America Latina y El Caribe-En Una Decada de Incertidumbres
America Latina y El Caribe-En Una Decada de Incertidumbres
America Latina y El Caribe-En Una Decada de Incertidumbres
estratégico-militar
(Enseñanzas para el Sistema
de Defensa de México)
Presentación ix
Raúl Benítez Manaut
Prólogo xv
Guillermo J. R. Garduño Valero
Introducción 23
ix
lo débil del Estado y su aparato militar desgarrardo entre
facciones políticas liberales y conservadoras. A ello se sumó,
diez años después, como tercer factor decisivo, la acción mi-
litar de Estados Unidos, hecho que culminó con un tratado
de paz con ese país en 1848 donde se reconocía la pérdida
de la mitad del territorio. Como cuarto hecho histórico, y
consecuencia de la guerra perdida con el poderoso vecino
expansionista, destaca la implacable dictadura militar de
Antonio López de Santa Anna, el gran caudillo militar de
los primeros 40 años de independencia. Comenzaron las
guerras internas y el país padeció la guerra de los tres años
y la intervención y ocupación francesa.
El siglo xix se desarrolló entre intervenciones foráneas
y gobiernos militares. Culminó con la larga dictadura de
Porfirio Díaz (el segundo gran caudillo militar del país),
y el siglo xx apareció con gran fuerza con una muy pro-
funda revolución política y social que estalló en noviembre
de 1910. Otra vez apareció en la escena Estados Unidos
en 1914, con la ocupación del puerto de Veracruz. Nue-
vamente el binomio intervención y guerra civil. Esto lleva
a preguntarnos ¿cuál es el pensamiento estratégico-militar
mexicano?, si es que lo hay.
Los militares de élite, propios del siglo xix, fueron sus-
tituidos por los militares surgidos del pueblo con la revolu-
ción de 1910. Al ser la intervención de 1914 ya lejana en el
tiempo, los historiadores sostienen que ya no es viable una
acción militar directa con una fuerza foránea. El vecino del
norte es demasiado poderoso como para ofrecerle resisten-
cia en una guerra convencional de defensa. Los del sur lo
x
contrario. Ni en población, ni en poder económico, ni en
capacidades militares cualitativas y cuantitativas son ene-
migo real militar. Por lo tanto, a la luz de dichas asimetrías,
la duda es para qué es útil la fuerza armada como aparato
del Estado, más aun cuando la función primaria de las fuer-
zas armadas es la defensa del país ante un agresor externo.
De la revolución se desprendieron difíciles relaciones en-
tre civiles y militares. El golpe de Estado o las guerras por
el poder entre militares eran la constante. Venustiano Ca-
rranza, refundador del Estado en 1916-1917, impulsor de la
Constitución que nos rige, fue derrocado por un golpe de Es-
tado en mayo de 1920, aunque la historiografia oficial no lo
reconoce como tal pues la historia la escriben los vencedores.
De allí gobernaron el país militares hasta 1946. Desde 1946
los civiles se responsabilizaron de la presidencia, pero los mi-
litares resguardaron su autonomía y gran cantidad de fueros.
En términos de pensamiento estratégico se afianzaron
las doctrinas de la no intervención para evitar que el país
colaborara en misiones internacionales. El ejército se fue
profesionalizando y la maquinaria política logró resolver la
mayoría de las veces los conflictos sin el uso de la fuerza.
México, al sumarse a la coalición aliada durante la segunda
guerra mundial, dejó de tener enemigos. De facto, sin que
nadie lo decidiera explícitamente, el país pasó a estar bajo
la égida del paragüas de seguridad de Estados Unidos. La
guerra fría fue un condicionante y el nuevo enemigo de los
vencedores “occidentales” fue la Unión Soviética. El anti-
comunismo marcó la doctrina de seguridad del gobierno
mexicano. La doctrina de defensa se vinculó a una doc-
xi
trina de seguridad nacional anclada a la política exterior.
Mientras el gobierno pudiera controlar con mecanismos
propios de un sistema político autocrático y no democrá-
tico a los movimientos de protesta u oposición sindicales,
estudiantiles o populares, los militares se resguardaban en
los cuarteles. Pero cuando “algo” se salía del control, los
militares fueron la pieza clave. Eso pasó dramáticamente el
2 de octubre de 1968 y contra las guerrillas que aparecieron
principalmente en el estado de Guerrero en los años sesen-
ta. En los setenta, las fuerzas armadas ya eran un aparato
de contrainsurgencia. Militarmente triunfaron contra estas
guerrillas rurales y urbanas.
En la realidad actual, los “enemigos” internos son la
razón de ser de las fuerzas armadas mexicanas. ¿A quién
combaten?, ¿para qué se entrenan? En la doctrina militar
contemporánea, debido a que el “enemigo” no es ni ex-
terno ni una fuerza militar convencional, entonces es un
enemigo irregular de baja intensidad, y las fuerzas armadas
mexicanas se enfrentan a actores no estatales que han reba-
sado las capacidades de los aparatos de seguridad pública e
inteligencia civiles. Son enemigos no convencionales.
La declaratoria de guerra al narcotráfico emitida por el
entonces presidente Felipe Calderón en 2007 ha cumplido
11 años. Ha fracasado en sus propósitos, pues no sólo lejos
estuvo de erradicar o combatir exitosamente al nuevo flage-
lo, sino que la violencia ha triplicado la tasa de homicidios.
Se ha remilitarizado el país y los militares, piedra angular
para hacer frente a esa guerra, por primera vez en casi cien
años son cuestionados por élites políticas emergentes.
xii
Lo que subyace en la actual realidad mexicana es la ten-
sión, cuando no la colisión, entre dos concepciones antagó-
nicas: la sustentada, por un lado, por Thomas Hobbes en
su Leviatán, o la materia, forma y poder de una república eclesiástica
y civil y, por otro, la de John Locke, plasmada en Ensayos
sobre el gobierno civil. Hobbes da énfasis en la seguridad como
función primaria del Estado, Locke sostiene que la libertad
de los individuos es esencial.
Las fuerzas armadas lograron, por su influencia política,
que el Congreso aprobara una Ley de Seguridad Interior.
Esta ha sido cuestionada y está en un dictamen de revisión
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la sazón
máximo órgano jurisdiccional de México. Tanto los defen-
sores de dicha ley, como sus cuestionamientos, provienen
desde el interior del Estado, de la sociedad civil y del ám-
bito internacional. Por todo lo anterior surge la pregunta:
¿hay doctrina militar en México?, ¿o sólo responde a las
circunstancias que aparecen de tiempo en tiempo?
Por lo anterior, conocer el pensamiento militar clásico,
lo que Marcos Pablo Moloeznik define como pensadores
heterodoxos, a los utópicos y revolucionarios –que por
ejemplo definieron para su combate a las doctrinas de con-
trainsurgencia– es vital para poder dilucidar hacia dónde
va el pensamiento estratégico mexicano.
El análisis del libro de Marcos Pablo Moloeznik tiene
una gran virtud: no estudia el pensamiento militar de las
grandes potencias, eso está sobre estudiado. Sin embargo,
tomar en cuenta la doctrina de defensa de países como Is-
rael, Japón y Suecia, da pie para reflexionar la posible evo-
xiii
lución de una doctrina militar acorde a la realidad de Mé-
xico del siglo xxi. El autor lo define como “doctrina militar
de cuarta generación”.
En tanto que las propuestas que se incorporan en la se-
gunda parte del capítulo vii, probablemente sean las que
generen mayor polémica entre los lectores, debido a que el
autor afirma que el sistema de defensa y la organización de
las fuerzas armadas deben pensarse como parte vital de la
agenda de reforma del Estado en México.
Este libro impulsa el debate de la teoría militar y cómo
esta puede emplearse para comprender la actual realidad
mexicana. La discusión sobre la militarización de México,
y si se ha debilitado la transición a la democracia y los dere-
chos humanos, están presentes. Es necesario que contemos
con herramientas teóricas para que los análisis no se que-
den sólo en la coyuntura. Por ello, esta obra impulsa una
discusión sobre el tema de la defensa que es necesario que
se dé, coincidiendo con el espíritu que caracteriza al casede
desde su origen.
En síntesis, el libro es un instrumento indispensable de
consulta, más ahora que en México se abren momentos de
reflexión para las fuerzas armadas. Pero la gran pregunta
sigue siendo la misma en México: ¿hay guerra o no hay
guerra? Seguramente la respuesta es ambigua. Sí y no, de
acuerdo a los paradigmas que se empleen. Dejemos que los
lectores sean quienes respondan este interrogante tras la
lectura del libro.
xiv
Prólogo
xv
cuación de medios que les garanticen la victoria sobre su
oponente. De hecho, no conozco un juego o deporte que
no utilice este término como vía para obtener una proba-
ble victoria y tal vez uno de los más apasionantes que se
equipara al arte, sea el ajedrez.
De la etimología griega del término estratego, se deri-
vó a strategia, en latín, y en las lenguas romances como
el italiano se mantuvo como strategia; en el francés lo lla-
maron strategie; estrategia en español y las lenguas ger-
manas y anglosajonas lo designaron como die strategie, en
alemán y strategy en inglés. Como es posible comparar,
todas mantienen la raíz griega de donde proviene origi-
nalmente.
Por tanto, mando, engaño, juego y competencia, se
sintetizan en lo que para unos es un arte y para otros un
saber que adquiere cada día un mayor rigor científico. Por
ello estamos frente a un concepto del que se desprenden
múltiples enfoques y orientaciones. Aunque para nosotros
el término será abordado en el ámbito del pensamiento
estratégico-militar, objeto de este Tratado y para abordar-
lo con todo rigor, el profesor Dr. Marcos Pablo Moloez-
nik, nos ofrece esta obra que muy pocos autores se han
atrevido siquiera a plantear. Hacer nada más y ni nada
menos que un Tratado de pensamiento que se pierde en
sus orígenes en el tiempo.
Esta temática planteada, supone un largo camino que
va desde la selección y un recorrido riguroso por la lectu-
ras, donde el problema más inquietante es qué incluir y
qué excluir, tarea por demás ingrata. El segundo plantea-
xvi
miento es el de ordenación rigurosa, de modo que autores
de oriente y occidente y de las más diversas culturas y
épocas históricas sean sometidos al análisis y, en no pocas
ocasiones, a la confrontación. Por supuesto hay que pen-
sar en los lectores y en la variedad de interpretaciones que
un texto de esta naturaleza pueda generar y finalmente
tener el valor de correr la tinta y exponer de manera libre
su pensamiento. Tareas nada fáciles, pero me consta que
son cualidades que reconozco en el autor.
Ahora viene la tarea del prologuista que es un presen-
tador de un trabajo del cual conoce un texto y tiene que
construir una argumentación que lleve al lector a enfren-
tar un diálogo entre la obra y el lector. Pero en esta tarea
tiene como límite su subjetividad para destacar lo que
considera importante, por lo que el lector también puede
ser consciente de lo que se ha excluido y desde qué pers-
pectiva abordar los temas.
En este sentido, la vasta problemática de la estrategia
es ordenada y responde a las siguientes interrogantes: el
primer capítulo busca dar una solución a las concepciones
del pensamiento estratégico en oriente y occidente, dentro
del pensamiento clásico. Ante ello desfilan Sun Tzu, Mar-
co Tulio Cicerón, Hugo Grocio, Nicolás Maquiavelo y los
pensadores ortodoxos como Henri Antoine de Jomini, re-
corrido que llega hasta Karl von Clausewitz.
El segundo capítulo está referido a la praxis que cons-
tituye la fuente del pensamiento estratégico militar, a los
que clasifica en heterodoxos dentro de los cuales desarro-
lla a Erich von Ludendorff, quien desarrolló el desplie-
xvii
gue alemán en la primera guerra mundial bajo la idea de
guerra total, lo que desató un potencial de guerra nunca
antes visto y que, al final del conflicto armado, ninguno
de los actores tenía la capacidad de controlar. Prosigue
con el inglés Liddell Hart, quien aportó entre otras con-
tribuciones la estrategia indirecta. Continúa con Thayer
Mahan, quien sentó las bases de la armada moderna y
guió la doctrina naval de Norteamérica. Rematando con
Giulio Douhet, el general italiano que marcó las ventajas
del poder aéreo. Estamos frente a personajes de primera
línea, cuyas premisas han marcado el desenvolvimiento de
las fuerzas de tierra, mar, inteligencia y aire.
El tercer capítulo es un análisis profundo de las fuen-
tes del pensamiento estratégico-militar que es ordenado
bajo los criterios de los utópicos, los revolucionarios y
los contrarrevolucionarios. En el primer caso, desarrolla
la utopía filosófica de la limitación de la guerra, que en
cierta forma es la negación del conflicto humano, en ella,
J. J Rousseau con su contrato social y Emmanuel Kant y
su paz perpetua, son sus más distinguidos representantes.
Continúa con los planteamientos radicales de los revolu-
cionarios, dentro de los que destaca a los principales ex-
ponentes del marxismo: Engels, Lenin, Trotsky, Mao Tse
Tung y el general Giap.
Un planteamiento de esta naturaleza estaría incom-
pleto sin la visión de los contrarrevolucionarios, por lo
que analiza las dos vertientes de este pensamiento: la
francesa, que se nutrió de los conflictos en Indochina y
Argel. Además de la concepción norteamericana que ha
xviii
enfrentado tanto los escenarios de Oriente Medio, Áfri-
ca, extremo de Asia y América Latina, con resultados
diferenciados.
Algo sin embargo tenemos que reconocer frente al ca-
rácter ineluctable de la creencia ciega en la victoria final
que tenía el socialismo, y ante la ceguera de las grandes
potencias de considerar que la superioridad en arma-
mento era condición necesaria y suficiente para derrotar
a un enemigo más pequeño por tratarse de un escenario
asimétrico en todos los sentidos, recuperándose dos ideas
centrales: la primera, de Clausewitz, que señala que el
resultado de la guerra no puede pensarse por anticipado
pues sería confundir hecho con deseo. A su vez, nos hace
recordar a Liddell Hart cuando afirmaba que con una
bomba atómica podríamos destruir ciudades y arrasar
países, pero que no era útil para combatir una guerrilla.
Una vez desarrolladas estas vertientes, pasa a la segun-
da parte de este Tratado, cuyo contenido está orientado a
las doctrinas militares y sistemas comparados de defensa.
Con lo cual da inicio el capítulo iv, referido al pensamien-
to estratégico-militar contemporáneo, lo que supone pro-
fundizar en tres estudios de caso: el primero, en que des-
pliega la doctrina militar israelí de guerra convencional de
corta duración. El segundo, de defensa territorial que se
puso en práctica en la antigua Yugoslavia a partir de una
guerra popular total, pero cuyo resultado terminó siendo
funesto a la muerte de su creador, el mariscal Tito, por lo
que el enemigo terminó siendo el frente interno y con-
cluyó en una guerra de devastación y desintegración en
xix
minúsculos Estados que hoy se mantienen en los Balcanes.
Finalmente, la guerra convencional prolongada que fue la
doctrina militar soviética, donde se utilizó como base de
defensa el ceder espacio por tiempo. Lo que, a su vez, po-
sibilitó que las hordas nazis penetraran más allá de sus lí-
neas de abastecimiento, para finalmente aislarlas y despe-
dazarlas, y así dar inicio a la contraofensiva que concluyó
en Berlín con la rendición incondicional del Tercer Reich.
El Capitulo v corresponde al estudio del sistema de
defensa japonés en la era Heisen, donde se realiza un aná-
lisis en torno a sus antecedentes y su evolución histórica,
ubicando el nuevo escenario después de la segunda con-
flagración mundial. En esta política de defensa, destacan
la situación con la que terminó el conflicto armado que
obligó a transformar la gestión sobre la sociedad al pasar
el poder del emperador al parlamento; la supresión de los
militares del destino del país; las modificaciones a los siste-
mas de producción y gestión para separarlos de los viejos
Zaibatzu y modernizarlos con los nuevos sistemas de admi-
nistración. Logrando con esto el reposicionamiento de la
economía y la reconstrucción del Japón, donde sus viejas
concepciones tuvieron que ser reorientadas para desarro-
llar las bases del pueblo nipón.
En el capítulo vi se presenta el modelo sueco de de-
fensa total, que se fundamenta en la neutralidad ante
conflictos ajenos y se complementa con un modelo pro-
pio de política exterior, donde se combinan la solidaridad
internacional expresada en su participación como cascos
azules, a la vez que se implementa un modelo de defensa
xx
total a su territorio, lo que posibilita tanto la protección
de su población como el ejercicio pleno de su soberanía.
Así, se generan mecanismos, no para considerar a Suecia
como un espacio solitario, sino unido a la Unión Europea,
lo que permite un desarrollo armónico con sus vecinos
dentro de los cuales destaca Rusia, con quien tiene que
compartir el Báltico.
El cierre de este Tratado no podía ser mejor debido
a que en este capítulo se vierten las lecciones y enseñan-
zas para México. Esto el autor lo desarrolló en tres pasos
que corresponden a los retos de la defensa en el marco de
amenazas transnacionales y conflictos armados de cuar-
ta generación, que corresponden a actores no estatales.
Prosigue en un segundo momento con el peso de la his-
toria, donde subraya la atipicidad del sistema de defensa
mexicano y deriva de estas premisas la agenda militar de
México en el marco de su reforma del Estado.
Sobre este capítulo debo de reconocer que no he en-
contrado un análisis más claro del momento en que vivi-
mos, de las amenazas externas y de nuestras debilidades
internas, por lo que le pido al lector una lectura detallada
de cada una de estas propuestas vistas con toda seriedad,
pues no conozco algo mejor que pueda resumir el impacto
que me produjo su lectura, por lo que todo mexicano de-
biera conocerla y asumirla en consecuencia.
En síntesis, se trata de un libro que, sin lugar a dudas,
será un clásico en la materia, por lo que ya es tiempo de
que los lectores comiencen con el banquete que les espera
con este Tratado, que será considerado hoy y con el paso
xxi
del tiempo como una obra de lectura y consulta perma-
nente, por lo que sólo dejo una reflexión final para este
prólogo: el pensamiento estratégico-militar se funda en el
optimismo que lo impulsa hacia la victoria y la estrategia
será siempre un camino impulsado por una visión lateral,
que niega la determinación e impulsa la esperanza, por-
que el pensamiento militar alcanza su plenitud cuando se
funde con la aspiraciones de su pueblo.
xxii
Introducción
23
En rigor, como género literario:6
[…] el tratado forma parte de la órbita de la didáctica
y consiste en la declamación objetiva e integral de un
asunto específico. A través de distintos apartados, el
tratado se vale del texto expositivo para dirigirse a una
audiencia especializada que pretende incrementar sus
conocimientos en la temática en cuestión.
El tratado debe incluir una gran cantidad de datos pre-
cisos, como definiciones, fechas o magnitudes, muchas
veces incluidos a pie de página para no obstaculizar la
lectura y comprensión del texto.
Se divide en numerosos apartados que ayudan a or-
ganizarlo de forma correlativa y lógica, así como en
el caso de la novela los diferentes sucesos se agrupan
en capítulos. Además, el autor escribe en tercera per-
sona y se refiere siempre a un mismo público, el cual
tiene una cierta noción del tema o se encuentra fami-
liarizado con algunos conceptos que en este texto se
explican.
24
debate sobre la agenda militar en el marco de la reforma
del Estado en México.
La necesaria revisión y análisis del pensamiento estra-
tégico-militar responde a la propia realidad de América
Latina y de México signada tanto por la ausencia de una
tradición sólida de estudios y debate público en torno a la
defensa y su instrumento coercitivo por excelencia, como
al marcado déficit de civiles especialistas en dicha política
sectorial. A lo que se suma la carencia de experiencias en
el terreno militar -con excepción de la guerra de las Malvi-
nas, el conflicto armado por la cordillera del Cóndor entre
Ecuador y Perú, la guerra contrainsurgente, y el combate
al narcotráfico, siendo estas dos últimas de características
muy peculiares- y la influencia -cuando no adopción lisa
y llana- de modelos estadounidenses y europeos sobre las
fuerzas armadas, a lo largo de la historia.7
Además, tal parece que la humanidad lejos está de al-
canzar la paz, tal como lo pronostica un agudo psicólogo:8
25
[…] Las guerras seguirán: no se detendrán y nun-
ca cambiarán. Los muertos seguirán cayendo, como
siempre […]
26
occidentales del resto del mundo, su rasgo esencial, es “El
deseo de luchar como hombre libres […] libertad política,
idea que no existe fuera de Occidente, no es una caracte-
rística universal de la humanidad”.11
A este reconocimiento que hace de las fuerzas arma-
das de los países democráticos las más letales en el devenir
histórico, se suma la imperiosa necesidad de conocer so-
bre el fenómeno del conflicto armado, ya que de confor-
midad con Toffler:12
Si la guerra era algo demasiado importante para ser
confiada a los generales. Ahora es demasiado impor-
tante para que se quede en manos de ignorantes, tanto
uniformados como de paisano.
27
Primera Parte
Pensadores clásicos
y ortodoxos
El primer capítulo que se pone a consideración del lector,
persigue dar cuenta de los principales teóricos clásicos y
ortodoxos del pensamiento estratégico-militar, es decir, de
aquellos pensadores de obligado conocimiento y referencia
para los tomadores de decisión política y los conductores
militares. Con este objeto, a partir de una selección de tex-
tos clave, se presentan sus principales contenidos y aportes.
33
de objetivos políticos limitados, como a los medios em-
pleados, también de carácter limitado. Otras notas esen-
ciales de esta primera etapa son la primacía de la cultura
del orden, que se encontraba reflejada en la guerra de la
táctica de líneas y columnas, por lo cual las batallas eran
formales y el campo de batalla ordenado;3 de la mano de
una férrea disciplina, que se desprende de las ordenanzas
militares y del propio concepto de orden, entendido como
obediencia a ultranza.
En cuanto a la composición de los instrumentos coerci-
tivos, en Europa existían ejércitos profesionales de escasas
dimensiones, reforzados por componentes temporales e
improvisados y mandados por nobles, que solían recurrir
a mercenarios (como los reisläufer suizos, los landsknetchte
germanos y los condottieri italianos), ya que la formación de
ejércitos privados solía ser muy rentable.
Por su parte, el trabajo manual agrario de la época
guardaba correspondencia con el combate cuerpo a cuer-
po que dominaba el escenario bélico.
3 Liddell Hart, Basil (1969: 112). “Se trata de la cultura del orden en
su máxima expresión que, en lugar de distribuir el énfasis en el factor
sorpresa, opta por la masa, y privilegia la geometría sobre la movili-
dad”.
34
1.1.1. Sun Tzu4
Su obra clásica titulada “El Arte de la Guerra” consta de
trece capítulos, de los cuales vale la pena dar cuenta de los
que siguen:
35
Para este pensador milenario, los componentes o fac-
tores constantes del arte de la guerra son los siguientes:7
1. La Ley Moral; 2. Cielo; 3. Tierra;
4. El Comandante; 5. Método y disciplina.
La Ley Moral hace que el pueblo esté completamen-
te de acuerdo con su gobernante, de manera que lo
seguirá sin temer por su vida, sin arredrarse frente a
ningún peligro.
36
ficación de los grados entre oficiales, el mantenimiento
de caminos a través de los cuales los abastecimientos
puedan llegar al ejército y el control de los gastos mi-
litares.
En otras palabras, organización, cadena de mando y
logística.11
37
Por medio de estas siete comparaciones puedo pronos-
ticar la victoria o la derrota.13
Toda guerra está basada en el engaño.
[…] Aunque seas competente, aparenta ser incompeten-
te. Aunque seas efectivo, muéstrate ineficaz.14 […] Por
tanto, cuando somos capaces de atacar, debemos aparen-
tar no serlo; cuando utilizamos nuestras fuerzas, debe-
mos parecer inactivos; cuando estamos cerca, debemos
hacer creer al enemigo que estamos lejos; cuando esta-
mos lejos, tenemos que hacerle creer que estamos cerca.15
13 Ibídem, p. 41.
14 Sun Tzu (2004: 21).
15 Sun Tzu (1982: 42-43).
16 Ibídem, p. 45.
17 Ibídem, p. 46.
18 Ibídem, p. 49.
19 Sun Tzu (2004: 32).
38
En el capítulo iii “Atacar por estratagema”, el autor se-
ñala, como virtudes cardinales, la preservación del país
enemigo y su derrota sin derramamiento de sangre; lo
que sólo puede asegurarse si te conoces a tí mismo y al
que enfrentarás.
La regla general para la utilización de los medios mili-
tares consiste en que es mejor conservar un país [ene-
migo] intacto que destruirlo […].20
[…] el mérito máximo consiste en quebrar la resisten-
cia del enemigo sin combatir.21
[…] Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no
debes temer el resultado de cien batallas. Si te conoces a
ti mismo pero no conoces al enemigo, por cada victoria
ganada sufrirás una derrota. Si no conoces al enemigo
ni te conoces a ti mismo, sucumbirás en cada batalla.22
20 Ibídem, p. 33.
21 Sun Tzu (1982: 51).
22 Ibídem, p. 56.
23 Ibídem, p. 61.
24 Sun Tzu (2007: 57).
25 Sun Tzu (1982: 61).
39
directo y el indirecto; sin embargo los dos combinados
originan una interminable serie de maniobras.26
26 Ibídem, p. 62.
27 Ibídem, p. 67.
28 Ibídem, pp. 68 y 69.
29 Sun Tzu (2007: 73).
30 Sun Tzu (1982: 69 y 70).
31 Sun Tzu (2007: 73).
40
posible ataque en varios diferentes puntos; y estando de
este modo sus fuerzas distribuidas en varias direcciones,
los combatientes que tendremos que enfrentar en cual-
quier punto dado serán proporcionalmente pocos.32
Cuando estás concentrado formando una sola fuerza,
mientras que el enemigo está dividido en diez, estás
atacando en una concentración de diez a uno, así que
tus fuerzas superan a las suyas. Si puedes atacar a unos
pocos soldados con muchos, diezmarás el número de
tus adversarios.33
[…] en la guerra, el camino es evitar lo que es fuerte y
golpear lo que es débil.34
41
Mediante la alteración de sus disposiciones y el cam-
bio de sus planes, mantiene al enemigo sin informa-
ción precisa. Mediante el traslado de su campamento
y tomando caminos indirectos, impide que el enemigo
conozca anticipadamente su propósito.38
El éxito en la guerra se obtiene acomodándonos cuida-
dosamente al propósito del enemigo.39
[…] debes tratar de enterarte de todos los pasos del
enemigo, cualesquiera que fueren […].40
Anticípate a tu oponente apoderándote de lo que más
quiere, e ingéniate sutilmente para conocer el momen-
to de su llegada al terreno.41
38 Ibídem, p. 128.
39 Ibídem, p. 136.
40 Sun Tzu (2007: 91).
41 Sun Tzu (1982: 137).
42 Ibídem, p. 146; las cursivas son nuestras.
42
primera tipología de los espías de la que se tenga conoci-
miento; efectivamente, en la época de Sun Tzu, tanto la
obtención, captación o recolección de información, como
la desinformación o engaño, dependían exclusivamente
de la masa crítica humana (humint).
De ahí el uso de espías, de los cuales hay cinco clases
(1) espías locales; (2) espías internos; (3) espías conver-
tidos; (4) espías condenados; (5) espías sobrevivientes.
Cuando estas cinco clases de espías están trabajando,
nadie puede decubrir el sistema secreto. Esto se llama
“la divina manipulación de los hilos”. Es la facultad
más preciada del soberano.
Tener espías locales, significa emplear los servicios de
los habitantes de un distrito.
Tener espías internos, significa usar los funcionarios
del enemigo.43
Tener espías convertidos, significa apoderarse de los
espías del enemigo y usarlos para nuestros propios
propósitos.
Tener espías condenados significa hacer ciertas cosas
abiertamente con propósitos de engaño, y permitir
que nuestros propios espías las conozcan y las infor-
men al enemigo.
Finalmente, los espías sobrevivientes son los que traen
noticias desde el campamento enemigo.44
[…] Los espías son el elemento más importante en la
guerra, porque de ellos depende la capacidad de un
ejército para moverse.45
[…] El espionaje es esencial para las operaciones mi-
litares, y los ejércitos dependen de él para llevar a
cabo sus acciones.46
43 Ibídem, p. 147.
44 Ibídem, p. 149.
45 Ibídem, p. 153.
46 Sun Tzu (2004: 125).
43
Tal era la importancia conferida a los espías, que el
propio autor concluye que:
[…] Un ejército sin agentes secretos es un hom-
bre sin ojos ni oídos.47
44
Para Cicerón,51 guerra significa certatio per vim, enfren-
tamiento violento; “pelea por la fuerza”, de acuerdo a la
interpretación de Hugo Grocio.52 Se trata de una defini-
ción sumamente amplia que puede incluir cualquier clase
de conflicto y hasta el mero empleo de la violencia entre
individuos. Esta óptica determina -al menos hasta el siglo
xvii- que la guerra sea en Europa una institución típica
de toda sociedad y a todo nivel de desarrollo.
Cicerón puede considerarse, al mismo tiempo, un pione-
ro del Derecho Internacional Humanitario o Derecho Inter-
nacional de los Conflictos Armados, al establecer límites al
uso de la fuerza y considerar a la guerra como ultima ratio:53
Deben guardarse en la República con suma exactitud
los derechos de la guerra (porque en la guerra se suelen
pasar fácilmente los límites de la moderación, aunque
la justicia pide que nadie se haga en ella sino por tener
paz). Porque habiendo dos maneras de contender, una
por la disputa y otra por la violencia, de las fieras, se
ha de recurrir a la segunda cuando no se pueda usar la
primera. Y así se han de emprender las guerras por vivir
en una paz segura.
45
Ahora bien, toda guerra será “justa” o lícita -de acuerdo
a Cicerón-, únicamente si está procedida por una causa:54
La norma de equidad que debe observarse en la guerra
está con suma justificación prescripta en el derecho fecial
del pueblo romano; por donde se puede entender que
no hay guerra justa alguna, sino la que se hace habiendo
precedido la demanda y satisfacción de los agravios, o la
intimación y declaración con las debidas formalidades.
46
Por otro lado, la tensión entre el poder político y el
militar ya se verificaba por aquellos tiempos. El insigne
orador se ocupa de ello de esta forma:58
Mas por cuanto la mayor parte de los hombres juzgan
por más gloriosos los hechos militares que los políticos,
hemos de desvanecer esta opinión, porque muchas ve-
ces ha hecho tomar las armas el solo deseo de la glo-
ria, a lo que comúnmente están expuestos los genios
y espíritus superiorees, y más cuando sus talentos son
propios para la milicia y tienen fuego de soldados. Pero
si queremos juzgar a la luz de la verdad, hallaremos
muchas empresas del gobierno civil y político mayores
y más ilustres que la del gobierno militar.
47
militares, se encuentra en embrión aquella célebre elucu-
bración de inicios del siglo xix.
Precisamente, lo militar al servicio de la política, “[…]
es el que dio renombre al pueblo romano, el que procuró
a esta ciudad una gloria inmortal, el que obligó al mundo
entero a obedecer a nuestro poderío”.60
El legado militar de la República es destacado por
Teodoro Mommsen, reconocido historiador prusiano,
como sigue:61
[…] que la República, había legado a César su admi-
rable soldado legionario, robusto, sufrido y valiente en
el más alto grado, aquel de quien Pirro había dicho:
“con semejantes soldados pronto hubiera yo conquis-
tado el mundo”.
48
sostiene que “[…] abbia creduto di resolveré l’arduo pro-
blema (l’incapacitá delle forze militari italiane a resistere
all’urtodegli eserciti stranieri) con un ritorno all’arte milita-
re antica”.63 Esto es, Maquiavelo trata de abrir los ojos a sus
contemporáneos y, en contraste con los ejércitos auxiliares
y mercenarios de su época, abreva en la herencia de las
legiones romanas de composición ciudadana.
Por último, cabe la siguiente acotación: los efectos ejer-
cidos por la guerra civil llevan a Cicerón a reflexionar sobre
el valor de la ley, puesto que si se quiere eliminar la violen-
cia, se debe aceptar la vigencia del imperio de la ley (rule of
law).64 El fin de la violencia es decretado por la ley, ya que
esta es “[…] la razón fundamental, ínsita en la naturaleza,
que ordena lo que hay que hacer y prohíbe lo contrario […]
es la ley la esencia de la naturaleza humana, el criterio ra-
cional del hombre prudente, la regla de lo justo e injusto”.65
En conclusión, la supremacía de la ley sobre la ley de
la jungla (violencia) -posición defendida por Cicerón-,
conforma el carácter subordinado de lo militar respecto
a las consideraciones de orden político; tratándose de la
República romana, el gobierno civil o los magistrados son
los “guardianes de la ley”.
49
1.1.3. Nicolás Maquiavelo66
Autor de la obra “El príncipe”, piedra de toque de la Teo-
ría Política moderna, le reserva los siguientes tres capí-
tulos al arte de la guerra: Capítulo xii – De las distintas
clases de milicias y de los soldados mercenarios; Capítulo
xiii – De los soldados auxiliares, mixtos y propios; Capítu-
lo xiv – De los deberes de un príncipe para con la milicia.
El particular interés de Maquiavelo por el arte de la
guerra, responde al contexto histórico en el que se inserta,
puesto que:67
Maquiavelo es un hombre plenamente ligado a su
época; y su ciencia política representa la filosofía de la
época, que tiende a la organización de las monarquías
nacionales absolutas, la forma política que permite y
facilita un ulterior desarrollo de las fuerzas productivas
burguesas.
50
quiere crear nuevas correlaciones de fuerzas […] el estilo
de Maquiavelo […] es el estilo de un hombre de acción; es
el estilo de un <manifiesto> de partido”.68
Maquiavelo no se dedica a los asuntos militares como
técnico militar, observa el papel decisivo del factor militar
en la política y llega a la conclusión de que la existencia
y grandeza de un Estado están aseguradas sólo cuando el
poder militar ocupa su debido lugar en el orden político:
“La investigación del papel que el poder militar desem-
peña en la vida política, constituyó el imán hacia el cual
se vio inevitablemente atraído todo pensamiento político
de Maquiavelo <destacando> […] la relación entre los
cambios ocurridos en la organización militar y los aconte-
cimientos revolucionarios producidos en las esferas social
y política”.69
A la luz de la anarquía reinante en la península itá-
lica, se decanta por un jefe de Estado de carácter mili-
tar-dictatorial, tal como se desprende de sus principales
escritos:
No ignoro que es cosa temeraria escribir sobre una
profesión que jamás se ha ejercido; no creo que se me
puedan hacer muchos reproches por atreverme a ocu-
par, solo en el papel, el lugar de un general […] me
siento inclinado a creer que un rey debe preferir ro-
dearse de hombres únicamente ocupados en cosas de
la guerra.70
Un príncipe no debe tener otro objeto, otro pensa-
miento, ni cultivar otro arte más que la guerra, el or-
68 Ibídem, p. 106.
69 Earle, Edward Mead (1968: 24-25).
70 Maquiavelo, Nicolás (1975: 5).
51
den y la disciplina de los ejércitos, porque es el único
que se espera ver ejercido por el que manda.71
52
vida política; esencial para la “formación de una voluntad
colectiva nacional-popular”.74
Esto es, la lucha por la fundación y consolidación de
un nuevo poder exige que las clases urbanas se apoyen en
las masas del campesinado, con el objeto de poner fin al
desorden y anarquía dominantes. Masas campesinas que
conformen una fuerza armada segura y fiel, de tipo abso-
lutamente distinto a las compañías mercenarias. Así, de
conformidad con el propio Maquiavelo:75
[…] los reyes, si quieren estar seguros, deben tener su in-
fantería integrada por hombres que, a hora de entrar a
la guerra, combatan voluntariamente por fidelidad a él y,
cuando llegue la paz, regresen aún más contentos a sus
casas. Y lo conseguirá si elige a hombres que tengan otro
oficio. Su ideal deberá ser que, cuando llegue la paz, los
grandes señores regresen a gobernar a sus súbditos, los
caballeros al cuidado de sus posesiones, y la tropa a sus
distintas ocupaciones; que cada uno acepte luchar para
conseguir la paz, y que no trate de turbar ésta para volver
a la guerra […]
[…] Una república prudente […] en guerra debe to-
mar a los jefes de entre los ciudadanos, y en la paz
devolverlos a sus habituales ocupaciones.
53
Sus esfuerzos están dirigidos contra las formas usuales
de la guerra de su época en Italia, y, por ende, contra la
tradición medieval, “según la cual la guerra es una especie
de juicio de Dios que ha de dirimirse según las reglas de
la justicia y del fair play […]”.76 Para él, la guerra de-
bía llevarse a cabo con todos los medios disponibles por
el Estado, poniendo énfasis en los recursos humanos: la
formación de un ejército con tropas de infantería reclu-
tadas forzosamente, garantizaría que -como ciudadanos
libres- lucharan realmente más allá que por motivos de
lucro o pago a partir de un contrato (condotta); puesto que
“La experiencia nos enseña que únicamente los príncipes
que tienen ejércitos propios y las repúblicas que gozan del
mismo beneficio hacen grandes progresos […]”.77
Maquiavelo es partidario de la emergencia y desarro-
llo de ejércitos ciudadanos, al tiempo que repudia a los
ejércitos auxiliares y mercenarios que, desde su particular
punto de vista, explican la división y ruina de Italia:78
Concluyo que ningún principado puede estar seguro
cuando no tiene armas que le pertenezcan en propie-
dad. Hay más: depende él enteramente de la suerte, por-
que carece del valor que sería necesario para defenderle
en la adversidad. La opinión y máxima de los políticos
sabios fue siempre que ninguna cosa es tan débil, tan
vacilante, como la reputación de una potencia que no
54
está fundada sobre sus propias fuerzas […] Las propias
son las que se componen de los soldados, ciudadanos o
hechuras del príncipe: todas las demás son mercenarias
o auxiliares.
79 Ibídem, p. 62.
80 Kernig, Claus D. (1975: 85-86).
81 Maquiavelo, Nicolás (1991: 34).
55
[…] os aseguro que no hay ejército más útil que el
propio […].
56
pudieran mantenerlos siempre, porque estuvieron per-
manentemente en estado de guerra. Pero para evitar
los peligros de la prolongación de esa actividad, como
las circunstancias no variaban, ellos cambiaban a los
hombres, reemplazando al personal de las legiones de
manera que cada quince años las renovaban completa-
mente. Con ello podían valerse de hombres en la flor de
su edad, de dieciocho años a treinta y cinco años […]
57
sos políticos, lo que implica el supuesto de su total puesta
en juego; en segundo lugar -como un encadenamiento ló-
gico-, no pude cuestionarse la autoridad jurídica que el
Estado ha de poseer, es decir, la suprema e indiscutida
soberanía sobre su territorio.
Recapitulando, lo político domina todo el pensamien-
to militar de Maquiavelo; la organización militar bajo el
patrón de las milicias, integradas por ciudadanos, y como
instrumento al servicio de la política, constituye la médula
de sus reflexiones, anticipando la tesis de von Clausewitz.
58
El espíritu que anima su monumental esfuerzo es re-
glar o acotar la guerra, “Porque con razón llamó Cicerón
excelente a esta ciencia [derecho] en las alianzas, en los
pactos, en las condiciones de los pueblos, de los reyes y de
las naciones extranjeras, y finalmente, en todo derecho de
la guerra y de la paz”.87 Y, al igual que Cicerón, se sirve
de la Ley o el Derecho, para poner orden en el caos que
significa todo conflicto armado:88
Cuando escribimos este tratado sobre el derecho de la
guerra, entendemos ser lo primero lo mismo que ya
se ha dicho: si hay alguna guerra justa, y luego qué
es justo en la guerra. Pues derecho no significa aquí
otra cosa que lo que es justo: negando, más bien por
el significado de palabra, que sea derecho lo que no es
injusto.
59
ce, teniendo en cuenta que el fin de todo conflicto armado
es la conservación de la vida.
Posteriormente, en el Capítulo iii del Libro i de su “Del
Derecho de la Guerra y de la Paz”, distingue y delimita
tres clases de guerras: “[…] que una es privada, otra pú-
blica y otra mixta”.90 Una vez llevada a cabo esta impor-
tante delimitación, y ya centrándonos en la pública, sos-
tiene que: “Para que la guerra sea solemne por derecho de
gentes, se requieren dos cosas: lo primero, que se haga de
ambas partes por el que en la ciudad tiene el poder supre-
mo. Luego que haya ciertas formalidades […] Como estas
condiciones se requieren a la vez, por eso no basta la una
sin la otra”.91 Además, no cabe duda de que el que ostenta
el poder supremo puede utilizar -por derecho natural- a
todos sus súbditos para la guerra.
Mientras que la “justicia” de una guerra surge de la cau-
sa que la origina, de donde la causa constituye la principal
formalidad de una guerra “justa” o “solemne por derecho
de gentes”. En otras palabras, “[…] Son injustas aquellas
guerras que se acometieron sin causa […] La causa justa de
acometer una guerra no puede ser otra que la injuria […]
[además] Muchos ponen tres causas justas de las guerras:
la defensa, la recuperación de las cosas y el castigo”.92 Tan
es así que, antiguamente “[…] las declaraciones de guerra
[…] solían hacerlas públicamente y expresando la causa,
para que todo el género humano pudiese juzgar de la jus-
60
ticia de la causa”.93 Es decir, la guerra no es una violencia
ciega y sin sentido de por sí, que dimana de la nada; sino
que, por el contrario, contempla una causa que le da origen
y se lleva a cabo persiguiendo un claro objetivo: la paz.
De ahí que, “[…] en toda la administración de la gue-
rra no puede tenerse seguro y confiado en Dios el ánimo,
si no tiende siempre a la paz […] Pues con mucha verdad
dijo Salustio: los sabios hacen la guerra por la paz; con lo
cual está conforme la sentencia del Agustino: no buscar la
paz para hacer la guerra, sino hacer la guerra para con-
quistar la paz”.94
Su Tratado puede ser considerado un preclaro antece-
dente de Jus in Bello, que alcanza su máxima expresión con
los cuatro Convenios de Ginebra de 1949. Marco Tulio Ci-
cerón; Francisco de Victoria; Fernando Vázquez de Men-
chaca y Covarrubias, entre otros, son las fuentes de donde
abreva y se inspira Grotius. De esta manera, deja sentadas
las bases de un Derecho de la Guerra, cuyo objetivo es “hu-
manizar”, en la medida de lo posible, lo inhumano.
Su aporte en innegable, por lo que conviene presentar
algunos pasajes de su obra, que hablan por sí mismos, a
saber:
a) “Por el derecho de gentes, que tiene origen de la vo-
luntad, débase también enterramiento de los cuer-
pos muertos”.95
b) “Excusa la edad de los niños, el sexo de las mujeres
[…] La misma equidad manda que se perdone a
93 Ibídem, p. 260.
94 Ibídem, pp. 338-339.
95 Ibídem, p. 39.
61
aquellos que se entregan sin condiciones al vence-
dor, o se hacen suplicantes”.96
c) “Son treguas ciertos convenios, por los cuales duran-
te la guerra hay que abstenerse de actos bélicos […]
(durante la tregua) son ilícitos todos los actos bélicos,
ya contra las personas, ya contra las cosas […]”.97
96 Ibídem, p. 127.
97 Ibídem, p. 18.
98 La vigencia de su “Derecho del Mar”, reside en la tesis fundamen-
tal defendida en la obra “De la libertad de los Mares”: “pese a las
restricciones en tiempo de guerra, la libertad de navegación por alta
mar”; [ya que] “Se trata del Océano, al cual los antiguos le llaman
inmenso, infinito, padre de las cosas y límite del cielo […] en fin,
rodeando a la tierra, sede del género humano […].” (Ver; Grocio,
1956: 106). “El mar, por consiguiente, se encuentra entre aquellas
cosas que no son propias del comercio, esto es, que no pueden con-
vertirse en propiedad privada. De donde se sigue, si hablamos con
exactitud, que ninguna parte del mar puede juzgarse territorio pro-
pio de pueblo alguno” (Ibídem, p. 101); en otras palabras, “[…] ni
tiene ni puede tener el humano linaje otro derecho sobre los mares y
las aguas que el que se refiere al uso común.” (Ibídem, p. 131).
62
el “poder supremo”, implícitamente reconoce a la guerra
como un acto político, llevado a cabo por la autoridad
competente. El aforismo si vis pacem, para bellum, guía su
trabajo, y es que toda guerra debe realizarse teniendo
como derrotero la búsqueda de la paz. Este es el fin de la
guerra como instrumento no ciego, sino consciente. Esta
idea, de la más pura tradición europea, será tomada y pro-
fundizada por Karl von Clausewitz dos siglos más tarde.
63
francesa de 1789, hasta las últimas ofensivas alemanas en
el frente occidental de 1918 (conocidas como tácticas de
infiltración).
La irrupción de los conflictos armados de segunda
generación, como efecto de los cambios operados en la
dimensión política y de los que se dan cuenta en la obra
cumbre de Clausewitz, se caracterizan por oficiales profe-
sionales, reclutados y formados en academias militares en
el arte de la conducción, incluyendo el sistema de Estado
Mayor para puestos superiores de mando; y, sobre todo,
por el advenimiento de ejércitos ciudadanos, dispuestos a
dar la vida en defensa de un proyecto de nación indepen-
diente.
De esta manera, en contraste con los conflictos arma-
dos de primera generación, de naturaleza limitada, hacen
eclosión los ejércitos de masas, con un fuerte componente
de violencia, de acuerdo con la concepción trinitaria de
Clausewitz a analizar.
Durante esta segunda generación de conflictos armados,
el carácter masivo de los ejércitos introduce el desorden en
el campo de batalla, se mantiene la obediencia sobre la
iniciativa y, debido a la evolución de la tecnología bélica,
se incrementa la potencia de fuego y de letalidad de los
sistemas de armas, que alcanza su máxima expresión en la
primera conflagración mundial (1914-1918), simbolizada
en la ametralladora -machine gun- como producto de la era
industrial:101
64
Del mismo modo que la producción en serie era el
principio nuclear de la economía industrial, la destruc-
ción masiva se convirtió en el principio nuclear de la
actividad bélica de la era industrial […] [que tuvo su
paralelo] en el reclutamiento masivo de ejércitos pa-
gados por el Estado y leales a él y no al terrateniente
local, al jefe de un clan o al cabecilla de una banda.
65
“De la formación de las tropas para ir al combate y del
empleo particular o combinado de las tres Armas”, al que
se suma un “Capítulo Final”, de la pluma de su discípulo
a quien Jomini confía la edición del libro.
Para Jomini, el arte de la guerra se define a partir de
sus componentes, esto es:104
[…] el arte de la guerra se compone realmente de seis
partes muy distintas:
1. La política de la guerra.105
2. La estrategia, o arte de dirigir correctamente las
masas sobre el escenario de guerra, tanto para in-
vadir un país, como para defender el propio.
3. La gran táctica de las batallas y de los combates.
4. La logística, o aplicación práctica del arte de mo-
ver los ejércitos, incluyendo los movimientos más o
menos preparatorios por ferrocarril llamados hoy
movilización.
5. El arte del ingeniero y la utilización de las diversas
innovaciones en material de guerra, el arte del ata-
que y de la defensa de las plazas, incluyendo todo
lo relacionado con los trabajos de mina, barrenos y
demás explosivos modernos en constante perfeccio-
namiento.
6. La táctica del detalle.
66
un hombre de estado para juzgar si una guerra es con-
veniente, oportuna, o incluso indispensable y determinar
las distintas operaciones necesarias para alcanzar su ob-
jetivo”.106
Tabla 1
Diferentes clases de guerra a las que se ve obligado un Estado
· Para reinvindicar derechos o para defenderlos.
· Para satisfacer grandes intereses públicos.
· Para ayudar a los pueblos vecinos, para la seguridad
del Estado o el mantenimiento del equilibrio político.
· Para cumplir con compromisos que se desprenden de
alianzas.
· Para difundir o defender doctrinas.
· Para extender su influencia o poder.
· Para preservar la independencia nacional amenazada.
· Para vengar el honor ultrajado.
· Por el afán de conquista o invasión.
Fuente: elaborada con base en; Ibídem, p. 49.
67
Tabla 2
Tipos de guerra que se hacen dependiendo de la situación
de las partes en conflicto
· Sólo contra otra potencia.
· Sólo contra varios Estados aliados entre sí.
· Con un aliado poderoso contra un sólo enemigo.
· Siendo parte principal o únicamente auxiliar.
· Tratándose de este último caso, se interviene desde el
principio de las hostilidades o medio de una lucha más
o menos empeñada.
· Teniendo como escenario de guerra el país enemigo,
un territorio aliado o el propio país.
· En un escenario de guerra de invasión puede ser próxi-
ma o lejana, prudente y moderada o extravagante.
· Independientemente de su calidad de ofensiva o de-
fensiva, puede ser nacional.
· Guerras civiles y religiosas.
Fuente: elaborada con base en Ibídem, pp. 49 y 50.
68
tarmente, guerras de conveniencia, guerras con aliados o
sin ellos, guerras de intervención, guerras de invasión por
espíritu de conquista u otras causas, guerras de opinión,
guerras nacionales, guerras civiles y de religión, guerras
dobles y del peligro de emprender dos a un tiempo.
Mientras que por política de la guerra entiende todas
las relaciones de la diplomacia con la guerra, por política
militar designa las combinaciones militares de un gobier-
no o de un general, es decir, todas las combinaciones de
un proyecto de guerra, diferentes de las de la política di-
plomática y de la estrategia.108
Tratándose de la política militar, identifica ex ante de
cualquier otro factor, lo que denomina estadística militar, y
que define como “el conocimiento más perfecto posible
de todos los elementos de poder y de todos los medios de
guerra del enemigo a combatir”. Adicionalmente, no se
deben soslayar: las pasiones exaltadas del pueblo contra el
que se va a combatir, la influencia de las instituciones sobre
el ejército, el mando y la dirección superior de las opera-
ciones, y el espíritu militar de las naciones y la moral de los
ejércitos.109
69
Tabla 3
Doce condiciones esenciales para la perfección de un ejército
70
ces pueden degenerar con mayor facilidad, mantener
un buen espíritu y entrenarlos en grandes maniobras,
simulacros sin duda incompletos de guerras efectivas
pero que indudablemente preparan a las tropas de las
distintas armas y sobre todo a los Estados Mayores.
No es menos interesante impedir que las tropas caigan
en la molicie empleándolas en trabajos útiles para la
defensa del país.
71
depende de la táctica, vinculada al valor, al genio y a la
suerte. Si la gran táctica constituye el arte de combinar y di-
rigir adecuadamente las batalllas, el principio rector de las
combinaciones tácticas y estratégicas consiste en llevar el
grueso de las fuerzas propias sobre una sola parte del ejérci-
to enemigo, en el punto que promete mejores resultados.112
Jomini concluye que la guerra, lejos de ser una ciencia
exacta, es un arte sometido a algunos principios generales y que, por
lo mismo, es recomendable el estudio de la historia militar y
el estudio profundizado de las distintas combinaciones que
pueden producir la aplicación de los principios. También
concluye que el saber y el saber hacer son dos cosas muy distin-
tas, y que a la ventaja de la solidez de los estudios se deben
sumar los dones naturales. Añade además que la verdadera
escuela de los generales, en su opinión, descansa en las bue-
nas teorías basadas en los principios, demostradas por los
acontecimientos y unidas a la historia militar razonada.113
Por último, conviene dejar constancia sobre la riguro-
sidad y sistematicidad de su Compendio del Arte de la Guerra,
que lo coloca entre los grandes pensadores del campo es-
tratégico-militar.
72
1.2.2. Karl von Clausewitz114
Clausewitz interpreta magistralmente los cambios experi-
mentados por el fenómeno de la guerra como consecuen-
cia de la Revolución Francesa, siendo el más trascendente
la participación entusiasta de las masas populares que sus-
tituía a los ejércitos mercenarios del pasado:115
El tremendo efecto producido en el exterior por la Re-
volución Francesa fue causado, evidentemente, mucho
menos por los nuevos métodos y puntos de vista in-
troducidos por los franceses en la conducción de la
guerra que por el cambio en el arte de gobernar y en
la situación del pueblo, etc. […].
73
Para entender la historia moderna de ese fenómeno
social y político por excelencia que es la guerra, conviene
abrevar en el pensamiento de quien se reconoce como el
filósofo de la guerra de occidente.
Así, la concepción de que la guerra es y debe ser un
medio y no un fin en sí mismo, constituye la idea central
de la filosofía de la guerra de este aventajado discípulo
de Gneisenau y Scharnhorst.117 En el Libro I de su mo-
numental obra sostiene que: “[…] la guerra […] es un
grave medio empleado para un grave fin. La guerra de
una comunidad -pueblos enteros y especialmente pueblos
civilizados- se origina en una situación política y estalla
por un motivo político”.118 Para concluir, que: “La gue-
rra es la simple continuación de la política con otros me-
dios. Así vemos, pues, que la guerra no es simplemente
un acto político sino un verdadero instrumento político,
una continuación de las relaciones políticas, una gestión
de las mismas con otros medios”.119 Lo que explica, en sus
propias palabras, que:120
La subordinación del punto de vista político al militar
sería irrazonable, porque la política ha creado la gue-
rra; la política es la facultad inteligente, la guerra es
sólo el instrumento y no la inversa. La subordinación
del punto de vista militar al político es, en consecuen-
cia, lo único posible.
74
Esta idea-fuerza aparece constantemente a lo largo de
sus escritos y es profundizada en el Libro VIII, donde
se lee:121
Sabemos, por supuesto, que la guerra sólo se produce a
través del intercambio político de los gobiernos y de las
naciones; pero en general se supone que ese intercam-
bio se interrumpe con la guerra y que sigue un estado
de cosas totalmente diferente, no sujeto a ley alguna
fuera de las suyas propias.
Sostenemos, por el contrario, que la guerra no es otra
cosa que la continuación del intercambio político con
una combinación de otros medios. Decimos “con una
combinación de otros medios” a fin de afirmar con ello
al mismo tiempo que este intercambio político no cesa
en el curso de la guerra misma, no se transforma en
algo diferente, sino que, en su esencia, continua exis-
tiendo, cualquiera sea el medio que utilice, y que las
líneas principales a lo largo de las cuales se desarrollan
los acontecimientos de la guerra y a las cuales están
ligados, son sólo las características generales de la po-
lítica que se prolonga durante toda la guerra hasta que
llegue la paz […].
75
Entonces, de acuerdo a esta definición, la guerra en su
forma “absoluta” deviene en un acto de violencia sin lími-
tes. Sin embargo, la realidad de la guerra y su forma ideal
absoluta no coinciden, porque: “[…] ¿Cuál es el medio no
conductor que impide la descarga completa? ¿Por qué no
se cumple la concepción filosófica? Ese medio consiste en
un gran número de intereses, fuerzas y circunstancias que
se presentan en la existencia de la nación afectada por la
guerra”;123 en otras palabras, las limitaciones de la reali-
dad vienen dadas por la naturaleza misma de los belige-
rantes y el carácter de sus motivaciones. Y es que la guerra
no es un acto aislado de la vida política, es el resultado
del conflicto entre Estados imperfectos o deficientes en su
organización; deficiencias tales que ejercen su influencia
sobre los contendientes e “introducen un principio modi-
ficador” en la naturaleza abstracta de la guerra.124
La constatación histórica -llevada a cabo por este ofi-
cial prusiano-, de que la mayoría de los conflictos arma-
dos han sido limitados tanto en su desarrollo y resultados
militares, como en sus objetivos políticos, es un claro in-
dicio de la diferencia entre la naturaleza abstracta de la
guerra y su realidad concreta.
