Sexo en El Cristianismo
Sexo en El Cristianismo
Sexo en El Cristianismo
Principio 1:
Dios hizo al hombre y a la mujer. Sexualidad es un elemento necesario para el
cumplimento del mandato de la creación y en el propósito divino para la humanidad.
Dios declaró su entera creación como buena y santificada en su propósito. Sería un
error pensar que sexo o deseo sexual son malos. (Gen 1:26-31, Cantares 2:24,25).
Este principio de muestra que la Teología de la Sexualidad habla de un Hombre y una
Mujer. No dos hombres ni dos mujeres. Esta Teología ya echa por tierra las
tendencias modernas de una sexualidad entre el mismo sexo. Dios fue claro al hacer
una pareja. Nos salimos de este principio y tendremos muchos problemas con Dios,
con nosotros mismos y con nuestros semejantes. Sé que suena “fuera de onda” ,
“NO estar en nada” “Anticuado”, pero es el principio de Dios.
Principio 2:
No es la voluntad de Dios que llevemos la dimensión sexual a la extinción de
nuestra personalidad. Así como los demás apetitos, necesitamos asumir
responsabilidad espiritual por medio del control. Control, no extinción es la
lógica de Dios. (Prov 5: 1-23, 23:1-3; Cantares 2:7, 3:5, 8:4-10). No es el
negarnos a casarnos, no proclamar un celibato, no es aniquilar nuestra personalidad
como lo hacía el anciano del cual hablé al principio, el principio divino se enfoca
en el dominio propio. Conocí al Señor Jesús a los 16 años de edad y me case casi a
los 25 y sé el valor del dominio propio que Dios me permitió cultivar entre los 16
a los 25.
Control es un elemento que es fruto del Espíritu Santo y es un Componente del
trabajo de la Gracia Divina en la vida de los hijos De Dios. (Gálatas 5:22-26; Rom
8:8-14.). Cuando la Biblia habla de dominio propio está enfocado a tres cosas, la
manera de hablar, el sexo y la comida.
Dominio Propio y el rehusar aplicarlo en nosotros mismos y en nuestras relaciones
nos introduce a asuntos teológicos como: Pecado, Arrepentimiento, Confesión, Perdón
y Restauración. (1 Juan 1:9; 2 Corintios 6,7; Gálatas 5:1).
Principio 3:
Lo único que es legítimo en cuanto a satisfacción del apetito sexual está enmarcado
dentro de un compromiso de pacto; el sello de un compromiso de pacto se encuentra
en el matrimonio y esto pertenece a la lógica de Dios. (Gen 2:18-25; Prov. 5:1-23;
Cantares 3:12, 8:6; Mat. 19:3-11). El principio divino demuestra que Dios creó el
sexo para el matrimonio, no fuera del matrimonio. Nunca una pareja fiel va a tener
problemas de enfermedad venéreas por tener mucho sexo entre ellos. Pero, si uno de
los dos sale del pacto y tiene sexo fuera del matrimonio, correrá el riesgo de
enfermedades.
Principio 4:
Algunas relaciones sexuales representan una forma de idolatría confeccionada en
medio de los temores personales, adicciones y rebeldía.
Victimización abunda cuando la sexualidad está divorciada de las directrices de la
lógica y Palabra de Dios. (Romanos 1:21-32; Efes 5:1-33; Hebreos 13:4). Adicción
sexual es una forma de idolatría. Dios comparó las desviaciones del pueblo de
Israel de él como sui creador, como un adulterio espiritual.
Las adicciones sexuales a raíz de un trauma y la persona ante ese trauma busca una
anestesia para aminorar su dolor y en la mayoría de los casos el sexo es usado como
una anestesia pero la verdad es que produce más dolor y se entra en un ciclo de
profundización de sexualidad distorsionada que está íntimamente ligada a la
idolatría. Una joven me decía: “La verdad Pastor, es que desde que entré en este
camino de perversión sexual he quedo como víctima de un ídolo implacable del cuál
no me puedo desligar”.
