Resumen Tema Vii - La Ficciën Narrativa. Diversidad
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La novedad de este género procede del protagonista que, lejos de ser un héroe resulta
un marginado, lo cual no es obstáculo para que se sienta digno y cuente en primera
persona, su biografía al lector.
Los pastores protagonistas de este tipo de novelas son cultos y refinados, de acuerdo
con los estereotipos concebidos por Teócrito y Virgilio en la época clásica y por
Sannazaro en el Humanismo. Los pastores cuentan sus amores no correspondidos (al
La novela morisca tiene su origen, como los romances de este ciclo, en temas de la
Reconquista y de los ambientes fronterizos. La primera y más importante novela de
este género fue La historia del abencerraje y la hermosa Jarifa (1565). El protagonista,
prisionero de las tropas cristianas, es liberado por un alcaide que le ayuda y da
permiso para que se case con su prometida, a quien amaba desde la infancia.
“Acuérdome que entrando una siesta en la huerta dicen de los jazmines, la hallé sentada junto a la
fuente, componiendo su hermosa cabeza. Miréla, vencido de su hermosura, y parecióme a Salmacis y
dije entre mí: ¡Oh, quien fuera Troco para perecer antes esta hermosa diosa! (…)”
Fecha de impresión
1554: las primeras tres ediciones conocidas, con numerosas variantes entre
los tres textos:
o Burgos
o Amberes
o Alcalá (incluye añadidos y correcciones apócrifos ¿de Salcedo?)
1552-53: posibles dos ediciones previas perdidas. De una de ellas se
derivaría la de Burgos y de la otra, las de Amberes y Alcalá.
Posteriormente:
o En España: incluida en 1559 en el Index de libros prohibidos.
o En el extranjero: posibles ediciones posteriores. Si las hubo, no han
dejado señal puesto que todas las ediciones posteriores descienden
de la de Amberes de 1554.
Fecha de composición
Desconocida. Para tener una idea es preciso utilizar diferentes tipos de referencias:
Por referencias históricas que aparecen en el texto: Se habría escrito
después de 1525. El texto incluye comentarios con “la campaña de las
Gelves”, “Rey de Francia (Francisco I)” y “Carlos V celebró cortes en
Toledo”.
Por las corrientes intelectuales y preocupaciones sociales que se advierten
en la obra: diferentes tesis:
o Antes de 1530: se dice que es “obra de un autor de tendencia
iluminista del grupo que se forjó en torno al viejo duque de Escalona,
muerto en 1529”.
o Entre 1552-1554, años próximos a la impresión: para fundamentarlo
se habla de “cariz literario de la obra”, “misma perspectiva histórico-
literaria que El Crotalón (1550?)” o del “peculiar ambiente que refleja
el Lazarillo como consecuencia de la ley del Consejo de Castilla de
1545 que prohibía cierta mendicidad ‘sin portar cédula’”.
Por referencias fuera del propio texto de la obra: documentos y textos de la
época que lo mencionen. Son muy escasas las referencias y siempre
posteriores a 1554 o muy imprecisas:
o En La lozana andaluza (1529): se habla de “un lazarillo que cabalgó a
su abuela” ¿puede referirse al Lazarillo de Tormes?
o En Baldo (1542): se dice que esa obra será la “autobiografía del
ladrón Cíngar” ¿es una referencia a un Lazarillo anterior?
Lo más plausible, ante la ausencia de datos concretos, es fechar el Lazarillo en
años muy próximos, si no inmediatos, a su impresión: 1552-1554.
Realidad, folclore y verosimilitud
Espacio-tiempo: A diferencia del caso de La Arcadia (Sannazaro), aquí todo
es muy concreto y muy situado.
o El tiempo: hay referencias a Gelves, Cortes de Toledo, Carlos V…
o Espacio: todo está situado, aparecen Salamanca, Toledo, etc., y en
todas las ciudades hay referencias precisas a monumentos de la
época y otros datos espaciales.
Personajes: todos ellos son de sobra conocidos en la España del siglo XVI:
ALBERTO GARCÍA CASTAÑEDA 2009/2010 4
o Niños huérfanos: como Lázaro, eran espectáculo cotidiano que las
gentes contemplaban con indiferencia. Incluso existía el oficio de
“padre de huérfanos”, persona encargada de encontrar amo a los
niños mendigos y sobre los que tenía cierta autoridad.
o Oficio de pregonero: oficio que iba a parar, con frecuencia, a manos
de vagabundos y gente indeseable.
o Desastres familiares: como el sucedido a los padres de Lázaro, eran
también el pan de cada día.
o Fugitivos: como el padre de don Martín, ladrones o desterrados como
el de Lázaro, iban a engrosar la milicia que se hallaba plagada de
tales individuos.
