Fallo Completo
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//SISTENCIA, a los ocho días del mes de enero del año dos mil diecinueve.
VISTO:
Este expediente registro de Cámara FRE 138/2018/40/CA18 caratulado:
“LEGAJO DE APELACION en autos SAMPAYO FACUNDO ALFREDO, SAMPAYO
JACINTO AMARO, HUIDOBRO CARLOS ALBERTO Y OTROS POR ASOCIACIÓN
ILÍCITA INFRACCION ART. 303” del que,
RESULTA:
1. Que vuelven estos autos a conocimiento del Tribunal en virtud de lo
resuelto por la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal en tanto hizo lugar a los
recursos de casación impetrados por las defensas de Rolando Javier Acuña, Aída
Beatriz Máxima Ayala, Carlos Alberto Secundino Huidobro, Jacinto Amaro Sampayo y
Pedro Alberto Martínez, anulando la decisión de esta Cámara Federal de Apelaciones
en punto a las prisiones preventivas dispuestas al momento de confirmar el auto de
procesamiento de los prenombrados.
Asimismo, en el marco del expediente Nº FRE 138/2018/58/RH4 el tribunal
de Casación hizo lugar parcialmente a la queja interpuesta por la defensa de Daniel
Alejandro Fischer, únicamente en relación al dictado de prisión preventiva a su
respecto, remitiéndose a los fundamentos y conclusiones reseñados en los presentes
actuados.
2. Para así decidir, los Jueces destacaron que al exponer sobre la medida
cautelar a imponerse a cada uno de los imputados, este Tribunal se remitió en todo o en
parte a las decisiones adoptadas por esa Sala en el marco de los incidentes de
excarcelación decididos con fecha 13/07/2018.
Concretamente, señalaron que “asiste razón a las defensas en cuanto
sostienen que el a quo al remitirse a lo decidido por esta Sala IV soslayó el análisis
propio requerido para el dictado de una medida cautelar como la dispuesta, de
acuerdo a la situación fáctica y jurídica del caso como de cada uno de los imputados y
los principios rectores de la materia …”, y que “la remisión genérica efectuada por el
a quo a la decisión adoptada por esta Sala IV hace más de seis meses también
desconoce la provisionalidad como característica propia de esta clase de medidas
cautelares, en cuanto exige el control o revisión judicial periódico y constante sobre la
subsistencia de los motivos que justificaron su dictado; lo que en el sub lite no ha
sucedido…” (del voto del señor Juez Gustavo Hornos).
Asimismo, en el decisorio de mención se puntualizó que “al remitirse los
sentenciantes a lo decidido por esta alzada, en particular, respecto del examen de los
riesgos procesales en cabeza de los encausados que este tribunal no ha realizado, han
Fecha de firma: 08/01/2019
Firmado por: EDUARDO ARIEL BELFORTE, juez de Cámara
Firmado por: MARIA DELFINA DENOGENS, JUEZA DE CAMARA
Firmado por: ROCIO ALCALA, JUEZA DE CAMARA
Firmado(ante mi) por: PATRICIA BEATRIZ GARCÍA, Secretaria de Cámara
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consagrado la arbitrariedad y falta de fundamentación del resolutorio recurrido toda
vez que se ha omitido dar cumplimiento con el análisis que reclama el dictado de las
medidas cautelares privativas de la libertad como las que fueron dispuestas en autos”
(del voto del señor Juez Juan Carlos Gemignani).
3. Así las cosas, arribadas las actuaciones a esta Cámara Federal de
Apelaciones, considerando los pedidos formulados por las defensas de Jacinto Amaro
Sampayo y Pedro Alberto Martínez a fs. 1.054 y 1.055/1.056 –respectivamente–, y
siendo que las cuestiones debatidas no requieren de otro trámite en esta instancia, se
dispuso la habilitación de feria para resolver.
Y CONSIDERANDO:
I. Convocado nuevamente a expedirse el Tribunal en estos actuados,
entendemos pertinente efectuar algunas consideraciones previas en relación a la
cuestión en trato.
Liminarmente cabe señalar que la Sala IV de la Cámara Federal de Casación
Penal al expedirse –como se expusiera supra– no determinó la falta de concurrencia de
riesgos procesales en relación a los imputados involucrados en la presente incidencia.
