Formatos para Violenccia Escolar
Formatos para Violenccia Escolar
Formatos para Violenccia Escolar
DE MADRID
FACULTAD DE EDUCACIÓN
El fenómeno oculto del acoso escolar es una realidad en nuestros colegios. En los
últimos años, el interés por el tema ha aumentado, quizás por una mayor
sensibilización social sobre el fenómeno y los efectos adversos que tienen sobre los
agentes implicados.
En España, las investigaciones sobre el tema fueron un poco tardías pero tuvieron
gran auge en los últimos años, encontrando numerosos estudios tanto a nivel local
como nacional. Esto permite extraer una serie de conclusiones generales: las
situaciones de violencia entre iguales ocurren en todo centro educativo, sus efectos
negativos se dan en todos los participantes (víctimas, agresores y observadores), y
son necesarias estrategias de intervención y prevención en este área.
Los datos nos permiten concluir que la prevención debería ser la línea de
intervención preferente, con el objetivo de adelantarse a la aparición de tales actos a
través de la creación de un buen clima de relaciones interpersonales en el centro,
disminuyendo así la frecuencia de determinadas situaciones violentas. Se describe
el posible papel del Educador Social en este proceso como agente clave en el
desarrollo integral del educando.
The hidden phenomenon of bullying is a reality in our schools. In recent years, the
interest in the subject has increased, perhaps by greater social awareness of the
phenomenon and adverse effects on those involved.
In Spain, researcher about the subject were a little late but had a great boom in
recent years, finding numerous studies both locally and nationally. This allows to
draw some general conclusions: peer violence situations occur throughout school, its
negative effects occur in all participants (victims, perpetrators and observers), and
necessary intervention and prevention strategies in this area.
The data allow us to conclude that prevention should be the preferred line of
intervention, in order to anticipate the occurrence of such events through the creation
of a good climate of interpersonal relationships in the center, thus decreasing the
frequency of certain situations violent. The possible role of the Social Educator in this
process as a key agent in the development of the learner is described.
1. INTRODUCCIÓN…………...……………………………………….……………. Pág. 2
5. METODOLOGÍA……………………………………………..…………………... Pág.46
6. RESULTADOS……………………………………………………………………. Pág.53
BIBLIOGRAFÍA…………………………..………………………..………………… Pág.82
ANEXOS……………………………………………………………………………… Pág.94
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y desarrollo directivo (2007). En los últimos años son muchas las investigaciones
que siguen esta línea de estudio a pesar de que en muchas ocasiones parten de
distintas concepciones y definiciones de acoso o de violencia entre escolares. Así,
algunos resaltan el carácter intencional, repetitivo y de desequilibrio de poder;
mientras que otros se centran en la frecuencia en la que suceden una serie de
situaciones de violencia entre escolares, sin insistir en el carácter reiterado que tiene
el acoso. Esta última visión sobre la violencia escolar es la que se ha adoptado en el
presente estudio.
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información relevante, fiable y válida, para emitir juicios valorativos en función de
unos criterios preestablecidos y tomar decisiones” (Fernández Díaz, 2002: 28).
Y todo ello tan sólo se consigue mediante la mejora continua, para lo cual es
imprescindible conocer las circunstancias que caracterizan la situación. Por esto,
enmarcamos el presente trabajo dentro de la filosofía de un proceso de investigación
científica en la que el investigador no se limita a recoger datos, sino que también
trata de proponer cambios que generen mejoras en cuanto al desarrollo del
alumnado.
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2. CONDUCTAS VIOLENTAS ENTRE IGUALES EN LA ESCUELA
El tema de la violencia entre iguales es un problema social que gira en torno a varios
conceptos imprescindibles de aclarar en esta investigación. Por un lado, el concepto
de violencia y, por otro, el concepto de agresión. Ambos son términos que de forma
cotidiana se usan sin distinción, incluso en la literatura científica, y que presentan a
priori escasas diferencias, aunque es necesario matizar algunas características
propias de cada uno de estos conceptos.
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Desde esta perspectiva, la violencia podría considerarse como un proceso
fruto del aprendizaje y, por lo tanto, es susceptible de modificación. Su expresión no
sólo está condicionado por factores personales (temperamento, habilidades sociales,
etc.), tal y como ocurre en el caso de la agresión, sino que también vendrá
determinada por factores socioculturales tales como la educación, la historia familiar,
el sistema social, etc. De ellos depende que este desarrollo se incline hacia una
conducta destructiva o constructiva (Lucas Molina, 2008)
La escuela pasa a ser el contexto clave, junto con la familia, para que se lleve
a cabo el proceso de adaptación social del sujeto y el logro de la competencia social.
El centro escolar se convierte en uno de sus primeros contextos, además de la
familia, en el que el niño debe aprender a desenvolverse. Si realiza ese aprendizaje
tendrá consecuencias a corto, medio y a largo plazo, y no sólo en el marco
académico, sino también en el social. En este sentido, debemos estudiar todo lo que
ocurre en las aulas, tanto lo referido a la transmisión de conocimientos formales
como informales (Díaz-Aguado, 1996)
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agresivos y antisociales, así como de desajuste socioemocional para quienes las
realizan y las padecen (Dodge, Bates y Pettit, 1990).
Algunos autores, como Coie, Dodge, Terry y Wright (1991), diferencian varios
tipos de conductas violentas entre iguales: 1) Reactiva: respuesta a la provocación o
agresión del otro; 2) Instrumental: conducta dirigida a la obtención de un objeto o
posición social; 3) Bullying: término inglés traducido al español como acoso o
maltrato entre iguales, como acto de agresión que se comete sin provocación previa
y dirigido a una persona. La mayoría de las investigaciones realizadas sobre
violencia entre iguales estudian la última modalidad definida por Coie (2001): el
bullying o acoso escolar.
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3) Se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los
agresores y a las víctimas sin intervenir directamente.
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victimización general se centra en el análisis individual del problema, como puede
ser el estudio de aquellas características comportamentales de la víctima que están
de algún modo posibilitando o manteniendo los episodios de victimización.
Por tanto, el objeto de estudio de este trabajo será la “violencia entre iguales”,
entendida como el tipo de violencia que incluye acciones con la intención de dañar,
ya sea de naturaleza física, verbal o psicológica (acosar, pegar, ignorar, insultar,
excluir de un grupo, etc.), así como ataques a la propiedad, que un alumno o grupo
de alumnos ejerce de forma intencionada sobre otro u otros. Esta definición se
apoya en trabajos previos en el área (Lucas Molina, 2008).
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alumnos/as implicados en la dinámica de la violencia escolar: agresor; víctima
(distinguiéndose dos tipos: víctima pasiva y víctima proactiva o agresiva) y
espectador o testigo (Defensor del Pueblo, 1999-2006; Díaz-Aguado, 2004).
