Apuntes Filosofia Nueva Recopilacion
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FILOSOFIA ANTIGUA
Y MEDIEVAL
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TEMA 1.- EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFIA.
LOS FILOSOFOS PRESOCRATICOS
1. INTRODUCCIÓN
1.1 EL COMIENZO DE LA FILOSOFÍA GRIEGA
La filosofía griega tiene su origen en los últimos años del s. VII y principios del VI aC en las ciudades griegas
de Jonia, en el Asia Menor, que disfrutaba de un florecimiento económico, técnico, científico por contactos con otras
culturas (egipcia y persa). En Mileto apareció por primera vez la filosofía, con un grupo de filósofos de tres
generaciones que formaron la llamada Escuela de Mileto (Tales, Anaximandro, Anaxímenes durante el s. VI aC). En
Grecia propiamente, en Atenas, se desarrolla durante el s. V aC.
La reflexión moral de los poetas configuró los conceptos fundamentales que los filósofos usan para interpretar
el mundo (Homero -ley que gobierna el mundo, justicia garantizada por los dioses-; Hesíodo -Diké, hija de Zeus,
castiga a hombres injustos, infracción a la ley es arrogancia, hybris, se comete por ceguera causada por fuerzas
irracionales-). Este concepto, Solón lo aplica en las leyes de la ciudad.
Los primeros filósofos no distinguen entre naturaleza y sociedad, ambas constituyen el todo orgánico y viviente
-el cosmos-. Importante papel tiene la influencia de las religiones mistéricas, como el culto a Dioniso, de Tracia, el
culto a Démeter en Eleusis y el orfismo1, sobre todo este último, en el concepto de que es necesaria la purificación
del alma para liberarla del ciclo de las reencarnaciones y su transmigración a otros cuerpos.
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Buscan éxtasis por ascetismo no por orgías de los cultos dionisíacos. Reinterpretación del mito de Dioniso-Zagreo. De las cenizas de los
Titanes que comen a Dioniso, hijo de Zeus, surge la especie humana. Alma, de origen divino, prisionera del cuerpo. La vida es preparación para
otra más alta. Zeus come el corazón de Dioniso para devolverle la vida.
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el elemento básico de las cosas que permanece bajo el devenir aparente (physis).
la fuerza engendrante que ese elemento posee para empezar por sí mismo el devenir (arjé).
el principio o nacimiento mismo del devenir (génesis).
No se cuestionan sobre la causa del cambio, sobre el porqué de la transformación incesante de la materia
cósmica, ya que para ellos es un supuesto evidente, indubitable. La sustancia cósmica estaba dotada, para ellos, de
algo por esencia vital, espontáneo, esto es, de los caracteres propios de los organismos.
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III. LA ESCUELA PITAGÓRICA
3.1 LOS DATOS HISTÓRICOS
Por la invasión persa de Asia Menor, grupos de jonios se trasladaron a finales del s. VI aC hacia la Magna Grecia,
al sur de Italia y Sicilia. Aristóteles los denomina la Escuela itálica, cuyo núcleo central estuvo constituido por los
pitagóricos.
Lo que más interesa es el sentido de la secta pitagórica como tal, pues constituía una escuela filosófica, la
primera de la que se tienen noticias. Se identifican a sí mismos como los que llevan una vida teorética o
contemplativa.
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determinado del que estén formadas todas las cosas, sino que lo que existe es más bien un flujo continuo, un
proceso constante de cambio y transformación. La tesis central de Heráclito es que “todo fluye y nada permanece”.
Por tanto, dice claramente dos cosas:
Todo fluye y nada permanece
El cambio, a pesar de que es continuo e imparable, está sometido a una ley y un orden, lo que él denomina
el logos. Por tanto, para Heráclito, el arché de la physis es el logos (también en otras ocasiones lo llamará
“fuego”)
Lo relevante de Heráclito en este punto es que esa ley y ese orden que rige el mundo no son enteramente fijos.
¿Qué implica esto? Que la Ley (el logos) es una armonía que incluye factores “disarmónicos”, es una estabilidad
inestable ¿por qué? Porque el orden y la ley incluyen el cambio y el desequilibrio o el desorden.
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libremente. También afirmó que la luz es algo que va de un lado a otro y que tarda un tiempo muy breve en ese
desplazamiento.
En cuanto al ser de las cosas y su multiplicidad, defiende la existencia de cuatro elementos -aire, fuego, agua y
tierra- raíces de todas las cosas, y que son opuestos: seco-húmedo, frío-caliente. Las cosas se engendran a partir de
estas 4 raíces por el amor, que tiende a unirlos, y el odio, que tiende a separarlos (movimiento), aunque el odio
también ayuda a unir pues la unión se produce cuando los elementos han quedado libres. Así se dan ciclos de cuatro
fases:
1, La esfera del ser con los cuatro elementos
2, el odio comienza a separar.
3, domina la separación de los elementos
4, el amor comienza a unirlos de nuevo.
En cada ciclo, los elementos se unen de manera diferente, perdurando sólo las que tienen logos, una estructura
interna que les permite seguir siendo. Los elementos de Empédocles son increados e indestructibles, homogéneos
en sí e invariables, pero son divisibles en partes. Por mezcla se originan cosas singulares, por disociación
desaparecen. El movimiento de los milesios, Empédocles lo sitúa en fuerzas externas a los elementos: el amor y el
odio.
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De los choques entre los átomos surgen mezclas o composiciones: los átomos se agrupan formando algo
así como bloques o paquetes. Es así como se van definiendo los fenómenos físicos que nos resultan
conocidos (por ejemplo, el agua, el aire, las rocas, los animales, etc.)
Aquí hay una pregunta básica: ¿esos choques son “necesarios” o son “contingentes” (esto es azarosos,
casuales)?. Lo que parece es que para estos autores dichos choques resultarían necesarios y por eso el atomismo
inicial es determinista (todo está predeterminado, previsto, no hay nada al azar, etc.). El atomismo posterior de los
epicúreos va a corregir esta idea admitiendo en los procesos naturales una dosis de azar o contingencia.
En conclusión, el atomismo de Leucipo y Demócrito consiste en explicar el conjunto de la naturaleza (sus
fenómenos y sus procesos) hablando de los átomos, del vacío, de las mezclas de átomos, etc.
Demócrito es, si cabe, más atomista que Leucipo. Su aportación más original es su concepción de la ciencia, de
la que dice que tiene que explicar el mundo de las apariencias, dado en la percepción, a partir de un riguroso
conocimiento de la verdadera realidad, que para él está constituida por los átomos y su movimiento en el espacio.
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TEMA 2.- LOS SOFISTAS Y SÓCRATES
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“relativismo cultural”, es decir, el reconocimiento de la disparidad de los valores que presiden las diversas
civilizaciones humanas (lo que es bueno para una civilización puede ser malo para otras)
Su mayor fama es por la sentencia El hombre es la medida de todas las cosas -según Platón, tal como aparecen
las cosas para cada individuo es como son para ese individuo, lo que implica la identificación de apariencia y
sensación y que ambas son siempre verdaderas.
De estos supuestos surge su teoría de la percepción: la percepción sería el encuentro de dos movimientos, el del
estímulo -del objeto- y el del receptor -el sujeto-. Ambos movimientos continúan tras el encuentro, por lo que nunca
habrá dos percepciones iguales ni siquiera para el mismo hombre. Las apariencias han de aceptarse, por ello, tal
como se presentan, pues no pueden trascender a un ámbito de realidad diverso de este mundo.
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significa decir: “no hay una única y definitiva Verdad incontrovertible y segura” –lo que hay es una pluralidad de
“opiniones” que disputan entre sí), “relativista” , es decir: “la verdad depende de la perspectiva o punto de vista”; e
“individualista” o lo que es lo mismo: “no es cierto que siempre tenga que prevalecer la sociedad o la comunidad
sobre los individuos”. Puede decirse que el movimiento denominado “sofística” es a la vez escéptico, relativista e
individualista (aunque esto, por otro lado, fue modulado de distintos modos pues no todos los sofistas sostenían
exactamente lo mismo –la corriente que agrupamos de este modo no fue enteramente homogénea).
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someterse a las leyes humanas, pero el fuerte e inteligente no debe dejarse engañar por la ley y debe seguir su
impulso natural, no reprimir sus apetitos.
Critias expone que hubo un estado primitivo, donde la vida del hombre estaba en completo desorden, al nivel
del animal y sometido al más fuerte; no había ningún premio a la virtud ni castigo para el vicio. Entonces, creía
Critias, se les ocurrió a los hombres dar leyes. Es el mismo estado primitivo del que hablaría Thomas Hobbes.
A diferencia de los filósofos del periodo anterior, aunque ya Heráclito habla de la lucha entre contrarios como
esencial al cosmos, los sofistas tratan de demostrar que la naturaleza no se halla regida por una isonomía mecánica
si no que en ella domina el más fuerte. La imagen del ser de la naturaleza es considerada ahora desde un punto de
vista humano interpretado desde la igualdad y la desigualdad de los hombres, sin embargo, ambas concepciones se
basan en el orden del mundo.
IV. SÓCRATES
4.1 VIDA DE SÓCRATES (470-399 AC)
Padre escultor, madre comadrona, Familia no muy pobre (hoplita). Escuela de Arquelao, sucesor de Anaxágoras
en Atenas. Alejado de la vida política, Vocación, encomendada en Delfos, fue la investigación filosófica -examen
incesante de sí mismo y los demás. Gran temperamento moral, dominio de sí mismo, personalidad magnética para
los jóvenes. Se convirtió en guía de una aristocracia espiritual, lo que le convierte en enemigo de la democracia
dominante. Fue acusado de impiedad y de corromper a la juventud y condenado a muerte: murió bebiendo cicuta
con absoluta calma mientras hablaba sobre la inmortalidad del alma con sus amigos..
4.2 LOS TESTIMONIOS DE PLATÓN Y JENOFONTE.
Hay muchos datos sobre Sócrates. pero es difícil armonizar los datos de los testimonios de ambos, pues aunque
coinciden en los hechos históricos, revelan importantes diferencias sustanciales.
Jenofonte intenta retratar a Sócrates como hombre, no sólo como filósofo, por eso nos lo muestra también en
facetas informales, invalidando las calumnias que causaron su condena. En cambio Platón lo muestra desde el
temple de ánimo sublime y trágico de su muerte, idealizándose.
A Jenofonte le atrae el modelo de vida, y a Platón más sus ideas. Jenofonte, aunque parece más realista, no fue
realmente un discípulo de Sócrates, por lo que los historiadores muestran diferentes opiniones acerca de qué
semblanza es la más adecuada.
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En ellos encontramos aspectos iguales uniformemente repetidos
y destacamos las notas iguales que hay en ellos.
Tanto Aristóteles como Platón nos han transmitido la doctrina socrática de los conceptos universales. La ciencia
verdadera es pensar conceptual y su objetivo es determinar lo universalmente válido: la definición, fijar lo que las
cosas son, determinando lo común de las cambiantes percepciones y opiniones para llegar a los conceptos
permanentes de los objetos.
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Sócrates concentró su interés en la dimensión práctica de la conducta y, concretamente, en el hecho de que
para tener éxito en el obrar, primero hay que conocer: el que tiene un conocimiento verdadero sobre los asuntos y
los dilemas morales (sobre la conducta propia y ajena, sobre la convivencia en la sociedad), necesariamente “hace el
bien y evita el mal”. Si alguien hace el mal, nos dice Sócrates, no es porque sea interiormente malvado de un modo
irremediable, sino que es por “ignorancia”, porque carece de un conocimiento verdadero y suficientemente
fundamentado sobre el bien y sobre cual es la conducta apropiada en cada ocasión.
6.3 ¿UTILITARISMO?
Según Jenofonte y Platón, la virtud, lo bueno, es para Sócrates, lo provechoso y útil, lo que, en cada caso,
acarrea ventaja y utilidad (buen caballo, buenas acciones, buenas leyes).
Pone en analogía la virtud ética con la aptitud práctica. En el ámbito ético, virtud es la adecuada comprensión
racional del daño y provecho que resultan de una acción para elegir lo conveniente. Pero, ¿qué es lo bueno en sí?, el
concepto socrático queda indeterminado en su contenido. Sin embargo su ética no puede tomarse en el sentido
utilitarista arriba expuesto, por su opinión de que es mejor sufrir la injusticia que cometerla (en contra de los
sofistas). ¿Por qué el puro utilitarismo tiende al escepticismo moral y político? Porque confunde lo útil con lo que
egoístamente me conviene en cada circunstancia y ocasión, y esto es lo contrario de la enseñanza socrática. Por
ejemplo: Sócrates prefirió acatar las leyes de la ciudad que le habían condenado a muerte a pesar de considerar que
esas leyes y esa condena eran injustas ¿por qué? Porque así denunciaba la injusticia de la ley cuando el gobierno
de los asuntos públicos se ejerce de modo despótico, por lo tanto, aunque su muerte era un mal, tenía al menos la
utilidad de mostrar el camino del bien: un gobierno justo que no actúa por el interés particular.
Conclusión: la posición socrática conecta el bien o lo bueno con lo útil pero sin postular por ello un puro
utilitarismo.
6.4 INTELECTUALISMO-EUDEMONISMO
Para Sócrates el conocimiento de lo bueno basta para obrar con rectitud y alcanzar la felicidad. El conocimiento
nos dará la pauta que nos guie la conducta. Según Aristóteles, “todas las virtudes consisten en el entender” y a esta
interpretación es lo que se le ha llamado intelectualismo.
Si la virtud ees el conocimiento de lo más provechoso, será virtuoso quien obra por comprensión racional.
Nadie pues, a sabiendas, obraría mal, sino sólo aquel que ignorara el conocimiento de lo mas conveniente. Lo que es
bueno es susceptible de ser enseñado y con ello promover al hombre a la acción virtuosa y conveniente. Si la virtud
no fuese comprensión racional no podría ser enseñada.
Además Sócrates nos dirá que el que conoce y practica aquello que considera bueno es por ello feliz La
eudemonía es la consecuencia natural de la virtud como conocimiento de lo bueno.. Por ello, en contra de los
sofistas, afirma que obedecer las prescripciones morales y someterse a la ley, no sólo es lo más seguro, sino el único
medio para conquistar la felicidad duradera (no es acatamiento irreflexivo de lo tradicional, sino que considera la
obediencia como exigencia de la comprensión racional de lo conveniente para el ciudadano). Así restituye Sócrates
la autoridad al derecho.
Sin embargo, intelectualismo y eudemonismo estarían en contradicción con los hechos de la vida diaria, pues
hacemos cosas deliberadamente que sabemos que están mal y nos perjudican. Por ello Aristóteles critica la
identificación socrática entre saber y virtud, que olvida las partes irracionales del alma y la debilidad moral. Tampoco
tiene en cuenta en qué medida los acontecimientos imprevistos anulan la acción de una conducta comprensiva y
conveniente.
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En conclusión, el intelectualismo socrático se explica por el enlace entre saber y capacidad práctica. Por ello, la
filosofía de Platón se preguntará lo adecuado de los conceptos tomados de la vida práctica para traducir el ideal de
vida y querer de Sócrates, afirmando que es necesario descubrir un nuevo lenguaje y un nuevo mundo de las ideas
para comprender y expresar mejor todo esto.
No obstante, la concepción de la virtud como saber, tuvo importantes repercusiones en la ética antigua y en el
movimiento ilustrado (sólo a base de ciencia e ilustración se educa al hombre).
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TEMA 3.- PLATÓN
I. CONTEXTUALIZACIÓN DEL PENSAMIENTO DE PLATÓN.
1.1 VIDA Y OBRA
Nació en Atenas (427-347 aC.), en el seno de una familia aristocracia. A los 20, conoce a Sócrates, de quien
aprende la necesidad de fundamentar en la justicia las doctrinas políticas y recibe la herencia de su integridad moral.
