El Idealismo y Otras Formas de La Irrealidad

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HISTORIA Y CRíTICA ¿ _.;

DE LA
LITERATURA HISPANOAMERICANA HISTORIA Y CRÍTICA
DE LA
LITERATURA HISPANOAMERICANA
1
I
ÉPOCA COLONIAL

II
111
DEL ROMANTICISMO AL MODERNISMO ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
III
ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

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EDITORIAL CRfTJCA
Grupo editorial Grijalbo
,_ BARCELONA
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312 JORGE LUIS BORGES EL IDEALISMO Y OTRAS FORMAS DE LA IRREALIDAD 313 -~
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paz de reconciliar la reputación del maestro con la que merecen estos.desani- ~

madores textos, el joven busca y al fin encuentra sus manuscritos inéditos: ·',,
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ANA MARÍA BARRENECHEA.
consisten en borradores, brillantes e infortunadamente incompletos. Entre ~i
los papeles hay una lista de las cosas que un escritor nunca debería hacer. '/
Una de las recomendaciones es evitar en la crítica todo elogio o censura.
Este precepto sabio aparece atribuido a un tal Menard.
EL IDEALISMO Y OTRAS FORMAS
DE LA IRREALIDAD '1 ':!
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Aunque aquel cuento nunca fue escrito por los tres amigos, Borges
decidió usarlo más tarde como punto de partida de su «Pierre Me- · En Borges hay una forma de atacar la consistencia del universo y
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nard». Según cuenta Bioy, el mismo día en que estaba apuntando la del hombre dentro del universo que reúne varios hilos: la filosofía (l
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larga lista de prohibiciones, Borges les contó su nuevo cuento. La ver- idealista de Berkeley, para quien el mundo no existe fuera de la mente ,;,;
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dadera fuente estaría, pues, allí. Pero la imaginación de Borges ha de los que lo perciben o de la mente divina, el platonismo para quien ·;i
transformado un ejercicio de sátira literaria (modelado más o menos el mundo es un reflejo de los arquetipos eternos, la creencia cristiana
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en los cuentos de escritores y artistas irónicamente inventados por en un Dios creador y conservador del hombre, que vive mientras el
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Henry James) en una historia verdaderamente fantástica. En la versión Señor lo piensa, las creencias orientales en un orbe puramente aparen- -~j

cia! en las que hasta el Nirvana deja de ser (o de no ser), y toqas las ~~:
final, la semilla narrativa, la desilusión de un joven provinciano al com- i'¡

prender qué injustificada es la fama, aparece metamorfoseada en la ficciones y leyendas. mágicas y populares que especulan con fantasmas, ~~

historia de un escritor que intenta lo imposible: re-escribir en todos con ídolos, con simulacros, con seres creados por la imaginación de w

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sus detalles, y sin copiarlo, un texto famoso. Al orientar el cuento los hombres, con fórmulas capaces de hacer vivir muñecos inanimados, ~::
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hacia el maestro, y al convertirle en una suerte de mártir de la escri- con historias donde no se sabe si se sueña o se está despierto.
tura, Borges introdujo el elemento fantástico que faltaba en el plan De tales invenciones, quizás el idealismo de Berkeley fue el más
original. poderoso desde el comienzo y a él dedicó los ensayos de Inquisiciones
Ahora la búsqueda maníaca de Menard se convierte en el centro relacionados con el problema de la personalidad y el poema «Amane-
de la historia. Como el Bartleby de Melville, o el Artista del Hambre cer», donde siendo el espectador solitario de las calles de Buenos Aires
de Kafka, Menard se propone una empresa imposible. siente que las está salvando de desaparecer para siempre. [ ... ] Las
El verdadero cuento aprovecha bastante la sátira planeada y puede imaginaciones derivadas de esta idea pueden adoptar dos formas: o
ser visto como una realización de la misma. En un sentido, la obra no hacen resaltar que la realidad es un simple sueño y que lo que cree-
escrita sirve de marco invisible a la contada. Pero en vez de dramatizar mos sustancial y concreto no es más que una apariencia, o producen
la desilusión del joven provinciano al leer los fragmentos de la obra un objeto soñado que adquiere tal vida y solidez que de rechazo di-
inédita del maestro, Borges cambia la perspectiva: en vez de desilusio- suelve el orden terrestre.
narse, el joven se entusiasma con la audacia del proyecto. Dos cuentos de Ficciones están basados en esta última operación
sobrenatural de introducir en el mundo productos de la mente. «Las
ruinas circulares» se desenvuelve en un ámbito de vaguedad y de poe-
sía -la lejanía de las regiones persas, la soledad, la selva, el río, el
dios d~l fuego con sus intrincadas y suntuosas transformaciones-, Bor-
ges dramatiza la empresa de crear un ser con la materia elusiva del ii
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sueño en el fracaso primero, la minuciosa tarea posterior, la impoten- ::1
1:

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Ana María Barrenechea, La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge ~¡

Luis Borges, El Golegio de México, México, 1957, pp. 120-136. -~


.314 JORGE LUIS BORGES EL IDEALISMO Y OTRAS FORMAS DE LA IRREALIDAD .315

da del hombre y el socorro celeste. Al fin revierte trágicamente sobre


el soñador la fantasmagoría de lo soñado. [ ... ] Símbolos de la irrealidad
Mucho más complejo es el caso de «Tlon, Uqbar; Orbis Tertius»
Los espejos. El espejo guarda en su reflejo empañado una constante
donde Borges presenta un mundo imaginado por un colegio de sabios sugestión de irrealidad y de poesía que suele enriquecerse con alusiones a
y que acaba por tomar existencia sustancial sustituyendo a nuestro los arquetipos platónicos, a la creencia popular en el doble y en los espejos
planeta. En unas páginas de Sur de 19.36, donde echa en cara a las mágicos, a la idea gnóstica de que el universo es una copia invertida del
utopías su pobreza, encontramos el plan del cuento que desarrollará orden celeste, a la deformación monstruoS'a o la multiplicación infinita de
más tarde en 1940: «que describa puntualmente un falso país con su sus superficies enfrentadas. Pero insinúe o no cualquiera de estos aspectos,
geografía, su historia, su religión, su idioma, su literatura, su música, siempre basta su sola presencia para sentir la disolución que nos amenaza.
su gobierno, su controversia matemática y :filosófica ... su enciclope- Hablando de metáforas poéticas Borges propone en Inquisiciones un germen
dia, en fin; todo ello articulado y orgánico, por supuesto ... ». Aquí está de aventura sobrenatural donde está imaginativamente desarrollada la sen-
todo el secreto. Borges ofrece, después de un descubrimiento gradual sación de fantasmagoría que produce su azogado cristal: «Ya no basta decir,
a fuer de todos los poetas, que los espejos se asemejan a un agua. Tampoco
de su existencia, un l,l!lÍverso organizado en forma minuciosa y cohe-
basta dar por absoluta esa hipótesis y suponer, como cualquier Huidobro,
rente, y si no expone su estructura completa como lo había propuesto que de los espejos sopla frescura o que los pájaros sedientos los beben y
en teoría -lo que sería estéticamente absurdo- elige unos detalles y queda hueco el marco. Hemos de rebasar tales juegos. Hay que manifestar
sugiere otros para que al fin nos quede la evidencia de un orbe lúci- ese .antojo hecho forzosa realidad de una mente: hay que mostrar un indi-
damente planeado en oposición al caos terrestre. Primero hace que viduo que se introduce en el cristal y que persiste en su ilusorio país (don-
sean válidas en él las ideas :filosóficas que le han dado origen; el mate- de hay figuraciones y colores, pero regidos de inmovible silencio) y que
rialismo es una herejía, el idealismo de Berkeley informa las mentes y siente el bochorno de no ser más que un simulacro que obliteran las no-
también triunfa el panteísmo idealista de Schopenhauer. El lenguaje ches y que las vislumbres permiten».
(que elimina los sustantivos) es capaz de crear objetos poéticos ideales; La irrealidad de Tlon se ahonda con el misterio poético de los espejos
la literatura y la :filosofía son de tipo fantástico, y se les asocian las («Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimien-
to de Uqbar. El espejo inquietaba el fondo de un corredor», Ficciones;
teogonías gnósticas que acentúan la inanidad del cosmos. [ ... ]
«Algún recuerdo limitado y menguante de Herbert Ashe ... persiste en el
