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Atributos de La Personalidad

El documento habla sobre el concepto y formación del nombre, figuras afines como el seudónimo y nombre comercial, la atribución originaria del nombre en el registro civil, la mutación del nombre y su naturaleza como un derecho de la personalidad.
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El documento habla sobre el concepto y formación del nombre, figuras afines como el seudónimo y nombre comercial, la atribución originaria del nombre en el registro civil, la mutación del nombre y su naturaleza como un derecho de la personalidad.
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Nombre.

a) Concepto y formación del nombre

Podemos definir el nombre como el conjunto de palabras que se utilizan para individualizar y
distinguir una persona de las otras en la vida familiar y social.

El nombre se forma mediante unas palabras libremente elegidas por quien lo atribuye y otras que
vienen ya determinadas por el nombre de sus padres. A las primeras se denomina "nombre
propio" o "nombre de pila", mientras que a las segundas se les designa como "apellidos" o
"nombre patronímico".

Hay tradiciones diversas sobre el número y el orden de los apellidos. En los países anglosajones se
suele utilizar un solo apellido, normalmente el del padre. En otros se utilizan los primeros apellidos
del padre y de la madre, pero el orden no siempre es el mismo. En algunos ordenamientos, se
coloca primero el apellido materno (Portugal, Brasil), mientras que en otros el orden parte por el
apellido del padre. Esta última, como veremos, es la opción que se impone en el ordenamiento
chileno, que proviene de la costumbre hispánica.

En el último tiempo, la preocupación por la igualdad de hombres y mujeres ha llevado a proponer


que no exista una regla fija, y que sean los padres los que elijan el orden de los apellidos del niño.
Pero esto puede traer serias consecuencias para la función social que desempeña el nombre, en
cuanto a la identificación de la persona dentro de su familia y en la sociedad.

b) Figuras afines al nombre

Existen figuras afines al nombre que tienen cierta relevancia desde el punto de vista jurídico: el
seudónimo, el nombre comercial, el apodo y el nombre hipocorístico.

El seudónimo es un nombre diferente del legal que la persona adopta, ya sea para mantener
oculta su identidad o para indicar que está actuando en algún ámbito especial de su actividad que
no quiere que se confunda con otros. El patriota Camilo Henríquez, por ejemplo, escribía bajo el
seudónimo de Quirino Lemáchez, para ocultar su verdadera identidad. Neftalí Reyes usaba el
seudónimo de Pablo Neruda para indicar su condición de poeta.

La ley Nº 17.336 de Propiedad Intelectual permite asociar una obra al seudónimo de su autor (arts.
5.e, 8 y 14). El art. 20 de la ley Nº 19.039, de 1991, sobre Propiedad Industrial, permite que, con el
consentimiento del interesado, se inscriba como marca su seudónimo.

El nombre comercial es aquel que una persona, natural o jurídica, utiliza para ser conocida en el
desarrollo de actividades empresariales o de comercio. En las sociedades se llama "razón social".
Una especie de esta clase de denominación, es el nombre artístico que utilizan cantantes para una
mejor difusión de su música y de su figura (gran parte de los cantantes utilizan el seudónimo o el
llamado nombre artístico (por ejemplo, Mon Laferte es el nombre artístico de la cantante chilena
Monserrat Bustamante Laferte y Bruno Mars es el del cantante estadounidense Peter Gene
Hernández).

Los nombres artísticos, de fantasía o publicidad pueden ser registrados como marcas y gozan de la
protección de la ley Nº 19.039, de 1991, de propiedad industrial.
El apodo o sobrenombre es la denominación que se da a una persona que ya tiene nombre y para
distinguirla por algún defecto corporal u otra característica suya. Finalmente, tenemos el nombre
hipocorístico que es el diminutivo o forma abreviada, y a veces infantil, que se usa para designar a
una persona de un modo coloquial, cariñoso y familiar. Por ejemplo, a los José se les suele decir
"Pepe", a los Franciscos, "Pancho", a las Dolores, "Lola" y a las Rosario, "Charo". No tienen
relevancia jurídica.

c) Atribución originaria del nombre

El nombre de una persona, ordinariamente un recién nacido, se atribuye en el momento en que se


procede a la inscripción de nacimiento en el Registro.

El nombre de pila es elegido por la persona que requiere la inscripción. La libertad de elección de
este nombre está limitada, ya que no se admiten nombres extravagantes, ridículos, impropios de
personas, equívocos respecto al sexo o contrarios al buen lenguaje. En estos casos, el Oficial del
Registro Civil puede oponerse y pedir al requirente que cambie el nombre propuesto. Si hay
discrepancia, el interesado puede recurrir al juez (art. 31.4º LRC).

La determinación de los apellidos está regulada por el Reglamento de la Ley de Registro Civil. Si el
niño que se inscribe es hijo matrimonial lleva primero el apellido del padre y a continuación el de
la madre (art. 126.2 RRC). Si es hijo no matrimonial, lleva el apellido del padre o madre del cual
constare la maternidad o paternidad, y si consta respecto de ambos, se sigue la regla anterior, es
decir, primero el paterno y enseguida el materno (art. 126 RRC). Si es un niño de filiación no
determinada, el apellido o los apellidos los designa libremente el requirente (art. 31.3º LRC).