Principio 5:
Sexo bajo el sello del pacto no es solo bueno, si no además es puro, honorable y
santo. Hebreos 13:4). Son muchos los que creen que el sexo en el matrimonio es
aburrido, que el sexo más atractivo, desbordante, explosivo y ardiente está en las
aventuras y fuera del matrimonio. Pero este principio divino dice todo lo contrario
y yo te puedo decir ahora que ya vamos para los 40 años de casados, que es FALSO.
El sexo dentro de la norma matrimonial no solo es bueno, sino puro, honorable,
santo explosivo, creativo, renovado y como en las bodas de Cana, “El mejor vino
esta al final”.
Principio 6:
El Apetito sexual no solo ha sido colocado en los humanos para asegurar la
procreación. Era la intención de Dios que nuestra sexualidad sea una fuente de
intenso placer para nosotros. (Prov. 5:18,19; Eclesiastés 9:7-10, Cantares 4:1-15).
Los primeros padres de la Iglesia creían que el sexo era solo para procrear hijo.
San Agustín decía: “Si hubiera otra forma de crear hijos sería fenomenal, pero
siendo que no la hay, recurramos al sexo y luego arrepintámonos” . Eso no esta
dentro del principio Divino. Si Dios no hubiese pensado en el sexo como una fuente
de placer no hubiese colocados las terminaciones nerviosas y sensaciones en los
lugares correctos de nuestros genitales. SI estaba Dios pensando en el placer de la
pareja.
Placer sexual no es malo cuando está dentro del marco matrimonial. En el libro de
Cantares, lo cuál es en realidad el manual divino de sexualidad en la Biblia, en el
capítulo 5 donde se describe la primera relación sexual en la luna de miel de
Salomón con la Sulamita, de pronto se escuchan estas palabras de una tercera
persona que dice: “Comed, amados amigos; bebed en abundancia”. Algunos creen que
quienes decían esto a la pareja eran los invitados a la boda desde afuera del
cuarto , otros creen que es Dios mismo diciéndoles: Disfruten, eso lo hice para
ustedes. Me inclino más a creer que era Dios regocijándose con ellos en ese momento
de intimidad.
Principio 7:
Acto Sexual es más que un acto físico. Envuelve dos personas en muy especial clase
de conocimiento que implica profunda conexión, comunión, compartir y un total darse
el uno al otro. (Gen 2:18-25, Cantares 8:1-14, Efesios 5:25-33). Para nuestra
sociedad, sexo es solo un placer físico o la unión de dos cuerpos, pero en realidad
el principio de Dios es que sexo es más allá de una unión física.
Somos espíritu, alma y cuerpo. La Biblia usa la palabra “ Conocer”, para
referirse a la relación sexual. Esto implica una conexión, una comunión, un abrirse
al otro un compartir de sentimientos y profundidades una entrega genuina y real.
Muchas parejas de matrimonios aún cristianos solo practican sexo como lo hacen los
no creyentes, nunca hablan de sexualidad, no tienen intimidad como pareja más allá
de la sexualidad y mucho ni siquiera se conocen.
Principio 8:
Sexo, porque es de naturaleza intensa, no puede traer clímax de gozo a los
participantes sin un completo compromiso de ambos que los lleva a la exclusividad
que la monogamia garantiza. La ausencia de fidelidad en uno de los cónyuges, esa
fidelidad contenida en la frase: “Hasta que la muerte los separe” es una
violación a la ley divina y produce ira interna en la persona que es la víctima por
la indifelidad. Incluso la fantasía sexual divorciada del compañero de pacto puede
disminuir el gozo del sexo derivado de una pareja monógama. ( Prov. 5:15-23,; Ecles.
6:9, 7:25-29; Cantares 8:6,7; I Tes. 4:1-7). Compromiso es la clave. Compromiso
viene ligado al matrimonio. Sexo fuera de un compromiso es una planta sin raíces,
una casa sin fundamento, un cuerpo sin columna vertebral. Por eso muchos quieren
una vida sexual sin compromiso, pero eso nunca trae genuina realización.
