Alicia en El Pais de Las Maravillas PDF
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Alicia en el País
de las Maravillas
Lewis Carroll
ATENCIÓN:
Esta muestra está realizada con las primeras pruebas, por lo tanto, es posible que en ellas
aparezcan errores que siempre se corrigen en una segundas pruebas, y que normalmente, no
aparecen en la guía editada.
18 de noviembre de 2011
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Alicia en el País
de las Maravillas
Guía Didáctica
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ANÁLISIS LITERARIO
1 GUÍA DE LECTURA
c Una vez bajo tierra, ¿adónde quiere llegar Alicia? (pp. 13-14)
¿Qué le pasa cuando bebe del frasco? (p. 15) ¿Por qué se come
luego el pastelillo y qué le sucede entonces? (pp. 17-21)
© Alicia abre una diminuta puerta y ve que conduce a un oscuro pasadizo
que, a su vez, da a un bellísimo jardín. Desea acceder a él con toda su alma,
pero hay un problema: no cabe por el hueco de la puerta. La solución la ha-
llará en el frasco que descubre en la sala y que dice “Bébeme”: su cuerpo se
empequeñece hasta convertirse en un ser de un palmo de altura. Ya puede
entrar en el jardín, aunque para ello necesita la llavecita de oro que estaba
sobre la mesa. Otro problema: ahora no tiene el tamaño suficiente para al-
canzarla. Enseguida encuentra una caja de cristal con un pastelillo que dice
“Cómeme”, y le da un bocado con la esperanza de que le devuelva su altu-
ra. Pero nada sucede, y Alicia se queda con su aspecto liliputiense.
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y para colmo casi sin juguetes”; por eso, Alicia prefiere quedarse a vivir de-
bajo de la tierra con la identidad de esa niña en la que teme haberse conver-
tido.
e ¿De dónde procede el agua? (p. 24) ¿Qué torpezas comete Alicia
con el Ratón? (pp. 27-28)
© El agua son las propias lágrimas de Alicia, que ahora forman para ella
todo un mar al volver a hacerse diminuta. Cuando intenta hablar con el Ra-
tón, comete varias torpezas: pronuncia en francés la palabra “chatte” (gata),
habla elogiosamente de su gata Dina como cazadora de ratones y, para re-
matar su desafortunada intervención, le habla del terrier de un vecino suyo
“que mata todas las ratas”, lo cual pone muy nervioso al Ratón, que empie-
za a nadar para alejarse de Alicia.
Alicia vuelve a ver al Conejo Blanco, que parece aún más preocupa-
do que antes.
g ¿Por qué entra la niña en casa del Conejo? (pp. 44-45) Una vez
allí, ¿qué le pasa al beber de la botella? (p. 47) ¿Cómo se defien-
de Alicia de la amenaza que representa la lagartija Bill? (p. 53) ¿Y
cómo escapa finalmente de la casa? (p. 54)
© Alicia deduce que el Conejo Blanco va detrás del abanico y de los guan-
tes que ella había tenido en su poder antes, por lo que lo sigue hasta su casa
para colaborar en la busca. Una vez dentro, tras beber de una botella, vuel-
ve a notar cómo su cuerpo se agiganta súbitamente, hasta el punto de que
apenas cabe dentro de la casa. Al sentir al tal Bill pasar por la chimenea, Ali-
cia suelta una patada, que aturde en grado sumo al animalito. Luego, recibe
en la cara los impactos de las piedrecillas que le tiran los animales, las cuales
se convierten en pastelillos cuando tocan el suelo. A Alicia se le ocurre comer
uno de ellos por si contienen la magia de hacerla encoger, y en efecto, se
hace de nuevo pequeña y escapa enseguida de la casa.
