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Panorama

28 SEG UN D O SEM E STRE . 2 0 1 8

SOCIAL 28

201 8
S E M E S T RE .
SE G U ND O
Envejecimiento de la
población, familia y
calidad de vida en la vejez

Envejecimiento demográfico y vejez en España


Calidad de vida en la población mayor

PanoramaSOCIAL
Redes de parentesco y familia
Dependencia y cuidados a edades avanzadas
Hogares de mayores y soledad residencial
Generaciones, actitudes políticas y voto
Políticas de vejez en Europa
Evolución, sostenibilidad y reforma del sistema de pensiones
Pedidos e información:
Funcas
COLABORAN:
Caballero de Gracia, 28
28013 Madrid Antonio Abellán, Karim Ahmed Mohamed, Amand Blanes, Elisa Chuliá, Daniel
Teléfono: 91 596 57 18 Devolder, Albert Esteve, Gloria Fernández-Mayoralas, Juan Jesús González,
Fax: 91 596 57 96 Cristina López Villanueva, Sol Minoldo, Julio Pérez Díaz, Isabel Pujadas,
[email protected]
www.funcas.es Elisenda Rentería, Vicente Rodríguez-Rodríguez, Fermina Rojo-Pérez, Jeroen
Spijker, Gerdt Sundström y Pilar Zueras

P.V.P.: Edición Papel, 13 € (IVA incluido)


Edición Digital, gratuita ISSN - 2254-3449
Depósito Legal - M-23-401-2005
Panorama
S EG U ND O SEMESTRE. 2018

SOCIAL 28
Envejecimiento de la
población, familia y
calidad de vida en la vejez
Patronato

Isidro Fainé Casas (Presidente)


José María Méndez Álvarez-Cedrón (Vicepresidente)
Fernando Conlledo Lantero (Secretario)
Carlos Egea Krauel
Miguel Ángel Escotet Álvarez
Amado Franco Lahoz
Manuel Menéndez Menéndez
Pedro Antonio Merino García
Antonio Pulido Gutiérrez
Victorio Valle Sánchez
Gregorio Villalabeitia Galarraga

Panorama
social
Número 28. Segundo semestre. 2018

Consejo de redacción

Carlos Ocaña Pérez de Tudela (Director)


Elisa Chuliá Rodrigo (Editora)
Víctor Pérez-Díaz
Antonio Jesús Romero Mora
Victorio Valle Sánchez

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ISSN: 1699-6852
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Imprime: Cecabank de sus autores, y en modo alguno son suscritas o rechazadas por Funcas.
P anorama SOCIAL N. O 28, 2018, ISSN: 1699-6852.
“Envejecimiento de la población, familia y calidad de vida en la vejez”, coordinado por Julio Pérez Díaz

Índice

5 Presentación

11 Envejecimiento demográfico y vejez en España


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

49 La calidad de vida en la población mayor


Fermina Rojo-Pérez y Gloria Fernández- Mayoralas

75 Redes de parentesco y futuro de los cuidadores de las personas mayores


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

93 Vivir solo en España. Evolución y características de los hogares unipersonales


en la vejez
Cristina López Villanueva e Isabel Pujadas Rubies

117 La pareja en la vejez: el caso de Suecia


Gerdt Sundström

125 Implicaciones electorales de las políticas de bienestar


Juan Jesús González

135 Interés por la política, ciclo vital y generación: nuestros actuales mayores
como esperanza
Karim Ahmed Mohamed

147 El marco de las políticas de vejez en Europa


Vicente Rodríguez-Rodríguez
Índice

161 La sostenibilidad demográfica del sistema de pensiones en España


Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda Rentería y Amand Blanes

173 La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas


Sol Minoldo

191 Cinco preguntas sobre las pensiones


Elisa Chuliá

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Presentación

En 2009, la IUSSP (International Union for menos desarrollado, el elevado ritmo de cre-
the Scientific Study of Population) encuestó a cimiento mundial o el sostenido descenso de
sus afiliados sobre sus temas de investigación, la mortalidad, pero no en la vejez. Tampoco
los campos de aplicación práctica de su tra- las ciencias sociales le habían prestado mucha
bajo, los problemas demográficos actuales que atención.
consideraban más importantes y las políticas
requeridas para enfrentarlos. Las respuestas de Las dos facetas de la vejez más relevan-
casi 1.000 demógrafos de todo el mundo con- tes para el ámbito público habían sido la pro-
firmaron una abrumadora primacía temática tección frente a la vulnerabilidad económica
del envejecimiento (aging). Era un cambio nota- y la mala salud, ambas más relacionadas con
ble respecto a la preocupación casi obsesiva, los derechos laborales que con la propia pobla-
en las décadas anteriores, por el rápido creci- ción mayor. Los sistemas contributivos de jubi-
miento de la población mundial, especialmente lación siempre habían sido excedentarios, y el
el del llamado Tercer Mundo, y por las políticas deterioro de la salud asociado a la edad era
para reducir la fecundidad y frenar la “explosión visto como algo natural e inevitable, preocupa-
demográfica”. ción menor, en todo caso, en un mundo vol-
cado prioritariamente en la salud materno-filial
Sin embargo, no se había producido cam- y adulta-laboral. Existía, además, la convicción
bio técnico o metodológico alguno que justifi- de que la esperanza de vida, cuyo espectacular
cara un giro como ese. Tampoco la proporción crecimiento se atribuía de forma casi exclusiva a
de personas mayores en el mundo, en aumento la reducción de la mortalidad temprana, estaba
sostenido pero todavía escasa, había experi- próxima a tocar techo.
mentado ningún cambio brusco. La centralidad
temática para los científicos era el resultado de Todo cambió con la crisis de los setenta y
la paralela centralidad política que la vejez había la revolución política de los ochenta. Repentina-
alcanzado súbitamente en los años ochenta. mente, la carga que los viejos pudiesen suponer
para el Estado les ponía en el principal foco de
Para políticos y gobernantes, la vejez interés demográfico. Además, se hacía evidente
había sido un asunto menor hasta entonces; ahora, no iba a dejar de crecer. El baby-boom se
desde que la disciplina demográfica eclosionara había acabado también en los setenta, y la fecun-
junto a los sistemas estadísticos de los Estados didad había retomado su marcha descendente,
liberales modernos, a finales del siglo XIX, se con una geografía nueva en la que el sur de
había centrado en la infancia y la juventud, la Europa primero, y poco después el este y la anti-
población en edad laboral, la formación de nue- gua esfera soviética, se situaban por primera vez
vas parejas, la excesiva fecundidad del mundo en cabeza del descenso con niveles nunca vistos.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 5


P r es e n tac i ó n

Pese al diluvio cotidiano de interpreta- podría decirse que hemos rejuvenecido demo-
ciones alarmistas de la situación poblacional, gráficamente, puesto que la vejez se retrasa
lo cierto es que, en la historia de la humani- cada vez más en el ciclo de vida).
dad o en la de España, nunca antes se había
podido observar mejor situación en la demo- Evidentemente, el envejecimiento demo-
grafía. Esta situación ha sido conquistada con gráfico conlleva cambios e incertidumbres en
grandes esfuerzos, individuales y colectivos; temas muy variados, relacionados con la calidad
sus consecuencias están plagadas de futuro y de vida de las personas mayores, sus recursos
deben calificarse como “progreso”. Aquello a económicos, su salud, la necesidad de cuida-
lo que estamos acostumbrados a llamar con dos, e incluso su mayor peso electoral y, por
una desafortunada metáfora “envejecimiento tanto, político. Sobre estos y otros temas trata
de la población” (las poblaciones no son entes este número de Panorama Social, cuyo eje central
biológicos que envejecen, no tienen edad) es el impacto estructural de la nueva pirámide
alude, en realidad, a un cambio sin preceden- poblacional sobre el conjunto de la sociedad
tes en su estructura por edades. Sus causas española y, claro está, sobre las características
son bien conocidas para la demografía, de la de la propia vejez y los comportamientos de la
misma manera que se conoce bien su integra- población de más edad.
ción y dependencia de un cambio más general,
el de la reproducción, el núcleo teórico fun- El primer artículo, de Julio Pérez Díaz y
damental para el análisis demográfico. Lo que Antonio Abellán García (CSIC), contextua-
ha experimentado la demografía humana en liza el tema común al que se ha dedicado este
apenas un siglo, aquello que el cambio de la número por una doble vía. La primera, la más
pirámide revela, es nada menos que una revolu- estrictamente demográfica, traza un panorama
ción reproductiva sin precedentes. La iniciaron, general de los cambios poblacionales que sub-
muy lentamente, unos pocos países europeos y yacen al aumento de la edad media en nues-
alguna de sus colonias a finales del siglo XIX; se tro país, especialmente intensificado al acabar
extendió a la parte más rica del mundo durante el baby-boom a mediados de los años setenta.
la primera mitad del siglo XX; y finalmente se El cambio de la estructura por edades, sus cau-
ha generalizado a la humanidad entera en la sas, su ritmo y su evolución previsible se des-
segunda mitad de ese siglo, a un ritmo fulgu- criben y enmarcan en el cambio demográfico
rante en los países más tardíos. global que está experimentando la humanidad
como resultado de un salto sin precedentes en
Con la perspectiva histórica hoy dispo- la eficiencia reproductiva. La segunda traslada la
nible, sabemos que no hay excepciones: el atención a la propia vejez y sus principales ras-
aumento de la vida media va acompañado del gos sociodemográficos, rápidamente modifica-
correspondiente descenso de la fecundidad, lo dos por el continuo flujo con que llegan a esa
que apunta a una interrelación estrecha entre etapa de la vida generaciones que han experi-
ambos indicadores demográficos, y de esta mentado transcursos vitales radicalmente dife-
interrelación resulta el cambio en la pirámide. rentes de los de las generaciones precedentes,
Partiendo de fecundidades en torno a cinco o empezando por la propia proporción de super-
seis hijos por mujer, obligadas por una super- vivientes. Se aportan, por tanto, los principa-
vivencia tan escasa que ni siquiera permitía a la les indicadores sobre la situación convivencial,
mitad de los nacidos llegar a los 15 años (situa- socioeconómica y de salud de los mayores, que
ción que se daba en España hacia 1900), hemos evidencian mejoras notables, pero que también
pasado a elevar enormemente el volumen de vienen acompañados de un protagonismo cre-
población teniendo menos hijos, pero cuidán- ciente de la dependencia y la necesidad de cui-
dolos y dotándolos cada vez más y mejor. dados, todos ellos temas en los que profundizan
otros artículos incluidos en este número.
Como puede suponerse, un cambio como
el descrito en el párrafo anterior no solo se tra- Al precedente marco general, construido
duce en una pirámide poblacional diferente, con las grandes fuentes oficiales del propio
sino que también altera todos los ámbitos ima- sistema estadístico nacional, Fermina Rojo-
ginables de nuestra vida personal y colectiva. La Pérez y Gloria Fernández-Mayoralas
significación de las diferentes edades nunca vol- (CSIC) añaden una perspectiva más cualitativa
verá a ser la misma (jugando con las palabras, e igualmente necesaria, la de la calidad de vida

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en la vejez. Cuantificarla y analizarla tiene una hogar concreto, el unipersonal, que el propio
utilidad creciente para el diseño y la implemen- cambio demográfico ha hecho mayoritario en
tación de políticas que mantengan y promue- la vejez. Lo ha impulsado el progresivo aumento
van la autonomía e independencia al envejecer. de la esperanza de vida, especialmente la feme-
Las autoras ponen el foco en las respuestas y nina, junto a la pauta histórica de empareja-
opiniones de los propios interesados, recogidas miento de las mujeres con hombres de mayor
a través de una encuesta específicamente dise- edad y la creciente independencia económica y
ñada por el equipo de trabajo al que pertenecen domiciliar en la vejez. El artículo analiza esta evo-
ambas investigadoras (la encuesta ELES, Estu- lución y sus condicionantes, pero, sobre todo,
dio Longitudinal Envejecer en España). Con un perfila las características de estos hogares en los
enfoque multidimensional, el artículo aborda Censos de 1991, 2001 y 2011, además de ubi-
las dimensiones más relevantes para la calidad carlos en un panorama comparativo europeo.
de vida en la vejez, según las han identificado También traza las propias características socio-
los propios mayores (la salud, las redes familia- demográficas de las personas que viven solas,
res y sociales, los recursos económicos y el ocio y los factores que condicionarán el peso futuro
y tiempo libre), relacionándolas con el entorno de esta forma de hogar, con especial atención al
residencial. contraste rural y urbano.

Estos dos artículos de carácter introduc- Gerdt Sundström (Universidad de


torio dan paso a diversos análisis de los efec- Jönköping, Suecia) centra la atención en otro
tos de la evolución demográfica sobre la propia tipo de hogar, que en estadios avanzados del cam-
vejez, y del envejecimiento, sobre el conjunto de bio demográfico se vuelve mayoritario en la vejez:
la población. En un primer bloque se tratan los el compuesto por una pareja sin otros convivien-
cambios que están experimentando la conviven- tes. Este tipo de hogares aumenta al hacerlo la
cia, las redes de parentesco y la disponibilidad longevidad y con el progresivo retraso de la viu-
de apoyo en caso de dependencia. Todos ellos dedad. Esta fase, que prácticamente acaba de
son asuntos en los que la evolución demográ- comenzar en España, tiene algunas décadas
fica en materia de mortalidad, reproducción, de recorrido en otros países europeos. En Suecia,
familia y tipología de los hogares va a tener caso de estudio de Sundström, la convivencia
efectos previsibles que permiten la proyección o con los hijos u otras personas ya era muy resi-
la modelización. dual, pero recientemente también están dis-
minuyendo los hogares unipersonales. Puesto
Daniel Devolder, Jeroen Spijker y que, en las parejas de mayores, los hombres
Pilar Zueras (Centre d’Estudis Demogràfics, cuidan con igual dedicación que las mujeres (se
UAB), abordan la evolución histórica y futura constata en todos los países, incluida España),
tanto de los cuidados requeridos por perso- la generalización de tales hogares se convierte
nas mayores dependientes, como de los que en un factor primordial para la atención a la
las familias pueden proporcionar. Los autores, dependencia. De hecho, las personas mayores
a la vanguardia científica en este campo, han ya proporcionan una parte sustancial del total
desarrollado un modelo de microsimulación de los cuidados familiares en Suecia.
computacional de los ciclos de vida generacio-
nales y las redes familiares en cada edad, con el Juan Jesús González (UNED) abre un
que pueden integrar los cambios demográficos bloque de artículos sobre la relación entre el
y desglosar la evolución histórica de la oferta cambio demográfico y el ámbito de la política
familiar de cuidados. Entre sus hallazgos des- de partidos y electoral. Dado que la creciente
taca el de que el déficit de horas de cuidado proporción de jubilados eleva la de beneficiarios
familiar era mucho mayor en el pasado que en de prestaciones sociales y genera un panorama
la actualidad. El ejercicio de previsión que llevan más complejo que el tradicional respecto a la
a cabo adquiere un interés notable para la plani- estructura de clases contemporánea, el autor
ficación pública o institucional de los cuidados a explora el papel de este nuevo eje de compe-
personas en situación de dependencia. tición de clases sociales en el surgimiento del
nuevo sistema de partidos y el fin del biparti-
Cristina López Villanueva e Isabel dismo en España. Frente a los modelos tradi-
Pujadas Rubies (Universidad de Barcelona) cionales de clase social que contraponían al
examinan pormenorizadamente un tipo de proletariado con las clases propietarias, la com-

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P r es e n tac i ó n

binación de la evolución institucional y socioe- y las pautas de la edad de jubilación futura son
conómica del país, por un lado, y de los cambios tendencias que ponen en cuestión la sostenibili-
demográficos en género y edad, por otro, ha dad demográfica del sistema de pensiones. Los
provocado el surgimiento de un eje adicional autores analizan dicha sostenibilidad descom-
que enfrenta a clases activas y clases pasivas. poniendo sus factores desde 1970 y prolon-
gando su evolución hasta 2070 (con diferentes
Karim Ahmed Mohamed (Universi- escenarios de migración exterior). Para ello desa-
dad Carlos III de Madrid) indaga en la determi- rrollan un modelo de simulación que incorpora,
nación que la edad pueda tener en el interés además de las variables demográficas, otras
por la política y, en particular, se plantea si el económicas o legislativas. Concluyen que, pese
constatado desinterés de los mayores españoles a que la demografía no volverá a ser tan favo-
puede atribuirse a un efecto de la edad o, por rable para el sistema de pensiones como lo fue
el contrario, guarda relación con las particula- en el pasado, no hace imposible la continuidad
ridades generacionales de la población mayor. de este bajo el actual modelo de financiación
En la investigación acopia y armoniza informa- de reparto.
ción de distintas fuentes, con el fin de manejar
la generación de pertenencia como una variable Sol Minoldo (CONICET, Argentina) llega
operativa, utilizando herramientas estadísticas a una conclusión similar por una vía diferente.
que permiten aislar los efectos de esta variable Su artículo analiza la sostenibilidad macroeco-
respecto a los de otros factores coyunturales. nómica futura de las pensiones públicas en
El autor obtiene resultados que contradicen España. Cuestiona los indicadores habitual-
los tópicos y abren una interesante línea de mente utilizados para buscar su alternativa en
investigación. el marco de los equilibrios entre demanda de
consumo e ingresos en los ciclos de vida, un
Por su parte, Vicente Rodríguez- marco teórico internacional con implicaciones
Rodríguez (CSIC) presenta una síntesis histó- muy importantes para el tema de la jubilación.
rica sobre las actuales políticas públicas de vejez Desde esta óptica agregada y macroeconómica,
en Europa, enumerando sus grandes hitos, y al margen de cuál sea el sistema que costee las
pero, sobre todo, recogiendo y analizando los pensiones, la autora proyecta el futuro balance
principales documentos oficiales en los que se entre necesidades de consumo de la vejez y la
han ido plasmando. En particular, el análisis capacidad previsible de la economía española
informático de tales textos le permite distinguir para costearlas, llegando a conclusiones muy
los conceptos y las materias fundamentales, y alejadas del actual clima de intensa preocupa-
clarificar sus respectivos significados. También ción, incluso alarma, que cunde a propósito
identifica los distintos actores esenciales, tanto del futuro de las pensiones. El reto del enveje-
institucionales como de la sociedad civil y de la cimiento no residiría, según la autora, en dicha
comunidad científica e investigadora. A todo capacidad, que parece asegurada, sino de redis-
lo anterior añade una síntesis de conjunto que tribuir la creciente riqueza a través de las institu-
ayuda a comprender la evolución global en el ciones de protección de la vejez.
tratamiento del envejecimiento desde la política
internacional, así como también los objetivos que Elisa Chuliá (UNED y Funcas) cierra este
en esta materia se plantean para el futuro. bloque final con cinco preguntas importantes
para el debate actual sobre las pensiones en
Tras este panorama político general, un España. Sus respuestas aportan información
bloque final de artículos gira en torno a los sobre el funcionamiento del sistema de pensio-
efectos del envejecimiento demográfico sobre nes durante los últimos años y los principales
el sistema de pensiones y las políticas a tra- factores que afectan a su evolución, haciendo
vés de los que se trata de darles respuesta. también hincapié en las que, a juicio de la
Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda autora, constituyen las principales exigencias a
Rentería y Amand Blanes (Centre d’Estudis las que se enfrenta el sistema de pensiones para
­Demogràfics, UAB) presentan un ejercicio pro- mantener su capacidad de protección social y
pio de proyección demográfica, en el que son generar confianza dentro y fuera de España:
expertos y colaboradores con el propio Insti- sostenibilidad financiera, equidad intergenera-
tuto Nacional de Estadística. El descenso de la cional, provisión de pensiones proporcionadas
natalidad, el aumento de la esperanza de vida y transparencia.

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P r es e n tac i ó n

En definitiva, los once artículos de este


número de Panorama Social reúnen multitud de
datos, argumentos analíticos y reflexiones para
cualquier lector interesado en el envejecimiento
demográfico, sus causas e implicaciones.
Mediante esta publicación, Funcas refuerza su
compromiso de contribuir a la mejora de la cali-
dad del debate público sobre fenómenos que
son decisivos para el presente y el futuro de la
sociedad global, en general, y de la española,
en particular.

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Envejecimiento demográfico
y vejez en España
Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García*

RESUMEN♦
1. Introducción
El siguiente trabajo dibuja un marco general
sobre el envejecimiento demográfico en España, espe-
cialmente el que se ha producido una vez finalizado Hace exactamente cuatro décadas, en la
el baby boom en los años setenta, periodo a partir segunda mitad de los años setenta, el baby
del cual el ritmo del proceso se ha acelerado notable- boom tocaba a su fin y el número anual de
mente. Se organiza en dos partes bien diferenciadas.
La primera, netamente demográfica, se centra en la
nacimientos iniciaba un descenso muy acusado,
evolución de la población española en su conjunto, arrastrado por una fecundidad menguante y
el cambio experimentado por la pirámide poblacional cada vez más tardía en edad.
y los determinantes de dicho cambio, pero también
presta atención a las causas históricas de transforma- Sin embargo, lo que cambió hace cua-
ciones tan radicales como las que ponen de mani- tro décadas solo fue el ritmo. La vejez crecía
fiesto las variables demográficas y a su continuidad desde finales del siglo XIX, y el baby boom1 no
futura. La segunda, en cambio, trata sobre la vejez la detuvo. El cambio en nuestra pirámide de
española; en ella se describen y analizan las transfor- edades no es, por tanto, un proceso coyuntural,
maciones que ha experimentado, tanto en el terreno ni reciente (ni local, como también veremos), y
sociodemográfico como en algunos de los principa- solo cobra sentido si se inserta en un proceso
les indicadores sociosanitarios, con especial atención demográfico mucho más amplio, tanto en su
a la dependencia y la necesidad de cuidados, tema
cuya centralidad no hará más que acrecentarse en los
alcance temporal como territorial, del que es
próximos años. solo una expresión más: el cambio en la eficien-
cia de la reproducción humana. Este cambio,
históricamente súbito y reciente, afecta a todos
los componentes de la dinámica y composición
poblacional, pero se desencadena principal-
mente por la generalización de la superviven-
* Instituto de Economía, Geografía y Demografía cia hasta la vejez. Lo que hoy estamos viviendo,
(CSIC) ([email protected], antonio.abellan@cchs.
csic.es). también en la pirámide de población, son,
♦ sobre todo, los efectos diferidos de esa revolu-
 Una versión revisada de este artículo será publicada
próximamente como capítulo del libro Cuatro décadas de ción reproductiva sin precedentes.
cambio social en España (Alianza Editorial). Los autores
agradecemos a sus editores la autorización para utilizar ese 1
 Al aludir al baby-boom, nos referimos a los nacidos
material para este monográfico de Panorama Social. entre 1958 y 1977, que superaron los 650.000 anuales.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 11


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

No obstante, el propio cambio de la mente consolidada y vaya a usarse aquí sin


estructura por edades constituye un motor de reparos, tiene su origen en el organicismo
transformaciones sociales de gran envergadura decimonónico y su intención siempre fue cali-
de las que hemos empezado a hablar con mayor ficar negativamente aquello que denomina.
atención en las cuatro décadas mencionadas. Se acuñó con la irrupción del ­darwinismo en
Por lo tanto, se describe y analiza a continua- el pensamiento social y político, muy ligado
ción la evolución histórica de la pirámide pobla- en Europa a los miedos sobre la decadencia
cional y sus determinantes, y, en una segunda y la degeneración, estableciendo una ana-
parte, se traslada el foco a la propia vejez como logía entre los seres vivos y las naciones. El
protagonista de esas transformaciones sociales. descenso de la fecundidad, ya entonces visi-
ble, y el previsible cambio futuro de la pirá-
mide fueron interpretados como el inicio de
la senectud nacional y usados como coar-
2. La estructura por edades tada de políticas de población que hoy con-
de la población española sideraríamos criminales. Lo cierto es que la
metáfora es falaz; las poblaciones no tienen
edad, no envejecen, eso lo hacen las perso-
nas. Las poblaciones cambian la estructura
por edades.
2.1. Qué es el envejecimiento
demográfico Una estructura, en demografía, es sim-
plemente la manera en que la población se
distribuye en sus partes, según una categoría
La expresión “envejecimiento demográ- clasificatoria. Puede ser cualquier categoría,
fico” es desafortunada. Aunque esté plena- como el estado civil o el nivel de estudios, con

Cuadro 1

Diversos indicadores de distribución en grandes grupos de edad


(España, 1970-2017)
1970 1977 1981 1991 2001 2011 2017
Edad Número
0-14 9.459.640 9.859.285 9.685.729 7.532.668 5.932.653 7.069.372 7.005.179
15-64 21.290.338 22.645.154 23.760.908 25.969.348 27.956.202 31.630.193 30.700.223
65+ 3.290.679 3.824.756 4.236.724 5.370.252 6.958.516 8.116.350 8.822.620
Total 34.040.657 36.329.195 37.683.361 38.872.268 40.847.371 46.815.915 46.528.022
Porcentajes
0-14 28 27 26 19 15 15 15
15-64 63 62 63 67 68 68 66
65+ 10 11 11 14 17 17 19
Total 100 100 100 100 100 100 100
Edad media
32,7 33,2 33,9 36,9 40,0 41,5 43,0

Fuentes: INE (Censos y Cifras de Población).

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Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

la única condición de que la clasificación sea más utilizado. Pero sintetiza peor la estruc-
unívoca (cada persona está en una única parte tura por edades, oculta otros cambios de inte-
del todo) y exhaustiva (nadie queda fuera). El rés, como la relación entre niños y adultos, y
otro requisito es que en la construcción de esa obliga a elegir una edad inicial para la “vejez”.
estructura se utilicen números relativos, no A cambio, la convención de usar un límite fijo
absolutos, de manera que puedan ser compara- para la vida adulta permite comparar pobla-
das dos poblaciones cualesquiera independien- ciones o momentos diversos, y se basa espe-
temente de su mayor o menor volumen. cialmente en los límites legales habituales,
hasta hace muy poco, de la vida laboral. Pero
en otras partes del mundo, o en nuestro pro-
Así pues, la estructura por edades es, sim-
pio pasado, este límite se ha situado en eda-
plemente, la distribución porcentual de una
des diferentes, como los 60 años, y existen
población entre las diferentes clases de edad (su
hoy propuestas bien fundadas para considerar
representación gráfica más conocida es la pirá-
que dicho límite podría ser móvil (Sanderson
mide de población, en la que se incluye el sexo
y Scherbov, 2010), en función de los cambios
junto a la edad). Como cualquier distribución
en la mortalidad, la salud o las condiciones
estadística, puede resumirse con indicadores
laborales y socioeconómicas de las sucesi-
como el promedio, la dispersión, la mediana y la
vas generaciones (Spijker, 2015), de manera
moda, o más simplemente aún, con la relación
que, en realidad, se es “viejo” cada vez con
entre distintas partes del todo (cuadro 1). Lle-
mayor edad y lo que denominamos “enveje-
gamos así a una definición del envejecimiento
cimiento de la población” consistiría, en rigor
demográfico fácil e inequívoca: el aumento en
(gran paradoja), en más años de vida juvenil
la edad media de la población a lo largo del
o adulta.
tiempo.

En cualquier caso, dada la amplia exten-


Dicha edad media se situaba, al empe-
sión de la proporción de mayores de 64 años
zar el siglo XX, en torno a los 27 años, y ha
como indicador de envejecimiento demográ-
aumentado gradualmente a lo largo del siglo.
A finales de los años setenta alcanzaba los 33; fico, va a ser también el más usado aquí. Dicha
en la actualidad supera ampliamente los 40, y proporción rondaba el 4 por ciento al empe-
el proceso no ha terminado aún. Podría supe- zar el siglo XX (sin que probablemente hubiese
rar los 50 años a mediados del siglo XXI (si mucho margen de variación durante toda la
se mantienen las tendencias actuales), coin- historia anterior de la población española), y
cidiendo con la vejez de las últimas genera- ha aumentado con ritmos desiguales a lo largo
ciones nacidas durante el baby boom, y es del siglo, hasta rozar el 20 por ciento en la
muy posible que, en la segunda mitad de actualidad.
este siglo, con la progresiva extinción de estas
generaciones, el envejecimiento demográfico ¿Dónde sitúa esta proporción a la pobla-
toque techo y experimente después una dis- ción española en el contexto internacional?
minución sensible. Pese a los abundantes tópicos sobre un enve-
jecimiento anormal en España, lo cierto es
La proporción de personas >642 años es que el cambio demográfico se está experi-
más fácil de calcular y alude directamente a la mentando en todos los países del planeta y,
vejez, así que se ha convertido en el indicador aunque Europa fue el continente donde se
inició y se encuentra en un estadio más avan-
2
 Los intervalos numéricos deben escribirse ano- zado, España no supera el promedio de la
tando los valores exactos inicial y final, pero es práctica Unión Europea (UE) (gráfico 1).
común que la duración de las personas desde su naci-
miento se exprese en edades cumplidas o “aniversarios”,
no en edades exactas, y en demografía se sigue ese cri- La proporción de personas >64 años
terio. Esto puede producir confusiones, cuando se inter-
preta que, por ejemplo, 0-14 es un intervalo que acaba era del 5 por ciento en la población mun-
justo al cumplir la edad 14, cuando en realidad abarca dial todavía en 1960, pero desde enton-
también los 365 días posteriores. Aquí se aludirá a la ces ha aumentado cada vez a mayor ritmo,
clase de personas mayores como aquellas cuya edad se
encuentra en el intervalo “>64 años”, expresión breve e hasta situarse en el 8,5 por ciento en 2016
inequívoca, equivalente a la de “65 o más años”. (mapa 1).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 13


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 1

Proporción de personas >64 en los países de la UE (2017)


Irlanda
Luxemburgo
Eslovaquia
Chipre
Polonia
Rumania
Reino Unido
Bélgica
Países Bajos
Austria
Hungría
República Checa
Malta
Eslovenia
ESPAÑA
Dinamarca
Francia
Lituania
Estonia
UE-28
Croacia
Suecia
Letonia
Bulgaria
Finlandia
Portugal
Alemania
Grecia
Italia
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23
Porcentaje > 64 años

Fuente: Eurostat (www.eurostat.eu; consulta: marzo de 2018).

Mapa 1

Mapa mundial por países, con porcentaje de población >64 años (2016)

Fuente: Banco Mundial (https://data.worldbank.org; consulta: abril de 2018).

14 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Como se ve en el gráfico 2, el cambio es


2.2. Los factores explicativos: radical e ilustra mejor que cualquier otro indi-
cador la gran transformación experimentada
natalidad, migraciones y por la demografía española. La pirámide de
mortalidad 1975 tiene una base muy amplia, engañosa-
mente similar a las pirámides históricas tradi-
cionales, mientras la pirámide actual revela el
Al margen de los indicadores numéricos, gran peso alcanzado por la vejez y una gran
la mejor manera de sintetizar la estructura por reducción del peso de la infancia, tanta que,
edades es el gráfico demográfico por excelencia, por primera vez, los menores de 15 años se
la pirámide de población (estructura por sexo han visto rebasados en número por quienes
y edad), que además permite intuir también el tienen 65 o más años (lo tradicional siempre
efecto que han tenido en el pasado los aconte- fue que los menores supusieran un tercio de la
cimientos que la conforman actualmente. población).

La forma de la pirámide cambia por el En realidad, la de 1975 es una pirámide


efecto combinado de alteraciones en los mis- extraordinaria e irrepetible, y tenerla como
mos tres fenómenos que condicionan el volu- patrón de referencia conduce a conclusiones
men de la población, la natalidad, la mortalidad erróneas. No solo refleja la elevada natalidad
y las migraciones, aunque el mayor impacto durante el baby boom, sino la novedad de la
visual es siempre el de la natalidad, pues se con- muy elevada supervivencia infantil, factor que
centra en la base de la pirámide, mientras que no hubiese formado parte de ninguna pirámide
la mortalidad y las migraciones pueden distri- histórica de base amplia en nuestro pasado.
buirse por todas las edades y con diferencias de Añádase que la elevada natalidad no había
intensidad en cada una. resultado de un repunte de la fecundidad gene-

Gráfico 2

Pirámide de población de España en el padrón de 1975 y en la estimación


a 1 de enero de 2017

Hombres Mujeres
Edad
96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
11
6
1
1,2 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2
Porcentaje

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 15


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 2 (continuación)

Pirámide de población de España en el padrón de 1975 y en la estimación


a 1 de enero de 2017
Hombres Mujeres
Edad
96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
11
6
1
1,2 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2
Porcentaje

Fuentes: INEBASE (Cifras de Población, datos definitivos; consulta: abril de 2018) e INE (Padrón Municipal de 1975).

racional –en realidad, la descendencia de las en que la proporción de personas >64 años
mujeres que tuvieron sus hijos en esos años no creció más rápidamente.
fue mayor que la que habían tenido sus madres
(Pérez Díaz, 2001)–, sino de un descenso muy
Como puede comprobarse, el “calen-
notable de la soltería femenina y de la “concen-
dario” (la distribución de los hijos a lo largo
tración de los calendarios” de todas las gene-
del periodo fecundo) es un componente
raciones en edad fecunda en aquel momento.
importante del número de nacimientos y
Unas, las más maduras, recuperaban el tiempo del volumen poblacional en cada momento
perdido tras la mala coyuntura de los años cua- (Bongaarts y Feeney, 1998). Por una parte,
renta y cincuenta, y otras, las más jóvenes, ade- el retraso en el nacimiento del primer hijo
lantaban mucho la edad a la que tenían sus aumenta la probabilidad de que finalmente
hijos (Fernández Cordón, 1978). no se tenga ninguno y, en efecto, es previ-
sible un aumento previsible de la infecundi-
El posterior descenso de la natalidad al dad entre las generaciones que actualmente
final de la década de los setenta, por tanto, están en edad de tener hijos (Esteve, Devolder
se produjo una vez agotado el efecto de la y Valls, 2016) (gráfico 4). Pero es que, ade-
concentración de calendarios, y por causas más, con la misma supervivencia de los que
opuestas; los jóvenes habían tenido ya sus nacen y la misma fecundidad de quienes tie-
hijos, pronto, y las siguientes generaciones nen los hijos, una población ve aumentada su
no solo disminuyeron notablemente su des- natalidad si los hijos se tienen más temprano,
cendencia, sino que retrasaron notablemente y también es mayor su volumen a lo largo del
el momento de tenerla (gráficos 3 y 4). Esos, tiempo, pues las diversas generaciones coexis-
hasta la década de los noventa, son los años ten durante más años.

16 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Gráfico 3

Índice sintético de fecundidad femenina (España, 1975-2016)

3,0
2,8
Índice sintético de fecundidad

2,6
2,4
2,2
2,0
1,8
1,6
1,4
1,2
1,0
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Año

Fuente: INE (Indicadores de Fecundidad, resultados nacionales).

Gráfico 4

Edad media a la maternidad y al nacimiento del primer hijo (España, 1975-2016)

33
32
31
Edad media a la maternidad

30
29
28
27
26
25
24
23
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016

Año
Total hijos Primero

Fuente: INE (Indicadores de Fecundidad, resultados nacionales).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 17


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Así que el descenso de la natalidad antes sión académica, rebasaron por primera vez a
observado durante las últimas cuatro décadas los hombres coetáneos en esa dedicación a los
no solo se explica por el descenso de la fecun- estudios, cambio aún más trascendental en
didad, sino también por el retraso del calen- un país donde, de manera ancestral, se había
dario. Tampoco su renovado descenso tras el dedicado mucha menor instrucción a las
baby boom es una singularidad española y los niñas que a los niños. También la simple rela-
niveles inferiores a dos hijos por mujer se han ción de masculinidad de las edades casaderas
vuelto mayoritarios en Europa. Si algo distingue experimentó un vuelco histórico, ya que las
a España, es la gran importancia que ha adqui- mujeres siempre habían sido “excedentarias”
rido también el retraso de la fecundidad, refle- en el mercado matrimonial y ahora ocurría
jado en el gráfico 5. lo contrario (Cabré, 1993). Finalmente, pero
con una importancia crucial para el calenda-
A este retraso, en las últimas cuatro rio de la vida fecunda femenina, la actividad
décadas, han contribuido factores novedosos extradoméstica de las mujeres irrumpió defi-
de orden diverso, que solo cabe apuntar aquí. nitivamente en el mercado laboral español,
Así, la crisis industrial de finales de los setenta con trayectorias que, a diferencia de las que
obligó en el mundo entero a una reconversión habían tenido todas las generaciones anterio-
de los sistemas productivos y se tradujo para res, ahora no estaban supeditadas al calenda-
la juventud española en un súbito bloqueo rio nupcial y reproductivo y tenían vocación
del acceso al mercado laboral y, por tanto, de permanencia, asimilándose por tanto a las
a la emancipación y la formación de familia masculinas (Garrido, 1992).
propia. Simultáneamente, las generaciones de
jóvenes de esos años protagonizaron el salto En definitiva, el rapidísimo descenso de
del nivel de estudios hasta los superiores, la natalidad posterior a 1975 se produce por
algo sin precedentes en un país tradicional- el efecto combinado de una fecundidad men-
mente poco instruido; las mujeres de dichas guante hasta mínimos insospechados y sin pre-
generaciones, además de sumarse a esta eclo- cedentes –en esos años, el fenómeno resultó

Gráfico 5

Tasas específicas de fecundidad (España, 1975-2016)

225
200
Nacidos por 1.000 mujeres

175
150
125
100
75
50
25
0
≤15

≥49
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48

Edad de la madre (años)


1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983
1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
2011 2012 2013 2014 2015 2016

Fuente: INE (Indicadores de Fecundidad, resultados nacionales).

18 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

visible en muchos otros países “tardíos”, como Las migraciones no se distribuyen uniforme-
todos los del sur de Europa, pero también, algo mente por edad. Suelen concentrarse en las
más tarde, los del este, lo que llevó a los espe- edades jóvenes de la vida laboral y encuentran
cialistas a acuñar la etiqueta “lowest low fertility” en la búsqueda de trabajo su causa principal
(Sobotka, 2004)– y un notable retardo del (gráfico 8). Por eso, el efecto del pico inmi-
calendario fecundo. gratorio en la primera década del nuevo siglo,
hasta que se ve frenado por la crisis económica
Pese a todo lo anterior, la natalidad expe- y de empleo, tiene un efecto que contradice el
rimenta un ligero repunte en la década poste- tópico tan extendido sobre su supuesta fun-
rior a 1998, y en ello tiene un papel importante ción de “tapar huecos”. Lejos de verse supues-
otra de las novedades radicales en la demogra- tamente atraídos por el vacío en las edades
fía española: no solo se rompe la inmemorial infantiles y juveniles, los inmigrantes vinieron a
tendencia emigratoria del país, sino que la inmi- trabajar, sumándose a las edades que ya eran
gración, súbitamente, adquiere una intensidad las más voluminosas.
sin apenas precedentes internacionales, que
eleva el volumen poblacional más allá de cual- Precisamente por las edades en que se
quier previsión (gráficos 6 y 7). concentran las migraciones (aquellas en que
se concentra también la fecundidad), un fenó-
Es difícil exagerar el carácter de rup- meno inmigratorio de cierta envergadura va
tura histórica que supone esta evolución, y acompañado generalmente de una mayor nata-
no es solo porque la población española, que lidad en el conjunto de la población, y eso es lo
al empezar los años ochenta nadie proyec- que puede observarse en la base de la pirámide
taba más allá de los 40 millones, alcanzase casi actual. Suele ocurrir, además, que los países de
47 millones de personas en solo una década origen de esta inmigración tengan una fecun-
(de las cuales, más de cuatro millones y medio didad más alta que la del país de destino. Sin
de nacionalidad extranjera). También para la embargo, también aquí la inmigración reciente
estructura por edades hubo efectos notables. se ha mostrado extraordinaria, adoptando pau-

Gráfico 6

Número de emigrantes e inmigrantes (España, 1950-2016)

1.200.000

1.000.000

800.000

600.000

400.000

200.000

0
1950
1953
1956
1959
1962
1965
1968
1971
1974
1977
1980
1983
1986
1989
1992
1995
1998
2001
2004
2007
2010
2013
2016

Emigrantes Inmigrantes

Fuentes: Salgado et al. (2009) hasta 1985; los años posteriores se han completado con datos del INE y de Eurostat.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 19


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 7

Volumen poblacional, saldo vegetativo y saldo migratorio (España, 2002-2014)


1.000 48
777,1 47
800 742,3
662,6 666,2 634,6 663,2 46
Miles de habitantess

Millones de habitantes
600 45
44
400 310,6 43
200 42
111,5 107,2 133,5 110,1 104,5 84,1
50,2 57,1 82,7 79,0 51,7 35,3 31,3 41
12,8
0 40
-42,7 -37,7 39
-200 -102,3
-142,6
38
-251,5
-400 37
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

Saldo vegetativo Saldo migratorio Población a 1 de julio (eje derecho)

Fuentes: INE (Movimiento Natural de la Población, para los saldos vegetativo y migratorio; Cifras de Población, para los datos
de población). Elaboración propia.

Gráfico 8

Pirámide de la población empadronada en España a 1 de enero de 2017,


por nacionalidad
100 y más
95-99 Hombres Mujeres
90-94
85-89
80-84
75-79
70-74 Españoles
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19 Extranjeros
10-14
5-9
0-4
8 64202468
Porcentaje

Nota: Españoles en sombreado.


Fuente: INE (Estadística del Padrón Continuo, a 1 de enero de 2017).

tas de fecundidad similares a la española muy esperar a la segunda (Castro Martín y Rosero-
rápidamente, ya en la primera generación, sin Bixby, 2011) (González-Ferrer et al., 2017).

20 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

El factor migratorio ha sido, pues, la gran en su intensidad (el 100 por ciento), sino en su
novedad en la demografía española de estas distribución por edades. Es, por tanto, el con-
cuatro décadas, aunque exista una especie de dicionante “duro” e ineludible al que, de una
obsesión política por la fecundidad ya desde el manera u otra, responden los demás compor-
siglo XIX, y pese a que la crisis haya frenado tamientos, conyugales, familiares o sociales
radicalmente el flujo de entradas y convertido implicados en la reproducción. Así que no es
el saldo nuevamente en negativo. Es de esperar de extrañar que todos los indicadores sobre
su reactivación con la mejora económica y labo- volumen, dinámica o composición poblacional,
ral, y aunque las proyecciones oficiales actua- incluyendo la estructura por edades, se vean
les se hagan prolongando tendencias presentes radicalmente subvertidos ante un cambio como
y manejen escenarios migratorios muy parcos el que refleja el cuadro 2.
(las migraciones son el factor menos previsible
porque, a diferencia de la natalidad y mortali- En 1900, la esperanza de vida en España
dad, dependen escasamente de la dinámica no alcanzaba los 35 años, un nivel que podría
interna de la población española), lo cierto es caracterizar la historia completa de la humani-
que en 2013 el número de inmigrantes dejó de dad hasta el siglo XIX, y que la mayor parte de
descender y ha vuelto a incrementarse en los Europa había superado algunas décadas antes.
años posteriores. De hecho, en 2016 ya supe- En nuestro continente se había iniciado el cam-
raba el número de salidas. Así pues, volvemos a
bio espaciando en el tiempo las grandes crisis
tener un saldo positivo, que está compensando
(guerras, hambres y epidemias), pero, sobre
y superando ya el saldo negetativo, de modo
todo, reduciendo progresivamente la mortali-
que la inmigración vuelve a ser motivo de cre-
cimiento poblacional para el conjunto del país. dad infantil, en la que España estaba especial-
mente retrasada. Añádanse dos obstáculos tan
A tenor de lo ya visto, desde el final del notables como la gripe de 1918 y la guerra civil,
baby boom la pirámide parece haberse mol- y se comprenderá que el paso a los 83 años de
deado principalmente por los cambios de la vida media actuales, una de las mayores espe-
natalidad y las migraciones. La mortalidad ranza de vida del mundo, es resultado de un
parece un factor de fondo sin demasiados efec- proceso fulgurante de mejoras.
tos visibles. Nada podría ser más engañoso; el
envejecimiento demográfico tiene, por motivos Los cuadros anuales de mortalidad que la
múltiples que a continuación se expondrán, un esperanza de vida sintetiza ocultan en realidad
papel no solo principal, sino también impulsor el auténtico carácter de esta revolución, puesto
del conjunto de cambios experimentados por la que emulan transcursos de vida generacionales
demografía en España y en el mundo. a partir de las mortalidades de cada edad en
un periodo de un año. El auténtico alcance del
A diferencia de comportamientos como cambio de la mortalidad sobre la pirámide de
los fecundos o los migratorios, la mortalidad no población actual se entiende mucho mejor si se
es opcional. Donde presenta diferencias no es manejan generaciones reales (gráfico 9).

Cuadro 2

Esperanza de vida al nacer en años (España, 1900-2016)

Años 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2016
Total 34,8 41,7 41,2 50,0 50,1 62,1 69,9 72,4 75,6 76,9 79,3 82,1 83,1
Hombres 33,9 40,9 40,3 48,4 47,1 59,8 67,4 69,6 72,5 73,4 75,9 79,0 80,3
Mujeres 35,7 42,6 42,1 51,6 53,2 64,3 72,2 75,1 78,6 80,5 82,7 85,0 85,8

Fuentes: INE (Anuario Estadístico de España 2004, para los años 1900-1990: Tablas de Mortalidad de la población de
España, para los años 2000-2016).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 21


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 9

Supervivientes por edad (generaciones femeninas, España, 1856-1960)


Generación

1856-1860
1861-1865
1866-1870
1871-1875
1876-1880
1881-1885
1886-1890
1891-1895
1896-1900
1901-1905
1906-1910
1911-1915
1916-1920
1921-1925
1926-1930
1931-1935
1936-1940
1941-1945
1946-1950
1951-1955
1956-1960
1000
Supervivientes por mil nacimientos

900
800

700
600

500
400
300
200
100
0
1858
1863
1868
1873
1878
1883
1888
1893
1898
1903
1908
1913
1918
1923
1928
1933
1938
1943
1948
1953
1958
1963
1968
1973
1978
1983
1988
1993
1998
2003
2008
2013
2018
2023
2028
2033
2038
2043
2048
2053
Momento

Fuente: Pérez Díaz (2003b) tomando los datos calculados por Cabré (1989).

El constante aumento del número de per- de esta afirmación puede encontrarse en la


sonas mayores en las últimas cuatro décadas se Teoría de Revolución Reproductiva (Macinnes
explica, al margen del variable tamaño de sus y Pérez Díaz, 2005), pero baste decir que la
generaciones, por la creciente proporción de los fecundidad no nos dice nada sobre el reem-
que están llegando vivos a la vejez. De los naci- plazo si no se la combina con la mortalidad.
dos en 1856-1860 solo una cuarta parte llegó Lo cierto es que fecundidades muy superiores
con vida a los 65 años (la mitad fallecieron antes a cinco hijos por mujer nunca garantizaron
de cumplir los 15 años), pero las generaciones dicho reemplazo a ninguna población histó-
nacidas al acabar la guerra civil han sobrevivido rica, y eran obligadas solo para evitar la extin-
hasta los 65 años, empezado ya el siglo XXI, en ción. Y el principal motivo de esta ineficiencia
más del 80 por ciento de su efectivo inicial; y las reproductiva era la enorme merma de cual-
nacidas en la década de los sesenta, las gene- quier generación antes de alcanzar las edades
raciones del baby boom, lo harán en el futuro fecundas. Si menos de la mitad de los nacidos
próximo con más del 90 por ciento. Como se muere antes de alcanzarlas, los demás están
verá en la segunda parte del artículo, a esta obligados a descendencias elevadísimas, y
supervivencia creciente hasta la vejez hay que esta perversa e ineficiente dinámica poblacio-
añadir el incremento de la supervivencia una vez nal es la que refleja la tradicional pirámide de
alcanzada esta edad. población, muy ancha en la base, y rápida-
mente menguante al ascender en las edades.
Esto matiza enormemente la impresión Es, por tanto, el aumento de la supervivencia
que puede causar el impacto visual de la nata- generacional el que conduce a un descenso
lidad en la evolución de la pirámide poblacio- de la fecundidad, y este se convierte, a su vez,
nal. Pero es que también el descenso de la en un factor que permite dedicar más recur-
fecundidad, principal determinante de la nata- sos y atención a cada hijo, dos tendencias que
lidad, tiene como causa principal el aumento se refuerzan mutuamente y han alterado para
de la supervivencia. La justificación teórica siempre la demografía humana.

22 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Debe hacerse aquí un pequeño inciso las edades adultas, y conduce en las posteriores
acerca de las diferencias de mortalidad entre a una relación muy desigual, esta vez a favor
hombres y mujeres. Como ha podido verse en de las mujeres (gráfico 11). Duplican a los hom-
el cuadro 2, la esperanza de vida de ellas ha sido bres hacia los 80 años, y su proporción es aún
varios años mayor durante todo el siglo XX y, de mayor en la vejez avanzada: la vejez es feme-
hecho, su ventaja ha aumentado gradualmente nina, y su estado civil mayoritario ha sido hasta
hasta los más de cinco años actuales. El motivo ahora la viudedad. Si esto se une al peso creciente
es que los hombres tienen una ligera sobremor- de la propia vejez en la población, se entenderá
talidad en prácticamente todas las edades, una que uno de los grandes cambios de las últimas
constante histórica sin apenas excepciones geo- décadas haya sido la irrupción de las mujeres
gráficas. El efecto progresivo a lo largo de las mayores en el panorama social del país; al aca-
sucesivas edades adquiere especial importancia bar el pasado siglo constituían ya una de cada
en la parte de este artículo dedicada a la pobla- diez personas en la población española.
ción >64 años. La explicación de esta diferen-
cia reside, al menos parcialmente, en las pautas Pero el gráfico 10 también muestra que,
sociales por las que históricamente los hombres con la mejora de la mortalidad, la preponde-
han estado sometidos a mayores riesgos, entre rancia masculina se mantiene hasta edades más
las que destacan el alcoholismo, el tabaquismo, las altas, retardando la viudedad y prometiendo
guerras o los accidentes laborales. Pero todo modificar las relaciones de género en la vejez y
indica la existencia de condicionantes biológicos la tradicional viudedad femenina como estado
aún mayores. De hecho, la sobremortalidad mas- civil más frecuente.
culina ya existe en la gestación, antes del naci-
miento, y resulta muy revelador que, al nacer, la Se entenderá que cada vez sea más impor-
relación entre sexos siempre sea algo mayor para tante alguna previsión sobre los límites que
los masculinos (más de 51 de cada 100). puede alcanzar el crecimiento de la esperanza
de vida. De hecho, precisamente en los años
Esta preponderancia masculina se ero- ochenta llegó a pensarse que ya había tocado
siona gradualmente con la edad, anulándose en techo en los países más avanzados, una vez evi-

Gráfico 10

Relación de masculinidad por edades (España, 1981, 2017 y proyección a 2066)

110
100
Hombres por cada 100 mujeres

90
80
70
60
50
40
30
20
10
0

Edad
1981 2017 2066

Fuentes: INE (Censo de Población de 1981, Población actualizada a 1 de enero de 2017 y Proyecciones de población 2016-2066).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 23


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 11

Esperanza de vida y tendencia de la esperanza de vida récord, por sexo


(España y países seleccionados, 1900-2013)

Mujeres
100
90
Esperanza de vida al nacer

80
70
60
50
40
30
20
10
0

Suecia Francia Italia España Japón Tendencia récord

Hombres
100
Esperanza de vida al nacer

90
80
70
60
50
40
30
20
10
0

Suecia Francia Italia España Japón Tendencia récord

Fuentes: Human Mortality Database y series actualizadas de Oeppen y Vaupel (2002).

24 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

tada la mortalidad “precoz”, y hasta se cambia- trar el límite insuperable de la vida humana, en
ron los objetivos estratégicos internacionales en los años recientes proliferan quienes anticipan
materia de salud para dejar de perseguir una resultados insospechados de los actuales avan-
mayor duración de la vida y buscar, en cambio, ces médicos y farmacológicos, recientemente
su mayor calidad. La realidad ha desmentido revolucionados con hallazgos notables en bio-
estos supuestos, sobre todo porque, como se logía molecular. Sin embargo, como se aprecia
mostrará más adelante, la novedad imprevista en el gráfico 12, en las próximas décadas tanto
ha sido desde entonces un elevadísimo ritmo de España como muchos otros países verán cómo
mejoras en la supervivencia también en la vejez. sigue aumentando la proporción de mayores de
Al empezar el siglo XXI se constató que, con- 64 años simplemente por la llegada a esas eda-
tra todos los supuestos, el récord internacional des de las generaciones de gran volumen naci-
de esperanza de vida, al margen del país que das durante sus respectivos baby booms (Blanes,
lo representase en cada momento, había con- 2007). La incertidumbre añadida a este futuro
tinuado creciendo a un ritmo lineal y sostenido fácilmente previsible está en cuántos años más
(Oeppen y Vaupel, 2002). El gráfico 11 recoge vivirán después si siguen produciéndose ganan-
una adaptación del más famoso de los gráficos cias importantes en esperanza de vida.
de aquel trabajo para ilustrar la rapidez con la
que las poblaciones masculina y femenina espa- En cualquier caso, el propio envejecimiento
ñolas se han incorporado a este proceso. demográfico hace descender la tasa bruta de
natalidad (TBN), y ello, por simples motivos arit-
La falta de certidumbre acerca de la evo- méticos: la TBN se calcula dividiendo los naci-
lución futura de la mortalidad se traslada a la mientos de un periodo por la población media
pirámide de población y los límites del enveje- de ese periodo (n/P). Con la creciente proporción
cimiento demográfico. Frente a quienes siguen de mayores, quienes tienen edades fecundas
intentando, hasta ahora siempre sin éxito, encon- suponen cada vez una menor proporción de la

Gráfico 12

Proyecciones de población por sexo y edad (España, pirámides 2016-2066)

100 años
Hombres Mujeres
95 años
90 años Baby-boom 2066
85 años
80 años 2056
75 años
70 años 2046
65 años
60 años 2036
55 años
50 años
45 años 2026
40 años
35 años 2016
30 años
25 años
20 años
15 años
10 años
5 años
0 años

Nota: Puede resultar extraño que en el gráfico sobresalgan edades posteriores al baby boom (1958-1977) como si forma-
sen parte de él. En realidad este abultamiento es posterior y lo han ocasionado los altos efectivos migratorios incorporados
después a la pirámide.
Fuente: INE (Proyección de la Población de España 2016-2066).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 25


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

población P. En las poblaciones modernas con gráfico causados por la marcha de los jóvenes a
una vida larga y con alta proporción de personas lugares que les proporcionaban mejores opor-
mayores es cada vez más difícil e improbable que tunidades. Pero esta casuística hace siglos que
volvamos a experimentar un baby boom. se volvió sistemática en la direccionalidad de los
desplazamientos: la población tiende a moverse
hacia las ciudades.
2.3. Sobre las diferencias territoriales Este proceso de urbanización muestra
en la pirámide de edades etapas diferenciadas en función de la propia
historia económica o política de cada país. En
toda Europa se vio muy acelerado a finales del
Cuando se desciende en los niveles de siglo XIX por la conjunción de una crisis agra-
agregación poblacional hasta sus unidades más ria general, muy ligada a la llegada masiva de
pequeñas, la pequeña aldea o la entidad habi- productos de ultramar obtenidos en grandes
tacional, se reduce la capacidad explicativa del y modernas explotaciones y con bajo coste de
movimiento vegetativo, y es cada vez más deter- transporte, gracias a los nuevos medios como
minante el componente migratorio. En otras el ferrocarril o el barco a vapor. Pero en España
palabras, cuando descendemos a niveles muni- se aceleró nuevamente de manera dramática
cipales o inframunicipales, lo que vemos en la en los años sesenta, cuando el empleo agrario
pirámide poblacional no es la historia en materia se desplomó, a la vez que crecía rápidamente
de natalidad o mortalidad, sino la movilidad resi- el empleo industrial en algunas ciudades, o
dencial experimentada en las últimas décadas. en otros países europeos. En la actualidad, la
España rural presenta una estructura por eda-
En ello no hay nada nuevo; siempre hubo des más envejecida que la del conjunto del
casos de despoblación y envejecimiento demo- país (gráfico 13), concentrándose los muni-

Gráfico 13

Pirámides de la población residente en España y en municipios de menos


de 2.000 habitantes (2016)

100+ España rural (sombreado)


95
90
85
80
75
70
65
60 Total España
55
50
45
40
35
30
25
20 HOMBRES
15 MUJERES
10
5
0
-1,00 -0,80 -0,60 -0,40 -0,20 0,00 0,20 0,40 0,60 0,80 1,00

Nota: La categoría “España rural” incluye a la población residente en los 5.868 municipios de 2.000 o menos habitantes.
La categoría “Total España” incluye la población residente en sus 8.124 municipios (46.572.132 habitantes).
Fuente: INEBASE (Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2016; consulta: enero de 2017).

26 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Mapa 2

Proporción de personas >64 años por municipio (2017)

Porcentaje
Menor de 18,7
De 18,7 a 24,2
De 24,3 a 31,0
De 31,1 a 39,1
39,2 o más
Sin dato

Fuente: INEBASE (Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2017; consulta: enero 2018). Elaboración propia.

cipios más envejecidos en el tercio septen-


trional del país, especialmente en el noroeste 3. La vejez española
(mapa 2).

En todo caso, el envejecimiento rural


nada tiene que ver con la baja o alta natali-
dad (Martínez, Gisbert y Martí, 2016). Pese a 3.1. El creciente volumen
ello, todavía hoy muchos analistas cometen el de la vejez y sus factores
error de unir en un único “reto demográfico”
el envejecimiento poblacional español y el de
sus zonas rurales, y recomendar como reme- El cambio de la pirámide implica a todas
dio indiferenciado el fomento de una mayor las edades, pero también ha ido acompañado de
fecundidad. Quien cae en esta tentación debe- novedades notables en las características y com-
ría recordar que el mayor éxodo rural español portamientos de los propios mayores, empe-
jamás documentado se producía en los años del zando por su simple número, que ha crecido
baby boom. desde 3,8 millones en 1977 hasta los 8,8 millo-
nes de 2017 (2,3 veces, mientras que el creci-
Otro error frecuente es concluir que la miento del resto de edades fue del 16 por ciento)
vejez en España es cosa de las zonas rurales. (gráfico 14). A diferencia del crecimiento rela-
Como se verá más adelante, si bien es cierto tivo al que se ha hecho referencia arriba, el del
que los pequeños municipios están más enveje- volumen no está relacionado con el descenso de
cidos, la gran mayoría de las personas mayores la natalidad durante este periodo. Antes bien, se
en España vive en ciudades explica por completo por (a) el volumen inicial

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 27


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 14

Evolución del número de personas >64 años (España, 1900-2066)

18.000
16.000
14.000
Miles de personas

12.000
10.000
8.000
6.000
4.000
2.000
0
1900

1910

1920

1930

1940

1950

1960

1970

1980

1990

2000

2010

2020

2030

2040

2050

2060

2070

2080
65-79 años Total >64

Fuentes: INEBASE (Censos de Población y Vivienda, para los años 1900-2011: Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero
de 2017, para 2016 y Proyección de Población, para 2026-2066; consulta: enero de 2018).

de las generaciones que han ido alcanzando los tanto, en estas cuatro décadas hemos pasado
65 años, (b) la criba anterior que en ellas había de la primera vejez mayoritaria a la vejez prácti-
hecho la mortalidad desde que nacieron, y (c) su camente universal. A ello hay que añadir que la
supervivencia tras cumplir esa edad. Y son estos supervivencia posterior ha experimentado igual-
dos últimos factores, los ligados a la superviven- mente un cambio notable.
cia, los que más han cambiado en las últimas
cuatro décadas. Solo en la segunda mitad del Pero este simple apunte generacional
siglo XXI, cuando lleguen a la vejez las genera- debe prevenirnos ya sobre las notabilísimas
ciones de escaso volumen posteriores al baby diferencias que cabe encontrar en muchos otros
boom, su combinación con la normal extinción comportamientos y características de las per-
de las generaciones previas empezará a reducir sonas mayores de estas cuatro décadas y en la
el tamaño de la vejez española, especialmente el actualidad. Quienes cumplen hoy 65 años no
de la llamada “primera vejez” (mientras el volu- podrían ser más diferentes de quienes cumplían
men de los mayores de 80 o de 90 años todavía esa edad hace cuatro décadas, simplemente
seguirá aumentando algún tiempo cuando las porque sus vidas anteriores fueron así de dis-
atraviesen las generaciones “llenas” del baby tintas y esa influencia del transcurso vital supera
boom). con creces los innegables cambios históricos
acaecidos en España en estos últimos años.
En las cuatro décadas comprendidas entre
1978 y 2018 han ido cumpliendo 65 años las A finales de los años setenta se jubila-
generaciones nacidas entre 1913 y 1953. Como ban generaciones nacidas en un país agrario y
ya se vio en el gráfico 9, en las primeras gene- de bajísimo nivel educativo, cuya primera ocu-
raciones, apenas la mitad de su efectivo inicial pación empezó a los 14 años, implicadas en
sobrevivió hasta esa edad, mientras que en las la guerra civil durante su juventud, no solo
generaciones nacidas en los años cincuenta, el por la contienda, sino también por los años
90 por ciento está alcanzando los 65 años. Por posteriores de represalias, depresión, retroceso

28 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

económico y oscurantismo, que para muchos pensión contributiva, con una vida completa de
fueron de hambre. Los años cuarenta y cin- trabajo ininterrumpido por catástrofes históri-
cuenta son los de su difícil vida adulta, para cas. Son las primeras generaciones del consumo
muchas mujeres en viudedad, y cuando los de masas, y su perfil económico, cultural, de
años sesenta abrieron con la industrialización salud, está revolucionando lo que entendemos
la puerta a un empleo lejos de una economía por vejez y explica muchos de los indicadores
rural en definitivo hundimiento, emigraron por que se presentan a continuación.
millones al extranjero o a las grandes ciudades,
a menudo en condiciones de puro chabolismo
y ocupando empleos de baja cualificación pre-
cisamente en el último tramo de su vida labo-
ral. Son generaciones llegadas a la vejez en los 3.2. Esperanza de vida
años en que España empezaba a hacer los pri-
meros trabajos de investigación social sobre esa
etapa de la vida (Caritas, Foessa, Cruz Roja); tra- Como se desprende del cuadro 2, el espec-
bajos que describían una realidad desoladora, tacular descenso de la mortalidad durante el
de personas en pésima situación económica, sin pasado siglo sitúa a España, con 83 años de
apenas cotizaciones previas, sin patrimonio o esperanza de vida al nacer en las condiciones
ahorros, con una salud precaria, escasa movi- actuales de mortalidad, entre los países más
lidad, bajísimo nivel educativo, rodeadas, ade- avanzados del mundo. Pero en las últimas
más, de jóvenes en mucha mejor situación. El décadas poco podía mejorarse ya reduciendo
contraste entre los que llegaron a la vejez hace la ancestral mortalidad infantil o juvenil. Si las
cuarenta años y quienes han cumplido 65 años mejoras han continuado, ha sido porque el
recientemente es enorme; nacidos ya tras la relevo lo ha tomado, de forma no prevista, un
guerra, urbanos, escolarizados, trabajadores del notable progreso también en la supervivencia
sector industrial o el de servicios, con derecho a entre los más mayores (gráfico 15).

Gráfico 15

Esperanza de vida al cumplir 65 años, por sexo (1900-2016)

24
23
22
Esperanza de vida a los 65

21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
1900
1905
1910
1915
1920
1925
1930
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
2015
2020

Mujeres Hombres

Fuentes: INE (Anuario Estadístico de España, hasta 1998; para los años posteriores, Tablas de Mortalidad de la población de España).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 29


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

España y Francia son los dos países de hace 40 años no se alcanza ahora hasta que
que, en la actualidad, lideran la esperanza se cumplen los 74 años.
de vida de los que cumplen 65 años en la
Unión Europea. Quienes lo hicieron en nues- De hecho, la evidencia de que la vejez se
tro país en 2016 podían esperar vivir, con las alcanza cada vez a mayor edad está en la base
condiciones de mortalidad de ese año, unos de cambios legislativos como el retraso de la
21 años adicionales (19 los hombres, 23 las edad legal de jubilación, o la integración de
mujeres). Sin embargo, lejos de mantenerse la esperanza de vida restante en el cómputo
inalterables tales condiciones, en los próximos de la cuantía de la pensión contributiva de los
años habrá todavía más avances en la supervi- jubilados. Lamentablemente, el mercado labo-
vencia a partir de esas edades y el número de ral resulta menos moldeable. En un país que ha
años que vivirán las personas de 65 años será, tenido problemas históricos reiterados por sus
en realidad, sensiblemente superior. elevadas bolsas de paro, incluso en los mejores
momentos del ciclo económico, no parece rea-
Por este motivo, y también por muchas lista conseguir en un futuro próximo que la ocu-
otras mejoras en la manera de alcanzar los 65 años pación se mantenga masivamente mucho más
por las sucesivas oleadas generacionales, es fácil allá de los 65 años.
llegar a la conclusión de que la vejez se ha retra-
sado y llega hoy a edades más tardías que en el
pasado. Esto encajaría con los múltiples retar-
dos que han desplazado otros tránsitos anterio- 3.3. El sobreenvejecimiento
res en el ciclo vital; la duración de la infancia o
la juventud ha ido ampliándose, el periodo de
formación dura hoy mucho más tiempo, la vida Al analizar la estructura por edades entre
en pareja o el nacimiento de los hijos se produ- la población mayor, se observa que también en
cen más tarde. este intervalo de edades las cosas están cam-
biando: la vejez también envejece (cuadro 3). La
Con la mortalidad de 1976 (al final del llegada de nuevas generaciones con alta propor-
baby boom), quien cumplía 65 años tenía una ción de supervivientes y el notable aumento de
esperanza de vida de 15,4 años, la misma que su esperanza de vida a partir de ese momento
tienen las personas que han cumplido 74 años están teniendo un efecto inusitado sobre las
en 2016. Resulta tentador concluir que la vejez edades más avanzadas; muy minoritarias hasta

Cuadro 3

Número de personas >64 años y distribución en grandes intervalos


(España, 1970-2017)

Número 1970 1977 1981 1991 2001 2011 2017


>64 3.290.679 3.824.756 4.236.724 5.370.252 6.958.516 8.116.350 8.822.620
65-74 2.181.546 2.509.324 2.659.413 3.169.681 3.937.433 3.899.962 4.426.460
75-84 921.871 1.101.378 1.314.140 1.750.798 2.316.196 3.083.141 2.983.324
85+ 187.262 214.054 263.171 449.773 704.887 1.133.247 1.412.836
Proporción
65-74 66 66 63 59 57 48 50
75-84 28 29 31 33 33 38 34
85+ 6 6 6 8 10 14 16

Fuentes: INE (Censos y Cifras de Población de 1977 y 2017).