En «La busca de Averroes» el idealismo y, además, la noción de Hotel de Adrogué, entre las efusivas madreselvas y en el fondo ilusorio
Dios creador y conservador del hombre, le dan la fórmula para termi- de los espejos», Ficciones). Entre los elementos de caducidad y esplendor
nar el relato con un súbito desbaratarse del protagonista y de su mun- que rodean a Bandeira, el Dios aparentemente enfermo y decrépito, «hay
do (El aleph). El escamoteo de prestidigitador que efectúa tiene una un remoto espejo que tiene la luna empañada» (El aleph ). Los poemas los
triple sugestión: ficción de la vida (quizá Dios dejará de soñamos, recogen en pasajeras metáforas y en «Los espejos velados» (Otras inquisi-
como también pensaba Unamuno, y desapareceremos en la misma for- ciones), relato brevísimo, aún juega con la locura de imágenes que persi-
ma en que se borró A verroes), ficción de la ficción (de este A verroes guen, de cristales que se sublevan y cambian los reflejos de la realidad.
que nos parecía tan real en el relato, con sus preocupaciones y su es-
clava de pelo rojo, nada sabemos con seguridad) y yo diría también Los sueños. Los sueños son otra forma de sugerir la indeterminación
de los límites entre mundo real y mundo ficticio . Tienen dentro de la eco-
que secreta glorificación de su arte pues ha podido hacer vivir a Ave-
nomía de sus relatos papeles premonitorios, laberínticos, de repetición cí-
rroes y a su esclava sin que pensáramos en su radical falsedad hasta clica, de alusión al infinito. Unas veces son más nítidos que la misma vida
el brusco corte final. [ .. ) y por serlo la existencia tiende a volverse ensoñación: «Altos en la penum-
bra del cuarto, curiosamente simplificados por la penumbra (siempre en
los sueños del temor habían sido más claros), vigilantes, inmóviles y pa-
cientes .. . , Alejandro Villari y un desconocido lo habían alcanzado, por
fin . Con una seña les pidió que esperaran y se dio vuelta contra la pared,
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como si retomara el sueño (El aleph ). En ciertos casos es una desolada congrega el mago en sus sueños es un «vasto colegio ilusorio» (Ficciones).
angustia en una atmósfera rarificada que se confunde con el infierno (Dis- Entre los. derivados de fantasma prefiere afantasmado y afantasmar. La
cusión). Es también el salir de una pesadilla a otra sin saber cuándo se ha existencia de la biblioteca total convierte al escritor en un ser inútil que co-
llegado a la vigilia (Discusión y El aleph) y el mezclar los recuerdos, los
sueños y la realidad sin saber qué es cierto y qué es inventado. Pueden ~~ pia textos preexistentes creyendo inventarlos: «La certidumbre de que
todo está escrito, nos anula o nos afantasma» (Ficciones). Hawthorne re-
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ser «populosos», «falsos y tupidos», tener una consistencia pegajosa como ~tj¡ gistra trivialidades para «liberarse, de algún modo, de la impresión de
masa en la que nos sumergimos y de la cual emergemos, o ser como una 1
. ~it irrealidad, · de fantasmidad, que solía visitarlo» {Otras inquisiciones). Los
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apretada red que nos embaraza. Combinan a menudo, característica cons- objetos subsistentes de Meinong se conciben «de algún modo, siquiera
tante de su estilo, la nitidez y el efecto desrealizador y misterioso: « .. . nu- ~~
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nebuloso o afantasmado» (Sur).
bes de alumnos taciturnos fatigaban las gradas; las caras de los últimos También hay otras muchas formas de la negatividad: no-ser, apenas-ser,