h ¿Por qué Alicia lo pasa tan mal con la primera pregunta que le
hace la Oruga? (p. 60) En general, ¿qué sentimientos provoca en
la niña la peculiar manera de expresarse del insecto? (pp. 60-61)
Con todo, ¿qué útil consejo recibe de dicho personaje? (p. 66)
© Justamente la Oruga le pregunta sobre lo que tiene angustiada a Alicia:
“¿Quién eres tú?”, es decir, sobre su verdadera identidad tras tantas cosas
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asombrosas alrededor y sus diversos cambios de tamaño. El insecto, con su
aspecto adormilado pero con un tono de voz exigente y maneras despecti-
vas, desconcierta a la niña, que va reaccionando cada vez más a la defensiva
y con clara acritud al final de la conversación. La Oruga, tras preguntarle qué
altura quiere tener, le insinúa comerse la seta para crecer o decrecer.
j ¿De qué objetivos se trata? (p. 55) ¿Cuál de ellos se realiza al fi-
nal del capítulo V? (p. 71)
© Crecer hasta recuperar su tamaño normal y hallar la forma de alcanzar el
jardín que ha descubierto son los dos propósitos que Alicia se impone mien-
tras camina por el bosque. Y ciertamente, ella misma reconoce que ha lleva-
do a término la mitad de su plan: recobrar su estatura gracias a la seta.
A partir del capítulo VI, Alicia entra en contacto con los habitantes
humanos del País de las Maravillas, y se acentúa la atmósfera dispa-
ratada del libro. En concreto, en el capítulo VI, conoce a la Duquesa,
quien vive con un gato, una cocinera y un bebé.
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las relaciones sociales, esta conversación resulta absurda, pues el interlocutor,
en este caso, lejos de ayudar a encaminarse a Alicia a algún sitio, se desen-
tiende y solo responde vaguedades.
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establece la confusión verbal), de no seguir el compás, y dictaminó cortarle
la cabeza. Desde ese momento, el Tiempo no obedece, y son siempre las
seis de la tarde, es decir, perpetuamente la hora de merendar.
b ¿Qué tienen de particular las bolas, los mazos y los arcos que se
usan en el croquet de la Reina? (p. 114)
© En realidad, los erizos hacen de bolas, los mazos son los flamencos, que
se empuñan por las patas, y los arcos están formados por las cartas de la ba-
raja, las cuales se doblan sobre manos y pies para crear esa figura.
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f ¿Qué responde la Reina? (p. 131) Aunque la contestación parece
impecablemente lógica, ¿por qué es completamente absurda?
© “Es con lo que se hace la sopa de tortuga falsa”, afirma la Reina. Puede
encontrarse una lógica correspondencia entre tortuga y sopa de tortuga, por
un lado, y tortuga falsa y sopa de tortuga falsa por el otro, pero a la vez, al
presentar como rasgo característico tanto del animal como de la comida ese
falseamiento, surge el absurdo: no puede existir una sopa de tortuga falsa
precisamente por su falsedad, por su no existencia.
g ¿De dónde le viene a la Tortuga su tristeza? (p. 134) ¿Por qué re-
sulta chistosa la relación de las asignaturas que estudió en su in-
fancia? (pp. 136-138)
© El patetismo que expresa la Tortuga procede de que, en un tiempo ante-
rior, no fue “falsa” sino “real”, como dice ella misma. La Tortuga estudiaba
en una escuela submarina asignaturas que son citadas a partir de los malen-
tendidos del animal y de los juegos de palabras de Carroll: Lavado, confun-
diendo el suplemento extra que se solía cobrar en los colegios ingleses por
lavar la ropa del alumno; “a la legua” en vez de lengua; “con o sin taxis”, en
lugar de sintaxis; “gramática parda” (“habilidad de ciertas personas para es-
capar de situaciones comprometidas”), que confunde con la simple gramáti-
ca; y las partes de la aritmética que ella llama Ambición, Distracción, Multi-
complicación y Diversión (la penúltima asignatura, aclara, viene de “compli-
cación”, pero como “las complicaciones nunca llegan solas”, se multiplican.