La imposición de un apellido al menor que se inscribe no implica una atribución de paternidad o


maternidad, sino mera coincidencia de apellidos. Por eso, una madre soltera puede inscribir a su
hijo con dos apellidos y ponerle el apellido de quien, según ella, es el padre, pero eso no significará
determinación de paternidad. Pero si es el mismo padre quien pide que se deje constancia de su
nombre al momento de la inscripción de nacimiento, se produce un reconocimiento tácito de
paternidad (art. 188 CC).

e) Mutación del nombre

La regla general es la inmutabilidad del nombre, pero existen excepciones en las que un nombre,
en alguno o todos sus elementos, puede ser modificado, ya sea por cambios en la filiación o por
propia solicitud del interesado.

No existe en nuestra legislación el reemplazo del apellido de soltera de la mujer por el del marido,
como se da en los países de tradición anglosajona. En Chile, la mujer que se casa mantiene sus dos
apellidos originales. La práctica que a veces se observa, aunque cada vez menos, de que la mujer
agregue al de ella el de su marido (por ejemplo, Norma Contreras de Monarde), es un uso que no
tiene sustento legal.

Hay dos cambios de nombre:

1) Cambio por vía consecuencial: cuando es efecto del cambio de una situación jurídica por
sentencia judicial, como cuando se reconoce la filiación.
Cuando se establece la paternidad o maternidad de alguien, podrá pedirse que se rectifique la
inscripción de nacimiento para imponer los apellidos del padre y de la madre que han sido
determinados. Lo mismo en el reconocimiento posterior de un hijo no matrimonial, siempre que lo
requiera éste o su representante legal. En los supuestos de adopción, el o los adoptantes
determinarán el nuevo nombre del adoptado al momento de practicar la nueva inscripción de
nacimiento a que da lugar la adopción, y si es adoptado por un matrimonio deberá llevar el
apellido del padre y de la madre.

2. Cambio por vía directa: tiene exclusivamente el fin de cambiar el nombre.

También puede pedirse el cambio de nombre haciendo uso del derecho concedido por la ley
Nº 17.344, de 1970. Este cuerpo legal autoriza el cambio de nombres y apellidos, por una sola vez,
por resolución judicial, cuando se acredite alguna de las siguientes causales: a) si el nombre o
apellidos son ridículos, risibles o menoscaban moral o materialmente a la persona; b) cuando el
solicitante haya sido conocido durante más de 5 años, por motivos plausibles, con nombres o
apellidos diferentes de los propios; c) en caso de filiación no matrimonial o de filiación no
determinada, para agregar un apellido cuando la persona hubiere sido inscrita con uno solo o para
cambiar uno de los que se le hubieren impuesto, cuando fueren iguales; d) en el caso de personas
con nombres o apellidos que no son de origen español para traducirlos al castellano o para
cambiarlos si son de pronunciación o escritura manifiestamente difícil en un medio de habla
castellana como es nuestro país.

El cambio, afecta a los descendientes sujetos a patria potestad y a los demás descendientes que
consientan en ello.

f) Naturaleza del nombre

Como ya hemos visto, el nombre, además de un atributo de la personalidad, es también un


derecho de la personalidad, que está consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (art. 24.2) y en la Convención de los Derechos del Niño (art. 7.1). Por cierto, el derecho al
nombre incluye también el derecho de usarlo y de que la ley lo proteja de perturbación indebidas.
La ley Nº 17.344, de 1979, dispone que toda persona tiene derecho a usar los nombres y apellidos
con que haya sido individualizada en la inscripción de nacimiento (art. 1º).

La relación jurídica entre una persona y el nombre que le ha sido impuesto ha suscitado diversas
opiniones: para algunos, existe un derecho de propiedad, para otros es una institución de policía
civil necesaria para ordenar la sociedad, finalmente hay quienes se conforman con afirmar que es
un derecho de la personalidad. Entendemos que hay que distinguir el nombre, el derecho a tener
un nombre y el derecho sobre el nombre asignado. El nombre es un bien intelectual (un conjunto
de palabras ordenadas de determinada manera) que tiene naturaleza incomerciable y
extrapatrimonial. El derecho al nombre es claramente un derecho de la personalidad que se
ejercerá en casos de ausencia o negativa a asignar un nombre a una persona (generalmente un
niño). Finalmente, el derecho sobre el nombre es un derecho sobre una cosa intelectual que
también forma parte, del derecho de la personalidad y que tiene su tutela través de la ley.

El derecho sobre el nombre es indivisible, irrenunciable, inalienable e imprescriptible. Es


imprescriptible en dos sentidos: no se extingue por el no ejercicio y no puede adquirirse por el uso
en un determinado lapso de tiempo. Sin embargo, hemos de advertir que la ley Nº 17.344 da
derecho a pedir al juez el cambio del nombre cuando el solicitante haya sido conocido durante
más de cinco años con un determinado nombre distinto del que le correspondía, lo que resulta
semejante a una prescripción adquisitiva.

g) Tutela jurídica del nombre

Existen diversas disposiciones que otorgan protección al nombre de una persona. El art. 548-3, inc.
2º, del Código Civil dispone que el nombre de una persona jurídica no puede coincidir o tener
similitud susceptible de provocar confusión con el nombre de una persona natural, salvo con el
consentimiento expreso del interesado o sus sucesores. No es necesario este consentimiento si
han transcurrido veinte años desde su muerte.

La ley Nº 19.039, de 1991, de propiedad industrial, establece que no puede registrarse como
marca el nombre o el seudónimo de una persona natural, salvo con su consentimiento o el de sus
herederos. Respecto de personajes históricos sólo se permite transcurridos 50 años desde su
muerte, siempre que no afecte su honor (art. 20.c).

Por su parte, el Código Penal sanciona como delito la usurpación del nombre de otro (art. 214 CP).
Domicilio.

