su sobrino Alfonso, su
hermanastro Sancho se alió con Pedro III, que acababa de sofocar la rebelión musulmana que
había estallado en Valencia en los últimos años del reinado de su padre, Jaime I. Así pues, los
infantes de la Cerda habían caído en la garganta del lobo. Pedro III ocupó Albarracín, donde
Juan Núñez de Lara atacaba a los partidarios de Sancho. Por otra parte, Felipe III logró que el
conde Roger Bernardo III de Foix le rindiera vasallaje, y éste usó su influencia en Cataluña
como vizconde de Castellbó para levantar a la nobleza contra Pedro III.
Respecto a la lucha entre Alfonso X y Felipe III por el reino de Navarra, el Papa Juan XXI logró
reconciliarlos (principalmente porque la reina Juana de Navarra tenía entonces cuatro años y los
dos rivales comprendieron que les convenía mantener la paz hasta que llegara el momento de
luchar por casarla con sus respectivos herederos). Poco más pudo hacer Juan XXI, pues murió
antes de completar su primer año de pontificado. Fue sucedido por Giovanni Gaetano
Orsini, que adoptó el nombre de Nicolás III. La especialidad del nuevo Papa era la diplomacia.
Había participado en los acuerdos entre el Papa Clemente IV y el conde Carlos de Anjou por los
que éste obtuvo el reino de Sicilia, y pronto llevó a cabo nuevas negociaciones con el propio
Carlos I y con Rodolfo I de Habsburgo por las que ambos acabaron cediéndole algunos
territorios.
También murió el conde Hugo V de Ampurias, que fue sucedido por su hijo Poncio V.
Milán llevaba más de medio siglo dominado por la familia Della Torre, pero ahora Napoleone
della Torre, el señor de Milán, fue derrocado por Ottone Visconti, el arzobispo de Milán, que
había sido expulsado por Napoleone y se hizo con el dominio de la ciudad gracias al apoyo de la
nobleza.
El general de los franciscanos, Jerónimo de Ascoli, denunció las obras de Roger Bacon, pues
en ellas se atacaba a algunas personanidades, como Santo Tomás de Aquino o Alberto Magno.
El propio Alberto se trasladó a París por unos meses para defender la obra de su discípulo. Las
tesis de Bacon fueron condenadas y él ingresó en prisión. Siger de Brabante tuvo que dejar
también la universidad de París, acusado de averroísta.
Ese año murió Felipe, el hijo del rey Carlos I de Sicilia que estaba casado con la hija del
príncipe Guillermo II de Morea. Carlos I obligó a Guillermo II a cederle definitivamente el
título tal y como había dispuesto Balduino II, el difunto emperador latino de Constantinopla.
Desde Morea, Carlos I trató de conquistar el despotado de Épiro, del que ya dominaba una parte
(Albania).
También murió la condesa Adelaida de Borgoña, que fue sucedida por su hijo Otón IV.
La política tradicional de los Capetos había sido favorecer a la burguesía para disminuir el poder
de la nobleza, pero ahora la legitimidad dinástica de los capetos estaba sólidamente asentada y
la nobleza lo tenía asumido, mientras que los burgueses estaban reclamando constantemente
más privilegios para las ciudades. Esto generó conflictos especialmente en el condado de
Flandes, pues la sucesión de la condesa Margarita II estaba disputada. El arbitraje del rey san
Luis, más de veinte años atrás, había establecido como heredero a su hijo Roberto de
Dampierre, pero ahora un pariente llamado Gui de Dampierre recabó el apoyo de los artesanos
236
flamencos y encabezó una revuelta, por la que Margarita II fue derrocada y Gui se convirtió en
el nuevo conde.
En Siam subió al trono Rama Kamheng (Rama el Fuerte) que extendió considerablemente las
fronteras de su reino. Ese mismo año llegó a un acuerdo con el rey vecino Mangrai para
defenderse conjuntamente de la amenaza mongola.
En 1279 el rey Pedro III de Aragón obligó a su hermano Jaime II de Mallorca a rendirle
vasallaje. También ayudó a un hermano del Califa al-Mustansir llamadoAbú Ishaq a hacerse
con Túnez.
En Egipto, el hijo de Baybars I fue destronado por Qalaún, que, tras vencer a un competidor en
Siria, se convirtió en el nuevo sultán mameluco.
Ese año murió el rey Alfonso III de Portugal, que fue sucedido por su hijo Dionisio el
Liberal. Su nombre se debe a las numerosas medidas que tomó para desarrollar su país:
desarrolló la economía, construyó canales, edificó acueductos, organizó la marina, fundó
escuelas y talleres, favoreció a la agricultura, liberó a los siervos y plantó pinos (que más
adelante iban a ser muy útiles para la construcción de barcos).
También murió el duque Boleslao V de Polonia, y fue sucedido por Leszek II el Negro, que
resistió los ataques mongoles con más fortuna que su antecesor.
Los nobles búlgaros hicieron correr el rumor de que el rey Ivajlo había muerto, y proclamaron
rey a Juan Mitso, el mismo al que años atrás habían reemplazado por Constantino Asen. El
nuevo rey adoptó el nombre de Juan IV Asen. Ivajlo se refugió entre los mongoles.
Qubilay Kan completó la conquista de China. Los últimos leales al emperador se arrojaron al
mar. En 1280 Qubilay se hizo proclamar emperador de China, el primero de la
dinastía Yuan (que significa "principio"). La guerra había afectado mucho al país. La población
había disminuido desde cien hasta sesenta millones de habitantes. Qubilay reconstruyó las
carreteras imperiales e implantó el sistema de correos mongol, servido por doscientos mil
caballos.
Los mongoles nunca llegaron a integrarse en la sociedad china. Los habitantes fueron divididos
en cuatro clases con distintos privilegios: los mongoles eran la clase dominante, muy reducida
en número en términos proporcionales. El segundo grupo eran las "personas con posición
especial", en su mayoría aliados de los mongoles procedentes del Asia central u occidental,
sobre todo turcos, pero también persas, sirios, etc. En sus manos estaba la administración de las
finanzas y del patrimonio y de entre ellos surgieron consorcios que actuaban como bancos. La
autoridad mongola permitió la implantación sistemática del papel moneda, que hasta entonces
había tenido un uso limitado. En el tercer grupo estaban incluidos los habitantes de la China
septentrional, incluidos los khitán, los yurchén y los coreanos; y el último grupo era el de los
habitantes del recién conquistado Imperio Song, que tenían vedado el acceso a todos los cargos
importantes y se les prohibía aprender lenguas extranjeras. Los mongoles no se molestaron en
aprender el chino, sino que el trato con el pueblo se hacía a través de los aliados extranjeros.
Qubilay Kan tenía consejeros chinos, pero nunca trataba con ellos directamente.
237
Aunque los que habían constituido las clases más pudientes en la China anterios al dominio
mongol fueron excluidos mayoritariamente del gobierno y la administración, sus propiedades
fueron respetadas y, en gran medida, también su status social. Se formó así una clase de
ilustrados retirados de la política que contribuyó al desarrollo de nuevas manifestaciones
artísticas. Lo más destacable fue el surgimiento del género teatral: los diálogos hablados se
combinaban con partes en verso cantadas. Se definieron nueve papeles tradicionales y cada
actor, al entrar en escena, anunciaba al público el papel que representaba. El autor más famoso
fue Guan Hanqing, cuya obra maestra es Du'E yuan (La injusticia cometida contra Du'E). Solía
poner en escena heroínas virtuosas e inteligentes perseguidas por la sociedad.
La situación de la mujer en las ciudades había empeorado ya en la época de los Song y este
proceso continuó bajo la dinastía Yuan. En efecto, en el campo la mujer realizaba tareas
similares a las que realizaba cualquier hombre, y su consideración era más o menos paritaria;
pero en las ciudades las mujeres no eran necesarias como trabajadoras, y empezaron a ser
tratadas como sirvientes u objetos de placer. Ya en la época Song se había originado la
costumbre de vendar los pies a las niñas para evitar que crecieran, pues las mujeres con pies
pequeños se consideraban más hermosas y perfectas (a pesar de que las malformaciones
provocadas de este modo les dejaban secuelas para toda la vida). Esta práctica se prohibió en el
siglo XX.
Ivajlo, el rey de Bulgaria derrocado por Juan IV Asen, intentó recuperar el trono, pero Jorge
Terter, el cuñado de Juan IV, lo puso en fuga de nuevo. Se dirigió a la corte de Nogai, el kan de
la Horda de Oro, a solicitar su ayuda, pero allí estaba Juan IV, que había dejado el reino en
manos de su cuñado precisamente para acudir a la corte de Nogai con el mismo propósito que su
rival. Ivajlo fue asesinado. Juan IV murió poco después y su cuñado se convirtió en Jorge I
Terter.
238
PEDRO III EL GRANDE
El rey Carlos I de Sicilia gobernaba su reino con mano dura: impuso leyes severas contra el
asesinato, el robo y el bandolerismo, que estaban entonces a la orden del día, castigó la
corrupción y la brutalidad de los funcionarios locales, impuso elevados impuestos a los
terratenientes ricos y con el dinero construyó carreteras, reformó el sistema monetario, impuso
un sistema de pesos unificado, mejoró los puertos y puso en explotación algunas minas de plata.
Sin embargo, sus súbditos no lo querían: recordaban con añoranza a Manfredo y también a
Conradino, que no llegó a gobernar, pero Carlos I lo había ahorcado y con ello escandalizó a la
cristiandad.
La mejor alternativa a Carlos I era clara: Manfredo había tenido una hija, Constanza, que ahora
estaba casada con el rey Pedro III de Aragón. Podía considerarse que Pedro III era el legítimo
heredero del reino de Manfredo. Con el tiempo se difundió incluso la leyenda (falsa) de que
cuando Conradino subía al patíbulo arrojó un guante a la multitud, guante que fue recogido
precisamente por Constanza, como presagio de que ella vengaría su muerte.
De momento, Pedro III estába muy ocupado haciendo frente la revuelta de la nobleza catalana
dirigida por el conde Roger Bernardo III de Foix, pero en 1280 pudo sofocarla y el conde fue
encarcelado. Otro de los rebeldes había sido el conde Armengol X de Urgel, que también acabó
en prisión, y en la cárcel descubrió en su interior la más firme lealtad hacia su rey. Una vez
pacificado su reino, Pedro III pudo fijar la vista más allá del horizonte.
El que un día fuera meramente conde de Anjou era ahora uno de los hombres más poderosos de
Occidente: dominaba Sicilia y el sur de Italia, Morea, Albania, el reino de Jerusalén, estaba
combatiendo en Épiro, había entablado una alianza con el rey Jorge I de Bulgaria, amenazaba a
Túnez, y todo ello no era sino una toma de posiciones para su principal ambición: tomar
Constantinopla. Su dominio sobre el Mediterráneo estaba perjudicando los intereses comerciales
de la Corona de Aragón, y los numerosos enemigos que se iba creando acababan apelando a
Pedro III.
Jean de Meung terminó una segunda parte del Roman de la rose, compuesta por 17.772 versos,
de características muy distintas a las de la primera parte. Se conserva el cuadro y los personajes,
pero incluye muchas disgresiones en los que se traducen pasajes de escritores antiguos. El
poema es en parte una enciclopedia y en parte una sátira en la que se combate atrevidamente las
supersticiones y creencias de la época. Ataca la avaricia y los vicios de los monjes, con
sarcasmo y virulencia.
Con la muerte de Hulagu Kan, el Imperio de Trebisonda había quedado libre del dominio
mongol. Ahora estaba gobernado por Juan II Comneno, hijo de Manuel I (el emperador
Andrónico II, su hermano, había muerto trece años atrás), que se aproximó a Constantinopla al
casarse con Eudoxia, hija del emperador Miguel VIII Paleólogo.