Por otro lado, ante una nueva pregunta de Alicia, la Tortuga dice que estudió
Histeria (por historia), Mareografía (deformación de geografía) y Bellas Tar-
des (por bellas artes).
h ¿De qué se acusa a la Sota de Corazones? (p. 161) ¿Por qué dis-
cute Alicia con el Lirón? (pp. 163-166) ¿A qué se debe el nervio-
sismo del Sombrerero? (p. 166) ¿Con qué sorpresa acaba el capí-
tulo XI? (p. 171)
© Se acusa a la Sota de Corazones de haber robado las tartas que había
preparado la Reina. En pleno juicio, cuando el Sombrerero dialoga con los re-
yes, Alicia siente que su cuerpo vuelve a engrandecerse; sin querer empuja al
Lirón, que está sentado a su lado, y este se queja de tal crecimiento, a lo
que responde la niña que él también crece; aunque “a un ritmo razonable, y
no de esa manera tan escandalosa”, contesta a su vez el Lirón, que deja su
sitio para colocarse en el otro lado de la sala. Por su parte, el Sombrerero se
pone muy nervioso cuando la Reina le pide la lista de los cantantes del últi-
mo concierto, pues recuerda cómo, en su día, entonó mal la canción elegida
en el verso “Titila, luce…”, que repitió hasta la saciedad, y entonces, la Rei-
na lo acusó de matar el Tiempo. Al final, viene la sorpresa de que Alicia es
llamada como testigo por medio de la chillona voz del Conejo Blanco.
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cual, tras ser leído, no aclara nada, pues se trata de un escrito sin sentido al-
guno, como apunta Alicia; y pese a todo, el Rey insiste en tergiversar los ver-
sos para relacionarlos con el contexto e inculpar a la Sota.
2 PERSONAJES
2.1 Alicia
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b Cuando Alicia da su primer estirón, ¿cómo se evidencia que es, al
mismo tiempo, una niña imaginativa y razonable? (p. 20) ¿Suele
tener Alicia la razón cuando choca con otros personajes?
© Al verse tan crecida, Alicia compara sus piernas con un telescopio, de
tan largas y lejanas como las siente. Por tanto, decide, tendrá que cuidar de
sus pies a distancia, enviándoles por Navidad unas botas nuevas de regalo.
Tales ocurrencias reflejan una Alicia harto imaginativa, pero esa mirada bro-
mista de las cosas no está exenta de sentido común, pues no en balde acaba
diciéndose, como regresando a la vida común y corriente: “¡qué disparates
digo!”. Dicho sentido común se pone en práctica cuando dialoga con los ex-
traños personajes con los que se va encontrando: siempre tiene razón cuan-
do discute algo con la Duquesa, el Sombrerero o el Conejo, ya que evidencia
su punto de vista lógico; y sin embargo, esa misma sensatez se difumina por-
que no se trata de un elemento sostenible en un mundo donde todo es ab-
surdo, con lo que su lógica nada tiene que ver con la que impera en el País
de las Maravillas.
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© Pese a la extrañeza por estar en un lugar mágico e imprevisible, Alicia
controla bien sus emociones habida cuenta las rarezas que ve o vive en carne
propia. Obviamente, sufre una gran incertidumbre por lo que está descu-
briendo, pero a la vez su asombro y curiosidad la mantienen entretenida y
vigilante, con lo que sí se podría decir que disfruta de la visita al País de las
Maravillas. Otra cosa muy distinta sucederá cuando se vaya relacionando
con sus habitantes; cada conversación es una sarta de excentricidades y pa-
radojas que no llevan a ninguna parte. De hecho, en verdad no hay ningún
personaje que se interese por Alicia; son seres de presencia esporádica, a
menudo histérica, que pueden resultar pesadillescos, como el caso del in-
quietante Gato invisible. Nada dramático cabe lamentar del ensueño de Ali-
cia, pero a la vez la sensación de caer en el vacío al comienzo, el hecho de
verse diminuta o gigante, o escuchar la amenaza de ser decapitada, podrían
ser factores que le hicieran sufrir y vivir el sueño, en realidad, como una pe-
sadilla. Precisamente, el hecho de crecer en altura podría representar el te-
mor de la niña a hacerse grande, y la forma de enfrentarse a los reyes o a
otras criaturas reflejaría, tal vez, el instinto de rebelarse frente a los que dic-
tan las normas en la sociedad o dan órdenes de forma impulsiva o injusta.
