Watson - El Conductismo

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EL CONDUCTISMO

-Watson-

CAPITULO I: ¿QUE ES EL CONDUCTISMO?

La vieja y la nueva psicología en oposición.

Hasta el advenimiento del conductismo, en 1912, la psicología introspectista dominaba


totalmente la vida psicológica de la universidad norteamericana. La psicología introspectiva
proclamaba que es la conciencia la materia de estudio de la psicología. El conductismo sostiene,
por el contrario, que es la conducta del ser humano el objeto de la psicología. Afirma que el
concepto de conciencia no es preciso, ni siquiera utilizable.

Advenimiento del conductismo.

En sus primeros esfuerzos por lograr uniformidad en el objeto y métodos, el conductista


comenzó por plantear el problema de la psicología, barriendo con todas las concepciones
medievales y desterrando de su vocabulario científico todos los términos subjetivos, como
sensación, percepción, imagen, deseo, intención e inclusive pensamiento y emoción según los
define el subjetivismo.

Programa del conductismo.

El conductista pregunta: ¿Por qué no hacer de lo que podemos observar el verdadero


campo de la psicología? Limitémonos a lo observable, y formulemos leyes solo relativas a estas
cosas. Ahora bien: ¿Qué es lo que podemos observar? Podemos observar la conducta, lo que el
organismo hace o dice. Y apresurémonos a señalar que hablar es hacer, esto es, comportarse. El
hablar explícito o con nosotros mismos (pensar) representa un tipo de conducta exactamente
objetivo.
La regla que el conductista jamás pierde de vista es: ¿Puedo describir la conducta que veo,
en términos de “estímulo y respuesta”? entendemos por estimulo cualquier objeto externo o
cualquier cambio en los tejidos mismos debidos a la condición fisiológica del animal. Entendemos
por respuesta todo lo que el animal hace.

Algunos problemas específicos del conductismo.

El conductista trabaja como cualquier otro hombre de ciencia. Su único objetico es reunir
hechos tocantes a la conducta –verificar sus datos-, someterlos al examen de la lógica y de la
matemática (los instrumentos propios de todo científico).

Por otra parte, existen, con toda exactitud, dos estímulos que indefectiblemente
promueven la respuesta de miedo: un sonido fuerte y la pérdida de base de sustentación.
Si al nacer, únicamente dos estímulos provocan miedo, ¿Cómo es posible que esas otras
cosas logren producirlo?

Si se muestra una serpiente, un ratón o un perro a una criatura que nunca hay visto estos
objetos ni se la haya atemorizado de otra manera, empezara a tocarlo apretujando esta o aquella
parte. Repítase esta prueba durante días hasta obtener una razonable seguridad de que la criatura
se acercara siempre al perro, que nuca huira de él (reacción positiva), y de que éste jamás,
provocara una respuesta de miedo. En estas condiciones, se toma una barra de acero a espaldas
del niño y se golpea fuertemente. De inmediato aparecerán las manifestaciones de mido.
Entonces, pruébese lo siguiente: en el momento en que se le enseña el animal, y justamente
cuando empieza a aproximarse, golpéese de nuevo la barra del mismo modo. Se manifestará un
cambio novedoso e importante: ahora, el animal provoca la misma respuesta que la barra de
acero, una respuesta de miedo. En el conductismo denominamos este hecho respuesta emocional
condicionada, una forma de reflejo condicionado.
El conductista tiene asimismo sus problemas en lo tocante al adulto. ¿Qué métodos hemos
de utilizar sistemáticamente a fin de condicionar al adulto? ¿Por ejemplo, para enseñarle hábitos
de trabajo, hábitos científicos?= ambas categorías, los manuales (técnica y habilidad) y los
laríngeos (hábitos de hablar y pensar) habrán de establecerse y relacionarse antes que se complete
el aprendizaje. Una vez formados estos hábitos de trabajo, ¿con que sistema de estímulos variables
debemos rodearlo si queremos mantener el nivel de eficiencia y su aumento constante?
El punto de partida fundamental del conductismo es comenzar por la observación de la gente.

Definición del conductismo.