30 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Gráfico 16

Número de personas centenarias (España, 1970-2066)

240.000

210.000

180.000

150.000

120.000

90.000

60.000

30.000

0
1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2066

Fuentes: Human Mortality Database, para el periodo 1970-2010, e INE (Proyecciones de Población 2020-2066).

hace poco, son las que hoy aumentan más rápi- lineal, porque se acelera en los últimos años. Al
damente en volumen y también en proporción. margen del ajuste y de las posteriores revisiones
de las proyecciones oficiales del INE reflejadas
El paso de la generación del baby boom en el gráfico 16, esta presencia de centenarios
por las sucesivas edades posteriores a los no ha hecho más que iniciar su ascenso.
65 años va a tener efectos poco intuitivos.
Es de esperar que, una vez cumplan más de Como se comentó arriba, la acumulación
80 años, eleven el peso de esa parte de la vejez de las ligeras diferencias de mortalidad, superior
por encima del que tendrá entonces la de las eda- en los hombres en todas las edades, acaba por
des anteriores, en las que habrán ido ingre- traducirse en una relación muy desigual en la
sando las generaciones posteriores, mucho vejez, mayor cuanto más avanzada es la edad.
menos voluminosas. El sobreenvejecimiento conlleva, por tanto, la
acentuación de la preponderancia femenina en
Y todo lo anterior va a producir un efecto el conjunto de los mayores, pese a que en la
especialmente simbólico, la eclosión de los actualidad sea cada vez más próxima la propor-
centenarios en nuestra pirámide de población. ción de supervivientes de ambos sexos que lle-
Hasta ahora han sido una parte mínima de la gan con vida a los 65 años.
vejez, por lo escaso de cada generación que
sobrevivía a las edades previas, y por la altísima
probabilidad de morir en las edades inmediata-
mente posteriores. Pero de nuevo ambos fac- 3.4. La edad de la muerte
tores están cambiando muy rápidamente. Al
empezar los años setenta había en España algo
menos de 800 centenarios, pero a 1 de enero de Así las cosas, no es de extrañar que
2017 su número había aumentado veinte veces, la vejez sea vista como la etapa previa a la
hasta 15.381, en una evolución que no ha sido muerte. Y no se trata de una apreciación

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 31


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 17

Distribución por edad de las defunciones teóricas en las tablas de mortalidad


de 1970 a 2016, omitiendo la mortalidad infantil (España, 1970-2016)
5.000
4.500
4.000
3.500
Defunciones teóricas

3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95
Edad
1970 1980 1990 2000 2010 2016

Fuentes: Human Mortality Database (para 1970-2010) e INE (Tablas de Mortalidad de la población de España, para 2016).

banal, porque en realidad venimos de un “punto de Lexis” (la edad modal de la tabla)
mundo en el que los muy mayores eran vis- se situaba en 1970 próximo a los 80 años, con
tos como la representación de la vida, pre- un máximo de defunciones en torno a 3.500
cisamente por haber resistido tanto ante la (sobre 100.000 totales) en esa edad simple,
muerte. En el pasado, la mortalidad se repar- mientras que, con la mortalidad de 2016, ese
tía de forma mucho menos previsible en las punto máximo se ha desplazado hasta los 90
diferentes edades, siendo altamente proba- años con casi 1.000 defunciones más.
ble en las infantiles. El envejecimiento demo-
gráfico y los cambios de la mortalidad que lo
desencadenan hacen que el final de la vida
se haya “ordenado” y desplazado hacia eda-
des superiores, incrementando la proporción 3.5. Causas de muerte
de muertes en torno a la edad modal (grá-
fico 17). La concentración de la mortalidad en
menos años se observa en que la proporción Existe una estrecha relación entre la edad
de personas fallecidas >64 años ha aumen- y las causas más frecuentes de muerte (Blanes,
tado 16 puntos en estas últimas cuatro déca- 2007). Venimos de un mundo muy marcado
das (hasta el 86 por ciento de las muertes de por la mortalidad infantil, cuyas causas princi-
todas las edades, cuando a principios del siglo pales eran las infecciones gastrointestinales o
XX solo eran una de cada cuatro). Para elimi- pulmonares, también frecuentes entre jóvenes y
nar el efecto sobre las defunciones reales por adultos, a las que se unían otras causas “exter-
edad que puedan tener las fluctuaciones de nas”, como los accidentes o la propia mortali-
efectivos por generación, basta con tomar las dad durante el parto en las mujeres. Las causas
tablas de mortalidad de distintos años y repre- propias de la vejez tenían una incidencia escasa
sentar la columna de defunciones teóricas por en la mortalidad general, precisamente por el
edad: puede comprobarse así que el llamado poco peso de esa parte de la población. El enve-

32 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Gráfico 18

Tasas de mortalidad en población >64 años, por grandes tipos de causa de muerte
(España, 2006 y 2016)

IX. Circulatorias
II. Tumores
X. Respiratorias
VI-VIII. Nerviosas
V. Mentales
XI. Digestivas
IV. Endocrinas
XIV. Genitourinarias
XX. Causas externas
XVIII. Otros síntomas
I. Infecciosas
XIII. Huesos
III. Sangre
XII. Piel
XVII. Congénitas
0 239 478 717 956 1.195 1.434 1.673
Tasas por 100.000
2016 2006

Fuentes: INE (cálculos propios a partir de la estadística de Defunciones según la causa de muerte, 2006 y 20016, y Cifras de Población).

jecimiento demográfico y el retraso enorme de


la muerte han cambiado esta pauta general, y las 3.6. Cambios en el estado de salud
causas externas han cedido el primer lugar a
las propias de la vejez, relacionadas con proble-
mas del sistema circulatorio, tumores o enfer- Tanto el retraso y la concentración de la
medades degenerativas. El cambio, en realidad, mortalidad, cada vez hacia edades más avan-
no afecta solo a la mortalidad, sino también al zadas, como los propios cambios en su causas,
mapa completo de las dolencias, enfermedades producen importantes incógnitas sobre la salud
y situación de salud mayoritarias en las socieda- poblacional y su futuro previsible. Durante siglos
des avanzadas. se pensó que el estado de salud era un correlato
directo de la edad, y que, con la vejez, cada año
Pero también las pautas tradicionales por adicional suponía un aumento exponencial y ya
edad en las causas de muerte han cambiado conocido de la probabilidad de morir o de pade-
en las últimas décadas, a medida que esta se cer problemas crónicos y discapacitantes. Pero
retrasa cada vez más. En España puede hoy ha podido observarse un cambio muy notable
confirmarse (a) una reducción considerable en las edades en que aparecen tales problemas,
de la mortalidad por enfermedades circulato- y lo mismo ocurre con las causas de muerte.
rias, como consecuencia de la prevención y los
avances sanitarios, pero probablemente tam- Finalmente, se ha propuesto la existencia
bién como resultado de la llegada a la vejez de de una transición epidemiológica y otra sanita-
generaciones con un mejor estado de salud en ria, correlatos de la propia transición demográ-
todas las edades previas; (b) la consolidación de fica, como forma de sistematizar los cambios
los tumores como segunda causa de muerte; y en la morbilidad colectiva y, en general, en las
(c) una mayor mortalidad por enfermedades del condiciones de salud y en su atención (Omran,
sistema nervioso y mentales, que caracterizan a 1983). En ellas, el envejecimiento demográfico
las edades más avanzadas (gráfico 18). juega un papel principal; las sociedades demo-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 33


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

gráficamente avanzadas tienen hoy una sanidad En cualquier caso, el panorama estadís-
volcada en los problemas asociados a la vejez y tico para estudiar la salud ha experimentado un
la preocupación por sus efectos ha desbordado vuelco notable. Hasta los años setenta estaba
el estricto ámbito médico, para extenderse a su fundamentado de forma casi absoluta en la
impacto social y convivencial, especialmente diagnosis médica de pacientes, lo que hacía casi
condicionado por la discapacidad y la depen- imposible conocer el estado de salud general.
dencia que pueden generar. Otro tanto ocurre con la discapacidad, principal-
mente abordada por su efecto en los trabajado-
En esta materia, las últimas cuatro décadas res y baremada médicamente para determinar
han sido revolucionarias. Hasta los años setenta los derechos económicos por “invalidez”. El enve-
las previsiones eran catastrofistas: el envejeci- jecimiento de la población ha obligado a un
miento poblacional conducía supuestamente enfoque distinto, más social, y basado en fuen-
a sociedades cuya salud general iba hacia el tes diseñadas para ofrecer un cuadro represen-
declive, por una pandemia de senilidad. Por ello, tativo del conjunto de la población.
en los años ochenta la Organización Mundial
de la Salud (OMS) decidió revisar sus objetivos Una expresión de este cambio de para-
generales, hasta entonces organizados en torno digma que ha adquirido mucha importancia es
a la reducción de la mortalidad, y se tomaron la de “salud percibida”. La declaran las propias
dos decisiones de gran relevancia: por una parte, personas, al margen de diagnosis médicas, y es
reorientar los esfuerzos, en los países de elevada fácilmente integrable en las grandes encuestas
esperanza de vida, para trasladar el énfasis de la nacionales. Está condicionada por las enferme-
cantidad a la calidad de los años vividos (“vida dades padecidas y el estado físico, pero también
a los años” fue su eslogan oficial) (Rojo-Pérez, por muchas otras características del entorno,
Fernández-Mayoralas y Rodríguez-Rodríguez, como las socioeconómicas o las residenciales, y
2015); por otra parte, y como correlato de este suele correlacionar fuertemente con otras medi-
das objetivas de salud, como dolencias crónicas
giro estratégico, debía mejorarse el conocimiento
diagnosticadas, consumo de medicamentos o
sobre el impacto de la mala salud en los años
limitaciones funcionales.
de vida conseguidos. Esto requería propuestas
metodológicas sobre la manera de cuantificar el
El estado de salud subjetivo varía relativa-
estado de salud colectivo en cada edad y en los mente poco entre encuestas, y se declara estar
ciclos de vida completos, y fuentes estadísticas “bien o muy bien” en una proporción que se
que permitiesen disponer de los datos necesarios acerca al 80 por ciento de la población total
para dicha cuantificación. Lo primero desem- (gráfico 19). Las percepciones negativas, como
bocó en diversas propuestas para el cálculo de cabe esperar, aumentan con la edad, pero todo
un indicador de esperanza de vida en salud; y lo apunta a que se ha producido una mejoría entre
segundo, en la extensión de las grandes encues- los mayores. En la primera edición de la Encuesta
tas nacionales sobre salud y discapacidad, a la Nacional de Salud, de 1987 el 38,9 por ciento de
vez que se emprendía un enorme esfuerzo para ellos calificaban como “bueno” o “muy bueno”
consensuar una clasificación internacional de dis- su estado de salud, proporción que se eleva
capacidades y problemas de salud. al 44,2 por ciento en la Encuesta Europea de
Salud de 2014. Y, como se observa en muchos
En España, la primera de tales encuestas otros indicadores subjetivos y objetivos, el sexo
se realizó en 1986, y la siguieron otras dos en resulta un factor diferenciador fundamental; el
1999 y en 2008. Como quiera que estas encues- 50,5 por ciento de los hombres mayores auto-
tas acusan el carácter rápidamente cambiante valora bien o muy bien su estado de salud, cosa
del concepto de discapacidad y la clasificación que solo hace el 39,3 por ciento de las mujeres
de sus problemas, el INE se ha visto obligado de esas edades.
a actualizar los cuestionarios en cada edición,
hasta el punto de resultar difícilmente compara- Como ya se indicó, la esperanza de vida
bles. Hasta el año 2001 no pudo contarse con femenina es sensiblemente superior a la mas-
una referencia definitiva, la publicación de la culina, de manera que su peor salud, especial-
Clasificación Internacional del Funcionamiento, mente en la vejez, puede parecer contradictoria.
de la Discapacidad y de la Salud (OMS, 2001), Y no se explica solo por la diferente composi-
pero, aun así, el debate técnico y conceptual ción por edades (la edad media de las mujeres
está muy lejos de haber terminado. mayores es sensiblemente superior a la de los

34 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

hombres), porque la desventaja femenina se Se entiende así que la percepción subjetiva


mantiene si las comparaciones se hacen a eda- de la salud, y sus diferencias por sexo y edad, se
des iguales. vean confirmadas por las enfermedades cróni-
cas que declaran los encuestados. En las últimas
Y aquí aparece un problema general: décadas se retrasa su aparición y la de sus secue-
en el estado de salud no se integra la morta- las en forma de discapacidad, alimentando la
lidad generacional previa, solo se compara a teoría de que la mala salud se comprime hacia el
los supervivientes, por lo que todas las mejoras final de la vida y el envejecimiento demográfico
de la esperanza de vida en la vejez que se han no conlleva necesariamente un empeoramiento
comentado anteriormente parecen alimentar la de la salud general (Fries, 1980). Sin embargo,
paradoja de producir una peor salud colectiva. también puede constatarse una menor letalidad
Añádase la existencia de notables diferencias de muchas enfermedades crónicas con las que,
históricas de género en la relación con el propio por lo tanto, se vive durante más años, lo que
autocuidado, los servicios médicos y sanitarios alimenta las tesis contrarias (Olshansky, 2018).
y la percepción del propio cuerpo, que tienen
fundamentos múltiples, desde el ciclo mens- En la vejez, las mujeres declaran mayor
trual femenino hasta el histórico papel media- prevalencia en la mayoría de enfermedades cró-
dor de la madre en la atención a la salud de nicas o de larga duración diagnosticadas por
los hijos. Los hombres han evitado tradicional- un médico, como tensión alta, artritis, coles-
mente este reconocimiento de su corporeidad y terol, depresión u osteoporosis; los hombres
su fragilidad, frecuentando menos los servicios presentan, en cambio, mayor prevalencia en
médicos y prestando mucha menor atención a diabetes, bronquitis, infarto y algunas enferme-
síntomas y dolencias crónicas cuyo diagnóstico dades respiratorias. La prevalencia de diabetes
y atención temprana probablemente reducirían diagnosticada sigue aumentando en los hom-
las diferencias de mortalidad con las mujeres, bres en las diferentes encuestas de salud (2006-
pero rebajarían también la percepción de su 2014), y es una enfermedad que repercute en
propio estado. otros problemas importantes de salud (infarto,

Gráfico 19

Estado de salud percibido, según sexo y grandes grupos de edad (España, 2014)
(Porcentaje)

100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
15 a 24 años 25 a 44 años 45 a 64 años 65 a 74 años 75 y más años

Muy malo Malo Regular Bueno Muy bueno

Fuente: INEBASE (Encuesta Europea de Salud, 2014).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 35


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ictus, ceguera, problemas renales, demencia) capacidades, y la dependencia que pudiesen


y de limitaciones funcionales. El de la diabetes generar (necesidad de ayuda de otra persona
(que afecta al 18,8 por ciento de las personas para realizar las actividades básicas impedidas),
>64 años, según la Encuesta Europea de Salud eran asuntos resueltos en los confines del hogar,
de 2014) es un problema especialmente signifi- mayoritariamente por la parte familiar feme-
cativo por su estrecha vinculación con factores nina, sin apoyo público.
como el sobrepeso, el sedentarismo o la inade-
cuación de la dieta. Estos factores identifican Este panorama cambió en los años
los propios hábitos, entornos y comportamien- ochenta, en buena parte por el creciente peso
tos a lo largo de todo el ciclo vital como uno de la vejez. Fueron años en que España perse-
de los factores de la salud que más peso están guía el difícil encaje entre, por una parte, avan-
ganando en las sociedades avanzadas a medida zar en la transición política y en la construcción
que los avances médicos o farmacológicos ate- de un Estado de bienestar homologable al del
núan el resto de factores. resto de Europa y, por otra, seguir la corriente
internacional de revisión del gasto público
Así pues, de nuevo los avances en espe- y ajuste presupuestario que sucedió a la crisis
ranza de vida y el envejecimiento demográfico industrial mundial de los años setenta. La mera
están detrás de la innovación en las estrategias respuesta médica al envejecimiento no solo
internacionales. No es casual que la consolida- era poco realista, sino también muy costosa,
ción de los objetivos de envejecimiento activo de manera que urgía ampliar las políticas de
y saludable por parte de la OMS se produzca salud más allá de los estrictos ámbitos médicos
en un documento oficial de dicha organiza- y hospitalarios. Son los años de irrupción de lo
ción presentado en la Asamblea Mundial sobre “sociosanitario”.
el Envejecimiento de 2002 en Madrid bajo el
título Active aging, a policy framework (Foster y En 1982 se aprobó la Ley de Integración
Walker, 2014). Social de los Minusválidos, y unos años después
el Estado se dotaba por primera vez de una
fuente estadística sobre el tema con la Encuesta
sobre Discapacidades, Deficiencias y Minus-
valías (1986). Este estadio inicial en el que se
3.7. Discapacidad y dependencia trasladaba la atención desde las patologías a las
dificultades para realizar las actividades cotidia-
nas continuó hasta que, progresivamente, tales
Otra novedad crucial muy vinculada al dificultades fueron analizadas también a la luz
envejecimiento demográfico, es la consolida- de las facilidades o los problemas planteados
ción de la discapacidad y la dependencia como por el entorno (arquitectónico, humano, insti-
ejes vertebradores de la política social, hasta el tucional, económico o residencial). La discapa-
punto de añadirse a la educación, la sanidad y cidad dejó definitivamente de ser una cuestión
la jubilación como “cuarto pilar” del Estado de del propio sujeto, resituándose en la relación
bienestar en España. Desde los años ochenta, entre el sujeto, su estado funcional y las condi-
al enfoque tradicionalmente médico y a la cen- ciones de su entorno. Este cambio conceptual,
tralidad de la esperanza de vida como indicador que resultó visible en la segunda de las gran-
colectivo, se incorporaron en las estrategias de des operaciones estadísticas del INE sobre este
salud internacionales la capacidad de mantener tema, la Encuesta sobre Discapacidades, Defi-
de forma autónoma las actividades cotidianas ciencias y Estado de Salud de 1999, condujo
y los factores sociales que condicionan dicha de forma inevitable al siguiente salto concep-
capacidad. tual, el de la atención a la dependencia, en el
que se profundizaría a través de la tercera gran
Hasta entonces, en España el foco polí- encuesta nacional específica, la Encuesta sobre
tico y estadístico estaba puesto en las causas Discapacidad, Autonomía Personal y Atención a
médicas de los problemas funcionales, sin que la Dependencia (EDAD) de 2008.
se atendiese apenas a las actividades que tales
problemas dificultaban o impedían (discapaci- Cuando las discapacidades derivadas
dades), excepto cuando afectaban a la activi- de problemas de salud hacen difícil o inviable
dad laboral y podían generar una pensión por el desempeño cotidiano de actividades bási-
minusvalía. Con una pirámide joven, las dis- cas para la propia vida, el factor principal del

36 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

entorno que permite seguir viviendo es la ayuda ayudas y servicios, que se han concentrado en
de otras personas. Es entonces cuando habla- las económicas directas, abriendo el campo al
mos de dependencia. Y el siglo XXI ha empezado copago y a la prestación de servicios por parte del
con el creciente reconocimiento internacio- sector privado (Codorniu, 2014). El contexto de
nal de que resulta inaplazable atender a dicha crisis económica pudo favorecer una regresión al
relación, incluyendo la ayuda a los cuidadores cuidado familiar –y, en consecuencia, femenino–
como única vía para evitar un colapso de los sis- de la dependencia entre las personas con rentas
temas tradicionales de bienestar y de atención a más bajas. Ello podría estar afectando negativa-
la salud. Siguiendo otros modelos europeos, en mente a la igualdad de género en el mercado
España se aprobó en 2006 la Ley de Promoción laboral (Spijker y Pérez Díaz, 2010).
de la Autonomía Personal y Atención a las Per-
sonas en Situación de Dependencia. Con ella se Como se aprecia en el gráfico 20, las mujeres
creó el Sistema de Atención a la Dependencia, y aportan dos terceras partes de todo el volumen
las personas en situación de dependencia pasa- de cuidado de cualquier naturaleza prestado a
ron a ser titulares de derechos subjetivos exigi- dependientes de cualquier edad. Estas cuidado-
bles, que se añaden a los otros derechos básicos ras tienen mayoritariamente edades maduras,
asociados al Estado de bienestar. entre 45 y 64 años, y viven en el mismo hogar
de la persona dependiente, de la cual suelen ser
La crisis económica iniciada en 2008 y la hijas, y el destinatario de los cuidados también
sustitución del gobierno que la aprobó por otro es mayoritariamente mujer.
reacio a esta ampliación del gasto público han
incidido negativamente en el desarrollo de esta Este patrón permanece bastante estable
Ley. Las limitaciones presupuestarias han sido en el tiempo. De hecho, la preponderancia feme-
cuantiosas desde 2012 y existen importantes nina en el cuidado familiar parece una caracte-
retrasos en el acceso a estas prestaciones, así rística permanente, pese a todos los esfuerzos
como también limitaciones en el despliegue de hacia la igualdad de género. Sin embargo, el

Gráfico 20

Distribución de las personas >64 años receptoras de cuidados y de sus


cuidadores, por sexo y según la relación cuantitativa entre ambos (España, 2014)
(Porcentaje)
Cuidadores Dependientes

Mujer 65+ 18,4 9 Hombre 65+


24,7

14
Hombre <65
10 16,7

Mujer <65 48,4 4


Mujer <65
11,5
21

14,2 9
Hombre 65+
11 47,1 Mujer 65+

Hombre <65 18,9

Nota: Se indican con flecha las principales relaciones.


Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas (Encuesta 3009 sobre cuidados, 2014). Elaboración propia a partir de los
microdatos.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 37


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propio envejecimiento demográfico y la cre- continuar esta tendencia, será la vejez (la primera
ciente supervivencia en la vejez característica de vejez) la que cuidará de la vejez (avanzada).
las cuatro últimas décadas podrían implicar en Además, la propia evolución de la supervivencia y
sí mismos una modificación estructural de estas del tipo de hogar conduce a un incremento de los
pautas tradicionales. hombres cuidadores; en efecto, crecen los hogares
de pareja sin otros convivientes, y en ellos los hom-
Los cuidadores, igual que los dependientes, bres son cuidadores de sus parejas con tanta fre-
son cada vez más mayores, de manera que, de cuencia como en el sentido contrario (gráfico 21).

Gráfico 21

Pirámides de cuidadores principales de personas >64 años (España, 2008)


Todos los hogares

90+
85-89
80-84
Varones Mujeres
Edad del cuidador principal

75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
100.000
-100000 75.000
-75000 50.000
-50000 25.000
-25000 00 25.000
25000 50.000
50000 75.000
75000 100.000
100000

Cuidadores de personas de >64 años en hogares de pareja

90+
85-89
80-84
75-79 Varones Mujeres
Edad del cuidador principal

70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
100.000
-100000 75.000
-75000 50.000
-50000 25.000
-25000 00 25.000
25000 50.000
50000 75.000
75000 100.000
100000

Fuente: INE (EDAD, 2008). Elaboración propia a partir de los microdatos.

38 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

cuando a la jubilación se suman razones fami-


3.8. Grandes cambios del perfil liares como la reagrupación tras la muerte del
cónyuge. Ni siquiera ha llegado a la vejez espa-
sociodemográfico
ñola la movilidad en busca del confort climático,
que sí predomina en la inmigración extranjera
de edad, proveniente de países europeos con
A continuación se exponen brevemente
destino a las costas mediterráneas e insulares, y
algunos de los cambios en el perfil sociodemo-
cuya dimensión, pese a adolecer de un elevado
gráfico de la vejez, acaecidos durante las últi-
subregistro administrativo, ha crecido en estos
mas décadas y, en gran medida, impulsados por
años (Rodríguez, Casado y Huber, 2005)
el propio envejecimiento de la pirámide pobla-
cional y por las novedosas características de las
De hecho, las grandes áreas metropolita-
generaciones que, año tras año, han ido atrave-
nas ya han pasado por la fase de envejecimiento
sando el umbral de la vejez.
extremo de sus centros históricos, a medida que
los jóvenes iban fijando su residencia en las pri-
Uno de esos cambios es la urbanización
meras coronas periféricas, y están ahora en la
de la vejez. El tradicional mapa del envejeci-
fase siguiente, en la que esos centros históricos
miento de la España vacía (la proporción de
vuelven a tener pirámides jóvenes por la extin-
personas >64 años, por municipios), muy rela-
ción de los antiguos residentes y la llegada de
cionado con la emigración de los jóvenes, espe-
jóvenes a las viviendas así liberadas. Son las pri-
cialmente durante el gran éxodo de los años
meras coronas urbanas las que ahora ven entra-
sesenta, ya puso de manifiesto que la situación
apenas ha cambiado, excepto por la suma, a las dos en la vejez a sus originales moradores, a la
zonas tradicionales, muy agrarias y de interior, vez que sus hijos se desplazan residencialmente
de algunas de industrialización arcaica y ahora a la siguiente corona periurbana.
obsoleta, como ciertas regiones de Asturias o el
La mayor parte de la vejez española reside
País Vasco. La emigración de retorno tras la jubi-
lación ha contribuido en cierta medida a “acen- actualmente solo en tres comunidades, Cataluña,
tuar” el mapa tradicional del envejecimiento Andalucía y Madrid, con más de un millón de
rural del país. personas mayores cada una. Más aún, úni-
camente en las dos mayores ciudades del país,
Por ello, puede sorprender que uno de Madrid y Barcelona, los residentes con 65 o más
los cambios más evidentes en la vejez española años rebasan en más de 200.000 a los que viven
de estas últimas décadas consista en que se ha en los 5.686 municipios rurales de todo el país
vuelto abrumadoramente urbana, y aún lo será (773.249 personas). La España rural y enveje-
más, por el mero transcurrir del tiempo sobre cida se vacía, y si en 1970 todavía era el 11 por
las sucesivas generaciones. Mientras los mayo- ciento de la población, hoy esa proporción se
res que permanecieron en los pequeños muni- acerca al 5 por ciento.
cipios han ido cumpliendo edad y viéndose
mermados por la mortalidad, los jóvenes y adul-
tos que emigraron en su día para rejuvenecer
aún más las grandes ciudades han ido alcan- 3.9. La vejez en residencias
zando la vejez en sus nuevos hábitats urbanos, y
la emigración de retorno ha sido mucho menor
de lo que podía haberse especulado en las eta- Esta es una parte de la vejez sobre la que
pas previas. tradicionalmente se ha dispuesto de informa-
ción escasa, tanto porque la mayor parte de
En efecto, aunque en la vejez actual pue- las fuentes estadísticas se obtienen sobre per-
den encontrarse las generaciones con mayor sonas que residen en hogares, como porque
intensidad migratoria de nuestra historia, esa los propios registros que genera su gestión no
fue una característica de su juventud y vida se encuentran centralizados y armonizados.
adulta. Hoy, estas generaciones solo protagoni- Bajo el nombre de residencias de mayores exis-
zan el 9 por ciento de todos los movimientos ten diferentes tipos de alojamientos colecti-
migratorios interiores entre autonomías (2016). vos y diversas formas de gestión y propiedad.
Aunque su movilidad temporal haya aumen- Aunque parezca contradictorio con la elevada
tado notablemente, no es residencial, excepto motivación sociosanitaria que conduce a estas

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 39


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

residencias, no han sido incluidas en las grandes la atención a personas con problemas funcio-
encuestas de salud hasta la EDAD 2008, que nales o de otro tipo. En 1981, más del 95 por
incluyó un módulo específico. ciento de las plazas de residencias del antiguo
INSERSO era para válidos, mientras que ahora
Los cambios más notables ocurridos en predominan las plazas asistidas y mixtas. No
las últimas cuatro décadas han sido el lógico solo aumentan la autonomía de las personas
aumento de plazas, el propio envejecimiento mayores y su preferencia por mantenerse en su
de la población institucionalizada, el cambio propia vivienda, reforzándose por tanto la com-
hacia centros de cuidado (a personas con pro- ponente de atención sanitaria de los ingresos en
blemas de salud, o funcionales o cognitivos) y la residencias, sino que esta tendencia a permane-
irrupción de la iniciativa privada ante la fuerte cer en el hogar podría haberse acentuado por
demanda de alojamiento. En este periodo, la la crisis económica con la intención de reducir
población mayor institucionalizada se ha mul- gastos mediante la retención de los mayores en
tiplicado por cuatro aproximadamente. En hogares familiares, hasta que el nivel de depen-
España se contaban en 2017 366.633 plazas dencia resulta inasumible por los convivientes.
residenciales; es decir, 4,2 plazas por cada 100
habitantes de 65 o más años (Abellán, Aceituno
y Ramiro, 2018). Se desconoce su nivel de ocu-
pación, pero rondaba el 75-80 por ciento, de 3.10. La convivencia
acuerdo con los datos censales de 2011 (INE).

El paisaje humano de las residencias Muchas de las novedades en los modos


sigue siendo ante todo femenino; en ellas viven de convivencia que se han identificado con
más del doble de mujeres que de hombres (44 cambios de valores y modernidad cultural son,
hombres por cada 100 mujeres), y ese rasgo se en realidad, resultados automáticos del cambio
acentúa según avanza la edad, en un desequi- de la estructura por edades. La proporción cre-
librio aún mayor que el existente en la pobla- ciente de quienes viven en hogares solitarios o
ción general de esas edades. Están igualmente en los de pareja sin otros convivientes, la corres-
sobrerrepresentadas las personas que provienen pondiente reducción del tamaño medio de los
de hogares en los que, con el tiempo, se habían hogares y también la de su complejidad, espe-
quedado sin otros convivientes; casi el 60 por cialmente la que resulta de distintos núcleos
ciento de los residentes de ambos sexos son viu- familiares en un mismo hogar, son tendencias
dos, y el 24 por ciento solteros. que, en muy buena parte, pueden atribuirse al
peso creciente de quienes han alcanzado, por
La edad media en las residencias es su edad, los estadios de la vida familiar en los
más alta y crece más rápidamente que en las que los hijos ya se han emancipado o la pareja
viviendas familiares (los datos censales la ele- ha fallecido.
van a 84,7 años en la actualidad, mientras
que en 1991 era de 80,8 años). Las provincias Pero también estos efectos del envejeci-
más envejecidas, como Soria, Palencia, Ávila o miento se encuentran en camino de modificarse
Zamora, tienen mayor ratio de plazas por habi- notablemente. Hasta ahora, la vejez era prepon-
tantes de 65 o más años. Esto puede respon- derantemente femenina en estado de viudedad,
der a una mayor sensibilidad política hacia el preponderancia que se ha acentuado durante
tema del envejecimiento, o bien a una mayor décadas, a medida que se prolongaba la espe-
escasez de familiares que puedan asumir tareas ranza de vida. Esta era más alta y mejoraba más
de cuidado (por emigración u otros motivos), o rápidamente en las mujeres, y esa ventaja se
una inadecuación de la oferta y demanda moti- veía amplificada por su menor edad respecto a
vada por un poblamiento de núcleos pequeños los hombres al formar pareja. A este progreso
y dispersos que obliga a un sobredimensiona- de la esperanza de vida se ha sumado desde los
miento de la oferta. años setenta una notable mejora de la situa-
ción socioeconómica en la vejez, aumentando
De asilos a residencias de personas mayo- también la capacidad de las personas mayores
res, cambio semántico a parte, se ha venido para mantenerse de forma independiente en
produciendo un cambio en la funcionalidad, su propio hogar, de manera que a lo largo del
orientándose estos centros, cada vez más, hacia tiempo se ha apreciado un crecimiento notable

40 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Gráfico 22

Edad masculina a la unión y duración potencial de la misma en función de la


mortalidad. España, años seleccionados
Edad a la unión (hombre)

1863 24,2

1920 27,4

1956 37,4

1980 44,6

2014 43,5

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
Edad
Edad a la unión (Hombre)
(hombre) Esperanza de vida (duración) de la unión

Fuente: Cálculo propio de las tablas de vida de las uniones conyugales, publicadas en (Pérez Díaz et al., 2016).

de los hogares unipersonales, en su mayor parte en paralelo para ambos sexos y está haciendo
constituidos por mujeres viudas. Venimos de un que la mayor parte de quienes constituyeron
mundo en el que los hombres pasan sus últimos pareja en su día lleguen con vida, ambos, a los
años de vida en pareja, mientras que las mujeres 65 años y tengan por delante cada vez más
lo hacen en soledad. años hasta el fallecimiento de uno de los dos
(Pérez Díaz et al., 2016).
Todavía hoy, el estado civil masculino
mayoritario en la vejez es el de casado (78 por
ciento), y solo el 12 por ciento son viudos, de
modo que no hay excesivos cambios en lo que 3.11. La situación económica
respecta a la vejez masculina. Sin embargo,
algo está cambiando en la femenina, porque
las casadas han ido creciendo hasta alcanzar De forma tradicional, el gráfico de la proba-
el 47 por ciento, proporción todavía inferior a bilidad de pobreza en las sucesivas edades tenía
la masculina, pero superior al 43 por ciento de forma de U, concentrándose en las infantiles y
viudas: el estado civil “casada” se ha conver- en la vejez. El riesgo de pobreza acompañaba a
tido, por primera vez, en el mayoritario entre las los niños porque su propio nacimiento aumenta
mujeres mayores (Abellan et al., 2017). notablemente los gastos de su unidad familiar,
sin añadir un miembro productivo hasta muchos
Y es que otra de las grandes revoluciones años después. En cambio, la vejez ha implicado
en ciernes reside en que el tipo de hogar mayo- pobreza para la mayor parte de la población por-
ritario en la vejez sea el de la pareja sin otros que, sencillamente, acababa por imposibilitar el
convivientes (gráfico 22). Esta forma de convi- trabajo y la obtención de ingresos.
vencia –mayoritaria desde hace tiempo en los
países nórdicos– se extiende simplemente por- En la España de hace cuarenta años esta
que el avance en materia de supervivencia corre pauta seguía vigente, pero la peor parte se la

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 41


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

Gráfico 23

Distribución de las personas >64 años, según el tipo de hogar, 1991, 2001, 2011 y 2016
(Porcentaje)
100%
90% 16,6 20,0 21,5 22,9
80%
70%
33,3
33,4
60% 38,8 40,7
50%
40%
30%
50,1 46,6
20% 39,7 36,4
10%
0%
1991 2001 2011 2016
Unipersonal Pareja sin hijo(s) sin otros convivientes Otros tipos

Fuentes: INE (Censos de Población, 1991-2001, y Encuesta Continua de Hogares, 2016; consulta: abril 2017).

llevaba la vejez de forma abrumadora. Los pri- o la política del momento. Aunque esta expli-
meros trabajos sobre sociología de la vejez, al cación puede encontrarse más desarrollada
empezar los años ochenta, se realizaban con en otro lugar (Pérez Díaz, 2003a), baste aquí
ánimo protector y asistencial impulsados por constatar que todo empezó a cambiar cuando
entidades como Cáritas o Cruz Roja, y dibujaban a los 65 años comenzaron a llegar las genera-
un panorama desolador (González Mas, 1982). ciones nacidas ya acabada la guerra civil, con
una historia de vida, familiar, educativa y laboral
Estos resultados contrastaban con lo que radicalmente diferente y que, también en esta
se estaba observando en los países más desa- dimensión económica, han provocado un cam-
rrollados. En EE.UU. se constataba con sorpresa bio radical en la vejez. A todo ello ha venido a
que la vejez estaba mejorando su situación rela- sumarse el impacto de la reciente crisis econó-
tiva (Preston, 1984), y el Luxembourg Income mica sobre las personas en edad laboral, pro-
Study (Smeeding, 1987), primer gran estudio vocando un resultado que acaba por resultar
europeo sobre la situación económica de los sorprendente.
hogares descubría la misma y sorprendente ten-
dencia. Desde una visión estatista, que todo lo El riesgo de pobreza es un nuevo indi-
explica por las políticas públicas, resulta tenta- cador homogéneo para los países de la Unión
dor pensar que España no mostraba aún esa Europea y establece que una persona lo padece
tendencia por el retraso en el desarrollo de un cuando sus ingresos disponibles están por
Estado de bienestar equiparable al del resto de debajo de un umbral que se sitúa en el 60 por
Europa, o por la escasa consolidación de un sis- ciento de la mediana de los ingresos por unidad
tema universal de pensiones para la vejez. de consumo en el hogar3. En la última década,
tras la crisis económica, el grupo de población
Lo cierto es que la vejez de los años
setenta mostraba características socioeconómi- 3
 Véase INE, Encuesta de Condiciones de Vida, meto-
dología de 2005, revisada en 2013 (https://www.ine.es/
cas mucho más determinadas por sus transcur- dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=125
sos generacionales previos que por la coyuntura 4736176807&menu=metodologia&idp=1254735976608).

42 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

Gráfico 24

Riesgo de pobreza por grupos de edad (España, 2008-2016)

35
Porcentaje de personas por debajo del

30

25
umbral de pobreza

20

15

10

0
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

De 65 y más años De 16 a 29 años De 30 a 44 años De 45 a 64 años

Fuente: INE (Encuestas de Condiciones de Vida).

>64 años ha pasado de tener la peor posición rios de vivienda sin pagos hipotecarios pendien-
respecto a este índice a convertirse en el que tes, e incluso con segundas residencias, y todo
presenta un menor riesgo (gráfico 24). Aquí sí, ello simplemente como resultado del trabajo
no cabe duda, la coyuntura ha resultado muy ininterrumpido durante toda la vida. El apoyo y
determinante, y en buena parte ha hecho que la la asistencia que han brindado durante la crisis a
vejez mejore porque las personas de otras eda- los miembros más jóvenes de sus familias, y las
des empeoraban su situación, especialmente las restricciones a que se han sometido para desa-
de 16 a 29 años. rrollar esas funciones de ayuda, son cuestiones
pendientes de estudiar.
Lo habitual es atribuir a la protección
estatal en forma de pensiones esta especie de Es probable que la vejez pierda posiciones
“blindaje” respecto a los efectos de la crisis, cuando el resto de la población mejore. En efecto,
pero esto sería engañoso por múltiples motivos, ya se atisba el cambio de tendencia (a partir de
empezando por la confusión entre pensiones 2014), lo que está indicando que sus condicio-
asistenciales y pensiones contributivas, que son, nes económicas y materiales todavía son frági-
en realidad, ingresos por trabajo diferidos en el les, especialmente entre los muy mayores, cuyos
tiempo. Las primeras generaciones que han tra- ingresos (que pesan mucho en el indicador glo-
bajado su ciclo laboral completo en una España bal) se sitúan con frecuencia cerca del umbral de
urbana, lejos del sector primario y del trabajo la pobreza, en área de peligro de descenso.
jornalero sin cotización, sin interrupciones por
grandes catástrofes en forma de guerras, epi-
demias o hambrunas, han llegado a la vejez en
una situación muy distinta a la de los viejos de 3.12. La educación
hace solo unas décadas o de quienes hoy están
en una vejez muy avanzada. No solo han gene-
rado derecho a una pensión contributiva, sino Para completar este breve panorama
que presentan la mayor proporción de propieta- sobre el cambio sociodemográfico en la vejez,

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 43


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

conviene mencionar la rápida transformación educativos sensiblemente inferiores a los de sus


que está experimentando su nivel educativo. Es coetáneos varones.
la mejor ilustración de que las mejoras cada vez
más visibles en su situación resultan mucho más Desde entonces, sin embargo, los cam-
de sus propias trayectorias generacionales pre- bios se han precipitado. No solo la infancia se
vias que de las mejoras del país en los últimos escolariza por fin plenamente, sino que inme-
años, más allá de la crisis. diatamente después empieza a extenderse la
prolongación en estudios secundarios y supe-
El inferior nivel cultural y de instrucción riores, ampliamente minoritarios antes de los
de las personas mayores respecto al de los jóve- años setenta en un país que siempre los había
nes lleva tanto tiempo siendo parte de nuestro reservado a los hijos de las élites. En ese proceso
panorama social que llega a parecer un efecto
se rompe también la relegación femenina a una
de la edad. Pero el nivel de estudios no decae
menor educación; las niñas nacidas a finales de
con los años. Es la gran revolución educa-
los años sesenta y primeros setenta acabarán
tiva española y mundial durante el siglo XX la
por tener más años de estudios y por alcanzar
que explica que los jóvenes estén hoy muy por
mayores niveles que sus coetáneos masculinos,
encima de sus mayores.
una auténtica revolución social que se ha con-
De hecho, España ha experimentado este solidado en las generaciones posteriores.
cambio muy tarde. A principios de los años
setenta, ni siquiera se había conseguido exten- Todo lo anterior podría parecer alejado del
der la escolarización primaria a todos los niños perfil sociocultural de la vejez y, efectivamente,
españoles (en Francia ya era realidad antes de durante esos años no hizo más que acentuar el
que acabase el siglo XIX). A finales de esa misma contraste con los jóvenes. Pero, en la actualidad,
década, los adultos (sobre todo, los mayores) ni los jóvenes de los años setenta se aproximan a
siquiera habían sido plenamente alfabetizados, la vejez, y se atisba ya la oleada de nuevos vie-
especialmente si eran mujeres, a las que siempre jos con nivel de estudios radicalmente distinto
se había dotado en España con unos recursos al que conocíamos hasta ahora (gráfico 25).

Gráfico 25

Nivel de estudios de las personas >64 años (España, 1970, 1981 y 2011)
Porcentaje

2011 5,8 59,0 27,7 7,5

1981 18,1 73,0 4,0


1,6

1,4
1970 18,5 79,4
0,7

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Analfabetos Sin estudios + primaria
Secundaria Tercer grado + superiores

Fuente: INE (Censos de Población).

44 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Julio Pérez Díaz y Antonio Abellán García

No se trata de una anécdota, porque este Para comprender la dirección y los moti-
es un indicador privilegiado a la hora de explicar vos de ese cambio es fundamental pensar en
o predecir multitud de características y compor- generaciones, y en el bucle virtuoso por el
tamientos de las personas, algunas tan impor- que cada una ha ido impulsando a su des-
tantes en la vejez como el estado de salud o cendencia un poco más allá en supervivencia,
la capacidad de aprovechar la información que salud, educación o cuidados. Este mecanismo,
proporciona el entorno. Una vez más, los cam- con el que la eficiencia reproductiva ha supe-
bios generacionales resultan clave para com- rado el umbral por el que todos los que
prender que el envejecimiento de la población nacen pueden llegar a adultos y contribuir
no conduce al cúmulo de catástrofes que sue- a la reproducción, ha cambiado para siem-
len predecirse, siempre bajo el erróneo supuesto pre la demografía humana, provocado una
de que la pirámide de edades de un país puede auténtica explosión demográfica, permitido
cambiar sin que cambien las características aso- las bajas fecundidades actuales, liberando a la
ciadas a cada edad. mujer de la sobredeterminación reproductiva,
y cambiado la vejez. Sus efectos diferidos son
hoy visibles con cada nueva generación que
cumple los 65 años, con mayor proporción de
4. Conclusiones supervivientes, con mejor estado de salud y
mejor situación económica, con nivel de estu-
dios más alto y con mayores potencialidades
El cambio demográfico suele verse como y capacidades para cumplir un papel activo y
algo que ocurrió en el pasado, especialmente provechoso para las personas que les rodean
cuando se interpreta literalmente la teoría de la
y para el conjunto del país.
transición demográfica y se divide el panorama
internacional entre países en transición, y paí-
Si no se entiende esta revolución, resulta
ses, como España, que ya la completaron. Nada
fácil caer en las alarmas decadentistas y en la
más lejos de la realidad. El agotamiento del
melancolía por un pasado que nunca volverá,
baby boom y el renovado descenso del número
de nacimientos han modificado la pirámide de actitud recurrente desde que empezaron a
población como nunca antes en nuestra historia detectarse los primeros indicios de este cambio;
(un proceso, por cierto, convergente en todo el justo ahora se cumple un siglo del famoso libro
planeta). Añádase que los enormes cambios en de Oswald Spengler La decadencia de Occi-
la mortalidad anteriores a este periodo, espe- dente (un siglo oyendo hablar de la decadencia
cialmente en la mortalidad infantil, han seguido demográfica). No se entiende por qué, contra
teniendo repercusiones notables hasta hoy, todos los agoreros, el envejecimiento demo-
a medida que las generaciones beneficiarias gráfico de la humanidad entera no solo no está
iban cumpliendo años con una proporción de colapsando la economía, motivando la crisis
supervivientes cada vez mayor. Si, además, se social o el hundimiento del Estado de bienestar,
tiene en cuenta la inesperada y notable mejora sino que corre paralelo con el crecimiento eco-
de la mortalidad también entre quienes ya han nómico y el progreso.
alcanzado la vejez, podrá comprobarse que la
demografía sigue embarcada en un proceso de La pirámide del pasado no solo no es recu-
profundas transformaciones que se transmiten perable; tampoco conviene recupararla. Lejos de
a la forma que adopta la pirámide de población. los tópicos sobre el gran dinamismo que supo-
nía, lo que reflejaba era un malbaratamiento
Conviene no confundir el envejecimiento ominoso de la vida humana, un equilibrio pre-
demográfico a pequeña escala, local, ances- cario necesitado de elevadísimas fecundidades
tral, causado por la emigración de los jóvenes para mantener poblaciones de escaso volumen
y la consecuente incapacidad para sostener el en las que se invertía poco y a las que se sobre-
poblamiento original, con el envejecimiento explotaba desde la infancia. Hemos cambiado
demográfico sistémico, nacional y mundial, sin eso por poblaciones que alcanzan elevados
precedentes históricos y resultante de la revolu- tamaños con muchos menos nacimientos, por
ción reproductiva. En ese proceso sistémico, la el método de invertir mucho en los que nacen,
vejez no solo aumenta su peso relativo, sino que haciendo que vivan muchos más años y estén
mejora sus propias características y roles dentro mejor dotados para su vida adulta. Todo ello
de la sociedad española. produce envejecimiento demográfico, es cierto,

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 45


E n v e j ec i m i e n to d e m o g rá f i c o y v e j e z e n E s pa ñ a

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Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 47


La calidad de vida en la población
mayor
Fermina Rojo-Pérez y Gloria Fernández-Mayoralas*

RESUMEN aumento en todo el mundo (gráfico 1), si bien


con distinto ritmo según regiones. Asimismo, en
En este artículo se estudia la calidad de vida números absolutos, se espera que la población
de los mayores, en el marco del envejecimiento de con 60 o más años pase de 1.050 millones en
la población y sus perspectivas, y desde un enfoque 2020 a casi el doble en 2050 (2.080 millones), y
multidimensional. Los ámbitos analizados son salud,
exceda a la población entre 15 y 39 años hacia
redes familiares y sociales, recursos económicos y ocio
y tiempo libre, los más relevantes para la calidad de el año 2080 (Naciones Unidas, Interactive).
vida en la vejez según han identificado los propios
mayores. Estos ámbitos (o dominios) interactúan en El cuadro 1 muestra los diez países con
el entorno residencial, que puede resultar favorable o mayor proporción de población de 60 o más años
limitante en función de las circunstancias personales en tres momentos. En 1980 los países más
y contextuales. Como objeto de investigación cientí- envejecidos se localizaban en Europa, Japón
fica, la calidad de vida es una medida de apoyo en pasó a ocupar el primer lugar en 2017, seguido
el diseño y la implementación de políticas públicas de otros países europeos, y España se situará en
orientadas al mantenimiento de la autonomía e inde- el año 2050 como segundo país más envejecido
pendencia de la población en su proceso de enveje-
del mundo, después de Japón y junto a otros
cimiento activo.
cuatro países europeos (Portugal, Grecia, Italia y
Polonia), fecha en que la proporción de mayo-
res superará el 39 por ciento en este conjunto
de países (Naciones Unidas, 2017).

1. Introducción: envejecimiento El envejecimiento demográfico es un pro-


y calidad de vida ceso global, generalizado, que afecta a toda la
sociedad y territorios. Es un logro y un éxito de
la humanidad, porque nunca antes generacio-
La proporción actual de población mayor nes enteras habían tenido la posibilidad de vivir
no tiene precedentes en la historia humana, una vejez tan prolongada. Asimismo, el enveje-
y las proyecciones indican una tendencia al cimiento personal es un proceso biológico estu-
diado por las teorías biogerontológicas como
un proceso interno de decaimiento y deterioro
* Instituto de Economía, Geografía y Demografía que cursa con la edad y termina en la muerte.
(IEGD), Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
([email protected]; [email protected]).
También es un proceso contextual, afectado

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 49


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

Gráfico 1

Porcentaje de población de 60 o más años, según regiones mundiales (1950-2100)


30

25

20

15

10

América Latina y Caribe Europa América del Norte


Asia Oceanía Mundo
África

Fuente: Elaboración propia a partir de Naciones Unidas, World Population Prospects: The 2017 Revision
(https://esa.un.org/unpd/wpp/DataQuery/).

Cuadro 1

Los diez países con mayor proporción de población de 60 o más años

Rango Año 1980 Año 2017 Año 2050

País Pob. 60+ años País Pob. 60+años País Pob. 60+ años
(% sobre total) (% sobre total) (% sobre total)

1 Suecia 22,0 Japón 33,4 Japón 42,4


2 Noruega 20,2 Italia 29,4 España 41,9
3 Islas Chanell 20,1 Alemania 28,0 Portugal 41,7
4 Reino Unido 20,0 Portugal 27,9 Grecia 41,6
5 Dinamarca 19,5 Finlandia 27,8 República de Corea 41,6
6 Alemania 19,3 Bulgaria 27,7 Taiwán 41,3
7 Austria 19,0 Croacia 26,8 China, Hong Kong SAR 40,6
8 Bélgica 18,4 Grecia 26,5 Italia 40,3
9 Suiza 18,2 Eslovenia 26,3 Singapur 40,1
10 Luxemburgo 17,8 Letonia 26,2 Polonia 39,5

Fuente: Naciones Unidas, World Population Ageing 2017 (highlights).

50 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

por muy diversos fenómenos y acontecimientos del siglo XX, tanto en las disciplinas biomédicas
externos al individuo, que son analizados bajo como sociales, económicas, psicológicas y otras
múltiples disciplinas, enfoques y escalas (micro, (Martínez Martín, 2006). También ha adquirido
meso, macro). Procurar y procurarse las mejores relevancia entre los responsables de políticas
condiciones de vida según se envejece es hoy sociales y los proveedores de servicios, toda vez
también un reto, tanto para la sociedad en su que permite establecer normas de actuación
conjunto como para los individuos. para mejorar esas condiciones. Pero el concepto
de calidad de vida no ha cobrado solo impor-
Si bien el envejecimiento de la población tancia en los contextos profesional o científico
tiene larga trayectoria, solo hace unas déca- y de política pública, sino también en el ámbito
das que ha sido tomado en consideración por popular, donde se utiliza de forma intuitiva.
legisladores y planificadores (Phellas, 2013). Los
instrumentos de estrategia y de acción política En efecto, la calidad de vida es un cons-
internacional para afrontar sus repercusiones tructo relativamente reciente, pero de uso cre-
son muy variados, incluyendo planes para el ciente sobre el que no se encuentra una
fomento de la salud y el bienestar en la vejez y definición comúnmente aceptada, mientras
la creación de un entorno propicio y favorable que las existentes pueden ser tan numerosas
(Naciones Unidas, 2003; Organización Mundial como los métodos de evaluación, de forma que
de la Salud, 2007b), la promoción del envejeci- algunos autores han afirmado que puede haber
miento activo y la calidad de vida (Organización tantas definiciones como personas y ámbi-
Mundial de la Salud, 2002) y, más reciente- tos disciplinares1. Esta situación ha llevado a
mente, del envejecimiento saludable y el bien- ­Cummins et al. (1998) a proponer una concep-
estar (Organización Mundial de la Salud, 2015). tualización amplia señalando que la calidad de
En síntesis, se subraya la importancia y necesi- vida es “un constructo universal definido tanto
dad de que individuos, comunidad, organiza- objetiva como subjetivamente, donde los domi-
ciones sociales, países e instituciones nacionales nios objetivos incluirían medidas culturalmente
e internacionales se sumen al desarrollo de ini- relevantes de bienestar objetivo, y los domi-
ciativas para favorecer una sociedad orientada nios subjetivos comprenderían la satisfacción
a todas las edades, en general, y a las personas con las diferentes dimensiones ponderadas por
de edad y a las más vulnerables, en particular. El su importancia para el individuo”.
incremento de población mayor y sus causas y
consecuencias en las distintas esferas de la vida Esta definición recoge varios aspectos
y la sociedad son objeto de investigación cien- de interés. En primer lugar, destaca el carác-
tífica, y los resultados ayudan en el diseño y la ter multidimensional de la calidad de vida, que
implementación de políticas públicas, especial- permite una aproximación desde diferentes
mente aquellas orientadas al mantenimiento o perspectivas, disciplinas y dominios de la vida
la mejora de las condiciones de vida, al objeto de la población. Así, su estudio se puede abor-
de prolongar el tiempo de vida autónoma e dar tanto desde un enfoque holístico (calidad
independiente de los mayores. de vida global) como específico, atendiendo
En este contexto, “calidad de vida” se a uno de sus dominios o atributos, como las
ha convertido en la expresión de referencia redes familiares y sociales, los recursos econó-
para examinar las condiciones de vida a todas micos, el entorno físico de residencia, la salud,
las edades y especialmente en la vejez, por ser la disposición de recursos de apoyo o cui-
esta etapa una de las de mayor vulnerabilidad dado, las actividades de ocio y la participación
(Rojo-Pérez, Fernández-Mayoralas y Rodríguez- comunitaria, los factores psicológicos, la vida
Rodríguez, 2015). Identificar tales condiciones espiritual y religiosa, las expectativas de vida,
es de extraordinaria relevancia para conocer etcétera. (Rojo-Pérez, Fernández-Mayoralas y
su impacto sobre la calidad de vida a edades Rodríguez-Rodríguez, 2015). En segundo lugar,
avanzadas, y examinar si algunos de esos fac- considera el doble enfoque objetivo-subjetivo
tores son o no modificables en aras del mante- para valorar este constructo. La perspectiva
nimiento o de la mejora de la calidad de vida. objetiva alude a características de la persona o

El estudio de las condiciones de vida ha


1
 En torno a estas cuestiones pueden consultarse
Farquhar (1995), Fernández-Mayoralas y Rojo Pérez (2005),
sido considerablemente utilizado en el ámbito Martínez Martín (2006), Walker y Lowenstein (2009),
científico, especialmente desde el último cuarto Fernández-Ballesteros (2011), y Hoe, Orrell y Livingston, (2011).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 51


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

del entorno que pueden cuantificarse y en las dominios (nivel de vida, estado de salud, logros
que, por su naturaleza, no interviene la per- que actualmente está alcanzando en la vida, rela-
cepción humana (The International Wellbeing ciones personales, recursos y sentimientos de
Group, 2006). En cambio, la perspectiva sub- seguridad o protección futuras, sentimientos
jetiva se refiere a la percepción emitida por los de pertenencia a una comunidad o grupo de
individuos sobre sus circunstancias o dominios personas, vida espiritual y creencias religiosas).
de vida (nivel micro), y a las condiciones y los Las puntuaciones de este índice varían de 0 a
estereotipos atribuidos a un contexto poblacio- 100 (del más bajo al más alto nivel de satisfac-
nal (nivel macro) (Fernández-Ballesteros, 2011). ción imaginable), y pueden ser utilizadas bien
La forma de hacer operativo el enfoque subje- individualmente para cada dominio, bien como
tivo de calidad de vida es diversa, utilizándose indicador compuesto y global, promedio del
indicadores variados y a veces poco diferencia- nivel de satisfacción de los ocho dominios de
dos, como bienestar, bienestar subjetivo, cali- vida personal.
dad de vida subjetiva, satisfacción con la vida
o felicidad, entre otros, en buena medida pro- Sobre la base de uso del PWI, seguida-
venientes de modelos psicológicos y filosóficos mente se muestran resultados que ilustran
(Rojo-Pérez, Fernández-Mayoralas y Rodríguez- cómo perciben los adultos mayores españoles
Rodríguez, 2015). Y, en tercer lugar, reconoce su bienestar personal, como indicador subje-
que la medida de la calidad de vida ha de tivo de calidad de vida, y su relación con factores
reflejar la importancia y percepción del indivi- de tipo sociodemográfico. Para ello se usan los
duo. Pero tampoco hay acuerdo en la forma datos provenientes de la encuesta Estudio Lon-
de medida, y son muchos los instrumentos y gitudinal Envejecer en España (proyecto ELES)
escalas diseñados y utilizados, casi siempre realizada en 2011 a 1.747 personas con 50 o
relacionados con el carácter disciplinar de los más años de edad residentes en vivienda fami-
autores (Rodríguez-Blázquez et al., 2017). En liar en España. Recoge información de diversos
general, y dependiendo del objeto de medida, bloques temáticos: características sociodemo-
se puede hablar de instrumentos genéricos e gráficas; salud física y psicosocial; economía,
instrumentos específicos diseñados para medir empleo y jubilación; redes familiar y social; cui-
la calidad de vida global o la específica (es decir, dado y recursos de apoyo; ocio y tiempo libre;
de cada dominio), respectivamente (Hoe, Orrell entorno residencial; biomarcadodres (puede
y Livingston, 2011). accederse a toda la información en la web de la
Encuesta2).
Los instrumentos de medida de calidad
de vida para la población general pueden ser En el año 2011, el PWI aplicado a la
también usados para población mayor, si bien encuesta ELES, como indicador compuesto de
para este colectivo etario se han desarrollado calidad de vida, muestra un valor de 74,2 sobre
recientemente nuevos instrumentos. Entre ellos, 100, lo que indica un bienestar personal ele-
Rodríguez-Blázquez et al. (2017) mencionan el vado (gráfico 2), en línea con los valores conside-
cuestionario World Health Organization Quality rados como gold standard o valor de referencia
of Life for Older people (WHOQOL-OLD), el en este instrumento (entre 70-80 sobre 100).
Older People’ s QoL Questionnaire (OPQOL), Tomando este valor como promedio de los
y el CASP (de sus siglas en inglés Control, dominios que lo conforman, los mejor valora-
Autonomía, Satisfacción y Autorrealización). dos son las relaciones personales, los sentimien-
Otros instrumentos de carácter general también tos de seguridad y protección y los sentimientos
son empleados para medir el bienestar de la de pertenencia a una comunidad o grupo de
población mayor, como el Personal Well-Being personas, lo que podría estar reflejando la
Index (PWI), el Community Well-Being Index o integración personal y social, pero también el
el National Well-Being Index (Rojo-Pérez et al., entorno de vida de las personas adultas-mayo-
2012; Rodríguez-Blázquez et al., 2017; Forjaz res en España. Por el contrario, los recursos y
et al., 2012). dispositivos de seguridad y protección futuras
y el estado de salud aparecen como las áreas
En esta aportación utilizamos el PWI, un peor valoradas. Pero se han encontrado dife-
indicador compuesto, desarrollado para medir 2
 La información sobre características técnicas de la
la dimensión personal y subjetiva de la cali- encuesta, documentación y publicaciones puede verse en
dad de vida a partir de la satisfacción en varios http://proyectoeles.es

52 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

Gráfico 2

Bienestar personal como indicador de calidad de vida subjetiva (año 2011)

Relaciones personales
Lo seguro/a y protegido/a que se siente
Pertenencia a una comunidad/grupo de personas
Personal Wellbeing Index
Logros alcanzando actualmente
Vida espiritual, creencias religiosas
Nivel de vida
Estado de salud
Seguridad y protección futura

0 20 40 60 80 100

Por encima del PWI global


Por debajo del PWI global

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta del proyecto ELES (http://proyectoeles.es/).

rencias según los rasgos sociodemográficos de recursos económicos y materiales también con-
los adultos mayores, de modo que el bienes- tribuiría a ello.
tar personal es más alto entre quienes no están
viudos/as, y es especialmente destacable entre Investigaciones previas han permitido
los casados/as o viviendo en pareja, los que conocer que la calidad de vida entre la pobla-
han alcanzado estudios primarios o superiores ción adulta mayor en España se apoya funda-
y quienes pertenecen a clases sociales más ele- mentalmente en cinco dominios de vida: salud,
vadas. Si bien el bienestar personal se ha reve- familia, recursos económicos, red social, ocio y
lado independiente del género y de la edad en tiempo libre3. En el mismo sentido, los deter-
esta población, se observa una tendencia a ser minantes subjetivos de la calidad de vida en
más elevado entre los hombres, entre quienes la vejez se han relacionado con la satisfacción
se encuentran en el tramo de edad de 65 a con la situación económica del individuo, la
74 años, y entre quienes residen en localidades red de relaciones con vecinos y con familiares,
de mayor tamaño demográfico. el estado de salud general, la vivienda de resi-
dencia, la apariencia física y la forma de con-
Estos resultados evidencian que si bien el vivencia (Rojo-Pérez y Fernández-Mayoralas,
nivel de calidad de vida es elevado, el diseño 2011). Estos son los dominios que van a ser
de políticas sociales habría de reforzar aquellas analizados más pormenorizadamente en los
áreas hacia las que los adultos mayores mues- próximos apartados.
tran un nivel de satisfacción más bajo. Así, tanto 3
 Estos cinco dominios se han obtenido de forma
la promoción de hábitos de vida saludables intuitiva y espontánea mediante la aplicación del instrumento
como el diseño de entornos sostenibles y adap- SEIQOL-DW (Schedule for the Evaluation of Individual Quality
tados a la población mayor podrían incidir en of Life, Direct Weighting) en la encuesta “Calidad de Vida de
Mayores” (CadeViMa), realizada a población con 60 o más
una mejor percepción en relación con su salud años de edad residente en la Comunidad de Madrid. Véase
y su seguridad y protección. La mejora de los Fernández-Mayoralas et al. (2011).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 53


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

cuencia de algún problema físico o de salud


2. Los dominios de la calidad y con una duración de al menos tres meses.
de vida en la vejez En la encuesta ELES se contemplaron hasta
24 actividades que tienen que ver con aspectos
relacionados con el cuidado personal (como
bañarse o vestirse), con las tareas domésticas
2.1. La salud y la capacidad o instrumentales (como hacer la compra o
manejar dinero) o con la movilidad, tanto en
funcional el interior del ámbito doméstico (como atrave-
sar una habitación andando) o hacia el exterior
o entorno residencial (como caminar más de
La salud es el dominio más nombrado 1.000 metros).
por las personas mayores y también el que más
acuerdo concita entre los investigadores sobre Las dificultades que afectan a mayor pro-
su contribución a la definición de la calidad porción de población son las relativas a la movi-
de vida, tanto desde una perspectiva positiva lidad que requiere una mayor energía, mientras
(la buena salud añade calidad a la vida), como que, por el contrario, actividades instrumenta-
negativa (la mala salud deteriora la calidad de les, como comer o manejar dinero, apenas
vida). Este reconocimiento proviene, en gran implican dificultad para el 2 por ciento de los
parte, de la propia definición de salud como entrevistados (gráfico 3). Un término medio lo
un “estado de completo bienestar físico, men- ocupan las actividades para el cuidado personal
tal y social” (Organización Mundial de la Salud, (vestirse, bañarse o ducharse) que requieren de
1947; Fernández-Mayoralas y Rojo Pérez, 2005). un cierto esfuerzo y tan solo implican dificultad
Sin embargo, también se ha señalado que, aun para el 3 por ciento de los individuos.
con malas o muy malas condiciones de salud,
las personas mayores pueden informar una ele- Por lo que se refiere al estado de salud
vada calidad de vida, lo que es posible gracias percibido, el 64 por ciento de los adultos
a los procesos de adaptación a los límites de la mayores informan que su salud es buena o muy
propia salud y el impacto positivo que ofrecen buena. El estado de salud va empeorando con
los contactos familiares, el apoyo social y los la edad de forma progresiva en las mujeres y,
logros alcanzados (Prieto-Flores et al., 2010). con un salto a los 70 años, en los hombres. Las
mujeres refieren peor salud que los hombres
Según datos de la encuesta Estudio Lon- en todos los grupos de edad. Además, los
gitudinal Envejecer en España (proyecto ELES), trabajadores manuales informan una peor salud
de los 21 problemas de salud investigados, los que los no manuales, siendo esta diferencia por
adultos mayores declaran tener diagnosticados nivel socioeconómico aún más evidente entre
una media de 2,6. El número de enfermedades las mujeres. En líneas generales, ser mujer con
se incrementa con la edad, y las mujeres y quie- total dedicación al trabajo doméstico se asocia
nes tienen un menor nivel de instrucción suelen con un peor estado de salud percibido (Pino-
declarar mayor cantidad. Destaca el impacto de Domínguez et al., 2016). Sin embargo, otros
las osteomusculares y emocionales, tanto en el estudios sugieren que el género no es un factor
número de personas adultas mayores afectadas, determinante en el estado de salud percibido
como en la limitación que producen. Siguiendo cuando se combina con otros factores, como
el patrón del número de enfermedades y condi- la condición económica, la depresión o la
ciones adversas de salud, también el consumo discapacidad (Fernández-Martínez et al., 2012).
de medicamentos aumenta con la edad y es más
elevado entre las mujeres, siendo así un posible El estado de salud percibido mostró peo-
factor de riesgo para una quinta parte de los res resultados entre la población adulta mayor
adultos mayores que puede considerarse polime- que reside en la mitad sur de España, y mejor
dicada (consumo de seis o más medicamentos). entre las personas que viven en el norte del país,
observándose una relación entre las desigualda-
Por lo que se refiere a la capacidad fun- des relacionadas con el lugar donde se vive, la
cional, un tercio de la población de 50 o más condición social y la calidad de vida, así como un
años declara, en promedio, padecer siem- mayor impacto negativo de los factores socioe-
pre o a veces alguna dificultad para realizar conómicos en la salud percibida de los adultos
actividades en su vida diaria, como conse- mayores (Fernández-Martínez et al., 2012). Ade-

54 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

Gráfico 3

Proporción de adultos mayores con dificultad para realizar (siempre o a veces)


actividades de la vida diaria (AVD) y proporción que recibe ayuda (año 2011)

7. Agacharse, arrodillarse o ponerse en cuclillas 28,4


10. Levantar y llevar objetos de más de 10 Kg., como una compra pesada 21,7
6. Subir varios tramos de escalera sin descansar 20,8
4. Levantarse de una silla después de estar sentado mucho tiempo 16,6
2. Caminar más de 1000 metros 14,0
5. Subir un tramo de escaleras (tramo=10 escalones) sin descansar 13,0
9. Tirar de o empujar objetos grandes como un sillón 11,2
1. Caminar 100 metros 7,4
23. Hacer el trabajo de la casa o el jardín 6,9
8. Extender o subir los brazos por encima del hombro 6,7
3. Estar sentado unas dos horas 6,5
12. Vestirse, incluyendo ponerse calcetines o zapatos 5,8
18. Usar un mapa para averiguar cómo moverse por un lugar desconocido 5,3
20. Hacer la compra 4,5
14. Bañarse o ducharse 3,3
11. Coger una moneda de 5 céntimos de una mesa 3,0
19. Preparar una comida caliente 2,3
16. Salir de la cama 2,3
17. Usar el retrete, incluyendo levantarse y sentarse 1,8
13. Atravesar una habitación andando 1,7
24. Manejar dinero, como pagar las facturas y llevar las cuentas de gastos 1,5
22. Tomar medicinas 1,3
21. Hacer llamadas telefónicas 0,8
15. Comer, incluyendo cortar la comida 0,8

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Tiene dificultades Recibe ayuda

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta del proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

más, la satisfacción con los servicios comunitarios 2011). Efectivamente, la depresión parece ser
se asocia positivamente con la salud autoperci- el principal determinante de la CVRS de los
bida y la independencia funcional, y negativa- adultos mayores, pero también del bienestar
mente, con la depresión y las afecciones médicas subjetivo (como indicador de calidad de vida
crónicas (Giraldez-García et al., 2013). global), mientras que la capacidad funcional
(o la dependencia funcional) limita asimismo la
¿Cómo se relacionan estos aspectos de CVRS, al tiempo que el apoyo social recibido es
la salud de los adultos mayores con su calidad más relevante para explicar la calidad de vida
de vida y su calidad de vida relacionada con la global de esta población (Martínez-Martín et
salud? al., 2012).

