Romanticismo Histórico Social

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Darley

Romanticismo Histórico Social


El Romanticismo Social fue una tendencia que intentó una nueva manera de
interpretar y juzgar los hechos históricos y sociales, agregándoles también la
imaginación y la sensibilidad en aquellas disciplinas que intentan instruir y hacer
reflexionar a los hombres. Es el movimiento que dominó la literatura en Europa
desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX. Se caracteriza por su
entrega a la imaginación y la subjetividad, su libertad de pensamiento, de expresión
y su idealización de la naturaleza.

Los intelectuales románticos, en su deseo de provocar una transformación profunda


que emancipe al hombre de la miseria y la ignorancia, ponen su arte al servicio de
las ideas reformistas. Novelas, poesías, dramas se convierten en emisarios de las
nuevas doctrinas. Los escritores fundan organizaciones, participan en luchas
ideológicas, y hasta algunos ofrendan sus vidas en nombre de la libertad de los
pueblos. En esa búsqueda, los románticos caen en sistemas utópicos, arrastrados
por excesos imaginativos y sentimentales. Desean transformar la sociedad en
nombre de la justicia y los sentimientos. Los principales reformistas se dan en
Francia Claudio Saint Simón (1769- 1825) y Carlos Fourier (1772- 1837) se hacen
famosos como los representantes del Socialismo utópico que gana innumerables
seguidores.

En Hispanoamérica, tal vez más que el Romanticismo Literario, es el Romanticismo


Social el que obtiene mayores repercusiones con obras realmente sólidas.
Argentina, la puerta del Romanticismo literario en América, es la primera en conocer
las doctrinas sociales de Esteban Echeverría. Con él están Juan Bautista Alberdi
(1810-1884) y Domingo Faustino Sarmientos (1811-1888). Por su parte, en
Venezuela, tenemos a Juan Vicente González, Fermín Toro, Cecilio Acosta y
Eduardo Blanco, quienes se preocupan por reflejar en sus obras la proyección de
esas doctrinas liberales.

En Europa, la primera reacción fue ir en contra de la forma como se hace Historia


en el siglo XVII. Los historiadores neoclásicos se limitan a imitar los modelos de la
antigüedad grecolatina. Una historia impersonal, imparcial y objetiva, donde no
podía intervenir el yo del autor, para no faltar a la veracidad de los hechos. Los
acontecimientos históricos se muestran desligados de los aspectos económicos y
sociales. La documentación utilizada no son documentos de archivos, sino sólo
transcriben en forma fría y desapasionada las crónicas, las memorias y los anales
que ya estaban redactados, sin hacer críticas, ni juicios sobre los hechos.

En este sentido, hay que insistir en el papel del Romanticismo Histórico Social, ya
que se distingue por una forma o manera diferente de escribir la historia, durante el
siglo XVIII (Neoclasicismo) se produjo una historia de tono muy descriptivo que
imitaba a los historiadores clásicos. Era una especie de registro de acontecimientos
políticos y militares que no tomaba en cuenta los aspectos sociales, económicos ni
artísticos los pueblos. De preferencia se refería a batallas y acontecimientos
descriptivos en abstracto, fuera de todo contexto ambiental, sin color local. En la
historia romántica siglo XIX se dan cambios importantes y la nueva forma de
historiar se centra principalmente en las historias nacionales descritas con una
fuerte presencia de color o sabor local, detallando costumbres y todo lo que muestre
elementos particulares y diferenciadores de cada pueblo y de cada situación. De
modo que una historia objetiva y abstracta se pasa a una historia donde el
sentimiento, la empatía y lo regional o local cobran gran importancia. Unido a esto
el estilo o lenguaje poético, rico en imágenes, símiles y metáforas que emparenta la
historia con la literatura.