De donde, las notas esenciales de la guerra son, entre
otras y siguiendo a Clausewitz:
a) Instrumento: medio de la política. Toda guerra se lle-
va a cabo de acuerdo a fines u objetivos políticos. “De
acuerdo con esto, la guerra nunca puede separarse del
76
intercambio político y si, al considerar el asunto esto su-
cede en alguna parte, se romperán en cierto sentido
todos los hilos de las diferentes relaciones, y tendremos
ante nosotros una cosa sin sentido, carente de objeti-
vo”.125 Es decir, que “[…] la política ha creado la gue-
rra; la política es la facultad inteligente, la guerra es solo
el instrumento y no la inversa”.126
b) Racional: deben ser correctamente evaluados -para
decidir una guerra- los costos a incurrir y los bene-
ficios a obtener. Los fines de la política determinan
siempre el objetivo estratégico y, frecuentemente, fre-
nan la ascensión de la violencia bélica hacia su forma
“absoluta”. La dirección de la política transforma a la
guerra en un acto de la razón.
c) Nacional: la defensa y promoción de los intereses del
Estado-nación serán las metas perseguidas. La Re-
volución Francesa, que abrió las puertas a las guerras
nacionales de masas, decretó el fin de las guerras de
“gabinete” (conflictos dirimidos por mercenarios pro-
fesionales al servicio de dinastías monárquicas, con
fines políticos estrictamente limitados); dicho de otra
forma, “[…] en 1793 hizo su aparición una fuerza de
la cual nadie había tenido la menor idea. La guerra
se había convertido nuevamente, en forma súbita, en
asunto del pueblo, y de un pueblo que sumaba treinta
millones, cada uno de los cuales se consideraba a sí
mismo como ciudadano del Estado […] mediante esta
77
participación del pueblo en la guerra, en lugar del ga-
binete o su ejército, la nación entera intervino con su
peso natural en la balanza”.127
78
correcto de las condiciones específicas de una situación
concreta.
Recapitulando, la guerra es un instrumento, y el pun-
to de vista puramente militar tiene que subordinarse al
punto de vista político. Más, a su vez, la política debe:
a) considerar o tener en cuenta los medios militares; y,
b) hacer corresponder su planes a las capacidades de esos
instrumentos y a sus limitaciones estratégicas: “La política
puede utilizar el instrumento militar sin ser esclavizada
por él, mientras su voluntad política permanezca adecua-
da a su capacidad estratégica”.130
En tanto que, para explicar la naturaleza cambian-
te de la guerra, el pensador militar prusiano recurre a
la concepción trinitaria, a partir del reconocimiento de
que:131
La guerra […] no sólo es un verdadero camaleón, por
el hecho de que en cada caso concreto cambia de ca-
rácter, sino que constituye también una singular trini-
dad, si se la considera como un todo, en relación con las
tendencias que predominan en ella. Esta trinidad está
integrada tanto por el odio, la enemistad y la violen-
cia primigenia de su esencia, elementos que deben ser
considerados como un ciego impulso natural, como por
el juego del azar y de las probabilidades, que hacen de
ella una actividad desprovista de emociones, y por el ca-
rácter subordinado del instrumento político, que la in-
ducen a pertenecer al ámbito del mero entendimiento.
El primero de estos tres aspectos interesa especialmen-
te al pueblo; el segundo, al comandante en jefe y a su
ejército, y el tercero, solamente al gobierno. Las pasio-
79
nes que deben prender en la guerra tienen que existir
ya en los pueblos afectados por ella; el alcance que lo-
grará el juego del talento y del valor en el dominio de
las probabilidades del azar dependerá del carácter del
comandante en jefe y del ejército; los objetivos políti-
cos, sin embargo, incumbirán solamente al gobierno.
Estas tres tendencias, que se ponen de manifiesto al
igual que lo hacen muchas diferentes legislaciones, se
asientan profundamente en la naturaleza de la cues-
tión y, al mismo tiempo, varían en magnitud. Una teo-
ría que rehuyera tomar en cuenta cualquiera de ellas
o fijara una relación arbitraria entre ellas incurriría en
tal contradicción con la realidad que por este solo he-
cho debería ser considerada como nula.
El problema consiste, pues, en mantener a la teoría en
equilibrio entre estas tres tendencias, como si fueran
éstas tres polos de atracción.
80
Su pensamiento constituye una reacción contra la es-
cuela matemática de su época, al demostrar que el es-
píritu humano es infinitamente más importante que las
líneas o los ángulos.
Gráfica 1
El modelo trinitario de Karl von Clausewitz
81
Tabla 4
Interdependencia de los elementos de la guerra
Actor Fuerza moral
Pasión: la violencia primor-
dial, el odio, la enemistad, el Pueblo
instinto ciego.
Valor: que se opone a la Fuerzas Armadas (El Gene-
fricción al actuar contra un ral o conductor militar y su
adversario inteligente. instrumento coercitivo).
Razón: el fin político de la
guerra que representa el Gobierno
interés del Estado.
Fuente: Bassford, Christopher (2017).
82
Los componentes del modelo trinitario propuesto por
este pensador prusiano son de carácter universal y, por
ende, pueden ser identificados en cualquier momento
histórico, incluyendo realidades no estatales. Así, por
gobierno puede entenderse cualquier entidad de direc-
ción ó, en palabras del filósofo de la guerra de occi-
dente, una inteligencia personificada, para dotar de
racionalidad al proceso de toma de decisiones; pudién-
dose aplicar a cualquier grupo dirigente del crimen
transnacional organizado, terrorismo y/ó insurgencia.
Por ejército puede definirse cualquier entidad armada,
tales como los guerrilleros, narcotraficantes, terroris-
tas y otros actores no gubernamentales que ponen en
entredicho el monopolio legítimo de la fuerza; y cuya
creatividad estratégica suele disputar el poder al Es-
tado-nación. Y, por pueblo, la población de cualquier
sociedad y cultura, en cualquier época o periodo de
la historia.
83
mer caso, la guerra perdería su sentido político; la ciega
violencia o el puro enfrentamiento armado dominarían el
panorama. Mientras que, en el segundo caso, nos encon-
traríamos ante la inexistencia del necesario diálogo entre
los medios y los fines; por tanto, los objetivos políticos no
hallarían los instrumentos adecuados para plasmarse en la
realidad. Dicho en otros términos:137
En última instancia, la política comprende la estra-
tegia, entendida como medio y como técnica para la
realización de ciertos fines, pero la política no se limita
a la estrategia: la política tiene que definir y escoger
los fines. Los argumentos estratégicos representan uno
de los aspectos, de los más importantes, de la decisión
política.
84
gir una batalla, los riesgos que un jefe de ejército debe
aceptar y los límites que el estratega debe fijar a las
iniciativas del táctico.
85
ofensiva se transforma en defensa. Ir más allá de esta
meta constituye algo más que un simple gasto de fuerza
inútil, que no produce mayor resultado; es un gasto rui-
noso, que causa reacciones, las cuales, de acuerdo con la
experiencia universal, tiene siempre efectos despropor-
cionados”.141
Como principio estratégico, consiste en saber hasta
dónde es posible llegar sin correr riesgos innecesarios
que pongan en peligro los éxitos ya obtenidos. Lo que se
encuentra relacionado con su idea de que una victoria
puede ser mejor definida si es limitada: “Este punto cul-
minante de la victoria aparecerá también en el futuro,
en todas las guerras en las que la derrota del enemigo
no es el objetivo militar de la guerra; y la mayoría de
las guerras serán todavía de esa clase”.142 Por ello, para
Clausewitz, “De esta suerte, el que emprende la guerra
es llevado nuevamente a un camino intermedio, en el
cual actúa, en cierta medida, basándose en el principio
de emplear sólo esas fuerzas que sean justamente nece-
sarias para el logro de su objetivo político y de propo-
nerse sólo ese objetivo político. Para hacer practicable
este principio, deberá renunciar a toda necesidad abso-
luta de un resultado y excluirá del cálculo las contingen-
cias remotas”.143
2. La categoria “centro de gravedad del enemigo”, es tam-
bién un concepto de corte filosófico, que tiene enorme
86
importancia política y estratégica. Para entender dónde
se encuentra el centro de gravedad del enemigo es condi-
tio sine qua non comprender su guerra, ver la guerra desde
la perspectiva del enemigo, y así determinar el área fun-
damental de intereses del adversario, cuya dislocación
aseguraría su derrota. Determinar pues, el “centro de
gravedad del enemigo”, tiene por objeto cumplir con el
propósito de la guerra: “la derrota del enemigo”.144
3. La relación entre la ofensiva y a defensiva. Para algu-
nos tratadistas, el defensor “posee” el tiempo, es el que
hace durar la guerra, ya que la fuerza de su resistencia
determina las reglas de juego.145 Es decir, mientras que
“El conquistador es siempre un amante de la paz (como
Bonaparte afirmaba constantemente de sí mismo); gus-
taría de hacer su entrada en nuestro país sin encontrar
oposición”;146 queda en manos del defensor determinar
los costos de la lucha. La iniciativa en el tiempo perte-
nece al defensor, que calcula cómo y cuándo responder:
“[…] todo tiempo que transcurre sin ser utilizado, pesa
en la balanza a favor del defensor. El defensor cosecha
donde no ha sembrado […] en abstracto la forma de-
fensiva de guerra es más fuerte que la ofensiva”.147
4. El significado y el valor de “la llave del país”: “Si exis-
te una región sin la posesión de la cual nadie osaría
aventurarse a penetrar en territorio enemigo, esa podrá
87
ser llamada con propiedad la llave del país […] cuya
posesión satisface muchas necesidades y proporciona
muchas ventajas”;148 concluyendo que, “En general, la
mejor llave para un país reside en el ejército del ene-
migo, y si el concepto de terreno ha de predominar so-
bre el de fuerza militar, deberán prevalecer condiciones
excepcionalmente favorables”.149 Y es que, una de las
contribuciones de Clausewitz al análisis del arte de la
guerra fue, precisamente, la de “romper” con la tradi-
ción imperante, basada en la concepción geométrica de
la guerra, la cual ponía de relieve como factor determi-
nante de todo conflicto armado, el terreno o ubicación
geográfica de las fuerzas enfrentadas.
Por último, con el objeto de determinar con mayor pre-
cisión el alcance de sus escritos, nada mejor que rescatar
la opinión de Alfred von Schlieffen, quien en su célebre
Introducción a la quinta edición alemana de Vom Kriege,
escribió: “[…] mantuvo vivo el concepto de la verdadera
guerra dentro de la oficialidad prusiana.” Y sobre su per-
sonalidad y obra: “Educador de la generación militar a
la que Prusia debe sus victorias de 1866, 1870 y 1871”.150
88
Capítulo II
Pensadores heterodoxos
Desde 1870, el nacionalismo emergente se preparaba
para transformar radicalmente la estructura política de
Europa. Un testigo privilegiado de la época, interpreta de
esta manera dicha realidad, inspirado en el recién funda-
do imperio alemán (Reich):1
En primer lugar la nación desea -real o aparentemen-
te- poder. Se abomina de la existencia dentro del mar-
co de un pequeño Estado como si fuera una vergüen-
za; la actividad en él no es satisfactoria para individuos
dinámicos; se requiere pertenecer a una unidad gran-
de y esto significa claramente que el primer objetivo
es el poder […] Sobre todo, se desea hacer valer hacia
el exterior la voluntad común, desafiando a los demás
pueblos.
91
que responden forzosamente a leyes que los movimientos
intelectuales ocurridos en todos los demás ámbitos de la
vida. La decisión del imperialismo alemán en el sentido
de dejar librada la decisión de las contradicciones econó-
micas y políticas entre las grandes potencias a una guerra
fijó también los objetivos a la planificación bélica”.3 La
expansión económica y política de esos años, coadyuva al
incremento -cada vez mayor- del contingente de fuerzas
militares; como medio para mantener y expandir el creci-
miento económico.
Recapitulando, la fiebre del imperialismo se adueña,
progresivamente, de los gabinetes europeos; fueron pre-
cisamente las tendencias imperialistas las que causaron u
originaron el colapso del sistema de las potencias euro-
peas en la primera guerra mundial (1914-1918). Los pla-
nes agresivos del imperialismo alemán, encaminados a la
expansión y conquista, también se hacen presente en el
plano militar, ya que la idea de la ofensiva a cualquier
precio se eleva en el ejército alemán al rango de la idea di-
rectriz de la conducción y de la instrucción. La recomen-
dación de la defensiva contradecía, en última instancia,
a la expansión o apropiación de territorios ultramarinos
que caracteriza a la época. Dicho en otros términos, bajo
los delirios del nacionalismo imperialista: “El Estado Ma-
yor, los profesores de la academia militar y los escritores
generales Meckel, von Blume, von Der Goltz y más tarde
también von Bernhardi, negaban el encumbrado valor de
la defensa y contribuyeron a cimentar el principio -que
92
pronto se extiende como un dogma- de que “¡Hacer la
guerra significa atacar!”. En contraste con el contenido de
la defensa en Clausewitz, estos militares, pensando de una
manera antidialéctica, solo veían ya en la defensiva una
espera meramente pasiva […]”.4
En consecuencia, las causas que explican los errores del
pensamiento militar europeo antes de la primera conflagra-
ción mundial, y el exagerado culto a la ofensiva que se desa-
rrolla en diversos países, hay que buscarlas en la naturaleza
expansionista de la política exterior de las potencias de la
época y en las exigencias que ella imponía a sus fuerzas
armadas. Las metas expansionistas de las potencias euro-
peas, y particularmente de Alemania, implicaban el diseño
de una estrategia ofensiva. Las doctrinas militares oficiales
tenían que estar en armonía con el carácter de las políticas
a las que iban a servir como instrumento;5 mismas que se
basaban en la ofensiva como algo absoluto:6
Las teorías estratégicas predominantes antes de 1914
compartieron casi en su totalidad dos errores igual-
mente cruciales. En primer lugar, la exaltación del
espíritu ofensivo como un valor en sí mismo, y de la
ofensiva como la forma primordial de la guerra, sin
tomar en cuenta que la relación entre ofensiva y de-
fensiva está sujeta a cambios a través de la historia, y
que el carácter decisivo de una u otra forma de guerra
depende de las circunstancias tecnológicas, políticas y
sociales existentes en un período determinado. El se-
gundo error estuvo en la subestimación de los nuevos
desarrollos en materia de artillería y armas de repeti-
ción, y en la falta de comprensión acerca del poder que
4 Ibídem, p. 198.
5 Romero, Aníbal, “Parte I Líderes en guerra: Hitler, Stalin, Churchill,
De Gaulle”; en, Romero, Aníbal (2000: 12).
6 Ibídem, p. 20.
93
estas armas, así como las redes de trincheras, otorga-
ban a la defensa.
2.1. Heterodoxos
Los daños y sufrimientos innecesaros causados por la inepti-
tud militar durante la primera conflagración mundial,8 con-
ducen a una revisión radical de las concepciones estratégicas
y operacionales en boga hasta ese momento. Así, entre 1919
y 1939, nacen y se desarrollan teorías de nuevo cuño en la
94
materia, a aplicarse en el curso de la segunda guerra mundial
(1939-1945): la vertiente de pensamiento estratégico más sig-
nificativa, tiene por objeto la búsqueda de nuevas estrategias
operacionales y tácticas que sustituyan a la ortodoxia y pa-
rálisis estratégica de la Gran Guerra. El ataque por sorpresa
y la movilidad de las fuerzas ofensivas, conforman la base
de la más importante escuela de pensamiento emergente: el
reemplazo de los ejércitos de masas, lentos y pesados, por la
movilidad, de la mano de vehículos blindados y la mecaniza-
ción de la infantería.9
El general Charles de Gaulle no deja de insistir sobre
el particular:10
Las condiciones modernas de la acción militar exigen,
pues, de los hombres de guerra, una habilidad técnica
creciente […] Ha sonado la hora de los soldados de se-
lección y los equipos escogidos […] Renovar los antiguos
procedimientos de maniobra, gracias a todo lo que las
máquinas modernas implican de fuerza, precisión y de
rapidez, es cosa hoy día que atañe a los tácticos […] Es
un hecho ya que, en tierra lo mismo que en el mar y en el
aire, un personal escogido, capaz de sacar el rendimiento
máximo de un material en extremo poderoso y variado,
posee una superioridad verdaderamente terrible sobre
masas más o menos confusas […] Esta necesidad técni-
ca, que lleva el orden militar hacia los ejércitos profesio-
nales, concuerda con otras tendencias de la evolución.
95
Las maniobras envolventes, la explotación del factor sor-
presa, la blitzkrieg o estrategia operacional de la guerra
relámpago de la Wehrmacht en los primeros años de la se-
gunda conflagración mundial, la descentralización de las
acciones tácticas, la jerarquización de la iniciativa sobre
la obediencia y el empleo de “órdenes tipo misión”, son
algunas de sus notas esenciales que rompen con un pasado
signado por la ortodoxia.
Entre los pensadores innovadores que, durante el pe-
riodo entre guerras, imponen un nuevo paradigma en el
pensamiento estratégico-militar, vale la pena citar a Sir
Basil Liddell Hart y John Frederick Charles Fuller (Gran
Bretaña), Charles de Gaulle (Francia), Heinz Guderian
y Erich von Manstein (Alemania), Mijaíl Nikolájevich
Tujachevski y Konstantín Konstantínovich Rokossovski
(Unión Soviética) y José Félix Estigarribia (Paraguay, bri-
llante conductor militar de la Guerra del Chaco, 1932-
1935, discípulo del Mariscal de Francia Ferdinand Foch).
De todos ellos, se suele destacar a los que se considera
pioneros:11
Varios nombres se destacan en este contexto, muy es-
pecialmente los de dos autores británicos: Fuller y Li-
ddell Hart. Ambos concibieron una estrategia y una
táctica dirigidas, no hacia la eliminación de las fuerzas
armadas enemigas en costosas batallas de desgaste,
sino hacia la destrucción de su voluntad de lucha con
el uso de la sorpresa y la aplicación de golpes certe-
ros y rápidos sobre sus propios centros de comando
y comunicaciones. También los teóricos del poder aé-
reo sostenían que el objetivo militar debían ser indus-
96
trias y centros poblados del enemigo como un medio
de afectar su voluntad de lucha; Fuller y Liddell Hart
compartían el punto de vista según el cual el quiebre
de esa voluntad combativa era el factor clave, y logra-
ron diseñar las herramientas necesarias para producir
la rápida dislocación sicológica de adversarios todavía
aferrados a las nociones del pasado.
97
2.1.1. Erich von Ludendorff14
La historia militar contemporánea ofrece numerosos ejem-
plos de la tensión entre guerra y política en situaciones de
conflicto armado. Es así como las consideraciones de natu-
raleza militar han llegado a independizarse del fin político
en diversos contextos históricos y, lo que es más grave, has-
ta han llegado a dictarlo. Tal como se pone de relieve en
párrafos anteriores, la primera guerra mundial constituye
un claro ejemplo de ello. Esta contienda asume, desde el
principio, un carácter totalmente distinto del de cualquier
otra guerra europea anterior: la obsesión -compartida por
civiles y militares- por la victoria en sí misma, es el paradig-
ma dominante; lo que se tradujo en una “incapacidad para
hacer coincidir el designio militar con el propósito político,
con consecuencias desmesuradamente lamentables”.15
En el caso de Alemania:
El nombramiento de Hindenburg y Ludendorff como
jefes del Mando Supremo del ejército el 28 de agosto
de 1916, trajo el triunfo definitivo de las autoridades
militares sobre los políticos. Hindenburg y Ludendorff,
descontentos con la débil dirección de los asuntos del
98
Reich por Bethmann Hollweg, interferían cada vez
más directamente tanto en la política interna como en
la exterior […] se proponían incrementar al máximo
los esfuerzos bélicos de Alemania, y en la persecución
de este objetivo no se preocupaban de consideraciones
de la política interna y externa […]”.16
99
En otros términos, la exigencia de Ludendorff, en el sen-
tido de que la política debe servir a la conducción bélica,
constituye la antítesis de la teoría del filósofo de la guerra
de occidente.
Incluso, Ludendorff va más allá, puesto que la guerra
total -que abarca todos los campos de la vida- demanda
el accionar de un jefe, cuya voluntad y su sola presencia,
sean la única autoridad. Y es en él donde debe residir
la voluntad directora de la guerra.20 Es decir, la guerra
total no está sometida a conducción política alguna, sino
que sólo debe ser dirigida y conducida según puntos de
vista exclusiva y excluyentemente militares; lo cual carece
de sentido, “ya que la guerra, de no ser apropiadamen-
te empleada por la política, es un insensato exterminio y
destrucción”.21
Por tanto, de acuerdo a Ludendorff, el caudillo en la
guerra es la suprema figura que un pueblo es capaz de
producir, así como la guerra es la máxima manifestación
vital de un pueblo. Además, “La próxima guerra exigirá
todavía algo más del pueblo, y será la disponibilidad ab-
soluta de sus fuerzas anímicas, físicas y materiales […]”;
motivo por el cual contempla a la paz como un mero
100
periodo de transición en el que los poderes civiles dejan
a los militares la posibilidad de preparar un nuevo con-
flicto. Y más todavía, toda actividad humana y social se
justifica tan sólo si está orientada a la preparación para
la guerra.22
De donde resulta consecuente -y así lo formula el
autor- que tal caudillo en la guerra ejerza, ya en la paz,
plenos poderes dictatoriales: “Con ello, en las fantástica-
mente desgraciadas concepciones de Ludendorff se reba-
sa, ya en tiempos de paz, el horizonte legal que asegura
la actuación política dentro de los límites de un Estado.
No es de extrañar que Ludendorff llegara a ser una figura
respetada en el iii Reich, y constituye seguramente uno de
los hechos más significativamente grotescos de la historia
el que Hitler hiciera copiar al pie de la letra algunas de
sus órdenes para la ofensiva de las Ardenas, la batalla en
la que perdió sus últimas reservas”.23
Estos retorcidos pensamientos de Ludendorff se con-
vierten en realidad el día de la muerte del mariscal Hin-
denburg, en que: “[…] todos los miembros del ejército tu-
vieron que prestar el siguiente juramento: “Hago ante Dios
este juramento sagrado: que obedeceré incondicionalmente a Adolfo
Hitler, Führer del Reich y del pueblo, jefe supremo del ejército, y que,
como soldado valiente, estaré dispuesto en todo momento a arriesgar
mi vida para cumplir este juramento”.24
101
Pero, a este nivel de análisis, debemos plantearnos el
siguiente interrogante: ¿Qué es la guerra total?, a lo que
Ludendorff responde:25
La guerra total, que no es solo asunto de las fuerzas
armadas sino que toca también la vida inmediata y
el alma de cada miembro de los pueblos beligerantes
[…].
102
Esta condición de unidad, base necesaria para una guerra total,
“[…] no podría obtenerse sino de acuerdo al fondo racial y
a la creencia religiosa por la observación concienzuda de las
leyes biológicas y físicas y de las características de ese fondo
racial”;29 puesto que, “Cuanto más toman conciencia de su
raza, más se manifiesta el alma del pueblo y más claramente
se comprenden las condiciones raciales de la vida y mejor se
disciernen los avances destructivos de las potencias oscuras
internacionales, del pueblo judío y de la Iglesia Romana, los
que en su deseo de dominar el mundo y en sus procedimien-
tos políticos pisotean a los pueblos[…]”.30
Esto, necesariamente, desemboca en la persecución racial
y religiosa, al reafirmar que: “Verdad que la religión cristiana
nos ha oprimido durante siglos, para privarnos de la cohe-
sión racial, para conducirnos bajo el yugo de la dominación
de los judíos y de los sacerdotes y dejarnos así incapaces de
empeñar nuestra voluntad cohesiva de vivir para la creación
de formas de vida específicamente alemanas”.31
Esta situación, obliga a la emergencia de “[…] una
política que buscará una conservación vital del pueblo y
que tendrá conciencia de las exigencias de la guerra total.
Esta será pura y simplemente la política racial, y se pon-
drá dócilmente al servicio de la guerra, pues ambas no
tienen sino un solo fin: la conservación del pueblo”.32 El
29 Ibídem, p. 36.
30 Ibídem, p. 22.
31 Ibídem, p. 36.
32 Ibídem, p. 22; también, Hitler, Adolph (1984: 185), en donde afirma
que “El Estado Nacional debe conceder a la raza el principal papel
en la vida general de la nación y velar porque ella se conserve pura.”
103
genocidio nazi, eufemísticamente denominado “solución
final”, llevaría a la praxis estas ideas, como lo demuestra
el caso de Polonia, donde “[…] Más de 3 millones de ju-
díos fueron pura y simplemente exterminados [producto]
de un determinación política, premeditada de antemano
y puesta en práctica sistemáticamente con ocasión de la
guerra. Cuando, en 1939, Hitler anunció que si estallaba
la guerra los judíos no sobrevivirían, cualquiera que fuese
el curso de la contienda, por una vez no mentía”.33
Y es que, de acuerdo a Ludendorff, aquellas “fuerzas
siniestras” (francmasones, judíos, jesuítas y el cristianismo en
general), fueron las que socavaron las bases de la resistencia
y cohesión de pueblo alemán; estos “poderes ocultos”, con-
juntamente con los demócratas, socialistas y pacifistas (todos
ellos defensores de la democracia republicana), “apuñalaron
por la espalda” al ejército alemán; produciendo el colapso
de 1918, a espaldas de los ejércitos que lucharon victoriosa-
mente, hasta que la subversión civil minó sus fuerzas.34
33 Aron, Raymond (1973: 69). El mismo autor demuestra que “El Esta-
do totalitario proclama siempre las virtudes de la nación (de la raza)
o de la clase social, pero, en realidad, no se siente en absoluto ligado
a los sentimientos de una u otra” p. 402; tratándose del Tercer Reich, la
idea central gira alrededor de la raza.
34 Adolf Hitler fue también partidario de esa “teoría”; en sus propias
palabras: “Así, si pasamos revista a todas las causas del desastre ale-
mán, advertiremos que la causa final y decisiva habrá de verse en el
hecho de haber omitido comprender el problema racial y, en espe-
cial, la amenaza judía […] los reveses sufridos en el campo de batalla
en agosto de 1918 habrían podido soportarse con toda facilidad. No
fueron ellos los que nos vencieron; lo que nos venció fue la fuerza
que preparó el terreno para estos reveses despojando a la nación del
instinto y de la energía políticos y morales, merced a procedimien-
tos puestos en práctica por espacio de muchas décadas; y solo estos
sentimientos hacen a las naciones capaces de existir y justifican su
104
Estas ideas de Ludendorff llevan a las siguientes re-
flexiones: Ludendorff elaboró su plan con el objeto de
establecer un gobierno de corte totalitario, destinado a
sustituir la política con vista a la guerra total; propugnó,
pues, una “dictadura militar” para la conducción de la
guerra en masa, ya que el Führer “[…] Además de diri-
gir las operaciones militares […] debía dirigir la políti-
ca exterior y económica del país y también su sistema de
propaganda”.35 Su pensamiento dejó expedito -desde el
punto de vista teórico- el camino al nacionalsocialismo en
Alemania y, por ende, al estallido de la segunda guerra
mundial.
Recapitulando, la concepción de guerra total acuñado
por Ludendorff, compromete a todos los recursos mate-
riales y espirituales de la nación, puesto que:36
[…] La guerra total no apunta […] solamente a las
fuerzas armadas, sino también a los pueblos […] por
su misma esencia, la guerra total no podrá ser realiza-
da sino cuando la existencia misma del pueblo entero
se vea amenazada y el pueblo decida asumir la respon-
sabilidad.
105
Tabla 5
Aspectos básicos de la guerra total
-La totalidad de los esfuerzos de la nación para la realización de
la guerra y su ejecución, deben ser conducidos por una misma
y única persona: el Comandante Supremo.
-Fin de los “santuarios” con el desarrollo del poder aéreo.
-Proliferación de medios indirectos, tales como la propaganda.
-Movilización de todas las fuerzas materiales y morales de la
nación.
-Importancia clave de la cohesión anímica del pueblo.
-Medidas económicas que garanticen que pueblo y ejército no
carezcan de nada.
-Fuerzas armadas bien disciplinadas, bien equipadas y bien
acondicionadas.
Fuente: elaborado con base en; Ludendorff, Erick von (1964).
106
Todo ello, porque la guerra total, como su propia de-
nominación lo pone de manifiesto, es absoluta y carece
de límites.
107
La estrategia de la aproximación indirecta es su contribu-
ción al pensamiento estratégico-militar, ya que parte del
convencimiento de que “[…] la historia de la estrategia
es fundamentalmente un registro de la aplicación y de la
evolución de la aproximación indirecta”; misma que va
más allá de la aplicación en el campo militar, al erigirse
en “ […] una verdad filosófica. Su cumplimiento fue visto
como una clave para la realización práctica de cualquier
problema donde predominara el factor humano, y donde
el “conflicto entre voluntades” surge siempre de otros con-
flictos básicos de intereses […]”39
Tratándose del ámbito castrense, la misma se basa en
el ataque indirecto -avances envolventes- sobre los puntos
débiles del enemigo, logrando así victorias decisivas a bajo
costo:40
[…] el objetivo consiste en debilitar la resistencia antes
de intentar vencerla; y el efecto es mucho mejor logra-
do, si se atrae a la otra parte fuera de sus defensas.
108
1. Un avance disperso con un solo objetivo concen-
trado.
2. Un avance disperso con una serie de objetivos con-
centrados, es decir, contra objetivos sucesivos […].
3. Un avance disperso con objetivos distribuidos, es
decir, simultáneamente contra un número de obje-
tivos […].
42 Ibídem, p. 348.
43 Ibídem, p. 341.
44 Aron, Raymond (1984: 60).
109
Precisamente, en su pretensión de conferirle a la apro-
ximación indirecta “validez universal”, Liddell Hart obvia
o deja de lado los objetivos políticos de toda guerra, a los
cuales debe adaptarse la estrategia. Es decir, el objetivo
político de la guerra impone la estrategia militar; las capa-
cidades operacionales disponibles -destacadas por Liddell
Hart- sólo se encuentran en un plano secundario. De ma-
nera tal que es posible cuestionar la pretendida universa-
lidad de su teoría. Y es que puede que la strategy of indirect
approach no sea posible operacionalmente o, lo que es más
grave, no sea útil políticamente.45
Sin embargo, en otro pasaje de su obra, subyace la con-
cepción “clausewitziana” de la “guerra como la continua-
ción de la política por otro medios” y la subordinación de
las cuestiones militares a lo político. Por ejemplo, al esta-
blecer “la responsabilidad de un comandante militar fren-
te al gobierno por el cual es empleado”, sostiene que “su
responsabilidad es la de aplicar, lo más provechosamente
posible, al interés de la alta política […] la fuerza que le
es concedida y en el teatro de operaciones que se le asigna
110
[…]”. En tanto que, “[…] si pretende imponer al gobierno
qué medida de fuerza debería ser puesta a su disposición,
ya sobrepasa los límites de su esfera”; puesto que es “el go-
bierno […] [quien] formula la política de guerra”.46
Y esto es así, ya que en la base de sus propias reflexio-
nes, descansa la siguiente concepción tomada de Clau-
sewitz: “[…] Las naciones no hacen la guerra por motivos
de guerra, sino en continuación de la política. El objetivo
militar es sólo el medio para lograr el fin político. Por ello,
el objetivo militar deberá ser regido por el objetivo polí-
tico, en el supuesto lógico que la política no demande lo
que es militarmente imposible”.47
De manera tal que cualquiera sea el problema que se
presente, se debe comenzar y finalizar en el plano político;
lo que significa que “El objeto de la guerra es lograr un
mejor estado de paz para el futuro […] De aquí que sea
esencial conducir la guerra considerando siempre la paz
que uno desea […]”.48
Por lo tanto, la paz deseada, debería ser el fin último
de todo conflicto armado:49
[…] Considerando que a la estrategia sólo le interesa el
problema de conseguir la victoria militar, la gran estra-
tegia debe optar por una visión más amplia, ya que su
problema es ganar la paz. Tal orden de ideas no cons-
tituye una cuestión de “poner el carro delante del ca-
ballo”, sino de que resulte claro ver hacia dónde están
yendo el caballo y el carro.
111
Quien se concentra exclusivamente en la victoria sin
pensar en el efecto posterior, puede estar demasiado
exhausto como para beneficiarse a través de la paz
pues es casi cierto que la paz lograda será ineficaz y
que contendrá los gérmenes de otra guerra […].
Es más sensato correr riesgos de guerra con el fin de
asegurar la paz, que correr riesgos de desgaste en guerra
con el fin de terminar con la victoria […].
112
la guerra, porque “La fuerza es un círculo vicioso -o más
bien una espiral- a menos que su aplicación sea controla-
da por los más cuidadosos y razonados cálculos. De este
modo la guerra, que comienza por negar la razón, llega
a justificarla, a través de todas las fases de la contienda”52
Bajo esta óptica, demuestra que los grandes ejércitos
de masas son inferiores a las móviles y ágiles fuerzas mi-
litares profesionales, y que la experiencia enseña que, de
respetarse las siguientes guías prácticas, mayor sería la
probabilidad de alzarse con la victoria.
Tabla 6
Axiomas de la historia de la guerra
Negativos Positivos
No debéis lanzar todas vues- Ajustad el objetivo a los me-
tras fuerzas en un solo golpe dios disponibles, es decir, un
mientras vuestro enemigo sano cálculo y coordinación
está en guardia o en condi- del fin y de los medios. El fin
ciones de eludir o resistir di- debe adecuarse a los medios
cho golpe. totales.
No debe repetirse un ataque Mantened vuestro objetivo
en la misma forma o en la constantemente en la mente,
misma dirección si ha fraca- cuando adaptéis vuestro plan
sado con anterioridad. a las circunstancias; cada ob-
jetivo debe estar relacionado
con la meta definitiva o final.
Escoged la línea de acción
más inesperada, el curso que
el enemigo tiene menos pro-
babilidades de prever o anti-
cipar.
113
Aprovechad la línea de me-
nor resistencia, siempre y
cuando ella conduzca a cual-
quier objetivo que pueda
contribuir al logro del obje-
tivo definitivo.
Tomad una dirección ope-
rativa que ofrezca objetivos
alternativos, pues ofrecen la
oportunidad de ganar uno
de ellos.
Asegurad que tanto el plan
como las disposiciones sean
flexibles, es decir, adaptables
a las circunstancias.
Fuente: elaborado con base en; Liddell Hart, Basil (1984: 549-554). Estos
principios, siguiendo al autor, son apliables tanto a la táctica como a la es-
trategia.
114
indirecta -tal como la desarrolló Liddell Hart- puede, en
ocasiones, acrecentar la eficiencia de las operaciones mili-
tares, pero la estrategia no sustituye a la política, sino que
es un instrumento para la acción al servicio de la política.
En síntesis, tal como lo demuestra Clausewitz, la “gramá-
tica” de la guerra es la estrategia, y la “lógica” de la guerra
es la política.54
115
A pesar de la dificultad que representa el mantener
dependencias distantes y aisladas, una nación que
desea tener alguna participación en el dominio de
cualquier campo de importancia marítima no debe
carecer de una base en uno de los puntos estratégicos
de dicha región. Estos puntos, escogidos conveniente-
mente, de acuerdo con su posición relativa, formarán
una base, que será secundaria con respecto a la me-
trópoli, pero principal con respecto al teatro inmedia-
to de operaciones.
58 Ibídem, p. 237.
59 Petrusio, Roberto Luis (1989: 21).
116
1908.60 Y es que, con el surgimiento y desarrollo de la fuer-
za aérea, la tasa de defunción de civiles o no combatientes
supera, con creces, a la de los combatientes propiamente
dichos, durante los conflictos armados. Los testimonios de
los sobrevivientes del bombardeo y destrucción de Gerni-
ka (País Vasco), del 26 de abril de 1937, coinciden con la
descripción que Wells hace casi tres décadas antes en la
citada novela asombrosamente anticipadora.
En general, se reconoce en la primera guerra mundial
(1914-1918) la génesis del concepto tridimensional de la guerra y,
por ende, del poder aéreo, puesto que cada ejército inicial-
mente fabrica y pone en operación aeronaves, con el fin de
apoyar a la caballería en sus misiones de reconocimiento.
[…] En busca del óptimo empleo del poder aéreo, algu-
nos estados mayores no tardaron en comprender que el
valor del avión residía en su insólita capacidad de reba-
sar los frentes y romper la capacidad y la voluntad del
enemigo de proseguir la guerra. Desde el comienzo, sin
embargo, la utilización del poder aéreo con fines estra-
tégicos tropezó con los criterios de quienes sólo conside-
raban su aplicación táctica, es decir, atacar a hombres y
aparatos en cualquier batalla […]61.
117
fuerza, destruyendo la capacidad enemiga para interferir
antes de poderlo ejercer.
Los estrategas aéreos, recién comenzada la era de la
guerra aérea, tienen que hacer frente a los mismos pro-
blemas que los estrategas navales: cómo asignar los re-
cursos disponibles a la acción de apoderarse de los cielos
a la fuerza y a ejercer el dominio; o, lo que es lo mismo,
cómo utilizar los aires para alcanzar los objetivos de la
guerra.
Cabe destacar que el reconocimiento aéreo condujo al
apoyo aéreo cercano de las fuerzas combatiendo en tierra
o en los mares; en palabras de un pionero en la materia:62
Puesto que el avión controla la situación desde arri-
ba y dispone de una gran velocidad de traslación, una
de las primeras ideas que surgieron fue la de utilizarlo
como medio de control de tiro de la artillería. Como
desde arriba no sólo se ve bien, sino que también se
puede atacar el blanco con facilidad, y dado que el
avión puede sobrevolar las líneas enemigas, se pensó
en usarlo como medio para atacar al adversario en sus
líneas o incluso más allá, pero a este tipo de acciones
nunca se le dio una gran importancia, también porque
al principio, los aviones más utilizados -los aeroplanos-
no podían transportar más que un peso pequeño de
materiales ofensivos.
118
afectando así la determinación del enemigo de hacer la
guerra. Aunque, en rigor de verdad sólo:63
[…] unos cuantos hombres perspicaces -en particular,
Hugh Trenchard, jefe del Estado Mayor Británico del
Aire, William “Billy” Mitchell, del Servicio Aéreo de
los Estados Unidos, y el coronel italiano Giulio Dou-
het- insistían en que una fuerza aérea podía empren-
der independientemente una acción bélica ofensiva.
Cada uno por su cuenta desarrolló una teoría del po-
der aéreo estratégico basada en la capacidad de bom-
barderos de gran radio de acción para atacar los cen-
tros industriales y de comunicación situados detrás de
las líneas enemigas [...] aquellos creadores del poder
aéreo previeron que, en una era de guerra total, civiles
y militares se convertirían en objetivo de los ataques
aéreos, para aplastar su voluntad de resistencia.
119
principio de la humanidad, ha impuesto a la guerra sus
condiciones y ha determinado sus características esen-
ciales, no tiene influencia alguna sobre la acción aérea.
Mediante la utilización del nuevo medio, la guerra pue-
de hacerse sentir directamente en zonas situadas más
allá del alcance de las armas de fuego empleadas en la
superficie, a centenares y centenares de kilómetros, so-
bre todo el territorio y el mar enemigo. Ya no pueden
existir zonas en las que la vida pueda transcurrir en com-
pleta seguridad y con relativa tranquilidad. El campo de
batalla ya no podrá estar limitado; sólo estará circuns-
crito por los confines de las naciones en lucha; todos se
convierten en combatientes, porque todos están sujetos a
las ofensivas directas del enemigo; ya no podrá subsistir
una división entre beligerantes y no beligerantes.
66 Ibídem, p. 36.
120
Aquél que posea el dominio del aire y disponga de una
fuerza ofensiva adecuada, preservará por un lado el
territorio y mar propios de las ofensas aéreas enemi-
gas y negará al adversario la posibilidad de llevar a
cabo cualquier tipo de acción aérea auxiliar (interven-
ción de los aviones en operaciones de tierra y de mar),
por otro lado se encontrará en condiciones de realizar
acciones ofensivas sobre el enemigo de un orden de
magnitud terrorífico, contra las cuales el adversario no
encontrará modo alguno de reaccionar. Mediante es-
tas acciones ofensivas se puede aislar al ejército y a la
marina enemiga de sus bases y producir en el interior
del país adversario destrucciones de todo género, muy
apropiadas para acabar rápidamente con la resistencia
material y moral.
121
bombardeo estratégico con capacidad de largo alcance,
que pudiera llevar a cabo ataques masivos sobre blancos
importantes, ésta sería la forma más eficaz en términos
de costo-rendimiento de ganar la guerra. De donde sur-
ge una nueva doctrina de guerra, basada en el principio:
“Hay que hacer el máximo esfuerzo en el campo decisivo”
y “el campo decisivo es, actualmente, el aéreo”; doctrina
que se puede sintetizar en una frase: “Hacer masa en el
aire y resistir en la superficie”.70
Por su parte, el General de División Lord Hugh
Montague Trenchard (1873-1956),71 creador de la raf ,
122
Tratándose de la Unión de Repúblicas Socialistas So-
viéticas (urss), es en Nikolái E. Zhukovski (1847-1921)73 y
en Andréi Nikoláievich Túpolev (1888-1972)74 en quienes
descansa la responsabilidad de desarrollar el poder aéreo,
bajo la consigna: “La inmensidad de la urss ha de unirse
y mantenerse unida y para ello se necesita un transporte
aéreo y, por consiguiente, una industria aeronáutica”. Lo
que explica, en parte, que el nuevo régimen soviético im-
pulse el progreso aéreo con una devoción casi religiosa.
El 1° de diciembre de 1918, ambos ingenieros crean
el Instituto Central de Investigación Aerodinámica e Hi-
drodinámica de Moscú, conocido por su acrónimo ruso,
tsagi, futuro núcleo de investigación aérea soviética.75
La consigna era volar más lejos, más rápido y más alto
que cualquiera, lo cual, como lo comentó el diseñador
de aviones A. S. Yakov Lev en sus memorias, publi-
cadas en 1968, no tenía necesariamente valor militar
además de que murieron muchos pilotos y que los
récords establecidos fueron fácilmente superados en
poco tiempo en otros países, sobre todo Estados Uni-
dos […] La Unión Soviética llegó a tener la Fuerza Aé-
rea más grande del mundo […] Las decisiones que se
123
tomaron “Es decir: desarrollaron una aviación militar
con un predominio absoluto de bombarderos pesados”
parecerían haber sido influidas por la gigantomanía
estaliniana […] En los primeros días de la guerra Sta-
lin ordenó bombardeos masivos de la retaguardia ene-
miga por sus bombarderos pesados, sin escolta de ca-
zas. Fueron masacrados por la aviación alemana. Los
soviéticos perdieron dos mil aviones en dos días y sólo
hacia 1943 recuperaron el control de su espacio aéreo
a un incalculable costo en vidas humanas y escapando
por poco e una derrota total, después de haber perdido
miles de aviones más. Las hazañas de la aviación so-
viética habían servido para la legitimación política de
Stalin, pero no para la defensa real del país.76
124
En el caso de Alemania, Hans von Seeckt (1866-1936)78
y Erhard Milch (1892-1972)79 pueden ser considerados los
pioneros del poder aéreo del Tercer Reich.
En principio, y dada las restricciones del Tratado de
Versalles, se fomenta el vuelo sin motor, es decir en pla-
neadores; papel que asume con singular entusiasmo Kurt
Student (1890-1978),80 general alemán de la Luftwaffe que
combate en el Frente Oriental de la primera conflagra-
ción mundial como piloto y, posteriormente, comandante
del cuerpo de paracaidistas de la Alemania Nazi ó Falls-
chirmajäger.81
En este marco, no puede pasarse por alto la etapa de
cooperación militar entre la Alemania nazi y la urss, de
la mano del Tratado de Rapallo (1922), lo que trae apa-
82
125
rejado: a) la erección de una factoría de aviones a cargo
del ingeniero Hugo Junkers en Fili, cerca de Moscú; y,
b) la apertura de un centro de vuelo militar, absolutamen-
te secreto, en Lípetsk, a unos 350 kilómetros de Moscú, a
cambio de entrenar a los miembros de las Fuerzas Aéreas
y del Ejército Soviéticos: de 1926 a 1932 unos 120 jóvenes
aviadores alemanes se convertirían en excelentes pilotos
militares, expertos en bombardeo y combate aéreo, cons-
tituyéndose en el núcleo duro de la futura Luftwaffe.83
El pensamiento innovador del periodo entreguerras, se
hace sentir con la misma intensidad en Estados Unidos de
Norteamérica, a través del general William “Billy” Mit-
chell (1879-1936),84 acérrimo defensor del poder aéreo, tal
como se desprende de sus escritos y discursos:85
El advenimiento del poder aéreo, que puede llegar
directamente a los centros vitales y neutralizarlos o
destruirlos, ha introducido un carácter completamente
nuevo en el viejo sistema de hacer la guerra. Se acepta
hoy que el ejército enemigo más importante en el cam-
po de batalla, es un objetivo falso, y que los objetivos
verdaderos son los centros vitales […] El resultado de
la guerra hecha desde el aire, será producir decisiones
126
rápidas. El poder aéreo superior originará en el país
enemigo, estragos tales o la amenaza de estragos tales,
que hará imposible llevar a cabo una campaña planifi-
cada de larga duración.
127
ta predijo el día y la hora, el orden de ataque y la
posición de los portaaviones enemigos.
128
Por ejemplo, el historiador Teodoro Mommsen de-
muestra que el resultado de las Guerras Púnicas se diri-
mió gracias al poder naval.93 Alentado por sus hallazgos,
Mahan selecciona para su estudio los siglos xvii y xviii,
129
cias marítimas habrían de prosperar en la paz, prevalecer
en la guerra y dominar los acontecimientos del mundo”.95
Debido a su esfuerzo intelectual, se reconoce en Mahan
al pensador del poder naval por excelencia y hasta el día de hoy sus
obras se siguen reeditando, consultando y citando.96
Menos conocidas, pero no por ello menos importantes,
son sus conferencias sobre estrategia naval, plasmadas en
una publicación que lleva el mismo título en 1887 -tres
años antes de su obra cumbre- y, posteriormente, corregi-
das, actualizadas y aumentadas en 1909.
Europa se erige en el centro del estudio de Mahan,
dado que:97
Para bien o para mal, los europeos crearon nuevos impe-
rios y cambiaron el mundo. Y lo hicieron por mar. Para que
todo esto fuera posible desarrollaron armadas y una es-
trategia, un conjunto de conceptos de cómo utilizarlas, de
la cual se derivaron todas las funciones clásicas del poder
marítimo: asegurar el control del mar, proyectar el poder
hacia tierra tanto en la paz como en la guerra, atacar y
defender el comercio, directa e indirectamente, y mante-
ner el buen orden en el mar.
130
Puede decirse, como regla general, que el uso y control
del mar es y ha sido siempre un gran factor en la historia
del mundo.
131
I. Posición geográfica (potencia insular en medio de lí-
neas marítimas); II. Configuración física incluyendo en
ésta y con su relación con ella, los productos naturales
y el clima (posesión de puertos aptos); III. Extensión
territorial (suficientemente grande para suministrar la
riqueza material necesaria, pero no tanto como para
ser indefendible); IV. Población o número de habitantes
(suficiente para proveer dotaciones o tripulaciones); V.
Carácter del pueblo (grado de conciencia marítima);
VI. Carácter del gobierno, incluyendo las instituciones
nacionales (voluntad de apoyar una política naval pro-
gresiva).
132
taña también logra ejercer, en gran medida, un control
sobre el mar Mediterráneo.102
Por su parte, la configuración física del territorio nacio-
nal determina, en gran escala, la disposición de un pueblo
para buscar y conseguir el poder naval. Las características
de la costa rigen el acceso al mar; los buenos puertos traen
aparejado un poder potencial; las características de las tie-
rras pueden alejar del mar al pueblo o llevarlo allí para bus-
car en él su subsistencia. Los holandeses fueron impulsados
al mar, pero su dependencia casi completa del mismo fue,
a su vez, causa de debilidad. La fertilidad del suelo francés
hizo innecesario a los franceses dirigirse al mar, a menos
que así desearan hacerlo. Para toda nación con una línea
de costa, el mar constituye una frontera y el poder naval
será determinado, en gran parte, por la forma en que se
ensancha esa frontera.103
Dicho en otros términos, el poder naval consiste en la
influencia ejercida por una combinación de fuerzas mili-
tares (principalmente navales, pero actuando en conjunto
con tierra y aire) y fuerzas no militares.
El poder naval en su más amplia acepción, comprende
no solamente su fuerza militar a flote, por quien se rige y
gobierna el mar o una parte de él, mediante la acción de
las armas, sino también su flota mercante y su comercio,
fuentes naturales de donde únicamente puede nacer y sos-
tenerse aquél. 104
133
En esta línea de pensamiento se ubican dos de los más
reconocidos almirantes estadounidenses, como discípulos
de Mahan:105
Los elementos del poder naval no están de ninguna
manera limitados a naves de combate, armas y perso-
nal adiestrado, sino que incluyen los establecimientos
costeros, bases bien ubicadas, tráfico comercial y alian-
zas internacionales ventajosas. La capacidad de una
nación de ejercer el poder naval también se basa en el
carácter y cantidad de su población y en el carácter de
su gobierno, el vigor de su economía, su eficiencia in-
dustrial, el desarrollo de sus comunicaciones interiores,
la calidad y cantidad de sus puertos, la extensión de su
costa y la ubicación de su territorio, bases y colonias,
respecto a las comunicaciones por mar.
134
capacidad de utilizar el mar con el propósito de hacer
la guerra e impedir que el enemigo haga lo mismo. Esto
es el denominado control del mar; entendiéndose por tal el
“dominio del mar”, a saber: aquellas actividades dirigidas
tanto al uso propiamente dicho del mar como a impedir
su uso por parte del enemigo. O sea, la capacidad de usar
las líneas de comunicaciones en el mar para propósitos
militares y civiles, y negar dicho uso al enemigo.108
Tradicionalmente se reconoce que el propósito inme-
diato de la estrategia naval es disputar el control del mar,
cuyo grado está ilustrado fundamentalmente por el modo
en que confiere capacidad para usar el mar para los pro-
pósitos propios, y para impedir que el enemigo lo use para
satisfacer los suyos (uso y negación del uso del mar). Y, que
entre los principales usos del mar en tiempo de guerra, des-
taca la proyección del poder militar desde el mar contra la
costa, por medios que van desde el bombardeo naval hasta
el apoyo a una invasión a larga escala (guerra anfibia).109
Ahora bien, de acuerdo con otro reconocido historia-
dor y teórico de la guerra naval, Sir Julian Corbett (1854-
1922),110 el estado natural de los mares es ser indomable.
Aunque uno pueda controlar algunos de ellos, no puede
ni necesita dominarlos a todos; sólo necesita controlar las
áreas que son esenciales para los fines de la guerra (vg.
control de determinados estrechos). Este pensador sostie-
ne que la guerra naval es mucho más que la destrucción
135
de la flota enemiga. De ahí, se desprende que toda Arma-
da deba aprender a usar su amplio espectro de capacida-
des para aplicar presiones que deba soportar el enemigo
y que contribuyan al esfuerzo del ejército, además de la
consolidación de los objetivos políticos por los cuales se
libra la guerra; por lo que destaca la importancia de las
operaciones conjuntas y el adecuado equilibrio en el em-
pleo correcto de ejércitos y marinas.111
Surge así el principio de selectividad: para que los convoyes
naveguen por los mares no es necesario acabar con todas
las naves corsarias del enemigo que surcan los mares, ya
sean submarinos o naves de superficie; basta con controlar
la zona por la que los convoyes vayan a navegar. Incluso,
si hacen esto, podrán llamar la atención y atraer hacia el
convoy a aquellos submarinos que se quieran destruir.112
Tampoco debe pasarse por alto que el dominio de los
mares constituye tan sólo un medio al servicio del objetivo
político de la guerra. Además, la estrategia naval debe inte-
ractuar, de manera continua, con la estrategia terrestre. En
otras palabras, el dominio de los mares debe ejercerse a fin
de influir en las decisiones que solamente pueden ser adop-
tadas por personas con los pies bien puestos en la tierra, ya
sea matándolos de hambre o desembarcando tropas.113
Son pocas las personas que como Mahan dejan huellas
tan profundas en los acontecimientos mundiales y son me-
nos aún los que tienen el privilegio de vivir para ver una
136
realización tan completa de la obra de su vida. Al morir
Mahan, en diciembre de 1914, el impacto de sus escritos
ya había repercutido en todos los almirantazgos; sus pun-
tos de vista habían afectado profundamente el pensamien-
to civil y la política pública en América, en Europa y hasta
en el Extremo Oriente.114
En ese marco, Mahan apuesta por un poder naval con
capacidad ofensiva y de proyección, en detrimento de las
armadas con vocación defensiva, dado que:115
[…] La absoluta desventaja de la defensiva es evidente.
No sólo es la actitud obligada del bando más débil, sino
que ella actúa bajo la incertidumbre onerosa de no sa-
ber dónde tendrá lugar el ataque enemigo, en los casos
en que haya más de una línea de operaciones, como
sucede generalmente. Esto obliga a distribuir las fuerzas
[…] Al asumir la defensiva, admitís la imposibilidad de
vuestro propio avance y la capacidad del enemigo de
presentarse ante vuestro frente con fuerzas superiores.
114 Sprout; en, Earle, Edward Mead (1968: 226 y 227), Mahan: Evangelista
del Poder Naval; Tomo iii.
115 Mahan, Alfred Thayer (1935d: 44).
116 Ibídem, pp. 44 y 51.
117 Mahan, Alfred Thayer (1935c: 244).
137
Pero, encarnada en un tipo de flota que tenga las
capacidades de enfrentarse exitosamente a su par ene-
miga:118
[…] potencia que depende no sólo de la suma total del
tonelaje o del peso del metal, sino también de la forma
en que estas sumas han sido distribuídas en las dife-
rentes clases de buques y de las características de cada
clase con respecto a su armamento, coraza, velocidad
y radio de acción; <lo que explica que> la composi-
ción de la flota de una nación es verdaderamente una
cuestión estratégica.
118 Ibídem.
119 López, Horacio A. (2009).
138
país, y por eso lo hemos colocado en segundo lugar al
enumerar los factores influyentes en el Poder Naval”.120
A manera de consideración final, conviene citar a
uno de sus principales biógrafos, quien reconoce que:121
Nadie como Alfred Thayer Mahan ha influido tan di-
recta y profundamente al teoría del poder naval y de
la estrategia naval. Aceleró y encaminó una revolución
en la política naval norteamericana pendiente desde
largo tiempo atrás; proporcionó un fundamento teó-
rico a la decisión de Gran Bretaña de seguir siendo la
potencia naval dominante, y dio un impulso a la evolu-
ción naval alemana realizada por Guillermo ii y el Al-
mirante Tirpitz. De un modo u otro, sus escritos afec-
taron el carácter del pensamiento naval de Francia,
Italia, Rusia, Japón y de potencias menos importantes.
Fue un historiador de renombre y, al mismo tiempo,
un propagandista del renacimiento del imperialismo.
139
2.2.2. Giulio Douhet123
En el caso del poder aéreo, la idea central gira alrede-
dor del dominio del aire, el que no puede ejercerse has-
ta tanto se obtenga, y no puede obtenerse a menos que
sea por la fuerza, porque “Para asegurar la defensa na-
cional es necesario y suficiente situarse en condiciones
de conquistar, en caso de conflicto, el dominio del aire
[…] el dominio del aire sólo puede ser conquistado por
una fuerza aérea adecuada […] La defensa nacional
no puede ser asegurada más que por una fuerza aérea
apta para conquistar, en caso de conflicto, el dominio
del aire”.124
140
De esta forma, son desarrolladas las bases conceptua-
les del poder aéreo, a saber:125
- Concepto de Proyección: capacidad de poner fuerza mi-
litar -de cualquier manera- en cuantía dada y en
tiempo y lugar específicos. Prácticas comúnmente
aceptadas tales como el apoyo inmediato, interdic-
ción, y bombardeo estratégico, son variaciones de
esta capacidad.
- Concepto de Denegación: capacidad de negarle liber-
tad de acción al enemigo. Aunque la proyección es
estrictamente ofensiva, la denegación implica una
combinación de acciones ofensivas y defensivas.
- Concepto de Supervisión: implica vigilar y custodiar,
para asegurar adecuada dirección y control. El uso
de aviones de reconocimiento y, más tarde de saté-
lites, para observar desarrollos militares extranjeros
y proteger los propios, constituye una contribución
importante y crítica del poder aéreo. En otras pa-
labras, se trata de la capacidad para hacer uso del
efecto de la visibilidad, con el objeto de influir sobre
las acciones de gobiernos hostiles.