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pendían a muchos siglos de distancia y a una altura estelar, pero eran del
todo precisas» (Ficciones) . La fusión de estas formas opuestas que parece-
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simulacros, reflejos, ídolos, apariencias, sombras. «Volvió, pero debemos
recordar su condición de sombra ... Todo Jo amó y lo poseyó, pero desde ·
rían inconciliables se repite en todo el cuento «Las ruinas circulares», pues 1. lejos, como del otro lado de un cristal. "Murió", y su tenue imagen se
el autor resuelve con ellas el problema que se le presenta de hacer vivir el perdió, como el agua en el agua» (El aleph); «... corno al cesar la luz 1

milagro de la interpolación de un sueño. Así mantiene con ciertas expre- ~!~ caduca el simulacro de los espejos 1 que ya la tarde fue entristeciendo»
siones la fantasmidad del ser («enorme alucinación», «vasto colegio iluso-
l
it (Poemas). Habla de una «indecisa traducción» (Ficciones), de «inciertas
rio», «modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se componen ~~~..
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metáforas» (Poemas), de un «orbe nebuloso» (Otras inquisiciones), de
los sueños», «mucho más arduo que tejer una cuerda de arena o que amo- }~;~: una «borrosa urbanidad» (Ficciones), de «vagas calles» (Ficciones), de
~~~:
nedar el viento sin cara», Ficciones), y en cambio le da con otras suficiente ~~· «barrios decrecientes y opacos» (El aleph), de una realidad que caduca,
r.&.··).:
consistencia para que el lector crea en su real existencia de fantasm¡¡ (som- r.ri: que cede y que anhela ceder (Poemas).
bras que ansían liberarse de su condición; sueño del hijo detalle por detalle, ~~-
el corazón «activo, caluroso, secreto», «con minucioso amor lo soñó, du- t!i~ La duda y la conjetura. Un aspecto sobresaliente de su estilo es la
rante catorce lúcidas noches», «listo para nacer -y tal vez impaciente», t2f constante manifestación de dudas, vacilaciones y -correcciones. El relato
Ficciones). Recuérdese que en Discusión, 27, Borges imagina también una ~~ puede declarar un olvido total o parcial de los hechos, lagunas que el autor

~i~¡i;'
humanidad sin espacio ni corporeidad «irrealizada y afantasmada» y al es incapaz de llenar, aspectos que . el narrador no recuerda y, lo que es
mismo tiempo «tan apasionada y precisa corno la nuestra». [ ... ] más importante, no quiere recordar. Hornero transcribió los viajes de Sim-
bad «en un idioma que he olvidado, en un alfabeto que ignoro» (El aleph);
'lt
~.¿:
el mendigo de «El hombre en el umbral» tampoco recuerda las fechas y
~,.
La irrealidad reflejada en el vocabulario ¡:~,¡ los detalles de una historia remota: «Estas cosas ocurrieron y se olvidaron

Adjetivación de lo borroso. Ciertas palabras traducen la inconsistencia 1 hace ya muchos años» (El aleph); en ambos relatos el olvido proyecta su
infinitud temporal. [ .. . ]

1
del orbe y entre ellas se repiten preferentemente irreal (irrealidad, irreali- A veces las dudas no se reflejan en la mente de los personajes (sean
zar, desrealizar), ilusorio y afantasmado (fantasmidad). El cementerio de o no los relatores de sus acciones) sino en el escritor que corno tal cuenta
«La Recoleta» nos deja «Convencidos de caducidad, írrealizados por tanta la historia y debe enfrentar problemas narrativos. Sabernos por testimonios
certidumbre de anulación» (Poemas) en un poema en el que confluyen otros ~
~~\'' que ha dejado en sus artículos que a Borges se le ocurre a menudo una
términos de la disolución: caducar, no-ser, apagarse, cesar, simulacro, espe-
i!.., . idea para un argumento y que luego va desarrollándola y precisando los
jos, entristecer. La ciudad le depara la sensación a la vez acogedora y
extraña: «símbolo de noches solas, de caminatas extasiadas y eternas por la
infinitud de los barrios. Porqu~ Buenos Aires es hondo y nunca, en la
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detalles. Más interesante aún es ver cómo traslada a la técnica del relato
su modo de proceder y hace de su proceso creador una parte misma de la
ficción. Así escribe cuentos en los que presenta la primera etapa de la ela-
desilusión o el penar me abandoné a sus calles, sin recibir inesperado con- boración literaria, cuando sólo tiene pensadas las líneas generales. En el
suelo, ya de sentir irrealidad» (Cuaderno de San Martín). Ya vimos que «Tema del traidor y del héroe» destaca las fuentes de inspiración, lo pro-
era ilusorio el fondo de los espejos; combinando las dos palabras habla visorio de la redacción, los hiatos de la historia, las vacilaciones del creador
también de «el espejo ilusorio de la música» (Poemas) y el auditorio que que no entrevé la forma definitiva, hasta la posibilidad de que nunca al-
( .

318 JORGE LUIS BORGES LA METÁFORA EN LA ESTÉTICA DE BORGES 31'9

canee a dársela. También indica las varías soluciones, ,que se ofrecen al II. Analiza la traslación de percepciones acústicas en visuales, como
