PS28 PDF
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SOCIAL 28
201 8
S E M E S T RE .
SE G U ND O
Envejecimiento de la
población, familia y
calidad de vida en la vejez
PanoramaSOCIAL
Redes de parentesco y familia
Dependencia y cuidados a edades avanzadas
Hogares de mayores y soledad residencial
Generaciones, actitudes políticas y voto
Políticas de vejez en Europa
Evolución, sostenibilidad y reforma del sistema de pensiones
Pedidos e información:
Funcas
COLABORAN:
Caballero de Gracia, 28
28013 Madrid Antonio Abellán, Karim Ahmed Mohamed, Amand Blanes, Elisa Chuliá, Daniel
Teléfono: 91 596 57 18 Devolder, Albert Esteve, Gloria Fernández-Mayoralas, Juan Jesús González,
Fax: 91 596 57 96 Cristina López Villanueva, Sol Minoldo, Julio Pérez Díaz, Isabel Pujadas,
[email protected]
www.funcas.es Elisenda Rentería, Vicente Rodríguez-Rodríguez, Fermina Rojo-Pérez, Jeroen
Spijker, Gerdt Sundström y Pilar Zueras
SOCIAL 28
Envejecimiento de la
población, familia y
calidad de vida en la vejez
Patronato
Panorama
social
Número 28. Segundo semestre. 2018
Consejo de redacción
Pedidos e información
Funcas
Caballero de Gracia, 28, 28013 Madrid.
Teléfono: 91 596 54 81
Fax: 91 596 57 96
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Impreso en España
Edita: Funcas
Caballero de Gracia, 28, 28013 Madrid.
ISSN: 1699-6852
ISSN: 2254-3449
Depósito legal: M-23-401-2005
Maquetación: Funcas Las colaboraciones en esta revista reflejan exclusivamente la opinión
Imprime: Cecabank de sus autores, y en modo alguno son suscritas o rechazadas por Funcas.
P anorama SOCIAL N. O 28, 2018, ISSN: 1699-6852.
“Envejecimiento de la población, familia y calidad de vida en la vejez”, coordinado por Julio Pérez Díaz
Índice
5 Presentación
135 Interés por la política, ciclo vital y generación: nuestros actuales mayores
como esperanza
Karim Ahmed Mohamed
En 2009, la IUSSP (International Union for menos desarrollado, el elevado ritmo de cre-
the Scientific Study of Population) encuestó a cimiento mundial o el sostenido descenso de
sus afiliados sobre sus temas de investigación, la mortalidad, pero no en la vejez. Tampoco
los campos de aplicación práctica de su tra- las ciencias sociales le habían prestado mucha
bajo, los problemas demográficos actuales que atención.
consideraban más importantes y las políticas
requeridas para enfrentarlos. Las respuestas de Las dos facetas de la vejez más relevan-
casi 1.000 demógrafos de todo el mundo con- tes para el ámbito público habían sido la pro-
firmaron una abrumadora primacía temática tección frente a la vulnerabilidad económica
del envejecimiento (aging). Era un cambio nota- y la mala salud, ambas más relacionadas con
ble respecto a la preocupación casi obsesiva, los derechos laborales que con la propia pobla-
en las décadas anteriores, por el rápido creci- ción mayor. Los sistemas contributivos de jubi-
miento de la población mundial, especialmente lación siempre habían sido excedentarios, y el
el del llamado Tercer Mundo, y por las políticas deterioro de la salud asociado a la edad era
para reducir la fecundidad y frenar la “explosión visto como algo natural e inevitable, preocupa-
demográfica”. ción menor, en todo caso, en un mundo vol-
cado prioritariamente en la salud materno-filial
Sin embargo, no se había producido cam- y adulta-laboral. Existía, además, la convicción
bio técnico o metodológico alguno que justifi- de que la esperanza de vida, cuyo espectacular
cara un giro como ese. Tampoco la proporción crecimiento se atribuía de forma casi exclusiva a
de personas mayores en el mundo, en aumento la reducción de la mortalidad temprana, estaba
sostenido pero todavía escasa, había experi- próxima a tocar techo.
mentado ningún cambio brusco. La centralidad
temática para los científicos era el resultado de Todo cambió con la crisis de los setenta y
la paralela centralidad política que la vejez había la revolución política de los ochenta. Repentina-
alcanzado súbitamente en los años ochenta. mente, la carga que los viejos pudiesen suponer
para el Estado les ponía en el principal foco de
Para políticos y gobernantes, la vejez interés demográfico. Además, se hacía evidente
había sido un asunto menor hasta entonces; ahora, no iba a dejar de crecer. El baby-boom se
desde que la disciplina demográfica eclosionara había acabado también en los setenta, y la fecun-
junto a los sistemas estadísticos de los Estados didad había retomado su marcha descendente,
liberales modernos, a finales del siglo XIX, se con una geografía nueva en la que el sur de
había centrado en la infancia y la juventud, la Europa primero, y poco después el este y la anti-
población en edad laboral, la formación de nue- gua esfera soviética, se situaban por primera vez
vas parejas, la excesiva fecundidad del mundo en cabeza del descenso con niveles nunca vistos.
Pese al diluvio cotidiano de interpreta- podría decirse que hemos rejuvenecido demo-
ciones alarmistas de la situación poblacional, gráficamente, puesto que la vejez se retrasa
lo cierto es que, en la historia de la humani- cada vez más en el ciclo de vida).
dad o en la de España, nunca antes se había
podido observar mejor situación en la demo- Evidentemente, el envejecimiento demo-
grafía. Esta situación ha sido conquistada con gráfico conlleva cambios e incertidumbres en
grandes esfuerzos, individuales y colectivos; temas muy variados, relacionados con la calidad
sus consecuencias están plagadas de futuro y de vida de las personas mayores, sus recursos
deben calificarse como “progreso”. Aquello a económicos, su salud, la necesidad de cuida-
lo que estamos acostumbrados a llamar con dos, e incluso su mayor peso electoral y, por
una desafortunada metáfora “envejecimiento tanto, político. Sobre estos y otros temas trata
de la población” (las poblaciones no son entes este número de Panorama Social, cuyo eje central
biológicos que envejecen, no tienen edad) es el impacto estructural de la nueva pirámide
alude, en realidad, a un cambio sin preceden- poblacional sobre el conjunto de la sociedad
tes en su estructura por edades. Sus causas española y, claro está, sobre las características
son bien conocidas para la demografía, de la de la propia vejez y los comportamientos de la
misma manera que se conoce bien su integra- población de más edad.
ción y dependencia de un cambio más general,
el de la reproducción, el núcleo teórico fun- El primer artículo, de Julio Pérez Díaz y
damental para el análisis demográfico. Lo que Antonio Abellán García (CSIC), contextua-
ha experimentado la demografía humana en liza el tema común al que se ha dedicado este
apenas un siglo, aquello que el cambio de la número por una doble vía. La primera, la más
pirámide revela, es nada menos que una revolu- estrictamente demográfica, traza un panorama
ción reproductiva sin precedentes. La iniciaron, general de los cambios poblacionales que sub-
muy lentamente, unos pocos países europeos y yacen al aumento de la edad media en nues-
alguna de sus colonias a finales del siglo XIX; se tro país, especialmente intensificado al acabar
extendió a la parte más rica del mundo durante el baby-boom a mediados de los años setenta.
la primera mitad del siglo XX; y finalmente se El cambio de la estructura por edades, sus cau-
ha generalizado a la humanidad entera en la sas, su ritmo y su evolución previsible se des-
segunda mitad de ese siglo, a un ritmo fulgu- criben y enmarcan en el cambio demográfico
rante en los países más tardíos. global que está experimentando la humanidad
como resultado de un salto sin precedentes en
Con la perspectiva histórica hoy dispo- la eficiencia reproductiva. La segunda traslada la
nible, sabemos que no hay excepciones: el atención a la propia vejez y sus principales ras-
aumento de la vida media va acompañado del gos sociodemográficos, rápidamente modifica-
correspondiente descenso de la fecundidad, lo dos por el continuo flujo con que llegan a esa
que apunta a una interrelación estrecha entre etapa de la vida generaciones que han experi-
ambos indicadores demográficos, y de esta mentado transcursos vitales radicalmente dife-
interrelación resulta el cambio en la pirámide. rentes de los de las generaciones precedentes,
Partiendo de fecundidades en torno a cinco o empezando por la propia proporción de super-
seis hijos por mujer, obligadas por una super- vivientes. Se aportan, por tanto, los principa-
vivencia tan escasa que ni siquiera permitía a la les indicadores sobre la situación convivencial,
mitad de los nacidos llegar a los 15 años (situa- socioeconómica y de salud de los mayores, que
ción que se daba en España hacia 1900), hemos evidencian mejoras notables, pero que también
pasado a elevar enormemente el volumen de vienen acompañados de un protagonismo cre-
población teniendo menos hijos, pero cuidán- ciente de la dependencia y la necesidad de cui-
dolos y dotándolos cada vez más y mejor. dados, todos ellos temas en los que profundizan
otros artículos incluidos en este número.
Como puede suponerse, un cambio como
el descrito en el párrafo anterior no solo se tra- Al precedente marco general, construido
duce en una pirámide poblacional diferente, con las grandes fuentes oficiales del propio
sino que también altera todos los ámbitos ima- sistema estadístico nacional, Fermina Rojo-
ginables de nuestra vida personal y colectiva. La Pérez y Gloria Fernández-Mayoralas
significación de las diferentes edades nunca vol- (CSIC) añaden una perspectiva más cualitativa
verá a ser la misma (jugando con las palabras, e igualmente necesaria, la de la calidad de vida
en la vejez. Cuantificarla y analizarla tiene una hogar concreto, el unipersonal, que el propio
utilidad creciente para el diseño y la implemen- cambio demográfico ha hecho mayoritario en
tación de políticas que mantengan y promue- la vejez. Lo ha impulsado el progresivo aumento
van la autonomía e independencia al envejecer. de la esperanza de vida, especialmente la feme-
Las autoras ponen el foco en las respuestas y nina, junto a la pauta histórica de empareja-
opiniones de los propios interesados, recogidas miento de las mujeres con hombres de mayor
a través de una encuesta específicamente dise- edad y la creciente independencia económica y
ñada por el equipo de trabajo al que pertenecen domiciliar en la vejez. El artículo analiza esta evo-
ambas investigadoras (la encuesta ELES, Estu- lución y sus condicionantes, pero, sobre todo,
dio Longitudinal Envejecer en España). Con un perfila las características de estos hogares en los
enfoque multidimensional, el artículo aborda Censos de 1991, 2001 y 2011, además de ubi-
las dimensiones más relevantes para la calidad carlos en un panorama comparativo europeo.
de vida en la vejez, según las han identificado También traza las propias características socio-
los propios mayores (la salud, las redes familia- demográficas de las personas que viven solas,
res y sociales, los recursos económicos y el ocio y los factores que condicionarán el peso futuro
y tiempo libre), relacionándolas con el entorno de esta forma de hogar, con especial atención al
residencial. contraste rural y urbano.
binación de la evolución institucional y socioe- y las pautas de la edad de jubilación futura son
conómica del país, por un lado, y de los cambios tendencias que ponen en cuestión la sostenibili-
demográficos en género y edad, por otro, ha dad demográfica del sistema de pensiones. Los
provocado el surgimiento de un eje adicional autores analizan dicha sostenibilidad descom-
que enfrenta a clases activas y clases pasivas. poniendo sus factores desde 1970 y prolon-
gando su evolución hasta 2070 (con diferentes
Karim Ahmed Mohamed (Universi- escenarios de migración exterior). Para ello desa-
dad Carlos III de Madrid) indaga en la determi- rrollan un modelo de simulación que incorpora,
nación que la edad pueda tener en el interés además de las variables demográficas, otras
por la política y, en particular, se plantea si el económicas o legislativas. Concluyen que, pese
constatado desinterés de los mayores españoles a que la demografía no volverá a ser tan favo-
puede atribuirse a un efecto de la edad o, por rable para el sistema de pensiones como lo fue
el contrario, guarda relación con las particula- en el pasado, no hace imposible la continuidad
ridades generacionales de la población mayor. de este bajo el actual modelo de financiación
En la investigación acopia y armoniza informa- de reparto.
ción de distintas fuentes, con el fin de manejar
la generación de pertenencia como una variable Sol Minoldo (CONICET, Argentina) llega
operativa, utilizando herramientas estadísticas a una conclusión similar por una vía diferente.
que permiten aislar los efectos de esta variable Su artículo analiza la sostenibilidad macroeco-
respecto a los de otros factores coyunturales. nómica futura de las pensiones públicas en
El autor obtiene resultados que contradicen España. Cuestiona los indicadores habitual-
los tópicos y abren una interesante línea de mente utilizados para buscar su alternativa en
investigación. el marco de los equilibrios entre demanda de
consumo e ingresos en los ciclos de vida, un
Por su parte, Vicente Rodríguez- marco teórico internacional con implicaciones
Rodríguez (CSIC) presenta una síntesis histó- muy importantes para el tema de la jubilación.
rica sobre las actuales políticas públicas de vejez Desde esta óptica agregada y macroeconómica,
en Europa, enumerando sus grandes hitos, y al margen de cuál sea el sistema que costee las
pero, sobre todo, recogiendo y analizando los pensiones, la autora proyecta el futuro balance
principales documentos oficiales en los que se entre necesidades de consumo de la vejez y la
han ido plasmando. En particular, el análisis capacidad previsible de la economía española
informático de tales textos le permite distinguir para costearlas, llegando a conclusiones muy
los conceptos y las materias fundamentales, y alejadas del actual clima de intensa preocupa-
clarificar sus respectivos significados. También ción, incluso alarma, que cunde a propósito
identifica los distintos actores esenciales, tanto del futuro de las pensiones. El reto del enveje-
institucionales como de la sociedad civil y de la cimiento no residiría, según la autora, en dicha
comunidad científica e investigadora. A todo capacidad, que parece asegurada, sino de redis-
lo anterior añade una síntesis de conjunto que tribuir la creciente riqueza a través de las institu-
ayuda a comprender la evolución global en el ciones de protección de la vejez.
tratamiento del envejecimiento desde la política
internacional, así como también los objetivos que Elisa Chuliá (UNED y Funcas) cierra este
en esta materia se plantean para el futuro. bloque final con cinco preguntas importantes
para el debate actual sobre las pensiones en
Tras este panorama político general, un España. Sus respuestas aportan información
bloque final de artículos gira en torno a los sobre el funcionamiento del sistema de pensio-
efectos del envejecimiento demográfico sobre nes durante los últimos años y los principales
el sistema de pensiones y las políticas a tra- factores que afectan a su evolución, haciendo
vés de los que se trata de darles respuesta. también hincapié en las que, a juicio de la
Albert Esteve, Daniel Devolder, Elisenda autora, constituyen las principales exigencias a
Rentería y Amand Blanes (Centre d’Estudis las que se enfrenta el sistema de pensiones para
Demogràfics, UAB) presentan un ejercicio pro- mantener su capacidad de protección social y
pio de proyección demográfica, en el que son generar confianza dentro y fuera de España:
expertos y colaboradores con el propio Insti- sostenibilidad financiera, equidad intergenera-
tuto Nacional de Estadística. El descenso de la cional, provisión de pensiones proporcionadas
natalidad, el aumento de la esperanza de vida y transparencia.
RESUMEN♦
1. Introducción
El siguiente trabajo dibuja un marco general
sobre el envejecimiento demográfico en España, espe-
cialmente el que se ha producido una vez finalizado Hace exactamente cuatro décadas, en la
el baby boom en los años setenta, periodo a partir segunda mitad de los años setenta, el baby
del cual el ritmo del proceso se ha acelerado notable- boom tocaba a su fin y el número anual de
mente. Se organiza en dos partes bien diferenciadas.
La primera, netamente demográfica, se centra en la
nacimientos iniciaba un descenso muy acusado,
evolución de la población española en su conjunto, arrastrado por una fecundidad menguante y
el cambio experimentado por la pirámide poblacional cada vez más tardía en edad.
y los determinantes de dicho cambio, pero también
presta atención a las causas históricas de transforma- Sin embargo, lo que cambió hace cua-
ciones tan radicales como las que ponen de mani- tro décadas solo fue el ritmo. La vejez crecía
fiesto las variables demográficas y a su continuidad desde finales del siglo XIX, y el baby boom1 no
futura. La segunda, en cambio, trata sobre la vejez la detuvo. El cambio en nuestra pirámide de
española; en ella se describen y analizan las transfor- edades no es, por tanto, un proceso coyuntural,
maciones que ha experimentado, tanto en el terreno ni reciente (ni local, como también veremos), y
sociodemográfico como en algunos de los principa- solo cobra sentido si se inserta en un proceso
les indicadores sociosanitarios, con especial atención demográfico mucho más amplio, tanto en su
a la dependencia y la necesidad de cuidados, tema
cuya centralidad no hará más que acrecentarse en los
alcance temporal como territorial, del que es
próximos años. solo una expresión más: el cambio en la eficien-
cia de la reproducción humana. Este cambio,
históricamente súbito y reciente, afecta a todos
los componentes de la dinámica y composición
poblacional, pero se desencadena principal-
mente por la generalización de la superviven-
* Instituto de Economía, Geografía y Demografía cia hasta la vejez. Lo que hoy estamos viviendo,
(CSIC) ([email protected], antonio.abellan@cchs.
csic.es). también en la pirámide de población, son,
♦ sobre todo, los efectos diferidos de esa revolu-
Una versión revisada de este artículo será publicada
próximamente como capítulo del libro Cuatro décadas de ción reproductiva sin precedentes.
cambio social en España (Alianza Editorial). Los autores
agradecemos a sus editores la autorización para utilizar ese 1
Al aludir al baby-boom, nos referimos a los nacidos
material para este monográfico de Panorama Social. entre 1958 y 1977, que superaron los 650.000 anuales.
Cuadro 1
la única condición de que la clasificación sea más utilizado. Pero sintetiza peor la estruc-
unívoca (cada persona está en una única parte tura por edades, oculta otros cambios de inte-
del todo) y exhaustiva (nadie queda fuera). El rés, como la relación entre niños y adultos, y
otro requisito es que en la construcción de esa obliga a elegir una edad inicial para la “vejez”.
estructura se utilicen números relativos, no A cambio, la convención de usar un límite fijo
absolutos, de manera que puedan ser compara- para la vida adulta permite comparar pobla-
das dos poblaciones cualesquiera independien- ciones o momentos diversos, y se basa espe-
temente de su mayor o menor volumen. cialmente en los límites legales habituales,
hasta hace muy poco, de la vida laboral. Pero
en otras partes del mundo, o en nuestro pro-
Así pues, la estructura por edades es, sim-
pio pasado, este límite se ha situado en eda-
plemente, la distribución porcentual de una
des diferentes, como los 60 años, y existen
población entre las diferentes clases de edad (su
hoy propuestas bien fundadas para considerar
representación gráfica más conocida es la pirá-
que dicho límite podría ser móvil (Sanderson
mide de población, en la que se incluye el sexo
y Scherbov, 2010), en función de los cambios
junto a la edad). Como cualquier distribución
en la mortalidad, la salud o las condiciones
estadística, puede resumirse con indicadores
laborales y socioeconómicas de las sucesi-
como el promedio, la dispersión, la mediana y la
vas generaciones (Spijker, 2015), de manera
moda, o más simplemente aún, con la relación
que, en realidad, se es “viejo” cada vez con
entre distintas partes del todo (cuadro 1). Lle-
mayor edad y lo que denominamos “enveje-
gamos así a una definición del envejecimiento
cimiento de la población” consistiría, en rigor
demográfico fácil e inequívoca: el aumento en
(gran paradoja), en más años de vida juvenil
la edad media de la población a lo largo del
o adulta.
tiempo.
Gráfico 1
Mapa 1
Mapa mundial por países, con porcentaje de población >64 años (2016)
Gráfico 2
Hombres Mujeres
Edad
96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
11
6
1
1,2 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2
Porcentaje
Gráfico 2 (continuación)
Fuentes: INEBASE (Cifras de Población, datos definitivos; consulta: abril de 2018) e INE (Padrón Municipal de 1975).
racional –en realidad, la descendencia de las en que la proporción de personas >64 años
mujeres que tuvieron sus hijos en esos años no creció más rápidamente.
fue mayor que la que habían tenido sus madres
(Pérez Díaz, 2001)–, sino de un descenso muy
Como puede comprobarse, el “calen-
notable de la soltería femenina y de la “concen-
dario” (la distribución de los hijos a lo largo
tración de los calendarios” de todas las gene-
del periodo fecundo) es un componente
raciones en edad fecunda en aquel momento.
importante del número de nacimientos y
Unas, las más maduras, recuperaban el tiempo del volumen poblacional en cada momento
perdido tras la mala coyuntura de los años cua- (Bongaarts y Feeney, 1998). Por una parte,
renta y cincuenta, y otras, las más jóvenes, ade- el retraso en el nacimiento del primer hijo
lantaban mucho la edad a la que tenían sus aumenta la probabilidad de que finalmente
hijos (Fernández Cordón, 1978). no se tenga ninguno y, en efecto, es previ-
sible un aumento previsible de la infecundi-
El posterior descenso de la natalidad al dad entre las generaciones que actualmente
final de la década de los setenta, por tanto, están en edad de tener hijos (Esteve, Devolder
se produjo una vez agotado el efecto de la y Valls, 2016) (gráfico 4). Pero es que, ade-
concentración de calendarios, y por causas más, con la misma supervivencia de los que
opuestas; los jóvenes habían tenido ya sus nacen y la misma fecundidad de quienes tie-
hijos, pronto, y las siguientes generaciones nen los hijos, una población ve aumentada su
no solo disminuyeron notablemente su des- natalidad si los hijos se tienen más temprano,
cendencia, sino que retrasaron notablemente y también es mayor su volumen a lo largo del
el momento de tenerla (gráficos 3 y 4). Esos, tiempo, pues las diversas generaciones coexis-
hasta la década de los noventa, son los años ten durante más años.
Gráfico 3
3,0
2,8
Índice sintético de fecundidad
2,6
2,4
2,2
2,0
1,8
1,6
1,4
1,2
1,0
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
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2000
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2011
2012
2013
2014
2015
2016
Año
Gráfico 4
33
32
31
Edad media a la maternidad
30
29
28
27
26
25
24
23
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
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1999
2000
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2011
2012
2013
2014
2015
2016
Año
Total hijos Primero
Así que el descenso de la natalidad antes sión académica, rebasaron por primera vez a
observado durante las últimas cuatro décadas los hombres coetáneos en esa dedicación a los
no solo se explica por el descenso de la fecun- estudios, cambio aún más trascendental en
didad, sino también por el retraso del calen- un país donde, de manera ancestral, se había
dario. Tampoco su renovado descenso tras el dedicado mucha menor instrucción a las
baby boom es una singularidad española y los niñas que a los niños. También la simple rela-
niveles inferiores a dos hijos por mujer se han ción de masculinidad de las edades casaderas
vuelto mayoritarios en Europa. Si algo distingue experimentó un vuelco histórico, ya que las
a España, es la gran importancia que ha adqui- mujeres siempre habían sido “excedentarias”
rido también el retraso de la fecundidad, refle- en el mercado matrimonial y ahora ocurría
jado en el gráfico 5. lo contrario (Cabré, 1993). Finalmente, pero
con una importancia crucial para el calenda-
A este retraso, en las últimas cuatro rio de la vida fecunda femenina, la actividad
décadas, han contribuido factores novedosos extradoméstica de las mujeres irrumpió defi-
de orden diverso, que solo cabe apuntar aquí. nitivamente en el mercado laboral español,
Así, la crisis industrial de finales de los setenta con trayectorias que, a diferencia de las que
obligó en el mundo entero a una reconversión habían tenido todas las generaciones anterio-
de los sistemas productivos y se tradujo para res, ahora no estaban supeditadas al calenda-
la juventud española en un súbito bloqueo rio nupcial y reproductivo y tenían vocación
del acceso al mercado laboral y, por tanto, de permanencia, asimilándose por tanto a las
a la emancipación y la formación de familia masculinas (Garrido, 1992).
propia. Simultáneamente, las generaciones de
jóvenes de esos años protagonizaron el salto En definitiva, el rapidísimo descenso de
del nivel de estudios hasta los superiores, la natalidad posterior a 1975 se produce por
algo sin precedentes en un país tradicional- el efecto combinado de una fecundidad men-
mente poco instruido; las mujeres de dichas guante hasta mínimos insospechados y sin pre-
generaciones, además de sumarse a esta eclo- cedentes –en esos años, el fenómeno resultó
Gráfico 5
225
200
Nacidos por 1.000 mujeres
175
150
125
100
75
50
25
0
≤15
≥49
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
visible en muchos otros países “tardíos”, como Las migraciones no se distribuyen uniforme-
todos los del sur de Europa, pero también, algo mente por edad. Suelen concentrarse en las
más tarde, los del este, lo que llevó a los espe- edades jóvenes de la vida laboral y encuentran
cialistas a acuñar la etiqueta “lowest low fertility” en la búsqueda de trabajo su causa principal
(Sobotka, 2004)– y un notable retardo del (gráfico 8). Por eso, el efecto del pico inmi-
calendario fecundo. gratorio en la primera década del nuevo siglo,
hasta que se ve frenado por la crisis económica
Pese a todo lo anterior, la natalidad expe- y de empleo, tiene un efecto que contradice el
rimenta un ligero repunte en la década poste- tópico tan extendido sobre su supuesta fun-
rior a 1998, y en ello tiene un papel importante ción de “tapar huecos”. Lejos de verse supues-
otra de las novedades radicales en la demogra- tamente atraídos por el vacío en las edades
fía española: no solo se rompe la inmemorial infantiles y juveniles, los inmigrantes vinieron a
tendencia emigratoria del país, sino que la inmi- trabajar, sumándose a las edades que ya eran
gración, súbitamente, adquiere una intensidad las más voluminosas.
sin apenas precedentes internacionales, que
eleva el volumen poblacional más allá de cual- Precisamente por las edades en que se
quier previsión (gráficos 6 y 7). concentran las migraciones (aquellas en que
se concentra también la fecundidad), un fenó-
Es difícil exagerar el carácter de rup- meno inmigratorio de cierta envergadura va
tura histórica que supone esta evolución, y acompañado generalmente de una mayor nata-
no es solo porque la población española, que lidad en el conjunto de la población, y eso es lo
al empezar los años ochenta nadie proyec- que puede observarse en la base de la pirámide
taba más allá de los 40 millones, alcanzase casi actual. Suele ocurrir, además, que los países de
47 millones de personas en solo una década origen de esta inmigración tengan una fecun-
(de las cuales, más de cuatro millones y medio didad más alta que la del país de destino. Sin
de nacionalidad extranjera). También para la embargo, también aquí la inmigración reciente
estructura por edades hubo efectos notables. se ha mostrado extraordinaria, adoptando pau-
Gráfico 6
1.200.000
1.000.000
800.000
600.000
400.000
200.000
0
1950
1953
1956
1959
1962
1965
1968
1971
1974
1977
1980
1983
1986
1989
1992
1995
1998
2001
2004
2007
2010
2013
2016
Emigrantes Inmigrantes
Fuentes: Salgado et al. (2009) hasta 1985; los años posteriores se han completado con datos del INE y de Eurostat.
Gráfico 7
Millones de habitantes
600 45
44
400 310,6 43
200 42
111,5 107,2 133,5 110,1 104,5 84,1
50,2 57,1 82,7 79,0 51,7 35,3 31,3 41
12,8
0 40
-42,7 -37,7 39
-200 -102,3
-142,6
38
-251,5
-400 37
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Fuentes: INE (Movimiento Natural de la Población, para los saldos vegetativo y migratorio; Cifras de Población, para los datos
de población). Elaboración propia.
Gráfico 8
tas de fecundidad similares a la española muy esperar a la segunda (Castro Martín y Rosero-
rápidamente, ya en la primera generación, sin Bixby, 2011) (González-Ferrer et al., 2017).
El factor migratorio ha sido, pues, la gran en su intensidad (el 100 por ciento), sino en su
novedad en la demografía española de estas distribución por edades. Es, por tanto, el con-
cuatro décadas, aunque exista una especie de dicionante “duro” e ineludible al que, de una
obsesión política por la fecundidad ya desde el manera u otra, responden los demás compor-
siglo XIX, y pese a que la crisis haya frenado tamientos, conyugales, familiares o sociales
radicalmente el flujo de entradas y convertido implicados en la reproducción. Así que no es
el saldo nuevamente en negativo. Es de esperar de extrañar que todos los indicadores sobre
su reactivación con la mejora económica y labo- volumen, dinámica o composición poblacional,
ral, y aunque las proyecciones oficiales actua- incluyendo la estructura por edades, se vean
les se hagan prolongando tendencias presentes radicalmente subvertidos ante un cambio como
y manejen escenarios migratorios muy parcos el que refleja el cuadro 2.
(las migraciones son el factor menos previsible
porque, a diferencia de la natalidad y mortali- En 1900, la esperanza de vida en España
dad, dependen escasamente de la dinámica no alcanzaba los 35 años, un nivel que podría
interna de la población española), lo cierto es caracterizar la historia completa de la humani-
que en 2013 el número de inmigrantes dejó de dad hasta el siglo XIX, y que la mayor parte de
descender y ha vuelto a incrementarse en los Europa había superado algunas décadas antes.
años posteriores. De hecho, en 2016 ya supe- En nuestro continente se había iniciado el cam-
raba el número de salidas. Así pues, volvemos a
bio espaciando en el tiempo las grandes crisis
tener un saldo positivo, que está compensando
(guerras, hambres y epidemias), pero, sobre
y superando ya el saldo negetativo, de modo
todo, reduciendo progresivamente la mortali-
que la inmigración vuelve a ser motivo de cre-
cimiento poblacional para el conjunto del país. dad infantil, en la que España estaba especial-
mente retrasada. Añádanse dos obstáculos tan
A tenor de lo ya visto, desde el final del notables como la gripe de 1918 y la guerra civil,
baby boom la pirámide parece haberse mol- y se comprenderá que el paso a los 83 años de
deado principalmente por los cambios de la vida media actuales, una de las mayores espe-
natalidad y las migraciones. La mortalidad ranza de vida del mundo, es resultado de un
parece un factor de fondo sin demasiados efec- proceso fulgurante de mejoras.
tos visibles. Nada podría ser más engañoso; el
envejecimiento demográfico tiene, por motivos Los cuadros anuales de mortalidad que la
múltiples que a continuación se expondrán, un esperanza de vida sintetiza ocultan en realidad
papel no solo principal, sino también impulsor el auténtico carácter de esta revolución, puesto
del conjunto de cambios experimentados por la que emulan transcursos de vida generacionales
demografía en España y en el mundo. a partir de las mortalidades de cada edad en
un periodo de un año. El auténtico alcance del
A diferencia de comportamientos como cambio de la mortalidad sobre la pirámide de
los fecundos o los migratorios, la mortalidad no población actual se entiende mucho mejor si se
es opcional. Donde presenta diferencias no es manejan generaciones reales (gráfico 9).
Cuadro 2
Años 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2016
Total 34,8 41,7 41,2 50,0 50,1 62,1 69,9 72,4 75,6 76,9 79,3 82,1 83,1
Hombres 33,9 40,9 40,3 48,4 47,1 59,8 67,4 69,6 72,5 73,4 75,9 79,0 80,3
Mujeres 35,7 42,6 42,1 51,6 53,2 64,3 72,2 75,1 78,6 80,5 82,7 85,0 85,8
Fuentes: INE (Anuario Estadístico de España 2004, para los años 1900-1990: Tablas de Mortalidad de la población de
España, para los años 2000-2016).
Gráfico 9
1856-1860
1861-1865
1866-1870
1871-1875
1876-1880
1881-1885
1886-1890
1891-1895
1896-1900
1901-1905
1906-1910
1911-1915
1916-1920
1921-1925
1926-1930
1931-1935
1936-1940
1941-1945
1946-1950
1951-1955
1956-1960
1000
Supervivientes por mil nacimientos
900
800
700
600
500
400
300
200
100
0
1858
1863
1868
1873
1878
1883
1888
1893
1898
1903
1908
1913
1918
1923
1928
1933
1938
1943
1948
1953
1958
1963
1968
1973
1978
1983
1988
1993
1998
2003
2008
2013
2018
2023
2028
2033
2038
2043
2048
2053
Momento
Fuente: Pérez Díaz (2003b) tomando los datos calculados por Cabré (1989).
Debe hacerse aquí un pequeño inciso las edades adultas, y conduce en las posteriores
acerca de las diferencias de mortalidad entre a una relación muy desigual, esta vez a favor
hombres y mujeres. Como ha podido verse en de las mujeres (gráfico 11). Duplican a los hom-
el cuadro 2, la esperanza de vida de ellas ha sido bres hacia los 80 años, y su proporción es aún
varios años mayor durante todo el siglo XX y, de mayor en la vejez avanzada: la vejez es feme-
hecho, su ventaja ha aumentado gradualmente nina, y su estado civil mayoritario ha sido hasta
hasta los más de cinco años actuales. El motivo ahora la viudedad. Si esto se une al peso creciente
es que los hombres tienen una ligera sobremor- de la propia vejez en la población, se entenderá
talidad en prácticamente todas las edades, una que uno de los grandes cambios de las últimas
constante histórica sin apenas excepciones geo- décadas haya sido la irrupción de las mujeres
gráficas. El efecto progresivo a lo largo de las mayores en el panorama social del país; al aca-
sucesivas edades adquiere especial importancia bar el pasado siglo constituían ya una de cada
en la parte de este artículo dedicada a la pobla- diez personas en la población española.
ción >64 años. La explicación de esta diferen-
cia reside, al menos parcialmente, en las pautas Pero el gráfico 10 también muestra que,
sociales por las que históricamente los hombres con la mejora de la mortalidad, la preponde-
han estado sometidos a mayores riesgos, entre rancia masculina se mantiene hasta edades más
las que destacan el alcoholismo, el tabaquismo, las altas, retardando la viudedad y prometiendo
guerras o los accidentes laborales. Pero todo modificar las relaciones de género en la vejez y
indica la existencia de condicionantes biológicos la tradicional viudedad femenina como estado
aún mayores. De hecho, la sobremortalidad mas- civil más frecuente.
culina ya existe en la gestación, antes del naci-
miento, y resulta muy revelador que, al nacer, la Se entenderá que cada vez sea más impor-
relación entre sexos siempre sea algo mayor para tante alguna previsión sobre los límites que
los masculinos (más de 51 de cada 100). puede alcanzar el crecimiento de la esperanza
de vida. De hecho, precisamente en los años
Esta preponderancia masculina se ero- ochenta llegó a pensarse que ya había tocado
siona gradualmente con la edad, anulándose en techo en los países más avanzados, una vez evi-
Gráfico 10
110
100
Hombres por cada 100 mujeres
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Edad
1981 2017 2066
Fuentes: INE (Censo de Población de 1981, Población actualizada a 1 de enero de 2017 y Proyecciones de población 2016-2066).
Gráfico 11
Mujeres
100
90
Esperanza de vida al nacer
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Hombres
100
Esperanza de vida al nacer
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
tada la mortalidad “precoz”, y hasta se cambia- trar el límite insuperable de la vida humana, en
ron los objetivos estratégicos internacionales en los años recientes proliferan quienes anticipan
materia de salud para dejar de perseguir una resultados insospechados de los actuales avan-
mayor duración de la vida y buscar, en cambio, ces médicos y farmacológicos, recientemente
su mayor calidad. La realidad ha desmentido revolucionados con hallazgos notables en bio-
estos supuestos, sobre todo porque, como se logía molecular. Sin embargo, como se aprecia
mostrará más adelante, la novedad imprevista en el gráfico 12, en las próximas décadas tanto
ha sido desde entonces un elevadísimo ritmo de España como muchos otros países verán cómo
mejoras en la supervivencia también en la vejez. sigue aumentando la proporción de mayores de
Al empezar el siglo XXI se constató que, con- 64 años simplemente por la llegada a esas eda-
tra todos los supuestos, el récord internacional des de las generaciones de gran volumen naci-
de esperanza de vida, al margen del país que das durante sus respectivos baby booms (Blanes,
lo representase en cada momento, había con- 2007). La incertidumbre añadida a este futuro
tinuado creciendo a un ritmo lineal y sostenido fácilmente previsible está en cuántos años más
(Oeppen y Vaupel, 2002). El gráfico 11 recoge vivirán después si siguen produciéndose ganan-
una adaptación del más famoso de los gráficos cias importantes en esperanza de vida.
de aquel trabajo para ilustrar la rapidez con la
que las poblaciones masculina y femenina espa- En cualquier caso, el propio envejecimiento
ñolas se han incorporado a este proceso. demográfico hace descender la tasa bruta de
natalidad (TBN), y ello, por simples motivos arit-
La falta de certidumbre acerca de la evo- méticos: la TBN se calcula dividiendo los naci-
lución futura de la mortalidad se traslada a la mientos de un periodo por la población media
pirámide de población y los límites del enveje- de ese periodo (n/P). Con la creciente proporción
cimiento demográfico. Frente a quienes siguen de mayores, quienes tienen edades fecundas
intentando, hasta ahora siempre sin éxito, encon- suponen cada vez una menor proporción de la
Gráfico 12
100 años
Hombres Mujeres
95 años
90 años Baby-boom 2066
85 años
80 años 2056
75 años
70 años 2046
65 años
60 años 2036
55 años
50 años
45 años 2026
40 años
35 años 2016
30 años
25 años
20 años
15 años
10 años
5 años
0 años
Nota: Puede resultar extraño que en el gráfico sobresalgan edades posteriores al baby boom (1958-1977) como si forma-
sen parte de él. En realidad este abultamiento es posterior y lo han ocasionado los altos efectivos migratorios incorporados
después a la pirámide.
Fuente: INE (Proyección de la Población de España 2016-2066).
población P. En las poblaciones modernas con gráfico causados por la marcha de los jóvenes a
una vida larga y con alta proporción de personas lugares que les proporcionaban mejores opor-
mayores es cada vez más difícil e improbable que tunidades. Pero esta casuística hace siglos que
volvamos a experimentar un baby boom. se volvió sistemática en la direccionalidad de los
desplazamientos: la población tiende a moverse
hacia las ciudades.