141
una acción positiva, por tanto, ofensiva, que es el tipo de
acción que mejor se adecúa al arma aérea.126
Seversky coincide con Douhet en que sólo el poder aé-
reo se encuentra en condiciones de conducir una guerra
ofensiva, asegurar y retener la iniciativa estratégica:127
[…] Resulta claro ahora que sólo el poderío aéreo puede
llevar una guerra ofensiva sobre el enemigo, y que sólo la
ofensiva puede ganar la guerra. El primordial empleo de
nuestra riqueza y de nuestras energías debe, por tanto,
hacerse en la aviación. Podemos asumir en el mar una
estrategia defensiva y tener en suspenso nuestras tropas
de tierra, preparadas para la salida, mientras el poderío
aéreo toma la iniciativa y destruye, para llegar a una vic-
toriosa decisión.
142
nero, muy apropiadas para acabar rápidamente con
la resistencia material y moral.
143
blecido el dominio del aire pueden las flotas intentar
reforzarlo con alguna esperanza de éxito.
3. El bloqueo de una nación enemiga ha pasado a ser cometido
del poderío aéreo […] Aun las incursiones submari-
nas pasan a un plano secundario comparadas con
la destrucción provocada por los aviones […] El
bloqueo aéreo es inconmensurablemente más efec-
tivo <que el naval> en su doble efecto de cortar en
forma simultánea las líneas interiores y exteriores
de suministros. Es un bloqueo instantáneo y total.
4. Sólo el poderío aéreo puede derrotar al poderío aéreo. La eli-
minación, o por lo menos la neutralización de un
ataque aéreo, sólo puede lograrse por medio de una
fuerza aérea superior […] La única defensa contra
la amenaza aérea debe estar en el aire. La aviación
hostil puede también ser destrozada en su origen,
en el país enemigo, y ésta es también labor del po-
derío aéreo. 132
144
cia ofensiva contra los objetivos situados en la su-
perficie.
- Unidades de combate, para permitir actuar a
aquellas, a pesar de la reacción aérea adver-
saria. Por lo tanto, se le confía la misión de des-
pejar el camino a las unidades de bombardeo,
ante la posible oposición del enemigo, con el
fin de que estas puedan alcanzar sus objetivos.
145
ejerciendo sus propias particularidades. El poder aéreo, por
sí solo y al margen del ejército y la armada, no se encuentra
en condiciones de ganar las guerras, tal como lo demuestra
la historia militar.137
A lo largo de este segundo capítulo, se pasa revista a
la revolución en el pensamiento estratégico-militar de los
conflictos armados de tercera generación; la que descansa
en los avances científico-tecnológicos y el incremento del
poder de fuego y letalidad de los sistemas de armas, en la
emergencia y desarrollo del poder aéreo, en la crisis del
principio de distinción entre combatientes y no comba-
tientes y, en términos generales, en la ruptura con las iner-
cias conceptuales del pasado que dan al traste con la línea
ortodoxa de pensamiento que pierde el objetivo político
de toda guerra.
Uno de los más preclaros pensadores sobre el fenóme-
no de la guerra, asevera que a lo largo de la etapa analiza-
da: “En cifras absolutas, las guerras del siglo xx han cau-
sado más muertes que ninguna de las del pasado. Incluso,
si se calculan las pérdidas en relación con el total de las
poblaciones, se cuentan entre las más mortíferas de toda
la Historia [….]”.138
146
Capítulo III
149
La corriente utópica de pensamiento va más allá, al abo-
gar por el fin de los conflictos armados, mediante la pro-
puesta de integración de una autoridad universal que
dirima las controversias entre los Estados-nación, único
sujeto del derecho internacional y, por ende, protagonista
de las guerras.
El socialismo, por su parte, considera que las guerras res-
ponden tanto a las condiciones impuestas por el sistema eco-
nómico capitalista, como al expansionismo de las potencias
coloniales; y, a diferencia de los utópicos y los anarquistas,
no son pacifistas, sino que en el marco de la lucha de clases,
reinvindican a la violencia como partera de la historia.
La guerra de guerrillas, también denominada guerra de
la pulga, constituye el enfrentamiento del débil contra el
fuerte, lo que lleva a Mao Tse Tung a desarrollar su propia
teoría sobre este tipo de guerra irregular que rompe con los
conflictos armados tradicionales o interestatales, con la par-
ticipación de contingentes de fuerzas armadas regulares.
La guerra, en cualquiera de sus manifestaciones, es in-
herente al ser humano, lo ha acompañado como una som-
bra a través del tiempo y el espacio. La guerra es, pues,
normal y permanente, y “[…] No vamos a la guerra “en
nombre de la paz” como tan frecuentemente iniste una
engañosa retórica, sino más bien en pos de la guerra mis-
ma: para comprender la locura del amor que respira […]
Pensamos en términos de guerra, nos sentimos en guerra
con nosotros mismos y, sin saberlo, pensamos que la de-
predación, la defensa territorial, la conquista y la inter-
minable batalla de fuerzas antagónicas son la base misma
150
de la existencia […] La guerra pertenece a nuestras almas
como una verdad arquetípica del cosmos: es un logro hu-
mano, un horror inhumano y un amor que ningún otro
amor ha logrado superar […]”.4
3.1. Utópicos
El punto de partida de la utopía filosófica de la limitación
de la guerra, reside en la búsqueda de una vía o canal
de comunicación entre la filosofía política del iluminismo
(con Jean-Jacques Rousseau e Immanuel Kant como sus
exponentes más descollantes) y la filosofía de la guerra de
Karl von Clausewitz.
Precisamente, es la concepción de Estado de este últi-
mo, la clave de la problemática planteada, es decir, el Es-
tado como una unidad política, como un ente monolítico,
políticamente hablando.5
Y es que esta forma política unitaria, constituirá el
ideal perseguido por los escritos políticos de Rousseau
(1712-1778).6 Además, no se debe perder de vista el com-
plejo fenómeno del nacionalismo moderno; proceso que
corre paralelo a la integración de las masas al interior de
151
una entidad política común.
Cabe destacar que la visión rousseauniana del sistema
internacional se mueve en dos planos:
- El primero considera al Estado como una unidad
que puede, con propiedad, ser calificada de “orgá-
nica”.
- En tanto el Estado sea una “unidad”, bajo la titula-
ridad de un poder al seno del mismo, como lógica
consecuencia, sus decisiones serán aceptadas como
las decisiones “del” Estado.
Ambos niveles de análisis de la sociedad de Estados-na-
ción confluyen, conformando la siguiente situación: cada
Estado aparece ante los demás como una unidad; por tan-
to, la existencia de un Estado, presupone la existencia de
una política exterior.
Por su parte, cada Estado en particular, tiene su propio
tratamiento de las relaciones internacionales en el con-
cierto de las naciones. Y, la política formulada y presenta-
da por cada Estado en particular ante los otros, representa
la “voluntad general”.7
Esta voluntad, que en su perfección es general para cada
ciudadano, constituye tan sólo una voluntad particular si se
152
la tiene en cuenta en relación a la comunidad internacional
de naciones, es decir, al resto del mundo. Y, correlativamen-
te, la guerra sólo la hace un Estado contra otro, puesto que
para Rousseau: “[…] no hay guerra entre los hombres, sólo
hay guerra entre los estados”; puesto que “el hombre es por
naturaleza pacífico y tímido <y> […] únicamente después
de haberse asociado con otros hombres se decide a atacar
a los demás […]”; además, “[…] la seguridad del Estado y
sus conservación exige que llegue a ser más fuerte que todos
sus vecinos. Sólo a costa de los demás puede crecer, nutrir y
ejercer su fuerza, y aunque no tenga necesidad de asegurarse
subsistencia fuera de sí mismo, busca continuamente nuevos
miembros que le den mayor cohesión. La desigualdad de
los hombres tiene los límites que la naturaleza les ha puesto,
pero las sociedades pueden aumentar sin trabas hasta que
una sola absorba a todas las demás”;8 participando los in-
dividuos sólo en calidad de miembros de la entidad estatal.9
Así, la inevitabilidad de la guerra deviene de la existen-
cia misma de Estados, con voluntades, metas, aspiraciones
y ambiciones particulares e independientes entre sí. Esta
realidad de anarquía internacional se ve agravada por la
ausencia de una autoridad superior, es decir, por encima
de los Estados, con la potestad y capacidad para regular
y dirimir las controversias que, necesariamente -ante in-
153
tereses dispares y, en algunos casos, antagónicos- surgen
entre éstos. Por tanto, el choque de voluntades autónomas
es una realidad insoslayable, de la que no escapa ningún
Estado-nación; y las guerras se llevan a cabo porque nada
ni nadie puede impedirlas.
Entonces, ¿cómo abolir la guerra entre Estados?,
¿cómo poner coto a esta caótica situación reinante? Pues
bien, Rousseau no se limita a la mera descripción de la
conflictiva realidad internacional, sino que elabora y pro-
pone una solución o alternativa ideal.
En pos de tan preclaro objetivo, concluye que la “úni-
ca forma de abolir la guerra entre los Estados es mediante
la creación de un gobierno federal que una a las naciones
con lazos similares a aquellas que ya unen a sus miem-
bros individuales, y que les coloque bajo la autoridad de la
ley”.10 La creación de un gobierno mundial, como conditio
sine qua non para la abolición de la guerra, es la exigencia
de tan magna meta.
Recapitulando, para Rousseau, en una realidad signada
por la anarquía y la conflictividad, sumada a la inexistencia
de una autoridad superior que se imponga sobre las vo-
luntades autónomas de los Estados, cualquier “accidente”
puede desencadenar una guerra. En este caótico contexto
político, las guerras pueden simplemente “ocurrir”, dejan-
do de ser entonces un instrumento o herramienta racional.
En tanto que Karl von Clausewitz, si bien recono-
ce la vigencia de esa realidad magistralmente descrita
10 Ibídem, p. 355.
154
por Rousseau, 11 concluye que la guerra “debe ser” un
instrumento de uso racional, sometido a la política (es
decir, a los gobernantes); y, a la vez que acepta la inevi-
tabilidad del conflicto armado ante la contundencia
del crudo panorama de anarquía internacional domi-
nante, sostiene la necesidad de “limitarlo”; aspira, por
tanto, a limitar las guerras para salvaguardar el orden
internacional. Dicho de otra forma, preservar el siste-
ma mismo.
Bajo esta lógica, su empresa implica una cierta igual-
dad en el poder de los principales Estados-nación que
conforman el sistema internacional a conservar. Tal vez,
esta idea-fuerza de Clausewitz se podría interpretar como
“balance de poder”.
Antes bien, conviene aclarar que para Clausewitz,
la conservación de la propia naturaleza de los Estados,
exige su convivencia o coexistencia con otros. En este
pensamiento se verifica una clara influencia “hegeliana”,
ya que: “El Estado no es un real individuo sin relacio-
155
nes con otros Estados, de la misma manera que un in-
dividuo no es realmente una persona sin relaciones con
otras personas”.12 Esta coexistencia o convivencia ocupa
el centro de la obra de Clausewitz, y evitar la destruc-
ción del orden internacional, conforma la esencia de sus
especulaciones.
De conformidad con Aníbal Romero, “Clausewitz per-
cibió claramente las implicaciones revolucionarias del pe-
riodo napoleónico, y reaccionó en su contra (puesto que)
[…] (los) objetivos políticos de Napoleón eran ilimitados
(destrucción de las estructuras políticas heredadas del siglo
xviii) […]”.13 Es decir, los objetivos políticos napoleónicos
de transformación del sistema internacional, se oponían
al modelo de orden internacional conservador perseguido
por Clausewitz, cuyo ideal descansa en la sociedad de los
Estados europeos anterior a la Revolución Francesa.
Las célebres guerras de “gabinete” -de naturaleza po-
lítica “limitada”- que alcanzan su punto culmínante en el
periodo comprendido entre 1648 (con los Tratados de Paz
de Westfalia que establecieron el monopolio estatal sobre
la guerra) y 1789 (con la Revolución Francesa) subyacen
en los escritos de Clausewitz, como una “utopía” hacia la
cual se debía retornar.
Vom Kriege revela a su creador como un nostálgico de
la época pre-napoleónica: para Clausewitz, la defensa
del orden establecido y el ajuste de los conflictos dentro
de los límites de aquél, son los únicos motivos legítimos
156
para desatar una guerra. Caso contrario, se estaría aten-
tando contra la independencia de los Estados soberanos
y alimentando la anarquía en provecho del dominio o la
dependencia de un poder único. En fin, conviene dejar
plasmados las siguientes ideas:
- En una realidad en la cual el Estado-nación toma
sus propias decisiones gozando de autonomía re-
lativa, la limitación de sus objetivos políticos no se
encuentra garantizada, dejando al desnudo la pre-
cariedad del “balance de poder”;
- Asimismo, la paridad nuclear o el denominado
“equilibrio del terror” alcanzando por Estados Uni-
dos de Norteamérica y la entonces Unión de Re-
públicas Socialistas Soviéticas, evitaba -debido a la
inmensa capacidad destructiva almacenada- que la
guerra fuera “total”.14
Con posterioridad a Rousseau, Immanuel Kant (1724-
1804) lleva a cabo en 1795 un esfuerzo por sentar las bases
de una paz perpetua entre los Estados soberanos, partien-
do del reconocimiento de que:15
La paz entre hombres que viven juntos no es un estado
de naturaleza -status naturalis-; el estado de naturale-
za es más bien la guerra, es decir, un estado en don-
de, aunque las hostilidades no hayan sido rotas, existe
157
la constante amenaza de romperlas. Por tanto, la paz
es algo que debe ser «instaurado»; pues abstenerse
de romper las hostilidades no basta para asegurar la
paz, y si los que viven juntos no se han dado mutuas
seguridades -cosa que sólo en el estado «civil» puede
acontecer, cabrá que cada uno de ellos, habiendo pre-
viamente requerido al otro, lo considere y trate, si se
niega, como a un enemigo.
158
bre el desacuerdo que hay entre la moral y la política con
respecto a la paz perpetua” y “De la armonía entre la
política y la moral, según el concepto trascendental del
derecho público”.
Para una investigadora de la Universidad Nacional
Autónoma de México:18
La separación en dos apartados sugiere, de entrada,
algo en lo que es importante reparar: el logro de la
paz supone dos momentos o etapas claramente dife-
renciables.
El primero consiste en poner límites a la guerra a tra-
vés de ciertas reglas o leyes, con el fin de ir estrechando
el espacio a la posible legitimación del recurso bélico.
La segunda etapa es la que corresponde, realmente, a
la construcción de la paz. Kant se aboca entonces a ex-
presar las condiciones, la garantía y los impedimentos
para el logro de tal fin.
159
5. Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la
constitución y el gobierno de otro Estado.
6. Ningún Estado que esté en guerra con otro debe
permitirse el uso de hostilidades que imposibiliten
la recíproca confianza en la paz futura; tales son,
por ejemplo, el empleo en el Estado enemigo de
asesinos (percussores), envenenadores (venefici), el
quebrantamiento de capitulaciones, la excitación a
la traición, etc.
160
El significado de cada uno de éstos, se puede sintetizar a
partir de los siguientes extractos seleccionados del mismo
autor:21
a) Sobre la constitución republicana.
La constitución cuyos fundamentos sean los tres
siguientes: 1.º, principio de la «libertad» de los
miembros de una sociedad -como hombres-; 2.º,
principio de la «dependencia» en que todos se ha-
llan de una única legislación común -como súbdi-
tos-; 3.º, principio de la «igualdad» de todos -como
ciudadanos-, es la única constitución que nace de
la idea del contrato originario, sobre el cual ha de
fundarse toda la legislación de un pueblo.
[…] La constitución republicana, además de la pu-
reza de su origen, que brota de la clara fuente del
concepto de derecho, tiene la ventaja de ser la más
propicia para llegar al anhelado fin: la paz perpe-
tua. […] En la constitución republicana no puede
por menos de ser necesario el consentimiento de los
ciudadanos para declarar la guerra.
b) Sobre una federación de Estados libres.
El derecho de gentes debe fundarse en una federa-
ción de Estados libres
Todo Estado puede y debe afirmar su propia segu-
ridad, requiriendo a los demás para que entren a
formar con él una especie de constitución, seme-
jante a la constitución política, que garantice el de-
recho de cada uno.
[…] la paz no puede asentarse y afirmarse como
no sea mediante un pacto entre los pueblos. Tiene,
pues, que establecerse una federación de tipo espe-
cial, que podría llamarse federación de paz -fædus
pacificus-, la cual se distinguiría del tratado de paz
en que éste acaba con una guerra y aquélla pone tér-
mino a toda guerra. Esta federación no se propone
161
recabar ningún poder del Estado, sino simplemente
mantener y asegurar la libertad de un Estado en sí
mismo, y también la de los demás Estados federados,
sin que éstos hayan de someterse por ello -como los
individuos en el estado de naturaleza- a leyes políti-
cas y a una coacción legal. La posibilidad de llevar a
cabo esta idea -su objetiva realidad- de una federa-
ción que se extienda poco a poco a todos los Estados
y conduzca, en último término, a la paz perpetua, es
susceptible de exposición y desarrollo […].
3.2. Revolucionarios
Los ideólogos del socialismo también son, a su manera,
utópicos, puesto que sueñan con una sociedad sin Estado
162
ni clases sociales, estadío de madurez y desarrollo de la
humanidad caracterizado por el fin de las guerras, cuya
existencia se explica a la luz del capitalismo y del imperia-
lismo de las grandes potencias. Federico Engels, Vladimir
Ilich Lenin y León Trotsky, reflexionan sobre la guerra e,
incluso, Lenin contaba con un cuaderno de apuntes de la
obra “De la guerra” de Clausewitz, su libro de cabece-
ra, conocido como Tetradka. Más adelante, Mao Tse Tung
también abreva del pensamiento de Clausewtiz al sostener
que la guerra es la política con derramamiento de sangre;
como teórico de la guerra revolucionaria por excelencia,
apuesta por la desaceleración o ralentización del conflicto
armado, al oponer la resistencia armada a un enemigo
superior y con el objeto de compensar las asimetrías entre
los contendientes.
163
Ancona enumera tres poderosas razones:24
[…] en primer lugar, Marx y Engels advertidos de la
importancia de los fenómenos militares en la historia,
buscan conocer mejor su esencia, su historia particu-
lar, sus fundamentos. En segundo lugar, los hechos
revolucionarios de 1848-1849 en Europa, además de
abrir entre demócratas y fuerzas populares y socialis-
tas una serie interminable de polémicas, pusieron en
evidencia, por un lado, la falta de preparación y de
adecuación para estas circunstancias de los dirigentes
y de las fuerzas revolucionarias alemanas y europeas
en general, tanto en el plano político como en las ba-
rricadas y en el campo de batalla […] En tercer lugar,
en fin, tanto Marx como Engels, luego del fracaso de
los estallidos insurreccionales alemanes en 1849, de-
bieron responder las acusaciones de vileza, traición,
etc. de que fueron objeto por no haber dado su apoyo
a algunas iniciativas armadas […].
164
para Marx y Engels la forma culminante de los conflictos
sociales”.26
Engels dirige su mirada hacia el aspecto histórico de
la guerra y su proceso. La relación entre el desarrollo de
la economía y el desarrollo de las armas y de la técnica
de las guerras, constituyen el centro de su interés. Dicho
en otros términos, sus observaciones están encaminadas a
demostrar el nexo entre la potencia económica y la poten-
cia militar. Y es que, para él, es la producción en general,
el poder económico o la situación económica, la razón de
ser de la violencia como tal:27
Son pues, los medios materiales, los que posibilitan el
triunfo de la violencia. Por tanto, […] los progresos
de la técnica, en cuanto se hacían aplicables y se apli-
caban en el aspecto militar, provocaban e imponían
inmediatamente, casi por la violencia, una serie de
modificaciones, y hasta revoluciones en los métodos
de lucha, modificaciones que con frecuencia se abrían
paso contra la voluntad del mando. Hasta qué punto
la conducción de la guerra depende hoy del estado de
la producción y de los medios de comunicación […]
es cosa que cualquier suboficial un tanto estudioso
puede explicar hoy al señor Dühring. Resumiendo, en
todas partes y en todos los tiempos son las condiciones
y recursos económicos los que dan a la “violencia” el
triunfo sin el cual esta dejaría de ser tal […].
165
De este modo, la violencia está condicionada por la situa-
ción económica: el armamento, la composición del ejér-
cito, la organización, la táctica y la estrategia dependen,
esencialmente, del nivel de producción alcanzado y del
sistema de comunicaciones. De acuerdo a este análisis, “lo
primario” de la propia violencia se encuentra, “[…] En
el poder económico, en la posibilidad de disponer de los
poderosos recursos de la industria moderna”.28
Por otra parte, Engels comparte con Marx la con-
cepción sobre el papel que desempeña la violencia en la
historia: “[…] el de comadrona (partera) de toda vieja
sociedad que lleva en sus entrañas otra nueva, del instru-
mento por medio del cual el movimiento se abre camino y
hace saltar, hechas añicos, las formas políticas fosilizadas
y muertas”.29 En este marco de la violencia como herra-
mienta revolucionaria, prescribe “[…] la revuelta masiva,
la insurrección general del pueblo […]”,30 para conquis-
tar su independencia.
De esta forma, el examen del rol de la insurrección
como matrona de la historia, se convierte en un impera-
tivo categórico puesto que, “La insurrección es una arte,
lo mismo que la guerra o cualquier otro tipo de arte, y
está sujeta a ciertas reglas, […] En primer lugar, no se
jugará nunca con las insurrecciones, si no existe la deci-
sión de llevar las cosas hasta sus últimas consecuencias
[…] En segundo lugar, una vez iniciada la insurrección,
166
es menester obrar con la mayor determinación y pasar a
la ofensiva […] en una palabra: actúa de acuerdo a las
palabras de Danton […] “de I’audace, encore de I’au-
dace”.31
En cuanto a poder militar se refiere, se decanta por
la doctrina de “nación y pueblo en armas”, como medio
para eliminar las tradiciones feudales propias del milita-
rismo de su época; asimismo, la leva en masa permitirá el
proletariado apoderarse de la “máquina burocrático-mi-
litar”.32
Dicho en otros términos, es fundamental contar con un
ejército regular, como base para la creación de un ejército
de voluntarios; con una organización militar sobre la que se
edifique un nuevo edificio. La guerra civil Norteamericana,
con sus elevadísimos costos, demuestra la importancia de
tener un núcleo constituido por fuerzas armadas regulares,
del cual parta y se estructure la futura organización arma-
da de voluntarios proletarios: “Los resultados están a la
vista. Dos enormes y voluminosas masas humanas, que se
temen mutuamente, que temen la victoria casi tanto como
la derrota, están una frente a la otra procurando crear, a
costa de enormes gastos, algo que se asemeje a un ejército
regular. Una colosal inversión de dinero, por muy terrible
167
que sea, es en todo sentido inevitable, debido a la absoluta
carencia de esa base de organización sobre la que se podría
edificar un nuevo edificio”.33
En síntesis, estos son los aportes de Engels al pensa-
miento militar:
1. Es el primero en señalar y destacar el nexo econo-
mía-violencia o, lo que es lo mismo, economía-gue-
rra. La relación entre el desarrollo económico y el
desarrollo de las armas y de la técnica de la guerra,
denota la originalidad de sus escritos.
2. Reafirma el papel revolucionario de la violencia,
como matrona o partera de la historia; teniendo
como derrotero la lucha de clases, que constituye la
fuerza motriz del desarrollo social.
168
carse concienzudamente al estudio de las cuestiones mili-
tares; en palabras de Lenin:35
Ningún socialdemócrata que conozca algo de historia
y haya aprendido del gran experto en estas materias,
de Engels, dudará ni por un momento de la descollan-
te significación que tiene los conocimientos militares,
de la importancia inmensa de la técnica y la organiza-
ción militares, como instrumentos de que se valen las
masas y las clases del pueblo para resolver los grandes
conflictos históricos.
35 Lenin, V.I. (1972: 12) . Sobre su legado militar, ver, Lenin, V.I. (1973).
36 Ibídem (1972: 13). Puesto que las guerras tienen sus raíces en la propia
naturaleza del capitalismo; sólo cesarán cuando deje de existir el ré-
gimen capitalista.
169
suprimir antes las clases y sin instaurar el socialismo […]
<en que> los marxistas, diferimos tanto de los pacifistas
como los anarquistas en que reconocemos la necesidad de
estudiar históricamente (desde el punto de vista del mate-
rialismo dialéctico de Marx) cada guerra en particular”.37
Esta metodología de estudio, le permite “[…] discernir
de qué condiciones históricas surge la guerra, qué clases
la sostienen y en nombre de qué […]”;38 ya que “[…] hay
guerras y guerras. Hay la guerra como aventura que sirve
a los intereses de una dinastía y a los apetitos de una ban-
da de salteadores, que da satisfacción a las ambiciones de
los héroes de la ganancia capitalista. Y hay guerra -que
es, además, la única legítima, en la sociedad capitalista-
contra los opresores y esclavizadores del pueblo”.39
De donde, distingue diversos tipos de guerra, es decir,
propone una tipología de la guerra:
1. Guerras imperialistas; teniendo en cuenta que el imperia-
lismo es la fase superior del desarrollo del capitalismo;
conceptuadas como “expoliadoras”, “reaccionarias”,
“esclavistas”, “criminales” y “de agresión”.
De acuerdo a las partes implicadas son de carácter:
1.1. Inter-imperialistas, si por ambos lados actúan poten-
cias imperialistas, gobiernos burgueses reaccionarios;
transformarla en guerra civil es la consigna.
37 Lenin, V.I. (1974: 7-8) También, Ibídem (1972: 44). El marxismo exige
que el problema de las formas de lucha se enfoque históricamente.
38 Lenin, V.I. (1972b: 12).
39 Lenin, V.I. (1974: 13). En la concepción de Lenin, subyace la dis-
tinción entre “guerras justas” (del oprimido o sojuzgado contra el
opresor) y “guerras injustas” (del opresor sobre el oprimido o explota-
do), cuya tradición abreva en la Edad Media.
170
1.2. Imperialista contrarrevolucionaria, si el conflicto ar-
mado envuelve a una potencia imperialista y a una na-
ción “oprimida”.
1.3 Contrarrevolucionaria, si toman parte un Estado im-
perialista agresor y un país gobernado por el proleta-
riado. La reivindicación de la paz, sólo adquiere un
sentido proletario, cuando estas dos últimas variantes
se convierten en guerras revolucionarias.
2. Guerras nacionales, de los pueblos coloniales o semicolo-
niales, por su liberación; son de carácter “progresista”.
3. Guerras proletario-revolucionarias, contra la burguesía; per-
sigue vencerla, expropiarla y desarmarla. De este tipo,
se desprenden:
3.1. Guerra Civil, si el proletariado de un Estado capitalis-
ta lucha contra su propia burguesía; son “legítimas”,
“progresistas” y “necesarias”, por definición.
3.2. Guerra por el socialismo; por liberarse de la burguesía
o la clase opresora; definida como “legítima y justa”.
3.3. Guerra defensiva del socialismo ya triunfante; defensa
del proletariado triunfante contra la burguesía de los
demás países.40
171
Tampoco pierde de vista que, “la guerra es la prolon-
gación de la política por otros medios” (por la violencia);
tesis que toma de Clausewitz, a quien define como “[…]
uno de los escritores más profundos sobre temas milita-
res”. Puesto que considera a esta sentencia, “[…] como
la base teórica de la ideas sobre la significación de toda
guerra […]” para los marxistas.41 Por tanto, la guerra
es la ultima ratio, el fenómeno que caracteriza a la socie-
dad clasista; constituye el estallido de las contradicciones
históricas, agudizadas de tal manera que no pueden ser
resueltas de ninguna otra otra forma. Dicho en otras pa-
labras, “[…] Toda guerra va inseparablemente unida al
régimen político del que surge. La misma política que una
determinada potencia, una determinada clase dentro de
esa potencia mantiene durante un largo periodo de tiem-
po, antes de la guerra, la continúa esa misma clase, fatal e
inevitablemente durante la guerra, variando únicamente
las formas de acción”.42
Esta visión “clausewitziana”, lo lleva a concluir que la
primera guerra mundial “[…] es una guerra imperialista,
es una guerra entre esclavistas que riñen por su ganado de
labor y quieren consolidar y perpetuar la esclavitud”; que
“[…] La actual guerra imperialista es la continuación de
la política imperialista de dos grupos de grandes poten-
41 Lenin, V.I (1972: 50). También Lenin, V.I (1974: 14). Cabe señalar
que el capítulo vi “La guerra es un instrumento de la política” del
libro viii, de la obra de Clausewitz, es el acápite favorito de Lenin;
ver “Tetradka”, apuntes sobre “De la guerra” de Lenin; en Ancona y
otros (1979: 49-98).
42 Lenin, V.I (1972b: 13).
172
cias, y esa política es originada y nutrida por el conjunto
de las relaciones de la época imperialista”.43
Esta guerra, de carácter netamente burgués, imperia-
lista y dinástico, que lucha por la conquista de los merca-
dos y por el sojuzgamiento y el saqueo de otros pueblos y
países, con el afán de reprimir el movimiento revoluciona-
rio del proletariado, desgarra en dos claras posturas irre-
conciliables al socialismo: “[…] una es la Internacional de
aquellos que ayudan a sus gobiernos a realizar la guerra
imperialista; y la otra es la Internacional de aquellos que
realizan la lucha revolucionaria contra esa guerra […]”.44
En síntesis, “Lo más penoso para un socialista no son
los horrores de la guerra -siempre estamos a favor de la
“santa guerra di tutti gli oppressi per la conquista delle
loro patrie”- sino los horrores de la traición de los jefes del
socialismo de nuestro tiempo, los horrores de la bancarro-
ta de la ii internacional”.45
En lo que respecta a la organización militar, Lenin se
muestra partidario de la creación de un ejército revolucio-
nario, dado que una clase oprimida que aspire a alcanzar
su liberación debe aprender el manejo de las armas: “[…]
El ejército revolucionario responde a una necesidad, por-
que los grandes problemas históricos solo pueden resol-
173
verse por la fuerza, y la organización de la fuerza es, en
la lucha moderna, la organización militar”.46 Es decir, la
forma de lucha y la cuestión de la organización con vistas
a la lucha, constituyen dos caras de la misma moneda.
Y esta organización armada, producto de la sustitución
del ejército permanente por el pueblo en armas, exige el
sistema de milicia proletaria: “[…] Mientras haya en el
mundo oprimidos y explotados, lo que debemos obtener
no es el desarme, sino el armamento general del pueblo.
Solo él podrá asegurar plenamente la libertad. Solo el po-
drá barrer por completo a la reacción […]”.47
Termina afirmando que este tipo de milicia -que se
opone a la milicia burguesa- demanda: la elección popu-
lar de los oficiales, la abolición de toda justicia militar, el
internacionalismo proletario y que el aprendizaje del ma-
nejo de las armas se haga a través de la libre asociación de
los trabajadores.48
174
3.2.3. La organización militar del “Primer Estado Socia-
lista del Mundo”: Liev Davidovic Bronstein - Trotsky49
Si el estratega de la revolución bolchevique es Lenin, el
táctico del golpe de Estado de 1917 es Trotsky, porque de
conformidad con Curcio Malaparte, tratándose de una re-
volución, “[…] Lo que importa es la táctica insurreccional,
es la técnica del golpe de Estado <que> […] no depende
de las condiciones generales en las que se encuentre el país,
ni de la existencia de una situación revolucionaria favora-
ble a la insurrección […] La tropa de asalto de Trotsky se
compone de un millar de obreros, de soldados y de marine-
ros […]”50 Con ese personal cuidadosamente seleccionado,
con esa tropa de asalto convenientemente ejercitada, en un
terreno limitado, concentra sus esfuerzos sobre objetivos
principales y da el golpe directa y duramente, tomando los
edificios que constituyen los puntos estratégicos de la má-
quina burocrática y política.51
175
El éxito insurreccional en Petrogrado pone de relieve
el genio organizativo de Trotsky, que se será nuevamente
sometido a prueba en los momentos más difíciles para la
naciente República Soviética al tener que crear un instru-
mento militar para su preservación, ya que:
En cualquier cataclismo social tan violento como la
revolución en Rusia de noviembre de 1917, las orga-
nizaciones militares y los conceptos de estrategia son
barridos tan despiadadamente como las instituciones
políticas y las diferencias de clases sociales, debido a
que el ejército está íntimamente ligado con la ante-
rior estructura de la sociedad, y la estrategia nacional
está relacionada con las ambiciones políticas del viejo
orden.52
176
ucraniana. Ante esta delicada situación, Lenin anuncia
cinco días después: “Es tiempo de poner fin a las frases re-
volucionarias y de entrar a trabajar en forma real. Si esto
no se hace renunciaré a formar parte del gobierno. Para
llevar adelante una guerra revolucionaria, es necesario
tener un ejército que por ahora no tenemos”,53 De resul-
tas de estas palabras, nace el Ejército Rojo de Obreros y
Campesinos (Raboce-Krest’ janskaja Krasnaja Armija - rkka),
177
rado en destruir.56 Desde su primer día al frente del Con-
sejo de Guerra Revolucionario -cargo que ocupa durante
siete trascendentes años-, reconoce que “[…] la cosa im-
portante era la guerra como continuación de la política. Y
el ejército como el instrumento de esta última. Los proble-
mas de organización y técnica militar […] estaban aún
en atraso […]”.57
Y a la guerra de conquista y agresión, como método
propio del capitalismo, “[…] el proletariado debe oponer
su propio método: el de la revolución social”.58 Pero en la
praxis y presionado por las amenazas que se ciernen sobre
el Estado socialista, el sistema creado por Trotsky no co-
rresponde a las concepciones utópicas de Marx y Engels
acerca de las milicias proletarias como instrumento arma-
do de esa revolución.
En sus memorias, el “padre del ejército rojo”, explica
así esta realidad:59
Todavía el antiguo ejército se dispersaba a través de
todo el país, propagando el odio a la guerra, cuando ya
teníamos que organizar nuevos regimientos. Se expul-
saba del ejército a los oficiales del zar, y se les aplica,
aquí y allí, una justicia sumaria; pero debíamos lograr
que ex oficiales instruyeran al nuevo ejército. En los
antiguos regimientos zaristas los comités habían sido
la encarnación misma de la revolución, al menos en
su primera etapa. En los nuevos no era posible admitir
que el comité pudiera ayudar a la descomposición. To-
178
davía se oía maldecir la vieja disciplina, y ya teníamos
que introducir una nueva.
179
cionaria, ideológicamente inspirada, o un ejército profe-
sional, ocupa el centro del debate. De donde afloran dos
posiciones encontradas: por un lado, los defensores de un
ejército revolucionario, formado por una milicia proleta-
ria o tropas territoriales, con escaso control central; para
éstos, una doctrina militar revolucionaria debía reempla-
zar a las formas militares tradicionales o “burguesas”, ta-
les como la disciplina, el escalafón, la cadena de mando y
el servicio militar obligatorio. Del otro lado, los enemigos
de la idea de la milicia, abogando en cambio por un ejér-
cito regular o acuartelado; con un núcleo de oficiales pro-
fesionales y una estricta organización, de la mano de una
disciplina draconiana. Y, por sobre todo, partidarios de la
dirección central, rechazan la autonomía local propugna-
da por los partidarios de la milicia proletaria.62
Ahora bien, tanto los defensores de las milicias autó-
nomas como los del ejercito permanente, comparten el
proyecto de la revolución mundial: “[…] Fieles a la tra-
dición marxista proclamaban que antes de que el Esta-
do Socialista pudiera ser transformado en una sociedad
comunista, era necesaria la revolución mundial […]”.63
Esto explica la específica composición clasista del nuevo
ejército <solo podría servir en él obreros y campesinos> y
su elevado porcentaje de extranjeros; ejército como brazo
armado de la Revolución y expresión del internacionalis-
mo proletario.64
180
Recapitulado, las notas esenciales de la organización
militar soviética creada por Trotsky son las siguientes:
a) Binomio sistema militar centralizado – ejército regular,
en transición hacia un ejército de clases: “La transición
hacia un sistema de milicia debe llevarse a cabo, sin
falta, de manera gradual, en función de la situación
militar, diplomática a internacional de la República
soviética […]”.65
b) Empapado de un profundo espíritu internacionalista,
persigue la revolución socialista internacional, constru-
yéndose el brazo armado de la revolución sobre princi-
pios de clase: “[…] en esta época de transición histórica,
el proletariado hace del poder del estado y de su aparato
militar el monopolio de su propia clase […]”.66
c) Se introduce la figura de los comisarios políticos (poli-
ttruk), como una nueva orden de samurái comunista, en-
cargados de concientizar a las masas populares, alec-
cionar a las tropas, efectuar tareas partidarias y ejercer
vigilancia sobre los ex oficiales zaristas. Son “[…]
antes que nada los portadores del espíritu de nuestro
partido, de su disciplina, de su firmeza y su coraje en
la lucha por alcanzar el objetivo fijado […]”,67 Esta
181
institución, responde al carácter revolucionario del
ejército, definido por el carácter del régimen socialista
que le da la vida, que le brinda un objetivo, transfor-
mándolo de esta forma en su instrumento.68
68 Ibídem, p. 118.
69 Earle, Edward Mead (1968: 77).
70 Deutscher, Isaac (1972: 57).
71 Trotsky es también el responsable de la firma del tratado de Rapallo
(primavera de 1922), en virtud del cual y de la mano de la coopera-
ción con el ejército alemán, el Ejército Rojo eleva sustancialmente su
capacidad estratégica y operacional.
182
Aunque en la lucha por la sucesión, Iosif Stalin se alza
con el triunfo y modifica drásticamente la historiografía
oficial soviética al borrar el nombre de Trotsky y descono-
cerlo como arquitecto del Ejército Rojo.72
183
I. 1926-1937, primer período de la guerra civil; enfren-
tamiento a gran escala entre los comunistas chinos
y las fuerzas contrarrevolucionarias de Chiang Kai
Shek;
II. 1937-1945, período de la guerra de resistencia contra
Japón; signado por la formación de un frente único
antijaponés, bajo la consigna de resistencia general de
toda la nación;
III. 1945-1949, reinicio de la guerra civil, hasta la victoria
comunista en 1949.74
184
1. La concepción de la guerra como continuación polí-
tica: “La guerra es la continuación de la política. En
este sentido, la guerra es política, y es en sí misma una
acción política. No ha habido jamás, desde los tiempos
antiguos, una guerra que no haya tenido carácter polí-
tico […] En una palabra, la guerra no puede separarse
ni un solo instante de la política […]”.76
2. La primacía del factor humano en la “política con
derramamiento de sangre”: “Las armas son un factor
importante en la guerra, pero no el decisivo. El factor
decisivo es el hombre, y no las cosas. La correlación de
fuerzas es determinada no solo por la potencia militar
y económica, sino también por los recursos humanos
y el apoyo popular. La potencia militar y economía es
manejada por el hombre”.77
76 Mao Tse Tung (1973: 50-51); también, Mao Tse Tung, (1972: 56),
donde se afirma que, “[…] los asuntos militares representan tan sólo
uno de los medios para cumplir las tareas políticas”.
77 Ibídem (1973: 40); Ibídem, (1972: 241); y, Mao Tse Tung (1967: 14).
78 Mao Tse Tung (1965: 135).
185
En otros términos, “Una guerra revolucionaria na-
cional tan grandiosa no puede triunfar sin una amplia
y profunda movilización política […] La movilización
de todo el pueblo formará un vasto mar para ahogar al
enemigo, creará las condiciones que habrán de compen-
sar nuestra inferioridad en armas y otros elementos […]
Querer alcanzar la victoria y descuidar la movilización
política es lo mismo que tratar de dirigirse al Sur con el
carruaje orientado al Norte”.79 Es decir, si los objetivos
políticos de la guerra no coinciden con las aspiraciones
del pueblo y no se consigue la simpatía, la colaboración
y el apoyo por parte de la población, aquella está conde-
nada al fracaso.
Además, fundamenta su teoría estratégica en un aná-
lisis político de las condiciones históricas concretas de
su país: “La guerra revolucionaria de China, ya sea una
guerra civil o una guerra nacional, se desarrolla en las
condiciones propias de China, y tiene sus circunstancias y
carácter específicos, que la distinguen tanto la guerra en
general como de la guerra revolucionaria en general. Por
lo tanto, además de las leyes de la guerra en general y de
las leyes de la guerra revolucionaria en general, tiene una
serie de leyes específicas […]”.80
En cuanto a las condiciones históricas de entonces,
Mao Tse Tung advierte: “En primer lugar, China es un
186
vasto país semicolonial y semifeudal […] En segundo
lugar, el enemigo es fuerte. Cuenta con el apoyo de los
principales países imperialistas del mundo […] En ter-
cer lugar, el ejército rojo es débil. Nuestro poder existe
en dispersas y aisladas regiones montañosas o remotas, y
no recibe ninguna ayuda exterior […] En cuarto lugar, la
Dirección del Partido Comunista cuenta con apoyo del
campesino […] políticamente poderoso […]”. 81
Estas características de la realidad de China, determi-
nan tanto la estrategia y táctica militar, como la estrategia
y táctica política del movimiento revolucionario. Peculia-
ridades tales, que derivan en la adopción de una estrategia
de guerra prolongada: “El carácter prolongado de nuestra
guerra se explica porque las fuerzas reaccionarias son po-
derosas mientras que las fuerzas revolucionarias solo cre-
cen en forma gradual”.82
Esta prolongación del conflicto armado como estra-
tegia consta de tres etapas: “La primera es el período
de ofensiva estratégica del enemigo y defensiva estratégica
nuestra. La segunda será el período de consolidación es-
tratégica del enemigo y preparación nuestra para la contrao-
fensiva. La tercera, el de contraofensiva estratégica nuestra y
retirada estratégica del enemigo […] La forma principal
de lucha que debemos adoptar en esta etapa (primera
etapa de la guerra) es la guerra de movimientos, comple-
mentada por la de las guerrillas y la de posiciones […]
La segunda etapa puede ser denominada de equilibro
187
estratégico […] La tercera etapa será la de nuestra con-
traofensiva […]”.83
Por otra parte, y como consecuencia del fracaso de la
Revolución de 1927, Mao Tse Tung llega a la conclusión
de que “En China la revolución no debe ser llevada de la
ciudad al campo, sino del campo de la ciudad”;84 reco-
noce, pues, al campesinado como la única fuerza motriz
de la revolución: “[…] como sabe cualquier niño de es-
cuela, ochenta por ciento de la población china son cam-
pesinos. Por ello, el problema campesino se convierte en
el problema básico de la revolución china y la fuerza de
los campesinos es la fuerza fundamental de la revolución
china”.85
La clave de la victoria maoísta es esencialmente polí-
tica; la misma reside en el apoyo de las masas populares
a la lucha revolucionaria conducida por los comunistas
chinos. Esto significa que la lucha en el terreno político,
origina, inspira, da contenido y marca el camino de la lu-
cha militar; o, lo que es lo mismo, que la estrategia militar
depende del apoyo popular.
La originalidad de las ideas estratégicas maoístas, tam-
bién descansa en la denominada guerra chica, la guerra del
débil contra el fuerte. Así, la guerra de guerrillas es para este
líder político un valioso instrumento de lucha; instrumento
que no es decisivo por sí mismo, sino que, para infligir la
derrota al enemigo se debe operar su transformación en
83 Mao Tse Tung (1970: 249, 251 y 255); las cursivas son nuestras.
84 Deutscher, Isaac (1967: 117) [1917-1967].
85 Romero, Aníbal (1979a: 124).
188
guerra regular. Dicho en otra forma, la guerra de guerrillas
forma parte de la guerra revolucionaria; esta la trasciende,
pujando por el apoyo popular, sin el cual pierde la lucha su
sentido, y el ejército rojo los fundamentos de su existencia.
El líder chino formula entonces, con base en el pos-
tulado estratégico básico de toda guerra “conservar las
fuerzas propias y destruir las del enemigo”, el siguiente
principio militar clásico: “Cuando el enemigo avanza, re-
trocedemos; cuando el enemigo se detiene, le hostigamos;
cuando el enemigo se fatiga, le atacamos; cuando el ene-
migo se retira, le perseguimos”.86
Cabe preguntarse, ¿por qué se considera al pensa-
miento estratégico de Mao Tse Tung como modelo de la
teoría de la guerra revolucionaria? No es para menos, ya
que el dirigente comunista chino sienta las bases de la gue-
rra revolucionaria, estableciendo enseñanzas y principios
de carácter universal, tales como:
1. La guerra revolucionaria es una guerra popular, de las
masas; de ahí que su éxito o derrota dependa del apo-
yo del pueblo: “El más rico manantial de fuerza para
sostener la guerra está en las masas populares”.87
2. La guerra revolucionaria es esencialmente política; la
clave de la eficacia militar revolucionaria depende de
una acertada política revolucionaria, de la identifica-
ción del pueblo con el movimiento revolucionario: “El
86 Mao Tse Tung (1972: 77). Decimos “principio militar clásico”, por-
que el mismo hunde sus raíces en la tradición militar de la antigua
China destacándose su similitud con los escritos de Sun Tzu (1983:
42).
87 Mao Tse Tung (1973: 87).
189
problema de la movilización política del ejército y del
pueblo es realmente de la máxima importancia […]
porque sin esa movilización es imposible la victoria”.88
3. Deben analizarse las condiciones concretas de la rea-
lidad a modificar puesto que, tal como lo demuestra el
propio Mao Tse Tung, la manifestación concreta de las
condiciones objetivas puede variar significativamente
de país a país; por tanto, toda supuesta universalidad
debe ser rechazada. El problema de la toma del poder
vía la lucha armada debe ser resuelto en concreto, de
acuerdo a las propias características o peculiaridades
de cada nación. El líder chino se opone a todo enfoque
mecánico, destacando que la guerra revolucionaria tie-
ne una serie de leyes específicas que le vienen dadas
por el carácter específico de la realidad a modificar;
caso contrario, seremos como quien “se recorta los
pies para que quepan en los zapatos”.89
88 Ibídem, p. 88.
89 Mao Tse Tung (1972: 85).
190
3.2.5. El pensamiento vivo del General Võ Nguyên Giáp90
Los factores políticos juegan en la guerra de Vietnam un
papel preponderante. La lógica clausewitziana se impone
en los conductores políticos y militares norvietnamitas:
“Las metas políticas de la guerra de resistencia son par-
ticularmente grandes. Para llevarlas al éxito, hemos de
[…] subordinar lo militar a la dirección política. […] Lo
militar constituye el medio para la realización de lo po-
lítico […] Por lo tanto éxito de lo militar depende de la
justeza de la política”.91 Siendo los objetivos políticos de
la guerra, “[…] romper el yugo imperialista para recon-
quistar la independencia nacional, derribar a la clase de
los propietarios feudales para dar la tierra a los campesi-
nos, o para decirlo de otra manera, resolver radicalmen-
te las dos contradicciones fundamentales de la sociedad
vietnamita -contradicción entre la nación y el imperia-
lismo de una parte, contradicción entre el pueblo, esen-
cialmente los campesinos, y la clase de los propietarios
191
feudales de otra- y abrir el camino del socialismo a la
revolución vietnamita”.92
Este exhaustivo examen, refleja tanto las carac-
terísticas propias como las del invasor, destacándose
la legitimidad de la resistencia local y las intenciones
imperialistas del adversario; de donde se deduce que
la estrategia enemiga se orienta a una acción rápida
para una decisión rápida. Por lo tanto, “Sólo una gue-
rra prolongada podía permitirnos utilizar al máximo
nuestras ventajas políticas, superar nuestra inferioridad
material, para salir de nuestra debilidad inicial y llegar
a ser fuertes”. 93
Bajo esta premisa, la estrategia de guerra contra las
tropas coloniales francesas -primero- y contra los comba-
tientes estadounidenses -después-, se basa en los siguientes
principios:
1. Guerra revolucionaria prolongada; “Sólo por una lar-
ga y dura resistencia podíamos desgastar poco a poco
las fuerzas del adversario mientras reforzábamos las
nuestras […] y lograr finalmente la victoria”;94
2. Primacía del factor humano: “El hombre y el arma-
mento son los elementos fundamentales del poder
combativo de las fuerzas armadas, siendo el primero
fundamental y determinante”.95
192
3. Cooptación del apoyo popular total; “La guerra de li-
beración del pueblo vietnamita […] fue ante todo una
guerra del pueblo. Una cuestión decisiva fue educar,
movilizar, organizar y armar a todo el pueblo para que
participara en la resistencia […] El pueblo es al ejérci-
to como el agua al pez […]”.96
4. Guerra esencialmente campesina: “[…] es un país colo-
nial atrasado como el nuestro, donde los campesinos re-
presentan la inmensa mayoría de la población, la guerra
del pueblo era esencialmente una guerra realizada por
los campesinos bajo la dirección de la clase obrera”.97
5. Preponderancia del factor político-moral: “La me-
jor orientación era la siguiente: hacer la propagan-
da armada, dar más atención a la acción política
que a la acción militar y a la propaganda que al
combate”. 98
6. Combinación de tácticas de guerrillas con participa-
ción de tropas regulares: “Guerra popular, guerra pro-
longada, lucha de guerrilla que adquiere poco a poco
proporciones de una guerra de movimiento, tales son
las enseñanzas más preciosas de la guerra de liberación
de Vietnam […]”, y,99
7. Enfrentamientos bélicos abiertos, sólo en el tiempo
y en el lugar seleccionados por el Estado mayor del
ejército de Vietnam del Norte, dirigido por Giap. Así
193
las ofensivas de enero de 1968 (”Tet”) y de marzo de
1972, son llevadas a cabo persiguiendo objetivos es-
trictamente políticos.
194
conflicto armado. En ese sentido, e interpretando el sentir
del pueblo estadounidense, un intelectual de reconocida tra-
yectoria afirma: “Norteamérica está cansada de esa guerra,
y en los reducidos núcleos que deciden la política exterior
hay muchos que la consideran absurda, que la ven como
una aventura fallida que debería ser liquidada […]”.102
La ofensiva de marzo de 1972 también persigue me-
tas esencialmente políticas: a) demostrar al mundo la
inquebrantable voluntad del glorioso pueblo vietnamita
por llevar su guerra de liberación hasta las últimas con-
secuencias; b) desnudar la debilidad del ejército títere de
Vietnam del Sur, inservible sin el apoyo masivo de la su-
perpotencia americana.
Para hacer frente a la estrategia desplegada por el
Vietcong y el Frente de Liberación Nacional (FLN), los
norteamericanos se ven forzados a adoptar una serie de
soluciones esbozadas por el profesor Huntington, cuya
síntesis es: “[…] para aplastar la guerra popular, necesita-
mos eliminar al pueblo”.103 Para decirlo con las palabras
más sencillas y desapasionadas, la masacre y la evacuación
forzada del campesinado, combinadas con un riguroso
control de los deportados bajo el dominio norteamerica-
no, constituyen la esencia de la estrategia estadounidense
en Vietnam: “Los hechos se establecen fácilmente, y las
razones son también muy claras: no hay ninguna otra téc-
nica que resulte efectiva contra una guerra del pueblo”.104
195
Por último, triunfa la guerra del pueblo, demostrando
una vez más la superioridad del factor político en toda
guerra revolucionaria. Abril de 1975 constituye el final de
un largo calvario para el pueblo vietnamita y la reunifica-
ción de Vietnam, su coralario; convirtiéndose Võ Nguyên
Giáp, en el discípulo por excelencia de Mao Tse Tung.
3.3. Contrarrevolucionarios
Un reconocido pensador militar francés, establece así la
diferencia entre la guerra convencional y la guerra revo-
lucionaria:105
[…] La guerra clásica constituía una acción especializa-
da desarrollada en un campo de batalla frente a fuerzas
enemigas. En la guerra revolucionaria, no se emplean
fuerzas militares en un campo de batalla, porque ya no
se trata de un rito de oposición sangrienta entre dos
delegaciones armadas. Se trata ahora de alcanzar un
objetivo político o psicológico: la conquista (temporal
o no) del poder (local o general) en determinada loca-
lidad, provincia o ciudad; o un éxito local susceptible
de explotación psicológica. En la guerra revolucionaria,
la acción militar pocas veces es defendida, y, cuando es
ofensiva, tiende a un fin psicológico […].
196
humanas aceptables de modo indefinido para él, pero onero-
sas para el gobierno y cualquier otro poder que lo apoye, en-
tonces terminará por triunfar. En ese caso, la guerra se con-
vierte en una prueba de voluntades más que de fuerzas”.107
197
doctrinario, reside en la identificación de todo movimiento
anti-colonialista con el “comunismo internacional”, cons-
tante que denota ciego maniqueísmo a ultranza.
De acuerdo a estos tratadistas, el equilibrio del terror
elimina por sí sólo el peligro de una conflagración nu-
clear.108 No obstante, la Tercera Guerra Mundial ya ha
comenzado, habiendo tomado la iniciativa u ofensiva es-
tratégica el comunismo internacional, siendo precisamen-
te su instrumento la guerra revolucionaria.
Los pilares fundamentales sobre los que descansa esta
escuela de pensamiento contrainsurgente, se encuentran en
las siguientes publicaciones especializadas: a) Revue Militaire
d’Information y b) Revue de Défense Nationale, en los números
comprendidos entre julio de 1954 y marzo de 1962.109
Es el general Nasution, quien con una claridad me-
ridiana, devela y analiza los principios de la insurgencia
revolucionaria tercermundista; destacando la importancia
clave de los factores socio-políticos subyacentes: la con-
trainsurgencia debe tener siempre presente que todo mo-
vimiento insurreccional es únicamente el resultado, mas
no la causa del problema; debe descubrir cuáles son los
problemas político-ideológicos y los socio-económicos que
provocan y favorecen las luchas revolucionarias, y enton-
ces tomar una decisión en cuanto al modo de ganarse de
nuevo a población.110
198
A partir de 1945, son estos factores expuestos por Na-
sution los que dan origen y configuran a las guerras revo-
lucionarias; y, sin embargo, el desconocimiento, el descui-
do o simplemente el abandono de los mismos, caracteriza
el pensamiento de los analistas franceses. Su necedad e in-
comprensión de la legitimidad y la legalidad de las guerras
de liberación nacional en el marco del proceso de desco-
lonización, unida a un maniqueísmo ingenuo y simplista,
persigue, por todos los medios, consolidar la dependencia
con la metrópoli.
Las experiencias de Indochina y de Argelia influyen
negativamente en la oficialidad francesa, a cargo del eufe-
místicamente denominado “trabajo sucio”: las presiones
que ejercen estos militares para que se dejen de lado los
controles sobre la represión denota una excesiva politiza-
ción de ese colectivo, que reclama para sí nuevas funcio-
nes y atribuciones. Sólo una férrea voluntad como la del
general Charles de Gaulle puede poner fin a las demandas
de estos pretorianos. Esto demuestra que el carácter esen-
cialmente político de la guerra revolucionaria trasciende
su esfera, invadiendo la de la contrainsurgencia o la de los
guardianes del statu quo.
El coronel Roger Trinquier es uno de los teóricos más
reconocidos de este cuerpo doctrinario, cuyas reflexiones,
parten de la siguiente idea:111
En tiempos antiguos, cuando las luchas se llevaban a
cabo en los campos de batalla, lejos de la vista del pú-
blico, los ejércitos podían hacer cuanto estimasen con-
199
veniente para eliminar a sus rivales, en la seguridad
de que no provocarían reacción en contrario. Como
hoy día, en la guerra moderna, la lucha tiene lugar
en las calles de la ciudad, donde todo el pueblo está
observando, muchas cosas que hay que hacer para eli-
minar a los terroristas, no pueden hacerse porque las
acciones drásticas aparecerán como brutalidades a los
ojos del público.
200
la guerra en Argelia […]; decantándose por incremen-
tar la represión hasta el nivel que sea exigible para
alcanzar la victoria. En sus propias palabras, “Si un
ejército tiene armas atómicas y está firmemente resuel-
to a utilizarlas para disuadir a un potencial enemigo
que no debe atacarle, nosotros también debiéramos
decidir firmemente emplear todos los recursos de la
guerra moderna para asegurar nuestra protección […]
Ninguna acción debe privar a su ejército de todos los
recursos materiales y de su ayuda moral […] La Na-
ción no pide al ejército que solucione problemas, sino
que gane la guerra.
201
defenderlas, dentro de las posibilidades de los me-
dios con que se cuenta […].
3. El resto del territorio, que no puede ser controlado,
debe ser amenazado, recorrido y eventualmente
destruido por medio de operaciones móviles desti-
nadas a impedir que la guerrilla se enquiste […].