Principio 9:
Acto Sexual es una parte de la relación marital que es necesaria para experimentar
la unidad genuina y total en el matrimonio. Solo en casos donde el acto sexual es
imposible por razones justas, la ausencia de sexo sería aceptable dentro de la
relación matrimonial.
En estos casos, la pareja debería entender las razones por la ausencia de sexo y
voluntariamente consentirlo. (1 Corintios 7:1-5). Sexo en el matrimonio no es una
opción, es un elemento vital en la relación de pareja. Cuando la vida sexual no
funciona a cabalidad en la relación, algo se ha perdido en el camino y la pareja
necesita regresar a buscar lo que se ha perdido. No hay que ignorarlo, hay que
buscarlo.
Principio 10:
Sexo es un derecho reciproco basado en la realidad de que nuestro cuerpo pertenece
a nuestro cónyuge. La enseñanza Escritural no intenta dar licencia para abusar del
cónyuge, sino al contrario enfatizar las responsabilidades que acompañan el
compromiso matrimonial. Esposos y Esposas son responsables ante Dios para servir el
uno al otro satisfaciéndose sexualmente de una manera sana. En este sentido, sexo
es una reunión compleja a nivel personal y santo, donde se intercambian
sentimientos, pensamientos y sensaciones. (1 Corintios 7:1-5).
El Apóstol Pablo lo dejo de esta manera: “4La mujer no tiene dominio sobre su
propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio
cuerpo, sino la mujer”.[1] . Queriendo decir que el esposo no debe buscar el
placer de su propio cuerpo, porque ese no es su cuerpo, sino el de ella y la esposa
al contrario. Eso da un golpe mortal al egoísmo y a la satisfacción propia.
Principio 11:
Sexo debería ser visualizado no solo como una manera de que las necesidades de uno
sean satisfechas, sino como una manera de servir al otro. Rehusar satisfacer las
nnecesidades sexuales del compañero puede colocarlo en una situación vulnerable.
(1 Corintios 7:1-5). Muchas veces en el matrimonio no siempre los dos sienten el
deseo, pero hay veces en que uno tiene que sacrificarse por el otro, pensando el
las necesidad del cónyuge. Sexualidad genuina es una manera de servir. Servir no
siempre esta ligada a tener ganas de servir, sino al compromiso de servirnos
mutuamente. La Belleza del servicio en la sexualidad está en que comienzo a vez sin
desear, pero lo continuo como una manera de servir al cónyuge y de pronto el deseo
se despierta y los dos finalizan el acto con servicio mutuo.
Principio 12:
Sexo está totalmente satisfecho solo cuando dos personas poseídas de la expansión
de Identidad Individual llegan a experimentar una celebración de diferencias. Cada
uno está listo a dar y demandar. Los dos llenan el vacío en el otro y se
desarrollan en el proceso de llenarse así mismos. Intimidad sexual requiere unidad
y separación saludables. (Génesis 2:18-25).Somos diferentes. Dios nos hizo
diferentes no solo en el aspecto sexual sino mental, emocional y en la formación
física. Esas diferencias nos pueden llevar a separarnos o distanciarnos o a
enriquecernos y acercarnos. EL principio de la Teología de la sexualidad es que
Dios nos hizo diferentes para complementarnos y expandirnos.
Se dice que en materia sexual el hombre es como el microondas, listo para calentar
la comida en dos minutos, pero la mujer es como la olla de cocido lento, se
necesita toda la noche para ablandar los granos. Esas diferencias nos expanden y
enriquecen.
Dios te ha dado el regalo del sexo. Sexo fue idea de Dios. No fue idea de Hollywood,
ni de la sociedad libertina, ni de la revista play boy. Sexo fue creado por Dios.
Volvamos a la Teología de la sexualidad. Todo un libro en la Biblia habla de
sexualidad. Cantar de los Cantares. Ese manual lo debiera de leer toda pareja.