ManualArbolesNativosCarbono JBMED FundacionNatura PDF
ManualArbolesNativosCarbono JBMED FundacionNatura PDF
ManualArbolesNativosCarbono JBMED FundacionNatura PDF
ABRIL DE 2015
1
INTRODUCCION
Esta publicación se centra en 2000 especies de árboles de especies nativas de Colombia
encontradas con mayor abundancia en condiciones naturales y que podrían ser
seleccionadas para ensayos posteriores en sistemas agroforestales, labores de
enriquecimiento de bosques degradados, de restauración de suelos degradados y
potencialmente en plantaciones forestales. La información presentada en este documento
tiene como punto de partida la idea de que es necesario iniciar actividades de domesticación
de la mayor cantidad posible de especies de árboles nativos de Colombia, que se estima en
unas 5000 aproximadamente. Las fases del proceso de domesticación de árboles se pueden
resumir como:
i. Selección de la especie;
ii. Propagación y selección genética intraespecífica, y
iii. La incorporación de las especies seleccionadas en los sistemas de gestión sostenible.
En este sentido es necesario aclarar que nuestra contribución se centra en la primera fase de
este proceso, en la selección de especies. La información base proviene de inventarios
forestales permanentes que han establecidos los autores de esta publicación en las últimas
dos décadas, la cual contiene además de datos florísticos, datos sobre rasgos funcionales de
las especies e información sobre tasas de crecimiento en condiciones naturales.
Debido al escaso conocimiento que se tiene sobre la gran mayoría de las especies que
crecen en los bosques de Colombia, el esfuerzo realizado para compilar información fue
grande, pero los resultados tienen incertidumbres que fueron descritas en los documentos
que hacen parte de este trabajo (Alvarez et al. 2014). No obstante creemos que es un aporte
importante y los resultados se pueden considerar como una guía que permite identificar las
características más importantes de las especies nativas en términos de su uso potencial para
proyectos de siembra de árboles con diferentes objetivos en un amplio rango de
condiciones ambientales, particularmente de temperatura y precipitación, en Colombia.
Adicionalmente, se presenta información sobre el potencial de acumulación de carbono,
relacionado con las tasas de crecimiento de las especies, información que es fundamental
para los proyectos de carbono forestal enmarcados en los programas de mitigación y
adaptación al cambio climático.
El concepto de especies multipropósito tiene en este documento una acepción más amplia
de la que normalmente se le da en disciplinas como la agroforestería, donde se refiere
principalmente a especies que tienen “usos” (leña, madera de aserrío, productos no
maderables, etc.). En nuestro caso tratamos de adoptar este enfoque, pero además lo
extendemos hacia otros aspectos relacionados con la generación y mantenimiento de la
biodiversidad en general, y se enmarca dentro de la disciplina de la Ecología funcional.
Preguntas como: ¿qué combinación de especies sembrar para maximizar la diversidad
funcional de los diferentes arreglos? ¿Cuáles especies combinar para aprovechar los
diferentes microambientes que se generan a medida que avanza el tiempo luego de la
siembra? ¿A qué edad se deben cosechar las especies para maximizar las tasas de
crecimiento? ¿Cuáles especies permiten tener mayores beneficios en proyectos de
carbono?, son las que esperamos que esta guía ayude a responder a los planificadores,
2
interesados en la restauración y propietarios que quieren iniciar un proyecto de
reforestación o restauración con árboles nativos.
3
1. MARCO CONCEPTUAL
En este trabajo se consideraron rasgos funcionales como el tamaño máximo de las especies,
los sistemas de dispersión, la densidad de la madera, el tamaño de la semilla todas ellas
importantes a la hora de seleccionar una especie para los propósitos de proyectos forestales
multipropósito.
5
al. 2007; Meinzer et al. 2008), los valores mínimos del potencial hídrico foliar (Bucci et al.
2004) y la resistencia a la sequía (Markesteijn et al. 2011). Todas estas evidencias muestran
que la Dm es una variable de importancia fundamental en los estudios sobre la eco
fisiología de los bosques secos (Larjavaara y Muller-Landau 2010) y para la estimación
confiable de su contenido de carbono (Baker et al. 2004, Chave et al. 2005, Nogueira et al.
2007, Alvarez et al. 2012a).
6
las especies [Williamson et al. 1984], pero la densidad de un tallo está un compuesta de la
madera y de los espacios (por ejemplo, conductos del xilema, látex o resina canales, etc.)
dentro del tallo de manera que grandes vasos del xilema (por ejemplo, traqueidas y vasos)
reducen la densidad de tallos. Los vasos del xilema con diámetros más grandes son más
vulnerables a la cavitación debido a la presión negativa dentro del conducto. Por lo tanto,
todas las especies don madera poco densa son más propensos a experimentar un daño
catastrófico en la conducción del agua por el xilema y la muerte en última instancia, que las
especies con madera más densa. Por último, las especies con madera más densa son menos
susceptibles a los insectos barrenadores y por lo tanto tienen probabilidad de experimentar
la mortalidad por la infestación del tallo (Swenson et al. 2012).
8
En el contexto de la restauración del bosque tropical, algunas investigaciones se han
centrado en los animales, especialmente las aves y los murciélagos. Los animales son claros
beneficiarios de la restauración forestal. La mayor causa que pone en peligro a la fauna es
la pérdida de hábitat (Dirzo y Raven 2003), y la restauración afecta directamente a este
controlador (Young 2000). Los animales son también benefactores importantes de la
restauración, proporcionando funciones de los ecosistemas que ayudan a superar las
barreras a la sucesión secundaria. La mayoría de las especies de árboles tropicales son
dispersadas por animales vertebrados (Howe y Smallwood 1982), y las aves y los
murciélagos frugívoros son dispersores de semillas predominantes al comienzo de la
sucesión secundaria (Lindell et al. 2012). Las aves insectívoras y murciélagos también
aumentan la supervivencia de las plántulas y el crecimiento mediante la reducción de la
abundancia de artrópodos herbívoros (Kalka et al. 2008, Morrison y Lindell 2012), y las
aves nectarívoras y los murciélagos contribuyen a la sostenibilidad a largo plazo de la
regeneración de los bosques al mantener el flujo de genes a través de polinización
(Sekercioglu 2006, Dixon 2009, Kunz et al. 2011).
9
fundamental para la cuantificación del balance de carbono de los bosques tropicales (Baker
et al., 2003).
Debido a que la biomasa está relacionada con la edad y el grupo ecológico, la acumulación
de biomasa en un proyecto de restauración puede variar con las diferentes proporciones de
especies de rápido o lento crecimiento que se usan para la siembra. Algunos estudios
muestran que una restauración con una mayor proporción de especies de crecimiento rápido
va a promover la acumulación de carbono más alta en los primeros años después de la
plantación de árboles, mientras que una mayor proporción de especies de crecimiento lento
son más rentables para el secuestro de carbono después de aproximadamente 3 décadas
(Shinamot et al. 2014). En los proyectos de restauración, la elección de las especies de
árboles con base en grupos funcionales es un tema controversial entre los restauradores. El
usos únicamente de especies pioneras de rápido crecimiento es un enfoque fácil (porque
casi todas las semillas son generalmente viables y la producción de plántulas en un vivero
es rápida) para lograr una rápida recuperación de la biomasa y la mayoría de las funciones
de los ecosistemas (Ferretti y Britez, 2006; Durigan et al, 2010; Omejaa et al, 2011). En
cambio, las especies no pioneras de crecimiento lento pueden proporcionar mayor riqueza
de especies a la comunidad vegetal, lo cual que puede ser el objetivo de un proyecto de
10
restauración enfocado en la biodiversidad (Rodrigues et al, 2009; Kageyama y Gándara,
2000).
Shinamoto et al. (2014) evaluaron la biomasa aérea (AGB) de 10 especies de árboles (de
crecimiento rápido y de crecimiento lento especies de árboles) que son representativos de la
selva atlántica de Brasil para probar si la acumulación de biomasa varía con la edad del
árbol y el grupo ecológico (de rápido y de crecimiento lento); sus resultados mostraron que
las plantaciones puras (100% de crecimiento rápido o 100% con especies de lento
crecimiento) afectan negativamente a la acumulación de carbono durante un largo período
de tiempo. Por lo tanto, los proyectos de restauración basados en sucesión con una mezcla
de especies en diferentes grupos pueden ser ventajosos para la estructura y procesos
(Parrotta y Knowles, 1999; Carnevale y Montagnini, 2002) de los ecosistemas y para el
secuestro de carbono. Los modelos de restauración con diferentes proporciones de especies
de crecimiento lento y rápido, mostraron que los bosques de segundo crecimiento (41-60
años) acumulan carbono a una tasas más de dos veces mayor que el bosque maduro (21 -40
años de edad) y mucho más de diez veces que los bosques jóvenes (7-20 años). En
conclusión, los servicios prestados por los bosques restaurados, como el secuestro de
carbono, pueden aumentar de manera exponencial en los primeros 60 años, y esto es
particularmente importante para la conservación y manejo de áreas sometidas a
restauración en el futuro.
11
2003; Schaberg et al, 2008; Breed et al, 2012.), sino también de manera general con el
funcionamiento y resiliencia de los ecosistemas (Gregorius, 1996; Elmqvist et al. 2003;
Kettenring et al, 2014; Muller-Starck et al, 2005; Thompson et al, 2010; Sgro et al, 2011).
Por ejemplo, se observó una reducción significativa en la segunda y tercera generación de
plántulas de Acacia mangium en comparación con los árboles madre originalmente
introducidos en Sabah (Malasia) de Australia en 1967 que provenían de poblaciones con
poca variabilidad genética (Sim, 1984). La auto sostenibilidad de las poblaciones de árboles
depende de la variación genética adaptativa, que combina el potencial de supervivencia, un
buen crecimiento y la resistencia a los cambios en los estresores biótico y abiótico (Aitken
et al, 2008; . Pautasso, 2009; Dawson et al, 2011; Schueler et al, 2012; Tooker y Frank,
2012). Por otra parte, la medida del flujo de genes en el paisaje a través de generaciones
posteriores es importante para el éxito de restauración a largo plazo de los ecosistemas y las
poblaciones de árboles (Céspedes et al, 2003; Navascues y Emerson, 2007; Ritchie y
Krauss, 2012; Cruz Neto et al., 2014). El éxito de la restauración en términos de establecer
poblaciones de árboles que son genéticamente diversas y adecuadas para el lugar de
restauración rara vez se ha evaluado de forma rigurosa. En los pocos estudios realizados
con el objetivo de evaluar la idoneidad de las prácticas de recolección de germoplasma en
los esfuerzos de restauración, el desajuste del germoplasma a las condiciones del sitio
(Sinclair et al, 2006; Liu et al, 2008; Krishnan et al, 2013), y los cuellos de botella
genéticos, son los problemas más comunes. En el caso de los cuellos de botella genéticos,
las poblaciones de las especies originales declinaban (Broadhurst et al, 2006; Broadhurst,
2011), o si eran grandes y presumiblemente diversas, las prácticas de recolección no
lograron capturar esta diversidad genética (Burgarella et al. 2007; Navascues y Emerson,
2007; Hervidor et al, 2008; Salas-Leiva et al, 2009; Li et al, 2012; Krishnan et al, 2013).
Thomas et al. (2014) hicieron una revisión de las prácticas actuales de restauración de
ecosistemas con especies de árboles nativos, centrándose en la influencia de la genética en
el éxito a largo y corto plazo. Ellos se basaron en un estudio temático sobre consideraciones
genéticas en los métodos de restauración de ecosistemas forestales que se desarrolló para
apoyar informe Estado Mundial de Recursos Genéticos Forestales de la FAO (Bozzano et
al., 2014). La importancia de las consideraciones genéticas en práctica de restauración fue
12
presentado en tres temas: (i), la selección de fuentes de material forestal para la
reproducción entre y dentro de las especies; (ii) el aumento de la capacidad de recuperación
mediante el fomento de la selección natural, las asociaciones de conectividad y especies
ecológicas; y (iii) la medición del éxito de las actividades de restauración. Ellos
identificaron cuándo y cómo los factores genéticos debe ser considerado en las diversas
etapas de la restauración de los ecosistemas forestales, plantearon preguntas clave de
investigación, y concluyeron con recomendaciones prácticas para las comunidades de
investigadores, responsables políticos y profesionales de la restauración para mejorar el
potencial de largo éxito a largo plazo de los esfuerzos de restauración. En esta parte del
documento se hace un resumen de cada tema.