Sabrina

Los historiadores franceses son los primeros en buscar nuevos rumbos. A


comienzos del siglo XIX, aparecen Chateaubriand con el Genio del Cristianismo
(1802). Esta obra abre las puertas al Romanticismo Social. Michelet, con su Historia
de Francia (1853) se convierte en el maestro de esta escuela romántica. Al pasar
esta tendencia a América se encuentra con buenos seguidores, y en Venezuela
estará Juan Vicente González, quien inicia la historia romántica con su obra Historia
del Poder Civil en Colombia y Venezuela.
Características Del Romanticismo Histórico Social

1. Visión Crítica de la Realidad. El historiador romántico conoce el hecho histórico y


busca explicárselo y lo relaciona con el pasado para encontrar sus raíces.

2. La Empatía. El historiador se identifica con el hecho que narra. Lo presenta como


si lo estuviese viviendo, por esto se da preferencia a la historia nacional, al momento
contemporáneo.

3. Visión Subjetiva del hecho histórico. Como el yo del historiador siempre está
presente, todo se carga de subjetividad; se emociona ante los hechos y toma partida
ante ellos.

4. Apoyo en Fuentes Documentales. Los juicios elaborados por el historiador deben


ser propios, pero partiendo de documentos reales; por eso deben ir a la fuente más
cercana y no basarse en crónicas o relatos de segunda mano.

5. Estilo Poético. Como los románticos escribían con emoción, su estilo debía
adaptarse a esa circunstancia. Por esta razón la prosa utilizada tenía un tono
declamatorio, que perseguía conmover, convencer y lo hace mediante giros y
figuras poéticas como: metáforas, exclamaciones, interrogaciones, símiles e
imágenes de todo tipo

Romanticismo Histórico Social En Venezuela

En el tardío romanticismo venezolano, tuvieron gran aceptación las novelas de


carácter histórico que se adaptaban al espíritu romántico, como Blanca de
Torrestella (1868), de Julio Calcaño. Bajo estas influencias románticas se
escribieron muchas novelas de tono sentimental, así como también novelas de
denuncia: Zarate (1882) de Eduardo Blanco y Peonía (1890) de Manuel Vicente
Romero García. En el grueso de los casos, las primeras novelas venezolanas
funcionan como tribunas para denunciar las injusticias sociales, o como
instrumentos pedagógicos o de construcción de la identidad nacional.
Guevara

A partir de los inicios del siglo XX, estas preocupaciones se irán relajando: el valor
literario y estético cobrará mayor importancia, sobre todo tras el surgimiento del
modernismo, en el que prevalecía el cuidadoso lenguaje y el adorno retórico. Son
piezas claves para comprender la producción de este período las novelas de Manuel
Díaz Rodríguez quien publica en 1901 su primera novela “Idolos rotos”, sátira
política y social de la sociedad de la época, evidenciando una problemática lucha
entre lo nacional y lo mundial.

A través de esta novela y del resto de su producción, Sangre patricia (1902) y


Peregrina (1922), percibimos una fina sensibilidad que idealiza la naturaleza
venezolana, cruzada por tipos y costumbres; sensibilidad plasmada en las páginas
a través de un lenguaje cuidado y extremadamente culto.

Principales Autores Latinoamericanos del Romanticismo Histórico Social

Juan Vicente González

Juan Vicente González es considerado el primer gran escritor romántico en prosa


del siglo XIX que tuvo Venezuela. Nacido en Caracas el 28 de mayo de 1810, su
pasado es bastante oscuro. Se desconoce quien fue su padre y su madre, ya que
fue abandonado en la casa del Realista Francisco González, quien le da su apellido
y lo protege. Las circunstancias de su nacimiento, le ocasionaron problemas en la
Caracas de entonces. Esto fue motivo para que más adelante se formara en él cierto
carácter inadaptado y resentido.