- Entrevista:
Los estudios que utilizan este tipo de metodología emplean un encuentro hablado en
el que tiene lugar interacciones verbales y no verbales, siendo los objetivos y la guía
de la entrevista generalmente determinados por el entrevistador. La entrevista nos
proporciona una serie de ventajas, entre las que cabe destacar la relación
interpersonal, la flexibilidad, la posibilidad de observación, la posibilidad de registrar
grandes cantidades de información y de muy variado tipo, así como la posibilidad de
evaluar a personas que no podrían ser examinadas con otro tipo de instrumentos
(como pueden ser los test o autoinformes), porque sus características individuales
no lo permitan (bajo nivel de lectoescritura, falta de concentración…). Aunque
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permiten obtener una información muy rica, hay que tener cuidado en cuanto a la
subjetividad que puede estar presente en estos casos.
- Grupo de discusión:
- Autoinforme:
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fiabilidad, puesto que depende de la visión con la que la describan los sujetos
limitándose a unas respuestas cerradas que encuentran en el cuestionario.
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En castellano existen una gran variedad de autoinformes basados en la misma
aproximación de Olweus:
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- Observación directa:
Esta metodología permite en general tener un contacto directo con los elementos en
los cuales se presenta el fenómeno que se pretende investigar. En el caso del
estudio de la violencia puede ser una metodología muy interesante, pues presenta
una alta validez externa y proporciona una evaluación más directa y válida, así como
la posibilidad de observar incidentes espontáneos que normalmente no son
percibidos por los profesores o los propios alumnos.
- Técnicas sociométricas:
Nos permiten obtener información sobre la posición de aceptación o rechazo de los
participantes en las situaciones de convivencia dentro de un grupo y sus relaciones.
Existen cuatro métodos de técnicas sociométricas (Cillessen y Bukowski, 2001):
nominación entre iguales, puntuaciones de los iguales sobre la base de un criterio,
ordenación y comparación de parejas. A continuación se presentan algunos de los
instrumentos más utilizados en España en esta línea:
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2.2. ESTADO DE LA CUESTION
Este es el único trabajo que nos permite conocer y comparar la magnitud del
fenómeno en los diversos países participantes, pues la metodología empleada fue la
misma en todos ellos (un cuestionario elaborado para el propio estudio). Las
preguntas relativas al acoso se basaban en las desarrolladas por Olweus (1993) en
su cuestionario (Olweus Bullying Self-Questionnaire), e iban precedidas por una
definición de acoso.
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y regiones evaluados de todos los grupos de edad los chicos informaban participar
en mayor número de episodios de acoso que las chicas. En cuanto a las diferencias
de edad, el mayor incremento en acoso se producía entre los 11 y 13 años en la
mayoría de los países.
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GRÁFICO 1: PORCENTAJE DE ADOLESCENTES DE 11 AÑOS QUE HAN SIDO VÍCTIMAS DE
Chicas: 8,2%
Chicos: 9,9%
Chicas: 3,9%
Chicos: 7,6%
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2.2.2. Estudios europeos
Según los datos recogidos del Informe del Defensor del Pueblo de 2007, los estudios
sobre acoso escolar entre iguales son relativamente recientes en el continente
europeo. Los primeros estudios sobre el maltrato entre iguales tuvieron lugar en los
países escandinavos. El primer trabajo sistemático se inició en 1973, investigación
que aún sigue en desarrollo al tratarse de un estudio longitudinal. Su autor fue el
investigador ya citado previamente Dan Olweus, de la Universidad de Bergen
(Olweus, 1973), gran experto en el tema y autor del Cuestionario Abusón/víctima
(Olweus, 1983). A partir de este primer trabajo, el Cuestionario Abusón/víctima fue
traducido y estandarizado para ser utilizado en otros países, sirviendo así como
instrumento de medida para comparar la incidencia del maltrato entre iguales en
múltiples países de Europa (Suecia, Finlandia, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá,
Holanda, Irlanda, España y Australia).
A partir de estos primeros trabajos iniciales son muchos los países que se
suman a las investigaciones sobre el tema, como Reino Unido (a través del Proyecto
Sheffield dirigido por Peter Smith al final de la década de los 80), Irlanda, Italia o
Portugal. Preocupados por esta temática, algunos países incluso han creado
organizaciones o instituciones para prevenir la violencia entre iguales. Este es el
caso de Alemania, que creó una Comisión Gubernamental Independiente para la
Prevención y Control de la Violencia, que atendía problemas muy diversos, desde la
violencia familiar o escolar hasta la violencia con motivación política, o de Francia,
país en el que se creó el Observatorio de la Violencia Escolar en 1998.
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El primer trabajo sobre violencia entre iguales se llevó a cabo en España por
Vieira, Fernández y Quevedo (1989), quienes estudiaron el problema en Madrid a
través de un cuestionario de elección múltiple diseñado por ellos mismo.
En este trabajo, Ortega y su equipo (1992, 1994, 1995) constataron que entre
los 11 y los 14 años el 26% de los alumnos reconocía haber sido víctima de
violencia por parte de otros compañeros, al menos una vez a la semana, mientras
que el 22% de los participantes reconocía haber ejercido esta violencia. Estos
porcentajes disminuían cuando se consideraban alumnos mayores (entre 14 y 16
años), reduciéndose hasta porcentajes del 5% y 10% respectivamente. Se
constataba así un descenso significativo con la edad, sobre todo a partir de los 15
años. Respecto al género, los chicos estaban más implicados que las chicas. Por
otro lado, las formas más frecuentes de acoso eran, por orden de mayor a menor
frecuencia, los insultos, rumores, robos, amenazas, violencia física y, por último, el
aislamiento social. Las chicas, al igual que en estudios anteriores, usaban
preferentemente las formas indirectas de maltrato.
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- Proyecto Sevilla Anti-Violencia Escolar (SAVE) (1995-1998). El estudio de
incidencia incluido en este proyecto incluyó la recogida de datos de 4.914
alumnos/alumnas de Educación Primaria y Secundaria que estudiaban en 25 centros
educativos de la ciudad de Sevilla y su área metropolitana.
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situaciones de victimización física y ataques a la propiedad en la escuela que los
alumnos nacionales. Con respecto a la titularidad del centro, no parecía existir
relación entre el nivel de participación en situaciones de violencia entre iguales en el
centro y el tipo de titularidad del centro.
Los dos estudios de mayor magnitud realizados hasta el momento han sido los
desarrollados a escala nacional para el Defensor del Pueblo (2000, 2006), con dos
muestras de 3.000 alumnos de Educación Secundaria Obligatoria escolarizados en
300 centros educativos públicos, privados y concertados. Si el estudio pionero
realizado en 1999 tuvo como objetivo determinar la magnitud del fenómeno del
maltrato entre iguales en todo el territorio nacional, el estudio realizado en 2006
pretendía conocer su evolución en el transcurso de los siete años.
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2.2.4. Conclusiones generales
Siguiendo el Informe del Defensor del Pueblo sobre Violencia Escolar (2000, 2006),
podemos obtener las siguientes conclusiones de los datos comentados en referencia
a la incidencia de la violencia entre iguales.