En sitios con niveles bajos o intermedios de degradación, donde los suelos se conservan en
gran parte intactos y hay suficientes fuentes de germoplasma para la próxima generación
(por ejemplo, árboles maduros o banco de semillas), la regeneración natural puede ser la
mejor opción (Chazdon, 2008). Esto evita algunos de los riesgos asociados con la
introducción de germoplasma, promoviendo el mantenimiento de la integridad genética y el
reclutamiento de plántulas bien adaptadas. Sin embargo, en los sitios donde (i) no existen
fuentes diversas de semillas nativas o son insuficientes, (ii) las fuentes de semillas sufren de
erosión genética, y / o (iii) la siembra activa se requiere, la introducción de material forestal
de reproducción de fuera del sitio, puede ser una ventaja o la única solución, al menos en el
corto plazo.
La primera decisión con respecto a la plantación se relaciona con la selección de las
especies. Con el fin de restaurar ecosistemas auto sostenibles y sus servicios, las especies
nativas son generalmente preferidas sobre especies exóticas, aunque las especies exóticas
pueden ser útiles o incluso necesarias en algunos casos, como una forma de mejorar las
condiciones rápidamente en sitios muy degradados (Montagnini y Finney, 2011; Newton,
2011; Lamb, 2012; Thomas, 2014). Se asume que las especies nativas están bien adaptadas
a las condiciones bióticas y abióticas locales y de esta manera promueven la biodiversidad
nativa y la función de los ecosistemas en mayor grado que las exóticas (Tang et al., 2007).
13
Además, existen evidencias de la importancia de la selección de las especies de árboles que
sean representativos de los diferentes grupos funcionales basados en rasgos adaptativos
(Davis et al, 2011; Aerts y Honnay, 2011; Laughlin, 2014).
Sin embargo, la selección de especies nativas sobre la base de grupos funcionales requiere
generalmente más conocimiento que está normalmente disponible actualmente sobre los
rasgos asociados con la biología reproductiva, fenología y propagación de las especies. Esta
brecha de conocimiento a menudo puede poner en peligro la selección y uso de especies
nativas óptima para la restauración y generalmente conduce a la selección de las especies
exóticas, mejor documentadas pero menos adaptadas (Boshier et al, 2009; Newton, 2011;
Godefroid et al, 2011).
14
vegetativamente y se origina en unos pocos árboles, la auto-polinización puede ser un
problema en la próxima generación. En un estudio que comparó la descendencia de
Pseudotsuga menziesii 33 años después del establecimiento, el promedio de supervivencia
de las crías auto fecundada era sólo el 39% de la de los árboles de cruzamiento lejano. Por
otra parte, el diámetro promedio de la altura del pecho de los árboles supervivientes auto
fecundados era sólo el 59% de la de los árboles supervivientes obtenidos con polinización
cruzada (White et al., 2007). Cuando el material de siembra se origina a partir de semillas
recolectadas de unos pocos árboles relacionados, los efectos de la consanguinidad pueden
ser menos grave, pero dependiendo de la cantidad de apareamiento entre parientes
cercanos, la capacidad de adaptación puede reducirse en las generaciones posteriores. La
garantía de un nivel mínimo de diversidad genética en las poblaciones iniciales es
particularmente importante en los proyectos de restauración, teniendo en cuenta que,
independientemente del sistema de producción del material, los problemas de la endogamia
se expresan con mayor frecuencia en ambientes más estresantes (Fox y Reed, 2010), tales
como los suelos degradados que se encuentran en la mayoría sitios de restauración.
15
presentarse que sitios alejados tengan características ecológicas similares, al tiempo que
sitios cercanos pueden ser muy diferentes en cuanto sus características ecológicas.
En lugres donde los bosques remanentes están altamente fragmentados, los árboles aislados
pueden sufrir de endogamia, tener una adaptabilidad reducida, o exhibir otras
consecuencias negativas del pequeño tamaño de su población, y pueden no ser una buena
fuente de semillas (Honnay et al., 2005; Lowe et al., 2005; Aguilar et al., 2008; Eckert et
al., 2010; Szulkin et al, 2010; Vranckx et al, 2012.; Breed et al., 2012). Es posible asumir
que estas condiciones son comunes en muchas áreas en las que se dirigen los esfuerzos de
restauración. La calidad de los parches de bosques existentes como fuentes de MR también
deben ser evaluada cuidadosamente a la luz del uso pasado o actual de los recursos o de los
disturbios, y muy especialmente en las prácticas de manejo silvícola (Wickneswari et al.,
2004; Lowe et al., 2005; Schaberg et al, 2008; Soldati et al. 2013). Por ejemplo, la alta
intensidad de algunos métodos de explotación forestal puede modificar los patrones de
reproducción de los árboles residuales resultando en semillas cada vez menos variación
genética debida a la autofecundación o el cruce entre individuos estrechamente
relacionados (Ghazoul et al., 1998; Murawski et al., 1994; Ng et al ., 2009; . Wickneswari
et al, 2014), poniendo en peligro a la población como fuente de semillas. En tales casos, el
abastecimiento MR de zonas alejadas, puede ser una opción mejor que recurrir a bosques
cercanos fragmentados o intensamente registrados o árboles aislados (Cría et al, 2011; Sgró
et al, 2011).
16
fuentes locales y no locales producen descendencia híbrida que tiene una adaptabilidad más
baja que la progenie local (Lowe et al., 2005). Una teoría para explicar la aparición de la
depresión exogámica es que complejos de genes co-adaptados se rompen durante la
recombinación (Templeton, 1986).
La depresión por exogamia es ampliamente discutida, aunque en el caso de los árboles
todavía hay poca evidencia a favor o en contra de ella (pero ver Stacy, 2001; Frankham et
al., 2011). Esto podría ser debido al tiempo necesario para demostrar de manera
convincente sus efectos, lo que sólo puede surgir después de múltiples generaciones
(Rogers y Montalvo, 2004), o puede ser debido a que muchas especies de árboles tienen
eventos regulares de dispersión a larga distancia, lo que resulta en suficiente flujo de genes
para evitar el aislamiento genético completo de las poblaciones, incluso cuando están
geográficamente distantes (Ward et al., 2005; Dick et al, 2008). La depresión exogámica
parece más probable que sea un riesgo cuando se introducen grandes cantidades de MR que
son muy diferente de la local (Frankham et al., 2011). A la luz de las incertidumbres
actuales, es necesario sopesar cuidadosamente el riesgo de depresión exogámica contra el
riesgo de que en curso de la pérdida de la diversidad genética representa para la persistencia
a largo plazo de las poblaciones (McKay et al., 2005; Edmands, 2007; Sgró et al., 2011). El
verdadero riesgo de depresión por exogamia en las actividades de restauración debe ser
probado a través de la investigación experimental (Breed et al., 2013).
RECOMENDACIONES
17
genéticas en los protocolos de restauración de ecosistemas mejorará en gran medida la
probabilidad de que los ecosistemas forestales restaurados sean capaces de prosperar y
seguir prestando servicios en el futuro, sobre todo en el marco del cambio climático. A
continuación presentamos una serie de recomendaciones para ayudar a llenar las principales
lagunas que aún persisten en la investigación, la práctica y la política que actualmente
obstaculizan el uso de especies nativas, así como el éxito de los proyectos de restauración.
18
Mejores prácticas de restauración
1. Mejorar el esfuerzo por aumentar la variedad de especies nativas de árboles utilizados en
actividades de restauración, y apoyar el establecimiento de especies asociadas pertinentes a
la re-creación de la funcionalidad del ecosistema, con base en conocimientos, por ejemplo,
de los sistemas de polinización y dispersión.
2. Utilizar MR que esté bien adaptado a las condiciones ambientales de las obras de
restauración y representa una amplia base genética, y documentar el origen de FRM.
3. Dada la incertidumbre de las predicciones del clima futuro, es importante considerar el
objetivo de promover la resiliencia mediante la maximización de las especies y la
diversidad genética de fuentes que estén mejor adaptadas a las condiciones del lugar,
fomentar el flujo de genes y facilitar la migración de especies para permitir la selección
natural que se pueda presentar.
4. Diseñar un programa para la obtención del material de propagación adecuado de las
especies deseadas mucho antes de la época de siembra, destinado a garantizar la
identificación y producción de material óptimo para los objetivos del sitio y del modelo de
restauración.
5. Planificar de manera consistente los esfuerzos de restauración en el contexto del paisaje
y tratan de integrarlos en la matriz del paisaje circundante.
19
mantenida o restaurada. En muchos países los proyectos de (re) forestación a gran escala
reciben subsidios del gobierno. Tales planes de incentivos, como ejemplo, se podrían
utilizar para fomentar una mejor utilización germoplasma diverso y con buen potencial de
adaptación.
3. La información existente relevante para profesionales e investigadores de la restauración,
incluida la información oculta en la literatura gris (Boshier et al., 2009) y la que proviene
de los conocimientos locales y tradicionales (Douterlungne et al., 2013), se deben hacer
libremente accesible y fácil de buscar, también en los idiomas locales.
4. Las guías existentes para la recolección de MR necesitan ser ampliadas y ajustadas a los
aspectos prácticos de la recolección y el contexto de restauración, pero sobre todo mejor
comunicadas y utilizadas por los profesionales de la restauración. Para lograrlo, la
educación y la creación de currículos deben ampliarse para promover la comprensión de la
importancia de utilizar especies nativas y MR genéticamente diverso y apropiado, así como
los enfoques apropiados, en los proyectos de restauración. La capacitación y la difusión de
material educativo deben estar dirigidos a una amplia variedad de actores activos en la
restauración, incluidas las guarderías locales y recolectores de semillas que son una parte
importante de la cadena de producción de MR con fines de restauración.
20
BIBLIOGRAFIA
Acha, P. N. and P. V. Arambulo III. 1985. Rabies in the tropics - history and status. Page 343
in E. Kuwert, C. Merieux, H. Koprowski, and K. Bogel, editors. Rabies in the tropics. Springer-
Verlag, Heidelberg.
Aerts, R., Honnay, O., 2011. Forest restoration, biodiversity and ecosystem functioning. BMC
Ecol. 11 (1), 29.
Aguilar, R., Quesada, M., Ashworth, L., Herrerias-Diego, Y., Lobo, J., 2008. Genetic
consequences of habitat fragmentation in plant populations: susceptible signals in plant traits and
methodological approaches. Mol. Ecol. 17 (24), 5177–5188.
Aide, T. M. and J. Cavelier. 1994. Barriers to lowland tropical forest restoration in the Sierra
Nevada de Santa Marta, Colombia. Restoration Ecology 2:219-229.
Aitken, S.N., Yeaman, S., Holliday, J.A., Wang, T., Curtis-McLane, S., 2008. Adaptation,
migration or extirpation: climate change outcomes for tree populations. Evol. Appl. 1 (1), 95–111.
Alexander, S., Aronson, J., Clewell, A., Keenleyside, K., Higgs, E., Martinez, D., Murcia, C.,
Nelson, C., 2011b. Re-establishing an ecologically healthy relationship between nature and culture:
the mission and vision of the society for ecological restoration. In: SCBD, editor. Contribution of
Ecosystem Restoration to the Objectives of the CBD and a Healthy Planet for All People Abstracts
of Posters Presented at the 15th Meeting of the Subsidiary Body on Scientific, Technical and
Technological Advice of the Convention on Biological Diversity. Secretariat of the Convention on
Biological Diversity, Montreal, Canada, pp. 7–11.
Alexander, S., Nelson, C.R., Aronson, J., Lamb, D., Cliquet, A., Erwin, K.L., Finlayson, C.M.,
de Groot, R.S., Harris, J.A., Higgs, E.S., Hobbs, R.J., Robin Lewis, R.R., Martinez, D., Murcia, C.,
2011a. Opportunities and challenges for ecological restoration within REDD+. Restor. Ecol. 19,
683–689.
