Currículo Texto-1
Currículo Texto-1
Currículo Texto-1
1
Una nueva aproximación a los
contextos para el aprendizaje:
transitar de prácticas efectivas
a pedagogías contextuales
CURRÍCULO
Una nueva aproximación a los
contextos para el aprendizaje:
transitar de prácticas efectivas
a pedagogías contextuales
CURRÍCULO 1
Una nueva aproximación a los
contextos para el aprendizaje:
transitar de prácticas efectivas
a pedagogías contextuales
pResentACIón_5
1. IntROdUCCIón _7
BIBLIOGRAfIA_35
5
PRESENTACIÓN
1
INTRODUCCIÓN
2
APROXIMACIÓN A LOS CONTEXTOS
PARA EL APRENDIZAJE
Pensar el contexto como “lo que entreteje” en vez de “lo que rodea”, permite
salir de la noción de párvulos y educadores, definidos por su entorno o con-
diciones y transitar a ver el contexto como algo que enlaza, nos enfocamos
en “la relación cualitativa entre un mínimo de dos entidades analíticas -el
profesor y los estudiantes- que son dos momentos de un solo proceso” (Cole,
1998, p. 135). Así, se opta por una posición que reconoce en el contexto para
el aprendizaje, la agencia de los sujetos.
este sentido, el contexto es el entorno que rodea y forma las actividades que
hacen los niños. El aprendizaje ocurre dentro del contexto, pero independiente
de él y siguiendo una trayectoria que ha sido planificada.
1 En este documento asumiremos la distinción analítica, pero complementaria entre pedagogía y currículo, tal como se ha ido
redefiniendo entre los países que han logrado un mayor desarrollo educativo (con independencia de si sus posicionamientos son
más modernos o posmodernos). Aquí entendemos currículo como todos los conocimientos, habilidades y valores que los niños
tienen el propósito de aprender en los centros educativos, tanto los prescritos como todo el aprendizaje oculto y/o no intencional.
Pedagogía en cambio, refiere a la práctica, o el arte, o la ciencia de la enseñanza. Sin embargo, para los primeros años de la vida,
cualquier concepción adecuada de la práctica educativa debe ser lo suficientemente amplia para incluir la provisión de ambientes
de aprendizaje para el juego y la exploración. Si bien, el término “enseñanza” puede sonar inútil o controversial en este contexto, el
punto que sostenemos es que una pedagogía efectiva en la primera infancia debe seguir siendo en algún grado “instructivo” (Siraj-
blatchford, Sylva, Muttock, Gilden, & Bell, 2014). la instrucción entonces puede ser definida para incorporar todos esos procesos que
ocurren dentro del aula y que tienen como objetivo iniciar o mantener los procesos de aprendizaje y/o para ser un medio eficaz
para alcanzar los objetivos educativos (Creemers, 1994). En estos términos, es evidente que cada forma efectiva de pedagogía debe
ser instructiva de alguna manera.
3 CONTEXTOS PARA
EL APRENDIZAJE
16 CURRÍCULO
3
CONTEXTOS PARA EL APRENDIZAJE
3.1.
LA ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO
Aunque parece evidente que el uso del tiempo, debe encontrarse siempre
orientado por algún tipo de aprendizaje, de acuerdo con la investigación
(Strasser, lissi, & Silva, 2009), serán las transiciones (el paso de una experien-
cia a otra) y los periodos más cotidianos (momentos de llegada y despedida,
alimentación, higiene, entre otros.), los tiempos que revistan el mayor desafío
pedagógico. La organización del tiempo debe incorporar estrategias que
minimicen los tiempos desaprovechados en educación inicial. Al respecto,
las Bases Curriculares de la Educación Parvularia (BCEP) explicitan que debe
existir continuidad entre los períodos, sugiere organizar a los párvulos en sub
grupos y, contar con experiencias alternativas a las ya planificadas.