2. La sede física de la persona: el domicilio

a) Posibles relaciones de una persona con un lugar

Toda persona tiene un lugar en donde se encuentra, ya sea en forma transitoria o de manera
permanente. Según la intensidad de la relación, jurídicamente se distinguen la habitación, la
residencia y el domicilio.

La habitación, también llamada morada, es el lugar donde la persona se encuentra en un momento


preciso, tenga o no la intención de permanecer en ella. Como lo ordinario es que una persona tenga
que dormir al menos en una determinada localidad, se suele decir que la habitación es el lugar
donde ella pernocta o aloja por la noche para descansar.

Si la persona tiene la intención de mantenerse de manera habitual en el lugar de la habitación


entonces ella pasa a constituir lo que se denomina residencia. Podría así señalarse,
esquemáticamente, que la residencia es la habitación acompañada de habitualidad.

Ahora bien, si además de habitualidad la persona tiene el ánimo o intención de permanecer


indefinidamente en ese lugar, la residencia se convierte en domicilio.

Lo normal será que una persona tenga el mismo lugar como domicilio, residencia y habitación. Pero
en ocasiones es posible distinguirlos: por ejemplo, una persona que tiene su familia y su trabajo
habitual en Curicó, debe trasladarse por seis meses a Puerto Varas para efectuar un trabajo, y un fin
de semana va de paseo a Bariloche. Podríamos decir que esta persona tiene domicilio en Curicó,
residencia en Puerto Varas y su habitación o morada en Bariloche en el fin de semana que pasó en
esta última ciudad.

b) Concepto de domicilio e importancia de su determinación

El Código Civil define el domicilio como "la residencia, acompañada, real o presuntivamente, del
ánimo de permanecer en ella" (art. 59.1 CC).

Se parte, entonces, del concepto de residencia que, como hemos dicho, es el lugar en donde una
persona mora habitualmente, pero a ella se agrega un ánimo especial: el de permanencia. La
persona tiene la intención de mantenerse allí de manera indefinida o al menos por un largo tiempo.
Ahora bien, este ánimo de permanencia puede ser real o presunto. Será real cuando la misma
persona así lo ha declarado ante sus familiares y vecinos, y ello se prueba conforme a las reglas del
proceso donde se pretende acreditar el domicilio. Como esto podría ser discutido o difícil de
acreditar, la ley establece varias presunciones, algunas positivas y otras negativas, que indican que
existe o no dicho ánimo de permanencia.

Determinar el domicilio de una persona tiene importancia para efectos procesales y civiles. Para
efectos procesales es uno de los elementos que la ley considera para indicar cuál es al tribunal
competente para conocer un asunto voluntario o contencioso (cfr. art. 134 COT).
En materias civiles, debe apuntarse que la sucesión de una persona que fallece se abre en el lugar
de su último domicilio, y este determina la ley que la regirá (art. 955 CC). En caso de sucesión
testada, la apertura y publicación del testamento se deben hacer ante el juez del último domicilio
del testador (art. 1009 CC). El domicilio del deudor sirve para determinar el lugar del pago (art.
1588.2 CC)

c) Clases de domicilio

El domicilio puede ser clasificado desde distintos puntos de vista:

1º Según al territorio al que se extienda, se distingue entre domicilio político y domicilio civil.

Se habla de domicilio político para designar el lugar de asiento de una persona, pero tomando en
cuenta el territorio del Estado en general. Este domicilio, en su constitución y efectos, se rigen por
el Derecho Internacional. El Código Civil, sin embargo, señala que la persona que lo tiene respecto
del Estado de Chile "es o se hace miembro de la sociedad chilena, aunque conserve la calidad de
extranjero" (art. 60.1 CC). El D.L. Nº 1.094, de 1975, que establece normas sobre extranjeros en
Chile regula diversas situaciones que puede tener un extranjero en Chile: residente oficial, otros
residentes, residentes con permanencia definitiva, turistas. Nos parece que los que pueden
considerarse con domicilio político en Chile, son los extranjeros que gozan de permanencia
definitiva (art. 41). Sin embargo, la Constitución otorga el derecho de sufragio, en los casos que
señale la ley, a los extranjeros avecindados (residentes) en Chile por más de cinco años (art. 14
Const.).

Según este tipo de domicilio, las personas se dividen en domiciliadas y transeúntes (art. 58 CC). Son
transeúntes las personas que no tienen domicilio político en Chile: turistas, tripulantes de naves o
aeronaves de paso, residentes sin permanencia definitiva, etc.

2º Según las relaciones jurídicas a las que se aplica, se puede dividir el domicilio en general y
especial.

El domicilio es general si se refiere a la generalidad de las relaciones jurídicas que conciernen a una
persona. En cambio, es especial cuando rige para relaciones jurídicas específicas.

Así, el art. 70 del Código Civil contempla la posibilidad de que existan domicilios específicos en
relación con algunas circunscripciones territoriales, entre las que se menciona la parroquia
(determinada por el Derecho canónico), la municipalidad y la provincia. Podría añadirse, atendida la
actual división administrativa del país, la región. Este domicilio se determina por las leyes y
ordenanzas que constituyen derechos y obligaciones especiales para objetos particulares de
gobierno, policía y administración en las respectivas parroquias, comunidades, provincias, etc. y se
adquiere o pierde conforme a dichas leyes u ordenanzas. Al falta de disposiciones especiales, se
aplican supletoriamente las reglas del domicilio en general (art. 70 CC).

También es una forma de domicilio especial el domicilio que se conviene en un determinado


contrato porque en tal caso el domicilio convenido se aplicará para las relaciones jurídicas que
emanen de ese acto jurídico.