En primer lugar, hay que decir que el maltrato entre iguales es un fenómeno
general que se produce en todos los países en que se ha estudiado. Sin embargo,
los datos de incidencia no son homogéneos. Independientemente de que exista
mayor o menor presencia del problema del maltrato y de sus diferentes formas en
los distintos países europeos, los datos no son fácilmente comparables por varias
razones. Además de utilizar en muchos casos cuestionarios diferentes, el
procedimiento usado en las investigaciones, los cursos o grupos de edad
estudiados, así como el diseño y el análisis estadístico de los datos no permiten
hacer comparaciones simples entre unos trabajos y otros.
Por lo que respecta al género, los chicos siempre tienen mayor participación
en los incidentes de maltrato, tanto en el papel de agresores como en el de víctimas.
Las formas más usuales de abuso que llevan a cabo los chicos son la agresión
verbal y la agresión física directa. Las chicas, por el contrario, realizan y son víctimas
de más agresiones indirectas, sean de carácter verbal o social, como por ejemplo
hablar mal de otro o excluirle.
Las formas más comunes de maltrato entre iguales son las relacionadas
principalmente con la violencia de tipo verbal (insultos, motes), seguido por el abuso
físico (peleas, golpes, etc.) y el maltrato por aislamiento social (ignorar, rechazar, no
dejar participar).
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Finalmente, en lo que respecta a los lugares donde tienen lugar los episodios
de abuso, estos varían dependiendo del curso en que se encuentren los estudiantes.
Mientras que en general en los niveles de educación primaria el espacio de mayor
riesgo es el recreo, en el nivel de secundaria se diversifican los lugares de riesgo,
incrementándose los índices de abuso en los pasillos y en las aulas.
La mayoría de investigaciones que han tenido como objetivo conocer los efectos del
acoso sobre el alumnado se han centrado en la víctima de este tipo de situaciones.
Estas investigaciones llegan a resultados muy parecidos, señalando los efectos
devastadores que tienen este tipo de interacciones sobre las víctimas. Estos efectos
parecen situar al niño en un círculo vicioso de continua victimización, en el que
queda atrapado (Salmivalli e Isaacs, 2005).
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2.3.2. Efectos sobre el agresor:
Las situaciones de violencia no sólo tienen influencias negativas sobre las víctimas y
agresores, sino también sobre aquellos alumnos que las presencian (Salmivalli y
Isaacs, 2005).
Hay pocos estudios que hayan analizado los efectos que estas situaciones
tienen sobre los observadores. Díaz-Aguado (2006) plantea que este tipo de
situaciones puede producir en las personas que no participan directamente de la
violencia, pero que conviven con ella sin hacer nada para evitarla, problemas
parecidos, aunque en menor grado, a los que se dan en las víctimas o en los
agresores (miedo a poder ser víctima de una agresión similar, reducción de la
empatía, etc.). Por otro lado, desde la perspectiva de esta autora, la observación de
este tipo de conductas violentas aumenta la falta de sensibilidad, disminuyendo la
empatía y la solidaridad respecto a los problemas de los demás, características que
aumentan el riesgo de que sean en el futuro protagonistas directos de la violencia.
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3. VIOLENCIA ENTRE IGUALES DESDE UNA PERSPECTIVA ECOLÓGICA
25
el modelo ecológico será el empleado para analizar los factores explicativos o que
intervienen en las situaciones de violencia en la escuela, pasaremos a describir
brevemente la teoría de Bronfenbrenner y los componentes que incluye. Para
Bronfrenbrenner (1979: 40), “la ecología del desarrollo humano comprende el
estudio científico de la progresiva acomodación mutua entre el ser humano activo,
en desarrollo, y las propiedades cambiantes de los entornos inmediatos en los que
vive la persona en desarrollo, en cuanto este proceso se ve afectado por las
relaciones que se establecen entre estos entornos, y por los contextos más grandes
en los que están incluidos los entornos”.
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Hay que tener en cuenta que son múltiples factores los que influyen en la
violencia escolar y para prevenirla debemos atender a todos los que estén en
nuestra mano. Para ello es necesario tener en cuenta los factores de riesgo y de
protección que sobre ella influyen. Son muchas interacciones y a distintos niveles las
que el individuo tiene con su contexto: la familia, sus iguales, la influencia de los
medios de comunicación, creencias, valores, etc.
Siguiendo a Lucas Molina (2008), las variables individuales se han agrupado en dos
categorías: variables sociodemográficas y psicológicas. Además, se hará una
descripción de las características individuales asociadas a los distintos roles.
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- Curso y edad: la probabilidad de ser victimizado por los iguales es mayor en
los primeros años de educación Primaria y decrece de forma significativa con
el curso (Olweus, 1993), pudiéndose producir un ligero incremento en los
primeros años de educación Secundaria, que coinciden con el período de la
preadolescencia (Pellegrini y Long, 2002).
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se encuentra el niño. Son especialmente relevantes las relaciones que se establecen
entre estas características y su contexto social más inmediato en la escuela: su
grupo de iguales (Lucas Molina, 2008).
Los factores de riesgo que con más intensidad pueden estar implicados en
este tipo de situaciones son múltiples y variados. Tal y como se ha dicho más arriba
al hablar del modelo ecológico, la violencia puede ser expresión de factores como
las variables personales, influencia de la familia o del grupo de amigos, etc., así
como por la estructura escolar y sus métodos de enseñanza-aprendizaje (Defensor
del Pueblo, 1999). Es posible que en la mayoría de ocasiones intervenga más de un
factor, existiendo una conexión muy estrecha entre factores sociales, familiares,
escolares y personales en el origen del acoso escolar (Albadalejo Márquez, 2011).
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que les pueden hacer más vulnerables para verse implicados en situaciones de
violencia, en función de los distintos roles que hemos comentado previamente.
Dentro del rol de víctima, nos encontramos con niños con características muy
heterogéneas. Tal y como se ha mencionado anteriormente, los estudios centrados
en analizar las características generales de estos niños han planteado la necesidad
de diferenciar dos tipos de víctimas: la víctima típica (o también pasiva), que no
ejerce la violencia hacia los demás, y la víctima activa, que puede reaccionar de
forma violenta en determinadas ocasiones. El rol de víctima se caracteriza por
encontrarse en una situación social de aislamiento y fuerte impopularidad (Cerezo,
2001)
Las chicas suelen adoptar el rol de defensor, mientras que los chicos los de
reforzador y asistente de estas situaciones (Salmivalli et al., 1998). Generalmente
los observadores suelen mostrar actitudes contrarias al acoso, aunque en pocas
ocasiones intervienen ante estas situaciones.
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3.3. Microsistema
2.3.2. Escuela
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Asimismo, el entorno escolar es el contexto principal en el que se producen las
conductas de violencia entre iguales (Olweus, 1993).
Una de las ideas más generalizadas, sobre todo entre el profesorado, es que
los problemas de violencia escolar se incrementan con el tamaño de la escuela y de
las aulas (Olweus, 1993). En cuanto a la titularidad del centro, entre los estudios que
han estudiado esta variable y que además han utilizado una muestra representativa
de centros (Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, 2006; Defensor del
Pueblo, 2000, 2006), no se ha encontrado relación alguna entre el tipo de centro y
un mayor o menor nivel de victimización y/o agresión entre escolares.