Si bien la literatura sobre este contexto, es más bien incipiente, los hallazgos
de los últimos cinco años han avanzado en demostrar que no existe “una
configuración temporal” que explique la efectividad pedagógica. La investi-
gación más bien ha ido evidenciando que el pedagogo eficaz orquesta una
pedagogía sustantiva (Hemmeter, Ostrosky, & Artman, 2008), extendiendo en
el tiempo intervenciones (andamios, discutiendo, acompañando, asignando
3 / Contextos para el aprendizaje 17
3.2.
EL MODELAMIENTO DEL ESPACIO FÍSICO
Parece fundamental entonces, resaltar que los diversos espacios del aula
deben ser empoderadores e inclusivos. Es decir deben ser accesibles
para todos los niños, niñas y adultos, (habilitado para el uso de párvulos y
personal con necesidades educativas especiales, discapacidades y grupos
vulnerables) evitando estigmatizar o segregar. El diseño del ambiente
físico es universal, cuando es usable o habitable por la mayor diversidad
de personas, sin la necesidad de adaptaciones o diseños especializados.
18 CURRÍCULO
3.3.
LAS INTERACCIONES
Los contextos que logran mayor pertinencia, son aquellos que organizan y
extienden las interacciones para el aprendizaje. Establecer una alta frecuencia
y diversidad de ellas aparece como una variable configuradora de pedagogías
efectivas en la literatura del campo. Esta muestra, que cuando los contenidos
de esa formación eran específicos de ciertas interacciones (para la alfabeti-
zación, razonamiento lógico), la efectividad de las prácticas aumentaba.
Copple & Bredekamp, 2010). En este sentido, existe suficiente evidencia para
establecer que ninguna estrategia educativa que no reconozca la centralidad
de las decisiones de los educadores y sus acciones podrá ser exitosa. “Son
los planes y la organización de clase que hace el maestro, su sensibilidad y
capacidad de respuesta a todos los niños y niñas, y sus interacciones con ellos
en todo momento los que ejercen la mayor influencia sobre el desarrollo y el
aprendizaje de los niños” (NAEYC, 2009; Buysee & Wesley, 2006; Hargreaves
& Fullan, 2012).
3.4.
LA CONFORMACIÓN DE COMUNIDADES EDUCATIVAS
3.5.
LA PARTICIPACIÓN EN LA COMUNIDAD PROFESIONAL
Hace poco más de una década, la literatura sobre formación inicial y desarrollo
profesional docente, viene atribuyéndole al trabajo colegiado de profesores
y profesoras, un efecto positivo en la efectividad de la enseñanza. Lo que la
investigación sugiere, es que las comunidades profesionales de aprendizaje en
las que, quienes educan comparten comprensiones, procesos de indagación
y prácticas sobre la docencia, amplían las oportunidades de aprendizaje en
diversos contextos educativos y mejoran sustancialmente los resultados de
aprendizaje de los y las estudiantes en situación de desventaja (Bacellieri,
2010; Coll Salvador, 2012; Darling-Hammond, Hammerness, Grossmann, Rust,
& Shulman, 2005; Mindich & Lieberman, 2012).
3.6.
LA PLANIFICACIÓN DEL APRENDIZAJE Y LA ENSEÑANZA
3.7.
LA EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES Y DE LA PRÁCTICA
PEDAGÓGICA
Otro punto, que requiere una particular atención, es aquel que hace referencia
al imaginario de quienes enseñan; cabe destacar que la investigación sobre
pedagogías contextualistas ha ido evidenciando la importancia de que los
procesos evaluativos permitan develar las creencias docentes. Los registros
narrativos, sobre procesos de aprendizaje, la documentación pedagógica,
las autobiografías docentes y las biografías de los párvulos han mostrado
ser herramientas interesantes para evaluar tanto los aprendizajes, como el
proceso de enseñanza (Clark y Medina, 2000; Hathaway & Risko, 2013; Xu,
2000). Se ha argumentado cada vez con mayor acuerdo, que es la toma de
conciencia respecto de estas creencias, es una de las variables que permite
mejorar las relaciones con los sujetos de aprendizaje y la percepción de su
capacidad de enseñar (Hathaway & Risko, 2013).