4. La existencia de esas dos zonas, bien diferenciadas,
obliga a establecer una justa proporción entre los
efectivos destinados a cada una de dichas misiones
[…] El necesario equilibrio entre la pacificación y
las operaciones representa la decisión clave de la ma-
niobra de la contraguerrilla.
5 Si se conduce bien esta maniobra y el tema político
ha sido juiciosamente establecido, la pacificación
alcanza pleno éxito […].
202
titutos militares y en los estados mayores de las fuerzas
armadas de Sudamérica, publicándose incluso varias
obras directa e indirectamente vinculadas con el tema. La
introducción y difusión de esta ideología de la seguridad
nacional en los medios castrenses del Cono Sur, modifica
radicalmente las concepciones bélicas vigentes hasta ese
momento, redefiniendo doctrinariamente la misión, orga-
nización y equipamiento de los ejércitos de esa región. A
partir de entonces, el cuidado de las fronteras ideológicas
y el combate a la subversión interna, ocupan el centro de
su atención y esfuerzos, heredando los vicios de las cons-
trucciones teóricas francesas.117
203
del comunismo internacional resultaba suficientemente
convincente para el anglo-sajón medio, dejándose de lado
preocupaciones de índole filosófica que sí desvelaron a los
teóricos franceses.
Para esta corriente de pensamiento, la guerra revolu-
cionaria es una guerra total:119
[…] una forma de guerra feroz y total, donde uno de
los dos bandos tiene que vencer antes de que termine
la lucha. Lo que está en juego en una guerra revolucio-
naria no es la partición de un territorio, ni la partici-
pación en el gobierno, o una mejor distribución de la
riqueza y de la tierra […] Es una lucha por el poder,
por saber quien controlará los futuros destinos del país
en cuestión.
204
no es puesto de relieve por los ingleses que olvidan que
en Malasia la guerrilla goza -en el momento de su aná-
lisis-, de impopularidad y que las autoridades coloniales
introducen una serie de reformas sociales calurosamente
recibidas por la población nativa local.
Bajo el mismo patrón, pero con una ingenuidad y sim-
plicidad que llama la atención, los estadounidenses aco-
meten con soluciones ad-hoc:
1. Aniquilación lisa y llana de la población: “[…] una
política que un general norteamericano describía sus-
cintamente con estas palabras: Sin aldeas no hay gue-
rrillas, es muy sencillo”;123
2. Deportación forzosa de la población (bajo el irónico rótu-
lo formal de “reubicación” o “movilización transitoria”);
3. Conquista política de la población, a través de refor-
mas sociales y económicas, destinadas a la cooptación
y simpatía del pueblo;
4. El llamado “Programa Phoenix”, que combinaba el
traslado masivo de la población con las misiones de
“búsqueda y destrucción”.124
205
de sus objetivos políticos. La subordinación de la políti-
ca a la irracionalidad del uso de la fuerza <“Bombardear
Vietnam hasta devolverle a la edad de piedra”, de acuerdo
a un coronel de los boinas verdes>, determina el fracaso
de los Estados Unidos en esa contienda.
Tras esta derrota, y el revés sufrido por las teorías clási-
cas de la contrainsurgencia -implementandas en el sudeste
asiático-, cobran cuerpo nuevos desarrollos doctrinarios
que los estrategas del Pentágono reúnen bajo la denomi-
nación de “Conflictos de Baja Intensidad” (Low-Intensity
Conflicts).125
En primer lugar, se extrae la siguiente “lección” de la
victoria del Vietcong: la misma tiene lugar debido a que
los estadounidenses privilegiaron una guerra convencio-
nal contra un adversario que libraba una guerra irregular.
Por lo tanto, los analistas militares americanos deben in-
troducir substanciales modificaciones a los conceptos es-
tratégicos y prácticos del modelo contrainsurgente.
La premisa capital de estas importantes transformacio-
nes operadas en la infraestructura estratégica de la con-
tra-revolución, radica en el acertado reconocimiento de
que todos los conflictos internos del Tercer Mundo deben
ser encarados como una guerra política y no sólo militar:
“ las raíces de las insurgencias no son de origen militar y la
125 El coronel John Waghelstein la define así: “Es la guerra total a nivel
base”, Cit. Por Sara Miles, (1987: 27-28); en tanto que para el ex
Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Caspar Weinberger, es
“un enfrentamiento de envergadura limitada que incluya lo militar,
lo económico y lo político como armas activas”; ver, “La Guerra de
baja intensidad” en, Periódico ABC, Madrid, 25/3/86.
206
solución tampoco lo es”.126 La aceptación del dominio de
los factores políticos, sociales, económicos y psicológicos,
en la guerra revolucionaria, constituye un avance cualita-
tivo para los tratadistas americanos.
En síntesis, esta doctrina considera a este tipo de con-
flictos como un enfrentamiento entre dos proyectos opues-
tos, más que como una lucha militar entre dos ejércitos.127
Esquemáticamente comprende las siguientes operacio-
nes, tendientes a conquistar e integrar a la población civil
en la alternativa contra-revolucionaria: 1. La contrainsur-
gencia clásica; 2. La guerra contrarrevolucionaria; 3. La
“defensa” activa contra el terrorismo, haciendo hincapié
en la acción cívica y en la psicológica. Otra novedad digna
de mención es la utilización de tropas norteamericanas
sólo como último recurso, minimizando así el número de
sus bajas y evitando una oposición doméstica.128
Mientras la tradicional estrategia contrainsurgente se
fija como objetivo contener geográficamente al mundo so-
cialista a impedir que los guerrilleros izquierdistas se adue-
ñen del poder en otros países, la meta perseguida por la
doctrina de los conflictos de baja intensidad resulta más
ambiciosa: reafirmar la hegemonía de Estados Unidos, re-
cuperando el territorio que el “mundo libre” ha perdido.129
En conclusión, en tanto la guerra clásica explota las
dimensiones técnicas y los caracteres geográficos de los
207
Estados y se basa en la lucha de una parte especializada
de la sociedad, la guerra revolucionaria explota las dimen-
siones políticas y psicológicas de los pueblos en función de
una geografía social.130
208
Segunda Parte
213
También puede concebirse como “la capacidad de ob-
tener los resultados que uno quiere y, en caso necesario,
de cambiar el comportamiento de otros para que esto su-
ceda”.4
En tanto que un autor clásico de la teoría de las relacio-
nes internacionales propone los siguientes factores a consi-
derar para la determinación del poder de una nación:5
- Los que son relativamente estables: geografía, recur-
sos naturales, capacidad industrial, aprestos militares
(tecnología, liderazgo, cantidad y calidad de las fuerzas
armadas) y población.
- Los que están sometidos a constante cambio: carácter
y moral nacional, calidad de la diplomacia y del go-
bierno.
De lo que se trata es, en otras palabras, de los compo-
nentes del Poder Nacional, que pueden considerarse
desde tres dimensiones:6
- Dimensión territorial-demográfica: superficie y pobla-
ción.
- Dimensión económica: consumo de energía y comer-
cio exterior.
- Dimensión militar: gastos militares y estatus nuclear.
De ahí la emergencia de la fórmula de Poder Nacional
Percibido, propuesta por Cline:7
pnp: (c + e + m) x (s + w); donde pnp es Poder Nacio-
nal Percibido; c: masa crítica (población más territorio);
214
E: dotación de recursos económicos y nivel de desarrollo
económico; m: capacidad militar; S: propósito estratégico
/ interés nacional; y, w: voluntad política para lograr el
propósito estratégico.
A dichos esfuerzos de estimación del poder de las na-
ciones, se suma la interpretación de dos vertientes del po-
der de los Estados-nación, a saber:8
[…] el “poder blando” radica en la capacidad de
atraer y persuadir, más que de obligar […] surge de los
atractivos que resulten los ideales políticos, la cultura y
las políticas de un país (mientras que) el “poder duro”,
la capacidad coercitiva, proviene del poderío militar y
económico de un país.
215
Estas circunstancias históricas concretas, determinan
que todos los países -en virtud de sus objetivos e intereses
nacionales- se vean obligados a estudiar las contradiccio-
nes que aparecen en el concierto de las naciones, y ajustar
a las mismas sus doctrinas de guerra y su organización
bélica en general.
A esta cruda realidad del sistema internacional con-
temporáneo se le suma otra característica de fundamental
importancia: es la de los Estados que son muy poderosos
militarmente, y que cuentan con la capacidad económica
y tecnológica para convertirse en más poderosos todavía,
en tanto que la aptitud de los menos poderosos para com-
petir con ellos cualitativamente y, en mucha menor medi-
da, cuantitativamente, está en declive.11
Por consiguiente, es la naturaleza de una sociedad de
clases la que caracteriza al mundo contemporáneo de los
Estados-nación. Existe, pues, una primera clase que inclu-
ye a aquellas naciones que por la propia magnitud de sus
recursos, sus capacidades y su especial interés en los asun-
tos internacionales, dominan la escena política estable-
ciendo -en gran medida- la estructura de la matriz dentro
216
de la cual se mueven los miembros de todas las demás cla-
ses. Sin embargo, su principal diferencia respecto al resto,
descansa en la ausencia de uniformidad en la aplicación
de las normas de la política internacional; distinción que
se agudiza en el ámbito cardinal del empleo de la fuerza
como instrumento de la política.12 El uso del poder militar
para obtener objetivos políticos refleja, como ningún otro,
las ásperas imperfecciones de la realidad internacional de
nuestros días.
Entonces, tratándose de Estados débiles -como los
latinoamericanos-, “las técnicas de dirección de trabajo,
distribución de recursos físicos, financieros y de los medios
de producción, y medidas similares de movilización del
potencial económico y humano para la guerra, deben ser
ejecutadas antes de que estalle una crisis, no después de que
haya comenzado. Desde luego, ésta es quizás una política
apropiada para todos los pequeños Estados, se trata de una
política indispensable. De todo el conjunto de las naciones, los
pequeños Estados son los que menos pueden tomar los riesgos
de la improvisación. Existe así el requerimiento ineludible
de hacer una estimación explícita de las necesidades y los
recursos nacionales, tanto físicos como políticos, y de tomar
las decisiones en anticipación a las crisis”.13
Ahora bien, hoy se acepta que la efectividad de un sis-
tema de defensa reside tanto en la concepción estratégica
como en la adecuada organización de las fuerzas y que,
ambos elementos, son complementarios y tienen la misma
217
importancia.14 Entonces, contar con una conveniente es-
tructura de fuerza y con una correcta concepción estraté-
gico-militar se convierte en un imperativo categórico para
todo Estado-nación; más apremiante aún si se trata de un
Estado débil que sufre todo tipo de limitaciones (recursos
humanos y materiales, producción tecnológica, entre otras).
Esta situación crítica fija con precisión el valor de poseer un
apropiado concepto estratégico, elemento esencial para el
eficaz diseño y utilización del poder militar, como herra-
mienta al servicio de los objetivos de la política de un país.15
La misma realidad internacional incierta, compleja y
cambiante, coadyuva a seleccionar una particular estruc-
tura del dominio militar y, en especial, una concepción
estratégica que la defina.
En el primer caso, las diferentes combinaciones de fac-
tores cuantitativos y cualitativos brinda alternativas de or-
ganización armada. Los diversos criterios que fundamen-
tan una u otra combinación pueden ser los siguientes:16
1. El Producto Nacional Bruto (pnb), o sea, el potencial
económico;
2. El contexto económico-industrial-tecnológico, inclu-
yendo i + d (investigación y desarrollo);
3. Los presupuestos de defensa, porcentaje destinado a
defensa y composición del gasto militar;
4. El sistema social, incluyendo las raíces históricas, cul-
turales y socio-psicológicas;
218
5. Los objetivos generales del Estado en su política exte-
rior e interior;
6. La disponibilidad de recursos humanos;
7. La doctrina militar o de guerra;17 entre otros.
219
Tabla 7
Amenazas a la seguridad hemisférica (OEA)
I. Narcotráfico
II. Delincuencia organizada transnacional
III. Corrupción
IV. Terrorismo
220
resulta de combinar factores cuantitativos y cualitativos,
materiales y no materiales:18
Gráfica 2
Estimación del Poder Militar
Factores Cuantitativos
X
Factores Cualitativos Materiales
X
Factores Cualitativos No Materiales
221
militar, perfil y calidad de la masa crítica humana, nivel de
escolaridad promedio, adiestramiento y formación a lo largo
de su vida profesional, reglas de empeñamiento o enfrenta-
miento, integridad, grado de motivación e imagen pública,
cultura organizacional e institucional, calidad de vida y sa-
lud física y mental, tradiciones, principios de identidad y es-
píritu de cuerpo, inteligencia y contrainteligencia, y su con-
cepción estratégica,19 que define -en última instancia-, sus
planes, estructura y composición, entre otros componentes.
Cabe destacar que la vertiente no material es casi im-
posible de mensurar, por tratarse de intangibles.20
Aunque, en el Tratado sobre el arte de la guerra más
antiguo se hace hincapié en su importancia, como sigue:21
[…] En la guerra, no es sólo la ventaja numérica lo que
confiere ventaja; no avances contando solamente con el
poderío militar; un ejército compuesto de los mismos
hombres puede ser muy despreciable cuando lo manda
un determinado general, mientras que será invencible
bajo la dirección de otro.
222
- Cantidad de instituciones relacionadas con I + D, en-
trenamiento y educación de unidades de combate.
- Cantidad de instalaciones de entrenamiento avanza-
do.
- Cantidad disponible de sistemas de combate sofisti-
cados.
Capacidad de conversión
- Nivel y alcance de entrenamiento militar en el exte-
rior.
- Cantidad de ejercicios militares conjuntos y combi-
nados de alto nivel.
Eficacia de combate
- Existencia de indicadores de uso eficaz de tecnolo-
gía y de integración en situaciones de combate.
Tabla 8
Poder militar
Componentes cualitativos Componentes cuantitativos
Doctrinas tácticas y estraté- Fuerza, tamaño y estructura
gicas
Entrenamiento y preparación Sistema de armas
Moral Movilidad
Liderazgo, mando y control Logística
militar
Voluntad nacional y cohesión Industria y tecnología
social
Alianzas Alcance estratégico y susten-
tabilidad
Dirigencia nacional y natura-
leza del proceso político
Fuente: Marcella, Gabriel (1994)
223
Pero, más allá del criterio contemplado para estimar el
poder militar, el lector se encuentra ante una sociedad
internacional estratificada, integrada por categorías de
Estado-nación que constituyen la plasmación de la inne-
gable desigualdad del principal actor de las relaciones in-
ternacionales.23
Así, es posible categorizar a los Estados-nación, de la
siguiente manera:24
- Potencias Mundiales
Conjunto de Estados de más alto grado de desa-
rrollo relativo, que integran el área del capitalismo
central y desarrollado, por haber logrado desarro-
llar sus capacidades materiales (fuerza económica
y comercial, poderío militar, población y extensión
territorial suficientes) e inmateriales (elevados ni-
veles de desarrollo humano, sistemas educativos y
sanitarios eficientes, capacidad de invertir en i + d,
cohesión interna); o, lo que es lo mismo, que cuen-
tan con un poder blando (soft power) y un poder duro
224
(hard power) relativamente importantes, en compa-
ración con el resto, lo que les permite desplegar
proyecciones geopolíticas, geoeconómicas y geoes-
tratégicas de carácter mundial e internacional.
- Potencias Medias
Forman parte de la categoría de Estados centrales y
se insertan, estructuralmente, en el área económica
del capitalismo desarrollado, situándose inmediata-
mente después de las potencias mundiales que inte-
gran el g-7. A diferencia de estas últimas, cuentan
con capacidades materiales más limitadas (este se
su talón de Aquiles), pero al igual que aquellas, con
indicadores elevados de capacidades inmateriales
(en particular, de la mano de avanzados procesos
de modernización y democratización).
- Potencias Regionales
Aspiran a dar el salto cualitativo, para convertirse
en Estados desarrollados y centrales o en potencias
medias. Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica (los
llamados brics, término acuñado por Jim O’Nei-
ll del equipo de economistas de Goldman Sachs),
México, Polonia, Arabia Saudita, Argentina y Tur-
quía (este último, miembro de la otan), son poten-
cias regionales que ejercen un liderazgo en el Gru-
po de los 20 (g-20). De todos ellos, la República
Popular China (actualmente, segunda economía
del mundo y protagonista global) aparece como
candidato fuerte para disputar la supremacía y la
hegemonía del orbe, como potencia global. No obs-
tante, actualmente, su poder blando (cultural) y su
poder duro (militar) ocupan una posición marginal
en el seno de un contexto global.
225
la periferia con respecto al centro de poder mundial, don-
de se toman las decisiones que afectan a la humanidad en
su conjunto. Países de menor grado de desarrollo relativo
(léase, subdesarrollados), con severos déficits tanto de índice
de capacidades materiales como de índice de capacidades
inmateriales. Son considerados Estados débiles que, aun-
que dotados de un aparato institucional, son incapaces de
satisfacer las necesidades básicas de la población, respetar
y hacer respetar los derechos humanos y cumplir con el
principio de un buen gobierno.
De la mano de un proceso de degradación, estos últi-
mos pueden devenir en Estados Fallidos (failed states), ca-
racterizándose por:25 una situación de violencia prolonga-
da y/o guerra civil permanente, el severo deterioro de la
calidad de vida e infraestructura de la población, la inca-
pacidad del Estado de controlar su territorio, la pérdida
del monopolio estatal de la fuerza, una severa crisis insti-
tucional que se traduce en la incapacidad gubernamental
de brindar servicios básicos al conjunto de la población, y
el cuestionamiento de la legitimidad del Estado.
El índice de capacidades inmateriales que complemen-
ta al índice de capacidades materiales para categorizar a
los Estados-nación, responde a los resultados de los estu-
dios más recientes sobre la riqueza de las naciones, que
demuestran que a los factores tradicionales (capital, mano
de obra, tierra), se suman intangibles tales como la educa-
ción (conocimiento traducido como capital humano) y el
226
marco institucional (las reglas del juego en una sociedad y
su régimen legal).26
En otro orden y siguiendo a Handel, dos son las “ense-
ñanzas” que arrojan las guerras:27
1. En los casos donde la calidad es el factor decisivo,
son los elementos cualitativos no materiales los que
prueban ser categóricos,
2. Los factores cualitativos, particularmente los no
materiales, demuestran ser los más decisivos en
guerras cortas; mientras la superioridad cuantita-
tiva produce los desequilibrios que conducen a la
victoria en los conflictos prolongados.
Conviene insistir en que la concepción estratégica o pen-
samiento estratégico -que pertenece a la dimensión cua-
litativa no material-, determina la organización de las
fuerzas armadas y el equipamiento de las mismas. En
otras palabras, se erige como guía de la organización de
las fuerzas armadas, del equipamiento de las mismas y de
la doctrina de guerra propiamente dicha del instrumento
militar, de acuerdo a los requerimientos concretos de la
nación y a sus hipótesis de conflicto.28
Esto explica que, “Combinar óptimamente los elemen-
tos cualitativos y cuantitativos en la estructuración de una
fuerza militar, implica desarrollar una concepción estraté-
gica realista, basada en la respuesta a: ¿Qué tipo de país
somos? (en lo geográfico, político y socioeconómico) y, ¿qué
227
amenazas enfrentamos? (o, puesto de otra forma, ¿qué inte-
reses queremos defender ante cuáles posibles desafíos?)”.29
En síntesis, el pensamiento estratégico como “[…] sis-
tema de conceptos, aprobado oficialmente, relativos a los
problemas básicos y fundamentales de la guerra”,30 fija los
márgenes de la postura de fuerza, su logística, y su doctri-
na de guerra propiamente dicha.
Desarrollar una concepción estratégica realista, que se
ajuste a la realidad de América Latina, en general, y de
México, en particular, es un proceso complejo en razón a
sus propias limitaciones.
En principio, dos son los conceptos estratégico-milita-
res por los que todo país pudiera optar:
a) La solución o decisión rápida de los conflictos; ape-
la al poder militar tal y como existe al momento del
estallido de las hostilidades, y confía en la fuerza
militar existente;
b) La prolongación de los conflictos: se basa en
una confrontación de desgaste, y descansa en la
movilización del potencial nacional a más largo
plazo.
29 Ibídem.
30 Sokolovsky, Vasilis Danilovich (1981: 78).
228
b) El segundo concepto da a luz la Doctrina de la De-
fensa Territorial y La Doctrina de la Guerra Con-
vencional Prolongada.31
229
Las potencias medias forman parte de la categoría de
Estados centrales […] cuentan con capacidades mate-
riales […] limitadas (este se su talón de Aquiles), pero
[…] con indicadores elevados de capacidades inma-
teriales (en particular, de la mano de avanzados pro-
cesos de modernización y democratización). Austria,
Dinamarca, Suecia, Holanda, Noruega, Israel, España
y Corea del Sur, gozan de este estatus […] Son Es-
tados modernos, democráticos y con una diplomacia
muy especializada, por disponer de suficiente soft power
como para hacer sentir -moderadamente- su intereses
nacionales limitados en el ámbito internacional.
230
Sin embargo, la seguridad –ןוחטיב, bitajón en idioma he-
breo– es una verdadera obsesión para el Estado de Israel,
que se explica a la luz de las amenazas reales a su seguri-
dad nacional:35
- Negativa del mundo árabe a reconocer la existencia del
Estado de Israel, con la excepción de Egipto y Jordania,
que firman sendos acuerdos de paz en 1979 y 1994, res-
pectivamente.
- La eclosión de nuevos actores no-estatales, producto
del rechazo de la presencia militar israelí en los terri-
torios de Cisjordania, Jerusalén, la Franja de Gaza y
Líbano: Hamás (Harakat al- Muqáwama al-Islamiya o Mo-
vimiento de Resistencia Islámica) e Hizbollah (o Partido
de Alá); los que, a lo largo de las últimas décadas, han
demostrado ser poseedores de una capacidad operati-
va militar suficiente para desestabilizar la región. De
esta manera, el terrorismo y, en especial el terrorismo
fundamentalista y suicida, logra posicionarse como la
principal amenaza para Israel.
- Se trata de un nuevo eje de amenazas que integra a
Irán, Siria, Hizbollah en Líbano y Hamás en la franja
de Gaza. Cabe destacar que Irán es el líder de esta
coalición a través de financiamiento y apoyo militar al
resto de los actores; e, incluso, Irán ha amenzado con
la destrucción física del Estado de Israel, por lo que
35 Sznajder, Mario, “Seguridad en Israel: un concepto flexible y cam-
biante”; Mendelberg, Uri, “Aproximación a la seguridad nacional
israelí”; y, Melamed Visbal, Janiel David, “Evolución y perspectivas
de los desafíos de la seguridad nacional en Israel”; en, Leal Moya,
Irma Leticia y Moloeznik, Marcos Pablo (Coordinadores) (2017: 39-
49, 51-57, y 59-76, respectivamente).
231
hay una preocupación ciudadana cotidiana en Israel
por el desarrollo del programa nuclear de ese país.
232
paz a la guerra, puesto que su objetivo es obtener decisiones
rápidas que minimicen los costos humanos y materiales.
Esto último se fija como resultado de un profundo análisis
de sus propias características y del contexto internacional:37
- Geográficas: país pequeño con escasa población y baja
tasa de natalidad;
- Económicas: posee insuficientes reservas industriales y
de materias primas, pero cuenta con una elevada capa-
cidad de producción tecnológica autónoma.
- Temporales: a) en lo económico, perfeccionamiento y
costos cada vez más elevados del armamento convencio-
nal; b) en lo político, sanciones internacionales, especial-
mente las ejercidas por los superpoderes y el Consejo de
Seguridad de la Organización de Naciones Unidas; y,
c) en lo psicológico, debido a que todo conflicto armado
significa una dura y dramática vivencia, tanto para los
recursos humanos comprometidos, como para la nación
en su conjunto.
233
- La incapacidad de afrontar una guerra de larga dura-
ción, puesto que la mayoría de las fuerzas de defensa
son reservistas, y la prolongación de un conflicto arma-
do agotaría económicamente al país.
- Pero, sobre todo, Israel no puede permitirse nunca
perder una guerra, porque esto supondría su desaparción.
234
Mapa 1. Posición relativa de Israel (Israel y el mundo árabe)
235
zación de las operaciones. Bajo este supuesto, los militares
están preparados para ser empeñados durante tres días
de continua acción, combatiendo día y noche. La orga-
nización de las brigadas como unidades autosuficientes
provistas de pertrechos y combustible para setenta y dos
horas, responde igualmente a esa concepción estratégi-
co-militar.40
El poder militar se encarna en las denominadas Fuer-
zas de Defensa de Israel (fdi), que:41
[…] están subordinadas al mando de las autoridades
gubernamentales democráticas y las leyes del Estado
de Israel. El objetivo de las fdi es proteger y asegurar
la existencia y soberanía del Estado de Israel, frus-
trando todo esfuerzo enemigo de trastornar la cali-
dad de vida de sus habitantes […] Los soldados de
las fdi están obligados a luchar dedicando todos sus
esfuerzos, e incluso arriesgando su vida por la protec-
ción del Estado de Israel, sus ciudadanos y habitan-
tes. Los soldados actuarán según el Código Ético de
las fdi y sus órdenes, preservando las leyes del Estado
y honrando la dignidad humana, respetando los va-
lores del Estado de Israel como estado judío y demo-
crático […].
236
Mapa 2. Dimensiones territoriales de Israel
Fuente: http://mfa.gov.il/MFA/AboutIsrael/Maps/Pages/Isra-
el-Size-and-Dimension.aspx, consultado el 12 de julio de 2017.
237
do centralizado y estrecha coordinación interfuerzas, en-
tre otros.42
El potencial militar israelí no puede parecer sino pe-
queño cuando se le compara con los amplios recursos
humanos y financieros, y la gran fuerza armada de que
disponen los árabes; ante esta situación, Israel intenta di-
suadir a los oponentes no solamente haciendo desfilar a sus
efectivos militares, sino demostrando repetidamente su efica-
cia sobre el terreno.43
Adicionalmente, cuando la conducción política y el alto
mando militar de este país evalúan que las ventajas del ban-
do opuesto se incrementan en demasía, la recuperación del
equilibrio del balance de poder en el Medio Oriente, la úl-
tima ratio, descansa en la guerra preventiva, ejecutada fuera de su
territorio. En palabras de un ex Comandante de su Marina
de Guerra, en el caso de la Armada de Israel:44
No debemos esperar hasta interceptar al enemigo fren-
te a nuestras costas, sino ir a buscarlo dondequiera que
esté, quitándole la iniciativa. Es ésta la mejor manera
de comenzar a defender nuestra propia costa, mante-
niendo la amenaza potencial del enemigo en sus aguas
territoriales.
238
- Determina los resultados de una guerra de forma rápi-
da y decisiva; y,
- Establece como prioridad el combate al terrorismo.
46 Ibídem.
47 Melamed; en, Leal Moya y Moloeznik (2017: 69 y 70, respectivamente).
239
constantes y no-constantes han hecho de Israel una
nación que requiere de una política de seguridad […]
dinámica, sugerente e innovadora, para poder afrontar
los desafíos que cada nuevo escenario representa. Pese
a que estos desafíos abarcan todo un amplio espectro
de amenazas, unas de carácter existencial y otras como
parte de una guerra de desgaste, el Estado Hebreo
debe encontrar la mejor manera de afrontarlas, pues el
no hacerlo podría significar su colapso […].
240
disponiendo -en todo momento- de medios y sistemas de
armas de avanzada.
Por otra parte, no se debe soslayar que si bien en Israel
no hay una definición clara de los contenidos y alcances
de la seguridad nacional, su devenir histórico se caracteri-
za por el desarrollo de una concepción multidimensional
de la seguridad, similar a la propuesta por la Organiza-
ción de Estados Americanos (oea), que, siguiendo a Stein,
no puede ser concebida de otra manera, ya que:49
[…] la seguridad es multidimensional no sólo por-
que las amenazas lo son, sino porque las respuestas
a ellas y los actores que las llevan a cabo también lo
son y deben actuar complementariamente bajo una
conducción política democrática y participativa. Al
reconocer la incidencia de factores sociales y econó-
micos en la generación de situaciones de inseguridad
pública, especialmente en delitos graves como el nar-
cotráfico, la trata de personas, y la criminalidad or-
ganizada, nuestro concepto nos permite afirmar que
corresponde en estos casos a la autoridad democrá-
tica del estado enfrentar estas causas, antes de que
ellas deriven en situaciones que requieran la acción
represiva.
241
El Mossad (foreign intelligence), el Aman (Directorate of Mi-
litary Intelligence) y el Shin-Bet (internal intelligence) son sus
principales pilares, lo que le ha permitido abortar y neu-
tralizar gran número de atentados terroristas a lo largo de
su historia. La selectividad de blancos potenciales o real-
mente peligrosos constituye una estrategia operacional
que ha coadyuvado, positivamente, a impedir atentados
contra la población civil del Estado hebreo. Tratándose
del Aman, su finalidad es:50
[...] recopilar información militar, geográfica y económica,
particularmente en el mundo árabe y a lo largo de las fron-
teras de Israel. El Centro de La Investigación Política del
Ministerio de Relaciones Exteriores, prepara análisis para
los responsables de la formulación de políticas, basados en la
inteligencia y documentos analíticos con un horizonte tem-
poral de largo plazo [...]
242
Aunque conviene hacer hincapié en la naturaleza úni-
ca de la comunidad de inteligencia israelí, a saber:52
[…] los responsables de las decisiones israelíes imponen
a inteligencia israelí un requisito único, diferente a todo
lo conocido en cualquier otra comunidad de inteligen-
cia en el mundo: para proporcionar una alerta tempra-
na del peligro de los ejércitos árabes aglomerándose a lo
largo de las fronteras de Israel con la intención de librar
guerra contra Israel. La alerta temprana tiene que lle-
varse a cabo al menos 48 a 72 horas antes de un ataque
militar contra Israel, dando tiempo a Israel para mo-
vilizar sus reservas. Esta tarea de proporcionar alertas
tempranas ha sido asignada a la Inteligencia Militar.
243
probablemente, cuente en sus arsenales con más de 200 ca-
bezas nucleares que estaría dispuesta a utilizar como ultima
ratio, en caso de peligrar su existencia misma.55
Otros avances científico-tecnológicos dignos de men-
ción son:56
- 4 satélites artificiales, 3 ofeq y uno tecsar (Polaris);
- Pionero en la fabricación de drones;
- Capacidad para ciberguerra, al contar con la Unidad
Elint 8200 y el Bureau Nacional Cibernético de Is-
rael, que depende directamente de la oficina del Pri-
mer Ministro para desarrollar tecnología y recursos
humanos y contribuir a la cooperación internacional
en la materia.
La cultura de la seguridad que se encuentra arraiga-
da en la sociedad israelí se plasma, entre otros aspectos,
en el sistema de voluntariado que le permite a la policía
triplicar su estado de fuerza57 y en la creación y desarro-
llo de empresas privadas de seguridad, que son supervi-
sadas por el Ministerio de Defensa y que, en palabras de
Gleser:58
Las empresas de seguridad privadas israelíes, como
isds,59 proveen seguridad a sus clientes cuidando de no
restringir actividades cotidianas utilizando para ello
nuevas tecnologías, tácticas y programas de concienti-
244
zación y conducta preventiva paralelos a las tareas de
prevención y protección tradicionales.60
245
su legado de combate como el ejército de defensa
de Israel.
2. El patrimonio de el estado de Israel, sus principios
democráticos, leyes e instituciones.
3. El patrimonio de las personas judías a través de los
años.
4. Valores morales universales basados en los valores y
dignidad de todos los seres humanos.
63 Ibídem.
64 Israel Defense Forces (2014).
246
- “La pureza de las armas” (La moral en la guerra) – El sol-
dado deberá hacer uso de sus armas y poder solo
para el cumplimiento de las misiones y únicamente
en la medida requerida; mantendrá su humanidad
inclusive en el combate. El soldado no deberá usar
sus armas y poder para dañar no combatientes o
prisioneros de guerra, y deberá hacer todo lo po-
sible para evitar dañar sus vidas, cuerpos, honor y
propiedad.
- Profesionalismo – El soldado deberá esforzarse para
conseguir la experiencia y competencia profesional
requerida para llevar a cabo su rol. Y deberá im-
plementarlas, buscando continuamente mejorar sus
propios logros y los de su unidad.
- Disciplina – el soldado deberá hacer lo mejor que
pueda para llevar a cabo de manera completa y
con éxito cualquier cosa que se le pida, de acuerdo
con la letra y el espíritu de las órdenes. El soldado
deberá emitir solo las ordenes que vayan de acuer-
do con la ley y no deberá obedecer aquellas que se
manifiesten ilegales.
247
Israel se presenta así como una referencia obligada en
materia de seguridad nacional, fuerzas armadas y combate
al terrorismo. Esta nación y pueblo en armas65 ha logrado superar
-a lo largo de su corta existencia- duras pruebas que incluso
le han permitido dar un salto cualitativo para convertirse en
una potencia media y en la única democracia de la región.
De este modo, Israel demuestra que sí es posible conciliar
la seguridad con el desarrollo y la vigencia de los derechos
humanos. De esta manera y siguiendo al profesor Sznajder:66
El concepto de seguridad es central en el discurso pú-
blico y en la narrativa oficial israelí. Esto no es un pro-
blema retórico o limitado a las esferas discursivas, sino
que lo es también material.
248
La ausencia de profundidad estratégica y las propias
limitaciones espaciales, de recursos materiales y humanos,
se ven compensadas por intangibles tales como una férrea
voluntad nacional (que explica que se conserve el servicio
militar obligatorio para jóvenes de ambos sexos, así como
un bien aceitado mecanismo de movilización de reservis-
tas); una comunidad de inteligencia de primer orden para
preservar su seguridad nacional de riesgos y amenazas; el
desarrollo doctrinario de la guerra preventiva (concebi-
da para trasladar las acciones al territorio del enemigo y
basada en la retención de la iniciativa estratégica y en la
proyección del poder nacional a través del factor militar);
y, la apuesta por la investigación y desarrollo (i + d) con
capacidad de dotar a las fdi, a las agencias de inteligen-
cia y a la institución policial, de medios e instrumentos
confiables, ajustados a la naturaleza de cada amenaza en
particular.
La aquilada experiencia de Israel en conflictos arma-
dos convencionales y no convencionales, en la lucha con-
tra el flagelo del terrorismo en su expresión más virulenta
y, en general, en la gestión y manejo de crisis, constituye
un componente cualitativo no material de primer orden.
El caso israelí ejerce, sin duda, atracción e interés para
los estudiosos de las cuestiones de defensa y seguridad y,
por lo mismo, posiciona a este país en un lugar privile-
giado en dichas materias. Esto explica, por un lado, los
cursos y seminarios que militares, policías y activos de in-
teligencia han tomado y toman en Israel y, por otro, las
misiones oficiales y empresas privadas de seguridad que,
249
como embajadores sin cartera, tienen presencia y desplie-
gue en los más recónditos lugares del orbe.
Finalmente, Israel demuestra que es posible compen-
sar las debilidades propias frente al potencial enemigo,
mediante la jerarquización de los factores cualitativos so-
bre los cuantitativos, es decir, la centralidad de la calidad. De
donde es posible aprender de sus lecciones y experiencias
que, a lo largo de 70 años, le han garantizado su propia
existencia y desarrollo, sin sacrificar en el altar de la segu-
ridad la democracia y el Estado de Derecho.
250
antecedentes históricos; definida hoy como la defensa na-
cional armada en profundidad contra ataques externos,
encuentra sus orígenes intelectuales en las teorías de la
nación en armas o del pueblo armado.
Así, el conde Jacobo Antonio Hipólito de Guibert, el
teórico militar por excelencia de la Revolución Francesa,
diferencia las naciones armadas de los ejércitos de los go-
bernantes, decantándose por el sistema de milicia (le soldat
citoyen). En otras palabras, se define por un ejército nacio-
nal, en el que todo soldado sea ciudadano y todo ciudada-
no soldado, como forma eficiente de organización militar.
Sus ideas inspiraron el decreto revolucionario del 23 de
agosto de 1793, que establece la leva en masa, surgiendo
de esta forma la nación armada.68 En similares términos se
expresa el rey de Prusia en 1860, al anunciar el futuro de
su ejército como el de una nación en armas, mediante el
establecimiento del Landwehr. Finalmente es Colmar Frei-
herr von Der Goltz quien perfecciona el sistema, a través
de la conscripción obligatoria en Alemania.69
La tradición socialista
De acuerdo a Karl Marx, la concepción de pueblo arma-
do es la de una fuerza esencialmente revolucionaria. En la
misma línea, Friedrich Engels sostiene que en la política
251
hay sólo dos poderes decisivos: la fuerza organizada del
Estado, el Ejército, y la inorgánica, basada en la fuerza
elemental de las masas populares.70
De ahí que en cuanto a componente militar se refiere,
se decanta por la doctrina de “nación y pueblo en armas”
como medio para eliminar las tradiciones feudales propias
del militarismo de su época; así mismo, la leva en masa
permitirá al proletariado apoderarse de la “maquinaria
burocrático-militar”.71
Con posterioridad a 1871, la mayoría de los países
europeos optan por la incorporación del servicio militar
obligatorio, bajo el influjo del modelo prusiano. La reac-
ción de los socialistas no se hace esperar: en Alemania,
August Bebel encabeza una campaña a favor del sistema
de milicia, en lugar del ejército permanente o regular; en
Francia, Auguste Blanqui es uno de los primeros en opo-
nerse tanto al ejército estable como a toda forma de cons-
cripción; formas que deben -según él- abolirse y dar lugar
al voluntariado, al que denomina L’Armée nationale sédentai-
re. Sin embargo, es Jean Jaurés con su obra L‘Organisation
Socialiste de la France: L’Armée Nouvelle quien resalta, tras-
cendiendo a sus contemporáneos, la propuesta central de
este ensayo, la cual gira alrededor de una estructura mili-
tar puramente defensiva, fundada en una combinación de
la conscripción universal con la milicia reservista. Anhela
252
que el ejército regular se halle absorbido en la masa de
los soldados-ciudadanos, de tal manera que el ejército y el
pueblo llegen verdaderamente a coincidir. Asimismo, ex-
pone que la organización de la defensa nacional y la pre-
servación de la paz mundial no son contradictorias, antes
bien, se complementan. En tanto que Lenin únicamente
aprueba la formación de una milicia proletaria, esto signi-
fica elección popular de los oficiales, abolición de todas las
leyes militares, igualdad de derechos para los trabajadores
extranjeros y nacionales -internacionalismo proletario- y
aprendizaje del manejo de las armas a través de la libre
asociación de los trabajadores, entre otras.72
En el caso de la Unión Soviética, bajo la dirección del
comisario del pueblo para asuntos de guerra, León Trotsky
crea el Ejército Rojo.73 Al igual que Josip Broz Tito -más
tarde-, este marxista anti-militarista se convierte en un gue-
rrero revolucionario de primera clase, y en un organizador
militar de dotes extraordinarias. En la praxis, presionado
por las amenazas que se ciernen sobre el “primer Estado
socialista del mundo”, el sistema creado por Trotsky pasa
del voluntariado al reclutamiento forzoso, de los destaca-
mentos de guerrillas a la organización militar regular. La
centralización y la disciplina formal reemplazan a los idea-
les de Lenin, medidas excepcionales demandadas por cir-
cunstancias excepcionales por las que atraviesa la Revolu-
ción Rusa.74 No obstante ello, Trotsky continúa insistiendo
253
en que las milicias deben ser la meta última de la política
militar soviética, erigiendo en 1921 tres divisiones de mi-
licias. Posteriormente, las tres cuartas partes del Ejército
Rojo son reorganizadas como unidades territoriales, y sólo
un cuarto restante se conserva como ejército permanente.
Esta situación cambia drásticamente con Stalin: la mo-
derna doctrina soviética transforma profundamente las
“herejías” de los padres del socialismo. Si bien es cierto que
durante la segunda guerra mundial los partisanos desem-
peñan un papel clave en el conflicto armado, actuando en
la retaguardia de las tropas nazis y ocasionándoles ingentes
pérdidas, su estatus permanece subordinado al ejército. Io-
sif Stalin es terminante: ex post facto, los factores funcionales
permanentes son mucho más importantes que los factores
provisionales, en su llamada doctrina de la defensa activa;
afirmando que un ejército regular es superior al sistema de
milicia, puesto que las tropas de un ejército profesional es-
tán mucho mejor entrenadas, disciplinadas y organizadas.75
El Paradigma Yugoslavo
La extinta República Federativa Socialista de Yugoslavia
se caracterizaba por una extrema complejidad, dimanada
de sus nueve minorías nacionales, de sus siete fronteras
con otros Estados, de sus seis repúblicas, de sus seis na-
ciones, de sus tres religiones, de sus dos alfabetos y de sus
dos provincias autónomas, así como de su existencia como
Estado soberano a partir de 1918.
254
Como Estado plurinacional y pluriétnico, coexistían
en su seno fuerzas centrípetas y fuerzas centrífugas y era
la figura del mariscal Josip Broz Tito la que, con su férreo
liderazgo, mantuvo su integridad territorial.
Cabe señalar que las fuerzas centrífugas suelen abre-
var en las ansias de independencia nacional de alguno(s)
de sus integrantes o de las minorías periféricas que buscan
reintegrarse a su patria de origen; mientras que las cen-
trípetas, tienen su origen en la imposición por la fuerza o
en la conveniencia. La supervivencia de un Estado multi-
nacional como Yugoslavia está, pues, supeditada en forma
permanente a la superioridad de las fuerzas centrípetas
sobre las centrífugas.76
Fuente:http://www.cronosgea.es/wp-content/uploads/2010/08/captura-de-
pantalla-2010-08-09-a-las-23-45-31.png, consultado el 12 de julio de 2017.
76 Ballester, Horacio P. (1993: 227 y ss).
255
Estas peculiares particularidades no obstan para que,
en el terreno de la defensa y ante la amenaza del empleo
del uso de la fuerza por terceros Estados, sus naciones y
nacionalidades conformaran un todo monolíticamente
unido, de un carácter tal que era posible hablar de “nacio-
nes en armas”, lo que sugiere el estudio de la experiencia
yugoslava a la luz de su devenir histórico.77
Este era el verdadero significado de la “Doctrina Mi-
litar Yugoslava de la Defensa Popular Total”, concepción
estratégica que hunde sus raíces en las experiencias bé-
licas adquiridas a lo largo de la segunda conflagración
mundial contra la ocupación militar germana; Josip Broz
Tito -su hacedor-, así lo reconoce: “En la lucha de libera-
ción nacional hicimos lo que, desde el punto de vista de
la doctrina militar tradicional, era completamente incon-
cebible. Prácticamente inermes, emprendimos la lucha
contra la máquina bélica más poderosa que conoció al
mundo. Estábamos completamente solos […] Nos apoyá-
bamos únicamente en nuestras fuerzas propias”.78 Dicho
en otros términos, “Nosotros formamos y desarrollamos
tal doctrina ya en nuestra Guerra de Liberación Nacional
cuando dirigimos el llamamiento al pueblo que se adhirie-
se a la lucha por defender su independencia y libertad”.79
256
Sólo le lleva once días a la cualificada y bien aceitada
maquinaria militar alemana derrotar y ocupar Yugoslavia.
El dramático llamamiento de los comunistas yugoslavos a
la resistencia total contra el invasor, no es sino “[…] la in-
surrección de todo el pueblo por la liberación del país”.80
Dada la realidad europea emergente (dominio nazi),
“En los años 1941, 1942 y hasta el otoño de 1943 com-
batimos solos en la llamada fortaleza europea hitleriana
sin recibir ayuda material de ninguna parte […] frente a
la máquina militar más poderosa que había visto el mun-
do”;81 en pocas palabras, el movimiento de resistencia yu-
goslavo se respalda exclusivamente en las fuerzas de sus
naciones y nacionalidades o, lo que es lo mismo, en sus
propias fuerzas; surgiendo el pueblo como factor militar.
Apoyándose exclusivamente en sí mismos, obligan al ene-
migo a destinar y mantener poderosos contingentes armados
en territorio yugoslavo, como se aprecia a continuación.
Tabla 9
La Wehrmacht en Yugoslavia
Total de efectivos Fechas
400 000 Julio de 1941
500 000 Fines de 1941
600 000 Otoño de 1943
650 000 Fines de 1943
Fuente: Tito, Josip Broz; en, Vukotic (1966: 312, 316, 329 y 325, respectiva-
mente); estas cifras incluyen tropas alemanas, italianas, húngaras y búlgaras.
257
Aferramiento de un elevado número de efectivos bajo
las armas que podrían haberse destinado al frente orien-
tal, ávido de combatientes, tanto durante las ofensivas de
1941 / 1942, como para enfrentar los embates del Ejérci-
to Rojo a partir de 1943.
Tampoco debe soslayarse el elevado precio que debe
pagar la resistencia local: 1,700,000 yugoslavos mueren en
la denominada “Guerra de Liberación”, de éstos, 305,000
respondían al Ejército bajo el comando de Tito.82
Esta resistencia general de todo el pueblo, desde un
primer momento, obliga a Hitler a postergar su agresión
contra la urss (Operación Barbarroja) en seis semanas,
lo que a la postre deviene en la primera derrota terrestre
alemana, la batalla de Moscú.83
Para el coronel-general Nikola Ljubicic, este fenómeno
no hace más que llevar a la praxis el principio de Marx
relativo al pueblo armado.84 Principio que conserva su vi-
gencia en el período posbélico, guiando la política de de-
fensa y enmarcando la doctrina de guerra: “Nuestro con-
cepto actual de la defensa popular total no es nada más
que la aplicación consecuente y decidida de estas grandes
experiencias de la guerra de liberación nacional en nues-
tras condiciones actuales”.85
La doctrina militar yugoslava de la defensa popular
total, como su nombre lo pone de manifiesto, trata de un
258
sistema de defensa en profundidad, de defensa del propio terri-
torio del Estado que la adopta, de donde se le conoce tam-
bién como defensa territorial. Asimismo, es una forma de
defensa estratégica que confía en el ejército de ciudadanos
-milicia-, y cuyas notas esenciales son:
1. Es un sistema estrictamente defensivo, esto significa que,
privado de su territorio, pierde todas las ventajas en que
se funda su mayor fuerza; cualquier territorio ajeno es
su punto más débil. Además, “[…] Sabido es que un
pueblo armado no puede amenazar a nadie, un pueblo
en armas sólo puede defender su derecho de existir […]
Debemos desarrollar continuamente el concepto de la
defensa popular total como uno de los elementos bási-
cos del continuo desarrollo de nuestra comunidad socia-
lista autogestionaria y como factor esencial de nuestra
política de paz y de colaboración pacífica”.86
2. Este concepto estratégico se asienta en la preparación
o adaptación del pueblo entero para el combate en
profundidad, que implica, por tanto, comprometer a la
nación entera en forma muy directa y concreta -como
combatiente-, a resistir a un agresor -resistencia gene-
ral de todo el pueblo-.
La lucha en profundidad se traduce en territorializa-
ción de la defensa, la que así organizada, multiplica
sus potenciales, al mismo tiempo que debilita los de
los agresores. Y es que, “[…] La defensa, constitui-
da sobre la base territorial, toma sus fuerzas del solar
259
patrio, del pueblo y de sus propias fuentes materiales,
y por eso deviene invencible”.87 En síntesis, al contar
exclusivamente con sus propias fuerzas, una guerra o
conflicto desencadenado contra este sistema defensivo
envuelve a todo el país, su población y territorio;
3. Su adopción exige especiales condiciones políticas,
económicas o geográficas, ya que se asume que la na-
ción y su ejército conforman un todo unitario, deman-
dado como conditio sine qua non la cohesión social.
La participación bélica directa de toda la población
es, a su vez, consecuencia y causa “[…] de la homo-
geneización social en el cumplimiento de los esfuer-
zos defensivos, y posibilita lograr la máxima eficacia
militar en la organización de la resistencia de todo el
pueblo”;88 dicho de otra forma, la base social única
de la defensa popular total, permite estructurar de un
modo coordinado todos los elementos del sistema de-
fensivo.89 Además, su reconocimiento constitucional,
ofrece la base de principios para integrar la defensa en
el conjunto de las relaciones sociales.90
260
4. El término de “guerra territorial” es utilizado para
describir los medios y métodos de lucha, incluyendo
los no ortodoxos, tales como la guerra por partidas o
guerra de guerrillas, en última instancia se pone el én-
fasis en la defensa activa y armada.91
5. Las organizaciones políticas, sociales y económicas del
país constituyen su base, el específico carácter de su sis-
tema político (autogestión), coadyuva a esta situación:
“[…] Desarrollándose cada vez más sobre las bases au-
togestionarias, la defensa popular deviene una fuerza
intrínseca del sistema social”.92 Se trata, por tanto, de la
socialización de los asuntos inherentes a la defensa, de la
organización de los potenciales defensivos de una socie-
dad socialista autogestionaria, ya que “Sería imposible
imaginar la realización de los derechos de autogestión
de los trabajadores en la vida económica, política, cul-
tural y social en general, si los vínculos autogestionarios
no se hicieran extensivos al sector de la defensa”.93
261
6. La amenaza de infligir daños inaceptables -al movi-
lizar todas las fuerzas morales y materiales de la na-
ción-, influye sobre las percepciones de los posibles ad-
versarios, evitando que tomen un determinado curso
de acción: elevado poder de disuasión; resulta pues,
que esta doctrina “[…] no significa tan solo un ins-
trumento para llevar a cabo, con éxito, una guerra
eventual, sino también un arma preventiva de mante-
nimiento de la paz que es el objetivo fundamental de
nuestra política”.94
7. Doctrina militar acorde con un Estado políticamente
autónomo, situado al margen de pactos y alianzas: no
alineación, como principio directriz de su política ex-
terior independiente, poniéndose de manifiesto el alto
grado de correlación entre ésta y el sistema de defen-
sa: “Imposible sería estructurar un sistema de defen-
sa popular total a base de las doctrinas bélicas de los
bloques. Primero, porque la autonomía de intereses
está condicionada por los intereses de los demás países
miembros del bloque en cuestión y, ante todo, por los
intereses de la primera potencia del mismo”.95
8. La estructura de fuerza o poder militar se organiza
como ejército de ciudadanos; y, las formaciones re-
262
gulares permanentes y profesionales son su columna
vertebral. Es decir, su brazo armado consta de dos ele-
mentos, conformando un todo indivisible:
El ejército popular u operacional, como eje en torno al cual
gira la defensa; tiene por misión permanente oponerse
a las principales fuerzas del agresor. Concebido para
las operaciones en el frente, es la garantía contra toda
sorpresa estratégica del enemigo, creando las condi-
ciones necesarias para las actividades de las unidades
de la defensa territorial y para que todo el país pase de
las actividades de paz a las de guerra;96
La defensa territorial, organizada y dirigida por los Es-
tados Mayores de Defensa Nacional de las repúblicas,
provincias y municipios, en forma coordinada con el
comando supremo o dirección estratégica de la gue-
rra, realiza operaciones en la retaguardia del enemi-
go en los territorios que éste haya ocupado temporal-
mente. Otra misión, no menos relevante, es la de la
autoprotección social y el control -en la región asig-
nada por el respectivo Estado Mayor- de los ataques
de paracaidistas o comandos y de los actos de sabota-
je y diversión que pudiesen perpetrar los adversarios.
Comprende todas las formaciones armadas que no
forman parte del ejército popular y de la milicia y, de
263
acuerdo con sus tareas encaminadas a la resistencia
total, la guerrilla es la modalidad operacional de estas
unidades.97
9. Se considera al factor humano como el elemento de-
cisivo de toda conflagración: la guerra, el ejército y el
complejo militar son tan sólo instrumentos de la políti-
ca, gobernados por el hombre.98
10. Es de desgaste y se fundamenta en la prolongación de
los conflictos. Su objetivo estratégico es el de forzar al
invasor a trabar una guerra de extenuación contra una
sociedad preparada para una larga resistencia, hasta
echarlo del país.99 También, al negarle al enemigo la
posibilidad de una victoria rápida y relativamente poco
costosa, en un primer ataque, se lo está disuadiendo.
264
Otras “Naciones en Armas” 100
La defensa territorial contribuye a la solución de un pro-
blema de larga data en el concierto de las naciones: la
defensa de los pequeños y medianos Estados. A modo ilus-
trativo, se pueden destacar los siguientes ejemplos asiáti-
cos y europeos:
Corea: tanto la del Norte como la del Sur, optan por el
pueblo en armas. Así en el caso de Corea del Norte, existe
hasta un reconocimiento constitucional (Ley Suprema del
27 de diciembre de 1972); en tanto que, Corea del Sur,
también abraza esta concepción estratégica, con el objeto
de hacer frente en forma eficaz a las “infiltraciones” de
elementos norcoreanos en su territorio.
Indonesia: El gran teórico de la guerra de guerrillas,
junto a Mao Zeodong, el general A.H. Nasution, se mues-
tra partidario de esta doctrina militar y la incorpora a su
Nación en 1966, justificando esta decisión en los altos in-
tereses que conlleva la preservación de la independencia
política de su Estado.
Pakistán: Para Z.A. Bhutto, la resistencia del glorioso
pueblo vietnamita prueba que una pequeña nación puede
luchar contra el país más poderoso del planeta a pesar de
su abrumadora inferioridad tecnológica, armamentística,
etc., acogiendo entusiasmado ese ejemplo para su país en
los años sesenta.
Singapur: Tras su independencia en 1965, el Primer
Ministro Lee Kuan Yew, decide crear -siguiendo el pa-
265
trón israelí- un ejército de ciudadanos. Sin embargo, es
importante distinguir entre la doctrina militar de la de-
fensa territorial y aquella forma organizativa. La postura
estratégica de Singapur -al igual que la israleí- es ofensi-
va, puesto que está basada en la idea de ataque preven-
tivo ejecutado fuera de su territorio -también tomado de
Israel-, pero su organización militar es la del ejército de
ciudadanos. Las diminutas dimensiones geográficas de
Singapur y, por tanto, la imposibilidad de poder llevar a
cabo una guerra en profundidad, le impiden adoptar una
postura de defensa territorial.
Vietnam: El secreto estratégico vietnamita, la llave de su
victoria, primero contra Francia y, posteriormente, contra los
Estados Unidos de Norteamérica, reside en “Llevar a cabo
una resistencia de larga duración apoyándonos en nuestros
propios recursos, estos son los principios orientadores de esta
guerra de liberación”;101 bajo la consigna de “todo el pueblo
en armas”, cada habitante se convierte en un combatiente y
cada aldea en una fortaleza, desembocando su praxis en un
giro histórico: la reunificación de Vietnam.
Albania: la afortunada localización geográfica que goza,
sumada a la tradición de guerra de guerrillas, facilitan su
conversión a la defensa territorial. Gracias a ésta sale airoso
de su disputa con la Unión Soviética en 1960-61; y es que
Tirana declara la guerra a los Estados Unidos de Norte-
américa (por imperialistas), a la Unión Soviética (por so-
cial-imperialistas) y a la burguesía reaccionaria, en general.
266
Durante varios años, mantiene relaciones privilegiadas
con la China Continental relaciones que se ven deteriora-
das debido a su estalinismo a ultranza. Esta situación la
lleva a crear un ejército popular, subordinado por comple-
to a las directrices del partido.
Suecia y Suiza: Países avanzados, con una posición polí-
tica y unas condiciones socio-económicas muy especiales, es-
pecie de pequeños grandes poderes; Estados que desarrollan
muy avanzados sistemas de defensa, en los cuales la doctrina
de defensa territorial juega un rol fundamental.
En ambos casos se impone la idea de ejército de ciuda-
danos o milicia centralizada, con una pequeña fuerza de
efectivos regulares o profesionales. Este personal perma-
nente tiene a su cargo la constante instrucción de aquéllos
y la misión de resistir, como primera defensa, a las agre-
siones externas, creando las condiciones para la sumaria
movilización de las reservas milicianas. Por lo tanto, las
fuerzas armadas cumplen un papel exclusivamente defen-
sivo, y se preparan para ese fin.La efectividad de sus siste-
mas de defensa descansa en el record de disuasión que, en
el caso de Suiza, se aproxima a dos siglos.
Finlandia: Dada la excesiva superioridad militar de sus
vecinos, en especial de la Unión Soviética, Sir Winston
Churchill habla de la torpe fuerza bruta de números abru-
madores.102
Los conflictos más graves de este pequeño Estado se
verifican con la Unión Soviética: ésta teme que Finlandia
267
se convierta en una place d´armes para un ataque sobre su
territorio. Por tanto, el interés de la superpotencia se cen-
tra exclusivamente en el aspecto estratégico.