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3.3.3. Familia
Aplicando una de las teorías educativas y del aprendizaje más citadas en los
trabajos sobre violencia y que podemos aplicar en este caso, se puede destacar
especialmente la teoría de Aprendizaje Social de Bandura (1983). En síntesis, la
teoría del aprendizaje social defiende que es probable que un comportamiento
violento que se percibe como eficaz y sin consecuencias negativas para el agresor
vuelva a repetirse. Es decir, que si el niño observa en su casa conductas violentas,
que son en algunos casos reforzadas por el propio entorno (o no castigadas),
tenderá a repetir este tipo de conductas en otros contextos educativos (proceso que
puede ser interpretado atendiendo a un mecanismo de aprendizaje vicario). Si, por el
contrario, encuentra rechazo por parte de los demás hacia esa actuación violenta,
esta consecuencia deslegitimará su uso para posteriores ocasiones.
En este sentido, con respecto a los estilos educativos de los padres, Ladd
(1992) planteó que las conductas de crianza de los padres servían como modelo
sobre el que los niños establecían su conducta y expectativas en relación con sus
relaciones futuras. Por tanto, las relaciones que los niños establecen con sus padres
influyen en las que establecen posteriormente con sus iguales, y en particular con
aquellas relacionadas con las situaciones de victimización.
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diga y se haga en relación al uso de la violencia puede contribuir a su legitimación (o
deslegitimación). Es parte del proceso de socialización, y como tal, se socializa de
forma activa y también de forma pasiva.
3.4. Mesosistema
3.5. Exosistema
Dentro de este tipo de estructuras, las más analizadas han sido todas aquellas
relacionadas con los medios de comunicación, tales como la televisión, el cine, las
páginas de Internet… que penetran en la vida de los niños. Estos poderosos medios
no ejercen influencia directa sobre el individuo, pero sí presentan efectos influyendo
en la interacción del individuo con sus contextos (Lucas Molina, 2008).
34
hechos violentos a través de los medios de comunicación puede derivar en
inmunización ante tal tipo de comportamientos agresivos por asumirlos como parte
de una supuesta cultura (Carbonell y Peña, 2001).
3.6. Macrosistema
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en su centro escolar, decidió quitarse la vida. Desde ese momento, la sociedad
española empezó a preocuparse por lo que sucedía en los colegios, por el papel de
los padres, los profesores, las direcciones de los centros escolares… Muchas
personas se dieron cuenta de que los casos de acoso escolar no podían reducirse a
bromas, peleas entre iguales o conflictos puntuales sino que se trataba de un
problema grave de abuso hacia el más débil, que podía compararse en importancia
a la violencia de género.
Esta segunda versión del programa (Daphne II, 2004-2008), tiene como
objetivo luchar contra la violencia ejercida sobre los niños, los jóvenes y las mujeres,
mediante la aplicación de medidas preventivas y la prestación de ayuda a las
víctimas. También pretende ayudar a las organizaciones que actúan en este ámbito
y reforzar su cooperación.
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Si atendemos a la normativa española, la violencia escolar entendida desde el
acoso escolar atenta contra el Artículo 173.1 del Código Penal, que castiga al que
infrinja a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad
moral. Los casos más graves de bullying pueden atentar también contra el Artículo
143.1, que castiga la inducción al suicidio de otra persona.
Ante los vacíos legales que existían en nuestro país y con el objetivo de
ponerse al día con la legislación de otros países, en mayo del año 2011 se aprobó
en el Parlamento una ley contra el bullying, que fue ratificada por el Senado. En los
textos legales del estado español hay pocas referencias explícitas al maltrato entre
alumnos (acoso escolar), pero encontramos documentos que contemplan estas
conductas de forma más o menos implícita:
- Plan de Convivencia que elabora cada centro educativo, que debe desarrollar
los mecanismos (organizativos, pedagógicos, curriculares y disciplinarios) que
aplica cada centro para regular y mejorar la convivencia.
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que las autoridades judiciales, docentes o administrativas hayan de adoptar no caen
dentro del ámbito estrictamente jurídico.
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4. PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN
En nuestro país, no existe una actuación global a nivel de Estado con el fin de
prevenir la violencia escolar, pero como ya se comentó en líneas anteriores, las
investigaciones en este campo han ido en aumento y son múltiples los estudios que
manifiestan la existencia de malas relaciones en los centros escolares. Pero esto
sólo son iniciativas destinadas a incrementar el nivel de conciencia social con el fin
de estimular las políticas preventivas. El actual gobierno no propone iniciativas
específicas de lucha general contra la violencia escolar, dirigidas desde el Ministerio
de Educación y Cultura del Estado. Sin embargo, son las administraciones
educativas de las Comunidades Autónomas las que han incrementado enormemente
las iniciativas de prevención de la violencia.
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Régimen Interno que elabora cada centro educativo concreta la aplicación en cada
centro. Y éste a su vez se concreta en el Plan de Convivencia que elabora cada
centro educativo, el cual debe desarrollar los mecanismos (organizativos,
pedagógicos, curriculares y disciplinarios) que aplica cada institución para regular y
mejorar la convivencia.
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- Plan Andaluz de Educación para la Cultura de Paz y No Violencia: Orden de 25
de julio de 2002 por la que se da publicidad al Plan Andaluz de educación para la
Cultura de paz y Noviolencia. BOJA Nº 117 DE 05/10/2002
1. Los problemas que conducen a la violencia son múltiples y complejos, por tanto
las soluciones también.
2. La prevención debe superar el desajuste actual entre los cambios sociales, las
necesidades de la juventud y los contextos educativos, de forma que se favorezca la
posibilidad de establecer un vínculo de calidad en dicho contexto.
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7. La exclusión y la violencia son dos caras de un mismo problema. Por eso, la lucha
contra la exclusión debe ser destacada como un objetivo prioritario.
10. Hay que mejorar la coherencia entre nuestros objetivos y los medios que
empleamos, entre lo que pretendemos enseñar en teoría y lo que enseñamos en la
práctica. Esta mejora de la coherencia debe prestar una especial atención a la
coherencia entre objetivos de la prevención y los medios para alcanzarlos.
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Hay que tener en cuenta que las intervenciones en el acoso escolar deben
afectar a todos los subsistemas implicados de una forma responsable, según el
Modelo Ecológico de Bronfrenbrenner (1970). Las relaciones entre iguales son
indicadores importantes de la salud mental del alumnado y predicen su ajuste
psicosocial. Por ello es importante ocuparse de estas relaciones, además de: prestar
atención al contexto social en el que se producen estos comportamientos, que
puede ser más posibilitador o menos; prestar atención a los grupos a los que el
alumno o alumna pertenece o no; y prestar atención a los comportamientos de
aprobación o desaprobación de quienes contemplan el acoso (Orte, 1996 y 2005).
Pero en ocasiones no basta con prevenir, sino que las circunstancias obligan
a que determinados profesionales intervengan en dichas situaciones de violencia.