Por otra parte, querer conocer el bello jardín y quedarse a merendar podría
hacer pensar que el ideal de vida de Alicia tendría que ver con la naturaleza
y con compartir una mesa en buena compañía. No en vano, Alicia exhibe
unas grandes ganas de hacer amigos en todas partes, de experimentar cami-
nos nuevos, pues, siempre que ve una puerta que da a algún lugar atrayen-
te, siente el irreprimible deseo de cruzarla. Todo lo cual es la plasmación de
un carácter vivo, activo, emprendedor, rasgos que tal vez de mayor se verían
reflejados en el empleo elegido o en modus vivendi particular.
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tienden más bien a hacerle reproches? Para responder razonada-
mente, recuerda, por ejemplo, los diálogos que Alicia mantiene
con la Oruga, la Paloma o la Tortuga y el Grifo.
© La torpeza y la necedad son los rasgos más frecuentes entre los animales
del País de las Maravillas, como se aprecia en la merienda del Lirón, el Som-
brerero y la Liebre de Marzo. Todos los animales que aparecen no tienen
ninguna virtud elogiable, y se desentienden de Alicia, a la que no ayudan en
ninguna ocasión y por la que no sienten la más mínima solidaridad, pues ni
siquiera se plantean los problemas de la niña por estar absortos en los suyos.
Por lo tanto, son eminentemente egoístas y no le insuflan ánimos para
comprender su entorno sino que le recriminan que no entiende cosas. La
Oruga le habla con suficiencia y se indigna cuando no recibe las explicacio-
nes que desea de Alicia; la Paloma ni se molesta en escuchar a Alicia cuando
esta le dice que no es una serpiente, y la trata con desprecio y absoluta des-
confianza, e incluso la echa de las inmediaciones de su nido. La Tortuga y el
Grifo forman un dúo de sentimientos contrarios: el Grifo es insensible a las
penas de la Tortuga, que tilda de “imaginaciones suyas”, y la Tortuga, pese a
su aspecto patético, es bien mal educada cuando le cuenta su historia a Ali-
cia.
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bles”. La tolerancia no constituye, pues, una de sus virtudes, porque no
acepta otra opinión que no sea la suya; ni tampoco se muestra complaciente
con Alicia, ya que no hace el menor intento por comprenderla o tratarla con
la mínima delicadeza. Su hiriente forma de hablar (llama a Alicia “estúpida”),
los comentarios absurdos sobre la mantequilla en el reloj o el pozo de melaza
del cuento del Lirón confirman que el Sombrerero está completamente loco.
3 TEMAS
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en una cajita de cristal después de encoger gracias al frasco citado, produ-
cen lo contrario: que su altura se dispare como la de un gigante. Además de
estos comestibles maravillosos, se insinúa que la Duquesa capta lo que otro
está pensando. Por último, es el Gato quien recurre a su invisibilidad para
aparecer o desaparecer según le place.
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otro poema de Isacc Watts sobre el hecho de evitar la pereza es también ob-
jeto de parodia.
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© La hermana imagina a Alicia de mayor, compartiendo “las penas de los
pequeñuelos” y gozando “de sus sencillas alegrías, al recordar su propia in-
fancia y los felices días del verano”. Con esto se indica que al hacernos ma-
yores, pasamos a activar el recuerdo y a sentir nostalgia del pasado, así como
a convertirnos en contadores de historias.
d ¿Se entiende bien Alicia con los adultos? ¿Qué siente cuando los
mayores le dan órdenes? ¿Son educados y razonables los adultos
que aparecen en Alicia en el País de las Maravillas? Recuerda, al
respecto, el comportamiento de personajes como el Sombrerero,
la Duquesa y la Reina.