Viaja a Egipto e Italia, donde contacta con la escuela órfico-pitagóricos que le transmiten su pasión por la geometría,
su creencia en la inmortalidad del alma. Viajará a Siracusa, donde sufrió una desventura política. Vuelve a Atenas y
funda la Academia, institución dedicada a la filosofía y también la matemática y astronomía.
Se conserva una treintena de escritos suyos -para divulgar, diálogos- y trece cartas. Obras juventud -Apología de
Sócrates, El Menón...- centradas en la figura de Sócrates y en la virtud. Obras madurez -Fedón, Fedro, Banquete,
República- desarrolla Teoría de Ideas. Obras vejez -Las Leyes, Timeo, El Sofista.
1.2 ELEMENTOS QUE CONVERGEN EN LA FORMACIÓN INICIAL DE SU PENSAMIENTO
Si los filósofos presocráticos querían determinar el ser de la naturaleza, los sofistas consideraban este propósito
infructuoso. Platón se enfrenta a este escepticismo y afirma que sí es posible conocer la verdad por encima de las
diversas opiniones subjetivas. Hay que ir más allá de lo que ofrecen los sentidos porque lo que percibimos son las
apariencias. Más allá existe el mundo de las esencias o Ideas, al que pertenece también nuestra alma y reina el Bien.
Para articular esto, diseña una metafísica que distingue entre mundo inteligible (el de las Ideas) y el mundo
sensible (apariencias), una teoría del conocimiento (diversos grados y modos de conocer), y una concepción del ser
humano formado de alma y cuerpo. Aplica estas ideas para ética basada en justicia y concepción política/forma de
organización sociedad. Tres influencias principales:
La doctrina parmenídea de la verdad: Para Parménides, el ser es lo que no varía, lo que existe siempre
idéntico a sí mismo, y que es de lo que trata y estudia la ciencia. La diversidad de las cosas y sus
transformaciones no son la realidad, sino apariencias engañosas, y de ellas no podemos tener
conocimiento aproximado e incierto (no ciencia), opinión (dóxa). En resumen, los sentidos corporales no
ven más que apariencias, la realidad sólo la percibe la razón cuando alcanza la verdad con el conocimiento
llamado ciencia. Platón recogerá esta idea de Parménides reafirmando su dualismo básico: solo es real el
ser que eternamente permanece estable, mientras que las cambiantes apariencias percibidas por los
sentidos son puras ilusiones engañosas similares a sueños.
La concepción sofista de la percepción: La teoría de la percepción de Protágoras: el hombre no percibe las
cosas como son , sino tal como se le aparecen a él en el momento que las percibe, por lo que la percepción
es el conocimiento adecuado de lo percibido pero nunca de las cosas mismas. Para Platón, si bien el mundo
de las apariencias es el de la opinión (doxa), para él si que es posible el conocimiento del ser verdadero de
las cosas percibidas en virtud de otra facultad la razón, capaz de proporcionar otro tipo de conocimiento
mas elevado (la ciencia-epistemé) referido a las esencias o Ideas existentes en el mundo de las Ideas.
La teoría socrática del saber: Sócrates busca un saber válido en igual medida para todos los conceptos
universales, un conjunto de aspectos que se repiten en las distintas percepciones individuales. Si
lográramos una definición unitaria de la justicia que expresara su íntima naturaleza y fuera aceptable para
todos los hombres, contaríamos con algo seguro sobre lo que juzgar las acciones individuales y los códigos
morales. Este tipo de conocimiento merece el nombre de ciencia para Sócrates, y opera mediante
conceptos universales o definiciones. Para construirlos el método apropiado es la dialéctica. Así se llega de
los ejemplos particulares a la definición universal. Platón desarrolla tanto los conceptos universales (que en
su filosofía se convierten en realidades metafísicas o Ideas del mundo inteligible), como la dialéctica como
método de conocimiento verdadero de las Ideas.
1.3 LOS DIÁLOGOS PLATÓNICOS
El nacimiento y configuración de la teoría de las Ideas es uno de los problemas más complicados de la filosofía.
Los principales obstáculos a su comprensión derivan de la ausencia de pautas para establecer una relación segura
entre los temas que tratan y la evolución del pensamiento que expresan en los cincuenta años que cubren sus obras;
y, por otra parte, el estilo del diálogo hace difícil determinar quién formula las ideas en cuestión. Para ambas cosas
hay que acudir a hipótesis interpretativas.
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2) Fase crítica: (Parménides): Se revisa críticamente la teoría y se formulan los problemas derivados de su uso.
3) Fase de reorganización dialéctica (post-Parménides, en Sofista y Teeteto): Intenta solucionar los problemas
anteriores.
4) Fase de proyección cosmológica (Timeo): Prosigue el intento de solución.
2.2 LA FASE ACRÍTICA
2.2.1. ¿Qué son las Ideas?
Para Platón, al contrario que para Sócrates, las Ideas no son simples conceptos universales, tampoco meros
esquemas mentales, sino que tienen que tener realidad. Las Ideas de Platón no dependen de hechos sensibles, sino
que son esencias ideales, seres inmateriales situados en el mundo inteligible (más allá del que vivimos, pero se
puede alcanzar con la razón). Por ejemplo: Platón sostiene que hay “cosas bellas” pero para que esto sea así, tiene
que haber antes (de manera preferente) la Idea de belleza.
Este mundo inteligible tiene una doble función:
Garantizar a la ciencia un objeto apropiado y a los valores morales un fundamento seguro, pues las Ideas
son los objetos específicos del conocimiento racional y los modelos de las virtudes morales.
Dar razón del ser de las cosas del mundo de los sentidos, pues este depende de las Ideas para ser lo que
son. Un cuerpo bello es bello en la medida en que se realiza en él la esencia de lo bello.
Las Ideas son esencias que sólo el alma puede descubrir apartándose de las cosas sensibles. Son formas únicas y
perfectas correspondientes a una multiplicidad de objetos comunes.
Para referirse a la relación de las Ideas con las cosas sensibles, Platón utiliza los términos de imitación y
participación.
La vía de la participación implica considerar que una Idea es un todo y que las cosas sensibles son sus
partes. (Si divido un billete de lotería en sus participaciones y las reparto, el billete no se ha descompuesto
en trocitos). Lo que no está claro es cómo algo sensible puede tener parte en algo Inteligible.
La vía de la imitación es más clara: si la ideal de algo es un modelo de ese algo, podemos considerar que las
cosas sensibles son copias (siempre imperfectas) de ese modelo. De nuevo surge una dificultad un
modelo y su copia se parecen en algo, pero ¿en que pueden asemejarse una idea y una cosa sensible si sus
respectivas propiedades resultan contradictorias?
El mundo de las Ideas está ordenado jerárquicamente, como un triángulo, con distintos niveles, en cuya cúspide
está la Idea fundamental, la Idea del Bien, el sol que todo lo alumbra según el mito de la caverna. En el nivel inferior
se encuentra el mundo de las Ideas de los elementos físicos, en el siguiente escalón el de las Ideas matemáticas, que
no se puede conocer si no he conocido antes las anteriores. Le sigue el mundo de las Ideas éticas y estéticas (Justicia,
belleza, paz, igualdad…) y finalmente el mencionado escalón superior de la Idea del Bien
2.2.2. Conocer es recordar
Las Ideas no se pueden percibir con los sentidos corporales, sin embargo, vienen al pensamiento ante el
estímulo de cosas que percibimos, y por ello dice Platón, que la razón las ha tenido que conocer previamente
La experiencia sensible ofrece la ocasión para que el alma recuerde algo que ya ha existido en ella con
anterioridad. Para justificar esta teoría se recurre a la doctrina órfico-pitagórica sobre el alma, según la cual las almas
no son solo inmortales, sino también eternas. Antes de que un niño nazca, su alma ha existido desde siempre en el
mundo inteligible donde ha contemplado las formas puras de la realidad, pero las ha olvidado al caer en prisión de
cuerpo.
Sin embargo, recuerdan bajo el estímulo de la percepción aquellas esencias olvidadas, y ese recuerdo hace
nacer en él el amor de las Ideas. El conocimiento es recuerdo (anámnesis), lo que se aprende no es desde fuera, se
desarrolla desde dentro (teoría de la reminiscencia).
2.2.3. El mito de la caverna
Libro VII de la República. Intenta expresar de manera alegórica qué es para él la realidad y cómo podemos
conocerla: Hombres que desde infancia permanecen atados mirando el fondo de una cueva, donde se proyectan las
sombras de los seres que pasan ante la boca de la cueva y que son iluminados por un fuego. Un hombre se libera y
sale, siendo deslumbrado por el sol y viendo una nueva forma de la realidad, y se da cuenta de que antes sólo
conocía sombras, porque las cosas reales estaban fuera de la cueva. Al regresar, dotado de ese nuevo conocimiento,
se lo cuenta a sus compañeros, le toman por loco e intentan matarlo.
Así, Platón, enseña que la realidad está dividida entre el mundo de las apariencias o de las sombras y el mundo
de la luz, presidido por el sol del Bien, que hace a las Ideas verdaderas e inteligibles. La salida de la caverna es el
camino del filósofo un camino de liberación, de descubrimiento del ser y de conocimiento de la verdad.
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2.2.4 Grados y niveles de conocimiento
Platón va mas allá de las ideas de Sócrates, al afirmar que las Ideas no son conceptos universales sino la realidad
en sí. Asimismo, también supera la concepción del conocimiento de Parménides, para quien no existía más que
ciencia (epistemé) u opinión (dóxa), otorgando a la opinión, si correcta, cierta validez en la escala del conocimiento,
recogiendo la doctrina de Protágoras sobre el conocimiento sensible o percepción.
Así, para Platón existen dos niveles del conocimiento, y dos grados dentro de cada uno:
Conocimiento sensible: Se refiere al mundo de las apariencias, y es de segundo orden, ya que está referido
a objetos mudables e inestables, y, por ello, no ofrece certezas científicas sino probabilidades (lo opinable).
Se pueden señalar dentro de este ámbito de las opiniones la siguiente división:
o La conjetura Es el nivel inferior, las hacemos para interpretar las sombras de las cosas. Si
percibo una serie de fotografías de la luna tendría una “conjetura”
o La creencia Es el nivel superior, y se refiere a los objetos materiales concretos. Si piso la luna
y la recorro, tendría un conocimiento directo, una “”creencia”.
Conocimiento inteligible (episteme): Se refiere al mundo de las Ideas y sus relaciones. Es el verdadero
conocimiento que se adquiere a través de la razón y no de los sentidos. Dos grados
o Razonamiento matemático (dianoia) razón discursiva. Se ocupa de los conocimientos
matemáticos valiéndose de figuras imaginarias o reales de los objetos sensibles para llegar, a
través de hipótesis, a lo inteligible.
o La dialéctica (noesis) razón intuitiva. Consiste en ver las esencias de las cosas en sí mismas.
Esta ciencia perfecta es lo que para Platón, proporciona la dialéctica, el método propio de la
filosofía. El primero es una preparación para el segundo.
2.2.5 La dialéctica
Para Platón, la dialéctica es el método que conduce al conocimiento de las Ideas, y al mismo tiempo es el saber
consistente en dicho conocimiento. Es el grado de conocimiento más elevado y constituye la meta de la instrucción
filosófica.
Dialéctica significa diálogo, Pero no un diálogo cualquiera, sino un diálogo racional. La dialéctica platónica se
define como un procedimiento opuesto a la erística sofista, en la que se intercambian argumentos y pruebas
referidas a las opiniones que los participantes van proponiendo, y acaba cuando una de las posiciones se alza
victoriosa o bien se alcanza un acuerdo de término medio. La dialéctica platónica, en cambio no aspira a derrotar al
adversario o alcanzar un acuerdo, sino que aspira a descubrir la verdad única, necesaria e inmutable del asunto en
cuestión.
Platón critica la erística y la retórica sofísticas porque ambas se desenvuelven en el mundo de las opiniones, que
son cambiantes, múltiples e incluso contradictorias entre sí. Las sofistas argumentan lo que sostienen, pero sus
argumentos no se basan en la verdad, sino solo en lo verosímil o probable, en lo que cree la mayoría de la gente.
Estas artes no son más que técnicas formales que se encuentran al servicio del poder.
Por ello, desprovee a la discusión de su significado polémico para convertirla en un método que conduzca al
verdadero saber. Para Platón hay discusión en la medida en que todavía no conocemos la verdad. También
desprovee a la retorica de su carácter controversial, para reducirlo a un procedimiento de enseñanza de las verdades
encontradas por medio de la dialéctica.
Por último, la dialéctica se presenta no sólo como el saber superior, sino como una suerte de saber absoluto. A
ojos de Platón, los diversos saberes que se ejercen en la Atenas del momento (medicina, poesía, religión, artes
militares, etc.) no son auténticos saberes, porque sus contenidos son variables, relativos, múltiples e incluso
contradictorios entre sí. Tales saberes se mueven en el terreno de las opiniones, no en el de la verdad. Frente a ellos,
la dialéctica es el único saber digno de ese nombre, con lo que reduce la pluralidad de saberes a un solo saber. Ese
saber absoluto, la dialéctica, basa su superioridad en dos puntos:
Por un lado, exhibe el conocimiento de las Ideas, de aquello que es necesariamente y siempre, que se
mantiene invariable e idéntico a si mismo.
Por otro lado, quien posee ese saber, debe dar razón de lo que sabe, no basta con conocer la verdad, sino
que es preciso explicar el porqué de esa verdad.
2.3 LA CORRESPONDENCIA ENTRE LOS MODOS DE CONOCIMIENTO Y SUS OBJETOS
Tanto para Platón como antes para Demócrito, la percepción sólo es capaz de suministrar opiniones subjetivas,
es el conocimiento de algo que nace y perece al ritmo del cambiante devenir. Platón, sin embargo, al contrario que
Parménides, otorga a la opinión (cuando es correcta), cierta validez en el orden del conocimiento, conforme a
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Protágoras. Reconoce la relatividad del conocimiento sensible, del cual sólo cabe opinión. Del mundo corpóreo no
puede haber ciencia, sino sólo percepciones de valor relativo.
Por otra parte, postula como objeto de conocimiento científico un mundo inteligible, inmaterial, que debe
existir fuera y frente al mundo sensible: el mundo de las Ideas. Establece explícitamente esta gradación entre los
modos de conocimiento y sus objetos.
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Inmanencia: en filosofía se califica a toda aquella actividad como inmanente a un ser, cuando la acción perdura en su
interior, cuando tiene su fin dentro del mismo ser
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Trascendencia: En la tradición filosófica occidental, la trascendencia supone un «más allá» del punto de referencia.
Trascender significa la acción de «sobresalir», de pasar de «dentro» a «fuera» de un determinado ámbito, superando su
limitación o clausura.
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Problema del conocimiento de las Ideas. Platón plantea como pueden conocerse las Ideas si están
separadas de la realidad que nos rodea, problema que se agudiza si pensamos que las Ideas son
absolutamente trascendentes al mundo sensible. Podríamos pensar que lo que enlaza a los hombres
concretos con la Idea de hombre es una tercera Idea, la cual pone en comunicación a ambar partes. Ahora
bien, para enlazar a esta tercera Idea con la Idea de hombre, necesitaremos una cuarta Idea, y así hasta el
infinito, de modo que las Ideas serán incognoscibles.
El principal motivo por el que Platón necesita mantener su teoría de las Ideas es que, sin ella, se destruiría la
posibilidad de la ciencia, es decir, el conocimiento de lo universal, necesario e inmutable.
3.2 REORGANIZACIÓN DIALÉCTICA DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS
3.2.1 los problemas de la definición de ciencia
Para Platón, sin la teoría de las Ideas y su ubicación en un mundo suprasensible, no hay posibilidad de
conocimiento científico, pues se reduciría al conocimiento empírico, que no es ciencia, pues no es objetivo ni
inmutable. Como se pretende que nuestro conocimiento dé razón del mundo sensible, es preciso suponer una
vinculación entre ambos mundos, que Platón establece en términos de participación.