De haber decidido de tal forma, hubiera procedido la revocación de lo resuelto por los
suscriptos con base en fundamentos que concluyeran en la consecuente libertad de los
encausados por parte de ese órgano jurisdiccional (conforme art. 473 del CPPN),
circunstancia que no acaeció en autos.
En efecto, el Tribunal casatorio entendió que en la resolución en crisis, esta
Cámara soslayó la evaluación sobre la presencia de tales peligros procesales que
justificaron el oportuno dictado de las cautelares, remitiéndose a lo decidido –se afirma–
seis meses atrás por esa Sala IV.
Al respecto nos interesa destacar que las resoluciones de los incidentes a los
que se refiere en los votos concurrentes datan del 13/07/2018, siendo que la
confirmación de las prisiones preventivas dispuestas en el marco del auto de
procesamiento de los encausados fue dictada en fecha 05/10/2018 –es decir, dos meses
y medio después– sin que se hubieran advertido variaciones determinantes en las
circunstancias otrora examinadas, señalando el dato objetivo de la confirmación del
auto de procesamiento como un elemento más a los fines de acreditar el riesgo procesal
en cada caso.
II. Zanjado lo anterior y conforme lo resuelto por el Superior, corresponde
ahora verificar la procedencia de las prisiones preventivas dictadas en relación a Aída
Beatriz Máxima Ayala, Rolando Javier Acuña, Carlos Alberto Secundino Huidobro,
Jacinto Amaro Sampayo, Pedro Alberto Martínez y Daniel Alejandro Fischer.
Fecha de firma: 08/01/2019
Firmado por: EDUARDO ARIEL BELFORTE, juez de Cámara
Firmado por: MARIA DELFINA DENOGENS, JUEZA DE CAMARA
Firmado por: ROCIO ALCALA, JUEZA DE CAMARA
Firmado(ante mi) por: PATRICIA BEATRIZ GARCÍA, Secretaria de Cámara
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Ahora bien, en forma previa a ingresar al análisis de los agravios expuestos,
deviene oportuno señalar que en relación a la materia en trato esta Cámara ha sostenido
reiteradamente el criterio según el cual las medidas de coerción personal restringen el
ejercicio de una de las garantías constitucionalmente consagradas: la libertad personal, y
en ese sentido, deben “…interpretarse y aplicarse restrictivamente…” (Fallos: 316:942,
cons. 3°) y siempre “… observando que su imposición sea imprescindible y no altere de
modo indebido el riguroso equilibrio entre lo individual y lo público que debe regir en
el proceso penal …” (cfr. in re F. 329.XXIX “Fiscal c. Vila, Nicolás y otros”
10.oct.1996, cons. 6° voto de los Dres. Fayt y Petracchi).
Sin perjuicio de ello, también se ha señalado en tal contexto, que para llevar
a cabo el proceso penal, son inevitables las injerencias en la esfera individual, siendo
necesario para la solución de los conflictos que en ese orden se susciten, la aceptación
de límites en relación a los derechos individuales, que no son absolutos sino que se
ejercen conforme las leyes que reglamentan su ejercicio (Fallos: 300:642, entre otros).
En tal sentido, según parámetro establecido por el máximo Tribunal, se debe
procurar una solución que armonice derechos, ya que ninguno es superior a otros: “…la
idea de justicia impone que el derecho de la sociedad de defenderse contra el delito sea
conjugado con el del individuo sometido a proceso, en forma que ninguno de ellos sea
sacrificado en aras del otro…” (Fallos: 308:1631, Cons. 4°, “Carlos Esteban Miguel”,
11.09.1986). “Se trata en definitiva, de conciliar el derecho del individuo a no sufrir
persecución injusta con el interés general de no facilitar la impunidad del delincuente”
(Fallos: 280:297).
Ello así, las decisiones relativas al otorgamiento o restricción de la libertad
de un imputado durante el proceso tienen una base fáctica y normativa distinta a la que
cimienta las decisiones relativas a la culpabilidad del autor. En tal entendimiento, a
través de la coerción procesal se tiende a posibilitar la obtención de los fines de todo
proceso, esto es, la averiguación de la verdad de la hipótesis delictiva que se investiga
como la aplicación de la ley penal.