Según el Estudio sobre Calidad de Vida Como es previsible, las personas adultas
de los Mayores en España de 20084, entre los mayores institucionalizadas presentan más pro-
problemas crónicos de salud que influyen más blemas de salud que las que residen en vivienda
negativamente en la Calidad de Vida Relacio- familiar, lo que repercute negativamente en su
nada con la Salud (CVRS) en la vejez destacan CVRS y su calidad de vida global. En los centros
la depresión, seguida de la artrosis/artritis, el de atención residencial en España, la disponibi-
insomnio y la hipertensión arterial (Delgado- lidad de geriatras se asocia con una mejor cali-
Sanz et al., 2011). Además, las dimensiones de dad de vida que en los centros que no cuentan
la CVRS en las que se observan peores situa- con estos especialistas entre su personal. Ade-
ciones son las que tienen que ver con el dolor/ más, los centros públicos (propiedad pública
malestar y la movilidad (Delgado-Sanz et al., y residentes financiados con fondos públicos)
también se asociaron con una calidad de vida
4
 Sobre este proyecto (CadeViMa-España), véase más alta que los centros privados o mixtos
Fernández-Mayoralas et al., 2012. (Marventano et al., 2015).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 55


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

La explicación de muchas de las conexio- es más amplia que la red social, más reducida
nes entre la salud subjetiva y otros dominios y débil por motivos relacionados con el declive
relevantes de la calidad de vida en los adul- en la salud y el funcionamiento (Puga, 2007;
tos mayores podría resumirse en cuatro facto- Rodríguez-Rodríguez, Rojo-Pérez y Fernández-
res, identificados mediante análisis cualitativo: Mayoralas, 2017).
la capacidad de adaptación a las limitaciones
de la salud, la búsqueda de equilibrio entre la Las redes formadas por familiares y por
salud subjetiva y la calidad de vida, el sentido otras personas cercanas están entre las dimen-
de ubicación y pertenencia en los centros para siones de calidad de vida más valoradas por los
personas mayores, y las dimensiones familiares. adultos mayores. Así, de las cinco dimensiones
Por ejemplo, la familia tiene un impacto posi- más mencionadas por este colectivo como ele-
tivo en la salud subjetiva y la calidad de vida por mentos relevantes de su vida, estas redes se situa-
los contactos y el apoyo recibido, pero también ron en segundo y cuarto lugar, respectivamente,
podría tenerlo negativo como resultado de la después de la salud, la situación económica y el
muerte o enfermedad grave de un ser querido. ocio y tiempo libre (Fernández-Mayoralas et al.,
Así, la perspectiva cualitativa de la calidad de 2011). Otros estudios y contextos corroboran
vida contribuye a comprender la complejidad su importancia como determinante de calidad
derivada de la multidimensionalidad tanto de la de vida (Lassey y Lassey, 2001; Bowling et al.,
salud, como del envejecimiento y del significado 2013). En un modelo global de calidad de vida
del lugar (Prieto-Flores et al., 2010). subjetiva entre los mayores, la satisfacción con
las relaciones con los vecinos (como integran-
tes de la red social en el entorno residencial)
y con las relaciones familiares fueron factores
2.2. Redes familiares y sociales predictores significativos de la satisfacción con
la vida como indicador de calidad de vida glo-
como apoyo en la vejez bal (Rojo-Pérez y Fernández-Mayoralas, 2011).
Otros factores relacionados, como la forma de
El estudio de las redes familiares y socia- convivencia y el tamaño del hogar, la percepción
les en la vejez (diversidad estructural, relaciones, de soledad o de contar con apoyo social, tam-
cuidado y otro tipo de transferencias, forma de bién se encuentran entre los determinantes del
convivencia, estado civil) permite profundizar en bienestar personal (Rojo-Pérez et al., 2012). En
la repercusión de su interacción sobre las condi- cuanto a los miembros de la red familiar, la rela-
ciones y calidad de vida. Esta interacción ha de ción “con” y el apoyo “de” los hijos son los que
entenderse de forma bidireccional, es decir, mayor bienestar producen, mientras un bajo
de los mayores con los miembros de las redes, apoyo de la red social y débiles lazos familiares,
y de estos con los mayores, y puede tener efectos como rasgos caracterizadores de insuficiencia
tanto positivos como negativos que afectan a dis- familiar (Souza et al., 2015), pueden provocar
tintos ámbitos de la vida (Berkman et al., 2012). la percepción de soledad y tener un impacto
negativo en el bienestar y la calidad de vida de
Las redes se entienden como la agrupa- la población mayor.
ción de personas y la estructura de relaciones en
torno a ellas (Berkman et al., 2012) y son fun- En esta sección se examinan varias carac-
damentales en la integración de las personas y terísticas de la red familiar y la red social que
el apoyo material, instrumental, emocional o facilitan el conocimiento de los factores per-
económico en caso de necesidad. La red familiar sonales y contextuales que las afectan. Así, se
puede estar vinculada por relaciones de paren- analiza su calidad en función de su tamaño, la
tesco (cónyuge o pareja, hijos, padres, herma- distancia al lugar de residencia, la frecuencia de
nos), de dependencia o convivencia en el mismo contactos y la satisfacción con las relaciones con
hogar u otro tipo de interacción (afectiva, repro- los miembros de las redes como indicador de la
ductiva, curso de vida, de protección social), calidad de vida en este dominio. Asimismo, se
lo que incide en el desarrollo físico y emocio- sintetizan los factores personales y de contexto
nal (Bernardi, Keim y Klärner, 2014; Souza et que pueden ayudar a entender las relaciones que
al., 2015). La red social no es de parentesco, y se producen en su seno.
estaría compuesta por miembros no familiares
(amigos, vecinos, colegas) (Rözer, Mollenhorst La red familiar de los adultos mayores se
y Poortman, 2016). En la vejez, la red familiar ha revelado como relativamente extensa, con

56 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

Gráfico 4

Algunos rasgos de la red familiar (año 2011)

Tamaño medio global (nº miembros)

Casado-a

Estudios < primaria

Clase social: trabajadores manuales

Tamaño hábitat: <10.000 hab.

7,4 7,6 7,8 8 8,2 8,4 8,6

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

un tamaño medio de casi ocho miembros. Edad intuitivamente como “sus mejores amigos/as”,
y número de miembros tienen una relación se ha comprobado que su tamaño disminuye
directa, de forma que según aumenta la edad, con la edad y es más reducida que la familiar,
también lo hace el tamaño de la red. Es rese- con una media de cinco miembros. Casi un
ñable la diversidad de la red familiar, con una 10 por ciento de la población adulta mayor
presencia importante de hermanos/as, primero, declaró no tener amigos/as. El gráfico 5 mues-
y de hijos/as, después. Así, para nueve de cada tra las características principales asociadas con
diez mayores está compuesta por hermanos/as, la red social. Hombres de más edad, mujeres de
una proporción algo menor de hijos/as, y valo- menos edad y quienes no están viudos/as son
res más bajos se observan con otros miembros quienes mantienen una red social más amplia.
de la red, de forma que la relación conyugal es Los adultos mayores que han cursado estudios
relevante, como también lo es, debido a la edad secundarios y superiores, y pertenecen a la clase
de esta población, la presencia de los progeni- de trabajadores no manuales, también cuentan
tores (un 11 por ciento y un 25 por ciento de con una red social más amplia.
sujetos declara, respectivamente, que su padre
o su madre aún vive), en línea con la esperanza La calidad de la red se puede evaluar tam-
de vida de cada cohorte. bién por el tipo y la frecuencia de contactos
mantenidos con cada miembro de las subredes.
Algunos rasgos sobresalientes de la red El contacto puede ser presencial y no presen-
familiar se pueden ver en el gráfico 4. El tamaño cial (por teléfono, correo postal o electrónico,
de la red es más elevado entre los casados, los mensaje o carta). Según esta tipología, el más
que tienen estudios primarios o inferiores y, frecuente es el no presencial, con los hijos/as
consecuentemente, son trabajadores manua- (con una frecuencia media de 19 días/mes), los
les, y quienes residen en áreas geográficas con padres (media de 13 días/mes) y los hermanos/as
menos de 10.000 habitantes. (media de 9 días/mes). En cambio, el contacto
presencial más frecuente se da con los nietos/as
En cuanto a la red social, y considerando (media de 16 días/mes), seguido, a mayor dis-
a aquellos miembros que los mayores declaran tancia, por yernos/nueras (media de 9 días/mes).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 57


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

Gráfico 5

Algunos rasgos de la red social (año 2011)

Tamaño medio global (nº miembros)

Hombres 65+ años

Mujeres 50-64 años

Casados/as

Separados/as

0 1 2 3 4 5 6

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

Entre los diversos factores condicionan- bajo, y consecuentemente pertenecen a la clase


tes de esta red de contactos con familiares hay de trabajadores manuales, y entre quienes resi-
que considerar las circunstancias personales y den en localidades de menor tamaño demográ-
las condiciones de vida de los adultos mayores, fico. Estas características se observan de igual
así como también otros aspectos de los miem- manera entre hombres y mujeres. El contacto
bros de las subredes. Uno de ellos es la distancia en persona con vecinos, como otros miembros
entre el lugar de residencia respectivo. Así, se ha de la red social, reveló una frecuencia similar a
observado que los mayores mantienen su inde- la mantenida con amigos/as.
pendencia residencial, por cuanto más de siete
de cada diez declararon que sus hijos residen La satisfacción con las relaciones, como
en otros domicilios de la misma o distinta loca- dominio específico de la calidad de vida, es ele-
lidad, proporción que se eleva a casi nueve de vada. Pero se han observado diferencias según
cada diez en el caso de los padres. Una menor el tipo de red. Así, la satisfacción más alta se
frecuencia de contacto presencial se asocia con
observó con los hijos (85,7 en una escala de 0 a
una mayor distancia al lugar de residencia y, por
100), seguida de la satisfacción con el cónyuge/
el contrario, aumenta el contacto no presencial.
pareja (80,7 sobre 100), los amigos/as, otros
En la red de amigos/as la frecuencia de familiares y, en menor medida, la red social
contacto presencial es superior a la no presen- del entorno residencial, superando los valores
cial. Pero el contacto decae a casi la mitad com- obtenidos para la satisfacción global con la vida
parado con el mantenido con algunos miembros (74,2 sobre 100), lo que indica que los adultos
de la red familiar. Los valores reflejados en los mayores muestran una satisfacción muy elevada
gráficos 6 y 7 son muy expresivos. La pauta en con los miembros de la red familiar de primer
el tipo de contacto es diferente según los ras- grado, mientras que la satisfacción con la red de
gos sociodemográficos. De este modo, y por amigos, vecinos y otros familiares se ha revelado
oposición al contacto no presencial, el contacto algo más baja (si bien nunca por debajo de 70
en persona aumenta con la edad, es superior sobre 100, en línea con el patrón que indica que
entre quienes tienen un nivel de estudios más la satisfacción es elevada).

58 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

Gráfico 6

Red familiar: contacto y satisfacción

Contacto presencial con nietos/as (nº días/mes)

Contacto no presencial con hijos/as (nº días/mes)

Satisfacción con hijos/as

Satisfacción con cónyuge/pareja

Satisfacción con otros familiares

0 20 40 60 80 100

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

Gráfico 7

Red social: contacto y satisfacción

Contacto presencial amigos/as (nº días/mes)

Contacto no presencial amigos/as (nº días/mes)

Satisfacción amigos/as

Conctacto presencial vecinos (nº días/mes)

Satisfacción con vecinos/as

0 20 40 60 80 100

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 59


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

Estos resultados corroboran la importan- res (Isengard y Szydlik, 2012). Pero también en
cia de la familia y de las amistades en las con- Europa se han observado diferencias en cuanto
diciones de vida de los mayores, que declaran a los tipos de redes y a la interacción entre sus
mantener unas redes relativamente amplias en miembros, de modo que en los países del sur
cuanto a número de miembros, pero también son más prevalentes las redes familiares próxi-
densas en contacto, presencial o no; todo ello, mas, como sociedades familistas, mientras que
mientras conservan su independencia residen- en el norte y oeste lo son más las redes distales y
cial respecto a los miembros de esas redes fami- las no familiares (Litwin y Stoeckel, 2014).
liares y sociales.
La relación entre las redes familiar y social
La mayor presencia de hermanos/as, pri- y la calidad de vida se confirma también en
mero, y de hijos/as, después, está en línea con otros contextos mundiales (Gallardo-Peralta et
la abultada fecundidad en la generación de los al., 2018). En efecto, investigaciones sobre las
padres de los actuales mayores, más alta que relaciones familiares y el bienestar desde una
en la generación posterior, lo que explica que el perspectiva de curso de vida respaldan empíri-
número de hijos sea menor que el de hermanos. camente esta asociación (Thomas et al., 2017).
La red conyugal es relevante y también lo es la Otro parámetro relevante de las redes es la exis-
presencia de progenitores vivos. Estos resulta- tencia de una persona estable de confianza,
dos están en la base de la diversidad de la red que se relaciona con la menor incidencia de
familiar. síntomas depresivos (Bookwala, 2017). Cuando
se carece de interacción, apoyo y convivencia
La fortaleza de relaciones con la subred familiar, en lo que se conoce como “insuficien-
de los hijos/as se refleja en la elevada frecuencia de cia familiar”, los mayores se ven expuestos a
contacto, especialmente no presencial, más alta situaciones de declive físico y emocional, lo que
que con hermanos/as. El contacto presencial conduce a un deterioro en el nivel de bienestar
elevado con los nietos/as puede obedecer a la en la vejez (Souza et al., 2015).
transferencia de apoyo instrumental que pres-
tan los adultos mayores a sus hijos/as a través
del cuidado a los nietos/as. 2.3. Recursos económicos
El nivel de satisfacción con las relaciones
que los mayores mantienen con los miembros de Los recursos económicos conforman
las subredes se ha revelado muy elevado compa- uno de los principales factores determinantes
rado con el nivel de satisfacción global con la vida del envejecimiento activo porque facilitan
(Rodríguez-Rodríguez, Rojo-Pérez y Fernández- independencia y autonomía en las decisiones,
Mayoralas, 2017). Asimismo, se ha observado y el desarrollo de actividades (Organización
una relación directa y significativa entre la satis- Mundial de la Salud, 2002). Entre estos recursos
facción y la frecuencia de contacto. No es des- se encuentran los ingresos mensuales de la
preciable la satisfacción con la red social, persona y del hogar, las prestaciones sociales,
compuesta por amigos/as y vecinos/as con quie- la disponibilidad de la vivienda en propiedad
nes los mayores mantienen una relativa frecuen- u otros activos, o las transferencias familiares
cia de contacto, si bien se sitúa por debajo de la (Rodríguez-Rodríguez et al., 2011; Rodríguez-
satisfacción con la red familiar. Rodríguez et al., 2016). Constituyen, además,
la tercera dimensión que más citan los adultos
Otros estudios han observado que un mayores cuando definen su calidad de vida,
menor contacto con la red familiar muestra un alto tras la salud y la familia, si bien su importancia
riesgo de limitación funcional (Micheli et al., relativa se atenúa cuando se controla por
2018). Asimismo, la corresidencia en hogares variables psicosociales y de salud (Fernández-
con más miembros, o incluso con una alta pro- Mayoralas, 2011; Martínez-Martín et al., 2012).
porción de mujeres, se asocia con una mejor
salud física en Malawi (Kendall y Anglewicz, Un componente clave en el análisis de las
2018), si bien esta forma de convivencia inter- condiciones económicas de las personas mayo-
generacional, poco frecuente en Europa, podría res es su grado de estabilidad en el mercado de
responder a la solidaridad familiar ante necesi- trabajo. Según la encuesta Estudio Longitudinal
dades o inseguridades económicas de los mayo- Envejecer en España (proyecto ELES), las perso-

60 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

nas jubiladas han cotizado una media de 32 años lados: un 29 por ciento de los adultos mayores
y 10 meses y la elevada estabilidad de una mayo- los mencionan como su segunda vía de ingre-
ría de trabajadores parece confirmarse teniendo sos, y un 57,5 por ciento como la tercera. La
en cuenta que la media de permanencia en la teoría del ciclo vital señala que el ahorro suele
misma ocupación de la población con 50 o más concentrarse en los años centrales de la vida,
años es o ha sido de 24 años y 6 meses. mientras que el endeudamiento tiende a hacerlo
en los períodos previos a la incorporación al
De acuerdo con lo anterior, para el 46 por mercado de trabajo y tras la salida del mismo,
ciento de los adultos mayores la pensión de jubi- con la jubilación. Ello explicaría que los meno-
lación es la principal fuente de ingresos de su res de 70 años declaren más activos económicos
hogar, seguida de los salarios (33 por ciento), que los mayores de esa edad: el 87 por ciento
las pensiones de viudedad (9 por ciento), las de ellos reconocen tener plan/es de pensiones u
prestaciones por desempleo (3 por ciento) y otros activos financieros. Pese a todo, los activos
las pensiones por invalidez (3 por ciento). El financieros constituyen una forma de ahorro de
importe mensual de la pensión es desigual gran importancia; un 53 por ciento de los adul-
según la edad (gráfico 8); con todo, los ingresos tos mayores cuenta con ahorros significativos
mensuales familiares muestran una distribución en este ámbito, y el 12 por ciento tiene inversio-
aún más desigual, ya que tres de cada cuatro nes financieras en planes de pensiones.
de quienes tienen menos de 70 años declaran
ingresos del hogar superiores a 1.200€, pero el El activo de ahorro y riqueza más impor-
43 por ciento de los mayores de 70 años decla- tante en España es, sin duda, la propiedad de la
ran ingresos inferiores a los 1.200€. Se aprecia, vivienda habitual, con proporciones que rondan
por tanto, un importante efecto igualador de el 90 por ciento entre los mayores de 65 años.
las pensiones entre los jubilados de más edad. Sin embargo, la inversión en inmuebles pierde
importancia cuando no se trata de la vivienda
Las rentas patrimoniales y los ahorros habitual. Según datos de la encuesta ELES,
suponen los complementos de renta más seña- solo el 19 por ciento de la población de 50 o

Gráfico 8

Importe mensual de la pensión, por edad (año 2011)


(Porcentaje)
30

25

20

15

10

0
<600€ 601-1.200€ 1.201-1.800€ >1.800€
<70 años >70 años

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 61


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

Gráfico 9

Necesidades económicas por satisfacer entre la población adulta mayor (año 2011)

Adaptar vivienda a necesidades de salud

Adaptar vivienda a mayores

Pagar una residencia de mayores

Comprar ayudas técnicas

Pagar a un cuidador/a contratado/a

Tener seguro de atención a dependencia

Tener seguro médico privado

0 10 20 30 40 50 60

>70 años <70 años

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

más años cuenta con inmuebles distintos de la cambio, la recepción de dinero desde otros
vivienda en la que reside. hogares apenas afecta a 0,58 millones, un 3,4
por ciento. Los datos del proyecto ELES corro-
A medida que aumenta la edad de la boran esta tendencia, aunque con ligera varia-
población, se observa un comportamiento gene- ción (13,6 y 2,6 por ciento, respectivamente)
ralizado de disminución de los niveles de endeu- e indican una preferencia mayor por la dona-
damiento. Así, si un 18 por ciento de los adultos ción que por el préstamo. Desde una perspec-
mayores tiene deudas significativas, la propor- tiva individual, los flujos de dinero se dirigen
ción es mayor para quienes tienen una edad entre o provienen de círculos de referencia más cer-
50 y 65 años (27 por ciento), pero menor entre los canos, esencialmente los hijos/as, quienes son
mayores de 65 años (7 por ciento). El principal los primeros donantes o receptores de dinero,
componente de la deuda sigue siendo el prés- siendo la entrega de dinero a personas de más
tamo hipotecario: el 16 por ciento de los encues- edad un comportamiento habitual (casi un
tados afirma contar con esta deuda, si bien se 61 por ciento, según la encuesta ELES). Por
halla más concentrada entre los menores de tanto, como recursos voluntarios no sujetos
70 años (22 por ciento) que entre quienes ya a derecho legal, las transferencias económi-
cumplieron esa edad (5 por ciento). cas no están arraigadas, cualquiera que sea la
Por lo que se refiere a las transferencias fuente que se maneje, y la tendencia a entre-
económicas en el entorno familiar y social, gar dinero está más asentada que a recibirlo
según la Encuesta de Condiciones de Vida de (Rodríguez-Rodríguez, Rojo-Pérez y Fernández-
2014 (INE, 2014), el 8,3 por ciento de las per- Mayoralas, 2016).
sonas de 50 o más años entregó recursos eco-
nómicos a otros hogares, casi 1,4 millones5. En En general, los adultos mayores no infor-
man de problemas importantes para llegar a
5
 Pese a que los resultados de la ECV de 2017 ya final de mes, pero quienes tienen 70 o más
se encuentran disponibles, se utilizan los de 2014 por su
proximidad temporal con los de la encuesta ELES, principal años declaran más dificultades. En el mismo
fuente de este artículo. sentido, los menores de 70 expresan que sus

62 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

recursos económicos pueden cubrir sus nece- ción que mantendrán las personas durante su
sidades de tipo económico (como el seguro proceso de envejecimiento y tras la jubilación,
médico privado, las ayudas técnicas o la adap- como las teorías de la actividad (Havighurst,
tación de la vivienda para cuidados de salud). 1961), de la continuidad (Costa y Mccrae, 1980)
Los mayores de 70 años priman su interés y de la desvinculación (Cumming, Henry y
por tener contratados cuidados de salud, y Shanas, 1961). Siguiendo a Rowe y Kahn (1997),
entre este colectivo están poco generalizados la participación activa se refiere a la realización de
el pago de una residencia o de un seguro de actividades productivas o con significado para la
dependencia (gráfico 9). persona (que crean valor social), sean estas remu-
neradas (actividad económica) o no (actividades
de ocio y participación social), así como a las
relaciones interpersonales (contactos y relaciones
2.4. Ocio y tiempo libre con los demás, el intercambio de información,
apoyo emocional y ayuda directa), incluyendo la
satisfacción con el uso del tiempo libre.
La participación es uno de los cuatro pila-
res del envejecimiento activo, de acuerdo con De acuerdo con la encuesta Estudio Lon-
la Organización Mundial de la Salud (OMS, gitudinal Envejecer en España (proyecto ELES),
2002), y, en forma de realización de activida- la relación con la actividad es sustancialmente
des de ocio y tiempo libre, es el quinto domi- diferente por edad y sexo, con las mayores pro-
nio más nombrado por las personas mayores porciones de población jubilada (alrededor de
cuando definen su calidad de vida (Fernández- siete de cada diez) entre quienes tienen 65 o
Mayoralas et al., 2011). más años, mientras poco más de la mitad de
la población entre 50 y 64 años se encuentra
Diferentes teorías surgidas a mediados del aún trabajando (gráfico 10). La condición de ser
siglo XX en el ámbito psicosocial plantean esce- mujer solo predomina proporcionalmente entre
narios diversos sobre la actividad y la participa- las personas dedicadas a las labores del hogar y

Gráfico 10

Relación con la actividad, según sexo y edad (año 2011)


(Porcentaje)
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Trabajando Jubilado/a Labores del hogar, Inactividad (paro,
cuidado incapacidad, otra)

Hombres Mujeres 50-64 65-74 75 y más

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 63


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

tareas de cuidado, así como en la categoría de 50 o más años son las relacionadas con el
inactividad por paro, incapacidad u otra situa- entorno de residencia, el propio barrio, tales
ción. Esta estructura, que ayuda a perfilar el como caminar, ir al parque, al centro depor-
tiempo libre disponible antes y después de la tivo, a la plaza, etcétera. (gráfico 11), segui-
jubilación y por género, es el escenario para el das de las que se desarrollan en el ámbito
desarrollo de actividades de ocio y participación doméstico (jardinería, bricolaje, manuali-
social, como actividades no remuneradas y con dades, costura, punto, etcétera.) y las activida-
significado para las personas. des sociales (ir al club o centro de mayores,
salir a comer o cenar, juntarse con amigos).
Sin entrar en el debate sobre las diferen- Las actividades culturales (ir al cine, teatro,
tes clasificaciones de las diversas actividades exposiciones), formativas (estudiar, hacer cur-
de ocio y participación (Lardies-Bosque et al., sos, aprender cosas nuevas), hacer turismo/
2015), se utiliza aquí una tipología que permite viajar, participar activamente en asociaciones
distinguir siete conjuntos de actividades: unas de cualquier fin (voluntariado social, político,
que refuerzan el aprendizaje del individuo en vecinal o comunitario, deportivo, etc.) invo-
la edad adulta (actividades culturales y formati- lucran a una menor proporción de población
vas); otras que afectan a las relaciones del indivi- aunque con un perfil cultural-instructivo rela-
duo en su esfera social (actividades sociales y de tivamente alto, siendo así que, en línea con el
asociacionismo); y otras, finalmente, que explo- modelo de envejecimiento activo de la OMS,
ran su relación con el entorno cercano (activida- estas actividades podrían tener un mayor sig-
des en el ámbito doméstico y en el barrio) o más nificado para la persona (OMS, 2002).
alejado (viajar, hacer turismo), que expresan dis-
tinto grado de movilidad. Las actividades en el entorno doméstico
son predominantes entre las mujeres, mientras
Así, las actividades de ocio más frecuen- que los hombres destacan en las actividades
tes y predominantes entre la población con sociales.

Gráfico 11

Porcentaje de personas que realizan actividades de tiempo libre


(al menos un día al año) y media de días/mes (año 2011)

90
81,9
80
65,0 66,8
70
60
50
40 32,9
24,4 24,6
30
20,0 19,8 21,2
20
10,0 10,7 3,0 6,8
10
3,9
0

Realizan Media de días

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

64 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

Gráfico 12

Nivel de satisfacción con la forma en que emplea su tiempo libre, por sexo (año 2011)
(Porcentaje)
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Media = 70/100
Hombres Mujeres

Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta proyecto ELES (http://proyectoeles.es).

Si bien la participación en actividades de expresión de envejecimiento activo, se restringe


ocio tiene aún un largo recorrido, especialmente en buena medida cuando se trata de pobla-
en aquellas de tipo formativo/cultural y de par- ción adulta mayor que vive en residencias. En
ticipación comunitaria, la población adulta mayor este caso, el declive en la salud física y mental,
en España siente una gran satisfacción con la la pérdida de las capacidades funcionales y el
forma en que emplea su tiempo libre: solo un debilitamiento de los lazos familiares y socia-
18 por ciento de los adultos mayores se muestra les representan una barrera significativa para
poco satisfecho, mientras un 62 por ciento está el envejecimiento activo. Así, envejecer lo más
bastante satisfecho y un 20 por ciento muy o activamente posible ha de ser el objetivo de
totalmente satisfecho (gráfico 12). Tener menos propuestas terapéuticas ocupacionales en estos
edad, ser hombre y haber alcanzado un nivel de contextos de institucionalización (Fernández-
estudios medio/superior son los rasgos que con- Mayoralas et al., 2015).
forman el perfil asociado con una mayor rea-
lización de actividades de tiempo libre y con la
satisfacción que de ello se obtiene.
Estos perfiles sociodemográficos mues- 3. La calidad de vida en
tran, además, relaciones claras con otros indi- el entorno residencial
cadores de las condiciones de vida de esta
población, ya sea su salud y funcionamiento
físico, mental y emocional, su entorno físico y
La forma habitual de residencia es en
social, y sus condiciones económicas, todos ellos
factores que contribuyen a explicar la capacidad vivienda familiar, y esta es, además, la situación
para envejecer activamente y con calidad de vida ideal y el deseo manifestado por la población
(Rodríguez-Rodríguez, Rojo-Pérez y Fernández- mayor en su proceso de envejecimiento (Rojo-
Mayoralas, 2018). Pérez et al., 2001; Rojo-Pérez, 2011; Fernández-
Mayoralas y Rojo-Pérez, 2014). En este sentido
Comprensiblemente, el uso del tiempo se ha acuñado el término “envejecer en casa”
libre mediante decisiones autónomas, como o “envejecer en el lugar” (de la traducción lite-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 65


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

ral del inglés ageing at home o ageing in place), la provisión de recursos para afrontar las nece-
que supone no tener que moverse de la vivienda sidades, en la promoción de la integración en
o del lugar habitual de residencia donde se ha la vida comunitaria y en la protección y segu-
permanecido una buena parte del tiempo de ridad de los más vulnerables. En este sentido,
la vida adulta. Pero, además, esta terminología “en una comunidad amigable con los mayores,
implica vivir en comunidad con un cierto nivel existe una cultura de inclusión compartida por las
de autonomía e independencia (bien recibiendo personas de todas las edades y niveles de apti-
alguna ayuda de familiares, amigos o institucio- tud. Las políticas, servicios y estructuras rela-
nes, bien adaptando el entorno a las circuns- tivas al entorno físico y social se diseñan para
tancias de sus residentes) para retrasar el mayor fomentar y permitir que las personas mayores
tiempo posible la institucionalización o el acceso a ‘envejezcan de forma activa’, es decir, que vivan
centros de cuidado, dos vías que conllevan la con seguridad, gocen de buena salud y sigan
pérdida o reducción significativa de contactos participando totalmente en la sociedad” (OMS,
con el espacio geográfico y social de vida. 2007b). Este enfoque no solo se alinea con el
ideal de las personas de envejecer en la propia
En la última década, organizaciones inter- casa y en su comunidad habitual, también trata
nacionales y nacionales prestan atención al de evitar o minorar los altos costes del cuidado
diseño de entornos físicos y sociales “amiga- en centros especializados. Ello lleva a las insti-
bles” para distintos grupos de edad, y espe- tuciones y a los gobiernos a diseñar y promover
cialmente para la población mayor, con el fin programas para prevenir o, en todo caso, retra-
de facilitar la permanencia en el lugar y la inte- sar la institucionalización (Gonyea y Hudson,
gración social y comunitaria, que redundará en 2015), y proveer de un modelo en torno al cual
calidad de vida en la vejez. los individuos puedan ejercer su responsabilidad
y conformar su conducta ideal según envejecen
El entorno físico es uno de los determi- (Power, 2017).
nantes del marco conceptual del envejecimiento
activo, junto a otros relevantes, como los socia- En suma, los entornos físicos y sociales
les, económicos, los servicios sociales y de salud, amigables con toda la población, en gene-
personales, comportamentales, el género y la ral, y con los mayores, en particular, facilitan
cultura (OMS, 2002; Faber, 2015a). Desde esta la vida en el lugar de residencia, que, como
perspectiva, el entorno físico presenta tanto espacio geográfico y social, es donde inte-
riesgos como factores de protección para la ractúan los elementos del envejecimiento
resiliencia en todas las etapas de la vida. En activo.
particular, en relación con la vejez, los entornos
necesitan ajustar y compensar los declives en la En estudios previos se ha observado que,
capacidad funcional para favorecer la participa- en caso de futura necesidad de ayuda o cuidado,
ción y el bienestar. Los entornos físicos deben las preferencias residenciales de los mayores se
facilitar la actividad física individual y reducir los inclinan hacia la permanencia en casa, seguidas
riesgos de lesiones, y, al mismo tiempo, han de a mucha distancia por otras alternativas, como
promover la participación, las relaciones sociales vivir en una residencia de mayores, vivir con los
y apoyar la independencia. A nivel comunitario, hijos/as o vivir en una vivienda compartida con
un entorno físico acogedor fomenta las interac- otros mayores (Rojo-Pérez y Fernández-Mayoralas­
ciones públicas, que crean cohesión social. Fernández, 2007). En las últimas décadas se
está gestando la vivienda colaborativa, como
En el marco conceptual y político del traducción del término inglés cohousing, si bien
envejecimiento activo para el fomento de la cali- la terminología es muy variada. Según ­Brenton
dad de vida, la Organización Mundial de la (1998), surge como respuesta al deseo de
Salud impulsó el proyecto “Ciudades amigables los mayores de desarrollar su propio proyecto
con los mayores” (OMS, 2007b), en respuesta comunitario residencial, de promover su inde-
no solo al envejecimiento de la población, sino pendencia y de vivir en unidades residenciales
también a la tendencia a la concentración de la separadas pero autocontenidas en un espacio
población mayor en áreas urbanas. colaborativo, de integración y de solidaridad.
No representa todavía un gran porcentaje del
Un entorno amigable es aquel que tiene conjunto de viviendas, pero está despertando
en cuenta las capacidades de sus residentes en el interés de muchos colectivos, no solo de los

66 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


F e r m i n a Ro j o - P é r e z y G lo r i a F e r n á n d e z- M ayo r a l a s

mayores, para abordar estilos de vida sosteni- casa, el barrio o localidad donde se ubica, así
bles desde diversas perspectivas (social, econó- como una percepción positiva de los vecinos).
mica, ambiental) (Labit, 2015; Tummers, 2015).
También en España esta tipología residencial Considerando estas relaciones, la cali-
está poco extendida, pero en desarrollo (López dad de vida en la vejez no ha de verse constre-
y Estrada, 2016; Mogollón García y Fernández ñida por aquellos factores del medioambiente
Cubero, 2016). residencial que puedan suponer obstáculos al
desarrollo de la vida de los mayores en función
En una encuesta sobre alternativas resi- de sus circunstancias personales. Las políticas
denciales realizada a población de 65 o más encaminadas a minimizar los potenciales facto-
años en España en el año 2015 (Unión Demo- res de riesgo y sus consecuencias orientadas a
crática de Pensionistas, 2015), la casa propia apoyar una vida independiente, saludable y par-
recibió una valoración media de 8,9 (en una ticipativa de los mayores, son los ejes del pro-
escala directa de 0 a 10), seguida de la vivienda yecto de ciudades amigables con la vejez. Este
colaborativa (5,1), de la residencia de mayores proyecto tiene un gran arraigo internacional y
(4,5) y la casa de hijos/as/otros familiares (4,4). destaca por su desarrollo de abajo a arriba, es
Más de la mitad de esta población consideró decir, desde los individuos y los proveedores de
poco o nada probable ir a vivir a una residen- servicios públicos y privados hacia los diseñado-
cia de mayores en un futuro, y casi dos tercios res de políticas públicas. No obstante, Buffel y
había oído hablar de la vivienda colaborativa, Phillipson (2016) llaman la atención sobre los
alternativa que recibió mejores puntuaciones retos del desarrollo de entornos amigables para
entre los hombres, las personas de menos edad, todas las edades, y los centran en el impacto
quienes habían alcanzado estudios secundarios de los recortes económicos y de programas
o superiores y los que residían en áreas urbanas. sociales, la presión sobre las características del
desarrollo urbano y la tendencia a la privatiza-
La elección de envejecer en casa o hacerlo
ción del espacio urbano. Consideran asimismo
en residencia de mayores se ha relacionado con
necesario combinar el modelo conceptual de
las circunstancias personales (Fernández-Carro,
ciudades amigables con el análisis de las fuer-
2016). Así, la institucionalización se asocia con
zas socioeconómicas que subyacen en la trans-
el incremento de la edad, ser mujer, estar viudo/a
y padecer unas condiciones adversas de salud y formación de los entornos urbanos. En este
funcionamiento, además de la percepción de sentido, el fortalecimiento de un modelo cohe-
soledad (Prieto-Flores et al., 2011). No obstante, rente de investigación multidisciplinar y polí-
estos centros, como instituciones de atención ticas públicas de envejecimiento urbano, con
y cuidado, representan un papel fundamental la participación de los adultos mayores, puede
para cubrir las necesidades de los residentes ayudar a identificar áreas de interés, priorizar-
y para aumentar su participación en la vida las y asegurar una apropiada implementación
colectiva (Fernández-Mayoralas et al., 2015). de las políticas.

En un estudio sobre población adulta


mayor residente en vivienda familiar en España
se examinaron las condiciones personales y con- 4. Recapitulación y conclusiones
textuales y su relación con la satisfacción con la
vida, como indicador global de calidad de vida
bajo la asunción de que mejores condiciones del El envejecimiento de la población es un
entorno físico de residencia y de salud y funcio- fenómeno sociodemográfico y multidimensio-
namiento se asocian con una mejor calidad de nal, asentado y en crecimiento en todos los
vida (Fernández-Mayoralas et al., 2012; Rojo- territorios del mundo. Las instituciones interna-
Pérez et al. 2016). Los resultados mostraron que cionales y nacionales con responsabilidad sobre
una mejor calidad de vida se asocia con factores las políticas públicas, pero también el mundo
tales como la percepción de la posición econó- científico, están concienciados de ello y ponen
mica del hogar y la satisfacción con la forma de todo su empeño en conocerlo y en trasladar los
convivencia, con la buena salud objetiva, la per- resultados para el diseño de acciones encami-
cepción subjetiva de salud, la ausencia de depre- nadas a mejorar las condiciones y la calidad de
sión y la satisfacción residencial elevada (con la vida de la población.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 67


L a c a l i d a d d e v i d a e n l a p o b l a c i ó n m ayo r

La multidimensionalidad del envejeci- dido de forma igualitaria al mercado laboral,


miento queda expresada en la conceptualiza- son quienes más sufren vulnerabilidad en este
ción seminal del envejecimiento activo como el dominio. Por otra parte, en los años de la cri-
proceso de optimización de oportunidades en sis, la población adulta mayor se ha convertido
varios pilares para la actuación (salud, aprendi- en un verdadero colchón contra el escenario
zaje continuo a lo largo de la vida, participación de desempleo de sus descendientes, mediante
y seguridad) y determinantes o factores inte- transferencias económicas, principalmente como
ractivos (económicos, sociales, entorno físico, donación en especie.
personales, comportamentales, servicios socia-
les y sanitarios, género y cultura) que indican La realización de actividades de ocio y
si una persona envejece activamente en orden participación, con significado personal o valor
a mejorar su calidad de vida. Así, la calidad de social, aún tiene bastante recorrido entre la
vida, como una medida de resultado, permite población adulta mayor que, de forma predo-
conocer los efectos de los diferentes dominios o minante, dedica su tiempo libre a actividades
dimensiones sobre la vida diaria y las experien- domésticas o en el entorno de residencia, siendo
cias de vida de la población mayor. En este artículo apenas representativas las actividades relacio-
se han sintetizado las condiciones de vida de los nadas con el asociacionismo o la participación
mayores sobre la base de esta medida, la cali- comunitaria, las formativas y las culturales. Todo
dad de vida, según los aspectos más relevantes ello, de nuevo, se halla mediado por el género,
expresados por la propia población mayor. como se aprecia en el hecho de que las mujeres
dediquen su tiempo preferentemente a labores
Salud y funcionamiento se muestran de cuidado de otros miembros del hogar.
como las áreas más importantes para definir la
calidad de vida desde la perspectiva de los pro- Envejecer en casa, como ideal mani-
pios mayores, pero también desde los profesio- festado y seguido por la mayoría de los adul-
nales académicos y agentes sociosanitarios. La tos mayores, conlleva también que residan en
población adulta mayor que reside en vivienda hogares de reducido tamaño, normalmente de
familiar expresa una buena salud y capaci- dos personas que suelen constituir la pareja,
dad funcional, pero la edad suele conllevar un ambos mayores. No obstante, las redes de fami-
aumento de circunstancias adversas que, en liares y amigos o conocidos representan ámbi-
cierta proporción y gravedad, pueden derivar tos relevantes de la calidad de vida en la vejez.
en la institucionalización. Redes familiares y sociales de calidad suponen
menor riesgo de condiciones adversas de salud
La población mayor quiere envejecer y y funcionamiento, así como de padecer sole-
envejece en su propia casa y en su entorno habi- dad, y también derivan en la posibilidad de con-
tual de residencia, el que ha ocupado general- tar con apoyo instrumental o emocional en caso
mente a lo largo de su vida y compartido con los de necesidad futura. El deseo de independencia
miembros de su familia. Por tanto, este entorno residencial de los mayores, unido a contar con
constituye un elemento relevante asociado con redes de calidad, favorece la calidad de vida en
su memoria y recuerdos de vida. Otras for- la vejez.
mas residenciales, como la institucionalización
u otras menos extendidas, como la vivienda Envejecer activamente es tanto respon-
colaborativa, están motivadas por diferentes sabilidad individual como social. Los individuos
razones. Los factores de la estrategia residen- han de procurar optimizar sus condiciones de
cial (edad, género, recursos económicos, salud vida para vivir una vejez con bienestar y mante-
y funcionamiento, redes familiares y sociales) ner o alcanzar una mejor calidad de vida. Pero
subyacen a la percepción del nivel de calidad de el diseño, la implementación y el seguimiento
vida de estos colectivos. de acciones estratégicas para un mejor enveje-
cimiento competen también a las instituciones
Por lo que se refiere a los recursos eco- públicas en todos los órdenes (macro, meso,
nómicos, la población adulta mayor en España micro), los sectores privados y la sociedad civil,
informa de unas buenas condiciones en térmi- así como al sector de la ciencia. Conocer y
nos de ingresos por pensión o disponibilidad entender mejor los dominios de la calidad de
de vivienda en propiedad, si bien las mujeres de vida permite avanzar en el cumplimiento de esta
estas cohortes, penalizadas por no haber acce- responsabilidad.

68 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


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Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 73


Redes de parentesco y futuro
de los cuidadores de las personas
mayores
Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras*

RESUMEN♦ de cómo asegurar la cobertura de los cuidados


necesarios para las personas mayores, ya sea
El rápido envejecimiento de la población ha provista de manera informal (es decir, la asis-
suscitado preocupación pública acerca de cómo satis- tencia no remunerada y principalmente basada
facer la futura prestación de atención a las personas en la familia) o formal (provista por profesio-
de edad avanzada tanto por la atención informal
nales en el domicilio o en una institución). En
como formal. Para poder estimar mejor las dinámicas
de la demanda de cuidados a personas dependientes España, los estudios sobre el cuidado a la vejez
mayores (de 65 o más años) en España, y la oferta han demostrado que la informal es la fuente
disponible en el entorno familiar, hemos desarrollado más común de apoyo que reciben las personas
un modelo mixto de microsimulación y basado en mayores. Por ejemplo, según Spijker y Zueras
agentes (ABM). Sorprendentemente, los resultados (2016) y Durán-Heras (2000; 2002), entre el 80
demuestran que el déficit de horas de cuidado fami- y el 90 por ciento de las personas de 65 años
liar era mucho mayor en el pasado debido a la más o más que obtuvieron atención en su propio
alta mortalidad y, por consiguiente, el mayor impacto hogar dependían de cuidadores informales.
de la viudedad. Sin embargo, para las próximas gene- Otros estudios que se centraron en España han
raciones, se puede prever que el descenso de fecundi-
identificado un patrón de cuidado mixto que
dad y, de manera paradójica, el prolongamiento del
periodo de vida común de las parejas, pueden condu- combina cualquier tipo de atención formal e
cir a un deterioro, puesto que aumentarán los casos informal al mismo tiempo1. Sin embargo, la
en los que ambos están discapacitados y no tendrán disponibilidad de cuidadores informales puede
hijos para atenderles.  disminuir en el futuro debido a cambios en la
composición por edad de la población y por
otras razones: el efecto de tener familias más
pequeñas (Clarke, 1995), el creciente número
1. Introducción de personas que no tienen hijos (Evandrou y
Falkingham, 2000), el aumento de la participa-
ción laboral femenina (Allen y Perkins, 1995) y
El rápido envejecimiento de la población el incremento de las tasas de divorcio y segun-
plantea el problema de interés público acerca das nupcias2. La forma en que las estructuras y
relaciones familiares evolucionarán en el futuro
* Centre d’Estudis Demogràfics ([email protected];
[email protected]; [email protected]). 1
 Véanse, por ejemplo, (Rodríguez, 2013; Rogero García,

Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto 2009; Rogero García, Prieto-Flores y Rosenberg, 2008; Spijker
I+D+I_Retos DEMOCARE2.0 (CSO2017-89721-R) y de los y Zueras, 2017).
programas Ramón y Cajal (RYC-2013-14851) y Juan de la 2
Sobre la influencia de este factor véanse (Albertini y
Cierva (FJCI-2015-27107), financiados por el Ministerio de Saraceno, 2008; Ganong, Coleman y Rothrauff, 2009; Glaser
Ciencia, Innovación y Universidades; así como del CERCA et al., 2006; Lin, 2008; Van Der Pas y Van Tilburg, 2010;
Programme/Generalitat de Catalunya. Wells y Johnson, 2001).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 75


R e d e s d e pa r e n t e s c o y f u t u r o d e lo s c u i d a d o r e s d e l a s p e r s o n a s m ayo r e s

puede tener implicaciones directas sobre la pro- de supervivencia, y especialmente la mascu-


visión de cuidado informal a las personas mayo- lina, han contribuido a posponer la viudedad
res y, por tanto, repercutir en la demanda de entre las generaciones más recientes, aunque
cuidado formal. la población viuda de 80 años o más sigue
muy feminizada (Spijker, 2011). Sin embargo,
En este artículo nos preguntamos, pri- el incremento de las tasas de divorcio condicio-
mero, cómo puede afectar el cambio demo- nará la disponibilidad de pareja corresidente en
gráfico a la red de parentesco de las personas la vejez, sobre todo, en las generaciones naci-
mayores. A continuación, resumimos cómo han das a partir de los años 1970.
cambiado las dinámicas de cuidado en España
durante este siglo. Finalmente, a partir de los La disponibilidad de potenciales cuidado-
resultados de un modelo mixto de microsimu- res familiares no se ve solamente afectada por
lación y basado en agentes (ABM) que hemos la demografía. La mayor incorporación al mer-
desarrollado, discutiremos posibles futuras cado laboral de las cohortes femeninas supon-
dinámicas de la demanda de cuidados a perso- drá también una menor disponibilidad de las
nas dependientes mayores (65+) en España y la hijas para asumir el cuidado de sus padres y,
oferta disponible en el entorno familiar. tal vez, una menor disposición. Actualmente,
las mujeres de 45 a 54 años más instruidas y
laboralmente activas son las menos proclives
a considerar que el cuidado debe recaer fun-
2. Efecto del cambio demográfico damentalmente en la familia; un cuidado que
sobre la red de parentesco precisamente proveen mujeres en edades entre
de las personas mayores 45 y 64 años y no sus congéneres masculinos
(Zueras, Spijker y Blanes, 2018). Por otro lado,
los cambios en la reforma del acceso a las pen-
El régimen demográfico es un factor siones y la prolongación de la vida laboral más
determinante esencial de las pautas de convi- allá de los 65 años podrían penalizar el acceso
vencia de las personas mayores. En las próximas de estas mujeres a pensiones completas y de
décadas, el efecto del descenso de la fecundi- mayor cuantía si han tenido que reducir o aban-
dad y el aumento de las personas sin hijos en las donar su trabajo en los últimos años de su vida
generaciones nacidas durante los años del baby laboral.
boom restringirán la capacidad de las redes
familiares de asumir el cuidado de los mayo- Las pautas de convivencia también condi-
res dependientes. Tal como se puede observar cionan la provisión de cuidado informal y, tanto
en el cuadro 1, la generación nacida en 1938 en España como en otros países mediterráneos,
(que hoy tiene 80 años) tuvo como promedio las personas mayores conviven con otras per-
2,6 hijos por mujer, una cifra que ha bajado sonas con mayor frecuencia que en los países
a 1,5 para la generación del 1968, que ahora nórdicos, donde viven más solos o en residen-
ha cumplido 50 años. Al mismo tiempo, una cias, situándose los países europeos del centro
proporción mucho más elevada de las genera- y del este en posiciones intermedias3. Por ejem-
ciones más jóvenes no tiene o no tendrá hijos plo, los que tienen un solo hijo o hija tienen
(21 por ciento, frente al 14 por ciento de los una mayor probabilidad de convivir con él o
actuales octogenarios). El cambio en la super- ella que los que tienen mayor número de hijos,
vivencia ha sido también muy importante, con que más habitualmente viven solos, por razones
un aumento de la esperanza de vida al nacer de diversas (no mostrar una preferencia por uno de
36 años entre la generación 1908 y 1968, inclu- los hijos, o bien no necesitar esta convivencia
yendo un alargamiento considerable de la vida por el hecho de estar rodeado de varios hijos
después de los 65 años. La reducción del riesgo o hijas que viven cerca). Igualmente, la pro-
de morir tiene un efecto positivo para las fami- porción de personas mayores que conviven
lias, al reducirse la viudedad. Entre los nacidos con otras personas cuando no viven en pareja
en 1968, la proporción de mujeres sin pareja a
los 50 años, efecto combinado de la soltería y
3
 Véanse al respecto (De Jong Gierveld, De Valk y
Blommesteijn, 2001; Delbès, Gaymu y Springer, 2006;
la viudedad, se sitúa en torno al 10 por ciento Fernández Carro, 2013; Laferrère et al., 2013; Zueras y Miret-
para las mujeres, cuando había sido del 37 por Gamundi, 2013; Tomassini et al., 2004; Gaymu, Ekamper y
ciento para las nacidas en 1908. Las mejoras Beets, 2008).

76 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

Cuadro 1

Evolución del régimen demográfico en España (nacidos en 1908, 1938 y 1968)


Generación 1908 1938 1968
e0 (esperanza de vida al nacer, mujeres) 49 años 63 años 85 años
e65 (esperanza de vida a los 65 años, mujeres) 11 años 14 años 23 años
Proporción de supervivientes a los 65 años, mujeres (%) 40 63 95
Soltería definitiva, mujeres (%) 14 8 8
Viudedad masculina a los 50 años (%) 12 5 3
Viudedad femenina a los 50 años (%) 23 15 1
Número de hijos por mujer (ISF) 3,0 2,6 1,5
Infecundidad (% de mujeres que no han tenido hijos) 26 14 21
Edad a la primera maternidad 27 años 26 años 30 años
Mujeres que han tenido 1 hijo (%) 74 86 79
2 hijos (%) 66 77 57
3 hijos (%) 47 43 13
4 hijos (%) 33 24 3
5 hijos o más (%) 24 13 1

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE; www.ine.es) y de estimaciones
obtenidas a partir del modelo de simulación.

es superior en España que en Italia, Grecia o prevé una mayor escasez de familiares debido
Portugal (Zueras, 2014b; Zueras y Miret- a la creciente proporción de personas mayo-
Gamundi, 2013). No obstante, la conviven- res sin hijos, en especial mujeres, que se verán
cia con hijos en la vejez ha disminuido en las obligadas a vivir solas en las próximas décadas,
generaciones más recientes de mayores (Zueras, independientemente de sus preferencias resi-
2014a) y los hogares unipersonales de mayo- denciales (Reher y Requena, 2017). Pero la con-
res sin pareja han aumentado, en particular, vivencia es una función compleja de la densidad
entre los mayores de 75 años, debido en parte de la red de parentesco, ya que depende no solo
al mayor acceso a pensiones (Zueras y Miret- del número de hijos que alguien tiene, sino tam-
Gamundi, 2013), lo que favorece y facilita la bién cuenta la diferencia de edad entre padre o
preferencia por vivir de manera independiente madre e hijos (cuadro 1) y la situación familiar
(López Doblas, 2005). A pesar de ello, residir de estos últimos.
con hijos o familiares sigue siendo la preferencia Por lo demás, la mayor supervivencia
de los mayores españoles en caso de padecer femenina establece diferencias de sexo en las
una pérdida funcional que dificulte o imposi- formas de convivencia en la vejez, así como
bilite su independencia residencial (Fernández una diferente demanda de cuidados. Mientras
Carro, 2013). los hombres generalmente envejecen en pareja
y sus cónyuges se convierten en los principales
Estas pautas de convivencia presentan proveedores de cuidados en caso de dependen-
grandes diferencias entre regiones, países y en cia, las mujeres envejecen mayoritariamente
el tiempo, y es muy probable que sigan modifi- viudas (Delbès, Gaymu y Springer, 2006; Spijker,
cándose en el futuro. Dependen de las normas 2011) y, por tanto, más vulnerables y necesi-
sociales y de la disponibilidad de parientes en tadas del apoyo de otras personas externas al
vida, un aspecto que ha experimentado muchos núcleo conyugal (descendientes, hermanos,
cambios en las últimas décadas. Por ejemplo, se otros familiares u otras personas).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 77


R e d e s d e pa r e n t e s c o y f u t u r o d e lo s c u i d a d o r e s d e l a s p e r s o n a s m ayo r e s

Estos dos factores juntos, régimen demo- La masiva incorporación de la mujer al


gráfico y formas de convivencia, determinan la mercado laboral, conjuntamente con las trans-
oferta de familiares capaces de ayudar o cuidar formaciones asociadas a los cambios del modelo
a los mayores. familiar y de convivencia, fueron argumentos
utilizados en la denominada “Ley de Dependen-
cia” para implementar el Sistema para la Auto-
nomía y Atención a la Dependencia (SAAD),
3. Las dinámicas de cuidado
que comenzó a implantarse en 2007 (Spijker
de personas mayores en E spaña
y Zueras, 2016). Fue un paso importante hacia
el desarrollo de un nuevo sistema de cuidados,
En España, el apoyo y los cuidados a los mediante la promoción de la autonomía perso-
mayores dependientes se organizan funda- nal y la atención de las personas que depen-
mentalmente en el seno de la familia, siendo den de los demás por sus limitaciones físicas y/o
el cuidado formal complementario al infor- mentales, reconociendo el carácter universal de
mal (Rogero-García, 2010). Generalmente, en las prestaciones y el derecho a acceder a ellas en
los países meridionales el cuidado recae sobre igualdad de condiciones para todas las perso-
pocas personas dentro de la familia, con mayor nas dependientes (Martínez-Buján, 2011). Esto
participación de las hijas, mientras que, en los implicaba garantizar una cantidad adecuada
países del norte y centro de Europa, otros com- de recursos y servicios –incluyendo la preven-
ponentes de las redes sociales, como amigos o ción y la promoción de la autonomía personal,
vecinos, participan también de los mecanismos la teleasistencia, la ayuda a domicilio, los cen-
de apoyo y cuidado informales (Attias-Donfut, tros de días y de noche y los centros residen-
Ogg y Wolf, 2005). Trabajos previos han des- ciales– para satisfacer la creciente demanda
tacado que la convivencia se convierte en uno como consecuencia del envejecimiento de la
de los mecanismos de solidaridad intergenera- población.
cional más frecuentes en los países del sur de
Europa (Albertini y Kohli, 2012), donde las polí- El SAAD también fue diseñado para redu-
ticas sociales cuentan con los hogares para pro- cir la carga de los familiares que asumen el
veer bienestar a sus miembros (Flaquer, 2004). papel de cuidador principal. En la medida en
que estos cuidadores son predominantemente
El interés por el perfil tanto sociodemo- mujeres, la aplicación de la ley suponía también
gráfico como de morbilidad de las personas un paso adelante para reducir las diferencias de
dependientes ha promovido diversos trabajos, género, tanto en el ámbito personal como en
en España y en el resto de países occidentales, el empleo, ya que estimularía a las mujeres a
ante un escenario de aumento del peso relativo seguir trabajando (a tiempo completo) a pesar
de la vejez. Al incremento de la esperanza de de tener un familiar con necesidades asisten-
vida, fruto sobre todo de las mejoras en los indi- ciales. En la práctica, la implementación de la
cadores de mortalidad de la población mayor ley no parece haber contribuido a externalizar
(Blanes-Llorens, 2007), se ha sumado un incre- el cuidado del entorno familiar, ya que la pres-
mento de la heterogeneidad de los perfiles de tación económica para cuidados en el entorno
salud de los individuos en edades avanzadas familiar, inicialmente de carácter excepcional,
en los países occidentales (Riedel-Heller, Busse supone casi la mitad de las prestaciones otor-
y Angermeyer, 2006; Rockwood y Mitnitski, gadas a los beneficiarios (Correa y Jiménez-
2007) que, en el caso de España, se debe tanto Aguilera, 2016).
al aumento de la prevalencia de ciertas enfer-
medades4, como al hecho de que un porcen- Los avances que introducía el SAAD hacia
taje cada vez mayor de esta población acumula un nuevo sistema de cuidados resultaron muy
diversas discapacidades5. afectados por la crisis, con severos ajustes pre-
4
 Como, por ejemplo, las mentales; al respecto véanse supuestarios en 2012 que operan en sentido
(Abellán y Pujol, 2014; Serrano, Latorre y Gatz, 2014), contrario al de las tendencias demográficas.
5
Según datos de la Encuesta de Discapacidad, Estos recortes transfirieron nuevamente la carga
Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia de 2008, del cuidado a las personas dependientes y sus
el 76 por ciento del total de discapacitados de 65 años o más familias, lo que implicaba una refamiliarización
residentes en España declaraba tener tres o más discapacidades,
un resultado ocho puntos porcentuales superior al que arrojó la y reprivatización de lo que se había logrado
edición de la misma encuesta en 1999 (68 por ciento). durante los cinco años anteriores (Rodríguez

78 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

Cabrero, 2012). Aún así, Spijker y Zueras (2018) cohorte de nacimiento, y comparar las diferen-
mostraron que entre 2006 y 2013 las estrategias tes generaciones españolas nacidas a lo largo
de atención múltiple se volvieron más comu- del siglo XX6. Con el objetivo de identificar úni-
nes y que la atención se externalizó del domi- camente el impacto del cambio demográfico, el
nio doméstico de varias maneras. Por ejemplo, modelo se basa en condiciones de salud y de
entre las personas de 65 a 79 años de edad, relación con la actividad invariables para todas
creció la atención complementaria de múltiples las generaciones.
fuentes, así como la atención informal exclusiva-
mente de personas ajenas al hogar, sugiriendo De forma precisa, el modelo sigue un
que los cónyuges (generalmente los principales grupo de aproximadamente 10.000 personas
cuidadores en este grupo de edad) recibieron para distintas generaciones. La demanda de cui-
ayuda de los servicios sociales y otros trabaja- dados se estudia a partir de los 50 años hasta el
dores. Asimismo, la atención informal provista final de sus vidas. Se reconstruye la red de paren-
desde fuera del hogar y la atención formal, ya tesco de estos egos, limitándola a su cónyuge,
sea exclusiva o combinada, aumentaron entre la hijos, yernos, nueras y nietos en vida. En este
población más anciana. artículo, comparamos siete generaciones dis-
tintas, nacidas por intervalos de 10 años, entre
1908 y 1968. Los egos de estas siete generacio-
nes, así como su familia cercana, están expues-
4. DemoCare: un modelo para tos a riesgos de caer en estados de dependencia,
estimar la oferta y demanda en función del sexo, edad y nivel educativo, que
de cuidado informal y formal se corresponden con los niveles observados en
la Encuesta sobre Discapacidades, Autonomía
Personal y Situaciones de Dependencia de 2008
Para poder estudiar de manera amplia la (EDAD, 2008). Por ejemplo, en el gráfico 1 se
demanda y la oferta de cuidado para las per- observa que las mujeres, especialmente las de
sonas mayores en situación de dependencia nivel educativo más bajo, son más vulnerables a
en función de su red disponible de parientes, un grado elevado de dependencia que necesita
hemos desarrollado un modelo llamado Demo- de una atención a tiempo casi completo; en cam-
Care (Calduch et al., 2017). Utiliza dos técni- bio, las personas de mayor nivel educativo están
cas de simulación distintas: por una parte, una menos expuestas a este riesgo7. Se derivan de
microsimulación del parentesco a partir de los estas proporciones unas probabilidades de tran-
indicadores básicos del régimen demográfico de sición por edad entre la situación inicial de
una generación; por otra, un modelo de agen- buena salud hacia tres estados de dependencia
tes (Agent Based Modelling o ABM). El modelo de grado creciente. Estas probabilidades se uti-
simula la vida de individuos representativos de lizan en el modelo de simulación, tanto para los
una determinada generación (llamados “egos”) egos como para sus familiares, con el objetivo
y la de sus parientes cercanos, y los sigue hasta de determinar qué parte de nuestras poblacio-
su muerte. Cada año, estos agentes están some- nes virtuales demanda cuidados y en qué grado.
tidos a riesgos de entrar en estados de depen-
dencia más o menos agudos, a los que se asocia La misma lógica sirve para determinar si
una demanda de horas de cuidado. Específica- los egos y sus parientes trabajan, a partir de
mente, el modelo estima la demanda de cui-
dado de estos egos que podría ser satisfecha 6
  El programa está construido en lenguaje Pascal
por su red de parientes cercanos (cónyuge, hijos para el modulo de reconstrucción de redes de parentesco
descrito en Devolder (2002, 2004). El modelo de agente,
e hijos políticos). En el caso de que no sea par- que consiste en estudiar la oferta y demanda de horas de
cial o totalmente posible, calcula la proporción cuidado a lo largo de la vida de los egos, utiliza el software
de esa demanda de cuidado que no podría ser NetLogo, entorno de programación especialmente diseñado
para el desarrollo de tipo ABM y la simulación de fenómenos
asumida por esos recursos familiares informa- naturales y sociales. En Calduch et al. (2017) se da una
les y que debería, por tanto, ser externalizada, descripción más detallada del modelo DemoCare pero en el
presumiblemente a la esfera formal. El modelo futuro ambos programas se pondrán a disposición de otros
permite estimar y proyectar la demanda de cui- investigadores para que se pueda aplicar a otros países que
dispongan de los datos necesarios para la simulación.
dado para las personas mayores en España y la 7
Tiene problemas para realizar dos o más actividades
distribución del cuidado de tipo formal (de pro- básicas de vida diaria (ABVD), como vestirse, andar por una
fesionales) o informal (por parte de familiares) habitación, bañarse o ducharse, comer, levantarse o acos-
según las características demográficas de cada tarse, usar el aseo/control de esfínteres.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 79


R e d e s d e pa r e n t e s c o y f u t u r o d e lo s c u i d a d o r e s d e l a s p e r s o n a s m ayo r e s

Gráfico 1

Proporción de la población en el más alto estado de dependencia*,


por sexo, edad y nivel educativo (2008)

0,7
Proporción que tiene dificultades para

0,6
0,5
0,4
realizar 2+ABVD

0,3
0,2
0,1
0,0

Hombres - nivel sec + Hombres - nivel prim Hombres - analfabetos


Mujeres - nivel sec + Mujeres - nivel prim Mujeres - analfabetas

Nota: * Con dificultades para realizar dos o más actividades básicas de la vida diaria.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la encuesta EDAD 2008 (INE).

tablas de actividad que son función del sexo, la horas de cuidado en el modelo se obtiene a par-
edad, el nivel educativo y el nivel de dependen- tir de una estimación del número de horas de
cia. Estas tablas se obtienen también a partir de cuidado que necesitan los dependientes, infor-
la EDAD 2008; para estimar las probabilidades mación obtenida a partir de las horas de cui-
de transición de un estado de actividad a otro, dado recibidas según la encuesta.
usamos datos longitudinales de la Encuesta
de Población Activa (EPA) del INE. El cuadro 2 El modelo de simulación de agentes deter-
presenta un resumen de esta información. Se mina, en cada momento de la vida de los egos
observa que la actividad varía significativamente en situación de discapacidad y de dependencia,
por sexo y nivel educativo, como era de esperar, la cantidad de horas de cuidado que pueden
pero también que las personas dependientes recibir de sus familiares más cercanos que siguen
con un nivel educativo alto no reducen en el en vida, es decir, su pareja, sus hijos e hijos polí-
mismo grado su actividad, en comparación con ticos (a los que nos referiremos como hijos, por
las de nivel educativo bajo, lo que justifica tener extensión). Estos familiares podrán cuidar de
en cuenta este detalle en nuestra simulación. ego en la medida en que tengan horas libres,
que pueden ser limitadas por su trabajo y tam-
En el modelo de simulación se utiliza tam- bién por las necesidades del resto de familiares.
bién la información de la encuesta para deter- Por ejemplo, si ego tiene una pareja en buena
minar cuál es el número de horas que pueden salud y que no trabaja, esta podrá cuidar de ego
ofrecer los familiares a personas dependientes, es en la medida en que sus hijos no necesiten, a su
decir, la oferta de cuidado informal (cuadro 3). vez, horas de cuidado, sea por dependencia o
Este número es función principalmente de por su temprana edad. Por su parte, los hijos de
la edad del familiar, así como de su situación ego le podrán dedicar horas de cuidado, en la
de actividad y también de su propia situación de medida en la que sus propios hijos no necesiten
salud, concretamente de su nivel de discapaci- de su tiempo, de nuevo por su edad o por una
dad o dependencia. A su vez, la demanda de eventual situación de discapacidad. Es decir, los

80 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

Cuadro 2

Distribución de la población por tipo de actividad, sexo, nivel educativo


y estado de dependencia (2008)
(en porcentaje)
Sexo Hombres Mujeres
Nivel educativo Alto Medio Bajo Alto Medio Bajo
Discapacidad con dep. alta
Inactivo 80 89 95 81 94 95
Activo tiempo parcial 6 3 2 7 2 2
Activo tiempo completo 13 8 3 12 4 3
Discapacidad con dep. media
Inactivo 68 76 94 70 84 94
Activo tiempo parcial 11 9 2 10 6 3
Activo tiempo completo 21 14 5 20 10 3
Discapacidad sin dependencia
Inactivo 44 65 77 54 76 90
Activo tiempo parcial 21 13 9 20 11 4
Activo tiempo completo 35 22 14 26 13 6
Sin discapacidad
Inactivo 23 29 46 38 60 77
Activo tiempo parcial 3 3 2 13 13 9
Activo tiempo completo 74 69 52 49 28 14

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la encuesta EDAD 2008 (INE).

Cuadro 3

Horas semanales de cuidados, por edad, nivel de actividad y estado


de dependencia. Demanda (valores negativos) y oferta (valores positivos):
valores usados en el modelo ABM
Grupos de edad Actividad Buena salud Dependencia
Baja Media Alta
Menores de 5 años Inactivos -20 -20 -30 -80
De 5 a 11 años Inactivos -10 -18 -30 -80
Adolescentes hasta 16 años Inactivos -5 -16 -30 -80
Adultos Inactivos 60 30 -30 -80
Tiempo parcial 45 22,5 -30 -80
Tiempo completo 30 15 -30 -80

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la encuesta EDAD 2008 (INE).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 81


R e d e s d e pa r e n t e s c o y f u t u r o d e lo s c u i d a d o r e s d e l a s p e r s o n a s m ayo r e s

egos podrán obtener horas de cuidado de sus ■ El cuidado de un ego con pareja estará
familiares en competencia con las necesidades realizado prioritariamente por esta, y los
de los otros miembros de la familia. El algo- hijos contribuirán solamente si la oferta
ritmo de reparto de las horas de cuidado dispo- de horas de la pareja es insuficiente para
nibles se basa en reglas sencillas, que se aplican cubrir la demanda.
de forma jerárquica para poder determinar la
cantidad de horas de cuidado que los miembros Dicho de otra manera, en caso de que
de la familia pueden ofrecer a los egos: una persona del grupo de referencia (los egos)
se encuentre en una situación de dependencia,
■ Los miembros de la fratría sin pareja se la oferta de horas de cuidados por parte de sus
ayudan entre ellos. familiares en buena salud será limitada por la
■ Los padres ayudan de forma preferente a situación de estos, primero por su nivel de acti-
sus hijos antes de ayudar a su pareja o vidad y estado de salud, que reduce su disponi-
a sus propios padres, en el caso de que la bilidad, pero también por la demanda de horas
fratría tenga una demanda neta positiva de cuidado de otros familiares.
de horas de cuidado.
■ Un hijo o una hija de ego ayudará antes
a su pareja, si esta lo necesita, que a sus
5. Los efectos del aumento
de la esperanza de vida sobre
padres.
el número de dependientes
■ Si ego y su pareja se encuentran los dos
en una situación de dependencia, las
horas de cuidado de sus hijos se repar- El modelo permite, en primer lugar, exa-
tirán de forma igualitaria entre los dos, minar los efectos del descenso de la mortalidad
concretamente, de forma proporcional a y del alargamiento de la vida sobre el número
la demanda de cada uno. de personas dependientes en la población. Para

Gráfico 2

Probabilidad de vivir en situación de dependencia a partir de 50 años,


contando desde el nacimiento (generaciones de nacidos entre 1908 y 1968)
25%
Probabilidad de vivir en estado de dependencia (%)

20%
1968

1958
15%
1948

10%

5%
1938
1928 1918
1908
0%
50 60 70 80 90 100
Edad del ego

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.