2.3. Sobre las diferencias territoriales Este proceso de urbanización muestra
en la pirámide de edades etapas diferenciadas en función de la propia
historia económica o política de cada país. En
toda Europa se vio muy acelerado a finales del
Cuando se desciende en los niveles de siglo XIX por la conjunción de una crisis agra-
agregación poblacional hasta sus unidades más ria general, muy ligada a la llegada masiva de
pequeñas, la pequeña aldea o la entidad habi- productos de ultramar obtenidos en grandes
tacional, se reduce la capacidad explicativa del y modernas explotaciones y con bajo coste de
movimiento vegetativo, y es cada vez más deter- transporte, gracias a los nuevos medios como
minante el componente migratorio. En otras el ferrocarril o el barco a vapor. Pero en España
palabras, cuando descendemos a niveles muni- se aceleró nuevamente de manera dramática
cipales o inframunicipales, lo que vemos en la en los años sesenta, cuando el empleo agrario
pirámide poblacional no es la historia en materia se desplomó, a la vez que crecía rápidamente
de natalidad o mortalidad, sino la movilidad resi- el empleo industrial en algunas ciudades, o
dencial experimentada en las últimas décadas. en otros países europeos. En la actualidad, la
España rural presenta una estructura por eda-
En ello no hay nada nuevo; siempre hubo des más envejecida que la del conjunto del
casos de despoblación y envejecimiento demo- país (gráfico 13), concentrándose los muni-
Gráfico 13
Nota: La categoría “España rural” incluye a la población residente en los 5.868 municipios de 2.000 o menos habitantes.
La categoría “Total España” incluye la población residente en sus 8.124 municipios (46.572.132 habitantes).
Fuente: INEBASE (Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2016; consulta: enero de 2017).
Mapa 2
Porcentaje
Menor de 18,7
De 18,7 a 24,2
De 24,3 a 31,0
De 31,1 a 39,1
39,2 o más
Sin dato
Fuente: INEBASE (Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2017; consulta: enero 2018). Elaboración propia.
Gráfico 14
18.000
16.000
14.000
Miles de personas
12.000
10.000
8.000
6.000
4.000
2.000
0
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2010
2020
2030
2040
2050
2060
2070
2080
65-79 años Total >64
Fuentes: INEBASE (Censos de Población y Vivienda, para los años 1900-2011: Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero
de 2017, para 2016 y Proyección de Población, para 2026-2066; consulta: enero de 2018).
de las generaciones que han ido alcanzando los tanto, en estas cuatro décadas hemos pasado
65 años, (b) la criba anterior que en ellas había de la primera vejez mayoritaria a la vejez prácti-
hecho la mortalidad desde que nacieron, y (c) su camente universal. A ello hay que añadir que la
supervivencia tras cumplir esa edad. Y son estos supervivencia posterior ha experimentado igual-
dos últimos factores, los ligados a la superviven- mente un cambio notable.
cia, los que más han cambiado en las últimas
cuatro décadas. Solo en la segunda mitad del Pero este simple apunte generacional
siglo XXI, cuando lleguen a la vejez las genera- debe prevenirnos ya sobre las notabilísimas
ciones de escaso volumen posteriores al baby diferencias que cabe encontrar en muchos otros
boom, su combinación con la normal extinción comportamientos y características de las per-
de las generaciones previas empezará a reducir sonas mayores de estas cuatro décadas y en la
el tamaño de la vejez española, especialmente el actualidad. Quienes cumplen hoy 65 años no
de la llamada “primera vejez” (mientras el volu- podrían ser más diferentes de quienes cumplían
men de los mayores de 80 o de 90 años todavía esa edad hace cuatro décadas, simplemente
seguirá aumentando algún tiempo cuando las porque sus vidas anteriores fueron así de dis-
atraviesen las generaciones “llenas” del baby tintas y esa influencia del transcurso vital supera
boom). con creces los innegables cambios históricos
acaecidos en España en estos últimos años.
En las cuatro décadas comprendidas entre
1978 y 2018 han ido cumpliendo 65 años las A finales de los años setenta se jubila-
generaciones nacidas entre 1913 y 1953. Como ban generaciones nacidas en un país agrario y
ya se vio en el gráfico 9, en las primeras gene- de bajísimo nivel educativo, cuya primera ocu-
raciones, apenas la mitad de su efectivo inicial pación empezó a los 14 años, implicadas en
sobrevivió hasta esa edad, mientras que en las la guerra civil durante su juventud, no solo
generaciones nacidas en los años cincuenta, el por la contienda, sino también por los años
90 por ciento está alcanzando los 65 años. Por posteriores de represalias, depresión, retroceso
económico y oscurantismo, que para muchos pensión contributiva, con una vida completa de
fueron de hambre. Los años cuarenta y cin- trabajo ininterrumpido por catástrofes históri-
cuenta son los de su difícil vida adulta, para cas. Son las primeras generaciones del consumo
muchas mujeres en viudedad, y cuando los de masas, y su perfil económico, cultural, de
años sesenta abrieron con la industrialización salud, está revolucionando lo que entendemos
la puerta a un empleo lejos de una economía por vejez y explica muchos de los indicadores
rural en definitivo hundimiento, emigraron por que se presentan a continuación.
millones al extranjero o a las grandes ciudades,
a menudo en condiciones de puro chabolismo
y ocupando empleos de baja cualificación pre-
cisamente en el último tramo de su vida labo-
ral. Son generaciones llegadas a la vejez en los 3.2. Esperanza de vida
años en que España empezaba a hacer los pri-
meros trabajos de investigación social sobre esa
etapa de la vida (Caritas, Foessa, Cruz Roja); tra- Como se desprende del cuadro 2, el espec-
bajos que describían una realidad desoladora, tacular descenso de la mortalidad durante el
de personas en pésima situación económica, sin pasado siglo sitúa a España, con 83 años de
apenas cotizaciones previas, sin patrimonio o esperanza de vida al nacer en las condiciones
ahorros, con una salud precaria, escasa movi- actuales de mortalidad, entre los países más
lidad, bajísimo nivel educativo, rodeadas, ade- avanzados del mundo. Pero en las últimas
más, de jóvenes en mucha mejor situación. El décadas poco podía mejorarse ya reduciendo
contraste entre los que llegaron a la vejez hace la ancestral mortalidad infantil o juvenil. Si las
cuarenta años y quienes han cumplido 65 años mejoras han continuado, ha sido porque el
recientemente es enorme; nacidos ya tras la relevo lo ha tomado, de forma no prevista, un
guerra, urbanos, escolarizados, trabajadores del notable progreso también en la supervivencia
sector industrial o el de servicios, con derecho a entre los más mayores (gráfico 15).
Gráfico 15
24
23
22
Esperanza de vida a los 65
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
1900
1905
1910
1915
1920
1925
1930
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
2015
2020
Mujeres Hombres
Fuentes: INE (Anuario Estadístico de España, hasta 1998; para los años posteriores, Tablas de Mortalidad de la población de España).
España y Francia son los dos países de hace 40 años no se alcanza ahora hasta que
que, en la actualidad, lideran la esperanza se cumplen los 74 años.
de vida de los que cumplen 65 años en la
Unión Europea. Quienes lo hicieron en nues- De hecho, la evidencia de que la vejez se
tro país en 2016 podían esperar vivir, con las alcanza cada vez a mayor edad está en la base
condiciones de mortalidad de ese año, unos de cambios legislativos como el retraso de la
21 años adicionales (19 los hombres, 23 las edad legal de jubilación, o la integración de
mujeres). Sin embargo, lejos de mantenerse la esperanza de vida restante en el cómputo
inalterables tales condiciones, en los próximos de la cuantía de la pensión contributiva de los
años habrá todavía más avances en la supervi- jubilados. Lamentablemente, el mercado labo-
vencia a partir de esas edades y el número de ral resulta menos moldeable. En un país que ha
años que vivirán las personas de 65 años será, tenido problemas históricos reiterados por sus
en realidad, sensiblemente superior. elevadas bolsas de paro, incluso en los mejores
momentos del ciclo económico, no parece rea-
Por este motivo, y también por muchas lista conseguir en un futuro próximo que la ocu-
otras mejoras en la manera de alcanzar los 65 años pación se mantenga masivamente mucho más
por las sucesivas oleadas generacionales, es fácil allá de los 65 años.
llegar a la conclusión de que la vejez se ha retra-
sado y llega hoy a edades más tardías que en el
pasado. Esto encajaría con los múltiples retar-
dos que han desplazado otros tránsitos anterio- 3.3. El sobreenvejecimiento
res en el ciclo vital; la duración de la infancia o
la juventud ha ido ampliándose, el periodo de
formación dura hoy mucho más tiempo, la vida Al analizar la estructura por edades entre
en pareja o el nacimiento de los hijos se produ- la población mayor, se observa que también en
cen más tarde. este intervalo de edades las cosas están cam-
biando: la vejez también envejece (cuadro 3). La
Con la mortalidad de 1976 (al final del llegada de nuevas generaciones con alta propor-
baby boom), quien cumplía 65 años tenía una ción de supervivientes y el notable aumento de
esperanza de vida de 15,4 años, la misma que su esperanza de vida a partir de ese momento
tienen las personas que han cumplido 74 años están teniendo un efecto inusitado sobre las
en 2016. Resulta tentador concluir que la vejez edades más avanzadas; muy minoritarias hasta
Cuadro 3
Gráfico 16
240.000
210.000
180.000
150.000
120.000
90.000
60.000
30.000
0
1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2066
Fuentes: Human Mortality Database, para el periodo 1970-2010, e INE (Proyecciones de Población 2020-2066).
hace poco, son las que hoy aumentan más rápi- lineal, porque se acelera en los últimos años. Al
damente en volumen y también en proporción. margen del ajuste y de las posteriores revisiones
de las proyecciones oficiales del INE reflejadas
El paso de la generación del baby boom en el gráfico 16, esta presencia de centenarios
por las sucesivas edades posteriores a los no ha hecho más que iniciar su ascenso.
65 años va a tener efectos poco intuitivos.
Es de esperar que, una vez cumplan más de Como se comentó arriba, la acumulación
80 años, eleven el peso de esa parte de la vejez de las ligeras diferencias de mortalidad, superior
por encima del que tendrá entonces la de las eda- en los hombres en todas las edades, acaba por
des anteriores, en las que habrán ido ingre- traducirse en una relación muy desigual en la
sando las generaciones posteriores, mucho vejez, mayor cuanto más avanzada es la edad.
menos voluminosas. El sobreenvejecimiento conlleva, por tanto, la
acentuación de la preponderancia femenina en
Y todo lo anterior va a producir un efecto el conjunto de los mayores, pese a que en la
especialmente simbólico, la eclosión de los actualidad sea cada vez más próxima la propor-
centenarios en nuestra pirámide de población. ción de supervivientes de ambos sexos que lle-
Hasta ahora han sido una parte mínima de la gan con vida a los 65 años.
vejez, por lo escaso de cada generación que
sobrevivía a las edades previas, y por la altísima
probabilidad de morir en las edades inmediata-
mente posteriores. Pero de nuevo ambos fac- 3.4. La edad de la muerte
tores están cambiando muy rápidamente. Al
empezar los años setenta había en España algo
menos de 800 centenarios, pero a 1 de enero de Así las cosas, no es de extrañar que
2017 su número había aumentado veinte veces, la vejez sea vista como la etapa previa a la
hasta 15.381, en una evolución que no ha sido muerte. Y no se trata de una apreciación
Gráfico 17
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95
Edad
1970 1980 1990 2000 2010 2016
Fuentes: Human Mortality Database (para 1970-2010) e INE (Tablas de Mortalidad de la población de España, para 2016).
banal, porque en realidad venimos de un “punto de Lexis” (la edad modal de la tabla)
mundo en el que los muy mayores eran vis- se situaba en 1970 próximo a los 80 años, con
tos como la representación de la vida, pre- un máximo de defunciones en torno a 3.500
cisamente por haber resistido tanto ante la (sobre 100.000 totales) en esa edad simple,
muerte. En el pasado, la mortalidad se repar- mientras que, con la mortalidad de 2016, ese
tía de forma mucho menos previsible en las punto máximo se ha desplazado hasta los 90
diferentes edades, siendo altamente proba- años con casi 1.000 defunciones más.
ble en las infantiles. El envejecimiento demo-
gráfico y los cambios de la mortalidad que lo
desencadenan hacen que el final de la vida
se haya “ordenado” y desplazado hacia eda-
des superiores, incrementando la proporción 3.5. Causas de muerte
de muertes en torno a la edad modal (grá-
fico 17). La concentración de la mortalidad en
menos años se observa en que la proporción Existe una estrecha relación entre la edad
de personas fallecidas >64 años ha aumen- y las causas más frecuentes de muerte (Blanes,
tado 16 puntos en estas últimas cuatro déca- 2007). Venimos de un mundo muy marcado
das (hasta el 86 por ciento de las muertes de por la mortalidad infantil, cuyas causas princi-
todas las edades, cuando a principios del siglo pales eran las infecciones gastrointestinales o
XX solo eran una de cada cuatro). Para elimi- pulmonares, también frecuentes entre jóvenes y
nar el efecto sobre las defunciones reales por adultos, a las que se unían otras causas “exter-
edad que puedan tener las fluctuaciones de nas”, como los accidentes o la propia mortali-
efectivos por generación, basta con tomar las dad durante el parto en las mujeres. Las causas
tablas de mortalidad de distintos años y repre- propias de la vejez tenían una incidencia escasa
sentar la columna de defunciones teóricas por en la mortalidad general, precisamente por el
edad: puede comprobarse así que el llamado poco peso de esa parte de la población. El enve-
Gráfico 18
Tasas de mortalidad en población >64 años, por grandes tipos de causa de muerte
(España, 2006 y 2016)
IX. Circulatorias
II. Tumores
X. Respiratorias
VI-VIII. Nerviosas
V. Mentales
XI. Digestivas
IV. Endocrinas
XIV. Genitourinarias
XX. Causas externas
XVIII. Otros síntomas
I. Infecciosas
XIII. Huesos
III. Sangre
XII. Piel
XVII. Congénitas
0 239 478 717 956 1.195 1.434 1.673
Tasas por 100.000
2016 2006
Fuentes: INE (cálculos propios a partir de la estadística de Defunciones según la causa de muerte, 2006 y 20016, y Cifras de Población).
gráficamente avanzadas tienen hoy una sanidad En cualquier caso, el panorama estadís-
volcada en los problemas asociados a la vejez y tico para estudiar la salud ha experimentado un
la preocupación por sus efectos ha desbordado vuelco notable. Hasta los años setenta estaba
el estricto ámbito médico, para extenderse a su fundamentado de forma casi absoluta en la
impacto social y convivencial, especialmente diagnosis médica de pacientes, lo que hacía casi
condicionado por la discapacidad y la depen- imposible conocer el estado de salud general.
dencia que pueden generar. Otro tanto ocurre con la discapacidad, principal-
mente abordada por su efecto en los trabajado-
En esta materia, las últimas cuatro décadas res y baremada médicamente para determinar
han sido revolucionarias. Hasta los años setenta los derechos económicos por “invalidez”. El enve-
las previsiones eran catastrofistas: el envejeci- jecimiento de la población ha obligado a un
miento poblacional conducía supuestamente enfoque distinto, más social, y basado en fuen-
a sociedades cuya salud general iba hacia el tes diseñadas para ofrecer un cuadro represen-
declive, por una pandemia de senilidad. Por ello, tativo del conjunto de la población.
en los años ochenta la Organización Mundial
de la Salud (OMS) decidió revisar sus objetivos Una expresión de este cambio de para-
generales, hasta entonces organizados en torno digma que ha adquirido mucha importancia es
a la reducción de la mortalidad, y se tomaron la de “salud percibida”. La declaran las propias
dos decisiones de gran relevancia: por una parte, personas, al margen de diagnosis médicas, y es
reorientar los esfuerzos, en los países de elevada fácilmente integrable en las grandes encuestas
esperanza de vida, para trasladar el énfasis de la nacionales. Está condicionada por las enferme-
cantidad a la calidad de los años vividos (“vida dades padecidas y el estado físico, pero también
a los años” fue su eslogan oficial) (Rojo-Pérez, por muchas otras características del entorno,
Fernández-Mayoralas y Rodríguez-Rodríguez, como las socioeconómicas o las residenciales, y
2015); por otra parte, y como correlato de este suele correlacionar fuertemente con otras medi-
das objetivas de salud, como dolencias crónicas
giro estratégico, debía mejorarse el conocimiento
diagnosticadas, consumo de medicamentos o
sobre el impacto de la mala salud en los años
limitaciones funcionales.
de vida conseguidos. Esto requería propuestas
metodológicas sobre la manera de cuantificar el
El estado de salud subjetivo varía relativa-
estado de salud colectivo en cada edad y en los mente poco entre encuestas, y se declara estar
ciclos de vida completos, y fuentes estadísticas “bien o muy bien” en una proporción que se
que permitiesen disponer de los datos necesarios acerca al 80 por ciento de la población total
para dicha cuantificación. Lo primero desem- (gráfico 19). Las percepciones negativas, como
bocó en diversas propuestas para el cálculo de cabe esperar, aumentan con la edad, pero todo
un indicador de esperanza de vida en salud; y lo apunta a que se ha producido una mejoría entre
segundo, en la extensión de las grandes encues- los mayores. En la primera edición de la Encuesta
tas nacionales sobre salud y discapacidad, a la Nacional de Salud, de 1987 el 38,9 por ciento de
vez que se emprendía un enorme esfuerzo para ellos calificaban como “bueno” o “muy bueno”
consensuar una clasificación internacional de dis- su estado de salud, proporción que se eleva
capacidades y problemas de salud. al 44,2 por ciento en la Encuesta Europea de
Salud de 2014. Y, como se observa en muchos
En España, la primera de tales encuestas otros indicadores subjetivos y objetivos, el sexo
se realizó en 1986, y la siguieron otras dos en resulta un factor diferenciador fundamental; el
1999 y en 2008. Como quiera que estas encues- 50,5 por ciento de los hombres mayores auto-
tas acusan el carácter rápidamente cambiante valora bien o muy bien su estado de salud, cosa
del concepto de discapacidad y la clasificación que solo hace el 39,3 por ciento de las mujeres
de sus problemas, el INE se ha visto obligado de esas edades.
a actualizar los cuestionarios en cada edición,
hasta el punto de resultar difícilmente compara- Como ya se indicó, la esperanza de vida
bles. Hasta el año 2001 no pudo contarse con femenina es sensiblemente superior a la mas-
una referencia definitiva, la publicación de la culina, de manera que su peor salud, especial-
Clasificación Internacional del Funcionamiento, mente en la vejez, puede parecer contradictoria.
de la Discapacidad y de la Salud (OMS, 2001), Y no se explica solo por la diferente composi-
pero, aun así, el debate técnico y conceptual ción por edades (la edad media de las mujeres
está muy lejos de haber terminado. mayores es sensiblemente superior a la de los
Gráfico 19
Estado de salud percibido, según sexo y grandes grupos de edad (España, 2014)
(Porcentaje)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
15 a 24 años 25 a 44 años 45 a 64 años 65 a 74 años 75 y más años
entorno que permite seguir viviendo es la ayuda ayudas y servicios, que se han concentrado en
de otras personas. Es entonces cuando habla- las económicas directas, abriendo el campo al
mos de dependencia. Y el siglo XXI ha empezado copago y a la prestación de servicios por parte del
con el creciente reconocimiento internacio- sector privado (Codorniu, 2014). El contexto de
nal de que resulta inaplazable atender a dicha crisis económica pudo favorecer una regresión al
relación, incluyendo la ayuda a los cuidadores cuidado familiar –y, en consecuencia, femenino–
como única vía para evitar un colapso de los sis- de la dependencia entre las personas con rentas
temas tradicionales de bienestar y de atención a más bajas. Ello podría estar afectando negativa-
la salud. Siguiendo otros modelos europeos, en mente a la igualdad de género en el mercado
España se aprobó en 2006 la Ley de Promoción laboral (Spijker y Pérez Díaz, 2010).
de la Autonomía Personal y Atención a las Per-
sonas en Situación de Dependencia. Con ella se Como se aprecia en el gráfico 20, las mujeres
creó el Sistema de Atención a la Dependencia, y aportan dos terceras partes de todo el volumen
las personas en situación de dependencia pasa- de cuidado de cualquier naturaleza prestado a
ron a ser titulares de derechos subjetivos exigi- dependientes de cualquier edad. Estas cuidado-
bles, que se añaden a los otros derechos básicos ras tienen mayoritariamente edades maduras,
asociados al Estado de bienestar. entre 45 y 64 años, y viven en el mismo hogar
de la persona dependiente, de la cual suelen ser
La crisis económica iniciada en 2008 y la hijas, y el destinatario de los cuidados también
sustitución del gobierno que la aprobó por otro es mayoritariamente mujer.
reacio a esta ampliación del gasto público han
incidido negativamente en el desarrollo de esta Este patrón permanece bastante estable
Ley. Las limitaciones presupuestarias han sido en el tiempo. De hecho, la preponderancia feme-
cuantiosas desde 2012 y existen importantes nina en el cuidado familiar parece una caracte-
retrasos en el acceso a estas prestaciones, así rística permanente, pese a todos los esfuerzos
como también limitaciones en el despliegue de hacia la igualdad de género. Sin embargo, el
Gráfico 20
14
Hombre <65
10 16,7
14,2 9
Hombre 65+
11 47,1 Mujer 65+
propio envejecimiento demográfico y la cre- continuar esta tendencia, será la vejez (la primera
ciente supervivencia en la vejez característica de vejez) la que cuidará de la vejez (avanzada).
las cuatro últimas décadas podrían implicar en Además, la propia evolución de la supervivencia y
sí mismos una modificación estructural de estas del tipo de hogar conduce a un incremento de los
pautas tradicionales. hombres cuidadores; en efecto, crecen los hogares
de pareja sin otros convivientes, y en ellos los hom-
Los cuidadores, igual que los dependientes, bres son cuidadores de sus parejas con tanta fre-
son cada vez más mayores, de manera que, de cuencia como en el sentido contrario (gráfico 21).
Gráfico 21
90+
85-89
80-84
Varones Mujeres
Edad del cuidador principal
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
100.000
-100000 75.000
-75000 50.000
-50000 25.000
-25000 00 25.000
25000 50.000
50000 75.000
75000 100.000
100000
90+
85-89
80-84
75-79 Varones Mujeres
Edad del cuidador principal
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
100.000
-100000 75.000
-75000 50.000
-50000 25.000
-25000 00 25.000
25000 50.000
50000 75.000
75000 100.000
100000
residencias, no han sido incluidas en las grandes la atención a personas con problemas funcio-
encuestas de salud hasta la EDAD 2008, que nales o de otro tipo. En 1981, más del 95 por
incluyó un módulo específico. ciento de las plazas de residencias del antiguo
INSERSO era para válidos, mientras que ahora
Los cambios más notables ocurridos en predominan las plazas asistidas y mixtas. No
las últimas cuatro décadas han sido el lógico solo aumentan la autonomía de las personas
aumento de plazas, el propio envejecimiento mayores y su preferencia por mantenerse en su
de la población institucionalizada, el cambio propia vivienda, reforzándose por tanto la com-
hacia centros de cuidado (a personas con pro- ponente de atención sanitaria de los ingresos en
blemas de salud, o funcionales o cognitivos) y la residencias, sino que esta tendencia a permane-
irrupción de la iniciativa privada ante la fuerte cer en el hogar podría haberse acentuado por
demanda de alojamiento. En este periodo, la la crisis económica con la intención de reducir
población mayor institucionalizada se ha mul- gastos mediante la retención de los mayores en
tiplicado por cuatro aproximadamente. En hogares familiares, hasta que el nivel de depen-
España se contaban en 2017 366.633 plazas dencia resulta inasumible por los convivientes.
residenciales; es decir, 4,2 plazas por cada 100
habitantes de 65 o más años (Abellán, Aceituno
y Ramiro, 2018). Se desconoce su nivel de ocu-
pación, pero rondaba el 75-80 por ciento, de 3.10. La convivencia
acuerdo con los datos censales de 2011 (INE).
Gráfico 22
1863 24,2
1920 27,4
1956 37,4
1980 44,6
2014 43,5
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
Edad
Edad a la unión (Hombre)
(hombre) Esperanza de vida (duración) de la unión
Fuente: Cálculo propio de las tablas de vida de las uniones conyugales, publicadas en (Pérez Díaz et al., 2016).
de los hogares unipersonales, en su mayor parte en paralelo para ambos sexos y está haciendo
constituidos por mujeres viudas. Venimos de un que la mayor parte de quienes constituyeron
mundo en el que los hombres pasan sus últimos pareja en su día lleguen con vida, ambos, a los
años de vida en pareja, mientras que las mujeres 65 años y tengan por delante cada vez más
lo hacen en soledad. años hasta el fallecimiento de uno de los dos
(Pérez Díaz et al., 2016).
Todavía hoy, el estado civil masculino
mayoritario en la vejez es el de casado (78 por
ciento), y solo el 12 por ciento son viudos, de
modo que no hay excesivos cambios en lo que 3.11. La situación económica
respecta a la vejez masculina. Sin embargo,
algo está cambiando en la femenina, porque
las casadas han ido creciendo hasta alcanzar De forma tradicional, el gráfico de la proba-
el 47 por ciento, proporción todavía inferior a bilidad de pobreza en las sucesivas edades tenía
la masculina, pero superior al 43 por ciento de forma de U, concentrándose en las infantiles y
viudas: el estado civil “casada” se ha conver- en la vejez. El riesgo de pobreza acompañaba a
tido, por primera vez, en el mayoritario entre las los niños porque su propio nacimiento aumenta
mujeres mayores (Abellan et al., 2017). notablemente los gastos de su unidad familiar,
sin añadir un miembro productivo hasta muchos
Y es que otra de las grandes revoluciones años después. En cambio, la vejez ha implicado
en ciernes reside en que el tipo de hogar mayo- pobreza para la mayor parte de la población por-
ritario en la vejez sea el de la pareja sin otros que, sencillamente, acababa por imposibilitar el
convivientes (gráfico 22). Esta forma de convi- trabajo y la obtención de ingresos.
vencia –mayoritaria desde hace tiempo en los
países nórdicos– se extiende simplemente por- En la España de hace cuarenta años esta
que el avance en materia de supervivencia corre pauta seguía vigente, pero la peor parte se la
Gráfico 23
Distribución de las personas >64 años, según el tipo de hogar, 1991, 2001, 2011 y 2016
(Porcentaje)
100%
90% 16,6 20,0 21,5 22,9
80%
70%
33,3
33,4
60% 38,8 40,7
50%
40%
30%
50,1 46,6
20% 39,7 36,4
10%
0%
1991 2001 2011 2016
Unipersonal Pareja sin hijo(s) sin otros convivientes Otros tipos
Fuentes: INE (Censos de Población, 1991-2001, y Encuesta Continua de Hogares, 2016; consulta: abril 2017).
llevaba la vejez de forma abrumadora. Los pri- o la política del momento. Aunque esta expli-
meros trabajos sobre sociología de la vejez, al cación puede encontrarse más desarrollada
empezar los años ochenta, se realizaban con en otro lugar (Pérez Díaz, 2003a), baste aquí
ánimo protector y asistencial impulsados por constatar que todo empezó a cambiar cuando
entidades como Cáritas o Cruz Roja, y dibujaban a los 65 años comenzaron a llegar las genera-
un panorama desolador (González Mas, 1982). ciones nacidas ya acabada la guerra civil, con
una historia de vida, familiar, educativa y laboral
Estos resultados contrastaban con lo que radicalmente diferente y que, también en esta
se estaba observando en los países más desa- dimensión económica, han provocado un cam-
rrollados. En EE.UU. se constataba con sorpresa bio radical en la vejez. A todo ello ha venido a
que la vejez estaba mejorando su situación rela- sumarse el impacto de la reciente crisis econó-
tiva (Preston, 1984), y el Luxembourg Income mica sobre las personas en edad laboral, pro-
Study (Smeeding, 1987), primer gran estudio vocando un resultado que acaba por resultar
europeo sobre la situación económica de los sorprendente.
hogares descubría la misma y sorprendente ten-
dencia. Desde una visión estatista, que todo lo El riesgo de pobreza es un nuevo indi-
explica por las políticas públicas, resulta tenta- cador homogéneo para los países de la Unión
dor pensar que España no mostraba aún esa Europea y establece que una persona lo padece
tendencia por el retraso en el desarrollo de un cuando sus ingresos disponibles están por
Estado de bienestar equiparable al del resto de debajo de un umbral que se sitúa en el 60 por
Europa, o por la escasa consolidación de un sis- ciento de la mediana de los ingresos por unidad
tema universal de pensiones para la vejez. de consumo en el hogar3. En la última década,
tras la crisis económica, el grupo de población
Lo cierto es que la vejez de los años
setenta mostraba características socioeconómi- 3
Véase INE, Encuesta de Condiciones de Vida, meto-
dología de 2005, revisada en 2013 (https://www.ine.es/
cas mucho más determinadas por sus transcur- dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=125
sos generacionales previos que por la coyuntura 4736176807&menu=metodologia&idp=1254735976608).
Gráfico 24
35
Porcentaje de personas por debajo del
30
25
umbral de pobreza
20
15
10
0
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
>64 años ha pasado de tener la peor posición rios de vivienda sin pagos hipotecarios pendien-
respecto a este índice a convertirse en el que tes, e incluso con segundas residencias, y todo
presenta un menor riesgo (gráfico 24). Aquí sí, ello simplemente como resultado del trabajo
no cabe duda, la coyuntura ha resultado muy ininterrumpido durante toda la vida. El apoyo y
determinante, y en buena parte ha hecho que la la asistencia que han brindado durante la crisis a
vejez mejore porque las personas de otras eda- los miembros más jóvenes de sus familias, y las
des empeoraban su situación, especialmente las restricciones a que se han sometido para desa-
de 16 a 29 años. rrollar esas funciones de ayuda, son cuestiones
pendientes de estudiar.
Lo habitual es atribuir a la protección
estatal en forma de pensiones esta especie de Es probable que la vejez pierda posiciones
“blindaje” respecto a los efectos de la crisis, cuando el resto de la población mejore. En efecto,
pero esto sería engañoso por múltiples motivos, ya se atisba el cambio de tendencia (a partir de
empezando por la confusión entre pensiones 2014), lo que está indicando que sus condicio-
asistenciales y pensiones contributivas, que son, nes económicas y materiales todavía son frági-
en realidad, ingresos por trabajo diferidos en el les, especialmente entre los muy mayores, cuyos
tiempo. Las primeras generaciones que han tra- ingresos (que pesan mucho en el indicador glo-
bajado su ciclo laboral completo en una España bal) se sitúan con frecuencia cerca del umbral de
urbana, lejos del sector primario y del trabajo la pobreza, en área de peligro de descenso.
jornalero sin cotización, sin interrupciones por
grandes catástrofes en forma de guerras, epi-
demias o hambrunas, han llegado a la vejez en
una situación muy distinta a la de los viejos de 3.12. La educación
hace solo unas décadas o de quienes hoy están
en una vejez muy avanzada. No solo han gene-
rado derecho a una pensión contributiva, sino Para completar este breve panorama
que presentan la mayor proporción de propieta- sobre el cambio sociodemográfico en la vejez,
Gráfico 25
Nivel de estudios de las personas >64 años (España, 1970, 1981 y 2011)
Porcentaje
1,4
1970 18,5 79,4
0,7
No se trata de una anécdota, porque este Para comprender la dirección y los moti-
es un indicador privilegiado a la hora de explicar vos de ese cambio es fundamental pensar en
o predecir multitud de características y compor- generaciones, y en el bucle virtuoso por el
tamientos de las personas, algunas tan impor- que cada una ha ido impulsando a su des-
tantes en la vejez como el estado de salud o cendencia un poco más allá en supervivencia,
la capacidad de aprovechar la información que salud, educación o cuidados. Este mecanismo,
proporciona el entorno. Una vez más, los cam- con el que la eficiencia reproductiva ha supe-
bios generacionales resultan clave para com- rado el umbral por el que todos los que
prender que el envejecimiento de la población nacen pueden llegar a adultos y contribuir
no conduce al cúmulo de catástrofes que sue- a la reproducción, ha cambiado para siem-
len predecirse, siempre bajo el erróneo supuesto pre la demografía humana, provocado una
de que la pirámide de edades de un país puede auténtica explosión demográfica, permitido
cambiar sin que cambien las características aso- las bajas fecundidades actuales, liberando a la
ciadas a cada edad. mujer de la sobredeterminación reproductiva,
y cambiado la vejez. Sus efectos diferidos son
hoy visibles con cada nueva generación que
cumple los 65 años, con mayor proporción de
4. Conclusiones supervivientes, con mejor estado de salud y
mejor situación económica, con nivel de estu-
dios más alto y con mayores potencialidades
El cambio demográfico suele verse como y capacidades para cumplir un papel activo y
algo que ocurrió en el pasado, especialmente provechoso para las personas que les rodean
cuando se interpreta literalmente la teoría de la
y para el conjunto del país.
transición demográfica y se divide el panorama
internacional entre países en transición, y paí-
Si no se entiende esta revolución, resulta
ses, como España, que ya la completaron. Nada
fácil caer en las alarmas decadentistas y en la
más lejos de la realidad. El agotamiento del
melancolía por un pasado que nunca volverá,
baby boom y el renovado descenso del número
de nacimientos han modificado la pirámide de actitud recurrente desde que empezaron a
población como nunca antes en nuestra historia detectarse los primeros indicios de este cambio;
(un proceso, por cierto, convergente en todo el justo ahora se cumple un siglo del famoso libro
planeta). Añádase que los enormes cambios en de Oswald Spengler La decadencia de Occi-
la mortalidad anteriores a este periodo, espe- dente (un siglo oyendo hablar de la decadencia
cialmente en la mortalidad infantil, han seguido demográfica). No se entiende por qué, contra
teniendo repercusiones notables hasta hoy, todos los agoreros, el envejecimiento demo-
a medida que las generaciones beneficiarias gráfico de la humanidad entera no solo no está
iban cumpliendo años con una proporción de colapsando la economía, motivando la crisis
supervivientes cada vez mayor. Si, además, se social o el hundimiento del Estado de bienestar,
tiene en cuenta la inesperada y notable mejora sino que corre paralelo con el crecimiento eco-
de la mortalidad también entre quienes ya han nómico y el progreso.
alcanzado la vejez, podrá comprobarse que la
demografía sigue embarcada en un proceso de La pirámide del pasado no solo no es recu-
profundas transformaciones que se transmiten perable; tampoco conviene recupararla. Lejos de
a la forma que adopta la pirámide de población. los tópicos sobre el gran dinamismo que supo-
nía, lo que reflejaba era un malbaratamiento
Conviene no confundir el envejecimiento ominoso de la vida humana, un equilibrio pre-
demográfico a pequeña escala, local, ances- cario necesitado de elevadísimas fecundidades
tral, causado por la emigración de los jóvenes para mantener poblaciones de escaso volumen
y la consecuente incapacidad para sostener el en las que se invertía poco y a las que se sobre-
poblamiento original, con el envejecimiento explotaba desde la infancia. Hemos cambiado
demográfico sistémico, nacional y mundial, sin eso por poblaciones que alcanzan elevados
precedentes históricos y resultante de la revolu- tamaños con muchos menos nacimientos, por
ción reproductiva. En ese proceso sistémico, la el método de invertir mucho en los que nacen,
vejez no solo aumenta su peso relativo, sino que haciendo que vivan muchos más años y estén
mejora sus propias características y roles dentro mejor dotados para su vida adulta. Todo ello
de la sociedad española. produce envejecimiento demográfico, es cierto,
y algunas ventajas más sobre las pirámides pro- Foster, L., y A. Walker (2014), “Active
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Gráfico 1
25
20
15
10
Fuente: Elaboración propia a partir de Naciones Unidas, World Population Prospects: The 2017 Revision
(https://esa.un.org/unpd/wpp/DataQuery/).