Platón explica la generación del mundo sensible a través de un mito, que se encuentra recogido en el Timeo. De
acuerdo a esta representación fabulada, la realidad que nos rodea es obra de un dios artífice, el demiurgo, que ha
ordenado la materia tomando como modelo las Ideas o las Formas eternas. Por eso, el mundo sensible es una copia
imperfecta del mundo ideal. La materia constituye el principio material de la generación del universo, mientras que
las Ideas constituyen el principio formal. La materia es para Platón absolutamente indeterminada y sólo mediante la
imposición de una forma (de una Idea) llega a adquirir determinación.
Platón rechaza las definiciones de ciencia cuyo objeto no son las Ideas, puesto que no son más que meras
opiniones. Estas definiciones son tres:
La ciencia es percepción
La ciencia es opinión verdadera
La ciencia es opinión verdadera conforme a la razón
En el Sofista reformula su teoría de las Ideas para que pueda seguir garantizando el conocimiento científico,
reorganizando la teoría y echando por tierra algunos puntos previos. Platón había postulado inicialmente la hipótesis
de unas entidades separadas de lo sensible y distintas entre sí, pero el problema de las Ideas así pensadas es su
incomunicación. Por ello es preciso romper un doble aislamiento (en Parménides, del ser respecto a lo demás; y en
Platón, el de las ideas entre sí) e investigar la posibilidad de la comunicación entre las Ideas.
3.2.2 La comunicación entre las Ideas
Platón se plantea la posibilidad de la comunicación entre las Ideas para dar respuesta a los problemas del
conocimiento y de la realidad. ¿Hemos de considerar a todas las Ideas en nuestra razón como incapaces de
mezclarse y de participar entre sí, sin poder aplicar al ser ni el movimiento ni el reposo ni otra Idea? Se plantean tres
posibles respuestas:
No es posible que haya una carencia absoluta de relación -pues sin movimiento y reposo relacionados con
el ser no existiría el universo-,
Tampoco es posible una comunicación total -pues el reposo se movería, lo cual es absurdo-
por tanto, lo único practicable es que haya una comunicación parcial -unas Ideas consienten en mezclarse y
otras no-.
Así, surge la dialéctica como ciencia cuyo objeto serán las Ideas en su fase comunicativa. Con una ciencia
semejante, la tarea superior del filósofo consistirá en seleccionar qué Ideas se prestan a comunicación y descubrir
sus relaciones.
Una vez caracterizada la ciencia, todo será cuestión de aplicarla al caso concreto de las relaciones existentes
entre ciertas Ideas: ser, reposo-movimiento, identidad-diferencia y relacionar a estas con el no-ser, para así poder
establecer la posibilidad de error en el razonamiento, objeto inmediato del diálogo. ¿Cómo se lleva a cabo la
demostración de estas relaciones:
Reposo-movimiento se excluyen entre sí, pero se relacionan con la Idea de ser, que las reúne (ambas son)
Cada una de estas tres ideas es idéntica a sí misma y diferente de las otras, luego se comunican también
con las Ideas de identidad-diferencia
Pero identidad-diferencia son ideas en sí mismas pero no fundidas a las anteriores, pues reposo no es igual
a movimiento
Ahora bien, ser, reposo, movimiento e identidad son lo que son respecto de si mismas y distintas de las
otras, mientras que diferencia es siempre lo que es respecto a las demás
19
Por la Idea de diferencia llegamos al no-ser ”esto no es lo otro”, lo que señala el carácter individual de
cada Idea
Pero este no-ser no es contrario/opuesto al ser, sino algo sólo diferente. En relación a cada cosa, las otras
no son lo que aquella es.
20
4.4 PROYECCIÓN CÓSMICA DE LA LIBERACIÓN HUMANA.
En Platón y el neoplatonismo, el problema del hombre como ser temporal y el de la salvación de su alma son
dos caras de un sólo problema. Si el nacimiento de un ser equivale a una degradación de su esencia, para lograr su
perfección y liberación será necesario anular esa degradación.
Este doble movimiento de nacimiento y retorno a la naturaleza es el modo en que el universo recupera su
eterna estabilidad. La salvación del hombre es un proceso que vuelve a unir lo que hay de divino en su interior
-alma- con lo que hay de divino en el todo.
Esto explica por qué el ascenso cognoscitivo al ser inmutable no puede llevarse a cabo por un esfuerzo
individual. Trasciende a los limites de la vida humana individual y se sitúa en el movimiento mismo de la realidad
entera, que pasa, a través del esfuerzo del filósofo, de una situación limitada a un estado absoluto.
La aspiración del hombre a la realización de su propia humanidad no es sino la necesidad misma del mundo
caminando hacia su perfección. Esta necesidad justifica el devenir entero de la evolución del mundo, pues es el
modo en que lo divino se reintegra en sí mismo.
El universo, absoluto en potencia, alcanza su completa realidad desplegando el mundo sensible, finito y
transitorio en el que se contempla a través del filósofo como exteriorización de sí mismo y que luego reabsorbe para
ser más rico en virtud de la totalidad de su relación con el mundo.
La liberación del alma excluye la acción social y el compromiso político, pues el Bien supremo hay que buscarlo
en el mundo suprasensible, donde no hay ciudad. Para Platón, todo el esfuerzo del sabio debe tender a escapar, a
huir del mundo, a cerrar los ojos, a morir. No les resulta temeroso el estar muertos, pues allí encontrará la sabiduría
en estado de pureza (Fedón).
21
De esto se deduce que el alma esta unida al cuerpo de forma accidental, y que tiene lugar de un modo
antinatural y por ello el alma necesita purificarse recogiéndose en sí misma. Solo así, ejercitándose en desligarse del
cuerpo, podrá volver al mundo de las Ideas y lograr el saber de la verdad.
5.2 EL ESTADO IDEAL: UNA ESTRUCTURA SOCIAL TRIPARTITA
Una de las ideas más brillantes de Platón como pensador político es la íntima correlación que establece entre
las tres partes del alma y la estructura tripartita del estado que diseña como institución política ideal:
La clase de los productores la forman todos aquellos que producen bienes de consumo o servicios y
promueven la actividad económica (agricultores, comerciantes, artesanos, trabajadores, etc.). Se
corresponden con la parte apetitiva o concupiscible del alma
La clase de los guerreros (ejército y policía), que tienen la responsabilidad de defender a los ciudadanos de
amenazas externas y mantienen el orden interno. Corresponden a la parte irascible del alma.
La clase de los gobernantes: Conducen la política, legislan, administran. Para Platón, deben ser los
filósofos. Corresponden a la parte racional del alma.
Este estado ideal platónicos pues el Estado aristocrático en el que gobiernan los mejores. Se considera ideal
porque no se corresponde a ninguno de los existentes, considerados degenerados por Platón:
Timocracia: Gobierno por honor o prestigio, por conquista o heredad.
Oligarquía: Gobiernan unos pocos, ricos o ambiciosos, que buscan sólo su interés y beneficio.
Democracia: Gobierno de todos, y por tanto, imperio de las pasiones, abusos y demagogia.
5.3. EL FUNDAMENTO DEL ESTADO: LA JUSTICIA.
La idea de justicia, el propósito de definirla y determinar su esencia, y fijar el modo de conocimiento que
permite alcanzarla es el objetivo principal de la República de Platón. Ninguna sociedad humana puede funcionar sin
la justicia, ni siquiera las bandas de ladrones.
Para que el Estado ideal sea justo cada individuo debe ser justo y se ocupa de las tareas correspondientes a su
clase. Platón asigna a cada una de ellas (y a las partes correspondientes del alma) una virtud:
a los productores-parte concupiscible-, moderación y templanza
a los guerreros-parte volitiva-, fortaleza
a los gobernantes-parte racional-, prudencia y sabiduría.
La justicia es la virtud que engloba las otras tres, pues se realiza cuando cada ciudadano cumple con sus tareas y
desarrolla las funciones que le competen. Cada ciudadano debe dedicarse a aquellas para las que se sienta con
mayor aptitud y dedicación y realizarlas con la virtud que le es propia. Así, la justicia fundamenta la unidad y la
eficacia, tanto del individuo como del Estado, garantizando el equilibrio entre ambos.
Para la plena realización de la justicia hay tres condiciones:
Eliminación de pobreza y riqueza, porque impiden el correcto cumplimiento de funciones sociales. No
comunista. Sólo los productores pueden poseer propiedades y usar los bienes y medios de producción a
antojo.
Supresión de la familia, pues las mujeres deben estar en igualdad de oportunidades y derechos. La
procreación de hijos la regula el Estado con uniones encaminadas a generar hijos fuertes y sanos que serían
atendidos y educados por el Estado, la única y gran familia.
Que el gobierno lo ejerzan los filósofos, si el poder político no cultiva la filosofía no cesarán los males del
Estado y los del género humano.
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TEMA 4.- ARISTÓTELES
I. CONTEXTUALIZACIÓN DE SU PENSAMIENTO.
1.1. VIDA Y OBRA
Nacido en Estagira, en el 384 aC. Su padre fue el médico del Rey Amintas II de Macedonia. Ingresó en la
Academia de Platón con 18 años y allí estudió y enseñó 20 años. A la muerte de Platón emigra a Asos, en Jonia,
donde hay una comunidad platónica.
En 343 aC, Filipo le encarga educación de Alejandro, al que transmite idea de superioridad de cultura griega y de
su capacidad de ilustrar al mundo si se le dotaba de unidad política. Pero Alejandro recibió la influencia de los
pueblos orientales de su Imperio. Aristóteles marchó a Atenas en 335, funda el Liceo, comunidad de vida, y redacta
la mayor parte de sus obras.
Tras muerte Alejandro -323 aC-, se produjo un sentimiento antimacedónico también contra Aristóteles -acusado
de impiedad-, que huye a Eubea, donde muere en 322 aC.
Escribió dos tipos de libros: los exotéricos, diálogos para el gran público y los esotéricos o acroamáticos, que
eran lecciones filosóficas más complejas destinados a los alumnos más avanzados del Liceo. Entre los últimos, el
Organon reúne los tratados de lógica (Categorías, De interpretatione, Analíticos, Tópicos, Refutación de los
argumentos sofísticos, etc.). Los de ciencia teórica (Física, Del cielo, Del mundo, De Anima), entre los que hay que
destacar los 14 libros de la Metafísica o Filosofía primera. En cuanto a las ciencias prácticas, destacan las 3 Éticas
(Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo y Gran Ética), la Póntica y los Económicos. Otros libros son Poética, Retórica,
Problemas y otros tratados sobre todas las materias.
23
1.3. UNA INNOVACIÓN DECISIVA: LA VINCULACIÓN ENTRE LÓGICA Y METAFÍSICA
En rigor, la lógica no se ocupa sólo del modo de razonar correctamente, sino de cómo expresar esos
razonamientos en el lenguaje. Sólo sobre proposiciones o enunciados es posible realizar el trabajo de análisis. Del
que pueden obtenerse reglas explícitas y precisas de uso, que es la tarea de la lógica.
Esta lógica se dedica a analizar cómo se estructura y se organiza el conocimiento y, en particular, el
conocimiento científico; por lo tanto, pretende proporcionar una herramienta para el conocimiento (el Organon).
Pero, en la filosofía aristotélica, la estructura del conocimiento se corresponde simétricamente con la estructura de
la realidad. En lugar de ofrecer reglas de valor práctico (sofistas) o buscar exclusivamente la esencia de un principio
(Sócrates), se integra en una investigación del proceso del conocimiento de la ciencia, que trata de llevar a cabo un
análisis completo de sus formas esenciales.
Esta investigación entiende que no se puede disociar a las formas del pensar verdadero de los problemas
concretos u objetos de investigación a que refieren. Por ello la lógica aristotélica está íntimamente ligada a los
principios metafísicos, supuestos por el conjunto de las disciplinas filosóficas. Debe comprenderse, por tanto, en
conexión con la metafísica como teoría de la sustancia y fundamento general de las ciencias
II . LA LÓGICA ARISTOTÉLICA
Es el primer filósofo que acomete de manera expresa el estudio de las formas y leyes del pensar científico,
elaborando con su lógica el sistema que recoge los intentos anteriores.
2.1.1. Categorías
Trata de las diversas clases de objetos que pueden actuar como sujetos o predicados de una proposición.
Contiene la Teoría de los términos, clasificados en 10 categorías: sustancia, cantidad, cualidad, relación, lugar,
tiempo, situación, haber, obrar y padecer.
2.1.2. De Interpretatione
Se examinan las combinaciones de términos que constituyen proposiciones, que pueden ser afirmativas o
negativas, y particulares o universales. Analizando sus relaciones se da el siguiente esquema (“cuadrado de los
opuestos”):
Universal afirmativa (A) Contrarias Universal negativa (E)
“Todo hombre es blanco” Ningún hombre es blanco
Contradictorias Contradictorias
Contradictorias Contradictorias
Entre contrarias y contradictorias se da principio de no contradicción (una tiene que ser falsa y otra verdadera),
hecho del que surge el principio de bivalencia, que expresa lo que los medievales llamaron de tertio exclusio: entre
opuestos contradictorios no hay medio. Entre subcontrarias, ambas pueden ser verdaderas o falsas.
24
1ª Figura: El término medio hace de sujeto en la primera premisa y de predicado en la segunda ( ejemplo
anterior, donde en la primera premisa el animal es el sujeto y en la segunda el predicado)
2ª Figura: El término medio hace de predicado en ambas premisas, de las cuales una es negativa y la
conclusión también (Ninguna piedra es animal; todo hombre es animal; luego ningún hombre es piedra)
3ª Figura: El término medio hace de sujeto en ambas premisas. La conclusión es siempre particular: (Todo
hombre es sustancia; todo hombre es sustancia; luego algún animal es sustancia)
Cada una de estas figuras se divide en una variedad de modos según sean las premisas universales o
particulares, afirmativas o negativas.
Para Aristóteles, el silogismo deductivo es verdaderamente científico, pero el razonamiento inductivo, utilizado
por el hombre en sus argumentaciones, no lo es.
2.1.5. Tópicos
Tienen por objeto la dialéctica, que se distingue de la ciencia porque sus principios no son necesarios sino
probables. En principios así se fundan los razonamientos empleados en la retórica. Estos argumentos, de los sofistas,
los examina Aristóteles en el tratado final del Organon, Refutaciones, n el que pone de manifiesto el carácter de
probabilidad y no de necesariedad de sus premisas
25
contempladas en una existencia anterior, sino formación de conceptos a partir de aspectos comunes captados en las
cosas, y modos de relacionar esos conceptos.
La objeción de Aristóteles va dirigida a esta separación radical de la esencia y la apariencia, del ser y del devenir.
Mientras Platón construye dos mundos distintos, Aristóteles se encamina a eliminar esta escisión entre conceptos y
realidad e intenta restablecer el vínculo entre las Ideas y apariencias que haga posible la explicación conceptual de lo
percibido.
26
otorgando validez universal al proceso cognoscitivo, y ello se debe a que el plano lógico presupone el metafísico, las
leyes del pensamiento son leyes del ser.
3.1.2 Los principios lógicos: los axiomas
Los principios lógicos son proposiciones indemostrables y anteriores a toda demostración. Son los axiomas,
que se distinguen claramente de las definiciones y de las tesis por su evidencia y anterioridad y accedemos a ellos en
virtud de una intuición intelectual
Son independientes de la sensibilidad y no se limitan empíricamente. Por ejemplo el principio de no
contradicción expresa la imposibilidad de afirmar y negar una cosa al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.
La universalidad, la necesidad y la evidencia son las tres propiedades distintivas de los principios lógicos, que
convierten a los principios de no contradicción (no se puede afirmar de algo a la vez que es blanco y que es negro),
de identidad (todo ente es igual a sí mismo), de tercero excluido (todo juicio o es verdadero o es falso), y de razón
suficiente (todo lo que ocurre tiene una explicación suficiente) -principios remotos o formales-, en leyes
fundamentales del ser y del pensar, en la auténtica y última garantía de validez del conocimiento científico.