Alexander, S., Nelson, C.R., Aronson, J., Lamb, D., Cliquet, A., Erwin, K.L., Finlayson, C.M.,
de Groot, R.S., Harris, J.A., Higgs, E.S., Hobbs, R.J., Robin Lewis, R.R., Martinez, D., Murcia, C.,
2011a. Opportunities and challenges for ecological restoration within REDD+. Restor. Ecol. 19,
683–689.
Alves, L.F., Vieira, S.A., Scaranello, M.A., Camargo, P.B., Santos, F.A.M., Joly, C.A.,
Martinelli, L.A., 2010. Forest structure and live aboveground biomass variation along an elevational
gradient of tropical Atlantic moist forest (Brazil). Forest Ecol. Manage. 260, 679–691.
Baker, T.R., Swaine, M.D., Burslem, D.F.R.P., 2003. Variation in tropical forest growth rates:
combined effects of functional group composition and resource availability. Perspect. Plant Ecol.
Evol. Syst. 6, 21–36.
Bazzaz, F. A. and Wayne, P. M. 1994. Coping with environmental heterogeneity: The
physiological Ecology of tree seedling regeneration across the gap-understory continuum.
Exploitation of environmental heterogeneity by plants (eds. M. M. Caldwell and R. W. Pearcy),
349-390. Academic Press, USA.
Benayas, J.M.R., Newton, A.C., Diaz, A., Bullock, J.M., 2009. Enhancement of biodiversity
and ecosystem services by ecological restoration: a metaanalysis. Science 325, 1121.
Benayas, J.M.R., Newton, A.C., Díaz, A., Bullock, J.M., 2009. Enhancement of biodiversity
and ecosystem services by ecological restoration: a meta-analysis. Science 325, 1121.
Bischoff, A., Steinger, T., Müller-Schärer, H., 2010. The importance of plant provenance and
genotypic diversity of seed material used for ecological restoration. Restor. Ecol. 18, 338–348.
Boshier, D., Cordero, J., Detlefsen, G., Beer, J., 2009. Indigenous trees for farmers:
information transfer for sustainable management in Central America and the Caribbean. In: Joseph,
P. (Ed.), Écosystèmes forestiers des Caraïbes. Conseil Général de La Martinique, Martinique,
Karthala, pp. 397–410.
21
Breed, M.F., Gardner, M.G., Ottewell, K.M., Navarro, C.M., Lowe, A.J., 2012. Shifts in
reproductive assurance strategies and inbreeding costs associated with habitat fragmentation in
Central American mahogany. Ecol. Lett. 15, 444–452.
Breed, M.F., Ottewell, K.M., Gardner, M.G., Lowe, A.J., 2011. Clarifying climate change
adaptation responses for scattered trees in modified landscapes. J. Appl. Ecol. 48, 637–641.
Breed, M.F., Stead, M.G., Ottewell, K.M., Gardner, M.G., Lowe, A.J., 2013. Which
provenance and where? Seed sourcing strategies for revegetation in a changing environment.
Conserv. Genet. 14, 1–10.
Bresnan, D.R., Rink, G., Diesel, K.E., Geyer, W.A., 1994. Black walnut provenance
performance in seven 22-year-old plantations. Silvae Genetica 43, 246–252.
Brown, S., Lugo, A.E., 1982. The storage and production of organic matter in tropical forests
and their role in the global carbon cycle. Biotropica 14, 161–187.
Carnevale, N.J., Montagnini, F., 2002. Facilitating regeneration of secondary forests with the
use of mixed and pure plantations of indigenous tree species. Forest Ecol. Manage. 163, 217–227.
Cavalheiro, A.L., Torezan, J.M.D., Fadelli, E.L., 2002. Recuperação de áreas degradadas:
procurando por diversidade e funcionamento dos ecossistemas, In: Medri, M.E., Bianchini, E.,
Shibatta, O.A., Pimenta J.A., (Eds.), A bacia do rio Tibagi, Universidade Estadual de Londrina,
Londrina, pp. 213–224.
Chao, K. J., Phillips, O. L., Gloor, E., Monteagudo, A., Torres‐Lezama, A., & Martínez, R. V.
(2008). Growth and wood density predict tree mortality in Amazon forests. Journal of Ecology,
96(2), 281-292.
Chave, J., Coomes, D., Jansen, S., Lewis, S. L., Swenson, N. G., & Zanne, A. E. (2009).
Towards a worldwide wood economics spectrum. Ecology letters, 12(4), 351-366.
Chazdon, R.L., 2008. Beyond deforestation: restoring forests and ecosystem services on
degraded lands. Science 320, 1458.
Chazdon, R.L., 2008. Beyond deforestation: restoring forests and ecosystem services on
degraded lands. Science 320, 1458–1460.
Cole, R. J. 2009. Postdispersal seed fate of tropical montane trees in an agricultural landscape,
southern Costa Rica. Biotropica 41:319-327.
Cubiña, A. and T. M. Aide. 2001. The effect of distance from forest edge on seed rain and soil
seed bank in a tropical pasture. Biotropica 33:260-267.
Davis, M.A., Chew, M.K., Hobbs, R.J., Lugo, A.E., Ewel, J.J., Vermeij, G.J., Brown, J.H.,
Rosenzweig, M.L., Gardener, M.R., Carroll, S.P., Thompson, K., Pickett, S.T., Stromberg, J.C., Del
Tredici, P., Suding, K.N., Ehrenfeld, J.G., Grime, J.P., Mascaro, J., Briggs, J.C., 2011. Don’t judge
species on their origins. Nature 474 (7350), 153–154.
DeWalt, S.J., Chave, J., 2004. Structure and biomass of four lowland neotropical forests.
Biotropica 36, 7–19.
Dick, C.W., Hardy, O.J., Jones, F.A., Petit, R.J., 2008. Spatial scales of pollen and seed-
mediated gene flow in tropical rain forest trees. Tropical Plant Biol. 20–33.
Dirzo, R. and P. H. Raven. 2003. Global state of biodiversity and loss. Annual Review of
Environment and Resources 28:137-167.
Dixon, K. W. 2009. Pollination and restoration. Science 325:571-573.
Durigan, G., Engel, V.L., Torezan, J.M.D., Melo, A.C.G., Marques, M.C.M., Martins, S.V.,
Reis, A., Scarano, F.R., 2010. Normas jurídicas para a restauração ecológica: uma barreira a mais a
dificultar o êxito das iniciativas? Revista Árvore 34, 471–485.
Eckert, C.G., Kalisz, S., Geber, M.A., Sargent, R., Elle, E., Cheptou, P., Goodwillie, C.,
Johnston, M.O., Kelly, J.K., Moeller, D.A., Porcher, E., Ree, R.H., Vallejo-Marín, M., Winn, A.A.,
2010. Plant mating systems in a changing world. Trends Ecol. Evol. 25, 35–43.
Edmands, S., 2007. Between a rock and a hard place: evaluating the relative risks of inbreeding
and outbreeding for conservation and management. Mol. Ecol. 16, 463–475.
22
Elliott, S., Navakitbumrunga, P., Kuaraka, C., Zangkuma, S., Anusarnsunthorna, V., Blakesley,
D., 2003. Selecting framework tree species for restoring seasonally dry tropical forests in northern
Thailand based on field performance. Forest Ecol. Manage. 184, 177–191.
Elliott, S., Navakitbumrunga, P., Kuaraka, C., Zangkuma, S., Anusarnsunthorna, V.,
Rodrigues, R.R., Lima, R.A.F., Gandolfi, S., Nave, A.G., 2009. On the restoration of high diversity
forests: 30 years of experience in the Brazilian Atlantic Forest. Biol. Conserv 142, 1242–1255.
Enquist, B. J., West, G. B., Charnov, E. L., & Brown, J. H. (1999). Allometric scaling of
production and life-history variation in vascular plants. Nature, 401(6756), 907-911.
Ferretti, A.R., Britez, R.M., 2006. Ecological restoration carbon sequestration and biodiversity
conservation: the experience of the Society for Wildlife Research and Environmental Education
(SPVS) in the Atlantic Rain Forest of Southern Brazil. J. Nat. Conserv. 14, 249–259.
Ferretti, A.R., Britez, R.M., 2006. Ecological restoration carbon sequestration and biodiversity
conservation: the experience of the Society for Wildlife Research and Environmental Education
(SPVS) in the Atlantic Rain Forest of Southern Brazil. J. Nat. Conserv. 14, 249–259.
Foster, S., & Janson, C. H. (1985). The relationship between seed size and establishment
conditions in tropical woody plants. Ecology, 773-780.
Fox, C.W., Reed, D.H., 2010. Inbreeding depression increases with environmental stress: an
experimental study and meta-analysis. Evolution 65, 246–258.
Frankham, R., Ballou, J.D., Eldridge, M.D.B., Lacy, R.C., Ralls, K., Dudash, M.R., Fenster,
C.B., 2011. Predicting the probability of outbreeding depression. Conserv. Biol. 25, 465–475.
Gallo, L.A., 2013. Domesticación y mejora de especies forestales nativas para la incertidumbre
climática. Revista de Producción Forestal 7, 39–42, ISSN 1853- 8096.
Ghazoul, J., Liston, K.A., Boyle, T.J.B., 1998. Disturbance-induced density-dependent seed set
in Shoreasia mensis (Dipterocarpaceae), a tropical forest tree. J. Ecol. 86, 462–473.
Godefroid, S., Piazza, C., Rossi, G., Buord, S., Stevens, A.-D., Aguraiuja, R., Cowell, C.,
Weekley, C.W., Vogg, G., Iriondo, J., Johnson, I., Dixon, B., Gordon, D., Magnanon, S., Valentin,
B., Bjureke, K., Koopman, R., Vicens, M., Virevaire, M., Vanderborght, T., 2011. How successful
are plant species reintroductions? Biol. Conserv. 144 (2), 672–682.
Grubb, P. J. (1977). The maintenance of species‐richness in plant communities: the importance
of the regeneration niche. Biological reviews, 52(1), 107-145.
Hacke, U. G., Sperry, J. S., Pockman, W. T., Davis, S. D., & McCulloh, K. A. (2001). Trends
in wood density and structure are linked to prevention of xylem implosion by negative pressure.
Oecologia, 126(4), 457-461.
Hereford, J., 2009. A quantitative survey of local adaptation and fitness trade-offs. Am. Nat.
173 (5), 579–588.
Hines, J., 2014. Application of genetic diversity-ecosystem function research to ecological
restoration. J. Appl. Ecol. 51 (2), 339–348.
Holl, K. D. 1998. Effects of above- and below-ground competition of shrubs and grass on
Calophyllum brasiliense (Camb.) seedling growth in abandoned tropical pasture. Forest Ecology
and Management 109:187-195.
Holl, K. D. 1999. Factors limiting tropical rain forest regeneration in abandoned pasture: seed
rain, seed germination, microclimate, and soil. Biotropica 31:229-242.
Holl, K. D. 2002. Effect of shrubs on tree seedling establishment in an abandoned tropical
pasture. Journal of Ecology 90:179-187.
Holl, K. D., M. E. Loik, E. H. V. Lin, and I. A. Samuels. 2000. Tropical montane forest
restoration in Costa Rica: overcoming barriers to dispersal and establishment. Restoration Ecology
8:339-349.
Honnay, O., Jacquemyn, H., Bossuyt, B., Hermy, M., 2005. Forest fragmentation effects on
patch occupancy and population viability of herbaceous plant species. The New Phytol. 166 (3),
723–736.
23
Howe, H. F. and J. Smallwood. 1982. Ecology of seed dispersal. Annual Review of Ecology
and Systematics 13:201-228.
Johnson, G.R., Sorensen, F.C., St Clair, J.B., Cronn, R.C., 2004. Pacific Northwest forest tree
seed zones: a template for native plants? Nat. Plants J. 5, 131–140. Kettenring, K.M., Mercer, K.L.,
Reinhardt Adams, C.,
Kageyama, P.Y., Gandara, F.B., 2000. Recuperação de áreas ciliares. In: Rodrigues, R.R.,
Leitão-Filho, H.F. (Eds.), Matas ciliares: conservação e recuperação. EDUSP/FAPESP, São Paulo,
pp. 249–269.