En virtud de lo expuesto, la prisión preventiva es una medida de seguridad
procesal (coerción procesal) y no una pena aunque importe una efectiva privación de
libertad, y el sacrificio que ello implica sólo puede ser consentido en los límites de la
más estricta necesidad la cual debe ser verificada concretamente, sin dejar de señalar en
este sentido que “sobre todo con respecto a la excarcelación, el juez tenga los más
amplios poderes para apreciar la necesidad” (Alfredo Vélez Mariconde, “Prisión
Preventiva y Excarcelación”, JA 1951 – IV, p. 100 y ss.), pesando sobre el mismo un
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resulta suficiente para presumir la necesidad de detención, en la medida que aquélla no
es una función que ejerza actualmente y al no verificarse su capacidad para ejercer
algún tipo de control y/o poder respecto de los actuales funcionarios y/o empleados de
dicha Intendencia al ser el actual jefe comunal su adversario político.
Por lo demás, citaron lo expuesto en la sentencia del 30 de mayo de 2018
por esta Cámara Federal a los fines de revocar la denegatoria de la exención de prisión
resuelta en la anterior instancia.
Así las cosas, del examen de los fundamentos expuestos en el decisorio en
crisis se advierte la consideración de las pautas establecidas por el código de rito para la
disposición de medidas coercitivas, las que fueron valoradas correcta y armónicamente.
Ahora bien, al efectuar un nuevo examen de la cautelar teniendo en cuenta
las circunstancias existentes al momento de resolver, cabe consignar que este Tribunal
confirmó oportunamente el procesamiento de Ayala en orden al delito de delito de
negociaciones incompatibles con la función pública (art. 265 CP), enriquecimiento
ilícito (art. 268, 2 CP), fraude en perjuicio de la administración pública (art. 174 inc. 5
CP), incumplimiento de deberes de funcionario público (art. 248 CP) en calidad de
coautora, y lavado de activos, agravado por habitualidad, ser miembro de una banda y
funcionario público (art. 303 del Código Penal, con la agravante prevista por el art. 303
inc. 2), apartados a) y b) del Código Penal), en calidad de coautora, todos en la
modalidad de concurso real.
De tal forma, se subrayó que quedó acreditado que bajo la dirección de Aída
Beatriz Máxima Ayala y Jacinto Amaro Sampayo se consolidó una asociación ilícita de
carácter estable y permanente, producto del acuerdo de voluntades entre ellos en primer
término, y luego por intermedio de personas de su más íntima confianza y lealtad
(principalmente Carlos Alberto Secundino Huidobro, Daniel Alejandro Fischer y Pedro
Alberto Martínez), con la finalidad de apoderarse ilegítima y deliberadamente de fondos
provenientes del erario de la Municipalidad de Resistencia asignados para el
cumplimiento de los servicios específicos a su cargo.
Al respecto se estableció el rol que habría cabido a Aída Ayala como
Intendente de la Municipalidad durante el periodo 2003/2015, el que sería determinante
a los fines de consolidar el primer tramo del iter criminis y con ello la materialización
de los delitos objeto de investigación, ampliamente tratados en la resolución en crisis.
Como ya lo tiene dicho este Tribunal, la calificación legal atribuida deviene
en un parámetro más a considerar, importante pero no único, obviamente evaluable con
las demás constancias procesales que en definitiva inclinen el decisorio a establecer una
prognosis acerca del comportamiento eventual del encausado frente al proceso.
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público y contradictorio, por lo que deviene necesario garantizar su comparecencia en el
mismo. En efecto, la finalidad de la medida precautoria se vincula en ese estadío a la de
garantizar su presencia en el debate (art. 9.3 del PIDCP).
Por lo demás y contrariamente a lo invocado por la defensa, el cargo que
ocupó la encartada, y el que ocupa hoy en día (Diputada Nacional) la colocaría –como
afirma la Juzgadora– en posición de afectar el decurso del proceso, ya que cuenta con
conocimientos y relaciones personales suficientes para la obstaculización del trámite en
la etapa procesal de juicio, como ser la recepción de testimoniales durante el debate.
