Manifiesto Scum Valerie Solanas
Manifiesto Scum Valerie Solanas
Manifiesto Scum Valerie Solanas
Valerie
Solanas
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crepuscular extendida entre los seres humanos y los
simios, su posición es mucho más desventajosa que la
de los simios: al contrario de éstos, presenta un
conjunto de sentimientos negativos – odio, celos,
desprecio, asco, culpa, vergüenza, duda – y, lo que es
peor: plena consciencia de lo que es y no es.
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La Guerra: El sistema más corriente utilizado por el
hombre para compensar el hecho de no ser mujer
(sacar su Gran Pistola) es obviamente ineficaz: la
puede sacar un número limitado de veces y cuando la
saca, lo hace a escala masiva, para demostrar al
mundo que es un hombre. Debido a su impotencia
para sentir compasión o para comprender o
identificarse con los demás antepone su necesidad de
afirmar su virilidad a un incontable número de vidas,
incluida la suya. Prefiere morir iluminado por un
resplandor de gloria que arrastrarse sombriamente
cincuenta años más.
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profundamente; desea no expresarse a sí mismo sino
ocultar entre los demás su ser exclusivamente físico,
su egocentrismo total, el odio y el desprecio que siente
hacia los demás hombres y que sospecha que los
demás sienten hacia él. Dada la constitución de su
sistema nervioso muy primitiva, y susceptible de
resentirse fácilmente a causa del más mínimo
despliegue de emoción o de sentimiento, el hombre
se protege con la ayuda de un código social
perfectamente insípido carente del más leve trazo de
sentimientos o de opiniones perturbadoras. Utiliza
términos como copular, comercio sexual, tener
relaciones (para los hombres, decir relaciones sexuales
es una redundancia), y los acompaña de gestos
grandilocuentes.
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La destrucción total del sistema basado en el trabajo y
en el dinero, y no el logro de la igualdad económica
en el seno del sistema masculino, liberará a la mujer
del poder masculino.
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delante, y el dinero le proporciona un objetivo
eterno. Pensad en lo que se puede hacer con 80
trillones de dólares, invertidos, y en tres años tendréis
trescientos trillones.
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palabras, si son tan pasivos como los vegetales, si no
son buenos – en el caso de un padre moderno,
civilizado (a veces es preferible el bruto furioso
anticuado, a quien se puede despreciar por su
ridiculez) – Papá no se enfada, pero expresa su
desaprobación, actitud que, a diferencia de la cólera
persiste e impide la aceptación profunda, dejando en
el niño un sentimiento de inferioridad y una obsesión
por la aprobación que durará toda la vida; el resultado
es el temor al propio pensamiento, motivo inductor a
buscar refugio en la vida convencional.
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el ego mezquino, admiradora de lo despreciable: una
bolsa de agua caliente con tetas.
Reducidas a la categoría de animal, las mujeres del
sector más atrasado de la sociedad, la clase media
privilegiada y educada, despojo de la humanidad
donde papá reina como ser supremo, intenta
desarrollarse por medio del trabajo, y en la nación
más avanzada del mundo, en pleno siglo XX, van de
un lado a otro con los críos colgando de las tetas. ¡Y
no es por los niños (aunque los expertos sentencien
que Mamá debe quedarse en casa y arrastrarse como
una bestia) sino por Papá! La teta es para Papá, para
que pueda aferrarse, los sufrimientos del trabajo son
para Papá, para que pueda seguir prosperando (como
está medio muerto, necesita estímulos poderosos).
La necesidad de reducir a la mujer a un animal, a
Mamá, a un macho, es psicológica y práctica. El
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macho es simplemente una muestra de la especie
susceptible e ser intercambiable por cualquier otro
macho. No posee una individualidad profunda, pues
la individualidad se origina en la curiosidad, en
aquello que se encuentra fuera de uno mismo, que lo
absorbe, aquello con lo que uno se relaciona. Los
hombres, totalmente absorbidos por ellos mismos,
capaces sólo de relacionarse con sus propios cuerpos
y de experimentar únicamente sus sensaciones físicas,
difieren entre sí unicamente por el grado y por la
forma de intentar defenderse contra su pasividad y
contra su deseo de ser mujeres.