Cuadro 1
País Pob. 60+ años País Pob. 60+años País Pob. 60+ años
(% sobre total) (% sobre total) (% sobre total)
por muy diversos fenómenos y acontecimientos del siglo XX, tanto en las disciplinas biomédicas
externos al individuo, que son analizados bajo como sociales, económicas, psicológicas y otras
múltiples disciplinas, enfoques y escalas (micro, (Martínez Martín, 2006). También ha adquirido
meso, macro). Procurar y procurarse las mejores relevancia entre los responsables de políticas
condiciones de vida según se envejece es hoy sociales y los proveedores de servicios, toda vez
también un reto, tanto para la sociedad en su que permite establecer normas de actuación
conjunto como para los individuos. para mejorar esas condiciones. Pero el concepto
de calidad de vida no ha cobrado solo impor-
Si bien el envejecimiento de la población tancia en los contextos profesional o científico
tiene larga trayectoria, solo hace unas déca- y de política pública, sino también en el ámbito
das que ha sido tomado en consideración por popular, donde se utiliza de forma intuitiva.
legisladores y planificadores (Phellas, 2013). Los
instrumentos de estrategia y de acción política En efecto, la calidad de vida es un cons-
internacional para afrontar sus repercusiones tructo relativamente reciente, pero de uso cre-
son muy variados, incluyendo planes para el ciente sobre el que no se encuentra una
fomento de la salud y el bienestar en la vejez y definición comúnmente aceptada, mientras
la creación de un entorno propicio y favorable que las existentes pueden ser tan numerosas
(Naciones Unidas, 2003; Organización Mundial como los métodos de evaluación, de forma que
de la Salud, 2007b), la promoción del envejeci- algunos autores han afirmado que puede haber
miento activo y la calidad de vida (Organización tantas definiciones como personas y ámbi-
Mundial de la Salud, 2002) y, más reciente- tos disciplinares1. Esta situación ha llevado a
mente, del envejecimiento saludable y el bien- Cummins et al. (1998) a proponer una concep-
estar (Organización Mundial de la Salud, 2015). tualización amplia señalando que la calidad de
En síntesis, se subraya la importancia y necesi- vida es “un constructo universal definido tanto
dad de que individuos, comunidad, organiza- objetiva como subjetivamente, donde los domi-
ciones sociales, países e instituciones nacionales nios objetivos incluirían medidas culturalmente
e internacionales se sumen al desarrollo de ini- relevantes de bienestar objetivo, y los domi-
ciativas para favorecer una sociedad orientada nios subjetivos comprenderían la satisfacción
a todas las edades, en general, y a las personas con las diferentes dimensiones ponderadas por
de edad y a las más vulnerables, en particular. El su importancia para el individuo”.
incremento de población mayor y sus causas y
consecuencias en las distintas esferas de la vida Esta definición recoge varios aspectos
y la sociedad son objeto de investigación cien- de interés. En primer lugar, destaca el carác-
tífica, y los resultados ayudan en el diseño y la ter multidimensional de la calidad de vida, que
implementación de políticas públicas, especial- permite una aproximación desde diferentes
mente aquellas orientadas al mantenimiento o perspectivas, disciplinas y dominios de la vida
la mejora de las condiciones de vida, al objeto de la población. Así, su estudio se puede abor-
de prolongar el tiempo de vida autónoma e dar tanto desde un enfoque holístico (calidad
independiente de los mayores. de vida global) como específico, atendiendo
En este contexto, “calidad de vida” se a uno de sus dominios o atributos, como las
ha convertido en la expresión de referencia redes familiares y sociales, los recursos econó-
para examinar las condiciones de vida a todas micos, el entorno físico de residencia, la salud,
las edades y especialmente en la vejez, por ser la disposición de recursos de apoyo o cui-
esta etapa una de las de mayor vulnerabilidad dado, las actividades de ocio y la participación
(Rojo-Pérez, Fernández-Mayoralas y Rodríguez- comunitaria, los factores psicológicos, la vida
Rodríguez, 2015). Identificar tales condiciones espiritual y religiosa, las expectativas de vida,
es de extraordinaria relevancia para conocer etcétera. (Rojo-Pérez, Fernández-Mayoralas y
su impacto sobre la calidad de vida a edades Rodríguez-Rodríguez, 2015). En segundo lugar,
avanzadas, y examinar si algunos de esos fac- considera el doble enfoque objetivo-subjetivo
tores son o no modificables en aras del mante- para valorar este constructo. La perspectiva
nimiento o de la mejora de la calidad de vida. objetiva alude a características de la persona o
del entorno que pueden cuantificarse y en las dominios (nivel de vida, estado de salud, logros
que, por su naturaleza, no interviene la per- que actualmente está alcanzando en la vida, rela-
cepción humana (The International Wellbeing ciones personales, recursos y sentimientos de
Group, 2006). En cambio, la perspectiva sub- seguridad o protección futuras, sentimientos
jetiva se refiere a la percepción emitida por los de pertenencia a una comunidad o grupo de
individuos sobre sus circunstancias o dominios personas, vida espiritual y creencias religiosas).
de vida (nivel micro), y a las condiciones y los Las puntuaciones de este índice varían de 0 a
estereotipos atribuidos a un contexto poblacio- 100 (del más bajo al más alto nivel de satisfac-
nal (nivel macro) (Fernández-Ballesteros, 2011). ción imaginable), y pueden ser utilizadas bien
La forma de hacer operativo el enfoque subje- individualmente para cada dominio, bien como
tivo de calidad de vida es diversa, utilizándose indicador compuesto y global, promedio del
indicadores variados y a veces poco diferencia- nivel de satisfacción de los ocho dominios de
dos, como bienestar, bienestar subjetivo, cali- vida personal.
dad de vida subjetiva, satisfacción con la vida
o felicidad, entre otros, en buena medida pro- Sobre la base de uso del PWI, seguida-
venientes de modelos psicológicos y filosóficos mente se muestran resultados que ilustran
(Rojo-Pérez, Fernández-Mayoralas y Rodríguez- cómo perciben los adultos mayores españoles
Rodríguez, 2015). Y, en tercer lugar, reconoce su bienestar personal, como indicador subje-
que la medida de la calidad de vida ha de tivo de calidad de vida, y su relación con factores
reflejar la importancia y percepción del indivi- de tipo sociodemográfico. Para ello se usan los
duo. Pero tampoco hay acuerdo en la forma datos provenientes de la encuesta Estudio Lon-
de medida, y son muchos los instrumentos y gitudinal Envejecer en España (proyecto ELES)
escalas diseñados y utilizados, casi siempre realizada en 2011 a 1.747 personas con 50 o
relacionados con el carácter disciplinar de los más años de edad residentes en vivienda fami-
autores (Rodríguez-Blázquez et al., 2017). En liar en España. Recoge información de diversos
general, y dependiendo del objeto de medida, bloques temáticos: características sociodemo-
se puede hablar de instrumentos genéricos e gráficas; salud física y psicosocial; economía,
instrumentos específicos diseñados para medir empleo y jubilación; redes familiar y social; cui-
la calidad de vida global o la específica (es decir, dado y recursos de apoyo; ocio y tiempo libre;
de cada dominio), respectivamente (Hoe, Orrell entorno residencial; biomarcadodres (puede
y Livingston, 2011). accederse a toda la información en la web de la
Encuesta2).
Los instrumentos de medida de calidad
de vida para la población general pueden ser En el año 2011, el PWI aplicado a la
también usados para población mayor, si bien encuesta ELES, como indicador compuesto de
para este colectivo etario se han desarrollado calidad de vida, muestra un valor de 74,2 sobre
recientemente nuevos instrumentos. Entre ellos, 100, lo que indica un bienestar personal ele-
Rodríguez-Blázquez et al. (2017) mencionan el vado (gráfico 2), en línea con los valores conside-
cuestionario World Health Organization Quality rados como gold standard o valor de referencia
of Life for Older people (WHOQOL-OLD), el en este instrumento (entre 70-80 sobre 100).
Older People’ s QoL Questionnaire (OPQOL), Tomando este valor como promedio de los
y el CASP (de sus siglas en inglés Control, dominios que lo conforman, los mejor valora-
Autonomía, Satisfacción y Autorrealización). dos son las relaciones personales, los sentimien-
Otros instrumentos de carácter general también tos de seguridad y protección y los sentimientos
son empleados para medir el bienestar de la de pertenencia a una comunidad o grupo de
población mayor, como el Personal Well-Being personas, lo que podría estar reflejando la
Index (PWI), el Community Well-Being Index o integración personal y social, pero también el
el National Well-Being Index (Rojo-Pérez et al., entorno de vida de las personas adultas-mayo-
2012; Rodríguez-Blázquez et al., 2017; Forjaz res en España. Por el contrario, los recursos y
et al., 2012). dispositivos de seguridad y protección futuras
y el estado de salud aparecen como las áreas
En esta aportación utilizamos el PWI, un peor valoradas. Pero se han encontrado dife-
indicador compuesto, desarrollado para medir 2
La información sobre características técnicas de la
la dimensión personal y subjetiva de la cali- encuesta, documentación y publicaciones puede verse en
dad de vida a partir de la satisfacción en varios http://proyectoeles.es
Gráfico 2
Relaciones personales
Lo seguro/a y protegido/a que se siente
Pertenencia a una comunidad/grupo de personas
Personal Wellbeing Index
Logros alcanzando actualmente
Vida espiritual, creencias religiosas
Nivel de vida
Estado de salud
Seguridad y protección futura
0 20 40 60 80 100
rencias según los rasgos sociodemográficos de recursos económicos y materiales también con-
los adultos mayores, de modo que el bienes- tribuiría a ello.
tar personal es más alto entre quienes no están
viudos/as, y es especialmente destacable entre Investigaciones previas han permitido
los casados/as o viviendo en pareja, los que conocer que la calidad de vida entre la pobla-
han alcanzado estudios primarios o superiores ción adulta mayor en España se apoya funda-
y quienes pertenecen a clases sociales más ele- mentalmente en cinco dominios de vida: salud,
vadas. Si bien el bienestar personal se ha reve- familia, recursos económicos, red social, ocio y
lado independiente del género y de la edad en tiempo libre3. En el mismo sentido, los deter-
esta población, se observa una tendencia a ser minantes subjetivos de la calidad de vida en
más elevado entre los hombres, entre quienes la vejez se han relacionado con la satisfacción
se encuentran en el tramo de edad de 65 a con la situación económica del individuo, la
74 años, y entre quienes residen en localidades red de relaciones con vecinos y con familiares,
de mayor tamaño demográfico. el estado de salud general, la vivienda de resi-
dencia, la apariencia física y la forma de con-
Estos resultados evidencian que si bien el vivencia (Rojo-Pérez y Fernández-Mayoralas,
nivel de calidad de vida es elevado, el diseño 2011). Estos son los dominios que van a ser
de políticas sociales habría de reforzar aquellas analizados más pormenorizadamente en los
áreas hacia las que los adultos mayores mues- próximos apartados.
tran un nivel de satisfacción más bajo. Así, tanto 3
Estos cinco dominios se han obtenido de forma
la promoción de hábitos de vida saludables intuitiva y espontánea mediante la aplicación del instrumento
como el diseño de entornos sostenibles y adap- SEIQOL-DW (Schedule for the Evaluation of Individual Quality
tados a la población mayor podrían incidir en of Life, Direct Weighting) en la encuesta “Calidad de Vida de
Mayores” (CadeViMa), realizada a población con 60 o más
una mejor percepción en relación con su salud años de edad residente en la Comunidad de Madrid. Véase
y su seguridad y protección. La mejora de los Fernández-Mayoralas et al. (2011).
Gráfico 3
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Tiene dificultades Recibe ayuda
más, la satisfacción con los servicios comunitarios 2011). Efectivamente, la depresión parece ser
se asocia positivamente con la salud autoperci- el principal determinante de la CVRS de los
bida y la independencia funcional, y negativa- adultos mayores, pero también del bienestar
mente, con la depresión y las afecciones médicas subjetivo (como indicador de calidad de vida
crónicas (Giraldez-García et al., 2013). global), mientras que la capacidad funcional
(o la dependencia funcional) limita asimismo la
¿Cómo se relacionan estos aspectos de CVRS, al tiempo que el apoyo social recibido es
la salud de los adultos mayores con su calidad más relevante para explicar la calidad de vida
de vida y su calidad de vida relacionada con la global de esta población (Martínez-Martín et
salud? al., 2012).
Según el Estudio sobre Calidad de Vida Como es previsible, las personas adultas
de los Mayores en España de 20084, entre los mayores institucionalizadas presentan más pro-
problemas crónicos de salud que influyen más blemas de salud que las que residen en vivienda
negativamente en la Calidad de Vida Relacio- familiar, lo que repercute negativamente en su
nada con la Salud (CVRS) en la vejez destacan CVRS y su calidad de vida global. En los centros
la depresión, seguida de la artrosis/artritis, el de atención residencial en España, la disponibi-
insomnio y la hipertensión arterial (Delgado- lidad de geriatras se asocia con una mejor cali-
Sanz et al., 2011). Además, las dimensiones de dad de vida que en los centros que no cuentan
la CVRS en las que se observan peores situa- con estos especialistas entre su personal. Ade-
ciones son las que tienen que ver con el dolor/ más, los centros públicos (propiedad pública
malestar y la movilidad (Delgado-Sanz et al., y residentes financiados con fondos públicos)
también se asociaron con una calidad de vida
4
Sobre este proyecto (CadeViMa-España), véase más alta que los centros privados o mixtos
Fernández-Mayoralas et al., 2012. (Marventano et al., 2015).
La explicación de muchas de las conexio- es más amplia que la red social, más reducida
nes entre la salud subjetiva y otros dominios y débil por motivos relacionados con el declive
relevantes de la calidad de vida en los adul- en la salud y el funcionamiento (Puga, 2007;
tos mayores podría resumirse en cuatro facto- Rodríguez-Rodríguez, Rojo-Pérez y Fernández-
res, identificados mediante análisis cualitativo: Mayoralas, 2017).
la capacidad de adaptación a las limitaciones
de la salud, la búsqueda de equilibrio entre la Las redes formadas por familiares y por
salud subjetiva y la calidad de vida, el sentido otras personas cercanas están entre las dimen-
de ubicación y pertenencia en los centros para siones de calidad de vida más valoradas por los
personas mayores, y las dimensiones familiares. adultos mayores. Así, de las cinco dimensiones
Por ejemplo, la familia tiene un impacto posi- más mencionadas por este colectivo como ele-
tivo en la salud subjetiva y la calidad de vida por mentos relevantes de su vida, estas redes se situa-
los contactos y el apoyo recibido, pero también ron en segundo y cuarto lugar, respectivamente,
podría tenerlo negativo como resultado de la después de la salud, la situación económica y el
muerte o enfermedad grave de un ser querido. ocio y tiempo libre (Fernández-Mayoralas et al.,
Así, la perspectiva cualitativa de la calidad de 2011). Otros estudios y contextos corroboran
vida contribuye a comprender la complejidad su importancia como determinante de calidad
derivada de la multidimensionalidad tanto de la de vida (Lassey y Lassey, 2001; Bowling et al.,
salud, como del envejecimiento y del significado 2013). En un modelo global de calidad de vida
del lugar (Prieto-Flores et al., 2010). subjetiva entre los mayores, la satisfacción con
las relaciones con los vecinos (como integran-
tes de la red social en el entorno residencial)
y con las relaciones familiares fueron factores
2.2. Redes familiares y sociales predictores significativos de la satisfacción con
la vida como indicador de calidad de vida glo-
como apoyo en la vejez bal (Rojo-Pérez y Fernández-Mayoralas, 2011).
Otros factores relacionados, como la forma de
El estudio de las redes familiares y socia- convivencia y el tamaño del hogar, la percepción
les en la vejez (diversidad estructural, relaciones, de soledad o de contar con apoyo social, tam-
cuidado y otro tipo de transferencias, forma de bién se encuentran entre los determinantes del
convivencia, estado civil) permite profundizar en bienestar personal (Rojo-Pérez et al., 2012). En
la repercusión de su interacción sobre las condi- cuanto a los miembros de la red familiar, la rela-
ciones y calidad de vida. Esta interacción ha de ción “con” y el apoyo “de” los hijos son los que
entenderse de forma bidireccional, es decir, mayor bienestar producen, mientras un bajo
de los mayores con los miembros de las redes, apoyo de la red social y débiles lazos familiares,
y de estos con los mayores, y puede tener efectos como rasgos caracterizadores de insuficiencia
tanto positivos como negativos que afectan a dis- familiar (Souza et al., 2015), pueden provocar
tintos ámbitos de la vida (Berkman et al., 2012). la percepción de soledad y tener un impacto
negativo en el bienestar y la calidad de vida de
Las redes se entienden como la agrupa- la población mayor.
ción de personas y la estructura de relaciones en
torno a ellas (Berkman et al., 2012) y son fun- En esta sección se examinan varias carac-
damentales en la integración de las personas y terísticas de la red familiar y la red social que
el apoyo material, instrumental, emocional o facilitan el conocimiento de los factores per-
económico en caso de necesidad. La red familiar sonales y contextuales que las afectan. Así, se
puede estar vinculada por relaciones de paren- analiza su calidad en función de su tamaño, la
tesco (cónyuge o pareja, hijos, padres, herma- distancia al lugar de residencia, la frecuencia de
nos), de dependencia o convivencia en el mismo contactos y la satisfacción con las relaciones con
hogar u otro tipo de interacción (afectiva, repro- los miembros de las redes como indicador de la
ductiva, curso de vida, de protección social), calidad de vida en este dominio. Asimismo, se
lo que incide en el desarrollo físico y emocio- sintetizan los factores personales y de contexto
nal (Bernardi, Keim y Klärner, 2014; Souza et que pueden ayudar a entender las relaciones que
al., 2015). La red social no es de parentesco, y se producen en su seno.
estaría compuesta por miembros no familiares
(amigos, vecinos, colegas) (Rözer, Mollenhorst La red familiar de los adultos mayores se
y Poortman, 2016). En la vejez, la red familiar ha revelado como relativamente extensa, con
Gráfico 4
Casado-a
un tamaño medio de casi ocho miembros. Edad intuitivamente como “sus mejores amigos/as”,
y número de miembros tienen una relación se ha comprobado que su tamaño disminuye
directa, de forma que según aumenta la edad, con la edad y es más reducida que la familiar,
también lo hace el tamaño de la red. Es rese- con una media de cinco miembros. Casi un
ñable la diversidad de la red familiar, con una 10 por ciento de la población adulta mayor
presencia importante de hermanos/as, primero, declaró no tener amigos/as. El gráfico 5 mues-
y de hijos/as, después. Así, para nueve de cada tra las características principales asociadas con
diez mayores está compuesta por hermanos/as, la red social. Hombres de más edad, mujeres de
una proporción algo menor de hijos/as, y valo- menos edad y quienes no están viudos/as son
res más bajos se observan con otros miembros quienes mantienen una red social más amplia.
de la red, de forma que la relación conyugal es Los adultos mayores que han cursado estudios
relevante, como también lo es, debido a la edad secundarios y superiores, y pertenecen a la clase
de esta población, la presencia de los progeni- de trabajadores no manuales, también cuentan
tores (un 11 por ciento y un 25 por ciento de con una red social más amplia.
sujetos declara, respectivamente, que su padre
o su madre aún vive), en línea con la esperanza La calidad de la red se puede evaluar tam-
de vida de cada cohorte. bién por el tipo y la frecuencia de contactos
mantenidos con cada miembro de las subredes.
Algunos rasgos sobresalientes de la red El contacto puede ser presencial y no presen-
familiar se pueden ver en el gráfico 4. El tamaño cial (por teléfono, correo postal o electrónico,
de la red es más elevado entre los casados, los mensaje o carta). Según esta tipología, el más
que tienen estudios primarios o inferiores y, frecuente es el no presencial, con los hijos/as
consecuentemente, son trabajadores manua- (con una frecuencia media de 19 días/mes), los
les, y quienes residen en áreas geográficas con padres (media de 13 días/mes) y los hermanos/as
menos de 10.000 habitantes. (media de 9 días/mes). En cambio, el contacto
presencial más frecuente se da con los nietos/as
En cuanto a la red social, y considerando (media de 16 días/mes), seguido, a mayor dis-
a aquellos miembros que los mayores declaran tancia, por yernos/nueras (media de 9 días/mes).
Gráfico 5
Casados/as
Separados/as
0 1 2 3 4 5 6
Gráfico 6
0 20 40 60 80 100
Gráfico 7
Satisfacción amigos/as
0 20 40 60 80 100
Estos resultados corroboran la importan- res (Isengard y Szydlik, 2012). Pero también en
cia de la familia y de las amistades en las con- Europa se han observado diferencias en cuanto
diciones de vida de los mayores, que declaran a los tipos de redes y a la interacción entre sus
mantener unas redes relativamente amplias en miembros, de modo que en los países del sur
cuanto a número de miembros, pero también son más prevalentes las redes familiares próxi-
densas en contacto, presencial o no; todo ello, mas, como sociedades familistas, mientras que
mientras conservan su independencia residen- en el norte y oeste lo son más las redes distales y
cial respecto a los miembros de esas redes fami- las no familiares (Litwin y Stoeckel, 2014).
liares y sociales.
La relación entre las redes familiar y social
La mayor presencia de hermanos/as, pri- y la calidad de vida se confirma también en
mero, y de hijos/as, después, está en línea con otros contextos mundiales (Gallardo-Peralta et
la abultada fecundidad en la generación de los al., 2018). En efecto, investigaciones sobre las
padres de los actuales mayores, más alta que relaciones familiares y el bienestar desde una
en la generación posterior, lo que explica que el perspectiva de curso de vida respaldan empíri-
número de hijos sea menor que el de hermanos. camente esta asociación (Thomas et al., 2017).
La red conyugal es relevante y también lo es la Otro parámetro relevante de las redes es la exis-
presencia de progenitores vivos. Estos resulta- tencia de una persona estable de confianza,
dos están en la base de la diversidad de la red que se relaciona con la menor incidencia de
familiar. síntomas depresivos (Bookwala, 2017). Cuando
se carece de interacción, apoyo y convivencia
La fortaleza de relaciones con la subred familiar, en lo que se conoce como “insuficien-
de los hijos/as se refleja en la elevada frecuencia de cia familiar”, los mayores se ven expuestos a
contacto, especialmente no presencial, más alta situaciones de declive físico y emocional, lo que
que con hermanos/as. El contacto presencial conduce a un deterioro en el nivel de bienestar
elevado con los nietos/as puede obedecer a la en la vejez (Souza et al., 2015).
transferencia de apoyo instrumental que pres-
tan los adultos mayores a sus hijos/as a través
del cuidado a los nietos/as. 2.3. Recursos económicos
El nivel de satisfacción con las relaciones
que los mayores mantienen con los miembros de Los recursos económicos conforman
las subredes se ha revelado muy elevado compa- uno de los principales factores determinantes
rado con el nivel de satisfacción global con la vida del envejecimiento activo porque facilitan
(Rodríguez-Rodríguez, Rojo-Pérez y Fernández- independencia y autonomía en las decisiones,
Mayoralas, 2017). Asimismo, se ha observado y el desarrollo de actividades (Organización
una relación directa y significativa entre la satis- Mundial de la Salud, 2002). Entre estos recursos
facción y la frecuencia de contacto. No es des- se encuentran los ingresos mensuales de la
preciable la satisfacción con la red social, persona y del hogar, las prestaciones sociales,
compuesta por amigos/as y vecinos/as con quie- la disponibilidad de la vivienda en propiedad
nes los mayores mantienen una relativa frecuen- u otros activos, o las transferencias familiares
cia de contacto, si bien se sitúa por debajo de la (Rodríguez-Rodríguez et al., 2011; Rodríguez-
satisfacción con la red familiar. Rodríguez et al., 2016). Constituyen, además,
la tercera dimensión que más citan los adultos
Otros estudios han observado que un mayores cuando definen su calidad de vida,
menor contacto con la red familiar muestra un alto tras la salud y la familia, si bien su importancia
riesgo de limitación funcional (Micheli et al., relativa se atenúa cuando se controla por
2018). Asimismo, la corresidencia en hogares variables psicosociales y de salud (Fernández-
con más miembros, o incluso con una alta pro- Mayoralas, 2011; Martínez-Martín et al., 2012).
porción de mujeres, se asocia con una mejor
salud física en Malawi (Kendall y Anglewicz, Un componente clave en el análisis de las
2018), si bien esta forma de convivencia inter- condiciones económicas de las personas mayo-
generacional, poco frecuente en Europa, podría res es su grado de estabilidad en el mercado de
responder a la solidaridad familiar ante necesi- trabajo. Según la encuesta Estudio Longitudinal
dades o inseguridades económicas de los mayo- Envejecer en España (proyecto ELES), las perso-
nas jubiladas han cotizado una media de 32 años lados: un 29 por ciento de los adultos mayores
y 10 meses y la elevada estabilidad de una mayo- los mencionan como su segunda vía de ingre-
ría de trabajadores parece confirmarse teniendo sos, y un 57,5 por ciento como la tercera. La
en cuenta que la media de permanencia en la teoría del ciclo vital señala que el ahorro suele
misma ocupación de la población con 50 o más concentrarse en los años centrales de la vida,
años es o ha sido de 24 años y 6 meses. mientras que el endeudamiento tiende a hacerlo
en los períodos previos a la incorporación al
De acuerdo con lo anterior, para el 46 por mercado de trabajo y tras la salida del mismo,
ciento de los adultos mayores la pensión de jubi- con la jubilación. Ello explicaría que los meno-
lación es la principal fuente de ingresos de su res de 70 años declaren más activos económicos
hogar, seguida de los salarios (33 por ciento), que los mayores de esa edad: el 87 por ciento
las pensiones de viudedad (9 por ciento), las de ellos reconocen tener plan/es de pensiones u
prestaciones por desempleo (3 por ciento) y otros activos financieros. Pese a todo, los activos
las pensiones por invalidez (3 por ciento). El financieros constituyen una forma de ahorro de
importe mensual de la pensión es desigual gran importancia; un 53 por ciento de los adul-
según la edad (gráfico 8); con todo, los ingresos tos mayores cuenta con ahorros significativos
mensuales familiares muestran una distribución en este ámbito, y el 12 por ciento tiene inversio-
aún más desigual, ya que tres de cada cuatro nes financieras en planes de pensiones.
de quienes tienen menos de 70 años declaran
ingresos del hogar superiores a 1.200€, pero el El activo de ahorro y riqueza más impor-
43 por ciento de los mayores de 70 años decla- tante en España es, sin duda, la propiedad de la
ran ingresos inferiores a los 1.200€. Se aprecia, vivienda habitual, con proporciones que rondan
por tanto, un importante efecto igualador de el 90 por ciento entre los mayores de 65 años.
las pensiones entre los jubilados de más edad. Sin embargo, la inversión en inmuebles pierde
importancia cuando no se trata de la vivienda
Las rentas patrimoniales y los ahorros habitual. Según datos de la encuesta ELES,
suponen los complementos de renta más seña- solo el 19 por ciento de la población de 50 o
Gráfico 8
25
20
15
10
0
<600€ 601-1.200€ 1.201-1.800€ >1.800€
<70 años >70 años
Gráfico 9
Necesidades económicas por satisfacer entre la población adulta mayor (año 2011)
0 10 20 30 40 50 60
más años cuenta con inmuebles distintos de la cambio, la recepción de dinero desde otros
vivienda en la que reside. hogares apenas afecta a 0,58 millones, un 3,4
por ciento. Los datos del proyecto ELES corro-
A medida que aumenta la edad de la boran esta tendencia, aunque con ligera varia-
población, se observa un comportamiento gene- ción (13,6 y 2,6 por ciento, respectivamente)
ralizado de disminución de los niveles de endeu- e indican una preferencia mayor por la dona-
damiento. Así, si un 18 por ciento de los adultos ción que por el préstamo. Desde una perspec-
mayores tiene deudas significativas, la propor- tiva individual, los flujos de dinero se dirigen
ción es mayor para quienes tienen una edad entre o provienen de círculos de referencia más cer-
50 y 65 años (27 por ciento), pero menor entre los canos, esencialmente los hijos/as, quienes son
mayores de 65 años (7 por ciento). El principal los primeros donantes o receptores de dinero,
componente de la deuda sigue siendo el prés- siendo la entrega de dinero a personas de más
tamo hipotecario: el 16 por ciento de los encues- edad un comportamiento habitual (casi un
tados afirma contar con esta deuda, si bien se 61 por ciento, según la encuesta ELES). Por
halla más concentrada entre los menores de tanto, como recursos voluntarios no sujetos
70 años (22 por ciento) que entre quienes ya a derecho legal, las transferencias económi-
cumplieron esa edad (5 por ciento). cas no están arraigadas, cualquiera que sea la
Por lo que se refiere a las transferencias fuente que se maneje, y la tendencia a entre-
económicas en el entorno familiar y social, gar dinero está más asentada que a recibirlo
según la Encuesta de Condiciones de Vida de (Rodríguez-Rodríguez, Rojo-Pérez y Fernández-
2014 (INE, 2014), el 8,3 por ciento de las per- Mayoralas, 2016).
sonas de 50 o más años entregó recursos eco-
nómicos a otros hogares, casi 1,4 millones5. En En general, los adultos mayores no infor-
man de problemas importantes para llegar a
5
Pese a que los resultados de la ECV de 2017 ya final de mes, pero quienes tienen 70 o más
se encuentran disponibles, se utilizan los de 2014 por su
proximidad temporal con los de la encuesta ELES, principal años declaran más dificultades. En el mismo
fuente de este artículo. sentido, los menores de 70 expresan que sus
recursos económicos pueden cubrir sus nece- ción que mantendrán las personas durante su
sidades de tipo económico (como el seguro proceso de envejecimiento y tras la jubilación,
médico privado, las ayudas técnicas o la adap- como las teorías de la actividad (Havighurst,
tación de la vivienda para cuidados de salud). 1961), de la continuidad (Costa y Mccrae, 1980)
Los mayores de 70 años priman su interés y de la desvinculación (Cumming, Henry y
por tener contratados cuidados de salud, y Shanas, 1961). Siguiendo a Rowe y Kahn (1997),
entre este colectivo están poco generalizados la participación activa se refiere a la realización de
el pago de una residencia o de un seguro de actividades productivas o con significado para la
dependencia (gráfico 9). persona (que crean valor social), sean estas remu-
neradas (actividad económica) o no (actividades
de ocio y participación social), así como a las
relaciones interpersonales (contactos y relaciones
2.4. Ocio y tiempo libre con los demás, el intercambio de información,
apoyo emocional y ayuda directa), incluyendo la
satisfacción con el uso del tiempo libre.
La participación es uno de los cuatro pila-
res del envejecimiento activo, de acuerdo con De acuerdo con la encuesta Estudio Lon-
la Organización Mundial de la Salud (OMS, gitudinal Envejecer en España (proyecto ELES),
2002), y, en forma de realización de activida- la relación con la actividad es sustancialmente
des de ocio y tiempo libre, es el quinto domi- diferente por edad y sexo, con las mayores pro-
nio más nombrado por las personas mayores porciones de población jubilada (alrededor de
cuando definen su calidad de vida (Fernández- siete de cada diez) entre quienes tienen 65 o
Mayoralas et al., 2011). más años, mientras poco más de la mitad de
la población entre 50 y 64 años se encuentra
Diferentes teorías surgidas a mediados del aún trabajando (gráfico 10). La condición de ser
siglo XX en el ámbito psicosocial plantean esce- mujer solo predomina proporcionalmente entre
narios diversos sobre la actividad y la participa- las personas dedicadas a las labores del hogar y
Gráfico 10
tareas de cuidado, así como en la categoría de 50 o más años son las relacionadas con el
inactividad por paro, incapacidad u otra situa- entorno de residencia, el propio barrio, tales
ción. Esta estructura, que ayuda a perfilar el como caminar, ir al parque, al centro depor-
tiempo libre disponible antes y después de la tivo, a la plaza, etcétera. (gráfico 11), segui-
jubilación y por género, es el escenario para el das de las que se desarrollan en el ámbito
desarrollo de actividades de ocio y participación doméstico (jardinería, bricolaje, manuali-
social, como actividades no remuneradas y con dades, costura, punto, etcétera.) y las activida-
significado para las personas. des sociales (ir al club o centro de mayores,
salir a comer o cenar, juntarse con amigos).
Sin entrar en el debate sobre las diferen- Las actividades culturales (ir al cine, teatro,
tes clasificaciones de las diversas actividades exposiciones), formativas (estudiar, hacer cur-
de ocio y participación (Lardies-Bosque et al., sos, aprender cosas nuevas), hacer turismo/
2015), se utiliza aquí una tipología que permite viajar, participar activamente en asociaciones
distinguir siete conjuntos de actividades: unas de cualquier fin (voluntariado social, político,
que refuerzan el aprendizaje del individuo en vecinal o comunitario, deportivo, etc.) invo-
la edad adulta (actividades culturales y formati- lucran a una menor proporción de población
vas); otras que afectan a las relaciones del indivi- aunque con un perfil cultural-instructivo rela-
duo en su esfera social (actividades sociales y de tivamente alto, siendo así que, en línea con el
asociacionismo); y otras, finalmente, que explo- modelo de envejecimiento activo de la OMS,
ran su relación con el entorno cercano (activida- estas actividades podrían tener un mayor sig-
des en el ámbito doméstico y en el barrio) o más nificado para la persona (OMS, 2002).
alejado (viajar, hacer turismo), que expresan dis-
tinto grado de movilidad. Las actividades en el entorno doméstico
son predominantes entre las mujeres, mientras
Así, las actividades de ocio más frecuen- que los hombres destacan en las actividades
tes y predominantes entre la población con sociales.
Gráfico 11
90
81,9
80
65,0 66,8
70
60
50
40 32,9
24,4 24,6
30
20,0 19,8 21,2
20
10,0 10,7 3,0 6,8
10
3,9
0
Gráfico 12
Nivel de satisfacción con la forma en que emplea su tiempo libre, por sexo (año 2011)
(Porcentaje)
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Media = 70/100
Hombres Mujeres
ral del inglés ageing at home o ageing in place), la provisión de recursos para afrontar las nece-
que supone no tener que moverse de la vivienda sidades, en la promoción de la integración en
o del lugar habitual de residencia donde se ha la vida comunitaria y en la protección y segu-
permanecido una buena parte del tiempo de ridad de los más vulnerables. En este sentido,
la vida adulta. Pero, además, esta terminología “en una comunidad amigable con los mayores,
implica vivir en comunidad con un cierto nivel existe una cultura de inclusión compartida por las
de autonomía e independencia (bien recibiendo personas de todas las edades y niveles de apti-
alguna ayuda de familiares, amigos o institucio- tud. Las políticas, servicios y estructuras rela-
nes, bien adaptando el entorno a las circuns- tivas al entorno físico y social se diseñan para
tancias de sus residentes) para retrasar el mayor fomentar y permitir que las personas mayores
tiempo posible la institucionalización o el acceso a ‘envejezcan de forma activa’, es decir, que vivan
centros de cuidado, dos vías que conllevan la con seguridad, gocen de buena salud y sigan
pérdida o reducción significativa de contactos participando totalmente en la sociedad” (OMS,
con el espacio geográfico y social de vida. 2007b). Este enfoque no solo se alinea con el
ideal de las personas de envejecer en la propia
En la última década, organizaciones inter- casa y en su comunidad habitual, también trata
nacionales y nacionales prestan atención al de evitar o minorar los altos costes del cuidado
diseño de entornos físicos y sociales “amiga- en centros especializados. Ello lleva a las insti-
bles” para distintos grupos de edad, y espe- tuciones y a los gobiernos a diseñar y promover
cialmente para la población mayor, con el fin programas para prevenir o, en todo caso, retra-
de facilitar la permanencia en el lugar y la inte- sar la institucionalización (Gonyea y Hudson,
gración social y comunitaria, que redundará en 2015), y proveer de un modelo en torno al cual
calidad de vida en la vejez. los individuos puedan ejercer su responsabilidad
y conformar su conducta ideal según envejecen
El entorno físico es uno de los determi- (Power, 2017).
nantes del marco conceptual del envejecimiento
activo, junto a otros relevantes, como los socia- En suma, los entornos físicos y sociales
les, económicos, los servicios sociales y de salud, amigables con toda la población, en gene-
personales, comportamentales, el género y la ral, y con los mayores, en particular, facilitan
cultura (OMS, 2002; Faber, 2015a). Desde esta la vida en el lugar de residencia, que, como
perspectiva, el entorno físico presenta tanto espacio geográfico y social, es donde inte-
riesgos como factores de protección para la ractúan los elementos del envejecimiento
resiliencia en todas las etapas de la vida. En activo.
particular, en relación con la vejez, los entornos
necesitan ajustar y compensar los declives en la En estudios previos se ha observado que,
capacidad funcional para favorecer la participa- en caso de futura necesidad de ayuda o cuidado,
ción y el bienestar. Los entornos físicos deben las preferencias residenciales de los mayores se
facilitar la actividad física individual y reducir los inclinan hacia la permanencia en casa, seguidas
riesgos de lesiones, y, al mismo tiempo, han de a mucha distancia por otras alternativas, como
promover la participación, las relaciones sociales vivir en una residencia de mayores, vivir con los
y apoyar la independencia. A nivel comunitario, hijos/as o vivir en una vivienda compartida con
un entorno físico acogedor fomenta las interac- otros mayores (Rojo-Pérez y Fernández-Mayoralas
ciones públicas, que crean cohesión social. Fernández, 2007). En las últimas décadas se
está gestando la vivienda colaborativa, como
En el marco conceptual y político del traducción del término inglés cohousing, si bien
envejecimiento activo para el fomento de la cali- la terminología es muy variada. Según Brenton
dad de vida, la Organización Mundial de la (1998), surge como respuesta al deseo de
Salud impulsó el proyecto “Ciudades amigables los mayores de desarrollar su propio proyecto
con los mayores” (OMS, 2007b), en respuesta comunitario residencial, de promover su inde-
no solo al envejecimiento de la población, sino pendencia y de vivir en unidades residenciales
también a la tendencia a la concentración de la separadas pero autocontenidas en un espacio
población mayor en áreas urbanas. colaborativo, de integración y de solidaridad.
No representa todavía un gran porcentaje del
Un entorno amigable es aquel que tiene conjunto de viviendas, pero está despertando
en cuenta las capacidades de sus residentes en el interés de muchos colectivos, no solo de los
mayores, para abordar estilos de vida sosteni- casa, el barrio o localidad donde se ubica, así
bles desde diversas perspectivas (social, econó- como una percepción positiva de los vecinos).
mica, ambiental) (Labit, 2015; Tummers, 2015).
También en España esta tipología residencial Considerando estas relaciones, la cali-
está poco extendida, pero en desarrollo (López dad de vida en la vejez no ha de verse constre-
y Estrada, 2016; Mogollón García y Fernández ñida por aquellos factores del medioambiente
Cubero, 2016). residencial que puedan suponer obstáculos al
desarrollo de la vida de los mayores en función
En una encuesta sobre alternativas resi- de sus circunstancias personales. Las políticas
denciales realizada a población de 65 o más encaminadas a minimizar los potenciales facto-
años en España en el año 2015 (Unión Demo- res de riesgo y sus consecuencias orientadas a
crática de Pensionistas, 2015), la casa propia apoyar una vida independiente, saludable y par-
recibió una valoración media de 8,9 (en una ticipativa de los mayores, son los ejes del pro-
escala directa de 0 a 10), seguida de la vivienda yecto de ciudades amigables con la vejez. Este
colaborativa (5,1), de la residencia de mayores proyecto tiene un gran arraigo internacional y
(4,5) y la casa de hijos/as/otros familiares (4,4). destaca por su desarrollo de abajo a arriba, es
Más de la mitad de esta población consideró decir, desde los individuos y los proveedores de
poco o nada probable ir a vivir a una residen- servicios públicos y privados hacia los diseñado-
cia de mayores en un futuro, y casi dos tercios res de políticas públicas. No obstante, Buffel y
había oído hablar de la vivienda colaborativa, Phillipson (2016) llaman la atención sobre los
alternativa que recibió mejores puntuaciones retos del desarrollo de entornos amigables para
entre los hombres, las personas de menos edad, todas las edades, y los centran en el impacto
quienes habían alcanzado estudios secundarios de los recortes económicos y de programas
o superiores y los que residían en áreas urbanas. sociales, la presión sobre las características del
desarrollo urbano y la tendencia a la privatiza-
La elección de envejecer en casa o hacerlo
ción del espacio urbano. Consideran asimismo
en residencia de mayores se ha relacionado con
necesario combinar el modelo conceptual de
las circunstancias personales (Fernández-Carro,
ciudades amigables con el análisis de las fuer-
2016). Así, la institucionalización se asocia con
zas socioeconómicas que subyacen en la trans-
el incremento de la edad, ser mujer, estar viudo/a
y padecer unas condiciones adversas de salud y formación de los entornos urbanos. En este
funcionamiento, además de la percepción de sentido, el fortalecimiento de un modelo cohe-
soledad (Prieto-Flores et al., 2011). No obstante, rente de investigación multidisciplinar y polí-
estos centros, como instituciones de atención ticas públicas de envejecimiento urbano, con
y cuidado, representan un papel fundamental la participación de los adultos mayores, puede
para cubrir las necesidades de los residentes ayudar a identificar áreas de interés, priorizar-
y para aumentar su participación en la vida las y asegurar una apropiada implementación
colectiva (Fernández-Mayoralas et al., 2015). de las políticas.
