2 - Capítulo
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CAPÍTULO II
DIAGRAMA Nº 26
(Después de 3. d4!)
Blancas Negras
1.d4 d5
2.c4 e6
3.¤c3 ¤f6
4.¥g5 ...
En este caso, las jugadas más populares
de los libros son 4. ... ¤bd7 o 4...¥e7. Am-
bas han sido puestas a prueba en el trans-
curso de los años, y para la mayor parte de
nosotros resulta indiferente cuál jugamos
primero. Y, en verdad, con frecuencia suelen
transponerse para dar la misma posición.
En consecuencia, el lector puede llegar
(Posición final) a la conclusión de que es posible hacer cual-
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quiera de estas dos jugadas “sin pensarlo”. DIAGRAMA Nº 32
¡Pero no es así! Si las negras juegan 4...¥e7,
la apertura toma un rumbo sosegado y sin
incidentes. Pero si juegan 4. ... ¤bd7—ob-
jetivamente, al menos, tan buena como la
otra—, pueden encontrarse de pronto en un
aprieto.
4. ... ¤bd7
DIAGRAMA Nº 31
6. ... ¤xd5!!
Es un hermoso ejemplo de los mag-
níficos recursos que a menudo se ocultan
en posiciones que parecen no tener salida.
¡Pero es necesario buscarlos!
7.¥xd8 ¥b4+
8.£d2 ¥xd2+
9.¢xd2 ¢xd8
Y las negras han ganado una pieza.
Las negras han hecho una jugada per-
Las negras corrieron con suerte en este
fectamente rutinaria y se consideran muy
caso. No sucede a menudo que el “rutinero”,
satisfechas con su posición. como lo llama Tartakower, tenga la buena
De pronto, ven con horror que las blan- fortuna de escapar a las consecuencias de su
cas pueden ganar un peón con 5.cxd5 exd5 juego rutinario. El siguiente ejemplo mues-
6.¤xd5. (¡El caballo de rey de las negras tra cómo un jugador recibe típico castigo
está clavado!). por jugar irreflexivamente la apertura.
¿Cómo pudieron las negras descuidar
este punto tan evidente? Porque se atuvieron Crimen y castigo
a su recuerdo de las jugadas de otros, En este juego encontramos una de las
registradas en los libros. En consecuencia, variaciones más populares —y una de las
han jugado atolondradamente la apertura, menos comprendidas— de todo el reperto-
sin pensar, sin intención, sin plan y, lo que rio de jugadas de la apertura. Es la Defensa
es peor aún, sin razón para ello. Morphy a la apertura Ruy López, que co-
Ahora, por fin, las negras se dedican mienza con los movimientos: 1.e4 e5 2.¤f3
desesperadamente a ver lo que puede hacer- ¤c6 3.¥b5 a6.
se para evitar la pérdida del peón. Y he aquí La última jugada de las negras, ¿es bue-
lo que encuentran: na o mala? Aparentemente, muy pocos juga-
5.cxd5 exd5 dores se han hecho alguna vez esta pregun-
6.¤xd5?? ... ta. Conozco jugadores que han usado esta
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defensa durante treinta años sin descubrir tan la pérdida de material. Después de las
hasta la fecha el propósito de 3. … a6. Así, siguientes jugadas 4.¥a4 ¤f6 5.O-O, la
pues, veamos si podemos descubrir cuál es partida puede seguir una de estas dos líneas:
ese propósito: A. 6.¦e1 b5 7.¥b3 d6 8.c3 O-O 9.h3
¤a5 10.¥c2 c5 11.d4 £c7. Por medio de
Ruy López las jugadas novena y décima, con las que ga-
nan espacio, las negras han dado a su dama
Blancas Negras una buena colocación y despejado su juego.
1.e4 e5 B. 5...¤xe4 6.d4 b5 7.¥b3 d5 8.dxe5
2.¤f3 ¤c6 ¥e6. También aquí las negras han dado bue-
3.¥b5 ... na colocación a sus piezas.
En ambas variaciones, los esfuerzos de
DIAGRAMA Nº 33 las negras para librarse dependen de hacer
retroceder al alfil de las blancas. Allí tene-
mos la estrategia fundamental de las negras.
Volvamos ahora al diagrama 33: las ne-
gras deciden adoptar un tipo diferente de
desarrollo, comenzando con:
3. ... ¤f6
Así, las negras han dejado la Defensa
Morphy (3...a6), cuando menos por el mo-
mento. La jugada que han escogido parece,
ciertamente, prometedora: desarrollan una
pieza y contraatacan al peón de rey de las
blancas. Y, como hemos visto, no tienen por
qué preocuparse por la suerte del peón del
rey en este punto.
Las blancas amenazan —o parecen
amenazar— con ganar un peón mediante DIAGRAMA Nº 34
4.¥xc6 dxc6 y 5.¤xe5.
