Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano 2013 PDF
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el que se conoce de modo genérico como corpus iuris que hoy suponen los tratados
el Derecho internacional de los derechos de derechos humanos auspiciados por Na-
humanos. Destaca el autor que este Dere- ciones Unidas, que han venido a desarro-
cho ha operado en un doble sentido: en llar órganos especializados de naturaleza
primer lugar, en la configuración de ver- cuasi-judicial. Pensemos en la particularí-
daderas obligaciones jurídicas internacio- sima relevancia de algunos de ellos: la
nales por parte de los Estados, de respeto Convención sobre la tortura y otros tratos
y garantía de esos derechos. Y en segun- o penas crueles y degradantes, o la Con-
do lugar, en el otorgamiento a los indi- vención sobre la eliminación de todas las
viduos de un derecho a reclamar el incum- formas de discriminación racuial, por po-
plimiento de esas obligaciones internacio- ner tan sólo dos ejemplos. El Prof. Ayala
nales de los Estados ante las jurisdicciones da el significativo dato de que todos los
internacionales y los órganos cuasi-judi- Estados miembros de la ONU han ratifi-
ciales, Aún nos atreveríamos a añadir una cado al menos uno de los principales tra-
tercera operatividad, que aunque especí- tados sobre derechos humanos, y el 80 por
ficamente contemplada por el art. 10.2 de 100 de aquéllos ha ratificado cuatro o más
la Constitución española, no es ni mucho tratados.
menos exclusiva de ella; nos referimos al
enriquecimiento que ese Derecho interna- III. Presupuesto del diálogo jurispru-
cional de los derechos humanos proyecta dencial es lo que el autor denomina la
sobre el contenido que a los derechos otor- democratización de la información jurídi-
gan los respectivos ordenamientos inter- ca, que ha permitido una mayor y mejor
nos, cuyas normas relativas a los derechos circulación de la jurisprudencia de las di-
y libertades deben interpretarse en muchos versas jurisdicciones, lo que, como es ob-
casos en conformidad con ese Derecho vio, ha facilitado enormemente a los ope-
internacional, y todo ello, al margen ya de radores jurídicos y particularmente a los
que, como es obvio, esos instrumentos jueces, el acceso a la misma y su utiliza-
internacionales han pasado a formar parte ción en la labor de sentenciar. Es eviden-
del ordenamiento jurídico interno de aque- te que la mera cita de una jurisprudencia
llos Estados que han ratificado tales instru- de otro tribunal internacional o extranjero
mentos. no supone la existencia de un diálogo
Este fenómeno, aunque particularmen- jurisprudencial, que sólo se da cuando el
te relevante en Europa primero y más tar- tribunal receptor de la jurisprudencia la
de en América Latina, no es patrimonio analiza razonadamente y explica y aplica
exclusivo de estos dos continentes, por su significado y alcance en la decisión del
cuanto no podemos olvidar, como recuer- caso que tiene ante sí. No hablamos de un
da el autor, la existencia de un tercer sis- monólogo, sino de un diálogo; de ahí que
tema internacional regional de los dere- como subraya el autor, será la confronta-
chos humanos en el ámbito africano, cuyo ción con sus propios antecedentes que
punto de partida fue la adopción de la debe hacer el tribunal receptor de la juris-
Carta Africana de los Derechos Humanos prudencia, a través de un proceso de argu-
y de los Pueblos, de 1981, que entró en mentación, la que permita el verdadero
vigor seis años después. Este instrumento diálogo jurisprudencial. De esta forma, la
no sólo reconoce los derechos de los pue- jurisprudencia recibida produce una verda-
blos y de las personas, sino que también dera «fertilización» en la jurisprudencia
ha creado un Tribunal internacional de del tribunal receptor.
derechos humanos, que tras la elección de Carlos Ayala reconduce los distintos
sus jueces en el año 2006, se ha instalado diálogos jurisprudenciales a estos cuatro
en la ciudad de Arusha, en Tanzania. ámbitos: 1) El diálogo entre tribunales de
Recuerda el autor igualmente el enorme un mismo nivel estatal como son los tribu-
del tratamiento más detenido en esta par- miento que en la obra se hace del diálogo
te del libro. Considera el Prof. Ayala, que entre las altas jurisdicciones nacionales
este diálogo entre los tribunales internacio- latinoamericanas y la Corte Interamericana
nales regionales de derechos humanos y de Derechos Humanos, cuyo inicio se ci-
los tribunales constitucionales, debe tender fra en los años noventa del pasado siglo,
a mantener una cierta coherencia sustan- particularmente en países como Argentina,
cial de sus jurisprudencias, impidiendo Colombia, Costa Rica y Venezuela. Pién-
contradicciones y buscando interpretacio- sese, que en el ámbito de su jurisdicción
nes convergentes, que permitan materia- contenciosa ejercida por la Corte desde su
lizar el principio de equivalencia y sufi- instalación en 1979 hasta el año 2011, el
ciencia sustancial de los derechos. Sin em- órgano jurisdiccional de San José había
bargo, este diálogo es diferente al anterior- dictado un total de 238 sentencias sobre
mente referido, ya que en la interpretación aspectos sustantivos, las tres cuartas par-
de los derechos en general, los tribunales te de las cuales se dictaron en el lapso que
nacionales deben guiarse por el principio media entre el año 2000 y el 2011. Prác-
de armonización, «que no uniformación», ticamente en todas las sentencias, con dos
conforme a la interpretación dada por el únicas salvedades, la Corte ha encontrado
tribunal regional respectivo. Se trata por la violación de, al menos, uno de los de-
tanto de una interpretación secundum rechos reconocidos en la Convención.