espíritu para cada problema literario y la elección como escritor de la que asimismo la relación inversa. Agrega que éstas son de menos fijación efec-
juzga más adecuada. Igual provisoriedad, igual ignorancia de los detalles, tiva, pero más audaces. Cita ejemplos del siglo XVII, «negras voces», «voz
iguales dudas no disipadas hay en «El muerto». pintada» (Quevedo), lo que evidencia que el simbolismo no sería creador,
sino renovador de las imágenes sinestésicas. Analiza algunos hallazgos signi-
ficativos en este aspecto: En 1734, Castel inventó un clavicordio de colores,
con el objeto de hacer visible el sonido para interpretarlo en términos cro-
máticos. Saint-Pol-Roux, observando la similitud de los vocablos coq y
coquelicot, y sugestionado por el color de la cresta, dice que «el gallo es
ZUNILDA GERTEL
una amapola sonora». También René Ghil, en 1886, amplía las declaracio-
nes de Rimbaud acerca de la visualización de los sónidos: «les Harpes sont
LA METAFORA EN LA ESTÉTICA DE BORGES blanches; et bleus sont les Violons mollis souvent d'une phosphorescence ·
pour surmener les paroxysmes; en la plénitude des Ovations les cuivres
sont rouges; les Flutes, jaunes, qui modulent l'ingénu s'étonnant de la lueur
En sus primeros manifiestos ultraístas, Borges ya señala la impar- des levres; et, sourdeur de la Terre et des Chairs, synthese simplement des
. tanda de la medifora y el ritmo del verso libre, no como meros artifi- seuls simples, les Orgues toutes noires plangorent ... » (p. 398).
cios, sino como principios unificadores de la nueva lírica. Once años antes, ya el profesor Brühl había estudiado la ligazón de
El primer estudio de Borges acerca de la metáfora se publicó en sonidos y colores. Las investigaciones de Francis Galton prueban, al res-
pecto, las diferencias enormes que las asociaciones visuo-auditivas tienen
Cosmópolis de Madrid [noviembre de 1921, pp. 395-402]. Borges en individuos no vinculados entre sf. Esto demuestra que son traslaciones
define allí la metáfora, como <<Una identificación voluntaria de dos o casuales y carecen de universalidad.
más conceptos distintos, con una finalidad de emociones» (p. 396). III. Más allá de las metáforas que representan traslaciones sensoriales,
Establece la relación entre metáfora científica -que corresponde a la son aún más ricas en posibilidades y más complejas las que establecen
explicación de un fenómeno- y la poética, pues en ambos casos son relaciones entre lo conceptual abstracto y lo concreto. Por ejemplo, las
«vinculación tramada de cosas distintas», y asimismo «verdaderas o creadas mediante la materialización de lo temporal como en Las mil y una
falsas transmutaciones de la realidad». Añade que cuando el geómetra noches «Cuando tu cabellera está dispuesta en tres oscuras trenzas, me
dice que la luna «es una cantidad extensa en las tres dimensiones» parece mirar tres noches juntas» (p. 400).
su expresión es tan metafórica como la de Nietzsche cuando la define IV. Ofrece también posibilidades de mutaciones la traslación de lo es-
como «un gato que anda por los tejados», ya que en ambos casos se tático en dinámico -que es la inversión de lo anterior. En este caso lo
espacial se temporaliza: «Los rieles aserran interminables asfaltos» (p. 400).
tiende un nexo desde la luna (síntesis de percepciones vl.suales en el
V. Las metáforas que encierran imágenes antitéticas prueban, según
primero y de sensaciones evocadoras, en el segundo) (p. 395) . . Borges, el carácter «provisional y tanteador» que asume el lenguaje frente
[Borges se propone presentar una clasificación y sistematización a la realidad. Advierte que si sus momentos fueran encasillables «a cada
de la metáfora. Su clasificación es la siguiente:] estado correspondería un rótulo y sólo uno». En tanto en álgebra los signos
contrarios se excluyen, en literatura fraternizan «e imponen la conciencia de
l. Imágenes que muestran paralelismo entre dos objetos formales. su sensación mixta, pero no menos verdadera que las demás» (p. 400). [ ... ]
Aunque son las más sencillas no abundan en las literaturas primitivas como De este consciente estudio, Borges deduce: «He analizado ya bastantes
pudiera creerse. Anota que en la literatura española, Góngora es el primero metáforas para hacer posible, y hasta casi segura, la suposición de que en
que .«sistematiza la explotación de coincidencias formales», y cita como su gran mayoría cada una de ellas es referible a una fórmula general, de·
ejemplo el verso «En campos de zafír pacen estrellas» (p . .397). la cual pueden inferirse a su vez, pluralizados ejemplos, tan bellos como el
primitivo, y que no serán en modo alguno, plagios» (p. 401).
Zunilda Gertel, «La metáfora en la estética de Borges», Hispania, 52:1 (1969), Admite que el poeta puede lograr metáforas excepcionales, pero las
pp. 92-100 (92-96, 98·10,0). juzga hallazgos únicos, «el verdadero milagro de la gesta verbal», como en
"

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