Kalka, M. B., A. R. Smith, and E. K. V. Kalko. 2008. Bats limit arthropods and herbivory in a
tropical forest. Science 320:71-71.
Kraft, N. J., Metz, M. R., Condit, R. S., & Chave, J. (2010). The relationship between wood
density and mortality in a global tropical forest data set. New Phytologist, 188(4), 1124-1136..
Kunz, T. H., E. B. de Torrez, D. Bauer, T. Lobova, and T. H. Fleming. 2011. Ecosystem
services provided by bats. Annals of the New York Academy of Sciences 1223:1-38.
Lamb, D., 2012. Forest restoration — the third big silvicultural challenge. J. Trop. For. Sci. 24,
295–299.
Laughlin, D.C., 2014. Applying trait-based models to achieve functional targets for theory-
driven ecological restoration. Ecol. Lett. 17, 771–784.
Laumonier, Y., Edin, A., Kanninen, M., Munandar, A.W., 2010. Landscape-scale variation in
the structure and biomass of the hill Dipterocarp forest of Sumatra: implications for carbon stock
assessments. Forest Ecol. Manage. 259, 505–513.
Laurance, W.F., Fearnside, P.M., Laurance, S.G., Delamonica, P., Lovejoy, T.E.,
RankindeMerona, J.M., Chambers, J.Q., Gaston, C., 1999. Relationship between soils and Amazon
forest biomass: a landscape-scale study. Forest Ecol. Manage. 118, 127–138.
Lindell, C. A., J. L. Reid, and R. J. Cole. 2012. Planting design effects on avian seed dispersers
in a tropical forest restoration experiment. Restoration Ecology. doi:10.1111/j.1526-
100X.2012.00905.x.
Lowe, A.J., Boshier, D., Ward, M., Bacles, C.F.E., Navarro, C., 2005. Genetic resource
impacts of habitat loss and degradation; reconciling empirical evidence and predicted theory for
neotropical trees. Heredity 95, 255–273.
Martínez-Ramos, M. 1985. Claros, ciclos vitales de los arboles tropicales y regeneración
natural de las selvas altas perennifolias. Investigaciones sobre la Regeneración de selvas altas en
Veracruz, México. (eds. A. Gómez-Pompa and S. Del Amo), 191-240. Alhambra Mexicana,
Mexico.
McKay, J.K., Christian, C.E., Harrison, S., Rice, K.J., 2005. ‘‘How Local Is Local?’’ – a
review of practical and conceptual issues in the genetics of restoration. Restor. Ecol. 13, 432–440.
Melo, A.C.G., Durigan, G., 2006. Fixação de carbono em reflorestamentos de matas ciliares no
Vale do Paranapanema, SP, Brasil. Sci. Forest. 71, 149–154.
Metcalfe, D. J., & Grubb, P. J. (1995). Seed mass and light requirements for regeneration in
Southeast Asian rain forest. Canadian Journal of Botany, 73(6), 817-826.
Millar, M.A., Byrne, M., Nuberg, I.K., Sedgley, M., 2012. High levels of genetic
contamination in remnant populations of Acacia saligna from a genetically divergent planted stand.
Restor. Ecol. 20, 260–267.
Montagnini, F., Finney, C. (Eds.), 2011. Restoring Degraded Landscapes with Native Species
in Latin America. Nova Science Publishers, Hauppauge, NY, USA.
Morrison, E. B. and C. A. Lindell. 2012. Birds and bats reduce insect biomass and leaf damage
in tropical forest restoration sites. Ecological Applications 22:1526-1534.
Muller‐Landau, H. C. (2004). Interspecific and inter‐site variation in wood specific gravity of
tropical trees. Biotropica, 36(1), 20-32.
24
Murawski, D.A., Nimal Gunatilleke, I.A.U., Bawa, K.S., 1994. The effects of selective logging
on inbreeding in Shorea megistophylla (Dipterocarpaceae) from Sri Lanka. Conserv. Biol. 8, 997–
1002.
Nascimento, H. E., Laurance, W. F., Condit, R., Laurance, S. G., D'Angelo, S., & Andrade, A.
C. (2005). Demographic and life‐history correlates for Amazonian trees. Journal of Vegetation
Science, 16(6), 625-634.
Nepstad, D. C., C. Uhl, and E. A. Serrao. 1990. Surmounting barriers to forest regeneration in
abandoned, highly degraded pastures: a case study from Paragominas, Pará, Brazil. Pages 215-229
in A. B. Anderson, editor. Alternatives to deforestation: steps toward sustainable use of the Amazon
rainforest. Columbia University, New York.
Newton, A.C., 2011. Synthesis: principles and practice for forest landscape restoration. In:
Newton, A.C., Tejedor, N. (Eds.), Principles and Practice of Forest Landscape Restoration Case
Studies from the Drylands of Latin America. IUCN, Gland, Switzerland, pp. 353–383.
Ng, K.K.S., Lee, S.L., Ueno, S., 2009. Impact of selective logging on genetic diversity of two
tropical tree species with contrasting breeding systems using direct comparison and simulation
methods. For. Ecol. Manage. 257, 107–116.
Omejaa, P.A., Chapmanb, C., Obuaa, A.J., Lwanga, J.S., Jacobe, A.L., Wanyamaf, F.,
Mugenyif, R., 2011. Intensive tree planting facilitates tropical forest biodiversity and biomass
accumulation in Kibale National Park, Uganda. Forest Ecol. Manage. 261, 703–709.
Parrotta, J.A., Knowles, O.H., 1999. Restoration of tropical moist forests on bauxite mined
lands in the Brazilian Amazon. Restor. Ecol. 7, 103–116.
Poorter, L., Wright, S. J., Paz, H., Ackerly, D. D., Condit, R., Ibarra-Manríquez, G., & Wright,
I. J. (2008). Are functional traits good predictors of demographic rates? Evidence from five
neotropical forests. Ecology, 89(7), 1908-1920.
Poorter, L., Wright, S. J., Paz, H., Ackerly, D. D., Condit, R., Ibarra-Manríquez, G., & Wright,
I. J. (2008). Are functional traits good predictors of demographic rates? Evidence from five
neotropical forests. Ecology, 89(7), 1908-1920.
Putz, F. E., Coley, P. D., Lu, K., Montalvo, A., & Aiello, A. (1983). Uprooting and snapping of
trees: structural determinants and ecological consequences. Canadian Journal of Forest Research,
13(5), 1011-1020.
Ratnam, W., Rajora, O. P., Finkeldey, R., Aravanopoulos, F., Bouvet, J. M., Vaillancourt, R.
E., ... & Vinson, C. (2014). Genetic effects of forest management practices: global synthesis and
perspectives. Forest Ecology and Management, 333, 52-65.
Reed, D.H., Frankham, R., 2003. Correlation between fitness and genetic diversity. Conserv.
Biol. 17, 230–237.
Reid, J. L. and K. D. Holl. 2012. Arrival ≠ survival. Restoration Ecology 21:153-155. Young,
T. P. 2000. Restoration ecology and conservation biology. Biological Conservation 92:73-83.
Rogers, D.L., Montalvo, A.M., 2004. Genetically Appropriate Choices for Plant Materials to
Maintain Biological Diversity, Report to the USDA Forest Service. University of California, Rocky
Mountain Region, Lakewood.
Schaberg, P., DeHayes, D., Hawley, G., Nijensohn, S., 2008. Anthropogenic alterations of
genetic diversity within tree populations: implications for forest ecosystem resilience. For. Ecol.
Manage. 256, 855–862.
Sgrò, C.M., Lowe, A.J., Hoffmann, A.A., 2011. Building evolutionary resilience for conserving
biodiversity under climate change. Evol. Appl. 4, 326–337.
Shimamoto, C. Y., Botosso, P. C., & Marques, M. C. (2014). How much carbon is sequestered
during the restoration of tropical forests? Estimates from tree species in the Brazilian Atlantic
forest. Forest Ecology and Management, 329, 1-9.
Silver, W.L., Ostertag, R., Lugo, A.E., 2000. The potential for carbon sequestration through
reforestation of abandoned tropical agricultural and pasture lands. Restor. Ecol. 8, 394–407.
25
Soldati, M.C., Fornes, L., Van Zonneveld, M., Thomas, E., Zelener, N., 2013. An assessment
of the genetic diversity of Cedrela balansae (Meliaceae) in Northwest Argentina by means of
combined used of SSR and AFLP molecular markers. Biochem. Syst. Ecol. 47, 45–55.
Stacy, E.A., 2001. Cross-fertility in two tropical tree species among populations. Am. J. Bot.
88, 1041–1051.
Swaine, M. D. and Whitmore, T. C. 1988. On the Definition of Ecological Species Groups in
Tropical Rain Forests. Vegetatio, 75, 81-86.
Swaine, M.D., Whitmore, T.C., 1988. On the definition of ecological species groups in tropical
rain forests. Vegetatio 75, 81–86.
Swenson, N. G. (2012). The functional ecology and diversity of tropical tree assemblages
through space and time: from local to regional and from traits to transcriptomes. ISRN Forestry,
2012. Volume 2012, Article ID 743617, 16 pages doi:10.5402/2012/743617
Szulkin, M., Bierne, N., David, P., 2010. Heterozygosity-fitness correlations: a time for
reappraisal. Evolution 64, 1202–1217.
Tang, C.Q., Hou, X., Gao, K., Xia, T., Duan, C., Fu, D., 2007. Man-made versus natural forests
in mid-Yunnan, southwestern China. Mount. Res. Develop. 27, 242–249.
Templeton, A.R., 1986. Coadaptation and outbreeding depression. In: Soule, M.E. (Ed.),
Conservation Biology: The Science of Scarcity and Diversity. Sinauer Associates, Sunderland, MA,
pp. 105–116.
Thomas, E., 2014. Forest devastated by mining is reborn. Nature 511, 155.
Thomas, E., Jalonen, R., Loo, J., Boshier, D., Gallo, L., Cavers, S.,. & Bozzano, M. (2014).
Genetic considerations in ecosystem restoration using native tree species. Forest Ecology and
Management, 333, 66-75.
Timbal, J., Bonneau, M., Landmann, G., Trouvilliez, J., Bouhot-Delduc, L., 2005. European
non boreal conifer forests. In: Andersson, F.A. (Ed.), Ecosystems of the World (6): Coniferous
Forests. Elsevier, Amsterdam, The Netherlands, pp. 131– 162.
Turner, I. M. (2001). The ecology of trees in the tropical rain forest. Cambridge University
Press.
Van Breugel, M., Ransijn, J., Craven, D., Bongers, F., Hall, J.S., 2011. Estimating carbon stock
in secondary forests: decisions and uncertainties associated with allometric biomass models. Forest
Ecol. Manage. 262, 1648–1657.
van Breugel, M., Van Breugel, P., Jansen, P.A., Martínez-Ramos, M., Bonger, F., 2012. The
relative importance of above- versus belowground competition for tree growth during early
succession of a tropical moist forest. Plant Ecol. 213, 25–34.
Vranckx, G., Jacquemyn, H., Muys, B., Honnay, O., 2012. Meta-analysis of susceptibility of
woody plants to loss of genetic diversity through habitat fragmentation. Conserv. Biol. 26, 228–237.
Ward, M., Dick, C.W., Gribel, R., Lowe, A.J., 2005. To self, or not to self. A review of
outcrossing and pollen-mediated gene flow in Neotropical trees. Heredity 95, 246–254.
White, T.W., Adams, W.T., Neale, D.B., 2007. Forest Genetics. UK, CABI Publishing,
Wallingford.
Whitmore, T.C., 1989. Canopy gaps and the two major groups of forest trees. Ecology 70, 536–
538.
Williamson, G. B. (1984). Gradients in wood specific gravity of trees. Bulletin of the Torrey
Botanical Club, 51-55.
Wright, S. J., Kitajima, K., Kraft, N. J., Reich, P. B., Wright, I. J., Bunker, D. E. & Zanne, A.
E. (2010). Functional traits and the growth-mortality trade-off in tropical trees. Ecology, 91(12),
3664-3674.