El conductismo, es pues, una ciencia natural que se arroga todo el campo de las
adaptaciones humanas. Su compañera más íntima es la fisiología. En realidad, solo difiere de la
fisiología en el ordenamiento de sus problemas; no en sus principios fundamentales ni en su punto
de vista central. La fisiología se interesa especialmente en el funcionamiento de las partes del
animal. En cambio, aunque muy interesado en el funcionamiento de dichas partes, al conductismo
le importa intrínsecamente lo que el animal –como un todo- hace desde la mañana hasta la noche
y desde la noche hasta la mañana.
El interés del conductista en las acciones humanas significa algo más que el mero
espectador: desea controlar las reacciones del hombre. Corresponde a la psicología conductista
poder anticipar y fiscalizar la actividad humana. A fin de conseguirlo, debe reunir datos científicos
mediante procedimientos experimentales.

El organismo se halla de continuo sometido a la acción de los estímulos –que llegan por la
vista, el oído, la nariz y la boca- los denominados objetos de nuestro medio; al mismo tiempo,
también el interior de nuestro cuerpo se halla en cada instante sometido a la acción de estímulos
nacidos de los cambios en los tejidos mismos.

Como el aprendizaje multiplica los estímulos

Uno de los problemas del conductismo es el que cabría denominar “la multiplicación
continua de los estímulos” a los cuales responde el individuo. Antes que ciertos estímulos puedan
ejercer su influencia es indispensable que se forme un hábito. Luego trataremos el procedimiento
mediante el cual nos es dable lograr que estímulos comúnmente sin reacciones, las provoquen. El
término que de ordinario empleamos para describir este procedimiento es “condicionamiento”.
Es el condicionamiento, desde la más tierna infancia, lo que dificulta tanto al conductista
poder anticipar cual será una determinada reacción.

¿Qué entiende el conductismo por respuesta?


Desde el nacimiento hasta la muerte, el organismo es atacado por estímulos en su parte
exterior y por estímulos engendrados en el cuerpo mismo. Responde.
Por lo regular, aunque no siempre, la respuesta del organismo al estímulo trae aparejada
una adaptación. Por adaptación solo entendemos que el organismo, al moverse, altera su estado
fisiológico de tal manera que el estímulo no provoca ya reacciones.
Al conductista le importa primordialmente la conducta del hombre como un todo. La
contestación que importa al conductista se sintetiza en la sensata solución a este problema: ¿Qué
está haciendo y por qué lo está haciendo?
El conductista afirma que todo estimulo efectivo tiene su respuesta y que ella es
inmediata. Por estimulo efectivo entendemos el estímulo suficientemente fuerte para vencer la
normal resistencia al pase del impulso sensorial desde los órganos de los sentidos a los músculos.

Clasificación general de la respuesta.

Las dos clasificaciones sensatas de la respuesta son: “externa” o “interna” – o acaso sean
mejores los términos “abierta” (explicita) e “implícita”. Entendemos por respuestas externas o
explicitas los actos ordinarios del ser humano. Para efectuar estas observaciones no necesitamos
instrumentos. Las respuestas internas o implícitas son arduas de observar, no porque ellas sean
esencialmente distintas de las exteriores o explicitas, sino solo a causa de que están ocultas a la
mirada.
Otra clasificación general es la de respuestas aprendidas y no aprendidas. “Las respuestas
aprendidas” incluyen todos nuestros hábitos complicados y todas nuestras respuestas
condicionadas; y las respuestas “no aprendidas”, entendiendo por ellas cuantas ya realizamos en la
primera infancia antes que el proceso de condicionamiento y la formación de hábitos predominen.
Otra manera, puramente lógica, de clasificar las respuestas es la de caracterizarlas por el
órgano sensorial que las origina, así, tenemos una respuesta visual no aprendida y opuesta a ella
una respuesta visual aprendida.
Esta digresión acerca del estímulo y la respuesta suministra un ideal del material con que
hemos de trabajar en psicología conductista y por qué esta se propone como meta el que dado el
estímulo, poder predecir la respuesta o, viendo que reacción tiene lugar, inferir cual es el estímulo
que la ha provocado.

¿Es el conductismo una mera orientación metodológica en el estudio de los problemas


psicológicos o constituye un verdadero sistema de psicología?

El conductismo es en actualidad una vía satisfactoria para arribar a la solución de


problemas psicológicos. La técnica experimental, la recolección de hechos por esta técnica y la
tentativa de consolidarlos en una teoría o en una hipótesis, describen nuestro procedimiento
científico. Juzgado sobre esta base, el conductismo constituye una verdadera ciencia natural.

CAPITULO II: COMO ESTUDIAR LA CONDUCTA HUMANA.