El problema de las negras consiste en
hacer una jugada que mantenga la defensa
del peón del rey y que también contribuya a
un plan general de desarrollo.
Casi todos los maestros modernos coin-
ciden en que 3...a6 (la Defensa Morphy) es
la solución a los problemas de las negras.
No necesitan temer 4.¥xc6 en respuesta,
porque después de 4. … dxc6 y 5.¤xe5, re-
cuperan de manera satisfactoria el material
perdido mediante 5. ... £d4 o 5...£g5 (ata-
que doble en cualquiera de los dos casos).
De esta manera, las negras ahuyentan al
alfil de las blancas y al mismo tiempo evi-
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4.O-O ... DIAGRAMA Nº 35
Las blancas no se preocupan por su peón
del rey, ya que después de 4...¤xe4 minarán
la posición del caballo adelantado con 5.d4
(de manera que si 5. ... exd4?; 6.¦e1, y las
negras se encontrarán en un serio aprieto
debido a que tienen una pieza clavada en la
columna del rey).
Pero ésta no es, de ninguna manera,
la última palabra en las consecuencias de
4...¤xe4. Las negras pueden hacer esta ju-
gada sin riesgo a condición de que respon-
dan prudentemente a 5.d4 con 5...¥e7,
desarrollando otra pieza, eliminando todo
peligro en la columna de e y preparándose
para el enroque. 5.¥xc6! ...
En lugar de ello, las negras, que no han A diferencia de su contrincante, las
blancas se acomodan sabiamente a las nue-
examinado esta posibilidad porque juegan
vas circunstancias.
de memoria, prefieren 4. ... a6 para su si-
5. ... dxc6
guiente jugada. Después de todo, se dicen,
6.¤xe5 ...
obtenemos la misma posición con 1.e4 e5
Y las blancas han ganado un peón defi-
2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6 4.O-O a6 5.¥a4 ¥e;
nitivamente.
que con la línea indicada por los libros: 1.e4 Así, si 6. ... £d4?, las blancas respon-
e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6 4.¥a4 ¤f6 5.O-O den sencillamente 7.¤f3, y si 7. ... £xe4??
¥e7. 8.¦e1 gana la dama.
A primera vista parece no haber ningún O si 6...¤xe4?? 7.¦e1 y las blancas
error en el juego de las negras. Aparente- ganan material: una retirada del caballo
mente, no hay daño en este ligero cambio amenazado permite un decisivo jaque a la
en el orden de sus jugadas (3 ... ¤f6 en lu- descubierta en la columna del rey. Tampo-
gar de 3 ... a6, y luego 4 ... a6 en lugar de ... co servirá de nada proteger al caballo (7. ...
¤f6). Pero —como veremos pronto— hay ¥f5 8.d3, etc.).
una razón muy definida para la secuencia de La moraleja de este ejemplo es eviden-
las jugadas que indican los libros. te. Jugar la apertura con un plan general
4. ... a6? es muy conveniente, pero el lector no debe
Las negras están tan impacientes por precipitarse en los movimientos individua-
alejar al alfil, que descuidan la posible pér- les que forman el curso del juego que se ha
dida de su peón e. planeado. Hay que pensar cada jugada; es-
Lo que no toman en consideración es tudiar las posibilidades que crea al adversa-
que, en vista de haber cambiado el orden de rio; convencerse de que no lo pone a uno en
sus jugadas tercera y cuarta, la torre del rey riesgo de perder material.
de las blancas está lista para entrar en acción Lo que hemos visto en este capítulo, en-
en el centro. Resultado: las blancas ganan un tonces, es que jugar la apertura a ciegas sólo
peón, el peón del rey que las negras han des- sirve para provocar futuros sinsabores. Las
cuidado. jugadas irreflexivas de los peones estorban
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el desarrollo, exponen al rey a ser atacado
o permiten que el contrincante obtenga una
magnífica ventaja en el desarrollo.
Por lo tanto, no debe jugarse la apertura
a ciegas. Hay que sacar las piezas rápida y
eficazmente. Es necesario enrocarse lo más
pronto posible. Hay que precaverse de los
movimientos excesivos de los peones.
Y el lector debe recordar también que
jugar la apertura de memoria tiene las mis-
mas tristes consecuencias. Hay que asegu-
rarse de que las reglas generales son válidas
en posiciones específicas. En otras palabras:
No se hagan jugadas de la apertura sin saber
cuál es su propósito. No debe uno conten-
tarse con aceptar los méritos que otros atri-
buyen a una jugada. No debe hacerse una
jugada sin tener una razón para ello.
Y, sobre todo, recuerde el lector que los
buenos planes y la falta de oportunidad en su
realización son tan nocivos como no tener
ningún plan.
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