Wright, S. J., Kitajima, K., Kraft, N. J., Reich, P. B., Wright, I. J., Bunker, D. E., ... & Zanne,
A. E. (2010). Functional traits and the growth-mortality trade-off in tropical trees. Ecology, 91(12),
3664-3674.
26
Zimmerman, J. K., Everham III, E. M., Waide, R. B., Lodge, D. J., Taylor, C. M., & Brokaw,
N. V. (1994). Responses of tree species to hurricane winds in subtropical wet forest in Puerto Rico:
implications for tropical tree life histories. Journal of Ecology, 911-922..
27
2. METODOS
Para la medición del crecimiento de las especies de árboles se utilizó información sobre el
crecimiento dimétrico, el cual está relacionado con la acumulación de biomasa del árbol. El
incremento dimétrico es estimado como la diferencia en diámetro entre dos momentos de
medición dividido el tiempo entre las mediciones obteniendo una tasa de crecimiento
dimétrico anual (cm año-1).
28
Figura 1. Localización de las parcelas permanentes con recensos en Colombia.
29
Tabla 1. Características de los sitios donde se cuenta con información de crecimiento de los
árboles.
N Parcela Zv Dpto Lat Long Altitud Temp Prec
1 Araracuara LAI bh-T Amazonas -0,6 -72,2 134 26,9 3031
2 Araracuara PST bh-T Amazonas -0,7 -72,1 164 26,6 3050
3 Zaf Altura bh-T Amazonas -4 -69,9 118 25,8 3104
4 Zaf Rebalse bh-T Amazonas -4 -69,9 118 25,8 3104
5 Zaf Terraza bh-T Amazonas -4 -69,9 118 25,8 3104
6 Zaf Varillal bh-T Amazonas -4 -69,9 117 25,8 3113
7 Farallones_E bmh-MB Antioquia 5,7 -76 1914 15,4 2880
8 Farallones_U bmh-MB Antioquia 5,7 -76 1914 15,4 2880
9 Montevivo bh-MB Antioquia 6,3 -75,5 2507 15,9 1807
10 Palmas bh-MB Antioquia 6,2 -75,49 2133 19,8 2096
11 Porce bh-PM Antioquia 6,9 -75,18 1750 19,6 3308
12 Puerto Nare bh-T Antioquia 6,1 -74,7 217 27,3 2505
13 San Rafael bp-PM Antioquia 6,3 -75,1 1221 22,0 3474
14 San Sebastian bh-MB Antioquia 6,1 -75,5 2590 15,3 2092
15 Santa Helena bh-MB Antioquia 6,3 -75,5 2507 15,9 1807
16 El Ceibal 1 bs-T Bolivar 10,7 -75,3 14 27,5 1030
17 El Ceibal 2 bs-T Bolivar 10,7 -75,3 14 27,5 1030
18 Isla Rosario bs-T Bolivar 10,2 -75,7 7 27,6 941
19 Manizales bh-MB Caldas 5,1 -75,4 2965 11,7 2148
20 Rio Blanco bh-MB Caldas 5,1 -75,5 1862 14,9 2121
21 Rio Manso bh-T Caldas 5,6 -74,7 174 27,6 2239
22 Besotes 1 bs-T Cesar 10,5 -73,3 433 25,2 1535
23 Besotes 2 bs-PM Cesar 10,5 -73,3 1200 23,4 1500
24 Amargal_G bp-T Chocó 5,6 -77,5 101 26,0 6277
25 Amargal_M bp-T Chocó 5,6 -77,5 101 26,0 6277
26 Salero_E bp-T Chocó 5,4 -76,6 55 26,8 7965
27 Salero_U bp-T Chocó 5,4 -76,6 55 26,8 7965
28 Kalashe bs-T Magdalena 11,2 74,1 35 27,8 900
29 Morasurco bs-M Nariño 1,3 -77,3 2970 12,3 3002
30 Salento bh-MB Quindío 4,6 -75,6 1840 16,6 2728
31 Betulia 1 bh-PM Santander 6,9 -73,3 2118 16,2 1769
32 Betulia 2 bh-PM Santander 6,9 -73,3 2118 16,2 1769
33 Cimitarra bh-T Santander 6,4 -74,3 125 27,8 2580
34 Sanguare bs-T Sucre 9,7 75,6 1100 27,9 1200
35 Combeima bh-MB Tolima 4,5 -75,3 2112 12,5 1729
30
Modelos de crecimiento
Cada una tiene ventajas y desventajas. La primera permite estimar con precisión el
incremento dimétrico y en biomasa para cada especies y potencialmente su edad, sin
embargo para esto se requieren una serie de tiempo con suficientes individuos por especies,
lo cual es difícil de obtener mediante las parcelas permanentes que tienen diferente
objetivos como la estimación de densidad de especies y biomasa. Particularmente porque
en la mayoría de los casos solo se cuenta con dos mediciones del diámetro de los árboles.
La segunda y la tercera permiten incrementar el número de datos para los análisis ya que se
combinan los individuos de diferentes especies las cuales se asume tienen estrategias
ecológicas similares por su parecido morfológico. Sin embargo la definición de los grupos
funcionales sigue más supuestos estadísticos que ecológicos, por lo cual cada agrupamiento
obtenido puede incluir especies con tasas de crecimiento reales muy diferentes.
= ^ −
31
Estos modelos se ajustaron mediante un modelo generalizado no lineal de mínimos
cuadrados usando la función ngls en el programa R. Los ajustes de los modelos fueron
obtenidos calculando la proporción de variación residual respecto a la variación nula
esperada para cada modelo, de la siguiente manera:
.
. =1−
.
Por otra parte los dos modelos fueron comparados mediante el criterio de información de
Akaike corregido por la cantidad de datos disponibles para cada especie (AICc).
Modelos por grupos funcionales. Los grupos funcionales fueron construidos usando la
información de 14 características funcionales a nivel de cada especies, que de acuerdo con
la literatura son importantes para definir estrategias ecológicas: tasa de crecimiento
promedio, biomasa máxima observada, diámetro máximo observado, seis categorías de
sistema de dispersión, densidad de la madera, abundancia de la especie, peso de la semilla y
dos variables de afiliación climática (aridez y evapotranspiración potencial).
32
procedimiento se realiza usando la función kmeans en el programa R. Luego de esto se
estableció un modelo de la mima manera que los descritos en la sección anterior para cada
uno de los grupos funcionales obtenidos (Hérault et al., 2011; Rüger, Wirth, Wright, &
Condit, 2012).
Modelos por grupos funcionales y por zonas de vida. Para estos modelos se sigue la misma
aproximación descrita en el numeral anterior, pero los modelos son agrupados
adicionalmente de acuerdo con las zonas de vida donde se encuentran las parcelas
permanentes de monitoreo.
En este manual sólo se presentan los modelos para cada especie de acuerdo con las fichas
presentadas en la parte final de este documento.
33
Tabla 1.Modelos decrecimiento por especies
N Especie familia a b c amin bmin cmin amax bmax cmax AIC Lik B.D AGB1 AGB2 AGB3 AGB4 AGB5
1 Abarema lehmannii Fabaceae 0,100 1,100 -0,050 -0,641 -7,359 -0,086 0,541 7,559 -0,014 -62,2 35,1 0,035 47,8 60,6 67,7 72,4 75,8
2 Abatia parviflora Salicaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,669 -0,982 -0,717 0,569 2,782 0,617 -60,9 34,5 0,069 60,7 73,5 80,6 85,4 88,8
3 Aiouea dubia Lauraceae 0,100 1,300 -0,050 -0,302 -3,555 -0,090 0,202 4,155 -0,010 -133,5 70,8 0,017 47,4 60,2 67,3 72,0 75,5
4 Alchornea acutifolia Euphorbiaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,361 -0,026 -0,382 0,261 1,826 0,282 -287,1 147,5 0,048 57,5 70,4 77,4 82,2 85,6
5 Alchornea glandulosa Euphorbiaceae 0,100 1,400 -0,050 -0,327 -4,600 -0,128 0,227 5,400 0,028 -81,3 44,6 0,059 49,4 62,2 69,3 74,0 77,5
6 Alchornea grandiflora Euphorbiaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,680 -2,799 -0,799 0,580 4,499 0,699 -29,0 18,5 0,056 56,9 69,7 76,8 81,5 85,0
7 Alchornea triplinervia Euphorbiaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,236 0,345 -0,249 0,136 1,455 0,149 -527,1 267,6 0,258 58,8 71,6 78,7 83,4 86,9
8 Alchornea verticilata Euphorbiaceae 0,050 1,950 -0,100 -2,175 -0,305 -2,210 1,975 2,205 2,010 -127,5 67,7 0,091 70,5 83,4 90,5 95,2 98,6
9 Alfaroa colombiana Juglandaceae 0,200 1,950 0,000 -4,942 -4,843 -5,045 5,042 6,743 5,045 -83,6 45,8 0,098 46,1 58,9 66,0 70,7 74,2
10 Alnus acuminata Betulaceae 0,200 1,800 0,000 -0,169 -1,322 -0,294 0,269 2,922 0,294 -144,8 76,4 -0,003 41,8 54,7 61,7 66,5 69,9
11 Aniba perutilis Lauraceae 0,200 1,850 0,000 -0,516 -2,145 -0,646 0,616 3,845 0,646 -86,3 47,2 -0,056 44,9 57,8 64,8 69,6 73,0
12 Aniba puchury-minor Lauraceae 0,100 1,700 -0,050 -0,137 -4,224 -0,381 0,037 5,624 0,281 -27,5 17,8 -0,182 57,4 70,3 77,3 82,1 85,5
13 Aspidosperma excelsum Apocynaceae 0,200 1,850 0,000 -0,728 -3,330 -0,894 0,828 5,030 0,894 -62,4 35,2 -0,491 49,5 62,3 69,4 74,1 77,6
14 Aspidosperma megalocarpon Apocynaceae 0,100 1,050 -0,050 -0,486 -5,336 -0,072 0,386 5,436 -0,028 -76,1 42,1 -0,460 49,7 62,5 69,6 74,3 77,8
15 Astronium graveolens Anacardiaceae 0,050 1,950 -0,100 -5,421 -2,231 -5,500 5,221 4,131 5,300 -42,5 25,2 0,080 78,1 90,9 98,0 102,7 106,2
16 Axinaea macrophylla Melastomataceae 0,100 1,350 -0,050 -0,306 -4,128 -0,110 0,206 4,828 0,010 -107,9 58,0 0,307 54,2 67,0 74,1 78,8 82,3
17 Beilschmiedia pendula Lauraceae 0,300 1,950 0,100 -5,830 -1,381 -5,949 6,130 3,281 6,149 -137,3 72,6 0,074 42,7 55,5 62,6 67,3 70,8
18 Billia columbiana Sapindaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,671 -0,996 -0,720 0,571 2,796 0,620 -54,9 31,5 -0,083 62,7 75,5 82,6 87,3 90,8
19 Billia rosea Sapindaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,508 -1,846 -0,599 0,408 3,546 0,499 -57,7 32,8 0,117 62,1 74,9 82,0 86,7 90,1
20 Blakea holtonii Melastomataceae 0,200 1,750 0,000 -0,059 -1,983 -0,243 0,159 3,483 0,243 -40,3 24,1 0,354 47,0 59,9 66,9 71,7 75,1