3º Según la fuente que lo determina, el domicilio suele clasificarse en legal, real y convencional.
El domicilio legal es aquel que impone la ley para determinadas personas y que se aplica aunque la
persona no tenga ubicación real en ese lugar (la ley dice “se entenderá domiciliada en…”). Es
convencional el que se fija de común acuerdo en un contrato. Es real, aquel domicilio que se
determina por las circunstancias de hecho y el ánimo que establece la definición.

d) Domicilio real

i) Elementos

El domicilio real es el que reúne los elementos que exige la definición legal de domicilio, esto es, la
residencia en una parte específica del territorio de la República (elemento fáctico o material), y el
ánimo, real o presuntivo, de permanecer en tal lugar (elemento intencional).

El ánimo puede ser de difícil prueba, por tratarse de un elemento interno de la persona. Por eso la
ley ha permitido que se determine por medio de presunciones, que pueden ser positivas: de los
hechos se deduce que la persona tiene en ese lugar el domicilio, o negativas: de los hechos se
concluye que ese lugar no es el domicilio de la persona.

Entendemos que estas presunciones son simplemente legales, es decir, que admiten prueba en
contrario.

ii) Presunciones positivas

Se presume como domicilio el lugar donde la persona está de asiento o donde ejerce habitualmente
su profesión u oficio (art. 62 CC); el lugar donde una persona ha abierto un establecimiento durable,
para administrarlo en persona: el Código ofrece ejemplos: tienda, botica (farmacia), fábrica, taller,
posada (hotel) y escuela (art. 64 CC), y el lugar donde debe ejercerse un cargo concejil (oficios que
corresponden a los vecinos) o empleo fijo de los que se confieren regularmente por largo tiempo
(art. 64 CC). El Código abre las posibilidades señalando que el domicilio puede presumirse también
"por otras circunstancias análogas" (art. 64 CC).

iii) Presunciones negativas

El Código Civil dispone, por el contrario, que no se presume ánimo ni se adquiere domicilio por el
solo hecho de habitar por algún tiempo casa propia o ajena en un lugar, si la persona tiene en otra
parte el hogar doméstico o aparece por otras circunstancias que la residencia es accidental (art. 63
CC).

Igualmente, establece que el domicilio no se muda por el hecho de residir el individuo largo tiempo
en otra parte, voluntaria o forzadamente, si conserva su familia y el asiento principal de sus negocios
en el domicilio anterior. Se pone como ejemplo el condenado a una pena que lo obligue a residir en
un punto del territorio o fuera de él, pero que conserva su familia y principal asiento de sus negocios
en su anterior domicilio (art. 65 CC). Debe advertirse que la terminología penal del Código no
coincide con la del actual Código Penal (arts. 33-36 CP).

iv) Pluralidad de domicilios reales

Apartándose del Código Civil francés, el nuestro acepta la pluralidad de domicilios, si se dan respecto
de varios lugares en el territorio de la República, los elementos que constituyen el domicilio civil.
Así se dispone que "cuando concurran en varias secciones territoriales, con respecto a un mismo
individuo, circunstancias constitutivas del domicilio civil, se entenderá que en todas ellas lo tiene"
(art. 66 CC).

Pero esta regla tiene una excepción: si se trata de cosas que dicen relación especial a una de dichas
secciones exclusivamente, "ella sola será para tales casos el domicilio civil del individuo" (art. 67 CC).

e) Domicilio legal

La ley atribuye un domicilio, con independencia de su situación real, a ciertas personas en razón de
su dependencia de otra u otras circunstancias.

1º Los sujetos a patria potestad, tutela o curaduría tienen como domicilio legal el del padre o madre
que ejerce la patria potestad o el del tutor o curador, según los casos (art. 72 CC). En caso de
pluralidad de personas que ejerzan la patria potestad o la guarda, se entenderá que la persona tiene
también distintos domicilios según las personas que ejercen la patria potestad o la guarda.

2º Los "criados o dependientes" de una persona que residan en la misma casa que ella, tienen como
domicilio legal el domicilio de esta última, salvo que se aplique la regla del número anterior (art. 73
CC). La denominación de "criados y dependientes" debe ser actualizada por la de "trabajadores de
casa particular" que se encuentran regulados en el Código del Trabajo (art. 146 CT).

3º Los obispos, curas y otros eclesiásticos obligados a una residencia determinada, tienen su
domicilio en ella (art. 66 CC). El Código hace aquí una remisión al ordenamiento jurídico canónico
que puede establecer residencias obligatorias a algunos eclesiásticos encargados de la orientación
pastoral de los fieles de una diócesis, parroquia u otra circunscripción territorial.

4º Para los que no tienen domicilio (o éste no puede probarse), la ley les atribuye como domicilio el
lugar de su residencia (art. 68 CC).

f) Domicilio convencional

Las partes de un contrato pueden establecer de común acuerdo un domicilio civil especial para los
actos judiciales o extrajudiciales a que diere lugar el mismo contrato (art. 69 CC). Este domicilio
suele pactarse en relación con la ciudad o comuna en general, y seguida de una atribución expresa
de competencia a los tribunales de dicho territorio para conocer de todas las incidencias que
resulten de la validez, interpretación, cumplimiento y terminación del respectivo contrato. También
puede fijarse para remitir avisos o notificaciones y hacer entregas o pagos.

