Praenotanda
Praenotanda
Praenotanda
(PRAENOTANDA)
3. Dejada de lado toda vana ostentación, es conveniente honrar los cuerpos de los
fieles difuntos, que han sido templos del Espíritu Santo. Por eso, por lo menos en
los momentos más importantes entre la muerte y la sepultura, se debe afirmar la fe
en la vida eterna y orar por los difuntos.
Los principales momentos pueden ser, según la costumbre de los lugares: la
vigilia en la casa del difunto, la colocación del cuerpo en el féretro y su traslado al
sepulcro, previa reunión de los familiares y, si fuera posible, de toda la comunidad,
para escuchar, en la liturgia de la palabra, el consuelo de la esperanza, para ofrecer
el sacrificio eucarístico y para la última despedida al difunto.
II. Formas de celebración
4. Después de considerar las condiciones y posibilidades de las diversas regiones,
el Ritual de exequias propone tres formas de celebración:
1
Cf. SIMEÓN DE TESALÓNICA, De ordine sepulturae: PG 115, 685 B.
También la aspersión, que recuerda la inscripción en la vida eterna realizada
por el bautismo, y la incensación, con la que se honra el cuerpo del difunto, templo
del Espíritu Santo, pueden ser consideradas como gesto de despedida.
11. En cualquier celebración por los difuntos, tanto exequias como común, se
considera parte muy importante del rito la lectura de la palabra de Dios. En efecto,
ésta proclama el misterio pascual, afianza la esperanza de un nuevo encuentro en
el reino de Dios, exhorta a la piedad hacia los difuntos y a dar un testimonio de
vida cristiana.
Los salmos
12. En los oficios por los difuntos, la Iglesia recurre especialmente a los salmos,
para expresar el dolor y reafirmar la confianza. Procuren, pues, los pastores de
almas, mediante una adecuada catequesis, que sus comunidades comprendan, con
mayor claridad y profundidad, los salmos que se proponen para la liturgia exequial,
por lo menos algunos de ellos. En cuanto a los otros cantos, cuya conveniencia
pastoral se indica con frecuencia en el rito, procuren que expresen «un amor suave
y vivo hacia la sagrada Escritura»2, a la vez que el sentido de la liturgia.
Las oraciones
13. La comunidad cristiana también en las oraciones confiesa su fe e intercede
piadosamente por los difuntos adultos, para que alcancen la felicidad junto a Dios;
felicidad a la cual cree que ya han llegado los niños difuntos, que son hijos de
adopción por el bautismo. Por los padres de estos niños, como también por los
familiares de todos los difuntos, ora la comunidad, para que en su dolor reciban el
consuelo de la fe. El Oficio de difuntos
14. Donde por ley particular, por fundación o por costumbre, se celebra el Oficio
de difuntos, con motivo de las exequias o fuera de ellas, puede conservarse este
Oficio con tal que se celebre digna y piadosamente. Pero, teniendo en cuenta las
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CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Sacrosanctum Concilium,
sobre la sagrada liturgia, núm. 24
condiciones de la vida actual y de la pastoral, en lugar del Oficio de difuntos, puede
celebrarse una vigilia o una liturgia de la palabra.
14 bis. Se han de celebrar exequias por los catecúmenos y, además, según establece
el canon 1183 del Código de Derecho Canónico, se pueden celebrar también:
a) por aquellos niños que sus padres deseaban bautizar, pero murieron antes
de recibir el bautismo;
b) según el juicio prudente del Ordinario del lugar, por los bautizados que
estaban adscritos a una Iglesia o comunidad eclesial no católica, con tal de
que no conste la voluntad contraria de éstos y no pueda hacerlas su ministro
propio.
Exequias y cremación del cadáver
15. Se puede conceder las exequias cristianas a quienes han elegido la cremación
de su cadáver, a no ser que conste que dicha cremación fue elegida por motivos
contrarios al sentido cristiano de la vida.