Por increíble que parezca, la dura resistencia contra la
ofensiva del Ejército Rojo en 1939 preserva a Finlandia del
destino de otros pequeños Estados bálticos; la calidad de las
fuerzas al mando del mariscal Carl Gustaf Emil Manner-
heim y la participación del pueblo finlandés en su conjun-
to, compensan -en gran medida- su extremada inferioridad
cuantitativa -desequilibrio- respecto a los soviéticos.
Las “lecciones” aprendidas durante la Guerra de In-
vierno (1939-1940) y la segunda conflagración mundial
(1941-1945) contra el coloso Soviético, determinan que la
neutralidad finlandesa sea inequívocamente una neutrali-
dad contra los enemigos de la URSS.
Finalmente, cabe acotar que esta concepción estraté-
gica posibilita el triunfo de movimientos anti-coloniales y
de liberación nacional, en confrontación con poderosas
potencias imperialistas; la guerra es un hecho político y,
como lo demuestran, por ejemplo, las guerras de Vietnam
y de Afganistán, el poder de los grandes también tiene sus
límites. Las posibilidades de defensa ante un poder supe-
rior son directamente proporcionales a la capacidad de
imponerle costos políticamente inaceptables.103
268
4.3. Guerra convencional prolongada: doctrina militar
soviética
El 22 de junio de 1941, poco más de tres millones de solda-
dos alemanes invaden a la entonces Unión Soviética, dando
origen a la operación militar más grande de la historia; tres
millones doscientos mil efectivos, de un total de tres millo-
nes ochocientos mil que integran la Wehrmacht, son lanzados
contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (urss).104
En ejecución de dicha resolución, tres grupos de ejérci-
to, Norte (en dirección operativa Leningrado), Centro (en
dirección operativa Smolensko-Moscú) y Sur (en dirección
operativa Kiev), iniciaron la lucha contra el ejército rojo.105
La eficiencia técnica de estas tropas, junto con la acer-
tada concepción estratégica de sus mandos militares, pro-
porciona a Adolf Hitler significativas victorias iniciales;
Polonia, los Países Bajos, Bélgica, Francia, Noruega, Gre-
cia y Yugoslavia, habían probado ya su terrible eficacia,
con el amargo sabor de la derrota.
269
Mapa 4. Operación Barbarroja (Invasión a la URSS)
Fuente: http://ww2diario.blogspot.mx/2010/12/fuhrerdirektive-21-opera-
cion-barbarroja.html, consultado el 12 de julio de 2017.
270
1. Necesidad de asegurar el frente interno, cuya desinte-
gración -para la dirigencia nazi- es el principal motivo
de la pérdida de la guerra; la “puñalada por la espal-
da”, en su terminología;
2. Necesidad de otorgar movilidad a la guerra y lanzar
golpes rápidos y decisivos contra los enemigos del
Reich, evitando de esta forma una guerra de desgaste
desfavorable para Alemania.
106 Sokolovsky, Vasilis Danilovich (1981: 346, 349 y 353). Sobre un re-
ciente estudio que da cuenta de la explotación del factor sorpresa y de
la ausencia de una reacción por parte de Stalin durante los primeros
diez días de la invasión a la URSS; se recomienda ver, Pleshakov,
Constantiine (2007).
271
En síntesis, el Estado Mayor Alemán traza sus planes
haciendo hincapié en el amplio uso del factor sorpresa y en
la destrucción -uno a uno- de los países de la coalición ene-
miga, mediante golpes relámpago. Por tanto, la solución
rápida de los conflictos es la concepción estratégico-militar
desarrollada por la Alemania nazi; su Alto Mando confía
en la flexibilidad, en el poder de fuego, en la gran movilidad
y, sobre todo, en la superioridad cualitativa de sus efectivos
bajo las armas y de su sistema de armamentos, así como en
la doctrina de guerra derivada de aquella estrategia.107
Por otra parte, los objetivos perseguidos por Alemania
son manifiestamente agresivos y expansionistas y son ili-
mitados a todos los efectos prácticos;108 esto significa que
-en la urss- Hitler cruza el umbral, más allá del cual con-
trae costos anormales o contra productivos en la persecu-
ción de su política.
La blitzkrieg fracasa en la Unión Soviética, cuya condi-
ciones peculiares son muy distintas a las de otros Estados,
que sucumben fácilmente ante el poderío de la maquina-
ria militar germana.
El Führer -enceguecido por sus prejuicios ideológicos-, no
advierte que en Rusia sus fuerzas carecen de las posibilidades
políticas, económicas y, especialmente, militares para con-
cluir victoriosamente la guerra en poco tiempo;109 en otras
palabras, “[…] El objetivo definido de la Alemania nazi -es-
107 Romero, Aníbal; en, Moneta et. al. (1985: 152); las divisiones acora-
zadas y motorizadas garantizan la necesaria movilidad, flexibilidad y
poder de fuego.
108 Vital (1967: 255); también ver, Earle, Edward Mead (1968: 405 y ss).
109 Sokolovsky, Vasilis Danilovich (1981: 97,98).
272
clavizar a la Unión Soviética- no estaba en consonancia con
las armas ni con la capacidad económica de Alemania”,110
siendo la contraofensiva soviética a las puertas de Moscú, a
fines de 1941, el principio del fin para el agresor alemán.
Iosif Stalin tiene bajo su responsabilidad la dirección
de la denominada “Gran Guerra Patriótica de la Unión
Soviética” (1941-1945), en una lucha a muerte contra su
peor y pérfido enemigo, el fascismo alemán, por la salva-
ción de la patria.111
Precisamente, la conflagración en el Este europeo es
básicamente diferente a la de todos los demás frentes o
teatros de operaciones de la Segunda Guerra Mundial:
“[…] desde que la Alemania nazi atacó a la urss, hasta la
capitulación de Alemania, no hubo tregua en el violento y
sangriento combate de este frente”.112
La guerra de Hitler contra Rusia es pura y simplemen-
te una guerra de agresión, ejecutada ferozmente para so-
juzgar a todo el pueblo soviético; su carácter -visto como
un conflicto de ideologías- se define como la vida o la
muerte de los pueblos de la urss, como la libertad o la
servidumbre de la población soviética.113
273
La guerra germano-soviética es total; para la Unión
Soviética no hay posibilidad alguna de armisticio. Su
capitulación equivale al sometimiento y la esclavitud.
Del antagonismo de los sistemas políticos de ambos,
deriva el tipo de guerra que se libra: guerra total de
aniquilamiento. Las cifras no dejan lugar a dudas: ofi-
cialmente la Unión Soviética pierde, entre junio de
1941 y septiembre de 1945, veinte millones de civiles
y militares.114
Sin embargo, otras fuentes aseveran que el número
de muertos y desaparecidos es superior a lo que tradi-
cionalmente reconocen las autoridades y publicaciones
soviéticas:
[…] Son muchas las guerras en que se dan ejemplos
de brutalidad e inhumanidad, sobre todo cuando
participan fuerzas irregulares, pero raras veces se tra-
ta de algo premeditado o sistemático. La campaña
alemana en la Unión Soviética reunió ambas cosas.
Como enfrentamiento final entre dos dictaduras an-
tagónicas, y campaña biológica contra judíos, gitanos
y Untermenschen (subhumanos o raza inferior) eslavos,
la guerra en el este tenía un talante fundamentalmen-
te distinto del que tenía en el oeste. La línea divi-
274
soria entre la guerra convencional y la ideológica se
borró mucho antes de que comenzase la lucha, y se
complicó luego por condiciones que se dieron sobre
el terreno.115
275
[…] Algunas veces en realidad sus crímenes en masa
eran prácticamente en contra de sus intereses políti-
cos y militares. Tanto así que posiblemente él habría
podido ganar la guerra contra Rusia políticamente
-como sabemos, esa guerra no la podía haber ganado
militarmente- si hubiera surgido como un libertador
y no como un exterminador […] Los asesinatos de
masas de población se cometieron durante la guerra,
pero ciertamente no fueron actos relacionados con la
guerra. Todo lo contrario, puede decirse que utilizó
la guerra como un pretexto para cometer asesinatos
en masa que nada tenían que ver con la guerra […]
ésta desviaba la atención […] los asesinatos en masa
obstruían la conducción de la guerra, porque miles de
hombres de la organización de los SS, en un gran nú-
mero que equivalía a varias divisiones -hombres que
estaban en óptimas condiciones físicas para el servicio
activo, los mantenía Hitler ocupados en esta opera-
ción, mientras su presencia era necesaria en el fren-
te- y porque la transportación masiva a los campos de
exterminio distribuidos por toda Europa restaba a las
fuerzas armadas una cantidad considerable de vehí-
culos que de por sí eran escasos y urgentemente nece-
sarios para transportar suministros de toda índole. Y
una vez que la victoria no podría alcanzarse más, las
operaciones de asesinato hicieron imposible la tarea de
que se llegase a algún arreglo de paz, porque a medida
que se conocían los hechos, todos los estadistas invo-
lucrados […] se convencían de que la guerra podría
concluirse de una manera significativa no a través de
negociaciones diplomáticas con Hitler, sino definitiva-
mente recurriendo a las Cortes de Justicia pronuncián-
dose contra Hitler.
276
Tabla 10
Discurso de Heinrich Himmler, Reichsführer de las SS,
sobre la moral del SS
[…] Cómo les va a los rusos o a los checos, es algo que me
tiene sin cuidado […] que los demás pueblos vivan en el bien-
estar o se pudran de hambre, me interesa únicamente desde
el punto de vista de que sirvan o no de esclavos a nuestra
cultura; lo demás me es indiferente.
El que caigan muertas diez mil mujeres rusas en la construcción
de una trampa de tanques alemanes, carece de importancia: lo
que importa es que se construya la trampa. Que no seremos
rudos o insensatos innecesariamente, está claro: nosotros, los
alemanes, somos los únicos que tenemos un sentido humano
para aquellos animales humanos; pero sería una traición a
nuestra propia sangre y un crimen en nuestra propia contra,
preocuparnos por ellos o proporcionarles ideas para que nues-
tros hijos o nietos tengan aún más problemas con ellos […]
Como la ley más sagrada del porvenir, nuestra preocupación
y nuestro deber será el cuidado de nuestra sangre y de nuestra
raza; para ellas trabajamos y luchamos, y para nada más.
Todo lo demás me es indiferente […]
277
comisarios políticos soviéticos, de los gitanos y otras
razas “inferiores”, de individuos cuyo comportamiento
era considerado “asocial” y de los judíos. Estos asesi-
natos fueron presentados como operaciones paramili-
tares. Los cientos de miles de hombres, mujeres y niños
desnudos y ejecutados al borde de las fosas comunes,
recibían la etiqueta de “partisanos” y “bandidos”, in-
cluso ante sus asesinos, los Einsatzgruppen (escuadrones
móviles de exterminio).
278
precisado por parte de la investigación histórica ale-
mana y extranjera. Los hechos están, así pues, claros,
también en lo que se refiere al trato asesino dado por
la Wehrmacht a los prisioneros de guerra soviéticos.[..]
279
Dado el específico carácter de este conflicto armado, la
Stavka -Alto Comando Militar- analiza y evalúa correcta-
mente las perspectivas estratégicas y tácticas de las fuer-
zas armadas alemanes, contraponiéndole o escogiendo
como respuesta bélica la guerra de desgaste. Consiguien-
temente, la prolongación de los conflictos es la base de la
concepción estratégico-militar soviética a lo largo de esta
conflagración, siendo la guerra convencional prolongada
la doctrina militar emergente.124
Ante la sorpresiva ofensiva germana, el diktat de los
mandos soviéticos es ganar tiempo; tal como lo expresa uno
de sus miembros, “[…] nuestra desfavorable relación de
fuerzas en el período inicial de la Gran Guerra de Nuestra
Madre Patria, requería la retirada de nuestras tropas hacia
la profundidad de nuestro territorio, perdiendo espacio”.125
El mismo Stalin se ve obligado a reconocer que, “La
retirada bajo ciertas condiciones desfavorables es una for-
ma de hacer la guerra tan legítima como la ofensiva”;126
incluso, el repliegue de las fuerzas propias es inevitable
cuando el adversario es fuerte, cuando aceptar la batalla
forzados por el enemigo es obviamente desventajoso, en
fin, cuando -con una determinada relación de fuerzas-
ella es el único camino para evitar un desastre.
124 Sokolovsky, Vasilis Danilovich (1981: 194); puesto que -de acuerdo a
las lecciones de V.I. Lenin- las guerras las ganan aquellos que poseen
las mayores reservas, los mejores recursos de fortaleza y cuyas masas
tienen mayor resistencia.
125 Citado por Garthoff, Raymond L. (1970: 157); también Sokolovsky,
Vasilis Danilovich (1981: 216 y 222).
126 Ibídem, p. 158; sobre las directivas de su política de tierra arrasada ver Sta-
lin; en, Marx y otros (1979:158-159), “Discurso del 3 de Julio de 1941”.
280
Una vez finalizadas las hostilidades, un general de divi-
sión alemán lleva a cabo la siguiente apreciación sobre el
frente oriental:127
“El Espacio brindaba a las tropas soviéticas posibili-
dades de retirada jamás imaginadas, de modo que los
defensores siempre y en todos los casos se vieron en
condiciones de evadirse de bolsones estratégicamente
decisivos. Simultáneamente, el […] Espacio preparaba
el terreno a su compañero […] el Tiempo, que hizo su
aparición automática en el terreno de la guerra después
que los Soviets habían logrado eludir aquellos bolsones
estratégicos definitivos. El factor Tiempo les permitió,
en efecto, extraer divisiones siempre renovadas de sus
enormes masas susceptibles de movilización, efectivos
que a su vez pudieron ser debidamente equipados y ar-
mados con la producción de la industria de armamentos
-en parte trasladados más allá de los Urales ya en tiem-
pos de plena paz- y arrojarlos al combate”.128
281
[…] En la inmensa amplitud de Rusia, pueden librar-
se infinidad de batallas de bolsón, pero jamás se podrá
comprometer al enemigo -a causa de la táctica tradicio-
nal de retiradas que este observa- en una batalla decisi-
va, para introducirlo en un bolsón último y definitivo y
destruirlo por completo en el sentido político y militar.
[…] Las fuerzas armadas soviéticas habían sido derrota-
das en incontables ocasiones, pero su moral y su volun-
tad de resistencia permanecieron intactas […].
282
La victoria soviética reside en la explotación de una
acertada concepción estratégica, desarrollada al calor de
los combates; el líder soviético puede permitirse una gue-
rra prolongada y de desgaste a pesar de los costos mate-
riales y humanos, mientras que Hitler no puede hacerlo.
La elevada tasa de pérdidas sufridas por los nazis es de-
finitoria, su derrota es sólo cuestión de tiempo, pasando
la iniciativa estratégica a manos del Ejército Rojo: “Según
datos del alto mando del ejército alemán, en el período
que va del 22 de junio de 1941 a mayo de 1945 las tropas
germano-fascistas perdieron 13,610,000 soldados y oficia-
les (bajas de todo tipo), de ese número 10 millones corres-
ponden al frente soviético-alemán, sin incluir varios mi-
llones de hombres que se entregaron prisioneros cuando
Alemania capituló, o sea el 80 por ciento de las pérdidas
totales de efectivos. Además, el ejército fascista perdió en
combates con el Ejército Soviético hasta el 75 por ciento
de su armamento militar”.133
Con posterioridad a la guerra, un alto mando germano,
acepta que:134
En el inconmensurable espacio ruso y sus interminables
noches invernales, se diluyeron los cuadros de las mejo-
res divisiones alemanas […].
283
En este contexto, para la conducción política y militar
soviética, la superioridad rusa reposa en su sistema eco-
nómico, en la propiedad colectiva de los medios de pro-
ducción, en los productos de producción socialista y en un
desarrollo económico planificado: para el mariscal Kour-
kotkine, la Gran Guerra Patriótica demuestra de manera
convincente lo superlativo de una economía planificada y
científica.135
Así, sus altos índices de producción bélica, combina-
dos con la organización eficaz de su mano de obra y de
su producción en general, hacen posible a la económica
soviética alcanzar una producción anual de aviones, ca-
rros y morteros superior a la del enemigo: “Durante los
cuatro años de la Guerra Patriótica, la Unión Soviética
produjo anualmente un promedio de 11,3 millones de to-
neladas de acero, 7,8 millones de toneladas de hierro co-
lado y 113,7 millones de toneladas de carbón […] Sobre
la base de dicha producción, la Unión Soviética obtuvo
una producción media anual de 27,000 aviones y 23,774
carros y piezas autopropulsadas de artillería, mientras que
la Alemania nazi fabricó 19,720 aviones y 12,140 carros y
piezas autopropulsadas”.136
Hitler subestima en demasía el potencial económico
soviético, pagando caro su error.137 Al momento de lanzar
284
sus fuerzas contra la urss, la doctrina militar del Ejército
Rojo tiene previsto una guerra futura de larga duración,
“[…] lo que requería cuantiosos ejércitos y sometería a la
máxima presión los recursos económicos y organizativos
de cada nación, y la victoria no podría obtenerse de un
solo golpe”;138 desarrollándose también el concepto de re-
servas estratégicas, que incluye la totalidad de “los recur-
sos humanos y económicos del país, que serían necesarios
para conducir una guerra interna y prolongada”. 139
A diferencia de León Trotsky, creador del Ejército Rojo
de Obreros y Campesinos, Iosif Stalin se muestra partidario
del ejército permanente y del sistema centralizado, pero
como un fin en sí mismo y no como una transición ha-
cia un sistema de milicia, por lo que su sistema militar
puede denominarse ejército neutralizado en un Estado
Militarizado. En pocas palabras, la institución militar
soviética, bajo su dirección política, descansa en una es-
pecífica combinación de control civil subjetivo y objetivo
(cheka-nkvd/Comisariado para los Asuntos Internos del
Estado); y apunta a una cuidadosa militarización del par-
tido y a una simultánea politización del ejército.140
El nuevo rumbo impuesto por Stalin provoca -en ene-
ro de 1925- la renuncia de Trotsky como “Comisario del
Pueblo para Asuntos de Guerra”; y su posterior expulsión,
285
primero del Comité Central del Partido Comunista de la
Unión Soviética (pcus), y luego de la urss. Una vez obliga-
do al exilio, y con el mariscal Frunze al frente del consejo
Militar Revolucionario, la primitiva organización militar
soviética experimenta profundas transformaciones.141
La gran purga desatada con el ejército rojo y la marina
de guerra soviética en 1937, constituyen una muestra de
las formas extremas adoptadas por el poder civil bajo un
régimen político totalitario, la misma afecta a un elevado
número de altos jefes militares. Así, por ejemplo, las acu-
saciones contra el mariscal Tujachevsky -entusiasta defen-
sor de la idea del Estado Mayor Internacional del Ejército
Rojo-, se convierte en los clavos para el féretro del interna-
cionalismo. Todavía hoy, sorprenden las cifras de las “de-
puraciones”: de los ochenta miembros del soviet militar en
1934, solamente quedan cinco en 1938; los once comisarios
delegados para la guerra son eliminados; la totalidad de los
comandantes de los distritos militares son ejecutados para
el verano de 1938; trece de quince comandantes del ejérci-
to, cincuenta y siete de los ochenta y cinco comandantes de
cuerpos, ciento diez de los cientos noventa y cinco coman-
dantes de división y doscientos veinte de los cuatrocientos
seis comandantes de brigada, son ejecutados.142
La siguiente fuente no deja duda sobre el contenido
y alcances del proceso de depuración stalinista sobre el
Ejército Rojo:143
286
La ejecución de Tujachevski y de sus concursados se-
ñala el principio de una purga gigantesca en las filas
del Ejército Rojo. Hemos de hacer constar, de paso,
que de los nueve jueces que constituyeron el Tribunal
judicial especial de la Corte Suprema de la URSS, sie-
te serán fusilados a su vez en el curso de las semanas si-
guientes. Entre ellos, los mariscales Egorov y Blücher y
el general Alksnis, jefe de las fuerzas aéreas del Ejército
Rojo. La “purga staliniana” elimina a los once comi-
sarios adjuntos a la Defensa, así como 3 de cada 5 ma-
riscales, 75 de los 80 miembros del Consejo Superior
de Guerra, 13 de los 15 jefes de ejército, 57 de los 85
jefes de cuerpo, 110 de los 195 jefes de división, 200 de
los 406 jefes de brigada […] Se calcula que el número
de oficiales eliminados físicamente en el curso de este
período fue de treinta mil a cincuenta mil, lo que debe
de representar cerca de la mitad del cuerpo de oficiales
especializados.
287
espiritulamente vivo […] Tendido en la litera de la
cárcel, repasaba una y otra vez los complejos dispo-
sitivos estratégicos y operacionales que Tujachevski
había ordenado preparar a sus oficiales de estado
mayor […] Estaba lo bastante familiarizado con el
“espíritu” de la historia rusa para saber que la dis-
tancia entre un campo de concentración siberiano y
el Cuartel General soviético en Moscú puede resultar
fantásticamente corta. Y, en realidad, en el verano de
1941, Rokossovsky, el “traidor y espía polaco”, fue
rehabilitado y destinado apresuradamente al Cuartel
General […] a las órdenes de Zhukov, fue el jefe de
operaciones más importante en las batallas de Moscú
y de Stalingrado […] Moscú, en su hora triunfal, re-
cibió con gratitud a su defensor polaco. El 24 de junio
de 1945, en el gran desfile de la victoria en la Plaza
Roja, Rokossovsky encabezó el Ejército soviético en
marcha. Galopó a la cabeza de regimientos y divisio-
nes escogidos mientras barrían el polvo de Moscú con
los innumerables estandartes y banderas del ejército
de Hitler, que luego arrojaban a los pies de Stalin.
146 Deutscher , Isaac (1972: 47). Este sagrado egoísmo del “único Estado
proletario mundial” es su idea guía.
288
tutos anteriores de 1925 y 1928 que restringían el ejército
a los obreros y campesinos”,147 abandonando el ejército
rojo su carácter clasista.
También el nuevo juramento, tomando a los solda-
dos del brazo armado del Estado Soviético, refleja este
giro ideológico operado a partir del año 1928: se eli-
mina el internacionalismo, se refiere muy ligeramente
a la lucha de clases y se compromete a defender la pa-
tria, la urss. 148 Esta profesión de fe es muy diferente a
la del primitivo juramento de fidelidad, que involucra
lealtad y solidaridad para con el proletariado interna-
cional.
El año 1935 es considerado un hito en lo que a refor-
mas militares se refiere:
1. Se restablecerán los grados, desde el de cabo y
subteniente, hasta el de mariscal y generalísimo,
abolidos por la Revolución de 1917 e inexistentes
durante los duros años de guerra civil, cuando la
república soviética tiene que hacer frente a podero-
sas ejércitos de las potencias capitalistas.149
2. Son incrementados los efectivos del ejército perma-
nente de 560,000 a 1,300,000 hombres y, para enero
del año siguiente, las tropas regulares son integradas
por el setenta y siete por ciento del ejército rojo y
sólo un veintitrés por ciento forma la milicia, pro-
147 Earle, Edward Mead (1968: 104). La ley de servicio militar universal
de 1939, es la plasmación normativa de ese mandato constitucional
148 Ibídem, p. 105,106; el texto completo de este juramento, extractado
del Manual de preparación militar elemental soviético (1985: 6).
149 Trotsky, León (1973a: 12).
289
porción inversa a la de 1924. Finalmente, y como la
podría ser de otra forma, para marzo de 1939, toda
la organización militar es organizada en base de un
ejército regular, merced al trabajo de los mariscales
Voroshilov y Frunze.150
3. Otras profundas modificaciones introducidas por
aquellos, terminaron por perfilar el sistema militar
Stalinista:
- Se profesionaliza el cuerpo de oficiales.
- Se restaura el saludo militar obligatorio, y un paque-
te de medidas disciplinarias, de extrema severidad.
- Se elimina la institución del comisario político.
290
de “Ejercito soviético”, no es más que el corolario de la
conversión apreciada por Stalin.153
291
tal por la sociedad y economía soviética, arroja como re-
sultado una superpotencia industrial-militar, difícilmente
soñada por Lenin o Trotsky.
292
doctrina de guerra, acordes con el entorno y la realidad
imperantes, amén de la consideración de los adversarios
potenciales y reales.
El 8 de mayo de 1945, con la rendición incondicio-
nal del Tercer Reich, la Unión Soviética gana la guerra y
emerge como el segundo poder de la Tierra; la aplicación
consecuente de los preceptos de Karl von Clausewitz, su-
bordinados a las peculiares particularidades y circunstan-
cias del momento, explican su victoria.
Recapitulando, estos tres ejemplos históricos ponen
de relieve la pertinencia e importancia de generar y desa-
rrollar una concepción estratégico-militar y su correspon-
diente doctrina de guerra, así como el perfil y la organiza-
ción de las fuerzas armadas, que responda a los objetivos
e intereses nacionales, a las propias particularidades del
Estado-nación considerado y a la naturaleza de sus ame-
nazas a la seguridad nacional.
293
Capítulo V
El peso de la historia3
Se trata de raíces que se mantienen incólumes, no obs-
tante el proceso de occidentalización al que fue sometido Ja-
pón, tras su rendición incondicional el 2 de septiembre
de 1945.
1 Ver trabajo clásico a cargo de, Ocaranza Fernández, Antonio (1988: 9).
2 Jacinto, Agustín (1996: 95).
3 Nakakita, Kōji (2012: 9-27).
297
Efectivamente, durante poco más de seis años, el país
estuvo bajo el control aliado, cuyo comando supremo
fue ejercido por el general estadounidense Douglas A.
MacArthur; será hasta 1951, con la firma del Tratado
de Paz de San Francisco, cuando ese país derrotado en
la segunda conflagración mundial recupere el derecho
a dirigir su política exterior. Como corolario de lo cual,
cinco años después, es admitido como miembro de la
Organización de Naciones Unidas (onu).
En contraste, si bien en 1956 se restablecieron las re-
laciones diplomáticas y comerciales entre Japón y la en-
tonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (urss),
Tokio se niega a signar un tratado de paz con Moscú, ya
que los denominados Territorios del Norte por los japo-
neses o islas Kuriles del sur por los rusos (4,996 kilómetros
cuadrados), arrebatados por el Ejército Rojo el 9 de agos-
to de 1945 y en clara violación al pacto de neutralidad
vigente entre ambas naciones, están todavía ocupados por
fuerzas rusas.4 Japón mantiene vivas sus reclamaciones
por la devolución de un grupo de islas situadas en la costa
septentrional de la isla de Hokkaido, denominadas Ku-
nashiri, Shikotan, Habomai y Etorofu. En esta última, la
más grande de todas, con una superficie de 3,192 kilóme-
tros cuadrados, los rusos conservan una base de su fuerza
aérea y efectivos en el orden de una división de ejército.5
298
Mapa 6. Territorios del Norte
299
más pequeñas, Habomai y Shikotan, que sólo representan
un 7% del total del territorio en controversia, propuesta
rechazada por los sucesivos gobiernos japoneses.
Adicionalmente, Japón mantiene disputas sobre la so-
beranía de dos territorios y las fronteras de sus respecti-
vas Zonas Económicas Exclusivas (zee). Tokio administra
uno de los dos, las islas Senkaku/Diaoyu/Diaoyutai, con
reclamaciones por parte de Beijing y Taipei, y causa de
una importante escalada de tensión en la región, con bu-
ques de los tres gobiernos patrullando las islas, pescadores
ingresando en las aguas en controversia y civiles de ten-
dencias nacionalistas intentando desembarcar en las islas.7
Estas últimas, también denominadas Senkaku o Diaoyu,
son ocho islotes y arrecifes inhabitables que Japón se ane-
xó por medio del Tratado de Okinawa, en 1898, que puso
fin a la breve guerra chino-japonesa de ese año.
Asimismo, Japón demanda la soberanía de las islas
Takeshima/Dokdo a Corea del Sur.8 En rigor, el hecho
de ser ricas en gas, petróleo y recursos pesqueros, “[…]
presumiblemente hace atractiva la posesión de una
plataforma continental de alrededor de 22,000 kilómetros
cuadrados (de acuerdo con el concepto de aguas adyacen-
tes) en parte de la cual se han identificado por lo menos
tres estructuras geológicas submarinas con reservas pro-
300
Mapa 7. Territorios en Disputa
Posición relativa
Japón se encuentra situado frente a la costa oriental del
continente asiático, en el Extremo Oriente, forma un es-
trecho arco de 3,800 kilómetros de longitud, extendiéndo-
se desde el paralélelo 20º 25’ al 45º 33’ de latitud norte.
301
Esta posición relativa adquiere relevancia, si se tiene en
cuenta su cercanía con respecto a dos potencias: la Federa-
ción Rusa y la República Popular China, de donde, desde
el punto de vista estratégico-militar, no debe soslayarse el
hecho de que una significativa fuerza con armamento nu-
clear (aproximadamente una cuarta parte del arsenal ruso)
se encuentra estacionada al este del lago Baikal y en los te-
rritorios adyacentes al Mar del Japón y al Mar de Okhotsk.10
Tampoco se debe subestimar la presencia de la Flota del Pa-
cifico, la mayor en importancia y tamaño de las cuatro flotas
que posee Rusia, que se encuentra basada en Vladivostok.
Así, en una reciente publicación sobre la política exte-
rior japonesa, se reconoce que:11
Japón se encuentra en una posición geoestratégica cla-
ve en una región de gran peso como es Asia-Pacífico;
más concretamente el archipiélago japonés está rodea-
do por el Océano Pacífico por el este, el Mar de Japón
por el oeste, el Mar de China Oriental por el suroeste,
el Mar de Filipinas por el Sur y el Mar de Ojotsk por
el Norte. Su posición insular pero cercana a la penín-
sula de Corea, a la Federación Rusa y a China hace
de Japón un país clave para definir las estrategias de
seguridad de la región […].
302
Mapa 8. Posición relativa de Japón
CHINA Hokkaido
RUSIA
Sapporo
COREA
DEL
NORTE Mar de Japón Akita
Honnshu
Sendai
COREA
DEL JAPÓN
SUR TOKYO
Nagoya
Hiroshima Kobe Kyoto Yokohama
Kitakyushu Osaka
Fukuoka
Kyushu
Mar
Este de OCEANO PACÍFICO
China
303
de relieve accidentado, puesto que el territorio montañoso
representa poco más del 70% de su patrimonio geográfico
nacional de 377,800 kilómetros cuadrados.12
Vulnerabilidades
Por lo tanto, se está en presencia de una primera vulnera-
bilidad: toda configuración fracturada exige velar por la
soberanía territorial en cada uno de los fragmentos, parti-
cularmente sobre los más alejados. La cohesión territorial
debe salvar la discontinuidad que le impone la geografía,
como por ejemplo, a través de la navegación marítima y
el posibilismo humano. Situación ésta que se agrava si
se tiene en cuenta que Japón está situado en una zona
proclive a la actividad volcánica, tifones y maremotos, así
como a los movimientos telúricos:13 en promedio se veri-
fican 1,000 sismos anuales y tan sólo en el terremoto de
Kobe, del 17 de enero de 1995, más de cinco mil personas
perdieron la vida.
En segundo lugar, la sobrepoblación se erige en un
potencial riesgo social. Se trata de un elevado grado de
concentración demográfica, 332.2 habitantes por kiló-
metro cuadrado, de acuerdo a estadísticas oficiales y con-
fiables.14 Es decir, demasiada población viviendo en una
relativamente pequeña área terrestre, lo que se traduce,
304
por ejemplo, en un promedio nacional de 85.92 metros
cuadrados por vivienda, que se reduce a 66.82 tratándose
del cinturón urbano de Tokio y Yokohama.15
Una tercera vulnerabilidad descansa en el proceso
de “aging” o envejecimiento de una población actual de
126,919,659 habitantes;16 o, lo que es lo mismo, elevadas
tasas de crecimiento de la población de la tercera edad.
De manera tal que un estudio prospectivo estimaba que
“A comienzos del siglo xxi, uno de cada siete japoneses
tendrá 65 años o más, y en el año 2025 la proporción su-
birá de uno de cada cuatro”.17
Paralelamente, se verifica una tendencia a la baja en la
tasa de natalidad, cuya “implicación para el futuro es que
Japón enfrentará una escasez de fuerza de trabajo joven
[…]”.18
Más probablemente el principal punto débil de Japón,
resida en su marcada dependencia de otros países, ante la
escasez de muchos recursos naturales de carácter estraté-
gico tales como energéticos y alimentos: “[…] en realidad
Japón depende fuertemente de sus importaciones para,
literalmente, sobrevivir”.19
Cabe destacar que la economía japonesa basa su comer-
cio en las rutas mercantes de ultramar; lo que determina el
carácter vital de mantener seguras sus líneas de comuni-
305
cación, en especial su cordón umbilical con el Golfo Pérsico,
de donde se abastece de petróleo,20 con lo que la seguridad
marítima se erige en un verdadero imperativo categórico.
306
papel estrictamente defensivo de su instrumento militar.
Y es que, como se verá a continuación, Japón cuenta con
las denominadas Fuerzas de Autodefensa (fad); ésto es, más
allá de la letra constitucional, la realidad de la posguerra de
la segunda conflagración mundial se viene caracterizando
por la libre interpretación del Artículo 9°, lo que ha eximido
la necesidad de reformarlo. Dicho en otras palabras:21
A pesar de la existencia de estos principios pacifistas,
Japón mantiene unas modernas fuerzas armadas lla-
madas Fuerzas de Autodefensa que, teniendo como
principal deber la defensa de las fronteras niponas y
la participación en acciones contra los desastres natu-
rales, y aunque pueda ser considerado contradictorio
constitucionalmente, se han desplegado fuera de las
fronteras japonesas en operaciones bajo el mandato de
las onu -contra la piratería o dando apoyo en la lucha
contra el terrorismo internacional.
307
De las que se desprende la misión primordial de las fad,
308
Tabla 11
Seguridad para un Nuevo Orden
-Japón intentará revitalizar y potenciar a la Organización de
Naciones Unidas (onu).
-Japón promueve y promoverá esfuerzos vigorosos para la
promoción del desarme nuclear y la conclusión de la Con-
vención sobre la Prohibición de las Armas Químicas.
-Japón continúa apoyando al Registro Internacional de la
onu de Transferencia de Armas Convencionales.
Política exterior
Tradicionalmente, y hasta la actualidad, el objetivo fun-
damental de las relaciones de Japón con terceras naciones
y con la onu, es el de coadyuvar a la paz y prosperidad
mundiales y, al mismo tiempo, mantener su propia seguri-
dad y bienestar, de forma consecuente con su ley suprema,
posición como miembro del grupo de países que comparte
los valores universales de libertad y democracia y como Es-
tado-nación de la región Asia-Pacífico.
309
Tabla 12
Preámbulo de la Constitución
“Nosotros, el pueblo japonés, deseamos la paz en todo tiempo […] De-
seamos ocupar un lugar honroso en una sociedad internacional que luche
por conservar la paz y porque desaparezca para siempre de la faz de la
tierra, la tiranía y la esclavitud, la opresión y la intolerancia”.
310
Si bien se suele criticar el bajo porcentaje de su Producto
Interno Bruto (PIB) destinado a la ayuda y cooperación in-
ternacionales, nadie puede negar su generosa contribución
financiera, después de Arabia Saudita y Kuwait, “para la
operación militar multinacional y sobre todo estadouniden-
se, llevada a cabo contra Irak tras la invasión de Kuwait”.28
Aunque las cifras proporcionadas por el Primer Minis-
tro nipón al conmemorarse el 60 aniversario del ingreso
de Japón a la Organización de Naciones Unidas (onu),
hablan por sí solas:29
El total acumulado de los aportes asignados a la ONU
y los aportes asignados a las operaciones de paz que ha
pagado Japón, como simple cálculo del valor contable
de dichas contribuciones, supera fácilmente los 20,000
millones de dólares estadounidenses. El único país cuyo
monto total de contribuciones financieras supera el de
Japón en los últimos 30 años es Estados Unidos. Ade-
más nuestro historial de ayuda al desarrollo asciende
a 334,500 millones de dólares estadounidenses, repito,
como simple cálculo del valor contable a ese momento.
311
y Corea, así como la presencia de importantes arsenales
nucleares y misilísticos en sus inmediaciones, no hablan
precisamente de un entorno pacífico y estable en la región
Asia-Pacífico.
En este sentido, algunos geopolíticos interpretan esta
segunda vertiente de la política exterior japonesa de la si-
guiente forma:30
Muchos japoneses tienen conciencia de estar aislados
dentro de la sociedad internacional: por un lado, los
países asiáticos acusan a Japón de reconstituir su fuer-
za militar; por el otro, los países occidentales -Estados
Unidos en primer lugar- le exigen que refuerce sus ar-
mamentos […].
312
un lado, capital y alta tecnología, y por otro, de un gran
mercado con abundantes recursos naturales y humanos.
Esta es la estrategia en torno al concepto “sogo anzen
hosho” (de seguridad nacional total), basado en la necesi-
dad de consolidar su seguridad a partir de las relaciones
económicas con terceros Estados. Este principio, formu-
lado por el ex primer ministro Masayoshi Ohira en 1979
y, y desarrollado con posterioridad por Suzuki Zenko y
Nakasone en los años ochenta, constituye una meta a lar-
go plazo que pretende -a través de la cooperación econó-
mica- coadyuvar al desarrollo de un entorno pacífico y
estable exento de tensiones.
Poder económico
En sus memorias, el reconocido economista Saburo Okita
deja constancia de la visión que compartían varios intelec-
tuales y él mismo, que, se integraron en un grupo de pla-
neación para la postguerra, ya que estaban convencidos
de la derrota inevitable de Japón.
Su análisis se basaba, sobre todo, en la vulnerabilidad
de las rutas marítimas y en la neutralización de los puertos
del Mar de Japón, claves para el abastecimiento de mate-
rias primas y alimentos. Ante lo cual, el equipo en cuestión
se concentró en el diseño de las tareas de la postguerra,
presentando -una vez consumada la rendición incondicio-
nal de su país- un Informe titulado “Lineamientos para la
reconstrucción de la economía japonesa”.31
313
Han transcurrido siete décadas desde entonces: ac-
tualmente, la economía japonesa es la tercera a nivel pla-
netario;32 y, en reconocimiento a ello, Japón es miembro
tanto del grupo de los 7 (g7),33 cuyas decisiones sobre la
economía internacional trascienden al Banco Mundial,
al Fondo Monetario Internacional y a la Organización
Mundial del Comercio (omc), como de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde).
Para una experta en economía agrícola japonesa, los
principales factores que explican el “milagro japonés”
de la postguerra son los siguientes: i) los elevados nive-
les de inversión que representan aproximadamente una
tercera parte del pib , ii) la apuesta por la tecnología, a
partir de la adaptación de la tecnología de los países
desarrollados, iii) los altos niveles de ahorro interno, iv)
la mano de obra calificada, disciplinada, cooperadora
y poco conflictiva, y v) el crecimiento dinámico de sus
exportaciones.34
En un estudio más reciente, se da cuenta de una eco-
nomía caracterizada por un sector industrial muy diver-
sificado, que aporta 27% del pib, y cubre desde productos
de base (tales como acero y papel) hasta productos de alta
tecnología, al dominar sectores como el automotriz, la ro-
314
bótica, la biotecnología, la nanotecnología y las energías
renovables.35
Más allá de estas fortalezas, la economía japonesa re-
conoce también sus puntos débiles; por un lado, las de-
nominadas dependencias críticas, de las que destacan
el petróleo, los minerales estratégicos y los alimentos.36
Y, por el otro, la rápida tasa de crecimiento de la pobla-
ción de la tercera edad, a la que se identifica claramente
como vulnerabilidad, cuyo impacto económico futuro no
tiene otro significado que destinar la mayor parte de la
renta nacional a la vejez; o, lo que es lo mismo, “Se estima
que para el año 2020, tres trabajadores tendrán que soste-
ner a una persona retirada”,37 lo que se traducirá en una
disminución, tanto de la vitalidad económica, como de la
captación de impuestos.
Tabla 13
Factores de debilidad económica
-Uso ineficiente de la escasa -Sistema administrativo poco
mano de obra rural flexible
-Baja productividad del fac- -Corrupción de políticos,
tor tierra empresarios y funcionarios.
-Ineficiencia del sistema de -Envejecimiento poblacional
distribución
Fuente: Elaboración propia con base en; Takajusa, Nakamura (1990); Melba
E. Falk (1996); Kaibara (2000: 322) y, Tanabe, Hiroshi y Lacoste, Ives (1997).
315
En cuanto a sus puntos fuertes, presenta elevados están-
dares de productividad y de exportación de productos y
equipos con alto valor agregado y tecnología de punta, ta-
les como vehículos, componentes electrónicos, científicos
y ópticos, buques y maquinaria diversa.
Tabla 14
Principales exportaciones de Japón
1. Automóviles 5. Equipo científico y óptico
2. Hierro y acero 6. Buques
3. Equipo electrónico 7. Máquinas de generación
de poder
4. Equipo de oficina 8. Productos metálicos
Fuente: Elaboración propia con base en; jetro, “Nippon”, años varios.
316
ponesa, como de su organización laboral; aspectos tales
como su idiosincrasia, una fuerte y clara identidad nacio-
nal, un proyecto personal de vida seguro, las expectativas
de sus ciudadanos, la justa distribución de la riqueza, la
subordinación de los deseos del individuo al bien de la
colectividad y el bajo nivel de conflictividad social, han
contribuido y contribuyen al progreso y a la grandeza eco-
nómica de esta potencia de la Cuenca del Pacífico.40
317
La postguerra fría y el conflicto armado del Golfo Pér-
sico en enero de 1991, llevarían a un reformulación de
dicha doctrina, dejando paso a posiciones favorables a re-
plantear la situación de las Fuerzas de Autodefensa (fad),
así como a participar en el mantenimiento de la seguridad
y estabilidad internacional. Las directrices del Programa
de Defensa Nacional de 2010, así lo entienden, a partir de
un análisis de las amenazas emergentes:42
El Gobierno japonés aprobó ayer las nuevas directrices
de su programa de defensa nacional, que fundamenta en
la amenaza que supone la emergencia militar de China.
Japón destaca que tras el fin de la guerra fría, Rusia ya
no es un enemigo y apunta hacia Corea del Norte como
un riesgo “inmediato” a su seguridad y a China, a más
largo plazo. Frente a este escenario, el Gobierno defien-
de reforzar la alianza con Estados Unidos -el mayor alia-
do de Tokio- y consolidar la red regional de seguridad,
en la que se incluyen Corea del Sur y Australia.
318
- Japón podrá ejercer el llamado derecho a la au-
todefensa colectiva, “si la existencia del país se ve
amenazada y existe un claro peligro de que se vean
anulados los derechos del pueblo a la vida, la liber-
tad y la búsqueda de la felicidad”.
- Los militares japoneses podrán respaldar a las fuer-
zas armadas de un país aliado atacadas, aunque Ja-
pón no sea atacado directamente.
- El concepto de defensa colectiva está contemplado
en el derecho internacional y, además, la asistencia
militar a aliados en caso de que sean atacados, per-
mitiría una mayor participación de Japón en Ope-
raciones de Mantenimiento de Paz de la onu.
- Las fad que actualmente son un Ejército de facto,
adquirirían el estatus de jure. El artículo 9º prohi-
bía a Japón mantener un Ejército, Armada o Fuer-
za Aérea, por lo que hasta antes de la reinterpreta-
ción, las fad eran consideradas una extensión de la
fuerza nacional de policía.
- Tokio podrá acelerar el envío de las fad en conflic-
tos de baja intensidad y estudiar la ampliación de
apoyo logístico y de otro tipo para misiones de paz
en el extranjero.
319
Defensa estableciera que, “el ejercicio de una vigilancia
adecuada como principio de seguridad es vital para el
mantenimiento de la independencia y prosperidad del
país, y para la protección de las vidas y propiedades de
sus habitantes.”45
La política de defensa del Japón está basada en los
principios adoptados en mayo de 1957 que, en líneas ge-
nerales, se conservan vigentes.
Tabla 15
Políticas Básicas para la Defensa Nacional
- Apoyo a las actividades de la Organización de las Naciones
Unidas (onu) y promoción de la cooperación internacional
para contribuir a la realización de la paz mundial.
- Fortalecimiento del bienestar de la población y de la preser-
vación de la forma de vida de los japoneses en paz y seguri-
dad.
- Desarrollo progresivo de las capacidades militares esencia-
les para garantizar la autodefensa, tomando en cuenta los re-
cursos de la nación y las condiciones internas prevalecientes.
-Trabajo conjunto con los Estados Unidos de Norteamérica,
para enfrentar cualquier tipo de agresión externa, hasta que
la onu desarrolle y garantice un mecanismo más efectivo
para la disuasión, el rechazo y la sanción de cualquier ame-
naza externa.
Fuente: Japan Institute of International Affairs (1978).
320
Recapitulando, la política de defensa de Japón descan-
sa en los siguientes pilares:
i) Mantener una estrecha y firme alianza con Estados
Unidos de Norteamérica, fundamentada en el Tratado
de Mutua Cooperación y Seguridad entre Japón y Es-
tados Unidos;
ii) Mejorar, paulatinamente, la capacidad de autodefensa
de Japón, dotando de mejores medios a las FAD; y,
iii) Proseguir con una diplomacia activa para favorecer un
entorno internacional más pacífico y estable.
Cooperación militar
El primer soporte de la política de defensa de Japón es el
mantenimiento de una estrecha y verdadera alianza con
Estados Unidos, a partir del Tratado de Seguridad entre
los dos países; instrumento jurídico en virtud del cual
47,000 soldados estadounidenses se encuentran estacio-
nados en territorio japonés y cuyos gastos son solventa-
dos en alrededor de 70% por el propio gobierno nipón.46
Esto significa que, desde septiembre de 1951, los
acuerdos sobre seguridad con la Unión Americana han
facilitado a Japón una capacidad de disuasión efectiva
ante agresiones externas. A cambio de este paragüas de
seguridad proporcionado por la Superpotencia, el Trata-
do de Seguridad garantiza a la misma el derecho de usar
instalaciones y determinadas áreas en Japón, no sólo para
contribuir a la defensa del territorio japonés, sino también
46 iiss (2016).
321
para mantener la paz y seguridad en el Extremo Oriente,
por lo que llegaron a existir en territorio de Japón alrede-
dor de 130 instalaciones y campos de operaciones esta-
dounidenses.
Para Tokio, la importancia del Tratado de Seguridad
Japón-Estados Unidos, renovado en 1957, reside en que
ese último se compromete a ayudar a defender al país ni-
pón en caso de ser agredido por un tercer Estado.
La visión japonesa parte por reconocer que la presen-
cia de este actor clave extraregional juega un papel básico
en la estabilidad y el mantenimiento de la paz en la zona
de Asia Oriental. Ejemplo de ello fue la reacción de la
Séptima Flota estadounidense ante el despliegue masivo
de fuerzas navales chinas en el estrecho de Taiwán, a prin-
cipios de marzo de 1996, en virtud del acta del Congreso
de Estados Unidos de abril de 1979, en la que el gobier-
no de Norteamérica ratifica su compromiso de defender
a Taiwán.
Y es que para los intereses políticos, militares y eco-
nómicos de esa potencia hegemónica, la paz y la estabili-
dad del Extremo Oriente y de la Región Asia-Pacífico son
esenciales. Precisamente, la presencia de su Séptima Flota
responde a la necesidad de respaldar los intereses estraté-
gicos de Estados Unidos en la región.47
En tanto que, para la consolidación de los acuerdos
suscritos, ambas partes convienen en las siguientes medi-
das de cooperación y confianza mutua:48
322
-Inteligencia: intercambio de información.
-Entrenamiento: adiestramiento y ejercicios combina-
dos.
-Apoyo Logístico: sostenimiento económico de las tro-
pas estadounidenses estacionadas en territorio ja-
ponés.
323
Los antecedentes se encuentran en el reporte titulado
“A Strategic Framework in the Asia-Pacific Region: Toward the
21st Century”, que fue sometido al Congreso de la Unión
Americana en abril de 1990, con un avance de los planes
gubernamentales para reorganizar y reestructurar a las
Fuerzas Armadas de Estados Unidos en tres fases:
- 1991-1992
- 1993-1995
- 1996-2000
Mientras que la posición oficial de Japón insiste en reco-
nocer que en la comunidad internacional de nuestros días di-
fícilmente un país por sí sólo puede garantizar su seguridad,
paz e independencia; partiendo de esta realidad es que se
establece una alianza con Estados Unidos, con el que com-
parte valores e ideales comunes de libertad y democracia.51
En su discurso ante el Consejo del Atlántico Norte,
“Japón y la otan: hacia una mayor colaboración”, el Pri-
mer Ministro de Japón enfatizó así el rol de Japón en ma-
teria de cooperación:52
Desde la pasada década, Japón viene realizando labores
de cooperación para la paz en varios lugares del mundo,
entre los que se encuentran Camboya, Mozambique,
Timor Oriental, Océano Índico e Iraq. También hemos
participado en misiones de ayuda en las catástrofes en
Pakistán, trabajando estrechamente con las fuerzas de la
otan […] El nuevo Ministerio de Defensa está dispuesto
a cumplir con sus obligaciones y a dar prioridad a las
actividades de cooperación para la paz internacional así
como para la defensa del territorio nacional.
324
Agencia / Ministerio de defensa y fuerzas de autodefensa
El segundo pilar de la política de defensa del Japón es
la mejora paulatina de sus propias facultades de defensa.
Y es que la política japonesa en la materia tiene su fun-
damento, precisamente, en la autodefensa; es decir, en la
función militar y la posesión de una cantidad mínima de
sistemas de armas o medios para prevenir posibles agre-
siones y defenderse o utilizarlas sólo cuando sea necesario
repeler un ataque o agresión armada.
La base del sistema de defensa nipón está conformada
por la Agencia de la Defensa y las Fuerzas de Autodefensa
(fad). Su diferente naturaleza responde, por un lado, al con-
cepto de cuerpos de la Administración Pública, tales como
Ministerio de Finanzas o de Asuntos Exteriores: en este
caso, la organización se llama Agencia de Defensa; por el
otro, a que si se hace referencia a sus misiones o actividades
operacionales, se está en presencia de las fad. Más allá de
esta interpretación, se considera que es a partir de la Agen-
cia de la Defensa y del Primer Ministro que se ejerce, efec-
tivamente y como en todo Estado democrático, el necesario
control civil sobre los asuntos de carácter militar.
Esto cambia a partir de 2007, con la creación del Mi-
nisterio de Defensa:53
[…] Hasta esta fecha, Japón sólo había contado con la
Agencia de Defensa […] supeditada al primer ministro
y formada por funcionarios de otros ministerios como
el Ministerio de Economía, Comercio e Industria o el
Ministerio de Finanzas. A partir del 2007, durante el
primer mandato de Shinzo Abe, se realizó la promo-
325
ción de la Agencia de Defensa a Ministerio de Defensa,
otorgando a la institución el mismo estatus burocrático
que los otros ministerios. Según la estructura actual, la
gestión de la defensa nacional está conferida al poder
ejecutivo del gabinete, formado obligatoriamente por
civiles, siendo el primer ministro quien tiene la autori-
dad suprema y la supervisión de las fad. Sin embargo,
se confiere al ministro de Defensa la gestión de los de-
beres y funciones de las fad. El ministro de Defensa es
asistido a su vez por un viceministro, dos viceministros
parlamentarios, un viceministro administrativo, hasta 9
consejeros especiales y diferentes oficinas, a saber: la Se-
cretaría del Ministerio de Defensa; la Oficina de política
de Defensa; la Oficina de Operaciones; la Oficina de
personal y educación; la Oficina de finanzas y equipa-
miento; y la Oficina de cooperación local.
326
Esta policía de reserva se convertiría en el núcleo del
instrumento militar futuro: así fue como nacieron, en
1954, las Fuerzas de Autodefensa (fad), que se dividen en
tres:55 Fuerzas de Autodefensa Terrestre, Fuerzas de Auto-
defensa Marítimas y Fuerzas de Autodefensa Aérea.
Tabla 16
Misiones y funciones de las FAD
Defensa del país
Cooperación internacional
Protección civil
Cooperación con comunidades locales
Educación y entretenimiento
Investigación y desarrollo
Fuente: Japan Defense Agency (1993: 5 y 21).
327
batallón de ingenieros cuya misión es la reparación de
carreteras y puentes; y el otro, de tan sólo 8 elementos,
a cargo de la supervisión del cese del fuego, reconstitu-
ción de autoridades nacionales y elecciones generales en
mayo de 1993. Por primera vez desde la segunda guerra
mundial, Japón envía contingentes armados fuera de sus
fronteras, tras un debate en los trabajos de la 123 sesión
ordinaria de la Dieta que finaliza el 15 de junio de 1992
con la aprobación, por mayoría, de una normativa que
autoriza el envío y la participación de hasta 2,000 efecti-
vos de las fad en misiones de paz de la onu.
A principios de los años noventa del siglo xx, debido al
marco legal vigente, se hacen presente dos posiciones en-
contradas sobre este rol inédito de las fad: una que sólo
autoriza al componente militar nipón desarrollar misio-
nes que no impliquen su participación en operaciones de
combate, es decir, excluyendo las de imposición de la paz
de la onu; y, la otra, que sostiene que al tomarse las de-
cisiones de conformidad con una resolución del Consejo
de Seguridad y bajo el comando de la onu, y no bajo el
comando gubernamental propio, el uso de la fuerza se
ajusta a derecho y no transgrede la prohibición consa-
grada en el artículo 9 de su Constitución.56
Como quiera que sea, en la última década, la presen-
cia y participación de tropas japoneses en actividades
internacionales se ha ido incrementando año con año.57
La elevada calidad y profesionalismo de los efectivos
328
de las fad fue demostrada en la destacada participa-
ción de un grupo de barreminas que, con gran pericia
y eficiencia, con posterioridad a la Guerra del Golfo,
desactivaron y destruyeron 34 minas, dejando expedi-
to el tránsito marítimo en la zona.58
3. Sistema nacional de protección civil - Ante la solici-
tud de los gobiernos locales (prefecturas) y para hacer
frente a desastres naturales o de carácter socio-organi-
zativos. El compromiso real de la fad en salvar vidas y
reconstruir las zonas siniestradas, puede ilustrarse con
el siguiente ejemplo:
Tabla 17
Accionar de las FAD en respuesta a la erupción volcánica de Monte
de Unzen (fines de febrero de 1993)
-Total de personal despachado a la zona siniestrada:121,956.
-Total de vehículos utilizados en la operación: 36,113.
-Total de aeronaves participantes: 3,960.
Fuente: Japan Defense Agency (1993: 5)
58 Endicott, John E.; en, Murray, Douglas & Viotti, Paul R. (Ed.) (1994:
352).
59 The International Institute for Strategic Studies (iiss) (2012: 221).
329
4. Labor social / cooperación con la comunidad. Si ciu-
dades o poblaciones solicitan ayuda, las fad responden
construyendo unidades deportivas para escuelas, par-
ques, puentes, caminos e infraestructura en general.
5. En lo que a i + d militar se refiere, la responsabilidad
recae en el Instituto de Desarrollo e Investigación Tec-
nológica, que depende directamente del Ministro de
Defensa. Cabe señalar la activa cooperación de las fad
marítimas en misiones científicas en la Antártida, a par-
tir de su rompehielos Shirase y bajo el paragüas del Pro-
yecto de Observación Antártico.60 Mientras que, en el
marco de la era de la información, en el sector defensa
hay una marcada preocupación por la ciberseguridad.
60 Ver sitio web oficial del Estado Mayor Conjunto de las FAD (2017).
330
excelencia, al servicio de estrategias de acceso a los recur-
sos imprescindibles para la prosperidad y la seguridad de
Japón (petróleo, alimentos y minerales estratégicos) y de
control de las rutas marítimas así como de mantenimien-
to de la libertad de navegación; sobre todo si se tiene en
cuenta que aproximadamente el 90% de sus importacio-
nes son transportadas a través de esas rutas.61 Aunque
la postura de fuerza de las fad navales ha sido criticada,
como se aprecia a continuación:62
[…] La fórmula que establece la aplicación de la defen-
sa antisubmarina en rutas marítimas hasta mil millas
de distancia del Japón resulta arbitraria como concep-
to estratégico, y discutible en términos tácticos, pero al
menos constituye una base para el planteamiento del
esfuerzo y ha ayudado a definir las misiones marítimas
relativas del Japón y los Estados Unidos, dentro de los
Términos del Tratado.