21 Blakea sphaerica Melastomataceae 0,200 1,300 -0,050 -0,668 -11,872 -0,190 0,768 12,472 0,090 -58,2 33,1 -0,092 37,3 50,2 57,2 62,0 65,4
22 Brownea coccinea Fabaceae 0,200 1,700 0,000 0,033 -0,324 -0,067 0,067 1,725 0,067 -259,5 133,7 -0,100 51,6 64,5 71,5 76,3 79,7
23 Brownea rosa-de-monte Fabaceae 0,100 1,800 -0,050 -0,427 -3,026 -0,570 0,327 4,626 0,470 -26,9 17,5 -0,166 67,0 79,9 86,9 91,7 95,1
24 Brunellia goudotii Brunelliaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,301 -0,607 -0,349 0,201 2,307 0,249 -142,8 75,4 0,139 54,2 67,0 74,1 78,9 82,3
25 Brunellia sibundoya Brunelliaceae 0,200 1,900 0,000 -1,327 -2,931 -1,445 1,427 4,731 1,445 -121,9 64,9 -0,082 41,0 53,8 60,9 65,6 69,1
26 Brunellia trianae Brunelliaceae 0,200 1,950 0,000 -9,331 -9,945 -9,481 9,431 11,845 9,481 -79,4 43,7 0,213 41,6 54,5 61,5 66,3 69,7
27 Buddleja bullata Loganiaceae 0,200 1,850 0,000 -0,976 -4,574 -1,172 1,076 6,274 1,172 -67,3 37,6 0,029 43,6 56,5 63,6 68,3 71,7
28 Bursera simaruba Burseraceae 0,200 1,850 0,000 -1,083 -5,258 -1,305 1,183 6,958 1,305 -38,6 23,3 0,380 40,7 53,5 60,6 65,3 68,8
29 Byrsonima nemoralis Malpighiaceae 0,200 1,800 0,000 -0,527 -5,454 -0,831 0,627 7,054 0,831 -58,4 33,2 -0,029 46,6 59,4 66,5 71,2 74,7
30 Calophyllum brasiliense Clusiaceae 0,100 1,050 -0,050 -0,539 -6,090 -0,076 0,439 6,190 -0,024 -116,9 62,4 0,046 46,8 59,6 66,7 71,4 74,9
31 Campsiandra angustifolia Fabaceae 0,200 1,900 0,000 -0,699 -1,163 -0,784 0,799 2,963 0,784 -329,9 169,0 -0,284 51,5 64,3 71,4 76,1 79,6
32 Cariniana decandra Lecythidaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,592 -2,413 -0,707 0,492 4,113 0,607 -52,0 30,0 -0,152 60,3 73,2 80,2 85,0 88,4
33 Cavanillesia platanifolia Malvaceae 0,200 1,850 0,000 -0,500 -2,019 -0,624 0,600 3,719 0,624 -188,6 98,3 -0,044 41,6 54,5 61,5 66,3 69,7
34 Chrysochlamys colombiana Clusiaceae 0,200 0,500 -0,050 -0,933 -10,872 -0,057 1,033 9,872 -0,043 -87,0 47,5 0,010 9,5 22,3 29,4 34,1 37,6
35 Clathrotropis brachypetala Fabaceae 0,200 1,650 0,000 -0,074 -2,195 -0,112 0,174 3,495 0,112 -12,3 10,2 0,098 46,9 59,8 66,8 71,6 75,0
34
N Especie familia a b c amin bmin cmin amax bmax cmax AIC Lik B.D AGB1 AGB2 AGB3 AGB4 AGB5
36 Clethra fagifolia Clethraceae 0,050 1,950 -0,100 -6,414 -2,854 -6,517 6,214 4,754 6,317 -20,8 14,4 0,116 73,3 86,1 93,2 97,9 101,4
37 Clusia alata Clusiaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,682 -2,836 -0,804 0,582 4,536 0,704 -31,8 19,9 0,191 60,0 72,8 79,9 84,6 88,1
38 Clusia ducu Clusiaceae 0,100 1,800 -0,050 -0,538 -4,174 -0,723 0,438 5,774 0,623 -22,0 15,0 0,108 61,0 73,9 80,9 85,7 89,1
39 Clusia multiflora Clusiaceae 0,200 1,900 0,000 -1,339 -3,013 -1,463 1,439 4,813 1,463 -100,9 54,5 0,171 48,4 61,3 68,4 73,1 76,5
40 Cordia alba Boraginaceae 0,100 1,600 -0,050 -0,098 -1,930 -0,150 -0,002 3,130 0,050 -153,6 80,8 0,237 55,7 68,5 75,6 80,3 83,8
41 Cordia cylindrostachya Boraginaceae 0,200 1,850 0,000 -1,173 -5,704 -1,405 1,273 7,404 1,405 -38,8 23,4 0,124 45,2 58,1 65,1 69,9 73,3
42 Cordia protracta Boraginaceae 0,100 1,750 -0,050 -0,181 -2,019 -0,306 0,081 3,519 0,206 -69,4 38,7 -0,090 57,8 70,6 77,7 82,4 85,9
43 Couratari guianensis Lecythidaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,294 0,172 -0,311 0,194 1,628 0,211 -400,7 204,4 -0,525 59,6 72,5 79,6 84,3 87,7
44 Croton jorgei Euphorbiaceae 0,200 1,750 0,000 -0,118 -2,182 -0,286 0,218 3,682 0,286 -95,4 51,7 -0,765 43,9 56,8 63,8 68,6 72,0
45 Croton magdalenensis Euphorbiaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,849 -1,536 -0,912 0,749 3,336 0,812 -36,2 22,1 0,065 59,8 72,6 79,7 84,4 87,9
46 Croton smithianus Euphorbiaceae 0,250 1,950 0,050 -6,629 -2,978 -6,755 6,829 4,878 6,855 -95,2 51,6 0,171 43,7 56,5 63,6 68,3 71,8
47 Cynometra marginata Fabaceae 0,100 1,800 -0,050 -0,377 -2,578 -0,505 0,277 4,178 0,405 -24,8 16,4 -0,209 62,9 75,8 82,8 87,6 91,0
48 Dacryodes belemensis Burseraceae 0,100 1,900 -0,050 -0,624 -0,880 -0,674 0,524 2,680 0,574 -71,9 39,9 -0,111 60,5 73,3 80,4 85,1 88,6
49 Dendrobangia boliviana Icacinaceae 0,250 1,900 0,050 -2,135 -2,574 -2,381 2,335 4,374 2,481 -21,6 14,8 -0,129 45,0 57,8 64,9 69,6 73,1
50 Dendropanax arboreus Araliaceae 0,200 1,650 0,000 0,022 -0,220 -0,037 0,078 1,520 0,037 -124,1 66,1 -0,051 40,3 53,1 60,2 64,9 68,4
51 Diplotropis martiusii Fabaceae 0,200 1,900 0,000 -1,275 -2,793 -1,392 1,375 4,593 1,392 -124,3 66,2 -0,086 48,2 61,0 68,1 72,8 76,3
52 Ephedranthus colombianus Annonaceae 0,100 1,750 -0,050 -0,129 -0,717 -0,190 0,029 2,217 0,090 -257,3 132,6 0,121 62,4 75,2 82,3 87,0 90,5
53 Eschweilera andina Lecythidaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,430 -0,228 -0,456 0,330 2,028 0,356 -214,8 111,4 -0,125 64,5 77,4 84,4 89,2 92,6
54 Eschweilera antioquensis Lecythidaceae 0,100 1,350 -0,050 -0,425 -5,778 -0,127 0,325 6,478 0,027 -43,2 25,6 -0,021 56,3 69,2 76,3 81,0 84,4
55 Eschweilera integrifolia Lecythidaceae 0,200 1,850 0,000 -1,125 -5,603 -1,364 1,225 7,303 1,364 -22,9 15,5 -0,509 50,0 62,8 69,9 74,6 78,1
56 Eschweilera itayensis Lecythidaceae 0,200 1,750 0,000 -0,045 -1,442 -0,198 0,145 2,942 0,198 -85,5 46,8 -0,310 48,6 61,4 68,5 73,2 76,7
57 Eschweilera laevicarpa Lecythidaceae 0,100 1,400 -0,050 -0,173 -1,995 -0,090 0,073 2,795 -0,010 -203,9 106,0 -0,164 57,2 70,1 77,1 81,9 85,3
58 Eschweilera neei Lecythidaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,544 -1,978 -0,633 0,444 3,678 0,533 -43,4 25,7 -0,004 63,9 76,7 83,8 88,5 92,0
59 Eschweilera pittieri Lecythidaceae 0,100 1,400 -0,050 -0,394 -6,306 -0,160 0,294 7,106 0,060 -42,6 25,3 -0,678 57,6 70,4 77,5 82,2 85,7
60 Eschweilera punctata Lecythidaceae 0,200 1,000 -0,050 -0,312 -4,579 -0,067 0,412 4,579 -0,033 -219,9 114,0 -0,242 32,6 45,4 52,5 57,2 60,7
61 Gliricidia sepium Fabaceae 0,100 1,750 -0,050 -0,151 -1,205 -0,235 0,051 2,705 0,135 -119,4 63,7 0,206 59,3 72,1 79,2 84,0 87,4
62 Graffenrieda micrantha Melastomataceae 0,200 1,750 0,000 -0,089 -2,489 -0,292 0,189 3,989 0,292 -33,0 20,5 0,039 46,4 59,3 66,3 71,1 74,5
63 Guarea kunthiana Meliaceae 0,200 1,800 0,000 -0,381 -3,726 -0,607 0,481 5,326 0,607 -30,5 19,3 -0,085 46,4 59,2 66,3 71,0 74,4
64 Guatteria amplifolia Annonaceae 0,200 1,850 0,000 -0,391 -1,462 -0,502 0,491 3,162 0,502 -166,2 87,1 -0,336 45,1 58,0 65,0 69,8 73,2
65 Guatteria chocoensis Annonaceae 0,200 1,850 0,000 -1,264 -5,932 -1,486 1,364 7,632 1,486 -34,7 21,4 0,046 46,1 59,0 66,1 70,8 74,2
66 Guatteria lehmannii Annonaceae 0,100 1,400 -0,050 -0,187 -2,157 -0,091 0,087 2,957 -0,009 -242,8 125,4 0,194 53,3 66,1 73,2 77,9 81,3
67 Guatteria megalophylla Annonaceae 0,100 1,750 -0,050 -0,209 -2,406 -0,346 0,109 3,906 0,246 -37,0 22,5 0,024 58,7 71,6 78,6 83,4 86,8
68 Gustavia hexapetala Lecythidaceae 0,200 1,750 0,000 -0,292 -5,515 -0,602 0,392 7,015 0,602 -27,3 17,7 -0,084 47,1 59,9 67,0 71,7 75,2
69 Gustavia longifuniculata Lecythidaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,604 -0,753 -0,643 0,504 2,553 0,543 -90,8 49,4 0,162 62,0 74,8 81,9 86,6 90,0
70 Gustavia superba Lecythidaceae 0,150 1,550 -0,011 0,000 0,403 -0,011 0,000 0,697 -0,011 -223,0 111,6 -0,638 48,6 61,4 68,5 73,2 76,7
71 Gyrocarpus americanus Hernandiaceae 0,200 1,850 0,000 -0,767 -3,440 -0,930 0,867 5,140 0,930 -46,6 27,3 0,487 37,5 50,3 57,4 62,1 65,5
72 Hedyosmum bonplandianum Chloranthaceae 0,300 1,950 0,100 -14,281 -4,727 -14,517 14,581 6,627 14,717 -28,0 18,0 0,045 40,2 53,1 60,1 64,9 68,3
35
N Especie familia a b c amin bmin cmin amax bmax cmax AIC Lik B.D AGB1 AGB2 AGB3 AGB4 AGB5
73 Hedyosmum cuatrecazanum Chloranthaceae 0,100 1,700 -0,050 -0,070 -0,118 -0,107 -0,030 1,518 0,007 -658,7 333,3 0,068 55,8 68,6 75,7 80,4 83,9
74 Hevea pauciflora Euphorbiaceae 0,100 0,350 -0,050 -0,804 -8,262 -0,053 0,704 6,962 -0,047 -118,6 63,3 -0,129 18,2 31,0 38,1 42,8 46,3
75 Hieronyma alchorneoides Euphorbiaceae 0,200 1,800 0,000 -0,150 -1,240 -0,277 0,250 2,840 0,277 -129,3 68,6 -0,134 44,4 57,2 64,3 69,1 72,5
76 Hieronyma antioquensis Euphorbiaceae 0,200 1,850 0,000 -0,394 -1,486 -0,506 0,494 3,186 0,506 -121,4 64,7 0,188 45,1 57,9 65,0 69,7 73,2
77 Hieronyma huilensis Euphorbiaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,335 -0,829 -0,392 0,235 2,529 0,292 -88,0 48,0 -0,203 59,0 71,8 78,9 83,7 87,1
78 Hieronyma macrocarpa Euphorbiaceae 0,100 1,850 -0,050 -1,390 -7,063 -1,659 1,290 8,763 1,559 -22,6 15,3 -0,291 59,0 71,8 78,9 83,7 87,1
79 Hieronyma oblonga Euphorbiaceae 0,100 1,950 -0,050 -1,533 -0,880 -1,563 1,433 2,780 1,463 -50,2 29,1 0,074 60,3 73,1 80,2 84,9 88,4