Desde la separación de Venezuela de la Unión Grancolombiana, en el año de 1830,


González empieza a participar en la vida política del país. Son los días en que
empiezan a aparecer los partidos políticos. Su vida transcurre en uno de los
períodos más oscuros y turbulentos de la República. En su educación literaria puede
situársele dentro del romanticismo y ya a partir de 1830, había comenzado a leer a
franceses como Lamartine, Chateaubriand, Michelet, Víctor Hugo, Alejandro Dumas
y los españoles Espronada, Zorrilla y el Duque de Rivas.
En 1840 figura entre los fundadores de «El Venezolano», periódico de corte liberal,
al lado de Tomás Lander, Valentín Espinal, Urbaneja y Antonio Leocadio Guzmán.
Pronto se distancia, sin embargo. Y cobra un odio feroz contra Guzmán, en torno al
cual hará girar posteriormente toda su actuación pública. En 1846 funda “el Diario
de la Tarde” con el que ataca la candidatura presidencial de Leocadio Guzmán.
González resulta electo diputado, Durante este de 1846, González es el jefe político
del Cantón de Caracas.

En 1859 funda «El Heraldo». Su consigna es: «Contraer el solemne compromiso de


refutar «El Patriota», «El Diario» y todo bicho guzmancista que alce golilla y la haga
de escritor», y ataca en él a liberales y a paecistas por lo que en 1861 es
encarcelado en las antiguas bóvedas de La Guaira. En diciembre del mismo año,
es puesto en libertad, pero vuelve a caer preso en 1862 por idénticas razones.

Entre los grandes proyectos que concibió Juan Vicente González como historiador,
uno de los más importantes fue la de escribir una serie de biografías de los más
ilustres venezolanos, que tradujeran las características más resaltantes de la época
en que vivieron, desde la Colonia, pasando por la Independencia y la época que se
inicia en 1830. La obra la titularía Historia del Poder Civil en Colombia y Venezuela.
Sólo llegó a publicar las biografías de José Manuel Alegría (1856), José Cecilio Ávila
(1858), Martín Tovar Ponce (s/f), y la de José Félix Ribas (s/f), considerada la más
importante. Estas biografías las escribe en diversas épocas de su activa vida
literaria.

Edgar

Obra literaria

 En 1835, escribe sus “Epístolas Catalinarias sobre el 8 de julio” donde ataca


y combate el caudillismo.
 En 1841 escribe un Compendio de Gramática castellana
 En 1842, publica el poema “Mis Exequias a Bolívar”
 Desde 1846 escribe Las Mesenianas las cuales desbordaban los
sentimientos de su corazón. En estos pequeños poemas en prosa, el gran
escritor Juan Vicente González describe con profunda tristeza sus
impresiones de la Venezuela que tanto conoció y amó.
 En 1851 se publica el Análisis ideológico de los tiempos de la Conjugación
castellana de Andrés Bello con notas explicativas de Juan Vicente González.
Ese mismo año traduce del latín el Arte poética de Horacio.
 En 1865 funda su famosa «Revista Literaria», escribe artículos de críticas y
traduce a los grandes poetas universales. Es una de sus más grandes obras,
y también la última. Allí aparecen sus primeros trabajos de corte ensayístico.

Ale

Fermín Toro

Fermín Toro fue un político y escritor social, nació en el Valle caraqueño,


probablemente el 23 de septiembre de 1807. La fecha exacta no ha sido posible
fijarla. Su verdadero maestro es el padre Benigno Chacín, párroco de El Valle, a
partir de 1814. Además de enseñarle música y adiestrarlo en el violín, contribuye
también a formarle una definitiva personalidad.

La sólida cultura que adquiere se la da él mismo. La guerra de la Independencia, en


medio de lo cual vivió su infancia y juventud, no le permitió acudir a centros de
estudios. Además, el padre Chacín ya no estaba a su lado porque la familia Toro se
radicó en Caracas en 1817. Sin embargo, se empeña en leer a los escritores
clásicos y a estudiar filosofía e idiomas, es decir, a darse una formación
humanística.

