La Unión de Hecho en El Perú y El Reconocimiento de Derechos A Sus Integrantes

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LA UNIÓN DE HECHO EN EL PERÚ Y EL RECONOCIMIENTO DE DERECHOS A

SUS INTEGRANTES1

Por: Magíster Erika Irene Zuta Vidal2

El concubinato o la unión de hecho es una forma de familia que siempre ha existido,


aunque, por mucho tiempo fue desaprobada, sobre todo, por el sector conservador de
nuestra sociedad. Ello debido a prejuicios vinculados a una concepción tradicional de
familia vinculada a cánones religiosos y ligada exclusivamente al matrimonio, lo que
conllevó a que sus integrantes no gozarán, legalmente, de derechos y obligaciones
similares a los cónyuges y a que incluso los hijos, producto de aquellas relaciones de
pareja, sean denominados “hijos ilegítimos”. Es recién con la Constitución de 1979 que
las uniones de hecho gozan de reconocimiento constitucional y se estipula que todos
los hijos tienen iguales derechos y queda prohibida toda mención sobre el estado civil
de los padres y la naturaleza de la filiación de los hijos en los registros civiles y en
cualquier documento de identidad.

En ese mismo camino, nuestra actual Carta Magna define, en su artículo 5, a la unión
de hecho como: “La unión estable de un varón y una mujer, libres de impedimento
matrimonial, que forman un hogar de hecho, da lugar a una comunidad de bienes sujeta
al régimen de la sociedad de gananciales en cuanto sea aplicable”. El artículo 4 de la
misma explicita que la comunidad y el Estado detentan la obligación de proteger a la
familia y promover el matrimonio, entendiendo que la familia no está asociada
únicamente al matrimonio y que el concubinato es también una fuente generadora de
familia amparada por nuestro ordenamiento y progresivamente sus integrantes han ido
ganando mayores derechos.

Este reconocimiento constitucional es inherente a un contexto en el cual la convivencia


va en aumento y el matrimonio va decreciendo, ya sea porque las parejas optan por no
casarse, porque no cuentan con los medios económicos o porque es un proyecto que
ha sido postergado. Así tenemos que, según el INEI, en el año 2004, el 17.6% manifestó
que su estado civil era conviviente y en el año 2013, lo hizo un 20.4%. Por otro lado, en
el año 2004, el 30.8% señaló que su estado civil era casado y en el año 2013, lo hizo
un 28.1%3.

Requisitos que configuran la unión de hecho

Es relevante precisar que no todas las relaciones de convivencia están protegidas por
nuestro ordenamiento, así el artículo 326 de nuestro Código Civil y la jurisprudencia han
establecido una serie de requisitos, entre los cuales podemos indicar los siguientes:

- Unión estable entre un varón y una mujer, es decir, debe ser una pareja
heterosexual que conviva, que tenga intimidad y vida sexual, para alcanzar
finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio. Entre los deberes
que nacen del matrimonio tenemos el deber de fidelidad, de asistencia, de
cohabitación asimismo, respecto a los hijos, tienen el deber de alimentar y
educar a sus hijos. Es preciso señalar que también se reconoce la igualdad del
hombre y la mujer en el gobierno del hogar.

1
Documento elaborado en base al artículo publicado en la Revista Polemos: http://polemos.pe/el-
reconocimiento-de-derechos-a-los-integrantes-de-las-uniones-de-hecho/
2
Docente del curso de Derecho de Familia de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica
del Perú. Magíster en Gerencia Social, Abogada y egresada de la Facultad de Educación para el Desarrollo
de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
3
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1157/libro.pdf
- Voluntariamente realizada, sin coacción. No cabe pues, una convivencia
producida por retención violenta o rapto.
- Libres de impedimento matrimonial, es decir no deben estar incursos en los
impedimentos matrimoniales regulados en los artículos 241, 242 y 243 del
Código Civil, algunos de los cuales son: estar casado, ser menor de edad,
adolecer de alguna enfermedad crónica, contagiosa y transmisible por herencia,
ser parientes consanguíneos en línea recta o colateral en segundo y tercer
grado, los afines en línea recta, entre otros. Con lo cual la relación de convivencia
de una persona casada con otra distinta a su cónyuge no está protegida por
nuestro ordenamiento y es considerada como unión de hecho impropia y en el
caso que alguno de los integrantes resultara perjudicado económicamente solo
cabría interponer una demanda por enriquecimiento indebido.
- Permanente puesto que debe durar por lo menos dos años continuos.
- Exclusiva, es decir, monogámica y no será considerada aquella relación en
donde convivan y se mantengan relaciones sexuales con más de una persona.
- Notoriedad, la relación de convivencia tiene que ser pública y exteriorizada ante
familiares, amigos y/o vecinos.