En suma, al valorar la existencia o no de riesgos procesales concretos
respecto de Ayala, advertimos que si bien es cierto que la misma cuenta con arraigo
personal y familiar –lo que podría neutralizar su no sometimiento a la autoridad del
tribunal– los elementos reseñados supra (gravedad y trascendencia económica y social
de los hechos investigados, grado de probabilidad de su participación en los mismos,
actuación organizada, pena en expectativa, entre otros), sumado a la necesidad de
asegurar su comparecencia y evitar injerencias en la obstrucción de la tramitación del
juicio (habida cuenta sus vínculos y conexiones y la capacidad económica y operativa
acreditada) tornan desaconsejable, por el momento, revertir el dictado de prisión
preventiva en esta etapa del proceso. Por lo que procede rechazar la apelación intentada.
b) Jacinto Amaro Sampayo : la defensa técnica se agravia por el dictado de
la medida cautelar personal alegando arbitrariedad y falta de fundamentos de la misma
(fs. 561/573). Al efecto, aduce que no se valoraron sus condiciones personales, esto es
que su asistido posee arraigo en la ciudad, es una persona pública con un trabajo
reconocido representando los intereses de los empleados municipales de la ciudad de
Resistencia y que convive con su esposa y familiares, lo que descarta todo posible
riesgo de fuga.
Por lo demás aduce que no se establece qué medidas resultarían frustradas
por su defendido.
Que, convocados a un nuevo examen en torno a la procedencia de la prisión
preventiva de Sampayo, destacamos que si bien se han modificado algunas de las
circunstancias invocadas otrora por la Juzgadora –atento al lógico desarrollo de la
causa– entendemos subsisten los motivos que habilitan, por necesaria, el mantenimiento
de la cautelar a su respecto.
Así, procede señalar que esta Cámara Federal de Apelaciones confirmó
oportunamente el auto de procesamiento dictado en su contra en orden al delito de
negociaciones incompatibles con la función pública (art. 265 CP), enriquecimiento
ilícito (art. 268, 2 CP), fraude en perjuicio de la administración pública (art. 174 inc. 5
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delito de lavado de activos, agravado por habitualidad, ser miembro de una banda (art.
303 del Código Penal, con la agravante prevista por el art. 303 inc. 2), apartado a) del
Código Penal), en calidad de coautor, todos en concurso real.
No está de más recordar que en la trama de los hechos acreditados, se
estableció la vinculación del nombrado con la ex Intendente Aída Ayala y su actuación
interpósita para el logro de las finalidades propuestas. En ese contexto se remarcaron las
irregularidades y vicisitudes en el marco de procesos licitatorios de diferentes empresas
con el organismo municipal y su conexión con las mismas, su crecimiento económico
durante el mandato de la arriba nombrada y la realización de complejas operaciones
financieras al efecto de introducir tales fondos al mercado financiero.
Así, en idéntico sentido al esbozado en las consideraciones de los apartados
que preceden, estimamos la gravedad de los ilícitos y el rol atribuido a Fischer en ellos,
la participación en forma organizada, el grado de probabilidad arribado en esta instancia
en relación a la hipótesis delictiva, así como la trascendencia social e institucional de los
hechos cometidos en el seno de esta ciudad; su complejo modus operandi, y la
capacidad económica y operativa acreditada en autos, como circunstancias que denotan
el riesgo cierto de elusión del nombrado del accionar de la justicia.
Ello, sumado al estado que transita la causa ante su inminente elevación a
juicio oral y público en virtud de la firmeza adquirida del auto de procesamiento dictado
en su contra y la necesidad de contar con su presencia, son elementos que nos llevan a
concluir en la necesidad del mantenimiento de la medida cautelar ordenada.
A mayor abundamiento cabe señalar que el tiempo de detención que lleva el
encausado (nueve meses) no luce como excesivo ni irrazonable, sobre todo teniendo en
consideración la complejidad de la causa y su estado procesal actual.
d) Rolando Javier Acuña: que al efectuar un nuevo análisis de la prisión
preventiva del nombrado (conforme los lineamientos de la CIDH en el informe 35/07,
caso 12.553 “Jorge, José y Dante Peirano Basso contra la República Oriental del
Uruguay, aprobado por resolución del 11 de mayo de 2007), cabe liminarmente señalar
que este Tribunal confirmó el procesamiento ordenado con prisión preventiva a su
respecto en orden al delito de fraude en perjuicio de la administración pública (art. 174
inc. 5 CP) en calidad de partícipe necesario, en concurso real con el delito de lavado de
activos, agravado por habitualidad, ser miembro de una banda (art. 303 inc. 2 apartado
a) del Código Penal), en calidad de partícipe necesario.
