La Formacion Integral Mito y Realidad. Luis Enrique Orozco Silva
La Formacion Integral Mito y Realidad. Luis Enrique Orozco Silva
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MITO Y REALIDAD
* Asesor de las Instituciones Salesianas de Educación Superior (IUS). Docente de la Universidad de los
Andes-Colombia.
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1 Hernando Gómez Buendía et al. (director) Educación. La Agenda del Siglo XXI. Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo. PNUD/TM ed. Bogotá, 1998. Ávalos, Beatrice. Caminando hacia el Siglo XXI.
Docentes y procesos educativos en la Región Latinoamericana y del Caribe en: Boletín del Proyecto
Principal de Educación en América Latina y el Caribe, N.41, UNESCO-OREALC, Santiago de Chile, 1996.
Brunner J. Joaquín. Educación Superior en América Latina: una agenda para el año 2000. Universidad
Nacional-IEPRI, Bogotá, 1995. Brunner J. Joaquín, Educación Superior en América Latina: cambios y desafí-
os. FCE Chile, 1990. Carmen García Guadilla, Situación y principales dinámicas de transformación en la
Educación Superior. Cátedra UNESCO de la Universidad de los Andes, ed. CRESALC-UNESCO. Col.
Respuestas, Caracas, 1996. Kent, Rollin (Comp.) Los temas críticos de la Educación Superior en América
Latina, Estudios comparativos, FCE. Flacso-Universidad Autónoma de Aguas Calientes, México, 1996. Luis
Enrique Orozco Silva, Universidad, Modernidad y Desarrollo Humano, UNESCO-CRESALC, Caracas, 1994.
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Mundial, La enseñanza Superior, Lecciones derivadas de la experiencia, Washington. D.C. 1995.
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2 Ricardo Lucio. ¿Qué tan Universidad es nuestra Universidad? Universidad de los Andes. Bogotá, enero de
1998.
3 Francisco Pizano de Brigard. Una Visión de la Universidad. Universidad de los Andes. 50 años. 1998. p.53
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4 Rafael Rivas Sacconi, El Latín en Colombia, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1993, Caps. I-II, pp. 41 y ss.
5 Respecto de las humanidades debe hacerse hacer una aclaración cuya presentación en detalle no es del
caso en este texto: su origen primero lo encontramos, como lo muestra G. Jaeger, en su Paideia, en el pen-
samiento de los Sofistas (S.V A.C). En el mundo moderno, las humanidades o los estudios humanísticos
resurgen de una disposición laica y no significó para la época, que hubiere textos humanos y otros menos
humanos. En los albores de la modernidad se volvió a los clásicos para anteponerlos a los libros revelados.
El latín y el griego se tornaron paradigmas como medio para volver a la fuente y fijar posiciones con con-
tenidos no derivados de la fe, frente a otras posiciones menos laicas. Sin embargo, como lo señala
Fernando Savater, el concepto de las humanidades ha estado sometido a variaciones históricas y condi-
cionamientos sociales. Para unos, señala el autor, inicialmente formaron parte de las humanidades los
Elementos de Geometría de Euclides tanto como los Diálogos de Platón. Para otros, más adelante, el estu-
dio del griego y del latín fue importante, pero su compra, demasiado costosa (Rabelais). Otros pensaron
que más que el conocimiento de los textos clásicos, era urgente saber pensar correctamente y comunicar-
se (Dukheim). Este mismo sugirió que lo más importante era vivir y que ello no exigía per se saber hablar
con elegancia.
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6 Estos son algunos de los objetivos que tradicionalmente asigna la Ley a los sistemas educativos. Su nivel
de formulación abstracta y ahistórica les quita toda fuerza motivadora e inspiradora de la acción.
7 M. Crítica de la Razón Pura. Ed. Losada, Buenos Aires, 1991.
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ción”, dice el autor, fue sin duda algu- estaríamos significando: el modo
na el más grande pensamiento del específicamente humano de dar
siglo XVIII, y el que designa el ele- forma a las disposiciones y capacida-
mento en el que viven las ciencias del des naturales del hombre.