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La violación de la intimidad: El hombre, avergonzado
de lo que es y de casi todo lo que hace, tiende
bastante a mantener en secreto todos los aspectos de
su vida, pero no guarda ningún respeto por la vida
privada de los demás. Vacío, incompleto, carente de
realidad propia, necesita permanentemente la
compañía de la mujer, y no ve nada de malo en el
hecho de inmiscuirse o introducirse en los
pensamientos de la mujer, no importa quien sea, en
cualquier parte y en cualquier momento; pero se
siente indignado e insultado si se le llama la atención
respecto a lo que hace, se siente confundido... no
puede comprender que alguien pueda preferir un
minuto de soledad a la compañía de cualquier
cretino. Al desear convertirse en una mujer, se
esfuerza por estar siempre rodeado de mujeres – las
únicas que lo aproximan a su deseo –; y se las ingenió
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para crear una sociedad basada en la familia – una
pareja hombre-mujer y sus hijos (el pretexto para la
existencia de la familia) que, virtualmente, viven uno
encima del otro, violando inescrupulosamente los
derechos de la mujer, su intimidad, su salud.
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El hippie, cuyo deseo de ser un Hombre, y un rudo
individualista, es más débil que el del término medio
de los hombres, y se excita ante la sola idea. de
poseer cantidad de mujeres a su disposición, se revela
contra la crueldad de la vida del Gana-Pan y contra la
monotonía de la monogamia. En nombre de la
cooperación y del reparto, forma una comuna o una
tribu, que, a pesar de sus principios de solidaridad y
en parte por su causa (la comuna, una extensión de la
familia, es un ultraje más de los derechos de la mujer,
viola su intimidad y deteriora su salud mental) no se
parece a una comuna más que el resto de la sociedad.
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entre el aislamiento y la promiscuidad.
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El hombre se atreve a ser diferente sólo cuando
acepta su pasividad y su deseo de ser una mujer, su
mariconería. El más consecuente consigo mismo es el
travestí. Pero él, a pesar de ser diferente a muchos
hombres, es exactamente igual a todos los demás
travestís. También funcionalista, busca una identidad
formal: ser una mujer. Trata de desembarazarse de
todos sus problemas, pero todavía no posee ninguna
individualidad. No está totalmente convencido de ser
una mujer, angustiado por la idea de no ser lo
suficientemente hembra, se adecua compulsivamente
al estereotipo femenino creado por el hombre,
terminando por ser un fardo de manierismos
acartonados.
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inventó el Cielo.
Puesto que no puede comunicarse con los otros, y
sólo vive para el sexo, para el varón el mal es la
licencia sexual que le compromete en prácticas
sexuales desviadas (no viriles, es decir, las que no lo
defienden contra su pasividad y sexualidad total,
característica que amenazan, si se las fomenta, con
destruir la civilización, pues la civilización está
absolutamente basada en la necesidad del hombre de
defenderse contra estas características, en cuanto a la
mujer (según los hombres) el mal radica en cualquier
tipo de comportamiento capaz de inducir a los
hombres a la licencia sexual, es decir impedir a las
necesidades del macho estar por encima de las suyas y
negarse a hacerse la loca.
La religión no solamente brinda al hombre un fin (el
Cielo) y ayuda a mantener a la mujer ligada a él,
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además presenta rituales mediante cuya práctica el
hombre puede expiar la culpa y la vergüenza
experimentada por no ser capaz de defenderse
suficientemente contra sus impulsos sexuales; en
especial, se trata de la culpa y la vergüenza de ser
hombre.