Ese año murió el rey de Noruega Magnus VI el Legislador, y fue sucedidopor su hijo Erik
Magnusson, de doce años. Su madre Ingeborg ejerció de regente. También murieron san
Alberto Magno y el Papa Nicolás III. Entonces se le presentó una oportunidad única al rey
239
Carlos I de Sicilia: en los últimos años había tratado en vano de romper las buenas relaciones
que el emperador bizantino Miguel VIII había entablado con el papado, de cara a que el Papa
aprobara un eventual ataque a Constantinopla. Esto podía cambiar si el próximo papa lo elegía
él en lugar del Espíritu Santo. Estaba en condiciones de influir más o menos descaradamente en
la elección, y aun así no le resultó fácil. Los cardenales tardaron seis meses en elegir a su Papa,
hasta que el 22 de febrero de 1281 fue elegido un italiano de unos setenta años llamado Simon
de Brion, que tomó el nombre de Martín IV a pesar de que sólo tuvo un predecesor con este
nombre (los cronistas pontificios tomaron como Martín II y Martín III a los papas Marino I y
Marino II, y el nuevo Papa confirmó el error).
La sumisión de Martín IV a Carlos I no tardó en hacerse evidente: el emperador Miguel VIII fue
excomulgado poco después. La antipatía de los italianos hacia Carlos I se extendió hasta Roma,
donde el partido gibelino (ahora partidario de Pedro III) se hizo fuerte y no consintió que Martín
IV entrara en la ciudad.
Miguel VIII no se amedrentó. Logró expulsar de Épiro a Carlos I, hizo fracasar una alianza
firmada entre Sicilia y Venecia por mediación de Martín IV y lanzó a los mongoles sobre
Bulgaria.
Por su parte, Carlos I casó a su nieto Carlos, el hijo de Carlos el Cojo, que tenía entonces diez
años, con Clemencia, hija del emperador Rodolfo I.
Mientras tanto Qalaún, el sultán de Egipto, derrotaba al mongol Abaqa Kan en Homs, en Siria.
En el otro extremo del mundo, dos flotas de mongoles y coreanos con alrededor de ciento
cuarenta mil hombres, desembarcaron en dos puntos de la costa japonesa. Los samuráis
resistieron a los invasores durante todo el verano, y estaban apunto de sucumbir cuando, en
otoño, un tifón destruyó parte de las embarcaciones y obligó a los mongoles a retirarse
precipitadamente. Los que quedaron en tierra fueron masacrados por los japoneses.
Ese año murió el caudillo turco Ertogrul, que seguía luchando contra los bizantinos como
vasallo del sultanato de Rum, y fue sucedido por su hijo Osmán.
En Luxemburgo murió el conde Enrique V, que fue sucedido por su hijo Enrique VI.
En 1282 le tocó el turno al rey Erik Klipping de Dinamarca firmar una Carta Magna presionado
por la nobleza. El rey se comprometió además a reunir anualmente a los grandes del reino en un
parlamento.
En Noruega, el consejo de regencia que asesoraba a Ingeborg, la madre del rey Erik Magnusson,
que tenía entonces catorce años, decidió que la Iglesia noruega tenía demasiados derechos y
privilegios, y entró en conflicto con el arzobispo Jon Raude, que murió en el exilio. El rey tuvo
que ratificar las decisiones del consejo, que disminuían considerablemente el poder de la Iglesia.
Ello le valió el sobrenombre de Erik Prestehater (el que odia a los curas). Ese año el rey se
casó conMargarita, hija del rey Alejandro III de Escocia.
240
El rey Esteban V de Servia se retiró a un monasterio con el nombre de Teoktist. Dejó el reino a
su hermano Esteban VI Uros Milutin, que empezó a extender los dominios servios a costa de
los búlgaros.
Ese año murió el conde Tomás III de Piamonte, que fue sucedido por su hijo Felipe, de cuatro
años.
El rey Carlos I de Sicilia estaba ya a punto de lanzar su ataque definitivo contra Constantinopla
cuando se produjo un suceso que alteró radicalmente sus planes. El30 de marzo, a la hora de
las "vísperas" (la plegaria vespertina), los habitantes de Palermo se sublevaron y la rebelión se
extendió rápidamente por toda la isla de Sicilia. La población mató a cuantos franceses cayeron
en sus manos. Fueron las llamadas vísperas sicilianas. Los sicilianos contaron más adelante que
el detonante de la rebelión fue que una mujer siciliana que se dirigía a la iglesia fue asaltada por
un soldado francés, al que la multitud mató inmediatamente, pero, tanto si esa historia es cierta
como si no, la mano de Pedro III de Aragón, secretamente aliado con el emperador bizantino
Miguel VIII, fue decisiva.
Carlos I abandonó los Balcanes y con su flota asedió Mesina. Los sicilianos pidieron ayuda al
Papa Martín IV, pero éste apoyaba a Carlos I. En junio Pedro III se trasladó discretamente a
Túnez, donde se mantuvo a la espectativa, y envió a Sicilia a su almirante Pere Queralt, quien
convenció a los sicilianos para que ofrecieran la corona. El 30 de agosto desembarcó
en Trapani, donde fue recibido como un libertador, y en septiembre fue coronado rey de Sicilia
en Palermo. No tardó en ser conocido como Pedro III el Grande.
A partir de ese momento existieron dos reinos de Sicilia: el formado por la propia isla y el que
comprendía el sur de Italia, pero que conservó el nombre de reino de Sicilia como una forma de
reivindicar el derecho de sus monarcas sobre la isla. No obstante, aquellos a quienes les daba
igual quién era el rey legítimo de Sicilia, empezaron a hablar más propiamente del reino de
Nápoles.
El emperador Miguel VIII se vio libre así de la amenaza francesa, pero no vivió para disfrutar
de su éxito. Murió ese mismo año, y fue sucedido por su hijoAndrónico II Paleólogo. Ganó
popularidad al cortar definitivamente la política de su padre de sumisión al papado. Sin embargo
esto le dificultó las posibles alianzas con Occidente. A pesar de ello, logró el apoyo de los
genoveses, que se establecieron en el suburbio de Gálata, en Constantinopla, rodeado por sus
propias murallas. Génova seguía en guerra con Venecia. Los venecianos también lograron por
su parte concesiones importantes en la capital bizantina, cuyos inermes habitantes tuvieron que
presenciar más de una vez batallas entre genoveses y venecianos dentro de la propia ciudad.
241
conflicto entre valencianos y aragoneses. El conde Roger Bernardo III de Foix fue excarcelado,
aunque el rey le obligó a entregarle como rehén a su hija Constanza.
Una buena parte de su ejército estaba formada por los Almogávares, soldados profesionales que
habían surgido en Cataluña durante las largas guerras contra los musulmanes de Al-Ándalus.
Entonces habitaban en las montañas y se unían a los ejércitos cristianos cuando emprendían una
campaña. Su especialidad era el combate a corta distancia, con armas arrojadizas. Vivían de los
botines de guerra. Habían desempeñado un papel decisivo en las conquistas de Jaime I, pero
cuando la Corona de Aragón alcanzó los límites pactados con Castilla y dejó de tener fronteras
con Al-Ándalus, los almogávares se convirtieron en un grave problema difícil de controlar.
La campaña de Sicilia fue providencial a este respecto, pues Pedro III logró organizar
mínimamente a los almogávares como para integrarlos en su ejército y embarcarlos, y así mató
dos pájaros de un tiro: los alejó de Cataluña y al mismo tiempo su ejército contó con un un
temible contingente de fieros y expertos guerreros.
El rey Venceslao II de Bohemia asumió el gobierno de su país a los doce años de edad.
Ese año murió Felipe I, el emperador latino de Constantinopla, si bien el título ya no significaba
nada. Dejó sólo una hija de nueve años, la Emperatriz Catalina I.
La muerte de Inés, dama de Borbón, convirtió en nuevo señor de Borbón a su yerno Roberto, el
hermano menor del rey Felipe III de Francia. Con él se inicia laTercera casa de Borbón, que es,
pues, al igual que la segunda casa de Anjou, una rama de la casa de los Capetos.
También murió Alejandro, el senescal de Escocia, que fue sucedido por su hijo Jacobo.
Pero la muerte más célebre acaecida ese año fue la de Francesca da Rimini, asesinada por su
marido, Gianciotto Malatesta, tras sorprenderla en adulterio con su hermano Paolo
Malatesta, que corrió la misma suerte. Ambos hermanos eran hijos de Malatesta II da
Verucchio, señor de Rimini, ciudad situada en la costa adriática al sur de Ravena. Su lucha
contra los gibelinos hizo que Bonifacio VIII le confiara algunos territorios al sur de sus
dominios, y su familia empezó así a aumentar su poderío. Malatesta II tenía otros dos
hijos: Malatestino y Pandolfo I.
242
También murió Manuel, un hermano del rey de León y Castilla Alfonso X el Sabio. Había
estado casado con Constanza, una hermana del rey de Aragón Pedro III el Grande, y luego
con Beatriz de Saboya. Dejó un hijo de un año llamado Juan Manuel. Ese año el rey sabio
publicó sus Libros de ajedrez, dados y tablas, y en 1284 terminaba la Crónica general y
la General e grand estoria, sus dos obras de historia, redactadas en los últimos catorce años. La
primera es una historia de España, mientras que la segunda pretendía ser una historia universal
que llegara hasta la época de su autor, pero que sólo llegó hasta los padres de la Virgen María.
El rey usó las fuentes más variadas: el Antiguo Testamento, las Metamorfosis de Ovidio, obras
de Ptolomeo, de Suetonio, antiguos romances, así como diversos textos históricos medievales.
Sin embargo, Alfonso X no aplicaba su sabiduría a la política, pues el rey Felipe III de Francia
lo derrotó en la competición por el trono navarro. Éste consideró que la reina Juana I ya tenía
edad para casarse (once años), y logró concertar su matrimonio con su primogénito (de dieciséis
años) Felipe el Hermoso (el sobrenombre formaba parte de la campaña matrimonial), el cual se
convirtió así en el rey Felipe I de Navarra y conde de Champaña.
Para evitar celos, Felipe III concedió a su otro hijo, Carlos, el condado de Valois, que había
pertenecido a su hermano Juan de Damietta.
Ahora que ya no necesitaba a Lópe Díaz de Haro como casamentero, Alfonso X se propuso
defender los intereses de sus nietos, los infantes de la Cerda y, de acuerdo con Felipe III de
Francia, propuso diversas particiones del reino entre éstos y su hijo Sancho, pero Sancho no las
aceptó. En enfrentamiento entre padre e hijo llegó a su punto más candente, pero, cuando
Alfonso X estaba consiguiendo algunos éxitos, murió a sus sesenta y tres años.
Su hijo fue reconocido como Sancho IV el Bravo, pero el panorama que se encontró no era
muy esperanzador. Tres años atrás se había casado con su primaMaría de Molina, y el Papa
Martín IV se negaba a validar ese matrimonio. Así, aunque Sancho IV pudiera defender su
derecho legítimo a la corona, este derecho no lo tendrían sus descendientes. Para conseguir
partidarios, había concedido numerosos privilegios a la nobleza y a las ciudades, a las que ahora
apenas podía controlar. El que había sido su principal valedor, Lope Díaz de Haro, pretendía
hacerse pagar sus servicios con cargos y tierras. Los infantes de la Cerda y su tutor, Juan Núñez
de Lara, seguían constituyendo una amenaza, aunque no mayor que la del tío de los infantes, el
rey Felipe III de Francia. Por otra parte, Sancho IV mantuvo el apoyo de Pedro III el Grande,
que tuvo que enfrentarse a la rebelión de Núñez de Lara (vasallo suyo, como señor de
Albarracín).