331
Tabla 18
Capacidad de Defensa
-Equiparse a sí mismo con todo lo necesario para la defensa
del país.
-Mantener suficiente vigilancia en tiempo de paz y ser capaz
de -en una emergencia- repeler efectivamente invasiones
limitadas o de escala menor, sin mayor preparación.
-Construir una fuerza estandarizada de defensa o fuerza
básica de alerta que le permita incrementar su capacidad de
defensa ante cambios en la situación internacional.
Fuente: Japan Defense Agency (1993).
332
En cuanto al imaginario social, reconocidos geopolíti-
cos identifican como percepción comunitaria dominante
la siguiente:65
[…] Los japoneses están convencidos de que su país
no será invalido por extranjeros ya que su tierra es de-
masiado pobre, y está demasiado fragmentada por las
montañas y el mar […].
Tabla 19
Tipos de agresión previstos
-Desembarco de tropas anfibias del enemigo, apoyado en
fuerzas navales, terrestres y aéreas.
-Bombardeo de áreas industriales japonesas por medio de
fuerzas navales y aéreas.
-Bloqueo de líneas de comunicación alrededor de Japón.
Fuente: Japan Institute of international Affairs (1983), Op.Cit. 1981-1982,
Tokyo.
333
cir las terrestres, limitando el número de tanques a 400,
desde los 600 que tienen en la actualidad las llamadas
Fuerzas de Defensa Nacional. Por el contrario, apunta la
necesidad de aumentar el número de submarinos desde
los 16 que Japón tiene ahora hasta 22. Además, pretende
dotarse de otro destructor hasta completar una flota de
48 buques de guerra, incluidos seis equipados con rada-
res Aegis.
334
Tabla 20
Amenazas percibidas por Japón
-Hostilidad de la República Popular China ante los actos de
demostración de fuerza en las inmediaciones de Taiwán (po-
der naval).
-Planes de desarrollo de sistema de armas y modernización
militar chinos.
-Arsenal nuclear y misilístico de Corea del Norte y potencial
desestabilización de la península coreana.
-Despliegue de armamento no convencional ruso en Siberia
y el extremo oriente de su territorio.
Fuente: Elaboración propia con base en el análisis de la coyuntura, y a su
relación con la geopolítica y con los problemas derivados de la segunda
conflagración mundial y el conflicto Este-Oeste.
335
mer Ministro, cuya decisión, a su vez, tiene que ser avalada
por la Dieta (Congreso Nacional o Poder Legislativo); y en
auxilio del Premier se encuentra el propio titular del Minis-
terio de Defensa. Se trata de asegurar, de forma efectiva,
el control civil sobre el poder militar, uno de los principios
cardinales de la política de defensa del Japón.
Además, para los asuntos más importantes que hacen
a la defensa nacional, existe el Consejo de Seguridad de
Japón, el que -conjuntamente con el Gabinete- es respon-
sable de la toma de decisiones en la materia. Este órgano
staff, que depende también del Primer Ministro y su Ga-
binete, fue creado en 1986, y entre sus funciones destaca
la definición de las políticas de defensa, la de proponer las
directrices de la defensa nacional, así como la coordina-
ción de las cuestiones de la defensa, incluyendo la supervi-
sión de los principales documentos de planeación militar,
y la supervisión de las fad. Curiosamente y como resabio
del antimilitarismo dominante inmediatamente después
de finalizada la segunda conflagración mundial, el Jefe del
Consejo Mayor Conjunto (Estado Mayor Conjunto), no
tiene derecho a asistir a las juntas del Consejo, a menos
que su presencia sea requerida por el Primer Ministro.
Adicionalmente, a este Consejo le corresponde el ma-
nejo y la gestión de crisis; es responsable por emergencias
de naturaleza militar, económica y social, y responde ante
desastres naturales y socio-organizativos. Caen también
en su esfera de competencia los tratados antiterroristas
signados por Tokio, que se incorporan al resto de sus ta-
reas administrativas.
336
En cuanto a la Dieta Nacional, tiene la potestad de
tomar las decisiones legislativas y de presupuesto que afec-
tan a las fad y sus operaciones.
Las prioridades defensivas y la composición de las fad
están definidas por las Directrices de la Defensa Nacional
de Japón y por los programas de defensa a medio plazo.
Aquel documento presenta una visión más general y de
largo plazo, mientras los programas a medio plazo esti-
pulan la aplicación específica de las Directrices en perío-
dos de 5 años. De acuerdo con las Directrices vigentes,
aprobadas por el Consejo de Seguridad y el Gabinete,
en diciembre 2010, son motivo de preocupación “[…] la
emergencia de nuevos desafíos en seguridad como son el
cambio en los equilibrios de poder en la esfera interna-
cional, el surgimiento de nuevas amenazas como los cibe-
rataques, el terrorismo, la intrusión en aguas territoriales
o las armas químicas, biológicas y nucleares; la situación
en la región de Asia-Pacífico, destacando el crecimiento
chino y su opacidad en temas de seguridad y la amenaza a
la estabilidad que supone Corea del Norte y su programa
nuclear; la dependencia japonesa a la estabilidad en los
océanos por ser un país dependiente del comercio inter-
nacional; y finalmente se destaca la poca probabilidad que
Japón sufra una invasión a gran escala, en cambio el país
se debe preparar para afrontar otros desafíos complejos
en seguridad, colaborando tanto con sus aliados como con
los países afectados”.70
337
Perfil de las fuerzas de autodefensa (fad)
Las fad del Japón se encuentran preparadas para disuadir
y, en su caso, repeler una invasión a las islas. Su misión
fundamental es la de preservar la soberanía nacional y
la integridad territorial del Japón; sobre todo, proteger la
vida y propiedad de sus ciudadanos.
No obstante, a la luz de los retos emergentes se pone el
acento en la necesaria transformación de las fad en un ins-
trumento capaz de ejercer una disuasión dinámica, apos-
tando al concepto de conjuntez -incluyendo el desarrollo
de operaciones y ejercicios conjuntos de las tres fuerzas y
combinados con aliados-, a la capacidad de movilización,
de actuar con celeridad en la totalidad del territorio y de
contar con un aparato idóneo de inteligencia y sistemas
de alerta temprana; y, adicionalmente, de participar ac-
tivamente en misiones de mantenimiento de la paz o de
asistencia humanitaria.71
En particular, en las últimas dos décadas no deja de
llamar la atención la importancia que se le confiere a la
inteligencia, al decir de un experto:72
Otro aspecto de interés es la intención de Japón de
desarrollar su servicio de inteligencia. En 1997 la
entonces Agencia de Defensa Japonesa estableció el
Cuartel General de Defensa en Inteligencia de Japón
para unificar así todos los departamentos que recogen
información esencial para la defensa de Japón. Pero
al esfuerzo de mejorar la capacidad de recolectar in-
formación, debemos sumarle la decisión del Gobierno
japonés de lanzar en febrero de 2007 el último de los
338
cuatro satélites del plan diseñado por Japón para desa-
rrollar los suyos propios, sin necesidad de depender de
la ayuda americana.
Tabla 21
Capacidad operativa tradicional de las FAD
-Vigilancia efectiva del espacio aéreo y de los estrechos de
Japón, así como otras actividades de inteligencia.
-Capacidad para responder rápidamente ante actos de agre-
sión indirecta, violaciones del espacio aéreo y otros tipos de
actos de fuerza.
-Suficiente equipo y personal para repeler una agresión en
pequeña escala.
-Mantenimiento del sistema de seguridad Estados Unidos-Ja-
pón.
-Capacidad de expandirse y reforzarse en caso de que la
situación internacional varíe.
Fuente: Editior´s Comment, “Rethinking Japan´s Defense”; en Japan Echo,
III, 3 (autumn 1976).
339
preservación de la paz y la seguridad en Japón, así como
la protección de las vidas y bienes de sus ciudadanos, en
correspondencia con la letra y espíritu que le dio origen.
El posicionamiento de las fuerzas en islas separadas se im-
pone en Japón, debido a los caprichosos dictados de la
geografía (configuración facturada) y a la buena táctica
militar; pero esta situación atenta contra la necesaria mo-
vilidad y flexibilidad, así como contra una logística militar
que se precie de serlo.
Medido en términos de número de efectivos bajo las
armas, cantidad de armamento y municiones, así como
stock de combustible, el poder militar japonés no se corres-
ponde con el poder económico que detenta.
En el caso particular de las fad, éstas cuentan con un
total de 247,150 efectivos y funcionarios civiles, que se dis-
tribuyen así:73
- Fuerzas de Autodefensa Terrestres: 151,000 hombres
desplegados en cinco comandos regionales.
- Fuerza de Autodefensa Marítimas: 45,500 hombres,
que incluyen 9,800 efectivos de aviación naval. La
fuerza principal de combate naval está integrada por
18 submarinos, y 47 buques de superficie, incluyendo 3
portaaviones, 2 cruceros, 33 destructores y 9 fragatas.
- Fuerzas de Autodefensa Aérea: 47,100 hombres
- Personal Civil: 3,550 funcionarios.
Más el servicio de guardacostas, bajo la denominación de
Agencia Marítima de Seguridad, que cuenta con 12,650 ele-
340
mentos que dependen del Ministerio de Tierra, Transporte,
Infraestructura y Turismo, con 395 patrullas y embarcacio-
nes costeras para ejercer vigilancia sobre el mar territorial.
Lo crítico es la reserva estratégica de carburante, que
sólo puede garantizar el empeñamiento en operaciones
de combate limitadas, de corta duración, es decir, de un
rápido tránsito de la guerra a la paz.
Tabla 22
Esquema del Programa de Defensa Nacional (Taiko)
Unidades Básicas
Unidades de despliegue regional en tiempos de
Fuerzas de paz (12 divisiones y 2 brigadas combinadas)
Autodefensa Unidades operativas móviles (1 división blindada,
1 brigada de artillería, 1 brigada de paracaidistas,
Terrestres
1 brigada de entrenamiento, 1 brigada
helitransportada)
Unidades misilísticas tierra-aire de baja altitud (8
grupos de artillería)
Unidades Básicas
Unidades de buques de superficie antisubmarinas
para operaciones móviles (4 flotillas escoltas)
Unidades de buques de superficie antisubmarinos
Fuerzas de (10 divisiones de unidades regionales distritales)
Autodefensa Unidades submarinas (6 divisiones)
Navales Unidades dragaminas (2 flotillas)
Unidades aéreas de ala fija antisubmarinas (16
escuadrones)
Equipo principal
Buques de superficie antisubmarinos
Submarinos
Aviones de combate
341
Unidades Básicas
Unidades de control y alerta ligeras (28 grupos)
Unidades de intercepción (10 escuadrones)
Unidades de soporte de combate (3 escuadrones)
Fuerzas de
Unidades de reconocimiento aéreo (1 escuadrón)
Autodefensa Unidades de transporte aéreo (3 escuadrones)
Aéreas Unidades de alerta temprana (1 escuadrón)
Unidades misilísticas tierra-aire de alta altitud (6
grupos)
Equipo principal
Aviones de combate
Fuente: Endicott, John E.; en Murray, Douglas & Viotti, Paul R. (Ed.) (1994),
“Chapter 13, Japan”.
342
De hecho, esta potencia económica viene participando
activamente en proyectos de i + d de carácter militar.
Tabla 23
Ejemplos de tecnologías duales
-Desarrollo espacial: Japón ha desarrollado y ha lanzado al
espacio numerosos satélites con fines diversos, entre ellos los
de predicción meteorológica, comunicaciones y observación
terrestre. Al tiempo que se desarrolla tecnología para vuelos
espaciales tripulados.
-Aeronáutica: la Agencia de Ciencia y Tecnología prosigue la
investigación en la tecnología de despegue y aterrizaje en corto
espacio (stol) y en la de bajo nivel de ruido.
-Desarrollo marítimo: se diseñó y construyó un submarino para
la investigación marítima, con aleación de titanio y capaz de
sumergirse hasta una profundidad de 6,500 metros.
-Superconductividad: Japón participa en la competencia por el
hallazgo de superconductores a alta temperatura, así como a la
investigación sobre sus aplicaciones y producción.
-Redes de comunicación con fibra óptica: la corporación
Japonesa de Telégrafos y Teléfonos (ntt) está trabajando en
la creación de un sistema de circuitos de información en el
que se integran satélites de comunicaciones, computadoras
y terminales de todo tipo, que darán un aspecto de malla de
fibras ópticas extendidas por todo el país. Y para el desarrollo
de redes mejores y más rápidas, Japón ha destinado 250,000
millones de dólares para los próximos 25 años.
-Robótica: Japón es el líder mundial en la producción y
explotación de robots industriales que se usan fundamentalmente
para llevar a cabo operaciones de manufactura o para transportar
materiales. Cabe señalar, además, que las empresas Japan
Aviation Electronics Industry ltd. y Yamaha, han desarrollado,
por separado, helicópteros de control remoto; entre tanto que
343
la universidad de Kioto y dos organismos oficiales construyen
un pequeño avión robot con funciones potenciales para
meteorología, medio ambiente y comunicaciones; y, Komatsu
Ltd. ha creado un aparato robótico de múltiples patas para su
empleo en construcciones bajo el agua.
-Computadoras de quinta generación: a partir de 1982, con la
emergencia del Instituto para la creación de la tecnología de
ordenadores de nueva generación se intenta diseñar y fabricar
máquinas cuyas funciones imiten las del ojo, boca y oídos
humanos, y que sean capaces de resolver problema bajo un
raciocinio similar al de los seres humanos.
-Nanotecnología: que en un futuro será capaz de manipular
las moléculas que constituyen las nano máquinas. En Japón
los investigadores Yotaro Hatamura e Hiroshi Miroshita han
preparado un estudio sobre acoplamiento directo entre el
mundo nanométrico y el mundo humano.
Fuente: Porter, Michael E. (1991: 302-319 y 492-536); Sociedad Internacio-
nal para la Información Educativa (1989: 83-93); y, Toffler, Alvin and Heidi
(1994: 95, 163 y 174).
344
Tabla 24
Principales Instituciones de Investigación de Japón que
eventualmente podrían desarrollar tecnología bélica
- Instituto de Ciencias Industriales (Tokio).
- Instituto de Microbiología Aplicada (Tokio).
- Instituto de Investigación en Comunicación Eléctricas (Tokio).
- Instituto de Investigación Electrónica (Shizuoka).
- Instituto de Ciencias de Fluidos (Tohoku).
- Instituto de Investigación en Minerales y Metalurgia (Tohoaku).
- Instituto de Investigación Científica Tecnológica (Osaka).
- Instituto de Investigación Atmosférica (Nagoya).
- Instituto de Investigación para la Mecánica Aplicada (Kyushu).
- Instituto de Investigación Atómica (Kioto).
- Instituto de Investigación Química (Kioto).
- Instituto de Investigación sobre la Prevención de Desastres
(Kioto).
- Instituto de Investigación de Ciencias Inmunológicas
(Hokkaido).
- Instituto de Investigación de Electricidad Aplicada (Hokkaido).
- Instituto de Investigación para la Física Teórica (Hiroshima).
Fuente: Elaborado con base en González García, Juan (1998: 106).
345
Japón evolucionó hacia una “estructura o sistema pro-
pio de defensa”, entendiendo la seguridad no como la
exclusiva disponibilidad de gran número de armas aun
las más sofisticadas nucleares, sino como resultado de
la disponibilidad de armas y sistemas tecnológicamen-
te avanzados de información y control. Japón posee las
tecnologías para llegar a esta situación de seguridad.
346
nicas, es mucho más poderosa de lo que podría sugerir
exclusivamente su tamaño”.79
Se debe puntualizar, además, que los soldados japone-
ses carecen de experiencia en combate, ya que fue hasta
el 2 de septiembre de 1945, con la capitulación que puso
fin a la segunda guerra mundial, cuando los combatientes
nipones pudieron demostrar al mundo de qué madera es-
taban hechos.80
A lo largo de la guerra en el teatro de operaciones del
Pacífico, los soldados japoneses no depusieron las armas,
lo que se explica a partir de un rígido código de honor, a
saber:81
[…] De acuerdo con la mentalidad japonesa, si un sol-
dado se encuentra en un campo de batalla debe dedi-
car su cuerpo y su alma a un solo objetivo: la victoria
o una muerte honorable. Desde los más remotos tiem-
pos, para el soldado japonés esta máxima ha sido, al
mismo tiempo, fruto de la costumbre, la tradición y
del buen sentido.
347
gente que “conoce la guerra” será menos del 5 por ciento
de la población total del Japón”, lo que ha llevado al mis-
mo autor a rescatar “el surgimiento de la nueva genera-
ción [como] la esperanza de Japón, en el sentido de que es
inmune al pasado”;82 lo que se ve confirmado en sondeos
de opinión.83
Actualmente, se coincide en que las fad responden a
una combinación del modelo militar estadounidense con
aspectos culturales propios, aunque la preponderancia del
molde norteamericano es tal que cuando el 12 de agosto
de 1965, el canal 12 de Tokio emitió un programa especial
titulado “Nihon no gunjuirkoyu” (la potencia militar del Ja-
pón), los televidentes -azorados- fueron testigos del accio-
nar de “los pilotos de la Fuerza de Defensa Propia <que>
daban órdenes y reportes en inglés”.84
348
cidió incrementarlo, lo que se refleja en el presupuesto
de egresos: 86
Tokio ha presupuestado 24,67 billones de yenes
(174.200 millones de euros) para gasto en defensa en
el periodo 2014-2019, frente a 23,37 billones de yenes
(165.000 millones de euros) en el quinquenio anterior.
La cifra podría reducirse 700.000 millones de yenes
(4.940 millones euros) si se cumplen los planes de re-
corte de costes, lo que bajaría el incremento del gasto
del 5,55% al 2,5%. Se trata de la primera vez en 11
años que Tokio aumenta el gasto militar.
349
A excepción de Estados Unidos, Japón es el único país
del mundo que dispone de medios financieros y de una
infraestructura industrial capaces de promover […]
una marina de superpotencia naval.
350
5.3. A manera de Conclusiones: el Sistema de Defensa
Japonés en la era Heisei
La relevancia de este análisis estriba en que, si bien:91
“[…] después de 1945, cuando Japón perdió la guerra,
el modelo para Japón ha sido, sin duda, Estados Unidos
[…] ahora, en contraste, Japón es visto en sí mismo como
modelo […] De aquí que Japón enfrente un gran reto […]
en su necesidad de adaptarse apropiadamente a su nuevo
y desacostumbrado papel como modelo”.
La Agenda Internacional
Del 14 al 16 de abril de 1996 se reunieron en Tokio, el
entonces presidente de Estados Unidos, William Clinton
y el premier de Japón, Hashimoto, como consecuencia de
lo cual emiten y hacen pública una “Declaración conjun-
ta sobre seguridad”: Japón asume, por primera vez, un
rol importante en la estrategia asiática de Washington (se
compromete a financiar el 70% de los gastos de defensa
de Estados Unidos en la región), al concederle éste un tra-
to similar al de los países miembros de la Organización
del Tratado de Atlántico Norte (otan). Para el premier ni-
pón:92 “Esta declaración reafirma que los compromisos de
seguridad entre Japón y Estados Unidos siguen teniendo
un papel fundamental para preservar la seguridad, la paz
y la estabilidad en el Asia del Pacifico”.
351
En síntesis y tal como se desprende de un informe aca-
démico:93
Washington ha sido el pilar básico de la política ex-
terior y de seguridad de Japón desde el final de la Se-
gunda Guerra Mundial. La necesidad estadounidense
de contar con una base estable en el Pacífico para es-
tablecer su influencia en la región y el interés de las
autoridades japonesas de contar con un paraguas de
seguridad ante la amenaza soviética hizo que los lazos
en seguridad entre los dos países se estrecharan pro-
gresivamente. La caída del bloque soviético no cambió
esta tendencia sino que aún la intensificó más con el
surgimiento de nuevas amenazas como una Corea del
Norte con capacidades nucleares, el rápido crecimien-
to de China o el terrorismo internacional. El cambio
más sustancial con la superación del sistema bipolar
fue que las fuerzas militares de los dos países empe-
zaron a definir una estrategia conjunta y a mejorar la
cooperación entre los dos cuerpos militares y en las
estructuras de mando.
352
la República Popular China, y de Corea del Norte, no
hablan precisamente de un entorno favorable a la paz
en la región. A la ausencia de transparencia y medidas
de confianza mutua por parte de China, se suman los
lanzamientos de misiles y pruebas nucleares de Corea
del Norte, los que fueron motivo de denuncia en la 71°
Asamblea General de la onu, por el Premier del Japón:95
Corea del Norte lanzó misiles balísticos lanzados desde
submarinos (slbm por su sigla en inglés). Inmediata-
mente después, disparó tres misiles balísticos simultá-
neamente, cada uno de los cuales recorrió 1,000 kiló-
metros hasta alcanzar la zona económica exclusiva de
Japón. Fue sólo cuestión de suerte que ningún barco
o avión comercial sufriera daños durante el incidente.
Nada más que en el transcurso de este año, Corea del
Norte lanzó un total de 21 misiles balísticos. Además,
afirma haber detonado con éxito una ojiva nuclear en
un ensayo el día 9 de septiembre. Ese ensayo nuclear
fue posterior a otro realizado en enero pasado. Esta
serie de lanzamientos de misiles y una detonación de
una ojiva de guerra cambian totalmente el panorama.
353
para trabajar en la consolidación de la paz ante los con-
flictos existentes”.96
354
por el empeoramiento de la situación de su país;97 toque
de atención que se reflejó en las elecciones de renovación
de la Dieta.
Para un reconocido analista, conviene hacer hin-
capié en la situación política reciente, signada por la
inestabilidad:98
La política japonesa vivió un periodo especialmente
turbulento entre septiembre de 2006 y diciembre de
2012, en el que se sucedieron siete primeros ministros,
12 ministros de exteriores y 14 ministros de defensa. El
principal evento fue la histórica victoria del “Partido
Democrático de Japón” (pdj) en septiembre de 2009,
que puso fin a más de medio siglo de dominio del “Par-
tido Liberal Democrático” (pld).
355
Cabe señalar que, a grandes rasgos, coexisten en Japón
las siguientes dos corrientes reformistas antagónicas:100
- Estatistas o maximalistas: Ryturo Hashimoto es uno
de sus representantes más conspicuos, al defender
el papel de Estado, en especial el que debe jugar
Japón en el orden mundial. Se decanta por políticas
y estrategias de largo plazo, así como intervencio-
nismo estatal para la preservación del medio am-
biente. Los partidarios de esta corriente abogan por
un Japón como líder mundial único, como modelo
mundial de Estado.
- Antiestatistas o minimalistas: entre sus exponentes
destaca Ken’ichi Ohame, quien propone la “Teo-
ría del desmantelamiento del gobierno japonés” y
sostiene que los actores claves del proceso de cam-
bio son los consumidores. Denuncia la corrupción
estructural que alcanza al mundo político, empre-
sarial y burocrático por igual. Los intelectuales de
esta corriente de pensamiento optan por un Japón
como líder regional en un mundo multipolar, en la
búsqueda del buen desempeño de Japón en la Tría-
da del poder.
356
patrones de pensamiento y acción casi no han cambiado;
es posible que hablen japonés y que hayan adquirido nue-
vos gustos y actitudes, pero siguen pensando y actuando
como estadounidenses.101
La cultura cerrada de Japón determina que sea casi
imposible que los extraños participen en las decisiones
japoneses. En consecuencia, las decisiones de Japón no
podrán exhibir sensibilidad suficienete para contem-
plar las necesidades y los deseos del resto del mundo,
de modo que este se muestre dispuesto a seguir el lide-
razgo japonés.102
357
En el plano estratégico-nacional, se demanda la activa
participación nipona en la construcción de un nuevo or-
den internacional, y el tránsito de la postura tradicional
-de carácter pasiva-, basada en la “estrategia de defensa
exclusiva”, a la de carácter dinámico, bautizada “estrate-
gia de construcción de la paz”, que pone el acento en los
esfuerzos de seguridad colectiva para mantener la paz y la
estabilidad regional e internacional.103
Tratándose del Extremo Oriente, se argumenta que
la presencia militar de Japón, tanto en misiones de paz
de la onu como en funciones propias de las fad , con-
tribuiría a la búsqueda de un equilibrio militar en la
región.
La duda continúa siendo la misma que una eminente
académica formulara hace ya casi cuatro décadas: “[…]
la cuestión de si el país va ser a la vez una superpotencia
y un superestado”.104 Todo parece indicar que, a la postre,
se impondrá la postura que visualiza a Japón como líder
de la región Asia-Pacifico.105
El Sistema de Defensa
El sistema de defensa considerado viene sufriendo una
evolución, a la par de las transformaciones de la sociedad
358
e instituciones niponas, así como del entorno mundial; la
situación, por ende, se ha caracterizado por una dinámica
de la que destacan los siguientes rasgos:
- El sistema de defensa japonés contemporáneo se origi-
na tan sólo 3 años y 3 meses después de la promulga-
ción de su Constitución de 1947, por instrucciones de
las fuerzas de ocupación, y en el contexto del triunfo
de Mao Tse Tung en China continental, la división de
la península coreana y el estallido de hostilidades en
Corea.
- Japón, como país desarrollado, presenta una conti-
nuidad en las sucesivas políticas de Defensa Nacional,
producto de una rigurosa planeación de mediano y de
largo plazo que trasciende a los gobiernos de turno y
de un respeto escrupuloso al porcentaje fijo del 1% de
su pnb destinado a este rubro, con tendencia a la alza.
- A la luz de sus experiencias históricas, se considera que
es el Sistema Político el que gobierna y conduce al sub-
sistema de Defensa Nacional, al establecer sus límites y
racionalidades.
- Hasta el momento, se viene privilegiando la estrategia
en “el modo de acción indirecto”, que se corresponde
con el concepto de “Estado Comercial”; o, lo que es lo
mismo, “el triunfo del traje sobre el uniforme”. Esto
es, el accionar desplegado por Japón en el concierto
de las naciones se apoya en el poder económico y en la
denominada “baja política” o soft power.
- Se renuncia expresamente a la amenaza y al uso de la
fuerza para dirimir controversias y, por tanto, se desa-
359
rrolla una concepción estratégica-militar netamente de-
fensiva-disuasiva (uso de la fuerza limitada a situaciones
extremas y de acuerdo con el Artículo 51° de la Carta
de la onu, en ejercicio del derecho de legítima defensa)
y basada en la solución rápida de los conflictos.
- Se pone el acento en la calidad, en particular en los fac-
tores cualitativos no materiales del poder militar, esto es,
en los recursos humanos; aunque sin reducir lo cuanti-
tativo a niveles que puedan esterilizar lo cualitativo.
- Las amenazas bélicas vislumbradas por Japón, otorgan
prioridad a las fad marítima y aérea [incluyendo la ca-
rrera especial], en detrimento de la fad terrestre. De esta
forma, llama la atención el posible incremento del tone-
laje de sus buques de guerra, lo que contrasta con las Ar-
madas a nivel planetario cuya tendencia es a la baja.
Tal vez la importancia que Japón reserva a sus Fuerzas
de Autodefensa Navales responda, tanto a su carácter
insular, como al: “[…] hecho de que un estado cuente
con comercio marítimo floreciente y acceso a rutas y
mercado, constituye un elemento muy importante de
poder económico”.106 Sobre todo porque como “[…]
posnación de la tercera ola, necesita aun energía y ali-
mentos”,107 de los que se abastece fundamentalmente
por la vía marítima.
- Los líderes del Japón están convencidos de que su in-
greso al tercer milenio impone profundas transforma-
ciones en su estrategia al método y hasta estructura de
360
pensamiento; es la denominada renovación Heisei que,
como la revolución del periodo Meiji durante la segun-
da mitad del siglo xix, no tiene otro significado que la
modernización a partir de cambios de paradigma.
- Se pretende un papel cada vez más activo de las fad en
el marco internacional; se trata de potenciar su participa-
ción en misiones de paz de la onu, lo que implicaría supe-
rar la visión estrictamente militar de las fad y rescatar su
experiencia en la construcción de obras de infraestructu-
ra así como el desarrollo de nuevas habilidades y especia-
lidades de carácter no militar, tales como el dominio de
otras lenguas, conocimiento sobre industrias, canales de
distribución y otras necesidades del ámbito civil.108
- En cuanto a las controversias territoriales pendientes,
desde el punto de vista japonés son los Territorios del
Norte, ocupados por los rusos, los prioritarios de solu-
ción. Sin embargo, para un catedrático de la Univer-
sidad de Princeton estudioso del tema, se vislumbra
como difícil de superación, puesto que penden sobre
los rusos un gran número de reclamaciones de este tipo
y Moscú teme que, de ceder con Japón, se desencade-
naría un “efecto dominó” sobre su patrimonio geográ-
fico nacional.109 A esto se debe sumar el valor estraté-
gico que viene dado por la localización geográfica de
las islas Kuriles: desde su posición se controla el acceso
al Mar de Okhotsk.110
361
Poder económico y poder militar
Japón es una superpotencia económica: posee entre el
15% y el 18% del producto nacional bruto (pnb) a nivel
mundial, de acuerdo al año considerado; el tercero, sólo
superado por Estados Unidos y China. Se debe reconocer,
sin embargo, que como potencia, por el momento Japón
se limita a las dimensiones económicas y tecnológicas.111
Esto explica que sus fad se corresponden con las de-
nominadas potencias medias; por ejemplo, su armada
es oceánica, pero de cuarto nivel de conformidad con la
categorización de Till, al carecer de estaciones de man-
tenimiento y abastecimiento, ni tener garantizado apoyo
logístico en la mar, lo que limita tanto su operación como
su autonomía.112
Lo que responde a su estrategia tradicional, formulada
en función de una alianza y cobijada bajo la sombra del
paragüas protector de Estados Unidos.
En cuanto al esfuerzo en la dimensión económica, des-
tacan 141 compañías japonesas que se encuentran en la
lista de las 500 empresas más importantes que publica la
revista Fortune, frente a 153 de los Estados Unidos, 42 de
Francia, 40 de la República Federal de Alemania y 32 del
Reino Unido de la Gran Bretaña.
Pero, si se analiza el giro de estas empresas “de clase
mundial”, se puede concluir que las mismas se correspon-
den con los rubros mas dinámicos de la economía interna-
cional y con la denominada “tercera revolución mundial”,
362
a saber: manufactura de equipo electrónico, semiconducto-
res de circuitos integrados (de las diez principales empresas
a nivel planetario, cinco son japonesas), productos petro-
químicos, biotecnología, informática (hadware y software),
información y telecomunicaciones y robótica, entre otras.
Sobre estas bases sólidas, la tendencia que se vislumbra
es la de un Japón con mayor presencia en el concierto de
las naciones, lo que eventualmente puede derivar en un
salto cualitativo de su poder militar, cuyo significado sería
el abandono de su tradicional política exterior considera-
da como “una política sin pretensiones”.113
En síntesis, a la luz de la realidad de la región Asia-Pa-
cífico y de las amenazas transnacionales, el siguiente reto
para la sociedad japonesa contemporánea será el de asu-
mir, en congruencia con su poder económico, las otras
dimensiones del poder, entre ellas la militar. Hoy, como
siempre, “Corresponde a los japoneses calcular los costos
y beneficios de su propia política”; lo que ciertamente no
será un obstáculo para una sociedad homogénea, organi-
zada, disciplinada y basada en los consensos como lo es
Japón.114
363
Capítulo VI
El modelo sueco de
defensa total
La relevancia del análisis del modelo defensivo sueco estri-
ba en su propia realidad, signada por poco más de doscien-
tos años sin guerras ni irrupciones extra constitucionales
de sus fuerzas armadas, así como por más de cinco siglos
de ausencia de cualquier forma de dominación extranjera.
Ahora bien, un país nórdico y escandinavo1 de
9,723,809 habitantes,2 es decir, escasamente poblado
como Suecia, se ve obligado a movilizar a toda la socie-
dad para poder resistir amenazas, agresiones y ataques.
Suecia cuenta, por tanto, con un sistema de defensa to-
tal, cuyos componentes militares y civiles se apoyan mu-
tuamente. La finalidad de este sistema consiste en ser
tan fuerte que las ventajas potenciales obtenidas por un
agresor no compensen las pérdidas requeridas de tiempo
y recursos.
En tanto que, en términos geográficos, Suecia tiene
una superficie de 450,000 km², similar al de España, y
se caracteriza por un extenso litoral, densos bosques (que
cubren el 64% de su superficie) y numerosos lagos. Al
tiempo que es uno de los países más lejanos del ecuador
de la Tierra: “[…] su latitud de norte a sur corresponde
aproximadamente a la de Alaska o -en el hemisferio sur- a
la distancia entre el cabo de Hornos, en América del Sur,
y el continente antártico”.3
367
También se debe considerar su posición relativa,
puesto que coincide con uno de los espacios donde, his-
tóricamente, se concentra la actividad militar intensa, de
acuerdo al historiador militar John Keegan.4 Tal vez esto
explique la prioridad que, tanto la población sueca como
su gobierno, le conceden -en la mayor parte de su historia-
a la defensa nacional.
Si como escribió Liddell Hart, “Estratégica y econó-
micamente hubiese sido muy conveniente, para Alema-
nia haber tenido el paso libre por Suecia hasta la Costa
Atlántica de Noruega, y más tarde conectarse con Fin-
landia”,5 probablemente uno de los factores que disua-
dieron al Tercer Reich a atacar y ocupar esa nación es-
candinava haya sido, precisamente, el esfuerzo defensivo
sueco.6
368
Mapa 9. Posición relativa de Suecia
Hammerfest
Tromsø
Inarijärvi
Versterålen
RUSIA
Mar de Noruega
Kiruna
Bodø
Rovaniemi
Oulu
Umeå FINLANDIA
SUECIA
Trondheim
Östersund Kuopio
Golfo de Botnia
Jyväskylä
NORUEGA Saimaa
Päijänne
Tampere
Ladoschskoj
Lillehammer osero
Lahti
Bergen
Mjøsa
Turku HELSINKI
Espoo
OSLO
dia
inlan
o de F
Stavanger
ESTOCOLMO Golf TALLINN
RUSIA
ESTONIA
Kristiansand
Skagerak
RIGA
Kat
Mar Báltico
LETONIA
tega
t
DINAMARCA
LITUANIA
KALININGRADO VILNIUS
RUSIA BELORUSI
ALEMANIA POLONIA MINSK
Fuente: Elaborado con base en: Nilsson, Sven-Christer and Larsbrink, Göran
(2013).
369
Al calor de las guerras napoleónicas, el Rey Carlos
xiv Juan, anteriormente el mariscal francés Juan Bautista
Bernadotte, revisó radicalmente la política exterior sueca,
impidiendo que Suecia se viera arrastrada por el Empera-
dor Napoleón Bonaparte a una guerra contra el imperio
Ruso, sentando así las bases de la política de neutralidad.
Gracias a ello, “Suecia no ha sufrido ocupaciones mili-
tares en tiempos modernos y ha tenido mayores oportuni-
dades que la mayoría de los países para elegir entre seguir
su propio camino o cooperar con otras naciones. Ello ha
sido especialmente válido por lo que se refiere a su polí-
tica exterior y de seguridad. Durante el siglo xix, aquella
política se basó en un ejercicio de equilibrio, primero en-
tre la Gran Bretaña y Rusia y, después, entre Alemania y
Rusia”.8
La neutralidad, por ende, se erige en el fundamento
de la política exterior sueca hasta nuestros días, basando
su seguridad en un sistema fuerte de defensa nacional al
margen de toda alianza militar.
Asimismo, algunos internacionalistas, entre ellos Jo-
seph Board,9 sostienen que la tradición pacifista de Suecia
ejerce un efecto de disuasión ante posibles agresores, a la
luz de la censura y las reacciones de la comunidad inter-
nacional.
Durante mucho tiempo, la misma política de neutrali-
dad impidió a Suecia solicitar la adhesión plena a la Co-
370
munidad Europea (ce). Sin embargo, al cambiar la situa-
ción en Europa con la desaparición del bloque comunista
en el periodo de 1989 a 1991, dicha postura pudo ser re-
considerada. Así, en julio de 1991, Suecia presentó su so-
licitud de adhesión a la ce, y en enero de 1995 se convirtió
en miembro de pleno derecho.
Tabla 25
Notas esenciales de los Estados Neutrales Tradicionales
(Suecia y Suiza)
-Ausencia de toda alianza militar, al menos hasta que el país
neutral se vea afectado por las hostilidades.
-No participación del país en los conflictos bélicos entre na-
ciones, siempre y cuando no sea atacado.
-La no injerencia a través de la crítica de las decisiones que
los Estados adoptan en la arena internacional.
-No apoyan su neutralidad en las teorías del desarme; antes
bien, se disponen a preservarla con un eficiente poder militar.
-Basan la seguridad de la nación en la neutralidad, garanti-
zada con una disuasión adecuada a la previsible amenaza, y
con la decidida voluntad para defenderla.
Fuente: Nazar, Emilio Rodolfo, “Desarme y Neutralidad”; en, Gamba, Vir-
ginia y Ricci, María Susana (Compiladoras) (1986: 115-117).
371
Suecia y las dos conflagraciones mundiales
Durante la primera guerra mundial, la política de neutra-
lidad sueca fue sometida a fuertes presiones como resulta-
do del bloqueo comercial ejercido por la Entente contra
las Potencias Centrales.11 Una vez finalizada la contienda
se confió en que la Sociedad de Naciones, con su mecanis-
mo de seguridad colectiva, daría a los Estados pequeños,
como Suecia, una mayor seguridad que la ofrecida por la
política de neutralidad.
Los temas de la Sociedad de Naciones -seguridad,
desarme y arbitraje- dominaron el orden del día de la po-
lítica exterior sueca desde 1920 hasta mediados de la si-
guiente década, cuando quedó cada vez más claro que ese
organismo internacional y su sistema regulador no podían
hacer frente a la conducta agresiva de los países fascistas.
Ante la creciente impotencia de la Sociedad de Naciones,
la política exterior sueca comenzó a reorientarse de la se-
guridad colectiva a una seguridad regional nórdica. Pero
las realidades políticas en el contexto nórdico y el ambien-
te político en Suecia, no proporcionaron la base necesaria
372
para la cooperación nórdica en la defensa. El resultado
fue un retorno a los viejos principios de neutralidad.12
No obstante ello, al ser atacada Finlandia por la Unión
Soviética el 30 de noviembre de 1939, Suecia prestó una
ayuda considerable a los finlandeses, incluidas armas, ali-
mentos y créditos, absteniéndose al mismo tiempo de toda
declaración de neutralidad:13
[…] Suecia aportó 80,000 fusiles, 85 cañones contra
carros, 104 piezas antiaéreas y 112 cañones de campa-
ña. Esta fue la mejor ayuda ya que llegó a su destino a
tiempo para ser empleada en la lucha […] En el plano
material la asistencia proporcionada por Suecia fue de
una efectiva importancia práctica, sobre todo los caño-
nes contra carros y antiaéreos […].
373
Es sorprendente que Alemania, después de haber ocu-
pado Dinamarca y Noruega, no invadiera Suecia, ya
que así habría podido dominar directamente las fuentes
de abastecimiento de los minerales de hierro. Los yaci-
mientos se encontraban en el extremo septentrional, y
el mineral se enviaba por ferrocarril hasta el puerto de
Narvik, permanentemente libre de hielos; o bien era
transportado por ferrocarril o por mar a Luleaa, donde
se cargaba en barcos con dirección al golfo de Botnia.
Pero, con la ocupación de Dinamarca y Noruega, los
alemanes habían cerrado esas dos líneas de abasteci-
miento a los Aliados, por lo que no era muy necesaria
una invasión a Suecia […] No obstante, la neutralidad
de dicho país fue precaria y ambigua, porque Alema-
nia la dominó en muchos aspectos, obligándola, por
ejemplo, a dejar paso libre a los trenes militares que
salían de Narvik o se dirigían allí.
374
guerra mundial la marcó en dos posiciones antagónicas
debido al rechazo de gran parte de su población a la ideo-
logía fascista y nacionalsocialista.16
Lo que no fue un obstáculo para que aproximadamen-
te tres centenares de súbditos suecos se alistaran como
voluntarios en las unidades de élite de la Waffen-ss, en-
cuadrados primero en la primera División internacional
de la Waffen-SS, la “Wiking” y después en la División ss
El periodo de posguerra
Con la esperanza de que la cooperación entre los vence-
dores en la segunda guerra mundial condujera a un nuevo
periodo de detente internacional, muchos suecos creyeron
que la Organización de las Naciones Unidas (onu), a la
que se adhirió Suecia en 1964, sería un instrumento más
eficaz en pro de la paz que su predecesora, la Sociedad
de Naciones. En lugar de ello, se inició una nueva era de
enfrentamiento entre las superpotencias, aumentando las
tensiones en Europa.
En vista de esta situación se volvió a examinar de nue-
vo la vieja idea de alguna forma de cooperación nórdica
en el campo de la seguridad. Sin embargo, las negociacio-
nes sobre una alianza defensiva escandinava fracasaron.
Y es que Noruega, seguida por Dinamarca, optaron por
la seguridad complementaria ofrecida por la Organiza-
ción del Tratado del Atlántico Norte (otan), creada en
375
1949. Frente a lo cual, Suecia se decantó por una política
exterior de no alineación en tiempos de paz, con miras
a la neutralidad en caso de guerra, sobre la base de una
defensa fuerte. A ello respondió que Suecia se mantuviera
al margen de las alianzas militares.
Más tarde, en 1959, se adhirió a la Asociación Euro-
pea de Libre Comercio (efta) y, en el campo político, los
límites de su compromiso europeo fueron puestos en el
Consejo de Europa.
Posteriormente, a comienzos de los años setenta, cuan-
do otros miembros de la efta se adhirieron a la ce, Suecia
se vio obligada a reconsiderar sus relaciones con la orga-
nización predominante para la cooperación en el conti-
nente europeo, eligiendo la opción que menos implicacio-
nes tenía: un acuerdo de libre comercio. Posiblemente, la
decisión de no adherirse a este organismo regional haya
respondido, entre los factores, a mantener inalterable la
posición finlandesa o, lo que es lo mismo, a evitar que su
vecino Finlandia desarrollara lazos más cercanos con la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (urss).
Una vez establecida la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación en Europa (csce) en 1975, Suecia desempe-
ñó un papel activo en ese continuo proceso como miem-
bro del grupo de países neutrales y no alineados.
A comienzos de los años ochenta, la doctrina de “segu-
ridad común”, entendida como “imperativo de restricción
mutua”,18 se convirtió en una pieza central de la política
376
exterior sueca con objeto de reducir el armamento en Eu-
ropa y apoyar el objetivo de un desarme general y com-
pleto en todo el mundo. Aunque las medidas de desarme
real no fueron posibles sino hasta que la entonces urss
377
la CE, que a partir de 1992 pasa a denominarse Unión
Europea (ue).
Más allá de la tardía integración de Suecia a la ue, la
misma constituye la culminación de un largo periodo de
interdependencia económica y cooperación con aquella.
El Tratado de Libre Comercio celebrado en 1972 entre
Suecia y la Comunidad Europea (ce), así como el Tratado
sobre el Espacio Económico Europeo (eee),19 fueron algu-
nos de los hitos importantes del camino que condujo a la
adhesión.
Tabla 26
Los pasos que jalonaron la integración de Suecia a la UE
-1960 Suecia se une a Dinamarca, Gran Bretaña, Noruega,
Portugal y Suiza para crear la Asociación Europea de Libre
Comercio (efta, por sus siglas en inglés). Finlandia e Islandia
se adhirieren después.
-1967-1971 Suecia negocia con la ce sobre la base de una
solicitud “abierta”, que no excluya la adhesión. Debido a la
política de neutralidad sueca, sin embargo, se considera la ad-
hesión cada vez menos probable.
-1972 Se celebra un acuerdo de libre comercio entre Suecia
y la ce. Entra en vigor 1973 y cubre principalmente los pro-
ductos industriales.
-1984 Los aranceles sobre productos industriales entre Suecia
y la ce quedan completamente eliminados.
-1987 Suecia declara su deseo de incorporarse al mercado
único de la ce.
-1989 La ce y la efta comienzan deliberaciones sobre la for-
mación de un Espacio Económico Europeo (eee).
378
- 1990 El Gobierno sueco anuncia que su meta es la adhesión
a la ce.
-1991 Suecia solicita la adhesión a la ce.
-1992 Se firma el Tratado sobre el eee, que entra formalmen-
te en vigor en 1994. Los jefes de Estado y de Gobierno de
la ce aprueban la ampliación de la ce por incorporación de
nuevos miembros, con Suecia entre los candidatos.
-1993 Suecia comienza sus negociaciones de adhesión con la
ue en Bruselas.
-1994 Finalizan en marzo las negociaciones de adhesión con
un acuerdo, que es firmado en Corfú en la reunión del Conse-
jo Europeo celebrada en junio, En noviembre, el pueblo sueco
aprueba la adhesión a la ue en un referéndum.
-1995 Suecia se convierte en miembro de la ue, junto con Fin-
landia y Austria. Al mismo tiempo, Suecia se retira de la efta.
Fuente: Instituto Sueco (2007: 7) La Política Exterior Sueca.
379
más, cabe destacar como otros factores de carácter econó-
mico que motivaron su ingreso a la ue, la posibilidad de
atraer inversiones extranjeras directas a Suecia y evitar la
fuga de capitales.
Una de las causas que contribuyeron a la relativa
flexibilidad de las negociaciones de adhesión, fue el hecho
de que gran parte del trabajo estuviera ya listo, debido al
tratado sobre el eee en 1992; con él, quedaron reguladas
las mayorías de las condiciones de la participación sueca
en el mercado interno de la ue.
Suecia ha declarado que comparte los objetivos a largo
plazo de la ue, y que apoya sus pasos hacia una unión euro-
pea económica y política. Como miembro, Suecia estimula
los esfuerzos para fomentar una ampliación del libre comer-
cio por parte de la ue y la expansión de la cooperación eco-
nómica de la Unión hacia Europa central y oriental.
El 1° de enero de 1995, Suecia pasó a ser miembro de la
Unión Europea (ue), al mismo tiempo que Finlandia y Aus-
tria.20 Con ello, la ue se amplió de 12 a 15 países miembros.
Suecia apoya totalmente los planes de proseguir esa am-
pliación, extendiéndose a los países de la Europa del este y
central (comenzando por los estados Bálticos).
La adhesión a la ue ha sido durante un prolongado
tiempo el tema político dominante en Suecia en los años
noventa. Hay pocos antecedentes históricos de los debates
de amplio alcance que han tenido lugar en Suecia sobre
Europa. Las ventajas y desventajas de la ue han sido in-
380
tensamente discutidas, quedando el pueblo sueco dividido
en dos posturas encontradas. A pesar de ello y tal como se
puso de relieve, la adhesión a la ue ganó la aprobación por
un claro margen en el referéndum de 1994. Sin embargo,
desde entonces, los suecos han mostrado cierto cansancio
de los temas europeos: por ejemplo, en las elecciones sue-
cas a eurodiputados, en septiembre de 1995, sólo un 41%
del electorado emitió su voto.
Como sea, el ingreso de Suecia a la ue pone en entre-
dicho su tradicional neutralidad:21
El contexto internacional de postguerra fría ha su-
puesto profundos cambios en la política de seguridad
de los países nórdicos. En este sentido, Suecia y Fin-
landia han desempeñado un papel determinante al
reformular sus tradicionales políticas de neutralidad
y solicitar la admisión en la Unión Europea y, de esta
manera, integrar su Política Exterior y de Seguridad
Común. Estas decisiones, unidas a las transformacio-
nes en el sistema internacional, han obligado, a su
vez, a los demás Estados nórdicos a redefinir sus es-
trategias. En este nuevo marco y dada la ampliación
del concepto de seguridad, la cooperación interna-
cional y regional a todos los niveles se ha convertido
en el principal instrumento de la actual política de
seguridad nórdica.
381
El sistema de movilización fue gradualmente desman-
telado y el sistema logístico transformado para satisfa-
cer principalmente las necesidades de tiempo de paz y
apoyar las operaciones internacionales […] La entrada
de Suecia en la Unión Europea en 1995 alimentó su
proceso de desmilitarización. Su adhesión trajo consi-
go la sensación de que los asuntos relacionados con la
seguridad se manejarían por medios no militares, con
un poderoso “poder blando” en la forma de la ue como
instrumento. Además, el movimiento de Rusia hacia la
democracia y el pluralismo reforzó la idea en Suecia
de que la defensa nacional era algo que pertenecía al
pasado. La única función de las fuerzas armadas era
participar en las operaciones de paz internacionales.
382
6.2. Temas selectos de la política exterior contemporánea
de Suecia24
Se trata de aquellos aspectos considerados como los más
trascendentes de la Agenda de las Relaciones Exteriores
de Suecia, a saber:
24 Ver, Instituto Sueco (2007) Política Exterior Sueca y Datos Generales sobre
Suecia; y, Schori, Pierre (1994).
383
propuestas destinadas a reducir el riesgo de conflictos nu-
cleares y ampliar las medidas de fomento de confianza.
Al tiempo que participa activamente en los esfuerzos
internacionales para prevenir la proliferación de todas las
armas de destrucción masiva y controlar y restringir las
transferencias de armas convencionales, Suecia fue uno
de los primeros países en ratificar la Convención sobre
Armas Químicas y ayudar a elaborar el Tratado de Pro-
hibición Global de Pruebas Nucleares; a lo que se suman
sus esfuerzos para conseguir una prohibición total de las
minas antipersonales que se consagra con la Convención
sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, pro-
ducción y transferencia de minas antipersonal y sobre su
destrucción, mejor conocido como Tratado de Ottawa,
que entró en vigor el 1º de marzo de 1999.
Política ambiental
Suecia ha asumido un elevado compromiso en materia de
cooperación internacional sobre asuntos ambientales. En
reconocimiento a ello, la onu designó a Estocolmo sede de
la primera Conferencia de la onu sobre el Medio Ambien-
te, llevada a cabo el año 1972. Veinte años después, por
iniciativa sueca, la Asamblea General de la onu convocó
la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo en la
ciudad de Río de Janeiro.
Este país nórdico es uno de los participantes más acti-
vos en el sistema de la onu para estudiar la grave amenaza
mundial del cambio de clima, la reducción de la capa de
ozono y la pérdida de la diversidad biológica. Y es que su
384
posición se identifica con la de aquellos que sostienen la
experiencia de una interrelación entre medio ambiente y
desarrollo.
Ayuda al desarrollo
Suecia se erige en un socio activo en los esfuerzos de los
países de menor grado de desarrollo relativo para mejorar
sus condiciones, asignando a la ayuda al desarrollo fondos
cautivos que ascienden a alrededor del 0.7% de su Pro-
ducto Nacional Bruto (pnb). La política sueca en este cam-
po hace hincapié en la lucha contra la pobreza, el apoyo
a la democracia y los derechos humanos, así como el fo-
mento de un buen ejercicio del gobierno, del desarrollo
económico y social, de la igualdad entre los sexos y de un
crecimiento sostenible.
Asimismo se define como un fuerte partidario de un
sistema de comercio multilateral, lo que explica que, como
miembro de la ue, Suecia intente influir en el Mercado
Único para que tome una dirección liberal, preocupán-
dose especialmente por los derechos de los consumidores.
Recapitulando, en los años sesenta y setenta, el orden
del día de la política exterior sueca estuvo dominando por
la ayuda a los países en vías de desarrollo en el Tercer
Mundo, la inquietud por el deterioro del medio ambiente
mundial y el apoyo a los esfuerzos realizados en el marco
de la onu en pro del desarme y del fomento de la confian-
za en una Europa entonces dividida.25
385
6.3. El modelo sueco de defensa total
La tradicional neutralidad sueca en el concierto de las na-
ciones significa que ningún tercer Estado tiene obligación
alguna de defender a Suecia ni ésta de contribuir a la de-
fensa de ningún otro país. Dicho en otras palabras, Suecia
tiene que asumir la plena responsabilidad de su propia
defensa, lo que se explica a la luz de su modelo de defensa
total que es interpretado como sigue por Roberts:26
El sistema de defensa de Suecia es a menudo descrito
como “defensa total”. Es total en un sentido de organi-
zación: incluye casi cada aspecto de la sociedad, en vez
de ser sólo cuestión de las fuerzas armadas profesiona-
les. Las consideraciones de defensa afectan la economía,
la agricultura, el sistema de energía eléctrica y la red de
los caminos […].
386
(Tryckfrihetsförordningen), de 1949; y, la Ley de Libertad de
Expresión (Yttrandefrihetsgrundlagen), de 1991. Además hay
un Reglamento parlamentario (Riksdagsordningen), de 1974,
que ocupa un lugar intermedio entre el derecho constitu-
cional y el estatutario.28
El instrumento constitucional más importante es la
Ley sobre la Forma de Gobierno, instrumento jurídico
que entró en vigor en 1975, sustituyendo a su antecesora,
que databa de 1809. La reforma consistió esencialmente
en consagrar los principios de la soberanía del pueblo, la
democracia representativa y el parlamentarismo.
El Parlamento, elegido por sufragio universal, ocupa la
posición preeminente entre los organismos de gobierno y es
la base del ejercicio democrático del poder por el Gabinete.
Suecia es una monarquía constitucional con una for-
ma de gobierno parlamentaria, basada en una Cámara le-
gislativa: el Riksdag. La mayoría del Parlamento aprueba
la elección de un primer ministro encargado de formar su
Gabinete (o Gobierno).
El Rey de Suecia -desde septiembre de 1973 Carlos
xvi Gustavo- no ejerce poder político ni toma parte en
la política. Conforme a la Constitución, el monarca, que
representa a la nación, es el Jefe del Estado. Como tal se
limita a cumplir funciones protocolares, actuando como
representante oficial de Suecia.
387
El poder político reside en el Gabinete o Gobierno (Re-
gering) y el partido o los partidos representados en él. El
Gobierno se compone de 22 ministros, 11 hombres y 11
mujeres. El primer Ministro (statsminister) es asistido por
un viceprimer ministro y 13 jefes de ministerios (departe-
mentschef); son éstos los ministros de: 1. Justicia, 2. Asuntos
Exteriores, 3. Defensa, 4. Salud Pública y Asuntos Socia-
les, 5. Transportes y Comunicaciones, 6. Hacienda, 7. Edu-
cación y Ciencia, 8. Agricultura, 9. Trabajo, 10. Cultura,
11. Industria y Comercio, 12. Administración Pública, y
13. Medio Ambiente. Además, se incluyen en el Gobierno
siete ministros sin cartera.
Los ministerios (departement) son unidades pequeñas
compuestas generalmente por un máximo de 100 perso-
nas (incluído el personal de oficina). Sus tareas son: 1. Pre-
parar los proyectos de asignación presupuestaria y leyes
para presentarlos luego al Parlamento, 2. Promulgar leyes,
reglamentos y normas generales para las dependencias
administrativas centrales, 3. Cuidar las relaciones interna-
cionales, 4. Nombrar los altos cargos de la administración
y, 5. Tratar ciertas peticiones dirigidas al Gobierno por in-
dividuos. A excepción de estas peticiones, los ministerios,
en la mayoría de los campos, no se ocupan de detalles
administrativos.
El Gobierno es responsable colegiadamente de todas
las decisiones gubernamentales. Es cierto que, en la prac-
tica, muchos asuntos de rutina, quedan a discreción de
determinados ministros y las resoluciones sobre ellos sólo
formalmente reciben la confirmación del Gobierno; pero
388
el principio de responsabilidad colectiva se refleja en todas
las modalidades de las labores gubernamentales:29
El reparto entre ministerios y agencias ha reforzado
las funciones de dos instituciones clave en el proceso
de toma de decisiones de Suecia: el ejercicio del poder
gubernamental a través de decisiones colectivas toma-
das por el Consejo de Ministros o Gabinete; las Co-
misiones gubernamentales, que elaboran en diferentes
materias
389
El funcionamiento de los distintos ministerios varía un
poco en la práctica, aunque su organización básica es, a
grandes rasgos, la misma.