80 Hieronyma scabrida Euphorbiaceae 0,200 1,800 0,000 -0,219 -1,808 -0,361 0,319 3,408 0,361 -92,6 50,3 0,298 44,4 57,2 64,3 69,1 72,5
81 Hura crepitans Euphorbiaceae 0,050 1,950 -0,100 -2,437 -0,443 -2,470 2,237 2,343 2,270 -184,5 96,2 0,333 69,6 82,5 89,6 94,3 97,7
82 Ilex caliana Aquifoliaceae 0,100 1,800 -0,050 -0,514 -3,636 -0,668 0,414 5,236 0,568 -36,5 22,3 0,055 59,4 72,2 79,3 84,0 87,5
83 Ilex laurina Aquifoliaceae 0,200 1,500 0,000 -0,033 -0,379 -0,013 0,133 1,379 0,013 -65,1 36,6 -0,078 40,9 53,7 60,8 65,5 69,0
84 Ilex nervosa Aquifoliaceae 0,100 1,750 -0,050 -0,221 -2,885 -0,386 0,121 4,385 0,286 -56,7 32,4 0,044 58,7 71,5 78,6 83,3 86,8
85 Inga acreana Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
86 Inga alba Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
87 Inga cocleensis Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
88 Inga coruscans Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
89 Inga edulis Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
90 Inga fastuosa Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
91 Inga goldmanii Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
92 Inga heterophylla Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
93 Inga lopadadenia Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
94 Inga marginata Fabaceae 0,200 1,800 0,000 -0,395 -3,846 -0,625 0,495 5,446 0,625 -27,8 17,9 -0,062 45,5 58,4 65,5 70,2 73,6
95 Inga mortoniana Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
96 Inga peltadenia Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
97 Inga pruriens Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
98 Inga rubiginosa Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
99 Inga samanensis Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
100 Inga sapindoides Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
101 Inga sierrae Fabaceae 0,100 1,650 -0,050 -0,071 -1,702 -0,171 -0,029 3,002 0,071 -103,6 55,8 0,223 57,6 70,4 77,5 82,2 85,7
102 Inga stenoptera Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
103 Inga thibaudiana Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
104 Inga umbellifera Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
105 Inga venusta Fabaceae 0,100 1,750 -0,050 -0,242 -3,131 -0,413 0,142 4,631 0,313 -32,1 20,0 0,267 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
106 Inga villosissima Fabaceae 0,400 5,200 -0,100 -0,707 -8,679 -1,209 0,607 13,079 1,009 -163,5 93,7 0,427 59,0 71,8 78,9 83,6 87,1
107 Lacistema aggregatum Lacistemataceae 0,200 1,650 0,000 0,007 -0,626 -0,053 0,093 1,926 0,053 -73,0 40,5 0,093 42,1 54,9 62,0 66,7 70,1
108 Licania alba Chrysobalanaceae 0,100 1,700 -0,050 -0,112 -2,973 -0,295 0,012 4,373 0,195 -52,4 30,2 -0,458 62,6 75,4 82,5 87,2 90,7
109 Licania apetala Chrysobalanaceae 0,200 1,800 0,000 -0,290 -2,667 -0,471 0,390 4,267 0,471 -53,4 30,7 -0,183 48,4 61,3 68,4 73,1 76,5
36
N Especie familia a b c amin bmin cmin amax bmax cmax AIC Lik B.D AGB1 AGB2 AGB3 AGB4 AGB5
110 Licania incana Chrysobalanaceae 0,200 1,900 0,000 -1,300 -2,855 -1,417 1,400 4,655 1,417 -137,2 72,6 -0,368 51,0 63,9 70,9 75,7 79,1
111 Lozania mutisiana Lacistemataceae 0,200 1,850 0,000 -0,659 -3,027 -0,822 0,759 4,727 0,822 -42,7 25,3 -0,005 45,1 58,0 65,0 69,8 73,2
112 Mabea chocoensis Euphorbiaceae 0,250 1,950 0,050 -4,928 -1,972 -5,032 5,128 3,872 5,132 -157,9 82,9 -0,686 45,5 58,3 65,4 70,1 73,6
113 Mabea occidentalis Euphorbiaceae 0,200 1,850 0,000 -0,673 -3,022 -0,830 0,773 4,722 0,830 -38,3 23,2 0,173 47,1 59,9 67,0 71,7 75,2
114 Macrolobium colombianum Fabaceae 0,100 1,900 -0,050 -1,560 -3,640 -1,670 1,460 5,440 1,570 -21,6 14,8 0,052 61,3 74,2 81,3 86,0 89,4
115 Macrolobium costaricense Fabaceae 0,200 1,750 0,000 -0,054 -1,261 -0,190 0,154 2,761 0,190 -115,4 61,7 -0,034 45,4 58,2 65,3 70,0 73,5
116 Macrolobium gracile Fabaceae 0,200 1,750 0,000 -0,025 -1,084 -0,163 0,125 2,584 0,163 -64,5 36,2 -0,116 45,4 58,2 65,3 70,0 73,4
117 Margaritaria nobilis Euphorbiaceae 0,200 1,950 0,000 -5,793 -5,829 -5,904 5,893 7,729 5,904 -73,3 40,7 0,040 48,2 61,0 68,1 72,8 76,3
118 Marila geminata Clusiaceae 0,200 1,550 0,000 -0,123 -1,652 -0,042 0,223 2,752 0,042 -9,5 8,7 0,023 43,2 56,0 63,1 67,8 71,3
119 Marila laxiflora Clusiaceae 0,100 1,800 -0,050 -0,261 -1,385 -0,345 0,161 2,985 0,245 -74,4 41,2 0,091 61,0 73,8 80,9 85,6 89,0
120 Marila podantha Clusiaceae 0,200 1,850 0,000 -0,754 -3,467 -0,924 0,854 5,167 0,924 -50,9 29,5 -0,132 47,6 60,5 67,5 72,3 75,7
121 Matisia bullata Malvaceae 0,100 1,700 -0,050 -0,102 -1,552 -0,206 0,002 2,952 0,106 -106,1 57,0 -0,716 56,4 69,2 76,3 81,0 84,5
122 Matudaea colombiana Hamamelidaceae 0,100 0,700 -0,050 -0,651 -6,773 -0,058 0,551 6,173 -0,042 -87,0 47,5 0,121 37,8 50,7 57,7 62,5 65,9
123 Meriania nobilis Melastomataceae 0,100 1,300 -0,050 -0,275 -3,140 -0,086 0,175 3,740 -0,014 -137,2 72,6 0,162 50,2 63,0 70,1 74,8 78,3
124 Miconia caudata Melastomataceae 0,200 0,750 -0,050 -0,593 -7,429 -0,061 0,693 6,929 -0,039 -101,6 54,8 0,195 22,8 35,7 42,7 47,5 50,9
125 Miconia elata Melastomataceae 0,250 1,950 0,050 -17,299 -9,061 -17,513 17,499 10,961 17,613 -56,9 32,4 0,109 42,7 55,6 62,6 67,4 70,8
126 Miconia gleasoniana Melastomataceae 0,200 1,600 0,000 -0,081 -1,572 -0,061 0,181 2,772 0,061 -19,3 13,7 0,256 43,4 56,2 63,3 68,1 71,5
127 Miconia jahnii Melastomataceae 0,250 1,950 0,050 -9,949 -4,927 -10,116 10,149 6,827 10,216 -43,0 25,5 0,292 45,5 58,3 65,4 70,1 73,6
128 Miconia lehmannii Melastomataceae 0,100 1,700 -0,050 -0,132 -3,492 -0,335 0,032 4,892 0,235 -35,7 21,8 0,189 58,9 71,8 78,9 83,6 87,0
129 Miconia plena Melastomataceae 0,100 1,900 -0,050 -0,424 -0,232 -0,453 0,324 2,032 0,353 -130,7 69,3 0,039 61,6 74,4 81,5 86,2 89,7
130 Miconia reducens Melastomataceae 0,200 1,800 0,000 -0,189 -1,445 -0,315 0,289 3,045 0,315 -207,5 107,7 0,094 46,4 59,2 66,3 71,0 74,5
131 Miconia theaezans Melastomataceae 0,200 1,900 0,000 -1,785 -4,141 -1,919 1,885 5,941 1,919 -116,4 62,2 0,199 47,7 60,6 67,6 72,4 75,8
132 Nectandra laurel Lauraceae 0,200 1,800 0,000 -0,149 -1,114 -0,266 0,249 2,714 0,266 -159,9 83,9 0,123 45,6 58,4 65,5 70,2 73,7
133 Ocotea aciphylla Lauraceae 0,100 1,200 -0,050 -1,031 -13,162 -0,144 0,931 13,562 0,044 -51,4 29,7 -0,004 48,7 61,5 68,6 73,3 76,8
134 Ocotea cissiflora Lauraceae 0,200 1,750 0,000 -0,059 -2,259 -0,260 0,159 3,759 0,260 -21,2 14,6 -0,310 44,0 56,9 63,9 68,7 72,1
135 Ocotea sericea Lauraceae 0,100 1,850 -0,050 -0,435 -1,384 -0,507 0,335 3,084 0,407 -78,1 43,1 0,161 59,3 72,2 79,3 84,0 87,4
136 Ocotea smithiana Lauraceae 0,200 1,850 0,000 -0,297 -0,996 -0,397 0,397 2,696 0,397 -245,5 126,8 -0,031 45,4 58,3 65,3 70,1 73,5
137 Oreopanax floribundus Araliaceae 0,250 1,950 0,050 -2,797 -0,729 -2,877 2,997 2,629 2,977 -643,9 325,9 0,079 43,7 56,6 63,7 68,4 71,8
138 Oxandra panamensis Annonaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,239 0,331 -0,253 0,139 1,469 0,153 -689,1 348,6 -0,086 63,2 76,1 83,1 87,9 91,3
139 Oxandra venezuelana Annonaceae 0,100 1,750 -0,050 -0,124 -0,672 -0,185 0,024 2,172 0,085 -244,7 126,3 0,105 61,3 74,1 81,2 85,9 89,4
140 Pachira aquatica Malvaceae 0,200 1,900 0,000 -2,902 -7,311 -3,099 3,002 9,111 3,099 -46,7 27,4 -0,225 42,8 55,6 62,7 67,4 70,9
141 Parinari pachyphylla Chrysobalanaceae 0,100 1,500 -0,050 -0,146 -2,795 -0,141 0,046 3,795 0,041 -296,9 152,5 0,244 57,0 69,9 77,0 81,7 85,1
142 Pausandra martinii Euphorbiaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,243 -0,258 -0,278 0,143 1,958 0,178 -221,8 114,9 -0,728 60,5 73,3 80,4 85,1 88,6
143 Persea caerulea Lauraceae 0,100 1,800 -0,050 -0,368 -2,574 -0,500 0,268 4,174 0,400 -28,7 18,3 -0,315 56,5 69,3 76,4 81,1 84,6
144 Persea rigens Lauraceae 0,200 1,750 0,000 -0,064 -2,323 -0,270 0,164 3,823 0,270 -40,9 24,5 -0,146 43,7 56,6 63,7 68,4 71,8
145 Protium altsonii Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
146 Protium apiculatum Burseraceae 0,100 1,900 -0,050 -0,621 -0,856 -0,668 0,521 2,656 0,568 -72,5 40,2 -0,130 60,9 73,7 80,8 85,5 89,0
147 Protium aracouchini Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
37
N Especie familia a b c amin bmin cmin amax bmax cmax AIC Lik B.D AGB1 AGB2 AGB3 AGB4 AGB5
148 Protium cranipyrenum Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
149 Protium cundinamarcense Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
150 Protium divaricatum Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
151 Protium gallosum Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
152 Protium hebetatum Burseraceae 0,100 0,850 -0,050 -0,498 -5,256 -0,061 0,398 4,956 -0,039 -97,8 52,9 -0,076 41,7 54,5 61,6 66,3 69,7