El hermano menor de Sancho IV, llamado Juan, trató de ampararse en uno de los intentos de
Alfonso X de repartir sus reinos entre sus posibles herederos y se proclamó rey de Sevilla y
Badajoz, pero no encontró apoyos suficientes y tuvo que rendir vasallaje a su hermano, en
Córdoba.
El Papa Martín IV otorgó la Corona de Aragón a Carlos de Valois, el hijo del rey Felipe III de
Francia. Felipe III empezó a organizar la "Cruzada contra los catalanes", es decir, una invasión
de Cataluña con el fin de imponer de hecho a su hijo como rey de acuerdo con el "derecho" que
le daba la decisión papal. Actos como éste le valieron al rey francés el calificativo de Felipe III
el Atrevido, atrevimiento que contrastaba con la prudencia que hasta entonces habían mostrado
los Capetos.
243
En el norte de Italia las ciudades seguían con sus querellas particulares: Génova derrotó a Pisa
en la batalla de La Meloria, como resultado de la cual los pisanos fueron expulsados de
Córcega y Cerdeña (donde hasta entonces habían convivido con los genoveses). Pisa entró en
crisis y acabó en manos de Ugolino della Gherardesca, que se adueñó del poder supremo e
implantó un régimen de terror. Por el contrario, Florencia era una de las ciudades más prósperas
de la región. Mantenía buenas relaciones con los angevinos y cerca de un centenar de familias
de comerciantes estaban extendiendo su influencia por toda Europa occidental.
El año anterior, un aventurero llamado Ibn Abi Umara había aprovechado los disturbios en el
Mediterráneo para arrebatar el trono de Túnez a Abú Ishaq, pero ahora un hermano de Abú
Ishaq llamado Abú Hafs Umar devolvió el poder a los hafsíes.
Haciendo un gran esfuerzo militar, el rey Eduardo I de Inglaterra había conquistado la totalidad
de Gales durante el año anterior, con lo que terminó definitivamente la independencia galesa.
Ese año murió el rey Hugo III de Chipre y (uno de los dos reyes) de Jerusalén, que fue sucedido
por su hijo Juan I.
También
murió Eberardo I, un
tío del conde Rodolfo
II de Habsburgo que se
había casado
con Ana,hija
de Herman, el conde
de Kyburg, y a través
de este matrimonio
había heredado las
posesiones de los
condes de Kyburg
(entre
ellas Friburgo y Thun
), situadas en lo que
antaño había sido el
reino de Borgoña. Fue
sucedido por su
hijo Eberardo II.
244
Los profesores que setenta y cinco años atrás abandonaron la universidad de Oxford para
instalarse en Cambridge habían continuado su labor docente de forma particular, pero con el
tiempo habían llegado a atraer alumnos y nuevos profesores. Ahora se fundaba en Cambridge el
colegio Peterhouse.
Venecia empezó a acuñar una moneda de oro, el ducado, que junto con el florín de Florencia iba
a ser el patrón monetario del Mediterráneo occidental.
Suecia dominaba ya una buena parte de Finlandia. El rey Magnus organizó el territorio en un
ducado que confió a su hermano Bengt, el obispo de Linköping.
En 1285 el rey Felipe III de Francia y su hijo Carlos de Valois invadieron Cataluña, y Pedro III
el Grande se encontró con un par de traiciones. Por una parte, Sancho IV de León y Castilla
decidió que no podía permitirse el lujo de enemistarse más con el Papa Martín IV y, con la
excusa de una nueva invasión de los benimerines, negó su ayuda al que hasta entonces había
sido su aliado; por otra parte, su hermano Jaime II de Mallorca (que, como señor de Montpellier,
era vasallo de Felipe III) permitió el paso de los ejércitos franceses por el Rosellón y les prestó
su apoyo. La "cruzada" llegó hasta Gerona, que capituló tras un duro asedio. El conde Roger
Bernardo III de Foix se unió al ejército francés.
Pedro III no se amilanó. Ordenó a su hijo Alfonso que invadiera el reino de Mallorca y
depusiera a Jaime II, y llamó en su auxilio al almirante Roger de Llúria, que, tras reunir sus
naves con las de Ramon Marquet y Berenguer Mallol, derrotó a los franceses en dos
ocasiones el 3 y el 4 de septiembre.
Pocos días después murió el rey Carlos I de Sicilia. Su reino (y el condado de Provenza) pasó a
su hijo, Carlos II el Cojo, pero, como seguía prisionero de Pedro III, se hizo cargo
temporalmente su primo Roberto II de Artois.
Los franceses, privados de su armada y víctimas de una epidemia, optaron por retirarse de
Cataluña, pero el 1 de octubre fueron aniquilados por el ejército de Pedro III a su paso por el
coll de Panissars. Pocos días después murió Felipe III el Atrevido, como consecuencia de la
epidemia. Fue sucedido por su hijo, el hasta entonces rey Felipe I de Navarra, que pasó a
ser Felipe IV de Francia (el Hermoso).
Pedro III el Grande no pudo saborear su triunfo, pues murió en noviembre. De acuerdo con su
testamento, la Corona de Aragón pasó a su primogénito Alfonso III,y Sicilia a su segundo
hijo, Jaime I.
En Nápoles murió el poeta francés Adam de la Halle. Había acompañado a Italia al conde
Roberto II de Artois, y pocos años antes se había representado su Jeu de Robin et Marion, la
obra teatral profana más antigua con acompañamiento musical.
También murió el duque Juan I de la Baja Sajonia, y el ducado fue compartido por sus tres
hijos, Juan II, Alberto III y Erik I.
245
EL FIN DE LOS ESTADOS LATINOS
En 1285 habían muerto con pocas semanas de diferencia cuatro de los hombres más influyentes
de Europa: el rey de la Corona de Aragón, Pedro III el Grande, el rey Felipe III de Francia, su
tío, el rey Carlos I de Sicilia y también el Papa Martín IV, que fue sucedido por un italiano
llamado Jacobo Savelli, que adoptó el nombre de Honorio IV.
Estos cambios favorecieron al rey Sancho IV de León y Castilla: Honorio IV se mostró menos
inflexible a la hora de estudiar la concesión de una dispensa que legitimara su matrimonio, y el
rey Felipe IV de Francia se desentendió de la suerte de sus primos, los infantes de la Cerda. Por
su parte, Alfonso III de Aragón estaba más interesado en ajustar cuentas con su tío Jaime II de
Mallorca que con el rey castellano-leonés. En diciembre se apoderó de la isla de Mallorca.
Naturalmente, el conflicto de Sicilia seguía abierto, pero Felipe IV no quiso seguir los
atrevimientos de su padre y optó por la vía diplomática. Su principal objetivo era la liberación
de su primo, el rey Carlos II el Cojo. Honorio IV excomulgó al rey Jaime I de Sicilia.
El rey Jorge I de Bulgaria tuvo que rendir vasallaje a Nogai Kan. Su autoridad se redujo casi a la
nada. Bulgaria se desmembró en diversos principados sometidos a los mongoles, pero sin
ninguna cohesión real entre ellos. El más importante fue el principado de Vidin, fundado
por Juan Sisman, el hermano de Jorge I.
Entre los muertos del año de menor alcurnia estuvo el conde Felipe I de Saboya, que fue
sucedido por su sobrino Amadeo V. El rey Juan I de Chipre fue sucedido por su
hermano Enrique II de Lusignan, que se hizo coronar rey de Jerusalén en Tiro, y luego fue
reconocido como tal en San Juan de Acre.
Egipto florecía bajo el sultán Qalaún. Por esta época terminaba una de las mezquitas más
hermosas de El Cairo. Contaba con un hospital y una tumba junto a la mezquita propiamente
dicha.
En 1286 Alfonso III de Aragón conquistaba la isla de Ibiza a su primo Jaime II. La nobleza y la
burguesía de Aragón volvieron a agruparse en la Unión Aragonesa para exigir más privilegios al
rey. Por su parte, su hermano Jaime I de Sicilia reunió un parlamento para recabar el apoyo de
sus súbditos ante la amenaza del Papa y de los angevinos de Nápoles.
246
Ese año murió asesinado el rey Erik Kipping de Dinamarca, lo que provocó una guerra civil que
cuestionó el trono a su hijo Erik Menved. Éste tuvo que buscar el apoyo de nobles alemanes
que fueron acumulando cargos e ingresos.
En Escocia murió el rey Alejandro III, y no dejó más descendencia que Margarita de
Noruega, una nieta de unos tres años de edad, hija de su hija Margarita y del rey Erik
Prestehater de Noruega. Surgieron muchos pretendientes al trono y, para evitar una guerra civil,
los escoceses recurrieron al arbitraje del rey Eduardo I de Inglaterra, quien (para dejar a todos
contentos no contentando a nadie en particular) insistió en que se respetara el derecho legítimo
de la heredera.
También murió el duque Juan I de Bretaña, que fue sucedido por su hijo Juan II.
Ramon Llull se encontraba en Montpellier, donde acababa de escribir el Blanquerna, una novela
utópica cuyo protagonista se inicia en la vida religiosa hasta ser elegido Papa.
En 1287 Roberto II de Artois, regente de Nápoles, preparaba un ataque contra Jaime I de Sicilia
con el apoyo del Papa Honorio IV, pero los sicilianos contaron con la ayuda del almirante Roger
de Llúria, enviado por el rey Alfonso III de Aragón. Llúria derrotó estrepitosamente a los
angevinos frente a la costa de Nápoles. Mientras tanto, Alfonso III se apoderaba de la isla de
Menorca, que hasta entonces había conservado un gobierno musulmán vasallo del reino de
Mallorca.
Los mamelucos del sultán Qalaún lanzaron un duro ataque contra el condado de Trípoli y ya lo
dominaban todo excepto la capital, que se rindió a los pocos días de que muriera el conde
Bohemundo VII. Únicamente la ciudad de Tartus quedó en poder de los templarios. Ahora el
único reducto cristiano en Tierra Santa era el reino de Jerusalén.
Las tropas de Qubilay Kan ocuparon el reino de Pagan, pero fracasaron por segunda vez en su
intento de conquistar Dai-Viet. Al mismo tiempo tuvo que sofocar la rebelión de un príncipe de
Manchuria llamado Nayan.
El arzobispo Ottone Visconti, señor de Milán, hizo elegir capitán del pueblo a su sobrino
nieto Matteo Visconti.
En vista del éxito en Sicilia, los angevinos aceptaron la vía diplomática que aconsejaba el rey de
Francia, y así, tras un acuerdo previo firmado en Orolón, se llegó el28 de octubre al tratado
de Canfranc, por el que Alfonso III aceptaba liberar a Carlos II el Cojo a cambio de que éste
reconociera a Jaime I como rey de Sicilia, pagara una suma de dinero, entregara a dos de sus
hijos como rehenes y se comprometiera a entregarse de nuevo si no se cumplía el acuerdo. Los
hijos de Carlos II llegaron a Valencia en diciembre, pero Honorio IV se negó a reconocer a
Jaime I como rey de Sicilia, y, bajo su presión, Carlos II continuó reclamando su derecho sobre
la isla.
Poco después murió Honorio IV, y, ya en 1288, los cardenales eligieron como sucesor a un
franciscano llamado Girolamo Masci, que adoptó el nombre deNicolás IV. Había sido general
de los franciscanos, y ahora que tenía la autoridad papal la empleó para combatir a los
espirituales.