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Cuadro 1
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE; www.ine.es) y de estimaciones
obtenidas a partir del modelo de simulación.
es superior en España que en Italia, Grecia o prevé una mayor escasez de familiares debido
Portugal (Zueras, 2014b; Zueras y Miret- a la creciente proporción de personas mayo-
Gamundi, 2013). No obstante, la conviven- res sin hijos, en especial mujeres, que se verán
cia con hijos en la vejez ha disminuido en las obligadas a vivir solas en las próximas décadas,
generaciones más recientes de mayores (Zueras, independientemente de sus preferencias resi-
2014a) y los hogares unipersonales de mayo- denciales (Reher y Requena, 2017). Pero la con-
res sin pareja han aumentado, en particular, vivencia es una función compleja de la densidad
entre los mayores de 75 años, debido en parte de la red de parentesco, ya que depende no solo
al mayor acceso a pensiones (Zueras y Miret- del número de hijos que alguien tiene, sino tam-
Gamundi, 2013), lo que favorece y facilita la bién cuenta la diferencia de edad entre padre o
preferencia por vivir de manera independiente madre e hijos (cuadro 1) y la situación familiar
(López Doblas, 2005). A pesar de ello, residir de estos últimos.
con hijos o familiares sigue siendo la preferencia Por lo demás, la mayor supervivencia
de los mayores españoles en caso de padecer femenina establece diferencias de sexo en las
una pérdida funcional que dificulte o imposi- formas de convivencia en la vejez, así como
bilite su independencia residencial (Fernández una diferente demanda de cuidados. Mientras
Carro, 2013). los hombres generalmente envejecen en pareja
y sus cónyuges se convierten en los principales
Estas pautas de convivencia presentan proveedores de cuidados en caso de dependen-
grandes diferencias entre regiones, países y en cia, las mujeres envejecen mayoritariamente
el tiempo, y es muy probable que sigan modifi- viudas (Delbès, Gaymu y Springer, 2006; Spijker,
cándose en el futuro. Dependen de las normas 2011) y, por tanto, más vulnerables y necesi-
sociales y de la disponibilidad de parientes en tadas del apoyo de otras personas externas al
vida, un aspecto que ha experimentado muchos núcleo conyugal (descendientes, hermanos,
cambios en las últimas décadas. Por ejemplo, se otros familiares u otras personas).
Cabrero, 2012). Aún así, Spijker y Zueras (2018) cohorte de nacimiento, y comparar las diferen-
mostraron que entre 2006 y 2013 las estrategias tes generaciones españolas nacidas a lo largo
de atención múltiple se volvieron más comu- del siglo XX6. Con el objetivo de identificar úni-
nes y que la atención se externalizó del domi- camente el impacto del cambio demográfico, el
nio doméstico de varias maneras. Por ejemplo, modelo se basa en condiciones de salud y de
entre las personas de 65 a 79 años de edad, relación con la actividad invariables para todas
creció la atención complementaria de múltiples las generaciones.
fuentes, así como la atención informal exclusiva-
mente de personas ajenas al hogar, sugiriendo De forma precisa, el modelo sigue un
que los cónyuges (generalmente los principales grupo de aproximadamente 10.000 personas
cuidadores en este grupo de edad) recibieron para distintas generaciones. La demanda de cui-
ayuda de los servicios sociales y otros trabaja- dados se estudia a partir de los 50 años hasta el
dores. Asimismo, la atención informal provista final de sus vidas. Se reconstruye la red de paren-
desde fuera del hogar y la atención formal, ya tesco de estos egos, limitándola a su cónyuge,
sea exclusiva o combinada, aumentaron entre la hijos, yernos, nueras y nietos en vida. En este
población más anciana. artículo, comparamos siete generaciones dis-
tintas, nacidas por intervalos de 10 años, entre
1908 y 1968. Los egos de estas siete generacio-
nes, así como su familia cercana, están expues-
4. DemoCare: un modelo para tos a riesgos de caer en estados de dependencia,
estimar la oferta y demanda en función del sexo, edad y nivel educativo, que
de cuidado informal y formal se corresponden con los niveles observados en
la Encuesta sobre Discapacidades, Autonomía
Personal y Situaciones de Dependencia de 2008
Para poder estudiar de manera amplia la (EDAD, 2008). Por ejemplo, en el gráfico 1 se
demanda y la oferta de cuidado para las per- observa que las mujeres, especialmente las de
sonas mayores en situación de dependencia nivel educativo más bajo, son más vulnerables a
en función de su red disponible de parientes, un grado elevado de dependencia que necesita
hemos desarrollado un modelo llamado Demo- de una atención a tiempo casi completo; en cam-
Care (Calduch et al., 2017). Utiliza dos técni- bio, las personas de mayor nivel educativo están
cas de simulación distintas: por una parte, una menos expuestas a este riesgo7. Se derivan de
microsimulación del parentesco a partir de los estas proporciones unas probabilidades de tran-
indicadores básicos del régimen demográfico de sición por edad entre la situación inicial de
una generación; por otra, un modelo de agen- buena salud hacia tres estados de dependencia
tes (Agent Based Modelling o ABM). El modelo de grado creciente. Estas probabilidades se uti-
simula la vida de individuos representativos de lizan en el modelo de simulación, tanto para los
una determinada generación (llamados “egos”) egos como para sus familiares, con el objetivo
y la de sus parientes cercanos, y los sigue hasta de determinar qué parte de nuestras poblacio-
su muerte. Cada año, estos agentes están some- nes virtuales demanda cuidados y en qué grado.
tidos a riesgos de entrar en estados de depen-
dencia más o menos agudos, a los que se asocia La misma lógica sirve para determinar si
una demanda de horas de cuidado. Específica- los egos y sus parientes trabajan, a partir de
mente, el modelo estima la demanda de cui-
dado de estos egos que podría ser satisfecha 6
El programa está construido en lenguaje Pascal
por su red de parientes cercanos (cónyuge, hijos para el modulo de reconstrucción de redes de parentesco
descrito en Devolder (2002, 2004). El modelo de agente,
e hijos políticos). En el caso de que no sea par- que consiste en estudiar la oferta y demanda de horas de
cial o totalmente posible, calcula la proporción cuidado a lo largo de la vida de los egos, utiliza el software
de esa demanda de cuidado que no podría ser NetLogo, entorno de programación especialmente diseñado
para el desarrollo de tipo ABM y la simulación de fenómenos
asumida por esos recursos familiares informa- naturales y sociales. En Calduch et al. (2017) se da una
les y que debería, por tanto, ser externalizada, descripción más detallada del modelo DemoCare pero en el
presumiblemente a la esfera formal. El modelo futuro ambos programas se pondrán a disposición de otros
permite estimar y proyectar la demanda de cui- investigadores para que se pueda aplicar a otros países que
dispongan de los datos necesarios para la simulación.
dado para las personas mayores en España y la 7
Tiene problemas para realizar dos o más actividades
distribución del cuidado de tipo formal (de pro- básicas de vida diaria (ABVD), como vestirse, andar por una
fesionales) o informal (por parte de familiares) habitación, bañarse o ducharse, comer, levantarse o acos-
según las características demográficas de cada tarse, usar el aseo/control de esfínteres.
Gráfico 1
0,7
Proporción que tiene dificultades para
0,6
0,5
0,4
realizar 2+ABVD
0,3
0,2
0,1
0,0
Nota: * Con dificultades para realizar dos o más actividades básicas de la vida diaria.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la encuesta EDAD 2008 (INE).
tablas de actividad que son función del sexo, la horas de cuidado en el modelo se obtiene a par-
edad, el nivel educativo y el nivel de dependen- tir de una estimación del número de horas de
cia. Estas tablas se obtienen también a partir de cuidado que necesitan los dependientes, infor-
la EDAD 2008; para estimar las probabilidades mación obtenida a partir de las horas de cui-
de transición de un estado de actividad a otro, dado recibidas según la encuesta.
usamos datos longitudinales de la Encuesta
de Población Activa (EPA) del INE. El cuadro 2 El modelo de simulación de agentes deter-
presenta un resumen de esta información. Se mina, en cada momento de la vida de los egos
observa que la actividad varía significativamente en situación de discapacidad y de dependencia,
por sexo y nivel educativo, como era de esperar, la cantidad de horas de cuidado que pueden
pero también que las personas dependientes recibir de sus familiares más cercanos que siguen
con un nivel educativo alto no reducen en el en vida, es decir, su pareja, sus hijos e hijos polí-
mismo grado su actividad, en comparación con ticos (a los que nos referiremos como hijos, por
las de nivel educativo bajo, lo que justifica tener extensión). Estos familiares podrán cuidar de
en cuenta este detalle en nuestra simulación. ego en la medida en que tengan horas libres,
que pueden ser limitadas por su trabajo y tam-
En el modelo de simulación se utiliza tam- bién por las necesidades del resto de familiares.
bién la información de la encuesta para deter- Por ejemplo, si ego tiene una pareja en buena
minar cuál es el número de horas que pueden salud y que no trabaja, esta podrá cuidar de ego
ofrecer los familiares a personas dependientes, es en la medida en que sus hijos no necesiten, a su
decir, la oferta de cuidado informal (cuadro 3). vez, horas de cuidado, sea por dependencia o
Este número es función principalmente de por su temprana edad. Por su parte, los hijos de
la edad del familiar, así como de su situación ego le podrán dedicar horas de cuidado, en la
de actividad y también de su propia situación de medida en la que sus propios hijos no necesiten
salud, concretamente de su nivel de discapaci- de su tiempo, de nuevo por su edad o por una
dad o dependencia. A su vez, la demanda de eventual situación de discapacidad. Es decir, los
Cuadro 2
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la encuesta EDAD 2008 (INE).
Cuadro 3
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la encuesta EDAD 2008 (INE).
egos podrán obtener horas de cuidado de sus ■ El cuidado de un ego con pareja estará
familiares en competencia con las necesidades realizado prioritariamente por esta, y los
de los otros miembros de la familia. El algo- hijos contribuirán solamente si la oferta
ritmo de reparto de las horas de cuidado dispo- de horas de la pareja es insuficiente para
nibles se basa en reglas sencillas, que se aplican cubrir la demanda.
de forma jerárquica para poder determinar la
cantidad de horas de cuidado que los miembros Dicho de otra manera, en caso de que
de la familia pueden ofrecer a los egos: una persona del grupo de referencia (los egos)
se encuentre en una situación de dependencia,
■ Los miembros de la fratría sin pareja se la oferta de horas de cuidados por parte de sus
ayudan entre ellos. familiares en buena salud será limitada por la
■ Los padres ayudan de forma preferente a situación de estos, primero por su nivel de acti-
sus hijos antes de ayudar a su pareja o vidad y estado de salud, que reduce su disponi-
a sus propios padres, en el caso de que la bilidad, pero también por la demanda de horas
fratría tenga una demanda neta positiva de cuidado de otros familiares.
de horas de cuidado.
■ Un hijo o una hija de ego ayudará antes
a su pareja, si esta lo necesita, que a sus
5. Los efectos del aumento
de la esperanza de vida sobre
padres.
el número de dependientes
■ Si ego y su pareja se encuentran los dos
en una situación de dependencia, las
horas de cuidado de sus hijos se repar- El modelo permite, en primer lugar, exa-
tirán de forma igualitaria entre los dos, minar los efectos del descenso de la mortalidad
concretamente, de forma proporcional a y del alargamiento de la vida sobre el número
la demanda de cada uno. de personas dependientes en la población. Para
Gráfico 2
20%
1968
1958
15%
1948
10%
5%
1938
1928 1918
1908
0%
50 60 70 80 90 100
Edad del ego
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.
esto, calculamos la probabilidad de encontrarse Las mayores diferencias se dan entre las
en un estado de dependencia en cada edad dos generaciones más recientes. Así, el nivel
exacta, a partir del nacimiento, para las siete de la misma probabilidad a los 85 años es del
generaciones simuladas (gráfico 2). Como los 13 por ciento para la generación de nacidos en
riesgos de caer en dependencia en cada inter- 1958, cuando la diferencia en la esperanza de
valo de edad son iguales para todas las gene- vida con la generación de 1968 es de un poco
raciones, el único factor diferencial reside en la más de siete años. Este gran aumento del peso
evolución de los niveles de mortalidad de gene- de los dependientes se debe a que el descenso de
ración a generación. Así, se observa a partir la mortalidad se produce para estas genera-
de estos datos que, para los nacidos en el año ciones esencialmente a edades avanzadas y,
1968, la probabilidad de estar en situación de de manera general, esto significa que, en la
dependencia al cumplir 85 años será del 22 por actualidad, el alargamiento de la vida provoca
ciento; es decir, 22 por ciento de los nacidos lle- un aumento mucho más que proporcional del
gan a esta edad y tienen una discapacidad que número total de dependientes, asumiendo
requiere de horas de cuidado por parte de otras constantes las condiciones de dependencia
personas. En cambio, para una persona de la observadas para 2008.
generación nacida en 1908, la misma probabili-
dad es del 2 por ciento. Por tanto, si el número
de nacidos de ambas generaciones fuese igual, 6. El déficit de la economía
la cifra de dependientes a los 85 años de la familiar
generación de 1968 sería diez veces superior a
la cifra de dependientes, a la misma edad, de
los nacidos en el año 1908. Esta diferencia se El principal tipo de resultados obteni-
explica por la más alta mortalidad de las perso- dos por nuestra simulación se refiere al equili-
nas nacidas a principios del siglo y, en este caso, brio entre la demanda de horas de cuidado por
porque la gran mayoría de ellas fallece antes de parte de personas dependientes y la oferta
alcanzar esta edad. por parte de sus familiares. El gráfico 3 presenta
Gráfico 3
85%
80% 1948
1968
75%
1928
70%
65%
1908
60%
55%
50%
50 60 70 80 90
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare (datos suavizados con una función
polinomial de grado 3).
Gráfico 4
50 60 70 80 90 50 60 70 80 90 50 60 70 80 90
Edad de ego Edad de ego Edad de ego
Cónyuge Hijos Formal Cónyuge Hijos Formal Cónyuge Hijos Formal
Nota: La variable representada es la proporción de la demanda de cuidado por parte de ego cubierta por su pareja
o por sus hijos (incluidos hijos políticos).
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.
de cubrir, en términos medios, la mitad de la mejor que la de las mujeres, como se puede
demanda de un ego dependiente a la edad de observar con los datos del gráfico 5. Cierta-
70 años. En comparación, para la generación mente, el efecto combinado de la mayor super-
de nacidos en 1908, la pareja cubría de media viviencia de las mujeres y de la mayor edad de los
el 23 por ciento de las necesidades de los hombres a la unión contribuye a que las esposas
dependientes a esta misma edad. Este aumento de los hombres dependientes asuman el papel
de la supervivencia de la pareja retrasa la edad principal en su cuidado hasta los 84 años, mien-
a la que los hijos son los cuidadores principa- tras, a la inversa, los esposos de mujeres depen-
les. Por ejemplo, para la generación de 1908 dientes son cuidadores principales solo hasta los
es a la edad de 60 años cuando la proporción 73 años de ellas. Sin embargo, en términos glo-
del cuidado asumido por los hijos sobrepasa bales, la situación de los hombres dependientes
la proporción del cuidado que corresponde a la es peor que la de las mujeres, al tener un mayor
pareja. Para la generación de nacidos en 1938, déficit que ellas de su demanda de cuidado a
la edad de cruce es de 65 años, y para la gene- lo largo de la vida, especialmente antes de los
ración de 1968, es a partir de 77 años cuando 60 años y después de los 90. Las razones son
los hijos dedican de media más horas de cui- múltiples. Antes de los 60 años faltan cuidado-
dado a los egos dependientes que la pareja de res para los dependientes masculinos, debido a
este. Por lo tanto, esta mayor supervivencia que sus esposas todavía trabajan, o bien porque
de las parejas es capaz de compensar los efec- una proporción más elevada de sus hijos son
tos del descenso de la fecundidad que explica todavía jóvenes y necesitan atención y horas de
la reducción de la proporción del cuidado pres-
cuidado por parte de la madre. Al revés, para
tado por los hijos que se observa en la genera-
los hombres dependientes mayores de 85 años,
ción de nacidos en 1968.
el déficit de cuidado informal respecto de las
mujeres a la misma edad se explica, de forma
paradójica, por la mayor superviviencia de sus
7.1. Cuidado informal para los esposas, que multiplica el riesgo de que los dos
hombres y para las mujeres sean dependientes y compitan por igual por las
horas de cuidado de sus hijos. La situación es
inversa y, por lo tanto, más favorable para las
Es interesante observar que la situación de mujeres dependientes, una gran parte de cuyos
los hombres dependientes no es globalmente cónyuges ha fallecido y, por tanto, la presencia
Gráfico 5
Mujeres Hombres
100% 100%
90% 90%
80% 80%
70% 70%
60% 60%
50% 50%
40% 40%
30% 30%
20% 20%
10% 10%
0% 0%
50 60 70 80 90 50 60 70 80 90
Edad de ego Edad de ego
Cónyuge Hijos Formal Cónyuge Hijos Formal
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.
de ellos no reduce el conjunto disponible de vida. Esta falta de horas de cuidado familiar se
horas de cuidado de los hijos de ambos. debe, en primer lugar, al hecho de que algu-
nos egos no han tenido hijos, y otros ni siquiera
cónyuge. Este factor explica por sí solo entre el
55 y el 65 por ciento del déficit global, depen-
7.2. Factores del déficit diendo de la edad de ego. El segundo factor en
importancia es el nivel de actividad laboral de
del cuidado informal la pareja o de los hijos, lo que explica alrededor
del 25 por ciento del déficit de horas cuando
ego tiene entre 50 y 60 años y, obviamente,
Como se ha observado con la compara- menos a edades superiores, por la salida de la
ción entre hombres y mujeres dependientes, la actividad de estos familiares. La situación de
oferta de cuidado informal depende de un con- dependencia de los familiares de ego también
junto complejo de factores. El gráfico 6 permite puede reducir la oferta de horas de cuidado
separar algunos de ellos y, sobre todo, calibrar directa e indirectamente, toda vez que compi-
su importancia respectiva. Los datos represen- ten con ego por el mismo conjunto disponible
tados muestran por qué una proporción impor- de horas de cuidado familiar. Este factor explica
tante de la demanda de cuidado no está cubierta en torno al 10 por ciento del déficit, y su peso es
por las familias. En concreto, para la generación mayor a medida que ego, y por ende sus fami-
de nacidos en 1968, el déficit se sitúa entre el liares, envejecen. Finalmente, los familiares de
25 y el 35 por ciento de la demanda total de ego susceptibles de cuidarle tienen obligaciones
cuidado desde los 50 años hasta el final de la hacia otros familiares, sobre todo, sus propios
Gráfico 6
Nota: La etiqueta “no parientes” significa que ego carece de parientes capaces de cuidarle (el caso habitual es que ego no
tiene hijos o bien no tiene ni hijos ni pareja). La etiqueta “dependencia” define la situación de dependencia de algunos
familiares de ego, que les impide cuidar de este y, además, reduce la oferta de cuidado por parte de otros familiares. La
etiqueta “trabajo” supone que la actividad de algunos parientes de ego reduce su oferta de cuidado. Finalmente, la eti-
queta “cuidado otros” indica que otros parientes de ego, principalmente los nietos, necesitan de cuidados, lo cual reduce
la oferta de los hijos de ego para cuidarle.
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del modelo de simulación DemoCare.
hijos cuando estos tienen menos de 16 años. diciones de salud (por ejemplo, jugando
Este factor reduce la oferta de horas de cuidado con factores de expansión o de compre-
para ego y explica en torno al 10 por ciento del sión de la morbilidad o el impacto de una
déficit de horas de cuidado informal. mejora global de la salud, o bien con el
calendario de entrada en la situación de
dependencia, etc.). Otro factor de cam-
bio que se podría introducir es el relativo
7.3. Limitaciones e interés a la actividad laboral, para poder tener en
cuenta, por ejemplo, la creciente partici-
del modelo de simulación pación femenina en las generaciones más
recientes, o bien el posible efecto de una
crisis y la incidencia del desempleo en la
¿Qué aporta este modelo respecto a una mayor disponibilidad de horas de cui-
encuesta? La modelización ABM es una pode- dado.
rosa técnica para comprender cómo la dinámica
de los sistemas biológicos, sociales y otros sis-
■ Además, nuestro modelo ABM no incluye
temas complejos surgen de las características y
interacciones complejas entre agentes; es
los comportamientos de los agentes que con-
decir, no considera que la oferta de horas
forman estos sistemas. Mientras las encuestas
de cuidado por parte de familiares podría
proporcionan una visión transversal, la mode-
depender de factores diferentes de los
lización permite ver cómo los cambios sociales
meramente cuantitativos. Por ejemplo, se
afectan a un fenómeno a largo plazo, tanto en
podría estudiar el efecto de la influencia
el tiempo como siguiendo las generaciones.
de los pares, a partir de la hipótesis según
Otro valor específico de nuestro modelo res-
la cual la disposición a ayudar depende de
pecto a una encuesta o un censo reside en que
que se cuente con amigos que cuidan a
las encuestas y los censos permiten el estudio de
padres mayores, ya que la red social más
la demanda de cuidado, de tipo informal o for-
allá de la familia directa no entra en el
mal, pero no la estimación de la oferta poten-
modelo. Este tampoco tiene en cuenta
cial de cuidado infomal, al considerar solamente
efectos de retroacción, que, en el contexto
a las personas que corresiden con la persona
del modelo, serían los efectos de las situa-
dependiente o a los cuidadores activos.
ciones de dependencia sobre los compor-
tamientos demográficos. Así, el hecho de
El modelo se apoya en fuentes de con-
tener padres dependientes puede condi-
fianza, obtenidas a partir de estimaciones
cionar el comportamiento de los hijos a la
demográficas derivadas de datos del INE, la
hora de buscar cónyuge o tener hijos. Del
encuesta EDAD 2008 y la EPA, lo que permite
mismo modo, tener parientes dependien-
recrear el universo lo más cercano a la realidad
tes puede alterar la actividad del cuidador
posible. El objetivo del modelo en su versión
potencial.
actual es estimar el impacto del cambio demo-
gráfico en la evolución de la dependencia y de
la demanda potencial de cuidado formal, y, ■ Otros factores relevantes que el modelo
por ello, las condiciones laborales y de salud se no considera y que podrían afectar a los
mantienen estables para todas las generaciones, resultados son:
según lo observado en los datos referenciados
para 2008. • El efecto del divorcio y la separación,
aunque creemos que el incremento
A pesar de su potencial aplicabilidad para de las tasas de divorcio desde que fue
la política social y de salud, el modelo también legalizado en 1981 solo condicionaría
presenta limitaciones que exponemos a conti- en un grado importante la disponibili-
nuación. dad de pareja corresidente en la vejez
en las generaciones nacidas a partir de
■ En primer lugar, es todavía relativamente los años setenta del pasado siglo, pero
simple. De momento solo tiene en cuenta sí tendría un efecto sobre la potencial-
el cambio demográfico entre generacio- mente menor disponibilidad de tiempo
nes. Una ampliación posible consistiría en para el cuidado por parte de hijos
formular hipótesis de cambio en las con- divorciados con menores a su cargo.
contribuyente entre el año 2000 y 2050, debido “Application of the Overview, Design concepts
a la mayor demanda de atención social y a la and Details (ODD) Protocol to describe the
reducción en la oferta de asistencia informal. DEMOCARE Agent Based Model”, Papers de
Demografia, 456.
El siguiente paso en el desarrollo de nues-
tro modelo consistirá en la inclusión de algunos Clarke, L. (1995), “Family care and
escenarios de cambio en las variables de acti- changing family structure: bad news for the
vidad económica y de dependencia que plan- elderly”, The future of family care for older
teen situaciones más realistas y permitan probar people:19-49.
hipótesis del tipo “¿qué pasaría si…?”. En par-
ticular, nos interesa analizar el impacto de los Correa, M., y J. D. D. Jiménez-Aguilera
cambios en salud de la población. Por ejemplo, (2016), “Sombras y sombras en la aplicación de
¿qué pasaría si se produjera una mejora del la ley de dependencia”, Gaceta Sanitaria, 30 (1):
2 por ciento, 5 por ciento o 10 por ciento en 77-80.
la prevalencia de todos los tipos de dependen-
cia? ¿O qué pasaría si se retrasara dos años la De Jong Gierveld, J.; de Valk, H., y M.
entrada en los estados de dependencia? Blommesteijn (2001), “Living arrangements of
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Gráfico 1 Gráfico 2
Croacia
Finlandia Portugal
Estonia Italia
Noruega Lituania
Dinamarca Rumanía
Alemania Grecia
Suiza Hungría
Holada
Holanda Malta
Austria España
Sueci
Suecia Reino Unido
Latvia Bulgaria
Liechtenstein Polonia
Bélgica Suecia
Francia Latvia
Luxemburgo Dinamarca
Eslovenia Eslovaquia
República Checa Estonia
Hungría
Francia
Lituania
Alemania
Alemancia
Islandia
República Checa
Italia
Eslovenia
Bulgaria
Croacia Bélgica
Reino Unido Austria
Rumanía Irlanda
Grecia Suiza
Eslovquia
Eslovaquia Finlandia
Polonia Chipre
Irlanda Noruega
España Islandia
Malta Holanda
Portugal Liechtenstein
Chipre Luxemburgo
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Gráfico 3
Dinamarca
Estonia
Finlandia
Noruega
Hungría
Lituania
Suecia
Holanda
Reino Unido
Francia
Suiza
República Checa
Austria
Latvia
Bégica
Liechtenstein
Alemania
Islandia
Eslovenia
Bulgaria
Italia
Luxemburgo
Rumanía
Irlanda
Eslovaquia
Polonia
Croacia
Grecia
Malta
España
Portugal
Chipre
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Cuadro 1
Fuente: INE (Censos de Población Española, 1970, 1981, 1991, 2001 y 2011).
Los hogares unipersonales han impulsado años, en 2011, se habían duplicado hasta alcan-
el crecimiento del número total de hogares, zar 1.709.105. Si bien el peso de los hogares
pasando del 7,47 por ciento de las unida- unipersonales de personas mayores de 65 años
des residenciales en 1970, en las cuales resi- sobre el total de hogares de una sola persona
dían 660.353 personas (el 1,94 por ciento de ha disminuido, pasando del 54,93 por ciento de
la población) al 23,19 por ciento (uno de cada 1991 al 40,76 por ciento de 2011 (mostrando
cuatro) en 2011, en las cuales vivían 4.193.319 la diversificación etaria de la residencia en soli-
individuos, el 9 por ciento de la población. En tario), su peso respecto a la población de 65 o
los últimos veinte años (1991-2011), la pobla- más años ha aumentado del 16,18 por ciento
ción residente en hogares unipersonales se ha de 1991 al 21,45 por ciento (uno de cada cinco)
multiplicado por 2,6. El incremento ha sido en el año 2011. Esta proporción difiere según
más elevado durante el decenio 1991-2001 que se trate de hombres o mujeres; mientras que
durante el posterior (2001-2011); la llegada en 2011 solo el 12,58 por ciento de hombres
de una gran corriente inmigratoria internacio- mayores vivían solos (429.695 varones), el peso
nal y el estallido de la crisis económica pudie- de las mujeres mayores de 65 años que resi-
ron haber frenado el crecimiento de hogares de dían en solitario alcanzaba el 28,31 por ciento
tamaño pequeño (número de miembros). (1.279.410).
Cuadro 2
Fuente: INE (Censos de Población Española, 1970, 1981, 1991, 2001 y 2011).
Gráfico 4
Gráfico 5
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100
Gráfico 6 Gráfico 7
100% 100%
90% 90%
80% 80%
70% 70%
60% 60%
50% 50%
40% 40%
30% 30%
20% 20%
10% 10%
0% 0%
60 65 70 75 80 82 90 95 100 60 65 70 75 80 85 90 95 100
Unipersonales Sin núcleo Unipersonales Sin núcleo
Parejas sin hijos Parejas con hijos Parejas sin hijos Parejas con hijos
Monoparentales Extensos + Múltiples Monoparentales Extensos + Múltiples
sonales; algo más de un tercio de la población ciento). Sin embargo, entre las mujeres mayores
femenina (más del 35 por ciento) reside en este la opción de residir en solitario alcanza el 28,31
tipo de hogar, poniendo de manifiesto que la por ciento respecto a las féminas de su franja
esperanza de vida es favorable a las mujeres de edad, solo por detrás de las que viven con su
puesto que mayoritariamente se trata de muje- pareja (31,16 por ciento), y a gran distancia del
res viudas. Por último, en la etapa final de la resto de tipos de hogar.
vida, cuatro de cada diez mujeres residen en
hogares extensos o múltiples mostrando la Vivir solo o sola se ha convertido en una
reagrupación a la que anteriormente se hacía opción residencial más, también al final de la
referencia. vida, y se prevé que continuará aumentando en
un futuro próximo a pesar de la intensidad de
Tal y como se ha reseñado (cuadro 2), los
los vínculos, redes y relaciones familiares que
hogares unipersonales de mayores de 65 años
configuran el modelo familiar del sur de Europa.
en el año 2011 son 1.709.175, suponen el
(López Doblas, 2018)
40,76 por ciento del total de residencias de una
sola persona y el 21,54 por ciento de la pobla-
ción española mayor de 65 años.
Gráfico 8
96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
2,50 2,00 1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50
Gráfico 9
96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
2,50 2,00 1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50
Gráfico 10
96
91
86
81
76
71
66
61
56
51
46
41
36
31
26
21
16
2,50 2,00 1,50 1,00 0,50 0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50
En el caso de los hombres solteros, la pro- más evidente entre las personas viudas, tanto
pensión a vivir solos es casi idéntica a la de las en hombres como en mujeres, y logra alcanzar
mujeres solteras (gráficos 11 y 12). La diferencia porcentajes en torno al 50 por ciento en las eda-
radica en que la residencia en solitario de las des de 85 a 89 años en 2011, mientras que se
mujeres se prolonga hasta edades más avan- hallaba por debajo del 25 por ciento en 1991.
zadas. Los hombres divorciados muestran una La extensión de la residencia en un hogar uni-
proporción ligeramente más alta que la de las personal hasta edades más avanzadas se repite
mujeres (gráficos 15 y 16), especialmente en entre la población soltera, aunque, a diferen-
edades más jóvenes -en las cuales predomina cia de las personas viudas, sus proporciones en
la monoparentalidad femenina-, pero esta dife- las edades más elevadas son algo inferiores, el
rencia disminuye rápidamente y, según los datos 40 por ciento entre los 85 y 89 años de edad.
del Censo de 2011, la proporción de mujeres Del mismo modo, se incrementa la residencia
divorciadas que viven solas es muy similar a la en solitario entre la población divorciada desde
de los hombres. Esta semejanza se repite de proporciones escasas en 1991 hasta porcentajes
nuevo en la población viuda (gráficos 13 y 14). elevados en 2011, tanto en hombres como en
Los hombres viudos tienden a vivir solos con la
mujeres, con valores superiores al 50 por ciento
misma intensidad que las mujeres viudas.
en edades desde los 65 hasta los 84 años de
edad, para disminuir en edades más avanzadas.
La evolución entre 1991 y 2011 de los
hogares de solitarios según edades y estado civil
La residencia en un hogar unipersonal
pone de manifiesto, además, un gran aumento
en todas las edades tanto en la soltería, como en formado por hombres o mujeres solteros, viu-
la divorcialidad y viudedad. El cambio más sig- dos o divorciados, ha alcanzado proporciones
nificativo se da entre 1991 y 2001, y en menor muy elevadas entre los mayores de 65 años, por
intensidad, entre 2001 y 2011. encima del 50 por ciento, hasta edades muy
avanzadas en las que la residencia en solitario
La evolución también revela una prolon- disminuye al compás de la pérdida de autono-
gación hasta edades cada vez más avanzadas de mía y de la dificultad creciente de independen-
la residencia en solitario. Esta mayor duración es cia residencial.
Gráfico 11
Proporciones de varones solteros que viven solos (España, 1991, 2001 y 2011)
60
50
40
30
20
10
0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
1991 hombre soltero 2001 hombre soltero 2011 hombre soltero
Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.
Gráfico 12
Proporciones de mujeres solteras que viven solas (España, 1991, 2001 y 2011)
60
50
40
30
20
10
0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.
Gráfico 13
Proporciones de varones viudos que viven solos (España, 1991, 2001 y 2011)
60
50
40
30
20
10
0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.
Gráfico 14
Proporciones de mujeres viudas que viven solas (España, 1991, 2001 y 2011)
60
50
40
30
20
10
0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
1991 mujer viuda 2001 mujer viuda 2011 mujer viuda
Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.
Gráfico 15
50
40
30
20
10
0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.
Gráfico 16
60
50
40
30
20
10
0
50 55 60 65 70 75 80 85 90 ó más
Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011). Elaboración propia.
Cuadro 3
Cuadro 4
Gráfico 17
45
40
35
30
Porcentaje
25
20
15
10
5
0
TOTAL
De 50.001 a 100.000
Menos de 101
Más de 500.000
De 100.001 a 500.000
De 5.001 a 10.000
De 10.001 a 20.000
De 20.001 a 50.000
De 1.001 a 2.000
De 2.001 a 5.000
De 501 a 1.000
De 101 a 500
Fuente: INE (Censos de Población Española de 1991, 2001 y 2011) y elaboración propia.
rurales y en las áreas urbanas, como se aprecia (gráfico 18), se observan grandes diferencias
en la forma de U del gráfico. En los municipios entre hombres y mujeres. La proporción de
menores de 100 habitantes, los hogares uni- mujeres mayores que viven solas sobre su franja
personales representan el 37,38 por ciento del de edad es superior a la de los hombres en
total, y en los de 100 a 500 habitantes, el 30,34 todos los tipos de municipios. La diferencia
por ciento; la proporción va descendiendo a entre ambos es menor en los municipios rurales
medida que aumenta el tamaño de la pobla- más pequeños de 2.000 habitantes, y a medida
ción, y es a partir de los municipios urbanos de que aumenta el tamaño del municipio, dismi-
más de 20.000 habitantes, cuando empieza a nuye el peso de los varones, a la vez que crece
ascender, representando un valor elevado en las el de las mayores solitarias, especialmente en las
ciudades de más de 500.000 habitantes, donde áreas urbanas, donde la proporción se acerca
alcanza el 27,76 por ciento. Estas diferencias al 30 por ciento y supera el 33,60 por ciento en las
están condicionadas, en gran medida, por la ciudades de más de 500.000 habitantes.
estructura por edad de la población. Las perso-
nas que viven solas están más representadas en Así pues, que una de cada tres mujeres
los municipios más pequeños y en las grandes mayores de 65 años viva sola en una ciudad de
capitales por el peso del envejecimiento, pero más de 500.00 habitantes, pone de manifiesto
el crecimiento de los hogares unipersonales en que la residencia en solitario es un tema funda-
las grandes áreas urbanas es también reflejo mentalmente femenino y urbano. Si se tiene en
de las transformaciones familiares, sociales cuenta la antigüedad del parque de viviendas
y económicas. Este tipo de hogares, cuando de estas ciudades españolas -que afecta direc-
corresponden a adultos-jóvenes, se sitúan en la tamente a las condiciones de mantenimiento y
vanguardia de las nuevas formas de vida urbana accesibilidad de las mismas- y las redes comu-
(Hall y Odgen, 2003). nitarias normalmente más débiles en municipios
muy populosos, la situación de las personas
Cuando se analiza el peso de la población que viven solas en las grandes ciudades puede
mayor que vive sola respecto al total de mayo- conllevar una vulnerabilidad mayor que la que
res de 65 años, según tamaño del municipio encontramos en áreas intermedias o rurales.
Gráfico 18
25
20
15
10
5
0
TOTAL
De 50.001 a 100.000
Menos de 101
Más de 500.000
De 100.001 a 500.000
De 5.001 a 10.000
De 10.001 a 20.000
De 20.001 a 50.000
De 1.001 a 2.000
De 2.001 a 5.000
De 501 a 1.000
De 101 a 500
de derecho o hecho, que inciden en una mayor tipo de unidades residenciales. El nivel de ins-
probabilidad de residir en solitario en la vejez, o trucción de los solitarios es menor que el del
el impacto de los movimientos migratorios en la resto de población mayor, sobre todo entre
distribución territorial. los hombres, y esto los podría situar en una
situación de mayor vulnerabilidad. El régimen
Hombres y mujeres siguen pautas residen- de tenencia mayoritario entre los mayores que
ciales distintas a lo largo del curso de vida, dife- viven solos es la propiedad, pero con un parque
rencias que persisten en la vejez. La población de viviendas más antiguo, lo que podría impli-
masculina reside mayoritamente, a partir de car peores condiciones residenciales.
los 65 años con su pareja o cónyuge, sin hijos
(pudiendo reflejar una situación de “nido vacío” Los hombres solitarios mayores están más
tras la emancipación domiciliar de la prole); a presentes en los municipios rurales menores de
partir de los 90-95 años la forma de residencia 2.000 habitantes, pero son las mujeres mayores
mayoritaria de los varones es el hogar extenso y que viven solas las que van ganando importan-
múltiple (pudiendo resultar de una “reagrupa- cia en las áreas intermedias y urbanas; una de
ción familiar” cuando la pérdida de autonomía cada tres mujeres mayor de 65 años vive sola
a edad avanzada es evidente). Entre las mujeres en las ciudades de más de 500.000 habitantes,
de 60 a 80 años, la forma mayoritaria de resi- mostrando que la residencia en solitario de los
dencia es el hogar de pareja sin hijos (como en mayores es un tema fundamentalmente feme-
el caso de los varones puede mostrar una situa- nino y urbano.
ción de “nido vacío”), pero, a partir de los 75-80 y
hasta los 90-95 años, la forma mayoritaria es el
hogar unipersonal (de resultas de la viudedad,
una situación más probable por la esperanza Bibliografía
de vida favorable a las mujeres). Por último, en
la etapa final de la vida, la población femenina
reside en hogares extensos o múltiples. Abellán, A., y C. Esparza (2010),
“Solidaridad, Familia y Dependencia entre las
Los resultados anteriores podrían llevar personas mayores”, Informe Portal Mayores, 99.
a concluir que las mujeres mayores viven solas
porque se han quedado solas (viudas, separa- Ayuso, L. (2015), “Los cambios en la
das o solteras). Sin embargo, cuando se ana- cultura familiar” en Torres A lbero, C. (ed.),
liza la propensión a residir solo o sola según el España 2015. Situación Social. Madrid: CIS:
estado civil y el género se observa gran similitud 293-301.
entre hombres y mujeres, con algunas diferen-
cias que vienen determinadas por la edad. En el Beck-Gernsheim, E. (2003), La reinvención
caso de los solteros, la propensión a vivir solos de la família: en busca de nuevas formas de
es idéntica a la de las mujeres solteras, con la convivencia, Barcelona: Paidós.
salvedad de que estas prolongan la indepen- Bonvalet, C.; Bringé, A., y C. Imbert (2016),
dencia residencial hasta edades más avanzadas. “Urban dynamics and residential trajectories in
Los hombres separados y divorciados tienen una Paris” Portuguese Journal of Social Science, 15
propensión ligeramente mayor a vivir en solita- (1): 25-46.
rio, pero esta diferencia disminuye rápidamente
a medida que avanza la edad y se asimila a la de Castro, T., y T. Martín-García (2013),
las mujeres. Esta pauta se repite de nuevo con “Fecundidad bajo mínimos en España: pocos
la población viuda, entre la cual la duración de la hijos, a edades tardías y por debajo de las
residencia en solitario se prolonga hacia edades aspiraciones reproductivas” en G. Sping Andersen
más avanzadas y aumenta durante el período (coord.), El déficit de la natalidad en Europa: la
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El peso del envejecimiento determina las
características de la población mayor que reside Chandler, J.; Williams, M.; Maconachie, M.;
en solitario, así como las de sus viviendas, aun- Collet, T., y B. Dodgeon (2004), “Living alone: Its
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cipios del siglo XX; desde entonces ha descen- duración pasó de 46.000 en 1975 a 181.000 en
dido, si bien, todavía en 1950, el 15 por ciento 2016. El número de parejas que se mantuvie-
de las personas mayores (>65 años) eran sol- ron unidas 65 o más años ascendió de 402 en
teras, y solo el 46 por ciento estaban casadas. 1975 a 7.624 en 2016 (Lennartsson, Sundström
y Wikström, 2017).