De estos cuatro principios dependen los llamados principios materiales o próximos, peculiares a cada ciencia,
que enuncian la naturaleza de los objetos de los que se ocupa esa ciencia o algunas proposiciones generales dadas
por válidas que sirven como punto de partida a las demostraciones. La auténtica ciencia será la que se funde en los
primeros principios de la demostración.
Es necesario que la proposición de la que parte un silogismo sea siempre reductible a un principio primero
evidente, o lo que es lo mismo, a un axioma.
3.1.3 El establecimiento de los axiomas: el proceso inductivo.
Para Aristóteles, el proceso de la ciencia consiste en derivar principios menos generales de otros más
generales, y así sucesivamente. Pero de esta manera, se llega a un momento en que estos principios menos
generales no puedan obtenerse de otros y cuya verdad será indemostrable, inderivable e inconcebible. Para llevar a
cabo su cometido (la explicación de lo particular mediante lo general), la ciencia deductiva, demostrativa y
explicativa deberá buscar antes los puntos de partida de todo proceso deductivo, los últimos fundamentos de toda
operación demostrativa, y los principios primeros de toda deducción explicativa.
Aristóteles llama dialéctica a la investigación de los primeros principios y, en sus Tópicos, dejó planteados sus
requisitos fundamentales. La dialéctica parte de lo singular, dado en la percepción, para elevarse a lo general, de
donde, a su vez, deberá luego descender para explicar y demostrar lo singular. Sigue el camino opuesto a la
deducción, y como proceso inductivo, busca e investiga de lo particular hasta establecer lo general. Sólo la ciencia
conclusa es apodíctica4, concluyente, y la que está en formación es epagógica5.
Como conclusión de la investigación dialéctica, Aristóteles indica los principios supremos de validez inmediata
(punto de partida de la explicación y demostración), entre los que destaca el principio de no contradicción como
base de toda demostración. Este principio tiene dos versiones:
La lógica, la afirmación y negación del mismo juicio se excluyen recíprocamente.
La metafísico-epistemológica, una cosa no puede ser y no ser en el mismo lugar y al mismo tiempo
4
que expresa o encierra una verdad concluyente o que no deja lugar a duda o discusión.
5
Obtenida por inducción.
27
3.1.4.1 El ente como “uno” y el principio de identidad
“Ente” y “algo” significan lo mismo (ser algo equivale ser un ente. ¿A qué alude el asunto de la “unidad del
ente?”. Decir que el ente es “uno” o está dotado de unidad porque a cada ente le corresponde una y solo una
“esencia” (una definición esencial en la que se exponen sus propiedades básicas y principales). ¿Qué tiene que ver
la unidad del ente -entendida como la esencia unitaria de cada entidad o realidad- con la 'verdad' (o con el ente
en su verdad)? Tiene que ver porque precisamente la definición esencial de algo es lo que proporciona su
conocimiento (es el conocimiento, pues, el lugar donde se concreta y aclara la verdad de cada ente, de cada
cosa, de cada substancia, de cada realidad) afirmar su identidad respecto de sí, al mismo tiempo que su diferencia
de otros seres, que son a su vez identidad consigo mismos. El principio de identidad se funda en esta propiedad
trascendental de la unidad.
6
La aliquidad es la misma entidad afirmada en contraposición a la nihilidad, que es la cualidad de no ser nada.
7
“[...] No porque creamos que tú eres blanco, eres blanco en efecto, sino porque eres en efecto blanco, y al decir
nosotros que lo eres, decimos la verdad.”. Aristóteles en Metafísica
28
son pauta de conocimiento
son el atributo propio de todo objeto no simple -toda propiedad del objeto no simple que puede ser
investigada como tal y adoptada como pauta objetiva de la investigación posterior a partir de ella.
3.3 LA ABSTRACCIÓN
Para Aristóteles, la realidad, propiamente, la tienen los seres individuales –sustancias primeras- existentes en el
mundo sensible, y para poder tener de ellos conocimiento científico, nuestro entendimiento debe captar los
elementos lógicos subyacentes en él, rasgos comunes a una clase que explicarán su naturaleza.
Concilia su convicción de que las Ideas de Platón no existen y su tesis de que cualquier objeto individual se
comprende abstrayendo la forma específica que comparte con su clase o especie. Cada cosa individual está
compuesta por materia y forma, que es la especie, se capta por abstracción, según la estructura interna que
lógicamente posee.
El conocimiento, en realidad, versa sobre lo general, sobre las formas, nunca sobre lo particular. Aristóteles
reduce las Ideas a especies y géneros en cuanto predicados de las cosas reales. Sólo las especies o formas
universales pueden ser objeto del pensamiento discursivo, del que se ocupa la lógica. Y a esas generalidades o
universales se llega a través de la abstracción.
29
3.3.2. La función del entendimiento
Aristóteles explica las partes del alma intelectiva deduciendo sus características a partir de la función que
desempeñan. Así, el entendimiento potencial, cuya función es recibir las formas inteligibles, daría lugar un cierto
“padecer” (al igual que en el conocimiento sensorial se da un padecer en los sentidos). Pero al ser considerado el
entendimiento como un principio de actividad racional debería de ser “impasible”. Esta disposición del alma
encargada de entender ha de consistir en una pura capacidad potencial simple o inmaterial, no mezclada con el
cuerpo.
De ahí que Aristóteles defina el entendimiento como el lugar de las formas inteligibles en potencia. Dicho
“lugar” fue definido en Física como el límite del cuerpo continente en contacto con el contenido. Se puede concluir
que la inteligencia sería el límite entre el alma y las formas que contiene potencialmente. Para Aristóteles, los
ingredientes de toda actividad intelectual dependen, en última instancia, de las sensaciones, aunque no se reducen a
ellas. En esto radica la esencial diferencia de la teórica aristotélica del conocimiento en comparación con la
platónica.
30
entonces que a cada especie animal le corresponde una única forma o esencia (una identidad permanente) que en
modo alguno puede sufrir alteración significativa alguna, es por eso que cuando una especie se reproduce lo que se
transmite de los progenitores a su prole es una forma fija (el perro transmite la “forma perro” y ninguna otra cosa
distinta, es así como cíclicamente se renueva la vida). Es interesante, aunque no podemos entrar en los detalles del
asunto, que contrastemos estas tesis propias de una biología fijista con lo que supuso la radical revolución de Darwin
en el siglo XIX: la evolución de las especies de los seres vivos implica que propiamente hablando no caben las
“formas eternas” (y es esto último lo que resultaba inconcebible para Platón y Aristóteles –y para la decisiva y
amplísima tradición filosófica y científica que se ha nutrido de ellos; si alguien tiene curiosidad por acercarse a
algunos de los aspectos de la “revolución darwiniana” puede consultar el artículo “Darwin y el posthumanismo”, en
la revista online “Eikasía”, nº 30, enero 2010).
31
ente vivo –de ahí que desde entonces “lo físico” sea en primera instancia la “materia inerte” y la forma principal de
causalidad lo que Aristóteles llamó “causa eficiente”; una física mecanicista es, por otra parte, una física
‘cuantitativa’ –que los entes físicos se ‘reduzcan’ a relaciones matemáticas es una tesis pitagórica y platónica a la que
Aristóteles se opuso, es por eso que su física es ‘cualitativa’; Aristóteles solo aceptaba la aplicación de las
matemáticas en el conocimiento astronómico).
Si consideramos en conjunto lo que Aristóteles sostuvo sobre los entes naturales puede decirse que de las
cuatro causas la causa principal es la “causa final” (esa en la que se realiza plenamente la forma en acto o en al que
un ente logra el acto de su forma propia y peculiar). El Orden mismo del mundo depende de la causa final: de que
cada uno de los seres realice plenamente sus potencialidades cumpliendo así con su fin específico (esto, por cierto,
no solo lo sostiene Aristóteles respecto a los seres puramente naturales: en lo que concierne a la vida humana en
sociedad afirma, como enseguida subrayaremos, exactamente lo mismo: hay un fin último y todo se orienta hacia su
logro o realización). Esto explica además algo en lo que no podemos aquí entrar en detalle: la teleología aristotélica
(la tesis de que todo ente según su esencia tiende a cumplir un fin fijo y dado de antemano para siempre)
desemboca en una “teología” (con el matiz siguiente: el ente divino –el ‘Dios’ al que alude Aristóteles- es el último
garante del Orden cíclico de mundo –no es pues una entidad susceptible de un culto ‘religioso’ al menos en los
términos en los que solemos entender eso de ‘la religión’; el ente divino es, como decimos, el ente supremo que
como causa final última asegura que, en el Orden de todas las cosas, cada ente pueda llegar a realizar todas sus
potencialidades propias).
32
Así pues, en resumen, el entendimiento paciente recibe la forma de las cosas (como la cera recibe un sello,
dice Aristóteles) y el entendimiento agente separa (abstrae) esa forma y así alcanza un concepto (una definición
universal, completa, definitiva, permanente).
Es así como, en la doctrina del "alma" de Aristóteles, se explica el proceso del conocimiento de las esencias a
través de los conceptos.
En un pasaje del tratado "De anima" (algo así como la 'antropología filosófica’ de Aristóteles -donde responde a
la pregunta “¿qué es el hombre?”) este autor dice que el 'entendimiento agente' es algo 'divino' (perfecto) y que
por ser 'simple' (algo sin partes) no se descompone, por ello es en algún sentido 'inmortal'. Ahora bien Aristóteles
no aclara nada más sobre el tema; por eso no hay que pensar que el entendimiento agente -que es solo una facultad
para captar esencias o formas de las cosas- 'vaya a algún sitio' distinto de 'este mundo' una vez que un ser humano
muere (para Aristóteles no hay 'otro mundo' a donde ir: nos morimos, nos descompones, y se acabó...). Esta es la
idea básica sobre un tema que el propio autor no expone con mucho más detalle.
33
gobernantes tiene que ganarse con su esfuerzo su puesto final en la sociedad). Es una aristocracia meritocrática, por
así llamarla.
Respecto a Aristóteles la respuesta es la siguiente: en términos absolutos la mejor forma de gobierno es la
República (pues en ella gobierna la mayoría bajo el predominio del bien común); pero precisamente por ser esta la
mejor, su degradación es lo peor (la “democracia” significa el gobierno de la mayoría bajo la primacía de bienes
particulares o privados –implica pues una corrupción en la ciudadanía que se deja engañar por la demagogia). Por lo
tanto la degradación de la forma superior es en el fondo peor que la monarquía y la aristocracia (en estas al menos
predomina el bien común sobre los bienes particulares o privados).
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TEMA 5 – LA FILOSOFÍA HELENÍSTICA Y ROMANA
35
El ansia de felicidad como fin práctico de la vida humana pone a su servicio a la reflexión teórica y la
investigación filosófica.
II. EL EPICUREISMO
2.1 EPICURO: VIDA Y OBRA
Samos, 341 aC-Atenas, 271 aC. Estudio con discípulos de Demócrito y con Aristóteles, funda escuela del Jardín
en 306 aC. Se conservan pocos escritos, por lo general, en otros autores. La filosofía tiene para Epicuro, un valor
instrumental, ha de servir para liberar al ser humano de sus miedos y permitirle alcanzar la felicidad. La búsqueda de
la verdad debe tener como fin deshacer prejuicios y creencias irracionales, suprimiendo las turbaciones que
producen. Liberar a los hombres del miedo a los dioses y a la muerte, hacerle ver que el placer no es difícil de lograr
y que es posible soportar el dolor.
36
Lo más notable de la física desarrollada en la escuela epicúrea es su negación del “determinismo”: los físicos
epicúreos rechazan la pretensión de sostener que el orden natural está estricta e implacablemente marcado por la
“necesidad” (una tesis común al conjunto de la física anterior). En la Naturaleza, sostienen con osadía y perspicacia,
opera un delicado equilibrio entre la necesidad y el azar; así a la vez que hay un aspecto “causal” –reflejado en el
carácter “legaliforme” del orden natural- tiene también un papel relevante lo casual, lo que escapa a la pura
necesidad (el orden, por lo tanto, incluye el desorden introducido por el azar, y el papel de este es algo positivo y
generador).
2.4 EL PLACER Y LA FELICIDAD (4)
Considera el sentimiento de placer y dolor como el criterio de la elección y del rechazo que han de guiar al ser
humano en su vida practica. Con él se han de evaluar las situaciones y los bienes. El placer, se convierte en el
contenido de la felicidad. Pero hay placeres que conducen a cambios en el estado de ánimo, creando dependencia y
esclavitud, no una felicidad estable y duradera, que solo produce el placer como ausencia de perturbaciones y
dolores.
El cuerpo goza realmente del placer cuando alcanza el perfecto equilibrio de los átomos que lo componen. Son
necesarias muy pocas cosas para conocer la felicidad (no tener hambre, sed, frio, dolor del cuerpo o turbación del
alma), por ello Epicuro recomienda la sobriedad. Más que a búsqueda de placeres intensos y pasajeros, esta
concepción de la felicidad como equilibrio corporal y ausencia de dolor y turbación, lo que impone es la moderación,
un discernimiento o prudencia para elegir el tipo de placeres a disfrutar: lo inteligente es renunciar a los placeres
que causan un dolor mayor y resistir el dolor que a la larga producirá un placer mejor.
Se puede resumir en 4 proposiciones:
La muerte no debe asustarnos. “Cuando existimos no existe la muerte y cuando existe, no existimos”. Si es
temible como fin del placer, es porque deseamos un placer duradero e interminable, y sobre él ha de
intervenir la razón para fijar los límites del deseo.
El placer es fácil de alcanzar: No confundir placer epicúreo con hedonismo. Felicidad es prudente cálculo
de un modo de vida en el que prime la ausencia de daño corporal y turbación en el ánimo.
No hay que temer a la divinidad: l(Indiferencia religiosa) los dioses, si existen, no se preocupan del mundo
ni de los hombres, pues sería contrario a su perfecta dicha, les impondría una obligación. El hombre sabio
no los honra por temor, sino admirado de su excelencia.
El mal es fácil de soportar: si el dolor es muy fuerte, es corto, pues es muerte. Si dura mucho, los sentidos
se embotan y no se siente.
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orientación contrasta con el ideal de vida participativa en las actividades o saberes que confluyen en la Ciudad,
propio de la Grecia Clásica.
III. EL ESCEPTICISMO
3.1 UNA ACTITUD VITAL (NEGACION DEL CONOCIMIENTO)
Hay que distinguir en el escepticismo la tesis filosófica -imposibilidad de conocer la verdad (aunque esta
sentencia pretende ser verdadera, contradicción)- de la actitud vital -es la abstención del juicio que ni afirma ni
niega nada (epojé) -pero no es comprensible la vida humana sin convicciones y principios. Ante la diversidad de
creencias acerca de cada cuestión, se pierde la confianza en la posibilidad de certeza. En Grecia, tres escuelas: la de
Pirron de Elis, la Media y Nueva Academia -Arcesilao de Pitane, Carneades de Cirene-, y los posteriores Enesidemo y
Sexto Empirico.
El escepticismo también persiguió la ataraxia8 pero en lugar de a través de la elaboración de una doctrina
(epicúreos/estoicos), consideran que la condición para alcanzar la felicidad consiste en la crítica y negación de
cualquier doctrina determinada, en un trabajo de análisis para poner de manifiesto continuamente la relatividad e
interna inviabilidad de cualquier teoría, a fin de no profesar ninguna y lograr la ataraxia, rechazar cualquier teoría
o norma practica de manera razonada y argumentada.
La “escuela” escéptica no es fácil de presentar y menos aún de evaluar. Y no sólo por la variedad de las
“posiciones” que la recorren y articulan sino porque nunca es fácil terminar de entender su auténtico alcance. Se
trata, desde luego, de un poderoso desafío al “pensamiento racional” surgido dentro de éste y que de él se nutre
una y otra vez. Resulta claro al menos lo siguiente: el escepticismo es una reacción a lo que se sostuvo por parte de
Sócrates, Platón y Aristóteles (considerados en conjunto estas tres decisivas cimas de la Grecia clásica podemos decir
que postularon con rotundidad a la vez dos cosas:
a) hay un único reino ideal de esencias eternas que explica y fundamenta el orden mismo del mundo de
los fenómenos;
b) hay –en cada campo o territorio particular- un saber absoluto que alcanza y explicita verdades
indudables que reflejan con exactitud la esencia misma de cada una de las cosas que pueblan el mundo.