conventione que han de hacer los tribuna- Este diálogo jurisprudencial en el mar-
les internos para dar recepción a una inter- co regional latinoamericano ha permitido
pretación de los derechos acorde con la desarrollar por parte de los tribunales na-
correspondiente jurisprudencia internacio- cionales, diversas categorías mediante los
nal. cuales éstos han fundamentado la recep-
Asiste la plena razón al autor cuando ción de la jurisprudencia interamericana.
subraya, que las interpretaciones de los Ayala las reconduce a las tres siguientes:
derechos convencionales realizadas en una 1) la interpretación de la Convención In-
sentencia internacional tienen efectos ge- teramericana por parte de los tribunales
nerales, que van más allá del fallo, tanto nacionales debe guiarse por los «criterios
respecto al Estado implicado como respec- obligatorios» de la jurisprudencia intera-
to a terceros Estados. En efecto, tanto el mericana; 2) el carácter vinculante de la
Tribunal de Estrasburgo como la Corte de jurisprudencia interamericana, y 3) la in-
San José no sólo realizan una función in- corporación de la Convención Interame-
dividual crucial de protección a la víctima, ricana de Derechos Humanos y de la juris-
sino que además cumplen una función de prudencia dictada a su amparo por la Corte
protección del interés general de naturale- al bloque de la constitucionalidad. El libro
za objetiva para el sistema y de carácter dedica a renglón seguido una detenida
preventivo. El Tribunal Europeo lo expre- atención a cada una de estas categorías.
só con meridiana claridad en el caso Irlan- En esta primera parte, se ocupa final-
da vs. Reino Unido (1978) cuando expre- mente la obra del diálogo judicial transna-
só: «Las sentencias del Tribunal, de hecho, cional, esto es, del que tiene lugar entre los
sirven no sólo para decidir los casos plan- diversos tribunales internacionales y na-
teados ante el Tribunal, sino, más en ge- cionales mediante la recepción de la inter-
neral, para dilucidar, salvaguardar y desa- pretación de los derechos elaborada por
rrollar las normas instituidas por la otros tribunales internacionales, incluso
Convención, contribuyendo así a la obser- fuera de la esfera de su jurisdicción. Ejem-
vancia por los Estados de los compromi- plificaría este tipo de diálogo el Tribunal
sos asumidos por ellos como Partes Con- Constitucional de Sudáfrica, justamente
tratantes (art. 19)». por el argumento del que ya nos hicimos
Particularmente interesante es el trata- eco. En Iberoamérica también se puede
apreciar una apertura a este tipo de diálo- que tilda de «totalizante», ya que com-
go, como muestra la sentencia dictada por prende y compete a todos los órganos del
el Supremo Tribunal Federal del Brasil en poder público del Estado, esto es, tanto
el caso Siegfried Ellwanger (2003), en el legislativos como de gobierno, administra-
que se lleva a cabo una ponderación entre tivos y judiciales. De esta manera, todos
la imprescriptibilidad del delito de antise- los órganos del Estado deben respetar y
mitismo y la libertad de expresión, a cuyo garantizar los derechos reconocidos en los
efecto el Tribunal brasileño iba a atender tratados sobre derechos humanos, como es
a una pluralidad de fuentes interpretativas obviamente el caso de la Convención. El
judiciales, que incluyó la jurisprudencia control de convencionalidad se presenta de
del Bundesverfassungsgericht. del Tribu- esta forma como un deber derivado direc-
nal constitucional español y de la House of tamente de las obligaciones internaciona-
Lords del Reino Unido, entre otras. les de los Estados partes de la Convención
Americana; es decir, como una consecuen-
IV. La rica evolución jurisprudencial cia tanto de la obligación estatal de respe-
que ha venido desarrollándose a nivel na- tar y garantizar los derechos reconocidos
cional e internacional sobre la base del en la Convención, como de garantizar su
diálogo jurisprudencial expuesto, ha per- efectiva vigencia, adoptando para ello las
mitido a su vez que, cada vez más, los tra- medidas jurídicas necesarias.