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La mujer, en cambio, no solamente ni se cuestiona su
identidad o su individualidad, sino que por instinto
sabe que el único mal consiste en herir a los demás, y
que el verdadero significado de la vida es el amor.
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cambiar o morirse. Ahora lo hemos alcanzado; si las
mujeres no mueven rápidamente el culo, corremos
peligro de reventar.
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allá de lo más trivial -o, en el caso de ser cultivada, se
quedará en la discusión intelectual, es decir, en el
discurso impersonal acerca de abstracciones
irrelevantes: el Producto Bruto Nacional, el Mercado
Común, la influencia de Rimbaud en la pintura
simbolista. Se vuelve tan adepta al halago que
eventualmente éste se convierte en su segunda
naturaleza hasta el extremo de continuar halagando a
los hombres aún cuando se encuentre en compañía
de otras mujeres.
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La imposibilidad de la amistad y del amor: Los
hombres se desprecian a sí mismos, a todos los otros
hombres y a las mujeres que los halagan; las mujeres
lameculos de los machos, inseguras y en busca de la
aprobación masculina, se desprecian a sí mismas y a
todas las que son como ellas; las mujeres-mujeres,
autosuficientes, impetuosas, buscadoras de
emociones, sienten desprecio por los machos y por las
mujeres-macho lame-culos. Para ser breves, el
desprecio está a la orden del día.
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respeta, desembocan en una profunda amistad.
Nuestra Sociedad no brinda oportunidades para
comprometerse en esta clase de actividades.
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que el hombre es un ser vacío, nada tiene que decir),
sino disfrazar su bestialidad; recurre al simbolismo y a
la oscuridad (temas profundos). La mayoría de las
personas, sobre todo las cultivadas, carentes de
confianza en sus propios juicios, humildes,
respetuosos de la autoridad (la traducción adulta de la
frase Papá sabe más es: El critico entiende), aprenden
fácilmente que la oscuridad, la evasividad, la
incomprensibilidad, la ambigüedad y el tedio son las
señales de la profundidad y de la brillantez.
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El macho posee una sensibilidad muy limitada y, en
consecuencia, son limitadas sus percepciones, visiones
y juicios; necesita al artista para que le guíe, para que
le diga qué es la vida. Pero, dado que el hombre
artista es absolutamente sexual, incapaz de
relacionarse con nada situado más allá de sus propias
sensaciones físicas y nada puede expresar excepto su
concepto de la vida, para él carente de sentido y
absurda; no puede ser un artista. ¿Cómo puede él,
incapaz de vida, decirnos qué es la vida? El macho
artista es una contradicción en sus términos. Un
degenerado sólo puede producir un arte degenerado.
El verdadero artista es la mujer saludable y que confía
en sí misma. En una sociedad de mujeres el único
Arte, la única Cultura, será la de las mujeres
orgullosas, excéntricas, que se afirman entre sí con
todo el universo.
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La sexualidad: El sexo no interviene en una relación,
por el contrario, se trata de una experiencia solitaria,
no creativa, una absoluta pérdida de tiempo. La
mujer, con gran facilidad – más de la que ella misma
cree – puede condicionar su impulso sexual, ser
completamente fría y cerebral y libre para perseguir
relaciones y actividades más valiosas; pero el macho,
que parece incitar sexualmente a las mujeres y que
constantemente busca excitarlas, arrastra a la mujer
muy sexuda al frenesí de la lujuria, arrojándola a un
abismo sexual del cual muy pocas mujeres logran
escaparse. El macho lascivo excita a la mujer lúbrica;
tiene que hacerlo: cuando la mujer trasciende su
cuerpo, se eleva por encima de la condición animal,
el macho, cuyo ego consiste en su falo, desaparecerá.
