Mapa Conceptual
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“Una sociedad del conocimiento, es una sociedad que se nutre de sus diversidades y capacidades”.
(UNESCO)
Para Antonio Pasquali (2002): “Informar connota por lo esencial mensajes unidireccionales
causativos y ordenadores con tendencia a modificar el comportamiento de un perceptor pasivo”.
Podemos reducir la información al proceso de captar, procesar y comunicar lo que se considere
necesario.
Se ha considerado que las revoluciones tecnológicas determinan el rumbo del desarrollo y están
relacionadas con la economía mundial, y su desarrollo es orientado por juegos de intereses.
Para los países desarrollados, la transición hacia la sociedad de la información fue esencialmente
una cuestión de tiempo y de decisión política que crearon las “condiciones habilitadoras”
adecuadas, no así para los países en vías de desarrollo.
Es por eso que “el concepto de ‘sociedades del conocimiento’ es preferible al de la ‘sociedad de la
información’, ya que expresa mejor la complejidad y el dinamismo de los cambios que se están
dando. (…) el conocimiento en cuestión no sólo es importante para el crecimiento económico sino
también para empoderar y desarrollar todos los sectores de la sociedad”.
Las sociedades emergentes no pueden contentarse con ser meros componentes de una sociedad
mundial de la información y tendrán que ser sociedades en las que se comparta el conocimiento, a
fin de que sigan siendo propicias al desarrollo del ser humano y de la vida.
El Primer Informe Mundial 2005 de la UNESCO, deja claro que, entre otras cosas, las sociedades
del conocimiento deben:
Poder integrar a cada uno de sus miembros y promuevan nuevas formas de solidaridad con las
generaciones presentes y venideras.
Considerar que los valores y las prácticas de creatividad e innovación desempeñen un papel
importante.
Permitir desarrollar el juicio crítico y las capacidades cognitivas suficientes para diferenciar la
información “útil” de la que no lo es.
Un elemento central de las sociedades del conocimiento es la capacidad para identificar, producir,
tratar, transformar, difundir y utilizar la información con vistas a crear y aplicar los conocimientos
necesarios para el desarrollo humano. Estas sociedades se basan en una visión de la sociedad que
propicia la autonomía y engloba las nociones de pluralidad, integración, solidaridad y
participación.
Sabemos que el conocimiento es una poderosa herramienta de lucha contra la pobreza que
propicia el crecimiento y desarrollo de la persona, que evita que se caiga en asistencialismos, que
logra que se puedan exigir situaciones más dignas de trabajo, vivienda, salud y educación que
propicia el poder alcanzar el fin último de cada persona.
Se define por el uso que se le dé a la información encontrada, es decir, no sólo se trata de obtener
datos en exceso, si no de utilizarlos para generar nuevo conocimiento a favor de la sociedad, para
mejorarla y engrandecerla. Este fenómeno comienza a crecer con la explotación de internet, y el
término, es utilizado para referirse a la etapa en que las personas consumen información en
grandes cantidades, apoyándose en el uso de las tecnologías de información y comunicación para
lograrlo.
Asimismo, Bauman destaca que la responsabilidad de aclarar las dudas sobre estos cambios
tan volátiles recae sobre las personas de las que se espera que asuman los riesgos y las
consecuencias de sus elecciones y a quienes e les demanda mayor flexibilidad. En general,
quienes se dedican a estudiar el impacto de estos cambios en el mundo del trabajo coinciden
al afirmar que se han modificado las relaciones entre las organizaciones y el entorno por la
competencia y la globalización de los mercados; la distribución del tiempo de trabajo, con
menos trabajo fijo y más trabajo temporal, más trabajo a tiempo parcial y más personas
desocupadas; la distribución espacial, mucho más flexible mediante el trabajo virtual y a
distancia; la estructura y las jerarquías laborales; la utilización de nuevas tecnologías que
aumentan el intercambio informativo y tecnológico; la aparición de nuevos requerimientos
laborales que exigen nuevas competencias que requieren entrenamientos constantes; nuevas
relaciones entre empleadores y empleados, con una redistribución de los beneficios y de las
responsabilidades en la que los trabajadores y las trabajadoras son ahora más responsables
de sus carreras profesionales; la creciente demanda de trabajos cada vez más simbólico-
analíticos y creativos, se necesitan personas capaces de hacer trabajos de un gran nivel de
abstracción y que tengan habilidades sociales para interactuar mejor con sus colaboradores;
por último, la carrera profesional se caracteriza por ser discontinua, los trabajadores y
trabajadoras tienen que dedicarse a una diversidad de proyectos a lo largo de sus carreras
laborales con lo que aumenta la movilidad laboral y el tiempo que han de destinar (Gorz,
1995; Castells, 1997; Sennet, 2006). Otro de los rasgos fundamentales del cambio social es la
incorporación masiva de las mujeres en el mercado de trabajo, lo que está produciendo
mutaciones profundas en la organización y estructuración de los mundos de la vida, espacio
que históricamente ha sido asignado a las mujeres. Las mujeres han dejado de organizar sus
vidas en torno a «vivir para los demás» y exigen «vivir la propia vida» (Beck-Gernsheim, 2003).