De acuerdo con diversos especialistas (Canella, 1997; James & Prout, 1997;
Oberhuemer et al. 2010), la práctica de los docentes de la primera infancia
no puede ser disociada de los contextos socioculturales en los que ocurre.
Por una parte, porque estos contextos legitiman lo que son y debieran ser
los niños y las niñas, y por tanto sitúan y configuran modelos distintivos para
desarrollar la educación de la primera infancia.
4 PRÁCTICAS EFECTIVAS EN
EDUCACIÓN PARVULARIA
26 CURRÍCULO
4
PRÁCTICAS EFECTIVAS EN
EDUCACIÓN PARVULARIA
4.1.
¿FOCO EN EL CONTROL Y ACOMPAÑAMIENTO A DOCENTES
O, COMUNIDADES DOCENTES EMPODERADAS?
Lo que se propone, cada vez con más fuerza, es la idea de desarrollar el capital
decisional de las educadoras y los educadores (Hargreaves & Fullan, 2012). Es
decir, ante tal complejidad, los esfuerzos deberían apuntar a generar capaci-
dades que permitan, a los y las docentes, tomar decisiones para adaptar sus
prácticas en base a su juicio profesional, siempre con el foco en verificar que
se cumplan los objetivos de aprendizaje y desarrollo de los niños y las niñas.
4.2.
LAS SEÑALES DE LA EVIDENCIA EMPÍRICA Y
DE LAS EXPERIENCIAS EXITOSAS: NI FÁCIL, NI RÁPIDO,
NI HOMOGÉNEO
2 La OECD (2005, 2006 y 2011) a través de distintos meta-análisis y sistematizaciones de resultados comparados, entre los países
que la integran, ha reconocido que el primer factor determinante de los logros de aprendizaje son el capital cultural y las variables
familiares de los estudiantes. Sin embargo, también da cuenta de la dificultad de estos para ser intervenidos por las políticas públicas.
30 CURRÍCULO
Zaslow et als. (2012), han mostrado que a nivel estructural resulta clave
la existencia de objetivos (o estándares de desempeño) específicos y
articulados para el desarrollo profesional. Al respecto, bastante evidencia
ha venido sugiriendo que este tipo de referente permite formar y capacitar
prácticas efectivas (QUINCE Research Team, 2009; Fukkink & lont, 2007;
Dickinson & Brady, 2006). En este sentido, Pianta (2010) y Shonkoff &
Phillips (2000) atribuye a los años de estudio de docencia inicial el clima
emocional positivo del aula. Desde este punto de vista, el tener cuatro
4 / Prácticas efectivas en educación parvularia 31
Cabe destacar que algunos estudios (Vu, Jeon & Howes, 2008; Fulgini et al.,
2009; Roskos et al., 2006), complementan la relevancia de la comunidad
profesional, con la variable de monitoreo y supervisión de alineamiento con
estándares de desempeño; estableciendo que mejoran sustancialmente
los niveles de efectividad de las prácticas pedagógicas.
Por otra parte, a nivel micro, existen ciertas prácticas o formas de ense-
ñanza, que resultan claves para explicar la efectividad pedagógica desde
el aula inicial. Al respecto, si bien la investigación también es incipiente
y fragmentada por intereses específicos, se mencionan las interacciones
verbales entre adultos, niños y niñas; la evaluación diferenciada y forma-
tiva del aprendizaje; la asociación con la familia y el ambiente familiar;
y la disciplina y mediación adulta para resolver conflictos cotidianos
(Siraj-Blatchford, Sylva, Muttock, Gilden, & Bell, 2014). Taguma, Litjens, &
Makowiecki (2012) han demostrado que prácticas efectivas en primera
infancia se constituyen de estrategias para involucrar a niños y niñas en
proyectos de aprendizaje, potenciar la interacción entre ellos y ellas, y
desplegar diversas estrategias de andamiaje.