En efecto, se imputa a Acuña haber pertenecido a una presunta organización
criminal liderada y organizada por Jacinto Amaro Sampayo junto con Aída Beatriz
Máxima Ayala (ex intendente municipal) y la conformación –por medio de interpósitas
Fecha de firma: 08/01/2019
Firmado por: EDUARDO ARIEL BELFORTE, juez de Cámara
Firmado por: MARIA DELFINA DENOGENS, JUEZA DE CAMARA
Firmado por: ROCIO ALCALA, JUEZA DE CAMARA
Firmado(ante mi) por: PATRICIA BEATRIZ GARCÍA, Secretaria de Cámara
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personas de su confianza– de un complejo entramado societario creado a los fines de
ocultar su verdadero manejo funcional, con la finalidad de resultar beneficiarios de la
concesión de la prestación de determinados servicios públicos o en calidad de
proveedores del municipio a su cargo, aprovechando los altos sobreprecios consignados
para la ejecución de los mismos para la obtención de retornos ilícitos y su posterior
reingreso al circuito legal.
En ese contexto, el encausado detentaba el carácter de Director de PIMP
S.A. (una de las principales empresas investigadas) manteniendo paralelos vínculos
comerciales con Fischer y Rigassio, con un volumen de contrataciones registradas entre
el Municipio de Resistencia y las sociedades que de modo directo o indirecto (RyA
CONSTRUCCIONES, RECIFIS S.R.L., DAFSA S.A., Cooperativa de Trabajo
“OMEGA VISIÓN LDTA”, Cooperativa “Las Palmeras LTDA”) hubo integrado junto
a Fisher y por su intermedio, con Ayala.
En tales condiciones, los parámetros de análisis en autos deben desentrañar,
en el caso concreto, que durante el tiempo que demande llegar a la etapa final del
proceso, Rolando Acuña no vaya a obstruir o entorpecer la investigación, o bien eludir
la acción de la justicia.
En ese orden de ideas, además del encuadre legal de la conducta que se le
atribuye al encausado, cabe el examen de los restantes elementos existentes en autos a
fin de dilucidar la viabilidad de su permanencia en libertad.
Respecto del primer tópico, como ya se puntualizó supra, tiene dicho este
Tribunal que la sola referencia a la penalidad prevista para el delito atribuido y la
posibilidad de aplicar una pena de efectivo cumplimiento, no resultan suficientes para
concluir que el encausado intentará eludir la acción de la justicia.
Sin embargo también hemos tenido oportunidad de considerar, en relación a
la gravedad de la imputación como pauta valorativa para el rechazo de la soltura
peticionada, que debe tenerse en cuenta la postura admitida por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, la que a través del considerando 28 de su
Informe N° 2/97, destacó como elemento de evaluación del encierro preventivo la
magnitud de la pena en expectativa. Esto es, la seriedad del delito y la eventual
severidad de la pena como factores a tener en cuenta para pronosticar la posibilidad de
que el encausado intente fugarse para eludir la acción de la justicia.
En ese orden de ideas, reiteramos, la amenaza de pena de acuerdo al
encuadre jurídico de las conductas imputadas deviene en una importante pauta de
valoración –aunque no única pero que tampoco debe ser excluida–, y cuenta con el
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reconocimiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (causa N° 259 A.533
XXXVIII, “Arancibia Clavel”, 24/08/2004) y demás tribunales.
Por otra parte, en punto a las condiciones objetivas procesales y personales
que rodean al encausado, procede señalar la complejidad, trascendencia económica y
social y participación plural en las maniobras ilícitas objeto de pesquisa y,
fundamentalmente, el grado de convicción arribado en punto a la intervención del
encausado en las mismas.
Más allá de lo hasta aquí expuesto, sólo resta señalar que no obstante lo
alegado por la defensa en relación a que Acuña ha transcurrido un tiempo en libertad sin
que se haya verificado alguna situación fáctica o jurídica de riesgo procesal, dicha
circunstancia es factible de mutar a tenor de la firmeza de la confirmación del auto de
procesamiento dictado en su contra, lo que ciertamente genera una sospecha razonable
en torno a la presencia de riesgos que puedan frustrar los fines del proceso, ante la
necesidad de la realización del juicio penal.