Observamos que en las sociedades actuales el trabajo del cuidado, tradicionalmente asignado
a las mujeres, se ha mercantilizado, aunque sigue en manos femeninas, sobre todo de mujeres
migrantes (Hochschild, 2008). Cuando se analizan los datos globalmente observamos que en
torno a la mitad de las mujeres económicamente activas están en el sector servicios. En la
Unión Europea esta tendencia también se cumple ya que la mayoría del empleo femenino se
encuentra en los servicios sociales y personales, existiendo una correspondencia directa entre
el tipo de servicios vinculados a la informatización de la economía y la expansión del empleo
de las mujeres. Todo ello demanda nuevas formas de relación entre los hombres y las mujeres
y una vida familiar basada en la libertad y la corresponsabilidad de todos los componentes del
hogar. Estas nuevas formas de relación, basadas en la «democracia emocional» (Beck-
Gernsheim, 2003; Zelizer, 2009) requieren a su vez, del desarrollo de nuevas competencias
comunicativas. El proceso de transformación de nuestro mundo evoluciona a lo largo de dos
grandes ejes bipolares: la oposición entre globalización e identificación y la brecha entre
individualismo y comunalismo. De la interacción de estos ejes han surgido cuatro modelos
culturales básicos de la sociedad red global: consumismo (representado por las marcas)
individualismo en red, cosmopolitismo (ya sea ideológico, político o religioso) y
multiculturalismo (Castells, 2009). El desarrollo de las sociedades del conocimiento está
acelerando los procesos de la convergencia mediática, de la cultura participativa y de la
inteligencia colectiva. La convergencia mediática implica convergencia de los medios, de los
contenidos y de las narraciones transmediáticas. La cultura participativa supone cambios en la
manera de concebir nuestra relación con los medios, donde hay una profunda implicación de
quienes los usan y donde la producción mediática integra su propia experiencia. En relación a
la inteligencia colectiva, hemos de tener en cuenta de que en el momento actual nadie puede
saberlo todo, cada quien sabe algo y podemos juntar las piezas si compartimos nuestras
habilidades (Jenkins, 2008). Esto rompe con la concepción tradicional de la educación. Ya no es
suficiente con los procesos de democratización cultural, hoy es necesario incorporar la
democracia cultural asumiendo que no hay nadie que lo sepa todo, ni nadie que no sepa nada,
obliga a tener en cuenta la redistribución del poder cultural. Porque, como nos dice Castells,
«la sociedad red evoluciona en múltiples entornos culturales, producidos por la historia
diferencial de cada contexto». Además, esta cultura ya no se basa en los contenidos sino en
los procesos «es una cultura de protocolos que permite la comunicación entre diferentes
culturas sobre la base no necesariamente de valores compartidos, sino de compartir el valor
de la comunicación» (Castells, 2009, 66-67).
Los nuevos movimientos sociales son herederos de los movimientos de resistencia nacidos en las
sociedades industriales, aunque sus identidades han cambiado, evolucionando de identidades de
resistencia a identidades proyectos2. Persiguen la transformación de este mundo en otro más
igualitario, recíproco y respetuoso con la vida de los otros y con la naturaleza. Asimismo,
subscriben los principios de autonomía y descentralización organizativa y exigen el reconocimiento
y respeto a las formas de manifestación política no convencionales. Su potencial transformador
reside en su capacidad de articulación con otros movimientos, con sus formas de organización y
sus objetivos. Para que esa articulación sea posible, es necesario que los movimientos sean
recíprocamente inteligibles (De Sousa Santos, 2011,116). Estos movimientos son globales a la vez
que locales pues las repercusiones de la globalización económica se concretan en los lugares que
cada uno de nosotros habita. Son expresiones colectivas de una voluntad consciente de intervenir
en el proceso de cambio social. Forman redes junto a otros colectivos convirtiéndose en un gran
actor red complejo que se define por ser transcultural, transnacional e interclasista. El FSM, la
marcha mundial de mujeres o el movimiento 15M son ejemplos de este actor complejo que
funciona en red. Se representan a sí mismos, nadie habla en su nombre.