En este caso, las exequias se celebrarán según la forma que se usa en la región,
pero de tal manera que no se oculte que la Iglesia prefiere la costumbre de sepultar
los cuerpos, como el mismo Señor quiso ser sepultado; evítese también el peligro
de escándalo o de sorpresa en los fieles.
Por otro lado, los ritos que se hacen en la capilla del cementerio o junto al
sepulcro pueden tener lugar en el edificio del crematorio; más aún, si no hay un
lugar adecuado, dichos ritos pueden hacerse en la misma sala del crematorio,
evitando todo peligro de escándalo o de indiferentismo religioso.
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CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución Sacrosanctum
Concilium, sobre la sagrada liturgia, núm. 32
b) considerar, con cuidado y prudencia, cuanto pueda admitirse,
oportunamente, de las tradiciones y el modo de ser de los diversos pueblos y,
también, proponer a la Sede Apostólica otras adaptaciones que se estimen
útiles o necesarias para introducirlas con su consentimiento;
c) mantener vigentes o adaptar los elementos propios, cuando los hay, ya
existentes en los Rituales particulares, siempre que estén de acuerdo con la
Constitución sobre la sagrada liturgia y las necesidades actuales;
d) preparar las versiones de los textos, de manera que se acomoden
verdaderamente a las diversas lenguas y culturas, agregando, cuando fuere
oportuno, melodías aptas para el canto;
e) adaptar y completar las instrucciones de la edición típica del Ritual Romano,
de modo que los ministros comprendan plenamente y realicen adecuadamente
la significación de los ritos;
f) al preparar las ediciones de los libros litúrgicos, ordenar los textos del modo
que sea más apropiado para el uso pastoral, con tal de que no se omita nada
del material contenido en esta edición típica; si pareciera oportuno añadir
algunas rúbricas o textos, se los distinguirá de los de la edición típica con un
signo o carácter tipográfico adecuado.
22. En la preparación de la edición en la lengua vernácula del Ritual de exequias.
Corresponderá a las Conferencias Episcopales:
a) ordenar los ritos según una o más formas, como se indica en el núm. 9
b) sustituir las fórmulas propuestas en el rito principal, si pareciera
oportuno, por otras de las que se encuentran en el capítulo de textos
potestativos;
c) cuando la edición típica latina del Ritual de exequias presenta varias
fórmulas optativas, añadir otras fórmulas del mismo género (de acuerdo con
el núm. 21,f);
d) juzgar si un laico puede ser elegido para celebrar las exequias (cf. núm.
19);
e) cuando razones pastorales lo indiquen, establecer que la aspersión y la
incensación puedan omitirse o ser suplidas por otro rito;
f) establecer para las exequias el color litúrgico más adecuado a la
idiosincrasia de cada pueblo, que no ofenda al dolor humano y que haga
patente la esperanza cristiana, a la luz del misterio pascual.
a) por regla general, todos los textos pueden ser cambiados por otros, con
la cooperación de la comunidad y de la familia, para obtener en cada caso
una celebración que se adapte mejor a las diversas circunstancias;
b) algunos elementos no son obligatorios, sino que se pueden añadir a
voluntad según las circunstancias, como, por ejemplo, en la casa del difunto,
la oración por los afligidos;
c) según la tradición litúrgica, se da una gran libertad de elección en los
textos propuestos para las procesiones;
d) cuando, por una razón litúrgica, se indica o aconseja un salmo que puede
ofrecer dificultad pastoral, se ofrece siempre la posibilidad de cambiarlo por
otro; más aún: si algún versículo de un salmo pareciera menos apto bajo el
aspecto pastoral, puede omitirse;
e) el texto de las oraciones se propone siempre en singular, es decir, por un
solo difunto; por tanto, en cada caso, el texto será adaptado según el género
y el número; por ejemplo: en lugar de las palabras tu hijo, se usará, según las
circunstancias, tu hija o tus hijos o tus hijas, etc.;