© El atolondramiento, las prisas y desmanes de los adultos chocan con el
natural educado y paciente de Alicia. Esta vive un continuo desentendimien-
to con los personajes que solo están pendientes de sus asuntos y no tienen la
mínima madurez que se les supone cuando han de bregar con niños. Ella es-
tá harta, además, de tener que atender las pautas de los adultos o de los ani-
males mandones; por eso, cuando el Grifo le dice: “¡Ven!” para ir en busca
de la Falsa Tortuga, Alicia piensa: “¡Nunca en mi vida había recibido tantas
órdenes, nunca!”. La grosería, sobre todo en el tono y énfasis de enfado en
la voz, se une al hecho de que, como dice la propia Alicia, “el modo de razo-
nar de estas criaturas es verdaderamente horrible” (capítulo “Cerdo y pi-
mienta”); solo hay que ver las impertinencias del Sombrerero, que insulta a
Alicia sin el menor escrúpulo y se muestra quisquilloso con cualquier detalle,
como cuando le reprocha que es ella la que hace observaciones personales
(en venganza por haber recibido ese comentario de ella antes); la Duquesa,
por su parte, también es distante y malencarada; se aprecia enseguida, en el
momento en que Alicia le pregunta por qué sonríe el Gato y la mujer respon-
de: “Hay muchas cosas que no sabes”. Es una muestra gratuita de mala
educación; algo que lleva al extremo la Reina, quien no tiene reparos en ex-
hibir su histrionismo con el pretexto más insignificante, un gesto inmoral que
además es alimentado por su propio marido, que llega a decir: “Que yo se-
pa, querida, tú nunca has tenido accesos de ira”.
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que mantienen los niños con sus mayores explica en buena medida
el éxito que Alicia en el País de las Maravillas ha tenido siempre en-
tre el público infantil. En el texto auxiliar 2.4 se recoge un comenta-
rio que una alumna de diecisiete años realizó sobre los dos libros de
Alicia, y en el que explica por qué le gustaron.
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© [concurso de limericks entre los alumnos]
Había una vez un borracho
que solo bebía gazpacho.
Una vez le dieron cerveza,
mas beberla le dio pereza
porque dijo que era gabacho.
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© Alicia sigue pensando con la lógica del mundo real, pero está insertada
en un ámbito donde la magia y lo imprevisible se adueñan de todo, y eso
obedece a otro tipo de comportamiento: en el pozo uno puede bajar sin peli-
gro o con la sensación de que va despacio —en la realidad, el pánico por la
velocidad de la caída y el horror ante un golpe mortal serían cosas normales
de sentir—, y de hecho Alicia supone incluso que atraviesa muchos kilóme-
tros y que se dirige al centro de la Tierra. En una situación tan extraordina-
riamente surrealista, resulta ridículo preguntarse si soltar un tarro puede
dañar a alguien. Eso requiere el descarte de la lógica ordinaria y una visión
en la que los temores y miedos se circunscriban al sueño, sin mayores conse-
cuencias.
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¿nos parecería lógico andar erguidos? Dicho de otro modo, ¿crees
que las cosas absurdas lo son siempre y en todo lugar o, por el
contrario, consideramos lógico o absurdo lo que la mayoría de la
gente considera lógico o absurdo? Estableced un debate oral so-
bre esta cuestión.
© [No serán las pp. 34-35?] El significado de carrera es para Alicia muy di-
ferente al de los animales, a quienes les parece del todo natural correr en
círculos y acabar cada uno por su cuenta. Al contrario de lo que ocurre en
una carrera normal, aseguran que todos han ganado y han de recibir un pre-
mio por ello. La normalidad en el País de las Maravillas nada tiene que ver
con la que está acostumbrada Alicia.
[propuesta] En el caso de que todos caminaran a cuatro patas, lo extraño
sería ir erguido: siempre lo diferente, lo que se aleja de lo mayoritario o
sensato, resulta chocante; en el caso del libro, es Alicia la distinta. En propie-
dad, absolutamente todo lo que ocurre o vemos en la vida podría calificarse
de absurdo, empezando por nuestra propia existencia y los deberes y obliga-
ciones a los que nos vemos sometidos cada día y que responden a costum-
bres adquiridas en una sociedad concreta. Pero como sería demasiado des-
concertante vivir con esa sensación de que nada tiene sentido, el ser humano
trata de darle valor a su quehacer para que todo guarde un significado, por
lo que al final las personas vamos asumiendo, de forma común y general,
que ciertas cosas son lógicas y ciertas cosas son absurdas, y en ese enten-
dimiento resulta posible la convivencia.