1.3 Las redes sociales virtuales Internet ha inaugurado una revolucionaria comunicación
múltiple, reversible y transitiva. Esta ya no es estrictamente privada (de uno con uno) ni
pública (de uno con muchos) sino que puede ser una comunicación de todos con todos
que incluye aspectos a la vez públicos y privados. «Las nuevas redes sociales telemáticas
incorporan también aspectos de la vieja intimidad, pero lo hacen en un nuevo plano que
se ha dado en llamarextimidad» (Gonçal Mayos, 2011, 23). En Internet todo se disuelve
en un nuevo estado de cosas que abarca la política, la participación ciudadana, los medios
de comunicación, el consumo, la industria cultural, las formas de ocio, las relaciones
interpersonales, la conducta sexual… y, en esencia, la experiencia. Por las redes no sólo
circula información sino también experiencia y poder. Esto está produciendo una
aceleración de los procesos de convergencia cultural y mediática «donde chocan los viejos
y los nuevos medios, donde los medios populares se entrecruzan con los corporativos,
donde el poder del productor y consumidor mediáticos, interactúan de manera
impredecible» (Jenkins, 2008,14). El desarrollo de la web 2.0 y sobre todo, el uso masivo
de los dispositivos móviles ha facilitado una conectividad sin precedentes. Dado que este
tema se tratará en otro trabajo nos limitamos aquí a nombrar las redes más importantes:
Hi5, introducida en 2003 como una red social orientada principalmente a adolescentes,
Facebook3, 2004, MySpace, 2004 red social destinada a extender los vínculos entre
quienes usan de Internet, Flickr, introducida también en el 2004, que se ha convertido en
la primera red social para almacenar fotografías e imágenes; Youtube introducida en
febrero de 2005 para compartir videos; Twitter, introducido en 2006, hoy el principal
servicio gratuito de microblogging y que permite enviar microentradas, denominadas
tweets, de una longitud máxima de 140 caracteres. En menos de una década hemos
estado construyendo en la web4 un universo paralelo de libertad de expresión, pensado
de forma ambiciosa, para buscar soluciones a algunos de los problemas que nos afectan
como especie. Las redes sociales están facilitando la emergencia de una ciudadanía global
y transformando las culturas de una manera ecológica, integral y además con
consecuencias rápidas, impredecibles y muchas veces irreversibles. Las redes sociales
representan un complejo ambiente comunicativo que impone enormes retos a
legisladores, educadores, padres y madres de familia. Legislar en internet nunca es
sencillo. Educar siempre es mejor (Piscitelli, 2010). Para atenuar los efectos negativos del
uso indebido de las redes sociales, debemos apostar decididamente por la alfabetización
digital y por la alfabetización mediática de nuestra sociedad y ello sin perder de vista que
el fin último de la educación es formar ciudadanos y ciudadanas competentes capaces de
pensar y actuar críticamente
ELEMENTOS DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Y LA SOCIEDAD DEL
CONOCIMIENTO.
Elemento tecnológico.
Sin embargo, autores como William J. Martin y Manuells Castells, quienes hacen hincapié
en esta premisa sobre el empleo de las tecnologías de información y comunicación, no son
capaces de dar una respuesta real, medible o probable, y esto hace que el empleo de
estas tecnologías de información sea impreciso para decir que una sociedad sea ha
convertido en una sociedad de la información.
William J. Martin, argumenta que hay dos problemas importantes que deben considerarse
antes de poder hablar de instauración de una sociedad de información:
- Como se mide la tasa de innovación tecnológica.
- Cuando cesa una sociedad de ser industrial y entra a formar parte de una sociedad de la
información.
Elemento económico.
Hoy es común argumentar que nos hemos desarrollado en una sociedad cuyas
características distintivas son la información y la globalización como los creadores de
riqueza. Probablemente el trabajo más conocido y más citado sobre el surgimiento de una
economía de la información sea la obra de Marc Porat, quien dividió la economía en
sectores primario y secundario.