espíritu. Sin entrar en la discusión En sentido más estricto, Kant en
epistemológica, a continuación se va Cimentación para la Metafísica de las
a seguir al autor en el desarrollo que Costumbres ofrece un primer ele-
brinda del concepto de “formación” mento para mostrar la significación
(bildung). Desarrollo que se compar- estricta del término. Allí habla el
te en este texto y que permite enten- autor de las obligaciones que se tie-
derlo como “proceso por el que se nen consigo mismo; precisa entre
adquiere cultura, y esta cultura ellas, la de no dejar oxidar los pro-
misma en cuanto patrimonio perso- pios talentos. Pero no utiliza el tér-
nal del hombre culto”, sin que se con- mino bildung. Es Hegel, al recoger
funda cultura con el conjunto de rea- esta idea de Kant, quien habla de for-
lizaciones objetivas de una civiliza- mación y luego, W. Von Humboldt
ción, al margen de la personalidad quien va a distinguir entre forma-
del individuo. En forma breve, “for- ción y cultura. Con formación, como
mación” significa “ascenso a la lo señala Gadamer, se refiere a “algo
humanidad”; desarrollo del hombre, más elevado y más interior; al modo
en tanto hombre. de percibir que procede del conoci-
En su significación más inmedia- miento y del sentimiento de toda
ta el término hace referencia a “toda vida espiritual y ética y que se derra-
configuración producida por la ma armoniosamente sobre la sensi-
naturaleza”, como cuando se habla de bilidad y el carácter”9. La cultura,
la forma que tiene un terreno, o el por su parte, no es desarrollo de capa-
tronco del árbol en su parte interna. cidades y de talentos y, por lo tanto,
Pero el término también puede utili- se va más allá del planteamiento de
zarse como sinónimo de cultura; Kant en la obra aludida, apuntando
como cuando decimos “hombre cul- al despliegue del ser de la persona
to” u “hombre formado”. En tal caso desde su interioridad.
9 Hans-Georg Gadamer, Verdad y Método, Ed. Sígueme, Salamanca, 1992, I Vol. p.39 Véase igualmente: José
Ortega y Gasset. Misión de la Universidad Revista de Occidente. Madrid. 1930. Pp. 61 y ss.
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10 Ibíd., p.40.
11 Ibíd., p.41.
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12 Ibíd., p.41.
13 Ibíd., p.41.
14 Ibíd., p. 15.
15 Ibíd., p. 45.
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16 Ibíd., p.46.
17 Ibíd., p.46.
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bien común que vive en todos los moda con libertad y superioridad
hombres; más aún, es un sentido que específicas.
se adquiere a través de la “comuni- A propósito del gusto, quizá valga
dad de vida” y que es determinado la pena traer a cuento el comentario
por las ordenaciones y objetivos de hecho por Gadamer sobre B. Gra-
ésta”18. No es un saber técnico que se cián: “Su ideal de hombre culto (el
oriente por principios objetivos; es discreto) consiste en que éste sea el
un saber práctico que se orienta por hombre en punto, esto es, aquel que
principios generales hacia la situación alcanza en todas las cosas de la vida y
concreta inmersa en sus circunstan- de la sociedad la justa libertad de la
cias. No es un saber que se pueda distancia, de modo que sepa distin-
enseñar porque es “énergie interieure guir y elegir con superioridad y con-
d´une intelligence qui se reconquiert à ciencia”20.
tout moment sur elle même, éliminant Desde este perspectiva es fácil pen-
les idées faites pour laisser la place sar en relación con la formación inte-
libre aux idées que se font”19. gral, por qué ésta debe permitir ligar
Mientras los demás sentidos nos los contenidos de la enseñanza a sus
colocan en relación con cosas, el sen- contenidos con su pasado, con su sig-
tido común preside las relaciones nificación cultural, ética y estética,
con personas; se trata de una “especie buscando fortalecer la capacidad
de genio para la vida práctica”. humana de comunicación, de narra-
Pero también hace parte de la for- ción, de lectura y escritura frente al
mación la capacidad de juicio y el ruidoso vacío intelectual, por un lado,
gusto. La primera, en cuanto poder y a la retirada de la literatura hacia las
de subsumir lo particular dentro de vitrinas de los museos, por otro.
lo general; capacidad estética de emi- El desarrollo de la capacidad de
tir juicios prácticos que orientan la narración es un medio de ayudar a
vida; y el segundo, como capacidad que la persona pueda encontrar sen-
de separarse de uno mismo y de sus tido a lo que hace, no en la cadena de
intereses privados, hasta el punto de relaciones causales sino en el espacio
permitir que el individuo, bajo su de lo práctico y mediante juicios que
preeminencia, pueda separarse de la orientan la vida sin ser apodícticos;
18 Ibíd., p. 52.
19 Ibíd., p. 20.
20 Ibíd., p. 67.
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21 George Steiner, Pasión Intacta, Ed. Siruela, Norma, Bogotá, 1997, p. 48.
Véase, igualmente: Jerome Brunner. La Educación, puerta de la cultura. Visor.
Dis. Madrid, 1997, Cap. 1. pp. 19-63.
22 J.G. Fichte. Discursos a la Nación Alemana. Ed. Nacional, Madrid, 1977, pp. 110 y ss. Véase, igualmente:
Francisco Pizano de Brigard. Una Visión de la Universidad. Universidad de los Andes. 50 años. Santafé de
Bogotá, 1998, p.15.
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