Aunque el Código Civil sólo reconoce la posibilidad de fijar un domicilio en un contrato, no vemos
inconveniente en que se determine en una convención no contractual o incluso en un acto jurídico
unilateral.
Estado Civil

1. Concepto y caracteres del estado civil

El art. 304 del Código Civil define el estado civil como "la calidad de un individuo en cuanto le habilita
para ejercer ciertos derechos o contraer ciertas obligaciones civiles". Se critica esta definición por
cuanto parece confundirse con la capacidad.

La doctrina concuerda en que puede conceptualizarse el estado civil como la posición permanente
que la persona ocupa en la sociedad dependiendo de sus relaciones de familia. Normalmente se
tiene en cuenta el estado civil relativo al matrimonio y se habla de estados de casado, soltero,
divorciado o viudo. Pero las relaciones de familia son también las de filiación, de modo que existe
el estado civil de padre, madre o hijo. Como modalidad de este estado civil, y atendiendo a las
formas de determinación de la filiación, puede hablarse también de estado civil de hijo de filiación
matrimonial (si los padres están casados), hijo de filiación no matrimonial (si los padres no están
casados) e hijo de filiación no determinada.

Los principales caracteres del estado civil son los siguientes:

1º) Universal: Toda persona natural tiene estado civil. No lo tienen, en cambio, las personas
jurídicas.

2º) Único: No puede tenerse a la vez diversos estados civiles conforme a una misma relación de
familia. Por ejemplo, no se puede ser casado y soltero a la vez.

3º) Permanente: Su duración es indefinida y puede cambiar si se dan los hechos necesarios para
adquirir un nuevo estado civil, pero tendencialmente es permanente.

4º) Personalísimo e incomerciable: Es una cualidad que pertenece a la estructura esencial de la


persona, por lo que no está en el comercio humano. El estado civil no se puede enajenar ni transmitir
por causa de muerte. Tampoco se puede transigir sobre el estado civil (art. 2450 CC).

5º) Imprescriptible: El estado civil, siendo una cosa que no está en el comercio, no puede adquirirse
por prescripción (art. 2498 CC).

6º) De orden público e irrenunciable: El estado civil es una institución de orden público, que se
sustrae de la voluntad de los privados. Por lo mismo no puede ser renunciado (art. 12 CC).

La ley Nº 20.830, de 2015, creó una especie de estado civil que correspondería a los que celebran el
contrato de acuerdo de unión civil y que se nomina como estado de "conviviente civil" (art. 1º). Sin
embargo, es discutible que sea realmente un estado civil, porque no siempre el acuerdo de unión
civil es producto de una relación familiar y, además, se trata de una situación que no asegura
permanencia, ya que el acuerdo puede terminarse sin necesidad de un proceso judicial y por mera
voluntad de uno de los contrayentes. En ese caso, según la ley, el conviviente civil recobra el estado
civil que tenía al momento de celebrar el acuerdo, salvo que éste termine por el matrimonio de los
convivientes.

2. Fuentes y prueba
Se denominan fuentes del estado civil a los hechos o actos que pueden dar lugar a un estado civil.
Puede tratarse de hechos jurídicos, actos jurídicos y sentencias judiciales.

El nacimiento y la muerte son hechos que generan efectos jurídicos: el nacimiento produce el estado
civil de hijo cuando la filiación se determina por el hecho del parto (art. 183 CC) o la presunción de
paternidad del marido (art. 184 CC). El niño nacido, no siendo casado, tiene el estado civil de soltero.
La muerte de uno de los cónyuges produce el estado civil de viudo para el sobreviviente.

El estado civil puede tener también su fuente en un acto jurídico como el matrimonio, que da origen
al estado civil de casado (o el acuerdo de unión civil que da origen al especial estado de conviviente
civil), y el reconocimiento de un hijo, que da lugar al estado de padre o madre e hijo no matrimonial.

Finalmente, el estado civil puede originarse en una sentencia judicial. Así ocurre con el estado civil
de soltero que emana de la sentencia que declara la nulidad del matrimonio; el estado civil de padre,
madre o hijo que surge de la sentencia que determina la filiación o de la sentencia que declara la
adopción de un niño (art. 37 ley Nº 19.620, de 1999).

El estado civil produce efectos generales o erga omnes, de modo que interesa especialmente la
forma en que se acredita ante terceros o se prueba en juicio. El Código Civil regula esta materia en
el título XVII del libro I (arts. 304 a 320 CC), que examinaremos más adelante. Como sería demasiado
dificultoso acreditar judicialmente cada vez que sea necesario un determinado estado civil, la ley ha
organizado un registro público donde se inscriben los principales hechos y actos jurídicos que
constituyen o influyen en el estado civil de las personas. De esta forma, mediante una copia de la
inscripción o de un certificado que el funcionario encargado del registro realiza sobre los datos
incorporados en la inscripción, toda persona interesada puede proveerse de una prueba que, en
principio, acredita un estado civil.

- Prueba del estado civil.

No se aplican las reglas generales sobre prueba de las obligaciones, sino las reglas
establecidas por el Título XVII Libro I CC.