En esa época, la soltería era más común
entre las mujeres (más hombres que muje- Estos cambios pueden describirse tam-
res habían emigrado medio siglo antes), pero bién mediante la proporción remanente de
hoy el patrón ha cambiado; en 2017, un 9 por matrimonios contraídos 50 años atrás, que
ciento de mujeres y un 13 por ciento de hom- era del 22 por ciento en 1975, del 31 por
bres (11 por ciento, en total) estaban solteros ciento en 2000, y del 37 por ciento en 2016.
(frente a un 52 por ciento de personas casadas). Es cierto que los divorcios han aumentado
Cabe apuntar que los hombres –y en menor entre las personas mayores –mientras que
medida las mujeres– que permanecen solteros disminuyen entre los matrimonios jóvenes–,
pertenecen con más probabilidad a grupos des- pero la cifra partía de un punto muy bajo,
favorecidos, con rentas bajas y problemas socia- como puede constatarse igualmente en
les (Boschini y Sundström, 2018). España. El matrimonio será un sacramento,
pero es asimismo un experimento. Como tal,
En 1950, solo en torno al 1 por ciento de resulta sorprendentemente logrado, en oca-
las personas mayores vivía en pareja sin haberse siones más que los experimentos políticos.
casado, pero los patrones de pareja han cam- De hecho, es teóricamente posible encon-
biado drásticamente, también entre las personas trar matrimonios contraídos en la época
mayores. Como se apuntaba, hoy día hay más del golpe de Estado bolchevique de 1917
personas casadas –habitualmente en primeras que hayan sobrevivido al Estado soviético e
nupcias (nueve de cada diez matrimonios)–, incluso hayan sido felices a lo largo de su
pero de modo creciente en segundas o sucesi- relación.
vas nupcias, o que viven en pareja sin haberse
casado. Este último grupo representa en torno Si nos ceñimos al grupo de edad de
al 10 por ciento de las personas en pareja. Las 65-75 años, vemos que aumenta el porcentaje
segundas nupcias eran de hecho más comunes de quienes viven en relación de pareja, el 62 por
en el siglo XIX, en el que suponían dos tercios ciento en 1990, el 67 por ciento en 2000 y el
de las personas mayores casadas, lo cual remite 71 por ciento en 2010; de esta última cifra,
a un tiempo en que los matrimonios solían ser el 63 por ciento corresponde a parejas casa-
de corta duración, debido a que la gente se das, y el 8 por ciento, a parejas de hecho.
casaba tarde, a las diferencias de edad entre los
cónyuges y a una mortalidad mucho mayor. En La mayoría afirma haber tenido una sola
el año 1900, los matrimonios duraban 23 años relación de pareja (de más de seis meses de
de media, hasta la muerte de uno de los cónyu- duración), se hayan casado o no. El porcentaje
ges, como sigue siendo el caso en seis de cada de personas mayores que han tenido dos o más
diez matrimonios. En la actualidad, el prome- relaciones ha pasado del 3 por ciento en 1990
dio de duración es de 49-50 años. En la década al 7 por ciento en 2000, y al 11 por ciento en
de 1920, la media de edad aproximada de las 2010. El 2 por ciento contaba con tres o más
mujeres al contraer matrimonio era de 27 años, relaciones de pareja a sus espaldas en 20101.
y la de los hombres, de 29.
A esto cabría añadir que entre el 5 y el
A pesar de que las actuales estadísti- 7 por ciento tenía una pareja sentimental con
cas matrimoniales proporcionan información la que no convivía (circunstancia denominada
incompleta sobre la conyugalidad de la pobla- LAT, siglas en inglés de Living Apart Together).
ción, resultan útiles para examinar la de los En una encuesta reciente, el 58 por ciento de
mayores. En contra de la creencia generalizada, las personas mayores estaban casadas, el 13 por
los matrimonios nunca duraron tanto. Si, en ciento convivía en pareja, y el 3 por ciento vivía
1975, 8.000 parejas suecas pudieron celebrar en régimen LAT (AMF, 2017).
sus bodas de oro, la cifra ascendió a 17.000 en
el año 2000, y hasta 22.000 en 2016. El número 1
Comunicación personal de Carin Lennartsson
total de matrimonios de más de 50 años de (Karolinska Institutet [Solna, Suecia],The Level-of-Living Survey).
Esta tendencia podía ya inferirse de los de cuidados”, que suelen considerarse integra-
datos contenidos en la encuesta “Estadísticas de dos por mujeres de mediana edad (p. ej., AARP,
Suecia de 1984-1985”. A los 50 años de edad, 2013). Sin embargo, este enfoque macro no
hasta un 12 por ciento de los hombres nacidos toma en consideración a los individuos y sus
en el segundo decenio del siglo XX no había familias. El cuadro 1 muestra la disponibilidad
vivido nunca en pareja, y solo el 1 por ciento de parejas e hijos, que son los principales pro-
vivía con una segunda pareja. Entre las muje- veedores de cuidados en todas partes (y cuando
res, los porcentajes eran del 8 y el 1 por ciento, estos no existen o no están disponibles, intervie-
respectivamente. Asimismo, el 22 por ciento de nen a menudo hermanas y hermanos, sobrinas
los hombres y el 19 por ciento de las mujeres y sobrinos, entre otros familiares).
carecían de descendencia. Entre los hombres
nacidos en la década de 1930, el porcentaje Una proporción creciente de las personas
de quienes no habían vivido nunca en pareja mayores en Suecia dispone de pareja e hijos, los
había descendido hasta el 9 por ciento, y hasta miembros más importantes de la familia. Cada
el 4 por ciento entre las mujeres. El 5 y el 4 por vez son menos los que carecen de ambos v ínculos
ciento, respectivamente, tenían una segunda a un tiempo, dato relevante porque son tradi-
relación de pareja, mientras que los porcentajes cionalmente beneficiarios prioritarios de los pro-
respectivos de hombres y mujeres sin descen- gramas de ayuda a los desfavorecidos, y están
dencia se situaban en el 16 y 12 por ciento (SCB, notablemente sobrerrepresentados en los pro-
1992 [apéndice, tabla 5.7]). gramas contemporáneos de bienestar social.
Todo lo anterior refleja cambios de orien- Sin entrar en detalles, los datos ilustran
tación vital y nuevos estilos de vida. Las personas los efectos de la reducción de las tasas de mor-
mayores viven cada vez más como las jóvenes, si talidad a todas las edades, pero también otras
bien, desde una perspectiva histórica, las trans- tendencias. Como ya se mencionó, la elevada
formaciones han sido graduales. cantidad de personas sin hijos en Suecia en
1985 refleja las altísimas tasas de soltería en las
cohortes de adultos a principios del siglo XX. El
aumento del número de hijos a disposición de
2. La pareja y el entorno familiar los mayores a partir de 1985 supuso un cam-
bio drástico. Por lo general, estas transformacio-
nes pasan desapercibidas entre la gente que las
Los indicadores macrodemográficos tra- experimenta, pero también entre quienes hacen
dicionales predicen un futuro sombrío, debido fatídicas predicciones acerca de la disponibili-
a la contracción de los “grupos proveedores dad futura de cuidadores.
Cuadro 1
1954** 46 78 41 17 1.064
1985*** 51 69 43 23 1.389.215
2015*** 60 88 56 8 1.704.080
Se han analizado también las diversas com- Suecia ha disminuido (habiéndose además esta-
binaciones de pareja-hijos-hermanos-padres: el bilizado entre las personas de mediana edad).
3-4 por ciento de las personas mayores suecas Tras aumentar del 27 por ciento en 1954 al
carece de todos estos vínculos, mientras que el 40 por ciento en la década de 1980, disminuyó
mismo porcentaje dispone de todos ellos. Cen- hasta cerca del 34 por ciento en 2017. Los hijos
trándonos en los tres primeros vínculos (pareja, y otros familiares –por ejemplo, los hermanos–
hijos y hermanos) el 42 por ciento de los mayo- no viven ya en el hogar familiar, pero, como se
res contaba con ellos en 2015. Otros vínculos aprecia en el cuadro 4, un mayor número de
familiares pueden ser también importantes en la personas mayores suecas convive hoy día en
vejez, así como en etapas previas de la vida. A pareja. El pico porcentual de vida en soli-
menudo, los investigadores pasan por alto a los tario alcanzado en los decenios de 1970 y
hermanos, con los que, sin embargo, contaba el 1980 refleja las características demográficas
67 por ciento de las personas mayores suecas en de la época, cuando abundaban las personas
2015. Por lo demás, los progenitores del 6 por mayores que no se habían casado ni habían
ciento de las personas mayores aún vivían. tenido hijos.
Cuadro 2
Año Con padres vivos % Vivos y próximos* % Con padres vivos % Vivos y próximos* %
1984* 40 15 - -
2015 66 35 6 3
Nota: *En 1984, hasta 15 Km, si la distancia se amplía hasta 50 Km, la proporción se eleva al 20 por ciento. En 2015,
la proporción se refiere a residencia en el mismo municipio.
Fuentes: Socialstyrelsen (2004) y Sundström (2018).
Cuadro 3
1985 51 46 29 32 1.389.215
2015 60 58 37 18 1.704.080
Nota: Hasta 15 Km de distancia, incluyendo hijos corresidentes: 27 por ciento de los >67 en 1954, 9 por ciento en
1975 y alrededor del 2 por ciento en 2002-2003.
Fuentes: Socialstyrelsen (2004) y Sundström (2018).
Cuadro 4
1954 27 30
1975 40 51
2002 40 57
2015 34 c. 59
Fuentes: 1954: SOU (1956); 1975: SOU (1977); 2002: Socialstyrelsen (2004); 2015: Sundström (2018).
(Socialstyrelsen, 2006). Menos del 1 por ciento resultados obtenidos en los estudios sobre per-
de los suecos de mediana edad tienen padres sonas mayores en Finlandia, Noruega y Suecia a
todavía vivos, pero no pareja, hijos o hermanos principios del decenio de 1950, en el barrio lon-
con quienes compartir la responsabilidad de sus dinense de Benthal Green en los años cincuenta
cuidados (Sundström, 2018). (Townsend, 1963), en Gran Bretaña, Dinamarca
y los Estados Unidos en 1962 (Shanas et al.,
Los vínculos familiares son hoy tan aprove-
chables para las personas mayores suecas como 1968), en un estudio francés de la década de
lo eran en 1954, cuando más de la mitad vivía 1970 (Roussel, 1976) y, más recientemente, los
en zonas rurales. A pesar de la rapidísima urba- datos disponibles. Lo que ha cambiado entre las
nización sobrevenida, los vínculos se mantuvie- personas mayores es la capacidad creciente de
ron, e incluso se ampliaron, lo cual confirma los apoyarse en sus parejas.
cien, tienen una madre de edad avanzada y future declines in the availability of family
la misma inclinación a cuidar de su madre que la caregivers, Washington, American Association
cohorte precedente, el aumento resultante de of Retired Persons.
la provisión de cuidados no significa necesaria-
mente que las familias estén, en general, some- AMF –Arbetsmarknadsförsäkringar (Labour
tidas a una “intensa presión”. Por supuesto, market insurances)– (2017), Jul 2017 / Christmas
puede significar que más mujeres (y algunos 2017 (www.amf.se).
hombres) hallan dificultades para conciliar las
obligaciones laborales y familiares, si bien en Boschini, A., y M. Sundström (2018),
entrevistas retrospectivas a suecos de 65 años “Det ojämlika faderskapet” [“The unequal
se ha constatado que solo una reducida minoría fatherhood”], Ekonomisk Debatt, 4: 33-42.
de quienes ya eran anteriormente proveedo-
res de cuidados ha pasado por tales dificultades, Gaymu, J.; Festy, P.; Poulain, M., y G. Beets
y que tampoco son comunes entre los actuales (2008), Future elderly living conditions in
proveedores (Socialstyrelsen, 2006 y 2012).
Europe, París, INED.
Los vínculos familiares son hoy más
Jegermalm, M., y G. Sundström (2015),
amplios y posiblemente también más importan-
tes para el bienestar de jóvenes y mayores que “Stereotypes about caregiving and lessons from
en el pasado reciente. Nuestros datos demo- the Swedish panorama of care”, European
gráficos indican la creciente disponibilidad Journal of Social Work, 18 (2): 185-197.
de vínculos familiares, mientras que los datos de
encuesta muestran la importancia de los cuida- Lennartsson, C.; Sundström, G., y P. Wikström
dos intrageneracionales entre personas mayo- (2017), “De äktenskapliga långkörarna” [“The
res, como también intergeneracionales, entre long-lived marriages”], Välfärd 4/2017: 18-19.
jóvenes y mayores.
R oussel , L. (1976), La famille après le
Las personas mayores suelen considerarse mariage des enfants. Étude de relations entre
frágiles y demasiado a menudo se las percibe générations, París, INED.
como receptoras principales de cuidados fami-
liares y servicios públicos, siendo infrecuente el SCB (1992), Familj i förändring [Family
reconocimiento de su contribución al cuidado. in change] (Levnadsförhållanden Rapport, 71),
Pero la dicotomía entre proveedores y recepto- Estocolmo, The Central Bureau of Statistics.
res puede desmoronarse por completo, como
en las parejas en que ambos miembros pade- Shanas, E. et al. (1968), Old people in
cen dependencias y, sin embargo, se las arre- three industrial societies, Londres, Routledge &
glan para vivir juntos de manera independiente Kegan Paul.
gracias a la ayuda mutua (Torgé, 2014). Se trata
de un auténtico desafío a los estereotipos según S ocialstyrelsen (2004), Framtidens
los cuales las personas mayores son receptoras anhörigomsorg. Kommer de anhöriga kunna,
netas de ayuda y cuidados, o bien exclusiva- vilja, orka ställa upp för de äldre i framtiden?
mente proveedoras de ellos. [Family care in the future. Will families be able
and willing to care for older persons in the
future?], Estocolmo, The National Board of
Bibliografía Health and Welfare (mimeo).
Esta manera de abordar y modelizar las a lo largo de las últimas décadas que el ciclo
relaciones de clase es especialmente útil para de los partidos que han ido pasando por el
entender los cambios políticos y electorales en gobierno ha estado condicionado, entre otras
curso, toda vez que la configuración del Estado cosas, por cambios en su perfil sociodemo-
de bienestar en el caso español representa un gráfico, de manera que si bien la llegada al
caso genuino de apuesta por el gasto social gobierno ha contado con el apoyo, más o
consuntivo (pensiones, protección al desem- menos entusiasta, de los sectores más jóvenes
pleo, etc.) frente al gasto en inversión social de la población, estos han sido progresiva-
(educación, I+D, políticas activas de empleo, mente reemplazados por electores más viejos
etcétera.), lo que agudiza el sesgo redistribu- a medida que su gestión se hacía más previsi-
tivo a favor de la tercera edad característico del ble y rutinaria.
modelo mediterráneo de bienestar (Beramendi
et al., 2015). En consecuencia, la relación con Desde esta perspectiva, nada es tan
la actividad se convierte en una variable funda- revelador del fin de ciclo y del tránsito a un
mental para entender los cambios en la manera nuevo sistema de partidos, tal como se pro-
en la que se distribuyen los recursos, tanto más duce en 2015, como el contraste entre el perfil
por cuanto la pasada crisis no ha hecho sino sociodemográfico de los votantes de los par-
agudizar esta evolución. Baste con decir que tidos clásicos frente al de los emergentes. Es
si tomamos como referencia la evolución de la claro que ahora son los partidos clásicos los
renta de los hogares tal como queda estimada que sufren de consuno el envejecimiento de su
por la Encuesta de Condiciones de Vida (INE), base social, en tanto que los partidos emer-
mientras la renta de los hogares con miembros gentes se nutren del apoyo de los sectores más
activos registra una caída del 12 por ciento jóvenes y más dinámicos de la sociedad, lo que
entre 2008 y 2014, la renta de los hogares con redunda a su vez en un contraste entre la rura-
miembros inactivos registra un aumento del lización creciente de los primeros y la implanta-
11 por ciento (Sanzo, 2017: 296-297). ción preferentemente urbana y metropolitana
de los segundos.
Vista en perspectiva, una de las cosas
que llama la atención cuando observamos el Asistimos, por tanto, en 2015, a un
comportamiento electoral de los españoles escenario típico de fin de ciclo, en el que una
entre 1977 y 2015 es la estabilidad de esas coalición de clases pasivas compuesta de jubi-
cuatro décadas, lo que dio lugar a ciclos políti- lados y amas de casa se convierte en baluarte
cos más bien largos, de tal manera que España del statu quo representado por el bipartidismo,
se incorporó plenamente a la pauta de las en tanto que los partidos emergentes se que-
democracias más antiguas y consolidadas, con dan con la representación de los sectores
una tasa de supervivencia de los partidos en sociales más activos desde un punto de vista
el gobierno que se situaba en torno al 60 por laboral. En consecuencia, la edad se ha con-
ciento. De hecho, en la democracia española vertido, una vez más, en un factor decisivo de
de ese periodo nunca hubo dos elecciones cambio político-electoral. Ahora bien, puesto
generales de cambio seguidas, de modo que a que las clases pasivas son cada vez más nume-
cada elección de cambio le sucedió, al menos, rosas y, sobre todo, más fieles en términos
una elección de continuidad. electorales2, el envejecimiento imparable de la
sociedad española se ha convertido en un fac-
Ahora bien, el predominio de la esta- tor decisivo a la hora de frenar y retrasar dicho
bilidad en términos agregados no implica cambio.
necesariamente que la base electoral de los
principales partidos permaneciera inmuta- Pese a este freno demográfico, la recom-
ble a lo largo de cada ciclo ni que el grado posición electoral observable en las elecciones
de volatilidad electoral no variase en función de generales de 2015 amenazaba con poner fin
las características sociodemográficas de los a una de las reglas básicas con las que había
electores. De hecho, uno de los factores que
modula esta propensión al cambio o la conti- 2
Los mayores de 64 años han pasado de representar
nuidad es la edad, por cuanto viejos y jóvenes un 10 por ciento del conjunto de la población a un 18 por
ciento en los últimos cuarenta años, al tiempo que presen-
difieren en su nivel de aversión al cambio. Con tan tasas de participación electoral claramente por encima
esta premisa inicial, hemos podido observar de la media, tal como veremos en el siguiente gráfico.
Gráfico 1
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
18-24 25-34 35-44 45-54 55-64 >64
(González, 1996 y 2004 3). Esta distinción es el 41,7 por ciento del electorado, pero
fundamental para entender la distribución del la tasa oscila entre el 32,6 por ciento
voto entre viejos y nuevos partidos y, en par- del PP y el 60 por ciento de Ciudada-
ticular, la gran dependencia de los viejos parti- nos. Es decir, la tasa de ocupación del
dos respecto de las clases pasivas de jubilados y electorado de Ciudadanos casi duplica
amas de casa, las cuales concentran más de la la del PP.
mitad de sus votos en dichos partidos. Por con-
traste, los nuevos partidos dependen de manera ■ Tasa de actividad: ocupados más parados.
crucial de las nuevas clases medias y del resto
de clases asalariadas, conformando un escena- ■ Tasa de dependencia: esta categoría
rio posclasista en el que la contraposición entre incluye los perceptores directos de sub-
clases activas manuales y no manuales ha dado sidios (parados y jubilados). Aunque la
paso a la contraposición entre clases activas y media es del 45 por ciento, la tasa oscila
pasivas, síntoma inequívoco de las tensiones entre el 30 por ciento de Ciudadanos y
redistributivas a las que se enfrenta la sociedad el 54 por ciento del PP.
española.
■ Clases pasivas: esta categoría incluye a
A fin de ilustrar esta contraposición, el jubilados y amas de casa. Aquí la distan-
cuadro 1 (que presenta la distribución del voto cia entre Ciudadanos (17,5 por ciento)
2015 según clase social) va acompañada de y PP (52,2 por ciento) se hace más dra-
una serie de tasas que miden la distancia social mática si cabe, agudizando la distancia
y laboral entre los electorados. Estas tasas son entre los electorados compuestos de los
las siguientes: sectores más dinámicos de la sociedad y
los más inertes y resistentes al cambio.
■ Tasa de ocupación: suma de todos los
individuos ocupados en el momento Cabe preguntarse, por tanto, si no esta-
de la encuesta. En esta categoría entra mos asistiendo a una recomposición de la base
social de los partidos como consecuencia de la
2
Para la operacionalización de la clase, se ha utilizado crisis del bipartidismo. Para responder a esta pre-
el modelo de J. Goldthorpe con las adaptaciones expuestas gunta, pueden compararse los electorados tal
en estudios anteriores (González, 1996). El modelo distingue
entre clases activas (los individuos vinculados al mercado de como se observan en 2015 con los electorados
trabajo, que en el caso español representan más o menos de los que teóricamente proceden. Se parte del
la mitad del censo electoral) y clases pasivas, entendiendo doble supuesto de que, por un lado, los resul-
por tales: a) los que ya han salido del mercado de trabajo
(jubilados); b) los que están al margen del mismo (amas tados del PSOE y de Podemos en las elecciones
de casa); y c) los que todavía no han accedido al mismo: de 2015 se corresponden, grosso modo, con
jóvenes, entendiendo por tales estudiantes y buscadores de los resultados obtenidos por el primero de ellos
primer empleo.
en su última victoria electoral (2008), cuando
Las categorías del modelo resultante aparecen en el
siguiente orden: Rodríguez Zapatero consiguió 11 millones de
1. Viejas clases medias (incluyen las clases IVa, IVb y votos y, con ellos, su última mayoría de gobierno
IVc de Goldthorpe): pequeños empleadores y autónomos no (la llamada “mayoría social de progreso”). Por
profesionales, así como agricultores, pescadores, etcétera. otro lado, los resultados obtenidos por el PP y
2. Nuevas clases medias (equivalen a la clase de ser- Ciudadanos en 2015 se corresponden, a su vez,
vicio de Goldthorpe): profesionales, técnicos, directivos y
supervisores no manuales.
con los resultados del PP en 2011, cuando Rajoy
3. Trabajadores no manuales (clases IIIa y IIIb): emplea-
obtuvo mayoría absoluta. En otras palabras,
dos no manuales de rutina en la administración y el comer- dejando aparte los efectos de la demografía,
cio, así como trabajadores de servicios personales y de los votantes socialistas de 2008 se habrían divi-
seguridad. dido en dos mitades siete años más tarde (una
4. Trabajadores manuales cualificados (clases V y VI): mitad permaneció en el PSOE y la otra emigró a
supervisores manuales y obreros cualificados.
Podemos), en tanto que los votantes populares
5. Trabajadores manuales no cualificados (clases VIIa y
VIIb): agrarios y no agrarios. de 2011 se repartieron cuatro años más tarde
6. Parados (con empleo anterior). entre el PP y C’s. El ejercicio consiste, por tanto,
7. Jubilados. en comparar los resultados de los dos grandes
8. Amas de casa. partidos en el momento de su última victoria
9. Jóvenes (estudiantes y buscadores de primer electoral (2008, en el caso del PSOE, y 2011,
empleo). en el caso del PP) con los resultados obtenidos
Cuadro 1
por esos mismos partidos en las elecciones de por ejemplo, se observa que mientras entre los
2015, teniendo en cuenta que una parte de sus votantes socialistas de 2008 los parados solo
votos fueron a parar a los nuevos partidos, con representaban el 9,5 por ciento del total, este
el fin de analizar en qué medida esta pérdida de porcentaje ascendía al 20,7 por ciento del elec-
votantes afectó a la composición social de su torado conjunto del PSOE y Podemos en 2015.
propio electorado. Este es, por tanto, un ejemplo de variaciones
debidas al cambio estructural y, en este caso, al
Para ello, los resultados iniciales de ambos aumento del paro. Este aumento de los parados
partidos (en 2008 y 2011) se comparan con el en el electorado de izquierda estuvo acompa-
resultado conjunto de los partidos que ahora ñado de una caída significativa de las nuevas
ocupan su mismo espacio político y electoral: clases medias (que bajaron del 14,9 por ciento
es decir, se compara la composición social de al 12,7 por ciento) y de los obreros cualifica-
cada uno de los grandes partidos en la época dos (que cayeron del 9,5 por ciento al 5,8 por
del bipartidismo con el resultado conjunto de ciento), lo que apunta a una cierta proletariza-
PSOE y Podemos, por un lado, y de PP y C’s, ción de la base social de la izquierda, en línea
por otro, con el fin de identificar posibles cam- con el empobrecimiento general del país cau-
bios estructurales derivados de la crisis. Así, sado por la crisis económica y laboral.
Cuadro 2
Por lo que se refiere al electorado ciento, en 2015), pero el cambio más espec-
situado a la derecha del espectro ideológico, tacular está relacionado con el envejecimiento
se aprecia, en cambio, un aumento significa- del electorado, de tal suerte que los jubila-
tivo del peso de las nuevas clases medias (que dos pasan de representar el 26,6 por ciento al
pasan del 9,3 por ciento, en 2011, al 12,3 por 32,3 por ciento.
Cuadro 3
Gráfico 2
Escala ideológica
7
6,5
PP
Jubilados
Seguridad vs. libertad
C´s
5,5
Abst.
PSOE
Proletarios Viejas CM
5
3 3,5 4 4,5 5 5,5 6 6,5 7
Nuevas CM
4,5
Otros
Podemos
4
Una vez establecido el nuevo eje de Tal como puede observarse en el cuadro 4,
competición política, es posible cartografiar el el actual campo de fuerzas contrapone de
campo de fuerzas resultante. Para ello, se han manera nítida a las nuevas clases medias con las
ordenado las categorías del modelo de clase tra- clases pasivas, que se constituyen en los polos
zado aquí, conforme a su posición en el citado gravitacionales a partir de los cuales cobra sen-
eje (lo que coloca a las nuevas clases medias tido la dinámica electoral. Con el fin de facilitar
en el lado izquierdo y a las clases pasivas en el la interpretación de los datos, los porcentajes de
lado derecho del cuadro 4). Dado que Kitschelt apoyo a cada uno de los partidos van acompa-
distingue las nuevas clases medias en función ñados de dos indicadores: a) I-D, que es la dife-
de si están vinculadas al sector público o al sec- rencia entre la proporción de voto a la izquierda
tor privado, la clase de servicio se ha dividido (PSOE+Podemos) y a la derecha (PP+C’s); y
atendiendo a esta distinción, de manera que en b) N-T, que es la diferencia entre la proporción
el primer lugar del cuadro queda colocada la de voto a los nuevos partidos (C’s+Podemos) y
clase de servicio del sector público por cuanto a los tradicionales (PP+PSOE).
es la categoría más afín con la “nueva política”
(ángulo inferior izquierdo del gráfico 2)4. En el primero de los polos, las nuevas
clases medias y, en particular, la clase de servi-
2
En el marco general de este estudio, tal como viene cio afincada en el sector público se constituye
dado por el alcance y la evolución del Estado de bienestar,
esta distinción sectorial de la clase de servicio se explica por en el principal soporte electoral de los nuevos
la diferente relación de ambos sectores con el citado Estado partidos, al tiempo que mantienen un nivel de
de bienestar, pues así como la clase de servicio del sector pri- apoyo a la izquierda claramente por encima
vado sufre la presión fiscal necesaria para mantenerlo, pero no
siempre se beneficia de sus prestaciones (dada su posibilidad de la media, en tanto que, en el segundo, las
de recurrir al mercado), la clase de servicio que depende del clases pasivas hacen lo propio con los partidos
sector público es su principal beneficiaria, al estar empleada tradicionales, al tiempo que mantienen un nivel
en nichos laborales directamente relacionados con el Estado
de bienestar, como la educación y la sanidad. Es lo que algu- de apoyo a la derecha también por encima de
nos autores han denominado welfare split (Herring, 1989). la media. Entre un polo y otro quedan las cate-
Cuadro 4
Nota: La columna del total se corresponde con los resultados registrados en las elecciones de 2015 (la muestra resultante
de la fusión de los ficheros ha sido ponderada por recuerdo de voto).
Fuentes: Encuestas postelectorales de 2015 y 2016 en un mismo fichero (N=12.317).
gorías de trabajadores manuales, que son las dencia específica. En consecuencia, los conflic-
que más se inclinan a la izquierda, pero son neu- tos distributivos característicos del viejo orden
tras con respecto a la contraposición entre vieja socialdemócrata van cediendo al empuje de las
y nueva política. Por último, las viejas clases tensiones redistributivas derivadas del Estado de
medias (pequeños propietarios y autónomos) bienestar.
están a un mismo tiempo decantadas a favor
de la derecha y en contra de la nueva política. En el esquema keynesiano característico
del pacto social de posguerra, las políticas socia-
les eran una especie de variable dependiente de
la capacidad de presión de las organizaciones
de clase, de tal suerte que los sindicatos inter-
3. Conclusiones cambiaban salario directo por políticas sociales,
lo que desplazaba, en cierto modo, el con-
flicto social desde el ámbito de la producción
En este trabajo se han definido como cla- al ámbito de la redistribución, con la mediación
ses pasivas o dependientes a los colectivos que del Estado. Hoy en día, esa dependencia está
reciben alguna forma de prestación social, por diluida desde el momento en que los sectores
cuanto su comportamiento político-electoral que dependen de políticas sociales –y, en par-
puede estar influido por las políticas sociales ticular, los pensionistas– representan un tercio
encargadas de atender su situación de depen- creciente del censo electoral de las democracias
avanzadas, lo que les proporciona una especie among America’s middle layers, Santa Barbara
de veto electoral contra cualquier tentativa de (CA), Praeger.
corregir el sistema de redistribución en perjuicio
suyo, tal como se ha podido ver en el caso espa- Kitschelt, H. (1993), “Class structure and
ñol a la hora de aplicar los recortes (en perjuicio social democratic party strategy”, British Journal
de los jóvenes, por lo general) o en la manera of Political Science, 23: 299-337.
como discurre el debate sobre la reforma del
sistema de pensiones, donde la puja electoral — (1994), The transformation of European
siempre conduce a la solución más generosa social democracy, Cambridge, Cambridge
(por ejemplo, la revalorización conforme al IPC). University Press.
Frente a esa tendencia inercial que hoy Sanzo, L. (2017), “Anexo: determinantes
representan las clases pasivas, los sectores más de la dinámica de la pobreza y la precariedad
activos y dinámicos de la sociedad civil han ser- económica en el periodo democrático (1978-
vido de plataforma de lanzamiento a nuevos 2016)”, en: Zalakain, J. y B. Barragué (coords.),
partidos que amenazan el statu quo, entendido Repensar las políticas sociales. Predistribución e
como un modelo de redistribución que favorece inversión social, Madrid, Grupo 5: 259-319.
a los viejos y pasivos, y perjudica a los jóvenes
y a los más activos. Esta apuesta por la “nueva
política” ha venido liderada por las nuevas clases
medias, las cuales tratan de encontrar por esta
vía no solo nuevas formas de gobernanza, sino
también un nuevo equilibrio distributivo. La teo-
ría de Herbert Kitschelt expuesta en el a rtículo
explica por qué las nuevas clases medias dan su
apoyo a la “nueva política”. Por contraste con
las nuevas clases medias, las clases pasivas cie-
rran filas en torno a la defensa del statu quo.
Siguiendo el esquema de Kitschelt, cabe inter-
pretar este apoyo como una defensa del orden
social tradicional frente al libertarismo de la
“nueva política”, pero en la España de 2015
puede entenderse simplemente como defensa
de un modelo distributivo que protege los inte-
reses de los pasivos frente a cualquier amenaza
redistributiva.
Bibliografía
n=1200; EMV 2000, n=1209; EMV con ellas una base de datos homogé-
2007, n=1200; EEV 2008, n=1500) [N nea, tal como se había hecho con las
total=11260]. encuestas internacionales arriba men-
cionadas. Se utilizaron las encuestas
2. Base de datos agregada del Eurobaró- número 1788 (1989, n=3356) y 2632
metro. Sus responsables técnicos crea- (2006, n=3192) [N total= 6548].
ron un fichero único agregado con las
mismas variables incluidas en cuestio-
narios realizados entre 1970-2002. A
partir de este fichero se ha trabajado
con las muestras de los Eurobaróme- 2.2. Las medidas
tros 30 (1988) y 49 (1998) para crear
un fichero agregado que comprende
las variables dependientes e indepen- La pregunta sobre el interés por la política
dientes del objeto de estudio. En este se ha convertido en un clásico en las encuestas de
caso se selecciona una submuestra opinión sociopolíticas, como las aquí manejadas.
compuesta por adultos de 18 años y El enunciado suele ser similar (“¿Cuál es su inte-
más, ya que la muestra original de los rés por la política?” o “¿En qué medida está usted
Eurobarómetros incluye a individuos de interesado por la política?”), y habitualmente las
quince años o más (EB 1988, n=951; encuestas escogen escalas ordinales con cuatro
EB 1998, n=942) [N total=1893]. respuestas (Mucho/Bastante/No mucho/Ninguno,
o también, Mucho/Algo/Poco/Nada) o con cinco
3. Base de datos agregada del International (Mucho/Bastante/Algo/Poco/Nada).
Social Survey Programme (ISSP)
construida a partir de los estudios Respecto a la variable de edad, la pregunta
monográficos Role of Government III de investigación aquí formulada se centra en la
(1996, n=2494) y Role of Government supuesta singularidad de las personas mayores
IV (2006, llevado a cabo en España en (mayor desinterés por la política) en compara-
2007, n=2517)5 [N total=5011]. ción con los jóvenes y adultos de mediana edad.
Por este motivo, se han distinguido tres grupos
4. Base de datos agregada de los Latin- de edad: 18-29 años (jóvenes); 30-64 años
obarómetros. Forman parte de otro (mediana edad) y 65 años o más (mayores).
proyecto de colaboración internacio-
nal destinado a investigar el desarro- Para controlar los efectos generacionales
llo de la democracia, la economía y se ha optado por el concepto de generación
distintos valores en países del ámbito política. Existe un relativo consenso académico
iberoamericano. Son estudios anuales sobre las distintas etapas o periodos políti-
que empezaron en España en 1996, cos relevantes en España durante el siglo XX.
realizados por el Centro de Investiga- No obstante, el consenso es menor a la hora
ciones Sociológicas (CIS) a la población de demarcar estos periodos6. Siguiendo la línea
española mayor de 18 años. Aquí se marcada por investigaciones anteriores, se ha
utilizan los Latinobarómetros I (1996, escogido el momento en el que los individuos
n=2481) y XIII (2010, n=2483) para cumplen los 18 años como punto para deter-
crear una base de datos agregada [N minar la generación de pertenencia, de acuerdo
total=4964]. con la idea de que los años “impresionables”
(en los que se va forjando la actitud compar-
5. Base de datos agregada del Centro de tida generacionalmente) corresponden al final
Investigaciones Sociológicas (CIS). Para de la adolescencia y al inicio de la edad adulta
cada variable objeto de interés se han (Mannheim, 1952; Sears y Levy, 2003). Así, se
buscado en el banco de datos del CIS distinguen las generaciones siguientes:
aquellas encuestas realizadas con la
misma metodología. De estas encues- ■ generación de la preguerra civil (naci-
tas se seleccionaron las dos más ale- dos hasta 1917): cumplen los 18 años
jadas temporalmente para construir
6
Véase, por ejemplo, Martín (2005), Montero,
5
España no participó en las dos olas anteriores en Gunther y Torcal (1998: 36), Montero y Torcal (2000: 95-96)
1985 y 1990. y Morales (2005: 56).
como máximo antes del inicio de la de campo de la encuesta. Se controlan así los
Guerra Civil (1936); efectos contextuales derivados del momento en
el que se recogieron los datos.