Cuando el centro escolar conoce unos supuestos hechos de acoso entre sus
alumnos, se inicia un proceso de intervención que en muchos casos es complejo y
difícil de seguir. En primer lugar, expertos en el área indican que es inútil que se
remitan estos datos a la Fiscalía, ya que no tiene la competencia jurisdiccional y por
tanto, deben archivar sin más el caso (Fanjul Díaz, 2012). Por lo tanto, la
responsabilidad en la resolución del presunto acoso la tiene el centro escolar en el
que se ha producido.
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observaciones (alumnos, profesores, familias, personal no docente). Así, se elabora
un informe sobre el caso. Si éste resulta negativo, se lleva a cabo una acción tutorial
a través de actividades de prevención dirigidas al grupo-clase. En el caso de que el
informe resulte positivo, tendrá lugar una mediación terapéutica con la implicación de
los padres. Todo ello tendrá un registro y seguimiento de incidentes.
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Teniendo en cuenta que el maltrato es un fenómeno complejo que afecta a
todo el grupo, es importante promover en los observadores una actitud activa unida
a la desaprobación, lo que contribuirá a crear un clima de rechazo a la agresión y
permitirá prevenir e intervenir en las situaciones conflictivas. Los ejes básicos de
actuación en esta línea son, siguiendo de nuevo a Cerezo (1997): desarrollar
sesiones de discusión y búsqueda de actitudes alternativas que intensifiquen la
identidad y cohesión del grupo, trabajar la empatía con las víctimas y analizar de
forma ética el problema del maltrato resaltando la condición de indefensión de la
víctima.
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5. METODOLOGÍA
5.1. Participantes
De los 108 alumnos que participaron en el estudio, 29 alumnos eran del CEIP
Albolafia y 79 del Colegio Almanzor, correspondientes a los cursos 2º, 4º y 6º de
Educación Primaria. En el total de la muestra, contamos con la participación de 55
niños y 53 niñas.
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TABLA 1: DISTRIBUCIÓN DE LOS PARTICIPANTES
Albolafia 4 6 8 3 3 5 15 14
Centro
Almanzor 14 13 14 11 12 15 40 39
N 18 19 22 14 15 20 55 53
Total 37 36 35 108
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El instrumento concreto que se ha aplicado en este trabajo fue elaborado por
Albadalejo Blázquez (2011) y su equipo de investigación, tomando como base para
su construcción-adaptación los siguientes cuestionarios: “Cuestionario de violencia
escolar: el maltrato entre iguales en la ESO” del Defensor del Pueblo (1999-2006) y
“Cuestionario de Evaluación de la Violencia entre iguales en la Escuela y en el Ocio
(CEVEO)” de Díaz-Aguado, Martínez y Martín (2004). Para su construcción-
adaptación se siguieron las recomendaciones generales de Carretero-Dios y Pérez
(2005, 2007) en cuanto a la justificación del estudio, delimitación conceptual del
constructo a evaluar, construcción y evaluación cualitativa de los ítem, análisis
estadísticos de los ítem, estudio de la dimensionalidad del instrumento, estimación
de la fiabilidad y obtención de evidencias externas de validez. Las características
psicométricas de este instrumento son adecuadas, tal y como afirma la autora del
cuestionario: "La investigación realizada ha mostrado una buena viabilidad, fiabilidad
y validez del instrumento CEVEIP. Este instrumento cuenta con una elevada
consistencia interna en las tres escalas que conforman el mismo y las cuales
evalúan situaciones de violencia escolar (observada, vivida y realizada)" (Albadalejo,
2011: 261). Así, el factor correspondiente a las situaciones de "Violencia escolar
presenciada" presenta una fiabilidad alta (alfa de Cronbach = 0.805). Valores
similares alcanzan los otros dos factores del cuestionario (Alfa de Cronbach de
0.712 y 0.793, para la "Violencia escolar vivida" y "Violencia escolar realizada",
respectivamente).
48
En el CEVEIP se incluyen variables sociodemográficas de interés para el
estudio como la edad, género y curso. El cuerpo del cuestionario incluye cuatro
apartados principales. En los tres primeros apartados, los ítem evalúan la presencia
de situaciones de violencia y exclusión vividas en la escuela desde la triple
perspectiva de los escolares: espectadores, víctimas o agresores. Así, hay tres
apartados diseñados para evaluar los tipos de violencia escolar entre iguales y su
frecuencia en tres situaciones de violencia o victimización: actos presenciados,
sufridos y realizados.
Un cuarto apartado dentro del cuestionario está diseñado para preguntar a los
participantes sobre sus acciones cuando viven o presencian actos de violencia entre
iguales. En el Anexo 1 puede consultarse el cuestionario completo.
- Centro
Individuales
- Edad
- Género
- Insultarle en clase
- Insultarle en los pasillos
- Insultarle en el recreo
Situaciones presenciadas: - Pegarle en clase
- Pegarle en los pasillos
He visto situaciones que pueden
- Pegarle en el recreo
molestar a algún/a compañero/a
- Empujarle o fastidiarle en las filas
como:
- Molestarle o no dejarle hacer el trabajo
- Quitarle o esconderle las cosas
- Estropearle los trabajos
49
- Me insultan en clase
- Me insultan en los pasillo
- Me insultan en el recreo
- Me pegan en clase
- Me pegan en los pasillos
Situaciones vividas: - Me pegan en el recreo
- Me empujan o fastidian en las filas
He sufrido situaciones que han
- Me molestan o no me dejan hacer el trabajo
llegado a molestarme como:
- Me quitan o esconden las cosas
- Me estropean los trabajos
- Me dejan jugar los compañeros con ellos
- Mis compañeros no se quieren sentar conmigo
- Tengo que jugar solo en el recreo
- Me dejan jugar si les doy lo que me piden o hago lo que me dicen
- He insultado en clase
- He insultado en los pasillos
- He insultado en el recreo
5.3. Procedimiento
50
diferentes centros. El primer contacto realizado con los centros para solicitar su
colaboración en este estudio fue mediante llamada telefónica. En ella se describió el
objetivo del estudio. En una primera visita, la investigadora se reunió con los
directores/as y jefes de estudio para describir lo que se pretendía con la recogida de
estos datos. Puesto que la recogida de datos se llevaría a cabo sólo en
determinados cursos y en horario de clase, los tutores de cada clase debían aceptar
la propuesta.
5.4. Cronograma
51
TABLA 3: CRONOGRAMA
Análisis documental
Búsqueda de
instrumento para
recogida de datos
Realización de los
cuestionarios
Administración de los
cuestionarios
Codificación de los
cuestionarios
Análisis de resultados
de los cuestionarios
Análisis definitivo de
toda la información
recogida
Búsqueda de
estrategias de
intervención
Elaboración de
propuesta de
intervención
Conclusiones
52
6. RESULTADOS
Por otro lado, dentro de cada uno de los apartados en los que se pregunta al
participante sobre situaciones de violencia (presenciada, vivida y realizada), ha sido
necesario reorganizar las respuestas de los sujetos en función del tipo de violencia
sobre el que se está preguntando. Por ello, hemos dividido estas variables en varios
grupos:
Por otro lado, en el caso de los ítem relacionados con la reacción del
alumno/a antes los casos de violencia, se han considerado también dos posibles
53
situaciones (presenciar la situación de violencia / vivirla como víctima), y dos
posibles reacciones (acudir a algún adulto – profesor o familiar- / no hacer nada).