Otra evidencia de nivel micro, revela que las prácticas efectivas en el nivel
inicial hacen hincapié en desarrollar la autorregulación de niños y niñas, su
participación y su atención concentrada. Se ha comprobado, que se obtie-
nen resultados positivos para los y las estudiantes a partir de prácticas de
enseñanza y aprendizaje basados en relaciones de grupo pequeño, juego
y experiencias de aprendizaje activo (NAEYC, 2009). En esta línea Alliston
(2007) ha establecido, como características de las prácti- cas efectivas la
flexibilidad y la individualización de las experiencias de enseñanza. Agrega a
esta caracterización, la idea de “practicas basadas en fortalezas y recursos
propios”, para identificar como prácticas efectivas aquellas inclusivas, que
parten de los atributos de cada niño y niña y del grupo.
4 / Prácticas efectivas en educación parvularia 33
BIBLIOGRAFÍA
»» Ainscow, M., & Booth, T. &. (2006). Improving schools, Developing inclusión.
Londres: Routledge.
»» Bransford, J., Brown, A., & Cocking, R. (1999). How people learn: Bridging
research and practice. Washington: National Academy Press.
»» Cameron, C., & Moss, P. (2007). Care Work in Europe: Current Understandings
and Future Directions. London: Routledge.
»» Cameron, C., Moss, P., & Owen, C. (1999). Men in the Nursery. London: Paul
Chapman Ltd.
»» Comber, C., & Wall, D. (2001). The classroom environment: A framework for
learning. En R. Paechter, E. R., & T. Twinong, learning. Space and identity (págs.
87-101). London: Paul Chapman Publishing.
»» Dahlberg, G., Moss, P., & Pence, A. (2005). Más allá de la calidad en educación
infantil. Barcelona: Graó.
»» Darling-Hammond, I., Hammerness, K., Grossmann, P., Rust, F., & Shulman, I.
(2005). Chapter Eleven. The design of teacher education programs. En
I. Darling-Hammond, & I. Brandsford. Preparing teachers for a changing
world: What teachers should learn and be able to do. (págs. 390-437). San
Francisco, CA.: Wiley & Sons.
38 CURRÍCULO
»» Hemmeter, M., Ostrosky, M., & Artman, K. (2008). Moving right along…
planning transitions to prevent challenging behaviour. Young Children,
NAEYC, 18-25.
»» Moreno, L., Narvaez, Herrera, M., & Mathiesen, M. (2010). Proyecto Prácticas
Pedagógicas de Calidad. Informe final. Concepción: Universidad de
Concepción.
BIBLIOGRAFÍA 39
»» Pianta, R., Howes, S., Burchinal, M., Bryant, D., & Clifford, R. (junio de 2010).
Features of Pre-Kindergarten Programs, Classrooms, and Teachers: Do
They Predict Observed Classroom Quality and Child-Teacher Interactions?
Applied Developmental Science, 9(3), 144-159.
»» Siraj-blatchford, I., Sylva, K., Muttock, S., Gilden, R., & Bell, D. (2014).
Researching Effective Pedagogy in Early Years. London, England: University
of London - Oxford University.
»» Strasser, K., Lissi, M., Silva, M., & ., (. (2009). Gestión del tiempo en
12 salas chilenas de kindergarten: Recreo, colación y algo de instrucción.
Psykhe, 85-96.
»» Taguma, M., Litjens, I., & Makowiecki, K. (2012). Quality Matters in Early
Childhood Education and Care. Finland. OECD.
»» Valverde, P., Adlerstein, C., & Novoa, X. (2010). Hacia un trabajo articulado con
la Familia: Articulando Expectativas de Instituciones Formadoras, Política e
Instituciones Formadoras. Chile: MINEDUC.
»» Zaslow, M., Tout, K., & Halle, T. (2010). Towards identification of features of
professional development for early childhood educators. Literature review.
Washington D.C.: U.S. Department of Education.