El nuevo Papa mantuvo su apoyo a Carlos II el Cojo frente a Alfonso III de Aragón y Jaime I de
Mallorca. Alfonso III hizo prisionero a Roberto, hijo de Carlos II. Las presiones ejercidas sobre
el rey aragones fueron aprovechadas por la Unión Aragonesa para forzarle a aceptar sus
247
exigencias, plasmadas en el Privilegio de la Unión, por el que se comprometía, entre otras
cosas, a reunir cada año las Cortes Aragonesas, a aceptar los consejeros que éstas le indicasen
para los asuntos referentes a los reinos de Aragón y Valencia, y a no actuar contra ningún
miembro de la Unión sin sentencia del justicia. (El Justicia Mayor de Aragón era el cargo
supremo de la autoridad judicial de la Corona, elegido por el rey entre los nobles. Al principio
su función había sido meramente la de promulgar las decisiones del rey, pero desde mediados de
siglo había adquirido gran prestigio e independencia.) A cambio de estas concesiones, el rey
recibió el apelativo de Alfonso III el Liberal. Las exigencias de la nobleza aragonesa ponían de
manifiesto los esfuerzos del reino de Aragón por controlar el reino de Valencia.
Por esta época se terminó el Libre del rei En Pere d'Aragó e dels seus antecessors passats, de
cuyo autor sólo se sabe la mención que aparece al principio de la obra: Aquí comienza el libro
que Bernat Desclot dictó. La ausencia de cualquier clase alusión a Bernat Desclot en otros
documentos de la época ha hecho sospechar que en realidad era el pseudónimo de un tal Bernat
Escrivà, que ocupó cargos de importancia en la curia real y murió al año siguiente. Los
primeros cincuenta capítulos del libro están dedicados a los antepasados del rey Pedro III el
Grande de Aragón, desde la unión de Aragón y Cataluña. Una buena parte del texto consiste en
antiguos cantares de gesta prosificados. Los ciento ocho capítulos siguientes están dedicados a
Pedro III. Minuciosamente documentados, son de una gran fidelidad histórica, aunque la
narración presenta un tono épico y derrocha patriotismo y admiración hacia el monarca.
Ese año Alfonso III casó a su hermana Isabel con el rey Dionisio I de Portugal. Dejando el
problema de Sicilia enteramente en manos de su hermano Jaime I, ahora el rey Aragonés se
volvió hacia el oeste y proclamó en Jaca rey de Castilla al infante Alfonso de la Cerda, para
vengar la traición que Sancho IV había hecho a su padre.
Lope Díaz de Haro seguía siendo una de las personalidades más influyentes de Castilla.
Dominaba las finanzas del reino a través de prestamistas judíos y se sentía traicionado por el
rey, así que ahora apoyó la candidatura del infante Alfonso, pero Sancho IV lo hizo asesinar
(hay quien dice que lo asesinó personalmente en un arrebato de furia) y buscó el apoyo de Juan
Núñez de Lara, el que había sido tutor de los infantes y que hasta entonces había estado
desterrado. Por su parte,Diego López de Haro, el hijo de Lope Díaz, se unió a los aragoneses y
atacó las fronteras castellanas. Una hermana de Diego, llamada María, estaba casada con el
infante Juan, el hermano de Sancho IV, que también se rebeló, pero fue capturado y encarcelado
ese mismo año.
Mientras tanto, Ramon Llull expuso públicamente en La Sorbona su doctrina teológica, a la que
él daba el nombre de Ars Magna, y obtuvo el magisterio en artes (no podía obtenerlo en teología
por ser casado).
Ese año murieron el duque de Polonia Leszek II el Negro, que fue sucedido por Enrique IV
Probus, y el conde Enrique VI de Luxemburgo, que fue sucedido por su hijo Enrique VII.
En Egipto murió Ibn al-Nafis, el jefe de los médicos del hospital de El Cairo. En su tratado Al-
Mudjiz al-Qanum, describe sin graves errores la circulación pulmonar de la sangre.
La caída del condado de Trípoli llevo al Papa Nicolás IV a predicar una cruzada en 1289, pero
apenas tuvo eco entre la nobleza europea. Algunos occidentales partieron hacia Oriente por su
cuenta, pero no hubo un movimiento organizado susceptible de ser calificado de "novena
cruzada". A petición de Qubilay Kan, el Papa envió a Mongolia al franciscano Giovanni de
Montecorvino.
Ese mismo año coronó como rey de Sicilia a Carlos II el Cojo. Entre los títulos que había
heredado de su padre estaba el de príncipe de Morea, título que transfirió a su ex-cuñada Isabel
248
de Villehardouin, la hija del anterior príncipe, Guillermo II, que ahora estaba casada con el
conde Florencio de Hainaut.
El arzobispo de Pisa Ruggieri degli Ubaldini acabó con la tiranía de Ugolino della
Gherardesca. Lo hizo enterrar junto con sus dos hijos en la torre de Gualandi,desde
entonces torre del hambre, y luego arrojó las llaves al Arno. La leyenda dice que Ugolino murió
el último, después de haber intentado comerse a sus hijos.
En Armenia murió el rey León III, y fue sucedido por su hijo Hetum II, que continuó la política
de su padre de alianza con los mongoles como defensa ante los mamelucos. Además trató de
entablar relaciones con el Imperio Bizantino y con Chipre.
En 1290 Llull expuso a Nicolás IV un plan de cruzada acompañada de labor misionera, pero el
Papa lo consideró demasiado utópico y no le prestó atención. Entonces Llull marchó a Génova y
desde allí embarcó hasta Túnez, donde se dedicó a la predicación y al debate con sabios
musulmanes. Se dice que su poder de convicción fue tal, que el rey lo hizo encarcelar.
La reina Margarita de Escocia tenía ya edad de casarse (unos ocho años), y la nobleza escocesa
había concertado su matrimonio con Eduardo, el heredero del rey Eduardo I de Inglaterra, pero
la prometida murió durante el viaje a Inglaterra. Así se extinguió definitivamente la familia real
escocesa y el país pasó un tiempo en la anarquía.
El rey Dionisio de Portugal fundó la universidad de Lisboa. Fue un rey ilustrado, que acogió en
su corte numerosos trovadores y juglares de Galicia, León y Castilla. Mandó traducir al
portugués las obras de Alfonso X el Sabio y él mismo compuso cantigas líricas y satíricas. (Fue
conocido como el rey trovador.)
En Suecia murió el rey Magnus, que fue sucedido por su hijo de diez años Birger
Magnusson, bajo la regencia del mariscal Torgils Knutsson.
También murieron el duque Enrique XIII de la Baja Baviera, que fue sucedido por su hijo Otón
III, y el duque Rodolfo II de Austria, que fue sucedido por su hermano Alberto I.
El rey de Nápoles, Carlos II el Cojo, para dejar satisfecho a Carlos de Valois (que no había
podido apoderarse de la Corona de Aragón otorgada por el Papa Martín IV), lo casó con su
hija Margarita y le cedió a ésta como dote los condados de Anjou y Maine.
Carlos II estaba casado con María, hermana del rey Ladislao IV de Hungría, que murió ese
mismo año y fue sucedido por su hermano Andrés III. Sin embargo, el Papa Nicolás IV
reconoció como legítimo rey de Hungría al primogénito de Carlos II y María, que tenía ya
diecinueve años y era conocido como Carlos Martel.Su padre lo hizo coronar en Nápoles y el
joven inició una lucha por la corona contra Andrés III.
En Polonia murió el duque Enrique IV. En los últimos años el país había sido colonizado por
comerciantes alemanes que constituyeron una clase burguesa. A ellos se debió principalmente la
249
elección de Enrique IV y ahora, ya sin cortapisas, impusieron un duque que era prácticamente
alemán: el rey Venceslao II de Bohemia.
Mientras el sultanato de Rum se desmoronaba ante las incursiones de los mongoles, el jefe turco
Osmán se declaró independiente a la vez que adoptaba el título de sultán y el nombre de Osmán
I Gazi (el victorioso).
Un grupo de cruzados recién llegados a San Juan de Acre empezó a causar disturbios. Eran
borrachos pendencieros, y terminaron provocando una matanza entre los numerosos
comerciantes musulmanes que ocupaban las calles de la capital del reino cristiano. Cuando el
sultán Qalaún se enteró, exigió al rey Enrique II que le entregase a los cabecillas de la revuelta
y, al no obtener satisfacción, montó en cólera y se lanzó sobre los territorios cristianos. En unos
meses dominaba todo el reino de Jerusalén salvo la capital, pero el sultán murió cuando se
estaba preparando para asediarla. San Juan de Acre cayó ante su hijo, Al-Ashraf Khalil, el 18
de mayo de 1291. Los musulmanes habían logrado abrir una brecha en las murallas y entraban
en la ciudad matando a cuantos cristianos hallaban a su paso. Los cruzados echaron a correr en
busca de los pocos barcos disponibles, y los que no pudieron embarcar perecieron a manos de
los mamelucos. Los templarios conservaban algunos castillos en la costa, pero fueron
sistemáticamente tomados y derruidos en los días siguientes. Chipre se convirtió desde entonces
en el territorio más cercano a Tierra Santa en manos occidentales. Allí fue donde los
hospitalarios trasladaron su sede central. Ya no hubo más cruzadas.
Al rey Alfonso III de Aragón se le acumulaban los problemas. Estaba en guerra con Sancho IV
de Castilla, que obviamente se había aliado con Felipe IV de Francia. El Papa Nicolás IV lo
había excomulgado y una excomunión era mala cosa para un rey en guerra: daba alas a
cualquier noble desleal para pasarse al enemigo sin que se le pudiera echar en cara la felonía. El
monarca se vio en una situación comprometida y se rindió. El 19 de febrero firmó el tratado
de Tarascóncon Carlos II de Sicilia y el Papa Nicolás IV, en el que se estipulaba que Alfonso III
acudiría a Roma personalmente a pedir perdón al Papa, con lo que se le levantaría la
excomunión y se le reconocería como rey legítimo de la Corona de Aragón, revocándose la
investidura de Carlos de Valois. Además, Alfonso III tendría que realizar una cruzada en Tierra
Santa, pagar un censo a la Santa Sede, retirar los temibles almogávares que tenía en Sicilia
ayudando a su hermano Jaime I y hacer lo posible para que éste no retuviera la isla.
Sin embargo, el rey aragonés encontró una forma honrosa de incumplir el acuerdo: muriendo
el 18 de junio. Tenía sólo veintiséis años, no se había casado y no dejó descendencia. Fue
sucedido por su hermano, el rey de Sicilia, que ahora se convertía en Jaime II de
Aragón. Jaime II dejó Sicilia en manos de su hermanoFederico, y le envió a Roger de Llúria.
El nuevo rey no estaba dispuesto a cometer el mismo error que su hermano y se apresuró a
hacer las paces con Sancho IV para tener las manos libres en la defensa de Sicilia. El 29 de
noviembre ambos monarcas firmaron el tratado de Monteagudo, por el que Sancho IV se
comprometía a ayudar a Jaime II en caso de que la Corona de Aragón fuera invadida desde
Francia, y, a cambio, Jaime II se comprometía a ayudar a Sancho IV contra los benimerines.
También se acordó el matrimonio de Jaime II con Isabel, hija de Sancho IV, pero no llegó a
realizarse.
Carlos II nombró a su tercer hijo, Roberto, que seguía prisionero en Aragón, heredero del reino
de Nápoles (el segundo, Luis, se había hecho religioso).
250
JAIME II EL JUSTO
En 1291 murió el emperador Rodolfo I de Habsburgo. Había tenido trece hijos, aunque algunos
habían muerto ya. Poco antes de morir había intentado que los príncipes electores reconocieran
a su primogénito, Alberto, como rey de romanos, pero no lo logró. Sin duda Rodolfo I había
logrado que los Habsburgo pasaran de ser una familia relativamente modesta entre la nobleza
alemana a estar entre las más poderosas; pero no fue capaz de reconstruir la autoridad imperial.