Puede preguntarse, en primer lugar, si el escepticismo es principalmente una “doctrina intelectual” (de carácter
“refutativo”) o si es una “actitud vital”? En principio es una doctrina intelectual –con un contenido preciso que más
adelante mencionaremos- pero en el fondo es una actitud vital (dicho así: está inicialmente a medio camino entre lo
uno y lo otro aunque finalmente termina inclinándose la balanza hacia el segundo momento).
En el escepticismo –en su núcleo mismo- actúa un ideal de vida feliz y en consonancia con él un ideal de sabio
o de sabiduría; este ideal, por otra parte, no difieren en último término de lo que en general es peculiar al periodo
helenístico: la felicidad a la que podemos aspirar –por efímera que sea- es apenas otra cosa que una ausencia de
inquietud, todo se orienta por ello a apartar del camino lo que pueda provocar padecimiento y perturbación.
¿Qué sostuvo –bordeando la contradicción pues sostener algo es presentarlo como verdadero- el escepticismo
en definitiva? Que no hay ni en el conocimiento de la realidad ni en la conducta moral nada que merezca ser
considerado como absolutamente verdadero o enteramente bueno, y por eso no hay tema o asunto alguno que
sea susceptible de permitir un juicio acertado, atinado, correcto, seguro. ¿Qué hacer entonces de modo tal que esta
circunstancia sea compatible con una vida feliz (sin conflicto, sin tribulación)? Abstenerse de juzgar, suspender todo
juicio, no pronunciarse nunca sobre nada. Aquí encontramos la “tesis” radical del escepticismo (caben de ella, eso
sí, versiones más moderadas, menos tajantes, como en el caso de Carnéades, por ejemplo).
Históricamente el escepticismo se desarrolló según tres oleadas:
Escepticismo inicial: Pirrón de Elis.
Escepticismo académico: Arcesilao, Carnéades.
Escepticismo final: Enesidemo, Sexto Empírico.
Haremos para terminar dos consideraciones. En primer lugar hay en el escepticismo algo enormemente
positivo y atractivo: dudar, no aceptar cualquier cosa sin examen y porque sí, desconfiar, sospechar, preguntar si eso
que se presenta como obvio y seguro lo es, etc. (el asunto delicado es hasta dónde se puede llevar adelante esta
actitud). Por otro lado sucede lo siguiente: el “pensar racional” cuando se torna dogmático –y el dogmatismo en una
tentación constante de la “razón”- sostiene con firmeza y rotundidad que sólo hay un Orden del mundo o que todo
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Estado de ánimo que persigue la tranquilidad y la ausencia de temores y deseos.
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reposa sobre un inamovible Fundamento –esto ocurre, por ejemplo, cuando postula un único y definitivo reino ideal
de esencias eternas o un solo Dios creador, o una naturaleza humana universal o una ciencia que todo lo explica o
una política indiscutible que todo lo administra, etc., etc. Pero, puesto que, acudiendo a una aguda reflexión de
Goya, “los sueños de la Razón producen monstruos”, el escepticismo arremete contra esta pretensión exagerada
revestida de un halo de seguridad inamovible e incuestionable diciendo: “puesto que la Verdad sólo se impone
dogmáticamente entonces sucede que no hay ninguna Verdad”. Y es aquí donde surge el punto difícil que señala
una vía peculiar aunque complicada de transitar: ¿no cabe encontrar una y otra vez un “termino intermedio” entre
los dos extremos del racionalismo dogmático y el irracionalismo escéptico?
IV. EL ESTOICISMO
4.1 LA ESCUELA ESTOICA Y SU EVOLUCIÓN (300 AC-S. II DC)
El estoicismo es el mejor ejemplo de la subordinación de la filosofía a la felicidad por mediación de la virtud.
Distinguen tres ámbitos en la virtud -natural, moral y racional- y en consecuencia, la filosofía debía dividirse en
lógica, física y ética. En su desarrollo se distinguen tres épocas -estoicismo antiguo, medio y nuevo. Fundador Zenon
de Citium (336-264 aC), entusiasmado con Sócrates, que estableció la escuela en el Pórtico de las Pinturas de Atenas
(Estoa). El gran impulso doctrinal lo dio Crisipo de Soli o Tarsos, 281-204 aC. De los escritos de ambos y de los
maestros que los sucedieron solo se conservan fragmentos imposibles de atribuir.
En la Estoa media cabe distinguir a Panecio de Rodas (180-110 aC), que introdujo el estoicismo en Roma,
Posidonio (175-90 aC), maestro de Cicerón. En la ultima época, casi exclusivamente romana, Seneca (4 aC-65 dC),
Epicteto (50-120 dC) y Marco Aurelio (121-180 dC) Las doctrinas estoicas más influyentes en filosofía posterior han
sido: en la física, la necesidad del orden cósmico y Dios como alma del mundo fueron decisivas en las construcciones
teológicas medievales; en la lógica logran un desarrollo importante de la lógica aristotélica –lógica como dialéctica,
teorías del significado, proposición y el razonamiento inmediato; y en la ética, destacan la idea de autosuficiencia y
libertad del sabio, la del deber, la del valor, el cosmopolitismo y el derecho natural.
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La categoría principal y primordial es la de substrato o substancia (o algo en general). A su vez ésta se
divide en dos: lo corporal (que es lo prioritario, por eso la ontología estoica es ‘materialista’) y lo
meramente pensado o lo incorporal (por ejemplo los significados de las palabras o de los signos en la
Lógica o, en la Física, el espacio, el tiempo y el vacío). En base a la jerarquía entre lo corporal y lo incorporal
es exacto afirmar que el estoicismo es una filosofía de corte “materialista” (como también lo era el
epicureísmo).
La segunda categoría es la de ‘cualidad’ y alude a cualquier propiedad que pertenezca a alguna
substancia (“el cielo es azul”, “el martillo es pesado”, “la mesa es cuadrada”, “Luis es simpático”).
La tercera categoría alude a los modos de ser (contingente, necesario, imposible, etc.); por ejemplo:
“necesariamente los ángulos de un triángulo suman ciento ochenta grados”, “probablemente mañana
llueva”, etc.
La cuarta categoría alude a los modos relativos, es decir: a las relaciones entre substancias (“la mesa es
más grande que la silla”, “el libro de texto está a la izquierda de la carpeta”, etc.).
4.3 EL DESTINO, LA PROVIDENCIA, EL ALMA Y LA LIBERTAD EN EL ESTOICISMO
La idea fundamental de la física estoica es la de un orden inmutable, racional, perfecto y necesario -lo divino-,
que gobierna y dirige infaliblemente todas las cosas y las hace ser y conservarse como son. Su doctrina es un
panteísmo, pero a la vez un materialismo, pues no existe más que lo corpóreo, incluso el alma y el bien, y sólo hay
cuatro incorpóreos: espacio, tiempo, vacio y significado. Lo divino no es incorpóreo, al modo de Heráclito, es fuego
que se hace presente como soplo cálido y vital que lo conserva, alimenta y mantiene todo, es lógos spermatikós,
contiene los gérmenes originales de los que todo nace.
El acontecer es un continuo y eterno formarse y destruirse de todos los seres en el marco de una reinstauración
repetida del mismo orden de acontecimientos sin variación alguna. Acaba al agotarse las posibles combinaciones de
razones seminales en el mundo esférico/finito rodeado por vacio, y vuelve todo a repetirse desde la primera
combinación.
A este orden cósmico es a lo que los estoicos llaman destino, la ley necesaria que rige todas las cosas y que
entrelaza de manera determinística lo pasado y lo futuro. Los humanos lo perciben como fatalidad inexorable, pero
para lo divino es providencia que todo lo gobierna y encamina a su perfecto cumplimiento. Para los estoicos, no es
incompatible con el politeísmo, pues se identifica la multiplicidad de los dioses con las diferentes facetas en las que
actúa la acción divina. El mundo es perfecto, y los males son condiciones necesarias para el bien, según la dinámica
de contrarios de Heráclito. Un contrario no puede darse sin la existencia del otro.
En la doctrina estoica el alma humana es parte del alma del mundo y, por tanto, es parte de ese fuego o soplo
vital que es lo divino. Como tal antecede al nacimiento y sobrevive a la muerte retornando al todo divino. Es, por
tanto, una realidad corpórea, según el principio de que todo lo que actúa o padece una acción ha de ser cuerpo.
En este sentido se plantea el problema de si, para los estoicos, existe la libertad y de cómo es compatible con
su concepción determinista y fatalista del mundo y de su acontecer. La libre autodeterminación característica del
sabio consiste, pues, en identificar su comportamiento y su vida con la necesidad del mundo, reconocer su principio
personal de acción como parte del principio divino que lo produce y lo dirige todo.
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4.6 LA CONCEPCIÓN ÉTICA Y POLÍTICA
El fin de la vida humana se resume en el logro de la felicidad. Esto, dice el sabio estoico, requiere seguir lo que
dicta la razón (la facultad superior que habita en los seres humanos). ¿Y qué dicta la razón? Que la felicidad sólo se
consigue cuando nos plegamos al Orden de la naturaleza: cuando nos conformamos con el “destino” (a la vez
cósmico y personal). Debe entonces aceptarse con resignación lo inexorable, lo que nos viene (y si eso es
insoportable a lo que tiene que renunciarse es a la propia vida). El sabio estoico es el que soporta, aguanta y resiste
sin inmutarse tanto lo bueno como lo malo que le sucede. Por otra parte algo que contribuye notablemente a la
consecución de la vida feliz es lograr a la vez la “apatía” (la ausencia de pasiones) y la “ataraxia” (la
imperturbabilidad). Son dos términos sinónimos (hay una pequeña diferencia de matiz entre ellos que aquí no es
relevante). En efecto ambos se refieren a una idea de felicidad como ausencia de perturbación (como quietud,
equilibrio, armonía); esto es a lo máximo que según el estoicismo se puede aspirar en tiempos difíciles y complicados
como los del helenismo (el periodo turbulento en el que se desplegó esta corriente filosófica).
Aunque los estoicos no desarrollaron una “filosofía política” apuntaron una idea que ha sido muy influyente en
la Edad Media y la primera Modernidad; formularon la tesis –problemática por otra parte, pero enteramente
coherente con el ocaso de la “Ciudad” (Pólis) que define al Helenismo- de que hay un único e idéntico “derecho
natural”, es decir, una ley socio-política que emana de la propia Naturaleza (y si la naturaleza es un orden
inmutable el “derecho natural” lo es igualmente; otra cosa distinta es averiguar en concreto qué dicta ese “derecho
natural”).
El estoicismo se desarrolló en tres oleadas: estoicismo antiguo (Zenón, Crisipo), medio (Panecio), nuevo o
romano (Séneca, Epicteto, Marco Aurelio; cada uno de estos tres, a su manera, aproximaron el estoicismo a formas
de religiosidad interiorista que influyeron en el cristianismo).
4.6 EL ESTOICISMO DEL PERÍODO ROMANO.
4.6.1 SÉNECA
Cuestiones naturales, numerosos tratados de contenido moral, y Cartas a Lucio, sobre el carácter práctico de la
filosofía. Se puede definir la filosofía de Seneca como un estoicismo ecléctico, las cuestiones éticas las impregna de
cierta perspectiva espiritual y religiosa.
El ideal estoico del sabio que busca en si la verdad está muy cerca del concepto neoplatónico y cristiano del
saber como contemplación de lo divino dentro de uno mismo. Su concepción de Dios se diferencia de los estoicos
precedentes: la razón del mundo es Dios que está dentro de cada hombre y con la que los humanos pueden entrar
en relación. A ello va unido la idea de fraternidad y amor entre los hombres, así como la de inmortalidad. En lo
referente a su orientación ética, comparte el ideal estoico del sabio que vive según la razón, frente al necio que se
deja contagiar por las emociones y pasiones.
4.6.2 EPICTETO
Diatribas o Disertaciones, Manual (“catecismo moral”, resumen del anterior). En la filosofía de Epicteto, como
en la de Seneca, se hace presente el interés de la época por la religiosidad, se le tuvo por cercano al cristianismo (en
Bizancio se uso el manual para la educación cristiana). Mientras que para Epicteto, como estoico, el ser humano
puede lograr la perfección moral por uso de la razón, para el cristiano, necesita la gracia, por el pecado original.
El ideal ético de Epicteto es la autosuficiencia del sabio, libre si rechaza todo apego y dependencia respecto al
mundo externo. Es absurdo oponerse a lo inevitable, pero debemos hacerlo contra las opiniones, emociones y
deseos irracionales, y, por tanto, antinaturales.
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V. EL NEOPLATONISMO
5.1 CONTEXTO HISTÓRICO-TEMÁTICO
La decadencia del mundo grecorromano produjo un clima de desorientación y tedio, y un afán nuevo de
experiencias puras y elevadas, en lugar del lujo y satisfacción de las pasiones. La enorme desigualdad en el Imperio,
hacia que los desposeídos volcaran su deseo hacia un mundo mejor. La preocupación se traslada de la tierra al
cielo, buscando la salvación más allá del mundo de los sentidos. Eso explica la acogida que se dio a los cultos
exóticos y la profusión de doctrinas soteriológicas, orientales y occidentales, y la lucha entre ellas por la hegemonía.
En esta contienda por ofrecer una doctrina capaz de satisfacer no solo el impulso religioso sino también la
razón, se recogen y reelaboran elementos de la filosofía anterior. En el neoplatonismo se dan dos órdenes de
problemas: el problema religioso (destino del alma y medios para retornarla al estado primitivo) y el problema
filosófico (estructura y explicación racional de la realidad). La investigación filosófica parte del impulso religioso y
apunta a la construcción de un esquema de realidad que lo explique, y satisfaga no solo a aquel impulso sino
también a la razón.
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5.3.3 FILÓN DE ALEJANDRÍA
30 aC-70 dC?. Judío. Obras con interpretaciones alegóricas de la Biblia e intentos de conciliación pensamientos
judío y griego. Sus principales aportaciones son la idea de Dios como trascendencia absoluta respecto a todo lo que
el hombre conoce o puede conocer, la doctrina del Logos como intermediario entre Dios y el hombre, y la idea de
que el fin del hombre es su unión con Dios.
Los poderes mediadores son las Ideas (también llamadas ángeles, según la religión judía), pero no son
entidades separadas e independientes al modo platónico, sino pensamientos de origen divino; los paradigmas del
mundo de la experiencia son productos de un principio espiritual creador, y este va convertirse en el pensamiento
fundamental de la metafísica neoplatónica. Esta idea da la posibilidad de superar el dualismo dominante y concebir
el mundo como producto del espíritu.
Las Ideas son pensamientos de Dios, contenidos de su sabiduría, un mundo inteligible de arquetipos creado por
Dios. Son también las energías activas que modelan la materia, de acuerdo a su intrínseca finalidad; evitan el
contacto directo entre Dios y el mundo; y constituyen un mundo concluso en sí mismo. Entre este mundo y la
unitaria divinidad inmóvil, se halla un intermediario superior: la “Idea de las Ideas”, el Logos. Es la razón que
proviene de la divinidad y la fuerza creadora de la más alta realidad, que son las Ideas. Por mediación de él ha creado
Dios el mundo, y en la otra dirección, establece los vínculos entre el hombre y la divinidad: es posible conocerle,
mientras que Dios mismo escapa a toda determinación conceptual. El Logos, como Dios mundano, es la “morada”
del Dios ultramundano.
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cinco ‘categorías’ desde las que está organizado el Mundo Inteligible: ente; reposo/movimiento;
identidad/diferencia).