Porat incluyo en el sector primario todas aquellas industrias que hacen utilizable su
información en mercados establecidos o en cualquier otra parte donde se le pueda
otorgar fácilmente a esa información un valor económico. También busco identificar un
sistema secundario de información con actividades tales como investigación y desarrollo
dentro de una compañía química, la información producida por entes oficiales para
consumo interno, y los recursos bibliotecarios de corporaciones industriales. De este
modo Porat fue capaz de distinguir los dos sectores, y concluyo que el 46% de la población
estadounidense está involucrada en el sector información. Estados Unidos es ahora una
economía basada en la información y como tal, una sociedad donde las mayores y
principales áreas de la actividad económica son aquellas que producen bienes y servicios
de información.
Elemento ocupacional.
Parece obvio que un trabajo que demanda fuerza física y destreza manual, como la
industria y la agricultura, decline por ser sustituido por ocupaciones burocráticas, lo que
nos indica la entrada de un nuevo tipo de sociedad en el mercado laboral, donde el
conocimiento y la información se convierten en modos de producción no materiales.
Elemento tiempo-espacio.
Elemento cultural.
La revolución tecnológica que estamos sufriendo durante el final del siglo XX y al comienzo
de este siglo XIX está propiciando el nacimiento de un nuevo tipo de trabajadores
denominados trabajadores del conocimiento.
Acuñado por el experto en gestión Peter Drucker en 1959, el término “trabajadores del
conocimiento” hace referencia a esos trabajadores capaces de generar ideas.
Trabajadores cuyo principal valor es su capacidad de trabajar con la mente, pensar nuevas
soluciones, analizar la información y definir estrategias. Trabajadores que no solo siguen
órdenes, sino que ponen su cabeza al servicio de la compañía para la que trabajan.
Estos trabajadores del conocimiento son personas cuya labor principal consiste en la
aplicación del saber que han acumulado a mediante el estudio o la experiencia a la
realización de proyectos.
Es un perfil que resulta cada vez más importante en el mundo en el que vivimos por el
impacto que tiene sobre los procesos creativos y productivos la existencia de internet.
Solo es necesario leer un artículo para saber cómo crear una tienda online, por ejemplo.
La importante es comprender lo que se está leyendo y saber cómo utilizarlo.
En este sentido, nos encontramos con los trabajadores del conocimiento clásicos, como
creativos, científicos o directivos, gente cuya valía solía medirse ya en términos de saber
en un mundo pre-digital, y nos encontramos también con trabajadores del conocimiento
como industria. En este último caso podemos encontrar a consultores tecnológicos,
programadores, redactores, expertos en marketing… Personas que viven de su
conocimiento aplicado a la producción de un bien o un servicio y que tienen que estar
constantemente aprendiendo e imaginando.
Es cierto que estos trabajos existen desde antes del nacimiento de internet, pero es en
este momento donde las industrias relacionadas con la información y la tecnología son
masivas y, por tanto, los trabajadores del conocimiento se han convertido en un perfil
muy frecuente que hay que aprender a gestionar. Se denomina trabajador del
conocimiento a aquellos trabajadores cuyo principal capital es el conocimiento. Algunos
ejemplos incluyen los ingenieros de software, arquitectos, ingenieros, científicos, porque
ellos "piensan para ganarse la vida".
Para que los integrantes de una sociedad del conocimiento tengan un exitoso
desenvolvimiento dentro de esta deben contar con ciertas características o competencias,
algunas de las más frecuentemente nombradas son:
3- Uso de TIC: Las TIC tienen un rol importante dentro de la sociedad del conocimiento y la
distribución de información, sus usos y ventajas son muy numerosos por lo cual
conocerlas y usarlas hará nuestro desempeño en la sociedad ser más eficaz y más sencillo.
4- Manejo del tiempo: Para ser parte de estas sociedades e incluso adquirir las
competencias ya mencionadas debemos distribuir nuestro tiempo libre de la forma más
eficiente posible.
VALOR DEL APRENDIZAJE COMO UNA COMPETENCIA FUNDAMENTAL PARA LA
SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO.
La sociedad del conocimiento está estrechamente relacionada con las TICs, y estas
facilitan el acceso a la información simplificando el aprendizaje, aumentando la eficiencia
del mismo y produciendo cambios dentro de la forma en la que es impartido.
El hecho de que se pueda obtener conocimiento de una forma tan sencilla obliga a las
personas a tener la habilidad de aprender como una aptitud para mantenerse
competentes dentro de la misma sociedad y con el fin de ser competitivos dentro del
campo laboral.