Su obra más destacada, “Los Mártires” se publicó por primera vez, por partes, en
1842. La obra comienza, con una serie de escenas destinadas a iluminar la
contradicción entre una sociedad aparentemente opulenta y feliz y la miseria que se
oculta en ella; entre un sistema superficialmente perfecto y las lacras que esconde.

“Los mártires” puede analizarse desde un punto de vista sociológico pues el tema
principal se ve enmarcado por la problemática social. Puede evidenciarse entonces,
en la novela la lucha de dos clases sociales diferentes: una, representada por la
nobleza y el poder y la otra por la pobreza y la miseria. Así pues, se observa cómo
“Los mártires” es una novela de importancia para la sociedad, debido a que,
justificando lo que se dijo anteriormente, es una obra netamente social y por tanto
puede mover el sentimiento y la curiosidad en el lector venezolano, quien sin duda
alguna puede sentirse identificado con la situación planteada en la historia.

“Los mártires” es una novela que por su temática se caracteriza por pertenecer a la
corriente romántica hispanoamericana, la cual concebía la literatura como un
instrumento social a través del cual se podía expresar los problemas sociales y
económicos de una sociedad.

Una de las características del pensamiento de Fermín Toro es su franco intento de


caracterización de la naturaleza humana como elemento fundamental de toda
reflexión filosófica posterior. Es decir, Fermín Toro se conecta plenamente con el
pensamiento moderno cuando estima que la comprensión de la moralidad, de la
eticidad y de las relaciones sociales en general pasa por la determinación previa de
los rasgos constitutivos de lo humano. En el caso concreto del autor, se pueden
distinguir, además, elementos típicamente naturalistas que signan de manera
sustantiva su filosofía moral y su filosofía social. Es decir, Fermín Toro se esfuerza
de modo especial en dar una base a lo moral y a lo ético en conformidad con un
trazado previo de la naturaleza humana.

Edgar

Eduardo Blanco

Eduardo Blanco fue un escritor, político venezolano y representante del


romanticismo histórico. Autor de dos obras emblemáticas de la literatura
venezolana. Se tienen muy pocos datos sobre su vida, algunos de estos son:

-Fue discípulo de Juan González.

-Su obra principal fue Venezuela heroica, la cual es una colección de relatos que
responde a una visión romántica de la historia.

-Los elementos fantásticos y románticos dominan en su obra como en la novela:


Una noche en Ferrara.
-Fue ministro de Exteriores e Instrucción Pública.

-También escribió la novela Zarate, en la cual el paisaje, el héroe y el marco humano


que acompañan al héroe son de corte marcadamente nacional.

-A su novela La penitente de los teatinos, en su segunda edición se le coloca el


nombre de Una noche en Ferrara.

Darley

Esteban Echeverría

El escritor, poeta y político argentino, Esteban Echeverría, nació el 2 de septiembre


de 1805 en Buenos Aires, fue el introductor en su país del romanticismo, a través
de obras como "El matadero" y "Mefistófeles".

De 1826 a 1830 residió en París, Francia, donde estudió y se familiarizó con las
tendencias literarias e ideológicas en boga y formó una sólida cultura de carácter
enciclopédico, al analizar un sinnúmero de obras escritas en inglés y francés.

Con un importante bagaje cultural regresó a su ciudad natal en 1830, para ser el
iniciador del romanticismo literario y formular la doctrina del liberalismo político,
impregnado de altas preocupaciones sociales y pedagógicas.

En 1831 publicó sus primeros versos en diarios porteños y al año siguiente apareció
anónimamente su poema "Elvira", el cual fue recibido con gran indiferencia, lo que
contrastó con el desbordante entusiasmo que suscitaron sus posteriores obras,
entre ellas, "Consuelos" (1834) y "Rimas" (1837).

De su producción literaria destacan el cuento realista "El matadero" y el "Manual de


enseñanza moral"

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