Formas de reconocer la unión de hecho

Para que una unión de hecho goce de la totalidad de derechos reconocidos es imperioso
e ineludible que esta sea declarada judicialmente o que se encuentre inscrita en el
Registro Personal de Registros Públicos (Artículo 39 de la Ley 26662 y Ley 29560). En
los últimos años a los convivientes se les ha reconocido no solo derechos patrimoniales
sino también derechos personales.

- Proceso Judicial

El proceso judicial de reconocimiento de unión de hecho constituye, en la mayoría de


los casos, una decisión unilateral de uno de los convivientes cuando su pareja fallece o
da por concluida la convivencia. La sentencia de reconocimiento de unión de hecho es
declarativa debido a que reconoce una situación de hecho pre existente y sus efectos
se retrotraen al momento al inicio de la convivencia.

Es preciso señalar que la Casación 1532-2013-Lambayeque nos recuerda que el


artículo 17 de la Convención América de Derechos Humanos establece que el derecho
a fundar una familia es un derecho humano, lo cual está regulado de manera implícita
en el artículo 5 de nuestra Constitución. En ese sentido, “la acción de reconocimiento
de unión de hecho no está sujeta a plazo prescriptorio, pues los derechos humanos son
por su propia naturaleza imprescriptibles, según la Convención de Viena”.

- Inscripción en el Registro Personal

La inscripción en el Registro Personal es un procedimiento no contencioso que requiere


el consentimiento de ambos convivientes y que hayan convivido no menos de dos años
continuos. Se presenta una solicitud ante un notario, quien manda publicar un extracto
de dicha solicitud en el Diario “El Peruano” y otro diario de amplia circulación.
Transcurridos quince (15) días útiles desde la publicación del último aviso, sin que se
hubiera formulado oposición, el notario extiende la escritura pública con la declaración
del reconocimiento de la unión de hecho entre los convivientes y remite los partes al
registro personal del lugar donde domicilian los solicitantes. Si los convivientes desean
dejar constancia de haber puesto fin a su estado de convivencia, podrán hacerlo en la
escritura pública en la cual podrán liquidar el patrimonio social, para este caso no se
necesita hacer publicaciones. El reconocimiento del cese de la convivencia se inscribe
en el Registro Personal. (Ley Nº 30007)
Cabe agregar que encontramos un incremento en las inscripciones de las uniones de
hecho ya que de enero a diciembre de 2016 se registraron 2,588 uniones de hecho en
todo el país, en comparación, con el año 2015, cuando se inscribieron solo 673 uniones
de hecho4. No obstante, aún existe mucho desconocimiento sobre el trámite para
registrar la convivencia y los gastos a los cuales hay que incurrir pueden generar una
barrera económica que limita el acceso a ella, por lo cual, todavía hay muchas parejas
que no regularizan su unión.

Analicemos a continuación algunos de los aspectos más relevantes de las uniones de


hecho:

Régimen patrimonial aplicable

Tanto la Constitución como el Código Civil regulan que la unión de hecho origina una
sociedad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad de gananciales. Por lo tanto,
todos los bienes y deudas adquiridas durante la convivencia formarán parte del
patrimonio social de ambos concubinos, entendiendo que se constituye la sociedad de
gananciales dese el inicio de la convivencia y no desde que es declarada judicialmente
o inscrita en el Registro Personal porque este reconocimiento es declarativo y no
constitutivo.

En base a lo anterior, debemos considerar que son aplicables todas las normas relativas
a la sociedad de gananciales reguladas para el matrimonio, diferenciando entre bienes
propios y bienes sociales. Sin embargo, a diferencia de los cónyuges, los convivientes
no tienen la posibilidad de optar por el régimen de separación de patrimonios.

Alimentos entre concubinos

Si bien se señala que la unión de hecho debe cumplir deberes semejantes al matrimonio
y siendo uno de estos deberes, el deber de asistencia, debería estar contemplado en
nuestra normativa que los convivientes gozan del derecho y el deber de prestarse
alimentos recíprocamente, pero esa situación no ocurre. Nuestro Código Civil estipula
que la pensión de alimentos procede en caso de abandono injustificado de uno de los
concubinos, es decir, para que se pueda gozar de esta pensión, la convivencia debe
haber concluido no existiendo posibilidad que se le otorgue una pensión de alimentos a
uno de los convivientes mientras esté vigente la unión de hecho, lo cual vulnera el deber
de asistencia que debe existir entre los miembros de las familias.

