Los Planos y Su Destino (Luis Villavicencio Cristi)
Los Planos y Su Destino (Luis Villavicencio Cristi)
Los Planos y Su Destino (Luis Villavicencio Cristi)
INTRODUCCIÓN
En el Ritual de apertura del 3er grado del rito escocés antiguo y aceptado, se presenta el siguiente
diálogo:
Primer Vig.·. : - Trazar los planos que deben de servir de modelo a los compañeros
DESARROLLO
Una de las tareas más importantes y motivadoras que debe abordar el maestro, es la de formar
hombres virtuosos, herederos del esfuerzo de muchas generaciones que ambicionaron elevar
la condición humana en base a una actitud de estudio disciplinada, científica, libre de dogmas,
para poder analizar con plena libertad todo lo que el individuo sea capaz de escudriñar.
Los Maestros tenemos un privilegio enorme: el de haber sido escogidos para asumir un papel
modificador en la sociedad. La francmasonería, mediante su enseñanza simbólica, va creando
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las condiciones necesarias para que puedan aflorar en sus adeptos las ideas y acciones capaces
de perfeccionar al hombre y su entorno.
En lo que a este trabajo respecta, este diálogo del ritual de apertura antes señalado, nos está
diciendo que el maestro debe trazar los planos que deben servir de modelo a los compañeros.
Para que esto ocurra, el obrero que ha llegado a ser un artista, tiene que alcanzar la Sabiduría,
para transformarse en un guía. Pero, ¿cómo podemos lograrlo?
Para una mejor comprensión de este breve diálogo, se analizará cada uno de los elementos ahí
señalados, por separado, poniendo acento en aquellos aspectos más relevantes para este tema.
Plano:
Es, en pocas palabras, el trazado esquemático de lo que se desea lograr, y de lo que hay que
hacer para lograrlo.
Para poder trazar los planos que han de servir de modelo a los compañeros, el obrero que ha
llegado a ser un artista, tiene que alcanzar la Sabiduría, para transformarse en un guía.
Es importante para ello comprender que, en concordancia con el Libro del Maestro, alcanzar la
Sabiduría, es ser maestro de si mismo, para así entonces serlo de los demás.
Esto implica lograr un estado de conciencia superior, siempre alerta y vigilante para así poder
trazar correctamente los planos de modo que garanticen la correcta construcción del templo
espiritual que la Orden nos pide.
Tiza:
La tiza, masonicamente, representa la pluma, y nos sugiere una relación entre la actividad
intelectual y la necesaria forma de transcribir esas ideas o sentimientos, elaborando
propuestas, planteando alternativas.
En el ritual, la tiza representa la palabra celo, alertándonos que debemos ser cuidadosos y
esmerados en nuestro actuar, pues, por la naturaleza imitativa del ser humano, constituimos un
referente natural, o modelo, para los compañeros, y obviamente también para los aprendices.
Con la tiza trabajamos los maestros para desarrollar los planos, los que deben servir de modelo
para que los QQ.·.HH.·. compañeros desarrollen los trabajos de construcción, ayudados por los
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aprendices que están en las canteras preparando los bloques necesarios para la construcción de
la obra masónica.
Estos trazos, para que sean realmente un modelo, deben ser producto de una vida ejemplar que
cada maestro debe llevar en su accionar tanto intra como extramural.
Si el M.·. no se esfuerza para ser un modelo y estar a la altura que las circunstancias le
señalan, terminará por desvirtuar con su ejemplo la debida formación a compañeros y
aprendices.
Barro:
Por medio de la acción, el maestro va modelando con fervor, en los Talleres que trabajan para
el bien de la humanidad, como si lo hiciese con el barro, a hombres que irradien una
luminosidad de bondad y justicia, con capacidad de generar sus propias ideas, capaces de una
crítica fundamentada en ideas, independiente de las opiniones de sus Maestros.
La acción del Maestro sobre compañeros (y aprendices) se asemeja entonces a la de las aves
que, en el cuidado de sus polluelos, se encargan en forma dedicada y cuidadosa, de
proporcionarles los elementos necesarios para que, a su debido tiempo, emprendan su propio
vuelo,
Y esa acción modeladora se logra sólo siendo fervorosos exponentes de los ideales que
sustenta la Orden, vivenciando los principios que libremente hemos jurado, para que estos se
puedan transmitir a su vez, sin distorsión, a las columnas más jóvenes.
Si no fuese así, ¿cómo podría entender un compañero la tolerancia, si frente a una diferencia
de opinión el maestro no es capaz de ponerse en el lugar del que piensa distinto, tratando de
comprender el porqué de su razonamiento?
El verdadero maestro jamás olvida la plana, pues comprende que primero está el bien general
de la Orden, luego su logia, y finalmente él, por lo tanto, frente a cualquier situación
conflictiva, especialmente con un hermano, no vacila en superar las asperezas, con una actitud
de grandeza, con un fervor digno de su grado.
Carbón:
Como es de todos sabido, el carbón, formado en su remoto origen por organismos vivientes, es
un material duro, negro y frágil, que arde ante la aplicación de calor a cierta temperatura.
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La acción depuradora del tiempo, bajo ciertas condiciones, es capaz de transformar un vegetal
muerto en un producto con energía calórica mayor al objeto que le dio origen. Es fácil asociar
esta idea con la práctica del calor fraternal que debe desarrollar en su accionar el Maestro, y
que debe ser transmitida alas columnas más jóvenes, como nos lo exige la Orden.
En el ritual, el carbón representa la constancia. Nos es conocido que para la obtención del
carbón mineral debieron transcurrir muchos siglos. Fue entonces el paso constante y sostenido
del tiempo una de las variables importantes para este logro.
Por esto es que el carbón simboliza el trabajo constante, que será la clave para ir
materializando los planos que hemos diseñado.
CONCLUSIÓN
La delicada labor que debemos enfrentar como maestros es bastante exigente para con
nosotros, pues debemos trazar los planos destinados a servir de guía a nuestros hermanos
compañeros, lo que requiere comenzar por nuestro propio ser.
Debemos acometer entonces esta hermosa y delicada empresa con tiza, barro y carbón, esto es,
con celo, fervor y constancia, por cierto enmarcados en una actitud optimista y desinteresada,
motivados por la esperanza de crear un mundo mejor.
En todo caso, estas metas que la Orden nos propone, no debemos sentirlas de ninguna forma
como una pesada carga, sino por el contrario, cuando nuestra fe se nutre del amor a los nobles
principios que sustenta la Orden, de los cuales nos hemos ido impregnando en nuestro proceso
de formación, nuestro quehacer se irá desarrollando en nosotros fluidamente, casi sin darnos
cuenta.
S.:F.:U.:
BIBLIOGRAFÍA:
1.- El Libro del Maestro – Oswald Wirth.
2.- Plancha lápiz, barro y carbón, de Charles Lasserre Breinbauer – R.·.L.·. Occidente Nº158 - Gr. 3º (1992).
3.- Enciclopedia Wikipendia.
4.- Plancha lápiz, barro y carbón, de Francisco Cornejo Galarce – Gr. 3º (1991).
5.- Trabajo Progr. Docencia Masónica Ritual de apertura y Clausura, Juan Rodríguez Briceño R.·.L.·. Unión y Tolerancia
Nº44 Valdivia – Gr. 3º (1999).