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Por otra parte, aquellas mujeres que no se han
integrado tanto en la Cultura del macho, las menos
hermosas, las almas toscas y simples para quienes
joder es joder, y son demasiado infantiles para el
mundo adulto de los suburbios, de las hipotecas, de
los lloriqueos y de la caca de bebés, demasiado
egoístas para cultivar maridos y niños, demasiado
inciviles para respetar a Papá, a los Grandes o a la
profunda sabiduría de los Ancianos; que sólo confían
en sus propios instintos animales, que equiparan la
Cultura a la mierda, cuya única diversión es
vagabundear en busca de emociones y excitaciones,
que provocan escenas desagradables, vulgares,
desconcertantes; odiosas, violentas brujas dispuestas a
atropellar a cuantos les irritan, que clavan un cuchillo
en el pecho del hombre o le hunden un picahielos en
el culo después, si saben que pueden largarse, en
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suma, aquellas que, según los parámetros de nuestra
cultura, son SCUM... estas mujeres son desenvueltas y
cerebrales y están dispuestas a la sexualidad.
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El Secreto, la censura, la prohibición del
conocimiento y de las ideas, denuncias, y la caza de
brujas: Uno de los temores más horribles,
profundamente arraigados y secretos del macho es el
temor de que se descubra que no es una mujer, sino
un macho, un animal subhumano. Aunque la
amabilidad, la educación y la dignidad bastan para
impedir la revelación de la verdad en un nivel
personal, el hombre debe, para evitar que se
descubra la impostura general del sexo masculino y
mantener sus poderes antinaturales sobre la sociedad,
recurrir a los siguientes procedimientos.
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de algunos años si la ciencia se dedicara a ello con
empeño. Sin embargo, esto no ocurrirá mientras
continúe el reinado del hombre, porque:
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3. Los científicos, quienes cuidan celosamente sus
puestos, mantienen una actitud oscurantista, quieren
hacernos creer que sólo una reducida élite está
preparada para comprender los conceptos científicos
abstractos.
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Sin embargo, este punto de vista moral podría muy
bien resultar académico pues el hombre se elimina
gradualmente a sí mismo. Además, al comprometerse
en guerras y exterminios raciales honrados por la
historia, los hombres se vuelven cada vez más maricas
o se consumen por medio de drogas. La mujer, le
guste o no, tomará el mundo a su cargo, aunque sólo
sea porque debe hacerlo, pues el hombre, por razones
prácticas, dejará de existir.
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existiendo. Cuando el control genético sea posible – y
lo será muy pronto – huelga decir que lo que
produciremos serán seres completos, totales, no con
defectos físicos o con deficiencias, incluso deficiencias
generales como la masculinidad. Así como la
producción deliberada de gente ciega sería inmoral,
así también lo sería la producción deliberada de
lisiados emocionales.
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resulta familiar), aferrarse a los amos, sentir a Papá a
sus espaldas y apoyarse en fuertes bíceps; necesitan
ver una cara fofa y peluda en la Casa Blanca,
demasiado cobardes para enfrentarse a la horrorosa
realidad del hombre, de Papá, que se han acomodado
en la pocilga, han hecho causa común con las bestias,
se adaptan y no conocen otra forma de vida, han
rebajado sus mentes, sus pensamientos y sus
percepciones al nivel del macho; que, carentes de
juicio, de imaginación y de genio sólo pueden obtener
estima en una sociedad masculina, que sólo pueden
ocupar un lugar en el sol (o mejor, en el estiércol),
como cluecas o en calidad de reposo del guerrero,
que son rechazadas por las otras mujeres, que
proyectan sus deficiencias, su masculinidad, sobre
todas las mujeres a quienes consideran gusanos.
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SCUM será la gran fuerza enculatoria, la fuerza del
destrabajo. Los miembros de SCUM eligirán toda
clase de profesiones y destrabajarán.
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y de T.V., se encargará de aliviar de sus trabajos a
todos los empleados que impedirán la entrada de
SCUM en los estudios.