¿Por qué la gente se comporta de la forma que lo hace? ¿Cómo yo, conductista, en nombre
de la ciencia, puedo lograr que los individuos se comporten hoy diferentemente de ayer? ¿Hasta
qué punto nos es dable modificar la conducta por el entrenamiento (condicionamiento)? Estos son
algunos de los principales problemas de la psicología conductista. Para alcanzar estos objetivos
científicos, el conductista, al igual que cualquier otro hombre de ciencia, debe realizar
observaciones.
El método científico nos ha permitido no solo identificar el estímulo causante de la
reacción, sino también controlar con eficacia la reacción, removiendo o modificando el estímulo.
Cabe plantear todos nuestros problemas psicológicos y sus respectivas soluciones en
términos de estímulo y respuesta.
Cuando hablamos de estímulos condicionados y de respuestas condicionadas, entendemos
que lo condicionado es el organismo todo. Frente al estímulo condicionado tenemos el
incondicionado. Ciertos estímulos provocarían respuestas definidas desde el nacimiento. Si
determinamos el estímulo debemos establecer si es un estímulo incondicionado o condicionado.

¿Podemos sustituir o condicionar una respuesta? El experimento nos muestra que el


proceso de sustitución o condicionamiento de una respuesta tiene lugar en todos los animales
toda la vida.
El condicionamiento de respuestas es tan importante como el de los estímulos. Inclusive
tiene mayor alcance social. El hecho de que distintas reacciones puedan condicionarse constituye
una verdadera esperanza, si no para la nuestra, para las generaciones futuras. A este proceso suele
denominárselo “sublimación”.

Las respuestas condicionadas, como todos los otros hábitos, son más o menos temporales
se inestables. Después de un periodo en que no se hayan practicado, cesa, desaparecen. No
obstante, pueden ser prontamente restablecidas.
El estímulo sustituto puede fijarse y especificarse. Ningún otro estimulo de su categoría
provocara, después, el mismo reflejo.
La magnitud de la respuesta depende de la intensidad del estímulo. Auméntese el estímulo
y se obtendrá un aumento en la respuesta. Y, si un estímulo continuado es interrumpido, tiene
idéntico efecto que el aumento del estímulo; aumentara la intensidad de la respuesta.
Las respuestas condicionadas pueden extinguirse (Pavlov sostiene que nunca desaparecen
en forma definida). La falta de ejercicio las extingue. Lo mismo ocurre mediante la repetición
continuada del estímulo.

Todo órgano de reacción del cuerpo es factible de condicionamiento, y que dicho


condicionamiento no solo ocurre a través de toda la vida adulta, sino que puede tener y tiene lugar
a diario desde el propio instante del nacimiento.
Este campo del condicionamiento humano trasciende enteramente el territorio del
“introspectista”, incapaz de controlar dichas reacciones. He aquí un testimonio más de que la
introspección a lo sumo puede construir una psicología harto pobre e incompleta. Luego intentare
demostrar que “introspección” no es sino otro nombre para hablar de oscuras reacciones que se
verifican en el cuerpo. De ninguna manera constituye un método genuinamente psicológico.
Es casi insospechable la importancia que tienen los primero condicionamientos en la
creación de las actitudes corporales, en particular en la esfera emocional. En la vida adulta es
prácticamente imposible que un “nuevo” estimulo nos impresione sin que despierte esta
organización atrofiada. Tal trabajo asimismo nos ayuda a comprender por qué los conductistas se
apartan del concepto de instinto y lo sustituyen por el de dispositivos y aptitudes corporales
(condicionadas).

El llamado test mental como método conductista.

El principal objetivo que inspiraba todas estas pruebas, era el de encontrar un cartabón
que posibilitase clasificar masas de individuos con arreglo al nivel de capacidad, edad, etc.,
descubrir deficiencias y aptitudes especiales, diferencias raciales y sexuales.
Acerca de los test han surgido dos ideas: 1) se ha afirmado que existe algo así como una
inteligencia “general” y 2) que los test permiten discriminar la aptitud “innata” de la adquirida.
Para los conductistas, los test solo significan medio en el establecimiento de los grados y tipos de
capacidad humana.