o Ciegos: de entre todos los pobres eran los que mantenían mayores
privilegios. Tenían el oficio de “rezador de oraciones” que les permitía
recorrer el país sin estar sujetos a las disposiciones que afectaban a
los otros mendigos. “En su oficio era un águila; ciento y tantas
oraciones sabía de coro”, nos dice Lázaro de su amo.
o Escudero, hidalgo y pobre: que huye de su lugar natal para salir de la
penuria y mantener su honra y que acude a la gran ciudad a la
búsqueda de un grande generoso a quien servir. Es un tipo que nos
ha llegado a través de múltiples testimonios. No parece casualidad
que parte de la acción transcurra en Toledo, que contaba con un gran
número de hidalgos, clérigos y frailes.
o Estamento clerical: que tan mal parado sale en la obra, presentaba en
la realidad una situación catastrófica: un estamento al que habían ido
a refugiarse justos y pecadores.
No obstante, en el Lazarillo, la realidad le sirve a su autor de marco verosímil, pero
los episodios que se narran proceden de una muy fértil tradición folclórica. Los
engaños de niños a ciegos están desde antiguo bien documentados en el folclore
europeo. El cuento de “la casa lóbrega y oscura” que se relata en el Tratado
Tercero aparece en un cuento oriental del siglo XI.
Esta realidad tradicional, esquematizadora de la auténtica, es la que se refleja en el
Lazarillo: realidad deformada por la tradición, magníficamente dispuesta en un
marco real, exigido por los preceptos clásicos de la verosimilitud e imitación
(Aristóteles).
La fórmula autobiográfica
El Lazarillo se presenta como una autobiografía real en la que autor y personaje se
identifican. El lector descubre, sólo en las últimas líneas, que quién habla es el
propio protagonista y que la obra es, por tanto, una autobiografía y que el título del
libro debe entenderse como La vida de Lazarillo de Tormes (contada por él mismo).
El protagonista, Lázaro, es sencillamente un pregonero de Toledo al que el
desconocido Vuestra Merced ha escrito pidiéndole detalles sobre un determinado
“caso”. Este “caso” no es otro que el que se narra en el último Tratado, es decir, la
explicación de los rumores que circulan acerca de las posibles relaciones amorosas
entre la mujer de Lázaro y el Arcipreste de la parroquia de San Salvador.
Antes del Lazarillo existían, desde luego, distintos tipos de narraciones
autobiográficas:
El Asno de Oro, de Lucio Apuleyo (s. II d.C.), obra que, con seguridad,
influyó en el Lazarillo.
Confesiones, de San Agustín (s. IV d.C.).
Otras autobiografías de soldados o personajes ilustres.
Estructura
El principal problema de una autobiografía es el mantenimiento del decoro del
personaje. Las falsas autobiografías novelescas anteriores al Lazarillo no habían
mostrado preocupación por mantener ese decoro porque sólo les interesaba un
momento de la vida de su personaje: una batalla, una misión especial, una
descripción de un lugar…, es decir, relatan “el caso” que es lo que importa y no la
vida completa del protagonista.
El Lazarillo va más lejos. Su autor no está interesado tanto en contar un caso,
como en presentarnos la trayectoria de una vida que desemboca en ese caso final.
Pero, siendo así, en la obra se aprecia un grave desequilibrio, un “fallo de
estructura”: el grueso de la narración, casi un noventa por ciento de sus páginas,
tiene como protagonista al niño Lázaro; después, el relato cambia de tono y se
dirige con extraordinaria rapidez hacia su desenlace, el caso final que motiva la
curiosidad del desconocido vuestra merced. Lázaro Carreter ha expuesto una tesis
al respecto. Sus ideas básicas serían:
El autor acude a la estructura de cuento tradicional para componer parte de
la obra. Tanto las simetrías y contrastes (la vida de sus padres versus los
acontecimientos de su propia vida) como la gradación de los tres amos
iniciales (se observa claramente la evolución gradual de su hambre)
pertenecen a la morfología del cuento tradicional o folclórico. De este modo,
la estructura bien trabada de los primeros tres Tratados es la propia del
cuento tradicional.
El mérito del autor es subordinar todos estos motivos y estructuras a un fin:
la demostración de una tesis: “la historia de un proceso educativo que
entrena el alma para el deshonor”. Hacer que Lázaro hombre sea
consecuencia de las experiencias de niño. En definitiva, la educación para el
deshonor final.
Al final del Tratado Tercero el autor abandona el sistema folclórico y cae en
la sarta de episodios, en la línea de la técnica narrativa de El Asno de Oro.
La estructura del Lazarillo reflejaría, por tanto, el conflicto entre dos
tradiciones: una folclórica, que el autor procura novelizar en lo posible, de
ahí su genialidad, y otra de episodios en sarta, que el autor acepta sin
intentar superarla.