153 Protium krukoffii Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
154 Protium nodulosum Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
155 Protium paniculatum Burseraceae 0,200 1,000 -0,050 -0,674 -9,025 -0,083 0,774 9,025 -0,017 -55,3 31,6 -0,021 27,4 40,2 47,3 52,0 55,4
156 Protium polybotryum Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
157 Protium rubrum Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
158 Protium sagotianum Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
159 Protium tovarense Burseraceae 0,120 1,410 -0,050 -0,426 -3,441 -0,215 0,366 4,261 0,115 -287,6 147,8 -0,038 54,4 67,2 74,3 79,0 82,5
160 Pseudobombax septenatum Malvaceae 0,100 1,500 -0,050 -0,217 -4,608 -0,185 0,117 5,608 0,085 -88,0 48,0 0,501 45,2 58,0 65,1 69,8 73,3
161 Pseudomonotes tropenbosii Dipterocarpaceae 0,050 1,950 -0,100 -2,736 -0,632 -2,777 2,536 2,532 2,577 -99,6 53,8 -0,278 74,9 87,7 94,8 99,5 103,0
162 Quercus humboldtii Fagaceae 0,200 1,950 0,000 -9,354 -9,952 -9,501 9,454 11,852 9,501 -58,5 33,3 -0,018 49,6 62,5 69,5 74,3 77,7
163 Rhodostemonodaphne kunthiana Lauraceae 0,100 1,900 -0,050 -0,395 -0,140 -0,421 0,295 1,940 0,321 -177,4 92,7 -0,046 57,1 69,9 77,0 81,8 85,2
164 Sapium stylare Euphorbiaceae 0,100 1,900 -0,050 -1,008 -2,002 -1,080 0,908 3,802 0,980 -22,0 15,0 -0,027 57,6 70,4 77,5 82,2 85,7
165 Saurauia brachybotrys Actinidiaceae 0,200 1,850 0,000 -0,946 -4,433 -1,138 1,046 6,133 1,138 -44,9 26,5 0,073 42,7 55,5 62,6 67,3 70,8
166 Saurauia chiliantha Actinidiaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,440 -1,405 -0,513 0,340 3,105 0,413 -76,7 42,3 0,109 56,6 69,4 76,5 81,2 84,7
167 Saurauia laevigata Actinidiaceae 0,100 1,400 -0,050 -0,306 -4,049 -0,118 0,206 4,849 0,018 -76,7 42,3 0,065 49,9 62,7 69,8 74,6 78,0
168 Schefflera bejucosa Araliaceae 0,100 1,400 -0,050 -0,364 -5,363 -0,141 0,264 6,163 0,041 -56,0 32,0 0,226 50,6 63,4 70,5 75,2 78,7
169 Schefflera multiflora Araliaceae 0,200 1,750 0,000 -0,054 -1,629 -0,216 0,154 3,129 0,216 -65,2 36,6 0,127 42,0 54,8 61,9 66,6 70,0
170 Schefflera trianae Araliaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,415 -1,224 -0,480 0,315 2,924 0,380 -112,4 60,2 0,220 57,3 70,1 77,2 81,9 85,3
171 Scleronema micranthum Malvaceae 0,100 1,900 -0,050 -1,118 -2,360 -1,203 1,018 4,160 1,103 -20,9 14,5 -0,200 61,5 74,3 81,4 86,1 89,6
172 Sloanea brevispina Elaeocarpaceae 0,200 1,750 0,000 -0,057 -1,569 -0,213 0,157 3,069 0,213 -74,0 41,0 -0,001 45,8 58,6 65,7 70,4 73,9
173 Sloanea zuliaensis Elaeocarpaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,994 -1,980 -1,069 0,894 3,780 0,969 -33,5 20,8 -0,391 62,0 74,9 82,0 86,7 90,1
174 Spondias mombin Anacardiaceae 0,100 1,800 -0,050 -0,390 -2,857 -0,535 0,290 4,457 0,435 -23,3 15,7 0,096 55,7 68,5 75,6 80,3 83,8
175 Spondias radlkoferi Anacardiaceae 0,200 1,900 0,000 -1,441 -3,201 -1,560 1,541 5,001 1,560 -119,2 63,6 0,299 44,1 56,9 64,0 68,7 72,2
176 Sterculia aerisperma Malvaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,423 -0,219 -0,450 0,323 2,019 0,350 -197,5 102,8 -0,639 61,6 74,5 81,5 86,3 89,7
177 Swartzia amplifolia Fabaceae 0,200 1,850 0,000 -1,680 -8,058 -1,953 1,780 9,758 1,953 -40,5 24,3 -0,345 50,2 63,0 70,1 74,8 78,3
178 Swartzia brachyrachis Fabaceae 0,150 1,850 -0,025 -1,126 -5,091 -1,308 1,126 6,791 1,258 -33,9 21,0 -0,243 57,1 69,9 77,0 81,8 85,2
179 Swartzia cardiosperma Fabaceae 0,150 1,850 -0,025 -1,126 -5,091 -1,308 1,126 6,791 1,258 -33,9 21,0 -0,243 57,1 69,9 77,0 81,8 85,2
180 Swartzia laevicarpa Fabaceae 0,150 1,850 -0,025 -1,126 -5,091 -1,308 1,126 6,791 1,258 -33,9 21,0 -0,243 57,1 69,9 77,0 81,8 85,2
181 Swartzia lamellata Fabaceae 0,150 1,850 -0,025 -1,126 -5,091 -1,308 1,126 6,791 1,258 -33,9 21,0 -0,243 57,1 69,9 77,0 81,8 85,2
182 Swartzia parvifolia Fabaceae 0,150 1,850 -0,025 -1,126 -5,091 -1,308 1,126 6,791 1,258 -33,9 21,0 -0,243 57,1 69,9 77,0 81,8 85,2
183 Swartzia polyphylla Fabaceae 0,150 1,850 -0,025 -1,126 -5,091 -1,308 1,126 6,791 1,258 -33,9 21,0 -0,243 57,1 69,9 77,0 81,8 85,2
184 Swartzia racemosa Fabaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,571 -2,123 -0,664 0,471 3,823 0,564 -27,3 17,7 -0,140 64,1 76,9 84,0 88,7 92,2
38
N Especie familia a b c amin bmin cmin amax bmax cmax AIC Lik B.D AGB1 AGB2 AGB3 AGB4 AGB5
185 Symphonia globulifera Clusiaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,509 -1,721 -0,587 0,409 3,421 0,487 -43,5 25,8 0,336 60,7 73,5 80,6 85,3 88,7
186 Tapirira guianensis Anacardiaceae 0,100 1,900 -0,050 -0,662 -0,950 -0,708 0,562 2,750 0,608 -72,4 40,2 0,173 58,4 71,3 78,3 83,1 86,5
187 Tibouchina lepidota Melastomataceae 0,300 1,950 0,100 -7,363 -1,999 -7,507 7,663 3,899 7,707 -53,7 30,9 0,169 43,7 56,5 63,6 68,3 71,8
188 Tournefortia fuliginosa Boraginaceae 0,200 1,750 0,000 -0,039 -1,411 -0,193 0,139 2,911 0,193 -60,5 34,2 0,024 42,9 55,7 62,8 67,5 71,0
189 Tovomita weddelliana Clusiaceae 0,200 1,900 0,000 -1,829 -4,338 -1,973 1,929 6,138 1,973 -51,9 29,9 0,042 48,7 61,5 68,6 73,3 76,7
190 Vantanea peruviana Humiriaceae 0,100 1,450 -0,050 -0,285 -4,468 -0,147 0,185 5,368 0,047 -54,4 31,2 -0,058 58,1 71,0 78,0 82,8 86,2
191 Viburnum anabaptista Adoxaceae 0,050 1,950 -0,100 -4,229 -1,534 -4,295 4,029 3,434 4,095 -46,5 27,2 0,034 75,0 87,8 94,9 99,6 103,1
192 Viburnum pichinchense Adoxaceae 0,250 1,950 0,050 -6,139 -2,684 -6,258 6,339 4,584 6,358 -90,7 49,3 0,088 45,7 58,5 65,6 70,3 73,8
193 Vismia baccifera Hypericaceae 0,100 1,350 -0,050 -0,462 -6,353 -0,134 0,362 7,053 0,034 -47,2 27,6 -0,056 49,8 62,6 69,7 74,4 77,9
194 Vismia guianensis Hypericaceae 0,100 1,600 -0,050 -0,455 -3,908 -0,329 0,355 5,108 0,229 -50,0 29,0 -0,034 54,2 67,1 74,1 78,9 82,3
195 Vismia laevis Hypericaceae 0,100 1,600 -0,050 -0,455 -3,908 -0,329 0,355 5,108 0,229 -50,0 29,0 -0,034 54,2 67,1 74,1 78,9 82,3
196 Vismia macrophylla Hypericaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,449 -1,464 -0,524 0,349 3,164 0,424 -52,9 30,4 -0,011 58,7 71,5 78,6 83,3 86,8
197 Weinmannia balbisiana Cunoniaceae 0,200 0,700 -0,050 -0,849 -9,971 -0,062 0,949 9,371 -0,038 -83,6 45,8 0,170 21,4 34,2 41,3 46,0 49,5
198 Weinmannia multijuga Cunoniaceae 0,200 1,750 0,000 -0,041 -1,067 -0,170 0,141 2,567 0,170 -103,2 55,6 0,218 45,9 58,7 65,8 70,5 74,0
199 Weinmannia pubescens Cunoniaceae 0,100 1,850 -0,050 -0,850 -3,856 -1,007 0,750 5,556 0,907 -23,3 15,7 0,119 61,2 74,0 81,1 85,8 89,3
200 Zygia latifolia Fabaceae 0,100 1,800 -0,050 -0,311 -1,910 -0,415 0,211 3,510 0,315 -41,4 24,7 -0,021 62,2 75,1 82,1 86,9 90,3
39
I. FICHAS
40
INFORMACION CONTENIDA EN LAS FICHAS
Cada ficha tiene información sobres rasgos funcionales como densidad de la madera (cm3 g-1) (Zanne et al., 2009), sistema
de dispersión (Correa et al. 2013), zona de vida y la región biogeográfica donde fue observada. Adicionalmente en el mapa
se incluye información sobre su área de ocupación (AOO en km2), la cual fue calculada con los registros referenciados
tomados de GBIF (www.gbif.es/). Por último se presenta la curva de acumulación de Biomasa con respecto al tiempo, de
acuerdo con los modelos presentados en la Tabla 1. En la Tabla 2, se presentan la explicación de los códigos que aparecen
en las fichas.
En las curvas de acumulación de biomasa se presenta de manera general la productividad promedio de un individuo de cada
especie a los 10, 20, 30,40 y 50 años después de la siembra, como un indicador. Para tener el datos exacto de la biomasa de
cada especie, se debe usar las ecuaciones presentadas en la tabla 1 y reemplazar los coeficientes a, b y c
= ^ −
41
Dónde:
t = tiempo al que se quiere conocer la biomasa que puede acumular la especies, en años.
B = Biomasa que alcanza la especie en el tiempo seleccionado
a, b y c = los coeficientes de los modelos presentados en la Tabla 1.
42
FICHAS QUE FALTAN PORQUE NO TIENE REGISTRO GEOREFERENCIADOS EN GBIF. LOS REGISTROS SE DEBEN CONSTRUIR
MANUALMENTE.
1. Alchornea verticilata
2. Eschweilera neei
3. Guatteria chocoensis
4. Inga mortoniana
5. Licania alba
6. Macrolobium costarricense
7. Marila geminata
8. Marila laxiflora
9. Marila podantha
10. Matisia bullata
11. Ocotea cissiflora
12. Protium cundinamarcense
13. Protium hebetatum
14. Protium krukoffii
15. Sapium stylare
16. Saurauia laevigata
17. Schefflera multiflora
18. Schefflera trianae
19. Scleronema micranthum
20. Sterculia aerisperma
21. Swartzia lamellata
22. Swartzia racemosa
23. Weinmannia multijuga
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
113
114
115
116
117
118
119
120
121
122
123
124
125
126
127
128
129
130
131
132