La nobleza le había dado su apoyo mientras Otakar II de Bohemia fue una amenaza, pero
después las cosas cambiaron. Más concretamente, se invirtieron: ahora la nobleza alemana
recelaba de las ambiciones de los Habsburgo y el hijo de Otakar II, el rey Venceslao II de
Bohemia y duque de Polonia, logró decantar la elección haciaAdolfo de Nassau.
Alberto de Habsburgo no acató la decisión, pero en un primer momento no pudo hacer gran
cosa contra su rival porque se produjo una revuelta en sus dominios en favor del nuevo
emperador. Esto sucedió en sus posesiones occidentales, en los territorios que antaño habían
pertenecido al reino de Borgoña. Estaban divididos en unos "condados-sin-conde"
llamadoscantones, y ése era uno de los problemas principales: desde mediados de siglo, los
Habsburgo habían decidido que los condes locales no les eran suficientemente leales y los
habían sustituido por bailíos o jueces. Los nativos consideraban humillante esta ruptura de la
cadena feudal que los llevaba a estar gobernados por funcionarios foráneos cuya máxima
preocupación era asentar su autoridad castigando severamente cualquier insubordinación, lo que
provocaba más descontento, más insubordinaciones y más injusticias. Mientras el Imperio
estuvo en manos de los Hohenstaufen, los nativos tenían el recurso de apelar al emperador y
enfrentarlo a los Habsburgo, pero con un emperador de la casa de Habsburgo esta vía se cerraba.
El 1 de agosto, tres de los cantones, Schwyz, Uri y Unterwalden, se unieron en un pacto
perpetuo para defender sus libertades. Se formó así la Confederación Helvética, nombre
derivado de la tribu celta que habitó la región en tiempos de los romanos: los helvecios. Con el
tiempo el territorio pasó a ser conocido por el nombre del primero de los tres
cantones: Schweiz o Suiza.
251
arbitraje del rey Eduardo I de Inglaterra, que, ya en 1292, escogió a Juan de Baliol (tataranieto
por parte de abuela del rey David I). El motivo de la elección fue claro: era el más débil de
todos los candidatos. La intención de Eduardo I era gobernar Escocia a través de un rey títere
que necesitara de su apoyo para mantenerse en el trono.
Uno de los apoyos con los que había contado el rey Sancho IV de León y Castilla en su
enfrentamiento contra su padre, Alfonso X, había sido el rey Muhammad II de Granada, y la
alianza se mantuvo cuando los benimerines irrumpieron en la península, pues constituían una
amenaza tanto para los cristianos como para los nazaríes. Las derrotas que sufrieron los
africanos habían permitido a Muhammad II deshacerse de sus rivales, los Escayuela, que se
habían retirado a Marruecos. Ahora, Sancho IV le ayudó incluso a tomar Tarifa a los
benimerines, plaza estratégicamente situada en el estrecho de Gibraltar, de gran importancia
para prevenir una eventual invasión desde Marruecos. Tanto era así, que al final Sancho IV
decidió que era mejor mantenerla en sus manos, y aquí se rompieron las relaciones cordiales
entre ambos reyes. En la toma de Tarifa, Sancho IV recibió la ayuda del rey Jaime II de Aragón,
en cumplimiento del acuerdo firmado el año anterior. También participó el infante Juan, el
hermano de Sancho IV, excarcelado también el año anterior.
En abril murió el Papa Nicolás IV, y pasó el año sin que los cardenales llegaran a un acuerdo
sobre la sucesión. Al parecer había varias tendencias opuestas: la de los cardenales influidos por
el rey Carlos II de Nápoles, que intentaban elegir un nuevo títere de los angevinos, la de los
cardenales que propugnaban un Papa fuerte que marcara su propia política, y la de los que
propugnaban un Papa "angélico", dedicado exclusivamente a la religión y que se abstuviera de
intervenir en política.
Una invasión mongola hizo que el rey Jorge I de Bulgaria abandonara el país y se refugiara en
Constantinopla, donde fue encarcelado. Fue sucedido por su hijoTeodoro Svetoslav, quien
restableció la unidad de su país y lo libró del dominio mongol.
En el extremo Oriente, Marco Polo seguía siendo uno de los hombres de confianza de Qubilay
Kan, que mantenía su política de confiar a extranjeros los cargos de responsabilidad. Una
muestra de la separación que había entre la clase dominante y el pueblo chino la da el hecho de
que Marco Polo había aprendido el persa y el mongol, las lenguas de la administración, pero
nunca llegó a hablar o leer el chino. Tras más de veinte años lejos de su patria, tanto él como sus
dos tíos expresaron a Qubilay su deseo de regresar a Venecia, y el Gran Kan se lo concedió con
renuencia, no sin antes encomendar a Marco una última misión: en su viaje, los Polo debían
acompañar y custodiar a una princesa de la familia de Qubilay hasta Persia, con cuyo kan iba a
contraer matrimonio.
En Java murió el rey Kertanagara, que fue sucedido por su yerno Raden Vijaya. Con él se
inicia la edad de oro javanesa. Trasladó la capital a Mahapahit, dominó un extenso territorio y
la talasocracia Srivijaya de Sumatra acabó desmembrándose ante la presión conjunta javanesa y
siamesa.
Ramon Llull seguía encarcelado en Túnez, donde empezó a escribir la Taula general (Tabla
general) en la que plasma su sistema filosófico organizado deductivamente a partir de unos
pocos principios y expuesto con la ayuda de un original sistema de figuras, colores, letras,
252
casillas, círculos concéntricos, etc. Esta obra fue acabada en Nápoles, ya en 1294, pues en el
ínterin fue liberado y, ante la hostilidad del populacho, salió del país en una galera genovesa.
La autoridad del rey Eduardo I de Inglaterra provocó una revuelta de algunos de sus barones,
que a su vez generó una revuelta en Gales, la cual no llegó a amenazar seriamente el dominio
inglés. El rey no tardó en dominar la situación.
El rey Carlos II de Nápoles casó a su hijo Felipe con Catalina, la hija de Nicéforo, el déspota
de Épiro. Como dote recibió la mayor parte de la costa de Épiro y las islas, que se convirtió en
el despotado de Rumanía. Nicéforo murió ese mismo año y fue sucedido por su hijo Tomás.
El 5 de julio los cardenales eligieron finalmente un nuevo Papa, tras veintisiete meses de
deliberaciones. El designado fue Pietro Angeleri, que adoptó el nombre deCelestino V. En
teoría había ganado la corriente que quería un Papa apolítico, pues Celestino V era un eremita
ingenuo y tímido, casi analfabeto, de setenta y ocho años, que había fundado unos cuarenta años
antes la orden de los Eremitas de san Damián (que después serían conocidos
como celestinos), pero en la práctica esto suponía la victoria de los partidarios de Carlos II, pues
el apocado Celestino V fue una marioneta en sus manos.
El rey Sancho IV de León y Castilla se enemistó de nuevo con su hermano Juan, el cual se unió
a los benimerines para atacar Tarifa. El rey encomendó la defensa de la plaza a Alonso Pérez de
Guzmán, el conde de Niebla, más conocido en la Historia como Guzmán el Bueno. Se cuenta
que Juan tenía en su poder a un hijo de Guzmán, y amenazó con matarlo si no se rendía, pero
Guzmán, como respuesta, le arrojó un cuchillo desde lo alto de las murallas, por si no tenían con
qué matarlo.
Sancho IV hizo de intermediario entre el rey Jaime II de Aragón y Carlos II de Nápoles, pero
Jaime II descubrió entonces que su teórico aliado, al que había ayudado militarmente en la
toma de Tarifa, estaba más preocupado por que el Papa legitimara su matrimonio que por
defender los intereses aragoneses, y para ello le interesaba más el apoyo de Carlos II, pues
sabía que el Papa consideraría legítimo el matrimonio si Carlos II lo consideraba legítimo. Al
constatar el doble juego del rey castellano, Jaime II montó en cólera y se dispuso a dar un giro
drástico a su política exterior.
El dominio de Carlos II sobre el papado sólo duró unos meses más, pues el 13 de
septiembre Celestino V abdicó para retirarse de nuevo a su vida de eremita. Al parecer, su
renuncia al papado le fue sugerida por el cardenal Benedetto Caetani, que el 24 de
diciembre fue elegido Papa con el nombre de Bonifacio VIII.
Bonifacio VIII representaba el polo opuesto a Celestino V. Había sido legado pontificio en
Francia bajo el pontificado de Nicolás IV y desaprobaba la sumisión de éste a los angevinos.
Estaba dispuesto a devolver al Papado la autoridad que a su juicio le correspondía y como
primera medida precautoria impuso una estrecha vigilancia a su antecesor para evitar que los
enemigos que sin duda tenía pensado hacerse en un futuro próximo pudieran oponérselo como
Papa legítimo y provocar un cisma.
Celestino V había escuchado con interés los proyectos de Ramon Llull sobre cruzadas y
evangelización, mientras que Bonifacio VIII no quiso saber nada de ellos y Llull se marchó a
París.
253
Ese año murió Qubilay Kan. Dejó doce hijos, pero fue sucedido como emperador de China por
su nieto Timur, si bien ya no llevó el título de Gran Kan. Así se reconoció definitivamente el
fraccionamiento del Imperio Mongol. Qubilay había encargado a un monje tibetano el diseño de
un alfabeto adecuado para escribir su idioma. Desde los tiempos de Gengis Kan, los mongoles
habían utilizado un alfabeto turco de influencia china, pero con él se producían confusiones
entre vocales e incluso entre palabras de significado muy diferente. Sin embargo, la propuesta
de Qubilay no le sobrevivió.
En Rusia murió Dimitri, el gran príncipe de Vladímir, y fue sucedido por Andrei.
También murió el duque Luis II de la Alta Baviera, y sus dos hijos, Rodolfo I y Luis IV, se
repartieron el ducado. (El primero recibió además el Palatinado.) El paso de Luis II a Luis IV se
debe a que, poco antes, el duque Otón III de la Baja Baviera había nombrado duques a sus
hijos Luis III y Esteban I, con lo que el antiguo ducado de Baviera estaba ahora repartido entre
un total de cinco duques. También murió el duque Juan I de Brabante, que fue sucedido por su
hijo Juan II.
Un florentino de veintinueve años llamado Dante Alighieri terminó una especie de diario
íntimo, en prosa con treinta y un poemas intercalados, sonetos y canciones, que tituló La vita
nuova (Vida nueva). En él cuenta su amor por Beatriz, a la que conoció a la edad de nueve años
y no la volvió a ver hasta nueve años después. Entonces se enamoró rendidamente de ella, pero
Beatriz murió unos seis años más tarde (o sea, alrededor de 1290). La vita nuova es, pues, una
recopilación de los poemas que Dante compuso en su juventud, inspirados en su mayoría por
Beatriz, junto con explicaciones de las circunstancias en que fueron compuestos y otras
reflexiones personales y literarias.
Dante formaba parte de un grupo de poetas, el mayor de los cuales fuera tal vez Guido
Cavalcanti (que tenía entonces treinta y nueve años) y que incluía también aGuido Orlandi,
Lapo Gianni, Dino Frescobaldi o Gianni Alfani. Se consideraban herederos de Guido
Guinizelli en lo que se ha llamado (a partir de un verso de Dante) el Dolce stil novo, que
desplazó en Italia a la poesía provenzal, con un arte más depurado, más original, y con un
lenguaje poético más refinado e intelectual.
Como muestra he aquí un soneto de La vita nuova. Dante explica que un amigo, por hacerle un
favor, lo llevó (sin decirle dónde iban) en presencia de un grupo de mujeres entre las cuales
estaba Beatriz. Al verla, el poeta se quedó abobado sin saber qué decir o hacer, y las mujeres se
burlaron de él. Su amigo tuvo que llevárselo aparte y luego se marchó llorando a casa. A riesgo
de ofender a algún purista, incluyo también una transcripción fonética para que quienes no
sepan italiano puedan hacerse una idea aproximada de cómo suena el poema.