Los funcionarios de más alta jerarquía de los minis-
terios son los secretarios de Estado (statssekreterare), subse-
cretarios de administración (expeditionschef), y de asuntos
jurídicos (rättschef).
El secretario de Estado representa al ministerio y al
ministro y es responsable ante el ministro de la dirección
del trabajo en el ministerio. Así, de él depende la planifi-
cación de las labores ministeriales, la supervisión del tra-
bajo y la coordinación requerida entre las actividades de
las diferentes secciones del ministerio.
El subsecretario de administración supervisa la legali-
dad y el buen funcionamiento de las decisiones adminis-
trativas proyectadas en el ministerio y, además, es respon-
sable de la redacción final de las resoluciones guberna-
mentales expedidas en el mismo.
El subsecretario de asuntos jurídicos es, ante todo, res-
ponsable de la redacción de leyes y reglamentos que caen
bajo la competencia del ministerio.
Todos los funcionarios del ministerio son nombrados
por el Gobierno (o por el ministro correspondiente), sin
que el Parlamento tenga derecho a intervenir ni a juzgar
tales nombramientos.
Si se diera el caso de que otro partido llegase al po-
der, muy pocos cambios ocurrirían probablemente en el
personal administrativo. Sólo los secretarios de Estado,
asesores políticos y funcionarios de información son reco-
390
nocidos por la condición política de su designación y, si se
produce un cambio de Gobierno, tienen que renunciar a
sus cargos.
En Suecia todos los funcionarios públicos e incluso el
personal empleado en las fuerzas armadas y en la policía,
son libres de participar en la vida política y desempeñar
cargos políticos.
Por lo general, la preparación de reformas legislativas
u otras no es realizada solamente por el personal de los
ministerios. Cuando se trata de asuntos de mayor impor-
tancia, se emplea el procedimiento expuesto a continua-
ción: el Gobierno -ya sea por propia iniciativa o a petición
del Parlamento- convoca a un grupo de expertos para que
trabajen en una comisión de encuestas (utredning). Las ta-
reas de la comisión son expuestas en una nota del ministro
competente, aprobada por el Gobierno.
Las comisiones pueden incluir miembros del Parla-
mento, tanto del Gobierno como de la oposición, repre-
sentantes de las organizaciones sindicales, patronales y
otras interesadas en los problemas abordados, y expertos
científicos o de los organismos administrativos relaciona-
dos con esos problemas. Casi siempre los integrantes de
una comisión oscilan entre cinco y diez. La secretaría,
si bien en muchos casos se encuentra organizada como
oficina independiente, es proporcionada por el minis-
terio competente, que también sufraga los gastos de la
comisión.
Las comisiones reciben amplia libertad para realizar
sus encuestas en viajes, entrevistas, investigación, entre
391
otras actividades. Sus labores no están, en general, abier-
tas al público, que sólo tiene acceso al informe escrito (be-
tänkande) presentado al concluir el trabajo. Éste se pro-
longa por uno, dos y, a veces, más años. En muchos casos
las propuestas de la comisión son unánimes, al menos en
cuestiones del principio, pero sus miembros tienen posi-
bilidad de expresar en el informe opiniones divergentes y
opiniones diversas.
Desde 1971 Suecia tiene un Parlamento (Riksdag) uni-
cameral. Todo el Parlamento se constituye por elecciones
directas, en las cuales tienen derecho a participar todos los
suecos mayores de 18 años que residan en Suecia o hayan
sido residentes en el país.
El Parlamento está dirigido por un presidente (talman)
y tres vicepresidentes. Cada vez que se elige una nueva
Cámara, esta nombra para su legislatura de cuatro años,
como mínimo, quince Comisiones parlamentarias per-
manentes (utskott) de las cuales una es de cuestiones re-
lativas a la Constitución, otra de asuntos presupuestarios
y financieros, y el resto, Comisiones especializadas que a
grandes rasgos corresponden a la división por ministerios.
Las Comisiones pueden permitirles a miembros del Go-
bierno la asistencia a sus reuniones con el fin de que les
suministren información. A los funcionarios de ministerio
con frecuencia se les solicita su presencia para que den
explicaciones sobre determinados problemas y otras in-
formaciones importantes.
392
Funcionamiento y componentes del sistema de defensa total sueco
En tiempos de paz, la organización de la defensa descansa
en el jefe de Estado Mayor de la Defensa (jemd). Asimismo,
los jefes de las tres Fuerzas: Ejército, Armada (que incluye
a la Artillería Costera) y Fuerza Aérea, son directamente
responsables ante aquél, de la formación e instrucción de
los efectivos militares bajo su mando.
En tiempo de guerra, la dirección del sistema de defensa
total recae en el Gobierno, aunque la defensa militar pro-
piamente dicha corresponde al jemd. De estallar un conflic-
to armado, la legislación contempla el traslado del Gobier-
no a zonas de seguridad y la conversión del Parlamento a
un Poder Legislativo conformado por 50 miembros, para
garantizar la celeridad en el desempeño de su encargo.
En tanto que, a los fines de la defensa, el país se en-
cuentra dividido en tres grandes regiones militares, en
cada una de las cuales su respectivo jefe de región es el
encargado de coordinar las operaciones militares.
Mientras que el mando operacional, en caso de inciden-
tes, es ejercido por el propio jemd o, en su defecto, por los
jefes de las regiones militares en su respectiva jurisdicción.
Por su parte, la composición del sistema defensivo sue-
co parte del reconocimiento de que las guerras pueden
afectar a todos los ciudadanos y, por lo mismo, todos los
ciudadanos deben contribuir al esfuerzo bélico.
En lo referente a la planeación militar y su permanen-
te actualización, se contempla infligir al agresor las máxi-
mas pérdidas posibles en las fases iniciales del conflicto;
papel que queda reservado a las fuerzas navales y aéreas.
393
Los componentes de la defensa total sueca trascienden
las consideraciones meramente castrenses, ya que se pue-
den clasificar en dos vertientes: militares y civiles.
Dimensión militar
La misión de las fuerzas armadas suecas es la defensa de
la neutralidad contra cualquier amenaza o agresión, inde-
pendientemente del actor de quien proceda.30
También se ha definido como la principal función de
las Fuerzas Armadas la de:31
[...] impedir que el atacante consiga establecer cabezas
de puente en tierra sueca. En caso de un ataque por
tierra, esas fuerzas tendrían que desgastar al enemigo
y, en último término, romper el asalto con operacio-
nes de defensa en profundidad. Si la defensa militar
regular no fuera ya posible, se iniciarían acciones de
guerrillas y de desobediencia civil.
394
auxiliares pertenecientes a 750 organizaciones de la socie-
dad civil.33
En cuanto a sus funciones, los militares profesionales
con instructores o administradores en tiempos de paz y, en
tiempos de guerra, dirigen unidades de combate.
El elevado grado de profesionalismo y de subordina-
ción al poder político de los uniformados suecos es desta-
cado por la Sociología Militar clásica, uno de cuyos ejem-
plos se presenta a continuación:34
En el primer grupo, donde se encuentra el máximo
grado de cultura política […] la intervención de los mi-
litares se consideraría como una intromisión completa-
mente injustificada. No podría conseguirse aprobación
pública de tales actos. Gran Bretaña, los Estados Uni-
dos, las naciones escandinavas […] son ejemplos. Dire-
mos que estas son naciones de cultura política madura.
395
su activación está apoyada por un excelente sistema de de-
pósitos de material bélico, dispersos por todo el territorio.35
Es así como a un total de 90,000 milicianos se le con-
fiaba, históricamente, la defensa de puntos fronterizos,
puertos, aeropuertos, depósitos de materiales y armamen-
tos y otras instalaciones de carácter estratégico, hasta ser
relevados por unidades profesionales de combate.
Cabe señalar que las milicias nacionales responden a
la doctrina de la defensa territorial que ancla en el pasado
histórico:36
[…] durante varios siglos los regimientos han estado
estacionados y han reclutado su personal en una mis-
ma zona, lo que ha conducido al desarrollo de una es-
trecha cooperación entre estas unidades militares y la
población de esas zonas. Actualmente, esta tradición
se mantiene viva y es de enorme importancia para la
relación entre el pueblo y la defensa.
396
das. Un jefe de división coordina una o más brigadas con
otras unidades de campo o con unidades territoriales.
La Armada de esta potencia media europea se corres-
ponde con lo que la profesora holandesa Catherine M.
Kelleher categoriza como modelo alternativo de “Defen-
sa nacional y local”; “estructuradas y sostenidas según
premisas de la coalición -Noruega, Dinamarca, Suecia,
Islandia”.37
Dado que la marina de guerra es definida como uno
de los dos pilares de la defensa nacional, la mayoría de sus
buques están armados y tripulados en tiempo de paz.
En este marco, las unidades de alerta temprana y ata-
que comprenden submarinos convencionales (la Real Ar-
mada Sueca tiene una de las flotas de submarinos más
importantes de Europa) y buques rápidos y pequeños,
considerados menos vulnerables a los ataques aéreos o
navales. Es decir, al decantarse por una tendencia contra-
ria al “gigantismo”,38 se carece de fragatas o destructores
y se apuesta por la corbetas, buques multipropósito y de
minado y dragaminas. Desde donde la Armada puede
desplegar operaciones de minado en breve plazo ante la
amenaza de desembarcos hostiles.
Con respecto al apoyo logístico, además de las bases
navales, ubicadas principalmente en Karlskrona, Musko
(Estocolmo), Harnosand y Göteborg con recursos técnicos
397
apropiados, la Armada cuenta con unidades de repara-
ción móviles cercanas a las flotillas o divisiones.39
La artillería costera se erige en lo que en otros países se
conoce como infantería de marina. A la misma se le con-
fía la defensa del gran archipiélago alrededor de la vasta
costa sueca, por lo que cuenta con piezas fijas de artillería
de gran alcance, bien protegidas, en posiciones estratégi-
cas, así como unidades anfibias de gran movilidad, poder
de fuego y letalidad, provistas de embarcaciones rápidas,
misiles y minas; a fines de la década de los años ochenta
del siglo pasado se anunciaba que: “Los batallones anfi-
bios serán entrenados para acciones nocturnas y batallas
durante las 24 horas en el archipiélago sueco”.40
El poder aéreo, segundo pilar de la defensa en una
primera fase de los conflictos armados, mantiene un alto
grado de aprestamiento y preparación para hacer frente a
eventuales violaciones del espacio aéreo de Suecia.
En caso de guerra, se tiene previsto el funcionamiento
de un sistema descentralizado de bases aéreas, en el que
los campos de aviación, las pistas de reserva y las zonas de
mantenimiento estén intercomunicados por una amplia
red de carreteras.
Dimensión civil
La vertiente civil del componente defensivo sueco está in-
tegrado por cuatro componentes: Defensa Civil, Protec-
ción Civil, Defensa Económica, y Defensa Psicológica.
398
A nivel provincial la dirección de la defensa civil recae
en los 23 gobiernos civiles y, a nivel local, en los munici-
pios; aunque la coordinación de la defensa en este cam-
po reside en la Dirección Nacional de Emergencia Civil
(Överstyrelsen för civil beredskap, öcb por sus siglas).
Tabla 27
Finalidad de la Defensa Civil
-Proteger a la población civil, defender el abastecimiento y
los servicios públicos vitales.
-Aumentar la capacidad de las Fuerzas Armadas en caso de
ataque armado y de guerra en las cercanías de Suecia.
-Participar en los esfuerzos internacionales de fomento de la
paz y de carácter humanitario.
-Ayudar a la población a hacer frente a situaciones de crisis y
de emergencia.
Fuente: Instituto Sueco (2007:3), El sistema sueco de defensa.
399
la capacidad para albergar a 7 millones de personas. Estos
se erigen en el pivote de estos servicios, cuya responsabilidad
descansa sobre las espaldas de las Administraciones locales.
Los servicios de salvamento, protección, evacuación y
reubicación son dirigidos desde salas de control, situadas
en refugios, por personal de las organizaciones de salva-
mento dependientes de las autoridades citadas.
También se verifica una rigurosa planeación y prepa-
ración para la llamada “defensa económica”, término que
hace referencia a un rango amplio de medidas, y que per-
sigue garantizar la continuidad de la vida económica ante
situaciones de crisis o conflicto armado.
Entre otras medidas, destacan velar por las reservas
de alimentos, insumos de carácter estratégico, gasolina y
aceite. Sobre todo, se hace hincapié en las reservas de pe-
tróleo cuyo consumo racionado permitiría, por ejemplo,
la virtual conversión de los vehículos.
En lo que toca a la Dirección Nacional de Defensa
Psicológica (Styrelsen för psykologist försvar, SPF), dirige las
actividades que su nombre indica en tiempos de guerra,
con la misión principal de encontrar, junto con Radio
Suecia, la prensa y diversas autoridades, formas de salva-
guardar la transmisión libre e inalterada de noticias. La
información libre y sin censura es considerada en Suecia
como el mejor antídoto posible contra la propaganda, la
desinformación y la confusión generadas y sembradas
por el enemigo.
Dicha Dirección es responsable, asimismo, de la infor-
mación en tiempos de paz sobre la política de seguridad
400
y el sistema de defensa total, y de garantizar el derecho
de los ciudadanos a ejercer la desobediencia civil, conjun-
tamente con las autoridades de la defensa militar y civil.
Adicionalmente, la Dirección realiza una amplia in-
vestigación en los campos de la formación de la opinión
pública y de la información en situaciones de crisis.
Así, entre el 28 de mayo y el 2 de junio de 2018 se distri-
buyó un documento con un instructivo de 20 páginas, en 13
idiomas diferentes a los 4 millones ochocientos mil hogares
suecos, titulado “Si la crisis o la guerra llegan” (Om krisen
eller kriget kommer). Se trata de la actualización de un material
denominado “Si la guerra llega”, lanzado por última oca-
sión en la década de 1980 y editado por primera vez duran-
te la segunda guerra mundial (1939-1945). El instructivo
proporciona información de qué hacer en casos de conflic-
to armado, ataques terroristas y cibernéticos, condiciones
extremas del clima e identificación de noticias falsas.
“Si Suecia es atacada por otro país, nunca nos rendi-
remos. Toda la información sobre el cese de la resistencia
es falsa”, destaca una frase en fondo rojo de este folleto.
401
Imagen 1. Hoja del instructivo “Si la crisis o la guerra
llegan” (Om krisen eller kriget kommer)
402
[…] Los limitados recursos de población hacen que
éstos deban utilizarse en su totalidad y en múltiples
formas, en el marco de la defensa total y que la defensa
militar, además, esté basada en el servicio militar obli-
gatorio […].42
403
paz, Suecia convocará también a las mujeres que vieron
la luz en 1999 y 2000, con el objeto de seleccionar -jun-
to a los ciudadanos del sexo masculino- a 4,000 efectivos
para la conscripción, que se combinará con los soldados
profesionales.43
Esta decisión, responde al reconocimiento de haber
“[…] tenido problemas para encontrar personal para las
unidades militares de forma voluntaria y hay que ponerle
remedio de algún modo. Por eso es necesario reactivar el
servicio militar”, en palabras del propio titular de la car-
tera de Defensa.44
El entonces Comandante en Jefe de la Real Armada
Sueca, en su momento apostaba por darle continuidad a
la conscripción, al afirmar que para el año 2002 si habría
lugar a bordo de sus buques para personal reclutado me-
diante el servicio miltar obligatorio, después de uno a tres
meses de entrenamiento en tierra, para servir alrededor
de un año a bordo,45 aunque al mismo tiempo reconocía
que “Probablemente aumentará la robotización, lo que
en algunos casos hará posible disminuir el número de tri-
pulantes”.46
La movilización de las reservas se basa en el princi-
pio de la descentralización: la mayor parte de los equipos
de combate está almacenada en depósitos dispersos por
todo el país. Las unidades llamadas a filas para instruc-
404
ción complementaria o cursos de actualización, reciben
sus equipos de estos depósitos locales.
Por su parte, en el más reciente documento sobre po-
lítica de defensa se otorga prioridad al personal bajo las
armas:47
El reclutamiento y la retención de soldados y personal,
con el fin de servir a todas las unidades, son factores vi-
tales para mantener las necesidades de defensa y segu-
ridad de Suecia. Toda la sociedad sueca tiene un papel
que desempeñar cuando se trata de la Defensa Total
de Suecia. El apoyo de la sociedad en general es, en
última instancia, de crucial importancia para las capa-
cidades de defensa de Suecia. Este apoyo se logra prin-
cipalmente a través de la participación y el compromi-
so de la población sueca. La dotación de soldados y de
hecho todo el personal de las Fuerzas Armadas des-
empeña un papel importante […] Sin embargo, hay
retos en la contratación y retención de personal, lo que
significa que hay una necesidad continua de reforma.
Debería analizarse el reclutamiento y la retención de
personal. Se encargará un estudio para sugerir un sis-
tema de dotación sostenible que satisfaga las necesida-
des de la defensa total sueca. Este estudio incluirá un
análisis de los sistemas danés y noruego, combinando
tanto un sistema voluntario como un conscripto.
405
En tanto que los jóvenes no seleccionados para el ser-
vicio militar formaban una reserva de efectivos; mientras
que los objetores de conciencia realizaban, a cambio, una
prestación civil y les eran asignadas tareas para tiempos de
guerra en el marco del sistema de defensa civil. En rigor,
eran muy pocos los objetores de conciencia, tan solo 1,700
para 1996, lo que ponía de manifiesto un elevado grado de
compromiso social en las tareas de la defensa nacional.48
Incluso, tras 7 años de suspensión de la conscripción,
una encuesta llevada a cabo en enero por el periódico Da-
gens Nyheter indicaba que un 72 % de los entrevistados
apoyaba el servicio militar obligatorio, mientras que ape-
nas un 16 % se mostraba en contra.49
En caso de guerra, el sistema de defensa militar podía
tradicionalmente llamar a filas a un total de 600,000 com-
batientes, incluídos los ciudadanos que firmaron compro-
misos para servir en el sistema de defensa total en caso de
guerra y que participaban activamente en las organizacio-
nes voluntarias de defensa.
El principio de autosuficiencia, por su parte, es un le-
gado del largo periodo sueco de estricta no alineación,
y consiste en que la industria nacional de defensa pueda
desarrollar y fabricar sistemas avanzados de armas para
406
la mayoría de las funciones vitales de sus fuerzas armadas.
Esto es, se parte de un principio básico, a saber: Suecia
debe ser capaz de mantener y operar todos los sistemas
vitales en materia de seguridad nacional, sin depender de
asistencia extranjera alguna.50
En una obra publicada en 1943, se reconoce el papel
de la industria de defensa sueca:51 Dicha industria creció
tan rápidamente, que dio origen a lo que sería una de las
empresas más importantes de la región en temas de esta
índole, Bofors. Esta empresa se convirtió en líder en la
fabricación de armamento y municiones, bienes que an-
teriormente eran adquiridos en el extranjero y además de
dudosa calidad. Bofors creció tanto que se hizo aliado cer-
cano y fundamental del gobierno sueco, esta colaboración
cerró con broche de oro todo el proceso de moderniza-
ción en cuanto a defensa se refiere. Suecia era su propio
productor, eso era un gran mérito, más para un país tan
pacifista y neutral como Suecia.
407
De ahí que no sorprendan las siguientes declaraciones
del entonces Ministro de Defensa sueco Mikael Oden-
berg, en la Conferencia Nacional Folk & Försvar (Pueblo
y Defensa) de enero de 2007, celebrada en Sälen, Suecia,
al hablar de la industria de defensa:52
Estoy inmensamente orgulloso de la industria de defen-
sa de Suecia, ha sido y sigue siendo un aspecto impor-
tante de la política de seguridad sueca. Estoy personal-
mente convencido de que, en gran medida, es nuestra
industria de defensa a la que debemos agradecer que
nuestro pequeño país se haya convertido en la nación
industrial de alta tecnología que es hoy, con tecnologías
de vanguardia en una serie de importantes sectores co-
merciales […] No comparto las opiniones de aquellos
que piensan que la fabricación de armas es algo de lo
que hay que avergonzarse. Tenemos un legítimo interés
en poder defender nuestra libertad e independencia. Si
vendemos armas, no veo ningún problema moral.
408
un agente que sólo mate a un grupo (específico)”,53 lo que
pone de manifiesto que dicho organismo de investigación
tiene experiencia en manejo de adn y genoma humano,
entre otras disciplinas del conocimiento.
Tabla 28
Ejemplos de proyectos del pasado
-En un esfuerzo conjunto, las empresas Scania, Volvo, Erics-
son y Celsius han diseñado y están construyendo el jas 39
Gripen (Griffin), un avión a reacción de combate y de uso
múltiple (caza, bombardeo y reconocimiento).
-Nueva generación de submarinos y de buques misilísticos
rápidos.
-Un vehículo blindado de combate.
-Nuevos sistemas de comando y control para la Armada y
Fuerza Aérea, a partir de tecnología Celsius.
Fuente: Instituto Sueco (2007:5), El sistema sueco de defensa.
409
representa menos del 1% del total de las exportaciones
mundiales de armas, particularmente a Europa occiden-
tal, región que recibe más del 50% de las exportaciones
totales de armas de Suecia.55
Costos de la Defensa
En Suecia la Defensa es considerada una política de Esta-
do, al margen de los cambios y vaivenes político-partidis-
tas, por lo que responde a una planeación que se ajusta y
actualiza cada cinco años.
Así, en 1997 el Parlamento aprobó un plan quinquenal
para el sistema de defensa total, con recortes presupuesta-
rios graduales en la materia que preveía una disminución
de 40,000 millones de coronas en 1996 a 36,000 millones
para el año 2001.
Esto significa que en un lapso de una década, el gasto
militar se redujo del 3.3% al 2.4% de su Producto Interno
Bruto (pib), para posteriormente caer al equivalente del
1.1% en 2015.
Tabla 29
Evolución de Gastos Suecos en Defensa como porcentaje de su PIB
1950- 1973 1985 1995 1998 2009 2015
1969
4.3% / 3.80% 3.30% 2.40% 2.00% 1.20% 1.10%
5.7%
Fuente: The International Institute for Strategic Studies (iiss) (2016) Stoc-
kholm International Peace Research Institute (sipri), sipri Yearbook, años varios; y
Fuerzas Armadas de Suecia (2017).
410
Pero, para algunos expertos, el vasto capital acumula-
do del sistema de defensa sueco minimiza los efectos de los
recortes al presupuesto de egresos en la materia.
Esta tendencia a la drástica disminución del gasto en
defensa responde al fin de la era biopolar y a las expec-
tativas de un proceso -trunco, por cierto- de democra-
tización en Rusia. Por el contrario, la política exterior
y de seguridad de Vladimir Putin, son el acicate para
que, en abril de 2015, se aprobara la “Ley de defensa
sueca 2016-2020”, que contempla un proceso de rear-
mamento y modernización militar, cuyo significado es
un incremento del orden del 11% del gasto destinado a
la defensa para los siguientes 5 años (2,2% al año), con
un costo total de 27,000 millones de dólares. Los aspec-
tos más importantes de la ley son la remilitarización de
la isla de Gotland en el Mar Báltico56 y el refuerzo de
la capacidad de guerra antisubmarina, bajo el objetivo
prioritario de “aumentar la capacidad operativa de las
411
fuerzas armadas y garantizar la fuerza colectiva de la
defensa total sueca”.57
Este documento oficial, reconoce que, “Por primera
vez en más de dos décadas, el gobierno sueco ha decidido
un aumento sustancial del presupuesto de defensa”.58
412
Aunque se verifica un descreimiento generalizado so-
bre las capacidades propias entre la población, a la luz de
tantos años de desmilitarización del Estado:59
Según una encuesta de opinión pública publicada en
diciembre de 2014, sólo el 15% de los encuestados
confiaba en la capacidad de las fuerzas armadas suecas
para defender el país, mientras que el 57% afirmaba
que tenía poca o ninguna confianza en que el ejército
pudiera cumplir su misión principal.
413
no debemos tener una Tercera Guerra Mundial. No
hay ningún objetivo más importante que éste […].
414
[…] Precisamente por el hecho de ser ciudadano de un
país neutral, algunos suecos han podido dar también
un aporte humanitario importante, salvando a miles y
miles de vidas. Sólo necesito mencionar los nombre de
Raúl Wallenberg, Folke Bernadotte, Dag Hammars-
kjold y Olof Palme. Sin olvidar los […] voluntarios
suecos que han participado en diversas fuerzas de las
Naciones Unidas.
415
Por lo que no se desdeña, incluso, la posibilidad de
incrementar la cooperación con otros países en el dise-
ño y producción de armamento.66 Y es que, el ingreso de
Suecia a la Unión Europea, cuyos socios forman parte de
la otan, impondrá -eventualmente- drásticas transforma-
ciones en el escenario de su tradicional política exterior
y de defensa. Probablemente su inclusión, en calidad de
observador, en la Unión Europea Occidental (ueo) -orga-
nización de defensa de los países de la Unión Europea-
constituya un signo de los nuevos tiempos.67
Tabla 30
Identificación de nuevas amenazas
-Pobreza
-Degradación del medio ambiente
-Desequilibrios económicos y técnicos
-Terrorismo
-Drogas
-Estragos del hambre
-Movimientos migratorios
-Desastres naturales
Fuente: Schori, Pierre (1990: 193 y 194).
416
Otra dimensión a tener en cuenta es la identificación de
amenazas de nuevo cuño, de carácter transnacional que,
sin duda, exige una mayor cooperación entre Estados y
pueblos, una onu fortalecida, un sistema de seguridad co-
mún en sentido amplio.68
Tabla 31
Temas de carácter crítico en la Agenda de la Unión Europea (UE)
-Lucha contra el narcotráfico y la criminalidad de cuello
blanco: la cooperación de la ue en los campos legales y polí-
ticos necesita ser más eficaz.
-Política Exterior Común: Suecia participa plenamente en la
política exterior y de seguridad común de la ue, influyendo
de manera activa en su dirección en una serie de campos.
Ellos se refieren, por ejemplo, a la cooperación de la ue con
Rusia u los Estados bálticos, a la política sobre la región del
mar Báltico, al apoyo al respecto de los derechos humanos y
al afianzamiento de la democracia en otros países.
-Seguridad Común: aunque su política tradicional de no
alineación militar establece claros límites a la cooperación en
el campo de la defensa, Suecia apoya y espera participar en
el desarrollo de esfuerzos combinados europeos de carácter
humanitario y de mantenimiento de la paz.
Fuente: Elaboración propia.
417
Cooperación regional más activa en la zona del Báltico
Con la entrada de Suecia, y de Finlandia, la ue pasa a
desempeñar un papel importante en la zona del Báltico,
región que tiene 55 millones de habitantes con una larga
historia en común. Suecia quiere actuar en el seno de la
ue a favor de una ampliación de la colaboración regional
con los países bálticos.
También Estocolmo tiene gran interés en asegurar, de
diversas formas, la democracia y la independencia de Es-
tonia, Letonia y Lituania, a cuyos pueblos apoyó en la
lucha por su libertad.
Vale la pena insistir en que la política sueca de no par-
ticipación en alianzas militares permanece incólume; y
que, un factor fundamental de esta política de seguridad,
es la existencia de un sistema de defensa nacional fuerte e
independiente.
Lo que no obsta para reconocer que el contexto regio-
nal e internacional, impone un abordaje de nuevo cuño:69
[…] la política sueca de defensa requiere un nuevo enfo-
que. Por lo tanto, un renovado enfoque regional será una
prioridad, con énfasis en la defensa nacional y la plani-
ficación de escenarios de guerra. Este renovado enfoque
regional y nacional también requerirá un Concepto de
Defensa Total actualizado que pueda hacer frente a los
retos y amenazas actuales. En última instancia, la defen-
sa sueca debe poder, con sus recursos disponibles, hacer
frente a un ataque armado. Sin embargo, las políticas
propuestas no pueden considerarse aisladamente, sino
que deben tenerse en cuenta en un contexto más amplio
del mar Báltico, europeo y mundial.
418
Acuerdo con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (otan)
Como respuesta a la real politik de la Federación Rusa de
los últimos años, y en especial, la anexión de la península
de Crimea, el 25 de mayo de 2016 el Parlamento sueco
votó a favor de estrechar relaciones con la otan bajo el pa-
ragüas del “Acuerdo de Apoyo de la Nación Anfitriona”,
lo que “[…] permitirá que las fuerzas de la otan operen
más libremente y realicen ejercicios de entrenamiento en
territorio sueco. Previamente, Suecia había sido solamen-
te una nación de “colaboración y paz”, con el resultado de
que las tropas suecas habían estado militarmente involu-
cradas en Afganistán así como habiendo participado en el
bombardeo y destrucción de la Libia de Gadafi”.70
La preocupación sueca por la política rusa y su acer-
camiento a la otan se pueden resumir en las siguientes
declaraciones del Ministro de Defensa sueco Peter Hul-
tqvist:71
La situación de seguridad [en Europa] es el trasfon-
do de por qué ahora estamos tratando de aumentar
la cooperación y mejorar nuestras capacidades […]
Hemos visto inversiones en las fuerzas armadas rusas
en los últimos años, y también hemos visto que [Putin]
está dispuesto a usarlas para alcanzar [sus] objetivos
políticos.
Amenazas y Desafíos
Los retos de Suecia en los albores del tercer milenio deben
encontrarse tanto en la identificación de sus vulnerabili-
419
dades como de sus fortalezas, ya que ambos aspectos es-
tratégicos constituyen las bases de las políticas públicas y
el establecimiento de prioridades en un contexto signado
por la escasez de recursos.
Tabla 32
Puntos Débiles
- Población escasa
- Envejecimiento poblacional
- Concentración de la población
- Sector publico sobredimensionado
- Escasez de petróleo y carbón
Fuente: Elaboración propia.
420
18% de la población en edades de 65 años o más, Suecia
tiene ahora la proporción de personas mayores más eleva-
das del mundo.
-Concentración de la población, que es interpretada así
por las propias fuentes oficiales suecas:72
Suecia es un país extenso con una reducida población
[…] que, además, dista mucho de estar homogénea-
mente repartida: la mitad está concentrada en el 3% de
la superficie del país […] Hoy, ocho de cada diez perso-
nas viven en conurbaciones en el sur del país, siendo las
mayores la capital, Estocolmo, y las ciudades de Gotem-
burgo y Malmö, que forman una especie de triangulo.
La población rural, en especial en los dos tercios septen-
trionales del país, es sumamente escasa: tres habitantes
por kilómetro cuadrado en Norrbotten, la región más al
norte, en comparación con los 253 de Estocolmo.
421
32% de la población económicamente activa, por lo que
Suecia ocupa en ese rubro el primer lugar entre los paí-
ses miembros de la ocde. Sin embargo, la propia ocde
Tabla 33
Puntos Fuertes
- Abundancia de recursos naturales
- Autosuficiencia alimentaria
- Cultura política y de la legalidad
- Conciencia y política ambientales
- Población homogénea
- Sistema de seguridad social de avanzada
- Elevados estándares educativos
- Investigación y desarrollo de punta
- Elevada productividad y valor agregado a sus productos
- Industria de defensa consolidada
- Excelentes sistemas de comunicación y transportes
Fuente: Elaboración propia.
422
-Abundancia de recursos naturales. Los ricos recursos na-
turales de Suecia -bosques de coníferas, mineral de hie-
rro, uranio y otros minerales estratégicos, así como ener-
gía hidráulica- constituyen históricamente la base de la
economía del país, si bien el centro de la importancia se
ha desplazado hacia productos cada vez más avanzados.75
Cabe destacar que Suecia cuenta con una importante re-
serva de agua dulce: sus lagos continen cerca de 600,000
millones de metros cúbicos de líquido vital.
-Autosuficiencia alimentaria. A pesar de la fuerte reduc-
ción del número de explotaciones agrícolas y de las tierras
de labranza, la producción ha aumentado más que la de-
manda y, con excepción de unos pocos productos, Suecia
es autosuficiente en la agricultura.76
-Cultura y madurez política. El sistema político sueco se
caracteriza tanto por su estabilidad, considerada un fac-
tor contribuyente a su desarrollo ininterrumpido y a su
seguridad, como por su madura cultura de la legalidad:
“[…] Aún sigue siendo cierto que la vida pública sueca
está impregnada, en grado excepcionalmente alto, de los
ideales de una sociedad regida por leyes […]”,77 lo que se
ve reflejado en el escrupuloso cumplimiento ciudadano
de las reglas de juego, por el respeto a las normas básicas
de convivencia y coexistencia social. Se debe reconocer
también la diferencia y separación entre el sistema polí-
tico y el administrativo: “Uno de los rasgos notables de
75 Ibídem, p. 4.
76 Ibídem, p. 4.
77 Instituto Sueco (2007: 1) El Derecho y la Justicia en Suecia.
423
esta organización es la marcada separación entre el po-
der político -ministerios- y el poder administrativo -de-
pendencias- en el plano nacional, pues las dependencias
se benefician por regla general de una sólida autonomía
[…]”.78
-Conciencia y Política Ambientales. En virtud de la Ley
de Conservación del Medio Ambiente de 1969, y de las
normas aún más estrictas de una política ambiental apro-
badas en 1988, la industria sueca toma parte activa en los
programas nacionales para reducir las emisiones poten-
cialmente nocivas a la atmósfera, a las corrientes de agua
y al suelo. La preservación del medio ambiente ocupa un
lugar prioritario en el imaginario social sueco.
-Población homogénea. Poco más del 88% de la población
es sueca y aproximadamente el 94% profesa el culto de la
Iglesia Evangélica Luterana. Los extranjeros que residen
en Suecia son principalmente finlandeses, serbios, dane-
ses, noruegos, griegos y turcos, la mayoría de los cuales se
ha integrado y asimilado a la sociedad local.
-Sistema de Seguridad Social de avanzada. Se distingue
principalmente por su carácter general: toda la pobla-
ción se Suecia está comprendida individualmente en un
sistema de gran homogeneidad, con independencia de la
categoría profesional a la que se pertenezca y, en muchos
casos, de si los beneficiarios realizan un trabajo remune-
rado o no. Asimismo, existen amplios programas estatales
de reconversión profesional y de empleo protegidos, así
424
como subvenciones a los cambios de puesto, para ayudar
a los desempleados a encontrar un trabajo nuevo.
-Elevados estándares educativos. Todos los niños y ado-
lescentes de Suecia, sea cual fuere su lugar de residencia
y su condición social y económica, tienen igual acceso a
la educación dentro del sistema de instrucción pública.
Prescindiendo del lugar del país donde se imparta, la en-
señanza debe ser equivalente en todas las escuelas de un
mismo tipo. Para los niños residentes de Suecia rige la
escolaridad obligatoria de los 7 a los 16 años de edad,
como derecho de recibir enseñanza dentro del sistema de
educación pública, y también como deber de asistir a la
escuela. En otras palabras, se trata de 9 años obligatorios
de enseñanza básica de excelencia, de un sistema escolar
orientado a metas y resultados.
Tratándose del sistema de educación superior, se hace
hincapié en la investigación, la cual, prácticamente a este
nivel está integrada y se basa en una cooperación estrecha
y local con los programas de estudio de grado y posgrado
del centro docente de que se trate.
Todo lo cual, se traduce en una sociedad que presenta uno
de los niveles de vida más altos del mundo.79
-Investigación y Desarrollo ( i + d) de punta. Suecia pre-
senta una rica tradición en avances científicos y tecnoló-
gicos, ya que:80
[…] ha estado durante mucho tiempo a la vanguar-
dia para la adopción de nuevas tecnologías. En 1900,
425
Estocolmo tenía más teléfonos que París, Londres o
Berlín.
426
-Elevada productividad y valor agregado a sus produc-
tos (competitividad). El perfil competitivo de la industria
sueca se consolidó gracias a la disponibilidad de mano
de obra cualificada y al talento innovador de los que se
desempeñan en el sector productivo. Como consecuen-
cia de ello el crecimiento de las exportaciones superó
al del mercado, aumentando en más de un 20 % las
cuotas de mercado alcanzadas.83 Desde una perspectiva
histórica:84
Suecia comenzó a surgir como una economía impulsa-
da por la innovación cuando los adelantos tecnológicos
de finales de s xix prepararon el escenario para unas
ventajas competitivas más refinadas y para la incorpo-
ración a sectores más avanzados. La productividad ha
aumentado ininterrumpidamente, sobre todo en fabri-
cación, y con ella la prosperidad. La economía sueca
está muy agrupada y las empresas suecas han podido
mantener sus posiciones competitivas en muchos sec-
tores. La inversión en investigación y desarrollo en sus-
tancial […].
427
Cabe destacar que el sector de la industria aporta algo
más de un cuarto del pib y emplea a casi un quinto de la
población económicamente activa; y se encuentra domi-
nado por grupos como Volvo, Scania, Ericsson, abb, As-
traZeneca, Electrolux, Ikea, y h&m. 86
86 Ibídem, p. 2.
87 Ibídem, p. 1.
428
trata de una organización que emplea a 3,000 personas y
utiliza a más de 2,000 diferentes proveedores de la industria
nacional y extranjera. Aunque se estima en cerca de 30,000
los empleados de la industria sueca de defensa.88
-Excelente sistema de Transporte y Comunicaciones. No
obstante su reducida población y gran extensión, Suecia
es un país tecnológicamente avanzado, con buenas in-
fraestructuras, incluido un sistema eficaz de transporte y
comunicaciones.89 En términos geopolíticos el posibilismo
humano ha vencido en Suecia a la naturaleza, al con-
tar con “[…] La red de carreteras […] bien desarrollada,
siguiendo también el triángulo de las grandes ciudades,
autopistas gratuitas y teniendo una conexión importante
hacia el norte. Las zonas extremadamente poco pobladas
disponen a menudo de excelentes carreteras principales,
construidas como obras de colaboración social con sub-
venciones del estado”.90
La comunidad internacional reconoce que el país cuenta
con una infraestructura bien desarrollada, con sistemas fe-
rroviarios y autopistas que conectan el sureste de alta densi-
dad de población con las regiones más remotas del norte.91
429
vilizar todas las fuerzas morales y materiales de la nación-;
lo que pretende influir sobre las percepciones de los po-
sibles adversarios, evitando que tomen un determinado
curso de acción. De esta manera, el valor agregado del
modelo sueco de defensa reside en su elevado poder de
disuasión.
Se trata, en otras palabras, del concepto estratégi-
co-militar basado en la guerra de desgaste; se fundamen-
ta, por tanto, en la prolongación de los conflictos. Su ob-
jetivo estratégico es el de forzar al ocupante a trabar una
guerra de extenuación contra una sociedad preparada
para una larga resistencia hasta echarlo del país.92 Tam-
bién, al negarle al enemigo la posibilidad de una victoria
rápida y relativamente poco costosa, en un primer ataque
se lo está disuadiendo.
De conformidad con la última versión de The Military
Balance, Suecia se prepara para garantizar la disuasión
en un ambiente regional enrarecido por las tensiones en
el Mar Báltico y la anexión rusa de Crimea, además de
la incertidumbre de la situación en la región del Donetz
en Ucrania, con el desarrollo y adquisición de nuevos
sistemas de armas -de la mano del incremento del pre-
supuesto de defensa 2016-2020-; fundamentalmente, 60
nuevos aviones Gripen (jas 39e) y submarinos a26, que se
sumarán a los 6 submarinos y 5 corbetas clase Visby en
92 General Sköld; en, Goñi (Editor) (1990: 199). “[…] Las operaciones
en contra de Suecia deberán costar al atacante un nivel de pérdidas
muy alto y exigirle mucho tiempo […] ”.
430
servicio,93 más dos corbetas clase Gävle que se someterán
a mejoras de mediana edad, proporcionándoles capaci-
dades antisubmarina, incluyendo sensores y sistemas de
mando y control.94
Tabla 34
Ideas directrices de la concepción de defensa total sueca
-Busca preservar su libertad de acción en un perspectiva a
largo plazo, por lo que se propone mantener una tradición
y una organización militares, en principio, como base de su
seguridad contra un futuro incierto.
-Concibe una baja probabilidad de que Suecia sea el objetivo
principal y exclusivo de cualquier ataque, ya que una agre-
sión en su contra se percibe como parte de una estrategia más
amplia.
-Privilegia la negociación, por lo que refuerza su posición
para negociar mediante mediadas en los planos de la defensa
civil y económica.
-Parte de la teoría del “ataque de recurso marginal”, en virtud
de la cual, en un ataque contra ella, el agresor sólo empleará
recursos marginales; y de la teoría de la “disuasión de costo
marginal”, en el entendido de que un posible ataque puede
ser evitado por la amenaza sueca de imponer costos margina-
les políticamente inaceptables al atacante.
-Considera que, de estallar un conflicto armado se verían
afectados todos los ciudadanos, por lo que todos los ciudada-
nos debe contribuir al esfuerzo bélico.
-Basa su diseño y preparación en la defensa total, tenaz y du-
radera, contra un ataque limitado.
-Pone el acento en la resistencia contra una invasión a partir
de los principios de la defensa territorial (potencia la instruc-
ción de defensa bajo condiciones locales).
-Desarrolla una rápida movilización y despliegue de comba-
tientes en puntos dispersos.
431
-Contempla la denominada “guerra libre” que no es sino de-
jar a los ciudadanos la iniciativa de resistencia armada contra
el agresor, para forzarlo a dispersar sus fuerzas.
Fuente: Swedish National Security Policy, Stockholm, años varios; y general
Sköld; en, Goñi (Editor) (1990: 197-209).
432
-La necesidad de una defensa psicológica adaptada a las
condiciones actuales, conservando las características de
una sociedad abierta y democrática con libertad de ex-
presión incluso en condiciones extraordinarias.
-El incremento de las capacidades de defensa cibernética,
incluyendo la protección de los sistemas vitales contra po-
sibles ataques.
-El aumento de los recursos de inteligencia, para respon-
der a los cambios del entorno de seguridad y poder seguir
una política exterior y de defensa independiente.
Es probable que los resultados de esta política sectorial
no se vislumbren hasta un horizonte temporal de mediano
o largo plazo, debido a que:98
El desarrollo de la capacidad militar en un contexto pu-
ramente nacional no alineado es también un proceso
largo. No se pueden desarrollar capacidades dentro de
unos meses o unos pocos años. Una decisión tomada
hoy para adquirir una nueva capacidad, junto con toda
la financiación necesaria, en la mayoría de los casos no
tendría ningún efecto antes de siete a diez años a partir
de ahora.
433
ductividad y calidad en el sector privado, deberían jalonar
el derrotero del siglo xxi de Suecia:100
[…] el auténtico reto en Suecia es mejorar la actua-
ción de las actividades estatales y asegurar que repor-
tan las máximas ventajas generales la industria sueca.
Cada organismo público sueco, además de sus funcio-
nes normales, debe estar guiado por un mandato que
le haga funcionar de un modo que estimule la innova-
ción y el dinamismo en el sector […] Será necesario
aumentar la productividad en los servicios que presta
el Estado y en otras areas para apoyar el crecimiento
de la productividad en la economía sueca […].
434
e internacionalista”,102 con un sistema de defensa total
como el sueco.
Además, tal parece que, de acuerdo a Informes del
Banco Mundial, los capitales humano, conformado por la
inversión en educación, salud, nutrición de las personas,
y social, integrado por los valores compartidos y las insti-
tuciones que permiten a una sociedad funcionar en armo-
nía, constituyen la única fuente de ventajas competitivas a
largo plazo; sobre todo en el caso de una potencia media
como Suecia,103 que aspira a asegurar su derrotero del ter-
cer milenio bajo el manto protector de una Europa unida.
En conclusión, su aparato estatal modernizado, ajusta-
do a Derecho, debería continuar velando por la preserva-
ción del “pacto social” que, hasta el día de la fecha, viene
garantizando -desde una perspectiva ciudadano céntrica-
la grandeza de Suecia.
435
Capítulo VII
Gráfica 3
Seguridad y desarrollo: su impacto mutuo
439
militar es un componente permanente y esencial del
poder nacional, el Estado debe hacer uso de su poder
económico para mantener una institución armada que
resguarde la seguridad nacional […].
440
Tampoco debe soslayarse que “El mismo poder militar
es un poder armado que está institucionalizando […]”.6
Mientras que para lograr el crecimiento de la riqueza
nacional, el Banco Mundial recomienda invertir en los ca-
pitales humano y social, al aceptar que la diferencia reside
en los intangibles:7
Mejorar el capital humano y social, llevando a cabo un
esfuerzo sostenido y vigorizándolo permanentemente,
en un clima de incremento de la eficiencia y al mis-
mo tiempo de la equidad, parecer ser una clave de las
sociedades más exitosas de las décadas recientes […].
Tabla 35
Tipos de capitales nacionales
-Activos naturales, sector primario de la economía, activida-
des extractivas.
-Activos producidos, sector secundario de la economía, acti-
vidades de transformación.
-Capital humano, conformado por la inversión en educa-
ción, salud y nutrición de la población.
-Capital social, integrado por los valores compartidos y las
instituciones que permiten a una sociedad funcionar.
Fuente: Elaborado con base en Banco Mundial, Informes, años varios, Was-
hington D.C.
6 Sarno, Hugo Gastón (1982: 87); ya que, para el mismo autor, “[…]
está sujeto a normas fijadas por una sociedad que le establece una
función permanente, misiones a llenar, un sistema de autoridad,
subordinación y disciplina, una organización, multiples dotaciones
materiales, un sistema de reclutamiento, bases todas ellas estables,
que producen una profesionalidad y dan origen a una vocación
militar, indisolublemente unida a la legalidad”.
7 Kliksberg, Bernardo (1996).
441
El capital social o dominio institucional para respetar el
pacto social, puede interpretarse así:8
El gobierno es el mecanismo que utilizamos para to-
mar decisiones comunes […] Constituye el medio por
el que prestamos servicios que benefician a toda la
población: defensa nacional, protección del ambiente,
protección policiaca, carreteras, diques, sistemas hi-
dráulicos. Es el medio por el que resolvemos los pro-
blemas colectivos […].
442
núcleo de la energía militar occidental a lo largo de los
siglos […]
La civilización occidental ha dado a la humanidad el
único sistema económico que funciona, una tradición
racionalista que por sí sola nos permite el progreso ma-
terial y tecnológico, la única estructura política que ga-
rantiza la libertad del individuo, un sistema ético y una
religión que extraen lo mejor de la humanidad, y la
guerra más letal que sea posible concebir. Esperemos
ser capaces de comprender por fin este legado.
443
damentales de las personas, así como mediante la pro-
moción del desarrollo económico y social, la inclusión
social, la educación y la lucha contra la pobreza, las
enfermedades y el hambre.
444
del Estado, por lo que conviene dar cuenta del contexto
en el que se insertan.
445
tricidas y el crecimiento de flagelos tales como el crimen
organizado transnacional y el terrorismo, que cuestionan
severamente tanto el monopolio estatal sobre la guerra,
como el monopolio legítimo de la fuerza tradicionalmen-
te detentado por el Estado. Actores transnacionales que
comparten, como común denominador, la ausencia de
respeto a la soberanía y fronteras nacionales.15
Gráfica 4
Curva de Riesgo
446
Tabla 36
Evolución histórica de la tasa de defunción de civiles o no comba-
tientes
Conflicto Armado Porcentaje de muerte de población civil
Primera guerra mundial 15 %
(1914-1918)
Segunda conflagración mun- 65 %
dial (1939-1945)
Conflictos armados actuales X>90 %
Fuente: Elaborado con base en; Stockholm International Peace Research
Institute (sipri), Yearbook (2007 y 2016). Ver, http://www.sipri.org.
447
También, suelen ser cada vez más comunes las llama-
das otras situaciones de violencia (osv), como disturbios y
tensiones internas, que ponen en entredicho el orden pú-
blico, la tranquilidad y la paz social. En general, se trata
de situaciones de violencia interna y emergencia pública,
caracterizadas por causar grave inestabilidad política y so-
cial y quebrantamientos sistemáticos de los derechos hu-
manos y por una aparente ausencia de reglas del derecho
internacional claramente aplicables, a las que se identifica
como “zonas grises” o “zonas de sombras”.18
Ambas manifestaciones de la violencia doméstica -ten-
siones y disturbios- no se consideran organizadas, ni al-
canzan la categoría o estatus de operación militar, pero
sus efectos humanitarios suelen ser más devastadores que
las propias guerras.19
En lo que respecta a los conflictos armados contempo-
ráneos, en primer lugar se caracterizan por la dificultad
de distinguir entre guerra (que supone el enfrentamiento
entre Estados o grupos armados organizados), crimen or-
ganizado (grupos de carácter privado, que suelen utilizar
la violencia para maximizar sus ganancias o utilidades), y
quebrantamiento, a gran escala, de los derechos humanos
(que afecta a colectivos importantes de personas).20
De donde, en la práctica, resulta difícil diferenciar entre
lo público y lo privado, lo estatal y lo no estatal, lo formal
448
y lo informal, lo que se lleva a cabo por motivos políticos o
económicos.21
Münkler coincide con esta apreciación, al afirmar que
la violencia bélica y la criminalidad organizada se esfu-
man la una en la otra, y a menudo resulta muy difícil dis-
tinguir entre las grandes organizaciones criminales que
adoptan el disfraz de la reivindicación política y los restos
de antiguos ejércitos o los secuaces armados de un señor
de la guerra que se mantienen mediante el pillaje y el co-
mercio con productos ilegales.22
El lector se encuentra frente a los conflictos arma-
dos de cuarta generación, de cuyas notas esenciales da
cuenta el mismo profesor de la Universidad Humboldt
de Berlín: 23
Las nuevas guerras […] se caracterizan principalmen-
te por dos cambios acontecidos, que a la vez las distin-
guen de las guerras entre Estados de la época anterior:
por una parte, mediante la privatización y la comer-
cialización, es decir, por la introducción en el acaecer
bélico de actores a los que mueven más motivos econó-
micos que políticos y, por otra parte, por la asimetriza-
ción, es decir, por el choque de estrategias militares y
racionalidades políticas dispares en principio que, pese
a todos los esfuerzos que se han hecho en los últimos
tiempos, escapan a toda regulación y limitación basa-
da en el Derecho internacional […].
449
Tabla 37
Características seleccionadas de los conflictos armados de cuarta
generación
Característica Significado
Diferencia abismal entre el
Asimetría poder y la tecnología bélica
de los países desarrollados y
los periféricos y los actores
no gubernamentales.
Actores no estatales que ha-
cen de la guerra un negocio
lucrativo, mediante la priva-
Privatización tización de las utilidades y la
socialización de los costos, así
como pérdida del monopolio
estatal sobre la guerra.
Se diluye la distinción en-
tre civiles y militares y se
Desmilitarización verifica un regreso de los
mercenarios, milicianos y
las compañías militares y de
seguridad privadas.
Propaganda como arma
estratégica y operacional
Información dominante en la Era de la In-
formación; empleo de densas
redes de comunicaciones.
Fuente: Elaborado con base en; Libicki, Martin C. (1999); Delmas, Philippe
(1996); y, Sohr, Raúl (2000).
450
Para un estudioso del tema, se trata de la guerra de cuarta
generación, que:24
[…] emplea todas las redes disponibles -políticas, eco-
nómicas, sociales y militares- para convencer a los en-
cargados vde tomar decisiones políticas por parte del
enemigo, de que los objetivos estratégicos son ya sea
demasiado costosos o bien inalcanzables en relación
con los beneficios por percibir. Es una forma desarro-
llada de la insurgencia.
451
no requiere de una preparación especial.
- Constituyen el resultado de una racionalidad económi-
ca utilitaria.
- Son de naturaleza intrasocial, aunque presentan la
tendencia a sobrepasar los límites territoriales de ori-
gen y a convertirse en transnacionales.
- Se erigen en causa de desestabilización del orden in-
ternacional.
Otro factor contribuyente de gran peso es el apoyo de ac-
tores externos al drama que supone todo conflicto arma-
do de esta naturaleza:27
Las intervenciones militares en los conflictos inter-
nos de otros estados se han más que doblado desde
septiembre de 2001, y en los últimos años se ha ten-
dido a aumentar el contingente de soldados sobre el
terreno. El apoyo exterior es una variable esencial en
la dinámica de los conflictos: a menudo recrudece el
conflicto, alarga los enfrentamientos e incrementa las
dificultades para llegar a una solución negociada […]
La investigación del apoyo exterior en guerras civiles
demuestra cómo han cambiado los patrones de apo-
yo. Dos conflictos armados actuales -Siria y Ucrania-
ejemplifican por qué las guerras civiles no suelen ser
solo asuntos internos y también ilustran tipos de con-
flictos radicalmente diferentes, en parte debido al tipo
de apoyo exterior recibido.
452
Tabla 38
Características esenciales de las guerras de la tercera ola
-El saber, el conocimiento intensivo, la información, constitu-
ye el recurso crucial de la capacidad de destrucción.
-Los componentes decisivos del poder militar son valores in-
tangibles o difícilmente mensurables.
-Desmasificación, dado que las herramientas inteligentes en
la economía producen armas inteligentes para la guerra.
-Precisión, a la luz de la capacidad de destrucción individua-
lizada, hecha a la medida para reducir al mínimo el daño
colateral.
-Escala, cuyo significado es el de operaciones con unidades
más pequeñas, portadoras de tecnología inteligente y com-
petitivas.
-Trabajo, ésto es, armas inteligentes requieren soldados inte-
ligentes.
-Antepone los factores temporales a los espaciales: la guerra
se orquesta en el tiempo y se integra matemáticamente.
-Sincronización, al poner el énfasis en la velocidad de des-
pliegue, en la maniobra, movilidad e integración de las ope-
raciones.
-Sorpresa, que se alcanza mediante la destrucción de los me-
dios de mando y control.
-Coordinación entre pueblo e instituciones y entre fuerzas
exige más información, así como comunicación instantánea.
-Ejércitos de base mental, verdaderos “sistemas pensantes”.
-Innovación, con alto nivel de iniciativa.
-Organizaciones marcadamente flexibles, en las que la autori-
dad decisiva desciende al nivel más bajo posible.
-Integración de los sistemas militares, con retroinformación
interna, comunicaciones y capacidad automática de adapta-
ción.
-Infraestructura vasta y ramificada (“sistema nervioso”). Re-
des electrónicas de información.
-Aceleración, al incrementar la velocidad de la actividad béli-
ca. Información en tiempo real.
Fuente: Elaborado con base en; Toffler, Alvin and Heidi (1994: 73-103).
453
Estas ventajas de los países centrales son, a su vez, sus vul-
nerabilidades:28
Hoy en día una de las fortalezas de las sociedades de
Occidente es al mismo tiempo una debilidad, es decir,
las sociedades desarrolladas y altamente tecnificadas
dependen en extremo de una serie de servicios esen-
ciales, sin los cuales no hay capacidad de subsistencia.
454
diferentes esferas de la guerra es lo que Hoffman de-
nomina conflicto híbrido y que se manifiesta en la co-
existencia de armamento, tácticas y combatientes muy
heterogéneos.
455
que lo supera. En las sociedades “posheroicas” occiden-
tales -incluyendo a Israel- el máximo valor es la preserva-
ción de la vida humana, en contraste con las sociedades
“heroicas” que apelan al espíritu del martirio, al alentar
-además de la práctica sistemática de “escudos humanos”
con la población civil- a ataques suicidas de terroristas que
usan sus propios cuerpos como armas y vinculan el éxito
del atentado a su propia y segura muerte, es decir, para
compensar su inferioridad militar, renuncian a cualquier
posibilidad de sobrevivir.32
Para un académico de la Universidad de Barcelona,
tanto los actores estatales de menor grado de desarrollo
relativo como los no estatales suelen recurrir a la combi-
nación de hasta cuatro “pilares”, integrado por fuerzas
convencionales, tropas irregulares, acciones terroristas y
crimen organizado, a lo que se suma su incursión por el
ciberespacio: “[…] La capacidad de esos pilares para ac-
tuar de forma simultánea en el nivel operacional para así
alcanzar el mismo objetivo estratégico es cada vez más
evidente, de modo que las sinergias obtenidas son perse-
guidas de modo deliberado y no sólo funcional”.33
Dada la tradición de la cultura occidental, esta modali-
dad de guerra del siglo xxi trae aparejados dilemas como,
por ejemplo, el hecho de que “[…] Un terrorista puede
abrir el vientre de una mujer embarazada pero un gobier-
no no puede detener a un sospechoso sin juzgarlo […]”.34
456
En un estudio posterior se sintetiza así el significado de
este tipo de guerra de nuevo cuño:35
Los países no occidentales han desarrollado una nueva
forma de guerra híbrida para hacer frente a la superiori-
dad militar convencional de las grandes potencias. Una
estrategia que reside en explotar los puntos débiles de
estos últimos, muchos de los cuales son principalmen-
te de carácter civil y psicológico que no militar y que
radican fundamentalmente en los campos cognitivos y
moral […] De manera genérica, se entiende por guerra
híbrida aquella que utiliza medios simétricos y asimé-
tricos coordinados en tiempo, espacio y propósito para
alcanzar el estado final deseado, uniendo los niveles de
conducción táctico, operacional y estratégico.