Lo que emana a continuación, después del Mundo Inteligible, es el mundo sensible. Éste es el mundo del
cambio, del movimiento, de lo que nace y perece, etc. Por ello es una mezcla de perfección (en la medida en que
apunta al mundo inteligible, es decir, en la medida en que es iluminado por él) e imperfección (en la medida esta vez
en que apunta hacia el estrato o el nivel inferior). En razón de esa mezcla en él cabe tanto el bien como el mal, el
error y la verdad, la fealdad y la belleza.
Lo que emana del Uno en último término es lo completamente inferior: la materia y lo material. Es lo
imperfecto, el no-ser, lo impuro, indeterminado, la sede del mal, del error, de la fealdad (¿cómo es que la materia
procede del Uno? Este es un asunto que los neoplatónicos nunca terminaron de aclarar).
El Uno, como antes subrayamos, no es sólo el primer principio es también el fin último. En base a esto sucede
que el proceso descendente de la emanación es completado por un proceso ascendente orientado
teleológicamente: ocurre en definitiva que lo inferior tiende a “reunirse” con lo superior, a elevarse hacia lo
perfecto. A su manera esto marca al conjunto de lo sensible; dentro de este conjunto ocupa un lugar especial y
peculiar lo que concierne a una vida humana afanada en lograr la plenitud o felicidad. Los seres humanos son –nos
dice Plotino siguiendo a Platón- seres compuestos por dos partes: un cuerpo y un alma (la razón, la inteligencia, el
intelecto, el entendimiento). ¿En qué puede consistir para un ser así su felicidad? En ascender primero desde lo
sensible hasta lo Inteligible y, a continuación, ascender desde lo Inteligible hasta lo Uno. Este ascenso en dos etapas
es siempre un proceso despojamiento o de desprendimiento respecto a lo sensible y lo material: comienza con el
logro del conocimiento racional de las Ideas de todas las cosas y termina en su punto más álgido con la fusión del
alma con el Uno (es aquí donde el alma por fin encuentra el reposo, el descanso, la paz, la armonía, es decir, todo
aquello que se le niega una y otra vez en el mundo sensible). Por este motivo puede afirmarse, concluye el
neoplatonismo pagano, que la vida humana encuentra la perfección a través de prácticas ascéticas orientadas al
logro del éxtasis místico, en él, escapando de las tribulaciones y las inquietudes que constituyen la vida mundana, la
parte superior de los hombres se une con el Uno (con el primer principio y el fin último).
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TEMA 6 – CRISTIANISMO Y FILOSOFIA: SAN AGUSTIN
I. CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA
1.1 DE LA ANTIGÜEDAD A LA EDAD MEDIA
Durante la época de las invasiones no hubo producción filosófica propiamente dicha. La antigua organización
imperial romana fue sustituida por una pluralidad de reinos bárbaros distintos entre sí, que tardarán mucho en
adquirir vínculos comunes (Sacro Imperio Romano Germánico, Carlomagno, siglo IX). Hasta entonces la principal
preocupación de los intelectuales es recopilar los restos de cultura clásica que habían perdurado, en obras de
carácter enciclopédico, sin orden o rigor intelectual, que establecen cierta continuidad entre el mundo antiguo y el
medieval, y aportan los materiales para las reflexiones de los siglos siguientes.
Destacan Isidoro de Sevilla (Etimologías, enciclopedia), Boecio (consejero de Teodorico, traducciones al latín de
lógica aristotélica y Porfirio), Marciano Capella (sistematiza estudios trivium -gramática, retórica y dialéctica- y
quadrivium -aritmética, geometría, astronomía y música), Casiodoro; y en las Islas Británicas, menos afectadas por
invasiones, en monasterios de Irlanda, Beda el Venerable; y Alcuino de York, en la corte de Carlomagno, uno de los
propulsores del renacimiento intelectual carolingio.
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-eclecticismo-, predominando los elementos platónicos y neoplatónicos sobre los aristotélicos. Este proceso culmina
con Agustín de Hipona que logra crear un cuerpo de doctrina que le convierte en el padre espiritual de la Edad
Media. El desarrollo de la Patrística abarca tres períodos:
Inicial: Hasta concilio Nicea (325): Padres apostólicos, apologistas y primeras escuelas cristianas.
Apogeo: De Nicea a Concilio Calcedonia (451) o hasta San León Magno (461).
Decadencia: Oriente, hasta Juan Damasceno (749), Occidente Gregorio Magno (604) o Isidoro Sevilla (636).
2.2 JUSTINO
Palestina, s. II. Estudio a estoicos, peripatéticos y pitagóricos, adhiriéndose a las doctrinas de platónicos y
finalmente al cristianismo. Lo esencial de Justino es que considera al cristianismo como saber superior a toda
filosofía, pues, para él, todo lo que es verdadero se encuentra en el cristianismo.
Las verdades de los filósofos provienen de fuentes no evangélicas, pero el Verbo es la razón participada por
todos, y esto lo relaciona con la doctrina estoica de las razones seminales (“[...] amamos al Lógos del Dios ingénito
e inefable, el cual se hizo hombre por nosotros [...]”). El pagano que piensa y obra según razón, está iluminado por
el Verbo. Reconoce en los filósofos griegos a los anticipadores del cristianismo.
En él se hallan los rudimentos de la doctrina sobre la Trinidad. Primero es Dios, eterno e increado; luego,
creado por él, el Lógos, que ordena el mundo; y, por último, el Espíritu Santo, al cual los hombres deben las virtudes
y los dones proféticos. El hombre ha sido creado libre de hacer el bien y el mal. Su alma es inmortal y su cuerpo lo
será cuando vuelva Cristo al final a juzgar a todos.
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2.4 TERTULIANO
Cartaginés. 160-250. Abogado en Roma, tras convertirse al cristianismo, se pasa posteriormente a secta
montañista y empezó a polemizar contra Iglesia católica.
Su punto de partida es la condena de la filosofía, de la que sólo nacen errores y herejías. Enemigo de toda
actitud de búsqueda e investigación a partir de la fe, ésta se ha de aceptar como tal, sin elegirla ni juzgarla. La
interpretación de las Sagradas Escrituras, que encierran un todo verdadero, corresponde sólo a la jerarquía
eclesiástica.
Su actitud antifilosófica se convierte en antirracionalismo, afirma la verdad de la fe precisamente porque versa
sobre lo incomprensible, y por ello es superior a la razón. A pesar de todo, su concepción del alma como realidad
similar al aire que se difunde por el cuerpo, es de matiz estoico. El hecho de que, según él, el alma pase de padres a
hijos, le añade cierto materialismo.
III. LA GNOSIS
La filosofía cristiana de la época imperial se nutre de aquellas mismas fuentes que habían servido como
antecedentes del neoplatonismo: el platonismo medio y el neopitagorismo, el movimiento cultural judeohelenístico
(representado fundamentalmente por Filón de Alejandría) y las corrientes gnósticas. Vamos a presentar ahora las
corrientes gnósticas.
Las corrientes gnósticas son un conjunto de diversos movimientos filosófico-religiosos desarrollados en
los siglos I, II y III d. C., especialmente en la zona oriental del Imperio.
En su formación intervienen elementos platónicos y elementos procedentes de las religiones orientales
mistéricas.
Hay un gnosticismo pagano (p. ej., el Corpus Hermeticum) y un gnosticismo cristiano (p. ej., los evangelios
gnósticos, Valentín de Alejandría). La Iglesia oficial combatió el gnosticismo cristiano y lo declaró herejía
desde fines del s. II d. C.
Las corrientes gnósticas son una fuente importante tanto del neoplatonismo como de la patrística
cristiana.
Características genéricas de la gnosis:
1. Doctrinas secretas, sólo para iniciados, reveladas en círculos cerrados.
2. “Gnosis” significa “conocimiento”. Se trata de un conocimiento de lo divino logrado mediante
introspección, mediante autoconocimiento. Tal conocimiento produce por sí solo la salvación (del alma
respecto del cuerpo y la materia). En suma: salvación mediante el conocimiento.
3. Fuerte dualismo: separación entre el espíritu (lo divino) y la materia (el mundo). El primero es fuente del
bien; la segunda, del mal (anticipo del maniqueísmo). Todo espíritu es divino, también el alma humana. Por
eso “el hombre no es de este mundo” (cf. Cristo en el Nuevo Testamento: “Mi reino no es de este mundo”).
El alma humana procede de lo divino; está aquí exiliada y puede regresar a su patria mediante el
conocimiento.
El gnosticismo cristiano, combatido por la Iglesia:
1. La antítesis entre el bien y el mal se traduce en dos dioses: un Dios bueno, el del Nuevo Testamento; y un
Dios malo, el del Antiguo Testamento (lo llaman “demiurgo”, y es malo porque ha creado el mundo).
2. Ponen en duda la naturaleza divina de Cristo: el cuerpo de Cristo era sólo aparente (docetismo), pues el
cuerpo no puede ser divino.
3. El conocimiento es superior a la fe. La salvación no depende de la fe ni de la gracia divina, sino que el
hombre es autónomo para salvarse a sí mismo mediante la gnosis.
V . AGUSTÍN DE HIPONA
5.1 CONSIDERACIONES INTRODUCTORIAS
5.1.1 VIDA Y OBRA
Tagaste, África proconsular, 354-Hipona, 430 . Padre pagano, madre cristiana, santa Mónica. Estudia retórica en
Cartago. Joven seguidor del maniqueísmo, más tarde se va a Roma donde se adhiere al escepticismo de la Academia
nueva y al epicureísmo, enseñando retórica. Lee a neoplatónicos y Plotino y se convierte al cristianismo, estas son
bases pensamiento posterior. Su producción literaria de mayor importancia es como defensor y expositor de la fe
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cristiana, contra maniqueos, donatistas y pelagianos. Su gran obra apologética es La ciudad de Dios. Su obra
filosófica significa el primer esfuerzo importante de conciliar fe y razón, llamado filosofía cristiana, que dará origen a
la filosofía escolástica de la Edad Media.
48
moviéndose hacia dentro la mente humana sube hacia arriba, se eleva hacia una instancia superior, etc.). Dios -por
lo tanto- es la Luz que ilumina la realidad y el conocimiento, es el fundamento último, el principio de todo y el fin
de todo. Es así como San Agustín adaptó la propuesta platónica a un marco cristiano.
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TEMA 7 – LA CONTROVERSIA SOBRE
LOS CONCEPTOS UNIVERSALES
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2.2 SAN ANSELMO DE CANTERBURY
San Anselmo era de origen italiano y vivió en el siglo XI. Pasó unos años en Normandía hasta que se estableció
en Canterbury, donde llegó a ser arzobispo. Su filosofía es de inspiración agustiniana. Al igual que San Agustín, lleva
a cabo una combinación entre el platonismo y el cristianismo.
Como la mayoría de los teólogos medievales, San Anselmo defendió la prioridad de la fe sobre la razón. La
razón tiene un papel auxiliar, se encuentra al servicio de las verdades reveladas. Hay que creer para entender, y no a
la inversa (credo ut intelligam). Se trata de una fe que busca entender. En todo caso, hay un acuerdo esencial entre
la fe y la razón porque el entendimiento humano está iluminado por la luz divina.
San Anselmo es famoso por haber elaborado un importante argumento que prueba la existencia de Dios: el
llamado “argumento ontológico”. Es el primer escolástico que elaboró expresamente pruebas de este tipo. El
argumento está construido sobre presupuestos platónicos. En este argumento se parte del concepto de Dios, de la
Idea o esencia de Dios, para deducir de ella su existencia. Veamos una de las formas de exponer su argumento
ontológico:
En la mente humana está el concepto de “Dios”. Los conceptos, como dijo Platón, se refieren a esencias
(una esencia es lo que define un fenómeno). Y el peculiar concepto de “Dios”: ¿a qué se refiere o cómo se
define? Dios es, según su concepto, una entidad Suprema, un ser Perfecto (eterno, inmutable, omnipotente,
omnisciente, máximamente bueno, etc.). Pero los ateos (los “infieles”) cuando no niegan sin más ese concepto
consideran que en el mejor de los casos solo existe en la mente pero no existen en la realidad (fuera de la
mente). Sin embargo –argumenta San Anselmo- el concepto de Dios se refiere a algo que obligatoriamente
tiene que existir en la realidad además de en la mente de los hombres. ¿Por qué? El concepto de Dios –como se
dijo antes- se refiere a un ente Supremo y Perfecto, pues bien (y aquí está el núcleo de lo que sostiene San
Anselmo): puesto que “existir” es más perfecto que carecer de existencia el concepto de Dios sería
simplemente contradictorio si solo “existiese” en la mente humana por lo tanto debe concluirse que existe
también y sobre todo “en la realidad”. En definitiva: en la esencia de Dios, en su definición conceptual, está
incluida necesariamente su existencia porque un ser Perfecto existe obligatoriamente o incurriríamos en una
contradicción (esto de todos modos solo se puede aplicar al concepto de Dios pues los conceptos de todo lo
demás –árbol, mesa, triángulo- se refieren a entidades contingentes: entidades que dependen de Dios como
causa creadora del mundo; en los seres creados la esencia no incluye la existencia pues son seres imperfectos,
inferiores).
Esta prueba, desde luego, depende no solo de la fe cristiana sino también de ciertas tesis platónicas. Un
autor posterior como Santo Tomás, por ejemplo, basándose en Aristóteles, rechazó esta prueba por que se
apoya exclusivamente en un concepto abstracto y esto nunca puede llevar a ninguna prueba concluyente
(según Tomás de Aquino las únicas pruebas legítimas de la existencia de Dios tienen que partir de la experiencia
sensible de las cosas mundanas, es decir: tienen que partir de los efectos a Dios como su causa creadora).
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3.2 ESCUELA DE CHARTRES
Fue fundada por Bernardo de Chartres. Lo más relevante de esta escuela fue que renovó el interés y la atención
hacia el universo natural y el mundo humano sin centrarlo todo y en exclusividad en cuestiones teológicas (que era
lo más normal y habitual en la Edad Media por la preponderancia y omnipresencia de la religión cristiana). Esto
supuso un primer paso, aún tímido y pequeño, hacia una cultura en la que no todo estuviese absorbido,
protagonizado y dirigido por la teología.
Sus principales representantes, además de su fundador, fueron Gilberto de la Porrée (reconocido porque llevó a
cabo una reforma de la teoría aristotélica de las categorías) y Juan de Salisbury (recordado porque indagó sobre la
base y el límite del conocimiento humano).
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Su mística se basa en doctrina amor-intelección: todo conocimiento, sensible o intelectual, supone una
semejanza de naturaleza entre el que conoce y lo conocido, por ello el espíritu, hecho a imagen de Dios, conoce a
éste cada vez mejor a medida que se asemeja a él.
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4.1 REALISMO
Dentro del realismo –según el cual los conceptos y las esencias a las que estos se refieren son reales (es más,
son la realidad primordial, preferente, básica)- hay un realismo extremo (más radical) y un realismo moderado (más
tenue y débil). Veamos cada uno de ellos.
• Realismo extremo. Las esencias (los referentes de los conceptos universales) son previas a los entes
particulares y están separados de éstos (así la esencia de un triángulo o de un caballo no están en los
triángulos ni en los caballos –son un modelo o arquetipo ‘anterior’ a cada uno de ellos). ¿Dónde residen
entonces esas esencias universales y eternas que definen a cada cosa en su ser? En la mente de Dios (y
Dios creó el mundo y todo lo que contiene con arreglo a esos modelos o arquetipos). El defensor principal
de esta doctrina es Guillermo de Champeaux.
• Realismo moderado. Las esencias están incorporadas en cada individuo como su forma común y
permanente (esa forma, por lo tanto, está incardinada en cada uno de los particulares de un mismo género
–animal, vegetal- o de una misma especie –caballo, manzano). Autores que sostuvieron esta tesis según la
cual las esencias no están separadas de las cosas sensibles fueron Gilberto de la Porrée o Juan de Salisburg.