254
y cuando estoy cerca de vos, oigo a Amor
(*) Vuestra burla mata la piedad que yo podría suscitar en otros porque hace que los otros
también se burlen de mí; la piedad que, de otro modo, suscitaría el ver mis ojos muertos que
desean morir.
En 1295, el rey Jaime II de Aragón proclamó al infante Alfonso de la Cerda como legítimo rey
de León y Castilla. Sancho IV no pudo hacer nada, pues murió poco después, el 25 de
abril. Dejó un hijo de nueve años, que se convirtió en Fernando IV. Sin embargo, su tío Juan
alegó que el matrimonio de Sancho IV no había sido reconocido por la Iglesia y que, por
consiguiente, Fernando era un hijo ilegítimo, por lo que no tenía derecho a la corona. Juan se
proclamó rey a sí mismo y contó con el apoyo del rey Dionisio I de Portugal. Por su parte,
Jaime II invadió Murcia. Otro pretendiente al trono fue Enrique el Senador, el hermano de
Alfonso X el Sabio, que se había librado de su cautiverio en Italia y había regresado a Castilla
apenas un año atrás.
En medio de este caos, la actitud de María de Molina, la madre de Fernando IV, fue decisiva.
Contentó a Enrique concediéndole la regencia durante la minoría de edad del rey (aunque no su
tutela). También logró pactar con Jaime II una nueva frontera entre Aragón y Castilla a lo largo
del río Segura, lo que suponía que la Corona de Aragón ampliaba su territorio a expensas de
Murcia, pero Jaime II devolvía a Castilla las plazas ocupadas al sur del río. De este modo, María
de Molina sólo tuvo que combatir contra el rey portugués.
Por su parte, el rey Muhammad II de Granada decidió aprovechar estos desórdenes para
apoderarse de Tarifa, pero allí estaba todavía Guzmán el Bueno, que antes de rendirse a los
musulmanes prefirió hacerse vasallo de Jaime II de Aragón, con cuya ayuda mantuvo a salvo la
ciudad.
Sin embargo, Jaime II había aceptado este acuerdo por su fidelidad al principio de no combatir
en dos frentes al mismo tiempo. Igual que había hecho las paces con Castilla para combatir en
255
Sicilia, ahora estaba dispuesto a ceder Sicilia para combatir en Castilla. El 25 de junio firmó la
paz de Anagni con el Papa Bonifacio VIII y el rey Carlos II de Nápoles. En virtud de este
tratado, Jaime II renunciaba a sus derechos sobre Sicilia, e incluso se comprometía a ayudar a la
Iglesia en caso de que su hermano Federico se negara a entregarla. Además devolvía las
Baleares al rey Jaime II de Mallorca, aunque éste reinaría como vasallo de la Corona de Aragón.
Por su parte, Bonifacio VIII le levantaba la excomunión y le prometía en secreto las islas de
Córcega y Cerdeña (es decir, que si Jaime II las tomaba a los genoveses, el Papa lo reconocería
como gobernante legítimo). Roberto, el hijo de Carlos II, fue liberado de su cautiverio. Estos
pactos por los que Jaime II renunciaba a tantos territorios a los que podría perfectamente no
haber renunciado, le valieron el sobrenombre de Jaime II el Justo. El monarca estaba
comprometido con Isabel, hija de Sancho IV, pero anuló el compromiso y se casó
con Blanca, hija de Carlos II.
Ese año murió Carlos Martel, el hijo de Carlos II, sin haber logrado que los húngaros le
reconocieran su título de rey de Hungría. También murió Juan I, el déspota de Valaquia, que fue
sucedido por su hijo Constantino.
También murió Margarita, la vizcondesa de Béarn, esposa del conde Roger Bernardo III de
Foix, el cual tuvo que disputarle la herencia de Béarn al conde de Armagnac. El asunto se
resolvió en un combate singular, al más puro estilo medieval.
Los Caballeros Teutónicos habían sofocado definitivamente las revueltas de los nativos, y los
colonos alemanes no tardaron en enriquecerse gracias a la explotación de las tierras prusianas y
el comercio.
Los Polo entregaron a la princesa que tenían bajo su custodia, tras un largo y penoso viaje en el
que había muerto la mayor parte de los miembros de la expedición. Entonces se enteraron tanto
de la muerte de Qubilay como de la del pretendiente de la joven. De todos modos, su misión
estaba cumplida y los viajeros regresaron a Venecia. Sus paisanos no creyeron sus fantásticos
relatos hasta que no vieron las riquezas que habían traído de Oriente.
256
FELIPE EL HERMOSO
El rey Felipe IV de Francia, Felipe el Hermoso, era un gran estadista. Se había rodeado de
inteligentes consejeros, buenos conocedores del derecho romano y que defendían un Estado
centralizado y omnipotente. Esta concepción del Estado requería un buen sistema fiscal, y el
sistema feudal de recaudación de impuestos no resultaba muy eficiente. Como complemento,
Felipe IV recurrió a los más diversos métodos para aumentar los ingresos del estado sin
disgustar a sus súbditos: degradó la acuñación, poniendo en las monedas menos cantidad de oro
y plata, aumentó los impuestos a los sectores sociales más impopulares, principalmente a los
judíos, vendía títulos nobiliarios a los burgueses ricos, ofrecía a los siervos la exención de
ciertas limitaciones (como la obligación de permanecer en sus tierras) a cambio de importantes
sumas de dinero, etc. Unos años antes había expulsado del país a una colonia de banqueros
italianos a los que confiscó sus bienes.
Felipe IV gobernaba efectivamente la mayor parte del territorio francés. La excepción principal
era, naturalmente, la Guyena, en manos inglesas; luego estaba el ducado de Bretaña, cuya
población conservaba más o menos fielmente sus antiguas tradiciones celtas y se mostraba más
o menos indiferente al estado francés; pero la región más delicada era el condado de Flandes. El
conde actual, Gui de Dampierre, había logrado el título encabezando una rebelión burguesa, y
defender las exigencias de la burguesía lo llevaba inevitablemente a enfrentarse a la política
centralista de Felipe IV. Lo más grave era que Flandes mantenía unas fuertes relaciones
comerciales con Inglaterra: importaba lana inglesa y exportaba tejidos de gran calidad. En caso
de que surgiera un conflicto entre Francia e Inglaterra, era seguro que Flandes facilitaría a los
ingleses su territorio para desembarcar e invadir Francia.
Esta era la situación cuando surgió un primer roce entre ambos países. En 1295 los escoceses se
rebelaron contra su rey, Juan de Baliol, al que acusaban de ser un títere de Eduardo I de
Inglaterra, y para hacerles frente sin darles la razón, el monarca decidió pedir ayuda a Felipe IV,
que le envió un ejército al mando del conde Roberto II de Artois. Esto no hizo ninguna gracia al
rey inglés, que se dispuso a tirar con fuerza de los hilos de su marioneta. Envió también un
ejército a Escocia, con el que en 1296 derrotó al ejército de Juan, que fue capturado y
encarcelado. Eduardo I se proclamó rey de Escocia.
A continuación Eduardo I se dispuso a ajustar cuentas con Felipe IV, y atacó a Francia desde la
Guyena. Entonces el Papa Bonifacio VIII exigió a ambos reyes que firmaran la paz. Los
motivos de este imperativo pacifista eran, naturalmente, de carácter político y económico. Por
una parte, Bonifacio VIII estaba en contra de que Francia empleara sus ejércitos en luchar
contra Inglaterra porque quería que los empleara en luchar contra Aragón, pero más importantes
aún era que los dos reyes habían aprovechado la guerra como excusa para aumentar los
impuestos al clero, y eso menguaba sensiblemente los ingresos de los Estados Pontificios.
257
El caso fue que la guerra continuó y los impuestos al clero se mantuvieron. Como respuesta,
Bonifacio VIII promulgó en febrero la bula Clericis laicos, por la que prohibía, bajo pena de
excomunión, todo aumento de tasas sobre el clero sin la autorización del Papa. Eduardo I se
intimidó y rectificó su política fiscal, pero Felipe IV plantó cara a Bonifacio VIII y no sólo no
bajó los impuestos, sino que prohibió totalmente la exportación de oro y plata de su reino, lo
que diezmaba drásticamente las rentas pontificias.
Ese año murió san Pedro Celestino, el que había sido Celestino V.
En mayo los sicilianos coronaron al hermano de Jaime II el Justo, que pasó a ser Federico II de
Sicilia y lanzó a Roger de Llúria y sus almogávares contra Calabria y Apulia.
El rey Carlos II de Nápoles nombró a su hijo Roberto duque de Calabria y vicario general, lo
que lo convirtió en el auténtico gobernante del reino.
María de Molina, la reina de León y Castilla, venció al rey Dionisio I de Portugal y le impuso la
paz de Alcañices, con lo que el infante Juan cambió de patrono y se unió a Jaime II de Aragón,
que se alió con los navarros para invadir Castilla. Acordaron que Alfonso de la Cerda se
convertiría en rey de Castilla, Juan recibiría León y Jaime II se anexionaría Murcia.
En París, Ramon Llull había conseguido cierto número de discípulos y se oponía al averroísmo
imperante en la Sorbona. Terminó entonces el Àrbre de sciència,(Árbol de la ciencia), en dos
versiones (catalana y latina), según su costumbre. Era una especie de enciclopedia alegórica
sobre todas las ciencias, escrita para ser entendida con facilidad. Bajo el símbolo del árbol se
distribuyen todos los aspectos del saber humano, expuestos de forma ordenada y concisa.
Marco Polo cayó prisionero durante una batalla naval entre Venecia y Génova, y fue
encarcelado por los genoveses.
El rey Andrés III de Hungría se casó con Inés, hija de Alberto I de Habsburgo.
Ese año murió el conde Florencio V de Holanda, que fue sucedido por su hijo Juan I.
También murió el conde de Lancaster Edmundo el Jorobado, hermano del rey Eduardo I de
Inglaterra, y fue sucedido por su hijo Tomás.
El rey siamés Mangrai se había adueñado de numerosos territorios que habían estado bajo el
dominio de Angkor. Ahora fundaba Chiangmai (la ciudad nueva), y la convirtió en su nueva
capital.
En 1297 el rey Eduardo I de Inglaterra dio el paso esperado en su guerra contra Francia: invadió
el país, no por Guyena, que quedaba muy lejos de París, sino por Flandes, en alianza con el
conde Gui de Dampierre. También se alió con el emperador Adolfo de Nassau, si bien éste pudo
prestarle poca ayuda, ya que tenía que hacer frente a su rival Alberto de Habsburgo.
Mientras tanto los escoceses llevaban mal el dominio inglés. En abril se formó una resistencia
dirigida por William Wallace, que atacaba por sorpresa a los destacamentos ingleses. Entre sus
seguidores estaban Jacobo, el senescal de Escocia y Robert Bruce, uno de los que habían
258
pretendido la corona tras la muerte de Margarita de Noruega. Tenía ahora veintitrés años. Se
había educado en la corte de Eduardo I y el año anterior le había jurado fidelidad.
Por otra parte, el Papa Bonifacio VIII terminó rindiéndose ante el bloqueo económico que le
había impuesto Felipe IV. Llegó a un acuerdo por el que aceptaba el derecho de Felipe IV a
imponer al clero los impuestos que considerara oportunos (que habían aumentado aún más a
raíz de la guerra en Flandes) y a cambio éste levantaba el bloqueo. Como muestra de buena
voluntad, Bonifacio VIII canonizó a san Luis, el abuelo de Felipe IV.