82 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

esto, calculamos la probabilidad de encontrarse Las mayores diferencias se dan entre las
en un estado de dependencia en cada edad dos generaciones más recientes. Así, el nivel
exacta, a partir del nacimiento, para las siete de la misma probabilidad a los 85 años es del
generaciones simuladas (gráfico 2). Como los 13 por ciento para la generación de nacidos en
riesgos de caer en dependencia en cada inter- 1958, cuando la diferencia en la esperanza de
valo de edad son iguales para todas las gene- vida con la generación de 1968 es de un poco
raciones, el único factor diferencial reside en la más de siete años. Este gran aumento del peso
evolución de los niveles de mortalidad de gene- de los dependientes se debe a que el descenso de
ración a generación. Así, se observa a partir la mortalidad se produce para estas genera-
de estos datos que, para los nacidos en el año ciones esencialmente a edades avanzadas y,
1968, la probabilidad de estar en situación de de manera general, esto significa que, en la
dependencia al cumplir 85 años será del 22 por actualidad, el alargamiento de la vida provoca
ciento; es decir, 22 por ciento de los nacidos lle- un aumento mucho más que proporcional del
gan a esta edad y tienen una discapacidad que número total de dependientes, asumiendo
requiere de horas de cuidado por parte de otras constantes las condiciones de dependencia
personas. En cambio, para una persona de la observadas para 2008.
generación nacida en 1908, la misma probabili-
dad es del 2 por ciento. Por tanto, si el número
de nacidos de ambas generaciones fuese igual, 6. El déficit de la economía
la cifra de dependientes a los 85 años de la familiar
generación de 1968 sería diez veces superior a
la cifra de dependientes, a la misma edad, de
los nacidos en el año 1908. Esta diferencia se El principal tipo de resultados obteni-
explica por la más alta mortalidad de las perso- dos por nuestra simulación se refiere al equili-
nas nacidas a principios del siglo y, en este caso, brio entre la demanda de horas de cuidado por
porque la gran mayoría de ellas fallece antes de parte de personas dependientes y la oferta
alcanzar esta edad. por parte de sus familiares. El gráfico 3 presenta

Gráfico 3

Proporción de la demanda de cuidado cubierto por la familia, según la edad


de la persona dependiente (ego) y su año de nacimiento (1908, 1928, 1848, 1968)
90%
Cobertura de demanda de cuidado (%)

85%

80% 1948
1968
75%
1928
70%

65%
1908
60%

55%

50%
50 60 70 80 90

Edad del ego

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare (datos suavizados con una función
polinomial de grado 3).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 83


R e d e s d e pa r e n t e s c o y f u t u r o d e lo s c u i d a d o r e s d e l a s p e r s o n a s m ayo r e s

el resultado global en forma de la proporción ceder a los niveles de la generación de 1928, lo


de la demanda de los egos en situación de que se explica básicamente por el descenso de
dependencia potencialmente cubierta por esta la fecundidad, que reduce la proporción media
oferta familiar (o informal, según la terminolo- en 8 puntos a todas las edades de ego desde
gía al uso en este tipo de estudios). De manera los 50 años.
general, se observa que, para todas las gene-
raciones simuladas, el grupo de familias con
egos dependientes presenta un déficit de horas 7. El reparto del cuidado
de cuidado, por lo cual, en conjunto, y para
informal entre los padres
todas las edades de los egos en situación de
y los hijos
dependencia, es necesario recurrir a cuidadores
externos a las familias, es decir, en la práctica, a
personas remuneradas por el servicio (cuidado
de tipo formal). El cuidado familiar o informal de los
dependientes es asumido por la pareja corresi-
No obstante, se presentan diferencias dente (esposa o esposo) o los hijos, o por ambos
importantes entre generaciones. Así, el déficit a la vez. Obviamente, si ego no tiene pareja o
de horas de cuidado familiar era mucho mayor es viudo o viuda, los hijos tienen que asumir
en el pasado, y fue disminuyendo hasta la gene- este papel, y si ego tampoco tiene hijos o estos
ración de los nacidos en 1948, con en torno a han fallecido, precisará de cuidadores externos
15 puntos menos a lo largo de la vida de los al núcleo familiar, generalmente del ámbito for-
dependientes, comparando con la genera- mal o profesional.
ción de los nacidos en 1908. Como se detalla
a continuación, esto se explica principalmente El gráfico 4 proporciona una informa-
por el descenso de la mortalidad y la reducción ción más detallada respecto al gráfico 3, dis-
de las situaciones de viudedad. En cambio, se tinguiendo qué parte del cuidado informal
observa que el déficit de horas de cuidado fami- corresponde a la pareja de ego o a sus hijos.
liar aumenta para la generación de los nacidos Se observa el papel creciente de la pareja, que,
en 1968 con respecto a la de 1948, hasta retro- para la generación de nacidos en 1968, es capaz

Gráfico 4

Proporción del cuidado cubierto por la pareja de la persona dependiente (ego)


y sus hijos, según la edad de la persona dependiente y su año de nacimiento
(1908, 1938 y 1968)
1908 1938 1968
1938 1938 1938

50 60 70 80 90 50 60 70 80 90 50 60 70 80 90
Edad de ego Edad de ego Edad de ego
Cónyuge Hijos Formal Cónyuge Hijos Formal Cónyuge Hijos Formal

Nota: La variable representada es la proporción de la demanda de cuidado por parte de ego cubierta por su pareja
o por sus hijos (incluidos hijos políticos).
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.

84 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

de cubrir, en términos medios, la mitad de la mejor que la de las mujeres, como se puede
demanda de un ego dependiente a la edad de observar con los datos del gráfico 5. Cierta-
70 años. En comparación, para la generación mente, el efecto combinado de la mayor super-
de nacidos en 1908, la pareja cubría de media viviencia de las mujeres y de la mayor edad de los
el 23 por ciento de las necesidades de los hombres a la unión contribuye a que las esposas
dependientes a esta misma edad. Este aumento de los hombres dependientes asuman el papel
de la supervivencia de la pareja retrasa la edad principal en su cuidado hasta los 84 años, mien-
a la que los hijos son los cuidadores principa- tras, a la inversa, los esposos de mujeres depen-
les. Por ejemplo, para la generación de 1908 dientes son cuidadores principales solo hasta los
es a la edad de 60 años cuando la proporción 73 años de ellas. Sin embargo, en términos glo-
del cuidado asumido por los hijos sobrepasa bales, la situación de los hombres dependientes
la proporción del cuidado que corresponde a la es peor que la de las mujeres, al tener un mayor
pareja. Para la generación de nacidos en 1938, déficit que ellas de su demanda de cuidado a
la edad de cruce es de 65 años, y para la gene- lo largo de la vida, especialmente antes de los
ración de 1968, es a partir de 77 años cuando 60 años y después de los 90. Las razones son
los hijos dedican de media más horas de cui- múltiples. Antes de los 60 años faltan cuidado-
dado a los egos dependientes que la pareja de res para los dependientes masculinos, debido a
este. Por lo tanto, esta mayor supervivencia que sus esposas todavía trabajan, o bien porque
de las parejas es capaz de compensar los efec- una proporción más elevada de sus hijos son
tos del descenso de la fecundidad que explica todavía jóvenes y necesitan atención y horas de
la reducción de la proporción del cuidado pres-
cuidado por parte de la madre. Al revés, para
tado por los hijos que se observa en la genera-
los hombres dependientes mayores de 85 años,
ción de nacidos en 1968.
el déficit de cuidado informal respecto de las
mujeres a la misma edad se explica, de forma
paradójica, por la mayor superviviencia de sus
7.1. Cuidado informal para los esposas, que multiplica el riesgo de que los dos
hombres y para las mujeres sean dependientes y compitan por igual por las
horas de cuidado de sus hijos. La situación es
inversa y, por lo tanto, más favorable para las
Es interesante observar que la situación de mujeres dependientes, una gran parte de cuyos
los hombres dependientes no es globalmente cónyuges ha fallecido y, por tanto, la presencia
Gráfico 5

Proporción del cuidado de tipo informal, según el sexo y edad de la persona


dependiente (ego), nacida en 1968

Mujeres Hombres
100% 100%
90% 90%
80% 80%
70% 70%
60% 60%
50% 50%
40% 40%
30% 30%
20% 20%
10% 10%
0% 0%
50 60 70 80 90 50 60 70 80 90
Edad de ego Edad de ego
Cónyuge Hijos Formal Cónyuge Hijos Formal

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 85


R e d e s d e pa r e n t e s c o y f u t u r o d e lo s c u i d a d o r e s d e l a s p e r s o n a s m ayo r e s

de ellos no reduce el conjunto disponible de vida. Esta falta de horas de cuidado familiar se
horas de cuidado de los hijos de ambos. debe, en primer lugar, al hecho de que algu-
nos egos no han tenido hijos, y otros ni siquiera
cónyuge. Este factor explica por sí solo entre el
55 y el 65 por ciento del déficit global, depen-
7.2. Factores del déficit diendo de la edad de ego. El segundo factor en
importancia es el nivel de actividad laboral de
del cuidado informal la pareja o de los hijos, lo que explica alrededor
del 25 por ciento del déficit de horas cuando
ego tiene entre 50 y 60 años y, obviamente,
Como se ha observado con la compara- menos a edades superiores, por la salida de la
ción entre hombres y mujeres dependientes, la actividad de estos familiares. La situación de
oferta de cuidado informal depende de un con- dependencia de los familiares de ego también
junto complejo de factores. El gráfico 6 permite puede reducir la oferta de horas de cuidado
separar algunos de ellos y, sobre todo, calibrar directa e indirectamente, toda vez que compi-
su importancia respectiva. Los datos represen- ten con ego por el mismo conjunto disponible
tados muestran por qué una proporción impor- de horas de cuidado familiar. Este factor explica
tante de la demanda de cuidado no está cubierta en torno al 10 por ciento del déficit, y su peso es
por las familias. En concreto, para la generación mayor a medida que ego, y por ende sus fami-
de nacidos en 1968, el déficit se sitúa entre el liares, envejecen. Finalmente, los familiares de
25 y el 35 por ciento de la demanda total de ego susceptibles de cuidarle tienen obligaciones
cuidado desde los 50 años hasta el final de la hacia otros familiares, sobre todo, sus propios

Gráfico 6

Factores explicativos de la falta de cuidadores familiares, según la edad


de la persona dependiente (ego), nacida en 1968
(en porcentaje)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
50 60 70 80 90
Edad de ego
no parientes
No parientes dependencia
Dependencia trabajo
Trabajo cuidado
Cuidado otros
otros

Nota: La etiqueta “no parientes” significa que ego carece de parientes capaces de cuidarle (el caso habitual es que ego no
tiene hijos o bien no tiene ni hijos ni pareja). La etiqueta “dependencia” define la situación de dependencia de algunos
familiares de ego, que les impide cuidar de este y, además, reduce la oferta de cuidado por parte de otros familiares. La
etiqueta “trabajo” supone que la actividad de algunos parientes de ego reduce su oferta de cuidado. Finalmente, la eti-
queta “cuidado otros” indica que otros parientes de ego, principalmente los nietos, necesitan de cuidados, lo cual reduce
la oferta de los hijos de ego para cuidarle.
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.

86 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

hijos cuando estos tienen menos de 16 años. diciones de salud (por ejemplo, jugando
Este factor reduce la oferta de horas de cuidado con factores de expansión o de compre-
para ego y explica en torno al 10 por ciento del sión de la morbilidad o el impacto de una
déficit de horas de cuidado informal. mejora global de la salud, o bien con el
calendario de entrada en la situación de
dependencia, etc.). Otro factor de cam-
bio que se podría introducir es el relativo
7.3. Limitaciones e interés a la actividad laboral, para poder tener en
cuenta, por ejemplo, la creciente partici-
del modelo de simulación pación femenina en las generaciones más
recientes, o bien el posible efecto de una
crisis y la incidencia del desempleo en la
¿Qué aporta este modelo respecto a una mayor disponibilidad de horas de cui-
encuesta? La modelización ABM es una pode- dado.
rosa técnica para comprender cómo la dinámica
de los sistemas biológicos, sociales y otros sis-
■ Además, nuestro modelo ABM no incluye
temas complejos surgen de las características y
interacciones complejas entre agentes; es
los comportamientos de los agentes que con-
decir, no considera que la oferta de horas
forman estos sistemas. Mientras las encuestas
de cuidado por parte de familiares podría
proporcionan una visión transversal, la mode-
depender de factores diferentes de los
lización permite ver cómo los cambios sociales
meramente cuantitativos. Por ejemplo, se
afectan a un fenómeno a largo plazo, tanto en
podría estudiar el efecto de la influencia
el tiempo como siguiendo las generaciones.
de los pares, a partir de la hipótesis según
Otro valor específico de nuestro modelo res-
la cual la disposición a ayudar depende de
pecto a una encuesta o un censo reside en que
que se cuente con amigos que cuidan a
las encuestas y los censos permiten el estudio de
padres mayores, ya que la red social más
la demanda de cuidado, de tipo informal o for-
allá de la familia directa no entra en el
mal, pero no la estimación de la oferta poten-
modelo. Este tampoco tiene en cuenta
cial de cuidado infomal, al considerar solamente
efectos de retroacción, que, en el contexto
a las personas que corresiden con la persona
del modelo, serían los efectos de las situa-
dependiente o a los cuidadores activos.
ciones de dependencia sobre los compor-
tamientos demográficos. Así, el hecho de
El modelo se apoya en fuentes de con-
tener padres dependientes puede condi-
fianza, obtenidas a partir de estimaciones
cionar el comportamiento de los hijos a la
demográficas derivadas de datos del INE, la
hora de buscar cónyuge o tener hijos. Del
encuesta EDAD 2008 y la EPA, lo que permite
mismo modo, tener parientes dependien-
recrear el universo lo más cercano a la realidad
tes puede alterar la actividad del cuidador
posible. El objetivo del modelo en su versión
potencial.
actual es estimar el impacto del cambio demo-
gráfico en la evolución de la dependencia y de
la demanda potencial de cuidado formal, y, ■ Otros factores relevantes que el modelo
por ello, las condiciones laborales y de salud se no considera y que podrían afectar a los
mantienen estables para todas las generaciones, resultados son:
según lo observado en los datos referenciados
para 2008. • El efecto del divorcio y la separación,
aunque creemos que el incremento
A pesar de su potencial aplicabilidad para de las tasas de divorcio desde que fue
la política social y de salud, el modelo también legalizado en 1981 solo condicionaría
presenta limitaciones que exponemos a conti- en un grado importante la disponibili-
nuación. dad de pareja corresidente en la vejez
en las generaciones nacidas a partir de
■ En primer lugar, es todavía relativamente los años setenta del pasado siglo, pero
simple. De momento solo tiene en cuenta sí tendría un efecto sobre la potencial-
el cambio demográfico entre generacio- mente menor disponibilidad de tiempo
nes. Una ampliación posible consistiría en para el cuidado por parte de hijos
formular hipótesis de cambio en las con- divorciados con menores a su cargo.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 87


R e d e s d e pa r e n t e s c o y f u t u r o d e lo s c u i d a d o r e s d e l a s p e r s o n a s m ayo r e s

• La posibilidad de mejora desde un nivel demanda y la oferta de cuidado de las personas


de dependencia alto a un nivel menor mayores dependientes. A igualdad teórica en
(incluso revirtiéndose completamente). las condiciones de dependencia de la población,
el cambio demográfico observado desde princi-
• La distancia física entre hijos y padres, pios de siglo XX supondría una mayor demanda
ya que, como mostramos en Spijker y de cuidados, propiciada por la mayor supervi-
Zueras (2018) con datos de la Encuesta vencia de los componentes de las generaciones
de Salud, Envejecimiento y Jubilación más jóvenes. A su vez, las mejoras en la mortali-
de Europa (SHARE) del 2013, no con- dad a edades avanzadas –y, en especial la mas-
vivir con los hijos aumenta significa- culina– favorece el papel de los cónyuges como
mente la probabilidad de recibir solo cuidadores principales a través de la reducción o
cuidado formal. Desafortunadamente, el retraso de la viudedad. Persiste, sin embargo,
la encuesta EDAD 2008 no contiene un déficit en la capacidad de la familia nuclear
información sobre la distancia a la que de proporcionar el cuidado demandado por los
residen los hijos no corresidentes de las mayores dependientes que, aunque se reduce
personas en situación de dependencia. hasta la generación de nacidos en 1948, vuelve
■ Por otro lado, una de las bondades del a aumentar posteriormente como resultado del
modelo estriba precisamente en su simpli- descenso de la fecundidad. De ello se desprende
cidad, lo que permite identificar el efecto la necesidad de recurrir a cuidadores externos a la
de los factores demográficos más impor- red familiar.
tantes en las últimas décadas: el aumento
de la esperanza de vida y el descenso de Contrariamente a lo esperado, la situación
la fecundidad. La inclusión de numerosas de la población mayor dependiente masculina
hipótesis aumentaría su complejidad, a la no es mejor que la de la femenina. La diferencia
par que dificultaría la interpretación de de edad entre cónyuges contribuye al déficit de
los resultados en la identificación de los horas de cuidado disponible para los hombres
factores y las dinámicas que los produ- que pasan a una situación de dependencia en
cen. La simplicidad, o parsimonia en las edades jóvenes, debido a que sus esposas se
hipótesis, es, por lo tanto, una virtud del encuentran en edades aún más jóvenes en las
modelo. que su dedicación al trabajo productivo o repro-
ductivo (cuidado de los hijos comunes) reduce
Finalmente, cabe recordar que, en el su potencial dedicación al cuidado de la pareja.
mundo real, algunas de las necesidades de aten- Paradójicamente, las mujeres dependientes de
ción simplemente no se satisfacen en absoluto, edad avanzada se benefician de la mortalidad
lo que conlleva graves efectos para la calidad de de sus cónyuges, de más edad y probablemente
vida de la persona. Así, carecer de cuidado infor- con algún grado de dependencia, que, en lugar
mal no significa automáticamente que la per- de ejercer como cuidadores principales, estaban
sona que requiere cuidado lo vaya a recibir. Tal compitiendo con la demanda de cuidado de sus
como sugerieron Noble et al. (2012), no todos esposas.
los mayores dispondrán de ahorros para poder
pagar los servicios de atención privada. Además, Nuestros resultados sugieren que las polí-
actualmente en España no hay recursos suficien- ticas específicas deberían orientarse a la conci-
tes para que esa demanda sea cubierta por los liación del trabajo remunerado con el trabajo
servicios sociales, un problema exacerbado tras informal de cuidado para aquellas personas
la adopción de medidas de austeridad aplicadas con padres con un grado alto de dependen-
al desarrollo de la Ley de Dependencia de 2006 cia, especialmente considerando el incremento
(Correa y Jiménez-Aguilera, 2016; Deusdad, de la participación laboral femenina respecto a
Comas-d’Argemir y Dziegielewski, 2016). los datos observados y utilizados en el modelo.
¿Cuál será, entonces, la carga fiscal de la asis-
tencia social financiada por el Estado? No
8. Conclusiones hemos entrado a analizar o proyectar posibles
repercusiones fincancieras por el aumento en la
demanda de cuidadores. Sin embargo, según
Es innegable el papel fundamental del un estudio británico (Noble et al., 2012), los
cambio demográfico en el balance entre la cambios demográficos doblarían el coste por

88 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Daniel Devolder, Jeroen Spijker y Pilar Zueras

contribuyente entre el año 2000 y 2050, debido “Application of the Overview, Design concepts
a la mayor demanda de atención social y a la and Details (ODD) Protocol to describe the
reducción en la oferta de asistencia informal. DEMOCARE Agent Based Model”, Papers de
Demografia, 456.
El siguiente paso en el desarrollo de nues-
tro modelo consistirá en la inclusión de algunos Clarke, L. (1995), “Family care and
escenarios de cambio en las variables de acti- changing family structure: bad news for the
vidad económica y de dependencia que plan- elderly”, The future of family care for older
teen situaciones más realistas y permitan probar people:19-49.
hipótesis del tipo “¿qué pasaría si…?”. En par-
ticular, nos interesa analizar el impacto de los Correa, M., y J. D. D. Jiménez-Aguilera
cambios en salud de la población. Por ejemplo, (2016), “Sombras y sombras en la aplicación de
¿qué pasaría si se produjera una mejora del la ley de dependencia”, Gaceta Sanitaria, 30 (1):
2 por ciento, 5 por ciento o 10 por ciento en 77-80.
la prevalencia de todos los tipos de dependen-
cia? ¿O qué pasaría si se retrasara dos años la De Jong Gierveld, J.; de Valk, H., y M.
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Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 91


Vivir solo en España.
Evolución y características de los
hogares unipersonales en la vejez
Cristina López Villanueva* e Isabel Pujadas Rubies**

RESUMEN una ruptura con las solidaridades tradicionales


y se ha erigido en muestra de autonomía indi-
Este capítulo aborda la evolución y las caracte- vidual y de libertad (sobre todo, representada
rísticas de los hogares unipersonales de los mayores por jóvenes), también se ha identificado como
en España, e incide en algunos aspectos sociodemo- “la enfermedad del siglo XXI”, vinculada a la
gráficos que explican su crecimiento, su diversifica- vejez y la soledad, tal y como alertan algunos
ción y sus diferencias territoriales a partir del análisis
medios de comunicación.
de los Censos de 1991, 2001 y 2011. Esos hogares
se sitúan en contexto europeo y se comparan con el
resto de formas de residencia de mayores. Asimismo, Este artículo aborda una única dimen-
se analiza su composición sociodemográfica según sión del “vivir solo”, la residencial, y toma como
género, edad o estado civil, se describen los factores objeto de estudio los hogares unipersonales y
determinantes de su crecimiento y se muestran las las características de las personas que en ellos
diferencias territoriales a partir del tamaño de pobla- residen, poniéndolos en relación con el con-
ción de los municipios, poniendo de manifiesto la junto de hogares. El hogar se define como el
disimilitud entre los municipios rurales y urbanos.  grupo humano que reside una misma vivienda,
y el hogar unipersonal se determina como aquel
formado por un solo individuo.

Ciertamente, desde el último tercio del


siglo XX se han producido importantes trans-
1. Introducción formaciones en los comportamientos socia-
les, demográficos y familiares y en las formas
de residencia que han diversificado, en gran
Vivir solo o sola es una situación cre- manera, la estructura y composición de los
ciente en las sociedades contemporáneas, y hogares. La reducción del número medio de
su representación ofrece una imagen de dos personas residentes y el rápido aumento de las
caras; si en un contexto de cambio social la unidades unipersonales constituyen dos de
residencia en solitario se ha mostrado como las características más relevantes. Vivir solo
es una opción residencial más a lo largo del
* Departamento de Sociología, Universidad de
­Barcelona ([email protected]). curso de vida y no solo al final de la misma;
** Departamento de Geografía, Universidad de diferentes transiciones, como la emancipación
­Barcelona ([email protected]). o la ruptura de la pareja, han contribuido a

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 93


V i v i r s o lo e n E s pa ñ a . Evo lu c i ó n y c a rac t e r í s t i c a s d e lo s h o g a r es u n i p e rs o n a l es e n l a v e j e z

engrosar las cifras de hogares unipersonales de estas limitaciones, es la fuente estadística


entre jóvenes y adultos. En España, a pesar de principal para el estudio de los tipos de hogares
la intensidad de su crecimiento entre los jóve- y de las características de sus miembros.
nes y adultos, los protagonistas principales de
la residencia en solitario son los mayores.

En este artículo se analizan las característi- 2. Evolución de los hogares


cas de los hogares unipersonales de los mayores unipersonales de mayores .
de 65 años en España, incidiendo en algunos España en el contexto europeo
aspectos sociodemográficos que explican su
crecimiento, su diversificación y sus diferencias
territoriales. El texto se estructura en cinco par-
tes: en un primer apartado se muestra la evo-
lución de los hogares unipersonales españoles
entre 1970 y 2011, prestando especial atención 2.1. Los hogares unipersonales
a los hogares unipersonales de mayores de españoles en el contexto
65 años y enmarcándolos en el contexto de los europeo
países de la Unión Europea; en segundo lugar
se describen algunos factores determinantes
del crecimiento de los hogares unipersonales de Los hogares unipersonales en España
mayores en España; en tercer lugar se compa- representaban, en el año 2011, el 23,19 por
ran tales hogares con el resto de tipos de hoga- ciento del total de hogares y el 9 por ciento
res para situarlos en su dimensión relativa; en de la población; una proporción muy baja en
cuarto lugar se analiza su composición socio- comparación con el contexto europeo, solo por
demográfica y su mayor o menor propensión delante de Malta, Portugal o Chipre y lejos de
según la edad, el género y el estado civil, así Finlandia, Noruega, Dinamarca o Alemania, que
como también su evolución en tres momentos: superaban el 37 por ciento de los hogares y el 17
1991, 2001 y 2011; el quinto apartado muestra por ciento de la población (gráfico 1). La propor-
las características territoriales según el tamaño ción de mayores que residen en solitario sobre
de población de los municipios, con el fin de el total de personas mayores de 65 años tam-
poner de relieve las diferencias entre los munici- bién presenta los valores más bajos de Europa,
pios rurales (menores de 2.000 habitantes), los el 21 por ciento, (gráfico 3). Sin embargo, el
de tamaño medio (entre 2.000 y 10.000 habi- porcentaje de hogares de personas mayores de
tantes) y los municipios urbanos, subdivididos 65 años sobre el total de unipersonales es ele-
en tres categorías (10.000-50.000, 50.000- vado en España, el 40 por ciento, solo superado
500.000 y más de 500.000 habitantes). por el resto de los países europeos meridiona-
les, como Grecia, Italia o Portugal, y por algunos
Como fuente principal para el estudio de orientales, como Hungría, Rumanía o Lituania
los hogares unipersonales, su evolución y carac- (gráfico 2) mostrando el rostro envejecido de
terización, se ha utilizado el Censo de la Pobla- los residentes en este tipo de hogar.
ción Española de 2011, cuyos datos se han
completado con los de los Censos de 2001 y Estas diferencias son reflejo de estructu-
1991. La utilización del Censo presenta algunas ras y modelos familiares distintos en el territo-
limitaciones, pero también ventajas. La princi- rio europeo. Diversos trabajos han tratado de
pal limitación se encuentra en el Censo de 2011 explicar esta diversidad atendiendo a factores
y en su naturaleza muestral, no universal, que tales como la intensidad de los lazos familia-
impone límites al número de cruces entre las res (Reher, 1998), la influencia del desarrollo e
distintas variables y, sobre todo, a la desagre- implantación de tipos de Estados de bienestar
gación territorial. Otro inconveniente radica en (Iacovou, 2004) o la influencia de la filiación reli-
el tipo de información recogida; los datos del giosa (Therborn, 2004), entre otros. Jamieson, y
Censo se refieren a un momento concreto, la Simpson (2013) resumen las implicaciones de
fecha censal, con lo cual se desconoce la dura- estos argumentos sobre la evolución y tipología
ción previa de la residencia en solitario, que, sin de los hogares unipersonales en las diferentes
duda, aportaría una interesante y útil perspec- regiones de Europa y Norteamérica estable-
tiva temporal al análisis. Sin embargo, y a pesar ciendo cuatro patrones: a) Europa del norte y

94 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

Gráfico 1 Gráfico 2

Porcentaje de hogares unipersonales Porcentaje de hogares unipersonales


(países europeos, 2011) > 65 años (países europeos, 2011)

Croacia
Finlandia Portugal
Estonia Italia
Noruega Lituania
Dinamarca Rumanía
Alemania Grecia
Suiza Hungría
Holada
Holanda Malta
Austria España
Sueci
Suecia Reino Unido
Latvia Bulgaria
Liechtenstein Polonia
Bélgica Suecia
Francia Latvia
Luxemburgo Dinamarca
Eslovenia Eslovaquia
República Checa Estonia
Hungría
Francia
Lituania
Alemania
Alemancia
Islandia
República Checa
Italia
Eslovenia
Bulgaria
Croacia Bélgica
Reino Unido Austria
Rumanía Irlanda
Grecia Suiza
Eslovquia
Eslovaquia Finlandia
Polonia Chipre
Irlanda Noruega
España Islandia
Malta Holanda
Portugal Liechtenstein
Chipre Luxemburgo
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50

Fuente: Eurostat (Census 2011) y elaboración propia.

Gráfico 3

Porcentaje de población > 65 años que vive sola respecto al total


de población >65 años (países europeos, 2011)

Dinamarca
Estonia
Finlandia
Noruega
Hungría
Lituania
Suecia
Holanda
Reino Unido
Francia
Suiza
República Checa
Austria
Latvia
Bégica
Liechtenstein
Alemania
Islandia
Eslovenia
Bulgaria
Italia
Luxemburgo
Rumanía
Irlanda
Eslovaquia
Polonia
Croacia
Grecia
Malta
España
Portugal
Chipre
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50

Fuente: Eurostat (Census 2011) y elaboración propia.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 95


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occidental, con elevados porcentajes de hoga- y un elevado protagonismo de mayores de 65


res unipersonales de personas jóvenes y adul- años sobre el conjunto de los unipersonales,
tas-jóvenes debido a la temprana emancipación reflejando la todavía escasa diversificación eta-
juvenil y a las elevadas tasas de disolución de ria del resto de hogares unipersonales, pero en
las parejas; b) Europa del Sur con menor por- intenso crecimiento y transformación.
centaje de hogares unipersonales de jóvenes,
puesto que estos permanecen más tiempo en
los hogares paternos, hasta la formación de una
pareja y con una tasa de divorcialidad menor;
c) Europa del Este, en la cual conviven diversos
2.2. Evolución de los hogares
patrones desde la caída del comunismo, pero unipersonales y de los hogares
comparten una historia anterior de matrimonio unipersonales de mayores en
joven y casi universal y, en algunos países, una
convivencia con los padres después del matri- España
monio, y d) América del Norte, donde concu-
rren el legado del modelo tradicional de familia
(con elevadas tasas de nupcialidad y fecundi- En España, el número de hogares ha cre-
dad a edades tempranas) y las elevadas tasas cido a un ritmo mucho mayor que la pobla-
de emancipación temprana, monoparentalidad ción, incluso en provincias y ciudades donde
y divorcialidad. el incremento poblacional ha sido negativo;
en consecuencia el tamaño medio del hogar
España muestra las características del ha disminuido, pasando de las 3,85 personas
modelo de Europa del Sur (Iacovu y Skew, 2011; en 1970 a las 2,59 de 2011 (cuadro 1), lo que
Fokkema y Liefbroer, 2008), con una baja pre- ha supuesto una pérdida de 1,26 personas de
sencia de hogares unipersonales en relación con media por unidad residencial durante las cuatro
el resto de los países de Europa noroccidental, últimas décadas.

Cuadro 1

Proporción de hogares unipersonales, población que reside en hogares unipersonales,


tamaño medio del hogar y tasa de crecimiento anual (España, 1970-2011)

1970 1981 1991 2001 2011


Hogares 8.835.660 10.586.440 11.852.075 14.270.656 18.083.692
Hogares unipersonales 660.353 1.085.078 1.581.307 2.951.442 4.193.319
Población 34.040.641 37.746.260 38.872.268 40.847.371 46.815.915
% Hogares unipersonales 7,47 10,25 13,34 20,68 23,19
% Población hogares
1,94 2,87 4,07 7,23 8,96
unipersonales
Tamaño hogar 3,85 3,57 3,28 2,86 2,59
Tasa de crecimiento anual r%
1970-1981 1981-1991 1991-2001 2001-2011 1991-2011
Hogares 1,66 1,14 1,87 2,40 1,76
Hogares unipersonales 4,62 3,84 6,44 3,57 4,61
Población 0,94 0,29 0,50 1,37 0,78

Fuente: INE (Censos de Población Española, 1970, 1981, 1991, 2001 y 2011).

96 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

Los hogares unipersonales han impulsado años, en 2011, se habían duplicado hasta alcan-
el crecimiento del número total de hogares, zar 1.709.105. Si bien el peso de los hogares
pasando del 7,47 por ciento de las unida- unipersonales de personas mayores de 65 años
des residenciales en 1970, en las cuales resi- sobre el total de hogares de una sola persona
dían 660.353 personas (el 1,94 por ciento de ha disminuido, pasando del 54,93 por ciento de
la población) al 23,19 por ciento (uno de cada 1991 al 40,76 por ciento de 2011 (mostrando
cuatro) en 2011, en las cuales vivían 4.193.319 la diversificación etaria de la residencia en soli-
individuos, el 9 por ciento de la población. En tario), su peso respecto a la población de 65 o
los últimos veinte años (1991-2011), la pobla- más años ha aumentado del 16,18 por ciento
ción residente en hogares unipersonales se ha de 1991 al 21,45 por ciento (uno de cada cinco)
multiplicado por 2,6. El incremento ha sido en el año 2011. Esta proporción difiere según
más elevado durante el decenio 1991-2001 que se trate de hombres o mujeres; mientras que
durante el posterior (2001-2011); la llegada en 2011 solo el 12,58 por ciento de hombres
de una gran corriente inmigratoria internacio- mayores vivían solos (429.695 varones), el peso
nal y el estallido de la crisis económica pudie- de las mujeres mayores de 65 años que resi-
ron haber frenado el crecimiento de hogares de dían en solitario alcanzaba el 28,31 por ciento
tamaño pequeño (número de miembros). (1.279.410).

Este intenso crecimiento se manifiesta No obstante, la tasa de crecimiento de los


también en la evolución de los hogares uni- solitarios mayores es más elevada en la pobla-
personales de personas mayores de 65 años ción masculina: 6,2 por ciento entre 1991-2001
(cuadro 2). En 1991, eran 868.622 las personas y 3,1 por ciento entre 2001-2011, frente al
mayores que residían solas; en tan solo veinte 4,1 por ciento y el2,0 por ciento, respectiva-

Cuadro 2

Evolución de hogares unipersonales > 65 años y tasa de crecimiento anual


(España 1991-2011)

1991 2001 2011

Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total


Hogares unipersona-
172.268 696.354 868.622 315.466 1.043.471 1.358.937 429.695 1.279.410 1.709.105
les > 65 años
% Hogares uniperso-
32,43 66,32 54,93 26,72 61,53 47,24 23,11 54,82 40,76
nales > 65 años
% Hogares uniper-
sonales>65 años/ 7,80 22,03 16,18 10,76 25,91 19,53 12,58 28,31 21,54
población >65 años
1991-2001 2001-2011 1991-2011

Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total


Tasa de crecimiento
anual r % población 2,87 2,45 2,63 1,54 1,16 1,32 2,20 1,80 1,97
>65 años
Tasa de crecimiento
anual r % uniperso- 6,24 4,13 4,58 3,14 2,06 2,32 4,68 3,09 3,44
nales >65 años

Fuente: INE (Censos de Población Española, 1970, 1981, 1991, 2001 y 2011).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 97


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mente, en la población femenina. Así pues, se ■ La esperanza de vida no ha dejado de


ha incrementado la proporción de varones en aumentar a lo largo del siglo XX y sigue
el total de los solitarios mayores (del 19,8 por haciéndolo durante el siglo XXI. La mayor
ciento en 1991 al 25,1 por ciento en 2011), supervivencia a edades avanzadas incide
reduciéndose ligeramente el peso femenino: en el aumento de los hogares uniperso-
si en 1991 representaban el 80 por ciento del nales. La diferencia en la expectativa de
total de hogares unipersonales mayores, en vida media entre los hombres y las muje-
2011 el valor ha descendido al 74,8 por ciento. res se traduce en una gran proporción
de mujeres viudas a edades avanzadas
Si bien la intensidad del crecimiento de así como en su mayor peso demográfico
los hogares solitarios de mayores es menor a la sobre los hogares unipersonales. No obs-
del total de los hogares unipersonales -hecho tante, conviene destacar un cambio signi-
que indica, como ya se ha mencionado, una ficativo producido en los últimos decenios
mayor diversificación etaria de los hogares uni- y con persistencia creciente en los años
personales y, por tanto, un rejuvenecimiento- más recientes: la reducción de la diferen-
el protagonismo de los mayores de 65 años cia de esperanza de vida entre hombres
sobre el total de los hogares de solitarios con- y mujeres (Meslé, 2006) que está favore-
tinúa teniendo plena vigencia, con el claro pre- ciendo una disminución de los hogares de
dominio de un rostro: envejecido y, sobre todo, una persona, tanto en hombres como en
femenino. Vivir solo o sola a edades avanzadas mujeres en edades comprendidas entre
se convierte, también en España, en una alterna- 65 y 80 años, y un aumento (y prolonga-
tiva residencial más que, con toda probabilidad, ción) de las personas mayores que viven
irá en aumento y así lo muestra la intensidad en pareja (Rogero, 2015), dilatando, en
del crecimiento de los hogares unipersonales de muchos casos, la duración del “nido vacío”1.
mayores (cuadro 2), superior al valor del creci-
miento de la población mayor de 65 años. En España, la diferencia de esperanza de
vida al nacer entre hombres y mujeres va
aumentando a lo largo del siglo XX hasta
alcanzar la cifra máxima de 7,22 años en
3. Factores determinantes del 1996, para iniciar posteriormente una
reducción continua y situarse en 5,52 años
crecimiento de los hogares
de diferencia en 2016. El avance lento, pero
unipersonales de mayores en continuo, de la disminución de la sobre-
España mortalidad masculina se manifiesta en el
aumento de la supervivencia masculina:
entre 1991 y 2016 la proporción de super-
Los hogares unipersonales, como se vivientes masculinos a los 65 años pasa del
ha visto, han sido durante décadas los prota- 78 por ciento al 87 por ciento; en cambio,
gonistas del crecimiento del número total de entre las mujeres, del 90 por ciento al 93
unidades residenciales en España. Los factores por ciento. Lo mismo ocurre a partir de los
que explican el crecimiento de los hogares de 80 años, edad a partir de la cual la super-
una sola persona -y sobre todo de los mayo- vivencia de los hombres pasa del 41 por
res- son diversos, aunque la mayoría de ellos ciento al 60 por ciento entre 1991 y 2016,
no son exclusivos de los cambios socioculturales mientras que la de las mujeres aumenta del
y demográficos de la población española, sino 64 por ciento al 78 por ciento.
que atañen de igual modo a las poblaciones de
los países desarrollados, como el aumento de la ■ La mejora de la salud de la población mayor
esperanza de vida a edades avanzadas, la sobre- no ha repercutido solo en un incremento
mortalidad masculina, las mejoras en las condi- de la esperanza de vida, sino también en
ciones de salud y de vida de los mayores, pero el aumento de los años vividos en buen
también, la caída de la fecundidad y el incre- estado de salud. Ello ha favorecido el cre-
mento de la infecundidad, el crecimiento de las
rupturas de las uniones de derecho o hecho, o 1
 Expresión utilizada para designar la etapa del curso
el impacto de los movimientos migratorios en la familiar y residencial después que los hijos abandonan el
hogar para vivir de forma independiente. En este caso se
distribución territorial. A continuación se deta- refiere a las parejas cuyos hijos han abandonado el hogar
llan los principales factores de esta evolución: parental.

98 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

cimiento de los hogares unipersonales de vencia con descendientes al aumentar el


personas de edad (Abellán y Esparza, 2010). número de hijos (Reher y Requena, 2017),
Solo cuando aparecen la incapacidad, la de modo que tener descendencia actúa
inmovilidad y una vejez muy avanzada, se como un elemento amortiguador de la
abandona la residencia en solitario. A esta vida en solitario en edades posteriores.
evolución hay que sumar la extensión de
las pensiones de jubilación (contributivas y ■ El incremento de las rupturas, separaciones
no contributivas) de la población española, y divorcios ha sido intenso y rápido. Estas
que permiten una mayor independencia decisiones de las parejas constituyen uno
económica y también residencial, situación de los factores de flexibilización y diversifi-
ampliamente constatada en los países euro- cación de los hogares en España así como
peos y en Estados Unidos (Wolf, 1995). A uno de los elementos del crecimiento de los
esta cuestión cabe añadir la elevada propor- hogares unipersonales (López Villanueva y
ción de mayores propietarios de su vivienda, Pujadas, 2011). Aunque es cierto que, de
a la que les une una larga continuidad resi- momento, han incidido principalmente
dencial y un entorno vecinal conocido y en edades adultas, entre 40 y 65 años
altamente valorado, que son, por lo tanto, (Haskey, 1987; Falkingham et al., 2012),
reacios a abandonar, puesto que les permite sus repercusiones se dejan sentir ya en eda-
conservar la autonomía, la independencia des más avanzadas; y aunque los mayores
y la privacidad residencial (López Doblas y de 65 años muestran aún proporciones
Díaz Conde, 2013). El 79 por ciento de la bajas, pasan de representar, en 1991, el
población española mayor de 65 años resi- 0,62 por ciento y el 0,55 por ciento de la
día en 2011 en una vivienda de propiedad población masculina y femenina, respec-
totalmente pagada u obtenida por herencia tivamente, al 3,45 por ciento y 2,96 por
o donación frente al 36 por ciento del resto ciento en 2011.
de la población española.
■ Para comprender la diversidad de las pro-
■ La reducción de la fecundidad ha contri- porciones de hogares unipersonales mayo-
buido, de manera directa, a la reducción res a escala territorial cabe introducir la
del tamaño medio de los hogares y, de repercusión de los flujos migratorios como
manera indirecta, al incremento de hoga- elemento explicativo. Los movimientos
res unipersonales a edades avanzadas. migratorios no solo inciden en el creci-
España, junto con Italia, fue uno de los miento de la población, sino que también
primeros países del mundo en registrar modifican profundamente las estructuras
mínimos históricos de fecundidad (Castro por edades y los tipos y composición de
y Martín, 2013), llegando a alcanzar valo- los hogares. Conviene diferenciar al menos
res del índice sintético de fecundidad (ISF) dos grandes tipos de flujos que han afec-
inferiores a 1,2 hijos por mujer durante la tado a la evolución de los hogares y su
segunda mitad de la década de los años tamaño: en primer lugar, las migraciones
noventa. Este descenso ha ido acompa- campo-ciudad, que han marcado la evo-
ñado de un notable incremento de la lución demográfica de extensos territorios,
infecundidad, medida por la proporción con muy pocos habitantes, en situación de
de mujeres sin hijos al final de su vida fér- inviabilidad demográfica (Recaño, 2017),
til (Devolder, 2015). En 2011, el 16 por con un crecimiento negativo, una morta-
ciento de las mujeres mayores de 65 años lidad superior a la natalidad, una enorme
no había tenido hijos, pero se estima que proporción de población masculina sol-
entre un 25 por ciento y un 30 por ciento tera y una pirámide de población invertida
de las nacidas en la segunda mitad de (estas dinámicas emigratorias generan,
los años setenta no habrán sido madres en origen, una tipología de hogares de
(Esteve, Devolder y Domingo, 2016). La mayores marcados por la gran presencia
trayectoria reproductiva de las mujeres de hogares unipersonales); en segundo
está fuertemente ligada con el tipo de lugar, la migración del centro urbano a las
hogar durante la vejez, existiendo una periferias suburbanas, una de las dinámi-
asociación estadísticamente significativa cas demográficas más importantes en las
entre infecundidad y vida en solitario, así áreas urbanas españolas desde finales de
como una mayor probabilidad de convi- los años setenta.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 99


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La movilidad residencial ha tenido un de la población -sobre todo de las mujeres-


fuerte impacto sobre las estructuras por edades trae consigo una mayor flexibilización y autono-
puesto que la población joven en el momento mía en las relaciones familiares y, por tanto, una
de formar o ampliar el hogar ha sido su gran mayor probabilidad de opción y elección.
protagonista, contribuyendo a una especializa-
ción territorial de estructuras más envejecidas
en las grandes capitales, y más jóvenes en las
periferias de expansión urbana. Esa especializa- 4. Formas de residencia de los
ción evidencia la evolución, tipología y compo- mayores en E spaña
sición de los hogares (López Villanueva, Pujadas
y Bayona, 2011), apuntándose una tendencia
creciente de hogares unipersonales de personas Antes de describir los hogares de los
mayores en los centros urbanos (Hall y Odgen, mayores, conviene contextualizar las formas
2003) y un predominio absoluto de parejas con de residencia a lo largo del curso de vida,
hijos menores en las periferias (López Villanueva que siguen una distribución diferencial según
y Pujadas, 2005; Garcia Coll, López y Pujadas, género y edad. En el caso de España las formas
2016; Bonvalet, Bringé e Imbert, 2016). En de residencia reflejan un curso de vida familiar
los centros urbanos esta tendencia tiende a “tradicional”, con “lazos familiares fuertes”,
modificarse y diversificarse en los últimos años propios de la Europa meridional (Reher, 1998).
como consecuencia del “filtro” que ejercen las
grandes ciudades centrales (López Gay, 2011 y La pauta residencial masculina en España
2018), generando una potente fuerza de atrac- muestra que los hombres viven de manera mayo-
ción para los adultos jóvenes en virtud de la ritaria en hogares nucleares simples (parejas con
localización de nuevos sectores productivos, hijos) hasta los 60-65 años, existiendo un punto
de innovación y creación (Musterd, 2006). Esta de inflexión entre los 30-35 que coincide con
dinámica favorece la formación de hogares uni- la formación de la pareja. A partir de los 60-65
personales de jóvenes-adultos que desplazan años el grueso de la población masculina
progresivamente a los de los mayores (López (más del 50 por ciento) reside en hogares de
Villanueva, Pujadas y Rubiales, 2016). pareja sin hijos (reflejando situaciones de “nido
vacío”), y a partir de los 90-95 años el 36,81 por
La combinación de las distintas intensi- ciento de los varones residen en hogares exten-
dades de los fenómenos sociodemográficos sos y múltiples, mostrando una “reagrupación
descritos ha dado lugar a una diversidad de familiar” cuando las situaciones de dependencia
estructuras demográficas con enorme repercu- derivadas de la edad son evidentes (gráfico 4).
sión en el tamaño y el tipo de hogares. Estos Cabe destacar que, entre los varones, las mayo-
factores son decisivos para explicar la mayor o res proporciones de residencia en solitario se
menor presencia de hogares unipersonales y sus sitúan a partir de los 80 años; en esa franja de
características en el territorio español. edad, los hombres que viven solos representan
el 20 por ciento de la población masculina, lo
Junto a estos cambios cabe señalar las cual pone de manifiesto, una vez más, el ros-
transformaciones en la cultura familiar (Ayuso, tro envejecido de la residencia en soledad en
2015), que traen consigo la diversificación de España.
las formas de entrada, permanencia y salida
de la vida familiar (Meil, 1999) y que rompen la Entre las mujeres (gráfico 5) las pautas
linealidad de la sucesión de fases de la misma. residenciales en hogares presentan matices
El proceso de individualización ha ido disol- diferentes a las de los varones. La forma mayo-
viendo la rígida adscripción de los roles familiares ritaria de residencia (hasta los 60 años) es el
a la edad y al género (Beck-Gernsheim, 2003). hogar de pareja con hijos. Entre los 60 y los 80
El modelo familiar tradicional -en el contexto años predomina, en cambio, la pareja sin hijos
español, basado en la tradición católica, con un (como en el caso de los hombres refleja la situa-
desarrollo fragmentado del Estado de bienestar ción de “nido vacío”), que alcanza proporcio-
y con unas redes de solidaridad y sociabilidad nes próximas al 40 por ciento de la población
fundamentalmente familiares- ha cambiado de femenina. A partir de los 75-80 años y hasta
manera rápida e intensa. El acelerado proceso los 90-95 años, la forma mayoritaria de resi-
de secularización, el aumento del nivel educativo dencia es la constituida por los hogares uniper-

100 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

Gráfico 4

Distribución de la población masculina por tipo de hogar, según edades


(España, 2011)
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100

Unipersonales Sin núcleo Parejas sin hijos


Parejas con hijos Monoparentales Extensos + Múltiples

Fuente: INE (Censo de Población Española, 2011) y elaboración propia.

Gráfico 5

Distribución de la población femenina por tipo de hogar, según edades


(España, 2011)

90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100

Unipersonales Sin núcleo Parejas sin hijos


Parejas con hijos Monoparentales Extensos + Múltiples

Fuente: INE (Censo de Población Española, 2011) y elaboración propia.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 101


V i v i r s o lo e n E s pa ñ a . Evo lu c i ó n y c a rac t e r í s t i c a s d e lo s h o g a r es u n i p e rs o n a l es e n l a v e j e z

Gráfico 6 Gráfico 7

Distribución de la población Distribución de la población


masculina > 60 años que reside en femenina > 60 años que reside en
hogares unipersonales (España, 2011) hogares unipersonales (España, 2011)
(Porcentaje) (Porcentaje)

100% 100%
90% 90%
80% 80%
70% 70%
60% 60%
50% 50%
40% 40%
30% 30%
20% 20%
10% 10%
0% 0%
60 65 70 75 80 82 90 95 100 60 65 70 75 80 85 90 95 100
Unipersonales Sin núcleo Unipersonales Sin núcleo
Parejas sin hijos Parejas con hijos Parejas sin hijos Parejas con hijos
Monoparentales Extensos + Múltiples Monoparentales Extensos + Múltiples

Fuente: INE (Censo de Población Española, 2011) y elaboración propia.

sonales; algo más de un tercio de la población ciento). Sin embargo, entre las mujeres mayores
femenina (más del 35 por ciento) reside en este la opción de residir en solitario alcanza el 28,31
tipo de hogar, poniendo de manifiesto que la por ciento respecto a las féminas de su franja
esperanza de vida es favorable a las mujeres de edad, solo por detrás de las que viven con su
puesto que mayoritariamente se trata de muje- pareja (31,16 por ciento), y a gran distancia del
res viudas. Por último, en la etapa final de la resto de tipos de hogar.
vida, cuatro de cada diez mujeres residen en
hogares extensos o múltiples mostrando la Vivir solo o sola se ha convertido en una
reagrupación a la que anteriormente se hacía opción residencial más, también al final de la
referencia. vida, y se prevé que continuará aumentando en
un futuro próximo a pesar de la intensidad de
Tal y como se ha reseñado (cuadro 2), los
los vínculos, redes y relaciones familiares que
hogares unipersonales de mayores de 65 años
configuran el modelo familiar del sur de Europa.
en el año 2011 son 1.709.175, suponen el
(López Doblas, 2018)
40,76 por ciento del total de residencias de una
sola persona y el 21,54 por ciento de la pobla-
ción española mayor de 65 años.

Las diferencias entre las formas de resi-


dencia de los hombres y de las mujeres se mues- 5. Características de los hogares
tran más intensas entre las personas mayores unipersonales de mayores
(gráficos 6 y 7). En el caso de los hombres,
residir solo ocupa el tercer lugar en el ranking
de las formas de residencia, con un 12,58 por Si bien es cierto que los hogares uniper-
ciento, por detrás de los varones que viven sonales en España incrementan su número, se
con su pareja o cónyuge (48,91 por ciento) y diversifican y transforman su perfil rejuvene-
los que residen con pareja e hijos (19,05 por ciéndose y “desfeminizándose”, y que vivir solo

102 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

se consolida como una opción residencial más la acumulación de mujeres en la cúspide de la


en diferentes momentos del curso de vida y no pirámide.
solo en la etapa final (Chandler et al., 2004),
son las mujeres mayores quienes continúan siendo Esta imagen, a pesar de expresar la supe-
las protagonistas de la residencia en solitario. rioridad numérica de mujeres ancianas que
Este apartado aborda las características socio- viven solas, no refleja el comportamiento de las
demográficas de los hogares unipersonales de personas mayores, hombres y mujeres, según
los mayores en España. su estado civil. La elaboración de indicadores
específicos permite comparar la mayor o menor
propensión de los hombres y mujeres mayores a
vivir solos según su estado civil. ¿La viudedad, la
5.1. Propensión a residir en solitario
soltería y la divorcialidad comportan respuestas
según edad, género y estado similares o distintas entre varones y mujeres res-
civil pecto al hecho de vivir solos?

La respuesta a esta cuestión es la gran


La estructura según sexo y edad refle-
jada en las pirámides de los hogares uniperso- similitud en la propensión a vivir solos al compa-
nales (gráficos 8-10) confirma ese predominio rar el estado civil según edades entre hombres y
femenino. Su perfil va cambiando paulatina- mujeres (gráficos 11-16). Esta semejanza refleja
mente, entre 1991 y 2011, con la reducción de la primacía de la variable “estado civil” frente a la
los hogares unipersonales de mujeres viudas variable “sexo” cuando se trata de explicar el
mayores y el aumento de los encabezados por peso de la residencia sin convivientes. Los hom-
personas en edades de emancipación y en eda- bres y las mujeres casados viven acompañados;
des adultas, especialmente entre los varones. los hombres y las mujeres solteros, divorciados
La preponderancia femenina se debe, en gran o viudos suelen tener una propensión similar a
medida, a la diferencia de esperanza de vida vivir solos, únicamente con pequeñas diferen-
entre hombres y mujeres y, en consecuencia, a cias en algunas edades.

Gráfico 8

Estructura según sexo y edad de la población que vive en hogares unipersonales


(España, 1991)

96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
2,50 2,00 1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50

Fuente: INE (Censo de Población Española de 1991) y elaboración propia.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 103


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Gráfico 9

Estructura según sexo y edad de la población que vive en hogares unipersonales


(España, 2001)

96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
2,50 2,00 1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50

Fuente: INE (Censo de Población Española, 2011) y elaboración propia.

Gráfico 10

Estructura según sexo y edad de la población que vive en hogares unipersonales


(España, 2011)

96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
2,50 2,00 1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50

Fuente: INE (Censo de Población Española, 2011) y elaboración propia.

104 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

En el caso de los hombres solteros, la pro- más evidente entre las personas viudas, tanto
pensión a vivir solos es casi idéntica a la de las en hombres como en mujeres, y logra alcanzar
mujeres solteras (gráficos 11 y 12). La diferencia porcentajes en torno al 50 por ciento en las eda-
radica en que la residencia en solitario de las des de 85 a 89 años en 2011, mientras que se
mujeres se prolonga hasta edades más avan- hallaba por debajo del 25 por ciento en 1991.
zadas. Los hombres divorciados muestran una La extensión de la residencia en un hogar uni-
proporción ligeramente más alta que la de las personal hasta edades más avanzadas se repite
mujeres (gráficos 15 y 16), especialmente en entre la población soltera, aunque, a diferen-
edades más jóvenes -en las cuales predomina cia de las personas viudas, sus proporciones en
la monoparentalidad femenina-, pero esta dife- las edades más elevadas son algo inferiores, el
rencia disminuye rápidamente y, según los datos 40 por ciento entre los 85 y 89 años de edad.
del Censo de 2011, la proporción de mujeres Del mismo modo, se incrementa la residencia
divorciadas que viven solas es muy similar a la en solitario entre la población divorciada desde
de los hombres. Esta semejanza se repite de proporciones escasas en 1991 hasta porcentajes
nuevo en la población viuda (gráficos 13 y 14). elevados en 2011, tanto en hombres como en
Los hombres viudos tienden a vivir solos con la
mujeres, con valores superiores al 50 por ciento
misma intensidad que las mujeres viudas.
en edades desde los 65 hasta los 84 años de
edad, para disminuir en edades más avanzadas.
La evolución entre 1991 y 2011 de los
hogares de solitarios según edades y estado civil
La residencia en un hogar unipersonal
pone de manifiesto, además, un gran aumento
en todas las edades tanto en la soltería, como en formado por hombres o mujeres solteros, viu-
la divorcialidad y viudedad. El cambio más sig- dos o divorciados, ha alcanzado proporciones
nificativo se da entre 1991 y 2001, y en menor muy elevadas entre los mayores de 65 años, por
intensidad, entre 2001 y 2011. encima del 50 por ciento, hasta edades muy
avanzadas en las que la residencia en solitario
La evolución también revela una prolon- disminuye al compás de la pérdida de autono-
gación hasta edades cada vez más avanzadas de mía y de la dificultad creciente de independen-
la residencia en solitario. Esta mayor duración es cia residencial.

Gráfico 11

Proporciones de varones solteros que viven solos (España, 1991, 2001 y 2011)
60

50

40

30

20

10

0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
1991 hombre soltero 2001 hombre soltero 2011 hombre soltero

Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 105


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Gráfico 12

Proporciones de mujeres solteras que viven solas (España, 1991, 2001 y 2011)

60

50

40

30

20

10

0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más

1991 mujer soltera 2001 mujer soltera 2011 mujer soltera

Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.

Gráfico 13

Proporciones de varones viudos que viven solos (España, 1991, 2001 y 2011)

60

50

40

30

20

10

0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más

1991 hombre viudo 2001 hombre viudo 2011 hombre viudo

Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.

106 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

Gráfico 14

Proporciones de mujeres viudas que viven solas (España, 1991, 2001 y 2011)
60

50

40

30

20

10

0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
1991 mujer viuda 2001 mujer viuda 2011 mujer viuda

Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.

Gráfico 15

Proporciones de varones separados y divorciados que viven solos


(España, 1991, 2001 y 2011)
60

50

40

30

20

10

0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más

1991 hombres sep+div 2001 hombres sep+div 2011 hombres sep+div

Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 107


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Gráfico 16

Proporciones de mujeres separadas y divorciadas que viven solas


(España, 1991, 2001 y 2011)

60

50

40

30

20

10

0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más

1991 mujeres sep+div 2001 mujeres sep+div 2011 mujeres sep+div

Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011). Elaboración propia.

refleja, como ya se ha señalado, el efecto de


5.2. Las personas que residen en la edad y la cohorte de nacimiento (Zueras y
solitario según el nivel de Miret, 2013), y, aquí sí, con diferencias entre
instrucción y la relación con hombres y mujeres. Mientras que entre la
población masculina mayor de 65 años pre-
la actividad dominan los estudios de segundo grado, y
entre la población femenina, los estudios no
La edad condiciona las características completados, la población mayor que vive
de las personas mayores de 65 años que sola sigue unas pautas algo diferentes. Entre
viven solas. Si se observa la relación con la los varones mayores solitarios, la categoría de
actividad, el 93 por ciento de los mayores nivel de instrucción predominante es, como
que residen en solitario están jubilados, pre- en el caso de las mujeres, “sin estudios”, que
jubilados o son pensionistas (cuadro 3). Esta alcanza una proporción del 30,3 por ciento.
proporción es mayor que la del conjunto de Entre las mujeres mayores que residen solas,
mayores de 65 años que viven en otro tipo la proporción de quienes carecen de estudios
de residencias; lo es, sobre todo, entre las
completados asciende al 34,4 por ciento y si
mujeres, aspecto que podría estar indicando
que una parte de ellas son beneficiaras de se añaden las mujeres registradas como anal-
pensiones de viudedad. fabetas, llega al 42,01 por ciento. El nivel de
instrucción de la población mayor que vive
El nivel de instrucción de las personas sola es, pues, inferior al del resto de su franja
mayores que viven en hogares unipersonales etaria.

108 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


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Cuadro 3

Distribución de la población >65 años y de los residentes >65 en hogares


unipersonales, según nivel de instrucción y relación con la actividad
(España, 2011)

Relación actividad Población mayor de 65 años Unipersonales mayores 65 años

Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total

Ocupado 3,63 2,83 3,18 4,10 1,80 2,38


Parado 1,27 1,44 1,37 1,32 0,81 0,93
Jubilado, pensionista o rentista 92,81 81,80 86,54 92,51 93,53 93,28
Otra situación 2,29 13,93 8,92 2,07 3,86 3,41
Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

Nivel de instrucción Población mayor de 65 años Unipersonales mayores 65 años

Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total

Analfabetos 3,21 7,69 5,76 3,83 7,61 6,66


Sin estudios 28,89 33,03 31,25 30,30 34,40 33,37
Primer grado 25,90 29,08 27,71 26,08 29,41 28,58
Segundo grado 31,31 25,02 27,73 27,79 23,05 24,24
Tercer grado 10,69 5,17 7,55 11,99 5,52 7,15
Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

Fuente: INE (Censo de Población Española de 2011) y elaboración propia.

estar relacionada con el gran peso de la viudez


5.3. Las personas que residen que posiciona a las mujeres en una condición de
propietarias al fallecer su cónyuge (cuadro 4).
en solitario según las
características de las viviendas Las características de las viviendas de los
mayores que viven en hogares unipersonales
pueden mostrar condiciones algo más precarias
El régimen de tenencia de la vivienda pre- en sus instalaciones que las del resto de pobla-
dominante en España es la propiedad, y, sobre ción mayor, y ello también se debe a la anti-
todo, entre la población mayor: más de los dos güedad del parque. El 50 por ciento de la
tercios de los mayores de 65 años residen en población de mayores reside en viviendas cons-
una vivienda de propiedad totalmente pagada. truidas entre 1970 y 1980. En cambio, el 40 por
Entre la población mayor que reside en hogares ciento de los mayores que viven solos residen en
unipersonales, la proporción de mujeres propie- viviendas anteriores a 1940, siendo los varones
tarias es mayor que la observada en su franja los que ocupan el parque más antiguo, mos-
de edad (70,05 por ciento) y supera a la de los trando una mayor vulnerabilidad residencial
varones (64,12 por ciento). Esta situación podría (Lebrusán, 2017)

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 109


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Cuadro 4

Distribución de la población >65 años y de los residentes >65 en hogares


unipersonales, según el régimen de tenencia y antigüedad del parque de
viviendas, 2011

Régimen tenencia Población mayor de 65 años Unipersonales mayores 65 años


Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total
Propia, por compra, totalmente
68,96 67,07 67,88 64,12 70,05 68,56
pagada
Propia, por compra, con pagos
7,70 7,44 7,55 4,93 3,89 4,15
pendientes
Propia por herencia o donación 10,97 11,39 11,21 13,86 10,76 11,54
Alquilada 5,56 6,36 6,01 9,17 8,12 8,39
Otras formas 6,82 7,74 7,35 7,93 7,18 7,37
Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

Antigüedad Población mayor de 65 años Unipersonales mayores 65 años


Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total
Antes 1900 5,16 5,21 5,19 7,63 5,66 6,15
1900-1920 2,91 3,09 3,01 4,33 3,73 3,88
1921-1940 3,86 4,37 4,15 5,24 5,33 5,31
1941-1950 4,39 4,88 4,67 5,55 5,92 5,83
1951-1960 10,26 11,57 11,01 12,20 14,23 13,72
1961-1970 21,90 23,27 22,68 22,42 26,41 25,42
1971-1980 28,16 26,73 27,34 12,20 14,23 13,72
1981-1990 13,80 12,28 12,93 12,25 10,87 11,22
1991-2001 9,58 8,59 9,01 9,14 7,14 7,64
2002-2011 8,73 7,74 8,16 9,04 6,47 7,11
Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

Fuente: INE (Censo de Población Española de 2011) y elaboración propia.

España. En este apartado se abordan sus dife-


6. Los hogares unipersonales rencias según el tamaño de población de los
de mayores en el territorio municipios
español
El gráfico 17 muestra, en primer lugar,
la proporción del conjunto de los hogares uni-
Para cerrar este análisis, se ofrece segui- personales en España, según tamaño del muni-
damente un apunte sobre la diversidad territo- cipio, en tres momentos: 1991, 2001 y 2011.
rial de los hogares unipersonales de mayores en Los máximos valores se encuentran en las áreas

110 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

Gráfico 17

Hogares unipersonales sobre el total de hogares, según tamaño del municipio


(España, 1991, 2001 y 2011)

45
40
35
30
Porcentaje

25
20
15
10
5
0

TOTAL
De 50.001 a 100.000
Menos de 101

Más de 500.000
De 100.001 a 500.000
De 5.001 a 10.000

De 10.001 a 20.000

De 20.001 a 50.000
De 1.001 a 2.000

De 2.001 a 5.000
De 501 a 1.000
De 101 a 500

1991 2001 2011

Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.

rurales y en las áreas urbanas, como se aprecia (gráfico 18), se observan grandes diferencias
en la forma de U del gráfico. En los municipios entre hombres y mujeres. La proporción de
menores de 100 habitantes, los hogares uni- mujeres mayores que viven solas sobre su franja
personales representan el 37,38 por ciento del de edad es superior a la de los hombres en
total, y en los de 100 a 500 habitantes, el 30,34 todos los tipos de municipios. La diferencia
por ciento; la proporción va descendiendo a entre ambos es menor en los municipios rurales
medida que aumenta el tamaño de la pobla- más pequeños de 2.000 habitantes, y a medida
ción, y es a partir de los municipios urbanos de que aumenta el tamaño del municipio, dismi-
más de 20.000 habitantes, cuando empieza a nuye el peso de los varones, a la vez que crece
ascender, representando un valor elevado en las el de las mayores solitarias, especialmente en las
ciudades de más de 500.000 habitantes, donde áreas urbanas, donde la proporción se acerca
alcanza el 27,76 por ciento. Estas diferencias al 30 por ciento y supera el 33,60 por ciento en las
están condicionadas, en gran medida, por la ciudades de más de 500.000 habitantes.
estructura por edad de la población. Las perso-
nas que viven solas están más representadas en Así pues, que una de cada tres mujeres
los municipios más pequeños y en las grandes mayores de 65 años viva sola en una ciudad de
capitales por el peso del envejecimiento, pero más de 500.00 habitantes, pone de manifiesto
el crecimiento de los hogares unipersonales en que la residencia en solitario es un tema funda-
las grandes áreas urbanas es también reflejo mentalmente femenino y urbano. Si se tiene en
de las transformaciones familiares, sociales cuenta la antigüedad del parque de viviendas
y económicas. Este tipo de hogares, cuando de estas ciudades españolas -que afecta direc-
corresponden a adultos-jóvenes, se sitúan en la tamente a las condiciones de mantenimiento y
vanguardia de las nuevas formas de vida urbana accesibilidad de las mismas- y las redes comu-
(Hall y Odgen, 2003). nitarias normalmente más débiles en municipios
muy populosos, la situación de las personas
Cuando se analiza el peso de la población que viven solas en las grandes ciudades puede
mayor que vive sola respecto al total de mayo- conllevar una vulnerabilidad mayor que la que
res de 65 años, según tamaño del municipio encontramos en áreas intermedias o rurales.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 111


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Gráfico 18

Población mayor de 65 años que reside en hogares unipersonales respecto


a la población mayor de 65 años, según tamaño del municipio (España, 2011)
45
40
35
30
Porcentaje

25
20
15
10
5
0

TOTAL
De 50.001 a 100.000
Menos de 101

Más de 500.000
De 100.001 a 500.000
De 5.001 a 10.000

De 10.001 a 20.000

De 20.001 a 50.000
De 1.001 a 2.000

De 2.001 a 5.000
De 501 a 1.000
De 101 a 500

1991 2001 2011

Fuente: INE (Censo de Población Española de 2011) y elaboración propia.

La concentración de hogares unipersonales de cuatro últimas décadas y explica el crecimiento


mayores en las grandes ciudades como Barcelona del número total de los hogares españoles. Uno
o Madrid se desplaza hacia los barrios periféri- de los elementos característicos en esta evolu-
cos que crecieron con el peso de la inmigración ción ha sido la disminución del número medio
de los años sesenta, envejecidos y con escasa de personas por hogar, la diversificación de las
renovación demográfica (López Villanueva, formas de residencia y el aumento de los hoga-
Pujadas y Rubiales, 2016). res unipersonales los cuales constituyen una
opción residencial más a lo largo de todo el
curso de vida.