4.2 NOMINALISMO
En su versión más radical comienza negando que la realidad esté sostenida y ordenada por un reino ideal de
esencias eternas y perfectas (discrepan entonces tanto con Platón y Aristóteles como con sus seguidores
medievales). La razón de fondo de este rechazo es teológica: si Dios es realmente omnipotente no puede ser cierto
que creara el mundo entero siguiendo un patrón o modelo previo, una esencia o idea pues esto limitaría
precisamente su omnipotencia). La auténtica realidad no está constituida por esencias universales, por géneros y
especies, sino por individuos, por entes particulares captados en la experiencia sensible.
En la medida en que negaban las esencias universales y eternas tuvieron que ofrecer una explicación nueva
sobre en qué consisten los conceptos que operan en el conocimiento (pues este no solo enuncia características
concretas de las cosas particulares sino que habla o se refiere a las cosas ‘en general’). La tesis principal que
formularon fue la siguiente: los conceptos abstractos y universales (‘triángulo’, ‘caballo’) son “nombres comunes”
(son, pues, signos del lenguaje) que se refieren a las semejanzas entres los seres particulares (en vez de referirse a
esencias eternas, necesarias, universales, idénticas).
El principal representante del nominalismo ha sido el teólogo Roscelino. Además de lo que acaba de
exponerse sostuvo que si lo propiamente real es el individuo –y no el género o la especie a la que pertenece- el
conocimiento propiamente dicho es el conocimiento sensorial pues este es el que nos informa de las características
de las cosas particulares; el conocimiento abstracto –ese en el que se dice, generalizando, “todos los x tienen la
propiedad y”- se genera y justifica a partir del conocimiento sensible y reposa sobre él (los conceptos son, en
definitiva, nombres comunes obtenidos por abstracción a partir de las semejanzas entre las entidades).
4.3 CONCEPTUALISMO
Se trata de una posición intermedia entre el realismo y el nominalismo (y por eso mismo está cerca del realismo
moderado). Su primer defensor fue Abelardo; posteriormente esta doctrina fue desarrollada y precisada por Santo
Tomás de Aquino (la afirmación principal de éste es que los conceptos universales tienen como referente una
esencia ubicada en cada una de las cosas sensibles –y no solo en la mente de Dios). ¿Qué dice el conceptualismo?
Resumiremos su tesis central.
Abelardo sostuvo que lo primariamente universal respecto al conocimiento humano son los conceptos. Los
conceptos universales son predicados que en los juicios o proposiciones se refieren a propiedades de las cosas
(algunas de estas propiedades definen la esencia de las cosas –otras en cambio solo mencionan ‘accidentes’,
propiedades prescindibles, inesenciales). Esta primera afirmación conduce a otra tesis complementaria: de un modo
que tiene que ser precisado los “universales” tienen que estar también en las cosas mundanas (pero sobre este
punto Abelardo nunca ofreció una respuesta clara y precisa). Por último, y acudiendo aquí a una tesis tradicional
procedente del neoplatonismo cristiano de San Agustín, Abelardo sostenía que Dios creó el mundo de la nada
contando con las Ideas (modelos, arquetipos, patrones, formas, esencias) presentes en su mente.
En resumen, los universales existen, dice Abelardo:
a. en los conceptos del conocimiento como predicados (y de aquí procede la denominación de
“conceptualismo” dada a esta doctrina)
b. en las cosas como su identidad permanente y esencial
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c. y, por último, en la mente de Dios. ¿Por qué es una posición intermedia entre el estricto realismo y el
nominalismo? No es “realista” porque niega que la esencia universal sea ella misma una substancia que
pueda subsistir separada y aislada respecto a las cosas sensibles y particulares. Pero tampoco es
“nominalista” pues los conceptos universales no son, según afirma el conceptualismo, ni nombres, ni
palabras, ni signos (son algo más que eso)
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TEMA 8 – LA FILOSOFÍA ÁRABE Y JUDÍA
I.- INTRODUCCIÓN
Las filosofías árabe y judía que se desplegaron durante la Edad Media se sustentaron en dos fuentes: por una
parte la filosofía griega (en su caso sobre todo en Aristóteles), por otra parte –y de un modo central- en los Libros
Sagrados de estas dos tradiciones religiosas (principalmente el Corán y el Antiguo Testamento, pero también
fueron relevantes algunos libros procedentes del judaísmo: Talmud, Sefer-Yetzira, Zohar).
Estas filosofías acudieron al rico legado de la filosofía griega con el propósito de organizar racionalmente los
contenidos de la fe religiosa (sea árabe o judía; esos contenidos no eran siempre coherentes, ni consistentes, ni
completos –y si no eran sistemáticamente ordenados-- y daban cumplida respuesta a una serie de problemas e
inquietudes. Esas religiones corrían el riesgo de sucumbir o deshacerse en grupos cada vez más pequeños y
minoritarios: sin una doctrina poderosa y bien tratada su supervivencia a largo plazo era sumamente improbable).
Los principales temas que abordaron las filosofías árabes y judías eran los típicos de la Edad Media: la relación
entre el único Dios y el mundo creado por él, el problema de cómo conjugar la fe con la razón (con la
argumentación, la prueba), la preocupación por el ser humano y su salvación ultraterrena (tesis esta que se
sustenta en un dualismo antropológico según el cual además de un cuerpo los seres humanos se definen en su
esencia por un alma y un entendimiento o razón), temas de carácter ético (el bien y el mal, las instituciones sociales
y las relaciones de unos con otros en su seno), político (¿quién tiene prioridad el gobierno civil de los nobles, reyes o
emperadores –o califas o la figura que sea- o la autoridad religiosa?) y científico (matemática, astronomía,
medicina).
¿Por qué fueron especialmente relevantes las filosofías árabes y judías respecto a la tradición occidental? Su
importancia (3 veces) se debe ante todo a que adoptaron como pensador principal a partir del cual organizar su
discurso teológico a Aristóteles. Esta elección fue tan novedosa y consistente que terminó transformando de un
modo profundo la teología cristiana (y con ella muchos elementos de la cultura del Medievo occidental). Hasta ese
momento el cristianismo había articulado su teología basándose sobre todo en Platón (esta fue la principal
propuesta del primer gran teólogo de la Edad Media: San Agustín, cuya influencia fue fundamental hasta el siglo XI).
¿Qué sucedió aquí? Con los elementos recogidos de Aristóteles los filósofos árabes y judíos consiguieron poner en
duda –o como mínimo discutir con sólidos argumentos- la entraña platónica de la teología cristiana. El cristianismo
se vio obligado a reaccionar y lo hizo apoyándose también en Aristóteles –cuyos textos habían llegado a occidente a
través de Córdoba-: fue Santo Tomás de Aquino el que tuvo que renovar en puntos centrales la teología cristiana
con el fin de rebatir las poderosas tesis de la filosofía árabe y judía.
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el ente supremo que lo ha creado todo desde la nada- trazó una diferencia entre la esencia de algo y la existencia
de ese algo (esta distinción fue elaborada después por autores como Avicena o Santo Tomás). Sólo en Dios se
identifican su esencia y su existencia (los entes creados solo poseen, en cambio, una existencia posible o potencial
pues necesitan de un Dios que los haga existir, que los lleve a la existencia). Recogió, añadiéndole matices nuevos,
la teoría de los cuatro entendimientos de Al-Kindi: el entendimiento principal es el entendimiento del único Dios
(un entendimiento agente en acto que contiene las formas inteligibles o las esencias universales de todo lo creado);
gracias al entendimiento divino ocurren dos cosas:
a. el entendimiento humano alcanza conocimiento de las esencias cuando el entendimiento de Dios lo pone
en acto, lo desarrolla o lo activa
b. el profeta puede llegar a acceder a las verdades religiosas a través de una revelación (siendo el profeta el
sabio destinado a gobernar la ciudad: es a la vez, por lo tanto, un líder religioso y una autoridad política –
con lo cual el poder civil está indisolublemente ligado al poder religioso y, en última instancia, subordinado
a él).
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poniendo en duda a la propia fe religiosa (por ejemplo si se sostiene con firmeza que el orden del mundo es
necesario –y que esa necesidad compromete también a Dios- se anula la posible existencia de milagros, etc.).
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todos nosotros, pero los seres humanos particulares, los hombres y mujeres concretos, son completamente
mortales (cuando se mueren para ellos ya no hay nada más).
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IV.- LIBROS DE LA TRADICION JUDÍA QUE INFLUYEN EN LA FILOSOFIA
4.1 EL TALMUD
El Talmud es un conjunto de textos elaborados en un amplio periodo (entre el siglo II y el IX de nuestra era
por distintas generaciones de rabinos). Consta básicamente de dos partes: en una se presentan una serie de
preceptos o leyes desde los que ordenar y regular la vida y las costumbres del pueblo judío; en la otra parte
se elabora una compleja doctrina espiritual teñida de misticismo. El procedimiento de exposición empleado
acude, principalmente, a una serie de relatos o parábolas de carácter ejemplarizante.
4.2 EL SEFER-YETSIRA
El Sefer-Yetsira o “Libro de la Creación” es una pequeña obra escrita entre los siglos V y VII, en un lenguaje
oscuro y misterioso. Fusiona elementos del monoteísmo bíblico con elementos procedentes de la tradición
neoplatónica. En esta obra se expone la teoría según la cual los filósofos griegos clásicos no habrían sido más que
los intérpretes de una filosofía ancestral enseñada por Moisés: la cábala. Una teoría que, como hemos visto,
adoptan muchos filósofos judíos, como Maimónides.
El Sefer-Yetsira o Libro de la Creación presenta un aspecto filosófico, pero detrás de esta impresión se esconde
un contenido esotérico y místico, accesible sólo para los iniciados. Este libro incluye un secreto relacionado con la
cábala, con la tradición místico-religiosa propia de los judíos. La cábala gira en torno al siguiente principio: las letras
del alfabeto hebreo representan el fundamento espiritual del mundo y la arquitectura del mundo. Así, la
recitación de estas letras, en diferentes combinaciones, constituye un ejercicio de elevación mística (mediante el
cual se supera la propia individualidad y el mundo material para lograr un contacto directo con Dios).
El Sefer-Yetsira influyó de modo determinante en los principales filósofos judíos medievales: Gaón Saadía, Ibn
Gabirol, Juda Ha-Levi y Maimónides. Así, Gaón Saadía escribió un comentario al Sefer-Yetsira, en el que explicaba su
contenido místico desde un punto de vista filosófico. Y un autor del siglo XIII interpretó la obra principal de
Maimónides, la Guía de perplejos, a partir del Sefer-Yetsira, con lo que realizó la operación contraria a la de Gaón
Saadía: convirtió el contenido filosófico de la Guía de perplejos en un contenido místico.
4.3 EL ZOHAR
El Zohar (Libro del Esplendor) es un grupo de escritos del siglo XIII atribuido a Moisés de León. Se trata de
un comentario -lleno de aromas y efluvios místicos- de la Torá, es decir, de los cinco primeros libros del
Antiguo Testamento (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio). El Zohar es un libro cabalístico (y la
Cábala es una escuela mística de interpretación de la Biblia) en el que, además de una exotérica doctrina
numerológica de la realidad, se explica la historia completa del mundo: todo comienza con la creación divina,
continúa con la revelación de Dios al pueblo judío a través de los profetas y culmina con la redención o
salvación del pueblo elegido gracias al cumplimiento de la ley de Dios y la llegada del Mesías .
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complejo proceso? Tomás de Aquino respondió a los ataques a la teología cristiana desde la teología árabe
incorporando a Aristóteles al Cristianismo; y este fue el logro principal de Santo Tomás: realizar una síntesis
sistemática entre Cristianismo y aristotelismo. Así pues, en definitiva, en el conjunto de la Edad Media la teología
cristiana atravesó dos fases: una primera, con San Agustín a la cabeza, en la que se formuló un cristianismo de sesgo
platónico y una segunda, con Santo Tomás como principal exponente, en el que el cristianismo se desarrolló a partir
de algunas tesis aristotélicas. En conclusión: la filosofía, teología y ciencia procedente del mundo árabe terminó
produciendo un profundo cambio en el seno del Cristianismo medieval.
El entendimiento en Averroes
Averroes elaboró una teología musulmana (tal y como decimos que San Agustín o Santo Tomás elaboraron,
cada uno en su momento, una teología cristiana) partiendo, por un lado, de sus Sagradas Escrituras (El Corán) y, por
otro lado, de elementos de la tradición filosófica griega. De todos los filósofos antiguos el más importante para
Averroes fue Aristóteles, y, por eso, trató de adaptar algunas de sus doctrinas a su religión.
Aristóteles decía que el “entendimiento” (nous, en griego) es la parte superior de la “psique” (es decir, de la
esencia humana, de su forma -ligada o unida a un cuerpo); ¿por qué es la parte superior? Porque es la que nos
asemeja o acerca a “los dioses”, es decir, a lo inmutable, a lo perfecto, a lo eterno, etc. Según Aristóteles el
entendimiento es, por un lado, paciente porque recibe las formas o esencias de todas las cosas, y es agente porque
abstrae los conceptos con los que las define (es decir, los conceptos con los que las define, con los que se entera de
qué son exactamente). Estas ideas fueron, en la Edad Media, adaptadas a distintas teologías (musulmanas y
cristianas).
Averroes discute -en este tema (¿qué es el entendimiento que está ‘en’ los seres humanos?)- con su predecesor
Avicena; éste último sostuvo que el entendimiento agente es universal y separado (o, se puede precisar,
“separable”) y que el entendimiento paciente es individual (propio y exclusivo de cada ser humano, puramente
particular). ¿Qué explica, en cambio, Averroes? Afirma que tanto el entendimiento agente como el paciente son
universales (hay uno idéntico para todos los hombres) y separados (o, como he dicho, “separables”); ¿separados o
separables de qué? Del “alma individual”, del alma de cada hombre o mujer concreta y particular.
Fijémonos, para terminar, en la consecuencia a la que lleva la exposición de Averroes: el alma individual (el alma
de Juan, de Luisa, etc.) es enteramente mortal. No hay pues eso que la religión (sea la musulmana o la cristiana, etc.)
llama el “alma inmortal”. Es esta, desde luego, una conclusión heterodoxa, lo que se suele considerar -desde la
ortodoxia- una “herejía”. Y esta es la razón, o una de ellas, de que una parte significativa de la obra de Averroes sólo
fuese conservada en la versión latina (y no en la versión original, en árabe).
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TEMA 9 – TOMAS DE AQUINO Y EL
APOGEO DE LA ESCOLÁSTICA
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1.1.3 FRANCISCANOS FRENTE A DOMINICOS (4 VECES)
La controversia –que arranca en el siglo XIII de nuestra era- entre franciscanos y dominicos (en el seno de la
Iglesia las disputas intentan quedarse “de puertas hacia dentro”, se evita así que se hagan públicas siempre que sea
posible) fue en la superficie poco ruidosa pero en el fondo era virulenta pues en ella entraban en contraposición
dos concepciones de la religión, de la filosofía y de la organización de la Iglesia y su relación con otras instancias
sociales y políticas muy distintas aquí, de algún modo, se fue gestando lentamente lo que después sería un
enorme cisma dentro de la Iglesia: la llegada del Protestantismo con Lutero, Calvino, etc.
Estamos en el siglo XIII d. C. La orden benedictina pierde fuerza y cobran pujanza dos órdenes religiosas: la
franciscana y la dominica.
Los franciscanos tienen una raíz agustinista (aunque introdujeron poco a poco significativas novedades en
muchos temas respecto a San Agustín o Agustín de Hipona). Desarrollaron una idea de religiosidad ligada sobre
todo a la “vida interior” (al recogimiento, etc.; por este motivo eran favorables más que hostiles hacia la experiencia
mística, por ejemplo). Abogaban así por desligar a la Iglesia –hasta cierto punto al menos- de la vida mundana y
por ello del poder político. Predicaban una vida sobria, austera, sin lujos. Además ponían en el centro de la vida
humana tanto la voluntad como los afectos o sentimientos. Importantes fueron Buenaventura, Roger Bacon, Duns
Escoto y Guillermo de Ockham.