CAPITULO X: HABLAR Y PENSAR


El lenguaje es un tipo de conducta muy simple, un hábito manipulatorio. Una vez
condicionadas las respuestas sonoras, todo el lenguaje puede considerarse “imitativo”, puesto que
socialmente la palabra hablada de un individuo constituye el estímulo que suscita la idéntica o
diferente respuesta verbal en otro.
Establecidas parcialmente las respuestas monosilábicas condicionadas, empiezan a
formarse los hábitos de la frase y de la oración. Naturalmente, no se detiene el condicionamiento
de la palabra aislada. Todos los tipos de hábitos de palabras, frases y oraciones se desarrollan así
simultáneamente.
Creemos que en los sonidos no aprendidos que emite el niño se dan todas las unidades de
respuesta que más tarde al reunirse (por condicionamiento) configuran las palabras de nuestros
diccionarios.
Cuando enseñamos al niño a seguir nuestros pasos verbales, los condicionamos
verbalmente tal como lo fuimos nosotros, tanto respecto a las palabras mismas cuanto a su
pronunciación e inflexión.
A medida que crece el niño, va estableciendo una respuesta verbal condicionada para cada
objeto y situación de su ambiente externo. La sociedad, representada por el progenitor, el maestro
y otros miembros del grupo social, lo dispone todo para que suceda así.

El que cada objeto y situación del ambiente externo tenga un nombre es de capital
importancia. Las palabras no solo son susceptibles de suscitar otras palabras, frases y oraciones. En
lo que respecta a la provocación de respuestas, las palabras funcionan exactamente como lo
hacían los objetos, cuyos sustitutos son.

Resulta ahora evidente que los hábitos verbales se forman al igual que los manuales. Una
vez organizada una serie de respuestas (hábitos manuales) correspondientes a una serie de
objetos, no es dable ejecutar la primera sin tener presente la segunda.

Por “memoria”, pues, solo entendemos el hecho de que, cuando nos encontramos de
nuevo frente a cierto estimulo, después de una ausencia de éste, repetimos las mismas acciones
(pronunciamos las mismas palabras y exhibimos la antigua conducta visceral-emocional) que
hemos adquirido en presencia del estímulo por primera vez.

¿Qué es el pensar?

El conductista afirma que lo que los psicólogos han llamado hasta ahora pensar, es, en
síntesis un hablar con nosotros mismos.
Nuestra teoría sostiene que los hábitos musculares aprendidos en el lenguaje explicito son
los causantes del lenguaje implícito o interior (pensamiento). Una vez establecidos nuestros
hábitos de lenguaje explicito, hablamos constantemente con nosotros mismos (pensar). Pronto
cada una de las respuestas corporales y todas ellas son susceptibles de convertirse en un sustituto
verbal.
Ciertas definiciones y proposiciones de acuerdo con nuestra teoría del pensar:
El término “pensar” debería abarcar toda conducta verbal, o de cualquier índole, que se
desarrolle subvocalmente. Si aceptamos esta proposición, ¿las personas que hablan o murmuran
consigo mismas, están pensando? Por definición esta no sería pensar en sentido estricto. De tales
casos tendríamos que decir: habla de sus problemas consigo mismo en altavoz o lo murmura. Ellos
no significa que el pensar sea en verdad distinto del proceso de hablar o murmurar en voz alta
consigo mismo. Por resultado final entendemos la palabra hablada explícita final (conclusión) del
individuo, o la acción manual que ejecuta una vez terminado el proceso del pensar. Creemos que
todas las formas del pensar son susceptibles de clasificarse de la siguiente manera:
Uso subvocal de palabras ya completamente incorporadas al hábito. Meramente
ejercitamos de modo implícito una función ya adquirida.
Un pensar de tipo algo distinto tiene lugar cuando procesos verbales implícitos bien
organizados se inician por situaciones o estímulos, pero que no han sido ejercitados lo suficiente o
tan recientemente como para que funcionen sin cierto aprendizaje o reaprendizaje. En esta clase
de pensar ejercemos implícitamente una función verbal que nunca hemos adquirido por completo,
o que hemos adquirido hace tanto tiempo que se ha perdido algo en la retención.
Existe aún otro tipo de pensar. Históricamente se los llamó pensamiento constructivo,
planeamiento, etc. Entraña siempre igual cantidad de aprendizaje que el primer ensayo.
En este tipo de pensar el punto más importante lo constituye el hecho de que una vez
encaradas o resueltas tales situaciones de pensar, por lo regular no tenemos que encararlas
nuevamente en la misma forma. Solo tiene lugar el primer ensayo del proceso del aprendizaje.
En las situaciones del pensar: mientras en la situación (verbal) haya elementos que sigan
estimulando al individuo a un ulterior lenguaje interno, el proceso continúa. Cuando llega a una
conclusión verbal, no hay estimulo ulterior para el pensar.
Cuando empezamos a pensar nos encontramos dos veces en la misma situación general,
las pautas verbales serán siempre distintas.

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