7. Conclusiones Los hogares de una sola persona se reju-


venecen y se “desfeminizan”, ya no son la viu-
dedad ni la soltería definitiva las únicas vías de
entrada a esta forma residencial. Sin embargo,
Los hogares unipersonales en España tie-
y a pesar de estas evidentes transformaciones, el
nen un peso escaso en comparación con el del
rostro predominante de los residentes en hoga-
resto de los países de la Unión Europea, tam- res unipersonales sigue siendo mayor y feme-
bién en el caso de los hogares unipersonales nino. Diversas razones explican esta situación y
de mayores. Esta situación se corresponde con la previsible tendencia futura: el alargamiento
las características de la geografía de los mode- de la esperanza de vida a edades avanzadas, la
los familiares europeos del sur de Europa, con sobremortalidad masculina o las mejoras en las
una permanencia dilatada de los jóvenes en los condiciones de salud y de vida de los mayores,
hogares de origen y, en consecuencia, con una factores todos ellos que inciden en una mayor
fuerte representación de hogares familiares y independencia residencial y un aumento de su
menor presencia de hogares unipersonales. duración en las biografías de los mayores. A
estos factores se unen otros, como la caída de
No obstante, este tipo de hogares ha la fecundidad y el aumento de la infecundidad,
experimentado un gran incremento durante las o el incremento de las rupturas de las uniones

112 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Cristina López Vill anueva e Isabel Pujadas Rubies

de derecho o hecho, que inciden en una mayor tipo de unidades residenciales. El nivel de ins-
probabilidad de residir en solitario en la vejez, o trucción de los solitarios es menor que el del
el impacto de los movimientos migratorios en la resto de población mayor, sobre todo entre
distribución territorial. los hombres, y esto los podría situar en una
situación de mayor vulnerabilidad. El régimen
Hombres y mujeres siguen pautas residen- de tenencia mayoritario entre los mayores que
ciales distintas a lo largo del curso de vida, dife- viven solos es la propiedad, pero con un parque
rencias que persisten en la vejez. La población de viviendas más antiguo, lo que podría impli-
masculina reside mayoritamente, a partir de car peores condiciones residenciales.
los 65 años con su pareja o cónyuge, sin hijos
(pudiendo reflejar una situación de “nido vacío” Los hombres solitarios mayores están más
tras la emancipación domiciliar de la prole); a presentes en los municipios rurales menores de
partir de los 90-95 años la forma de residencia 2.000 habitantes, pero son las mujeres mayores
mayoritaria de los varones es el hogar extenso y que viven solas las que van ganando importan-
múltiple (pudiendo resultar de una “reagrupa- cia en las áreas intermedias y urbanas; una de
ción familiar” cuando la pérdida de autonomía cada tres mujeres mayor de 65 años vive sola
a edad avanzada es evidente). Entre las mujeres en las ciudades de más de 500.000 habitantes,
de 60 a 80 años, la forma mayoritaria de resi- mostrando que la residencia en solitario de los
dencia es el hogar de pareja sin hijos (como en mayores es un tema fundamentalmente feme-
el caso de los varones puede mostrar una situa- nino y urbano.
ción de “nido vacío”), pero, a partir de los 75-80 y
hasta los 90-95 años, la forma mayoritaria es el
hogar unipersonal (de resultas de la viudedad,
una situación más probable por la esperanza Bibliografía
de vida favorable a las mujeres). Por último, en
la etapa final de la vida, la población femenina
reside en hogares extensos o múltiples. Abellán, A., y C. Esparza (2010),
“Solidaridad, Familia y Dependencia entre las
Los resultados anteriores podrían llevar personas mayores”, Informe Portal Mayores, 99.
a concluir que las mujeres mayores viven solas
porque se han quedado solas (viudas, separa- Ayuso, L. (2015), “Los cambios en la
das o solteras). Sin embargo, cuando se ana- cultura familiar” en Torres A lbero, C. (ed.),
liza la propensión a residir solo o sola según el España 2015. Situación Social. Madrid: CIS:
estado civil y el género se observa gran similitud 293-301.
entre hombres y mujeres, con algunas diferen-
cias que vienen determinadas por la edad. En el Beck-Gernsheim, E. (2003), La reinvención
caso de los solteros, la propensión a vivir solos de la família: en busca de nuevas formas de
es idéntica a la de las mujeres solteras, con la convivencia, Barcelona: Paidós.
salvedad de que estas prolongan la indepen- Bonvalet, C.; Bringé, A., y C. Imbert (2016),
dencia residencial hasta edades más avanzadas. “Urban dynamics and residential trajectories in
Los hombres separados y divorciados tienen una Paris” Portuguese Journal of Social Science, 15
propensión ligeramente mayor a vivir en solita- (1): 25-46.
rio, pero esta diferencia disminuye rápidamente
a medida que avanza la edad y se asimila a la de Castro, T., y T. Martín-García (2013),
las mujeres. Esta pauta se repite de nuevo con “Fecundidad bajo mínimos en España: pocos
la población viuda, entre la cual la duración de la hijos, a edades tardías y por debajo de las
residencia en solitario se prolonga hacia edades aspiraciones reproductivas” en G. Sping Andersen
más avanzadas y aumenta durante el período (coord.), El déficit de la natalidad en Europa: la
1991-2011. singularidad del caso español, Barcelona, Obra
Social la Caixa:48-88.
El peso del envejecimiento determina las
características de la población mayor que reside Chandler, J.; Williams, M.; Maconachie, M.;
en solitario, así como las de sus viviendas, aun- Collet, T., y B. Dodgeon (2004), “Living alone: Its
que se aprecian algunas diferencias respecto al place in Household Formation and Change”,
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Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 113


V i v i r s o lo e n E s pa ñ a . Evo lu c i ó n y c a rac t e r í s t i c a s d e lo s h o g a r es u n i p e rs o n a l es e n l a v e j e z

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Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 115


La pareja en la vejez:
el caso de Suecia
Gerdt Sundström*

RESUMEN♦ 1. El contexto demográfico


Los patrones domésticos y rasgos demográ-
ficos de las personas mayores han cambiado en la
mayoría de los países occidentales durante las últi- En muchos países europeos y otras partes
mas décadas. El ejemplo más claro de esta tenden- del mundo, la complejidad de los hogares de
cia general es tal vez Suecia, cuyo caso se examina las personas mayores (y también de las jóvenes)
en el presente trabajo. Los mayores suecos conviven se reduce progresivamente. Cada vez más, viven
cada vez más a menudo con su pareja únicamente únicamente con su cónyuge/pareja, o bien solas,
y cada vez menos con los hijos u otras personas. De mientras que constituyen una minoría quienes
hecho, la cantidad de personas mayores solas ha viven con hijos u otras personas (Gaymu et al.,
disminuido recientemente en Suecia, ante el avance
2008; Tomassini et al., 2004). Estos cambios
de las que viven en pareja, ya sea dentro o fuera del
matrimonio. Puesto que los hombres y las mujeres son patentes en España, pero se produjeron
mayores asumen a menudo con igual dedicación el más rápidamente en Suecia, donde el predomi-
cuidado de sus parejas cuando no hay otros convi- nio de los dos primeros tipos de hogar (de dos
vientes en el hogar, la generalización de tales hogares personas emparejadas o una sola) es absoluto.
se convierte en un factor primordial para la atención a Tan solo entre el 1 y el 2 por ciento de los mayo-
la dependencia. Lo cierto es que las personas mayores res convive con hijos, lo cual suele obedecer,
ya proporcionan una parte sustancial del total de los además, a necesidades de los hijos, antes que
cuidados familiares en Suecia.   de los padres.

En Suecia, conforme al patrón común de


Y los dioses te concedan cuanto en tu corazón anheles, la familia europea occidental, lo normal durante
marido, familia y feliz concordia: pues no hay nada mejor
ni más útil que el que gobiernen su casa el marido y la
mucho tiempo fue que muchas personas se
mujer con ánimo concorde, lo cual produce gran pena a casaran tarde, y otras muchas no lo hicieran
sus enemigos y alegría a los que los quieren, y son ellos nunca. Es más, a lo largo del siglo XIX y hasta
los que más aprecian sus ventajas. bien entrado el XX, las tasas de soltería en
Suecia y los demás países nórdicos se encontra-
(Homero, Odisea, Canto VI: 175-185) ban entre las más altas del mundo, entendién-
* Instituto de Gerontología, Escuela de Salud y Bienes- dose aquí por “soltera” la persona que nunca ha
tar, Universidad de Jönköping (Suecia) (gerdt.sundstrom@ contraído matrimonio. Lógicamente, las carac-
ju.se). Este trabajo se ha desarrollado en el marco del pro- terísticas demográficas históricas se observan
yecto CSO2016-80908-R (Familias, lugares y generaciones),
financiado en el Programa Retos de I+D+I 2016 del Estado aún con frecuencia entre las personas mayores,
español. a pesar de que las cohortes de población más

Traducción de Ciro Arbós (revisión técnica de Julio joven hayan adoptado nuevas formas de vida.
Pérez-Díaz y Elisa Chuliá). La soltería alcanzó máximos en Suecia a prin-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 117


L a pa r e j a e n l a v e j e z : e l c a s o d e S u ec i a

cipios del siglo XX; desde entonces ha descen- duración pasó de 46.000 en 1975 a 181.000 en
dido, si bien, todavía en 1950, el 15 por ciento 2016. El número de parejas que se mantuvie-
de las personas mayores (>65 años) eran sol- ron unidas 65 o más años ascendió de 402 en
teras, y solo el 46 por ciento estaban casadas. 1975 a 7.624 en 2016 (Lennartsson, ­Sundström
y Wikström, 2017).
En esa época, la soltería era más común
entre las mujeres (más hombres que muje- Estos cambios pueden describirse tam-
res habían emigrado medio siglo antes), pero bién mediante la proporción remanente de
hoy el patrón ha cambiado; en 2017, un 9 por matrimonios contraídos 50 años atrás, que
ciento de mujeres y un 13 por ciento de hom- era del 22 por ciento en 1975, del 31 por
bres (11 por ciento, en total) estaban solteros ciento en 2000, y del 37 por ciento en 2016.
(frente a un 52 por ciento de personas casadas). Es cierto que los divorcios han aumentado
Cabe apuntar que los hombres –y en menor entre las personas mayores –mientras que
medida las mujeres– que permanecen solteros disminuyen entre los matrimonios jóvenes–,
pertenecen con más probabilidad a grupos des- pero la cifra partía de un punto muy bajo,
favorecidos, con rentas bajas y problemas socia- como puede constatarse igualmente en
les (Boschini y Sundström, 2018). España. El matrimonio será un sacramento,
pero es asimismo un experimento. Como tal,
En 1950, solo en torno al 1 por ciento de resulta sorprendentemente logrado, en oca-
las personas mayores vivía en pareja sin haberse siones más que los experimentos políticos.
casado, pero los patrones de pareja han cam- De hecho, es teóricamente posible encon-
biado drásticamente, también entre las personas trar matrimonios contraídos en la época
mayores. Como se apuntaba, hoy día hay más del golpe de Estado bolchevique de 1917
personas casadas –habitualmente en primeras que hayan sobrevivido al Estado soviético e
nupcias (nueve de cada diez matrimonios)–, incluso hayan sido felices a lo largo de su
pero de modo creciente en segundas o sucesi- relación.
vas nupcias, o que viven en pareja sin haberse
casado. Este último grupo representa en torno Si nos ceñimos al grupo de edad de
al 10 por ciento de las personas en pareja. Las 65-75 años, vemos que aumenta el porcentaje
segundas nupcias eran de hecho más comunes de quienes viven en relación de pareja, el 62 por
en el siglo XIX, en el que suponían dos tercios ciento en 1990, el 67 por ciento en 2000 y el
de las personas mayores casadas, lo cual remite 71 por ciento en 2010; de esta última cifra,
a un tiempo en que los matrimonios solían ser el 63 por ciento corresponde a parejas casa-
de corta duración, debido a que la gente se das, y el 8 por ciento, a parejas de hecho.
casaba tarde, a las diferencias de edad entre los
cónyuges y a una mortalidad mucho mayor. En La mayoría afirma haber tenido una sola
el año 1900, los matrimonios duraban 23 años relación de pareja (de más de seis meses de
de media, hasta la muerte de uno de los cónyu- duración), se hayan casado o no. El porcentaje
ges, como sigue siendo el caso en seis de cada de personas mayores que han tenido dos o más
diez matrimonios. En la actualidad, el prome- relaciones ha pasado del 3 por ciento en 1990
dio de duración es de 49-50 años. En la década al 7 por ciento en 2000, y al 11 por ciento en
de 1920, la media de edad aproximada de las 2010. El 2 por ciento contaba con tres o más
mujeres al contraer matrimonio era de 27 años, relaciones de pareja a sus espaldas en 20101.
y la de los hombres, de 29.
A esto cabría añadir que entre el 5 y el
A pesar de que las actuales estadísti- 7 por ciento tenía una pareja sentimental con
cas matrimoniales proporcionan información la que no convivía (circunstancia denominada
incompleta sobre la conyugalidad de la pobla- LAT, siglas en inglés de Living Apart Together).
ción, resultan útiles para examinar la de los En una encuesta reciente, el 58 por ciento de
mayores. En contra de la creencia generalizada, las personas mayores estaban casadas, el 13 por
los matrimonios nunca duraron tanto. Si, en ciento convivía en pareja, y el 3 por ciento vivía
1975, 8.000 parejas suecas pudieron celebrar en régimen LAT (AMF, 2017).
sus bodas de oro, la cifra ascendió a 17.000 en
el año 2000, y hasta 22.000 en 2016. El número 1
Comunicación personal de Carin Lennartsson
total de matrimonios de más de 50 años de (Karolinska Institutet [Solna, Suecia],The Level-of-Living Survey).

118 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Gerdt Sundström

Esta tendencia podía ya inferirse de los de cuidados”, que suelen considerarse integra-
datos contenidos en la encuesta “Estadísticas de dos por mujeres de mediana edad (p. ej., AARP,
Suecia de 1984-1985”. A los 50 años de edad, 2013). Sin embargo, este enfoque macro no
hasta un 12 por ciento de los hombres nacidos toma en consideración a los individuos y sus
en el segundo decenio del siglo XX no había familias. El cuadro 1 muestra la disponibilidad
vivido nunca en pareja, y solo el 1 por ciento de parejas e hijos, que son los principales pro-
vivía con una segunda pareja. Entre las muje- veedores de cuidados en todas partes (y cuando
res, los porcentajes eran del 8 y el 1 por ciento, estos no existen o no están disponibles, intervie-
respectivamente. Asimismo, el 22 por ciento de nen a menudo hermanas y hermanos, sobrinas
los hombres y el 19 por ciento de las mujeres y sobrinos, entre otros familiares).
carecían de descendencia. Entre los hombres
nacidos en la década de 1930, el porcentaje Una proporción creciente de las personas
de quienes no habían vivido nunca en pareja mayores en Suecia dispone de pareja e hijos, los
había descendido hasta el 9 por ciento, y hasta miembros más importantes de la familia. Cada
el 4 por ciento entre las mujeres. El 5 y el 4 por vez son menos los que carecen de ambos v­ ínculos
ciento, respectivamente, tenían una segunda a un tiempo, dato relevante porque son tradi-
relación de pareja, mientras que los porcentajes cionalmente beneficiarios prioritarios de los pro-
respectivos de hombres y mujeres sin descen- gramas de ayuda a los desfavorecidos, y están
dencia se situaban en el 16 y 12 por ciento (SCB, notablemente sobrerrepresentados en los pro-
1992 [apéndice, tabla 5.7]). gramas contemporáneos de bienestar social.

Todo lo anterior refleja cambios de orien- Sin entrar en detalles, los datos ilustran
tación vital y nuevos estilos de vida. Las personas los efectos de la reducción de las tasas de mor-
mayores viven cada vez más como las jóvenes, si talidad a todas las edades, pero también otras
bien, desde una perspectiva histórica, las trans- tendencias. Como ya se mencionó, la elevada
formaciones han sido graduales. cantidad de personas sin hijos en Suecia en
1985 refleja las altísimas tasas de soltería en las
cohortes de adultos a principios del siglo XX. El
aumento del número de hijos a disposición de
2. La pareja y el entorno familiar los mayores a partir de 1985 supuso un cam-
bio drástico. Por lo general, estas transformacio-
nes pasan desapercibidas entre la gente que las
Los indicadores macrodemográficos tra- experimenta, pero también entre quienes hacen
dicionales predicen un futuro sombrío, debido fatídicas predicciones acerca de la disponibili-
a la contracción de los “grupos proveedores dad futura de cuidadores.

Cuadro 1

Proporción de la población >65 con determinados parientes (Suecia, 1954,


1985 y 2015)

Año Pareja* % Hijos % Pareja e hijos % Ninguno % Tamaño muestra

1954** 46 78 41 17 1.064

1985*** 51 69 43 23 1.389.215
2015*** 60 88 56 8 1.704.080

Notas: * Corresidente; puede haber otros convivientes.


** SOU, 1956, (tabla 6: 257). Encuesta a personas mayores (>67) en hogares (0,8% de no respuesta).
*** Sundström (2018). Datos sobre el conjunto de la población residente en Suecia. Explotación propia de Statistiska
Centralbyrån SCB (Statistics Sweden open database), accesible en: www.scb.se

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 119


L a pa r e j a e n l a v e j e z : e l c a s o d e S u ec i a

Se han analizado también las diversas com- Suecia ha disminuido (habiéndose además esta-
binaciones de pareja-hijos-hermanos-padres: el bilizado entre las personas de mediana edad).
3-4 por ciento de las personas mayores suecas Tras aumentar del 27 por ciento en 1954 al
carece de todos estos vínculos, mientras que el 40 por ciento en la década de 1980, disminuyó
mismo porcentaje dispone de todos ellos. Cen- hasta cerca del 34 por ciento en 2017. Los hijos
trándonos en los tres primeros vínculos (pareja, y otros familiares –por ejemplo, los hermanos–
hijos y hermanos) el 42 por ciento de los mayo- no viven ya en el hogar familiar, pero, como se
res contaba con ellos en 2015. Otros vínculos aprecia en el cuadro 4, un mayor número de
familiares pueden ser también importantes en la personas mayores suecas convive hoy día en
vejez, así como en etapas previas de la vida. A pareja. El pico porcentual de vida en soli-
menudo, los investigadores pasan por alto a los tario alcanzado en los decenios de 1970 y
hermanos, con los que, sin embargo, contaba el 1980 refleja las características demográficas
67 por ciento de las personas mayores suecas en de la época, cuando abundaban las personas
2015. Por lo demás, los progenitores del 6 por mayores que no se habían casado ni habían
ciento de las personas mayores aún vivían. tenido hijos.

Al mismo tiempo, también ha crecido el Vivir únicamente con la pareja es el modo


porcentaje de personas adultas cuyos padres de convivencia crecientemente preferido por las
viven todavía, como se muestra en el cuadro 2, personas mayores, fenómeno ya detectado en
lo cual incrementa asimismo las posibilidades un estudio de 1962 sobre Dinamarca, Gran
de recibir cuidados de ellos. Bretaña y los Estados Unidos, que también
exploraba la relevancia de los hermanos para
La convivencia intergeneracional es infre- las personas que no se habían casado ni habían
cuente en Suecia: en 1954, el 27 por ciento de las tenido hijos.
personas mayores vivía en este régimen de con-
vivencia; en 1975, el 9 por ciento; y, en nuestros Las personas mayores suecas, así como las
días, en torno al 1-2 por ciento. En España, es de mediana edad, tienen ante sí un horizonte de
más común, pero también está disminuyendo vínculos familiares en expansión. Habida cuenta
rápidamente. El cuadro 3 presenta la accesibili- de que la familia constituye el ámbito primor-
dad geográfica de los familiares desde la pers- dial de la vida social, no es de extrañar que los
pectiva de las personas mayores. cambios demográficos hayan repercutido en
ella. Ya se ha mencionado que las personas
La vida en solitario está aumentando con más lazos familiares reciben con mayor fre-
entre las personas mayores en numerosos paí- cuencia cuidados informales, pero también son
ses; por ejemplo, en España, mientras que en en grado creciente proveedores de cuidados

Cuadro 2

Personas >45 años con progenitores vivos, según su proximidad


y por grupos de edad (Suecia, 1984 y 2015)

45-64 años de edad 65+ años de edad

Año Con padres vivos % Vivos y próximos* % Con padres vivos % Vivos y próximos* %

1984* 40 15 - -
2015 66 35 6 3

Nota: *En 1984, hasta 15 Km, si la distancia se amplía hasta 50 Km, la proporción se eleva al 20 por ciento. En 2015,
la proporción se refiere a residencia en el mismo municipio.
Fuentes: Socialstyrelsen (2004) y Sundström (2018).

120 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Gerdt Sundström

Cuadro 3

Proporción de población >65 con familiares en su municipio (Suecia, 1954,


1985, 2015)

Año Pareja % Hijos % Pareja e hijos % Ninguno Población

1954 46 65* 39 >17 N=1.064

1985 51 46 29 32 1.389.215

2015 60 58 37 18 1.704.080

Nota: Hasta 15 Km de distancia, incluyendo hijos corresidentes: 27 por ciento de los >67 en 1954, 9 por ciento en
1975 y alrededor del 2 por ciento en 2002-2003.
Fuentes: Socialstyrelsen (2004) y Sundström (2018).

Cuadro 4

Proporción de población >65 que viven solas o únicamente con su pareja


(Suecia, 1954, 1975, 2002 y 2015)

Año En solitario Solo con su pareja

1954 27 30

1975 40 51

2002 40 57

2015 34 c. 59

Fuentes: 1954: SOU (1956); 1975: SOU (1977); 2002: Socialstyrelsen (2004); 2015: Sundström (2018).

(Socialstyrelsen, 2006). Menos del 1 por ciento resultados obtenidos en los estudios sobre per-
de los suecos de mediana edad tienen padres sonas mayores en Finlandia, Noruega y Suecia a
todavía vivos, pero no pareja, hijos o hermanos principios del decenio de 1950, en el barrio lon-
con quienes compartir la responsabilidad de sus dinense de Benthal Green en los años cincuenta
cuidados (Sundström, 2018). (Townsend, 1963), en Gran Bretaña, Dinamarca
y los Estados Unidos en 1962 (Shanas et al.,
Los vínculos familiares son hoy tan aprove-
chables para las personas mayores suecas como 1968), en un estudio francés de la década de
lo eran en 1954, cuando más de la mitad vivía 1970 (Roussel, 1976) y, más recientemente, los
en zonas rurales. A pesar de la rapidísima urba- datos disponibles. Lo que ha cambiado entre las
nización sobrevenida, los vínculos se mantuvie- personas mayores es la capacidad creciente de
ron, e incluso se ampliaron, lo cual confirma los apoyarse en sus parejas.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 121


L a pa r e j a e n l a v e j e z : e l c a s o d e S u ec i a

número de proveedores de cuidados más jóve-


3. Cuidados para y por la pareja nes, estos les dedican de media menos horas
en las personas mayores (estimación propia a partir de los datos conte-
nidos en Socialstyrelsen, 2012).

La mejora de la situación de pareja entre


los mayores es asimismo importante porque
gran parte de los cuidados informales los pro- 4. Discusión
porcionan personas mayores y, en particular,
la pareja. El riesgo de quedar viuda es, a todas
las edades, tres veces mayor que el de quedar Suecia ha servido de ejemplo para mos-
viudo. Sin embargo, esto no se traduce direc- trar cómo la conyugalidad ha cambiado en la
tamente en que las mujeres proporcionen a sus forma, y seguramente también en el contenido
parejas una cantidad de cuidados tres veces (de hecho, el contenido puede también variar
mayor: el número de hombres que muere sin cuando conviven únicamente los miembros de
haber precisado cuidados es mayor y, en prome- la pareja). Los datos muestran que, en tales cir-
dio, su tiempo de dependencia antes de fallecer cunstancias, hombres y mujeres se ayudan y cui-
es más breve que el de las mujeres. Un estudio dan entre sí, y prácticamente en igual medida
de estos factores con utilización de datos longi- (Abellán et al., 2017). Buena prueba de ello es
tudinales estimó que la cantidad acumulada de
que son pocas las personas mayores casa-
cuidados aportados a sus parejas por las muje-
das que ingresan en los centros públicos de cui-
res y hombres de edad avanzada era práctica-
dados. Aun cuando precisan ayuda, la mayoría
mente igual (Socialstyrelsen, 2004).
suele permanecer junto a su pareja.
De acuerdo con una investigación reciente
Para simplificar el planteamiento, hemos
que utiliza datos transversales, las mujeres y los
considerado a hombres y mujeres en conjunto,
hombres mayores se ocupan por igual del cui-
dado de su compañero o compañera cuando pero los datos de Suecia en 1985 y 2015 per-
conviven en pareja. Como se ha señalado, este miten apreciar diferencias por sexo en términos
es el patrón dominante en Suecia, y también de disponibilidad y de fortaleza de los vínculos
crecientemente habitual en otros países, como familiares. Una proporción mayor de hombres
España. En este tipo de hogar, formado por una de edad avanzada y mediana carece de descen-
sola pareja, mujeres y hombres son por igual dencia, y parece tener vínculos familiares menos
proveedores de cuidados en España, Inglaterra estrechos. Por otra parte, como es bien sabido,
y los Estados Unidos (Abellán et al., 2017). más hombres mayores viven proporcionalmente
en pareja.
Las personas que cuidan de su pareja
rara vez recurren a ayuda externa, que suele ser Los datos de la encuesta indican que la
mínima en cualquier caso cuando sí la solicitan probabilidad (o el riesgo) de ser receptor de
(Jegermalm y Sundström, 2015). Tras la pérdida cuidados informales aumenta en función del
de la pareja, algunas personas vuelven a empa- número de vínculos familiares, pero también
rejarse, pero la mayoría de ellas viven solas. A la probabilidad de ser proveedor de cuidados
la larga, la mayor parte recurrirá a la ayuda de (Socialstyrelsen, 2006). El cotejo de sucesivas
los hijos, a la asistencia domiciliaria u otros ser- encuestas revela un aumento general de la pro-
vicios públicos, pero son pocas las que cuentan visión de cuidados en Suecia, lo cual era de espe-
únicamente con las ayudas públicas. Tal circuns- rar, dado el incremento de vínculos familiares.
tancia era más común en las décadas de 1970 y
1980, probablemente porque entonces muchos El aumento de la provisión de cuidados se
mayores carecían de vínculos familiares. ha interpretado en clave de la intensa presión
a la que ha sido sometida “la familia” por los
Las personas mayores son a menudo recortes en los servicios sociales de los últimos
–en torno a un 25 por ciento– proveedoras años, pero tal aumento puede también reflejar
de cuidados, y no solo de su pareja. Se estima el simple hecho de que cada vez más personas
que proporcionan al menos el 40 por ciento viven en pareja y tienen otros vínculos familia-
de todos los cuidados, porcentaje calculado res. Si hoy –pongamos por ejemplo– treinta de
en horas dedicadas. Si bien existe un mayor cada cien familias, en lugar de veinte de cada

122 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Gerdt Sundström

cien, tienen una madre de edad avanzada y future declines in the availability of family
la misma inclinación a cuidar de su madre que la caregivers, Washington, American Association
cohorte precedente, el aumento resultante de of Retired Persons.
la provisión de cuidados no significa necesaria-
mente que las familias estén, en general, some- AMF –Arbetsmarknadsförsäkringar (Labour
tidas a una “intensa presión”. Por supuesto, market insurances)– (2017), Jul 2017 / Christmas
puede significar que más mujeres (y algunos 2017 (www.amf.se).
hombres) hallan dificultades para conciliar las
obligaciones laborales y familiares, si bien en Boschini, A., y M. Sundström (2018),
entrevistas retrospectivas a suecos de 65 años “Det ojämlika faderskapet” [“The unequal
se ha constatado que solo una reducida minoría fatherhood”], Ekonomisk Debatt, 4: 33-42.
de quienes ya eran anteriormente proveedo-
res de cuidados ha pasado por tales dificultades, Gaymu, J.; Festy, P.; Poulain, M., y G. Beets
y que tampoco son comunes entre los actuales (2008), Future elderly living conditions in
proveedores (Socialstyrelsen, 2006 y 2012).
Europe, París, INED.
Los vínculos familiares son hoy más
Jegermalm, M., y G. Sundström (2015),
amplios y posiblemente también más importan-
tes para el bienestar de jóvenes y mayores que “Stereotypes about caregiving and lessons from
en el pasado reciente. Nuestros datos demo- the Swedish panorama of care”, European
gráficos indican la creciente disponibilidad Journal of Social Work, 18 (2): 185-197.
de vínculos familiares, mientras que los datos de
encuesta muestran la importancia de los cuida- Lennartsson, C.; Sundström, G., y P. Wikström
dos intrageneracionales entre personas mayo- (2017), “De äktenskapliga långkörarna” [“The
res, como también intergeneracionales, entre long-lived marriages”], Välfärd 4/2017: 18-19.
jóvenes y mayores.
R oussel , L. (1976), La famille après le
Las personas mayores suelen considerarse mariage des enfants. Étude de relations entre
frágiles y demasiado a menudo se las percibe générations, París, INED.
como receptoras principales de cuidados fami-
liares y servicios públicos, siendo infrecuente el SCB (1992), Familj i förändring [Family
reconocimiento de su contribución al cuidado. in change] (Levnadsförhållanden Rapport, 71),
Pero la dicotomía entre proveedores y recepto- Estocolmo, The Central Bureau of Statistics.
res puede desmoronarse por completo, como
en las parejas en que ambos miembros pade- Shanas, E. et al. (1968), Old people in
cen dependencias y, sin embargo, se las arre- three industrial societies, Londres, Routledge &
glan para vivir juntos de manera independiente Kegan Paul.
gracias a la ayuda mutua (Torgé, 2014). Se trata
de un auténtico desafío a los estereotipos según S ocialstyrelsen (2004), Framtidens
los cuales las personas mayores son receptoras anhörigomsorg. Kommer de anhöriga kunna,
netas de ayuda y cuidados, o bien exclusiva- vilja, orka ställa upp för de äldre i framtiden?
mente proveedoras de ellos. [Family care in the future. Will families be able
and willing to care for older persons in the
future?], Estocolmo, The National Board of
Bibliografía Health and Welfare (mimeo).

— (2006), Omsorg människor emellan


Abellán, A.; Pérez, J.; Pujol, R.; Jegermalm, [Care between people], Estocolmo, The
M.; Malmberg, B., y G. Sundström (2017), “Partner National Board of Health and Welfare (www.
care, gender equality, and ageing in Spain and socialstyrelsen.se).
Sweden”, International Journal of Ageing and
Later Life, 11 (1): 69-89. — (2012), Anhöriga som ger omsorg
till närstående [Family care. Scope and
AARP+ (2013), The aging of the baby consequences], Estocolmo, The National Board
boom and the growing care gap: A look at of Health and Welfare (www.socialstyrelsen.se).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 123


L a pa r e j a e n l a v e j e z : e l c a s o d e S u ec i a

SOU –S tatens Offentliga Utredningar –


(1956), Åldringsvård [Elder care] (Government
White Paper 1), Estocolmo.

— (1977), Pensionär ‘75. Intervju-


Undersökningen [Pensioners in 1975. The
Interview Study] (Government White Paper
100), Estocolmo.

Sundström, G. (2018), Den fasta grunden


[The solid foundation], Estocolmo, Familjen
först (en prensa).

Tomassini, C.; Glaser, K.; Wolf, D.; van


Groenou, M., y E. Grundy (2004), ”Living
arrangements among older people: An overview
of trends in Europe and the USA”, Population
Trends, 115: 24-35.

Torgé, J. (2014), Ageing and caring of


couples with disabilities, Linköping Studies in
Arts and Science, No 604 (tesis doctoral).

Townsend, P. (1963 [1957]), The family life


of old people, Harmondsworth, Pelican Books.

124 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Implicaciones electorales del
envejecimiento y de las políticas
de bienestar
Juan Jesús González*

RESUMEN factor de estabilidad del proceso electoral, la


edad ha sido por lo general un factor de cam-
A partir de la consideración de los colectivos bio (González, 2004). De ahí la necesidad de
beneficiarios de prestaciones sociales como clases conciliar clase y edad, lo que recomienda un
pasivas, el artículo analiza las bases sociales del nuevo
sistema de partidos, especialmente en la dimensión
modelo de clase que combina las clases pro-
que contrapone “nueva” y “vieja” política. El artículo piamente dichas, tal como se definen a partir
comienza analizando el perfil sociodemográfico de sus de su posición en el mercado de trabajo, con
respectivos electorados y, a continuación, establece el los colectivos en posición de dependencia res-
nuevo eje de competición partidista a partir del cual la pecto a ciertas políticas sociales, que podemos
política de nuestros días cobra pleno sentido. Frente a entender como clases pasivas y que se definen
los modelos tradicionales de clase social que contra- a partir de la percepción de alguna forma de
ponían al proletariado con las clases medias, el nuevo
prestación social (González, 1996). Fenómenos
modelo que resulta de este análisis contrapone las nue-
vas clases medias con las clases pasivas, en las que la como la expansión del sistema educativo, el
población mayor es claramente predominante.   aumento de la esperanza de vida o el aumento
del paro estructural no hacen sino aumentar la
presencia social de colectivos como la tercera
edad, la juventud o los desempleados que han
encontrado en las políticas sociales la manera
de emanciparse respecto a la posición social de
1. La dinámica sociodemográfica origen y elaborar así sus propias preferencias
de los ciclos políticos 1 políticas y electorales. El telón de fondo de este
razonamiento es que los alineamientos electo-
rales obedecen cada vez menos al impulso de
En un artículo anterior, he defendido la
las políticas que regulan el ámbito de la produc-
idea de que mientras la clase social ha sido un
ción y cada vez más a las tensiones redistribu-
* Universidad Nacional de Educación a Distancia, tivas derivadas de la financiación del Estado de
Departamento de Sociología II ([email protected]). bienestar, dando lugar así a colectivos sociales
1
 Esta investigación ha sido desarrollada en el marco más o menos organizados que compiten por
del proyecto I+D+i “Reducir el paro estructural en España: el reconocimiento de sus respectivos derechos
formación y empleo, costes laborales, migraciones, Estado
de bienestar y familia” (CSO2014-59927-R), financiado por sociales, a la conquista de recursos públicos que
el Ministerio de Economía y Competitividad. reduzcan sus sentimientos de privación relativa.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 125


I m p l i c ac i o n es e l ec to ra l es d e l e n v e j ec i m i e n to y d e l a s p o l í t i c a s d e b i e n es ta r

Esta manera de abordar y modelizar las a lo largo de las últimas décadas que el ciclo
relaciones de clase es especialmente útil para de los partidos que han ido pasando por el
entender los cambios políticos y electorales en gobierno ha estado condicionado, entre otras
curso, toda vez que la configuración del Estado cosas, por cambios en su perfil sociodemo-
de bienestar en el caso español representa un gráfico, de manera que si bien la llegada al
caso genuino de apuesta por el gasto social gobierno ha contado con el apoyo, más o
consuntivo (pensiones, protección al desem- menos entusiasta, de los sectores más jóvenes
pleo, etc.) frente al gasto en inversión social de la población, estos han sido progresiva-
(educación, I+D, políticas activas de empleo, mente reemplazados por electores más viejos
etcétera.), lo que agudiza el sesgo redistribu- a medida que su gestión se hacía más previsi-
tivo a favor de la tercera edad característico del ble y rutinaria.
modelo mediterráneo de bienestar (Beramendi
et al., 2015). En consecuencia, la relación con Desde esta perspectiva, nada es tan
la actividad se convierte en una variable funda- revelador del fin de ciclo y del tránsito a un
mental para entender los cambios en la manera nuevo sistema de partidos, tal como se pro-
en la que se distribuyen los recursos, tanto más duce en 2015, como el contraste entre el perfil
por cuanto la pasada crisis no ha hecho sino sociodemográfico de los votantes de los par-
agudizar esta evolución. Baste con decir que tidos clásicos frente al de los emergentes. Es
si tomamos como referencia la evolución de la claro que ahora son los partidos clásicos los
renta de los hogares tal como queda estimada que sufren de consuno el envejecimiento de su
por la Encuesta de Condiciones de Vida (INE), base social, en tanto que los partidos emer-
mientras la renta de los hogares con miembros gentes se nutren del apoyo de los sectores más
activos registra una caída del 12 por ciento jóvenes y más dinámicos de la sociedad, lo que
entre 2008 y 2014, la renta de los hogares con redunda a su vez en un contraste entre la rura-
miembros inactivos registra un aumento del lización creciente de los primeros y la implanta-
11 por ciento (Sanzo, 2017: 296-297). ción preferentemente urbana y metropolitana
de los segundos.
Vista en perspectiva, una de las cosas
que llama la atención cuando observamos el Asistimos, por tanto, en 2015, a un
comportamiento electoral de los españoles escenario típico de fin de ciclo, en el que una
entre 1977 y 2015 es la estabilidad de esas coalición de clases pasivas compuesta de jubi-
cuatro décadas, lo que dio lugar a ciclos políti- lados y amas de casa se convierte en baluarte
cos más bien largos, de tal manera que España del statu quo representado por el bipartidismo,
se incorporó plenamente a la pauta de las en tanto que los partidos emergentes se que-
democracias más antiguas y consolidadas, con dan con la representación de los sectores
una tasa de supervivencia de los partidos en sociales más activos desde un punto de vista
el gobierno que se situaba en torno al 60 por laboral. En consecuencia, la edad se ha con-
ciento. De hecho, en la democracia española vertido, una vez más, en un factor decisivo de
de ese periodo nunca hubo dos elecciones cambio político-electoral. Ahora bien, puesto
generales de cambio seguidas, de modo que a que las clases pasivas son cada vez más nume-
cada elección de cambio le sucedió, al menos, rosas y, sobre todo, más fieles en términos
una elección de continuidad. electorales2, el envejecimiento imparable de la
sociedad española se ha convertido en un fac-
Ahora bien, el predominio de la esta- tor decisivo a la hora de frenar y retrasar dicho
bilidad en términos agregados no implica cambio.
necesariamente que la base electoral de los
principales partidos permaneciera inmuta- Pese a este freno demográfico, la recom-
ble a lo largo de cada ciclo ni que el grado posición electoral observable en las elecciones
de volatilidad electoral no variase en función de generales de 2015 amenazaba con poner fin
las características sociodemográficas de los a una de las reglas básicas con las que había
electores. De hecho, uno de los factores que
modula esta propensión al cambio o la conti- 2
 Los mayores de 64 años han pasado de representar
nuidad es la edad, por cuanto viejos y jóvenes un 10 por ciento del conjunto de la población a un 18 por
ciento en los últimos cuarenta años, al tiempo que presen-
difieren en su nivel de aversión al cambio. Con tan tasas de participación electoral claramente por encima
esta premisa inicial, hemos podido observar de la media, tal como veremos en el siguiente gráfico.

126 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Juan Jesús González

venido funcionando la democracia española Con estos antecedentes, a continuación


desde 1977, pues, debido a la tendencia a ciclos se presenta la información relativa a los perfiles
políticos más bien largos que ha prevalecido sociodemográficos de los partidos, tal como se
desde entonces, se había establecido la regla desprenden del estudio postelectoral del CIS
de que nunca hubiera dos elecciones de cam- correspondiente a las elecciones de 2015. En
bio seguidas, de tal suerte que a cada elección primer lugar se expondrán las diferencias de
de cambio (1977, 1982, 1996, 2004…) siem- edad, con el fin de acreditar el contraste gene-
pre le había sucedido, al menos, una elección racional entre vieja y nueva política referidos
de continuidad (1979, 1986, 2000, 2008…). con anterioridad. En el gráfico 1 se observa
Y aunque las elecciones de 2015 registraron, que el perfil más envejecido es el del Partido
en efecto, una nueva victoria del PP, se trataba Popular (PP), seguido del Partido Socialista
de una victoria insuficiente que permitía que (PSOE), en tanto que el perfil más juvenil es el
otros partidos se pudieran coaligar contra él de Podemos-Izquierda Unida (IU), seguido de
y desalojarlo del gobierno, dando lugar a una Ciudadanos.
situación inédita en la democracia española,
por cuanto abría la posibilidad de dos eleccio- Para comprender mejor este contraste
nes de cambio consecutivas (2011 y 2015). Sin entre partidos clásicos envejecidos y partidos
embargo, nada de esto ocurrió, dada la inca- nuevos impulsados por los sectores más jóve-
pacidad de la oposición en su conjunto para nes del electorado, se presenta seguidamente
acordar un gobierno de cambio (tras el fracaso el perfil de clase social, el cual clasifica a todo el
de la investidura de Pedro Sánchez), lo que electorado a partir de la distinción entre clases
provocó la repetición de elecciones y la con- activas y pasivas: mientras la posición de clase
siguiente recuperación del PP, convirtiéndose, de las primeras se deriva de su participación
ahora sí, en elecciones de continuidad (junio en el mercado de trabajo, la de las segundas
de 2016). se deduce de su relación con las políticas sociales

Gráfico 1

Perfil de edad de los electorados

45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
18-24 25-34 35-44 45-54 55-64 >64

PP C’s PSOE Pod-IU Otros Abstención

Fuente: CIS, estudio 3126.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 127


I m p l i c ac i o n es e l ec to ra l es d e l e n v e j ec i m i e n to y d e l a s p o l í t i c a s d e b i e n es ta r

(González, 1996 y 2004 3). Esta distinción es el 41,7 por ciento del electorado, pero
fundamental para entender la distribución del la tasa oscila entre el 32,6 por ciento
voto entre viejos y nuevos partidos y, en par- del PP y el 60 por ciento de Ciudada-
ticular, la gran dependencia de los viejos parti- nos. Es decir, la tasa de ocupación del
dos respecto de las clases pasivas de jubilados y electorado de Ciudadanos casi duplica
amas de casa, las cuales concentran más de la la del PP.
mitad de sus votos en dichos partidos. Por con-
traste, los nuevos partidos dependen de manera ■ Tasa de actividad: ocupados más parados.
crucial de las nuevas clases medias y del resto
de clases asalariadas, conformando un escena- ■ Tasa de dependencia: esta categoría
rio posclasista en el que la contraposición entre incluye los perceptores directos de sub-
clases activas manuales y no manuales ha dado sidios (parados y jubilados). Aunque la
paso a la contraposición entre clases activas y media es del 45 por ciento, la tasa oscila
pasivas, síntoma inequívoco de las tensiones entre el 30 por ciento de Ciudadanos y
redistributivas a las que se enfrenta la sociedad el 54 por ciento del PP.
española.
■ Clases pasivas: esta categoría incluye a
A fin de ilustrar esta contraposición, el jubilados y amas de casa. Aquí la distan-
cuadro 1 (que presenta la distribución del voto cia entre Ciudadanos (17,5 por ciento)
2015 según clase social) va acompañada de y PP (52,2 por ciento) se hace más dra-
una serie de tasas que miden la distancia social mática si cabe, agudizando la distancia
y laboral entre los electorados. Estas tasas son entre los electorados compuestos de los
las siguientes: sectores más dinámicos de la sociedad y
los más inertes y resistentes al cambio.
■ Tasa de ocupación: suma de todos los
individuos ocupados en el momento Cabe preguntarse, por tanto, si no esta-
de la encuesta. En esta categoría entra mos asistiendo a una recomposición de la base
social de los partidos como consecuencia de la
2
 Para la operacionalización de la clase, se ha utilizado crisis del bipartidismo. Para responder a esta pre-
el modelo de J. Goldthorpe con las adaptaciones expuestas gunta, pueden compararse los electorados tal
en estudios anteriores (González, 1996). El modelo distingue
entre clases activas (los individuos vinculados al mercado de como se observan en 2015 con los electorados
trabajo, que en el caso español representan más o menos de los que teóricamente proceden. Se parte del
la mitad del censo electoral) y clases pasivas, entendiendo doble supuesto de que, por un lado, los resul-
por tales: a) los que ya han salido del mercado de trabajo
(jubilados); b) los que están al margen del mismo (amas tados del PSOE y de Podemos en las elecciones
de casa); y c) los que todavía no han accedido al mismo: de 2015 se corresponden, grosso modo, con
jóvenes, entendiendo por tales estudiantes y buscadores de los resultados obtenidos por el primero de ellos
primer empleo.
en su última victoria electoral (2008), cuando
Las categorías del modelo resultante aparecen en el
siguiente orden: Rodríguez Zapatero consiguió 11 millones de
1. Viejas clases medias (incluyen las clases IVa, IVb y votos y, con ellos, su última mayoría de gobierno
IVc de Goldthorpe): pequeños empleadores y autónomos no (la llamada “mayoría social de progreso”). Por
profesionales, así como agricultores, pescadores, etcétera. otro lado, los resultados obtenidos por el PP y
2. Nuevas clases medias (equivalen a la clase de ser- Ciudadanos en 2015 se corresponden, a su vez,
vicio de Goldthorpe): profesionales, técnicos, directivos y
supervisores no manuales.
con los resultados del PP en 2011, cuando Rajoy
3. Trabajadores no manuales (clases IIIa y IIIb): emplea-
obtuvo mayoría absoluta. En otras palabras,
dos no manuales de rutina en la administración y el comer- dejando aparte los efectos de la demografía,
cio, así como trabajadores de servicios personales y de los votantes socialistas de 2008 se habrían divi-
seguridad. dido en dos mitades siete años más tarde (una
4. Trabajadores manuales cualificados (clases V y VI): mitad permaneció en el PSOE y la otra emigró a
supervisores manuales y obreros cualificados.
Podemos), en tanto que los votantes populares
5. Trabajadores manuales no cualificados (clases VIIa y
VIIb): agrarios y no agrarios. de 2011 se repartieron cuatro años más tarde
6. Parados (con empleo anterior). entre el PP y C’s. El ejercicio consiste, por tanto,
7. Jubilados. en comparar los resultados de los dos grandes
8. Amas de casa. partidos en el momento de su última victoria
9. Jóvenes (estudiantes y buscadores de primer electoral (2008, en el caso del PSOE, y 2011,
empleo). en el caso del PP) con los resultados obtenidos

128 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Juan Jesús González

Cuadro 1

Tasas de ocupación y de dependencia de los electorados (2015)


(Porcentaje)
Voto 2015
Clase social Total
PP Cs PSOE Ps-IU Otros Abstención

1. PROPIETARIO 7,3 8,8 5,2 5,5 5,6 5,8 6,2


2. CLASE SERVICIO 8,6 20,2 7,2 17, 18, 9,6 12,2
3. NO MANUAL 6,0 13,6 4,4 8,1 9,2 6,9 7,4
4. MANUAL CUALIF. 3,2 6,6 5,1 6,4 7,1 4,6 5,1
5. MANUAL NO CUALIF. 7,5 10,9 12,0 12,5 6,7 13,0 10,8
6. PARADO 12,4 17,0 20,4 21,1 12,1 23,2 18,5
7. JUBILADO 41,7 13,0 32,7 16,8 27,8 22,7 26,7
8. AMA DE CASA 10,5 4,5 9,6 3,1 5,4 7,3 7,1
9. JOVEN 2,6 5,4 3,1 8,6 7,5 7,0 5,6
TOTAL 100 100 100 100 100 100 100
Tasa de ocupación (1-5) 32,6 60,1 33,9 50,1 47,0 39,9 41,7
Tasa de actividad (1-6) 45,0 77,1 54,3 71,2 59,1 63,1 60,2
Tasa de dependencia (6 y 7) 54,1 30,0 53,1 37,9 39,9 45,9 45,2
Clases pasivas (7 y 8) 52,2 17,5 42,3 19,9 33,2 30,0 33,8

Fuente: CIS, estudio 3126.

por esos mismos partidos en las elecciones de por ejemplo, se observa que mientras entre los
2015, teniendo en cuenta que una parte de sus votantes socialistas de 2008 los parados solo
votos fueron a parar a los nuevos partidos, con representaban el 9,5 por ciento del total, este
el fin de analizar en qué medida esta pérdida de porcentaje ascendía al 20,7 por ciento del elec-
votantes afectó a la composición social de su torado conjunto del PSOE y Podemos en 2015.
propio electorado. Este es, por tanto, un ejemplo de variaciones
debidas al cambio estructural y, en este caso, al
Para ello, los resultados iniciales de ambos aumento del paro. Este aumento de los parados
partidos (en 2008 y 2011) se comparan con el en el electorado de izquierda estuvo acompa-
resultado conjunto de los partidos que ahora ñado de una caída significativa de las nuevas
ocupan su mismo espacio político y electoral: clases medias (que bajaron del 14,9 por ciento
es decir, se compara la composición social de al 12,7 por ciento) y de los obreros cualifica-
cada uno de los grandes partidos en la época dos (que cayeron del 9,5 por ciento al 5,8 por
del bipartidismo con el resultado conjunto de ciento), lo que apunta a una cierta proletariza-
PSOE y Podemos, por un lado, y de PP y C’s, ción de la base social de la izquierda, en línea
por otro, con el fin de identificar posibles cam- con el empobrecimiento general del país cau-
bios estructurales derivados de la crisis. Así, sado por la crisis económica y laboral.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 129


I m p l i c ac i o n es e l ec to ra l es d e l e n v e j ec i m i e n to y d e l a s p o l í t i c a s d e b i e n es ta r

Cuadro 2

Composición social del voto de izquierda


(Porcentaje)
PSOE 2008 PSOE+Podemos 2015 PSOE 2015 Podemos 2015
Viejas clases medias 6,0 5,4 5,2 5,5
Nuevas clases medias 14,9 12,7 7,2 17,6
No manual 6,9 6,4 4,4 8,1
Manual cualificado 9,5 5,8 5,1 6,4
Manual no cualificado 13,0 12,2 12,0 12,5
Parado 9,5 20,7 20,4 21,1
Jubilado 24,2 24,4 32,7 16,8
Ama de casa 11,5 6,2 9,6 3,1
Joven 4,3 6,0 3,1 8,6
Total 100 100 100 100

Fuentes: CIS, estudios 2757 y 3126.

Por lo que se refiere al electorado ciento, en 2015), pero el cambio más espec-
situado a la derecha del espectro ideológico, tacular está relacionado con el envejecimiento
se aprecia, en cambio, un aumento significa- del electorado, de tal suerte que los jubila-
tivo del peso de las nuevas clases medias (que dos pasan de representar el 26,6 por ciento al
pasan del 9,3 por ciento, en 2011, al 12,3 por 32,3 por ciento.

Cuadro 3

Composición social del voto de derecha


(Porcentaje)
PP 2011 PP+C’s 2015 PP 2015 C’s 2015
Viejas clases medias 9,0 7,7 7,3 8,8
Nuevas clases medias 9,3 12,3 8,6 20,2
No manual 7,3 8,4 6,0 13,6
Manual cualificado 5,6 4,3 3,2 6,6
Manual no cualificado 7,8 8,7 7,5 10,9
Parado 18,3 13,9 12,4 17,0
Jubilado 26,6 32,3 41,7 13,0
Ama de casa 10,5 8,5 10,5 4,5
Joven 4,6 3,5 2,6 5,4
Total 100 100 100 100

Fuentes: CIS, estudios 2915 y 3126.

130 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Juan Jesús González

De la comparación de ambos bloques paso a demandas de corte post-materialista


ideológicos se deduce la existencia de una pauta o libertario.
común, en virtud de la cual los nuevos parti-
dos han conseguido atraer a las nuevas clases El gráfico 2 pretende visualizar los resulta-
medias e incluso a los trabajadores no manua- dos de este planteamiento con datos del mismo
les, en tanto que los viejos partidos se han que- estudio poselectoral que venimos utilizando
dado con las clases pasivas de jubilados y amas hasta ahora. Para ello, se operacionaliza este
de casa. En el bloque de la izquierda, la clase segundo eje de competición a partir de la pre-
obrera (trabajadores manuales) no se ha decan- gunta sobre la importancia relativa del binomio
tado todavía entre PSOE y Podemos, en tanto libertad-seguridad. En el gráfico puede obser-
que en el caso de la derecha, la clase obrera se varse tanto la posición de los electorados de
ha decantado claramente por C’s. los principales partidos (incluida la abstención)
como la posición de las clases más significati-
vas: viejas y nuevas clases medias, el proleta-
riado (trabajadores manuales no cualificados) y
2. El nuevo eje de competición la categoría de los jubilados, en cuanto para-
política y el campo de fuerzas digma de las clases pasivas.
resultante
La principal conclusión que se obtiene
de los datos es que la competición partidista
Con el fin de alcanzar una cabal com- se estructura a partir de un eje diagonal que
prensión de este arraigo de los nuevos par- emerge como resultante de los dos ejes mencio-
tidos entre las nuevas clases medias, que se nados, el cual refleja no solo la distinta posición
constituyen así como los motores del cam- de los partidos en relación con esta competi-
bio social y político, se presentan a continua- ción, sino también la influencia de los factores
ción los datos sobre la competición política, estructurales asociados a la clase, colocando a
tal como se desarrolla en el nuevo sistema las nuevas clases medias como las más afines
de partidos. Para ello se utiliza la hipótesis de al vector que Kitschelt denomina “izquierda
Herbert Kitschelt (1993 y 1994) acerca de la libertaria” y que, aquí, viene a coincidir con la
existencia de un doble eje de competición “nueva política”.
en las democracias avanzadas, según la cual
De acuerdo con Kitschelt, este nuevo
la formación de las preferencias electorales
mapa político-electoral contrapone a las nuevas
ha dejado ya de tomar como única referen-
clases medias y, en particular, al segmento de
cia la oposición entre izquierda y derecha,
profesionales del sector público de la economía
toda vez que muchas de las demandas pro-
dedicados al procesamiento de información y al
cedentes de la “nueva política” transcienden
tratamiento de personas, por un lado, con las
este eje de la competición. En consecuencia,
viejas clases medias, por otro. Sin embargo, los
Kitschelt propone un nuevo eje de competi- datos indican que la contraposición más impor-
ción que contrapone un ethos libertario, y tante ya no se da entre nuevas y viejas clases
un ethos autoritario. Lo interesante de esta medias, sino entre las primeras y las clases pasi-
propuesta es la idea subyacente de que hay vas, quedando las segundas en una posición
una afinidad o consonancia cognitiva entre intermedia.
la experiencia de trabajo y las actitudes o dis-
posiciones que operan en este segundo eje, De la propuesta de Kitschelt se deduce
de tal suerte que los hábitos de juicio crítico que la socialdemocracia debería desplazar su
y de participación activa que intervienen en ámbito de implantación preferente desde el eje
la “nueva política” serán más probables de tradicional de competición izquierda-derecha
encontrar en los ámbitos profesionales que hacia la diagonal que señala el nuevo eje de
requieren altas cualificaciones en el desem- competición. El gráfico 2 permite observar, sin
peño de tareas no rutinarias con información embargo, que, debido a su dependencia de las
y personas. La principal implicación de este clases pasivas, el PSOE no ha conseguido hacer
planteamiento es que, en la medida en que dicho desplazamiento, lo que le ha alejado de
las economías basadas en los servicios pro- las nuevas clases medias, al tiempo que ha faci-
mueven este tipo de tareas, las tradiciona- litado la ocupación de ese nuevo espacio por
les reivindicaciones distributivas irán dando parte de Podemos.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 131


I m p l i c ac i o n es e l ec to ra l es d e l e n v e j ec i m i e n to y d e l a s p o l í t i c a s d e b i e n es ta r

Gráfico 2

Eje de competición política en el nuevo escenario

Escala ideológica
7

6,5
PP
Jubilados
Seguridad vs. libertad

C´s
5,5
Abst.
PSOE
Proletarios Viejas CM
5
3 3,5 4 4,5 5 5,5 6 6,5 7

Nuevas CM
4,5
Otros

Podemos
4

Fuente: Elaboración propia.

Una vez establecido el nuevo eje de Tal como puede observarse en el cuadro 4,
competición política, es posible cartografiar el el actual campo de fuerzas contrapone de
campo de fuerzas resultante. Para ello, se han manera nítida a las nuevas clases medias con las
ordenado las categorías del modelo de clase tra- clases pasivas, que se constituyen en los polos
zado aquí, conforme a su posición en el citado gravitacionales a partir de los cuales cobra sen-
eje (lo que coloca a las nuevas clases medias tido la dinámica electoral. Con el fin de facilitar
en el lado izquierdo y a las clases pasivas en el la interpretación de los datos, los porcentajes de
lado derecho del cuadro 4). Dado que Kitschelt apoyo a cada uno de los partidos van acompa-
distingue las nuevas clases medias en función ñados de dos indicadores: a) I-D, que es la dife-
de si están vinculadas al sector público o al sec- rencia entre la proporción de voto a la izquierda
tor privado, la clase de servicio se ha dividido (PSOE+Podemos) y a la derecha (PP+C’s); y
atendiendo a esta distinción, de manera que en b) N-T, que es la diferencia entre la proporción
el primer lugar del cuadro queda colocada la de voto a los nuevos partidos (C’s+Podemos) y
clase de servicio del sector público por cuanto a los tradicionales (PP+PSOE).
es la categoría más afín con la “nueva política”
(ángulo inferior izquierdo del gráfico 2)4. En el primero de los polos, las nuevas
clases medias y, en particular, la clase de servi-
2
 En el marco general de este estudio, tal como viene cio afincada en el sector público se constituye
dado por el alcance y la evolución del Estado de bienestar,
esta distinción sectorial de la clase de servicio se explica por en el principal soporte electoral de los nuevos
la diferente relación de ambos sectores con el citado Estado partidos, al tiempo que mantienen un nivel de
de bienestar, pues así como la clase de servicio del sector pri- apoyo a la izquierda claramente por encima
vado sufre la presión fiscal necesaria para mantenerlo, pero no
siempre se beneficia de sus prestaciones (dada su posibilidad de la media, en tanto que, en el segundo, las
de recurrir al mercado), la clase de servicio que depende del clases pasivas hacen lo propio con los partidos
sector público es su principal beneficiaria, al estar empleada tradicionales, al tiempo que mantienen un nivel
en nichos laborales directamente relacionados con el Estado
de bienestar, como la educación y la sanidad. Es lo que algu- de apoyo a la derecha también por encima de
nos autores han denominado welfare split (Herring, 1989). la media. Entre un polo y otro quedan las cate-

132 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Juan Jesús González

Cuadro 4

Voto 2015 según clase social


(Porcentaje)
I–D = (PSOE+Ps) – (PP+Cs)
N–T= (Cs+Ps) – (PP+PSOE)
Voto NCM NCM No Manual Manual no Vieja Jubilado Ama 2015
público privado manual cualif. cualif. clase de casa Total
media

PP 12,1 16,1 16,5 14,2 14,1 26,2 31,6 31,5 20,8

Cs 16,8 15,7 16,8 13,1 9,8 12,6 4,5 7,7 10,2


PSOE 9,8 10,2 11,3 15,8 18,0 12,6 19,3 21,9 16,0
Ps-IU 27,3 23,4 22,3 21,8 21,1 15,7 9,9 7,0 17,7
Otros 13,2 14,1 9,8 10,5 7,0 8,2 8,8 4,8 8,6
Abstenc. 20,7 20,5 23,3 24,5 29,9 24,8 25,8 27,0 26,7
I-D 8,2 7,4 3,0 10,3 15,2 -10,5 -6,9 -10,3 2,7
N-T 22,5 12,8 11,3 4,9 -1,2 -10,5 -36,5 -38,7 -8,9
Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100

Nota: La columna del total se corresponde con los resultados registrados en las elecciones de 2015 (la muestra resultante
de la fusión de los ficheros ha sido ponderada por recuerdo de voto).
Fuentes: Encuestas postelectorales de 2015 y 2016 en un mismo fichero (N=12.317).

gorías de trabajadores manuales, que son las dencia específica. En consecuencia, los conflic-
que más se inclinan a la izquierda, pero son neu- tos distributivos característicos del viejo orden
tras con respecto a la contraposición entre vieja socialdemócrata van cediendo al empuje de las
y nueva política. Por último, las viejas clases tensiones redistributivas derivadas del Estado de
medias (pequeños propietarios y autónomos) bienestar.
están a un mismo tiempo decantadas a favor
de la derecha y en contra de la nueva política. En el esquema keynesiano característico
del pacto social de posguerra, las políticas socia-
les eran una especie de variable dependiente de
la capacidad de presión de las organizaciones
de clase, de tal suerte que los sindicatos inter-
3. Conclusiones cambiaban salario directo por políticas sociales,
lo que desplazaba, en cierto modo, el con-
flicto social desde el ámbito de la producción
En este trabajo se han definido como cla- al ámbito de la redistribución, con la mediación
ses pasivas o dependientes a los colectivos que del Estado. Hoy en día, esa dependencia está
reciben alguna forma de prestación social, por diluida desde el momento en que los sectores
cuanto su comportamiento político-electoral que dependen de políticas sociales –y, en par-
puede estar influido por las políticas sociales ticular, los pensionistas– representan un tercio
encargadas de atender su situación de depen- creciente del censo electoral de las democracias

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 133


I m p l i c ac i o n es e l ec to ra l es d e l e n v e j ec i m i e n to y d e l a s p o l í t i c a s d e b i e n es ta r

avanzadas, lo que les proporciona una especie among America’s middle layers, Santa Barbara
de veto electoral contra cualquier tentativa de (CA), Praeger.
corregir el sistema de redistribución en perjuicio
suyo, tal como se ha podido ver en el caso espa- Kitschelt, H. (1993), “Class structure and
ñol a la hora de aplicar los recortes (en perjuicio social democratic party strategy”, British Journal
de los jóvenes, por lo general) o en la manera of Political Science, 23: 299-337.
como discurre el debate sobre la reforma del
sistema de pensiones, donde la puja electoral — (1994), The transformation of European
siempre conduce a la solución más generosa social democracy, Cambridge, Cambridge
(por ejemplo, la revalorización conforme al IPC). University Press.

Frente a esa tendencia inercial que hoy Sanzo, L. (2017), “Anexo: determinantes
representan las clases pasivas, los sectores más de la dinámica de la pobreza y la precariedad
activos y dinámicos de la sociedad civil han ser- económica en el periodo democrático (1978-
vido de plataforma de lanzamiento a nuevos 2016)”, en: Zalakain, J. y B. Barragué (coords.),
partidos que amenazan el statu quo, entendido Repensar las políticas sociales. Predistribución e
como un modelo de redistribución que favorece inversión social, Madrid, Grupo 5: 259-319.
a los viejos y pasivos, y perjudica a los jóvenes
y a los más activos. Esta apuesta por la “nueva
política” ha venido liderada por las nuevas clases
medias, las cuales tratan de encontrar por esta
vía no solo nuevas formas de gobernanza, sino
también un nuevo equilibrio distributivo. La teo-
ría de Herbert Kitschelt expuesta en el a­ rtículo
explica por qué las nuevas clases medias dan su
apoyo a la “nueva política”. Por contraste con
las nuevas clases medias, las clases pasivas cie-
rran filas en torno a la defensa del statu quo.
Siguiendo el esquema de Kitschelt, cabe inter-
pretar este apoyo como una defensa del orden
social tradicional frente al libertarismo de la
“nueva política”, pero en la España de 2015
puede entenderse simplemente como defensa
de un modelo distributivo que protege los inte-
reses de los pasivos frente a cualquier amenaza
redistributiva.

Bibliografía

Beramendi, P. et al. (2015), The Politics of


Advanced Capitalism, Cambridge, Cambridge
University Press.

González, J. J. (1996), “Clases, ciudadanos


y clases de ciudadanos. El ciclo electoral del pos-
socialismo (1986-1994)”, REIS, 74: 45-76.

— (2004), “Las bases sociales de la polí-


tica española”, Revista Española de Sociología,
4: 119-142.

Herring, C. (1989), Splitting the middle.


Political alienation, acquiescence, and activism

134 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Interés por la política, ciclo vital
y generación: nuestros actuales
mayores como esperanza
Karim Ahmed Mohamed*

RESUMEN un mundo distante, un contexto en el que se


deciden cosas que les afectan, pero en el que
Existe evidencia empírica de que las personas no se involucran más de lo necesario. De ahí
mayores están más desinteresadas en la política que la vigencia de la tradicional categorización de
los adultos de mediana edad. Sin embargo, esta evi- Almond y Verba (1963) sobre grados de inten-
dencia no suele observar adecuadamente los efectos
sidad en la participación política: los “apáti-
de su socialización política en su interés por la política.
La investigación que se presenta aquí intenta cubrir
cos” y los “espectadores” siguen siendo más
este hueco: trata de determinar si el ciclo vital se man- que los “gladiadores”.
tiene como un factor explicativo de dicho interés, una
vez controlados los efectos de la generación de perte- Como ha señalado Morales (2006), las
nencia, así como los de otras variables relevantes. Para investigaciones politológicas han contemplado
ello se utilizan cinco muestras cuasilongitudinales que tradicionalmente distintos modelos explicati-
abarcan un periodo de 30 años. Los resultados revelan vos de la participación en la política (recur-
que cuando se controlan estos efectos generacionales, sos individuales, estructuras de movilización,
la vejez no resulta un factor explicativo sustancial. Este redes sociales, estructura de oportunidades
resultado constituye una relativa novedad en las inves- políticas…). Existen suficientes datos empíri-
tigaciones sobre el tema y abre el camino a la explora- cos para sostener que algunos de estos facto-
ción de resultados similares en otros países. 
res no tienen la misma influencia en todos los
grupos de edad. Así, de acuerdo con estudios
realizados en los años setenta, los jóvenes y
las personas mayores participarían menos que
los adultos de mediana edad porque estos
1. Introducción últimos adquieren responsabilidades socia-
les y familiares que aumentarían los motivos
para preocuparse por los asuntos públicos
Distintas corrientes teóricas han inten- (Verba y Nie, 1972; Verba, Nie y Kim, 1978).
tado explicar la baja implicación de los ciuda- Varios autores han confirmado posterior-
danos en los asuntos públicos. Con frecuencia, mente que el grupo de edad de los mayores
la política es vista por los ciudadanos como se muestra más apático en distintos indicado-
res de participación social y política: interés
* Universidad Carlos III de Madrid (kahmed@clio. por la política (Marsh, O´Toole y Jones, 2007;
uc3m.es). Milbrath y Goel, 1977), pertenencia asociativa

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 135


Interés por la política, ciclo vital y generación: nuestros actuales mayores como esperanza

(Badescu y Neller, 2007), activismo asociativo El problema no debe soslayarse. Los


(Morales, Mota y Pérez-Nievas, 2006; Wilson, supuestos efectos negativos del ciclo vital
2000), participación ciudadana (Navarro, Cuesta que la literatura ha identificado en las perso-
y Font, 2009) y otras formas de participa- nas mayores podrían responder, más bien, a
ción política no convencionales (Barnes et al., efectos asociados a un periodo histórico deter-
1979; Dalton, 2008; Morales, 2005; Somma, minado. Como se sabe, sin investigaciones
2010). longitudinales no podemos eliminar del todo
este riesgo. Asimismo, podríamos estar acha-
Las personas mayores han recibido cando erróneamente a efectos del ciclo vital
especial atención en los últimos años como los efectos relacionados, en realidad, con la
grupo vulnerable. La novedad es que ahora pertenencia a una generación política deter-
esta vulnerabilidad no se centra solo en cues- minada. El concepto de generación política
tiones de salud o materiales (sostenibilidad está basado en que acontecimientos políticos
de sus pensiones, por ejemplo), sino también señalados marcan a las distintas generaciones,
en aspectos relativos a una integración plena en confiriéndoles unas pautas peculiares y dura-
la participación social y política. Así, a partir deras de actitudes y comportamientos políti-
de 2002 emerge, en la investigación empí- cos (Mannheim, 1952). Así, los individuos
rica y en las políticas públicas sobre perso- interiorizan normas, valores y actitudes políti-
nas mayores, un nuevo paradigma, el del cas principalmente durante los últimos años de
envejecimiento activo. Fue entonces cuando la adolescencia y los primeros años de su vida
la Organización de Naciones Unidas (ONU), adulta (los “años impresionables” 2), y estas
a través de la Organización Mundial de la les acompañan con una estabilidad relativa a
Salud (OMS) elaboró el documento Active lo largo de su vida. De hecho, varios estudios
han enfatizado la importancia de contemplar
ageing: A policy framework como referencia
la generación política de pertenencia a la hora
para la investigación y las políticas públicas
de estudiar las actitudes políticas y la participa-
sobre envejecimiento en cada país, aleján-
ción ciudadana3.
dolas de la clásica consideración de la vejez
como problema1. A partir de este documento, Ser capaz de distinguir adecuadamente
la potenciación de la participación de los los efectos del ciclo vital de los efectos de la
mayores en la sociedad, y en particular, en pertenencia a una generación política es muy
el ámbito público, se convierte en uno de los importante. No tiene las mismas implicaciones
pilares prioritarios de actuación para todos afirmar que la etapa del ciclo vital tiene cierto
los países. efecto (por ejemplo: “las personas mayores son
políticamente más apáticas que otros grupos
A pesar de la evidencia empírica ya men- de edad”) que afirmar que es la pertenencia
cionada, muchos de los estudios que investigan a una generación política determinada la que
los efectos de la edad en las actitudes y la parti- provoca ese efecto (por ejemplo: “los miem-
cipación política plantean la cuestión de forma bros de la generación A son políticamente más
poco adecuada, al no contemplar a la vez las apáticos que los miembros de la generación
tres maneras a través de las cuales el paso del B”). La diferencia es clara: una generación polí-
tiempo puede influir en una variable depen- tica determinada es finita, muere con el falle-
diente: la edad, el periodo y la generación. Uno cimiento del último de sus miembros que ha
de los motivos reside en la dificultad metodo- sido socializado en ella. Por el contrario, las
lógica de obtener indicios de los efectos sepa- categorías del ciclo vital, una vez definidas,
rados de cada una de estas variables (Winship siempre permanecen: los individuos transitan
y Harding, 2008). En los modelos age-period- entre las distintas categorías definidas (jóve-
cohort, cualquiera de estos tres efectos es una nes, adultos de mediana edad y mayores, por
combinación lineal de los otros dos, lo que ejemplo) a medida que cumplen años, pero
provoca problemas de multicolinealidad y, por estas categorías sociológicas siempre perma-
tanto, posibles errores en la interpretación de necen; no “mueren” porque los miembros que
cada uno de los efectos.
2
 Véase, por ejemplo, Markus (1986) y Sears
1
 A este respecto, véanse, por ejemplo, Butrica y (1975).
Schaner (2005), Fernández-Ballesteros (1992 y 2006) y Pérez 3
 Entre ellos, Morales (2005), Montero, Gunther y
Díaz 2003). Torcal (1998), Montero y Torcal (1990) y Torcal (1992).