Es preciso agregar que el juez en caso de abandono unilateral de uno de los


convivientes tiene la posibilidad de conceder, a elección del abandonado, una cantidad
de dinero por concepto de indemnización o la pensión de alimentos.

La pensión de alimentos se debe fijar en proporción de las necesidades de quien los


solicita y a las posibilidades de quien debe darlos.

Filiación Extramatrimonial

En el caso de que la pareja integrante de la unión de hecho procree hijos estaremos


ante una filiación extramatrimonial donde no opera la presunción pater is es decir, no se
presume que los hijos nacidos dentro de una unión de hecho sean de los convivientes.

4
https://www.sunarp.gob.pe/PRENSA/inicio/post/2017/02/17/conoce-por-que-debes-inscribir-tu-
convivencia-en-la-sunarp
Por lo tanto, ambos padres deben reconocerlos voluntariamente ya sea en el registro de
nacimiento, en escritura pública, en testamento o ante el juez, según lo señalado en el
artículo 171 del Código de Niños y Adolescentes, dicho acto es unilateral, no admite
modalidad, es declarativo e irrevocable.

En caso contrario, se podrá iniciar un proceso de declaración judicial de filiación


extramatrimonial, según lo regulado en el artículo 402 inciso 3 del Código Civil,
entendiéndose la convivencia en sentido amplio. Este proceso es uno de conocimiento
y debido a su complejidad podría acarrear que el derecho a la identidad de un niño
quedará en suspenso por mucho tiempo.

Acorde a los avances tecnológicos y la premura que estos casos sean resueltos de una
manera rápida y así garantizar el principio del interés superior del niño, se dio la Ley
28457 y sus modificatorias que regulan un proceso especial de declaración judicial de
paternidad extramatrimonial que incorpora la prueba de ADN como el medio probatorio
que acreditará de manera fehaciente un vínculo paterno filial. En este mismo proceso,
se podrá acumular la pretensión de alimentos para los hijos, el costo de la prueba de
ADN debe ser asumido por el demandado y no es necesario el patrocinio de un abogado
ni el pago de las tasas judiciales.

Pensión de viudez

No existe una norma que reconozca la pensión de viudez para los concubinos, aunque
jurisprudencialmente se ha otorgado la pensión de viudez para la conviviente supérstite.

En una primera sentencia del Tribunal Constitucional, referida al caso Anaya (EXP. N.°
03605-2005-AA/TC) se denegó el derecho de pensión de viudez para una conviviente y
se estableció que no se puede tratar en igualdad al matrimonio y la unión de hecho y
así como no se puede obligar a alguien a casarse, tampoco se puede obligar a tener los
efectos previsionales propios del matrimonio.

Corrigiendo el pronunciamiento anterior, el mismo Tribunal en una sentencia emitida a


propósito del caso Rosas Domínguez (Sentencia del TC 06572-2006-PA/TC) se aparta
de él y refiere que los integrantes de las uniones de hecho pueden gozar no solo de
derechos patrimoniales sino también de derechos personales, como la pensión de
viudez y que las pensiones tienen la calidad de bienes sociales porque sirven para el
sostenimiento de la familia y en ese sentido, estipula lo siguiente:

“(…) al haberse comportado los convivientes como cónyuges, al asumir finalidades,


obligaciones y deberes semejantes a los del matrimonio, la conviviente habría adquirido
el derecho a la pensión de viudez”
“Sin importar el tipo de familia ante la que se esté, esta será merecedora de protección
frente a las injerencias que puedan surgir del Estado y de la sociedad. No podrá
argumentarse, en consecuencia, que el Estado solo tutela a la familia matrimonial,
tomando en cuenta que existen gran cantidad de familias extramatrimoniales. Es decir,
se comprende que el instituto de familia trasciende al del matrimonio, pudiendo darse la
situación de que extinguido este persista aquella”

Esta sentencia es importante porque reconoce que la familia es un instituto ético – social
que se encuentra inevitablemente a merced de los nuevos contextos sociales y que la
unión de hecho genera una dinámica a partir de la cual se originan dependencias entre
sus integrantes y que conciben no solo obligaciones patrimoniales sino también
personales como el deber de asistencia, de fidelidad, deber de asistencia, entre otros.
Del mismo modo, se señala que si bien el único titular de la pensión es quien realiza los
aportes; en el caso de la pensión de viudez, esta debe ser concebida como una garantía
para velar por el mantenimiento de una vida acorde con el principio de dignidad de
aquellos que, en razón de un vínculo familiar directo, dependían económicamente de
parte de dicha pensión, como es el caso de la concubina viuda.