tados sobre derechos humanos y su inter- Este control se lleva a cabo teniendo
pretación judicial internacional se como parámetro la tantas veces citada Con-
conviertan en parámetro obligatorio de vención Americana auspiciada por la OEA,
base mínima, para la aplicación e interpre- en los términos interpretados por la Corte de
tación de los derechos por parte de los San José. De ahí, nos dice el autor, que to-
Estados. Las obligaciones internacionales dos los actos y actividades del Estado estén
derivadas de los instrumentos internacio- sometidos a este control, comenzando por
nales en materia de derechos obligan a los la propia Constitución y las leyes, los actos
Estados a su implementación en el ámbi- administrativos, las sentencias y, en gene-
to interno, a cuyo efecto no basta con aten- ral, todos los demás actos estatales. No po-
der tan sólo al Derecho positivo interna- demos compartir que la Constitución de un
cional, sino que se hace necesario tener Estado quede sujeta a este control de
presente la interpretación que de tales ins- convencionalidad, aunque entendemos per-
trumentos vienen llevando a cabo los tri- fectamente, que desde la óptica de un régi-
bunales internacionales regionales. Como men de corte autocrático como el chavista,
dice el autor, esta labor, en la que el rol con una Constitución hecha a la medida de
más relevante corresponde a los tribunales los detentadores del poder, para que puedan
nacionales, conduce directamente al con- seguir perpetrando sus abusos sin fiscaliza-
trol de convencionalidad, que ha de llevar- ción alguna, Carlos Ayala defienda la suje-
se a cabo en cada Estado de conformidad ción de la propia Constitución a este con-
con los mecanismos de su Derecho inter- trol de convencionalidad.
no, por las vías procesales adecuadas. Es- Aborda a continuación el libro las dos
tas técnicas son muy diversas, pudiéndo- modalidades que, según el autor, que
se recordar entre ellas: la interpretación atiende al efecto fundamentalmente al
conforme, la interpretación vinculante, la marco regional latinoamericano, puede
interpretación orientadora, la norma inter- revestir el control de convencionalidad,
pretada, la cosa juzgada internacional y el que en términos generales puede ser inter-
recurso al bloque de la constitucionalidad. no o internacional. El primero es el con-
Destaca Ayala, en específica alusión a trol llevado a cabo por todos los órganos
la Convención Americana, que la misma del poder público del Estado, mientras que
establece una obligación sobre los Estados el segundo es el que se lleva a término por
vs. Venezuela (2011), relativo a una jueza V. En su epílogo el autor destaca algo
«provisoria» removida arbitrariamente sin que compartimos y que nos parece de la
causa ni procedimiento alguno ni recurso mayor relevancia: la existencia de una ten-
judicial efectivo, la Corte requirió en su dencia de los derechos hacia un ius
sentencia al Estado venezolano que, en un comune no sólo regional (europeo, ameri-
plazo razonable, adecuara su legislación, cano o africano), sino universal. Creemos
sus resoluciones y sus reglamentos inter- que desde luego bien puede hablarse hoy
nos a los estándares internacionales en la de un nuevo Derecho de gentes presidido
materia, incluida la Convención America- los derechos humanos. El mundo actual,
na de Derechos Humanos, a fin de que no sin flagrantes, incluso brutales, contra-
dichos jueces no fuesen más de libre remo- dicciones, se ha juridificado y a la vez se
ción y se les garantizaran en plenitud las ha judicializado democráticamente. Y a la
garantías judiciales, objetivo imposible de par, ha surgido un diálogo multidireccio-
cumplir en un Estado de corte autocrático nal, en distintos niveles judiciales, que está
como es el de inspiración chavista, que, propiciando que pueda hablarse de un ius
tras la muerte de su particular mesías, pa- comune universalis sobre los derechos.
rece seguir (y mucho nos alegraríamos de Como dice el autor, hoy en día ya pode-
equivocarnos) los pasos norcoreanos de mos hablar de una verdadera teoría gene-
«perpetuación dinástica» del infame mo- ral sustantiva de los derechos que emana
delo. El propio autor lo reconoce sin pa- de este diálogo judicial mundial conver-
liativos, como lo ha hecho tantas veces su gente con génesis en los instrumentos con-
maestro, el Profesor Brewer-Carías, cuan- vencionales de derechos humanos. Innece-
do señala, que en el caso de Venezuela el sario es decir, que este diálogo sólo podrá
diálogo del Estado, y particularmente de consolidarse cuando esté cimentado en
su Tribunal Supremo de Justicia con la unos valores comunes, que deben tener
Corte Interamericana, no solamente no ha como referente último la dignidad del ser
comenzado, sino que ha sido un diálogo humano a la que son inherentes unos de-
roto a priori incluso de manera inacepta- rechos fundamentales inviolables, que
ble por el primero. como concluye este excelente libro, son la
mayor conquista de la humanidad.