136 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Karim Ahmed Mohamed

la abandonan son reemplazados por otros que


cumplen el requisito de la edad. 2. Métodos: fuentes , medidas
y análisis
Este trabajo pretende contribuir al debate
sobre los efectos del paso del tiempo en las acti-
tudes políticas. Específicamente, su objetivo es
identificar si el ciclo vital se mantiene como un
factor explicativo del interés político en España, 2.1. Las fuentes
una vez controlados conjuntamente los efectos
de las otras dos variables de tiempo: la genera-
Para abordar el objetivo de esta investiga-
ción política y el periodo.
ción fue necesario utilizar o construir bases de
datos cuasilongitudinales. Tienen la caracterís-
Se ha escogido el interés por la política
tica de medir una serie de variables en al menos
como variable dependiente porque refleja bien
dos momentos distintos en el tiempo y están
el discurso sobre la implicación política de los
basadas en encuestas que comparten una meto-
ciudadanos con el que se ha iniciado este artículo.
dología común, lo cual permite homogenei-
No en vano, ese interés se ha demostrado buen
zarlas en una misma base de datos. Sin embargo,
predictor no solo actitudinal, sino también de
no son encuestas longitudinales en sentido
comportamiento referido a la participación del
estricto, ya que los sujetos preguntados difie-
individuo en la sociedad (Voogt, 2005). El caso
ren en ambas muestras. El análisis de este tipo
de España es especialmente interesante para
de encuestas ha alcanzado una gran extensión
estudiar los efectos del paso del tiempo en las
debido al esfuerzo de macroproyectos de inves-
actitudes políticas. Por un lado, es uno de los tigación internacionales de naturaleza perió-
países donde más evidente resulta el escenario dica que ponen al servicio de los investigadores
de apatía política comentado al principio. En la las matrices brutas de datos. Proyectos como
mayoría de indicadores de actitudes o participa- la Encuesta Mundial y la Encuesta Europea de
ción políticas, los españoles se sitúan entre los Valores, los Eurobarómetros, los Latinobarómetros,
europeos menos implicados4. La consistencia la Encuesta Social Europea o el International
de estos resultados refuerza el atractivo de cen- Social Survey Programme, ofrecen bases de
trar los esfuerzos investigadores en una variable datos agregadas compuestas por encuestas de
relevante concreta y en un periodo de tiempo distintos años realizadas con la misma metodo-
más amplio que el observado en la Encuesta logía y en distintos países. Diferentes variables de
Social Europea. ponderación presentes en estas bases de datos
permiten a los investigadores la manipulación
Por otro lado, España atraviesa en los últi- de los análisis al nivel deseado. En el presente
mos cien años periodos políticos muy diferen- trabajo se exploran las posibilidades de todas
tes (Segunda República, Guerra Civil, dictadura las encuestas anteriormente mencionadas, utili-
franquista, transición democrática con monar- zando bases de datos agregadas de cada una de
quía parlamentaria, consolidación de la demo- ellas para el caso de España. Debió descartarse
cracia) que pueden provocar socializaciones el uso de la base de datos de la Encuesta Social
políticas igualmente diferentes. Por tanto, es un Europea, ya que la poca separación temporal
contexto especialmente adecuado para probar entre encuestas disponibles en el momento de
el objeto de esta investigación, cuyas hipótesis los análisis (un rango de solo seis años) no per-
pueden formularse así: mitía analizar los objetivos propuestos por pro-
blemas de multicolinealidad. Las bases de datos
H1: El grupo de edad es un factor expli- usadas finalmente fueron las siguientes:
cativo del interés por la política, incluso cuando
controlamos los efectos del periodo y de la
generación política. 1. Base de datos agregada compuesta por
las distintas olas de la Encuesta Mun-
H1.1: Las personas mayores expresan dial y la Encuesta Europea de Valores
menor interés por la política que otros grupos (muestras representativas para población
de edad. de 18 y más años), creada por los equi-
pos técnicos de sendas encuestas (EEV
4
 Así lo han puesto de relieve las Encuestas Sociales 1981, n=2303; EEV 1990, n=2637;
Europeas de 2002, 2004, 2006, 2008, 2010 y 2012. EMV 1995, n=1211; EEV 1999,

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 137


Interés por la política, ciclo vital y generación: nuestros actuales mayores como esperanza

n=1200; EMV 2000, n=1209; EMV con ellas una base de datos homogé-
2007, n=1200; EEV 2008, n=1500) [N nea, tal como se había hecho con las
total=11260]. encuestas internacionales arriba men-
cionadas. Se utilizaron las encuestas
2. Base de datos agregada del Eurobaró- número 1788 (1989, n=3356) y 2632
metro. Sus responsables técnicos crea- (2006, n=3192) [N total= 6548].
ron un fichero único agregado con las
mismas variables incluidas en cuestio-
narios realizados entre 1970-2002. A
partir de este fichero se ha trabajado
con las muestras de los Eurobaróme- 2.2. Las medidas
tros 30 (1988) y 49 (1998) para crear
un fichero agregado que comprende
las variables dependientes e indepen- La pregunta sobre el interés por la política
dientes del objeto de estudio. En este se ha convertido en un clásico en las encuestas de
caso se selecciona una submuestra opinión sociopolíticas, como las aquí manejadas.
compuesta por adultos de 18 años y El enunciado suele ser similar (“¿Cuál es su inte-
más, ya que la muestra original de los rés por la política?” o “¿En qué medida está usted
Eurobarómetros incluye a individuos de interesado por la política?”), y habitualmente las
quince años o más (EB 1988, n=951; encuestas escogen escalas ordinales con cuatro
EB 1998, n=942) [N total=1893]. respuestas (Mucho/Bastante/No mucho/Ninguno,
o también, Mucho/Algo/Poco/Nada) o con cinco
3. Base de datos agregada del International (Mucho/Bastante/Algo/Poco/Nada).
Social Survey Programme (ISSP)
construida a partir de los estudios Respecto a la variable de edad, la pregunta
monográficos Role of Government III de investigación aquí formulada se centra en la
(1996, n=2494) y Role of Government supuesta singularidad de las personas mayores
IV (2006, llevado a cabo en España en (mayor desinterés por la política) en compara-
2007, n=2517)5 [N total=5011]. ción con los jóvenes y adultos de mediana edad.
Por este motivo, se han distinguido tres grupos
4. Base de datos agregada de los Latin- de edad: 18-29 años (jóvenes); 30-64 años
obarómetros. Forman parte de otro (mediana edad) y 65 años o más (mayores).
proyecto de colaboración internacio-
nal destinado a investigar el desarro- Para controlar los efectos generacionales
llo de la democracia, la economía y se ha optado por el concepto de generación
distintos valores en países del ámbito política. Existe un relativo consenso académico
iberoamericano. Son estudios anuales sobre las distintas etapas o periodos políti-
que empezaron en España en 1996, cos relevantes en España durante el siglo XX.
realizados por el Centro de Investiga- No obstante, el consenso es menor a la hora
ciones Sociológicas (CIS) a la población de demarcar estos periodos6. Siguiendo la línea
española mayor de 18 años. Aquí se marcada por investigaciones anteriores, se ha
utilizan los Latinobarómetros I (1996, escogido el momento en el que los individuos
n=2481) y XIII (2010, n=2483) para cumplen los 18 años como punto para deter-
crear una base de datos agregada [N minar la generación de pertenencia, de acuerdo
total=4964]. con la idea de que los años “impresionables”
(en los que se va forjando la actitud compar-
5. Base de datos agregada del Centro de tida generacionalmente) corresponden al final
Investigaciones Sociológicas (CIS). Para de la adolescencia y al inicio de la edad adulta
cada variable objeto de interés se han (Mannheim, 1952; Sears y Levy, 2003). Así, se
buscado en el banco de datos del CIS distinguen las generaciones siguientes:
aquellas encuestas realizadas con la
misma metodología. De estas encues- ■ generación de la preguerra civil (naci-
tas se seleccionaron las dos más ale- dos hasta 1917): cumplen los 18 años
jadas temporalmente para construir
6
 Véase, por ejemplo, Martín (2005), Montero,
5
 España no participó en las dos olas anteriores en Gunther y Torcal (1998: 36), Montero y Torcal (2000: 95-96)
1985 y 1990. y Morales (2005: 56).

138 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Karim Ahmed Mohamed

como máximo antes del inicio de la de campo de la encuesta. Se controlan así los
Guerra Civil (1936); efectos contextuales derivados del momento en
el que se recogieron los datos.
■ generación de la autarquía (nacidos
entre 1918 y 1940): cumplen la mayoría
de edad entre el inicio de la Guerra Civil
(1936) y la aprobación del Plan Nacional 2.3. El análisis de los datos
de Estabilización Económica de 1959,
que puso fin al periodo de la autarquía;
Primero se realizaron cuadros de contin-
■ generación del desarrollismo (nacidos gencia para explorar la relación bivariable entre
entre 1941 y 1954): alcanzan la mayoría las variables “interés por la política” y “grupos
de edad en el periodo de despegue eco- de edad” en cada una de las encuestas disponi-
nómico de España anterior a la transición; bles. El coeficiente V de Cramer indicó la intensi-
dad de la asociación. Después se llevaron a cabo
■ generación de la transición (nacidos regresiones logísticas binarias (método de intro-
entre 1955 y 1964), que alcanzan la ducción Enter) con cada una de las bases de
mayoría de edad entre el asesinato de datos agregadas, tomando el desinterés por la
Carrero Blanco (presidente del Gobierno política como variable dependiente (1=Poco/No
durante la etapa final de la dictadura de muy interesado/Nada interesado en la política;
Franco) en 1973 y la primera victoria 0= Algo/Muy/Bastante interesado). Se controla
electoral del PSOE en 1982; de esta manera el efecto de la edad, la genera-
ción y el periodo, así como también el de otras
■ generación de la normalización demo- variables de control disponibles.
crática (nacidos entre 1965 y 1982):
alcanzan la mayoría de edad entre El índice de bondad de ajuste del modelo
los primeros gobiernos socialistas y la se evaluó a través del test de Hosmer-Lemeshow
segunda victoria electoral del PP, en el (2000), según el cual valores inferiores a 0,05
año 2000; indican mal ajuste del modelo. Los problemas
de identificación asociados a los modelos age-
■ generación del siglo XXI (nacidos con period-cohort se solventan utilizando bases de
posterioridad a 1983): alcanzan la datos agregadas procedentes de encuestas de dis-
mayoría de edad durante los prime- tintos años; dos individuos de la misma edad no
ros acontecimientos políticos del siglo, pertenecerán necesariamente a la misma genera-
el 11-S, la participación de España en ción política si proceden de encuestas realizadas
la Guerra de Irak y los atentados de en años distintos. Sin embargo, la multicolinea-
Madrid del 11-M. lidad no se resuelve automáticamente así, y es
necesario comprobar la fiabilidad de los resulta-
A estas variables principales se han dos de los coeficientes. Siguiendo las recomen-
añadido otras como variables de control. La daciones recogidas por Menard (2002: 76), la
selección de estas últimas está basada en los multicolinealidad fue evaluada a través de los
resultados de investigaciones previas (Morales, coeficientes VIF y el índice de condicionamiento.
2006: 137-208; Verba, Schlozman, y Brady, Se efectuaron análisis de regresiones con todas
1995) dentro de los límites de disponibilidad las variables de cada modelo. Los criterios de
que marca el diseño metodológico (las variables aceptabilidad fueron los clásicos: VIF superiores
deben aparecer medidas de igual manera en las a 10 (Hair et al., 1999: 85) o índice de condicio-
encuestas utilizadas). En general, son variables namiento mayor de 30, simultáneamente a una
referidas a aspectos sociodemográficos, recur- dimensión con carga superior a 0,50 (Belsley,
sos personales y actitudes, y ponen a prueba la Kuh y Welsch, 2004: 112-113). Los resultados
intensidad de la relación entre grupo de edad, son satisfactorios; los modelos aplicados no se
generación y la variable de interés político. ven afectados por la multicolinealidad.

La variable “periodo” es contemplada Por otro lado, la estrategia de análisis


también como variable de control. Hace refe- para confrontar los resultados con las hipó-
rencia al año en el que se llevó a cabo el trabajo tesis de investigación ha seguido una lógica

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 139


Interés por la política, ciclo vital y generación: nuestros actuales mayores como esperanza

­ opperiana (Popper, 1965), buscando falsar la


p se mida. Desde los años ochenta los porcenta-
hipótesis según las cuales la vejez explica la falta jes se mantienen bastante estables, en torno al
de interés por la política. El comentario poste- 70 por ciento de desinterés cuando las catego-
rior omitirá los resultados que atañen a otras rías de respuesta son cuatro (dos positivas y dos
variables de control. Finalmente, las compara- negativas: cuadros 1, 2, 3 y 5). Cuando se ofre-
ciones en la variable dummy de la generación cen cinco posibilidades de respuesta (cuadro 4),
política se harán tomando como referencia la este porcentaje se dispersa más. El efecto de
generación del desarrollismo. Este grupo de incluir categorías centrales en una escala ordinal
población es relevante a la hora de extraer con- (como la categoría “algo” en las encuestas del
clusiones, puesto que sus miembros pertenecen cuadro 4) es bien conocido: muchos individuos
actualmente a los “nuevos mayores”, personas tienden a privilegiar esas categorías “neutras”.
que están a punto de entrar o están en la fase Incluso así, los porcentajes de desinterés por la
“joven” de la llamada tercera edad7. política se sitúan en torno al 55 por ciento. Esta
actitud forma parte del síndrome general de
“desafección política” que caracteriza la cultura
política de los españoles (Montero, Gunther y
3. Resultados y discusión Torcal, 1998; Montero y Torcal, 1990). Los indi-
viduos no parecen variar en exceso su interés
por la política según el momento, coincidiendo
con otros estudios de panel de acuerdo con los
Los siguientes cuadros muestran la evolu-
cuales el interés hacia la política es una actitud
ción del desinterés por la política, según grupos
fundamentalmente estable (Prior, 2010; van
de edad, para cada una de las fuentes de datos
Deth y Elf, 2004).
utilizadas.

Cuadro 1

Desinterés por la política según grupos de edad*


1981 1990 1995 1999 2000 2007 2008

65 o más 84,0 84,4 87,1 80,9 81,2 70,3 73,9

30-64 71,1 72,1 72,9 69,3 67,2 65,4 59,2


18-29 63,6 73,2 66,9 76,4 69,1 70,5 70,0
Todos 71,1 74,5 73,9 73,2 70,2 67,6 64,7
χ2 *** *** *** ** *** N.S. ***
V de Cramer 0,14 0,10 0,15 0,11 0,11 0,05 0,13
N 2.281 2.607 1.199 1.192 1.198 1.197 1.496

Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran “no mucho” o “ningún” interés por la política. Las demás categorías de
respuesta son “algo” o “mucho”.
Fuentes: Encuesta Mundial y Encuesta Europea de Valores (1981-2008).

Destaca, en primer lugar, el elevado desin­ Lo mismo ocurre al observar más detenida-
terés que la política despierta en la población mente a la población mayor. Desde 1981 hasta
española, independientemente del año en que 2010 su desinterés por la política ha disminuido
en menos de un 7 por ciento (cuadros 1 y 5). Este
7
 Más información sobre las características de las resultado no apoya la idea de efectos sustantivos
fuentes, la medición de las variables de control utilizadas
y los resultados del análisis de multicolinealidad está a derivados del reemplazo de cohortes, ya que las
disposición de los lectores bajo petición al autor. que llegan a mayores presentan porcentajes no

140 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Karim Ahmed Mohamed

Cuadro 2 Cuadro 4

Desinterés por la política según Desinterés por la política según


grupos de edad* grupos de edad*
1988 1998 1996 2007

65 o más 87,1 74,5 65 o más 75,2 71,8


30-64 68,8 58,5 30-64 54,9 47,7
18-29 65,4 63,6 18-29 52,1 48,3
Todos 70,8 62,3 Todos 57,9 52,7
χ2 *** ** χ2 *** ***
V de Cramer 0,16 0,12 V de Cramer 0,17 0,19
N 950 947 N 2.488 2.503

Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran “no Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran
mucho” o “ningún” interés por la política. Las “poco” o “ningún interés por la política. Las
demás categorías de respuesta son “algo” y demás categorías de respuesta fuero “mucho”
“mucho”. “bastante” o “algo”.
Fuentes: Eurobarómetros (1988-1998). Fuente: (ISSP 1996-2007).

Cuadro 3 Cuadro 5

Desinterés por la política según Desinterés por la política según


grupos de edad* grupos de edad*
1989 2006 1996 2010

65 o más 87,1 80,5 65 o más 74,3 77,6


30-64 75,9 63,4 30-64 62,3 61,3
18-29 77,1 69,8 18-29 58,7 69,4
Todos 77,7 68,3 Todos 63,6 66,0
χ2 *** *** χ2 *** ***
V de Cramer 0,10 0,14 V de Cramer 0,11 0,14
N 3.332 3.164 N 2.464 2.471

Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran “poco” Nota: *Porcentaje de aquellos que se declaran “poco”
o “ningún interés por la política”. Las otras cate- o “nada” interesados por la política. Las demás cate-
gorías de respuesta son “mucho” y “bastante”. gorías de respuesta son “algo” o “muy” interesado.
Fuente: Centro de Investigaciones Sociológi- Fuentes: Latinobarómetros (1996-2010).
cas (1989-2006).

muy distintos a los mayores de años atrás. Más estos autores, las actitudes gruesas dependen
bien parece que nos encontramos con un ele- más de factores continuistas de carácter cultural
mento “grueso” de la cultura política, en el sen- y estructural, mientras que las “finas” dependen
tido descrito por Mishler y Pollack (2003). Para más de factores contextuales. Esta tesos entronca

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 141


Interés por la política, ciclo vital y generación: nuestros actuales mayores como esperanza

con el modelo de explicación “tradicionalista- más desinterés entre mayores que entre adultos
culturalista”, propuesto inicialmente por Lerner de mediana edad (Marsh, O´Toole y Jones, 2007;
(1958), según el cual las actitudes políticas cam- Milbrath y Goel, 1977; Verba y Nie, 1972). Los
bian con gran lentitud porque constituyen ras- resultados de la investigación que expongo en
gos culturales que se han formado a través de este artículo confirman esta relación. Centrando
procesos de socialización largos y que tienden a la atención en el grupo de mayores, se aprecia
reproducirse en el tiempo. efectivamente que sienten un mayor desin­terés
por la política que el resto de grupos de edad
Las diferencias por grupos de edad son en todos los periodos analizados (cuadros 1 a 5).
también persistentes. Los resultados de investiga- Ahora bien, en este punto llegamos a la cues-
ciones clásicas permiten esperar porcentajes de tión fundamental de esta investigación. ¿Es el

Cuadro 6

Regresiones logísticas binarias: desinterés por la política (odds ratio)


Modelo 1: Modelo 2: Modelo 3: Modelo 4: Modelo 5:
1981-2008 1988-1998 1989-2006 1996-2007 1996-2010
Grupo de edad
(Ref=65 años o más)
30-64 años 1,11 0,81 1,06 0,73 0,98
18-29 años 0,95 1,01 1,29 0,76 0,96
Generación
Preguerra civil 1,38 2,40* 1,97* 095 1,44
Autarquía 1,14 1,79*** 1,35* 1,11 1,28
Ref= Desarrollismo 1,19
Transición 1,19 1,23 1,29* 1,25 1,02
Normalización democrática 1,47*** 1,73* 2,10*** 1,01 1,40**
Siglo XXI 1,68** 1,97* 1,94** 1,89**
R2 de Nagelkerke 0,23 0,13 0,32 0,35 0,20
Prueba de Hosmer y Lemeshow 0,87 0,72 0,8 0,66 0,91
N válido 10.783 1.870 6.292 4.837 4.755

Notas: *p< 0.05; **p< 0.01; ***p< 0.001


Modelo 1. Fuentes: EEV 81, EEV 90, EMV 95, EEV 99, EMV 00, EMV 07, EEV 08. Variable dependiente: 1=No mucho/Ningún
interés por la política; 0=Mucho/Algo interesado por la política. Variables de control: periodo (año de la encuesta), extre-
mismo ideológico, estudios, valores postmaterialistas, sexo, activismo asociativo, confianza política, ingresos mensuales del
hogar, religiosidad, tamaño del municipio, confianza social, relación laboral, importancia de la participación ciudadana,
estado civil, práctica religiosa, satisfacción con su vida.
Modelo 2. Fuentes: Eurobarómetros 30 (1988) y 49 (1998). Variable dependiente: 1=No mucho/Ningún interés por la polí-
tica; 0=Mucho/Algo. Variables de control: periodo (año de la encuesta), edad de finalización de estudios, sexo, estado civil,
presencia de, hijos menores de 15 años en el hogar.
Modelo 3. Fuentes: CIS 1788 (1989) y CIS 2632 (2006). Variable dependiente: 1=Poco/Ningún interés por la política;
0=Mucho/Bastante. Variables de control: periodo (año de la encuesta), estudios, sentimiento antipartidista, socialización
política en el hogar, pertenencia asociativa, sexo, eficacia política externa, eficacia política interna, importancia de aumentar
la participación de los ciudadanos como objetivo del país, tamaño del hábitat de residencia, relación con la actividad laboral.
Modelo 4: Fuentes: ISSP 1996 e ISSP 2007. Variable dependiente: 1=Poco/nada interesado en la política; 0=Muy/Bastante/
Algo interesado. Variables de control: eficacia política interna, estudios, eficacia política externa, pertenencia a sindicatos,
sexo, tamaño del hábitat de residencia, ingresos, relación con la actividad laboral, periodo (año de la encuesta).
Modelo 5. Fuentes: Latinobarómetro I (1996), Latinobarómetro XIII (2010). Variable dependiente: 1=Poco/Nada interesado
por la política; 0=Muy/Algo interesado. Variables de control: estudios, situación política, religiosidad, confianza social, sexo,
ingresos familiares, tamaño del municipio, situación económica del país, estado civil, periodo (año de la encuesta).

142 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Karim Ahmed Mohamed

ciclo vital un factor explicativo del interés por desarrollismo (cuyos miembros, recordemos, se
la política, como sugieren tanto investigaciones han socializado en el periodo inicial de moder-
previas como los datos hasta aquí presentados? nización y apertura económica de la dictadura
El cuadro 6 muestra los modelos de regresión franquista) es la que tiende a mostrar más inte-
logística binaria realizados con bases de datos rés por la política. En ninguno de los modelos
y variables homogéneas. Para una mejor visua- muestra dicha generación mayor desinterés que
lización del cuadro, solo se han incluido las las demás, sean las anteriores o las posteriores.
variables de ciclo vital y generación política de Este resultado es congruente con los resultados
pertenencia. Las demás variables de control uti- de Martín (2005: 10), que identificaron la gene-
lizadas (incluidas las de periodo) aparecen bajo ración socializada en la fase de apertura del
los resultados (marcadas en cursiva las que son franquismo como la más interesada en la polí-
estadísticamente significativas). tica. Reafirma también la relación positiva entre
democracia y desarrollo económico formulada,
Como puede verse, cuando se contro- por ejemplo, por Dahl (1989); una relación
lan conjuntamente los efectos del ciclo vital, el que ha sido señalada como uno de los factores
periodo y la generación política de pertenencia, determinantes de las transiciones políticas hacia
así como los efectos derivados de otras varia- la democracia (Huntington, 1991: 30-33) y que
bles de control, la pertenencia a algún grupo se hallaría también en los orígenes del cambio
de edad no se revela como factor explicativo político en España (Maravall, 1995; Pérez-Díaz,
del desinterés por la política en ninguno de los 1993): no solo el sistema económico presiona
cinco modelos analizados. Este resultado es rele- hacia un contexto de más libertad, sino que esta
vante porque niega la relación clásica esperada presión se ve acompañada por cambios actitu-
entre ciclo vital e interés por la política (Marsh, dinales hacia el sistema político.
O´Toole y Jones, 2007; Milbrath y Goel, 1977).
Finalmente, que ninguna generación
Si el ciclo vital no es un factor explicativo anterior o posterior muestre una mayor pro-
del desinterés por la política, ¿pudiera ser que babilidad de interés por la política que la
las diferencias en los porcentajes que muestran generación del desarrollismo no carece de impli-
los cuadros 1 a 5 estuvieran reflejando diferen- caciones en la actualidad. En 2018, los miembros
cias basadas en la socialización política, en lugar de esa generación tienen entre 64 y 77 años.
de estrictamente en el ciclo vital? Los resulta- Por tanto, la condescendencia con la que algu-
dos del cuadro 6 muestran efectos generacio- nas teorías clásicas sobre el envejecimiento
nales en cuatro de los cinco conjuntos de datos tratan a la población mayor no parece justifi-
analizados. No obstante, no se distingue nin- cada. Durante mucho tiempo tuvieron pree-
gún patrón claro entre generaciones. A pesar de minencia en la literatura gerontológica teorías
ello, cabe destacar algunos resultados que clari- como la de la desvinculación (Cumming y Henry,
fican la importancia de la generación política de 1961), que consideraban funcional, tanto para
pertenencia a la hora de explicar el interés por el individuo como para el sistema, una reduc-
la política. Primero, estos resultados no ofrecen ción de la interacción social del mayor con su
respaldo al supuesto efecto positivo en el inte- medio, incluida, por supuesto, la interacción en
rés por la política que se estaría produciendo en el ámbito público. Los resultados aquí mostra-
España por el reemplazo generacional (Galais, dos revelan la falta de base empírica para esta
2012). Como puede deducirse de los coeficien- consideración, al menos en lo que al ámbito de
tes incluidos en el cuadro 6, cada generación las actitudes se refiere, pues no hay otro grupo
política no se muestra consistentemente más generacional con más probabilidad de expresar
interesada en la política que la generación ante- interés por la política que el de los mayores.
rior. Aunque la investigación de Morales define
las generaciones políticas de manera distinta
y se centra en comportamientos políticos y no
en actitudes, sus conclusiones son similares: “el 4. Conclusiones
aprendizaje democrático no parece ser acumu-
lativo entre generaciones” (Morales, 2005: 84).
Uno de los problemas más importantes a
Los resultados de la investigación pre- los que se enfrentan las sociedades contempo-
sentada aquí sugieren que la generación del ráneas es el rendimiento de nuestras democra-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 143


Interés por la política, ciclo vital y generación: nuestros actuales mayores como esperanza

cias. Crisis económicas, inmigración, terrorismo, lizados. Por otro lado, cuando se encuentran
guerras… Puede parecer que la democracia está efectos de la socialización política, estos señalan
fracasando como instrumento capaz de afron- a la generación del desarrollismo (cuyos miem-
tar con relativa solvencia los retos de nuestro bros tienen actualmente entre 64 y 77 años)
tiempo y que están acertando quienes, como, como la más propensa a expresar interés por las
por ejemplo, Luhmann (1981), pronosticaron cuestiones políticas.
su incapacidad para afrontar eficazmente un
entorno de retos crecientes. En este contexto
de complejidad, la implicación de la ciudada-
nía para evaluar los procesos políticos adquiere Bibliografía
especial relevancia. El interés por la política es la
expresión de una sociedad plural que no delega
simplemente la gestión de sus intereses públi- Almond, G. A., y S. Verba (1963), The Civic
cos en unas élites. La información y la opinión Culture. Political attitudes and democracy in five
políticas constituyen un elemento de control nations, Princeton, Princeton University Press.
de esas élites. Por ello, conseguir la implicación de
la ciudadanía en el ámbito público constituye Badescu, G., y K. Neller (2007) “Explaining
un objetivo crucial para reafirmar la legitimidad associational involvement”, en: van Deth, J. W.;
de las democracias. A este respecto, las perso- Montero, J. R. y A. Westholm (eds.), Citizenship
nas mayores aparecen con frecuencia retratadas and involvement in European democracies. A
más como un sujeto político pasivo que activo. comparative analysis, Nueva York, Routledge:
159-187.
Las diversas investigaciones que han
hallado una menor implicación de las personas Barnes, S. H.; Kaase, M.; Allerback, K. R.;
mayores en el ámbito público han contribuido Farah, B.; Heunks, F.; Inglehart, R.; Jennings, M.
a extender esa visión. Sin embargo, no siempre K.; Klingemann, H. D.; Marsh, A., y L. Rosenmayr
han tratado de manera adecuada los efectos de (1979), Political Action. Mass participation in
la socialización política. No siempre los cor- five Western democracies, Londres, Sage.
tes de edad con los que tradicionalmente dis-
tinguimos a jóvenes, adultos de mediana edad Belsley, D. A.; Kuh, E., y R. E. Welsch (2004),
y mayores se corresponden con una socializa- Regression diagnostics: Identifiying influential
data and sources of collinearity, Hoboken, John
ción política homogénea intragrupo. Por ello es
Wiley.
necesario tener específicamente en cuenta los
efectos de la generación política de pertenencia
Butrica, B. A., y S. G. Schaner (2005),
a la hora de explorar los factores explicativos de “Satisfaction and engagement in retirement.”
actitudes o comportamientos políticos. Perspective on Productive Ageing, 2 (http://
www.urban.org/sites/default/files/alfresco/
Cuando se hace así, los resultados pue- publication-pdfs/311202-Satisfaction-and-
den mostrar una realidad distinta. Este artí- Engagement-in-Retirement.PDF).
culo ha constatado la existencia de un elevado
desin­terés general por la política, pero el análi- Cumming, E., y W. E. Henry (1961), Growing
sis (utilizando distintas muestras a lo largo de Old: The process of disengagement, Nueva
un periodo de 30 años) no permite afirmar la York, Basic Books.
importancia del ciclo vital como factor explica-
tivo. Por tanto, el alto porcentaje de desinterés Dahl, R. A. (1989), Democracy and its
por la política que ponen de manifiesto los resul- critics, New Haven, Yale University Press.
tados descriptivos reflejaría una característica
general de la cultura política de los españoles: Dalton, R. J. (2008), “Citizenship norms
pertenecer a un grupo de edad determinado no and the expansion of political participation”,
parece aumentar las probabilidades de expresar Political Studies, 56: 76-98.
mayor desinterés por la política. Esto es particu­
larmente cierto para el caso de las personas European Social Survey (2014), ESS-6 2012.
mayores. Por un lado, la pertenencia al grupo Documentation Report (Edition 2.1), Bergen,
de edad de 65 años o más no explica el interés European Social Survey Data Archive, Norwegian
por la política en ninguno de los modelos ana- Social Science Data Services for ESS ERIC.

144 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Karim Ahmed Mohamed

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146 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


El marco de las políticas de vejez
en Europa
Vicente Rodríguez-Rodríguez*

RESUMEN♦ La población mayor de 60 años se acerca a los


1.000 millones, con un crecimiento generali-
El presente trabajo presenta y analiza los docu- zado del 3 por ciento anual, aunque desigual
mentos oficiales sobre las políticas públicas en Europa a lo largo del mundo, siendo Asia y A ­ mérica
en materia de vejez y envejecimiento. En primer lugar, Latina donde se prevé mayor crecimiento
se revisan los hitos principales en la construcción de (­Naciones Unidas, 2017). Europa ya es un con-
tales políticas, con el fin de distinguir los conceptos
tinente envejecido, con más del 25 por ciento
y materias implicados, así como sus respectivos sig-
de población mayor de 60 años y con una pre-
nificados. En segundo lugar, se identifica el papel de
los actores esenciales, tanto institucionales como de la
visión de crecimiento que propulsa este porcen-
sociedad civil e investigadora, para el desarrollo de taje hasta el 35 por ciento en 2050. La edad
estas políticas. Finalmente, se señalan los principales media de los habitantes en la Unión Europea
documentos que estructuran las líneas maestras de se sitúa cerca de 43 años en 2016, la razón de
estas políticas. dependencia total ya supera el 50 por ciento, y
la de las personas mayores se acerca al 30 por
ciento (Eurostat, 2018). Los factores que con-
dicionan esta situación son bien conocidos: el
incremento de la esperanza de vida (longevi-
dad) de las personas mayores y la reducción de
1. Introducción la fecundidad en décadas anteriores propician
no solo un mayor peso de la población mayor
de 65 años, sino, sobre todo, de los mayores de
Que prácticamente todo el que nace viva 80 años y de los centenarios.
hasta la vejez es una revolución demográfica y
social de gran envergadura, como confirman Este peso creciente de la vejez supone un
los últimos datos de las Naciones Unidas (ONU). reto para la sociedad y los decisores políticos,
y obliga a considerar las múltiples circunstan-
* Instituto de Economía, Geografía y Demografía cias que marcan la vida de las personas adultas
(CSIC) ([email protected]).
mayores. Por ello, es importante analizar en qué

 Este trabajo ha sido apoyado por la red de excelen- medida y cómo la forma de entender el proceso
cia “Envejecer Activamente en Iberoamérica: una interpre-
tación de las formas de envejecer (ENACTIBE)”, financiada
de envejecimiento condiciona la acción política.
por el Ministerio de Economía y Competitividad (CSO2015- El objetivo de este trabajo es presentar y ana-
71193-REDT; IP: V. Rodríguez Rodríguez). lizar los documentos oficiales sobre las políti-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 147


El marco de las políticas de vejez en Europa

cas públicas en Europa en materia de vejez y (MIPAA, en su denominación inglesa)–, los


envejecimiento. Se parte de la hipótesis según la proyectos vinculados con el desarrollo de esas
cual tales políticas se rigen por factores demo- políticas, u otros aspectos de referencia para las
gráficos, sociales y políticos, relacionados con mismas, como el género, el empoderamiento de
la concepción del envejecimiento como proceso las personas mayores, la perspectiva de curso
social, a nivel global y/o regional. Esta estrategia de vida, la visión intergeneracional o la calidad de
analítica implica, primero, revisar el significado vida. Posteriormente se han asignado citas a los
de los hitos principales en la construcción de las códigos, cuya descripción estadística también se
políticas, después el papel de los actores esen- aporta. A partir de esos códigos se han elaborado
ciales para su desarrollo (tanto actores institu- redes temáticas, explicativas de los contenidos de
cionales como organizaciones de la sociedad los documentos y de sus relaciones.
civil e investigadores, a través de sus proyectos
de investigación), y, finalmente, los documentos
que estructuran sus líneas maestras.
3. Los actores que definen
las políticas públicas sobre
envejecimiento en E uropa
2. Materiales y métodos

En todos los espacios regionales, y Europa


Como material para la elaboración de cumple bien esa regla, existen actores institucio-
este artículo se han utilizado los principa- nales con distintos niveles de implicación que
les documentos de los organismos europeos inciden en las políticas públicas sobre envejeci-
sobre políticas públicas de envejecimiento, miento. Su origen, su función y su misión no
así como diversos estudios que interpretan la son comparables, aunque presenten puntos en
función de los actores, los hitos en la produc- común, por lo que su influencia en las políti-
ción de documentos normativos y el significado cas públicas ni es homogénea ni sus resultados
de los discursos emitidos. En total, se trata de son siempre visibles. Unos tienen un campo
veinte documentos, dos emitidos por el ­Consejo de actuación mayor que Europa (Comisión
de Europa y la OCDE, seis por la Comisión ­Económica de las Naciones Unidas para Europa,
­Económica de las Naciones Unidas para Europa el Consejo de Europa, o la Organización para la
(UNECE), y diez de la Unión Europea. Como Cooperación y el Desarrollo Económico), mien-
principales criterios de selección se han tenido tras la Unión Europea y sus diversas estructuras
en cuenta el significado de cada documento en se ajustan, sobre todo, a los Estados europeos
relación con la función que cumple el orga- occidentales que la conforman, más algunos
nismo emisor, y su utilidad para el objetivo de de los nacidos después de la caída del Muro de
este trabajo. Por lo tanto, se trata de una selec- Berlín en 1989.
ción instrumental y no pretende ser exhaustiva.
Por otra parte, los actores sociales (las
Los documentos han sido procesados a organizaciones de la sociedad civil), en su mayo-
través del programa de análisis de datos cua- ría estructuradas en forma de federaciones,
litativos Atlas.Ti (versión 8). El procedimiento están recibiendo cada vez un mayor reconoci-
analítico ha tenido varias fases (Friese, Soratto y miento en su labor como consultores necesarios
Pites, 2018). La más significativa para el desa- para el desarrollo y la implementación de polí-
rrollo posterior del trabajo ha consistido en la ticas públicas sobre envejecimiento en Europa.
identificación de los códigos que estructuran UNECE, por ejemplo, reconoce este papel a tra-
las políticas europeas sobre trabajo, pensiones, vés del Consejo Económico y Social ­(ECOSOC);
salud y cuidados, protección social, servicios, por su parte, el CoE tiene reconocidas 52 orga-
educación, tecnologías de la información y la nizaciones pertenecientes a sus 47 Estados
comunicación, derechos humanos, etc. Ade- miembros, mientras que la OCDE admite la
más, se han codificado aspectos relacionados consultoría con organizaciones sociales, aun-
con los actores que intervienen en las políti- que la gran mayoría de temas consultados
cas, los hitos históricos que las han desplegado carecen de orientación social. Finalmente, AGE
–esencialmente la evaluación del Plan de Acción ­Platform Europe (AGE) y la Federación Europea
de Madrid sobre Envejecimiento de 2002 de ­Personas Mayores (EURAG) tienen una fun-

148 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Vicente Rodríguez-Rodríguez

ción mucho más específica, tanto en el sentido La OCDE ha promovido también otras iniciati-
social (sobre personas mayores esencialmente), vas relacionadas con el envejecimiento activo en
como en el geográfico (se centran en Europa). la era de la economía digital y la denominada
Otros actores institucionales y sociales desem- “economía plateada”3.
peñan también papeles, aunque limitados, en el
diseño de políticas públicas (Sidorenko y Walker, La Comisión Económica para Europa
2017). de las Naciones Unidas (UNECE) es una de las
En los siguientes párrafos se revisan las cinco oficinas regionales de la ONU, dedicada a
principales funciones que tienen establecidas conseguir la integración económica europea,
tales actores y se describen sus intervenciones a través del diálogo sobre políticas, la elabora-
más destacadas en la producción de iniciativas ción de normas y recomendaciones, la coope-
para el desarrollo de políticas públicas sobre ración internacional y el intercambio de buenas
envejecimiento en Europa. prácticas. Compuesta por 56 Estados, la mayor
parte europeos, UNECE acepta la participación
El Consejo de Europa (CoE) tiene un papel de organizaciones de la sociedad civil acredi-
limitado a aspectos muy generales de ámbito tadas en el Comité Económico y Social de la
sociopolítico, y no tanto a cuestiones relacio- ONU, según la regla 52 de su Reglamento. Así,
nadas directamente con el envejecimiento. Su en la Cuarta Conferencia Interministerial sobre
misión es proteger los derechos humanos, la ­Envejecimiento, celebrada en Lisboa en 2017,
democracia plural y el imperio de la ley, en una se reunieron el foro de organizaciones de la
Europa diversa y con identidad cultural propia. sociedad civil y el de científicos. UNECE puso
Pone el foco en situaciones generales y sociales en funcionamiento, en 2008, el Grupo de Tra-
que afectan a la sociedad europea, como la dis- bajo sobre Envejecimiento4, con objeto de desa-
criminación, la violencia, la xenofobia, etcétera. rrollar las iniciativas emanadas de la Segunda
Aunque entre las materias de las que se ocupa ­Asamblea de Envejecimiento de Madrid, del Plan
centralmente no se incluya el envejecimiento de Acción (MIPAA) y de la Estrategia Regional
de la población, en 2014 publicó la Recomen- para Europa (RIS)5. También tiene encomendado
dación CM/Rec(2014)2 sobre promoción de el seguimiento de las acciones, la cooperación
los derechos humanos de las personas mayo- y el intercambio de experiencias en Europa, en
res1, tomando en cuenta otras resoluciones de contacto con otras instituciones y organiza-
la ONU, del propio CoE y de la Unión Europea, ciones de la sociedad civil internacionales. Sus
organismos que colaboran institucionalmente tareas afectan a diversos aspectos del enveje-
en temas de interés europeo. cimiento, como los documentos sobre MIPAA
y los informes nacionales de revisión y valora-
La Organización para la Cooperación y ción, los informes de políticas (policy briefs),
el Desarrollo Económico (OCDE) está formada
o el Índice de Envejecimiento Activo (AAI). Se
por 35 países desarrollados y en desarrollo, la
encarga también del seguimiento del MIPAA
mayor parte de la Unión Europea y otros países
en Europa, a través de un sistema temporal de
europeos, y tiene como misión el desarrollo de
revisión, cada cinco años, en el que participan
políticas que mejoren el bienestar económico y
organismos sectoriales de la ONU, Estados,
social de la población. Admite como forma de
organizaciones de la sociedad civil, investiga-
trabajo el contacto con organizaciones de la
sociedad civil, aunque, en la práctica, la gran dores y otras actores interesados (­Sidorenko y
mayoría de sus consultas tienen un claro sig- Zaidi, 2018). La tercera revisión se ha producido
nificado económico. Los aspectos sociales solo en la Conferencia­­Interministerial de Lisboa, en
caben en la política vinculada al desarrollo de septiembre de 2017.
las capacidades de la población en el mercado
de trabajo2. Un análisis de este ámbito dio lugar Por su parte, la Unión Europea (UE) aborda
a la publicación del informe Live Longer, Work el envejecimiento a través de múltiples inicia-
Longer, junto con una recomendación sobre
esta política aplicable a los Estados integrantes. 3
 Por ejemplo: http://www.oecd.org/sti/ieconomy/
active-ageing.htm y https://www.oecd.org/sti/the-silver-
1
 Véase: https://search.coe.int/cm/Pages/result_details. economy-as-a-pathway-to-growth.pdf
aspx?ObjectId=09000016805c649f 4
 Véase: https://www.unece.org/population/wga.html
2
  V é a s e : h t t p : / / w w w. o e c d . o r g / e m p l o y m e n t / 5
 Véase: https://statswiki.unece.org/display/AAI/
ageingandemploymentpolicies.htm Active+Ageing+Index+Home

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 149


El marco de las políticas de vejez en Europa

tivas, desde la puramente estadística a la más que la investigación sobre envejecimiento tenga
propiamente aplicada, y también orienta políti- una clara orientación aplicada para el diseño de
cas diversas, con distintos niveles de afectación políticas. Con este fin, H2020 ofrece una estruc-
para los países europeos. En la misma línea que tura múltiple y diversificada de agentes y accio-
la OCDE, la UE dirige y apoya las políticas trans- nes (Richardson, Marques y Morgan, 2015),
versales que pueden afectar al envejecimiento, entre las que cabe mencionar los proyectos de
respetando el liderazgo de los países en su apli- investigación que atienden a retos sociales, así
cación. Es posible así encontrar iniciativas políti- como también la Cooperación Europea para la
cas relacionadas con i) empleo, derechos de los Innovación en Envejecimiento Activo y Saluda-
trabajadores, capacitación, inclusión y asuntos ble (EIPAHA), entre otras8. En el primer caso, se
sociales6, ii) salud (enfermedades y su preven- trata de afrontar desde la investigación, como
ción, promoción de estilos saludables, espe- instrumento que genera conocimiento y eviden-
cialmente entre personas mayores, igualdad de cias, los grandes retos que afectan a la socie-
oportunidades para el acceso a servicios, apoyo dad europea actual y futura, entre los cuales
a los sistemas sanitarios y a las nuevas tecno- se encuentra el del envejecimiento. En uno de
logías)7, o iii) tecnologías de la información ellos, definido como “salud, cambio demográ-
y comunicación (ICT), cuando se refieren a la fico y bienestar”, la orientación sobre la salud
atención a personas mayores. Dos de sus inicia- es la línea argumental principal, tanto desde un
tivas más señaladas han sido el Año E ­ uropeo de punto de vista médico y biológico, como desde
las Personas Mayores en 1993 y el Año ­Europeo una perspectiva técnica (valoración de las téc-
del Envejecimiento Activo y de la S­olidaridad nicas digitales orientadas hacia la empresa) y
entre Generaciones de 2012, que dinamizaron organizativa (sistemas de atención). Los aspec-
a agentes gubernamentales y sociales e inves- tos sociales quedan, en cambio, más difumina-
tigadores, en la reflexión, el diseño y la puesta dos, enmarcados como factores que modifican
en práctica de políticas relacionadas con este los comportamientos, más que como estructu-
grupo de población (Sidorenko y Walker, 2017). ras o procesos con entidad propia o como com-
Además, la UE desarrolla iniciativas para ahon- ponentes de un abordaje multidisciplinar del
dar en aspectos transversales para el envejeci- envejecimiento. De esta manera, el concepto
miento de la población, como la inclusión social de envejecimiento activo aparece como refe-
y la pobreza, la innovación social, la economía rente social no siempre sólidamente analizado.
plateada o el mismo ámbito del envejecimiento
activo. La segunda estructura, la EIPAHA, se con-
ceptúa como una plataforma de información y
Un ámbito de actuación interesante de comunicación en la que participan actores inte-
la UE respecto a las políticas sectoriales sobre resados en el envejecimiento activo y saludable
envejecimiento es el de las estructuras orga- en Europa9, esencialmente la salud (Mantovani
nizativas, los esquemas de financiación y los y Turnheim, 2016), para desarrollar iniciativas,
proyectos de investigación que se generan al eventos y proyectos innovadores, con un fuerte
amparo de todas ellas. El principal vehículo para componente tecnológico (Richardson, Marques
su desarrollo es el Programa Horizonte 2020 y Morgan, 2015). La integran seis grupos de
(H2020) como respuesta a los retos sociales acción definidos por los temas que abordan.
actuales y futuros en Europa, uno de los cua- Cuatro de ellos son esencialmente médicos, a
les es el envejecimiento de la población. H2020 saber, i) la prescripción y adherencia a los trata-
sintetiza el esfuerzo de la UE por estimular y mientos médicos para conseguir una mejora en
amparar la investigación sobre envejecimiento, la calidad de vida de las personas mayores con
en respuesta a uno de los grandes retos euro- enfermedades crónicas, ii) la prevención de caí-
peos declarados en la estrategia Europa2020, das utilizando nuevas tecnologías nacidas de
como herramienta de desarrollo económico y una investigación innovadora, iii) la compren-
de empleo en el futuro inmediato europeo. 8
 Otros proyectos multidisciplinares y aplicados tienen
La apuesta por la innovación en ciencia, la una notable trascendencia a escala europea, desde un faceta
más tecnológica y aplicada, como Active and Assisted Living
mejora del empleo y el desarrollo digital permite (AAL, http://www.aal-europe.eu), para la mejora de las
condiciones de vida de las personas mayores a través de
6
 Por ejemplo: https://europa.eu/european-union/ soluciones tecnológicas, y desde una perspectiva más social,
topics/employment-social-affairs como la Joint Programming Initiative “More Years Better
7
 Por ejemplo: https://europa.eu/european-union/ Lives” (JPI-MYBL, http://www.jp-demographic.eu).
topics/health_en 9
 Véase: https://ec.europa.eu/eip/ageing/home_en

150 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Vicente Rodríguez-Rodríguez

sión de los factores que subyacen a la fragilidad, a fundamentar las líneas de actuación europeas
con objeto de prevenir sus consecuencias, y sobre envejecimiento activo (Moulaert y Biggs,
iv) el concepto de “cuidado integrado”, que 2013; Moulaert y Paris, 2013).
permita evitar, o al menos reducir, la hospitaliza-
ción de las personas mayores con enfermedades Otras iniciativas científicas, en el entorno
crónicas. Otro grupo de acción, el de búsqueda de Walker, ahondan en aspectos específicos,
de soluciones para una vida autónoma, se cen- siguiendo los mismos supuestos de multidisci-
tra en una visión técnica del proceso de enve- plinariedad y multinacionalidad. Por ejemplo,
jecer, de manera que sea posible proporcionar MOPACT (Mobilising the Potential of Active
soluciones técnicas y aparatos personalizados, Ageing) es un proyecto que define a grandes
siguiendo estándares que hagan de estas unos rasgos las líneas de las políticas europeas sobre
productos atractivos económicamente para la envejecimiento activo11, teniendo en cuenta
industria. El último grupo, el más social, pre- tanto sus componentes (salud, cuidados, par-
tende implementar estrategias para desarro- ticipación, ciudadanía), como sus factores
llar entornos ambientalmente propicios para (recursos económicos, salud, trabajo, entorno
las personas mayores en distintas escalas geo- residencial), para destacar dos aspectos impor-
gráficas. La filosofía subyacente en esta estruc- tantes: las consecuencias económicas de enve-
tura de cooperación científica, técnica y política jecer activamente y la consideración de los
radica en mejorar la calidad de vida de las mayores como un “activo” social, capaz de
personas mayores tratando de conseguir una desarrollar sus propias iniciativas. Estas últimas
mayor eficiencia y sostenibilidad de los sistemas se documentan a través de la creación de una
de cuidados de salud, y una mejora de la com- base de iniciativas de innovación social, en total
petitividad de las empresas que desarrollan pro- casi 150, ajustadas a los ámbitos de investiga-
ductos para este sector de la población. En este ción del proyecto.
sentido, EIPAHA integra “sitios de referencia”,
tanto organizativos (hospitales, organizaciones Una iniciativa semejante, el proyecto
de cuidados,..) como geográficos (regiones, Social Innovation for healthy and active AGEing
ciudades,…), implicados en la aplicación prác- (SIforAGE) pretende reforzar la cooperación
tica de medidas para un envejecimiento activo entre actores europeos (científicos, societarios,
y saludable, y a actores con intereses múltiples institucionales) interesados en la investigación
(stakeholders). y las políticas públicas sobre envejecimiento12.
Su objetivo es concienciar a los actores acerca
De estos contextos institucionales y de de su responsabilidad en la generación de evi-
investigación han emergido algunos proyectos dencias y la implementación de políticas para
de notable importancia para la investigación un envejecimiento más activo y saludable. El
aplicada sobre el envejecimiento en Europa. proyecto es también multidisciplinar y multi-
Todos coinciden en algunos elementos sustan- nacional, pero más abierto a temas sociales,
tivos, como su carácter multidisciplinar, su sig- ocupándose de los “valores y derechos funda-
nificado para la reflexión científica orientada a mentales de la sociedad europea, de la situa-
la generación de evidencias para las políticas ción actual y de los problemas de las personas
públicas, y su capacidad para detectar actores e de edad, de sus necesidades y posibles opcio-
iniciativas a distintas escalas, que ya están desa- nes, de la mejor manera de servir a las personas
rrollando políticas según las directrices euro- mayores, de sus capacidades y de su potencial”
peas y las normas legales de cada país. Algunos (Jarré, 2016). Finalmente, con motivo del Año
han explorado las líneas de investigación futura Europeo del Envejecimiento Activo, la UE (2012)
sobre envejecimiento en Europa y las pautas elaboró un documento con iniciativas sobre
para el diseño y la aplicación de políticas. ERA- envejecimiento activo desarrolladas al amparo
AGE y FUTURAGE representan, sin duda, dos de los esquemas de financiación proporciona-
referentes, estructurados y dirigidos por el pro- dos por distintos departamentos de la Comisión
fesor A. Walker, que se sustancian en equipos Europea, mientras AGE Platform Europe, junto
de investigadores multidisciplinares y multina- con la Comisión Europea y el Comité de las
cionales10. Tanto es así que, para algunos auto- Regiones, preparó un documento (AGE, 2011)
res, las investigaciones de Walker han ayudado que, además, remarcaba el papel que desempe-

10
 Véanse http://www.era-age.group.shef.ac.uk y
11
 Véase: http://mopact.group.shef.ac.uk
http://www.futurage.group.shef.ac.uk 12
 Véase: http://www.siforage.eu/index_en.php

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 151


El marco de las políticas de vejez en Europa

ñan los actores regionales y locales en el desa- las geográficas. En tercer lugar, las evidencias
rrollo de proyectos europeos. se muestran, obviamente, de acuerdo a los
objetivos de los proyectos, pero se construyen
El otro gran modelador de las políticas en muchos casos de abajo a arriba, dando en
sobre envejecimiento en Europa lo conforman este proceso la voz a las personas mayores. Y
las organizaciones de la sociedad civil. De entre por último, aunque no menos importante, los
el amplísimo elenco de estructuras societarias, aspectos estudiados tienden a ser interdiscipli-
destaca la ya citada AGE Platform Europe, una nares, sin que se limiten a cumplir objetivos de
asociación de organizaciones de mayores y de corto alcance ni a atenerse a políticas europeas
la sociedad civil, nacida para “articular las opi- previamente establecidas. Puede que las eviden-
niones, necesidades e intereses” de las perso- cias encontradas, en conjunto, no entren a for-
nas mayores en Europa. Integrada por 120 mar parte de los instrumentos que los decisores
organizaciones de 32 países, mayoritariamente políticos necesitan para la construcción de polí-
europeas, su contribución fundamental con- ticas públicas. Muchas veces esas políticas están
siste en considerar a la persona mayor como un previamente condicionadas por factores políti-
“recurso” capaz de aportar sus capacidades a la cos emanados de instancias distintas a las que
sociedad, superando la visión negativa habitual procura la investigación y las que sugieren las
(edadista) que se tiene de los mayores y consi- personas mayores socialmente organizadas. Los
guiendo así que las distintas estructuras de la siguientes apartados incluyen una valoración
UE valoren el papel de los mayores en la socie- del significado de dichas políticas.
dad a la hora de diseñar sus políticas públicas.
Para hacer efectiva esta misión, sus principales
áreas de interés se enmarcan, en buena medida,
en los planteamientos de MIPAA y de las reso- 4. Las líneas maestras de
luciones de la ONU sobre derechos humanos, las políticas europeas sobre
como son la no discriminación, la solidaridad envejecimiento
intergeneracional, la participación social, el ase-
guramiento de una renta económica digna, el
mantenimiento de la persona en el empleo (en
En general, se puede afirmar que las polí-
función de su capacidad de decidirlo), el apren-
ticas europeas sobre envejecimiento se mueven
dizaje a lo largo de la vida, el aseguramiento de
en una doble dirección, a veces contradictoria,
un envejecimiento con salud, los cuidados y el
a veces complementaria, según señalan diver-
reconocimiento del papel de los cuidadores. Su
acción social y política está dividida en nueve sos expertos. Una es la visión “productivista”,
áreas entre las que destacan empleo y partici- que pone énfasis primordial en la extensión de
pación activa, los entornos amigables con los la vida laboral (Walker y Maltby, 2012; Foster y
mayores, rentas adecuadas e inclusión social, o Walker, 2015), en línea con los propios plantea-
envejecimiento saludable13. Como consecuencia mientos de la UE desde la década de los 90 del
de todo ello, AGE es un actor habitual partici- siglo XX, y también con los de la OCDE. Para
pante en proyectos europeos relacionados con Moulaert y Biggs (2013), esta forma de enten-
la población mayor. der la política pública, bajo una perspectiva
neoliberal, limita la capacidad regulatoria del
En resumen, cabe extraer diversas conclu- Estado. La otra perspectiva se orienta hacia una
siones generales. En primer lugar, cabe destacar consideración “omnicomprensiva” del enve-
el papel que desempeñan la investigación y los jecimiento siguiendo los planteamientos de la
actores sociales en la generación de evidencias ONU y la Organización Mundial de la Salud
para las políticas públicas en Europa, a través (Sidorenko y Walker, 2017). En este caso, se
de los proyectos como principal instrumento. ofrece una visión que potencia la “contribución
En segundo lugar, es asimismo reseñable que, social” de la población mayor (Moulaert y Biggs,
en esta tarea, los investigadores tienden a com- 2013), muy arraigada en los análisis científicos
partir sus estrategias con otros actores, esen- que, hasta cierto punto, sirven de base para la
cialmente organizaciones de la sociedad civil e construcción de políticas públicas sobre enve-
instituciones políticas de distinto rango admi- jecimiento en Europa (Moulaert y Paris, 2013).
nistrativo y organizativo, y en distintas esca- La tensión entre estas dos fuerzas se manifiesta
a lo largo de los distintos hitos que han mar-
 Véase: http://www.age-platform.eu/age-policy-areas
13
cado la política europea en las últimas décadas,

152 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Vicente Rodríguez-Rodríguez

desde el Año Europeo de las Personas Mayores los documentos acerca de las políticas públicas
de 1993 (Foster y Walker, 2015) hasta el Año europeas sobre el envejecimiento?
Europeo del Envejecimiento Activo y la Solida-
ridad Intergeneracional (Richardson, Marques El cuadro 1 recoge la distribución de citas,
y Morgan, 2015; Sidorenko y Walker, 2017), referidas a los códigos seleccionados y extraídas
sin olvidar el proceso de evaluación del MIPAA del análisis de los documentos mediante Atlas.Ti
en Europa y otros eventos, como los Consejos y las relaciones que, en esos mismos documen-
Europeos celebrados en Estocolmo y Lisboa en tos, se establecen entre los códigos.
el año 2000, la Estrategia Europea de Empleo de
1997 o la Cooperación Europea para la Innovación En esencia, los documentos muestran dos
en Envejecimiento Activo y Saludable (EIPAHA). pilares básicos de las políticas europeas: por un
lado, salud y cuidados; por otro, trabajo. Ambos
También es apreciable una diferente ámbitos captan casi el 40 por ciento de las citas.
metodología en la construcción de medidas.
Le siguen a una distancia apreciable las citas sobre
Mientras la UE, que enfoca su política sobre
el aprendizaje a lo largo de la vida, los servi-
envejecimiento hacia la visión productivista (y a
cios provistos a los ciudadanos, las actividades
veces generalista), utiliza el “método abierto de
que suponen participación social, y las pensio-
coordinación” como forma de establecer una
cooperación entre Estados con políticas dife- nes. Esos dos ámbitos se estructuran de forma
rentes y heterogéneas, la ONU sigue el principio coherente porque la salud y los cuidados tienen
de revisión cada cinco años de las orientacio- una relación evidente con los servicios (predo-
nes políticas que emanan del MIPAA (Marín y minantemente, de salud) proporcionados por
Zaidi, 2017). De esta distinta forma de proceder estructuras de protección social y que facilitan
se derivan lógicamente resultados no siempre la participación activa, todos ellos aspectos con-
coincidentes. siderados como derechos que deben ser reco-
nocidos y cubiertos. Además, la salud se vincula
Pero, en este punto parece oportuno for- con el trabajo, en la medida en que también es
mular la siguiente pregunta: ¿qué transmiten un componente relacionado con las condiciones

Cuadro 1

Análisis de contenido: relación entre citas referidas a códigos sobre


políticas europeas de envejecimiento

Partici- Entorno Salud- Eco- Protec-


Derechos Apren- Pen- Servi- Tra-
pacion ambien- Cuida- ICT nomia cion
activa tal dos humanos dizaje siones cios
plateada social
bajo

Participacion activa 0,0


Entorno ambiental 0,3 0,0
Salud-Cuidados 2,2 0,3 0,0
Derechos humanos 0,7 0,3 2,5 0,0
ICT 0,7 0,3 1,8 0,1 0,0
Aprendizaje 0,5 0,1 1,4 0,4 1,2 0,0
Pensiones 0,4 0,0 1,5 0,1 0,0 0,5 0,0
Servicios 0,5 0,1 4,2 1,1 0,1 0,1 0,3 0,0
Economia plateada 0,4 0,0 0,3 0,0 0,8 0,3 0,0 0,1 0,0
Proteccion social 1,0 0,0 2,7 1,6 0,1 1,1 1,2 1,2 0,3 0,0
Trabajo 1,1 0,0 3,3 1,9 0,7 3,8 3,6 0,5 0,1 1,8 0,0
Total = 730 citas 7,8 1,4 20,1 8,8 5,9 9,6 7,7 8,5 2,3 11,1 16,8

Fuente: Elaboración propia a partir de los documentos analizados.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 153


El marco de las políticas de vejez en Europa

Cuadro 2

Análisis de contenido: dimensiones principales de las políticas


por organismos
Consejo Union Europea OCDE UNECE Total
de Europa
Participacion activa 2,9 9,4 0,0 7,1 6,2
Entorno ambiental 1,9 7,1 0,0 12,2 7,2
Salud-Cuidados 14,3 16,5 12,9 26,3 19,3
Derechos humanos 49,5 3,9 0,0 1,3 14,1
ICT 0,0 7,9 19,4 3,2 5,0
Aprendizaje 2,9 8,7 6,5 6,4 6,2
Pensiones 0,0 5,5 6,5 5,1 4,1
Servicios 6,7 3,1 0,0 13,5 7,6
Economia plateada 0,0 3,1 9,7 1,3 2,1
Proteccion social 9,5 6,3 0,0 7,7 7,2
Trabajo 12,4 28,3 45,2 16,0 21,0
Total = 419 citas 105 127 31 156 419
% 25,1 30,3 7,4 37,2 100,0

Fuente: Elaboración propia a partir de los documentos analizados.

laborales de quienes envejecen, que se comple- la UE, junto al trabajo (28,6 por ciento de las
menta con otros, más específicos del mundo del citas) y otros ámbitos vinculados (ICT), desplie-
trabajo, como las pensiones y el aprendizaje a lo gan una política más holística mediante otras
largo de la vida. Aunque mucho menos citadas, medidas (salud y cuidados, participación, pro-
las medidas de fomento de las tecnologías de tección social, entorno); mientras, en la UNECE,
información y comunicación abren una expecta- la atención a la salud (cuidados y servicios), la
tiva hacia una cierta nueva visión, vinculada con protección social y el entorno residencial mar-
la salud (al proveer herramientas para cuidados can las líneas prioritarias, incluyendo también
de salud más eficientes mediante innovaciones medidas relacionadas con el mercado de tra-
tecnológicas), pero también con el aprendizaje bajo. En definitiva, son medidas más próximas a
(que ayude a superar la brecha digital) o con la las recomendaciones del MIPAA. El modelo más
economía plateada (entendida como una forma diferenciado es el del Consejo de Europa, con
distinta de estructurar la actividad económica casi la mitad de las citas referidas a la protec-
que se genera en torno a las personas mayores). ción de los derechos humanos, sin olvidarse del
significado de la salud y el mercado de trabajo.
Los actores (organismos) orientan las
políticas sobre envejecimiento conforme a su
propia misión y sus objetivos, en cuanto orga-
nizaciones que sirven a los intereses de los paí- 4.1. Las políticas europeas sobre
ses que las componen (cuadro 2). Las medidas
referidas al mantenimiento de la población que el mercado de trabajo y
envejece en el mercado de trabajo están fuerte- las personas mayores
mente presentes en los documentos de todos
los actores, especialmente de la OCDE, que se
ve apoyada por el fomento de medidas sobre La permanencia de las personas mayores
aprendizaje, ICT y cuidados de problemas de en el mercado de trabajo es la línea fundamen-
salud. Sin embargo, la UE y la UNECE presen- tal de actuación de la OCDE, también visible
tan conjuntos de medidas más diversificadas: en los documentos de otros organismos inter-

154 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Vicente Rodríguez-Rodríguez

nacionales que tienen su campo de acción en ■ la consecución de la mayor calidad en


Europa. Las recomendaciones de la OCDE a los el puesto de trabajo, asegurando con-
Estados miembros están arraigadas en la filoso- diciones favorables a la salud física y
fía del organismo y tienen tres líneas de actua- mental, reduciendo las situaciones peli-
ción, según se dirijan a los propios Estados, a las grosas y procurando la conciliación de
compañías/empresas o a los individuos (OCDE, la vida profesional y familiar.
2006 y 2015). Aunque sean recomendaciones
con un limitado valor prescriptivo, su importan- Cuando se trata de las empresas (los
cia estriba en los aspectos que se delinean en empleadores), las recomendaciones siguen
las mismas. En el caso de los Estados, la princi- líneas similares, pero poniendo la responsa-
pal recomendación en relación con el mercado bilidad en manos de quien debe “alentar la
de trabajo es “reforzar los incentivos para que continuidad en el trabajo y la contratación de
los trabajadores construyan carreras labora- trabajadores mayores”, por medio de iniciati-
les más largas y continúen trabajando a edades vas que:
más avanzadas”, a través de iniciativas como:
■ eviten la discriminación de los trabaja-
■ mejorar los incentivos para mantener dores de acuerdo a su edad, facilitando
trabajando a la población mayor; el reclutamiento, la promoción, la for-
mación y la retención de trabajadores
■ asegurar que el sistema de pensiones mayores de edad;
premie la jubilación posterior a la edad ■ protejan a los trabajadores de edad,
legal, ayudando de esta manera a man- allanando el acceso a empleos de
tener su sostenibilidad financiera; calidad;
■ facilitar trayectorias laborales más exten- ■ desincentiven la jubilación obligatoria,
sas y gratificantes, conciliando trabajo y mediante medidas que estimulen la
cuidados, y favoreciendo esquemas permanencia de trabajadores mayores
compartidos de trabajo y pensión; en condiciones favorables a su pro-
ductividad, y sin penalizaciones por su
■ restringir los esquemas de jubilación edad;
anticipada, cuando afectan a perso-
nas que mantienen buena salud para ■ favorezcan la transmisión de sus cono-
seguir trabajando; cimientos a otros trabajadores más
jóvenes, ajustando sus capacidades a
■ garantizar a los trabajadores el acceso las responsabilidades familiares adqui-
a prestaciones y servicios del Estado de ridas por los trabajadores mayores y a
las condiciones personales de salud,
bienestar, siempre que no se utilicen
capacidad física y educación más ade-
para la salida temprana del mercado
cuadas.
de trabajo.
En la figura 1 se puede apreciar que el
Si se trata de capacitar a los trabajado- mantenimiento de la población mayor en el mer-
res para una permanencia adecuada y eficaz en cado de trabajo se apoya fuertemente en la
el mercado de trabajo, las recomendaciones se necesidad de sostener los sistemas de pensiones
centran en facilitar a los trabajadores: como una condición general y estructural ante
el envejecimiento generalizado de la población
■ la formación a través de toda su trayec- y la reducción de ingresos derivados de las difi-
toria laboral de acuerdo a su experien- cultades económicas. Ese mantenimiento tam-
cia y sus necesidades; bién gravita en la conveniencia de dotar a los
trabajadores mayores de las capacidades indivi-
■ la asistencia adecuada a las personas duales para no perder su posición en el mercado
que buscan empleo, especialmente de trabajo, que tiende a retirarlos en cuanto es
cuando se trata de población en riesgo, posible, despreciando su experiencia acumu-
como puede ser la de los trabajadores lada y su bagaje de conocimiento transmisible a
mayores; generaciones más jóvenes. Otras dimensiones,

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 155


El marco de las políticas de vejez en Europa

Figura 1

Interrelación entre las dimensiones de políticas públicas en Europa

Servicios Se vincula con...

Aprendizaje
Se vincula con...
Apoya a...

Apoya a...
Se vincula con... Salud Se vincula con... Apoya a... Se vincula con... Derechos
ICT Pensiones Trabajo humanos
y cuidados

Se vincula con...
Se vincula con...