Los dominicos en cambio defendían lo contrario a lo que acabamos de resaltar de los franciscanos. Sostenían,
por ejemplo, que el poder espiritual de la Iglesia tenía que convertirse a la vez en un poder terrenal (social y
político; así por ejemplo insistían en que el Papa debe tener bajo su mando a los reyes o emperadores y a la nobleza
entera). No renegaban por ello de la acumulación de riquezas y de una vida lujosa. Además propugnaban una
religión más mundana y menos recogida, propensa por lo tanto a los ritos exteriores como las procesiones y otras
ceremonias. También destacaban que en los seres humanos tiene que tener primacía la razón y el entendimiento
sobre la voluntad y las emociones (en el fondo las menospreciaban y minusvaloraban). El dominico más importante
de toda la cristiandad ha sido Santo Tomás de Aquino, junto a Alberto Magno y el Maestro Eckhart.
El sentido de la oposición entre dominicos y franciscanos ha de buscarse en sus diferentes actitudes frente a la
filosofía:
Para los dominicos, la filosofía, tanto por su punto de partida (la experiencia sensible) como por su
método (razón, no revelación), es una ciencia autónoma e independiente, si bien se subordina a la
teología en la que encuentra su culminación. Se considera a Aristóteles como el filósofo por excelencia.
Para los franciscanos, la filosofía, tanto como proceso de interiorización o conocimiento del alma, o como
consideración de las cosas naturales, es elevación del alma a Dios. No es ciencia autónoma sino que se
incluye en la teología.
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1.3. EL AVERROÍSMO LATINO
En la segunda mitad del siglo XIII (hacia 1260) se forma en la Universidad de París un movimiento de
seguidores de Averroes, conocido con el nombre de “averroísmo latino”. Se trata de un grupo de profesores que no
pertenecían a ninguna orden religiosa, entre los cuales el más importante es Siger de Brabante.
Los averroístas latinos defendieron fundamentalmente tres tesis:
La teoría de la doble verdad: hay, por un lado, una verdad teológica o de la fe y, por otro lado, una verdad
filosófica o de la razón. La fe y la razón constituyen esferas autónomas y separadas y por lo tanto puede
haber contradicción entre ellas. Una cosa puede ser verdadera según la filosofía y su opuesta puede ser
verdadera según la teología. Desde el punto de vista de la razón, el mundo es eterno y el alma individual es
mortal. Desde el punto de vista de la fe, podemos aceptar lo contrario.
La eternidad del mundo, que puede ser demostrada filosóficamente.
La unidad del entendimiento potencial: el entendimiento potencial, al igual que el entendimiento agente,
es uno y el mismo para todos los seres humanos y es eterno e incorruptible. Con ello los averroístas latinos,
al igual que Averroes, niegan la inmortalidad del alma individual.
Estas tres tesis son contrarias al dogma cristiano, y por eso el averroísmo latino fue rechazado por los teólogos
cristianos y condenado por la iglesia. El principal representante de esta corriente, Siger de Brabante, fue expulsado
de la Universidad de París y condenado a cadena perpetua.
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II.- TOMÁS DE AQUINO
2.1. VIDA Y OBRA
Tomás de Aquino es la figura más relevante de toda la escolástica medieval y uno de los filósofos más
importantes de todos los tiempos. Vivió en el siglo XIII y era de origen italiano. Perteneció a la orden de los
dominicos. Se formó en la Universidad de París, donde fue discípulo de Alberto Magno. Fue profesor en la
Universidad de París y en otras universidades europeas. Este filósofo es autor de una obra muy extensa, dentro de la
cual destacan los siguientes títulos: Suma Teológica y Suma contra los gentiles.
Santo Tomás combatió el averroísmo latino; también fue contrario a la escolástica de tradición agustiniana. Sus
ideas han ejercido una notable influencia en el pensamiento cristiano. En el siglo XIX surgió una corriente inspirada
en su obra, el neotomismo, que supuso una renovación del pensamiento eclesiástico.
La gran aportación de Tomás de Aquino a la escolástica medieval consistió en llevar a cabo una síntesis entre
el pensamiento aristotélico y la religión cristiana. Esta síntesis ya había sido preparada por parte de Alberto Magno,
el maestro de Santo Tomás. El Aquinate cuenta con una excelente preparación para acometer esta empresa:
para empezar, posee un profundo conocimiento del Corpus Aristotelicum
Además, conoce a fondo las interpretaciones de Aristóteles llevadas a cabo por los filósofos árabes y
judíos
por último, dispone de un sólido conocimiento de los dogmas cristianos, de la doctrina de los Padres
de la Iglesia y de la escolástica cristiana anterior.
Sin embargo, el objetivo central de la filosofía aristotélica y el de la filosofía tomista son muy dispares: el
principal problema de Aristóteles era el de los diversos significados del ser; Tomás, en cambio, buscaba
fundamentar la teología cristiana y por ello le interesaba explicar la esencia de Dios, demostrar su existencia,
analizar la diferencia entre Dios y las realidades creadas, etc. Por eso en el interior de la obra de Santo Tomás hay
una tensión entre las raíces aristotélicas y el uso que se hace de ellas para explicar la teología cristiana.
2.3. LA METAFÍSICA
2.3.1 La reforma de la metafísica aristotélica (esencia y existencia)
Santo Tomás, en su intento de elaborar una teología cristiana a partir de Aristóteles, tuvo que someter a las
teorías del pensador griego a numerosas “distorsiones”. Mencionaremos aquí sólo una de ellas.
La explicación de Aristóteles del movimiento o del cambio en las sustancias (por ejemplo, el que lleva de la
semilla de un pino a un pino maduro, etc.) acude, entre otros, al concepto de “potencia” y de “acto” (la semilla, así,
es en potencia un árbol de tal o de cual especie, etc.); ahora bien, en conjunto, esta explicación no encaja con el
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planteamiento “creacionista” de Santo Tomás (el cual, como autor cristiano de la Edad Media, tiene que creer que
hay un único Dios que es el creador de todo, etc.).
Puesto que no hay encaje inicial entre el mundo griego (para el cual cualquier tesis “creacionista” está
descartada de antemano) y el mundo medieval cristiano, Tomás de Aquino para adoptar las ideas de Aristóteles
tuvo que “retorcerlas” (incluso “tergiversarlas” en su profundo sentido). Vamos aquí con el siguiente punto
concreto: Santo Tomás concede a las “esencias” de todas las cosas un estatuto básicamente “potencial”, es decir:
las esencias están “en potencia” hasta que Dios las “actualiza” creándolas (si las esencias fuesen ya actuales -como
defendía Aristóteles- la idea de “creación” por parte de “Dios” sería simplemente superflua; Aristóteles ubicaba lo
potencial de las sustancias en la “materia” que compone cada clase de ser). En conclusión: entre las muchas
transformaciones que Tomás de Aquino realiza sobre las teorías aristotélicas una consiste en que la esencia (la
“forma” de cada sustancia) es convertida en algo “potencial”, pues sólo así el mundo entero depende de Dios
como su “causa creadora” (siendo la creación el movimiento por el cual las esencias en potencia pasan a ser
esencias en acto).
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Tomás afirma que Dios, en tanto causa eficiente del mundo, lleva a cabo una creación absoluta, una creación a
partir de la nada.
Dios crea la materia, la forma y el fin de todas las realidades a partir de la nada. En esta actividad creadora de
Dios, interviene también la causalidad formal. Las causas formales son las Ideas, esencias o ejemplares que se
encuentran presentes en la mente de Dios y que sirven como modelos para la creación de las cosas sensibles, pues
determinan la identidad de dichas cosas sensibles. Dios contiene en su inteligencia las esencias o formas (es decir, las
definiciones universales, necesarias y eternas) de todas las cosas creadas. Puesto que cada ser existente es la
actualización de una esencia, y esas esencias se encuentran en la inteligencia divina, todas las cosas creadas
participan de Dios, son análogas a Dios. Participan en mayor o menor grado, en función del rango que ocupe su
esencia en la jerarquía de los seres.
Por último, en la creación de Dios interviene también la causalidad final. Dios dota a cada ser creado de una
ordenación propia, es decir, de un fin al que se ordena su comportamiento. En último término, todos los seres
creados tienden a Dios.
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2º. En este paso se aplica el principio de causalidad al hecho puesto de relieve en el comienzo. El núcleo de
cada prueba consiste en inferir una causa a partir de la previa consideración de su efecto. La aplicación del principio
de causalidad se realiza bajo el supuesto de que la cadena de causas y efectos remite en último término a una Causa
Superior por encima de la cual ya no cabe encontrar ninguna más. En la secuencia causal, sostiene Tomás de
Aquino, hay un momento en el que se salta a un plano superior: una causa enteramente trascendente y más elevada
que todo lo causado por ella. Por otra parte en cada una de las cinco vías tiene protagonismo una causa distinta, así
en la primera vía la causa considerada es la causa material
en la segunda la causa eficiente
en la tercera la causa formal
en la cuarta la causa ejemplar
en la quinta vía la causa final.
3º. El último paso de cada una de las pruebas de la existencia de Dios, la conclusión del razonamiento
realizado, estriba en identificar la Causa Suprema localizada en el paso anterior con Dios (y precisamente con el
mismo único Dios en el que reposa la fe propia de la religión revelada: el Dios definido como causa creadora debe
ser idéntico al Dios bíblico, al Dios cristiano).
Cada una de las pruebas de la existencia de Dios, cada una de las “cinco vías”, saca a la luz una faceta distinta
de Dios:
en la primera se presenta como un motor inmóvil
en la segunda como causa incausada
en la tercera como el ser necesario
en la cuarta como el ser perfecto
y en la quinta como inteligencia ordenadora.
5. ÉTICA Y POLÍTICA
La ética fija y marca el fin último de la vida humana considerada en su conjunto, ¿cuál es? Ese fin es
denominado “felicidad”. Ahora bien, la felicidad nunca es alcanzable en la existencia mundana (proclive al pecado y
al mal –es decir, a desobedecer libremente la ley moral que proviene de Dios- y llena de padecimientos de todo
tipo); la felicidad plena y perfecta, la felicidad máxima –subraya Santo Tomás- solo tendrá lugar cuando el alma
inmortal del creyente contemple a Dios y goce por toda la eternidad de su presencia. Pero lo que sí está en juego
en la vida terrenal es la salvación o la condena eterna de cada alma particular: lo que se juega al vivir es ir tras la
muerte al cielo o al infierno (y la eternidad se gana solo de un modo: obedeciendo libremente la voluntad divina, las
leyes morales que Dios ha estipulado para los seres humanos). En esta vida, por lo tanto, los hombres no pueden
ser propiamente felices pero sí puede convertirse en merecedores de la felicidad. ¿Cómo? Lo acabamos de señalar:
obedeciendo la ley moral divina. Esto exige que, a través de sus acciones o conductas, los agentes morales
adquieran una serie de virtudes (hábitos), por ejemplo las cuatro virtudes éticas (prudencia, justicia, fortaleza y
templanza) y las tres virtudes teologales (fe, esperanza, caridad). Por otro lado la ley moral en tanto es la Ley de
Dios –o sea, el conjunto de lo que Dios manda- es universal e inmutable pues procede del único Dios verdadero.
La filosofía política de Santo Tomás sostiene, en primer lugar, que la monarquía es la mejor forma de
gobierno. Su razonamiento es el siguiente: así como en el cielo reina un único Dios en la tierra –o al menos en cada
territorio- debe gobernar un único soberado; él es el encargado de promulgar las leyes positivas enderezadas al
bien común –unas leyes que tienen que reflejar la ley natural y eterna de Dios. Por otra parte los monarcas
cristianos –los únicos gobernantes plenamente legítimos- deben respeto y obediencia a la máxima autoridad
religiosa: el Papa de Roma, pues él es en última instancia el único representante de Dios en la tierra.
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TEMA 10 –DUNS ESCOTO Y OCKHAM
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Ockham- no puede haber creado el mundo desde la nada siguiendo una serie de Ideas, Formas o Esencias (unos
Modelos, Arquetipos o Prototipos)..
Esta posición filosófica está ligada a una revalorización del individuo en el plano social. Dicha revalorización
del individuo va unida al desarrollo de la clase burguesa y al incipiente capitalismo. Ahora se encuentra en crisis la
estructura social de los siglos anteriores, caracterizada por una rígida jerarquía de clases sociales
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II. DUNS ESCOTO
2.1 VIDA Y OBRA
De origen escocés, Duns Escoto vivió en la segunda mitad del siglo XIII y los primeros años del siglo XIV.
Perteneció a la orden franciscana. Fue profesor en la Universidad de París y en la de Oxford.
Su filosofía representa un punto intermedio entre la edad de oro de la escolástica y la crisis de la misma. Este
pensador recibió el apelativo de “doctor sutil”; en efecto, se trata de uno de los pensadores más complejos,
originales y emblemáticos de toda la historia de la filosofía. Ejerció una gran influencia sobre numerosos autores
posteriores, entre ellos Espinosa
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esta propuesta y sostuvo lo siguiente: el principio de individuación es una “haecceitas” (o la “haeceidad”), ¿qué
indica este principio? Lo que particulariza una esencia universal es un acto último del compuesto de materia y
forma que consiste en su concreto “ser-aquí-y-ahora” (por ejemplo del triángulo que en este momento y lugar está
dibujado en la pizarra o del caballo que está pastando en el prado).
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nominalismo: una teoría de la experiencia y del conocimiento de la verdad. Veamos estos temas con un poco más
de detalle.
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de Dios. Así pues la ley moral tiene en Dios su fundamento porque es su voluntad que sea la que es (pero podría
haber sido otra –si Dios hubiera querido para sus criaturas otra cosa; no hay pues, para Dios mismo, ninguna “ley
esencial” previa a su acto creador).
Es en el terreno político en el que Ockham es un autor innovador (cercano a las doctrinas de Marsilio de
Padua). Abogó, en primer lugar, por una estricta separación entre la Iglesia y el Estado, entre la autoridad religiosa y
el poder político (esta es, también, la base de lo que posteriormente se ha denominado “laicismo”). El poder político
del monarca procede primordialmente de los súbitos: éstos consienten o aceptan, y por tanto siguen y secundan,
las disposiciones legales del soberano (y también pueden disentir de ellas cuando obran en contra del bien común,
deponiendo así a la autoridad civil). Por otra parte Ockham negó expresamente una idea muy frecuente en la Edad
Media: el rey, el monarca, debe ser un súbito del Papa, del representante de Dios en la tierra. Además, y como
colofón a sus planteamientos políticos, sostuvo que el Papa no debe detentar dentro de la Iglesia un poder
absoluto: el poder eclesiástico corresponde al conjunto de los fieles y no a una autoridad unipersonal siempre
propensa al despotismo; el Papa, por último, no es infalible en las cuestiones de fe.
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Esta reivindicación llevada a cabo por parte de Ockham de la experiencia y de la observación de lo singular
favoreció el desarrollo de las ciencias empíricas. Cuando Guillermo de Ockham pone en cuestión la categoría
metafísica de lo universal y afirma que sólo existen las realidades individuales, cuando niega que existan leyes
universales inmutables y eternas, y un orden estable del universo, cuando cuestionada la categoría de la sustancia y
la validez científica de la relación causa-efecto, con ello parecería que está acabando con la posibilidad del
conocimiento científico (pues la ciencia, para Platón y para Aristóteles, es el conocimiento de lo estrictamente
universal, necesario y eterno). ¿Es esto cierto? No; más bien se está definiendo de un modo diferente el saber
científico. Ockham defiende que el conocimiento de lo general se basa en la experiencia sensible de las realidades
particulares. Y con ello alienta el desarrollo de una ciencia de carácter empírico: sólo se puede conocer
científicamente lo que es controlable a través de la experiencia con las realidades concretas y singulares.
Así, la filosofía de Ockham anuncia el fin del paradigma de la ciencia aristotélica y el comienzo de una nueva
forma de concebir el conocimiento científico; se trata ahora de una ciencia basada en la observación de lo singular
y concreto.
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