■ generación de la autarquía (nacidos
entre 1918 y 1940): cumplen la mayoría
de edad entre el inicio de la Guerra Civil
(1936) y la aprobación del Plan Nacional 2.3. El análisis de los datos
de Estabilización Económica de 1959,
que puso fin al periodo de la autarquía;
Primero se realizaron cuadros de contin-
■ generación del desarrollismo (nacidos gencia para explorar la relación bivariable entre
entre 1941 y 1954): alcanzan la mayoría las variables “interés por la política” y “grupos
de edad en el periodo de despegue eco- de edad” en cada una de las encuestas disponi-
nómico de España anterior a la transición; bles. El coeficiente V de Cramer indicó la intensi-
dad de la asociación. Después se llevaron a cabo
■ generación de la transición (nacidos regresiones logísticas binarias (método de intro-
entre 1955 y 1964), que alcanzan la ducción Enter) con cada una de las bases de
mayoría de edad entre el asesinato de datos agregadas, tomando el desinterés por la
Carrero Blanco (presidente del Gobierno política como variable dependiente (1=Poco/No
durante la etapa final de la dictadura de muy interesado/Nada interesado en la política;
Franco) en 1973 y la primera victoria 0= Algo/Muy/Bastante interesado). Se controla
electoral del PSOE en 1982; de esta manera el efecto de la edad, la genera-
ción y el periodo, así como también el de otras
■ generación de la normalización demo- variables de control disponibles.
crática (nacidos entre 1965 y 1982):
alcanzan la mayoría de edad entre El índice de bondad de ajuste del modelo
los primeros gobiernos socialistas y la se evaluó a través del test de Hosmer-Lemeshow
segunda victoria electoral del PP, en el (2000), según el cual valores inferiores a 0,05
año 2000; indican mal ajuste del modelo. Los problemas
de identificación asociados a los modelos age-
■ generación del siglo XXI (nacidos con period-cohort se solventan utilizando bases de
posterioridad a 1983): alcanzan la datos agregadas procedentes de encuestas de dis-
mayoría de edad durante los prime- tintos años; dos individuos de la misma edad no
ros acontecimientos políticos del siglo, pertenecerán necesariamente a la misma genera-
el 11-S, la participación de España en ción política si proceden de encuestas realizadas
la Guerra de Irak y los atentados de en años distintos. Sin embargo, la multicolinea-
Madrid del 11-M. lidad no se resuelve automáticamente así, y es
necesario comprobar la fiabilidad de los resulta-
A estas variables principales se han dos de los coeficientes. Siguiendo las recomen-
añadido otras como variables de control. La daciones recogidas por Menard (2002: 76), la
selección de estas últimas está basada en los multicolinealidad fue evaluada a través de los
resultados de investigaciones previas (Morales, coeficientes VIF y el índice de condicionamiento.
2006: 137-208; Verba, Schlozman, y Brady, Se efectuaron análisis de regresiones con todas
1995) dentro de los límites de disponibilidad las variables de cada modelo. Los criterios de
que marca el diseño metodológico (las variables aceptabilidad fueron los clásicos: VIF superiores
deben aparecer medidas de igual manera en las a 10 (Hair et al., 1999: 85) o índice de condicio-
encuestas utilizadas). En general, son variables namiento mayor de 30, simultáneamente a una
referidas a aspectos sociodemográficos, recur- dimensión con carga superior a 0,50 (Belsley,
sos personales y actitudes, y ponen a prueba la Kuh y Welsch, 2004: 112-113). Los resultados
intensidad de la relación entre grupo de edad, son satisfactorios; los modelos aplicados no se
generación y la variable de interés político. ven afectados por la multicolinealidad.
Cuadro 1
Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran “no mucho” o “ningún” interés por la política. Las demás categorías de
respuesta son “algo” o “mucho”.
Fuentes: Encuesta Mundial y Encuesta Europea de Valores (1981-2008).
Destaca, en primer lugar, el elevado desin Lo mismo ocurre al observar más detenida-
terés que la política despierta en la población mente a la población mayor. Desde 1981 hasta
española, independientemente del año en que 2010 su desinterés por la política ha disminuido
en menos de un 7 por ciento (cuadros 1 y 5). Este
7
Más información sobre las características de las resultado no apoya la idea de efectos sustantivos
fuentes, la medición de las variables de control utilizadas
y los resultados del análisis de multicolinealidad está a derivados del reemplazo de cohortes, ya que las
disposición de los lectores bajo petición al autor. que llegan a mayores presentan porcentajes no
Cuadro 2 Cuadro 4
Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran “no Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran
mucho” o “ningún” interés por la política. Las “poco” o “ningún interés por la política. Las
demás categorías de respuesta son “algo” y demás categorías de respuesta fuero “mucho”
“mucho”. “bastante” o “algo”.
Fuentes: Eurobarómetros (1988-1998). Fuente: (ISSP 1996-2007).
Cuadro 3 Cuadro 5
Nota: *Porcentaje de aquellos que declaran “poco” Nota: *Porcentaje de aquellos que se declaran “poco”
o “ningún interés por la política”. Las otras cate- o “nada” interesados por la política. Las demás cate-
gorías de respuesta son “mucho” y “bastante”. gorías de respuesta son “algo” o “muy” interesado.
Fuente: Centro de Investigaciones Sociológi- Fuentes: Latinobarómetros (1996-2010).
cas (1989-2006).
muy distintos a los mayores de años atrás. Más estos autores, las actitudes gruesas dependen
bien parece que nos encontramos con un ele- más de factores continuistas de carácter cultural
mento “grueso” de la cultura política, en el sen- y estructural, mientras que las “finas” dependen
tido descrito por Mishler y Pollack (2003). Para más de factores contextuales. Esta tesos entronca
con el modelo de explicación “tradicionalista- más desinterés entre mayores que entre adultos
culturalista”, propuesto inicialmente por Lerner de mediana edad (Marsh, O´Toole y Jones, 2007;
(1958), según el cual las actitudes políticas cam- Milbrath y Goel, 1977; Verba y Nie, 1972). Los
bian con gran lentitud porque constituyen ras- resultados de la investigación que expongo en
gos culturales que se han formado a través de este artículo confirman esta relación. Centrando
procesos de socialización largos y que tienden a la atención en el grupo de mayores, se aprecia
reproducirse en el tiempo. efectivamente que sienten un mayor desinterés
por la política que el resto de grupos de edad
Las diferencias por grupos de edad son en todos los periodos analizados (cuadros 1 a 5).
también persistentes. Los resultados de investiga- Ahora bien, en este punto llegamos a la cues-
ciones clásicas permiten esperar porcentajes de tión fundamental de esta investigación. ¿Es el
Cuadro 6
ciclo vital un factor explicativo del interés por desarrollismo (cuyos miembros, recordemos, se
la política, como sugieren tanto investigaciones han socializado en el periodo inicial de moder-
previas como los datos hasta aquí presentados? nización y apertura económica de la dictadura
El cuadro 6 muestra los modelos de regresión franquista) es la que tiende a mostrar más inte-
logística binaria realizados con bases de datos rés por la política. En ninguno de los modelos
y variables homogéneas. Para una mejor visua- muestra dicha generación mayor desinterés que
lización del cuadro, solo se han incluido las las demás, sean las anteriores o las posteriores.
variables de ciclo vital y generación política de Este resultado es congruente con los resultados
pertenencia. Las demás variables de control uti- de Martín (2005: 10), que identificaron la gene-
lizadas (incluidas las de periodo) aparecen bajo ración socializada en la fase de apertura del
los resultados (marcadas en cursiva las que son franquismo como la más interesada en la polí-
estadísticamente significativas). tica. Reafirma también la relación positiva entre
democracia y desarrollo económico formulada,
Como puede verse, cuando se contro- por ejemplo, por Dahl (1989); una relación
lan conjuntamente los efectos del ciclo vital, el que ha sido señalada como uno de los factores
periodo y la generación política de pertenencia, determinantes de las transiciones políticas hacia
así como los efectos derivados de otras varia- la democracia (Huntington, 1991: 30-33) y que
bles de control, la pertenencia a algún grupo se hallaría también en los orígenes del cambio
de edad no se revela como factor explicativo político en España (Maravall, 1995; Pérez-Díaz,
del desinterés por la política en ninguno de los 1993): no solo el sistema económico presiona
cinco modelos analizados. Este resultado es rele- hacia un contexto de más libertad, sino que esta
vante porque niega la relación clásica esperada presión se ve acompañada por cambios actitu-
entre ciclo vital e interés por la política (Marsh, dinales hacia el sistema político.
O´Toole y Jones, 2007; Milbrath y Goel, 1977).
Finalmente, que ninguna generación
Si el ciclo vital no es un factor explicativo anterior o posterior muestre una mayor pro-
del desinterés por la política, ¿pudiera ser que babilidad de interés por la política que la
las diferencias en los porcentajes que muestran generación del desarrollismo no carece de impli-
los cuadros 1 a 5 estuvieran reflejando diferen- caciones en la actualidad. En 2018, los miembros
cias basadas en la socialización política, en lugar de esa generación tienen entre 64 y 77 años.
de estrictamente en el ciclo vital? Los resulta- Por tanto, la condescendencia con la que algu-
dos del cuadro 6 muestran efectos generacio- nas teorías clásicas sobre el envejecimiento
nales en cuatro de los cinco conjuntos de datos tratan a la población mayor no parece justifi-
analizados. No obstante, no se distingue nin- cada. Durante mucho tiempo tuvieron pree-
gún patrón claro entre generaciones. A pesar de minencia en la literatura gerontológica teorías
ello, cabe destacar algunos resultados que clari- como la de la desvinculación (Cumming y Henry,
fican la importancia de la generación política de 1961), que consideraban funcional, tanto para
pertenencia a la hora de explicar el interés por el individuo como para el sistema, una reduc-
la política. Primero, estos resultados no ofrecen ción de la interacción social del mayor con su
respaldo al supuesto efecto positivo en el inte- medio, incluida, por supuesto, la interacción en
rés por la política que se estaría produciendo en el ámbito público. Los resultados aquí mostra-
España por el reemplazo generacional (Galais, dos revelan la falta de base empírica para esta
2012). Como puede deducirse de los coeficien- consideración, al menos en lo que al ámbito de
tes incluidos en el cuadro 6, cada generación las actitudes se refiere, pues no hay otro grupo
política no se muestra consistentemente más generacional con más probabilidad de expresar
interesada en la política que la generación ante- interés por la política que el de los mayores.
rior. Aunque la investigación de Morales define
las generaciones políticas de manera distinta
y se centra en comportamientos políticos y no
en actitudes, sus conclusiones son similares: “el 4. Conclusiones
aprendizaje democrático no parece ser acumu-
lativo entre generaciones” (Morales, 2005: 84).
Uno de los problemas más importantes a
Los resultados de la investigación pre- los que se enfrentan las sociedades contempo-
sentada aquí sugieren que la generación del ráneas es el rendimiento de nuestras democra-
cias. Crisis económicas, inmigración, terrorismo, lizados. Por otro lado, cuando se encuentran
guerras… Puede parecer que la democracia está efectos de la socialización política, estos señalan
fracasando como instrumento capaz de afron- a la generación del desarrollismo (cuyos miem-
tar con relativa solvencia los retos de nuestro bros tienen actualmente entre 64 y 77 años)
tiempo y que están acertando quienes, como, como la más propensa a expresar interés por las
por ejemplo, Luhmann (1981), pronosticaron cuestiones políticas.
su incapacidad para afrontar eficazmente un
entorno de retos crecientes. En este contexto
de complejidad, la implicación de la ciudada-
nía para evaluar los procesos políticos adquiere Bibliografía
especial relevancia. El interés por la política es la
expresión de una sociedad plural que no delega
simplemente la gestión de sus intereses públi- Almond, G. A., y S. Verba (1963), The Civic
cos en unas élites. La información y la opinión Culture. Political attitudes and democracy in five
políticas constituyen un elemento de control nations, Princeton, Princeton University Press.
de esas élites. Por ello, conseguir la implicación de
la ciudadanía en el ámbito público constituye Badescu, G., y K. Neller (2007) “Explaining
un objetivo crucial para reafirmar la legitimidad associational involvement”, en: van Deth, J. W.;
de las democracias. A este respecto, las perso- Montero, J. R. y A. Westholm (eds.), Citizenship
nas mayores aparecen con frecuencia retratadas and involvement in European democracies. A
más como un sujeto político pasivo que activo. comparative analysis, Nueva York, Routledge:
159-187.
Las diversas investigaciones que han
hallado una menor implicación de las personas Barnes, S. H.; Kaase, M.; Allerback, K. R.;
mayores en el ámbito público han contribuido Farah, B.; Heunks, F.; Inglehart, R.; Jennings, M.
a extender esa visión. Sin embargo, no siempre K.; Klingemann, H. D.; Marsh, A., y L. Rosenmayr
han tratado de manera adecuada los efectos de (1979), Political Action. Mass participation in
la socialización política. No siempre los cor- five Western democracies, Londres, Sage.
tes de edad con los que tradicionalmente dis-
tinguimos a jóvenes, adultos de mediana edad Belsley, D. A.; Kuh, E., y R. E. Welsch (2004),
y mayores se corresponden con una socializa- Regression diagnostics: Identifiying influential
data and sources of collinearity, Hoboken, John
ción política homogénea intragrupo. Por ello es
Wiley.
necesario tener específicamente en cuenta los
efectos de la generación política de pertenencia
Butrica, B. A., y S. G. Schaner (2005),
a la hora de explorar los factores explicativos de “Satisfaction and engagement in retirement.”
actitudes o comportamientos políticos. Perspective on Productive Ageing, 2 (http://
www.urban.org/sites/default/files/alfresco/
Cuando se hace así, los resultados pue- publication-pdfs/311202-Satisfaction-and-
den mostrar una realidad distinta. Este artí- Engagement-in-Retirement.PDF).
culo ha constatado la existencia de un elevado
desinterés general por la política, pero el análi- Cumming, E., y W. E. Henry (1961), Growing
sis (utilizando distintas muestras a lo largo de Old: The process of disengagement, Nueva
un periodo de 30 años) no permite afirmar la York, Basic Books.
importancia del ciclo vital como factor explica-
tivo. Por tanto, el alto porcentaje de desinterés Dahl, R. A. (1989), Democracy and its
por la política que ponen de manifiesto los resul- critics, New Haven, Yale University Press.
tados descriptivos reflejaría una característica
general de la cultura política de los españoles: Dalton, R. J. (2008), “Citizenship norms
pertenecer a un grupo de edad determinado no and the expansion of political participation”,
parece aumentar las probabilidades de expresar Political Studies, 56: 76-98.
mayor desinterés por la política. Esto es particu
larmente cierto para el caso de las personas European Social Survey (2014), ESS-6 2012.
mayores. Por un lado, la pertenencia al grupo Documentation Report (Edition 2.1), Bergen,
de edad de 65 años o más no explica el interés European Social Survey Data Archive, Norwegian
por la política en ninguno de los modelos ana- Social Science Data Services for ESS ERIC.
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America. 766.
ción mucho más específica, tanto en el sentido La OCDE ha promovido también otras iniciati-
social (sobre personas mayores esencialmente), vas relacionadas con el envejecimiento activo en
como en el geográfico (se centran en Europa). la era de la economía digital y la denominada
Otros actores institucionales y sociales desem- “economía plateada”3.
peñan también papeles, aunque limitados, en el
diseño de políticas públicas (Sidorenko y Walker, La Comisión Económica para Europa
2017). de las Naciones Unidas (UNECE) es una de las
En los siguientes párrafos se revisan las cinco oficinas regionales de la ONU, dedicada a
principales funciones que tienen establecidas conseguir la integración económica europea,
tales actores y se describen sus intervenciones a través del diálogo sobre políticas, la elabora-
más destacadas en la producción de iniciativas ción de normas y recomendaciones, la coope-
para el desarrollo de políticas públicas sobre ración internacional y el intercambio de buenas
envejecimiento en Europa. prácticas. Compuesta por 56 Estados, la mayor
parte europeos, UNECE acepta la participación
El Consejo de Europa (CoE) tiene un papel de organizaciones de la sociedad civil acredi-
limitado a aspectos muy generales de ámbito tadas en el Comité Económico y Social de la
sociopolítico, y no tanto a cuestiones relacio- ONU, según la regla 52 de su Reglamento. Así,
nadas directamente con el envejecimiento. Su en la Cuarta Conferencia Interministerial sobre
misión es proteger los derechos humanos, la Envejecimiento, celebrada en Lisboa en 2017,
democracia plural y el imperio de la ley, en una se reunieron el foro de organizaciones de la
Europa diversa y con identidad cultural propia. sociedad civil y el de científicos. UNECE puso
Pone el foco en situaciones generales y sociales en funcionamiento, en 2008, el Grupo de Tra-
que afectan a la sociedad europea, como la dis- bajo sobre Envejecimiento4, con objeto de desa-
criminación, la violencia, la xenofobia, etcétera. rrollar las iniciativas emanadas de la Segunda
Aunque entre las materias de las que se ocupa Asamblea de Envejecimiento de Madrid, del Plan
centralmente no se incluya el envejecimiento de Acción (MIPAA) y de la Estrategia Regional
de la población, en 2014 publicó la Recomen- para Europa (RIS)5. También tiene encomendado
dación CM/Rec(2014)2 sobre promoción de el seguimiento de las acciones, la cooperación
los derechos humanos de las personas mayo- y el intercambio de experiencias en Europa, en
res1, tomando en cuenta otras resoluciones de contacto con otras instituciones y organiza-
la ONU, del propio CoE y de la Unión Europea, ciones de la sociedad civil internacionales. Sus
organismos que colaboran institucionalmente tareas afectan a diversos aspectos del enveje-
en temas de interés europeo. cimiento, como los documentos sobre MIPAA
y los informes nacionales de revisión y valora-
La Organización para la Cooperación y ción, los informes de políticas (policy briefs),
el Desarrollo Económico (OCDE) está formada
o el Índice de Envejecimiento Activo (AAI). Se
por 35 países desarrollados y en desarrollo, la
encarga también del seguimiento del MIPAA
mayor parte de la Unión Europea y otros países
en Europa, a través de un sistema temporal de
europeos, y tiene como misión el desarrollo de
revisión, cada cinco años, en el que participan
políticas que mejoren el bienestar económico y
organismos sectoriales de la ONU, Estados,
social de la población. Admite como forma de
organizaciones de la sociedad civil, investiga-
trabajo el contacto con organizaciones de la
sociedad civil, aunque, en la práctica, la gran dores y otras actores interesados (Sidorenko y
mayoría de sus consultas tienen un claro sig- Zaidi, 2018). La tercera revisión se ha producido
nificado económico. Los aspectos sociales solo en la ConferenciaInterministerial de Lisboa, en
caben en la política vinculada al desarrollo de septiembre de 2017.
las capacidades de la población en el mercado
de trabajo2. Un análisis de este ámbito dio lugar Por su parte, la Unión Europea (UE) aborda
a la publicación del informe Live Longer, Work el envejecimiento a través de múltiples inicia-
Longer, junto con una recomendación sobre
esta política aplicable a los Estados integrantes. 3
Por ejemplo: http://www.oecd.org/sti/ieconomy/
active-ageing.htm y https://www.oecd.org/sti/the-silver-
1
Véase: https://search.coe.int/cm/Pages/result_details. economy-as-a-pathway-to-growth.pdf
aspx?ObjectId=09000016805c649f 4
Véase: https://www.unece.org/population/wga.html
2
V é a s e : h t t p : / / w w w. o e c d . o r g / e m p l o y m e n t / 5
Véase: https://statswiki.unece.org/display/AAI/
ageingandemploymentpolicies.htm Active+Ageing+Index+Home
tivas, desde la puramente estadística a la más que la investigación sobre envejecimiento tenga
propiamente aplicada, y también orienta políti- una clara orientación aplicada para el diseño de
cas diversas, con distintos niveles de afectación políticas. Con este fin, H2020 ofrece una estruc-
para los países europeos. En la misma línea que tura múltiple y diversificada de agentes y accio-
la OCDE, la UE dirige y apoya las políticas trans- nes (Richardson, Marques y Morgan, 2015),
versales que pueden afectar al envejecimiento, entre las que cabe mencionar los proyectos de
respetando el liderazgo de los países en su apli- investigación que atienden a retos sociales, así
cación. Es posible así encontrar iniciativas políti- como también la Cooperación Europea para la
cas relacionadas con i) empleo, derechos de los Innovación en Envejecimiento Activo y Saluda-
trabajadores, capacitación, inclusión y asuntos ble (EIPAHA), entre otras8. En el primer caso, se
sociales6, ii) salud (enfermedades y su preven- trata de afrontar desde la investigación, como
ción, promoción de estilos saludables, espe- instrumento que genera conocimiento y eviden-
cialmente entre personas mayores, igualdad de cias, los grandes retos que afectan a la socie-
oportunidades para el acceso a servicios, apoyo dad europea actual y futura, entre los cuales
a los sistemas sanitarios y a las nuevas tecno- se encuentra el del envejecimiento. En uno de
logías)7, o iii) tecnologías de la información ellos, definido como “salud, cambio demográ-
y comunicación (ICT), cuando se refieren a la fico y bienestar”, la orientación sobre la salud
atención a personas mayores. Dos de sus inicia- es la línea argumental principal, tanto desde un
tivas más señaladas han sido el Año E uropeo de punto de vista médico y biológico, como desde
las Personas Mayores en 1993 y el Año Europeo una perspectiva técnica (valoración de las téc-
del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad nicas digitales orientadas hacia la empresa) y
entre Generaciones de 2012, que dinamizaron organizativa (sistemas de atención). Los aspec-
a agentes gubernamentales y sociales e inves- tos sociales quedan, en cambio, más difumina-
tigadores, en la reflexión, el diseño y la puesta dos, enmarcados como factores que modifican
en práctica de políticas relacionadas con este los comportamientos, más que como estructu-
grupo de población (Sidorenko y Walker, 2017). ras o procesos con entidad propia o como com-
Además, la UE desarrolla iniciativas para ahon- ponentes de un abordaje multidisciplinar del
dar en aspectos transversales para el envejeci- envejecimiento. De esta manera, el concepto
miento de la población, como la inclusión social de envejecimiento activo aparece como refe-
y la pobreza, la innovación social, la economía rente social no siempre sólidamente analizado.
plateada o el mismo ámbito del envejecimiento
activo. La segunda estructura, la EIPAHA, se con-
ceptúa como una plataforma de información y
Un ámbito de actuación interesante de comunicación en la que participan actores inte-
la UE respecto a las políticas sectoriales sobre resados en el envejecimiento activo y saludable
envejecimiento es el de las estructuras orga- en Europa9, esencialmente la salud (Mantovani
nizativas, los esquemas de financiación y los y Turnheim, 2016), para desarrollar iniciativas,
proyectos de investigación que se generan al eventos y proyectos innovadores, con un fuerte
amparo de todas ellas. El principal vehículo para componente tecnológico (Richardson, Marques
su desarrollo es el Programa Horizonte 2020 y Morgan, 2015). La integran seis grupos de
(H2020) como respuesta a los retos sociales acción definidos por los temas que abordan.
actuales y futuros en Europa, uno de los cua- Cuatro de ellos son esencialmente médicos, a
les es el envejecimiento de la población. H2020 saber, i) la prescripción y adherencia a los trata-
sintetiza el esfuerzo de la UE por estimular y mientos médicos para conseguir una mejora en
amparar la investigación sobre envejecimiento, la calidad de vida de las personas mayores con
en respuesta a uno de los grandes retos euro- enfermedades crónicas, ii) la prevención de caí-
peos declarados en la estrategia Europa2020, das utilizando nuevas tecnologías nacidas de
como herramienta de desarrollo económico y una investigación innovadora, iii) la compren-
de empleo en el futuro inmediato europeo. 8
Otros proyectos multidisciplinares y aplicados tienen
La apuesta por la innovación en ciencia, la una notable trascendencia a escala europea, desde un faceta
más tecnológica y aplicada, como Active and Assisted Living
mejora del empleo y el desarrollo digital permite (AAL, http://www.aal-europe.eu), para la mejora de las
condiciones de vida de las personas mayores a través de
6
Por ejemplo: https://europa.eu/european-union/ soluciones tecnológicas, y desde una perspectiva más social,
topics/employment-social-affairs como la Joint Programming Initiative “More Years Better
7
Por ejemplo: https://europa.eu/european-union/ Lives” (JPI-MYBL, http://www.jp-demographic.eu).
topics/health_en 9
Véase: https://ec.europa.eu/eip/ageing/home_en
sión de los factores que subyacen a la fragilidad, a fundamentar las líneas de actuación europeas
con objeto de prevenir sus consecuencias, y sobre envejecimiento activo (Moulaert y Biggs,
iv) el concepto de “cuidado integrado”, que 2013; Moulaert y Paris, 2013).
permita evitar, o al menos reducir, la hospitaliza-
ción de las personas mayores con enfermedades Otras iniciativas científicas, en el entorno
crónicas. Otro grupo de acción, el de búsqueda de Walker, ahondan en aspectos específicos,
de soluciones para una vida autónoma, se cen- siguiendo los mismos supuestos de multidisci-
tra en una visión técnica del proceso de enve- plinariedad y multinacionalidad. Por ejemplo,
jecer, de manera que sea posible proporcionar MOPACT (Mobilising the Potential of Active
soluciones técnicas y aparatos personalizados, Ageing) es un proyecto que define a grandes
siguiendo estándares que hagan de estas unos rasgos las líneas de las políticas europeas sobre
productos atractivos económicamente para la envejecimiento activo11, teniendo en cuenta
industria. El último grupo, el más social, pre- tanto sus componentes (salud, cuidados, par-
tende implementar estrategias para desarro- ticipación, ciudadanía), como sus factores
llar entornos ambientalmente propicios para (recursos económicos, salud, trabajo, entorno
las personas mayores en distintas escalas geo- residencial), para destacar dos aspectos impor-
gráficas. La filosofía subyacente en esta estruc- tantes: las consecuencias económicas de enve-
tura de cooperación científica, técnica y política jecer activamente y la consideración de los
radica en mejorar la calidad de vida de las mayores como un “activo” social, capaz de
personas mayores tratando de conseguir una desarrollar sus propias iniciativas. Estas últimas
mayor eficiencia y sostenibilidad de los sistemas se documentan a través de la creación de una
de cuidados de salud, y una mejora de la com- base de iniciativas de innovación social, en total
petitividad de las empresas que desarrollan pro- casi 150, ajustadas a los ámbitos de investiga-
ductos para este sector de la población. En este ción del proyecto.
sentido, EIPAHA integra “sitios de referencia”,
tanto organizativos (hospitales, organizaciones Una iniciativa semejante, el proyecto
de cuidados,..) como geográficos (regiones, Social Innovation for healthy and active AGEing
ciudades,…), implicados en la aplicación prác- (SIforAGE) pretende reforzar la cooperación
tica de medidas para un envejecimiento activo entre actores europeos (científicos, societarios,
y saludable, y a actores con intereses múltiples institucionales) interesados en la investigación
(stakeholders). y las políticas públicas sobre envejecimiento12.
Su objetivo es concienciar a los actores acerca
De estos contextos institucionales y de de su responsabilidad en la generación de evi-
investigación han emergido algunos proyectos dencias y la implementación de políticas para
de notable importancia para la investigación un envejecimiento más activo y saludable. El
aplicada sobre el envejecimiento en Europa. proyecto es también multidisciplinar y multi-
Todos coinciden en algunos elementos sustan- nacional, pero más abierto a temas sociales,
tivos, como su carácter multidisciplinar, su sig- ocupándose de los “valores y derechos funda-
nificado para la reflexión científica orientada a mentales de la sociedad europea, de la situa-
la generación de evidencias para las políticas ción actual y de los problemas de las personas
públicas, y su capacidad para detectar actores e de edad, de sus necesidades y posibles opcio-
iniciativas a distintas escalas, que ya están desa- nes, de la mejor manera de servir a las personas
rrollando políticas según las directrices euro- mayores, de sus capacidades y de su potencial”
peas y las normas legales de cada país. Algunos (Jarré, 2016). Finalmente, con motivo del Año
han explorado las líneas de investigación futura Europeo del Envejecimiento Activo, la UE (2012)
sobre envejecimiento en Europa y las pautas elaboró un documento con iniciativas sobre
para el diseño y la aplicación de políticas. ERA- envejecimiento activo desarrolladas al amparo
AGE y FUTURAGE representan, sin duda, dos de los esquemas de financiación proporciona-
referentes, estructurados y dirigidos por el pro- dos por distintos departamentos de la Comisión
fesor A. Walker, que se sustancian en equipos Europea, mientras AGE Platform Europe, junto
de investigadores multidisciplinares y multina- con la Comisión Europea y el Comité de las
cionales10. Tanto es así que, para algunos auto- Regiones, preparó un documento (AGE, 2011)
res, las investigaciones de Walker han ayudado que, además, remarcaba el papel que desempe-
10
Véanse http://www.era-age.group.shef.ac.uk y
11
Véase: http://mopact.group.shef.ac.uk
http://www.futurage.group.shef.ac.uk 12
Véase: http://www.siforage.eu/index_en.php
ñan los actores regionales y locales en el desa- las geográficas. En tercer lugar, las evidencias
rrollo de proyectos europeos. se muestran, obviamente, de acuerdo a los
objetivos de los proyectos, pero se construyen
El otro gran modelador de las políticas en muchos casos de abajo a arriba, dando en
sobre envejecimiento en Europa lo conforman este proceso la voz a las personas mayores. Y
las organizaciones de la sociedad civil. De entre por último, aunque no menos importante, los
el amplísimo elenco de estructuras societarias, aspectos estudiados tienden a ser interdiscipli-
destaca la ya citada AGE Platform Europe, una nares, sin que se limiten a cumplir objetivos de
asociación de organizaciones de mayores y de corto alcance ni a atenerse a políticas europeas
la sociedad civil, nacida para “articular las opi- previamente establecidas. Puede que las eviden-
niones, necesidades e intereses” de las perso- cias encontradas, en conjunto, no entren a for-
nas mayores en Europa. Integrada por 120 mar parte de los instrumentos que los decisores
organizaciones de 32 países, mayoritariamente políticos necesitan para la construcción de polí-
europeas, su contribución fundamental con- ticas públicas. Muchas veces esas políticas están
siste en considerar a la persona mayor como un previamente condicionadas por factores políti-
“recurso” capaz de aportar sus capacidades a la cos emanados de instancias distintas a las que
sociedad, superando la visión negativa habitual procura la investigación y las que sugieren las
(edadista) que se tiene de los mayores y consi- personas mayores socialmente organizadas. Los
guiendo así que las distintas estructuras de la siguientes apartados incluyen una valoración
UE valoren el papel de los mayores en la socie- del significado de dichas políticas.
dad a la hora de diseñar sus políticas públicas.
Para hacer efectiva esta misión, sus principales
áreas de interés se enmarcan, en buena medida,
en los planteamientos de MIPAA y de las reso- 4. Las líneas maestras de
luciones de la ONU sobre derechos humanos, las políticas europeas sobre
como son la no discriminación, la solidaridad envejecimiento
intergeneracional, la participación social, el ase-
guramiento de una renta económica digna, el
mantenimiento de la persona en el empleo (en
En general, se puede afirmar que las polí-
función de su capacidad de decidirlo), el apren-
ticas europeas sobre envejecimiento se mueven
dizaje a lo largo de la vida, el aseguramiento de
en una doble dirección, a veces contradictoria,
un envejecimiento con salud, los cuidados y el
a veces complementaria, según señalan diver-
reconocimiento del papel de los cuidadores. Su
acción social y política está dividida en nueve sos expertos. Una es la visión “productivista”,
áreas entre las que destacan empleo y partici- que pone énfasis primordial en la extensión de
pación activa, los entornos amigables con los la vida laboral (Walker y Maltby, 2012; Foster y
mayores, rentas adecuadas e inclusión social, o Walker, 2015), en línea con los propios plantea-
envejecimiento saludable13. Como consecuencia mientos de la UE desde la década de los 90 del
de todo ello, AGE es un actor habitual partici- siglo XX, y también con los de la OCDE. Para
pante en proyectos europeos relacionados con Moulaert y Biggs (2013), esta forma de enten-
la población mayor. der la política pública, bajo una perspectiva
neoliberal, limita la capacidad regulatoria del
En resumen, cabe extraer diversas conclu- Estado. La otra perspectiva se orienta hacia una
siones generales. En primer lugar, cabe destacar consideración “omnicomprensiva” del enve-
el papel que desempeñan la investigación y los jecimiento siguiendo los planteamientos de la
actores sociales en la generación de evidencias ONU y la Organización Mundial de la Salud
para las políticas públicas en Europa, a través (Sidorenko y Walker, 2017). En este caso, se
de los proyectos como principal instrumento. ofrece una visión que potencia la “contribución
En segundo lugar, es asimismo reseñable que, social” de la población mayor (Moulaert y Biggs,
en esta tarea, los investigadores tienden a com- 2013), muy arraigada en los análisis científicos
partir sus estrategias con otros actores, esen- que, hasta cierto punto, sirven de base para la
cialmente organizaciones de la sociedad civil e construcción de políticas públicas sobre enve-
instituciones políticas de distinto rango admi- jecimiento en Europa (Moulaert y Paris, 2013).
nistrativo y organizativo, y en distintas esca- La tensión entre estas dos fuerzas se manifiesta
a lo largo de los distintos hitos que han mar-
Véase: http://www.age-platform.eu/age-policy-areas
13
cado la política europea en las últimas décadas,
desde el Año Europeo de las Personas Mayores los documentos acerca de las políticas públicas
de 1993 (Foster y Walker, 2015) hasta el Año europeas sobre el envejecimiento?
Europeo del Envejecimiento Activo y la Solida-
ridad Intergeneracional (Richardson, Marques El cuadro 1 recoge la distribución de citas,
y Morgan, 2015; Sidorenko y Walker, 2017), referidas a los códigos seleccionados y extraídas
sin olvidar el proceso de evaluación del MIPAA del análisis de los documentos mediante Atlas.Ti
en Europa y otros eventos, como los Consejos y las relaciones que, en esos mismos documen-
Europeos celebrados en Estocolmo y Lisboa en tos, se establecen entre los códigos.
el año 2000, la Estrategia Europea de Empleo de
1997 o la Cooperación Europea para la Innovación En esencia, los documentos muestran dos
en Envejecimiento Activo y Saludable (EIPAHA). pilares básicos de las políticas europeas: por un
lado, salud y cuidados; por otro, trabajo. Ambos
También es apreciable una diferente ámbitos captan casi el 40 por ciento de las citas.
metodología en la construcción de medidas.
Le siguen a una distancia apreciable las citas sobre
Mientras la UE, que enfoca su política sobre
el aprendizaje a lo largo de la vida, los servi-
envejecimiento hacia la visión productivista (y a
cios provistos a los ciudadanos, las actividades
veces generalista), utiliza el “método abierto de
que suponen participación social, y las pensio-
coordinación” como forma de establecer una
cooperación entre Estados con políticas dife- nes. Esos dos ámbitos se estructuran de forma
rentes y heterogéneas, la ONU sigue el principio coherente porque la salud y los cuidados tienen
de revisión cada cinco años de las orientacio- una relación evidente con los servicios (predo-
nes políticas que emanan del MIPAA (Marín y minantemente, de salud) proporcionados por
Zaidi, 2017). De esta distinta forma de proceder estructuras de protección social y que facilitan
se derivan lógicamente resultados no siempre la participación activa, todos ellos aspectos con-
coincidentes. siderados como derechos que deben ser reco-
nocidos y cubiertos. Además, la salud se vincula
Pero, en este punto parece oportuno for- con el trabajo, en la medida en que también es
mular la siguiente pregunta: ¿qué transmiten un componente relacionado con las condiciones
Cuadro 1
Cuadro 2
laborales de quienes envejecen, que se comple- la UE, junto al trabajo (28,6 por ciento de las
menta con otros, más específicos del mundo del citas) y otros ámbitos vinculados (ICT), desplie-
trabajo, como las pensiones y el aprendizaje a lo gan una política más holística mediante otras
largo de la vida. Aunque mucho menos citadas, medidas (salud y cuidados, participación, pro-
las medidas de fomento de las tecnologías de tección social, entorno); mientras, en la UNECE,
información y comunicación abren una expecta- la atención a la salud (cuidados y servicios), la
tiva hacia una cierta nueva visión, vinculada con protección social y el entorno residencial mar-
la salud (al proveer herramientas para cuidados can las líneas prioritarias, incluyendo también
de salud más eficientes mediante innovaciones medidas relacionadas con el mercado de tra-
tecnológicas), pero también con el aprendizaje bajo. En definitiva, son medidas más próximas a
(que ayude a superar la brecha digital) o con la las recomendaciones del MIPAA. El modelo más
economía plateada (entendida como una forma diferenciado es el del Consejo de Europa, con
distinta de estructurar la actividad económica casi la mitad de las citas referidas a la protec-
que se genera en torno a las personas mayores). ción de los derechos humanos, sin olvidarse del
significado de la salud y el mercado de trabajo.
Los actores (organismos) orientan las
políticas sobre envejecimiento conforme a su
propia misión y sus objetivos, en cuanto orga-
nizaciones que sirven a los intereses de los paí- 4.1. Las políticas europeas sobre
ses que las componen (cuadro 2). Las medidas
referidas al mantenimiento de la población que el mercado de trabajo y
envejece en el mercado de trabajo están fuerte- las personas mayores
mente presentes en los documentos de todos
los actores, especialmente de la OCDE, que se
ve apoyada por el fomento de medidas sobre La permanencia de las personas mayores
aprendizaje, ICT y cuidados de problemas de en el mercado de trabajo es la línea fundamen-
salud. Sin embargo, la UE y la UNECE presen- tal de actuación de la OCDE, también visible
tan conjuntos de medidas más diversificadas: en los documentos de otros organismos inter-
Figura 1
Aprendizaje
Se vincula con...
Apoya a...
Apoya a...
Se vincula con... Salud Se vincula con... Apoya a... Se vincula con... Derechos
ICT Pensiones Trabajo humanos
y cuidados
Se vincula con...
Se vincula con...
Apoya a...