En septiembre William Wallace obtuvo la resonante victoria de Stirling sobre el ejército inglés.
Sus filas se engrosaron y los nobles escoceses lo nombraron regente. Eduardo I tuvo que
abandonar la guerra en Francia para volver a Escocia. No tardó en derrotar a Robert Bruce, pero
Wallace seguía siendo una seria amenaza. Felipe IV aprovechó la situación para tomar poco a
poco las principales ciudades flamencas.
Bonifacio VIII, viendo que había perdido el apoyo francés, buscó el del rey de Aragón Jaime II
el Justo y se aprovechó de su debilidad por los pactos. Le exigió que cumpliera lo acordado en
Anagni, y Jaime II así lo hizo: devolvió las baleares a Jaime II de Mallorca y se dispuso a
convencer (por las buenas o por las malas) a su hermano, el rey Federico II de Sicilia, para que
renunciara a su corona. Por su parte, Bonifacio VIII publicó la bula Super reges et regna, por la
que donaba a Jaime II, en calidad de vasallo suyo, las islas de Córcega y Cerdeña (aunque en la
práctica ambas siguieron dominadas por Génova). Además, reconocía a Roberto, el hijo del rey
Carlos II de Nápoles, como heredero del reino. Se estipuló también el matrimonio entre Roberto
y Violante, hermana de Jaime II de Aragón.
Ese año murieron el emperador Juan II de Trebisonda, que fue sucedido por su hijo Alejo II
Comneno; el príncipe de Morea, Florencio de Hainaut, que dejó únicamente una hija
pequeña, Matilde, por lo que el título volvió a su esposa, Isabel de Villehardouin; y el burgrave
de Nuremberg, Federico III, que fue sucedido por su hijo Juan I, bajo la tutela de su
tío Conrado II.
El rey Eduardo I de Inglaterra estaba arrasando Escocia, hasta que en julio de 1298 derrotó al
ejército de Wallace en Falkirk. La mayor parte de los barones se sometieron a Eduardo I y
Wallace abandonó la regencia, pero continuó la lucha. Entre los rebeldes que se sometieron al
rey inglés estaba John Comyn, al que Eduardo I nombró regente.
El rey Jaime II de Aragón no pudo convencer a su hermano, el rey Federico II de Sicilia, para
que cediera la isla a Carlos II de Nápoles, así que el rey Justo, fiel a lo convenido, se enfrentó a
él. Roger de Llúria estaba sirviendo a Federico II, pero ahora se alineó con Jaime II y, en una
campaña en la que tomó parte el propio Jaime II, asedió Siracusa, aunque fracasó en el intento.
El rey Felipe IV de Francia concedió a su hermano Luis, que acababa de cumplir veintidós
años, los condados de Evreux, Etampes y Beaumont-le-Roger.
Adolfo de Nassau murió en la batalla de Gölheim frente a su rival, Alberto de Habsburgo. Éste
fue entonces reconocido como rey de romanos y coronado en Aquisgrán como Alberto I. Sin
embargo, el Papa Bonifacio VIII no accedió a coronarlo emperador. Al contrario, terminó
excomulgándolo. Alberto I traspasó el ducado de Austria a su hijo Rodolfo III.
También murió el duque Alberto II de la Alta Sajonia, que fue sucedido por Rodolfo I. Lo que
había sido la marca de Brandeburgo se había dividido y repartido hasta el punto de que en los
últimos años había llegado a tener ocho margraves. Ahora quedaban cinco, entre ellos Otón IV,
que murió y fue sucedido por su hijoHermann.
259
En 1299 los reyes Eduardo I de Inglaterra y Felipe IV de Francia firmaron la paz con el
matrimonio del primero con Margarita, hermana del segundo (la primera esposa de Eduardo I,
Leonor de Castilla, había muerto nueve años atrás). Eduardo I quería tener las manos libres en
Escocia y Felipe IV en Flandes. El rey inglés organizó Escocia bajo el gobierno de un consejo
de regentes, en el que figuraba, entre otros, Robert Bruce.
El almirante Roger de Llúria infligió dos derrotas a al rey Federico II de Sicilia una en
cabo Orlando y otra en Ponsa. La primera de ellas fue especialmente sangrienta, pero Jaime II
de Aragón no quiso acabar personalmente con su hermano y poco después regresó a Cataluña.
Sus generales prosiguieron la guerra.
Juan Manuel, el sobrino de Alfonso X el Sabio, a sus diecisiete años, se casó con Isabel, hija del
rey Jaime II de Mallorca.
El emperador bizantino Andrónico II se casó con Ana, hija del rey Esteban VI de Servia.
Ese año murió el rey de Noruega Erik Magnusson Prestehater, que fue sucedido por su
hermano Haakon V, que ya llevaba años gobernando el país con el título de duque.
También murió sin descendencia el conde Juan I de Holanda, y el condado pasó a su primo, el
conde Juan II de Hainaut.
260
EL MUNDO AL FINAL DEL SIGLO XIII
En los andes, el reino de Chimú dominaba un extenso territorio. La capital era Chanchán, pero
cada valle tenía una ciudad que centraba la actividad de la comarca. La expansión del reino se
había basado en la política de permitir que la nobleza local de cada ciudad conservara sus
privilegios, sólo que supeditada al monarca chimú. Las leyendas incas cuentan que por esta
época Cuzco estaba gobernada por el cuarto inca, Mayta Cápac, hijo de Lloque Yupanqui y
nieto de Sinchi Roca, el cual había sido a su vez el hijo y heredero del fundador, Manco Cápac.
Dichas leyendas atribuyen a Lloque Yupanqui grandes conquistas, que llevaron a los incas a
dominar un territorio que alcanzaba el lago Titicaca, pero nada de esto tiene fundamento. En
realidad Mayta Cápac gobernaba a lo sumo sobre los alrededores de Cuzco. Las historias sobre
estos primeros incas son ficticias casi en su totalidad.
261
El cristianismo también pervivía en Nubia, Alodia. No obstante, los mamelucos egipcios
presionaban a Nubia cada vez con más intensidad. Las costas orientales de África (al sur de
Abisinia) eran visitadas regularmente por comerciantes procedentes de la India, de China e
incluso de Indonesia, de donde obtenían principalmente marfil, oro y hierro. La región estaba
dominada por comerciantes musulmanes, que se las arreglaron para aprovechar en su beneficio
las rivalidades entre los distintos jefes nativos. Estos nativos pertenecían al grupo étnico
conocido como Bantú, si bien el contacto milenario con los extranjeros había hecho surgir una
cultura diferenciada en las zonas costeras, la cultura Swahilí, (palabra de origen árabe que
significa, precisamente, "pueblo de la costa"). Los swahilíes adoptaron el islam, si bien
conservaron su lengua bantú, algo modificada con léxico y sintaxis de procedencia árabe.
En el extremo oriental de Asia, Japón continuaba regido por su peculiar régimen de falsos
gobernantes: teóricamente, la cabeza del estado era el emperador, pero el poder real lo ejercía un
gobierno militar, el Bakufu, cuya cabeza era en teoría el shogun, si bien en la práctica éste
carecía de poder, que era ejercido realmente por el shikken, o regente. Con la muerte de
Qubilay Kan, Japón se vio provisionalmente a salvo de los mongoles, y las victorias frente a los
invasores pronto dejaron de atribuirse a la fortuna y a los elementos atmosféricos para
convertirse en heroicas hazañas de los samurai.
Cuando el bakufu desmovilizó a sus soldados, muchos de ellos se encontraron entonces en una
situación económica precaria, y los que poseían feudos se vieron abocados a venderlos a los
comerciantes que se habían enriquecido durante la guerra mediante el suministro de armas y
alimentos. La venta de tierras era ilegal y el gobierno fortaleció las leyes que lo impedían, pero
los samurai dejaron de obedecer al shikken y contaron con el apoyo del emperador. Así el país
se vio envuelto en nuevas tensiones políticas.
El impulso que el astrónomo al-Tusi había dado a la ciencia años atrás seguía dando frutos. Una
de las figuras más destacadas de la época era su discípulo Qutb al-Din al-Shirazi, que a su vez
tenía como discípulo a Kamal al-din Abu'l Hasan Muhammad ibn al-Hasan al-Farisi. Por
esta época, al-Shirazi había planteado a al-Farisi un problema sobre la refracción de la luz, y le
aconsejó leer la Óptica de ibn al-Haytam. Al-Farisi estudió este tratado con tal profundidad
que al-Shirazi le propuso que escribiera una revisión. Dicha revisión (Tanqih) fue mucho más
que eso. En ella desarrolló nuevas teorías ópticas, entre la que figura la primera explicación
aceptable del arco iris, para la que se basó en experimentos con esferas de vidrio llenas de agua.
El sultanato de Delhi estaba en su apogeo bajo el sultán Alá al-Din Khalji, que había rechazado
las últimas incursiones mongolas y estaba teniendo un gran éxito sofocando los intentos
independentistas de la población hindú. En efecto, aunque una buena parte de la población india
se había convertido al islam, los musulmanes no tuvieron en este territorio el éxito casi
completo que habían logrado en otras regiones: el hinduismo permaneció fiel a sus tradiciones.
Aun así, recibió algunas influencias del islam, influencias que perjudicaron sensiblemente al
status social de las mujeres hindúes. A partir de esta época se les obligó a cubrirse el rostro con
un velo, las niñas eran desposadas a los siete u ocho años, e incluso desde su nacimiento.
Apenas recibían educación y se hallaban sometidas primero a su padre y sus hermanos, y
después a su marido y su suegra. Luego el hinduismo llegó a superar al islam instituyendo
nuevas costumbres originales: las mujeres hindúes (a diferencia de las musulmanas) no podían
heredar, las viudas no podían volver a casarse, y en ciertos clanes eran quemadas con el cadáver
de sus esposo.
262
Menos fortuna tenía el otro resto del Imperio Selyúcida, el sultanato de Rum, en el
que Kayqubad III tenía serios problemas para resistir a los mongoles.
En Rusia, el sometimiento a los mongoles del Gran Príncipe de Vladímir había hecho decaer su
prestigio entre los otros principados rusos. En su lugar, la preponderancia pasó al principado de
Moscú, no menos sometido que Vladímir, pero cuyo príncipe era Daniel Nevski, que llevaba
sobre sus espaldas la leyenda de su padre, san Alejandro Nevski.
No corrían buenos tiempos para el Imperio Bizantino. El emperador Andrónico II había hecho
maravillas para librar a Constantinopla de las amenazas occidentales, pero ello había sido a
costa de muchas concesiones a los búlgaros y los servios y, sobre todo, a costa de debilitar sus
fronteras orientales. De momento tenía la suerte de que los turcos estaban ocupados con los
mongoles, pero el ejército bizantino necesitaba refuerzos con urgencia. En 1300, el rey de
Bulgaria Teodoro Svetoslav forzó a Andrónico II a que liberara a su padre, Jorge I, a cambio de
otros nobles bizantinos.
El progreso cultural tenía también su reflejo en el arte. Los arquitectos habían llegado a dominar
las técnicas iniciadas por los cistercienses y Europa se estaba llenando de catedrales góticas,
altas y luminosas. Además de Nuestra Señora de París, podemos citar las catedrales
de Reims y Amiens en Francia, Burgos, Toledoy León en Castilla, Colonia,
Estrasburgo y Friburgo en Alemania, Wells, Lincoln y Ely en Inglaterra (donde también destaca
la Abadía de Westminster), entre muchas otras. El estilo gótico había llegado incluso a Suecia o
Polonia.