- Insultarle en clase
- Violencia verbal - Insultarle en los pasillos
- Insultarle en el recreo
- Pegarle en clase
Situaciones - Violencia física - Pegarle en los pasillos
presenciadas: - Pegarle en el recreo
- Me insultan en clase
- Violencia verbal - Me insultan en los pasillo
- Me insultan en el recreo
- Me pegan en clase
- Violencia física - Me pegan en los pasillos
- Me pegan en el recreo
Situaciones
- Me empujan o fastidian en las filas
vividas:
- Otras formas de - Me molestan o no me dejan hacer el trabajo
violencia - Me quitan o esconden las cosas
- Me estropean los trabajos
- Me dejan jugar los compañeros con ellos
- Mis compañeros no se quieren sentar conmigo
- Aislamiento social - Tengo que jugar solo en el recreo
- Me dejan jugar si les doy lo que me piden o hago
lo que me dicen
- He insultado en clase
- Violencia verbal - He insultado en los pasillos
- He insultado en el recreo
- He pegado en clase
- Violencia física - He pegado en los pasillos
- He pegado en el recreo
Situaciones
- He empujado o fastidiado en las filas
realizadas:
- He molestado o no he dejado trabajar a algún
- Otras formas de compañero
violencia - He quitado o escondido las cosas a algún
compañero
- He estropeado el trabajo a algún compañero
54
- Si tienes problema, se - Si tienes algún problema ¿se lo dices al profesor?
lo dices a alguien - Si tienes algún problema ¿se lo dices a tu familia?
- Si tienes problema, no
Comportamiento - Si tienes algún problema ¿te vas sin decir nada?
dice nada
ante
situaciones: - Si ves a alguien que tiene problemas ¿se lo dices
- Si ves algún problema, al profesor?
se lo dices a alguien - Si ves a alguien que tiene problemas ¿se lo dices
a tu familia?
- Si ves algún problema, - Si ves a alguien que tiene problemas ¿te vas sin
no dice nada decir nada?
Una vez que se ha descrito la manera de reorganizar las variables para poder
proceder a un análisis de los resultados, comentamos brevemente cómo se van a
presentar los resultados obtenidos. Así, para describir los resultados, se van a
considerar las respuestas de nuestros sujetos en función del rol que puede adquirir
cada individuo en las diversas situaciones de violencia que pueden tener lugar en el
aula. Por otro lado, partiendo de este rol (víctima, agresor u observador), se
considerarán posibles diferencias relacionadas con las variables sociodemográficas
de los participantes (sexo, curso y colegio).
55
la prueba de Games-Howell, recomendada cuando no puede asumirse la igualdad
de varianzas entre grupos.
Vividas Realizadas
Presenciadas Total
Total Total
56
1,28 0,81 0,64
Albolafia
(0,70) (0,59) (0,57)
Colegio 0,17 0,16 0,01*
1,13 0,69 0,31
Almanzor
(0,41) (0,29) (0,30)
*p < 0,05
Como puede verse en la tabla superior, en relación al género, las niñas dicen
presenciar más actos violentos (M=1,18) que los niños (M=1,15). En cambio, son
éstos los que dicen vivir y realizar más actos violentos (M=0,79 y M=0,45
respectivamente) que las niñas (M=0,65 y M=0,35 respectivamente). Sin embargo,
ninguna de estas diferencias resultaron ser estadísticamente significativas, por lo
que podemos afirmar que no existen diferencias en las situaciones de violencia que
puedan tener lugar en el centro educativo en relación al género: niños y niñas
presencian, viven y realizan el mismo tipo de violencia en la misma medida.
57
A continuación se presentan los resultados detallados obtenidos en las
distintas situaciones de violencia presenciadas, vividas y realizadas en cuanto a las
distintas variables del estudio (género, curso y colegio). Además, se exponen
también los resultados sobre el comportamiento que el alumnado tiene ante este tipo
de situaciones.
Recordamos en este punto que las medias de las frecuencias con las que los
niños dicen haber presenciado situaciones violentas de este tipo oscilaba entre 0
(nunca) y 3 (siempre), mientras que la última puntuación incluida en este apartado
(gravedad percibida de este tipo de situaciones) oscilaba entre 1 (poco o nada) y 4
(mucho).
Presenciadas
Insultos Pegar Otras Gravedad
Total
En este caso, la media obtenida sobre las situaciones que dice presenciar el
alumnado no adquiere valores muy altos, los cuales se sitúan entre 1,12 y 1,19, de
una puntuación posible que oscila entre 0 y 4. La media sobre el total de situaciones
58
presenciadas se sitúa en 1,16, con lo cual podemos decir que en pocas ocasiones el
alumnado dice presenciar situaciones de violencia entre sus compañeros.
Los actos violentos que con mayor frecuencia son observados por el
alumnado son de tipo verbal y físico, con una media de 1,19 en ambos casos.
*p < 0.05
59
mismos, aunque son los niños los que perciben estos actos con mayor gravedad
(M=2,87) que las niñas (M=2,61).
FÍSICA PRESENCIADA
60
la categoría “violencia verbal presenciada”, siendo ésta mayor en el colegio Albolafia
(M=1,49) en relación al colegio Almanzor (M=1,09).
A pesar de que la frecuencia con la que los niños y niñas del colegio Albolafia
dicen presenciar actos violentos es mayor que en el colegio Almanzor, son éstos
últimos los que otorgan mayor gravedad a dichas situaciones (M=2,76) frente al
colegio Almanzor (M=2,68).
Almanzor
Albolafia
A continuación se presenta la tabla 8 que muestra los resultados globales sobre los
actos violentos vividos en el colegio. En ella se muestran los datos descriptivos
(media y desviación típica) respecto a las distintas formas de vivir dichas
situaciones. Además, en ella se muestra la gravedad global con la que el alumnado
dice percibir estos actos violentos vividos.
61
TABLA 8: MEDIAS Y DESVIACIONES TÍPICAS DE LA PUNTUACIÓN TOTAL Y DE CADA UNA
SITUACIONES.
Aislamiento
Vividas Total Insultos Pegar Otras Gravedad**
social
62
Otros ,69 ,65 ,72 ,62 ,66 ,72 ,65
,70 ,71 ,53
(,57) (,44) ,52 ,49 ,53 ,70 ,43
63
En relación al curso, no existen diferencias significativas por lo que podemos
afirmar que los participantes que se perciben a sí mismos como víctimas de distinto
tipo de violencia lo hacen con una frecuencia similar en todos los cursos. Por otro
lado, la gravedad otorgada a este tipo de situaciones vividas disminuye por cursos,
pero las diferencias tampoco resultan estadísticamente significativas.
SITUACIONES
Realizadas Aislamiento
Insultos Pegar Otras Gravedad**
Total* social
64
Al igual que ocurría con la violencia vivida, las situaciones de violencia
realizadas también adquieren valores muy bajos, entre 0,31 y 0,52, siendo de nuevo
la más alta la violencia ejercida en forma de aislamiento social. Todas estas
puntuaciones quedan muy por debajo de 1, siendo la media del total de todas ellas
de 0,39, por lo que un alto porcentaje de alumnado informa de ejercer con una
frecuencia muy pequeña violencia hacia sus compañeros.