La prueba fundamental se efectúa por medio de los certificados o partidas del Registro Civil
(copias o certificados de las inscripciones), esencialmente de nacimiento, matrimonio y muerte.
Estas partidas no prueban directamente el estado civil sino sus hechos constitutivos.
Estos certificados son instrumentos públicos (Art. 24 Ley 4.808 sobre Registro Civil), los
cuales, de acuerdo al Art. 1700 CC, hacen plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su
fecha, pero no en cuanto a las declaraciones contenidas en ellos, sino sólo en contra de los
declarantes. La autenticidad del instrumento se refiere al hecho de haber sido otorgado y autorizado
por las personas y de la manera en que lo expresa el documento (Art. 17 CC).
Las partidas pueden rechazarse, aun cuando conste su autenticidad, probando que no son
la misma la persona a que se refiere el documento y aquella a quien se le pretende aplicar (Art. 307
CC).
En cuando a las partidas de matrimonio, atestiguan las declaraciones hechas pero no su
veracidad, pudiendo impugnarse probándose la falsedad de las mismas (Art. 308 CC), lo que
concuerda con el Art. 1700 CC, pero hay una diferencia: pueden impugnarla tanto los interesados
como los terceros sin limitación probatoria (en los instrumentos públicos en general, el declarante
necesita otra plena prueba para impugnar su declaración).
Hay medios supletorios de prueba del estado civil, los que no pueden usarse contra la
partida ni en vez de la partida si esta existe, sino sólo cuando falta.
La falta de partida puede suplirse (Art. 309 CC):
1. Por otros documentos auténticos (instrumentos públicos, o instrumentos privados
cuya autenticidad esté establecida).
2. Declaración de testigos que hayan presenciado los hechos constitutivos del estado
civil (testigos presenciales).
3. Posesión notoria del estado civil: “posesión” entendida en un sentido diverso de la
posesión en materia de bienes. La posesión aquí es un hecho social; no sirve para
adquirir un estado, sino para probarlo. Los hechos notorios (públicos) que la
constituyen consisten en el trato, nombre y fama que la persona ha tenido ante
terceros. Para probar el estado de matrimonio, debe haber durado a lo menos 10
años continuos (Art. 312 CC); para probar la filiación, 5 años (Art. 200 CC). La
posesión se prueba por un conjunto de testimonios fidedignos que la establezcan
de modo irrefragable.

- Sentencias en materia de estado civil.

Para que una sentencia tenga tal carácter, es necesario que el estado civil que establece no
sea una cuestión accesoria, sino la cuestión principal debatida. Para que produzcan efectos en la
materia es necesario (Art. 316 CC):
1. Que hayan pasado en autoridad de cosa juzgada.
2. Que se hayan pronunciado contra legítimo contradictor (determinado en el Art. 317 CC).
3. Que no haya habido colusión en el juicio.
Pese a ser declarativas, estas sentencias valen respecto de todos; tienen efectos absolutos
(Art. 315 CC).
La acción que se entabla se llama acción de reclamación de estado, y es imprescriptible (Art.
320 CC).

- El Registro Civil (Ley 4.808).

Las inscripciones de los nacimientos, matrimonios, defunciones y demás actos y contratos


relativos al estado civil se deben hacer en el Registro Civil, que tiene 3 libros:
1. Libro de nacimientos: en él se anotan los nacimientos, la repudiación, la emancipación, etc.
2. Libro de matrimonios: sólo los matrimonios.
3. Libro de defunciones: las defunciones y las sentencias de muerte presunta.
Además, deben subinscribirse las sentencias ejecutoriadas que dispongan la rectificación de
cualquier partida. Ej. En el registro de matrimonios se subinscriben los instrumentos y sentencias
que alteren el régimen de bienes.
Capacidad

a) Concepto

Se define la capacidad como la aptitud de la persona para adquirir derechos y contraer obligaciones,
así como para ejercer derechos y ejecutar obligaciones por sí misma y sin el ministerio de otra
persona.

En la misma definición, acuñada por la doctrina, ya que en el Código sólo hay elementos para
construirla (cfr. arts. 545, 1445.2 CC), se distingue la capacidad para adquirir derechos y la capacidad
para ejercerlos de manera independiente, que dará lugar a la clasificación entre capacidad de goce
y de ejercicio.

b) Capacidad de goce y capacidad de ejercicio

La capacidad de goce es la aptitud de la persona para adquirir derechos y para contraer obligaciones.

Son capaces de goce, es decir, tienen la posibilidad de ser titulares de derechos, todas las personas.
Por ejemplo, un niño recién nacido puede adquirir un derecho de herencia o una indemnización por
seguro de vida, aunque no tenga conciencia de ello, y puede también resultar obligado si debe pagar
impuestos por esas atribuciones patrimoniales. Lo que no tiene este niño es la capacidad de
ejercicio, puesto que ésta supone la aptitud para ejercer derechos y contraer obligaciones sin el
ministerio de otras personas, es decir, un representante legal. El Código define esta última en
términos obligacionales, diciendo que "La capacidad legal de una persona consiste en poderse
obligar por sí misma, y sin el ministerio o la autorización de otra" (art. 1445.2 CC).

La regla general en ambos tipos de capacidades es que toda persona es capaz (cfr. art. 1446 CC), de
manera que lo relevante desde el punto de vista jurídico es el estudio de las incapacidades que
constituyen una excepción a esa regla.

Las incapacidades pueden ser generales o especiales, según si se trate de la generalidad de las
relaciones jurídicas o sólo de una parte específica de ellas.

La incapacidad de goce general de una persona no es concebible ya que implicaría la ausencia de


personalidad. Por ejemplo, una asociación sin personalidad jurídica adolece de incapacidad de goce
para la generalidad de los derechos, pero es incapaz porque no es persona, y no viceversa. Es la
personalidad la que determina la capacidad general de goce.

En cambio, existen personas que pueden adolecer de una incapacidad de goce especial, relativa a
ciertos tipos de derechos. Así, por ejemplo, ciertos extranjeros no pueden adquirir el dominio de
inmuebles fronterizos. También hay personas que son incapaces o indignas para suceder por causa
de muerte (cfr. arts. 961 y ss. CC).