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recompensa por esta actuación, será la oportunidad
de confraternizar después de la sesión y durante
toda una hora con las SCUM presentes. Se invitará a
las mujeres amables y educadas para clarificar las
dudas y los malentendidos que puedan tener acerca
del sexo masculino; a los fabricantes y promotores de
libros, películas porno, que nos conducen al día en
que en las pantallas sólo se verá chupar y joder (los
hombres, como las ratas siguiendo el sonido de la
flauta encantada, serán arrastrados hasta su perdición
por los engañosos encantos de la Gata, y
desbordados, abrumados por ella, se anegarán en esa
carne pasiva que han sido siempre) los propagadores
de drogas que apresuran la decadencia masculina.
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Pertenecer al Cuerpo Auxiliar Masculino es una
condición necesaria pero no suficiente para formar
parte de la lista de indultados de SCUM; no es
suficiente practicar el bien: para salvar sus culos
insignificantes, los hombres deben además evitar el
mal. Entre los hombres más detestables y dañinos
aparecen: los violadores, los políticos y todo su clan
(propagandistas, miembros de los partidos políticos,
etc.); los cantantes y los músicos malos; los
Presidentes del Directorio, los Gana-Pan, los agentes
inmobiliarios, los propietarios de los restaurantes, los
Grandes Artistas, los cobardes, los policías, los
magnates, los científicos que trabajan en
investigaciones en favor de la destrucción y la muerte
o para la industria privada (casi todos los científicos),
los mentirosos y los farsantes, los disc-jockeys, los
hombres que se imponen aunque sea mínimamente a
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las mujeres, los hacendosos, los corredores de bolsa,
los que hablan cuando no tienen nada que decir, los
que deambulan ociosamente por las calles y estropean
el paisaje con su presencia, los hipócritas, los artistas
plagiarios, los sucios, los moscones, los hombres que
dañan a una mujer, los que se dedican a la industria
de la publicidad, los escritores, periodistas, redactores
jefes, editores, etc., deshonestos; los censores, público
y privado, todos los miembros de las fuerzas armadas,
incluso los reclutas (LB J y McNamara dan las
órdenes pero los oficiales de servicio las realizan) y
particularmente los pilotos (si la Bomba estalla, no
será LBJ quien la arrojará, sino el piloto), en el caso
del hombre cuyo comportamiento puede considerarse
tanto malo como bueno, una evaluación subjetiva y
completa de su persona determinará si su
comportamiento es, al hacer la síntesis, bueno o malo.
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Resulta muy tentador meter en el mismo saco a
hombres y Grandes Artistas y a las mujeres hipócritas,
etc., pero sería incómodo, pues no quedaría nadie. En
toda mujer hay algo que, en mayor o menor grado
huele a podrido, pero se debe a toda una vida de
convivencia con los hombres. Eliminad a los hombres
y las mujeres mejorarán. Las mujeres son
recuperables; los hombres, no, aunque su
comportamiento puede cambiar. Cuando SCUM les
de una patada en el culo, las mujeres se
perfeccionarán rápidamente.
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policía y manifiestan una fe ciega en la bondad
intrínseca. Si SCUM realizara alguna vez una
manifestación, marcharía sobre la cara estúpida y
repugnante de Lyndon Johnson; si SCUM alguna vez
va a la huelga, plantará largos cuchillos en la noche,
no piquetes.
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las más veletas lloriquearán, se enfurruñarán y
arrojarán sus juguetes y trapo de cocina al suelo, pero
SCUM, su apisonadora pasará, imperturbable, sobre
ellas.
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macho.
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Los pocos hombres que queden en el planeta podrán
arrastrar sus días mezquinos. Podrán hundirse en las
drogas o pavonearse travestidos, observar a las
mujeres poderosas en acción, como espectadores
pasivos, intentando vivir por delegación. También
podrán ir al centro suicida del vecindario más
próximo y amistoso para morir allí, en las cámaras de
gas, de muerte serena, rápida, sin dolor.
Valerie Solanas
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