Aun así, la gravedad con la que perciben estos actos violentos ejercidos
adquiere un valor más elevado, siendo éste de 2,27, de entre 1 y 4.
65
Como puede verse en esta tabla, y en contra de lo que ocurría en el resto de
variables consideradas, en este caso aparecen diferencias entre grupos en gran
parte de los contenidos analizados. Así, en relación a este posible rol de agresor, los
resultados obtenidos manifiestan diferencias significativas en cuanto a género, curso
y colegio.
En referencia al género, son los niños los que dicen ejercer con mayor
frecuencia actos violentos (M=0,45) frente a las niñas (M=0,35), aunque las
diferencias significativas tan sólo se presentan en relación a la violencia verbal,
siendo los niños los que dicen ejercer violencia verbal con mayor frecuencia
(M=0,57) que las niñas (M=0,33).
3,00
2,00
niño
1,00 niña
0,57
0,33
0,00
1
66
violentos ejercidos, es el alumnado de 6º de Primaria el que dice ejercer con mayor
frecuencia (M=0,48) dichos actos frente a 2º y 4º (M=0,25 y M=0,47
respectivamente). Acudimos a la prueba Post Hoc para conocer dónde radican
dichas diferencias. Así, en el total sobre la violencia ejercida, las diferencias
significativas se encuentran entre 2º curso y 4º y 6º (p=0,03 y p=0,05
respectivamente).
67
frecuencia con la que dicen realizar actos violentos es mayor en el colegio Albolafia,
la gravedad otorgada a dichos actos es menor (M=2,04) con respecto al colegio
Almanzor (M=2,35)
En este caso, observamos que son muchas veces las que acuden a un adulto
de referencia si se ven envueltos en algún problema (M=2,11), aunque no son tantas
las que lo hacen cuando tan sólo ven alguna situación de violencia (M=1,60).
Además, podemos observar que normalmente no se van sin decir nada si tienen o
ven algún problema (M=0,41 y M=0,35 respectivamente).
68
TABLA 13: MEDIA Y DESVIACIÓN TÍPICA DE LOS “COMPORTAMIENTOS ANTE SITUACIONES
VIOLENTAS” (GÉNERO, CURSO Y COLEGIO)
COMPORTAMIENT
O ANTE Género Curso Colegio
SITUACIONES
1,972 1,871
2,4
2,01 2,22 2 4 1,8929 2,1899
9 ,11
Si tienes, sí dices (,72 ,21 ,01*
9
(,98) ) ,8361 ,8518 (,95604) (,82160)
,80
9 4
1,400 1,642
1,61 1,7 1,5000
1,58 0 9 1,6329
5 ,21 ,48
Si ves, sí dices ,87
(,89 0 (1,00000 7
(,82) ,7933 ,8275 (,79947)
) ,91 )
5 7
69
7. CONCLUSIONES
Los datos nos indican que la mayor frecuencia en relación a actos violentos
se refiere a las situaciones violentas presenciadas, quedando en segundo lugar las
situaciones vividas y después las realizadas. Todas aquellas situaciones adquieren
valores en torno al valor 1, que en la tabla de interpretación corresponde a “pocas
veces”. Incluso muchas de las situaciones quedan valoradas por debajo de este
valor, lo que indica que la frecuencia con la que dicen presenciar, vivir o realizar
dichos actos ha sido valorada en muchas ocasiones con un 0, lo cual corresponde a
“nunca”.
Debemos concluir por lo tanto que gran parte de los participantes dicen no
verse envueltos en actos violentos de tipo verbal, físico o social con mucha
frecuencia, ni en el rol de espectador, ni el de víctima ni el de acosador). Aun así, la
interpretación en cuanto a la gravedad que de estas situaciones tiene el alumnado
adquiere valores más altos, por lo que, a pesar de que las situaciones violentas que
dicen presenciar, vivir o realizar ocurren con poca frecuencia, estos las interpretan
como actos con un cuantioso grado de gravedad.
70
Aunque se comentará más adelante este aspecto como una posible limitación
del estudio, no podemos olvidar que los datos que hemos recogido no son de tipo
observacional, sino que hemos pedido a los propios niños que informen sobre los
actos de violencia que observan, realizan o sufren en la escuela. Algunos estudios
critican este tipo de metodología de autoinforme, por observar problemas de
fiabilidad en algunos casos a la hora de obtener información sobre temáticas tan
delicadas (Salmivalli, 2002).
En cambio, son los niños los que dicen vivir y realizar con más frecuencia
actos violentos, siendo ellos mismos los que también perciben con mayor gravedad
dichos actos con respecto a las niñas. Las diferencias en cuanto a las agresiones
son significativas en varios aspectos: violencia verbal, física y aislamiento social,
entre las que se incluyen situaciones de insultos, peleas con fuerza, no dejar jugar a
alguien en el recreo…
71
Aunque los datos no son concluyentes al respecto, parece que todo lo anterior
evidencia que el género es un factor de riesgo en relación a los chicos, pues como
muestran algunos autores podría existir relación en referencia a la violencia entre el
género (o, más concretamente, los estereotipos de género) y los valores asociados a
ésta (dominio, fuerza, etc.) (Díaz-Aguado y Martínez Arias, 2001). El rol de
masculinidad lleva asociado en nuestra cultura unos valores y estereotipos que
acercan más a los varones a las situaciones violentas, tanto en el rol de víctima
como de agresor. Por ello, implantar programas adoptando una perspectiva de
género, es imprescindible tanto para comprender como para prevenir las
condiciones de riesgo implícitas en la violencia entre iguales.
Con respecto a la edad, es el grupo de menor edad (2º curso) el que dice
presenciar y vivir con más frecuencia dichos actos violentos, siendo el alumnado del
curso de mayor edad (6º curso) el que más dice realizar este tipo de conductas.
Por otro lado, los datos obtenido en este trabajo indican que los actos
violentos de todo tipo, tanto presenciados, vividos como realizados por el alumnado,
adquieren su mayor índice de frecuencia en el 4º curso. Este hallazgo supone una
72
contradicción respecto a otros estudios, como el llevado a cabo por la Organización
Mundial de la Salud (2004) a través del Health Behaviour in School Aged Children
(HBSC) entre 2000 y 2001, que revela que el mayor incremento en acoso se
producía entre los 11 y 13 años, edades que corresponden a los dos últimos cursos
de Educación Primaria (5º y 6º curso), y el primer curso de Educación Secundaria.
73
competencia social, si no que se convierten en estas edades en una de las
principales fuentes de apoyo emocional, por lo que cumplen también un papel
prioritario en la formación de la identidad (Díaz-Aguado, 1996; 2003).
Por ello, que se lleven a cabo programas con tales características en el primer
ciclo de Primaria sería ideal, antes de que tenga lugar ese incremento de violencia
de tipo relacional hacia final del segundo ciclo (4º curso). En este sentido, conviene
señalar el papel que pueden tener los alumnos más mayores en la prevención e
intervención ante los episodios de violencia entre iguales.