Protección social
Participación activa
como la salud o la protección social, interactúan lló la Estrategia Regional Europea de Implemen-
de una forma evidente con las medidas relacio- tación del MIPAA (RIS).
nadas con el mercado de trabajo: la primera,
vinculada al mantenimiento de buenas condi- La última fase de evaluación del MIPAA,
ciones en los puestos de trabajo que no inci- desarrollada recientemente en Lisboa, en 2017,
dan negativamente en su salud; la segunda, en refuerza esta línea de actuación al destacar, en
conexión con el amplio conjunto de medidas la Declaración final (UNECE, 2017a) a través
que aseguran la protección del individuo en un de la iniciativa “Encouraging longer working
estado de bienestar amplio. life and ability to work”, junto a otras mucho
más orientadas a otorgar valor a la persona que
Ya en el MIPAA (2003: 17-18) se esta- envejece, reconocer su potencial como agente
blece, a través de catorce medidas, la necesidad social y asegurar una vida con dignidad, así
de ofrecer a las personas mayores oportunida- como también a tomar conciencia de su poten-
des para seguir trabajando14. Estas superan las cial de vida saludable, en una economía pla-
propias condiciones del mercado de trabajo teada y en un mundo de participación social
insistiendo en otros aspectos, como la partici- basada en el voluntariado (UNECE, 2017b).
pación de la mujer de edad (medida d), la lucha Incluso las organizaciones no gubernamenta-
contra la exclusión social a través del trabajo les, también reunidas en Lisboa, destacan en su
(medida c) o el emprendimiento empresarial de Declaración la importancia y el significado de
las personas mayores en relación con el mer-
los mayores (medida e). Orientaciones seme-
cado de trabajo, poniéndolas en el centro de las
jantes emanaron de la Conferencia Regional
acciones que desarrollan, como, por ejemplo,
Europea de Berlín (UNECE, 2002), que desarro-
combatir los estereotipos y la discriminación de
14
A través de la Orientación Prioritaria I, sobre el
los trabajadores mayores y valorar su papel como
desarrollo de las personas de edad; concretamente, el objetivo cuidadores (UNECE, 2017c). En el caso de la UE,
1 de la cuestión 2, sobre el empleo y el envejecimiento. estas medidas relacionadas con el mercado de
desarrollo de las personas mayores; la segunda, to local and regional actors, Committee of the
salud y bienestar; y la tercera, entorno. La rea- Regions, Bruselas.
lidad es que, después de los ciclos de evalua-
ción del MIPAA, la seguridad económica, la Comisión Europea (2002), Comunica-
salud y una perspectiva de derechos aparecen ción de la Comisión al Consejo y al Parlamento
como las dimensiones más consolidadas hasta Europeo. La respuesta de Europa al envejeci-
el momento. Pero los marcos políticos que rigen miento a escala mundial Promover el progreso
en Europa, con la concurrencia de múltiples económico y social en un mundo en proceso de
actores, objetivos y estrategias, sugieren distin- envejecimiento, Contribución de la Comisión
tas formas de definir y orientar las políticas. La Europea a la segunda Asamblea Mundial sobre
UE tiene una mayor fuerza a la hora de vincular sus el Envejecimiento, Bruselas.
políticas con las de los Estados, entre otras razo-
nes, porque muchas se benefician de esquemas — (2007), Carta de los Derechos
de financiación que complementan a las pro- Fundamentales de la Unión Europea, Bruselas.
pias de los Estados. — (2012), La aportación de la UE al
Por su parte, la UNECE, la OCDE o el Con- envejecimiento activo y a la solidaridad entre
sejo de Europa, con un ámbito de aplicación más las generaciones, Luxemburgo, Oficina de
amplio que la propia UE, carecen de la misma Publicaciones.
fuerza para instar a la aplicación de sus pro-
puestas en los Estados miembros. Otro hecho Consejo Económico y Social Europeo (2012),
destacado es que la UE no ha adoptado una Dictamen del Comité Económico y Social
posición firme respecto al enfoque de los dere- Europeo sobre ‘Horizonte 2020: Hojas de ruta
chos humanos de las personas mayores. Solo para el envejecimiento, Bruselas.
algunas iniciativas emanadas de organizaciones
Consejo de Europa (2012), Declaración del
de la sociedad civil europeas (AGE Platform) e
Consejo sobre el Año Europeo del Envejecimiento
internacionales (HelpAge International) están
Activo y de la Solidaridad Intergeneracional
procurando la concienciación social en este sen-
(2012): estrategia futura, Bruselas.
tido, con el objetivo de aprobar una carta vincu-
lante de los derechos humanos de las personas — (2014), Recommendation CM/
mayores. En contraposición, es muy firme y está Rec(2014) of the Committee of Ministers to
muy desarrollada la política de potenciación de member States on the promotion of the human
la permanencia de las personas mayores en el rights of older persons, Steering Committee
mercado de trabajo, facilitando herramientas y of the Human Rights, Council of Europe,
recursos para ello y vinculándola a la sostenibi- Estrasburgo, (https://search.coe.int/cm/Pages/
lidad del sistema de pensiones, percibida como result_details.aspx?ObjectID=09000016805c6
una de las dimensiones más sobresalientes del 49f). Acceso 31 de mayo de 2018.
Estado de bienestar.
Una visión a más largo plazo y desde una — (2015), European Social Charter,
perspectiva micro permitiría evaluar el impacto Council of Europe, Estrasburgo.
del conjunto de estas políticas en los diferentes Consejo de la Unión Europea (2010),
países, utilizando indicadores adecuados para Envejecimiento Activo, Unión Europea, Bruselas.
analizar su progreso. Es previsible que los países
europeos, más envejecidos y con mayor impli- Eurostat (2018), Population structure and
cación en el desarrollo de políticas sobre enve- ageing, (http://ec.europa.eu/eurostat/statistics-
jecimiento, hayan avanzado en el sostenimiento explained/index.php/Population_structure_and_
digno de la población adulta mayor y en su con- ageing). Acceso 9 de abril de 2018.
sideración como personas merecedoras de reco-
nocimiento y apoyo. Foster, L., y A. Walker (2015), “Active
and Successful Aging: A European Policy
Perspective”, The Gerontologist, 55(1): 83-90.
Bibliografía
Friese, S.; Soratto, J., y D. Pires (2018),
“Carrying out a computer-aided thematic content
AGE Platform Europe (2011), How to analysis with ATLAS.Ti”, MMG Working Paper,
promote active ageing in Europe. EU support 18-02, Göttingen.
los datos más recientes muestran que el saldo 2066 la población de 65 o más años se esti-
con el exterior retoma un signo positivo pero de maba en el 34,6 por ciento según la proyección
menor magnitud. La inmigración de la primera con base 2016, mientras que ese porcentaje se
década del siglo no respondería a una “migra- reduce al 31,0 por ciento según la proyección
ción de reemplazo”, pues se sumó a importan- con base 2018). No obstante, y con indepen-
tes efetivos de población en edades adultas, dencia de las cifras totales de población y de la
sino a satisfacer determinados nichos del mer- estructura relativa de la pirámide demográfica,
cado de trabajo formal e informal. Esos flujos, todas las proyecciones realizadas para España,
si bien han rejuvenecido la pirámide de pobla- como las de la mayoría de los países de nuestro
ción (de forma directa aportando población, entorno, prevén un fuerte incremento en los
y de forma indirecta vía natalidad), también efectivos de personas mayores en las próximas
han amplificado cohortes ya de por sí numero- décadas, fruto de los avances en la longevidad
sas. Según las Cifras de Población de 2017 casi y de la llegada a esas edades de las cohortes
uno de cada cinco residentes en España de 40 a del baby-boom, a las que se han agregado los
49 años había nacido en otro país, cuando contingentes de migrantes.
en 2002, quince años antes, el peso de los no
autóctonos en esas mismas cohortes no alcan-
zaba el 10 por ciento.
2. Modelo de simulación
gráfico condicionan el equilibrio del sistema El denominador es el gasto total del sis-
de pensiones, sobre todo su tendencia a largo tema de pensiones (de personas que han coti-
plazo, mientras que a más corto plazo adquie- zado directamente o a través de familiares, o de
ren relevancia factores asociados a la actividad personas que no han contribuido). Se obtiene
económica, y notablemente la evolución del por la suma de la población por edad N(x) mul-
nivel de ocupación de la población. Los facto- tiplicado por el importe medio de las pensiones
res económicos también inciden a largo plazo a esta edad P(x).
sobre ese equilibrio, por ejemplo, los niveles de
los salarios y de la cuantía de las prestaciones
por pensiones, al tiempo que pueden modifi-
car la dinámica demográfica, especialmente la 2.2. Reconstrucción del pasado
magnitud y el signo de los flujos migratorios
exteriores. En el modelo suponemos que los
demográfico y escenarios
factores económicos de cambio a largo plazo de futuro
no se modifican, ya que el propósito es explo-
rar todas las dimensiones posibles del cam-
bio demográfico, y para ello es más operativo El modelo requiere información por
mantener constante el factor económico. No sexo y edad simple de la población de 15 o
obstante, es obvio que esos factores se modifi- más años para el periodo 1970-2070, lo que
carán en el tiempo y, por consiguiente, las con- se obtiene a partir de la reconstrucción de las
diciones de funcionamiento y sostenibilidad generaciones nacidas entre 1870 y 2055. La
del sistema de pensiones son más complejas reconstrucción se ha realizado a nivel gene-
que las aquí simuladas. racional utilizando datos observados y/o
estimados para el periodo anterior a 2016,
y proyectados a partir de esa fecha. Al flujo
anual de nacimientos por sexo desde 1870 se
le aplican las correspondientes probabilida-
2.1. El indicador de sostenibilidad des de morir por generación para calcular los
demográfica supervivientes de la cohorte a cada edad, y
finalmente a esos supervivientes se les añade
o sustrae una estimación del saldo migratorio
El principal resultado del modelo es la con el exterior para obtener sus efectivos por
construcción de un indicador de sostenibilidad edad y sexo en cada año.
demográfica (ISD), que sirve de base en los grá-
ficos presentados a continuación. El ISD mide la La serie de nacimientos hasta el año
relación entre el total de las cotizaciones con- 2015 se obtiene a partir de los valores oficiales
tribuidas por los trabajadores y el total de las del INE desde el año 1887, con correcciones
pensiones: antes de 1975 en respuesta a su subregistro
(Blanes, 2007; Devolder, Ortiz y Zeman, 2016),
ISD =
∑x N ( x ) I ( x ) K estimándose los valores anteriores mediante
una retropolación de la población por edad
∑x N ( x ) P ( x ) de los censos de finales del siglo XIX. A partir
del año 2016, la cifra anual de nacimientos se
deriva mediante tres escenarios de evolución
El numerador corresponde al total anual futura de la fecundidad: a) constante en el
de las cotizaciones al sistema público de pensio- nivel observado en 2015 (1,33 hijos por mujer,
nes. Se determina por la suma de la población a cercana a la proyección del INE en 2016, en la
cada edad N(x), multiplicada por el nivel medio que la fecunidad sube a 1,38 en el año 2066);
de los ingresos brutos a esta edad I(x) y el nivel b) moderadamente creciente hasta estabili-
medio del factor de contribución K, es decir la zarse en 2050 hasta los 1,55 hijos por mujer
proporción de los ingresos brutos que revierten (nivel similar a la hipótesis de las proyecciones
al sistema. Hemos retenido un valor del 23 por INE de 2018); y, c) rápida e intensa recupera-
ciento para este factor K, lo que corresponde a ción para alcanzar el nivel de reemplazo a par-
su nivel medio actual. tir de 2040.
Gráfico 1
800.000
700.000
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 2030 2050 2070
Año
Fecundidad sube a 2,1 en 2040 Fecundidad sube a 1,55 en 2050 Fecundidad constante
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística y proyecciones de población propias.
Gráfico 2
90
Esperanza de vida
80
70
60
50
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 2030 2050 2070
Generaciones
tivamente. Por su parte, para los nacidos en El gráfico muestra la transición migratoria
1960 (primeras cohortes del baby-boom) se de España, de ser un país emigratorio hasta
prevé que, de mantenerse las tendencias de los años 1990 a un país de inmigración, al
evolución de la mortalidad, el 80 por ciento tiempo que pone en perspectiva histórica la
de los hombres y el 89 por ciento de las muje- magnitud del boom inmigratorio de princi-
res alcanzarán los 65 años, con una esperanza pios del siglo XXI. Finalmente, se constata la
de vida por delante que, en los hombres, dificultad de formular escenarios de evolución
rondará los 24 años, y en las mujeres, los 28 futura de las migraciones, con tres proyeccio-
(Blanes, 2015). En síntesis, los progresos en el nes que ofrecen cifras dispares. La proyección
retraso de la mortalidad aumentarán en mayor INE 2016-2066, en la que se basa el escena-
medida los años vividos en periodos de inacti- rio principal de nuestro modelo, fue muy pru-
vidad que los vividos en actividad. El gráfico 2 dente al situar el saldo neto con el exterior
resume las condiciones de mortalidad aplica- por debajo de las 100.000 personas/año. En
das al modelo utilizando el indicador de espe- cambio, su proyección 2018-2068 representa
ranza de vida al nacimiento de las mujeres un cambio sustancial, con una previsión de un
saldo exterior máximo de 340.000 personas
españolas, según año de nacimiento.
en 2021, y un valor medio anual, para el con-
junto del periodo, de casi 180.000 personas.
Finalmente, se recontruye la evolución del Por su parte, la proyección de Eurostat de
saldo migratorio pasado y futuro de acuerdo 2015 para España es prudente en el corto
con tres escenarios de evolución prevista plazo, pero a más largo plazo se estiman
para España (gráfico 3). Esos datos, repartidos niveles que duplican los de la proyección INE
por edad y por sexo a partir de un calenda- 2016-2066. Obviamente, este abanico de
rio migratorio, permiten obtener la estima- “futuros” posibles desemboca en conclusio-
ción final de los efectivos por edad y sexo de nes muy diferentes sobre la evolución de la
las generaciones en cada año del periodo. población en edades activas.
Gráfico 3
Gráfico 4
2.4
Indicador de sostenibilidad demográfica
2.2
2.0
1.8
1.6
1.4
1.2
1.0
0.8
0.6
0.4
0.2
0.0
1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070
Año
1) Datos INE 2) Ídem a 1) sin migración exterior 3) Ídem a 2) sin baby-boom
tuvo por encima de 1,2 hasta el año 2022 gra- tes escenarios de futuro sobre la evolución de
cias a la incorporación de las generaciones del la mortalidad/esperanza de vida (panel 1), la
baby-boom al mercado de trabajo y a la llegada fecundidad (panel 2) y las migraciones interna-
de la inmigración internacional. Sin baby-boom cionales (panel 3). Si la mortalidad se mantu-
y sin inmigración internacional, las tensiones viera constante en el futuro al nivel de 2015, la
demográficas en el sistema de pensiones serían sostenibilidad demográfica del sistema de pen-
hoy mayores, en concreto el ISD tendría un valor siones caería hasta 0,72 en 2045 (contribuciones
un 30 por ciento más bajo. Es importante cons- inferiores en un 28 por ciento a las pensiones).
tatar que, desde una perspectiva estrictamente Si aumentara la esperanza de vida en el futuro
demográfica, la sostenibilidad demográfica al ritmo de las últimas décadas, el indicador
del sistema ha mejorado gracias a la inmigra- de sostenibilidad caería hasta 0,6 en 2045. El
83 por ciento del descenso de la sostenibilidad
ción, porque el nivel de sostenibilidad de 2016
demográfica hasta el 2045 es directamente atri-
mejoró respecto al de 2000.
buible al efecto de la variación del tamaño de las
cohortes que se jubilan (los baby-boomers), y el 17
por ciento al aumento de la esperanza de vida
(su duración). Este cálculo resulta de comparar
3.2. Tendencias (¿y soluciones la disminución del ISD entre 2015 y 2045, sin
demográficas?) a corto y y con aumento de la esperanza de vida (y con-
firma los resultados de Lee y Zhou (2017), que
medio plazo atribuyen más importancia a la evolución de los
nacimientos que a la mortalidad en la progre-
sión del envejecimiento).
Los paneles del gráfico 5 representan el
indicador de sostenibilidad demográfica pro- Para medir el impacto de la recuperación
yectado hasta el año 2070, según diferen- de la fecundidad sobre la sostenibilidad demo-
Gráfico 5
gráfica del sistema de pensiones, barajamos nibilidad respecto al escenario sin crecimiento
dos escenarios de crecimiento de la fecundidad migratorio. Si el saldo aumentara hasta cifras
(gráfico 5). En el primero, la fecundidad crece de 250.000 personas anuales, el indicador cre-
tendencialmente de 1,33 hijos por mujer a 2,1 cería en 10 puntos hasta el año 2050 (de 0,55
entre 2016 y 2100. En el segundo, la fecundidad hasta 0,65). A largo plazo, en 2070, ningún
alcanza los 2,1 hijos por mujer en 2040 y pos- escenario es suficiente para revertir la caída del
teriormente se mantiene constante en ese nivel. indicador de sostenibilidad.
La recuperación de la fecundidad tiene efectos a
largo plazo sobre la sostenibilidad demográfica
del sistema, pero son imperceptibles antes de
2050. La recuperación exprés de la fecundidad 3.3. La edad de la jubilación
mejoraría la sostenibilidad del sistema en 2070,
aunque no sería suficiente para revertir su caída.
Desde un punto de vista teórico, retrasar
La inmigración tiene a corto plazo efec- la edad de la jubilación es una solución senci-
tos positivos sobre la sostenibilidad demo- lla para garantizar la sostenibilidad demográfica
gráfica del sistema (gráfico 5). Sin embargo, del sistema de pensiones. Con ello, el periodo de
a medio y a largo plazo los inmigrantes tam- cotización se alarga y el de jubilación se acorta.
bién se jubilan. Un saldo migratorio mode- El gráfico 6 muestra la edad de la jubilación que
radamente positivo y creciente en el tiempo, mantendría el sistema en equilibrio según dos
de 12.000 personas/año en 2016 a 80.000 a escenarios (un enfoque similar es presentado
partir de 2065, según la última previsión del por Sanderson y Scherbov, 2010). El primer
INE, mejoraría ligeramente los índices de soste- escenario refleja las condiciones demográficas
Gráfico 6
Esperanza de vida
75 80 85 90
75
Edad de jubilación de equilibrio
70 -0,2%
-0%
65 +0,2%
60
55
1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070
Año
Datos INE Modelos tendenciales
Nota: La curva negra está basada en la población observada hasta 2015 y proyectada por el INE. La curva gris está basada
en un modelo que tiene en cuenta principalmente el cambio en la mortalidad, sin migraciones ni variaciones en la natalidad.
Fuente: Elaboración propia con datos INE y cálculos propios.
observadas entre 1970 y 2015 y las proyectadas activa, en una edad de jubilación relativamente
por el INE hasta 2070. En 1970, gracias a las alta en relación a los niveles de esperanza de
favorables condiciones demográficas del país, vida de la época y la salida del mercado de tra-
la edad de jubilación hubiera podido fijarse en bajo de unas cohortes escasas y castigadas por
los 56,8 años, 4,5 años menos que la estimada una mortalidad más elevada que la actual. La
en 2016. La incorporación plena de los baby- jubilación de los baby-boomers, el crecimiento
boomers al mercado de trabajo, sumada a la de la esperanza de vida y la entrada al mer-
llegada de la inmigración internacional, hubiera cado laboral de generaciones vacías configura
permitido disminuir la edad a la jubilación de un futuro demográfico radicalmente distinto.
62,3 en 1999 a 60,7 en 2009, año a partir del En consecuencia, la sostenibilidad venidera del
cual crecería hasta los 73,8 en 2058 cuando las sistema de pensiones no podrá apoyarse en la
generaciones del baby-boom estarán comple- demografía. Ni una poco probable recuperación
tamente jubiladas. Las oscilaciones observadas rápida de la fecundidad ni un saldo migrato-
en la edad a la jubilación de equilibrio reflejan rio positivo de hasta 250.000 entradas anuales
la entrada y salida del mercado de trabajo de podrían revertir el efecto de la jubilación de los
cohortes de distinto tamaño. baby-boomers y del crecimiento de la esperanza
de vida sobre el sistema. Sin embargo, esto
El segundo escenario refleja la evolución no significa que la demografía del futuro sea
de la edad de jubilación de equilibrio en un un obstáculo para la viabilidad del sistema de
modelo de población que repite las condiciones pensiones. Ajustar los periodos de cotización y
de mortalidad del primer escenario, pero asume jubilación en función de la esperanza de vida es
un crecimiento anual de los nacimientos entre una medida razonable para cuadrar las cifras.
-0,2 por ciento y 0,2 por ciento. Este modelo Ahora bien, este ajuste debería basarse exclusi-
de población no está sujeto a variaciones brus- vamente en las ganancias de esperanza de vida
cas en el número de nacimientos, debidas, por y no en las necesidades del sistema para cuadrar
ejemplo, a los efectos coyunturales del baby- las cuentas ante la jubilación de generaciones
boom. Tampoco contempla salidas y entradas de mayor o menor tamaño. En efecto, penalizar
por migración. La diferencia en la edad de jubi- unas generaciones sobre otras por su tamaño
lación de equilibrio entre el umbral de mayor produciría inequidad intergeneracional.
crecimiento (0,2) y el de menor (-0,2) es de dos
años. En este modelo, la edad de jubilación de En este ejercicio hemos dejado intencio-
equilibrio aumenta según crece la esperanza nadamente al margen el impacto de las varia-
de vida, situándose en 2030 en los 65 años en ciones económicas en el sistema para aislar el
los dos escenarios. A partir de este año, la jubi- efecto del cambio demográfico de forma nítida.
lación de los baby-boomers obligaría a retrasar Lógicamente, si modificáramos los parámetros
la edad de jubilación a un ritmo mayor de lo económicos, los niveles de sostenibilidad demo-
que sería necesario si solo tuviéramos en cuenta gráfica del sistema de pensiones variarían. Por
el aumento de la esperanza de vida. En el año ejemplo, según nuestro modelo, el aumento de
2050, la diferencia entre un escenario con o sin un punto porcentual en el nivel de cotización,
baby-boomers es de casi seis años. es decir, pasar del 23 por ciento al 24 por ciento
del salario, permitiría reducir entre cinco y siete
meses la edad de jubilación de equilibrio y retra-
saría entre tres y cinco años el momento en el
4. La viabilidad demográfica que el sistema entraría en déficit. La economía
del sistema , una reflexión española tiene amplio recorrido para mejorar
de conjunto sus niveles de productividad y de ocupación. El
aumento de la actividad y ocupación entre los
jóvenes y la población mayor de 60 años, así
En los últimos cuarenta años, la sociedad como también la igualación de las tasas de ocu-
española ha consolidado un sistema de pensio- pación femenina y masculina tendrían efectos
nes basado en la solidaridad intergeneracional positivos sobre la sostenibilidad del sistema a
y el modelo de financiación por reparto sobre corto y a medio plazo. Si la economía española
unas condiciones demográficas irrepetible- sabe capitalizar y mejorar la productividad de
mente favorables; unas condiciones basadas sus activos, la demografía no pondrá obstáculos
en el crecimiento continuado de la población a la viabilidad del sistema.
La demografía de las altas esperanzas en los últimos 30 años”, Panorama Social, 10:
de vida, de los nacimientos menguantes, del 23-39.
crecimiento de la población a expensas de los
movimientos migratorios y de las pirámides Devolder, D.; Ortiz, E., y K. Zeman, (2016),
transformadas en obeliscos, ha venido para “Human fertility database documentation:
quedarse. Pero esto no implica que los sistemas Spain”, The Human Fertility Database (https://
de pensiones basados en la idea de reparto no www.humanfertility.org/Docs/ESP/ESPcom.pdf).
sean sostenibles en estas condiciones. Para ello,
habrá que adecuar los periodos de trabajo y Fernández Córdon, J. A. (2015), “Relaciones
jubilación a los incrementos netos de esperanza intergeneracionales, demografía y economía
de vida de una forma justa y equitativa con el en relación con las pensiones”, Cuadernos de
tipo de trabajo y el esfuerzo que han realizado Relaciones Laborales, 33 (2): 235-258.
las generaciones en el pasado, con independen-
cia de su tamaño. La sostenibilidad futura exige INE (Instituto Nacional de Estadística)
mejoras en la productividad de la economía y (2016), “Proyecciones de la población de
cambios en la provisión económica del sistema. España, 2016-2066. Metodología”, Madrid
De lo contrario, la confianza de la ciudadanía (www.ine.es).
en el sistema de pensiones mermaría. Para el
sistema, esto supondría un desafío de mayor Lee, R., e Y. Zhou (2017). “Does fertility or
alcance que el demográfico. mortality drive contemporary population aging?
The revisionist view revisited”, Population and
Development Review, 43(2): 285–301.
Para ello, se analiza cada uno de los componen- didad alta que antes generaba un crecimiento
tes de la relación de dependencia, y se avanza en moderado, se convierte en un doble impulso
una metodología alternativa para la considera- para el crecimiento vegetativo de la pobla-
ción de los ingresos. A partir de esta propuesta, ción: tanto por el efecto propio de la supervi-
se recalcula el indicador de dependencia, obte- vencia (que reduce la pérdida de individuos en
niendo resultados sensibles a la evolución de los cada cohorte a medida que crecen) como por
contextos productivos en los que se produce el hecho de que son más las mujeres de cada
el envejecimiento. Finalmente, se abordan los cohorte que alcanzan la edad fértil y pueden
retos que el envejecimiento supone en términos aportar nuevos individuos. El crecimiento vege-
de distribución intergeneracional y se reflexiona tativo que este fenómeno produce se reduce
sobre el trasfondo de los problemas financieros cuando, a continuación, desciende la fecundi-
que afrontan los sistemas de pensiones en con- dad. Por otro lado, el incremento de la super-
textos de envejecimiento. vivencia por la prolongación de la expectativa
de vida de personas mayores implica que los
individuos mayores de 64 años permanecen
2. ¿Un “problema” demográfico ? durante más tiempo en la población. En con-
junto, de este proceso resulta una transforma-
ción de la estructura por edades que modifica
El proceso conocido como “transición la tradicional pirámide poblacional, no solo por la
demográfica” se inicia con la reducción de la reducción de la base por causa de la menor
mortalidad, que no solo impacta en una pro- fecundidad, sino también por la menor pérdida
longación de la expectativa de vida, sino que de población a medida que las generaciones lle-
también, al producirse principalmente por la gan a edades mayores. En el gráfico 1 puede
reducción de la mortalidad infantil, supone un apreciarse la transformación de la composición
incremento de la población que alcanza eda- por edades de la población española desde
des fértiles (Pérez Díaz, 2003)2. Así, una fecun- 1960 hasta el presente, y proyectando hasta el
Gráfico 1
100%
100%
90%
90%
Porcentaje de la población total
80%
80%
70%
70%
60%
60%
50%
50%
40%
40%
30%
30%
20%
20%
10%
10%
0%0%
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
0-14
0-14 15-64
15-64 65 65 o más
o más
2
Pérez Díaz (2003) define este fenómeno como
año 2050, con relación a tres grandes grupos de
“madurez de masas”. edad (menores hasta 14 años, personas mayores
desde 65 años y personas entre 15 y 64 años). la viabilidad material de los sistemas de protec-
Al comparar la población del comienzo con la ción social de la vejez? ¿Amenaza nuestras eco-
del final de la serie, se observa una reducción de nomías? ¿Amenaza el bienestar de otros grupos
la participación relativa de menores de 15 años de edad, como los niños?
(que pasan de representar en torno al 27 por
ciento a menos del 13 por ciento de la pobla-
ción) y un incremento de la de personas mayo-
res (que pasan de un 7 por ciento a representar 3. Aproximaciones al impacto del
un casi 22 por ciento al final de la serie). envejecimiento
intrínseca entre envejecimiento y crisis, si no de empleo y productividad). Así, el peso de los con-
toda la economía, al menos de las pensiones sumidores depende de sus niveles de consumo
que, por “razones de fuerza mayor”, parecen y no de su rol como generadores de recursos.
llamadas a deteriorarse, a no ser que las perso- Esto es fundamental, puesto que, ante un cam-
nas trabajen durante mas años. bio en la composición por edades de los con-
sumidores, computar solo aquellos en edades
En la actualidad existe cierto nivel de con- dependientes podría generar la imagen ficticia
senso acerca de las limitaciones del indicador de de un incremento de las cargas de consumo,
dependencia que, al no considerar las variables siendo que, en realidad, el incremento de con-
laborales, no da cuenta de la relación efectiva sumidores dependientes tiene su correlato, evi-
entre productores y consumidores dependien- dentemente, en la reducción de consumidores
tes (de los ingresos de los primeros). Por ello se productores.
han ensayado diversas modificaciones del indi-
cador, como la relación de dependencia formal Para ponderar la significación de la edad
y la de dependencia económica. con relación a la producción, tampoco se con-
sidera adecuado computar como productores
El indicador de dependencia formal o dependientes a las personas según su edad,
(Uthof et al., 2006) permite reconocer el papel sin tener en cuenta el impacto de las tasas de
de la actividad económica, el desempleo y la empleo, desempleo y productividad. La canti-
informalidad en los problemas de financiación dad efectiva de productores resulta de la pon-
de la Seguridad Social y, en consecuencia, la res- deración del peso de cada grupo de edad por su
ponsabilidad de factores extrademográficos en perfil etario como generador de ingresos. Para
las dificultades de sostenibilidad de los sistemas poder calcular la evolución de esta relación en
previsionales. Sin embargo, en este indicador las el tiempo, el indicador asume como constantes
personas dependientes y productoras son consi- en toda la serie los perfiles etarios de consumo
deradas todas como si tuviesen el mismo peso, e ingresos laborales (NTA, 2017). En el gráfico 2
en términos de “producción de ingresos” o de se compara el comportamiento de los dos indi-
“demandas de consumo”, sin tener en cuenta cadores de dependencia (demográfica y econó-
su edad ni las contingencias del mercado labo- mica) para el caso de España y se observa que
ral que llevan a que los ingresos sean diferentes mientras el recorrido es similar a lo largo de la
en las diversas edades. Ahora bien, cuando lo serie, la intensidad de los cambios es menor en
que se pretende es medir el efecto del cambio el caso de la dependencia económica.
en la estructura por edades, resulta fundamen-
tal comprender en qué medida las diferentes eda- Resulta problemático, sin embargo, ana-
des pueden estar asociadas con diferentes niveles lizar la evolución de esta relación en el largo
de ingresos y de consumo. plazo tratando, como si fuesen longitudinales,
patrones etarios transversales. En realidad, en el
En tal sentido, es fundamental la apor- caso del consumo podría ser adecuado conside-
tación del National Transfer Accounts (NTA) rar constantes los niveles por edad si lo que se
(Naciones Unidas, 2013), ya que permite busca establecer es la dificultad para preservar
atribuir a los grupos de edad un peso dife- o incrementar tales niveles. Es decir, cabe asu-
rencial como consumidores y como produc- mirlos como constantes siempre que constitu-
tores, en función de los patrones etarios yan la variable independiente en el diseño de
de consumo e ingresos de cada población. De la investigación. Sin embargo, es analíticamente
esta manera, el NTA reformula la relación muy problemático asumir la estabilidad de los
demográfica de apoyo (complementaria de la patrones de ingresos. Por un lado, los cambios
relación de dependencia), proponiendo un indi- en dichos patrones pueden estar asociados, en
cador de apoyo “económico” muy diferente. En parte, al proceso cuyos retos se trata de identifi-
dicho indicador se relaciona el total de los con- car (es decir, el cambio de las dinámicas demo-
sumidores (ponderados por su peso en función gráficas). Pero, además, su transformación
de patrones de consumo por edad) con el total de constituye uno de los factores fundamentales
productores (ponderados por su peso en fun- para establecer el reto que se intenta cuantifi-
ción de patrones de ingresos por edad, que tie- car. En efecto, la evolución de los patrones de
nen en cuenta el ingreso medio en cada edad, ingresos puede suponer, ante una misma trans-
una vez considerados sus niveles de actividad, formación en la estructura por edades, muy
Gráfico 2
1,4
1,2
0,8
0,6
0,4
0,2
0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Dependencia demográfica Dependencia económica
Fuentes: Elaboración propia con datos de Naciones Unidas (2017) y NTA (2017).
diversas consecuencias para la relación real y al cabo, establece la dimensión del reto eco-
entre demandas de consumo y disponibilidad nómico y permite comprobar posteriormente
de ingresos. si la sociedad está o no en condiciones para
afrontarlo.
sumo por edad. Si bien estos pueden cambiar Así pues, el monto total de las deman-
a lo largo del tiempo, ya se ha mencionado la das de consumo de la población española,
conveniencia de establecer unos patrones fijos en función de su estructura de edades, se
de consumo por edad como referencia, a modo de obtiene relacionando la población por edades
variable independiente. Ello permite orientar con estos patrones. Ese consumo agregado es
los indicadores hacia el reto que supone soste- el que utiliza el NTA para calcular la relación
ner (o incrementar) dichos niveles de consumo de dependencia económica. Sin embargo, un
en determinados escenarios demográficos. De problema de la relación de dependencia que
momento, los únicos patrones disponibles son propone el NTA es que la evolución de las
los de un año puntual para cada país que forma demandas de consumo no permite distinguir
parte del proyecto NTA, lo que, en el caso de entre, por un lado, los retos económicos que
España, corresponde a patrones de consumo derivan de factores vegetativos y, por otro, los
del año 2000. Pero es posible adaptar los niveles que resultan de la transformación de la estruc-
normalizados de consumo (establecidos como tura por edades. Dado que la demanda agre-
proporción del ingreso generado por un “traba- gada de consumo puede variar también por el
jador eficaz”)4 a los niveles totales de consumo incremento o la reducción de una población,
de un año cualquiera. Así, se puede establecer el análisis propuesto a continuación intenta
el valor monetario de los patrones de consumo distinguir el impacto de estos dos factores. En
en España para el año 2015, aplicando los dife- línea con lo propuesto en Minoldo y Peláez
renciales por edad conocidos en el año 2000, (2017), desagregaremos el consumo en tres
tal como puede observarse en el gráfico 3. componentes.
Gráfico 3
Patrones de consumo per cápita por edad. (España, niveles de consumo 2015
con patrones etarios de 2000)
30.000
25.000
US$ constantes de 2010
20.000
15.000
10.000
5.000
0
0 3 6 9 12 15 18 21 24 27 30 33 36 39 42 45 48 51 54 57 60 63 66 69 72 75 78
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017) y Banco Mundial (2018).
4
Para normalizar los patrones de ingresos y consumo, En primer lugar, el consumo “vegeta-
el NTS propone que la unidad corresponda a un trabajador tivo” es la parte explicada por la evolución
eficaz, asignándole el ingreso medio de los trabajadores de
30 a 40 años.
vegetativa de la población, y se estima atri-
Gráfico 4
500
400
300
200
100
0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Consumo extrademográfico Consumo etario Consumo vegetativo
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Gráfico 5
350
300
250
200
150
100
50
0
-50
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
1,26 por ciento; es decir, alcanzaría un incre- de las demandas de consumo explicadas por
mento del PIB per cápita de 1,26 por ciento la estructura de edades, y sostener su actual
en 20 años para neutralizar el incremento relación con la riqueza producida.
Gráfico 6
4
3
2
1
0
-1
-2
-3
-4
-5
2015
2017
2019
2021
2023
2025
2027
2029
2031
2033
2035
2037
2039
2041
2043
2045
2047
2049
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Para conocer cuál es el volumen del desafío De acuerdo con las proyecciones (gráficos
para la producción económica total, teniendo en 7 y 8), sostener en cada edad el mismo nivel
cuenta tanto la estructura por edades como el creci- de consumo que en 2015 será posible incluso
miento de la población, conviene observar la evo- produciendo menos riqueza en términos globa-
lución esperada del consumo global, en función les. Si el PIB acumulara un crecimiento del 1 por
de las proyecciones de Naciones Unidas (2017). ciento en los próximos diez años, e incluso si
Gráfico 7
4
3
2
1
0
-1
-2
-3
-4
-5
2015
2017
2019
2021
2023
2025
2027
2029
2031
2033
2035
2037
2039
2041
2043
2045
2047
2049
Consumo sin alterarse la estructura por edades
Consumo al transformarse la estructura por edades, segun proyecciones de población
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Gráfico 8
1E+12
8E+11
U$S constantes de 2010
6E+11
4E+11
2E+11
0
2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050
Consumo vegetativo
Consumo Vegetativo Consumo Etario
etario
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Gráfico 9
300.000.000.000
3E+9
U$S constantes de 2010
250.000.000.000
2,5E+9
200.000.000.000
2E+9
150.000.000.000
1,5E+9
100.000.000.000
1E+9
50.000.000.000
5E+9
0
1960
1964
1968
1972
1976
1980
1984
1988
1992
1996
2000
2004
2008
2012
2016
2020
2024
2028
2032
2036
2040
2044
2048
Consumo de personas en otras edades Consumo de mayores de 64 años
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
hacia 2050 cayera un 2 por ciento respecto a su podría tener un impacto sobre la capacidad de
nivel en 2015, la solvencia del consumo no se las sociedades para generar ingresos, al reducir
vería afectada en ninguna edad. el peso de las personas en edades productivas.