La incapacidad de ejercicio puede ser también general y especial. Es general cuando la persona no
puede ejercer la generalidad de sus derechos sin el ministerio de otro. Es especial cuando la ley ha
prohibido a ciertas personas la ejecución de ciertos actos jurídicos. El art. 1447 dispone que hay
incapacidades particulares "que consisten en la prohibición que la ley ha impuesto a ciertas
personas para ejecutar ciertos actos" (art. 1447.4 CC). Por ejemplo, es nulo el contrato de
compraventa entre cónyuges no separados judicialmente y entre padres e hijos sujetos a patria
potestad (art. 1796 CC).

La incapacidades de ejercicio generales se suelen conocer abreviadamente por incapacidades de


ejercicio sin calificativo.

a) Incapacidad absoluta y relativa

La incapacidad de ejercicio puede ser absoluta o relativa. La distinción radica en la mayor o menor
libertad del incapaz para administrar por sí mismo sus asuntos patrimoniales y en la mayor o menor
intervención del representante.

Los incapaces absolutos sólo pueden actuar por medio de su representante legal y nunca por sí
mismos. Si actúan por sí mismos, sus actos adolecen de nulidad absoluta, no generan obligaciones
(ni aun obligaciones naturales) y no pueden ser caucionados (que un tercero garantice el
cumplimiento de la obligación del incapaz) (art. 1447.2 CC).

Los incapaces absolutos son:

1º) Los dementes;

2º) Los impúberes;

3º) Los sordos o sordomudos que no pueden dar a entenderse claramente (art. 1447.1 CC).

A diferencia de los incapaces absolutos, los incapaces relativos tienen cierta independencia. Pueden
actuar legalmente ya sea representados o por sí mismos y con la autorización del representante
legal. Además, en algunas ocasiones pueden administrar incluso por sí mismos un peculio o
patrimonio separado. Por eso, el art. 1447 del Código Civil dice que "sus actos pueden tener valor
en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos, determinados por las leyes".

Los incapaces relativos son:

1º) Los menores adultos;

2º) Los disipadores que se hallen en interdicción de administrar lo suyo (art. 1447.3 CC).

Nótese que los disipadores sólo pasan a ser incapaces una vez declarada su interdicción mediante
resolución judicial.

La protección de la persona incapaz se realiza mediante la imposición de una carga o función a otra
persona para que la sustituya o asista en la administración de sus bienes y demás relaciones
jurídicas. Es una función y no un derecho porque se ejerce en beneficio, no del titular, sino de la
persona que está sujeta a ella. Esta función es denominada representación legal. El Código Civil
dispone que son representantes legales de una persona el padre o la madre que ejerce la patria
potestad, su tutor o curador (art. 43).

Se les da tutor a los impúberes. A los menores adultos, interdictos por disipación, dementes y sordos
o sordomudos incapaces, se les da curador general.
La regla general es la capacidad. Las incapacidades están establecidas por ley (Art. 1446 CC),
en consideración a la ausencia o déficit de discernimiento para actuar en la vida jurídica.

Existen 2 tipos de incapaces (Art. 1447 CC):

1. Incapaces absolutos: no pueden actuar nunca personalmente, sólo representados. Son:


a) Los dementes (seres privados de razón).
b) Los impúberes (hombres menores de 12 o mujeres menores de 14, Art. 26 CC).
c) Los sordos y sordomudos que no pueden darse a entender claramente.

2. Incapaces relativos: pueden actuar representados o debidamente autorizados por sus


representantes legales (padre o madre, adoptante, tutor o curador, Art. 43 CC). Son:
a) Los menores adultos (hombres entre 12 y 18, mujeres entre 14 y 18).
b) Los disipadores interdictos (disipador: el que manifiesta una total falta de prudencia
por actos repetidos de dilapidación, Art. 445 CC).
Las incapacidades particulares a que se refiere el Art. 1447 inc. final CC no son verdaderas
incapacidades, sino prohibiciones impuestas a determinadas personas para realizar ciertos actos.

Las convenciones sobre capacidad son nulas porque vulneran el orden público.

La incapacidad absoluta se sanciona con la nulidad absoluta, la incapacidad relativa con la nulidad
relativa (Art. 1682 CC.). Otra diferencia entre ambas incapacidades radica en la forma en su forma
de actuación ante el derecho:

1. Absolutamente incapaces: Siempre representados. Nunca actúan por sí mismos ya que


carecen de voluntad jurídicamente eficaz.

2. Relativamente incapaces: Generalmente deben actuar representados, pero también


pueden actuar personalmente si son debidamente autorizados por sus representantes.
Nacionalidad

Nacionalidad: vínculo jurídico que une a una persona con un Estado determinado. Impone
derechos y deberes tanto al sujeto como al Estado.

Son chilenos los que la CPol declara tales; los demás son extranjeros (Art. 56 CC).

Artículo 10 Constitución Política.- Son chilenos:


1º.- Los nacidos en el territorio de Chile, con excepción de los hijos de extranjeros que se
encuentren en Chile en servicio de su Gobierno, y de los hijos de extranjeros transeúntes, todos
los que, sin embargo, podrán optar por la nacionalidad chilena;
2º.- Los hijos de padre o madre chilenos, nacidos en territorio extranjero. Con todo, se
requerirá que alguno de sus ascendientes en línea recta de primer o segundo grado, haya
adquirido la nacionalidad chilena en virtud de lo establecido en los números 1º, 3º ó 4º;
3º.- Los extranjeros que obtuvieren carta de nacionalización en conformidad a la ley, y
4º.- Los que obtuvieren especial gracia de nacionalización por ley.
La ley reglamentará los procedimientos de opción por la nacionalidad chilena; de otorgamiento,
negativa y cancelación de las cartas de nacionalización, y la formación de un registro de todos
estos actos.

b) Pérdida de Nacionalidad:

Artículo 11.- La nacionalidad chilena se pierde:

1º.- Por renuncia voluntaria manifestada ante autoridad chilena competente. Esta renuncia sólo
producirá efectos si la persona, previamente, se ha nacionalizado en país extranjero;

2º.- Por decreto supremo, en caso de prestación de servicios durante una guerra exterior a
enemigos de Chile o de sus aliados;

3º.- Por cancelación de la carta de nacionalización, y

4º.- Por ley que revoque la nacionalización concedida por gracia.