74
incluyan, en la medida de lo posible, prevención de la violencia en otros contextos de
desarrollo de estos niños y niñas como puede ser la familia, el barrio, etc.
Con respecto al género, son las niñas las que dicen acudir con mayor
frecuencia a un adulto cuando ocurren determinadas situaciones violentas, tanto si
las sufren como víctimas como si las presencian como espectadoras. Los resultados
obtenidos siguen en la línea de los estudios que afirman que las chicas suelen
adoptar el rol de defensor con mayor frecuencia, mientras que los chicos suelen
participar más frecuentemente desde un rol de reforzador y asistente de estas
situaciones (Salmivalli et al., 1998).
75
En cuanto al curso, los datos demuestran que a medida que avanza la edad,
los niños y niñas acuden con menos frecuencia a algún adulto de referencia, tanto si
se ven envueltos como si presencian determinados actos violentos. Aun así, sería
importante conocer a qué adultos acuden ante estos hechos.
Teniendo en cuenta que hemos confirmado que la violencia existe en las aulas que
hemos analizado, en diferentes formatos (social, físico, relacional….), en diferentes
roles (víctima, agresor, espectador), y con diferentes intensidades, hemos
considerado necesario realizar una propuesta de intervención en este contexto
educativo, partiendo de las numerosas propuestas previas que existen en esta línea.
A continuación se hace referencia a las posibles actuaciones para prevenir las
situaciones de violencia entre iguales que puedan tener lugar en el contexto
educativo. Para ello, tomando como referencia las propuestas de Del Rey y Ortega
(2001) en “Programas para la prevención de la violencia escolar en España: la
respuesta de las comunidades autónomas”, nos vamos a centrar en los programas
que se llevan a cabo en el contexto andaluz con dichas propuestas, además de
incluir algunas otras.
76
En primer lugar, se ha de decir que los programas de intervención a nivel
estatal diseñados para acabar con la violencia entre iguales persiguen dos objetivos
generales: disminuir la frecuencia de determinadas situaciones de violencia y
prevenir tales actos a través de la mejora o creación de un buen clima de relaciones
interpersonales (Del Rey et al., 2001).
Así, las estrategias de intervención que propone Del Rey et al. (2001) pueden
agruparse en cuatro categorías: actuaciones dirigidas al cambio de la organización
escolar; actuaciones dirigidas a la formación del profesorado para que éste diseñe
sus propios modelos de intervención; propuestas concretas para desarrollar en el
aula; programas específicos a aplicar en las situaciones y fenómenos de violencia
con escolares implicados o en riesgo.
Los programas que incluyen esta propuesta son: el SAVE; Convivir es Vivir
(Carbonell, 1999); el Programa de Educación Social y Afectiva en el aula en Málaga
(Trianes y Muñoz, 1994 y Trianes, 1996) entre otros.
77
docentes para recibir dicha formación. Asimismo, la formación del profesorado en
cualquiera de sus modalidades ha convertido a la convivencia en un tema prioritario
dentro de la formación permanente del profesorado (Del Rey et al. 2001).
Respecto a las actividades para desarrollar en el aula, Del Rey et al. (2001)
defienden varias líneas de actuación, recogidas por varios autores, entre las cuales
destacan la gestión del clima social del aula y el trabajo curricular en grupo
cooperativo apoyado por Ortega (1997); actividades de educación en valores y de
los sentimientos, desarrollada en el modelo SAVE y en el Programa de prevención
del Maltrato entre Escolares (Ortega et al., 1998); actividades de estudio de dilemas
morales y actividades de drama, los cuales potencian el pensamiento crítico y la
reflexión sobre la realidad social como algo muy complejo (Díaz Aguado, 1996;
Ortega, 1997; Ortega y colb., 1998).
78
adecuadas a su nivel de progreso. Otra de las propuestas es el modelo de
“Alumnado Ayudante”, en el cual se utiliza un gran recurso humano como es el
propio grupo de iguales que llevan a cabo estrategias de ayuda entre los mismos
compañeros con el fin de mejorar el clima del centro. Finalmente, los “Compromisos
de Convivencia” como medida en la que se establecen y afianzan canales de
implicación y participación activa entre el centro y las familias. Estos acuerdos se
llevan a cabo con el alumnado que presenta problemas de conducta o de aceptación
de las normas escolares con la finalidad de establecer mecanismos de coordinación
entre familias y profesorado, permitiendo así la mejora de la integración y el
rendimiento académico de este alumnado y favoreciendo el clima de convivencia en
el centro.
79
Al educador social no se le debería asignar el carácter de complementariedad
respecto al resto de actividades educativas que en se desarrollan en el centro, ya
que son profesionales de recursos, en contacto con el mundo exterior del centro,
cercanos a las actividades alternativas socioeducativas, y a los servicios municipales
y sociales.
Es por ello, por lo que el papel del educador tanto en la prevención como en
la intervención de la violencia entre iguales queda totalmente justificado mediante las
funciones que de este profesional se demandan.
80
(el auto-informe) tiene como ya se comentó al inicio del trabajo muchas ventajas,
pero también muchos inconvenientes que deben ser solventados y tenidos en
cuenta a la hora de trabajar desde una visión global esta temática tan compleja
desde un punto de vista social.
Por último, parece también importante insistir y tener en cuenta el papel que
desempeñan los observadores ante determinadas situaciones de violencia en el
centro educativo, lo cual nos permitiría obtener mayor información y utilizarlo como
recurso primordial en la erradicación de cualquier situación de violencia entre
iguales.
81
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92
ANEXOS
94
ANEXO 1
CENTRO: _________________________________________________
CURSO: ______ EDAD: ________ ERES: Un niño (__) Una niña (__)
95
ANEXO 1
SITUACIONES
PRESENCIADAS POCAS MUCHAS
He visto situaciones que NUNCA SIEMPRE
VECES VECES
pueden molestar a algún/a
compañero/a como
Insultarle en clase
Insultarle en el recreo
Pegarle en clase
Pegarle en el recreo
96
ANEXO 1
Me insultan en el recreo
Me pegan en clase
Me pegan en el recreo
97
ANEXO 1
SITUACIONES REALIZADAS
He llevado a cabo situaciones que POCAS MUCHAS
NUNCA SIEMPRE
han llegado a molestar a algún VECES VECES
compañero/a como
He insultado en clase
He insultado en el recreo
He pegado en clase
He pegado en el recreo
98
ANEXO 1
COMPORTAMIENTO ANTE
SITUACIONES
Cuando he tenido o he visto que POCAS MUCHAS
NUNCA SIEMPRE
alguien puede tener un problema VECES VECES
con algún compañero/a, he optado
por
Si tienes algún problema ¿se lo dices
al profesor?
Si tienes algún problema ¿se lo dices
a tu familia?
Si tienes algún problema ¿te vas sin
decir nada?
Si ves a alguien que tiene problemas
¿se lo dices al profesor?
Si ves a alguien que tiene problemas
¿se lo dices a tu familia?
Si ves a alguien que tiene problemas
¿te vas sin decir nada?
99