Por lo demás, no dejamos de ponderar la existencia de otras medidas
cautelares que pesan sobre el encausado (v. gr. prohibición de salida del país), que
posee arraigo y no cuenta con antecedentes penales, no obstante lo cual, los elementos
más arriba señalados, como la inminente elevación a juicio de las presentes actuaciones,
nos llevan a considerar prudente y razonable el mantenimiento del dictado de la cautelar
dispuesta para el aseguramiento de los fines del proceso.
Concluimos, entonces, en que procede confirmar la prisión preventiva
dictada contra Rolando Acuña por los fundamentos expuestos.
e) Carlos Alberto Secundino Huidobro : la defensa técnica se agravia del
dictado de prisión preventiva en su contra al considerarla excesiva, alegando la falta de
acreditación de riesgos procesales en relación a su defendido (fs. 151/152 vta.).
Que en este estadío corresponde, a tenor de lo resuelto por la Cámara
Federal de Casación Penal, el examen respecto de la verificación de riesgos procesales
en relación al nombrado.
En dicho entendimiento procede señalar que Huidobro se encuentra
actualmente procesado en orden al delito de enriquecimiento ilícito (art. 268 CP), fraude
en perjuicio de la administración pública (art. 174 inc. 5 CP), en calidad de coautor, y
lavado de activos, agravado por habitualidad, ser miembro de una banda (art. 303 del
Código Penal, con la agravante prevista por el art. 303 inc. 2), apartado a) del Código
Penal), en calidad de coautor, todos en concurso real.
Concretamente, se le achaca su intervención –en su condición de socio
aparente y estrechamente vinculado a Jacinto Amaro Sampayo– como uno de los
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Al respecto, sin perjuicio de lo considerado en los inicios de este decisorio
en relación a la suficiencia de los fundamentos dados oportunamente por la Juzgadora a
los fines de justificar la prisión preventiva de los encartados, cabe la revisión de la
medida dispuesta respecto de Martínez a la luz de los elementos existentes al momento
de este nuevo tratamiento.
En ese entendimiento cabe señalar que el análisis en torno a la
determinación de la mayor o menor proclividad del sujeto sometido al proceso y al
cumplimiento de la eventual pena es “a futuro”, no requiriéndose al Juzgador para tal
apreciación un grado de certeza, sino la “sospecha razonable” en punto a la existencia
de riesgos para la consecución de los fines del proceso.
Ahora bien, procede consignar que esta Cámara Federal de Apelaciones
confirmó oportunamente el procesamiento dictado contra Pedro Alberto Martínez en
orden a la presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito (art. 268 CP), fraude
en perjuicio de la administración pública (art. 174 inc. 5 CP), en calidad de coautor y
lavado de activos, agravado por habitualidad, ser miembro de una banda (art. 303 del
Código Penal, con la agravante prevista por el art. 303 inc. 2), apartado a) del Código
Penal), en calidad de coautor, todos en concurso real.
De tal forma, se encuentra de momento acreditado que el nombrado actuaba
–de manera similar a Huidobro– como socio oculto o prestanombre para el giro
comercial de algunas de las empresas involucradas, participando de los beneficios y
actividades lucrativas de las mismas.
En tal sentido se le imputa su activo accionar dentro de un esquema
asociativo conformado al efecto de manipular contrataciones concertadas con la
Municipalidad de Resistencia y, posteriormente, haber realizado actos concretos para
poner en circulación los bienes producto de dicho accionar.
Al respecto procede remarcar la objetiva y provisional valoración de las
características y trascendencia de los hechos objeto de investigación, el rol asignado al
encartado en los mismos y la severidad de la pena en abstracto, como elementos
determinantes en la especie para sustentar la razonable sospecha de elusión del accionar
de la justicia.
De tal forma, no se nos escapa que los delitos en los que se encuentra
involucrado Martínez en su calidad de empresario particular, se vinculan con el accionar
de funcionarios públicos en detrimento del Estado, y conllevan actos de corrupción y un
enriquecimiento de los mismos.
Y en ese entendimiento es dable destacar que nuestro país está obligado a la
lucha contra el lavado de dinero y contra la corrupción, por haber ratificado la
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Regístrese. Notifíquese. Fecho, devuélvase.
FDO: ROCÍO ALCALÁ – JUEZA DE CÁMARA MARÍA DELFINA DENOGENS –
JUEZA DE CÁMARA – EDUARDO ARIEL BELFORTE – JUEZ DE CÁMARA
PATRICIA GARCÍA – SECRETARIA DE CÁMARA.
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