La escultura sufrió una evolución semejante, pero no sólo en Italia, sino que la escultura gótica
había acompañado en toda Europa al avance de la arquitectura gótica: los burdos relieves que
decoraban las iglesias románicas fueron sustituidos por relieves mucho más refinados y por
esculturas propiamente dichas, que a lo sumo pecaban de una cierta rigidez y teatralidad en las
poses. La escultura dejó de representar un papel secundario en la decoración de las
construcciones, supeditado a constituir el acabado final de capiteles y otros elementos
263
arquietectónicos, para convertirse en un fin en sí mismo, y así las esculturas empezaron a llenar
tanto las fachadas como los interiores de las nuevas iglesias.
Es interesante que las innovaciones artísticas italianas surgieron en una región concreta del
norte de la península: la Toscana, la región de Florencia, Pisa, Siena y Lucca. Allí fue donde
surgió la nueva pintura, la nueva escultura, y también el dolce stil nuovo, la joven literatura
italiana. La Toscana no era precisamente un remanso de paz que propiciara la creación artística.
Tras la extinción del linaje de los Hohenstaufen, los nuevos emperadores habían perdido todo
interés por Italia, y el partido gibelino había perdido así su principal apoyo. Los güelfos se
habían impuesto en Florencia, y Guido Cavalcanti, que simpatizaba con los gibelinos, fue
condenado al destierro. Marchó a Sarzana, donde contrajo la malaria, regresó a Florencia
enfermo y allí murió ese mismo año. Su muerte fue "compensada" por la incorporación de otro
poeta al nuevo estilo, un joven de unos treinta años que estudiaba derecho en la universidad de
Bolonia, llamado Guittoncino de Sighipuldi,aunque es más conocido como Cino da
Pistoia (por su ciudad natal).
El triunfo de los güelfos en Florencia no alivió las tensiones políticas, pues éstos se habían
dividido en dos facciones, los blancos (moderados) y los negros(radicales). Los güelfos que
dominaban la ciudad eran los blancos, que defendían la obediencia al Papa como cabeza de la
Iglesia, pero que, al mismo tiempo, consideraban que el Papa debía colaborar con el poder
temporal sin pretender soberanía política. No era ésta la opinión del Papa, y los güelfos
(blancos) de Toscana se rebelaron contra los intentos de Bonifacio VIII de dominar la región. El
embajador de Florencia en la asamblea güelfa que dirigió la rebelión fue Dante Alighieri.
Bonifacio VIII recibió a Arnau de Vilanova, un médico valenciano que había servido a los
reyes aragoneses Pedro III el Grande y Jaime II. Había solicitado el amparo del Papa porque era
aficionado a la teología, y el año anterior había escandalizado a los teólogos parisinos al
asegurar la inminencia del fin del mundo y de la llegada del anticristo, de lo que tuvo que
retractarse públicamente. El Papa no era precisamente dado a tolerar estas ideas peregrinas, pero
Arnau era un buen médico y le curó una dolencia renal, así que Bonifacio VIII mitigó la
condena de París, aunque le recomendó que en lo sucesivo se dedicara exclusivamente a la
medicina.
Bonifacio VIII había encontrado la forma de recuperarse del pulso que había mantenido contra
Felipe IV de Francia: proclamó un jubileo o año santo (el primero de la historia). Con la excusa
de celebrar el fin del siglo decimotercero de la era cristiana, concedió la absolución de todos los
pecados a los peregrinos que acudieran a Roma. La ciudad eterna recibió a un gran número de
visitantes, muchos de los cuales contribuyeron a llenar las arcas pontificias con sus devotas
ofrendas. El clamor popular y el tintineo del dinero decidieron al sumo pontífice a proclamar la
supremacía del Papa sobre todos los reyes de la Tierra y a luchar por que así lo reconocieran, al
menos, todos los reyes de Occidente. Esto fue lo que soliviantó a los güelfos de la Toscana.
Pero antes de entrar en política debemos detenernos en otro de los cambios espectaculares que
había sufrido la sociedad occidental en los últimos siglos: el notable progreso de la burguesía.
264
Los artesanos y comerciantes, agrupados en gremios, se habían convertido en un estamento
social equiparable a la nobleza y al clero en cuanto a poder e influencia. La política de los reyes
consistía en aprovechar los conflictos de intereses entre los tres estamentos y apoyarse en uno o
en otro según conviniera en cada momento. Sin embargo, no faltaron las ocasiones en las que
los distintos estamentos se aliaron entre sí en distintos países para conseguir privilegios del rey,
como instaurar Cortes o Parlamentos y concederles más competencias, e incluso limitar la
autoridad del monarca mediante documentos escritos. El parlamento inglés se había convertido
en una institución estable, que se reunía periódicamente (no sólo cuando el rey decidía
convocarlo) y contaba con dos caballeros de cada condado, así como representantes de las
ciudades importantes, además de obispos, abades y pares.
Sin duda, los monarcas más hábiles en el trato con los distintos sectores sociales fueron los
Capetos, que no hicieron menos concesiones que otros reyes, pero siempre supieron hacerlo de
modo que fueran vistos como gestos de magnanimidad o justicia por parte del monarca y no
como imposiciones de sus inferiores. Los Capetos nunca habían tenido que jurar una Carta
Magna. Huelga decir que al hablar de esta burguesía capaz de doblegar a los reyes no nos
referimos a toda la clase burguesa, que incluía hasta los más humildes artesanos, sino al estrato
superior, los comerciantes adinerados. (Los catalanes habían dado nombre a este sector de la
burguesía: eran els ciutadans honrats.)
La buguesía más poderosa era, probablemente, la burguesía alemana, en parte por la debilidad
de la nobleza, que había estado en todo momento enfrascada en guerras civiles y nunca había
reconocido plenamente la autoridad real o imperial, y en parte por la oportunidad que tuvo de
ejercer su influencia sobre países más atrasados. Por ejemplo, en Polonia, había sido la
burguesía alemana quien había impuesto la elección del duque Enrique IV y, a su muerte, del
rey Venceslao II de Bohemia, que ahora incorporaba oficialmente el territorio a su reino y
adoptaba el título de rey de Polonia. Los polacos no aceptaron de buen grado lo que
consideraron una dominación extranjera.
Ejemplos más claros aún los proporcionan las agrupaciones de comerciantes del norte de
Alemania, llamadas hansas, entre las que estaba la Hansa Teutónica (o Agrupación de
Comerciantes de Alemania del Norte), que fundó sucursales primero en Suecia y luego en
Noruega e Inglaterra. El rey Erik Magnusson tuvo que conceder numerosos privilegios a esta
liga, tras un bloqueo de dos años que impidió el comercio en las costas noruegas, y con el paso
del tiempo los privilegios habían ido aumentando. La Hansa Teutónica monopolizó una ruta
comercial que unía Nóvgorod con Londres. El número de ciudades asociadas crecía
constantemente, a la par que su influencia en los países nórdicos.
También estaba la Hansa de las diecisiete ciudades, que desde principios de siglo agrupaba a los
fabricantes de paños de Flandes y organizaba el comercio con Francia, especialmente con la
feria de Champaña. La Hansa de Londres era una asociación más antigua aún, que unía a los
comerciantes de Flandes que importaban lana de Inglaterra, y estaba integrada por unas diez
ciudades, encabezadas por Brujas. También estaba encargada de la animación de las ferias de
Champaña, punto de intercambio con los comerciantes italianos que operaban en el
Mediterráneo.
No eran estas poderosas hansas flamencas las que habían entregado el condado a Gui de
Dampierre, sino que éste se había apoyado en el pueblo bajo, losclauwaerts, por oposición a los
ricos comerciantes, que al ser contrarios al conde, se hicieron partidarios de Felipe IV y por eso
eran llamados leliaerts (partidarios de la flor de lis). Sin embargo, la alianza del conde con
Eduardo I de Inglaterra había complicado enormemente la situación. Aprovechando que
Eduardo I estaba ocupado combatiendo a Robert Wallace en Escocia, Felipe IV terminó su
campaña en Flandes encarcelando a Gui de Dampierre y anexionando su condado a la corona
francesa. Ahora los leliaerts se encontraban con que Felipe IV era el garante de su posición
265
social frente a los clauwaerts, pero, por otra parte, sus intereses económicos los ligaban más
bien a Inglaterra que a Francia.
Por otra parte, Felipe IV firmó una alianza con el emperador Alberto I de Habsburgo, alianza
sellada con el matrimonio de su hija Blanca con Rodolfo III, el hijo de Alberto I y duque de
Austria.
En esas mismas Cortes de Valladolid el infante Juan, autoproclamado rey de León, aceptó como
rey a Fernando IV y se convirtió en uno de sus consejeros. Entonces María de Molina formó un
ejército que envió a Almazán, reducto del infante Alfonso de la Cerda. Sin embargo, antes de
que se librara el combate, el Infante Juan pactó con Enrique el Senador, regente de Fernando IV,
y ambos se entrevistaron con Jaime II de Aragón. La reina trató de contrarrestar esta
confabulación negociando también con Jaime II y con el rey Muhammad II de Granada.
Mientras tanto, Portugal florecía bajo el rey Dionisio el Liberal. Su principal apoyo era la
burguesía, cuyas actividades económicas favoreció en todo momento. Los comerciantes
portugueses frecuentaban los mercados de Brujas y Londres, donde vendían pescado, sal, vino,
aceite y cueros. El monarca estableció el dialecto de Oporto como lengua nacional.
Ese año murió sin descendencia el burgrave Juan I de Nuremberg. Fue sucedido por su
hermano Federico IV.
266
INDICE
El mundo en el año 1000 (1000) Panorámica del mundo civilizado al fin del primer milenio. 2
La querella de las investiduras (1070) El papa Gregorio VII y Enrique IV de Alemania se disputan la supremacía. 51
Los Estados latinos de Oriente (1100) Los cruzados fundan varios Estados en Oriente. 83
Las órdenes religiosas (1110) Constitución de las órdenes del Císter, los Hospitalarios y los Templarios. 91
Las guerras de sucesión (1130) Guerras de sucesión en Alemania, Inglaterra y Aragón. 104
La segunda Cruzada (1140) Luis VII de Francia y Conrado III de Alemania dirigen la segunda Cruzada. 112
El papa y el emperador (1170) Termina el conflicto entre el papa Alejandro III y el emperador Federico I. 134
La tercera Cruzada (1190) Ricardo Corazón de León dirige la tercera Cruzada. 150
El Imperio Latino de Oriente (1205) Los cruzados organizan un Imperio Latino con capital en Constantinopla.167
La cruzada albigense (1209) Inocencio III envía una cruzada contra los cátaros del condado de Tolosa. 173
267
La sexta Cruzada (1222) Federico II recupera Jerusalén negociando con el sultán al-Kámil. 186
La reconquista de España I (1230) Sancho II, Fernando III y Jaime I conquistan la mayor parte de Al-Ándalus.192
La reconquista de España II (1240) Al-Ándalus se reduce a los reinos de Granada, Murcia y Niebla. 199
La séptima Cruzada (1248) El rey Luis IX de Francia dirige la séptima Cruzada. 207
El fin de los Hohenstaufen (1265) Carlos I de Anjou derrota a los últimos Hohenstaufen. 223
La octava Cruzada (1269) El rey Luis IX de Francia organiza la octava Cruzada. 227
Pedro III el Grande (1280) El rey Pedro III de Aragón se adueña de Sicilia y derrota a Felipe III de Francia. 239
El fin de los Estados latinos (1285) Los mamelucos expulsan a los occidentales de Tierra Santa. 246
Jaime II el Justo (1291) Los primeros años de reinado de Jaime II de Aragón. 251
Felipe el Hermoso (1295) Felipe IV de Francia se enfrenta a Inglaterra y al papa Bonifacio VIII. 257
El mundo al final del siglo XIII (1300) Panorámica del mundo en 1300. 261
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