Apoya a...
Protección social

Participación activa

Fuente: Elaboración propia a partir de los documentos analizados.

como la salud o la protección social, interactúan lló la Estrategia Regional Europea de Implemen-
de una forma evidente con las medidas relacio- tación del MIPAA (RIS).
nadas con el mercado de trabajo: la primera,
vinculada al mantenimiento de buenas condi- La última fase de evaluación del MIPAA,
ciones en los puestos de trabajo que no inci- desarrollada recientemente en Lisboa, en 2017,
dan negativamente en su salud; la segunda, en refuerza esta línea de actuación al destacar, en
conexión con el amplio conjunto de medidas la Declaración final (UNECE, 2017a) a través
que aseguran la protección del individuo en un de la iniciativa “Encouraging longer working
estado de bienestar amplio. life and ability to work”, junto a otras mucho
más orientadas a otorgar valor a la persona que
Ya en el MIPAA (2003: 17-18) se esta- envejece, reconocer su potencial como agente
blece, a través de catorce medidas, la necesidad social y asegurar una vida con dignidad, así
de ofrecer a las personas mayores oportunida- como también a tomar conciencia de su poten-
des para seguir trabajando14. Estas superan las cial de vida saludable, en una economía pla-
propias condiciones del mercado de trabajo teada y en un mundo de participación social
insistiendo en otros aspectos, como la partici- basada en el voluntariado (UNECE, 2017b).
pación de la mujer de edad (medida d), la lucha Incluso las organizaciones no gubernamenta-
contra la exclusión social a través del trabajo les, también reunidas en Lisboa, destacan en su
(medida c) o el emprendimiento empresarial de Declaración la importancia y el significado de
las personas mayores en relación con el mer-
los mayores (medida e). Orientaciones seme-
cado de trabajo, poniéndolas en el centro de las
jantes emanaron de la Conferencia Regional
acciones que desarrollan, como, por ejemplo,
­Europea de Berlín (UNECE, 2002), que desarro-
combatir los estereotipos y la discriminación de
14
 A través de la Orientación Prioritaria I, sobre el
los trabajadores mayores y valorar su papel como
desarrollo de las personas de edad; concretamente, el objetivo cuidadores (UNECE, 2017c). En el caso de la UE,
1 de la cuestión 2, sobre el empleo y el envejecimiento. estas medidas relacionadas con el mercado de

156 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Vicente Rodríguez-Rodríguez

trabajo entran a formar parte de la definición y la salud es el referente principal de la Orien-


medición del envejecimiento activo. El máximo tación Prioritaria II del MIPAA, definida como
reconocimiento de esta línea de actuación se “Fomento de la salud y bienestar en la vejez”.
encuentra en documentos del Consejo de la
UE (2010) y del Comité de las Regiones y AGE Desde 2002, el proceso de evaluación en
­Platform (2012), para la preparación del Año Europa del MIPAA a través de las conferencias
Europeo del Envejecimiento Activo de 2012. de Berlín (2002), que dio luz verde a la Estrate-
gia Regional Europea, de León (2007), de Viena
El análisis que los científicos sociales han (2012) y, especialmente, de Lisboa (2017)15,
efectuado de estas políticas es bastante uná- destaca la salud, junto con la protección social
nime en su denominación (“productivista”, en y los derechos humanos, como líneas fuerza
palabras de Moulaert y Biggs [2013], incluso (Sidorenko y Zaidi, 2018). Un planteamiento
“neo-liberal”), en que esta forma de enten- semejante se encuentra en documentos del
der el envejecimiento en Europa está bastante Consejo de Europa como organismo dedicado
extendida en los foros políticos y de investiga- al fomento de los derechos humanos (Consejo
ción (Walker y Maltby, 2012) o en el signifi- de Europa, 2014) y también de la UE, tanto
cado de algunas medidas específicas (apoyo a referidos a diversas estructuras políticas16, como
la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, derivados de estructuras de investigación17.
aumento de la edad de jubilación, eliminación Además, recientemente, la Carta Social Europea
de los esquemas de jubilación anticipada). Hay y la Declaración de las ONG en Lisboa también
también bastante consenso en las dificultades refuerzan esa visión18.
de aplicación de estas propuestas “productivis-
tas” en todos los países europeos, por su pro- Ciertamente, la salud, como constructo
pia soberanía a la hora de definir y aplicar sus social, no es unidimensional, sino que, tal como
políticas laborales y sociales (Walker y Maltby, se recoge en la figura I, está vinculada a otros
2012) y por múltiples barreras a escala nacio- componentes, como:
nal, tales como el desinterés de los empresarios
por seguir contratando a trabajadores mayores ■ los cuidados como práctica ligada al
o el abuso de las condiciones favorables que, en entorno individual y familiar y como
ocasiones, establecen los sistemas de relaciones estructura social, a través de la cual la
laborales y de pensiones para que los trabaja- persona mayor apoya o recibe apoyo
dores se retiren anticipadamente (Marín y Zaidi, no retribuido en el entorno familiar
2017). o por parte del voluntariado social
(UNECE, 2017b);

■ la promoción de servicios públicos de


4.2. Las políticas sociales cuidados comunitarios, a escala local
y el envejecimiento (UNECE, 2017b), incluso de larga dura-
ción, como alternativa a los cuidados
de la población europea institucionalizados, aunque las personas
tengan que afrontar restricciones como
consecuencia de una oferta limitada;
El otro gran ámbito de las políticas euro-
peas tiene su foco en las “medidas sobre enveje-
■ la provisión de programas de fomento
cimiento, de carácter específico”, con un fuerte
de comportamientos de consumo salu-
componente sectorial, que se “dirigen a resolver
dables, incluyendo el ejercicio físico
las necesidades humanitarias (seguridad eco-
para prevenir la discapacidad (UNECE,
nómica, salud, cuidados sociosanitarios, etcé-
2012b);
tera.) y a proporcionar oportunidades para su
integración continua en diversas esferas de su 15
 Véanse UNECE (2002, 2007, 2012a y 2017b).
vida en sociedad” (Sidorenko y Walker, 2017). 16
 Al respecto véanse Consejo de la Unión Europea
Esta visión entronca con las medidas emanadas (2010) y Consejo Económico y Social Europeo (2012).
directamente del MIPAA y su proceso de eva- 17
 Véanse AGE Platform (2011), Comisión Europea
luación durante los últimos quince años en las (2012) y Richardson, Marques y Morgan (2015).
cinco áreas regionales de la ONU. De hecho, 18
 Véanse Consejo de Europa (2015) y UNECE (2017c).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 157


El marco de las políticas de vejez en Europa

■ la eliminación de las desigualdades población mayor como consecuencia de una


sociales para que las personas mayores estructura demográfica consolidada. Con este
puedan acceder a los servicios sanita- punto de partida, cabe esperar que las políticas
rios primarios y hospitalarios; aplicables sean una mezcla de los condicionan-
tes específicos de los organismos que las pro-
■ el apoyo a un envejecimiento digno ponen y de las normas sociopolíticas aplicables
en casa, en las mejores condiciones de según los acuerdos y compromisos internacio-
salud, dando importancia al significado nales aceptados. Sin embargo, cada Estado
del entorno residencial y comunitario tiene sus propias líneas de actuación, marcadas
(Richardson, Marques y Morgan, 2015); por las estructuras sociales y políticas que los
distintos países se han dado para organizar su
■ el reconocimiento a la importancia vida en sociedad.
de las soluciones basadas en las ICT
para mantener a la persona mayor En efecto, estas políticas nacen de los
en las mejores condiciones de salud en esfuerzos contraídos por la ONU en el desarro-
su entorno residencial y en un espa- llo de las asambleas mundiales, en las que han
cio amigable (Richardson, Marques y participado los países y la sociedad organizada
Morgan, 2015: 15; UNECE, 2017c), ya desde la primera Asamblea Mundial del Enve-
aprovechando las sinergias que se esta- jecimiento en Viena en 1982, continuada por
blecen entre salud, innovación tecnoló- la de Madrid en 2002. Con similares objetivos, la
gica e iniciativas empresariales (OCDE, tercera asamblea ya está empezando a prepa-
2015b); rarse para 2022. Las líneas maestras de cada una
de ellas tienen un doble proceso de conforma-
■ el valor añadido que comporta el ción. Uno es el utilizado por la ONU para eva-
aprendizaje a lo largo del curso de vida luar los resultados del Plan de Acción de Madrid
como herramienta esencial en la pro- sobre Envejecimiento, a través de reuniones pre-
moción y el seguimiento de prácticas vias de distinto nivel y con agendas que se van
saludables que redunden en el bienes- estructurando en el periodo de preparación, y
tar de las personas mayores durante su contando con los análisis y la evaluación de las
jubilación (Walker y Maltby, 2012)19; asambleas posteriores, de acuerdo con la evolu-
ción de la demografía y las políticas aplicadas.
■ el reconocimiento de la importancia de Precisamente, se utiliza la evaluación en ciclos
relacionar la adecuada prestación de los quinquenales marcados por las conferencias
cuidados con el respecto a la condición intergubernamentales, las reuniones de organi-
de las personas mayores, evitando el zaciones de la sociedad civil y los foros científi-
maltrato (UNECE, 2007). cos. El otro proceso sigue el “método abierto de
En definitiva, todos estos objetivos ponen coordinación”, por el cual los Estados europeos
de relieve la salud y la protección social como ponen en común sus políticas, dirigidas hacia
derechos de las personas, que los Estados deben objetivos básicos, que son analizadas mediante
estadísticas e indicadores y evaluadas por los
proteger. Por tanto, trabajo y salud conforman
Estados, antes de adoptarse de forma compar-
los dos grandes aspectos referenciales de las
tida. Aunque las políticas sobre envejecimiento
políticas europeas.
no están siendo construidas a partir de este
sistema, algunos aspectos de la política social
sí. Su aplicación, aun no siendo vinculante, es
habitualmente utilizada para guiar la elabora-
5. Algunas notas finales
ción de las políticas nacionales.

De esta manera, y según Sidorenko y


Las políticas públicas sobre envejeci- Walker (2017), hay varias dimensiones comunes
miento en Europa surgen de la necesidad de en las estrategias regionales emanadas tanto de
hacer frente a una situación: el incremento de la MIPAA como de las políticas regionales específi-
cas de Europa, a saber, salud, vivienda y entorno,
19
 En este sentido, la formación de los profesionales
sanitarios también se vincula a la mejor prestación de los
educación, género, integración y participación,
servicios sanitarios, lo que redunda en la mejora de la protección social y seguridad económica. Están
calidad de vida de los pacientes mayores de edad. agrupadas en tres líneas prioritarias: la primera,

158 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Vicente Rodríguez-Rodríguez

desarrollo de las personas mayores; la segunda, to local and regional actors, Committee of the
salud y bienestar; y la tercera, entorno. La rea- Regions, Bruselas.
lidad es que, después de los ciclos de evalua-
ción del MIPAA, la seguridad económica, la Comisión Europea (2002), Comunica-
salud y una perspectiva de derechos aparecen ción de la Comisión al Consejo y al Parlamento
como las dimensiones más consolidadas hasta ­Europeo. La respuesta de Europa al envejeci-
el momento. Pero los marcos políticos que rigen miento a escala mundial Promover el progreso
en Europa, con la concurrencia de múltiples económico y social en un mundo en proceso de
actores, objetivos y estrategias, sugieren distin- envejecimiento, Contribución de la Comisión
tas formas de definir y orientar las políticas. La Europea a la segunda Asamblea Mundial sobre
UE tiene una mayor fuerza a la hora de vincular sus el Envejecimiento, Bruselas.
políticas con las de los Estados, entre otras razo-
nes, porque muchas se benefician de esquemas — (2007), Carta de los Derechos
de financiación que complementan a las pro- Fundamentales de la Unión Europea, Bruselas.
pias de los Estados. — (2012), La aportación de la UE al
Por su parte, la UNECE, la OCDE o el Con- envejecimiento activo y a la solidaridad entre
sejo de Europa, con un ámbito de aplicación más las generaciones, Luxemburgo, Oficina de
amplio que la propia UE, carecen de la misma Publicaciones.
fuerza para instar a la aplicación de sus pro-
puestas en los Estados miembros. Otro hecho Consejo Económico y Social Europeo (2012),
destacado es que la UE no ha adoptado una Dictamen del Comité Económico y Social
posición firme respecto al enfoque de los dere- Europeo sobre ‘Horizonte 2020: Hojas de ruta
chos humanos de las personas mayores. Solo para el envejecimiento, Bruselas.
algunas iniciativas emanadas de organizaciones
Consejo de Europa (2012), Declaración del
de la sociedad civil europeas (AGE Platform) e
Consejo sobre el Año Europeo del Envejecimiento
internacionales (HelpAge International) están
Activo y de la Solidaridad Intergeneracional
procurando la concienciación social en este sen-
(2012): estrategia futura, Bruselas.
tido, con el objetivo de aprobar una carta vincu-
lante de los derechos humanos de las personas — (2014), Recommendation CM/
mayores. En contraposición, es muy firme y está Rec(2014) of the Committee of Ministers to
muy desarrollada la política de potenciación de member States on the promotion of the human
la permanencia de las personas mayores en el rights of older persons, Steering Committee
mercado de trabajo, facilitando herramientas y of the Human Rights, Council of Europe,
recursos para ello y vinculándola a la sostenibi- Estrasburgo, (https://search.coe.int/cm/Pages/
lidad del sistema de pensiones, percibida como result_details.aspx?ObjectID=09000016805c6
una de las dimensiones más sobresalientes del 49f). Acceso 31 de mayo de 2018.
Estado de bienestar.
Una visión a más largo plazo y desde una — (2015), European Social Charter,
perspectiva micro permitiría evaluar el impacto Council of Europe, Estrasburgo.
del conjunto de estas políticas en los diferentes Consejo de la Unión Europea (2010),
países, utilizando indicadores adecuados para Envejecimiento Activo, Unión Europea, Bruselas.
analizar su progreso. Es previsible que los países
europeos, más envejecidos y con mayor impli- Eurostat (2018), Population structure and
cación en el desarrollo de políticas sobre enve- ageing, (http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-
jecimiento, hayan avanzado en el sostenimiento explained/index.php/Population_structure_and_
digno de la población adulta mayor y en su con- ageing). Acceso 9 de abril de 2018.
sideración como personas merecedoras de reco-
nocimiento y apoyo. Foster, L., y A. Walker (2015), “Active
and Successful Aging: A European Policy
Perspective”, The Gerontologist, 55(1): 83-90.
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AGE Platform Europe (2011), How to analysis with ATLAS.Ti”, MMG Working Paper,
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Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 159


El marco de las políticas de vejez en Europa

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160 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


La sostenibilidad demográfica del
sistema de pensiones en España
Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda Rentería y Amand Blanes*

RESUMEN de los baby-boomers desafían la sostenibilidad


del sistema de pensiones en España mientras
La sostenibilidad del sistema de pensiones en disminuye la relación entre cotizantes y jubila-
España preocupa por la conjunción de tres fenóme- dos. En un contexto de creciente preocupación
nos demográficos: la caída de los nacimientos, el sobre las consecuencias del envejecimiento de
aumento de la esperanza de vida y la jubilación futura
la población para la sostenibilidad del Estado
de los baby-boomers. En este artículo, examinamos
la incidencia de estas causas sobre la sostenibilidad de bienestar, en este trabajo examinamos las
demográfica del sistema y el efecto que distintos implicaciones de las tendencias demográficas
escenarios de mortalidad, fecundidad y migración pasadas sobre la sostenibilidad demográfica
exterior podrían tener en el futuro. Para ello, hemos del sistema de pensiones y el efecto que dis-
desarrollado un modelo de simulación que combina tintos escenarios de mortalidad, fecundidad y
demografía, economía y sostenibilidad de las pen- migración exterior podrían tener en el futuro.
siones y permite reconstruir (y variar) las tendencias Con este objetivo, hemos desarrollado un
demográficas del pasado y proyectar distintos esce- modelo de simulación que combina demogra-
narios demográficos para el futuro, manteniendo fía y sistema de pensiones, y permite recons-
intencionadamente las condiciones económicas cons-
truir (y variar) las tendencias demográficas del
tantes. Aun cuando las condiciones demográficas del
pasado, muy favorables para el sistema de pensio- pasado y proyectar distintos escenarios demo-
nes, no se repetirán en el futuro, la demografía que gráficos para el futuro. La principal conclusión
viene no debería ser obstáculo para mantener un sis- del trabajo es que las condiciones demográfi-
tema de pensiones financiado conforme al modelo de cas del pasado, muy favorables para el sistema,
reparto, sostenible, solidario y suficiente.  no se repetirán en el futuro, pero la demogra-
fía que viene no debería ser un obstáculo insal-
vable para mantener un sistema de pensiones
de financiación por reparto, sostenible, solida-
rio y suficiente.
1. Introducción

La caída de los nacimientos, el aumento 1.1. Un pacto entre generaciones


de la esperanza de vida y la jubilación futura

* Centre d’Estudis Demogràfics, Universidad Autónoma El sistema de pensiones en España está


de Barcelona ([email protected]). basado en un pacto solidario entre generacio-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 161


L a s o s t e n i b i l i da d d e m o g rá f i c a d e l s i s t e m a d e p e n s i o n e s e n E s pa ñ a

nes. Las personas ocupadas generan cotizaciones


que, gestionadas por la Seguridad Social, se 1.2. Tendencias demográficas
utilizan para pagar las pensiones de las per- recientes
sonas que en el pasado adquirieron, a través
de sus cotizaciones, el derecho a percibir una
pensión vitalicia de jubilación. La sostenibili- Antes de presentar el modelo de simula-
dad del sistema depende de la diferencia entre ción y los resultados que de él se derivan resulta
el volumen de las cotizaciones que se ingresan esclarecedor describir, aunque sea de una forma
y el de las pensiones que se pagan cada año. A somera, las tendencias demográficas recientes,
su vez, estos volúmenes dependen, principal- y revisar las proyecciones de población sobre las
mente, de factores económicos y demográfi- que se sustentan algunas de las visiones sobre el
cos (Bloom et al., 2015). Entre los económicos futuro demográfico.
destacan las tasas de ocupación de la pobla-
ción y el nivel de salarios, estrechamente rela- Entre las tendencias demográficas des-
cionados con la productividad de la economía taca, en primer lugar, la profundización en los
(Crespo, Loichingerb y Vincelette, 2015). avances en la longevidad de la población espa-
ñola, con un incremento, durante las tres últi-
Entre los factores demográficos, los más mas décadas, de siete años en la esperanza de
relevantes son el tamaño de las generaciones vida al nacer de los hombres, y de seis años en
y la duración de la vida. El tamaño se refiere las mujeres. Uno de los rasgos distintivos de la
al número de personas que constituye cada actual fase de la transición epidemiológica es el
una de las cohortes presentes en la pirámide progresivo desplazamiento y concentración de
demográfica, resultado de la fecundidad/naci- las ganancias de años de vida en edades cada
mientos del pasado, de los niveles de morta- vez más avanzadas. Los datos son elocuentes,
lidad y de los flujos de salidas y entradas por tomando como referencia la población feme-
migración. La duración corresponde a la vida nina: con la mortalidad de mediados de los
media que transcurre desde que nace una años ochenta del siglo pasado, el 39 por ciento de
cohorte hasta que fallecen todos sus miem- las mujeres españolas alcanzaría los 85 años
de edad y todavía les restaría por vivir 5,2
bros y, a efectos del cálculo de las pensiones,
años más, mientras que tres décadas más tarde
desde que se jubila hasta que se extingue. El
la supervivencia se situaría en el 63 por ciento, y
tamaño y la duración condicionan en gran
la vida restante en 7,3 años.
medida la relación entre la población activa/
ocupada y la jubilada: cuanta más población ocu-
pada hay respecto a la jubilada, más soste- La segunda tendencia demográfica es
nible es el sistema, a igualdad en el resto de la persistencia de un modelo de baja y tardía
factores económicos. fecundidad, con niveles por debajo de 1,5 hijos
por mujer desde mediados de la década de los
ochenta, y con una progresiva postergación de
En España, la relación entre la población la maternidad, situándose hoy en día la edad
en edad de trabajar y la jubilada ha venido dis- a la que se tiene el primer hijo próxima a los
minuyendo –y lo seguirá haciendo–, aunque 31 años. Una derivada de ese retraso se encuen-
coyunturalmente aliviada por la incorporación tra en el incremento en los niveles de infecun-
al mercado de trabajo de las “generaciones didad, estimándose que de no revertirse la
llenas”, nacidas entre 1960 y 1975, los baby- situación en algunas generaciones, entre el 20 y
boomers, a las que se agregaron importantes el 25 por ciento de sus mujeres carecerán de
contingentes de población por la eclosión de descendencia (Devolder y Cabré, 2009).
la inmigración del extranjero en la primera
década de este siglo. No obstante, la jubila- Finalmente, hay que mencionar tam-
ción cercana de los baby-boomers, junto con la bién la eclosión del fenómeno de la migración
entrada de “generaciones vacías” al mercado extranjera, con una aportación neta de unos tres
laboral, ha disparado las alarmas sobre la sos- millones de personas en el quinquenio 2004-
tenibilidad del sistema de pensiones en España 2008; esta tendencia se vio truncada a raíz de la
y en la mayoría de los países occidentales (Lee y crisis económica, cuando las salidas de residen-
Mason, 2011). tes en el país superaron a las entradas, aunque

162 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda Rentería y Amand Blanes

los datos más recientes muestran que el saldo 2066 la población de 65 o más años se esti-
con el exterior retoma un signo positivo pero de maba en el 34,6 por ciento según la proyección
menor magnitud. La inmigración de la primera con base 2016, mientras que ese porcentaje se
década del siglo no respondería a una “migra- reduce al 31,0 por ciento según la proyección
ción de reemplazo”, pues se sumó a importan- con base 2018). No obstante, y con indepen-
tes efetivos de población en edades adultas, dencia de las cifras totales de población y de la
sino a satisfacer determinados nichos del mer- estructura relativa de la pirámide demográfica,
cado de trabajo formal e informal. Esos flujos, todas las proyecciones realizadas para España,
si bien han rejuvenecido la pirámide de pobla- como las de la mayoría de los países de nuestro
ción (de forma directa aportando población, entorno, prevén un fuerte incremento en los
y de forma indirecta vía natalidad), también efectivos de personas mayores en las próximas
han amplificado cohortes ya de por sí numero- décadas, fruto de los avances en la longevidad
sas. Según las Cifras de Población de 2017 casi y de la llegada a esas edades de las cohortes
uno de cada cinco residentes en España de 40 a del baby-boom, a las que se han agregado los
49 años había nacido en otro país, cuando contingentes de migrantes.
en 2002, quince años antes, el peso de los no
autóctonos en esas mismas cohortes no alcan-
zaba el 10 por ciento.
2. Modelo de simulación

Para analizar el efecto de los factores


1.3. Escenarios de futuro demográficos sobre la sostenibilidad del sis-
tema de pensiones, y más concretamente los
relacionados con el reemplazo de cohortes
En relación con la visión sobre el futuro, abundantes o escasas, y los que se derivarían
las proyecciones realizadas por el Instituto de diferentes dinámicas poblacionales futu-
Nacional de Estadística (INE) en los últimos años ras, se ha elaborado un modelo de simulación
(2012, 2014 y 2016) se construyen, como mani- que modifica los parámetros demográficos supo-
fiesta el propio organismo, a partir de una extra- niendo que los factores económicos permanecen
polación de las tendencias demográficas más invariables. Obviamente, esta es una suposición
recientes en cada momento. La prolongación nada probable pero que tiene la función prác-
de los avances en la longevidad, de la persis- tica de visualizar lo más nítidamente posible las
tente baja fecundidad y de saldos exteriores de implicaciones de las tendencias demográficas
escasa magnitud conduce irremediablemente a pasadas y futuras sobre el sistema. ¿Cuál sería el
un panorama demográfico caracterizado por un nivel de sostenibilidad del sistema de pensiones
decrecimiento y un fuerte envejecimiento de la actual sin y con el baby-boom? ¿O, sin y con la
población a medio y largo plazo. llegada de la inmigración internacional de la pri-
mera década del siglo XXI? ¿Qué implicaciones
Ahora bien, la comparación con las pro- tendría un aumento súbito de la fecundidad a
yecciones realizadas por otros organismos, los 2,1 hijos por mujer sobre la sostenibilidad
como Eurostat, muestra que esa no sería más futura del sistema? El modelo que proponemos
que una de las posibles sendas de la población a continuación permite responder a estas pre-
española, y que incluso cabría considerarla guntas, asumiendo constantes todas las demás
como más propias de un escenario de alto variables.
envejecimiento que de un escenario central
(Blanes, 2018). No deja de ser significativa la La base principal del modelo es demográ-
ruptura que ha representado la reciente publi- fica y se sustenta en una reconstrucción de la
cación por parte del INE de las proyecciones evolución pasada de la mortalidad, la fecundi-
2018-2068, con un cambio de enfoque en el dad y las migraciones de las generaciones espa-
tratamiento de la migración exterior, que con- ñolas, a la que se añaden una serie de hipótesis
duce a un crecimiento de la población a medio sobre el comportamiento futuro de los fenóme-
y a largo plazo, y a unos menores niveles de nos demográficos, derivadas principalmente de
envejecimiento relativo respecto de los resul- las que utilizó el INE en sus proyecciones para el
tados de ejercicios proyectivos anteriores (en periodo 2016-2066. El pasado y el futuro demo-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 163


L a s o s t e n i b i l i da d d e m o g rá f i c a d e l s i s t e m a d e p e n s i o n e s e n E s pa ñ a

gráfico condicionan el equilibrio del sistema El denominador es el gasto total del sis-
de pensiones, sobre todo su tendencia a largo tema de pensiones (de personas que han coti-
plazo, mientras que a más corto plazo adquie- zado directamente o a través de familiares, o de
ren relevancia factores asociados a la actividad personas que no han contribuido). Se obtiene
económica, y notablemente la evolución del por la suma de la población por edad N(x) mul-
nivel de ocupación de la población. Los facto- tiplicado por el importe medio de las pensiones
res económicos también inciden a largo plazo a esta edad P(x).
sobre ese equilibrio, por ejemplo, los niveles de
los salarios y de la cuantía de las prestaciones
por pensiones, al tiempo que pueden modifi-
car la dinámica demográfica, especialmente la 2.2. Reconstrucción del pasado
magnitud y el signo de los flujos migratorios
exteriores. En el modelo suponemos que los
demográfico y escenarios
factores económicos de cambio a largo plazo de futuro
no se modifican, ya que el propósito es explo-
rar todas las dimensiones posibles del cam-
bio demográfico, y para ello es más operativo El modelo requiere información por
mantener constante el factor económico. No sexo y edad simple de la población de 15 o
obstante, es obvio que esos factores se modifi- más años para el periodo 1970-2070, lo que
carán en el tiempo y, por consiguiente, las con- se obtiene a partir de la reconstrucción de las
diciones de funcionamiento y sostenibilidad generaciones nacidas entre 1870 y 2055. La
del sistema de pensiones son más complejas reconstrucción se ha realizado a nivel gene-
que las aquí simuladas. racional utilizando datos observados y/o
estimados para el periodo anterior a 2016,
y proyectados a partir de esa fecha. Al flujo
anual de nacimientos por sexo desde 1870 se
le aplican las correspondientes probabilida-
2.1. El indicador de sostenibilidad des de morir por generación para calcular los
demográfica supervivientes de la cohorte a cada edad, y
finalmente a esos supervivientes se les añade
o sustrae una estimación del saldo migratorio
El principal resultado del modelo es la con el exterior para obtener sus efectivos por
construcción de un indicador de sostenibilidad edad y sexo en cada año.
demográfica (ISD), que sirve de base en los grá-
ficos presentados a continuación. El ISD mide la La serie de nacimientos hasta el año
relación entre el total de las cotizaciones con- 2015 se obtiene a partir de los valores oficiales
tribuidas por los trabajadores y el total de las del INE desde el año 1887, con correcciones
pensiones: antes de 1975 en respuesta a su subregistro
(Blanes, 2007; Devolder, Ortiz y Zeman, 2016),

ISD =
∑x N ( x ) I ( x ) K estimándose los valores anteriores mediante
una retropolación de la población por edad
∑x N ( x ) P ( x ) de los censos de finales del siglo XIX. A partir
del año 2016, la cifra anual de nacimientos se
deriva mediante tres escenarios de evolución
El numerador corresponde al total anual futura de la fecundidad: a) constante en el
de las cotizaciones al sistema público de pensio- nivel observado en 2015 (1,33 hijos por mujer,
nes. Se determina por la suma de la población a cercana a la proyección del INE en 2016, en la
cada edad N(x), multiplicada por el nivel medio que la fecunidad sube a 1,38 en el año 2066);
de los ingresos brutos a esta edad I(x) y el nivel b) moderadamente creciente hasta estabili-
medio del factor de contribución K, es decir la zarse en 2050 hasta los 1,55 hijos por mujer
proporción de los ingresos brutos que revierten (nivel similar a la hipótesis de las proyecciones
al sistema. Hemos retenido un valor del 23 por INE de 2018); y, c) rápida e intensa recupera-
ciento para este factor K, lo que corresponde a ción para alcanzar el nivel de reemplazo a par-
su nivel medio actual. tir de 2040.

164 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda Rentería y Amand Blanes

Como se observa en el gráfico 1, la cifra En un segundo paso se contruye una


de nacimientos se mantuvo relativamente cons- serie estimada y proyectada de mortalidad
tante en el pasado, hasta la década de los para determinar, a partir de las cifras de naci-
ochenta, a niveles anuales de entre 600.000 mientos, los supervivientes de cada cohorte a
y 700.000, para reducirse de forma abrupta cada edad, en ausencia de migraciones. Esta
hasta mínimos en torno a 365.000 a media- serie se construye a partir de una estimación
dos de los años noventa. La posterior recupe- de los niveles de esperanza de vida al nacer
ración de la natalidad, hasta superar el medio antes de 1910, a partir de niveles registrados
millón de nacimientos en 2008, fue fruto de la en otros países europeos, de los observados
sinergia de dos factores: la presencia de impor- para España en el periodo 1910-2016 (Blanes,
2007 e INE) y de la hipótesis central de las
tantes contingentes de mujeres en edad fértil
proyecciones de población del INE de 2016-
y la mayor fecundidad de la población extran-
2066. La reconstrucción de la mortalidad por
jera. De cara al futuro, en las dos hipótesis de
generación permite constatar la transforma-
menor fecundidad, el flujo de nacimientos es ción acaecida en las condiciones de supervi-
descendente desde el corto plazo, dada la lle- vencia de los españoles, así como su efecto
gada de generaciones menos numerosas a eda- sobre los años vividos en las distintas etapas
des reproductivas. Este efecto estructural solo del ciclo de vida. Para la cohorte nacida en
podría compensarse por un escenario de intensa 1910, de la cual ya se dispone de información
y rápida recuperación de los niveles de fecundi- completa, únicamente el 42 por ciento de sus
dad de la población (tipo escenario c), lo que efectivos masculinos y el 51 por ciento de
permitiría que la cifra de nacimientos se situase los femeninos sobrevivió a la edad 65, y sus
nuevamente por encima del medio millón a expectativas de vida restantes a partir de esa
largo plazo. edad fueron de 14,8 y de 18,5 años, respec-

Gráfico 1

Nacimientos en España desde 1870 hasta 2015 y proyección hasta 2070


(según tres escenarios de evolución futura de la fecundidad)

800.000

700.000

600.000

500.000

400.000

300.000

200.000
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 2030 2050 2070
Año
Fecundidad sube a 2,1 en 2040 Fecundidad sube a 1,55 en 2050 Fecundidad constante

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística y proyecciones de población propias.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 165


L a s o s t e n i b i l i da d d e m o g rá f i c a d e l s i s t e m a d e p e n s i o n e s e n E s pa ñ a

Gráfico 2

Evolución reconstruida y proyectada de la esperanza de vida al


nacimiento de las mujeres en España, por generación
100

90
Esperanza de vida

80

70

60

50
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 2030 2050 2070
Generaciones

Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística.

tivamente. Por su parte, para los nacidos en El gráfico muestra la transición migratoria
1960 (primeras cohortes del baby-boom) se de España, de ser un país emigratorio hasta
prevé que, de mantenerse las tendencias de los años 1990 a un país de inmigración, al
evolución de la mortalidad, el 80 por ciento tiempo que pone en perspectiva histórica la
de los hombres y el 89 por ciento de las muje- magnitud del boom inmigratorio de princi-
res alcanzarán los 65 años, con una esperanza pios del siglo XXI. Finalmente, se constata la
de vida por delante que, en los hombres, dificultad de formular escenarios de evolución
rondará los 24 años, y en las mujeres, los 28 futura de las migraciones, con tres proyeccio-
(Blanes, 2015). En síntesis, los progresos en el nes que ofrecen cifras dispares. La proyección
retraso de la mortalidad aumentarán en mayor INE 2016-2066, en la que se basa el escena-
medida los años vividos en periodos de inacti- rio principal de nuestro modelo, fue muy pru-
vidad que los vividos en actividad. El gráfico 2 dente al situar el saldo neto con el exterior
resume las condiciones de mortalidad aplica- por debajo de las 100.000 personas/año. En
das al modelo utilizando el indicador de espe- cambio, su proyección 2018-2068 representa
ranza de vida al nacimiento de las mujeres un cambio sustancial, con una previsión de un
saldo exterior máximo de 340.000 personas
españolas, según año de nacimiento.
en 2021, y un valor medio anual, para el con-
junto del periodo, de casi 180.000 personas.
Finalmente, se recontruye la evolución del Por su parte, la proyección de Eurostat de
saldo migratorio pasado y futuro de acuerdo 2015 para España es prudente en el corto
con tres escenarios de evolución prevista plazo, pero a más largo plazo se estiman
para España (gráfico 3). Esos datos, repartidos niveles que duplican los de la proyección INE
por edad y por sexo a partir de un calenda- 2016-2066. Obviamente, este abanico de
rio migratorio, permiten obtener la estima- “futuros” posibles desemboca en conclusio-
ción final de los efectivos por edad y sexo de nes muy diferentes sobre la evolución de la
las generaciones en cada año del periodo. población en edades activas.

166 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda Rentería y Amand Blanes

Gráfico 3

Evolución del saldo migratorio observado y proyectado, según tres


escenarios, para el periodo 1870-2070
800.000
700.000
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
100.000
0
-100.000
-200.000
-300.000
-400.000
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 2030 2050 2070
Año
INE 2018 Eurostat 2015 INE 2016

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE.

■ niveles de ingresos de los asalariados y


2.3. El perfil económico de los autónomos, obtenidos a partir del
de referencia Panel de Hogares de la Unión Europea
(Eurostat), y
El modelo demográfico generacional des- ■ número de pensionistas y niveles de las
crito de manera sucinta proporciona los datos pensiones contributivas y no contribu-
de población por edad a partir del año 1970 tivas, obtenidos a partir de estadísticas
(cuando muere la última persona de la genera- del Ministerio del Trabajo, Migraciones y
ción de los nacidos en 1870) hasta 2070. Permite Seguridad Social (anuarios de estadísti-
el cálculo del ISD, utilizando el perfil económico cas laborales y asuntos sociales, informes
de ingresos y pensiones por edad del año 2012. estadísticos del Instituto Nacional de la
En otras palabras, el cálculo del ISD se basa en Seguridad Social).
datos demográficos variables y unas condiciones
fijas de ingresos, gasto y nivel de contribución al
sistema público de pensiones.
3. Resultados
El perfil económico de ingresos y pensio-
nes 2012 se obtiene a partir de datos observa-
dos1. Los datos económicos incluyen:
3.1. La sostenibilidad demográfica
■ tasas de ocupación por edad y sexo,
obtenidas a partir de la Encuesta de del sistema de pensiones:
Población Activa del INE; pasado y presente
1
 Véase, por ejemplo, Patxot, Rentería y Souto (2015)
para una descripción más detallada de la construcción y del El indicador de sostenibilidad demográfica
uso de este tipo de datos. (ISD) del sistema de pensiones mide la relación

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 167


L a s o s t e n i b i l i da d d e m o g rá f i c a d e l s i s t e m a d e p e n s i o n e s e n E s pa ñ a

entre el volumen de cotizaciones y el volumen El gráfico 4 muestra la evolución del ISD


de pensiones de jubilación en función de la entre 1970 y 2070 en función de tres escena-
estructura demográfica por edad y sexo de cada rios. El primer escenario está basado en la evo-
momento (gráfico 4). Este indicador asume un lución demográfica observada hasta 2015, y la
perfil económico y constante en el tiempo (Lee proyectada se basa en el escenario de las pro-
y Mason, 2011). Como se ha dicho, la estruc- yecciones publicadas por el INE en 2016 (INE,
tura de renta laboral, las tasas de ocupación y de 2016). El segundo escenario plantea qué le
desempleo, las cotizaciones y las pensiones hubiera ocurrido al indicador de sostenibilidad
de 2012 se mantienen constantes en el tiempo, sin la inmigración internacional llegada a España
retrospectiva y prospectivamente. En ese año, la en las últimas dos décadas. El tercero añade un
cotización media representaba el 23 por ciento supuesto adicional: sustituye la evolución de
los nacimientos observados por una evolución
del salario y el importe de la jubilación equivalía,
tendencial y moderada de los nacimientos en
en promedio, al 60 por ciento del último sala-
el pasado. Los tres escenarios muestran que
rio. El sistema es sostenible (ISD igual o mayor España se ha beneficiado de unas condiciones
a 1) cuando las cotizaciones generadas por la demográficas muy favorables para el manteni-
población cotizante son iguales o superiores a miento del sistema de pensiones. Suponiendo
las pensiones percibidas por la población pen- el perfil económico de 2012, las cotizaciones
sionista. Obviamente, el nivel absoluto del indi- en 1970 hubieran sumado el doble de ingresos
cador varía en función del perfil económico de los que demandaba el sistema para finan-
de referencia, pero, para poder aislar el efecto ciar las pensiones de jubilación. Sin embargo,
demográfico, es preciso utilizar un único per- entre 1970 y 2000, el indicador de sostenibili-
fil de referencia. Por tanto, es más importante dad decreció hasta el 1,2 (las cotizaciones supe-
la evolución del indicador en el tiempo que sus raron en un 20 por ciento a las pensiones). La
valores absolutos. caída del indicador se frenó y el nivel se man-

Gráfico 4

La sostenibilidad demográfica del sistema de pensiones en España (1970-2070)

2.4
Indicador de sostenibilidad demográfica

2.2
2.0
1.8
1.6
1.4
1.2
1.0
0.8
0.6
0.4
0.2
0.0
1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070
Año
1) Datos INE 2) Ídem a 1) sin migración exterior 3) Ídem a 2) sin baby-boom

Fuente: Elaboración propia con datos del INEy cálculos propios.

168 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda Rentería y Amand Blanes

tuvo por encima de 1,2 hasta el año 2022 gra- tes escenarios de futuro sobre la evolución de
cias a la incorporación de las generaciones del la mortalidad/esperanza de vida (panel 1), la
baby-boom al mercado de trabajo y a la llegada fecundidad (panel 2) y las migraciones interna-
de la inmigración internacional. Sin baby-boom cionales (panel 3). Si la mortalidad se mantu-
y sin inmigración internacional, las tensiones viera constante en el futuro al nivel de 2015, la
demográficas en el sistema de pensiones serían sostenibilidad demográfica del sistema de pen-
hoy mayores, en concreto el ISD tendría un valor siones caería hasta 0,72 en 2045 (contribuciones
un 30 por ciento más bajo. Es importante cons- inferiores en un 28 por ciento a las pensiones).
tatar que, desde una perspectiva estrictamente Si aumentara la esperanza de vida en el futuro
demográfica, la sostenibilidad demográfica al ritmo de las últimas décadas, el indicador
del sistema ha mejorado gracias a la inmigra- de sostenibilidad caería hasta 0,6 en 2045. El
83 por ciento del descenso de la sostenibilidad
ción, porque el nivel de sostenibilidad de 2016
demográfica hasta el 2045 es directamente atri-
mejoró respecto al de 2000.
buible al efecto de la variación del tamaño de las
cohortes que se jubilan (los baby-boomers), y el 17
por ciento al aumento de la esperanza de vida
(su duración). Este cálculo resulta de comparar
3.2. Tendencias (¿y soluciones la disminución del ISD entre 2015 y 2045, sin
demográficas?) a corto y y con aumento de la esperanza de vida (y con-
firma los resultados de Lee y Zhou (2017), que
medio plazo atribuyen más importancia a la evolución de los
nacimientos que a la mortalidad en la progre-
sión del envejecimiento).
Los paneles del gráfico 5 representan el
indicador de sostenibilidad demográfica pro- Para medir el impacto de la recuperación
yectado hasta el año 2070, según diferen- de la fecundidad sobre la sostenibilidad demo-

Gráfico 5

La sostenibilidad demográfica futura del sistema de pensiones español,


según diferentes escenarios de mortalidad, fecundidad y migración
Mortalidad Fecundidad Migración internacional (saldo)
Indicador de sostenibilidad demográfica

2.0 2.0 2.0

1.5 1.5 1.5

1.0 1.0 1.0

0.5 0.5 0.5

0.0 0.0 0.0


1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070
Año
Año Año
AñoA Año
ño
1) Proyección INE 1) Proyección INE 1) Proyección INE
1) Proyección INE 2) Ídem a 1), recuperación
2) Ídemlenta derecuperación
a 1), la fecundidad a 2,1 en 2100
lenta 2) Ídem a 1), sin migraciones
2) Mortalidad constante de la
3) Ídem a 1), recuperación fecundidad
exprés a 2,1 en 2100
de la fecundidad a 2,1 en 2040 3) Ídem a 1), saldo 250 mil anuales
3) Ídem a 1), recuperación exprés
de la fecundidad a 2,1 en 2040

Fuente: Elaboración propia con datos INE (justificar) y cálculos propios.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 169


L a s o s t e n i b i l i da d d e m o g rá f i c a d e l s i s t e m a d e p e n s i o n e s e n E s pa ñ a

gráfica del sistema de pensiones, barajamos nibilidad respecto al escenario sin crecimiento
dos escenarios de crecimiento de la fecundidad migratorio. Si el saldo aumentara hasta cifras
(gráfico 5). En el primero, la fecundidad crece de 250.000 personas anuales, el indicador cre-
tendencialmente de 1,33 hijos por mujer a 2,1 cería en 10 puntos hasta el año 2050 (de 0,55
entre 2016 y 2100. En el segundo, la fecundidad hasta 0,65). A largo plazo, en 2070, ningún
alcanza los 2,1 hijos por mujer en 2040 y pos- escenario es suficiente para revertir la caída del
teriormente se mantiene constante en ese nivel. indicador de sostenibilidad.
La recuperación de la fecundidad tiene efectos a
largo plazo sobre la sostenibilidad demográfica
del sistema, pero son imperceptibles antes de
2050. La recuperación exprés de la fecundidad 3.3. La edad de la jubilación
mejoraría la sostenibilidad del sistema en 2070,
aunque no sería suficiente para revertir su caída.
Desde un punto de vista teórico, retrasar
La inmigración tiene a corto plazo efec- la edad de la jubilación es una solución senci-
tos positivos sobre la sostenibilidad demo- lla para garantizar la sostenibilidad demográfica
gráfica del sistema (gráfico 5). Sin embargo, del sistema de pensiones. Con ello, el periodo de
a medio y a largo plazo los inmigrantes tam- cotización se alarga y el de jubilación se acorta.
bién se jubilan. Un saldo migratorio mode- El gráfico 6 muestra la edad de la jubilación que
radamente positivo y creciente en el tiempo, mantendría el sistema en equilibrio según dos
de 12.000 personas/año en 2016 a 80.000 a escenarios (un enfoque similar es presentado
partir de 2065, según la última previsión del por Sanderson y Scherbov, 2010). El primer
INE, mejoraría ligeramente los índices de soste- escenario refleja las condiciones demográficas

Gráfico 6

Edad de jubilación necesaria para mantener el sistema en equilibrio,


según diferentes escenarios de población

Esperanza de vida
75 80 85 90
75
Edad de jubilación de equilibrio

70 -0,2%
-0%
65 +0,2%

60

55

1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070
Año
Datos INE Modelos tendenciales

Nota: La curva negra está basada en la población observada hasta 2015 y proyectada por el INE. La curva gris está basada
en un modelo que tiene en cuenta principalmente el cambio en la mortalidad, sin migraciones ni variaciones en la natalidad.
Fuente: Elaboración propia con datos INE y cálculos propios.

170 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda Rentería y Amand Blanes

observadas entre 1970 y 2015 y las proyectadas activa, en una edad de jubilación relativamente
por el INE hasta 2070. En 1970, gracias a las alta en relación a los niveles de esperanza de
favorables condiciones demográficas del país, vida de la época y la salida del mercado de tra-
la edad de jubilación hubiera podido fijarse en bajo de unas cohortes escasas y castigadas por
los 56,8 años, 4,5 años menos que la estimada una mortalidad más elevada que la actual. La
en 2016. La incorporación plena de los baby- jubilación de los baby-boomers, el crecimiento
boomers al mercado de trabajo, sumada a la de la esperanza de vida y la entrada al mer-
llegada de la inmigración internacional, hubiera cado laboral de generaciones vacías configura
permitido disminuir la edad a la jubilación de un futuro demográfico radicalmente distinto.
62,3 en 1999 a 60,7 en 2009, año a partir del En consecuencia, la sostenibilidad venidera del
cual crecería hasta los 73,8 en 2058 cuando las sistema de pensiones no podrá apoyarse en la
generaciones del baby-boom estarán comple- demografía. Ni una poco probable recuperación
tamente jubiladas. Las oscilaciones observadas rápida de la fecundidad ni un saldo migrato-
en la edad a la jubilación de equilibrio reflejan rio positivo de hasta 250.000 entradas anuales
la entrada y salida del mercado de trabajo de podrían revertir el efecto de la jubilación de los
cohortes de distinto tamaño. baby-boomers y del crecimiento de la esperanza
de vida sobre el sistema. Sin embargo, esto
El segundo escenario refleja la evolución no significa que la demografía del futuro sea
de la edad de jubilación de equilibrio en un un obstáculo para la viabilidad del sistema de
modelo de población que repite las condiciones pensiones. Ajustar los periodos de cotización y
de mortalidad del primer escenario, pero asume jubilación en función de la esperanza de vida es
un crecimiento anual de los nacimientos entre una medida razonable para cuadrar las cifras.
-0,2 por ciento y 0,2 por ciento. Este modelo Ahora bien, este ajuste debería basarse exclusi-
de población no está sujeto a variaciones brus- vamente en las ganancias de esperanza de vida
cas en el número de nacimientos, debidas, por y no en las necesidades del sistema para cuadrar
ejemplo, a los efectos coyunturales del baby- las cuentas ante la jubilación de generaciones
boom. Tampoco contempla salidas y entradas de mayor o menor tamaño. En efecto, penalizar
por migración. La diferencia en la edad de jubi- unas generaciones sobre otras por su tamaño
lación de equilibrio entre el umbral de mayor produciría inequidad intergeneracional.
crecimiento (0,2) y el de menor (-0,2) es de dos
años. En este modelo, la edad de jubilación de En este ejercicio hemos dejado intencio-
equilibrio aumenta según crece la esperanza nadamente al margen el impacto de las varia-
de vida, situándose en 2030 en los 65 años en ciones económicas en el sistema para aislar el
los dos escenarios. A partir de este año, la jubi- efecto del cambio demográfico de forma nítida.
lación de los baby-boomers obligaría a retrasar Lógicamente, si modificáramos los parámetros
la edad de jubilación a un ritmo mayor de lo económicos, los niveles de sostenibilidad demo-
que sería necesario si solo tuviéramos en cuenta gráfica del sistema de pensiones variarían. Por
el aumento de la esperanza de vida. En el año ejemplo, según nuestro modelo, el aumento de
2050, la diferencia entre un escenario con o sin un punto porcentual en el nivel de cotización,
baby-boomers es de casi seis años. es decir, pasar del 23 por ciento al 24 por ciento
del salario, permitiría reducir entre cinco y siete
meses la edad de jubilación de equilibrio y retra-
saría entre tres y cinco años el momento en el
4. La viabilidad demográfica que el sistema entraría en déficit. La economía
del sistema , una reflexión española tiene amplio recorrido para mejorar
de conjunto sus niveles de productividad y de ocupación. El
aumento de la actividad y ocupación entre los
jóvenes y la población mayor de 60 años, así
En los últimos cuarenta años, la sociedad como también la igualación de las tasas de ocu-
española ha consolidado un sistema de pensio- pación femenina y masculina tendrían efectos
nes basado en la solidaridad intergeneracional positivos sobre la sostenibilidad del sistema a
y el modelo de financiación por reparto sobre corto y a medio plazo. Si la economía española
unas condiciones demográficas irrepetible- sabe capitalizar y mejorar la productividad de
mente favorables; unas condiciones basadas sus activos, la demografía no pondrá obstáculos
en el crecimiento continuado de la población a la viabilidad del sistema.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 171


L a s o s t e n i b i l i da d d e m o g rá f i c a d e l s i s t e m a d e p e n s i o n e s e n E s pa ñ a

La demografía de las altas esperanzas en los últimos 30 años”, Panorama Social, 10:
de vida, de los nacimientos menguantes, del 23-39.
crecimiento de la población a expensas de los
movimientos migratorios y de las pirámides Devolder, D.; Ortiz, E., y K. Zeman, (2016),
transformadas en obeliscos, ha venido para “Human fertility database documentation:
quedarse. Pero esto no implica que los sistemas Spain”, The Human Fertility Database (https://
de pensiones basados en la idea de reparto no www.humanfertility.org/Docs/ESP/ESPcom.pdf).
sean sostenibles en estas condiciones. Para ello,
habrá que adecuar los periodos de trabajo y Fernández Córdon, J. A. (2015), “Relaciones
jubilación a los incrementos netos de esperanza intergeneracionales, demografía y economía
de vida de una forma justa y equitativa con el en relación con las pensiones”, Cuadernos de
tipo de trabajo y el esfuerzo que han realizado Relaciones Laborales, 33 (2): 235-258.
las generaciones en el pasado, con independen-
cia de su tamaño. La sostenibilidad futura exige INE (Instituto Nacional de Estadística)
mejoras en la productividad de la economía y (2016), “Proyecciones de la población de
cambios en la provisión económica del sistema. España, 2016-2066. Metodología”, Madrid
De lo contrario, la confianza de la ciudadanía (www.ine.es).
en el sistema de pensiones mermaría. Para el
sistema, esto supondría un desafío de mayor Lee, R., e Y. Zhou (2017). “Does fertility or
alcance que el demográfico. mortality drive contemporary population aging?
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de la evolución de la fecundidad en España

172 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


La sostenibilidad macroeconómica
de las pensiones públicas
Sol Minoldo*

RESUMEN personas en edad de trabajar como por el incre-


mento de personas mayores, potenciales bene-
Ante la transformación de la estructura por ficiarias de pensiones. Este trabajo defiende
edades, las nuevas dinámicas demográficas suelen ser que, para establecer el impacto efectivo del
señaladas como parte de un “problema” económico, envejecimiento en términos materiales, es nece-
especialmente para la sostenibilidad de los sistemas
sario dejar atrás indicadores que no describen
de pensiones. Este artículo cuestiona dicha idea, ana-
lizando las limitaciones de los indicadores cuyos resul- realmente las tensiones entre la evolución de las
tados la respaldan y proponiendo otro abordaje para demandas materiales y los medios para costear-
dilucidar el impacto material del envejecimiento. Se las. Como contrapartida, sugiere contemplar el
concluye que el reto del envejecimiento tiene menos proceso global de transformación de la estruc-
que ver con la sostenibilidad económica que con un tura de edades y no solo el subproducto cono-
problema distributivo, que consiste en la necesidad cido como “envejecimiento de las poblaciones”.
de adecuar las instituciones de protección al cambio Considerando que los cambios demográficos
en la composición del consumo por edades.   no se producen en contextos abstractos, sino
que interactúan también con la manera en que
las poblaciones producen su riqueza, propone
utilizar indicadores sensibles a dichos contextos.

1. Introducción Tras exponer las herramientas corriente-


mente empleadas y analizar sus potenciales y
limitaciones, se realiza una propuesta para ana-
La estructura por edades de la población lizar el impacto específicamente atribuible al
española se ha modificado en las últimas déca- envejecimiento sobre la relación entre deman-
das, al igual que en muchas otras poblaciones. das de consumo1 y disponibilidad de ingresos.
Esta transformación suele denominarse “enve- 1
 Al hablar de “demandas de consumo” se hace refe-
jecimiento de las poblaciones”. rencia a la demanda global estimada para una población,
sumando las demandas de consumo estimadas para los
Frecuentemente, las nuevas dinámicas diferentes grupos de edad, es decir, al consumo agregado.
demográficas son señaladas como parte de un Cuando se hable de las demandas de consumo de gru-
pos de edad específicos, se hará la aclaración pertinente.
“problema”, tanto por la reducción relativa de Si bien se podría hablar siempre de “consumo”, introducir
como equivalente el concepto de ‘demandas de consumo’
* Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y permite enfatizar el hecho de que se trata de un consumo
Sociedad (CIECS)-CONICET-UNC (Córdoba, Argentina) (sol- cuya sostenibilidad –es decir, la capacidad de que sea efec-
[email protected]). tivamente realizado– es precisamente lo que se dirime.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 173


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

Para ello, se analiza cada uno de los componen- didad alta que antes generaba un crecimiento
tes de la relación de dependencia, y se avanza en moderado, se convierte en un doble impulso
una metodología alternativa para la considera- para el crecimiento vegetativo de la pobla-
ción de los ingresos. A partir de esta propuesta, ción: tanto por el efecto propio de la supervi-
se recalcula el indicador de dependencia, obte- vencia (que reduce la pérdida de individuos en
niendo resultados sensibles a la evolución de los cada cohorte a medida que crecen) como por
contextos productivos en los que se produce el hecho de que son más las mujeres de cada
el envejecimiento. Finalmente, se abordan los cohorte que alcanzan la edad fértil y pueden
retos que el envejecimiento supone en términos aportar nuevos individuos. El crecimiento vege-
de distribución intergeneracional y se reflexiona tativo que este fenómeno produce se reduce
sobre el trasfondo de los problemas financieros cuando, a continuación, desciende la fecundi-
que afrontan los sistemas de pensiones en con- dad. Por otro lado, el incremento de la super-
textos de envejecimiento. vivencia por la prolongación de la expectativa
de vida de personas mayores implica que los
individuos mayores de 64 años permanecen
2. ¿Un “problema” demográfico ? durante más tiempo en la población. En con-
junto, de este proceso resulta una transforma-
ción de la estructura por edades que modifica
El proceso conocido como “transición la tradicional pirámide poblacional, no solo por la
demográfica” se inicia con la reducción de la reducción de la base por causa de la menor
mortalidad, que no solo impacta en una pro- fecundidad, sino también por la menor pérdida
longación de la expectativa de vida, sino que de población a medida que las generaciones lle-
también, al producirse principalmente por la gan a edades mayores. En el gráfico 1 puede
reducción de la mortalidad infantil, supone un apreciarse la transformación de la composición
incremento de la población que alcanza eda- por edades de la población española desde
des fértiles (Pérez Díaz, 2003)2. Así, una fecun- 1960 hasta el presente, y proyectando hasta el

Gráfico 1

Peso de los grandes grupos de edad en la población total (España, 1960-2050)

100%
100%
90%
90%
Porcentaje de la población total

80%
80%
70%
70%
60%
60%
50%
50%
40%
40%
30%
30%
20%
20%
10%
10%
0%0%
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050

0-14
0-14 15-64
15-64 65 65 o más
o más

Fuente: Elaboración propia con datos de Naciones Unidas (2017).

2
 Pérez Díaz (2003) define este fenómeno como
año 2050, con relación a tres grandes grupos de
“madurez de masas”. edad (menores hasta 14 años, personas mayores

174 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Sol Minoldo

desde 65 años y personas entre 15 y 64 años). la viabilidad material de los sistemas de protec-
Al comparar la población del comienzo con la ción social de la vejez? ¿Amenaza nuestras eco-
del final de la serie, se observa una reducción de nomías? ¿Amenaza el bienestar de otros grupos
la participación relativa de menores de 15 años de edad, como los niños?
(que pasan de representar en torno al 27 por
ciento a menos del 13 por ciento de la pobla-
ción) y un incremento de la de personas mayo-
res (que pasan de un 7 por ciento a representar 3. Aproximaciones al impacto del
un casi 22 por ciento al final de la serie). envejecimiento

Esta transformación de las estructuras por


edades es frecuentemente denominada “enve- La simple constatación del envejecimiento
jecimiento de las poblaciones”. Sin embargo, de una población no es suficiente para res-
cabe advertir el equívoco que supone entender ponder a esas preguntas. Esto se debe a que la
tal denominación en el marco de una analogía mera relación entre grupos de edades no puede
organicista, de modo tal que se interprete el informar, por sí misma, sobre la relación entre
envejecimiento como el ocaso de las poblacio- los ingresos de quienes producen y la cantidad
nes, previo a su muerte o extinción (Parlamento de demandas que carga, sobre esos ingresos,
Europeo, 2008). Por el contrario, el envejeci- el consumo de las personas no involucradas
miento demográfico es un indicador de efi- en el sistema productivo. La relación entre las
ciencia en la reproducción de las poblaciones edades y la producción, así como entre las eda-
(MacInnes y Pérez Díaz, 2008), puesto que se des y el consumo, no constituye una relación
produce, en gran medida, por el incremento lineal, estática en el tiempo y universal. Lejos de
de la supervivencia a lo largo de la vida, y la poder asumirse a priori, requiere de la obser-
extensión de su duración. Desde la perspectiva vación empírica. Sin embargo, durante déca-
de MacInnes y Pérez Díaz (2008), el fenómeno das se ha interpretado que la probabilidad de
conocido como transición demográfica consti- ser dependiente o productivo en determinadas
tuye, en rigor, una “revolución reproductiva”. edades tenía cierta estabilidad (en el tiempo y
entre poblaciones), aunque se transformaran
Frecuentemente, esta dinámica demográ- los contextos en los que las poblaciones produ-
fica se percibe como parte de un “problema”, cían y se reproducían. Así, se extendió el uso
tanto por la reducción relativa de personas en de la relación de apoyo o de dependencia para
edad de trabajar como por el incremento de per- prever las consecuencias materiales que tendría
sonas mayores, potenciales beneficiarias de el envejecimiento de las poblaciones.
pensiones. Algunos autores manifiestan inquie-
tud por la posibilidad de que el envejecimiento Diferentes informes técnicos de la Unión
impacte negativamente sobre los niveles de Europea y organismos internacionales utili-
bienestar material de las poblaciones (Jaspers- zan la evolución de la relación de dependencia
Faijer, 2008; Lee, Mason y Cotlear, 2010). Otros como un indicador pertinente para respaldar la
añaden que sus consecuencias podrían incluso
inminencia de problemas de sostenibilidad en
comprometer la capacidad productiva de nues-
las pensiones. Esto ha llevado a que, frente a
tras sociedades, acaparando para el consumo de
dificultades recientes de solvencia financiera
las personas mayores recursos fundamentales
de los sistemas de pensiones contributivos, el
para el funcionamiento o crecimiento de la eco-
foco se pusiera principal y, en ocasiones, exclu-
nomía (Esping-Andersen, 2001 y 2008; Bloomn,
sivamente en los cambios demográficos. Menos
Canning y Günther, 2011). Por otra parte, existe
atención se ha prestado, en cambio, a los meca-
una generalizada inquietud por la sostenibilidad
nismos institucionales de transferencias de
futura de los sistemas de seguridad social3.
ingresos intra e inter edades. Por su parte, los
Estas preocupaciones pueden sintetizarse estudios académicos (como, por ejemplo, De
en tres preguntas de investigación, con el fin de Santis, 2003) sobre el impacto económico del
establecer cuáles son, efectivamente, las impli- envejecimiento y específicamente sobre el enve-
caciones materiales del envejecimiento. ¿Amenaza jecimiento y las pensiones han reforzado, no
pocas veces, este tipo de abordajes. A su vez,
3
 Por ejemplo, Comisión Europea (2010), y Kotlikoff y los medios han difundido esa perspectiva insta-
Burns (2004), en Scherbov et al. (2014). lando en el sentido común colectivo la relación

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 175


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

intrínseca entre envejecimiento y crisis, si no de empleo y productividad). Así, el peso de los con-
toda la economía, al menos de las pensiones sumidores depende de sus niveles de consumo
que, por “razones de fuerza mayor”, parecen y no de su rol como generadores de recursos.
llamadas a deteriorarse, a no ser que las perso- Esto es fundamental, puesto que, ante un cam-
nas trabajen durante mas años. bio en la composición por edades de los con-
sumidores, computar solo aquellos en edades
En la actualidad existe cierto nivel de con- dependientes podría generar la imagen ficticia
senso acerca de las limitaciones del indicador de de un incremento de las cargas de consumo,
dependencia que, al no considerar las variables siendo que, en realidad, el incremento de con-
laborales, no da cuenta de la relación efectiva sumidores dependientes tiene su correlato, evi-
entre productores y consumidores dependien- dentemente, en la reducción de consumidores
tes (de los ingresos de los primeros). Por ello se productores.
han ensayado diversas modificaciones del indi-
cador, como la relación de dependencia formal Para ponderar la significación de la edad
y la de dependencia económica. con relación a la producción, tampoco se con-
sidera adecuado computar como productores
El indicador de dependencia formal o dependientes a las personas según su edad,
(Uthof et al., 2006) permite reconocer el papel sin tener en cuenta el impacto de las tasas de
de la actividad económica, el desempleo y la empleo, desempleo y productividad. La canti-
informalidad en los problemas de financiación dad efectiva de productores resulta de la pon-
de la Seguridad Social y, en consecuencia, la res- deración del peso de cada grupo de edad por su
ponsabilidad de factores extrademográficos en perfil etario como generador de ingresos. Para
las dificultades de sostenibilidad de los sistemas poder calcular la evolución de esta relación en
previsionales. Sin embargo, en este indicador las el tiempo, el indicador asume como constantes
personas dependientes y productoras son consi- en toda la serie los perfiles etarios de consumo
deradas todas como si tuviesen el mismo peso, e ingresos laborales (NTA, 2017). En el gráfico 2
en términos de “producción de ingresos” o de se compara el comportamiento de los dos indi-
“demandas de consumo”, sin tener en cuenta cadores de dependencia (demográfica y econó-
su edad ni las contingencias del mercado labo- mica) para el caso de España y se observa que
ral que llevan a que los ingresos sean diferentes mientras el recorrido es similar a lo largo de la
en las diversas edades. Ahora bien, cuando lo serie, la intensidad de los cambios es menor en
que se pretende es medir el efecto del cambio el caso de la dependencia económica.
en la estructura por edades, resulta fundamen-
tal comprender en qué medida las diferentes eda- Resulta problemático, sin embargo, ana-
des pueden estar asociadas con diferentes niveles lizar la evolución de esta relación en el largo
de ingresos y de consumo. plazo tratando, como si fuesen longitudinales,
patrones etarios transversales. En realidad, en el
En tal sentido, es fundamental la apor- caso del consumo podría ser adecuado conside-
tación del National Transfer Accounts (NTA) rar constantes los niveles por edad si lo que se
(Naciones Unidas, 2013), ya que permite busca establecer es la dificultad para preservar
atribuir a los grupos de edad un peso dife- o incrementar tales niveles. Es decir, cabe asu-
rencial como consumidores y como produc- mirlos como constantes siempre que constitu-
tores, en función de los patrones etarios yan la variable independiente en el diseño de
de consumo e ingresos de cada población. De la investigación. Sin embargo, es analíticamente
esta manera, el NTA reformula la relación muy problemático asumir la estabilidad de los
demográfica de apoyo (complementaria de la patrones de ingresos. Por un lado, los cambios
relación de dependencia), proponiendo un indi- en dichos patrones pueden estar asociados, en
cador de apoyo “económico” muy diferente. En parte, al proceso cuyos retos se trata de identifi-
dicho indicador se relaciona el total de los con- car (es decir, el cambio de las dinámicas demo-
sumidores (ponderados por su peso en función gráficas). Pero, además, su transformación
de patrones de consumo por edad) con el total de constituye uno de los factores fundamentales
productores (ponderados por su peso en fun- para establecer el reto que se intenta cuantifi-
ción de patrones de ingresos por edad, que tie- car. En efecto, la evolución de los patrones de
nen en cuenta el ingreso medio en cada edad, ingresos puede suponer, ante una misma trans-
una vez considerados sus niveles de actividad, formación en la estructura por edades, muy

176 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Sol Minoldo

Gráfico 2

Evolución de la relación de dependencia económica (España, 1960-2050).


Valores normalizados (1=valor del año base)

1,4

1,2

0,8

0,6

0,4

0,2

0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Dependencia demográfica Dependencia económica

Fuentes: Elaboración propia con datos de Naciones Unidas (2017) y NTA (2017).

diversas consecuencias para la relación real y al cabo, establece la dimensión del reto eco-
entre demandas de consumo y disponibilidad nómico y permite comprobar posteriormente
de ingresos. si la sociedad está o no en condiciones para
afrontarlo.

Un primer problema de los análisis orien-


4. Analizando parte a parte tados por la relación de dependencia es que
tienden a dar por sentado que una mayor can-
tidad de personas dependientes incrementa
Dadas todas estas dificultades, aquí se el reto material global. Como ya se apuntó,
propone abordar esta cuestión desagregando el planteamiento que permite el NTA pone de
los componentes del indicador de dependen- manifiesto que dicho reto no tiene que ver, en
cia económica. Eso permitirá aislar el impacto realidad, con la condición o no de dependientes
específico de la transformación de la estructura de los individuos, sino con sus niveles de con-
sumo, que no necesariamente varían en función
por edades y, finalmente, identificar sus retos en
de dicha condición. Así, una mayor demanda de
términos materiales.
transferencias a personas dependientes podría
no implicar una mayor demanda económica
global, sino una modificación en la composición
de dicha demanda. De ahí que, en este análisis,
4.1. El envejecimiento y el consumo se intente separar el problema de la sostenibili-
dad económica del problema distributivo.

En primer lugar, se enfoca el interés en el Para establecer el efecto del cambio en la


impacto del envejecimiento sobre las deman- pirámide demográfica sobre el consumo gene-
das de consumo; este es el impacto que, al fin ral, es necesario conocer los niveles de con-

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 177


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

sumo por edad. Si bien estos pueden cambiar Así pues, el monto total de las deman-
a lo largo del tiempo, ya se ha mencionado la das de consumo de la población española,
conveniencia de establecer unos patrones fijos en función de su estructura de edades, se
de consumo por edad como referencia, a modo de obtiene relacionando la población por edades
variable independiente. Ello permite orientar con estos patrones. Ese consumo agregado es
los indicadores hacia el reto que supone soste- el que utiliza el NTA para calcular la relación
ner (o incrementar) dichos niveles de consumo de dependencia económica. Sin embargo, un
en determinados escenarios demográficos. De problema de la relación de dependencia que
momento, los únicos patrones disponibles son propone el NTA es que la evolución de las
los de un año puntual para cada país que forma demandas de consumo no permite distinguir
parte del proyecto NTA, lo que, en el caso de entre, por un lado, los retos económicos que
España, corresponde a patrones de consumo derivan de factores vegetativos y, por otro, los
del año 2000. Pero es posible adaptar los niveles que resultan de la transformación de la estruc-
normalizados de consumo (establecidos como tura por edades. Dado que la demanda agre-
proporción del ingreso generado por un “traba- gada de consumo puede variar también por el
jador eficaz”)4 a los niveles totales de consumo incremento o la reducción de una población,
de un año cualquiera. Así, se puede establecer el análisis propuesto a continuación intenta
el valor monetario de los patrones de consumo distinguir el impacto de estos dos factores. En
en España para el año 2015, aplicando los dife- línea con lo propuesto en Minoldo y Peláez
renciales por edad conocidos en el año 2000, (2017), desagregaremos el consumo en tres
tal como puede observarse en el gráfico 3. componentes.

Gráfico 3

Patrones de consumo per cápita por edad. (España, niveles de consumo 2015
con patrones etarios de 2000)
30.000

25.000
US$ constantes de 2010

20.000

15.000

10.000

5.000

0
0 3 6 9 12 15 18 21 24 27 30 33 36 39 42 45 48 51 54 57 60 63 66 69 72 75 78

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017) y Banco Mundial (2018).