[le seguiría un debate]
4 LENGUAJE
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interlocutor capte bien el mensaje. De ahí que sea imprescindible que las
palabras signifiquen lo mismo para todo el mundo, lo cual nunca acaba de
garantizar la comunicación, pues de una u otra forma el lenguaje es manipu-
lable y las palabras pueden tergiversarse en función de los intereses de cada
uno, como se advierte con claridad en el mundo de la política.
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nudo en la comi…”. La Falsa Tortuga no advierte que a la última palabra le
falta una sílaba: “da”, y cree oír Lacomí (supone que se trata de un lugar).
Tal cosa beneficia a Alicia, pues hubiera confesado que en el sitio donde vive
esos animales se comen, lo que hubiera consternado a sus nuevos amigos y
ella se hubiera visto obligada a dar explicaciones.
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tor se lo llevó y lo colocó encima de una silla para que estuviera cómoda-
mente sentado a la mesa durante su jubilación.
e ¿Por qué esa narración es al mismo tiempo a tale y a tail? (p. 39)
¿Qué tiene en común este pasaje con los poemas de Apollinaire
o Larrea reproducidos en el texto auxiliar 3.1?
© El Ratón dice que su historia es “triste, larga y trae cola”, expresión esta
última que se emplea para decir que algo tiene consecuencias importantes. El
roedor se refiere a que contará una historia (tale), pero Alicia cree oír que
alude a una cola (tail). Carroll convierte el lío en la genialidad de enfatizar la
confusión, pues por un lado hace contar un cuento al Ratón, y por el otro,
de cara al lector, lleva dicho cuento, gráficamente, a una forma de cola. El
argumento, además, trae cola o tiene consecuencias, pues en él el protago-
nista es descubierto por un perro, que odia al Ratón por alguna razón, y le
condena a muerte por malvado. Así, el poema-cuento tiene una disposición
tipográfica similar a los textos auxiliares de Apollinaire o Larrea, pues tam-
bién su forma semeja el dibujo de lo que está contando; en el primer caso, se
trata de un caligrama titulado “La corbata” cuyo texto tiene la clásica forma
triangular de la prenda; en el otro, “Estanque”, los versos tienen su reflejo,
como si se tratara de un remanso de agua, con las palabras proyectadas bo-
cabajo.
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no en otra.
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© [propuesta] Coste y confusión, Incorporación a la cigarra y Difunto tísi-
co.
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que constituye una parodia de la conocida canción «The Star», de
Jane Taylor.
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4.3 Jugando en dos lenguas
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jar” o “bostezar”, para así también conservar cierto parecido con la palabra
que en castellano sería estirar, pues uno, cuando bosteza, suele desperezarse
o estirar el cuello o los brazos.
e Averigua qué dos sentidos tiene esa frase en inglés. Ante la im-
posibilidad de dar con una oración en español que posea esos
mismos dos significados, ¿qué es lo que ha hecho el traductor?
(p. 104)
© La frase problemática es: “Y al mismo tiempo que extraían, dibujaban”.
El verbo to draw tiene muchos significados, el más habitual, “dibujar”, pero
también “sacar, arrastrar, extraer”. El traductor, partiendo del original “They
were learning to draw” (“Ellas estaban aprendiendo a dibujar”), hace coinci-
dir dos verbos en la misma frase en castellano para afirmar que las herma-
nas sacaban la melaza y, al mismo tiempo, dibujaban con ella ciertas cosas,
en concreto aquellas que empiezan con la letra M.
galerada 28
I had just time X look into the kitchen, and X your birthday feast getting
ready, a nice X of crusts, bones, pills, cotton-bobbins, and rhubarb and mag-
nesian –“Now”, I thought, “She will be happy!” and with a X I went on my
way.
Your XXX friend
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