Los que hubieren perdido la nacionalidad chilena por cualquiera de las causales establecidas en
este artículo, sólo podrán ser rehabilitados por ley.

Juicio por pérdida de nacionalidad.

Artículo 12.- La persona afectada por acto o resolución de autoridad administrativa que la prive de
su nacionalidad chilena o se la desconozca, podrá recurrir, por sí o por cualquiera a su nombre,
dentro del plazo de treinta días, ante la Corte Suprema, la que conocerá como jurado y en tribunal
pleno. La interposición del recurso suspenderá los efectos del acto o resolución recurridos.

c) Ciudadanía

No se debe confundir la nacionalidad con la ciudadanía. La ciudadanía es el derecho a elegir y ser


elegido en cargos de elección popular.

Artículo 13.- Son ciudadanos los chilenos que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no
hayan sido condenados a pena aflictiva.
La calidad de ciudadano otorga los derechos de sufragio, de optar a cargos de elección popular
y los demás que la Constitución o la ley confieran.

Artículo 14.- Los extranjeros avecindados en Chile por más de cinco años, y que cumplan con los
requisitos señalados en el inciso primero del artículo 13, podrán ejercer el derecho de sufragio en
los casos y formas que determine la ley.
Parentesco

Las relaciones de filiación y matrimonio dan origen al parentesco.

Familia: conjunto de personas unidas por un lazo de parentesco o matrimonio.

El parentesco puede ser:


1. Por consanguinidad: se produce entre dos personas que descienden una de otra o tienen un
antepasado común (Art. 28 CC).
2. Por afinidad: se produce entre una persona que está o ha estado casada con otra y los
consanguíneos de ésta (Art. 31 inc. 1º CC).

Art. 28 CC. Parentesco por consanguinidad es aquel que existe entre dos personas que descienden
una de la otra o de un mismo progenitor, en cualquiera de sus grados.
Art. 31 CC. Parentesco por afinidad es el que existe entre una persona que está o ha estado casada
y los consanguíneos de su marido o mujer. La línea y el grado de afinidad de una persona con un
consanguíneo de su marido o mujer, se califican por la línea y grado de consanguinidad de dicho
marido o mujer con el dicho consanguíneo. Así, un varón está en primer grado de afinidad, en la
línea recta, con los hijos habidos por su mujer en anterior matrimonio; y en segundo grado de
afinidad, en la línea transversal, con los hermanos de su mujer".

En el parentesco hay que distinguir:


a) Línea: serie de parientes que descienden unos de otros (línea recta), o de un antepasado común
sin descender uno del otro (línea colateral). (Art. 27 inc. 2º CC)
b) Grado: número de generaciones que separan a los parientes (Art. 27 inc. 1º CC). Así, el padre es
pariente de primer grado en la línea recta del hijo y de segundo grado en la línea recta del nieto.

Art. 27 CC. Los grados de consanguinidad entre dos personas se cuentan por el
número de generaciones. Así el nieto está en segundo grado de consanguinidad con el abuelo, y
dos primos hermanos en cuarto grado de consanguinidad entre sí.
Cuando una de las dos personas es ascendiente de la otra, la consanguinidad es en línea recta; y
cuando las dos personas proceden de un ascendiente común, y una de ellas no es ascendiente de la
otra, la consanguinidad es en línea colateral o transversal.

En el parentesco colateral, es necesario encontrar al ascendiente común y subir hasta él para bajar
después hasta el otro pariente. Así, por ejemplo, dos hermanos son parientes en segundo grado y
dos primos lo son en cuarto grado.

¿Hasta qué grado podemos considerar que los colaterales son parientes? La ley no da una
respuesta directa, pero en las reglas de la sucesión intestada se establece que hasta el sexto grado
(los que en lenguaje corriente son primos de segundo grado, Art. 992 regla 2ª CC). Se considera
iguales a los colaterales de simple conjunción (parientes por parte de madre o de padre) y los de
doble conjunción (por parte de madre y de padre).

La línea y el grado de afinidad con un consanguíneo del marido o la mujer, se califican por la línea
y grado de consanguinidad del dicho marido o mujer con ese consanguíneo (Art. 31 inc. 2º CC).

Importancia del parentesco.


1. Genera derechos y obligaciones entre los padres y los hijos (Título IX Libro I CC).
2. Genera el deber de alimentos frente al cónyuge y parientes (Art. 321 CC).
3. Determina quiénes son llamados a la guarda legítima de una persona (Art. 367 CC).
4. Los órdenes de sucesión (en la sucesión intestada) se establecen en atención a la cercanía del
parentesco.
5. Determina quiénes deben dar el asenso para el matrimonio (Art. 107 CC).
6. Determina impedimentos para contraer matrimonio (Art. 6º LMC).
7. Hay disposiciones que se refieren al parentesco en puntos específicos. Ej. Es nula la
compraventa entre el padre y el hijo.

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