4
 Para normalizar los patrones de ingresos y consumo, En primer lugar, el consumo “vegeta-
el NTS propone que la unidad corresponda a un trabajador tivo” es la parte explicada por la evolución
eficaz, asignándole el ingreso medio de los trabajadores de
30 a 40 años.
vegetativa de la población, y se estima atri-

178 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Sol Minoldo

Gráfico 4

Variación desagregada del consumo (acumulada) (España, 1960-2015; año de


referencia: 1960)
600
Variación porcentual respecto de 1960

500

400

300

200

100

0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Consumo extrademográfico Consumo etario Consumo vegetativo

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

buyendo indistintamente a cada individuo un En el gráfico 5 se aprecia con claridad que


consumo medio correspondiente al del año la contribución del cambio en la estructura a la
base. En segundo lugar, el consumo “etario” demanda de consumo per cápita ha sido casi irre-
constituye la parte explicada por la estructura levante. Hasta 1970, prácticamente no la modi-
de edades, resultante del diferencial entre el ficó (varió entre -0,1 y 0 respecto del consumo
consumo vegetativo y el consumo estimado per cápita de 1960). Posteriormente, mientras la
teniendo en cuenta los patrones de consumo demanda de consumo per cápita creció 3,7 por
por edad correspondientes al año base. Y en ciento por factores etarios entre 1970 y 2015,
tercer lugar, el “consumo extrademográfico” se incrementó un 135,4 por ciento por factores
corresponde a otras variables que modifican extrademográficos, en un contexto en que el PIB
los niveles de consumo per cápita, ya sean per cápita crecía un 128 por ciento.
económicas, distributivas y/o culturales. Esta
Aplicando los patrones de consumo por
parte se estima como el diferencial entre el
edad, es posible también prever cómo impacta-
“consumo demográfico” (que resulta de la
ría el cambio de la estructura por edades sobre
suma del consumo vegetativo y el consumo el consumo si se cumplen las proyecciones de
etario) y el consumo real. población trazadas por Naciones Unidas. Con
este objetivo se aplican aquí las diferencias de
Como puede apreciarse en el gráfico 4, consumo por edades de los patrones proporcio-
la modificación del consumo de la población nados por el NTA, proyectando las demandas
española se explica principalmente por factores de consumo en función de los niveles adecua-
extrademográficos y, cuando se considera solo dos a 2015.
la evolución demográfica, predomina la relevan-
cia del factor vegetativo. Para observar el efecto En el gráfico 6 puede observarse que
propio de la estructura etaria y neutralizar el el peor escenario de la presión de las edades
vegetativo, cabe centrar la atención en la varia- sobre el consumo, previsto para 2035, supone
ción del consumo per cápita. un incremento del consumo per cápita del

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 179


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

Gráfico 5

Variación desagregada del consumo per cápita (acumulada) (España, 1960-2015;


año de referencia: 1960)
400
Variación porcentual respecto de 1960

350
300
250
200
150
100
50
0
-50
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015

Variación del consumo etario variación del consumo


Variación consumo no demográfico
Consumo per cápita de 1960

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

1,26 por ciento; es decir, alcanzaría un incre- de las demandas de consumo explicadas por
mento del PIB per cápita de 1,26 por ciento la estructura de edades, y sostener su actual
en 20 años para neutralizar el incremento relación con la riqueza producida.

Gráfico 6

Variación del consumo per cápita (acumulada) (España, 2015-2050;


año de referencia: 2015)
5
Variación porcentual respecto de 2015

4
3
2
1
0
-1
-2
-3
-4
-5
2015

2017

2019

2021

2023

2025

2027

2029

2031

2033

2035

2037

2039

2041

2043

2045

2047

2049

Consumo per cápita de 2015 Consumo Etario


etario

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

180 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Sol Minoldo

Para conocer cuál es el volumen del desafío De acuerdo con las proyecciones (gráficos
para la producción económica total, teniendo en 7 y 8), sostener en cada edad el mismo nivel
cuenta tanto la estructura por edades como el creci- de consumo que en 2015 será posible incluso
miento de la población, conviene observar la evo- produciendo menos riqueza en términos globa-
lución esperada del consumo global, en función les. Si el PIB acumulara un crecimiento del 1 por
de las proyecciones de Naciones Unidas (2017). ciento en los próximos diez años, e incluso si

Gráfico 7

Variación del consumo global (España, 2015-2050; año de referencia: 2015)


5
Variación porcentual respecto de 2015

4
3
2
1
0
-1
-2
-3
-4
-5
2015

2017

2019

2021

2023

2025

2027

2029

2031

2033

2035

2037

2039

2041

2043

2045

2047

2049
Consumo sin alterarse la estructura por edades
Consumo al transformarse la estructura por edades, segun proyecciones de población

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

Gráfico 8

Consumo global (España, 2015-2050; año de referencia: 2015)


1,2E+12

1E+12

8E+11
U$S constantes de 2010

6E+11

4E+11

2E+11

0
2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050

Consumo vegetativo
Consumo Vegetativo Consumo Etario
etario

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 181


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

Gráfico 9

Composición del consumo global (España, 1960-2050; año de referencia: 1960)

300.000.000.000
3E+9
U$S constantes de 2010

250.000.000.000
2,5E+9

200.000.000.000
2E+9

150.000.000.000
1,5E+9

100.000.000.000
1E+9

50.000.000.000
5E+9

0
1960
1964
1968
1972
1976
1980
1984
1988
1992
1996
2000
2004
2008
2012
2016
2020
2024
2028
2032
2036
2040
2044
2048
Consumo de personas en otras edades Consumo de mayores de 64 años

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

hacia 2050 cayera un 2 por ciento respecto a su podría tener un impacto sobre la capacidad de
nivel en 2015, la solvencia del consumo no se las sociedades para generar ingresos, al reducir
vería afectada en ninguna edad. el peso de las personas en edades productivas.
Así, el deterioro del equilibrio entre disponi-
Sin embargo, cuando se observa en el bilidad de ingresos y demandas de consumo
gráfico 9 la composición por edades de esa podría producirse por una reducción absoluta
demanda de consumo, distinguiendo la parte de la producción de ingresos, o bien por una
que corresponde a las personas mayores (de menor capacidad de responder a los retos vege-
65 o más años), se advierte que esta aumenta tativos. En ambos casos, la transformación de la
mucho, y que desde 2010 ya no lo hace acom- estructura por edades tendría un impacto nega-
pañada por un crecimiento del consumo global. tivo sobre el PIB per cápita.

En resumen, la evolución del consumo En el indicador de dependencia econó-


agregado, tanto histórico como estimado, se mica del NTA se simula la estabilidad temporal
explica solo marginalmente por la transforma- de los patrones de ingresos por edad, con vis-
ción en la estructura por edades. Su evolución se tas a aislar el efecto del cambio de la estruc-
explica principalmente por el incremento vege- tura por edades. Sin embargo, como ya se ha
tativo de la población y también por factores señalado, esto puede distorsionar la impresión
extrademográficos. Lo que sí cambia es la com- final: si el efecto de las edades en los ingresos
posición de las demandas de consumo, ya que depende de los patrones por edades, prescin-
se incrementa el peso de las personas mayores. dir de los verdaderos patrones implica atribuir
a las edades un impacto del que en la reali-
dad carecen. Este cálculo no puede dar cuenta
del impacto pleno de la transformación de la
4.2. El envejecimiento y los ingresos estructura por edades, que explica también
algunos de los cambios de los patrones. Ade-
más, un deterioro en la relación entre deman-
Al margen de su efecto sobre el consumo, das de consumo e ingresos estimados, que no
la transformación de la estructura por edades coinciden con los ingresos realmente genera-

182 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Sol Minoldo

dos, puede no explicar los retos efectivos para daderamente ante sí un problema vinculado
solventar económicamente tales demandas. con la cuantía de los ingresos que producen,
Así, al emplear patrones de ingresos fijos, se que es, en definitiva, una de las clave de las
pueden acabar estimando niveles de recursos inquietudes respecto al “problema del enveje-
de los que se deduzca un problema tan ficticio cimiento”. Contando con una información real
como tales estimaciones. En suma, el indica- de la “masa salarial” se podría, incluso, esti-
dor basado en ingresos estimados con patro- mar la sostenibilidad económica de avanzar en
nes estáticos no permitiría ni dar cuenta del transformaciones específicas en los niveles de
efecto de las edades sobre los ingresos, ni de consumo, como, por ejemplo, el incremento
la evolución real de la relación entre estos y las de la inversión en capital humano, en cuida-
demandas de consumo. dos durante la infancia o la vejez, o políticas
de expansión de cobertura pública de determi-
El planteamiento propuesto por el NTA
nados derechos.
ha contribuido a visibilizar el carácter con-
tingente de la relación entre las edades y la
producción, señalando que se trata de una Para evitar confundir la capacidad real
relación variable y que debe medirse empíri- de generación de ingresos por parte de la
camente. Por su parte, la Teoría de la Revo- población con el efecto de modificaciones en
lución Reproductiva (MacInnes y Pérez Díaz, la pauta distributiva primaria entre el capital
2008) pone de relieve que las transforma- y el trabajo, Minoldo y Peláez (2017) conside-
ciones demográficas se producen junto con ran conveniente no utilizar la “masa salarial”
otros cambios que afectan a los comporta- realmente verificada, sino una “masa sala-
mientos de las personas a nivel productivo, rial hipotética” (H), basada en la producción
con relación a la participación económica y a económica de la población y asumiendo una
las trayectorias de capacitación, que, además, pauta de distribución primaria estable. Así,
pueden tener un impacto sobre los niveles de bastaría tener un dato de PIB o una proyección
productividad de las sociedades. Sin embargo, del mismo en diversos escenarios, para poder
lo cierto es que tampoco se consigue identi- estimar, a su vez, la masa salarial. Se obtendría
ficar plenamente el impacto del cambio en de este modo un dato realista sobre los recur-
las edades sobre los ingresos empleando los sos disponibles para su distribución social, sin
patrones de ingresos efectivos para cada año dejar a un lado aquel crecimiento en la capaci-
de la serie: los cambios en los patrones de dad productiva de las poblaciones que puede
ingresos pueden explicarse bien por factores hallarse fuertemente vinculado con los propios
vinculados a la transformación de la estruc- cambios demográficos cuyo impacto econó-
tura por edades, bien por otros factores que mico se busca analizar.
afectan a los niveles de empleo y productivi-
dad. Aislar el impacto específico de las edades La reestimación de la capacidad produc-
requeriría contar con una cantidad de infor-
tiva mediante la masa salarial H evidencia la
mación y complejidad metodológica que posi-
enorme subestimación que resultaba de forzar
blemente no sea ni viable ni conveniente.
la estabilidad de los patrones de ingresos y agra-
Parece más útil y prometedor cuantificar vaba el deterioro en la relación de dependencia,
la capacidad real de las poblaciones para gene- atribuyendo efectos materialmente dramáticos
rar ingresos. Con una estimación de la “masa al envejecimiento de la población.
salarial”5 realmente generada podría calcu-
larse una relación de dependencia económica El gráfico 10 permite apreciar que los
no distorsionada, capaz de dar cuenta de la ingresos calculados tomando en consideración
medida en que ha quedado comprometida (o la capacidad productiva efectiva de los trabaja-
no) la sostenibilidad económica de las deman- dores han sido siempre mayores que los estima-
das de consumo. La ventaja estribaría en poder dos sin tener en cuenta los cambios productivos.
establecer cuándo las poblaciones tienen ver- Por tanto, la tradicional manera de estimar
ingresos tiende a subestimar la capacidad de la
5
 Llamamos masa salarial al conjunto de ingresos población española para afrontar sus demandas
laborales, equivalentes a la relación entre la estructura por
edades de la población y los patrones de ingresos efectivos de consumo y produce deterioros ficticios en la
de cada año. relación de dependencia.

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 183


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

Gráfico 10

Masa salarial estimada (España, 1960-2050)

1E+12
9E+11
U$S constantes de 2010

8E+11
7E+11
6E+11
5E+11
4E+11
3E+11
2E+11
1E+11
0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Estimación H (según el PBI constatado, preservando distribución primaria del ingreso de 1960)
Estimación NTA (con patrones de producción fijos, a valor de 1960)

Fuentes: Elaboración propia en base a datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

de dependencia económica H hasta 2050 no


4.3. La dependencia económica se incrementa, a diferencia de las relaciones
de dependencia demográfica y económica.
reformulada De manera aún más clara es posible observar el
desempeño futuro en el gráfico 12, tomando
Minoldo y Peláez (2017) proponen, a el año 2015 como punto de partida para pro-
partir de esta masa salarial reestimada, calcu- yectar las diferentes relaciones de dependencia.
lar la relación de dependencia económica H que Así, el enorme desafío que supuestamente entraña
permite cuantificar efectivamente las eventua- el envejecimiento para la sociedad española se
les tensiones (o la falta de ellas) entre la evo- diluye. En definitiva, al considerar la capacidad
lución de las demandas de consumo y la de la española real para generar ingresos, el cambio
riqueza producida por la población. En el grá- demográfico no conlleva un problema de soste-
fico 11 se observa que la caída de la relación de nibilidad económica.
dependencia económica H es más pronunciada
y comienza antes que en el caso de la depen- Estos resultados no implican, sin embargo,
dencia basada en patrones de ingresos fijos o en que los sistemas contributivos estén preparados
para afrontar de manera sostenible la creciente
una relación exclusivamente demográfica.
transferencia de ingresos a las personas mayo-
res que entraña el cambio en la composición del
Asumiendo un absoluto estancamiento consumo. Pero ello constituye, como se verá a
del PIB, cabe realizar una proyección de la masa continuación, un problema vinculado con los
salarial H futura y, con ello, una relación de mecanismos de distribución de las transferen-
dependencia H que permita cuantificar la evo- cias, y no con un impacto del envejecimiento
lución de la relación entre demandas de con- que conlleve un deterioro de la relación, en la
sumo y disponibilidad de ingresos en semejante población española, entre la riqueza producida
escenario. Como se puede observar, la relación y la evolución de las demandas de consumo.

184 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Sol Minoldo

Gráfico 11

Relación de dependencia (España, 1960-2050). Valores normalizados


(1=valor de año base)
1,4

1,2

0,8

0,6

0,4

0,2

0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Dependencia demográfica Dependencia económica Dependencia económica H

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

Gráfico 12

Relación de dependencia (España, 2015-2050)

1,8
1,6
1,4
1,2
1
0,8
0,6
0,4
0,2
0
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024
2025
2026
2027
2028
2029
2030
2031
2032
2033
2034
2035
2036
2037
2038
2039
2040
2041
2042
2043
2044
2045
2046
2047
2048

Dependencia económica H Dependencia económica NTA


Dependencia demográfica

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 185


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

de los recursos previsionales en proporción del


5. El problema distributivo PIB. Y a este respecto se hacen evidentes las
limitaciones del sistema basado en cotizacio-
nes, incluso en escenarios de expansión econó-
Aunque no produjese un problema de sos- mica y en ausencia de restricciones financieras
tenibilidad económica general, el cambio de la para afrontar las demandas de consumo a nivel
estructura por edades sí podría conducir a un global.
problema de tipo distributivo entre generacio-
nes, debido a su impacto sobre la composición Las cotizaciones, en tanto que porcentaje
por edades de la demanda global de consumo. fijo de la masa salarial, representan, a su vez, un
En tal escenario, para que el consumo per porcentaje estable del PIB cuando la masa sala-
cápita de todas las edades evolucione a la par, rial mantiene estable su participación. Por tanto
es necesario que se produzcan cambios en la aumentar el peso de la recaudación por cotiza-
participación de los diferentes grupos etarios en ciones como porcentaje del PIB requiere, o bien
el consumo. que la masa salarial incremente su participación
en el producto, o bien que se eleven las tasas de
Teniendo en cuenta que los sistemas cotización. La capacidad de expandirse de los
de pensiones constituyen el principal modo de ingresos contributivos se ve gravemente com-
transferencia de ingresos a las personas mayo- prometida si, por el contrario, el trabajo pierde
res, para que su participación en el consumo participación en el PIB y/o se expande el trabajo
evolucione de manera idéntica a la del con- informal (que puede aumentar la porción de la
sumo general (bien se mantenga estable, bien masa salarial evadida de las obligaciones previ-
crezca o se deteriore), debería producirse un sionales). Asimismo, las propias políticas esta-
incremento del peso de los ingresos previsio- tales pueden deteriorar la financiación en la
nales en el total del recursos destinados al medida que se implementen medidas de flexibi-
consumo en la población. Ello implicaría, si lización en las relaciones de contratación laboral
la participación del consumo en el PIB fuese o cambios normativos que reduzcan las cotiza-
estable, la necesidad forzosa de un crecimiento ciones exigidas.

Gráfico 13

Crecimiento acumulado de PIB requerido en España para alcanzar la presión


redistributiva intergeneracional nula (año de referencia del consumo: 2015)
90
Variación porcentual respecto de 2015

80

70

60

50

40

30

20

10

0
2015

2017

2019

2021

2023

2025

2027

2029

2031

2033

2035

2037

2039

2041

2043

2045

2047

2049

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

186 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Sol Minoldo

Gráfico 14

Crecimiento anual de PIB requerido en España para alcanzar la presión


redistributiva intergeneracional nula (año de referencia del consumo: 2015)
3
Variación porcentual respecto del año anterior

2,5

1,5

0,5

0
2015 2018 2021 2024 2027 2030 2033 2036 2039 2042 2045 2048
Presion
PresiónRedistributiva
redistributiva Intergeneracional Nula
intergeneracional nula

Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).

Pero las limitaciones del sistema de finan- Lo que se desprende de los datos presen-
ciación basado en cotizaciones no se verifican tados en los gráficos 13 y 14 es que sería nece-
solo en cuanto al objetivo de mantener la partici- sario que el PIB creciera un 85,25 por ciento
pación de las personas mayores en el consumo. para mantener el mismo porcentaje de PIB para
También para sostener los niveles absolutos de las personas mayores (el 15,25 por ciento de
consumo per cápita de las personas mayores, 2015), sin que ello deteriorara sus niveles de
un porcentaje fijo del PIB podría resultar insu- consumo per cápita. Por tanto, sostener una
ficiente. Que un porcentaje fijo del producto financiación contributiva para el consumo de
permita sostener los niveles de consumo de las las personas mayores eleva sustancialmente la
personas mayores podría añadir un reto de cre- demanda de crecimiento de la riqueza produ-
cimiento económico por encima de los niveles cida.
de producción que garantizan la sostenibilidad
del consumo global. Los resultados permiten concluir que, a
menudo, se confunde la cuestión de la sosteni-
La estimación de los requerimientos para bilidad económica del envejecimiento con la de
que las personas mayores puedan al menos la sostenibilidad en el marco de sistemas finan-
sostener sus niveles absolutos de consumo per ciados exclusivamente por cotizaciones. Se con-
cápita (sin esperar que mantengan su partici- funden, de este modo, retos económicos con lo
pación en el consumo) puede llevarse a cabo que son, en realidad, cuestiones políticas, distri-
mediante el indicador que Minoldo (2016) butivas e institucionales.
denomina de “presión redistributiva inter-
generacional nula”. Este indicador permite
establecer cuál sería el crecimiento del PIB
necesario para que, con una porción fija del
6. Reflexiones finales
PIB, las personas mayores no perdieran niveles
de consumo per cápita respecto de un año de Con relación a las preocupaciones por la
referencia, aunque aumentara su participación sostenibilidad de los sistemas de pensiones,
en la población total. cabe distinguir dos problemas: por un lado, la

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 187


La sostenibilidad macroeconómica de las pensiones públicas

suficiencia de la riqueza total para distribuir ponen en cuestión la dinámica de las transfe-
entre la población y, por otro, la eficacia de los rencias intergeneracionales. Frente al desafío de
mecanismos de distribución y transferencias adaptarse a dichos cambios en la composición
intergeneracionales vigentes para responder por edades del consumo, los resultados sugie-
eficazmente a la evolución de las demandas de ren que el propio diseño de la financiación de
consumo de las personas mayores. De consta- la previsión social podría ser el problema que
tarse una disponibilidad adecuada de recursos, afecta la viabilidad del sistema, elevando con-
habría que plantearse entonces como un pro- siderablemente los retos de sostenibilidad de
blema diferente si existen (o no) los mecanismos la Seguridad Social en contextos de enveje-
que transfieran esos recursos adecuadamente a cimiento. Ahora bien, aun si se consiguiera el
los sistemas de pensiones. La principal conclu- crecimiento de la riqueza necesario, sostener
sión del conjunto de resultados presentados en niveles de bienestar estables para las personas
este trabajo es que el verdadero reto introdu- mayores, en el marco de dicho crecimiento,
cido por el envejecimiento afecta a la capacidad implicaría producir una fuerte inequidad inter-
de adaptación de las instituciones de protección generacional. No queda claro cuál sería la rele-
social al cambio en la composición del consumo vancia de preservar este esquema institucional
por edades. (es decir, el diseño contributivo) a costa, no solo
de incrementar los retos económicos para la
Con respecto al consumo, los resultados sostenibilidad de las pensiones, sino también de
muestran que, para el caso de España, la trans- excluir a las personas mayores de los eventuales
formación de la estructura de edades no incre- beneficios del crecimiento.
menta más que marginalmente la demanda
de consumo global; en cambio, sí modifica la Por tanto, lo que verdaderamente importa
composición por edades de dicha demanda. En discutir no tiene tanto una dimensión econó-
cuanto a la producción de recursos, la estima- mica o técnica cuanto política y distributiva: si
ción de los ingresos laborales en función de la se consigue un crecimiento por encima del nivel
producción total agregada permite apreciar de mínimo necesario para afrontar los incrementos
manera más realista la capacidad que tienen de la demanda de consumo que se va a produ-
las sociedades para afrontar los retos económi- cir por factores demográficos, ¿cuánto de ese
cos que plantea la demanda de consumo. Por excedente se destinará al consumo y cuánto al
un lado, porque los cambios que se producen desarrollo económico o a reservar riqueza para
en los periodos analizados sobre los patrones periodos de crisis? Y de lo que se destine al
de ingresos (debido a la evolución de la parti- consumo, ¿se distribuirá equitativamente entre
cipación económica, el empleo y la productivi- todas las edades? Una vez zanjada esta cues-
dad) son una parte relevante de la significación tión, restará diseñar los mecanismos de transfe-
económica atribuida a las diferentes edades; rencia que sean eficientes para cumplir con tales
por otro, porque esos mismos cambios se aso- objetivos, aunque ello implique nuevas formas
cian, en algunos casos, con las propias varia- de financiar las pensiones, que sí permitan incre-
bles demográficas que explican el cambio en la mentar la parte de PIB que, como sociedad, se
estructura etaria; y, por último, porque son los elija destinar al consumo durante la vejez. Posi-
ingresos efectivamente producidos los que, en blemente, el verdadero reto del envejecimiento
definitiva, cuentan en el momento de establecer sea decidir políticamente si adaptar las institu-
si existe o no sostenibilidad macroeconómica ciones y transferencias para que ningún grupo
para las demandas de la población. Al conside- de edad quede relegado de la riqueza y el cre-
rar entonces la masa salarial H y recalcular la cimiento.
relación de dependencia económica, se observa
que los retos de sostenibilidad económica del
sistema de pensiones español pueden afron-
tarse incluso con un estancamiento del PIB. Bibliografía
Con todo, aun sin que los niveles de bienes­
tar se encuentren amenazados por un cambio Banco Mundial (2018), “Datos de libre
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Sol Minoldo

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Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 189


Cinco preguntas sobre las pensiones
Elisa Chuliá*

RESUMEN bios de carácter general hay que mencionar


la recuperación económica tras el septenio de
Este artículo trata de contribuir al debate crisis (2008-2014) y la reconfiguración del sis-
actual sobre las pensiones en España, marcado, en tema de partidos, con la entrada de dos nuevas
gran medida, por el proceso de envejecimiento de formaciones políticas, Ciudadanos y Podemos,
la población. En él se plantean cinco preguntas, a
través de cuyas respuestas se aportan datos y argu-
que han puesto fin al bipartidismo (imperfecto)
mentos sobre cómo ha funcionado el sistema de del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
pensiones durante el septenio de crisis (2008-2014) y el Partido Popular (PP) que se había consoli-
y posteriormente, sobre los principales factores que dado en las instituciones legislativas y ejecutivas
afectan a su evolución y sobre las exigencias a las nacionales desde los años ochenta del pasado
que se enfrenta para mantener su capacidad de pro- siglo. Y entre los cambios que afectan específi-
tección social y generar confianza dentro y fuera de camente a las pensiones, destacan las dos gran-
España: sostenibilidad financiera, equidad interge- des reformas de 2011 y 2013, el agotamiento
neracional, provisión de pensiones proporcionadas del Fondo de Reserva de la Seguridad Social y
y transparencia. la prolongada movilización social de los pensio-
nistas a favor de pensiones dignas y anualmente
revalorizadas según la inflación.

De la multitud de preguntas relevantes


1. Introducción que suscitan estos cambios, aquí se han selec-
cionado cinco. Las respuestas a estas pregun-
tas tratan de aportar concisamente evidencias y
Desde 2010, año en el que se publicó en razonamientos para comprender mejor la situa-
el número 11 de Panorama Social el artículo ción actual del sistema español de pensiones y
“Diez preguntas sobre la reforma del sistema de sus perspectivas en el futuro próximo. El propó-
pensiones en España” (Chuliá, 2010) han suce- sito de este artículo es, al fin y al cabo, mejo-
dido cambios muy importantes de orden eco- rar las condiciones de participación ciudadana
nómico, social y político que plantean nuevas en un debate público que, desde hace aproxi-
cuestiones sobre las pensiones. Entre los cam- madamente dos décadas, protagonizan grosso
modo dos voces enfrentadas. Una defiende que
* Universidad Nacional de Educación a Distancia el creciente gasto en pensiones es y será finan-
(UNED) y Funcas ([email protected]). cieramente sostenible (por lo que el sistema no

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 191


C i n co p r eg u n ta s s o b r e l a s p e n s i o n es

necesita reformas de calado en su diseño y fun- mular demandas como la de que las pensiones
cionamiento); la otra insiste en que las finanzas adquieran un estatus constitucional superior
públicas no van a poder satisfacer el crecimiento al de otras prestaciones y servicios públicos no
del gasto resultante de ofrecer pensiones que menos necesarios para la cohesión social y el
mantengan una relación tan favorable como bienestar de toda la sociedad.
la actual con respecto a los salarios medios de la
población empleada (tasa de sustitución) y a las También es importante tener muy pre-
retribuciones de los propios pensionistas antes de sente en todo este debate que el “problema de
serlo (tasa de reposición). La clase política, parti- las pensiones” –que básicamente puede resu-
cipante central en este debate, intenta esquivar mirse en la pregunta de cómo conseguir pagar
en el discurso público los argumentos de los completa y puntualmente las pensiones de
que pueda desprenderse la necesidad de intro- quienes durante su vida laboral han generado
ducir reformas electoralmente costosas (como derechos a percibirlas, sin provocar desequi-
las que pueden redundar en perjuicio de los librios financieros ni intergeneracionales ina-
actuales o futuros pensionistas) y, en general, sumibles por sus consecuencias económicas
se presenta como adalid de la primera posi- o sociales– es, en buena medida, el resultado
ción. En cambio, gran parte de los expertos y de un logro extraordinario, en el que, además,
analistas económicos y financieros suscriben la España destaca particularmente: el aumento de
segunda. la longevidad1. Los datos son muy elocuentes:
en 1900, quienes en nuestro país llegaban a los
Ciertamente, la considerable complejidad 65 años, aproximadamente la cuarta parte de
técnica del sistema de pensiones y de las cues- una generación, sobrevivían de media nueve
tiones económicas, sociales y políticas que años; en nuestros días, esa esperanza de vida
plantea, no facilita la discusión pública. Es difí- media la ostentan quienes cumplen los 81 años,
cil adoptar posturas bien fundadas y razona- edad a la que llegan casi dos terceras partes de
das sin conocer, por ejemplo, que el modo de una generación2.
financiación de las pensiones contributivas liga
estrechamente la salud financiera del sistema
con la situación del mercado de trabajo y no con
las cotizaciones efectuadas en su día por los 2. Cinco (nuevas) preguntas sobre
actuales pensionistas; o que la relación entre las las pensiones
pensiones y las cotizaciones efectivamente rea-
lizadas durante la vida laboral es generalmente
muy favorable a los pensionistas; o que el ren-
dimiento de esas cotizaciones difiere mucho
en función de la pensión que se perciba (con
gran ventaja para las pensiones mínimas); o
2.1. ¿Cómo ha funcionado
que cambios tan aparentemente menores en el sistema de pensiones
algún parámetro del sistema, como puede ser la durante la crisis?
revalorización de las prestaciones en un punto
porcentual hacia arriba o hacia abajo, tienen
efectos agregados sobre el gasto en pensiones Como es bien sabido, el mercado de tra-
que se cifran rápidamente en cientos o miles de bajo español sufrió durante la crisis un desca-
millones de euros. labro del que todavía se está recomponiendo.
El número de ocupados, según la Encuesta
Aunque las dificultades técnicas del tema
tiendan a favorecer la simplificación del debate y, 1
 Según la información estadística recogida por Eurostat
con ella, planteamientos dialécticos que dema- (demo_mlexpec), en 2016 España registraba, después de
Francia (cuyos datos, en diciembre de 2018, figuran todavía
siado a menudo se plasman en etiquetas (“pro- como provisionales), la esperanza de vida a los 65 años más
gresistas vs. neoliberales”, “ponderados vs. alta de toda la Unión Europea: 21,6 años (23,6 años para
alarmistas” o “solidarios vs. insolidarios”), las mujeres, y 19,4 años para los hombres).
es importante que los ciudadanos compren- 2
Cálculos de José Antonio Herce (2018) a partir de
datos del INE; el porcentaje exacto de población que alcanza
dan cómo funciona el sistema de pensiones, los 81 años asciende a 64,14, según cálculo de Mercedes­
sus fortalezas y debilidades, antes de criticar su Ayuso a partir de las tablas de mortalidad españolas de
rendimiento, rechazar cambios y reformas o for- 2017.

192 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Elisa Chuliá

de Población Activa, se desplomó hasta los En cambio, el salario medio de los tra-
17 millones en el primer trimestre de 2014, casi bajadores –además de experimentar incremen-
cuatro menos que en el tercer trimestre de 2007, tos mucho menores que las pensiones medias
mientras que la tasa de paro se disparó hasta el desde 2008– aumentó entre 2010 y 2014 por
27 por ciento en el primer trimestre de 2013, su debajo de la inflación. El mercado de trabajo
nivel más alto en todo el periodo democrático. reaccionó ante la crisis ajustando intensamente
Las finanzas públicas acusaron asimismo un pro- tanto en cantidades (puestos de trabajo) como
fundo impacto: el déficit público aumentó entre en precios (salarios). En efecto, cientos de miles
2007 y 2010 en casi 13 puntos sobre el PIB (del de trabajadores perdieron su empleo, y muchos
–1,9 por ciento al +11 por ciento del PIB), se –en particular, los que accedieron a nuevos con-
mantuvo muy elevado hasta 2012 y comenzó tratos laborales– vieron asimismo reducirse su
a descender progresivamente a partir de enton- salario y, en general, empeorar sus condiciones
ces. En cuanto a la deuda pública, creció entre laborales (Fernández Kranz, 2015).
2007 y 2014 un 170 por ciento, el equivalente a
65 puntos del PIB. Cabría argumentar que también en la
Seguridad Social se produjo el doble ajuste
En estas circunstancias tan delicadas para en cantidades y precios, puesto que, por una
la sostenibilidad de las finanzas públicas, las parte, en el año 2013 se inició el retraso gra-
pensiones de la Seguridad Social, cuyo número dual de la edad de jubilación ordinaria de 65 a
siguió aumentando año tras año (de 8,4 millo- 67 años (lo que, a corto plazo, supuso una
nes en 2008 a 9,2 millones en 2014) no dejaron reducción del número de altas anuales) y,
de cobrarse puntual e íntegramente (incluyendo por otra, las pensiones no lograron mantener
las pagas extra de junio y noviembre). Durante durante la crisis todo su poder adquisitivo. Pero
los siete años que duró la crisis, las pensiones los ajustes en el sistema de pensiones, en com-
no cayeron en términos nominales ni se vieron paración con los del mercado de trabajo, fueron
significativamente afectadas por cambios en la muy moderados. Y así, mientras que durante la
legislación tributaria (como sucedió, por ejem- crisis descendió la renta disponible equivalente
plo, en Grecia y Portugal); en uno de esos años de la población de 16 a 64 años y de la menor de
(2008), mantuvieron su poder adquisitivo; en 16 años, no lo hizo la de la población que
dos (2009 y 2014), lo aumentaron al revalori- extrae de las pensiones el grueso de sus rentas,
zarse por encima de la inflación, mientras que es decir, la que cuenta 65 o más años (cuya renta
en cuatro (2010, 2011, 2012 y 2013), lo per- mediana equivalente creció un 14 por ciento, en
dieron, ya que la revalorización anual se quedó términos nominales, entre 2008 y 2014). Asi-
por debajo del aumento del Índice de Precios al mismo, la tasa de riesgo de pobreza y exclusión
Consumo (IPC). social cayó entre las personas de 65 o más años
(del 26 por ciento, en 2008, al 13 por ciento, en
A lo largo de la crisis, el importe medio de 2014), en tanto que en el resto de la población
las pensiones contributivas de jubilación –que aumentó (del 30 por ciento al 35 por ciento entre
representan aproximadamente tres quintas par- los menores de 16 años, y del 22 por ciento al
tes de todas las que concede el sistema de la 32 por ciento en el grupo de 16 a 64 años)4.
Seguridad Social– creció por encima de la infla-
ción, mientras que la pensión (bruta) inicial se
mantuvo, según datos de la OCDE, por encima
del 80 por ciento del salario medio (bruto) per- 2.2. ¿Cuál es la situación finan-
cibido a lo largo de la vida laboral, en contraste ciera del sistema de pensio-
con las tasas correspondientes registradas en nes tras la crisis?
otros países europeos con sistemas de pensio-
nes contributivos y de reparto, como Francia
(55 por ciento), Bélgica (47 por ciento) o Alema- El aumento continuado del gasto en pen-
nia (38 por ciento)3. siones durante la crisis como consecuencia del
crecimiento sostenido del número de prestacio-
nes concedidas por el sistema (del 8 por ciento
3
 Datos correspondientes al año 2014, extraídos de entre 2008 y 2013) y de las pensiones medias
OCDE (2015: 141). La tasa española solo era superada por
Holanda (91 por ciento), un país que combina un sistema
público de reparto con sistemas privados de capitalización 4
 Carabaña (2018) ha puesto de relieve estos datos,
no voluntarios (planes de pensiones ocupacionales). que pueden consultarse en Eurostat [ilc_peps01] y [ilc_di03].

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 193


C i n co p r eg u n ta s s o b r e l a s p e n s i o n es

(del 12 por ciento, en términos reales, durante el en 2018, de acuerdo con estimaciones de la
mismo periodo) concurrió con un descenso sig- misma institución que ya incorporan el efecto
nificativo de los ingresos por cotizaciones socia- de las medidas incluidas en la Ley de Presupues-
les de la Seguridad Social. Entre 2008 y 2013, tos Generales del Estado para este año: el incre-
el aumento del gasto nominal en pensiones se mento de todas las pensiones en un 1,35 por
acercó a los 24.000 millones de euros, mientras ciento (adicional al 0,25 por ciento aplicable
que los ingresos por cotizaciones descendieron de acuerdo con la legislación vigente), el incre-
en más de 10.000 millones de euros por la des- mento de las pensiones mínimas y no contribu-
trucción de empleo (García Díaz, 2018). tivas hasta un 3 por ciento, y la elevación del
porcentaje aplicable a la base reguladora de las
La insuficiencia de ingresos contributivos pensiones de viudedad del 52 por ciento al 56 por
para satisfacer el gasto en pensiones contribu- ciento para perceptores de 65 o más años que
tivas condujo al gobierno de Mariano Rajoy a no cobren otra pensión pública.
solicitar en septiembre de 2012 la primera dis-
posición del Fondo de Reserva de la Seguridad Así pues, pese a la recuperación econó-
Social. Constituido el año 2000 y ensalzado mica y del mercado de trabajo, el déficit de la
públicamente como la garantía de la soste- Seguridad Social superó en 2017 el registrado
nibilidad de las pensiones, el Fondo había ido
en el peor año de empleo de la crisis (11.500
aumentando su patrimonio progresivamente
millones de euros en 2013). Es más, la fragmen-
con excedentes presupuestarios de la Seguridad
tación parlamentaria, la polarización política
Social, hasta alcanzar en 2011 casi 67.000 millo-
y las dificultades de gobernabilidad han aca-
nes de euros.
bado propiciando la adopción de medidas que
La recuperación del empleo verificada a aumentan el gasto en pensiones y probable-
partir de 2014 (la media de afiliados a la Segu- mente contribuirán a agrandar el déficit con el
ridad Social en diciembre de 2018 supera en que se cierre la segunda década del siglo XXI. En
casi tres millones a la registrada en enero de la tercera, la situación financiera de la Seguridad
2014) no ha bastado para restablecer el equi- Social se verá sometida a una presión demo-
librio financiero del sistema de la Seguridad gráfica importante, con el progresivo acceso a
Social, de manera que se han seguido efec- la condición de pensionistas de generaciones
tuando nuevas disposiciones del Fondo de muy “llenas”, las nacidas entre los años 1958
Reserva. De los 42.000 millones de euros que y 1977, en cada uno de los cuales se superaron
quedaban a finales de 2012, el gobierno utilizó los 650.000 nacimientos.
en 2015 y 2016 aproximadamente 33.000 para
seguir cubriendo el pago de las pensiones con-
tributivas. En 2017 y 2018, las disposiciones del
Fondo sumaron alrededor de 10.000 millones 2.3. Entonces, ¿para qué han
de euros, de manera que su patrimonio, a 1 de
diciembre de 2018, apenas superaba los 8.000 servido las reformas
millones de euros5. Pero esas disposiciones tam- de 2011 y 2013?
poco han sido suficientes para cumplir los com-
promisos de gasto en pensiones contributivas
en este periodo expansivo del ciclo económico, Tanto la reforma de las pensiones de 2011
por lo que la Tesorería General de la Seguridad como la de 2013 pueden entenderse como res-
Social ha recibido durante los últimos años prés- puestas forzosas de los gobiernos españoles a la
tamos del Estado financiados mediante impues- presión de las instituciones europeas y los orga-
tos generales y emisiones de deuda. nismos internacionales, que desde 2010 les
apremiaron a ajustar el gasto público y aprobar
Según el Banco de España, la necesidad reformas orientadas a contener su crecimiento,
de financiación de las administraciones de la con el fin de generar confianza en la economía
Seguridad Social ascendió en 2017 a 17.000 española y mostrar compromiso con los acuer-
millones, cifra que podría haber aumentado dos europeos de disciplina fiscal (en particular,
el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de 1997
5
 Datos procedentes de Ministerio de Empleo y
S­ eguridad Social (2018) y las notas de su gabinete de comu- y la normativa sobre gobernanza económica
nicación (http://www.mitramiss.gob.es/). reforzada de 2011 y 2012).

194 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Elisa Chuliá

Ambas reformas introdujeron cambios vos pensionistas y el crecimiento anual de todas


que otros países europeos ya habían incorpo- las prestaciones.
rado a sus sistemas de pensiones en diferentes
modalidades. Aprobada durante el segundo Ambas reformas coincidían, pues, en el
gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, la objetivo de contener el crecimiento del gasto en
Ley sobre actualización, adecuación y moder- pensiones e incluían medidas eficaces para con-
nización del sistema de Seguridad Social de seguirlo, pero una gran diferencia las separaba:
2011 estableció el retraso progresivo de la edad mientras que la reforma de 2011 afectaba a las
ordinaria de jubilación de los 65 a los 67 años, personas que todavía no habían causado alta en
así como también el incremento del periodo el sistema de pensiones, la de 2013 tenía efec-
de ­cálculo de la base reguladora de la pensión tos sobre todos los pensionistas, quebrando su
(de 15 a 25 años) y del número de años para expectativa de que sus pensiones mantendrían
percibir el 100 por ciento de esa base (de 35 a siempre el poder adquisitivo.
37 años). Asimismo, restringió la jubilación anti-
cipada (solo accesible a partir de los 63 años Una y otra reforma han corrido diferente
y con un mínimo de 33 años de cotización). suerte. La de 2011, cuyo texto pactó el gobierno
La reforma actuó, por tanto, sobre dos facto- con los sindicatos y las organizaciones empresa-
res clave en el cobro de pensiones: el tiempo riales, no tuvo un trámite parlamentario senci-
de percepción de las prestaciones y la relación llo, pero logró posteriormente una aceptación
entre estas y las bases según las que se ha coti- generalizada y, desde entonces, su implementa-
zado durante la vida laboral. Además de reducir ción ha avanzado conforme a lo previsto en la
ese tiempo y estrechar esta relación, la ley dis- ley. Así, en 2018 la edad de jubilación ordinaria
ponía la introducción, a partir de 2027, de un ya se ha situado en 65 años y seis meses, mien-
factor de sostenibilidad para ajustar los paráme- tras que el periodo de cálculo de la base regula-
tros del sistema de forma automática a la evo- dora de la pensión abarca 21 años de la carrera
lución de la esperanza de vida de los nuevos laboral, y el número de años que dan derecho al
pensionistas. 100 por ciento de la base ha aumentado hasta
35,5. Sin embargo, la reforma de 2013, que no
La reforma de 2013, ya bajo el primer se consensuó con los agentes sociales y fue muy
gobierno de Mariano Rajoy, concretó ese factor contestada por la oposición, ha quedado, en la
de sostenibilidad, adelantando su introducción práctica, suspendida como consecuencia de los
al año 2019. El factor diseñado vincula auto- acuerdos políticos conducentes a la aprobación
máticamente el importe inicial de las pensio- parlamentaria de la Ley de Presupuestos Gene-
nes de jubilación a la esperanza de vida a los rales del Estado para el año 2018, que, además
67 años (revisada quinquenalmente), con el fin de la ya mencionada revalorización de las pen-
de evitar que pensionistas con idénticos dere- siones en 1,6 por ciento, traslada a la Comisión
chos de pensión obtengan rendimientos distin- parlamentaria del Pacto de Toledo la decisión
tos del sistema de pensiones simplemente por sobre la revalorización anual de las pensiones
pertenecer a cohortes con diferente esperanza y la aplicación del factor de sostenibilidad (dis-
de vida. Pero la reforma de 2013 estableció otro poniendo que, en caso de que la Comisión no
mecanismo más potente para controlar el cre- llegara a un acuerdo, en 2019 se volvería a apli-
cimiento del gasto de la Seguridad Social: el car una revalorización de 1,6 por ciento a todas
índice de revalorización de las pensiones (IRP), las pensiones, y en 2023 se iniciaría la aplica-
que suponía un cambio radical en la indexación ción del factor de sostenibilidad). A pesar de
de las prestaciones, en la medida en que las des- que, según cálculos publicados recientemente,
conectaba del IPC y las vinculaba con la restric- la derogación de la reforma de 2013 “supon-
ción presupuestaria de equilibrio entre ingresos dría incrementar de forma muy significativa la
y gastos del sistema de pensiones, marcando presión que el sistema de pensiones ejerce sobre
un rango de revalorización entre el 0,25 por unas cuentas públicas que todavía registran un
ciento y el IPC + 0,5 por ciento, en función de déficit importante y un elevado nivel de deuda”
la situación financiera de la Seguridad Social. La (De la Fuente, García Díaz y Sánchez, 2018: 19),
Ley reguladora del factor de sostenibilidad y del esta posibilidad no parece inverosímil en el con-
índice de revalorización del sistema de pensio- texto político actual.
nes de la Seguridad Social actuaba, en definitiva,
sobre otros dos factores clave en el cobro de las Hijas más bien del apremio internacio-
pensiones: la longevidad esperada de los nue- nal que de la razón política, las reformas de

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 195


C i n co p r eg u n ta s s o b r e l a s p e n s i o n es

2011 y 2013 han sido percibidas por muchos los ingresos, al no generar suficientes recursos
expertos como avances sustanciales en el obje- que, en forma de impuestos sobre el trabajo
tivo de garantizar la sostenibilidad financiera o la renta, puedan ser utilizados por el Estado
de las pensiones en el largo plazo. La vicisitud para financiar las pensiones. En realidad, la con-
que ha sufrido la de 2013 era bastante previsi- currencia de ambos factores es la que agrava las
ble, habida cuenta del escaso respaldo político dificultades que cada uno de ellos provoca indi-
y social que concitó en su día y de las reitera- vidualmente. En todo caso, no hay que olvidar
das declaraciones de rechazo frontal que desde que otras contingencias (por ejemplo, las crisis
entonces provocó en algunos círculos políticos y económicas, financieras o geoestratégicas) tam-
sindicales. Pero la intensa discusión generada en bién pueden menoscabar la capacidad de un
torno a ella ha servido para identificar la reva- Estado de sostener financieramente su sistema
lorización como uno de los puntos centrales del de pensiones.
debate sobre las pensiones que las próximas
reformas no pueden eludir. Las decisiones que Que la creciente esperanza de vida de los
se tomen al respecto deberían buscar un equili- mayores ejerce una fuerte presión al alza sobre
brio entre los principios de sostenibilidad finan- el gasto social público en los Estados de bien-
ciera y equidad intergeneracional, por un lado, estar es una evidencia contrastada y, hasta el
y no empobrecimiento efectivo de los pensio- momento, indiscutible. Ese aumento del gasto
nistas, por otro, sin incurrir en la falacia de con- público no lo provocan solo las pensiones, sino
siderar que cualquier revalorización no ligada a también las prestaciones sanitarias y los servi-
la evolución del IPC produce pensiones “indig- cios sociales relacionados con la atención a la
nas”. A falta de parámetros objetivables para dependencia, toda vez que estos tres pilares del
determinarla, la tan traída y llevada “dignidad” Estado de bienestar satisfacen, en gran medida,
de las pensiones es, hoy por hoy, un criterio las necesidades de la población mayor. La pre-
escasamente útil en este debate. sión financiera de la longevidad será lógica-
mente tanto mayor, cuanto más orientado esté
un Estado de bienestar hacia la población de
más edad.
2.4. ¿Dónde reside el problema
La expectativa de que esos gastos sigan
fundamental de las pensiones, aumentando a medida que lo haga la espe-
en la demografía (enveje- ranza de vida de la población mayor encuen-
cimiento de la población) tra amplio respaldo en las estimaciones
publicadas en los últimos años por diferen-
o en el mercado de trabajo tes instituciones y organismos nacionales e
(ocupación y/o productividad internacionales de referencia. Los resultados
insuficientes)? de estas estimaciones difieren en su magni-
tud, dependiendo de los escenarios demográfi-
cos y los supuestos económicos y políticos que
Por curioso que pueda parecer, entre los manejen, pero la mayoría apunta en el mismo
expertos económicos y financieros predomina sentido: hacia mediados de este siglo, el gasto
hoy la respuesta que señala la evolución demo- público en pensiones podría situarse entre 4 y
gráfica como factor determinante del problema 6 puntos sobre el PIB por encima del actual. Un
de las pensiones, mientras que buena parte de aumento semejante no tendría por qué pare-
los demógrafos más reconocidos en España cer preocupante a una sociedad, como la espa-
identifican en el mercado de trabajo la clave de ñola, que en los últimos 40 años ha asistido
la cuestión6. Lo cierto es que uno y otro fac- a un crecimiento del gasto público de más de
tor contribuyen al problema de la sostenibilidad 10 puntos sobre el PIB (del 31 por ciento, en 1980,
de las pensiones: la demografía, sobre todo por al 41 por ciento, en 2017). Y no sería, en efecto,
el lado de los gastos, aumentando el número preocupante si cupiera esperar un incremento
de perceptores de pensiones y el periodo de su de los ingresos fiscales capaz de absorber ese
percepción; y el mercado de trabajo, por el de aumento del gasto.

6
 Entre las aportaciones más recientes de los demógra- Pero son muchos los expertos que dudan
fos a este debate, véase Miret y Zueras (2018). de que ello sea posible sin ampliar muy signi-

196 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Elisa Chuliá

ficativamente el tamaño (y/o la productividad) España en julio de 2012, establece entre sus exi-
de la población empleada, o sin alzar la presión gencias la de situar en 20 años (es decir, hacia
fiscal (vía cotizaciones o impuestos) hasta un principios de los años treinta) la deuda pública
nivel que resulte perjudicial para el mercado de en el 60 por ciento del PIB; esto es, aproximada-
trabajo español y la competitividad de los bienes mente 40 puntos por debajo del porcentaje que
y servicios producidos en España, o inaceptable representa en 2018 la deuda pública española
para aquellas generaciones de población joven y sobre el PIB (97 por ciento; en 1980 no llegaba
adulta que padecerían particularmente ese alza. al 20 por ciento). El reto es inmenso y caben
Es cierto que, en el contexto europeo, los ingre- dudas razonables acerca de su cumplimiento,
sos fiscales del Estado español son comparati- pero la senda a seguir está claramente marcada.
vamente bajos (en 2017, 34,5 por ciento sobre
el PIB, siete puntos por debajo de la media de la Cuando una institución pública con una
zona del euro), pero el margen de actuación real trayectoria breve, pero tan autorizada como
(no meramente retórica) de los gobiernos que, la Autoridad Independiente de Responsabili-
por su ideología, podrían respaldar un aumento dad Fiscal define los gastos asociados al enve-
significativo parece más bien limitado (téngase jecimiento de la población como “uno de los
en cuenta que una holgada mayoría del electo- principales riesgos para la sostenibilidad de las
rado, el 57% según datos recientes del Centro finanzas públicas en el largo plazo” (AIReF,
de Investigaciones Sociológicas, piensa que los 2018), merece credibilidad; sobre todo, si llega
españoles pagamos mucho en impuestos)7. a esta conclusión adoptando unos supuestos de
aumento, en las próximas décadas, de la pobla-
Claro es que siempre cabe albergar la ción en edad de trabajar más favorables que los
expectativa de un cambio en el sistema pro- asumidos por la mayoría de organismos públi-
ductivo español y en el mercado de trabajo, de cos y privados que ofrecen estimaciones de evo-
manera tal que crezca establemente la pobla- lución del gasto público. La AIReF confía en que
ción ocupada, no solo incorporando al empleo a la creciente demanda de mano de obra derivada
la población hoy en paro, sino también aumen- del descenso de la población en edad de tra-
tando la población activa, por ejemplo, a través bajar provocará endógenamente aumentos de
del retraso de la edad ordinaria de jubilación la fecundidad y de la inmigración, y evitará así la
(lo cual supondría un incremento de la ocupa- “japonización” de la economía española (estan-
ción entre los mayores) o de la inmigración (que camiento económico resultante del declive de la
podría compensar la reducción de efectivos de población en edad de trabajar y de la caída de
algunas generaciones como consecuencia de la la productividad). Sin embargo, conviene tener
fuerte caída de la fecundidad que se produjo en cuenta que si no obedecen a políticas públi-
a partir de los años ochenta del pasado siglo). cas “bien diseñadas y fiscalmente sostenibles”,
Ahora bien, la materialización de esta expec- como solicita la propia AIReF (2018), esas res-
tativa, hoy por hoy, tampoco parece fácil ni puestas endógenas podrían provocar nuevos
probable, menos todavía en un momento his- problemas sociales y políticos, eclipsando su
tórico, como el actual, en el que la robotización presumible impacto económico positivo.
y la automatización de la producción proyectan
incertidumbre sobre el futuro del empleo en las
economías avanzadas.
2.5. ¿Qué se puede hacer ante
Ante las dificultades de crecimiento de los
ingresos fiscales también podría teóricamente el aumento sostenido del
proponerse la emisión de deuda pública para gasto en pensiones y el
cubrir los déficits del sistema de pensiones. Pero, déficit recurrente de la
al margen de que ello significaría trasladar el
problema de las pensiones a generaciones que, Seguridad Social?
en la actualidad, ni siquiera tienen capacidad de
voto, resultaría incompatible con nuestros com-
promisos como Estado miembro de la Unión La contestación a esta pregunta no puede
Europea. El Pacto Fiscal Europeo, ratificado por ser más que tentativa y prudente, porque si
algo han pretendido dejar claro las respuestas
7
 Pregunta 12 de la encuesta “Opinión pública y polí- a las cuatro preguntas anteriores, es que nos
tica fiscal” (julio de 2018). enfrentamos a un problema muy complejo; un

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 197


C i n co p r eg u n ta s s o b r e l a s p e n s i o n es

problema que, en mayor o menor medida, com- gún gobierno puede aspirar a resolverlo de una
parten países con sistemas de pensiones simi- vez por todas; antes bien, los sistemas de pensio-
lares al español (contributivo y de reparto, con nes precisarán ajustes en función de contingen-
muy escaso desarrollo de pensiones de capita- cias que afecten a su financiación o rendimiento.
lización pública o privada), pero también con De ahí el desacierto de propuestas como la de
sistemas organizados de manera muy distinta8. blindar constitucionalmente las pensiones para
Precisamente la heterogeneidad de la organiza- restringir los márgenes de acción de los gobier-
ción institucional de los sistemas de pensiones nos en esta materia10.
entorpece la concertación de estrategias inter-
nacionales ante la denominada “crisis global Un observatorio público de las pensiones
de las pensiones”. Con todo, las respuestas que que cumpliera las mencionadas funciones, entre
están dando diferentes países a sus problemas otras posibles, redundaría en beneficio de la
en cuestión de pensiones ofrecen una oportu- transparencia del sistema. Pero esta tendría que
nidad para el análisis comparativo y la identifi- hacerse también efectiva a través de informa-
cación de buenas prácticas en la formulación e ción individualizada a trabajadores y pensionis-
implementación de reformas socialmente acep- tas sobre su situación particular en relación con
tables, económicamente eficaces y política- el sistema de pensiones11. Esa información pro-
mente viables. porcionaría elementos de juicio fundamentales
para que los (todavía) no pensionistas pudieran
En España, diversas instituciones privadas adoptar decisiones fundadas y pertinentes rela-
financieras y aseguradoras han puesto en mar- cionadas con su jubilación, y para que los pen-
cha centros o institutos para el estudio de las sionistas conocieran y valoraran el rendimiento
pensiones que contribuyen a la elaboración y del sistema de pensiones y el retorno que obtie-
difusión de información específica sobre la jubi- nen de él.
lación9. Esta labor es valiosa y útil para mucha
gente, pero debería ser complementaria a la En el espacio de la actuación política
que efectuara un organismo con la legitimidad sería también deseable la revisión de las reco-
específica que confiere el Estado. Del mismo mendaciones del Pacto de Toledo con criterios
modo que existe un Observatorio Estatal de la de racionalización y establecimiento de priorida-
Dependencia o un Observatorio de la Sostenibi- des, haciendo especial hincapié en las exigencias
lidad en España, cabría plantearse la creación de que debe cumplir el sistema de pensiones en el
un observatorio público de las pensiones como presente y en el futuro para generar confianza
entidad independiente encargada de recoger y dentro y fuera de España. Entre esas exigencias,
difundir periódica y sistemáticamente informa- difícilmente cabe discutir la importancia funda-
ción actualizada, hoy muy abundante y dispersa, mental de la sostenibilidad financiera, que solo
así como de realizar un seguimiento de las refor- se podría alcanzar de una manera intergenera-
mas que se vayan acometiendo en España y otros 10
Tal como reivindica la Mesa Estatal por el Blindaje
países, y de sus efectos sobre distintas variables de las Pensiones (MERP). Quienes suscriben la propuesta de
económico-financieras y sociales. Disponer de la MERP a favor de “una reforma de la Constitución que
esta información bien ordenada y fácilmente incluya la prohibición expresa de que cualquier gobierno,
actual o futuro, pueda tocar (sic), recortar o privatizar, total
accesible cobra hoy especial importancia porque el o parcialmente, el sistema público de pensiones” (http://
problema de las pensiones, como otros muchos www.merp.es/) probablemente no han reparado suficien-
que afrontamos en nuestros días, va a exigir res- temente en que, en momentos de dificultades financieras
del Estado, semejantes restricciones podrían afectar a otras
puestas políticas prolongadas en el tiempo. Nin- partidas de gasto social (o de gasto público, en general)
no blindadas constitucionalmente (por poner un ejemplo, el
8
 Según estimaciones recogidas en un documento acceso a tratamientos médicos de última generación).
publicado por el World Economic Forum (2017), en 2015, el 11
Hoy día es posible acceder a una parte de esa infor-
retirement savings gap –esto es, la diferencia entre lo que se mación a través de la página web “Tu Seguridad Social”,
ha ahorrado para la jubilación (a través de sistemas públicos pero esta posibilidad no parece ser de conocimiento genera-
y privados) y lo que se necesitaría para satisfacer las expec- lizado. Por lo demás, no se ha dado cumplimiento (ni se ha
tativas de ingresos anuales medios durante la jubilación– anunciado fecha para ello) a lo establecido en la disposición
asciende a 70 billones de dólares en el conjunto de países adicional vigésima sexta (“Obligaciones de la Administración
formado por Estados Unidos, China, Japón, India, Canadá, de la Seguridad Social y derecho a la información”) de la
Reino Unido, Australia y Holanda; la cifra podría aumentar Ley 27/2011, según la cual “la Administración de la Segu-
hasta los 400 billones a mediados de este siglo. ridad Social informará a cada trabajador sobre su futuro
9
 Entre ellas, el Instituto de Pensiones BBVA, la Fun- derecho a la jubilación ordinaria (…) a partir de la edad y
dación Edad y Vida, el Instituto Santalucía, la Fundación con la periodicidad y contenido que reglamentariamente se
Mapfre o el Observatorio de Pensiones CASER. determinen”.

198 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


Elisa Chuliá

cionalmente equitativa combinando medidas protegiéndolos del ciclo económico. La


de contención del gasto y de aumento de los posición económica de los mayores en
ingresos. la estructura social española mejoró y
los pensionistas pudieron desempeñar,
Las medidas de contención del gasto en muchos casos, la función de estabili-
deberían basarse en razones ciertas, fácilmente zadores automáticos de segundo orden,
explicables y comprensibles, como la de que las aliviando dificultades de otros miembros
ganancias en esperanza de vida, al suponer una no pensionistas de sus propias familias.
prolongación del periodo de percepción de la
pensión, exigen una salida más tardía del mer- ▪ El deterioro progresivo de las cuen-
cado de trabajo o una aceptación de presta- tas de la Seguridad Social durante el
ciones más bajas; o la de que las prestaciones periodo de crisis no se ha detenido en
han de guardar una relación proporcionada el periodo de recuperación de la econo-
con las cotizaciones efectuadas durante la vida mía y del mercado de trabajo. Las nuevas
laboral. Por su parte, las medidas para aumen- medidas sobre pensiones incluidas en la
tar los ingresos del sistema requerirían allegar Ley de Presupuestos Generales del Estado
a la Seguridad Social de forma ordinaria recur- para 2018 se han acordado y aprobado
sos procedentes de la recaudación de impues- sabiendo que aumentan el déficit actual
tos generales (como, por ejemplo, ocurre en de la Seguridad Social y contribuyen a
Alemania desde hace años), pero estableciendo incrementar el gasto futuro en pensio-
límites claros a estas aportaciones del Estado nes.
para evitar la posible prodigalidad de los gobier-
nos en busca de apoyos electorales. ▪ Las reformas de las pensiones aprobadas
en 2011 y 2013 lograron relajar la pre-
Con todo, la sostenibilidad financiera del sión internacional sobre los gobiernos
sistema de pensiones y la equidad intergenera- españoles en unas circunstancias críti-
cional en el reconocimiento y cumplimiento de cas y poco favorables a que la población
derechos y obligaciones solo tienen sentido si entendiera su sentido y lógica de conten-
van de la mano de otra exigencia: la provisión ción del gasto. La suspensión efectiva de
de pensiones proporcionadas a las cotizaciones la reforma de 2013 pone de manifiesto la
realizadas, pero también a las necesidades fun- fragilidad de la legislación sobre pensio-
damentales que deben satisfacerse durante la nes no sustentada en un consenso inter-
vejez para disfrutar de un bienestar individual partidista suficiente, así como también
y social al que se ha contribuido como ciuda- las dificultades políticas para aprobar
dano a lo largo toda la vida, no solo a través medidas que afecten al conjunto de la
del pago de impuestos, sino también de la pro- población pensionista.
ducción económica y, en general, de la partici-
pación en la vida de la sociedad y la comunidad ▪ El problema de las pensiones no reside
política. Avanzar en la definición y medición de exclusivamente en la demografía (enve-
esas necesidades teniendo en cuenta diferentes jecimiento de la población) ni tampoco
variables individuales y territoriales ayudaría a en el mercado de trabajo (ocupación
dotar de contenido a otra de esas expresiones y productividad insuficientes), sino en
demasiado indeterminadas que abundan en la conjunción de las situaciones que se
el debate sobre las pensiones: la de su “sufi- dan en uno y otro ámbito. En España, la
ciencia” o “adecuación”. combinación de una particular eficacia
en el aumento de la esperanza de vida
de la población mayor y de dificultades
estructurales del mercado de trabajo
3. Cinco argumentos para crear empleo estable agrava las ten-
de conclusión siones financieras que todos los Estados
de bienestar avanzados experimentan. Fiar
la sostenibilidad de las pensiones entera-
▪ La Seguridad Social, como era espera- mente al crecimiento de la ocupación o a
ble y deseable, cumplió durante la crisis las ganancias en productividad puede gene-
sus compromisos con los pensionistas, rar expectativas de sostenibilidad financiera

Número 28. segundo semestre. 2018 P anorama SOCIAL 199


C i n co p r eg u n ta s s o b r e l a s p e n s i o n es

cuyo incumplimiento se compruebe dema- García Díaz, M. Á. (2018), “El sistema


siado tarde para revertir situaciones críticas. público de pensiones en España. Situación y
retos de futuro”, ponencia presentada en las
▪ A la vista de la evolución demográfica y la XXXIII Jornadas sobre Economía Española orga-
situación económica mundiales no parece nizadas por el Instituto de Economía Internacio-
aventurado afirmar que ningún sistema nal, Universidad de Alicante, 8-9 de noviembre.
de pensiones está libre de reformas para
garantizar el mejor cumplimiento de sus Herce, J. A. (2018), “Ante el cambio demo-
compromisos sin comprometer la sosteni- gráfico, ¿natalidad o robotización?”, ponencia
bilidad de las finanzas públicas o el creci- presentada en las XXXIII Jornadas sobre Eco-
miento y la competitividad de la economía. nomía Española organizadas por el Instituto
Es importante que esas reformas vengan de Economía Internacional, Universidad de
acompañadas de (y, preferentemente, pre- ­Alicante, 8-9 de noviembre.
cedidas por) información suficiente y clara
que permita conocer su alcance y valorar Ministerio de Empleo y Seguridad Social (2018),
su justificación. El consenso político sobre Fondo de Reserva de la Seguridad Social Informe
las exigencias básicas que debe cumplir el a las Cortes Generales Evolución, actuaciones
sistema de pensiones para generar con- del año 2017 y situación a 31 de diciembre de
fianza (sobre todo, a medio y largo plazo) 2017, Madrid.
constituye probablemente la mejor base
para avanzar en el diseño de reformas Miret Gamundi, P., y P. Zueras (2018),
socialmente aceptables y económicamente “¿Choque de generaciones? Envejecimiento
eficaces. y sistema de pensiones”, en D omingo, A.
(Ed.), Demografía y posverdad. Estereotipos,
distorsiones y falsedades sobre la evolución de
Bibliografía (y nota bibliográfica ) la población, Barcelona, Icaria: 185-204.

OCDE (2015), Pensions at a Glance 2015.


Airef (Autoridad Independiente de Res- OECD and G20 indicators, OCDE, París.
ponsabilidad Fiscal) (2018), Previsiones demo-
gráficas: una visión integrada (Documento World Economic Forum (2017), White
Especial 2018/1), Madrid. Paper. We’ll Live to 100 – How Can We Afford
It?, Ginebra, World Economic Forum.
Banco de España (2018), Informe trimestral
de la economía española (diciembre), Madrid. Nota: Las publicaciones que contienen
información de interés sobre el sistema de pen-
Carabaña, J. (2018), “Pensionistas, egoís- siones español han aumentado rápidamente
tas y demagogos”, El País, 9 de abril. en los últimos años. En centros de investiga-
ción, universidades y servicios de estudios de
Chuliá, E. (2010), “Diez preguntas sobre la diversas instituciones (públicas y privadas) y
reforma del sistema de pensiones en España”, de organizaciones empresariales y sindicales,
Panorama Social, 11: 151-162. se han elaborado incontables informes, artícu-
los y monografías sobre cuestiones generales
CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) o específicas relativas a las pensiones. El texto
(2018), Estudio nº 3221: Opinión pública y polí- aquí publicado también es deudor de lo apren-
tica fiscal (XXXV), julio (www.cis.es). dido durante años en parte de esas publicacio-
nes, que aseguran la existencia en España de
De la Fuente, A.; García Díaz, M. A., y A. R. un acervo bibliográfico y estadístico sobre las
Sánchez (2018)“¿Hacia una nueva reforma de pensiones amplio y valioso, aunque también
las pensiones? Notas para el Pacto de Toledo”, disperso y algo intrincado.
Fedea Policy Papers - 2018/09.

Fernández Kranz, D. (2015), “Ingresos sala-


riales en España durante la crisis económica:
¿ha sido efectiva la reforma de 2012?”, Cuadernos
de Información Económica, 246: 35-46.

200 P anorama SOCIAL Número 28. segundo semestre. 2018


PanoramaSOCIAL
Números publicados

2005
N.º 1. España 2005: Debates y procesos sociales
N.º 2. Dependencia y autonomía personal: Dilemas y compromisos

2006
N.º 3. Infancia y juventud: Nuevas condiciones, nuevas oportunidades
N.º 4. Envejecimiento y pensiones: La reforma permanente

2007
N.º 5. El medio ambiente a principios del siglo XXI: ¿Crisis o adaptación?
N.º 6. La reforma de la Universidad: Vectores de cambio

2008
N.º 7. Las claves de la sanidad futura: Investigación y gestión
N.º 8. Inmigrantes en España: Participación y convivencia

2009
N.º 9. Tercer Sector y voluntariado
N.º 10. Familias en transformación

2010
N.º 11. Envejecimiento, adaptación y cambio social
N.º 12. Empleo, desempleo y pobreza

2011
N.º 13. Retos actuales de la sociedad española
N.º 14. El ocio de los españoles

201
PanoramaSOCIAL
Números publicados

2012
N.º 15. Generaciones y relaciones intergeneracionales
N.º 16. Imagen y presencia exterior de España

2013
N.º 17. La ciudadanía europea en la encrucijada
N.º 18. Las nuevas tecnologías y su impacto social

2014
N.º 19. Comida y alimentación: hábitos, derechos y salud
N.º 20. Pobreza infantil

2015
N.º 21. Educación, investigación e innovación, bases de un modelo
productivo de futuro
N.º 22. Un balance social de la crisis

2016
N.º 23. Retos demográficos
N.º 24. El nuevo escenario migratorio en España

2017
N.º 25. Las desigualdades digitales. Los límites de la Sociedad Red
N.º 26. La inclusión de las personas con discapacidad en España

2018
N.º 27. Brechas de género

202
Panorama Social, Segundo Semestre 2018

PUBLICACIONES DE LA FUNDACIÓN DE LAS CAJAS DE AHORROS


Últimos números publicados:
PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA
N.º 158. El sector exterior en la recuperación
PANORAMA SOCIAL
N.º 27. Brechas de género
CUADERNOS DE INFORMACIÓN ECONÓMICA
N.º 267. Empleo y sector exterior: desafíos estructurales
SPANISH ECONOMIC AND FINANCIAL OUTLOOK
Vol. 7, Nº 6 (2018). Spanish and EU banks: Recent performance and strategies
PAPELES DE ENERGÍA
N.º 5. Junio 2018
ESTUDIOS DE LA FUNDACIÓN
N.º 89. Construcción europea, identidades y medios de comunicación
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