Derechos sucesorios

La Ley 30007 reconoce derechos hereditarios a los convivientes para lo cual se deben
contar con los siguientes requisitos:
- Cumplir con las condiciones señaladas en el artículo 326 del Código Civil.
- La convivencia debe encontrarse vigente al momento del fallecimiento de
cualquiera de sus miembros.

Esta norma regula la igualdad del concubino y el cónyuge en materia sucesoria, por
consiguiente, constituye un heredero de tercer orden (816 CC), un heredero forzoso
(724 CC), también puede ser desheredado o declarado indigno, entre otros aspectos
sucesorios.

Sus derechos sucesorios forman parte de la “legítima” (aquella parte de la que no puede
disponer) en consecuencia, no se debe exceder de la cuota de libre disponibilidad
permitida, ya sea de 30% cuando se tiene hijos y conviviente y del 50% en caso se tenga
padres y conviviente; asimismo, en caso de no haber hecho uso de la cuota de libre
disponibilidad y si el concubino fallecido no tiene hijos o padres, el sobreviviente podrá
heredar la totalidad el patrimonio dejado por el causante.

Es preciso recordar que la legítima del integrante sobreviviente de la unión de hecho es


independiente del derecho que le corresponde por gananciales.

Adopción

La Ley 30311 modifica los artículos 378 y 382 del Código Civil y reconoce el derecho a
adoptar de los concubinos, teniendo como requisito que dicha unión se encuentre
inscrita en el Registro Personal de la Oficina Registral que corresponda al domicilio de
los convivientes y que se cuente con el asentimiento de ambos.

Para que puedan acceder a este derecho se requieren ciertos requisitos entre los que
encontramos: que los adoptantes gocen de solvencia moral, que la edad de cada
adoptante sea por lo menos igual a la suma de la mayoridad y la del hijo por adoptar,
que si el adoptado tiene más de 10 años preste su asentimiento, entre otros.

Antes de la dación de esta ley, solo podían adoptar los cónyuges por lo cual si una
pareja de convivientes iniciaba un proceso de adopción se le exigía que, previamente,
contraiga matrimonio ocasionando que se vulnere el derecho de los convivientes a
integrar hijos a sus familias.

Conclusiones

Como vemos, han existido avances en cuanto reconocimiento de derechos a las uniones
de hecho, no obstante, notamos que aún quedan varios temas pendientes por resolver,
algunos de los cuales han sido abordados expresamente en los párrafos anteriores pero,
existen otros aspectos pendientes, incluso, de ser tratados.

Es importante que se reconozca en el Código Civil a los concubinos como parientes por
afinidad, adicionalmente, que se incorpore en el artículo 241 del Código Civil, como uno
de los impedimentos absolutos del matrimonio a quienes tengan una relación de
convivencia inscrita en el Registro Personal o declarada judicialmente lo cual debería
encaminarse hacia la incorporación, dentro de los documentos requeridos para contraer
matrimonio, el exigir a los contrayentes el Certificado Negativo de Unión de hecho,
expedido por el registro personal de la oficina registral donde domicilian los solicitantes.
Ello puesto que al no existir el estado civil conviviente, el integrante de la unión de hecho
sigue figurando en su Documento Nacional de Identidad (DNI) como soltero por lo cual,
puede contraer matrimonio con una persona distinta a su conviviente aun estando
inscrita su convivencia en el Registro Personal.

Finalmente, es trascendental y relevante que se reconozcan a las uniones


homoafectivas la posibilidad de gozar de derechos personales y patrimoniales puesto
que son fuente de familia y no podemos negar su existencia ni vulnerar su dignidad ni
el derecho a la igualdad que todos aspiramos como miembros de una sociedad
democrática.

Bibliografía:

CONGRESO DE LA REPÚBLICA
2010 Ley N° 28457 y modificatorias. Ley que regula el proceso de filiación
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CONGRESO DE LA REPÚBLICA
2015 Ley N° 30311 – Ley que permite la adopción de menores de edad declarados
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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
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https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2008/06572-2006-AA.pdf

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