Así, el deterioro del equilibrio entre disponi-
Sin embargo, cuando se observa en el bilidad de ingresos y demandas de consumo
gráfico 9 la composición por edades de esa podría producirse por una reducción absoluta
demanda de consumo, distinguiendo la parte de la producción de ingresos, o bien por una
que corresponde a las personas mayores (de menor capacidad de responder a los retos vege-
65 o más años), se advierte que esta aumenta tativos. En ambos casos, la transformación de la
mucho, y que desde 2010 ya no lo hace acom- estructura por edades tendría un impacto nega-
pañada por un crecimiento del consumo global. tivo sobre el PIB per cápita.
dos, puede no explicar los retos efectivos para daderamente ante sí un problema vinculado
solventar económicamente tales demandas. con la cuantía de los ingresos que producen,
Así, al emplear patrones de ingresos fijos, se que es, en definitiva, una de las clave de las
pueden acabar estimando niveles de recursos inquietudes respecto al “problema del enveje-
de los que se deduzca un problema tan ficticio cimiento”. Contando con una información real
como tales estimaciones. En suma, el indica- de la “masa salarial” se podría, incluso, esti-
dor basado en ingresos estimados con patro- mar la sostenibilidad económica de avanzar en
nes estáticos no permitiría ni dar cuenta del transformaciones específicas en los niveles de
efecto de las edades sobre los ingresos, ni de consumo, como, por ejemplo, el incremento
la evolución real de la relación entre estos y las de la inversión en capital humano, en cuida-
demandas de consumo. dos durante la infancia o la vejez, o políticas
de expansión de cobertura pública de determi-
El planteamiento propuesto por el NTA
nados derechos.
ha contribuido a visibilizar el carácter con-
tingente de la relación entre las edades y la
producción, señalando que se trata de una Para evitar confundir la capacidad real
relación variable y que debe medirse empíri- de generación de ingresos por parte de la
camente. Por su parte, la Teoría de la Revo- población con el efecto de modificaciones en
lución Reproductiva (MacInnes y Pérez Díaz, la pauta distributiva primaria entre el capital
2008) pone de relieve que las transforma- y el trabajo, Minoldo y Peláez (2017) conside-
ciones demográficas se producen junto con ran conveniente no utilizar la “masa salarial”
otros cambios que afectan a los comporta- realmente verificada, sino una “masa sala-
mientos de las personas a nivel productivo, rial hipotética” (H), basada en la producción
con relación a la participación económica y a económica de la población y asumiendo una
las trayectorias de capacitación, que, además, pauta de distribución primaria estable. Así,
pueden tener un impacto sobre los niveles de bastaría tener un dato de PIB o una proyección
productividad de las sociedades. Sin embargo, del mismo en diversos escenarios, para poder
lo cierto es que tampoco se consigue identi- estimar, a su vez, la masa salarial. Se obtendría
ficar plenamente el impacto del cambio en de este modo un dato realista sobre los recur-
las edades sobre los ingresos empleando los sos disponibles para su distribución social, sin
patrones de ingresos efectivos para cada año dejar a un lado aquel crecimiento en la capaci-
de la serie: los cambios en los patrones de dad productiva de las poblaciones que puede
ingresos pueden explicarse bien por factores hallarse fuertemente vinculado con los propios
vinculados a la transformación de la estruc- cambios demográficos cuyo impacto econó-
tura por edades, bien por otros factores que mico se busca analizar.
afectan a los niveles de empleo y productivi-
dad. Aislar el impacto específico de las edades La reestimación de la capacidad produc-
requeriría contar con una cantidad de infor-
tiva mediante la masa salarial H evidencia la
mación y complejidad metodológica que posi-
enorme subestimación que resultaba de forzar
blemente no sea ni viable ni conveniente.
la estabilidad de los patrones de ingresos y agra-
Parece más útil y prometedor cuantificar vaba el deterioro en la relación de dependencia,
la capacidad real de las poblaciones para gene- atribuyendo efectos materialmente dramáticos
rar ingresos. Con una estimación de la “masa al envejecimiento de la población.
salarial”5 realmente generada podría calcu-
larse una relación de dependencia económica El gráfico 10 permite apreciar que los
no distorsionada, capaz de dar cuenta de la ingresos calculados tomando en consideración
medida en que ha quedado comprometida (o la capacidad productiva efectiva de los trabaja-
no) la sostenibilidad económica de las deman- dores han sido siempre mayores que los estima-
das de consumo. La ventaja estribaría en poder dos sin tener en cuenta los cambios productivos.
establecer cuándo las poblaciones tienen ver- Por tanto, la tradicional manera de estimar
ingresos tiende a subestimar la capacidad de la
5
Llamamos masa salarial al conjunto de ingresos población española para afrontar sus demandas
laborales, equivalentes a la relación entre la estructura por
edades de la población y los patrones de ingresos efectivos de consumo y produce deterioros ficticios en la
de cada año. relación de dependencia.
Gráfico 10
1E+12
9E+11
U$S constantes de 2010
8E+11
7E+11
6E+11
5E+11
4E+11
3E+11
2E+11
1E+11
0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Estimación H (según el PBI constatado, preservando distribución primaria del ingreso de 1960)
Estimación NTA (con patrones de producción fijos, a valor de 1960)
Fuentes: Elaboración propia en base a datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Gráfico 11
1,2
0,8
0,6
0,4
0,2
0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
2017
2020
2023
2026
2029
2032
2035
2038
2041
2044
2047
2050
Dependencia demográfica Dependencia económica Dependencia económica H
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Gráfico 12
1,8
1,6
1,4
1,2
1
0,8
0,6
0,4
0,2
0
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024
2025
2026
2027
2028
2029
2030
2031
2032
2033
2034
2035
2036
2037
2038
2039
2040
2041
2042
2043
2044
2045
2046
2047
2048
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Gráfico 13
80
70
60
50
40
30
20
10
0
2015
2017
2019
2021
2023
2025
2027
2029
2031
2033
2035
2037
2039
2041
2043
2045
2047
2049
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Gráfico 14
2,5
1,5
0,5
0
2015 2018 2021 2024 2027 2030 2033 2036 2039 2042 2045 2048
Presion
PresiónRedistributiva
redistributiva Intergeneracional Nula
intergeneracional nula
Fuentes: Elaboración propia con datos de NTA (2017), Naciones Unidas (2017) y Banco Mundial (2018).
Pero las limitaciones del sistema de finan- Lo que se desprende de los datos presen-
ciación basado en cotizaciones no se verifican tados en los gráficos 13 y 14 es que sería nece-
solo en cuanto al objetivo de mantener la partici- sario que el PIB creciera un 85,25 por ciento
pación de las personas mayores en el consumo. para mantener el mismo porcentaje de PIB para
También para sostener los niveles absolutos de las personas mayores (el 15,25 por ciento de
consumo per cápita de las personas mayores, 2015), sin que ello deteriorara sus niveles de
un porcentaje fijo del PIB podría resultar insu- consumo per cápita. Por tanto, sostener una
ficiente. Que un porcentaje fijo del producto financiación contributiva para el consumo de
permita sostener los niveles de consumo de las las personas mayores eleva sustancialmente la
personas mayores podría añadir un reto de cre- demanda de crecimiento de la riqueza produ-
cimiento económico por encima de los niveles cida.
de producción que garantizan la sostenibilidad
del consumo global. Los resultados permiten concluir que, a
menudo, se confunde la cuestión de la sosteni-
La estimación de los requerimientos para bilidad económica del envejecimiento con la de
que las personas mayores puedan al menos la sostenibilidad en el marco de sistemas finan-
sostener sus niveles absolutos de consumo per ciados exclusivamente por cotizaciones. Se con-
cápita (sin esperar que mantengan su partici- funden, de este modo, retos económicos con lo
pación en el consumo) puede llevarse a cabo que son, en realidad, cuestiones políticas, distri-
mediante el indicador que Minoldo (2016) butivas e institucionales.
denomina de “presión redistributiva inter-
generacional nula”. Este indicador permite
establecer cuál sería el crecimiento del PIB
necesario para que, con una porción fija del
6. Reflexiones finales
PIB, las personas mayores no perdieran niveles
de consumo per cápita respecto de un año de Con relación a las preocupaciones por la
referencia, aunque aumentara su participación sostenibilidad de los sistemas de pensiones,
en la población total. cabe distinguir dos problemas: por un lado, la
suficiencia de la riqueza total para distribuir ponen en cuestión la dinámica de las transfe-
entre la población y, por otro, la eficacia de los rencias intergeneracionales. Frente al desafío de
mecanismos de distribución y transferencias adaptarse a dichos cambios en la composición
intergeneracionales vigentes para responder por edades del consumo, los resultados sugie-
eficazmente a la evolución de las demandas de ren que el propio diseño de la financiación de
consumo de las personas mayores. De consta- la previsión social podría ser el problema que
tarse una disponibilidad adecuada de recursos, afecta la viabilidad del sistema, elevando con-
habría que plantearse entonces como un pro- siderablemente los retos de sostenibilidad de
blema diferente si existen (o no) los mecanismos la Seguridad Social en contextos de enveje-
que transfieran esos recursos adecuadamente a cimiento. Ahora bien, aun si se consiguiera el
los sistemas de pensiones. La principal conclu- crecimiento de la riqueza necesario, sostener
sión del conjunto de resultados presentados en niveles de bienestar estables para las personas
este trabajo es que el verdadero reto introdu- mayores, en el marco de dicho crecimiento,
cido por el envejecimiento afecta a la capacidad implicaría producir una fuerte inequidad inter-
de adaptación de las instituciones de protección generacional. No queda claro cuál sería la rele-
social al cambio en la composición del consumo vancia de preservar este esquema institucional
por edades. (es decir, el diseño contributivo) a costa, no solo
de incrementar los retos económicos para la
Con respecto al consumo, los resultados sostenibilidad de las pensiones, sino también de
muestran que, para el caso de España, la trans- excluir a las personas mayores de los eventuales
formación de la estructura de edades no incre- beneficios del crecimiento.
menta más que marginalmente la demanda
de consumo global; en cambio, sí modifica la Por tanto, lo que verdaderamente importa
composición por edades de dicha demanda. En discutir no tiene tanto una dimensión econó-
cuanto a la producción de recursos, la estima- mica o técnica cuanto política y distributiva: si
ción de los ingresos laborales en función de la se consigue un crecimiento por encima del nivel
producción total agregada permite apreciar de mínimo necesario para afrontar los incrementos
manera más realista la capacidad que tienen de la demanda de consumo que se va a produ-
las sociedades para afrontar los retos económi- cir por factores demográficos, ¿cuánto de ese
cos que plantea la demanda de consumo. Por excedente se destinará al consumo y cuánto al
un lado, porque los cambios que se producen desarrollo económico o a reservar riqueza para
en los periodos analizados sobre los patrones periodos de crisis? Y de lo que se destine al
de ingresos (debido a la evolución de la parti- consumo, ¿se distribuirá equitativamente entre
cipación económica, el empleo y la productivi- todas las edades? Una vez zanjada esta cues-
dad) son una parte relevante de la significación tión, restará diseñar los mecanismos de transfe-
económica atribuida a las diferentes edades; rencia que sean eficientes para cumplir con tales
por otro, porque esos mismos cambios se aso- objetivos, aunque ello implique nuevas formas
cian, en algunos casos, con las propias varia- de financiar las pensiones, que sí permitan incre-
bles demográficas que explican el cambio en la mentar la parte de PIB que, como sociedad, se
estructura etaria; y, por último, porque son los elija destinar al consumo durante la vejez. Posi-
ingresos efectivamente producidos los que, en blemente, el verdadero reto del envejecimiento
definitiva, cuentan en el momento de establecer sea decidir políticamente si adaptar las institu-
si existe o no sostenibilidad macroeconómica ciones y transferencias para que ningún grupo
para las demandas de la población. Al conside- de edad quede relegado de la riqueza y el cre-
rar entonces la masa salarial H y recalcular la cimiento.
relación de dependencia económica, se observa
que los retos de sostenibilidad económica del
sistema de pensiones español pueden afron-
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necesita reformas de calado en su diseño y fun- mular demandas como la de que las pensiones
cionamiento); la otra insiste en que las finanzas adquieran un estatus constitucional superior
públicas no van a poder satisfacer el crecimiento al de otras prestaciones y servicios públicos no
del gasto resultante de ofrecer pensiones que menos necesarios para la cohesión social y el
mantengan una relación tan favorable como bienestar de toda la sociedad.
la actual con respecto a los salarios medios de la
población empleada (tasa de sustitución) y a las También es importante tener muy pre-
retribuciones de los propios pensionistas antes de sente en todo este debate que el “problema de
serlo (tasa de reposición). La clase política, parti- las pensiones” –que básicamente puede resu-
cipante central en este debate, intenta esquivar mirse en la pregunta de cómo conseguir pagar
en el discurso público los argumentos de los completa y puntualmente las pensiones de
que pueda desprenderse la necesidad de intro- quienes durante su vida laboral han generado
ducir reformas electoralmente costosas (como derechos a percibirlas, sin provocar desequi-
las que pueden redundar en perjuicio de los librios financieros ni intergeneracionales ina-
actuales o futuros pensionistas) y, en general, sumibles por sus consecuencias económicas
se presenta como adalid de la primera posi- o sociales– es, en buena medida, el resultado
ción. En cambio, gran parte de los expertos y de un logro extraordinario, en el que, además,
analistas económicos y financieros suscriben la España destaca particularmente: el aumento de
segunda. la longevidad1. Los datos son muy elocuentes:
en 1900, quienes en nuestro país llegaban a los
Ciertamente, la considerable complejidad 65 años, aproximadamente la cuarta parte de
técnica del sistema de pensiones y de las cues- una generación, sobrevivían de media nueve
tiones económicas, sociales y políticas que años; en nuestros días, esa esperanza de vida
plantea, no facilita la discusión pública. Es difí- media la ostentan quienes cumplen los 81 años,
cil adoptar posturas bien fundadas y razona- edad a la que llegan casi dos terceras partes de
das sin conocer, por ejemplo, que el modo de una generación2.
financiación de las pensiones contributivas liga
estrechamente la salud financiera del sistema
con la situación del mercado de trabajo y no con
las cotizaciones efectuadas en su día por los 2. Cinco (nuevas) preguntas sobre
actuales pensionistas; o que la relación entre las las pensiones
pensiones y las cotizaciones efectivamente rea-
lizadas durante la vida laboral es generalmente
muy favorable a los pensionistas; o que el ren-
dimiento de esas cotizaciones difiere mucho
en función de la pensión que se perciba (con
gran ventaja para las pensiones mínimas); o
2.1. ¿Cómo ha funcionado
que cambios tan aparentemente menores en el sistema de pensiones
algún parámetro del sistema, como puede ser la durante la crisis?
revalorización de las prestaciones en un punto
porcentual hacia arriba o hacia abajo, tienen
efectos agregados sobre el gasto en pensiones Como es bien sabido, el mercado de tra-
que se cifran rápidamente en cientos o miles de bajo español sufrió durante la crisis un desca-
millones de euros. labro del que todavía se está recomponiendo.
El número de ocupados, según la Encuesta
Aunque las dificultades técnicas del tema
tiendan a favorecer la simplificación del debate y, 1
Según la información estadística recogida por Eurostat
con ella, planteamientos dialécticos que dema- (demo_mlexpec), en 2016 España registraba, después de
Francia (cuyos datos, en diciembre de 2018, figuran todavía
siado a menudo se plasman en etiquetas (“pro- como provisionales), la esperanza de vida a los 65 años más
gresistas vs. neoliberales”, “ponderados vs. alta de toda la Unión Europea: 21,6 años (23,6 años para
alarmistas” o “solidarios vs. insolidarios”), las mujeres, y 19,4 años para los hombres).
es importante que los ciudadanos compren- 2
Cálculos de José Antonio Herce (2018) a partir de
datos del INE; el porcentaje exacto de población que alcanza
dan cómo funciona el sistema de pensiones, los 81 años asciende a 64,14, según cálculo de Mercedes
sus fortalezas y debilidades, antes de criticar su Ayuso a partir de las tablas de mortalidad españolas de
rendimiento, rechazar cambios y reformas o for- 2017.
de Población Activa, se desplomó hasta los En cambio, el salario medio de los tra-
17 millones en el primer trimestre de 2014, casi bajadores –además de experimentar incremen-
cuatro menos que en el tercer trimestre de 2007, tos mucho menores que las pensiones medias
mientras que la tasa de paro se disparó hasta el desde 2008– aumentó entre 2010 y 2014 por
27 por ciento en el primer trimestre de 2013, su debajo de la inflación. El mercado de trabajo
nivel más alto en todo el periodo democrático. reaccionó ante la crisis ajustando intensamente
Las finanzas públicas acusaron asimismo un pro- tanto en cantidades (puestos de trabajo) como
fundo impacto: el déficit público aumentó entre en precios (salarios). En efecto, cientos de miles
2007 y 2010 en casi 13 puntos sobre el PIB (del de trabajadores perdieron su empleo, y muchos
–1,9 por ciento al +11 por ciento del PIB), se –en particular, los que accedieron a nuevos con-
mantuvo muy elevado hasta 2012 y comenzó tratos laborales– vieron asimismo reducirse su
a descender progresivamente a partir de enton- salario y, en general, empeorar sus condiciones
ces. En cuanto a la deuda pública, creció entre laborales (Fernández Kranz, 2015).
2007 y 2014 un 170 por ciento, el equivalente a
65 puntos del PIB. Cabría argumentar que también en la
Seguridad Social se produjo el doble ajuste
En estas circunstancias tan delicadas para en cantidades y precios, puesto que, por una
la sostenibilidad de las finanzas públicas, las parte, en el año 2013 se inició el retraso gra-
pensiones de la Seguridad Social, cuyo número dual de la edad de jubilación ordinaria de 65 a
siguió aumentando año tras año (de 8,4 millo- 67 años (lo que, a corto plazo, supuso una
nes en 2008 a 9,2 millones en 2014) no dejaron reducción del número de altas anuales) y,
de cobrarse puntual e íntegramente (incluyendo por otra, las pensiones no lograron mantener
las pagas extra de junio y noviembre). Durante durante la crisis todo su poder adquisitivo. Pero
los siete años que duró la crisis, las pensiones los ajustes en el sistema de pensiones, en com-
no cayeron en términos nominales ni se vieron paración con los del mercado de trabajo, fueron
significativamente afectadas por cambios en la muy moderados. Y así, mientras que durante la
legislación tributaria (como sucedió, por ejem- crisis descendió la renta disponible equivalente
plo, en Grecia y Portugal); en uno de esos años de la población de 16 a 64 años y de la menor de
(2008), mantuvieron su poder adquisitivo; en 16 años, no lo hizo la de la población que
dos (2009 y 2014), lo aumentaron al revalori- extrae de las pensiones el grueso de sus rentas,
zarse por encima de la inflación, mientras que es decir, la que cuenta 65 o más años (cuya renta
en cuatro (2010, 2011, 2012 y 2013), lo per- mediana equivalente creció un 14 por ciento, en
dieron, ya que la revalorización anual se quedó términos nominales, entre 2008 y 2014). Asi-
por debajo del aumento del Índice de Precios al mismo, la tasa de riesgo de pobreza y exclusión
Consumo (IPC). social cayó entre las personas de 65 o más años
(del 26 por ciento, en 2008, al 13 por ciento, en
A lo largo de la crisis, el importe medio de 2014), en tanto que en el resto de la población
las pensiones contributivas de jubilación –que aumentó (del 30 por ciento al 35 por ciento entre
representan aproximadamente tres quintas par- los menores de 16 años, y del 22 por ciento al
tes de todas las que concede el sistema de la 32 por ciento en el grupo de 16 a 64 años)4.
Seguridad Social– creció por encima de la infla-
ción, mientras que la pensión (bruta) inicial se
mantuvo, según datos de la OCDE, por encima
del 80 por ciento del salario medio (bruto) per- 2.2. ¿Cuál es la situación finan-
cibido a lo largo de la vida laboral, en contraste ciera del sistema de pensio-
con las tasas correspondientes registradas en nes tras la crisis?
otros países europeos con sistemas de pensio-
nes contributivos y de reparto, como Francia
(55 por ciento), Bélgica (47 por ciento) o Alema- El aumento continuado del gasto en pen-
nia (38 por ciento)3. siones durante la crisis como consecuencia del
crecimiento sostenido del número de prestacio-
nes concedidas por el sistema (del 8 por ciento
3
Datos correspondientes al año 2014, extraídos de entre 2008 y 2013) y de las pensiones medias
OCDE (2015: 141). La tasa española solo era superada por
Holanda (91 por ciento), un país que combina un sistema
público de reparto con sistemas privados de capitalización 4
Carabaña (2018) ha puesto de relieve estos datos,
no voluntarios (planes de pensiones ocupacionales). que pueden consultarse en Eurostat [ilc_peps01] y [ilc_di03].
(del 12 por ciento, en términos reales, durante el en 2018, de acuerdo con estimaciones de la
mismo periodo) concurrió con un descenso sig- misma institución que ya incorporan el efecto
nificativo de los ingresos por cotizaciones socia- de las medidas incluidas en la Ley de Presupues-
les de la Seguridad Social. Entre 2008 y 2013, tos Generales del Estado para este año: el incre-
el aumento del gasto nominal en pensiones se mento de todas las pensiones en un 1,35 por
acercó a los 24.000 millones de euros, mientras ciento (adicional al 0,25 por ciento aplicable
que los ingresos por cotizaciones descendieron de acuerdo con la legislación vigente), el incre-
en más de 10.000 millones de euros por la des- mento de las pensiones mínimas y no contribu-
trucción de empleo (García Díaz, 2018). tivas hasta un 3 por ciento, y la elevación del
porcentaje aplicable a la base reguladora de las
La insuficiencia de ingresos contributivos pensiones de viudedad del 52 por ciento al 56 por
para satisfacer el gasto en pensiones contribu- ciento para perceptores de 65 o más años que
tivas condujo al gobierno de Mariano Rajoy a no cobren otra pensión pública.
solicitar en septiembre de 2012 la primera dis-
posición del Fondo de Reserva de la Seguridad Así pues, pese a la recuperación econó-
Social. Constituido el año 2000 y ensalzado mica y del mercado de trabajo, el déficit de la
públicamente como la garantía de la soste- Seguridad Social superó en 2017 el registrado
nibilidad de las pensiones, el Fondo había ido
en el peor año de empleo de la crisis (11.500
aumentando su patrimonio progresivamente
millones de euros en 2013). Es más, la fragmen-
con excedentes presupuestarios de la Seguridad
tación parlamentaria, la polarización política
Social, hasta alcanzar en 2011 casi 67.000 millo-
y las dificultades de gobernabilidad han aca-
nes de euros.
bado propiciando la adopción de medidas que
La recuperación del empleo verificada a aumentan el gasto en pensiones y probable-
partir de 2014 (la media de afiliados a la Segu- mente contribuirán a agrandar el déficit con el
ridad Social en diciembre de 2018 supera en que se cierre la segunda década del siglo XXI. En
casi tres millones a la registrada en enero de la tercera, la situación financiera de la Seguridad
2014) no ha bastado para restablecer el equi- Social se verá sometida a una presión demo-
librio financiero del sistema de la Seguridad gráfica importante, con el progresivo acceso a
Social, de manera que se han seguido efec- la condición de pensionistas de generaciones
tuando nuevas disposiciones del Fondo de muy “llenas”, las nacidas entre los años 1958
Reserva. De los 42.000 millones de euros que y 1977, en cada uno de los cuales se superaron
quedaban a finales de 2012, el gobierno utilizó los 650.000 nacimientos.
en 2015 y 2016 aproximadamente 33.000 para
seguir cubriendo el pago de las pensiones con-
tributivas. En 2017 y 2018, las disposiciones del
Fondo sumaron alrededor de 10.000 millones 2.3. Entonces, ¿para qué han
de euros, de manera que su patrimonio, a 1 de
diciembre de 2018, apenas superaba los 8.000 servido las reformas
millones de euros5. Pero esas disposiciones tam- de 2011 y 2013?
poco han sido suficientes para cumplir los com-
promisos de gasto en pensiones contributivas
en este periodo expansivo del ciclo económico, Tanto la reforma de las pensiones de 2011
por lo que la Tesorería General de la Seguridad como la de 2013 pueden entenderse como res-
Social ha recibido durante los últimos años prés- puestas forzosas de los gobiernos españoles a la
tamos del Estado financiados mediante impues- presión de las instituciones europeas y los orga-
tos generales y emisiones de deuda. nismos internacionales, que desde 2010 les
apremiaron a ajustar el gasto público y aprobar
Según el Banco de España, la necesidad reformas orientadas a contener su crecimiento,
de financiación de las administraciones de la con el fin de generar confianza en la economía
Seguridad Social ascendió en 2017 a 17.000 española y mostrar compromiso con los acuer-
millones, cifra que podría haber aumentado dos europeos de disciplina fiscal (en particular,
el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de 1997
5
Datos procedentes de Ministerio de Empleo y
S eguridad Social (2018) y las notas de su gabinete de comu- y la normativa sobre gobernanza económica
nicación (http://www.mitramiss.gob.es/). reforzada de 2011 y 2012).
2011 y 2013 han sido percibidas por muchos los ingresos, al no generar suficientes recursos
expertos como avances sustanciales en el obje- que, en forma de impuestos sobre el trabajo
tivo de garantizar la sostenibilidad financiera o la renta, puedan ser utilizados por el Estado
de las pensiones en el largo plazo. La vicisitud para financiar las pensiones. En realidad, la con-
que ha sufrido la de 2013 era bastante previsi- currencia de ambos factores es la que agrava las
ble, habida cuenta del escaso respaldo político dificultades que cada uno de ellos provoca indi-
y social que concitó en su día y de las reitera- vidualmente. En todo caso, no hay que olvidar
das declaraciones de rechazo frontal que desde que otras contingencias (por ejemplo, las crisis
entonces provocó en algunos círculos políticos y económicas, financieras o geoestratégicas) tam-
sindicales. Pero la intensa discusión generada en bién pueden menoscabar la capacidad de un
torno a ella ha servido para identificar la reva- Estado de sostener financieramente su sistema
lorización como uno de los puntos centrales del de pensiones.
debate sobre las pensiones que las próximas
reformas no pueden eludir. Las decisiones que Que la creciente esperanza de vida de los
se tomen al respecto deberían buscar un equili- mayores ejerce una fuerte presión al alza sobre
brio entre los principios de sostenibilidad finan- el gasto social público en los Estados de bien-
ciera y equidad intergeneracional, por un lado, estar es una evidencia contrastada y, hasta el
y no empobrecimiento efectivo de los pensio- momento, indiscutible. Ese aumento del gasto
nistas, por otro, sin incurrir en la falacia de con- público no lo provocan solo las pensiones, sino
siderar que cualquier revalorización no ligada a también las prestaciones sanitarias y los servi-
la evolución del IPC produce pensiones “indig- cios sociales relacionados con la atención a la
nas”. A falta de parámetros objetivables para dependencia, toda vez que estos tres pilares del
determinarla, la tan traída y llevada “dignidad” Estado de bienestar satisfacen, en gran medida,
de las pensiones es, hoy por hoy, un criterio las necesidades de la población mayor. La pre-
escasamente útil en este debate. sión financiera de la longevidad será lógica-
mente tanto mayor, cuanto más orientado esté
un Estado de bienestar hacia la población de
más edad.
2.4. ¿Dónde reside el problema
La expectativa de que esos gastos sigan
fundamental de las pensiones, aumentando a medida que lo haga la espe-
en la demografía (enveje- ranza de vida de la población mayor encuen-
cimiento de la población) tra amplio respaldo en las estimaciones
publicadas en los últimos años por diferen-
o en el mercado de trabajo tes instituciones y organismos nacionales e
(ocupación y/o productividad internacionales de referencia. Los resultados
insuficientes)? de estas estimaciones difieren en su magni-
tud, dependiendo de los escenarios demográfi-
cos y los supuestos económicos y políticos que
Por curioso que pueda parecer, entre los manejen, pero la mayoría apunta en el mismo
expertos económicos y financieros predomina sentido: hacia mediados de este siglo, el gasto
hoy la respuesta que señala la evolución demo- público en pensiones podría situarse entre 4 y
gráfica como factor determinante del problema 6 puntos sobre el PIB por encima del actual. Un
de las pensiones, mientras que buena parte de aumento semejante no tendría por qué pare-
los demógrafos más reconocidos en España cer preocupante a una sociedad, como la espa-
identifican en el mercado de trabajo la clave de ñola, que en los últimos 40 años ha asistido
la cuestión6. Lo cierto es que uno y otro fac- a un crecimiento del gasto público de más de
tor contribuyen al problema de la sostenibilidad 10 puntos sobre el PIB (del 31 por ciento, en 1980,
de las pensiones: la demografía, sobre todo por al 41 por ciento, en 2017). Y no sería, en efecto,
el lado de los gastos, aumentando el número preocupante si cupiera esperar un incremento
de perceptores de pensiones y el periodo de su de los ingresos fiscales capaz de absorber ese
percepción; y el mercado de trabajo, por el de aumento del gasto.
6
Entre las aportaciones más recientes de los demógra- Pero son muchos los expertos que dudan
fos a este debate, véase Miret y Zueras (2018). de que ello sea posible sin ampliar muy signi-
ficativamente el tamaño (y/o la productividad) España en julio de 2012, establece entre sus exi-
de la población empleada, o sin alzar la presión gencias la de situar en 20 años (es decir, hacia
fiscal (vía cotizaciones o impuestos) hasta un principios de los años treinta) la deuda pública
nivel que resulte perjudicial para el mercado de en el 60 por ciento del PIB; esto es, aproximada-
trabajo español y la competitividad de los bienes mente 40 puntos por debajo del porcentaje que
y servicios producidos en España, o inaceptable representa en 2018 la deuda pública española
para aquellas generaciones de población joven y sobre el PIB (97 por ciento; en 1980 no llegaba
adulta que padecerían particularmente ese alza. al 20 por ciento). El reto es inmenso y caben
Es cierto que, en el contexto europeo, los ingre- dudas razonables acerca de su cumplimiento,
sos fiscales del Estado español son comparati- pero la senda a seguir está claramente marcada.
vamente bajos (en 2017, 34,5 por ciento sobre
el PIB, siete puntos por debajo de la media de la Cuando una institución pública con una
zona del euro), pero el margen de actuación real trayectoria breve, pero tan autorizada como
(no meramente retórica) de los gobiernos que, la Autoridad Independiente de Responsabili-
por su ideología, podrían respaldar un aumento dad Fiscal define los gastos asociados al enve-
significativo parece más bien limitado (téngase jecimiento de la población como “uno de los
en cuenta que una holgada mayoría del electo- principales riesgos para la sostenibilidad de las
rado, el 57% según datos recientes del Centro finanzas públicas en el largo plazo” (AIReF,
de Investigaciones Sociológicas, piensa que los 2018), merece credibilidad; sobre todo, si llega
españoles pagamos mucho en impuestos)7. a esta conclusión adoptando unos supuestos de
aumento, en las próximas décadas, de la pobla-
Claro es que siempre cabe albergar la ción en edad de trabajar más favorables que los
expectativa de un cambio en el sistema pro- asumidos por la mayoría de organismos públi-
ductivo español y en el mercado de trabajo, de cos y privados que ofrecen estimaciones de evo-
manera tal que crezca establemente la pobla- lución del gasto público. La AIReF confía en que
ción ocupada, no solo incorporando al empleo a la creciente demanda de mano de obra derivada
la población hoy en paro, sino también aumen- del descenso de la población en edad de tra-
tando la población activa, por ejemplo, a través bajar provocará endógenamente aumentos de
del retraso de la edad ordinaria de jubilación la fecundidad y de la inmigración, y evitará así la
(lo cual supondría un incremento de la ocupa- “japonización” de la economía española (estan-
ción entre los mayores) o de la inmigración (que camiento económico resultante del declive de la
podría compensar la reducción de efectivos de población en edad de trabajar y de la caída de
algunas generaciones como consecuencia de la la productividad). Sin embargo, conviene tener
fuerte caída de la fecundidad que se produjo en cuenta que si no obedecen a políticas públi-
a partir de los años ochenta del pasado siglo). cas “bien diseñadas y fiscalmente sostenibles”,
Ahora bien, la materialización de esta expec- como solicita la propia AIReF (2018), esas res-
tativa, hoy por hoy, tampoco parece fácil ni puestas endógenas podrían provocar nuevos
probable, menos todavía en un momento his- problemas sociales y políticos, eclipsando su
tórico, como el actual, en el que la robotización presumible impacto económico positivo.
y la automatización de la producción proyectan
incertidumbre sobre el futuro del empleo en las
economías avanzadas.
2.5. ¿Qué se puede hacer ante
Ante las dificultades de crecimiento de los
ingresos fiscales también podría teóricamente el aumento sostenido del
proponerse la emisión de deuda pública para gasto en pensiones y el
cubrir los déficits del sistema de pensiones. Pero, déficit recurrente de la
al margen de que ello significaría trasladar el
problema de las pensiones a generaciones que, Seguridad Social?
en la actualidad, ni siquiera tienen capacidad de
voto, resultaría incompatible con nuestros com-
promisos como Estado miembro de la Unión La contestación a esta pregunta no puede
Europea. El Pacto Fiscal Europeo, ratificado por ser más que tentativa y prudente, porque si
algo han pretendido dejar claro las respuestas
7
Pregunta 12 de la encuesta “Opinión pública y polí- a las cuatro preguntas anteriores, es que nos
tica fiscal” (julio de 2018). enfrentamos a un problema muy complejo; un
problema que, en mayor o menor medida, com- gún gobierno puede aspirar a resolverlo de una
parten países con sistemas de pensiones simi- vez por todas; antes bien, los sistemas de pensio-
lares al español (contributivo y de reparto, con nes precisarán ajustes en función de contingen-
muy escaso desarrollo de pensiones de capita- cias que afecten a su financiación o rendimiento.
lización pública o privada), pero también con De ahí el desacierto de propuestas como la de
sistemas organizados de manera muy distinta8. blindar constitucionalmente las pensiones para
Precisamente la heterogeneidad de la organiza- restringir los márgenes de acción de los gobier-
ción institucional de los sistemas de pensiones nos en esta materia10.
entorpece la concertación de estrategias inter-
nacionales ante la denominada “crisis global Un observatorio público de las pensiones
de las pensiones”. Con todo, las respuestas que que cumpliera las mencionadas funciones, entre
están dando diferentes países a sus problemas otras posibles, redundaría en beneficio de la
en cuestión de pensiones ofrecen una oportu- transparencia del sistema. Pero esta tendría que
nidad para el análisis comparativo y la identifi- hacerse también efectiva a través de informa-
cación de buenas prácticas en la formulación e ción individualizada a trabajadores y pensionis-
implementación de reformas socialmente acep- tas sobre su situación particular en relación con
tables, económicamente eficaces y política- el sistema de pensiones11. Esa información pro-
mente viables. porcionaría elementos de juicio fundamentales
para que los (todavía) no pensionistas pudieran
En España, diversas instituciones privadas adoptar decisiones fundadas y pertinentes rela-
financieras y aseguradoras han puesto en mar- cionadas con su jubilación, y para que los pen-
cha centros o institutos para el estudio de las sionistas conocieran y valoraran el rendimiento
pensiones que contribuyen a la elaboración y del sistema de pensiones y el retorno que obtie-
difusión de información específica sobre la jubi- nen de él.
lación9. Esta labor es valiosa y útil para mucha
gente, pero debería ser complementaria a la En el espacio de la actuación política
que efectuara un organismo con la legitimidad sería también deseable la revisión de las reco-
específica que confiere el Estado. Del mismo mendaciones del Pacto de Toledo con criterios
modo que existe un Observatorio Estatal de la de racionalización y establecimiento de priorida-
Dependencia o un Observatorio de la Sostenibi- des, haciendo especial hincapié en las exigencias
lidad en España, cabría plantearse la creación de que debe cumplir el sistema de pensiones en el
un observatorio público de las pensiones como presente y en el futuro para generar confianza
entidad independiente encargada de recoger y dentro y fuera de España. Entre esas exigencias,
difundir periódica y sistemáticamente informa- difícilmente cabe discutir la importancia funda-
ción actualizada, hoy muy abundante y dispersa, mental de la sostenibilidad financiera, que solo
así como de realizar un seguimiento de las refor- se podría alcanzar de una manera intergenera-
mas que se vayan acometiendo en España y otros 10
Tal como reivindica la Mesa Estatal por el Blindaje
países, y de sus efectos sobre distintas variables de las Pensiones (MERP). Quienes suscriben la propuesta de
económico-financieras y sociales. Disponer de la MERP a favor de “una reforma de la Constitución que
esta información bien ordenada y fácilmente incluya la prohibición expresa de que cualquier gobierno,
actual o futuro, pueda tocar (sic), recortar o privatizar, total
accesible cobra hoy especial importancia porque el o parcialmente, el sistema público de pensiones” (http://
problema de las pensiones, como otros muchos www.merp.es/) probablemente no han reparado suficien-
que afrontamos en nuestros días, va a exigir res- temente en que, en momentos de dificultades financieras
del Estado, semejantes restricciones podrían afectar a otras
puestas políticas prolongadas en el tiempo. Nin- partidas de gasto social (o de gasto público, en general)
no blindadas constitucionalmente (por poner un ejemplo, el
8
Según estimaciones recogidas en un documento acceso a tratamientos médicos de última generación).
publicado por el World Economic Forum (2017), en 2015, el 11
Hoy día es posible acceder a una parte de esa infor-
retirement savings gap –esto es, la diferencia entre lo que se mación a través de la página web “Tu Seguridad Social”,
ha ahorrado para la jubilación (a través de sistemas públicos pero esta posibilidad no parece ser de conocimiento genera-
y privados) y lo que se necesitaría para satisfacer las expec- lizado. Por lo demás, no se ha dado cumplimiento (ni se ha
tativas de ingresos anuales medios durante la jubilación– anunciado fecha para ello) a lo establecido en la disposición
asciende a 70 billones de dólares en el conjunto de países adicional vigésima sexta (“Obligaciones de la Administración
formado por Estados Unidos, China, Japón, India, Canadá, de la Seguridad Social y derecho a la información”) de la
Reino Unido, Australia y Holanda; la cifra podría aumentar Ley 27/2011, según la cual “la Administración de la Segu-
hasta los 400 billones a mediados de este siglo. ridad Social informará a cada trabajador sobre su futuro
9
Entre ellas, el Instituto de Pensiones BBVA, la Fun- derecho a la jubilación ordinaria (…) a partir de la edad y
dación Edad y Vida, el Instituto Santalucía, la Fundación con la periodicidad y contenido que reglamentariamente se
Mapfre o el Observatorio de Pensiones CASER. determinen”.
2005
N.º 1. España 2005: Debates y procesos sociales
N.º 2. Dependencia y autonomía personal: Dilemas y compromisos
2006
N.º 3. Infancia y juventud: Nuevas condiciones, nuevas oportunidades
N.º 4. Envejecimiento y pensiones: La reforma permanente
2007
N.º 5. El medio ambiente a principios del siglo XXI: ¿Crisis o adaptación?
N.º 6. La reforma de la Universidad: Vectores de cambio
2008
N.º 7. Las claves de la sanidad futura: Investigación y gestión
N.º 8. Inmigrantes en España: Participación y convivencia
2009
N.º 9. Tercer Sector y voluntariado
N.º 10. Familias en transformación
2010
N.º 11. Envejecimiento, adaptación y cambio social
N.º 12. Empleo, desempleo y pobreza
2011
N.º 13. Retos actuales de la sociedad española
N.º 14. El ocio de los españoles
201
PanoramaSOCIAL
Números publicados
2012
N.º 15. Generaciones y relaciones intergeneracionales
N.º 16. Imagen y presencia exterior de España
2013
N.º 17. La ciudadanía europea en la encrucijada
N.º 18. Las nuevas tecnologías y su impacto social
2014
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N.º 20. Pobreza infantil
2015
N.º 21. Educación, investigación e innovación, bases de un modelo
productivo de futuro
N.º 22. Un balance social de la crisis
2016
N.º 23. Retos demográficos
N.º 24. El nuevo escenario migratorio en España
2017
N.º 25. Las desigualdades digitales. Los límites de la Sociedad Red
N.º 26. La inclusión de las personas con discapacidad en España
2018
N.º 27. Brechas de género
202
Panorama Social, Segundo Semestre 2018
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SE G U ND O
Envejecimiento de la
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