457
En contraste, del análisis de los sistemas y políticas de
defensa de Japón y Suecia, se pueden extraer valiosas en-
señanzas, que dan cuenta de la evolución y madurez de
ambos casos en un mundo en plena transformación:
1. Los países desarrollados, en general, se caracterizan por
la coherencia, permanencia y continuidad en las sucesi-
vas políticas de seguridad y defensa nacional, así como
en el estricto apego a las normas vigentes, dando por
hecho que tanto la función de defensa como el poder mi-
litar constituyen dos componentes permanentes y esen-
ciales de la organización del Estado-nación moderno.
El desarrollo de la capacidad militar, a partir de la iden-
tificación de los riesgos y amenazas y bajo una planea-
ción prospectiva, es un proceso largo con resultados que
se hacen sentir en el mediano y largo plazo. Seguridad
y defensa son concebidas como políticas de Estado, al
margen de la coyuntura, vaivenes y resultados políti-
co-electorales y del partido político en el poder, y bajo la
guía de un proyecto de nación.37 Independientemente de
quien se encuentre ejerciendo el poder, la preservación
de los intereses y objetivos nacionales -consagrados en
la Ley Suprema de la Nación- es una obligación que se
le impone al mandatario y que, por ende, debe cumplir.
458
Recapitulando, se entiende a la seguridad y defensa na-
cional como materias vitalmente necesarias para el Es-
tado-nación, de carácter suprapartidario, integral (por
comprometer a todos los componentes del poder de la
nación) y permanente, es decir, políticas esenciales de
largo plazo, que trascienden a los gobiernos de turno;
como una verdadera política de Estado.
2. Sin embargo, la flexibilidad y adaptación a las cam-
biantes circunstancias del entorno constituye una lec-
ción adicional de las potencias centrales y medias a
tener en cuenta; en el caso de Japón, se verifica una
evolución que va de la Agencia de Defensa y las fuer-
zas de autodefensa, bajo el paraguas de seguridad pro-
porcionado por Estados Unidos, hasta la emergencia
del Ministerio de Defensa -primus inter pares con las
otras carteras- y la reinterpretación de la letra y espí-
ritu de la Constitución, con la consagración de nuevas
misiones para su instrumento militar que incluye la
proyección del poder nacional nipón.
Suecia, por su parte, como ejemplo de Estado-nación
que logra conciliar las dos utopías de la humanidad,
libertad e igualdad, rompe con la inercia de dos déca-
das de un gasto militar relativamente bajo, para apos-
tar por nuevas capacidades de defensa y restablecer la
conscripción -nota esencial de su doctrina de defensa
total, como país neutral- en el marco de un escenario
regional e internacional enrarecido por la iniciativa es-
tratégica de Rusia en los últimos años, como actor im-
predecible del tablero mundial. Esto significa que, más
459
allá de la vigencia de un proyecto de nación, la diná-
mica regional e internacional, impone una flexibilidad
de pensamiento y acción, para adaptarse y anticiparse
a los escenarios a futuro.38
3. Ambos, Japón y Suecia, son los Estados miembros de
la onu con mayor participación y experiencia en mi-
siones de paz bajo mandato del Consejo de Seguridad
(cs) de dicho organismo internacional. Desde hace
décadas, efectivos militares nipones y suecos, integran
fuerzas de paz de la onu (cascos azules), fundamental-
mente en cumplimiento de resoluciones adoptadas por
el cs de la onu.
Se trata de responder al compromiso asumido por el
sólo hecho de ser integrantes de la onu, en el marco
del capítulo vii (seguridad colectiva) de la Carta de San
Francisco, que exceptúa la proscripción de la amenaza
o el uso de la fuerza en las relaciones internaciona-
les (jus ad bellum), cuando la comunidad internacional
considera que la paz y la seguridad internacionales se
encuentran gravemente puestas en entredicho y, por
ende, es necesario intervenir. Esta posición -compar-
tida por ambos Estados-nación- guarda coherencia
con el derecho de injerencia, enarbolado por los países
desarrollados, por ejemplo, ante situaciones de sufri-
miento masivo (injerencia humanitaria) o de violación
sistemática de los derechos humanos.
460
Tabla 39
Situaciones en las que la “intervención” de la ONU resulta actual-
mente aceptable
-Medidas de coerción establecidas en el Capítulo vii de la
Carta de San Francisco.
-Cuando el Estado en cuestión da su consentimiento a la in-
tervención de la onu en los campos que pertenecen a la juris-
dicción interna (vg. observación y vigilancia de los procesos
electorales).
-Cuando un conflicto interno toma una dimensión interna-
cional que es, además, admitida por las facciones en el inte-
rior del país (vg. Campuchea y Afganistán)
-Cuando la Comisión de los Derechos del Hombre o la Asam-
blea General de la onu condenan a un país por violación de
los derechos del hombre.
Fuente: Elaborado con base en, Reinoso Pereira, Cristina Isabel (1995: 19-38).
461
Japón como Suecia, abandonan así un perfil bajo y de
dominio del soft power en las relaciones internacionales
para apoyarse en las capacidades y recursos de la otan
462
versidades de mayor prestigio y reconocimiento y, en ge-
neral, con cargos y posiciones de funcionarios públicos
de los cuerpos superiores de la administración pública
obtenidos por concursos públicos de oposición y tras ha-
ber superado cursos en escuelas o centros de formación
del propio Estado (merit system).
Gráfica 5
Relaciones civiles-militares
463
en dichas políticas públicas, que va más allá de la mera
discusión y aprobación del Presupuesto de egresos, con
capacidad de estudio y generación de políticas, segui-
miento y supervisión de su cumplimiento, transparencia
y rendición de cuentas, así como comparecencias de fun-
cionarios públicos, incluyendo a mandos de las fuerzas
armadas.
En rigor, se suele presentar una tendencia, por parte
de los políticos, a invadir la esfera de competencias del
instrumento militar y, simultáneamente, de los unifor-
mados en hacer lo propio en la dimensión política que
los dirige. La clave es encontrar el punto de inflexión o
de equilibro entre ambas áreas, y evitar la irrupción de
una en otra.
5. Se reconoce la importancia clave de desarrollar un sis-
tema de inteligencia estratégica para dotar de racio-
nalidad al proceso de toma de decisiones al más alto
nivel de conducción política, que, en palabras de un
catedrático mexicano:41
[…] Es en sí el conocimiento del ambiente, sus condi-
ciones e intencionalidades, con la finalidad de prever,
anticipar y sentar las bases para la toma de decisio-
nes. En efecto, la inteligencia puede definirse como
el conocimiento anticipado referido a las capacida-
des, vulnerabilidades y probables cursos de acción del
ambiente externo y sus efectos sobre la organización,
además de los factores internos que puedan afectar a
nuestras estructuras.
464
Aparato de seguridad-inteligencia que en un Estado de-
mocrático de Derecho debería reunir, como mínimo, los
siguientes requisitos legales:42
- Establecimiento de mecanismos sociales de super-
visión y control.
- Separación de las funciones de inteligencia y ope-
ración.
- División de los servicios entre los que se ocupan de
asuntos internos del país y los que manejan asuntos
externos.
- Establecimiento de mecanismos e instancias coor-
dinadoras.
- Contar con funcionarios de carrera.
- Existencia de leyes e instituciones que permitan a
los ciudadanos defenderse.
465
También, y no por ello de menor importancia, el ca-
rácter “estratégico” de dicha inteligencia viene dado por
el entorno de incertibumbre que domina el escenario
nacional, regional e internacional, así como por la natu-
raleza de los riesgos y amenazas a la seguridad nacional
emergentes, tales como el terrorismo internacional, la
proliferación de armas de destrucción masiva, el deterio-
ro del medio ambiente, el cambio climático y los desastres
naturales, el crimen organizado transnacional (en parti-
cular, el narcotráfico, el tráfico ilícito de armas, el tráfico
de personas y el lavado de dinero o blanqueo de bienes
y capitales), de la mano de la globalización y las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación.
Adicionalmente, un país no puede prescindir de la in-
teligencia militar, cuyos contenidos y alcances dependerán
de las misiones y funciones que le fije el marco normati-
vo; tratándose de países con tradición democrática, dicha
inteligencia se concentra en los enemigos externos y sólo
como excepción en los internos, ya que se cuenta con un
aparato de seguridad-inteligencia de carácter civil enfo-
cado a aquellos actores que se encuentran dentro de las
fronteras nacionales.
A partir de los exitosos atentados terroristas del 11 de
septiembre de 2001, la inteligencia -estratégica, táctica y
operativa- cobra una mayor importancia relativa en oc-
cidente, destinándose mayores recursos que en el pasado
histórico. La complejidad y los nuevos problemas de se-
guridad vienen dados por un conjunto de factores tales
como la ausencia de un enemigo geográficamente loca-
466
lizado, la existencia de adversarios potenciales difíciles
de identificar, la aparición de amenazas que no son de
carácter militar, y que requieren respuestas no tradicio-
nales. De esta forma, los métodos militares de garantizar
la seguridad nacional van, objetivamente, cediendo paso
ante los métodos políticos y económicos:44
[…] los estados, si bien continúan tomando parte en el
tradicional juego de la competencia diplomática y es-
tratégica, se ven ahora envueltos en una intensa com-
petencia por el poder económico y financiero que no
lleva aparejada el uso de la fuerza.
467
defensa consagrado en el artículo 51 de la Carta de la onu
(cai) y, de manera complementaria, de los compromisos
internacionales asumidos por el Estado-nación, como por
ejemplo, por ser miembro de la onu (seguridad colectiva).
A lo que se suma, el posible enfrentamiento a grupos
que postulan la lucha armada para la toma del poder, es
decir, el combate a movimientos insurgentes, guerra revolu-
cionaria y guerra de guerrillas (cani). Así lo reconoce el Co-
mité Internacional de la Cruz Roja (cicr), al señalar que:
“La función normal de las fuerzas armadas de un Estado es
defender el territorio nacional contra las amenazas exter-
nas (conflictos armados internacionales) y afrontar situacio-
nes de conflicto armado interno (no internacional) […]”.45
La preservación de la soberanía y del patrimonio geo-
gráfico nacional es, por ende, una de las misiones tradi-
cionales de los militares, que suele extenderse -bajo la
idea-fuerza de la disuasión- a la presencia física de cuar-
teles e instalaciones castrenses en las cercanías de los es-
pacios donde existen recursos estratégicos o de gran valor,
puesto que:46
[…] las guerras del futuro se harán, principalmente,
por la posesión y el control de unos bienes económica-
mente vitales, y más particularmente, por los recursos
que precisan las modernas sociedades industriales para
funcionar […] durante los años próximos, las guerras
por los recursos van a ser el rasgo más característico
del entorno mundial de la seguridad […].
468
En aquellos países con mayor tradición democrática, exis-
te una clara diferenciación entre la defensa nacional y la
seguridad pública o interior,47 puesto que “El primero y
principal objeto de un ejército es, por supuesto, la defensa
contra enemigos externos”.48
No obstante, tanto Japón como Suecia, contemplan
también la participación de sus fuerzas armadas en el ám-
bito de la defensa civil (protección civil), ante situaciones
de desastre natural o socio-organizativo, lo que en ambos
casos ha contribuido a generar una imagen social positi-
va; misión atípica de los militares orientada a salvar vidas
humanas y reconstruir las zonas siniestradas o afectadas,
al erigirse en las únicas instituciones con los recursos, des-
pliegue y aprestamiento, capacidades, polivalencia y cele-
ridad, para actuar rápidamente.
Ahora bien, en los países centrales sólo se reconocen
dos categorías de seguridad: nacional (de carácter Esta-
do-céntrico, y en la que se inserta la defensa nacional) e
interior o pública (de naturaleza ciudadano-céntrica), y
sólo de manera excepcional y mediante la declaratoria
del estado de excepción, sitio o emergencia, el Poder
Legislativo puede autorizar la participación de las fuer-
zas armadas en misiones y funciones vinculadas a esta
última.
Por lo tanto, en casos excepcionales -como otras situa-
ciones de violencia interna (osv), el propio cicr acepta
que las fuerzas armadas sean empeñadas o comprometi-
469
das, siempre y cuando se declare el estado de excepción:49
[…] en algunas ocasiones, se requiere que las fuerzas
armadas presten asistencia a las autoridades civiles
para hacer frente a niveles de violencia más bajos, que
pueden caracterizarse como disturbios internos y otras
situaciones de violencia interna […] En casos extre-
mos, los disturbios internos y otras situaciones de vio-
lencia interna pueden dar lugar a situaciones que re-
presentan una amenaza a la vida de la nación e incitan
al gobierno a proclamar el estado de excepción […] El
estado de excepción debe ser declarado oficialmente
por el organismo nacional competente. Ello permite
a la población conocer exactamente el ámbito de apli-
cación material, territorial y temporal de las medidas
de excepción y previene las suspensiones de facto, así
como las posteriores tentativas de justificar violaciones
de los derechos humanos.
470
ejército: Japón, por su condición insular, fragmentación
y dependencia de la libre navegación por la vía maríti-
ma, y Suecia por su extenso litoral marítimo y el papel
que se le reconoce en el contexto regional del mar Báltico.
Aunque desde hace poco más de dos décadas, se alerta
sobre la naturaleza de los conflictos armados a futuro, y
sobre la necesidad de otorgar prioridad a las armadas y
fuerzas aéreas (incluyendo la carrera espacial y el dominio
del ciberespacio); por lo que se reconoce la potencia de la
marina de guerra de un país como factor determinante
para sostener la política exterior, así como para preservar
los intereses económicos propios al proteger sus rutas ma-
rítimas comerciales y su zona económica exclusiva.50
Cabe destacar que la creciente complejidad de las ar-
mas, medios de comunicación, de transporte y compu-
tacionales -producto de los avances científicos y tecnoló-
gicos- impone una transformación en la composición de
ambos instrumentos militares, que puede sintetizarse en
la demanda de mayor proporción de personal cualificado
y especialistas (tanto de soldados y marinos regulares o
profesionales, como de personal auxiliar técnico), para ga-
rantizar el manejo y dominio del cada vez más complejo
sistema de armas, de comunicaciones, de transportes y de
cómputo. Dicho en otras palabras, sistemas de armas “in-
teligentes” y complejos (“armas inteligentes requieren sol-
471
dados inteligentes”51), así como sensores, exigen personal
idóneo, especializado, capaz de dominarlos, cuya función
es larga y costosa. Tratándose del ejército, Suecia restable-
ce el reclutamiento obligatorio tras 17 años de suspensión,
al reconocer que existen funciones castrenses que pueden
ser desempeñadas por conscriptos y reservistas.
La variable costos continúa ejerciendo una presión so-
bre el gasto militar que, al igual que el resto de las políticas
sectoriales, debe utilizarse con eficiencia y eficacia; el de-
safío descansa, entonces, en lograr resultados organizacio-
nales a menor costo a través de:52
-eliminar lo innecesario, es decir, desburocratizar a las
fuerzas armadas;
-centralizar el C4 I (comando, control, comunicaciones,
computación e inteligencia);
-apostar por la conjuntez, la polivalencia de las capacida-
des e interoperabilidad, incluso con otros países;
-poner el acento en la calidad, en particular en los facto-
res cualitativos no materiales del poder militar, aunque sin
disminuir lo cuantitativo a niveles que pueden esterilizar
lo cualitativo.
Para el brigadier (retirado) chileno Jaime García Co-
varrubias, el impacto de estos ajustes se hace sentir dentro
de las propias instituciones castrenses:53
La modificación de roles y funciones al interior de las
fuerzas militares demanda también una transforma-
ción en sus estructuras al igual que ocurre con cual-
472
quier organización pública o privada, exigiendo por
un lado, la racionalización de sus procedimientos de
toma de decisiones, la aplicación de técnicas y herra-
mientas modernas de administración y de gestión de
recursos, y por otro, la reestructuración de las institu-
ciones del sector defensa.
473
La necesidad de producir de manera autónoma sistemas
de defensa ha dado lugar a un gran nivel de competen-
cia técnica en beneficio de las fuerzas armadas suecas,
que incluye la capacidad de desarrollar y fabricar avio-
nes de combate y vehículos de alta calidad, submarinos,
sistemas de radar y sistemas de mando y control, entre
otros.55 Ejemplo de ello es el Proyecto Visby, de corbe-
tas que combinan varias características originales que
les permiten abordar una serie de misiones de combate
con un riesgo mínimo de ser detectadas; se trata de la
apuesta por el desarrollo de las denominadas tecnolo-
gías furtivas (‘stealth’), es decir, un paquete de medidas
destinadas a reducir las posibilidades de detección del
buque por radares enemigos. De forma tal que los tra-
bajadores de la empresa sueca Kockums logran botar
el primer buque de guerra del mundo que reúne todas
las características de la tecnología ‘stealth’. La corbeta
Visby tiene 73 metros de eslora, 10.4 de manga, 2.4 me-
tros de calado y puede desarrollar una velocidad de 35
nudos. La nave está construida casi totalmente en fibra
de carbono, el mismo material utilizado en los chasises
de los autos de Fórmula Uno y los cascos de los yates de
carreras. La fibra es más liviana que el acero y la Visby,
de 640 toneladas de desplazamiento, pesa la mitad que
una corbeta convencional.56
Japón no se queda atrás, ya que, siguiendo una fuente
rusa: “[…] durante muchos años aplicó una política de
474
“autosuficiencia” en materia de industria militar. Las
necesidades de armamento de las Fuerzas Armadas na-
cionales están cubiertas en actualidad con las armas fa-
bricadas en Japón, diseñadas en el mismo país o produ-
cidas bajo licencia de Estados Unidos […] Los sistemas
de armas que produce Japón, entre ellos los aviones de
combate, misiles aire-aire, submarinos, tanques y otros,
corresponden a los estándares más modernos a nivel
mundial. Durante decenios, el país asiático desarrolló
su industria de defensa a costa de grandes sacrificios fi-
nancieros. La renuncia a la exportación y un ejército
reducido limitaban la producción de armamento a pe-
queñas series”.57
Al levantarse las restricciones a las exportaciones de
armas, los productores japoneses están en condiciones de
intensificar su cooperación con la Unión Americana y el
Viejo Mundo. De hecho, Japón incrementó, en términos
reales, la venta de armas de 2014 a 2015 en un 14.7%.58
La experiencia única que posee Japón en materia de in-
dustria electrónica, construcción de motores y materiales
modernos, puede canalizarse a la fabricación de sistemas
de armas; ejemplo de ello son los 4 satélites de fabrica-
ción propia con los que cuenta.59 Recientemente, Japón
accede a cooperar con Gran Bretaña en el Proyecto cono-
cido como jnaam (Joint New Air-to-Air Missile), es decir,
desarrollo de un cohete para cazas de última generación:
475
“[…] Para el desarrollo de este misil se tomaron como
base las tecnologías del cohete Meteor, desarrolladas an-
teriormente por seis países europeos, y del aam-4, del que
están dotados los cazas nipones f-15 […] El nuevo misil
combinará en sí el largo alcance del Meteor y la gran pre-
cisión del guiado del aam-4 […] El Gobierno japonés pla-
nea dotar de los cohetes jnaam los novísimos cazas furtivos
f-35 Lightning ii”.60
De donde, otra enseñanza de los modelos de defensa
japonés y sueco estriba en su esfuerzo histórico por de-
sarrollar una industria militar propia, con el objeto de
evitar las dependencias críticas. La tradición y trayectoria
de una poderosa base industrial permite, en ambos casos,
aprovechar la llamada tecnología dual, para canalizar los
avances en i + d de la industria civil hacia fines bélicos.
El acercamiento y el interés real de cooperar con Estados
Unidos y la Unión Europea, parece indicar que en el fu-
turo Japón y Suecia producirán sistemas de armas bajo
esquemas de alianzas estratégicas con industrias arma-
mentistas estadounidenses y europeas.
476
no existen modelos o sistemas de defensa “químicamente
puros”, adaptables a cualquier circunstancia y lugar; an-
tes bien, el origen y evolución histórica de los institutos
armados, la situación y modalidad del sistema político que
los gobierna, la capacidad de generación y distribución de
riqueza de la sociedad, el proyecto de nación vigente o la
ausencia de éste, el contexto internacional dominante, los
intereses nacionales a promover, la concepción de la segu-
ridad nacional y la percepción de las amenazas, así como
las hipótesis de conflicto, guerra y confluencia generadas
por el poder político, determinan y moldean un determi-
nado patrón militar.61
477
nisterios: la Secretaría de la Defensa Nacional (sedena,
por sus siglas) y la Secretaría de Marina (semar, por sus
siglas),63 cuyos titulares son militares en activo: general
de división, diplomado de estado mayor, y almirante del
cuerpo general, diplomado de estado mayor, respectiva-
mente. Si la sedena incorpora al Ejército y Fuerza Aé-
rea, la semar hace lo propio con la Armada o Marina de
Guerra.64
De ahí que en México son los propios uniformados los
que establecen la política sectorial, al margen de cualquier
intervención del poder político. Esto significa que gozan
de una gran autonomía relativa, ante la ausencia de la
autoridad civil en asuntos de defensa. Esta situación es
herencia de la Revolución de 1910; del establecimiento
de un pacto cívico-militar no escrito,65 una vez cesadas
las hostilidades, integrado por dos reglas fundamentales:
a) los militares cederían el poder a la burocracia civil (a
la llamada “familia revolucionaria”), subordinándose al
poder civil y serían los “guardianes de la Revolución”; y,
b) a cambio del respeto a la institución castrense y a la
478
cesión de autonomía en materia legal, organizacional y
presupuestaria.66
Así, “[...] desde 1920, las flamantes fuerzas armadas
juegan un rol clave en el proceso de unificación económi-
ca, política e ideológica del Estado-nación posrevolucio-
nario, mediante la centralización del poder y ejerciendo
un control político-militar sobre todos los caudillos arma-
dos”67 y, a partir de 1946, cediendo gradualmente el poder
a los políticos civiles. Esto dio como resultado la estabili-
dad política del país, proporcionando: “[...] un ejemplo
único de un liderazgo militar que se transformó en una
élite política civil, transfiriendo simultáneamente la base
del poder del ejército a un estado civil”.68
La “lealtad institucional” constituye uno de los puntos
contemplados en el decálogo que un sector de las pro-
pias fuerzas armadas mexicanas distribuyeron durante el
desarrollo de la xxviii Reunión anual de Embajadores y
Cónsules (rec 2017), celebrada en la Ciudad de México
del 9 al 11 de enero de 2017.69
479
En contrapartida, los institutos armados logran con-
solidar la preservación de un conjunto de prerrogativas
y privilegios, así como alejar el fantasma de la necesaria
reforma militar en la agenda de reforma del Estado; con
lo que se hace sentir la autonomía del componente militar
mexicano. De esta manera, las fuerzas armadas -en tanto
institución, gozan en México de altas prerrogativas,70 de
las que destacan:
- La expansión de su rol, en el mantenimiento de la ley
y el orden interno.
- La coordinación del sistema de defensa.
- El ejercicio del control del sector defensa en manos de
los propios uniformados.
- El monopolio del planeamiento sectorial.
- La autonomía en la administración de sus recursos y
en el ejercicio del gasto militar.
- La participación en el Consejo de Seguridad Nacional.
- La participación en el Consejo Nacional de Seguridad
Pública.
- La ausencia de una tradición legislativa en asuntos de
defensa, ya que el Poder Legislativo se limita a aprobar
o desaprobar el presupuesto presentado por el Poder
Ejecutivo, y las fuerzas armadas prácticamente casi
nunca proveen información detallada acerca del sector
defensa al Congreso.71
480
- La discrecionalidad en la promoción de oficiales supe-
riores.
Otro rasgo digno de mención es la mal llamada Fuerza
Aérea:72 creada como Aviación Militar73 por acuerdo del 5
de febrero de 1915, por el entonces primer jefe del Ejérci-
to Constitucionalista, Venustiano Carranza, como quinta
arma del Ejército. A la fecha no existe como Fuerza Aé-
rea sino en su denominación, puesto que el componente
aéreo carece de autonomía y se encuentra subordinado al
Ejército; por lo tanto, en rigor en México lo que existe es
una especie de aviación de ejército.
La atipicidad del instrumento militar también reside
en la ausencia de integración y doctrina conjunta en-
tre las fuerzas armadas: no existe un Estado Mayor o
Comando conjunto, se registran escasas operaciones de
adiestramiento o ejercicios conjuntos; tampoco se veri-
fica una logística organizada y conducida con criterio
conjunto.74
Por su parte, la multiplicidad de misiones constituye
otra característica que las separa del resto de sus pares del
hemisferio:
[...] la Secretaría de la Defensa Nacional juega un pa-
pel esencial dentro del contexto de la Defensa Exterior
de la Federación, a fin de preservar la integridad, la
independencia y la soberanía de la nación; así como,
coadyuvar en la Seguridad Interior del país para man-
tener el orden constitucional y el fortalecimiento de las
481
instituciones democráticas de gobierno [...] El carácter
social de las Fuerzas Armadas las identifica como un
Ejército de paz, por su entrega y compromiso con el
pueblo de México en casos de necesidades públicas.
Asimismo, por el apoyo inmediato a la población en
casos de desastres, lo que les ha valido ganarse el reco-
nocimiento íntegro y el aprecio de la ciudadanía [...]
las Fuerzas Armadas han permanecido desplegadas en
forma permanente en todo el territorio nacional y con
mayor densidad en las áreas más álgidas del país, en
coadyuvancia a las autoridades responsables de la se-
guridad pública de los tres órdenes de gobierno.75
Los objetivos y estrategias de nuestra Institución están
encaminados al fortalecimiento del Poder Naval de la
Federación para la Defensa Exterior y coadyuvar en
la Seguridad Interior en actividades de Seguridad Na-
cional.
Por lo que, el empleo del Poder Naval se materializa a
través de Operaciones Navales, que contribuyen en la
preservación de la paz, independencia, soberanía na-
cional y en el mantenimiento del orden constitucional;
así como en la salvaguarda de la vida humana en la
mar, conservación de instalaciones estratégicas y en el
apoyo a la población en casos y zonas de desastres.76
482
Por otra parte, debido a que las misiones del instru-
mento militar están orientadas a la atención del frente
interno, en tiempos de paz la división territorial militar
responde al siguiente patrón:77 [...] principalmente a ne-
cesidades de orden interno y se basa en factores de índole
política y económica [...].
Treinta y tres años después, el programa sectorial de
la sedena señala que:78 [...] La cobertura del territorio na-
cional se lleva a cabo mediante una División Territorial
Militar que en tiempo de paz responde principalmente a
necesidades de orden interno y se basa en factores de ín-
dole político, económico y social [...].
Esto se traduce en el despliegue del Ejército -principal
fuerza armada de México- que abarca toda la geografía
nacional, bajo la doctrina de la defensa territorial:79
- Primacía de la guerra terrestre sobre la naval y la aé-
rea.
483
- Guerra defensiva, de resistencia prolongada, conduci-
da con los recursos propios.
De donde se divide el país “[...] en 12 Regiones Mi-
litares, que agrupan 46 Zonas Militares, que a su vez
se dividen en Sectores y Subsectores Militares, a fin de
mantener una cobertura permanente de todo el territo-
rio nacional”.80
Mención especial merece el proceso de militarización
de la seguridad pública, lo que se explica, entre otras, por
las siguientes razones:81
a) por el fracaso, tanto de las políticas criminales
como del sistema de justicia penal, incluyendo a sus
principales operadores, las instituciones policiales;
b) por el dominio del denominado populismo puniti-
vo, es decir, el discurso de mano dura y tolerancia
cero;
c) por la existencia de una tradición histórica de los
militares y marinos mexicanos de desempeñar mi-
siones y funciones de naturaleza policial, a la luz de
su propio naturaleza y de decisiones de los sucesi-
vos titulares del Poder Ejecutivo de la Fedración,
comandantes supremos;
d) por el innegable atractivo que ejercen las fuerzas
armadas en tanto institución, de la mano de su pro-
fesionalismo, disciplina, espíritu de cuerpo, movili-
dad, polivalencia y sistema de armas;
e) porque, en muchos casos, situaciones excepcionales
demandan respuestas excepcionales;
f) porque, en interpretación de la máxima autoridad
jurisdiccional, las fuerzas armadas pueden interve-
nir en apoyo o auxilio de las autoridades civiles.
484
Dicho en otros términos, la propia realidad impone la
participación de los militares en la materia, ante la inca-
pacidad institucional y los bajos niveles de confianza ciu-
dadana en la institución policial:82
En México los militares sirven de paliativo para solu-
cionar temporalmente los problemas causados por la
ausencia de una burocracia administrativa y de lide-
razgo policial, así como por el favoritismo político; en
este país, la policía tiene una reputación negativa, de-
bida a la casi inexistencia de formación de sus miem-
bros, a su ineficiencia y a la corrupción.
485
autoridad que, al verse rebasada por la delincuencia
organizada y las diversas manifestaciones de la violen-
cia, decide apelar a la máxima intensidad del uso de la
fuerza del Estado que es el instrumento militar.85 A la
luz de lo cual no debe extrañar la apreciación que sobre
las fuerzas armadas mexicanas tienen fuentes especia-
lizadas:
[...] resulta difícil concebir al Ejército Mexicano como
una fuerza de combate convencional [...] en la prácti-
ca han servido como una suerte de guardia nacional
[...].86
La Armada mexicana es una eficiente fuerza patrullera
costera, con roles modestos, aunque aspira a ser algo
más que un guardacostas, para lo cual está invirtiendo
de manera significativa en equipamiento.87
Tabla 40
Efectivos de las fuerzas armadas mexicanas
Año Total SEDENA SEMAR
1994 216 943 168 773 48 170
1995 225 080 171 952 53 128
1996 232 166 179 038 53 128
1997 236 575 182 328 54 247
1998 235 894 182 328 53 566
1999 237 301 182 329 54 972
2000 237 552 182 329 55 223
2001 234 308 185 143 49 165
2002 238 169 185 143 50 026
486
2003 238 447 191 143 47 304
2004 238 459 191 143 47 316
2005 238 787 191 143 47 644
2006 244 238 196 767 47 471
2007 246 742 196 710 50 032
2008 254 035 202 355 51 680
2009 258 992 206 013 52 979
2010 259 237 206 013 53 224
2011 263 713 209 716 53 997
2012 264 182 209 716 54 466
2013 267 230 212 916 54 314
2014 268 044 213 076 54 968
2015 268 160 213 477 54 683
2016 268 514 213 477 55 037
2017 269 731 214 157 55 574
Fuente: Presidencia de la República (2017: 50).
487
De donde, “[...] no obstante que el nuestro es un Ejér-
cito relativamente pequeño, la burocracia militar resulta
sumamente cara y absorbente [...]”.89
Para darse una idea de la sobredimensión de los man-
dos superiores en México, basta ilustrarlo con el ejemplo de
la Wehrmacht (fuerzas armadas del Tercer Reich) durante la
segunda conflagración mundial, en la que sirvieron alrede-
dor de 18 millones de hombres90 y que, para el año 1944,
contaba con 1,242 generales, de los que para entonces 500
habían caído en el campo de batalla o desaparecido.91
Un ejemplo más cercano es el ejército de Colombia que
tiene un número de efectivos encuadrados similar al de Mé-
xico y que, en los peores momentos de la lucha contra los
grupos insurgentes y el narcoterrorismo, el número de gene-
rales en actividad nunca superó el de 40. De ahí que hace
6 años expertos destacaban que “Las Fuerzas Armadas
Mexicanas padecen macrocefalia: tienen una cabeza muy
grande y un cuerpo muy pequeño”.92
En contraste, México es uno de los países que asigna me-
nor porcentaje de su Producto Inteno Bruto (pib) al gasto
488
militar: por ejemplo, para 2015, representó el 0.54% del pib,
sumando los recursos de la sedena y de la semar.93
En cuanto a su composición, de conformidad con el
Presupuesto de Egresos de la Federación 2016, del total de
72,250,719,526 pesos destinados al Ramo 07 – Defensa
Nacional, el Capítulo 1000 - Servicios personales (que in-
cluye erogaciones en personal, retiros y pensiones) absor-
be el 68.61%94; mientras que, del total de 27,401,156,874
asignados al Ramo 13 – Marina, el Capítulo 1000 - Servi-
cios personales, representa poco más del 67%.95
Esto es, al destinar cerca del 70% al rubro “servicios per-
sonales”, a la sedena y a la semar le restan escasos recursos fi-
nancieros para adquisición y reposición de equipo, así como
para garantizar el funcionamiento de la dimensión operacio-
nal del instrumento militar. Lo que se agrava si se tiene pre-
sente la siguiente aseveración de un académico mexicano:96
México es un caso ilustrativo sobre la relación dispar
entre acceso a la información y rendición de cuentas.
Si bien existe una ley nacional de transparencia públi-
ca y se conocen los montos del gasto militar, se desco-
noce cómo se asignan prioridades y recursos, a dónde
se destinan más fondos, quiénes toman esas decisiones
y qué gestión se realiza antes de aprobar el presupues-
to en el Congreso.
489
lucionarios97 que, a cambio de garantizar la subordinación
y lealtad política de los militares, le conceden un conjun-
to de prerrogativas que dimanan en un elevado grado de
autonomía relativa, que no guarda correspondencia con
el Estado democrático de Derecho al que legítimamente
aspira la sociedad mexicana.
490
cución, y otro que busque la necesaria modernización y
profesionalización de las fuerzas armadas, en consonancia
con los retos que importa la transición a la democracia.
En este marco, hace siete años la entonces asesora del
H. Congreso de la Unión, recomendaba:98
[...] delimitar la acción puramente militar operativa y
separarla tajantemente de las actividades administra-
tivas que corresponden al ámbito civil y únicamente
en ese momento, será posible que en nuestro país se
nombre a un Secretario de la Defensa Nacional que
provenga de un ámbito que no sea el militar, como lo
establece en la actualidad la Ley Orgánica del Ejército
y la Fuerza Aérea Mexicanos, con lo cual concluiría
el proceso de modernización y profesionalización de
nuestro Ejército. Únicamente de esta manera, la suje-
ción del militar al Poder Civil, legítimamente constitui-
do, será una realidad”.
491
492
Mapa 11. Regiones militares
493
En tanto que, en segundo término y una vez creado el
nuevo ministerio, se recomienda someterlo a un proceso
de desburocratización, que sólo podrá ser garantizado de
la mano de un civil o militar retirado, comprometido con
la democracia y la vigencia plena de los derechos huma-
nos, como titular.
El personal mínimo indispensable deberá estar inte-
grado, mayoritariamente, por funcionarios procedentes
del medio civil, mediante concursos públicos de oposición
y una vez aprobado un curso básico de conocimientos en
materia de seguridad y defensa nacional. Los militares
destinados a esta secretaría de nuevo cuño deberán cum-
plir con perfiles idóneos establecidos previamente. Las
universidades tendán la responsabilidad de formar al per-
sonal a ocupar posiciones diversas en la nueva secretaría.
Limitar el número de militares a desempeñarse en esta
Secretaría de despacho, debe visualizarse como una me-
dida tendiente a acotar el grado de autonomía del que
gozan actuamente las fuerzas armadas.
Las políticas emanadas de la nueva Secretaría de la
Defensa deberán concebirse como de Estado, de largo
aliento, que trasciendan a los gobiernos en turno:100
Las políticas de Estado, tan necesarias en una visión
moderna del gobierno, son aquellas que recaen sobre
grandes temas nacionales y comprometen un interés
estratégico del país. Su concepción, aplicación y pri-
meros resultados suponen períodos que van mucho
más allá de la temporalidad de un gobierno. Son de
una alta complejidad y la envergadura de las tareas
494
que suponen implican un esfuerzo consensual, siste-
mático y coordinado del gobierno y de la oposición,
del Estado y de la sociedad, para que se asienten sobre
sólidas bases sociales y alcancen pleno éxito. La polí-
tica de defensa nacional es por definición una política
de Estado […] En la política de defensa convergen la
suma de instituciones e instrumentos destinados a en-
frentar con éxito amenazas y/o agresiones que pueden
afectar la paz, la seguridad o la integridad del Estado
[…] debe responder a los intereses y objetivos genera-
les del país.
495
cha con aspectos relativos a la Inteligencia Nacional,
incluyendo el estatuto del personal que se desempeña
en la Agencia Civil de Inteligencia de México. Lo re-
comendable sería contar, por un lado, con una Ley de
Seguridad Nacional y, por otro, con una Ley de Inteli-
gencia Nacional.
Por su parte, la lgsnsp no ha dado respuesta a la prin-
cipal preocupación y demanda ciudadana, al fracasar
el Sistema Nacional de Seguridad Pública creado en
1995, lo que obligaría a repensar la estructura organi-
zacional y mecanismos de coordinación en la materia
y, en especial, la inclusión de la sedena y la semar en el
Consejo Nacional de Seguridad Pública, máxima ins-
tancia decisoria en la materia.
b) El debate y la sanción de una Ley de Inteligencia Na-
cional y una Ley de Defensa Nacional.
Tal como se acaba de poner en relieve, en una democra-
cia el tratamiento reservado a la Inteligencia Nacional
impondría una Ley específica que debería contemplar
la comunidad de inteligencia, el ciclo de inteligencia, los
niveles de inteligencia y los centros de fusión.
c) La promulgación de una Ley de Defensa Nacional
regularía las relaciones civiles-militares, a partir de la
diferenciación y separación de las dimensiones política
(toma de decisiones y burocracia) y técnica (fuerzas ar-
madas, escalón de ejecución). Lo que, posteriormente,
obligaría a reformar las Leyes Orgánicas del Ejército y
Fuerza Aérea Mexicanos y de la Armada de México.
496
Fuerzas armadas del futuro
La modernización y profesionalización a la que aspira
todo proceso reformista, obliga, en primer término, a
convertir a la fuerza aérea en una fuerza armada inde-
pendiente, es decir, romper con su histórica dependencia
del ejército que incluye la decisión sobre la adquisición y
reposición de sistemas de armas aéreos.
En segundo lugar, se definirá la naturaleza de las fuer-
zas armadas, es decir, sus misiones y funciones principales
y subsidiarias, a partir del reconocimiento de que es prefe-
rible desarrollar un “nicho de especialidades” que ser me-
diocres en muchas,101 y de que es recomendable apostar
por el paradigma de los factores cualitativos no materiales
o intangibles.102
En tercer orden, y a la luz de las buenas prácticas de-
rivadas de las experiencias de países hermanos, se aposta-
rá por el concepto de “conjuntez” como eje del proceso
de reforma militar, lo que traerá aparejada la creación
de un Estado Mayor Conjunto o Comando Conjunto, de
un Curso de Estado Mayor Conjunto, así como generar
y desarrollar planeación, inteligencia, logística, juegos de
guerra, simulaciones y ejercitaciones conjuntas.
En cuarto término, una vez definidas las misiones
de las fuerzas armadas y ajustado el marco legal, se
deberá someter a cada fuerza a una política de personal
guiada por los principios de racionalidad y austeridad
497
republicana, lo que implicará contar con una pirámi-
de organizacional acorde a los de una fuerza armada
profesional, lo que significa una drástica reducción de
plazas de oficiales superiores, en especial generales y
almirantes.
Tabla 41
Misiones de las fuerzas armadas mexicanas
Principales Subsidiarias
Convencionales Apoyo a las autoridades
civiles
No convencionales Acciones humanitarias
Compromisos estratégicos Apoyo al desarrollo nacional
Protección Civil Diplomacia paralela
Medidas de cooperación y Atípicas
confianza
Fuente: elaborada con base en; Brigadier (retirado) García Covarrubias, Jai-
me (2005a: 24-25).
498
En ambos casos, se trata de la razón de ser de las fuer-
zas armadas y de la profesión militar, que es la guerra
o conflicto armado. Aquel escenario guarda correspon-
dencia con la defensa de la integridad, independencia y
soberanía de la nación (Plan de Defensa Nacional dn i, en
la planeación castrense), y contribuye a forjar el espíritu
de cuerpo y los principios de identidad como intangibles
de la profesión militar.
Las misiones no convencionales son aquellas que vienen de
la mano de las amenazas emergentes a la seguridad nacio-
nal, tales como la protección de infraestructura crítica104
e instalaciones estratégicas,105 la lucha contra el crimen
organizado transnacional y el enfrentamiento contra el
terrorismo. Así, en virtud del Acuerdo de la Secretaría de
499
Marina / Armada de México número 039 (Secretaría de
Marina, 2014), se crean 19 Unidades Navales de Protec-
ción Portuaria (por sus siglas, unaprop), a partir del 1º de
abril de 2014: las unaprop son unidades operativas con
la misión de realizar acciones de vigilancia, inspección y
control en funciones de policía marítima en el interior de
los recintos portuarios, a fin de ejercer la autoridad en
materia de protección marítima y portuaria.
Los compromisos estratégicos, por su parte, se refieren a
los adquiridos por el sólo hecho de ser Estado miembro
de la onu, y que se traducen en participar en las diferen-
tes modalidades de misiones de paz establecidas mediante
resolución de su Consejo de Seguridad, en el marco del
capítulo vii de la Carta de San Francisco que consagra la
seguridad colectiva.
La protección civil (que en la mayoría de los países se
denomina “defensa civil”) viene dada por la eclosión
de situaciones excepcionales producto de desastres que
pueden ser naturales, ésto es, producto de la madre na-
turaleza, o de carácter socio-organizativo, por la inter-
vención de la mano del hombre. En cualquiera de los dos
supuestos, el objetivo estratégico de las fuerzas armadas
es salvar vidas humanas, y, posteriormente, coadyuvar
a la reconstrucción de la zona afectada por el siniestro.
Misión que se encuentra plasmada en el Plan de Auxilio
a la Población Civil en Casos de Desastre, denominado
Plan de Defensa Nacional dn-iii-e, instrumento operati-
vo militar que establece los lineamientos generales a los
organismos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos para
500
realizar actividades de auxilio a la población civil afec-
tada por cualquier tipo de desastre. Esta misión contem-
pla también medidas preventivas, como las desarrolladas
por la semar para la salvaguarda de la vida en la mar y
en las aguas interiores.
Las medidas de cooperación y confianza mutuas, puesto que
actualmente y en el futuro previsible la cooperación es
clave, si se parte del reconocimiento de que ningún país
-independientemente de su poder económico y militar-
puede, por sí sólo, enfrentar las amenazas transnacionales
del siglo xxi; y, las medidas de fomento de la confianza y
la seguridad -como condición de la cooperación bilateral
o multilateral- son, de conformidad con la Junta Intera-
mericana de Defensa, “Las acciones cuyo objetivo es con-
tribuir a reducir o en todo caso eliminar las causas de la
desconfianza mediante una mayor apertura, disposición y
compromiso de los Estados soberanos a fin de generar o
incrementar un clima de confianza y seguridad”.106
Así, para el gobierno de Ecuador, “La confianza es un
elemento esencial de las relaciones internacionales, de la
cual depende la calidad de las vinculaciones entre Estados.
Este componente de la seguridad es producto de la credi-
bilidad y de la previsibilidad, condiciones que requieren
de la repetición de conductas consecuentes, por el tiempo
que sea necesario, para cambiar las percepciones de las
cuales dependen a su vez las actitudes y eventualmente
las actuaciones […] En un escenario estratégico como el
501
actual, las medidas de confianza mutua forman parte de
las planificaciones político-estratégica y estratégico-mili-
tar […]”.107
Como sea, “[…] una capacidad probada para operar
con otras armadas y otras fuerzas es la manera obvia de
solucionar los desequilibrios individuales”.108 De don-
de, se debería apostar por la cooperación internacional,
la participación en misiones de la onu y las maniobras
y ejercicios combinados con fuerzas armadas de terceros
países.
El documento sectorial de la sedena vigente se hace
eco, al asumir el compromiso de: “[…] continuar promo-
viendo mecanismos de intercambio de información con
organismos castrenses de países amigos, en un ámbito de
respeto para generar confianza y seguridad mutua”.109
También conviene poner de relieve que la sedena y la
semar integran el Consejo de Seguridad Nacional, que
persigue la coordinación de acciones orientadas a preser-
var la seguridad nacional mexicana y que, como instancia
deliberativa, tiene por finalidad establecer y articular la
política en la materia.110
La expresión apoyo a las autoridades civiles, significa la par-
ticipación de las fuerzas armadas en misiones y funciones
de naturaleza policial o parapolicial, a solicitud expresa y
motivada de funcionarios de elección popular, o bien por
502
orden del Presidente de la República, comandante supre-
mo de las fuerzas armadas, en virtud de la facultad confe-
rida por el artículo 89, fracción vi de la Ley Suprema de
Nación, de disponer a la fuerza armada permanente de la
nación para la “seguridad interior”, o lo que el cicr iden-
tifica como “[…] disturbios internos y otras situaciones de
violencia interna […]”; zona gris a caballo entre la guerra y
la paz que, “[…] En casos extremos […] pueden dar lugar
a situaciones que representan una amenaza a la vida de
la nación e incitan al gobierno a proclamar el estado de
excepción”.111 La sedena lo prevée en el Plan de Defensa
Nacional dn ii, para la seguridad interior y el mantenimien-
to del orden interno, y en la Ley Orgánica de la Armada
de México está plasmada como “Cooperar en el manteni-
miento del orden constitucional del Estado Mexicano”, en
tanto atribución de dicho instituto armado.
La sedena y la semar integran también el Consejo Na-
cional de Seguridad Pública, instancia superior de coordina-
ción y definición de políticas públicas en la materia, con am-
plias atribuciones conferidas a dicho Consejo por el artículo
14 de la Ley reglamentaria del artículo 21 constitucional.112
Las acciones humanitarias, responden a la solidaridad de
México, cuando países hermanos son víctimas de catás-
trofes naturales, y se desprende de la experiencia aquilata-
da en el ámbito de la protección civil. Desde 1996 se viene
desarrollando, ya sea porque el Presidente de México -en
su condición de Comandante Supremo de las Fuerzas Ar-
503
madas- ofrece ayuda humanitaria a países que han sufri-
do desastres naturales, o bien que el Primer mandatario
del país afectado lo solicite directamente al titular del po-
der ejecutivo de México, o que a través de la Cancillería o
a petición expresa del Ministerio o Secretaría de Relacio-
nes Exteriores de la nación afectada.
La misión de apoyo al desarrollo nacional o de auxilio a la
población civil en casos de necesidades públicas -como
está consagrada en la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza
Aérea mexicanos es, en estricto sentido, responsabilidad
de otras secretarías de despacho que, de manera subsidia-
ria, asume la sedena o la semar, tales como campañas de
vacunación y atención primaria de la salud (sector salud),
vigilancia y preservación del medio ambiente (Secretaría
del Medio Ambiente), campañas de reforestación (Comi-
sión Nacional Forestal), fomento del deporte (Comisión
Nacional de Cultura Física y Deporte), y, en general, la-
bor social para mejorar las condiciones de las poblaciones
marginadas, entre otras.
La llamada diplomacia paralela, va desde la figura de
la agregaduría militar y naval, en las embajadas de
México ante terceros países, hasta mecanismos como
la Junta Interamericana de Defensa, la Conferencia de
Ministros de Defensa de las Américas, las Conferencias
de Ejércitos, Armadas y Fuerzas Aéreas Americanas, y
la Conferencia de Líderes de Infanterías de Marina de
las Américas.
Entre las misiones de carácter atípico, destacan: la figura
del Estado Mayor Presidencial, legado del Porfiriato, caso
504
único a nivel mundial y cuyo significado es que el Presi-
dente de la República, la primera dama y su familia, los
ex Presidentes de México, los secretarios de Estado y otras
personas que, por su encomienda o situación, el titular del
Poder Ejecutivo Federal así lo instruya, reciben la protec-
ción y seguridad directamente de militares y marinos inte-
grados en dicho órgano técnico militar;113 el control de las
armas de fuego y explosivos: la estructura organizacional
de la sedena incluye una Dirección General del Registro
Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos, y la
realización de acciones cívicas y obras sociales que tien-
dan al progreso del país.
Y tal como lo pone de relieve un ex académico del Centro
Perry de Washington, d.c.: “Cada país priorizará estas misio-
nes soberanamente de acuerdo a su particular situación”.114
Simultáneamente, se dotará a dichas instituciones de
determinadas capacidades para cumplir con el mandato
establecido; privilegiándose -hasta donde sea posible- el
desarrollo de una industria militar propia, incentivando
a la iniciativa privada mexicana la producción de deter-
minados medios para abastecer a las fuerzas armadas. El
establecimiento de alianzas estratégicas y mecanismos de
cooperación con fabricantes de armas de reconocida tra-
yectoria, debería ser contemplado.
En este contexto, la Secretaría de Marina consciente
de la magnitud de este impacto, tiene como objetivo
505
el impulso de la Industria Naval, a través del apoyo en
materia de Construcción Naval a los Sectores Público
y Privado, teniendo como proyectos, el Programa de
Construcción para la Sustitución de la Flota Menor
de pemex Refinación, el programa de Renovación de
la Flota Pesquera y el Programa de Sustitución de Bu-
ques de la Armada de México 2013-2018.115
506
zonas marinas mexicanas, las que siguen: a) El Mar Terri-
torial; b) Las Aguas Marinas Interiores; c) La Zona Conti-
gua; d) La Zona Económica Exclusiva (zee); e) La Platafor-
ma Continental y las Plataformas Insulares; y, f) Cualquier
otra permitida por el derecho internacional.
Por su configuración geográfica y no obstante su con-
dición de país costero, México carece de las capacidades
mínimas necesarias para garantizar el goce de los dere-
chos consagrados en la Convención de las Naciones Uni-
das sobre el Derecho del Mar (convemar).
507
funciones más que ser mediocres en muchas […] El desa-
rrollar un “nicho de especialidades” en el cual se aspira a
lograr estándares elevados en un área, tiende a compensar
la irrelevancia nacional en otras”.
De donde, las fuerzas armadas deberán concentrarse en las
misiones principales, incluyendo las no convencionales e ir
abandonando, de manera gradual, las misiones subsidia-
rias, con excepción de la ayuda humanitaria y la diploma-
cia paralela.120 La actualización del marco normativo im-
pone, en primer término, sustituir el término “seguridad
interior” por el de “seguridad nacional”, al enumerar las
misiones de la sedena y la semar, en sus respectivas leyes
orgánicas; lo que traerá aparejada -ente otras consecuen-
cias- la salida de la sedena y la semar del Consejo Nacio-
nal de Seguridad Pública, materia en la que actuarán sólo
de manera excepcional en el futuro.
Se deberá tener en cuenta que las nuevas amenazas
imponen la atención del cuarto dominio que:
Para la sedena implica:121
[…] desarrollar las capacidades de defensa y seguridad
en la cuarta dimensión de operaciones denominada
“Ciberespacio”, mediante la creación de un organis-
mo, con instalaciones, equipo y personal adecuados,
508
con el objeto de proteger y asegurar las Tecnologías de
la Información y Comunicaciones de la sedena y en su
caso, la red de infraestructura crítica nacional.
509
número de componentes en localidades y ciudades den-
samente pobladas, en lugar de garantizar una presencia
física permanente en las fronteras terrestres, en donde se
ubican instalaciones estratégicas e infraestructura crítica,
y en donde hay riqueza y recursos escasos que preservar.
En todo caso, dichas instalaciones podrían transferirse a
la policía federal, institución responsable de velar por la
tranquilidad y el orden público, así como del combate a
la delincuencia organizada. Incluso, en la medida en que
el ejército vaya dejando la misión subsidiaria de apoyo a
las autoridades civiles, habrá que evaluar la conveniencia
de que personal militar en exceso -una vez sometido a un
proceso de reconversión profesional- engrose las filas de la
policía federal.
Tal vez convendría, ex ante, repensar y actualizar la
doctrina militar, dado el dinamismo social y transnacio-
nal; pero lo que está claro es la necesidad de modernizar
a la fuerza aérea (para estar en condiciones de velar por
el espacio aéreo) y la armada de México, debido a la con-
figuración geográfica de país bioceánico, con un extenso
litoral marítimo, fuente de vida y riqueza.123
123 En este marco, México debería presionar por los canales diplomáticos
a Francia, para recuperar la isla Clipperton o de la Pasión, y establecer
una base naval en lo que constituye un portaaviones natural para
ejercer un control efectivo sobre el océano Pacífico, incluyendo un
apostadero con aeronaves de ala fija.
510
Mapa 14. Isla Clipperton o de La Pasión
511
Asimismo, habrá que tener presente que todo proceso
de reforma tiene un costo, no es gratuito, y la necesaria
transformación de las fuerzas armadas mexicanas no será
una excepción; en todo caso, el político deberá tomar la
decisión de a quién pasarle la factura.
Más allá de la polémica que, ciertamente, generará
este tratado, el espíritu que lo vivifica es atender al inte-
rés general -primacía del bienestar general de la pobla-
ción- sobre los intereses de grupo y, en ese marco, sembrar
conciencia entre los propios militares y marinos sobre la
imperiosa necesidad de un cambio en el sistema de defen-
sa ajustado al Estado democrático de Derecho al que se
aspira en México y, por ende, en el contenido y alcances
de la seguridad nacional mexicana. De conseguirlo, y el
lector es quien tiene la última palabra, este esfuerzo habrá
valido la pena.
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Sobre el autor
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Reconocimiento como Profesor Perfil Deseable,
Subsecretaría de Educación Superior, Secretaría de
Educación Pública, México.
Profesor Huésped de las Universidades de Colonia y
Libre de Berlín, Alemania; Nacional de Rosario, Buenos
Aires y El Salvador, Argentina; Alcalá, España; Miami y
San Diego, Estados Unidos de América; Leiden, Holanda;
y, Varsovia, Polonia.
Profesor Invitado del Curso Militar Internacional
Avanzado sobre Derecho Internacional Humanitario,
del Instituto Internacional de Derecho Humanitario de
Sanremo, Italia, de 2013 a 2018, inclusive.
Profesor Invitado del Colegio Interamericano de
Defensa, Washington, D.C. y del Colegio de la Defensa
Nacional de Honduras, de 2008 a 2010, inclusive; así como
del Centro de Estudios Superiores Navales, Secretaría de
Marina de México, de 2011 a 2014.
Difusor del Derecho Internacional Humanitario,
Comité Internacional de la Cruz Roja, Delegación
Regional para México, América Central y Cuba.
Miembro activo del Colectivo de la Seguridad con
Democracia (casede, a.c.).
Integrante del Consejo Académico de la Cátedra Primo
Levi del cucsh de la Universidad de Guadalajara.
Adicionalmente, finalizó el Programa de Posdoctoración
en la Universidad Nacional de Rosario (unr), Argentina.
Se hizo acreedor de la Condecoración “Gran Cruz
de Caballero de Santiago” otorgada por la Asociación
Nacional de Guardias Civiles “Marqués de las Amarillas”,
546
fundamentado en su trabajo tanto profesional como
personal en defensa de los derechos humanos y por la paz,
Vitoria, España, 24 de Junio de 2014.
Obtuvo el William J. Perry Award for Excellence in
Security and Defense Education in the individual category,
William J. Perry Center for Hemispheric Defense Studies,
National Defense University, Washington, d.c., 21 de
septiembre de 2017.
Coordinador del Dossier “Militarización de la seguridad
pública en América Latina”; en Contextualizaciones
Latinoamericanas, Año 10 – Número 19, Julio-Diciembre
de 2018. Revista Electrónica del Departamento de Estudios
Ibéricos y Latinoamericanos (deila), cucsh, Universidad
de Guadalajara. issn 2007-2120; disponible en: http://
www.contextualizacioneslatinoamericanas.com.mx/
El autor en Metula, frontera entre Israel y la zona del Líbano bajo control del
grupo Hizbollah o Partido de Alá, 2 de noviembre de 2011.
547
Tratado sobre pensamiento estratégico-militar
(Enseñanzas para el Sistema de Defensa de México)
se terminó de editar en diciembre de 2018